10
28 1 GOzALBES CRAVIOTO E., “Descripciones de la Tarifa musulmana”, Aljaranda 9 (1993) 9-12. 2 TORRES BALBÁS L., Ciudades hispano-musulmanas, Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1985, p. 106. 3 IBN ABI zARA, RAwD AL-QIRTAS, HUICI MIRANDA A.(trad.), en Textos Medievales 13, 2ª Edición, Valencia, 1964, Vol. 2, p. 376 y 377. Según esta misma fuente, los almoha des volvieron a utilizar Tarifa como puerto de desembarco en 1170 y 1189 (ibídem, págs. 416 y 429). Huici Miranda data otros pasos de los unitarios por la ciudad en 1184 y 1211. Véase HUICI MIRANDA A., Historia política del imperio almohade, Vols. 1 y 2, Tetuán, 1957, respectivamente p. 317 y 417. 4 VIGUERA MOLINS M. J., “Las dinastías norteafricanas: almorávides y almohades (siglos XI-XIII)”, Cuadernos de Trabajo “Historia de al-Andalus”, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, Sevilla, (1997) 9. 5 SÁEz RODRíGUEz A. J. , Tarifa, llave y guarda…, p. 41 y ss. E n este artículo, que se publica en ALJA - RANDA en dos partes de las que ésta es la segunda –la primera apareció en el número 80, en marzo de 2011-, se recoge el estudio que el Ayuntamiento de Tarifa premió en 2010 en la primera edición del Premio de Investigación y Crónica Local Jesús Terán Gil. Trata de diversos aspectos militares del asedio francés de 1811-1812 a la ciudad, tanto desde la perspectiva de la ingeniería como de la artillería. Su reproducción en las páginas de la revista por la que tanto trabajó nuestro querido amigo Jesús Terán se hace conme morando su recuerdo y evocando los estudios del que era, para Wenceslao Segura, “el cronista de Tarifa por excelencia”. Las defensas medievales de Tarifa La relevancia urbana de la plaza fue discreta durante toda su historia. Era citada en los siglos XII y XIII como una ciudad “pequeña” o “de tipo medio”, 1 aunque el carácter eminentemente urbano de una civilización como la andalusí, donde eran comunes en esa fecha poblaciones de más de quince mil habitantes (Córdoba, Sevilla, Toledo, Almería, Granada, Mallorca, zaragoza, Málaga, Valencia, Badajoz, écija y Jerez), pudiera hacer que su entidad se minusvalorase desde una óptica moderna. 2 En esa época, y entre 1025 y 1055, Tarifa formó parte del reino taifa de Algeciras y pasó a estar bajo el dominio de los abbadíes sevillanos. Para almo - rávides (que tomaron la ciudad en diciembre de 1090) y almohades (que llegaron por vez primera entre 1145 3 y 1146 4 ) se convirtió en puerto clave de desembarco. Entonces será cuando se construyan las murallas que nos interesan, en un proceso edifi- catorio ya conocido. 5 Inicialmente, las murallas de la fortaleza se habrían extendido hacia el este para Imagen 1.- Frente este de Tarifa desde el Norte. J. Laurent. Archivo Ruiz Vernacci. Madrid. Tarifa resiste. Murallas medievales frente a la artillería de Napoleón y (II) Ángel J. Sáez Rodríguez Historia contemporánea Aljaranda 82 (2011) 28 - 37

Tarifa resiste. Murallas medievales frente a la artillería de Napoleón y (II)

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1 GOzALBES CRAVIOTO E., “Descripciones de la Tarifa musulmana”, Aljaranda 9 (1993) 9-12.

2 TORRES BALBÁS L., Ciudades hispano-musulmanas, Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1985, p. 106.

3 IBN ABI zARA, RAwD AL-QIRTAS, HUICI MIRANDA A.(trad.), en Textos Medievales 13, 2ª Edición, Valencia, 1964, Vol. 2,p. 376 y 377. Según esta misma fuente, los almoha des volvieron a utilizar Tarifa como puerto de desembarco en 1170 y1189 (ibídem, págs. 416 y 429). Huici Miranda data otros pasos de los unitarios por la ciudad en 1184 y 1211. Véase HUICI

MIRANDA A., Historia política del imperio almohade, Vols. 1 y 2, Tetuán, 1957, respectivamente p. 317 y 417.

4 VIGUERA MOLINS M. J., “Las dinastías norteafricanas: almorávides y almohades (siglos XI-XIII)”, Cuadernos de Trabajo“Historia de al-Andalus”, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía, Sevilla, (1997) 9.

5 SÁEz RODRíGUEz A. J. , Tarifa, llave y guarda…, p. 41 y ss.

En este artículo, que se publica en ALJA -

RANDA en dos partes de las que ésta es

la segunda –la primera apareció en el

número 80, en marzo de 2011-, se recoge el

estudio que el Ayuntamiento de Tarifa premió en

2010 en la primera edición del Premio de

Investigación y Crónica Local Jesús Terán Gil.Trata de diversos aspectos militares del asedio

francés de 1811-1812 a la ciudad, tanto desde la

perspectiva de la ingeniería como de la artillería.

