26
FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) 1. CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO 1.1.- Contexto histórico-cultural 1.2.- Contexto filosófico 1.3.- Contexto de El crepúsculo de los ídolos en la obra de Nietzsche 2.- LA CRÍTICA A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL 2.1.- Nietzsche: de la filología a la filosofía 2.2.- La cultura presocrática: el dominio del arte sobre la razón 2.3.- La traición de Sócrates 2.4.- La crítica a la dialéctica 2.5.- La crítica al lenguaje. 3.- NIHILISMO, VOLUNTAD DE PODER Y SUPERHOMBRE 3.1.- La voluntad de poder a) La realidad es vida b) La vida es voluntad de poder c) La voluntad de poder en el ser humano 3.2.- El nihilismo y sus formas a) “Dios ha muerto” b) Las formas de nihilismo 3.3.- La transvaloración de la moral y el ideal del superhombre a) La crítica a la moral cristiana: la transvaloración moral b) El eterno retorno c) El ideal del superhombre 4.- EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS . “La razón en la filosofía” 1

porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)1. CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO

1.1.- Contexto histórico-cultural1.2.- Contexto filosófico1.3.- Contexto de El crepúsculo de los ídolos en la obra de Nietzsche

2.- LA CRÍTICA A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL2.1.- Nietzsche: de la filología a la filosofía2.2.- La cultura presocrática: el dominio del arte sobre la razón2.3.- La traición de Sócrates2.4.- La crítica a la dialéctica2.5.- La crítica al lenguaje.

3.- NIHILISMO, VOLUNTAD DE PODER Y SUPERHOMBRE3.1.- La voluntad de poder

a) La realidad es vidab) La vida es voluntad de poderc) La voluntad de poder en el ser humano

3.2.- El nihilismo y sus formasa) “Dios ha muerto”b) Las formas de nihilismo

3.3.- La transvaloración de la moral y el ideal del superhombrea) La crítica a la moral cristiana: la transvaloración moralb) El eterno retornoc) El ideal del superhombre

4.- EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS . “La razón en la filosofía”

1

Page 2: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

1. CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO

1.1.- CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL

Contexto histórico: la segunda mitad del Siglo XIX se caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales de progreso y libertad parecen ahora vacíos y formales, alejados de su realización en la práctica social. Es una época de revoluciones burguesas que darán lugar a los grandes Estados nacionales europeos. También es relevante el movimiento obrero, con momentos importantes como la fundación de la Primera Internacional en 1864 y la Comuna de París, en 1870.

Hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918) tiene lugar un enorme aumento en la población alemana, a la vez que se va consolidando la segunda revolución industrial, caracterizada por el uso y aplicación de la electricidad a los procesos de fabricación industrial, y por la creciente complejidad de la maquinaria. La mejora de las comunicaciones y la concentración de los focos de producción en lugares de mayor riqueza y población, terminarán de convertir a Alemania en la gran potencia hegemónica de la Europa continental, bajo el liderazgo de Otto von Bismark. El surgimiento del nacionalismo (creencia en la superioridad de la propia nacionalidad con respecto a personas de orígenes distintos) es otro de los fenómenos políticos surgidos en esta época.

Friedrich Nietzsche nace en Rocken, Alemania en 1844. Hijo y nieto de pastores protestantes, desde su infancia hasta el comienzo de sus estudios universitarios se educa con el fin de seguir la vieja vocación familiar. Comienza estudiando Teología, pero la abandona por los estudios de Filología Clásica en Leipzig donde conoce al músico Richard Wagner, cuya amistad marcará decisivamente su vida. En 1878 rompe su relación con Wagner y al año siguiente la sífilis le obligará a abandonar la vida académica. En 1889 sufre un colapso y es internado en una clínica psiquiátrica donde se le diagnostica una parálisis progresiva. Muere en 1900 quedando su hermana al cargo de editar sus últimas obras, algunas de ellas manipuladas por ella misma.

Contexto cultural: el romanticismo domina la primera mitad del siglo XIX. Supone una reacción estética contra la frialdad del clasicismo racionalista moderno. Exaltan el lado oscuro del alma, lo irracional, lo pasional, lo popular y lo exótico. Sin embargo, es desplazado en la segunda mitad por el realismo y el positivismo. Los éxitos de la ciencia y la técnica expanden la industria capitalista y consolidan la hegemonía social de una burguesía consumista y materialista.

Las nuevas ideologías políticas, liberalismo, nacionalismo, socialismo, tienen en común que prescinden de las viejas doctrinas religiosas. En el ámbito público la Iglesia queda relegada a un papel insignificante en la mayor parte de la Europa continental, aunque en el terreno moral y educativo sigue conservando una gran influencia en la población.

En esta época surgen las teorías evolutivas de Darwin y la medicina encuentra vacunas y remedios contra enfermedades infecciosas. En pintura el impresionismo introduce un cambio fundamental con respecto al realismo y romanticismo previo. La novela se convierte en un fenómeno de masas y autores como Stendhal y Dostoievski profundizan en la psicología de sus personajes. Los

2

Page 3: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

artistas, poetas y escritores muestran en ocasiones una actitud nihilista y bohemia, buscando la provocación mediante nuevas experiencias como el alcoholismo o las drogas, el libertinaje sexual, en contra de la moral puritana burguesa.

