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Obras Completas Ramon de Campoamor Poemas

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OBRAS COMPLETAS

RAMON DE C AM POAM O R

P O E M A S

E I. DR A M A ÚNIVER SA L .—CO L ON

E L L ICENC IADO T O R R A L B A_

_

T ERCERA EDICIÓ N ILUS TRADA

CAS A EDIT OR IA L M AUCC Iran medalla. de oro eri las Expoéícíongs de Viena de 1903 , M1907, Budapes t 1907 y g ran prem io en la. dé Buenos Aires 19¡o

MALLORCA , 196—BARCEL ONA .

BUE NO S AIRE S , M aucci Hermanos ; Sarm iento, 1057 al 1065

(Compuesto en máquina. <<Typographx)

El DRA VERSAL

J O R NA D A P R LM E R A

PERSONAJ E S PRINCIPALE S

PA Z , madre de

HONO RIO y de'

PA L AC IANO

E SCENA I

L a. aparición

SO L EDAD,

JE SÚ S E L M AGO

L UGAR DE LA E SC ENA : El jardín'

de un c onvento

PERSONAJES : S oledad ,

—Honorio (oculto) —La som bra de

J esús el M ago

ARGUME NTO_

—Soledad, vagando p ensativa por el jard ín desu convento

,ve que sus sueños toman forma real en el íracío,

m ientras Honorio,

oculto entre unas ram as , contempla celo

so la aparición de Jesús el Mag o.

Sentada en el jardín de su conventola hermosa Soledad ,

soñando, un día

,

hasta el cielo elevaba el pensam iento,arraigado á la tierra todavía.

Y ardiendo Honorio en inextíntas llamas,sus hechizos , con furia idolatrados ,contem plaba escondido entre unas ramas

, .

con ojos por las“ lágrimas quemados .

E lla, soñando en celes tial pu reza,cual toda mente de mujer sin dueño,

busca ese tipo de idea] belleza

que flota en sus entrañas como un sueño.

Y cuanto más Honorio la adm iraba,m ás se aum entaban sus amantes penas,y su sangre á torrentes circulaba,como el fueglo de un rayo, por sus venas .

6 CAMPOAMOR

Coros de almas errantes parecían108 ruidos que los céfiros alzaban ;las som bras que los árboles hacían,

una .vida fantás tica imitaban .

Ans iosa de m isterios , tiende el vuelodel empíreo has ta el fondo

, y de repentese destacó sobre la luz del cieloel brillo de otra luz incandescente

,

Ásí esperó la noche embelesada :cuando de pronto, sin fulgor ni ruido,la presencia s intió

,sin oir nada,

de un algo que llegó desconocido .

Aun duda; m ira m ás , y ve delante,al borde de una nube de colores ,

así com o una mancha m ás brillanteen un fondo de vivos resplandores .

De entre las ramas en que Honorio espera,cuando ya la visión aparecía

,

salió,

como una nota lastimera,

un profundo suspiro de agonía.

¡Dichosa Soledad ! El paraíso,

curiosa,aspira á ver, á verle alcanz a

pide una imagen de él, y de improvisove cuajarse en el viento su esperanza .

Y conforme soñando proseguía,su herm oso sueño le volvía el viento,

y era el sueño que el viento le volvía,

espejo de su mism o pensam iento .

¡Cóm o el tipo ideal de su cariñoinquieren en el cielo sus m iradas !y ¡cóm o es s iem p re la mujer un niño

que le gusta pensar en cuentos de hadas !

En tai1 10, desde el próxim o convento,

la música del órgano sagrado

E L DRAMA UNIVERSAL

le recordaba el inefable acentodel . amante perdido y río olvidado.

Y sueña m ás,y al fin, aunque distante

y envuelto entre vapores todavía,se dibuj ó en las nubes un sem blante

que sonreír á un ángel parecía_

De sus ojos la luz eraXinefable,

el contorno gentil, la frente pura,y su tez de un aolot incom paráble,hecho de luz , de azul ' y de blancura.

M ientras ve que la im agen vaporosa,

entge el ser y no ser vaga indecisa,

sobre su boca de marfil y rosa,

com o un rayo de' luz , salta su risa .

Y así pasan entram bos la velada,

cual de la vida el erial camino,

soñando Soledad em belesada,

Honorio maldiciendo su destino .

Y ¿ es placer 6 pesar 10. que le aqueja,cuando ve con verdad deslui nbradora

que ¡

de un vapor de luces se bosquejade su sueño la som bra encantadora?

¿ Era cuerpo 6 ilu5 1on 10 que veía?

¿ era aquella una luz , 6 era un reflejo.?

Mas bien que el m ism o cuerpo,parecía

la reflexión de un cuerpo en un espejo .

Cuanto m ás la visión se aclara y crece,

m ás la verdad con la ilusión se aúna,

pues que forman su túnica parece

gasas hechas con rayos de la luna .

Y cuanto m ás m iraba,y m ás creía

que fuese realidad ventura tanta,

pulsaban sus arterias , y sentíalatir el corazón en la garganta,

8 CAM POAMOR

L a forma, Honorio, al ver, de un sér humano,m ezcla de aire

,de luz y de tiniebla,

la as ió celoso ; m as pasó su mano

como pasa una mano por la niebla .

Aun Soledad en el tropel confusode mil dudas se ab ism a ; y dulcemente,

para haoérla creer, la Som bra pusouna mano de luz sobre su frente.

Pero, al creer su frente'

profanada,

el m ás bello y m ás casto de los seres,

¡Jesús l—gritó la joven espantada

y contes tó el fantasma z— ¿Qué m e quieres

E SCENA II

L a. redención

LUGAR DE LA E SCENA : E Z Gólgo ta

PERSONAJE S : J esús el M ago,

—Soledad.

—Honorio

ARGUM ENT O —]esús el M ago cuen ta a Soledad y a Honorio

31 63 él es aquel j oven vest ido de una tún ica que , como dice

Evang elio de san M arcos , siguió á Jesucris to, después de

haber sido p reso y abandonado por sus disc ípulos Refierecomo testigo presenctal la muerte de Jesucr isto,

dy desc ribe

el puente que fo rmaron los ángeles para que, espués de

la mue r te del D ios hombre,bajasen del C ielo 3 la t ierra la

Penitencia y el Perdón

E sa visión que á Soledad aterra,y llegar de tan lejos parecía

,

¿. es tan sólo algún bl]o de la tierra,6 de un planeta superior venía?

Vedle contar sus hechos y _

su nombrea Soledad y Homorio de esta Suerte<<Um d iscípulo soy de aquel que al hombre “

arrancó de las garras de la m uerte.

»Aunque , una vez , y con escasa gloria,ved ¡cuán lleno de fe se m e presenta,

cuando San M arcos en su santa his toriala religi ón del porveni r nos cuenta!

E L DRAMA UNIVERSAL

— Un'

joven, de una túnica ves tido,que iba á Cristo de

'

ce

'

rca contemp lando,por los soldados con rigor a8ido

,

de ellos huyó, la túnica dejando .

»Y al mirar el Señor tan santo celo.

así d ijo al manceb-o diligente ?— S ígueme por la tierra y por el cielo,invisib l e 0 visible, e t ernamente .

»Yo m e llamo Jesús , com o el Ungido ;soy el ,que . huyó , la túnica dejando ;y porque el Dios piadoso 10 ha querido,

me sobrevino á m í, no sé hasta cuando_

»Todo él mundo sem bré de m is consejos,

y harta. copia cogí de desengaños,porque son las naciones

,cual los viejos,

que pierden la m em oria á fuerza'

de años .

»Rl porqué y cóm o, de m i Dios am igo,baj o m il formas la verdad d ifundo,

ya lo sabréis cuando os halléis conm igo

ya fuera de la vida de es te m undo .

>>Mi ubicuidad fantástica de Magome dió el renombre por el mundo entero,porque me … encuentr-

o dondequiera, y vago

cual quiero,adonde quiero y com o quiero .

>>Mas dejando m i magia y vuestros males,oíd m i ruina del vencido infierno

qué importan hoy am ores terrenales ,cuando se trata del amor eterno ?

»Yo que la'

escena del Calvario he visto,

perdonad á m i celo si os diseñala santa muerte de Jesús , el Cris to,

que á padecer y perdonar ens eña.»

Tras Soledad, Hoñorio'

arrodillado

cayó, com o adorando'

el santo leño,

10 CAM POAM OR

pensando en la Pasión,en este estado,

que no es vigilia, m'

so-

p'

or, ui sueño .

J esús sigm ó : <<Ya, de la cruz pendiente

sólo algún fiel de lejos lé adoraba ;y hasta el Gólgota entonces tristem entecon una fría luz el cielo helaba.

»Y es que al sol,el infierno tum ultuario

de espíritus m alignos echa un velonada se ve distinto en el Calvario,

m hay un rincón azul en todo el cielo

»L os infiernos , que al hom bre dom inaban,

porque ocultar su redención querían,

bocanadas de 65 p íritus echaban,

que entre nieblas los soles envolvían.

'

»Yo entonces diligente, en raudo vuelo,

viendo á m i Dios sobre la cruz clavado,

des cendiendo á la tierra,abrí en el cielo

una rendija de oro en el nublado .

»L a luz filtrada,de la Virgen pura

toc ó la m elancólica belleza,que en ella se volvió luz de ternura,de esperanza

,de paz y de tristeza.

»Y alrededor, en círculo inefable,m ás bien que luz , junto: á sus sienes bellascom pusieron un b lanco incom parablela som bra, el sol, la lunzr y las estrellas .

»Brillaba así del tiem po en la gran hora,de frente m aternal fulgor querido,

m ezcla de luz de una naciente aurora,

y reflejo de un sol desvanecido .

»Tal de la augusla redención del m undoalum b ró los m is terios de aquel d ía,

un brillo extraño,virginal, profundo,

que un ángel le llam ó luz de María ,

E L DRAMA UNIVERSAL 11

»Rodeado de es ta luz inm aculada,el ¡Consmnatum est ! Cristo murmura,y ve ante sí tendiendo una m irada,

la solé—,

dad el odio y la amargura .

»Bendice con su vista al mundo enterole da un beso mental

,suspi ra y m uere.

El verdadero amor,si es verdadero,

besa,al m orir, la

m ano que le hiere.

»Caído Adán, la Muerte y el Pecado

un puente hicieron en un caos sin nombre,para pasar al mundo

,condenado

a ver la eterna esclavi tud del hombre .

»L a Muerte es téril y el Pecado inm undoá la tierra infeliz, por él pasaron,

forjando las cadenas con que al mundo

desde Adán hasta Cristo aprisionaron.

»L os . ángeles , tam bién, en dos hileras,fabrican con las manos otro puente :

por la espalda tocándose ligerassus

'

alas se acarician dulbemente.

»E l Pecado y la'

Muerte en aquel día

ven el puente cruzar,desvanecidos,

que desde el Padre al Hijo relucíacom o un río caudal de astros fundidos .

»L os unos de los otros frente á frente,en dos filas los ángeles form ados,van por el éter fabricando el puentesobre nubes de luz arrodillados .

»Y por detrás sus alas rutilantesirradian con variados arrebolesun i ris de riquísim os cam biantes

,

más bello que los iris de los soles .

>>Del puente aquel que la región vacíadesde el cielo á la tierra circunvala ,

12 CAMP OAM OR

forman al fin las manos de Maríael últim o peldaño de la escala.

>>Desde la cruz al'

alto firmamentobrilla el puente de palmas ce lestialescon tal fulgor, que verlo ni un m om entopodrían, sin cegar, ojos m ortales .

»L a Penitenma y el Perdón bajaronesta escala de

'

luz en aquel día,

y sus o jos á un tiem po se alum braroncon brillos de dolor y de

'

alegría.

»Triste por … él la pení tencia _

avanz a

sigue el Perdón detrás m edi tabundo ;en

_

sus frentes brillaba una esperanza,mas no era una esperanza de este mundo.

»Y besan,al bajar, el pie sagrado,

el uno tras del otro,reverentes ,

de aquel que trajo, de la cruz clavado,el reinado de D ios entre las gentes .

»Y el mundo redim ieron apacibles,de Cristo al pie diciendo de este m odo—No hay culpas en el mundo irremisibles

permite D ios que se redima todo.

—¡E l mundo es l¿bre ! —de esperanzas llenas

las legiones de arcángeles cantaban,

m ientras se iban rom piendo las cadenas

que al mundo desde Adán aprisionaban.

»As í murió , com o v1_

11gar culpable,del cielo y de la tierrá el Soberano

,

por redim ir es te orbe m iserable,

del [polvo s ideral últim o grano .

»Y as í yo del Señor la frente bellapude hacer ver, dejando de pasadala espesa som bra de la tarde aquella

por un rayo de luz atravesada.»

EL DRAM A UNIVERSAL 13

Calló Jesús aquí lanzó un gem idocontando el

,fin del Redentor del mundo,

y después se alej ó,desvanecido

en c ierto no sé qué vago y profundo .

Y lejos ya, se dis ipó diciendo<< L lamadme y me hallaré is cualquier hora,m ientras ilusos cam inéis gim iendo

por es te astro feliz donde se llora.

»Y"

ya os diré de cóm o em belesadohacia vosotros h oy tendí m i vuelo :poem a que en la tierra comenzadoacabará cantándose en el cielo .»

Y cuando Honorio y Soledad creíantraslucir, entre d ichas y pesares,que, cruzando los cielos, aun lucíanlos ángeles cual fugás es telares,

vuelven de pronto en s í, tom an los ojos ,y su ilus ión deshecha en el ambiente,eon las manos cruzadas y de h inojos ,se hallaron uno de otro frenñe á frente .

ESCENA III

L a fuent e del olvido

LUGAR DE LA E SCENA : Un bosque

PERSONA JE S : Jesús el M ago,

—H0norio

ARGUME NTO_

—Celóso Honorio, refiere a Jesús el M agº , al

borde de una fuente llamada del O lvido, que para hacersedueño del am or de Soledad, secuestró á su hermano Pala.

c iano_

¡Sólo el amor! es grande, él sólo es bello !Dice Honorio contando sus am ores ;

y refiere á Jesús , hablando de ello,

la larga proces ión de sus dolores .

Seniados junto al borde de una fuente,que brotaba de un bosque en la espesura,

14 CAMPOAMOR

un espacio sin fin tienen enfrente,de aire

,de luz, de cielo; y de verdura.

¡Sólo el amor es grande'

I— proseguía,añadiendo un delirio o tro delirio .

Por Soledad d ichoso correríaal ¿crimen

,á la gloria . y al martirio .

»Tengo ¡ay de m í ! un hermano, á quien, perjuro,am ándole sin fin, guardo encerrado.

Por o tro anior m ás grande y m enos puro,de su sagrado am or he renegado .

»Aunque era Soledad una belleza

por su padre á m i hermano prometida,sentía yo al m irarla esa tris teza,que es la bruma del alba de la vida.

»Cuanto m ás la quería en el m is terio,m ás crecía el ardor

'

de m is quim eras ;

que el sentido halag%ado alza un imperio

que, sin cesar, dilata sus fronteras .

>>Después que la adoré con desvarío,sólo atendí á ¡mi am or y m i despecho.

Yo era bueno,muy bueno… mas ¡Dios m ío !

¿ cómo arrancar el corazón del pecho ?

»Por no es torbar la dicha de m i hermano,á la gloria aspiré : ¡vis ión m entidal

Corrí tras la am bición : ¡em peño vano !Amar y ser amado : ¡he aquí la vida!

»Fué m i herm ano; á viajar, y á'

su regreso,aqu í, pom

º

gentes que compré, asaltado,

sin saber cóm o. ui por quién, fue preso,escondido después

,y secuestrado .

»Yo su am or usurpando, y él cautivo,ninguno de los dos su d icha alcan z avive él sin libertad ; pero yo vivom ido por un m al sin esperanz a

_

EL DRAM A UNIVERSAL 15

>>Después que m uera y—o, volverá ilesoá ser en este s itio abandonado ;y sin saber por quién,

ni á quien fue preso,el porvenir le endulz ará

¿

el pasado .

»Por m i mal m e ha dotado la venturade inú tiles riquezas que abom inoy es tirpe casi real ; no hay criaturam ás ingrata que yo con el Des tino .

»Y es_

…un tam iento para m í espantoso,que habiendo delinquid—o tanto, tanto,sólo por ser con ellos generoso,cuantos pobres me ven

,m e llaman santo.

>>Me juzgaban tan bien,cuando por ella,

m ás que en D ios, eu

'

P itágoras creía;yo, que por ser lo que su planta huella,el

_¿id o con delicia dejaría.

»Y he de pedir,cuando al dolor sucumba,

que m e :oonvierta, por favor divino,

en el ¡Gipu'és ó el m árm ol de su tumba

,

com pañera inm ortal de su destino .

>>De Palaciano SoIedad prendada,le esperaba las horas y las h oras ,y nunca su alma de esperar cansada

,

á otras brisas se abrió restaurad-oras .

>>Decía alguna vez cándidamentePalaciano no vuelva y m e abandona

y empezaba á nublarse aquella frente,

que parece que aguarda una corona.

—Bebe en ella,y tal vez , la di je un día,

tu amor la fuente del O lvido venza.

Y bebió ; mas yo al verlo,m e sent ía

des fallecer de dicha y de vergíí enz a.

»Bebió ¿p or olvidar,con tal intento,

que del ingrato se olvidó de veras,

16 CAMPOAMOR

y en… alas se lanz ó del pensam ientoal herm oso país de las quim eras

»Y es santa desde entonces esta fuente ;pues todo el mundo en la comarca sabe

que curó á una mujer de lirnpia frente,de celestial candor y aspecto grave.

>>De la ausencia y los celos ayudados,vinieron á estas aguas atraídosm il náufragos del alma

, allá es trellados

contra escollos tal vez desconocidos .

»¡Ay l Después de beber aguas tan clarasá sus casas volver, de dicha llenas,vi fam il ias enteras, con las caras

cas i todas alegres y serenas .

»¡A cuántos vi llegar que, pesarosos,ui miraban las verdes enramadas,y que adm iraban

,al volver, gozosos,

las praderas de flores esmaltadas l

»Rl agua del olvido de es ta fuente

¿ es quien daba á sus almas el consuelo ?

¡No ! L a ausencia y los celos solamentelevantan entre dos , montes de h ielo.

»Que á la ausencia añadidos , son los celosel agua del olvido verdadera

,

pues pasan,como un fuego de los cielos,

esparciendo el rencor por dondequiera.

»Ya sin fe Soledad,desde es ta fuente

fue á un convento á buscar la paz perdida

que el ídolo, al caer tan bruscam ente,siem pre inm ola al creyente en su caída.

»Ya sabéis lo que pasa en un conventoun día que da fin

,y o tro que empieza.

S i crea algún rival el pensam iento,son fantasmas que evoca la tris teza.

EL DRAMA UNIVERSAL 17

un dosel de flores y verdura,quise —

¡perdón para un malvado !-ó gozar una vez de su herm osura,

ó'

motrir á sus pies desesperado.

»Oeulto en el jardín todos m is malescurar

,cual vis teis, ó m orir, quería,

porque m i pecho en vividos raudales

de entus iasm o y de amor se deshacía'

.

»Viendo por vos frustrado,aquella tarde,

m i intento Vil de amom y de despecho,m is rod illas f1aquear sentí

,cobarde,

y el corazón des falleció en m i pecho .

» Im pidiendo m i crim en aquel d íallegást

—eis vos para su bien y el m ío,

pues sin dejarse ver,Dios nos envía

la d icha, el sol,la lluvia y el roc ío .

»Y desde entonces,de su pura frente

respetando el candor y la herm osura,

bebo el placer sin enturbiar la fuentede donde em ana m i inm ortal ventura.

»Com o h e apurado,en m is furores, tanto

la copa del dolor has ta las heces ,tan cerca de los ojos tengo el llanto,

que sin querer, cual veis , llo-r—o mil veces . »

C om o al llegar aqu í, nadie ui nada

alivio le prestaba en su torm ento,

tendió Honorio una rápida m irada,

y halló la soledlad y el desaliento.

¡Y ve á Jesús , que por los aires sube,cual blanco grupo de vapor fulgente,com o yendo á esperar de nube en nubeal sol, que se elevaba lentamente.

Campoamor— 2

18 CAMPOAMOR

Y sus o ídos,de placer ajenos,

ui las'

aves escuchan,ui se encantan

con esos ruidos,de m is terios llenos,

que del campo aun dorm ido se levantan.

Nada ni nadie su dolor m odera,

ni las flores,ni el sol, ni la verdura ;

cuando es tán en el alma, hay dondequiera

desolación, tristeza y desventura.

Y, como s iem pre, en Soledad pensando,del aura en el murm ullo oye su acento,cree ver las huellas de sus pies andando,y respira en los céfiros su aliento .

Y como, fiel Honorio, en cuanto hallabade su acerba pasión ponía el

'

sello,

andando á la ventura murm uraba :—¡Sólo el am or es grande, él sólo es bello !

ESCENA IV

L a. t ransm ig ración á. un m árm ol

LUGAR DE L A E SCENA : Un cementerio

PERSONAJES : Honorio_

—Jesús el M ago,

—Soledad

ARGUME NTO_

— Com o el sentim iento tiende a la m etemps ícosis , después de la muerte de Soledad ,

Honor io pide á j esús el Mago que le conceda la grac ia de transm igrar al m ár

mol de la tumba de su amada

¡Oh vida,mez cla de inquietud y calma,

alternativa iní iel de paz y guerra,rebelión de la carne contra el alma,lucha, .eterna del C ielo y de la tierra !

. Venciendo á Soledad el deisal¡ento,después

_

de su aparente deseng año,

entró com o novicia en un convento,

y novicia salió, m uriendo al año .

20 CAMPOAMOR

su sepulcro oprim iendo entre las manos,

lo es trechó eon furor contra su pecho .

Cual ráfaga hacia allí Jesús avanz a,m ientras Honorio

,con los ojos presos

de Soledad en el sepulcro,lanz a

m iradas voluptuosas como besos .

Y d ice as í : << Ya os lo conté : p or ella,

más que en Dios, ,en Pitág oras creía,

yo, que por Ser lo que su p lanta hu_ella,el cielo con delicia dejaría .

»Y he de pedi?”

cuando al dolor sucumba,

que me convierta por favor divino,

en el ciprés el“

mármol de su tumba,

compañero inmortal de su des tino.

»¡Que en posesión de sus cenizas puedacon ellas ver m i corazón cubierto ;que el hado la ventura me conceda

de hablarla de m i am or después de m uerto !

c »¡Que m e deje suín'

r el Cielo am igojunto á esa tum ba m i dolor eterno,

aunque por ella aquí sufra el castigode

. ;todos los h orrores del infierno

Di jo Honorio y en tanto que aguardabalo que el m ago Jesús 1e

_

respondía,

en las sienes su sangre m artilleaba,y hasta

'

latír su corazón se oía.

Y ¡contes tó Jesús : que el cielote dará

,ni en la m isma sepultura,

unÍperí odo de tregua ni consuelo,

un oasis de paz . ni de ventura?

»Transm igra, pues ; mas que eludir se intentela pena de una culpa

,es un delLrio :

si Lransm igras , Honorio,elernam enle

,

sólo 'harás infinito tu mar1irio .

E L DRAMA UNIVERSAL 21

»No encontrarás la dicha en parte algunamudarás de dolor , m as no de duelo

has ta en la tum ba es loca la foíºtuna,y no hay eterno am or s ino en el cielo .»

D i jo Jesús ; y al éter fugi tivo,

le vió Honorio volar en su presencia,después que sus flaquezas

'

,com pasivo,

con el m anto cubri ó de su indulgencia.

<<Vuelvo tu lado, Soledad querida,

Honorio p rorrump ió , y el cielo quiera

que,después de llenar toda m i vida,

llenes tam'

biég

m i muerte toda entera.

C on voluntad tan firm e y tan constante

quiere morir, que m uere porque quiere ;

vivía con la vida de su am ante,y fiel á su p asión,

con ella m uere .

Activo, enam orado,violento,

náufrago ya, sin brújula ni estrella,con el

_ vivo puñal del pensam ientose ases inó para m or ir

'

con ella.

Y el m árm ol deI sepulcro contem pla'

ndo

con alma y vida,de alegría loco,

la dens idad del m árm ol penetrando,

.sintíóse en él filtrar muy poco a poco .

El m árm ol con la carne confundiendo,parece que uno en otro se fundíala cam e se iba en m árm ol convirtiendo,y algo de carne el m árm ol se volvía.

Su espíritu en los poros derram ado,

lento y escaso se sum ió prim ero ;

mas luego se recoge, y , concentrado,en el mármol

, por fin, se vierte entero .

Y un sordo ruido de absorción se s iente,como el que hace al

'

sor'ber, seca, la tierra

22 CAMPOAMOR

no hiere el corazón tan dulcemente

del ataúd la tapa que se cierra.

Des pués que hubo al sarcófago'

queridotransm igrado de Honorio el pensam iento,sólo se oyó en el m árm ol un quej ido,y un 5 01102 0 en la ráfaga del viento .

Así dió fin, tan triste y tan oscura,es ta historia

,de amar y de ans ias llena,

encerrando una m isma sepultúrael c riminal

,el crim en y la pena.

Sólo un guarda infeliz, de espanto yeráo,se encontró al despuntar del otro día

un m uerto,tan i

'

nmóvil com o un m uerto,sobre un m árm ol que vivo parecía.

ESCENA V

L a. p enit encia

LUGAR DE LA E SCENA : Un cementerio

PERSO NAJES : Palaciano,

—Honorio,

—Coro de almas celosas ,

ARGUME NTO_

—Libre Palaciano del secues tro, va a visitar latumba de Soledad . A l verle, levántase sobre el m ármol lasom bra de Honorio

,íez a sufrir la serie de padecí

m ientos que le augurl Je

esd)

s el M ago

No importa cuál, pero en la noche aquellala luna destilaba

,adormec ida

,

como una grande y m oribuh da estrella,una especie de luz de la otra vida.

Honrandó á Soledad, cuenta la gente

que de su tumba _ al pie vela algún mago ;y los guardias de allí creen firmementeque en el m árm ol aquel flota algo vago.

Y algún m ísten'

o habrá,pues nadie ignora

que del fúnebre mármol se contaba

EL DRAMA UNIVE RSAL 2 3

que al'

taetor de la brisa y de la aurora

como la es tatua de Memm ón vibraba.

En ndebe tan tranqu ila, ui un acentodel cementerio en derredor se oía,

la luna desde el alto firmam entocomo un disco de plata descehd ía.

En Calma“

tal, Honoxrio,de repente,

se_levantó del m árm ol vengativo,

viendo llegar á un hom bre de ancha frentede airoso porte y de mirar altivo .

8

Era su hermano ¡ay triste ! . el que veía,que, libre del secuestro ,

en su im paciencia,la tum ba ver de Soledad quería

,

con su amor exaltado por la ausencia.

De Celos de ultratumba Honorio herido,eo-nsternó con un ¡ay l el horizonte,que, de un sepulcro

º en otro repetido,

el eco lo llevó de mente en… m onte.

Se acerca y cual si hubieraturbado - del

sarcófago la calm a,

un suspiro se oyó , com o si fuera

un sollozo nac ido de algún alma .

Y Honorio ¡A trás — entre'

sentido y fiero

gri tó con una vo z que nadie oía;—antes que él ella,

á m í “ y al m undo entero,y á .m i madre y á Dios renunciaría.

»L os que, muertos de amor, sabéis m i historia,vem

'

d el alma á ver m ás desdichada,aqu í, donde el martirio» es una gloria,mamaswn » fatal de

'

gente asesinada.

A su_

a-

cento, por valles y por cum bres ,una legión de espíri tus alados

ch ispeenon,cúal

¡les rápidas vislumbres

de las tardes de—estío en los sembrados .

24 CAMPOAMOR

'

Y nadando en suspiros,el am biente

inundan en su cu1s …o vagarosolos que llevan clavado eternam enteel agui j ón del padecer d ichoso .

Y al ver á Honorio de dolor tran5 1do,cas i vuelan felices . á su lado

Los que 3 1 h 10rír de celos,han sufrido

el ¡odio del am or desventurado .

En el aire, por fín, envuelto en ira,el ¿fantasma de Honorio reverbera ;duda su herm ano

,retroce de, y ;nira

la som bra de su horrible calavera.

E ra su ' m isma imagen : Palaciano,

al verla,fue a gri tar —

¡Hermano m ío !

mas vió que aquelia imagen de su herm ano,

m ás que sombra, era un hueco en el vacío .

Y— ¡Un m ilagro —é exclamó . Después su imperioperdiendo el infeliz sobre s í mismo,

abandonó cobarde el cem enterio,

siendo .nu hom bre avezado al heroísm o .

Y Honorio pros igu10 : ¡Qu1en ver podríasu sepulcro por otro profanado ?¡Atrás ! porque, si no,

m e vengaríaaun después de m il años de enterrado .

han de dar á un verdadero amante,ni el m undo bien, mi paz la sepultura?¡Un consuelo,

un consuelo en es te instante,en que s iento, en que toco la locura !»

_

Y hasta cons igo al desdichado en guerra,turbulento , iracundo, arrebalado,

blas femando del cielo y de la tierra,el pecho se golpeó desesperado .

—¡Manda un ángel, buen Dios , en m i consuelo

Exclam ó Honorio ; y cuando así exclamaba,

EL DRAMA UNIVERSAL 25

Jesús hacia su tumba,desde el cielo,

cual la som bra de un sueño se inclinaba.

Y dijo con la plácida indulgencia,que la bondad con el rigor aúna :

—Penitencia, hijos m íos, penitencia;contra el orden de Dios no hay fuerza alguna.

De almas celosas el doliente coro,

gim iendo» aquí y allí los aires hiere,

cual si Jesús tuviese el ram o de oro

que m anda á los fantasm as com o quiere.

Y . á su voz,

cada espíri tu tranquilobus có con hum ildad su sepultura,volviendo á hallar en el sagrado as iloel s ilencio, la paz y la frescura.

Y de nuevo Jesús di jo apiedadoPaciencia

,Honorio, en el dolor, paciencia;

sufriendo tu des tino res ignado,rescatará tu mal la peni tencia.

Calla Jesús ; en el recinto santoni una s omhra se ve ui se oye un ruido ;

s ólo Honorio de pie, gime, entretanto

en su prisión de márm ol retenido .

Tod o s igue después sin vida alguna ;el aire sordo,

encapotado el cielo”

en el fondo del m ar se hunde la luna,y una negruzca luz rastrea el suelo .

Y Honorio,sus dolores sobrehum anos

aglom erando —en su inm ortal cariño,

cubriéndose la cara con las manos ,se quedó sollozan—doí com o un niño .

26 CAMPOAMOR

E SCENA VI

L a. idolat rí a

LUGAR DE LA E SCENA : Un cementerio

PERSONAJES : Palacian0,

—Honorio.

—Coro de esp íritus buenos ,

Coro de esp íritus malos

ARGUME NTO —E n la. ceguedad de la idolatría, la op iniónpopular fasc

_

mada por la generosidad de Honorio,le tributa º

honores cas i divinos Avergon_

z ado de esta h onra inmerecida, rom pe Honorio

, por gracia de Jesús_

el M ago,su pn

sión de m ármol, y huye rodeado de esp íritus

—¡Un m ilagrod

— repite al otro d ía

del cem enterio en tom o el pueblo unido .

¿Quién el torrente contener podíade un vulgo en sus entrañas conm ovido ?

E xige el pueblo, de entusiasmo lleno,

que se tributen entre gozo y llantosufragios el mortal, honras al bueno,y

_

nu Te- Deum por xfín, al cas i santo .

Ya á oír el paneg írico se junta,de la virtud de Honorio

,el pueblo entero,

y en la capilla al cementerio adjunta,canta el Te-Deum , en su h onor, el clero .

Mas la som bra de Honorio, vengativa,

los vió llegar, de tan ingrato modo,

que lanzó una m irada tan activa,que ella sola abarcara el mundo todo .

Cuanto m ás sin razón se vió ensalzado,tanto m ás se vió Honorio despreciable,y el lúgubre fantasma del pasado,se alzó delante dél inexorable.

L lega el m omento,al fin, que en aquel día

de Honorio el paneg írico com ienzamas él , al es cucharlo, no podíael peso soportar de la vergú cnz a.

28 CAMPOAMOR

su voz sonaba cual sonar podríaun suspiro lanzado en un ensueño.

Sólo arrullan á Honorio con sus quejaslos que, al cum plir su terrenal des tino,dejaron su virtud ; cual las ovejasla lana entre las zarzas del camino .

L os ám bitos llenando de la esfera,as í seguía el religioso cantoA Ti toda la tierra te venera ;

á Ti todos te llaman Santo,Santo .

Correspondiendo á tan sagrado celo,

adm irados,alegres , rutilantes ,

los ángeles c irculan por el cielo,

cual formados de polvo de diam antes .

L os espíritus malos,de los buenos

envidiaban, gim iendo, la victoria ;

y el canto continuaba z— Y es tán llenos

los cielos y la tierra de tu gloria.

Con Honorio,entretanto, se lam entan

aquellos que, com o él,han delinquido,

que hasta en la vida eterna se alim entandel pas to de las lágrimas querido .

L e cercan los malditos por am ores

con su aflicción,m ás que la dicha, amada

esa aflicc i ón tan dulce en sus dolores ,

que no quiere jam ás ser consolada.

Y el h im no continuaba de es ta suerte— C on tu sangre, Señor, nos redim iste,y el agui j ón rom piendo de la m uerte,las puertas de los cielos nos abriste .

O yendo de su Dios las maravillas ,m iró Honorio hacia arriba fascinado,y vió á Jesús orando

,de rodillas ,

en un trozo de cielo ilum inado.

E L DRAMA UNIVERSAL 29

<< Perm itidm e, exclamó , que dignamentesólo un pesar sin deshonor m e venzahaced que un gran castigo m e atorm

'

ente,m as no que m e atorm ente la vergú enz a.

>>Dejadme que transm igre, le decía,á o tro dolor m ás grande y m ás eterno ;perm itidm e que es coja, proseguía,

algún rincón de dicha en el infierno .

Una mano de luz cruzó el am biente,

de luz m ás clara que la luz febea,

y al tenderla hacia Honorio dulcem ente,

benévolo Jesús le dijo z— Sea.

AI sed de Jesús se oyó un chasquido,y á Honorio que g im ió ; m as éste, á poco,

se s intió roto el mármol,desprendido,

y el aire hendi ó con el terror de un loco .

Y entre el tropel de la infernal balumba,de sus honores sin honor h uía,com o es pectro que sale de la tumba,sin sacudir la tierra todavía.

Tod os , á poco , el cem enterio dejan ;y en p os de Honorio

,en torm entoso vuelo,

los rebeldes espíri tus se alejan,

cual aves que se pierden en el cielo.

Com pleta soledad : se extingue el coro ;

los devotos al fin desaparecenlos ángeles tam bién en nubes de oro,

ya fundidos en luz se desvanecen.

Sólo una voz de espanto y de agonía,com o en sueños

,oía Palacíano,

que allá lejos , muy lejos,repetía

—¡Caín, Caín ! ¿ qué has hecho de tu herm ano ?

30 CAMPOAMOR

ESCENA VII

E l cuerpo y el alm a.

LUGAR DE LA ESCENA : L as cincº partes del mundo

PERSONAJ ES : Honorio.

—E l cadáver de Carlos V. L a resu

rrección de los muertos

ARGUM ENT O,

— E n la eterna lucha de las dos naturalez as ,físvca y moral, querlendo poseer el se nlcro de Soledad

,

piensa el esp íritu de Houor10 en volver e nuevb á la vida,animando el cuerpo de alg ún grande hom bre,

y se dirige á

buscar los res tos de Carlos V. E l esqueleto del E m peradorse espanta á la vis ta de un alma,

y llevando la alarma

todos los ám bitos de la tierra,una multitud de espectros

de la vuelta al m undto,huyendo del esp íritu de Honor io

L ejos Honorio de la tum ba amada,ya del aire en las cóncavas regiones,confusa entre la niebla su m irada,las s iluetas perdió… de las visiones .

Duda, m ira, se orienta, y de esta suertemurmura en su espantosa pesad illa—¡Sí l quiero el odio que me dé la m uerte ;

mas no quiero el honor que así me hum illa .

L uego, del sol á un rayo m oribundo,ya del vacío en la región m ás baja,ve el negro tul que pesa sobre el mundo,cual manto que le s irve de m ortaja.

Y piensa así,luchando con fiereza

contra el rigor de su des tino adverso :—¡Quererl ¡Tener! ¡Con gloria y con riqueza,

tendría de su tum ba el universo !

Y al penetrar en su m em oria heridael m undo de la tum ba de su amante,no se ha visto

'

una pena parecidaá la pena pintada en su semblante.

Y continuó ¡Poder ! ¡Cumplir el sueño

de comquis tar el bie n por que deliro

E L DRAMA UNIVERSAL 31

¡Ser sin rival,de su sepulcro dueño !

¡Com prendo la am bici ón la honro y la adm iro !

»¡Sentirl ¡De dichas cam inar sediento,con odio ciego 6 con am or profundo !

¡Saber! ¡O con un solo pensam ientoquemar, mover ó iluminar el m undo !

»¡Dame ! —añad ía en su arrogante acceso,

A tíla,tu querer ; tu ciencia, Dante

Mah oma, tu sentir ; tus arcas Creso

tu . universal poder, Carlos de Gante ! »

Y añadió z—Tomaré de alguna"

huesa,de es tos hom bres de s iem pre la envoltura.

D ijo, y voló hacia E spaña, siendo presade una ardiente y terrible cale

'

ntura.

De Carlos de Austria,ante la tumba, osado,

el [cadáver llam ó que reposaba,y el cadáver se alzó

,com o animado

por la vista de Honorio, que abrasaba.

Al verle'

el —Rey, del panteón turbandola no envidiada .y endiablada Dalma,4—¡Que

'

viene un almal— di jo,y retum bando,

el eco resp -ondió z— ¡Que viene un alma!

Carlos ,con ira

,Honorio con respeto,

se contem plan y callan ; mas al cabo,di jo, m irando

"

á Honorio, el esqueleto,con gesto superior de rey á esclavo¿

<<Del rey don Carlos , mi señor, ignoro,si fui vaso de honor 6 sambenito ;y el día en que nací, que s iem pre lloro,fue para m í entre todos el maldi to.

>>Del cuerpov el alma se convierte'

en dueña,

y es su . ventura un insaciable anhelo ;sí amá, es con fiebre ; si se duerm e

,sueña

para el cuerpo hay no ser,para ella hay cielo.

32 CAMPOAMOR

»Y el cuerpo, como el alm a,a Dios alaba

,

y com o ella su nom bre lleva escrito ;de la choza m ás pobre has la º

un3 aldaba

la puerta puede abrir de 10 iní im'

to .

»L ibre el alma en obrar,de su m iseria

ante Dios y los hom bres nos acusa;

y es s iem pre para el alma la m ateria,de su eterno pecar

,eterna excusa.

cómo el cuerpo,á quien as í se h umilla,

le verá com o amigo, cuando el hom breno sabe respetarse ni en la arcilla

que honró su álm :a y que llevó su nom bre ?

»¡Rl Sab'

erl Ignorantes nues tros dueños,es te cuerpo

, que juzgan m iserable,

m atan á fuerza de vigilia y sueños,tratando de explicar lo inexplicable.

»¡E l Poder y'

el Tener ! S i el oro es fuentedel gusto de h oy y el duelo de .mañana

,

con el poder el cuerpo es solam entenu

—m ártir sin honor del alma humana .

»¡Rl Sentir y el Querer! Su fur ia es- tanta

cuando se juzgan de su fuerza ciertos,

que en su honor el espíritu levantapedes tales de ej érci tos de muertos

am bición de las almas ! ¿Qu1en podríarealizar vues tras locas esperanzas ,y esa pasión tan llena de energía,de delirios

,de m uertes y venganzas ?

»Nunca,nunca los cuerpos fatigados

podríam os calmar vues tros afanes,

aun_que fuésem os hechos y amasados

con candentes subslancias de volcanes

»Apártate de m í, que harto he sufrido :

com o alma humana,la pas ión te ciega_

EL DRAMA UNIVERSAL 33

B usca, si quieres ser, lo que no ha sidoel polvo que fue ya, del ser reniega_

»

Call:a el'

espectro, Honorio, en'

su esperanza,aun el cuerpo del Rey

'

ves tirse intenta,y hacia el cadáver con ardor se lanza,en la fiera ambicion que le atormenta

Huyendo de su nueva servidumbre,con el terror que inspira el , escarm iento,voló del Guadarrama hacia la cum bre,como polvo barrido por el viento

Y el muerto', desde lo al to de la s ierra,dejando el mundo de :la paz sin calma,lanz a, m irando en derredor

'

l& tierra,es te gri to de h orror z—¡Que viene un almal

Como suele '

el alerta m is teriosocorner de centinela en centinela,aquel ¡que_

biene un alma! pavorosode cementerio en cementerio vuela

Con el terio*r que m 3p zm el escarmiento,

creyéndose —de un alma frente á frente,surgiendo van cadáveres sin cuento,

al Norte, al Sur, á Oriente y á Occidente

Dando …

)alaridos , con furor levantan

m il espectros su pálida osamenta,com o las aves de la mar

, que cantanhacia el lado

'

que rug,e la tormenta

'

De un pueblo al otro pueblo, no corríala repetida voz , porque volaba,y aquel ¡que viene un alma ! parecíala trom peta del juicio que sonaba

Sonám bulo que corre sin conciencia,cuanto m ás huyen de él, él _

m ás se irri ta,

Campoamor— 3

34 CAMPOAMOR

y ante abism o tan hondo de demencia,Honorio con furor se precipita

,

La madre tierra sacudió el regaz o ;y entre esqueletos m il que echó esparcidos ,medios cuerpos se ven de un pie y un brazo

,

de arriba abajo por m i tad partidos

Se ven cruzar de seres incom pletos ,por aquí y por allí

, las varias piezas ;fragm entos de fragmentos de esqueletos

,

pies sin troncos y troncos sin cabezas,

Y hay brazos que se ignora lo que abraz an,cual pegados á un ser que va invis ibley manos cercenadas que amenazan,

y dedos que señalan algo horrible

Y algunos vueltos , por los pies colgados

de las nubes,pendientes se columb ran ;

y hay cráneos que, de fósforo im pregnados,cual linternas diabólicas alumbran

Y en zigzags pavorosos y sutiles ,huesos sueltos

, de formas desiguales ,trazan líneas sin fin, como reptiles ,ya derechas, ya curv

_

as ,lya espirales

L leno ya el aire has ta los cuatro vientosde esqueletos de ¿muertos espantados,furioso resonó con

_los acentos

de todos los lugares desolados_

Conform e los cadáveres huíansalvando pueblos y cruzando esferas ,circular por los aires parecíanalaridos de h iena

,ayes de fieras

Volando sin cesar, ya van lejanas

las playes de esa tierra que es tá llenade rocas y de plantas africanas,bosques de palmas y tostada arena

36 CAMPOAMOR

Dej ándose caer desde su altura,como cae el alud desde la s ierra

Y all í vuelve á rodearle,fascinado,

de todas sus quimeras el cortejo ;pues tiene el hombre del amor cegado

sueños de niño eu'

corazón de viejo,

Borra al fin con sus rayos esplendentes,el sol, para quien son indiferentes

polvo, nieblas , fan tasmas y rumores,

los placeres del hombre y los dolores

Y de nuevo otra vez, quietos ó activos,

el campo y la ciudad se ven cubiertosde muertos que dudaban si eran vivos ,de vivos que no dudan que es tán muertos

Y com o es tan com ún en nuestra estrellano ser cons tante el mal

, ni el ruido eterno,el día puso fin á toda aquella

babilónica noche del inf ierno,

ESCENA VIII

L a. transm ig ración á un árbol

LUGAR DE LA E SCENA —Un cementerio

PERSONAJE Honorio

ARGUM E NTO,

—De vuelta al ¡lugar de la tumba de su amada,Honor io se detiene y ascendiendo en la escala de la natu

ralez a física, transm i ra al ciprés que da sombra al se nlcro

de Soledad, y vue ve á creer en la pos ibilidad e su

dicha.

Quiso Honorio seguir, pero ¡imposib le !De nuevo lo intentó, mas ¡nada! ¡nada!

Una atracc ión inm ensa, irres is tible,le arras tró hacia la tum ba de su amada

_

Que huir de aquel sepulcro lam entableel pobre no podía, ó no quería,cegach) por el fuego incomparable

que has ta los m ismos soles fundiría_

EL DRAMA UNIVERSAL

Y así como el imán sigue al acero,volvió á m irar la tumba, y al mirarla,—¡S i no puedo— decía

,— si no qu iero,

si tengo tantas cosas que contarlal

Y el c iprés de la tum ba'

contem plando,fue Honorio, sus deseos m ás queridosceloso entre sus ramas ocultando,

como vocultan'

los pájaros sus nidos_

C0rría el viento, y el ciprés ondeaba,y _

al m irarlo, dudaba el pensam ientosi es que el viento al ciprés acariciaba,6 era el ciprés el que

'

m ovía al viento

<<Desde ese árbol,— seguía, —ángel divino,tus cenizas guardando» encantadoras,cual un genio invis ible del destino,por ti podré velar á todas h oras

,

»L os días,

_

las semanas y los meses

veré pasar en tiernas confianzas,y

entre tum bas y adelfas y cipresesen vez de olvido encontraré esperanzas

»Te … pres tará el ciprés,la noche andando,

!paz , calor y s ilencio. , y por el d ía,en las ramas

'

los pájaros cantando,todo en él será amor

, luz y árm onía

»Propicia ya _

una vez la buena suerte,después de tanto amor y pena tanta,m i unión

,acrisolada por la muerte,

será m ás que hasta ahora,augusta y santa

»All í— seguía Honorio,—all í, bien m'ío,desde ese oculto y ondulante asiento

,

te m andaré, es tam pado en el vacío,

m i último beso en m i postrer aliento

»Coronando la

i

—h erm osa sepultura,ese árbol —

que ondulando baja y sube,

38 CAMP OAMOR

con m i amor, y su sombra y su verdura,parecerá un eden sobre una nube .

Y ante la tumba, de esperanza llenos ,las verdes ramas del ciprés veíanaquellos o jos de león

, serenos,

que rara vez los párpados cubrían

Y transm igrandq á una segunda vidavolando hacia el ciprés , los aires hiende,y su somb ra, ya á plom o suspendida,cual nevada de luz, sobre él se tiende

L lega el alma cual brisa que se queda,y después de quedarse no se mueve ;luego en el centro del ciprés se hospeda,y fluyendo sutil, en él se em bebe

_

El rostro, que .primero va filtrando

por dentro del ciprés,se eleva al cielo

sen sus brazos dos ramas , y es , bajando,cada pie una ra íz que horada el suelo

Y ya en savia su sangre convertida,en torno circulando, sube y baja,y Honorio en fácil curso, así se anida,de su dolor cambiando la mortaja

_

Y fluye, y fluye, y tras de m il congojasrealiza en el ciprés su amante ob jeto,pues su cuerpo de tronco

,y dedos - de hojas ,

forman ya un h ombre'

vegetal com pleto

Después de ser un mármol que'

vivía,un árbol llega á ser, que vive y sienteas í en ciprés se convirtió aquel día,cual Dafne y B iblis en laurel y en fuente

Y cuando Honorio vió,s intiendo frío,

que en carne del ciprés se fué volviendo,

en su pecho esperó que, cual roc ío ,

el s ilencio y la paz fuesen cayendo,

EL DRAMA UNIVERSAL 39

Mas todo era ilusión,porque su es trella

le hace, aumentando su inm ortal cuidado,

hasta en la tumba, y hasta al lado de ella,y has ta amando sin fin, desventurado _

¡Pobre Honorio ! En sus locos desvarios ,soñando en ser feliz, piensa, inocente,que ya de Soledad los restos fríos

quem ándole es tarán eternamente

ESCENA IX

L a que dicen los árboles

LUGAR DE LA ESCENA : Un cementerio

PERSONA JE : Honorio, convertido en ciprés

ARGUME NTO _

—Como tal vez todo lo que vive siente, _

Hono

rio, convertido en ciprés, habla.de su amor á Soledad '

Se

evocan todos los es píritus que, como Honorio, parecen g em 1r

transmig rados en árbol& .

L o que dice en el árbol embebido,

amante Honorio, de la tum ba al hueco ,

lo devuelve la tum ba repetidocon la márcada exactitud de uh eéo

_

—¡Ya de ti es toy —á Soledad decía,

hasta el día del juic io,frente á frente,

y esperándote así me aguardaría_

m il años , y otros mil, y etefnamente t

—Oye—seguía, revelando el duelode sus tiernos com bates interiores,por verte vine aqu í, cual van

al cielovolando los aromas de las flores

Ya es Honorio,cual veis

,árbol que siente,

después que ha sido ya mármol sensible º

¿ será este mundo real tan solamenteel velo de btro ser que esté

invisible ?

40 CAMPOAMOR

¡Ay , s í ! ¿Quién sabe si, de angustias locas ,las almas que .

]echa Dios al purgatorio,

convertidas en'

árboles 6 en rocas ,nos hablarán tamb ién

,cóm o habla Honorio ?

E stos ecos, que turban m i conclenma,

salvando de am bes mundos el . ab ismo,

¿ejercen sobre . m i alma una influenciaignorada del mundo y de m í m ism o ?

Será cierto el placer 6 el desencantode nues tros sueños tristes ó risueños ? .

¡Quién me diría a. m í , que sueño tanto,

que acaso son verdad m is largos sueños !

—¿Tal vez porque es tás sola y , e1fterrada

s ientes dolor —Honorio proseguía_

S i yo pudiera eonsolarte, nada

á las dichas del cielo envidiaría

Calla Honorio,y con lánguido abaí1dóno,

remedando el ciprés su triste acento,

resuena como el arpa, cuando el tonoeu que tem plada es tá, susurra el

.viento

¡Santos recuerdos de_

m i am or difuntos ;ya s é por el ciprés que esa alma anida,que sois, uno por uno, 6 todos juntos,invisibles tes tigos de m i vida]

Ya,á cos ta de m i vida he pveséh tido

que, al través de es te mundo tenebroso,en tox

_

º

no de 10 claro y definido,

vuela algo indefinible y m isterioso

Sin duda no ve el mundo aletargado,

m ás bien que al alm'a'

,á su sentido atento,

ese otro mundo de ideal soñado,

por fatiga, indolencia ó desaliento

¡Oh inspiración del alma candorosal

¡Cuántas veces á m í, quiera ó no quiera,

EL DRAMA UNIVERSAL

divina una atracción,s iempre imperiosa,

de la terres tre acción me empuja fuera!

La tumba contem plando em bebecido,Honorio continuaba : No te alejes ;temo, al verte dorm ida en ese nido,que un soplo te despierte y que m e dejes

»E ternamente gem iré á tu lado,para ti vivo y para el mundo muertoes taré en el ciprés s iempre encantado,dorm ido todo, y para ti despierto .

Y esclavo sátisfecho del am biente,después que esto el ésp íritu decía,al imp ulso del aire mansamente,m oviéndose el ciprés

, iba y venía

Y m ientras tantoque el ciprés, sombrío,gem idos

'

espa'

rcía solitarios ,aíºrebatado Honorio, en el vacíosus . besos estampaba _ imaginarios

Y si de hablar,para gem ir, cesaba,

el xciprés parecía que, o -

,ndulando

en un mental monólogo quedabaen s ilenc io las hojas agi tando

¿ Si qu'

ejas, Como Honono, le daríaná m i alma joven, de ventura escasa,cuando á impulsos del _

aire se m ovíanlos árboles del huerto de m i cesa?

AI gozar de la som bra encantadorade es te árbol que m i padre plantó un día,

¡cuántas cosas, Dios m ío, entiendo ahora,

que entonces, pobre niño, no entendía!

¿ Será —un eco*

el ciprés de m i ventanadel acento del padre idolatrado,del triste adi ós

'

de la difunta hermana,del ¡ay ! del ser de

'

pena asesinado?

Í41

42 CAMPOAMOR

Sin duda á todo amante que padece,en nombre de los muertos y los idos ,de algún Honorio el

alme les ofrecegrato fest ín de encantadores ruidos

¡Vosotras sois , visiones gem idoras ,las que en forma de cé firos alados ,pasando despertáis á todas horasestos o jos al sueño no cerrados !

Vosotras al"

perdido cam inantele anunc iáis, susurrando, su destino,

con la voz de la madre 6 de la amante,desde el árbol del borde del cam ino

¡No m i pena aumentéis,sombras queridas ,

pues por no hallar olvido en m i quebranto,desgarro con m is manos m is heridas ,de sangre apacentándome

,y de llanto !

¡E spíri tus de Honorios , tentadores ,dejadm e por piedad, dejadme un poco ;que al ver almas gim iendo has ta en las flores ,m ás bien que aluc inado

,estoy ya loco !

¡Recoge, oh noche, elmento en que se anidatanto rumor, que soportar no puedo !

¡Sol, que alum bras las sendas de m i vida,dame luz, dame luz, que tengo m iedo !

ESCENA X

E l alm a. des t errada

LUGAR DE LA E SCENA : E l cieloPERSO NAJE : Soledad

ARGUME NTO,

—Ve Soledad desde la lor ia el am or de Ho

nono, y cn cas t1go de pensar en regím 1rle bajando al_

mun

do,es des terrada del c1clo,

á cuya puerta queda de rod i

Ilas pid¡endo luz para poder ver la tierra

Con sobrehumana intuición pres ienteSoledad, desde el cielo donde mora,

que la ama Palaciano dulcemente,

mientras que H onorio con furor la adora,

44 CAMPOAMOR

m ás noble que penar por el que amamos,

es sufrir por el pobre que nos ama!

¡Oh ! ¡S i d ichosa red im ir pudieraal infeliz que por su am or sufría,á ganar con … mil vidas que tuvieraotro cielo, y m il cielos, volvería!

De Soledad el pecho,ni en la gloria

de afectos de piedad se encuentra lleno,

pues'

solo le consuela la mem oriadel santo alivio del dolor ajeno

_

Pero una vez,m ás que otras, que al amante

baj ó, soñando, á redim irlo al suelo,los ojos Soledad cerró un ins tantey al abrirlos se halló fuera del c ielo

¿Qué falta cometió — L lam ó atrevida,un amor de la '

tierra á su m em oria :

¡quién lleva al centro de la eterna vidapensam ientos indignos de la gloria!

Transm igrando por ella, y de am or m uerto,de Honorio, el infeliz, pensó en el nombre ;pensó tan sólo en redim irle, es cierto ;pero al fin Soledad pensó en un hom bre

Al verse de los cielos des terrada,rezó con santa devoción el credo ;después m iró hacia el mundo, y , espantada,no viendo luz, se santiguó de m iedo

Hallamdo el C ielo en derredor sombrío,

la creación m iró desde su alturamas sólo halló su vis ta en el vac íola noche de una inmensa sepultura

Y al Cielo, en cruz, por el amor de Cris to,

le pide un rayo de su luz brillante

¿ cóm o ha de ver el sol la que ya ha vistola verdadera luz un solo ins tante ?

E L DRAMA UNIVERSAL

M ientras , ciega, en sus horas soli tarias,en vano los espacios escudriña,repite fervorósa las plegarias

que le enseñó su madre siendo niña

Sondeando.los abism os tenebrosos,

pensó, m iró, volvió á pensar, y luegovió con ojos tan grandes com o herm osos

que, del cielo al salir, iodo es tá ciego

M ientras los bjos Soledad teniaen

_

la profunda oscuridad clavados,á la puerta del cielo parecíauna es tatua con ojos anim ados

Ni el s i tio ve donde la planta asienta;y has ta el sol, allá abajo suspendido,con luz, com o la tierra, cenicienta,parec ía tam bién cas i extinguido_

La pobñe Soledad, de cuando en cuando

aun se vuelve hacia el sol ; mas no ve nada,y parece decir, com o soñando—¿Por qué siem pre seré desventurada

P -or culpas de otro. . á padecer com ienza,y 'l lora el mal de la primera herida,la que no tiene que sentir vergíien2a

ui de un solo m omento de su vida

Y ciega y aterrada y sin consuelo,n ¡aquel limbo, sin dolor, sombrío,sin frío ui calor

,fuera del cielo,

s iente ya ideas de calor y frío_

Aguarda y tiene fe mas nada alcanzaY a Dios , que sordo es tá, ¿ qué le ped ía ?Ni enterez a le pide, ui esperanza;un rayo solo de la luz del día

_

De lejos m ira átravesar, dolientes,las sombras de los coros celes tiales

,

46 CAMPOAMOR

pues cerraban el cielo transparentes ,así como unas nieblas ideales

Y un grave son de m úsica sagrada

pasar dejaba á su avariento oídola puerta, por un ángel mal cerrada,de aquello que nos es desconocido

Y “

sus ensueños de piedad febrilesencom iando con frases de ventura,

la m uila un coro de almas juveniles ,him nos de amor cantando y de ternura

Su destierro lam entan aterradas ,las vírgenes de paz que no han sufridomas la adm iran las almas deso—ladas,que han amado, llorado y padecido

Y unas y otras,en santas m elod ías,

enviándole'

palabras de consuelo,

el Trisag io cantaban, que Isaías,

feliz desde la tierra, oyó en el cielo

Y el canto que se eleva al Dios augusto,de es te modo alentaba su paciencia :—Y sabio y poderoso y bueno y justo ;nues tra maldad perdona. tu clemencia

Oyendo el canto con ferviente celo,

m ientras llega la luz, que tanto tarda,

so la,á la puerta del perdón del cielo,

como una pobre de ped ir aguarda_

Y seguía la noche ; y m 1entras—

pu'

fas

dos lágrim as surcaban sus m ej illas ,se quedó Soledad sola y á oscuras ,

la puerta del cielo,de rodillas

_

EL DRAMA UNIVERSAL 47

E SCENA XI

Cas t ig o de Dios

LUGAR DE LA E SCENA : E ntre el Cielo y la Tiehº

a

PERSONAJE S : Soledad .

