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Lógica elemental MÁLAGA - Hemeroteca Digital

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AÑO XV MADRW NUM. 4.0Í9

SUSCRIPCIONES

Madrid, un m«» a.SO ptas. Provincias, trimc»tr«í S,00 „

2 5 immm 1 , 7 5 PESÜIIS

LA LIBERTAD señala a sus lectores y anunciantes : : que es el periódico de más grandes tiradas : :

Ta Tib erlad SÁBADO 4 DE FEBIlERn DE ^933

Toda la correspondencia debe

dirigirse al Director Apartado de Correos 931

Número suelto, 10 céntimos

DEL PENSAR Y DEL V I V I R

Lógica elemental <EI cuarto! de inválidos del

ejército del trabajn es eJ pau porismo. El pauperismo es In consecuencia fatal del siste nía caiíiialista.»

Carlos Marx: «El capital». Sec. VII.

La trajíedia de Casa.s V cías con­firma la cerie?,a de un tieclio abru­mador y Uírrible. Hay" en ICspaña una enorme población (Ui.miwsina llevada a la dese.speraci6n por el hambre por obra de la explota­ción die los terratenientes. Podrá disculirse si en Casas Viejas in-torvi.nteron o no otros tacu>res; se podrá entablar agrio debate sobre, si la represión fué o no cruel; pe­ro el hecho de la miseria es indu­dable, coimo lo es que los dueños de las tierras encendieron en los pechos die los campesinos el odio. Y ha.y luego ^ convencimiento pleno de que en millares de pue­blos espafloles los labriegos so ha­llan faltos de pan y de cultura y de que son materia apropiada pa­ra que en ella prenda to da pro­paganda de violencia. í-Jstos he­chos no pueden en manera algu­na ser negados, ni siquiera pues­tos en tela de juicio. Hay em el Mundo demasiada hambre y la riqueza es mucho mayor que en los tiempos más prósperos que re­cuerda la Historia, es decir, que cuando la riqueza era millonea de veces menor, pero en que nimgtin cultivador de la tierra ni tralxj-jador alguno del taller se moría de hambre. No hay que ser muy emdilo para comprobarlo.

Cifléndonos tínicamente a ESIKI-fia. nación, por lo demás_ favore­cida por la suerte y que no es en manera alguna la que cuenta con m!ís trabajadoros parados ni ron mayor número d e campesinos hambrientos, porque la propiodnd en ál^ííiíias regiones se lialla bas­tante dividida, nos emcont.raremos con que la producción de artículos de primera necesidad representa cifras tan elevadas que debiera bastar para sustentar a una po­blación diez veces mayor. Nadie ignora que España pro'duce mas aceito que el resto de Uw nacione» de la Tierra juntas; que exporta­rnos plátanos y naranjas, [latatas y conservas por muchos liiilloiies de toneladas, y que otro tanto su cede con las materias mas preci­sas para la alimentación. El tri­go, que hasta ¡haee pocos afios necesitaba ser importailo, hoy no lo es sino cuando la codicia de los acaparadores obliga a adop­tar tan extrema meiüda. iCómo después de esto el hambre se ex­tiende, Sil no es por olvido de las máxi-rñas georgistas y de su afir­mación de que «a mayor progre­so corresponde mayor mtseria. por un falso concepto de la pro­piedad, de la Industria, del traba­jo y de la relación que debe de existir entre unos y oii'os'í

La desigualdad es enorme y odiosa en la sociedad, Pero no pretendo formular acusaciones ni defender en este momento teoría alguna, verdadera o falsa. Lo qtie 61 quiero hacer consta; es que en las aseveraciones anteriores se hallan conformes todas las perso­nas de buen sentido, s.ean sus ideas políticas y sociales las que fueren. Hablemos cun cualquier persona de las clases media o ina-bajadora, y ella, sea quien fuere, tendrá que confesar que son cier­tas estas tres afirmaciones; Prime. ra. Nunca ha habido en el Mundo tanta riqueza como actualmente. Segunda. .lamas han gemido so­bre la Tierra tantos liambneiitos. Tercera. La riquez.a estíl en el Mundo mal repartida. Unos hom­bres poseen mucho y oíros muy poco.

¿Cótno se puede negar que hay ahora más riqueza que nunca? Habría que estar ciego para ne­garlo. El mayor enemigo del pro­greso podra discutir si hay ac­tualmente mayor o menor bienes­tar que hace un siglo, si se vive peor o mejor, si la existencia es más agradable o más penosa; pe­ro lo que no puede negar es que hay mucha mayoir riqueza que en

' todos los siglos anteriores juntos. En el tráfico contemporáneo no se puede eontar por reales, ni me­nos por maravedises de plata o de cobre; es preciso contar pof pesetas, |xir dólares, por billetes de Banco. Las cifras de produc­ción, de crciilación, de consumo desluinhi;; I í a riqueza no es el oro, puiesiu que éste metal nunca

pudo ser sino un signo de cam­bio. La riqueza la constituyen los edificios, las fábricas, los objetos maniifaclurados, los artículos de consumo, la produiccióii agrícola e imiustrial, y todo estf) se ha cen­tuplicado varias veces. Hay capi­talistas que perciben rentas dia­rias rnayoi'es que las anuales de algunos llamados millonarios del tiempo del marqués de Salaman­ca. En los días llamados gloriosos de los Felipes, cuando no se po­nía el sol en nuestros eriaJes, ha­bía en toda Esparta cien carrozas. Hoy hay un millón o más de au­tomóviles lujosísimos. Cuando se construyó El Escorial, para ma­yor gloria de los dominadores del Mundo, que se morían de miseria y die lepra, ningún trabajador po­día dedicar al solaz, en los días de disanto, arriba de tres marave­dís de cobre. Hoy son millones los braceros que disfrutan de un bienestar reservado hace siglos n los privilegiadfKS de la fortuna.

Tlar/ hoy mds riqueza que nun­ca. Esto no puede negarlo nadie. Se dice lodos los días; pero es me­nester que se/1 indtscntldo para comenzar a entenderse. Desalio al mayor enemigo de i > anual y al capitalista más cerril a que lo niegue.

Pero hn¡i ahora miichnf mi^s mi­serables que nunca. Se depaupe­ran en nuestro continente treinta millones de obreros parados, y en América otros tantos. No hable­mos de los países adonde no ha Ilejíado sino la esi-lavitud, como en gran parte de Asia y de Áfri­ca. Habiendo más riqueza que nunca, hay más individuos priva­dos de In más necesario que ja-niá.s. i,Cómo compaginar estas dos afirmaciones, al parerer opues­tas? ;,Grtmo explicar que a un tiempo mismo haya en el Mundo, y singularmenie en nuestra patria, más riqueza y más miseria que

antes? Pues los hechos confirman que ello es clierto. No puede exis­tir una sola persona tan insensa­ta que niegue que la riqueza se ha multiplicado de una manera enorme y que hay más riqueza que la hubo en los tiempos pasa­dos. Tampoco puede haber un mentecato tan cerrado de meollo que niegue que eJ nilmero de mi­serables e s incomparablemente mayor que en las épocas más in­fortunadas.

Se preguntará que adonde voy a parar con estas consideracione.s ya manidas y vulgarísimas. Voy a una conclusl'ón indeclinable. Si los ricos, los conservadores, los retrógrados, los adversarios de to. do el movimienito sooiaj moderno tienen que reconocer, so pena de acreditarse de mentecatos, que hay hoy más riqueza que nunca y que tambión má,s pobres que nunca que carecen de lo más preciso, no tienen más remedio que aceptar esta conclusión: la riqueza se ha­lla mal repartida V hay que re-partirlii mejor. ¿Por qué escanda, llzarse ante una conclusión lógica, cuando las premisas son Innega­bles?

La rUiueza se halla mal reparti­da. Unos hombres poseen dema­siadas riquezas y otros carecen de pan y de albergue. ¿No habéis es­cuchado la exclamación amarga? Ella ha salido de todos U» labios: «jllrios tanto y oíros tan pocol»

Y por ello mismo hay que dejar de oponerse a la transformación de la propiedad o declararse in­sensible ante el dolor de nuestros prójimos y enemigo de la justicia y de la verdad. Esto es tan urgen­te que es preciso escoger entre poner limites a la riqueza, aumeii-lar la retribución del trabajo y reducir la ¡ornada legal para ocii-par a los parados o temer las iracundias de una muchedumbre exaltada, entre entregar la tierra a quienes la trabajan o verse obligado, con desoladora y trági­ca frecuencia, a tener que dispa­rar fusiles y ametralladoras con­tra los grupos de campesinos.

ANTONIO ZOZAYA

La Redacción de LA LIBERTAD está formada por Joaquín Aznar, director; Antonio de Lezama, sub director; Ricardo Hernández del Pozo, redactor-Jefe; Augusto Bar­cia, Carlos Bonet, Rafael Garbo-nell, Manuel de Castro Tiedra, An­tonio Dubois, Teresa de Escoriaza. Heliodoro Fernández Evangelista, José Manuel Fernández Cómez, Antonio Carola Romero, Francisco Hernández Mir, RafaCI Hernández Ramírez de Alda. Ángel Lázaro, Manuel Machado. Antonio de Mi­guel, Antonio Nicas,'Manuel Ortiz de Pinedo, Darlo Pérez, Arturo Pérez Camarero, Carlos Pérez Ortiz, Sidonio Pintado, Pedro de Répide, Alfonso R. Kuntz, Fran­cisco Rivero Gil, Alfonso Sán­chez, Luis de Slrval, Lázaro So-moza Silva, Luis de Tapia, Ale­jandra de la Vil la, Antonio de la

Villa y Antonio Zozaya

T U R I S M O

M Á L A G A Si al poner pie en la planotia i

pura saltar a tierra contengo el' borbotón de enuxíiones ante Má­laga la deseada, ¿cómo domina­rán su agitación espiri'tus nóma­das a la vista de costas exóticas o vírgenes?

Mi anhelo—bengala policroma— aluiubra el camino de polvo ne­gro por un muelle interminable y ho.sco, entre pilas de carbón y to­rres de mercancías que guardan carabineros de plomo. Oleaje, que­jumbre y rezongar de amarras que tensan balandros y pataches arru­llan al siltíueio en eete lóbrego es­cenario de pesadilla policíaca. A buen paso avanzo en la üb«:uri-dad. Una estatua bivrrosti' pone blancura de nube. ¿Será así como Andalucía interpreta el pasado? Quiero decir si la gloria—que en la fonética del académico Valery es como un enjuagatorio de va­nidades—será un pedruco sin for­ma. Entro en zona de claridad: la rambla de un oasis conduce a un puente metálico por el que vie­nen y vati, con puso breve, Uiei-tas alpargatas y menudos taco­nes, con rumor de crótalos. Ni go­ta de agua bajo el puente. Seco pedregal. Es el (iuadalrnedina, que pui'de cruzarse a pie enjuto. |Uran rio! Tan perfectamente andaluz como falto de caudal y sobrado de paisajes. Cuando me separo del puente modero nii andar y doy cara a una alameda. A am­bos lados, edificios modernos pa­recen oscilar de izquierda a dere­cha; ei vaivén está en mi des­pués de la navegación. La ciu­dad fúlgida, limpia, bulliciosa, en contraste con el camino hecho, me acoge y pone en contacto con la civilización. Rompo con ímpe­tu, entre los pajeantes de la ani­madísima calle del Catorce de .\bril, con avidez de llegar a no sé dónde. Tal exaltado es mi go­zo que creo ser ei personaje que el autor destaca de la multitud para dar relieve a su misión he­roica, ridicula o aborrecible. Es­toy en el camino que irremedia blemente ha de llevarme a la Má­laga que bu.sro. Mas ¿en qué ca­lle, celosía, cancel o ventanal he de hallarla? Voy a su encuentro.

y ella, a la que adivino tan pró­xima y que me presiente, apare­ce y desaparece, se hurta a la pesquisa. Este es el fino espíritu de la ciudad bella, que no impo» ne, ni sobrecoge, ni se oculta tras un cinturón amurallado, tal que otras ciudades de España. El jú­bilo de esta tierra del Sur estA lejos de la sonajerla de iMinderata.

El brillo de sus comercios, el es­pejuelo de sus cafés, la penumbra e indolencia de sus Círculos, ha­cen que reaccione el misántropo y que otro ser petulante y optimis­ta le substi.tuya.

Piso fuerte. Mi brazo oprime otro delicado y fememll y a la al­tura del corazón aletea una mano

COPLAS DEL D Í A

La perdiz Para Lerroux es gran pieza

el Poder, pues dijo asU 'Lo malo serla, amigos, que yo logre un día herir a la perdiz, y otro sea quien se coma In perdiz.'

Aceptando este concepto cinegético y feliz, si un dia nurge la crisis lo que habrá que di.tcernir es quién va a ser, entre todos, quien se come la perdiz.

¿Se la corncni Alejandro, que fué quien la llegó a herir?... No parece, a última hora, ir las cosas por ahí, y el cazador va a quedarse con un palmo de nariz.

¿Se la comerá Felipe Sánchez Román?... Quizá sí. ¿Será, acaso, Pepe Ortega quien se comerá el asalml', con la elegante manera de un goiirmet pulido y chic?

¿Quién se comerá, señores, lu apetitosa peraíz?... Que Melquíades no la cata, eso ni lo hay que d£cir; ni tampoco la caverna, pues no vamos a servir dos alones a Beunza o una pechuga a fíogt

Por lo visto, nadie sabe quién va a gustar la perdiz, aunque parece que Azaña en la mesa va a seguir, porque tiene «mayoría» y no le han llegado a herir cbn perdigones ni Maura, ni Lerroux, ni Balbontin.

Con la perdiz esto pasa: nadie se la come aqui, y a mí no me choca nada; lo que le extraña a este Luis es que perdiz se le llame al gobernar. Para mi el Poder sería un hueso de avutarda, no perdiz.

LUIS DE TAPIA

embrujo de Málaga emardeoein. Siento cómo ondula y acaricia mi costado el contorno de mi acom­pañante...

Los escaparates entornan sus párpados; la ciiwlad se remansa. Al volver urna arista de luz ante exuberantes crisantemos de raso el aire fresco nos recuerda la in-voniada. El diiilogo va lleno de pausas, que eslivamos de aiiasio-narnlentos por los PerctieNs, por la Málng,'i, humilde de callecitas estrechas tapiadas con sutianas de luna, bajo los arcos, balconajes y pasadi/.i>s qtie orna la vegetación olorONíi, |)or pluzoii'tas de quietud a la.s (pie unirá un cierro itesveia-do donde romnntica silueta de mujer apoya su fronte en los cris­tales y deja navegar el pensamien­to por el estaño liíptidio y deslum­brante de las aguas.

Nuestros pasos rondan la Cate­dral. Apoyada en sus patas de ele­fante se levanta la turre. Cien va­ras de fábrica que desean ganar el firmamento coíi fel|ia dio hos­quedad. Diez varas imliiias de lu­na que buscan la ntantiUa del cie­lo, brazo erguido que toca cortejo de estrellas y pedi'ería. La hierba menuda que crece entre guijos apaga las pisad.as. Un perfume de rosas se evapora entro Jardines, donde a falta de ruiseñor dice una fuente su melodía.

Tornamos a los rniKlles nostál­gicas. Cangosidades die acordeón, ritmos quebrados de manuibrios. Sa recogen los grupos compa/Ctos de las tripulaciones extranjeras. Los rezagados sufran el as.alto do sombras borrosas, desdibujada*.

Al pisar la plancha del buque se quiebra c| hechizo de Málaga. La mano que aleteaba a la altura del corazón se ha desvanecido. Mi brazo no oprime ya sino la blan­cura de un libro sin abrir.

Por el puerto, que tiembla de es­pejos nuevos, yerra aliento de li­monar.

JOSÉ MARÍA SABATER «-«-*. .

N O T A S A C T U A L E S

El debate sobre la represión

suave. En la plaza de Riego com­pro claveles encendidos y una figurilla de vendedor de boquero­nes. (NI la plaza evoca ningiln ideal político, ni la fibrilla al ágil pes­cador quie de taai original modo porta sus cenachos.) La gracia, el

Formidable incen­dio en un hosp^al

de Cleveland Cleveland (Estado de Ohio), 3.

En un hospital de los alrededores de esta ciudad se ha declarado un horroroso incendio, a consectien-cia del cual han perecido entre las llamas varios enfermos.

Hay también seis desaparecidos, que se teme hayan muerte, abra­sados.

I,as pérdidas materiales son de cnnsidnración. Nueve muertos.-¿lnoendio inten­

cionado? Cleveland (Estado de Ohio), 3.—

Los muertos en el incendio del hos­pital se elevan hasta ahora a nueve.

El fuego se propagó con rapidez extraordinaria. Las <nfwmeras y personal médico del estabieeimien-to lucharon lierüicamente para salvar de las llamas a todos los enfermos; pero sus esfuerzos no pudieron impedir que peirecieran abrasados varios pacientes.

El director del hospital cree que el incendio ha íido intencionado y ha denunciado a un agricultor de los alrededores, con el que tu­vo una discusión, (omo presunto axitor.

AL C A B O D E L T I E M P O

lia teriiiinado el debato sobre los doluroS'Qs suceso de Casas Vie­jas con una votación favorable al (•obierno. ¡Y cómo no!

Se exhibieron en • el heni¡cii;lo veinte cadávt'res. De los cuales, cuatro esiaban carboiuizados y die­ciséis arTib-llados a baiazo.s El sub.secretario de Gobernaj-idn re­movió entre el montóti de cadáve­res y sacó uno que estal>a espo­sado. Otro diputado sacó el de una miicliacha que iiíihia sido ametrallada al huir de las Uanias. Otro hizo notar que en la choza incendiada en que liabian sido ha­llados los veinte cadáveres apenas cabían cinco personas...

|Es|>octáculo liorripilante el que Se ofrece a la vista de los dipu­tados! Flota en el ambiente olor a pólvora y a carne quemada... Es menester explicar y justificar aquella matanza. Los diputados de la mayoría se van pasando de mano en mano los cadáveres pa­ra ver de acomodarlos dentro de una legalidad liberal y democrá­tica; pero es inútil. Hay quien pre­tende hablar de otra cosa para distraer a la Cámara, y mientras escamotea los cadáveres; mas no es tan fácil escamotear veinte ca­dáveres ni distraer la atención de un auditorio que tiene la vista fija en un cuadro tan tráglcci y macabro, Y al mismo tiempo el clamor general y las voces aisla­das hablan de detenidos fusilados y de mujeres carbonizadas. Y allí están los cuatro cuerpos carboni­zados y los dieciséis acribillados a balazos y la choza Incendiada en la que apenas caben cinco per­sonas. No hay ni un herido ni un detenido. Todos muertos. Se diice que esto obedece a una terriblle consigna venida de arriba.

Los hechos que aparecen ante la vista son terribles, de una fuer­za acusadora aplastante.

A pesar de todo, el Gobieirno se niega a dar Inmediatas explica­ciones. Hat>lian con muy poca for­tuna algunos diputados mmiiste-rlales. El subsecretario de Gober­nación quiere por cuenta propia, cojno simple diputado, encontrar una explicacióai saiisfactoria, y en su desconcierto sólo logra exhi­bir como disculpa un cadáver es­posado cosido a balazos.

Por fin el jefe del Gobierno, aunque lo cree limecesario y juz­ga que la cosa no tiene Importan­cia ni merece tomarse tan a pe­dio, se fiviene a explicar lo ocu­rrido, ya que .se empeñan en ello .^Igunos diputados «extremadamen­te ala.rmistas y suspicaces».

Pero el Sr. Azafia no logra con su explicación, que dura hora y inedia, explicar ni esclarecer na­da. Se parapeta en sus actitudes y muletillas de siempre... Encogi­miento de hombros. Sonrisa dis­plicente. Olímpico desdén para todo el que le oontradk;e o, sim­ple-mente, se permite insinuar un reparo... «Aquí no ha pasado na­da; no ha ocurrido sino lo que te­

nia que ocurrir...» «No necesito consejos de n,-idio...» "jijiié le va­mos a iKicei'!...» «lodo lo que se ha dlrho es ima paparrucha foHi'linesca...» Y asi todo el dis­curso, e.se discurso a que ya nos tiene tan aeostiiiiibiados f»! sefior .Nzaña, y que lo mismo le sirve para defendicr los presujmestos de (;II!'IT;I (jiie jvn.ra una sesión aca-déni,¡<a, ipie para enfrentarse con veinte rnuerti},-í o con un millón... Nada tiene iiujyortaricia. Nunca ocurre nadi, Y siempre son unos pobres deílcienles inenla,les los que no piensiin como él y no le tienen por el ni;is f;ciiial estadista.

«Vimuan |)ruebas», riecia el se-ilor Azai'ia.

¿Qué más pruebas que las que estaban a la vi.sta? Si se encuen­tra un cadáver en la caille y se quiere decir que yo soy el asesi­no, habrá que demostrarlo. Pero si el cadáver se encuentra en mi ca.sa, atravesado a balazos, y allí estoy yo solo y sa han oído los disparos y se me ha encontrado con la pistola en la mano, &ün caliente, seré yo quien tenga que demostrar que noy inocente. Tal es la situación del Gobienio con referencia a los sueesos de Casas . Viejas: los hechos ajxarecen fain claramente acusadores, que mien-tra.s no se nos demuestre lo con­trario, tendremos que creer qu9 ha habido bárbaro exceso en la represión.

También n o s parece baetanie peregrino lo que el Sr. Azafia ha dicho respecto al rtormemito» O «malos tratos, daftos a los presOvS de Barcelona. Resalta que como no ha habido verdugo, ni maz­morra, ni potro, no se puede pro­testar. ¿Qué quería el Sr. Azafta para que la proteste esíuviese jus­tificada? ¿Un tormento al estilo del segundo acto de «Tosca», con ve»-tuario y decorado completos y a toda orquesita?

Pero acaso .sea «Luz» la que me­rece la palma en cuanto a argu­mentos peregrinos y pimíorescoe. «En muchos lugares de España —dice—se registraron Ireohos sedi­ciosos corno los de Casas Viejas, sin que en nln>guno llegasen a Un final trágico semejante. Quiere es­to decir que la conducta de la fuerza pública en la aildea anda­luza no obedeció a una políti­ca generaJ del Gobierno...» Es de­cir, que para que la cosa tuviera importancia y mereciese una In-torpelaclón imrlamentarla t e n i a que fiabOT ocurrido, por lo menioa, en un pueblo de cada una de las cuarenta y nueve provincias.

En vlftta de todo lo cual, la ma­yoría parlamentaria, sin necesitar enlerarae de más. ratifica su con­fianza al Got)ie'r''no.

Mala jornada para el Parlamen­to y para el Gobierno. Poirqtia, aunque no quiicra el Sr. Azafla, hay algo más, mucho más qae el Parlamento: el pueblo español. MARIANO BENLLIURE Y TUERO

EL NUEVO GOBIERNO FR.^NCES

—Pero, hombre. ¡Todavía con lo de Casas Viejas!... ¿No habíamos quedado en que se suicidaron?

La declaración ministerial

París, 3.—El Consejo de minis­tros, reunido esta mañana, ha aprobado, por unanimidad, el tex­to de la declaración ministerial, que será leído esta tarde en las Cámaras.

El Gobierno declara en ella que está decidido a hacer frente, con energía y rapidez, a las dificulta­des morales y materiales creadas por la crisis financiera, en Fran­cia como en el Extranjero.

Los proyectos financieros del Go­bierno, con tres puntos esenciales, arreglo económico inmediato, pre­supuesto regular ly utillaje nacio­nal, están basados en principios de justicia fiscal, disminución de los gastos y represión del fraude.

La declaración dice que ningún peligro actual justifica la alarma, y que el único peligro consiste en el temor do la opinión y la indeci­sión del Poder.

El Gobierno pide la aprobación inmediata de un proyecto de sa­neamiento.

En el orden internacional, el mi­nisterio francés dice:

«Queremos nuestra seguridad, to­da nuestra seguridad, la seguridad de todos los pueblos, que para te-

Iner Iguales derechos deben tener

Iguales deberes. Sin seguridad no es posible la restauración econó­mica ni ningún plan valedero de desarme o do arbitraje.»

La declaración termina diciendo: «Somos plenamente democráti­

cos; pero queremos dar a la de-n^ocracia toda su fuerza y su au­toridad.»

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EN BUCAREST

CESA LA HUELGA FERROVIARIA

Bucarest, .3.—I,x>s obreros ferro­viarios que habían declarado ayer la huelga, empujados a ello por los comunistas, han decidido re­anudar el trai>ajo esta mañana.

EN NOliTl-AMEHlCA

Los futuros secretarios y subsecretar ios de

Estado Warm Springs, 3.—En los circu­

ios del presidente electo, Sr. Roo-sevelt, se confirman las designa­ciones de los senadores HuU y Moley para secretario y subsecre­tario de Estado, respectivamente.

Entre las persotiaHdades que h.an sido reoibidas por el señor Roosevelt figura el juez Blngliam, quien se cree será nombrado em­bajador en París Q en LAjndres.

PAGINA 2

INFORMACIÓN MUNICIPAL

Viejos temas: escuelas, co lon ias , alq ui leres y

celadores hay una Hoy c o n t i n u a c i ó n para

el e m p r é s t i t o d i s c u t i r

Bajo ia pre»i(lcti'>i« del Sr, fíi-co ci'lf>liiu ayi.T íjtjtiiuii el Ayun luanit'iao

Despulís 'iu li^j'-iü JiícusiiiM B" aprobu ni fcslaimtiiiu iJi' la (•.M:IJI'-la de Cerámica.

QiiHdaron sabrn la iiii'.sa vunus dictílJiíenPM df ili.-i!iiii;is CCJIIIIIID iifis rt>l;íiivos a smuiuiie.s a íuii-Clónanos, |)riísupui,'su),i úf. ubiun y üdquisiciuiit'ti Ui; uialonnl.

So dosesiiinó una ptHicn'.ii lii; re­posición di; acuenlo idniíuiaila por vanos aspiíani- 's a las opo-SiclOIittS a eiiladuffs df iiiercailaS.

El Sr. Layúe Í-H i,pi:upa dn mi dictamen i;ii QUH ÓK pruiHnie asig­nar el nombre de Amadeo V;vea a una calle. Impugna ••i d'<;iamun dondtí SH dellemle el duf dicliü nombre a una calle de la iium-dal(»ra. muy aparlaila y sm pro porción con el i i i tnio aiiisiiuo del ilustre músico.

El alcaide propone que se apla­ce el asmiiti y que vuelva a Co­misión para que ési.-i prüponí,'a que se dé dii ho iiond)re a una < a-Ho dp,l interior.

Pasa también a Comisión otro dictamen proponiendo qui' se as i" . ne . e l noinlire de? 'l'oribio f'eru.-'in-dez Moralee a olra calle de Ma­drid.

La Junta municipal de Primera ensefianza propone e I arrenda-mieinto de la p lanta principal de la finca mlmero 4 de la .virrera de San Isidro con de.stino a la iti> talaelón de f>scuelns, por nn fila Zfi de clnoo afios y alquiler aMual de 23000 peseta*.

Impugna el dictamen el .seóor Cort.

El Sr. Saborlt manlflesta q"e la pretendida instalación sólo tiene ra rác ter provisional, en tanto se construye el edificio para sordo­mudos en la calle de Antonio Ló­pez.

El Sr. Madar iaga combate lo Ji-cho por el Sr. Saborit . Sefiala que si es verdad que es provisional p a r a la Escuela de Sordomudos, tiene carácter definitivo para la E.icnela Coral.

El Sr. Salazar Alonso dice que deb*! Informar la Intervención. No se deben tomar resoluciones impen­sada» por la p remura del asunto; 69 preferible incluso caer en la impopular idad antes que tomar de­terminaciones que pueden ser fu­nestas para la Administración mn hicipal.

Rectifica el Sr. Saborlt . En votación nominal , por 16 vo­

tos contra 13, queda aprobado el dictamen.

Pasan a Comisión varias propo­siciones, entre ellas una en la que ,86 interesa que figuren en primer lugar , entre las obras que ban de ejecutarse, de las comprendidas en el prcyecto del Extrarradio, los accesos a la nueva plaza de toros y la prolongación de la calle de u 'DonneU.

El secretarlo da lectura a una proposición en la que se pide au­torización pa ra que la Comisión designada por el alcalde organl ce los festejos para el próximo Car­naval . También se propone <iue so habilita un crédito de 75.Ü0O pese­t a s con dicho fin.

El Sr. Henche propone que que­de el asunto sobre la mesa. Se opo­ne el alcalde, teniendo en cuenta la fecha que corre, muy próxima a la en que se ban de realizar los íestejo;.

Por 15 votos contra 13 queda aprobado el dictamen. Votaron en Cf'ifra socialistas y maur is tas .

El Sr. Coca explica su voto, A continuación se aprueban las

conclusiones acordadas en el Con­greso Municipal d« Circulación.

P o r las Comisiones de Hacienda y Ensanche, reunidns . se propone la adjudicación al grupo banca-rio que ha acudido al concurso ce-Ir brado del s«(íuro de negocia­ción de 50 mllloncp de pesetas de Ifrt Empréstitos df la vil la de Ma­drid dn 1931 y oblifiaciones garan­t izadas del Ensunchp dn la misma fecha.

El S.'. Regiilez pide que quede el asunto sobre la mesuí.

Después de exponer su criterio las representaciones de toda- las n i n o r l a s , se acuerda suspender la sesión y reanudar la hoy para con­t inua r el debate de este dictamen.

remos do? lineas de comentario, que se aiirobó, coirio el aiiieiior: •Número ',)!. Proponiendo se reeo-noz 'an al seilor arqulteeto escolar Ir li .norarlos, proyectos y direc­ción que tneron aprobados por los presupuestos técnicos del plan de construcciones de r.i.il, en colabo­ración con el Estado, y los que co­rrespondan en el nuevo plan de lf):<.'<, autorizándose a I» Interven-eióti para que practique la liqui dación oportuna »

Nuestr'O eomeniario es éste: Dos arquitectos municipales de Madrid son diputados a Cortes Uno pidió la exceiiencia, por considerar in-

ens(!nanza de normas para ia orj^a-ni^acióii ¡y funcionamietito ú". ias colonias esrolares. , I''s casi seguro (pie no se corre­girán los defectos que en el ton-cioiíamiento de estas colonias lie­mos señalado aquí en diversa.s oca-« 'Ules, pero nos abstenernos de insistir sohrr- el temri por la con-vieeión que tenemos de la Inutili­dad de riiiestros esfuerzos. Mien­tras en la Junta de Primera ense-lianza lleven la voz cantante y ejerzan su decisiva influencia las dos o tres personas que todos co­nocemos, no se hará mrts que lo que ei|i)s quieran, y ya se lia visto (pie lo que quieren es que perdure lo que reiteradamente he­mos censurado desde estas colum­nas.

Kl tiempo, como sieinfire. nos ibirii la razón.

«IJespués de la liebre ida, i)alos en la cama.» Asi reza el adagio que podemos aplicar al acuerdo que ayer se adoptó de convocar nn concurso para adquir i r varias re­inadoras y autobarrederas' con des tino al Servicio de Limpiezas

Ya no servi(,-in para combatir la nieve; pero podr.'in ser convenien tes en la limpieza ordinar ia de la cinrlad. y "mrts vale larde que nun ca». como lamblén reza otro ada gio.

Se aprobaron una gran cantidad de licencias para di\ 'prsas obras, ,y volvió a (;nmisión la relativa a unas de ampliación de un cinema lógrafo de la (irán Vía. El edil (pie solicitó la vuelta a Comisión de ese dictamen, sus ra/.ones ten-dr:i para ello; mas no deja d ex­t rañar que la Comisión, después de haber dictaminado favorable­mente, se haya avenido con tanta facilidad a este mego /dilicio. ;.Por qué serA?

Y vino un animado debate al enfrentarse los concejales con una propuesta de desestimación del re­curso de reposición interpuesto por varios aspiranies a las oposiciones para plazas de celadores de mer cados.

Desde luego quedaron patentes dos cosas: el gran Interés del se­ñor García Moro en formar parte del Tribunal examinador y el no menor Interés de los elementos so­cialistas, principalmenle, de que el Sr. ('.arela Moro no figure en esu Tribunal .

Pero este aspecto de la cuestión es minúsculo; lo grave está en lo que ya hemos expuesto al ocupar--nos anteriormente de este asunto. V es que poi' dar gusto al delega­do de Abastos, a quien no agradó el primitivo acuerdo, se revocó éste y s j ha tornado ilegalmente otro l)n.«terior.

So dijo que el primitivo acuerdo Si. Iiabia adoptado casi por sor­presa, en una sesión ii la que acu­dieron pocos concejales y apro-vechAndose la ausencia de la De­legación de Abastos. Como se ve, todos estos argumentos son nimios. No puede haber orpresa en apro­bar asuntos que llguran en el or­den del día si los concejales cum­plen con su deber, que es el de asistir a las sesiones y estar aten tos a los debates.

Además, si se quería que «1 asun­to se t rami tara con la presencia del delegado de Abastos, como es­te no puede ausentarse sin la co­rrespondiente autorización. |)Udo el alcalde—que es qtii ; confecclo na el orden d e l d i a -no llevar la cuestión al orden del día o soli­citar que quedara sobre la mesa. Lo que de ningún modo puede hacerse es tomar nn acuerdo y lue­go r ed i Mearse.

Pero, ayer sucedió lo que lya les hablamos advertido nosotros a los interesados en estas mismas co Inmnas, y es que el recurso RP desestimó. Es la costumbre de la casa, ,ue sólo admite las excep clones de los peces funTdos, como ha ocurrido recientemente con otro recurso sobr-e o|Mislciom'S. En su consecuencia, a los desairados re­clamantes les reiteramos el conse­jo que les dábamos días pasados. Lleven adelante el asunto por la vía coiuenciosa y estén seguro" de que la Justicia les da rá la razón. Porque también > s costumbre que el .Vunti imlento no la tenga.

Otro golpecito u los nombres de las calles, con el gracioso detalle de qu nn concejal qu > se proclamó enemigo de los cambios de nombre se molestó porque al maestro Vi­ves se le adjudicaba una calle del Extrarradio , en vez da una del In­terior, que es la que, a su juicio, cree ese edil que i crece el ilus­tre compositor.

Vamos, (jue el Sr. Laytls quiere que se Invente una calle nueva en el centro de la ciudad para complacerle. ¡Cracloslsimo y para dójico en extremol

Tenemos la seguridad de que una de las cosas poco recomenda­bles por que pasaré a la Historia este Aiyuntamlento será el cambio del nombro de las calles. No se re­cuerda de otro que haya abusado tanto de este aspecto de la vida local.

La Junta de Pr imera enseñanza propone al alquiler de un plan de la finca número 4 de la Carrera de San Isidro por liZMOO pesetasl anu'a-

compalitiles arniíos car-gos. Otr-o si- | rístic^i de gue de arquitecto i funciones y de diputado a Cortes. Este último es el aludido en el epígrafe que de-¡amos copiado al (iie de la le­tra.

Podemos respirar a pleno pul­món. Ya se ha acordado que ha^ya Carnaval. Claro es que el acuerdo se loma veinte días antes de que las fiestas comiencen, y en este reducido lapso de tiempo han de hai:erse todos los preparativos. Pe­ro ya hemos convenido de que el Ayuntamiento las gasta así en casi todos sus planes, aun en los mas trascendentales De modo que de bemos conformarnos con ello en éste, que después de lodo no pasa de una eutrapelia.

La razón principal del acuerdo ha sido la de iar tr-aba]o por unos días a mucha gente que se dedica a la venia de objetos carnaval inos y a la construcción de t r ibunas y (;arro/.as lOsla razón debió servir para f1ecii,)iisií lOtí más onticipa-ridii, mas no insisiamos en lo di-clio

Un ecjil socialista aprovecho la ocasión para lamentarse de (pae quienes invocan en defensa del Carnaval la necesidad de dar trá­balo, momentos ante pidieran que (juedaran sobre la mesa varios dic­támenes de la Comisión de Acó-filos encaminados n ese Mn.

\cudirnos pi'-surosos a leer el urden del día y advertirnos qu" de los ciiK O diclámenes aludidos, sido uno habla de ejecución de obras. Los restantes se retteriMi a adquisi­ciones de material. jEslo es buena fe en los debates y lo demás son cuentosl

Y puestos en el tema de dar trabajo, hubo una propuesta ver­bal y urgente para que no se pa-r icen las obras do la calle de Hniléii; y vean nstede'' lo que son las cosas: el Sr. Cort, uno de los propugnadores del Carnaval, quiso Impedir, con minilsculos reparos legalistas, qui' so acordara provi­sionalmente el modo de que esas obras contimien. P o r fortuna, triunfó el buen criterio ly se arbi­trará dinero para el pago de jor­nales, y los trabajos seguirán.

La discusión íe l •emprértito «e aplazó hasta nay, a petición del Sr. Hagiilez. (jiie necesitaba docu­mentarse.

Nosotros estanios seguros de qne el Sr. Regülez tenia ayer los mis­mos elementos de juicio que hoy para intervenir eii el debate; pero el alcalde hizo bien en acceder a la demanda.

Un poco de tolerancia con estos pueriles pujo.s oposicionistas siem­pre robustece la autoridad do la presidencia, al paso que despresti­gia la táctica de las oposiciones sis­temáticas

ISL libevlad.,

BOLSA Y F INANZAS LA JORNADA BURSÁTIL OE AYER

A la expectativa No puede mantenerse la lensión

del meicudo todos ios días que du­ra e| desarrollo df los aconteci­mientos políticos, como no puede un atleta sostener •iidennidaiiien-te la IC'nslón muscular. Y la Bolsa desc«ii>a. como el alíela, dejando la pesa en el s-uelo basta ver lo que pasa. La diísorie-ntacion, por

I consiguiente, es la nota caracie-

4 Febrero 1933

6 [lor lOíi inicrpro-

exlranjeros.—

la .tornada de

Nuest ro comentar io Los ternas que principalmente

ocuparon ayer la atención de los ediles son ya añejos y han mere­cido comentarlos nuestros, que se­r í a molesto e innecesario repfetlr. Ello nos invita ser hay parcos en nuest ras manilestaciones.

Diremos, pues, en primer térmi­n o que nos satisface la actitud que el Concejo adoptó al discutir el reglamento de la Escuela de Ce­rámica, procurando conservar el matiz que a este importante or­ganismo artístico docente dio su Ilustre fundador. Ü. Eranclsco Al­cán ta ra , y que con tanto acierto mant iene su hijo D. Jacinto, el ac­tua l director de la Escuela.

Los ediles han realizado una bue­n a obra con su tiCtitud, porque S8l contribuyen a (fue se consoli­de una de las entidades municipa­les que más prestigio han de dar al Ayuntamiento de Madrid en el tratiseurso del tiempo.

Pasó a Comisión nuevamente la I les. Sin comentarios. « propuesta de la Junta de P r i m e r a ' Otro dictamen, al que sf dedica-

Cuide usted

SU estómago porque es la base d»

SU salud *

Yo padecí también como vsted, pero me curó el

DiGESI ^íttDr. Vietnté

VENTA EN P A R M A C t A S

ISs

TEATKü PHOLETARIÜ

"Alberguede noche" Hoy sábado, a las diez de la

noche, y mañana domingo, a la misma hora , el Grupo irntral Nos­otros representará en el Teatro Proletario, Alcalá, 193, la gran obra de Máximo (iorkl «Albergue de rwche». Estas dos s í r án las últ imas representaciones del for­midable d rama de (iorlil, en el (|ue se pinia la vida de un gru­po de deshertHladOfl, de ex hom­brea, de seir»s arrojados al mar­gen de la sociwlad en la lucha por la existencia.

t i (irupo teatral Nosotros ha repuesto e.sia seiriana la obra de CorkI para que puedan conocerla las personas que la semana pasa da no pudleroíi verla por haber sido suspendidas las representa clones por la Dirección de Segu­ridad.

ayer en los valores especulativos. Explosi­vos tienen, además, un cierto re­celo y—por qué no decirlt;—un cierto temor al Consejo, ya (¡lue IHJ se ha dado lodavla el caso de que a raíz de una de estas reuniones haya .salido nada plenamente sa tlsfactorio, segtln las opiniones de los profesionales de la Bolsa. Aca­so obedezca a que éstos son de­masiado exigrínies. aue todo es fu­sible.

La niluación del mercado Los fondos públicos han vuelio

a coger las riendas •;« su iiropio desarrollo y &e despacliati a su gusto (.Juiere esto decir que el di­nero abunda y las coilz;i<cione.s su­ben V abunda el dinero de tal forma, que se da e] caso de que algún Amortizable. como el de 1917, 'PJe sale cotizado a S.'i. tiene dine­ro a ^h.i:> Únicamente la Deuda ferroviaria está algo más floja, sí bien hay que tener en cuenta que es la que más rápid.inieiiite Ira su­bido estos días. El Int<.'rior esta muy pedido y con alza de u.n cuar­tillo, habieindo asimismo gramles api-eluras en los Amortizables de Wn. con y sin impuesto, y en el .1 por 100 El de 192C gana V) céntimos, y únicamente el k i/'! por loo iiesrneref-.e medio fniero Los bonos ilel Tes.'rro siguen en­calmados, a 101, y los bonos oro Tesorería, algo más il'í'biles. cun p.i|iBl a üf). \i'.n ( peraciOTles a ','OH 7.

Nada entre dos platos Tal es lo quu pue<le decirse de

In jornada especulativa de ayer. Ni iia.rcelona ni Madrid tienen in-leirés en mover's* y lo poco que se liace es por compromiso. En Mi­nas del Rif hay papel a 2íí0, cam­bio muy disiatiite del de Barcelo­na, que hace a 245 operaciones. De Azucareras ordinar ias y de «Pe­tronilos» no hay nada nuevo. Ee rrocarrile*. sin negocio y m á s bien flojos. Los Nort'3s tienen papel a SIV.V). y de Alicante queda papt.>l a lfi?,50, después de operarse a es le cambio

Un betdn de muet t ra Como comprobación de lo des­

an imada que »e e^ucuentra ayer la Bolsa en los valores .industirlale* diremos que en toda la sesión no se hacen más que 2-5 títulos de Ali­cantes y .50 de Explosivos. Estos, a ()70. oscilando luego muy leve-m<»nie "I papel y el dinero entre (j70 y (i6<l

La mt»neda í)e todas las monedas es la li­

bra la que sigue lonseciientemen-te su niovimiento ídcista. Pe(ni«'r1a es la fracción cjiío gana, puesto que queda reducida a cinco cénti­mos; pero tiene el valor de swfia-lar una reiterada flirmeza. I^as li­ras suben 1-5 cémimos

• Se han cotizado a más de un

cambio: Amortizafde 1927, sin im­puesto, C y B, a 96.70-96,75; ídem, con Impuesto, C, a 83,40 y 83,50. Por la mañana , en el BiHoo de

España

Los Explosivos se hicieron, a fin de mes, al cambio único de 673,00; e'U alza, a 685,00, y en baja, a 600,00, y los Alicantes, lambién a la liqui­dación, a 162,75.

De BaiToelona venían: Nortes, a 215,00; Alicantes, a 163,25; Explosi­vos, a 671,25, y Ohade, a 379,00.

Boitin de úl t ima hora Explosivos, a 670,00, operaciones,

con dinero a 669,00 y pap«l a 671.00; en alza, a 683,00 y 684.00, con pa-fiel a 685,00 y dinero a 083.fM) To­do a la l iquidación.