1.2.- CONTEXTO FILOSÓFICO

En este contexto surgen una serie de pensadores que van a exaltar lo vital, lo afectivo, lo sentimental por encima de la razón y la ciencia modernas. Son las llamadas “Filosofías de la Vida” que defienden el irracionalismo y la afirmación de la Vida como realidad radical del ser humano. La todopoderosa Razón deja de ser la única facultad que posee el hombre para acercarse a la realidad; también estarán la inspiración poética, la intuición, el sentimiento, el inconsciente, etc. El Vitalismo supone el rechazo de la hipótesis mecanicista de que el ser viviente es reductible a leyes y elementos físico-químicos. Heráclito de Éfeso: en la relectura que Nietzsche realiza de los filósofos y artistas

griegos, destaca la filosofía de Heráclito, que defiende que la realidad está en un continuo devenir inapresable. Toma de él, también, su estilo aforístico y oscuro.

Arthur Schopenhauer (1788-1860): en su obra cumbre El mundo como voluntad y representación, reinterpreta la distinción kantiana entre el fenómeno y el noúmeno. El mundo fenoménico es una representación del sujeto, sometido a las condiciones de este, que Schopenhauer reduce a espacio, tiempo y causalidad. El mundo nouménico, la realidad en sí, es pura voluntad ciega e irracional, el impulso que lleva a los seres vivos a vivir una vida penosa y llena de sufrimiento, dominada por el deseo. El único modo de acabar con el sufrimiento es aniquilando la voluntad, y esto se logra a través del arte y la ascesis.

Richard Wagner (1813-1883): fue un compositor y dramaturgo alemán, amigo personal e Nietzsche durante su juventud, con el que tuvo una relación tormentosa. Pretendió renovar la estética teatral con su concepción de “obra de arte total” en la que mezclaría música, teatro, poesía, escenografía, etc. Este estaba influenciado por la concepción trágica del arte griego. A este dedica Nietzsche su primera obra El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música.

Karl Marx (1818-1883): Junto con Marx y Freud, Nietzsche es considerado como uno de los representantes de la llamada filosofía de la sospecha. Los tres autores hacen una crítica radical de la cultura occidental en sus tres vertientes fundamentales: filosófica, moral y religiosa. Nietzsche comparte con Marx la idea de que Dios no crea al ser humano, sino que el ser humano crea a Dios.

1.3.- CONTEXTO DE ELCREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS EN LA OBRA DE NIETZSCHE

Nietzsche escribe en aforismos, como ya lo había hecho Heráclito, a quien tanto admiraba. Utiliza un lenguaje críptico, enigmático y provocador, forzando al lector a recomponer las piezas de su rompecabezas filosófico en un pensamiento disperso y asistemático.

3

Page 4: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

Su obra puede dividirse en cuatro etapas: Periodo romántico: influenciado por Wagner y Schopenhauer, trata sobre todo de

la filosofía y arte griegos. La principal obra El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música.

Periodo ilustrado: critica el pensamiento tradicional (metafísica, religión y arte) tomando como influencia a los ilustrados franceses. Publica, entre otras, el opúsculo Sobre verdad y mentira en sentido extramoral y La gaya ciencia.

Periodo de Zaratustra: llamado así por su obra cumbre Así habló Zaratustra (1884), donde expone las líneas fundamentales de su pensamiento maduro.

Periodo crítico: donde llevará a cabo una demoledora crítica de los pilares de la cultura occidental. La genealogía de la moral, El crepúsculo de los ídolos (1888), El Anticristo y La voluntad de poder, son algunas de las obras de este último periodo.

El crepúsculo de los ídolos subtitulado por Nietzsche Cómo se filosofa con el martillo fue escrita en muy pocos días de 1888, en su última etapa de lucidez. En ella hace una crítica demoledora de todos los campos de la cultura occidental: la ciencia positivista, la religión judeocristiana y la moral tradicional. Pretende derribar todos los “ídolos”, es decir, lo que hasta ese momento han sido llamados como “verdades”.

2.- LA CRÍTICA A LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL

La filosofía de Nietzsche tiene dos objetivos bien diferenciados, aunque se van intercalando a lo largo de su obra.

Parte crítica: por un lado critica al pensamiento precedente y a los elementos más fundamentales de la cultura occidental, su concepto de razón y su moral. Es lo que Nietzsche llama la “filosofía que dice no”.

Parte creativa: por otro lado, Nietzsche dedica muchos esfuerzos a explicar cuál es su visión del mundo y de cómo debía de ser el ser humano que lo habitase. Es la parte positiva de su filosofía, la “filosofía que dice sí”.

En este apartado nos dedicaremos a la parte crítica de su filosofía.

2.1.- NIETZSCHE: DE LA FILOLOGÍA A LA FILOSOFÍA

Nietzsche comienza su carrera académica como profesor de filología en Basilea, centrando su docencia en el mundo griego. Para el historiador de filosofía, el pensamiento griego empieza a ser especialmente relevante a partir del siglo V a. C., con Sócrates, y después de él con los grandes sistemas de Platón y Aristóteles. Sin embargo, para el filólogo, muchas de las obras más relevantes son anteriores a Sócrates: Homero, Hesiodo, los grandes poetas (Píndaro, Safo, etc.) y los autores de tragedias, como Esquilo o Sófocles.

