04 - El Nigromante Los Secretos Del Inmortal Nicolas Flamel

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Libro de Michell Scott

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Michael Scott El Nigromante

El Nigromante

Los secretos del inmortal Nicolas Flamel

Michael Scott

Traduccin de Mara Angulo Fernndez

Rocaeditorial

El nigromanteTtulo original: The NecromancerD.R. 2010, Michael Scott

D. R. de la traduccin: Mara Angulo FernndezTraduccin publicada con permiso de Random House Children's Books, una divisin de Random House Inc.Primera edicin en Espaa: marzo de 2011 Primera edicin en Mxico: mayo de 2011

D.R. de esta edicin: Roca Editorial de Libros, S.L.

Marqus de l'Argentera, 17. Pral.

08003 Barcelona

[email protected]: 978-84-9918-269-8

Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

Impreso en Mxico / Printed in MxicoA Piers, cura te ipsum

Estoy asustado. No por m, sino por aquellos que dejar atrs: Perenelle y los gemelos. Ya he asumido que no seremos capaces de recuperar el Cdex a tiempo para salvarnos a mi esposa y a m. Puede que slo me quede una semana de vida, dos a lo sumo, antes de que la vejez me consuma por completo; Perenelle todava tendr unos pocos das ms. Y ahora que la muerte me pisa los talones, he descubierto que no quiero morir.

He vivido en esta tierra seiscientos setenta y seis aos y an me quedan muchas cosas por ver, muchas cosas que deseara hacer si tuviera tiempo. Sin embargo, estoy agradecido por haber vivido lo suficiente para encontrar a los gemelos de la leyenda y orgulloso de haberlos iniciado en las Magias Elementales. Sophie ya domina tres de ellas; Josh tan slo una, pero ha demostrado otras habilidades y su valenta es extraordinaria. Hemos regresado a San Francisco y dado por muerto a Dee en Inglaterra, su pas natal. Espero que no volvamos a verlo nunca ms; aunque su encuentro con el Arconte no le destruyera, s de buena tinta que sus amos no toleraran un fracaso de tal magnitud. Sin embargo, me inquieta la idea de que Maquiavelo est aqu, en esta misma ciudad. Perenelle lo encerr junto con su compaero en Alcatraz, donde se encuentran todos los monstruos, pero no s cunto tiempo la Roca puede mantener atrapado a alguien como el inmortal italiano.

Tanto Perenelle como yo estamos de acuerdo en el hecho de que Alcatraz supone una amenaza que debemos eliminar mientras podamos. Siento curiosidad por saber qu encierran las celdas de esa crcel. Algunas leyendas relatan sucesos del pasado en que los Oscuros Inmemoriales soltaban monstruos en ciudades humanas, y lo cierto es que no me cabe la menor duda de que Dee est lo bastante loco y desesperado para hacer precisamente eso.

Pero an ms inquietante me resulta la noticia de que Scathach y Juana de Arco hayan desaparecido. La lnea telrica de Notre Dame debera haberlas transportado hasta el monte Tamalpais, pero jams llegaron a su destino. Cuando habl con Saint-Germain hace un rato, estaba completamente fuera de s, muy preocupado, pero le record que Scathach tiene ms de dos mil quinientos aos y es la mejor de las guerreras. Juana tambin es una de las mejores soldados que ha pisado esta tierra. Francis ha examinado el Punto Cero y ha descubierto lo que aparentemente son restos de huesos aplastados de animales prehistricos. Sospecho que Maquiavelo sabote la lnea telrica con el hechizo alqumico de la Atraccin. Saint-Germain est convencido, y admito que yo tambin, de que Scathach y Juana han viajado en el tiempo... pero a qu poca?

Pero mi mayor preocupacin son los mellizos; no estoy muy seguro de cmo me ven. Siempre he tenido presente que Josh albergaba ciertas reservas sobre mi persona, pero ahora presiento que ambos me temen y han perdido su confianza en m. Es cierto que han averiguado partes de mi historia que hubiera preferido mantener ocultas. Quiz debera haber sido ms honesto con ellos; no me siento orgulloso de algunas cosas que he hecho, pero no me arrepiento absolutamente de nada. Hice lo que deba para asegurar la supervivencia de la raza humana y, sin duda, volvera a hacerlo.