COTIZAOIONBS DEL 3 DE FEBRERO DE 1933 4 por 100 Interior.—Series F. E,

D, C y B, 65,75; A. 66.00; (i y H. 64.00.

4 por too Amortizable.—Con tnt-piiesto, serle B, 75,50.

5 por 100 Amortizable 1900.—Con Impuesto, serles C y B, 90,00 ;A. 90,25.

6 por 100 Amortizable 1917.—Con impuesto, series F, ü . C, B y A. 85,00.

6 por 100 Amortizable 1926.—Sin impuesto, series C, B y A, 95,90,

S por 100 Amortizable 1927.—Sin impuesto, series F, E y D, 9C,6i); C y B, 96.t5: A, 97.00. ídem con impuesto, series D, 8:!.45; c. B y A, 83.50.

3 por 100 Amortizable 1928,- Sin impuesto, series E, C y A, 70,35.

4 por 100 Amortizable 1928.—Sin impuesto, series E y B, 83,00.

4 1/2 por too Amort izable , -Sin impuesto, serte C, 87,35,

5 por 100 Amortizable 1929.—Sin impuesto, series F, E. D. C y B, 95,50; A, 97,0(1.

Bono* Teeoro 6 por 100 o ro . -Serie A, 208,75; Tesorr>s, lOl.tKI.

S por too Deuda ferroviaria.— Series A, B y C, 93,50.

4 1/2 por too Deuda fer roviar ia . -Año 1928. serles B y C. 83.50: Ídem 1929, serle A, 84,00.

Ayuntamiento*. — Villa de Ma­drid, 1914, 74,50; Ídem 1918, 74,00; Mejoras urbanas , 1923, 79.50; Sub­suelo. 82,00.

Garantía del Ettado.—Tánger-Fez. 91.26.

OAdula* hipoleearia*, - Banco HipQtecarlu, 5 por 100, 8'4.5)0; 6 por 100 97,50; Ídem Crédito Local, 6 por 100, 81,00; 5 1/S por 100, 72,25;

5 por ion. ; viricifll, '.w..'.i

Efectos públicos Marruecos, V.l.í.j

Acciones. —Banco l-.--|paría, 512,("O; Coopeíaiiva Llecliii . sen. ' A. IIJ.OO; II. KspaiK/a. 12.'.DO; C. Te-iefónic-a, pi "ttii ' iitcs, 102..V); ídem ordinarias, Ki.i'Kj; C A [viióleos, 105,00; C. A TabicOS, 178.11*1; fé­nix, 390.(10; Alicantes, I- C . 102.áU; Meiro. lluevas, llrj,ii<i, Maili llena de Tranvías, C , 97,OU; Alcoliolera, 125,00; Esparinla de Pelróleo-, C . 20,00; Explosivos. C , OIO.W: F C (i/O. un

Obligaciones. — A'i)» i'-ii'', '.)0.f)(i; U lílécliica Ma'lril"h;i, •. (lOr HK), ÍKl.Od; f) [lor Ico. inj,7,"); VPrias del Bif. senes A, W.'xi; 11, 92,00; Nor­te, primera, 5'i,i»0; M>'lropolil'ino. U 1/2 por KiO, C, OJ.OU; C Astijna na de Miwis, 1920, 97,00.

Moneda extranjera. — t r ancos . •47,70, i(le,|ii sin/'.,--. ,':!().GH, liras. 62,',.j; libras, 4I.,T<I; dóliire^ l \23 ; marcos oro, 2.8'>ri-;: "sciel''^ fciriu £;ii"ies, 0.372; p - . r ^ .-ii ;;i'f'l lU'jS. 3.l(;, cor'iii.'is riui iK.'íj.'is í.dO, iilciii suecias, •i.V'i. idi'm ctiecas, 30,(lU; florines, 4.91

t ;MüN ( . I ; M ; I Í \ I , DI-' .1 \i)(d!i:.s

Mi AP.A-

Reunión ordina­ria de su Comi­sión ejecut iva

V E J I G A iviantiene su normal función

AGUA DE COBCONTE el

OTRAS BOLSAS de Barcelona. - N'irle.

Kxplosi-t\.. Bif,

Bolsa 21i,2.=i: Andaluces, 14,-.V vos. (•.(;>H,í5; Cliade, 378 uii. 'l',r,M

Bolsa de Bilbao—Alt^<s Hornos, r>8,IMl; Explosivos. (TO.iiO. Bcsiiii-ras, v:,m: Hunco de Vi/caya, nii'> vns, 205,nO; Ferr'ic Norle. 214,00; ídem AliCüilite, 1(i3,(Kl; Sola. 3Sn.ii'). Nervión 4í<ii.iKt S-iul.-lziir. noniina-tivas. 70.(K); n Ilíi^riCii, 4Kí..VI; H Espaóola, 122,.V), IJ V. VÍ7<;ii na. 070,1)0; K Vicsgo, 4iK),iK>: .\li ñas del liif, noinirialiVias. 200,«i. ídi'fn tioriador. íVi.iW); BoMeeas nilbaínas. 7'K>,0(>; Basconin, 080,00; T"lefAn¡cn, prefereiil.-s. 102,15,

Bolsa de Londres. - Poseías '(1.45; fíHuCos. 87,11-3; iiP'in suizo". I7„577.'>; helKflS. 24,'il,-i; dólares, 3.39(>; jíVas, riO,40; florines. K.4487; coronas suecas. 18,47; írlern iiorne fas , l't.52; ídem danesas, 22,il-marcos. 14,295; pesos nr¡íenlinos, 41.02; escudos poriiiKueses. 110,06.

Bolsa de íurioh.—Chade. A, U y C, 7lO,iy) (paridad, :!.'iO,l.-,); (dern D, 143,011 (paridaíi, 3^(8,35): ideiii f„ 137..V1 'par idad, 325,.50); fdpin bo-rio> 37..-,11 (paridad. «8,70); Cédu­las argentinas. 44,00 (paridad. 2,•,")): l)cis,Mve :(,'!,00; Halo ArHCiili-na. SO.iHl: ppseisis. 42,40; libras, l7,.Vi. dó la res . 5,1712. in-ircos. 122,85; francos, 20,19').

Bolsa de Nueva Yorl<.-Peíet is . 8.20; francos, 3,9025; ídem sni/os, 19,33; libras,'3,3%2; liras, 5,115; lio riñes, 40,20;" marcos, 23,75. . < • »

La Conferencia déla Banca Privada

Ayer comcaizó delUbe.iando«« la lüi inula que iiabia de adoptarse para reKlamoiiiar los sueldu« do los empleados en las l'-iupresas que tienen menos de veinte a .su servi<ui), prevaiec'.endo por diri-nioncJii del presidente la (|ue pre­sento la representación ijatronal.

A conlinuación CUIIIKMI/O a dis­cutirse la re^miación de los siiel-ilos del personal siitKiiteruo. A esie efecto, loó pairónos ilocidie-ron manteititir los sananos que ac­tualmente etitán en v .^cir, fuií-(landu su acliluil eii ipie la siliia-oióii actual de lu.s liinicllcuis uo les pernute soportar nuevii.s car­gas, y como eiu priniciiúo, por decisión del seilor presidente, en-cueiiúran t;-ravadas sus nominas en un 20 por 100 apro.vi-mada-mente, esliin en la iiuix>sil> lidiul alwóUita de dar su aquie^c^encia a run.i;ún acuerdo que si^nilique nuevos aunicMitos.

\ja. rc'presentación del iiersunal presentó una fórmuhi que impli­ca aumentos en todas las nómi­nas del personal subaliernu, ini­ciándose la escala de los cubi'a-dores en 3.5fK) peseta.^, pudiendo Uefrar hasta 0.500; los ordenanzas y viM|iantes, ile .3.1U0 hasi.i 5. )00. y los botones, desde 1 (XtO hasta 2.400.

La presidencia solicitó de los patronos le facilitaran, si Icvs es posible, la suma tpie repregunta para los Bancos el coni'cdi'r al personal subalteriw (jue presia servicio en plazas de mas de 50.000 habitantes un a.l/.a de un 10 por 100 en sus sueldos aclua-iea, ¡inlicipando que esto nn es prejuzgar la cuestión. Los pairó­nos ofrecieron racilitar al presi­dente estos dalos, y ia Coiifereii-Cía se suspendió hasta el inaiies pró.Kimo, a las se.is de la larde.

SUCESOS Atropello*.—Un tranvía, condu­

cido por Pablo (iil, atropello en la calle Mayor a Anastas.a (,:ayo Pérez, de reseiila y siete ai'ios de edad, domiciliada cu la Caiierii de San Isidro, 7.

La infi>riuñada anciana filó asís iida de les,.ones de considuiracion,

—.Mana Hodrí^'uez, de s<!tientn aflüs, que vive en la calle lAel Valle, 6, sufre lesiones de prunos-tico reservado que la caus^i, «i atropellarla en la glorieta de Bil­bao, el carro que conducía Tom;is Sauz Horranz.

8uioidio.~Kn un estanque de la M'Xicloa fiiu hallado ayer lar­de el cadrtver de un liornbr'e.

n.-ípidamenle fué uvi.sado el Juz­gado de guardia , y personado (*s-te en el lugar del puces<j, se pro­cedió a extraer el cadáver de las aguas. Se le encontró en las ro­pas una carta, en la que explica­ba su resolución por dissusios fa-miií«re«.

Se llamaba el suicida Mi,;,'uel Cot4i.a (jarcia, de irein'a y siete años de edad, y estaba domicilia­do en la calle de Vargft-s, ntime-ro 13.

Por la semana de cuarenta horas. En defensa de la obra legislativa del ministro de Trabajo.- Solidari­dad con el Sindicato Minero As­

turiano |-;i |i|..ves, iiiiiio de coiiiinitiie, ,,e

reiiniu la (.oiiiisióii 'oeeiiliva de la L.iiii' (ieiieinl il ba.jo la presid'*iiciii de 1), .luliOli iiiísieiio y con asistencia de An­drés Satioril. 'rrifóii (ióniez, Aiilo-iiio ,\iMiioz. Celesiliii) García y An tomo Se|ilieiii. Luc.iu Maitine,; e.\-cusa su falta dií asisleiujia

l,a Comisión ejecutiva qi'eda in­formada del rnovímieiilo de asoci.-i-dos corresiioiulieiite a la semana anleiior, setíiin el cual han solici liiilcí el alia en la l-'nioii | or con­ducto de sus ies))ectivos oifíanis-iiios nacionales de industria Jli Sec­ciones con I 200 asneiados,

i\ la vista la ¡nl'ormacion qne tiene la E.ieciiliva del Sindicato .Vlinero Asturiano, lia tomado el acuerdo de ponerse al halda con los elenienlos diicclivos del ni;;ii-nisnio de refereiicia, ii lio de lea lizar cuantas yeslioues se esiiiiieii necesarias e i i raminadas a e i i l a r el ciiiiíliclo iMi la cuen(a niineiii y a orKiiiiizar la defensa del Sin rlii-alo pura el caso que la iiicoiii-|ii. nsioii paliiinal haga indis|ieii-sahie la declaración do luiel^a, conforme al resultado del lefeién-duiíi efeetiiado por a(|uollos liulni liidores de las iiiinns.

La Coinisi'iii eji'ciitiva aprueba el iiiloriii" presentildn [lor la De le;;;ieion obrera de la Conferencia internacional, celebrada en (une-lira durante los días 10 al 25 del pasado mes de Enero, ambos in­clusives, liabierido lomado el aiiier-c|c) de publicarle en el ,.|!oleliii de la Unión Cieiieial», para eonoci-mii'rilf: de todas sus or^'anizaeio nes, corno también recomendar, por medio de una circular, a las mismas la conveniencia y el de­ber de realizar actos piiblicos de pr'opuganda en favor de la Jornada semanal de las cuarenta horas y en defensa de la obr;i legislaliva del actual minislro de Traliajo. P.n nv lación con este extremo, la Comi­sión ejecutiva lomó el acuerdo de contestar en el «Boletín de la Unión», sin perjuicio de enviar el texto de la misma a la Prensa, al escrito de la Confcdiu-ación Patro­nal publicado recientemente. Es casi seguro que el pr imero de los actos de propaganda encomenda­dos por la Comisión ejecutiva se celebre en Madrid, organizado por la Casa de l 'Pueblo ; y en éi tome parto i'l secretario adjunto de la Unldii Ceneral de Trabajadores.

(,lueda nombrado Antonio Murloz para ostentar la representación de la l imón en el Consejo de la Esime la Juvenil Marxlsta, en las condi­ciones propui 'sias por la Comisión ejecutiva, y iiiie oportunamente le

I fueron comunií^adas al Comité de la l'"ederacíón Nacional de Juven­tudes Socialistas.

I,a Couiisiún ejecutiva queda in­formada ,de las obras de adapta clon realizadas en el nn " local, esperando (jue muy eu ín ->e que­den iiistuladus pertectamente to­dos los servicios.

Se acordó nombrar a Mariano Bojo para que se encargue del sei'vicins denominado de Belacio-nes interioi'es, o sea, el itidicado para el secretario adjunto, exis­tiendo secretario general, y expre­sar el Sentimiento de la líjecutiva por la diinisliin ijue presenta Be­nita Villa, expertii taquimecanó-gra la que venia prestando sus ser­vicios en la Secretaría de la Unión, si bien participa de la satisfaeción que seguramente siente la interesa­da por haber obtenido plaza, en i-erMda oposición, en el Cuerpo de Auxiliares Kemeninos de Correos.

.\ Itn de atender las ¡«liciones i-ecil)idus de diferentes orgariiza-cíoiies, se acuerda nombrar a los siguientes oradores para que lo­men parte en los actos de propa-,';anda que a rc»nt.inuación se e.\-pre.san; Trifón Cómez, el día 12, eu Sau tamlw; Anlnuio Muñoz, el dia 12 también, en Madrid, con motivo de haber sido aprobado el nuevo con! rato de los ira bajadores albar'iiles.

Se acuerda contestar a una carta de la .Sociedad de Aserra­dores, Afiladores, Tii|iislas y La-bradcípes mecánicos de Madera, que procuren, de conformidad con los estatutos de la Unión t ieneial , expresar coticretemerite su deseo de pert^mecer a una de las Eedera-cioiiss nacioualos de industria constituidas, a fin de examinar de nuevu i'l asnnlcí de la Ejecutiva (ic la liniun con reprcs-entaciunes de lof organismos micionules que piieilaii resilllar interesados.

La Comisión ejecutiva, después de aprobar el proyecto de esiatiilos correspoudie-nto al secretariado regional de Catalutla, acordó re­mitirlo al fiOtnité de la actual Ec-deración existente en la región de referencia, para que, realizados los trámites reglamentarios y cotí-venientes, convoque el Congreso reg-io.tial. donde, entre otros pro­blemas, debe discutirse y aprobar se los e.stainios y reglamentos del nuevo organismo.

Examinado con el detenimiento que por su ¡.rnix>rtancia merece un escrito enviado por Ernesio Nava­rro, explicando cómo ha sido des­tituido del cjirgo de s^ecreiarlo de la Dirección general de Aeron.iuti ca civil, se acoiili'i facultar al se-cretariiido para que solicite del in teresailo las aclaraciones pertinen­tes, a la vez que le señale el pro-cediiniieiUlo a seguir en cuanto al

planicíimicnto del asunto se refie­re, (le I onforiiiidad con lo deleiriii-iKidu en los estatutos de la Unión (•eneral.

De acuerdo con lo propuesto por la Unión de Empleadus de Ofici­nas y l)es|iacliüs. se autorizó a .se-cri'iHiia para realizar gestiones en el miiii.^ierid de liabii,]!! al objeto lie cniíM'guir (pie sean los .luriidos

l 'ialiajadoics, j mi.xin.s ile limpleados de Ollcinas y Dc-ipaclios los que traten cuan­tos a-uriio-! filanteen los emplea-i|íi> ili' iilicinas que ti'abíiian en esl.ilileeiiiiirntos curnerciales. dan­do asi cumiiüiniénto a uno d<' )o.s acuerdos tomados por el Comité ruiciunaJ en las reuniones celebra-il;is úlliiiiaincnle.

.'• e acuerda cmiieslar agradecien-ili) los info-nnes que facilita Caye-l.iiio lli'doiido relativos a la labor li" prirpaganda que ha realizado por varios pueblos de la provincia de Segovia, y, por falta (le tiempo para í ia tar de ellos, quedaron pa­ra la reunión iiróxima los siguien-li'S asuntos ;

La, Unión (¡eneral de Trabajado­res (>ii las elecciones próximas y .III.VÍÍKI de todo lU'íhMi que puede prestar la, Unión para que el jiarti-il'i socialista adquiera la rotativa.

Tratado monetario liíspanoalemán

Ayer salieron con dirección a ,\leiiiaiiia, para ponerse a dispo-Mcioii lie iiue,sira Embajada en Berlín, en raso de que sean ne-ces-arios SiUs servicios en el Tra-irado de divisas que el Centro de Contratación de Moneda, cooiti-niiando su política de l imar as­perezas con los diferentes países, esla confeccionandu con las au­toridades alcniaiías, el director del Centro ile Conlratación, repre-•ii'iilaiiie del Banco de Esipafla, Sr Ara. y el funcionario de dl-clio organismo oficial Sr. Ar-guona.

» • » UNA ACLAIÍACION

El s u c e s o de la calle del Mesón de Paredes

Nos ha visitado un hijo del due­ño d<'l liar El Trianón para mani­festar iiiirt, como deeíainos ' nos­otros en nuesliro número de ayer, Teodoro Manrique fué agredido en la calle del MesAn de Paredes,--y no en el interior del bar citado.

Queda, pues, toraplaclrlo nüe«liro vi&ltatile. ••••••!

— '^ • • " ' '•—

CHAMABTIN UE LA ROSA

Se va a constituir unaAsociación de Asis­

tencia Social Entre algunos funcionarlos mu­

nicipales y miembros de entida­des políticas de Ctiamai^iín iha surgido la idea de fundar una Asociación de Asistencia Social, constiiuida como ya lo es tán des­de hace mucho tiempo a lgunas en otras poblaciones.

Esta Asociación tiene por tixvar lidad el sostenlmlen.to de Com*-dores de Asistencia social, Dla-peiisiirio anatuberculoso, Reifugío de mendigos, proteOíMón a las co­lonias (.«colares y todo aquello, en hn, que lienda a remediar en su m i s e r a a los desvalidos.

Estará representada par miem­bros del Ayuntarrrien'to y d© to­das las clases sociales organizadas de la localiaaa.

• • • »

¿Por qué no se paga al personal obrero del Hospital Militar

de Carabanchel? Hace yu m á s de un arlo que el

personal obrero quo presta sus s<^rvicios eu el pr imer nosocomio caslwnse de España vieiue cobran­do sus escasos jornales con un re-Iraso inexplicable Después de ve-rillcarse el cobro meusualmente— d |K,'sar de que en otros esiableci-inie'iiios similares se eifectiia por quinceiiias- , lodiivía liay qne es­perar a.l día 6 0 7 del mes sigUiíen-le (Kira llevar a sus hogares el pe­queño nnmerar io que jior su tra­bajo del mes tiení-n derecho a per­cibir.

Paira ver de evitar en lo siK»-sivo tal anomalía, una Comisión de esta S(x:¡edad fué el .mes pa­sado al niirtisterio de la Cuerna y realizó i;is gesliones piO€e<len-ies, uia.nifesi'indoseie qne por la esi-iisez de iliiicro del ejercicio au-lerior había sucedido t a l n n o r i n a -lidad; ¡lero (pie ya en éste no su-cederia. E.sio nos fué manifesta­do por el intendente geaieiul se­ñor Liibrador. como t ambién .nos prometió mandar dinero anticipa­do del ines siguiente al objeto de poder facilinar. c.unndo nece­sidades urgeiiles del traiiajador así 1(1 requieran, parle de la paga ya dcv. ruada , según dispone la vi gente ley d<; Contrato de ira-Ijajo.

Pue.s bien; a pesar de las pro-mesa.s, ayer día 3 no habla la más reimoia noticia de cuando van a pagarse los jorrrales, y el personal obreiro, como es bien fá­cil 'de suponer, está smnamen'ie disgusiado por uo jiunerse reme­dio a tal estado de cosas, que tanto iierjiíicio iio>s lansa .

Traslada m i s la queja al minis­tro de la Cuerra y esperamos in­tervenga 611 este asunto .

' " 'TM^

4 Febrero 1033 la. Libof tad. PAGINA 3

EL D I S C U R S O DEL S E Ñ O R L E R R O U X

El ministro de Obras públicas propuso en la sesión de la tarde una solución política que la Federación de Izquierdas

hizo fracasar por la noche oa, s-p prcxluce. Iiay (]:\v iramiUiilo

D© i3 tr3Q©ClÍ3''' "*"'"" '"" ""''"' '' 3l S3inete

Nuestra posición está, blwi defi­nida. Reiteradamentó humos diolíu que no nos Inteiresaba una crisis ministerial, una traasfoniiaoiüu on al Gabinete o una substitución Uo personas en ei Gobierno. I o que nos imporUilMi—y lu que sigiiu im­portándonos—eira un cambio UH normas y proc^edimiemus políti­cos, por reciamarlu aai lu laayij-ria del pais. En esta siuiaciun de ánimo asistimot. a la .sijsí6u de ayer, pensando que ún fila sai-dria, como consecuencia Uel dtó-cunsio d« oiH>siCK>n dej &r. i>e-rroiix—^primero de opubicion ver­dad del jefe de los radicales—, uii;i deolaraoi'ón gubernaroenlal q u e por ser promesa de rectificaciones esenoiíales e iirKlispeinfiai>l«s deja­ría satisfecha a la oplnióii públl ca. En la posibilidad de una cri­sis no pensáimmos. Otros pensa-riají en ella. Nosotros, nn.

pero la Siesl6n nos reservaba una sorpresa. Cuando menos lo esperáiKimos, surgió la crisis. La planteó el ministro socialista se­ñor Prieto, en un magnifico dis­curso con el qiw conteetaba a de­terminados extremos de la her­mosa pieza oratoria de U. Alejan­dro Lerroux. V allí quedó la cri­sis ministeria<l planteada, en me­dio del hem¡íicicIo dei salón del Congreso, cuando s* suspendió la sesión, ya bien entrada la noclie, para reanudarla una hora mas tarde.

No hemos de negar que nos sa­tisfizo, no la crisis, sino la forma en que fué planteada Ni,blemen te, gallardameinitie, en un admira­ble gesto de desinterés, generosi­dad y amor a la República. Y en ei Parlamento. Como corre sjwnde a un régimen democrático y a los ministros representantes de un partido popular.

Los socialistas—vino a decir el Sr. Prieto—no son um obstáculo para que gobiernen ios republica­nos. Entiéndanse, üna-nse, inten­ten constituir un Minisicrlo de concóntrac:ióai exclusivamenie ru. puWlcana, y sd lo consiguen, nos­otros cesaremos en el sacrificio que nos Impone el Poder, en el que no estamos por nuestro gus­to, y nos Iremos contentos a los bancos de enfrente, y no para ha­cer una oposición sistemática, si-TDO para ayudar, sin abdicación de nuestra ideología, en la obra de la República. Y aun afiadió que para facilitar el camino de las so­luciones, los ministros socialistas ponían sus carteras a disposición dp-i presidente del Consejo. La ter­cera Jomada deJ debate político, que tan modesto comienzo y tan mezquino desarrollo habla t«nldo en las tardes anteriores, además del valor positivo del gran discur­so del Sr. Lerroux y de la répli­ca elocuente del Jefe del Gobier­no, adquiría en su final, con la afortunada intervención del seflor Prieto, el vuelo y la grandeza de la tragedia.

Pero faltaba un acto: el de últi­ma hora de la noche. Y »<!"' '* tragedla d e g e n e r ó en «linele. Aquello fué un alegre fin de fle^ ta, sin pUiS ni cabeza. Una broma para fKis-ir el r«to

Tenia razón el Sr. Alba cuando, en una oportuna iiuervencióTi, so­calaba el arllculo constitucional en que se determina cCtmo ha de procederse en el caso que anti­constitucionalmente se estaba de­batiendo.

Pero es que, después de la ce­na, resultaba que no habla tal cri­sis. El presiidente de la Federa­ción de Izquierdas parlamentarias aseguraba que no iwdla haberla, por ia sencilla razón de que en­tre los partidos reipiibiicanos exis­tían más hondas diferencias que nunca — jcuánto hubiéramos dado por que esta d«sconsol adora de-olaracjión hubiera quedado Inédita para el palsl—; los socialistas se hallaban dispuestos a prolongar su sacrificio, y ei presidento del Consejo afirmaba que el Sr. prieto bablA tenido un gesto de mal hu-nior o hablase limitado a exponer une, opinión personal.

Pero la realidad era una: qae i& crisis habla sido planteada—re­pitámoslo — noblemente, gallarda­mente, en pleno Parlamento, por un ministro soclíRlsta.

Y cuando este hecho, que tanto envilece al régimen y que tanto *ll€e ea honor de quien lo provo-

Porque esUi muy bien que se cuirtie di; iBiier a la más alta ma-gislratiira dfi Estado alejada ile las cuiitiienilah poiütlcas. somos loh primeros en aconsejarlo y en re-conieiiidar que permanezca en una zona pura y neutral; pero no S<J puíde prescindir de él, no se pue­de olvidar su existencia ni su ele­vada misión.

Un ministro, d'Psde e| híinco azul, ante el Pai-liiirienlo. pone sn cíi.rtera y las de sus i'<inip;iñer(]S de pailid'U a disposición del pre-sKÍwite del Cousíjo y señala mwi solución iKisihle. Desde este mo-metdo. las Cortes nada, tienen que hacer Ks al ¡efe 0*1 Gobierno a quien corresponde actuar y al pre­sidente de la nepiiblica decidir.

i'odo lo que no sea esto es irre­gular. Y ni en éste ni eai ningún caso debe prooed«=rsu irregular-mente, ni tampoco con despreocu­pación y alegría; porque estos asuntos de la política, que a ve-oes, como anoche, parecen cosa de broma, en realidad son muy serlos.

Tan serios, que de ellos depem-de la salud de la República.

En el P a r l a ­mento

Interés extraordinario ' Desde las tres y media de la

tarde ia concuirrencia en eJ Cou greso fue «norme. Todos los di­putados acudieron bien temprano para no perder detalle del intere­sante deibate poilltico que habla de plianteanie ayer.

Los quie parecían mejor entera­dos decían que «J Sr. Lcri-oux ha­blarla exteiisaincJite, y que su dis­curso, por los ruiidamen.os y por las conclusiones a que liabna de llegar, causaría verdadera sensa­ción.

P(x;o después de las cuatro de la tardo llegó a la Cámara el je­fe del partido iiadicai, Sr. Lerroux. Inmediatamente fué rodeado por amigos y algunos periodistas. Es­tos le preguntaron si venia dis-pues-to a la batalla.

^Veiigo dispuesto — replicó — a pronunciar mi requisitoria. Esta es la batalla.

—¡fie encuentra u s t e d mejor? —prefiunió un reportero.

—Ni mejor ni peor; cuando el tiempo se nubla uunbiéii se nu­bla mi cabeza; pero para evitwr esto, • traigo mi cartillitíi.

—¿Se referia usted—preguntó un informador—, al contar ayer lar­de la anécdota referente a la per­diz, al Sr. Pedregal?

—Yo no me referí a ninguna persona. Yo no peleo por el hue­vo, sino por el filero. Me refería a las posibles soluciones de la crisis.

Por último, manifestó que no creía que su discurso sería amplio; pero que esto dependería de las circunstancias. Acudía dispuesto a ponerse a disposición del presi­dente, siempre y cuando fuese an­tes de las siete y media de la tarde.

. La sesión A las cuatro y diez minutos de

la tarde empieza la sesión, presi­dida por el Sr. Uesteiro.

Hay extraordinaria animación en escaños, y en tribunas so ven nu­merosas sefiocas.

Los r; licales ocupan rápidamen­te sus bancos, y el conde de Uo-manones, como anteayer, se sienta en el escaúo inferior al del señor Lerroux.

En el banco azul se hallan el president' y ios ministros de Ma­rina, i'rabajo y Obras públicas.

Leída y aprobada el acta de la sesión Tinterior, el Sr. BESTEIRO dice:

Continúa el debate político, y el Sr. Lerroux tiene la palabra.

Discurso del señor Lerroux

LA8 olrounstancias en que haMa E.1 Sr. LEHH()U.X: Senoi-es dipu­

tados: Me liago cargo de las di­fíciles cixcunstancias en que m© levanto a pronunciar el discurso de hoy, que seguramente es el primero de oposictóií pronuncia­do por mi desde que tengo el ho­nor de pertenecer a este Parla­mento. Vosotros, seguramente, os hacéis ¡«mbién cargo de esas di­ficultades; pero asi como yo ten­go la .seguridad de que en ningu­no de vuestros actos, ni antes ni aJiora, dejasteis de proceder ins­pirados en la mayor rectitud y en la más sincera buena fe, de igual manera me Interesa a mi hacer constar que me inspiro siempre en iguales sentimientos; y me mezo un poco i-uboso en la esperanza de que mis adversarios, también pudiera decir mis ene inigos, aunque tarden en recono

prc agente y móvil de mis actos, alguna vez habríin de recono­cerla.

No soy enemigo de los socialistas

fie lenidu ueoesid.ad de tiactir esas previas inauilef.lucioiies por­que me ha perseguidii toda la vi­da ima desdiolia de las que mas han podido condoler ni<, espililu: la de que un partido como el par­tido socialista (los ijtios soíi de lan ivcieiite foriiiucon que no he­mos convivido 111 leni'do uecesi-iJad de rozarnos P;II anteriores épocas) haya v .ilo en mi y me liaya liaiado como un eiieniigo personal; yo quwro decir qna lt>-iiiendo tís,e iwrtido algunas per­sonáis a quienes rindo lodo mi afecto y loda mi consideración, tengo laiiibic'ii algunas que, a juz­gar |K>r los aelcs, lio tienen para mi la reciprocidad que yo he le-nido siempre para el partido so­cialista, V e*ü viene « cuenlo de que no quisiera que al hablar yo y al aducir los argumenios que convienem a la demostración de rni lema, en lo que ro«v oon el partido socialista, supusiera na­die que me Inspiran sentimien tos inferiores de ninguna clase.

Es cierto que yo soy resuelto par­tidario de (|ue el partido socialista deje de colaborar en la obra del Go bienio de la Hepúblic-a; pero yo no puedo desconocer los servicios que el partido socialista ha prestado al nuevo régimen, ni quisiera tampo­co que, ni ahora ni después, en eJ presente ni en el porvenir, por un antagonismo personal conmigo, cre­yendo combuürme a mi, pudie.se, más o menos, soslayadameiiite, ha­cer daño a la liepública. Yo soy hombre avezado en ta vida a los sacrificios que el debeT me impo ne, y estoy dispuesto a todos los que sean necesarios para que esa oülahoración, que no solanieiM ' puede prestarse en el banco azul panicipando en el Gobierno, sino

de ese criterio en que hablamos convenido), en el cual formaban parte tres socialistas, y no sola­mente tres socialisias con las inisniíis cañeras, sino incluso me-jorandii en el sentido político, en aquel a que acabo de hacer refe­rencia de las relaciones con su partido, la cartera de uno de ellos,

¿Fundamenio de mi actitud? Por mis priinenas (>aiabras_ señoras diputadas, si las habéiC acogido con el crédito que yo quisiera que tuviesiom en vuestro espiriiii, coin-prendP'i'éis que no luiliia iiinH-iinu cia.se de hostilidad p.Tsonai ¿CiV mo podía liabeila, si no hacia mu­cho tiempo, ciiiíiudo surgió un UM tivo para que uno de los comfia-ñeros, considerándose aludido, qui siera eludir la |virticipacióri en el l'ixler, y allriné ([lie de.hia de coril¡;riiiar el luLsiiiu Gobierno y que debían de comtinuar em las mismas carteras los mismos titu-lai'es? Es que entonces y después, cuando se lia tratado del presti­gio personal de los titulares nii-iiisieiriales, yo he creído que a to­dos los hombres ipie triemos res­ponsabilidad en la vida pública se nos impone la oMigación de jerarquizar la deniíx'raeía, dando primero a todos ejemplo 'de que no prospe'rflsp la murmu'-ación de la calle y de que e-ntire todos hu­biese ia solidaridad indispiíisable para que la garantía que todos juntos representan librase a cada iMio, en sn caso, de discusiones de carácter infi'rior No era por hos-tilidiad; no la he sentido nunca contra ninguna persona del par­tido socialista, ni siquiera cuando en las contiendas periodísticas he sido objeto de más apasionadas injusticias. Yo soy viejo desde iniiiy joven, porque la Intensidad de la lucha me hizo confiar los años como los cuentan los milita­res; los míos fueron siempre de campaña activa, y estuve acos­tumbrado a que cuando se me

también, y muctias veces con ma-, atacaba en la Prensa con injus-yor eficacia, desde estos Iwncos, j ticj<i no reaccionaba con pas'ón: no falte a los Gobiernos republi canos del porvenir, porque en las etapas de la política moderna pen. fiar que se puede gobernar ya sin tener en cuenta la colaboración, directa o indirecta, de aquellas organizaciones que representan a las clases proletarias, es pensar puesto de espaldas a ia real litad y al porvenir mismo.

La crisis de Diciembre Todo el mundo recuerda, i)erO a

mí me interesa hucerlo constar, cómo se desarrolló la crisis de Di­ciembre de iy;U, No fué UIKI crisis producida por ningún sucaso eveji-lual, por ningún acto de oposición ministerial, por niiigunii resolu­ción de la voluntad, otra que no fuese aquella que se rinde siempre a realidades como la que impone el que aprobada la Couistitucióa y elegido el presidente, siendo él el Poder moderador, el Gobierno se entregase a su discreción para que libremente escogiera los qiue ha­blan de formar el instrumento de Gobierno para la etapa siguiente.

Pero aquel Gobierno se reunió en Consejo d^ minislros para de­liberar si aquélla era una crisis meramente formularia, que obe­decía exclusivamente a esta obli­gación, por lo demás Ineludible, a que acabo de referirme, o era una crisis de fondo. Y mis com­pañeros recuerdan, los que for­maron parte como yo de aquel Gobierno, que por unanimidad to­dos acordamos que no se trataba de una crisis meramente formu­laria, sitio de una crisis de fon­do. Co.n esto, nosotros, los que en aquel Gobierno representába­mos a los partidos que formaban entonces en la Alianza , Repuibli-cana, respondíamos también a un acuerdo expreso y terminante adoptado en reunión previamen­te celebrada por el Consejo Na­cional de la Alianza Republicana.

Sigue el tema

¿Y en qué había de consistir, señores, el fondo de esa crisis, que no era meramente formula­rla? En una discrepancia. En la de que yo entendía que liabla lle­gado el momento de que rigiese los destinos del país y de la Re­pública un Gobierno meramente republicano o, a lo sumo, si cir­cunstancias eventuales y pasaje­ras imponían otras determinacio­nes, que la representación del partido socialista que hubiese de formar parte del entonces futuro Gobierno no ocupase aquéllas car­teras que pueden considerarse, por sus condiciones, por su nil-nlsterlo, por su función, principa­les en relación con lo que pudie­se afectar al partido socialista. En estas condiciones fuimos a plantear la crisl?; en estas con­diciones fuimos consultados al­gunos por el señor presidente de la República. Y fué mi consejo, como ya es sabido, que debiera otorgar su confianza ivira formar Gobierno al Sr. Azaña, que lo pre­side desde entonces.

El Sr. ,\zaña tuvo a bien for-oe-r esta inspiración, que fué slem-1 mar lui Gobierno (apartándose

I>pnsaba qtte aquélla era peniten­cia de pecados iguales (jue yo lia­bla cometido en épocas anteiriores, y, sobre todo, que las haiblan co­metido compañeros míos en una profesión a la que yo tanto amo y a la que yo tanto debo, y eso bastaba para que yo no los tuvie­ra en cuenta. No, no era hostlili-dad personal; ;,pero podía sprlo n las doctrinas? Tampoco. ¿Qué de­mócrata, qué republicano, qué li­beral de espíritu moderno dejará de t»entir en lo hondo de su con­ciencia las aspiraciones latentes hacia la justicia social? Las ar­ticulará de un modo, las articula­rá de otro, tal ve,z no quepan, sean incompallhles con un progra­ma ortodoxo socialista; lo que no pueden ser e« tnoralrnenie anta­gónicas, porque todas conducen hada un mismo fin. I'.ntonces no había más que una razón, de mi parte tina razón: yo consideraba que la política socialista prevale-riendo en el Gobierno república no. y en un Gobierno repnblicnnn en'que no prevalecfa.n preclsaniein-te los republicanos liistórieos, po­día Inferir grave quebranto a los intereses económicos del país, po. día, por una precocidad en la ie g|.R.lflcl6n, por una anticipación exagerada, poner en condiciones diflcile.s a ' la Repúbli,ca, y yo tra­taba, en lo que de mi dependía, de Impedir eso.

En el supuesto de que yo hubie­se cometido con esa actitud nn acto de irreverencia—de desconside­ración, no—, ;,no lo pagaba oon mi propio sacrifloio, si puede llamar­se así al desprenderse de una re­presentación ministerial en el Go­bierno? ),Por qué hflbla de fundar-s.e en esto una actitud de hostili­dad do parte del partido socialis­ta para el que tiene el honor de dirlffiros la palabra?

La República y lo« partidos

Por el contrario, yo he creído siempre, y es uno de los errores que me ha iwpecldo advertir en la política de ese Gobierno, que a la República le interesaba mucho, de lina parte, fomentar, ayudar, no la atomización, no la pulveri­zación de la demoeracia; la orga­nización en distintos matices de part-Idos republicanos que estuvie­ran en condiciones de ser Instru-menlos de gobierno em aquellas in­evitables crisis que son de prever, tanto más írecuentes cuanto má5 próximo se está, a la fecha de la transformación do las institucio­nes. De modo que yo salí del (ro-bierno sin pena, sin otra emoción que la que produce siempre el apartamiento de aquellos amigos con quienes se compartieron res­ponsabilidades y se pasaron mo­mentos de d;iflcultad, y me coloque desde el primer momento en una actitud de opo.slclón, respecto de la cual, para juzgarla, no tengo más que una cosa, que decir, y es que he contribuido no poco a .despo­pularizarme, luego une la exalta­ción del alma n-iclonal me rodeó de una iiureoln ipie yo no merecía, imnginnndo que podía ser en al­gún momento solución para cier­

tos conflictos de la vida nacional, Pero es que yo también estoy acostumbrado, a lo largo de mi vida, que ya no es coit,a, a haber sacrificado, cuando hiz o falta, la [K)I>ularidiad para mantener aijne-llos puntos de vista y aquellos es lados de conciencia que correspon-dinn. según mi juicio, acertado o equivocado, a las conveniencias nacionales, y en aquella hora no había de perder la «KStuinbre. A mi vez. yo tuve que formarme composiición de liigar respecto a cuáles habrían sido los motivos, porque no tuve ninguna explica­ción, ni tenia derecho a (ledirla m obligacií'in el s e ñ o r presidente del Consejo de mlnistrcKs de dár­mela, res|)ecto a la eausa por la cual, luego de un acuerdo toma­do, s" vio, seguramente por moti­vos superiores y respetables, obli­gado el Sr. . Zilña a persistir en aquella forma de Gobierno; pero yo creí que un Gobierno asi for­mado tenía principalmente (lue cumplir tres obligaciones funda­mentales: la primera de todas, consolidar el régimen; la segunda, desarrollar los principios conteni­dos en la Constitución que acabá­bamos de aprobar; la tercera, y ésta me parecía la razón funda­mental de la colaboración del par­tido socialista en el Gobierno, la tercera, que ya se anunciaba en la vida rural española un tal estado de indisciplina que obligaba a los gobernantes a pensar en la conve-niiencia de contar con un partido en el que, integradas numerosas masas populares, pudiera ser un valladar para la anarquía que, co­mo digo, se anunciaba.

El incumplimiento diBl programa Ahora bien: ¿cómo se ha des­

arrollado éste que a mi me paire-cía el programa?

Pues tengo el sentimiento de de­cir que ni se ha consolidado el ré­gimen como consecuencia de esa labor gubernamental, ni los prin­cipios contenidos tn la Constitu­ción se han desarrollado en el or­den debido siquiera, ni mucho menos se ha podido conteneír ese desbordamiento amárquico de las masas populares, sobre todo en el cam¡)o.

¿Qué ha ocurrido paira que no S8 haya logrado esa finalidad? Se­ñores, todos recordaréis de qué manera advino la República a Es-l>aña. Si yo no temiera molesta­ros, me complacería en hacer al­gunas disquisiciones respecto a es­te particular; i>ero ,"oy a limitar­me a meras informaciones.

Es cierto que los republicanos históricos teníamos un plan pre­concebido, qiue fracasó totalmente. La fantasía propia de nuestra ra­za, nuestro sentimentalismo, nvies-tra devoción, todavía excesiva, a las füirmas del jwsado, que eligie­ron como prototipo 'ndisperisable, al cual habla do ajustarse cual­quier transformación fundamental política, la Revolución francesa,

reconcentrad.is y más próxlm.as a | derici.T, y si surge con toda evlden. la explosión—, a mi me nasta con | eia, con más evidencia surge la recordar lo que fué piihlico y no- consecuencia. torio: el pueblo, en el desborda­miento de su eiiiusiasmo, se apo­deró de los iranvias, y paseándo­se gratis en ellos, sigolücaba su placer, su alegría. El Gobierno provisional decretó el siguiente día como fiesta nacional, y al otro, los tranvías y el «Metro» co­braron, sin faltar uno, iodos los recibos de los que de ellos hicie­ron uso. í Solamente esto? No. Hubo un ingeniero extranjero que, hablando con alguno de nos­otros, nos expresaba su asombro de que en la vía pública ni un solo comercio, singuJarmente de alhajas, hubiera bajado el cierre defensivo de sus escaparates; pro­bablemente es qu* los dueños de estos establecimientos, ganados por el entusiasmo ambiente, sa­lieron a la calle o a las puertas de sus establecimientos a frater­nizar con las gentes, bien segu­ros de que en aquella hora los malos instintos estarían subordi­nados a los instintos que saben sublimar las muchedumbres e.xal-tadas por los sentimientos eleva­dos. (Muy,bien.) No fué sólo ese estado de euforia obra de los pri­meros días; duró mucho tiempo; puede asegurarse que no faltó, en una porción de meses, como asis

El (;oi)i'':'nn, tal como se consti-luyó rn Dicíeirihíe de 19,31 pa.ra desarroUiir una [wilítica; el Gobier-no dfi coalición rcpiiblicana-socia-lisl,ii, ha fracasado total y rolun-danieiitp. D.'cir que un Gobierno lin fr.-icasailo nn es descubrir nln-íTini continente, ni tampoco es In­ferir ninguna injuria, ninguna .•ifrenta. a los que lo componen, so­bre toilíi cuando se tiene que go­bernar en circunstancias tan difí­ciles criino son siempre las que su-civleii a un cambio de régimen, por U\ necesidad de herir diversos inlereses. El fracaso suele consis­tir, Tiiíís que en haber tenido ne-cii'sid.-id de herir a esos Intereses, en haber leiiidn necesidad de rea­lizar reformiis, que se imponían por el propio hecho de la transr-formación del régime.n, mAs que ern todo eso, en la manera dé rea­lizarlas, en la ductilidad, en 1* falta de oportimidad, si queréis, hasta en la falta de cordialidad. Yo difiero en esto del señor pre­sidente del Consejo de ministros; pitra mí es una condición indis­pensable, y más indispensable en el Poder que en la oposición. Es posible que el eipiivocado sea yo; pero cuando he participado en el

tencia del Gobierno provisional. Gobierno he procedido con esa cor­la coivfianza pública en ténninos que no hubiéramos sabido dis­tinguir entonces, si no hubiera sido por el recuerdo de sus actua­ciones pasadas, quiénes eran los monárquicos y quiénes eran los republicanos; quiénes eran los re­publicanos de la víspera y quié­nes eran los rapubllcanos que lle­vaban ya, por la lucha, llena de cicatrices el alma. No. Todos po­díamos considerarnos igualmente al servicio de ia República. Na­die podía suponer que algún tiem­po después—no mucho tiempo, desdichadamente—ese estado de euforia, ese estado de adhesión, ese estado de allanamiento a lo acontecido Iba a terminar «n una progresión creciente y de un mo­do radical.

