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Profesión vs Docencia (con referencia a la investigación en arquitectura)

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Profesión vs Docencia (con referencia a la investigación en arquitectura) RESUMEN. Investigación docencia y profesión son palabras que deben utilizarse para exigir relaciones entre estos tres campos en los que interviene el arquitecto. Siendo una realidad en otras ciencias, en arquitectura se limitan, impidiendo que las investigaciones produzcan adecuadas «transferencias tecnológicas», que deberían propiciar la redacción de proyectos de arquitectura y su construcción. La propuesta «Una ciudad americana en Finlandia», diseñada por Alvar Aalto en el año 1940 (MIT, Cambridge, EE.UU.) sirve para ilustrar esta idea: un proyecto que proponía un sistema integrado de colaboración en el que participaban el arquitecto profesional, la universidad y las empresas o instituciones. El intento fue fallido y su propuesta no ha sido ensayada ni explorada posteriormente. Ante esta situación, las investigaciones han de verificarse a través de nuestra práctica profesional y docente. Este método sirve al menos para confirmar que las metodologías de ensayo se verifican con propuestas de intervención y las propuestas de intervención, se verifican con arquitectura. PALABRAS CLAVE:, investigación, proyecto arquitectónico, ciudad y arquitectura, vivienda. Amadeo Ramos Carranza Institución: Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad de Sevilla Dirección de trabajo y correo electrónico: Avda. Reina Mercedes, 2. 41012 – SEVILLA [email protected] 954651979 / 954556576

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«…Cosimo miraba el mundo desde el árbol; todo, visto desde allá arriba, era distinto, y eso era ya una diversión…»

CALVINO, I. El barón rampante. Madrid: Ediciones Siruela. 2004, p. 104

Investigación, profesión, docencia; el juego de términos con el que queremos reconocer nuestro trabajo, acotar contenidos o identificar destinatarios, aquellos quienes harán uso de lo producimos en cada uno de estos apartados. Esta clasificación depende de la aceptación que muestre un colectivo, mejor cuanto más extenso y diverso. Si este discurso se realiza en un aula de una escuela de arquitectura, o se convierte en un texto para una revista, o en una ponencia para un congreso, las palabras del título cambian de posición y la docencia se enfrenta a la profesión, o la profesión a la investigación; o es ésta última la que finalmente se impone a las otras dos. El intercambiar el orden, modificar el contenido, no es otra cosa que el evitar posicionarse, no querer establecer una prioridad o aceptar las dudas que se producen cuando se ejerce con decisión la docencia, la profesión o la investigación1.

La experiencia confirma que investigación, profesión y docencia son campos de trabajos bien diferenciados, con atribuciones claras y definidas, cuyos resultados no deben provocar confusión de lo que ha de producirse en cada caso. Hipótesis, planteamientos, metodologías, formas de trabajo, etc., son algunos de los aspectos en los que nos basamos para aclarar posiciones y objetivos.

Pero en este juego a tres bandas surgen situaciones complicadas. La enseñanza de la arquitectura, es decir de la profesión, es posible si el arquitecto decide ejercer como docente; pero practicar la docencia no le garantiza el éxito en el ejercicio profesional.

Docencia y profesión son incompatibles, al menos así se entiende desde las universidades. Quien ideó este criterio legal para la regulación laboral de la docencia, debió comprobar sus beneficios, aunque la enseñanza de la arquitectura necesite del dominio y de los conocimientos que se derivan de una práctica profesional continuada.

La investigación es un trabajo reconocido que equilibra convenientemente docencia y profesión, aunque no es una responsabilidad exclusiva de los arquitectos que ejercen la enseñanza de la arquitectura.

