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Universidad de Salamanca Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal Maestría de Estudios Latinoamericanos Proyecto de Máster DE ESO NO SE HABLA… POLÍTICA INFORMAL EN LAS ORGANIZACIONES PARTIDARIAS: LA UNIÓN CÍVICA RADICAL (1983-2003) Por Fernando Pedrosa Raisky Dirigido por Dra. D. Flavia Freidenberg Universidad de Salamanca Julio de 2004

Política informal en las organizaciones de partidos: el caso de la Unión Cívica Radical (1983-2003)

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Universidad de Salamanca

Instituto Interuniversitario

de Estudios de Iberoamérica y

Portugal

Maestría de Estudios Latinoamericanos

Proyecto de Máster

DE ESO NO SE HABLA…

POLÍTICA INFORMAL EN LAS

ORGANIZACIONES

PARTIDARIAS: LA UNIÓN

CÍVICA RADICAL (1983-2003)

Por

Fernando Pedrosa Raisky

Dirigido por

Dra. D. Flavia Freidenberg

Universidad de Salamanca

Julio de 2004

DE ESO NO SE HABLA… POLÍTICA INFORMAL EN LAS ORGANIZACIONES PARTIDARIAS: LA

UNIÓN CÍVICA RADICAL (1983-2003) Sumario INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1. DE REGLAS Y JUGADORES: PARTIDOS, ORGANIZACIONES E INSTITUCIONES 1. Los partidos como organizaciones 1.1. Formalidad vs. informalidad: ¿cosas separadas o de interrelación mutua? 1.2. ¿Cuándo son formales? ¿Cuándo son informales? 1.3. Dimensiones de análisis 1.3.1. La burocracia central 1.3.2. Infraestructura 1.3.3. La toma de decisiones 1.3.4.Financiamiento 1.3.5. Obligaciones y compromiso de los miembros 1.3.6. Reglas y procedimientos internos 1.3.7. Carreras partidarias 1.3.8. Límites de la organización CAPÍTULO 2. ORIGEN, DESARROLLO ORGANIZATIVO Y RENDIMIENTO ELECTORAL DE LA UCR 2.1. El “doble” origen y los factores constitutivos en la Unión Cívica Radical 2.1.1. La Unión Cívica Radical del siglo XIX 2.1.2. El radicalismo ante los gobiernos peronistas 2.1.3. El radicalismo durante la dictadura de 1976 2.1.4. La llegada de la democracia: elecciones y desarrollo organizativo a) 1983-1989: Entre la primavera alfonsinista y el final anticipado b) 1989-1995: Sobreviviendo al menemismo c) 1995-2003: De la Alianza a la catástrofe CAPÍTULO 3: LA ORGANIZACIÓN EN LA UCR 3.1. Las reglas y procedimientos organizativas: lo que está escrito 3.2. Las reglas internas importan CAPÍTULO 4. LA UCR POR DENTRO 4.1. Burocracia Central 4.2. Infraestructura 4.3. La toma de decisiones 4.4. Financiación partidaria 4.5. Obligaciones y compromiso de los miembros 4.6. Reglas y procedimientos internos 4.7. Carreras partidarias formales 4.8. Los limites de la organización CONCLUSIONES: DE ESO NO SE HABLA

INTRODUCCIÓN

Los partidos políticos son actores indispensables para el funcionamiento democrático1. En

América Latina, los partidos cumplen en mayor o menor medida con muchas de las tareas

centrales dentro de los sistemas políticos, ya sea por su papel electoral; por su capacidad de

articular diferentes intereses sociales; por su contribución en la concertación de acuerdos en

torno a políticas gubernamentales; por su capacidad para proveer cuadros para la acción

política; su influencia en la definición de temas para la agenda pública y mediática y su

responsabilidad en los procesos de socialización política. Los partidos ayudan a hacer

operativos a los sistemas políticos y, en contextos poliárquicos, ésta no es una cuestión

menor2.

Los partidos políticos utilizan diferentes tipos de recursos y estrategias para la realización

de estas tareas y el cumplimiento de sus metas3. En muchos partidos latinoamericanos, los

políticos respetan las reglas que se encuentran en los estatutos y reglamentos partidarios,

asumen una serie de compromisos y reclaman por sus derechos, se organizan y movilizan

siguiendo lo estipulado en las normas, cumplen sus obligaciones, plazos y requisitos

indicados en las reglas escritas e, incluso, por las reglas del régimen político. Pero en

muchos de ellos también los políticos toman decisiones, realizan actividades financian su

organización, se vinculan con el electorado y movilizan a sus miembros con prácticas y

recursos organizativos, económicos y humanos diferentes a los que señalan las reglas

estatutarias de su partido e, incluso, muchas veces, contrarias al espíritu y la naturaleza de

las mismas. Si bien todos los políticos (latinoamericanos o no) emplean una combinación

peculiar de recursos provenientes tanto de la propia organización como también personales

o familiares; lo que se indica aquí es que hay políticos y partidos que fundamentalmente se

organizan, financian y movilizan con recursos que no son los formalmente previstos.

El hecho de que los partidos empleen otro tipo de recursos o que se organicen de manera

diferente a lo estipulado en sus reglas escritas y principios estatutarios ha llevado a muchos

1 En este trabajo se entiende que un partido político es “cualquier grupo político que se presenta a elecciones, y es capaz de ubicar a través de elecciones candidatos para la función pública” (Sartori 1976/1990:90). 2 Se parte de la premisa de que: “[...] political parties created democrnacy and that modern democracy is unthinkable save in terms of parties” (Schattschneider 1941[1964]:1), aún cuando esto es objeto de debate en diversos sectores académicos. Se es conciente de que ésto supone una determinada concepción de democracia, centrada en la celebración de elecciones, la que se convierte en un prerrequisito básico de su existencia (Shumpeter 1975[1942]:242; Downs 1957), como también ocurre con la categoría de poliarquía, que no se entiende sin la práctica de elecciones (Dahl 1971). 3 Sobre el empleo y la importancia de los recursos y las estrategias ver Sjöblom (1968), Welhofer (1982), Scarrow (1996) y la aplicación de esta discusión a los partidos españoles Méndez Lago (2000).

a no ver la naturaleza organizativa de los mismos; a señalar que no cumplen con sus

funciones, que no son importantes para comprender la dinámica política o, directamente,

que no existen en la región. Los que defienden esta postura no observan otro tipo de

organización partidaria detrás de la formalizada en las reglas estatutarias y así, simplemente,

desconocen la manera en que los políticos se organizan para alcanzar sus metas4. Esa

distancia entre lo que sucede y lo que se espera que suceda ha guiado la crítica sobre los

partidos e, incluso, ha conducido a la generación de nuevas formas de participación y

representación política para solventar la ausencia de esos partidos5. La cuestión es que, a

pesar de estos pronósticos sobre la decadencia de los partidos y las numerosas criticas a su

funcionamiento, se observa una tendencia de cierta estabilidad en la configuración de los

sistemas de partidos y en la perdurabilidad de algunos partidos políticos en contextos de

crisis sistémica6.

Contemplar que los partidos cuentan con estructuras y reglas informales de

funcionamiento, que le permiten conectar con un vasto sector del electorado y también

vincularse entre los miembros, ayuda a minimizar la visión que sostiene que los partidos

están en crisis y no tienen lazos estrechos con sus votantes y entre sí. En este sentido, es

factible señalar que el hecho de intentar evaluar a los partidos según los parámetros de un

tipo ideal (cercano al modelo de partido burocrático de masas europeo) puede llevar a

atribuir la carencia de características específicas a ese tipo ideal como fundamento de la

crisis de representación de los partidos. Con esto se quiere indicar que es posible que se

estén buscando propiedades en las unidades de un partido que no son condición necesaria

para el funcionamiento de un grupo como partido político en general.

Es por ello que resulta necesario continuar explorando la manera en que se organizan y

funcionan los partidos políticos de América Latina. El asumir que estos partidos trabajan de

manera diferente en algunos aspectos (respecto a otros y también entre sí) no minimiza la

importancia de su estudio ni tampoco supone desconocer sus falencias, en particular, en la

manera en que se relacionan con los ciudadanos y los pretenden representar. Si bien la

4 Un ejemplo de ésto se puede ver en Waisbord (1995). A partir de la ausencia de una de las características de los partidos burocráticos de masas europeos en los partidos argentinos (el desarrollo de la prensa partidaria), el autor concluye que ésto es una muestra de la “ la debilidad comunicacional y organizativa de los partidos” (pp. 98). 5 Incluso en algunos casos en los que se han generado movimientos antipartidos importantes, los partidos han continuado siendo actores importantes de la competencia política (ver como ejemplo Perú o Ecuador). 6 Algunos de los trabajos que defienden esta postura son los de Coppedge (2000); Alcántara y Freidenberg (2001a; 2001b)

presencia de la informalidad es una característica que se encuentra en los partidos en

general, el importante grado de desarrollo que adquieren en los partidos latinoamericanos,

la convierte en un importante elemento para comprender cómo se organizan y funcionan

los partidos. Si existe una especificidad latinoamericana, entonces, la tarea consiste en

observarla y establecer sus peculiaridades.

El objetivo de este trabajo es contribuir a la discusión general sobre el estudio de las

organizaciones de partidos7, focalizando el análisis en el papel de un denso entramado de

redes personales -de carácter autónomo-, de vínculos, comportamientos y recursos que son

los que dan vida al partido8. Resulta clave para este trabajo remarcar la importancia y el tipo

de interacción que se registra entre el organigrama formal y el informal, analizando

fundamentalmente cómo se posicionan ante ellos los miembros del partido y que papel

cumplen las instituciones y reglas formales e informales dentro de la vida partidaria.

Muchas de esas prácticas y reglas informales son conocidas por los miembros del partido,

son aprehendidas y reproducidas en el tiempo y, por tanto, están rutinizadas, al punto de

superar los cambios bruscos del ambiente político. Es más, algunas de esas pautas se

convierten en instituciones que se regularizan en el tiempo, aún cuando sean diferentes a

las instituciones formales9. Este trabajo describe el funcionamiento de los partidos políticos

a partir del empleo que hacen los partidos de las relaciones personales, los vínculos y los

recursos informales para alcanzar sus objetivos.

Esas instituciones informales son importantes porque ayudan a los políticos a hacer frente

de manera más efectiva a los desafíos generados por el ambiente, aportando flexibilidad y,

en ocasiones, aumentando los márgenes de maniobra frente a las restricciones que

caracterizan a las estructuras formales. También contribuyen a reproducir la base militante

7 Como señala Panebianco (1982), un partido es, ante todo, una organización y, por eso, el análisis de tipo organizativo debe preceder a cualquier otro. 8 “Las redes sociales son construcciones abstractas que el investigador define de acuerdo al criterio que le interese; es decir, estas relaciones se determinan por algún criterio subyacente, lo que permite identificar estructuras sociales que generalmente no están formalmente definidas por la sociedad y que de otra manera no serían identificables. Lo que interesa al científico social es la forma en que las relaciones están ordenadas, cómo la conducta de los individuos depende de su ubicación en este ordenamiento y de qué manera influyen los propios individuos en los ordenamientos. Así, se puede hacer un diagrama de las relaciones en las cuales se dan intercambios de bienes y servicios o de comunicación entre individuos, tales como intercambios de favores burocráticos, de préstamos materiales o de información” (Lomnitz 2002:2). 9 “Las instituciones son pautas regularizadas de interacción que son conocidas, practicadas y regularmente aceptadas (aunque no necesariamente aprobadas normativamente) por agentes sociales que mantienen la expectativa de seguir interactuando conforme a las reglas y normas –formales e informales-que rigen esas pautas. A veces, pero no necesariamente, las instituciones llegan a ser organizaciones formales: se materializan en edificios, sellos, rituales y cargos que autorizan a quienes los ocupan a hablar “en nombre de” las organizaciones” (O’ Donnel 1996:10).

y la cultura política de la organización, a orientar las carreras partidarias, a crear nuevos

ámbitos de resolución de conflictos internos, a seleccionar los candidatos y las autoridades

del partido. Las prácticas informales pueden ser decisivas para generar y utilizar recursos

materiales con la intención de sostener el funcionamiento cotidiano del partido. El

conjunto de éstas prácticas, traducidas en verdaderas redes informales, les permiten,

entonces, encarar de mejor manera (más o menos estables) la construcción de lazos con el

electorado y con los demás miembros del partido. Por todo ello, el papel de la política

informal (tanto las prácticas coyunturales como las rutinizadas) resulta crucial para

comprender el funcionamiento partidario.

Las redes informales son importantes porque ellas afectan la manera en que los partidos

funcionan internamente, cómo ellos se comportan (por ejemplo, en cuanto a la

organización legislativa y la disciplina de sus miembros), la forma y la calidad de la

representación y, más importante, ellas afectan los resultados electorales. Esa relevancia ha

llevado en los últimos años a los estudiosos de las instituciones informales a explorar de

manera más concreta la manera en que los partidos se organizan informalmente en

diferentes casos de América Latina10. Aún cuando la literatura sobre la política informal y

las instituciones informales es bastante completa11, es sólo recientemente que comienza a

llamarse la atención sobre este fenómeno12. Éstas investigaciones advierten sobre la

carencia producida por un exceso de atención sobre las instituciones formales, básicamente

las relacionadas con diseños constitucionales y sistemas electorales, mucha de ella producto

del desarrollo de enfoques rígidos de observación basados en el desarrollo del

institucionalismo clásico13.

10 Algunos de los trabajos recientes que vinculan las instituciones informales con los partidos latinoamericanos, tanto con investigaciones de caso de corte etnográfico y/o comparaciones entre partidos son los de Menéndez Carrión (1986); Levitsky (1997, 2001, 2003); Auyero (1997 y 2001); Eisenstadt (2002); Freidenberg y Levitsky (2002); Brinks (2002); Siavelis (2002, 2004); Espíndola y Alcántara (2003); Samuels (2003); Schedler (2002). 11 En los últimos años ha habido un interés creciente sobre el papel que las “instituciones informales” cumplen en las democracias de la “tercera ola” (O´Donnell 1996, 1997; Randall y Svasand 1999; Lauth 2000; Böröcz 2000; Göbel 2001; Knight 2002; Helmke y Levitsky 2002; Gelman 2004); en casos de partido único Tsai (2003). También se han realizado estudios de carácter local o regional como el de Stokes (2003) y el de López y Tecco (2003). 12 Especialmente, a partir del trabajo de O´Donnell (1996 y 1997) sobre el funcionamiento de los sistemas poliárquicos latinoamericanos. 13 A diferencia del “viejo” institucionalismo, el nuevo institucionalismo no se apoya de manera total en el derecho y la filosofía, (que se aplicaba en los estudios del estado y las constituciones), sino que, desde la sociología, la economía y la ciencia política, privilegia el conjunto de reglas, normas, tradiciones y conductas que caracterizan a las diferentes organizaciones que conforman el sistema político. En definitiva, las instituciones políticas son el marco dentro del cual se desarrolla la política. “Este nuevo institucionalismo subraya la relativa autonomía de las instituciones políticas, las posibilidades de que la historia no sea eficaz y la importancia de la acción simbólica para la comprensión de la política (March y Olson 1993:1-2).

Este trabajo parte de la idea de que los partidos con redes, funcionamientos informales y

fluidas reglas internas funcionan de manera diferente (y con diferentes consecuencias) que

otros, por lo que su observación puede contribuir de una manera sugerente a la discusión

teórica sobre el funcionamiento partidario14. En este sentido, se intentará profundizar en el

conocimiento del funcionamiento organizativo (en su carácter de prácticas, procedimientos

y reglas), que operan en relación a un partido específico, la Unión Cívica Radical, con la

pretensión de discutir y testear muchas de las presunciones que hasta el momento han sido

desarrolladas sobre diferentes partidos latinoamericanos. Las organizaciones poseen

características institucionales que las diferencian unas de otras, y el estudio de estas

diferencias es clave para entender porque y como los actores se comportan en

determinados contextos. El fin de este trabajo será entonces el de resaltar que las

organizaciones informales también cuentan y que deben ser tratadas en esa discusión.

La Unión Cívica Radical es uno de los principales partidos argentinos, del cual se ha

investigado relativamente muy poco, particularmente en lo referido a su dinámica interna y

su funcionamiento organizativo15. La ausencia de trabajos sobre los partidos y su renovado

interés ha estado acorde con el desarrollo de los estudios sobre organizaciones de partidos

en Europa y en otros casos de América Latina16. Éste vacío puede observarse también en

comparación con otros partidos argentinos pero también con respecto a otros

acercamientos analíticos, ya que la UCR ha sido abundantemente abordada desde una

perspectiva histórica17; desde una mirada puramente electoral18 o, más recientemente, desde

su cara gubernamental19, toda vez que ha obtenido la presidencia del país dos ocasiones en

el período postransición (en 1983 y en 1999, como parte de una alianza electoral). La

escasez de estudios sobre la UCR desde la perspectiva organizativa ha supuesto la

supervivencia y difusión de una imagen que la presenta como uno de los ejemplos de

14 En esta línea se encuentra el trabajo de Freidenberg y Levitky (2004). 15 Algunas de las excepciones son Acuña (1984); Malamud (1994, 1997 y 2004); Acuña (1998); Carrizo (1999); Escudero (2001); Tcach (2003) y Delgado (2003). 16 Entre ellas se puede mencionar a Key (1955); Sjöblom (1968); Kitschelt (1989); Katz y Mair (1994); Scarrow (1996), entre muchos otros. En relación a América Latina, el estudio organizativo de los partidos encuentra exponentes fundamentalmente en Coppedge (1994); Levitsky (1997); Mainwaring (1999); en el estudio comparado de Alcántara y Freidenberg (2001b) y el más reciente de Alcántara (2004). 17 Por ejemplo, los trabajos de Del Mazo (1959); Romero (1968); Rock (1975); Mustapic (1984); Alonso (2003); Persello (1996) y Cattaruzza (1991). 18 Catterberg y Braun (1989) 19 Ver Larriqueta (1988); Acuña (1995).

partido organizado y estructurado. Esta percepción idealizada de la UCR ha condicionado

los trabajos sobre el sistema de partidos y la política en Argentina20.

Sin embargo tampoco es completamente erróneo afirmar que en la UCR existen elementos

que pueden llevar a concluir que es un partido cuya organización formal es importante.

Estudios recientes han mostrado que la UCR es un partido altamente disciplinado21,

coherente en sus dimensiones organizativas, ideológica y programática22, con altos niveles

de incentivos colectivos; con una élite escasamente renovada desde el inicio de la transición

democrática, que mantiene, además, un férreo control sobre la estructura23 y donde

precisamente tener el poder es equivalente al control de la estructura partidaria24. En estos

términos, la UCR ha sido señalada como un partido con una pesada estructura organizativa,

de carácter formal, que monopoliza las decisiones trascendentes y que se alinea bajo el

liderazgo de Raúl Alfonsín25. Además, se ha indicado que durante los más de cien años de

existencia, ha estado caracterizada por un alto nivel de institucionalización organizativa, con

un importante grado de competición interna para seleccionar líderes y candidatos26.

Asimismo, tanta adversidad histórica ha generado en sus miembros un orgullo por

pertenecer al partido y una valoración (casi excesiva) sobre la importancia del mismo27, que

también puede ser vista como producto de una determinada concepción del modelo de

partido28, asimilada a una organización de carácter estático, igual a sí misma desde sus

inicios, muy poco atenta a lo que sucede en el entorno y formada por una masa de afiliados

más o menos voluble que debe ser ordenada y conducida29.

Sin embargo, la falta de estudios empíricos que pongan en el centro de su interés el

funcionamiento organizativo cotidiano del radicalismo, ha ocultado una importante gama

de comportamientos, relaciones, grupos, subgrupos y minigrupos, valores e intercambios,

20 Se insiste en que la “normalización” del sistema partidario, volvería “innecesaria” a la UCR, o se especula con su posible fragmentación o desaparición, convirtiéndose así en “satélite” del menemismo (Abal Medina 1995). Sin embargo, éstas afirmaciones, más cerca del plano de lo deseado que del estudio empírico, chocan con otra realidad. A pesar de las sucesivas crisis, la UCR sigue siendo un actor indispensable para analizar la realidad política argentina y, hoy día, en su peor crisis, la segunda fuerza del país en el plano institucional. 21 Ver la investigación de Jones (2001). 22 Ver el análisis de la UCR en la investigación sobre coherencia partidista de Ruiz Rodríguez (2004). 23 Malamud (1994). 24 Ver los estudios de Escudero (2001) y Tcach (2004). 25 Ver Acuña (1998). 26 El estudio de De Luca, Jones y Tula (2002) así lo muestra. 27 Ver el trabajo de Ollier (2001). 28 Esta visión del papel de las estructuras formales pudo ser constatada en muchas de las entrevistas realizadas a los militantes radicales. 29 Ver el análisis de Rodríguez (1993).

que no se encuentran enmarcadas por las reglas escritas y que son importantes a la hora de

intentar comprender el funcionamiento partidario, ya que afectan de manera directa y

permanente la acción de las instituciones formales del partido. Si se ignoran los

comportamientos informales, privilegiando discursos y actuaciones publicas o análisis

genéricos sin base empírica, se podría llegar a conclusiones erradas sobre el accionar del

radicalismo, atribuyéndole a las instancias formales el monopolio de la regulación de la vida

partidaria interna. En definitiva esto supondría homogeneizar el complejo, pero sobre todo,

heterogéneo, mapa de la vida partidaria. Si la conducta de los actores responde a un “mix”

de restricciones formales e informales, un buen análisis institucional requiere del estudio de

ambos grupos de reglas30.

En este trabajo se parte de la presunción de que la UCR cuenta con una estructura formal,

que está indicada en los estatutos y documentos partidarios, pero que en la práctica se

organiza en torno a dinámicas muy diferentes. La observación muestra que más allá de lo

que señalan los documentos oficiales internos hay un conjunto de redes, procedimientos,

prácticas y reglas no contempladas en el papel que tienen tanto (o más) influencia que los

escritos en la consecución de las metas y en la supervivencia del partido. La descripción

de esas redes, procedimientos, prácticas y reglas informales en la Unión Cívica

Radical constituye el objeto central de esta investigación. Es así que, este trabajo se

inserta en el nivel empírico-descriptivo, dejando para futuras investigaciones la exploración

de explicaciones respecto a por qué la Unión Cívica Radical (como cualquier otro partido)

funciona de esta manera y no de otra31. Un estudio más preciso de esta organización

partidaria podrá aportar a la realización de estudios comparativos futuros en América

Latina así como también saber más sobre los partidos argentinos.

La evidencia empírica presentada es producto de la utilización de los resultados electorales

del período 1983-2002, obtenidos del Ministerio del Interior; de la realización de más de 70

entrevistas a informantes claves, entre ellos, dirigentes, militantes y especialistas sobre el

estudio de la UCR y la política argentina y de la observación y experiencia personal del

autor, que ha visitado unidades de base (comúnmente llamados comités) y ha desarrollado

30 En su estudio, Levitsky y Helmke (2003) sintetizan la importancia de estudios de estas características. Si bien el trabajo de March y Olsen (1997) se dedica fundamentalmente a las reglas formales, no dejan de señalar la existencia y en algunos casos, la importancia, de “otro” tipo de reglas y conductas. 31 Han existido en América Latina partidos políticos con altos niveles de formalización de sus estructuras partidarias como el Partido Comunista Chileno, el Partido de los Trabajadores de Brasil y el Partido Acción Nacional de México.

trabajo como activista político en muchas de ellas. Las entrevistas constan de preguntas

abiertas y cerradas, siendo estas últimas comparables a las realizadas a los legisladores

latinoamericanos en el marco del Proyecto de “Elites Parlamentarias Iberoamericanas”.

También se han consultado documentos partidarios proporcionados por el Proyecto

“Partidos políticos y Gobernabilidad en América Latina” (Ref. Sec. 97-1458). Ambos

proyectos han sido financiados por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología

(CICYT), dirigidos por Manuel Alcántara y adscritos al Instituto Interuniversitario de

Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca.

El trabajo de investigación se estructura en una serie de partes. En primer lugar, para los

objetivos de este trabajo resulta necesario profundizar en los aspectos conceptuales que

permitirán abordar el estudio de un partido político específico. Por esto, el capítulo 1, está

dedicado a clarificar conceptos y puntualizar definiciones, que posteriormente facilitarán el

estudio de la dinámica partidaria de la Unión Cívica Radical. En este sentido, se considera

necesario comenzar la discusión clarificando la relación entre tres categorías: instituciones,

organizaciones y partidos, puesto que son básicas para la discusión que se desarrolla en la

presente investigación. Asimismo, se persigue un objetivo analítico-conceptual, de

responder a una pregunta básica: qué diferencia a una organización partidario formal de

otra informal y cuánto de cada uno “debe” o “puede” tener un partido para que se pueda

decir que se está ante una u otra. En este sentido se pondrá particular énfasis en afirmar

que la relación formal-informal, no es una cuestión de definición absoluta, sino de

preponderancia, es decir del grado en que una organización es más o menos formal en su

funcionamiento. Para realizar la descripción de la organización partidaria se apelará a una

serie de dimensiones que permitirán observar y caracterizar si el tipo de funcionamiento es

en mayor o menor medida formal o informal. Las dimensiones son construidas tomando

como base los trabajos de Freidenberg y Levitsky (2002 y 2004). En los trabajos

mencionados los autores aplican una serie de dimensiones para el estudio del Partido

Justicialista argentino (PJ) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE)32. Retomar estas

dimensiones de análisis servirá para conocer el funcionamiento de la UCR pero también

para sentar las bases de posteriores trabajos comparativos.

32 Las dimensiones mencionadas son 1/ The central bureaucracy; 2/ The locus of authority. Formal versus informal decisión making; 3/ The party hierarchy: formal versus informal career paths; 4/Internal rules and procedures; 5/ Organizational Boundaries: clear versus ambiguous borders; 6/ Local Organization: Integrated versus auntonomus subunits; 7/ Membership: Formal versus informal obligations; 8/Ancillary Organizations: Formal versus formal Linkages y 9/ Party finance. Levitsky y Freidemberg (2004).

En segundo lugar, se pondrá énfasis en el actor principal de este trabajo: La Unión Cívica

Radical. El capitulo 2 propondrá resaltar la importancia que han tenido, en el plano

organizativo de la UCR, los años que van desde comienzos de la década de 1970, hasta el

inicio de la transición democrática en 1983. Éste proceso se definirá como el “doble

origen” de la organización, por la trascendencia que ocupa dentro del desarrollo de la UCR.

Luego, se sintetizarán aspectos claves en la historia del partido como su posición frente a

los gobiernos peronistas y la dictadura iniciada en 1976; para luego desarrollar un panorama

partidario de los últimos veinte años dividido en tres periodos cronológicos.

En el capítulo 3 se detallan las reglas y procedimientos organizativas, es decir lo que está

escrito en la Carta Orgánica del partido. Se presentarán así las formas previstas en que

debería desarrollarse la acción partidaria poniendo énfasis en cuales son los órganos de

conducción, las autoridades, los mecanismos para seleccionarlas, los requisitos de

pertenencia, de financiación y la existencia de representación sectorial y cupos de

discriminación positiva. Luego se describirá cual es la importancia de éstas reglas en la

opinión de los dirigentes y militantes entrevistados, en busca de conocer si estas reglas son

importantes para ellos.

En cuarto lugar se aplicarán las dimensiones caracterizadas anteriormente al estudio de la

organización de la UCR33. De esta manera el capítulo 4 describirá la organización del

partido mostrando que tipo de organización es la predominante en el funcionamiento

cotidiano. Para darle contenido a estos marcos se contará con un importante trabajo de

relevamiento mediante encuestas y entrevistas, además de una revisión de la bibliografía

especializada. Este trabajo será una buena oportunidad, también, para comprobar la eficacia

de las dimensiones propuestas como elementos de análisis, ya que la UCR posee

características que la diferencian del PJ y del PRE. Las dimensiones poseen la ventaja de la

flexibilidad que otorgan al investigador para interpretar el funcionamiento de las

organizaciones partidarias. Al no ser indicadores “duros”, dejan abierto un grado de

arbitrariedad a la hora de su elección, definición y sobre todo, evaluación; lo que constituye

uno de los riesgos presentes y aceptados por ésta investigación; aun que también, los

criterios utilizados para observar el funcionamiento partidario proporcionaran una

interesante radiografía de la vida partidaria. Es por ésto que este trabajo dejará

33 Las nueve dimensiones propuestas originalmente por los autores y detalladas en la nota al pie anterior se tomarán como base. Algunas de ellas han sido agrupadas o modificadas para mejorar la descripción de la organización por lo cual este trabajo presentará sólo ocho.

necesariamente preguntas abiertas que deberán responderse con mayor cantidad de

estudios empíricos.

En las conclusiones se presentará un breve reconto y evaluación sobre la descripción

arrojada por cada dimensión. Se presentarán luego, las conclusiones generales y algunas

reflexiones sobre la importancia de conocer el tipo de relación entre el organigrama formal

e informal para entender el funcionamiento de las organizaciones y por último, se

presentarán algunas líneas sobre el presente de la UCR y las perspectivas futuras.

Capítulo 1. De reglas y jugadores: partidos, organizaciones e instituciones 1. Los partidos como organizaciones

Un partido político es un sistema político en sí mismo34. Dentro de él, se encuentran

políticos que toman decisiones, que cumplen una serie de reglas que le impone el sistema

político, que se comportan según sus motivaciones (incluso más allá de éstas reglas escritas)

y que desarrollan actividades en busca de alcanzar determinadas metas y objetivos. Dentro

de un partido puede haber grupos diferentes entre sí, que si bien están unidos en un todo

mayor, pueden comportarse de manera diferenciada; privilegiar el uso de instituciones

distintas e incluso tener intereses diferentes. Si como señala Kitschelt (1989), los partidos

son subcoaliciones de grupos con intereses diversos; entonces, dentro de una misma

organización pueden prevalecer diferentes tipos de grupos en función de elementos

diferenciados (el tipo de electorado que se quiere captar; el escenario donde se va actuar; la

institución del sistema político en la que se busca influir, las motivaciones respecto a por

qué están en el grupo, el liderazgo a seguir, entre otros). Los partidos son una parte del

todo pero, a la vez, son un todo con partes que lo componen.

Desde esta perspectiva, los partidos están integrados por grupos que compiten entre sí, por

sus intereses particulares, en función de motivaciones individuales de corte político,

ideológico, familiar, de amistad, económicas y/o de vecindad35. El partido es en sí mismo

un productor de desigualdades internas36, que se generan y manifiestan predominantemente

en su seno y éste hecho no significa que éstas sean fiel reflejo de las desigualdades

generadas por los cleavages sociales en el sistema político en general. Pueden serlo pero

también pueden ser resultado de las dinámicas resultantes de los procesos internos. Frente 34 Esta premisa expuesta originariamente por Eldserveld (1964:1) ha sido también defendida por Sartori (1976) y Katz y Mair (1995), quienes se refirieron a esta idea con la categoría de “mini sistema político”. 35 En Freidenberg (2003). 36 En Panebianco (1982:30).

a tanta diversidad, es la estructura organizativa la que permite la conexión entre esos grupos

bajo el paraguas de la etiqueta partidaria. Precisamente, es la organización, en tanto,

instrumento creado por individuos que desean obtener un objetivo común, la que agrupa,

aglutina y amalgama esos intereses y objetivos diferentes37.

Las organizaciones partidarias emplean la estructura organizativa, esto es, el conjunto de las

reglas de juego, los recursos materiales y humanos, y sus interacciones, como un

instrumento para influir sobre el comportamiento de sus miembros y de su electorado; para

alterar las estrategias de sus oponentes; para distribuir incentivos de participación hacia

fuera pero también como un escenario donde los miembros desarrollan actividades,

interaccionan y distribuyen incentivos de participación interna38. Todo partido requiere de

una organización para el cumplimiento de sus metas, puesto que ese conjunto de

procedimientos es el que le asegura eficacia y permanencia39. La organización es el marco desde

donde se establecen las funciones que se estiman necesarias para lograr un objetivo, y se

postula quién tiene la autoridad y la responsabilidad para la ejecución de las funciones

respectivas40. En este marco, las organizaciones partidarias cuentan con una naturaleza

dual41: Por una parte, son instituciones sociales, de carácter artificial, que se encuentran

diseñadas para conseguir objetivos específicos, señalados en sus documentos constitutivos

y estatutos. Y, por otra parte, son asociaciones voluntarias que están compuestas por

grupos de personas, que, en su interacción, también incorporan su propia visión del

37 Puede definirse “organización” como “Una gran comunidad de individuos y grupos que coordinan su actividad para el logro continuo de objetivos que pueden ser la producción de determinados bienes o servicios; o la realización de específicas metas sociales y esto se procura con el mínimo costo y el máximo beneficio posible. Constituye un nivel de estructuración social que contiene y trasciende los niveles precedentes: interpersonal, grupal e intergrupal. En tal sentido, es una compleja integración de grupos, dada a partir de la diferenciación y coordinación de un conjunto de roles que permiten el desarrollo de funciones que, de otra forma, no podrían cumplirse” (Hernández Santana 2003:338). 38 Hay dos tipos de incentivos organizativos: los colectivos y los selectivos (materiales y de status). Entre los primeros están aquellos que son distribuidos, de igual manera, entre los miembros de la organización y están relacionados con la ideología y la solidaridad. Son los fines oficiales del partido y se consideran los incentivos de identidad. Entre los segundos, se encuentran los incentivos materiales y los incentivos de status. Los incentivos materiales son los únicos en los que la compensación es tangible, monetaria o monetizable. Son beneficios monetarios, de patronazgo y de servicio de asistencia. Los incentivos de status son incentivos de poder, los que se corresponden con los intereses materiales y los fines particulares de los miembros pertenecientes a la organización (Panebianco 1982). 39 O sea el cumplimiento de sus objetivos y la adaptación al escenario donde desarrolla la competencia por cuotas de poder político. En Key (1955:477-478). 40 La visión de la organización como un instrumento se enmarca en la explicación del modelo racional, el “paradigma de los fines”, en donde los miembros, cuando se trata de asociaciones voluntarias, desempeñan papeles asignados en la división general del trabajo y a través de ello participan en la consecución de los fines de la organización motivados por la existencia de una causa común (Panebianco 1982:35). 41 Panebianco (1982:41) afirma que los partidos son a la vez “burocracias, que demandan la continuidad de la organización y la estabilidad de las propias jerarquías internas, y asociaciones voluntarias, que deben contar con, por lo menos, un cierto grado (mínimo) de participación no obligada”.

mundo, su interpretación de la ideología y de los actos cotidianos, sus ideas sobre como

deben ser las cosas y, sobre todo, sus intereses (no siempre coincidentes con los “fines

oficiales”).

Existe todo un conjunto de relaciones interpersonales e intergrupales que son

trascendentes a la hora comprender cómo funcionan las organizaciones y que afectan la

generación de políticas de la organización42. Y es ésta diversidad la que hace de la

informalidad dentro del partido un tema clave si se la enfoca desde la necesidad de la

integración del individuo al marco organizacional, como desde los recursos del sistema para

integrar al individuo43. La articulación de los fines de los miembros de una organización

cualquiera (y una partidaria específicamente), actúa como uno de los temas subyacentes de

la dinámica humana en la organización, con consecuencias claves para la permanencia y el

compromiso de los miembros, influenciando también en asuntos de eficiencia, lealtad y

satisfacción personal. Si en una organización partidaria el juego de los diversos intereses

individuales y colectivos logra ser complementario, podría constituirse en el cemento que

una a ese conjunto de grupos y personas (Hernández Santana 2003).

Los vínculos interpersonales, los fines individuales (y sus concreciones o fracasos), la

confrontación de estilos y personalidades, la construcción de afinidades y diferencias, las

diversas visiones del mundo y, obviamente de la política, entre las personas que comparten

un espacio organizacional común, son un aspecto indivisible del mismo desarrollo de la

actividad de esa organización. Éste conjunto de intereses no siempre es complementario o

puede ser articulado totalmente tras los fines formales; esto, en general, puede dar lugar a

conflictos entre los miembros de un mismo partido agudizados por la sistémica escasez de

recursos44. Y esto es así porque en muchas ocasiones la búsqueda de métodos alternativos a

42 Ver Key (1955); Panebianco (1982); Katz y Mair (1995); Ibarra (1996); Alcántara y Freidenberg (2001), Freidenberg y Levitsky (2002). 43 El sistema informal es trascendente también en lo referido a la socialización de los nuevos miembros, y sobre todo en “la transmisión del conocimiento y la información, cubrir necesidades emocionales relacionadas o no al trabajo, y el apoyo ante tareas de dificultad o que requieran un conocimiento mayor del entorno interior. De este modo, incluso para la propia realización de los roles formalmente establecidos, las relaciones informales son un recurso imprescindible” (Hernández Santana 2003:7). 44 En el sentido mencionado, se parte entonces de la base que el conflicto interno es una realidad constante dentro de una organización política, es decir, está presente entre los individuos o grupos en la cotidianidad de la practica política. Esta perspectiva asume que los conflictos se desarrollan en todos los ámbitos de la organización, a lo largo y a lo ancho del organigrama formal y también del informal. El conflicto ira agregando dimensiones y volviéndose más complejo si la organización en cuestión ocupa algún cargo ejecutivo de importancia (Presidencia, gobernación, alcaldía) o posee un grupo parlamentario. Otro caso complejo ocurre cuando el partido nace a instancias de otra organización, sindical, armada o étnica.

los previstos para la acumulación de poder e influencia, puede ser el único camino posible

para los miembros de un partido que no integren el grupo afín a la coalición dominante45.