Las reflexiones de Sócrates y Platón se presentan como un momento de tránsito de una cultura centrada en valores estéticos a una cultura dirigida por los valores racionales, o lo que es lo mismo, de una educación dirigida por poetas, a una educación dirigida por filósofos. Hasta Nietzsche, todos los historiadores habían descrito este paso como un hecho fundamental y positivo para la cultura: el paso del

4

Page 5: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

mito al logos, la salida de la caverna para vivir a plena luz (de la razón). El arte perdía su antiguo predominio, dando paso a la razón y, como productos de ella, a la filosofía y a la ciencia. De la subjetividad del arte pasamos a la objetividad racional.

Nietzsche va a ser el primero en poner seriamente en duda que este paso haya sido positivo, ya que no cree que la razón conecte más directamente con la realidad de lo que lo hace el arte. Toda la cultura posterior a Sócrates ha entendido eso como una cuestión evidente: entre las explicaciones posibles a un hecho, se elige siempre como más verdadera a la más racional, porque “se supone” que lo que está más fundado en la razón es lo más seguro. Sin embargo esto no siempre es cierto, la realidad está más allá de la razón, es más amplia y más compleja que nuestras limitadas capacidades racionales. Antes bien, como decía ya Schopenhauer «la razón es como un velo que impide el conocimiento de la realidad». Para Nietzsche, el tránsito del mito al logos es el paso de la verdad del arte a la mentira de la razón.

2.2.- LA CULTURA PRESOCRÁTICA: EL DOMINIO DEL ARTE SOBRE LA RAZÓN

¿Por qué afirma Nietzsche que la cultura de la Grecia arcaica (anterior al siglo V a. C.), basada en el arte, es superior a la cultura de la Grecia Clásica (siglos V y IV a. C.), basada en el predominio de la racionalidad? Porque, según él, los artistas griegos de la antigüedad supieron captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad, sin ocultarse ninguna de ellas, y que expresaron con las figuras de dos dioses míticos: Apolo y Dionisos.

Apolo, uno de los dioses más venerado por los griegos y al que dedicaron numerosos templos, expresaba, según Nietzsche, un modo de estar en el mundo, que los griegos identificaban con la defensa de los valores del individuo: la mesura, el orden, el autocontrol y el sometimiento de la pasión a la razón, así como una concepción de la realidad: el mundo como una totalidad ordenada, bella, luminosa y racional.

Frente a lo apolíneo, los griegos opusieron lo dionisíaco, representado por la figura del dios Dionisos, dios del vino, de fiestas presididas por el exceso y la embriaguez, la confusión orgiástica, etc. Expresaba también una forma de estar en el mundo: la irracionalidad, la pérdida de la individualidad, la embriaguez, la desmesura, el desorden y el descontrol, y una concepción de la realidad: el mundo como una totalidad caótica, sin orden, irracional y oscura. La auténtica grandeza del mundo griego arcaico estriba en no ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar estos dos principios, en considerar, incluso, que lo dionisíaco era la auténtica verdad, la auténtica realidad, porque en el culto a Dionisos el individuo humano va más allá de sí mismo y se integra con su origen, con la naturaleza básica de todos los seres, con la vida.

Si lo dionisíaco es lo originario, ¿por qué surge de él lo apolíneo? Para Nietzsche es fruto de la autodefensa de la vida. Si el individuo se entregara en plenitud a lo dionisíaco, si solo buscara el placer inmediato, su vida se acabaría pronto, consumida por las pasiones. Por eso la vida debe buscar un freno a la apetencia del deseo de placer y para ello fabrica su propio antídoto: lo apolíneo, que tiene su origen en la vida (lo dionisiaco), en la necesidad que tiene el

5

Page 6: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

ser humano de sentirse más cómodo en un mundo hostil, en la necesidad de hacer más soportable (y más larga, por tanto) su existencia.

2.3.- LA TRAICIÓN DE SÓCRATES

A los ojos de Nietzsche, Sócrates aparece como el gran traidor, ya que con él se lleva a cabo la inversión de los valores: lo apolíneo pasa a ser considerado como lo originario y verdadero y lo dionisiaco como irreal y falso, como un exceso propio de los que no saben vivir de forma racional, algo excusable en un pueblo inculto, pero inapropiado para los hombres de altura. La moral pasa por el autocontrol de las pasiones y el saber por la definición racional.

¿Por qué obra Sócrates de este modo? ¿Por qué destruye el equilibrio entre el desenfreno dionisiaco y el control apolíneo? Para Nietzsche la causa es sencilla: Sócrates es incapaz de aceptar las crudas manifestaciones de la vida, como la muerte, la vejez, el cambio o la procreación, en las que la vida se expresa tal y como es. Le gustaban más lo valores de su razón y cambió lo real por lo verdadero. En resumen, según Nietzsche, Sócrates ya no es un griego, sino el fundador de la cultura judeocristiana, una cultura de la decadencia, que es incapaz de aceptar la realidad con toda su crudeza. Sócrates es el prototipo del hombre débil, que prefiere vivir con las ilusiones y mentiras de sus sueños porque no es capaz de asumir la vida. Este desprecio por la auténtica realidad (el mundo dionisíaco), inaugurado por Sócrates, culmina con la distinción platónica entre el mundo de las Ideas (mundo verdadero, perfecto, dotado de plena realidad) y el mundo de los sentidos (cambiante, caduco, y aparente).