Las reformas mllltaret y la qu*. ma do lot oonvontos

¿Qué más? De los reíonniAs que inmediatamente se acometieron, y que dieron merecido prestigio al ministro de la Guerra, entonces el Sr. Azaña, las reformas militares, cuando todo el mundo temía que aquello produjese una honda iii-quieiud y tai cual protesta en el Ejército, recordadlo bien, señores, el Ejército acató aquella rt>íormá con una sumisión verdaderamente patriótica.

Poco después, un desdichado su­ceso ponía alarma en el alma re­ligiosa del país; ei de la quema de algunos couventois. Se anunciaba como programa a realizaír, tan pronto se reunieran las Cortes, el

hacían 'inseparables la explosión 'Í.';.!f,,.*' ''?f \ ° ! ^ " , . ' 1 K ' " i^'f*'* ^ ^ de la pólvora, el ruido de las ar­mas, la Uabiíl de la muchedumbre en las barricadas, del concepto de revolución, Y así, los que antes del día U d© Abril trabajábamos por el triunfo de la República—me refiero a los republicanos, no me refleiro a los socialistas, no tengo la pretensión de estar en esa inti­midad de su conciencia—nos pre­parábamos de lodas las maneras que estuvieron a nuestro alcance para realizar» una revolución de ese tipo. Aun conociendo, como co­nocíamos, toda la enorme pesa­dumbre de remordimientos que de­bieron gravitaír sobre la concien­cia inontirquica española, no creía­mos que íbamos a ser suficientes paira ahorrarle a Espafia la con­vulsión, la sangría, si queiréis bas­ta la tragedia, da una revolución de ese tipo. La paoífloa trantferonoia do po­

deres Pero, lejos de eso, aquellos hom­

bres insignes—entre ellos estaba yo, no insigne; si queréis, Insigni-flcante—que dirigieron los traba­jos que preoedleron a la procla­mación d« la República, maniobra­ron con tanta discreción, con tal patriotismo, con tal acierto, que fué posible que la transferencia de poderes, el cambio de institucio­nes se verificase sin todo ese es­pectáculo teatral y un poco trági­co, que cuando no responde debi­damente a un estado de concien­cia en vez de ser trágico, suele ser tragicómico. Por el contrario, la República proclamada el día 14 de Abril lo fué en términos de la mayor placidez, del mayor entu­siasmo, sin el menor desborda­miento. Fué maravilla que aquel día todo un pueblo, que sí>lía des­pués de tantos siglos, y slngulair-mente, porque eso es lo (jue sen­tía más recientemente después de tantos año* de opresión, a la li­bertad, respedase la ley en los tér­minos admirables que lo hizo el país en todos los ámbitos de la na­ción.

Por lo que a Madrid se refiere —que es donde parece que, por ser residencia de los altos pode­res, de las instituciones caducas

Estado, y- yo debo decilarají-, y quiero llamar a vuestra memoria sobre el h^cho, que probablemente nunca en ninguna {larte la Igle­sia aceptó más resignadamente ni con mayor sumisión un estado de cosas tan contrario a sus intereses esipiriiiutuales (Itiunores.), y enton­ces podía decirse, probableimente también, a sus intereses materia­les. Al poco tiempo, lo que va de Abril a Diciembre, se constituyó el nuevo Gobierno, y el nuevo Go­bierno se encontró con un estado de paz, y en los que no hablan transigido' todavía con el nuevo régimen, un estado de resignación. Tenia prestigio, fuerza moral, au­toridad, porque en ninguna parte todavía la autoridad se había que­brantado; tenía, una ve2 elegidas las Cortes, una mayoría a su dis­posición, tan grande y tan fuer­te, por lo menos, en cuanto a su unidad política, como la haya te­nido el gobernante más afortuna­do; tenía el Tesoro, tenía el crédi­to, tenía la fuerza pública a su disposición., tenía la «Gaceta»; y yo pregunto: ¿qué más necesita un Gobierno para labrar la tranqui lldad, la prüS{>er¡dad de un pue­blo" Pues bien, señores diputados: quiero deciros, sin faltar al res­peto al Gobierno, pero con mucho más respeto a la verdad, que al cabo de catorce meses el panorama ha cambiado completamente. Ya sé yo que cuando esto afirmo, que cuando lo razone, habrá de salirse por ahí diciendo que soy un de­rrotista. Señoree diputados: por lo mucho que callé se me han exi­gido en algunas partes responsa­bilidades; sí se me van a exigir también porque tenga que decir la verdad, según la pienso y la sien­to, será cosa de pedir en estas cir­cunstancias, en que se nombran tantas Comisiones, que se nombre una más, para que diga a los hom­bres que se encuentran en mi po­sición cuál debe ser la actitud que han de guardar para servir mejor al país. (Muy bien en la minoría radical.) El hecho es que ponien­do enfrente una de otra las dos fechas, y examinando el panorama

dialidad, y en mi breve paso por el ministerio de Estado no tengo por q ié arreiTenllrme de habearl* usad». Yo no sé si la fortuna o la desgracia me reservan para ha­cer la política desde puesio d« más responsabilidad; pero digo qu«, desde cualquier puesto en que yo actúe, no podría prescindir de esa comdlcilón, porque no sé hacer po­lítica solamente con la cabeza. Y* sé que lo primero que hay qxie poner a oontribuclón es el enten­dimiento; pero si no se pone a contribución con el entendimien­to el corazón, |«.h!, entonces hasita las leyes más justas, por su se­quedad, por ser tajantes general­mente cuando han de herir Intere­ses como aquellos que »e orefein asistidos de un derecho heredita­rio, de un derecho vitalicio, enton­ces, digo, esas leyes se hacen odio­sas. El tacto, la habilidad del go­bernante ha de consistir en apli­carlas con oportunidad, de la mis­ma manera que emplean los ciru­janos sus procedimientos para cu­rar a los pacientes cuando han de hacer uso del bisturí Los hay si©-cos y brutales; yo no puedo em­plear, ni debo, ni sería justo, los rrilsmos adjetivos haciendo refe­rencia a aquel a quien estoy ha­ciendo la oposición; pero digo que es necesario para ciertas ope'Pacio-nes quirúrgicas emplear aquéllos procedimientos que saben emplear los ciruja,nos al par que el bistu­rí, y gue en la propia NatuTaleza saben emplear aquellos animales que han de vivir a costa de la san­gre de otros animales, cuando, moviendo rápidamente las alas, pretenden hacer una especie de anestesia sobre el lugar en el cual van a producir el dolor. (Muy bien en los radicales. Rumoree ea la mayoría.) i

Ya sé yo, señores dlpoiMdcs, que estas sencillas aíinnacioaiiee parecerían de una audaeia o de una siimpltcldad extraordinaria* si no fueran seguidas de algo que lo demostrase; yo voy a intentar demostrarlo, y me dirijo, suJir* todo, a las conciienclas y a lea almas semsiibles, no a aquedlos que hayan agentado su sensibili­dad en trainsaccionos Cfm su pro­pia conciencia. (Muy bien an la minoría radical.) sirviendo a la Dictíulura... (Aplausos en la mi­noría radical y rumores en la mayoría.) Yo veiigo inoro de paz; pero si encuentro cristianos de guerra, pues annaremos la (rtie-rra, porque pam todo tengo ar­mas. (Muy bien en la minoría ra­dical.)

El fracaso eoonómioo M O*-bierno

El fracaso, señores dlpntadkw, desde mi punto de vista (Rumores en la mayoría)—yo ya compren­do que no puedo tener, sobre to­do «a priüci», vuestra conformi­dad; pero si tengo vuestra tole­rancia para poder explicarme, ya os deberé rendida gratitud—; el fracaso, a juicio mío, ha sido eco­nómico, ha sido social y ha sido político; es decir, en loa tres or­denes. Fracaso económico. Hay un índice que es más expresivo que todos: el número de paiPadoe no era conflicto grave en muestro país; no lo fué en los primeroe meses de la República. No se me diga que estamos, como todce loe pueblos, sujetos a tma críala eco­nómica universal; harto lo sé por la pequeña participación e¿ qae la sufro; no es bastante. Eü ritmo con que el desequilibrio económi­co en nuestro país se ha produci­do en ese aspecto es muy supe­rior a aqu ú con que legltimamcin-te Ui influencia económica ante­rior podía pesar sobre la imci-w nal. ¿De qué dimana ese excesivo aumento de parados, que detw

debieran est*r las paflones mas nacional, esto surge oon toda evl-' pneocuiparnos a toda hora por

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ujnor a ia justicia social y i>ar seiUiiiUtí'nio» luiiiL:iniiu.nuis,, [mro taiiib.oii pul anuir a la paz suciui y ix)r aiaor a la iiepublica?

(Varios señores UlHUTAUUSi: Más, inas.) •

¿Es (jUij iio 5.abél» qiu-e las Uaii s^wciattas comarcialtís lian disiiu HUítlo wi la inisuia piopüiciOiiV

¿US qu.u iiguoruis que ios widue-trwleí, lient'ii hoy un t»iii(:iriii;iiii, qu* Uiiiit>ieu «•« aüwcíi tmitlio a la ittiiad cltí S.U iJro<Ju.Li;ioii u i U n a ria? Tampuoü pu'déis i^rjorai', por­que enUB vosouus Iwiy g. nins ca lilloaiias—califlcücla». jiitio, poj' su protiísion, por su inepajiaciOn; luo-raliutíiiie todos lui-i Lcéi-s 'wi lui coiicuplo la Jinis aluí talilicación— qUf sal>i-iii p(Mfri.luiuyi]lt: qui; lu qua está (Xiurntnulu (y ruó t\i u.u«-vo mi i iutelio ii^í'o) va |)ri-'pauari do &up«i|>r(jiJtJttirmos agnculas q.ue senuii O\Í wjiitlHUo wi el HIH-J (MiiU)—y ya lo es aoiNalnieiin;—, oljliganJo, cuando lo» iLyíuuiltoiLs ni'OníiiLan nunitiiuriü_ ^ vender ¡i prBCiOt, retjw-ijadus, y a VIJI'CB envi-lt>cul<.is, uw)h iirudiiclos, qiii' maña-iwi n-n iiindrlati salida lacii um ei iif'Wcado.

Hay algo mds iTiipwi-anii' (iu« t'xlío esu: i'S que con uíui gwiMi'o-s-u otecMún y con una geniMONii y HXciísiva dPja(n<>n d«l cmdaiiu de otro» InlJTfses^ el Oobiiu-no en so lugíslacnin social lia legislaü'u co nm SI l"-spaila, en su iiuniuu piu-l'í'i.ario, 9e compusiera exclusiva-nuM)!*' do obraros soclalintaj. (Ru-niore«.)

Vo sionto muclio t«iier que tiaoüi etiiiis artrriiaciones; pero p<in»a<l quB, iles-pués ik qua yo termin«. tenéis te vida Unniiada, t i espa­cio inrt«tinido, y Cdda uno de vos­otros' podéis cont,.:.»iiar. UK'-O rn«r»!-ceiá, quien lanío lia callado, que vosutroí; acgj<ri-s su-s allnna-cioiies con un poco de tolerancia. sobr« iodo cuando, repito, que eíi ellas ni pone nada la tríala (e. ni un« kuencí6n agresiva. Podrá haber "ririír «n la medida o eri absolut,o en la iitlrinación; ya me lo dvino»-traréis . .

El fracaao social M máa evidente El fracaso en el aspecto social

es todavía más e'Vldeiue. Nosotro» creíamos, y probableiinaite el pala « i ta ro creía, qiue la presencia de unarepresen iac ión tan importAnt*. tan capaci lade del paii-ldo socialis­ta en «1 Gobierno, habla de servir pai^a que el proletariafJo en Kspa-tía « si'ntkfse con un« ci«rta Inte­r ior satisfacción: al nieno«, con aquella que produce el c a l o r . d e u n a esperanza de justicia social cuando se ve iniciada ya pana su realización en la iegislaci6n del país. Pero, lejos áe eso. hemos de reconocer qu« andan sueltas las paftiones, que hay un antagonismo profundo entre dos org«nizacl(>n<i'> obrorfts—que. fwi cuanto obreras, son igualmenlKí rospetabl*»—; que la participación en el Poder del part ido socialista, s ingularmente, t ía servido (supongo cpie contra la voluntad de sus Iniciadores) píwa qu« esa legislación apoye prefie-rentemente a uno organización en . frente de las aspiraciones de oti>a organización, y asi no se lluija a la paz social.

Yo sé—y he de dieclrlo, porque callarlo m« parecería una deslcal-tad a vosotros y a mi mismo—, que al calor del nacimiento de las nue­vas instituciones, u n a enorme ava­lancha de gente», procedente de to­dos los sectores del horizonte, acu­dió presurosa a clasificarse en los unos y en los otros partidos. La admi t ían il« los nuevos repu^

blloanoo De qu« yo h a y a recomendado a

nuestro» organismos que no fue­sen demasiado Inflexible* en la admi í lón de ese personal, se me han hecho graves cargos. iCómo que alguno» han llegado a decln que és ta era la razón—no era éstafr-por la cual a mí »e me opo­n í a ' c o m o un veto p a r a que no fuese m a ñ a n a gobeirnante si po­día o merecía serlo! Vo sé, igual­mente , que u,na ava lancha que vosotros no hafcéls podido contro­lar, aefloree del part ido socialista. h a inundado vuestra.s organizacio­nes. Vosotro» no habéis podido poiver a la puer ta un tamiz, con control, pa ra excogitar aquellos que ya se encontrasen en un esta­do preparatorio de su conciencia p a r a asimilarse rapldatnente vues-t r a s do<;trln«fi, y, sobre totjo. Iden­tificarse con vosotros en, la qtje h a hecho del partl( |o socialista u n a fuerza considerable: en vues­t r a disciplina. Vosotros *abé l s ci­frado «so en grandes c int ldadee. Yo no me detendría en ella»; las aumenta r l a todo lo que quisierais; pero ea que, cuando m ¿ s las au-menfélB, máa aumenté i s vuestra» dillcuUade» y vuestros conflictos,; y m i s aumente vuestra rpeponsa-büldad. Pu ra tener núniero. para, tener ftjerza numi^rica. no haljéla tenido m i s remedio—declaro que tampoco podíais hacer otra, cosa-— que admit i r a todos los que han llegado a vuestros organismos lo­cales. Vosotros, hombres de ho­nor, ^seríais capaces de responder de la mora l pública, de la moral pr ivada y de la moiial política del todos y' ciada uno de eéos hom< bres? Alguna vez,' .con 'esa lígefei za d e palabra con que 6é suela hab la r en los mítihég. hice alu­sión a actoiíi delictivos que hablan cometido algunos obreros del cam­po que. se t i tulaban sociftltstas. iPuea se me ha echado en cara pocaa vecesl ¿Pero e« qtoe dije yo que éso lo hubie ra hecho el par­t i do ' eoólallstaT No; yp dije que gentes que así M t i tulaban habían cometido tales o cu«les desafue­ros; pero no dije nunca que el par t ido socialista lo hubiera he­cho, ni s iquiera que el part ido so­cial ista lo hubiese aprobado. Y eso que el par t ido socialista, que yo sepe, no lo haibla sancionado.

a r lo í tuviera en nuestros orga-niMiius locales, pvuviMCÍ.Hles o na-ciuiuUt's. que acudir iiiinediala-niciiie a Maiiciunnr, no podrían lia cer otra cosa. Vivimos en estos indinenlos, en esn-s lioias. Sori de este afio y lu seián ÍM próximo.

Y, sin embarj^o, por desgracia para lodos, «se movimiento se lia coiilenido no poco: porque cuan­do se li.in visto los niinhus que llevaba el Oobi«rno de la Itefiii-bllca tus Kenies (jue vi-nfan n nos-otros cieyeiido tíiicoiilrar en los disiiiiios i iamdos a, que Se acer-caliaii la inierpreíaciüii de su pro­pio esladi) de conciencia o de sus se^ltllni^Mllos. euipezalian a des­confiar de los unos por unas cau­sas, dn los otros por oiraí-, >• co­mo 11 los or(;alll^rno^ directivos no IH> Ira sido ni les es fácil im­poner una csincia disciplina, se encuentran en el lontlicto—aun­que sen un abuso del ad.iPtivo, conviene aplicársele—un jioco trá­gico de qu<> tienen que ipecliar con la responsabilidad de lo que iuicen esas fíenle», ipic ayer es-luvieron sirviendo a la Dictadu­ra en cargos municipales y hoy están en cargos municipales dell-nidus en disliiilDs parlidos de los que constituyen el orden del nue­vo régimen; yo no me excluyo, «iinqiii: leiigo la segundad de que en el partido radical es donde eslB el rnenur niuiiero. (frotes-tas de la mayuíia ) Ui razón, se flores, es liien sencilla y cae de su peso l'ii' desgracia, no esta todavía laii elevada la concien­cia colectiva de* nuestro |ials que haya dejado de ser la masa gre­garia y rut inaria , ella se v.a casi 'auiomátícaniente, por eso a veces proporciona tr iuntos paradójicos y sorprendentes donde está el l->o. der. Hrubableinente, si el Poder lo liubiésinuus ocuipado nosotros, todas estas geni*s a quieiiKS cali­fico estarían cerca de nosotros, no lo dudo; pero como sois vos­otros los que gobernáis^ eu inmen­so mayor número están cerca de vosotros. Además, ¿no tie liectio ya todas las salvedades ti-ecesa-ri-aus para que no se aiarine la pudibundez virginal de personas como el Sr. Jiménez'' (Aplausos en la minoría radical. Rumores.) |Es ciato, sei'iores diputados!, y permitidme que siendo un poco largo lio os deje tiempo bastante paia desatiogar un poco vuestros pulmones

La responsabilidad de lo que pasa en España

Por t"S0, scñorc:i dipuiadoi , dos vüaiiur^idaineiuB os incumbe a vos otros la respoiisabiüdad; si que­réis, al ü'^bceiiiu que os reprcs«su-ta, dje lo quie <¡stá pasando eo Es­palda.' ¿Es que puede e&tar satis­fecho el Gobierno del estado d* uidiscipLiiia en que vive Empatia'/ ¿Es qiue puede eeiar eausfetho de las auloridad-Uó subalterua^ que eii muchas pequjeflas iocaXUiad«« re­presentan al Gobieirno? Seguira-memte que no. Yo Lengo la seguri­dad de que sil pr ivadaní 11111.0 se les habla ra a cada uno de loe mi-nistiros, peoluizarían con repug­nancia su solidaridad con cieirias autoridiidess, como Ja rt ichazanan •con cicrUia propagandas . Pues es­tas propagandas y i s ias au to r ida d«s son las que lian semblado esa indlficlpllna sm^iul e«) términos que han lieclio po*i>lil« a<oniccl-mlontoe como aciueiius a los que 08 referíais on la discusión de ayer, y como 01 ro-- anteriores, que. a la sonibrii •• e*a terrible ira-gedia, han >•, a segundo pía •no, sin einti.i ,,.) de seír no menos trágicos Con la diferencia d t que las victimas, en unos casos, han sido Sítenles de la au-ioridad, y on otros casos han sido hijos del pue­blo. El ensañamiento oon la Prensa

El fracaso, por no ahondar mas en cada uno de eslos aspectos, por­que no quiero excesivamente fati­garos, en el orden político es tan evidente, que paréceme que no ten dr ía necesidad de Invocar nuevos argumentos, después de lo que he dicho; pero me interesa seilalar la torpeza, la falta de tacto, la falta de espíritu verdaderament- libe­ral con que el Gobierno, en algu­nos casos, se h^ ensarladr por ejemplo con la Prensa, sei'ior pre­sidente del Consejo de ministros. Su seiloria os hombre de letras; yo soy hombre d" letras del perio­dismo. I AIS dos debernos a esos órganos dí*l pensamiento lu mayor consideración posible, no la del respeto íntegro a sus ye- ros, no Ití de la iintninidnd cuando ge coii-eagren, exccdieudo los llmlteB con­sentidos por a ley, a combatir la Bepilbllca; pero es que la pertina­cia, la prolongación en ciertas me­didas : represivas, lah!, seftor pre-8 i d e n t \ eso representa un ensalza­miento que yo quiete atr ibuir más q u e n a d a a preocupaciones de o t ra índole que liiipldieron a S., S. acu­dir rápréainente al remedio. El re-piedio filé tardío; en términos que ios que lo recibieron n i siquiera páre'cep haber quedado Obligados por la giat i tud; porque la concien­cia, incluso del delincuente, sabe al lanarse a la pena, cuando la ¡pe­n a se' inspira en la justicia y eh la equidad, y está reglamentada por la ley; cuando e* excéslvia, crea un rebelde, y así no hay que ex­t r a ñ a r que los mismos agrac iados por la medida tard ía es tén ' a cada paso dando pruebas d« unít hostili­dad que yó tengo que declarar que también está siendo excesiva.

La reitreslén, oontraproduoente

No quisiera resjultac demasiado prolijo, porque no vengo, a hacer un Inventarlo de faltas ni de erro­res. Quiero Invocar, exclusivamen­te, lo necesario r a r a que no apa­rezcan mis afirmaciones anterio­res gratui tas ; pero no quiero tam^ poco que se me olvide dec i r .que en aquella medida en que el Go­bierno, que concentra legitlmaraen-

Pero ea qiw si i »da uno de e60« te toda su autoridad en el Par la­

mento, ha podido y debido, en uso de su dereclio (porque es el dobier-no quien dirige y quien tiene la responsabilidad), influir sobre cier­tas Comisiones, y rii'hió ai onsejar a éstas que acelerasen los lr:lniile> para que ios que están en pris.ón preventiva no aparezcan por el martir io como purificados ante la opinión, y para que otros no aiia-rez( an enaltecidos, mereciendo, por loda l iase de razones, la execra­ción pública. Me parecería abusar de nii posición y de mi inmuni­dad el nombrar a las iiersonas, so bre todo cuando a la que lie aludi­do en último término no podría hacerlo con una estiniación que no merece: pero es que yo creo que con esas pifilongadas medidas de represión contra ellos, lo que ha-f;eis es enaltecerlos, y cuidad tam­bién de que por [irolongarlas, o por no aplicar aquellas atenuacio­nes que estén en vuestra mano, no eslóls dlbuiando la figura de un pretendiente futuro a dictador.

De nianera. señores diinilados, (jiie, a Jii'cio inlo, sin llegar a in­currir en una enojosív prolijidad, yo lie demosliado que, el"e.i:liv.'i-irienle. la pollt.lca de este (lobier no ha fracasado en el a.spei'io económico, en el aspecto social y en el aspécio político. Yo esl.able-ci la comparación entre dos fe­chas aquella de la proclarniaeión (le la Uepulilica y aun la del ad-vcnitnienlo do este (lohierno al l 'oder y esia tiora que estamos viv-eiido Entre las dos fechas es­tá contenido todo este cambio no-t-abte dC'l alma njicionwl. Ayer la nepúbitica tenía a su lado todas las simpatías, yo no diré que to­das las adhesiones, todas las siim-palias Convertir laü sinip:)luiis en adhesiones, ésa debió ser vuestra labor: hoy habéis convenidn la.s si'mpatla.s en atit palias. Yo no sé en qué medula jxjdrán ellas con­vertirse desde hoy «n adelanite en hr>stilidad. Lo que os digo es que vuestro fracaso político en este sentido culminó en los hechos del 10 de, ,\g(>sl<i, y vuestro fracaso en el orden social ha culminado en este levantaniienlo. que por fortuna no llegó a i^Pneralizarse, del día H de Enero De manera que por ia falln de iriieriór satis­facción en todas las masas socia­les se produjeron sucesos que no puisieron, afomunadamenite. en riesgo a la Heputilica, porque la Hopnbllca está tio-ndamente arra i ­gada en la conciencia nacional, y, sobre todo, no corre peligro porque no tif-ne enfrente titula-revs con pre«tiyio ni con fMinialo-nes liara darle la batalla a la He-pnbhc« miftina. La falta de equidad y Justicia en

la legislación La falta de equidad y de justicia

en la legislación ha hecho posi­bles lo* sucesos del 8 de Enero; la falta de autoridad y de provisión hizo Igualmente posibles los su­cesos de Castilblanco, como los su­cesos de Casas Viejas; la falta de tacto y de cordialidad ha produ­cido un estado lamentable de an­tagonismo entre las fracciones y 1 los partidos puramente república-1 nos, que debieran de ser hermti-nos y haber jurado l'raternlzar consianiemente hasta tanto que, de comiin acuerdo, hubieran podi­do declarar que la Repilbllca ya no necesitaba de Gobiernos en que estuvieran represent8da,«\ todas sus fracciones, sino que podía enco­mendarse su gobernación al pro­g rama y a las fuerzas de un solo partido. Por esa misma falta de cordialidad y por un prurito, que yo quiero l lamar pueril, de apa­recer hombres más de izquierda, más radicales, más progresivos, vosotros queréis dejar a un lado al partido radical, que es una fuer­za estimable, a le cual podréis te-n siempre colocada más allá de la órbita y de las posibilidades del Gobierno; pero con la cual forzo­samente tendréis que contar, aun­que no sea más que para comba­tirla o para combatir con ella; nosotros, en cambio, sentimos ver­dadera, espiritual cordialidad para todos los republicanos, sin senti­mientos de hostilidad para los que m son republicanos, porque tene­mos el convencimiento de que tra­tando a ios hombt-es, cualquiera que sea su fllinción, como ciudada­nos y como ';aballeros, les pone­mos en potencia propinciia ile que vean luestros aciertos—los vues­tros,' que sois ios que gobi?ni; s -y

L§u T i b e y t a c l . el proRresn de la Iie|ii1blica y sn atincainienio en l;i conciencia na­cional. La concordia esta, en el part ido

radical i;ii lugai de CM), aquí tenéis al

pal (ido republicano l a d u a l dis­puesto a colaborar con cualquiera personalidad de ciiahiuier tracción leiuiblicaiia a i|iiien los altos Po­deres del lisiado contieii la misión de gütiernar, y (lue. sin embargo, sabe i|ue no tiene la reciprocidad, sin que eso slgnitlque que nosotros niodiliqnenios por tal causa nues­tros propios sentimientos, lisa ha sido, en ese oiden, vuestra labor, lalior bien triste por cierto.

No es de extrañar , iwrque de estas crisis iiitomas están pa<le-ciiMldo todos los parti-iKn; Pues qué, ino son publicas y notoria» las discrop;i.noia-s exisiout«a en el Sfiio del partíd<j so<;ialisiaV No me reitero a aquellas que se pro mueven f>or los que tienen, reo-pecto a c icru» punloe que no son tundamentales en la d'íci.nina, opiíüones disli Illas, ni rei.si>ecto a los irvatiüris, porque éMos laiben en todos los piulidos; nie reitero a otrüjs cosas má.s hondas ipie han oslado en vueíi.tras asambleas, re­presentadas por hoinbiv.s ilui->lres y eminentes, a quiieneis no ine permiao aludir riomiinalmeiit*!. no solamente por el respeto que U>s debo, sino porque no es neceisa-rlo traer -aíiui e«tas discuisnonos; apenas por ed epígrafe la. aludo a ella como argumento en apoyo de mi les,B. Per») adeimá-s del estado de vuestras organi /acnmas cu provmcia-s, corroborando aíiuello qiíü yó decía antes cuando exa­minaba viieüU'o creotirni«nlo, pne de dar prueba el iiicidenle que le tía orsurrido a persona lan res*pe-lable y de tan altos prestigio-s como e.1 Sr. Jiménez de Asila en la provincia de Granada, donde, gracias a su serenidad y a su va­lor personal, pudo escapar de las manos de los que JXKIXS dia,s an-te.s se llamaban sus propios co­rre! igionarios, a los que fué a adoctrinar, y que ienia.n lan arrai­gadas las convicciones socialistas que en pocas tiora-s ca.inbió la or­ganización entera pas;indose a la Conle<leracióii Nacional del Tra-tmjo, saltando subre persona de tan alMw merecimi«niiois, que iba en función tan meritiainia cual la de prapa.ganda lo es sieiuipre, co­mo el Sr. Ji'iiitoez de Asiia y po­niendo en peligro su vida.

Los sucesos de Casas Viejas Y, por líiumo, no quiero omitir

en uso de mi derecho, porque vos­otros no me ahorrar ía is un argu­mento, este otro hecho que surge ciomo una i lamareda de fuego ilu­minando estas tinieblas ínt imas. Los sucesos de Casa-s Viejas pro-dujei'bn ayer un debate y una proposición méldenta! contra la que volasteis todos, seguramente los mismos que, llenos de la mis­ma piedad que yo siento, figuran en los listas de la subscripción que está abierta por el part ido socialista a beneficio de aquellas desdichadas victimas de Casas Vielas. (Humores.) Si yo dispusie­ra del humorismo y de la auto­ridad para emplearlo oportuna­mente que suele asisiir al setlor presidente del Consejo de minis­tros, pondría como colofón a este argumento aquello de «Áteme us­ted estas moscas por el rabo». (Rumores.)

Podrá suponerse que yo estoy ha­ciendo un discurso "de oposición con un propósito acuciado por el alan de desconocer toda clase de méritos en el Gobierno y por el de provocar su dimisión. No. De la pr imera Injusticia yo no soy capaz ni para con los ministros ni para con los amigos, que los tengo en el banco azul. Y de la segunda... , de la segunda lo soiy todavía menos. Yo ha de recono­cer que si al Gobierno le ha fal­tado previsión en muchos casos, al ser^or presidente del Consejo de mlnisiros no le ..a faltado en otro orden la previsión suficiente. El, que ()oi convivir con elementos le-presentrtiivos del partido socialis­ta tiene motivo i)ara estar en sus intimidades, ha visto desde muy lejos ío que. podía suceder, y aun­que en otros órdenes yo no sé que el seflor presidente del Consejo de ministros haya tomado nunca aquellas medidas de precaución que parecen que elemental mente se

4 Febrero t933

FIGURAS DE LAS CONSTITUYENTES

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RAMÓN CARRERAS

imponen en los que dirigen los desiinos de un país, para prepa­rar (para cuando llegue, lo mis iiio da hoy, que dentro de un año, que dentro de iresj la suceshiii, he visio, en eaiiiliiii, en sus disriir-sos de Suiílaniler y de Valladolid una caula preparación para prepa­rar una fuerza parlamentar ia que, eu caso de crisis, no dejase a los altos Pod.Tes d"l lisiado sin un iristrunieiilo de Cohieino l'-s ver­dad (|ue paralelamente a eslos tra-ba.ios, el señor presidente del C:oti sejo de ministros solia enviar men­sajes, no precisamente por la ra­dio, por algo más plástico, por la l'rt 'usa, a las alturas, y segura­mente esos inensaji'S llegaban a su destino e iban notillcando al des­tinatario cuál era i'l estado de áni­mo del señor presidente del Conse-|o de niinistiTis. que asi se (.i"pa raba con una f-'ederación de mino­rías par lamentar ias para olrecer-le, llegado el inonieiilo de la < risis, un Instrumento que, en realidad, lo que vendría, en derinitiva, s e n a como a realizar un modo de se­cuestro de aquellas prerrogativas que establece la ConslitU''ión, vul-neiendo costumbres que están es-tabli'i idas tamhién en todos los Parlamentos. (Prolongados lorno-res.)

Los sociaiis.as, atornillados al banco azul

Pues la precaución no talló tam­poco para notificar al partido so­cialista. ¡Ahí Pero es que los so­cialistas que forman parle del Co-bierno ya se dijo (con frase grá­fica, que enaltece lo que aplicado al s.ervicio |>riblico es im-a virtud, la !'>nacidád de su autor) que ellos se tiabíaii atornillado al banco azul, más parece que se hablan eclrarlo la correa oon que los avia­dores se nse',;iiran de los riesgo? cuando empiezan a hacer el "loo­ping», d u e n d o rizan el rizo, por­que, en efecto, pase lo que pas* ya sé yo qu-e los socialistas ahí están liasia ipic la crisis sen tot-íil. ¿Que me |>esa'' No; mi me pesfl. A mí lo (pie me pesa es qu* el jials. que anhela nn cambio de políti­ca, no lo vea tan inmedialamentie corno responderla a sus necesida­des: pero, por si acaso, yo quiero recordar dos hechos: uno, e! dis­curso del Sr. Prieto contestando a la proposición que a propósito 'le los ferroviarios presentó este mi­noría, que algunos han llamado maniobra, como si la maniobra, en la lucha en el campo de bata­lla, en la polltáoa, le maniobra a pecho descubierto fuera un delito: fwro es que se ha dicho con esa intención • era una maniobra. ¿Una maniobra la de que elemen­tos ferroviarios afiliados al parti­do radical—porque también los hay—vinieran a pedir que formu-laseiiios eeas proposáolones y la fornuilásemos? No. También e ra una maniobra aquel discurso Im­petuoso y magnifico del Sr. Prie­to, que le reveló como un futuro Brland, que le reveló como un hombre de Gobierno, que le reveló como una capacidad para futuras venturosas evoluciones que yo apetezco más que nadie, porque no son clauílicaoiones. sirio indepen-dizacioties de los espíritus allivos que, coriLK'cdores de su propio va­ler, quieren prestar todo aquello para que sirven, no a un sector de la sociedad, sino a la sociedad en-t.era. ;Muy bien en la minoría ra­dical. Rumores en distintos lados de la Cámara.) Además, hay este otro hecho. El Sr. Cordero (res­pecto d'Pl que ya dije antes de ahora que tengo consideraciones especiales, aparte de las generales que debo y profeso a todos loe diputados, por su laboriosidad porque es uno de los autodidactas qut; hay en esta Cámara, porque es una capacidad, porque es una tenacidad y nadie, ni entre mis propios amigos, me habrá visto nunca, ni respeclo a él ni respec­to a otros, prestarme a ese jue­go que me parece, cuando se to­ma en serio, poco noble, de acu sar al adversario de beneficios, que cuando de ellos dispone el Go­bierno, aunque fuera en la ab*iir da medida que se sup me, no se los iba a dar a sus enemigos); el Sr. Cordero, que ademas de so­cialista es un político, yo no sé s.i un republicano, se levantó a pro­nunciar un discurso no hace mu cho y habló de la Guardia civil y de los agentes de la autoridad en términos que yo no pudieía aventajar, a pesar de que de ral ne dice que soy un elemento con­servador^ un hombre de derecha. Pues no hubiera podido decir cosa mejor ni hubiera podido enmen­darle la plana al Sr. Prieto tam­poco. El Qobiorno confesó su fracaso

Ahora ibieii,! seilores diputados; en esta disposición de án^niu dü^ i'odos los partidos q'ue (onnart par- ' le de la Cáiuara deniro de la ór-biia reptt'üliüana y en t'yiitt pivsl- , cióu o en esie inoiiieiiio de ihí discurijo, yo os tengo qué decir que más que lodo lo que llevo di­cho proltaría «1 apoyo de nil te­sis la ñola oílciosa que se publi­có respeclo al Consejo d« míni»-. tros que creo se celebró el día 10 de Enero, o el 9, en los sigu.enies a ios sucesos del '8 del mismo hifts.:

En aquella nota no se hablatja —eso fué un cumeniario que hizo algún tiiinisiro d'espue.-í, porque hay anipliacio-nes esccHas y liuy' ainiillacioiitís veri>ále.s—, no se ha­blaba de la posibilidad de que si estuvieran reutiidas las COr:es hubiera que pensar eu s'uspender garanl ias cousutuc únales; pero vei-lw'.ihente s e , dijo, y nadie (o reclilicó. Se liai)ló, en cambio, de que podía llegar el caáo de dechi , rar el esiadu de guer ra eu algu na provincia; se dijo, cxplicíla-mente que habia que ir u la itio-diflcación de la ley del Jurado y se añadió que también liabía que

modificar el Código penal en que se refiere a la tenrm la ilii' la de a rmas y a. la ilícita rimcación de ex|i;i..-¡vos.

Aliona iiii'ii, í^cnorcs diputado-; ¿no e> •.•.-.tu la üiiiiloioii ói- un t -La-do social y |ii)liiu:i) cu el país que esl.i a punió de de^lKirdar a un Gütiiorno, a pi\sar de los irn-drts que tiene para soineiei a la ley a lodo aquel tpre la vulne re't j.-Nii e.s uina uiiplicila y cxpii cha c'uifeiS'.ón del írac.i.'íO ilr un.i política? A mí no me soriuemie (¡ue e.-lo pue-da iHjuii.rlt a 1,11 Uo-blel'iio. a todos los l iobieni ts lia podido iiciirriries '..slo y a al^^iinos les ha ocurrido; pero, señores di­putados, lili reclilicacioiies de doi'-I r . l ia-como som la.s que i.--!an 1111-pliciliuiienle iiiciir.sas en "ia no­ta, lah!. ésa-s no se hacen desde el l'ixle..r. ésos Se dcl>en hacer dos-de la 0]>osiiclón. [Xirque son oo n-fe®lón de un error, coiiíesión de un fraca.so. (Muy bien en la ini-norta radical.)

El divorcio con la conciencia na­cional

Yo os digo, señores del Gobier­no (pr-inov[wUmt!nie me dirijo a inJ amigo el señor presidente del Consejo fie niinis-ir-ois. (pie no ha­brá visto eu lo ([lie llevo dicho p.i.labra alguna que vaya fontra la consideración personal que me inere<:e como aiilornlad y corno particular), yo os digo: si os lia-tiois divorciado de la coiifsieini:ia nacional, si habéis tenido el in­fortunio de no acertar, si no po­déis, después de esa conftsión do viit'Slro fracaso, einderszar la na­ve, ¿cuál e.fa, en cambio, vuestro deper en c-«la hora? A juicio mío, no tenéis más que uin debi'r; el de dimitir. tt\ de presentaros al se­ñor presídonle de la República paivi decirle cpie tenéis aijiii una ma.voria d ispuesta a daros un vo­to de confianza; pero que no es-i,áls seguros, sino lodo lo contra­rio, de tenerla también en el país. Enttre el dia en que el país rea­lizo, aquellas admirables eleccio-nes por las cimles se forinarom eMas representaciones parlamen-inria-s, desde el día aquel "en que mi ilustre amigo el Sr. Castrovl-do en Madrid obtuvo la más alta de todas las votaciones conocida» en Esi>aña hasta la fecha, ¿cu.án-tos de aquellos electores podéis creer, señores del Gobierno y se­ñor presidente del Consejo de mi­nistros, que volverían a las ur­nas con la misma o con parecida papeleta a emitir el mismo su-fragio'f Yo «sloy convencido de ipie ninguno de vosotros querría coroíT semejante aventura ' Y, ade­más, lo que pido, lo que opino—ya ve el señor presidente del Con­sejo de ni in s tros cómo no digo lo que yo aconsejo—, lo que pido, lo que opim*, es que un gesto de fl*a naiuraifcjwí serla .un', gran bi«n para la liepublica. (Rumores.) Retirándose a t iempo quedarla un

Instrumento de gobierno

¿Qué estaréis pensando ahora? No lo digo porque representéis un gran mal, porque seria injusta­mente afrentaros; digo que supon­dría un gran bien para vosotros y un gran bien para la lie[ii'ibli-ca, porque (lueduria íntegro un instrumento de (iobierno, con el que ya no contaría la RepúbliTa si de otra manera salierais del Poder. No se improvisan esos, ins­trumentos de gobierno, y la Re­pública en estas circunstancias no los tiene tan abundantes . Por eso os digo que un gesto de esa natu­raleza sei'ia un gran bien para la ReptJblica y uh gran bien p a r a vosotros mismos.

Me temo, sin embargo, que no lo haréis. Y no es que recete de vuestra sensibilidad; es que me atengo a las afirmaciones que rei­teradamente, con una reiteración que peca de monotonía, viene ha­ciendo el señor presidente del Con­sejo de ministros, porque pa ra él aquí, en España, en la vida polí­tica de España, no hay otra cosa que el Icariamente, no hay otro Poder que el l^arlumento, y mien­tras el señor presidente del Con­sejo de ministros tenga una ma­yoría que otorgue los votog de confianza, el seilor presidente del Consejo de ministros, con arreglo H esa teoría, dice que no dimitirá. Pero, señor presidente del Consejo de ministros, dentro de su propia conciencia iiay un argumento que destruye esa teoría, porque .esa teoría, pana sostenida, de buena fe, necesita esta otra colaboración, es­te otro ai'giimento. Su señoría croe que lo mismo que tiene la mayo­ría en la Cámara la tiene en el país, porque desde el momento en que S. S. no crea que esta mayo­ría representa la mayoría del país, ese a rgumento es u n a füfi.tcia, y estas Cortes serían facciosas. Su seilprla seguramente cre^ que la representaii , y yo no tendría roas que una ntattera de d,«rt'»oslrarlíí'_tp^ ••contrario.- ,•''• ;•,,.''',;, .•:':,"£;'•••'•'"'•^'

Las supuestas vaollaciones Ae\ s e íipr Lerroux

A mí se han llegado m u c h a s gen-' tes, como supondrá S. S., a decir-' me: «I'er ¿qué hace usted'í» Ha. habido í|Uien se ha atrevido a aña-' dir: «Usted le tiene miedo a l l ' o - : der.» Y yo,. ,cuándo he tenido ga­nas de halilar, que no h á sido siempre, he contestado Con un rio-| co de exaltación: «No hay más que' dos manaras de conquistar el Po­der: [lOr la fuerza,, con la revolu­ción y en la» barrictirias, o por los votos en las urnas.» A lo primero renuncié, y no volvería a esa in-' vocación—no digo, pobre de mi. a einpuAar las armas—más que en! defensa de la República. A lo se-: gundo. ¿cómo puedo llegar míen-tras S. S. se encierra en el circulo vicioso de suponer que entre las Cortes y la o|)lnión de lu mayor-la del país hay un divorcio absoluto? A esos amigos míos les decía: «Y vosotros, ¿qué liacéisT», porque la opinión pilblica es uua cosa dlfu-

lo I sa, oiilra en la catej^oria de es.is qui' iiiodi'i iiaiiieiiie clasilicaiii"s entre los iiiipuiiilei ahles, aiiiii|iie pese niiiclin, y ciiaiulM se esi:i un (loco ceniiilu pnr la iiiseiisilniuliHl a [lerciliirla 110 hay iiiodn di' em,-lesarla. ¡.Mil Pero la Ofíiiiinn pu­blica tiene otras maiieiiih ile ni;i nlfestarsc. Para esn cslaii las Cm • poraciones; paia e.-.o son l.-is C;Í-l l i a i n s d e C n l l i e l r l n , l u s ( .11 el;:ii,-, .Mercantiles, los Cole;^ios de Alii.:;a dos . (Iluiiiores.) ¿Condeioils eso',' Piii's de la ücpiíhlifa |iiidleia de­cirse (jiie so inei-io en la cuna del .Meneo, que e^ mía l'.orpcrih'inii; piirlieía dt'cirse ipie liliro l;:ilal!;i:; cu la .'\(';!il"itiia de .liirispriideiicci, i|iie i's otra Corporación. (.Se lepin-diiceil ios iiiiiiorcs.) ¿O es ipie desde ijne ha triunfado la Kepnlci-ca esas Corporacinni'S ya no ln;-neii el mismo valor ii'fue,s;Milalivo en la vida ¡ntelecliial y en la \ iila. política del pais? Pues hicu, seño­res diputados; pues bien, señor pie-ftidenie del Consejo de minisln s: yo no tendría más que una ma­nera de deniosirar que esa opinión está con nosotros o, por lo menos, que no está con vosotros, y consis­to en Ir a la manifestación piihll-ca. (Nuevos rumores.) Alm. a lilem • ¿soy yo tan necio que desconozcu. cuál es p| estado actual de la con­ciencia nacional, y voy a exponer a la liepiiblica a que, con el pre­texto de dirimir una contienda en- • tri; reimlilicanos, vengan los que no lo son, ampniándose en ese de­recho de manifestación, a ponerle un sello de derecha, que a mí rne avergonzaría? (Aplausos en la mi­noría radical.)