Los mellizos han vuelto a casa de su ta, en Pacific Heights. Les dejar un da o dos para que descansen y se recuperen, pero ni uno ms, ya que Perenelle y yo no gozamos del lujo del tiempo. Despus, tendremos que volver a empezar. Es fundamental completar su formacin; deben estar preparados para el da en que los Oscuros Inmemoriales regresen. Porque ese da est a punto de llegar.

El acontecimiento del Litha se acerca.

Extracto del diario personal de Nicolas Flamel, alquimista. Escrito el 5 de junio en San Francisco, mi ciudad adoptiva.

Captulo 1

unca pens que volvera a ver este lugar dijo Sophie con una gran sonrisa mientras miraba a su hermano.

Nunca pens que me alegrara tanto de volver a verlo respondi Josh. Parece... No s, diferente.

Est igual que siempre coment su hermana. Somos nosotros los que hemos cambiado.

Sophie y Josh caminaban por la calle Scott, en Pacific Heights, en direccin a la casa de su ta Agnes, justo en la esquina con la calle Sacramento. La ltima vez que haban visto la casa haba sido tan slo seis das antes, el jueves 31 de mayo, cuando haban salido para ir a trabajar: Sophie en la cafetera y Josh en la librera. Aquel da haba empezado como cualquier otro, pero se convirti en el ms extraordinario que jams viviran.

Aquel da, su mundo cambi para siempre y ellos tambin lo haban hecho, tanto fsica como mentalmente.

Y qu le decimos? pregunt Josh con cierto nerviosismo. La ta Agnes tena ochenta y cuatro aos y, aunque ellos la llamaban ta, en realidad no estaban emparentados. Sophie crea que quizs era la hermana de su abuela, o su prima, o quiz slo una amiga; nunca lo haba sabido de cierto. La ta Agnes era una anciana dulce pero gruona que enseguida se preocupaba si llegaban cinco minutos tarde. Volva locos a los gemelos y rpidamente avisaba a sus padres sobre todo lo que hacan o dejaban de hacer.

No nos compliquemos resolvi Sophie. Mantendremos la misma historia que le contamos a mam y a pap: primero la librera cerr porque Perenelle no se encontraba muy bien y entonces los Flamel...

Los Fleming la corrigi Josh.

Los Fleming nos invitaron a pasar unos das con ellos en el desierto.

Y por qu cerr la librera?

Por un escape de gas.

Josh asinti con la cabeza.

Escape de gas. Y dnde est la casa de los Flamel en el desierto?

En Joshua Tree. Vale, lo tengo.

Ests seguro? Eres un mentiroso horrible. Josh se encogi de hombros.

Lo intentar. Sabes perfectamente que nos va a hacer un interrogatorio.

Lo s. Y despus nos tocar hablar con mam y pap.

Josh dijo que s con la cabeza y desvi la mirada hacia Sophie. Haba estado reflexionando sobre algo durante los ltimos das y crey que ste sera el momento idneo para plantearlo.

He estado pensando... empez con voz suave. Quiz deberamos contarles la verdad.

La verdad?

La expresin del rostro de Sophie se mantuvo impasible y los mellizos continuaron caminando. Al cruzar la calle Jackson avistaron la casa de madera blanca y de estilo Victoriano de su ta Agnes, que estaba a tan slo tres manzanas de distancia.

Qu opinas? pregunt Josh al advertir que su hermana no deca nada ms.

Finalmente, Sophie asinti.

Claro, podramos hacerlo dijo. Se apart unos mechones de cabello rubio de los ojos y mir directamente a su hermano antes de aadir: Djame que lo entienda. Quieres que les digamos a mam y a pap que todo el trabajo que han hecho durante toda su vida no sirve para nada. Que todo lo que han estudiado, historia, arqueologa y paleontologa, ha sido en vano porque es mentira. Los ojos de Sophie brillaban intensamente. S, creo que es una idea excelente, pero, si no te importa, se lo dices t mientras yo miro.

Josh se encogi de hombros con incomodidad.

Vale, vale, entonces no se lo contamos.

En cualquier caso, todava no.

De acuerdo, pero tarde o temprano tendremos que hacerlo. Ya sabes que es imposible tener secretos con ellos. Siempre acaban por saberlo todo.

Eso es porque la ta Agnes se lo cuenta todo murmur Sophie.

Una limusina negra y brillante con ventanas polarizadas pas lentamente junto a ellos. El conductor estaba ligeramente inclinado hacia delante, como si quisiera comprobar las direcciones de aquella calle adornada con rboles alineados.

Josh seal la limusina con la barbilla.

Qu raro. Parece que vaya a aparcar delante de la casa de la ta Agnes.