Saber relacionar diferentes cosas siempre se ha considerado adecuado para todo tipo de formación. En arquitectura es una cualidad que podríamos universalizar utilizando la afirmación que hiciera en los años ochenta Álvaro Siza: «La capacidad de relacionar cosas o ideas distintas es la capacidad de ver realmente» 2. Más allá de la particular forma de mirar del arquitecto, la propuesta de Siza, indica una determinada manera de crear pensamiento en arquitectura. En otras ciencias este debate es una obviedad: la investigación es garantía de calidad en el ejercicio de la profesión y de reconocimiento en la labor docente. La sociedad acepta esta interrelación en ciencias como la medicina. Mientras el médico es un profesional-

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investigador que trabaja en solucionar problemas concretos de salud y que pone su experiencia al servicio de la enseñanza, el arquitecto aún no ha sabido transmitir con claridad, ni a la sociedad ni a aquellos que legislan, la importancia de una profesión que incide directamente en la educación y formación de la propia sociedad. Asociados a los resultados que producimos al construir, cuando se cometen errores siendo o no responsabilidad del arquitecto pero que igualmente se le atribuyen, perduran en el tiempo afectando a numerosas personas que viven en barrios y ciudades. Sería pertinente reclamar una mejor consideración para una profesión a pesar de su dispersión y de las injerencias que padece. Quizá lo más seguro sería tener, trasmitir y reclamar una actitud comprometida y sensible con los problemas de las personas, como la que mostraría cualquier profesional al que acudiríamos para solucionar un problema que requiere conocimiento y práctica específica.

Las investigaciones en biomedicina o los ensayos clínicos, tienen como fase final la experimentación y comprobación de resultados en el ser humano. Mejorar la calidad de vida de las personas constituye la base en la que se argumenta esta forma de investigar y su práctica profesional. Están obligados a que los resultados de las investigaciones y de los ensayos clínicos se publiquen en revistas específicas para conocimiento de toda la comunidad científica y consecuentemente, de toda la humanidad. El éxito de la investigación decide la amplitud de la publicación y el rango de su difusión.

En arquitectura, cada proyecto, cada ejercicio docente, es una oportunidad para trasladar y proponer soluciones a los principales problemas que en esos momentos preocupan; en cualquier ámbito, en la escala territorial o de detalle, son todas posibilidades de investigación que se enriquecen al observar la variedad de los resultados que obtenemos al reflexionar sobre un mismo tema en distintas circunstancias.

En estos momentos de necesaria rentabilidad intelectual y económica, nos apresuramos a buscar fórmulas nuevas que garanticen el éxito. La metodología se muestra como el instrumento necesario tanto para la investigación como para el aprendizaje del proyecto de arquitectura. Esta herramienta es imprescindible frente a las fórmulas de conocimiento rápido: no interesan tanto los principios que rigen un pensamiento como descubrir los entresijos –técnicos o rutinarios- que hacen posible la realidad, aunque ésta sea virtual.

En arquitectura hay investigaciones que deberían concluir en la redacción de un proyecto y si fuese posible, en su construcción; sería la adecuada «transferencia tecnológica». Dada la escasa viabilidad de esta tesis, los arquitectos tienen como camino, verificar sus investigaciones en su práctica profesional hasta donde sea posible.

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Investigar en la profesión.

Resultan poco viables los ensayos en laboratorio, salvo aquellos que se destinan al control de la parte técnica de la arquitectura, cuestión nada desdeñable porque ello contribuye a mejorar la calidad de la construcción. En arquitectura, resulta difícil proponer caminos verdaderamente novedosos, siendo frecuente utilizar otras experiencias pasadas para proponer nuevas alternativas:

«Desde la investigación se pueden proponer modelos de evolución y de «innovación» y se pueden ensayar «nuevas metodologías» que faciliten hallazgos, agilicen resultados y ahorren esfuerzos, energía y recursos innecesarios. Sin embargo siempre aparecerán «nuevas situaciones» que demandarán «nuevas tecnologías», se crearán «nuevas arquitecturas» que han de seguir generando «nuevas situaciones»»3. Nuestra oferta se basa pues en lo que creemos, en lo que trabajamos; otra cosa sería jugar a ser ilusionistas.

Quedan lejanos los prototipos que, como maquetas a escala 1:1, sirvieron para ensayar otras alternativas de ciudad (pabellón de L’Esprit Nouveau, Le Corbusier, 1925), o pabellones de exposiciones que podían ser edificios destinados a identificar las instituciones que han de gobernar una sociedad (pabellón de los Transportes, G. Asplund, 1930). En la Historia de la Arquitectura del siglo XX encontramos multitud de ejemplos que han intentado crear nuevas situaciones para una arquitectura mejor. Uno de ellos es el trabajo que Alvar Aalto propuso en el año 1940 a la Escuela Superior de Tecnología del MIT, Cambridge, EE.UU (Fig. 1).