De esta manera, la auténtica realidad sometida al juicio de la razón que ella misma ha permitido, termina convirtiéndose en lo aparente, en lo que no tiene entidad propia, y las ideas inventadas por la razón se convierten en la realidad plena (aunque no sean más que un producto derivado de la razón, no originario). El platonismo, así, es el prototipo de la actitud decadente, que consiste en la negación de lo vital por amor a las ideas de la razón, entre las que el ser humano se encuentra más cómodo, no porque sean más reales, sino porque se parecen más a él.

Para Nietzsche, y esto es lo importante, lo que diferencia a Sócrates de sus predecesores y que lo convierte en fundador de una nueva tradición cultural (la tradición judeocristiana), es la intención moral con la que juzga al mundo, frente a la intención estética que había presidido a la mentalidad anterior. El racionalismo moral socrático-platónico divide la realidad en dos niveles: lo bueno y lo malo, y sitúa a los instintos vitales en el campo de la maldad. Esta actitud será confirmada y reafirmada por el cristianismo, que desde esta consideración, no es más que un “platonismo para el pueblo”.

2.4.- LA CRÍTICA A LA DIALÉCTICA

La dialéctica es el método que sigue la razón para comprender la realidad mediante conceptos, que supuestamente la “atrapan” y la comprenden tal y como es. Se trata, por tanto, de un modo de reducción de la realidad (continuo y constante devenir) a la inteligencia, a la racionalidad; es decir, se trata de un método propio de la mentalidad socrático-platónica, que consagra el idealismo, la invención de otro mundo hecho a nuestra imagen y semejanza y que nos permite vivir con cierto reposo,

6

Page 7: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

seguridad y calma, un mundo que es calificado como real y verdadero. Es esta valoración (el mundo de las ideas es real, mientras que el de los sentidos es irreal, aparente) la que hace de la dialéctica socrático-platónica (que es la mentalidad de Occidente) una mentalidad decadente y de resentimiento hacia la vida.

Nietzsche pone en duda que los conceptos aprehendan la verdadera realidad del ser, que es devenir y cambio continuo. Nietzsche califica a la razón de “egipticista” al intentar retener la eterna y cambiante mutabilidad de la cosas y el constante fluir de la naturaleza mediante los conceptos, que expresan el movimiento de manera tan ridícula como lo hacen la pinturas del Antiguo Egipto. Al “momificar” las cosas mediante conceptos, el ser humano las hace cercanas a su razón, a su modo de concebirlas, pero se aleja de la auténtica realidad, la destruye, inmovilizándola. El artista de la Grecia arcaica estaba más en contacto con la auténtica realidad que el filósofo racional.

2.5.- LA CRÍTICA AL LENGUAJE

A través del lenguaje, la metafísica socrático-platónica perpetúa el engaño de que existe un mundo estable y fijo, puesto que pensamos que la estructura del lenguaje se corresponde fielmente con la estructura de la realidad. Veamos cómo:

Al construir oraciones, lo hacemos mediante una estructura dual de sujeto/predicado. De este modo expresamos la realidad también de un modo dual: sustancia/accidentes, cosa/propiedades, yo/acciones, esencia/apariencia, etc. Pero para Nietzsche, no existe tal desdoblamiento de la realidad.

El verbo “ser” insta a creer que en la realidad hay entidades con rasgos permanentes. Cuando decimos “los adolescentes son irresponsables”, tendemos a pensar que “los adolescentes” son una categoría de lo real, sustancias permanentes, con unas mismas propiedades en todos los casos. Pero para Nietzsche, la realidad es devenir, y no existen sustancias permanentes.

Al utilizar el mismo concepto para realidades muy distintas, pensamos que existe una esencia común a todos ellos. Pero para Nietzsche, solo existen individuos.

¿Cómo se forman los conceptos? Según Nietzsche, la mayor parte de los seres humanos no son capaces de soportar el vértigo de una vida en continuo cambio y devenir, por lo que fijan los conceptos, delimitan unas fronteras de significado, y despojan a los individuos de sus diferencias. De este modo, la razón humana al analizar la realidad, trata de clasificar a los objetos según las categorías conceptuales. Así, la prioridad en el conocimiento está en las categorías de la razón, que son las que imponen sus rígidos esquemas a una realidad en perpetuo cambio y devenir.

De esta manera, lo real queda despojado de su pluralidad, de sus diferencias y su riqueza, para constreñirse a la estrechez de la mente humana. El arte, por el contrario, se fija en la diferencia, en la variedad y en el cambio, por lo que resulta más adecuado para conocer la realidad. La metáfora viva y cambiante es más adecuada que el concepto fijo y simplificador.

Según la filosofía occidental, conocer una realidad implica conceptualizarla. Así, objetos tan diversos como un ciprés y un manzano quedan conceptualizados bajo la etiqueta de “árbol”. Pero según Nietzsche, la conceptualización nos aleja de la

7

Page 8: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

auténtica realidad de “ciprés” y “manzano”. Para Nietzsche la vida es inconceptualizable y el valor del lenguaje radica solo en ser una herramienta de comunicación y supervivencia, es un puente entre los individuos para compartir experiencias y manejar mejor la realidad, pero no es válido para el conocimiento auténtico de la realidad.

3.- NIHILISMO, VOLUNTAD DE PODER Y SUPERHOMBRE

En este apartado comentaremos la parte positiva y creativa de la filosofía de Nietzsche, que sigue a la parte crítica y negativa expuesta en el apartado anterior. Aquí se expondrá cómo concibe Nietzsche a la auténtica realidad y al ser humano.

