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Vivienda Social en Chile:
Análisis del caso de la Quinta Monroy
desde Karl Marx y Friedrich Hayek.
Vicente Arancibia Peña.
Pontifica Universidad Católica de Chile.
Profesores Francisco De Lara y Sylvia Eyzaguirre.
Diciembre 2015
I INTRODUCCIÓN
La sociedad se configura a partir de una sumatoria de acciones
particulares llevadas a cabo por el género humano en su conjunto. Es sometible
a debate, juicio y análisis, la identificación de las fuerzas “generales” que
mueven estas acciones y la historia, así como su procedencia ideológica o
material.
Todo orden social actual es producto de un complejo trasfondo cultural
que se remonta a múltiples teorías y aprendizajes fenomenológicos1
previos,
que han construido progresivamente las igualmente ininteligibles formas de
hacer sociedad.
El Chile de hoy no es una excepción. No es necesario remontarse a los
conflictos culturales entre indígenas y conquistadores para percatarse de la
argamasa cultural que hace imposible leer el orden social desde una postura
única, total e ideal. Sin ir más lejos, es posible observar la trillada y totalmente
mal entendida –en tanto carente del contenido teórico del que supuestamente
nace– dicotomía entre la “izquierda” y la “derecha”, que ha sumido al país en
un estado carente de proyecto común unificador en los últimos cuarenta años.
Lo primordial es dejar de lado estas macro categorías como bloques
fijos, antagónicos, definidos e ideológicamente unitarios. Para comprender el
marco ideológico en que se hayan las políticas de gobierno, es pertinente
entender a los autores que han dado paso a estos mal definidos bloques, como
entes individuales que se conjugan con otros para impulsar acciones
materiales. No es correcto entenderlos como eslabones que se unen para
formar una misma verdad indisoluble. Se trata de entenderlos como piezas que
dialogan para formar un conjunto heterogéneo formado por distintos textos, no
como seres conectados que dilucidan juntos una misma idea unitaria.
La vivienda social en Chile es un tema que da para múltiples análisis
desde diversas teorías, tanto de tendencia socialista como liberal. En el
presente texto, se propone entender este tema desde el punto de vista de la
filosofía política del joven Marx, contraponiéndola con la perspectiva liberal de
Fredrich Hayek; mediante la exposición comentada desde los autores, de la
vivienda social en general, así como el caso particular del proyecto Quinta
Monroy llevado a cabo por la compañía ELEMENTAL, de la mano del arquitecto
Alejandro Aravena.
1 Fenomenológico en el sentido Kantiano: sensible y material.
II LA VIVIENDA SOCIAL EN CHILE
La migración campo-ciudad ha sido exponencial desde la revolución
industrial de mediados del siglo XIX. Chile cuenta ya hoy con un 80% de sus
habitantes residiendo en las ciudades2
; si bien esto ha traído múltiples
consecuencias consideradas benéficas, como el incremento de la producción
industrial y por consiguiente el incremento de los bienes y servicios disponibles,
la disminución de la cantidad de terrenos cultivables cercanos ha producido un
encarecimiento del costo de vida3
, que se manifiesta en el incremento en el
precio4
de los productos, incluidos los mínimos necesarios para la subsistencia
–entre los que se encuentra el suelo y la vivienda–.
En el Chile de comienzos del siglo XX, la progresiva migración campo-
ciudad generó sobrepoblación en las ciudades respecto a su capacidad
material de alojamiento, por lo que el proletariado que venía a vender su fuerza
de trabajo al capitalista5
se vio forzado a morar en hacinados conventillos6
urbanos en los que no existía la posibilidad de contar con un espacio íntimo, y
en los que las enfermedades se propagaban con velocidad, o bien en las
llamadas poblaciones callampas, barrios sub-urbanos periféricos de pésima
calidad constructiva donde se generaron igualmente focos de inseguridad y
descontento.