Sophie alz la mirada sin mostrar ningn tipo de inters.

Lo nico que quiero es poder hablar con alguien susurr, alguien como Gilgams.

De repente, las lgrimas inundaron su mirada azul. Espero que est bien.

La ltima vez que haba visto al inmortal estaba herido por el impacto de una flecha lanzada por el Dios Astado. Molesta e irritada, mir a su hermano.

No me ests prestando atencin.

El coche est aparcando delante de la casa de la ta Agnes dijo Josh lentamente. De repente, una seal de advertencia empez a zumbar en su cabeza. Sophie...

Qu ocurre?

Cundo fue la ltima vez que la ta Agnes recibi una visita?

Nunca recibe visitas.

Los mellizos contemplaron cmo el delgado conductor, ataviado con un traje negro, se apeaba del coche y suba los peldaos de la casa mientras deslizaba suavemente la mano, cubierta por un guante negro, por la barandilla metlica. Los odos de los chicos, muy agudizados tras el Despertar, percibieron los golpes en la puerta y, de forma inconsciente, aceleraron el paso. Vieron a su ta Agnes abrir la puerta: era una mujer menuda, de extrema delgadez. Todos y cada uno de los huesos de su cuerpo podan distinguirse perfectamente bajo su piel, pues sobresalan de una forma pasmosa, y la artritis le haba hinchado todos los dedos. Josh saba que, durante su juventud, su ta haba sido hermosa, pero de aquello haca ya mucho tiempo. Nunca haba estado casada y en la familia corra el rumor de que el amor de su vida haba muerto en la guerra, aunque Josh no estaba seguro de en cul.

Josh? pregunt Sophie.

Algo no anda bien murmur el joven. Empez a correr hacia la casa de su ta y Sophie le sigui sin esfuerzo. Los mellizos observaron cmo el conductor alargaba la mano y le entregaba algo a la ta Agnes. Se inclin ligeramente y entorn los ojos hacia lo que pareca ser una fotografa. Pero cuando ella se acerc un poco ms para mirarla mejor, el conductor se desliz con habilidad tras ella y se col en el interior de la casa.

Josh sali disparado.

No dejes que el coche se vaya! le grit a Sophie.

Corri a toda prisa hasta llegar a la casa y subi los peldaos velozmente.

Hola, ta Agnes, ya estamos en casa anunci mientras pasaba corriendo junto a ella.

La anciana dio un giro completo mientras la fotografa se agitaba entre sus dedos.

Sophie sigui a su hermano, pero se detuvo tras el vehculo; se agach y apret las yemas de sus dedos contra el neumtico derecho trasero. Roz el pulgar con el tatuaje de su mueca izquierda y sus dedos se iluminaron. Presion la rueda; de repente, percibi el olor a goma quemada y, rpidamente, se escucharon cinco sordos chasquidos: el neumtico estaba pinchado. El aire empez a sisear por los pinchazos y en cuestin de segundos la rueda qued apoyada tan slo sobre la llanta metlica.

Sophie! chill la anciana al ver a la joven subir las escaleras a toda prisa. Qu est pasando? Dnde habis estado? Quin era ese joven tan amable? Es Josh a quien acabo de ver pasar?

Ta Agnes, acompame.

Sophie alej a su ta de la puerta principal por si acaso Josh o el conductor salan corriendo de la casa y se llevaban accidentalmente a la pobre anciana por delante. Se arrodill y recogi la fotografa que su ta haba tenido entre sus manos tan slo un momento antes. Rpidamente llev a su ta a una distancia prudencial de la casa. Sophie mir la fotografa: se trataba de la imagen en tono sepia de una jovencita que iba vestida con un uniforme de enfermera. En la esquina derecha de la foto estaba escrita con tinta blanca la palabra YPRES, junto con la fecha 1914. Sophie contuvo la respiracin; no caba la menor duda de quin era la persona de la fotografa: aquella mujer era Scathach.

Josh se adentr por el pasillo, completamente a oscuras, y se apoy en la pared a la espera de que sus ojos se adaptaran a la penumbra. La semana pasada no habra tenido ni idea de cmo hacerlo, aunque lo cierto es que tampoco hubiera sido capaz de entrar en una casa tras los pasos de un intruso. Habra hecho lo ms sensato: llamar al 911. Alarg la mano hasta el paragero que haba detrs de la puerta y extrajo uno de los bastones de su ta. No era Clarent, pero no tena otra opcin.