Fig. 1 Esquema de ciudad experimental y de su centro comercial. Alvar Aalto, 1940.

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Preocupado por las desastrosas consecuencias humanas que provocan las guerras, por la necesaria reconstrucción de los hogares y las comunidades, Aalto centra su atención en cómo ha de volver a crearse la ciudad. Basado en la idea de estandarización flexible, tomada de la Bauhaus, propuso montar un laboratorio donde se investigara cómo la idea de prefabricación podía desembocar en soluciones válidas tanto colectivas como individuales. La aventura de Aalto duró poco tiempo aunque el suficiente para producir unos resultados que serían publicados en la revista Royal Institute of British Architects en el año 1941 bajo el título «Research of Reconstruction»4.

Situaciones de guerra en Finlandia y en el resto del mundo, dieron paso a una investigación que dejó, entre otras cosas, afirmaciones de gran actualidad como que la vivienda, la ciudad o los servicios públicos, deberían tener un cierto grado de permanencia «cuya expansión no requiera demolición o reconstrucción en cada estadio de progreso de la unidad comunal». Perteneciente a un tiempo pasado, esta afirmación podría utilizarse para enunciar criterios a la moda relativos a sostenibilidad y economía, sobre todo si recordamos que Aalto proyectaba esta idea a todo lo que afectaba al conjunto de la sociedad humana. Con este criterio Aalto proponía revisar el planeamiento, los modelos de ciudad, pero también la organización del tráfico o el sistema de alcantarillado; no es una cuestión de dimensionamiento de las infraestructuras, sino su consideración en la ordenación del territorio y la observación de sus características físicas, algunas tan determinantes como puede ser la topografía:

«Nuestro ideal debería ser una ‘casa que crece’, construida de tal forma que los niveles más alto de calidad de vida pudieran alcanzarse y evolucionar sin destrucción de parte alguna de la primera construcción elemental o del esqueleto comunal elemental que primero se resolvió»

De su propuesta interesa destacar algunos aspectos. En primer lugar su estructuración por fases, pensada para trasladar las pruebas y los ensayos de laboratorio a la realidad, es decir a la construcción de lo que Aalto denominaría «unidad comunal». Su seguimiento, su «observación científica» estaba encaminada a vigilar el funcionamiento de lo construido, atentos a las formas de crecimiento que se fuesen produciendo. Esta primera fase del ensayo concluiría con la obligatoria publicación de los resultados, que como Aalto indicaba, se realizaría «para uso académico y científico».

En segundo lugar, la validación de la investigación, trasladada al campo experimental, es decir a la construcción del ensayo de laboratorio a escala 1:1, Aalto la delega a las universidades, las que actuarían de supervisoras. En su proyecto, sería la universidad americana o el instituto tecnológico «donde se disponga de Facultades técnicas y científicas que estén en condiciones de colaborar».

La financiación es el tercer apartado a destacar, el espacio de colaboración destinado a las fundaciones y autoridades locales. La participación de empresas privadas en la

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investigación incorpora a los objetivos del proyecto, el beneficio y la rentabilidad de las inversiones realizadas por las empresas o instituciones.

No queda al azar la elección del lugar donde debería construirse la nueva ciudad experimental: genéricamente, se exigirían comunicaciones adecuadas con la ciudad existente y la proximidad a centros industriales y agrícolas. A través de la propuesta de Alvar Aalto, se intuye una manera de planificar las periferias de las ciudades que sería muy diferente a cómo actualmente se realizan en la mayoría de los municipios. La diversidad es una cualidad y la base residencial no puede ser única, razón por la cual Aalto propuso combinar la casa unifamiliar con bloques de viviendas de mediana altura. Para poner imagen a su proyecto de ciudad residencial, utilizó las casas prefabricadas de madera ensayadas en Varkaus o los bloques de viviendas que proyectara y construyera en Sunila y Kauttua. El área de actuación ocuparía aproximadamente 80 hectáreas.