En este contexto, se originó la llamada Cuestión Social, en la que los
obreros comenzaron a luchar por mejores condiciones laborales –y por lo tanto,
de vida, en tanto la mayor parte de la vida del obrero se desarrolla durante su
jornada de trabajo, la que condiciona a su vez, las condiciones materiales que
posibilitan su existencia fuera de éste–. Sus demandas por mejores condiciones
habitacionales resultaron en proyectos –aunque poco efectivos– que
supuestamente habrían de permitirles residir en viviendas de bajo costo –de
acuerdo con su limitada capacidad de inversión– y de mejor calidad, en cuanto
a metros cuadrados per cápita, así como en cuanto a localización. Así inician
las iniciativas de vivienda social en el país, que desde la perspectiva marxista
pueden leerse claramente como medidas pequeñoburguesas para mantener
2 Según Aravena, A. & Iacobelli, A. (2012). Elemental. Alemania: Hatje Cantz. p.26 3 Como se argumenta en Hayek, F. (1961). Los fundamentos de la libertad. Valencia: Fundación Ignacio Villalonga. p.453 4 Entendido como la expresión (en dinero) de la proporción en que unas mercancías se intercambian con otras, a partir de Trabajo Asalariado y Capital, desde http://archivo.juventudes.org/textos/Jovenes%20Clasicos/Trabajo%20asalariado%20y%20Capital.pdf, 5 Según la visión de Marx en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844, y tal como remarca su Engels en el prólogo de la edición de 1891 de Trabajo Asalariado y Capital, no es correcto entender que el proletario vende su trabajo, si no su fuerza de trabajo al capitalista; en tanto ofrece su tiempo, empleado en la generación de un sub-producto que ha de vender al opresor para ganarse su subsistencia inmediata, sin apropiarse ni ser dueño del producto de su trabajo, y sin sentir que transforma el mundo en tanto no genera un producto suyo. 6 Por conventillo entendemos a las “viviendas colectivas instaladas en casas unifamiliares […], generalmente en mal estado o construcciones precarias levantadas o habilitadas para este objeto. Su característica principal era que cada familia disponía de una pieza que daba a un pasillo o a un patio común en el que ocasionalmente existía una fuente de agua y un servicio higiénico colectivo. El conventillo fue un espacio arquitectónico netamente urbano y popular, que permitió, en parte, racionalizar el crecimiento demográfico de la ciudad y enriquecer a sus dueños.” Desde http://web.uchile.cl/vignette/revistaurbanismo/n5/urbina4.html, visitada el cuatro de diciembre. En ellos se hacinaban con frecuencia más de diez habitantes en espacios de menos de diez metros cuadrados, por lo que la falta de privacidad, intimidad e higiene eran una constante.
a raya a la población, en el mínimo nivel de vida necesario para asegurar tanto
su supervivencia como para contener el ímpetu revolucionario.
Paradigmático es el caso de la metrópoli7
de Santiago, en la que el precio
de la tierra ha incrementado a tal punto en los sectores céntricos, que toda
iniciativa de vivienda social se ha desplazado hacia las lejanas periferias,
situadas a más de 20km del núcleo productivo de la ciudad, con los
consiguientes efectos de marginalidad que acarrea en las poblaciones
desplazadas.
El proceso migratorio sigue incrementando globalmente, con los mismos
problemas que acarrea en nuestro país, pues las ciudades de hoy no están
materialmente preparadas para recibir tales cantidades de gente. Se estima
que para poder proveer una solución habitacional satisfactoria, es necesario
construir una ciudad de un millón de habitantes por semana, con US$10.000
por familia, de aquí a 20308
. Hay que plantear esta ecuación9
a nivel global,
saliéndonos del plano nacional, para entender que la necesidad de abordar
este problema de forma coherente es imperativa.
Lo que está claro es que hasta hoy, no existe una respuesta definitiva y
satisfactoria: todas las soluciones urbanísticas generadas en los últimos
cuarenta años han sido insatisfactorias –hablando en un plano de
comprobación empírica de las respuestas ejecutadas–, en tanto no han sido
capaces de identificar la problemática de fondo al problema, tanto a nivel
técnico como socio-económico.