Josh permaneci quieto, con la cabeza un poco inclinada, intentando percibir cualquier sonido. Dnde estaba el desconocido?

Se oy un crujido en el rellano y un hombre aparentemente joven y vestido con un sencillo traje negro, camisa blanca y corbata oscura empez a bajar las escaleras a toda prisa. Disminuy la velocidad al ver a Josh, pero no se detuvo. Esboz una sonrisa, aunque sta pareci ms bien un reflejo que un gesto voluntario. Ahora que vea al extrao ms de cerca, Josh pudo percatarse de que era de origen asitico: japons, tal vez?

Josh dio un paso hacia delante con el bastn ante l como si se tratara de una espada.

Dnde crees que vas?

Pasar por encima de ti si es necesario respondi el desconocido en ingls con un evidente acento japons.

A qu has venido? le exigi Josh.

Estoy buscando a alguien respondi sencillamente.

El intruso baj el ltimo peldao de la escalera y emprendi el camino por el pasillo en direccin a la puerta principal. Sin embargo, Josh enseguida se cruz en su camino amenazndole con el bastn.

No tan rpido. Me debes una respuesta.

El hombre del traje negro agarr el bastn, se lo arrebat de las manos y lo parti en dos golpendolo con la rodilla. Josh hizo una mueca de dolor; eso tena que hacer dao. El desconocido arroj los restos del palo en el suelo.

No te debo nada, pero tendras que estar agradecido. Hoy estoy de buen humor.

Hubo algo en el tono de voz de aquel hombre que hizo que Josh retrocediera: algo fro y calculador que, de repente, le hizo preguntarse si era completamente humano. Josh permaneci en la entrada y observ cmo el intruso descenda con ligereza los peldaos de la casa. Iba hacia la puerta del coche cuando se dio cuenta del neumtico trasero.

Sophie sonri y movi la mano en forma de saludo. Parece que tienes un pinchazo.

Josh baj a toda prisa los peldaos y se coloc junto a su hermana y su ta.

Josh dijo Agnes con expresin quejumbrosa, qu est pasando?

Sus ojos grises parecan enormes tras aquellos cristales tan gruesos.

La ventanilla trasera de la limusina descendi lentamente y el japons enseguida se asom al interior para comunicar algo a una persona mientras sealaba el neumtico.

De repente, la puerta se abri y una joven se ape del vehculo. Iba con un precioso traje negro, confeccionado a medida, que luca sobre una camisa de seda blanca. Llevaba un par de guantes de piel negros y unas diminutas gafas de sol redondas sobre la nariz, pero su cabello pelirrojo y su tez plida repleta de minsculas pecas la traicionaron.

Scathach! gritaron ambos hermanos al mismo tiempo.

La mujer sonri y dej as al descubierto una mandbula de dientes vampricos. Desliz las gafas de sol hacia delante y revel su mirada verde esmeralda.

Casi respondi secamente. Soy Aoife de las Sombras, y quiero saber qu le ha ocurrido a mi hermana gemela.

Captulo 2

unca pens que volvera a ver este lugar confes Nicolas Flamel mientras empujaba la puerta trasera de la pequea librera.

Yo tampoco reconoci a su vez Perenelle.

La parte inferior de la puerta se atasc y Nicolas, apoyndose sobre el hombro, empuj con todas sus fuerzas. La puerta rasgu el suelo de piedra y, de inmediato, el hedor les abrum: un olor ligeramente dulce a madera podrida y papel enmohecido mezclado con el tufo empalagoso y rancio caracterstico de la descomposicin. Perenelle tosi y se llev la mano a la boca al mismo tiempo que los ojos se le humedecan de lgrimas.

Es asqueroso!

Nicolas tom aire de manera cautelosa; an poda distinguir el rastro del inconfundible hedor que desprenda Dee: la peste a huevo podrido tpica del azufre. La pareja se desliz hacia un oscuro pasillo repleto de altsimas pilas de cajas de libros de segunda mano acumuladas en ambos lados. stas mostraban unas lneas de putrefaccin negra y sus tapas haban empezado a ondularse; algunas se haban roto por completo y el contenido de libros haba quedado desparramado en el suelo.

Perenelle roz con un dedo una de las cajas y lo alz completamente cubierto de moho. Se lo mostr as a su marido, al que pregunt:

Quieres contarme algo ?

El doctor y yo luchamos dijo en voz baja.

Ya lo veo respondi Perenelle con una sonrisa. Y t saliste vencedor.