—Jesús el M ago—Honor€o

ARGUME NTO_

—Des terrada Soledad a la puerta del C ielo,in:

voca el nombre de Jesús el M ag o , L a reverberación que

produce la presencxa de és te, le perm ite ver c i mundo, á

t iempo en que caía sobre él una tempestad . Soledad bajaenvuelta en un rayo ,

y des truye sus propiás cem z as . Hono

no la maldice Cae otro rayo, que incend ia e. ciprés , Ho

nono sale de entre el árbo. mcend1ado y huye de aque:amo

,

Falto de luz,ajeno de reposo,

de Soledad el corazón sum iso,ya em pezaba á sentir cuánto es costosoel ganar para otro un paraíso

_

Jamás,después de D ios

,de afectos lleno,

pudo un celes te amo r llegar á tantopurgar la propia falta es noble y bueno ;mas pagar culpas de otro es bueno y santo

A oscuras,sola, y de dolor trans ida,

se acuerda de Jesús, y en su amargura,se s iente á es te recuerdo es trem ecidade esperanz a, de goz o y de ternura

Y pensó,

—Jesús , llegando,puso térm ino al fin á sus clam ores ;

pues , su frente de luz reverberando,de él un foco sal ió de resplandores

,

Curar á Honorio de su am or quería;y al ver su propia tumba

,ella pensaba *

que, extinguiendo su cuerpo,extinguiría

la causa del amor que le abrasaba

Sobre la tierra su furor paseanen sorda tem pes tad los e lementos ,y desde el Norteal Sur chiq rrotean,

como un árbol de pólvora los vientos

48 CAMPOAMOR

M ira al m undo que á trechos parecía,en partes encendido, en partes ciego,porque sobre él á la saz ón caíauna tromba infinita de agua y fuego_

Ve una chispa á sus pies que nace y crece

suena un trueno , la envuelve una centella,se mete entre su luz, y resplandeceel rayo, com o nunca, al entrar ella

_

Y Soledad, en rayo trans formada,de sus restos m ortales en acecho,á la tierra baj ó, com o sentadaen un trozo de sol, pedazos hecho

Y al caer, su—sepulcro calcinando,

ni en él dej ó de sus cenizas huella,y luego hacia el ciprés su vuelo alzando

,

ángel subió la que baj ó eentella,

Por m ás que Honorio á Soledad veía,no es taba aún —de la verdad seguro,

porque aquella m irada parec ía,m ás bien que de mujer, de un ángel puro

La frente, aquella'

Írente recordabade Soledad mas sus pupilas bellas,húmedas otro tiem po, hoy las hallabasosegadas y enjutas com o estrellas

,

Aunque era Soledad, no'

parec íala m isma Soledad que él tanto llora ;él am ó m ás que á un ángel todavía,pues am ó á una m ujer encantadora

Al es trago fatal de la centella,Honorio, eternamente al tivo y tierno,extintas viendo las ceni zas de ella,dió un gri to que era un eco del infierno

Y al bárbaro fragor perdió, aturdido,de su razón la varonil firm eza,

EL DRAMA UNIVERSAL ¿6

cual si'

le hubiese,h orrísono, partido,

el retumbar de un trueno la cabeza_

Sus ojos com o llamas relucíande la noche á lo s lúgubres destellos ;y crespos por la ira parecíanmanojos de serpientes sus cabellos

Mientras , causando universal espanto,

le envuelve de volcanes una nube,

el corazón de Hondrio,es entretanto,

llama voraz, que del infierno sube

_

Y como Honorio, en su furor, vertíade injurias y denuestos un torrente

,

es taba Soledad —com o es taríala

'

tórtola m irando á una serpiente

Y tanto mal á Soledad desea,

forjando de venganza atroces planes ,que D ios , por castigarle, le rodea

de una explosión completa de volcanes

. Y arde el ciprés , y conm ortal desmayoella lo mira

,m ientras que él, paciente,

un rayo ve caer, tras otro rayo,

con la altivez de un rey, sobre su frente

Como es tatua de márm ol derribada,de hinojos, Soledad llora sus duelos,llamando sobre Honorio resignada,las bendiciones todas de 105 cielos

_

Y al salir de las llamas abrasado,ella le m ira cons ternada y tierna

,

y él la dice,de cólera cegado

—¡Qué caiga en ti la maldición eternal

'

Y escapa Honorie, entre espantado y fiero,

del seno de las llamas desprendido,

6…—4

50 CAMPOAMOR

com o hom bre que ha ofendido el mundo entero,

y que aborrece al mundo que ha ofendido

ESCENA X II

' L a l luvia de esperanz as

LUGAR DE LA ESCENA : Delante del Sol

PE R SONA JE S : Jesús el M ago,

—Honorio

ARGUME NTO,

— Honorio pide consejo a Jesús el M ag o,el

cual le dice que obre con arre

glo á su conc 1enc13 ,

_

Jesúsel Mago sube al trono de; sol, esde donde vierte

,al ama

necer, una lluvm de esperanz as , Descr1pc16n del amanecer.

Invocación Jes ús el M ago, como dispensador de las esperauz as

Viendo s iem pre la ex tum ba de soslayo,prosigue Honorio su aturdido vuelo,y encima ya de la regi ón

'

del rayo,se encuentra cara a cara con el C ielo .

Y avanza inquieto, y cuanto m ás avanza,la causa m ira m ás de sus pesares,Com o el pobre prescrito cuando lanzala postrera m irada á sus hogares _

Y viendo Honorio que Jesús atentole contemplaba tris te y apacible,

haré —le dijo con amargo acento,

h oy que el bien para m í es ya imposible ?

<<Ten fe —di jo Jesús — eu Dios conf ía,y no será tu desventura tanta,pues al bien puede unirte todavíaalguna mano cariñosa y santa

,

»Tu gusto,aun transm igrando, será el m ío ;

sea el juez de ti m ism o tu conciencia :obre primero

,Honorio, tu albedrío

que después ya obrará la Providencia. »

Dice J esús , y por los aires sube,

cua l blanco grupo de vapor Iulgente,

52 CAMPOAMOR

Y em pieza el humo á circular l igerodesde el hogar de la feliz cabaña,y

ya una vez el canto del j ilgueroel *

eco repitió de la m ontaña

Y en tanto que Jesús cruza la es feraentre la sombra y el eoni ín del día,se peulta Honorio

,sin m irar s iquiera

la lluvia de es peranzas que caía

Y murm uró por tin z— Se acabó todo ;perd iendo á Soledad

,todo lo pierdo

pensaré s iem pre en ella,y de este m odo

viviré, aunque infeliz, con su recuerdo

Y por última vez m ira á la tierra,y el negro rum bo de la noche toma,

y por no ver ni aun esperanzas, cierrasus ojos de león y de paloma

,

Y entretanto Jesús vierte,

cernidas,sem illas de esperanza y de contento

por entre nubes , que, del alba heridas,cual copos de algodón esparce el viento

¡Feliz mil veces tú , Jesús bendi to,que el santo honor por Jesucristo

'

alcanzasde cruzar ante el sol el infinito

,

derramando sem illas de esperanz as !

Sembrando el aire,cual tu Dios fecundo,

de ensueños , esperanzas y consuelos ,urbem et arbam, la ciudad y el mundo,bendices desde lo alto de los cielos

Tú de la aurora la naciente risa,

trayendo dicha,á nues tra parte llamas

con voz com o el susurro de la brisacuando besa las puntas de las ramas

De nación en nación,de gente en gente,

derrama tu piedad tanto consuelo,

EL DRAMA UNIVERSAL 53

que al que se cree maldito eternamenteechas sobre él la bend ición del cielo ;

Tú das valor al que á vivir empieza ;fe á los que sufren, ilusión al que ama ;al pobre la esperanz a de riquez a;al d ébil , de poder : al vil, de fama

Yo también, porque alivies m is desvelos ,de Ciºisto en nom bre, m i oraci ón te envío ;acuérdate, al sem brar tantos consuelos,de es te rincón del mundo, Jesús m ío

,

Pom* ti al que pierde su esperanz a, y llora,y reza al com enzar de la velada,la perdida esperanz a

'

con la aurora,se encuentra, al

_

despertar, sobre la almohada

¡Yo no aguardo esperanzas ui alegrías ;mas por la sangre pura del Ungido,manda á esa bendición que tú m e envías

que me traiga la dichá del olvido !

JORNADA SEGUNDA

ESCENA XIII

L a. transm ig ración á. un águila

LUGAR DE LA E SCENA : E n las '

nubes

PERSONA JE S : Honorio.

—Ua águila

ARGUMENTO _

—Cansado Honorio de la dicha del reposo ,

biendo más en la escala de los seres , transm 1g ra á un

El verdadero amor nunca sosiega,

y as í el bien como el mal á todo alcanz a;como el cas tigo á toda fal ta llega,le llega á ceda p ena su esperanz a

,

Honorio, en aquel_ caos sepul tado,

principio de la noche y fin del día,

5 4 CAMPOAM ÓR

en vano, en sus m em orias abismado,cara á cara el fastidio desafía

_

Sobreexcitando su inm'

orlal quim era,

su eterna aspiración á ser d ichoso,en transm igrar pensó por vez tercera,cansado de la dicha del reposo

_

Buscando un'

ser para su nueva historia,puso Honorio

, por fin,sus asechanz as

sobre un águila,s ím bolo de gloria

de los pueblos que viven de matanz as

Y aguarda un día y otro á que altanerael águila caudal cruce

á su lado,com o el que vuelto hacia la mar esperael regreso del barco deseado

De, tránsm igrar de nuevo ya anhelante,

la ve com o el que afila su m irada,cuando, atrevida, el cielo cruza errantecon sus aires de reina destronada

,

Viendo una vez su brillo de topacio,cual desciende el haicón sobre su presa,Honorio, tras , del águ ila, el espacio,como descarga eléctrica, atraviesa

_

S igue al pájaro el alma d iligente,y al verse

, gime Hononoí y gri ta el ave,

ella con voz aguda y es tridente,y él con la voz ya lúgubre, ya grave

Al águila en sus giros caprichosospers igue Honorio

,y persiguiendo aterra

al ave á quien los pueblos belicososescogen por enseña de la guerra_

El fantasma y el águila luchando,se persiguen, se acosan y se acechan,

y haciendo inm ensos círculos , volando,poco á poco sus órbitas es trechan

,

EL DRAMA UNIVERSAL 5 5

El ruido ex traño, que luchando hac ían,

lúgubre Honorio, el águila es tridente,confundidos , un grito producíanparec ido á la risa de un dem ente

Con el fantasma el pájaro revuelto,si avanza el uno, el otro se retira,y ve éste al fin que, por el alma envuel to,hecha - nuhe,

la aspira y la respira.

Hasta el pulm ón el pájaro acosado

por un vapor que respirár no quiere,cºn el

.

pico torcido y acerado,al fantasma picando

,el viento hiere

S intiendo el doble afán que sentiríael que aspirase un alma en un aliento,vió el ave que por grados adquiríavida

,instinto, pas ión,

casi talento

Y Honorio, al transn

'

1igrar, ve con encantom ás aire y luz, m ás infinito el cielo,m ientiºas se s iente el águila

,entretanto,

superior á sí m isma por el vuelo,

Rey uno de otro,y á la vez vasallo,

juntos - los dos en transfusión suave,cual se encarna el centáuro en el

'

caballo,

de Honorio el alma se encarnó en el ave

Y de'

un alma ya el águila animada,lanza de gozo y de victoria un grito

,

atravesando audaz con la mirada,

y casi en un momento, lo infinito,

Como pájaro humano,á todo excede

en pensar y en volar,pues nadie sabe

lo que puede pensar, y volar puede,un espíri tu de hombre en cuerpo de Eve

Dueño ya Honorio del“

león alado,después de tanto esfuerzo y pena tanta,

56 CAMPOAMOR

c'

en d erta especie de ch irrido hablado,

del"

amor impos ible el himno canta

ESCENA XIV

L o que cantan las aves

LUGAR DE LA E SCENA : E n todas partes

PERSONAJE : Honorio, convertido en águila

ARGUME NTO —Canta una golondrina, como Honorio , el him 1mde: amor 1mposb e —Honorxo

, convertido en águila, vierte

flores sobre el lugar donde es tuvo la tumba de Soledad .

m pc16n del crepúsculo de la tarde —Cesa con la vemda de

la noche el canto de las aves

Ya entre enjam bres de espí1i tus-

cam ina,h €>6h0 un águila, Honorio

, y entretanto,

una gárrula y mansa golondriname aturde con la jerga de su canto

_

S i es te pájaro hablase, ¿ qué diría?Nos diría (¡ue al alba se levanta,y que, gim iendd has ta acabarse el dia,del amor imposible el him no canta

,

Diría que es un alma que, á otra amando,

ni dió en la vida paz , ni halló contento,y que, aunque febril , volando y m ás volandodescansa en el eterno movim iento

,

Diría que, p or culpas que ella sabe,la hizo Dios un e5 p íritu sin nombre,y que en su idioma rítm ico,

aunque es ave,

charla, gri ta y dialog com o el hom bre,

D iría, en fin, que su desdich a es tanta,que, después de morir

,vive gim iendo

que tamb ién, com o Honorio, el him no cantadel amor im pos ible, así diciend0 º

¡Bendi ta sea el alma que no sabesobrevivir á una ilusi ón perd ida,

E L DRAM A UNIVERSAL 57

y luego muerta, y transmigrada e1í av'

e,

canta el amor de su prim era vidale

»¡B ien haya la pas ión del ser bendito

que sueña que algún dia, sin cuidados ,

allá entre el_esplendor del infinito

sus (votos colmará nunca saciados !

»¡Bendi ta el alma, á * la que, s iempre¡

pura,la tentación de lo ideal acosa;que embebida en sus sueños de ventura,nada encuentra feliz, y así es dichosa!

»¡B ien haya el '

que, en su dicha desdichado,

quiere á su ingrato am or porque le quiere,y que acaba la vida res ignado,bendic iendo al ingrato … por quien muere !

»¡Dich oso . el que por sueños de mañanano halla

'

hoy placeres ni ventura cierta,

pues sólo h ay dicha para el alma humana '

m ientras soñando es tá que es tá despierta

Es im posible amar así cantando,

golondrina locuaz, caerás rendida,

como en su cuerno de marfil Rolando

gastó su fuerza hasta acabar la vida_

No impo-r_

ta canta así, pues tus amores

escucho Con tal fe, que!no me extraña

que sólo por las aves y'

las flores ,tenga el palacio envidia á la cabaña

A tus abuelos , como á ti , volando,vi en torno=

º de m i cuna siendo niño ;¡cuánto recuerdas , á m i amor, charlando,de m i madre los brazos y cl cariño !

¿ Serás la m isma tú que ml ventanaescuché tantas veces extasiado

,

cuando al compás de tu canción, m i hermanase columpiaba á un lado¿. y á otro lado ?

5 8 CAMPOAMOR

Tu fuente inagotable de ternura '

derrama en torno m ío, ¡

”oh golondrina!canta m ás, m elodiosa criatura,azul reflejo de la luz divina

,

Cuando vea en otoño tristem ente

que tu nidadá hacia el Egipto pasa,te diré que no olvides en Orienteel nido del alero de mi casa

,

Dí.

a, tus h i jos que vengan algún día

á prosegui1y tu interrum pido cantoá es te albergue, en que reina la alegríadel continuo fes tín del libro santo

_

Y d iles que tu pena. aquí en m i pecho,

com o en el tuyo,s iempre h

'

alló m orada

que jam ás desoída fue en m i techotu redieha

,canción

,nunca im itada

,

Porque causa tu voz tan tierno encanto,que escucha Honorio tu canci ón divina

,

m ientras rendido eon'

m ortal quebranto,entre enjam bres de espíritus cam ina

,

Paseando eon olím pico denuedo

s'

u am o'

eterno y su inm ortal constancia,vuela y vuela, cual pájaro sin m iedo,el tiempo suprim iendo y la distancia

_

El que, obcecado por la vez tercera,de piedra en árbol transm igrando, lucha,ya águila al fin,

del ritm o de la esferael eco, cual P itágoras, escucha

_

De Soledad, volando, presentíaen dónde el sitio de la tumba es taba,y sin duda el lugar reconocía

por el santo perfume que exhalaba

Y círculos y círculos describe,y circulando as í, jam ás se ausenta

60 CAMPOAMOR

Y al tiem po en que se ocul tan los pardillos ,monótonos los buhos se levantan,

y ya com ienz an á entonar los gn llos

unas canciones de adorm ír que eneantan

Y al fin un himno á resonar empieza,m is terioso, confuso, palpitante,que sin duda alza á Dios naturaleza,perpetua

'

madre y eternal amante

Himno de amor, que cantan los am bientesy las ondas del aire y las del río,

los árboles , las aves y las fuentes,en las noch es serenas del estío

Queda Honorio en las nubes , y entretanto

un solo ruiseñor,muerto de pena,

velando com o yo, con tris te cantoel gran silencio de la noche llena

,

Ven, noche, ven, y hacia lá pena m ía,de olvido y sueño enriquecida

avanza ;ven, m ientras suenan, al rayar el día,los himnos de la alondra á la esperanza

ESCENA XV

L a verdad de lo que s e dice

LUGAR DE L A E SCENA : E ncima y no lejos del mundo

PERSO NA JE S : Ham ria.

—L a Cava,

—E l conde don J ul£án

ARGUME NTO,

—Vagando Honorio , llega a una reunión de la at

mósfera donde se oye la verdad de todo lo que se dice ,

—O yedespués que Florm da hace su pad re el conde don Julián laconfesión de cómo me engañada por el rey don Rodngo . Luc

go Hononn escucha las mald1c1ones que en algu'

n tiem po lan26 sobre su raptor su hermano Palacízmo , sec

gu

ues trado antony preso or él Horron z ado Honono al ºir las quejas de

su hezrmano ,uye de la esfera donde se o ye la verdad de todo

lo que se dice

Vagando Honorio por el aire un día,

halla una es fera de sonidos llena,que un eco de es te mundo parecía,pues cuanto se habla en él, allí resuena

E L DRAMA UNIVERSAL 61

Se sabe del lugar de donde vieneny adónde van

,cuando se van los ruidos,

y en aquella regi ón s iem pre se tienencargados de rum ores los o ídos

,

Por hechos mil, á la razón extraños,suene allí todo ruido en un momento

,

y si unos tardan d ías y o tros años,alguno tarda un siglo y otros ciento

_

O ia tantº. Honorio, _ que has ta oía

el recuerdo del son que muerto estaba,y has ta el silencio m ismo parecía

que, cuanto era mayor, m ás se escuchaba

Se oye el m ás leve m urmurar del viento,

lo que el que duerme en sus ensueños dice,el ¡ay ! del . triste, el grito del contento,el odio que entre dientes

º

nos maldice

la tierna voz del que á ' vivir em pieza,

el eco del que ríe y del que llora,la madre fiel que por el hijo reza

,

y el joven que requiere á la que adora ;

el vil que se desliza cual serpiente,el héroe que galopa á toda b rida,la cam pana que anuncia

,indi ferente

tocando,nues tra m uerte y nuestra vida ;

el que duerm e tranquilo en las cabañas ,los que cas i en s ilencio hablan de am ores

,

y esas cosas monótonas y extrañas,que el céfiro al … pasar

,cuenta á las flones

Honorio á Dir con ansiedad se pusouna voz de mujer, que gime hablando,

y se em peña en saber, todo confuso,

si aquello es cierto, ó si estará soñando “

Y entre un gem ido oyó , y otro gem ido,que así la Cava Sus amores cuenta;

62 CAMPOAMOR

y Honorio que la escucha enternecido,para oirla mejor, casi no alienta

_

L A CONFE SIÓN DE FLORINDA

Del Tajo en la ribera, as í la Cavatris te le hablaba á don Julián sombrío,ocultos en un soto que formaba,entre dos orlas de álam os el río

Florinda echada de su padre al cuello,así su pena á referir com ienz a :¡Cómo empezar, señof ¡Cómo hablar de ello !

( Quién me esconde de m í ? ¡Tengo vergúenz al

»Aunque perdón por m i desdicha imploro,

por vues tra vida es juro, que es la m ía,

que, en m i iniantil . candor, del mal que lloroel cóm o fué no sé yo no quería

»Antes de hacer,m ás que galán, cobarde,

á m i conciencia y á su honor agravios,s iempre al dec irme el Rey, el Cielo 03 guarde

me cerraba lbs ojos con sus labios,

»Yo, aj ena del amor que le inspiraba,dej ándom e querer, pens é, inocente,que Rodrigo en los ojos me besabacomo besan los padres en la frente

,

»Una noche ¡ay de m í ! sentí durm iendoel beso de los ojos en la. boca… »

Calló un ins tante y pros iguió diciendo

¡De pensar lo: dem ás, me vuelvo local

Tras nueva pausa, continuó, llorando

¡Cuántacafrenta y dolor, Virgen María,

hallé en mi …—corazón

,la luz m irando,

que brilló com o s iem pre al otro día!

»Luego m i amante, ni siquiera amigo,

si al verme, el cielo 08 guarde, murmuraba

EL DRAMA UNIVERSAL 63

no volvi ó á darme el inieliz Rodrigoaquel beso en los ojos que me daba

»Tantd á los dos nuestro recuerdo hum illa,que, él pensando en su honor, yo en m i pureza,…con cierta palidez

,cas i amarilla,

bajamos , al m irarnos, la cabeza.

» Y ahogada en llanto, y sin m irar al padre,

una vez“

y otra vez le repet ía— Mas por la sombra os juro, de m i

'

madre

que el cómo fué no sé yo no quería !

Con lágrimas de am or y de despechove el llanto de Florinda el pobre Conde,y con noble pudor, contra su pecho,com o ocul tando el de ella

,.el suyo esconde

Y haciendó al C ielo, al que m iró con saña,tes tigo del furor de sus querellas,

un ¡ay ! lanzó , que consternando España,por encima rugi ó de las es trellas

Las quejas que algún día alzó su hermano,oye Honorio después, todo aturdido,y es para él la voz de Palaciano,m ás que audición

,rem ordim iento oído

De la verdad en la celes te esfera,oyendo aquella voz que resonaba,sin pestañear

,la oía de manera

que cas i con los ojos la escu¿:haba

M ientras que Honorio de su hermano oía

maldiciones y gritos de venganza,de aquellos ojos de águila vert íadestellos de un dolor sin esperanza

Maldice Palaciano, secuestrado,al que fue su raptor desde su abismoy Honorio oye

'

su voz desencajado,cual si fuese el fantasma de sí m ism o

64 CAM POAMOR

Y triste, y ciego, y de furor beodo,

sube, y baja, y suspira, y de repente,de aquella es fera en que se oía todo,des concertado huyó com o un dem ente

Y vuela con his térica agonía,y suelta Honorio, .al emprender su vuelo

,

la risa que el dem onio inventó el día

en que lan z ado fué del alto Cielo .

ESCENA XVI

L a verdad de lo que s e h ace

LUGAR DE LA E SCENA : E l mundo á vista de pájaro

PE RSO NAJE S : Honorío.

—César.

—Palaoiano,

—Un buho

A RGUM ENTO,

—C omo no hay nada g rande ni nada pequeño ,al

hmr Honono de la esfera en la. cual se oye todo cuanto se

d 1ce'

lheg a. otra reg lón donde se ve tod o cuanto se nace ,

V-e 5. C ésar á. la orilla de l Rub1cón,lím ite de su g obierno, c

ane

las leyes le proh íb£an traspasar, consultando el augurio el

¡vuelo de las ave'

s_

—O e cantar a un buho,le arroja una pie

dra para ver baaa ónde“

vuela, y espantada el buho, pasaue. rio y se d mg e hacxa Roma

_

—C ésar, suponiend o ue el vue

lo del pájaro es la voluntad de los dioses, pasa el Ru icón,

—Vedes pués Honorio el acto en que gentes enviadas or él aprisio

nan. y ”

secuestran Palaciano ,

—Avergonz ado e su acción;huye Honorio, alejándose de la reg ión en la cual se ve todocuanto se hace

De vuelo en vuelo,al—fin,

¡

de pausa en pausa,

se quedó Honorio á contem plar atentoese espej ismo m ág ico que Causa

la des igual rarefacción del viento_

Y un alta es fera de la luz queridave Honorio, donde, en óp tico escenario,contempla cada drama de la vida,cual si fuese algún drama imaginario _

Cuando al final de su veloz carrera,

de la audici ón la atm ósfera traspasa,

ascendiendo, ascendiendo, halla la esferadonde se ve cuanto en el mundo pasa

_

E l dram a ún iversal C ómo empez ar, señor! ¡C ómo hablar de ello !

P ág , 62'

¿ Quién me esconde de m í E ¡T eng o verguenz a !

66 CAMPOAMOR

que es cosa . vil para su ilustre nom breser siem pre vencedor y nunca dueño

Vacilante en la somb ra,al fin se inflama,

ya del alba á los pálidos destellos ,y— Rl mundo y Roma, 6 yo,— resuelto exclamaS i no paso, ¡ay de m í ! si paso

, ¡ay de ellos !

Y el tardo vuelo '

á consultar se h umilla,como augurio feliz de cosa santa,de un buho que en un árbol de la orilla,con m onótono son

, pausado canta

Aquel C ésar audaz, tan orgulloso,

que el orbe enteró avasallar quería,como romano

,al fin, supers ticioso,

del buho en la presciencia encuentra un guía

—Si va hacia Roma,dice, paso el río

y añade abaridonándose al acaso

El rum bo de su vuelo será el m ío

S i pasa, pase ; y si no pasa, ¿ paso

Se acerca al árbol,s ilencioso y grave

cauto, una piedra de entre el césped tornase alza, la tira, y espantada el ave,

pasando el Rubicón,voló hacia Roma

S igui ó C ésar detrás , y luego á dúo,

á la primera luz de la alborada,

en tanto que pausado: canta el buh o,—¡Ya es tá, —C ésar gri tó,— la suerte echada!

Del Rubicón sobre la opues ta lomaC ésar gritando z

—¡A Romal— al mundo espanta

y ¿contes tando la legión z—¡A Roma!

don m onótono son, el buho canta,

(( Y,nos m intió después que oyó trompetas ,

murmura Honorio,—y cantos de victoria,

y sueños, y vis iones , y cometas,la necia intem perancia de la historia.

E L DRAMA UNIVERSAL 67_

»Y es que al besarle cual señor, m ás tarde,servil el pie, se avergonz ó la tierrade que á un pájaro fe diese, cobarde,es te genio del vicio. y de la guerra.

»¡Suerte fatal , que con augurios ande

la vide de los Cesares mezclada!Cuando un buho… es un buho

,—es C ésar grande

cuando un Buho es un Dios , César no es nada.

Honorio,después de es to, el tiem po andando,

á C ésar contem pló del mundo dueño,y el Rubicón y el buho recordando,—Nada hay grande, exe]em ó , nada hay pequeño.

Y ve después que á Palaciano un día,

gente enviada por él aprisionabe,y dudando… de aquello que ve ía

,

quería persuadirse que soñaba.

Con la magia oruel del espepsm o,

de su antiguo baldón la infam ia crece,

y viendo la deshonra de sí m ism o,

de vergúenz a su pecho desfalleee.

Y la extensión cruzando del vacío,se aleja has ta de sí con loca prisá,s intiendo: de la fiebre el calofrío,

que acaba.siem pre en convulsión de risa.

Y llevando de nuevo hacia otra es ferala triste his toria de su am or eterno,huía eon terror

,com o si huyera

rozando con los bordes de l infierno.

68 CAMPOAMOR

E SCENA XVII

L a. verdad de 10 que s e menea.

LUGAR DE LA E SCENA : Debajo y cerca del cielo

PER SONA JE S Honorio.

—E l Dante,

—P alacianoARGUME NTO

,

— Sub iendo Honorio de la región “

donde se ve todolo que se hace, se encuentra en otra. región donde se penetratodo lo que s e piensa.

—Allí, entre otras cosas, ve el s¡guxente

último sueño del Dante,

E l Dante , poco antes de morir, sueña que vive B eatriz , y que sus

enem igos , los g íielfos, le enc 1e1 ran en la'

l qrre del Ham brede Ugolino, par_

a que—desde ella vea cómo ejecutan á B eatriz ,haciéndola m onr

_en un cadalso ,

Al ver el torm ento y muertede B eatriz , el Dante s¡gue soñand o que se es trella ,

la frente con

tra el suelo, y del dolor que le causa la caida muere, desperta

_

nd»o en el o tro. mundo,E ncuentra,

al entrar en el cielo,B eaf

tn z.

Después Honorio sorprend e el pensam iento de Palaciano,fijo en

c i sem blante d e Soledad ,.y desde la región del lugar donde se

pene tra tod o 10 que se piens a, vuelve á bajar á. la esfera donde

se ve todo 10 que se hace,

—E u es ta región ve la unag en de So

ledad en um altar, y clavada. en ella la m irada de Palacmno ; ypor no verlo, baja Hono rio á la es fera donde se oye todo lo

que se dice_

— E m es ta últim a reg ión oye la oración que Palacianoeleva á D ios rogando por Soledad, “ y Honorio vuela hacia don

de suena la voz de su hermano .

Y vuela Honorio m ás , y á cada paso

sus ojos con valor rápidos midenlas etéreas reg iones , donde acas o

las suertes de las almas se deciden…

Y llega de dolor calenturiento,á .otra—región m ás alta y m enos densa,donde abarcando el mundo el pensam iento,penetra desde allí cuanto se piensa.

Y tanta alm e Conoce disfraz ada,

que el globo desde allí le parecíauna m ina de crím enes cargada

que á un rayo de verdad reventaría.

Viendo Honorio á la luz de la evidenciala secreta intención de las acciones ,que es en el mundo

,advierte, la existencia,

un o jeo de tigres y leones .

EL DRAMA UNIVERSAL 69

S i D ios las cosas separase un día,

de las que falsas son, las verdaderas,

el hom bre hacia los bosq ues correríaá dispuí :1r sus antros á las fi—r: ras .

M ira Honorio que, en lucha desastrosa,no va el hom bre á su herm ano destrozando,porque en pos la mentira va

,piadosa,

las garras de los tigres afelpendo .

Y un día Honorio con dolor reparael gran rem ordim iento y la agonía

que revelan los pliegues de la cara

del¿padre de la ardiente poes ía.

EL Ú LTIMO .SUENO DE L DANTE

En su leche,al morir, Dante reposa,

y en vez de descansar,sueña el poeta

una visi ón terrible y espantosacon bárbaro furor su sueño inquieta.

Viva y herm osa á Beatriz soñaba,y que, pues to en

*

prisión por gibelino,para verla á la

_

reja se asomabade la Torre del Hambre de Ugolin0 .

¡Atroz . rem ordim iento l Sueña el Dante

que en la Torre del Hambre se le encierrapara hacerle sufrir la m ás punzantede todas las angustias de la tierra.

Entre unos guelfos de furor beodos,m ira 5 Beatriz llorando trisíemente

,

y sufre en uno los tormentos todos

que hizo él sufrir en la ciudad doliente.

Y cuando esto soñaba,iba cayendo

un llanto» de sus párpados , que ard ía,m irando á un pregonero que, leyendola sentencia fatal

,así decía :

70 CAMPOAMOR

<< Aunque-

es tan sólo el gibelino Danteun loco que escrib ió lo que soñaba,h oy vengarán los guel fos en su amantecuanto hizo padecer á los que odiaba.

»Cual vamp iro, las tum bas escarbando,fué exh umando cadáveres

,y luego

las frentes de los guelfos señalandocon luz de —iniam ia y rótulos de fuego .

»Que sufra el Dante en el dolor de aquella

que sus cantos de furia le inspiraba;muera en su nom bre ahorcada la donce lla

que, aun niña y sin amor, ya le adoraba.

»Rl al infierno condenó inclementecualquiera pápa ó rey, s iendo enem igo

quien hizo padecer injus tamente,que sufra justamente igual castigo .

»Vea el Dante expirar,desesperado,

el solo aliento de su vida entera ;y s iendo en Beatriz ajusticiado,ya que á h ierro mató, que á h ierro muera.

Viendo el Dante el patíbulo afrentoso,de la tarde á los últimos reflejós,Maldi tos guelfos l—murmuró x furioso,

pensando en al ta voz com o los viejos .

Y al ruido de los giielfos, que aplaud ían,de su sueño juguete desdichado,vió que al cadalso á Beatriz subían,

sudando el Dante, y á la vez helado .

Armados ya con el dogal , rompieronlas gasas de aquel

'

cuellog, á cuyo brochesólo á tocar ocul tas se atrevieronlas alas de las brisas de la noche.

Y al cuello de Beatriz á echar se atreveun sayón el dogal con insolencia,

E L DRAMA UNIVERSAL 71

sin el santo respeto que se debe,m ás bien que á la virtud

,á la inocencia.

Dante su cárcel con furor recorre,

y—¡Oh Ugolino l ¡Ugolino —repet ía

fue un delito de paz , en es ta torre,tu muerte com parada con la m ía .

Miránd'

ola o tra vez,sacude airada

los hierros de la reja en que se asoma,

viendo ya negro el círculo azulado

que rodeaba sus ojos de paloma.

La turba de guelfos aplaudía,viendo

'

al Dante rugir com o = una fiera;y en tanto el pregonero repetía :—El que á bierno» mató

, que á hierro m uera.

De vengánz a tan Vil,á Dios clamaba,

la maldición m ezclando con el ruego,el hierro de la reja en que m irabaescaldando con lágrimas de fuego .

Y un'

no sé qué m irando. de hito, en hito,—¡Dame ahora,— gri taba,

— petria m ía,

m ás llanto que vei: ter, ya que, prescri to,

te he dado cuantas lágrimas tenía!

Beatriz, rom piendo de la vida el yugo,

la vista alz aba de la m ism a suerte

que quien pide perdón para el verdugoen la

hora postrera de la muerte.

Y después que ella expira,él , ve espantado,

yendo y viniendo en tenebrosos giros,de espectros el patíbul

-o erizado,

de perros vagabundos y vam piros .

Y al verlos repartirse en son de guerra,de Beatriz los m iem bros destrozados

,

cayó rendido, quien infierno y tierrade venganz a y terror dej ó agotados.

72 CAMPOAMOR

Vuelto ya en sí, su sangre cual torrente

por sus arterias rápida corría,y contra el suelo se estrelló la frentecuando vió

,sin mori r, que ella moría .

Y'

soportar el Dante no pudiendoel golpe atroz de su m ortal caída

,

á un tiem po despertándose y muriendo,despertó

,despertando en la otra vida.

Y ya en la vida eterna,al fin vió Dante

_que su alma soñó lo que tem ía;y encontró á Beatriz

,cuyo sem blante

hacer palidecer al sol podría.

Por cam inos de luz va de la que ama

el Dante en pos , con el anhelo mism o

con que as imos en sueños una rama,creyéndonos lanz ados á un abism o .

Y— ¡He sufrido, al m oriD— la dijo,— tanto l…

Y contes tó Beatriz, de gracia llena<< Ya vi que ¿1 punto de morir

'

de espanto,al fin tu sueño te mató de pena.

»Tú, al castigarte en sueños , iracundo,

el odio que has sem brado recogías .

Para aquel que obra mal en es te m undono hay bellas noches ni serenos d ías .

»Hoy conm igo'

vendrás al paraíso,

pues sentis te al morir rem ordim ientosas í purificar el cielo quisotu alma de culpables

Di jo al Dante Beatriz, y lo guiaba

por la región de las celestes brisas,y el horror de su sueño disipabavertiendo en derredor santas sonrisas .

L a m ís tica ciudad, por fin, tocando,

con la acti tud de un Dios sin resplandores ,

74 CAMPOAMOR

Y vuela oyendo y el lugar buscandoen que la voz de Palaciano suena ;

y parece, m ás que águila volando,

un león que sacude la m eiena.

Por los celos cegado,el aire hiende

eon fiero am or é ins ólita arrogancia,

y hacia la tierra con furor desciende,del s itio de la eterna resonancia.

Y ¿adónde vuela Honorio ? ¡Adónde piensasaciar la inextinguible idolatríade una pasión feroz

,á la que inmensa

la m isma eternidad no» s aciaría!

ESCENA XVIII

J us t icia. popular

LUGAR DE LA ESCENA : Una catedral

PER SONA JE S : Honorio.

—Palacíano.

—Soledad,

—P ueblo

ARGUM E NTO ;—Honor io celoso ,después de m irar al centro de

la catedral, y ver la imagen de Soledad colocada en un altar,

entra por el rosetón de la fachada,y em pujando el águila de

bronce que contenía el fuego sagrado. se repite la m lsma es

cena que ocurrió en la catedral de Valencia el d ía 2 ! de mayode 1469, pues al bajar como entonc es se acos tum braba, desdeel t imborrio, un águila echando fuego, saltó una chis que

hiz o arder el altar, fundiéndose la plata que contenía, cual

corrió has ta la reja del presbiterio , E l águila en que se hallatransm igrado Honono es m altratada,

presa y condenada á mo

rir en una hoguera, Después de quemada el ág uila., huye el

alma de Honono y bajando Soledad ,se mete en la hoguera,

en ¡expiación de los pecados de Honorio, y sufre por él los tor

mentos á que _ estaba condenado .

Rápido, al tivo, enamorado,

ardiente,s igue Honorio su v uelo infatigable.

E star loco de am or es tan frecuentecom o es lo natural inevi table.

Furioso, de la cim a de los cielos ,baj ó, com o el que ba ja un pnecipicio,llevado de la rabia de los celos ,

que'

m e el corazón y turba el juicio.

E L DRAMA UNIVERSAL 75

De la gran catedral ya frente á frente,al ba jar de las zonas superiores,ve que de luz v-o-m itan un torrentelas ventanas de vidrios de colores .

L a voz de Pálaciano en lontananzasolem ne desde el púlpito retum ba,

y Honorio, para oírle, el rostro avanza,cual m áscara exhum ada de una tum ba.

Hama el altar que brilla esplendom so

y es el blanco de ardientes oraciones,Honorio un no sé qué de m isteriosove, ahogado por sus m ismas pulsaciones .

Entre la luz inm ensa que fulgura,á los ojos de Honorio se presenta,igual á Soledad, una escultura

que como el sol sobre el altar se ostenta.

De ella esculpir las púdieas faccionesPalaciano mandó , devoto y tierno,

y él con ojos 10 ve cual los tizones

que enciende Satanás en el infierno…

Y clavando ,en la im agen su m irada,

tanto 6 m ás que celoso,sanguinario,

por el gran rosetón de la fachadahas ta el fondo voló del santuario.

Dejan á Honorio,al penetrar, á oscuras

de unas luces sin fin los resplandores ;mas ve en torno después las m il figurasde ángeles , cristos , santos y doctores .

Y * unas formas que en otras se perdíanvió, no»

sé si en quietud ó en movim iento,que del suelo á la bóveda sub ían

,

bajando de la oj iva el pavimento .

Y vió que p'

oaº

:las naves se enlazaban,

corriendo en variedad inago table,

76 CAMPOAMOR

dibujos y calados que im i tabantejidps de un valor imponderable .

Todo el genio del arte, en savia ardiente,por ram os y m olduras se extendía,y la m asa de piedra, transparente,bajo el cincel su pesadez perdía.

Y Cual gri ta al salir, exorciz ado,del cuerpo»

,Satanás , de algún maldito,

oyó el pueblo en la igles ia cong regado

un graznido feroz,casi inaudito .

Cuando Honorio irascible así gritaba,el vulgo, em belesado y de fe ciego,bajando del cimborñ o contem plabao tra águila de bronce echando fuego .

Por Honorio empujada, se desplóma

sobre el altar esta águila hum eante,y lanzando ya el rayo

,Honorio toma

un aspecto de Júpiter tonante.

Prende el fuego al al tar,y de manera

va de un ángulo á otro ángulo corriendo,que al calcinar la llama la madera,funde la imagen la madera ardiendo.

Acude el pueblo,y el altar socorre ;

mas pronto, derretido el gran tesoro,del p resbiterio hasta la reja corre

de un sol fundido una cascada de oro .

E l águ ila, aletazos sacudiendo,tan to la imagen deshacer quería,que hasta el oro en fusión que iba corriendo,quem ándose las 3 13 5

,esparcía.

Cuando ya en hum o el águila al taneravió convertida del altar la gloria,el -ríco timbre de su voz guerrera

la alegría expresó de la victoria.

EL DRAMA UNIVERSAL 77

Entre la rabia y el terror que pasma,no sabe el pueblo, en su opinión incierto,

si es aquel m ons truo un águila, un fantasma,ó un dem onio tal vez que lleva á un m uerto .

L a. ve,la. acosa, y .

des tro'

z arla quiere,y rindiendo á aquel Hércules alado,

por m ás que grita y que amenaza y hiere,queda á golpes muy pronto acogotado.

El p ueblo, de su rabia en el_

delirio,le arras tra sin piedad, y antes que m uera,

1e'

inipone, al fin, por últim o martirio,la pena de m owir en una. hoguera.

L e arro.janj á Ita llam a, y los sayones,celebrando el torm ento merecido,lanz an gritos de horror y m aldicionesen t orno del suplicio del

'

Vencido.

Se va el águila,al fin, carbonizando

entre la hoguera en que cayó j …adeante,

m ientras se iba entre el humo levantando,de Honorio el cadavérico sem blante.

Y huye después,y en tanto que divisa

la hoguera y los seyones, sobre el mundo

va_

arrojando una his térica sonrisa,que mevela el desprecio m ás profundo.

Y como suele . á veces de la es ferabajar desconoc ido un m eteoro,desciende Soledad, y entra en la hogueracon tez de n ieve y con cabellos de oro .

Y en el incendio de que Honorio h u ía,cual m ártir voluntario se atormenta,y al cielo; el rostro con dolor volvía

,

com o diciendo á Dios z— Ténselo en cuenta.

Tranquila el'

eoraz ón,el alma pura,

san ta, redime al ob'

cecado amante ;

78 CAMPOAMOR

y brilla m ás al fuego su figura,

que al darle la luz brilla el diam ente.

Vuelta hacia el C ielo la gentil cabez a,

triste y alegre Soledad teníalos o jos impregnados de tris tezay la frente radiante de alegría.

Después de tanto. afán y penas tantas,cuanto sufre por él, tanto ella goza,'

obrando generosa cual las plantas,

que perfuman el pie que las des troza.

Y,.en vez de un diablo, el público no m ira

que abras,a… á un ángel de herm osura extrema,

pues sucede á menudo que .

la ira,

por quemar á un demonio,á un ángel quema.

ESCENA XIX

L a. t ransm ig ración á un h ombre

LUGAR DE LA E SCENA : D z ocesis del obispo Palaciano

PER SONA JE S : L os dos Honorios

A RGUM E NTO —R l alm a de Honorio,

completando la escala de

los seres, vuelve á transm igrar al cuerpo de mai3íaoven profeso ,

á quien, al conf irmarle el obispo Palaciano, h puesto el

nom bre de Ho.n0xrio, en m emoria de su difunto hermano

Y cuando es to sucede, en un conventovive feliz un joven en clausura,alma de fe

,de paz , y de contento,

de inocencia impregnada y de dulzura

Con el nombre de Honorio,s iendo niño,

le confirm ó el obispo Palaciano ;recuerdo inolvidable del cariño

que pm fesaba á su difunto hermano.

Sin his torias presentes ni pasadas ,sólo en las ciencias su pasión encierra,

E L DRAMA UNIVERSAL

cóm o una de esas alm as resignadas

que jam ás se confían á la tierra.

Grande es su te,severa su alegría,

sus mej illas y labios sonrosados ;limpia y 'blanca su frente, parec íala frente de una niña sin cuidados .

Um día cierto espíri tu que vuela,

de niebla el brillo de sus ojos cubre,

com o la escarcha los retoños hielade los últimos s etos del Octubre .

Algo en su pecho abrasador se em bebe,pues

,de pronto, es ta noble criatura

pres iente que á su espíri tu de nieveun bautism o de fuego transfigura.

Y lo m ismo que un alm a que no ha. amado

se encuentra,sin saberlo, á otra alma unida,

sobre la vida, el joven que ha gozado,¡fatal resurrección ! siente Otra vida.

.Y es que, uno res ignado,otro al tanero,

cen la duda amargando la inocencia,en el hum ilde Honorio

,Honorio el fiero

transubstancia su vida en su existencia.

AI joven,con dolor, com o el que siente

su juventud á una vez extinguida,ya em pieza á parecerle vagam entesueño de techa

'

inm em orial su vida.

Tranquila sin ráz ón,ó turbulento,

ve á veces con terror!, y otras con calma,que un vapor tan sutil com o su alientoturba sus ojos 6 ilum ina su alma .

Parece que le envuelve y no le toca,algún ser escapado de la tumba

,

que, im palpable, al pasar, besa su boca,late en sus venas

,y en sus sienes zumba.

80 CAM POAMOR

En los sueños sin"

fin que le extravian,

m ás que el cuerpo». su esp íritu em barazan

manos de”

luz que á su pesar le gu ían,y . braz os aeriiomm es que le abrazan

,

Al ver que sobre su alma se desplomala invis ible pres ión de alguna mano,se agita con pavor, cual la palomase ag i ta bajo el vuelo del m ilano

.

Se vuelve en torno, mira, y no ve nada

mas siente que tenaz, fría, invisible,en el fluido eléctrico mezclada,le acosa una influencia indefinible.

Turbado entre tris teza y alegría,con noble abnegaci ón y hondo egoísm o

,

con dos almas se encuentra cierto día,

pris ionero .de guerra de s í m ism o.

Luchan con ira ó con m ortal desmayo,con sus gustos pasados los presentes ,cual si hubiese su esp íri tu algún rayopartido en dos m i tades diferentes .

En un alma que ríe,otra que llora,

com o el m al en el bien, al fin se anida.

¡Oh Dios ! y ¡cuántas veces, como ahora,se anidará otra vida en nues tra vida!

Así en lucha tenaz, en el pequeñoHonorio el grande se em bebió im placable,encadenando á un porvenir risueñoun pasado del todo irreparable.

Y el joven, sollozando, se decia º

cual mi dolor, dolor alguno ?

¿ Me guio yp; á m í mismb', ó quién me guía ?

¿Vengo á ser uno en dos , 6 dos en uno ?

>>S i la que ayer pensaba era ¡mi mente,es ta conciencia de hoy no es m i - conciencia;

82 CAMPOAM OR

en el árbol de enfrente algún objeto

que nunca ha es tado allí,pues no ha

¡existido.

De hastío y de dolor el joven m uere,

pensando que es un alma desolada,

que segura no. es tá de 10 que quiere,mas que no quiere del presente nada.

¡Torm ento universal ! ¿ Cuál ser oscuro

hace inútil la acción de su álbedrío ?Porque el joven Honorio es tá seguro

que entre su cuerpo y él,corre algo frío .

¿ Podrá ser que! á nuestra alma, otra alma infusa,sus recuerdos le añade '

y sus flaquezas,cuando

,.a] sentirse dom inada, . acusa

á la carne infeliz d e sus torpezas ?

¡Cuántas veces herido. de pasada,en es ta vida de inquietud que llevo

,

por causa de un pesar, de una m irada,

trans formado m i ser,nací de nuevo !

Del alma de aquel joven frente á frente

queda el alma del hom bre transm igrado,

como al lado de un ser bueno y creyentevive otro sér rebelde y sublevado .

L as dos almas en lucha fratricidase ahogan en un cuerpo.

,y de esta suerte,

m ezclada á los deseos de la vida,s iente el joven las ansias de la muerte.

Vagando por sus m iem bros agitados ,circula el

,alma de él com o una 1003 ,

al ver por otró esp íritu . animados

sus turbios ojos y su inquieta boca .

Aquel cuerpo sin paz , s irve de asilo,adem ás de la prop ia

, á un alma ajena,y es clavo de las dos

,sufre intranquilo,

tras noch es de pesar,dias de pena;

EL DRAMA UNIVERSAL 83

pues viviendo azorada noche y día,

pensando si creía 6 si dudaba,aunque una parte de su ser creía,en m edio

.de su fe se despreciaba.

Luchando entram bos en batalla ruda

dentro de un cuerpo en des igual manera,el alma transm igrada s iente y duda,el alma del profeso cree y espera.

Y en el cuerpo infeliz,de am bas juguete,

un alma candorosa, y_

ott a imp ía,és ta le d ice á la eSperanz a z

—¡Vete!

y aquélla z—¡N

'

o te vayas todavía!

Y en terrible y perpetua discordancia,re

-

chezan ó acarician la ventura,la del

'

uno jovial com o la 1nfancia,

y la otra triste cual la edad madura.

L o que hace un alma,la otra 10 deshace.

¡Oh fiel imagen de las ans ias m ías !

¡Tener una cabeza que renace,

y sentirla cortar todos los días !

Aunque va de pesar y horror cubriendoal alma buena el alma sin ternura,el joven, por bondad, s igue creyendo

la m i tad de sí m ism o en la ventura.

¡Oh ! Dejad á la mente confundidasus recuerdos confusos y adorados ;si ilum iná is los d ías de la vida,

no serán 10 que son, ilum inados .

Tenaz Honorio,en fin, ah ógó iracundo

al alma joven, que murió de pena;y …com o el mal al bien suele en el mundo,derrotó el alma grande al alma buena.

Y muerta eSta alma ya,

sin lucha alguna,en el cuerpo gentil , de

gracia espejo,

84 CAMPOAMOR

sólo quedó de las dos almas una,

muriendo el joven y naciendo el viejo .

Juntando Honorio á la altivez la graciaen el cuerpo hoy soberbio

,antes sencillo,

con tal facilidad lleva su audaciacom o el tallo la flor

,y el sol su brillo .

Aunque Honorio llevaba, transm igrando,su memoria, razón y sentim iento,el cuerpo de hom bre

,en que se entró volando,

la esenc ia le ofuscó del pensam iento .

¡Oh humana eoniusiónl Sólo Dios sabe

por cuál sedreto fin y extraño m odo,al m ism o que vió claro s iendo un ave,

hom bre después , se le os curece todo .

Sola en el cuerpo el alma transm igrada,quedando cual la flor que, sin rocío,repliega su corola, condenada

á. e terna soledad, ¿1 hondo vacío,

tan sólo al C ielo en adm irar se emplea

que el alma que su origen adivina,siempre hacia Dios

,aunque rebelde sea,

com o las flores hacia el Sol, se inclina.

E L DRAMA UNIVERSAL 85

ESCENA XXI

Vivir es recordar

LUGAR DE L A ESCENA : Dentro del alma

PERSONA JE S : Honorio,

—Soledad ,

—Una mujer desconocida

A RGUM E NTO —L a vida es una rem iniscencia. Se confiesa con

Honorio una mujer desconocida y buena Abismado en las re

m iniscencias de sus recuerdos , ni siquiera oye la santidad de la

doctrina de la desconocida : y Soledad , para fijar la. atenmón

de Honorio , encarna su esp íritu en el ros tro de aquella mujerse exalta al ver la imagen de Soledad reverberando en

los ojos de la desconocida Vuelve a desaparecer Soledad, yHonorio vuelve á no escuchar la doctrina de la muj ¿ r que se

confiesa Nueva apar1ción de Soledad, y nueva exaltación de

Honorio Después Soledad desaparece del todo ; la musjer se

aleja,y Hon01 ío queda sum ido en el dolor de los recuerdos

Buscando un privilegio de 1noeencia,

que_

darle Honorio el confesor podía,se acercó de la santa peni tenciaal tribunal

,una mujer un día.

Y aunque Honorio, sin fe, no la escuchaba,decía la

'

mujer tan santas cosas,

que un ángel parec ía que acababade abandonar las zonas lum inosas .

Al trabajo, al dolojr y hasta á la muerte,altivo Honorio,

cual Z enón,res iste

mas sin saber por qué, varón tan fuerte,cuando oye hablar de amor

,se siente triste.

De traje honesto, de esperanz as puras,le hablaba la mujer con tanto celo

,

como una de esas nobles criaturas

que á hacer pensar en D ios,bajan del cielo .

Mas , sin oírla, Honorio se abandonaal sueño vil de una ilusión imp ía

,

pues m ás que en_

la verdad del que perdona,en la fe de Pi tágoras creía.

86'

0AM P0AM OE

A la mujer de s ingular bellezaoye Honorio con aire soñoliento,aunque habla com o un ángel de pureza,de gracia

,de

,virtud y de talento .

. Y de ella, aun no escucháda, proseguíahablando dulce el murm urar sonoro,que un arroyo de perlas , parecía,sonando al peso sobre guijas de oro .

Al hablar de Virtud con tanto celo,

parece que es su natural destinoel de un ángel enviado. por el cielopara ens eñar á Honorio el buen cam ino .

De p ronto,Soledad pasa é ilum ina

de la mujer la sin igual belleza,para que oyese Honorio la doctrina

¡que vert ían sus labios de cereza.

Y fulgura en su faz , como si fuesela imagen de un vis ible pensam iento

,

6 un velo azul y blanco que estuviesetej ido con la luz y con el viento .

De la santa mujer,

al rostro herm oso

añadió Soledad,pasando pu ra,

el no sé qué divino y m isteriosocon que alum bra el am or á la herm osura.

Mas ¡ay ! cuando. de Hono_

rio im penitente*

en conseguir la conversión se em peña,las aguas Soledad m ueve

,im prudente

,

que duerm en en el hueco de la peña.

Honorio sin placer ni s im pat íade Soledad el a lma contem plaba

pero un alma que nada le decía,

unida ya á La carne,le abrasaba.

Por eso, al ver su brillo soberano,

s intió el dolor de su olvidada—h isloría,

EL DRAMA UNIVERSAL 87

cual si hubiera llegado alguna %nanoque le hubiese traído una mem oria.

¿Qué sonesos fugaces resplandores,que renovando una cerrada herida,despiertan en el alma los ardores

de la alegre mañana de otra vida?

¡Oh ! ¡Cuántas veces,com o á Honorio ahora,

al ' yago son de nuestra voz respondela vo z de una persona que se adora,mas sin saber quién es, cómo,

' ni dónde !

Para traer"

á Honorio al buen camino,

que la escuchase Soledad queria;m as de la herm osa el resplandor divinoHonorio

, por mirar, cas i no o ía .

De aquel fulgor fantástico tocada,brillaba tanto la mujer herm osa,

.

que, p or la“

luz de Soledad bañada,m ás b ien que una m ujer

,era una diosa.

M irando á la m ujer,Honorio, ardiente,

halló en ella el recuerdo de otra vida,y

,

una m irada echó sobre su frente,

m irada en m il ojeadas d ividida.

Mientras él la veia, ella buscaba,hincada al pie del confesor

,consuelo,

y m ás bien que pecados, confesabam il d ichas aprobadas por el cielo .

Viéndola Honorio,de su antigua historia

fué sintiendo unas hondas sim patías,cual si encontrar quisiese en su m em oriaalgún vago recuerdo de otros d ías .

¡Ay ! ¡Qué serán esas visiones bellas,que, los tiem pos venciendo y la distancia,con vaguedad nos acordam os de ellas,cual de un libro. leído en nues tra infancia!

88 CAMPOAMOR'

Al contar la mujer tan santas cosas,

m ira de frente á Honorio, herm osa y pura,com o una de esas niñas candorosas

que no saben qué hacer de su hermosura.

Y com o él, decidido, ciego, ardiente,m iraba -á la níujer, á toda prisarobando á aquel encanto de su frente,se alej ó Soledad com o una brisa.

Cuando del ros tro de la dama bellala luz de Soledad huyó del t odo,no m iró Honorio

,pues la dama aquella

era herm osa también, mas de otro m odo.

C onfo'

rme de ella Soledad h u ía,con m ás tristeza Honorio que despecho

,

no encontrando el recuerdo que quería,inclinó la cabeza sobre el pecho .

Cuenta en tanto la dama 10 que s iente,noble

_en creer

,en pensam ientos vas ta

,

pasando al porvenir desde el presente,encantada, feliz, ingenua

'

y . cas ta.

De . la'

mujer desconóeida y bellano m ira —Honorio el rostro peregrinomas Soledad

,reyerberando en ella,

de nuevo aumenta su esplendor divino .

Y Honorio,al ver que á la mujer inflama

aquella somb ra, al parecer, venidaá revelar á la persona que ama

los profundos m is terios de otra vida,

con grandes ojos de pureza ajenos,todo el am or vertiendo de la tierra,m ira en los de ella

, de inocencia llenos,un reflejo del cielo que le aterra.

Aquella luz de una ilus ión pasadale parece una mágica caricia,

90 CAMEOAM OE

Y en lucha tan fatal su alma vencida,Honorio el . confesor queda de suerte,que, en su austero pesaf, su triste vidano tiene m ás objeto que la muerte.

ESCENA XX II

R ecordar es vivir

LUGAR DE LA E SCENA : E l corazón del hombre

PER SO NA JE S : Honorío,

—P alacíano

ARGUME NTO_

— Pante ísm o d el coraz ón'. E lo bíspo Palaciano,con

solando á Honorio en su tris tez a y dudando de su fe, registrasus papeles , y hal]a entre ellos unos versos titulados E l Rosal

del Paracleto E l Prelado echa en cara á Honorio su im piedad,y éste escandaliz a á Palaciano con sus sentim ientos panteísticoshasta un punto que el O bispo se aleja, decidido á entregarlo alrigor del Santo O ficio

Consuela á Honorio Palaciano un d ía,prelado lleno de bondad y celo

,

alma débil y honrada que vivíaá… una. dis tancia igual de tierra y C ielo .

Triste Honorio, en fugaz rem iniscencia,

no sé por qué , m iranda á Paláciano,se dibuja al fu1gor de su concienciala prisión y el seeuestro de sú herm ano .

Con am or paternal,casi im portuno,

va el Obispo á anim ar su fe perdida,y regis tra eficaz

,uno por uno,

los l ibros compañeros de su vida.

Y <<Es t-e hombre es un imp ío, es te hombre es locod ice al ver Los fantásticos am ores

de Honorio, á …quien acaban poco á poco

por consunción la fiebre y los dolores .

Y ve que, en su inmortal m elancolía,vuelve sólo á su esp í n

'

tu la calma

al ri tm o de la noble poes ía,

esa d ivina m úsica del alma .

EL DRAMA UNIVERSAL 91

Y que exhala su amor y sus eongojasen cantos , om locos , ora cuerdos,com o es te eco arrancado de las hojasdel libro ' de sus íntim os recuerdos :

E L ROSAL DE L PARACL E TO

<< L a muerte nos trans forma, y no m orimosleía es tremecido Palaciano .

Es'

la tierra en que amam os y sufrimos,

de un infinito am or el oceano .

»Sobre la tumba de Abelardo hab ía,cual s ím bolo de am or y de respeto,un rosal que E loísa plantó un dia

ensu amada jardín del Pam cleto .

»Primer-

o su raíz,después sus flores ,

la suerte uniendo fue,com padecida,

com o el germen vital de los am ores

junta ó dispersa el viento de la vida.

»Y hum ilde la raíz,y alto el ramaje,

después queaquélla]

10 mezcló en el suelo,envueltas en perfume alzó el follajelas almas de los dos juntas al C ielo .

»E l rosal de ella y de él la savia toma,y m ece

,co—nfundiéndolos, la brisa,

en una m isma fl=o»r 'y un m ismo aroma,

las almas de Abelardo y de E loísa:

»Para ejem plo y envidia de las gentes,la suerte los unió de es ta manera.

¡Oh ser que crees, que esperas y que sientes,

siente much o, cree m ás ; y en Dios espera!

»Con variedad,en la apariencia, loca,

cam ina un m ismo sér, mudando el nombre,bajo la form a de árbol ó de roca,

de niebla, de aire, . de anímal ó de h om bre.

92 CAMPOAMOR

»S i va á un fin cada ser, luego aparece

que uno en otro mezclándose, se abisma,y en variedad perpetua resplandecela eternidad sobre

la muerte m isma

»Fue s ímbolo el rosa] del mundo entero,nues tra vida es la vida de las rosas ;

todo es un acc idente pasajerode es e fondo invariable de las cosas . »

¡Ay ! As í Honorio el confesor pensabay al leer con horror tal desvarío,por lo bajo el Obispo murm uraba— N…o

*

es un loco, es peor : es un im pío.

Ve Honorio el rostro de su'

antigu_

o hermanoy en form a vaga, su óonfusa historia,unida á Soledad y á Palaciano,en lo m ás hondo halló de su m em oria.

Y exal tado exclam ó : <<Todo cuanto ama

se torna en 10 que am ó pues nadie sabe

por qué la tierra se convierte en grama,la grama en ruiseñor, y en hombre el ave.

»¿ Sabe ¡lo que es vuestra razón, acaso,esa fuerza vital, alma sin nom bre,que lleva á la materia paso á paso,de roca en flor, y de animal en hombre ?

»Yo soy un ser de los que en s í batallan ;esclavos de un delirio

,y nunca dueños ,

que á cualquier lado que se vuelven, hallanLo infini to en el fondo de sus sueños .

»S iem pre agitó m i corazón am anteel vago son de una olvidada h istoria,una niebla sin forma

,un eco errante

perdido á la ventura en la m emoria.

»S i veo un placer real, sigo, lo cojo ; _

su dicha toda á devorar me_

apres to ;

EL DRAMA UNIVERSAL 93

lo gus to con ardor, luego lo arrojo ;gime y exclam a con dolor z— ¡No es es to !

»¡Sí t ¿ quién saber—prosigue,— si habré sidovues tro deudo algún día Palaciano ?

¿No amas teis algún ser que hayáis perdido,vuestro padre, algún hijo, algún herm ano ?

»Fruto tal vez de una ilus ión funes ta,yo sé que hay algo que con ansia adoro.

¡Oh ! ¿ qué fatal rem iniscencia es ésta?

¿Dónde he amado ? N—o- sé . Y ¿ á quién ? L o ignoro.

»La vaga tradición voy renovandode una ¡antigua existencia que he perdido,en tenebrosa cºnfusión mezclando

,

lo que será, 10 que es y lo que ha sido .»

De H onorio al ver que es la f ebril cabezade todo sueño y desventura foco,Palaciano, con ira y extrañeza,— No es un imp ío

,dice ; es que está loco.