A nivel técnico, y producto de las iniciativas privadas que ganan las
licitaciones estatales –y que según Hayek deberían ser las más aptas en un
buen sistema de mercado10
– tres han sido las respuestas tipológicas; ninguna
de ellas ha conseguido solucionar los problemas de localización y habitabilidad
de las clases vulnerables. La primera, la casa aislada (una casa y un lote por
familia) ha demostrado realizar un mal uso del suelo, erradicando más que
radicando a las gentes hacia los más baratos terrenos de las periferias, cuyo
precio de suelo posibilita los 100m2
que la legislación vigente admite como
mínimos para los proyectos que asumen esta tipología11
. La segunda, la casa
medianero (una casa del ancho del lote por lote, de igual ancho de pieza),
básicamente responde pésimamente al natural proceso de autoconstrucción,
en el que se generan piezas sin iluminación ni ventilación y en el que se
potencia el hacinamiento12
. La tercera, el edificio en bloque (departamentos sin
suelo propio) no posibilita en absoluto la expansión por autoconstrucción, y se
deteriora con facilidad producto de la falta de mantenimiento que inspira en sus
7 Según el arquitecto y urbanista Rem Koolhas, categoría de condensación de personas que supera a la ciudad, caracterizada por la vasta superación de las ofertas de actividades y conocimientos disponibles, en relación a lo que una persona es capaz de realizar. 8 Según Alejandro Aravena Mori, desde http://www.ted.com/talks/alejandro_aravena_my_architectural_philosophy_bring_the_community_into_the_process?share=1eb92aec11&language=es#t-79079, visitada el 2 de diciembre. 9 Siempre estimativa y como medio de entendimiento global de la realidad, más que como predicción precisa, como se desprende de la Teoría de los Fenómenos Complejos de Fredrich Hayek. 10 Hayek, F. (1961). Los fundamentos de la libertad. Valencia: Fundación Ignacio Villalonga. p.458 11 Aravena, A. & Iacobelli, A. (2012). Elemental. Alemania: Hatje Cantz. p.58 12 Ibíd. p.60
ocupantes la condición de espacio compartido que a nadie pertenece13
. Es
interesante ver este último fenómeno a la luz de la concepción de la propiedad
privada en los Manuscritos Económicos y Filosóficos de Marx: la experiencia
demuestra que si los bienes materiales no son entendidos como propiedad
privada a los demás, si no como parte de la comunidad de hombres que están
en el mundo compartiendo un bien común –como lo es el espacio público de
esparcimiento de un edificio–, los enajenados seres humanos del sistema
capitalista no valoran ni se ocupan en cuidar de este bien compartido, como
ha ocurrido en casos tan paradigmáticos como el Robin Hood Gardens, de
Alison & Peter Smithson en Londres, en proceso de demolición producto de su
gran deterioro sin intervención de parte de sus habitantes que no mantuvieron
con los mínimos cuidados los espacios comunes.
Estas respuestas –la casa aislada, la casa medianero y el bloque– han
nacido a partir del modelo de desarrollo en base a la competencia con que
trabaja el hoy liberal gobierno Chileno. En detalle, la política chilena en relación
a la vivienda social se basa en un subsidio estatal hacia las familias más
vulnerables, que les permite acceder a la propiedad de una vivienda que se
construye desde el mercado de la construcción privado que es financiado por
el MINVU14
y gestionado desde el SERVIU15
mediante normas de construcción
y calidad que apuntan a controlar el estándar técnico de las obras –lo que en la
mayoría de los casos no se cumple–, mientras las direcciones de obras
municipales velan por los estándares legales y urbanísticos de los conjuntos16
.
En síntesis, el sistema por medio del cual se ha abordado la provisión de
vivienda para la gente de escasos recursos “está basado en un subsidio estatal
a la demanda, la cual es satisfecha por el mercado privado de la construcción.
Este sistema ha sido muy eficiente en términos de cantidad de soluciones
entregadas, pero no en cuanto a la calidad de la vivienda ni del barrio que ellas
generan”17
. Es precisamente este poco visionario mercado privado, sin noción
de proyecto urbanístico total y focalizado en materia netamente económica el
que ha generado estas pésimas respuestas tipológicas clásicas, versiones
mediocres de una vivienda de clase media en lugar de construir una versión en
desarrollo de la misma.