El conflicto intrapartidario puede observarse al competir por diferencias programáticas, por

cargos internos o externos o por el destino de los aportes para la campaña electoral, pero

también al momento de ocupar un lugar en un escenario durante un acto, de colocar una

bandera al frente de una marcha o distribuir oficinas en una sede partidaria o pública. El

conflicto dentro de un partido se puede desatar entre el presidente del mismo y los

legisladores, pero también en la reunión semanal de cualquier local partidario por la

definición de la próxima actividad a realizar con los vecinos del barrio. Incluso, en algunas

ocasiones, ambas pueden estar directamente relacionadas. Es por todo ésto que es

importante la existencia de espacios (formales e informales) capaces de resolver los

conflictos y lograr que estos se encolumnen y potencien tras los objetivos definidos por la

organización (por ejemplo, lograr algún cargo de representación popular tras las

elecciones).

1.1. Formalidad vs. informalidad: ¿funciones separadas o de interrelación?

Las complejas manifestaciones que adopta la institucionalidad democrática formal ocultaría

una variedad de situaciones informales que deben tomarse muy en cuenta y que no son

(sólo) un remanente de viejas épocas premodernas o de experiencias políticas puntuales46.

Entonces, para comprender el funcionamiento de los sistemas poliárquicos, las

instituciones informales deben revalorizarse y ser consideradas como un importante “lazo

social”47 que además, determinan, en la conjunción con las estructuras formales, el

comportamiento de los actores políticos48.

45 “Los actores políticos se mueven al impulso de deberes y funciones institucionales, así como del interés personal calculado” (March y Olsen 1993:255). El interés calculado, entonces, puede diferir de lo formalmente estipulado, y eso estimular circuitos informales para obtener mayores cuotas de poder. 46 Sobre todo a partir de la concepción de la que informalidad no aparece como un fenómeno paralelo al sistema formal, sino que se encuentran confundido con él “no sólo como un residuo del tradicionalismo, sino como un elemento intrínseco de la formalidad en cuanto a que es una respuesta a las deficiencias de la formalización” Lomnitz (2001:137). 47 Auyero (2002). 48 “Si pretendemos entender como actúa la gente políticamente, vota, apoya o quita su apoyo, participa o deja de participar, no podemos […] continuar ignorando las micro-redes de relaciones en que los sujetos están anclados” (Auyero 1997:21). “...la decisión individual de ser miembro de una organización pasa continuamente por la validación del sistema de relaciones personales (informalidad) que la pertenencia implica. Y junto con eso no sólo se define la propia pertenencia, sino la manera en que ésta se da, lo que hace que la informalidad juegue un papel en la determinación del comportamiento de individuos y grupos a su interior, con las implicaciones inherentes para la producción y la efectividad” (Hernández Santana, 2003:342).

Uno de los papeles que cumplen las instituciones formales, es la de moderar la

incertidumbre (lo que se espera que el otro haga) y generar así interpretaciones con cierto

grado de lógica y coherencia de los hechos que rodean a la vida de los individuos

cotidianamente49. Cuando la adecuación, entre el comportamiento formalmente previsto y

el comportamiento efectivo, es alta, las instituciones formales son las preponderantes y, por

esto, también, una buena forma de acercamiento para conocer una organización

determinada. Cuando el proceso es inverso, las altamente institucionalizadas son las

prácticas informales, en éste caso, son ellas las que permiten estructurar la vida de la

organización y sobre las que hay que enfocar la atención del investigador, para conocer el

tipo de comportamientos predominantes.

Para lo que respecta a este trabajo, un partido político se origina como una organización de

carácter formal, aunque, luego, su accionar sea predominante informal. Un partido que se

presenta a elecciones y supera un proceso de selección y control realizado por el Estado, es

una organización formalmente reconocida. Puede serlo por leyes, reglamentos o, en

muchos casos, directamente por las constituciones nacionales. Los partidos deben dar

cuenta de sus gastos, de la elección de sus autoridades, incluso deben probar que sus fines

organizacionales son compatibles con los postulados por los textos constitucionales50. Sea

de una u otra forma, un grupo político para competir electoralmente (y ser partido) deberá

ser reconocido por una autoridad superior. Ésto no es contradictorio con que los partidos

pueden funcionar informalmente, eso dependerá de otras circunstancias. Es más, todas las

organizaciones partidarias pueden funcionar más o menos informalmente y por lo general,

resulta necesario una buena dosis de ambas para poder hacerlo en forma eficiente. Lo que

queda claro es que la formalidad o informalidad es una cuestión de grado51. Formal e

49 Como se señalara anteriormente, una institución es un patrón de interacción regularizado que son desarrollados por actores que tienen la expectativa de seguir interactuando bajo las reglas sancionadas y sostenidas por ese patrón O’Donnell (1996). Esta noción pone el énfasis en la interacción entre los actores; en el entendimiento común y la capacidad de decodificar patrones que no son siempre explícitos. Con ella, se expresa la importancia de que los actores tengan la expectativa de seguir funcionando bajo este mismo patrón. Entonces, la estabilidad de las instituciones es clave al momento de explicar su observancia o su violación. Según North, “Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico” (1990:13); poniendo en este caso, énfasis en la idea de la limitación. 50 Por ejemplo, en muchos países no sería aceptado legalmente un partido nazi, de ideas abiertamente racistas o uno abiertamente antisistema 51 Ver North (1990)

informal son valores extremos de una misma dimensión y no dimensiones diferentes; por

lo cual no se hablará de funcionamientos absolutos, sino predominantes52.

1.2. ¿Cuándo son formales? ¿Cuándo son informales?

En el interior de una organización partidaria pueden coexistir distintos tipos de reglas,

prácticas y comportamientos. Esto es, tanto instituciones formales como informales. A

veces colaborando entre sí; otras veces compitiendo con diferentes aspectos de la

formalidad; pero siempre interactuando. También pueden competir la utilización de

instituciones informales entre sí. Aún más, un mismo tipo de informalidad puede estar

representada por distintos actores que, a través de ellas, compiten o cooperan. La

complejidad del mapa de relaciones que supone admitir la presencia de un cúmulo de

instituciones informales que en forma de red cruzan la vida partidaria, afirma la visión de

los partidos como actores heterogéneos, integrados por subcoaliciones en conflicto.

Los niveles de formalización organizativa pueden variar de un espacio territorial a otro así

como también entre espacios institucionales diferenciados. Un partido puede tener altos

niveles de formalización estructural en una ciudad pero bajos niveles de formalización en el

interior del país y, con ello, apelar a otro tipo de instituciones para su funcionamiento.

Asimismo, el grado de correspondencia entre el organigrama formal y el informal puede

variar. Estudios realizados en otras organizaciones han demostrado que ésta relación es

muy estrecha y las estrategias de los actores está influida por el grado de alineamiento que

se da entre los dos tipos de institucionalidad53.

Para comenzar a diferenciar analíticamente ambos tipos de instituciones, la visión de North

(1990) indica que las instituciones informales son normas de conducta, convenciones y

códigos autoimpuestos, que, en interacción constante con las formales, generan una red

interconectada que se conforma en el marco sobre el cual se modelan elecciones en

diferentes contextos54. Sin embargo es siguiendo a Lauth (2000) que se podrá definir más

52 Ésta discusión puede encontrarse en Freidenberg y Levitsky (2004). “La diferencia entre limitaciones informales y formales es de grado. Imaginemos un continuum de tabús, costumbres y tradiciones en un extremo y en otro constituciones escritas. La marcha, larga y dispareja, de tradiciones y costumbres no escritas a leyes escritas ha sido unidimensional conforme nos hemos movido de sociedades menos complejas a más complejas” (North 1990:66). 53 Para profundizar en este planteo ver el excelente trabajo de Ibarra (1992). 54 March y Olsen, (1997) señalan la existencia de esas “otras” reglas, aunque luego no profundicen más allá de lo descriptivo, ya que el objetivo de su trabajo está centrado en las instituciones de tipo formal.. “Por ‘reglas’ significamos las rutinas, procedimientos, convenciones, papeles, estrategias, formas organizativas y tecnologías en torno a las cuales se construye la actividad política. Asimismo, las creencias, paradigmas, códigos, cultura y conocimiento que rodean, apoyan, elaboran y contradicen esos papeles y rutinas” (pp.:68)

concretamente la diferencia entre las instituciones formales e informales. Las primeras, se

hayan escritas, codificadas, a través de un corpus de constituciones, leyes y

reglamentaciones y su incumplimiento traerá aparejado sanciones previstas, públicamente

conocidas y a cargo del estado o sus agencias55. Su legitimidad viene del Estado o, en el

caso de las instituciones democráticas, de la soberanía que le otorga el voto popular56. El

Estado, en una concepción hegeliana, que remarque una ubicación neutral y universal, que

trascienda la esfera de las necesidades de los sujetos, es quién asegura el cumplimiento de

las normas que él mismo dicta. En caso de otra organización, como los partidos, los límites

se hallan establecidos a través de los métodos previstos en sus estatutos o

reglamentaciones, que son reconocidos por sus miembros, para cumplir dichas funciones57.

Es importante aclarar que cualquier tipo de conducta o mecanismo informal no es una

institución informal. Éstas se caracterizan fundamentalmente por ser estables en el tiempo,

de modo de guiar determinados tipos de interacción humana, basándose en la confianza de

su existencia futura y también en la presencia de sanciones para los infractores (en este

sentido se trata de instrumentos que permiten anticipar comportamientos y así maximizar

el costo de la toma de decisiones, en contextos de falta de información u otras carencias58).

En cuanto a las estructuras organizativas, desde una perspectiva administrativista, se tiende

a hacer hincapié en la noción de estructuras. La formal es aquella estructura basada en una

luego no profundicen más allá de lo descriptivo, ya que el objetivo de su trabajo está centrado en las instituciones de tipo formal. 55 Las instituciones informales también pueden ser social y públicamente conocidas y aceptadas. Sin embargo, no se encuentran escritas y se sostienen en su propia efectividad y las fuertes tradiciones que le dieron origen. También traen aparejadas sanciones por su falta de observancia, sólo que estas están relacionadas con la exclusión social o el apartamiento de los mecanismos de obtención de bienes y servicios o, incluso, con la violencia. O’Donnell (1996) pone especial énfasis en la dicotomía universalismo – particularismo /patrimonialismo a la hora de establecer separaciones y diferencias. En tanto, Levitsky y Helmke (2003), acuerdan con la codificación como línea de separación, pero también, otorgan importancia al canal a través del cual se comunica a los actores cuales son las reglas y como se sancionan a quien la ignore 56 “Formal institutions are openly codified. There included which have the status of constitutional clauses and laws, but also standing orders and norms actionable at law. Whilst formal institutions are guaranteed by state agencies and their disapproval is sanctioned by that state, informal institutions are based solely on the fact of their existence and of their effectiveness. The power of santion involved wth them is linked largely to social mechanism of exclusion, or is based quite simply on the condition that is non-utilization minimizes the chances of gaining access to goods and services. Informal institutions are equally know and recongnizable publicy; however, they are not laid down in writing” (Lauth 2000:24). 57 Helmke y Levitsky (2003: 11-12) proponen otra definición que comparte conceptos con la realizada por Lauth (2002) y de la cual también se adoptarán conceptos para este trabajo: “We define formal institutions as rules that are openly codified, in the sense that they are established and communicated through channels that are widely accepted as official. By contrast, informal institutions are socially shared rules, usually unwritten, that are created, communicated, and enforced outside of officially sanctioned channels. This distinction corresponds to intuitive understandings of formal versus informal, and it converges with the definitions employed by many leading scholars of formal and informal institutions”. 58 Es importante señalar que la ineficiencia de las instituciones formales es una de las explicaciones de la persistencia de las instituciones formales, aunque es mas discutible que lo sea de su creación o surgimiento.

división del trabajo racional, en la diferenciación e integración de los participantes de

acuerdo con algún criterio establecido por quienes manejan el proceso decisorio. La crítica

más clara a esta visión se encuentra en la asociación que se hace entre estructura formal y

racionalidad. Una estructura formal sería una estructura racional y, por tanto, la estructura

informal debería ser irracional. Todo esto depende, entonces, del concepto de racionalidad

que se utilice. Si se entiende la racionalidad como la mayor adecuación de los medios a los

objetivos, podría haber estructuras formales, altamente racionales, como también

estructuras formales altamente irracionales. Pero, lo más importante, podrían llegar a darse

estructuras informales altamente racionales. Por tanto, no está tan clara que la mejor opción

sea asociar formalidad con racionalidad, por lo menos entendida en este sentido59.Como se

ha mencionado, en todos los partidos políticos conviven aspectos formales e informales,

por esto, la diferencia entre partidos estará en cuál predomina sobre la otra y para conocer

eso hará falta conocer el funcionamiento cotidiano de la organización.

1.3. Dimensiones de análisis

Una organización partidaria informal es aquella en que hay una predominancia de reglas no

escritas. En términos generales se podría afirmar que si en cualquier partido político las

principales decisiones se toman en lugares diferentes a los previstos orgánicamente y las

relaciones entre organismos, dirigentes y militantes no siguen un dibujo visible, en

definitiva, donde el poder se genera según el carisma de quien lo posee o por el reparto de

recursos en formas clientelares y el financiamiento general no cumple las pautas

establecidas por la legislación respectiva, estaremos ante una organización

predominantemente informal. Sin embargo, ésta descripción de tipo general podría

encontrarse en casi cualquier partido argentino (y latinoamericano). Las relaciones

informales son un hecho social presente, casi inevitablemente, en cualquier organización, y

por lo tanto deben poder analizarse más puntualmente según el grado de impacto que

poseen en el funcionamiento cotidiano60. Para ésto hay que introducirse más rigurosamente

en la vida partidaria, separando analíticamente los distintos procesos que la entrecruzan,

observando y describiendo que tipo de funcionamiento es el resultante.

59 Una primera impresión puede llevar a pensar que la organización partidaria formal se asemeja a una burocrática de masas, pero no es así. No son la misma cosa sino especies diferentes. La confusión se genera porque alguno elementos que se atribuyen a las organizaciones partidarios formales (como la membresía) son características de los partidos burocráticos de masas, pero no todos éstos son partidos formales. En suma, no todos los partidos formales son partidos burocráticos de masas en términos ideales. Por el contrario, hay partidos profesional-electoral o de cuadros que son completamente formales en su estructura. 60 “Las razones por las cuales emerge un sistema informal a partir de las relaciones formales, están vinculadas con la naturaleza social del hombre y con sus necesidades psicológicas de pertenecer a un grupo” (Hernández Santana 2003:342).

Se presentan a continuación una serie de dimensiones, propuestas a partir de la revisión de

la literatura especializada, que permitirán describir el funcionamiento del partido, y así

poder observar si es una organización cuya acción es más formal o más informal. Las

dimensiones propuestas para el análisis están adaptadas a partir de los trabajos de Levitsky

y Freidenberg (2002 y 2004) antes mencionados y serán las siguientes: 1-Burocracia central;

2- Infraestructura; 3- Toma de decisiones; 4- Financiamiento; 5- Obligaciones y

compromiso de los miembros; 6- Reglas y procedimientos internos; 7- Carreras partidarias

y 8- Límites de la organización. De la aplicación y análisis de ellas se podrá obtener la

información necesaria para calificar el funcionamiento organizativo de la UCR.

1.3.1 Burocracia central

Resulta difícil encontrar en los partidos de América Latina en general y de Argentina en

particular el tipo de burocracia ideal, como las descriptas para los partidos clásicos

europeos. Ésto obedece a varias razones, sin embargo, resulta imprescindible hacer notar

que es más difícil aun cuando los partidos políticos no han logrado una continuidad en el

tiempo y su funcionamiento, se ha visto alterado por los sucesivos golpes militares e

interrupciones institucionales61. Una burocracia necesita estabilidad temporal, capacitación,

autonomía y una remuneración acorde a la importancia de su trabajo62. Sin embargo es

difícil encontrar en los partidos argentinos este tipo de organización. En partidos de

tradición movimientista, de vínculos carismáticos o fragmentados localmente, una

burocracia centralizada y estable puede ser vista como un peligro o una competidora, sobre

todo por la autonomía decisional que posee y por la utilización de criterios

administrativistas para manejar los recursos existentes. Finalmente, donde predominan los

criterios patrimonialistas los cargos burocráticos “pertenecen” al líder y cuando éste deja de

serlo, el que lo reemplaza es quien nombra a dicho personal.

La presencia de una burocracia distribuida territorialmente, con altos niveles de

profesionalización, estructurada jerárquicamente, asalariada y autónoma de los políticos en

el proceso de toma de decisiones describe a un partido altamente formalizado. Por el

61 Una burocracia consolidada, de connotaciones weberianas sólo puede existir en organizaciones estables. Durante esas épocas generalmente los partidos tienen el funcionamiento publico formal prohibido, sus sedes son intervenidas, sus bienes embargados y sus autoridades reemplazadas por interventores militares. Todo esto sin contar la persecución y a veces muerte de sus miembros. 62“El acceso a un cargo, incluidos los de la economía privada, se considera como la aceptación de un deber particular de fidelidad a la administración, a cambio de una existencia segura. Para el carácter específico de la moderna fidelidad a un cargo es esencial el hecho de que, en el tipo puro, el cargo no determine una relación con una persona, como la fe del vasallo o el discípulo en las relaciones de autoridad feudal o patrimonial. La lealtad moderna se adhiere a finalidades impersonales y funcionales” (Weber 2000:11).

contrario, si hay un partido que no cuenta con una amplia burocracia que presente éstas

características y su funcionamiento está basado en el seguimiento de un modelo

descentralizado, cuyas unidades no poseen mayor contacto y la actividad política se resume

en un grupo de dirigentes que se mueven por estímulos que no están relacionados con los

objetivos perseguidos oficialmente por el partido, se estaría ante un partido poco

formalizado con un predominio de las reglas informales.

Estas peculiaridades se presentan como dos extremos de un mismo continuo. En el medio,

se encuentran aquellos partidos que cuentan con una burocracia mínima formal, para las

tareas básicas de supervivencia organizativa, pero que el grueso del funcionamiento

partidario se halla en manos de personas que no forman parte directa de esa burocracia y

que utilizan mecanismos alternativos que permiten a la organización desarrollar sus tareas

principales respecto al reclutamiento político, movilización de apoyos electorales y

socialización política. Estos partidos también son organizaciones con prácticas

predominantemente informales. Los indicadores de esta dimensión podrían ser la cantidad

de empleados del partido financiados por los fondos propios de la organización, su

estabilidad temporal y el tipo de actividad que desarrollan.

1.3.2- Infraestructura

Esta dimensión se refiere al tipo de presencia física de la organización partidaria en el

ambiente en que desarrolla sus actividades. En países del tamaño de la Republica

Argentina, que combinan grandes extensiones con una desigual densidad de población, la

distribución territorial es un elemento clave a la hora de la acumulación de poder electoral e

institucional de los partidos políticos63. Un partido para poder ser estable en el tiempo y

exitoso electoralmente deberá poseer unidades de base en todas las ciudades importantes

del país, pero también, en pueblos minúsculos, alejados varias horas del centro urbano más

cercano. Poseer la infraestructura apropiada le permitirá a cada unidad de base desarrollar

su tarea en forma más eficaz y a las unidades provinciales y luego nacionales, llevar un

monitoreo de la actividad partidaria en su totalidad, garantizando la aplicación de las

políticas resueltas por los organismos centralizados del partido.

63 Sobre todo por la existencia de sistemas federales de representación legislativa, que mediante la sobrerrepresentacion parlamentaria, favorecen a las provincias con menor número de habitantes otorgándoles un importante peso en el Congreso de la Nación. Por otra parte las sucesivas políticas de descentralización estatal acrecentaron el poder local y de sus actores.

Un partido predominantemente formal poseerá sedes claramente identificadas, tanto a nivel

nacional como local, inscriptas en registros actualizados y cuya apertura deberá ser

autorizada por las oficinas burocráticas respectivas, tras el cumplimiento de determinadas

exigencias. Las sedes partidarias pertenecen a la organización, que posee los recursos

necesarios para su manutención y para el desarrollo efectivo de las tareas asignadas

(deberán tener teléfonos, computadoras etc.), las que se realizan durante todo el año y no

sólo en épocas electorales. Un partido predominantemente informal no tendrá control ni

injerencia en las sedes de partido y tampoco poseerá un registro ni control sobre la apertura

de nuevas sedes. Los edificios no tendrán ninguna identificación o pertenecerán a

particulares o a los mismos candidatos. Por otro lado, las actividades de desarrollan sólo

para las épocas cercanas a las elecciones y luego de ellas se cierran y no responden a

criterios fijados por las autoridades formales.

Entonces, los indicadores de esta dimensión podrían ser la existencia de sedes nacionales y

provinciales y unidades de base, cuyo funcionamiento se compruebe en forma estable y

cuya propiedad sea del partido. La existencia de un registro actualizado de las sedes

existentes y de una serie de requisitos para la apertura de nuevos locales. Por último la

existencia de los elementos para la efectiva realización de la actividad política es un

elemento a contrastar para conocer mejor el funcionamiento organizativo.

1.3.3- Toma de decisiones

Un partido toma cotidianamente muchas decisiones, desde la cúpula dirigencial hasta en las

unidades de base. Todas ellas son importantes para el desarrollo del partido, aunque

claramente, algunas tienen mayor peso y trascendencia que otras. En esto se conjugan

diversas causas, quienes y como las toman, pero también, donde y cuando las toman. Para

saber más sobre este proceso, es necesario hacer una radiografía del mapa de las decisiones

partidarias, mostrando su mayor o menor apego a la formalidad estatutaria, pero señalando

además, cual es la relación entre los diversos ámbitos del partido. La toma de decisiones en

el contexto de organización territorial antes descrito, genera una serie tensiones entre las

diferentes unidades del partido y por supuesto entre sus dirigentes y lideres, nacionales y

subnacionales, a veces, entre sus mismo militantes de base. En ocasiones los dirigentes

locales pueden verse presionados a desobedecer las políticas partidarias nacionales con

vistas a conseguir determinados recursos que el estado nacional, en manos de otro partido,

le provea o a satisfacer reclamos de su electorado dotado de alguna característica particular.

Si la toma de todas decisiones en los ámbitos formales y establecidos del partido, tanto por

sus estatutos, como por sus reglamentaciones es la norma y esto se cumple atendiendo,

además, a su lugar jerárquico en el organigrama, estaremos entonces ante un partido

formalmente institucionalizado. Si lo habitual es lo inverso, si las decisiones se toman en

espacios reducidos, fuera de los lugares previstos por los estatutos, donde los órganos

partidarios solo cumplen la función de ratificadores de las decisiones tomadas por un grupo

de dirigentes y donde el liderazgo se desarrolla por vínculos carismáticos o clientelares y

fragmentado territorialmente, estaremos frente a un partido identificado por una

institucionalización de tipo informal.

Los indicadores de una mayor formalidad estarán dados por el cumplimiento de los medios

previstos por los estatutos para la toma de decisiones y que los liderazgos formales sean a la

vez, los reales. Por último, que las arenas subnacionales funcionen ligadas a las decisiones

tomadas en el ámbito nacional.

1.3.4- Financiamiento

El financiamiento de la política y de los partidos es un tema recurrente en la agenda de las

reformas políticas. El dinero utilizado para solventar el gasto político y de los políticos, rara

vez se encuentra transparentemente detallado, incluso, cuando la misma ley así lo requiere.

La aparición de los medios masivos de comunicación y la profesionalización de las

campañas, son elementos que han encarecido significativamente el costo de la política. Por

otro lado, el mantenimiento de las tácticas clientelares han oscurecido el limite entre los

fondos públicos y las prácticas privadas, mientras que el proceso privatizador de la década

de 1990 han generado una inmensa masa de dinero traducida en contratos, licitaciones y

sobornos, que contrastaron con el empobrecimiento paralelo de grandes sectores de la

población. Algunos de estos elementos han agudizado el interés puesto en el

financiamiento de la política, tanto por la sociedad civil, la prensa y organismos

internacionales, lo que ha llevado a los partidos políticos a manejar el tema en forma

aparentemente más prolija, aunque todavía existan prácticas turbias y limitantes con el

delito. En la Argentina, durante los últimos tiempos se han presentado dos leyes que

intentan reglamentar la vida financiera de los partidos, sin embargos éstas no han hecho un

gran efecto64.

64 Para profundizar en el tema ver Alcántara y Barahona (2003)

Si un partido financia su funcionamiento cotidiano y extraordinario en forma transparente

y a través de canales públicos o privados, sometidos a las leyes vigentes y bajo el escrutinio

de organismos de control internos y externos, es un partido que tiene una formalidad

evidente con respecto al financiamiento de sus actividades. Si este partido responde en

forma pública a los requerimientos de transparencia, tanto en épocas electorales, como en

su funcionamiento cotidiano en épocas no electorales, y sus propios miembros aportan al

financiamiento, mientras que la aceptación de donaciones está estrictamente reglamentada,

nos acercaremos a un ideal de formalización. Si un partido recorre el camino inverso, es

decir, su sistema de financiamiento es oscuro, a través de donaciones privadas, sin control

alguno sobre los orígenes de dicho dinero y su posterior gasto, si no existen obligaciones

financieras de los miembros y el partido elude de diversas maneras el control legal, se estará

frente a una organización de tipo informal. Si los fondos y los militantes que se utilizan en

la campaña se hayan sostenidos por financiamiento publico y se utiliza la publicidad

encubierta como forma de obtener votos, esta organización será predominantemente

informal, rayando la conducta delictiva.

Como indicadores de esto se deberá contar con el informe de los organismo públicos de

control, con los informes económicos del partido y con los testimonios de sus integrantes.

Este tema en particular resulta muy difícil de desentrañar ya que los informes económicos

muchas veces no reflejan la realidad y la verdadera información es complejo poder

encontrarla. En las organizaciones informales, además, son los candidatos quienes

financian las campañas, por lo cual se dificulta más obtener la información.

1.3.5- Obligaciones y compromiso de los miembros

En organizaciones políticas no dogmáticas, cuya ideología no está verticalmente definida o

controlada, los individuos que ingresan en ella poseen expectativas previas, ideas y

experiencias propias que pueden no estar enmarcadas exactamente dentro de las definidas

oficialmente. Los individuos aceptan en definitiva ser parte de una organización cuando

ésta actividad contribuya, de alguna manera, con sus fines personales. El conjunto de

actitudes y la manera en que serán canalizadas son la que finalmente determinarán (además

del ingreso) la permanencia y el tipo de participación que asumirá. Es por ésto que es

importante observar la forma en que la organización partidaria absorbe, mantiene, capacita

y expulsa a sus propios miembros. Las diferencias en expectativas, experiencias, ideas y

métodos deben ser previstas por la organización que debe poder canalizarlas y resolverlas

para cuando éstas se conviertan en conflictos abiertos.

Un partido con predominio formal ofrece a sus miembros un conjunto de derechos, pero

también exige el cumplimiento de ciertas obligaciones. Un partido será más formal si posee

un censo exacto de sus miembros, quienes adquirieron su membresía bajos ciertas formas

establecidas y respetadas. Por otra parte también si los miembros cumplen regularmente

algún tipo de obligación, como abonar una cuota regular o participar de ciertas actividades.

El partido formal puede guiar el ingreso de los nuevos miembros a través de diversas

formas (mentoring) para asegurarse que éste será un beneficio para la organización. Por

último, deberá tener forma eficaces de expulsar a sus miembros, si estos no respetaran las

reglas previstas por los estatutos y reglamentaciones del partido. Si por el contrario, los

miembros no cumplen con ninguna obligación, si la afiliación es un proceso turbio o poco

representativo de los miembros reales de la organización, ésta tendrá un carácter

marcadamente informal. Más aun si el acceso al partido se realiza sin ninguna directiva

prevista, ni capacitación y la desobediencia a las directivas de los órganos de conducción

puede toleradas sin ninguna sanción.

Indicadores útiles para evaluar esta diferencia es constatar la existencia de exigencias

formales y evaluar su cumplimiento o no. Por otra parte, observar la cantidad de afiliados y

contrastarla con los votos totales obtenidos por dicho partido en elecciones nacionales o en

la cantidad de votantes en las elecciones internas, podrá otorgar una pista sobre la realidad

de la base de afiliados. Por último, analizar el funcionamiento del tribunal de disciplina

partidario y los motivos de la expulsión de miembros, puede ser un indicador de las

actitudes del partido frente a quien desobedece sus normas.

1.3.6- Reglas y procedimientos internos

Para que una organización de la complejidad de un partido político pueda conseguir los

objetivos que guiaron su creación debe poseer un desarrollado aparato organizativo

traducido en un conjunto de reglamentaciones. A través de éstas, la existencia de grandes

cantidades de miembros, con sus ideas e intereses, los diferentes ámbitos de acción del

partido y los numerosos liderazgos deben poder ser articulados y volcados en función de

los objetivos y los fines previstos. Uno de los ámbitos fundamentales que deben ser

reglamentados y cumplidos son aquellos que están destinados a la resolución de los

conflictos internos. La elección interna partidaria para la renovación de autoridades y

selección de candidatos están habitualmente sujeta a tensiones y conflictos que, si no son

detalladamente previstos y solucionados, podrían acabar con la división misma del partido

o con daños incalculables frente a la opinión pública65.

Si el partido posee una cantidad de reglas para definir el ingreso de personas a la

organización, reglas de selección de candidatos y democracia interna y mecanismos de

resolución de conflictos aceptados por sus miembros, regulares en tiempo, y aceptados por

los actores partidarios, el partido será predominantemente formal. La aceptación de los

mecanismos de resolución de conflictos en particular, más allá de los resultados que

arrojen, mostrará a un partido más formalmente institucionalizado y en mejores

condiciones para poder combinar las diversas tendencias tras una candidatura común. Por

el contrario, si estos mecanismos de funcionamiento interno son realizados por fuera de los

mecanismos previstos, el partido será más informal. Si el partido no posee ningún tipo de

regla o si estas reglas son sólo de existencia general o nominal, el partido se verá sumergido

en problemas e inestabilidades que afectarán su desarrollo o estará regulado a través de las

decisiones de liderazgos carismáticos. Si las reglas electorales internas son cambiantes según

la coalición dominante del momento y los resultados no son aceptados por los

contendientes, el partido vivirá en una inestabilidad que podía derivar en su misma división

o extinción.

Los indicadores más apropiados serán el estudio de los requisitos formales y la constatación

de su cumplimiento a través de entrevistas. Por otra parte, si un partido posee un

significativo número de rupturas internas, podría indicar que los mecanismo de resolución

de conflictos no están internalizados.

1.3.7- Carreras partidarias

La política es una profesión, que como otras, posee un cursus honorum, reglas y símbolos que

deben seguirse y respetarse para quienes desean permanecer en ella a través del tiempo con

65 No debe entenderse que el conflicto entre los miembros de una misma organización partidaria es algo perjudicial intrínsecamente. Más que observarlo negativamente, es importante distinguir entre aquellos conflictos disfuncionales o destructivos, de los funcionales a la lógica de la organización. Un conflicto destructivo puede finalizar en diferentes formas que afecten a la organización, el desprestigio publico, la perdida de recursos, la desmoralización de militantes, la distracción frente a problemáticas presentadas por el entorno o, incluso, en la misma división de una organización. Sin embargo, cuando la lógica del conflicto es funcional también puede significar mayor compromiso y actividad de sus miembros en pos de imponerse por sobre sus ocasionales rivales, como también un debate de ideas o proyectos que mejoren el posicionamiento de la organización frente a su entorno, puede contribuir a un cambio en la asignación de estímulos adecuándolos a una nueva realidad y también obligar a buscar medios más adecuados para la resolución de conflictos, ya que estos, llevados a los extremos se vuelven disfuncionales en todos los casos.

alguna probabilidad de éxito. De ésta manera así como se hacen carreras personales dentro

de las llamadas profesiones liberales, también se hace en la política. Ésto no implica negar

la posibilidad de aparición de políticos outsiders, personas sin experiencia ni trayectoria

política que, frente a una estructura de oportunidad, saben sacar provecho de ella. Sin

embargo, la gran mayoría de la clase política argentina ha seguido más o menos

rigurosamente algún tipo de camino común dentro de estructuras partidarias. Según de que

partido se trate, la carrera política puede comenzar dentro mismo de la organización, en los

cargos juveniles y luego de años de trayectoria, finalizar en los más altos cargos del partido

y del estado. En ocasiones, la militancia puede comenzar en organizaciones externas al

partido pero igualmente valoradas y reconocidas dentro de éste (sindicatos, sociedad civil,

universidades) o por la cercanía a los lideres, por aportes financieros realizados para la

campaña, acceso a los medios de comunicación etc. En muchos casos el dinero o los

medios de comunicación pueden terminar dando un empujón final a quien ya venía

bregando desde dentro de una estructura partidaria por años. En general son contados los

casos en que se accede a cargos partidarios sin tener mayor trayectoria militante y

reconocimiento de los miembros. De los cinco presidentes constitucionales de la Argentina

post dictadura (Alfonsín, Menem, De la Rua, Duhalde y Kischner), la totalidad de ellos

llegó a la primera magistratura, luego de décadas de militancia, habiendo transitado por

todo el organigrama del partido y en numerosos puestos y funciones dentro del estado.

Si las carreras partidarias se realizan a través de mecanismos de selección y exclusión

previstos por las reglas formales, el partido será más formal. Igualmente, si la trayectoria

partidaria del candidato y la opinión de las bases cuentan a la hora de ascender en el partido

u obtener bancas legislativas u otros cargos. Por el contrario, si las candidaturas se eligen

por los lideres, sin mecanismo de consulta a los miembros, por presiones de la opinión

pública o por intercambio de favores, el partido estará más informalmente constituido.

Indicadores de mayor o menor formalidad estarán relacionados con el método de selección

de candidatos y la forma en que han llegado a los lugares públicos los distintos candidatos

de un partido. También puede importante investigar sobre la real importancia del

organigrama formal y los cargos que en este figuran dentro de la política cotidiana del

partido, como además, sobre la existencia de otros criterios que “ayudan” a las carreras

partidarias, como la “portación de apellido” o la riqueza personal.

1.3.8- Límites de la organización

Los partidos pueden crearse por voluntad de sus miembros fundadores, sin pertenencia a

otra organización, como una forma de cumplir unos objetivos determinados. De modo

diferente, una organización partidaria también puede ser creada como parte de una política

desarrollada por una organización preexistente que necesita traducir sus apoyos sociales en

votos y bancas, por ejemplo, el partido laborista británico. La práctica política cotidiana

también lleva a los partidos, independientemente de la forma en que fueron fundados, a

relacionarse con diferentes organizaciones de la sociedad y en ocasiones a generar una

relación muy estrecha con algunas de ellas. Ésto se ha profundizado en los últimas décadas

con el auge de organizaciones de la sociedad civil para la concreción de objetivos

puntuales. La actividad cotidiana de los partidos los lleva a realizar actividades en conjunto

con asociaciones de jubilados, consumidores, feministas, ecologistas y, en muchos casos, a

compartir militantes o cuadros técnicos. Dos ejemplos clásicos para los partidos argentinos

son la UCR y las universidades y el PJ y los sindicatos. La relación con otras organizaciones

puede proveer al partido de votos, recursos y militantes. Por otra parte la militancia

“social” puede llevar voluntades, ajenas a las organizaciones partidarias, a coincidir con las

definiciones políticas del partido y así generar nuevas formas de adhesión y lealtad. Pero

también dotar de más potencia a las estrategias partidarias con vistas a la concreción de

algún objetivo puntual, por ejemplo, la sanción de una ley o su rechazo.

Cuando la relación se encuentra altamente desarrollada se pueden generar inconvenientes

producto de los intereses cruzados y las lealtades repartidas. Es por eso que un partido

altamente formalizado se distinguirá de otro con un bajo nivel de formalización, cuando el

primero pueda generar claras reglas de juego que pongan de manifiesto el lugar de los

actores en lo referido a la relación entre las distintas organizaciones. Si un partido tiene

previsto en sus estatutos la relación con otras organizaciones y además, les otorga diversos

modos de expresión y participación claramente delimitados, el partido será más formal. En

cambio, si la relación entre organizaciones no esta delimitada y se da mediante ámbitos y

personas no previstas en la formalidad partidaria, ésta será predominantemente informal.