Para qué vivo yo'

Por más que avanzo,absorto Honorio

,continuó diciendo :

un cierto no sé qué, que nunca-

alcanzo,cam inando hacia Dios , voy persiguiendo.

»¿Qué será esta em oc ión que se deshacecomo el fulgor de una ilusión perdida?6 ¿,es un futuro amor esto, que m e hacela muerte apeteeer toda la vida?

»Yo he s ido algo otra vez , y condenado

por m i maldad ó por m i mala suerte,al través de la vida, disfraz ado,purgando no sé qué, voy con la muerte.

»¿Dónde he gozado es ta divina esencia,

amada en otro tiem po'

y hoy perdida

¿Es s ólo una fugaz rem iniscencia,

como dice P itágoras, la vida?

CAM POAMOR

'

»Aunque todo perece, todo dura;lo que ínuere, no muere, y se trans forma.

Cree el hom bre de esta vida en la futurapero ¿ cómo ? ¿ á qué luz ? ¿ bajo qué forma?

»¡Tras de una cosa, 6 muerta, ó no nacida,marcho sin gu ía, y sin im án navego ;em igrado perpetuo de la vida,navegante eternal que nunca llego ! »

Y cara á cara de su antiguo hermanom ira al prelado, alza la vista, gim e

,

y—¡Ay l ¿ qué será— pregunta á Palaciano,

ese raudal de vida que m e oprim e

De nuevo Honorio con dolor suspiramurmura

, sin querer, imprecacione'

s,

y se pone aalentar com o el que aspiratodo el aire del cielo en sus pulm ones .

Y Palaciano murm uró z— ¡Que m uera!

Para este infiel la excomunión es poco.

_¡Que purgue su maldad en una hoguera ;es un imp ío, y adem ás un 1000 !

Y de s u fe dudandd , y de su juicio,Palaciano partió , lleno de celo,

á entregarle al furor del Santo O ficiocon el ardor de un jus to que am a al C ielo .

EL DRAMA UNIVERSAL 95

ESCENA XXIII

F in de recuerdos y vidas

LUGAR DE LA E SCENA : E n una catedral, ante el sepulcro

de Palaciano

PE R SONAJE S : Soledad ,

—Honorio_

—P alaciano,

—J esús el M ago

ARGUME NTO_

—Muere Honorio d e pena, y Palaciano de remor

dim ientos Se encuentran junto al sepulcro del obispo Palaciano,y los dos herm anos se echan en cara sus faltas , Aparece en un

púlpito de la catedral la som bra de j esús el M ag o,y encarga

á Palaciano que em. castigo de haber sido causa de la muertede su hermano, vaya á convertir á otros culpables . D írig ién

dos e á Honorio ,le m anda ir al as tro donde purgan sus culpas

los perez osos , en el cual se hal la su mad re padeciendo por su

negligencia en cuidar de su fe, y le dice que ella le conducirá

á o tros planetas , á presenciar el resultado que traen los pecadoscapitales ,

—M ientras Soledad se queda orando por ellos,los dos

hermanos parten á cum plir la penitencia que les fue im pues ta,

(y Hono rio sube a la región ,de los as tros,siguiendo el cam ino

de la vía láctea,

Es,

'

por la duda y el escaso juicio

que el m onje Honorio en escribir em plea,

entregado al poder del Santo O ficio,

cual loco aventunero de una idea.

Cree que todo es tá en todo,y así m uere

en una cárcel a la luz ce rrada,com o un ser sin consuelo

, que no quiereni ver

,ni oír, ni respirar, ni nada.

Aunque era s iempre de su encono objeto,fue al morir

,para el débil Palaciano,

la h is toria del rosal del Paracleto,

la historia fiel del corazón humano .

S i muere Honorio tris te y en clausura,

muere el prelado con la fe perdida.

L leva un prem io en sí m isma la amargura,porque abrevia los dias de la vida.

Mas nada. importa á nadie el sentim ientodel alma de los dos : el hombre llora;sus lágrimas, pasando, enjuga el Viento,

las :cuenta Dios,y el sol las evapora.

96 CAMPOAMOR

x

M ientras que Honorio, sin ajenó amparo,

de sus verdugós el poder vencíacon la paciencia,

"

esa valor m ás ' raro

que el valor que se llama valentía,

sin ver, ui oir, ni resp irar, ni nada,mataba á Palaciano el desconsuelo,cual m ártir cuya sangre sofocadaui cae de alto ni enrojece el suelo.

El poder, piensa Honorio, es iracundo,y toma los errores por maldades ,porque jamás

,artificioso el m undo,

se aviene con las fáciles verdades .

»L o que escrib í otra vez , de nuevo escribo .

¿Qué dije á Palaciano: ? L o que es cierto

que el ser que vive, sueña que está vivo

que el ser que muere, sueña que está m uerto.

»¡Justicia de los hom bres y naciones !Salva Juana al francés —pues ¡á la hoguera!Colón descubre un mundo —

j á las prisiones !DaCristo al hombre libertad — ¡qué m uera!»

Palaciano exp iró, y el m ism o dia

la dicha Honorio de m orir alcanza,sin abjurar ni un punto su herej ía,de

'

un cierto mal de amor sin esperanza.

Cortando á aquél su duda, á éste sus sueños,sus o jos á los dos la muerte cierra,librándolos as í de es tos pequeñosm iserables afanes de la tierra.

B ajo una inm ensa bóveda, en que había,un algo de solem ne y m isterioso,y en donde el pueblo á su prelado un día

inmóvil le escuchaba y s ilencioso,

en espíri tu se hallan mano á mano

con su odio inm enso ó con su amor eterno,

98 CAMPOAMOR

Tu celo, hecho pas ión, fué —violencia;y ¡após tol con poder

, fuis te verdugo .

»Tú, que al morir, hasta la te perdiste,

la fe predicarás á otros culpables ,ya que dudaste, y conocer quisistelos cam inos

'de Dios im penetrables .

»¡Vosotros,"

que sufrís en un infiernoá una madre dej áis que tanto os

(Y al oír de su madre el nom bre tierno,Palaciano da un ¡ay ! que al cielo clama;

y a orio, que no hay pena á que sucum ba,oye ahora á Jesús desencajado,cual Lázaro que sale de la tum badespués de enferm o

,muerto y enterrado. )

(¿Tú última vida a recorrer empiez a,

dice á Honorio Jesús ;— vá al sol,y luego

el as tro encontrarás de la Pereza,entre sangre, entre lágrimas y fuego .

>>De sol en sol después, de luna en luna,tu madre

, que te am ó sin ser querida,te m os trará, pasando, una por una,

las d ichosas m iserias de la vida.

»S i en velar por tu bien fue descuidada,tú

, en cambio de su amor, penar la dejas,cuando por ti

,cual garza apris

'

ionada,sufre cautiva sin pesar ni quejas .

»Tornad vues tras injurias en perdones ,y elevando las almas como el vuelo,subid á Dios con santas oraciones ,que son las alas del am or del C ielo .

»Recobrad, desandando el mal camino,

los tiernos sentimientos de la infancia,ya ,que á uno á ser raptor, y otro ases ino,08 llevó

_la pas ión ó la ignorancia. »

EL DRAMA UNIVERSAL

Exhortando á los dos de es ta manera,

sin apariencia de alejarse alguna,despareció Jesús

, cual si se hubieradesleído en los rayos de la luna.

Palaciano y Honorio, horrori z ados ,vagar

'

1 como almas por J esús malditas,cual ruedan esparcidas por los pradoslas flores olvidadas y marchitas .

Y una,m irada, al fin, los dos part iendo,

indiferente el uno, el otro tierna,á S oledad eeharón,

com o haciendouna señal de despedida eterna.

Viendo partir con pena á los hermanó s,Soledad, de rod illas , rey erente,

m iró alaltar, gimió, cruzó las manos,y quedó como orando m entalmente .

Viendo Honorio entre dudas y dolores

el fulgor de los astros indeciso,

cual si fueran los vidrios de Coloneslas puertas de cristal del paraíso,

aunque loco de amor, honrado y justo,

del Cielo contemplando la belleza,baja, de Dios ante el poder augusto,aquella alma rebelde la cabeza.

Traspone, al fin, los .vidrios'

de colores ;—al éter inso—ndahle, audaz se lanz a;y al pensar de su madre en 10s

¡

dolores ,halla el valor

,perdida la esperanza.

Ve en una faja, que el espacio puebla,

pomo som bra eu'

los cielos extendida,una vía monótona de nieblaenc ima de un abismo suspendida;

y por ella elevándose, apresura,entre dolor y adm iración

,el vuelo

, ¡

100 CAMPOAMOR

s intiendo por su madre una ternuratan inmensa y profunda como el C ielo .

E SCENA XXIV

E l h im no de P it ág oras

LUGAR DE LA E SCENA : L a bóveda estrellada

PE R SONAJE S : Honorio,

—Paz

A RGUM E NTO _

— A rmonía de la creación. Saliendo Honorio de la

catedral en busca del as tro de la Pereza,donde es tá castigada

su madre Paz

J)or haber sido negligente en enseñarle el carm

no de la virtu oye el conc ierto armonioso que hacen los as

tros girando en. los espacios, conocido con el nom bre de L irade P itágoras S iguiendo la vía láctea, llega Honorio al as tro de

la Perez a, donde encuentra á su madre,

Cuando en pos de su madre, Honorio el vuelodesde la augusta catedral alz aba,al m ismo tiempo hacia la luz del C ielola alondra, hija del sol, se levantaba.

Desparramando ante él luz y colores,

sus abismos los cielos entreabrían,

y á nuevos esplendores de esplendoresensanches de horizontes suced ían.

M idiendo en su . cam ino paso á pasoesa faja de brillo ceniciento,

cual m etal en fusión, que es h oy , acaso,

de mundos que han de ser vivo ferm ento,

sigue esa láctea y m isteriosa vía,

que de un solsticio al otro derramada,á la luz de la aurora parecíaun encaje

,una gasa, un aire, un nada.

Vió lo inf inito , y se s inti ó adm iradoante aquel mar de espléndidos vapores,el corazón de Honorio

,lacerado _

por la historia cruel de sus am ores .

Mas sus celos , su am enº y su esperanza

en lo m ás hondo de su pecho encierra,

102 CAMPOAMOR

“Alli con voz sutil ó poderosala lira de P itágoras resuena

,

como la flauta,á veces m is teriosa,

y á veces ronca com o el rayo, atruena.

Hoy Honorio la ,m úsi0a indecisa

escucha del concierto soberano,

com o el fácil murm ullo de la brisa

que sopla al m ediod ía en el verano .

Ya rem edan las notas encantadasvuelos de alas de alegres mariposas,ya el rum or de las hierbas agitadas

por fam ilias de insectos t enebrosas

ya fingen los planetas,circulando ,

del follaje arras trado el sordo ruido ;ya murmuran caricias , im itandodulce gorjear alrededor del nido ;

ya repiten las auras insegurasla canción, vagamente m odulada,de la alondra arrogante en las al turas,del ¡tordo inim itable en la enramada ;

ya es de un agua invisible la corriente,árbol que ondea

,céfiro de est ío,

cantar de ruiseñor,ruido de ambiente,

lejana tempes tad, queja de río ;

ya el rum oaº de las cosas que se meeen ;

ya, á un tiem po encantadores y encantados ,ecos de ecos de sones , que parecenensueños por los astros

º

murmurados .

As í Honorio, que vive entre quimeras ,

del infinito el vértigo sintiendo,

va á través del azul de las es ferasel him no de P itágoras oyendo.

Y has ta exhalan también cantos benditossus labios, para.

orar siem pre cerradºs,

E L DRAMA UNIVERSAL

all í donde los mundos infinitos

germ inan cual las hierbas en los prados .

¡Santas salmodias,de esperanzas llenas !

¡Para creer en Dios con vivo celo,no hay remed io mejor que tener penas,ir por el ó contemplar el Cielb l

Como s iempre á la boca del que admira,Dios acude de Honorio á la memoria,y en su Ioor su corazón respiraamor, respeto, bendición y gloria.

Y al compás de los astros,haiagíieño,

busca Honorio á su madre, em bebecido,cual si fuese feliz , en un ensueño,del C ielo por los háli tos m ecido .

De la Pereza el astro entre los soles

rebuscan sus pupilas agrandadas,viendo á su paso las inm ensas m olesde unas islas por almas habitadas .

N

P iensa …en su madre al rem ontar la esfera.

Me esperará —Me esperará— se di jo ;que una madre am orosa siem pre espera

la. llegada del alma de algún hij o .

Avanz a m ás y m ás , é inquiere amante ;y el astro

º

al distinguir de la Perez a,nadie ha vis to jam ás en un sem blante,ni alegría mayor ui m ás tristeza.

Y al llegar.

de su madre al purgatorio,

Paz se arrodilla, gim e

, besa el suelo .

Se alza,

'

y prorrum pe al acercarse Honorio

¡Gloria a Dios en la tierra y en el Cielo 1

103

104 CAMPOAMOR

JORNADA CUARTA

ESCENA XXV

E l pecado de la. P erez a

(PR IM ER A PART E )

LUGAR'

DE LA E SCENA : Un astro volcaniz ado

PERSONA JE S Paz _

—Honorio

ARGUM E NTO —Despue'

s de abraz arse la m adre y el h t]0 , H0 110v

rio , á ins tancias de Paz , le cuenta sus transm ig raciones y su

amor á Soledad Luego sobreviene una tempestad de viento y

lava en a

guel astro

, que es uno de los pur1 cadores de las almas peca oras

L legando al astro en'

que castiga el cielola dejadez de la pereza extrema,s iente Honorio, al andar, que hierve el suelo,

el aire da calor, y el agua quema.

S i calientes los céfiros abrasan,

son las som bras all í sofocadoras ;y has tadel tiem po que se arrastran,

pasanm ás lentas y m onótonas las horas .

M ás que el cansancio la quietud se siente ;y arabescos fantásticos formando,

con un zumbido agudo y es tridente,piden sangre los cínifes volando .

Nubes de insectos circulando en torno,

cubren la extensa_soledad del cielo ;

toda fuente es termal, el'

aire un h orno,y un nido de tarántulas … el suelo.

Del uno al otro apenas les dejabacontem plar á place r la faz querida,

la oscuridad de plom o que formabala arena por el viento rem ovida.

Paz y Honorio se abrazan, y encantadosse vuelven á abrazar ; tornan asiento,

106 CAMPOAMOR

»Tanto alegraba es ta fatal ternura,de m is vidas la rueda interm inable,que hallaba en el am or cierta dulzura,aun s iendo m i desdicha inagotable.

»Amando á “

Soledad, fui condenadoá ser por su mem oria perseguido,ya en los peros de un m árm ol encerrado,

ya en el cuerpo de un águila embebido.

»¿Quién hubiera creído, m adre m ía,en terrenal am or tanta firmeza ?¿Quién lo hubiera

'

creído — repet ía,sobre Paz inclinando . la cabeza.

»Con el fuego voraz en que aun m e abraso—pros iguió Honorio,

— la seguí contento,por una y otra vida pasa á paso,desde el primero

'

al últim o m omento .

»Vivo 6 muerto, de noche cual de día,

templaba m i dolor con m is am ores ,

pues siem pre fué en el mund o, madre m ía,m ás fuerte m i pasi ón que m is dolores .

»Fuí mármol y ciprés luego subiendo,

fuí pájaro . de aliento soberano,para pasar después

,siem pre sufriendo,

desde el reino animal al reino humano.

»Y hom bre, roca ó ciprés , siempre he seguidocon estas ansias para m í queridas ;s iem pre acabé de su memoria asido,

la rueda interm inable de m is vidas .

»Y amaba, madre m ía, de tal suerte,que.

embebido en la tum ba en que ella es taba,aunque es tan frío el frío de la muerte,com o una hoguera el m árm ol me abrasaba.

»Jam ás he visto de sentir cansado

mi tn'

ste corazón, que tantas veces

E L DRAMA UNIVERSAL

desde el márm ol á espíritu ha apuradola dicha y la desdiclha h as ta las heces . »

Diciendo a orio así,dando bram idos,

rodó una nube lóbrega, que, impura,dej ó, al pasar, sus ros tros encendidos,que abrasaba tam bién la calentura.

Y en medio de vapores inflamados,cuando fin á su historia Honorio daba,á rugir em pezó por todos lados,una atroz tem pes tad de viento y lava.

Soplando com o cárdena humareda,un simoun abrasado de un des ierto,trastornándolo todo

,rueda y rueda

sobre aquel purgatorio á cielo abierto .

M iran correr las sombras tenebrosas

por un aire,carga

—do de suspiros .

Rayos que forman zedas lum inosascruzan el cielo en angulosos giros .

Quemados ya p or el volcán que abrasa,s intiendo uno por otro r amarga pena,se echan los dos

,m ientras el

'

viento pasa,como quien va a m orir sobre la arena.

Y dice á Honorio Paz , envuelta en lava— L a clemencia de Dios con fe pidam os .

¡Perdónanos , Señor—Paz exclamaba,así como nosotros

107

108 CAMPOAMOR

ESCENA XXVI

E l pecado de la. P erez a.

(SE G UNDA PA RT E )

LUGAR DE L A E SCENA : Un astro volca/niz ad0

PE R SONAÍE S : P az —H onorio.

—L os Indalentes_

—L os E goí stas _

—P ancho el Indiana

ARGUME NTO,

— Recorriendo el planeta en que se purga el pecado de la perez a

,ven Honorio y Paz el cas tigo que se da

los egoís tas Entre éstos hallan á Pancho é l Indiano, quien lescuenta que, habiéndose hecho r1co dejó morir á su madre indí

g en0e á la puerta de su casa, r no sacar la mano del lecho paraabrirle la puerta en una noc e de invierno .

Pisando Honorio y Paz con planta inquietaaquel suelo

, que un h o mo parec ía,los ám bitos recorren del planeta;encend ido volcán, aunque no ard ía.

Y por m ás que aquel.

astro enrojecidocruzaron con terror de arriba abajo,

no hallaron ni un lugar em bellecido

por el amor,la dicha y el trabajo .

Tenaces , á las almas indolentesacosan,

entre horribles convulsiones,unas nubes de m oscas relucientes,esparcidas por m iles de m illones .

Espantada por él , su madre á Honorio,—Pasa

,hijo m ío— le decía,— pasa;

que al ardor de es te horrible purgatoriose angustia el corazón?, y el pie se abrasa.

Hallan luego la raza maldecidade cuerpo sin vigor y de alma inerte

,

que teme a los pesares de la vida,por si pueden durar has ta la m uerte

á quienes en sus cóm odas posturas ,

picando á un tiempo¡y susurrandm á coro,

110 CAMPOAMOR

tenia al menos que sacar un brazo

y tender una mano hacia la aldaba.

»Ya, dando la infeliz diente eon diente,—¡Tengo frío l— dec ía,—¡tengo frío !

Y era,en verdad, m ort ífero el am biente

que sub ía soplando desde el río .

»Con frío tan glacial cayó aterida

yo dorm ía entre tanto satisfecho ;pues no hay cosa m ás dulce en nues tra vida

,

que en una noche de tormenta,el lecho .

»Por no turbar la madre,res ignada,

tal vez el sueño 6 la quietud del hijo,al um bral de la puerta acurrucada,—Has ta mañana aguardaré— se d ijo.

»Y se puso á rezar, y un ¡ay ! dolientecreo escuchar, mezclado con un rezo ;pero yo me dorm í tranquilamente

,

contes tando aquel ¡ay l'

con un bostezo .

»El ros tro entre las manos recogido,sobre el 1egaz o á dorm itar em pieza,

como antes de morir, el cisne heridorecoge _

entre las alas su cabeza.

»Sueña feliz - su maternal locura

que me ve, que me besa y que m e toca,y á raudales afluye la ternuraá sus ojos

,sus manos y su boca.

»Soñando moderar, ya medio muerta,

aquel frío que helaba hasta sus huesos ,imag ina por fin, que abro la puerta,

la cojo al vuelo y me la com o á besos .

»Que una taza de leche le servía,soñaba en sus risueños pensam ientos ,y que luego afanoso la encendíauna grande fogata de sarm ientos .

EL DRAMA UNIVERSAL 111

»Fing iendo amor en m í, siempre amorosa,

la pobre se quedó , muriendo helada,marchita y sin color

,com o la rosa

que se queda en un búcaro olvidada.»

Y cuando es to el Indiana iba diciendo,por el ros tro de Paz , descolorido,dos arroyos de lágrimas ardiendocaían de sus párpados sin ruido

<< Cuando ya con buen sol abr í la puerta,

— siguió el hom bre,— de lágrimas preñados,

cas i lloraron, al m i rarla muerta,m is ojos

,á llorar no acos tum brados .

»Juré en falso después que no sabía ,

cuál fuese el nom bre de la pobre aquélla;pero ahora conozco que debíade rodillas caer delante de ella.

»Un cura pobre, y com o un ángel bueno,rogó por ella y la enterró en sagrado ; _

pues —yo, _

apartado del dolor ajeno,soy tan poco feliz que nunca he orado.

5>¡A1 pensar en sus besos repetidos ,pensó -la madre fiel cuanto quería ;soñando en m is sarm ientos encendidos,soñaba la infeliz lo que debía!

»¡Pobre madre, que helada y delirando,muerta al umbral de ini ñeliz es tancia,extática quedó, como escuchandolas dulces melodías de mi infancia!

»¡A qué extreme fatal me han conducidoel oro ,

. el egoísmo y la indolencial

Obré mal, ¿ qué queréis ? así he nacido,

y'el gus to es condición de la existencia.»

Honorio y Pai,al hombrecontemplando,

en muda y noble indignación ,se abrasan,

112 CAMPOAMOR

y de ira ardiendoºfy de dolor llorando,

m iran gim iendo, y des preciando pasan.

ESCENA X X VII

E l pecado de lá. P erez a

,T E R CE E A PA R T E )

LUGAR DE LA E SCENA : Un astro volcaniz ado

PERSONAJES . Hm rio_

% Paz_

—L os ex tá ticos_

— L as virtudes

estériles .

—L os esmñolg s ,

—F elipe 1V_

—Inés de Ribera

ARGUM E NTO — Hal lan Paz y Honorio a los ex tát'

¡cos , a las virtu»

des es tériles , á vamos españales á Fehpe IV. Ven despué s á una

mujer en medio de dos homgres, que, por her1rse furiosos ,

involuntarmmente la hieren á_

ella Cuenta uno de ellos la h is

toria de ¡Inés de Ribera,la cual recib ía á dos amantes á dis

tintas horas de la'

noche : una vez se encontraron en el fondode una atarjea, por donde entraban y salían, y , no pudiendoretroceder, mur1eron ahogados por el agua des tinada á regarun jardín Vuelven Honorio y Paz á tomar el cam ino de la vía

láctea, y continúan su Viaje por los espacios

Entre el - vapor de fuego que'

caía,

rendido Honorio,Paz infatigable,

cruzando el as tro van, que casi ardía

bajo”

el calor de un cielo insoportable.

Y lamentando, aunque sus pies se ab rasan,m ás que la propia, la desdicha ajena,

,

sufriendo al ver sufrir,inquietos pasan

de dolor en dolor, de pena en pena.

Al llegar á Los si tios abrasadosde unas playas tranquilas y des iertas,se encuentran á los seres extasiados ,de m entes locas y de entrañas yertas ;

que, abandonados eon inú til calmaá las varias delicias del reposo,

no piensan que, lo m ismo que nues tra alma,el puerpo se corrompe estando ocioso.

Y los codos hincando en las rodillas,Se entregan con placer a sus quimeras

,

EL DRAMA UNIVERSAL 113

y apoyando en sus manos las m ej illas,se quedan sin m overse horas enteras .

Hallan d& pués á los que llarí1an buenºs ,á quien la ardiente caridad no m flam .1

que nunca sienten, de indolénciá llenos,la gran virtud del que padece y ama.

Jam ás '1a luz de ajenas alegríasen la virtud estéril reverbera;que en ciertas almas

,cual la nieve, frías,

ni reina el vicio, ui el amor im pera.

Mues tran con ges to en la apariencia amante,con blando acento y corazón de roca,

una inútil bondad en su sem blante,que hiela 10 que m ira y lo que teca.

Dejando H onorio y Paz las almas m ines,

que en vano en sueños escuchar intentanlas cosas que los buenos serafinesá los oídos de los que

'

aman cuentan,

unos hidalgos ven,cuyos sem blantes

jam ás revelan ui placer ui pena,pues piensan sólo en disipar instantes

por la árida extens ión de un mar de arena.

Tan bravos inianz ones convirtiendo .

a la pereza en Su deidad que'

rida,

haciendo sólo tiem po van h aciendoun eterno bos tezo de la vida.

All í al ciego querer de la fortunaFelipe IV, el español, se

entrega,y jam ás llega á tiem po á parte alguna,esperando una cosa que no llega.

Vasallos dignos de él le van s iguiendo,que holgando hacen al Rey digno agasajo,

Campoamor—8

114 CAMPOAMOR

y m ás que en trabajar sufren huyendo ,

del que llaman dem onio del trabajo .

Cercando á una mujer de es trecha frente,dos hombres ven que con furor combaten ;mas ella entre los dos sufre indolente,cual les dej ó morir

, que ellos la maten.

INES DE RIBERA

Era Inés,de Ribera

, que eu. Granadatristem ente fue célebre algún d ía,tipo com ún de dejadez, mezcladacon cierta as tucia subterránea y fría.

Y al ver que Honorio; y Paz lloran su suerte,<< Es ta— uno de ellos a decir com ienz aarrastró nuestros cuerpos a la muerte,hundiendo nuestro nom bre en la verguenz a.

»Había y hay en la feliz Granadacierto conducto angos to y encubierto,

por donde hallando artificial entradael agua del Genil, regaba un huerto .

»Por la acequia arrastrándose anhelante,á contem plar de noche á es ta señora,al ocultarse el sol, iba un amante,y otro amante después iba á deshora.

»Chocando ¡ay Dios ! cabeza con cabez a,

una noche en la oscura cañería,ya sin poder retroceder, tropieza,

con el hom bre que entraba, el que salía

»Como amantes los dos, fal tos de juicio,se apretaban furiosos las gargantas .

¡Nunca alum bró tan bárbaro suplicioel sol, que alumbra desventuras tantas !

hacía en tanto la mujer funes ta?Dejar que horrible se cum pliese el hado,

116 CAMPOAMOR

Y mas que por sus penas, fatigadosde ver un vicio aquí, y all í otro vicio,

prosiguen su cam ino,

condenados

á andar de precipicio en precipicio .

ESCENA XXVIII

E l pecado de la. A varicia.

LUGAR DE LA E SCENA : Un as tro de oro

PERSONAJE S

E m río .

—Paz .

— L os usarn os_

— Gil Gómez .

— L os malos jueeeeCatón,

—Creso_

—Craso_

—P erícles ,

—L os venteros de Daimiel

ARGUM E NTO ,

—_

Llegando al planeta donde se purga el pecadode la avan c1a, encuentran á udas con los usureros ; á. uno ue

les cuenta el hurto de Gil G me z ; á los malos jueces mez cla os

con los ladrones ; á Catón con los ay aros ; á Creso y C ras o acompañados de los con uts tad0res , y á Per1cles con los dilapidadores .

—Ven luego á os venteros de Daim iel, que les cuentanel robo parricidio com etidos en su pro io h 1]0 _

Despué s Ho

no

lr

c

io y a: . vuelven á segm r por la vía áctea su peregrinacióncc ste,

.Y andando .m ás y más , m iran delante

un astro rojo Ee1umbfar un día,

donde el rayo feliz de un sol levante

próvido el oro y los diamantes cría.

Aunque“

all í el ansia de apilar inquieta,rueda inútil la plata por el suelo

da fiebre de adquirir aquel planeta,

inagotable Potos í del cielo.

La ticfra el seno de m etal m ostraba

por las grietas sin fin de un suelo hundido ;el agua de los ríos reflejabalos cam biantes del oro hecho fluído .

La tierra, como el agua, al hombre ofrecelos m ilagros que sueña la pobreza,

y hasta la árida arena all í parece

que exhala de sí m isma la riqueza.

Allí, por una baja idolatría,

es tá el becerro de oro hecho divino,

E L DRAMA UNIVERSAL 117

y el sitio de la escena, parecía

de la historia oriental del“

velloc ino .

Triunfando los innobles pensam ientos .

el hurto sólo ele craz ón balaga,excitando los ricos avarientos

una h idrópica sed, que no se apaga.

En vano red inando la cabeza,

quiere gozar de calma la codicia ;que,

aumenta el om el ans ia de riquez a.

y exalta la riqueza la avaricia.

Nada de Paz los ojos alegraba;has ta el color del campo era amarillo ;la rica arena es téril no criabani rom ero

,ni rosas, ui tom illo .

Y ven que, de usureros circundado,su talla Judas el traidor os te ,ntacrespo el cabello y de color dqra

'

do,

con la cara tam bién amarillenta.

Después Honorio y Paz se acercan, viendoun avano á quien otros perseguían,

y á una gente que, audaz, tras él corriendo,

—¡Ases ino de muertos !— le dec ían.

GIL GÓME Z .

—¿Quién es ese infeliz, que un torbellino

de enem igos cercáis —Paz les pregunta ;y uno de ellos contesta — Un asesino,

que una vez cortó un dedo; á una difunta.

»Es Gil Gómez, señora— proseguía,avaro, sacristán y valenciano,que por robar ¿¡ una difunta un día

,

creyendo ser ladrón, fue cirujano .

>>Miró á una muertaGil llevada en coche ;la vió enterrar con sus anillos de oro

,

118 CAMPOAMOR

y al nicho el muy brib ón volvió …de noche,

com o vuelve el avaro á su tesoro .

»No pudiendo sacarle un'

grueso anillo,el sacristán,

con el mayor denuedo,su linterna

dej ó, sacó un cuch illo,y ¡horror ! cortó de la difunta un d edo .

»Por efecto tal vez,de :la sangría,

m ientras Gil, ¡por h uir, al viento pasa,

alzándose la muerta, que vivía,

cogió la luz y se volvi ó á su casa.

>>Mas desde entonces Gil, lleno de m iedo,sin que haya nada que su espanto venza,m ientras .vive ella alegre y sin el dedo,él se muere de s usto y de vergiienz a.

»Por ¡es o siempre y sin cesar la g ente,por cualquiera lugar que Gil camina,

¡Al valiente l— le gritan,— ¡al v aliente,que hace vivir los muertos que .asesinai»

Ven luego curas,jueces y doctores,

que vendieron con sórdida avaric ia,por oro, por favor 6 por honores ,unos gracia, otros ciencia, otros justicia.

T irándoles '

al rostro su grillete,se vengan de los jueces los penedes ,y en ir con l.

'os marchantes de bonete,

se juzgan los ladrones deshonrados .

El ans ia de adquirir no tiene frenolo suyo y lo no suyo les desvelano les deja dorm ir el bien ajeno,y ans iando el propio bien, los tiene en

,vela.

Patricio sin valor,venal ¡esposo,

recogiendo y ans iando cuanto m ira,

120 CAMP OAM OR

era el rico, era,

el bello, era el valiente,era el h ijo infeliz del alma m ía.

»Sin darse á conocer,de m i s igilo

fió el caudal de que volvía dueño :cogí el dinero, él se durm ió tranquilomas yo no

'

pude conciliar'

ei sueño.

»Sin conocer al h ijo, y codicios_

a,

al ver en m i poder tan gran tesoro,sentí la tentación vertiginosa

que da, al alcance de la mano, el oro .

»Busqwé á m i esposo,y como, mal guardada,

la m ies inspirael t obq y el'saqueo,

me dej ó a su presencia avergonzada,cog iéndome en el . aire un m al deseo.

»Viendo tanto oro relucir enfrente,nos m iram os la esposa y el esposo,y jam ás á ¡un mirar m ás elocuenteun s ilencio siguió m ás es pantoso .

»Eu la estancia del huésped, que dorm ía,pasó después

,entre la som bra oscura,

una escena de sangre, una agonía,un delirio, un h orror, una locura.

»¡Cuando vi,al enterrarle, la

Aquí enmudece, en su dolor se abisma,y d ice al hom bre, que no hablabaz— ¡Callal

pues más que me odias tú , me od io yo m isma. »

Y continuó después z —Mudos cual bronces ,viendo al hijo del alma ases inado,cayó de nues tros párpados entoncesla lágrima mayor que se ha - llorado .

— Pero ¿ cómo al decirte : ¡Oh , madre m ía

su . voz no conocis te —exclama el padre.

Y dice la mujer z— Porque creía

que era otro hijo que hablaba de otra madre.

EL DRAMA UNIVERSAL 121

Y'

el hom bre y la mujer en sus m iradas

el mutuo horror - de su maldad revelan,

y se cruzan las frases aceradas,

y las ideas que asesinas vuelan .

Y al padre vil la madre le decía

¿Te acuerdas del dogal con que le ataste ?—¿Y recuerdas— e1 padre re$ pondía

el puñal con que atroz le—asesinaste ?

—Fue el m ism o que después'

clavé enm i pechodice ella —Castigando m i avaricia.

—.Yo, ah orcándome— dicé él — en m i despecho .

con el m ism o dogal m e hice justicia

¡Parricidal— uno de otro aborrecido,

gri tan con alma de dolor trans ida;y el eco, doblemente repetido,Parricida — responde ¡parricida

Y siempre recordando al h l]0 muertoel hom bre avaro y la mujer avara,se m iran cual si un día en un desierto,se hallasen con un tigre cara á cara.

Y ya lejos , m irándolo hacinado,

¡M ás oro l —la mujer decíamas el hom bre á su vez , desesperado ,

—¡Pero, y la paz del almai— respondia.

Del astro“

sin quietud en que, villanos ,para apilar el oro que apilaban,

el padre al hijo, el hijo á sus hermanos ,como el bui tre su presa se espiaban,

odiando Honorio y Paz todos sus dones ,con la cara de horror casi amarilla

,

se alejan de un lugar donde á m ontones ,inú til 'para todo ,

el oro brilla;

122 CAMPOAM OR

y donde, en ansia vil , jam ás se ha halladoni un corazón con paz ni un sér risueño.

Lugar de los insomnios adorado ,

donde nunca á d&rmir se pára el sueño .

ESCENA XXIX

E l pecado de Ia Gula.

LUGAR DE L A E SCENA : Un a8tro ¿ españado

PERSONA JE S : Paz ,

—Honorio,

—L os glotones —Un des tacamentode franceses

ARGUME NTO ,

—Um día alcanz an á ver una es ecie de cometa en

el que es tán cas tigados los glotones , y ven á elíog ábalo, Galba,C laudio Albmo, M itrídates, L úculo , Vitelio, Max1m ino , EnriqueV;III y Catalina de Lancas ter. E l

' ca itán de un g rupo de sol

dados franceses les cuenta la her01ci d de B lanca Armendánz ,

guíen

, elwenenándoles .el vmo,bebió y murió con ellos , matán

olos á todºs_por ser enerm gos de su patria,

—Honorio y Paz

ven desaparecer el cometa

Un día que encantados contemplabanesos globos inmensos de topaeio,

que en infinita profusi ón brillaban,

sembrados como po lvo ,en el espacio,

ven que en sus curvas, ondulante y varia

en marcha desigual, sin luz ni huella,describ iendo una elipse cometaria,luce errática y

nómada una es trella.

En un golfo de pálidos vapores ,

balanceando sin fin, vira en redondo,

cual del mar se abandone á los furoresalgún barco que hace agua, al irse á fondo.

Después .de ir, ya subiendo, ya bajando,del cenit al nadir

,marcha el cometa

de ,un lado al otro,en rededor g rando,

cual gira sobre el eje una veleta.

Cuanto anda en ó rueda ó se destiz a

marea e' movim iento como el vino ;

124 CAMPOAMOR

Mareados se desploman, caen, juran,cual en un barco por la mar perdido ;después como sonám bulos murm uran

palabras desprovistas de sentido .

Y Honorio y Paz después ven que, gri tando,un ruidoso tropel á gran distancia,m ás y m ás cada vez se va acercando,diciendo sin cesar

º—¡Viva la Francia!

Y dando hacia los dos , pasos inciertos,cual beodos que salen de una orgía,en tanto que en sus labios entreabiertosuna sonrisa idiota aparecía

,

salio uno al frente,'

que haciaHonorio anduvo,

le saludó_

colérico, aunque urbano,

con la rabia de un galo que no tuvola gloria de m orir espada en mano .

BLANCA DE ARMENDÁRIZ

Y el b ravo capitán de aquellas gentes,encarándose á Honorio, así decía :<< L legué con es te grupo de valientesá cierto pueblo de Navarra un dia

»Fie1 á su patria, y á la fe traidora,para acabar con m i brigada entera,disfraz ada y cruel, cierta señora,se convirtió de pronto en cantinera.

»Viendo el vino y la joven, nos rendim os

al goce de una innoble intemperancia,y bebim os , bebim os y bebimos ,

exclamando al beber —¡Viva la Francia!

»Porque yo, astuto y receloso acaso,la pnegunté si el vino era un veneno,

me m iró la mujer,y apuró un vaso

con pulso firm e y corazón sereno .

EL DRAMA UNIVERSAL 125

»Hallando—nos en guerra y en España,dudar deb í de la mujer

¿ quién res iste al prestigio que acompañaá un rey si es bueno

,á una mujer si es bella?

»Al vem os vacilar,ella arrogante,

— Ya el veneno os abrrasa, os turba el vinonos dijo audaz, brillante en su sem blantela expres ión infernal del asesino .

»Y m os trando,fanática, en sus ojos

un patri ótico amour y un odio eterno,

—¡Viva E spaña !— gritó eon labios rojos

com 0'

el tizón m ás rojo del infierno .

'

»B lan0a,al m irar que echaban m is valientes

la mano: á Sus inútiles espadas,una risa infernal mues tra en los dientes

,

y un báquico delirio en sus m iradas .

>>Me lancé yo á matar'

aquella fiera;mas vi su cara de color de rosa,y caí sin matar por vez prim era

,

porque ,al fin soy francés , y ellaera herm osa.

»Y era adem ás tan brava, que aquel dia

con'

risa tan gentil bebió el veneno,

que, entreabierta, su boca parecíaun vaso de coral , de

"

perlas ºlleno .

>>Dispuestos ya á morir m is camaradas,

uno jura,és te ruega, aquél suspira

era un caos de frases pronunciadas ,una vez con ternura, otras con ira.

—¡Adiós , m i eterno am -of l Allá te espero .

—¡Qué risa de mujer ! ¡Maldita sea!—¡Desgraciado de m í

,porque me m uero

sin oír* las cam panas de m i aldea!

—¡Nadie

_

es ta infam ia sospechar podiºíal

—¡Bend igam os á D ios

,pues 10 ha querido !“

126 CAMPOAMOR

—¿Qué dirás de nosotros

,patria m ía?

¡Quién pudiera m orir donde ha nacido !

»Dándose todos, al caer, la mano,se acuerdan al morir

, aunque beodos ,uno del padre, el otro del herm ano,y de su m

'

adre y de la patria, todos .

»Y al fin, entre nosotros maldecida,como nosotros de sufrir cansada,soltó también la carga de la vida

'

la mujer venenosa,envenenada.

Calló aquí el capitán,y en tal m om ento,

por la mem oria del veneno herido,aletargado,

inm óvil, soñoliento,

la cabeza inclinó, com o dorm ido .

Y cons igo después en tierra dando,en honda es tupidez, aquella gente,uno a uno cayeron,

im itandoel letargo brutal de la serpiente.

Y dejando aquel as tro,en su camino,

las curvas de sus órbitas borradas ,se aleja cual errante peregrino,

del éter por las playas azuladas .

Honorio y Paz desde la láctea via

lo ven que, com o esqui fe arrebatado,en una elipse inmensa se movía :

por las sendas d el cielo extraviado .

Y se quedan los dos del C ielo enfrente,casi sintiendo del terror el frío,m ientras ven el planeta enteram enteperdido en los des iertos del vacío

adm irando las glorias infini tasdel Dios que reina en su inmutable asiento,

128 CAM POAMOR

¿ Qué es ya ese mundo ? Im pulso que se agota,cosmos sutil que agoniz ando vaga,deun péndulo inmortal fuerza ya rota,voz que se extingue, hoguera que se apaga.

Mirando el as tro aquel, despavorido,

más les eons ternan, cuanto m ás cam inan,

los débiles , siniestros y perdidosresplandores de luz que lo ilum inan.

Condensándose más,van adquiriendo

las nubes un carácter despiadado,y toman, descendiendo, descendiendo,un color uniforme y aplomado.

Vertidos de los m ontes descendíanderramados sin cauces los torrentes .

L os rayos, ondulando, parecíanunas suel tas nidadas de serpientes .

S igue el fragor, y á un resplandor intensounas llamas le. siguen amarillas ;después se deja oír el ruido inmenso

de mares que rebasan sus orillas .

Por encima del as tro, tem erosas,

variadas de color vuelan las aves ,cual luces de San Telm o

,esplendorosas ,

que en los'

m ás tiles brillan de las naves .

Brota el follaje lánguidos gem idos ;la tierra des quiciándose cruj ía;los cuervos, árrojados de sus nidos ,lanzan gritos furiosos de agonía.

T roncos, que caen sobre troncos m uertos ,

se ven unos sobre otros hacinados ,y son en sus guaridas y des iertos ,los seres que devoran

,devorados .

En las gredas del suelo abigarradas ,rabiosos los reptiles se acumulan,

E L DRAMA ÚNIVEESA L 129

y nubes de humo y polvo,condensadas,

com o inmensos murcielagos circulan.

En Los bos ques los árboles se agi tan,

y mezclando sus voces lastim eras,

se confunden, , se asordan y se im i tanárboles , hom bres , pájaros y fieras .

-

.Ablfen los ríos por los /campos calles ,

trasladael mar su natural asiento,caen rotos los

'

m ontes en los valles,y los valles deshechos en el viento .

Mientras tomaba así forma éaseosa,Honorio el pitagórico escuchabauna cierta elegía m isteriosa

que el mundo aL deshacerse“

mum iuraba.

AI astro, en fin, el huracán sacude,y hasta el centro» de su eje el suelo agrieta,y en él » á condensarse el viento acude

de todos los extrem os del planeta.

Cual E tna, desde el valle hasta la cumbre,en bárbara explos ión el mundo estalla.

Va cesando el fragor, muere la lum bre,y apagando el volcán, el viento calla.

E xtingue, derramada, el agua al“ fuego ;

torna el fuego las aguas en rocío ;el rocío se

t >

extiende y sube, y luegovapor. . ceniza. y ¡el vacío !

Honorio y Paz, después , con arma horrible

vieron, lanz ando una pos trer m irada,que todo quedó al tin en . paz terrible,entrando en los abism os de la nada.

Sólo nubes '

de espíritus l igeras,ya sin los cuerpos de que fueron dueños, _

Campoamor— 9

130 CAMEOAM0R

sin forma ni color, por las esferas

cruzando van com o los malos sueños .

Corren las nubes cual la densa bruma

que alza, sonando, por la tarde el rio

y com o'

nada sobre el m ar la espuma;van las almas nadando en el vacío .

M ira la turba, en lágrimas deshecha,la tierra muerta yad e sus dolores,porque en la patria de sus penas echaraíz el corazón com o las flores .

L as almas que aparecen ó se esconden,mezclándose entre sí vertiginosas,parece que preguntan y responden

,

gorjeando unas palabras m isteriosas .

L uego, acudiendo el transparente bandohacia el punto central de los extrem os

,

cual blancas aves de la mar girando,se preguntan con ans ia z— ¿ Adónde irem os

¡Ay l no tienen los ángeles mem oriade tanta angus tia y de tan hondos gri tos,desde el día en que Dios reinó en su gloriaen medio, de

vacíos inf initos .

L os espíritus, _ juntos 6 apartados,van volando uno á uno y ciento á cientocual las briznas de hierba de los prados

que se lleva una ráfaga de viento .

Entre la turba,al parecer maldita

'

,

Paz una som bra á distinguir alcanza,y—¡E s él! ¡es éll— entusiasmada grita,

abriendo el corazón á una esperanza.

Y en seguida la madre y el herm anocon vis ta aguda y con atento oído,lograron ver y oír á Palaciano,de un rebaño: de espíri tus seguido

132 CAMPOAMOR

P isando s iem pre el lim o de los ríos,se abren paso al andar con pies y manos,por bosques de h ongos fétidos y umbríos,en un suelo de

'

charcas y pantanos .

Cegándolos , recorren á bandadas,la atm ósfera y las aguas corrom pidas,mariposas negruzcas y pesadas,del hedor y la fiebre hijas queridas .

Nacen del cieno, cual los¡

hongos crecen,

una especie de sátiros lascivos,que, m ás bien que unos sátiros , parecenreptiles de oceanos prim itivos .

Con el ans ia del vicio sin donaire,el ¡

gusto. hasta el hastío provocando,se ¡ciernen los am ores en el aire,sus ardientes antorchas ag itando .

Am ores que, en su lúbrica torpeza,dan grima al noble amor raza sin nombre,que junta la rrialicia á la im pureza,mezcla de mono

,de reptil y de hombre.

Con escándalo inquietos,repugnantes,

los sátiros , á m onos parecidos,y mezclados con ellos las bacantes ,suc ios m ons truos de géneros perdidos,

pers iguen á Tenorios , que sintiendouna dicha sensual pero funes ta,gozaron sin virtud

,no conociendo

del ¿puro amor 'la privación hones ta.

Y huyen ante ellos en tropel inm undo ; _pues seres ya para el placer perdidos ,furiosos agotaron en el mundo

el placer sin amor de los sentidos .

Paz con vergíienz a, Honorio pesaroso,º n un juncal que, á la siniestm mano ,

EL DRAMA UNIVERSAL 133

crece al borde de un río cenagoso,

que se pierde¡sum ido en un pm tano,

ven que á un hom bre, con cínica sonrisa,s iguiendo m ás

im púdica que amante,deja ¿colgar al soplo de

¡

la brisasu trenza desgreñada una bacante.

Debajo de su lúbrica m iraday en torno de su boca centelleala expres i ón - fatigosa y fatigadadel

'

.ans ia. Vil, que desear desea.

Des calzo el pie, los hom bros escotados,ni s iquiera ocul taba

,desceñida,

bajo'

el cuello… procaz,los mal velados

m isteriosos santuarios de la vida.

L levando, com o_Venus, la bacante,

la wictoria del vicio en la cintura,

m os traba el hom bre en su voraz sem blantela contorsi ón de la sonrisa im pura.

Y al joven que im placable perseguía,con brazos por la fiebre descarnados,en un plato de barro le ofrecíaunos ojos vidriosos y apagados :

Y— ¡

K

Tomal— nauseabunda susurraba,com o si1ba el reptil húm edo y frío

,

y el joven escuchándola exclamaba—¡Qué .o

-dióso,santo Dios, es el hastío !

EL PRINCIPE SIN NOMBRE

Detuvo al hom bre,has ta el furor hastiado,

Honorio, preguntándole Quién eres

—Um hon“

1bre, contestó , que, desdichado,sólo am ó la mujer. en las m ujeres .

»Gran príncipe nací,y aunque com ienz a

mi vida eu. cuna real, he sido un hombre

134 CAMPOAMOR

que, acaso por desprec io ó por verg ííenz a,ha olvidado la historia hasta*

m i nom bre.

»A ser C lara una vez'

en su conventola requerí de amor

, con un cinism o,

que en tan santo lugar y en tal m omento,

lo audaz deshonraría al crimen m ism o .

No adivináis m i amor en m i m iradamurmuré irreverente á

sus oídos .

'

¡Oh juventud por el placer cegada,

que no piensa en m ás Dios que los sentidos !

De m i ¿ qué os gus ta — preguntó gim iendo .

Vues tros ojos— la dije tristemente.

—¡M is pobres ojos !

.

—exclam ó volviendoal . Cielo con dolor su limpia frente .

»Y de su celdahacia la puerta andando,—M i respuesta aguardad

— serena dijoy en el quicio apoyada

,entró besando,

con la fe de una santa, un crucifijo .

»Al pensar ¡oh m iseria de la vida!en su talle gentil, su ros tro bello,la respuesta aguardando prometida,hasta se hinchaba de placer m i cuello.

»Al um bral de la puerta, á poco rato,des trozadas las órbitas se asoma,y sus ojos me ofrece en este platocon tranquilo adem án diciendo z— ¡Tomal

»¡Horrorl Cruzaron por el pecho m ío

la sangre al ver de tan atroz presente,una llama prim ero y luego un frío,que hasta h

'

eló de m is lágrimas la fuente.

— Tom a— añadió ;— que m i presente puedaa tu pecho sin fe volver la calma ;y aunque ves que m i faz sin ojos queda,

para m inar á Diºs m e basta el alma.

136 CAMP OAMOR

¡Mal haya esa pasión,plaga horrorosa,

que el santo hogar de la fam ilia iniestal

¡Oh amor, sólo! posible cuando'

el hombreve su razón de un vértigo atacada!

¡Antes que inm undo p ronunciar su nom bre,quede m i lengua al paladar pegada!

GERMÁN “

DE OSORIO

Mirando que, con aire lastim oso,

sobre un hombre reclina su cabezauna mujer, que ha sido por su esposocastigada en un día de flaqueza,

—¡Qué cuadro-l- exclama Paz .

-

¡Su prima hermanade—Germ án sobre el pecho se reclinal

¡Maldi ta sea una pasión ti rana,que así implacable el corazón dom ina!

—¡Muy triste ha sido y es —]es dice Honorio,

all í y aquí vuestra ignorada suerte!

¡Condesa del P inar! ¡Germ án de Osorio !

¡Cuán bueno es … Dios en conceder la muerte!

—Ya veis ¡qué horriblemente ha castigadole contes tó Germ án— nues tros am

'

ores,

el ser que del infierno ha desertado,

si es que tiene el infierno desertores !

»El día que en el bosque alegremente,

del brazo de es ta pobre com pañera,buscábam os los dos

,junto á una fuente,

un s i tio de una eterna primavera,

al final de una senda conoc ida,hollando nues tros pies cierta espesura,una tram pa de lobos escondida,á los dos nos cogi ó por la cintura.

>>De es te m odo tan vil tornó venganzade su e5 p05 a y de m í, su innoble esposo.

EL DRAMA UNIVERSAL 137

¡Es atroz cuando al crimen se abalanza,el coraz ón d e un hom bre poderoso !

»Para rom per la tram pa maldecidahacíam os los dos esfuerzos vanos ,forcejeando, aun á cos ta de la vida,con los pies, con los dientes y las manos .

»Como de ella el amor era infinito,por m í tranquila su d olor sufría,m ientras , pculto … aún, nues tro deli tola

'

sombra, hermana del”

pudor, cubría.

>>Mas cuando ya ante el sol, desde el Oriente,la brisa matinal á andar com ienza,tem iendo ver la luz, baja ,

,

la frente,prefiriendo la m uerte á la Verguenz a.

»Recordando después a aquel maridode ojos de lobo y barbas encarnadas,—¿ Por qué

— me preguntó—no habrá queridopartirm e el corazón a puñaladas

»Y"

hablándom e tan cerca, que sentíade sus labios

'

de rosa el m ovim iento,

pensando en él,inquieta me decía

Desde dónde verá nues tro torm ento

—»Moviendo en torno y con viveza rara

los ojos“

,hacia un lado y otro lado,

m ientras que piensa en él, se ve en su caradel m ás vivo pudor el encar

'

nado.

»Y¡

después,abrumada de tris teza,

sobre m i pecho con furioso anh elo

inclinó,para ahogarse, la cabeza,

ya fría como un tém pano de hielo .

»Y se apretó á m i pecho» de tal suer ,te

que el tumulto la ahogó de sú s gem idos¡Pobre avecilla, que buscó la m uertesuspendiendo la acción de sus sentidos !

138 CAMPOAMOR

»Por ver si activo su pasi ón quebranta,vuelve á

o

luchar m i cuerpo,y forcejea ,

y se encorva, y se baja, y se levanta,y se dobla, y se estira, y se cim brea.

>>Mas , aherrojado a11í,frente á la amante,

me vió la aurora del tercero día :

¡si fuera el corazón de oro ó diamante,con tanto padecer, reventaría!

»¡L os bui tres ya aquel día aconipañaban

m is horas solitari

as y' febriles

,

y á roer nuestros pies se incorporaban,

del seno de la tierra '

los reptiles !

»Con altivo'

adem án, después , llegandoun águila feroz desde el desierto

,

espantaba los buitres,

'

esperandomi cuerp o devorar después de muerto . »

Calló Germ án, y á Paz tím idamente,— E sa águila era yo

—1e dijo Honorio .

Y á alzar volviendo la abatida.frente,

su historia s iguió as í Germ án de O sorio,

¡Cuán tas veces m is lágrimas secaba,llorando por m i triste com pañera,en la toca de encaje que guardabasu abundante y sedosa cabellera!

»Y_¡cuántas con m ás m iedo que despecho

,

- vi al águila cruzar el aire vano,

cual ve el ave,los hijos bajo el pecho,

cerniéndose en los aires el m ilano !

»Causándome, por fin, un hambre horrible

el—fruto que pendía en cada rama,y aum entando m i sed inextinguiblelos murmullos del rio entre la grama,

»cada vez m ás y m ás desesperado,de cuanto alli miraba y cuanto oía

,

140 CAMPOAMOR

»Y com o ésta, al mo<rir, cubri ó aquel d íam i pecho fiel con su cabeza amante,yo ,

cariñoso, al inclinar la m ía,su cabeza cubrí con m i sem blante !»

Acabando Germ án con un gem idola historia de sus grandes amarguras,le d i jo aquel para quien s iem pre han sidolas m uertes unas vidas de aventuras

<< Oye el fin de ese amoe que'

vais llorandoel águila que crees que del desiertovino á espantar los buitres , esperandotu cuerpo devorar después de muerto

,

»pudo evitar,con su adem án altivo,

que, de los bui tres las feroces sañas

te devorasen, aherrojado y vivo,

cual nuevo Prometeo, las entrañas .

»Pero_

evitar no pudo “

que aquel dia,

por - la carne atraídos y exaltados ,los lobos en voraz carnicería,dejasen vuestros huesos descam ados .

>>Mas no quedó de vues tro amor ni seña,pues sin duda del Conde los sabuesos,por el honor velando de su dueña,dieron cuenta después de vuestros huesos .

»¡Y adiós l—concluye, al alejarse, Honorio.

¡Dichoso aquel que am ó y ha sido amado ;pues , aun sufriendo así, Germ án de Osorio,

nunca el que ama es de] todo desdichado !

Heraldo de deshonra,y de ira c iega,

gri ta después, corriendo una bacante :

—Eu cierto lecho,

esa m ujer que llega,

entró una noche madre, . y salió amante .

EL DRAMA UNIVERSAL 141

Y ¿detrás unos sátiros, que aullándo,

con el rostro procaz, de barro dleno,se aparecen de

'

p ronto, cual brotandode .chozas fabricadas bajo el cieno,

á una mujer con manto ajada y bella,fatigan, [pérsiguiéndolat lasc ivos ,y ofenden su pudor en torno de ella

con besos figurados y . expres ivos .

Toca'

n al manto á veees,y ella, altiva

,

cuando alguno sus orlas profanaba,de la fuerza del aseo, 00nvulsiva,el ¡nante de sus manos arrancaba.

Y al ver que su dolor m ira piadosa,s e acerca - á Paz

,diciendo z— Oye m i nombre .

y viendo'

a…Honorio, añade pudorosa,

—Mas ven, no me oiga por pº

iedad, ese hom bre.

rL EANDRA DE Z UNIGA

<< Fui madre,y digna de ventura tanta,

viuda guardé con religioso celo

m i castidad, virginidad m ás santa

que 1a|primera cas tidad del C ielo .

»L isena m i do-nEetla, al hijo m ío

anió sin fe con la adh es ión que afrenta

yo, m irando en L isena amor tan frío,

sentía una inquietud calenturienta.

»Por d inero, su am ór y hasta su lecho,dió de L isena el corazón livianoá la mujer que acumuló en su pechola llama toda del

amor humano.

»¡Ay l Una noche,de razón ajena

,

al hi jo de m i amor, que yo adoraba,

o tra mujer m ásj

torpe que L isena,

de acuerdo con L isena,le aguardaba.

CAMPOAMOR

Y aquí L eandra balbuceó,y nom brando

la noche… el su dem encia el

poco á poco su voz'

debilitando,

fue á dec ir no . sé qué, mas no lo di jo .

Y al ver Paz que, aturdida y cas i loca,ni ideas para hablar

, ni'frases halla,con la mano tapándole lab oca,m irando á Honorio

, la decía z— ¡Callal

—¡Sum ida en el dolor

,muerta de espanto

L eandra murm urando proseguía,envuelta entre Los pliegues de este manto

,

no he vuelba a ver la luz desde aquel d ía !

Dijo, y huyó : los sátiros aullando

la s iguen en su rápida carrera,

y en torno. de ella im puros circulando,¡Que muera —

gritan con furor,—¡que muera !

Y lapidarla, al fin, quisieron viles ;mas

,com o Dios es grande y s iem pre bueno,

por m ás que las buscaron cual reptiles,

ni una piedra encontraron entre el cieno .

Y al“

verlos , dijo Faz z— Contempla, Honorio,¡cóm o Dios , en su gracia inagotable,no trajo ui una piedra al purgatoriopara arroj ar a la mujer culpable !

144 CAMPOAMOR

mueven aún,con presunción de herm osas,

los -

o jos ya apagados y'

sombríos,

y al verlas todavía deseosas ,en vez de ardor

, se sienten calofríos .

De J ulia, hija de Augusto, se presenta,

de fango llena,

_

la im perial figura ;si h oy triste

,descarnada y macilenta,

radiante en otro tiem po de herm osura.

Pensando en el pas>a_

do,aun bebe ans iosa

el dejo de sus lúbricos am ores ,

porque es sólo una planta venenosa,cuando ha dado el placer todas sus flores .

Tras de ese amor, que en el placer empieza,y acaba en el desprecio y el hastío,no faltó á su vejez ni una bajeza,ni ham bre

,ui sed, ni desnudez, ni frío.

Aunque á muchos después, por el sem blante,Paz y Honorio

,pasando, conocían,

de o frecerles el bálsam o irritantede consuelos vulgares se abstenían.

Vil como ella,á la Borgia sanguinaria

la muerte le infiltraba en el aliento,invis ible L ocusta, una malaria,que el veneno esparcía

_ por el viento.

Del grupo de unos sátiros furiososhuye J uana de Nápoles ,No Vi jam ás en ojos rríás herm osos,

m ás audaz ui m ás firme una m irada.

Des consolada Paz y triste Honorio,llorando á solas ven una bellezaen el sitio peor de un terri toriodonde reinan la fiebre .y la tristeza.

Y—¿Quién eres — preguntan a la dama,que en el lugar del as tro más oscuro

EL DRAMA UNIVERSAL 145

brillaba,cual la flor sobre una rama

que ha tocado, al pasar, un“

aire im puro .

Ella al sentir colgada por delanteuna moneda taladrada al cuello,procurando ocultarla

,en su sem blante

del ¡más negro pesar llevaba el sello .

PAULA MEJ IA

<< Fuí por m i esposo sorprendida undíaque ,

m is deberes olvidé de esposa

respondió a Paz, al fin, Paula Mej ia,

encendida su faz com o una rosa.

—Págala bien —de palidez cubierto,el marido cruel d ijo al amante,en ¡cuyos brazos ¡

ay ! deb í haber muerto,

ciega de amor, perdida y palpitante .

— O al punto—continuó con… rabia fiera,te

'

parto el corazón con es ta daga,ó un es cudo la das

,de igual manera

que _á

'

una mozuela de cuartel se paga.

»¡Ay l el amante obedeci ó al m arido ;aquél, infame, y és te, reneo—roso,

así, no muerta, deshonrada he sido

entre un amante Vil y un fiero esposo .

»Y después el marido deshonrado,con un frío rencor, que aun me horripila,de una cinta

,el escudo taladrado,

á mi cuello colgó com o una esquila_»

Y Paz echó de ver que, esta diciendo,

el ¡escudo. fatal Paula ocul taba,

y á la pobre mujer com padeciendo,

lloró también, al verla que lloraba.