Si bien Hayek podría argumentar que es correcto que el Estado destine
fondos como medida centralizada para garantizar la inversión en un rubro de
poco interés económico en un sistema de mercado imperfecto, licitando e
incentivando estas iniciativas entre los competitivos privados, puesto que la
organización centralizada jamás será capaz de entender y dar respuesta a la
sumatoria de problemáticas particulares que se combinan para generar este
problema mayor, lo cierto es que este sistema no ha respondido con resultados
más que mediocres18
.
13 Ibíd. p.62 14 Ministerio de Obras Públicas 15 Servicio de Vivienda y Urbanización 16 Ibíd. p.54 17 Ibíd. p.31 18 Privados que no son del todo competitivos pues, buscando reducir la gran escala de urbanizaciones sin equipamiento público, se ha disminuido progresivamente la cantidad de hectáreas licitables en un solo proyecto, con el objetivo de dejar intersticios públicos en los que desarrollar equipamiento educacional, hospitalario, recreativo etc; sin embargo, lo que esta medida ha conseguido con más fuerza, ha sido la
A nivel socio-económico, las respuestas centralizadas al problema de la
vivienda social han sido inexistentes en los últimos cuarenta años; no ha existido
modificación alguna de la relación explotador-explotado que encarna el
sistema de producción capitalista y que, según Marx, como sistema económico
que es19
, es el primordial causante de esta condición habitacional –de acuerdo
con el planteamiento general del materialismo histórico: básicamente, las
condiciones económicas son la causa directa de todo el orden social20
–.
Siguiendo esto, según la teoría marxista, toda aproximación técnica, moral21
o
humanitaria al caso, -como se ha dado hasta hoy– es totalmente inútil. Como
afirma su colaborador Friedrich Engels en su Contribución al problema de la
Vivienda, “en semejante sociedad, la penuria de la vivienda no es en modo
alguno producto del azar; es una institución necesaria que no podrá
desaparecer, con sus repercusiones sobre la salud, etc., más que cuando todo
el orden social que la ha hecho nacer sea transformado de raíz”22
. De modo
que para Marx y Engels –quienes trabajaban sus obras en apoyo mutuo por
esa época– cualquier solución que provenga de artificios constructivos no es
más que una solución burguesa que apunta a paliar los efectos más nocivos
que pudiesen encender una revolución23
, aprovechando este medio como
negocio para el Estado capitalista que saca plusvalías al vender viviendas de
pésima calidad sólo para que luego pierdan su valor, se derrumben antes de
cuarenta años24
y pueda así seguir moviéndose y reactivándose circularmente
la industria explotadora.
Ya podemos dilucidar tres aspectos claves:
Primero, al igual que con todo el sistema vigente, Marx estaría en total
desacuerdo con la manera de afrontar el problema de la vivienda social en
Chile, al considerarlo como problema aislado y específico al que pueden
responder los especialistas y no como consecuencia directa e invariable del
sistema económico global que rige la sociedad.
Segundo, que la forma de aproximación al problema a través de
soluciones particulares generadas por privados, con iniciativa Estatal es
avalada por las idas urbanas de Hayek, que parten de su concepción del
conocimiento como elemento disperso por las personas que conforman la
sociedad –de forma que un ente central no puede tener conciencia de cada
desaparición de las más grandes y preparadas empresas especializadas en el rubro, trabajo que es asumido por profesionales de poca experiencia que frecuentemente toman peores decisiones de proyecto. 19 Si bien el modelo económico no había sido transformado totalmente, durante el ya lejano gobierno de Eduardo Frei Montalva se crea la Corporación de Mejoramiento Urbano en 1966, desde la que se gestionaran iniciativas urbanísticas centralizadas en las que el Estado, en lugar de licitar proyectos generales, se encargase de comprar terrenos, generar proyectos de arquitectura e ingeniería y radicar a las poblaciones. La CORMU sería borrada durante la dictadura militar que servía como títere norteamericano para instalar el neoliberalismo en Chile. 20 Como explica conjunto a Engels en el Manifiesto Comunista, y como explicita en la Ideología Alemana. 21 En sentido valórico-normativo, siguiendo los paradigmas cristianos de ayuda espiritual y compasión por el prójimo. Para Marx, mera palabrería idealista, incapaz de transformar la realidad, como se desprende desde la introducción de Marx, K. & Engels, F. (2005). La Ideología Alemana. Buenos Aires: Santiago Rueda. 22 Engels, F. (2006). Contribución al problema de la vivienda. Madrid: Fundación Federico Engels. p.46 23 Ibíd. p.72 24 Ibíd. p.54
una y menos de la sumatoria de las problemáticas individuales que generan
este problema, menos aún de la forma de resolver esta combinación de
problemas–.