Su reproducción en las páginas de la revista por

la que tanto trabajó nuestro querido amigo Jesús

Terán se hace conme morando su recuerdo y

evocando los estudios del que era, para

Wenceslao Segura, “el cronista de Tarifa por

excelencia”.

Las defensas medievales de TarifaLa relevancia urbana de la plaza fue discreta durante

toda su historia. Era citada en los siglos XII y XIIIcomo una ciudad “pequeña” o “de tipo medio”,1

aunque el carácter eminentemente urbano de unacivilización como la andalusí, donde eran comunesen esa fecha poblaciones de más de quince milhabitantes (Córdoba, Sevilla, Toledo, Almería,Granada, Mallorca, zaragoza, Málaga, Valencia,Badajoz, écija y Jerez), pudiera hacer que su entidadse minusvalorase desde una óptica moderna.2 En esaépoca, y entre 1025 y 1055, Tarifa formó parte delreino taifa de Algeciras y pasó a estar bajo eldominio de los abbadíes sevillanos. Para almo -rávides (que tomaron la ciudad en diciembre de1090) y almohades (que llegaron por vez primeraentre 11453 y 11464) se convirtió en puerto clave dedesembarco. Entonces será cuando se construyan lasmurallas que nos interesan, en un proceso edifi -catorio ya conocido.5 Inicialmente, las murallas dela fortaleza se habrían extendido hacia el este para

Imagen 1.- Frente este de Tarifa desde el Norte. J. Laurent. Archivo Ruiz Vernacci. Madrid.

Tarifa resiste. Murallas medievales frente a la artillería deNapoleón y (II)

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abrazar a su poblamiento asociado, en la medina(barrio de Almedina), para continuar aún más haciaal este e incorporar también el arrabal denominadola Aljaranda o barrio oriental. éste, que se encon -traba cercado por muros de tapial con antemural, esel que hemos citado como soporte, en su parte norte,de la “batería de la Luz”. Pero la zona que sufriómayores daños durante el asedio de 1811-1812 fueel arrabal norte, erigido también por los nortea -fricanos aunque, de manera incomprensible einfundada, atribuido durante largo tiempo a manoscristianas. Estudios modernos establecen que losunitarios, a mediados del siglo XII, amurallaron lazona adyacente a la pequeña ciudad-fortaleza, por elnorte. El espacio originario fue citado por una fuentedel siglo XIII, de manera poco halagüeña, como una“alcazaba más estrecha que el cañuto de unacañavera”, mientras que el autor de la descripciónconfiesa que “había estado a punto de morir de surepugnante hedor de no llevar conmigo almizcle delbueno”.6 La ampliación era un extenso espacio,cuatro veces más grande que el conjunto originariode Alcazaba-Almedina-Aljaranda, al objeto dedisponer de un recinto protegido para acampada detropas. Con él, la ciudad alcanzó la configuraciónamurallada actual. Cuatro siglos después, Luis Bravode Lagunas, en 1577, la describía señalando que“hay tres cercados en la dicha villa (de Tarifa)”, enalusión a los de Almedina, Aljaranda y el arrabalnorte.7

Murallas islámicas, que no cristianasVenimos sosteniendo desde la publicación de Tarifa,llave y guarda de toda España. Fortificación yurbanismo, en 2003, que no existe dato archivístico,literario ni evidencia arqueológica que, en la actua -lidad, permita sostener la posible construcción delcitado arrabal en época cristiana, más allá de una

noticia tradicional reiterada hasta convertirse enverdad irrefutada.

Para comprobar la veracidad de esta tradición,y descartada la información de fuentes documentalesprimarias por inexistente, recurrimos a evidenciasindirectas, como la potencia demográfica de la plazaentre su conquista por Sancho IV en 1292 y losataques merínidas de 1294 y 1340. En esta fecha, lastropas de Abu l-Hasan le pusieron cerco hasta quevinieron a descercarla los ejércitos del castellanoAlfonso XI y del rey de Portugal, quienes vencierona los musulma nes en la batalla del Salado.8

Parece claro que, debido a las dificultades dela nueva ciudad cristiana para recibir pobladores,“desde tiempo de Sancho IV, se hallaba escasamentepoblada”.9 Ello a pesar de las concesiones de diver -sas franquicias y privilegios a la entonces villa porel rey Bravo para potenciar su poblamiento, comofueron diezmo, portazgo, veintena y alcabalas, al

6 ALLVé BERMEJO J. V, Nuevas ideas sobre la conquista árabe en España. Toponimia y onomástica, R.A.H., Madrid, 1989,p. 46-58.

7 A. G. S., M. T., Leg. 83-48, Relacion Para su Mª. de lo que Luis Bravo De Lagunas a echo desde la Villa de Tarifa hastaPuerto Real, año 1577, fol. 1.

8 Gran Crónica de Alfonso XI, Vol. 2, edic. de Diego Catalán, Edit. Gredos, Madrid, 1976, p. 423 y ss. La batalla delSalado figura en las crónicas árabes como waqi’at Tarif, “la derrota de Tarifa”. ABBOUD HAGGAR S., “La defensa dellitoral a través de al-Ihata de Ibn al-Hatib”, Actas I Congreso Fortificaciones en al-Andalus (Algeciras-1996) (1998) 162.