La lectura de estatutos y cartas orgánicas podrá mostrar si esta relación esta formalizada y

de que forma, las entrevistas permitirán contrastarlo con lo que efectivamente ocurre en la

práctica.

Capítulo 2. Origen, desarrollo organizativo y rendimiento electoral de la UCR

La Unión Cívica Radical ha sido desde sus orígenes un actor crucial del sistema partidario

argentino. Ha gobernado el país en seis ocasiones bajo el liderazgo de Hipólito Yrigoyen

(1916-1922), Marcelo T. de Alvear (1922-1928), nuevamente Hipólito Yrigoyen (1928-

1930), Arturo Frondizi (1958-1962)66, Arturo Illia (1963-1966)67, Raúl Alfonsín (1983-1989)

y Fernando De la Rua (1999-2001)68. Dos de las elecciones en las que ha triunfado

corresponden a elecciones fundacionales: la de 1916, que inaugura la época del sistema

político moderno y, la de 1983, que da inicio a la transición democrática luego de siete años

de gobiernos militares. Sin embargo, sólo ha finalizado en forma completa dos de esos

siete gobiernos69: el primero de Yrigoyen y el que le sucedió, a cargo de Alvear.

Además de su papel histórico, en los últimos veinte años ha mantenido una importantísima

presencia institucional, tanto en el plano legislativo nacional como en el provincial, donde

sus bloques han sido numéricamente importantes aun en momentos de fuerte crisis

política como los actuales. Su presencia también es trascendente en el ámbito ejecutivo

subnacional, donde desde 1983 ha obtenido el gobierno de numerosas provincias. Incluso,

en la actualidad, a pesar del magro dos por ciento obtenido en la elección presidencial del

2003, continúa controlando seis provincias (Chaco, Catamarca, Tierra del Fuego, Río

Negro, Mendoza y Corrientes). En muchas otras es la principal fuerza de la oposición (por

ejemplo en Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Formosa), y también gobierna más de

cuatrocientas intendencias de todo el país. Sus agrupaciones estudiantiles han dominado el

panorama electoral desde la normalización universitaria, su membresía formal supera los

tres millones de afiliados y es miembro pleno de la Internacional Socialista. Su papel como

actor clave del sistema político cobra mayor importancia cuando se observa la concreción

el pacto realizado con el Partido Justicialista y conocido como “Pacto de Olivos”70.

Junto a los dirigentes radicales que ocuparon la primer magistratura del país, existieron

otros importantes lideres, pero sin duda, Ricardo Balbín, fue sinónimo del radicalismo

66 En dicha elección la UCR concurrió dividida en dos listas, la UCRP (Unión Cívica Radical del Pueblo y la UCRI (Unión Cívica Radical Intransigente). La causa de la división fue la actitud tomada frente al peronismo y su proscripción por las autoridades militares. La UCRI pacta con Perón y obtiene el triunfo frente a la UCRP, que lideraba Ricardo Balbín. 67 La UCR triunfa en elecciones donde el peronismo se hallaba proscripto. 68 En alianza con el FREPASO. 69 Para profundizar en esta relación entre el éxito electoral y fracaso gubernamental, ver Malamud (2004). 70 Dicho acuerdo, permitió reformar la Constitución Nacional, modificando en forma significativa las reglas del sistema político (reelección presidencial, un nuevo senador por la minoría, autonomía de la capital, la inclusión del ballotage y la elección directa de la fórmula presidencial, etc).

desde mediados de la década de 1950 hasta su muerte, poco antes de comenzar la

transición democrática. Balbín forjó su imagen en la oposición frontal al peronismo

siendo, incluso, desaforado y preso por sus declaraciones contrarias al gobierno de Perón.

En este sentido y durante décadas, la UCR expresó, dentro de la fractura peronista-

antiperonista, la visión de importantes sectores sociales frente al fenómeno del

peronismo71. En muchos casos, también fueron las mismas familias quienes han

transmitido de generación en generación su vocación partidaria radical, traducida en ideas,

visones de la política y el estado y basadas en un fuerte discurso sobre la ética pública. Una

importante cantidad de encuestados manifestó haber ingresado a la militancia por

influencia de sus padres, siendo la familia uno de los principales espacios de socialización

radical72. Ésto se observa también en el PEA (1996-2004), donde la existencia de familiares

de los diputados dedicados a la política es muy significativa (74%) y mayoritariamente lo

hicieron dentro de la UCR.

2.1 El “doble” origen y los factores constitutivos en la Unión Cívica Radical

La manera en que se crea una organización es clave para comprender su funcionamiento y

desarrollo organizativo73. Hay en el mismo proceso de formación partidaria, elementos que

se mantienen en el tiempo y que constituyen las señas de identidad de la organización. Los

primeros pasos de la organización quedan impregnados en el partido como guías de acción

y marcos de referencias futuros, de lo que se puede hacer y de lo que “no debería hacerse”.

Los miembros del partido asumen ese pasado como parte de la liturgia y reproducen, de

algún modo, comportamientos que han sido permitidos y desarrollados en momentos

anteriores. Así hechos presentes pueden ser leídos a la luz de eventos pasados y

trascendentes para la historia del partido74. En ocasiones, transgredir ese mandato histórico

puede ser considerado una “traición” por los miembros del partido y puede ser castigado,

71 En la elección de 1946, la UCR conformó la llamada “Unión Democrática”. Alianza electoral que incluía, entre otros, a los conservadores y a los comunistas. 72 “Empecé militando de chico desde los 13 años hasta los 17, con mi viejo, en el barrio. Mi viejo siempre me decía que había que visitar a los afiliados y conversar, aunque sea de cualquier cosa, lo importante era estar con ellos” (Entrevista E-11). 73 Desde el trabajo seminal de Duverger (1951), donde se plasma el marco de análisis del “modelo originario”, la literatura ha puesto énfasis en que el modo en que se dan los primeros pasos deja huellas en la organización. Sobre la relevancia del origen y su desarrollo teórico ver Panebianco (1982). 74 Un ejemplo de esto es la relación que se fue construyendo a partir de el rol de sucesor de Alfonsín que pretendía ocupar Fernando de la Rua. En ocasiones era presentado por el primero como análogo a la conflictiva y a la vez paternalista relación que mantuvieron dos de los iconos de la UCR, Yrigoyen y Alvear, en una circunstancia similar. Como se verá más adelante la elección de los personajes por Alfonsín no era inocente ni casual.

aun, cuando sean llevadas adelante por los mismos lideres partidarios.

En el caso de la UCR, el comienzo de la organización como tal, ocurre a fines del siglo

XIX. Su origen decimonónico dificulta reconocer esas líneas de continuidad, que sin

embargo existen, aunque atenuadas por el paso del tiempo y las coyunturas que marcaron la

historia argentina de los últimos 100 años75. Debido a ello, para este trabajo, se considerará

que la etapa de la dictadura militar de 1976-1983, es un nuevo momento de constitución y

origen del partido radical. Luego de años de ilegalidad y presencia en la sombras, la UCR

emergió como una opción de poder sólida y con cambios muy importantes en el seno de su

organización: La UCR aparecerá renovada en su programa, liderazgo, coalición dominante

y en la base de miembros. Es por ésto que se afirma que, a los fines de su estudio

organizativo, ha tenido un “doble origen”. Éstos cambios, trascendentes en el plano

organizativo, también se combinaron con elementos de continuidad de la UCR de la

década de 1960 y 1970. Los nuevos y viejos elementos, unidos, marcaron la evolución

posterior del partido, reformulando aspectos tradicionales como el liderazgo y programa

ideológico, pero manteniendo metodologías clásicas de relación y movilización del

electorado. El desarrollo organizativo de la Unión Cívica Radical ha estado marcado por los

cambios constantes del entorno en el que se ha comportado y, como sugiere la literatura

teórica sobre el tema, responde a una constante tensión para enfrentar esos cambios76.

2.1.1 La Unión Cívica Radical del siglo XIX

A partir de 1891, la Unión Cívica Radical, hace su aparición en la escena política argentina.

Si bien sus orígenes estuvieron ligados a un partido que integraba a miembros de la

oligarquía, éstos eran críticos con los que conducían el país y predicaban cierta apertura del

sistema político, hasta ese momento excesivamente restringido y fraudulento. Entre sus

principales dirigentes se encontraban Leandro N. Alem y, su sobrino, Hipólito Yrigoyen77.

Éstos se convertirán en los iconos máximos de la liturgia partidaria. El primero, por su 75 “Es muy difícil proyectar al radicalismo de 1891 o 1892 con el radicalismo actual. Creo que igual hay un hilo conductor en ese partido que ha cambiado tanto, y es que siempre ha sido un partido externo al Estado. Ha estado más instalado en la sociedad civil y sin tener grandes vinculaciones con la estructura propia de la sociedad civil” Diario Clarín. Reportaje a Natalio Botana. Domingo 12 de octubre de 1997. 76 Harmel y Janda (1982) señalan que los partidos viven en constante adaptación a su entorno. No sólo responden a los cambios externos, como indicaría Sferza (1994) en su modelo ambiental, sino también ellos pueden ser los que provoquen esos cambios. En cualquier caso, es una constante retroalimentación. Para ver una análisis empírico ver Cue (2000) 77 Marcelo T. de Alvear siempre fue cuestionado por la historia partidaria y la revisionista, por sus orígenes oligárquicos y su ideología liberal. De esta manera, Alvear se convirtió en el antihéroe de Yrigoyen, a pesar de la estrecha relación que los unía. Sin embargo, será Alvear quien lidere al partido una vez que éste en 1930 sea expulsado del poder por los militares y cuando años después, Yrigoyen muera. Para ver más sobre este caudillo radical, Luna (1958) y Cattaruzza (1997).

encendido discurso ético,. es quien le otorga fuerza a la idea principista que forma parte de

la subcultura radical (que su suicidio terminó de consolidar) 78. El segundo, el verdadero

constructor del partido y referencia, por la intransigencia frente al régimen oligárquico, su

conducción carismática y por haber llevado al radicalismo a gobernar el país por más de

una década. La combinación de ambos, que guió el discurso partidario durante muchos

años, se puede sintetizar en las famosas frases: “Que se rompa pero que no se doble”

(incluida en el testamento político de Alem) y “Que se pierdan mil presidencias pero no se

pierdan los principios” de Yrigoyen79. Ésto se tradujo en la abstención frente a las

votaciones fraudulentas y la intransigencia frente a las ofertas del régimen oligárquico para

comprar a varios de sus dirigentes. Alem era partidario de un tipo de acción política

colectiva de carácter informal, rehuía de la organización burocrática y continuaba imbuido

en el tipo de práctica que caracterizaba su época, revoluciones, movilizaciones de grupos,

partidos personalistas etc80. Yrigoyen, luego de sucesivas derrotas a levantamientos y

conspiraciones escasamente organizadas, emprendió el armado de una organización

nacional, en el convencimiento de que sólo a través de ésta podía lograr acceder al poder

legítima y exitosamente.

El discurso de Yrigoyen hacía hincapié en la necesidad de construcción de la Nación como

elemento articulador de la sociedad. En este sentido, le da a su partido un lugar clave: la

UCR nace con un carácter movimientista destinada a regenerar el tejido social, a imponer la

ética en el funcionamiento de las instituciones y, donde ser radical, es ser “dos veces

argentino”81. A partir del fracaso de la última intentona revolucionaria de 1905, la

construcción de la maquinaria partidaria sería un elemento central para el éxito futuro. Por

tanto, desde ese momento, el esfuerzo por la construcción del partido sería constante y

exitoso. La organización partidaria nacional jugó un papel clave a la hora de ganar las

78 De hecho es quien incorpora el termino “Radical” al nombre del partido, aludiendo a su negativa radical a acordar con el regimen oligárquico en el poder. 79 “La Unión Cívica Radical manifestó siempre rigideces estructurales y doctrinarias que le restaron la flexibilidad necesaria para adecuarse a los cambios del ambiente. Estos dos mitos fundantes resaltan como emblemas de un accionar que siempre subordinó le ética de la responsabilidad a la ética de las convicciones. En resumen, una comunidad de fieles que rechazó el pragmatismo como pecado y la ductilidad como herejía” Malamud (1994:1). 80 Ver Alonso (2003) 81 Si bien se afirma que no había un ideología radical, estudios históricos demuestran lo contrario. Fue seguramente Karl Krause (1781-1832) quien más influenció en el pensamiento ideológico de Yrigoyen y sobre el de otros dirigentes radicales. Tanto la idea de “democracia”, como la de “nación” como articulación de soberanías internas y la concepción de armonía social, del diálogo y de la tolerancia, como elementos centrales para la superación de los conflictos. El krausismo cruza a varios dirigente históricos del partido: Yrigoyen, Ricardo Balbín, Arturo Illia e, incluso sobre Raúl Alfonsín, por citar algunos. (AA.VV 1999).

primeras elecciones sin fraude en la historia argentina82. Tras la reforma electoral de 1912 se

permite realizar la votación con garantías de transparencia inéditas hasta el momento. Así,

se podría afirmar que el radicalismo se construyó a si mismo mientras también (se)

construía el mismo régimen político. Cuatro años más tarde, en 1916, Yrigoyen sería electo

presidente y la UCR llegaría, por primera vez, al poder. Ese primer radicalismo en el

gobierno logró incluir a las clases medias dentro de la esfera pública y llevó adelante una

política nacionalista en relaciones exteriores y petróleo83. La predica yrigoyenista le granjeó

el apoyo de los hijos y nietos de inmigrantes, que buscaban obtener los derechos políticos

que les eran negados desde el Estado y, fundamentalmente, lograr una inserción real en el

aparato estatal84. Esto se trasladó también a la incipiente clase obrera85.

Sintetizando este breve repaso, tres son los elementos que se destacan de la constitución de

la UCR. En primer lugar, la fuerte carga identitaria, el “ser radical” (que con el tiempo

tendría otro sentido frente a la aparición del peronismo), asociada al carácter movimientista

del partido86. En segundo lugar, si bien el partido nace a instancias de liderazgos

carismáticos, la organización partidaria ocupa un lugar clave para entender la llegada al

poder y su permanencia en el tiempo. La organización es la diferencia entre llegar al poder

y estar fuera y ésto se consolida durante la década de 1930. Para los radicales, de todas las

épocas, éste sentimiento de importancia hacia su estructura orgánica permanecerá más allá

de la eficiencia que adquiera la misma. En tercer lugar, la UCR nace asociada con las clases

medias, de las que el radicalismo fue interlocutor privilegiado, toda vez que fue su

instrumento para el reconocimiento de los derechos políticos y su manera de acceder al

poder en contraposición a las élites oligárquicas.

82 Ver Rock (1972) 83 Mantuvo una política americanista y antiimperialista, como se desprende de su actitud ante las invasiones norteamericanas a Nicaragua y República Dominicana, sin olvidar la organización de un Congreso de países latinoamericanos, en momentos de convulsión internacional, con el fin de unificar posturas lo que trajo aparejado criticas y presiones del gobierno norteamericano. 84 El proceso conocido como la “Reforma Universitaria” abrió la puertas de las casas de estudios a las clases medias y a las influencias del pensamiento antipositivista. Este movimiento, originado en la ciudad de Córdoba, de fuerte carácter anticlerical, fue apoyado decisivamente por el gobierno de Yrigoyen. La herencia cultural de la reforma sostiene hasta hoy la política universitaria argentina y es una de las banderas preferidas del radicalismo. 85 El historiador “oficial” del radicalismo, Gabriel del Mazo (1953:2), afirmó que: “Por primera vez el Poder Ejecutivo Nacional mantuvo trato directo con los sindicatos obreros en la solución de los conflictos de trabajo. Por primera vez quedaron implantados y funcionando los seguros obreros, comenzando por los del personal ferroviario y empleados de empresas de servicios públicos. Por primera vez se realizaron elecciones de representantes obreros ante los directorios, propio de una democracia industrial, comenzando por las cajas de tranviarios, telefonistas, gasistas y electricistas. Por primera vez la República envió representantes a congresos internacionales sobre cuestiones obreras”. 86 Una de las consignas de la época era que “ser radical, es ser dos veces argentino”.

2.1.2 El radicalismo ante los gobiernos peronistas

La aparición de Juan Domingo Perón en la escena política marca un antes y un después y

eso también impacta dentro de la UCR. Hasta 1943, la política argentina seguía igual que

en las décadas de 1920 y del 1930: Radicales contra conservadores. Mientras que se

sucedían gobiernos de este último partido, producto del llamado “fraude patriótico”, la

sociedad argentina había cambiado significativamente. La nueva migración ya no llegaba de

Europa, sino del interior mismo de la Argentina. Paralelamente, la existencia de una

importante clase obrera industrial era otro de los símbolos cruciales de estos cambios.

Luego del golpe de estado de 1943 y la aparición de Perón, sectores obreros comienzan a

movilizarse estimuladas por el liderazgo carismático del entonces Secretario de Seguridad

Social y sobre todo, por la posibilidad de perder las conquistas sociales recientemente

obtenidas. La historia ya es conocida, luego del encarcelamiento y posterior liberación de

Perón, se convoca a las primeras elecciones limpias desde 1928. En 1946 Perón vence

ajustadamente a la coalición liderada por la UCR. Es interesante señalar que Perón carecía

de una estructura partidaria, por lo cual, en primera instancia ofreció a la UCR encabezar la

formula de dicho partido, lo que fue rechazado terminantemente. La UCR y sus aliados

asociaron inmediatamente la figura de Perón con las recientemente vencidas dictaduras

europeas. Ésta identificación ocurría sobre todo con Benito Musolini, de quien Perón había

tomado parte de su doctrina ideológica. La persecución que el gobierno peronista llevaría

adelante sobre sus adversarios, sólo confirmaría a la vista de los opositores éstas

comparaciones. Sin embargo, el origen movimientista del PJ, el discursos populista y el

liderazgo de Perón no pasaron inadvertidos dentro del partido opositor, ya que en alguna

medida, recordaban los mismos orígenes del radicalismo. Importantes grupos de

intelectuales y militantes pasaron a engrosar las filas del incipiente peronismo y grupos de la

clases medias, antes representados por la UCR, pasarían a ser parte del conglomerado que

permitió al peronismo gobernar hasta 1955 y volver en la década de 1970 87.

Otro de los elementos importantes de la irrupción del peronismo en la escena política

argentina, es que la UCR quedó estancada en el segundo lugar de las preferencias

electorales, del cual no se movería mientras el peronismo pudiera presentarse en las

elecciones88. Ésto llevó a la UCR a quedar encasillada en el lugar de partido minoritario, el

87 El caso de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) es un ejemplo clásico. FORJA estaba integrada por intelectuales como Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros. 88 Los dos triunfos electorales del radicalismo, encabezados por Arturo Frondizi (1958-1962) y Arturo Illia (1963-1966) fueron posibles por la proscripción de Perón impuesta por los mandos militares. Paradójicamente, esta sería una de las causa del éxito y de su fracaso posterior.

partido del 25 al 30%, que con el tiempo se volvió un lugar común, incluso aceptado por

los mismos radicales89. Como ha señalado uno de los especialistas entrevistados:

“El radicalismo (hasta 1983) no está en condiciones de pensarse como fuerza de gobierno. La experimentación del 50 y del posperonismo, en el sentido de construir alguna fórmula no peronista y basarse para ello en el radicalismo, se fue frustrando. El radicalismo pierde previsiblemente las elecciones de 1973 pero hace un nuevo gesto participando y legitimando las elecciones que se hacen con el regreso de Perón. Elecciones que eran una formalidad plebiscitaria para dar jurídicamente la presidencia de Perón. Balbín se presenta. Pero a partir de ahí queda instalado con el reconocimiento del propio Perón como un partido del sistema, garante de la convivencia pública en ese nuevo registro, en el que había vuelto Perón” 90.

2.1.3 El radicalismo durante la dictadura de 1976

El 24 de marzo de 1976 un golpe cívico-militar usurpó el poder constitucional en

Argentina, dando inicio al período más trágico y cruento de la historia reciente. Durante ese

período, se prohibió cualquier funcionamiento partidario. Sin embargo, fue muy difícil

terminar con la política. A pesar de esa prohibición, la Unión Cívica Radical continuó

funcionando, aunque lógicamente, de manera distinta a la que había desarrollado hasta ese

momento. Este trabajo sostiene que debe considerarse a dicho período como un segundo

origen, que marcará en forma indeleble a la organización partidaria tras la transición a la

democracia de 1983. La prohibición al asociacionismo y al ejercicio de los derechos

políticos impactó de manera clara sobre la vida del partido, así el partido desarrolló

estrategias diversas para poder sobrevivir en las sombras. Por una parte, los dirigentes de

primera línea adaptaron sus rutinas a las grietas que dejaba el férreo control militar91. Por

otra parte, otros actuaban como abogados de perseguidos políticos (Raúl Alfonsín,

Hipólito Solari Yrigoyen, entre otros). Los más jóvenes, que provenían de la militancia

universitaria o eran hijos de prominentes radicales, comenzaron a reunirse en casas

particulares y a planificar actividades políticas en las universidades. Durante los años más

difíciles del gobierno militar (1976-1978) la militancia fue escasísima, aunque la poca que

había era intensa y combativa92.

Si bien un grupo de intendentes radicales continuaban en el poder por acuerdo con los

mandos militares, la actividad política estaba restringida a lo administrativo y los partidos

intervenidos y desarticulados como organizaciones. El “balbinismo” fue a menudo acusado

por sus adversarios a causa de sus posiciones conservadoras y su discurso genérico y poco

89 Analizando el resultado electoral de 1995, donde por consecuencia del “Pacto de Olivos” firmado por Alfonsín y Menem, la UCR fue desplazada al tercer lugar por el Frente Grande con un magro 16%, un militante señalaba irónicamente, “Alfonsín cumplió con su promesa, termino con el partido del 25%..... ahora estamos en el 15!!!” (Entrevista E-35) 90 (Entrevista S-2). 91 Ver el estudio de Novaro y Palermo (2003). 92 Ver Pedrosa (1999) y Toer (1988).

concreto. Pero, quizás, la más dura acusación que recibió fue a causa de su ambigua

relación con los militares en el poder, con el fin de mantener espacios de influencia93. Junto

a ésta, dentro de la misma UCR se criticó su falta de visión y ambición de poder94. Aún

cuando la veda política se levantó posteriormente a la Guerra de Malvinas (abril-junio de

1982), ya en 1981, y a instancias de Ricardo Balbín, los radicales, los peronistas los

democristianos y los desarrollistas constituyeron la Junta Multipartidaria Nacional (JMN)

para presionar a los militares en busca de una salida electoral. La Guerra de Malvinas fue la

excusa para reanimar la militancia y, luego de la derrota y la salida del gobierno militar

liderado por Leopoldo Fortunato Galtieri, todo se acelerará. El primer dato en este sentido

es que se perfila el liderazgo interno de Alfonsín. La muerte de Balbín en 1981 facilitará

enormemente las cosas95.

El segundo tema de importancia es que también se van consolidando estas relaciones

personales entre los jóvenes militantes, que en muchos casos, venían sostenidos por redes

familiares y tradiciones partidarias. Tanto en la Junta Coordinadora Nacional (JCN) como

en el Movimiento Renovación y Cambio (MRYC), surgen una camada de nuevos

dirigentes96, vinculados fuertemente entre ellos, pero especialmente con Alfonsín. Las

persecuciones, las muertes, la clandestinidad, sólo podían fortalecer los vínculos entre los

pocos que participaban en política por aquellos años.

“Nosotros participábamos en la Marcha de la CGT. Nos juntábamos en un bar. Habíamos dejado nuestros nombres y números de documentos en el Comité Nacional, por si acaso alguno no volvía [...] Fue una marcha con muy poca gente, donde cada uno corrió para donde pudo tratando de eludir a la policía. Luego volvimos a reunirnos en ese bar para hacer el recuento y ver si faltaba alguno97.

Las relaciones entre los militantes tomaron formas ideológicas, organizativas, pero también,

afectivas98. Las relaciones van a ser claves en momentos futuros, debido a que proveyeron

93 Balbín hizo un llamamiento para evitar el golpe y criticó en medios de comunicación las políticas del gobierno. Además envió cartas personales a dirigentes de la UCR y fue arrestado por violar la ley de actividades públicas. Pero por otro, llamó a Videla “gran general para la democracia”. Ver De Privitello y Romero (2000) 94 A la anteriormente mencionada aceptación tácita del segundo lugar detrás del peronismo, la tradición radical afirmaba que Balbín declinó la candidatura a las elecciones presidenciales de 1962, en la convicción que no podría derrotar al peronismo. Por eso fue realizada la nominación del cordobés Arturo Illia. 95 Alfonsín enfrento a Balbín en las elecciones internas previas a la dictadura, logrando un importante papel a pesar de ser derrotado. Para ver más detalles de aquella elección Mc Adam, Sukup y Katiz (1999). 96 Federico Storani, Marcelo Stubrin, Enrique Nosiglia, Leopoldo Moreau, Rafael Pascual, Luis Cáceres son algunos de los más importantes. 97 Polak y Gorbier (1994:72) 98 “Un día alguien me preguntó si yo era de la Coordinadora y no supe contestar. Luego mis compañeros me dijeron que si, que éramos de la coordinadora” Polak y Gorbier (1994:85).

de vínculos basados en el conocimiento y la confianza mutua con el nuevo líder99, pero

también, de diferencias y desconfianzas entre éstos nuevos dirigentes. Entre estos nodos se

reconstruiría la nueva red que llevaría al éxito radical en 1983. Entonces, la red fortalecida

durante aquella época será crucial, ya que entre ellos existirá un predominio de los vínculos

fuertes, lo que explicará su éxito inicial y también su posterior fragmentación en otras redes

enfrentadas100. Sin embargo, a partir de la alud de militancia que comienza en 1982 la red

estará caracterizada también por la existencia de vínculos débiles, producto de este mismo

crecimiento entre sus miembros.

“Recuerdo la movilización multipartidaria del 16 de diciembre de 1982. La columna radical era una columna numerosa pero con muy pocas banderas, no había dinero ni gente que supiera hacerlas. A mi que recién empezaba me ponen un brazalete de seguridad, me convierten en un pequeño referente organizativo, sin tener la menor experiencia. La capacidad movilizadora se apoyaba en la juventud, por decisión de la dirigencia alfonsinismo y en particular de la Juventud Radical de prestar especial atención a la organización y la afiliación de los jóvenes. Y nuestro grupo a medida que empezó a participar de la campaña de Alfonsín se fue identificando más con él. Esto en un periodo en que, internamente, nuestro grado de organización era todavía muy precario”101.

A partir de ésta dirigencia y los nuevos miembros se reconstruirá el radicalismo pero

también, en conjunto con otros sectores que continuarán sus prácticas de la misma manera

que lo hacían antes del Golpe de Estado de 1976102. Los discursos genéricos de la dirigencia

más tradicional, en muchos casos, continuaban apelando a valores de una Argentina que ya

no existía y a un partido que, a diferencia de décadas anteriores, se había ubicado

claramente en el centroizquierda del mapa político103. Las diversas experiencias de la década

de 1970 impactaron directamente en el discurso radical congelado desde décadas atrás en la

dicotomía peronismo-antiperonismo, reorientándolo hacia una posición socialdemócrata,

99 “El problema de la confianza está estrechamente relacionado [...] el que una persona confíe en un líder dado depende, en gran parte, en si existen contactos personales intermedios que, por su propio conocimiento, pueden asegurarle que el líder es digno de confianza y pueden, si es necesario, interceder con el líder y sus lugartenientes en su nombre. La confianza en el líder está íntegramente relacionada con la capacidad de predecir y afectar su comportamiento. Los líderes, por su parte, tienen poca motivación para ser sensibles o ni siquiera dignos de confianza hacia aquellos con quienes no tienen conexión directa o indirecta”. Granovetter (1973:13). 100 “La cuestión de los vínculos fuertes y débiles es un tema clave dentro del análisis de redes sociales. Los estudios más importantes de las ultimas décadas revalorizan el rol de los vínculos débiles como forma de relacionamiento e intercambio de información. La mayoría de los modelos sistémicos tratan, implícitamente, con los lazos fuertes, de este modo delimitan su aplicación a grupos pequeños y bien definidos. El énfasis en los lazos débiles lleva por sí mismo a la discusión de las relaciones entre los grupos y a analizar los segmentos de la estructura social que no quedan fácilmente definidos en términos de grupos primarios” Granovetter (1973:1). 101 Polak y Gorbier (1994:99) 102 Esto se refiere a la continuidad de ciertos dirigentes y sobre todo a los denominados “punteros”. Sobre éste punto y la discusión sobre la democracia interna, ver Palermo (1986). 103 La llamada “Línea Nacional” que agrupaba a los sectores balbinistas, ”huérfanos” desde la muerte de su líder, puede ser considerada una buena muestra de esta afirmación. Esta línea interna encabezada por Fernando de la Rua, se enfrentó a Alfonsín en las elecciones internas para determinar las candidaturas para la formula presidencial de 1983, siendo aplastadas en la votación que arrojó más del 80% de los votos para el que se convertiría así en el nuevo líder del partido

de la que Alfonsín se convirtió en la referencia más clara. El entusiasmo por la

participación política recuperada y la aparición del tema de los derechos humanos y la

deuda externa en la agenda publica, fueron una de las características de estas nuevas épocas

y, a diferencia del PJ, la UCR tomó la delantera en interpretar la voluntad de la sociedad.

En los próximos capítulos se describirá la manera en que el partido se organiza, haciendo

referencia al modo en que impactaron los elementos señalados sobre la estructura y la

dinámica organizativa.

2.1.4 La llegada de la democracia: elecciones y desarrollo organizativo

Tras la reinstauración democrática, el desempeño electoral de la Unión Cívica Radical y su

desarrollo organizativo han variado de manera significativa. La evolución de los resultados

electorales presidenciales de la UCR tras más de veinte años de democracia ha sido muy

irregular, sobre todo en términos nacionales. Tras el rotundo éxito electoral de 1983, en las

primeras elecciones tras la dictadura, se observa una pendiente que sólo se repone

bruscamente en 1999 con la conformación de la Alianza UCR-FREPASO y que, luego de

la catástrofe de 2001, llega a su peor momento con las elecciones presidenciales del 2003.

Cuadro 1. Desempeño electoral de la UCR en elecciones presidenciales. Fuente Ministerio del Interior.

En términos legislativos, la caída fue menor debido al peso de las unidades provinciales. La

mayor caída de la UCR se observa en las provincias más grandes y se matiza en las de

menor tamaño, con algunas excepciones104. La curva de las elecciones legislativas tiene una

mayor regularidad que la de las presidenciales. Cabe aclarar que en 1983 se eligió toda la

Cámara y que en las elecciones posteriores, sólo se renueva por mitades, por eso la

brusquedad de la caída de 1983 a 1985.

104 Como Neuquen, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Desempeño electoral UCR Elecciones presidenciales (1983-2003)

0

10

20

30

40

50

60

1983 1989 1995 1999 2003

% v

otos

3

Cuadro 2 desempeño electoral UCR en Diputados Nacionales. Fuente Ministerio del Interior A continuación y con fines meramente analíticos se ha dividido el período 1983-2003 de la

siguiente manera: En primer lugar, como partido de gobierno entre 1983-1989, desde la

asunción de Raúl Alfonsín como Presidente de la República el 10 de diciembre de 1983

hasta su salida anticipada de la Presidencia, el 9 de julio de 1989. En segundo lugar, como

partido de oposición entre 1989-1995, desde el inicio del Gobierno de Menem hasta el

tercer puesto en las elecciones presidenciales105 de 1995 como consecuencia del Pacto de

Olivos y, en tercer lugar, en el período 1995-2002, desde la conformación de la alianza con

el FREPASO hasta su salida crítica del poder. A continuación se presentan algunas de las

peculiaridades generales por cada período, con el fin de que enmarcar los análisis

sincrónicos posteriores.

Durante los primeros años del gobierno de Alfonsín y quizás, un poco antes, la UCR

solventó su llegada al poder en una inmejorable relación con la sociedad civil. Como se

afirmará anteriormente, la figura de Alfonsín había logrado congeniar con los reclamos

sociales, cosa que el PJ no había logrado. Alfonsín supo interpretar el hastío de la sociedad

argentina con la violencia militar, pero también con la ocurrida en la primera mitad de la

década de 1970, a través de la acción de grupos guerrilleros, sindicales y paramilitares. Su

triunfo de 1983 es el principal indicador de esta situación. Por primera vez la UCR vencía a

al PJ mano a mano, sin proscripciones ni condicionamientos y además, lo hacia

contundentemente. A partir de 1987, ésto fue cambiando y la UCR también acentuó un

proceso de cambio interno que proyectó un curioso fenómeno: La coalición dominante

nacional fue fortaleciendo su poder interno, paralelamente, a que el poder electoral de los

dirigentes que la integraban, se reducía drásticamente. El partido comienza a estar

105 Donde Carlos Menen obtuvo su reelección y la formula del FREPASO Bordón-Álvarez ocupo el segundo lugar casi duplicando al caudal de votos obtenido por la fórmula radical.

Desempeño electoral UCR. Diputados Nacionales (1983-2001)

0

20

40

60

80

100

120

140

1983 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003Dip

utad

os

orientado hacia y desde el Estado y no hacia la sociedad civil, en parte y sólo en parte,

apoyando los supuestos de los cambios organizativos europeos generados en las últimas

décadas y siguiendo el modelo que Katz y Mair (1994; 1995) describieron como “partido

cartel”. Esto fue acompañado por una progresiva reducción de la militancia partidaria; por

la reducción del número de comités y de los órganos de prensa internos; por la eliminación

de ámbitos de formación política como las que existían dentro de los comités mismos106 y

que también reflejaba en parte la ruptura del alfonsinismo con algunos de los intelectuales

que había forjado su ascenso.

a) 1983-1989: Entre la primavera alfonsinista y el final anticipado

En 1983, la UCR gana las elecciones de la mano de Raúl Alfonsín, quien había vencido

internamente a los balbinistas debilitados con la muerte de su líder. Como señala Malamud

(1994), en la UCR nunca un líder partidario fue derrotado mientras aun continuaba con

vida, así, los liderazgos siempre se agotaron con los procesos biológicos de quienes lo

detentaban. Frente al papel de oposición eterna de Balbín y su posicionamiento hacia la

centroderecha, Alfonsín representó un cambio cualitativo para la UCR, tanto en lo

ideológico como en lo estratégico. Un especialista en partidos argentinos, entrevistado para

este trabajo afirmó que:

“Alfonsín es una anomalía absoluta. [...] es el primer dirigente moderno de la UCR de la segunda mitad del siglo XX que tiene un enunciado que va mucho más allá de las filas radicales y del imaginario radical. Instala al radicalismo como una fuerza protagónica de la modernización democrática, de la recuperación de las instituciones, de cierta épica que trasciende la estructura del partido. Una vocación de poder fundada en una legitimidad. El radicalismo había perdido sentido de poder [...] El radicalismo solamente tenía sentido de poder y de mayoría como contracara del peronismo. Como dique del peronismo o como acompañante secundario del peronismo. Alfonsín saca al partido radical de esa situación, no lo saca estructuralmente, lo saca políticamente”107.

Alfonsín fue el primero en utilizar asesores de imagen para la campaña electoral así como

también un precursor en la incorporación de técnicas estadounidenses y europeas en la vida

política argentina. Fundamentalmente, supo sintetizar a través de ésta, las necesidades de

una sociedad agotada de la dictadura y la violencia108. Un elemento característico de estos

primeros años de democracia fue la existencia de cierta “transversalidad” de la militancia de

la UCR, toda vez que actuaban muchas veces junto a militantes del Partido Comunista o

106 El Comité Nacional implementó algunas escuelas de dirigentes, pero estas fueron hechos aislados. 107 (Entrevista S-2). 108 Alfonsín se había opuesto públicamente de manera ferviente a la Guerra de Malvinas. Sus slogan de campaña igualaba a militares y sindicalistas peronistas, pero además ponía énfasis en la convivencia democrática, la paz y la vida y todo enmarcado en una inédita e inteligente campaña grafica, que se centraba en él. RA era su logo, jugando con las iniciales del país y de su propio nombre. Una consigna utilizada posteriormente por la JCN era “Somos la vida, somos la paz”.

del Partido Justicialista. Existían concentraciones y marchas, a las que concurrían todos los

partidos y un contacto fluido entre los dirigentes barriales109.