Bueno, la palabra victoria es un trmino relativo... respondi Nicolas mientras abra la puerta del fondo del pasillo que conduca directamente a la librera. Me temo que la librera no sali tan airosa como yo.

Deshizo sus pasos, tom la mano de su esposa y la condujo hacia la gigantesca sala repleta de libros.

Oh, Nicolas... susurr Perenelle conteniendo la respiracin.

La librera estaba en ruinas. Una gruesa capa de moho afelpado de color verde negruzco lo cubra todo y el olor a azufre era abrumador. Los volmenes estaban esparcidos por toda la librera, con las pginas hechas trizas, las cubiertas trituradas y los lomos rotos; lo que antao haban sido libros yacan sobre mesas aplastadas con astillas que sobresalan por las esquinas. Una gigantesca porcin del techo haba desaparecido por arte de magia y el yeso colgaba como si se tratara de una tela hecha jirones, lo que dejaba al descubierto las vigas de madera y el cableado. La antigua entrada al stano no era ahora ms que un agujero enorme rodeado por trozos de madera podridos donde haban crecido unas setas que despedan un hedor nauseabundo. Unos diminutos gusanos blancos se retorcan y arrastraban a travs de la mugre. La alfombra de colores vividos y alegres que decoraba el centro del suelo se haba transformado en un repugnante y rado trozo de tela de color grisceo.

Destruccin y putrefaccin murmur Perenelle. La tarjeta de visita de Dee.

La esbelta y elegante mujer se adentr en la librera con mucho cuidado. Cualquier cosa que tocara se desmoronara o se convertira en polvo. Las tablas de madera del suelo tenan un tacto esponjoso y pegajoso, y crujan con cada paso de Perenelle, como si amenazaran con hacerla caer directamente al stano de un momento a otro. De pie en el centro de la sala, la Hechicera coloc las manos en las caderas y se gir despacio. Unos enormes lagrimones brotaban de sus ojos verdes: adoraba aquella librera; haba sido su hogar y su vida durante una dcada. Haban realizado muchsimos oficios a lo largo de los siglos, pero precisamente esta librera le recordaba, ms que cualquier otro lugar, los primeros aos junto a Nicolas, cuando l ejerca como escribano y librero en Pars, en el siglo XIV. Durante aquella poca haban sido personas normales y corrientes, con una vida sencilla, hasta el fatdico da en que Nicolas decidi comprar el Cdex, el Libro de Abraham el Mago, a aquel hombre encapuchado de ojos de un azul intenso. Aqul fue el da en que acab su vida mundana y se adentraron en el mundo de lo extraordinario, donde nada era lo que pareca y no se poda confiar en nadie.

Se gir para mirar a su marido. Haba permanecido inmvil en la puerta y observaba fijamente la tienda con una expresin de preocupacin y pena en su rostro.

Nicolas dijo suavemente.

Fue en el momento en que l alz la mirada cuando Perenelle se dio cuenta de cunto haba envejecido en una semana. Durante siglos, su apariencia fsica haba cambiado muy poco. Con su pelo muy corto, su rostro sin apenas arrugas y su mirada plida, siempre haba aparentado tener alrededor de cincuenta aos, justo la edad que tena cuando empezaron a preparar la pocin de la inmortalidad. Pero ahora pareca tener, como mnimo, setenta aos. Se le haba cado muchsimo cabello y tena unas arrugas muy profundas en la frente; sus ojos estaban hundidos y con muchas ms lneas de expresin; adems, haban empezado a aparecerle manchas oscuras en el dorso de la mano.

El Alquimista advirti cmo le miraba su mujer y esboz una lastimera sonrisa.

Lo s. Parezco viejo, pero aun as no est tan mal para alguien que ha vivido seiscientos setenta y siete aos.

Setenta y seis corrigi Perenelle con tono amable. Cumplirs los setenta y siete en tres meses.

Nicolas dio un paso hacia delante y rode a su esposa con los brazos, estrechndola con fuerza.

No creo que llegue a celebrar ese cumpleaos confes en voz baja, casi en un susurro a su odo. He utilizado ms mi aura en la ltima semana que en las dos ltimas dcadas. Y sin el Cdex...

Su voz se iba apagando. No era necesario que acabara la frase. Sin el hechizo de la inmortalidad que apareca una vez al mes en la sptima pgina del Cdex, l y Perenelle empezaran a envejecer y la muerte no tardara mucho en llegarles, pues todos sus aos acumulados les alcanzaran.