9 VV. AA., Tarifa, en Historia de los pueblos de la provincia de Cádiz, R. Corzo Sánchez (dtor.), Diputación de Cádiz,Jaén, 1984, p. 64 y ALIJO HIDALGO F., “Privilegios a las plazas fronterizas con el reino de Granada”, Estudios sobreMálaga y el Reino de Granada en el V Centenario de la Conquista, J. E. López de Coca Castañer (coord.), DiputaciónProvincial de Málaga (1988) 21.

Imagen 2.- Detalle donde se reconoce el escaso espesorde la muralla medieval. National Archives. 1811.

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menos.10 Todas ellas fueron posteriormente confir -madas e incluso incrementadas por los reyes, comoes el caso de Alfonso XI, dada la escasa eficaciaalcanzada. La situación llegó a ser tan dramática queincluso se especuló, en distintas ocasiones, con sudesmantelamiento y abandono. El cronista de la casade Niebla, Pedro Barrantes Maldonado, la exponíadiciendo que “la villa de Tarifa fue mala de tomar ypeor de mantener, y quedó por alcaide de ella donRodrigo Ordóñez, maestre de Calatrava, el qual,además del partido que le daban, sacó en condiciónque tuviese allí siempre el Rey galeras armadas enla mar, porque fuese guardada [...]”.11

Abundaron con rigor en esta cuestión losprofesores Ladero Quesada y González Jiménez en

1977.12 Al tratar acerca de la población en la fronteradel Estrecho en los siglos XIII y XIV, exponían unavisión de conjunto de la zona “desierta entre elBarbate y el Guadarranque, y aún más allá, porquelos pueblos que surgieron pasado alguno de ambosríos, salvo Medina y Vejer, apenas tuvieron otrocarácter que el de presidios militares, al igual queGibraltar y Tarifa, hasta los decenios finales del sigloXV”.13 Todavía siglos después, notables viajerosdejaban constancia de similar impresión para lacomarca circundante. Fue el caso del embajador delsultán al-Mansur en la corte de Carlos II, el marroquíMuley Ismael, quien hacia 1690 describía que entreGibraltar y la ciudad de “Tarifa se extiende unespacio vacío sin ninguna habitación y un territorio

10 ROMERO DE TORRES E., Catálogo Monumental de España. Provincia de Cádiz (1908-1909), Madrid, Ministerio deInstrucción Pública y Bellas Artes, 1934, Vol. 1, p. 324 y ss. También DE LAS CUEVAS J. y DE LAS CUEVAS J., Los mil añosdel castillo de Tarifa (960-1960), Instituto de Estudios Gaditanos, Diputación Provincial, Cádiz, 1964, Doctº. Nº. 1, p. 93.

11 BARRANTES MALDONADO P., Ilustraciones de la Casa de Niebla, Federico Devis Márquez (ed.), Fuentes para la Historiade Cádiz y su provincia, Universidad de Cádiz, 1998, p. 74.

12 LADERO QUESADA M. A. y GONzÁLEz JIMéNEz M., “La población en la frontera de Gibraltar y el repartimiento de Vejer(ss. XIII y XIV)”, Historia. Instituciones. Documentos, Vol. 4, Universidad de Sevilla, 1977, pp. 199-316.

13 Ibídem, p. 200.

Imagen 3.- .- Frente oriental de la Aljaranda desde el Camorro, uno de los puntos de inicio de la Infantería francesa.Foto: autor.

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vasto y espacioso los separa”.14

Otros datos demográficos de esta zona deterritorios castellanos recientemente reconquistadosson también contundentes. La repoblación fue muydébil en la región desde finales del XIII al XIV. “Alfinalizar el siglo XIII, Vejer y Medina Sidonia eranlas principales ciudades de esta zona fronteriza. En1288 se efectuó el repartimiento de Vejer, que sóloatrajo a 176 pobladores, marchándose la mayoríacuando los meriníes le pusieron sitio infructuoso en1291.15 Esta cifra equivale a un millar de personas,aproximadamente los mismos que abandonaronGibraltar tras su conquista por Guzmán el Bueno en1310.16 Lo exiguo de la cifra toma valor si seconsidera que Vejer era castellana desde suconquista por Fernando III, 40 años atrás, síntomade las duras condiciones de vida de una plazafronteriza cercana al Estrecho”.17 Los datos semuestran tozudos y se repiten para Jerez, Cádiz,Carmona, écija, Medina Sidonia y Vejer, lo quepermite suponer un contingente poblacional tambiénminúsculo para la Tarifa del tránsito de los siglosXIII y XIV. y todo ello adquiere especial signi -ficación al ponerlo en relación con la poblaciónislámica tarifeña que se rindió ante los castellanosen septiembre de 1292: tres mil soldados de suguarnición sobre una población total de ocho milseiscientas sesenta y cuatro personas.18

Se desprende de estas cifras que la Tarifacastellana nunca tuvo necesidad de crear el ampliorecinto del arrabal dada su baja densidad demo -gráfica, murallas que lindan hoy día con la Calzadillade Téllez por el Este, con la avenida de Andalucíapor el Norte y con la Alameda por el Oeste. También,que la cifra de los musulmanes de 1292 es signi -

ficativa de cierta relevancia urbana, sin dudasuperior a la de los pequeños recintos de la Almedinay la Aljaranda, lo que indirectamente sugiere laexistencia de la cerca septentrional.