3.1.- LA VOLUNTAD DE PODER

a) La realidad es vida

El concepto central de su obra El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música es la noción de vida como principio último que se encuentra debajo de todos los seres individuales: la realidad es vida. Nietzsche considera a la vida como una fuerza premoral (ajena a toda idea de lo bueno y lo malo) que subsiste utilizando y eliminando a los individuos, que son puros medios –incluido el ser humano- para su realización. La muerte, que el ser humano común considera como el mayor mal, solo es el momento necesario para que los individuos que ya no son necesarios sirvan de alimento o dejen paso a individuos más vitales.

Según Nietzsche, el ser humano ha vivido con conciencia de eso en los tiempos antiguos y dejó muestra de esta necesidad ciega de vivir y morir en las bellas composiciones líricas de la Tragedia. Solo a partir de Sócrates la debilidad hace decadente al ser humano y le lleva a rechazar este ciclo necesario de vida y muerte, poniéndose intelectualmente al margen de él. Este es el momento en el que la razón, ante el estupor y horror de la muerte y del cambio, considera que existe un mundo mejor que el que vemos, dominado, no por la ciega necesidad del deseo vital de expansión, sino por los principios morales (y racionales) de lo bueno y lo malo.

Pero acusar a la vida de maldad por no hacer lo que el ser humano quiere es un error. La vida, como el artista o como el niño, actúa de forma premoral, al margen de toda consideración de lo bueno y lo malo, con plena inocencia: solo quiere vivir y gozar. Si para ello construye y destruye los castillos de arena que somos los seres individuales, incluido el ser humano, nadie puede echárselo en cara. Nietzsche no intenta dar una justificación racional o moral de ello, afirmando que es lo más conveniente o lo mejor, sino que esto se justifica de un modo estético: lo hace por la pura satisfacción de su fuerza vital.

b) La vida es voluntad de poder

Si alguien nos preguntase ¿qué vemos?, responderíamos que vemos un perro, una casa, una mesa, una persona, etc., pero no una fuerza o la citada voluntad de poder. Nietzsche concluiría que nuestra respuesta es una reconstrucción de una experiencia originaria basada en un modo de interpretar el mundo: el que corresponde al platonismo triunfante en nuestra cultura a partir del siglo V a. C. que, mediante los

8

Page 9: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

conceptos, “petrifica” la realidad, que es vida, puro devenir y cambio. Pero vistas desde dentro, todas las cosas, incluido el ser humano, no son más que expresión de un fondo primordial que lucha por existir y por existir siendo más. La realidad, el ser, es fundamentalmente vida, y la vida es, según Nietzsche, voluntad de poder.

Con este concepto, Nietzsche expresa el principio que rige la vida como totalidad: el ser, la realidad, la vida, no son más que el deseo de acrecentarse más, de superar todas las dificultades, de perpetuarse en el tiempo… ¡La vida es voluntad de poder!

La voluntad de poder es el mecanismo básico de la vida. En los tres estadios de la realidad (el mundo mineral, el animal y el humano) actúa la vida en forma de voluntad de poder, es decir, persigue un acrecentamiento de su fuerza, un mayor desarrollo. La vida es un deseo insaciable de mostrar potencia, de ejercitar su poder creando y destruyendo formas. La voluntad de poder, a fin de cuentas, quiere su querer, su acto renovado de querer más, de auto-superarse, pero sin ninguna finalidad o intencionalidad que podamos reconocer: es una fuerza ciega y azarosa, sin destino que la oriente.

En el mundo mineral, la voluntad de poder se manifiesta por medio del concepto de fuerza, básico en la física moderna. Nietzsche entiende las leyes del movimiento como relaciones de fuerza y poder entre los elementos físicos.

En el mundo animal, la voluntad de poder se perpetúa por el enfrentamiento, la lucha y la supervivencia entre los seres: la nutrición, la defensa o la reproducción son manifestaciones de la voluntad de poder.

c) La voluntad de poder en el ser humano

Pero donde la voluntad de poder se pone especialmente de manifiesto es como explicación básica de todos los comportamientos humanos. Esto es así por dos motivos:

1. El ser humano es el ser que posee el deseo más fuerte de durar, de permanecer. Si, como hemos dicho, la voluntad de poder se complace en los obstáculos y dificultades, es decir, obtiene mayor placer conforme mayor sea el dolor y el riesgo, el caso del ser humano resulta privilegiado: es el ser que nunca se rinde, que una y otra vez vence los problemas que le plantea la naturaleza y un ambiente hostil, Es el ser que, desde su debilidad, domina las diversas fuerzas del mundo orgánico e inorgánico.

2. La voluntad de poder es especialmente manifiesta en el hombre por su lograda individualidad, gracias a la autoconciencia. El ser humano no se impone solo como vida o como especie, sino también como individuo particular y consciente de serlo.

Sin advertirlo, cuando el ser humano cree seguir a su razón, a su sentimiento, a su moral, lo que hace es seguir un doble objetivo: de forma directa, busca su propia permanencia como individuo y, de forma indirecta, busca la pervivencia de la vida, la perpetuación del ser.

Las manifestaciones de la voluntad de poder en el ser humano son, principalmente, tres:

1. La voluntad de verdad: el ser humano no puede vivir sin la verdad y, por eso, recurre a las ideas de su razón suponiendo que el mundo es conforme a esas

9

Page 10: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

ideas. Con esta argucia, la voluntad de poder hace la vida más agradable y segura para el hombre y este se arriesga a vencer los diversos problemas y dificultades.