Campoamor

146 CAMPOAMOR

—¿Por qué no m e mató piadosamente

,

de aquel am ante vil entre los brazos

gritaba en ese es tado en que la frentehacerse quiere, al parecer

, pedazos .

Calla; su ros tro con las manos tapa,y asi de nuevo a sollozar com ienza,y un llanto por entre ellas se le escapa,de rabia, de terror y de verguenz a.

Después de andar de un Iaido al otro lado,se paró

,m iró al cielo, abrió la boca,

aspiró el aire,y luego de aspirado,

gri tó y se echó a reir : ¡estaba local

Y en la rabia y la pena que sentíaunas veces riendo

,otras llorando,

á solas se quedó Paula Mej iauna voz sin palabras murm urando .

ESCENA XXXIV

'

E l p ecado de la. Im purez a.

(CUA RT A PA RT E )

LUGAR DE LA E SCENA : Un'

sol putrefacto

PER SO NA JE S : Paz ,

—Honorio,

Teresina de la P eña

ARGUME NTO,

— Siguiendo su viaje por el as tro putrefac to, en

cuentran a las coque tas y después á C leopatra guiando á vanas

m ujeres_

—Ve Honorio á Teresina de la Peña, la amante de un

am igo suyo, y'

é s ta le cuenta cóm o el deseo de venganza la pre

cipitó en el crim en,

L os devotos de Venus y Cupido,después de una existencia d ivertida,respirando aquel aire corrompido,

beben la muerte en 10 que da la vida.

De polen im pregnados los am bientesvan

_

tcargados de lúbricos vaporesá sus pies se deslizan las serpientes ,y la fiebre se oculta entre las flores .

148 CAMPOAMOR

ostentando en su rostro las señalesdel '

placer no escaseado, que embruteee.

Un áspid la mató mas se asegura

que, hiriendo el » áspid, la mató el despecho,

pues cuentan que su sangre era tan pura,

que el áspid reventó sobre su pecho .

Perdida el alma,ajada la materia,

m enos que ella tal vez,

siguen livianas,

las hijas de la ini'

am ia y la m iseria,

madres del VICIO y de la pes te herm anas .

Confunden_

eon bos tezos sus gem idos,sintiendo la em briaguez de la fatiga,

porque Dios,del

.am or de los sentidos,

hastiándonos de goces nos castiga.

Hallando á una mujer viva y pequeña,de vida no muy buena, y mala t ama,—¡L a pobre Teresina de la

_

Peña!…con ternura y dolor Honorio exclama.

TERE SINA DE L A PENA

¿ Se is — fue a decirla; y rápida y .. concisa,—L a m isma soy

— le interrumpió la sombra ;y él hablando despacio, ella de prisa,ni él la dice q uien es , ui ella se nom bra.

—Hasta el crimen por él

la tris te joven a decir com ienzay al decir él

, por la em oción turbada,se ,puso colorada de verguenz a.

L a virtud aprendiendo de corrida,— siguió, de rabia y sentim iento roja,después de abierto el libro de la vida,lo he leído has ta el fin hoja por hoja .

»Com o el cam ino abandoné derecho,porque á otra se entregó, de celos llena

E L DRAMA UNIVERSAL 149

yo,después, por vengarm e

,en m i despecho,

— La vida corta, dije, pero buena.

»C iega en m i rab ia,y en m is goces fría,

marchita ya de m i virtud la palma,

sin hallar el amor que á él le tenía,al placer me entregué con toda el alma;

»Aunque doté de'

artificial ventura,tej iendo el h ilo del plalcer, a tantos ,el t ierno amor sobre m i vida im purani una vez ha arrojado sus encantos .

»Y es que, á pesar de m i cruel despechom i ¡ardiente corazón sólo á él quería,y s iendo para él

,aun en m i pecho

la fuente del candor renacería.

»¡Perdida ya una vez , aunque demente,me lancé á una feroz incontinencia,no hallé dicha ni paz , pues solam ente

nos consuela de todo la inocencia

Y m ordiendo algo,en sueños, con la boca,

batiendo con los puños las rodillas,una espec ie sintió de rabia loca

,

que hizo llegar la sangre á sus m ej illas .

Después hacia el tropel de innoble famacorriendo la mujer viva y pequeña,con ternura y dolor Honorio exclama—¡L a pobre Teres ina de

'

la Peña. .

Y— ¡Adiós l— la dice ; y f rápida y concisa,

—¡Adiós , adiós J— le respondió la sombra

y él hablando despacio,ella de prisa,

ni él la dice quién es , ni ella se nom bra.

Y añadeHonorio con viril coraje¿ ¡A cuántas , comd á ti, traen los celosá es te astro de fatal libert inaje

,

pudrí dero maldi to de los cielos !

150 CAMPOAMOR

ESCENA XXXV

E l p ecado de la. Im purez a.

(QUINT A PART E )

LUGAR DE LA E SCENA : Un sol put?“

efacto

PE R SONAJE S : P az —Honorio.

—L os M arqueses de Valverde

ARGUME NTO_

—Acabando de recorrer el astro putrefacto,se en

cuentran o tros vimosos ; y después de ver pasar á las C eles tinas ,cierto hombrecillo les cuenta que un marqués de Valverde , para

castigar la desenv'

oltura de su mujer, hiz o colocar el retrato de

ella, con el vestido rem angado,en el frontispicio de su casa.

—E xclam acion<: s de Paz y Honorio al abandonar el as tro donde

purgan los impuros sus pecados ,

Cruzando aquella tierra corrom pida,'

s iguen hallando: los'

perdidos seres,

que creen que Dios les concedió la vidapara agotar en ella los placeres .

Sobre sus tardes m iem bros,

cuyos bríosagotaron los reumas y los años ,resbaladizos, húmedos y fríos ,ven pon pena correr bichos extraños ,

los audaces, que llevan en la frentela expres ión de los goces violentos,y que im puros revuelven en la m entetoda suerte de inmundos pensam ientos .

Y ven á los que, en falso enam orados,convirtiendo el deseo en un supliciode su inútil amor desesperados ,no s intiendo pasión, ,

sueñan el vicio .

Van en pos de ellos,en tropel impuro,

en ¡dem encias de goees delirando,hasta el tierno respeto

,el amor puro,

con sus necios caprichos deshonrando,

los Catones , Adrianos y Alcibíades

que, apurando el deseo hasta las heces,

15 2 CAMPOAMOR

que si el mundo perdona un extravíos iempre es con la bajez a inexorable .

»Este fue el escultor.

que hiz o el retrato,

esa el marido fue, la m ujer esá

¿ cuál tuvo de los tres menos recato,el artis ta, el Marqués ó la Marquesa ? »

Corriendo uno detrás, y otro delante,s igue el marido á la mujer perjura,y detrás de los dos marcha jadeante,cargado el escultor con la escultura.

Y— ¡Malvado l—'al Marqués , ya arrepentido,

dice el artista de furor cegado ;—¡Malvadal

— á la"

mujer gri ta el marido,y le responde la . m ujer :—¡Malvado i

Y el esposo á la esposa por la faldala agarra airado, cuando huir procura,m ientras

,fiero

,al marido por la espalda

le pega el escultor con la escultura.

Y deshonrando al grupo sin decoro,

m ientras —la infam e proces ión seguía,su deshonra también silbando á coro,

un [pueblo m ás infam e todavía.

E l putrefacto sol por fin dejando,

arrebatada Paz de un santo celo,

—¡Dichosos !— exclam ó

, la vista alzando,

¡los que aman sólo 10 que aprueba el cielo

Y al dejar aquel astro maldecido,es tas frases sobre él Honorio lanza :¡Cuán felices son

, pues no han sentidola d icha del amor sin esperanza!

»¡Nunca el sol con sus rayos esplendentes,astro de maldici ón

,tu fango dore !

¡Dios quiera, abrevadero de serpientes,

que un diluvio de rayos te evapore l >>

E L DRAMA UNIVERSAL 15 3

ESCENA XXXVI

L as'

almas en pena

LUGAR DE LA E SCENA : De los cielos la . tierra

PERSONA JE S : Jesús el M ago,

—Soledad .

—Paz,

—Honorio

Palaciano,

—L as almas en pgna

A RGUM E NTO _

—Hal lan en los espacios las almas en pena del

mundo extinguido que, guiadas por Palaciano , bus can en vano

la tierra adonde deben ¡r á acabar las vidas comenz adas, asícomo muchas almas del globo terráqueo van á algunos astros á

purgar sus ceados Palaciano,al pasar, las guía hac ia donde

es tá su ma re E ncuentro de Paz , de Soledad , de Honorio yde Palaciano —Nueva aparición y exhortación de Jesús el M ago .

—Viendo Soledad que las almas vacilaban sobre el cam ino que

deb ían seguir, arroja delante de Palaciano un puñado de luz ,

que sirve á las almas de guía. A l separarse , sus iran los cua

tro,cuyos suspiros , confund idos , servtrán, andan o el tiem po,

para la creacion de o tro mundo .

Son tan inmensos los humanos duelos,

que hasta en el éter con m ortal quebranto,m ás allá de los cielos de los cielos,s iem pre ojos se han de hallar que bañeel llanto.

Ya vim os con dolºr de qué manera

aquel rebaño de almas que antes ibasiguiendo á Palaciano, cual si fuera

guiado por una hada compas iva,

para acabar la vida comenzada,el mundo van buscando, y, anhelantes ,sin encontrar la tierra deseada,de un sol á otro sol vagan errantes .

- Con Paz y Honorio,Soledad, inquieta,

ve la m irada de almas , que, perdida,muriendo antes de tiem po en su planeta,va hacia la tierra á concluir la vida.

El intenso dolor de la locurala grande turba de las almas siente,y da Vueltas y vuel tas y -murmura

como un mar que susurra eternamente.

154 CAMPOAMOR

Ya imi tan,cuando en grupos se adelantan

por la vaga extens ión del firm am ento,

el m onótono ruido que levantanlos árboles m ovidos por el viento

ya á nubes de follajes se parecen,

que un deshecho huracán m ueve con ruido

ya a tórtolas que se mecen,

piando en la enramada en que han nacido.

Con la inm ensa atraceión de un pecho que ama,hacia Paz los conduce Palaciano

,

com o las aves que el Bracm ita llama"

á com er cariñosas á su m ano .

,Y a Paz y á Honorio,circulando errantes,

las'

tristes almas con amor rodean

y cual pájaros giran, que anhelantes ,

en torno de un festín revolotean.

Aquél eon altivez, éste sum iso,al hallarse un herm ano y otro hermano,se ven ante su m adre de im proviso,

Honorio en pie, de hinojos Palaciano .

Ya juntos , de su madre en la presencia,Honorio y Palaciano

, aunque sin ira,

están con la glacial indiferenciadel que ve m ás allá de 10 que m ira.

C om o un grupo de luz, entre ellos cae

Jesús de pronto,y prorrum pió z

—¡Victorial

¡Consagrem os al Dios que aquí nos trae,amor

, respeto,bendición y gloria!

E scucha alegre Paz aquel acento,que del espacio

'

en el azul retum ba,y m ientras oye Palaciano atento,tan m udo Honorio es tá com o una tum ba.

—¡Salud l

— siguió Jesús, —á aquel que guía

por buen cam ino a la perdida gente,

15 6 0AMP0AM 0E

Enternecida Paz,m irando al

"

h ijo

que á las almas guiaba, en su embeleso,—¡Adiós l ¡Adiós i

— á Palaciano. dijo,dándole

,amante, en cada adiós un beso.

Suspendiendo las almas sus congojas,volaron hacia el mundo a toda prisa,ya sueltas, ya en montón,

com o las hojas,que se esparcen llevadas por la brisa.

Por gracia de Jesús, cuando gim ieron,yuntos los ayes , en revuelto giró ,se acercaron,

se unieron, y se hicieronde los cuatro suspiros un suspiro .

Y en uno todos '

con amor m ezclados,les bendijo Jesús á su partida,porque fuesen

,un día condensados,

de un mundo que será, germ en de vida.

Y así corriendo,y entrañando unidos

la te,la duda, la

'bondad, los celos,

:ctº

uz aron desde entonces confundidos,:com o una trom ba de pasión, los cielos .

S iguiendo Soledad al triste bando,por si errante algún alma se perdia,un punto con el dedo señalando,—¡Por all í !… con el ges to les decía.

Del coro de las almas vagabundo,con perfecta hum ildad, con fe cris tiana,cada cual baja á ser acá en el mundo

una m ezquina criatura humana.

Ya ven Honorio y Paz,despavoridas

á las almas en pena allá á lo lejos ,que aun cruzan el espacio confundidasentre tenues y pálidos reflejos

y que conforme de los cielos huyen,por_

el vapor que los espacios puebla

E L DRAMA UNIVERSAL 15 7

se des lizan sutiles , com o fluyenlos rayos de la luz entre la niebla.

Para acabar las comenzadas vidas,[buscan las almas su postrer calvario,y van, por Palaciano conducidas ,de la tierra al infierno tem porario.

Parte Jesús ; , el c ielo está som brío

siguen las almas su cam ino…

º

incierrto º

se alejan Paz 'y Honorio, y el vacíohas ta de som bras se quedó desierto.

ESCENA XXXVII

E l pecado de la. E nvidia

L UGAR DE LA E S C ENA : Un astro paradis íaco

PER SONA JE S : Paz ,

—Honorio,

—L eonor de Navarra

A RG UM E NTO,

— L legan Paz y Honorio á su árid>o planeta, que

tiene en el centro un paraíso, donde los envidiosos ven todo10 que envidian . Después de dejar á los maldicientes y á los

calumniadoré s , h állan entre los grandes envidiosos á Leonor de

Navarra, que les cuenta cóm o m ató á su herm ána B la,nca, cc

losa de los derechos de ésta al“ trono de Navarra.

—DespuésHonorio ve la imagen de su hermano

,á quien envidió algún

día ser el prom etido de huye despavorido de aquelastro ,

Hallando Honorio y Paz males y males,¡corren, sintiendo duelos sobre duelos,los astros de los vicios capi tales

,

calvarios de las tierras de los cielos .

Un día que, entre vagas nebulosas,en su calvario sideral pasaron,

los grupos de unas islas m isteriosas.

de un celes te arch ipjélage encontraron.

y en una de ellas con sorpresa m iranun claro eden

, en derredor sombrío,

y en med io de un infierno, un cielo adm iran,

perdido en las regiones del vacío.

15 8 CAMPOAMOR

E l delicioso eden hallan cercado

de las áridas gredas de un desierto,

y fuera del oasis encantado,parece alrededor

'

que todo ha muerto ..

Gozaba el alma all í paz y alegría,no envidiosa

"

jam ás, siem pre envidiada;con su eterna verdura

,parecía

¡de aquel eden la muerte desterrada.

En ¡tan santo pens il los corazones

)descansaban en paz , sin ansia alguna,pu

'

es brillaban en él todos los d ones

del ¡amor, de la gloria y la fortuna.

De 10 alto. del Himeto perfumadom irando el astro en derredor

,se advierte

un árido país , tan desolado

cual ¿Lo es tán los dom inios de la m uerte.

Fuera,el rencor, el deshonor, la ira ;

dentro, el amor y el religioso anhelo-.para cas tigo,

el que envidioso adm ira,ve cuanto envidia, en un dichoso cielo .

Del linde del eden, s iem pre apacible,

aparta de él las envidiosas gentesun cercado de cactus

, que, terrible,se llena

,andando el tiem po, de serpientes ;

y en torno,cual si íuesen rencorosos

vampiros, por sus tum bas vom i tados,

contem plan el eden,_

los envidiosos ,en que gozan sin fin los envidiados .

Amarilla de cólera, la gentetrnaldice el bien ajeno has ta el deliriose envidia todo all í tan solam entede la gloria no envidian el martirio .

L os maldicientes, con m irada fiera,

…con o jos de rencor, que baña el llanto,

160 CAMPOAMOR

es tos que im piden que se suba á un trono,

Ino acaban de morir,y hay que matarlos .

»Guardé esa vez con crim inal bajeza,disfraz ada de Inés, de B lanca el sueño,com o es conde el esclavo la cabezaal ir, as tuto, á ases inar

,al dueño .

>>Despertó,tuvo sed, m e m iró ans iosa,

la_

di á y al verla envenenada,

la ilusión me asaltó,vertiginosa,

de ser muerta con ella y enterrada.

»L uego, dudando, prorrumpió inocente—E l aire es de L eonor, de Inés el manto …

Yo, al ver que m e m iraba fijamente,volviendo el rostro, encanecí de espanto .

»Sintiendo el fuego que en su pech o ardía,con voz de madre

,á un tiem po y soberana,

ss'

acudiéndome el braz o, m e decíaInés de Aguilar, 6 sois m i hermana?

importa, ing rata, que tu rostro vea,

si te doy el perdón, que á Dios le pido ?M e has m uerto, Inés , L eonor, ó la que sea,

y'

es fácil m i perdón,mas no tu olvido .

»¡Cuánto"

sopor en m is entrañas viertees te licor con que la fiebre amanso l

(Por él, gracias á ti, tendré la

di jo, Inés á L eonor,— tendré el descanso .

» ¡Hondo letargo es de mi vida dueño,

pídele á D ios,cuando expirar me veas,

la gloria para m í, para ti el sueño,

y adiós Inés,L eonor, ó 10 que _

seas l

»Yo , com o el vil que mata, de rodillasdel veneno las huellas contem plaba,y de B lanca el aliento m is mej illas,com o erupción volcánica abrasaba.

se desliz an sutiles, como fluyen

los rayos de la luz entre lanieb la

162 CAMPOAMOR

Al mirar que de B lanca el pie divinosobre

_nu trono de es trellas se apoyaba,

y que su frente un cerco peregrinode ,cabezas de arcángeles rodeaba,

por no verla,L eonor huye, lanzando

no sé qué frases de rencor su boca,y m ira de reojo al C ielo, alz andoel rostro descompues to de una loca.

Huye, y huyendo,embotan sus sentidos ,

rebumbando ponfusos á su lado,todos los ecos de terror oídosdesde el día en que Abel fué asesinado .

—¿Y m i ¡Dios iracundo,

grita, huyendo, L eonor, —así lo quiere

la raza de cm,desde que hay mundo ,

nace, asesina, se deshonra y muere!

M ientras con ojos por la envidia hundidos ,verde en lo interno y árido en lo externo,los envidiosos

_ven entris tecidos

aquel eden cercado de un infierno,

m i'

raba Honorio al Cielo, y anhelante,hallando en él tam bién lo que tem ía,al ver no sé qué cosa en su sem blanteun no sé qué s inies tro se veía.

Era su horror m ás grande que el mos trado

por la vil que, entre envidias y entre enconos,

aprendi ó.en quince días de reinado,

[o_

uánta es la futilez a de los tronos .

Cuando los ojos en el Cielo abismaHonorio, por prodig io sobrehumano,ve, cual si fuese en su conciencia m isma,la pris ión y el secues tro de su hermano.

EL DRAMA UNIVERSAL

Y halla en su pecho , que jam ás reposa,todas las cbsas fúnebres y extrañas

que baoe-

engendrar la envidia rencorosa

cuando tuerce fatal nues tras entrañas ;

y pone ,y corre más, siem pre diciendo

— ¡Huyamos de es te . sitio , madre m ía!…

Y_

á su madre arrastrabacon el glacial sudor de la agonía.

ESCENA X X X VIII

EI p ecado de la Ira

( P R IM ER A P A I T E )

L UGAR DE LA ESCENA : . E l cadáver de un astro

EERSONAÍE S : Paz ,

—Honario,

—Pilar M onlesa

ARGUMENTO,

—Siguen hallando Paz y Honorio los astros que

son los purgatorios de las almas ,L leg;a¡m á aquel en que se pur

fa el pecado de la ira,

” y encuentran 5. los hom ic 1das, entreos que descuella Nerón. Hal lan después á Pilar Montesa, la.cual les dice, que después de haber sido abandonada por su

amante, que se arrepintió y confesó sus_

pecados, le volvió ásolicitar, y fingiendo ella adm itir de nuevo sus obsequios

,lo

asesinó para que .no volviese otra vez 5. dejar su amor por el

am o r del C ielo ,E l amante asesinado ,

creyendo que van al pur

gatoriq las almas de los que, aun habiendo sido grandes pecadores , han amado y padecido mucho

,marcha tras ella rezando

para pedir á Dios el perdón de sus pecados .

Por la region del cielo esplendorosa,

d irigen Paz y Honorio sus pisadas ,guiados por la senda lum inosa

que forman las es trellas agrupadas .

Van de un planeta al ¿otro contemplandoc

'

ómo sigue un torm ento á otro torm ento,

y cuál se va sin térm ino ensa'

nchando,

com o gm mar sin orilla el firm amento .

Con más ó menos luz, y siempre bellas,

en un cielo, ya fúlgido, ya umbría,

la interm inable multitud de es trellas,

com o arena arrojadas al vacio,

164 CAMPOAMOR

del C ielo las profundas soledades

poblaban, ya rem otas, ya cercanas,

y en unas y otras ven humanidadesde nues tra triste humanidad hermanas .

Um! d ía,entre tinieb1as sepultado,

á toda vida y m ovim iento ajeno,

ven ,un as tro en el cielo,abandonado

com o el fós il de un sol, de espectros lleno .

Uh crepúsculo eterno 10 alumbraba,

y en sus antros sin fin,de

'

luz escasos,

un silencio tan fúnebre reinaba,que ui el ruido se oía de los pasos .

¡Osario universal ! ¡Astro som brío !Desespera la paz queN all í se anida.

Masa inerte, que flota en el vacío,privada de la luz y de la vida.

Cayendo á plomo, entumecido el'

Viento,en ¿aquella región de espectros llena,los ¡gem idos de rabia y sentim ientose pierden en un aire que no suena.

En su fiebre normal,de aquellas gentes

el ans ia de"

matar es su esperanzarech inando de cólera los dientes,no piensan en m ás dios que en la venganza.

Mascando el aire y y om i tando injurias,su propia rabia es su mayor marti rio,

y eseoltándolos siempre, cual tres furias,van el rencor

, la fiebre y el delirio .

Con el“

pecho m ás duro que una roca,cual huye de lobeznos la manada,va un grupo de asesinos por la bocaarrojando una espuma ensang1entada.

Exasperado al lí , todo hom icidave en el astro sin luz

, dorm ido ó m uerto,

166 CAMPOAMOR

cobarde, arrepentido y confesado,

dejó m i amor por el amor del C ielo .

»Ignoraba que hubiese,

el alma m ía,

m ás dios … que su pas i ón, pues de tal m odo

adoraba á,es te infame

, que creía

que un puro amor es religión y es todo .

»Pasó el tiempo,y de nuevo arrepentido,

ya con mucha pasión y poco celo,á m is pies confesándose rendido,

por volver a m i amor dejó el . del C ielo .

»Eu la cita feliz del primer día,al m irarle de nuevo condenado

,

y al ver que, conteinplándom e, sentíaese h orrible placer que da el pecado ,

»desenvaino un puñal,beso su frente,

le parto el corazón, - y así le digo :— Sé m ío

,y no de Dios , e ternamente,

hoy que estás mal —con Dios y bien conm igo .

»Y acabando también m i inútil vida,

nos unió para siem pre el sueño eternono m e llevó él á un . cielo arrepentida,mas vine yo con él á un m ism o infierno .

—¡Súfrem e aqu í, por m i desprecw honrado,

amante desleal,

cristiano im pío !Ni perdono, ni olvido que has dejado

por el amor de Dios el amor m ío . »

Dice,y con ojos de furor devora

objeto infeliz de sus amores ,

y alejándose al tiva y seductora,marcha gentil com o quien pisa flores .

Y d ice el hombre 5 Paz : << L a desdichadano sabe amar sin fiebre; y ten en cuenta,

que al hacer lo que ha dich o,fué arrastrada

por la furia de amar que la atormenta.

E L DRAMA UNIVERSAL 167

>>Me ases inó ; mas en aquel ins tantela eegaron su amor y su fierezaestaba tris te, y en el alma amante,¿ quién sabe á lo que arrastra la tristeza?

»Pero, com o han de s er, cuando han sufrido,

los_que han amado mucho

,perdonados ,

voy rezando tras ella,arrepentido,

en justa expiaci ón de sus pecados .»

Y m ientras de ella en pos , él la seguía,llorando de ella y de él los muchos duelos ,—¡Padre nuestroI—mirándola

,decía,

que estás—s igui ó, alej ándose— en los cielos “

ESCENA XXXIX

E l pecado , de ia Ira.

S E GUNDA PA RT E )

LUGAR DE L A E SCENA : E l cadáver de un astro

PE RSONA JE S : Pae,—Honorio.

—L a M arquesa de A storga, DonFernando Ruiz de Castro

ARGUM E NTO —Siguiendo su marcha por el purgatorio de la ira,se encuentran entre los celósos á la Marquesa de A s torga, la

cual dió de comer á su marido el coraz ón de una amante ; ydespués á don Fernando Ruiz de Cas tro

,gobernador de Toledo,

ue hallando una noche en su jard ín al conde don Vela hablan30 solas con Fortuna,

dama de su mujer E s tefan ia, creyendoque era és ta, mató al C onde, subió al cuarto de E stefanía y aun

que la halló dorm ida, pensando que fingía el sueño, la asesinó ,

Aparece Fortuna disfr£z ada con el traje de E stefania, y después de confesar á Cas tro que su mujer es inocente, y que lacq able es elija, se az trojó al río Tajo

Cuando los dos , sin luces ni senderos,

por aquel sol fosiliz ado andaban,bajo el pie de los pálidos viajerosLos huesos de los m uertos resbalaban.

Creyendo encontrar hom bres , hallan fieras

en el planeta aquel, qu'

e parecíaun cadáver perdido en las esferas,en,

¡mediº de.

una atm ósf.

em.

som bria

168. CAMPOAMOR

En vano es'

que'

se m ire, y el gem idose fía en vano de la peña al hueco ;vagando allí sin claridad ni ruido,

quieren ver,y no hay luz ; si hablan, no hay eco.

Sobre el planeta, 6 muerto 6 m oribundo ,

el sueño 6 insom nio los fantasmas velan,cual sobre el mar del Norte trem ebundo,

i¡mperturbables, . las gaviotas vuelan.

Persiguiendo á —sus viles ases inos,

gim iendo de ira,y de furor inquietos ,

blanquear se ve por todos los cam inos,com o un rastro confuso de esqueletos .

Marchan también aquellos que furiososquieren morir, pero m orir matando ;los que aman mucho y bien, y que, celosos,de ganas de llorar van reventando

,

y sus penas , ó ciertas ó soñadas,agrandan con su loco pensam iento,llenando sus mej illas inflamadascon lágrimas de rabia y sentim iento .

L A MARQUE SA DE ASTORGA

Dando un gri to de celos espantoso,

dice una dama a Paz : marido ?Arrancado por m í, fue por m i esposo,

el corazón de .otra m ujer com ido .

»¡Sí ! castigué su, proceder villano

— siguió d iciendo la ofendida esposa,sirviendo á m i marido, por m i mano,

el corazón de una rival dichosa.

>>Dispuse un gran fes tín : y ¡oh ! ¡qué contentos

m is huéspedes cantaban y reían !y yo ¡cuánto gozaba al ver que, ham brientos ,de m i rival el cc

_

>raz_

ón com ían!

170 CAMPOAMOR

y que llegó hacia ellos mu rmurando ,

como el loco que reza imprecaciones ;

y—¿ Cuál es tu pesar ?— también gimiendo

le pregunta al_

fin Paz , trans ida el alma.

Miró el de Castro, y contes tó diciendo,con el tono aparente de la calma :

DON FERNANDO RUI Z DE CASTRO

<<Mi esposa Es tefania, que es tá en gloria,

fué del Séptim o Alfonso h ij a querida;desde h oy sabréis, al escuchar su historia,que hay desgracias sin fin en nues tra vida.

»Yo la maté,eeloso ; y si

,rem iso,

no me maté, tam bién la noche aquella,

fué por matar después, si era prec iso,á todo el que, cual yo,

dudase de ella.

»C ierto conde don Vela,á Es tefania

la profesó un amor que ella ignoraba;y Fortuna, una dama que tenía,

á don Vela, á su vez , idolatraba.

»Por las noches Fortuna, artificiosa.

m ientras _que su arma se entregaba al sueño,disfraz ada y fingiéndose m i esposa,

hac ia al Conde ,de sus gracias dueño .

»Eu m i parque, una noche, hacia una umbría,llegar vi á una mujer,, y á un hom bre á poco ;luego, el nom bre al oir, de Estefania

¡ay ! yo pens é que me volvía loco .

»Torno á escuchar de E stefania el nom bre

por vengarm e mejor,m i rabia aplaz a

mas Vi después á la m ujer y al hombreconfundidos los dos en un abrazo,

>>y—¡En guardial

—gri to al hombre ; él se prepara,

le acoso airado, y con_valor me acosa,

EL DRAMA UNIVERSAL 171

y m ientras mato al Vela cara á cara,huye la infam e

_que creí m i esposa.

>>Dejo all í al Conde, atravesado el pecho,y pers iguiendo a la mujer que hu ía,Vi á la luz de una lámpara en su lecho,

dorm ida dulcem ente á E stefania.

»Aque] sueño de paz juz go fingido ;la despierto

,me ve, m e echa sus brazos ,

y con m i d aga, entre ellos oprim ido,

h ice,

'fe'

r0z , su coraz ón pedaz os .

—¿Me matas —dijo,

y"

contesté —¡De celos !

—¡L oco l

— gritó ; y al ver que me abrazaba,-

¡Cual te amahal— exclam é,y ella a los cielos

m iró,y dijo al m orir z— ¡Cuánto m e amaba!

»Sent í luego una puerta que se abría,y al resplandor de la naciente luna,con el traje salió de E stefania,cual siniestra sonám bula

,Fortuna.

—¡B árbaro l

— d ijo ;— la mujer que ha huidono es tu e5 p05a feliz

, que muere amada;

¡yo soy quien disfraz ada he recogidoel precio Vil de una pasión robada!

»Perdona,Castro, la dem encia m ía

te dejo honrado, aunque de angustia lleno ;y pues muere entre sangre Estefania,es muy jus to que yo muera entre cieno .

»Y así diciendo, del balcón abajose echó “Fortuna de cabeza al río,y al ruido que h izo,

al recibirla, el Tajo,

bañó todo m i cuerpo un sudor frío.»

Era de Castro la amargura tanta

que al furor reem plazando la tris teza,ronca la voz y seca la garganta,_

cayó sobre su pecho su, cabeza,

172 CAMPOAMOR

Y conclu'

yó z—¿No es cierto que deb ía

matarme yo también la noche aquella?Mas , si faltase yo, ¿ quién mataríaal que dudase de m i amor y el de ella?

Viendo Honorio que Castro sepultaba

entre sus manos la abatida frente,iimitando á su madre murm uraba—Odia el crim en ; perdo

'

na al delincuente .

ESCENA X L

E l pecado de la. S oberbia

LUGAR DE LA E SCENA : Umi estrella nebulosa

PE RSO NA JE S : P az ,

—Honorio,

—Isabel de Inglaterra

ARGUM ENTO , E n el as tro donde purgan sus pecados los 5 0

berbms, ven que un ángel,al pasar, se cubre el ros tro para no

ver á Sam, á jerjes y el rey Poro . E n el fin de un promonto

rio que se ade lanta hacia el vac ío ,hallan á una mujer que les

cuenta el fin de los soberb ios , despreciados por Dios y por

los hom bres , Pregunta P.az á la mujer su nom bre, y le dic e quees I sabel de Inglaterra,

y les refiere la historia del anillo queen prueba de amor, dió al cond e de E ssex, el cual, conde

nado á muerte, se lo remitió, en prueba de sum isión, por su

enem iga la condesa de Notting ham ,quien lo guardó , en vez

de entregado : y concluye d ic1endo que, creyéndose despreciada, le dejó morir en un cadalso

,

L os astros y los astros explorando,que pueblan á m illones el vacío,

desde el sol hasta Urano,van pasando

de un tórrido calór á un grande frío .

Y hasta ver si por últim o consiguenel fin de hablar de los humanos duelos ,

por el cam ino de las almas s iguenen busca de otros astros

,a otros cielos .

Y ven que D ios , con paternal cons tancia.

fecundados por rayos estelares ,esparce en el espacio

,en abundancia,

los mundos habitados á m illares .

174 CAM POAMOR

—¡Qué son —se preguntaba,— á tanta altura

,

los grandes hom bres y las grandes cosas !

Vieron después que una mujer se hallabasentada en 10 m ás alto y lo m ás fríodel pico de una roca que

: formabael fin de un prom ontorio

'

en el vacío .

Y audaz, una respues ta previniendoal ver llegar á entram bos

,altanera,

sin ponerse de pie, y el ros tro irguiendo,

les di jo a Honorio y Paz de esta manera

<< Rodeados siempre de perpetuo olvido,

traer á este lugar, al cielo plugo,

á cuantos reyes fueron y han vividosentados en el trono del verdugo .

»En su fiebre de ruidos y de honores ,nadie los oye aquí, nadie los nombra,no siendo en este lim bo de vapores,ni siquiera seguidos de su som bra.

»Como hijos del favor,á alzarse prueban.

cual don Rodrigo Calderón,del suelo,

muchas vanas cabezas, que se elevan,

como la espiga sin granar, al. Cielo .

»Vanos com o él, y de la propia suerte,alzan otros su frente coronada,

minis tros im placables de la muerte,

asquerosos andam ios de la nada.

<<Quien no tuvo'

jamás , ni d 10, repos o,

si grande algunas veces,

siempre fiero,

aquí marcha,Alejandro el poderoso,

de reyes y de pueblos carcelero :

»venciendo el infeliz,tom ó por gloria,

de la tierra las glorias m ovedizas,y el mundo fué llenando con su historia,para dejar detrás sangre y cenizas .

EL DRAMA UNIVERSAL 175

»No hallan aquí, cual fúnebres estelas,los que el mundo pasaron á degiíello,

los m árm <>les,los templos y las telas,

despreciables espectros de lo bello .

»Eu vano en sus inútiles afanes ,fueron, haciendo ó deshaciendo leyes ,los pueblos erupciones de volcanes ,y los palacios cárceles de reyes ;

»que es ta es la gloria y el hon01 que e3pera

á esos pobres verdugos coronados,

que han podido pasar la vida enteradelante de sí m ism os prosternados .

»¡Soberbia inútil ! Cuando Dios se enoja,pone en el fiel, con lúgubre m isterio,

un'

gran im perio,á veces , y una hoja,

y pesa m ás la h oja que el imperio .

»Hac iendo al C ielo y á. la tierra injurias ,

no han llegado á saber los m iserables

que son tan sólo del amor las furiaslas únicas soberbias perdonables . »

Y Paz notó que, al recordar, celosa,

las furias del amor abandonado,

mucho m ás hum illada que furiosa,pasó su faz del rojo has ta el morado .

ISABEL DE INGLATERRA

—Pues ¿ quién eres — la d ice ; y responde ella,

d avando las palabras en su frente<< Soy la ves tal que apellidaron bella

sentada sobre el trono de Occidente.

»Yo di un anillo á un hombre ; el alma m ía

ignora si, tal vez enam orada,á aquel hom bre adoró m ás que debíaen m i rango de virgen coronada.

CAMPOAMOR

»Toma— le dije —aunque tu amor m e ofenda,y te acose la envidia, vive cierto

que siemme has de encontrar, con es ta prenda

,

mi corazón á la piedad abierto .

»Com o á_ve0es infiel se rebelaba,

fue a muerte el hom bre condenado un d ía,

y por m ás que yo amante lo aguardaba,el anillo fatal no aparec ía.

>>Dudé una vez y dos ; por vez tercerael Íello irreparable fue firmado,

y á su altivez eorrespondí tan fiera,que el fallo por m i nia]

,fué ejecutado .

»Pam,m í

, en su prisi ón, la prenda amada

dió á una m ujer que se fingió su am iga;mas se guardó el anillo la malvada.

¡Que Dios , cual la maldigo, la maldigal

»Ya, que esperaba con tan .mala suertesu entera sum isión y su ternura,me creí despreciada y le di muerte ;mas él murió creyéndome perjura.

>>De dolor expiré com o una loca,

con la m emoria—en él, la fe en el C ielo,

pues to inm óvil el índice en la bocay clavados los ojos en el suelo.

»Como sueño aquí tanto, y no acostum broá levantar del suelo la cabeza,

siem pre el anillo ante m is pies columbro,

maniática de am or y de tris teza.

»Echo á veces á andar, y me estrem ece

el ruido que al pisar hace m i planta,pues rechina una cosa que parecela prenda de m i amor que se quebranta.

»Más veces triturar, se m e figura,que rayos tiene el sol

,y el mar arenas ,

178 CAMPOAMOR

hum ilde Palaciano, Honorio amante,sublime Soledad, Paz cariñosa,

derramando,al pasar, estos gem idos

la fe,la duda

, la bondad, los celos,cruzaron desde entonces confundidos ,¡com0

'

una trom ba de pasión,los cielos .

Vol ó un día es ta tromba desalada

hacia un rincón de un cielo devas tado,y cayó en la reg ión mal ocupada

por restos de un planeta des trozado .

De aquellos ayes la revuelta suma,que un mundo entero de pasión encierra,condensándose es tá

,com o una bruma

que va formando una ilus ión de tierra.

En torno de la vaga nebulosaven

,del cielo en la parte deVas tada,

que nace, germ inando, alguna cosa,cual si brotase un algo de la nada.

De estos cuatro suspiros condensados,de amor y de dolor germ en fecundo,

Honorio y Paz,contri tos y adm irados ,

ven el alma brotar de un nuevo mundo .

Girando en confus ión vertiginosadel éter las corrientes verdaderas,ya anuncia la m ezquina nebulosaun mundo en formación en las esferas .

L a etérea masa, por el m undo entero,como sangre im palpable, d ifundida,vaga, sin forma y sin color, primero ,

vibra después , radiante y con medida.

El átom o del globo no formado,que vaga m is terioso entre vapores ,poco después

,en gota condensado,

descompondrá la luz y los colores ;

EL DRAMA UNIVERSAL

y círculos inmensos describ iendo,

de sér en ser cam inará escondido,

de un volcán en la cúspide luciendo,

ya de un mar en el seno sumergido

será fuerza después , y luego vida,y lágrima tal vez m ás adelante,que rodará, de un alma confundida,emblema de dolor, por un sem blante.

Por su fuerza inicial ya van creciendoen un lago de luz, pero aun inerte,las olas de la vida

, que,'corriendo,

irán por entre flores a la muerte .

Honorio y Paz con claridad percibencual se van agrandando y agrandando

los c írculos y líneas que describen,

los á tomos en torno circulando ;

y pomo, oscuro,claro 6 purpurino,

el ¡color va subiendo del am biente,

desde'

el mate del polo blanquecino,al rojo de los trópicos ardiente;

advierten que, entre pálidos albores,el éter que inactivo se columbra

,

dispersando la luz y los colores,se mueve ,y da color, vibra y alum bra;

y que del gérmen cósm ico saliendo,nace una ola, y circulando» crece,

y se espacia, y el círculo creciendo,

á fuerza de crecer,se desvanece .

Y luego que la luz forma colores ,se adorna el cielo de flotantes gasas,después nace el am biente

, Los vaporesy masas .

As í en s itios del'

cielo devas tados ,

hirviendo en una atm ósfera sombria,

179

180 CAMPOAMOR

de es tos cuatro suspiros condensados

un mundo nuevo á rebrotar volvía

y así cada suspiro vagaroso,

uno en otro e m bebiéndose, se inflama,y ¿e hace, con el roce, lum inoso,y vibra m ás y y brota llama.

Con sus rayos de luz pres tos ó tardos,va m ostrando

, ya rápidos, ya lentos,el iris sus colores

,blancos

,pardos,

rojos , anaranjados , cenicientos .

De rumores y luz lleno el am biente,vibra el éter con fuerza

,y nace el d ía ;

suena el aire con tiem po,y dulcem ente

encanta nues tras almas la arm onía ;

y en torno de la esferajmelodiosá,

Honorio el pitagórico escuchaba

que una cierta plegaria m is teriosael mundo

,al rehacerse, m urmuraba.

Nace, vib ra, se espacia y resplandecela luz que el foco candescente encierra,y por fin, condensándose, apareceentre tierras celes tes o tra tierra.

Ya de los ayes al calor se agitael mundo es tremec ido has ta en su base,y bulle más

,y de placer palpita,

cual si el soplo de Dios sobre él pesase.

En pródiga expans ión multiplicabasus m ides y su esencia de hora en hora,el mundo que, naciente, ya em pezabaá blanquear con los rayos de la aurora

Com o al brotar los árboles crecían,

lo que en toda una edad,cada minuto,

ias gallardas palmeras extend íansus altas ramas

, su dorado fruto,

182 CAMPOAMOR

Tib ios perfumes de deleite y vidadespierta el sol, y el céfiro levantade los bosques la esencia indefinida,que no embriaga jamás

,y siem pre encanta

¡Salve, oh región del cielo poderosa,donde la p lanta,

el páj aro y el vientod iciendo s iem pre es tán alguna cosa

a la luna y al sol y al firmamento !

¡Cuánta dicha al nacer! ¡Cuánta ternura!

¡Todo á agitarse de placercolores , fuentes , árboles , frescura,alas , impulso, m ovim iento y vida!

L as aves,á la luz de la alborada,

sus . metál icos tiú1bres dan al viento ;es el aire una fies ta continuada,y es la tierra la patria del contento.

L lenos de amor, rodeados de bellezas ,Paz y Honorio cam inan adm irandolos cánticos, las gracias , las ternezas,que entre el mundo y el sol se están cruzando.

Y ven,andando más

, que, tristem ente,á las luces primeras de la aurora,la primera mujer

,junto a una fuente,

en aquel mundo prim itivo llora.

¡Oh esperanza humanal,s iem pre fal lida!

¡Son [las d ichas de amor, tan inseguras,que en el primer idilio de la vida

ya el corazón se abreva de amarguras l

Aunque la causa de su mal no sabe,se queja la infeliz de esa manera

con que se queja, abandonada el ave

en su nido de amor, sin com pañera.

Es la primer mujer, de aire sencillo,tan rubia como el sol

,de blanca frente

E L DRAMA UNIVERSAL 183

huele á rosas su mano, el pie á tom illo,y su cutis al agua de la fuente.

Paz el cam ino hacia la joven toma,y acude de sus penas al reclamo

como lleva en su pico la paloma,al mundo que ha nacido

,el verde ramo.

—¿Qué haces aquí ?— la dice,

"

y su respuestala niña aplaz a, espera, indaga,y agrandando» los ojos

, le contestaCoger flores y amar ; ¿ qué quieres que haga

Y la mujer, sin nom bre todavía,

que sólo sabe hablar de sus amores,

y que ya, sin amor, sólo sab íahacer muchas caricias á las flores,

— L o que eres —dice — y le que soy ignoro.

Y m ientras Paz sus dudas satisface,vivaz pros igue, suspendiendo el lloro,ingenua como el d ía en que se nace :

me'

ha dado la vida que yo tengo

¿ Quién te dió¡á ti ¡la. vida que tú tienes ?

¿Quién soy yo ? ¿Dónde voy ? ¿De dónde vengo ?

¿ Quién eres ? ¿Dónde vas ? ¿De dónde vienes ?

»Yo,al verme aquí traída de im proviso,

me parezco á m í m isma enamorada,recuerdo de a1gún otro paraíso,de que el alma algún d ía fue arrojada.

Y Paz , de esta manera contestandoá aquel ser tan gentil y candoroso,parecía una madre contemplandocómo duerm e en la cuna un niño hermoso

:

Aqu í nos trajo un viento de la vida;y el Dios que hizo es ta b óveda estrellada

,

con su mano, que .

.

-beso agradecida,

nos sacó del abism o de la nada.

184 CAMPOAMOR

Call ó Paz , y la joven, en su empeñode aclarar la fatal incertidum brede ese dolor tan grande, aunque pequeño,que causa la prim era pesadum bre

,

torna á hablar de su mal, vuelve á su lloro,

deja caer las rosas de su falda,

y para hablar á Paz , sus bucles de oro,

con un aire de cisne,echó a la espalda.

De este m odo contaba el primer d ía

de sus am ores los prim eros duelos,y com o era tan niña todavía,aun hablaba el lenguaje de los cielos ;

y al contar los dolones de la ausencia,¡qué bondad ! ¡cuántas frases seductoras !

¡C óm o siem pre el candor'

de la inocenciarebosa sobre todo á todas

<< Soñámdo yo en un ser— tiem a decía,

de mis sentidos y de m i alma dueño,

hallé el ser á mi la o el m ism o d ía,pasando á realidad m i dulce sueño .

>>Miré al cam po y al sol ; mas no Vi cosa

que igualase á aquel ser en el encanto .

¡Qué es tatura! ¡Qué fuerza prodig iosa!Yo es taba muda de placer y espanto .

»Afable alguna vez,y otras terrible,

por el aire imperial de su persona,á m í me pareció que, aunque invis ible,llevaba en su cabeza una corona.

>>Mientras m i pecho subyugado s ientela inefable bondad de sus maneras,es tan b ravo y gentil , que, hum ildemente,tem iendo á su valor huyen las fieras . »

Habla as í la m ujer,y en tal ins tante,

con su entus iasmo y su nativa gracia,

186 CAMPOAMOR

Y Paz ,' m ientras la joven meditaba

por qué amabla á otro ser m ás que á su amante,le hablaba con los ojos

,y brillaba

una risa de madre en su semblante.

— Cuando Dios 10 bendice santamente— Paz le responde

,— nues tro amor gozado,

amando el porvenir m ás que el presente,

después de ser placer, pasa á cuidado.

—¿ Por qué m e deja sola — eon tristeza

la joven exclamaba; y proseguía,teniendo s iempre vuelta la cabeza

por el lado en que Adán marchado había.

¿Qué amor le apartará de m is am ores ?

Sin duda'embargarán su pensam iento

los árboles,las fuentes y las flores,

tal vez el sol, acaso'el firmamento .

Co-ntando as í sus penas de aquel día,con tantas frases , de ternura llenas,Su ros tro el m ás herm oso parecía

que entristeció el dolor desde que hay penas .

Y añadió, separando de su frentede sus cabellos la dorada aureola

¿Por qué me dejará junto á es ta fuente,condenada á la pena de es tar sola?

<< Escucha— di jo Paz — verás cual templaese dolor tan tierno y tan profundo10 que vas á saber ; oye, y contem plaalgún cuento de allá

, del otro mundo .

»Es un germen all í de desventura,el que casta imagine el pensam ientom il edenes de luz y de frescura

que cons truye el amor has ta en el viento.

»Son las dichas,exentas de cuidados ,

de nues tra alma ilusiones engañosas

E L DRAMA UNIVERSAL 187

la fe, lal

duda y el amor, m ezclados,son el fondo entrañable de las cosas .

»Cuando algún día,com o ahora, quedes

'

abandonada del amor querido,¡dichosa, al menos , tú , si entonces puedesalgunas fiores recoger de olvido

—¿ Conque no es el amor toda la vida

la joven le pregunta, y con prestezasuspira, frunce el ceño, y d istraídain

cl ina lentamente la cabeza.

Paz pros igue : De bienes y de males

pagando tu pasión largo tributo,

cual todos los am ores terrenales ,tendrás días de sol y horas de luto.

»¡Ay ! y si sola para s iempre quedas,

tu corazón entonces, lacerado,

no podrá ni vivir, como no puedasenterrar entre flores lo pasado .

»La ilus ion del amor es ser

Y es to oyendo la joven,afligida,

Pues ¡qué l— exclam ó con el candor más tierno,

¿ hay más que un solo amor en nues tra vida

Paz,

. sin oír, siguió z— S i es tu destino

que vivas con amor sin s er amada,paso á paso,

hasta el fin de tu camino,andando irás con el deber cargada.

Y mendola escuchar todas las brisas,s igue Paz : <<Haga el Dios de los amores

vuelvas á hallar sus lab ios con sonrisas,

tornes á ver sus ojos con fulgores .

»Y si fuese tu amor abandonado,quiera aliviar

, p iadoso, tus pesaresAquel que en los espacios ha sembradolos grupos de planetas á m illares . »

188 CAMPOAMOR

Sin p ir estas frases elocuentes,la niña

,atenta á una esperanza vana,

mues tra el blanco azulado de sus d ientes,

su herm osa boca de color de grana ;

y—¡Adiós l

—grita de pronto z— oigo la brisa,

que repite su voz junto á aquel m onte :me voy, porque m i gloria es su sonrisa,

las huellas de sus pies son m i horizonte.

Y, alma s encilla entre las m ás sencillas ,porque sueña en la voz del ser amado,se agolpa, encantador, a sus m ejillas,del pudor virginal el encarnado .

Y corriendo fantás tica y ligeradetrás de aquel

¡

amor, su única gloria,—Me voy , me voy

— les dice z— que m e espera.

¡El cielo os haga dulce m i m em oria!

Y á los labios de Paz lleva la frente,la cual un beso 6 dos sobre ella im prime ;

despué s El Honorio la acercó inocente,con jovial expres ión cas ta y sublime ;

mas viendo que éste con glacial tibiez a,de besar se excusó su frente herm osa

,

ella Volvió , atrentada,la gabeza,

por no sé qué malicia candorosa.

Y corriendo hacia el m onte desde el valle,con agitados pies y ojos febriles ,en el ros tro m os traba y en el talle,una explosión de gracias infantiles .

Y la'

causa buscando de sus penas ,desapareci ó cruzando la camp iña,con aquel pie que llenaría apenasel hueco de la m ano de una niña.

—¿Por qué

—pregunla Paz — no la has besado,

turbando de ella del candor la calma?

190 CAME0AM0E

JO RNADA SEPT IMA

ESCENA XLIII

C ómo acaban los dogmas

LUGAR DE LA E SCENA : E l jardín de J osé de Arimatea

PERSONA JE S

Jesús el M ago,

—Honorio,

—Pilato_

—E l guarda del sepulcro de CristoHadas

,ninfas, druide.9as, s ílfides, hechiceras y todos los

genios representamtes de las antiguas relig iones

ARGUME NTO_

—Se hallan Jesús el M ago y Honorio en el s itiodel jard ín de José de A rimatea; j esús hace retroceder el t iempohas ta la noche del prim er Viernes Santo .

Ve Honorio dos hombres , uno guardando el sepulcro de Jesucristo , que era el m ismo soldado que se quedó con la túm ca de jesús el M ago en el acto de la risión de C ris to, y el otro era

Pilato, que, saliendo de ]erusa én desesperado,d is traia su do

lor vagando por los campos , V iendo una vez el guarda del

sepulcro que el Pretor se revuelca en el suelo,cree que t ie

ne frío ,y le echa encima la túnica de Jesús el Mag o, Al sen

tirse cub ierto con la túnica, _Pilato, por efecto de su prodigio,

ve lo invisible,y mira lleno de espiñitus alados el huerto

de josé de Arimatea,

L as hadas y todos los g enios de las antiguas religiones acuden

alrededor d e Jesús el M ago para que los bautice, Se adelantala ninfa E ge ma, y le dice ue desde el momento en que mu

- rió Custo,los dioses del 0 1mpo desaparecieron del espac1o, y

por más que los fueron buscando de planeta en planeta, no losencontraron

Jesús el M ago sube al C ielo , y al volver á la tierra,viene seguido

de un reguero de luz , con el cual baña y pu—t if ica,bautiz ándolos ,

a todos aquellos espíritus que, convertidos ya al C ristianismo,

ven sus antig uos dogmas purificados y fundidos en el dogma

nuevo y se arrodillzm alrededor del sepulcro de Jesucns to,

P ilato ¿se levanta horronz ado, y recuperando su túnica Jesús el

¡M ago ,vuelve el P retor á dejar de ver lo invisible,

y se d irigeá Jerusalén, pensando en lo horrible de su culpa,

Ya el sol, para morir, se reclinabaal opues to confín de Galileay cerca del Calvario, en donde estabael jardín de José de Aritmatea,

Jesús, en prueba de cariño, toca,de un valle es trecho en el oscuro flanco,un sepulcro tallado en una roca,

que amenaza caer en un barranco.

—Tu madme á ver sufrir te ha conducido—d ce á Ho-nomºio Jesús

,— de unta á otra esfera,

"

E L DRAMA UNIVERSAL 19 1

y ya tu comaz ón com padecido,

al alma humana dió la vuelta entera.

Has vis to el mal del vicio, pero ahora,en rápido y vistoso panorama,ya que acabas de ver cuánto se llora,vas á saber, Honorio, cuánto se ama.

Y— ¡Vuelve l— dice al tiempo el que obediente

atrás sus alas sobre sí repliega,y ante ellos vuelve su inm ortal corrientecomo un

'

Vapor que turba y que no ciega.

Viendo Honorio un fulgor, que de una gasa

parecía el fantás tico diseño,

m ira en un río de vapor que pasa,retroceder la His toria como un sueño .

Y pomº tocarlo bie

'

n,tiende su

"

mano ;mas, sin rom per de su ilusión el prisma,cogiendo nada m ás que el aire vano

,

su mano se cerró sobre sí m isma.

Y al volver hacia atrás,ráp ido, vieron

á ese tiempo que corre hacia adelante,y á la -

voz de Jesús retroced ieronquince siglos y m ás com o un instante.

Tornóse el tiem po con premura tanta,que fue llegando,

en óptica ilusoria,h asta esa fecha m isteriosa y santa

que es el pun to brillante de la His toria.

Parándose, al llegar, aquella urdim bre

que la luz en los céfiros tej ía,

Jesús , con suvoz clara como el timbrede una lárñina de oro, proseguía :

<< Aqu í , como verás, bajo , esta losa,después que muerto fue por los m alvados,el cuerpo sacratísim o reposadel que vino á purgar nuestros pecados .

192 CAMPOA MOR

»Eu m ágica> ilusión, de Cristo en nom bre,hice al tiem po volver

,para que veas

la pasión y la muerte del Dios hom breen hechos que serán sombras de ideas . »

Y á Honorio en el jardín se le aparecen,

tranquilo el uno, el otro taciturno,

dos hombres á los lados, que parecen,

fantasmas hijos del“

vapor nocturno .

Guarda'

á Cristo el soldado“ á quien,

tem iendo,

de la pris ión en el m om ento aciago,

dej ó en'

sus manos,

con pres teza huyendo,

su túnica sutil,Jesús el Mago .

Era el otro Pilato,el que, trans ido,

si no su_

sien,su corazón de espinas

,

vagaba por los campos , aburridode las cosas humanas y divinas .

En el tronco apoyado de una higuera,oye silbar el viento del invierno

,

condenado á las penas del infierno.

y sufre,cual si en vida se sintiera.

L as ramas de la higuera, que caíancom o espec tros

,m oviéndose flexibles

en ?torno de él parece que gem ían,

cual protestas de seres invisibles .

No haila»* P ilato á su dolor consuelo,

son sus_ójos de lágrimas dos fuentes ,

y una vez,revodcándose en el suelo,

hace con ira rech inar los dientes .

Buscó el guarda al Pretor,y como viera

que de frío tal vez se es trem ecía,

echó sobre él la túnica ligera

que del Mago Jesús tomado habia.

Cayó,blanca

_

cual capa de granizo,

sobre el Pretor la túnica flexible,

194 CAMPOAMOR

¡Ya es el espacio del O lim po asientode atm ósfera sin sol, oscura y fría !

de nuestro Olim po la bellezapasará cual la luz de un m eteoro,

ante un Dios sin orgullo ui riqueza,que no vis te la púrpura y el oro ?

>>Decid quién es,para adorar su nom bre

,

ya que el O limpo,de piedad exhausto,

en santa expiación mataba al hom bre,

y él ofrece su vida en holocausto.

»Cuando des iertos los espacios vimos,

silfides,hadas , ninfas y hechiceras,

buscando nuestros dioses,

em prendim os

una larga excursión por las esferas .

—¿Dónde están nuestros dioses — preguntando

un hada tras—de otra hada iba afligida,de planeta en planeta

,continuando

la escala esplendorosa de la vida.

—¡Pasaron por aqui l— nos contestaban,

añadiendo dolores á dolores ,

los hijos de los astros, que variabanen magnitud , en form as y en colores .

—¿Dónde es tán — preguntábam os inquietas,

de astro en astro llevando nuestros duelos,é indiferentes viendo a los planetas

girar por los abism os de los cielos .

»Y cual ellos tam bién indiferentes,¡Pasaron por aqui l— nos contestaban

en cada nueva población las gentesde los m iles de soles que giraban.

»Y al ver que aire, y sólo aire, se volvíanlós viejos dogm as, las antiguas leyes ,las ninfas y las hadas repetían :—¡Nues tros dioses se van ; se irán los reyes !

EL DRAMA UNIVERSAL 195

»Volando por el éter im palpable,nues tros ojos y oídos siem pre hallaron,

el azul de los cielos imm utable,la eterna voz de —

¡Po—r aquí pasaron !

»Sólo en un sol que nuestros ojos vieron,

de g loriosos espíritus morada,¡L es m andó cam inar— nos respondieron,

la eterna voluntad hacia la nada!

»Estas palab ras , 0011dolor oídas

donde tienen su fin todas las cosas ,

y encontrándonos solas y perdidasdel cielo en las tinieblas lum inosas ,

»de1 hado inexorable la durezalamentando de pena traspasadas ,nos volvim os

,lanzando con tristeza

al O lim po las últimas m iradas .

»Para siempre el E líseo e bandonam os,

y hac ia Roma después tendiendo el vuelo,

en sueños a Tiberio le contam os

que s erá Rey del mundo, el Dios del Cielo .

>>Mas,al soñar, Tiberio no ha ciºeído

que el cetro de los cesares se quiebre

por un Rey tan hum ilde, que ha nacidoentre el asno] y el buey en un pesebre.

»¡Bautíz anos , Jesús ! ¡Ay ! ¿Qué nos queda,si hoy nues tra hum ilde convers ión rechazas

,

al sonar es te—¡Sálvese el"

que pueda!de césare—s

,de dios es y de razas ? »

Hasta el últim o térm ino del cielolanzándose Jesús apresurado,de nuevo tornó á abrir

,bajando el vuelo

,

otra rendi ja de oro en el nublado,

y un ras tro de una insólita'

blancuradejando por los sitios que cruzaba

,

196 CAMPOAMOR

de las nubes b rotó, por la abertura

una llam a tan viva, que cegaba

y a aquellas alm as buenas, que s irvieron;

á los dioses sin Dios del gentilism o,

y que ángeles _

n0 son porque murieronsin rec ib ir las aguas del bautis'm o,

en rica profusión,Jesús el Mago

un bautism o de luz echa sobre ellas ;luz que, esparcida

-

por el aire vago,

parece que la ciernen las es trellas .

Y el buen Jesús,—¡O s dejo bautizadas

en el nom bre de Dios l— les fue diciendo,

las m anos con amor hacia las hadas ,como en señal de bendición, tendiendo.

Y al bautiz af1as de su Dios en nom bre,

les decía Jesús de esta m anera

No adoraréis ui el ídolo, ni el hom bre,

ni el mármol,ui el m etal

, ni la¡madera.

Purificando así las vivas llamas,

las ciencias,la moral, las religiones ,

los Talmudes, los Druidas y los B rahmas,

los Sócrates, los Numas y Platones ,

en dogm as de piedad se trans formaronlos Viejos dogm as del E liseo, im píos,y en la cristiana religión entraron,

lo m ism o que entran en el m ar los ríos .

Tal número,después , de ninfas y hadas

á la tum ba de Cristo descendía,que, al volver hacia el mundo bautizadas,una lluvia de es treilas parecía.

Ve P ilato después, que á Cristo adoran,

besan el suelo y con bondad se hum illan ;por los que hacen el mal rezan y lloran,y en tom o del sepulcro se arrodillan.

198 CAMPOAMOR

ESCENA XLIV

L os dios es s e van

LUGAR DE LA E SCENA : E l seno de Ab'

rahán

PERSO NA JE S

E l Cristo.