Tercero, de cualquier forma, el problema de la vivienda social en Chile
no ha sido ni mínimamente resuelto. Dado que los movimientos
pequeñoburgueses25
se han encargado de mantener un statu quo de
tranquilidad y contento general, con la consiguiente práctica imposibilidad de
una revolución en el horizonte cercano; es pretérito solucionar el problema de
la vivienda social con otro tipo de respuesta.
III EL CASO DE ELEMENTAL: LA QUINTA MONROY
En este contexto de diversidad de ideas y formas de aproximación al
caso –a nivel tanto técnico como urbanístico y socio-político– surge
ELEMENTAL, compañía dirigida en ese entonces por el arquitecto Alejandro
Aravena y el ingeniero en transportes Andrés Iacobelli. De la misma forma en
la que Marx pretendió hacer un estudio analítico de la historia y la filosofía
pasada para determinar el nuevo horizonte de la ciencia política y la dirección
de la sociedad, ELEMENTAL estudia el más modesto caso de la irresoluta
vivienda social en Chile, y se propone buscar una solución, desde las reglas del
mercado vigente, desde las políticas Estatales vigentes, desde las limitaciones
económicas del momento, y –quizá siendo este el aspecto más original– a partir
de la búsqueda por formular la pregunta correcta que se busca responder –no
inventarla– en el plano de la vivienda social, de modo de no solucionar
perfectamente una problemática inexistente.
Tras realizar estudios en conjunto con la Universidad Católica de Chile y
la Universidad de Harvard, en 2003 ELEMENTAL plantea sus observaciones al
Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile, el que le asigna solucionar el caso
de la Quinta Monroy: población de escasos recursos generada hacía décadas
en el centro de Iquique a partir de tomas ilegales de terreno, que generaba un
hacinado trazado laberíntico en el que se desenvolvían pésimas condiciones
de vida.
Ya hemos trazado el contexto político general del país respecto a este
tema. En materia de recursos disponibles, existía por ese entonces el apoyo de
Vivienda Social Dinámica sin Deuda (VSDsD), que consistía en una inversión de
US$7200 de parte del Estado, que se sumaba a US$300 de ahorro familiar
para comprar un terreno, construir la vivienda y equiparla, inversión realizada
por el Estado una sola vez en la vida de la persona, y que traspasa dos millones
de dólares del Estado a la propiedad privada de la gente cada año. De nuevo,
el espíritu de la forma en que opera el Estado para suplir este tema es criticado
fuertemente por la teoría Marxista; esta operación paliativa del problema es
calificada como Proudhlonista por Engels, en tanto el traspaso del suelo del
Estado al arrendatario no cambia en absoluto la opresión capitalista, pues sólo
le re-liga a la tierra, condición que había sido superada tras la edad media,
imposibilitándole moverse libre por el mundo y quedando a merced del
capitalista de turno en ese lugar, que aparece como monopólico comprador
25 Llamados así despectivamente por Marx y Engels, aunque sea cual sea el punto de vista, la realidad material que generan con sus acciones la misma.
de la fuerza de trabajo del obrero26
, de forma que si bien el traspaso de la
propiedad inmueble corresponde a una aparente solución, no hace más que
re-encadenar al obrero a su opresor, intensificando su miseria pues aunque ya
no deba invertir capital en pagar por un lugar donde vivir al arrendador, en falta
de trabajo será ya capaz de vender su fuerza por menos dinero –pues menos
necesita–, por lo que el mercado se encargará de disminuir los salarios en la
proporción en la que hayan ganado con dejar de gastar en espacio para residir;
el dinero que antes pagaban al dueño del inmueble, ahora se lo queda el
capitalista como ganancia.27
Es interesante contrastar esto con Hayek, quien afirma que es
precisamente la no posesión de tierras la que coacciona –es decir, que suprime
la libertad–, en tanto el arrendatario queda a merced del arrendador28
, por lo
que sí ve como algo positivo que la gente sea dueña de su propia tierra. El
mismo simple factor es visto como opresor en Marx, y liberador en Hayek.