Sin que sea un dato determinante, aunque sí

14 GARCíA MERCADAL J., Viajes por España. Selección realizada por..., Alianza Editorial, Vol. 408, Madrid, 1972, citadopor CRIADO ATALAyA J., Tarifa: estudio demográfico (1682-1752), Servicio de Publicaciones Ayuntamiento de Tarifa,1999, p. 44.

15 LADERO QUESADA M. A. y GONzÁLEz JIMéNEz M., op. cit., pág. 210; LADERO QUESADA M. A. , “Castilla, Gibraltar yBerbería”, Actas Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar, Vol 2, U.N.E.D., Madrid (1988) 42, y LADERO QUESADA

M. A. , “Castilla y la batalla del Estrecho en torno a 1292: la toma de Tarifa”, Almoraima 9 (1993) 18.

16 Crónica de Fernando IV, B.A.E., Edit. Atlas, Tomo LXVI, Madrid, 1953, p. 163.

17 SÁEz RODRíGUEz A. J, Tarifa, llave y guarda…, p. 46 y 47.

18 Cita de los Anales genoveses en GAIBROIS DE BALLESTEROS M., Historia del reinado de Sancho IV, Vol. 2, Madrid,1928, p. 181, nota 2, citado por HUICI MIRANDA A., Las grandes batallas de la reconquista durante las invasionesafricanas, Instituto de Estudios Africanos, C.S.I.C., Madrid, 1956, p. 19, ed. facsímil con estudio preliminar de MOLINA

LóPEz E. y. NAVARRO OLTRA V. C, Archivum, Vol. 82, Granada, 2000, p. 32. También Annali Ianuensi, citados por. LADERO

QUESADA M. A, “Castilla y la batalla del Estrecho en torno a 1292: la toma de Tarifa”, Almoraima 9 (1993) 19.

Imagen 4.- .- Lienzos del norte de la Aljaranda desde laTorre de Jesús. La batería de la Luz estuvo en la mura-lla del fondo. Foto: autor.

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significativo, las crónicas castellanas no informandel reforzamiento de las defensas de Tarifa, salvoesporádicas y nada relevantes noticias. y los añossiguientes tampoco fueron favorables, aunque tras laconquista de Algeciras la línea fronteriza se alejasedel término de Tarifa. Por entonces, la combinaciónde la epidemia de peste negra con la muerte deAlfonso XI, a mitad del XIV, y la guerra civil queasolaría Castilla hasta 1369, tuvieron el efecto deparalizar el proceso repoblador y el desarrollo de laplaza.

En consecuencia, la población no se vería conla necesidad de salir fuera del recinto medieva l hastaprincipios del siglo XIX, originando el barrio de SanSebastián, al que hemos hecho alusión en la primeraparte de este artículo. Sin embargo, en el siglo XII,bajo el dominio de la dinastía muminí, la ciudadalcanzó cierto renombre al tratarse de las playaspreferidas de desembarco africano en al-Andalus ycampamento de tránsito fundamental en las campa -ñas contra los cristianos.

Algunos datos objetivosIndicábamos antes que algunos factores han con -tribuido, sin base alguna, a argumentar el origencastellano del recinto norte, el atacado infructuo -

samente por los franceses en el invierno de 1811. Seencuentra entre tales argumentos la erróneaidentificación de la torre octogonal conocida comode Guzmán el Bueno con obra de alarifes cristianos.Se la ha llamado “albarrana” sin serlo, ya que forma -ba parte del recinto murado de la ciudad y solo conla desaparición de un sector de la muralla (en elextremo sur de la Alameda) ha quedado con laapariencia de torre albarrana unida al recinto prin -cipal de la fortificación por una coracha o muralla.Es bien conocida la generalización de estos tiposdefensivos en al-Andalus relacionados con lapoliorcética almohade, creadores de una prolíficatradición constructiva en la Península que tambiénsiguieron los cristianos. Posiblemente, la asociaciónde ideas “Torre de don Alonso / poligonal / albarrana/ obra almohade” ha podido inducir a pensar que elrecinto urbano al que se encontraba adosada hubo deser posterior a la gran torre, precisamente para salva -guardar esa presunta condición de albarrana.

El geógrafo ceutí Al-Idrisi pudo fácilmenteconocer la ciudad en persona, dada la cercanía a suciudad natal, o al menos contar con buena infor -mación al respecto. A mediados del siglo XII ladescribía como una “ciudad pequeña en la que haymurallas de tierra y la atraviesa un río pequeño”.

Imagen 5.- Vista parcial de las murallas de Tarifa desde la batería de la Luz. Loty, M.A.C.P.