Argentina en aquella época aún seguía con un alto grado de provincianismo en sus formas

de comunicación política, más identificada a décadas anteriores que a los cambios que se

venían observando a nivel mundial. La revolución tecnológica asociada a los medios de

comunicación de masas tardó unos años mas en irrumpir en la escena política. Por ello, la

política estaba muy influida todavía en sus formas por la experiencia política de las décadas

anteriores al golpe de estado de 1976. En ese marco, las formas personalizadas de acción y

movilización electoral mantenían un fuerte impulso y buenos resultados. Los comités

radicales eran lugares claves para el desarrollo organizativo y estratégico del partido y las

acciones que ellos emprendían para difundir las ideas del partido eran muy importantes:

presencia en las movilizaciones, pintadas en las calles, mesas de difusión los sábados y

domingos, reuniones de militantes, participación de funcionarios y dirigentes etc.

La utilización del espacio público como lugar de las acción política fue un escenario

privilegiado en esos años, seguramente, en respuesta natural a las restricciones de los años

de la dictadura, donde la vida pública estaba prohibida y donde se privatizó la vida

asociativa de los ciudadanos. En el plano interno, esa época se caracterizó por el

importante papel del Movimiento de Renovación y Cambio (MRyC) fundado por Alfonsín

y, especialmente, de una línea renovadora denominada, Junta Coordinadora Nacional

(JCN). Entre ambos lograron una importante renovación de dirigentes y facilitaron la

llegada de una camada de nuevos políticos que se hicieron cargo del partido en ese

momento e, incluso, algunos aún continúan liderándolo110. Entre los nombres más

emblemáticos estaban Leopoldo Moreau y Juan Manuel Casella por el MRyC y Enrique

Nosiglia, Luis “Changui” Cáceres, Ricardo “Chirola” Laferriere, Jesús Rodríguez y Federico

“Freddy” Storani por la JCN, serían algunos de los nuevos rostros que presentaba la UCR.

109 Ésto fue más característico de las grandes ciudades. Por ejemplo, el plebiscito convocado por el gobierno para firmar un tratado limítrofe que terminara la posibilidad de conflictos fronterizos con Chile, agrupó tras la consigna del SI, a varios partidos, incluso a dirigentes del PJ como Carlos Menem. En ocasión del cierre de campaña de aquella elección, se convocó a un acto al que concurrieron todos los partidos. En el plebiscito realizado el 25 de noviembre Alfonsín obtuvo un 81% de votos favorables. Finalmente el 3 de mayo de 1985 se firmó en el Vaticano el tratado bilateral que ponía fin a una conflictiva relación entre los países que casi desemboca en una guerra durante 1978. . 110 Para ver detalladamente el proceso de evolución interno, desde los últimos años del balbinismo hasta la JCN, Delgado (2004).

Con el entusiasmo que generó la recuperación democrática, sintetizada en la frase de

Alfonsín, “con la democracia se come, se cura y se educa”, la UCR batió record de

afiliación y sus unidades de base se multiplicaron por todo el país. La vida del comité es

central para el partido radical. En ellos se discute y se transmite la información de lo que se

hace en el gobierno y en el partido pero, también, se habla de modelos de país, se debate el

pasado y el futuro. En cada uno de esos comités, la política está a la orden del día. En esta

época, muchos comités funcionaban como bibliotecas, centros de asesoramiento legal,

espacio de ayudas escolares, centro cultural o de jubilados. Las “compras comunitarias”

fueron una actividad que dio mucho impulso a los comités y que es recordada en la

militancia, por su impacto en la generación de lazos de confianza entre la organización y los

vecinos111. Además, el comité funcionaba como un espacio de socialización personal;

muchos de los entrevistados, recuerdan que en ellos

“Se conversaba sobre temas de actualidad, hacíamos asados y a veces charlas... eran lindas épocas”112. “Las actividades sociales comunes eran peña (fiesta) cenas, sexo y bastante alcohol”113. “Las peñas en los Comités eran infaltables los fines de semanas. Para un par de generaciones fue la primer forma de salir solos de noche y conocer gente. Con el tiempo se dejaron de hacer”114.

En éste periodo había documentos de discusión internos para los militantes y también una

importante producción de prensa interna, desde la inorgánica y casual que podía realizar un

comité en un barrio cualquiera, hasta revistas periódicas, como la mítica publicación

Respuesta de la JCN115. El radicalismo intentó incluso financiar un diario (Tiempo

Argentino) que tuvo una existencia efímera y varios de sus dirigentes ocuparon lugares en

la TV estatal (por ese entonces todos los canales eran públicos). La JCN adoptó una

estructura de organización verticalista, basada en el centralismo democrático116 y mantiene

una política de formación de cuadros muy sistemática, siendo críticos del sistema de

111 Consistía primeramente en organizar a los vecinos del barrio para hacer compras de alimentos en un mercado mayorista y así bajar los costos de los alimentos en forma significativa. 112 (Entrevista E-7). 113 (Entrevista E-6). 114 (Entrevista M-1). 115 Por aquellos años se editó un libro que hizo furor en la militancia juvenil: “Los herederos de Alfonsín”, que relataba, casi en forma novelada, las carreras políticas de los principales dirigentes de la línea interna denominada la “Coordinadora”. 116 El documento de base para la formación de los cuadros de la JCN se llamó “La contradicción fundamental” y estaba basado en una análisis teórico de clara influencia marxista sobre la realidad social. Como ejemplo se puede citar este párrafo de las conclusiones: “Carácter dialéctico de la Contradicción Fundamental. La contradicción fundamental de la sociedad argentina es, sintetizando, la que enfrenta al antipueblo (oligarquía, imperialismo, burguesía gerencial, etc) que lucha por mantener su dominación sobre el Pueblo Argentino (trabajadores, clases medias, empresariado nacional no comprometido con el imperialismo) que pugna por su liberación. La resolución de esta contradicción será lograda con el triunfo de las fuerzas populares, la destrucción de la oligarquía y el imperialismo como factores de dominación actuantes en el país y la realización de la Liberación Nacional que rompa los lazos de la dependencia y comience la construcción de un sistema político, económico y cultural independiente de la sociedad del futuro’.

punteros o caudillos barriales, típico de la metodología balbinista. La formación política

incluyó, además, la creación de FUCADE, Fundación para el Cambio en Democracia, por

donde pasaron varias generaciones de militantes radicales. Estaba a cargo de importantes

grupos de intelectuales y profesores universitarios afines al radicalismo117. Como señaló un

entrevistado,

“cada comité realizaba sus grupos de estudio, donde leíamos teoría política (mucho marxismo) y discutíamos sobre los 70´ y sobre las causas de la dependencia. Teníamos documentos de discusión, el más importante sin duda fue “La contradicción fundamental”. Ahora me acuerdo y me río, pero era muy de izquierda, era dividir al mundo entre el pueblo y el antipueblo, leíamos a Marx y escuchábamos a Silvio Rodríguez. Al final, la realidad nos fue ubicando a los golpes”118.

La JCN obtuvo un rápido crecimiento y por ello un lugar privilegiado junto a Alfonsín. Es

así como varios de sus referentes ocuparán importantes lugares en el Estado y el partido.

En aquellos años el partido se nutría de gente nueva, incluyendo en muchos casos, a

personas que provenían de otras tradiciones ideológicas o partidos políticos119. La

renovación también había tenido su porcentaje de casualidad. Mucha gente no confiaba ni

esperaba el triunfo arrasador que finalmente aconteció en la elección fundacional. De esta

manera, lugares secundarios en las listas y fueron dejados para recompensar

simbólicamente a personas por su trayectoria o peso interno, sin esperar realmente que

fueran electas120.

Los restos de los sectores tradicionales tuvieron fuerza los primeros años de la democracia,

pero gradualmente fueron incorporándose a las nuevas lógicas y conflictos que surgían a

partir de ser partido de gobierno. Esta renovación se observaba particularmente en la

Capital Federal y parte de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe. Pero no era homogénea

117 “La FUCADE era una fundación que no era orgánica del partido. Algunos dirigentes (el “Coti” Nosiglia basicamente que pululaba siempre por ahi) consiguieron financiamiento de la II Internacional, de Suecia y Alemania, se decía, para armar esa fundación para estudios políticos. Entre otras cosas se daban clases a miembros del partido. Ahí entramos nosotros. La Regional Buenos Aires de los estudiantes secundarios de la UCR. Eligieron a unos 20 y nos mandaron. Yo tenia 14 años. Nos dieron una materia sobre teoría de la Sociedad y Estado. Nos daban películas (Me acuerdo de Cromwell). Los docentes eran tipos de la UBA vinculados al partido. Por ejemplo Luis Aznar de ciencia política.. O sea, no era sólo una escuela de formación, era una fundación. Tampoco era totalmente orgánica, pero se conseguían cosas para el partido. Los que a veces iban eran estos docentes vinculados al partido por Alfonsín, por ejemplo Portantiero. Andaban mucho también, los Stubrin, etc. Era como de la coordinadora”. (Entrevista M-3) 118 (Entrevista M-1). 119 El ingreso de militantes desde otras corrientes ideológicas (socialistas, ex integrantes de partidos de izquierdas de la década de 1970) atraídos por el fenómeno alfonsinista fue un hecho bastante común en la época. “Nos decían los viejos que esa gente no era radical, que eran zurdos (como nosotros) que tenían un discurso dialéctico (sic)” (Entrevista E- 13). 120 Entre los militantes se solía decir que si se hubiese sabido anticipadamente el resultado, el candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por la UCR hubiera sido otro y no al que se nominó. El electo Gobernador Alejandro Armendáriz era principalmente el blanco de dichas afirmaciones. Otros dirigentes más importantes como Pugliese prefirieron la seguridad de la cámara.

en toda el país. Algunas provincias seguían bajo el fuerte mando de caudillos provinciales

que predominaban desde antes de la dictadura militar, por ejemplo, con los mencionados

Troccoli y Pugliese en Buenos Aires, Eduardo Angeloz en Córdoba121, Sergio Montiel en

Entre Ríos y Luis León en Chaco. En este sentido, Alfonsín (un político tradicional y

moderno a la vez), mientras apoyaba la renovación generacional, incluía y lideraba a los

sectores que provenían del viejo balbinismo, agrupados en la llamada Línea Nacional, como

Antonio Tróccoli, Juan Carlos Pugliese, Fernando de la Rua y Juan Trilla122. Hasta 1987, la

movilización del partido descansaba en el MRyC y la JCN, ésta última sólidamente instalada

en los sectores juveniles y universitarios. Desde la primera elección realizadas en las

universidades en 1982 hasta la última en el 2004, el brazo estudiantil del radicalismo, Franja

Morada, ha retenido la conducción de la Federación Universitaria Argentina (FUA).

Según los testimonios recogidos, en esta primer etapa existía cierta división de tareas entre

la militancia. Quienes lo hacían en organizaciones educativas, no siempre participaban de

las estructuras de comités barriales e, incluso, hasta podían no ser miembros del partido.

En esta primera época existió cierto sentimiento despectivo por la actividad comiteril,

producto de la visión negativa que generaban en la militancia los punteros y caudillos

barriales. Detrás de esta visión, por supuesto, había una carga moral negativa respecto a lo

que éste tipo de política significaba. Con la crisis económica, agudizada por la derrota

electoral del partido en el gobierno en las legislativas de 1987 y las polémicas surgidas en

torno a la resolución de los problemas aparejados por los resabios de la dictadura militar123,

el discurso progresista sostenido por la JCN y el alfonsinismo, entró en crisis. Acentuado,

además, por la exposición pública de sus dirigentes, el desgaste del gobierno y las primeras

acusaciones de corrupción. Paradójicamente, como forma de derrotar a los punteros, la

JCN se valió de algunos de ellos, en algunos casos, y, en otros, del perfeccionamiento de su

accionar, lo cual derivó en la desilusión de importantes sectores de la militancia. Jesús

Rodríguez, un importante dirigente de la época señalaba que,

“La UCR desbordó en el preciso momento en que los efectos de la victoria contribuyeron a que se hiciera imposible garantizar la permanencia de los nuevos actores ingresados a su seno. El partido poco a poco comenzó a mostrarse como una rémora sin más iniciativa que la de respaldar una tras otra las acciones de gobierno, algo parecido ocurrió con la actitud de nuestros bloques legislativos. Sólo la juventud, que defendía posiciones más radicalizadas, planteó -algunas veces y siempre a viva voz- sus puntos de discrepancia. Lo cierto es que, un

121 Sobre esta provincia ver el trabajo de Tcach (2002). 122 Según Malamud (2004) a pesar del arrollador triunfo en la interna partidaria, Alfonsín no realizó ningún operativo de “house cleaning”. 123 Por ejemplo, como los Levantamientos de Semana Santa y Monte Caseros y las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

par de años antes de la derrota de 1989, el partido ya había saturado su capacidad de agregación”124.

Con algunas disidencias, sobre todo en la política de derechos humanos, al finalizar el

mandato de Alfonsín, los radicales que todavía seguían perteneciendo activamente a la

organización creían que tenían motivos para defender la acción de gobierno. El lado

positivo del balance estaba ligado a los temas preferidos de la UCR y relacionados con los

valores de la clase media, como las libertades públicas, las relaciones exteriores, la

educación y la cultura, entre otros125. La cuestión económica fue la gran deuda pendiente y

eso se convertiría en el centro neurálgico de la gestión menemista. Alfonsín supo

incorporar a los principales referentes del partido dentro del gobierno126 o en el poder

legislativo pero sobre todo, supo generar imágenes, discursos y estímulos que lograron

retener en significativa medida el apoyo de la base partidaria más tradicional127. En términos

generales se observa en la mayoría de la militancia radical posiciones bastante solidarias con

aquel gobierno hasta hoy en día128. Más allá de sus problemas de gestión, el gobierno de

Alfonsín fue un gobierno de partido y así lo sintieron la mayoría de sus militantes y queda

reflejado en las encuestas realizadas para este trabajo. Durante los cinco años y seis meses

que duró su gobierno, no hubo ningún otro dirigente que lo opacara e, incluso el mismo

día del traspaso del poder, un importante grupo de militantes concurrió a su pueblo natal a

recibirlo.

Pero no todos fueron elementos positivos. Los intentos de cambiar la línea del partido en

los últimos años incorporando elementos modernizantes, chocaron con la tradición de la

124 Ver Rodríguez (1993:7). 125 La forma en que fue derrotado el candidato oficialista, Eduardo Angeloz por Carlos Menem muestra un partido armado y capaz de llegar casi al 40% de los votos, aún después de seis años muy complicados y una hiperinflación de casi 3000%. 126 Antonio Troccoli fue Ministro del Interior, Juan Carlos Pugliese Presidente de la Cámara de Diputados, Raul Borras, Ministro de Defensa, De la Rua era senador, los jóvenes dirigentes de la Coordinadora eran casi todos legisladores (Storani, Stubrin, Lafferiere, Rodríguez, Cáceres). El ministro de Economía, Bernardo Grinspun, presentaba el discurso nacionalista y desarrollista tan caro al pensamiento radical, enfrascándose en duras disputas con los representantes del FMI. El partido había aportado a su vez toda la segundas y terceras líneas de funcionarios públicos. Al ser un gobierno de transición, no existía una burocracia estatal consolidada o concursada en espacios de decisión política. Solo había empleados administrativos. La planta histórica del estado y el resto debió ser ocupada por quienes decidiera el gobierno. 127 A partir de 1985 también comienzan a incorporarse nuevos actores extrapartidarios, equipos técnicos independientes, incluso justicialistas, a partir de la alianza con un grupo ortodoxo de la CGT. 128 Esta comunión no es absoluta, fue resquebrajándose con el desgaste del gobierno y el surgimiento de nuevos liderazgos. El primer síntoma fue durante la marcha contra el FMI de 1987 donde Alfonsín convocara a una “economía de guerra” Pero sobre todo, a partir el discurso de Parque Norte en 1988, donde Alfonsín incorpora nuevas visiones tendientes a modernizar el discurso partidario que no fueron bien acogidas por la militancia. Esta nueva línea abandonaba la original del alfonsinismo, teñida de un izquierdismo que a esa altura ya no se podía sostener y comenzaba a incorporar conceptos novedosos, como el de “ética de la solidaridad” frente a la globalización.

militancia radical, quien nunca lo sintió como propio. Como se afirmará anteriormente, en

1984 se modifica la Carta Orgánica de modo que Alfonsín pudo conservar el cargo de

presidente del partido y el de Presidente de la República. De este modo, los destinos del

gobierno y del partido quedaron unidos en sus cabezas, lo cual pasó a tener importancia

fundamentalmente cuando la suerte comenzó a ser esquiva129. El descontento que muchos

sectores de la militancia callaban comenzó a hacerse escuchar a partir de 1989. La pérdida

del gobierno y el pase hacia la oposición, mostraría que las cosas tampoco eran sencillas

dentro del partido. Como ha señalado Rodríguez, tras la salida del poder, las diferentes

líneas internas comenzaron a hacerse oír:

“Allí empezaron a aparecer los problemas que hasta entonces “nadie había visto”. Bastó perder un par de elecciones, contingencia natural viviendo en democracia, para que advirtiéramos que algo andaba mal en el partido. Nos habíamos olvidado de él, lo habíamos postergado. Cuando nos dimos cuenta ya era demasiado tarde. La campaña electoral del 89 no fue feliz. Mostrábamos cada vez con mayor fuerza tendencia a la fragmentación; la militancia no hacía pie con un discurso de ocasión que no terminaba de convencer ideológicamente a sus propios emisores. Lamentablemente, volvimos al partido después de la derrota. Y lo hicimos sin dar demasiadas satisfacciones a las demandas de nuestros afiliados. Fue entonces cuando la UCR nos recibió con su peor mueca: el desencanto” 130.

b) 1989-1995: Sobreviviendo al menemismo

A partir de 1989 el sueño de estar en el poder terminó abruptamente. Las líneas internas

comenzaron a resquebrajarse a la luz de problemas políticos y personales. La JCN

desapareció del escenario político como actor colectivo, aunque sus dirigentes siguieron

siendo importantes en la política radical131. En términos electorales, este período fue de

altibajos y estuvo caracterizado por la firma del acuerdo por la reforma constitucional con

el peronismo, crucial para el devenir de la UCR y del país. Sin embargo, en términos

partidarios, también resultó clave la renuncia presentada por el gobernador de la provincia

de Córdoba, Eduardo Angeloz, precedida por la quema de la casa radical y su

procesamiento por corrupción132. Angeloz era un figura de enorme importancia y había

129 “La mayoría de los dirigentes, como es natural de acuerdo al modo de acumulación de poder interno del partido, estaban replegados. Preferían un partido desmovilizado y dócil, fácil de dominar, sin acechanzas a nivel interno, sin “arribistas” que vinieran a disputar los espacios que tanto les había costado ganar” (Rodríguez 1993:8). 130 Ver Rodríguez (1993:7). 131 Desde un tiempo atrás, la palabra “coordinadora” paso a ser mal vista por la opinión pública y la prensa. De todos modos la pertenencia a ella siguió siendo una marca indeleble en los sectores juveniles del partido. Hasta en años recientes en actos partidarios se seguían entonando cantos referidos a la pertenencia a dicha línea, en forma provocativa. 132 “La denuncia de enriquecimiento ilícito hecha por la Asociación Bancaria a fines del 95 y el prolongado trámite procesal que se desarrolló desde entonces no sólo consiguieron cubrir de sospechas su conducta, sino que lo apartaron de la política activa. El 12 de junio de 1996 el Senado dispuso suspender sus fueros a pedido del juez. La justicia finalmente lo absolvió en 1998 y reasumió su banca. Sin embargo su carrera política ya estaba truncada por los sucesos. Sin embargo su lugar en la UCR cordobesa siguió siendo importante, aunque

sido el último candidato presidencial del radicalismo. El radicalismo comenzaba a ser

golpeado en su credibilidad como partido de gobierno y, a la vez, el recuerdo traumático de

la hiperinflación pasaba a ser un arma devastadora en manos del peronismo.

Si bien Alfonsín logró mantener el control del partido, su liderazgo comienza a ser

abiertamente cuestionado por el cada vez más consolidado Fernando de la Rua, quién gana

las internas de la Capital Federal relegando al alfonsinismo crítico, representado por el

Ateneo del Centenario de Jesús Rodríguez, al segundo lugar y al alfonsinismo ortodoxo,

integrado por varios ex funcionarios del gobierno saliente, al tercero. La resolución de la

interna de la provincia de Buenos Aires también se presenta complicada para Alfonsín,

quien vence por estrecho margen133. En Santa Fe crece la figura de Horacio Uzandizaga

que se muestra virulento contra Alfonsín y su entono. Alfonsín, que durante el período

anterior actuó como un estadista que buscaba expandir las fronteras del partido, a partir de

1989, se convierte en el “garante” de la continuidad del partido. En ese nuevo rol hará lo

posible para garantizar su estabilidad y su permanencia institucional más allá del tiempo y

los vaivenes electorales. El Pacto de Olivos de 1994 será una muestra de eso, toda vez que

repercute fuertemente en la situación interna pero también en el lugar institucional de la

UCR dentro del sistema político argentino.

En las elecciones constituyentes que siguieron al Pacto de 0livos, la UCR fue derrotada en

varios de sus bastiones pero igual retendría el segundo lugar en cantidad de bancas en la

Asamblea Constituyente. Ésto preanunciaba la derrota en las elecciones presidenciales de

1995 y también un nuevo debate en torno al liderazgo y al papel de Alfonsín dentro del

partido y de cara a la vida política argentina. La presión por la renovación del partido y los

malos resultados electorales repercutieron dentro de la organización: Rodolfo Terragno, un

dirigente con una muy buena imagen pública, ex ministro de Alfonsín y dirigente de la

Capital Federal, asume la presidencia del partido. Éste hecho genera entusiasmo en

importantes sectores del partido, ya que anunciaba una renovación en la dirigencia y en la

propuesta partidaria, además, prometía una recuperación del partido en el plano electoral.

Sin embargo, no logró en ningún momento doblegar la resistencia que generaba en

importantes sectores partidarios., más habituados a interlocutores de otro estilo. Su acción

ya existía un nuevo líder. Ramón Mestre, el gobernador que lo sucedió”. Diario Clarín Digital del Martes 17 de febrero de 1998. Tomado el día 11 de abril de 2004 a las 18.00 hs. 133 Ver Malamud (1994).

terminó sin mayor impacto sobre el partido134. Terragno con un discurso muy moderno y

técnico no congeniaba con la militancia tradicional y su relación compleja con Alfonsín

tampoco lo ayudaba. Fue derrotado en las elecciones internas para las presidenciales de

1995135, desistió de competir contra De la Rua para 1999 y fue derrotado por Moreau en las

internas por las presidenciales del 2003136.

El año 1995 fue la primera vez en la historia que la UCR queda tercera en una elección

presidencial, la candidatura de Horacio Massaccesi y Antonio Hernández obtuvo cerca del

17% de los votos, siendo superada ampliamente por el PJ y el FREPASO. En 1996, De la

Rua gana la primera elección directa para elegir al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos

Aires y desde ahí empezará a construir su futuro presidencial137. A pesar de los escándalos,

la provincia de Córdoba continuó en ésa época perteneciendo a la UCR, encolumnada tras

la figura de Ramón Mestre, que surge como líder en reemplazo del defenestrado Angeloz.

La UCR conserva sus pocos bastiones provinciales y mantiene sobre todo su vitalidad en el

plano municipal. La situación en la provincia de Buenos Aires empeoró. Toda vez que la

posibilidad de derrotar al peronismo, en el mayor distrito del país, se aleja cada vez más, el

triunfo en el orden nacional se aleja en forma proporcional .

Tras el Pacto de Olivos se produce otra pérdida significativa de militantes, pero a pesar de

ésto, la militancia de la UCR continúa siendo un activo significativo para el partido. Si bien

aparece reducida claramente con respecto al período anterior, comienza un proceso de

mezcla, de desdibujamiento de límites entre la militancia barrial, sindical o educativa.

Además, cristaliza una gran cantidad de dirigentes intermedios, formados en la política del

período anterior, que comienzan a presionar, de manera informal e inorgánica, a través de

la conformación de grupos más o menos pequeños, para una distribución más efectiva138 de

la información y de la manera en que se toman las decisiones partidarias.

134“La presidencia de Terragno no impidió, sin embargo, que las principales decisiones partidarias fueran tomadas por Alfonsín” (Acuña 1998:114). 135 En esa ocasión ocupaba la precandidatura a vicepresidente de Federico Storani. 136 Triunfó en la interna en el 2001, cuando en pleno gobierno de De la Rua compitió por una banca en el senado contra un candidato del entonces presidente, ya muy desprestigiado. 137 La derrota en las elecciones de diputados de 1993 en la Capital Federal, donde De la Rua impone como cabeza de lista a una escritora de la élite intelectual porteña y sin tradición partidaria, será una señal de la conflictiva relación de éste con los dirigentes partidarios. 138 Más “efectiva” no es sinónimo de más “democrática”. Cada grupo, o red de grupos intenta utilizar su capacidad de influencia o movilización para aventajar a otros y de esta manera poder acceder a la repartición de cargos.

Así como en la década de 1980, condujeron el partido aquellos dirigentes formados en las

décadas de 1960 y 1970, en la década de 1990 los dirigentes intermedios que integran y

lideran múltiples grupos y empiezan a presionar por cuotas de poder, habrán sido formados

fundamentalmente en la idea del partido de la década de 1980. Éstos grupos ocuparon un

lugar relevante en la organización del radicalismo y surgen detrás de una figura carismática,

clientelar o, simplemente, por amistad con el cacique barrial; ésta característica del partido

fue señalada en una gran cantidad de las encuestas realizadas y en la observación. Si bien la

base militante deja de crecer aceleradamente ya a mitad de 1980, en la de 1990 hay una

estabilización de éstos dirigentes que ocupan lugares importantes aunque, en la mayoría de

los casos, no llegan a ocupar cargos electivos ni institucionales del partido. Se denominan

por su líder, por el bar o restaurante en que se reúnen o también por la calle, barrio o

ciudad donde se ubica su comité. La dirigencia intermedia poseía las señas de identidad con

las que el alfonsinismo había impregnado en el partido, pero sobre todo su vocación de

poder.

Si bien es una época de predominio absoluto del PJ en términos electorales y políticos, en

los diversos distritos los radicales continuaron ocupando lugares importantes:

gobernaciones, intendencias, diputaciones, rectorados etc. La UCR se va conformando

como un partido cuya razón de ser es colocar a sus dirigentes en los cargos públicos o, una

vez colocados, jugar al juego que más atrae: “la interna”. Las entrevistas muestran que la

misma actividad de los comités se fue apagando o cada vez más se fue relacionando

directamente con actividades electorales y la interna partidaria. Ahí se discuten asuntos

referidos a las próximas elecciones internas o nacionales o sólo referidas a las internas

cotidianas del mismo comité. Un entrevistado relataba, no sin ironía, lo que ocurría en su

comité:

“Ir a la reunión semanal era para informar de lo que uno sabe y las viejas que van al comité no (futuras reuniones de la línea interna, candidatos que se barajan, decisiones que se tomaron arriba). Contener a quienes se quejan de que el referente de mayores nunca viene (es que esta muy ocupado…). explicar porque esta sucio el comité (restos de la ultima fiesta)”139. “La mayoría de los que estaban en el barrio han cerrado se han convertido en patéticos centros para mujeres separadas o la tercera edad”140.

No parece que ocurriera sólo en las grandes ciudades. Los testimonios recogidos en

pueblos de menor envergadura, muestran un nivel de desencanto y acidez similar,

139 (Entrevista E-5) 140 (Entrevista E-24)

“Comer un asado una vez por semana entre los miembros de la “comisión” y pagar las cuentas de los servicios del comité con la plata de los concejales de turno”141. “La actividad es casi inexistente, por ahí hoy se trabaja sólo un poco teniendo en cuenta que somos gobierno municipal”142. Escasísima, poca participación, reuniones muy poco frecuentes y muy poca preocupación por parte de la dirigencia”143.

En muy pocos casos se mantienen actividades regulares durante todo el año. Incluso, las

pintadas de paredes en las ciudades, actividad tradicional de los comités, pasa a ser un

negocio de grupos que cobran para hacerlo y deja así de ser un trabajo voluntario, como

había ocurrido en décadas anteriores. De éste modo, el trabajo electoral de base pasa

también a ser rentado y, lo más importante, deja de ser una actividad de socialización

propia de los comités barriales144.

c) 1995-2002: De la Alianza a la catástrofe

Este período se caracterizó por dos hechos claves: la conformación de la Alianza entre la

UCR y el FREPASO y la renuncia de Fernando de la Rua a la Presidencia de la República,

antes de cumplir el segundo año de mandato. Durante estos años la militancia del

radicalismo volvió a crecer en base a las perspectivas de triunfo y el entusiasmo que generó

la nueva coalición electoral. Sin embargo, a diferencia de la transición, más que nueva

militancia hubo una fuerte reactivación de quienes ya habían pasado por el partido. Otra

diferencia importante es que la política estaba directamente relacionada tras el objetivo

electoral y esa posibilidad era que la daba vida a la maquinaria partidaria. La relación entre

el Estado y la UCR ya es excluyente, tanto como la desactivación de la vida partidaria en los

comités de base. La comparación entre la vitalidad de las unidades de base del primer

período, incluso de parte del segundo y éste último fue altamente significativa. Muchas de

las reuniones se realizaban en las oficinas estatales y no en el Comité, como en las etapas

anteriores145. El eje de atracción del partido es en esta etapa indudablemente el Estado. En

este sentido, un especialista entrevistado para esta investigación afirmó que la UCR:

“Tiene una estructura muy crecida la sombra del aparato estatal a sus distintos niveles particularmente en los más bajos. El partido es una estructuras que crece a las sombras del poder radical en intendencias y gobernaciones. A punto tal que hoy es el resorte que permitió la supervivencia del partido hasta ahora. Al radicalismo hay que pensarlo desde el Estado. Construye su estructura, su dispositivo de internas como un aparato muy sofisticado, muy

141 (Entrevista E-10) 142 (Entrevista E-26) 143 (Entrevista E-21) 144 “Para ir a pintar paredes hay que ser muy militante, si es de noche tenés que salir con cuidado de no cruzarte con los peronistas, ensuciarte todo y terminar a cualquier hora. Los barrios del conurbano son tierra de nadie y encima la policía dando vueltas. Lo peor es que quizás mañana pasas a la tarde y ya la taparon. Cuando éramos gobierno no pasaba nada, íbamos de día y hasta venía el concejal y nos pagaba la comida” (Entrevista M-1) 145 (Entrevista S-2)

complejo, pero cada vez más sostenido por ese origen estatal de los recursos simbólicos y materiales”146.

La Franja Morada, el brazo estudiantil del radicalismo, fue un aporte muy importante en

cuadros y apoyo militante para el candidato radical. En parte, porque el propio De la Rua

comienza a construir su base de sustentación política tratando de evitar los espacios

tradicionales de la UCR de Buenos Aires y Capital. Un entrevistado ve en ésto un problema

estructural del partido que termina repercutiendo en la relación entre los miembros:

“Además de los cálculos políticos internos, De la Rua no creía en que los cuadros militantes del partido, sobre todo los punteros y dirigentes medios tradicionales, estuvieran listos para gobernar el país. En el ultimo año de su jefatura de la Ciudad, rompió lanzas con todo un sector de punteros en los que se había apoyado para ganar la interna. Por la mala formación de cuadros dirigentes, el partido se termino nutriendo de militantes de la Franja Morada por no poder formar sus propios cuadros dirigentes y dejar a la Franja como un brazo universitario solamente. La Franja no sólo ocupó lugares como dirigencia partidaria, sino también como cuadros dirigenciales del Estado. Los grupos que llegaron al gobierno saltaron directamente desde la Franja Morada y no desde el partido, eso también colaboró en que el militante barrial vea como “paracaidistas” llegaran al gobierno y vieron esto con cierto recelo” 147.

La Alianza comenzó a ser un reclamo de amplios sectores de la clase media que se oponían

a Menem, la corrupción de su gobierno y sus intentos de re-reelección. El FREPASO se

observaba como un partido con un fuerte contenido ético y sostenido por figuras

reconocidas socialmente, y que podía complementar a un radicalismo escaso de renovación.

La historia es conocida: Se acordó que la candidatura presidencial se definiera en elecciones

primarias abiertas, el partido que perdiera, obtendría a cambio la vicepresidencia y las

candidaturas a gobernador de Buenos Aires y la Jefatura de gobierno de la Capital. En

primera instancia ésto benefició al radicalismo que, con su organización distribuida por

todo el mapa del país y una importante cantidad de afiliados que aun resistía las

adversidades, logró vencer a un joven FREPASO con comodidad148. La estructura del

partido seguía marcando la diferencia a pesar de los 10 años de predominio menemista149.

Los porcentajes de votos alcanzados en el interior del país fueron contundentes y refuerzan

146 (Entrevista S-2). 147 (Entrevista E-1). 148 Curiosamente, la capital del país sería el único distrito donde ganaría la candidata del FREPASO, y justamente allí la jefatura de Gobierno estaba ocupaba por el candidato radical. 149 “El riguroso funcionamiento de la estructura radical en los distritos del interior fue un dato clave para el triunfo de Fernando de la Rúa en la provincia de Buenos Aires. Con los votos "chacareros", el dirigente porteño pudo dar vuelta la leve ventaja que obtuvo Graciela Fernández Meijide en algunos municipios del primer cordón del conurbano. El comportamiento electoral en el interior fue categórico: De la Rúa ganó en más de 115 distritos. Con más de 100 años de historia política, la UCR tiene Comités, dirigentes y afiliados hasta en los pueblos de menos de 1.000 habitantes. Y 43 municipios están gobernados por intendentes radicales. El FREPASO llegó a esta interna con una desventaja que resultó decisiva: en muchas localidades no lograron cubrir los puestos de fiscales de mesa”. Esta descripción del Diario Clarín Digital es una postal de la importancia de una estructura consolidada en épocas electorales y de cómo esta aun se mantiene (ciertamente disminuido) a pesar de las sucesivas crisis. Extractado del Diario Clarín Digital del Lunes 30 de noviembre de 1998. [En http://old.clarin.com.ar/diario/1998/11/30/t-01801d.htm Tomado el 7 de junio a las 13.10 hs.]

la idea de la vitalidad del aparato partidario del radicalismo a nivel subnacional150. La

siguiente tabla muestra algunos de los resultados finales por distrito y grafica mejor lo

antedicho.

Tabla 1 Resultados elecciones primarias abiertas UCR-FREPASO (1998) Distrito % obtenido por

Fernando de la Rua (UCR) % obtenido por Graciela Fernández Meijide

(FREPASO) Capital Federal 46 53 Buenos Aires 58 41

Catamarca 86 14 Salta 72 28

Corrientes 80 20 Entre Ríos 80 20

Chaco 89 11 Santa Fe 70 30 Mendoza 65 35

Fuente: Elaboración propia con resultados tomados del Diario Clarín151.

En segundo lugar, también marcaría el comienzo de otros problemas. Importantes sectores

del partido ya cuestionaban tener que “entregar” al FREPASO la estratégica gobernación

de Buenos Aires y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires152. Ésto traerá

aparejados nuevos conflictos internos en la coalición y preanunciará la difícil convivencia

entre las dos organizaciones. Aún antes de conformada la Alianza y, fundamentalmente,

desde que ésta triunfó en las elecciones, poderosos sectores del radicalismo intentaron

desprenderse del FREPASO, ya que se consideraba a ese partido como una suerte de

arribistas que venían a sacarle a la UCR algo que le pertenecía como derecho propio. De

esta manera comienza la presión sobre el vicepresidente, que deriva en su renuncia y el

comienzo de la crisis.

Mediante la movilización del partido y el acuerdo de los principales lideres, la UCR elige a

Fernando de la Rua como su candidato. Aunque no precisamente por su liderazgo interno.

El motivo es, sobre todo, que garantizaba la victoria frente a Menem153. En este sentido,

150 “Para Fernández Meijide, en el voto favorable a De la Rúa "pesó mucho la construcción institucional (de la UCR). Eso supone afiliados, (recursos) para ir a buscarlos, supone experiencia de puntear quién falta, de insistir. Todas esas cuestiones se hacen a lo largo de muchos años". Clarín publicó ayer una encuesta a boca de urna del CEOP según la cual la tradición partidaria fue decisiva en el voto que acompañó a De la Rúa”. Extractado del Diario Clarín Digital del Lunes 30 de noviembre de 1998. [En http://old.clarin.com/diario/98/12/01/ Tomado el 7 de junio a las 13.15 hs.]. 151 Resultados aproximados extractados del Diario Clarín Digital del Lunes 30 de noviembre de 1998. [En http://old.clarin.com.ar/diario/1998/11/30/t-02101d.htm Tomados el 7 de junio a las 13.00 hs.] 152 Sobre la política coalicional de la UCR, ver Carrizo (1999) 153 “Desdeñado e incluso denostado por el alfonsinismo (el propio Alfonsín lo tildó innumerosas oportunidades de “conservador”), de la Rua construyó su capital político en relación directa con la opinión pública […] No sería desacertado decir, a nuestro juicio, que el radicalismo debió aprender a tolerar la emergencia del liderazgo de Fernando de la Rua. Luego de su contundente triunfo en la elección de senador de la Capital en 1992, la línea interna del (ex) presidente comenzó a gravitar con fuerza en la UCR y logró

podría afirmarse que la candidatura le es impuesta a la UCR por la sociedad y el partido se

adapta a esta situación. Diez años era mucho tiempo fuera de la Casa Rosada154.