Tomando esto en cuenta, lo que nos queda por analizar, viene de la
mano de la teoría liberal de Hayek, pues es más que claro que todo este debate
que ya asumió la condición de mercado capitalista como dada, es fútil desde
la perspectiva marxista.
La solución arquitectónica –técnica en términos políticos– propuesta por
ELEMENTAL consistió en una nueva tipología: un edificio –es decir,
construcción capaz de aprovechar bien los suelos disponibles a fin de poder
radicar a todas las 100 familias que componían la Quinta en el mismo terreno
original– con la posibilidad de ampliarse inteligentemente mediante la
intervención de sus ocupantes, guiada por la forma construida inicial. De esta
forma, la propuesta básica consiste en utilizar los fondos del Estado y el dominio
técnico de los especialistas para construir la mitad de una casa de calidad que
la gente no puede hacer con sus propios esfuerzos, que luego tiene la
posibilidad de crecer, de los 40m2
iniciales, a 80m2,
bien estructurados y
pensados para esta ampliación, que vienen de la lógica constructiva de la parte
preexistente de la casa.
De esta forma, ELEMENTAL crea una estructura resistente, que contiene
el equipamiento eléctrico, de gas y agua potable, y que emplea diversos
recursos arquitectónicos –que no viene al caso precisar en este ensayo– para
permitir una ampliación sana y coherente. Su módulo estructural es capaz de
generar un barrio de semblante ordenado, en el que las propiedades
incrementan su valor en el tiempo producto de las mejoras hechas por la gente,
en contraposición a otras viviendas sociales no pensadas desde la ampliación
y que son deterioradas tanto estructural, como visualmente por las mismas,
quedando muchas veces en grave peligro de incendio por la inexistencia de
muros cortafuegos entre las ampliaciones generadas.
De esta forma, el proyecto recoge una observación central del ensayo El
Uso del Conocimiento en la Sociedad de Hayek. Las necesidades de los
pobladores son diversas, y cada quien precisa de ciertas condiciones y gustos
particulares de habitabilidad. Si la propuesta arquitectónica va en contra de
26 Engels, F. (2006). Contribución al problema de la vivienda. Madrid: Fundación Federico Engels. p.50; 103-104 27 Íbid. p.72 28 Hayek, F. (1961). Los fundamentos de la libertad. Valencia: Fundación Ignacio Villalonga. p.466
estos deseos individuales, digamos, construyendo un recinto de lavado en el
que no cabe la lavadora que el habitante posee, los esfuerzos necesarios para
destruir un muro y agrandar ese recinto sólo incrementarán el esfuerzo
económico en una situación en la que este bien es escaso. Por esto, la forma
construida debe procurar otorgar ciertos requerimientos básicos acordes con
la propiedad colectiva del conjunto, como lo son una altura pensada para no
quitar luz ni ventilación a los otros habitantes del conjunto, de modo que no
produzcan efectos de vecindad negativos que desnaturalicen la propiedad
privada de quienes estarían siendo privados de estas condiciones por los
vecinos29
; pero siempre debe tener la libertad de ser variable en el detalle del
uso, puesto que realmente es imposible prever la totalidad de actos variables
en el tiempo que acogerá la –para fines prácticos– imperecedera obra.