Si fue la segunda guerra mundial u otras razones por las que este proyecto no se llevó a cabo, es una cuestión que ahora queda en segundo plano. Nos interesa destacar la manera en la Aalto organizó las atribuciones y responsabilidades de un trabajo de investigación de arquitectura basado en la compatibilidad entre el arquitecto profesional, las universidades o institutos tecnológicos y las empresas; si alguna de éstas fuese pública, supondría incluir en el proyecto a la sociedad, que democráticamente es representada por sus instituciones. Un plan de intervención y cooperación de contenido complejo y con importantes consecuencias, dibuja un posible esquema en el que se distingue entre otras, la participación de la escuela de arquitectura, frente al resto de facultades o escuelas técnicas, que han de entenderse como parte de los instrumentos con los que la universidad validaría la investigación (Fig. 2).

Fig. 2. Un posible esquema organizativo del proyecto

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Todo el organigrama funcional se dispone próximo a una zona que, dibujada con forma no geométrica, representa el laboratorio de campo donde se lleva a cabo la construcción de la ciudad experimental. Entran a participar las administraciones e instituciones locales, que son parte instrumental de esta fase de la investigación en la que se expresa sin limitaciones, el convencimiento de que, en arquitectura, la investigación ha de ser conducida a plantear una relación directa con la realidad: esta relación directa es la construcción del proyecto. Finlandia hubiera sido el campo de laboratorio, para generalizar este sistema de trabajo y cooperación.

Además de la importancia que adquiere la gestión en el proyecto de Alvar Aalto, se plantea la cuestión de la construcción, que es observada desde la producción industrial, tanto en la casa prefabricada de madera como en la de los bloques de mediana altura. Es un planteamiento ajustado a la contemporaneidad de su tiempo, pero también sería actual, al ser válida la interpretación de la estandarización y construcción en serie con la que se podría dar respuesta tanto a las necesidades individuales como a las colectivas. Parece como si Aalto hubiese alcanzado una solución posible al debate que sobre las ventajas e inconvenientes de la producción en serie, protagonizaron Hermann Muthesius y Henry van de Velde a principios del siglo XX en el Werkbund.

Como tantos otros proyectos de la modernidad, la propuesta de Alvar Aalto pasó a engrosar la amplia lista de utopías realizables que no fueron construidas pero, empleando una terminología actual, del proyecto de Aalto pueden extraerse importantes «transferencias tecnológicas»: basta con revisar su metodología de trabajo e insistir en los objetivos señalados por el arquitecto finlandés; un camino no explorado ni ensayado suficientemente.

Investigar en la docencia

El arquitecto ha de crear sus oportunidades, aproximarse a los problemas para proponer posibles soluciones, y en nuestro caso, verificar las investigaciones en la práctica docente y/o profesional. Aún sin contar con la colaboración de empresas, instituciones, universidades o institutos tecnológicos, hemos de propiciar proyectos pensando en esta supuesta colaboración. Es una simplificación del enunciado del problema, pero mientras esto se resuelve, los proyectos, las ideas de ciudad, las formas con las que ha de construirse se van perfilando a la espera de la ocasión.

Primer tiempo de exploración: Las metodologías de ensayo se verifican con propuestas de intervención.

Un lugar con comunicaciones con la ciudad existente, próximo a centros industriales o lugares agrícolas, que propicien reconsiderar la planificación de las periferias de las ciudades: un área de actuación próxima a 80 hectáreas.

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La arquitectura toma forma y en general, viene a interpretar los cambios inherentes que se producen en toda sociedad en continuo cambio; Wright describió la tierra como «la forma más simple de arquitectura» y a la naturaleza, la que creaba su proyecto de Broadacre City, como el «modelo libre. Es de la tierra y con la tierra». Sigue sorprendiendo la vigencia de su pensamiento, que denunciaba hace más de sesenta años el peligro que entrañaban los crecimientos suburbanos no planificados, la necesidad de pensar la ciudad de una manera más natural y la apuesta por la descentralización.