“La Corriente de Opinión de Storani se había reunido en Villa Gesell para debatir que grado de compromiso debía tener la línea interna con el candidato. Por entonces algunos se sentían más cerca del FREPASO[...] que del propio De la Rua”. El propio dirigente afirmó “Hay que ir con De la Rua y esperar las horas más propicias. El péndulo de la historia hoy no está de nuestro lado”. Posteriormente califico a De la Rua como “el más temeroso y menos audaz de todos los radicales conservadores que él había conocido”155.

A diferencia de Terragno, la prosapia radical de De la Rua era innegable y eso le allanó el

camino. Sin embargo, no bastaba pertenecer ni tener el cursus honorum aprobado, ni siquiera

ganar las elecciones nacionales. Atacar la informalidad y la tradición que guía la vida

partidaria es algo que no se permite en la UCR, aun cuando lo haga el presidente de la

nación. De la Rua incorpora junto a dirigentes partidarios del interior del país, sobre todo

de Córdoba, un numeroso grupo de amigos, parientes y cuadros sin tradición partidaria que

en su acción reniegan de los símbolos y de las principales líneas políticas y discursivas del

partido. El “entorno” pasará a ser clave en la dinámica de la campaña y posteriormente del

gobierno156. La relación entre el partido y el gobierno fue particularmente conflictiva, sobre

todo, en Buenos Aires y la Capital. Alfonsín, nuevamente presidente del partido, no

confrontó con De la Rua pero si lo hicieron poderosos dirigentes distritales. Numerosos

grupos de militantes demostraban su oposición a medidas tomadas por De la Rua y que

implicaban cambios en la política tradicional del radicalismo y a la falta de participación del

partido en las decisiones157. La fotografía de la salida de De la Rua en helicóptero y la

matanza en que se vio envuelto, el nuevo fracaso en el gobierno (con otra salida

anticipada), la renuncia a principios históricos del partido, las acusaciones de corrupción y

la fuga de importantes dirigentes hacia otros partidos (Elisa Carrió y Ricardo López

Murphy) cierran el ciclo y se abre uno nuevo, donde la UCR se encuentra en la peor crisis

de su más que centenaria historia. Cantidades importantes de militantes abandonaron el

partido rumbo a opciones filo-radicales como el ARI o RECREAR (fundadas por ex

establecer acuerdos con otras que, aun desdeñando a de la Rua, reconocían su mejor capacidad de performance electoral en las condiciones del momento. Pero el liderazgo tolerado no se transformó jamás en un liderazgo carismáticamente legitimado, y el proyecto delarruista debió avanzar con los recursos que tenía a mano [...] amigos radicales sin peso específico, aliados internos de consideración pero no necesariamente cercanos al centro de decisiones partidarias, técnicos con escasísimo o nula inserción partidaria y por último, familiares directos” (Palermo y Bonbecchi 2000:105). 154 Para seguir en detalle la formación de la Alianza, desde el primer encuentro transversal en 1994 (conocido como “El Molino”, por el bar en el que se realizó) hasta su conformación definitiva, ver Ollier (2001). 155 Majul (2002:151). 156 Para ver los detalles de la campaña y los conflictos que desató entre el candidato y el partido, Seman (2002) 157 Por ejemplo, el voto contra Cuba en el Consejo de Seguridad de la ONU, la designación del neoliberal Juan Lach en el Ministerio de Educación, el (re) ingreso del ex ministro de Carlos Menem, Domingo Cavallo, al Ministerio de Economía y sobre todo la actitud frente al escándalo de la compra de votos en el Senado.

dirigentes del partido antes mencionados). Los resultados electorales del 2003 (2%) sólo

fueron la muestra de lo que ya se sabía en toda la sociedad y la militancia. Si bien las

elecciones legislativas y ejecutivas provinciales señalaron una recuperación, la falta de

liderazgos, la poca credibilidad de los dirigentes nacionales y su férreo control sobre la

estructura partidaria, son señales que la UCR lejos está de haber culminado la larga travesía

por el desierto158.

CAPÍTULO 3: La organización en la UCR

La Unión Cívica Radical parece funcionar siguiendo lo señalado por la Carta Orgánica

Nacional, pero también, como se pudo observar someramente en los párrafos anteriores,

cobija toda una serie de comportamientos que no se corresponden con los escritos ni

expresamente autorizados en la Carta Orgánica. El objetivo de este capítulo es mostrar lo

que las reglas escritas señalan sobre lo que la UCR debe hacer. Las reglas escritas estipulan

lo que se puede (y lo que no se puede) hacer159 y ésto es importante, pero no lo único. La

conformación de esta doble estructura (formal e informal) ha adquirido un decisivo papel

en el funcionamiento interno. Como en un juego de espejos, cada aspecto formalizado

de la vida del partido, posee su contraparte informal, con la que además, genera

una suerte de interacción160. Por un lado el partido tiene un predominio de lo informal,

que se ve en la práctica cotidiana y en la toma de las grandes decisiones (se observará

posteriormente en la descripción de las dimensiones de análisis), pero también, existe un

fenómeno particular y simultaneo: La importante internalización de las reglas de juego

formales y la conformación de grupos informales en una compleja red, que, se caracteriza,

por la competencia constante, la inestabilidad y el conflicto.

3.1. Las reglas y procedimientos organizativas: lo que está escrito

La carta orgánica es la máxima ley que rige la vida de la UCR161. En la Carta Orgánica de la

UCR existen múltiples ámbitos de decisión política y ejecutiva. El partido, organizado bajo

el modelo de convenciones, tiene como órgano principal de gobierno a la Convención

Nacional. Es ella quien toma las decisiones más importantes, como por ejemplo, aprobar el

programa partidario para una elección o sancionar las normas de las elecciones de

158 Un entrevistado muy crítico del liderazgo de Alfonsín señalo irónicamente y parafraseando el título del famoso libro de Lenín, “finalmente el alfonsinismo fue la etapa superior del balbinismo”. (Entrevista S-4) 159 Una discusión sobre la importancia de las reglas escritas se puede encontrar en Panebianco (1982 ) y Méndez Lago (2000). 160 Que, como se vio en Levitsky y Helmke (2003), pueden ser caracterizada en forma diferente según el tipo de interacción con la formalidad. 161 Artículo 40º

autoridades nacionales del partido162. En momentos en que ésta se encuentra en receso, el

partido es conducido desde otro organismo colegiado163: el Comité Nacional164. Dado que

también es un organismo muy numeroso, éste nombra una mesa directiva, donde la figura

principal es el presidente165. Mientras que la Convención posee un carácter más legislativo,

el Comité Nacional tiene reservadas funciones de tipo ejecutivo. El presidente de la Mesa

Directiva del Comité Nacional es en la práctica, el presidente del partido. La Mesa

Directiva, y, sobre todo su Presidente, es el principal ámbito formal de conducción dentro

de la UCR la mayor parte del tiempo, ya que la Convención y el Comité Nacional, por su

misma concepción y composición, son engorrosos de reunir en forma constante y también

lentos a la hora de tomar decisiones ejecutivas.

En síntesis, la Carta Orgánica prescribe un gran armazón dedicado a la organización

interna, públicamente presentado y también sostenido discursivamente por cierta mitología

partidaria, como una forma de mantener esa imagen relacionada con el antiguo partido de

masas, idealmente más democrático y que nunca abandonó el imaginario de grandes

sectores de la militancia. En términos generales el modelo organizativo está basado en el

modelo federal de organización previsto en la constitución Argentina166. Así como la

conformación de la Convención Nacional sigue esta lógica, las unidades subnacionales se

organizan en convenciones provinciales y un comité provincial. Si bien la fractura interior-

Buenos Aires está presente por la propia dinámica de la cultura y la política argentina167, no

es determinante en los conflictos partidarios, donde lo que cuenta es el grado de cercanía y

pertenencia con la coalición dominante y el poder electoral propio.

162 Ver Artículo 5º y 8º de la Carta Orgánica de la UCR. 163 La gran cantidad de miembros de la convención (similar a la Cámara de Diputados de la Nación) impide un funcionamiento cotidiano.. 164 Ver Artículo 19º de la Carta Orgánica. 165 Cada provincia envía cuatro delegados además de los previstos para la Juventud Radical, la Organización de Trabajadores radicales y la Franja Morada. 166 Argentina es una república organizada federalmente. El territorio nacional se divide en veintitrés provincias y una ciudad autónoma (Ciudad de Buenos Aires). La población total del país apenas supera los treinta y seis millones de habitantes. Consultado el Censo del año 2001, entre ésta última y la provincia de Buenos Aires, viven más de la mitad de la población. Otra gran parte se agrupa en tres provincias (Córdoba y Santa Fe con un promedio de tres millones cada una y Mendoza con un millón y medio). Entre Ríos y Tucumán superan el millón de habitantes. Ver: http://www.indec.mecon.ar/ 167 La historia del país va de la mano de la resolución de un profundo conflicto que enfrentaba, principalmente, a Buenos Aires, con el resto de las provincias. Recién con la Constitución de 1860 y luego de una persistente guerra civil, se llegó a un acuerdo, no sin violencia, y más como producto de imposiciones que de consensos pacíficos. El acuerdo estuvo sostenido en dos criterios que hasta el día de hoy sobreviven: La compensación económica y la política a cargo del Estado Nacional a las provincias más desfavorecidas. De esta manera la coparticipación impositiva es la respuesta a la primera cuestión en tanto que el funcionamiento de una segunda Cámara, el Senado de la República, es la segunda.

Las diferencias entre unidades provinciales está dada por su población, por la cantidad de

votos que aportan; por su capacidad de éxito electoral, por los recursos que manejan o por

la existencia de dirigente con fuertes liderazgos (locales o nacionales). Aquellas que se

distinguen por algunos de éstos atributos poseen un importante grado de autonomía y

poder propio, al margen del previsto en la Carta Orgánica. Puesto que en Buenos Aires, la

Capital, Córdoba y Santa Fe está localizado el 65% de la población; existe un predominio

de los distritos más grandes a la hora de contar con los bloques de delegados mayoritarios o

el mayor poder de negociación interno168. Para el Comité Nacional la representación es

igualitaria y quienes sean delegados a él deberán cumplir ciertos requisitos como antigüedad

en el partido y no ser delegados a la convención169.

Igualmente, más allá de la cantidad de habitantes o su extensión geográfica, las unidades

subnacionales son importantes para la estructura partidaria nacional. Su funcionamiento

goza de un alto nivel de autonomía toda vez que ésta sostiene gran parte de su poder

institucional a través de una efectiva expansión organizativa en el país170. Junto al Partido

Justicialista, son los dos únicos partidos nacionales cuya presencia es un constante hasta en

los pueblos más remotos. Ésta situación marca una diferencia significativa con los restantes

partidos políticos argentinos, que en general, no llegan a presentar listas electorales en todas

los distritos. La gran presencia territorial se encuentra traducida en un significativo número

de intendentes, gobernadores, legisladores nacionales y provinciales y concejales, los que

conforman un activo muy importante para la agrupación. Su valor aumenta aún más en

momentos de crisis y retracción electoral, ya que el peso de los dirigentes locales permite en

muchas ocasiones contrarrestar el descrédito del partido a nivel nacional171. Según lo

expresado por la Carta Orgánica, para ser miembro del partido no hace falta más que

168 Artículo 6º: La Capital Federal y las provincias enviarán a la Convención Nacional un número de delegados igual a la representación al Congreso Nacional. Los territorios o gobernaciones que se encuentren en las condiciones previstas por la respectiva ley vigente para ser declaradas provincias, enviarán cada uno de ellos, un número de delegados igual a la representación del Congreso Nacional que les correspondería tener en tal caso. Los demás territorios o gobernaciones, enviarán cada uno de ellos tres delegados. Los delegados serán elegidos por voto directo secreto y obligatorio de los afiliados, debiéndose acordarse representación a las minorías que alcancen el veinticinco por ciento de los votos válidos emitidos. 169 Artículo 19º: Durante el receso de la Convención Nacional, la Dirección Nacional del partido de la República estará a cargo de un Comité Nacional compuesto por delegados elegidos en número de cuatro por los afiliados de cada provincia, Capital Federal o Territorios o Gobernaciones que se encuentren en condiciones de ser provincias, determinadas por la respectiva ley vigente, y tres delegados por cada uno de los territorios y gobernaciones. Los miembros titulares y suplentes del Comité Nacional deben reunir las condiciones exigidas para ser diputado nacional, estar inscripto en el padrón de afiliados con una antigüedad de tres años y no ser delegados a la Convención Nacional. 170 Ver Artículo 30º 171 En numerosas provincias es habitual que el voto “arrastre “ de los intendentes termine beneficiando formulas presidenciales o de gobernadores.

afiliarse y adherir al programa, condición que aparece como muy general y difícil de

precisar. Cada subunidad nacional puede además imponer los requisitos que se consideré

necesarios172. Para ser candidato a las máximas responsabilidades del estado, aumentan las

exigencias. Por ejemplo, para ser candidato a Presidente y Vicepresidente los interesados

deben estar incluidos en los registros partidarios y tener una antigüedad mínima y continúa

de cinco años debiendo reunir también, los requisitos exigidos por la Constitución

Nacional173.

Por otra parte la Carta Orgánica regula algunos de los principios a los que deben ajustarse

las organizaciones partidarias subnacionales174. Por ejemplo, los afiliados que ejerzan la

presidencia de un organismo partidario no podrán ser reelegidos en ese cargo sino por dos

tercios de votos. Nadie podrá ser reelegido por más de dos períodos sucesivos en el mismo

cargo partidario interno175. Con respecto a los cargos públicos se fijará la exigencia de los

dos tercios de los votos válidos emitidos para la reelección en el mismo cargo público

electivo176. La afiliación no es requisito indispensable para ser candidato a representaciones

públicas en todos los ordenes. Sin embargo, existen exigencias especiales para los

extrapartidarios: No se podrá designar candidato a un ciudadano no afiliado al partido, sino

cuando sea elegido por lo menos por las dos terceras partes de los votos válidos emitidos

en la respectiva elección. Cuando el precandidato en la elección interna sea extrapartidario

la presentación a la Junta Electoral deberá efectuarse con la firma de los precandidatos y

sostenida por un número de afiliados no inferior al diez por ciento del padrón nacional

partidario, entre los cuales deberán estar representados cinco distritos con un mínimo de

un cinco por ciento de sus propios afiliados177.

La Carta Orgánica prevé que el Tesoro del partido queda a cargo de la Mesa Directiva del

Comité Nacional y se formará por cuota mensual de cinco pesos (un euro y medio

aproximadamente)178 de los delegados al Comité y Convención Nacional, que deberá ser

abonados directamente a la tesorería del Comité Nacional; por el 10% (diez por ciento) de 172 Artículo 1º: Constituyen la UNION CIVICA RADICAL los ciudadanos que habiéndose adherido a su programa, se encuentren inscriptos en los registros oficiales que lleven los órganos locales del partido. Artículo 2º: Los estatutos locales determinarán las condiciones de afiliación de los ciudadanos y reglamentarán asimismo, la inscripción de los simpatizantes y de los extranjeros, señalando al mismo tiempo la participación que le corresponda dentro de la entidad partidaria. 173 Artículo 14º. 174 Artículo 31º 175 Artículo 36º 176 Artículo 31º Inciso II. 177 Artículo 48º 178 Para este trabajo los valores en pesos podrán convertirse de la siguiente manera 1 euro = 3.50 pesos.

los emolumentos de los representantes electivos del partido en el orden nacional, que

deberá ser abonado directamente al Tesoro del Comité Nacional; por la contribución que

hará cada distrito al Tesoro del partido, diez por ciento de su recaudación originaria y

finalmente por las demás entradas que por cualquier concepto perciba el partido179. La

Carta Orgánica prescribe la forma en que se elige la formula presidencial180, los requisitos

que impiden acceder a cargos partidarios181 y la existencia de cupos por sexo para las listas

electivas y partidarias182. Las organizaciones juveniles (Juventud Radical, JR), estudiantes

(Franja Morada), sindicales (organización de Trabajadores Radicales, OTR) tienen

representación reconocida ante el Comité Nacional y la Convención en forma de delegados

con los mismos deberes y derechos que los otros183.

Durante la presidencia de Alfonsín se incorporó en el articulado la figura del presidente

“nato”, esto es cuando un afiliado de la U.C.R. accede a la presidencia constitucional de la

Nación como consecuencia del triunfo de su candidatura partidaria como presidente, será a

partir de entonces y durante el desempeño de su mandato, presidente nato del Comité

Nacional de la Unión Cívica Radical. Paralelamente el Presidente del Comité Nacional

elegido por el plenario continuará desempeñando su cargo con todas las facultades, salvo el

tiempo en que el Presidente nato decida ejercerlo personalmente. De este modo la cabeza

del partido y del gobierno pueden recaer en la misma persona, como ocurrió con Alfonsin.

3.2. Las reglas internas importan

Como se ha señalado previamente, si un partido funciona respetando sus reglas y

procedimientos escritos, será más formal que si no lo hace. El radicalismo es un caso

particular, ya que se encuentra en un punto donde existe una cierta interacción entre la

estructura formal y otros comportamientos partidarios no escritos ni establecidos en las

reglas. Puntualmente se puede afirmar que dentro del radicalismo existe un importante

respeto e internalización de las reglas formales de conducción y resolución de conflictos.

Las elites nacionales y provinciales, como también los militantes creen en la utilidad de la 179 Ver Artículo 8º, inciso F de la Carta Orgánica de la UCR. 180 Artículo 13º: Los candidatos a Presidente y Vicepresidente de la Nación se elegirán por cargo y en una sola lista o fórmula, a simple pluralidad de sufragio por voto directo, secreto y obligatorio de los afiliados de la República considerada a esos efectos como único distrito. En caso de empate, decidirá la Convención Nacional en única sesión. 181 Presidir empresas concesionarias del estado o haber sido funcionario de la última dictadura militar (Artículos 37º y 38º). 182 Artículo 31º inciso O: Todas las listas a cargos electivos y partidarios tanto titulares como suplentes deberán estar integradas como máximo por un setenta por ciento (70 %) de personas de un mismo sexo. En ningún caso podrá haber tres (3) lugares seguidos en la lista ocupados por personas del mismo sexo. 183 Artículo 32º; Artículo 52º y Artículo 53º.

organización y creen, entonces, que tiene sentido permanecer o pelear por acceder a ella.

Pocos son los que plantean la completa inutilidad de la estructura partidaria. Para muchos,

la estructura partidaria formal

“Está presente en la vida partidaria: si, de hecho, para algunas personas la meta de su carrera política era ser convencional del partido”184, “Creo que es de suma importancia en la UCR”185, “Me parece que es muy útil, que es buena la estructura, que posibilita el gobierno horizontal del partido”186, “Es importante y representativa, pero tan grande que se anarquiza, se desdibuja”187, “Es importante, no hay que perderla”188 “Hasta 1996 era importante. Con la formación de la Alianza, todo quedo en manos de De la Rua y su Fundación y en los operadores de Alfonso (Alfonsín)”189.

De esta misma manera reconocen en sus adversarios políticos internos a pares que

comparten un espacio en común (y quizás en el futuro, posibles aliados). En definitiva, para

quienes comparten esta “religión cívica”, las estructuras formales señalan una

diferenciación clave sobre quienes pertenecen y quienes no integran la organización. En

este sentido, un entrevistado afirmó que la estructura formal

“Es la que mantiene el espíritu comunitario que define quien es y quien no es RADICAL (sic), una esencia comunitaria, definitoria y excluyente” 190.

Éste “ser radical” se extiende hacia la organización formal, hacia la estructura partidaria. La

importancia de la “orgánica” está presente en forma abrumadora en los testimonios de

militantes y dirigentes. Éstos la reconocen más que en su función de representatividad en la

necesidad de su utilización para una efectiva acción política y, también, como la garante de

la resolución de los conflictos. Las estructuras formales vertebran a las informales y

modelan las trayectorias políticas, a la vez que otorgan vías de escape para la acumulación

de tensión interna de la red informal.

“Los plenarios y las convenciones tienen una importancia simbólica sumamente grande para el activo de la militancia. Fácticamente, la estructura no sufre grandes revoluciones en ningún caso, porque se llega al momento de los plenarios, de la designación de delegados, del armado de listas de candidatos u otras, con muchas conversaciones anteriores, y en el momento público del congreso o del plenario ya está todo acordado. Sin embargo, y aún siendo esto conocido por todos los miembros allí presentes, ese momento de plenario, de debate, de uso de la voz, de oralizar las ideas, es un momento que se espera y se disfruta, es un momento sumamente político y por lo tanto, de un interés superlativo para los militantes políticos.”191

184 (Entrevista E-7) 185 (Entrevista E-12) 186 (Entrevista E-17) 187 (Entrevista E-18) 188 (Entrevista E-26) 189 (Entrevista M-1) 190 (Entrevista E-15). 191 (Entrevista E-2) (El subrayado es mío).

La variable temporal también es un elemento importante para analizar la persistencia de la

UCR en la política argentina y entre otras cosas, su apego a ciertas formalidades192. Su

evolución, ligada primero a las clases medias y la ampliación del sufragio, al fenómeno

antiperonista y al alfonsinismo, dieron señas de identidad concretas para sus miembros193.

Ésto muestra que el partido no se ha construido en torno a conflictos artificiales, sino que

hay elementos que determinan la pertenencia partidaria más allá del hecho puntual de la

afiliación o del voto. Las redes se encuentran sostenidas por un sólido andamiaje simbólico;

que ha sido desatendido a la hora de adentrarse en el estudio de ésta organización

partidaria194. Sin él, no es posible entender la persistencia de la UCR como un actor clave

del sistema político argentino195. Como afirma la antropóloga Larissa Lomnitz, el sistema

simbólico es de suma importancia ya que:

“refuerza y legitima esa estructura de redes, e incluye manifestaciones tales como el discurso, los rituales políticos, el lenguaje, la arquitectura, los mitos de la cosmología política, los emblemas, el uso de tiempos y espacios, etc.196”

La historia común de la UCR está internalizada por sus dirigentes y, de esa manera, hay un

fuerte acuerdo sobre que tipo de partido debe ser la UCR y como resolver los problemas

internos197. Entonces, las diferencias programáticas pueden procesarse más fácilmente

porque hay acuerdo en esos puntos básicos198.

“In the abscense of common agreement over the basic nature of the party, it was not possible not adopt practices employed elsewhere to regulate conflict and stabilize intra-party relations”199.

Pero también, sería erróneo afirmar que todas las estructuras formales están altamente

institucionalizadas en el radicalismo, pero si, se puede afirmar que, algunas de ellas lo están,

sobre todo las referidas a la resolución de los conflictos internos por vías electorales, en

otras palabras, “la interna”.

192 Los ocho partidos políticos fundados antes de 1925 se concentran en cinco países. “[…] todos estaban al finalizar el año 2000 en el poder en sus respectivos países. O lo han estado en la última década. Es decir, los partidos más antiguos que perviven son opciones de poder reales” (Alcántara 2004:78). 193 En las encuestas realizadas por el Proyecto de Élites Parlamentarias Iberoamericanas de la Universidad de Salamanca (PEA) (1996-2004), cuando se les consultó a los diputados respecto a que clase social pertenecían, en una cifra cercana al 95%, lo de la UCR afirman pertenecer a la clase media-alta y media baja. 194 Un motivo de ésta ausencia puede explicarse en términos de la fortaleza de fenómeno peronista. Su lenguaje “cinematográfico” probablemente haya oscurecido procesos simbólicos similares, de menor trascendencia efectista o con una puesta en escena de menor envergadura, y por esto menos llamativo para los investigadores. 195 Así, existen redes, símbolos, intereses, creencias y relaciones entre los miembros que sostienen el trabajo partidario, que parecen sobrevivir a las crisis coyunturales y el escaso éxito electoral. 196 (2002: 2) 197 Como afirman Gunther y Hopkin (2003), “..institutionalization requires time” (pp. 196). 198 “…institutionalization requires the existence of internal consensus over organizational rules and structures as much as over policies” Gunther and Hopkin (1992:228). 199 Gunther y Hopkin (2002:193)

“en un sistema caracterizado por contener fuertes subculturas políticas, es muy importante garantizar la convivencia, lo cual requiere la aceptación de un marco reglamentario común: la legalidad” (Lomnitz 2002:7).

Las reglas de juego son aceptadas por los actores como el espacio natural donde

desembocan los conflictos y se plebiscitan los liderazgos200. En términos de Mainwaring

and Scully (1995), la institucionalización partidaria puede considerarse como

“process by which a practice or organization becomes well established and widely known, if not universally accepted” 201

Como se afirmara anteriormente, una organización puede estar altamente institucionalizada

pero informalmente por lo que es un error, considerar como sinónimos “débil

institucionalización” e institucionalización informal202. Se puede afirmar, entonces, que la

UCR goza de un alto nivel de institucionalización203. Y ésto es así, a partir de cierta cultura

política204 y por el peso de la tradición, más que por la eficiencia misma de las instituciones

formales. El asentamiento histórico de las redes partidarias permite el reconocimiento

mutuo de los jugadores y de las reglas del juego. Un importante dirigente radical lo

describe como un “saber’

”Ese saber consiste en cómo establecer el ring sobre el que se dirimirá la lucha por obtener “resultados selectivos” nominaciones, cargos, etc. y por obtener ventajas comparativas que alteren en nuestro provecho las correlaciones de fuerzas. En esto todos somos más o menos expertos. Los dirigentes partidarios consumimos la mayor parte de nuestro tiempo en estos “aprestos”. Tejemos y volvemos a tejer alianzas. A veces dudamos poco en echar por la borda algunas convicciones si vemos amenazada nuestra supervivencia. [...] Los resultados están a la vista: un partido de masas compuesto por facciones, al borde de la fragmentación, encapsulado entre elecciones y con perfomances que dependen de la emergencia de figuras aluvionales, sin que importe demasiado el debate sobre proyectos o cuestiones de fondo” 205.

La descripción puntual de la vida partidaria podrá aportar a conocer más sobre el

funcionamiento y a evaluar cual es el peso verdadero de esta característica propia de la

UCR en el conjunto de la organización. Como se afirmara anteriormente, la utilización de

las dimensiones de análisis, facilitara la descripción buscada y podrá arrojar elementos que

permitirán realizar un análisis más detallado.

200 “Decisión-making proceses must be recognized as legitimate by elites in political organization if the damagin outcome of exit is to be avoided” (Gunther y Hopkin 2002:228). 201 Mainwaring and Scully (1995: 4) 202 Levitsky y Freidenberg (2004) 203 Otras definiciones señalan que una organización se institucionaliza cuando se convierte en un fin en si mismo. Esto también ocurre dentro de la UCR. Para profundizar y ver otras definiciones Gunther y Hopkin (2002:197) 204 “El vinculo entre la informalidad y cultura organizacional es muy estrecho. La dinámica informal funciona desde el nivel más profundo de estructuración y expresión de la cultura, en tanto es un sistema igualmente subyacente que no puede, en la mayoría de los casos, recurrir para su regulación a normas explícitamente planteadas o artefactos visibles” (Hernández Santana 2003:348) 205 (Rodríguez 1993:9)

Capítulo 4. La UCR por dentro La observación se realiza a partir de una serie de dimensiones e indicadores desarrolladas

en la literatura sobre el tema206 que permiten mostrar el modo en que un partido se

organiza y los niveles de formalización de su trabajo organizativo y electoral.

4.1 . Burocracia Central

A pesar de lo que las apariencias puedan indicar y de lo que se ha descrito sobre ella, la

burocracia central de la UCR no existe, por lo menos, en el sentido que le otorgaron los

clásicos partidos europeos207. Formalmente, hay una burocracia mínima, que ayuda en el

trabajo partidario y nada más. Éste grupo de empleados rentados se dedica

mayoritariamente al mantenimiento, seguridad o tareas puramente administrativas. La

mayoría de ellos no poseen influencia ni estabilidad laboral relacionada con sus propios

méritos, ya que son incorporados por las autoridades partidarias del momento (asesores o

secretarias) y con ellos se retiran. Además, en el caso del personal administrativo, ni siquiera

es necesario ser militante del partido, sino que se prioriza la relación de obediencia, familiar

o lealtad con el dirigente. El caso de estudio es un ejemplo en el que existe un mínimo de

burocracia central pero en el que, al mismo tiempo, las actividades fundamentales son

desarrolladas por una estructura paralela que también forma parte del partido. Esa

estructura paralela se caracteriza por la presencia de diferentes tipos de militantes que

desempeñan tareas que formalmente debería hacer la burocracia central pero que en la

práctica no lo hace. Un buen indicador es el hecho de que las oficinas centrales de la UCR

se encuentran vacías o cerradas hasta las 18 horas, debido que a que quienes allí realizan

todo tipo de funciones se encuentran en sus trabajos en ámbitos estatales208.

La burocracia (informal) desempeña dos funciones. Durante el día trabajan para el Estado

(que es quién paga su sueldo) y durante la tarde desempeñan funciones del partido. Ésta

doble función hace que sea el control del aparato del Estado o de las instituciones públicas

un elemento central para la supervivencia del partido. Ésto, no es exclusivo de la Unión

206 Esas dimensiones e indicadores han sido presentados en el Capítulo 1 y son una adaptación de la propuesta original de Freidenberg y Levitsky (2002). 207 Aunque este caso también es diferente a la ausencia total de burocracia partidaria central encontrada en el Partido Justicialista (Levitsky 2003). Cuando asume Roberto García la presidencia del PJ no había ni siquiera teléfonos que funcionaran (En Levitsky 2003). 208 Asimismo, gran parte de las redes y los conflictos intergrupales se desarrollan en las oficinas públicas porque allí los militantes rentados comparten espacios comunes, no separados por barrios o comités de pertenencia o líneas internas. Los militantes se cruzan, hablan, intercambian información, se realizan zancadillas políticas y administrativas, en síntesis, interactúan en un ámbito estatal pero movidos, además, por otra lógica.

Cívica Radical, toda vez que también se encuentra en otros partidos argentinos209 y

latinoamericanos. La falta de un censo de afiliados y comités actualizado es producto de la

ausencia de una burocracia central (aunque también una decisión por la cual se obtienen

ventajas en la lucha interna entre los diferentes sectores). Cada comité de base maneja la

relación con sus propios afiliados y en este sentido, la dirección nacional no mantiene

ninguna relación con ellos en forma directa. El Comité Nacional no tiene relación con los

afiliados excepto vía mediática o indirecta, no trabaja sobre el padrón, que además, lleva

años sin actualizar, por lo cual tampoco sirve como medida fiable ni como fuente de

información sobre el estado del partido frente a sus bases. Para la apertura de un comité no

hace falta autorización de la dirección partidaria y éstos se abren y se cierran según la

voluntad y la capacidad económica de quienes los integran, sobre todo, en épocas

electorales y no existe ningún registro que sistematice esta información, ni exigencias de

tipo legal (determinadas condiciones de habitabilidad, por ejemplo). Entonces, existe el

ámbito físico que debería contener a la burocracia central pero esa infraestructura en

muchos sentidos no es más que una cáscara vacía. Ésto puede verse con más claridad en

los mismos balances del partido presentados a la justicia y que se presentan en la Tabla 2.

Tabla 2 Estado de recursos y gastos por el ejercicio cerrado el 30 de junio de 2002 CONCEPTO IMPORTES (En Pesos)

al 30/06/02 IMPORTES (En Pesos)

al 30/06/01 Aportes (NOTA 8) Otros Ingresos (NOTA 9) TOTAL INGRESOS GASTOS ORDINARIOS Gastos en personal Gastos en Administración Gastos en Comunicaciones Gastos en Acción Política Gastos de representación TOTAL DE EGRESOS Resultados Financieros (nota 10)

2.716.070,49 24.238,66

2.740.309,15

666.621,43* 193.278,77 380.781,80

1.188.340,59 34.991,33

2.464.013,92 170.290,66

2.050.814,68 3.925,82

2.054.740,50

855.245,28 284.249,66 240.012,69 690.256,27 43.762,96

2.113.526,86 -28.837,35

Resultado del ejercicio 446.585,89 -87.623,71 * Esta cifra se compone de los siguientes ítems Aportes y Contribuciones 111.244,84, Previsiones 25.000,00, Sueldos 530.376,59 Fuente: Estados contables balance general estado de recursos y gastos. Correspondiente al Ejercicio finalizado el 30 de Junio de 2002. Tomado de la pagina Web oficial del Comité Nacional [http://ww.ucr.org.ar 21 de marzo de 2004 15:00].

La Tabla 2 muestra el balance económico que el partido ha presentado a la justicia electoral

en el año 2002 y que refleja los movimientos de dicho año y el anterior. Más allá que el

balance presentado reflejó solamente lo actuado en dos ejercicios, la importancia de

observar los gastos comparados durante ambos periodos (en lo referido a una burocracia

209 Ver Auyero (2000); Levitsky (1997; 2003).

centralizada), aumenta, ya que en el 2001 el partido estaba en el gobierno y en el 2002 en la

oposición y en la peor de sus crisis. De esta manera se podrá obtener una perspectiva

comparativa mientras se está en el gobierno y en la oposición (Se profundizara el análisis en

la sección referido al financiamiento partidario). La cantidad asignada a gastos de personal

del 2002 se reduce casi un 15% con respecto al ejercicio anterior. Si bien la cifra total es $

666.621, 43, ésta incluye aportes y previsiones, por lo que el gasto en sueldos bruto se

reduce a $ 530.376,59. Al dividir esta cifra en los trece sueldos anuales que percibe un

empleado, se obtiene un promedio de $ 40798 mensuales, es decir, que el Comité Nacional

gasta en personal menos de 10.000 euros por mes, cifra que pone de manifiesto que allí no

se encuentra el entramado denso del partido. Los cargos partidarios no tienen ningún tipo

de retribución, son totalmente ad honorem aunque analizando la Tabla 2, que presenta las

cantidades invertidas en los ítems “gastos de acción política” ($1.188.340,59,

aproximadamente 300.000 euros), “gastos de comunicaciones” ($380.781,80

aproximadamente 100.000 euros) y en gastos de representación ($34.991,33

aproximadamente 10.000 euros) se podría suponer que los gastos de movilidad y gestión

son cargados a la cuenta del partido. Finalmente éste balance muestra que la cantidad de

personas dependientes del financiamiento partidario es poco numerosa, si la comparamos,

sobre todo, con los staff que existen en los ámbitos públicos.

4.2 Infraestructura

La Unión Cívica Radical también se muestra públicamente con una fuerte presencia física.

A la existencia de comités a lo largo de todo el territorio nacional se suma también los

grandes edificios, de varios pisos, emplazados en lugares estratégicos de las grandes

ciudades. Particularmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde se encuentran los

inmuebles utilizados para su Comité Capital, para la sede de la provincia de Buenos Aires y

el correspondiente a la conducción nacional210. Se encuentran en el mismo lugar desde hace

décadas, poseen una notoria identificación en forma de carteles que anuncian allí la

presencia del partido y son centro habitual de reunión de militantes y dirigentes. En ellos se

realizan las asambleas que finalizan con las elecciones de autoridades, se convocan las

columnas que participan de actos y movilizaciones y se realizan los escrutinios definitivos

de las elecciones internas del distrito. En su interior, hay oficinas para los cargos

partidarios, para llevar a cabo las reuniones de militantes (plenarios, convenciones), oficina

de jóvenes, trabajadores, universitarios, estatuas, banderas, afiches, plaquetas 210 La direcciones postales de los mismos son: Tucumán 1660, Ciudad de Buenos Aires; Paseo Colón 669, Ciudad de Buenos Aires y, la sede nacional de Alsina 1786, Ciudad de Buenos Aires.

conmemorativas, placas con el nombre y la función de las autoridades, empleados de

seguridad y administrativos. Los edificios cuentan con ascensores, teléfonos, fax, oficina de

prensa, incluso han llegado a tener bares en su interior. Tanto el comité de la Capital como

el provincia de Buenos Aires y el nacional poseen desarrollos informáticos en la web211.