Hayek plantea que cierta reglamentación en materia de edificación es
necesaria, en tanto reconoce que los inmuebles afectan directamente a sus
vecinos: si uno se incendia o se derrumba, coacciona al resto del barrio, por lo
que propone que el Estado debe garantizar ciertas condiciones técnicas
mínimas a través de ordenanzas de inspecciones –poco restrictivas en tanto
promulgan libertad técnica– u ordenanzas técnicas –más restrictivas y seguras
pues proponen un modo específico de construir–. En el caso chileno, en el que
se aplica la estrategia de ordenanza de inspecciones, es imperativo que los
profesionales en ejercicio tengan la capacidad para trabajar cada caso con la
altura de mira y proyección que se requiere. En la Quinta Monroy se da una
excelente aplicación al caso, pues no solo se construye una estructura
sismoresistente y cortafuego, si no que esta resistencia y forma de relación con
los vecinos se proyecta –y tras diez años del proyecto esto es comprobable– a
seguir funcionando luego de que se hayan realizado las potenciales
ampliaciones.
De esta forma, en lugar de tratar de borrar de la ecuación el factor
ampliación, se utiliza como elemento a favor que permite generar la
personalización y las terminaciones de la vivienda, de modo que el Estado solo
deba ocuparse –como dijimos– en proveer lo sustancial. Este reconocimiento
de distintas formas particulares de apropiación del espacio no sólo se
condiciona con la teoría liberal de Hayek, sino que también roza en este punto
con la concepción de hombre genérico e Marx. Si bien la esencia del modelo
no va a permitir al hombre realizarse de esta forma, algunos puntos pueden ser
esbozados en esta tipología en la que la construcción de patios comunes que
fomentan la asociación y el diálogo entre los habitantes del conjunto los une
como partes de una misma comunidad armónica, al tiempo que en la
autoconstrucción de algunos de sus recintos experimentan la transformación
del mundo que Marx identifica como elemento despertador de la consciencia
humana. Vale reiterar que estas son lecturas más bien superficiales por lo
puntuales, pues si bien la construcción del jardín genera un producto final del
que es posible apropiarse como suyo, el hecho de que este pertenezca al
universo de la propiedad privada, que distinga fervientemente entre lo público
y lo privado mediante la espontánea construcción de rejas en los antejardines
de la Quinta, demuestra que en realidad no es una vida genérica la que se lleva
29 Hayek, F. (1961). Los fundamentos de la libertad. Valencia: Fundación Ignacio Villalonga. p.453
a cabo en esta urbanización, sino más bien enajenada, con algunas
características apreciativamente genéricas.
Lo que sí ha demostrado este proyecto, es que cualquier intento de
planificación total para casos que involucren múltiples familias será siempre
infructuoso, pues será prácticamente imposible dilucidar todas las formas de
relación particulares de cada familia. Si bien es posible utilizar herramientas
como la planificación ciudadana, que permitió en este caso identificar cuatro
grandes grupos de relaciones –los “tomeros” originales, una gran familia
compuesta por 20 familias individuales, un grupo indígena Aymará y los otros–
que habrían de conformar las cuatro unidades de agrupación en base a patios,
estas disposiciones sólo corresponden a estrategias generales. Lejos están de
asimilarse a viviendas como la casa Schröeder de Gerrit Rietveld, en la que el
diálogo cercano con el mandante permitió definir la totalidad de la mueblería
in-situ, definiendo los usos específicos de cada espacio y habitación de la casa.
En ese sentido, la propuesta de ELEMENTAL, siguiendo las ideas de los
Fenómenos Complejos30
estudiados por Hayek, propone un marco formal sin
contenido, que en lugar de proponer una forma de habitar, permite leer una
manera de expandir en cuanto a técnica –por ejemplo, dejando una de las
caras de la casa de madera de baja calidad, indicando que ésta ha de ser la
pieza a retirar para expandir la habitación–, pero nunca en cuanto a uso, el que
es auto definido por cada habitante del conjunto, asemejándose bastante a la
idea general de urbanización en Hayek, en la que se plantea un marco jurídico-
estructural potente, nunca casuístico y contrario a un proyecto unitario de usos
definido31
.
A través de programas de participación ciudadana, a su vez, se realizó
la instrucción de los nuevos habitantes para que pudiesen modificar sus
viviendas sin dañar sus propios hogares estructuralmente, y sin perjudicar los
inmuebles de sus vecinos, sentando alturas máximas y áreas comunes a
respetar como patios y plazoletas. Estos programas de participación ciudadana
han permitido distribuir el conocimiento de las problemáticas y los objetivos del
proyecto entre habitantes, profesionales y autoridades, contribuyendo a
generar el clima de diálogo e interacción necesario para llevar a cabo el
proyecto.