La casa con huerto es una forma de vida cuyo origen habría que buscarlo en otros tiempos y en un marco geográfico distinto al de hoy. La modernidad la utilizó para proponer un modelo de ciudad que ha ocupado un importante lugar en la cultura reciente de la arquitectura: desde Oak Park a Letchworth; desde la campiña inglesa al valle del Nida en Frankfurt; desde el centro de Europa a Escandinavia: es una vía para investigar cómo asentar una población en un medio rural sin desfigurar su paisaje y provocar expulsiones.

La terminología de los discursos que en la actualidad defienden la condición múltiple de los nuevos asentamientos urbanos –múltiples escalas, múltiples paisajes, múltiples redes, múltiples conectabilidades o múltiples velocidades, etc.,- induce a pensar la compatibilidad de la ciudad extensiva, del cultivo y del jardín doméstico de amplias dimensiones, con la «ciudad genérica», la que defendería la densidad aislada en altura como ideal, la que «puede existir en cualquier sitio: en un arrozal o en el centro de la ciudad»5. Tanto si son torres como si no lo son, toma especial importancia el soporte físico, su condición y su uso. No es operativo establecer prioridades entre el espacio público y la vivienda o la casa. En este sentido la modernidad ha legado un importante patrimonio en sus incontables intentos de encontrar el equilibrio que mejor exprese en cada momento, la condición dinámica que generan la ciudad –como paisaje- y la vivienda –como habitación-.

Lugar para una comunidad experimental: «Las Huertas de Miraflores en torno al Camino de la Reina»6. 2007-2008. Amadeo Ramos Carranza, Miguel Ángel de la Cova Morillo-Velarde, Germán López Mena (profesores y arquitectos). (Figs. 3 y 4).

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Fig. 3. Proyecto para una comunidad experimental en Huerta de la Reina. Sevilla. Autor. Santos Sandoval Nevado.

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Fig. 4. Proyecto para una comunidad experimental en Huerta de la Reina. Sevilla. Autor. Antonio Caro Guerra.

Segundo tiempo de exploración: Las propuestas de intervención se verifican con arquitectura.

El dibujo es un instrumento de conocimiento del que es difícil prescindir. Aunque centremos nuestra en las cuestiones físicas del suelo, es variable la intensidad con la que se observan las cosas que se van encontrando y que reflejan en más de una ocasión, aspectos humanos relacionados con la vida que allí se desarrolla.

En el año 1924, Le Corbusier publicaba en la revista L’Espirit Nouveau en Architecture el artículo «L’Angle Droit», acompañando el texto con una pequeña planta de un paisaje natural sobre la que dibujaba una cuadrícula ortogonal. Las palabras escritas por Le Corbusier hacían referencia al camino que él entendía había que seguir para intervenir sobre un paisaje creado por la Naturaleza: la línea recta; una trama de verticales y horizontales cruzadas en ángulo recto. Proyectar sobre una geometría nueva que, controlada y superpuesta, definiese un suelo nuevo sobre el que operar libremente. La dos directrices ortogonales sobre las que Le Corbusier funda su espacio, son también las dos componentes sobre las que recurrentemente se organiza la arquitectura del siglo XX: la linea del horizonte, es decir, el suelo que se manipula, el territorio que se ordena, el paisaje que se transforma, y la vertical humana, que alude a la otra naturaleza que da sentido a la arquitectura. Le Corbusier refiere en el dibujo volúmenes, espacios, naturalezas. (Fig. 5).

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Fig. 5. – Arquitecturas para una comunidad experimental en Huerta de la Reina. Sevilla. Autores: Ricardo Prieto Antúnez (izda) y Santos Sandoval Nevado (dcha).

En la profesión, uno de los lugares donde confluyen estos tiempos de exploración es el concurso de arquitectura. Espacio de trabajo donde se puede constatar que en arquitectura las certezas son pocas, abundantes los debates e ilimitadas las dudas: grandes esfuerzos para acumular interesantes proposiciones que no pasarán de ser «arquitecturas dibujadas». Esta particular forma de ejercitar la profesión, es también una invitación a investigar con libertad sobre aquellos problemas que en esos momentos preocupan.