Los comités centrales de las provincias y de las ciudades más pobladas del país en general

repiten este modelo, aunque con mayor o menor, infraestructura según el caso. Esa

descripción es bastante diferente a lo que ocurre con otros partidos argentinos o, por lo

menos, respecto a lo que se describe del PJ212. Como se vio en el apartado anterior toda

esta parafernalia no se encuentra habitada por una burocracia partidaria del estilo de los

partidos tradicionales europeos, pero eso no quiere decir que no funcione, funciona pero

de modo diferente y es un importante centro de referencia para la militancia. Con respecto

a las unidades de base, es difícil realizar un diagnostico común ya que esto varia según se

refiera a ciudades grandes, pequeñas o pueblos (allí generalmente hay un solo comité),

pero también, dentro de las ciudades con centenares de comités, las características de cada

uno dependerán del referente político que los sostenga, la tradición y los objetivos de

quienes lo hayan abierto. Como se afirmara anteriormente, los comités tuvieron su

momento de auge durante los primeros años de la transición para luego caer en una gradual

decadencia de la que se logran escapar algunas excepciones y, en general, durante épocas

electorales. La mayoría de los comités funcionan como oficina del partido para los

militantes, más que para el barrio, sin embargo a la hora de las campañas son un arma que

marca la diferencia con los partidos que no los tienen.

4.3 La toma de decisiones

A partir que la UCR replica en su organización interna, a la organización federal prescripta

por la Constitución nacional, existen en su seno distintos espacios político/geográficos:

nacionales, subnacionales (o provincial) y locales (o municipal). Esto influye también en la

relación entre los dirigentes que representan esos ámbitos diferenciados y como

consecuencia, en las distintas decisiones que ellos toman. La observación directa muestra

que no existe una única Unión Cívica Radical, es decir, que resultaría más apropiado hablar

de “las” UCR, ya que éstas varían de manera significativa según sea el distrito que se

211 La página web del Comité Nacional de la UCR es http://www.ucr.org.ar; la del Comité de la Capital es http://www.ucrcapital.org.ar y la del Comité Provincia de Buenos Aires es http://www.provinciaucr.org.ar. 212 Ver los trabajos de Levitsky (1997, 2003).

observe213. Ésto se traduce en que no es lo mismo la militancia radical y el efecto simbólico

de la misma en la provincia de Córdoba que en La Rioja o en la Capital. Incluso, dentro de

cada provincia, surgen diferencias, según la ciudad o la región y, esto es así porque las

unidades subnacionales poseen fuertes cargas identitarias propias y grandes diferencias

socioeconómicas.

Ésto no quiere decir que el Comité Nacional no sea importante para los radicales. Aún es el

Presidente del Comité Nacional quien habla públicamente por el partido, maneja sus

recursos y, sobre todo, es el cargo que abre las puertas para la construcción de poder

dentro del partido, tanto para consolidar liderazgos personales, como para imponer

candidaturas y rumbos programáticos. Los espacios de decisión partidarios en la UCR se

encuentran estructurados, teóricamente, a través de los mecanismos previstos en los

estatutos nacionales y provinciales. Éstos diversos espacios unen desde los comités de base

hasta el Comité Nacional en forma piramidal, reservando las decisiones más importantes

para los organismos ubicados en la parte superior de ésta pirámide. Así debería funcionar el

partido según sus estatutos. ¿Que es lo que ocurre en la práctica? La relación entre los

diferentes ámbitos de decisión del partido, dista de ser como está previsto. Las

desinteligencias se acentúan hasta limites que amenazan la propia lógica nacional del

partido214.

En numerosas ocasiones los intereses de dirigentes partidarios nacionales y los regionales

son más que diferentes. De este modo la organización del partido puede verse más como

una superposición de espacios en conflicto, antes que una articulación de intereses

agregados215, fundamentalmente, en momento de crisis electoral, aunque no

exclusivamente. En esos momentos, como fue durante la década del menemismo o en la

elección presidencial del 2003, numerosos candidatos radicales debían esconder al partido,

quitarlo de afiches y publicidades, pedir que los referentes nacionales no vayan a apoyar sus

campañas, ya que eso conspiraba directamente contra el éxito electoral a nivel provincial. 213 Entre otros motivos esto puede ocurrir por el peso electoral del mismo en la media nacional de electores radicales, la tradición histórica de ese distrito, las características de los liderazgos locales, incluso las características particulares de sus habitantes. 214 Cuando están en juego sus intereses, los dirigentes provinciales o locales no dudan en quitarse el peso de la mochila de la UCR nacional. En esas condiciones el discurso de la unidad partidaria y el partido histórico, quedan escondidos a la espera de mejores tiempos. 215 “Este rasgo se ve reforzado por el hecho que las diferencias internas sólo ocasionalmente se plantean en términos ideológicos o programáticos. Dado que a menudo no existe un principio que reagrupe a las distintas corrientes, el eje motriz de los alineamientos lo proveen los lideres partidarios. El personalismo se convierte en la principal línea divisoria al tiempo que la unidad territorial más amplia que puede controlar un líder es la provincia” Mustapic (2002).

Incluso algunos dirigentes abandonan momentáneamente al partido, creando nuevos sellos

partidarios o incorporándose a otros más exitosos, para regresar en mejores momentos216.

El peso de los dirigentes locales en las decisiones del Comité Nacional no es proporcional a

la importancia que poseen como soportes electorales del partido217. Las decisiones que

toma el Comité Nacional son producto de un proceso complejo donde intervienen alianzas

políticas y personales y los liderazgos nacionales y provinciales. Los dirigentes del interior

acostumbran a expresar cierta dosis de critica hacia las decisiones tomadas desde los

organismos centralizados. Más aun, hacia aquellas que “vienen de Buenos Aires”. Ésta

situación que puede ser enmarcada dentro de la tradición política argentina más general, el

conflicto del interior del país y la capital, refleja también las contradicciones entre los

diferentes ámbitos del partido. La mayoría de las veces las agrupaciones de las provincias se

estructuran tras los liderazgos locales y regionales más que sobre los organismos nacionales

o provinciales del partido. En esas ocasiones el referente partidario es el gobernador, el

intendente o el legislador218. Las prioridades políticas organizativas aparecen claramente

demarcadas para los dirigentes del partido: El partido debe armarse de abajo hacia arriba.

El amargo relato Ángel Rozas, presidente del Comité Nacional, muestra la visión desde la

otra vereda:

“El Tercer Foro de Intendentes, presidentes comunales y concejales que se desarrolló esta mañana en el Comité Nacional de la UCR, sólo contó con la presencia de 30 dirigentes de los 656 jefes comunales que fueron invitados. “Acá tenían que estar como mínimo 100 intendentes más, ¿dónde están viejo, por qué no vienen?", se preguntó Rozas. En esa línea, el (ex) gobernador del Chaco respondió: "No vinieron porque el partido radical está lleno de flojos y especuladores por eso, porque no vaya a ser cosas que queden pegados si acaso nos va mal el 27 de abril", en relación a las elecciones generales previstas para esa fecha. "Tenemos que dejarnos de joder, asumir los compromisos si hay que pagar costos políticos porque si el partido fracasó en el gobierno nacional habrá que pagar. Yo estoy dispuesto a pagar desde la UCR chaqueña", aseveró el titular del radicalismo. "Esto demuestra que existimos, estamos y por eso la única forma de reflotar el partido es hacerlo cada vez más nacional", dijo Rozas, al destacar que la UCR no es "una federación de partidos provinciales".

216 Cuando la situación del partido es absolutamente negativa, esto repercute en todo el país. Todas las subunidades provinciales deben hacer frente a este problema más allá que sean oficialismo u oposición y, en general, todas utilizan las mismas estrategias. Claro que el problema es distinto para aquellos que son oficialismo. Igualmente el problema persiste para todos. Si el partido no se encuentra en el gobierno provincial, también tendrá menos posibilidades y recursos para hacer frente a un entorno crítico. 217 Por ejemplo, en el 2003 los resultados son claros, mientras que la UCR retuvo numerosas intendencias y provincias, incluso triunfando donde no era oficialismo, en la elección nacional no superó el dos por ciento. 218 "Para los que nos toca representar al partido en los pueblos, directamente trabajamos solos, cuando tenemos que salir a buscar los votos nos echan la culpa de todo lo que de alguna manera ha ocurrido bien o mal, por lo general la gente se acuerda de las cosas malas, casi nunca de las buenas" [...] “Cuando decimos que tenemos que nacer de abajo para arriba, nuestro partido está acostumbrado a recibir directivas, aceptamos que desde una oficina de la capital de la provincia o de la nación salgan las órdenes, entonces no nos hemos acostumbrado a practicar la democracia a nivel territorial, seguimos manejándonos por disciplina o modalidades que nos mandan desde arriba". "Con esto quiero decir -plantea con una mezcla de demanda y autocrítica- que debemos trabajar desde lo local, o sea, cómo podemos seguir esperando información desde la provincia cuando no nos organizamos en los circuitos, creo que nos debemos armar acá y luego avanzar hacia arriba" El (ahora ex) intendente de Etruria, Nelio Lerín, realizó estas declaraciones luego de perder el cargo frente al peronismo. http://ar.geocities.com/etrucord/lerin_031211.html Tomado el Domingo 27 de marzo de 2004 a las 10.30 am.

"Entonces, porque el ex presidente falló, la UCR no existe más y se tiene que esconder en espacios rurales y dejar de lado su estructura nacional", se preguntó el titular del radicalismo”219.

En este dialogo de sordos, entre el representante máximo a nivel nacional de la UCR y los

representantes partidarios locales, se puede afirmar que la mayoría de las decisiones no se

toman en organismos nacionales, aunque luego allí se refrenden o consagren, en el mejor

de los casos. La toma de decisiones del partido se haya fragmentada en diversos estamentos

del organigrama formal del partido y por los intereses inmediatos y la estructura de

oportunidades de cada dirigente en su espacio geográfico respectivo. “Provincializar” al

partido implica cuestionar su estructuración nacional, sus liderazgos y sus políticas, porque

no favorecen, más bien perjudican, al partido a nivel provincial. Sin embargo, en la práctica,

ésto es diferenciarse coyunturalmente, pero sin romper totalmente con el partido. El interés

de los dirigentes provinciales se centra en ganar la próxima elección, pero también, a dejar

abierta la posibilidad futura de pelear por espacios de conducción partidario.

El análisis de dos casos ubicados en contextos opuestos, puede arrojar luz sobre la forma

en que la UCR funciona con respecto a la toma de decisiones que involucran al partido en

la arena nacional. Un estudio pormenorizado de estas situaciones vuelve a poner en tela

juicio la visión más común que se ha construido sobre el papel de la estructura orgánica

radical en su dinámica interna. El primero de ellos es el llamado “Pacto de Olivos” y el

otro, la construcción de la propuesta electoral de Alianza, previo a el triunfo electoral del

2001. El “Pacto de Olivos” es el más conocido y es el que desembocará en la reforma de la

constitución de 1994 por la que está hasta hoy día vigente220. Éste es un momento crucial

del país y determina el rumbo del partido hasta hoy. Sin entender las causas que lo

ocasionaron y las consecuencias que produjo, resultaría difícil entender el mapa político

argentino de los últimos diez años.

Más allá de la evaluación del pacto en si mismo y sus resultados, que no se realizará en este

trabajo221, se puede afirmar que mientras el partido y sus organismos formales venían

219 Diario La Nación, Rozas pidió "terminar con el internismo" en la UCR, fecha de publicación 16.07.2002 220 El “Pacto de Olivos” fue sellado por Alfonsín y Menem y toma su nombre por el lugar donde se encuentra ubicada la Quinta presidencial. 221 Mientras que la visión predominante en los ámbitos políticos y académicos, sitúa al pacto como un acuerdo antidemocrático y a espaldas de la sociedad, otras posiciones, lo presentan como un avance en la cultura política argentina y en el desarrollo democrático “La disposición a acordar de Menem y de Alfonsín abrió espacios para la concertación política: en el Ejecutivo, a través de la creación de la figura del Jefe de Gabinete; en la elección de la fórmula presidencial, con el ballottage; en la elección de los magistrados, con la incorporación de representantes de éstos; en el control del ejercicio del poder, con la Auditoria General de la

manteniendo una actitud de confrontación con el menemismo frente a su intento de

reforma de la constitución, un grupo de altos dirigentes222 (algunos ocupaban lugares

orgánicos de conducción), reunidos en espacios informales (departamentos y oficinas de

uso personal de los dirigentes) deciden cambiar en forma total y abrupta esa posición, que

una vez implementada y siendo ya de dominio público, es recién presentada a los cuerpos

orgánicos para su aprobación223. La Convención Nacional de la UCR reunida el 4 de julio

de 1992, había expedido un comunicado que finalizaba afirmando:

“antes que hablar de reformas, debería cumplirse con la otra necesidad, más urgente y permanente, que es la de respetar, ahora y por este gobierno, la actual Constitución Nacional”.

Raúl Alfonsín, en el mismo sentido, venía manifestándose frontalmente contrario a

otorgarle la reelección a Menem224. La sorpresiva decisión del líder radical de pactar con

Menem y cambiar su posición tan drásticamente generó una polémica interna que abrió

grandes brechas dentro del partido225.

El contexto era dificultoso, antes del cambio de actitud de la UCR, el justicialismo logra

aprobar la necesidad de la reforma en el Senado, pero no le resulta sencillo obtener los dos

tercios necesarios en la Cámara de Diputados. Para conseguir su objetivo, conjuga varias

operaciones, entre ellas, acordar con los dirigentes subnacionales de mayor peso de la UCR

pasando por encima de las autoridades nacionales. Entonces, la decisión de Alfonsín de

realizar el pacto con el entonces presidente Menem se debió de un proceso de causas

múltiples; la literatura sobre el tema señala: la percepción sobre las consecuencias

institucionales de dejarle sólo al PJ la responsabilidad de reformar la constitución y

redefinir las reglas del juego226, la incorrecta apreciación hecha por los lideres de la UCR

Nación. El Pacto vino a desbloquear la situación de enfrentamiento entre el oficialismo y la oposición y a ahuyentar el peligro de un país nuevamente dividido en dos campos inconciliables.” De Riz, Liliana (1996). 222 “Lo cierto es que el pacto no fue una decisión de la UCR sino que como muchas otras decisiones importantes para el radicalismo, nació de la iniciativa del líder radical (Alfonsín) que contó con el apoyo de Enrique Nosiglia” (Acuña 1998:111). Nosiglia es un paradigmático ejemplo del llamado “operador político” en las sombras. Sin embargo, además de sus contactos, recursos y habilidades estratégicas y políticas, Nosiglia también es un militante histórico del radicalismo. Lo cual es importante para ser reconocido como una actor trascendente por el resto de los dirigentes partidarios. 223 Para ver este proceso con más detalle, Acuña (1998); Carrizo (1999) y Malamud (1994). 224 El mismo Alfonsín, pasado aquellos momentos, se vio necesitado de explicitar sus posiciones y para hacerlo redactó un libro de varios tomos, donde relata y justifica su accionar. Esta obra sirve, a la vez, de fuente en este trabajo para poder analizar los hechos desde la perspectiva de su actor principal. 225 Para ver la opinión de los que enfrentaron la posición desde dentro de la UCR, ver Olivera (1995) 226 “El nivel de acuerdo con la reforma constitucional según las encuestas realizadas antes del denominado “Pacto de Olivos” rondaba el 50 % de las adhesiones. Asimismo, los datos de encuestas realizadas en diez provincias durante el mes de septiembre de 1993 indican que, tanto la decisión de participar en el plebiscito, como el sentido favorable del voto rondaban 70 % (Fuente: SOFRES-IBOPE)” De Riz (1996).

sobre su propia fuerza electoral227 unida a la creencia que Menem podría imponer, a través

de la realización de un plebiscito, un proyecto de constitución de carácter reaccionario y

clerical228. La voluntad de Alfonsín y de su grupo de volver a ocupar el centro de la escena

partidaria y nacional es otro de los elementos de peso que rodearon este hecho229 y

finalmente la compleja situación interna del radicalismo230. Todas pueden explicar alguna de

las causas de este hecho y para este trabajo retomaremos varias de ellas, pero centradas

desde una perspectiva organizacional, donde la delicada situación interna del partido es una

variable clave.

El plebiscito con el que presionaba Menem representaba una doble amenaza para la UCR,

y Raúl Alfonsín fue conciente de ello desde el primer momento. En primer lugar el

plebiscito implicaba la posibilidad de una nueva derrota electoral, y, como consecuencia de

eso, que el peronismo obtuviera todo lo que deseaba sin negociación ninguna. En éste

sentido el testimonio de Alfonsín no deja lugar a duda:

“La reforma de la constitución se hubiera realizado, de todos modos, aunque mediara la oposición del radicalismo y de otras fuerzas políticas”231.

En segundo término, tener que encolumnar al partido tras un SI o un NO a la reelección

hubiera puesto a la UCR ante una coyuntura insalvable. El partido lejos estaba de funcionar

centralizadamente y en forma orgánica. En la percepción colectiva de un retroceso

electoral, el partido estaba convertido en una federación de agrupaciones provinciales y

locales que pugnaban por sacar provecho a las ansias releeccionistas de Carlos Menem o, al

menos, sobrevivir frente a la crisis que presentaba el radicalismo a nivel nacional. A su vez,

227 “En efecto, una mirada detenida sobre las elecciones de octubre de 1993, a partir de las cuales Alfonsín lanza su ofensiva por la conducción partidaria con un discurso opuesto al sostenido hasta entonces, revela que la U.C.R. pasaba por su mejor momento electoral desde 1987, contrariamente a lo que entonces se evaluó” Malamud (1994:4). 228 Para profundizar en el proceso, ver De Riz (1996) 229 “Desde el poder ejecutivo los brillantes resultados del oficialismo (el 43,4% del total nacional de votos) son leídos como una oportunidad para avanzar con un plebiscito sobre la reforma constitucional que permita la reelección del presidente. La UCR se sintió impotente y desconcertada, situación que es aprovechada por el ex presidente Alfonsín para retomar la conducción partidaria y desde ahí firmar un sorpresivo acuerdo con Menem, llamado “Pacto de Olivos”, que abre la puerta a una reforma de la Constitución” (Abal Medina 1988:10). 230 “Los resultados electorales profundizaron, además, los problemas internos que desde 1989 arrastraba la UCR. Algunos gobernadores de esa fuerza (Angeloz, Massaccesi y Maestro, principalmente) hicieron pública su intención de avalar la reforma, mientras Alfonsín extremaba su diatriba en defensa de la Constitución vigente y contra los intentos de sortear la cláusula anti-reelección. Aunque el ex presidente no podía desconocer que se enfrentaba a la posibilidad de una fractura y la dispersión del partido de seguir por ese camino. Este fue uno de los motivos por los que se selló, el 14 de noviembre de 1993, el “Pacto de Olivos”, por el cual Menem obtuvo su habilitación para 1995. Alfonsín logró el apoyo al pacto de parte de los gobernadores radicales que se habían mostrado dispuestos a acordar con el gobierno, y el de sus más fieles seguidores, que entendieron que era el mal menor, ante la posibilidad de que el partido se dividiera y de todos modos Menem obtuviera su reelección sin entregar nada a cambio” (Novaro 2001:65). 231 Alfonsín (1996:304).

un elemento no menor es que los gobernadores radicales habían ya reelegido o querían

hacerlo, y para eso necesitaban reformar las constituciones provinciales. Obviamente no

podían hacer esto mientras se oponían a la reelección de Menem. Alfonsín mismo lo relata

de la siguiente manera:

“El gobernador de Río Negro, Horacio Massaccesi, se había pronunciado por la reelección y convocado a una consulta al pueblo de su proivincia. El gobernador de Chubut, Carlos Maestro, insinuaba su deseo de encaminarse en la misma dirección. Desde Catamarca, el gobernador Castillo, si bien no se definía a favor, anticipaba que no militaría en contra de la reelección. Por su parte, el gobernador de Córdoba, Eduardo Angeloz, consideraba altamente riesgosa la competencia electoral y sostenía la necesidad de actuar con respecto al plebiscito como si nada ocurriera, con el propósito de deslegitimarlo. Otros se pronunciaban por el NO y, finalmente, otros por la abstención activa, es decir con campaña y fiscalización, o pasiva, sin control y sin proselitismo”232.

La solución de compromiso fue la libertad de acción las unidades subnacionales. La

Convención Nacional legitimaba una situación de hecho, pero también la formalizaba.

“El 28 de octubre, la Mesa Directiva del Comité Nacional, juntamente con el plenario de presidentes de distrito y la Mesa Directiva de la Convención Nacional, al repudiar la convocatoria (al plebiscito), frente a las diversas posiciones se vio precisada a “facultar a cada distrito para que instrumente la forma que estime más conveniente a los efectos de materializar la descalificación al plebiscito como medio para viabilizar la reforma de la constitución”. [ ] “En consecuencia, esta Honorable Convención Nacional ratifica su rechazo al proyecto de reforma constitucional y al; plebiscito tal como han sido propuesto. Este rechazo se expresa por el “vote no” o por el “no voto” (abstención), y se ejecutará en cada distrito siguiendo sus modalidades particulares” 233.

El partido como organización nacional estaba desecho. Un indicador básico que refleja un

partido de extensión nacional es su capacidad de actuar con todas sus unidades

subnacionales unidas frente a procesos electorales de carácter nacional. En ésta coyuntura

cada distrito podría elegir que hacer, incluso, no hacer nada. Alfonsín señala claramente los

riesgos de una jugada de suma cero.

“Enfrentábamos una situación desesperante. Las distintas actitudes del radicalismo en las diversas provincias, que permitían anticipar que muchas de ellas ni siquiera se controlaría la elección, no podían sino provocar un triunfo estruendoso del oficialismo y una exhibición escuálida y deforme de nuestra fuerza política”(Alfonsín 1996:307).

En este esquema también quedaba mortalmente herido el liderazgo de Alfonsín, quien

resultaba incapaz de imponer una lógica orgánica de funcionamiento a los lideres

provinciales. Así se entiende mejor el volantazo dado por Alfonsín. Su cambio abrupto de

posición aparejaba varios beneficios: Podría imponer algunos de sus reclamos históricos a

la nueva constitución, evitaría una crisis institucional de imprevisibles consecuencias,

tomaría el control de la política partidaria y volvería a la escena pública con un liderazgo

renovado.

232 En Alfonsín (1996:305). 233 En Alfonsín (1996:306).

Un elemento que es importante señalar, y que es no tomado en cuenta habitualmente por la

literatura, es que el Pacto de Olivos implicó un suerte de reaseguro para el radicalismo, que

le permitieron consolidarse en su poder institucional, aun, cuando fuese perdiendo

ascendiente a nivel electoral nacional. La creación de un tercer senador por provincia, de

elección automática y para la minoría, le permitió asegurarse un bloque mínimo pero

significativo de senadores en aquellas provincias, donde a pesar de no ganar, ocupaba el

segundo lugar y no había otras fuerzas que se lo disputaran. La asunción de los nuevos

senadores por la minoría, se realizó rapidamente, en la mayoría de los casos, sin elecciones

internas. Los nuevos senadores de la UCR fueron los miembros de la coalición dominante

que se habían mantenido fieles al caudillo radical234. También se legisla una cantidad

mínima de diputados que coloca cada provincia más allá del número de sus habitantes y

que produce una inédita sobrerrepresentación en una cámara donde debe privar la

proporcionalidad235.

Sin dudas también trajo costos, algunos de ellos, no previstos originalmente: El fin del

sistema de dos partidos hegemónicos. La aparición del FREPASO como nueva

herramienta de oposición al menemismo, desalojaría del segundo lugar al radicalismo en las

presidenciales de 1995 por primera vez en la historia. Otro de los efectos no deseados, fue

la consolidación de una fuerte corriente de disidencia interna, encabezada por Fernando de

la Rua quien, paradójicamente, sería el más beneficiado posteriormente por la aplicación de

la nueva constitución a la que tenazmente se opuso236.

El segundo ejemplo que permitirá conocer el funcionamiento de los organismos partidarios

muestra que en épocas de campaña electoral, el candidato puede también tener su propio

comité de campaña más allá del definido por el partido, tomar decisiones sobre el discurso,

las propuestas y la publicidad, sin recostarse en la organicidad partidaria o relegándola a un

segundo plano. Una vez constituida y en momentos en que se estaba preparando la Alianza

para suceder a Menem, las disputas por la confección del programa estaban cruzadas por la

tensión entre el líder formal del partido y candidato a la presidencia (Fernando de la Rua) y

234 Antonio Berongaray por La Pampa, Saez por Chubut, Salum por Jujuy, Melgarejo por Santa Cruz, Meneghini por Santiago del Estero, López por Entre Ríos y Leopoldo Moreau por Buenos Aires, entre otros. 235 Por otra parte la renovación de cargos en la Corte Suprema de Justicia y la creación de un Consejo de la Magistratura, favorecen al PJ y a la UCR, por la tradición que ambos partidos tienen en el ámbito judicial. Muchas de estas medidas explican, en parte, al supervivencia del radicalismo luego de la catástrofe del 2001. 236 De la Rua será el primer Jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires electo por votación directa. Antes de la reforma constitucional, el Intendente era elegido por el presidente. Desde ese cargo inició su trayecto hacia la presidencia de la nación a la que llego en Alianza con el FREPASO.

el líder “real”, Raúl Alfonsín237. Fernando de la Rua buscaba evadir las instancias formales

ya que ahí pesaba su rival, a pesar que era él mismo el presidente del partido. Lo que

ocurría tras el telón era ver como a través de esta “excusa” (la propuesta electoral) De la

Rua afianzaba su poder o lo hacia Alfonsín. Éste último en aquel momento había

renunciado a la presidencia formal del partido a favor de De la Rua, pero su ascendiente

partidario continuaba intacto a pesar de no tener ningún cargo dentro de la UCR238. La

presencia del otro socio de la inédita coalición sólo aumentaba las desconfianzas y las

intrigas. El diario Clarín relataba aquellos sucesos de la siguiente manera:

“De la Rúa es por estos días el dirigente con más poder formal en la Argentina después de Carlos Menem. Es presidente del radicalismo, jefe de Gobierno de la principal ciudad del país, candidato presidencial de la Alianza y favorito en las encuestas. Sin embargo, tanta acumulación de títulos no le es hoy suficiente para traslucir que él y no otro es el jefe político indiscutido de la coalición que aspira a instalarse en el poder el próximo 10 de diciembre. Hasta el momento los hechos muestran que la capacidad de mando ejercida por De la Rúa no le fue suficiente para constituir la Alianza UCR-FREPASO en un distrito clave como Córdoba y en otro menor como Catamarca. Tampoco le alcanzó -hasta ahora- para disciplinar a un intendente radical del conurbano, Enrique García, que insiste con plantear una interna en su partido que defina el candidato a vicegobernador bonaerense. Metódico y paciente, De la Rúa confía en que el tiempo y las necesidades políticas de la coalición le darán el sello de jefe y no sólo de candidato en la Alianza, poniéndose por encima del juego propio que tenía Alfonsín antes de dar el paso al costado y al que esgrime Chacho Álvarez en la sociedad UCR-FREPASO”239.

La crónica es bastante demostrativa de lo que se venía señalando. La impresionante

cantidad y calidad de cargos acumulados no le otorgaba a Fernando De la Rua el peso

suficiente para poder conducir al partido, ni en los distritos grandes ni en los chicos.

Tampoco le alcanzó posteriormente acceder a la misma presidencia de la nación240. Las

argumentaciones de unos y otros son también demostrativas de este choque entre distintos

tipos de poderes, disputa que debe leerse a la luz de este enfrentamiento entre instituciones

formales e informales. El reporte del diario Clarín sigue ilustrándolo:

“En ese marco se inserta la decisión de De la Rúa de avanzar ya mismo en la preparación de un "plan maestro" de gobierno para aplicar en caso de ganar la elección presidencial de octubre. De la Rúa encargó a Rodolfo Terragno la coordinación de la labor. Alfonsín sostenía que la Alianza debía tener definido un programa de gobierno para anunciar el próximo 25 de Mayo, elaborado

237 Como dato significativo se puede aportar que la Alianza no se decidió en los cuerpos orgánicos del partido. Se decidió en un estudio de televisión al que Alfonsín y el líder del FREPASO, Carlos “Chacho” Álvarez, habían concurrido a debatir y luego de varias semanas de más o menos sigilosas conversaciones. 238 Según El diario La Nación en su edición del día 20 de febrero de 1999, “Los habituales intérpretes del ex presidente se encargaron de aclarar que el retiro era temporario. Pero tendrá que analizar cómo vuelve y, en cualquier caso, para qué”. Extractado de La Nación Digital. Para ver detalles del proceso de sucesión ver Seman (2002) 239 Fuente Clarín Digital 20 de febrero de 1999. 240 La dirigente del ARI, en ese momento radical disidente, Elisa Carrió lo definía de la siguiente manera: “Es muy difícil cambiar el poder cuando una persona llega sólo por su imagen, porque no es lo mismo que tener liderazgo, que es una relación mucho más fuerte con el pueblo, de interpretación de su sentir. No se tiene autoridad porque se sea presidente; la autoridad surge de un liderazgo, de principios y de conducción, y eso es independiente del cargo formal que uno tenga. De la Rua no tiene autoridad. Es presidente pero no tiene autoridad”. Revista 3 puntos 22 de febrero de 2001. Tomado de http://www.elisacarrio.com.ar/prensa/huracan.htm el 20 de marzo de 2004. 4.55 am. (El subrayo es mío)

por el Instituto Programático de la Alianza (IPA)241 que él lideraba. Pero cerca de De la Rúa dicen que una cosa es una plataforma y otra muy distinta un plan piloto de gobierno como el que encargó el candidato presidencial. "El plan debe describir con precisión las medidas que tomaremos el 10 de diciembre a la diez de la mañana apenas ocupemos la Casa Rosada", señaló uno de los miembros del grupo. No parece tratarse de una discusión semántica sobre las diferencias que hay entre programa y plan, sino de una actitud política del jefe radical para demostrar su vuelo propio. Fuentes partidarias admiten que eso significa, en buen romance, que De la Rúa no estaba dispuesto a reconocerle a Alfonsín el papel de "garante doctrinario" de la Alianza ni el de ser el aglutinante de los técnicos y programas de la oposición. El ex presidente siempre negó tener tales intenciones, pero los cierto es que desde la conducción del IPA y desde su aspiración de conducir la UCR ejercía un poder político gravitante en la Alianza que a veces ponía, al menos, incómodo al candidato presidencial”242.

Este párrafo sigue mostrando explícitamente la confrontación, pero a su vez introduce la

figura del grupo técnico del candidato que se enfrenta a la intención de Alfonsín de ser el

“garante doctrinario”, la voz oficial del radicalismo, que no es igual a decir la voz formal,

que en este caso era De la Rua. La historia finalizó con la renuncia de Alfonsín a la

presidencia del IPA, pero tampoco esto logró darle a De la Rua el liderazgo que nunca

alcanzaría, más allá de la acumulación de sellos formales. Alfonsín podía renunciar a todos

sus cargos, pero no a la autoridad carismática que ejercía sobre el partido243. El “poder

informal” estará en relación directa con su lugar en el entramado organizativo producido

por la dualidad formalidad-informalidad., entendido no como un cargo, sino como el

conjunto de interacciones y acceso a recursos.

Las dos ejemplos anteriores son una muestra que en la UCR las iniciativas y las decisiones

parten más de los lideres nacionales (y en algunos casos los provinciales), y que después

entran a jugar los organismos partidarios, más como legitimadores hacia la militancia y la

opinión pública que como ámbitos decisorios. La forma federal que la UCR copia de la

constitución agrega a su vez más actores con peso propio y preocupaciones particulares

que los previstos en las reglas escritas. Ésto deforma, en la práctica, el organigrama original

previsto en la Carta Orgánica. Por otra parte, los liderazgos formales no siempre se

corresponden con los reales. La presencia de Alfonsín, con el fuerte vinculo carismático

que proyecta sobre dirigentes y militantes, marca a fuego la toma de las decisiones del

partido, desde 1983 hasta la actualidad. Más allá de quien ocupe los lugares de conducción

241 El IPA -Instituto Programático de la Alianza- había sido creado por Alfonsín; donde técnicos e intelectuales del Frepaso y del radicalismo se reunían para producir la plataforma de gobierno. El triunfo de Fernando de la Rúa en la interna abierta de la coalición y su nominación como candidato presidencial, había desdibujado su función y el proyecto original. 242 Fuente Clarín Digital 20 de febrero de 1999. El subrayado es mío. 243 Un especialista entrevistado afirma que “El radical tradicional tiene la ideología del nuevo mandato imperativo, el radicalismo define las políticas, los representantes del radicalismo en el gobierno las implementan y no consideran entonces la eventualidad del liderazgo. Cuando el líder del partido es el presidente como el caso de Alfonsín, entonces no hay tanto conflicto, aunque se le exige debate en los órganos partidarios” (Entrevista S-1).

formal, sea Terragno o De la Rua, el liderazgo se detenta por otros valores que exceden los

que la letra de las reglamentaciones formales prevén244. Ésto no se sólo se observa en la

figura de Alfonsín, sino que se traslada a otros niveles partidarios, incluso a la existencia de

los llamados “operadores políticos”, concepto que define a miembros del partido que sin

cargos, actuaban en nombre del partido245. En las encuestas realizadas a los militantes se les

pide que reconozcan la existencia de estas figuras dentro del partido, lo cual es realizado sin

mayores dificultades, coincidiendo además en un altísimo porcentaje también en la

identificación de quiénes ocuparían esos roles.

En definitiva todo lo antedicho en este apartado, muestra que la UCR en su

funcionamiento predomine un comportamiento informal y fragmentado en la toma de

decisiones, lo cual paradójicamente, no significa que las instancias formales no importen.

4.4. Financiación partidaria Los métodos de financiamiento fueron cambiando en los últimos veinte años de

democracia. También fue cambiando el interés que demostraba la sociedad por lo relativo

al dinero que se invierte en la política. Durante los primeros años de la transición, el tema

no figuraba en la agenda de los ciudadanos y los controles eran nulos. A pesar de la

atención, justificada, que se presta al financiamiento de las campañas electorales, los

partidos políticos necesitan utilizar dinero para sus gastos de todo el año y, sobre esos

gastos, no ha habido tanta atención en la literatura246. Los gastos de las campaña son

llamativos, pues son grandes cantidades que se gastan en poco tiempo y con mucha

exposición pública. Con el proceso de profesionalización de las campañas electorales éstos

gastos han ido aumentando y también su impacto en los electorados. Publicistas, medios

gráficos y televisivos, encuestas permanentes, apertura de nuevas sedes, giras nacionales,

multiplicación de los gastos de cada unidad provincial son parte de las consecuencias de

este proceso, que por su magnitud, atrae la atención preferencial de especialistas y

estudiosos, como también de los organismos de control. Sin embargo, el partido político

funciona también en épocas no electorales, y, para esto, necesita ingresos que le permitan

244 Esta situación de doble liderazgo no es original en la UCR, sino que se observa desde sus mismo orígenes con la polémica relación entre Yrigoyen y Alem, posteriormente Yrigoyen-Alvear, Balbín-Frondizi, Balbín-Illia, y por último Alfonsín-De la Rua. 245 La función de estos operadores es hablar y acordar en nombre de altos dirigenteso, generando alianzas entre grupos de dirigentes partidarios con vistas a una elección interna; con otros partidos para buscar votos en el congreso o en una legislatura; haciendo lobby en los medios de comunicación o consiguiendo fondos para el funcionamiento del partido. 246 Quien controla los canales a través de los cuales fluye el dinero, controla un recurso de poder básico en la organización” (Panebianco 1982).

sostenerse. Las sedes centrales y los grandes gastos que ellas implican, pero también, los de

las unidades de base. Las unidades barriales representan un gasto constante que debe

desembolsarse mes a mes, el alquiler, los servicios públicos, la persona que lo abre y lo

cierra, son algunos de los gastos que se pueden señalar. El partido hace publicidad también

en épocas no electorales, en forma de pintadas en las paredes, volantes y afiches o

realizando actividades barriales. Se sostiene económicamente a los militantes que dan vida

cotidianamente a la estructura del partido en sus diversos ámbitos, que se encargan de

mantener el contacto con los afiliados en particular y con el resto de la sociedad, en general.

La reforma constitucional de 1994 fue un fuerte avance en la consolidación del lugar

institucional de los partidos políticos. Quedó escrito también, la obligación del estado de

financiarlos y la de los partidos de dar información sobre el destino que les dan a todos sus

fondos. En la Argentina el constante reclamo de las diversas organizaciones ciudadanas

(como por ejemplo la ONG Poder Ciudadano247) y la acción de los medios de

comunicación, crearon un clima de expectación y demanda sobre la necesidad de una

reforma política integral, donde el financiamiento ocupaba un lugar preponderante.

El punto de inflexión comenzó en la década de 1990. La combinación de empobrecimiento

social, con cifras gigantescas producto de las privatizaciones, asociados a la corrupción y

ostentación, fueron creando un clima de demanda social que puso el tema en el centro de la

agenda pública; incluso desembocó en el triunfo electoral de la ALIANZA.