—L os ángeles ,

—J esús el'

M ago_

—Honorio, L os primeros

P adres ,

—L os “

dioses del Olimpo,

—L a diosa Roma,

—L os césares

ARGUME NTO_

—Vuelve Jesús el M ago á hab lar á Honorio . Cae

la piedra de la entrada. del sepulcro de C ris to ; sale éste ; mand a á Jes ús que le s ig a,

y á una señal suya se abre la tierra,y

j esús y Honorio le acom pañan en su bajada á los lugares ln

fo<ríores ,Saca el C risto del seno de Abrahán á los que espera

ban su santo advenim iento ,

Cuando llegaron al borde de la nada, que separaba el seno de

Abrahán de los infiernos , se detuvieron viendo caer en la nada

a todos los dio ses del O lim po. y á todos los ídolos de las antiguas religiones . Se hunden en la nada j úpiter, Venus , Marte,

Baco , Diana, C ibeles y la diosa Roma, Después de disueltos

en la nada el O dEm y el antiguo mundo ,á una señal de

f

C ris to continúan los jus tos , en pos _

de él, su viaje po r los in

lermos

Jesús de nuevo, por la noche, toca,

del valle es trecho en el oscuro flanco,el sepulcro tallado en una Tocaque amenaz a caer en un barranco ;

y << Tu madre— sigu10— te ha conducido,

H onorio, ver sufrir de una d otra esfera,

y ya tu coraz ón, compadecido,

al a lma humana dió la vuelta entera.

»Has visto el mal del vicio ; pero ahora,en rápido y vis toso panorama,

ya que acabas de ver cuánto se l lora .

vas a Honorio, cuánto 86 ¿m m.

»Aquí, como verás , bajo esta losa,después que muerto fué por los malvados,cl cue?

'

po sagratísimo reposa

del que vino á purgar nues tros p ecados . »

Y cayendo la piedra de la entrada,salió de ella el que todo lo redime

,

E L DRAMA UNIVERSAL

m ostrando en su adem án y en su m iradaalguna cosa m ís tica . y sublim e.

Y— ¡Ven l— dice á Jesús .

—¡Venl— repetía;

y siguieron los dos,de espanto yertos,

al m ártir que al tercer d ía

resucitó por fin de: entre los,m uertos .

Busca á los justos que Abrahán'

encierra

piadoso el Cristo,con su amor innato,

y la mano tendiendo hacia la tierra,ve un abismo entreabierto á su m andato ;

y entra resuelto con la'

fe que cabeen quien lleva el amor h as ta el delirio,como un Dios de bondad, que sólo sabebuscar la expiación p or el martirio.

Trans po—nien—do, por fin, la luz del C ielo,

en la infernal m ans i ón entran con pena;y en el

'

cam po d—espués cantó el m ochuelo,la víbora silbó

,y aulló la hiena.

Seguido de los dos, Cristo la entrada

traspasó del recinto tenebroso,

y allí, tras su agonía prolongada,un suplicio sufri ó m ás horroroso

199

pues ,con nueva bondad, m ás grandes penas

á padecer se expone voluntario,

su corazón,

convaleciente apenasde la muerte afrentosa del Calvario .

C uando ya al seno de Abrahán llegaba,ve

_el Cris to el centro del prim er infierno,

á una som bria luz que recordabauna pues ta de sol en el invierno.

El noble pueblo de los justos dejael seno

'

oscuro en que aguardó paciente,y hace un ruido al salir, que se asemeja

á la sorda cascada de un tomrente,

200 CAM POAM OR

Miren gl Cristo, de indulgencia lleno,los padres que, esperando su venida

,

de Abra[hán aguardaban en el seno,

ya borrados del libro de la vida .

( Por verle Honorio bien, tiene, encantado,en los ojos de Adán los ojos fi jos,porque Eva su alma ha condenado

,

y el alma de los hijos de sus h ijos .

Sale.

Noé, quien á sus nietos guía,

de_

la prole de Adán raza segunda;y

_

el fundador de la nación judía,

Jaoob, que ha visto á D ios ; Raquel, fecunda .

L uego,m ostrando el bri110

'

soberano

del óvalo perfecto de su cara,

á dar gracias al Cristo,

'

por la m ah o,

lleva al dócil Isaac la buena Sara .

Y sale Aarón,pontífice prim ero

,

tras de M oisés,el dictador de leyes ;

con Samuel,de los jueces el postrero,

va Saúl,el primero de los reyes .

A su pueblo David sale encantando,

por santo y fuerte y m úsico y profeta;y en pos de él , á los grandes adm irando,el sabio Salom ón

,rey y poeta.

Tras Dios , Cumpliendo su inm ortal des tino,

t iende el grupo de espíritus el vuelo,com o él hum o en colum nas

,blanquecino,

sube,ondulando,

'

á la región del cielo.

L a nada hallan, por fin, despavoridos,

pálida encima y negra en lo m ás hondo,

que es en 10 alto una trom ba de gem idos,y un pantano de lágrimas el fondo .

'

De espesas nieblas sin color cercada,

com o á una luz de mor ibunda luna,

202 CAMPOAMOR

Y al ver Cris to caer tan grandes cosas

del m ás alto lugar hasta el m ás bajo,

cos taba á sus pupilas am orosas,

el contener las lágrim as , irabajo .

Cam inando, im perioso y decis ivoel Júpiter olím pico, á la nada,

al abism o cayó,pisando altivo

al águila de rayos coronada.

Y aum entando con gri tos plañiderosaquel sublim e horror de los horrores,se sumen en la nada los prim eros

,

los dioses de los cielos superiores .

Y llega Venus , y la nada enciende,cual la luz m isteriosa de una es trella,y al rodar por sus ám bitos se extiendeun pewfum e que dice z— ¡E s ella! ¡E s ella !

C on cierta fatuidad im perturbablehunde Marte, cayendo en el abism o,

el poder de la fuerza m iserable,de la guerra el glorioso vandalism o .

En lo hondo de la fúnebre laguna,d ioses y diosas con terror oíancuál sonaban en ella una por una

las lágrim as de sangre que vertían.

Y después,arrastrado com o todo,

entre dioses y césares y cosas ,

desciende Baco,m ú

_s ico y beodo,

coronado de pám panos y rosas .

Y hundiéndose tam bién,tras él ondula

un tropel de bacantes nauseabundo,manchadas con el néctar que circula,

dondequiera que hay fies tas, en el mundo .

Con Diana, que, m uerta entre lebreles ,entem eció una vez los corazones ,

E L DRAMA UNIVERSAL 203

se hundió la fría imagen de C ibeles

en su carro arrastrado por leones .

Y entre héroes y mujeres y beodos,con su inm enso poder

, que al m undo doma,

del v iejo Olim po entre los d ioses todos,cayó una diosa m ás

, la diosa Rom a

esa diosa que echó sobre el im periola inm ensa losa de la paz Rom ana,que h oy ignora, al dorm ir bajo Tiberio,bajo qué rey despertará mañana .

¡Que muera, pues , y que con ella expirela razón sin ¡razón de la victoria!

¡Que se hundaxah í, para? que al fin respire,cansado e1 mundo ya de tanta gloria!

De es te m odo al im pgeri0( y á los hados ,y al v1e¿o E liseo y al antiguo infierno

,

en quietud insufrible sepultados,á tó-dos los fué uniendo el sueño eterno .

Um dios'

tras o tro hacia el no ser avanza,

y con ellos después , la nada encierrala vanidad

,la ira, la venganza,

la esclavitud, las castas y la guerra.

Para siem pre extinguiéndose, y envueltosde gotas de as tros en la inm ensa lluvia;caen pueblos y césares disueltosen aquel mar

—de rñundos que diluvia .

Y con ellos , los ídolos caíandel galo, el indo, el griego y el romano,

en las pardas tinieblas que se hundían,

com o el fango que se hunde en un pantano.

Se oyó al fin,de la nada en el vacío

un gri to general,'

ásp_

ero yf fuerte

Después ¡silencio ,Iobreguez y fue

,

n_

oche,"

reposo,soledad …y muerte!

204 CAMPOAM OR

Vagando, no del todo evaporados,

circulan,aun dispersos , por la es fera

los átom os de m undos

mas después , ui los átom os siquiera.

As í,desde el reinado de Tiberio,

no dejando m ás huellas que sus nom bres,fueron sólo el Olim po y el imperioun eco en la m em oria de los hombres .

Y el Cristo, ante los justos olvidandodel mundo antiguo el funeral des tino,la mano en el vacío adelantando,—¡Vam os l— dice, y prosiguen su cam ino.

ESCENA X LV

Des cendió á. los infiérnos

LUGAR DE LA E SCENA : In inferi8

PERSONAJESE l Cristo ,—L os ángeles ,

—J esús ei M ago_

—L os santos P adres

H onorio .—L os niños del L imbo _—L os condenados

ARGUM E NTO _

—Siguen su cam ino el Redentor y _

los que le es

peraban en el Seno de Abrahán, y salen de la. nada.

Llegan al L imbo ,

—y los niños cercan al C r is to pidiéndole que los

salve E l H ijo envía un ángel al Padre á implorar de su m ise

ricord13 que le perm ita redim 1rlos , como al hom bre,

con o tranueva ;crucifixión ; pero el ángel vuelve, y de orden del Padre

le m anda continuar su cammo . C ruc if ix ión moral de Cn sto por

no poder redim 1r á los m ños que murieron s in baut15mo,

Pasan cara; del verdadero ínf1erno,donde el R ico Avariento, en

nom bre de los condenados, p ide al C r is to que los redima en

e. . inf1enrno ,como al hom bre en la tierra. Nueva crucifixxón

morral de Jesucristo Sahendo del inf ierno se abraza en la. cruzen que fue crucif1cado ,

como si fuese un lug ar de descanso,hallando m ás intºlerable el dolor m oral que el mal fí5 1co .

Ruego del inm enso amor del H ijo á la infím ta jus t1cia del Padre,

L a vida del hom bre es una verdadera expiación de sus culpas ypecados

.

Cuando detrás del Redentor seguían,

formando l íneas de ondulantes eses,

las som bras de los justos parecíanuna larga alam eda de cip1:eses .

De la nada cruzando el hondo abism o,

gime el Cris to al andar,de trecho en trecho,

206 CAM POAM OR

Aguarda al ángel con profundo anheloalza sus brazos cárdenos y enjutos

,

y al Padre suplicando, m ira al C ielo,

devorando unos siglos de m inutos .

Mas pronto por los aires, rutilante,volviend o di ste el ángel m ensajero

,

le d ice de rodillas : ¡Adelante !L a justicia de D ios es lo prim ero.

»¡No quieras redim ir lo irredim 1ble,

ui olvide tu alma,á perdonar propicia,

que es el D ios del perdón el Dios terrible,grande en bondad é inmenso en su justicia!

»Quiere sóló , Señor, lo que ha queridotu eterno Padre y nues tro D ios augusto,

porque siem pre ha de ser,com o ya ha s ido,

m ientras Dios sea D ios , lo justo justo .»

L os ojos levantando á las estrellascon profundo dolor Cris to,

obed iente,cruzó las manos , saludó con ellas,

y prosiguid marchando tristem ente.

Al m irar que los justos se alejaban,

á sus madres llam ando sin oonsuelo, _

los niños de rodillas exclamaban :

¡No hay piedad en la tierra ni en el C ielo !

—¡Señor, Señorl— el ángel le decía,

¡no dejes que te abata la tristeza!Pero el C risto, al ander, no se atrevíaá volver

, por no verlos, la cabeza.

Después,com o la boca de un gran horno,

el infierno mayor ven entreabierto,

y s ienten, al pasar, un gran bochorno,cual un viento de fuego del desierto.

Viendo el C risto aquel antro tan horrible,la fuente de sus lágrim as se agota,

EL DRAMA UNIVERSAL 207

y al ver tanto dolor irredim ible,paladeaba el martirio gota á gota.

Y allí los cond-

e-hados acudieron,

y en torºno de ellos con inmenso ruido,

tantos“

fantasm as con dolor rugi .eron,

que hasta de J ob se es trem eció el º ído .

Cuando al C fisto la turba á ver alcanza,c iega, á pedir su redención se alienta,allí donde ni un rayo de esperanzailum ina una cara am arillenta.

Y al ver todos que el célebre avariento

im ploraba del Cristo'

la ternura,casi casi gus

'

taron un m om entouna calma en su inmensa desventura]

¡Redím enos , Señor!— gritan en masa,en brohco acento las m alditas gentes ,¿ya que abre tu poder por donde pasa,de am or y de bondad plácidas fuentes .

Y los ángeles dicen z— ¡Adelante l'

m itigando piadosos'

sus quebrántos ,m ientras Cristov

'

m ostraba en su sem blantela sublim e tristeza de los santos .

De su m oral crucifixión rendido,el Cristo respondió con labio i

_

nerte— Yo no traigo el perdón ; el vues tro os pido.

Y pálido s iguió com o la m uerte.

Para escapar de la legión m aldita,m irando al Cris to

,de valor escaso

,

Jesús'

el Mago ante el_

m áestro grita—¡Abrid de D ios á la j usticia paso !

Del día en que . naciero-n blasfemaban,

y el seno m aldecían de'

su madre

y mm iando su cólera, gritaban :

—¡Ni Jesucristo» es Dios

,ui D ios es Padre !

208 CAM POAMOR

Y Jesucris to D ios, cuando esto oía,

hacia un lado volvía la cabez a,

pues m ás que ver sufrir, sufrir quería,prefiriendo el dolor á la tristeza.

Después el Cristo, de sufrir cansado,

sustraído al desprecio y al ins ul to,

fue andando, por los ángeles cercado,entre su inm ensa irradiación oculto.

Su sed de sacññ cios no saciada,Cris to

,entretanto, con dolor se abisma

en la paciencia, esa virtud amada,

que saca la ventura de sí misma .

Marchando hacia la luz de las estí ellas,las almas tras su D ios , con paso lento,andando fueron, sin dejar m ás huellas

que las aves que cruzan por el viento.

Cuando, al salir el Cristo, en su agon ía,m iró del C ielo hacia. el azul sombrío,vuelto á su Padre celes tial , decía :—¿Dónde es tarán las lágrim as, Dios m ío ?

Saliendo el Redentor tres veces santode la negra mans ión , al sol cerrada,

por el ajeno m al sufría tanto,que ya no padecía cas i nada.

Y no pudiendo hallar ui dar consuelo,di jo al pie de la Cruz el que, afligido,

s inti ó después , has ta en el m ism o cielo,el peso de un dolor desconocido

<<No'

—cas tigues , m i Dios,detén tu mano .

La culpa lleva en s í su propio azote,

E s de sí m ism o el corazón humanola v íctima, el altar y el sacerdote.

»Vuelve á m is hombros,celestial madero .

¿Dónde hay carga mayor que la exis tencia?

EL DRAM A UNIVERSAL 209

El peso de la Cruz es bien ligeroante el peso m oral de la conciencia.

»Ayer, por redím 1r almas perdidas,

dej é la vida en ti crucificado ;mas h oy, sin red im ir, gastó m il vidasm i corazón de angustia gangreríado . »

Rogando al Padre as í, baja la frente ;y 'el que muerte en la Cruz sufrió con calma

,

hoy á su p ie cayendo,llora y s iente,

tras la pasión del cuerpo, la del alma .

En tom o»

'

de él, con aire funerario,

tanto núm ero de ángeles veía,

que con sus blancas alas , el Calvariocubierto por la nieve parecía.

Y á un fulgor de la luna m ortecino,después hacia el sepulcro caminaba,

y un arcángel, m ostrándole el camino,como se gu ía á un niño, le guiaba.

Y al fin,con el dolor de otra agonía,

á su tum ba volvió desfallecíente,el que ocupó

, saliendo al tercer día,la diestra de Dios Padre eternam ente.

Campoamor

210 CAMPOAMOR

E SCENA XLVI

M aría de B eth ania

LUGAR DE L A E SCENA : L a tumba de L ázaro

PERSO NAJES : M aría de B ethania_

— Jesús el M ago.

—Honorio

ARGUME NTO,

—Mues tra Jesús el Mago á Honor io los s i tios pordonde llevaron reso á Cus to Luego le conduce al sepulcrode Láz aro

,don dejó dorm ida á Mar ía de B etha.ma La des

ierta Jesús el M ago ,y vuelve á hacer andar al t

_

iem po que

abia hecho retroceder has ta la noche del prim er V iernes Santo . Viendo

C€>asar el t1em po, va leyendo María la h istor ia, y ve

la muerte Cus to,después á los evang ch stas , luego á los

após toles , los m árt1res,los santos , los doctores y los héroes

cn st1anos . Ve tam b1én los hechos de Jesús el Mag o . Suena la

trom pa del ]u1c1o, á (

gue

Json llamados los personajes del poe

ma, y Honorio 5 1gue Jesús el Mago y á María de B ethamahacia el valle de

g.]osafat

Dice á Honorio Jesús, enternecido— A llí dejé la túnica escapando,

y powque Dios—p iadoso lo ha querido,

'

m e s obºrevina á m í , ya sé has ta; cuándo.

»Prem iando allí m i religioso celo,m e di jo el Redentor — Presente ó auseni

'

e,

siguem-

e par lcq tierra y por el Cielo,I

invisible o visible, etemnamente .

—»Encontrando, al volver, á m i adorada

allá rendida al sueño, por m i mano

la traje aqu í , dorm ida y encantada,á la tum ba de L áz aro

,su hermano.

»Yo adoraba á María,cariñoso,

y ella á m i fe correspondía tierna,con ese am or del corazón p iadoso,

que es en la vida una cos tumbre eterna.

Y apartando la roca de la entrada,Jesús y Honorio hal laron

,aquel día,

dorm ida al m ism o tiempo y encantada,en la tum ba de Lázaro

,á María.

212 CAMPOAMOR

fantás tico hacia atrás y hacia adelante,cual un río de luz se deslizaba;

á la voz de Jesús dulce 6 imperiosa,volvió á marchar el tiem po detenido,y jamás

,al Volar, la m ariposa

los céfiros cruz ó con m enos ruido .

—¡Andad l

— s iguió Jesús, y vió á María,concentrándose el tiem po y la distancia,una faja de niebla que corríatan vaga com o un sueño de la infancia .

Reno-vando después,sin dejar huel la

,

de todo lo pasado la memoria,

corriendo el tiem po por ante ellos y ella,

como un lienz o sutil pasó la Historia.

Honorio con encanto la escuchaba;sonreía Jesús

,m ientras María,

m irando aquella gasa que pasaba,

cual si fuese sonám bula dec ía :

<< RI que da al cojo pies,a] sordo oídos,

al malo bendición, luz al que espera,

que aboga por los seres afl igidos,y á todos los culpables regenera,

»muere en la Cruz , s iendo del pobre hermano,del ení erm o salud

,del ciego d ía,

tutor del niño,apoyo del anciano,

guardián del loco_y del imbécil gu ía. »

Viendo á Dios redim ir,con pena

'

tanta,á todo humano sér que débil peca,la voz se le anudaba en la garganta,y tenía la boca ard iente y seca.

Nom bra después las cosas y los hom bresen un éxtas is plácido y terrible,y de ellos parecía que los nom bresle dictaba un espíritu invis ible :

E L DRAMA UNIVERSAL 213

—¡Mateo l ¡Marcos ! ¡Lucas ! ya ilum ina

á los pueblos gentiles vues tra ciencia,y s iem bra Juan la fraternal doc trina

que inspira la equidad y la clem encia.

Continuando su espíri tu embebidoen

_

el encanto aquel , de su alma dueño,

esto añade,entre frases sin sentido

cual respondiendo al d iálogo de un sueño

¡Venciendo s iem pre con la paz la guerra,con d il igente pie, con fuerte mano,

Pedro y Pablo ya borran de la tierrala p isada indeleble del romano !…

Y murmuraba así,

distintam ente,expresando- 5 u am or 6 sus enojos,palabras que veía con la mente,coloquios que escuchaba con los ojos :

—¡EL gran m ártir E steban ! ¡Y Lucía,

cuya alma adm ira y cuya voz encanta!

¡E Inés , y Eulalia, y Ursulal— seguía,¡un ángel ! ¡una m ártir! ¡una

Y al ver que cruzan por el aire vano,de m ártires y vírgenes los coros

,

del corazón detiene con la mano,

los latidos profundos y sónoros .

—¡Ved vá Tomás

,tan sabio Com o hones to,

anº

gélico doctorl— s iguió , encantada;y miraba con ans ia, al decir es to,un objeto invis ible en su ¡m irada.

Conform e al lienzo aquel,una por una,

las glorias todas al pasar bosqueja,'la rueda ve girar de la fortuna,

que levanta, derriba, tom a y deja.

L a sangre inúti l que vertió la gloria,con ,

ojos por la pena en&isteeidos,

214 CAMPOAMOR

ve en el lienz o p intad o de la His toria,donde es tán vencedores y vencidos ;

y al m irar tan atroz_

carní cería,

sint iendo una evang élica tristez a,—¡He aquí la glorial

— prorrum pió María,é inclinó pensativa la cabeza.

Y continuó después z— Allí mostrando,

"

en ¡cuerpo juvenil, ánim o fuerte,va la de Arco á los héroes enseñando

que honra la vida el despreciar la m uerte.

Y al vago … curso de la gasa aquella,viendo adm irada, de Jesús el cel

'

o,

sus hechos fue leyendo á través de ella,cual detrás de una luz se m ira un velo.

Y ¡Bien, Jesús l— dec ía entus iasmada,M aría de Bethania

,

— no lo dudes :

excepto el obrar b ien,no im porta nada

pasa la gloria y quedan las virtudes .

»Y pues sem braste la virtud sin gloria,diste el favor y se ocultó tu mano,

m ereces bien de m i alma. , de la His toria,de t i

,de D ios , y el corazón humano .

»Que vertieses sem i]las de consuelo

sobre el trono del sol, Cristo dispuso,

des de el gram d ía en que entre tierra y C ielola sangre de J esú s , Dios interpuso . »

'

Fué encantada y fel iz , viendo aquel día'd octores , santos , héroes y ermitaños,y en óptica ilusión vivió María,en un día

, la vida de m il años .

L legando aquí , las roces se cuartean'

á un gran rumor tan lúgubre y tan fuerte,que en la cueva en que es tán, revoloteanlos sinies tros terrores de la muerte.

216 CAMPOAMOR

ESCENA XLVII

L a. ú lt ima. cuenta

LUGAR DE LA E SCENA : E l valle de J osafat

PE R SONA JE S : Paz _

—Honorio,

—Soledad,

—Jesús el M ago.

M aría de B ethania

ARGUME NTO ,

— L lamadb s á juic io,Soledad , Paz , Honorio y Pa

laciano , los clue m 1m eron aquel día acuden también al valle

de Josafat al oir la trom pe ta del ángel, E s te los invi ta á pre

sentarse al Juez Supremo para ser juz gados pero todos se me

g an á presentarse á D105 voluntariam ente y huyen espantados .

A l entrar Honorm en el valle ve á Soledad , que llega en espiritu y sm él cuerpo

, que un. día aniquiló ella m isma transfor

m ada en rayo Se lam enta Honor io de verla convertida en es

piritu puro y entonces Satanás se le aparece y ar roja sobreél el rayo im pregnado en las ca mas de Soledad , y recogidopor él en el infierno,

adonde bajan todos los rayos ue bajandel C ie lo , para estrellarse sobre la frente de Satan s .

—E xaltación y fuga de Honono

,hasta que cae rendido cerca del huer

to de Geth sernaní ,

M ientras reinaba una quietud com pleta,llamando á Paz , á Honorio y Palaciano,el ruido se escuchó de una trompeta,

espantoso,inaudito

,sobrehumano .

Jesús el Mago y la“

ideal Maríacon ellos van tamb ién

,cuando los llama

de Josafat al valle,en aquel día,

el D ios que sufre, que perdona y que ama.

Creyendo el juicio universal llegado,

grupos de muertos al Cedrón som bríoacuden por un lado y otro lado,

com o van los arroy os hacia un río .

'

Vuelta hacia el suelo la fulgente espada,de una sublime palidez cub ierto ,

un ángel , colocándose á la entrada,dej ó de par en par el valle abierto .

Van los m uertos llegando uno por uno,su larga cuenta á liquidar pos trera ;mas no entra allí con voluntad ninguno,por más que el ángel dice :—

'

Entfeelque (I_

uiºlfaq

EL DRAMA UNIVERSAL 217

Nadie al Cedrón con voluntad desciendepara saber, en su terrible imperio

, …

la postrera verdad, que el hom bre aprende

en la hora del último m is terio .

L os muertos con terror ven de soslayoaquel Dios que . penetra el pensam iento,que parte el universo» com o un rayo,y su polvo infeliz s iem bra en el viento.

,

E spanta á su raz ón'

siempre turbada,

la justicia tan justa com o tierna,que da en cam bio del don de una nonada

,

el don feliz de una ven'

tura eterna.

De aquel valle, á que _

tantos acudían,campo final de las humanas glorias,las faldas de los montes parecíanbarrancos de cenizas y de escorias .

Cayendo de un impío y de otro imp ío,se ve

, de su terror, presag io cierto,ba jar por el Cedrón de llanto un

'

río,

que á,perderse después corre al mar Muerto.

Para em prender sin m iedo aquella entrada,no hay limpio corazón ni pecho fuerte

pues , al _

aspecto del Cedrón, son nada

estos hondos terrores de la muerte.

¡E l rayó que destroza, cuando brilla,el tech o paternal siem pre adorable!

¡L a corriente que arrastra la barquillaá un escollo del mar

¡L a gota con m ás hiel de nuestro llanto !¡E l incendio voraz que en torno es talla!¡El insom nio que sigue á un gran espanto !¡L a hora que precede á una batalla!

¡L o que inventa un cerebro deliran1el¡L a dcccpd ón de una esperanza cierta!

218 CAMPOAMOR

¡Rl bandido que acosa al caminante,que con la punta del p

'

uñal

¡Punto negro que anuncia la borrascal¡Pavoroso reptil que silba fiero !¡El hielo frágil que, al romperse, chascabajo el pes o del pie de algún viajero !…

¡El espectro del pá1ido asesino !

¡Rl lobo que 01fateándonoá aúllal

¡Fiero el león que ruge en un cam ino !¡E l tigre vil que en el juncal maúlla!

¡Pena im prevista que de horror nos hiela!¡Sierpe que oculta se desliza y mata !¡L a nave que es llevada á toda velaal borde de una inmensa

¡E l cercano volcán que ondea inquieto !¡El últim o ¡ay ! de la postrer tortura!

¡L a Vis ta de un fantasma en esqueletoen medio de una ardiente

¡L os muertos que, al pasar, dejan los ríos !¡L a inundaci ón que arrastra las cabañas !

¡Cuanto causa en la sangre escalofríos ,

cuanto tuerce y destroza las

¡M ás que todo es to el corazón asus ta,al llegar á su trono de esplendores ,la justicia tan tierna com o justadel que vino á salvar los pecadores !

El ángel de la entrada. inú tilm ente.

cual M oisés á la zarz a, les decía—¡Dios es tá ah í l— pues has ta el m ás valiente,

de m iedo de dar cuenta,se volvía.

—¡Dios está ah í I— con faz de moribundo,

tem iendo del Señor á la presº nº ía,

va diciendo és te á aquél… y es que en el mundo

es un juez im placable la conciencia.

220 CAMPOAM OR

y m ientras ¿l la mira indiferente,ella le ve llorando y sonriendo ;

y al presentir Honorio que veníade su martirio á recib ir la palma

,

prorrum pió con m ás tedio que agonía—¡No m e queda ya de ella m ás que el almal

Viendo acercarse con m ortal desmayosu espíritu sutil como el vacío,—¡Destruída aquel día por el

rayo,

viene sin cuerpo l— dice

,y siente frío .

¡Oh s ol sin luz l— entre angustiado y fiero,viendo el álma sin cuerpo,

se decía.

¡No quiero en m í su esp íri tu ; yo quieroesconder en su cuerpo el alma m ía!

»¡Hoy , sin carne en su frente inmaculada,

de aquel cielo de am or astro rem oto !

¡Ya'a sola adorable y adorada,

bella flor s in aroma, espejo roto

De Satanás surgiendo la figuradel fondo del abism o de repente

,

de Honowio al lado con horror fulgura,cual brilla del volcán la lava ardiente.

¡Gloria—d ice,— al que en honda s impatíaoye entre gooes de placer febrilesla pasión tem pes tuosa que oyó un d ía

rugir en sus ensueños juveniles !

>>Desde que yo, con el inf ierno en guerra,perd í , rebelde al C ielo, la

'

hatalla,

todo rayo de D ios cae en la tierra,baja, y al fin , sobre m i pecho es talla.

>>De tu carnal pasión prendado un día,te recogí es te rayo en el infierno,

que aniquiló aquel ser que es todavíatu incurable dolor, tu amor eterno.

EL DRAMA UNIVERSAL 22f

»Eu cam bio de es te don, ven á ser—m ío

toma,y bendice de tu am or la es trella,

sabiendo que es el rayo que te envío,fuego impregnado en las cenizas de ella.»

Del rayo á los s inies tros resplandores,arde el alma de Honorio

,conm ovida,

renovándose en ella los ardores

del grande amor de su prim era vida;

y cuando de él entorno el rayo luce,en su sem blante, con feroz ternura,una dicha

'

espantosa se trasluce,elevada has ta el grado. de locura.

—¡Esto es sentir! ¡E sto es sentirl— decía

,

tal vez lleno de horror, peí

º

o contento,pues era de aquella alma

,un tanto im p ía,

la tempestad de amor,propio elem ento.

Y . por su am or febril arrebatado,corría ciego, inquieto, vagabundo,

preguntando por ella,enamorado,

á todos los rum ores de es te mundo .

Miró á Jerusalén al Occidente,

mas de ella huyó sin direcc i ón alguna,y del C edrón

,atravesó el torrente

á los pálidos rayos de la luna .

—¡E sto es sentírI— arrebatado' y

_

cie'

go,

grita con voz por la em oción turbada,¡Este insomnio, es te vértigo, es te fuego,son de la vida la em briaguez sagrada!

Y de todas sus vidas anterioressintiendo el rapto, el fuego y la osadía,hasta el huerto, corrió , de la) Dolores,y á la cueva, llegó, de la Agonía.

Y aturdido entre dichas y pesares,cada vez m ás febril

,m ás tuinultuarw

222 CAMPOAMOR

de la santa Pasión por los lugares ,de su inm enso dolor siguió el Calvario

y hacia el s itio en que allá, del horizontela es fera azul el Olivete cierra

,

al Este del Cedrón y al p ie del monte,Honorio paró al fin, cayendo en tierra.

Y al gozar en su insomnio violentotodo el placer de su pasión mundana,quemándole el oído con su alientó,le d ijo Satanás z— ¡Has ta mañana!

E SCENA XLVIII

E l poder de una. lágrim a

LUGAR DE LA E SCENA : E l mon te Olivete

PERSO NAJES : J esús el M ago,

—M aría de B ethania,

—PaízHonorio,

—Soledad ,

—Palaciano y coros de ángeles

ARGUME NTO,

— Honorio vuelve en s í y se d ixig e hacia el m onteO livete . Ve sub 1r al C 1e10 , entre coros de áng eles , á M ar ía deB e thania, á Jesús el M ago ,

á Paz y á Palaciano . A l ver a

Soledad convertida en esp íritu puro , echa de menos su formacarnal ; y recordand o que la t1erra es la depositaria de su cue rpo,

la besa enternecido pref1riéndola al C ielo , Se abre la boca del

inflem o para recib1rle Jesús el Mago le invita á m ira r hac1ael C ielo par a

_que vea el dolor de su n ndre ,E s te derrama una

lágrima de dolor ; Soledad la recog e, vuela h ac ia Honorio,y

la ,d eja caer sobre su frente ,Honor io se siente arrepentido al

contacto de l llanto de su madre,Derrama é l o tra lág rima,

á

cuyo contacto se cierra la boca del inf ierno, y Honor io,des

cargando en la lág rima el peso de sus pecados,sube al C ielo

en com pañ ía de su madre,

Cuando al soplar res taurador del vientoHonorio vuelve en s í, brilla la aurora,y todav ía

,aunque de fiebre exento,

la nostalgia del mundo le devora.

Después que al Sur, sin guía ni reposo,dejando el valle de Cedrón camina,subiendo el sol del As ia esplendoroso,ya dora el grato az ul de Pales tina.

L levando hacia el des ierto sus cu idados,dej ó á Jerusalén , y vió delante

224 CAMPOAMOR

' Mira al grupo, y de pronto enternec ido,

entre ellos ver á Soledad alcanz a,que aun lo contem pla el corazón henchidode

'

.fe, de caridad y de esperanza.

Y al ver á Soledad, cuya bellezafué la causa dichosa de sus males ,»1a ebullición sintiendo en su cabezade todos los pecados capitaler—3 º

q pé —díce—á ese trono de'

esplendor'

es

quiere arrastrarme su inmortal anhelo,si

,cual son invencibles, m is am ores

10'

vencem todo,has ta el amor del C ielo ?

»¡Vedla*

adornada con la eterna palma,hoy sin encanto

,aunque cual antes bella;

esp íritu sin voz,alma sin alma…

su ser no es ese ser, ella no es ella!

>>Daría,en m i profundo desconsuelo,

'

por su cuerpo m ortal su alma d ivina.

¿ Qué culpa tengo yo, s i aun frente' al C ielola nos talgia del mundo m e dom ina?

»¡No quiero ser sin el am or salvado !Prefiero á aquella vida es ta existencia,pues respiro en la .

tierra que ha pisadoun no sé qué de su divina esencia.

»¡Del mundo por los m árgenes floridossu cuerpo quiero ver, 6 vivo 6 muerto,

pues sin verla y tocarla,m is sentidos

el Paraíso encontrarán des ierto !

»¡Oyendo de los ángeles el coro,

que ornan el cerco de su eterna palma,yo la adoro sin fin,

pero la adorocon la fe de la carne y la del alma !

»¡Dejad que al seno de la tierra unido

por m i febril pas ión,renuncie al C ielo,

EL DRAMA UNIVERSAL 225

y por m í goce terrenal vencido,

pues su polvo es tá en él, que bese el suelo !

Y lo¡bes ó, y en el ins tante

_mismo,

en la falda del m onte calcinado,

de Honor io ante los pies se abri ó un abism o,

cual la boca de un cráter apagado .

C iego y carnal , para asp irar furioso .

el“

fuego impuro de Su am or eterno,

se asoma al . subterráneo tenebroso

que s irve de vestíbulo al infierno .

Y aspirando el am or que da la muerte,has ta al m irar al C ielo se resis tepero Honorio, dichoso con su suerte,en m edio de su dicha estaba ,triste.

Como á su genio natural se juntael ardor infernal de sus sentidos,no m irando á

'

su madre,en él despunta

la altive-z de ángeles”

caídos .

'

Enh ºís temendo , el general contento,cual negro nubarrón en claro d ía,sólo de Honorio ! el inm ortal tormentoeste cuadro de gloria oscur—ecía.

¡S ilenlc io general ! Después , cm z ando

cual fantasma invisible por la esferaJesús el Mago murmuró

,pasando :

Prepara tu alma, Honorio, e11 espera.

Al ver que pertinaz no se arrepiente,cual perfum es del Cielo, hacia el impíolas m iradas de todos santamentecayeron á manera de rocío.

Y Jesús_

— Arrepíéntete— seguía.

¡Vuelve el alma hacia D ios , á _

lz ate y vam os ;

Campoamor

226 CAMPOAMOR

no'

olvides en la tierraá ' aquellos que en el Cielo te esperamos !

Y continuó Jesús z— Antes que amases

con el ardor de tan furioso anhelo,tu madre te enseñó que levantaseslas manos y los ojos hasta el C ielo !

Y elevando los ojos, obediente,sin esperanza ni hum ildad alguna,de su madre

,brillar m iró la frente,

como una es trella encima de su cuna.

_

L o ve la madre,y en sus ojos bellos,

el sol afortunado de aquel d íave cuajarse una lágrima, que en ellosun herm oso diamante parec ía.

Recogiendo en la copa de sus palmasla rica perla que la madre llora,Soledad, con encanto de las almas ,robándole sus alas á la aurora,

se'

alej ó,y sobre Honorio impenitente,

cariñosa y gentil detuvo el vuelo,

la lágrima soltó, cayó en su frente,brotando en ella, de fulgor un cielo,

Y nu— ¡áy l— s intiendo ind

'

efinible enm nto,

de pecador arrepentido lanza,

y diviniza su dolor el llanio,mezclándolo aquel _ ¡ay l que á Dios alcanz a.

Y otra lágrima amarga cual la muerte,residuo del. amor que le oprim ía,vierte Honório tamb ién

,y en ella vierte

la“

nos talgia del mundo que sentía.

Y Satanás, al pecador buscando,

sube, se espanta, baja,*

el cráter cierra,y la lágrima ahoga, rebramando

en su encendido corazón la tierra.

228 CAMP'

OAMOR

deshecha á cada ins tante,y renovada

entre un caos inform e de colores !

¡Jerusalén de luz, donde parecen

las gasas de Vapor, muros brillantes,en la cual entre soles nacen

,crecen,

cúpulas de oro y puertas de d iamantes !

¡Cuyos arcos y bóvedas agotan

los brillos todos de la luz del día,que lucen

,mueren, y de nuevo brotan

bajo formas m ás ricas todavía!

¡All í m ora el gran Dios,de que están llenos

los mundos y los cielos superiores ;el que enseña á los malos á ser buenos,y á los buenos enseña á ser mejores !

¡Rl que ama al tris te, y el que al débil gu ía ;el que cuida á las almas perdonadas,el que camb ia la injuria en simpatía,devolviendo á la vaina las espadas ! '

¡El fuerte, á quien no hay llanto que no ablande !

¡Rl Dios que pone con bondad su manoentre el pobre y la cólera del grande,entre el pueblo y la espada del tirano !

Y cuando el grupo de áng eles se abism aallá por las regiones inflamadas ,y cual manchas de luz en la luz misma,ya iban en D ios las almas engolfadas,

d ice el Mago Jesús , que va delante,con la mano hacia Dios siempre . tendida,para enseñarle á Honorio la brillantec iudad, en los espacios encendida :

—¡Mira el por qué y el cómo embele—9ado,

hacia ti y Soledad tendí mi vuelo,

poema que en la tierra comenz ado,

acaba al. fin, ¿anlándo.ee en. el C ielo !

CB. .q

CANTO PRIMERO

Salida. de P alos

RE SUME N : Parten el 3 de agos to de 1492 de la barra de Saltes ,en el puer to de Palos de M oguer , media h ora antes de la sa

lída del sol—Nombres de los bu uues —Quíén es C olón—Nombres de los que le acompañan etrato de Colón—'

1 error de

los m arineros —C ómo emp

plez a C olón su diario—Invocación

Ese es Palos .

— Callad .

—No oigan que aprisatres |buqes z arpa:n, que la

,noche vela.

—Es viernes .

—Dan las tres.

— Sopla la brisa,y la m ás torpe de las naves vuela.

Ya m ás allá de Saltes se di visados … la tercera carabela

,

¿Que quiénes son ?— Dejad que hasta m ás tarde

yo, cual las sombras, el secreto guarde.

Año noventa y dos .

—¡Arrecia el viento !

Tres de agosto .

— E s de noche todavía.

Siglo quince — ¡L a brisa va en aum ento !

¡Gra'

n siglo ! ¡Año feliz ! ¡Glorioso día!

S igue la flota en blando m ovim ientodel mar de Atlante la ignorada vía .

¿Que adónde van ?— Dejad que el sol lo cuentecuando os muestre su luz por el Oriente.

¡Tal marcha, vive Dios , parece huída!Menos llanto

,m eíor, m enos estruendo :

como en Palos ignoran su partida,

¡cuánta lágrima el sol verá en sal iendo !

230 CAMPOAMOR

¡Buen navegar! De la prim er corrida

ya la zona Visual van

—¿ Qué quienes son ? —Nadie su nom bre ha oído .

adónde van ? — Adonde nadie ha ido.

Canta uri ave.

— Se extinguen los luceros .

¡B ien ! Ya'

los buques . ilum ina el día

Pinta y Niña se llaman los primeros ,

y el que marcha detrás Santa M aría.

Ya los veis quiénes son : aventureros :un tal Co lón se llama el que los guía .

Que adónde va —No sé . Quién es ? —Tampow .

Unos dicen que un sab io,otros que un loco.

¡Loco ! También cuando una inmensalanza á Alejandro al Asia victorioso,por loco el orbe su proyecto afea

,

y al orbe todo sometió glorioso.

Tal vez Col ón,com o Alejandro sea

más que Hannón y Nearco valeroso .

espantáis —Yo en vues tro espanto abundomarcha á borrar los lím ites del mundo.

¿ Vamos con ellos ?— S í : dejad el puertoaquel que am e la gloria que m e s iga .

Que es largo el viaje —Un poco largo, es cierto ;¡pero sopla la brisa tan

¡Ved cuál corren con ellos de concierto,sin vaivén, sin es fuerzo, sin fatiga,el sol que luce, el mar que se desplega,

el viento que anda,el buque que navega!

Vamos , pues . ¡Son valientes compañeros !Junto á Rodrigo Sánch ez , que está enfrente,

CAMPOAMOR

¡Santo D ios ! ¡Ya en el aire se evaporala amada España

, de recuerdos llena!

L a patria,s iempre ingrata, ¡cóm o ahora

parece, cual ninguna, herm osa y buena!¡Ya no se ve !— ¿ Y hay quien por eso llora?

¡Voto al llanto sin fe! Ni) os cause penael que uno ú otro con dolor profundod iga en su corazón : adiós, m undo !»

¡Muy justo adiós ! Un mar tan solitarioen cuantos pechos hoy h iela el denuedo ;

¡parece que en su fondo tumultuario,

retfumba el huracán, quedo… m uy

Casi tenéis_razón ; ¡es necesario

ser muy audaz para m irar sin m iedoel sepulcro á los pies

,encima amb iente,

pena en el corazón y nada enfrente !

¿'

Qué hace, en tanto, Colón ? Um lib ro abriendoE L NOMBRE DE traz a

_

su mano .

¡Buen princ ipio ! A ese nom bre ya comprendo

que doblegue su furia el O ceano .

Y yo, que el curso proseguir pretendode un varón tan valiente y tan cris tiano

,

cantando audaz m i musa su grandeza,DE D IOS EN NOM BRE

,cual Colón em pieza.

—¡EN EL NOMBRE DE D IOS ! canto la gloria

de un nauta osado,inteligente y pio,

que de los sab ios nubla la memoria,que de los héroes oscurece el brío .

¡Nauta feliz que eclipsará en la his toriatodo el valor, la ciencia y poderío

COLÓN 233

que en seis m il años,con jactancia vana,

fastuosa acumuló la especie humana!

¡EN E L NOMBRE DE DIOS ! canto al que osado

aventó con su soplo omnipotenteel palacio de sombras encantado

donde dorm ía el sol en O ccidente !

¡Canto al que el ans ia h idrópica ha saciadodel

_

codicioso y viejo continente,dando á su afán en - personal

'

tesoro

sobre islas de coral,m ontañas de oro !

CANTO n

Z aida. y M arch ena

RE SUM EN : Llegada de Z aida á la flo ta .

—H is tor ia de Z aida,

Nuño .

—Primer amor de Z aida.

—Muerte de don M endo .

—Z aidasigue has ta Palos á Rodngo de

'

1 ríana,

—Car ta del Padre Mar

chena á C ris tóbal Colón,

Y sucedió que, al declinar el d ía

navegando un esquife á rem o y vela,

á la flota siguiendo» con porfía,abordó la

"

postrera carabela.

Llegó el esquife al buque.

—¿Qú é quería? .

Nadie lo sabe . Luego con cautela,dos pasajeros por babor dejando,

volvió otra vez al puerto

¿ Quiénes eran los tardos pasajeros ?En la flota su nom bre se ignoraba,m ostraban ser apues tos cabal leros

,

si bien faz m ás gentil uno os tentaba,

Que fuesen , entre varios marineros,

dos espías del Rey se susurraba,

234 CAMPOAMOR

¿ Quiénes eran por fin— Al alm irante

le habla así aparte el de gentil sem blante

<<Yo soy Z aádá, Es e es Nuño. Mi apellido,con el origen de m i ser se ignoraen m i niñez no sé

'

_qué historia he oído .

de un gran señor y una princesa mora .

De madre la de Nuño m e ha servidomas el secreto que m i pecho llora

,

con ce lo lo guardó fan indiscreto,que murió la infeliz con el secreto.

»Quedé huérfana y rica. Tiernam enteá su hijo Nuño encarga me dé ayudam i nodriza al morir . ¡Cum ple fielm ente !No siento pena que á tem plar no acuda.

Por es to que una-

vez,estando ausente,

me escrib ió . Nuño,infiriréis , sin duda,

con qué respeto ven, con qué cariño,

sus ojos por m is ojos desde n iño :

»Sin ser am or mi amor, te miro inquieto ;te hablo de mi respeto, y te enamoro ;causa de admiración, de amor objeto,tu pasión quiero y tu virtud adoro.

S iendo igua l mi cariño mi respeto,si es amor 6 amistad mi afecto, ignoro

.

am ante real, amigo en la apariencia,

es el culto amistad y amor la esencia:

»Niña, á un don Mendo,á quien amar

fría m i lengua le juró cons tanciam i pobre corazón nada sab ía,dorm ido aún en brazos de la infancia .

creía,

CAMPOAMOR

Sin esperanza y sin contar conmigo,

que os acom paña sé de'

aventurero .

E n traje varonil sus huellas sigocon Nuño ,

de m is —m ales com pañero .

Quiero morir si halla él por m í la m uerte

¡que quepa á un m ism o am or la m isma suerte !

»L e seguí . Vine á Palos . Vi á J larche77a,m e contó vuestra m

'

archa, y á m i ¡juego

Íleté un buque,dolido de m i pena,

y , al partir, pa ra vos m e dió este pliego .

Llegué aquí al fin . De confianza llena,en vuestras manos m i des tino entrego . »

¡B íenl— le dice Colón .

—¡B ien , hij a m ía!

El pliego de Marchena as í decía :

Colón ! L levando á la dadora,

á v la que arrastra del am or el fuego,

sale un esquife tras la flota ahora :

que con bondad la recibáis os ruego .

Seis horas hace . que rayo la aurora ;y en es ta canta, que con llanto riego,

os envío otra vez, por si os alcanza,

m i bendición,m i afecto y m i esperanza.

Sah o hoy el ¡qué qué ruido

al ver la flota huyendo á toda vela.

se alzó en el puerto un general quendo

que aun su m cuerdo el corazón m e hiela!

Que se van Que se marchan ! Que se han ido !

grita la gente que corriendo vuela.

¡Cuán bien la flota sin oír seguíael ¡que Se van ! que el viento repet ía!

COLÓN 237

»¡Cuanto m ás pienso —en lo árduo de caso,

m ás la duda cruel m i alma lacera!

¿ Se uniran el Oriente y el

¿ Será circunvalable nues tra esfera

¡O h ! ¡Cuánta , gloria nos espera acaso !

¡Cuánto dolor tal vez ¡ay ! nos espera!

¡Si lo grande del hecho m e e ntus iasma,10 aventurado el corazón m e pasm al

»¡P0bre pueblo !… ¡Os es taba contem plandoen el mar con terror los ojos fijos

,

hodos , » cual m ás , cual menos,

exhalandoen lúgubre tropel ayes prolijos l

¡Y yo tam bién lloraba al ver llorando

las'

pobres madres 'de los pobres hijos

que burla puedef1 ser del m ar y el viento !

¡Dios nos perdone el mal por el intento !

»Coní—o—rwe os alejabais , los cuitados,

sin ver que m ás sus ansias se encend ían,subiéndose á las cimas y col lados,los pañiz uelos con dolor m ovían .

—Y has ta los m ás osados

Todo para ellos acabó ! —decían ,por sus ojos lanzando en ancha venacristalizada en lágrimas la pena.

XVII

»Ya* de ira se arrastraban por el lodo

los h i jos,las esposas , los hermanos ;

ya adioses daban de diverso modo,

con ojos,lengua, corazón y manos .

¿ Y las m adres ? L as madres sobre todom e desgarraban con sus ayes vanos

,

238'

C-

AM POAM OR

al recordar la pena que tendría,por tal dolor y en caso igual la m ía.

XVIII

—¡F raile maldito l —con amargo acento

una gri tó , en mi ros tro el ros tro fi jo :

¡era perdono su ardim iento,

¡aunque has ta el día en que nací m ald1¡o lY á algunas que con - lúgubre lam ento

_

me gñ taron r— ¡P iadad 1—o tra les dijo :No esperezs compasión lie esa alma odiosa

que nunca el nombre oyó de hijos y esposa !

»Mas no fmporta. ¡Valor ! ¡Cruzad los mares

com padeciendo al infeliz Marchena!

¡Pronto volved á vues tros patrios lares,

ó pronto ¡ay Dios l me» m atará la pena !S i b ien : ¡he aquí vues tros pesares !

¡Ay del que á duelo eterno se condena!

¡Quién pudiera, cam biando nuestra suerte,m i im paciencia trocar por vues tra muerte !

»¡No puedo m ás !… suplid lo que no os digoos encom ienda á Dios , y que él os guarde.

Parte ¡con el alma os sigo !

¡Anim o,pues !… Para temer ya es tarde.

¿ Sabéis qué os llamará, querido amigo,

la ruin pos teridad, fiera ó cobarde ?((S i la tierra no hallá is, loco profundosi halláis la tierra, redentor de un m undo .»

240 CAMPOAMOR

Todo reina allí en paz , aunque es activo .

Nunca allí la em briaguez raya en dem ente.

Como es de cuanto hay santo ejemplo vivo,

es de bello inagotable fuente.

Todo cuanto allí nace es expans ivo ;todo cuanto allí existe es inocente.

C om o nada en sí el alma allí sepulta,

no hay Secretb placer ni gloria oculta.

Amorosas las almas en e1 C ielo,

todo,unas de otras al través 10 m iran ;

y unas de otras en pos , con fiel desvelo,

cual m utuas som bras cariñosas gi ran yel amor de los niños en el suelo

las almas trasladar al Cielo aspiran<<Hermano» á todo cuanto adoran llaman :allí los seres se aman porque se aman.

L as almas su presente,

van pasandocom o un recuerdo de delicias lleno.

En perspicua mudez se hablan m irando.

Siente en voz alta su potente seno .

Con un beso carnal en sí e ncam ando

cuanto ha criado Dios de alegre y bueno,

las horas son de su existencia puxahoras de fiesta en d ías de ventura.

S ienten las almas el placer del llanlocuando atraviesa el pecho entem ecido

la santa pena del recuerdo santo,

del l ícito placer por s iem pre huido ;mas aunque deja con lloroso encaúlo

algún dulce recuerdo el pech o herido,

C o ló n N iña, 3. un don M endo , quien amar cre ía,

—Página 34 fría m í lenguax

le juró co_

nstanciá;

2 12 CAMPOAMOR

como Colón,intuitivam ente,

con los ojos del alma va m irando .

¡Feliz m il veces tú, feliz'

la gente

que tras tu pie inerra.ble va marchando;ciega que ves sin que te alum bre el día,

que tanto ves,como que Dios te guía !

Ven, CARIDAD, de la virtud luceroaun vives tú si la justicia acaba .

No piensa el mal tu corazón s incero .

Puro tu labio,cuanto nombra alaba.

Modes ta em peratriz del orbe entero,

que al orbe entero s irve como esclava.

Reina que el fausto del dosel no goza,y que espía el dolor de choza en choz a.

Ven,ESPERANZA

,manantial risueño

que la promesa y el deseo mana .

Ins tigadora y cóm plice del sueño .

Encarnación de - nu ideal mañana .

Fiera que matas sin fruncir el'

ceño,

y á quien perdona la bondad humanael que nos des

,infiel, m il amarguras

por ser tan fiel en prometer venturas .

Más eterna que el tiempo la ESPERANZA ,y mucho m ás que la desgracia fuerte,tan fuertem ente por el tiempo avanza,que cual dí ós—ilus ión mata á la muerte.

Perpetuo mal y eterna bienandanza :

luz de la buena y de la mala suertetan grande es tu poder

,tu hechizo es tanlo ,

que tu herm osura es tu m enor encanto.

COLON 243

Apenas de Colón la voz fue oída,volaron las virtudes hacia el suelo

de todos los cam inos de . la vidael más ¡cowto y mejor es el del Cielo .

La esencia de ellas en la luz fund idavuela

,pero es inú ti l que su vuelo

ojos humanos penetrar'

intenten º

nadie las ve,mas todos las presienten.

Fresca es la brisa. E l mar es tá en bonanz a.

Atrás los , ojos húmedos tor_

nando,

*

triste la gente por el mar avanz a,

madres , hijos y esposas recordando .

La FE, la CARIDAD y la ESPERANZA ,

todo el sér de Colón electrizando,

tocaron con la boca dulcem ente

su coraz ón,sus labios

_y su frente.

XVII

Y exaltado Colón,as í murmura

—¡Vamos , pues ! L os m isterios de Occidente

no los creerá,como hoy, la edad futura

fantás ticos prodigios de un demente.

D ijo,y brilló en sus ojos la ventura.

Y después , anublándose su frente,añadió z—Y si la muerte me es

¡la voluntad de Dios será la m ía!

244 CAMPOAMOR

CANTO IV

E l infierno

RESUM EN,

—Rl día 24 de agos to av15 tar0n el volcán del pico de '

l e

nerife .

—E spanto de 105 mar1neros y discurso de C olón.

—Ammación del ¡co de

'

1 e1de ,

—Rl crá ter del volcán… arroja fantasmas ,—Descrípci n del infierno ,

—Discurso de Satanás —M ás fantass .

—Satanás se asoma al cráter del volcán,

—s curso de Sa

tanás .

—Desaparic1ón de Satanás y hundim iento del p ico de '

l ade.

—Continuación del viaje ,

Y otros veinte pasaron desde el d ía

en que z arpó Colón,cuando al s iguiente

la chusma que de m iedo se moría,m iró el

"

volcán de Tenerife enfrente.

¡Tris te augurio ! El que menos , se creía

que era desde él de donde eternamentela negra mano del dem onio m ism o

las naves sepultaha en el'

abism o.

Apelando Colón á su experiencia,les probó , con cien textos por lo menos,que los volcanes eran, en su esencia,hech os sencillos de malicia ajenos .

¡Discurso ineficaz ! ¡Inútil ciencia!M ientras habla Colón

,de espanto llenos

creen ver los íris tes , de la negra mano

la som bra proyec tar al Oceano.

'

Y ¡oh ! ¡Cuánto m ás la tropa desfallececuando el pico de Teide se reanima.

se agranda por su base… y y crece…

hasta pasar las nubes por la cima!

¿ Es verdad que se agranda, ó lo parece ?La chusma cree que en realidad se anima

246 CAMPOAMOR

¿Queréis saber por qué, quién, y de dónde,esa legión de espíri tus envía?Entrad sin m iedo en

_

el volcán que escaloda m ás horror el corazón de un malo.

Ve… un lugar que lejos se columbra,ave allá hacia el fili del pensam iento tocala luz all í se ve, m ás nada alumbracálido el aire, sin matar, sofoca.

¡Cuando la vis ta al cielo allí se encumbra,sólo ve de un abismo el ancha boca !E l suelo se hunde eon blandura tanta,

que nunca eu' firme se asentó una planta .

Indiferente á todos nuestra vida,nues tro nom bre es de todos olvidado.

L a palab ra virtud nunca fué oída.

Nunca all í la esperanz a se ha mentado.

Con nuestros nombres el por qué se olvidade los alegres culpas que han pasadopues si el recuerdo . de ellas fuese eternoaun

_nos diera placer el m ismo infierno.

No se oye allí m ás voz que los latidosdel corazón en su clausura es trecho.

Sólo hastío perciben los sentidos .

Solamente rencor brota del pecho.

L os objetos m ás ciertos son fingidos .

Cuanto se toca all í vuela deshech o.

No sabe qué querer la fantas ía,sólo sabe lo que odia y lo que hostia.

Ni un bello pensam iento allí enardece ;ni un noble sentim iento el pecho inflama,

COLON 247

iodo el que piensa ó siente es que

¡Oh ! ¡Maldito lugar donde no se ama!

Náufrago que se ahoga y no perece,el hombre

,eternamente ans iando,

exclama— Dadme las dichas del dolor, ¡Dios m ío !y no hastío y rencor, rencor y hastío.

Rodeado all í de esp íritus sin cuento,celoso Satanás en su ansia loca,

de'

esta manera habló con fiero acentoá la grey maldecida á quien

'evoca

(y antes de hablar, hondo 1ahz ó un lamento,

que repetido fue de boda en boca,cual si el número inm enso de nacidos

gim iesen de una vez de un golpe heridos)

¡Ay ! Contra mi otra vez sus —rayos vibra

el gran poder que m i poder aterrasi da un paso Colón “

, de m í se l ibraentre y …ó y Dios la com partida tierra.

M i poder y el de Dios desequilibra;¿ y aun no empezáis , hijos del mal, la guerra?Su flota sea á vues tro soplo alevearis ta vil que el vendabal se

lleve .

»Tú,IDOLATRIA, á la infernal ralea

inspirale el rencor que arde en tu seno ;

por ti.

el culto del sol sangriento humea,

y asuela Djaggem at de horrores lleno .

Que el mundo, como es h oy, por siemprerevuelto en

“ sangre, lágrimas y cieno ;de ídolos falsos insondable abism o.

¡QUE TODO SEA D IO S, MENOS DIOS m sy o !

248 CAMPOAMOR

»Tus lenguas mil , por el honor malditas,m ueve tamb ién , ENVIDIA infamatoria,que el brusco sol de la verdad evitastras la som bra del árbal de la gloria.

S i en sorda guerra lenguaraz te agitas,no hay sabio en la opinión ni héroe en lahistoria

que á tus dardos,ni oídos, ni sentidos,

muertos no caigan por la espalda heridos .

»Y tú,IGNORANCIA,

cuyo brazo fuertedel humano progreso el curso estanca,que escarnecis te con tan buena suerteel numen de Colón en Salamanca,su intento colosal condena á m uerte.

L a t iend a, com o Omar, del m undo arranca .

Luzca precoz con vivo centelleoel puñal que le aguarda á Galileo .

XVII

>>Del sem idiós Colón, vuestras“

legionesconfundan los titánicos intentos ,ya enardec íendq bajas las pasiones ,ya agitando en tropel los elementos .»

Dijo as í y del inf ierno las visiones

por el crá ter lanzad as á los vientos ,del claro sol á las variadas tintasformas adquieren cada cual distintas .

XVIII

Y es tos son los fantasmas que á porfíaresurgen . por el cráter esplendenle

cuando la chusma que de horror moría,mira el volcán de Teneri fe enfrente.

Sombra que eclipsa y es clarece el d ía,

que esconde y muestra á medias el

250 CAMPOAMOR

¡En _un día de encon05 y de afanes

me engendró y puso aquí naturalez a,para que abisme entre m is negras manos_cuanto á inquirir se atreva sus arcanos !

XXI I I

»¡No hay m ás allá ! L a mar que veis enfrente,cuya sola extensión al mundo aterra,con sus llaves de fuego eternamentem i neg

'

ra mano inexorable cierra.

Ya vues tro ardor, desatentada gente,

desagradando á D ios,”

pasma á la tierra

¡y ante tanto valor has ta yo m ism o

lleno de ira y pavor torno al abism o !»

XXIV

Duo, y se hundió . Y el Teide, el gran bajíodel

_

mar de éter que el globo circunvala,se baja se hunde sombríoy á su primer m velación

'

se iguala .

La ,flota de Colón,cual pot . un río,

tranquila,'

en tanto, por la mar resbala,mientras -la gente aun ve en los horizonteslo que ve el m iedo que reanima m ontes .

X X V

¡Adiós !… ¡Todo La isla dejando,vi ra la flota hacia la Gran Canaria .

¿Y el mónstruo —No se ve.

— Ya van pensandosi sería su mano imaginaria .