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éste discurría por la vaguada existente en el centrode la misma, más tarde cegada, en el trazado que hoyocupa la Calzada, principalmente con las callesSancho IV el Bravo y General Copóns. Esa era ladepresión formada entre la altura que ocupaban porel sur el castillo y la antigua medina y la que hoyocupa el barrio de San Francisco, frente a la Puertade Jerez. y, para Al-Idrisi, el río atravesaba la ciudad,de manera que sus murallas, posiblemente, yaexistían. Esas murallas, en pleno proceso de res -tauración durante los últimos años por el notablegrado de deterioro que habían alcanzado, eran detabiya, la técnica predilecta de los ingenieros almo -rávides, almohades, meriníes y nazaríes. Su autoríacon esta fórmula edilicia se da como la más probableen la actualidad, dadas las referencias archivísticasy los restos todavía visibles en la zona oriental ynordeste del recinto urbano.

El tipo de hormigón coincide con el islámico,a la vez que las medidas de las tapias que han podidoanalizarse corresponden al tipo musulmán de cuatrocodos ma’muní de ancho por dos de alto. éstas sonlas magnitudes dictadas por Ibn Jaldún,19 las cualesse ha constatado que se mantienen muy establesdesde el Califato hasta el final del Medievo. Hansido identificadas en el lienzo contiguo al boquetede la Cilla, localizado junto a la torre del Corchuelo.Las dimensiones habituales del tapial cristiano noson tan homogéneas a lo largo del tiempo como éste,ya que suele presentar mayor altura.20

Hormigón de cal y balas rasas de hierroAunque el hormigón de cal que los alarifesnorteafricanos emplean en sus recintos suelepresentar una gran dureza, diversas circunstanciaspueden influir para que ésta se vea notablementemermada. Influyen la calidad de los áridosempleados, la proporción de cal, el adecuado batidoen su preparación, su correcto vertido y apisonado olas condiciones bajo las que se realiza el fraguado.En Tarifa, el tapial de tierra con que se construyó elrecinto de la Aljaranda y el del arrabal norte constade un material de pobre calidad, fácilmentedeleznable en la actualidad. Se empleó poca cal,síntoma habitual tanto de urgencia en la ejecuciónde la obra como de economía de medios. Suemplazamiento en las laderas que bajan desde elnorte y el sur hasta el arroyo aumenta la inestabilidadde los lienzos, sometidos a episodios frecuentes delluvias torrenciales, inundaciones por desborda -miento del arroyo, fuertes vientos y prolongadasescorrentías. Jesús Terán estudió el efecto de susperiódicas inundaciones, que dañaban las murallas,como ocurriera en la acaecida en 1702.21 Todo elloha causado frecuentes derrumbes, reconstruccionespuntuales y numerosos parcheados que han incre -men tado a la larga el deterioro de las murallas. Enconsecuencia, la acción de los cañones franceses,emplazados a unos pocos cientos de metros, biencargados y con el tubo prácticamente horizontal,debió ser demoledora contra las mismas.

19 Ibn Jaldún nos refiere que “el tamaño de los tableros era variable, pero en general tenían cuatro codos por dos”,correspondientes a una altura de entre 0’80 y 0’85 centímetros. Véase TORRES BALBAS L., Ciudades hispanomusulmanas,p. 560. Véase también ESLAVA GALÁN J. , “Materiales y técnicas constructivas en la fortificación bajomedieval”, Cuadernosde Estudios Medievales, Vols. 12-13, Universidad de Granada, Granada, 1984, p. 272; BAzzANA A., Maisons d’al-Andalus.Habitat médiéval et structures du peuplement dans l’Espagne orientale, Collection de la Casa de Velázquez, Vol. 37,Archéologie XVII, Publications de la Casa de Velázquez, Madrid, 1992, p. 80; GURRIARÁN DAzA P., Construcción entapial en al-Andalus. Su manifestación en la arquitectura defensiva almohade (siglos XII-XIII), Escuela Superior deArquitectura de Sevilla, 1998, inédito; GURRIARÁN DAzA P. y SÁEz RODRíGUEz Á. J. , “Tapial o fábricas encofradas enrecintos urbanos andalusíes”, Actas de Congreso Internacional La ciudad en al-Andalus (Algeciras-1999), El LegadoAndalusí, 2002, p. 569-572; GURRIARÁN DAzA P., “Arquitectura y técnicas constructivas en al-Andalus durante la épocaalmohade” en Historia de las técnicas constructivas en España, Fomento de Construcciones y Contratas, Madrid, 2000;GURRIARÁN DAzA P., “La muralla almohade de Cáceres: aspectos constructivos formales y funcionales” en Arqueologíay Territorio Medieval, Vol. 10.1, Universidad de Jaén, Jaén, 2003; GURRIARÁN DAzA P., “Recursos formales y constructivosen la arquitectura militar almohade en al-Andalus”, en Arqueología de la Arquitectura, Vol. 5, Madrid, 2008.

20 La tapia cristiana tiene desde un metro hasta el metro treinta centímetros de Alarcos y Levante. CABALLERO KLINK A.y otros, “Alarcos: Diez años de intervención arqueológica”, Actas del congreso internacional conmemorativo del VIIIcentenario de la batalla de Alarcos, Colección Estudios, 1995, p. 230.