Posteriormente, la faltas de respuestas a éstos reclamos, junto al escándalo de los sobornos

del Senado y los sucesos del 2001, sensibilizaron a la opinión pública volcándola contra

toda la clase política. Desde 1994 hasta el día de hoy se elaboraron dos leyes, la 23.298 y la

más reciente, del 2002, y modificatoria de la anterior, la ley 25.600. Esta última fue

sancionada al calor de esta crisis que rodeaba al gobierno de Duhalde, y que se manifestaba

en la perdida total de legitimidad de los dirigentes políticos.

Como producto de esa presión social es que Duhalde impulsa una ley que contempla

avances en la búsqueda de transparencia pero que aun sigue dejando importantes vacíos y

247 Poder Ciudadano, ha trabajado sobre una forma de control que pone énfasis en cambiar los incentivos de los partidos políticos. Se invita a los partidos a firmar un acuerdo por el cual se comprometen a hacer públicos sus gastos y a permitir un monitoreo por parte de la ONG. Si bien el control debería ser sobre todos los gastos, se estima que el publicitario es un sector clave y que dará pistas sobre el grueso del financiamiento. Si los partidos se niegan, la publicidad negativa que realiza la ONG puede perjudicarlos severamente. Poder Ciudadano es el capítulo argentino de Transparencia Internacional (Ewing 2001).

limitaciones248. Este punto de vista, es consonante con los fuertes reclamos que provenían

de la sociedad, agudizados por los sucesos que se desarrollan a partir de diciembre del 2001

y que buscan ser aquietados por el gobierno de entonces con una ley que, finalmente, no

dio las respuestas esperadas a los problemas que le dieron origen.

La literatura que se ha producido sobre la legislación en materia de financiamiento en la

Argentina, en especial sobre la última ley, señala la insólita cantidad de limitaciones y trabas

burocráticas que involucran249. Tantas limitaciones, en la práctica, no pueden ser ejercidas

eficientemente y demuestran una lógica en la que la corrupción es entendida como un

fenómeno de los políticos y controlable con la mera aplicación de una norma jurídica. Este

trabajo se sostiene en la creencia que la relación del estado con terceras personas (sean de

existencia jurídica o física) se desarrolla por vías que no son sólo las formales. Éste tipo de

normas regulatorias rara vez se cumplen u obedecen como está estipulado, por lo tanto y

como se verá a continuación, a una parafernalia legal para reglamentar el movimiento

monetario de los partidos políticos, corresponderá otra parafernalia similar para evadir

dicho control legal250. Gran parte de los entrevistados, cuando se le pregunta por los

orígenes de los fondos partidarios olvidan los diferentes ingresos que sostienen a la vida del

partido y aluden sólo a los gastos de campaña o se refieren a los gastos locales que

ocasionan campañas municipales251. Casi la mitad de los encuestados no reconoce el lugar

del financiamiento ilegal, algunos aluden a ello irónicamente y otros lo cuentan en forma

descarnada252.

“Casi todas las líneas internas tienen su fundación, algunos diputados y senadores utilizan dinero de su bolsillo, otros usan imprentas propias”253. “Con el aporte de algún diputado, senador, que abre un local y encuentra un puntero que lo atienda. Las campañas las bancan los militantes, lo que recibe el partido por voto”254 “En mi pueblo se financian con los aportes de los militantes y cuando somos gobierno de los concejales y funcionarios municipales. Rara vez se recibe apoyo del comité central por los fondos que se reciben de la nación. He sido tesorero de campaña tres veces y conozco el tema”255. “Se financian con el aporte de militantes

248 La ley prevé que el 80% de los ingresos por votos, deben ser repartido en las unidades subnacionales, aportando de este modo, un elemento más, a la fragmentación del organigrama partidario y la debilidad de las oficinas centrales frente a las provinciales. 249 Para profundizar en este análisis ver Rubio (2002 y 2003) 250 “La exagerada confianza en el poder de solución de las normas pierde de vista que la corrupción, la deshonestidad y la deslegitimación de la democracia son problemas culturales que exceden a la dirigencia política. En efecto, de poco servirá la nueva ley en una sociedad caracterizada por el desconocimiento del valor de las normas y las instituciones y por el incumplimiento generalizado de las más elementales reglas jurídicas” Rubio (2002:1). 251 Esto es diferente también en las ciudades y pueblos más pequeños, donde los gastos no pueden ser muy ostentos. En las ciudades los partidos tienen muchas sedes y estas acarrean gastos mensuales. 252 Para ver en m’as detalle como fue la campaña de Fernando de la Rua y la contratación de publicistas norteamericanos y los costos ver Seman (2002) 253 (Entrevista E-1) 254 (Entrevista E-8) 255 (Entrevista E-10)

rentados. Con financiamiento internacional […] empresarios afines a la causa”256 “Donaciones privadas de los mismos que donan para la campaña justicialista”257. “Se financian “misteriosamente”. Nadie jamás supo de donde salía la plata. Es evidente que con aportes del 10% de los sueldos de legisladores y funcionarios mas los aportes del tesoro por votos sacados no explican sino una mínima parte de la plata que siempre se gasto. En tren de conjeturas debe haber aportes non sanctos de empresarios a las campañas y recursos extraídos indebidamente de las arcas estatales”258

Para este trabajo se realizó una entrevista al encargado de las finanzas del candidato radical

para las elecciones presidenciales de 1995; curiosamente no era afiliado al partido, pero

llegó hasta ese lugar por su cercanía con el líder259. En respuesta a la pregunta que buscaba

averiguar cual era el origen de los fondos de campaña, no dudo en afirmar que

“Con aportes de afiliados en mínima parte; con contribuciones derivadas del clientelismo y a veces la prebenda en mayor parte, además del fondo fijo estatal. En las campañas, hay aportes empresarios y públicos impuestos estos últimos por la ley”.

Tanto en épocas de campaña como cotidianamente, el partido financia una importante

cantidad de militantes que realizan las tareas que permiten su funcionamiento. En muchos

casos para realizar las tareas que debería cumplir una burocracia inexistente. Durante

mucho tiempo se ha utilizado la estrategia que en Argentina se conoce popularmente como

“ñoqui”. Ésto se refiere a la contratación de personas que sin concurrir a trabajar cobran

sueldos estatales para dedicarse de manera exclusiva a la actividad política260. Ésta práctica,

bastante extendida en el funcionamiento político partidario, también ocurre cuando los

legisladores realizan contrataciones a nombre de personas que no existen y utilizan esos

sueldos para financiar a otros militantes.

“Éramos cuatro amigos que militábamos para un grupo de la UCR. Le dedicábamos todo el día, desde que nos despertábamos hasta la noche. Teníamos dos contratos que nos repartíamos entre los cuatro. Lo más difícil era contarle a tu familia de que trabajas (o de que no trabajabas)” 261.

Otra estrategia de financiamiento partidario es la de dividir un mismo contrato entre varias

personas. El sistema es claro. Un militante cobra un contrato del Estado y, al recibir el

256 (Entrevista E-14) 257 (Entrevista E-3) 258 (Entrevista M-2) 259 “Mi afiliación data del mes de Mayo de 1995, pocos días después de las elecciones presidenciales del 14, en las cuales por primera vez un candidato radical, Horacio Masacessi, fue tercero (ni segundo ni primero) con alrededor del 16 % de los votos. Constituyó para entonces la peor elección de la historia, y aparecía inimaginable que en el futuro hubiesen perfomances peores, que desde luego las hubo. Entendí como una obligación del principio de lealtad afiliarme ante ese cuadro, pues personalmente había conducido la campaña de recaudación de fondos del candidato, amén de ser el enlace entre él y el presidente del partido, Raúl Alfonsín” (Entrevista E-32). 260 El caso más sonado finalizó con importantes dirigentes presos (el peronista José Pico por el PJ y el ex senador, Juan Trilla de la UCR) y el mismo De la Rua procesado. Se lo acusó de pagarle a su jardinero con un contrato del estado. Diario Clarín Digital. Miércoles 21 de julio de 1999. 261 (Entrevista M-1)

dinero, entrega un porcentaje (significativo) para ser distribuido entre otros militantes u

otros gastos.

“Trabaje con una diputada con el cargo de asesor, que eran con 2..100 pesos. La diputada acordó conmigo que cobraría la mitad del básico (800) mas el titulo (400) y que el resto lo entregaría cada mes para una caja política de la línea interna. Yo cumplí el acuerdo. Un día me echó y la proporción se invirtió: me daba 800 como seguro de desempleo y debía dejar 1300” (Entrevista M-2). “Mi comité se financió entre 1990 y 1994 con un contrato de 400 $ que yo cobraba sin ir a trabajar una en dependencia del estado. Cada fin de mes que hacia la cola me sentía incomodo, ya que pensaba que los demás empleados pensaban que lo cobraba para mi. Yo retiraba el sobre y le daba todo el contenido al tipo del comité que, contando con la confianza del referente se ocupaba de sumar a esa suma, aportes de otros militantes y entonces, se reunía el total del alquiler” (Entrevista E-2).

El personal partidario también es financiado con dinero proveniente de contratos en las

obras sociales intervenidas por el Estado, en las empresas mixtas por ejemplo, subterráneos

o autopistas o en las agencias que dan prestaciones jubilatorias. El PAMI262 y el ANSES263,

por la magnitud de recursos que manejan, han sido a lo largo de la historia un espacio

privilegiado de financiamiento partidario y son un capítulo especial que merece algunas

precisiones. Su presupuesto varias veces millonario permite contratar personas con

generosos sueldos, pero además, en lugares estratégicos. Desde allí se pueden mantener

clientelas, pero también, realizar negocios muy lucrativos relacionados con las contratación

de prestatarios y en el llamado de licitaciones varias veces millonarias. El organismo de

accountability horizontal dedicado al control de estas agencias (la Auditoria General de la

Nación) ha remarcado en numerosas ocasiones la existencia de severas anomalías

funcionales en estos organismos264.

“El mismo día, al mismo paciente del PAMI, le extendieron dos recetas: una para curarlo de diarrea aguda y otra para que se le aflojara el vientre. Nunca se supo si el hombre pudo evacuar su problema o si le quedó atascado, lo único que quedó claro fue que en el PAMI se sobrefacturaban medicamentos. La intervención de ayer es la número 18 en 32 años de existencia que lleva la obra social. Habla de la inutilidad de las 17 anteriores y de la poca eficacia de los apenas ocho directorios que la gobernaron. Peronistas, radicales y militares se alternaron y todos dejaron un tendal de jubilados sin atención médica y social acorde a la dignidad” 265.

Ésta situación de descontrol administrativo y las impresionantes cantidades de dinero

manejadas fueron fuentes de funcionamiento permanentes de algunos partidos políticos,

262 “Con 2400 millones de pesos por año de presupuesto y unos 4 millones de beneficiarios, el PAMI es la obra social más grande del país. Si bien ahora esta cifra significa alrededor de 700 millones de dólares (un poco más en euros), en épocas previas a la devaluación, estaban en paridad con el dólar. En él “trabajan 11 mil personas y puede manejarse con 3 mil. Pero para echarlos hay que asumir el costo de generar más desempleo”. Tomado de Página 12 Digital el 5 de agosto de 2001 el día 7 de abril de 2004 a las 13.00 hs. 263 El ANSES paga las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares, y además administra un seguro de desempleo. Tiene 200 delegaciones en todo el país y un presupuesto de 23 mil millones de pesos. 264 Como ejemplo se pueden mencionar la inexistencia de un padrón confiable de afiliados. Dicho padrón es la base para la liquidación de los gastos de mayor significatividad que generan los beneficiarios directos y de las retenciones con destino a las Obras Sociales por los indirectos. Por último señala la ausencia de un sistema integral de control sobre el cumplimiento de las obligaciones contractuales asumidas por los prestadores. 265 El informe presenta un abrumador balance de las irregularidades. El informe completo está disponible en http://www.agn.gov.ar/informes/informesPDF2002/2002_025.pdf Tomado el 10 de mayo de 2004 a las 17.48 hs.

entre ellos y principalmente, el PJ y la UCR; pero adquirió mayor visibilidad en la etapa

final del gobierno de Menem y se convirtió en un icono de la corrupción asociada al

financiamiento ilegal de la política. Una de las principales promesas de campaña de la

Alianza que integraban el FREPASO y la UCR fue sanear éstas instituciones. El entonces

candidato radical, Fernando de la Rua prometía convertirlo en una “caja de cristal” frente a

una situación que caracterizaba como una “caja negra”266. Finalmente, las promesas

quedaron en una nueva frustración. No resultó fácil poner en orden espacios que tocaban

intereses directos de las propias conducciones partidarias.

“Un ministro y un hombre cercano a De la Rúa coincidieron en que la cantidad de ñoquis es enorme. “Es como el PAMI, pero multiplicado por cien. Hay de todo, especialmente punteros y dirigentes de la provincia de Buenos Aires”, explicó el integrante del Gabinete. “No es casual que cada vez que se habla de meter mano los primeros en reaccionar sean Moreau y Alfonsín”267.

Es muy probable que muchas de estas prácticas se hayan ido reduciendo debido al impacto

de las mismas sobre la opinión pública, a la reducción de las partidas presupuestarias

debido a los procesos de ajuste estatal y a la intervención de la justicia debido a denuncias

de corrupción que incluían tanto a radicales y peronistas de primera línea. Sin embargo, en

la última campaña electoral, a pesar de que las encuestas auguraban un magro porcentaje y

que los aportes se reducían como el porcentaje de votos, la UCR igualmente violó la ley de

financiamiento de campañas electorales.

“Representantes de los más importantes candidatos presidenciales del 2003 ocultaron a la Justicia gastos de campaña por más de 15 millones de pesos, entre otras maniobras para tapar el origen de sus fuentes de financiamiento” 268.

Analizando los elementos antes citados, se observa una tendencia a un funcionamiento

informal en que refiere al financiamiento del partido, tanto en épocas electorales como en

la práctica cotidiana. La magnitud de los gastos en los que incurre un partido sólo puede

estar financiada en forma permanente por el dinero que se origina en los presupuestos

públicos o a través de donaciones clandestinas. En la medida que no se ataque el costo de

la política, la financiación seguirá siendo preponderantemente poco transparente.

266 "De la Rúa dice que hará del organismo una caja de cristal, que dispondrá su intervención apenas asuma y que lo tomará como un tema de conducción personal". Diario Clarín Digital. Tomado el 7 de abril a las 16 hs. 267 Tomado de Página 12 Digital del día domingo 5 de agosto de 2001. http://www.pagina12.com.ar/2001/01-08/01-08-05/pag06.htm el 7 de abril de 2004 a las 13.00 hs. 268 Extractado de http://old.clarin.com/diario/2004/06/06/elpais/p-01203.htm Tomado el 9 de junio de 2004 a las 12.20 hs.

4.5 Miembros: obligaciones y sanciones formales vs. informales

Los radicales se llaman unos a otros “correligionarios”, es decir aquellos que comparten

una religión y ese sentimiento se ha mantenido presente en importantes sectores de la

militancia.

“Para nosotros ser radical es como parte de un rito pagano, de una liturgia masónica, en el buen sentido de la palabra. Donde las ideas de libertad, de república y de democracia son dioses que adoramos en nuestros altares cívicos. Hay mucho de religiosidad en nuestra pertenencia al radicalismo. Es una especie de credo, de fe pagana y ciudadana”269.

A pesar de esta fuerte carga identitaria, los miembros de la Unión Cívica Radical no tienen

obligaciones puntuales con relación al partido, por ejemplo, no tienen que pagar cuotas de

membresía ni votar obligatoriamente ni asistir a reuniones. Diferente es el caso de los que

ocupan cargos públicos270, a dicha dirigencia partidaria se le exige aportar recursos, pero

ésto no siempre ocurre y, aunque lo hicieran, no alcanzaría para financiar las costosas

campañas electorales que enfrenta el partido casi anualmente. Eso no quiere decir que los

candidatos no aporten con sus recursos, financien sus campañas, realicen actividades

electorales con infraestructura propia e incluso, que sostengan relaciones económicas y

políticas con empresarios. Éstas actividades existen y se realizan por fuera de los espacios

señalados en los estatutos y las leyes. Lo que se quiere señalar es que las obligaciones

marcadas por las reglas formales son escasas y además no son exigidas, salvo en contadas

ocasiones.

Está previsto también que el partido pueda expulsar a sus miembros en caso de graves

faltas, aunque también esta facultad queda en manos de las subunidades provinciales271. Sin

embargo las sanciones sólo se hacen prácticas con la expulsión de militantes a raíz de

indisciplinas muy graves, hechos de trascendencia pública que afecten la imagen del partido

o en los más notorios casos de deslealtad al partido, por ejemplo, ser candidato de otro.

Éstos casos tienen una función de carácter ejemplificador o la búsqueda de un gesto

político hacia la opinión pública. Tanto los ex ministros Dante Caputo (en el Partido

Socialista), y Ricardo Lopez Murphy (RECREAR), como la legisladora Elisa Carrio (ARI),

269 (Entrevista E-17). 270 El Artículo 8 Inciso f) reglamenta el aporte de quienes ocupan cargos legislativos o partidarios: 1.-Por cuota mensual de cinco pesos de los delegados al Comité y Convención Nacional, que deberá ser abonados directamente a la tesorería del Comité Nacional. 2.-Por el 10% (diez por ciento) de los emolumentos de los representantes electivos del partido en el orden nacional, que deberá ser abonado directamente al Tesoro del Comité Nacional. 3.-Por la contribución que hará cada distrito al Tesoro del partido, diez por ciento de su recaudación originaria. 271 El artículo 8 inciso h) de la Carta Orgánica sostiene “Establecer las infracciones y sanciones para castigar los actos de inconducta partidaria y disponer amnistías generales, debiendo las sanciones aplicarse por los organismos de distrito, los cuales crearan los Tribunales correspondientes. Hasta tanto la Convención dicte las normas se aplicarán las vigentes en cada distrito”.

fueron expulsados por la envergadura que poseían como dirigentes radicales, no así los

cientos de militantes que los acompañaron, especialmente en el ultimo caso.

Por otra parte, la falta de controles en el ingreso de miembros, ha generado una suerte de

“mercado negro” de afiliaciones272. De hecho, mucha gente se afilia para hacer (o devolver)

favores a amigos y familiares. Otra práctica muy común es la de votar en la interna

mediante el trámite de los cambios de domicilio273, incluso se han realizado denunciadas de

dobles afiliaciones acordadas entre punteros de la UCR y del PJ para influir mutuamente en

las dos organizaciones .

Los padrones partidarios están “inflados”, ya que no existió nunca una depuración desde le

inicio de la democracia, con algunas pocas excepciones en lugares puntuales. Los censos de

afiliados muestran miles de personas que alguna vez se afiliaron y que jamás fueron dados

de baja, y que ni siquiera votan las listas radicales. Sobre los más de tres millones de

afiliados, en la última elección interna los votantes no superaron los cincuenta mil. Ésto es,

en parte, porque la cantidad de “fichas” que un dirigente posea es prenda de negociación a

la hora de nominar candidaturas. Los punteros de cada barrio saben cuantos votos tiene el

rival y el aliado; y en función de eso encaran los procesos de cooperación o confrontación

que vuelven a comenzar cuando finaliza cada elección interna y más allá del resultado que

arroje. Así se afilia a los amigos, a los parientes, a los habitantes de una villa que reciben

alimentos y que luego votan al PJ y a quien se ofrezca, todo vale para conseguir votos para

la interna.

En conclusión la afiliación e incorporación de miembros al partido no sigue ninguna

reglamentación, y además, los procesos se hayan teñidos de irregularidades y de ninguna

manera reflejan el estado de afiliación de los miembros al partido.

272 Un militante afirma, “Efectué todos los deberes del buen radical. Afilie hasta mi ex novia impunemente, gane la interna y la mitad del partido votó otras listas. Fin de la historia” (Entrevista E-14). 273 Es decir, poseer la dirección formal, la que consta en le DNI y en los censos en un lugar diferente al que se vive realmente. Para realizarlo, los partidos colocan a sus militantes en lugares claves de los organismos estatales que realizan dicho tramite.

4.6 Reglas y procedimientos internos

La organización de la UCR se vuelve un sistema que posee sentido en si mismo, a veces

más importante para sus miembros que el entorno mismo274. La formación de redes (como

forma de la informalidad) posee una sólida estabilidad temporal aunque una inestable

integración; las alianzas pueden variar después cada interna, por esto, la mayor parte de sus

integrantes se conocen de cooperar o competir en oportunidades diversas. Las redes,

entonces, se hayan todo el tiempo en tensión, la disputa (sea del signo que sea, pero

convertida en política) recorre todos los espacios de la red, se potencia en sus nodos y sólo

encuentra un escape, una forma de eliminar la tensión acumulada para que la red no

implosione: las elecciones internas. Éste mecanismo formal es el regulador del conflicto de

la red informal y es por ésta explicación que es crucial en la política radical, en su liturgia,

pero también en su acción orgánica275.

Dentro de las reglas formales, el espacio de resolución de conflictos se encuentra

ampliamente internalizado por lo actores partidarios276. Las reglas de juego son estables

desde 1983 y cuando ha habido cambios en algunas unidades subnacionales, no ha sido en

forma traumática277. Las tradicionales luchas por ocupar puestos de poder se traducen en

fuertes enfrentamientos entre los dirigentes: tanto la presidencia del Comité Nacional, del

Comité Provincial o de la Ciudad de Buenos Aires, como la presidencia de la Juventud

Radical (nacional o provincial) o los delegados a la Convención, son cargos que tienen un

gran valor para los miembros del partido. La pelea por ellos es intensa, constante y a veces

más atractiva que la pelea por los cargos de representación popular278. La confianza en el

mecanismo electoral interno se refleja entonces, en que durante últimos veinte años, hasta

el 2003, no se han registrado conflictos por el resultado de una elección ni particiones o

abandonos por disconformidad con el proceso. La estabilidad de ésta regla formal es un

elemento que no se puede obviar al analizar el funcionamiento organizativo de la UCR,

pero ésto no implica que las decisiones se tomen democráticamente, que la militancia este

conforme con el funcionamiento del partido ni que las elecciones internas no posean un 274 Esta dimensión está relacionada con la anteriormente desarrollada referida a la construcción de las carreras partidarias y la peculiar formas que éstas adoptan. 275 Resulta importante repetir la siguiente cita: “en un sistema caracterizado por contener fuertes subculturas políticas, es muy importante garantizar la convivencia, lo cual requiere la aceptación de un marco reglamentario común: la legalidad” (Lomnitz 2002:7). 276 Es recién en la última interna, realizada en el 2003, que ésta situación cambio, cuando la las formulas que competían por la candidatura a presidente y vicepresidente, se trenzaron en durísimas acusaciones de fraude. 277 Por ejemplo para cambiar las exigencias para la reelección en cargos públicos. 278 Un dicho muy repetido por los radicales es que “la elección nacional es la que se encuentra en el medio de dos internas”. En el mismo sentido otro muy utilizado grafica que “si hay dos radicales, hay tres internas”.

nivel de irregularidades por todos los miembros conocidas279. Y ésta paradoja es otra de las

características que conviven dentro de la UCR y que le otorgan una importancia al estudio

empírico de su organización280

La estructura organizativa, en definitiva, separa a quienes pertenecen de quienes no, pero

no todos pertenecen de igual manera. En ocasión de las elecciones y decisiones

trascendentes, es el acuerdo entre los distintos referentes del partido el que determina

quienes integran una fórmula o que decisión se toma. Ésto no es un dato menor para la

vida del partido, donde la tradición militante es muy importante a la hora de sostener

carreras partidarias. Se podría decir que cuando las reglas de juego son predominantemente

informales, el cargo vale por quien lo ocupa y no sólo por el peso previsto en la formalidad

estatutaria o legal281. Poseer el título de presidente del partido o cualquier otro cargo

partidario no trae aparejado, sin más, el respeto y la obediencia de los militantes y los

dirigentes282. Por otra parte, el acceso a recursos es fundamental para solventar los apoyos

necesarios para construir una carrera exitosa. En ésto hay numerosos obstáculos, sobre

todo, para quienes no tiene acceso a la distribución de recursos y más aún, carecen de

acceso a los medios de comunicación283. Si bien en ocasiones el primer lugar de una lista se

le puede otorgar a una figura convocante, sin militancia partidaria, el resto de los cargos se

distribuyen entre los dirigentes del partido. El ser un “recién llegado” o haber pertenecido a

otro partido, son puntos débiles que son utilizados por los rivales en la pelea interna284.

La elección de un candidato a la presidencia de la nación es una de las decisiones más

importantes que toma un partido político y el cargo máximo al que un afiliado puede

acceder en representación del partido. A través de ella se puede observar la forma en que

279 “Los punteros te hacen de todo, en las elecciones internas nacionales hay que mandar fiscales a todo el país, porque sino en los pueblos del interior te “vuelcan los padrones” (Entrevista M-1). Ésto significa en la jerga partidaria que aparecen como total de votantes la totalidad de los censados. 280 Al mencionar en muchos casos la existencia de una serie de dirigentes a los que se sindica como responsables de la catástrofe electoral y gubernamental, los afiliados insisten con la idea de recuperar las estructuras para “otra” política, poniendo énfasis en la importancia de estas instituciones formales en la acción partidaria. 281 Los ejemplos de De la Rua y Terragno son paradigmáticos de esto último. 282 “Si uno no porta apellido, nunca llega a las estructuras, mucho menos las mujeres” (Entrevista E-8). 283 La inserción de los dirigentes provinciales en la estructura nacional está relacionada con el peso que poseen en sus provincias. Esto tiene que ver con los recursos que se manejan, las bancas con las que se cuentan, con el impacto mediático de sus acciones y con los votos que se trasladan a una elección nacional. Carecer de peso político en su propia provincia, es un costo que se paga internamente. Si además la provincia es pequeña y goza de pocos delegados a la convención, la situación de marginación es mayor. Finalmente, la estrategia de estos dirigentes es tratar de ocupar las pocas bancas legislativas que su distrito reparte, como forma de obtener poder y llegar a acercarse a la coalición dominante. 284 El caso de Terragno vuelve a ser un buen ejemplo. La dirigencia tradicional nunca le dejó pasar su origen externo a la estructura y haber declarado que en 1983 votó al candidato del PJ, Italo Argentino Luder.

funciona internamente la organización, la relación con sus afiliados y el papel de la

coalición dominante. La tabla 3 es demostrativa de esto:

Tabla 3. Coalición dominante y formula presidencial Candidato a presidente y

Vicepresidente. Año de postulación

Provincia de origen del Presidente

Provincia de origen del vicepresidente

Forma a la que se llega al acuerdo interno

Raúl Alfonsín Víctor Martínez

(1983)

Buenos Aires Córdoba Acuerdo Alfonsín (MRyC)-Angeloz (Línea Córdoba)

Eduardo Angeloz Juan Manuel Casella

1989)

Córdoba Buenos Aires Acuerdo Alfonsín (MRyC)-Angeloz (Línea Córdoba). Triunfo abrumador en las

internas. Horacio Massaccesi Antonio Hernández

(1994)

Río Negro Córdoba Acuerdo Alfonsín -Angeloz (Línea Córdoba)

Triunfo en las internas frente a la formula Storani-

Terragno Fernando de la Rua

Carlos Alvarez (1999)

Ciudad de Bs As (nació en Córdoba, donde inició

su carrera junto a Angeloz).

Buenos Aires (proveniente del

FREPASO)

Elecciones internas entre dos partidos que formaron la Alianza. En la UCR no

hubo internas. Leopoldo Moreau

Mario Losada (2003)

Buenos Aires Misiones Victoria de la línea alfonsinista ortodoxa. En cuestionadas elecciones,

que incluso debieron repetirse.

Fuente: Elaboración propia

El acuerdo entre el alfonsinismo y la llamada Línea Córdoba (cuyo referente nacional era

Eduardo Angeloz) hegemonizó la nominación de candidaturas presidenciales durante los

primeros diez años de democracia. Incluso la nominación del entonces gobernador

Massaccesi, fue producto de ese acuerdo, aun no perteneciendo a ninguna de las dos

provincias en cuestión. La caída en desgracia del Angeloz, las divisiones internas del

radicalismo cordobés y la perdida de la gobernación, le restaron peso interno, pero sin

duda, aun es uno de los centros de poder del partido. La formula presidencial se decide

entonces a través de la negociación entre los sectores de peso nacional y es Alfonsín el que

posee el verdadero poder de coronación o veto285. Se observa que cuando menos

posibilidades tuvo la UCR de triunfar en las elecciones nacionales (en 1995 y 2003) se

realizaron las elecciones internas más disputadas, donde la coalición dominante se dividió

en partes casi iguales. Cuando el triunfo era un posibilidad, las candidaturas salieron por

consenso (Alfonsin, De la Rua) o por amplísima mayoría (Angeloz). Un primer respuesta a

ésto es que la aparente imposibilidad de obtener el triunfo electoral pone en primer lugar la

disputa por el poder partidario. La cercanía a obtener la presidencia, acalla las diferencias y

los problemas. 285 Sobre todo por su capacidad de asegurarle al “delfín” el apoyo del aparato partidario.

Finalmente, se observa que dentro de la organización conviven el respeto e internalizacion

de las reglas de resolución de conflicto por parte de la gran mayoría de los miembros, con

una fuerte tensión frente a la falta de democratización en la toma de decisiones,

centralizada desde 1983 en un grupo de dirigentes con escasa renovación y liderados por

Alfonsín. Las elecciones internas de 2003, que finalizaron con la percepción colectiva de un

escandaloso fraude, pusieron en entredicho la garantía que las elecciones internas ofrecían a

los dirigentes no alineados con la coalición dominante. Éste hecho fortaleció la imagen de

ilegitimidad que la conducción de partido sigue sufriendo a los ojos de los afiliados y es otra

de las causas del éxodo de dirigentes.

4.7 Carreras partidarias formales versus informales

Los dirigentes y afiliados radicales dan mucha importancia a la estructura partidaria y a los

cargos que ésta prevé para la conducción de la organización en todos sus niveles. Éste es

uno de los elementos que los diferencia de otras organizaciones con fuerte contenido

informal. Las carreras partidarias no se reducen a las que realizan los dirigentes

consagrados, todos los militantes tienen sus carreras y las formas que éstas adoptan

impactan directamente en el funcionamiento organizativo. Las carreras partidarias están

asociadas también a los intereses individuales y al conflicto interno. Se realizan guiadas por

un cursus honorum que corresponde a una combinación de la aceptación del organigrama

formal e informal, la línea partidaria y la tradición, pero también, está relacionado con la

estructura de oportunidad, el manejo de recursos y los intereses en pugna286.

Entre las consecuencias del liderazgo de Alfonsín antes señalado, se encuentra la también

mencionada incorporación de una ola de militancia que, a pesar de su progresiva reducción,

cristalizó en una importante “clase media” de dirigentes. Este numeroso sector constituyó

en un importante activo y uno de los secretos de la vitalidad de la UCR. Estos dirigentes,

generalmente desconocidos para la gran política, se encuentran en los comités, en las

universidades, en las oficinas del poder y buscan posibilidades de ascenso en un partido que

amenaza con cerrarse cada vez más. La vocación de poder que insufló Alfonsín a la UCR

se transmitió a la militancia y se tradujo en una constante preocupación y acción por la

obtención de espacios de poder internos y externos a la organización. Los recortes que va

sufriendo el partido con el paso del tiempo, en manos de una coalición dominante

286 Dentro de la UCR la llegada de los outsiders no es tan común como en el PJ, hubo algunos ejemplos que fueron seguidos de resonantes fracasos Los casos más sonados ocurrieron en la Ciudad de Buenos Aires y fueron encabezados por la escritora Martha Mercader, por la esposa de un empresario secuestrado y asesinado, Martha Oyhanarte y el humorista Nito Artaza.

escasamente renovada, genera respuestas informales e imaginativas de parte de un

importante sector de militantes y dirigentes intermedios que desean seguir influyendo, de

alguna manera, en la vida partidaria287. Los dirigentes de cada comité piensan en la próxima

interna, en los cargos en disputa, en su carrera partidaria y en función de eso se comienzan

a construir las relaciones de competencia y colaboración con los otros que se encuentran en

situaciones similares. En éste sentido, no ha sido muy explorada la persistencia en el

imaginario de muchos militantes, de ideas acerca del funcionamiento de la organización

generadas por el modelo más democrático ejercitado durante los primeros años de la

transición. Queda de esa época, para muchos militantes, un modelo a seguir, un ejemplo a

imitar288.

La descripción que a continuación se realiza está basada en la observación detallada de la

vida partidaria y en el análisis de las encuestas realizadas a militantes y dirigentes. De ésta

manera se presenta la existencia de grupos, subgrupos e individuos relacionados unos con

otros en una constante lucha por la construcción de poder partidario289. La red de grupos e

individuos se construyó sobre el organigrama formal y permitió maximizar los beneficios

de la acción política. Sobre todo lograr el acceso a información clave que, de otra manera,

se encontraba encapsulada en los dirigentes nacionales que hegemonizaban la política

partidaria desde 1983290. Entonces, cuatro o cinco militantes de un comité forman un

287 Desde 1985 aproximadamente “Las grandes decisiones comenzaron a tomarse dentro de grupos reducidos y así se cimentó una suerte de abandono interior de la democracia de enormes consecuencias para la vida institucional de la UCR” (Acuña 1998:106). 288 Esta idea se refuerza porque la UCR en 1983 se encontraba “en una situación en la cual no sólo estaba reorganizándose tras un periodo de inactividad, sino reconstituyendo sus identidades, luego de profundas modificaciones. [...]Las imágenes de partidos de masas, tercer movimiento histórico, cargadas a su vez de tensiones, están presentes en este proceso, construido centralmente sobre la base de una línea interna que, si bien originada en el tronco radical, incorporaba elementos nuevos a su cultura política: la movilización, la apertura del partido y su orgánica a los jóvenes” (Palermo 1986:79). 289 “Si, muchos grupos mas allá de líneas internas. Si bien había grupos por afinidad de edades e intereses, de mujeres o grupos de música, a veces había grupos internos muy fuertes por posturas en relación a ciertos temas” (Entrevista E-7), Si, eran liderados por personas con cierto poder, se reunían, algunos en “secreto” y era mal visto pasarse de un grupo a otro” (Entrevista E-8) “Los grupos siempre han existido, liderados por una especia de “caudillo iluminado” que impone criterios sobre los demás” (Entrevista E-10), “Si, dentro de las líneas internas hay grupos” (Entrevista E-11), “Siempre existieron grupos y subgrupos que coexistían dentro de las organizaciones y las líneas internas partidarias. Los mismos se estructuraban en base a lealtades zonales o barriales y a lealtades personales a partir del apoyo o simpatía hacia algún referente. Los grupos mantenían a la vez una organización interna similar a la de las organizaciones, había una mesa de conducción informal” (Entrevista E-16). “Siempre existieron grupos, liderados por los que se excluyen de las líneas o son excluidos, en realidad conforman una “línea N.N.” con objetivos generalmente iguales al resto pero diferenciados por ahí en el método” (Entrevista E-26), “Eran grupos de intereses, camarillas, corrientes de opinión, bandas, grupos de amigos. Los liderazgos iban cambiando en el tiempo, pero en general eran los más adaptados a la competencia política. Se organizaban por afinidades personales o intereses. Me parece que los miembros eran bastante estables. No se veían bien los cambios.” (Entrevista E-27). 290 “En cada lugar de militancia se dan de forma distinta. A lo largo de los años vi distintas formas de armarse esos grupos. En cada comité era distinto. En general tenían que ver con la relación con mayores y como se

pequeño grupo con objetivos concretos, delegan en uno de ellos la potestad de reunirse

con grupos similares de otro comité que a su vez forman un grupo más grande y que a su

vez se incluye en otro grupo más grande291.

Éstas relaciones se desarrollan en forma de redes, minúsculas al comienzo, en un mismo

comité pueden existir varias redes, separadas por diferentes lideres, personalidades, ideas,

referentes nacionales o, sencillamente, problemas amorosos de entre sus integrantes292. No

se puede entender éstas redes sin entender las relaciones interpersonales, los fines

individuales y los vínculos establecidos entre sus miembros. Los comités, además de

espacios políticos, son espacios sociales, de socialización de las personas; los militantes son

amigos (o enemigos), salen juntos los fines de semana, a veces trabajan juntos, estudian

juntos y en todo momento está la política presente.