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Si la cuadrícula es una base de trabajo que ayuda a reconocer los límites de lo construible, y en un paisaje, introduce criterios de orientación, combinar módulos y dibujar cuadrados sobre la trama, es imaginar usos, vacíos, volúmenes o comunicaciones; sistemas estructurales o modos de construir (Fig. 6)

Fig. 6. Esquema de proyecto para el concurso «ordenación del sector ARI-DS-0, El Porvenir, en Sevilla y la edificación de 245 viviendas de protección oficial». Autor: Amadeo Ramos Carranza y Rosa María Añón Abajas.

Tercer tiempo de exploración: difusión para uso académico y científico.

Los grupos de investigación son lugares idóneos para la investigación en arquitectura. Próximos a la docencia y a la profesión, ocupan por esta razón una situación estratégica dentro del gran organigrama de gestión que hoy dibujan las universidades. Se fijan líneas de investigación que buscan una producción concreta acorde a las necesidades actuales de la sociedad: profundizan en las teorías –debates y aportaciones científicas en jornadas técnicas, seminarios y congresos- y buscan respuestas prácticas a demandas que podrían además, ser rentables en el tiempo.

La productividad suele ser alta en comparación a los medios disponibles, a la gestión que ha de realizar; una situación que obliga a transmitir a instituciones y empresas, la necesidad y el beneficio que reporta su trabajo en la investigación y en la práctica profesional de la arquitectura. Su futuro estaría en consonancia a la expectativas de profundización y diversificación que debería alcanzar la universidad con las adaptaciones y mejoras de los nuevos planes de estudios.

La difusión debe cumplir trámites de calidad, pero antes que la concentración en un único medio, sería deseable diversificar las fuentes y las vías destinadas a la publicación de resultados para uso acedémico y científico.

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En Arquitectura, la difusión de ideas, obras o proyectos, ha sido siempre una cuestión necesaria para conocer primero, y para proponer después. Es permanente la necesidad de transmitir lo que realizamos, porque la Arquitectura ha de ser compartida.

Todo proyecto debe ser ambicioso, cuyo límite se defina en cada caso, por sus participantes. En la difusión, deben también primarse el interés del conocimiento, si es necesario, incluso antes que el reconocimiento; sólo así sería posible establecer una amplia red de difusión, cuyo objetivo principal sea el de intercambiar conocimiento y experiencia en materia de arquitectura.

1 RAMOS CARRANZA, A. «Profesión vs Investigación (con algunas referencia a la enseñanza de proyectos) ». ARTiTEXTOS, 2009, Nº 7, p. 27-38. 2 MATA, S. y PORRAS, F. «Entrevista Álvaro Siza ». Arquitectura, 1988, marzo-junio, Nº 271-272, p. 175. 3 RAMOS CARRANZA, A.; AÑÓN ABAJAS, R. Mª. «Introducción ». En RAMOS CARRANZA, A.; AÑÓN ABAJAS, R. Mª (dir) Arquitectura y construcción: el paisaje como argumento.. Sevilla: UNIA, 2009.- Vol. 1, p. 9. Colección Ensayos para un nuevo hábitat urbano, 216 p. 4 AALTO, A. «Una ciudad americana en Finlandia». En SCHILDT, G. De palabra y por escrito. Madrid: El Croquis Editorial, 2000, p. 173. 5 KOOLHAAS, R. La ciudad genérica. 1a ed. Barcelona: Editorial Gustavo Gili S.L., 2007, p. 25. Colección GGmínima, 62 p. 6 Las Huertas de Miraflores en torno al Camino de la Reina fue uno de los temas de trabajo para el «Taller de Proyectos» del Seminario Internacional «Arquitectura y construcción: el paisaje como argumento». Amadeo Ramos Carranza y Rosa María Añón Abajas (dir.). Universidad Internacional de Andalucía. Sevilla 2007.

Biografía.

Amadeo Ramos Carranza es doctor en arquitectura (2006). Es profesor colaborador de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, miembro del grupo de investigación HUM-632 (1997). Ha impartido docencia en el departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica (1990) y actualmente, en el departamento de Proyectos Arquitectónicos (1995). Colabora en diversos proyectos de investigación; dirigiendo seminarios, exposiciones y diversas publicaciones. Desde 1989 trabaja en colaboración con la doctora arquitecta Rosa Mª Añón Abajas; su trabajo profesional ha sido reconocido con diversos premios y publicaciones.