2. La moral: es la gran enemiga de la vida, aunque es creación de esta. La moral es la fuerza conjunta de los débiles frente a los individuos fuertes, pero es también un principio de cohesión de las actividades humanas. Sin este principio que hace a todos los hombres actuar de la misma manera, estos no lograrían las metas que han llevado a cabo, juntos en la sociedad, y en el dominio de la naturaleza.

3. La voluntad de belleza: aquí es donde se manifiesta especialmente la fuerza de poder en el ser humano superior. El verdadero artista es aquel que es capaz de embellecer (de decirles que sí) hasta a los momentos más oscuros de la vida. Mientras que la moral y el deseo de verdad hacen fuerte al hombre engañándolo, el arte afronta la plenitud pasional de la vida. El artista es el creador pleno, el que dice sí a la vida, el individuo que hace de su propia vida una obra de arte.

3.2.- EL NIHILISMO Y SUS FORMAS

El término nihilismo (del latín nihil=nada) se define como la actitud filosófica y vital que niega todo valor a la existencia, o que hace girar la existencia alrededor de algo inexistente.

a) “Dios ha muerto”

Cuando Nietzsche se refiere a Dios, este es el Dios de la religión cristiana, pero también se refiere a todo aquello que pueda sustituirle, ya que Dios no es una entidad real, sino una figura del pensamiento que representa a lo Absoluto. Dios es una metáfora que expresa una realidad absoluta, la Verdad y el Bien, sobre el que descansa otro ámbito de realidad que sirve de fundamento al mundo sensible, el mundo de las Ideas platónico o el mundo celestial cristiano.

La historia de la decadencia de Occidente se inicia con Platón, que postula la división entre un mundo sensible y un mundo inteligible, colocando al ser y a la verdad del lado de este último. Esta división es asumida por el Cristianismo, que ve la vida terrenal como pasajera, falsa, carente de interés, y pone el objetivo del hombre en la vida supraterrenal, eterna, inmutable y verdadera. La crítica de Nietzsche a la cultura occidental culmina en la idea de la “muerte de Dios”. Esta expresión significa mucho más que la afirmación de algún tipo de ateísmo; es una gran metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas y de las ideas inmutables, la muerte de los grandes ideales que guiaban la vida humana. Dios representa a todo aquello que es suprasensible: el mundo de las ideas platónico, todos los idealismos, creencias o verdades que atraviesan el curso completo de la historia de Occidente. Ahora que se pierden todos eso ideales se desmorona nuestra civilización, que vivía en la creencia en una serie de valores existentes en un más allá, de los cuales Dios era su protovalor.

Nietzsche, en cualquier caso se presenta a sí mismo como testigo de la muerte de Dios, pero no como su causante. A Dios lo han matado sus propios creadores, los seres humanos, en un proceso que comienza con el empirismo,

10

Page 11: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

continúa en a Ilustración y culmina con el positivismo científico del siglo XIX. Dios ha muerto, y su lugar lo han ocupado otras ideas igualmente vanas y falsas, como la ciencia o el Estado.

En este sentido, el nihilismo es la lógica de occidente, el desenlace de la cultura occidental.

b) Las formas de nihilismo

La principal consecuencia de la muerte de Dios es el nihilismo. Dios era el eje central y la referencia básica en la que se apoyaban los valores supremos de la moral y la cultura occidental, pero con su muerte se derrumba todo el entramado sobre el que se sostenía esa cultura. Se produce entonces un vacío: los valores tradicionales que daban sentido a la vida desaparecen de repente. Un sentimiento de la nada recorre a la humanidad produciendo una especie de vértigo debido a que el mundo sobre el que caminábamos se hunde bajo nuestros pies. El pánico que siente el ser humano ante el vacío es lo que le empujó en un primer momento a construir un mundo ficticio de ideales extramundanos a los que aferrarse. Cuando el hombre empieza a sospechar que se trata de una mera construcción comienza el nihilismo. Nietzsche distingue dos tipos de nihilismo:

1. Nihilismo pasivo o negativo: propio de aquellos que se sienten abrumados contemplando impotentes la nada del Ser y de los valores. La tradición platónico-cristiana, al devaluar el mundo sensible (el único que existe), aboca a la humanidad a un vacío de valores al proclamarse la muerte de Dios. El ser humano, en este estadio, no es consciente de la gravedad del acto de matar a Dios, ha perdido todo sentido y aún no ha sido capaz de construir un nuevo sistema de valores.

2. Nihilismo activo o positivo: propio de los que superan la incertidumbre inicial y emprenden un nuevo tipo de acción: de carácter destructivo para acelerar el proceso de liquidación de los viejos valores; y de carácter creativo iniciando la tarea de reconstructiva de la transvaloración, cambiando el modelo valorativo. Si antes era Dios la referencia de unos valores absolutos, ahora son la tierra y la vida las referencias fundamentales de unos nuevos valores que no son absolutos sino cambiantes, como la vida en devenir. Una nueva moral marcada por la idea del “eterno retorno”.