¡B ravo ! A su faz conforme van virando,se asoma una sonrisaNo parece sino que, más serenos ,

tem en al diablo por la espalda menos .

XXVI

" Corren los La distancia crece

E l antiguo valor la fe reintegra.

COLÓN 25 1

Poco á . poco el volcán m orir

¡Cuánto á la chusma su extinción alegtm !

Mengua el pico … se

¡Y las y la ma/no negra !

¡Todo se dis ipó,del m ism o m odo

que se disipa en la existencia

CANTO V

H is t oria. de C olón

RE SUM E N ,

—Hís tona de las ¡slas Canarias .

—His torla , de Colón.,

—Su patr ia,

—Combate naval .—Llega á L isboa.

—Su casam ientoy vida.

—Su proyecto desechado or el rey de Portugal.—IdemGénova y

,Venecia—Llegada Palos ,

—Marchena—Garcí—Fernández .

—Llegada á C órdoba.

—'

Lalavera.

—Alonso Qu1ntanilla.—E l

cardenal Mendoz a.

—E xam en en Salamanca.

—l omás de B az a .

Lo ja y M álagag—Sus amores en Cordoba con» doña B eatriz Eu

ríquez .

—Retorno á Palos ,

—Vuelta á la corte .

—Santáng el y Bea.triz de Bobad i lla,

_

marquesa de M oya,

—Isabel la Católica.

—Fernando V

,—Pactos con el rey .

—Par te á Francia,—Vuelta la

cm te,

—Arranque de la reina.

—Se firma el cto.

—L os Pinz a

nes .

—Salen de Palos .

—a era avería.

—Se íríge á las Canarias á reparar su avería ,

—Salida de la Gomera.—C onclusión del

canto.

Heredó las Canarias un Herrera,

_

osc

'

uro c iudadano de Sevilla”

;

islas todas que, excepto la Gomera,

enajenó —á los reyes de Castilla.

Que Herrera, rico ya, la isla pos trera

guardase_para sí

,no es maravilla,

sin duda el tal para tener por dóndeser

,com o fue, de la Gom era conde.

Se halla Colón sus penas refiriendoen la casa del Conde ciudadano,m ientras un don E l ías le es tá oyendo,deudo del tal Herrera sevillano .

Colón, con don E lías departiendo,frente el uno del otro y mano á mano

,

cuenta su historia con lá tierna graéia,con que .

al m érito adorna la desgracia.

25 2 CAMPOAMOR

<< Para m í el infortunio es una pes te,pes te, señor, de que nací infestadola am iga antbreha del fulgor celestesólo una vez propicia me ha alum brado.

Dec iros quiero, aunque rubor m e cueste,que escarnecido aqu í

,y allí olvidado,

el désprecw no m ás siguió m i huella,huésped eterno de la adversa estrella.

»Y como siem pre ha sido de los hadosm i desdichada es tirpe

eterna injuria,de padres com o

yo desventuradosen un pueblo nací de 1a -Liguria.

Con deudos m íos,cual ninguno osados,

m il veces de la m ar sentí la furia,que es para m í desde m i am or prim ero

la mar madrastra que cual madre quiero.

»Eu la em presa m ás dura á que he asistido

(no :la m ás infeliz de m is em presas),al ¿león de Venecia, no vencido,

vencim os unas naves genovesas .

Cai luchando al mar', y á un rem o as idollegué nado á las cos tas portuguesas .

¡Cuánto dolor, cuánta esperanza m ía

en sólo un rem o se salvó aquel día!

»Náufrago entré en L isboa,

en donde amante'

á F elipa M oniz prendó m i audacia.

Fuí m odelo de honor en lo cons tante,ella era un tipo de virtud y gracia.

Fruto de tanto am or fueun tierno infante.

Aumentó la pas ión nues tra desgracia,

25 4 CAMPOAMOR

Yo he s ido, por ser pobre, de5 preciado,

y por loco pasé, siendo ins truido ;s iem pre el mundo en m í ha visto en una piezala locura injertada en la pobreza.

»Yendo hacia Huelva 51 pie,s olos, con pena

,

ham bre m i hijo s intió con fuerza cruda;á un convento l lam é

, y . un alma buena

pan dió á m i hi jo y á m i pena ayuda.

Su guardián, F ray J uan P érez de M archena,

me vió al paso, me habló … y en él, sin duda,me hizo ver Dios que en el postrer extrem o

jam ás en un naufragiº faltó un rem o.

»Si no elog iase su bondad, haríaal prior de la Rábida un agravio

¡con cuánta admiración m i teoríaoyó y reoyó pendiente de m i labio !Marchena, eh no envidiada median ía,vive feliz y oscuro, aunque es tan sabio ;pues la dicha cabal mucho m ás arma

una buena opini ón que una gran fama .

»Al m édico de Palos determ inallamar - Marchena á docta conferencia ;m i plan Gwoi—F ernández exam inacon tan sabia atención com o indulgencia.

Caridad en acc¡ón su medicina,más es que oficio una virtud su cienciaés tem plar de los tristes los doloresel am or m ás genial de sus amores .

»L a junta hum ilde y sabia del convento

pens ó entonces lo cuerdo que sería

UI

COLON 25

el que, partiendo yo, fuese al m omentoá la Reina á exponer m i teoría.

Desde Huelva hasta C órdoba contentocrucé la calcinada Andalucía

,

patria de m i vejez,de m is dolores ,

de mi gloria tal vez y m is am ores .

»Llegué . De P érez la am istad sm cera

cartasº

me dió para , un prior tan vano,

que m i plan ¡uz gó siem pre una quim era;

hom bre indocto, aunque d ies tro cortesano.

Hoy ya arzobispo Hernando Talavera,

mejor que yo al furor del Oceano,

las velas sabe izar, sin duda alguna,

al viento desigual de la fortuna.

»V1ví en C órdoba. En tanto que iba erranteaquí y allí la corte de Castilla,me sooorrió

, de m i proyecto amante,prez de Asturias, A lonso Qazu- tu'nilla .

M edinaceli me asisti ó constante,que s iem pre grande entre los grandes brilla .

Fel iz mendigo,entonces aun pensaba

que en es te mundo hasta el dolor se acaba .

XVII

»Con bondad que aun m i espíritu alboroza,un día á veir á los Reyes me acompañael cardenal don P edro de M endoz a

,

que el tercer rey le nom bran de la E spaña.

Por cuantos_

sabios Salamanda gozamandó el Rey discutir m

_

i ciencia extraña,

luchando ásí por uno y otro lado,

en m í el fu turo, _

eu ellós el pasado .

25 6 CAMPOAMOR

XVIII

»A Salamanca fuí . En un conventocontrovertí co

_

n doctos profesores ;fueron á com batirme m ás de cientoentre

frailes , y legos, y doctores .

Probé allí de m i ciencia el fundam ento

por lá opinión de sabios . .escrilores,

por pruebas naturales abundantes,

y por la fe de'

doc tos navegantes .

»Si no es redondo el mundº, les decía,¿ cómo el sol al rodearle no trop ieza?

¿ Por dónde nace y se sepulta el d ía?

¿ Adónde acaba el globo y dónde em pieza?Viendo hablar sólo en la defensa m íadel príncipe el tutor, fray Dieg o Dez a,

yo pensé'

que exhalaba en un m om entode m i vida infeliz todo el aliento .

»Lanzándome,al final de la contienda,

esta serie de , ci tas importuna :—Nadie que el tex to de …la B ib lia t ienda,

la ¡e con los antípodas aúna .

Dios el Cie lo ex tendió como una tienda .

As í ignorante—mente una por una

fueron deshechas arrojando al vientolas plumas de m i altivo pensam iento.

»Nó preveyeron ¡ay ! que m i fe puradel Infierno los ídolos aterra.

Que el hecho grande que m i m ente auguraabre el futuro y lo pasado c ierra.

Yo soy el que predica la Escritura—Se unirán los ex tremos de [a lierra,

258 CAMPOAMOR

¡pobre Beatriz Enríquez que aun la adora

con la ilus ión de un niño el alma m ía .

Habiendo amado tanto á es ta señora,

no extrañaréis que la ame todavía :la. juventud en la vejez s intiendo,

no puede envejecer envejeciendo .

XXVI

»Siguiendo yo una vez sus pasos ibade un tem plo á la sal ida

,cuando á poco

gritó—¡al loco l

— un3 turba intem pestiva,m i vejez insultando con descoco .

Sin duda em pezó á amarm e com pasivade oír al vulgo vil llamarm e loco

,

la que en ratos después m ás halagueños

me solía llamar su caz a- suenos

XXVII

»¡Cuántas veces , señor, la turba ciega

de loco tilda al cuerdo que en sus gloriascon sus ideas distraído juegas iendo sólo sus dados las m em orias !Nunca es te gri to m e quitó el sosiego,

pues sabía m uy bien por las historias

que m il veces de loco fue tildado

quien padeció _del genio el mal sagrado.

XXVIII

>>De Beatriz la his toria lacerantesi no os da enojo os contaré mañana,esposa sin marido

,oculta amante,

madre sin h i jos,maldecida hermana.

¡Fueron los d ías que la am é un instante,porque los años en la vida humana,dulces alguna vez

,otras amargos ,

6 tan rápidos … son 6 son tan largos !

COLÓN 25 9

XXIX

»Pues,siguiendo m i vida m alhadada,

sin esperanza ya, com o os decía,volví al convento . y me . anuncié á la entradam ás pobre que otro tiem po todavía.

Fray P érez com prendi ó de una m irada

que sólo hallado por el m 1m do habíaodio , desprec io, olvido y amargura .

¡es tan fácil de hallar la desventura!

»Rl alma del Guardián, de“

rab ia hench ida,escribe á la gran Reina ; y ,

siem pre buena,

de es te su antiguo confesor dolida,que vaya P érez á la corte ordena.

Fue. Habló á la Reina y m e llam ó en seguida.

Dudo en volver,m as viendo que Marchena

cura m i herida y m i dolor acalla,

tom é o tra vez al cam po de batalla.

>>De nuevo en m i favor abren cam pañaL uis Santángel y A lonso Quin tanilla .

Y á los… pies de los reyes me acom pañala Marquesa B eatriz de B obadilla .

L a Marquesa es herm osa hasta en E spaña;bellos sus ojos son hasta en Sevilla :nadie una vez su imagen tu

_

vo enfrentesin llevárse-1a im presa eternam ente.

XXX I I

»B lanco su cutis , rojos sus cabellos,mues tra gentil dona Isabel primera.

Del cielo» azul sus o jos son destellosGrave es su andar, graciosa su manera.

Es tan casta, que nadie sus pies bellosm

'

al ponerles la unción verá siquiera;

260 CAMPOAMOR

su faz,som bra y espejo de s í misma,

un pensam iento silencioso abisma

XXXI II

>>Dulce en—la paz , en guerrear cons tante,á '

la firmeza y la bondad propensa,como

*

en torno de un astro gira amantecuanto siente junto á ella y cuanto piensa.

Sirve con humildad,manda arrogante.

E s su m irada reflexiva,intensa;

nunca vi de ojó humano los reflejosni venir de tan hondo

, ni ir tan lejos .

XXX IV

»Al católico Bey , á juicio m ío,le llaman bien aunque con forma ex traña,el pé?7

ºido Inglaterra, I talia el pio,

Francia el avaro y el prudente E spaña.

Calculador,sagaz , taim ado y frío

,

será m ucha su fe, grande su maña

pero aunque algunos m e apelliden loco,

Su Alteza nues tro Rey m e gustó poco .

XXXV

»Cuando en m i pacto el Rey ve que arroganteser rico, y don,

y hasta virrey pretendo,juzga m i pretens ión¡Aun de enojo pensándolo m e enciendo !»Alzó af¡n i don E lías el sem blante,y tan extrem a pretens ión oyendo,murmuró por 10 bajo y poco á poco—Tiene razón la gente : es te hom bre es loco.

XXXVI

Colón s iguió : << Con la ruindad que veo,

¿ qué hago ? Me alejo y m e d irijo á Francm

mas de ia Reina m e”

alcanzó un correo

en un puente á dos leguas de d istancia,

262 CAMPOAMOR

ya m is proyectos, cual ninguno vastos,

la envidia van á ser de las naciones .

Para cubrir la"

oc tava de los gastos ,generosos conm igo los P inzonesjugaron su fortuna con m i cienciaal juego de la os cura providencia.

»Ya próntos , en la iglesia del conventoconíesam -os

,y á Cristo rec ib im os

nos d ió Mawhe—na en su serm ón al iento,nos bendijo, rezamos y partim os .

Desanclam os por fin . ¡Fresco era el viento !

¡Gracias al C ielo ! Has ta que al mar nos'

dimos

fue m i vida,entre tris tes desengaños,

'

un sueño de diez lustros y seis años .

XLII

»Pasó el sol y otros dos: ; y al cuarto díade la Pinta el tim ón desenclavando,

ya Quintero az uz ó la. rebeld ía,m al s ino entre m is gentes augurando.

Pero'

M artín Pinzón en su osadía,con cabos el tim ón asegurando,Si se rompe un timón, di jo á Q u intero,

el componerlo es el mejor ag í¿ero.

XLIII

»Roto el tim ón de nuevo al quinto día,hice rumbo á Canaria en los siguientes .

Dej é la Pinta all í, y á es ta bahíavine á enm endar ligeros accidentes .

Juzgando al fin repues ta su avería,por la Pinta volví pero m is gentes,cuándo el volcán de Tenerife vieron,morir quemados en la mar tem ieron.

COLÓN 263

XLIV

»Torné equ i á ví tuallar. M i historia es

Pronto zarpar de la Gomera espero.

A m í ventura, que de hu ir no cesa,la suprema em bestida darla q1iiero.

No dudéis, don E l ías, de m i em presa.

Fiad en m í ; porque cual nunca fiero,ya voy del m ar por el triunfal cam inobatiendo en retirada á m i des tino .»

Calló Colón. Se levantó á es trecharlelleno de afec to y de dolor su oyente ;mas al ir don E lías á abraz arle,pens ó en su em presa y le creyó dem ente.

Miró . Se santiguó . Tom ó á m irarle.

Se volvió á santiguar Y tristemente,con faz entre espantada y lacrimosa,

marchando murm uró no sé qué cosa.

CANTO VI

B eat riz E nrí quez

RE SUM EN : C ontinúa C olón la relación de su vida,

—Encierro deBeatriz .

—Nacim iento de Fernando C olón.

—Matrimonio secreto ,

Fragm entos de las cartas de B eatriz Enríquez á C ristóbal C olón.

—Conclusión del canto sex to ,

'

En el m ism o lugar, al otro día,de Beatriz Enríquez, que aun adora,

las m em orias Colón así leíaal buen señor que de escucharle llora— L a h is toria, que es lo tris te de la m ía,vais á escuchar de la que aun es señorade aquí y de aquZ

—dijo, y clavó elocuenteuna mano en el pecho

, otra'

en la' frente :

264 CAM POAM OR

II .—PRIMERA PARTE

<<A dos leguas- de C órdoba traída

,

y en un castillo con rigor guardada,amando m ás la muerte que la vida,h oy te escribe, Colón, tu prenda amada.

— E l fru to de tu amor,B eatriz querida,

es fuerz a da?”

¿5 luz aquí encerrada

dijo, cerrando m i prisión m i hermano,con la altivez feroz de un castellano.

— L leva?º

ez s por vuestro hijo eterno luto,lejos no vivís por siempre

— duode vuestro amor y de su

.

amante fru to

(y al hijo,á m í y á vos aquí maldijo) .

S i rendí s a mi a lcurnia ese tributo,

¿_

lcso á vues tro esposo irá vuestro hijo.

¡Cuántas eternidades de contentohallaron un sepulcro en un m omento !

»Y añadió al concluir :— De vos reclamº

una mudez perp etua, aunque penosa,

pues vues tra sangre verteré, que aun amo,

s i alguno os suena de Colón la esposa:

¿ Y no] he de verlos nunca — entonces alam o

y él, m i m ano es trechando temblorosa,dice con rab ia -

que su aliento trunca

¡Nancal— ¿Y el'

d ia de m i muerte

V —SEGUNDA PARTE

»Nada im porta la ausencia :_aquel que adora

ve s iempre el culto de su am or presente ;pa ra el recuerdo no hay ni antes ni ahorasólo hay para el recuerdo eternamente.

Por eso eternamente,hora tras hora,

m i mente vive y vivirá en tu mente

266 CAMPOAMOR

DeSangtrando m i espíri tu vo'

y viendotranquilo el coraz ón

,m i alm a serena,

porque es'

el llanto que las penas calma,

sangre de las heridas de nuestra alma .

X .

— SEXTA PARTE

»¡Ah l ¡cuál"

m e atrae en véf tigo halagueño

del sepulcro el abismo poco á poco !M is sueños reduciendo á un solo sueño,como un sueño inm ortal la m uerte evocoPasajera em barcada en un ensueño,al lím ite feliz del

'

viaje toco ;ya en su dolor mi esp íritu

,las puertas

que sólo se abren hacia allá ve abiertas .

»Roto en pedazos de m i vida el prisma,ni á ver atina

,ui á pensar acierto

m i alma que el vah o del sepulcro ab isma,ye som bras en lo real, luz en 10 incierto.

No extrañéis ya que os hable de m í m ismacual si hablase de un ser que lloro muerto,y cuya alma al gemir, á otra alma unida,del o tro lado vuelve de la vida.

X II.

— SEPTIMA PARTE

»¡Adiós l Hoy pronta, 5 1 antes perezosa,ya á la m uerte tranquila m e avecino ;m i suerte ha s ido aquí tan lastimosa

,

que aguarda allá m i fe m ejor des tino .

¡Adiós , adiós ! S i antes que vos , d ichosa,llego á em prender el últim o camino,

s iga m i huella vues tra huella amante

yo no os dejo,m i bien ; voy m ás

— Esta es —dijo CoIón— la ocul ta historia

que á la suerte de E spaña un ió m i suerte,

COLON 267

su cabeza gentil , sol de la gloria,entre am bas m anos sepul tando inerte.

Y erguido luego,— Sólo su mem oriade aqm

'

y de aquí separará la muertedijo, clavando en lágrim as deshecho,una mano en la frente

, otra en el pecho .

CANTO VII

Vient os alis ios

RE SUMEN : Se dió Colón á la vela en la madrugada del 6 de septiembre de 1492 , saliendo de la isla de la Gomera

_

—'

l res d íasde rofunda calma

,

—L as legiones m fernales entorpecen la acción

de os vientos . L as som bras del Infierno corren á perseguir laflo ta

,

—L a Idolatría,

—La E nvidia,

—L a Ignoranc ia.

—La E speranz a hace la flota inv1sible .

—La Car1dad convierte á Ias leg 10nes in

farnales en los vientos ah síos,

—Rl d ía 8 se levantó con el sol

una brisa favorable ,

—Prom esas de Co lón, y orden de que no

anduviesen por la noche después de las setecientas leguas ,Constem acíón de los m arineros

,

—Desaparecen del horiz onte las

alturas de Fe rro ,:

Repues ta de la Pinta la avería,y vituallada ya la f10ta entera,de la quinta semana el sexto día

zarpó la expedic ión de la Gom era.

Se arroja al mar Colón con alegría ;¡pero la tropa

,á quien el m iedo al tera,

de nuevo el m iar á trasponer se lanzasin placer

,

'

s in valor,sin esperanza!

Se alejan Del m undo… con espantopara s iem pre tal vez se desheredan.

¡Cuán tris tes van ! L os de la isla en tanto,

no hay m odos de que ahogar sus ayes puedan.

Com o en Palos ,'les mueve á verter llanto

lo m ismo á los que van que» á los que quedan,

si el amor antes , la piedad ahora :

¡Cuántó en el mundo, santo D ios, se llora!

268 CAMPOAMOR

Pasa un d ía… . L os céfiros no alientan ;com o rocas inm óviles

'

. se ostentan.

las naves,baj o un cielo bochornoso,

¡Cual la tumba, el sos iego es s ilencioso !¡Cuánta angustia! L os hom bres se impacientan

m ol idos bajo el peso del reposo,

dudando alguna vez,no sin mot ivo,

si el lím i te es aquel del mundo vivo .

Pasó otro sol. Un proceder … villano

del Rey de Portugal Colón tem ía.

Aun tocan la Gomera con la m ano

en la mañana del tercero d ía.

¿No reoordá is las som bras que inh umanoel Teide vom itó cuando decía :— Esos son

, esos son soltad los vientosdesatad, desatad los elementos

Esas son las leg iones que el ambienteá encarcelar en su mans ión se atrevenpresas entre s u cerco transparente,asfixiadas las ' auras, ni se mueven.

L os vientos enredando mansam ente,las som bras en los céfiros se embeben,del aire vano entretej iendo un veloclaro y sutil com o la luz del cielo.

¡Calma chicha! Del mar en los des iertosnada se mueve : ni olas se

'

columbran.

¡Sobre los cascos de los buques m uertos,cual sudarios las velas se derrumban !

¡Ecos se oyen no m ás de ecos inciertos,donde tranendas las borrascas z umbanl

270 CAMPOAMOR

actor sin volun tad,m áquiría andante,

que m ás lástim a inspira que desprecia,

m ás bien que un sér que acciona porque vive,de o tros

,cual m uerto ser, su acción recibe.

M ientras que en búsca de la flota avanzala satánica grey que al m ar azota,haciéndola invis ible la ESPERANZA ,

la fuerza vil de su rencor em bo tacon sus alas en plática bonanz ala envuelve sutilísima

,y la ñota

de luz tej ida. entre el radios o velo

su color pierde en el color del cielo.

E s la equivoca luz de la esperanz ainvis ible vis ión que nos fascina

,

próxima s iem pre,y s iem pre en lontananz a,

que sin llegar á verla se ad ivina.

Fulgor que sí la vis taá herir no alcanza,

del alma lo recóndito ilum inaluz

'

inextinta, que aunque luz se nombra,

es del deseo inseparable som bra.

La flota,as í invisible, se desliza

entre es ta luz 6 som bra del deseo,

m ientras el mar un vientecillo riza

que alza la grey con rápido aleteo ;va una vez y otra vez resbaladi z aen mudo é tineficaz revoloteodesde Oriente á Poniente

,y de Poniente

vuelve rauda' á surgir por el Oriente.

'

X IV

Y en tanto que la FE las naves guía,la ESPERANZA velándolas pros igue,

COLÓN

y con ardor la C ARIDAD decíaal vil tropel que en vano las pers igue :Así vues tro camino

,en fácil vía

tornando D ios , vuestro rencor castigue,y que el viento» que al z á is, perpetuam entehaga próspero el rum bo de O

ecidente.

A es ta bendita maldición heridas,

sin que en su curso oo-ntenerse puedan,las

,

visiones,de un vértigo im pelidas,

el globo sin cesar ruedan y ruedan.

En los vientos alisios convertidas,

rodando el mundo p ara s iempre quedan.

Así de un m al que provocó el Infiernoh fz o un bien la virtud que será eterno .

Desde entonces la turba . desenvuelta,

nues tro globo rodando y m ás rodando,

á la flota, que en luz camina envuelta

ignorante á su fin la va arrastrando :y as í la turba en aire a1ísío vuelta

,

las flotas y las flotas ayudandosegu ía, s igue y seguirá .o-bedie

'

ntela ruta de Colón perpetuamente.

XVII

¡Gracias á Dios ! L os céfiros suaves

ya hacen cru jir,soplando, las entenas ;

las velas otra vez ondeando graves

ya se h inchan com o pechos de sirenas.

¡Nueva c…ónsternaciónl Al ver las navessobre las aguas resbalar serenas

,

muda exclamó,m irándose la gente :

—¡Se , acabó todo : adiós eternamente!

271

272 CAMPOAM OR

XVIII

En rtérminos hablando altisonoros,dar promete á la chusma el Alm iranteen Mangui y en Cathay cuantos tesorospuede soñar un alma delirante.

Mas ui sus ayes tem plan ni sus l loros ,al contem plar que dentro de un instante,se verán en la mar tan solamentede su pena y recuerdos frente á frente.

Y para no encal lar, Colón, prudente,en ltono les - previno muy sincero :— Que á

'

setecientas leg'

uas á Occidenteparasen por la noch e el derrotero .

Tal previs ión creyendo im pertinente,siem pre rebelde murm uró Quintero

º

E_

u_cuanto á m í

,poco el tem or m e aterra

de estrellarme los ojos contra tierra.

¡Viento e'u popa! Ya el lím ite rem oto

de Ferro ven despa.recer por grados …

¡Tienden la vis ta al mar por siem pre ignoto,y todos quedan de pavor helados !No piensa en ese mar ningú n pilotosin sentir los cabellos

"

erizados,y sin mos trar, m irándole delante,turbios los ojos

,pálido el sem blante.

Lloran gritando z— ¡Adiós l— Cuanto más se ¿anda

m ás del am or se ha de aum entar la queja :con la dis tancia la pasión se agranda,como la som bra cuando el sol '

se aleja.

L o que anda el buque,el corazón desanda

hacia el am or volviéndose que deja

COLON 273

y que en som bras tal vez se le aparece

¡cuánto el cariño la d istancia acrece!

XX II

Llega la noche. Una pos trer m iradatíenden¡á Ferro antes que el m ar la

¡Aun se ve l- ¡Nd se ve l- S í -

¡Uadal

¡Nad a más que agua. y aire ven y espuma !

¡Buen viaje ! ¡Adiós ! L a chusma cons ternad-

a

ya sólo m ira'

en derredor la bruma,

la sombra, el c ielo,el aire, el

¡Ya. no se ven por . fín l… ¡Adiós ! ¡Buen viaje !

CANTO VIII

A m or y celos

RE SUME N : El día ¡o de sep tiem bre anduvieron sesenta leguasA la luna —E scena de amor entre Z aida y Rodrigo —'

1 egntat1va

de asesinato de Nuño cont1 a Rodrigo—Acción g enerosa de Ro

d:rig o—Sigue la m isma escena de amor

El diez no corren,vuelan.

— En su vueloni un ave ni una roca á ver se aleanz a;no parece s ino

'

que el alto cielorecogió de es tos

_

m ale s la esperanza.

Ahora de Nuño… contaré el anhelo,m ientras

'

ve-louz la exped ición avanz za.

¡Cuánto no fue,para nues tra alma, amena

una his toria de amor,aun s iendo ajena!

Zaida fel iz,Rodrigo venturoso ;

pasan las noches de su am or gozando ;m ientras

_que Nuño, á veces renco—roso,

su'

am …oaº

entre las som bras va espiando .

Campoamor

274 CAMPOAMOR

Tiernos'

aquellos dos, y és te celoso,

el diez es taban , cuando el sol brillandodel m undo hacia ese fin que el m undo ignora,iba á buscar los cam pos de la aurora .

De clara som bra inagotable fuente,

brilla la luna allí cem íendo—el sueño ;parece un

_

ser que con nuestra alma siente,unas veces som brío; otras risueño :para todo infel iz

,num en doliente

para tod o el que ríe as tro halagúeño

maga que al tris te y al alegre asiste,alegre com o luz

,cual som bra tris te.

En su dulce,cruel ó amante anhelo,

por coní identa en su pasión la imploranel aterido hab itador del h ielo,

los que en las zonas de las flores m oran.

Cam po de cita,adonde en m anso vuelo

á verse van los que en ausencia lloran :

anillo universal que, en paz amiga,

los vagos cuerpos de las almas liga .

Sentado al borde de la P inta un día

Rodrigo,con la prenda á quien adora,

es tá am oroso com o estar solíauna vez y otra vez

,hora tras hora .

Junto á e llos Nuño,entre la noche umb r ía

llegando com o sierpe trepadora,por la parte exterior del borde asidocelos o es cucha con atento oído.

C on el am or que le devora ardiente—¿Me amas

,Zaida?— Rodrigo le decía;

CAM POAM OR

Del alma, el mundo cómplice y tes tigo,con su dolor su placer se enm anta

,

para el dolor cruel,del gusto amigo,

al tris te angustia y al goz oso encanta.

El aura pura á Zaida y á Rodrigotro»vas de am or en su ilusión les canta :mas á Nuño infeliz el aura puramuertes y ases inatos le m urm 11ra.

¡Tristes las horas son que van pasando

por un rival que espía á dos amantes !

E s un rum or que atruena'

el son m ás blandoun ins tante sin fin son los instantes ;reboáan las m iradas luz chocando ;roban la. voz las auras incons tantes ;y los silencios con mentida calma

,

hacen vibrar es trem ecida el alma .

As í Nuño, que innoble espía atento

lo que teme al buscar,busca lo que halla

cree ver de am bos flotar el pensam iento ;m ás piensa que oye cuanto m ás se calla :

sin :pasar de un m om ento á otro m omentoel tiem po en lo hondo de su mal se encalla :

com o el silencio para el m iedo suena,hondo el silencio el corazón le atruena.

XII I

— S i yo tirase— en su interior decíadel fuerte cable que los cerca ení rente,los tres á un tiem po el mar nos

¡No, ella no ; yo y Rodrigo solamente !As í celos o

_

el mal se apercib ía,

en tanto q ue la luna doblemente

COLON 277

clara á Rodrigo con am or le asiste,y turbia á Nuño le acom paña triste.

Y al placer 6 al dolor s iempre adaptablela creaci ón m ostrándose segu ía,si bien indiferente

,á Zaida afable,

1íerna á Rddrig0 ,pero á Nuño im pía ;

y éste,entretanto, acariciando el cable,

Si tiro as í— pensando proseguía,

los dos á un tiem po se ahogarán¡No ,

Zaida no : yo solo con Rodrigo !

Un ins tante á Rodrigo aislado viendo,tiró Nuño del cable con premura ;mas torpe

,sin su presa, al m ar cayendo,

un ¡ay ! lanz ó de rabia y de amargura .

Un hombre al ma?”

l— Rodrigo el cable asiendotras él se arroja

,y Nuño sin ventura,

para mayor dolor .de su alma heridaá quien quiso matar debió la vida.

X ºl

Has ta la nave, al cable sujetado,

sube Rodrigo al náufrago con brío ;Nuño ce loso

,aunque abatido, airado,

recibe de la vida el don som brío.

Y después,

'

de s í m ism o avergonz ado,en el fondo se oculta del navío,

en donde el llanto que á verter com ienzasu falta borrará

, no su vergúenz a.

XVII

Luego su faz de indiferencia llenos

mues tran los elem entos incons tantes ;los vientos sobre el mar corren serenos ;

la luna á media luz bril la como antes .

278 CAMPOAMOR

Y muy poco después , de Nuño ajenos,cercanos otra vez los dos amantes ,—¿Me amas , Zaida,?— Rodrigo le dec ía.

—¡Con infinito am orl— le respondía.

CANTO IX

H is t oria. de E spaña.

RE SUME N : Martes 1 1 de septiem bre : anduv1eron veinte leguas : encucntra.n el m ás til de una nave : m iraron espantados aquel despo jo de la fur ia de las ondas —Colón para alentad os, recuer

da las glorias nacionales leyendo la H is toria de E spaña—LaE spaña—lberos, ce ltas

,fenicios, cartagineses , romanos —R eyes

godos —Príncipian los reye s de A s turias _

—Batalla de C ovadon

ga.

—Reycs de O v iedo ,

—R eyes dc L eón.

—Reyes de Cas tilla.

A 1manz or.

—Rl C íd,

—Don Jaum e de A ragón, el Conquis tador,

Acc ión heróica de G uz mán el Bueno,

—Casa de Trastamara.

Don Alvaro de Luna,

—E l último suspiro del M oro ,

Todo el mundo es igual según van'

viendo .

E s com o el mar de Huelva el que los baña,y el m ism o sol que brilla están creyendo

que es el sol de septiem bre de la E spaña.

Que es aura de Granada el aire entiendo,Y tam bién por la noche ¡cosa extraña!la luna que en los cielos relucíaser la luna de E spaña parecía.

¡Ay ! Cuando m ás el goce en ellos vive,cual recuerdo y señal de algún estrago,el m ástil de una nave se aparcibe . .l

era el martes el once ¡día aciago l

Flotando el ' mástil por la mar escribeserá de vuestra hazaña el pago ;»

y hasta á Colón, que altivo lo veía,

en paz l»— parece que decía.

¿Qué hace al verlo Colón? Toda la gloriatraer de E spaña á su m emoria sabe,

280 CAMPOAMOR

»L os extremos del mundo en son de guerra

m il hues tes sobre Europa am ontonaron.

A Roma en Roma el universo encierra,y á Roma al fin de Roma desterraron.

Castilla, que parece un mar de tierra,

fue el cam po en que los godos m ás bril laron,como d ice» una crónica olvidada<<Con la ayuda de Dios y de la espada.»

>>De Alarico la gloria y el derechopasó á A taúlfo, que reinó en seguidamas de un baldón llegado al antepechorindió una vez el infeliz la vida.

Un vil s iervo á traición le hirió en el pechoy Ataúlfo apretándose la herida,se linoorporó , gimió ,» m iró hacía el cielo,

dió una vuelta en redondo y cayó al suelo.

»A S igerico el Vil, cuya alma im píaseis hijos de Ataúlfo ha degollado,de su reinado en el octavo díafue ¡castigo de

_Dios !

xasesinado .

Sin gloria, sin virtud, Ein alegría,Sigeriw m urió desesperado ;pues ni los tronos del dolor redimen

,

deshecha -la ilusión que arrastra al crimen.

»Vengando Walia, que el rencor destila,á Ataúlfo, su padre, en su

j

asesino,

al alano y al vándalo aniqu ila,térm ino dando; á su feroz des tino.

Teodoredo cayó buscando á Atila,que de Chalóns has ta los campos vino,

COLÓN

con frente al tiva y corazón perverso,la eoa

º

ona á oeñir del universo.

»Revoltoso y avaro Turismundo,

lo m ató Teodorico, á los que igualesdej ó á entramb-

os E urico el furibundo,

dom inador cruel de prendas reales .

Segundo en nom bre y débil sin segundo,no es mucho que á A larico, sus rivalesla vida, el trono y el honor le robenno creía en el mal : ¡era tan joven !

»J -

esalico infel iz, del hado s ientetambién

,muerto á traición, todo el desvío .

L o hereda Amala" i50, que im prudentes e mues tra avaro, sanguinario é impí o.

¡O tra nueva traición ! Muerto vilm enteAmalarioo fue. ¿ Por qué, Dios m ío,el Cielo *

suifre á º1—os inicuos tantoNo digo m ás porque m e ahoga el llanto .»

Mas ¿ cómo— exclam ó Rui z —= el_

¿1t C ielotanto augus to brib ón reinar consiente ?Participando de su santo celo,todos dijeron —

¡VerdaderamenteColón s iguió : buen Teudz

'

s,Teudz

'

selo

le suced ió ; y cruel, aunque val iente,

le asesinaron en Sevilla un día,

Sardanápalo vil, en una or

Ru iz , con los . ojos de rencor preñados,

d ice, al oír tan bárbaros des tinos :—¡Qué serie de verdugos coronados !

¿ Se van nom brando reyes 6 asesinos ?

281

282 CAMPOAMOR

Y Colón continuó z sus pasadoss iguiendo A gila Los iní austos sinos,su m isma gente le mató traidora.

¿ A qué infeliz toca reinar ahora ?

»A tanagildo elec to, dulcem ente

fué ¡de modestia. y recti tud m odelo ;elegido después

_

L a'

uva el Prudentefue un jus to rey también : ¡gracias al C ielo !L eovz

'

gildo el magnífico y valiente,presa infeliz de un indiscreta celo,en su h i ja propia se ensañó iracundomas ¿ quién no yerra en algo

'

en este m undo ?

>>Desde el tercer Concilio toledano,

R ecamdo, halagado del des tino,

venció al“ Francés y convirtió al Arriano,

igual en el honor á Cons tantino .

Siempre el Señor le tuvo de su mano

de la exis tencia en el erial camino,porque el Señor, en su equidad cumpl ida,siem pre recuerda al que jam ás le olvida.

XVII

»Sin fe en su Dios . occidental'

Juliano,

sie£mpre vil, W iteríco el iracundo

ases inó con su traidora m ano

al joven sin doblez L iuva segundo.

Arrastrado en Toledo aquel tirano,

aprendió al fin,muriendo, que en el mundo

para el que siembra acciones vergonzosasno hay rosas sin espinas , si es que hay rosas .

X VI II

>>De la te y de la paz gloria y amparo,y dichoso en las cosas de la guerra,

284 CAMPOAMOR

XXI I

»W amba, por los grandes aclamado,sin la loca ambición que á tantos ciega,de d ías y de

s

glorias coronado

¡noble ejem plo ! arrastrado al trono llega.

Durm ióse W amba rey, m as decalvado,

despertóse á ser m onje de Pampl iega,su nom bre encom endando á la m em oriade la virtud; del genio y de la gloria.

— Con capa de p iedad cub7'

z o su vida

d icen de E rvigio, que reinó con gloria.

De su eterna inquietud .com padecida,— Su fama grande fué —díce una historia.

—M as— añade es ta crónica en seguidam

'

agradable ni honrosa su m emoria .

Su honor fue grande : el deshonor alguno .

¿ Quién es perfecto si no Dios ? Ninguno.

XXIV

>>Mejor_que rey , E g íca obispo fuera.

A W itiz a, en su lodo desvarío,le llamará la his toria venideraºdesbzam tado —

y mil, cru e l impí o.

Ni de éste ni de aquél hablar quisiera.

¡Hu id, huíd del pensam iento m ío

los que reinando sin virtud ni gloriasois carga y carga vil de la m emoria!

»Rodrigo el — Que en los infiernos ardecon gus to general gritó Quintero .

—No hay quien respetos á su nom bre guarde,llam ándole <<mal caballero» .

Grita uno —¡Seductorl

— O tro —¡Cobardel

—Dejad al infeliz— dijo un tercero ;

COLÓN 285

bien las injurias que' infiri ó á

.

la Cava

en el J ordán del Guadalete lava .

XXVI

<<Llegó junto. á Jerez tu hora pos treraColón

"

s iguió leyendo— patria m ía.»

Calló después . Y Ruiz de esta manera

prorrumpió z— Eu tan atroz carnicería

ni el cadáver del rey se halló siquiera.

hab ían de hallarlo si aquel día

d ijo Roldán con afectada calmase ¡lo llevó el demonio en cuerpo y alma?

XXVII

C om pleta indígnaeión. Aquí llegandodeja el libro Colón y toma aliento (

Luego, un rato en voz alta m editando :— S igamos— dijo

,y se volvió á su asiento .

Leyó pero antes la m irada alzando,rápida como el m ism o pensam iento,inquieme el hori z onte

,á ver si alcanza

la ilusión, la alegría y la esperanz a.

XXVIII

s e.a. Días , del mundo dueño,

que sobre todo poderoso brilla,,

que quitja o'

da el poder, grave ó risueño,

que alza á quien quiere y á quien quiere humilla !Es tas ;pa1abmas con placer d iseñode

'

fun áiºabe devoto'

á maravilla,al weferir com o él á m is hermanoslas guerras entre m oros y cristianos .

XXIX

»Cuna de E spaña y de la Arabia tumba,

luchan 7de Covadonga… en la ancha cuevaciento contra cien mil . ¡Rl viento zumba! ,

¡M ás sangre que agua ya des tila el—Deval

286 CAMPOAM OR

¡A millares los árabes derrumba,sus troncos desgajando el monte Auseba!

¡Todo luchó por m ilagroso modo,naturaleza, D ios , el hombre

,todo !

»Tras don P elay o á don F avila vem os

por un .oso feroz muerto,sin gloria

de es te manoebo rey decir podem os

qne no hizo cosa digna de la his toria .

En volver á Jerez aun tardarem os

siete s iglos de oprobio y de,

victoria.

Ya por la mano hoy el dolor nos gana .

¿ Cuál será la desdicha de mañana ?

XXXI

'

»El Ca tólico A lfonso ¡bien venido !al que la raza de Ismael un día—E l matado?” de gentes, el temido,

el hijo de la espada— le decía.

Ya rinde el a lma á Dios : ¿ habéis o ído ?L os ángeles se cree que en su agoníacantan de Dios ante el poder augus toel salmo 'Ved cóm o se

.muere un justo.

XXX II

>>De Oviedo fundador,F roila valiente

vence á Osmar : mas arroja'

de tu manoese puñal con que traidoramenteasesinas ¡cruel! á Vimarano .

Por la ley del Talión, pronto tu gentevengará en ti -la sangre de tu hermano .

¡Don Froila, no hay piedad ! ¡Justo escarm iento;que co ja tem pes tad quien siem bra viento !

X XXIII

»¡Id, Aurelio, p'

asad desconoc ido ;M auregato, tam bién : S ilo, adelante !

288 CAMPOAMOR

XXXVII

»Sube á S ierra Morena, A lfonso un día,

y al m irar hacia allá, de envidia l lora,

Todo ese eden,señor

, nuestro seríacon triunfos com o el día de Z amora¿ Por qué la suerte á tan buen rey daríahijos rebeldes y mujer traidora?¡Cuán pocas veces el destino aúnala virtud

, el valor y la fortuna !"

XXXVIII

»Pasad ,no sin honor, pasad, García.

Lleno el segundo Ordoño de esperanza,que la sangre de Alfonso arder sentía,dejando á O viedo - has ta León avanza,¡Qué ro ta la del Val

,Virgen Maríal.

Seguidl:os al Roncal,dadm e venganz a,

y sí no la hay , , la esperaré s iquiera ;que es menos infeliz aquel que espem _

XXXIX

»Pem , ¿ qué he de esperar, Dios soberano ,

de ese dan Fraela, á quien el llanto arru11aL ibertadnos de vos, rey inhumano ;y vos A lfonso el cuarto, rey cogulla_

Ven, Ramiro, líbértenos tu mano

de un rey con pes te y de otro con casulla

Pronto un bridón,aplicale la espuela

_

¿ Por qué dirán ¡gran Dios ! que el tiem po vuela?

»¡Ved ya á Ram íro l— ¡Fuera de Z amora,

de Talavera y de Madrid, villanos !

¿ Queréis pelear? Mejor,la sangre m ora

va de S imancas á inundar los llanos,

¡Horrible lucha ! En tan trem enda h oram irándose invencibles los cristianos,

COLON 289X

Ven que Santiago en su favor

¡C óm o cree el corazón lo que desea!

»Per—dis te á Ordoño, Sancho, y te perdis te.

Ramiro el ruin, libra de ti la tierra.

¡A1mah z or, Almanz or! ¿Quién lo resiste ?Guerra, B ermudo, á ese hi j o de la guerra.

¿Dónde hallarás otro león , rey triste,

si A lm anz or de tu corte te destierra?Todo el mundo no es patria, Veremwndola patria ¡vive Dios ! es todo el mundo.

»¡Sus don Menendo ! arrebatadamenteagu ija por

'

A lfonso tus corceles ;ya Almanz or llama; á la ira de tu gente—E l bárbaro valor de los infieles .

Ya es tá en Med inaceli , haoedl'

e frente ;'

que muera aunque .se enliene entre laureles .

¡Aníbal de K orán,tu gloria es ida!

¡E l haoerse inm ortal cuesta la v ida! “

XLIII

»L a última luz de Recaredo brillaen B er

mudo pomº fin

,rey halagñeño ,

á quien llama una crónica sencilla—Grande en saber aunque en edad pequeño .

Y tú el_

primer F ernando de C astilla,de algunos … reyes tributarios dueño,¿ qué hacem os que de m oros no l ibram os

la patria en que sufrimos y gozamos ?

X LIV

»Ya reina, A lfonso el sexto, ¡buen talante !Used

,usad del juvenil denuedo

Campoamor

290 CAMPOAMOR

antes que el tiempo vuestro ardor quebrante,

Ya asaltan ¡bravo ! la imperial Toledo .

¿Quién fueel primero ? E l Cid . ¡S iem pre delante!

¡Ahora, vive D ios, blandid sin m iedo !

¿ Por qué ? Porque del Tajo la corrienteles da un tem ple á las armas excelente:

>>M irad al_

C id,en quien la fe cum plida

del pundonor y los am ores hallosúbdito fiel

,los reyes intimida

,

¡es tan grande el mío C id para vasallo !Es tá á triunfar tan avezado en vida,que aun muerto vencerá puesto á caballo .

Vasallo sin señor,rey sin corona,

si se rom pe Colada entre T i z ona .

XLVI

»Vencis teis en Z alaca,m ahometanos ;

y en Uclés con m ás gloria. todavía,pues el h ijo del Rey fué en vuestras manos<< S ola,z de su alma, de sus ojos d id . »

¡Ay ! ¡cuál'

lloran de pena los cristianos !

¡Cóm o tañen los m oros de alegría!No hagáis ¡malsines l de placer extremos ;

¡algún día eu las Navas nos veremos !

XLVII

»Vé á"

entregar doña . Urraca, como esclava,á un Lara ó Candespina el albedrío.

Vencee de Almería y Calatrava,

A lfonso em perador, ¡salud te envío !

Fernando el noble, adiós, A lfonso, acaba

reina ocho lustros : ¡qué tardar, Dios m ío !De un rey inú til el vivir ¿ qué im porta?

¡Y luego diceñ que la vida es corta !

292 C'AMPOAMOR

¡Qué importa,oh

'

rey ! Desprec ia su flaqueza.

¡Tanta desdicha aumenta tu grandeza!

»S iendo el honor de la española historia,don J aime de A ragón entra en campaña,

Rinde á Mallorca,y con inmensa gloria

ya á Valencia tomó,jardín de E spaña.

Ya estrecha á Murcia,otro jardín , ¡victóríal

¡Gracias, don en m i inextinta sañalos héroes ,

com o tú . conquistadoresson para el a lma el sol para las flores .

»Sancho el cuarto es aquel , alma bravia,

engendrador de malos , é hi jo malo,el que escrib ió á un rey moro que tenía— en una mano el pan y en o tra el palo.

Por él crucifiqó Guz m án un día

á un h i jo suyo de su amor regalo .»

—¡O íd l

—grita uno. Y de Gu z mán la historia

escuchan em briagados en su gloria.

<<A Tarifa sitiaba en ese día

por don'

Juan,un ej ército africano,

y en él un h 110 de Guzmán teníaol Infante traidor, del Rey hermano .

— Rendid la plaz a, és te á Guz mán decía,

ó asesino á vues tro hijo por mi mano.

¡Hecho terrible que eclipsó el destinodel colega inmortal de Colatino l

»Calla el padre, don Juan la voz* levanta,

y repite, en Gu z mán el ros tro fi jo

y mos trando del niño la garganta:Rendid la plaz a o

'

ase3 £ná íe vues tro huo

COLÓN 293

A cuya baja'

atrocidad que espanta,Guzmán con ira y con desprecio dijo

º

¿Y un hijo preguntáis de mis ¡mayores

si ha. de ser mártir o traidor, traidores ?

M uera mil veces ! M as de vos espero

que no vierta el puñal su sangre a/madahijo noble de un noble caballero,

qué¡

sufra con la espada muerte honrada.

M as como”

al ver vuestra baj ez a infiere

que en vuestro campo no hay quien ciña espada,

prenda de vuestº'

a infamia y mi hidalguía

cobardes , no temblez s ¡ahí—va la m ía

»D.i jo, y la e8pada heroico ya arrojando,tal fterror esparció con su energía,que una bmísa…, en un bando y ctm bando,

sem bró un hielo m ortal cruzando fría…

Guzmán del muro se bajó tem blando ;mas bien, aunque temb laba, se veía

que el temblor no era miedo, s ino enojos

que audaz lanzaba con sinies tros o jos .

LVIII

»A la vez de Guzmán, …su alma indignada,al niño que reía placenteroel traidor lo mató—con mano airada.

(Que era infante e spañol decir no quiero . )¡S í, ¿ lo creeréis ? con la paterna espadapasó su pecho, á cuyo golpe fierootra brisa que yerta corrió apenas,de am bos cam pos la sangre heló en las venas !

LVIX

»Al ver entre la turba. el hecho infando,

de h orrotr é“

indignación un grito estalla,

294 CAMPOAM OR

que retumbó en un bando y otro bando,

en lá villa, en el campo, en la muralla.

—¡A sesino !

— con furia iban gritandoaq1ñí y all í, los nobles , la canal la;porque por dicha los infames hechosno hallan jam ás perdón —Di en bajos pechos .

»Gu z m án sube al r umor del sobresal toy al ver de su desdicha el trance d uro,grave exclam ó z Cuidé que un nuevo asaltohecho había al infiel dueño del muroY despacio otra vez bajó

_

de lo al to,pál ido el rostro, mas con pie seguro,m os trando en su tranquilo movim iento

que es rémora el rencor del sentim iento .

»Eu lo m ás hondo que en el fuerte hablacon su esposa después se retiraba,y contra el pecho de él ella gem ía,y ,—¡Ahogadme que no me oiganl

— exclamaba,—¡Ahogadme que no me aigan l

—repetía ;y él

,para ahogar su voz , casi la ahogaba

hasta que de él también turbios los ojos ,di jo, cayendo ci infeliz de hinojos :

LXII

Acog ed , justos cielos , esa ofrenda

que os dan nuestras patrióticos desvelos ;

inspiradnós la fe que nos defiendade nuestros largos i7np lacables duelos !

E lla es de nu_

estl'

o amor la única prenda¡la única,

—AS Í á los cielosel fruto encom endó de su cariño,llorando el héroe cual 'si. fuese un niño .

296 0AM P0AM0R

volviendo

á

'

á su carrera esplendorosael pendón de las Navas de Tolosa.

LXVI I

»No hay, don P_

edro, quien de ira no se inflamaviendo tus obras de piedad desnudas.

No hay quien á Enrique contra ti no llame .

En vano de él con el puñal te escudas .

Déjalos , Duguesclin : ¿no ves , infame,

que pones rey si á tu señor ayudas ?

¡Cayó don Pedro !… Era tan inhumano

que me el Caín, aun

- m uerto por su hermano .

LXVIII

»Bastardo, ¿ y de don Pedro en la - derrota

gozarás ? Sin ,

virtud no hay alegría:

¡, no es verdad que su sangre got3- á gota

te abrasa el corazón día tras día?Hu id, —don J uan, huid de Aljubarrota

¿¿qué o tro prem io m ás al to m erecíael que, teniendo moros en su tierra,fut á hacer

, traidor, á los cristianos guerra?

LXIX

»Pase el tercer E M ique_ sin fortuna,sin valor mi salud ; el que decía—Que mejor que no

'Hay , sin duda alguna

wn fraile del Abroja parec ía.

Pase don J uan segundoi y el de Luna,que,

"

cuando m ás en su'

pudor creía,la reina que él buscó le perdió , ingrata¡Dios nos hace querer lo que nos mata!

»E nr_

ique—Basta z no merece,

prorrumpió Ruiz,—que de él nos ocupemos .

— S í —contes ta E scobedo, —me parece

que hartos ineptos soportado babem os ,

COLÓN,

— Pues bíen—dijo Colón,—ya que anochece,

la tris te marcha de Boabdil leemx_

nos .

—L eed s'

u pos trer ¡ay l—dicen en coro .

E l último ¡c_vy ! del úl timo rey m oro .

LXXI

<< Em 10 alto del Padul , £rente á Granada,

cuando Boabdil al Africa partía,sentado, y con la frente recl inada,

Cómo me duele el corazón I—dec ía.

Si ha de ser esta mi pos t?'

er mirada,

que na se acab e p or piedad el d ía ;dejadme

, por Alá, que en mi tormento

viva una eternidad en un momento '

»¡0al9is de un jard ín. ! desde hoy al

no me dará un pesar m, con la muerte;

para todos los males .hay consuelo,menos para la pena de perderte

"

.

T_

ú sola ?; sola tú serás“

mi anhelo

al" fmorir de tristez a de no verte;

para mí en tus. hechiz os florecía¡a ú ltima flor de la esperanz a m ía .

LXXIII

»¿M e volverá la suerte de_

la guerra

el solo bien que en“

la ex istencia quiero ?

Nunca su cam po la esperanz a ciérm ,

ya verás que cuando vivo espero.

¡E s un valle sin sol sin ti la tierra !

¿Vo lveré ? S í por eso no me muero.

¡No lucho, patria m ía,, por sabvarta ,

todo lo haré por ti, menos no amarte!

»¿Hasta cuándo ¡oh dolor ! no nos veremos ?

Nunpa .

en cree?“

que he de . dejarrte acabo.

298 CAMPOAM OR

¿Dónde una patria como tú hallaremos ?

¡M ejor que en o tra rey , fuera en ti esclavo

Boabdil, haciendo de dolor extremos,

cayó en hondo es tupor,hasta que al cabo,

di jo, m irando á su Granada herm osa

Que sea, aunque con otros ,'

venturosa !

L X XV

»Así dice Boabdil,y el llanto enfréna.

Mas pronto el p obre á suspirar tornabaviendo á su u z a de pesares llena

que lenta ante'

sus ojos desfilaba.

Lloré , y llorando desahogó su pena,y en tal dolor, su madre que pasaba,

— L lora como mujer —le di jo al triste,ya que morir como hombre no sup iste. »

CANTO X

L a A t lánt ida

RE SUM EN En la noche del 13 de sep tiem bre de ¡492-

observ

Colón la declinacxón de la aguja,

—A los cuatro d ías lo no

la tr1pulac16n que por la noche norues taba y or la mañana

nordestaba algún tanto ,

—Eu las prxmera.s horas e la noche del1 5 vieron caer un maravilloso ramo de fuego á una dis tanciade cuatro ó cinco leguas _

—Alarma de la tnpulacíón.

—Apar ic ióndel geniq de la A tlánt 1da,

—Ascendencia de C olón.

—C iencia de

la ant1gua A tlánt1da,

—Por qué hno D ios las creaciones .

—C ómohiz o D ios las creac10nes ,

—Para ué h i z o D ios las creac10nes ,

Resumen de la cxenc13 de la A tl utida,

—Sumers ión de la A tlán

tida.—Desapanción del genio de la A tlántida ,

No hay pena que es ta marcha no nos cues teColón, el trece al acabarse el día,vió declinar

'

un tanto hacia el Noruestela agu ja de marear. ¿ Por qué sería?Colón explica esta virtud celeste

por un error feliz que él se fíngía.

Viendo la tropa tan fatal arcano,dioe z—Es que Dios nos deja de su mano.

300 CAM POAMOR

Quién sois — de nuevo en preguntar se empeña,com o el que duda si delira ó sueña.

La vis ión.

contestó : soy el numen

que sobre el sitio de la tierra vago,que los sectarios de Platón presum en

que aquí se hundió con general estrago .

L os des tinos del hombre se resum en

en m i destino para s iempre aciago .

L os continentes en m i suerte propiade su suerte verán la horrenda copia.

»La Atlantida gloriosa, que se alzabadonde hallas hoy tus insepultos manes ;porque á su Adán Ti tán se le l lamaba,la t ierra se llamó de los Ti tanes .

Grandes pueblos la Atlantida encerraba,

sabios sin fin, gloriosos capitanes ,

los P in os y Alejandros á millones ,á m illones los Tiros y Sidones .

»Hubo un

'

d ía en que el pueblo del A tlante,juntando una victoria á otra victoria,en Europa y en Africa arroganteplantó los es tandartes de su gloria.

Hoy la Europa hacia m í viene triunfante,porque en las vueltas de la humana historia,de vencidos pasando á vencedores ,los esclavos de ayer son hoy señores .

»Un T itán nació en m í,Colón, pasado ,

que el Africa y la Europa hacia el Orientevió el primero

,cual tú verás osado

las tierras de los mares de Occidente .

C OLON 301

Este héroe que la Europa ha Suby ugadotué de su noble estirpe el ascendiente.

¡Digno es de su valor, Colón, tu bríovence en gloria al T itán sigue, hijo m ío !»

La niente de Col ón,enardecida

al saber su ascendencia acrisolada,sobre la mar de su azarosa vidatendió retrospectiva una m irada ;y al eontem plar tanta maldad vencida

,

tanta ignorancia con tesón hollada,

sinti ó hervir, de sí m ism o satisfecho,

la sangre de un Titán dentro del pecho .

La vis ión pros iguió : ha que espero,

y aquí es'

perando es ta región circundo ;

pues que d ifa-mdas por la tierra quierola jciencia que h oy en tu m em oria infunde .

Y porque de m i numen m ensajerofecunde el tuyo el porvenir del mundo

,

oye el enigma de la vida humana;oye de Dios la ciencia soberana.

»Hay. un Dios en la tierra y en el Cielo

que es bueno,sí, bueno

º

infinitamente.

E00'

es su … corazón de todo duelo.

Sólo la d icha reflejada siente.

Amar y ser amado he aquí su anhelo .

Mucho m ás que justísim o, es clemente.

En su ternura, de bondades llena,

sólo es digna de Dios la dicha ajena.

»Por su justicia es Dios tan excelente,que , fuera de su ley sólo hay quebranto

,

302 CAM POÁMOR

Todo lo ordena Dios tan sabiamente

que es tan bello lo que hace, com o santo .

Alcanza su poder lo que su m ente.

Y como quiere tanto y puede tanto,

cuando el bien de otros por gozar desea,los universos

"

de la nada crea.

»Cuando á im itar á Dios la fe se atrevees la bondad la flor del sentim iento

,

lo sab io eterno, y lo imperfecto breve,y la virtud la fuente del contento.

El sol que brilla, el aura que se mueve,son la mano de Dios en m ovim iento.

No hay voz para alabar á nu“

Dios augusto ,

tan bueno,sab io, poderoso y justo.»

Calló el Numen de un m undó que ha pasado,m ientras el celo

'

de Colón se ufanaal ver por la visión ratificadoel santo credo de su fe cristiana.

<< Porque de : gloria y. de y alor cercado,

diciendo continud la sombra vana,fecunde el porvenir tu inteligencia,del mundo, el hombre y Dios oye la ciencia.

»Muy bueno,sab io, justo, omnipotente,

cuando el ajeno goce Dios desea,

la ¿creación irradia -

_de su mente

de un'

éter. tan sutil com o una idea.

Más 6 menos intensa ó débilmentetiene parte de . Dios c uanto Dios crea

t ajo formas m ostrándose sin cuento,no es m ás la creación que un pensam iento .

304 CAM POAMOR

siguiendo as í con invariable anhelosu étem a ley : la

"

reversión al Cielo.

marcha el orbe vagabundo ?El orbe no se va

,vuelve muriendo ;

lo que vino de Dios en un segundo,

tarda m il s iglos hacia Dios volviendo .

El orbe,de que es átom o este mundo,

los siglos á los siglos sucediendo ,

en ¡caravanaeterna peregrinosigue de Dios el inm ortal cam ino .

XXII

>>De inteligencia las esferas dotayendo hacia Dios la Creación errante.

Cual la tierra una flor, el orbe brota

crisálida inm ortal cl se'

r pen…9cm te.

El éter de que cons ta y en que flota,“

hirviendo en lenta ebullición constante,produce el universo inteligencia,cual la tierra la flor, y és ta la esencia.

XX III

>>De Dios el hom bre semejanza y fru to,

tiende su alma hacia aquel santo atractivo ;D ios, atm ósfera de almas, su atributoos de espíritus ser el centro vivo .

Dios es lo necesario y lo absoluto ;lo ¡contingente el hombre y relativoy s iendo el yo creado un Dios finito,es el Dios increado un yo infinito.

XXIV

»Del mundo, el hom bre y Dios la] es la cienciala creación el yo bro ta inflamadºE l yo es un Dios de limitada esencm

Dios es un yo de esencia ilimitada.

COLON 30L

Tan sólo en la ex tensión se diferenciala increada raz ón de la

"

creada;

por atracción, el yo, raz ón finita,siempre hacia Dios, plena raz ón,

-

gravita

XXV

Llegó la som bra aquí , Calló un m omento .

Colón, su ciencia desci frando

_ grave,fué encontrando en

-

su activo pensam ientode

_

la unidad uni versal la d ave,De ¿[a atlántica

'

tierra el hundim ientocuenta la som bra así con voz suave,en tanto que Colón

,aunque oye y mira,

dudando es tá si sueña ó '

si delira :

»X XVII

<< De1 atlá ntico ,

mundo la exis tenciaextinguiéndose fue de grado en grado,cuando su ex tracto yo, su inteligencia,su esp íritu vital dej ó agotado .