Los aires de palacio Pero, señores diputados, no vi­

váis tranquilos en vuestros esca-. ños, porque seguramente la crisis se cierne sobre vuestras cabezas. (Rumores.) Y a mí no so me diga que me llegan vientos de Palacio, porque no he sido nunca cortesa­no de n inguna grandeza.

(El Sr. PEY MORA: ¡Muy bien!— •\sentimiento entre los radicales.)

Yo, para que nadie pudiera si­quiera sospecharlo, he llegado a incurr ir en la precaución de no ir a Palacio sino cuando fué la Mesa de esta Cámara, y quizá en Ja des­cortesía de no ir tampoco en los días acostumbrados por su solem-' nldad para que se vaya a realizar ciertos actos de adhesión, porque sé que anda suelta la lengua de.los . murmuradores , más suelta la ca­lumnia, ly pudiera parecer que il)a a recabar el Poder que me corres­ponde por derecho propio, si hivy sentido político i'n nuestro pais de la benevolencia de los altos Po­deres. (Muy bien.) Sumiso a las instituciones del Estado, cuando me lo den, con har to pesar njío, porque yo no lo apetezco para sa-tisfaccione» peraonalefl, y o le asu­miré; pero si me condenara a no-alcanzarlo nunca, yo acataré las resoluciones de la presidencia de la República y las de mi país co­mo las de mi propia conciencia, porque creeré que ollas son más sabias y aciertan mejor que mis propios egoísmos personales o po­líticos. (Muy bien en la minoría radical.)

El Sr. Azaña está preparando la crisis

Pero os digo que no viváis t ran­quilas, porque yo tengo i>or s(gu-po que el señor presidente dej Ci>n,.s-ejo de ministros está prepa­rando la crisi^s. (Bisas.) Vea' su señoría si tengo audacia . Estas notas que yo lie tenido la prer canción de tomar para no irme niá-s allá ele lo que fueira conve­niente y necesario deci.r y para disielpUnar mi pensamiento, que propende siempre un po»;o a exce­derse, estAn hechas desde hace varios días, poír lo menos tres días; lo que voy a decir no se ha tornado de n inguna pa.rle, pero yo me permitiría preguntarle al señor presidente del Consejo d e inlnistros: ¿Tiíme su .señoría algo que maiiifestar ino digo ahora, cuando lo tenga por convoirilenle, como si considera mó.á oportunio-caliarse) respecto a aquella cuw-tií'm que so ha planteado ettlre el Sr. Bello, que ha tenido una po­sición preeminenjte, un cargo de respon-sabilidad en estas Cortes y que la timne en la Pi^ensa, fuera de aquí , y eJ señor iniuts^ro de Insti'uccióu pútilica, U. Fernando de los Hios? (Rumores en la ma­yoría.) . Posier oríllenle, ¿tiene su señoría algo que decir (y si lo quiere callar usa.rá'de sn./l-erecho) re.^ppéto a m;atviftfet;rciones ([ue'ha hecho el Sn HuiZ ,l'iui98..1'ambién con relación al señoV minisinj'ílt) Instrucción pública, siendo el se­ñor Ruiz Funes el jete de la nil-norla del part ido de su sei'iorlá? Poripie, señor presidente del Qtin-sejo do tnlnislros, si sn señoría

lo .i.qrma, yo lo rnbriearé y ' ; io aíírniaró |>or mi honor; si su\ ' ie-yiorla lo a;Urm.ii, :yo creeré que i'íifo tltíive !'nad-«, qric ,vér con esasVJo-¿'4k [«•'ro iXknocíénilole a su ::l|e-ñi.)fi'a, couv ü'icido de .su activitpd, tle su o.s.pirit'U, de,, su. capif iflai l piiHi ésíAv eh todo, para'8.j|t':tn-zai-lo twlo, fiara compréhd^'íilíO to­do, hasta el extremo d e - h a b e r podido, en medio de Sus.graitiles preocupaciones do tioaupré ÚQ GO-b.enio. ooaMi'ulstar lauros jüíoiuo literato e-n la. escena de ivne.slro pais. nadie po<lrá creer que > u -señoría no ha icnido nnda ' áue ver en esits dos Iniciativas, -alte parei'^ii dos notificaciones. ' ' í ' '^

(El Sr. RELEO: De una respt;|ido yo. Rumorea eu la minoría ,.*8dl-cai.) . , y

¿Ho ofendido al Sr. BellofPorqiie si le he ofendido- eslpy dispuesto íninedialaraitnte, a re¿tiflcar.

(El Sr. BET.LO. .Ofenderme, no.) Dé una responde su señoría; de

otra seguramente responde e¡ señor Ruiz t' unteisi

(El Sr. RUIZ FUNES: Evidente­mente. Grandes rumores en la mi­nor ía radical.).

4 Febrero 1933 Ta. libertad.. PAGINA t

iNo faltaba másl En vista de que tanto el Sr. liello cüino el señur nuiz Funes rcspondeu die lo que íian li€cliü, si (Je todo lo que ha diclio el Sr. Iluíz Funes tuviera que responder y fuersi capaü de respon­der, yo IB i>0(l¡riu tíii alt!Úu iiiomeii-to que re;-i''onili€s«; de ciert-as afir­maciones que suele hacer por ahí con dejiKisiada ligerez.a, p€<rnii'tién-düsit! clasilk.arnie más a la dere­cha que a la izquierda, que ea ia mayor aflicción que a irií me pue­den producir, sohre todo cuando la clasilluicióii proct'd..' de persona cuyos anl.eced<'.nli:tí polilicos no le auiorizan a eriffirsc isn definidor de iJusiciones ajenas. (.\plauhO& en la minoría radical.)

La« banderas de >a retirada I'ero. sen(.iirt's diputados, si yo

soslcingo que el sei'ior presidente del Consejo s« est.i prejwiraiido para plantear !a crisis—perd'áne-me la audacia, es una hipiMesis—, no es solanifiite apoyándome en esos dos incidentes. Hay algo lan claro y tan catógórico coino eso mismo. En eíjcto. alguna vez ha­bía de aparecer—se me dirá—; pe­ro ha aparecido precisamente en los momentos en que más intere­saba al país y al Gobierno no po­ner debajo del brasero nuevas lla­mas que lo incs'ndiairan; ya ha aparecido esa disposición, que se refiere a las reconi|>eti,sas mUiía-res on campafia. No la ceinsuro, no la orilleo. Es que en {wlltica, y como obra de Gobierno, lo que nu es oportuno suele sor fieor que malo, y como una medida de su señoria no puede haberse lomado sin estar muy bien meditada, yo he pensado que esa es una bande­ra antimilitarista, con la cual su señoría puede haceír después cam-pafia.s cuando no esté sujeto a la esclavitud del banco azul. ¿Sólo eiso? No; a la existencia pondera­da de las instituciones del listado^ Importa mucho más que la discn-' slAn del proyecto de ley de Con-gregacioaies religiosas la del Tri­bunal de Garantías, porque ésa lo es para todos los ciudadanos, no hiere ningiín interés; al contrario, presta a muchos la confianza de que, al amparo de ese Tribunal, las demasías o los eorores en que pueden Incuiwlr los Gobiernos ten­drán remedio cuando rocen con le­yes constitucionales, nnluralmen-te. Pues contra lo que parecía ló­gico—a eso aJudia yo cuando ha biaba de que habéis cometido error en el ordenamiento do vuestra le­gislación—, a ésa y a otras leyes habéis antepuesto el proyecto de Congregaciones religiosas. El res­peto al reglamento me veda en­trar en esa cuestión; de todíis ma­neras me lo vedaría el que os de­bo a vosotros, que me estáis oyen­do con excesiva i>aciencia; peTo yo 0.S quiero preguntar, señores, si conocéis los anlecedenteis que con­curren en e'St« asimto, porcpie ese es un proyecto de ley que pudie­ra decirse convenido entre lodos los que han tenido, pwr una o por otra manera, participación en la discusión del qiue fué en e) pro­yecto de Constitución artfcuio 24 y en la Constitución aprobada ar­tículo 26. El proyecto de Congregaciones re­

ligiosas El proyecto de ley se ha ins­

pirado en ese artículo de la Cons-ti4ucíón. I.a discusión de ese pre­cepto constilucional produjo una crisis; no tendía nada de parti­cular que quien debe a los que ocupan altos cargos los máxi­mos respetos hubiese consultado es© proyecto de ley con la reprc-sentactón en que esos respetos se vinculan. Ese proyecto de ley, que, segtin mis notiicias—ahí sí que puede que marre—, no le ha pa­recido mal al nuncio, porque den­tro de la legalidad existente, que es la separación de la Iglesia del Estado, implica, en cumplimiento de la ConstUuctón, la mínima le­sión a los intereses que repres<m-ta, ese proyecto de ley ha Ido a la Comisión correspondiente, ésta ha dictaminado y el dictamen ha empezado a discutirse. Y estad apercibidos: en el curso de la dís-custóm habremos de ver si el Go­bierno mantiene el proyecto de ley o se atiene «1 dictamen de la Co­misión. Ya sé que se nié argüiré q'iie en un régimen democrático y pa,rlamGntarlo el Gobierno ha de atenerse a lo que acuerde la ma­yoría, y yo digo que no siempre.

que quien dirige es el Gobierno y cuando el Gobierno no se ve mter-pretado por la mayoría y la mayo­ría no cede, ahí hay oiro motivo para la dimisión. No tendría, nada de particular que esta le­gítima maniobra tuviese también por objeto preparar la crisis, y así el día de mañana el srilor pre­sidente del Consejo de ministros, que tantos títulos tiene a que le asistan muchos amigos y a orga­nizar el partido—que me permito decir que todavía rsiá en em­brión, que está einpeza.ndo a des­arrollarse—, podría con ambas bandera.s. la anititnilitarista y la anticlerical, recoger muchos adep­tos—en esto tango una completa •'V'gnridad—y hasta puede que nos deje a algunos partido'S como e! galln de Morón, caí-areando y sin plumas. A mí no me pesaría, sal­vo el dolnr que me produciría ver­me abandonado de mis amigos, porque lo que deseo es que la Ilepiiblica tenga partidos impor­tantes que sean instnimenios de Gobierno, .^hora bien, s«!i"lor presi­diente del f:ons'ejo de ministros: ca­be oira hii>ótesis más grave para todos y más grave para la Insti­tución republicana, y es é-sta; que su sefiorfa plantee el problema en términos que. sin querer—yo debo pensar que sin querer—, se est|f, blezi'a esta disyuntiva; crisis de Gobierno o crisis presidencial. l«i disyuntiva surge de las entrañas mismas de la cosa No hace falt*'! tener la experiencia que yo para vislumbrar esas posibilidades; yo pieinso que contra semejante con­flicto, más que en la Constitución. donde nos hemos de amparar to­dos es en la propia conciencia de su señoría. No se apasione, no deje de ser qiiien es; frío, s >vero. ordenador de sus propios actos; le­vante el corazón por encima de esto.s intere.ses circunstanciíiles y píese en la nepública; y a mí há­game la justicia de creer que no estoy propugnando por una subal­terna codicia del Poder. ¿Es que no sé yo todo lo que va a que­dar detrás de vosolros, dentro de po<;os días, cuando hayáis presen­tado la dimisión? (Ri.sas y rumo­res en la mayqría.) |. sf hay que acept.ar las desgracias, con la son­risa en los labios! (Nuevas risas en la mayoría y aprobación en la minoría radical.)

No hay apetencia del Poder No, para mí el Poder no tiene

apetencias; primero, porque me faltan aquellas capacidades que adornan a su señoría; después, porque yo soy un sentimental que me inclino fácilmente a la blan­dura, y su señoría ya se ha visto que no es un hombre que se deje ablandor—yo espero que no sea imiica un reblandecido—; pero, es-pirilualmeiUe. no se aljíauda min­ea su señoría; luego porque ha­bría de pedir de mi lauto el país que yo tendría que encomendarlo a obra de milagro, y no creo ha­ber lUicido para hacer milagros; no hago más que un milagro, el de hacerme superior a las difi­cultades y a los dictados de mi pro|jiu conocimienio respecto a mi incapacidad cuando, por una libra de sacrificio, se puede pres­tar un servicio a la Patria y a la República.

Una política de conciliación Yo lo que deseo, sta qui>;n quie­

ra eJ qae venga a recogeir el Po­der die manos de su seiloría. es que haga uaia poll.iica de concilia­ción: primero, que nos rtroucilie a todos los republicanos; después, que no nos ponga enfrcnie del partido socialista, no porque te­mamos la lucha con el partido so­cialista, sino porque tememos la injusticia del partido socialista cuando la pasión le llevase a cieir-tos extremos; luego, para que es­tas ansias de paz espiritual, de buen gobierno, de trabajo, de con­vivencia, de no exclusión de la le galidad republicana de ningún hombre porque sea monárquico o porque sea de otra flliac^ión, que no se excluya sino a aquellos (pif se coloquen fuera de la ley: que todas esas ansias, recogidas )X)r Un Gobierno de concili-ación. le­vanten la iíepública a la áliiira de la consideración nac onal en que vivió los primeros días y a la altura de la consideración que »n el Extranjero tuvo durante io­dos aquellos tiempos. Esa será mi máxima satístaccióii.

Anuncio de obstrucción parla-mentaría

Por lo denias, yo nie vao en el doloroso trance de anunciar al Gobierno que todo esto habría si do falacia, palabrería, si no estu­viese re.^paldadü por una rt'solu ción inijiueoranlable, y esta reso lución mquebraniable de la mi-noiria radical—a la que yo ofren­do mi i>ers.onai sacriñiclo si no estuviera conforme con esta ac­titud—re la de acudir a lodos ios medios que le dé el regianienlo, sin rebajar nunca aquellos res­petos que son deb.dos a la con­sideración y a las personas, para imposibilitar la obra del Gobier­no. (.Muy liien. Grandes aplausos en la minoría radical.)

Descanso A las seis y veinte lerminó de

hablar el Sr. IjCrroiix, y el pre­sidente de la Cámara suspendió la .Sesión unos minutos para dar descanso a los diputados.

A las siete menos cuarto se re­anuda la sesiiún.

Contestación del señor Azaña

Los rtfmores propalados El prtsidenl.-: del CONSEJO: El

discurso del Sr. Eerroux, tan es-pej-ado, y en el que nos ha inti­mado a la rendición, a la dí-mi.sión, v i e n e a coincidir con nuestro anlielo de que se re­anudasen las sesiones de Cortes. Porque apenas cerrado el Parla, mentó, la ofensiva que en él ha­bla desencadenado el partido ra­dical hizo que quedaran los áni­mas propicios a lu alarma v a la íntranquilidaii

En efecto, durante la suspensión de sesiones SK aprovechó la fina sensibilidad política de Madrid, sobre todo, para esparcir una se­rie de rumores y de alarmas que se decía se traducirían en el Par­lamento.

Como el Gobierno no puede des­cender a la política subalterna ni a los terrenos de ta intriga, per­maneció callado, dando tal vez la sensación de débilidail. En aque­llas escaramuzafi. unidos todos los adversarios del ünDifrno. acudían al arsenal de ariruus a su alcance, y ci>giaii Ins más a mano, y he­mos visto esgrinuT algunas armas a personas que creíamos era iin-po.sible que las utilizaran. Vimos usar las que son legítimas y las que son lícitas, y ahora la con­tienda va a dirimirse en el Par­lamento. Nada satisface más al Go­bierno que el que aquí se aclare. Nadie puede haber pensado que el Gobierno temiese coiiuvarecer ante la Cámara.

Las oonolusiones del Sr. Lerroux Sabíamos todos en qué iba a

consistir el ataque que iba a diri­gir al Gobierno el Sr. lyerroux, y sobre poco inás o menos acaba de expresar que o el Gobierno dimite o el i>artido radical le declara la guerra. El fondo del debate, pa­ra mi, cünsis:e en que se trata de averiguar si en esta fecha en la llepública funciona normalmente el régimen parlamentario. Cada vez que un (K>blerno tiene enfren­te una fueirte oposiciión parece, se­gún lo que se ha dicho, que del>e cesar en su función. Hay un Go­bierno que tiene mayoría en las Cortes, que está en el Poder tiace más de un año. El problema es sa­ber si tiene que atender a los gru­pos de oposio:<^n o &i tiene que atender a su propio deber y se­guir su camino a pesar de las con­minaciones.

El Sr. Lerroux ha lomado de muy largo la cuestión, y lo fun­damenta en la necesidad de que cese la colaboración de los socia­listas. Como nadie puede poner en dura la solidaridad de los diversos grupos^que integran esie Gobier­no, tiene que atacar a todo el Go­bierno.

necuerda los antecedentes dei adven miento al Poder del Gobier­no que se sienta en el imnco azul; pero este recuerdo no responde <i la realidad. Nadie puede negar la colaboración que ha prestado el partido radical al Gobierno, y nn«-ütras la agradecemos, aunque fue-na Innecesaria. El Sr, I.erroux di­ce que al producirse la crisis de rondo su solución no respondió a los compromisos de Gobierno.

Loi artistas que tomaron parte en la función de homenaje a la memoria de Santiago Rusiñol, celebrada en el Eipañol, con la viuda del ilustre escritor y pintor y los dirigentes del Casal

CoíoM Cfot. PortiUo.j

Historia retrospectiva Cuando el üoijitrnu aiinuiior sa­

bia quién iba a sor el preisi-denle de la liepúbiica, hubo mía reunión Ue carácter privado para estudiar si debía coiuuiuar todo el Gobieir-uo con las mismas iítírsona.s. Allí se discutió el mayor u menor iiú-niero de leyes complcmeiiiarias que debían ser sometidas a la vo­tación de ia Cámara, i>orque en­tonces esto se consideraba por al­gunos grupos como muy iinpur-lante. porcpic de ello dependía ia mayui u m.eiior duración del fun-cionainienio de estas Cortes. Esto fué lo convenido entoncns. En un Consejo se estudió luego la cue*-tíón de si la crisis liabia de ser formularia o de fon,lo, y a pro­puesta mía, que no adniito las in-terinidade* en los (iobiernos, se acordó que de fondo; pero en nin­gún momento se habló («ira nada de que cesaran en la colaboración los socialistas.

Pero ni de cerca ni d>- lejos na­die podía pensar en resolver una crisis de fondo como aiiuélla con la exclusión de los socialistas.

En la reunión del Consejo de Alianza Republicana se expresa­ron diversos criterios Yo hablé el penúltimo y dije que debían con­tinuar los socialistas. D' spués ha­bló el Sr. I.erroux y iiMoeidió con­migo, y el Consejo de Alianza Re­publicana nos facultó a los cua­tro ministros que allí •estábamos para que resolviésemos como nos aconsejase niiesiro patriotismo.

La crisis de 1931

Se produjo ia onsis, vanos de los consultados por el presideiit-t; aconsejaron quu me eiicargaSii de formar Gobierno; pero uad.e lu di­jo que debía ser sin ei cuiucun'so socialista. Al día si«uieiue, cuaji-do me otorgó el encargo, le dije que urataría ÜH hacer un üobierno de coalición republicau.i. con la colaboración de lOb social.sias; pe­ro quití sin ellos no e.ra yo el lla­mado a"ronnarlo. Fui a casa del Sr. Lerroux, le dije qu<; iJja a for­mar un Gobierjio de concentrac.ón i-epublicauo-soc¡alista, y me c*ió carta abierta. Forme ti (jobierno, y en uso de las lacultadLS que la Constitución confiere al presiden­te del Coiis<!jü hice el reparto de carteras. Y acudí a dar cuenta de mi trabajo al Sr. Lerroux. Oí en­tonces de él las siguientes i)ala-bras: «Amigo Azai'ia, siento produ­cirle una situación dllícij, porque mi perdido no podrá ace.ptar la preponderancia que los socialistas tienen ejn ese Gobierno.» Le con­testé entonces que liba a decliiiiar el encargo de formar Gabinete, y me dijo que no lo hiciera, porque él no podía formar ooiro en aine-Uas circumstancias. Al día siguien­te me entre.gó escrito el acuerdo de su partido, que llevé al presi­dente de la nepública al tiempo que la lista del Gobierrio.

NI muerto ni debilitado

Se dice que este Gobierne está muerto y debilitado; pero no lo está más que en el espíritu de sus adversarios. Hay que tener en cuenta que tal cosa no se dice desde hoy; se dice desde que na­ció. Nació este (Jobierno con la displicencia de sus adversarios, creyendo que no tendría viabilidad. So apoyó su gestación porque se creía que nacía en tal situación.

Yo no tengo la culpa de que ha­ya demostrado su robustez, que nu haya tenido la debilidad q u e creían, que no naciera muerto, co­mo sospechaban y deseaban. Pero yo, que había formado parte de un Gobierno verdaderamente lla­mado a morir al aprobarse la Constitución, no había dado lugar con mis actos ni con mis palabras a que nadie creyese que yo era un mandatario, y menos contando, como cuento, con una mayoría. Tengo derecho a que se atienda a mis actos. Pocas veces he dicho palabras vanas; muchas veces las he pronunciado pensando en su largo eféctü.

Esta fué la gestación del Minis­terio. Este Ministerio, como todos los del Mundo, está abierto a to­das las presiones de sus adversa­rios y a todas las maniobras po­líticas. El Gobierno comparece en el Parlamentó, se le ataca o no, se le Juzga y se combate, la acti­tud de los grupos que forman su maiyoría; pero el Gobierno ¡y quie­nes lo apoyan también tienen de­recho a apreciar la conducta de sus adversarios.

El programa conocido A nadie se ocuíiabu nuestro

programa, que expuse al consti­tuirse el Gobierno. Se reducía, en su aspecto parlamentarlo, a la aprobación del Estatuto, de la Re­forma agraria, de los presupues­tos y de las leyes urgentes deri­vadas de la Constitución, garan­tías constitucionales. Congregacio­nes religiosas, etc. Este fué el pro­grama parlamentario del Gobierno. Y nos quedaba, además, que hacer todo lo qup hay que efectuar des­de los puestos de mando. Los tieiMpoi pasados no fueron

meloree

Si se compara el momento del 1 de Diciembre de 1931 con el de hoy, muchos nos creerán atacados de manía de grandezas. Pero ¡qué diferentes eran aquellos Instantes y éstos! iQué diferentes! Se apre­cia mejor porque no venimos del paraíso de la República, como de­cía el Sr. Lerroux, y si el régimen ha pasado horas amargas, lo fue­ron aquéllas. Lo fueron aquéllas, Sr. Lerroux. En el orden político y en todos los órdenes.

Habla tales problemas plantea­dos, que para unos aparecíamos como victimas y para otros co­rno ambiciosos o como temerarios.

Dudo de que desde la constitu­ción de este Gobierno haya empeo­rado la situación del crédito pú­blico V la economiat ni disminui­

do los negocios y la vida social. .Además, nos acliaca el Sr. Lerroux haber alejado todas a(|uellas cola-boracmnes que entonces simpati­zaban con la Rupiíblica y ahora se apartan con otros.

El panorama es diferente. No era tan placentera la situación an­tes de Diciembre de l'Jül como el Sr. Lerroux dice.

Estaban Málaga y Sevilla procla-niandn la indiscí|iiina social, y lu coacción de capitales nos amena­zaba seriaiiieiile. •'Vsi otras mu­chas cosas. Entonces la República estaba recienlemente constituida y se encargaban autoridades nue­vas. ¡Cuántos sinsabores experi­mentó el ministro de la (ioberna-cíón!

Lo ocurrido desde entonces 1,0 que bu pasado aipii es lo que

ha pasado también en el país. An­tes los pariidos estaban más coiii. penetrados: las Cortes no se ha­bían formado, y todos esperábamos que se organizase una oposición y un instrumento de gobierno para que cesase el monólogo.

Lo mismo lia sucedido en el país. Los partidos republicanos se han dividido, y si queréis, entro unos y otros habrá odios y anlipatías; pero hay un fondo conuiii, ipie es la República, y si volviera otro 12 de Abril se repetiría el contac­to de codos en defensa de ella con­tra la monarquía.

Va sabernos que hay que contar con Ui animadversión de los gran­des terratenientes, expropiados por la Repiiblica, y con la de otros elementos; pero lo que no se pue­de hacer es ser adversario del ré­gimen y servir al régimen.

Comete el Sr. Lerroux un ana­cronismo con su repulsa al socia­lismo. Enumera el fracaso de este Gobierno en el orden económico, en el social y en el político. No ha habido fracaso económico

El fracaso nconómico lo funda en los parados, y yo quisiera sa­ber si ahora con más que antes.

Aunque no queramos, la crisis mundial influye en nosotros, y hay dos clases de parados. El paro en los campos es tradicional en Es­paña. Lo que ocurre es que antes los obreros parados andaluces se resignaban a morirse de hambre, y ahora no. (Aplausos.)

Y hacen muy bien en levantar los puños contra el Gobierno, por­que tienen derecho a que la Re­pública haga con ellos más que lo que hizo la monarquía. (El seflor BOTELLA: jPero les dais balas!)

Pero a lo que no tienen derecho es a sai-Irse de la ley.

En cuanto al paro industrial, hay. que reconocer que es mundial, y aun gentes que vienen de fuera dicen que estamos aquí mejor.

El Gobierno no puede hacer más que fomentar el trabajo.

Cita el ejemplo de otros países que tienen el sentimiento de la dis­ciplina social para conllevar el mal, porque tienen la suficiente cultura para saber que esa crisis no obedece a medidas del Go­bierne

Pregunta al Sr. Lerroux si ha comparado la Situación actual con la de Agosto de 1931 y si tiene no­ticia de la liquidación del presu­puesto.

Si no la tiene, yo se lo voy a leer.

Lee algunas cifras, haciendo la advertencia de que en aquel pre­supuesto llamado de liquidación se arrastraron 200 millones de gastos antiguos. Todo esto habrá de pa­sar al presupuesto de 1932. A pesar dé ello, en el presupueotn actual Se ha mejorado en 31 millones.

El Gobierno ha realizado una gestión financiera plausible que ha enjugado el déficit.

NI fracaso social El fracaso del tiobierno en el

orden social se atriiiuye a la legis­lación social, y toda la que ha vo­tado estaj Cortes se ha prepara­do en Consejos de ministros a los que perteneció el Sr. Lerroux, sin que los pusiera el menor reparo.

No s, pues, lógico venir luego a acusar al Gobierno de fracaso.

¿Que so ha gobernado en bene­ficio de un grupo proletario? Aquí se ha dicho que están en pugna do,, grupos de obreros Igualmente respetables. Lo niego en absoluto. (F^rolestas de los extremistas.)

No puede ser igualmente respe­

table una clase que se somete a la ley y la F. \. I.

El Sr. GRIEGA: La F. A. I. es clase obrera.

El Sr. AZANA: Todos sabemos que es una organización que se lia incrustado en la clase obrera y sólo se conoce por sus atentados.

La legislación social se ha dicta­do para todos los proletarios espa­ñoles, y la obligación del Gobierno i!s aplicarla por igual a todos. SI hay algún grupo que no quiere aceptar la ley ni someterse a la ley, ;,cómo ha de considerarle el (ioblorno igual a los demás?

Y aun asi, en algunas poblacio­nes, el Gobierno ha tenido que lle­var a grandes extremos sus com-|)lacencias frente a esos elementos.

Pero la ley se aplica por igual a todos.

l,a U. G. T. es la organización obrera más perfecta.

Es tener inny menguado con­cepto del so(;iulismo si se cree que! la política del Gobierno es socia- j lista. I

/.Pero es que si éstos gobernaran ' se iban a conformar con la ley de j Delegados de Trabajo y la Agraria, I ipie es del (iobierno y tiene un ca-j rárter más bien conservador, adop-1 lada ante las circunstancias? (El| Sr. BALBONTIN aplaude y se pro­ducen rumores.)

Ni fracaso político En el orden político aun se con­

sidera mayor nuestro fracaso por-(|iie hemos sido demasiado riguro­sos con la Prensa. Es posible que lo hayamos sido; pero ¿qué íbamos a hacer menos riguroso que la sns|iensión de periódicos que en .Agosto hicieron la apología del de­lito y excitaban a la rebelión?

Habla que tomar medidas de de­fensa.

Ya sabemos y lo comprendemos que no se nos haya agradecido la reaparición de los periódicos, por­que ni a nosotros ni a nadie tie­nen nada que agradecer.

Cesaron las causas de la suspen» slón y ha cesado ésta, y nada más, sin que nosotros hayamos negociado ninguna reaparición.

Cuando por primera vez se da en España el ejemplo de gobernar con el Parlamento y hacer una po­lítica clara, honrada y sin camari­llas... (Aplausos de la mayoría.), no se puede negar el progreso po­lítico de Espafia. (Más aplausos.)

Lo que yo le deseo al Sr. Le­rroux eis que cuaJido gobierne ten­ga una etapa de gobierno Igual a la nuestra.

La ooiaboraolón •bolallsta A todos nos ha guiado e l deber

de insíauraír ia política sobre sus bases constitucionales, y para eso estamos en el Poder; 'l'engo la idea de que en estos primeros tiempos de la República hay que desarrollar una política nacional, y para ello la primera condleién es la presencia del proletariado en el Gobierno, i'ara eso están los so­cialistas aquí, y se equivoca su se­ñoría si cree que ha sido su pre­sencia funesta para el país.

Por el contrario, ha sido un bien inmenso para la patria por la gran responsabilidad que han con­traído para Itoy, para mañana, cuando sean oposición, y para pa­sado mañana, si vuelven al Poder solos o acompaflados.

Renuncia a recoger otros extre­mos relacionados con los socialis­tas porque supone que algún miem­bro del partido lo hará.

(El Sr. PRIETO pide la palabra y se promueven fuertes rumores.)

Vosotros lleváis un afío haciendo campaña contra los socialistas, creídos de que en el Gobierno hay una juntura entre los dos grupos socialista y republicano, y no os dais cuenta de|que hay una alwo-luta compenetración, y, por tan­to, los ataJgues a los socialistas lo son a todo el Gobierno. F s absur­do pensar que hombres así unidos estén aguardando una ocasión pa­ca hacerse traición.

La obstrucción anunciada por el Sr. Lerroux

Nos anuncia ti Sr. Lerroux una guerra a muerte si no dimitimos.

Ya nos pareció mal vuestra reti­rada cuando la ley de Delegados y el «quorum» para el presupues­to. Esta es una práctica, antipar­lamentaria que no corre«i)onde a un partido numeroso que pide el Poder.

Si no hubiese habido «quorum» y, por tanto, no hubiera habido presupuesto, la re^sponsabilldad de un partido gubernamental hubiera sido enorme; i>eiro ya se vló que no hicieron falta vuestros votos. (Risas y rumoréis.)

Nos invita S. S. a cambiaj de criierio y a transigir. Eso yo no digo que esté mal; pero sí que no es nuestiro criterio.

El divorcio con la opinión Se ha hecho hincapié del argu­

mento de que el Gobierno y las Cx>rtes estaban divorciados de la opinián. Cuando hace un afío s« promovió aquí un debate sobre no recuerdo qué Jiiotivo ya dije a es­te rosi>ecto lo que wa pertiinente.

El argumento se ha seguido arrastrando y se ha agregado qtue yo creo que no hay más que las Cortes. ¿Cómo voy yo a creer eso? Yo ya sé que paira golKírnar se -ha de contar con otroiS elementos. Pe--ro para gobernar me atefigo a la Consititución y toda mi actuación descansa en Uiua doctrina, y se considera herejías algunas- cosas que yo digo, cn«^ndo no hago más que Interpretar la Constitución.

El Poder constitucional Hay que abandonar la his.torta

de que el Gobierno de,sconoc« los Po( lores c o nsü t uc ion ales.

Si yo tuviera que elevar algún mensaje al preisidente de la Repú­blica, no necesitarla publicairlo eíi los periódicos, ponpae le veo casi todos los días.

El presidente tiene tam"bién sus deberes y está en su puesto libre de Ia,s pasiones políticas, y nos­otros aquí para la lucha. (.Aplau­sos.)

Es monstruoso pensar que el Go­bierno puede estar en puífna con el presidente de la Reptlblica, co­mo no podría <;starlo ningi'm mi­nistro con el presidente del Con-sejo.

Es natural que los partidos de oposición que quieren derribar al Gobierno crean que la opinión es­tá con ellos, pero también ptiede creer el Gobierno que la opinión está con él.

La potestad presidencial Eso quien lo resuelve es la po­

testad presidencial, y en último caso, el sufragio universal. Lo quie no es posible es que un partido se ha^a intérprete de ello.

Si alguien se ha sonnetido «(ful a la pruet» del sufragio, habéis sido vosotros. Ahí «eté. la prueba de Catalufia. (Aplausos de la ma­yoría y grandes ptotestas d« los radicales.)

La demanda de crisis solicitada por un partido que dtee contar con la opinión y no lo demuestra, no puede ser tramitada. Ahí están las urnas; acudid a ellas, y si triun­fáis, vuestro será el Poder. No hay manlobraot quo sorian

tnocontes Es a b s u r d o aitrlbulrme mani­

obras de lartm curva para oonae-guir la separación de unos ele­mentos en el Gobierno, cuando ai qulsiena modificarlo le bastaba con ir ai Jefe de Estado y pirepararlo.

Por eso—dice—es pueril pensar en 'que él haya de buscar a un amigo para que haga campaña ú» Prensa contra un ministro.

Nlecfa la reflaclón que se 1« atri­buye con el Sr. Bello, al giie se pasa días y semanau sin verle §1-quiera.

Lo mismo dloe del Incilidiente d«l Sr. Rulz Funes, del que no ha te­nido noticia Iiasta esta imafiSlm.

La oonvalidaolón de los atocnaiM por guerra

Se ha referido el Sr. Lerroux a mi decreto sobre ascenao» mllita-pes, y con ello me atribuye una campaña antimilitarista, de la que quiero llevaime la bandewi.

SU señoría Uene mala memoria, porque ya en tiempo del Gobier­no provisional se dictó el primer decreto sobre este asuirato, que pre­paraba las fórmulas para separar los ascensos por antigüedad y por méritos de guerra, y ahora no »e ha hecho más que ajpdioar esas normas.

Se ha hecho para correar in­justicias, porque la Dictadura In­fringió la ley de 1818 y se hicie­ron ascensos ilegales.

Yo no soy miilitarista, ni antlml» Utarista, ni nada.

S. S. el presidente de la fíepúbUca, con el ministro de Checoslovaquia, el nuncio, el ministra de Instrucción pública, el embajador de la Argentina y otras personalidades, que, con l a /un ta del Patronato del Museo de Arte Moderno, asistieron ayer a la inauguración de la Exposicián

dtl grabado ehecoslovaeo ¿Fot. Alfonso,),

PACWA e

Ahora se ha hecho justicia n?-publlcane, CfUie ha venido a sntis-íacer una íispiraoión del líjircito. (Rumores de Jos racUciles.)

Pues aunque el Sr. (íiierra del Rto mueva la cabeza, ha de sabev que la mayoría del Ejércilo ansia­ba la revisión de los ascensí» por méritos de guerra.

Es que ed Sr. (iuerra del Rio si; deja influir por informaeiones in-conexeñ.

El Sr. GV!i:Hfl.\ DEl, RIO: Su señoría no conoce a mis infunna-dores y no láerie derecho a Inter­pretar mi silencio.

El Sr. AZAN.X síguje diciendo qUiO es rfipublic<Mio de la Con.sU-lución, y nada inñs. Por eso no <»s clcrófobo ni anuinada. El proyecto de Congregaciones

reiigiosaa El proyeciw de ley do Congre-

gacionies se ha traído aquí con iinpiipciflüdad, sólo para iiiterprtí-taír la Constitución, y luego el Parlamento decidirá.

En esto subscribo las palabras que ayer prouuuc ó ol miuJisl.ro de Jus-tiicin.

¿De donde ha sacado e.l scAoír Lerroux quu iisie proyecto puede pro4ucir una crisi.s presideiicialí

NI ein la más extrema oiposición se mo hubitTa ocurrido a mi se-melante cosa.

Insiste en (¡ae no se debe nioz-claír en estas cosas la potestad presidencial.

Nadie tiene la vida comptvada; pcfo jamás me he sentido con más vida miiiisiterial que aliora. Resistiremos y aceptaremos Uxlas ÍAS batallas que se nos presenten. guardando los debidos refritos.

Pero en la lucha parlaiuentaria todos tenemos derechott y debe­res.

La amenaza de obstrucción Lo que se nos hace as una anie-

naza de obstruicoión paira estor­bar la obra legislativa del GobitM-no, y Creo que esto es salirse de loe íuieros pariamenitarios y tomar una actltxid netaniento revolucio­narla.

Nadie más interesado qtie nos­otros en que las Cortes sean fe­cunda*, y si se nos impide con-ee^ruirlo vemos em ello una gra­vedad extraordinaria.

a nos hacéis dUioil la lalxjr parlamentaria. estaremos aqui («litados perdiendo el tleonpo, die-outiendo cosas banales, y si no m taace labor no se nos podrá echar a nosotros la culpa.

Nosotros no podemos desertar de nuestro deber, porque uin par­tido, con razón o sin ella, se sien­ta cansado de estoir eit 1^ oposi-(Ü6n,

Yo no tengo obligación de pre­pararme mi suicesióu política, pues esto no reside en la voluntad pro­pia, sino an las Cortes.

No pienso en eJla. y eso no es mengua ni de su señoría ni del pawido mdloal, sino la expresión de mi criterio. Seguirá en el banoo azul ourn*

pliendo «u deber T'ennlna diciendo que aquí se­

guirá anta la opinión pilblica cumplíemdo con su deber. (Apiau-soe de La mayoría.)

El PRESIUKN'i E expone la ooaír venlencla de que OSUÍ del>ate no M prolonguie y se acabe a ser posible esta noclie, con objeto de no entrar eii isl en la semana pro-xuna.

La actitud de los mi­nistros socialistas Habla el de Obrae públicas

El Sr. PRIETO; Señores dipúta­nos; Pido a la Cámana que ahu­yente su temor de que, tras de los elocuentlsunos discursos de los se-fiorea Lerroux y Azaíía, yo haya de colmar su tati^a, mliágada «ti ei periodo anterior a mis pala­bras por la elocuencia de estos seAores, con urn discurso más. Por­que me propongo—y quisiera que zol voluntad nu desertara de es te propósito—no haoer, en realidad, un discurso, sino pronunciar un puflado dis palabras breves y'Con­cisas.

Gran parte del interesantísimo y enjundloso discurso del Sr. Le-Toux ha Ido, como la Cámara ha­brá podido advertir, enderezado a luzgar la actuación de los minis­tros socialistas eoi el Poder y la idenlflcadón que a la política re-putAicaoa pueda dar el beoho de existir dentro del actual minlete-rto. como existió dentro de los Gobienioa amtetrionBS diesdo el ad-venlmiwto de la Repútdioa, una repfSBontación del partido socia-list^L Consta que no bablo de una ñutiera «Ecluslva en nombre de }o» mintotros socialistas, pues oo-in<^tal«a lAlalstros y a virtud de la oDlifaáa y en este caso oordlalí-sl^aa ln^Hdiiriidad de todos loé ele-m ^ t o i del Gobierno, nos sentimos. desda leego, pertectamente repre­sentados, y con una expresión exacta dé nuestro pensamiento, en las patabnu Qus acaba d« pronuo-clat «1 «efior uresldeol» dei Conse­jo d« mteilstroé. Habto octet la v««ni<a á» M s , Venia ln^lsiien«abl« jsl sé «tea* m cu«nt« la clrcunstanola/die «coqsodanne yo ttuoibién en e«te baneo. «a repTe»ent*ctdn del grupo peiOaaMatArk) socialieta, «tie me ha,9ontorl<}o e«« «R#irgo. La* MMrialistw y ti t r . L«rri»tix

fobarnaren |imt«» Debo iuder' a las palabras del

Br. Leiroux troné aíClaiF&ciones, pa>te <to les oueM forzoso será qtw «otwtftuyan usa ledundancla, porqfóe ti Sr. Ltaxaaaí, en su te-naoUkid pof desplazamos del Po­der, lia repetido conceptos y rei­terado Juicios que ya, hubo de ex­presar aquí en aquel «ritomello» jwplarwntarlo qu¿ tuvo SJU famoso dlscutso pronunciado en la plaza ás toros de Zaragoasa. Loa hombreb represeo+Ativos oel partido socia-

lista que estamos ahora en el Go­bierno somos los mismos que com­partimos con el Sr. Lerroux las responsabilidadt's de la primera etapa del l'odtx;es6l mismoel gru­po parlamentarlo en cuya repre­sentación actuamos; es el mismo el partido al cual debemo.s, dipu­tados y ministros, nuestra repre­sentación; y habréis visto—el se­ñor presidente del Consejo de mi­nistros lo ha recalcado con elo­cuencia que no puedo superar—có­mo D. Alejandro Lerroux ha par­tido oále trozo de vida republica-iin, que arranca del 14 de Abril y llega a la íecha de hoy, en dos Iteriodos: imo, edénico; otro, in­fernal; edénico ¡iqu el en que, .sien­do los misimos hombres socialistas que aquí nos sentamos compai'ie-los del Sr. l.errou.x, participó él con iiiofiotros en la responsabili­dad; infernal. j>or la situación desastrosa y caótica que, nuestra actuación ha originado en lodo el período .subsi.K'uiente a cuandu la r©pre.*ent ación radicjil abandonó el üobienio. Y, naturalniente. este Juicio—se le alcanzará, de -sejíU-ro, a la Cámara—esta rejíido por una arbitrariedad pasional del se­ñor Lerroux. porque si nosotros, personal o eüleclivamente, tenía­mos defectos a virtud de los cua­les S'e producen esos daños que, con palabra teñida de tintes pa-téticus, describía hoy el Sr. Le­rroux, esas misina.s consecuencias tenían forzosamente que haberse producido en aquel periodo en que nosotros fuimos ministros con él.