3.3.- LA TRANSVALORACIÓN DE LA MORAL Y EL IDEAL DE SUPERHOMBRE

a) La crítica a la moral cristiana: la transvaloración moral

La crítica a la razón filosófica desemboca en la crítica a la moral, en especial a la moral cristiana, heredera del platonismo. Esto tiene su fundamento en la convicción de Nietzsche de que la función propia de la razón no es pensar, sino valorar. Inventar otro mundo no tiene sentido si no se pretende que sea mejor que este que pisamos, lo cual es propio de una actitud de resentimiento hacia la vida.

Nietzsche engloba bajo el término “moral” a la moral cristiana, la moral kantiana del deber por el deber, la moral socialista y, en definitiva, todo código ético que tenga como base alguna ley que proceda del mandato divino, la conciencia, la sociedad, etc.

11

Page 12: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

A este tipo de moral la denomina “moral de esclavos” de débiles. Los “débiles” son las personas incapaces de asumir el carácter trágico de la vida y, por tanto, se refugian en un transmundo imaginario (el mundo de la ideas platónico, el “cielo” cristiano, la utopía socialista, etc.). Esclavos son aquellos que no son capaces de darse a sí mismos una norma de actuación y tienen que tomarla de otras instancias a las que consideran “superiores”. Son morales que dicen lo que está bien y lo que está mal y deciden los valores por los cuales se deben regir los individuos.

En sus obras Más allá del bien y del mal y La genealogía de la moral, Nietzsche analiza el origen de los valores. Para él la categoría de la moral depende de cómo reconozca el valor de la vida y de cómo se ajuste a la voluntad de poder. Se puede establecer, según este criterio, la distinción entre dos tipos de moral:

1. La moral de los señores: es un moral noble y elevada, que juzga a partir de la contraposición entre lo bueno (lo noble, poderoso, bello y feliz, todo lo que eleva al individuo y defiende la afirmación y aceptación de la vida tal cual es, trágica y finita) y lo malo (aquello que niega la vida o esconde y enmascara su carácter).

2. La moral de los esclavos: es la moral de la mediocridad, forjada en el espíritu de la venganza y el resentimiento contra la vida. Glorifica todo aquello que hace llevadera la vida a los débiles. Es también la moral de la democracia que pretende igualar a todas las personas. Contrapone lo bueno (lo pobre, impotente, enfermo y feo) a lo malvado (la fortaleza del señor).

Según Nietzsche, la primera moral que existió fue la de los señores, que alababa la fuerza y la independencia, y que se encuentra en el origen de toda cultura. Pero una rebelión de esclavos, obra del Judaísmo y el Cristianismo, provocó la inversión de estos valores morales y el resentimiento acumulado por los antiguos oprimidos pasó a ser creador de unos nuevos valores que alababan a los débiles, la docilidad, la compasión, la humildad, etc. Los judíos invirtieron unos valores aristocráticos y el Cristianismo asumió tal inversión. Lo que Nietzsche critica de esta moral es que lleva a la decadencia, a la aniquilación de la voluntad del individuo cristiano y occidental. Propugna el “desinterés” en la acción y el sometimiento del hombre en favor de algo externo. Asimismo critica la “moral de la compasión” que lleva al individuo a identificarse con el ser sufriente y débil en vez de favorecer a la propia fuerza de la voluntad.

La muerte de Dios provoca la desvalorización de todos los valores cristianos. Pero el ser humano no puede vivir sin valores, por lo que Nietzsche se propone iniciar una transvaloración que supere a la moral occidental, una nueva tabla de valores que digan sí a la vida. Trata de volver a una moral de señores, de espíritus libres.

Nietzsche cree que occidente se ha vuelto ateo (ha matado a Dios) pero ha dejado intactos los valores cristianos de la compasión, el igualitarismo, la humildad, la renuncia, etc. La moral cristiana es una moral creada por sacerdotes y ascetas que viven alejados de la sensualidad y de todo placer corporal, crean una moral espiritual adecuada para su vida de impotentes. El sacerdote cristiano practica el resentimiento porque, no contento con renunciar a todo goce de la vida, acusa de inmoralidad a quienes se atreven a disfrutar de los placeres. Es una moral de enfermos, débiles, desdentados, blandos, que quieren envenenar la vida feliz que llevan los fuertes a base de reproches y leyes sancionadas por un Dios que les garantiza que enviará al infierno a todos cuantos se atrevan a vivir una vida elevada. Nietzsche da la vuelta a

12

Page 13: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

los valores cristianos: el orgullo frente a la humildad, la pasión frente al deber, el amor propio frente a la compasión, la diferencia frente al igualitarismo, el sentido de la tierra frente al sentido del espíritu.

b) El eterno retorno

El sentido de la tierra es la pasión de los fuertes, el amor por la carne, por lo efímero y transitorio de este mundo, la afirmación de todos los momentos de la vida, incluidos los más dolorosos. Esta afirmación nos lleva hasta el eterno retorno, que fue el núcleo de su mensaje y que Nietzsche expuso en su obra más relevante: Así habló Zaratustra. El eterno retorno de lo mismo es otra de las ideas centrales y más oscuras de la filosofía nietzscheana. Lo abordaremos desde dos perspectivas: la ontológica y la ética.

Formulación ontológica: eliminada toda hipótesis de la creación del mundo, éste es eterno, no tiene ni principio ni fin temporal. Sin embargo el mundo es finito, por lo que tiene que llegar un momento en que todos los estados de cosas posibles ya se hayan dado y volverán a repetirse, no una, sino infinitas veces puesto que el tiempo es eterno. De esta manera el “instante” es a la vez temporal y eterno. Con esto se introduce una concepción del ser dinámica en la que se sintetizan el ser y el devenir. Cada instante es el Ser, pero también pasa y retorna, como el devenir. Esta concepción tiene como interés fundamental el apoyar la versión ética del eterno retorno.