21 TERÁN GIL J., “Riadas”, Aljaranda 39 (2000) 19 y ss. y SARRIÁ MUñOz A. , “El río Angorrilla: la inundación de 1702”,Aljaranda 4 (1992) 12.

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La profesora Cortés es contundente en sudescripción. El día 30 de diciembre de 1811, a lasonce de la mañana y tras ser rechazada una salida deun millar de ingleses contra las posiciones francesas,la batería de brecha abrió fuego: “el primer disparoatravesó la muralla y la casa colindante de parte aparte”.22 El recinto islámico medieval, con muchossiglos y maltrato a cuestas, tenía poco que hacerfrente a un enemigo moderno y experto, precisa -mente, en este tipo de lances.

Los imperiales empleaban artillería de me -diano calibre, de 16 libras a lo sumo. Las piezasgrandes de la época, de a 30 o 36 no se empleabanpara la artillería de campaña ni de asedio. Pesabandemasiado y era imposible manejarlas por los maloscaminos que existían en todas partes.

Las fuentes refieren que, en su retirada, elenemigo hubo de abandonar numerosa artillería,

“cuyo número de piezas es de 3 de á 16, 4 de á 12 y2 obuses de 9 pulgadas”.23

Eran los tipos reglamentarios en la artilleríade sitio del ejército francés de la época, desde lareforma de Jean-Baptiste Vaquette de Gribeauval en1776. Aunque el Imperio había reformado esa normaen 1803, estableciendo el llamado “Sistema del AñoXI”, el permanente estado de guerra en que vivióFrancia la restante década napoleónica, siempre confrentes abiertos a los que atender y suministrarmateriales, hizo que las novedades solo surtiesen alejército en Rusia y que en España se mantuviesenlos materiales de Gribeauval. Las aportaciones deeste diseñador resultaron especialmente innovadoraspara la artillería de campaña, con piezas de 4, 8 y 12libras y obuses de 6 pulgadas, pero no lo fue tanto

para la de asedio. ésta contemplaba también cañonesde a 24, pero dado que alcanzaban pesos enormes,tuvieron que descartarse dado el estado intransitablede las rutas hacia Tarifa. Eso además del mayor pesode la munición y los superiores requisitos de pólvora,lo que habría complicado proporcionalmente laintendencia. Un desertor informó, precisamente, quela artillería de a 24 y los morteros hubieron dedejarse en Facinas por el mal estado de los caminosbajo la lluvia incesante. Las piezas de a 12 presentesen Tarifa (como las de 8 libras) serían de tubo largo,muy tradicionales en el ejército francés desde laaplicación del sistema Vallière en 1732. Por su parte,las del 16 tenían un tubo de 336 cm de longitud, con2.000 kg de peso aparte de la cureña, y lanzabanbalas de 16 libras (7,8 kg)24, siendo equivalentes aun calibre de 133,7 mm.25 Pero un cañón de a 16 noperforaba cualquier muralla, ni mucho menos. Losgrandes calibres citados, habituales en los navíos deprimera línea en sus baterías inferiores y principales,difícilmente atravesaban el costado de madera deroble de un buque de guerra de ese tipo. Muchomenos un calibre mediano contra una murallamoderna, ataludada, terraplenada y chapada enpiedra. Aunque éste no era el caso de Tarifa.

El tren de batir de los imperialesLas tropas del mariscal Víctor traían, en total, cuatropiezas de a 16, cuatro de a 12 y cuatro obuses, esdecir, para conformar dos baterías.26 En el ejércitode Napoleón, cada una de éstas constaba habi -tualmente de seis cañones y dos obuses. Pero el trende artillería incluía también los carromatos demuniciones, los caballos que tiraban de las piezas yotros elementos, como las fraguas de campaña. Labatería de apoyo francesa había sido emplazada a600 metros de las murallas del este de la ciudad, enel sector más retrasado de las trincheras atacantes.La de brecha, solo a 350 metros. Los cañones de a16 tenían un alcance eficaz de 1.000 metros, pocomás que los de 12, que era de 900. Respectivamente

22 CORTéS MELGAR F., Op. Cit., p. 23.

23 VIDAL DELGADO R., Historia de la Guerra…, p. 299, citando “un documento existente en el Ayuntamiento de Tarifa,seguramente copia de otro, editado con motivo del levantamiento del sitio, en la plaza de Cádiz”. SEGURA GONzÁLEz w.,Op. Cit., p. 21, menciona “quatro cañones de 16 y tres de a 12, dos obuses, de 9 pulgadas”.

24 GARCíA-TORRALBA PéREz ENRIQUE, La artillería naval española en el siglo XVIII, Ministerio de Defensa, Madrid, 2010, p. 24.