Bien ha podido diistinsuir el se­ñor presidente del Consejo, en una sornerísiina enumeración de he­chos que pudiera alargarse con­siderablemente, cuáles fueron las conmociones que en el orden pú­blico y en el orden social hubo de sufrir la Repüblioa en aquel perío­do en que el partido radical tuvo representación directa en el Go­bierno, y que no se diXerencia, ni i>n su carácter ni en su grave­dad, de los que después hayan acontecido.

Dos Jornadas de gran intensidad dramática

Porque yo he vivido momentos de gran intensidad dramática en todo el tiempo que llevamos go­bernando; pero no sé si por haber sido testigo más directo de los su­cesos, las (|ue más me impresiona­ron fueron dos jomadas, de las cuales voy a hacer mención. Fué la primera la noche anterior al día del incendio do los conventos. AqiteDa noche—10 de Mayo del año 1931—, en el ministerio de la Gobernación, será para mi de un recuerdo inolvidable, porque nun­ca vi tan cerca la tragedla de una multitud alocada y enfurecida; por­que el Poder público había defen­dido precisamente los bienes ma­teriales de una Empresa periodís­tica adversaria al régimen repu­blicano, que se lanzó irrltadíslma hacia el ministerio de la Goberna­ción, y sin respeto a la personali­dad de quien entotices desempeñar ba aquella cartera y tenia aún la aureola, no esfumada, de vina pri­sión Inmediata, grupos de Irres­ponsables, desde los mismos bal-'concillos dei entresuelo del minis­terio, pedían con gritos estentóreos la destitución del ministro y la di­solución de la Guardia civil; y cuando aquella multitud enfureci­da, cuyos movimientos observába­mos angustiados desde los balco­nes de Gobernación, gritaba y pe­dí . venganza, sollci lando en su espíritu vengativo una victima en el mismo Gobierno, en un momen­to, en aquella multitud negra, cu­ya masa obscura se destacaba com­pacta bajo el resplandor del alum­brado de la Puerta del Sol, se hizo un hueco trágico en medio de ella, un hombre cayó a tierra, la gol­pearon con una barra de hierro de las obras de pavimentación, le dis­pararon cuatro tiros; el infeliz, de­rramando sangre, pudo subir a la plataforma de un tianvia; lo saca­ron de allí, lo derribaron de nuevo, lo patearon, le hicieron nuevos dis­paros, y, entre tanto, la multitud, furiosa, seguía pidiendo la disolu­ción de la Guarditt civil y la des­titución del ministro de la Gober­nación. Pues bien; ello ocurría en los albores edénicos de la Repú­blica, en que S. S. era ministro de la República, tan responsable como todos nosotros. (Muy bien, muy bien.)

Eso en el orden político; que en el orden social, cuando yo be sen­tido más el pavor — llamémoBle «si—de nuestra posible Incapaci­dad, fué una mañana, no aé si la reoordaxá el Sr. Lerroux. deil ve­rano de 1931. en que, reunidos en Consslo en «1 ministerio de Ha­cienda, empezaron a llegar como bormigas, cuajando la calle da Al­calá, grupos de obreros sto traba­jo; áe estacionaron ante el minis­terio, se sentaron en medio de la calzada, interceptando la marcha de los tranvías, y empezó a llegar hasta "el salón donde estábamos reunidos un rumotr soído, como si h i r v i ó el dramattano de los hombres sin trabajo y fuese a sur­gir una agresión en Inaea, que quizá no ^tlbliera podido resistir el Gobierno en aquellce instanítee. Sólo «sos episodios, vividos por mí, contemplados por mi con an­gustiosa ansiiedad, darán a su se-flOBTlá lia sensación die la Injtdsttcla qoe comete' cuando seflalá todas las conturbación^ como ocurri­das exoluslvamenite a partir del instante, del día, d* k fecha en qm m 'seflorla abadonó su parttr clpaolto en el Oobienio. No; no es eso toDBicto, no 66 seo oWrto. Los mlsnuM prAWamM qiM anta*

Los mismos problema* que tenía. mos entonces en («e orden los te­nemos ahora, j.^hl Y yo tengo que réoordAT a su seftorta—*l Sr. !.«• rroux me ha de permitir en la be­nevolencia de su espíritu este car-

go-que »tt seflorta » apartaba

ayer elegantemente do este debate cuando se examinaba ese triste, doloroso y espantable episodio de Clisas Viejas, para dejar que la minoría ([iie su señoría acaudilla enjuicias.' al (iobie-lio. achacán­dole uu.a responsabilidad en he­chos que a.qiii se narraron, sin que en la itarración asomase, ualural-mente, ni el indicio de utuí prue­ba; y yo digo a su señoría que no ya como gol>ernante, ro como mi­nistro ni como miembro de esta Cámara, sino como ciudadano es fiañol, me acoü?oj;j terriblemente '. la duda de que fn cualquia:- oca ; sión y al flctiiaír la fuerza pi'ibli- ¡ ca para sof(X."ar desórdenes desde ', que la República iidvino, un ai:io ! de crueldad--del mal s.u señoii.n ! lia de declarar ünipiji la rouiMcn- | cía del Gobierno—haya podido cu- | meterse por excesos de unos o de | o-tros; mas si mi alniá luviera que ' temblar por esa duda, ¡ah!, el letn-lilor info seria m4s intenso, más doloroso, más amargo, pensando on los sucesos del I^airque de Ma­rta Luisa, en Sevdla, que, para mi, eti Ifis versiones dadas por esos hombres ;Diri,c;iéndüs<; a lus señores diputados del grupo de ex­trema izquierda.) <r.an, si fuesen exactas, infinitamente más horren­dos que la versión que habéis, da­do de los su.oe=.os de Casas Viejas (Muy bien.); y fenionces era su se­ñoría soborna.nte con nosotros, res­ponsable como nosotros, participe como riosotiros en fsa reisiRinsabi-lidad inaiKomutuiíla con el hom­bre que por servir a la iíepúbll-ra—finies el Sr. Maura y ahora el Sr. Cas-ares—ha tenido que movi­lizar la fuerza pública para sofo­car rebellcmes que 'han fundainon-talmente contra el régimen.

Conmociones lógicas

¿Es que su señoría, hombre pera picaz, y a quien el más empeque­ñecido de los adversarios no ha­bría de ne8<ar las amplitudes de su talento, pudo sospechar algu­na vez que el advenimiento de la República en, España no tría se­guido de estas conmociones de los enemigos del régimen social; que creyent'o debilitados los resortes del mando-y era justo que este Gobierno y el anterior demostra­ran que estaban en un error—, liabían de acometer y han acome­tido contra el orden que este Go­bierno, con la significación hete­rogénea que su seflorln quiera, es­tá obligado a guardar? [A su se­ñoría no se le poflia ocultar estol Su señoría ha tenido que descon­tarlo en todas las presunciones de las contingencias más elementa­les que un cambio de régimen, dada la psicología española, ha­bía de producir en ciertas zonas, como consecuencia del adveni­miento de la República.

El último movimiento Hemos estado últimamente fren­

te a un movimiento que no era fruto de una reivindicación de or­den económico, sino frente a un movimiento que era una acometi­da a fondo contra el orden social, y entonces, con aquella represen­tación que en los titubeos de su espíritu quiere atribuirse en estos instantes el Sr. Lerroux, ¿no acu­saría, aparentemente al menos, con más fundamento a la acción co­rrosiva de la permanencia de los ministros socialistas en el Gobier­no cualquier debilidad en la repre­sión de las alteraciones del orden públicos? Seguramente que si, y entonces encontraría su señoría un fundamento mayor que aquel con que ahora se apoya su señoría. Permítame, y ya sabe su señoría que todo aquel espíritu combativo que yo tengo con respecto a su se­ñoría, que no es escaso, no llega a desconocer la gran personalidad de su señoría; permítame que le diga que su sefloría no puede ne­gar en su egolatría, si la sintiese, que todo aquel peso que en jorna­das parlamentarlas, cual la de esta tarde, quiere echar su señoría so bre el Gobierno, no procede de la magia de su oratoria, de la excel­situd de su talento, de todas las condiciones superiores de su per­sonalidad, no; estoy seguro de que su señoría no lo cree así; su seño­ría al hablar suma a la fuerza in­discutible de sus dotes de polemis­ta, de su calidad como orador, de su experiencia parlamentarla, la fuerza que supone todos cuantos amigos políticos están en derredor de su señoría, y su señoría tiene la obligación de ser la expresión del pensamiento de esos compañe­ros de su señoría. Pues bien: su se/íoría ayer, con una habilidad táctica que no vamos a negar, afe­rróse al propósito de que su inter­vención en este debate político no rozase para nada el suceso de Ca­sas Viejas, y asi su señoría pudie­ra, elegante e indiferentemente, desentenderse de todas las aprecia­ciones y de todos ios Juicios que formularon alíl sus correligiona­rios. Mas consignemos que, apar­te aquella narración falsa de los hechos, según iiqul se acreditó, hombre tan significado en ese gru­po como el Sr. Guerra del Rio lle­gó a decir de un sector de la fuer-za pública, que habrá de estar al servicio de' sus señorías, si sus se­ñorías realizan su legítima ambi­ción de gobernar, que eran fuer­zas chalonas y Jacarandosas, y el Sr. Guerra del Río llegó a afirmar que en Casas Viejas habían sido fusilados quince hombres, atados codo cou codo, por la fuerza pú­blica, sin formación alguna de su­marlo; y un diputado que estaba en el mismo banco de su señoría, creo gue era el (k. caiacón, llegó » agregar que eso habría ocurrido •entre la Guardia civil», como for­mando la Guardia civil el cuadro de honor de estos asesinatos. Y cuando representante tan significa­do de la minoría radical como el Sr, Guerra del Río se produce asi, ¿son sus señorías una fuerza gu­bernamental? iSus señorías son una fuerza respetuosa con aquellos

Ta. Tiberlad., elementos de que el Gobierno, éste y cualquii'. ra, ha de echar mano para sostener el orden social? Su señoría, Sr. Lerroux. no tiene de-rei'liw a dejar esas alíniíiicioiies en labios de suballeruos de su seño­ría, sino qui' liene que levantarse a<iui a subscribirlas o a lejirobar-las. (tirandes aplausos.) El debate político v el gancho del

trapero E.v;.í,'ióse el u^ro día un debate

poli!ico de sriin altura. No he de iie,.',ai' que su señoría lo lia sos ;eni(io en ese tono a casi lodo lo laigu de su discurso; poro no sieni-pre, Su señoría liaj.ú de su colina, de su atalaya, y se dedico a re-¡juscar com gaucho de trapero unos cuanlos cln.-uies de positilos di-veigtncias entre elcm-enloó de INI luuyoria mini.sterial y aun entre eleinonios de nuestro partido. Su s.eñüi'ia (pliso como afrentar a un .Ju. 'irtó correligi.üuario nuestro,, ü'l Sr. JiméiR'z Asúa, a cuenta de aipiel suceso acaecido en Mo­tril, y rospcctu al cuiaJ liene su s.eñoiía una infoimacion inexac-la; piírquo su señoría incurre en el detecto de que, liando excesii-vameiite en ia luminosidad de sus cü<ndicioue.s oraíorias, no llega a profundizar en la entraña de los asuntos. En Motril, Sr. Lerroux, iloude ocurrió el incidente al se­ñor Jiménez Ast'ia, donde el se­ñor Jiniéivez Asúa fué apostro­fado y donde estuvo a punto de ser agredido, no se han pasado las organiziaciones de la Ijiii ión (.¡enerai de trabajadores a la Con-federaci<iii Nacional del Tral>ajo. No; SiC ha pasado un grupo de afiliados a esas organizaciones, y ¿sabe su señoría por (pié? í"ues porque estos trCiS ministros .socia­listas, entre los cuales se cuenta uno que ostenta la representación parlamentaria de la provincia de (¡ranada, cuando ei ministro de la ("lübernación, en vir;ud de esa Lbertad que jamás ha pretendi­do estorbar ningún ministro so­cialista, quiso destituix al alcal­de socialista de Motril, lo desti­tuyó sin la oposición de los mi­nistros socialistas, y el destituido, con un grupo de amigas, despe­chado por la falta de proteccióri lie los ininislros socialistas, de­sertó de nuestro campo. Esos fue­ron los que injuriaron al señor .liménez Asúa. Ahí tiene su se­ñarla un caso de caciquivsmo de los ministros socialistas en el se­no del Gübaorno. (.Aplausos.)

Otros minucias

Ha ido evocando su sefloría otras minucias, en que a veces, en ia nobleza general de su palabra, iba escondiéndose diflcultosamen-te cjerta mala intención, su seño­ría nos lia querido afrentar nue­vamente con el recuerdo de que son socialistas, de que pueden ¡jar­lo, unos campesinos que en tie­rras de la provincia de Ciudad Real (fué allá doiide su señoría lanzó esta increpación) invadie­ron unas fincas y hurtaron unas aceitunas. Bien. Demos el hecho pi r cierto, demos la relación por exacta. ¿De dónde infiere su seño­ría que esto es consecuencia de la alta protección socialista? Pues que, ¿no tenemos reciente el caso de que en unos pueblos cercanos a Valdepeñas gentes afiliadas a vuestra organización han ij)ient,a-do y han realizado el asalto a unas fincas, y han sido elementos de la Unión General de Trabaja­dores quienes han podido conte­ner el desmán? ¿Es que nosotros seríamos Justos si os imputáramos a vosotros la responsabilidad de hechos horrendos realizados por hombres afiliados a vuestras or­ganizaciones y a vuestro partido en l^ aldea de Castellar de San­tiago, en la provlnoia die Ciudad Real? No; comprenderá su seño­ría que al Ir reduciendo el tono de estos reproches en esa rebus­ca, impropia de la personalidad de su señoría, ha perdldio su se­ñoría la altura en que quería man-tener el debate.

La oontribuoidn aangrienta de la U. C. T.

Otra rebusca: esos recortes de olierta Prensa gue no ntórece el nombre de tal, a cuenta de los cua­les su señoría quería buscar con­tradicción de conducta en ed hecho de haberse publicado una circular, no del partido socialista, oomo su señoría diecía con error, sino de la Unión General de Trabajadores, a favor de las víctimas de la fuerza pública, circular que lleva la firma de nuestras compañetroe Julián Besteiro y Trlfón Gómez; piero un defecto do Información le ha he­cho a su señoría basar ese cargo en un documento, que está aquí, y que tienie la fecha de iZ de Dlolem. bre de 1930, y que era consecuen­cia de las Jornadas luctuosas en defensa de la República, y en quie la Unión General de Trabajadores tuvo 16 muerlos, 36 lieridos y 952 presos. Cuando vwotros podáiis traer un a lista de sangre y die ho­nor como ésta de la Unión Genenal de Trabajadores... (Grandes aidau-sos de la mayarla, que impiden oír el final de la frase. Entre la mayoría y los radicales so cru­zan frases que no se perciben por los rumores que hay en la Cámara. Ei señor PRESIDENTE reclama silencio.)

Y bien, Sr. Lerroux: yo no nie go la sinceridad de aquellas pa­labras que personalmente me diri­gía su señoría cuando hablaba de mi actitud respecto al posible con­flicto ferroviario, en a(}uellos mo­mentos, para mi dolorosos, en que hube de contender en tono vivo con hombre que milita en vuestro cam­po y que cuenta, desde hace mu chos años, con mi amistad; pero su señoría comprenderá que a mi modestia, que no es mucha, pero que si la necesaria para no andar presumiendo de Jactancias vanas y

4 Febrero t9M

ridiculas, le sonaban a sarcasmo sus palabras cuando evocaba, cum-parativameiite con !a insignillcan-te figura mía, la grandiosa de ..\ris-lides Hriand. Vo no lie tratado de emular a Hriand ni a nadie; yo lie tratado simplemente, y trataré siempre, con una devoción que ca­da vez esta más iceiidrada dentro de mi alma, de cumplir con mi de­ber, y frente a aquella proposi­ción (efectivamente, ¡yo la califl-qu(' de maniobra; claro que si su señoría quiere ipiitar el tono des­pectivo a la calificación, hoy, des­pués de los liechos, tengo el legi­timo derecho de califtcarla de in­consciencia) yo cumplí con mi de­ber, porque el (iobierno sabia, y, según vuestras voces de anteayer, lo sabíais todos, que ei niovíuilen­to anarquista que se prejiaraba contra el régimen y contra el (jrdeii social tenia por base la huel^'a de ferroviarios. Y yo me encontré, si ([ueríüs que la contradicción exis­la, en la contradicción dolorosa ;iio por imitar a Uguras cumbres de la [lolitica iniiudial, ejemplos que mi liisignitlcancia nunca tie­ne delante como un espejo, porque mi vanidad no llega a buscar ei parangón), en la ..ontradicciOn do­lorosa, digo, de levantarme aquí contra quienes, ayudados iiicons-cienteinente por vosotros, preten­dían . iiscar la base del derruiii-batníeuto de la República en una huelga de f(!rr6viari(ji, ayudada por la accióin de la diiiainJUi. jl.lrandes y iiroioiígados aplausos.)

lieingo, Sr. Lerroux, anotadas pa­labras de su señoría para tejer una veintena o una treiii'tena de argumentos de réplica como éstos que voy espetando entne la fatiga (le la C ;iuara: renunci.o a ellos, a todos ellos: me basta con los enu­merados: me sobra, porque si yo me levanto hoy no *-s por replicar nuevamente a ia obstinada pre­tensión de su .señoría de cpie los socialistas abandonemos el Poder, El abandono del Poder por parte

de los socialistas Esta es una cuestión que cara a cara, a la faz del rals. en este re­cinto en el que nuestras voces tie­nen una resonancia enorme ante la nación, vamos a ventilar ahora misino.

l'renl^ al relato, ya un poc j viejo en la íictualidad parlamen-laria. que es mucho más fugaz y más rápida que la del periodismo, on que su señoría ha heotio que su narración arraneiase de los tiempos de la cusís que determi­nó la salida de sus señorías, yo no voy a nacer mas que esta afir­mación, que es la reiteración de otra que hn» en otro momento: ni antes del U de Abrlil ni des­pués, en ningún momento, los so­cialistas, que olrecieron su aiuxi-llo para ed advenimiento de la Hepüblica, pidieron ninguna cair-tera. absolutaimente ninguna. Fue. lo reconlará perfectamente su se­ñoría—y a la nobleza de su se-ñíirla entrego este testimonio—, una exigencia de algunos elemen­tos coadyuvantes, los elementos miliitares, cuando el movüniento revolucionario preparado {«ira Diciembre, fueron quienes exigie­ron la participación de los socia­listas en el Gobierno provisional; y venciendo todas aquellas difi­cultadas que los matices diversos que nuestra Ideología en el seno dei partido podía originarnos es­ta cuestión, ios socialistas acep­tadnos la participación en el Go­bierno, y en ningún Instante re-chunamos numero alguno de car-leras ni pugnamos por cuáles ha-bian de ser. Fielmente, discipli-nüíios (no digo (jue por humll-díwi, porque^ en el cumplimiento de estos detieres revolucionarios nunca se llega a términos de hu­mildad, puesto que va investido siempre de un soberano orgullo), aoeiptamos los puestos qu^ se nos indioaron, fuimos a donde se nos mandó, estuvimos en el Gobierno; y cuando la crisis se hubo de pro­ducir, el Sr. Azaña, encargado del Gobierno, requirió nuestra presen­cia y nos designó los puestos, y a ellos fuimos, como antes, sin pet.ciones ni exausas, y e<n ellos estamos. Tenemos la firme convic­ción—que níidie acertará a ver ba­ñada de Jaotancia porque la ex­pongamos nosotros mismos—de hal>er realizado por Esi>aña y por la Repiiblica un buen servicio; te­nemos la convicción de que segui­mos prestándoselo; pero no nos basta nuestra oanvtoclón. Quere­mos verla refO(rzada por el Juicio ajeno.

Noa interesa retirarnos ouanto antes

A nosotros nos interesa retirar­nos ouanto antes del Gobierno; aquí estáis las fuerzas republica­nas; su señoría ha invocado la cor­dialidad de ellas oara que pueda constituiírse un Gobierno de coa­lición dentro del cual no flauren los socialistas: v los socialistas de­cimos a su séñoBía (v al decirlo a su señorta lo decnmos al narti^o radical, lo decimos a la Cámara entera y lo decimos al país) que estamos dispuestos a retirarnos en este mismo momento si vosotros realizáis esa, ooallción con la con­cordia ind<;6pen%able para oonsti-tulT un instrumento de gobierno que aleje del país la duda de tma gobernación Inestable. No excluir mos a nadie, absolutamente a na­die de los hombr« que estén den­tro del régimen pepublioano, ni a los de más izquierda ni a loe áf más derecha.(Muy bien, muy bien.) No raAhazamat un Qeblarrw (M ooaliolAn tn qua flgwan lai ra-

illMMa No seríamos l^ les si no dijéjiamos que el partido republicano radlcaJ es el que nos inspira menoe sim­patía y menos confianza. Creo que debem-os hablar con esa absoluta franqueza (Muy bien.); pero nos­otros no repugnainoe m Gobierno

de coalición en que pueda entrar el partido radical. .-Vqui c6i,'in ;as fuerzas de Acción Repuiil,caii,i, la» de la Ivsqin.'irra caialana, i'l ¡laili-do republicano sociallsin, el reile 1'-;% el iwrtido lailical; ()uc se le vaiiien sus representantes ahora nii'Smo, porque nosotros, aunque tengamos la convicción de que aji­les Os hablaba, no podemos apa re(7er a la faz del pal.s como alo.'-niUáudonos al banco azul y nien digando la pi rmanencia en el Po­der. (Crraiides :iplausos.) Y deci­mos nuis, Sr. l.eirroii.\; decimos que sin ex("luir a nadie, constitu yéndoos como vo.soti:os queráis •< como vosotros *ix>dáis, a nadie, ni siquiera a vo- -otros ni a quieii»'s estuviesen a la derecha de vos­otros, y no puedo personificar, aunque ahora me dirijo de una tuaiiiera directa al Sr, Maura, jior-que m los bandazos dp criterio que tiab(Ms dado esta leinporada iia.die )Hiede saber a ciencia cieña donde estáis, si a la derecha o a la izquiaida. (Muy bien, (iran(h\s aj*lauso.s.)

l'eio os admitimos a todos, 'v decimos aún más, Sr. Lorroux. Nosotros, socialistas, en la defini­ción de nuestra persortalidad co­lectiva como partido, no dobía-mos llevar hasta el misino grado da exquisitez por vosot.'ds las

líibligaciones de una correc'a con­ducta parlamentaria, la cual es a su señoirfa, por la sigiiiflcac/*)n (jue quiere atribuirse, a quien preferentemente corresponde, y nosütros decimos que, constituido el i}obierno exclusivamente repu­blicano, no amenazamos con la obstrucción (Muy bien.), no ame­nazamos con impedir la vida par­lamentaria, y mucho menos en <« tos momentos en que la obstruc ción anunciada por su señoría es ianposibilitar la ley de Cougre-gaciones religiosas. (Muy bien. Grandes aplausos.) Nos iremos de aquí—poca distancia hay desde este sitial hasta esos bancos—, y tenga la seguiridad el Sr. Lerroux, y tenedla todos los señores dipu­tados que me hacéis el honor de escucharme, que nosotros salvare­mos esa iliistancia sin pesadum­bre, sin amargura; todo lo con­trario, llenos de gozo, inviadidos de placeír, porque vosotros, qin? no queréiis, no podéis o no sabéis estimar el sacrificio de nuestras transacciones, nos habréis die tener ahí con la plenitud absoluta do nuestra docimna y gobernando desde ahí mucho mas en socialis­ta que desde estos bajicos. (Muy bien. Grandes aplausos.) A disposición del Jefe doi Gobierno

Subscribimos cuanto el jefe del Gobierno ha dicho; mientras él nos quiera retener a su lado en el cum­plimiento de un compromiso, has­ta el grado que el señor presiden­te del Consejo estime que ese com­promiso lo debemos cumplir, nos-otroK estaremos aquí, porque en medio de todos nuestros defectos tenemos una virtud: la de una leal­tad acrisolada, probadísima ya muchas veces, no en las horas de triunfo, sino en los momentos tris­tes y angustiosos de la derrota. (Muy bien, muy bltín.)

Y aquí estaremos mientras él lo diga y lo crea necesario; pero pue­de ser Indispensable, para desva­necer ese ambiente fétido formado por vosotros en torno a la políti­ca socialista, hablando constante­mente de los daños que causa al país la representación de tres mi­nistros socialistas, que, si vosotros lo estimáis, este período puede te­ner la brevedad del término de es­ta misma sesión para acercarnos al señor presidente del Consejo de ministros y, reiterándole nuestra lealtad de siempre, reiterándolo nuestra solidaridad on una obra espinosa y doloroslslma, de cuyo dolor sólo pueden advertir las pun­zadas aquellos que personalmente las sufren, declrl; que si él ve la posibilidad de constituir un Go­bierno republicano de coalición, que lo constituya. Nosotros no exi­gimos más que el respeto escrupu­loso a lo que ha sido voluntad de esta Asamblea soberanaen sus de­cisiones legislativas, y nos mar­chamos a esos bancos, no a hacer esa obstrucción desapoderada. Im­propia de la serenidad de juicio y de la figura histórica de su se­ñoría, que ha constituido su ame­naza, sino a cumplir desde ahí con nuestro deber y a acentuar, por el peso de nuestros votos, de nuestras voces y de nuestra In­fluencia en el país, el sentido de­mocrático y de mayor progreso social de las leyes que de aqui sal­gan, porque entonces, libres de la atadura de las responsabilidades del Poder, nuestra libertad será más absoluta; Ubres de ese freno atormentador que a veces nos pue­de poner en contradicción con nuestras propagandas. Pero que seáis vosotros, |vosotros!, los que cusuido los soclallPtas asumen una política gubernamental, nos lo re­prochéis como una tralcijln. (Muy bien.)

La iml6n de los refMiblloanot

De manera que ya lo sabéis tio-dos: podéis liaoerlo ahora mismo. Dejaríamos en los hombrea, que con nosotros han seguido esta ca­lle die la Amargura lázos de una fervorotia, de una Intima amistad, que yo quisiera ver indisoluble por grandes que sean las distan­cias en que forzosa, fAtalitiente, nos han de colocar nuieetras res­pectivas ideologías.

éero diré más. Sr. Lexroux; di­ré insia como Tin eco a sus lamen-tabtes palabras de hoy: nosotros «xtitnemAremos n^)«a^o celo en la def«nsa dé nuestras Ideas, én el soítenlmlerito de, nuestros puntos de vista, en «1 ejercicio de nues­tros d e r ec hoS"'parlanientarios; I ahí , pero nosotros, que tenemos la responsabilidad de haber vota d« jma Constitución en la cual ve­

mos espi^iianzados el marco donde puede ]ila--iii:\r, no !a totalidad de nue.-ird nlcirio, i cro .-i ineciosas n'.vinilicacioncs. qiic serán un re­creo lie nuesili-.is aliiKih |M-ületa-nas, no iironiinciarciiios aijuf ja­mas la.s palabi'as de ioiio irrevc-i'cnti.' (]iií' sil s:!i(!VÍa lia pionuii-ciado esta larde. Dircuios desde aquí, si a(pii ICIIÍMIIOS a.- iciuo—y lodas las i,osih,i;ilades d(! vue.si-ra fuerza no serán ca¡)aces de inipe-(lirio--, diremos it-'-d. aípií y des­de otras tnhunas pñtilicas cuando lri,\a,inos de aliul;r- ->' pioeiuare-mcs evitar la alusic»!i -a (iiiicii cjei'ci> la mas alia iiotestad de la. líciaüiliea, que si él en las luclia-^ aroorosas del rarlamculo luvo piiiili)> de vista en las ciu-siinai'.^ |i<>lí;ica.-i y .-ocia:e.s (|iití úlirieíou de niicslro cníorio, de nuif-iio pen­samiento y (te niic.-iia aciiiiid, e.s-lanios seguros de (jiic jamas, ¡ja­más!, iiretendcra imponcilos des­de (.'1 sitial aü;;usio (pie oeiipa. .\iiiilo abura a la ramjxi resPala-di/.a. qu(! na, tendido -su si'ñoria esla noche para indicar la posibi­lidad de (pie el sciinr pie.sidenie de la He|iUlilica. atiies (te sancio­nar una ley (ju • pugnara con .s"us ideas iier.^onaics, dimitlrta, crean­do un gravísimo conllleto. ¿su se­ñoría, me 10 iierinlte? Su señoría no «alko lo que se lia dicho <'sta n.xílie al incurrir en semejaiuo irrevi'iencia. (lirindes piTOtestas en la minoría ladioal, ooiitrarreis-tadas con grandes aplausos en la iiia,V(H l a . )

Alusión a ia i alturas Del ciudiadiaiio ejcmpl'ai q.:t< aes-

de ©se ©stJ'ad.0 pr(;iiuetió una tardo memorablie respeto sagiadu a la ConslilUiCión que lué .ex|uesióii de nuoslira vuluntiid, lenicinos la ab­soluta seguridad' de que cuando haya de sancionar, si la ocasióm se lo depara, leyes coniranas a su propio parecer, leyóos adversas a su ideología, leyes que no se ajusten a su criterio pers(Uial, el alto y abnegado espfriiu que en cuanto al oumplimianto del deber tieine su excelencia el presidenta de la. Hepública le hará no vaci­lar en poner su firma sancionan­do la ley que, cuando mo se opon­ga a los preceptos de la Constl-tmción, S'ea la cxprnBión legal de esta voluntad s.obera.na, sin sentiir jamás el escrúpulo miczquiJio que le pueda empujar a la renum^-ia de ini deber que en él es más sa­grado qu(> en nadie. (Aplausos.) Nos marcharemos sin amenazas

Y nada más, Sr. Lerroux. Esta dicho todo o casi todo, ¡lorqñe no quiero abarcar con mis palabras la hora quo ya es d.ada toda la amplitud de mi pensamiento des­pués de esta fatigosa, jornada. Cuando vosotros, republictmos de todos los matices, cuwido vosotros podáis y queráis constituir ese Co' bienio que apetece el Sr. Lerroux, los socialistas no os opondráp nin­gún obstáculo, no os lo oiione'n des­do atiora; se marcharán alegies de este banco de la responsabilidad a esos otros, donde la libertad es más plena. ¿Y sabe su señoría có­mo? be una manera distinta a su señoría. Cuando nos marchemos, nos marcharemos sin amenazas y sin dejar en los aledaños del Po­der ocupados por correligionarios puestos de confianza del Gobierno ni delegaciones fiel Gobierno. ¿Sa­be su señoría por qué? Porque nos lo impedirá nuestro decoro po-,lítico. (Grandes y prolongados aplausos.)

Rect i f ica el s e ñ o r Ler roux El Sr. LERROUX rectifica y di­

ce que no se eiictlentira en condi­ciones físicíts para hacer una ex­tensa rectificación; pero afirma que se ratifica en cuanto antes ha dicho.

Agrega que para evitar suspica­cias anuncia que la ley de Con­gregaciones religiosias la exceptúa de la obstrucción anunciada.

Las últimias palabras del señor Prieto no son propias de su al­tura.

El Sr. PRIETO: También yo des­ciendo.

El Sr, LERROUX añade que los puestos oficiales que tie-iKín los ra­dicales no los han solicitado, y algunos han sido ofrecidos reite-raclamente, Pero desde este mo­mento los pone a disposición ded Gobierno.

Si no se toma a descortesía el que (¡o híii>le más, se callará; en caso contrario, se ponie a dispoei-ctón de la presidencia.

El Sr. AJ AÑA considera que el debate debe terminar, y no por bien del Gobierno, sino dei Par­lamento.

El Sr. Maura llama a la concordia El Sr. MAURA recoge las pala­

bras del Sr. Prieto, y dice que es necesario dejar a un lado todas las minucias y restableoer la cor­dialidad republicana.

Si hoy no ha de poderse termi­nar el (iebate, que puede temer tan grandes consecuencias para los re-,publícanos y para Espatla, propo­ne que se celebre sesión mañana sábado.

(En la Cámara hay diversas ex-presione».)

Bl Sr. GALARZA propone qu« el debate contlnúe:esta noche.

El Sr: Azafla aconseja 4be «Iga •I debate por la hoohe y asi se

acuerda

El Sí. AZANAdioe que el Go-Wenno no qtitere atribuirse él papel de dec^'lr la cuestión; pero d^ea que se-tujelere el debate, y, por su gusto, d e b e r í a contlpuar esta nocbe.

El PRESIDENTE: La Cdmeja dift-cldlrá. Va a someterse a votítoiifm. Los que deséiem que la sesión stgia esta noche, que se pongan áe p,e.

Lo hacen la mayorít, de los di­putados, y se acuerda contk'mar esta noch«.

' ^'&.

4 Febrero 1933 ZZ Ja Tiber I adL PAGINA 7

S.' suspende In sesión a las nup I \._' y trv'iiiUi y ciiicd iniíiutos. '

Sesión nocturna l as 'jiKjí' y CU'ú-S,' n ' . ; i i i i ; i l a

I < l l l , l l l l i ü l i l l j b .

La Federación de izquierdas opues­ta a la uniun de los republicanos

1.1 SI-. (lALAli/.A I . IM' U,VÍ .1.; la |i.iiai)i'd rii ihjiiiiiri! ili; l.i l'irpH.

iJiie ((lii; iiij 'M<i ut'Cii.-^i lu el rti-f|UH-riliiieiiio uel Sf. MaUíu [wra «l'i.! la loilüidCiuii exiiiisiMüi su

1,11 |"joa,s palabiM-s <liii:il«ivi lila­ila, la aolilud ile.hU ayrufi-acuiii.

l!i/'.(i^i! las liiaiiifi-.-.laM'jiíC.s li*: lus hi'.T, l'iiulo y Mama y lin-' (|i,i' na'la, iiMiilrJa .|IJIÍ coiilOblai a i'ila> -I ''I >•!. Maijiu lio liubiebC u^'n\a.lM iiai.ia lus i •ipiiuln.-aiius la i''-|)ijn^aliiliikul (le qu>' los s-ucia lisia-s siHa.ii >in el l'uil<.*r.

1,0 iiniiiei'o (|ue hay ijiue acla-la.r--añaiie - es ile ipie i;lus« e« esa n'.-.|)uii;>al)il¡ilail.

l.u la crisis lie Dicieinbie (te l!):;i el Sr. A/.aü-a liUs<;A la colaboraeinn ih' oirás riit»r/as rt-publicaiiaa (-oii lo, sDCuili>laíi.

IIUIMJ ii)iia iniporUirile luer/,a '\u,; i'i\n:uii\t) (|ii« 1(0 podía colaborar con los síjciulistas. o con éslos en las ciiricras iinc S(! leis iusjj^nalKiii. Oirás Iijt'izaM opinaron lo i;oiiira-no.

,.ijiié de nuevo ha (x;iJirrido pura qii(3 mi Oüt)iei-no constituido «n esa fornia, con un pr(j«rariia ipie oslíi ri«s.arrollawlo, '.(Miga ipie pre-si-nloír ijiwi crisis para la salida do los soeialistasí .-.lOs ipje ésios cre<'.ii que no pueden seíjiiir do&íj.rrollan­do ©se propraiiia?

Nosotros etiteudeinixs (jue no y que el Oohierno dobe conllnuar tal como está coiislHuido pura w;-KUiír Siu progra.nia, qu<i presentó aJ P/irlíunento con el roMS^iMiliniieiilo (Ifl minorías qu« unldu-s coii.slilu-yen mayoría.

r.* posible que IÍJICA un uiio. al aprobarse l.'i Constitución, las di-l'iíreneins entre republicanos íue-ríin pequeilas; pero lia transcurri­do Jifio y medio y t*ia-s difcrcneuis no son piHiuei'ias y son fujulairKiii. tnleis.

Sií linji venido aliondando en fis­tos días y en Ui. misma, tjirde de tioy. l'',si)s uru|Kj8 lepublicunos han llegado a aciLsar al (iobieniio. por lo miíiios, de. C(>nfu<nnidnd con el asrisinato.

\jx cordialidad no lia IUÍ í>eT sólo una palabra, sino una conducta, y después del diií^nirso del jefe ra diral no existe, puesto que lia pro ferido anie^nax.-is .J Gobierno.

IJOS s<)ciali5tfl.s no MHI míos for­zados BU el banco azul. Ks.tíji en él porque lian esitirna<1o qiue el pro. praiTirt a de-sarrollar t.s e! que con­viene, y claro fts que para ello han t^-nido que realizar sacrificios.

Deben reconocer que también n(,).sotros, los republicanos, cumplí-inos tealniente ose programa,

l'or eso la invitación del señor Maura a la concordia no puede ser V • beclio. (Protestas de Jos radí­enles.)

N jsotroo no creemos que el pro-g ra r i a esté realizado, y para I porvenir no podemos hipotecar nuestra conducta, porque desco­nocemos Jas circunstancias y la conducta que observarrtti los de-miis.

Fiocuerda que el Gobierno ofreció unas elecciones parciales en Ene-1-0 y no se aceptó. , SI se hubiera creído que la opinión estaba con­t r a el Gobierno las hubieran acep­tado. En Abril habrá unas eleccio­nes municipales, y entonces se ve­ril si el país está conforme o no con la política de! Gobierno.

Termina diciendo ,"0 tiene gr^n estimación por el partido radical I i T su historia, y que su conduc­ta se inspirara cuando llegue el momento, no en el deseo de gober­nar, sino de servir a l',spaflo, y a la nepúbltcn. El 8r. Maura seíiala la discrepan­cia entre el 8r. Prieto y el presi­

dente del consejo El Sr. MAUHA dice que el seílor

Galarza, en nombre de ese con­glomerado que se llama la Fírpe, no ha comprendido bien la im­portancia del momento histórico que estamos viviendo.

Esta tarde el Sr. Azafía ha ex­presado grandes optimismos por contar con u n a mayor ía compacta y el porvenir claro, y en seguida eJ Sr. Prieto se ha levantado a decir que los socialistas estaban deseando marcharse , y lo har tan hoy mismo si se unían los repu­blicanos.

La discrepancia es notoria, y lo ocurrido no se ha visto nunca, pues la voz del Gobierno la lleva el presidente.

Un ministro, en cambio, expresa el deseo de verse en los bancos de.enfrente, y si no se va es por­que no ve el Instrumento de go­bierno que le substi tuya.

Estos juegos malabares no los en­tenderá el país. A part ir de hoy, los ministros socialistas están de precario en el Gobierno, y éstci ha quedado completamente mellado.

El Sr. AZANA: Eso querr ía su señoría, (Risas.)

El Sr. MAURA: Contenga su se­ñoría esas palabras despectivas. ¿No se da cuenta S. S. de que el país está convencido de lo contra­rio que S. S. pinta? Todo el mun­do sabe que ese Gobierno está In­capacitado para seguir gobernan­do, porque habéis agotado ya to­dos los recursos para la obra co-miln.

No tenéis unidad política y go­bernáis a la deriva, y de ello hay recientes ejemplos en el Parla­mento.

Pero la Flrpe entiende que no ha llegado la hora.

Lamenta que los republicanos, levantando la vista, no hayan aprovechado hoy la ocasión de unirse ante u n Gobierno qu« ayer «staba decapitado y hoy ha que-díido hecho tr izas después del dis­curso del Sr. Prieto.

Los federales dispuestos a la concordia

i:i Sr. NIEMUIIO manitlesla (]ue los federales sipm()ie se han pro­ducido con indeficndeiicia y con desinleiés. y esto les lia liectio vo-tai miichns veces contra decisio­nes d"l (lObl^•lno que corisideiaron contrallas a la política proclama­da i'or el Sr, Azaña.

Agrega que los federales están siempre dispuestos a la concordia, y cree que el Sr. Azaña, dt'spués d'-'l discurso del Sr, l^iielo, debió [M'dlr qiip se suspi'iidiera la sesión y rnarcliai a l 'alacio a planf-ai la riiestii'in df coiidanza. El Sr. Balbontín contra los retro­

cesos de la República

l'.l Sr. li\l,llONTIN dice que co-iiKi de bi'clio la crisis está [ilaii-teada. y es posible ipie no viclva a reunirse la Cámara, 'piiere e.v-presar antes su rrilnrlo ante la maniobra que tía realizaiUi d señor í'rieto.

Dici- que en su discurso el señor Prieto liabló de mayores avances, V boy el Sr, A/aña ha declarado i|Ui' la ley Agraria es conservado-'a , v al decir esto le ba aplamlí-do. un |ior la ley. sino por su sln-c i J i i d a d ,

I,os radicales piden el Poder pa­ra retroceder, no diré que liasla la nionai ' iuia. pero sí basta el limite de ésta con In llepñtilli-a.

Ante esta actitud, el Sr, Prieto, en ve-z de oponHrse a esc asalto del l 'oder, (jui-ere retirarse facili t.'mdolo.

l'iKw si e« verdad que quiere ;ivanoe.s. no debe ooinientlr la eii-irada fie los radilcales en el Po­der, porque e.s<) es hacer una ir.nl-ci'iii a la clase obrera.

Termina diciendo 'pie lo que el Sr, Prieto lia tieclio lia sido ten­der el puente lifloin la tendencia fasciíla, Ifirandes murmullos.)

Los progresistas, por la unión l'.l Sr .HJAllllOS se diielM de que

apenas hecbn la itivitaclón a la concordiji, ios republicanos em­piecen a dividirse, en contraste con la uu\fm que cada día es rnás compaclji de los sn<dnlls1as.

Los progre-siS'tní. en cuyo nom­bre habla, están diRpuestos en to­do momento e lncondierlonalmente a 1« concordia, El orlterio de la miñona radical

El Sr. MAUTINEZ flARHIOS mu nlfle.sta que ratificando las pala­bras deJ Sr. f/fiírroux v» a exrw-ner la posición de la mimorííi ra ditcnl

Dice que no se ha emcaotado con las palabras del Sr, Prieto. Si fueron la expresíAn de un deseo suslenlado por sus compañeros de Gabinete y el Gobierno, ya hubie­ran procurado éstos demostrarlo.

El Sr, PRIETO: ;,Y qué sabe su señoría si eso lo hemos plañíeado en el seno del Gobierno? (Rumo­res,)

El Sr. MARTÍNEZ HARRIOS No lo .sabia; pero no ffidla sospeiber lo al oír las optimistas iwinbras del Sr. Azaña,

Hay una manera de probar si es posible la unión de los republi­canos y es provocando la crisis, y si el ensayo fracasa, entonces ten­dréis derecho a volver al Gobierno con autor idad diciéndole al pa(s cpie sois indispen-sabies.

Ya se conoce la opinión de los grupos republicanos que han ha­blado. Hay muchos que están dis-puiestos a la concordila. Si la di-flcnltiSd surge, es, pues, aht don­de surgirá.

íyoa radicales eslamos siempre di s-pu estos al sacriflclo, y si pen­samos ein el Poder no es por in­terés bastardo, sino porque cree­mos que servimos el Inferes del pais.

Nosotros no hemos de Imponer n inguna condición pa ra ir a donde *e fios llame.

El resultado de este debate ha de sacarlo el Gobierno después de ha­ber oído a todos y al ministro de Obras públicas. (Aplausos de los radicales.!

La oplnl6n del Sr. Alba

El Sr. ALBA interviene y pre­gunta desipués de haber oído al se-fior Galarza si la prerrogativa del presidenta de la Repüblica ee ha t ras ladado al escaño Juvenil del Sr. Galarza. con sus frases que ha destnildo el ambiente de conci­liación que había.