Formulación ética: sólo quien asume totalmente la vida en este mundo sensible, quien es capaz de amar sin excusas este mundo y asumirlo, es capaz de soportar la idea del eterno retorno de lo mismo. Nietzsche considera a éste como su pensamiento central, y que divide en dos a la humanidad. Por un lado están los que son capaces de decir sí a la vida (a la vida en general y a la suya propia en particular), que ven que cada instante es eterno y que el valor de nuestras vidas es inconmensurable. No hay ningún supramundo que adquiera un valor superior. Por otro lado, aquellos para los que el mundo no es más que una fuente de dolor, algo despreciable, sentirán caer sobre ellos “la más pesada carga”, y la vida les resultará intolerable. La idea del eterno retorno es el eje central de la nueva moral propuesta por Nietzsche. La podemos formular así: “puedes hacer lo que quieras, pero lo que hagas tienes que quererlo de verdad” Es decir, que lo que hagas, sea lo que sea, retornará infinitamente, así que todo querer a medias es imposible. El valor de tu acción será infinito. No te podrás excusar con el pretexto “una vez y no más”.

c) El ideal del superhombre

Nietzsche anuncia la muerte de Dios; no es que no existiera, sino que fue asesinado. Este asesinato inaugura una nueva era; ya no hay ideales, normas principios ni valores erigidos por encima de nosotros. Ante la muerte de Dios solo tenemos dos opciones: la del último hombre, el hombre que vive el fin de la civilización, o la del superhombre, el nuevo dios terrenal que dice sí a la vida.

13

Page 14: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

Nietzsche ve en su propio tiempo al reino del último hombre, que vive en la decadencia de una cultura en la que imperaban unos valores que ahora están muertos, el reino en el que cae la máscara que disimulaba mentiras milenarias; el reino del hombre que se ve precipitado cara al nihilismo pasivo, sin valores e incapaz de crear unos nuevos valores cuando los viejos se demostraron como falsos. Ahora bien, esta negación absoluta de los antiguos valores abre la posibilidad de afirmar unos valores totalmente nuevos; el nuevo hombre, el superhombre, constituirá el polo opuesto al último hombre. Es el hombre capaz de estar a la altura de un acto tan inmenso como el asesinato de Dios. Da un nuevo sentido a la realidad, creará unos nuevos valores, los de la vida, que no se fundamentarán en un más allá, sino en este mundo; será el nuevo sentido de la tierra. Es un nuevo tipo moral consciente de la muerte de Dios, que no huye hacia el mundo celeste para encontrar refugio seguro frente al dolor y el horror que le causa la vida en este mundo. En Así habló Zaratustra se expone el paso del ser humano al superhombre, que transcurre mediante tres transformaciones:

1. El camello: es la figura del ser humano que aguanta las adversidades que le han venido a lo largo de la historia, esclavizándolo. Está influenciado por los cánones racionalistas e idealistas que hacen de él un sumiso. Representa al deber (¡tú debes!). Es el hombre del Cristianismo.

2. El león: espíritu de lucha y rebelión que ya no está dispuesto a soportar cargas. Representa al nihilismo pasivo porque sólo se define por su oposición, por aquello que niega, pero es incapaz de crear nuevos valores. Es el hombre del Estado Moderno.

3. El niño: mira al mundo con ojos inocentes y sin prejuicios. La vida es un juego feliz, se divierte destruyendo valores y construyendo un mundo nuevo (un santo decir sí), pero sin responsabilidad.

Una vez superadas estas tres transformaciones llega el superhombre, aquel que construye una nueva moral libre de cualquier tipo de referencia a un mundo o ser trascendente, llena de valores vitales, terrenales y temporales. Cada individuo es libre para dar a su vida la finalidad que crea conveniente, se acabó la moral única y universal. Por encima de los imperativos está la libertad creativa de cada persona. Este será el tipo humano que llevará a cabo, mediante una actitud consistente con el nihilismo activo, la transvaloración de todos los valores.

4.- EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS . “La razón en la filosofía”

1¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por

ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos

14

Page 15: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? – “Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!...”

2Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el

resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, -no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido mentiroso...

3¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa

nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento, ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica.

4La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en

confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final ¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir! los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de

15

Page 16: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo]... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! ¡Y lo ha pagado caro! ...

5Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (digo

nosotros por cortesía...) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general, cree en el “yo”, cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia-yo así es como crea el concepto “cosa”... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto “yo” es del que se sigue, como derivado, el concepto “ser”... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos, de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria, la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dónde proceden, pues? Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: “nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad!), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!”... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eléatas: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! También los adversarios de los eléatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La “razón” en el lenguaje: ¡Oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática...

6Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo,

en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción. Primera tesis. Las razones por las que “este” mundo ha sido calificado de

aparente fundamentan, antes bien, su realidad, otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.

Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, a base de ponerlo en

16

Page 17: porelfilodesofia.files.wordpress.com  · Web viewse caracteriza por una profunda crisis de los ideales que alentaron el movimiento romántico y la Revolución Francesa. Los ideales

contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.

Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.

Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...

17