25 CHARTRAND RENE , Napoleon’s Guns, 1792-1815, Ray Hutchins, p. 6 y 7.

26 CORTéS MELGAR M. F, Op. Cit., p. 19.

Los imperiales empleaban

artillería de mediano calibre,

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podían alcanzar algo más de 2.000 y 1.800 elevandosus tubos al máximo, aunque haciendo decrecerproporcionalmente su puntería. Diversos estudiosrealizados en la época que nos ocupa señalan que,para estos calibres y distancias, la precisión rondabael 50 por ciento de los disparos.27

Otro aspecto que no se ha considerado sufi -cientemente en el análisis de los hechos acaecidosen el malogrado sitio francés de Tarifa es el de lascaracterísticas de la brecha practicada en la muralla.En la actualidad, el recinto amurallado solo se en -cuentra interrumpido en tres tramos. Aparte dellienzo de la cara sur, junto a la Torre de la Almedina,faltan los que correspondían a la entrada y salida delarroyo a la ciudad. éste, hundido en 1864,28 selocalizaba junto a la torre octogonal. Aquél estabaen el frente oriental de la cerca urbana, enfrentado alos cañones franceses. En este lugar, donde estuvola puerta del Retiro, se localiza la conexión rodadade la Calzadilla de Téllez con el eje principal delcasco antiguo, la Calzada, por medio de la calle del

Asedio. Falta una veintena de metros de muralla,incluyendo la torre de la Red, bajo la que se abría elvano con rastrillo para cerrar el acceso por el cursode agua, además de la citada puerta del Retiro. Elconjunto estuvo precedido por un puente quepermitía el tránsito extramuros sobre el arroyo deTarifa, mientras que otro cumplía la misma funciónpor el interior de las murallas. Este hueco a veces

induce a error, pues suele interpretarse como eltramo derribado por la artillería atacante. Pero labrecha se efectuó en el lienzo inmediato al sur, endirección a la Aljaranda. Era una zona muydeteriorada tradicionalmente. Hay noticias de su malestado desde el siglo XVII, fecha en que ya elingeniero Coen había propuesto destinar 4.000ducados para rehacer el lienzo de muralla entre latorre de la Red y la torre de Jesús. Dicho ingenierosostenía en 1646 que las obras eran imprescindibles,“pues de no hacerse está tan maltratada con el

curso de los tiempos que, brevemente, lo que miraal poniente, desde el castillo hasta donde estáabierto el portillo, daría en el suelo”.29

Un solo intento frustradoPor allí trataron de entrar los franceses el último díade 1811, que habían alcanzado las alturas delCamorro con sus trincheras más avanzadas, a solo100 metros de la torre de Jesús. Por allí se lanzaronal asalto las unidades de élite francesas, cuesta abajo,por el terreno arcilloso, enfangado y resbaladizo: losgranaderos, hacia la brecha, y los voltigeurs de lainfantería ligera, hacia el arco enrejado de entradadel arroyo en la torre de la Red. Eran flanqueados,por el Norte y por el Sur, por la infantería de línea,que trataba de cubrir su avance. Hubieron dedirigirse hacia el muro desportillado, pero no com -pletamente caído, en la parte más baja del terreno,inundada por el arroyo desbordado y por la lluvia

27 MULLER, JOHN. A Treatise of Artillery. Impresión facsímil de la edición de 1780. Nueva york, 1977.

28 Archivo Municipal de Tarifa, Actas Capitulares, Vol. 55, Cabildo de 4 de febrero de 1864, fol. 86 vto., citado por SEGURA

GONzÁLEz w. , “Sobre el derribo de las murallas (I)”, Aljaranda 11 (1993) 21. El muro que se unía a la torre octogonal,hundido parcialmente en la fecha de esta cita, ya no existía hacia 1872-1876. Véase J. Laurent, Tarifa (Cádiz). 2088. Vuede Tarifa en deux morceaux, Nº. inventario 7664, Fototeca del Patrimonio Histórico, Archivo Ruiz Vernacci, Ministeriode Cultura, Madrid, publicada por PARDO GONzÁLEz J. C. , “Memoria gráfica campogibraltareña: fotografías de J. Laurenten el archivo ‘Ruiz Vernacci’ de Madrid”, Almoraima 15 (1996) 379.

29 Archivo General de Simancas, Negociado de Guerra, Costa de Andalucía, Legajo 1.643, Parecer de don Lope de Acuñasobre el informe del ingeniero Coen respecto al estado de Tarifa de 23 de julio de 1646, en APARICI GARCíA J., Colecciónde Documentos Copiados en el Archivo de Simancas como datos para escribir la historia del Cuerpo de Ingenieros, porel Coronel Don..., Instituto de Historia y Cultura Militar Siglo XVII, Primera Sección, Fortificación, Vol. XXIV, Doctº.Nº. 3.353, Signatura 1-4-8, fol. 111.