30 Hayek, F. La Teoría de los Fenómenos Complejos. Noviembre 7, 2014, de Centro de Estudios Públicos. Sitio web: http://www.hacer.org/pdf/rev02_hayek.pdf. p. 101-102 31 Hayek, F. (1961). Los fundamentos de la libertad. Valencia: Fundación Ignacio Villalonga. p.463
IV CONCLUSIÓN
Tras diez años de la finalización del proyecto, es posible constatar que ha sido
un éxito dentro de la pregunta planteada. Indudablemente, con el trabajo
conjunto entre Estado, Universidad y Empresa Privada se lograron viviendas
aireadas, que incrementaron su valor en el tiempo32
dada su ubicación central
inserta en la trama laboral de Iquique. Notable es su capacidad de convertirse
en viviendas de clase media por sus 70m2
finales en buenas condiciones
técnicas y de barrio. La calidad de vida de los habitantes de la Quinta Monroy
ha mejorado dentro del contexto de economía de mercado.
Como expresa el mismo Aravena, ahora sería pertinente confirmar si la
pregunta formulada fue la correcta. Si la replanteáramos siguiendo al pie de la
letra las ideas de Friedrich Hayek, sería más que probable llegar a conclusiones
similares. Ahora bien, en un contexto Marxista, toda esta operación no tendría
sentido alguno; no solo por la mencionada re-ligación a la tierra y a la
invariabilidad del sistema opresor capitalista, sino además porque la radicación
en el centro urbano sólo consigue insertar más al proletariado en la lógica
capitalista, ¿Por qué sería positivo estar a pasos del centro comercial y lejos de
los otros obreros con los que maximizar las diferencias sociales para encender
una revolución? Es claro que el pensamiento Marxista siempre será claro e
intransable, o es todo o es lo contrario para llegar al todo. Ahora bien, dejando
de lado esta esencia ideológica de contexto que define otras prioridades, la
parte técnica en cuanto a vivienda funcional con posibilidad de ampliación en
una unidad de barrio, podría funcionar en un sistema marxista –aunque la
tipología urbana en su totalidad sería ya muy distinta–.
Chile es un país neoliberal que, mediante iniciativas como las de vivienda
social, ejemplarizadas con casos particulares y pequeños como el de la Quinta
Monroy –que se propone como alternativa tipológica para ser aplicada a nivel
nacional y mundial para poder generar un impacto considerable, en contraste
con los menos de mil beneficiados que ha acogido entre sus diez otras
versiones33
–, ha conseguido mantener un nivel general de contento en su
población que nos tiene lejos de dar el salto hacia un cambio brusco y radical
como el que Marx creyó predecir hace dos siglos. Tampoco responde la
realidad nacional a las condiciones de Inglaterra durante mediados del siglo
veinte, por lo que las ideas de Hayek tampoco pueden ser aplicadas aquí de
buena manera-
Me parece que, en ese sentido, lo más indicado y revolucionario será
leer las nuevas condiciones del contexto en el que nos encontramos insertos,
no seguir modelos ni ideas extranjeras y dar respuestas materiales a las
problemáticas correspondientes a nuestra realidad nacional particular. Me
parece posible afirmar que, en materia de vivienda social, ELEMENTAL ha sido
capaz de dar una respuesta acorde a los tiempos contemporáneos, válida en
tanto tipología clara y definida, capaz de acoger la infinita variedad de usos que
canta nuestra sociedad.
32 De acuerdo con Aravena, A. & Iacobelli, A. (2012). Elemental. Alemania: Hatje Cantz. p.193, si a los US$7.500 que costó los primeros 36m2 de la casa, proyectados por ELEMENTAL, le agregamos los US$1.000 invertidos en ampliaciones, se genera una vivienda de al menos US$20.000, duplicando la inversión inicial en el inmueble. 33 Véase http://alejandroaravena.com/biografia/obras-y-proyectos/, visitada el 5 de Diciembre