Por otra parte, la disputa interna entre grupos es un poderoso atractivo para el ingreso y

permanencia de nuevos militantes293. Los nuevos militantes son motivo de competencia

entre los grupos para ver a cual se incorporan294 ya que, cuanto más numeroso sea un

grupo, más poder y prestigio poseerá295. Las redes informales son una derivación de la

misma formalidad organizativa y es sobre ésta, que, como una enredadera moldeada por la

posicionaban los de la Juventud. A veces grupos de la juventud se dividían por el apoyo a mayores. A veces esas fracturas eran ficticias y cada uno apoyaba a alguien distinto y la juventud seguía unida; otras veces si se dividían. La mayoría de los grupos que conocí estaban mas consolidados cuantas mas purgas internas habían pasado” (Entrevista E-1). 291 “A los dirigentes les importa controlar a estos grupos porque tienen fuerza militante y votos y además, definen internas entre los dirigentes más grandes. Entonces, para ganarse a estos grupos entregan recursos materiales e información. Mi grupo de pertenencia, de sólo cinco personas, llegó a reunirse a solas con Alfonsín, a conseguir contratos, cargos y sobre todo, nos informábamos de lo que pasaba. Éste está peleado con aquel, se va a hacer tal cosa, nuestro referente acordó con este por tal motivo” (Entrevista M-1). 292 “Las diferencias no estaban claras. Yo participe de uno y no de otro porque me hice amigo de uno y me cayo mal otro (ya que un día me mando a barrer la sala de reuniones después de una reunión). Como ambos, respondían a grupos capitalinos distintos, opte por uno de esos grupos” (Entrevista E-2). 293 “Otras funciones del sistema informal se vinculan con la socialización de los nuevos miembros para comprender y aceptar la cultura, la transmisión del conocimiento y la información, cubrir necesidades emocionales relacionadas o no con el trabajo y el apoyo ante tareas de dificultad o que requieran un un conocimiento mayor del entorno interior. De este modo, podemos afirmar que incluso para a propia realización de los roles formalmente establecidos, las relaciones informales son un recurso imprescindible (Hernández Santana 2003:343) 294 “Al entrar a militar a un comité se veían grupos que tenían algunos años allí y que estaban consolidados, quizás mas por amistad que por ideología partidaria. En general no se veía pases dentro de los grupos, pero si había intento de captación de los que ingresaban. También lo que sucedía era que después de cada reunión de comité, agrupación, etc., los grupos mas afines se quedaran charlando y pensando estrategias para ganar la interna del comité/agrupación, etc. Con la persona que pasa de un lado al otro, depende…cada grupo reacciona distinto, pero en general es mirada con recelo, pero depende el grupo” (Entrevista E-1). 295 “En las marchas o actos teníamos que ir bajo la bandera de alguien. Para demostrar que teníamos una banda mas grande. Eso fue siempre así, lo que fue cambiando era donde me ponía yo. A veces en algún comité, o en líneas internas o en grupos de amigos. A las marchas igualmente siempre íbamos bajo los mega grupos, ahí se contaba las costillas de cada uno” (Entrevista M-1).

pared que la sostiene, se desarrollan las relaciones informales al interior del partido. Las

redes se comienzan a expandir, de abajo hacia arriba, por proximidad, por afinidad

personal, por oposición a un tercer grupo, por relaciones históricas de cooperación o

conflicto. Pero también de arriba hacia abajo, por el acuerdo coyuntural de un sector con

otro, de un puntero con otro, por otras historias de militancia compartidas u ordenes de un

líder. De ésta manera, éstas redes van abarcando el organigrama partidario, ampliándose y

volviéndose más densas a medida que se acercan a los órganos colectivos de decisión. Éstas

redes guían y promueven informalmente las carreras partidarias. Sobre todo, hacen posible

el ascenso partidario, sin depender exclusivamente de favores y vetos de la coalición

dominante. Ésta red dota a la UCR de una característica original en el sistema partidario.

4.8 Los limites de la organización

Un partido se relaciona en su actividad cotidiana con muchas organizaciones y personas,

además de las que integran la propia organización. En ocasiones los militantes de un

partido pueden cumplir varios roles simultáneos ya que mientras son activos afiliados,

pueden ser estudiantes de una universidad donde el partido posee un espacio militante o

ser parte de un sindicato o de una ONG. Esta multiplicidad de funciones en los militantes

puede repercutir en la política de la organización296.

Como ya señalara Panebianco (1982) los partidos pueden ser creados externa o

internamente. La UCR es un ejemplo de este ultima forma, lo que no implica que a lo largo

del tiempo no haya generado relaciones con otras organizaciones. Si bien la UCR se define

en la actualidad y desde que Alfonsín es su líder, como un partido socialdemócrata, carece

de una relación sólida con el movimiento obrero organizado. Los partidos socialdemócratas

del mundo muestran en general una aceitada relación con los obreros a través de sus

sindicatos afines, el PSOE español o el laborismo británico son buen ejemplo de esto. La

UCR nunca pudo penetrar electoralmente en los núcleos obreros o de clase baja,

tradicionalmente afectos al peronismo. La vez que estuvo más cerca fue en la elección

fundacional de 1983. La tradición y el peso de las figuras de Perón y Evita aun son

296 “Ingrese como militante activa es decir afiliada en 1994, pero mi inicio en la militancia fue como consecuencia de mi ingreso a la universidad. La persona que me afilió fue la misma que me explicó cómo funcionaba el partido, desde lo formal hasta lo informal lo que había por detrás de tal o cual persona o sea, si X era amigo o aliado. Mi tarea consistía en ser algo así como un nexo entre el comité y la facultad, ya que el grupo que hegemonizaba el radicalismo de la facultad era aliado al local pero non tanto. Sin querer fui algo así como una “bajada” inconsciente, ya que mi decisión de militar fue anterior a la función designada. La cosa es que no cumplí muy bien la función porque termine dejando el local “base” por el grupo de la facultad y me dedique básicamente a militar en la Franja Morada, hasta que me gradué” (Entrevista E-7).

determinantes en la política argentina y frente a ellos la tradición radical no sólo no tiene

lugar, sino que además arrastra las consecuencias de un perfil anti peronista que es

traducido a veces como anti obrero o como se lo conoce popularmente, “gorila”. Por otra

parte son muy pocos los referentes del partido que provengan de estos sectores y que

hayan logrado ser referentes de primera línea del partido

La relación de la UCR y la CGT (Central General de los Trabajadores) fue siempre esquiva

y a menudo conflictiva. El primer fracaso de Alfonsín como presidente fue el rechazo por

parte del Senado de su proyecto de democratización sindical297. La CGT organizo 13 paros

generales contra el primer gobierno democrático post 1976, pero además fue el ariete del PJ

contra la política económica de Alfonsín y la avanzada que utilizo para recuperar el poder.

La acción de la CGT permitía el predominio de la política callejera y además la unión de

heterogéneos sectores políticos tras las política del PJ. De la Rua también sufrió los

embates gremiales, que una vez más, intentaron ocupar el espacio de oposición política. El

escándalo desatado por la compra de votos a senadores del PJ fue denunciado por la CGT

y finalizó con la renuncia del vicepresidente Carlos Álvarez. La ley en cuestión era la de

flexibilización laboral, exigida por el FMI y lo empresarios, que apuntaba a bajar el alto

costo laboral argentino fruto de la histórica protección social que gozaban los trabajadores.

En lo que respecta a la organización del radicalismo, se prevé la representación de los

trabajadores dentro del partido en la Organización de Trabajadores Radicales (OTR). Sin

embargo la OTR nunca tuvo gran ascendiente sobre los sindicatos, a excepción de gremios

relacionados con la clase media, como ser periodistas o de la educación en sus diferentes

niveles298. Y esto fue consecuencia de la falta de política de la UCR hacia el sector299. En

parte el radicalismo siempre se sintió en inferioridad de condiciones frente al PJ para llegar

297 La llamada “Ley Mucci” (por el apellido del ministro de trabajo que la impulsaba), proponía como medida estrella la representación de las minorías dentro del sistema electoral de los sindicatos. La regla era (y sigue siendo) que el que gana se lleva todo. De esta manera se venían perpetuando las llamadas “burocracias” sindicales, que eran espacios donde el peronismo alimentaba la resistencia contra el gobierno radical. 298 Un militante radical que integró la OTR afirmo en una entrevista que “Lo mas serio que hizo la UCR en materia sindical fue la creación de la OTR, pero siempre estuvo cruzada por las internas partidarias, las operaciones de los famosos operadores partidarios, y la desconfianza hacia los radicales que conviven con el peronismo. La única línea interna que tiene una política positiva hacia el sindicalismo radical es la de Freddy Storani, la Corriente de Opinión Nacional (CON) que daba una libertad de los militantes radicales en los gremios y los apoyaba con reservas pero financiando sus actividades” (Entrevista E-30). 299 “Nunca hubo nunca una política hacia los sindicatos. Las intervenciones partidarias en la vida de los sindicatos se caracterizó por dar ordenes a los militantes radicales que participaban previamente (y que por su propio esfuerzo habían llegado hasta ahí) que muchas veces eran incumplibles. Aunque me consta que cada vez que se pidió el apoyo partidario por parte de una lista sindical, se obtuvo. Por ejemplo revisando los censos electorales de los sindicatos en busca de afiliados (el Comité Capital hacia esas tareas) Entrevista M-30.

a los sectores trabajadores y nunca intentó revertir esto con políticas de mediano y largo

plazo300.

Una situación diferente se observa en el ambiente universitario. La relación entre la

universidad y la UCR se remontan al mismo primer gobierno de la UCR. Durante todo el

siglo XX la universidad nutrió de cuadros y miembros a la UCR y sobre todo, fue un

espacio electoral privilegiado que se mantuvo fiel, incluso, en las épocas de mayor poderío

del peronismo. Desde 1983 la UCR obtuvo la conducción de las principales universidades

(La Plata, Buenos Aires, Córdoba, Litoral) incluso en aquellas provincias donde gobernaba

el PJ. Durante la década menemista las universidades, gremios de personal administrativo y

federaciones estudiantiles fueron un espacio desde donde el radicalismo logró resistir los

embates del PJ en el gobierno, conseguir recursos y reproducir sus cuadros. La presencia de

la Unión Cívica Radical en todos los claustros de las Universidades otorga a sus miembros

la posibilidad de acceso a la vida académica o, al menos, la pertenencia a grupos

académicos, lo cual implica una mejora en el futuro profesional del militante. El control

sobre las universidades, sobre todo hasta el 2001, se observa desde el Consejo de Rectores

hasta las federaciones estudiantiles. Si bien no hay estudios sobre este tema, se puede

afirmar que la universidad sirvió como base de reclutamiento de militantes, de cuadros para

gestiones gubernamentales y en algunos casos, de sostén financiero, cuando se estaba fuera

de estructuras ejecutivas, como las municipales o el Poder Ejecutivo Nacional. Gran

cantidad de los militantes partidarios entrevistados, iniciaron sus carreras partidarias,

ingresando por la universidad. La UCR generó lazos muy fuertes con graduados, profesores

y personal administrativo pero es sin duda la relación con la agrupación estudiantil Franja

Morada la que marcó los tiempos de la relación entre el partido y la universidad. De los

dirigentes menores de 45 años son pocos los que no han pasado por sus filas301. La mayoría

de sus dirigentes estuvieron o están relacionados con los dirigentes partidarios, quienes en

muchos casos financian sus campañas electorales. Si bien se puede ser integrante de la

Franja Morada sin ser radical, la mayoría de sus integrantes lo son (no así sus votantes). Sin

embargo los limites con ella están claros. Poseen delegados al Comité Nacional y la

300 “No hay practicamente referentes gremiales radicales hacia la orbita partidaria o a cargos electivos, uno de los que prometía se llamaba Jose Luis Cravotta (de la CON, era Tesorero de la Asociación del Personal de Conducción de Ferrocarriles y Puertos, la sigla APDEFA) de la provincia de Buenos Aires, que desde su militancia impulsó a Margarita Stolbizer a diputada nacional, pero murió de la mala sangre que se hizo con la gestión De La Rua. Igual eran excepciones, no como pasaba en la Franja Morada que algunos dirigentes saltaban al partido desde ahí, así no hay nadie en la OTR (Entrevista M-30)”. 301 Ejemplo de esto son Caceres y Reynaldo en Santa Fe, Stubrin, Nosiglia, Pascual en Capital, Walter Cevallos en San Luis, Storani y Moreau en Buenos Aires. Incluso Ricardo López Murphy fue presidente de su Centro de Estudiantes.

convención. Tienen sus oficinas en los comités centrales, perfectamente identificadas,

eligen sus propias autoridades y es considerada oficialmente el brazo estudiantil del

radicalismo. La Franja Morada además participa activamente de la política partidaria, en

general alineada tras uno de los lideres de la provincia de Buenos Aires, Federico Storani.

Conclusiones: De eso no se habla La existencia e importancia diferencial de la fortaleza organizativa informal de la UCR ha

pasado desapercibida en los diferentes estudios sobre los partidos políticos argentinos. La

UCR proyectó una imagen de sí misma caracterizada por la centralidad de la estructura

orgánica y la sobrevaloración de las instancias formales en las decisiones centrales del

partido. Fue ésta imagen la que se tendió a utilizar en la literatura en los veinte años

posteriores a la transición iniciada en 1983. Ante cada coyuntura en la que el partido

enfrentó una crisis, los estudios que se limitaron a observar la evolución de las instancias

formales, se han dedicado a predecir sombríos futuros, entre ellos la misma desaparición de

la UCR302. Sin embargo y a pesar de los innegables problemas y situaciones dilemáticas que

el radicalismo enfrentó por estos años, ha logrado mantenerse como uno de los actores

claves de la política nacional; lugar que no ha perdido ni siquiera en la actualidad cuando, a

pesar del magro dos por ciento obtenido en las últimas elecciones, sigue siendo la segunda

fuerza en peso institucional del país303.

Además del trabajo bibliográfico y la realización de un minucioso trabajo de entrevistas a

militantes y dirigentes, la observación en comités y actos partidarios permitió acercarse de

modo más efectivo la actividad cotidiana del partido y conocer la liturgia que enmarca las

relaciones entre los miembros del partido. El radicalismo ha construido una importante

simbología, ha reinterpretado su pasado a la luz de las nuevas coordenadas que incorporó

el alfonsinismo y ha creado un sentido de pertenencia y referencia que da solidez a la

militancia y a sus vinculaciones304. La UCR tiene su propio himno (bien aprendido por sus

militantes), sus colores, banderas, sus héroes, traidores y sus victorias morales y también

302 Torcuato Di Tella (1971/2) es el principal defensor de la teoría del partido innecesario. Motivado por otras razones también defiende este planteamiento el trabajo de Abal Medina (1995). 303 En los últimos días el presidente Kischner se ha visto obligado a convocar a la UCR a un dialogo institucional debido a las crisis que enfrenta con el FMI y la ola de inseguridad. Los bloques de la UCR en ambas cámaras se vuelven de una importancia crucial para el momento de sancionar leyes exigidas por los organismos internacionales y la opinión pública. 304 “El sistema simbólico, por su parte, refuerza y legitima esa estructura de redes, e incluye manifestaciones tales como el discurso, los rituales políticos, el lenguaje, la arquitectura, los mitos de la cosmología política, los emblemas, el uso de tiempos y espacios, etc., elementos que a menudo son constitutivos de la ideología nacionalista” (Lomnitz 2002:2).

sus muertos y desaparecidos durante la última dictadura. Dentro de la militancia existen

factores explicativos que dan coherencia al relato de las desventuras del partido en el

gobierno, aunque estas se enfrenten con la visión “de la calle”, incluso, con el sentido

común305. Ésto es de suma importancia, ya que, lo que dota de solidez y estabilidad a una

red es el sentido que la sostiene.

La literatura creciente sobre el predominio de las instituciones informales en los sistemas

políticos latinoamericanos ha sido un llamado de atención a la hora de intentar entender

como funcionan realmente los partidos políticos. Estudios que continuaban ésta línea,

iniciada por O’Donnell (1986), se han aplicado sobre el Partido Justicialista logrando

importantes avances en la comprensión del funcionamiento partidario (Levitsky y

Levitsky y Freidenberg). A partir de las cuestiones introducidas por las investigaciones

mencionadas, este trabajo intentó aproximarse al estudio de la UCR produciendo una

suerte de radiografía del funcionamiento partidario a través del análisis de diversos aspectos

de la organización. Para encarar este trabajo se utilizaron una serie de dimensiones que

permitieron describir en forma más acabada diferentes aspectos de la vida interna de la

UCR. Ésta descripción permite obtener algunas conclusiones preliminares, las que deberán

ser corroboradas o refutadas por trabajos posteriores.

La descripción obtenida es, ante todo, una base para realizar una reflexión que permita

cuestionar algunas de las visiones tradicionales que guiaban la poca atención politológica

que la UCR ha merecido hasta el momento. Pero también será útil frente a la tradición

partidaria que sostenía un discurso autoconstruido sobre el ejemplo de los tipos ideales de

partidos burocráticos de masas306. La atención prestada a la estructura formal del partido, a

sus organismos partidarios y cargos de conducción formales, ha oscurecido la existencia de

una vida partidaria muy activa y de un cúmulo de relaciones existentes, a la sombra de las

estructuras formales, que conforman un particular modo funcionamiento del partido.

305 “En muchos casos se ha hecho lugar al omnicomprensivo esquema de la teoría conspirativa capaz de ubicar al radicalismo en el papel de victima o fuerza políticamente incomprendida socialmente” (Crevari 2004:1). 306 “Suele admitirse que cualquier complejo de ideas referidas a 'lo político' resulta portador de alguna visión del pasado, aun cuando se considere a tal complejo formando parte de sistemas ideológicos, entendidos como fenómenos sociales y de larga duración. El reconocimiento de la estrecha vinculación entre tradiciones políticas, o aun organizaciones partidarias, y las diversas interpretaciones de la historia de la comunidad en la que actúan se halla, por ejemplo, en la base de buena parte de la producción destinada a historiar las lecturas de la Revolución Francesa (Cattaruzza 1991).

Del análisis de las dimensiones propuestas en este trabajo se pueden obtener algunas

reflexiones puntuales y también, en términos generales, a partir de una mirada de las

características evaluados en conjunto.

De las dimensión referida a la burocracia queda bastante claro que éste tipo de personal no

existe en el partido. Los empleados a cargo del partido son poco numerosos y restringidos

a áreas administrativas. No existe personal estable asignado a las unidades centralizadas de

conducción, encargada de manejar recursos o monitorear políticas. Ésto no significa que el

partido no posea una política para rentar a sus cuadros o a quienes les proveen de

conocimiento sobre el funcionamiento burocrático del estado. Cada dirigente que llega a

cargos públicos ejecutivos o de representación nombra a su propio personal; algunos de

ellos para realizar tareas de asesoramiento en temas que el dirigente desea cultivar como

perfil publico o necesita para su gestión, personal dedicado a la “operación” política o

simplemente militantes que son útiles para la construcción del poder partidario del

dirigente. Esta situación no es privativa de la UCR y es una característica de la relación de

los partidos y el estado307. En síntesis, la UCR se presenta en lo referido a la existencia de

una burocracia centralizada como una organización donde predomina un funcionamiento

informal.

La segunda dimensión analizada estaba dedicada a la infraestructura necesaria para que el

partido funcione. En este sentido los edificios de los organismos de conducción se

encuentran presentes en forma estable en el mismo lugar y debidamente señalizados para

ser reconocidos por los ciudadanos sean o no miembros de él308. En general poseen los

medios para desarrollar su tarea con eficiencia, incluyendo desarrollos informáticos en la

Web y un importante archivo histórico. Sin embargo esto sólo no alcanza para caracterizar

este funcionamiento como altamente formalizado. Los grandes edificios destinados a los

comité nacionales y provinciales no son escenario de las decisiones trascendentes del

307 Un dirigente de la UCR que ocupó diversos espacios de gestión y representación, incluyendo la titularidad de un ministerio y una banca de diputado expresó: “Bueno, hay siempre una tensión entre funcionarios políticos, que son puestos por decisiones políticas y aquellos que vienen de carrera y están ocupando algún puesto dentro del aparato del estado. El primer punto a tener en cuenta es que en general cuando un funcionario político llega se encuentra con una estructura cristalizada que ha armado alguien anteriormente y que no siempre le puede parecer funcional en función de sus propios objetivos políticos; es decir directores nacionales, que están para cumplir una función determinada que alguien decidió en algún momento y que uno decide que deben cambiar y se encuentra con las limitaciones de la propia estructura. Por supuesto quienes ocupan esos lugares se resisten a que esas estructuras sean modificadas y sus lugares con ciertas cuotas de decisión sean licuados en una dirección u otra” (Entrevista S-3). 308 Incluso han sido objetivo de movilizaciones de parte de sindicatos o partidos de izquierda; en ocasiones han sido saqueadas o incendiados como en Santiago del Estero y Córdoba.

partido, allí no se reúnen los bloques parlamentarios ni es un espacio estable de acción

política. Hasta la Convención Nacional por la magnitud que posee debe reunirse en

estadios alquilados para la ocasión. Gran parte de la actividad que debiera realizarse dentro

de ellos ocurre en las mismas oficinas estatales o de la cámara; incluso las reuniones previas

que derivaron en el pacto de Olivos se realizaron en le domicilio particular de un dirigente.

Ésto puede acentuarse en aquellos lugares con un solo comité (como en las ciudades

pequeñas). Las unidades de base están repartidas por todo el país, no existen registro de

ellas, no hay requisitos para su apertura, ni están financiados en forma centralizada por el

partido. A pesar que existen algunas de ellas con un funcionamiento estable en el tiempo,

muchas se abren y cierran en cuestión de días, para funcionar sólo en épocas electorales.

Para finalizar, si bien en lo que respecta a la infraestructura, posee algunos síntomas de un

funcionamiento formal (sin duda más formal; que otros partidos como el PJ) en su

funcionamiento cotidiano, puede señalarse como un partido predominantemente informal.

En lo que refiere a la toma decisiones la evaluación de ésta dimensión parece más sencilla.

Las toma de decisiones se realiza por fuera de los ámbitos previstos por los estatutos y ésto

se pudo observar en las decisiones más trascendentes como la realización del pacto de

Olivos y la concreción de la Alianza electoral con el FREPASO. En las ocasiones

mencionadas numerosos dirigentes partidarios desobedecieron públicamente las ordenes

del partido, argumentando la falta de democracia en la metodología utilizada o

sencillamente su desacuerdo personal309. La informalidad también se puede constatar en el

comportamiento de los dirigentes de las unidades subnacionales y las decisiones que se

toman en los bloques legislativos, esta más influenciada por las necesidades políticas que

por las líneas partidarias310. En este sentido la UCR funciona con un alto nivel de

informalidad en la toma de decisiones.

309 Durante las elecciones de constituyentes que siguieron al pacto, importantes dirigentes partidarios como De la Rua, dejaron trascender públicamente que no votarían por las listas del partido. Luego de la conformación de la Alianza, en algunas provincias, la conducción local decido que no se unirían electoralmente al FREPASO. El caso de Córdoba es el más elocuente ejemplo, por esa decisión, la UCR sería derrotada por primera vez desde la recuperación de la democracia y la gobernación quedaría en manos del PJ, quien la conserva hasta en la actualidad. 310 “"Resulta evidente que, a la hora de votar, los vecinos hacen una diferenciación entre los candidatos provinciales o nacionales, por un lado, y los comunales, por otro, lo que demuestra que la base del radicalismo está generándose desde abajo, a través del rol mucho más humano y cotidiano que cumplimos nosotros como dirigentes.". Para Juan Carlos Font, jefe comunal de Trenque Lauquen, "la gente recompensa una gestión prolija, con iniciativas propias, ya que a pesar de tantas dificultades, como las inundaciones, nunca dejamos de prestar la mayoría de los servicios públicos". El intendente de Bragado, Orlando Costa, dice que "a pesar de una situación partidaria desfavorable, podamos continuar con nuestra gestión y ser reelegidos". Ocho años jefe comunal de Lobería, Ricardo Jano destaca que "el desencanto que generó el gobierno de

El financiamiento de la UCR no escapa a la situación general el financiamiento de la

política en el país. Tanto en épocas electorales como fuera de ellas, la política partidaria de

financia a través de una combinación de fondos públicos y privados. Además de lo que

aporta al estado en cumplimiento de la ley de partidos políticos, se observa la apropiación

de fondos del estado en forma de clientelismo y publicidad institucional o la utilización de

empleados rentados para realizar tareas de campaña como una de las características más

comunes. Los candidatos en general arman sus propios espacios de recaudación que

escapan al control de la justicia y del partido y así hacen frente a los crecientes gastos que

demandan las campañas.

El funcionamiento cotidiano de las unidades de base también se realiza en relación con el

estado. Desde el alquiler de los locales, el pago de la persona que lo abre y lo cierra todos

los días y los trabajos para los militantes que allí se encuentran. Por otra parte, lo incentivos

materiales que se utilizan para llegar a los afiliados y electores también se relacionan con el

estado y se basan en la cercanía del referente del comité con las distintas oficinas que

ofertan bienes y servicios311. Aunque hay menos información, diferente es el caso en

ciudades y pueblos con escasas cantidad de habitantes312. Si bien se mantienen líneas

generales de acción como las que aquí se describen, la militancia personalizada aparece con

mucha potencia. En esos casos, la presencia carismática de intendentes o referentes

combinado con practicas clientelares toma mayor preponderancia313. En resumen, si bien se

mantienen algunas formalidades, el financiamiento partidario recorre caminos

predominantemente informales.

Fernando de la Rúa no impidió el reconocimiento hacia las administraciones comunales. Por haber demostrado capacidad de gobierno, desde los municipios de la UCR pudimos resistir la oleada en contra del 27 de abril". Según el intendente de la ciudad balnearia, Daniel Katz, este fenómeno se basa en la estrecha cercanía con los problemas de la gente. "Eso nos pone a prueba y nos obliga a tener una actitud muy clara y un compromiso muy fuerte con esas cuestiones", agregó. "Esto atenta contra el partido -reconoce Miguel-, ya que es evidente que la gente corta boleta, pero estoy seguro de que el radicalismo comenzará a reconstruirse a partir de las gestiones municipales."Diario Clarín Digital, Martes 16 de septiembre de 2003 311 A partir de las entrevistas se puede mencionar la más comunes como conseguir trabajo, alimentos, remedios o chapas. También hay algunas relacionadas con los “contactos” por ejemplo, acceso al juez de faltas para anular una sanción por mala conducción de un vehículo, conseguir un DNI sin tramites o registros de conducir sin examen o fechas para casarse civilmente etc. 312 “Son prácticamente inexistentes las investigaciones en ciudades del interior y, menos aún, en pueblos pequeños [...] necesitaba mirar el fenómeno clientelar, con la óptica distintiva de los pequeños pueblos del interior, tan ampliamente diferentes a la de los grandes conglomerados urbanos del Gran Buenos Aires” (Torres 2003:14). 313 “Hay un trabajo muy fino, conocen a todos los pobres de la ciudad. Saben quien es pobre por que no tiene trabajo y quien es pobre porque no le gusta trabajar. Atienden de todas maneras a todo el mundo, en especial a los que tiene chicos. Hay un seguimiento personalizado. El intendente no trabaja el tema. El conoce vida y obra de todos los que vivían ahí pero el tiene un funcionario que se encarga del tema. El intendente hace acción social directamente. Si la hace la municipalidad, esto no tiene visibilidad pública” (Entrevista S1).

La dimensión que se refiere a las obligaciones de los miembros también es muy clara. La

incorporación a la UCR como miembro afiliado no requiere de ningún tipo de requisito

excepto completar el formulario, lo cual incluso a veces no se hace314. Los censos están

desactualizados y la afiliación solo es una moneda de cambio para medir que puntero posee

más poder electoral. El desarrollo de ésta dimensión muestra inequívocamente que la

informalidad es la regla cuando se habla del compromiso exigido a los miembros.

Los límites de la organización se encuentran bastante claros. Tanto la Franja Morada como

la Organización de Trabajadores radicales poseen su lugar en el estatuto partidario, son

reconocidos como parte del partido y sus oficinas se encuentran en general dentro de los

comités. A diferencia de la relación del PJ con los sindicatos, ambas organizaciones son

internas al partido y se observa una correspondencia menos densa pero de gran

importancia para el partido No hay otro tipo de organizaciones que impacten dentro del

partido en forma regular y constante.

Las carreras partidarias y las reglas y funcionamiento interno son dos dimensiones cuyo

análisis arroja una descripción relacionada y compleja. Sin tomar en cuenta la potencia y

resistencia de las redes que sostienen el trabajo organizativo, resultaría difícil entender el

funcionamiento de la UCR en las últimas décadas. Las carreras partidarias siguen un orden,

en general, guiadas por los mismos cargos formales. Sin embargo los verdaderos espacios

de lucha y ascenso político están en las redes de grupos que interactúan constantemente

con un alto grado de conflictividad y disputa. Ésto se relaciona con la existencia de un

importante grupo de pequeños y medianos dirigentes de comités que buscan la

información que proveen estas redes para ascender en la estructura o mantener sus

posiciones. De este modo se forma un entramado en búsqueda de maximizar el poder y, a

la vez, eludir los obstáculos que imponen las férreas conducciones distritales y nacionales315.

Como se los denominara anteriormente, ésta “clase media” de dirigentes se encuentra

financiada desde posiciones en el estado y su estabilidad se haya sustentada en fuertes

sentidos simbólicos que provee un partido con más de 100 años de trayectoria. Unido a

314 “Yo entregué mi DNI, me hicieron el cambio de domicilio, completaron la ficha hasta firmaron el formulario por mi. Me afilie en el comité de un amigo, en otro barrio diferente al que vivía yo, porque le debía un favor” (Entrevista M-1) 315 Un entrevistado afirmó que estas redes se caracterizan por ser “Un trabajo de cuadros políticos de 24 horas diarias, que no pueden cumplir los que viven de su empleo o profesión. Además, la carencia de reemplazos aptos. Los dirigentes jóvenes que aparecen y dicen ser el cambio, terminan siendo mas clientelistas y viciosos que los otros” (Entrevista E-32).

ésto, se encuentra la sólida internalización de las reglas de juego, en particular de los

mecanismos de resolución de conflictos.

Estos espacios son cruciales para solucionar la tensión creciente que adopta la red como

característica y para lograr que la energía de estas redes sea derivada tras los fines definidos

por las coaliciones dominantes del partido y no en constantes crisis internas o divisiones

partidarias. Ambas dimensiones son producto de la interacción del organigrama formal e

informal, donde éste último es vertebrado por el primero. Sin embargo, la construcción de

redes, grupos y mecanismos de acumulación de poder alternativos a los mecanismos

escritos, refuerzan la idea de un predominio de lo informal, aunque sin perder de vista lo

estipulado.

En términos generales la aplicación de estas dimensiones para el análisis organizativo de la

UCR permite describir un partido con un predominio de los mecanismos informales de

acción política. En ésto se encuentra muy cercano a otros partidos latinoamericanos que

han sido analizados anteriormente316. Ésta descripción ayuda a comprender mejor el

funcionamiento de un partido, cuyas características se habían dado por descontadas, a

partir de una serie de imágenes proyectadas por la misma tradición partidaria y

posteriormente reiteradas por alguna literatura académica no sostenida en investigaciones

empíricas317. Una descripción más puntual muestra algunas características que la diferencias

significativamente de otros partidos de funcionamiento predominantemente informal. Ésto

está relacionado con la existencia de una gran red de relaciones que funciona

informalmente y caracterizadas por una fuerte internalizacion de las reglas de juego y de la

importancia de los cargos formales dentro de la lógica de poder partidaria como guías

dentro del funcionamiento informal. Futuros trabajos de corte explicativo podrán ahondar

en éstas circunstancias. Sin embargo y como un aporte de carácter hipotético a partir de lo

descripto, se ofrecen a continuación una serie de breves reflexiones que pueden colaborar

en la tarea de conocer más sobre como funcionan los partidos políticos.

El organigrama formal es la imagen idealizada que la organización tiene de ella misma, por

eso, es una construcción histórica y fundamentalmente ideológica que no se corresponde

en un todo con la realidad presente. A pesar de ésto, el estudio de diversas organizaciones

ha demostrado que no debe plantearse la relación entre ambos organigramas desde la 316 Como los mencionados de Levitsky y Freidenberg para el PJ o el PRE 317 Y ésto ocurre por que se asocia la baja formalidad con la baja institucionalización

oposición o el contraste, sino que se debe priorizar la interdependencia que existe entre

ellos318.

“High density and connectivity imply a high degree of interdependence among different segments of the networks and, by corollary, a high degree of intergroup contact in network relationships. […] In sum, formal and emergent networks coexist, and each can be best understood in the context of the other319”.

Las redes informales emergentes a partir del diseño formal son indispensables, entonces,

para el funcionamiento de una organización ya que, son ellas, quienes sostienen el día a día

del trabajo partidario320. Los dirigentes del partido son concientes de ésto por que son parte

y producto de la red de relaciones y las manipulan como una forma de facilitar el

cumplimiento de sus propias metas. A partir de lo visto anteriormente es, en definitiva, el

grado de alineación entre el organigrama formal y el informal quien determina el tipo de

funcionamiento de una organización. Para esto, el grado de alineamiento debe tomarse en

función de un mirada sistémica y no a partir de alguna de las partes de la organización y,

sobre todo, valorando el grado de centralidad que posee la red en cuestión. Si las redes

poseen un importante grado de centralidad, en la práctica, resultan un refuerzo de la

autoridad jerárquica de la organización y por lo tanto se registra en ellas un menor grado de

innovación y experimentación, son resistentes al cambio organizacional y funcionales a los

objetivos formales. En este tipo de organizaciones la influencia y las posibilidades de

ascenso y liderazgo están basadas en el conocimiento de la red, en la experiencia, el

prestigio y el manejo de recursos, los cuales son recursos más poderosos que los previstos

en las burocracias formales.

La constante reinvención del radicalismo, como en el mito del ave Fénix, parece estar

relacionado con la existencia de éstas densas redes, relaciones personales y con la

comunidad, que se han asentado solidamente por el paso del tiempo y marcan una

diferencia con los partidos que, tras éxitos coyunturales, desaparecen sin dejar rastros ante

la primer crisis. Éstas redes facilitan el intercambio de información y recursos además de

guiar las carreras partidarias y derivar la tensión de los conflictos internos y las expectativas

no cumplidas detrás de los objetivos del partido y su conducción y sobre todo, están

internalizadas por elites, dirigentes y miembros. Ésto cumplió un papel importante sobre

todo porque la fuerte heterogeneidad ideológica podía producir tensiones que llevaran al

318 Ver el excelente articulo de Ibarra (1992) 319 Ibarra (1992 :169-170) 320 Además “networks are more flexible and effective than hierarchies in responsiveness to chanching conditions: New information is more easily disseminated , interpreted and acted” (Ibarra 1992:171)

partido a la fragmentación321. La UCR es un partido con un alto grado de

institucionalizacion, pero ésta es predominantemente informal. Sin realizar una

comparación exhaustiva, se puede graficar con la descripción de una situación similar que

tuvo un desenlace diferente. La UCD, partido que comandó la transición española no

pudo superar numerosos obstáculos del entorno, pero sobre todo, los emanados de su

propios problemas internos, algunos muy similares a los de la UCR (quien también debio

llevar adelante una complicada transición)322. Una diferencia clave entre estos dos casos es

que, dentro de la UCD

“elite was the lack of consensus over the model of party accoeding to wich the UCD should develop” […] the failure to agree on an organizational model delegitimized the partys decision-making structures”323

Finalmente, de ser éstas redes el motor de la UCR y de su vitalidad, podrían estar

relacionadas también con su actual crisis. A diferencia de otros momentos difíciles, el

radicalismo nunca se vio golpeado tan duramente en su sostén informal. La crisis abierta en

diciembre del 2001 significó la ruptura de las redes que sostenían el funcionamiento

organizativo e implicó el comienzo de un circulo vicios que aun hoy se manifiesta. La

destrucción de redes significó el cuestionamiento al sentido que sostenía la informalidad, es

decir, la perdida de sentido, de lo simbólico, que es crucial para desarrollo y reproducción

de la red. La perdida de militantes y dirigentes fue una primer consecuencia (sobre todo en

manos del ARI y RECREAR, pero también al PJ, al PRD o a partidos vecinales o

provinciales). La falta de un espacio donde los dirigentes intermedios que aun quedaban

lograban conseguir información, recursos y expectativas de ascenso partidario se tradujo en

más huidas y redes menos densas, que siguen provocando la fuga de importantes recursos

humanos hacia otras organizaciones que estimulan esta situación y así el circulo parece no

detenerse.

El futuro del partido parece entonces de la mano de una resignificación que posibilite la

recuperación de redes de relaciones, vínculos e intereses que sostengan lo que hoy es un

armazón vacío.

321 “¿Somos krausistas? ¿Somos socialistas? ¿Somos liberales? Somos idealistas? Responder sobre nuestra ideología es como animarnos a entrar en un océano. Creo que es mejor decir que somos una fuerza política que cree en que el poder distribuido funciona mejor” (Entrevista F-1). 322 Para conocer el proceso en profundidad, ver Gunther y Hopkin (2002) 323 (Gunther y Hopkin 2002:204)

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