Elogia el discurso del Sr. Prieto, que ha sido un acto político, y no se explica que en el intervalo de unas horas haya cambiado la de­coración.

En estos momentos en que se moldean las costumbres de la se­gunda Repilblica, no se puede res­ponder a la majestad de este de­bate con una solución silenciosa. La crisis estaba planteada y no se puede l iquidar como parece que se pretende.

Recuerda que la Constitución di­ce que el presidente de la Re­pública nombra y repone libre­mente el presidente del Consejo, y a propuesta de éste a los minis­tros.

Y no se puede coartar esa li­bertad con manifeslaclones como las del Sr. Galarza.

Un ministro ha planteado la cri­sis y ésta no puede t ramitarse como .se hace aquí, pues maña­na el país no puede dar su asenso a que el Sr. Galar/^ la haya re­suelto con su elocuencia Risas,)

Está seguro de que el Sr. Aza ña meditará mucho sobre esto di­ga lo que diga aquí -Rien El Sr. AzaÁa de*vaneoe las ínter-pretaoionei dada t a) discurso del

Sr. Prieto

El Sr, \ZAKA dice que va d oontesUr brevemente a los orado­res que le han precedido en el uso de la palabra.

Maniflestu que a él le parece que esta tarde ha pa'sado por la ima­ginación de aljrunos diputados una

ligera aiuolnacioii, (Risas y ru­mores.)

li.^la larde no be alcanzado bien i'l valor de las Jialabras d"! -eñor Maura; pero esta iioclie lie vi.sio que él tambitíii quiere que di'sapa-rcz'.a el (.iibierno.

l-;i Sr. MAURA: Hace mucho tiempo que lo quiero.

El Sr. AZ.\N.'\ ; Veo que a su se­ñoría míis quí- la uniíin de los le-publicanos le iniíTí'sa nmxstra de,sa[iar¡c1ón.

Nosoli'is nunca liemos extendi­do niiestris aspiraciones para el (loiveriir más allá de lo que iiu^.s-tras fu+Tzas nos lo consipnien.

Lo ipil' no se nrjs [lucde |K!i|lr es lo que i\sla larde ios iiedia el se­ñor Lerroux y esta iioclie con m;is uryeiicia el Sr Maura, y es (pie nosolnis preparemos nue.sira [uo-pía sucesión

El Sr, ,M-\l,)liA: Ha ,sido el inl-nisi.ro de fibras piibliias el «pi'.' lia |>rovfx;ailo esJe dehale,

l',l -Sr. AZA.N.\ sigue diciendo que un Gobierno cuando dimiie no se encarga de que le suced,a otro, pues e-so no le iiiciimbe.

Insiste en los elogios que antes lia dedicado a los socialistas, y dice 'pie él le ha dudo a. señor Prieto ocasión riara la alusión, (lonpie era necesaiio ipie se res­pondiera a las expresiones del se­ñor Lerroiu-, que iilribiila a los so­cialistas el estar adberldos al Po-<) codiciosamente. (Protestas de los radicales )

lia dicbo el .Sr. l/erroux que es-tatian en el Poder como los avia­dores, atados por la cintura. ÍMíis protestas.)

El fiortido socialista, como otro partido, tiene derecho a estar en el l'odei con plena libertad fiara hacer una noble colaboración

Sigue considerando iniíxcusable la cobiiioración de los soc.alistas, y mientras él [ireslda B1 C.odierno no tiresclndliii de ellos

l-;stAii barios dn sutrii loda clase de invectivas, y la Indignación que tenia esta taide el Sr. Prieio, él Id comparte, porque es un imen amigo suyo. (El Sr. REY MORA interrumpe; se produce algún ja­leo, y el PnESII)r-,NrE le llama al orden ) Jusilflcando la intervenolAn del

mlntutro de Obras públloai Justiiica la actitud del Sr, Prieto

expresarido su despego por el Po­der,

Todos los ministros pueden de­cir lo mismo; el único que no pue­de decirlo soy yo, y el día que torne una determinación no vendné a decíroslo a vosotros; lo leeréis en los periódicos. (Risas)

Al i r . Alba le dice que ha in­currido en u n a exageración.

El Gobierno existe por las mis­mas razones que motivaron su creación.

La única formaóión ministerial ipie en este Par lamento puede ha­cer una labor útil es el actual Go­bierno. Se me dló un encargo, que voy realizando, y oiientras no se me releve de él tengo qu» seguir aquí. La oonoentraclOn republicana de­

be ser de afecto* Pregunta qué concentración re­

publicana es la que se propugna. No puede ser una sin compene­tración, que sólo dispusiera de la ..Gaceta., sin tener arraigo en el pais.

iMientras esa coalición no se pro­duzca, no se puede decir que se ha formado un itistrumeino de go­bierno.

El porvenir Heno unas puertas anchísimas; yo no tengo dotes de profeta; pero ya dije que la pri­mera obligación de un republica­no era la de no quemar nuestras reservas, y expuse que las Cortes debían durttr todo el tiempo que fuesen capaces de mantener en pie un Gobierno eficaz. La conservaol6n de IM Qoblernof

Ueniro de estas Cortes la vida de los Gobiernos habrá de cuidar­se con esmero. Más vale un Gobier­no mediano que dure, que uno brillante que se extinga como un relámpago.

Yo estoy aquí cumphendo con una obligación que no he bus­cado. No soy ambicioso, ni soña­dor, ni busco un porvenir; pero me ha caldo una carga que no sos­pechaba que era tan pesada.

r u a n d o he presidido un Gcbler-no que no quería presidir, he for­mado un programa que ha sido discutido y aprobado por todos.

No me es Indiferent. que sea una u otra la mayoría que vo­te mis proyectos, pues, como to

re()ub!icano. (Aplausos de la ma­yoría.)

Rectifica el Sr. Maura El SI M.Xt'H.X lectillca. IJ.'dica párrafos huiiioristicos a

la actitud en que se coloca e! se-ñoi Azaña, que con toda tranijuill-dad iustilica las palabras del se­ñor Prieto.

Agrega ipie en este pleito el pre­sidente de la República nada tiene que ver. Se plantea aquí, y ñ. Azaña lo resuelve a su gusto, I m^s, que e,, ¿g lo «pie depende como sí no butiiera jiasado nada, i 'odu. Reconozco que H presidente

Le dice al Sr. Azaña <]ue se ha i del Con=ejo lia liectio una defem-(ledi(.iido a hacer ¡uegos mataba-i ^a muy a.i orlada punto por pun-les. pues es capaz de estarse lia-! '''• ' '" ' juicio, ha calido con mu-blando una llora sin decii nada. 1 d io ••ure del lance Como no lo ha dicho, de la

(pie la gra.n masa de opinión que sigue al jefe radical no quede de-fi-audada, como otias veces.

* Don Melquíades Alvarcz -V.Í 'lisc'jrso (leJ Sr. Lerroux

me ha ijarecido adiiu.able, y ha lenid'j . jobre todo, una última liarte de un gran interés político. Yo creo que lendrú una irascen-'Jencia pu-litica. S^ilvajidu, desde

se- luego, la sensibilidad de los de­

nada. un ve seieír cuestión planteada por

(•"rielo. Le dice al Sr. Galarza .pie eso

de la Flrpe es una broma de mal género que el [lals no puede cori-sentir.

Mañana sabrá toda España -lue bay tres ministros soclallsias ')ue están deseando maroiiarse, y que su señoría. Sr. Azaña, n.-. les déla irse, teniéndolos esclavizados en el banco azul basta que S S. se vaya Este es el res'iltado del de-b a l e

El Sr. Prieto echa agua al vino El ,Sr, PRIETO rectillca y recuei-

da que en su discurso ya ha dicho que no había en él el menor di­sentimiento con las palabra» y la conducta del Sr. , \zaña.

Por eso en sus palabras no se bu [ludido ver la menor discon­formidad con el jefe del Gobier­no, cuya lealtad y espíritu de alj-negación en favor de la República (irociama.

Dice que está harb, de escu har invectivas e injurias que llegan a la calumnia, y siente tener que ri^ frenar sus impulsos para contes­tarlas con la agresividad que lle­va dentro. Por eso ha expresado su deseo de marcharse.

Abiiga la esperanza de que el Sr. Lerroux, cuando reflexione, ex­tenderá la excepción que ha hecho de la ley de Congregaciones a la de (.arantlas constitucionales y a otras, y la minoría radical seguirá ílscallzando sin esa amenaza de obstrucción, que seria una agre­sión a la República,

Al Sr. Balbontín le dice que él no aspira a ser protector de, fas­cismo, y se contenta con no ser charlot, (Risas.)

El PRESIDENTE justifica ia au­sencia del Sr. Lerroux por su de­licado estado. Se levanta la sesión sin acordar­

se nada El Sr. BALBONTÍN rectifica bre-

—Pues noóotros estariernos aquí I polin para el esinhleciiiiiento do

El ]ele de la iiiiiio..-ia federal, se ñor Friiiicliy, dijo a los periodis tas:

—Muy bien el discur.su del señor Lerroux en ténninos generales, y sobre todo creo que ha liecho lo que era ab,>olutatnente imprescin­dible hacer: De.fínder su actitud y la del partido r.ndical

El jefe de la minarla vas^onava-fra, Sr. Rsuiiza:

—I,,errüux ba hecho lo que debía haber heclio hace mucho tiempo. Considero una necesidad la reno vacKiii del Ciobierno.

• El Sr. Liado: El discurso de i.-e.rroux me ha

parecKb) de una gran tiablildad política y creo, por el rumbo i|U6 se dlbuia ein el Parlamento, que Se deirlvará de él a lguna conse­cuencia de Interés político. Por oiira parle, el presidente ha con­testado a iodos ios ataques qiJ.e se le han dirigido con una gran ha­bilidad.

* El Sr, Salazar Alonso diio a los

periodistas-— Estoy verdaderamente entusias­

mado. El discurso del Sr, Lerroux ba revelado sus energías y su ple­nitud mental. No ha descuidado ni el fondo ni la forma, y ha despe­jado un horizonte lleno de nebulo­sidades y maniobras secretas que se producían en la propia mayo­ría. Ha hecho un gran servicio a la República ly a España. Hablan­do claro y ofreciendo la posibili­dad de un Gobierno que el actual se obstinaiba en cerrar . Yo no sé si la sensibilidad de la maiyorla producirá el efecto político que co­rresponde al discurso. Hay enfer­mos que se obstinan en continuar de pie. Cuando caen, ya no es el médico el que debe acudir, sino el sepulturero. El aira de la calle ha entrado en el Par lamento; por

vemente, y el PRESIDENTE declar eso se percibe el olor a descompo ra terminado el debate político, le- slción

(' político, deseo que lleven la substancia de nuestras ideas.

Por esta razón, porque queremos qu j nuestra huella política quede en la legislación del país, es por lo que nos mantenemos en este puesto,

¿Quién se va a oponer a esto, si no es por la fuerza ..i ia ra­zón o por el niandato de la opi­nión pública'' • Debemos gobernar como si fué­

ramos a seguir quinquenios Ctiandi, vinimos ai Poder, mu­

chos nos auguraban quince días de vida. Hemos durado quince me­ses y debemos gobernar como si fuéramos a seguir quinquenios.

Este Gobierno dura rá lo que quieran el Par lamento o e sufra­gio. Tan t^til para la República es que se unan los republicanos, co­mo que se unan republicanos y so­cialistas. Asi opino, y mient ras no cambie de opinión, así gobernaré.

La facultad presidencial no ha pasado al escaño del Sr. Galarza, pues é::te no ha hecho más que ex­presar una opinión que se le ha solicitado como representante de un partido político.

Termini, diciendo qu,! no tiene otro deseo que el de que liegue el momento de que se le coloque en un obscuro puesto d- paz para aplaudir la obra de otro Gobierno

vant indose la sesión a las dos me-nf)S cuai to de ia madrugada .

La ¡ornada po* lítíca

• I discurso del Sr. Lerroux Abierta la sesión, inmediata­

mente, como antes décimo», ha­bló el Sr. Lerroux pa ra pronun­ciar su anunciado discurso.

A las seis y cuarto de la t&rde terminó su discurso el Sr. Le­rroux.

Estuvo hablando dos horas jus­tas. Como la Cámara habla esta­do pendiente de sus labios, a l le­vantarse a contestarle el jefe del Gobierno mostró ostensiblemente su deseo de que se suspendiera el debate durante unos minutos, y el presidente de las Cortes acce­dió a ello. .

El Sr, Unamuno fué uno de los d iputados en los pasillos, donde comentaron acaloradamente las incidencias del debate.

El Sr. Unamuno fu4 uno de loe que pr imero acudieron a felicitar al 8r . Lerroujc.

* El Sr. Alba, después de elogiar

mucho el discurso, manifestó que había dejado en él u n a base p a r a la estructuración de los par t idos políticos.

* El conde de Romanones, el ser

Interrogado por los periodistas, ex­clamó:

—Un g ran discurso de oposición gubernamental desde el principio iia®ta el flri. Está en l a plemitud de sus facultades, y h a dictio cuanto quer ía decir. La tiltlma parte del dtscureo ha valido poír todo él.

* El Sr. Maura «concretó su opi­

nión sobre el discurso, diciendo: —Si la gente sabe aproveclMir lo

que ha dicho hoy Lerroux en la segunda parte de su discurso, ve­r á que h a prestado un gran ser­vicio a España y a la Repüblica, que debe tener consecuencias po-lítícais.

* El Sr, Royo ViUanova, ante un

grupo de periodistas que le pi'e-guntaron su impresión personal, contestó:

—Sencillamente que vendo mi carnet de diputado por dos pe­setas.

* El Sr. Ayuso: —Ha sido un discurso de día de

Hesta. A mi juicio. i„erroux ha eslado excesivamente cortés con él GoDiernu. '

m El Sr. Gil Robles: —Dehnltivo. No tiwie saiída. La

segunda parte, sencillamente mag­nifica.

4> El Sr, Mairtlnez de Velasco: —Loo hombres políticos ee ne­

cesario que pongan en relación .sus actos con sus palabras , y esta tarde el Sr. Lerroux lia realizado un flicto, qutí podrá tener o no coinsecueinoitts políticas; en otros tiempos, las hubiera tenido; pwo, por lo menofl, h a contribuido a

L,i soluoión política propuesta por el Sr. Prieto

El discurso del Sr. Prieto produ­jo gran sensación en la Cámara. Al salir los diputados a los pasi­llos no ocultaban la gravedad del momento político. Interrogadas va­r ias personalidades sobre las con­secuencias que pudieran derivarse después de los discursos de los .se­ñores Lerroux. Azaña y Prieto, el Jefe de la minoría agrar ia , señor Martínez de Velasco. decía lo si­guiente:

—Estamos en crisis. Ahora, que no se ve el aire que respiramos, porque lo lógico hubiera sido que el presidente del Consejo, al termi­nar su discurso el ministro de Obras públicas, hubiera marchado a Palacio a plantear al presidente de la República la dimisión de to­do el Ministerio para que se for­mase un Gobierno de concentra­ción republicana, como ha pro­puesto e) Sr. Prieto.

El jefe de la minoría socialista, Sr. Cordero:

—No sé lo que pasará. Ello de­pende de lo que ocurra en la se­sión de esta noche, que es por lo demás interesante.

Don Santiago Alba: —La crisis está abierta. Crisis

par lamentar la . Ahora veremos có­mo se resuelve en la sesión de esta noche. ^

El Sr. Prieto y Hi dlaourso El ministros de Obras públicas

fué rodeado por un numeoroso gru­po de periodistas y diputados, que lo felicitaron por eu discurso. Uno de ellos le dijo:

—Todo el mundo asegura que us. ted ha planteado la crisis ministe­rial,

A lo que contesto el Sr. Prieto: —Yo he dicho lo que sentía, lo

que siempre he dicho, sin ocultar para nada mi pensamiieinto, y alio-ra que los demás hagan lo que quieran, OOmo se suponía serla resuelta la

orisit Los d!;putado6 de la mayoría fe­

licitaron a los Sres, Azaña y Prie­to por sus discursos.

Pregunta4o6 algunos significa­dos miembros del partido sexual is­la, de Acción Republicana y ra­dicales socialistas, mauifestarotí que, sin desconocer lo delicado de la situación política, podría des­envolverse fácilmente en el Parla­mento.

Algunos diputados de la mayo­ría dedicaron loe más calurosos elogios al diso-urso del Sr. Prieito, que con u n a claridad diáfana plantel'! la solución política, y de­cían que si los socialistas abando­naban el Poder podía cont inuar el mismo Gobierno ocupando estas carteras miembros de la minoría radical.

El Sr. Lerroux se retira Al salir del salón de sesiones el

Sr. Ijerroux, se le aoarcó el señor M'artínez Barrios, quien le pregun­tó si concurrir ía a la sesión de la noche, a lo que contentó el ¡efe radical:

—Yo no vengo, pase lo que pa­se. Conmigo uo se juega de este manera .

El Sr. Barí '06 le replicó:

a bs.Til 111 ii.! 11 eme tod os. El Sr. De los Ríos y el discurso

de Lerroux líon Fernando de ios Ríos dijo;

.Yo no ijuiero opinar, porque la opinión sobre el discurso del ^ se­ñor Lerroux no se puede dar en cuairo palabras.»

Sánchez Román no quiso dar opinión. Desmintió rotundamente la información publicada por .A R C», segtin la cual él estaba en combinación con el Sr. Pedre-uiú |iar,'i. formar Got>ierno. « '(l no ine meto en esas cosas y ruego a ustedes que las desmientan cate-; "('inc'<'iinent.e.» ' El Sr Largo Caballero mantfes-

i :6 a los periodistas que, como es­taba resentido de su enfermedad, había pedido permiso al presiden­te del Consejo para no asistir esta noche No quiso dar su opinión sobre "1 Tnomenio político. El Sr. Sánchei Román desmiente que negociase una solución para

la cns is

El Sr, Sánchez Román, eai con-ie.bi-acióii a un suelto (Je un perló-ilic(,i, que le suponía 'aspirador de una conceniiación republi.cana pa­ra constituir un Gobierno presidi­do por el Sr f-'edregai. ha mant-fesiado:

—I'arece mentira nue después de dos años de labor par lamentar ia no se hayan dado cuenta de qw-e yo no quiero ínterv'enir en políti­ca ni mo presto a combinaciones (le ninguna esp'jcic-. El Sr. Besfeiro dice que todo que­

da pendiente

Al termiiuir la sesión de la tar­de, el presidente de la Cámara di­jo a los periodista*:

—Como ven usledfts, no se puede decir nada, porque la sesión con­tinúa esta noche. Mi propósito es que el debate termine, salvo coti-tingencías. Para el martes, ruegos y preguntas y después continua­ción de ia discusión del proyecto de ley de Congregaciones religio­sas.

A las dos de la ma­drugada

Bien señalaxlas quedam en al cuirso de nuestras ñolas Informa­tivas las caréeleristioaa que tuvo la j omada política y parlaaneuta-ria de ayer.

La mierveinctón del Sr. Prieto marcó bien claramemte el •camino por el ouiaJ haibta de dieiseiinboca.r la corriente enorme de la opimíón española actii.xl. IA unión de los repuibiilóanos era u n a comdición esencial, como la h a de ser ateim-pre, para lograr la formación de un Got>iemo (jue, reipresentaindo a toíioa ios grupos, pu<lie«o orlien-ta.r ia política reipubllcama nacio­nal.

Pero se suspendió la sesión de la tarde, ty antes de la nocturna hubo conversaciones ly cabildeos, en que sie habló por deleinninados elementos republicanos de Impedir que la orientación del Sr. Prieto no fuese la ba.sa de una posible solución política.

Y reservándose una declaración de gravedad, que tal vez hubiera determinado una situación parla­mentar ia dlHcilisima, el represen­tante de ia l lamada Federación de Izquierdas (Klrpe) afirmó que no era posible la concordia, pues las diferencias entre los grupos repu­blicanos eran m.' s hondas después del debate de estos días.

Y ya no había más que habdar. Los oficios de a lgunos parlamen­

tarios de buena fe de nada sirvie­ron para desairol lar lógicamente el debate, y con unas frases de los Sres. Azaña y Prieto terminó la jornada pallllca, dejando las cosas en el mfsflio punto que es­taban ai comenzar este nuevo pe^ ríodo de sesiones.

Aunque,, naturalmente , com la si­tuación política má« confusa que entonces.

Esta era la rápida Impirealón de ios diputados a l salir esta madru­gada de la Cámara,

Otras notas políticas Consejo de ministros

A las onoe y media se reunieron en Consejo los minis t ros en el mi­nisterio de la Guerra.

No asisUeriin los Sres, Caimer, Domingo y Casares, por seguir en. fermos. Tampoco lo hlsso el mi­nistro die Estado, que contlnila au­sente.

El minlistro de Instrucción púMi. ca estuvo escasamente u n a media hora con sus compaflexos, pues tuvo que acompaflax al presidente die la República al acto inaugural de la Exposición de grabadores de Checoslovaquia

La reunión terminó a las dos de la tarde.

Al salir de Guerra el Sr, Glral, dijo a los periodistas:

—No hay nota oficiosa. En rea­lidad, no ha r ido un Consejo, Fal­taban cinco ministros. Ha sido más bien una reunión de amigos en la que se han cambiado Impre­siones sobre diversos asuntos.

—¿Habrán hablado ustedes de la situación política? — preguntó un periodista.

—Se ha hablado de todo: pero no h a sido más que u n a conversa­ción amistosa.

El ministro de Justicia conífVmó estas noticias acerca del alcance de la reunión ministerial .

—Sólo ha sido un cambio de Im­presiones—dijo.

—¿De cuestiones políticas y par­lamentarlas?—se le preguntó.

—Naturalmente. Se h a b M de todo.

Referenola del Sr. Prieto Por su parte, el minis t ro de

Obras públicas dio a los Infor­madores la siguiente referencia;

El Gobierno h a estudiado el con­venio establectldio entre el Ayun-.amieato de Sevilla y l a Casa Zefí-

una estación de .amane de dirigi­bles que lia.gian el servicio aéreo a Anierica. Se ha acordado' i ine el convenio iia.- e al EsUido y .se ha designado una coniisló.n inlegraiht por el director de Aeroníiutica ci­vil, Sr. Biiylla, director gemeral il" I- Contencioso, .Sr. Ca.somieva, y coiiiiisario del puerto de,Sevilla, Sr. Orbe, para que se encararue df> redactar el proyecto definitivo. Para facilitar las ol>ras que se hayan de hacer .se ha dispuesto que los gastos corran a coirgo ili'l prijsupuesto do la .lunta de (Jliras del puerto de Sevilla, y yo procuraré suplementar a esa Jun-t<a con las cn.ntidades neces.arlas para esas alenciones.

He expuesto también a mis com­pañeros de Gobierno el estado de las obr,as de protongacU'm d.el pa­seo de la Ca.steilana. Dentro de po­cos días, cuando se siente el tiem­po, se establecerán t umos noctur­nos. La inauguración del nu-evo trozo del paseo será el 14 de Abril . ' Han terminado lo« estudilos técni­cos para la construcción de la es^• lación subterráinea de enlace fe­rroviario. Dentro de pocos días sal­drán a subasta las cons1ruccif>nes de unos tramos para aliviar la cri­sis obrera de Madrid. El Consejo de hoy en Palaolo,

aplazado

En aienclón a las circunfitanoias de seguir eafennos varios nalnls-tros se ha aplazado el Cxmsejo de ministros que se iba a oelebraír lioy séiyado en Palacio, bajo la pnisiüiiencia del presidente de la República.

LIQUIDACIÓN SATISFACTOniA

El primer presupuesto de

la República lil ministro de Hacúemda facili­

tó ayer la siíjuiente nota: «De los dalos recibidos en la

Intervmoión general detl Estedo reJ<xtivos a los iii^pasos y pagos aa el año 19;ia, puede baioeirse ei siígulente avano© de lo que será la liquidajolón del presupuiesto de diolio aj eróle lo:

Ingreaos verlllcBdos duarainte 1932 (iincluso por recuirsos extra-ordiriaríoa. Deuda), 4.409.086.177,33 pesetas.

Pagos reallzaílos has la SI de Dl-oliembre de 1032, 4.297.105.280,26 juesetas.

Exceso de los ingresos «obre los pagos, 111.930.957,07 pesetas.

Com la emisión de 500 inillanes de Deuda del Tesoro, los 19,13 oib-teinldos de la emdsión hecha a ouenta del emipréstlto de Cultuna y los 3,57 de Jia Deuda pa ra oa-aas bara tas piuesta en ctirouloxvlón m. 19:t2 be h a n cubierto todo» kis gastos del Estado, a i m haíMendio íriicaiiído en Sti presuipuesto por p r i m e m vez los que veniam eaáís-íacléndose con Indepeindeinioia del misano por el Consejo Suiporlor d s Ferrocarriles, el Servlciio d« Ac­ción Social Inimoibüiliaria. los de Turismo, Verlílciación de contado­res de aAitomóvllee, Juiraidoe miz -tos del Trabajo y otros, y la» otoMr gaciones «jtrasadas por ferrocarri­les, firmes especüaHes y Ooimltés pari tar ios , y todavía h a haibido uin exceso de Imgresos aoibre los gastos de 111.930,957,07 peseitas,

A este resuilitado se h a llegado sin niiinguna ílootón, pues las íor-malizacionies hecihas en el ejar-cloiio de 1932 poír pago de Deuda Impartían mayoir s u m a qu» las Idealizadas en presupimestoia aiote-riores; las obdlgacáones pendHeiv-tes por resultas del e ü o 1932, Se­gún puede calouliaaisie por los ida< tos recibidos, no oomiptotoe laáxi/-vía, pues faltan los coirrespon-dientes a las Ordenaciones de Guerra y Marina, serán senaitod*-mimte Iguales, quizá nwinores (no oibstaaite «a mayor volumen deil presuipueeto), a las que quedaron pendientes por cuenta del eijejci-cdo anterior , y los ingresos <iue quedarán por resultas en 1932 también serán setnsiiblemento Igua­les, más bien mayores , a los que quedaron pendientes por igual corucepto en 1931.

El minister io de Hacienda n o quiere liaoer n ingún comentar io sobre los resultados (pie antece­den; ünloamenite se f e M t a de ellos, jpopque revelan la eflcaioiB e Intensidad de la gestión recau­dadora y la pmdenc ía con que h a procedido el Gobierno en la administración del presiuipueeto de gastos.» — » • »

EN LA CALLE DE GOYA

Accidentada de-tención de un

maleante Los agantee d isparan al air« Anteanoche, dos agentes afec­

tos a la pr imera br igada vieron en la calle de Goya que penetró «n el c ine alli establecilido el ma­leante José Guardlola Aseó, cono­cido en el mundo de l a d^inouMl.-ola por «el Peifióni, quien se ha­lla reclamado por var ios Juzga­dos de Madrid a oonsecuemcla do delitos contra la i)iropledBd.

Iba acompañado de un indus­trial de reoomocida aolvenclai quien descanocla la verdadera I>eirsi0.nalidad de eu «ico>nipafianit8, por cuya razón los agentes espe­raron a quie tanmlnara el espec­táculo para realizar su oaptura.

Al ser conducido a la Comisa­rla, «el Pepón» logró desiaslrse y emprendió veloz carrera , obligan­do a los agentes a hacer unos disparos a l a i re .

Al Ttuldo d« las dieUHtackmet)

PAGINA 8 Ta libertad, 4 Febrero 1933

acuiJicrün das seirernos del barrio y unos guardias de asalto en un autioinOviii, corno astmiisimo buen miinoro do transeúntes, que em-pt-eiiilieron la persecución del fu-g'itivu. «El Hc'pón» cayó o se tiró al suoilo, l€í ríe roso (¡iiizá de qae le SLWMUIZÜMHÍ los disparos, y nue-vuiriwite en poder de los ageniee fué conducido a la Comisaria.

Hegis'rudo allí, se le encoritra-ro n dos caniiels, ¡pie se suponían ííilsoíi, uno de ellos de abogado y otro do ailliailo a un detennl-jiadü partido IMJIÍIÍCO catalán.

.So ha comprobado que «el Pe-l)ün»' se lui'Cia pa-sar en siis an­danzas por marqués de Portugal.

En su [Kxier también se encon­traron cartas escritas con su le­tra, cai las que liacióndo&e pasar j)or una dama se dirigía a cierto descoinoc do galán, sin duda con él pro|)6siio d« hacerle victima de cualquier timo o estafa,

Eué pnesto a dlspijsición de la autoridad judloial. - « • > •

BANQUETE A LUIS A S T R A N A M A R Í N

El banquete-liomenale al insigne es<;riior U. I^uis Astrana Marín, con motivo de su magistral edición d* las obras completas de U, Francis­co de Quevedo Villegas, se varifl-caiíi el próximo lunes, día 6 diel actual, a l.-is dos en- punto de la tarde, en el hotel Morkla.

IAS tárjelas, al precio d« 18 pe-srtas, pueden adquirirse en los si­tios slguientp.s: Librería Fernando Fé. Puerta del Sol. 15; Centro Ra­dical, Preciados, número 1; Sirn-dkato de Actores Espafioles, ave^ nida de Eduardo Dato, número 7; Cns«i de Cuenca, Huertas, 13; café Colón. Akvilá, 17 y J9. y hotej Flo-riila. plU7,o del Callao,

N e c r o l ó g i c a La señora viuda de Vara

Ayer falleció en Madrid la res­petable dama dofla María López de la Llave, viuda de Vara.

Esta ilustre sefiora, por su ta­lento, sus virtudes y su extraor­dinaria simpatía, gozaba del afec­to y la admiración de cuantas personas se honraron con su amistad, ejerciendo una verdade­ra influencia en Arévalo, donde su personalidad era una de las más destacadas.

Hoy seríS, trasladado su cadrtver a dicha población, en la que la noticia de su muerte ha produ­cido gran consternación.

neciba la familia de la distin­guida señora la expresión de nuestro pésame, y muy partlcu-tannente sus hl,los, D. Luis, D. Ju­lián. D. Ángel y dofla Asunción. — o.»'» ' ..

Relaciones comercia-les entre la Argentina

y Chile Mendoza, :í.—En la oonferencto

celebrada por los miJiistros de Hel aciones exteriores de la Ar-geniiin* y de Chile se h^ hablado csp«i.la|mente del Tratado comer­cial entre los dos países, »u re­novación y todas las d*>más oues-tloniM políticas y econ<'wnicas que iiitéreíaaii a los doe países.

Tanibián «e han buscado i OÍS medios de poner Un a la guerra boliviana-paraífuaya.

El ministro de RelOiCloneis exte­riores de Chile ha expuesto sus proyectos de Códiitgo com«rcial común para las dos naciones y deJ estaiblecimlento de na ojcmer-do taiteimaictonal para el tráfico en la cordilleira d« los Ainde«.

Doctor Ubeda Sarachaga.—«Gran derrame pleunaU (con proyeccio­nes).

Doctor García Trlvlfio.—«Un ca­so de sarcoma de pulmón».

Doctores Valdés I^nibea y Ra­món de Castro,—«Fiebre de malta y tuberculosis; problemes, diag­nósticos».

Academia Médico Quirúrgica Es­pañola

Esta Academia celebrará sesión pública el lunee, día 6, a las sie­te, en su local, Esparteros, núme­ro 9.

El doctor Sarachaga expondrá su comunicación sobre pleuresía enqulstada; el doctor Casanova Seco, expondrá un trabajo sobre un caso de rotura de un muñón duodenal, producida por un ésca-ris: el doctor Alfonso de la Pefta. hablaré acerca de la reseccióJi transuretral en el tratamiento de la enfermedad proslática; el doc­tor Mogena. sobre las Ictericias por atofán; el doctor 011er del na-diodiagnóstlco de las fracturas da las apófisis tranversas. ———————•-• - • —

Una mujer herida por tos reaccionarios

Plascncla, 3.—Anoclie ingresó en el liospital una mujer, vecina de Atiigal, con una tterid» de gra­vedad. Le fué pi-od'JcUla en los sucesos desarrollados en dictio pueblo, donde un grupo de reac­cionarios disparrt desde el casi­no conira elementos de la izquier­da. FJ alcalde ha pedido refuer­zos al gobernador para el mante-nimlenio dfl oirden.

Herriot encomia la po­lítica agraria de España

París. 3.—Continuando la serie de su» conferencias en la Universi­dad de los Anales, el ex presi­dente del Consejo Sr. Herriot ha tratado ayar de las relacione* de Francia can los palse<s de la Eu­ropa mertóloaal y lia rwidido ho­menaje al esfuerzo que la. Esparta republicana realiza en pro do la solución del problema agrario.

• • » •

Se t e m e una g r a n o f e n s i v a Japonesa

Londres, 3.—El corresponsal del •üaüy Express» en Pekín dice que de los datos que ha podido obte­ner, tanto en los círculos chinos como en los nipones, resulta la certidumbre de que los Japoreses van a desencadenar dentro de unos dfas una ofensiv-i contra la pro­vincia de Jehoi. ' ' ' ' ' " •*0^• ' •

El suceso de Dos Hermanas

Falifloimiento d« un herido Oos Hermanas, 3.—Ha fallecido

en el Hospital de Sevilla Miguel Carmona Rodríguez, herido Mace dos días por disparos hechos por la l'oUcía cuando marchaba en una camioneta de s<u padre a di-. cha capital.

En la población ha causado es­te suceso honda Impresión, y se censura el proceder de la Poli­cía, que trató de parar el coche y el'conductor aceleró la veloci­dad por temor a que se tratase de atracadores.

El vecindario pide que se cas­tigue al culpable por exceso de autoridad. • • • * * »

Notas médicas Sociedad EspaAola de Tlslolegia

ICn la st'sion científica que se ce­lebrará el próximo jueves, día 9 d"l corricíite, a les seJ» cuaren­ta y cinco de la tarde, én el Co­legio de Méillcos, los temas a tía-tar son los siguientes:

RESENTIMll'.NTOS FAMILIARES

Un hombre asesinado POP su prima

Avila. 3.—En las inmedlacione.s del pueblo Guljando ha sido en­contrado el cadííver de Gregorio Blázquez. Cuando Hlázquez se en­contraba lia<;iendo hoyos en una plantación de Arbolas su primo Sofero Santos Ulá/quez le disparó a bowijarro un tiro y lo mató. El agrt'.sor vagó por los pinares hasta ser detenido por la Guardia civil.

Ha declarado q>i« mató a eu pri­mo por rp/sentlmlenlos familiares.

.— • » »•

En Carabanchel Bajo

En la sesión del Ayuntamiento «a apru«ban importantes oliras de

abastecimiento de agua» Bajo la presidencia del alcalde,

Sr. Bell, se reúnen todos los con­cejales. La tribuna ptiblica se en­cuentra atestada de vecinos de la localidad.

Asimismo se aprueban ctiíerem-les informen de Las Comisiones de Fomento y Hacienda, que se re­fieren «. los siguientes asuntos:

Uno peiacionado con el alcan­tarillado de la calle de Escolar y Urosa: otfo sobre el nuevo pian de parcelación de terrenos; otro regulando los sueldos que deílni-tivamente tendrán los médicos ti­tulares, teniendo en cuenta las reformad de Beneílcenoia acorda­das por el Municipio; otro en el que se deniega la petición formu­lada por un industrial acerca de un seguro a implantar por carnes que sean decomii*adas en el Ma-tadeipo Mimiclpal, y, por tlltlmo, el emitido sobre uiw petición que hizo el Sr. De Pablo solicitando ser eximido de uno* pago» por Impuestos de alcanlairlUado en una casa propiedad del solici­tante.

Es desestimada una Instancia subscripta por el Industrial don Francisco Sánche,í solicitando unas rebajas en algunos impuestos so­bre carnes, teniendo en cuenta el informe denegatorio de la Comi­sión de Hacienda. Asimismo, son leídas otras instancias, resolvién­dose acerca de ellas con arreglo a lo solicitado.

Es presentado por la Alcaldía al Concejo un proyecto por el que se efectuarán unas importantes obras en los barrios de San Nico­lás y Libertad, en la colocación de tuberías, llevando el agua al barrio de San isidro.

Dice el Sr. Brell que, con moti­vo de haber quedado el Municipio casi nivelado con el Banco en el pago de los intereses que devenga el funesto empréstito concertado por el Ayuntamiento de la Dicta­dura, el Banco certifica ya la con­tinuación de obras a realizar con cargo al empréstito, es decir, de los restos d» este empréstito, y por ello cree oportuno acometer con esto algunas obras, tales co­mo es. de vital importancia, la de llevar el agua al barrio de San Isidro, tan necesario de este pre­ciado liquido.

I Estas obras importarán alrede dor de 7.i)00 duros.

I Con gran entusiasmó es acogido el proyecto, levantándose el seflor Ilurriagd a hablar adhiriéndose a la qonsecución de estas obras: pe­ro expresando al propio tiempo que. si importantes son de por sí. también lo son las que se acorda­ron hace ya bastante tiempo para el'arreglo de los andenes de la en­trada a la población llamada Ma­taderos, y que importan mías 60 OOo pesetas. Apoya su petición de que deben realizarse con toda rapi­dez estas obras, ya que se trata d* un lugiíir a donde afluye todo el v-ecindario de Carabanchel y ade­más es la misma entrada del pue­blo, y estando conforme con la proposición el resto de los conce-jahís. asi s-e acuerda con gran Í-ÍI-tisfacción de lus numerosos veci­nos que Ileintiban la tribuna pil-bllca, que ven que por fln han de realizarse mejoras de suma im­portancia para La localidad.

Y despi]és de pequeñas Interven­ciones de otros ediles en apoyo de algunas solicitudes que formu­lan, el alcalde. Sr. Brell, entabla la siguiente cuestión, que causa gran sensación en los escafios y t,"n el público: Olee que en un mi­tin recientementie organizado por los concejales Sres. Cerdán y S'Í-guradn. estos señores han vertido conceptos injuriosos soiíre la labor que realizan el alcalde y determi­nados concejales, y dice que eso no puede cixisontirse.

Otro de lo« concejales agravia-d'>s en el mii.iiti, el Sr .Aníorariz, se expresa en poreciidns ténniínos, oruzándos-e entrp él y ©I Str, Se­gurado violeruas frase-s y llagan­do casi a las manos, lo que evi-ta.n otrr>s concejalotí Interponién­dose,

El Sr, Arlas, también Injuria­do en el mitin de referencia, ha­ce uso do la palabra defendién-dcnse de las 8cus-;u:ioines. que él calillca de oaluinniosas, y ataca duramente al Sr. Cerdán, diicién-dolé qu-o oses casas delwn traerse al Ayunlíimiento y no exponerlas en los mitínes, a loe que .sólo debe irse a hacer proi|«gand;i.s poliiticas V r» a calumninr a los oonce-jalois.

Se arma un gran esoánílaJo, al que logran poner término eiiér-gicain,-!ru<; el alcalde. Sr. BrKll, y Idis Sres. Felto. Agís, Martínez, Dacosta y Domingo, y hacen uso de la palabra los Sres. Cerdán y Segurado, que dicen quo ellos no han tratado de (Calumniar a na­die y que íinicamente han ex-pii.esto algunos he<:h()s ocurrido.», en el Ayunlamlpnlo.

Mectilllcítfi uncfs y oíros y jwr tln queda aclarado que la labor que real i/-aII tanto el alcalde co­mo eJ resto del Concejo, lo mis­mo de uiuis minorías que d» otras, ee peifectajnente honrada.

Q / \ W M « ^ l o r » e« 1 ^ ^ ma del Sr. Séuder, como colabo-O O D l S I O S S U C G " rador, avalora las columnas de

SOS de Casas Viejas

Darla de D Antonio de la Villa Sr, D. Joaquín Aznar.

Mi muy quierid^; Joaquín' Usted ,s-ul>e exactainente la opinión que me merece desde sus piiuit-rus pa­iros literarios D, Uumoa J. Séuder, a guifii di; pjfc-sencia no conozco, opuiion «lUe no t,tn¡a que divuJ-y.ar iioicjue s-uy un píxio rebelde a las ponderacioneíi en corrillo. V pi>rque yo ttMiía y sigo teniendo esa opinión, me ha sorprendido un poco su üü'inunicado de hoy.

Diüu en LA LIBEHTAD eJ señor Séndier_ que coniesjando yo a una interrupción en la sesión parla-meiiitaria del miéicoles a D, Bu driígo Soriano, advertí que el se­ñor Sénder .escribió sus crónicas ijilluldo por la ideología del dia­rio «C. N. T.>, por cuyo periódico había ido a Casa.? Viejas a infor­marse».

En el «Diario de las sesiones», número W, página K), párrafo se­gundo, puede le©r el Sr. Sénder esto que yo decía: «Y voy a com-teslajrje al Sr. Soriano por una so­la vez: ei Sr. Sénder, ii«/l<ible pe-riodí»ta, ilustre compai1ero_ en es-la ocasión no le puedo declarar twtigo de mayor excepción, por­que es redactor corresponsal del periódico de la Confederación Na-cioiral del Trabajo. •Solidaridad Ohrera». El Sr. Sénder, apasiona­do de su ideología, ha e«crito co­sas que su pasión le dictaba.»

Esto rio es precisamente lo que el Sr, séiidor me atribuye, y a es­to me i>errMito hacer una aclara­ción.

Sé que de mucho tiempo la flr-

l.A LIBERTAD; |>ero eso no quita para que el Sr, Sénder pueda tra­bajar en "Soldaridad (.ibrera», donde hay buenae huellas de su meritlsíma pluma.

Tampoco—porque a través de lo que escribe, biejí se advleri,e—creo que quiera renunciar a su condi­ción política, bien a tono con su Juventud y con su desenvolv;-mienlo.

Por lo demáfi. él tiene' su ver­dad y yo tengo la mia. lanzar­nos a una polémica en este p.,i.í)-dico, lan querido por ios dos, me (Kirece loialmente absurdo.

Y ni en la elegancia espiritual y literaria del Sr. Sénder, ni irm-cho menos en la grandeza de to-leraüicia de ana ideología como la suya puede caber un agravio co mo ol que ha intentado inferir a lo« radicales sijcialistas de mi par-tido, creyendo que ellos se podían solidarizar con mi (Xinduda,

No soy dado a rectificaciones ni aclaraciones, y si'.lo el concepto personal en que yo tenga como efeorilor al Sr. Sénder me ha lle­vado a escribir estos renglones.

Perdone, q u e r i d o Joaquín, y cuente siempre con la adtiesión inquebrantable de su coinfjailero Anlnnio de la Vllla.i>

Una carta de Cordón Ordás

Sr; D. Joaquín Azii.ar, di'rector die LA LIBEHTAD.

Disti,nguido amigo: Co.n verda­dero e&tupor l)'e leído, en iima car-la de D. Hamón J. Sénder qu«j pu­blica hoy el periódico de su digna dirección, el siguiente párrafo;

• Los nadicaleis sociíalisias, que han prometido la tierra en Anda­lucía y que han pedido en Aríi-gón la cabeza de los propietarios cuando ruecesltaban los votos de los jornaleros, defienden hoy en

el Congreso, a través de las pala-bius del Sr. De la Villa, no a leus propi,e'tarios i-epublicanos—que en Andalucía no existen—, sinu q los monárquicos y feudales. Y lo ha­cen después de lialKr sida asesi­nados a tiros dieciséis jornaleros y quemados vivos cuatro más y dos mujeres. Difícil de compagi­nar es lodo esto,»

.Vo tengo por qué defender a don .Vntonio lie la Villa de la eqiiivo-cada imputación quo el Sr. Sén­der lo hace, pues ya se defenderá él si le parece conveniente; pero si me creo üliligado a proicst.ar de la ligereza con que dictio señur, de un modo arbitrario y capri­choso, difama a un partido polí­tico diciendo de él que ha pedido antes la cabeza de los propíetíi-rio* para buscar votos de los jor­naleros y que ahora diefleiide en el Congreso a los propietarios mo­nárquicos y feudales, sin duda porque ya no necesita aquellos vo­tos.