Un desertor informó que la artillería

de a 24 y los morteros hubieron de

dejarse en Facinas

Coen había propuesto destinar 4.000

ducados para rehacer el lienzo de

muralla entre la torre de la Red y la

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incesante. Tiroteados desde las murallas circun -dantes, especialmente por el tramo que mejorflanquea aquella ruta de aproximación, el quediscurre desde la esquina de la torre de Jesús ensentido oeste, hacia el interior de la ciudad, 70metros de lienzos que dominan desde una quincenade metros de altura todo aquel terreno. También porel cañón de la batería de la Luz, cargado con metrallay tirando a placer contra la concentración de tropasa 100 metros bajo él. Pero la muralla, desbaratadapor los cañonazos, no había desaparecido. Soloestaría rebajada, formando un talud de materialderribado, que los soldados debían escalar. Subir,coronar y bajar, por el interior, hacia un callejón (hoycalle de la Independencia) sin salida, con los murosde las casas enfrente a unos pocos metros y con las

vías de avance cerradas por barricadas y rejas. Eldominio por parte del enemigo de los edificioscircundantes, la falta de espacio para maniobrar y eldesorden en que llegaban las compañías de asaltohizo imposible su progresión, debiendo retirarse paratratar de salvar la vida.

Esta brecha, abierta por el ataque francés enel lienzo al sur de la puerta del Retiro, fue inme -diatamente reconstruida en 1812 y revestida desillería. Actualmente se identifica perfectamente porsu potencia en comparación con el resto del recinto.Tiene “más de 4 varas de espesor entre adarve yparapeto y cerca de 7 incluyendo los taludes”,30 esdecir, entre tres y cinco metros y medio de grosor.Incluye dos torres, una de ellas ataludada, coronadacada una con una tronera de potentes merlones

orientados hacia el este. El segundo capitán de losRoyal Engineers británicos, Henry Vavasour, dirigiólas obras, que fueron ejecutadas por presidiarios delcastillo y por sus propias tropas, levantando un murotan grueso como los torreones en los que seapoyaba.31 En las mismas fechas, la Regencia envióuna compañía de zapadores españoles “a fin de quelas obras que han de realizarse en la plaza de Tarifase construyan”.32

Todavía estas murallas habrían de aguantarotra avalancha de hierro y fuego en el verano de1824. Aún no había aparecido la artillería de ánimarayada, con sus nuevos proyectiles ojivales, pero suefecto sobre los muros de la ciudad resultó, denuevo, demoledor. Su anacronismo poliorcéticoquedó en evidencia ante los cañones de las tropashispano-francesas del conde de Astorg.

Por aquellas fechas, las crónicas seguíandibujando un panorama de débiles defensas y exiguaartillería. Explicaban que, “en la actualidad, noexiste ninguna (artillería) a excepción de un obús de7 pulgadas y un cañón de hierro de a 8 colocados en

la torre de los Guzmanes, torreón pentagonal (sic)de bastante espesor. En ninguna parte de su perí -metro tiene terraplén”.33

El último cañoneo vino a raíz de la toma de laciudad, en agosto, por una pequeña fuerza deliberales mandados por el coronel Valdés. Pero lastropas absolutistas que venían a restablecer lasoberanía real de Fernando VII los desalojaron sincontemplaciones. Una batería de obuses, emplazadaen el convento de San Francisco, batió las defensas

30 MADOz P., Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar (1845-1850), ed.CORzO SÁNCHEz R. y TOSCANO SAN GIL M. , Caja de Ahorros de Cádiz; Cádiz, 1987, p. 375 y 376.

31 PATRóN SANDOVAL J. A., “La guarnición británica de Tarifa durante la Guerra de la Independencia (1810-1813)”, Actasde las VI Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar (Gibraltar-2000), Almoraima 25 (2001) 330; “La brecha”, Puertade Jerez 1 (2000) 8.

32 Archivo Histórico Nacional, Diversos-Colecciones, 90, N.23, Movimiento del Consejo de Regencia para el movimientoa Tarifa de una compañía de zapadores, Isla de León, 27 de enero de 1812. 33 MONTES J. , Reconocimiento de la costa de Levante desde Cádiz hasta el confín de la de Granada.I.H.C.M. Estepona, 6 de febrero de 1815, fol. 11 vto.

Esta brecha, abierta por el ataque

francés en el lienzo al sur de la puerta

del Retiro, fue reconstruida en 1812

El último cañoneo vino a raíz de la

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de la ciudad durante diez días, provocando grandesdestrozos34 y arrasando los lienzos que discurrenhacia el norte desde la puerta de Jerez.

Muy poco después, un informe de la décadade 1830 explica que “todas las murallas de suantiguo recinto con su castillo están más o menosdescarnadas con varios cuarteados de conside -ración, necesitando recalzos y reparaciones en lointerior y a más los frentes que miran al oeste estánamenazando ruina por su natural empuje”.35

Hoy, a pesar de tantos avatares, el recintoamurallado permanece en pie. Aunque ha sufridoagresiones sin cuento, usurpaciones llamativas yadosados de viviendas, recibe la atención esporádicade las administraciones, lo que permite mirar conoptimismo hacia la cercana conmemoración de susprimeros mil años de existencia.■

34 POSAC JIMéNEz Mª DOLORES , “Dos versiones contradictorias sobre el ataque del coronel Francisco Valdés a Tarifa, en1824”, Almoraima 13, Actas de las III Jornadas de Historia del Campo de Gibraltar, (La Línea de la Concepción, octubrede 1994) (1995) 345-347.

35 I.H.C.M., Sign. 3-5-1-7, Rollo 32, Plaza de Tarifa, 1831-1833, fol.114.

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