Com o una flor que derram ó su esencia,la Atlantida su espíritu ha exhalado ;¡nada una flor de un mundo se difierenace

,

'

crece,

embalsama, cae y muere !

XXVII

>>Madré de Romas,Tiros y Sidones,

sus hijos fué la A tlantida nutriendode sus Hom eros

,Dantes y Platones ,

su vida, yo, su numen fue naciendo.

En m i ya juntos sus vitales dones,se fue la tierra lánguida extinguiendo ,

com o la llama que el blandón ostentael blandón gasta al fin que la sustenta.

Campoamor—2º

CAM POAM OR

XXVIII

»Huyen las gentes por la tierra hendída,

y en simas caen que al caer retumban :

su lcohesión“

m olecular perdida,las montañas en polvo se derrum ban.

En torno de la tierra comprim idasus ondas mueve el mar

, que airadas zumbancual gran caim án que, si su presa toca,

ruge al abrir descomunal la boca.

XXIX

»La madre tierra, es téril no sustenta;

el aire inútil túm ido se estanca

la color que la luz negruzca ostentaes la pos trer degradaci ón de blanca.

En sed de aire suspira cuanto alienta;el ans ia de la luz ayes arranca ;bajan las aves tras del aire al suelo ;las fieras m i ran tras la luz al cielo .

XXX

»Todos exp iran,

'

sin'que sangre vean

que al morir enardezca su ardim ienlo,No arden los bosques que incendiar desean.

Quieren mover y no se m ueve el viento .

Fal tos del aire y de la—luz, peleanen un suplicio interm inable, lento ,

con completa razón para medirloy entero el corazón para sentirlo .

XXXI

»E l miedo, ese gran mal de nuestros males ,

sofoca la virtud y el heroísm o

no agi ta m ás pas ión á los m ortales

que el tem or de morir,el egoísm o .

Odiando cada cual a sus iguales ,sin caridad ni amor m ás que a s í mismo

,

308 CAMPOAMOR

volando poco á poco hacia el Oriente,con otro—¡Adí ós l—entre '

las sombras huye,dejando all í 5 Colón torvo: y risueño,como el que empieza á despertar de un sueño.

CANTO XI'

Desaf í o

RE SUMEN : E l ¡6 de sep txembre llov¡z nó ,

—E speratua de los inarineros, que creían cerca la t1erra

.

—Cam pos de hierba.—Rl 17

e l agua era menos salada,

—Desafío entre Nuño y K odri 0 .

Consejos de Colón,

—Propues ta—de Colón,

—Reflexiones de olón

Diez y seis de septiembre : ¡herm oso día!—L loviz na z ¡gran señall—Hierbas al frentecom o ve?

'

de y flotante praderia.

Diez y siete.

— Aguas dulces .

—¡Exeelente l

El pobre Nuño, que de amor moría,

su pasión va“

ocultando . ¡Inú tilm entel

No hallaba a veces de esconderla .modo

¿ dónde hay razón que lo resista todo ?

Por eso al fin del d ía,as í a Rodrigo

preguntó Nuño'

con ahogado acento :—S i ambse á otro hombre

,acaso vuestro amigo,

una mujer que fuese vuestro al iento,¿ qué haríais siendo de su amor tes tigouna vez , y otra vez , hasta o

_

tras cientoRodrigo con tes tó —

¡L a mataría !

¿Y vos — Nuño siguió z—¿Yo ¡moriría!

<< Yo moriría ; s í, morir anhelo,

porque á Z aida al'

m i rar de vos amante,m i amor, tranquilo un

_

d ía como el cielo,

'

en un amor se ha vuel to delirante

COLÓN 309"

quiero dejar frenético en un duelola carga de m i espíritu anhelante.

¡Vos no sabéis, Rodrigo afortunadó ,

cuanto le pesa el alma á un desdichado !

»Juradme que jam ás Z aida enteradade la causa será de mis desvelos .

C lavan'

do alta Rodrigo su mirada,le .

…contes tó z— L o juro por los cielos .

—Desde que Vi -Nuno» siguió—em barcada

con“

vos á Z aida, presa de los celos ,¡parece que, abrumado inm ensamente,pesa un mundo ¡gran Dios ! sobre mi frente !

»¡Morir quiero 6 matar ! M i hado enem igohará fel iz

¡

m i es trella maldecida,si dejar con m is celos hoy consigoeste

_dolor de soportar la vida.

Quiero mataros ó morir, Rodrigo ,

para curar de m i dolor la herida ;pues ignoro en m i loco devaneo,

si es que matares ó morir deseo .

¡Bienl— Rodrigo exclam ó con firm e acenfo ;acabe un duelo, s í , nuestra existencia

que una pasión que es de la…vida alientono la curan ni el tiem po ni la ausencia.

Cofnprendo vues tro amor,porque lo siento ; ;

y sé , Nuño, también por experiencia

que si en celos el alma se arrebata,el gran mal del dolor, es que no mata.

—¡S iempre delirioé!— por detrás murmura

de ¡pronto apareciendo el alm irante.

310 CAMPOAM OR

¡Ay del que cuerdo el juicio no procurade la ciega pasi ón llevar delante !Matarse por amor fuera locura.

Así dice Colón,y Nuño amante

pregunta su alma de dolor transida—Y ¿, para qué es sin el amor la vida?

Sin gloria es el amor som bra ilusoriad l]0 Colón primero suspirando .

es amor,

— dicen los dos , —sin gloria?—¡Sombral—s iguió Colón , otro ¡ay ! lanz ando .

Tened - s iempre presente en la m em oria

que para el mal de amor, la vida andando,

m édico excelente la paciencia,el t iempo ins igne, y sin igual la ausencia.

Tales palabra'

s con dolor 9 yendoRodrigb, pesamso de su es trella,—¡Vivir sin ella!— prorrumpió gim iendo ;

y Nuño replicó z—7¡Vivir sin ella!

¡Oh ! no,imposible proseguir viviendo

sin ver, y ver sin fin su imagen bella;al dejar su mem oria el alma m ía

,

inerte el corazón se me helaría.

»Nunca . su imagen pres ta á m i albedríola libertad s iquiera de un m omento :

s iem pre á ¡ella va como hacia el mar el río,

girasol de su luz,m i pensam iento .

Ni al morir tendré paz ; que el amor m íoes tan grande, tan grande, que pres iento

que, si ya muerto ,me llamase un día,

m i esqueleto a su voz respondería.

312 CAM POAMOB

que aguarde el porvenir : siempre el destino

para llegar al bien tiene un cam ino.

»Vamos , marchad .» Y, súbito marchando,

m iró á un m ás til Rodrigo de Triana;luego al trinquete se acercó exclamando—¡Sedm e

'

am iga una vez , suerte tiranal

Nuño, otro pues to rápido buscando,

dijo, apoyado al palo de mesana—¡Aunque es m i sino cual ninguno Hero ,

tanto anhelo esperar, que en él espero !

¡Tris te5 1— Colón prorrumpe.

—¡Mucho siento

su afán m i corazón, porque no ignora

que"

el alma á veces vive solam entecon la vida del dueño á quien adora!Darem os tiem po á que la edad ahuyenteel fuego del am or que los devora.

¡Aun viven para amarl—s iguió d iciendo .

|NO aman para vivit l—d i jo gim iendo .

»¡Sí ! ¡Yo también en m i vejez refreno

una inm ensa pasión, tan aoendrada,

que cual la tierra ayer, con ella hoy llenola inmens idad del mar nunca acotada!

¿Que quedaría en m i doliente seno

si este amor se extinguiese ? … ¡Nadal ¡NadalNuño tiene razón, Beatriz querida.

¡Ay ! ¡para qué es sin el amor la vidal

com 313“

CANTO X II

L as nubes

RE SUM EN z—E l 18 de septiem bre de 1492 , Martín Alonso Pinz ón vió

una gran multitud de aves dm g irse hacia pomente.

—Al Norte gran cerraz ón,

—Revista de la h istoria universal.—La cava.

Colón,

—Hcrculano .

—M argarxta de D inamarca.

—L os amantes de

eruel.—Abelardo y E loísa.

—Nabucodonosor,

—Don… Alvaro de Lnna.

—1 0rquem ada_

—Don Pedro el C ruel.—Doña Mar ía Coronel.—E pigrama,

—Sem iram is,

—S ls tema de P itágoras .—Martín Vicea

te.

—Lucrecia.

—Paleólog os .

—C omnenos .—M eroving ios . Jud íos .

—Rascón.—Platón

,

—E nri no IV de Cas tilla.

—Doña Isabel dePortugal, su esposa,

—Pab o '

l oscanelli,—M acías .

—*

Rl caballo de

Calígula.

—Augus to ,

—I) em ócrito y Hcrácluo . E scévola.

—Saladino ,

—juan de A rco .

—Lm s X I,

—Leonidas',—B ruto .

—César . Sócrates ,

—Mahom a.

—C ontinuación del viaje_

—A —Concluéión

Vivir es ver pasar. Ya iba alboreando

del diez y ocho de septiembfe el día,cuando es taban las gentes contem plandolas m il nubes y -m il que el sol teñía.

Tantas nubes, tan varias, revolando,

el juego de la vida parecía.

Y, bien pensado al fin, ¿ qué es en la esenciam ás que un juego de nubes la existencia?

L as nubes, con su forma transitoria,cual ideas que el viento ha condensado,

son, breve imagen de la humana gloria,del insondable porvenir traslado.

Haciendo ap“caciones á la historia

leían en las nubes lo —pasado,com o si fuesen sus flotantes velosa]íahetos m ovibles de los cielos .

¡Buen dia! Disputando alegrementeel dulce Ruiz B aldón

,el tormentoso ;

314 CAMPOAMOR

M aestre J uan, ateo é inteligente ;P edio Gutierrez , noble y valeroso ;M aes tre A lonso, médico excelenteQuintero, el Vil ; Rascón, el quejumbroso,

van de las nubes traduciendo el vuelo,

inexcrutable diálogo del cielo

Al Norte hay oerraz ón caso previsto,

en que la tierra se supone enfrente ;adem ás , _

un P inz ón cuenta haber vistovolar algunas aves al Poniente.

Es'

ya tan grande la ilusión, por Cristo,

que gri ta loca de placer la gente.

Sólo Colón en horas tan m ortalessu corazón revuelve entre puñales .

Aquel ir entre el agua y e1'

ambiente

un viaje por el éter parecíaComo un sueño agradable, dulcem ente

marcaba el mar, la luz

y sin dejar'el rumbo de_

Occidenteandando y m ás andando, todo huía…

¡y las nubes, conform e adelantaban,

pasaban,y pasaban, y pasaban !

M irad— dijo Roldán,—esos vapores

dan de la Cava idea parecida,que _

en la op ini ón de graves escri toresmás que su honor fue su beldad cum plida.

Escobedo siguió z—Y ¿ á qu ién , señores ,

si'

del rosario que llamamos vidalas cuentas blancas en pasar se alegra

no le herirá el color de alguna negra

316 CAMPO AM 0E

L o que fué abnegación ya es egoísmo

amar y desarmar. ¡Siem pre lo m ism o !

Y s'

iguió z— El

'

cierzo, ¿ veis ? ¡siempre lo m ismo !

Ahora Abelardo y E loisa sorbe :

perdóneles el C ielo : su erotismo

fue un adorable es cándalo del orbe.

Y continuó z— E l amor es un abismo

que honor, gloria y salud ávido absorbe .

Calló * maes tre Juan. Mas de contado,le replicó Escobedo z—Y ¿ quién no ha amado ?

¡Id, amantes , en paz ! S i el mundo heladoexecra sin piedad vuestra memoria,¿ quién no sinti ó un amor desventurado ?¡Lucha eterna sin prez y sin victoria!Pero ¿ s iem pre ¡ay de m í ! será execradoel que en amar cual vos funde su gloria,sin ver que es la razón de tanto anheloel sentim iento,

la raz ón del Cielo ? …

Nabucodonosorl— siguió altaneromaes tre Juan ; —los hades inconstantesle trans formaron, por sensual y fiero,en una bes tia, al fin, siendo rey antes .

—¡Justa transformaciónl— siguió Quintero ;

si á cuantos reyes veo sem ejantesles da un castigo igual de Dios la ira,'

¡cuánta bes tia futura el mundo adm iral

Y añadió , señalando a] diestro lado—Don Alvaro de Luna.

—¡Rl favorito !

el público exclam ó desconcertado,unos diciendo : ¡pobrel— otros : ¡maldito !

COLON 317

—Fué —d1¡o Ruiz— bastante desgraciado ;por lo dem ás su orgullo fué infinito.

Y repuso Qu1nfero z— ¡Ah l-

s í, ¡quién fuera

lo que ese buen señor pensaba que era!

Nada hay m ás vi] que apellidar malditodijo E scobedo —á un alma desdichada.

Aunque sea— di jo uno —el favori to ?Y repuso E scobedo :— Nada

,nada.

¡Torquem adal—grita uno ; á cuyo gri to

maestre Juan prorrumpe :— ¡Torquemadal

Sólo de ver su imagen m e cons terno ;dejad que vaya en paz , irá al infierno .

—¡Don Pedro el jus

_

tieiero l— ¡Rl inhumano !interr

'

um piendo á Ruiz di jo Quintero,

Uno gritó z—El cruel ;— y otro z—Rl villano

y—Rl maldito tam bién— d ijo un tercero .

¡Horror universal! Viendo al tiranocon su rostro procaz y aire al tanero

,

preguntó Ruiz :—¿ Cuántas serán,maese,

las cuentas negiº

as del rosario de ese

XVII

Y siguió z—¿Veis ? Quem ando su mej illa

halló la Coronel á su honra puertoº

tem iendo al tal don Pedro de Castillano su existencia, su beldad ha muerto

,

¡Oh , jam ás no im i tada maravilla!di jo Roldán ;

— nunca creí p or cierto,

que fuese hasta el extrem o virtuosade hacerse fea una mujer herm osa.

X VIII

¡Murmuraci ón puerill así m ostrandoen juego tal

'

cuanto saber presumen,

318 CAMPOAMOR

ya hiriendo eón razón, ya calu

'

m niando,

todos agotan con placer su numen.

Van la verdad con sueños engañando .

¿ Y es m ás cierto lo real ? No,no : en resum en

,.

es som bra y nada m ás la humana glorianubes que van y vienen es la historia.

¿ Sabéis— dno uno— esa visión quién era?

Maestre Juan contesta z—Un rey ha—Llama rey á un fulano cualesquieram aestre Alonso exclama,— ¡presum ido l

Al ver maestre Juan de tal manera,

en su amor propio el corazón herido,le ;di jo :—Y bien : ¿ qué es el linaje humano

,

con alguna excepción,m ás que un fulano ?

¡Sem iram is , Sem iram is -

prosigue,¡cuán grande es su pavor ! Huye . de m iedoal ver que N ino airado la pers igue.

¡Rem ordim iento h orrible l— Quedo,quedo

,

señor'

maestre Juan, que la castigue

su conciencia no m ás— di jo E scobedo .

¿ Quién en el mundo al recordar su historiano se - encuentra algún N ino en la mem oria?

Y de las nubes traduciendo el juego ,

maes tre Juan siguió z— L a nube aquella

es P itágoras .

— Ved,os ruego,

ved bien la m etempsíeosis en ella.

E l una flor,un luego

la imagen de P itágorasde P itágoras luego otra flor nace…

¡Ya se ha deshech o l— Y ¿ qué no se deshace ?

. 320 0A'

MPOAMOR

maestre Juan iba diciendo en tanto :

—¡Cuántas nubes de tontos, C ielo santo !

X XVI

—¿Quién es la raza que atraviesa ahora

le preguntó Roldán. Juan, de contado,

— Es— d ijo—el pueblo que el becerro'

adora,

que al pie del Sinaí torpe ha adorado,

Vaya con Dios la_

raza previsora

que mudando el país con el cal z ado,

por patria adopta,de codicia l lena

,

como la abeja la mejor co]mena.

XXVII

—¿Quién será— di jo Ruiz— esa heroína?

E scobedo exclam ó — ¡Crim en horrendo !

¡Después de acariciarle lo asesina!Y encaráñdose á Ruiz sigue diciendo :

—¡Forman una vis ión muy peregrina

ella de él '

la cabeza sosteniendo !

¡Pero esa aparición fuera m ás … bellasi él sostuviese la

'

cabeza de ella!

XXVIII

Así del cielo entre el m ovible encanto,

y entre el reír alegre del gentío,la mans ión de la noche y del espanto

¡indomable valor ! cruzan con brío .

¡Era inmenso el bullicio ! Y entretanto,

—¿Dónde es tará , cóm o será , ¡Dios m ío !

decía el buen Rascón meditabundoel paredón donde se acaba.

el m undo ?

XXIX

Mirando maes tre Alonso al dies tro lado,que cuantos le oyen en saber les gana,—¡Fuera sombreros l— exclam ó adm irado .

Ved de P latón la irnagen soberana…

COLON 321

E l del mundo el espiritu ha animado,

como inventor de la m oral)

humana.

'

En son de hurle z— S i'

la halló '

el primero,

fue del alma el Colón—dijo Quintero.

Y siguió z— Un m ons truo que el vapor fabrica

¿es un hom bre 6 una bestia ? Pero,¡tate l

veréis cóm o el buey Apis significadespués que maes tre Juan nos lo retrate.

S iem pre zumbón,m aes tre Juan replica :

Creéis que es el buey Apis ? ¡Disparate!

Que calumniéis así m e maravillaal rey Enrique cuarto de Castilla.

XXXI

—Ved all í á su mujer,

— siguió diciendo.

Con don Beltrán — dice —uno.

— Pues es llano

prorrum pe en cero el público riendo .

—¡Quién sabel— dijo Ru iz

,— fue eso un arcano.

L as buenas dudas del buen Ruiz oyendo,

s igui ó maes tre Juan z— Eu vano, en vanode cuentas blancas su ves tido hordas ;las cuentas de esa son negras y gordas .

x

XXXII

¡Gran fies ta! M ientras éste divertidod isfruta en la ilusión del aire vano

,

es tá pensando aquél enternecidoen el padre

,en la madre, en el hermano.

Colón, en tanto, sordo á todo ruido,

con el com pás en la derecha mano,

.nu mapa estudia que trazó la cienciade Pablo Toscanelli de Florencia.

Campoamor

322 CAMPOAMOR

XXXII I

L amentando leal sus agonías,—Ved á Macías— dijo Ruiz gritando .

Rascón siguió —Con tiernas elegíasirá el cielo de amor enajenando .

Viendo al ilustreº

soñador Macias

que al aire y nada m ás iba abrazandoNuño exclam ó

, , siem pre á su mal atento¿Qué es nues tro amor m ás que abrazar el viento

—¡Gran caballo l— prorrum pe el marinero .

— E s del C id— d ijo» otro,— cuyo bríomás sarracenos arrolló ligero

que arenas lleva hacia la mar un río.

—Será el que eligi ó rey— dijo Quintero

relinchando á la aurora al buen Darío :

conque, aunque ofenda con el s imil , hallo

que era un gran elector el tal caballo .

X X X V

Pues yo en creer— dijo Roldán— insisto

que aquel será que por su gran despejenom bró cónsul Cal ígula, y por Cris to

que era un m iembro especial para un consejo ;pues nunca

,com o m uchos que yo he visto

,

le dió al emperador un m al consejo .

Ya -veis si el cons ejero era excelente.

Todos di jeron E fectivam ente !

XXXVI

—¿A quién veis

,_

maestre Alonso - Allí es toy viendoal gran Augusto, un déspota excelente.

¡Feliz tirano l— continuó diciendo ;fué fel iz , muy feliz seguram ente.

— S í,como todos ,— prorrum pió gim iendo

Nuño,apretando con dolor su frente ;

324 CAMPOAMOR

¿Quién es aquel de inalterable frente ?— El autor del <<Conócete á ti m ism o» .

aquel que el vuelo hacia el Oriente tema?—Un rapsoda de Cris to ; ese es Mahoma.

¡Vértigo interm inable ! D isparados ,sin pararse en un punto n i un momento

,

sólo m iran sus ojos fascinadosla realidad del mar

, ¡brumas y viento !Corrían

,yendo al parecer volcados

en la bóveda azul del

¡y las nubes, conforme navegaban,pasaban y pasaban y pasabanl,

XLII

—¿Quién será —eu todas partes se decía

viendo una iinagen resbalar suave,que á todas las im ágenes vencíaen 10 gentil , 10 poderoso y grave .

¿Quién era? Nadie el caso presentía.

Mas viendo siem pre al porvenir z-

¡Qui én sabel'

d ijo Colón z— tal vez la musa es esa

que el canto ha de inspirar de nuestra empresa.

XL III

¡Salud, musa'

gentil , alma futura,de toda innoble tentación ajena,jam ás la m ente en su ilusión m ás puraalcanza al linde hasta donde eres buenal

¡Salve, del cielo predilecta hechura,á quien hizo eslabón de la cadena

que el sentim iento de la hum ana razaal sentim iento del eterno enlaza!

XLIV

as í tu rostro que bendigonunca me cans o de tenerlo enfrente,

COLÓN 325

y muchas veces cuando estoy contigopara quererte m ás m e finjo ausente.

No sufras, no, si tu mejor am igo'

de pena llora al ver que inutilmente

por m ás que el alma tras la tuya lanz aá igualar tu virtud jam ás alcanz a.

¿Tú tam bién pasarás, com o“

ha pasadode esas vis iones la ilus ión externa;tú

,con un pecho de virtud dechado

,

tú , con un alma cual ninguna tiernaTambién ¡ay l seguirás, siem pre á m i lado,'

de cuanto existe la evasión

¿Qué cosa hay en el'

mundo, dueño m ío,

que marque su carrera en el vacío ?

XLVI

¡Se acabó la ilusión ! Desde el Orientesobre la mar la som bra se derrama,¡em pezando esa hora en que la m enteen el alma

,sin luz

,m ira cuanto ama.

Perpetua am iga del amor ausente,viendo la noche cada cual exclama,recordando el objeto á quien adora,nu— ¿ eu dónde es tará —un qué hará ahora

XLVII

Anocheció . Del cielo huyó el hechizocual de la tierra al fin huye la_ gloria :las nubes poco á poco el Sur deshizo…com o el tiempo las som bras de la historia.

Y después que á su vez cada cual hizo,un 1viaje por su patria

'

de memoria,'

el [himno entonan eon feryiente anhelo

¡Gloria, ai Dio;s en la. tierra y en el Cielo !

326 CAMPOAMOR

CANTO XIII

Insurrección

RE SUM EN : D ía 19”

de sep tiem bre : calm a pesada : un alcatraz : Colónsondea 2 00 braz as sin encontrar fondo _

—Día 2 0 : vuelve á apa

t ecer la hierba : se coge un pájaro com o una gar z a : varios pa

jarillos cantando,

—D ia <

2 1 z m ás h ierbas : alarma : una ballena .

—D'

ía 2 2 : m enos hierba : v1ento Sudoes te : s erias murmuraciones .

—D ía 2 3 : una tórtola : pájaros pequeños : s e levanta el mar,

D ías 2 4 . 2 5 y 2 6 : desenvoltura de los marinerºs : viento del E s teMartin P inz ón grita : torcióse el rumbo : la tierra era

una :nube,

—Dias ¡.º, 3, 6 y 7 de oc tubre : d iscrepancia de las

m edidas tom adas por los pñotos : no se ven pájaros : la Niña dispara un cañonaz o : se deshace la ilus ión,

—Día¡5 8 y 9 de oc tubrepajarillos com o de campo : aire fresco y suave como or abrilen Sev1lla.

—xo de octubre : m ot ín.

—D iscurso de Rold n,

—Contes ta Co lón ,

—L a idolatría y la fe .

—La mayor batalla del mundo

Continuación del m ot ín_

—P rofecía y última orden de Colón—Nueva apanción del gemo de la Atlantida;

Gran calma.

—Um alcatraz .

— Colón sondea

más de doscientas brazas— ¡no es bastante !

¡Qué atroz profundidad,cas i marea!

— Praderia de hierbas am bulante.

—En un buque una garza el vuelo apea.

—¡Pajari_llos que cantan !— ¡Adelante l

S i h oy sólo hierba vuestra quilla toca,

mañana será arena, y después roca.

Aun pros igue la mar de yerbas llena :

¿ quién al m irarlas de pavor murmura?—¡Casi alegra el horror de una ballena

en tan grande quietud y á 1nnta altura!No hay h ierbaz— veintidós .

—¡Brisa serena!

—¡M ás m urm urarl en ocasión tan dura,

¿ no sabéis,españoles , que á lo menos

saben m orir sin m urmurar los buenos ?

Una tórtola; ¡bien ! ¡nuncio dichoso !

¡Cuál despierlan sus cantos nues tros duelos !

328 CAMPOAM OR

En el m il cuatrocientos que corría,y año noventa y dos de nues tra era,

el d iez de oc tubre por la vida m ía,de es ta historia inm ortal borrar quisiera.

Cuanto s e toca, y oye, y ve este día,todo

'

á la vil tripulación altera.

Se vuelve el m ás pacífico iracundo .

¡Todo se acaba donde acaba el :mundo !

De su temor en el fatal excesoRoldán la chusma am otinar procura

,

y en un corrillo bárbaro y sin ses o

hablando de Colón,así murm ura :

— S i im pidiese tenaz nuestro regreso,lanz adle al mar en prem io! á su locura ;

que el hech o ocultará,m ás que

'

el humano,con discreción eterna el Oceano.

Oye Colón su es túpido del ito,

y al verlos acercarse á su presencia,— Atended, que su fruto es exquisitoles dijo

,— si es amarga la paciencia.

— Sabed— clam ó Roldán alzando el grito

que perseguir m ás lejos ya es dem encia :cuantos me escuchan creen, com o yo creo

,

esa ilusión que os huye ante el deseo .

No veis— dijo Colón— cuán bienhadadosvamos poniendo fin con tiem po hermoso

,

á es te m ar que llamaban espantadoslos árabes z— inmenso y tenebroso !—¡Mueral

—gritan los Porras sublevados .

—¡Pues herid l— s igue el héroe con reposo.

COLON 329

Labraréis con m i daño vuestro daño ;¿ dónde sin su pastor irá el rebaño ?

—¡Mueral

— ins iste Roldán enfurecido.

No puede ser m ás sabio un pobre loco

que cuantos sabios en el mundo han sido ;ni m ás valiente que Héncules tam poco .

—¡Pues heridmel— Colón d ijo atrevido .

¿Qué me importa morir? Dentro de pocoel generoso pecho de algún hom brehará .de gozo palpitar m i nom bre.

¡Herid ! si os atrevéis, ¡herid ! —decía.

¡Cuánto inú til terror vino inspirandoese m enguado de . Hércules un día

el fin del mundo en C ádiz señalando !

¡Herid l— s igui-

ó ;— sin la experiencia m ía

una m uerte comú n,torpes vagando,

más tarde encontraréis,ó m enos tarde,

oscura y crim inal, necia y cobarde.

No hay quien no luche all í . L A IDOLATRIAentre todos con ciego fanatism o

d ifundiendo el terror así decía—M irad f ¡el

'

abism o ! all í… ¡el abism o !

L a FE en tanto á Colón le repetía,como si fuese un eco de sí m ism o :

—¡Tu baje], inm oñ al aventurero,

remolcará á la vuelta un m úndo entero !

¡Quién creerá que en tan frágiles maderos ,y en esas luchas que parecen vanas

,

se disputan tal vez mundos enteros !

¡Altos juicios de Dios ! ¡Cosas humanas !

330 CAMPOAMOR

¡Entre cuatro infelices marineros ,m ás que en Fars alia, en Chaións y en Cannas,en alta mar

,en incruenta guerra,

med iando está la suerte de la tierraí

—Y ¿ qué veis— nu Jim énez preguntabapara esperar á nuestro m al consuelo ?

¡Tras la extensión de un m ar que nunca acaba,

la inacces ible soledad del

Diciendo así Jimenez sollozabay abundando los otros en su duelo

,

exclaman,recordándolos en vano :

—¡M i pobre m adre l— ¡M 1 infeliz hermano !

<< L ejos— sigu10 Roldán— de nues tros lares

no hay para nuestra muerte un punto cierto ;nues tro sepulcro borrarán lbs mares

tan pronto ¡ay Dios ! cerrado com o abierto .

L as m adres , descargando sus pesares ,

¿ dónde creerán las tristes que hem os muerto ?

¿ Ante qué cuerpo rendirán honores ?

¿ Sobre qué tum bas ¡ay ! verterán flores ?

>>De la patria la tierra encantadorase entreabre de los deudos al gem ido ;mas cuando el mar sus víctimas devora10 hace en s ilencio

,sin dolor, sin ruido .

Decidm e,os ruego, si nos traga ahora

este lago de plom o derretido,

¿ qué nos e5 pera en tan aciaga suerte ?

¡E l olvido, la m uerte de la m uerte !

XVIII

»¿No veis— siguió— cuál de dolor suspiranlos que modelos de valor llamam os ?

CAMPOAM OR

CANTO XIV

¡T ierra.

RESUM EN : E l 1 1 de oc tubre encontraron un palo,una caña, un

bas tón labrado ingeniosamente, un junco recién cortado y una

hierba rec1entemente arrancada,

—La Ignoranc ia, la E nvidia yla Idolatría cercan al sol

,

—D iscurso de la Idolatr ía,

—Huída delsol.—E fectos de la E nv1d 1a,

—Al anochecer cantan el Salve B e

gina : promesa de Colón,

—L a E speranz a elec triza'

la atm ósfera.

A las diez se ve una luz que se mueve,

—E xpectación general,A las dos de la mañana d ispara la P inta un cañonaz o .

—Sonusade esperanz a_

—Colón manda aferrar.

—Arrepent ím ientode los m surrectos _

—Invocación de C olón á las virtudes teologales—Pensam ientos de Colón

¡Bien por Colón! S i m ás le atorm entaron,

desde que oc tubre por su mal corría,mil señales de tierra le alegraron

en'la mañana del onceno día.

—Un palo y una caña aquí alcanzaron.

—All í un bastón labrado ve un vigía.

—Parece que ya tierra a ver se

¡Cuánta prueba, es decir, cuánta esperanza!

—¡Un

-

juneo l… es tan reciente, que ver creo

el brillo de la hoz que lo ha segado.

¡Cuán nueva es esa Cas i veola mano del pastor que la ha arrancado .

—¿Veis tierra —

¡Aun no ! es la som bra del deseo.

—¡Nó rom páis el banpres id con cuidado !

Ved que el junco: y la hierba es cosa nueva…

E sa no es esperanza, esa ya es prueba.

¡Cerca la tierra está ! Si, ya se s iente

aire gentil com o de olor de flores .

¡Cerca es ta, cerca está ! porque impaciente

la IDOLATRIA agota sus furores .

COLÓN 333

¡S í, ¡cerca está, porque también clemente[dobla el bando del aire sus favores !E l principio del fin és te

"

es por tanto

¡á venceaº ó

'

á m orir!… ¡Piedad, Dios santo !

Iban, la IDOLATRIA concitandocuanta torpe pasión su culto encierra ;la IGNORANCIA del mar la ira gritando ;á las almas la ENVID IA h aciendo guerra.

Y en su inútil encono,no logrando

mover el mar m conturbar la tierra,

en rápido tropel tendiendo el vuelo,suben la furia á desatar del cielo .

Cercan al sol las tres . Con arroganciaparar su curso la IGNORANCIA ans ía,L e ¿habla la IDOLATRIA eon jactancia.

Puesta detrás la ENVIDIA enturbia el d ía.

Y ¡cuando_

el sol detuvo la IGNORANC IA ,— S i tu trono— gritó la ID0L A

'

TRIA

:no arrastras al antíp_

0da hem is ferio,

'

¡diós de los Incas ! se acabó tu imperio.

»¡C iega esas naves ! S i la cruz cristianatoca esas playas á tu

'

fe rendidas,*no Verá m ás la tierra am ericanalas svíetimas sin fin á ti ofrecidas .

¡O los dejas hby ciegos , ó mañanano ¡tendrán para ti

,desconoc idas,

ni la tierra montañas, ni el mar ondas,

donde tu'

faz avergonzado escondas l

á Colón tu'

luz . Jus to es que amparesla tierra eu

"

que tu cul to. persevera

334 CAMPOAMOR

el ú ltim o tal vez de tus al tares,

y la defensa de m i fe postrera.

¡Salva, salva, abismandote en los mares,tu últim o altar y m i postrer trinchera!Si en redoblar tu curso no

'

te ah íncas,tu im perio se acabó

, ¡dios de los Incas !»

Ya - oyó el sol, y tem ió y en su venganz areabsorbe en s í la luz

,cegando el suelo,

y huye tan raudo, que á seguir no alcanzael ojo de las

*

águilas su vuelo .

L a IDOLA TRIA, que junto a él avanz a,

aun“

le gritaba en el opues to cielo :

—S i en .redoblar tu curso no“

te ah íncas,

tu imperio se acabó, ¡dios de los Incas !

¡I_ra del cielo ! Tras el mar de AtlanteSepulta el sol sus rayos m oribundos .

¡Ni s iquiera una luz deja expiranteen —la ancha esfera de los anchos mundos !En vano por ser dios

,astro radiante,

buscas los senos de la mar profundos .

¡L a gloria de Colón será com pleta!Te acuestas dios, y te alzarás p laneta !

¡Parte el sol ! (¡Dios vendra!) parte, siguiendode la IGNORANCIA la om inosa huella.

L a IDOLATRIA en él sigue infundiendolos sustos

,odios y furores de ella.

L a ENVIDIA en pos , lo—negro ennegreciendo,

tan repugnantes hálitos resuella,

que esparce nubes cual la nieve frías,y fétidas , y espesas

,y som brias .

336 CAMPOAMOR

para que viese si, como él, veíac lara la luz que á trechos Se movía.

Viendo la luz ante sus ojos obvia,dió Gutiérrez la luz pom la luz probada ;mas en la duda que su mente agobiafue en la opinión de Sánchez consul tadapero Rodrigo Sánchez de Segoviaprorrum pe para sí, no viendo nada '

— E sas luces as í,son

, según veo,

concreciones no m ás del buen deseo.

L as_

doce ¡qué noche tan sombría!

Dan la una las dos… ¡no se oye un ruido !

Ni lengua all í , ni corazón hab ía

que una voi levantase ni un latido.

¡S ilencio sepulcral, que preced ía

al m ás grande rum or que el mundo ha oído,

pues á hundirse iban en su calma mudamás de m il lus tros de ignorancia y duda!

XVII

Tras m il lustros y m ás llegó el

Sonó en es to en la P inta un cañonazo

que el Himalaya es tremeci ó en su asiento,que h izo vib rar su cima al Chimborazo.

Tronó de firmamento en firmamento,

y se le oirá tronar .de plazo en plazo,

¡hasta que, roto el eje en que se funda,'

con pasm o universal el orbe se hunda!

XVIII

— grita una voz . Todos perplejos

¡no es c ierto ! el cielo es tá sombrío.

Sonríe la ESPERANZA á sus ref1ejosm iran ¡tierra ¡no es desvaríol

aun tenaz en repetir se aferra

Página 337 Ródrig o de T riana z— | T IERRM ¡TIERRA !

CAMPOAMOR

X X II

—¡A1to ! ¡Aferrad I— ¡L a tierra es tá delante!

Dan las ¡Cuánto tarda la mañana!L a ch usma, ayer frenética, arrogante,tan sum isa se m ues tra com o ufana;gri ta aquí uno cual g

'

ri ta el alm irante,

rem eda otro á Rodrigo de Triana :'

los unos exclarhando z— ¡Aferra! ¡aferra!rep ítijendo. los otros — ¡Tierral ¡tierra!

XX I I I

Así ¡de hinojos ! De Colón las manosbesan algunos á sus pies cayendolos . que insultaron su dolor villanos,villanos piden su perdón gim iendo .

—¡A1z ad l ¿,y quién no yerra? al z ad, hermanos,

generoso Colón les va diciendo ;¡gracias al C ielo ! ¡Alz ad l ¿ y quién no yerra

¿Veis esa som bra ¡E sa es la tierra!

XX IV

¡Pasa o tro ¡dos ! Todos el d ía

aguardan vueltos hacia el suelo h ispano,m ientras

, p idiendo luz, C olón decía,

descubierta la frente,alta la mano :

—¡S i hay gloria

'

en este mundo,de la m ía

pe'

rm itidm e ¡oh virtudes ! que esté ufano !

¡Que alum bre el sol m i venturosa suerte,y después

,si queréis, venga la muerte !

X X V

L a FE , la CARIDAD y la ESPERANZA,á es ta hum ilde oración sigue la vía

del fugitivo sol que, porque avanz a,cegar el genio de Colón creía.

E l grupo en busca de la luz se lanza,y con el sol volviendo al otro d ía,

COLÓN 339

para ser de su disco conductoras

las tres virtudes suplen á las horas .

XXV I

Y otro instante y o tro En su gloria

p iensa Col ón pasando por cub ierta,y tanto, tanto se engolfó en su historia,…que era su distracción locura cierta.

Hirviendo de recuerdos su memoria,

de sus sentidos la existencia, muerta,

así decía,

continuando internos ,de su alma los monólogos eternos :

XXVII

Con que, al fin, más feliz que m is mayores,dejo del fiero mar la senda franca

¡De p lacer, olvidando sus dolores ,el corazón del pecho se me arranca!

Im béciles ¡Im béciles doc tores

que hicieron de m í escarnio en

(¡Oh cuánto tarda el sol !) ¡Su gran talento'

ha quedado, por Dios , con lucim iento !

XXVIII

gozo va á sentir tan'

lisonjeroBeatriz Enríquez

,m i secreta esposa!

¡A su feliz progenitor primero,cuánto m i estirpe alabará orgullosa!

¿Y qué dirá del pobre aventurero,

al ver que su corona hace gioriosa,

aquella reina para m í tan buena?¿ Y qué dirá Fray Pérez de Marchena ?

XXIX

»Santangel ¿ qué dirá de m i jornada?

¿Y Toscanelli, de Florencia aurora?¿ Y Q uintanilla S i de m i h oy se agrada,de seguro en sabiéndolo m e adora.

340 CAMPOAMOR

L a marquesa de Moya, la privada…de la reina Isabel ¿ qué dirá ahora?¡Con qué gracia, bondad y cortes íaen la cámara real m e entró aé1uel día!

»Venecia, ¿ qué dirá m i gloria viendo ?¿ Y G éndva

,la ingrata patria m ía

,

y el_falso Portugal , que d ejé huyendo ? …

-Y ya tris te, ya alegfe, iba y venía

y una vez y_o tra vez

,yendo y viniendo

,

ese sol que no viene — repetía.

L a pos trer vez que á un loco asem ejaba,.

y la p rimera vez que loeo estaba.

XXX I

¿ Y fray P érez ? —s eguía,

—no se apartasu im agen fiel de la m em 01 ia m ía

¡el buen fraile ! justo es que con él partacual m i dolor ayer

,h oy m i alegría.

¿ Cómo decía_

su postrera carta?

¿ C óm o dec ía,á ver cóm o decía?

<<S i la tierra no halláis, loco profundosi halláis la tierra, redentor de un mundo.»

CANTO XV

M uert e de Nuño

RESUM EN : Caída mortal de Nuño —C onclusión de su his toria.

Su muerte .

—De ,un vértigo de muerte poseídocayó Nuño del árbol de mesana,cua

'

ndo rival de Dios favorecido,—¡Tierral —gritó Rodrigo de Triana.

342 CAMPOAMOR

pero al mataros , perdonad, Rodrigo,im pidieron m i errof justos los cielosm ás á lanz anos á m orir conm igono m e arrastraba el odio

,eran los celos

no h e podido jamás , ni aun puedo ahora,'

aborreoer lo que m i Zaida adora.

>>Dadm e, Rodrigo ,vues tra mano,— (y fría

tendió la mano que es trechó Rodrigo) ;aun si labráis de Zaida la alegría,seré desde la tum ba vuestro am igosu

'

dicha haced,tras la desdicham ia,

ó tremenda os dará lento cas tigola eterna

,fiera y última m irada

que en vuestra alma ¿, la veis ? dejo» clavada.

»¡Zaida! la frente que en alzar me ufano

encienda por piedad tu mano ardiente,pues ya me hiela el pensam iento vano

Cual losa del sepulcro de m i m entel

¡Zaida ! me ahogo yag mas no tu mano

separes cuidadosa de m i frente,pues 10 que es ans ia atroz m i aliento embargaes de m i propio corazón la carga.»

Z aida,vuelto á Rodrigo el rostro hermoso

,

—¡S i él muere, muero yo l

— dijo llorando

á lo que Nuño replicó anim oso

—Tú vive,y sé feliz yo te lo mando .

También yo, si 10 sois seré dichoso,m i suerte a vues tra suerte atem perando,pues no querrán benéficos los cielos

que después de morir, muera de celos .

COLON 343

»¡Qué noche tan glacial !… Ya heló el am bientela sangre de m i pecho en lo profundo .

¡Zaida! sosténm e,porque m i alma siente

que inm enso sobre m í se vuelca el

Dij o así ; y Zaida lo besó en la frente,la que inclinó por s iem pre el

¡013 ,de amor intens ísim o embeleso l

¡Z aida al besarle, lo mató de un"

beso !

CANTO X VI

J uicio del m undo

RESUM EN : Prisión del sol.

l

—Juicio del m undo,

—Rl A s¡a,

—L a Europa.

—Rl Afr ica,

—L a Am ér1ca,

—Desem barque ,

—Sistema solar de

Copérnico —C onclusión.

Hacia la parte que al Oriente cae

no al egre …se alza el Sol, triste es alzado ;de las virtudes teologales traeel d isco ardiente

,sin ardor, cercado .

C on cadenas de luz la FE los trae,y prisionero á un lado y otro lado

la CARIDAD trayendo y la ESPERANZA ,entre lazos de im án pálido avanza.

Y — dice la FE sol refulgentem ientras atenta el sol la escucha andandoel pasado, el futuro y el presente,residenciados los verás pasando .

¡Anda! y verás cóm o d ichosam ente,de la virtud del reino conqu istado,de prim or en primor

,de ruina en ru ina,

glorioso el, mundº hacia su fin. camina,

344 CAMPOAMOR

»Para ir hasta la fe de los creyentesfue un paso nada m ás tu idolatría.

¡A juicio ! ¡á juicio ! las eternas gentes

y vos , ¡siglos sin fin, sueños de un día!

pasadas sombras, sombras preexis tentes,el acento de Dios es la voz m ía.

—¡Honor a la virtud ! ¡Oprobio al v icio !Universo moral

, ¡álz ate á juicio !

»Ex diós del cielo— continuó,— cam ina;

verás surgir de entre hordas de verdades,de todas las naciones la doctnna,

y la moral de todas las edades .

Verás tam bién h oy que Colón arruinade vues tros fal5 05 cultos las deidades,que es la jus ticia la pasión m ás tierna,que es la virtud la religión eterna. »

¡A juicio l— repitió . Y á es te conjurode exh umación

, desde la tum ba fríael pasado, el presente y el futuropueblan en irrup ción la luz del d ía

Y aunque se alz ó cuanto es y ha s ido puro ,

cas i des ierto el éter parecía.

¡Cuán pocos genios en el m undo fueron !¡Cuán pocos ¡ay ! en la virtud m urieron!

Después la CARIDAD repite z— Avanza,

con eterno pesar, a Colón viendo

que á derrocar la idolatría alcanz a,

h oy su m is ión providencial cum pliendo .

Calló la CARIDAD y la ESPERANZAdirigiéndose al sol s igue diciendo

346 CAMPOAMOR

Rindiendo a Brahma adoración* imp ía,cual h oy mañana, raza m Ujer1ega,

¡s iempre tu estrella te será contraria!

¡siem pre serás del universo paria!

fueron ? Ni el s itio de Ecbatana,

de Babilonia y N inive adivino :de un rey fundadas por la fuerza vana,m orir cas i al nacer fue su destino .

S iempre que un pueblo en su carrera humanade la austera virtud deja el camino

,

del registro en que fiel sus faltas l leva,

dobla el cielo la hoja,y cuenta nueva.

tanto Franco en agresión aleveá las orillas del J ordán convoca ?Volved atrás ¡idólatras ! no debever la virtud superstición tan loca.

De los xreyes y príncipes la plebesólo, cual vulgo vil , cree en lo que toca.

¿Va indiscreta á enseñar vuestra osadíael camino de Europa á la Turquía?

llevó Dios á S iria, cual llevabaal Asia a Omar de expoliaciones rico ?Em isario del cielo se juzgabael

'Africa talando J enserico .

Que 10 im pelia Dios tam bién pensaba,cuando

,asolando el bárbaro Alarico,

le preguntó la Europa desvalidaOué nos dejáis ? —Y él conl% tó z— L a vida

»Nunca es adepto del Divino - humanoquien, en su nombre, bárbaro exlerm ina.

COLON 347

Cuando se aja á es te D ios, alz a la mano,bendice, y rayos de perdón fulm ina.

AI mundo en excisión proclama hermano.

Práctica del amor es su doctrina.

Por él en cualquier tiem po y dondequieraespera con razón todo el que espera.»

I

Así el eterno O riente diseñando,'

de —donde el genio con la luz se vino,fue el celes te congreso,

y continuando,hacia la Europa apresuró el cam ino .

L a Virtud prosiguió z— Seguid pasando,

los grandes em isarios del destino,á quienes queda de su

“ inmensa gloriael fantasma del goce, la memoria.

»L a Rus ia all í, que su cerviz levanta

.de entre la alfombra de la nieve fría

para llevar su entumecida plantafastidiada del Norte al Med iodía.

Saludad á Moscou , la ciudad santa'

que cual blandón ha de incendiar un día

de los cosacos la salvaje tropa,“

para alum brar la libertad de Europa.

XVII

»¡Lázaro tris te de la“ raza humana!

¡Glacial I talia! ¡Tan leal como eres ,

desdichado esclavón,serás mañana

pobre José … vendido á m ercaderes !

Cual Cid,aun muerto, de tu som bra vana

tus contrarios huirán com o mujeres ,y no tendrán tranquil izado el pechoá no verte ¡infeliz ! pedazos h echo.

348 CAMPOAMOR

XVIII

»¡H1]0 del mundo, Maeedón guerrero !

tú y tus iguales de inviolable es trella,

para dar cam po] á nuestro num en fieroalzáis al mundo en paz falsa querella.

¡Héroes , com etas de fatal agú ero l

dej áis de sangre una indeleble huella,y talaréis al . fin

,rama tras rama,

el gran plantel que humanidad se llama.

razón tu glorioso vandalism o

habrá ante Dios que á disculparte bas te ?

¿ En el As ia tal vez con heroísm o

á Salam ina y Maratón vengaste ?

¡Horror ! desde que en fama y despotism o

im pregnada la atm ósfera dejaste,íebrífugo se lanza á la victoriaenvenenando al mundo con tu gloria.

>>De ti,S tambul, la juventud se aleja;

déb il ¿ual niña,com o . vieja vana,

decrépita al"

nacer Roma te deja,la Turquía después te engendra anciana.

E terna joven y perpetua vieja,h oy eres vieja com o ayer ; mañana,rom piendo tus fronteras que ya sitia,'vieja tam bién te engendrará Ia E scitia.

»¡RI turco ! No hay quicu'

a luchar osado

en honor de sus bárbaros se aprestesu térm ino en L epanto está marcado,

antes que a Europa su lascivia infes te.

Será de nuevo al - Turkesm án lanz ado,para ejercer entre ignorancia y pes te

350 CAMPOAMOR

Tú los diluvios que vendrán secastede bárbaros y de aguas la afluencia

ya el mundo no ahogará, pues es tu inventoel arca de Noé del pensam iento

X X VI

»Rom piendo Schwariz - la espada á los tiiºanos,erigió una igualdad nunca vis ta antes .

AI inflamar la pólvora sus manos,tornó en polvo el acero y los diamantesE l los gigantes convirtió en enanos

,

y alzando los enanos á gigantes ,h oy dispensa la vida 6 da 1a muerte,tan poderoso el débil com o el fuerte.

:

XXVII

»¡Capua del mundo ! ¡Tierra de alegría!Legataria nación de aventureros :son tus ciudades

,reinos algún dia,

'

de las hordas del Norte invernaderos .

¡Pobre madre de expós itos, que críalos hijos de su amor com o. á extranjeros !Genoveses, venetos , sicilianos

,

¡Oh, I talia! ¿ dónde es tán los italianos ?

XXVIII

»¡Nápoles ! ninia de la mar sal ida,en agua envuelto el pie, la frente en lava¡Génova! la de his toria esclarecida,plebeya reina ayer

,y h oy reina esclava.

¡Gloria á Venecia! la ciudad nacidade un mandoble de A tila

,el que asolaba.

¡Florencia! em porio de artes liberales,

bazar de bagatelas inmortales .

XXIXX

»Con la brú jula se honra Pasitano,del grande Flavio cuna y mauseolo

COLÓN

con ella á un leve revolver de mano

un polo colocó del otro polo .

Con esa negra luz el nauta ufano

cruza seguro el mar, perdido y solo ;

que es su aguja en la noche m ás som briael índiee de Dios que al hom bre guía.

X X X

»¡Roma infeliz ! h oy s ierva,antes señora;

perpetua en todo, eterna es tu agonía.

¿NO es verdad, inm ortal conqu is tadora,

que es un torm ento atroz la. tiranía?

Sufre tú en ley de Dios , sufre tú ahoratodas las penas que causaste un día

por un hado al servir,cual tú, perverso,

de eterna expiación al universo.

XXXI

»¡Gaerl Tal es la inevi table suerte¡de ¡todo pueblo altivo ó m iserable

,

que desprecia por débil ó por fuerteel genio hum ilde y la virtud am able.

Siempre as í fue y será . Porque“

la muertede un justo Dios

,m inistro inexorable

castiga de su ley las transgresionesvolviendo al orden pueblos y naciones .

XXX I I

»Ved de la Europa el m irador alzadoadonde en busca de solaz asiste

ya el tris te por la patria,"el expatriado ;

ya el e xpatriado del placer, el triste.

'

De los libres la Helvecia es el dechadolo grande en lo. sencillo all í preexiste :¡de su verdor y su inocencia irradia'

la pura luz de la ideal Arcadia.

35 1

35 2 CAMPOAMOR

XXXIII

»Ved la Francia,Amadis de las naciones,

que el tipo - rey del Ateniense encierra,culto en su hablar

,. gentil en sus acciones

,

t ierno en la paz , heroico en la guerra.

Dueño de los humanos cqraz onescual general Dem óstenes , la tierrade polo a polo

,á su pesar absorta,

su lengua es cucha que el infierno aborta

XXXIV

»Pueblo francés, gentil aventurero ;

,coraz ón de la Europa”

s iem pre ardiente ;seco después

,si arrollador primero,

tu genio es la avenida de un torrente.

Hij o pród igo en sangre, el orbe entero,de tu ardor juvenil padre indulgente,siem pre tus faltas á olvidar se al lana

,

¡buen Benjam ín de la fam ilia humana!

XX XV

»L im osnero de tronos , genio aciago,de

_

un gran s iglo sangriento meteoro ;sólo sabrás en tu glorioso estragoverter la sangre y derramar el oro .

¿Qué l ibertad darás al mundo en pagode tanta m ortandad y tanto lloro ?

No dejarle m ás c auce al pensam iento

que el cauce estrecho de tu pobre aliento .

XXXVI

»¡Fidias de reyes ! las es tatuas reales

que hará el buril de tu invencible espada,m os trarán en sus rostros las señalesde su alcum ia vulgar del polvo alzada.

Mirad1as cual ostentan sus m odales

servil grandeza, genio su m irada

35 4 CAMPOAMOR

¡El Thibet español, Cas tilla fiera!

M irad la T l oya occidental. ¡Granada!¡Z aragoza! Numancia venidera,Sagunto por sus manos incendiada,por no verter com o cautiva

¡jam ás tu aliada Roma hizo otro tanto !

»Saludad á la reina de Castilla,pasm o; y honor de la española genteserá tu luz ¡oh sol ! que inm ensa brillala antorcha de su imperio solam ente.

De cuantos son y fueron maravilla,

buena,

…osada, severa e inteligente,nunca un alma ostentó m ás soberanaen su vida inmortal la raza humana.

»

XLII

Viendo la reina de Castilla enfrente,las tres virtudes desde el sol bajando,…una tras o tra su espaciosa frentefueron gentiles con amor besando

,

Y ama tras o tra alternativam ente,cual un ensueño ante su faz pasando,

murm uró— am z'

ga— la ESPERANZA ufana,

— hija— la FE ,la CARIDAD— hermana.

XLIII

Y por prim era vez el sol bril lando,la Am érica hizo ver en tal m om ento .

¡Oh placer! ya sabrem os en l legando,si al gran Colón 10 ases inó el contento .

L a E SPERANZA después prosigue hablandoy dirige hacia esa Africa su acento,donde es perpetuamente

,ó una dolencia,

ó . un eterno bos tezo la exis tencia :

COLÓN 35 5

XLIV

¡Salud , patria de Aníbal ! Te ha perdidotu balance final , rico avariento

en ¿tus largas em presas siem pre ha sido[más grande la verdad que el fingim iento.

Di,si no. tú

,fiel y valiente D ido,

cuanto m ás bella es tu virtud , que el cuentoen que Virgilio al calum niar tu historiade tu ultra—cas tidad nubló la gloria.

>>Dejem os que el Egipto, India africana,¡con gloria sus pirám ides

óstente.

¿ Quién las ha alz ado —¡Oh vanidad humana !

Ni el nom bre de su autor guarda esa gente.

Mom ia nación, ya turca, ya pagana,

¿ cuándo eres grande tú ? Cuando á tu frenteeo-nquistan en tu nom bre algún trofeo.Sesostris, Faraón ó Tolom eo .

XLVI

»A C leopatra ved, l ib idinosasus gracias al poder venciendo im pura.

Venus - verdad,tan fatalmente herm osa

que aun muerta nos fasc ina su hermosura.

¡Opr.obio á tu im pudic ia cenagesal

¡Gloria a tu orgullo que borrar procuraaunque frág il mu jer, cual hom bre fuerte

,

tu innoble vida con tu noble Inuerte l

XLVI I

»Ruin herencia de Cham,madre de penas

íeraz en m ons truos y en virtud agres te ;tierra de cal

,mercado? de cadenas

,

foco escogido del rencor celeste ;¿ s iem pre ¡Africa ! han de ser de tus arenas

solariegos el crimen y la peste ?

35 6 CAMPOAMOR

¿ nunca el genio ha de hollar tu suelo inmundo,vil arrabal de la ciudad del mundo

XLVIII

L a ESPERANZA s iguió : reverbem

el Atlántico mar,m etal fundido

que algún art is ta,com o D ios

, esperaen el á1veo del globo contenido !Tal vez cuando al llegar su hora postrerael gnundo aétual se anule envejecido

,

del mar, petrificadas las corrientes

,

brotarán los futuros continentes .

»¡El mar, el mar! Ved a Colón rasgando

de sus abism os los tupidos velos,las m 1umnas

_

y contes derribando

que el arco sostenían de los cielos .

¡Salud al gran Col ón, que triturando

Columnas de cris tal , m ontes de h ielos,á pueblos m il de un inm ortal destinol iquidando la mar abre el cam ino !

»¡El mar, el mar'

l del universo puente,que la unidad del globo tuvo rota;campo que nunca lim itó la mente,y que hoy el brazo de Colón acota.

Ya si asp ira, sumerge un continente

ya su aliento al lanzar,m il islas brota.

De quien fuiste terror serás fortuna,¡tumba de mundos y de m undos cuna!

>>M ientras la Europja á descansar se sienta,cual blanda Venus de la mar saliendo,la nunca vista América se ostentahacia el cam ino de la luz corriendo .

3 58 CAMPOAMOR

era la gloria del saber latino,ora de Dios el culto verdaderola razón de P latón,

—s iem pre divino ;

la ídealidad del inm ortal Hom ero ;la ternura del cisne Mantííano

,

!el m ás sens ible corazón humano .

»Vues tra hez de m inistros sang uinaria,que á devorar cadáveres se atreven ,los honrarán con pom pa funeraria

,

que . á los muertos honrar los vivos deben.

Y aquellos que entre vos sangre contrariade sus contrarios en el cráneo beben

,

el Chipre,exentos de indomable furia,

en ricos vasos beberán de E truria.

LVII

están los que á un tem plo dedicadosen Méj ico, cual turba de corderos

,

sesenta m il cayeron degolladosante los pies de vuestros dioses fieros ?No les valió en su afán á los cuitados

la san ta humanidad de prisioneros ;así juntando en amalgama im píacon la vil crueldad la cobardía.

LVIII

»Rl Dios que os impondrá nuestra m iliciaen virtud ha erigido la paciencia :mayor que su rigor es la justicia ;mayor que su justicia es su clemenciaPer él, arrepentida la mal icia,hermana vuelve á ser de la inocencia;¡un Dios que sólo al sacrificio atiende !

¡un Dios que de la ofensa no se ofende !»

LVIX

Calló la CARIDAD,Y á un sol brillante

C olón la tierra con placer mirando,sel_lar en ella el pie quiere arrogante

COLON 35 9

en nombre de Isabel y de Fernando .

Cambia el mundo» de faz , y en el ins tantedel s istema solar la ley trocando

,

as í dijo la FE , por Dios enviada,entre el sol y la tierra colocada :

—¡P árate— di jo,— ¡oh sol ! alto '

aquí haciendo,queda por s iem pre tu m isión cum plida;á

'

cuant0 ves desde hoy darás luciendo,muerto' é inmóvil

,m ovim iento y vida

Servis te ayer la idolatría huyendo,

y en perpetuo cas tigo de tu hu ída,

te condena á estar fijo eternam ente,

por falso dios el Dios om nipotente.

Y añwd10 vuelto hacia el opues to lado— Y tú, globo terráqueo, Prometeoá un invisible C áucaso aherrojado

por la fuerza m ental de Tolomeo,

el Hércules Colón,tan esforz adq

que engendra un continente de un deseo

de tu eterna pris ión librarte anhela,rompe tus h ierros , cerca el sol, y vuela.

LXII

Era el m omento aquel en que mandando

armar los botes,sal ta, é iz a triunfante

el pendón de Isabel y de Fem ando,vestido de escarlata el Alm irante.

Van en tropel los botes asaltando .

Ya Dentro de un instantede la ENVIDIA fatal pese á la guerra,sin m orir de placer pisarán tierra.

LXIII

Y began m ás . . L legaron. En el actoColón la enseña de Castilla abarca

,

360 0AM POAMOR

y el Nuevo'

Mundo,desde Adán intacto,

grande el primero con sus plantas marca ;la tierra, e]ectriz ada á su contactose es tremeció en el éter

, com o barca

que asalta el pescador, y ella in tranquila,

haciéndose á la mar trémula oscila.

LXIV

Y suelta ya, de libertad_

avara,m ientras se fija el sol levanta

'

el vuelo,

y á un tiempo as í la'

humaní dad ve clarala verdad en la tierra y en el cielo .

Y entretanto que el sol su curso para,

de sus entram bos polos roto el h ielo,la tieiºra, com o fúlgido topacio,

libre en torno del sol cruza el espacio .

. Y contem plando —el genio que en un día

de'

la tierra y del sol cambia el gob ierno,la ENVID IA, la IGNORANCIA é IDOLATRIAtornáronse espantadas al infierno .

L a gente en tanto una oración envía,hincada de rodillas, al E terno .

Vuélvense á su mansión de bienandanzala FE

,la CARIDAD y la ESPERANZA .

LXVI

Fué entonces cuando el orbe vió espantadorodear el globo al cetro de Castilla,com o un grano de arena abandonado

que _

eu lo iní inito del espacio brilla.

Y entonces fue cuando observó admirado

C opérnico,del Báltico á la orilla,

que un inm óvil poder al sol aferra,y '

que en tom o del sol gira la tierra.