Si algún insensato afiliado al partido radical socialista, que lo ignoro, pidió en alguna'ocvasión ciiljeztts de propietarios, lo haría impulsado por un renialazo atá­vico de baj'barie, y n-adie puede lealnienW achacar a un partido político ei exalwupto de un oeirni-caLo. Por otra ]>arte, yo puedo ahrniui que cs tolaimente falso que ei partido radical socJiUisla haya delendidLi jamás en el Con­greso a los propietarios inonár-quiüos y leud'Ules, pu«;s aunque el Sr. De la Villa lo liubiese hecho, que no lo hizo, lo liabna hecJio bajo Su e.xclusiva responsabilidad y no líii nombre del partido, al que no reprebCntalw cuando ha­bió de Casias Viejas en el Parla­mento.

El pai-tido radirCal socialista tie­ne en üU progiania, como iñio de los postulados fumdíanientales, la naoionaü-zaciOn de la tierra, y le­jos de haber rejiumciíado a este prineiiiio ideológico lo difunde fer-vorosiamunte en sus constantes propaguiudas por España, más in­tensáis y extensas que las de nin-gim otro partido republicano. Pe­ro el partido radical socialista, que está idieológicamente en la «x-irema izquierda del republicanis­mo eispailoi, no oree que baya que predicar el exterminio de nadie para formar conciencia verdade-ranxente revolucionaria, pues es­tima que revolución es singular-meiLte construcción. Por eso ha procurado en todo momento eli­minar de sus ftlas, en una labor Inoesaiue de depuración, a toda clase de energúmenos, en ©1 fon­do tan reaccionarios y tan inqui­sidores como los mayores inquisi­dores y reaccionarios a los que pretende combatir con sus estri­dencias. Tampoco oree al partido riaílicaí socialista que deba defen­derse a los propielariios, sean re­publicanos o sean monárquicos, no ya en e-us abusos, pero ni' si­quiera en sus privilegios, y para las demasías de cualesquiera ciu­dadanos espafioles — aristócratas, burgueses u obreros — tiene una fónnula tan vieja como la demo­cracia: leyes hechas por igual pa­ra todios y autoridades que las ha­gan cumplir a todos por ligual.

Dentro de la ley, por oonquis-tas jurídicas sucesivas, asipira el partido radical sool alista a que la propiedad tenritorial desaparezca en ab,soluk) y a que el régimen íiscal de la tierra grave mientras tanto por el valor y no por el pro­ducto, pana conseguir asi que el actual Instrumento de renta se vaya oanvirtiendo en instrumen­to de producción. Hacia eetos cri-tetrios hondamente revcíluciona-rios, por ser sólidamente coms-trucíilvos, enoamina sus oclMacio-nes ed piartido radical socialista en lo que respecta al problema básico de nuestra economía. No disipa ni disipará nunoa sus ener­gías en mezquinas campañas de odio de clase, que considera In­fecundamente perturbadoras, y busca, por el cpntrario, arraigar el principio de la solidaridad en­tre los hombres de las distintos clases que sientam la necesidad de realizar la transformación so­cial conforme a una ideología hilen deílniida. Esto dentro de la ley, porque fuera de la ley no admite nadci, y considera enemi­gos del régimen democrático a todos los hombres y a todas las organlzaoiones. se llamen de de­recha o se llamen de izquierda, que quieran apelar a la violencia para lograr lo que no consiguen legalmonte; o sea, que nf>sotros repugnarnos todo propósito de im­poner por la fuerza a la mayoría un crliierio minoritario.

Es lamentable que un periodis­ta como ei Sr. Sénder. al que pa­rece preocupar la objet.ividatl en las camparlas, cometa la enorme injusticia de achacar a iSn par­tido político con más de quinien­tos mil afiliados los supuestos o reales desatinos que ooinelan al­gunos do sus miembros. Seria pa­ra, el partido radical socialista un honor, y yo como w'cretario general del mismo m« pre.stü gus­toso a facilitarle cuantos datos

! precise, que el Sr. Sénder proou-¡ rase informarse de lo que este

pariido es, hace y represeaüa an­tes de volver a ocuparse de él, para no incurrir de nuevo en el iiTüve pecado de frivolriad en que ahoni ha incurrido.

Dispense la molestia de la pu­blicación de estas líneius, y niand» a su affmo. amigo, qy 1 e. 1. m.. Félix Cordón Ordás.

Madrid. 3 de Kebrero de 1932.

sin trabajo, ha dado a luz tres ni­ños.

La parturienta y los recién naci­dos se encuentran en satisfactorio estado.

Para remediar la situación de esta familia &e lia pedido a la Di­putación provincial la concesión de un socorro.

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Pedro de Répide y las mujeres fe-

* derales El miércoleo b.i¡ téleoiu en eJ ca­

fé de Hecuiletus (iniseo di; llecoie-tos, 9) la anuinciada ounle.rcncia de 'u. Pedro úv Képide, ociava dvii ciclo organizado por lan mujeres íederaies en sus leuiiiojié» ¡jcina-nal'Cis.

Empezó el ilusire coinfeiiencian-te recordando la figuaa áie don Francii^co l'i y Margal!, jxira quien tuvo palabras respeituosas de dis­cípulo; evuco ias figuras de don Eduardo Benol, D. Fernando lia-nido, D. Hoque Barcia, D. Enri­que Hixlirlguez Solis y otras insig­nes figuras dial federalismo espa­ñol, hacieindo resaltar la modes­tia de sus vidas y la grandeza iniperecedera de S'U obra.

Evocó desipués a D. Nicolá* Es-tévanez, de quien recordó la anéc­dota de 8u estancia en Cuha como militar, ©i cual, sabiendo que it«n a ser fustU-uios alguinos estudian­tes cubanos, dejó la carpera de las Amias sólo por este hecho, que repug'naba a su conciencia libeoral.

Elocuentemente habló de la pro­tunda raigambre que en la con­ciencia del pueblo español tiene la doctrina federal, demostrando que lo mismo las Comunidades, con au Junta central de Avila, y las Jun­tas regionales, que el levantamien­to de 1808 contra el despotismo y la tiranía napoleónica, también con sus Junta central, no son sino movimientos federales, en lo» que las provincias con sus Juntas pro­vinciales, se agrupan y constítu-, yen una central para defender las libertades de Castilla, primero, y para arrojar al invasor del terri­torio hispano, después.

En unía admirable lección de Historia explica la situacióti ee-pafioia de la últdima mitad del si­glo XIX, la dlsolucdóo del partido federal por SagaMa «n el aíio 1869, las ludias que ensangrentaron «1 suelo espafiol, burlado aiempre en sus ensilas de libertad desde loe lejanos afloe die la tnaición íeroaiv-dína hasta la traición de D. Juan Prim. En el estado caótico de esta época d« la historia patria—dice— hay una figura dlgnia de cetudiio y de venerací<5in por partee de to­dos los verdaderos amantes de la democracia, la de D. José Mari« Orense. Evoca su vida ©n perpetua luclia contra la tiranía y la reac­ción; miliciano en eus afloe mo­zos, emigrado a Francia y a In­glaterra, diputado por Falencia, batiéndose en las barrlcadais en 1848; deportado emigrado nueva­mente en 1866. Recuerda alsfunas anécdotas suyas que demuestran el temple de alma de esta gran figura del federalismo espafiol.

Terminó su magnífica conferenr cía leyendo algunos párrafos de una carta mandada por Orense a Enrique Rodríguez Solls. «Hay que haoer el examen de la ley de revoluciones; revolución que dSs-cute, es revolución perdida. Cuan­do una revolución es timada y. no se atreve desde el primer diía a tomar una medida, por radical <pM sea, se necesita otra revolución para realizarla. SI ahora no haoe-mos en ésta la República, tendre­mos necesddad de otra para proola-merla...»

Ei numeroso piibllco que llenaiba el salón hizo una gran ovación al ilustre conferenplante.

La semana próxima se celebrará la novena conferencia de propa­ganda federal, que correrá a oai-go del concejal federal D. Framoíeco Cantos Abad. »

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Choque de un vapor es­pañol con otro alemán

Rrest, 3.—El vapor espafiol «M*-rlflor» ha chocado con el vapor Inglés «Nagard» a 40 millas al oeste de Brest. El buque espafiol tiene la proa hundida y ha sido remolcado hasta Brest por el va­por alemán «Seefalke». El buque inglés continuó su ruta.

CHOQUE OE TRENES

lil presidente de la República en la Hestdencia de íieñoritaí>. despuHs de haber pronunciado un interesante discunso.S, E. con el ministro de Instrucción pública coniersando con los niños en el lectorio, durante la visita que hizo ayer al Instituto-Escuela.—S. l¡. presenciando los ejer­

cicios de gimnasia de los alumnos del Instituto-Escuela (Fotos Alfonso)

REGALO A UN PARADO

Triple alunnbramiento Talavera de .la Reina, 3.—L.i

mujer del albañil Segujido Díaz I tuvieron prestando declaración en Gallego, que actualmente se ihalla 1 el Juzgado dé guardia.

Cuatro heridos Ayer, a las siete de la mañana,

en el kilómetro 2 de la línea de Andalucía, chocaron el correo de Andalucía y el tren de m r-canclas número 1.304.

Descarrilaron varios vagones y la vía quedó inürrunipida du­rante dos horas.

De los viajeros del correo, unos llegaron hasta la estación del Mediodía andando y otros et-.p.i-raron la llagada de un transbor­dador, en el que recorrieron la distancia existente has'a llegar al andén.

En el accidente resullaron heri-d'OS Antonio Béjsr. de cincui-ma años, obrero ferroviario, natural de Málaga; Antonio Mediavilla, de treinta y cuatro años, domici­liado en la calle de la República, número 34; José Luis Buzón, ofi­cial de Correos, aimbulaute diel tren de Cádiz, y Luis Mufloz Mar­tín. %mbién ambulante de Co­rreos.

Se desconocen los causas del choque. Los maquinistas y los oficiales de Corneos del correo es-

íSiiiÉSáií \m¿mi:>:A:í»' "feíTíAi^^i íJdm^MZl^^l^^ UM>&'ímií&«áetiiM&\á&M^ i^Mk

4 Febrero 1333 I^ libertad., PAGINA 9

CONFLICTOS SOCIALES

Gr.clioncs para conjurar la huelga minera

Ovífdo, 3 . - Pi'esiLiiclos por PI r;ri(n>rn;iilor SH reunieron por la l.irdt' lus iliri'ctores de las princi-p;ili"- hjii|in'sa> hulleras y los de-Ip^'adu-- lU'l Siudicato Minero (ll)ii'rn, ui oliji'lo de hacer una !;i'Mi(iii luiis Piir;iiu¡nadn a ver si se |i;i>'ili,' r \ i i a r la annuCiUda hiiCij^a ííiineral.

í.os reunidos exatninarort eti |iriiH ipio varias türiunl:.?, una de ellas proiiüesla poi' el goherna-dnr. [lara ver si |)iiede esla.blecer-sp cijM cai'.ieh'i' yeneml la re-iiniíin de ciuiai día.-, y i:ünseí,Mlir d"l l-',sladi( al;4iina conip'iisioii'm pa.i'a ei aainenlo (pie en el prcch) de coslii del carbón suipondria el lener iiue lunuir ios obreros, pues eon ello sR evitaría, en cambio, 'pip hubiera despidos.

Después se süKirió otra fórmu­la, ipiP i'onsiste, al [larecer, lui proponer la jubilaeióii de unos dos 'ond i|u¡nienlos obreros nonio ¡ofnirnurn y abonando fil imporln de eslas jubdjiciones las Ivin))re-sa.s y los obreros; pero eonio las Kmpresas dicen que trabajan eon pórdiila, solicitarían, jiara poder sufaiíar estas jubilaí-ioiu's, que por el listado se autorizase en la parte iproporeional el alimento de precio en la venta de ejubones.

Después se reunieron por sepa­rado pairónos y obreros.

I,a impresión si^'ue siendo pesi-iiKSla, ya que se cree (pie no po­drá .evitarse eJ plnnleainienlo de la liiielíí'a; pero, de prosperar es­tas gesliones, ,se abortaría o qui­zá incluso se logre aplazar el con-llioto. Una huelga do obreros agrioolas

Sevilla, 3.—Los obreros agrícolas díi (iasiilleja de Guzíinán se han declarado-lioy en hueig«. P a r a in-lorveaif eiv la solución del conflic-1.0, el gobernador he enviado un funcjoriarlo del (lobierno cávU.

Se han dado al aJca.!de y a la (juardia civil mst.ruccioiies ema-iuiíi.udas al inantenimieiTio del or­den.

El pnro obrero en Vlflalpando Zamora, 3.—El BOb.emador ha

daíío órdenes severas fuu-a niante-ntír a toda costa el orden públi­co en el pw blo áe, Villalpando, doiífle f'or agiidizarse el paro obre­ro e.xisien elottientos qu" (juieren actuar, predicando i|iie los obreros obiendnjii mayores ventajas em-plciando proceit.m;<MHos de violen­cia.

Las .anioridfldes tienden a resol­ver §1, paro con el comienzo de otuitó publicas.

— r - — - — , _ . * • • • ' :——^

Los teat ros VICTORIA

((Luis Candelas y Compañía», Ju­guete oómico *n tre« actos, do Podro 8. Neyra y Pablo Sánchez-

Muía ^¿le jut;iiüu---.i.si, inodfcSiaiuBm,e

Uaniudu i^.i sUs autorí^ei—ti'cu^ lo-dio ei íoiKJo posible, deni/Jo de su Ixirutuju.. df su ntj.l.iuaü die jire-leiiaiontíi». V—sin prei<!usiüiifs ni oiicari cimienu) por i»arie dti l<js au„ares-7itíia.iza iiiejoa', luuclio me­jor qu« oLi-os «jiigueltís» ana.ogo», lüei. (los propósitos arlísiicot. que los. fiíinaiiití.^ de Jíi pifiza se ai,rc-viuir a deciai'ar. en una reciente auioorítica: lo simplemente cüaü-Cü—bulo, üi queréis —y lo «gro­tesco».

Ni en al un tono ni en el otro ^uéde dieciisi' que sean maesiros —leaiii-alnienU'-^us Sres. Neyra y Sánchez-Mora; pero SÍ aventajadí­simos Wumnosi

Y que tienen, además, eil don adriiixaWe.dei d.iAKiíJO y gracia e iiigi-nio sobrados para e-niretenei y d«k'iiar al aiidiiorio, está fu«.ra die luda duda. El Ifaigiiaje es ilVii-(3« y na iuml ; la . f rase, b.en omrta-da y eJlcyz. La gracia es tina e impregnada de un humoristrio ile. licioso en de.tenninadois mouuen-toé. El desarrollo de la ohra, el argiiraeíilo o escenario, lo bastéa­le hábil para que se tenga s61ida-in»me de pie y en ocasionen al­cance Un verdadero interés que caiHa fuertemente la atención del

.ptiblico. El éxito fué, naluirailmemte, com-

, pléto y unánime. A él contribuyó no poco itn.a in­

terpretación buenísima. Valeriano '-•ein. y Marco Oavó, en las dos tipbii priiicipale« de la obra, se mpstfaron artistas excPbMites. Y muy b¡e.n representaron los re«-P¿ctlyos papeles P u r a MfiJ'tiii'ez, Julia' Medero,. Isabel Hedotido, HH-íaela Rodríguez, Julio Coeta, Ma-niieil Ltiilji, .losé Alfayat-e. Jo séHo rres y Santos AS'&tisi.o.

Ef te lón 'se levantó vareas veces al. fin (le, cada acto en honor d«

• amores e Intérpretes. M. M,

BEATRIZ Reposición da i(Oan«i<|n de ouna»

Con honda satisfacoión, por el anior que sentimos por, , 1 teatro,' wrno& qiiwj hace camino la ' idea de volver sobre las buanas comedias fiel wpBirtono.

Ayer tarde <e iUm^ el Beatriz, coftio en ocasión de un estreno, al «tíuncio de .Canción de cuna». Y la, obra fué gust.ida igual que si ^^ Un estreno se tratase. De un es­treno afortunado, naturalmente.

Ua Interpretación de «Canción de ciMia» filé perfecta. Llena de rnatl-*P* y de es,' calor de emoción in-Jlij^pensahle paxa que toda obra 'Wírue vibrando aJ ptiblico.

Josefina Díaz Artigas añade con ' estaTPTes.a una de sus, mejores

"^"irpretaciones a su primorosa y

varia galería. Y en justicia h.ay que mencioiiii.r a todos, ab&oluta-iiiptile a todos loes artistas que to-mainn part.e en la cuiiiedia, por la flilmuable artnonia que ofrecen: las scrioras As.tort, Tapias, Pomés, Morales, Tejera, de 'a Torre, Pa­ctólo, Campos, lleyuís, y los seño­res Collado, l.atorre y Manolilo Díaz

Eduardo Marqnina dijo con la emoción y la ma''strfa que él pone en los vi\rsos el bello intermeilio de «Canción de cUna».

Una gran jorTiala teatral.

IDEAL ((La moza que yo quería», zarzuela en dos actos, de D. José Lucio y

el maestro Diaz-Oíle» Po>.'' mili ha bennvolencia (|ue uno

qiii'Cr.a adopiai' ai lomar asiento en la butaca, hay obras que resuUati un fraude lal a la atenci.óin del es­pectador, quí' agotan lodo proi>ó-sito indulgente.

"La moza que yo quería» es una de las oblas—lo mismo el libro que la música- .in..' no i'an debido de sailir del SINTCIO :IP SUS autores.

t 'n pi'ihlico bondadosísimo aplatj-dió la zarzuela. Si los atitoireó se conforman con triunfos como el de •anoclie, .scíitiiniis de veras amar-ííHiiles el trance. Ahora, si tie^nen aspiraciones, ya es otra cosa.

LA V I D A D E P O R T I V A

La esperada victoria de Uzcudun fué tan sólo por puntos

Eohetlerria venoe a PeillOn Al cabo de nueve años de au­

sencia, he-inos visto de nuevo en Madrid a Pau l ino Uzcudun. Y aji­les de nada hemos de dejar acla­rado que lo mismo ayer que boy nos ha decepcionado. Quizá opi­nen eisio mismo la mayoría dé los que le vieron anoche. Pero cx)-mo se t ra ta de una «gloria nacio­nal», no es pirudeole proclamaa-lo a los cuatro vientos.

Nosotro6 somos m á s síxtoevoe. Paulino Uzcudun en el aflo 1924 era bastante ignoraiite, y em 1933

A

Cafloto se desentendió de Olati-gua en (fes asaltos. El único com­bate que se hizo fué al de Eche-venria contira Peillón. Uno y otro lo hicieMí) a la perfeconón. Por ello el público les dio muestras de agradecimiento. El triunfo fué paira Echeverría por punt.o«, des­pués de diez asaltos de tires mi­nutos.

La organización fnié un desas­tre. Lo mismo p a r a entrar en el looal que pa ra colocarse cada uno em au localidad.

ARTAJX

FUENOARRAL Presentaci<in de la tiple Conehlta

Stern La zarzíiirila esemckUmenie cuba

na—en el buen sentido teatral—de; Aurelio G, Hiancho «La Virgen! nioicina» sirvió anoche para que 1 hiciera su pcíi*-)ntaci6n la maán-1 leitisima Conchita Stenn, a quieíi conoüimos en las huestes de Ga sais, en la temporada de Fontal-ba, lucít?ndo sus innegables condi­ciones de cantante.

Pero es que además la Stern tiene una linda figura, habla muy bien y ©e desenvuelve mejor.

Anoche el público oeleibró gran­demente la piresentación de la ar­tista, que repartió el éxito con Ma­ruja González, Carmen Ixisada y Augusto Ordótlez, el buen baríto­no asturiano y recriado en La Ha­bana.

El género del teatro cubano es posible que se abra camino en MÍ-drid, precisamente cuando en la bella tierra origen decae por fal­ta de cultivadores.

En I^a Habana, en los t res nie-jOfes teatros, el l 'ayret, el. Nacio­nal y el Mairtí, apenas si tuvo nun­ca acceso más que en cortísimas temporadas y como cosa de irán silo.

Pero aquí, en Madrid, por los antecedentes de l 'uencarral , sim­pático teatro de barriada, el em­peño parece que tiene una com­pensación magnífica.

Y nosotros Sinceramente lo cele­bramos.

A. DÉ LA V.

ESPAÑOL Funoión de homeaaje a RutMiol Orgauízaila por el Casal Catata

se ha celeuiado en eJ Español una tiesta a beiiehcio del monuiiienio al gran ¡saniiago Husiilol, nionu-mentó que será erigido en Aran-juez, cuyos jardines exaltó Rusi-ñol con sus neos pinceles.

Los noiiibres de lus excelentes artistas que Hgurab.ui en el pro-ffrania eran prenda segura del mejor éxito. Pero, además, no fal­tó esta vez la asociación del gran público aJ homenaje ni tampócto el oficial asenso qw. merecía al acto, ya (?ue concurrierotí a él s\i excelencia el presideate- de la Re­pública, el del Consejo de minis­tros y el ministro de Instruoci6n pública.

En la primera parte de la fiesta se piis.ieron en escena los dos úl­timos actos de «El mlístico., la ce­lebre obra de Uttsiñol, t raducida por Joaquín Dioenta, qu* interpre­taron perfectamente Margari ta Xir-gu y Enrique Borras, secundado» por otrois elementos de la compa flfft del Español: seflora SáhQhez AriAo y Sres. Guitart, Aguirre, Ló­pez Lagar, Torner, <Ac.

Al conrilénzo de la parta segiMida ofreció una b*dla dtsertacitin en verso sobre Ruílfiol Eduardo Mar-quina El baritond Lu1#Sagi Ve­la cantó con donjitiílo de faculta­des y buen gusto varios" trozos de su repertorio, acoínpafíado í|4 pia­no por su padre, Safei Barba!

Por último, la «Argonflnila» in-torpretó a Falla, Albéniz y Konl admirablemente.

El presidente d« la üenerál ldad de Catalinria delegó en el diputado •Sr, Pulp y Ferrater para, qUe le representara en el honlétiaje. Tam bien asistió a la fiiniÜÓtt 1« viuda de Santiago nuai(\61» qu6 bl'zo un importante donativo ,al. Cftíftl C-a-lalá de Madrid.

Fué una hermosa y ¡solemne fies­ta de arte.

í¡i bQfíiítdur es¡)<ii'wt Hauíino I ^, IIUUH, anoche, en Jai-Alai, vennó, por

Huggirellc

v ntie,

t • • • • • ,

•n la vfiiada de al italiano

(Fot. Alfonso.)

Huelga universitaria en Atenas

Atenas, 3.—Ix)o estudiantes de la Universidad se han declarado en huelga por motivos de orden pedagógico, rio habiéndose, pro­ducido hasta ahora ningiín inci­dente de imiportancia.

POR BANCARROTA FRAUDU­LENTA

Un colaborador de Kreuger, detenido

Bstocqlmo, 3.—Ha sido detenido el Sr. Ahlstroem, acusado de han carrota fraudulenta.

El (Íet«ni(lo es cutladu de uno de los colaboradores más íntimos de Kreuger.

nos sigue pareciendo;"» lMX»rí í i í o menos, lo "mismo.

Lo lamentable es que la mayo­ría de lo« espectadores que acir-dieron anoche a v e r i o pensaban acltnirar (* el vasco unas condi­ciones, unas cualidades que ja­mas ha tenido De aquí que no comprendaifios el ansiiu, el deseo de presenciar la reunión prepa­rad*) para su reaparición. Desde luego, la ex|>ectación que habla era desproporcionada.

l>e la pelefl entré Uzcudun y Rtiggirelio poco se puede decir. A través de loe diez asaltos no se vi<) nada interesante, y todos ello« resultaron soporíferos, ptrovocen-do frectien'es—por no deciir cons­tantes—protestas del público. No obstante, daremos una visión ge­neral del combate.

En el primer asalto se hizo ya notar una gran indecisJ^Jn del de llegil. Se cambiaron muy pocos golpes, y el único digno de seña­lar fué uno de RuggiTello dado de izquierda. En el sigtiiente ntJ .se vi'ó absolutamente iiada. Paulino da a entender qu« qüláre llevar la contienda a distancia y falla im upercut. El arbitro—Piñelro— se ve precisado & «motíestair por primara vez al iraliano pOr su­jetar el brazo (Jel (iontrario. El tercero lo lleva ún poco mejor Uzinidiih; peiro (alia la mayor ía de los golpes por imprecisión. El ítaliiarío recula y' no presenta oa-s: batisilla.

En*, el otro asalto el públioo da mues t ras de impaeiencja ,y cu-inienza a pitar. Lo que ,$uc^de en el ring, lejos sle distraé^i, produ-íX! efectos contrarlce, 12i), cjtmntp a la lucha, no Uicieron pi i[no ai otro nada de particular, ,Bn el quinto analto siguen (X)i|íiba(ien-do en la misma forma. ^ litalia-no sujeta loe brazos cié; Pftuiin.p.

Kn e l q u í s ig í^ arr<?ci^ l t brpti-ca porque sobre el lablfido , 0 hay el inenoi destello. Hay paltnas de tango uii honor de I04 púgiles. La cos-a sigue cada vez peor, ,y eñ el octavo, el ar,bitro a m o n e n , PQ)r fceguhda vez al exlraiíjéj^. ,' '

^ g landes rasgos h«mos dado ''iieniA, de ta pelea que luas ' en ta -sia.sino ha despertado ett jMtudrii^. De Uzcudun ya hemoe tíablado, y de HuggireJlo se puede asegu­ra r que no es tan fiero el león como^lo pintíin.

Se 'pufid'» asegurar i)ue mucho >ná« ({ue ellos trabajó Pii^eiro, que se viú y a« áeaeó para hacer nw.rehaj' aquello lo mejor posi­ble.

El re«to, de loe oombatee %«tú-vieiroo a cargo de Goicoechea y Felice», í « e gombateron «n cua­tro 4)Aalt06 dé - tre6 minmob, con retitihado favorable al primero por

La I f f l p m a , mul tada El jMe supeirloT de Policía m»

nifestó esta madrugada a lo» pe­riodistas que había mul'Mlo coei 500 pesetas a la Empresa"" que or­ganizó anoch* el boxeo en Jai-Alai.

TamlJlén dijo que tiabla Impuee-to .50 pesetas a diez revendedo­res.

LooatelM venoo por puntoi a Mloo Paris , 3.—E»t« noche, em la sa­

la Wagpam. en un (wmbate a diez pounds, el ex campeón de Euro­pa Locatelli ha vencido por pun­tos al español Mico.

CAMPO 0E|. PARRAL Di>inlRgo, 5 P«brer«, (MOR DE LA MAÑANA, intareeantieimo partida

d* Liga tercera 4lvi*ián

STADIUM AtriLESiNO contra

CLUB DEPDRTIYO (an ta t Naelanal)

Precioé popAiiaree. General, 2 ptas. » •

FÚTBOL • I oampo del OaetalMn, olaueu-

•rad»,-,, Coa el ruego de 4tt(; «e publique

reclbimoi la notíi Mgulente: «A consecuencia de los inciden­

tes ocurridos con ocasiAh del par­tido de segunda división de Liga Castéirón-Ovledo^ celebrado el do­mingo último e n el campo 4^1 pri-i niéro, y examinados lo» Infonnes remitldOB por lo» representantes d» I m moderaciones Asturiana y Valenciana, asi como el del árlii-t rq D. Jul io Ostalé, todos los cua­les permiten apreciar la extrema­da gravedad de las egrestonei^ y nial t ra to de que fué obletg 'es te tUtiifu, el Comité ejecutivo de la Federacióin Espajflola dejFiüthol ba acordado;

Inhabil i tar ei campo del ' 6 . D Castellón pa ra toda clas.9 de par­t í * » ; señalarle, el del Valení-Ia pa-ttt qiie Juegue en él los de coni-piBtieién oñcial, y fljer término (|eV<(^iella sanción, así como 1A° aficÁsorlás que procedan, tme ver conclusa la información comple­mentar le abierta al efecto.

El Clomité e,)ecut1vo se cíee ade­mán: eJi el deber de desmentir en absoliíto las versiones dadatí des­lio Cásteltún sobre e) estado anor­mal <im maliqjosi^mente te ha atr ibuido e l árbUro Sr. Qstalé, pvétto que todo demuestra llt im-procedencta de tal imputación.» A oa ia de un puasto en segunda

Liga

El Club Deportivo, que con tan 'ab*nd*>no en el primer asalto, ta brillantez llegó la temporada Uespués de una lueha sucia, Nls- paswda hasta la flnál para el tn-

j tal venció a Pln Astur en se l s igreso en segynda división, tiene laíüaiiob de ir»* mlwutos. mai lana domingo en El Pa r ra l un

partido erizado de dificultades. Rival suyo es el once avilesino, que eii el campeonato interrrgio-nal s e clasiflcó desta*'adamente canapeón de su .g rupo luite ene­migos de la potencialidad del Rae-ing ferrolano. Ad.'inr'is,. pana cla-siflcarse será ni ' resann c|iie por lo menos inar(]ii;> tres InnKts de diferencia para superar ei tanteo de dos, con que fué denotado eii el ¡irimer encuentro. ¿Será capaz de tal proeza? ¿Se queda Piera en el Barcelona?

Barcelona, 3.—Corre el rumor de que Piera seguini en el llaree-lona, a pesar de haber sido licen­ciado. Kl Donostia que actuará mañana

San Sebastián. 3.—En su partido del domingo contra el Madrid, el Donostia se a l ineará coinu sigue;

Beristaln; Arana (iuyeneche; Amadeo, Ayeslar;in,. M;ireiilrla; Insausti, Aldazáliai, Cholin. Chi­vero, Tolete.

A causa de la lesión que acaba de sufrir en Barcelona no podrá alinearse Urtizíberea.

Campeonato extremeA» Badajoz, 3.—Se jugaron hoy los

partidos del oampeónalo regional suspendidos el domingo último a causa de la lluvia.

En Badajoz, el Sport! Club y el Zafra empataron a dos tantos.

En Mérida, el Emérita F. C. venció al Racing d<¡ Badajoz por 3-8.

En Don Benito, el equipo del Deportivo y el Montijo empataron a uno.

HOCKEY Oampeónato regionsíl

Hoy el campeonato regiojial de hockey tiene un partido de gran lnt*Tés: el que Juegan el CluO de Campo y el Athlétic, correspon-diiente a la segunda vuolla del torneo. El partido se disputará a las tres y media de la tarde, en el campo del Athlétic (tJuindale-ra) , y ambos equipos tieineu anun­ciadlas sus mejoirea fonnaciones,

Maílana domingo se jugarán otros dos par! idos.

Fundación Del Amo-Atlilétic, en ei terreno de la Res dencia, a las nueve y cuarto de la mañana , y Restdenoia-A. D. Ferroviaria, en el mismo campo que el anterior, a las once y cuarto.

MOMTAM^|AO' Tiempo en la sitirrB de (Quadá-

rrama .; Par te teleíóntijo de la estación meteorológica instalada ep el chalet del Ventorrillo (1.600 me-trs de al t i tud) , transmií.idos a las ocho de la' noche del viernes d i a - 3 : ; Tenipeiratura,;, Cinco grados so­bre cero; cielo, nublado, v.i'iiiu, flojo; nieve, abundante .

Los automóviles pueden! llegar al ctialeí del Veiitarrillo.

—iMartana domingo celebrará el ,Club Alpino Espaílol las carreras de neófltas. menores y veterano», que comenzarán a la una, una y media y dos de la tarde, respec-üvameiile. Los participníiies de­berán estar, media hora .in'es en el nuevo chalet del puerto de Na-vaceirrada,

CICLISMO Croe* oiolo-pedestre

Para el croa» ciclo-pedestre in-teimacKmal que se coirrerá en V» rls maflana, día 5, Bélgica, Sui­za y l iüswnburgo han designado a siis corredores representante».

El equipo belga lo formarán De muysere, Roosemont, fioettuiys, Maes y Hard'quet.

Ixis repre-Motantes de Luxem-btirgo s e r á n Mersch, MüUer, Mersch (A.l. Rei*Wing, Ewen y Wolff.

Y los de Suiza, Egli, Pipoz, Blattmann, Heimberg y Stetllen.

Subida al mente Pu ren El 2 de Abril será dispijtada

esta clásica prueba francesa para escaladores.

Hasta aJiora—un poco prematu­ramente—hay dos insoriptos: el vencedor ín 193i, I.tilgl Barral, y el espaftfrí Francisoo Cepeda, que consiguió el quinto puesto en 1931 y el ;terbe«o «n W32.

PELOTA VASCA Pestivar dé( Hogar Vasco

Todo parece augurar un éxito rotundp. a^ I ^ t l v a l que s© ha pre para¿|ti.i;íarÍL ttiafiana domingo por la inailáila én. el frontón Jal-Alai a beneficilo' del Hogar Vasco.

Los pairtid,Oíj hian sido concer­tados gqti. persplcaciE|,; p«;.a,,.iti„aiio amateur y mano profesional, con 1(^ más renombrados elenientios, anbelaíiriée de destacaí- y dejar grato recuerdo en te ei público de la capital.

, Par t ido R pala. — Rezares y Adrián Ocliandiano, del Hogar Vas<»i contra Raída y Oyarzáb%l, (lampeones de üw:púzcoa.

' Partido a mano mtire los me­jores áteaWura.-^NajrvaJza y Cin-cunegui, del-Hogar Vasco, contra Rafael y Ángel, de Santa Engra­cia.

Par t ido a mano (la revancha profesional- tan esperatla).—Ubllla y Uroelfry contra Rubio V Cofta-bltarte.

BASKBT-BALL 0«mp^nato reglenai

Maftana domingo sera dia de acoiitecsmten.'o pana el basket iiiadrilcño. El Madrid I'. C , que

.tanto Intwée se loma por este Oie-

porle, inaii:.;iira 1111 niií'Vd Ierre lio (le jiH'gu en MI i:iini|iu di' Ciui-iiiarliii, y a juzt,'ar pur las noli-c a.s (jue' teii'einos si'rá un moti­vo mas de eJi.igio pura este Clijl), Con lal motivo se celoiinaraii en el mismo los siguientís partidos del camptHHialo regional y aini.s-tü3o:

s,';.íimda ca tegor ía . -S . (iiin.ná»-lica l'.^-paiiuia í »n t r a A. 1). IVlutu-cipiii, a las nueve y niediia. .Arbi iro, Sr. Cabrera; jueT;, Sr. .\rn.-V.z.

Pr imera caJegoria 1Í.--1-". U. 11. A. eoiitra Rayo Club, a la.s diez y media. Arbitro, .Sr. Villaíc (A.); juez, Sr, Cerralo.

r'rinie<ra catetroiia A. -Círculo de la riiii'in Meictiiitil contrtí .Aliile'ic (^iiib. :i las once y media. Aibiirii, .Sr. .Vl(''ii(l*'z; juez, s(}ñor t .il [\'.).

.•\iii¡ríios().--Pri.in('ros equipos del Madrid i-'. C. contra F. U. H. A., a las doce y media. Arbitro, señor (iil (.1.); jue/,, Sr. Ma.nriqne do Lara.

BOLSA DEL DEPORTISTA Mañana duniingo, rifa 5, a las

once (le 1*1 nniñana, se jugará en el campo del AttiliMic Club, situa­rlo al llnal de la ctille de Mé jico, ixl séptimo partido deJ catn-peonutü orgaiii'/íado por la Fe-(leracióa Dejiortiva ("tbicra, co­rrespondiendo jugar a la Depor-l i \« 'l'udiir lontra C. 1), Hesperia, Kl anee de la Agrn|iacíón Depor­tiva 'l'udor estará formado ooino sigue:

G'.l; Moratinos, Martín; Ponce, Hernán, liivei'o; Mnñagorri , Sola­no, Alvarez, Ceirrajeiríia, Hcrráiz.

La ent«ruda al campo será por Invi'acíón, pudiendo recogerse és­tas en el domicilio social de la A. I). rmlor, cnlle de la Victoria, niimero 2, segundo, toda persona que las solicite.

^ ^-•-*

Una señorita del "Metro" agresiva

La joven Jas*íiflna Pacheco Suá-pez, revisorá de la osíaCite del •Metro» de los Cuatcx) Caminos, agredió a ViCt*nte CturcJa Porras , de catorce aííüs, (on domicilio en la calle d<e Bardólo, ¡uimero 14 (Te-tiián de las Victorias).

En la Casa de sororro se le apre­ció inva herida en la cabez'a, de pi'(>rii»tico reservado.

Ui agresora declafó que el chJco la había ofienidido gravemente, y que ella, en un momento de exci-t.aci(')in, le dio un golpe ^m la cabe­za C(Hi el taladí.-ador de billeies.

Un hombre muerto en riña

V(ir(n, 3.-~-En el café de la Pefia So piieisentó el relojero Justo Mo-rá:¿ y produjo un escándalo para desihaoer el baile que se celebraba con motivo de la festividad de las Candelas. Después de romper ciris-lal(»5 y cometer Jitievos excesos, el relojero fué expulsado del local.

Hoy se presentó nuevamente y desafió al diieño, quien repelló la ,'igienioii. Se e.iit,il)l(i nnn lucha en-i;v ambos, en la (pie re.-nlló nnier-10 en plena calle el propietario del café. I). Carlos Rivas Candías , so-hre quien se abalanzó José Mo­ran, hermano de insto, que le ksec-cionó la' yugi iUr con una navaja Iwirbiíra, produciéndole la miferte instantánea,

Los agresores fuerom detenidos.

El nuevo Gobierno Hitier

Centristas y populistas bávaroe, contra la dltoluoián del Reiohstag

Berlín, 3,—-Los presidentes del partido delí centro y del partido populista bávaro han dirigido sen­das cartas al presidente Hindí'U-burg protestando contra las razo­nes aducidas para justificar la di-sohación del Relchst-ag.

Disturbios sangriento» en Alemania Berlín. 3.—Se han registrado dis­

turbios políticos en el Rnhr y en diversas ciudades a lemanas.

En ilten-del-iUihr, once socialis­tas hall sido heridos a tiro-~ de fu­sil por ios naclonalsücldUstas.

En Luheck se ha declarado la huelga general por veinticuatro hoi-as para protestar contra la Afí-tención de tin diputado socialista.

En Aliona han resultado un muerto y once heridos en una C<Í-lisión entre comunistas y racistas., Hitier ordena atacar a (ende al

enemigo , Berlín, 3.—Hitier ha reunido a

los jefes nacionalsocialistas y les ha dado instrucciones pana la lucha electoral, ordenándole* no dar r&s{)iro al enemigo, y atacarle cada yei más a fondo.

Habiendo con los periodistas in­gleses; , Hitier ha hecho protestas de las intenciones 'pacjíflcas del Gobierno y de los sentimientos paaiflstits del pueblo alemán.

Peri6dico socialista suspendido Berlín, 3—El órgano socialist!^

de Berlín «Worwaerts» ha sido sus­pendido gubernativamente hasta el día 6 del corriente mes.

DESPUÉS DE LOS SUCESOS El sumario por los sucesos de La Rinconada.-Detenldos en libertad

.Sevilla, 3.-L1 Juzgado especial ([ue instruye sumario [wr lo* su-itíisos lie Ui üineonaila h a puesto en liberlíid a ÜS de los detunidos Como supueát(js compli,CAd'0,s (M aijuellot; sucesos, lisios K indivi­duos quedan sujetos a prisión ale­lí itad-a.

Esta inañana Cítiivo rf Juzgado '* en el referido pueblo, r(?alizando lina inspei.'ción ocular y varias di-ligeiicia,s de recoiiocimi'einto. .Sa creí! (jiie ei lunes |U'('>.\iino. el juez c.s,)>»cial d<uá ¡'or ifirminada su lab'ir y pasara al .Inzgado de ins­trucción de la Míigdalena el su­marlo, (jue consta de tres piozai^, con un total de 1.000 folios. ' '

Por tenencia de explosivos

Granada, 3.—La Guardia civil de Lanjarón lia detenido al anarquis­ta José Sáueliez Fuentes, en cuyo domicilio se lian enconlrado 1f> (Kirtiictios de dinamita sul>st.raíd,os (le las obravs del Ciaiial de Izbor.

Otros registros no dieron resul­tado.

, — : < » • • •

Informes de Cataluña Asamblea d« Lliga regionallsta

Barcelona, 3. — Ha comenzado sus <le.li,beracionBs la .\sa.mblea (le la Lliga regionalieta,

Pronunctó un discurso sobr;e ccmkStii'ución, objetiivos y cairacte-rísticas del part ido el presidente de la Lliga y diputado a Corte», U. Raimundo Abadal, d-lscurso ea-cuchado con mucho interés.

A, continuación, los Sres. Du­ran y Ventosa,, Raüiola, Abadal, Vent'om y Calvedl, Vidal y Guar-dlola y Estelrich, expusieron a la Asamblea sus respectivas ponen­cias sobre política ««.terregional, el partido y la Repiibllca, políti­ca religiosa, política ocon<5mlca, política social y políiioa cultu­ral.

Es muy probable que entjrw Ia« modiflcacliones de que h a de seír fjhjeto la actu.al eatructuira d« la 11 iga, se c reará u n a secretaría gen«r.3'l a cargo de D. Francisco Cambó, que sería en adelatne el verdadero eje político del parti­do, de su organizaioiión y de su futura acti,iaoidn en la vida po­lítica de Cataluña y de le Repti-blica.

Unos obreros evitan la axpleelAn de una bomba

A las siete de la mafiajMt, «n un taller de muetolee propiedad de Miguel Puig, s i tuado en la oalle de Mallorca, 801, fué ampo-jada por una ventana una bomba con mecha ejicendida., Al darse cuenta de alio ailgunos de loa ope­rarios que había en el taller, a,rrojaron sobre el artefacto iin cubo de agua, consiguiendo,apa­gar la mecha y evitar la fátplo-slón. El Juzgado oi'denó, el' t ras­lado de la bomba al oainpo de l a Bota.

Nombramiento de un Juez ee* peoiai

Se h a confirmado ei notml»*-miento de D. FranciéccEiire jwura juez especiaJ por loe delitos dé terrorismo y sabotaje con motivo de la hue lga del r amo de ebl»-Histeria.

l'.l Sr. Erre ha ordenado gue we le remit.an todos los sumarios que obran en poder de los dlíWnij)» Juzgados y que a.e redaclonan « m estos hechos. ,'

El general Sandino pacta con el Gobier­no de Nicaragua

.Maiuigiia, 3.—El general Sandi­n o , .tefe de los r>«t.rlotas nicara­güenses, ha llegado a la capital para discutir con el presidente La-caía la« condiciones en las cualc» podría llegarse a la paz entna aquéllos y el Gobierno de Nicara­gua.

El presidente do la ReptUJllca habla decretado hace di as e l esta­do d(i sitio.