362 CAMPOAMOR

por andar perezosolen ir un día á la región m ás al ta,has ta purgar su fal ta"

¡fué del C ielo a es te. mundo des terrado ;pero él contra e l decreto rebelado

,

se atrevió á sos tener con entereza

Que tan sólo es pecado la perez a,si se une á la pereza otro pecado ;y al m ism o tiem po es te rebelde quiso:dar al mundo las pruebasde que á un ángel artis ta, le es precisodejar el paraíso por las Evas ,huando ellas valen m ás que el paraíso .

Murió una niña,envidia de las rosas,

y , al alborear de un día en'

que la luna

aun hac ía fantasmas de las cosas,

para llevarla a Dios desde la cuna,!cuatro ángeles bajaron ;la vieron

, la besaron ,y luego, alzando el vuelo,el alma de la niña se l levaron,de los cuatro,

tres ángeles, al C ielo .

Cuando sub ió aquel coro indescrip tible'

por su … de hechiz o,

y, entrando en la regi ón de lo invis ible,tom ó el color del aire y se deshizo,'

Z aquiel, el ángel cuarto,

de —'bienandanz as sin dolores harto,

m irando en un jard ín cierta bel leza,del :cielo se olvidó por su herm osura

porque es te áng el tenía la flaquezade m orirse en el c ielo de tristeza

por falta de museos de escultura.

Así es que cuando quisoá la puerta llamar del paraíso,gri tó una voz severa, aunque querida—Por tu [alta de celo

,

ó no entrarás jam ás en nues tro cielo,

6 vendrás con otra alma redim ida,

EL LICENCIADO TORRALBA 363

A Z aquiel desde entonces el E ternole perm ite que viva librem enteá elecc ión, en el mundo 6

'

en el infierno,lo que es igual , aunque es tan diferente

y ya en éste 6 en aquél,cuando quería,

era un ángel del“

cielo, que vestía

capa encarnada sobre negro traje ;y para hace r de diablo ,

se ponía:cap

-a negra y de púrpura el ropaje ;y siem pre aventureroSeguía la conducta descreídade Eugenio de Torralba

,el caballero

que en los juegos de azar perdió el dinero,y en los lances de amor gastó la vida.

Tuvo Torralba has ta su edad madura

Costum bres en amor algo paganas ;y al saber por personas m uy cristianas

que según la Escritura,

algún patriarca era un don Juan con canas,:con frecuencia decía— Poniendo por apuesta la belleza,Dios y el diablo jugaron m i cabeza,y el diablo la ganó , por d icha m ía.

Y en conclus ión,al ver que en la existencia

no hay cansancioºpeor que el de la ciencia,

con ete1ºna sonrisa

supo llevar al aire desplegadala bandera que ostenta la d ivisa

que dej ó Sardanapalo grabada :— C …ome b ien

,bebe m ás, goza de . prisa,

porque esto es todo, y lo dem ás es nada.

364 CAM POAMOR

PRIMERA PARTE

L A M U J E R

CANTO PRIMERO

L a. m uj er ama á un áng el

Aparición de Z aquie l á Catalina,

—Am o r de Catalina.

—Amor purísimo .

—Amor uro .

—Am 0r,

—E l hom bre rivaliz a con el ángel.—Lucha entre e cuerpo y

, _

el alma,

—E l ángel es vencido por elhombre ,

E xento ya del celestial fastidio,

Z aquiel am ó en la tierra com o un loco,aunque según Ovidio,el que ama

_

demasiado, aun ama poco .

Y todo es to pasó muy fácilmente.

E l"

día aquel por el extrem o orientemadrugó com o nunca la mañana,"yá su luz m ás tem prana

el buen Z aquiel al levantar del suelo,con los otros tres ángeles el vuelo

,

mira otra niña de la aurora hermana,en un jardín que era un rincón del C ielo.

Y ¡qué mujer! hasta las m ismas flores,para hacer m ás honor á los am ores

de aquella encantadora castellana,ponían en abril en su ventanaun traje de rosales trepadores .

Y al m irar que en su cara interesantelas ¡pupilas sus o jos se com ían,después que ya en el rostro en que lucíanse com ían sus ojos el semblante,trazando con placer giros inciertosenfrente de la joven hech icera,el ángel se quedó com o un cualquieracºn la boca y los ojos muy abiertos .

366 CAM POAMOR

son dos niños cogidos de las manos,son dos flores caídas de los cielos

A estos seres queridos

por el amor y la inocencia unidos ,no se asoma el alma todavíaá la vida exterior por los sentidos,pareciendo su cándida alegríala risa de dos ángeles dorm idos .

L os que m iraban su sónrisa atentossin oír sus acentos ,aunque no los oyesen

,les veían

'

los diálogos de ideas que teñían“

eon ojos en que hervían pensam ientos ;y al m irar tan oc iosas

unas bocas m ás frescas que dos rosas,

muy pronto se adivina

que aun tenían Z aquiel y Catalinala .celeste ignorancia de las cosas

y as í se están los dos acariciando,sin impureza alguna,pues son el ángel y la niña amando

dos niños jugueteando en una cuna.

Para el sentido que el amor abrasa

pasa lo eterno y lo terreno queda ;mas para el alma que el amor hospeda

queda lo eterno y 10 terreno pasa.

Por eso m ás que el goce, á un alma purale atrae la inocencia y la hermosura,y por eso en la vidael éxtas is de amor el cuerpo olvida;y así ella y él con inefable calma,se cuentan sus am ores de alma á almacon frases de abstracción puras y frías,creyendo que un amante es el m odel

'

o

de un ángel que nos trae desde el cieloexpres iones de Dios todos los d ias .

EL LICENCIADO TORRALBA

Mas com o no hay am ores

que sólo vivan de aire y de oler flores,llegó ¡quién lo diría!el crepú sculo oscuro

de ese terrible día

en que el amor m ás puroal corazón ya fatigado hest ia,y á tiem po en que los dos á una ventana

platicando de am ores,

es taban,á la luz de otra mañana,

lo m ismo que en un tallo es tán dos flores,

Torralba con sonrisa confiadam ira envidioso la labor divinade un alma por otra alma acariciada,y que envuelve Z aquiel á Catalinaen el baño: de luz de su m irada ;y seguro el

,

experto L icenciadode que Z aquiel con su infantil sem blantedebía parecer

, por lo. agraciado,á. todas las mujeres repugnante,

ganándole á su . geni.ox

por la mano,

Torralba, que es ¿católico pagano

á quien gustan las santas bien'

formadas,quiere (con sus m 1radas

á Z aquiel suplantar com o un villano,y m irando atrevidoá la gentil doncel la

,

pretende sepultar en el olvidoaquel cariño neutro de él y de ella.

Y en tanto que con vívida m iradala

*

ve con o jos de codicia extraños,

ella vuelve la cara avergonz ada,pudor m uy natural á los quince años .

Pero s intiendo luego

del amor los ardientes ex trav íos ,aunque azules y fríossus o jos poco á poco echaban fuego,

367

368 CAMPOAMOR

y es que sin duda algunaaunque es tá de Z aquiel enamorada,

ya al sentir de Torralba la m iradase va incl inando á -otra mejor fortuna.

Y aunque ella en la ilusión de su arrebatojuz ga en su

pensam iento

que el mundo es un Convento,

amor un perfecto cel ibato,su idea, ,

entre el ángel ¡ y el hombre,bambolea,

porque ¡oh materia vil ! cómo avasallas

al ¡eoa'

az ón amante,

cuando el alma y el cuerpo en sus batal las,

aquélla dice y és te

Y adelantó ; pues como en ella hab íaal volver la cabeza algo de infanta,le echó á Z aquiel una m irada fria

,

y helados se quedaron aquel díalos am ores de un ángel y una santa.

Es natural ; ya os juro por m i nombre

que hay quien encuentra justo

que, una mujer de gusto,entre un ángel y un hombre, escoja el hombre,

CANTO SEGUNDO

L a mujer deja al áng el por el h ombre

'

l orralba requiere de amor á Catalma,

—Huida de Z aquiel.—'

lenden

cias á lo real.—C onsejos de'

l orralba á Catalina ,

—lnconstanciafemenina.

—L a fuerz a del natural,—La via láctea,

—Z aquiel se marcha ángel y vuelve diablo .

INo hay Hércules que venz a á la ternura,y

'

es un tiempo perdidosentir un hom bre de conciencia pura,si un corazón por el amor herido,

EL LICENCIADO TORRALBA 369

fermenta com o el pan con levadura!Desde el fatal m om ento

en que m ira á T orralba Catalina,

por la primera vez su alma ilum inala luz de un encendido pensam iento.

Torralba es de esos hombres atrevidos,que si no se las dan

,toman las cosas,

que después que robó varias esposas,las .volvió a regalar á sus maridos .

E ste h om bre sin venturase educó ,en sem inario, y salió ateo,

y , aunque algún d ía, creo

que al salir de una orgía se hará cura,deduciendo aquella alma fementida

que la conciencia es una gran qu imera,

la echó al mar en seguida,logrando aligerar de es ta manera

la carga de la nave de la vida.

Buscando —'

en sus acc iones

,

sin reparar en m edios, la fortuna,

variaban en moral sus opiniones ,y no habiendo m ás que una,

com o todo el que'

es tudia religionesse quedó al fin del curso» sin ninguna.

¿Y Z aquiel ? ¡quién lo sabe ! se murm ura

que para irse al infierno se ech ó al río,

por no causar á Catalina hastío,

pues nadie se figuraese dolor sin nom bre

que aflige á una mu jer, aun siendo pura,que encuen1m'á un ángel , cuando buscp á un hombre.

Fué Torralba un doctor en hechos reales,

pero tamb ién,leyendo poesía,

muchas veces el pícaro bebíaCampoamor

370 CAMPOAMOR

el licor de los sueños inmortales,

pues tal pasión, en lo que admira, em piea,

que al ver la causa real de sus amores,

le parece que escucha entre fulgores,el ritm o de su talle cuando ondea.

Y desde el punto en que á sentir em piezade su deseo el celestial m artirio,ya ve de Catalina la bellez a,prim ero sin delirio y con purez a

,

y después sin pureza y con delirio .

Dije b ien,sin pureza. No hay ninguno

que renuncie en amor á lo grosero,

que el hom bre es m edio d iablo,y hay alguno

que podría pasar por diablo entero .

Torralba, que era joven y gallardo,quería sin retardola senda del placer cruzar aprisa;y así com o Abelardoenseñó m etafísica á E loísa

,

obligó á Catalina á que aprendiese

que el amor es el cielo hasta en el cielo,

y_

,á ser tan fiel que con el tiempo % uese

una gran pescadora que pus iesela virtud por carnada en el anzuelo .

E l predica á las j óvenes herm osas

que todo nos lo enseña la experiencia,

y que ignora la ciencialos lazos im palpables de las cosas .

As í es que b lance , . y colorada luego,

aprendió que es amar jugar con fuego,y en ciencias, estudiando hasta el martirio,llegó sólo á saber

,com o el m ás lego,

que al sublim e P i tágoras el griego,

le gustaban las hadas con delirio,

Aunque él era un escéptico evidente,si he de deciros la verdad desnudadudaba de su duda

, y , francam enle,

m ás bien que un descreído,es un creyente

quien duda de la causa de su duda.

372 CAMPOAMOR

la sangre se le agolpa á la cabeza;y es que tirana de ' hom bres y m ujeres

,

venciendo su flaquezales obliga á cum plir con sus deberesla siem pre racional naturaleza.

P ido para ella la piedad divinaporque h oy nos probarán de Catalinalos grandes devaneos

que nues tra alma se inclinahacia el lado brutal de sus deseos,y por eso al m irar á un hom bre enfrente

,

pasó… del Polo al Ecuador la mentede la cas ta doncel la

,

y ¡luego comenzó naturalm entela llama del am io¿r á ¡arder en ella.

Aunque era tan discreta,

por los deseos Catalina inqu ieta,á fuerza de inquirir en lo profundova s iendo una filósofa com pleta

que sólo cree en la gloria de este m undo .

Y,cual todas las almas ardorosas,

la niña obedecíaaesa gran ley que C icerón decía

que abarcaba los tiem pos y las cosas .

Faltará Catalina á sus deberes ,mas no haría otra cosa

la madre de C itores

que era,siendo una diosa,

'

la m ujer m ás m ujer “

de las m ujeres .

¡Oh , deidad del placer, la única eterna,que todo … lo gobierna y desgobiernalº

¡Tú al C ielo; y á la tierra de igual modo

haces sentir un invencible halago,después que sepultas te en un gran lagode polen fecundante el orbe todo,

en aquel d ía de expans ión d ichosaen que trazó el cam ino de Santiagocon leche de sus pechos una diosa!

EL LICENCIADO TORRALBA

Z aquiel, volviendo del infierno un día,surgió por las alturas de una s ierra,y dejando la cumbre

, que—tenía

nieve del d ía en que nació la tierra,bajó y se puso de Torralba enfrentede pie _

sobre una roca,

y ri éndose de él s inies tram entebajando los extrem

'

os de la boca,ya ves tido de diablo, y ya seguro

de que'

en amor robar es un … derech o

cru'

zando los dos brazos sobre el pechopensó en vengarse, y exclam ó z— ¡L o juro !Y al verse por el diablo requeridala incons tante doncella,con su mente de luz ya ennegrecida

tuvo la noch e aquella

un sueño que calló toda su vida.

Esta m ala cristiana,sintiendo ya la tentaci ón innoblede que en la vida hum anala em briaguez en la culpa es placer doble,locamente entregadaá delirios de amor abrasadores ,por el diablo de nuevo fascinada

ya profesa en am ores

el lema de los héroes 6 nada» .

¡Gran Dios ! ¿ será pos ible que com o antesvaríe, en detrim ento de su gloria,y acepte has ta á los diablos por amantes ?

¡S i es así,no hay m emoria

de que guarden horrores sem ejanteslos abismos de infam ia de la historia!Y es to, que es tan horrible, es 10 probable,pues calumniando al sexo m ás amable

,

hay quien dice es to en nombre

del gran-Gentil que Se llamó San Pablo :

m ujer es de Dios,si no es del d iablo,

pero nunca es - del ángel , ni del hombre.»

373

374 CAMPOAMOR

CANTO TERCERO

L a. m uj er deja. al h ombre p or el diablo

L o que es el amor_

—. Z aquiel , aconsejado por el d iablo .

—Tentaciónde C atalina.

—Dec1sión de Catalina,

—Raz ón del desorden.

—Rl am orbaja hacia lo real.—L o real en el amor.

'—E ternidad del amorC aida d e C atalina

,

—D15 culpa de Catalina,

Va á nuestro cuerpo unida

una sed de pas iones tormentosas,

Com o el sol es la vida de las cosas,

el amor es el alma de la vida.

Z aquiel, aleecionado en su aventura.por el dios

_

del infierno,

se bajó'

de aquel monte,cuya al tura

no ve m ás es taciones que el invierno,y , ,ves tido de diablo,ya no supo explicarsecómo pueden es tar sin adorarse

un santo y una santa en un retablo .

Viendo á Z aquiel en diablo convertido,m iraba Catalinasu amargo sonreír de ángel caído,s intiendo esa divinatentación que da el . fruto prohib ido.

E ntregada al amor con vivo anhelo,Catalina Beltrán da tes tim onio

de que al caer en brazos del dem onioen medio del infierno hallará un cielo .

Y ya ve que en su rápida caídaduplica su ilus ión

,cuando encendida

s igue a Torralba y de Z aquiel se aleja,

376 CAMPOAMOR

el desorden, que ordena

todo aquello que es tá mal ordenado !

Catalina ama ya con turbulencia,y ,

como lentam entecaía de su frenteel tul de la inocencia,fue ocupando su mentela zona ecuatorial de la existencia;y cual m uchas mujeres que yo he amado

querer á un hom bre de honradez , que sea

m ás bien que angel ical , endem oniado .

Queriéndola enseñar por experi

encia

que amar al natural es la gran ciencia.

el diablo, que la inspira

el fuego de un amor sin inocencia,'

le hace pensar si es una gran m entirala pas ión que no turba la conciencia.

L a que toca en lo real es tá perdida,pues la carne encendida

al idealism o ultraja,

y es el amor en su expresión m ás bajael hecho inexorable de la vida.

L inneo y otros célebres autorescreen que un germ en fecundohace arder

'

en amor hasta las flores,probando que convierten los . am ores

en un inmens o lupanar el m undo .

Jam ás nuestra flaquezas e podrá resis tir a la

'

bellez a,

si ayuda á exagerar nues tros deseosla gran naturalezaese antiguo dios Pan de los ateos ;y aunque lleguen á ser locos de veras,

los h ombres y mujerescuando idolatran seres

EL LICENCIADO TORRALBA 377

elevados al rango de quim eras ,

en las luchas de amor,si bien se mira,

la realidad es la verdad de todo,y lo ideal es una gran mentira.

L o que nace del lodo vuelve al lodo,

y acaba en arenal todo Palm ira.

Nadie res istiríaesta vida mortal llena de horroresni el espacio de un día

,

si se pensase en calmacon cuántos sinsaboresnes cobra el cuerpo el alquiler del alma.

Ved cuánto al hom bre de ilus ión le hum illala terrible enseñanzade que s iem pre en el fiel de la balanzapesa m ás que nuestra alma nuestra arcilla.

Vosotros los que veis com o testigos

que en los hechos humanosel el cuerpo es el m ás ruín de los am igosel alma es el peor de los tiranos ,¿ cuándo pensáis que acabará esta guerra

por la fe del amor eternizada?

¡Cuando se apague el sol,m uera la t ierra,

y vuelvan las es trellas á la nada!

Al fin, después que llega

el día en que, calienteun viento de

' ponientelleva el polvo de C ádiz a Noruega,im itando el amor sublime

_y tiernode Francisca y de Pablola unión de Catalina con el diablo

ya era el drama del Cfielo en el infierno .

¡Ay ! cuando cae un alma inmaculadade la im pureza en los

'

hediondos senos,

¿ qué suc ede —en el mundo ? Cas i nada ;¡nu pesar más, y una inºcencia menos !

CAMPOAMOR

Com o es nuestra alma esclavade la Vil realidad que la deprava,y es el amor m ás púdieo y m ás tiernofuente que em pieza en el eden y acabade rom piente en rom piente en el infierno

,

¡Catalina querida!

¡antes que yo, eon alma em pedernida,acrim ine el error de tu alma tierna

,

quiera el C ielo piadoso que m i vidacaiga en el sueño de la paz eternal

¡S i condenáis,Dios m ío

,

el amor de las pobres Catalinas ! .

¿ qué será el mundo ¡Um vacío !

¡una ruina de ruinas de otras ruinas !

¡crucifixión del alma en el hastío !

CANTO CUARTO

L a. muj er deja. al diablo p or la. g loria

Z aquiel y _Catalina '

en. Roma,

—Descrédito del d iablo ,

—Se llama á

Catalina la R osales,

— Salcedo y M argano aman á Catalina.

—C ata,Ima ama la gloria ,

—M arg ano artis ta.

—Salcedo teólogo .

—Dueloentre Salcedo y M arg ano ,

—Llegada dc Catalina,

—Intervenciónde

'

1 0rralba_

—Muerte de Catalxna.

—Huye '

1 0rralba con el almade Catalina,

En Roma,m ás dichosos que en España,

si es que hay vida feliz en tierra extraña,Catalina

_y Z aquiel, com o si fuerandos esposos

,cruzaban sin rodeos

el carupo del placer,en donde im peran

com o reyes del mundo los deseos .

Pero com o es sabido

que es todo amor goz ado,amor perdido,

después de am arse eon furor, ahora

ya em pieza Catalinaá ver que es aquel sér á quien adoraun d iablo con la forma fem eninay tiene, no del todo justiciera,

380 CAMPOAMOR

£ om o m iran los dioses celes tialesEn la ciudad… del alma ella se ceba

por vanidad en cultivar su mente,

lo m ism o que, curiosa antiguam ente,

después de oír —cantar la historia de Eva

le entró gana de ver una serpiente ;y cansada

,tal vez por experiencia,

.de escenas de pasiones yoluptuosas,de lo alto de la cien01a

quiere ver bien el fondo de las cosas ;y aburrida de amores

,con em peño

sólo busca en el arte los placeres .

¡Por no dorm irse solas las mujeres,

se acuestan desde niñas con un sueño !

Primero protegidadel Cardenal Obispo de Vol terra,Catal ina, ya en ciencias ins truidaen Roma tom ó el aire de la tierra;y por eso cansada de placeres,

se le subió el amor al pensam iento,

y le entró,com o á todas las mujeres,

la es túpida manía del talento .

Después de ser una doctora en ciencias,…con amor penetró las excelenciasdel arte bizantino,del ojival, del griego y del latino ;y , aunque nadie lo crea,

estudió con Fray Pedro astrología,y al m es de estar en Roma, ya sab ía

que es cosa de la luna la m area.

Catalina cayó,mas no hallo el nom bre

que exprese bien la singular dem enciade amar prim ero á un ángel , luego á un hombre,después al d iablo,

y por final la ciencia;aunque ju z go,

á fe m ía,

que de es tas cuatro clases de locura,

amar la ciencia es la mayor diablura,por ser el inventor de la escri tura.

En fin, como sab ía

E L LICENCIADO TORRALBA 381

que la ciencia heee un Papa de un porquero,en am or pretendíaá un hom bre que algún d ía

llegase á dom inar al m undo entero ;y vanidosa a) ofrecer su mano

á Salcedo ó á Margano,

los puso en el secretode que en caso dudoso

,

prom etía al que fuese m ás fam oso

dar su amor para siem pre y por com pleto .

Para llegar entram bos á la gloria,uno es tudió pintura y poes ía

,

el otro teología,,un po de moral y algo de historia.

Margang se prendó de la p intura,y, por no pensar m ás que en Catalina,d ibujaba tan sólo su figura,y , entregado al desnudo sin rodeos ,pintaba la epiderm is femenina,esa mezcla de luz y de deseos .

Y, aunque a veces las gentes le alabaron

como uno de los vates que encontraronlas poéticas notas

que un día m urmuraron

las cañas de la rambla del Eurotas,

acabó por odiar la poes ía,am ó las ciencias

y olvidó las artes ,llegando as í á saber que en todas partescalienta el fuego y que la nieve enfría.

Salcedo en sus lecturasaprendió por la historia

que son los m onum entos de la gloria

desdichas la mi tad , la otra'

locuras ;y supo

,con dolor de la Rosales,

que la fama no sirve para nada,y que, después de vista y estudiada,la His teria -es un presidio de inmortales .

Y en moral ¿ qué aprendió ? 10 ya olvidado

382 CAMPOAMOR

que quiere el C ielo el orden,

el infierno el desorden,

y la tierra un desorden ordenado .

Y estudiand0 t ambién con vivo celo

teología cris tiana,entendió '

bien cóm o se pierde el C ielo ;10 que nunca aprendió

,cóm o se gana.

En conclusión ; después de haber sufrido,

remando en las galeras de la fama,

los dos han conocido

que, m ás bien que hacer ru ido,es m ás dichoso» el que ama

las sendas que dan fin en el olvido .

Y después que supieron por la ciencia,

que es mejor el no ser que la existencia,

y al perder sus queridas ilusionesde ser ninguno de los dos un hom bre

que en la edad venidera haga su nom brepalpitar de placer los coraz ones ,s iendo su amor una inextínta llamaacuerdan que es preciso que uno muera,que un español

,cuando am a

,

si tiene que m orir por una dama,

piensa que el C id era un matón cualquiera.

Y en tanto que lucía un sol de ocaso,

como brilla la luz dentro de un vaso,se hallaron una tarde frente

'

a frentela orilla del T iber, junto á un puente,y am bos con furia insana,com patriotas y amigos ,com º gente villanacelosos se m ataron sin testigos,s iendo hombres de nobleza castellana.

R ivales en amor y hom bres sin miedo,no hay razón que sus ím petus modere,

porque inspira á Margano y á Salcedo

la. musa del amor que mata ó m uere.

—¡Eu guardial

—gri tan am bos . No imagino

cuál caerá de los dos ; cuestión de suerte,

Tal vez será el m ás justo y el m ás fuerte.

CAMPOAMOR

y corre a proteger á su ex queridacon paso _

aoelerado ,

que, en la balanza del amor, lo amado

pesa m ás que el honor y que la vida.

Llegó Eugenio Torralba acompañadode don Diego de Z uñiga, su amigo,un hom bre que al m irar lo hace de ladocom o cierto brib ón que yo maldigo ;y, al ver los m oribundos de soslayole lanzaron los dos una m iradam ás ardiente y m ás rápida que el rayo .

Y viendo ya en Torralba y Catalinaun P lutón que arrebata á Proserpina,com o ya m oribundos no pudieronlevantar las espadas

,

al puñal acudieron,

y aquellos castellanos cometieronla infam ia de matarla a puñaladas .

¡Gloria al amor ! hasta de aquella suertela encontraron m ás bella ;que á rostros com o el de ella

los embellece todo, hasta la muertey al ver á eterna som bra condenado

el amor que sus alm as enajena,cada cual por su lado,al morir

,aquel rostro idolatrado

lo besaron los dos á boca llena.

Viendo la muerte de su antigua amanterugía el L icenciado delirantecom o rugen los diablos del infierno,y desde aquel instantese quedó en su sem blantela palidez de un es tupor eterno

En es ta confusión de confus ionescuando mezclados al rum or del río

q uejas de amar,suspiros , m aldiciones ,

lo lleva todo el aire hacia el vacío,

EL LICENC IADO TORRALBA 385

salió de Catal ina. el alma purade su cuerpo hechicero,y siguiendo el sendero

de su antigua ternura,voló á Torralba, el hombre que primero

el_ccndal descorrió de su hermosura.

Y envuelto entre la nube peregrinadel alma, antes infiel , de Catalina,por la margen del T iber m ás desiertahuye Torralba

,tras mejor fortuna,

m ientras'

con luz inciertaalumbra á los tres muertos, una luna

que parece la cara de otra muerta.

SEGUNDA PARTE

E E'

E M B R E

CANTO QUINTO

T orralba bus ca la. dich a. 'en el esp íritu

1 0rralba se convierte á lo idea1,—Rl alma de Catalina .

—Am or de'

1 0rralba al espíritu.

—l orralba no halla la dicha. en el espintu.

—Maldición contra. lo ideal,

—Reflex1ones sobre el dios Pan.

Deficiencia de la alquim ia,

—Rl astrólogo F ray Pedro .

—'

l orraba mald iciendo á P latón, marcha en busca. de unas hechiceras

S iem pre fue muy devoto el L icenciadodel amor sin eendales

,pero ahora,

por las luchas del cuerpo fatigado,la nostalgia del alma le devbra;y ya no está conforme

con la que“

él proclam ó sana doctrinade que en

¡

la raza infiel de M esalina,m ás que el cuerpo

,es el alma lo deforme.

Al salir , de aquel cuerpo apuñaladoel alma de mujer tan hechicera,ve Torralba en el aire un s ér formadode una m ezcla de real y de quimera;

Campoamor—25

CAMPOAMOR

y cuando ella se aleja,ó se avecina,

como una niebla blanca en la nebl ina,del 5 01 ó de la luna á los reflejosel alma de la m uerta Catalinaparece cerca luz y som bra lejos ;y de la frente de Torralba en tom o

el ser indefinible ó indefinido,circula convertidoen el vago contornode un sueño no del todo interrumpido,por lo cual

, al hallarse el L icenciadode aquella som bra celestial rodeado,se pregunta y ,

responde de es te m odo

qué sirve un alma? ¡Para todo !

Pasa tie'

mpo,y aunque es un caballero

Ton alha el L icenciado ,

os d iré, santiguándome primero,

que cree que en el amor nada es pecado ;y siem pre tentador, encender quiereen la som bra queridaese fuego inextinto de la vida

que n ace, luce, nos abrasa y m uere.

Ella á su amor ardienteresponde con platónica terneza, _

y como es tan frecuente

que el mal de amor lo irrite la pureza,

y á fuerza de admirar, pierde el reposo,

y su deseo crece

de aquellaa lma el aspecto delicioso,lo m ism o que enardece

la purez a glacial de un fruto herm oso

y Torralba se sientecada vez m ás y m ás enardecido,al ver que ella le abraza tiernamentecomo una madre a su primer nacido

y , cuanto m ás en su ilusión se agita,con tris teza infinitave Torralba que un alma pudorosa

que la pasión no exci ta,

388'

0AMP0AM 0E

Sintiendo ya que es un ensueño vanoaquello que no vis te el barro humano,vuelve á amar su razón arrepentidala materia, alma

'

mater de la viday repite con voz desesperada

¿Para qué sirve un alma? Para '—nada.

Y queriendo ins is tentereal izar sus ardores ,en aquel sér de

'

luces y vapores,tanteaha inutilmente,como el que busca entre la nieve floresmas juzgando á aquella alma tan queridadel cuerpo separada,como una fem entida

que deja su pasión irrealiz ada,después de apellidarladice con voz por el rencor ahogada—¡Quien ama sólo el alma, echa la vida

en el fondo sin fondo de la nada!

Después, teniendo en cuentala falsa teoríade un gran naturalis ta que creía

que el amor sólo es carné que fermenta,—Es c ierto—se decía;cuando el dios Pan vivía

ya exis tían placeresy el alma de los hom bres y mujeresno se hab ía i nventado todavía.

Y pues me es conocidala evolución internade ese gran dios de la m ateria eterna

que juega con la muerte y con la vida,yo haré, sin alma, una mujer querida,en honor de ese dios que, aunque sin gloria,en

_

los tiempos presentes y pasadosva m irando á otrºs dioses des tronadosrodar por los desvanes

'

. de la historial .Y al hecho ; y con la obulta panacea

EL LICENCIADO T0EEAL EA 389

de cien sabios doctoresfabricará una m áquina de amores ,apartando lo real de toda idea,y hará m i alquim ia una mujer que sea

toda hem bra en la expresión de su'

s¿ardores .

Y prepara un matraz donde fermenta

sangre desfibrinada,mucho alm idón

,de grano de cebada,

y cáseo de la leche de jum enta.

Y añade, revolviendo la m ixtura—Yo haré una criaturacon todo el arte del amor pagano ;y verán que es locurael creer que cons iste la herm osura

en tener alma sana en cuerpo sano .

Cuando en el fondo del matraz veíacomo una luz espesa y tem blorosacarne de nieve y rosa

,

Torralba, casi loco de alegría,en aquella hermosura

por detrás, por delante y por los lados ,es culpió unos contornos redondeados

con cierta plenitud que no es gordura.

Y con humos de artista consumado,con una fe m ás ciega que d iscreta,comd á laVenus griega, el L icenciadole hizo. un cráneo de estúpida com pleta.

Y cuando al fin, más muerta que dormida,m ira en el fondo del matraz nacidauna mujer herm osa

que sería preciosapara “

el es tablo de un harénº vendida,

perdió su ciencia, con la fe, la calma,pues vieron sus sentidos insaciables

que son indispensablesá la antorcha la luz

,y al cuerpo el alma.

VIII“

Mirando que, del alma despo jada,no da emoción alguna

390 CAMPOAMOR

aquella carne fresca y nacarada

com o un m árm ol bañado por la luna,

llamó á Fray Pedro, un dom inico as tu to,que le dijo, al l legar, de es ta manera :—Este cuerpo. sin alma es una fiera.

que ech a el tufillo mortaraz del bruto .

Tú sabes bien,porque a Platón leíste,

que todo aquello que la mente crea“

'la mateiºia lo viste ;y …que es cuanto ha exis tido y cuanto exis tela imagen corporal 'de alguna idea.

No has mezclado lo puro con 10 im puro,

y á es ta mujer le fal ta,de seguro ,

por m ás que tu em pirism o no lo estim e,

un aliento de arriba que la anime,

ya en forma de oración, ya de conjuro .

Y dándole un papel, le dice — Toma

cuando salgas de Romas igue ese i tinerario

,

y encontrarás á la hechicera Estrel la,que usa traje talar como un sudario,

y que m ás de una vez sonó por ellala lira de un poeta secundario ;y ella hará que te den las hechicerasel oculto ingredientede una ciencia que va rápidam enteretirando del C ielo las fronterasCon su conjuro

,

'

opino

que encontrarás el mediode hallar el quid diminum femenino

que arras tra á la em oción que acaba en

Después que es té ' M uliércula formada,la llevarás para acercarla al foco

del fuego del infierno, y ya tos tada,tendrá, cual debe, la mujer creada,

algo de Dios y del dem onio un poco .

Y obed iente á Fray Pedro, que sabiamucho m ás que de fe

,de hech icería,

dejando la región que el T íber baña,

Torralba, con constancia verdadera,

392 CAMPOAMOR

y así ,. las hechiceras ,como suelen hacer nuestras qu imeras

,

por no sé qué razón de n igromancia,al irlas á tocar desaparecen

,

y después se_

aparecen

á tres 6 cuatro pasos de distancia.

Sabias , aunque inocentes,nunca huyen de -las gentes

por …un falso pudor las , hech iceras,además de ser virgenes solteras,por los ardores de su fuero internoson madres verdaderascon hijos en la mente del E terno .

Un día que tronaba,abrió un rayo de un tajouna brecha en un monte, que criabael haya arriba, el limonero abajo .

Y Eugenio de Torralba, de _

esta brecha,por el mandato de los cielos hecha,aunque un poco indecisoen continuar la comenzada ruta,apartó un gran rosal

,y de im proviso

se encontró en una gruta

que era, más bien que un cielo, un paraíso .

¡Qué hermosura, Dios m ío !Mientras vuela una brisa hum edecidacon alas im pnegnadas de rocío,con la torsión de una culebra heridaen rápidos zigzags se extiende un rio .

Cual si fuese la gruta un santuario,ve Torralba en es tado visionario

_

la aérea inhalación de unas cascadas

por gusanos"

de luz ilum inadas,y un encaje arabes co y legendarioesculpido en las rocas por las hadas,y que hacen de la gruta el escenariode Las mil y una Noches compendiadas .

EL LICENCIADO TORRALBA 393

Dió Torra1ba su nombre y su apellido,y después

,comedido,

se acercó á doña Estrella,una h echicera

que esperando maridose pasó setenta años de soltera ;y

*

le dijo z— M i mente soñadorabuscaba en los amores la inocencia ;am é mucho en esp íritu, yy abotaaspirando al placer sin turbulencia,com o otros el Homúnculos, señora,yo busco la M uliércula en la ciencia.

Y haré una creación , cuya herm osura

despierte en m í pasiones sin locura,porque am igo del juego y las mujeres,ya, com o hijo de Adán de raza pura,sólo aspiro á lbs fáciles placeres .

tú te proponescrear una mujer sin ilusionescontes tó doña Estrella—y según eso,

vendrás á ser sin corazón ni seso,

de esos hombres de bien que en sus pasionestoman la carne del amor al peso .

Y él replicó z— Quiero algo que refrene

las locuras extrañasde m i espíritu inquieto

, _ que sostieneesta guerra civil que siem pre tiene

por campo de batalla las entrañas .

E strella continuó z—Por ignorante,tú buscas, hijo m ío,lo que hay en el amor - de repugnante.

¡L o que el alma no l lena, es tá vacío !

Tú , dejando el amor por el amante,cam biarás la inquietud por el hastío .

Y d iciendo — ¡Adelantele mues tra eu

'

el sem blanteuna risa de es tatua que da frío .

A una señal de Estrella,otra hechicera

arrastra hacia“

Torralba una caldera

394 CAMPOAMOR

en que hay cierto elixir de larga vida,

que lo sabe ella usar de tal manera

que, á más de una existencia indefinida,hace un joven de un vie jo

, la embustera.

Y echando otro'

ingrediente m isteriososobre el antiguo poso

,

con un palo el brebaje revolv ía,y el talle, un poco largo, lo moviacon esa ondulaci ón de un cisne hermoso .

Para avivar las llamas

grita E s trella con frases imperiosas_—Echa al fuego m ás ramas .

El calor es el alma de las cosas .

No olvides el em pleode especies incentivas del deseo .

Ponle sangre de ardilla;y escoge buena arcillaamasada con agua del L eteo .

Echa eso por igual, y haz bien la cuenta ;á dos partes de sal

,dos de pim ienta.

Y después añadía :—M ás oleum scorpioñum y m ás fuego .

L a ayudanta atizaba y revolv ía,y doña Estrella, luego,

—¡M ás oleum scorpioMm z !

—mpetía.

Después otra alquimista, en la calderafiltra un

'

rayo del sol del Med iod ía,porque sabe muy bien, com o hech icera,que es el clima del alma Andalucía ;junta al rayo de sol otro de luna,

y con arte mezcladoslo sus tantivo y lo adjetivo aúna,haciendo con fortunaherVir dos magnetismos encontrados .

Y después doña Es trella,que acababa con aire melindrosode contar a Torralba

, que por ellajubiló á su mujer el rey su esposo,

trazando l íneas vagas con un ramo,

emblema, por ser de oro,del dinero,

396 CAMP OAMOR

el ánima del bello paganismo,

que, siendo m enos que alma, es m ás que vida.

Y así, bien orientado,llevando enam orado

la hija artificial de su deseo,

fue al infierno á buscar el L icenciadoaquel fuego sagrado

que buscaba en el C ielo Prometeo .

Para darle un adiós , las hechicerassalieron de su eden. Después, l igeras,cruzando valles y salvando lomas

,

tornaron á sus antros escondidos,

como se vuelven a buscar sus nidos

al palomar, volando, las palomas .

CANTO SEPTIMO

T orralba bus ca la. dich a en el infierno

Llegan Torralba y M ulz ercula al infierno—E l canónigo Juan Gar

cía.

—L as obras de “

A rxs tó telcs ,

—E l arch ivero Butibamba,

—La mo

ra: del diablo _

—Petrificamón del m fierno ,

—Bautismo de M uliér

cuZa.

—Apar1ción de las almas de Z aquiel y Catalma.

—Des d ida

de: ran Demo al infierno _

—E l g ran Dem o se traslada o tro¡mm o en un cometa.

Como Dante algún día

sabios inform es del abism o trajo,

en tiem po de Torralba se sab ía

que era llana la tierra,y que tenía

cam inando derechos

el C ielo arriba y el infierno abajo .

Torralba y su mujer por un atajo .

y atravesando á trechos

por m ontes empinadossendas torcidas que parecen lechosde arroyos por el sol evaporados,buscaban, por dos m ontes oprimido,cierto valle profundo

que es el antiguo infierno, convertidoen vertedero general del mundo ;

y cuando m ás al valle se acercaban,

EL LICENCIADO TORRALBA

la“

atm ósfera cruzabanunos aires malsanos ,pues ¿conforme pasaban,las faldas de las nubes se im pregnaban

con efluvios de muerte en los pantanosy al fin ven que formando una gran cal le,que es hoy lecho de un río en el invierno,prensado entre dos m ontes hay un valleal que Dante llamaba el bajo infierno.

II

Al llegar á la puerta el L icenciadocon M uliércula al lado,con cara de escapado de - una orgia,se presentó á su am igo Juan García,una grave personade mucha autoridad y jerarquía,

sabio en astrología, o

canónigo y doctor en Barcelona.

Mas siendo el tiem po en que Martín L uterom ezcla al pan eucarístico ci z aña,y el m ism o enque el ej ército de Españapatrulla en derredor del mundo entero,García, aunque catól ico romano,ya prefiere, un

,poquito luterano,

al criterio'

de Roma, la Escri tura,y formando una ley de su conciencia,se confiese con D ios

, que es un buen cura

que oye, calla y no im pone penitencia.

E l caso es

'

que celoso el Santo Oficiotenía a Juan García a su servicio

,

D' á petición de as trólogos y ascetas

al infierno con órdenes secretaslo mandó en comisión, porque sabía

que en el archivo del inf ierno habíalas ¡obras de Aristóteles comp letas .

Y honrando al em inente Estagirita,á quien la Iglesia im itabuscando el im posiblede explicar por lo humano lo divino

398 CAMPOAMOR

y deducir, como Tom ás de Aquino,las ideas y Dios de lo sensible,con las mañas de d iablo que teníasupo adquirir arterolas obras de Aris tó teles

, Garc ía,del diablo Butibamba

, el arch ivero,

un sabio que enseñaba á los cris tianosideas por los griegos olvidadas

,

y después de encontradas ,perdidas otra vez por los romanos .

Bajo, rechoncho y con nariz de arp ia,

tanto que se creía

que en su prim era encarnación fue loro,

'

Butibamba sab íalas obras de A 11istóteles de coro ;y guardabal adem ás el gran tesorode un libro en que es tam pó , para gobiernode hipócritas y gentes desalmadas,en reglas de moral muy com pendiadas,Los ritos de la igles ia del infierno .

Ved de es te l ibro rarodel doc to Butibamba (que por pocosiendo areh ivem y de saber avaro,

por no poder ser clarodoce veces 6 m ás

,se ha vuelto

las m áximas mejores ,por las cuales verán nuestros lectores'

que la m oral, que al diablo m ás agrada

es la moral de Cris to exagerada :

(<A todos los hipócri tas que viven,haciéndose pasar por justicierosy que creen que los libres que se escribenson venenos que venden los l ibreros ,les mando, c

_

omo á seres superiores ,que ¡exlirpen á los buenos

,

400 UAMPOAM OR

»Y m utelosamente

cuando os falte la luz de lo presente,abrid una ventana en lo futuro,haciendo así

reinar eternamentelos sagrados m isterios de lo oscuro .»

Juntando á es tas diabólicas recetaslas obras de Aris tóteles

Completas,al morir B

,utibamba, honradamente,

en (hºnor á la ciencia,á Juan García las dej ó en herencia

por juzgarle su próxim o parientey pres tó —un gran servicio

,

pues, gracias á su"

celo,con ellas pudo hacer el Santo O ficiouna Babel para escalar el C ielo.

Queriendo gozar pronto el L icenciadode los tris tes placeres del pecado,le dijo á Juan Garcíaseñalando á M uliérculd — ES urgente

que aese fuego infernal, que ya se eníría,á esa mujer

,creada por m i mente,

se la inspire, no un almacual la m ia,s ino esa vida que vegeta y siente.

—Verdad— dijo á Torralba Juan García,frio y desalquiladoel infierno ya es tá, com o algún dia

el Olimpo de dioses despoblado.

Desde el suprem o instanteen que al hombre enseñó su infierno el . Dante,ao tra región lo trasladó el E terno, .

y de es te mundo lo sacó en el acto,

tem iendo que perdiese su contactola honradez de los diablos del infierno .

Mas, al ver á la gente condenada,por no dejar su infierno

,sublevada,

£runciendo el entrece jotodo el infierno viejo

E l L icenciad o T orralba

P ág , 41 1

Y al descender'

la'

de tanto fam iliar y t

hilera.

anto imp ío,

4 02 DAMP0AM 0E

á descolgar de su dintel se lanzael gran l is tón en que se hallaba escri toel ¡DE J AD AL ENTRAR TODA E SPERANZA !Y al ayivar con el l is tón la hoguera,d ijo Torralba —: D ios, de esta manera,hará otro infierno, al que de nuevo llevela esperanza maldi ta

,

que cual la sed de Tántalo, se irri ta

viendo correr el agua que no bebe.

¡Oh esperanz a tan loca com o"

bella!

¿ Qué pena en él a realizar se alcanza,

si no es tá en el inf ierno la esperanzay el desengaño y la inquietud con ella

Y después , dirigiendo unas m iradasal juego casi extinto

que aun queda en el recintode las grandes pasiones depravadas

,

García con, pres teza

se incl ina, coge tierra, se levanta,y de aquella mujer en la cabezaá

_derramar ceniza se adelanta

,

diciéndoia z— ¡E n el nom bre de la santamadre naturaleza!Y añadió Juan García :—¡Marcha ahora á vivir

,arma y sé amada!

Así fue la M ulz'

ércula aquel diacon fuego del infierno bautizada.

Y mientras Juan Garc íacom ete estos horrores ,¿ qué hacían aquel díaCatalina y Z aquiel, dos pecadones

que—no es tán redim idos todavia?

Sin casquete de cuernos ,adorno natural de los infiernos ,es tá Z aquiel de Catalina al lado

ya en ángel trans formado,y . los dos

,_

con acento inconsolable,queriendo redim ir 10 irredim ible,rezan con fe invencible,por el hombre culpable

,

EL L IC ENCLAD0 . TORRALBA 403

en la punta de un monte inaccesibledonde ya no es el aire respirable.

E lla, fiel de Torralba á la memoria,con su oración quiere al iviar sus penas,que, adem ás de un placer, es una gloriavivir para expiar faltas ajenas .

Y en tanto que, con m ís tico sem blantey labios sonrosados ,dignos de ser besados

de un hermano m ás bien que de un amante,

pide al C ielo del hombre impeni tenteel perdón de las culpas y pecados

,

adornando su frentecon … Vis lum bres extrañasun iris .se tendía vagamentesobre el fondo del valle com o un puente

que pusiese en contacto dos m ontañas ;y con el rostro en las alturas fijo,—¡Perdonadle, Señorl

— la sombra (1110 .

Después, llorando,repiti ó la frase

con profunda tris teza,

y, la frente incl inó, cual si llevase

todo el peso del mundo en la cabeza.

Mirando de im proviso Juan Garcíahacia el lugar por donde nace el dia,—¡Escuchad, exclamó, cómo el gran Dem o

desde aquella montañales da á sus hijos el adiós suprem o

,

al marcharse á ser rey á tierra extraña!Y miran

,…a través del horizonte,

de Demo la figura,que se eleva en la cúspide de un m ontedonde acaba la vida

,y no la altura,

y que prorrum pe as í z— ¡M íseros seres,

condenados por Dios á eterno duelo,

por dis frutar placeres

que .no es tán en los cánones del C ielo ;convertido el infierno en un osario,

hoy os dejo, en unión con los mortales ,el ¡sublime escenario

404 CAMPOAMOR

de los siete pecados capitales

y pues que vues tro celo

se deja ah í petrificar sin pena,

y q ue así com o el preso la cadena,del infierno el amor os ata al suelo,después que soportasteis

¡los horrores

de un destino inclem ente,

proseguiréis gozando eternam enteel gran placer que vive de—

*

dolores l

¡No esperéis redenci ón,raza culpable !

¡Como todo en la tierra m iserable,de m iseria en m iseriahará vues tro dolor interm inableen su cópula eterna la materia!Corriendo del dolor la inmensa

-

… gama,

gozaréis el amor en g iro ete“

rno,

desde la_pura llam a

,

hasta el odio m ás tierno,

pese al vulgo que cree que es el inf iernoun refugio infeliz donde no

_

se ama.

Entre rocas y plantas venenosas ,segúiréis com o 1arvas tenebrosasdel od io y del amor la cruda guerra,que es perpetua en la tierrala hos tilidad constante de las cosas .

¡Em vano huyendo del dolor que es'

panta,la subs tancia mortal se transfigura,que en el hombre, en el mármol , en la planta,en el fondo de todo hay amargura!

¡Y es ley , pueblo querido,

de que todo 10 que es y lo que ha sido,acabe al fin com o acabó es te infierno,

que es el silencio eternoel diapasón final de todo ruido !

_ Y en prueba de obediencia,el gran Demo

,creyendo

que ya estaba de Dios en la presencia,—¡Voy , Señor!— exclamaba, respondiendo

á una voz . que sonaba en su conciencia.

Y al cum plir reverente

406 CAMPOA.MOR

á don Diego de Z úñiga, Torralba— Sois , le decia, un desertor del vicio .

—Yo soy , dice don D iego, un—¡Sí l ¡sí l

—gritó Torralba presuroso,

que supo delatar á un compañeroal

_Santo Tribunal, por sospechoso

de ser casi un apóstol de L utero.

—Porque soy un cris tiano—Porque sois un tram

'

poso

que, engañando la fe de un pueblo entero ,

un santo acredi tó de m ilagrosopara ganar ofrendas y dinero .

— La ley de Dios es un deber sagrado .

Z úñiga repetía;y Eugenio de Torralba le dec ía :— Es muy malo el pecado,de unos viles hidalgos que, á m illares ,aspiráis al honor de fam iliares ,pero es mucho peor la hipocres ía

por no ser sospechososo de herej ía.

Y cuando lentam ente

ya, colgado del sol marchaba el día,entró en la es tancia un pelotón de gente ;y en tanto que Torralba los veíacon el aire alocado de un demente,un fraile

,con un l ibro, que tenía

escrito ¡en la portadacon tinta roja y caracteres gruesos,<<E xpediente formadoE ugenio de Torralba

, el L icenciado,

por mentir, por vo lar y otros ex cesos,»

fué haciendo la pesquisade todos sus errores y locuras,m ientras él se reía con la risa

que ensayó el ángel malo en las alturas .

Y hablando a un fam iliar que parec íacon traje negro un sacris tán de aldea,le manda un grave inquisidor que leala sentencia fatal

, que as í dec ía :

EL LICENCIADO TORRALBA 407

<< Cons tand o al tribunal del Santo Oficio

que, gracias al influjode un cierto Angel Z aquiel, ya excom ulgado,

Torralba el L icenciadofue alquimista, hechicero, mago y bru ja.;

Constando que aprendió la ciencia ignotadel cura de la aldea de Bargota,que en minutos , montado en una cañaiba y venía desde I tal ia á España;y que en mago una noche convertido

por el bruj o Z aquiel, ángel caído,

pasó a Italia de un salto,¿y á las dos 6 tres horas de saqueada

supo por él Valladolid pasmada

que Borbón tom áó Roma por asalto ;Constancio que no hay dogma que él respete,

que, haciendo una mujer com o un juguete,se fue á vivir en paz entre las fieras ,en una de las grandes cordilleras

que suben'

desde_Cuenca á Tragacete

añadiendo a todo eso

que permitió, en el valle en que fue preso,babilónieos lujos

,

teniendo con las brujas y los brujosmuchas cenas con pan, con vino y queso ;Constando que es Torralba un cod icioso

que intentó descubrir la tan buscadapiedra filosofal , jam ás hallada;y que, em ulando al diablo en lo amb icioso,alimentó el deseo

de crear el Homúnculus famoso,

tan hijo de la tierra com o Anteo ;y que alcanzó de creador la palmaentre todos los sabios de su sectafoñnando la M ulié?

oula sin alma,que es la belleza natural perfecta;Cons tando que, causando

su entusiasmo

Martín L utero y Des iderio Erasmo,

Sólo ama la materia, y de este m odo

su ¡ciencia es tan profana

que, pdiando el alma humana,adm ira el alma cósm ica del todo ;

408 CAM PUAM OR

Cons ta;s que es te m onstruo de im pos turapara un cercano porvenir augura

la religión del Padre,sin Hijo,

sin E spíritu y s in Madre º

Cons tando que, según su tes tím omo ,

el Dios—Hijo fué un hom bre extraordinario ;y que á veces tamb ién ,

el temerario,

dudó de la exis tencia del dem onio ;

por el Cielo inspiradoel Tribunal acuerda

que á Eugenio de Torralba,el L icenciado ,

se le aplique el tormento de la

arrepentidole preguntó el lector con voz severa.

Sintiendo el odio de Luzbel caido ,

Torralba contes tó de esta m anera :

Disponga el Santo Oñcoio lo que qu iera,pues ya, m ás res ignado que afl igido,

no maldigo la hora en que he nacido,

en gracia del ins tante en que m e m uera.

En religión desprec io m ás que el clero

la ignorancia del discolo L utero ;y si es tudio el problemade si es peor la Vida que la nada

eso lo vi en P irrón,cuyo sistema

borró la creación de una plumade .

Con respecto al placer, quise en lo herm oso

buscar el bienes tar para el sentido,

después que he conocido

que el alma es la enem iga del reposo .

lnventó la M ul¿é"'

cula m i ciencia,porque hallé en m i concienciaun insondable abismo

,

al meditar en calma

que D ios , al dividirlo en cuerpo y alma,hizo al hombre enem igo de s í m ism o .

No exlrañéis que m i juiciopreí iera con perdón del Santo Oficio

,

una existencia ascética,la m uerte ;

410 CAMPOAMOR

Torralba, en sus dolores sin medida,cual los de Job, sus labios balbucean— Taedct animmn

m i alma s iente el tedio de la vida.

Y pros igue :—¡Adelanteino pido que se alargue un solo instantela vida que maldigo,Dios dió al Judío Errante

la eternidad terres tre por cas tigo .

Rezan los frailes desfilando, y luego

murmura uno de tantosde esos que por ser santos

pnedican religión a sangre y fuego—¡E xterm inio al pecado !

La Igles ia, m ientras haya un desalmado

que haga a sus dogmas guerra,procurará extinguir sobre la tierrala raza de Torralba el L icenciado .

Y ¡otro santo rep lica,

m irando al tribunal de inquisidores :—¡Mueran los pecadores !

¡La tum ba es un crisol que purificadel barro terrenal nues tros errores !

Mientras sufre Torralba la tortura,

ve una cosa muy blanca en la blancura,y es Z aquiel, que de un vuelose acercaba al umbral de la otra vida;y al llegar, con la amante redim ida,la gloria del Señor cantaba el Cielo ;y al tiem po en que del mundo se alejaronlas almas de Z aquiel y Catal ina,con una luz divinalas puertas del Edén se ilum inaron.

Levantado del lechoy arras trado Torralba largo trecho

por la turba inhumana,

E L LICENCIADO TORRALBA 411

á la reja le ató de la ventana,

m ientras él,de los reos en acecho,

m ordiéndose los labios con despechoparece un bebedor de sangre humana.

Febril por los horrores del tormento,en flan grave m omentomezcla Torralba

,con ardor fecundo,

las nieblas de las dudas de las cosas ,

soñando Apocalipsis religiosaspara augurar el porvenir del mundo .

Y cuando, de repentemarchando frente á frentedel gran auto de ia, m ira el gent ío,

sinti ó en su corazón su úl timo frío .

Y al descender la hilerade tanto fam iliar y tanto im pío

por una calle que era

barranco,arroyo y río,

en verano, en invierno y primavera,por (el viento agi tadosla larga proces ión de condenados

más que hilera de vivos , parec íaun huracán de espectros desolados .

Y cuando al fin la proces i ón sub íadel quemadero la em pinada loma,Torralba ya miraba, y no veía,pues de rab ia teníala cara de un Nerón quemando á Roma.

Sofocando un sollozo que le abogaba,

m ientras el sol ponienteal principio lanzaba indiferenteuna luz tan . intensa que cegaba,al ver desde la cumbremarchar á aquella ciega muched umbre,—¡E s l

_

ástima— murmura el Licenciado,que encubra tan inmensa podredumbrela belleza exterior de lo creado !

Asomado á la reja de su encierro,

¿desde lo al to del cerro

se dispersan en rayos sus miradas,y en sus ans ias febrilesentre cosas , ya

'

y istas, ya soñadas,

412 CAMPOAMOR.

ve en el aire unas aves asom bradas,por tierra deslizarse unos reptiles

,

y en derredor,volotean

'

do a m iles ,trasgos, som bras, fantasmas, b1ujas y hadas !¡Y, en m edio del dolor que le asesina,

ve y oye el L icenciado m oribundo

que desde el C ielo con amm se inclina,y—¡Arrepiéntetel

— excláma Catalinacon la unción de una voz del otro m undo !

A coro con los ruidos apagadosque forman los cris tales triturados,cuando de peña en peñasorteando las m ontañas de los lados

haciendo eses el Huécar se despeña,de unos reos

,sin arte amordaz ados ,

se oyen las oraciones,y de otros condenados

la boca es un volcán de maldicionesY entretanto

,lo m ism o que si fuera

lecho de amor el fuego de la hoguera,M ulié?

'

cula, ó m ás bien ,la Torralbesa

no sin cierta herm osura

m ostraba en su aposturala gracia natural de una tigresa.

Aunque sufre,es lo cierto

que, al m orir por el que ama,

está sobre la llamamás tranquila que un ave en el desierto.

Teniendo de la bes tia lo inocente,aunque ya la devorade la hoguera la llama

'

interm i tente,

muriendo por el hom bre á quien adorala es túpida es feliz inm ensamente ;pues por su ins tinto natural guiada,buscando en lo futurola paz de la gran nada

,

por ser su fin mejor y m ás seguro,

con el ánim o enteromurió en el quemadero

414 om om on

vaya con Dios la vida que me deja.

Y cuando el alma de Torra1ba advierte

que llega á esa reg ión indefinidaen que acaba la zona de la y ida

y com ienza el imperio de la muerte,aunque no halla el impíoes a te que ve á Dios en el vacío ,

murmura la palabra ¡s sg rere!

maldice de los males_

de la tierra,

después de aseo y de horror,los ojos cierra

,

siente el hipo final, se enfría y muere.

Y ¡oh , divina ilus ión! Ya agonizantecree oír Torralba en el pos trer ins tantela voz de Catalina que le dice—¡Por sigue

adelante,que el Cielo - por mi mano te bendice !

INDICE

DRAMA'

UN|VEES A L

]O RNADA PRIM ER'A

apanc16nredena ón

fuente de: olvido .

transm tg rac1ón

árm 0:

pcnítemcm1dolatria

,

E l cuerpo y el almaLa transm 1g ración á un arbol

Lo ue dicen los árbºlesE l ama desterrada

ugo de Dios .

La q 1a de es¡>eranz as

á.

un

¡0RNADA SEGUEDA

La transm ig ramón á un

águila. 53Lo que cantan las aves . 56La rdad de ¡o que se d ice 60La verdad de ¡o que 8 3 hace 64La verdm de lo que se pleusa 68

]us h c¡a popular 74

JO RNADA T ERC ERA

La transmxg racxóu á un

hombre , 78E l bien y el mal. 81Vivir es recordar. 85Recordar es v¡v1r. 90Fm de recuerdos y vxd as 95E A himno de Pitágoras , ¡00

J O RNADA CUARTA

El pecado de la Pereza.

E l pecado de la PerezaE l pecado de la Perez a

E l pecado "

de la A vancia,

E l pecado de la Gula,

E l fm de un mundo .

J O RNADA QUINTA

E l pecado de la Im purez a.

E l pecado de la Impureza.

E l pecado de la Im purez a.

El pecado de la lm pureza.

E l pecado de la Im purezaLas almas en pena

J O RNADA SE X TA

E l pecado de la Env1dmE l pecado de la Ira

,

E l pecado de la Ira,

E l pecado de la Soberb1a.

L a creación de un mundo.

E l primer del mundo .

J ORNADA SEPTIMA

_

C ómo acaban los dogmas ,L os dioses se van

,

Descend16 á los m&¡em os

Ma h de BethamaLa última cuenta.

E l poder de una lág runa

¡57¡63167172

177181

190

1932 042 10

2 16

2 2 2

CAMPOAMOR

C O L Ó N

Salida de Palos

Z aida y M archena,

E 1 C ieloE l m ficrno ,

H is toria de C olón

B eam : L nrique: ,

Vientos al 5 105,

Amor y celos ,

E L L

'

|cé |úcmno TO RRAL B A

PA G

Introducción.Torralba bus ca la dicha en

La muj e r ama á un áng el , 364 el espíritu, .

La mujer deja al ángel por Torralba busca la di cha en

el"hombre 368 la 3

L a mujer deja al hombre Torralba la dicha'

c-n

por el dmblo el lnf 1e 3L amv L I

' deja al d iabl_

ó por Ton aH>a hal la la dicha en

la gim ia 378 la muerte.

22 9 H is toria de E spaña2 33 L a A tlántida

1 39 Desaiio _

L as nubes ,

2 5 1 lnsurrc& ión,

¡Tierral2 67 ,

Muerte '

de Nuño2 73 humo del mundo

O b ra s p o é t i ca s ¡lc J o s_

é —M agníf ica edic ión ilus t'

rad :

con ocho prim orosas lámmas .

—2 pesetas .

O b ra s c om p le ta s d e D . R am ó n d e C am p

'

oa liw r .

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ñ0» poemas , Doloras y Humoradas . P …Poes ías y Cantarea. % ada tomo 2 pesetas .

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_

M González I'm

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E l p arna s o pen l.uv

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gunas , con pró logo .de M iguel d e'Unamuno , p es e ta s .

M i p a t ria y m i d am u .— Poc s ías de Jul… Luis con prólog u

de C ris tóbal de C astro_

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Los tomos de 2 pes etas encuadernados en'

tela con p lancha dorada : 2'

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