Por otra parte, se a « f u r a que el general Sandino h» afirmado que las negociaciones habían ter-

^iiliiíiUa con un. ttCueirdOi

Una probable crisis parcial wi la Generalidad

Segiin noticias de buena ruenüft, algunos anxlgofl políticos del se­ñor Irla, nombrado consejero de kl Generalidad, entre ellos titi sig­nificado diputado por Gerona, se oporien resueltamente a que acep­te en definitiva dicho cargo, cosa que, unida a la «nfermedad qiie padeiie, determiniarla una nlleva crisis parcial en el Consejo de la üítneralidad, y, por lo tanto, la necesidad urgente da proceder al noinibramiento de t i tular en el departamento de Gobernación,

LA sdciElDAD DE NACIONES El Sr. Aze«rai« es nombraiM ee» Cretario general adjunte de >» ÍBe-

oiedad de Naolonoe

fiinebrá, 3.—Deipués de la re-uni(in para t ratar el conflicto en­tra Perú y Colombia, el Conse­jo se reunió en sesión secreta, Ctín asistencia también del Sr. Zu-taeta.

En esta reunión se acordó, se-gtin la propuesta formulada por la Secretarla general, al nombra­miento de n. Pablo Azcíirate, es-paflol, para el cargo de secreta­rio general adjunto de la Socie­dad de Naciones, cargo que sigue en importancia al de secretario general .

El Sr. AzcArate, que primera­mente fué catedrático de Derecho político en las Univensidades de Granada y Santiago, ingresó en 1932 en la Sociedad de Nacionee como TnlemDro de la Sección de Minerías, cuya dirección desem-pefta desde haca algunos aüoe.

El nombramiento ha sido muy bien acogido en los clr.iulos de la Sociedad de Naciones, en la que el Sr. Azcárate ha desempe­ñado una meritoria labor y goza de grandes s i m p a t í a .

PAQINA 10 a. Ttbex'ta.d., 4 febrera tSSS

•íií

OPINIONES AJENAS

"La línea general" Itolversalmentfl se reputa esta

película como una de las mejores prodiicdones del clnematógraío. He atful las opiniones de alfrunos críticos europeo»:

•Nlnírun* obra rae ha hecho «pen-tlr y comprender como este film que el hombre «s luljo d« la tierra.' Con «La línea geipenal» el cinema­tógrafo soviético Inaugura la his­toria estética de las relaciones del hombre con la tierra, que le nutre y le sostiene.!—B. Cremieux.

«... No podría ser distribuida «La línea gieneral» por nuestro minis­terio dé Agricultura, que preconi­za la racionalización del cultivo y el deisarirollo de la cooperación y <íel créddto agrícola.»—Gabríei AudUio.

«Desde lof irantoe de vileta técnl-«n, eetétldo, dram&tioo, humano, •oole4 y moral, «La linea general» átiM, muy l«]ofl y muy atrae a la mayoorte de lae producciones que nos es dado ver. ¿No es maravilloso que obna esenelalmente documen' tales y edoicatlvas alcancen su ob­jeto alin «aoniíflcar nada al arte, a la verdad, al esfpirltu, a la emo­ción, al valor general humajnoT lOué leocdónt»—Charle» Vildrac.

«El punto oulmilinanite de la cine­matografía ha eldo aXoanzado con «La linea general.»—Pt«rr« Domi-niftM.

Esta obnt mairavlUoaa, <pM jMre-HDita SeleodUmes FlUnófono expll-caída en eapafiol, una de las más heitmosae Joyas dnematográflcaa, tl«n« como «metteuor en scéne» al gemtal Sergto M. Eisensteln y per-teooeoe a la marca Sovkino.

Fué premiada por el Consejo Americano Nacional de la Cinema­tografía, oonsilguiienéo desde en­tonces el elogio de todoe los pú-bUoos y de la crítica miás severa.

«La linea general» es el drama de la tierra, la lucha de los hom­bres por defender sus Interesee, un canto eóbUme a la Naturaleza.

Todoe los amantes del verdadero

• L LUNES 8, ESTRENO

AVEN IDA

Buscando fieras vivas (RRINQ'EM BOOK ALIVE)

(La Mnsaolón de la terniM. radal

|Nad« de trucee ni de fio-elonesl |H« batido todM l«* «reoordm da taquilla en loe E. E. U. U.l

i^mhr o/íí,ij- íT^aüeí

Lunes 6, estreno en

arte dramátloo, de la técnica toit-midahle, del buen gusto «ecénioo, todos los sedleaitos de emodón y de realldadee sinceras, deben ver «La línea general».

Selecciones Fllmófono presenta­rá esta obra en Espafia.

Al penear en ella debe pensarse en ven nombre, Sergio M. Bleens-teln.

El concurso de lemas del repertorio M. de Miguel

Examinados por la Dirección de la casa M. de Miguel los nu­merosos lemas recibidos para el concurso abierto por la misma durante el pasado mies de Di­ciembre para la elección de uno destinado al lanzamiento de va­rias exclusivas consiideradas de mérito excepcional, no obstante no haber ninguno que se ajusfe por completo a la idea que Ins­piró la oonvocataria del citado concurso, y a íln de no declarar­lo deelerto, ha sMo elegido el de «Selección Invicta», de que es au­tora la seiflorita María del Caí*-men Menchaca, de Bilt>ao, a la que, mediante recibo, la casa M. de Miguel tiene a «a disposición las 1.000 pesetas ofrecidas como premio.

• e » XAUDARO, K'HITO Y QOT

Peiiculas de dibujos nacionales

La Sociedad Xaudaró, K-Hilo y Got, de dibujos animados sono­ros, ha empegado sus trtibajos en el nuevo local donde ha montado sus aflcLnas, Vlriato, número 20.

PARAMOUNT PRESENTA A

6ARY COOPER Y

CLAUDETE COLBERT EN

O LUNES, ESTRENO

PRENSA

DISCREPANCIAS

RAMÓN NOVARRO EN «AL DESPERTAR», «PELIOULA DEL AÑO METIDO QUE EL LUNES SE ESTRENARA EN EL OOLISEVM

iiiiiiiiiiiitiiiiiiinitiiiiiiiiiiuiiiinlinHiiiiitiiiii'

Ultimas actualidades mundiales

vla)et.~P*lieulai oulturalee y documentales

sesión oontlnua desdo las tres do l« tards

LoealÑlsi nníea, ñas cinwsRta

Se espera que su primera pro­ducción, «Un drama en la costa», de D. Joaquín Xaudaró, paae a la pantalla de nueatros dneo en loe primeroo d tu del próximo Abril.

Bn el concurso abierto en la Unión de Dibujante» Españoles pa ra proveer dos plazas de dibu­jantes que ayuden en los traba­jos de la Sociedad, han sido otor­gadas éstas a los Sree. D. Anto­nio Bollón y D. Manuel Alonso Moyano.

También tenemos notiicias de que K-Hilo no se duerme y ha empezado activamente los traba-Jos para el deisarroUo de su pri­mera producción, qiM creemos se­rá «El rata primero».

• o » . EL OARNAVAL DE LA OINEMA.

TOORAPIA

Gran baile de máscaras en la Zarzuela

Avanzan los preparatiYos de la tiesta con que los clnamatograAs-tas madrilefloe celebrarán el pró­ximo Carnaval.

Como hemos anumptodo, la fies­ta consistirá en vsa brtllaate bai­le de máscaras en el teatro de la Zarzuela, que se v«riflcará el lA-bado día U.

Para dar esitlendor a la fiesta se organizan varios ortiglnales concuraos.

Asletlrán las artistas espaflolsa que han aotuado aote la oámam en Espafia y en el Extranjero y gran número de actribes de tea­tro, que serán eapeclalmente Inci­tadas.

El baile está organizado por la Asociación Profesionall de Cine­matografía y patrocinado por la Agrupación Redajctores ClncmBito-gráltoos Unidos.

Se«ruramen/te el balik) de loe cl-nematograflsitas será una* de las más briillantee fleatas del Carna­val madrlleflo.

UHA D I LAS OAMPISINA* RUSAS DE «LA LINEA QENI-RALt, PiklOULA QUE PJLMOFOMO PRESENTARA IN i R I V I

ASTORJA i i ( i i»eMe itssoí

ÉXITO CLAMOROSO DE

Ámame esta noche

por OHEVALIBR y

JEANNETTE MAO DÓNALO

Un film PARAMOUNT,

dirigido per M. MOULIAN

Marta Eggerth, Intériirete de

«Te quiero, Anita», pelioula

A, A. P. A. que el lunes se os-

troAirA On ol B«rool«

lltlllllllltlllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllillllll

LUNES, ESTRENO

Las maletas del señor 0. F. Selecciones Filmofono

PROYECCIONES MaAana domingo, a las once y

media de la mañana, PRIMERA MATINEE INFANTIL proyootAndoso entre otras dU

vertidas pelioulat

Clnemanfa

PRUESAS

"Buscando fieras vivas" En el oiine Avenida se ha pro-

yeC'tado en prueba privada la su­perproducción doounwmtal de la R. K. A. O., distribuida en E&pa-fla por la S. I. C. E., tiitAílada •Busoamido lleras vivas», que el lunes sie presentará al publico en el miamo local.

Las repetidas nottcilas y los elo­giosas juicios de la Prensa ex­tranjera que las páginas ctóema-tográlloafi madrileifla» han repro­ducido por tratarse de ima ex­cepcional prodilcclón, nos evitan el tenar que violentar nuesitro propóelto de no anticlpeiT nuesitra opinión al fallo del pútollco.

Nuestros lectores saJ)en que «Buscando íleiras vivas» es un ex­traordinario tllm informativo con un intenso valor emioclonal, y, a no dudar, su estreno constituirá un acontecimiento.

En la prueba privada fué unA-nlmemente elogiada.

La obra, comedia a veces, orto-reta a ratos, encleara situaciones de gran comiicidad, a cargo ú» (Ühigo, el Don Juan del Metro, y del socarrón Tobías, el ayudante del aviador.

A más de esto, tiene el pieclado m^ to de una miúslca simpática y pegadiza, de la <iue es auitor el famoso Paul Abmbam (cuyo illtimo resonante triunfo fué «Monaieur, Madama y Bibl»).

Cuatro grandes artisitas figuran en el reparto: Marta Eggerth, H. Thlmig, E. yereteft y FritZ Pampters, et iHMdío feteranio de «Milioias de pac».

Paramount y Marlene Dietrich

Un telegrama de HolTyvtood, fe­chado el 4 de Enero, anuncia que la Paramount ha entablado un proceso contra Marlene Dietrich, en el cual la exige una Indemni­zación de 600.000 dólares en con­cepto de daños y perjuicios por incumplimiento de contrato.

Sabido es que hace algún tiem­po, cuando se preparaba la reall-zaciún de «La Venus rubia», ya exislieron serias dificultades a causa de unas diferencias entre la casa editora y Joseph von Sternberg, director habitual de Marlene, con el cual hizo ella cau­sa común como colaboradora que era en el argumento de dicho flim.

Marlene y Sternberg aceptaron las eiimiendas hechas al argu­mento de ambos, y la cosa no pasó a mayores.

Hoy el asunto se presenta bajo un aspecto muy distinto. La ca­prichosa estrella alemana se nie­ga en redondo a cumplir las con­diciones de su contrato, sin dar ninguna explicación.

Ahora bien: estas oondldoneo, aimque a la estrella le rapresen-ten iMistantes molestias, otreoon. en cambio, la compensación de un sueldo de 4.000 dólares semanales, y por una suma semejante se pue­den hacer sacrificios.

Las cosas se han oompllcado porque el contrato de Marlene no expiraba hasta el día 19 del pró­ximo mes de Febrero, y como Marlene Dietrich eetá obligado a rodar todavía dos películas antee de abandonar los estudioe de la Paramount, esta editorial ha II»-

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LA ULTIMA OBRA DE RENE OLAIR

14 DE JULIO' Selecciones ritaiófono, la alquip-

ladora nacional, a la que tantas revelaciones debe el público mia-dirilefio, ha adquirido para pre­sentarla en E&pafla la última pro-duooión del genial director fran­cés Rene Clalr, titulada «Catorce de Julio».

Felicitamos a Fllmófono y a la afloión madrllefla.

PIüARO tiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Estress «I Isoesi

El lealro folies

MaravIlloM creacl£n de Q A B Y M O R L A Y ,

secondada por A N O n e R O A N N E y C H A R L E S VANEL

EzclsilTa Saper Film

» • » • EN EL BÁRDELO

"Te quiero, Anita" Ana, taquillera del Metro, sien­

te en las entraftas tirlaa y húme­das de Berlín nostalgias de un

¡ pedaclto de oleJo, y de tanto so-fíar con él, viene & enai^orairse de un aviador, que es el qu^ sue­le estar más pñixlmo; un sinfín de escenas grácioeísimas y una jira campesitire, con su fiíiiill c^ mico de tormenta, no evlla la sencilla tragedla de loe enamora­dos. El, con servicio noctuimo, y ella, ocupada por el día, apirov»-chan los oonitadíslmoe momentos en diarlar; pero Anita, que es una imaginativa, reeoelve el problema, no sin comidlcoclones de celos, que al fin selva Papá-Metra

Sopirliln

A. A. F. A. TE QUIERO, Paul Abraham

Ui IriuRlo mis i6 A H I T A

Marta Eggerth A N I I A

Briginil y diveillda aventura cómica-amorosa-inusicaí

BARCELO Rigoroso estrono Lunes 6

7.« extraordinario film

Un film de

S. M. Eisenstein

Una obra documental crue al-oanza tu ofejeio sin taoMIfoar el arte, la verdad, la omooltn

y el espirltu

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4 Febrero 1933 IJL I?j? g r t a dL. P A O I N A 11

Vfjilu nl a>utuu 11 lo.-i I ribiuiii lo l'iUVrt' stT ((tJt aili'llulM (ic ullli-

j,'fir a MUIUMIC Dif'lncli a saiisfu c r la iiiiilK-i ([II.• sr li' pille i'u la (Iprnaiiila el IIHÍ/ le lia nniillcadu que no iMiilr!"! iraJiajai IMI niii;.'iiiia Otra casa wlilora inleriii IID liay<i salisfi.'r.lio los ilnñus y perjuicio,-qiw Se lo sefialan. y, lo que es más grave, tío podra abaiiiloiiar el lerriitirio Je los listados Uni­dos sin dejar liipiidailas siw ciicii-ta-s con la .liislicia.

Como puede ve rse. los |iiectí» siiiKiicanos no se (lejan iinpreslo 'lar por id hrillo cegador ÍW las í'slicllas. y cuando éstas tienen ra-priclios las obligíin a pagarlos an poco caros.

Como aiiipliacióii a lo iiidica-du atiterloTinenie, e| corresponsal iieoyorquino del duiriii londinense • Daily Mail» lia cablegrallado a su periódico diciendu que la l'a-rijiiiaiiiit. no conforiU'e con la in-dPinniztición solicitada, lim Ínter puesto otra demanda atiie el juez federal Mac Curniick solicitando la inmediata detención de su re­belde artisiia.

qne para justificar de tal gnavetJiid, la

Se asi'giira una demaiula l'araiiioiiiu li del ju«z unos escritos deiiiosir:ii i • vos d<- que Marlene Dielrlcli-.innqiie la cosa MIKS parece non dil'lcil de demostrar—leiiiia iiiieii eiiui de sabotear la, inier|irelai'ioii de su próxima película «I«i can ción de las cnncKHH'í». con ob.ieto de trasladarse cuanto antes « l-ter-liri para trabajar bajo la direfcióu de Josepli vun Sternberg. ,

Hasta la fecha, el Juez M«c Cor inick. inspirado por el biuin sen-

' ' tido. se ha negado a tomar nin-gima determinación; pero pudie. I a suceder que su actitud cam tMa' 4J fliite la aporlacion de nue­vas demostraciones y declaracio­nes de icsiigos.

Nuestra admiracb'iii por Marle. ii'í nos Ik'va a des-eafle que no co­nozca iiuiica la dcsagraiJable hu-iiiedail de los calabozos america­nos y que los negocios de la Pa-ranioiiiit se arreglen satisfactoria-me lile.

Hpilogo que serla el más agra­dable para ella y para todos.

los dolores neurálgicos con el tiem­po llegan o obotir hasta las perso­

nas más resistentes. Lo ciencia moderna nos ofrece una bueno defensa contra ellos: dos ta­bletas de CaFiospirina suprimen el do­lor y devuelven el completo bienestar.

de luios de Madrid cuu resperlo «i las bss<'s (lo trabajo.

Sindicato de Trabajadores de Ban oa y Bolsa del C-ntro de Españ?',

Común.c HIPOS ii IIMI.J-- ios com jiañeros sindicados (pH" el pn'i.viiiio inarl-'s. día 7 ilel aciiial, a las sie te útí la laide, dará esle Sintlicato una .orif-rencia cu <'l duiírcilto social del tnisnio; l.o^ Madrazo. II. que iMtTptfi a ivirgo de f'íiblo La-fuente y que versará sobre ol t»'ma • 1,0 ((lie h.e visto fu Rusia.. I-:sta conferencia s<5 iliistmra con pro yeccior)es.

Reuniones «ara hoy en la Casa del Pueblo

Salón terraza, a las seis de La tarde. Sindicato Médico.

.\ las niie\e de la noche, .Inven-tiid Soclfllista.

Salón glande, a las cinco de la tarde, Seguros.

A las diez de la ii«che. Vaque­ros.

Salón teatro, a las diez de la no­che Metropolitano.

Instituto Francés l.a iJusire escritora e hispanista

frances.a .\l.arcelle Aiiclaír dará tina conferencia hoy sáhtido, a las siete de la taird*. en el Insti­tuto Francés, sobre «Kl elemento pintoresco en la poesía france«i de hoy (de i>eón Paul Fargue a SaiiK-John Perse) . .

La 6ntra<1ri será pública.

Ateneo de Madrid Se490i6n de Arte« Plásticas

Hoy sábado, a las seis (te la tar­de, se inaugura rá una Kxposición de las obras del pintor N. Pinole.

Podrá visitarse do sois de la tarde a nin>vp dfl la nociré hasta oí lü del actinal,

S«coión d« Música MaiHna doitiiugu, a las seis y

media do la tarde, so celel)rará un recital de vloUn a cargo de Kduar. do Hernández Asiain, acoinpafiado al pio.no por l'eílerico Qtie'wdo.

Interpretando un escogido pro-grania«.

Sección d« Ciencias Morales y Po-litlOM

El lunes, 6 ;iei actual, a las si.ete de la tarde, el Sr, U MarceJijio Do­mingo dará la novena conferencia del ciclo sobre «líl pensamiento polftico de la Bspfiña de hoy».

: *-»-*

MOVIMIENTO OBRERO

Conferencia de Valeriano Casanue-va Picazo

Organizada por la Juventud So­cialista Madrilcila se celebrará nui-fiana' domlnKO, a las seis de la larde, en ei salón teatro de la Casa del Pueblo, una interesaniti oonfü-rencia a cargo del camarada Vale­r iano Casanueva Picazo, director general de lo Coutencio.so del Esta­do, quo disertará sobre el suges­tivo tema «La humanización d«i Dereoho».

La Importancia del tema y La «n-torldad del conferenciante harán que el salón teatro de la Casa del Pueblo se vea el domingo, COIIKI en anteriores conferencias, com­pletamente ocupado de comi>aiic-ro9. • /

Qongroso de Herradores El SindicAío Nacional de Sevilla

y l{i Asociación Naicional du Ma­drid convoca a todos stis socios y no socios, como Igualmente at-odos los que simpaticen con la idea, al Congreso que se cel 'bnurá en Ma­drid meflana domingo, a las siete de la tarde, en Corredera Baja, ni'i-mero 20.

Qrupo Juvenil del Oiroulo Sooialls. ta d« Buenavieta

Se convoca a todos los afiliados

Los mejores apai-atos de

ADiO COf

m RADIO CORPOPATION Of AMERICA

y simpatizante a este Grupo a la junta (general ex t raordinar ia dw constitución que se celehrará nva-flana domingo a las once de la mañana , en ei domieilio social, Pa . dula, lii. para t ra tar el siguiente orden del día:

Gestiones de la Comisión, Nom­bramiento de la Junta directiva. Preguntas y proposiciones de los at inados.

Sociedad de Trabajadores de Va> querías y Despachos d« Leche de

Madrid y su Provincia

La Juniíá directiva convoca a junta general ordinaria hoy sába­do, a las diez de la noche, en el salón grande de la Gasa del Pue­blo, l ' iamonte, 2. para t ra tar el si­guiente orden del dfa:

Lectnra de las actas de v a n a * junta.i anteriores. lUiegos y pre­guntas .

Aoomodadores y Subalternos de las Plazas de Toros

Por la presente se convoca a to­dos los asociados pertenecientes al Grupo A a jun ta getieral extraordi­naria que se oelebiará el lunte , C de los córrienteis, a las nueve dq la nochi;, t n piltnera convocatoria, y a las nueve y media, en segun­da, en el domicilio social, Carre­tas, 4, primaro para d.ar cucnuí de las gestiones realizadas por el Co­rneé con la Kmpresa de la plaza

^ 1 '

BIBLIOGNAFIA

EXPLICACIÓN DEL CAPITAL, de Carlos Marx E.scr¡to de forma clara, pucs.-u al alcance de cualquier inieligen

cía, por Cario Caflero. 2 pesetas. PATERNIDAD VOLUNTARIA: Prottla.'ciis aiiticoncepcional. Medios.

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C a m a ra de C o m e r c i o

Bajo la presidencia de .D. Rafael Salgado ha celebrado la Cámara d i Coiuerclfl su sesi)>n reglamen-tarta. '

Se dio cuenta de los i icritos ele­vados a los íninislros de Trabajo y de Agricultura, Industr ia y Co­mercio sobre el funcionamiento en g neral de los . fundos mixtos, y en part icular sobre el del comercio de US y vestido de Madrid y su pro­vincia, Indicándose la convenien­cia d» delimitar con toda precisión las atribuciones "e loa citados or­ganismos y do sus presidentes, a fin de que sus decisiones no pue­dan en ningún caso invadir la es-feíd legislativa. Fui aprobado y se acordó su mayor divulgación, po medio de la Prensa.

El presidente expuso al Pleno su actuación en el Congreso Muni-cl. alista de Circulación.

Con motivo de la publicación en la «Gaceta» de un reciente de­creto dictando nuevas normas para la petición de divisas en pago de mercancías importadas, ' el Pleno qu-'dó enterado de las gestiones que habla realizado la Cámara cerca del director del Centro Oficial de Contratación de Moneda, así como de 1" satisfactoria respuesta reci­bida.

Quedó enterado el Pleno de las reuniones que se han celebrado en la Dirección del Timbre para tra-,tar de la aplicación de lá ley a lo" productos envasados y a los anuncios, existiendo motivos que Inducen a pensar que en breve se dictará una disposición ministe­rial a tenuando las tarifas aplica­ble» en esos casos. .

S<í leyó la relación de las decla-raétones recibidas en la Cámara de los créditos españoles bloquea­dos en Chile, Brasil, Argentina y .Alemania, dándose cuenta de que. gracias a las gestiones del Con­sejo Superior de las Cámaras de Comercio, el Centro Oficial de Con­tratación de Moneda ha accedido a ampl ia r hasta el <ila 10 del pre­sente mes el plazo p a r a recibir di­chas declaraciones.

Fueron designados representan­tes d e la Cámara en el .Jurado pro­vincial de Estimación: ,de la Con-tribució.njnduatrial sobre la renta IJ. nafael Salgad© y O Juan Ca-chot. , í ; Dada cuenta de una disposición del mifíistio de Hacienda, aclara­toria al articulo 46 de la vigente ley de Presupuestos, que significa una evidente restricción de la niorato-rla concedida con carácter gene­ral y sin ningún género de limi­taciones por voto de las Cortes Constituyentes, se acordó elevar un escrito a dicho ministro de l-la-cienda, interesándole una rectifi­cación de la indicada orden.

Se dio cuenta de numerosos es­critos dirigidos por la Cámara, y entre ellos uno al ministro de Obras piiblicas solicitando que an­tes de decidir sobre modificación de los precuptos • legales de nues­tro Código df Comeicio, en lo que se refiere a la facultad de los con siginitarlos de mercancías t rans portadas por ferrocarril para de jar las de cuenta de los porteado res en casos de retraso, se abra una infornuiclón pública, a fin de que

1 esta Cámara ¡y las demás entidades

o personas interesadas en la cues­tión puedan acudir a la iiiisiiiu. Kl director general de Ferrocarriles lia contestado i]ue aun cuando se halla actualmente en trainltaclón este asunto, dada su importancia y el carácter de ley que tiene el pre­cepto en cuestión, lio SIÍ adoptara resolución alguna sin oir previa­mente n todos los interesados afec­tados, y muy especialmente a las Cámaras, en las que se encuentran concentrados dichos intereses.

Se acordó l lamar la atención <le lo- comerciantes en general res­pecto de los manejos de ciertas entidades o personas que se atri-huyen carácter mercantil para es­tafar al comercio, haciendo pedi­dos que antes de pagarlos venden a cualquier precio, declarándose después en suspensión de pagos o desapareciendo.

Se riló cuent.'i de las quejas re­cibidas acerca de la formalización de protestos de letras de cambio, y con este motivo se seilalaron las dificultades materiales que se opo­nen al cumplimiento exacto de las disposiciones que rigen la materia,, conviniéndose en la necesidad de hallar una fórniiila legal que evi­te los Indicados inconvenientes. A fin de hacer un estudio detenido del' asunto, se acordó que por la Cámara so solicite la opinión de la Banca, Colegio Notaria.l y de­más Cámaras de Comercio.

Tambii^n se acordó recomendar al comercio la convenieni;ia de

domiciliar en Banco o banquero las letras de cambio de su giro co­mercial, sistema con el cual se obtienen evidentes ventajas, que, además de redundar en beneficio del comercio y de la Banca, influ­yen favorablemente sobre la vida económica en general , al contri­buir a la disminución del volu­men de los medios de pago.

• • • »

Academia Nacional de Farmacia

Anoche celebró sesWn esta Aca­demia, bajo la presidencia del doc­tor Zúniga, leyéndose una comuni­cación de D. Osear Agüero Corva-lán, académico honorar io do San­tiago de Chile, sobre la planta «se­necio haultata» o lampazo, de la que hacen gran uso los campesi­nos eííilttnos corno romedio case­ro, y ía ciencia como tónico car­díaco y diurético. Esttidla la plan­ta en sus aspectos botánico, quími­co y farmacológico, deteniéndose en sus principales alcaloides; la hual ta t lna y la Inulina, terminan­do con interesantes datos respec­to a la acción farmacodinámica del «senecio hualtata«, resultado de sus ensayos en los hospitales y. clínicas.

El académico correspondiente en Valparaíso doctor Hernán Schmidt Herbel envió una comunicación acerca de investigaciones de peque-flas cant idades de mercurio en to-xicologla, describiendo los méto­dos usados por él en el Laborato­rio Oficial de Química Forense, de Munich.

l' l académico y archivero don Francisco J. Blanco Juste leyó a continuación u n a nota inspirada en sus trabajos de ordenación y catalogación del i rchlvo de la Aca­demia de Farmacia, describiendo los más Importantes documentos que contiene de orden científico, histórico y político, que forman la historia de la Farmacia de los si­glos XVIII y XIX

I.os interesantes trabajos de los señores comunicantes fueron pre­miados con calurosos aplausos por la dis t inguida concurrencia que asistió al acto.

(le la emisión, A las siete, campa-ii.ula.^ lie ' iMliciM.iciiiii. i-.il i/,ü<:H.)-lies li,. I!.lisa; pM);;i ama del oyen­te, a las siete y media, ciiisillo sobre cuiiperai ivismor «I,a eoopc-raciiiii eii tu iu„'inii ci'iit'ro», por 1). Antoiihi .Saiitaiia, inesideiite de la Ftíileracinii de (.'ooperativas ili'l Centro; .'1)111 inuacinii tlel pro-Hrama del oyeiilv; a las ocho y ciiiiitu. noticias; ¡i l.-is ocho y me­dia, fin (le la emisión. A la^ nue­ve, cur.so di' l.e-ii,'.!iia inglesa por Pl inéttKio I,itit;,iiaplioiie; a las nueve , y mediía, (ampatiailns de (julieriiación ; .-y.'riales horari.-is ; selección de la zarzuela «l.a cale­sera..; a las once cuarenla y ciii cü, noticiiiis de última hora; a las doce, cam,ijii.idus de (••oberna-i:ióli; ri.M'te ile la eslaciOli

Programa para mañana Unión Haitio d';. A. .1. ?, lí'. me­

tros).—,i\ la.-, dos, camiiaiiiadas de Goljernacioii , señales llorarías ; concierto; "I'"! Valle d Eduardo (iratiados; .• Atiianecer», Buibeiti; «Sule la Peletera.., liiie rrero; «IJII llanta encantadti», Mo/.arl; «O solé mío.., Capiia; «3 X ti -. I.S.., Slcphan Weiss; «l.a princesa amarilla», Saint-Saens; «l'U Maño», Barrera; a las cuatro, fin do la emisión, A las si«le, caimpauad;is de iiolieniacioii; trausr misión desde el liutel Nacional; música de baile; .a las siete y me­dia, ciclo de conferencias sobre ganadería: «Itidustrias de la le­che», por I). (.<onzaio Baroso, ve­terinario pensionado de la Direc­ción (ieneiial de (ianadería; conti­nuación de la música de baile transmitida desde el hotel Bitz; a las ocho y media, fin de la emi­sión. A las nueve y inedia, cam-paiKidas lie Gobernación; señales Horarias; recital de piaim pni Elena Homero; •inlervfjlclón de Bamóii (ióini'z de la Serna; reci­tal de caiitü, por Luisa-Neré y Franco Mar; a Utó ilcKÍe cámpana-d'Hs de ('•olmrnacióii; oiiprre de la est;a<;ión.

censo profesional, ya que los que lili ti^'iiren dentro del niismo co-liiii ajirobados .pura obtener sus lesp.ictivos carnets se hallarán iiiipiisib¡:iiadus de poder ac tuar en las cabinas de los cinemató-;;i afos.

Exposición Peña,—Hoy sábado, a las ocho de la noche, se inau-ííiirará en los salones del Lyceiim Club. San Marcos, 42, la Exposi­ción de pintura y plumas del gran artista gallego Bamon Peña.

Uada la fama y eJ sólido pres­tigio de que goza el joven artista, le angiiiaiiios un éxito sin proce-deiiti's.

Casa de Levante.—En cumpli­miento de lo dispuesto en los es-latiitüs de esta entidad, m a ñ a n a dominólo, a las once y media de la. inañaiía, se celehrará en su domicilio, avenida del Conde de l'eñalver, ii y i>4, una junta ge­neral ordinaria para examen de

.Ansu», ciientiis del pasudo ejercicio y re-'I.nación de ,liiiita directiva.

Casino de Clases de Madrid.— F.sta Suciedad ha cambiado de domicilio, instalándose en la ca­lle de Aloctia., ;i;i.

~. • • » . • • .

Bailes de Carnaval Les Artistas y Escritores Reunidos

lista Asociación cei'Bij'rara el pró­ximo dlu 18, [lor la noche, en til salón Barccló, un gran baile du máscaras , al que asisUian las principales «vedettes» de l o s * ^ a -tros d»i Madrid acoitii"añadatí de las simpáticas viceliplas.

Por el moui'i n'.o ponemos antici­par q.ue en dicho baile aera elegi­da la «Señorita Li.teratura 193a», la cual será nombrada presiden­ta de lioinor ú4 esta Asociación. El Jurado es tará integrado por bellí­simas art istas de teatro y p'.'n'sona-lida<les de prestigio en las arteis y en el peritKÜsmo. Oportunamente Iremos dando más

detalles de .este gran feetiyal, que seirá de grato recut rdo para los qu)& asistan.

Partidos de pelota Los de ayer en el Jai-Alai

En el primer partido contendie­ron, a pala, izaguirre y Vega (ro­jos) colina / a m a g a y Quiíuana II liizuicíi), si"'ndo esta última pa­reja la que dominó Je mía ma­nera coiislaiuc. veinciiendo a su contrar ia por cuatro tantos.

l.iespués, a remonte, se enfrtjita-roii Irigoyen e Iturain (rojos) oom-ira iVIiiego y Vega (azules).

Dominaron los azules t u la prir mera mitad, si'eiido alcanzados en el tanto 25 a partir del c-ual son los rojos los que toman la init;ia-iLva, produciéndose nueva iguala­da en el tanto 38, desde el que ad­quiere la pareja azul u n a regu­lar ventaja que continila así hasta el final, ganando por nueve tan­tos.

• • » —————

Cursillos de Cálculo financiero y Contabi­

lidad de Empresas El Colegio Central de Titularas

Mercantiles de España ha organi­zado uniioa cursil los de ampliación de estudi'os de Cálculo fltianoiero y Contabilidad de Empresas, que estarán a cargo de los competen­tes proíesoreis 0 . Emilio Rulz Ta-tay y D. Antonio Camps, respecti­vamente.

En la swretar fa del Cx>legio, Barquillo, 13. segundo, queda abier­ta la matr ícula tia^ta ©1 día 10 del a<.tual y horas de ociio a nuevo de la nO'rilie, fvara los que desetm asistir a los mismos, siendo indis­pensable la oondl'Ción de colegiado.

Los cuirs'illoa liarán comienzo ei lunes 13 del actual, m el do.mici-Ilo social (Cámara de Comercio),

. : 1 » » » . .

Radiotelefonía Programa para hoy

(Julón Radio (E. A. i . 7, 42.4 mo-i ros ) . -A IBA once cuarenta y cin­co, nota d<í sintonía; a la.s doce, campanadas de t io t í en iac lón ; pro grannas del día' a las doce y cuar­to, señales horar ias ; fln de la emi­sión. A las dos. campanadas de Ciobernaclón , señales h o r a r i a s ; concierto: «t^a Revoltosa», Chapí; "To daun», Fernández Blanco; «Fausto», Güunod; a las tres, «Pa­norámica del cinema», encuesta, por Manqci Villegas López; con­tinuación ide la orquesta: «El liuésped del Sevillano», Guerrero; «La dulzaina del charro». Rebo­llo; a las tres cincuenta, noticias de última hora; a las cuatro, fln

N O TICIA S CASI TODOS LOS CINES DESIN­

FECTAN CON MONTEAROMA, DE ESPARTEROS, 9.

Academia Nacional de Jurispru­dencia y Legislación lluy sábado, a las siete de ia tarde, el ür. U. Luis de Olariaga, caiedratijco de la Universidad Central, disea'tarú acer . ca del tema «Socialismo y produc­ción».

Ascciacián de Alumnos de Bellas Artes.—Organizada por esta Aso­ciación se celebrara m a ñ a n a do­mingo, a las once de la mañana , y en la Escuela ¡superior de Piniiina, Escultura y (".rabado (Alcalá, l¿¡, una conferencia a cargo dol profe­sor de este Centro 1). íMluardo i;iii-cliarro, con el toma «Cotiicoplos di­versos de la forma», ayudándase en esta disertación d'e proyeccio­nes.

La entrada será pública. Lar Gallego y el concurso na-

olonal de belleza. - Organizado por el diario madrileño «Ahora» el concurso nacional de t>elleza, delegó en el rotativo vigués «El Pueblo Gallego» la organización cu Galicia de los actos para se­leccionar la mujer gallega que ha de repre«eni.ar a aipiella Ci"-:rra en el concurso nacional. «El 'Pue­blo Gallego» Se dirige a iiusotros en atenta oarta, comunicándonos que en', brevu será des ignada la «¡señorita ,,Galicia», (luieii vendrá también dentro de poiuis días a Madrid, momento que des-a «El Pueblo Gallego», y n-osotros ai o genios muy gustosos, tenga la mayor resonancia y se celebren fiestas eji honor .de la mujer ga­llega.

A e«te íln. Lar Gallego ha con­vocado a las otras entidades her-m-anas que radican en Madrid pa­ra, de, mutilo acuerdo, organizar ur( digno recibinjiento y un pro­grama en consonancia con e|l im-porlunte acto.

Censo de operadores da cinema­tógrafo.—El Jurado mixto de Es­pectáculos públicoB de Madrid h,a aprobado en su .tiltima sesión ce­lebrada e l ' líe-nsó, pnofcsionai de operadores de ciliern.llógrafo, cu­ya inscri.pción general se ha for­mado con arreglo a Its bases pu-hlicadíis en la «Gacela de M,T, drid» de 10 de 'Vbril de \'j:-l. que dando la lista de, los censados ex­puesta al público liasia el dia '¿8 de l''ebrefo para que ipiio'da ser examinada por los eiementos In­teresados o quienes les represen­ten, en el local de la secretarla dei expresado Jurado mixto (Rol s,a,lia de Castro, 25, primero) du­rante los días hábiles, de cuatro a ocho de la tarde, adtnillóndose recurso denliu de d u b o pl.izo an­te aquel organismo contra la re solución adoptada en cada caso.

Se advierte a todos los operado

Correo de espectáculos

LATINA.—(Cine sonoro).—Hora y media de risa contlmua con la adaptación cinematográfica de Muñoz Seca, hablada y cantada en castellano, por Enriqueta Se­rrano, Amalla C<¡ Tsaura. Pepe Isbert y Manolo Vico, «La pura verdad».

Jueves, «Faintomas», emocionan­te d rama policiaco.

LAS EXTRAORDINARIAS condi­ciones acústicas del cine de la Flor y la bondad de su apara to sonoro Marconl le demostrará, si viene a ver, «El destile ded amor», el ascendente artístico y auditivo sohre lo que anter iormente viera, como así lo confirma el público que hasta la fecha le ha visto. (Vea cartelera.)

Sección religiosa Sanios de hoy. — Santos Andrés

Corsino, Bemberto, Flleas, obis­pos; Aventino, Isidoro, Gilberto, Jo­sé de Leonisa, confesores; Eutl-quio, Germino, Donato, beato Juan de Britto, S. J., márt i res . . ^ • • •

Espectáculos para hoy

ESPAÑOL.— 6,30, seRimdo con­cierto de abono ipor la Orquesta Eilarinonica de Madrid. — 10,30 (Xirgu-Borrás), El alcalde de Za­lamea. (Butbca, tres pesetas.)

CALDERÓN.— (Compafila líri­ca titula/).— A las 6.30 y 10,30, Luisa Fernanda . (Butaca, cuatro pestítas.)

COMEDIA.—A las 6,30 (popular, tres pesetas butaca) . Jabalí.— A las 10,30 (popular, tres pesetas butaca) . Jabalí .

LARA.—6,30 y 10,30, I.^ chasca-rillera. (Gran é.xito.)

FO'NTALBA.— (Carmen Díaz).— A las 6,30 y 10,30, l-as dichosas faldas (saínete de Arniobes).

IVIARIA ISABEL.-A las 6,90 y 111,3(1, El niño de las coles (dos horas y me'dla en franca carca-ja.da).

ZARZUELA.— 6,30 y 10,30, IX)S hijos de Itt noche (mil carcaja­das),

VICTORIA.— (Corapaflía Aurora Bedondo-Valeriano I>eón).— 6,30 y l(),30. Luis Candelas y oompaflla.

CERVANTES.—(Compatlla Juan Calvo).— (Cuatro i'mlcos días).— 6.30 y 10,30, Los marqueses del Matute. (Butaca, 2,50.)

MUÑOZ »BOA.-6,30, Ruth (éxi­to enorme).—10,30,' iTe quiero, Pe-p«!l (Tres pesetas butaca.)

CÓMICO.-(Compafila Adamuz). —6,30. La Lola SÍÍ va a los .puer­tos—10,30, La malquerida, (Buta­ca, tires pesetas.)

IDEAL.—6,30, La rosji del aza­frán ^ (por Dorlne de biso y Sagl Velai.— 10,30, La m02a que yo quería. (¡Éxito clamorosol)

FUBNCAHRAt.—(Compafila l in­ca maestro Guillermo Casses).— 6,30 y 10,3(), La Virgen morena .éxito verdad).

ESLAVA.—(Compañía t i tular de re vistas).-6,30 y 10,30, U s faldas (el mayor éxluí de la temporada) .

MARAVILLAS.— (Compafila de revistas).—6,30 y 10,45, MI costilla es un hueso, (Populares, dos pe­setas butaca, tarde y noche).

MARTIN.-A las 6,30 y 10,30 (po-pillares; butaca, 1¡75), ¡Quiín fue­ra ellal y iManoi arribal

PAVÓN. - (Revistas Celia Gá-mez),—6,30, El país de los tontos. ilExilo!)— 10,45. Las tentaciones. .¡Triinifo!)

10,'íj, ¡Gol! (El catiipeón de las revistas),

CIRCO DE PRICE.—Hoy sába­do, () larde, inaiiguraciún del gran espectáculo Catedral de las variedades, Esiiecláctilo continuo de escenario y pista. Catorce for­midables atracciones. Orquesta do monos, Lolita Astolfl, Pepita l.Iáser, Los Boonigarden y Maria­no Galano, tenor eiu'iclop(''dico.

ASTORIA.— (Teléfono 1íi,880). — A las 4,30, 6,30 y l(i,:'.0. Ámame esta noche.

CINE DE LA OPERA.-(TPli''rn-no 14,H;ÍO),—6.:!ii y lo,;io (programa garantiwulo mim. 8!. Bombas en Montecarlo.

CINE DE LA PRENSA "(Teléfo­no Hl.'JOli).—fi.30 y H),;?0, El hacha justiciera.

MONUMENTAL CINEMA.- (Te­léfono 7l,L'l4).--6,30 y 1(1,30, PPter Vass.

AVENIDA.-A las 6,30 y 10,30, La usurpadora (por Irene Diinue y John Boles). Mtu'iana, función a las 4.

COLISEVM (Av. Eduardo Bato, 34. Empresa S a g e ) , - fi.30 y 1().:10, El prófugo,

CINEMA GOYA.- 6,30 y 10,30, Tem¡>estad de almas.

CINEMA ARGUELLES.— 6,30 y 10,30, Erase una vez un vals.

CINEMA CHUECA.-6,30 y 10,30, Los hijos de la calle.

CINE DOS DE MAYO.— 6,30 y 10,:!/), Carceleras.

CALLAO.—6,30 y 10,30, La legión d'B los hombres sin alma.

SAN MIGUEL.—6,30 y ICIO. Amor prohibido.

CINEMA ESPAÑA,— A las 5 y 10,1.'), Scarfaoe,

SAN CARLOS.- (Teléfono riXil). —A las 6,30 y 10,30. Tarzán de los monos (por Johnny Welsmuller).

BAROELO.-6„30 y lO,.^, Ella O ninguna (grandiosa opereta ale­mana ) .

FÍGARO.— (Teléfono 93.741). -6,30 y 10,30, Cronr de Illas (fllm francés recientemente galardo­nado) .

CINE GENOVA (teléfono 34.373>. —6,30 y 10,30, El expreso de Shan­ghai (por Marlene Dietrich y CU-ve Brook).

PROGRESO.—A las 6,30 y 10,3<l, Arse-ne Lupin (supeirproducción M. G. M., por los hermanos Ba-rrymore) . Domingo, t res seccio­nes cornnletas.

LATINA.—(Cine sonoro).— 8 y 10.15. formidable éxito cómico, T,a pura verdad (adaptación de Mu­ñoz Seca, hab lada y cantada en castellano, por Enriqueta Serra^ no, Goylta Herrero, Amalia Isau-ra, Pepe Isbert, etc.; hora y me­dia de r isa) y otras .

Jueves, Fan tomas (emocionante d r ama policiaco).

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