Todava no estamos muertos! exclam Perenelle con brusquedad. Su enfado provoc que utilizara el francs provinciano de su juventud. Hemos estado en situaciones muy complicadas antes, y hemos sobrevivido.

De repente, una mera insinuacin de su aura crepit a su alrededor mientras unos glidos hilillos se esfumaban de su piel. Nicolas dio un paso atrs y cruz los brazos sobre el pecho.

Pero siempre habamos tenido el Cdex en nuestro poder le record el Alquimista en la misma lengua.

No me refiero a la inmortalidad replic Perenelle con un acento bretn cada vez ms marcado. Hemos vivido siglos, Nicolas, siglos. No me da miedo morir porque s que cuando nos vayamos de este mundo, lo haremos juntos. Lo insoportable sera vivir sin ti.

El Alquimista asinti con la cabeza sin atreverse a pronunciar palabra: no era capaz de imaginarse la vida sin Perenelle.

Tenemos que hacer lo que siempre hemos hecho insisti la Hechicera: luchar por la supervivencia de la raza humana. Agarr por los brazos a Nicolas y le clav con fuerza los dedos hasta hacerle sentir dolor. Durante seiscientos aos hemos protegido el Cdex y hemos mantenido alejados a los Oscuros Inmemoriales de este mundo. No nos detendremos ahora afirm con rostro serio y expresin severa. Nicolas, ya no tenemos nada que perder. En vez de huir y escondernos para proteger el libro, tenemos que atacar dijo de manera amenazante. Tenemos que reemprender la lucha contra los Oscuros Inmemoriales.

El Alquimista hizo un gesto afirmativo con cierta incomodidad. En momentos como ste, su esposa Perenelle le asustaba. Aunque llevaban casados siglos, todava haba muchas cosas que desconoca de su mujer y del extraordinario don que le permita vislumbrar las sombras de los muertos.

Tienes razn; no tenemos nada que perder decidi Nicolas. Ya hemos perdido mucho.

Esta vez tenemos la ventaja de contar con los mellizos le record su esposa.

No estoy seguro de que confen plenamente en nosotros reconoci l, antes de inspirar profundo y aadir: En Londres descubrieron la existencia de los anteriores mellizos.

Ah, por Gilgams?

El Alquimista asinti.

Por el Rey. Ahora mismo no estoy seguro de que estn dispuestos a creer todo lo que les contemos.

Bueno, entonces dijo Perenelle con una adusta sonrisa les diremos la verdad; toda la verdad aadi mirando fijamente a su marido.

Nicolas Flamel mantuvo su mirada durante un momento, hizo un gesto afirmativo con la cabeza y enseguida gir la cabeza.

Y slo la verdad suspir. Esper hasta que su esposa hubo abandonado la librera y, en voz baja, agreg: Pero la verdad es una espada de doble filo, algo muy peligroso.

Te he odo le avis ella.Captulo 3

lamad a vuestros padres ahora mismo orden la ta Agnes mientras fulminaba con la mirada a Sophie y despus a Josh, que estaba an ms cerca. Estn preocupadsimos por vosotros. Me han estado llamando dos y tres veces cada da, y esta misma maana me han dicho que si hoy no aparecais por casa iban a avisar a la polica para denunciar vuestra desaparicin coment. Hizo una pausa y despus, con un tono dramtico, aadi: Iban a decirles que os haban secuestrado.

No estbamos secuestrados. Llamamos por telfono a mam y pap hace un par de das murmur Josh.

Intentaba desesperadamente recordar cundo haba hablado con sus padres. Fue el viernes?, o quizs el sbado? Mir de reojo a su hermana en busca de apoyo, pero Sophie segua observando a la mujer de traje negro que tanto se pareca a Scathach. El joven desvi la mirada hacia su ta; saba perfectamente que haba recibido un correo electrnico de sus padres el... era el sbado cuando haban estado en Pars? Ahora que haban regresado a San Francisco, los ltimos das empezaban a desdibujarse y entremezclarse.

Acabamos de volver logr articular al fin, aferrndose a la verdad. Rpidamente bes a su ta en las mejillas y le pregunt: Cmo ests? Te hemos echado de menos.

Podrais haber llamado por telfono respondi bruscamente la diminuta anciana. De hecho, deberais haberlo hecho. Unos ojos del color del slex, aumentados tras los gigantescos anteojos, fulminaron a los mellizos. Estaba preocupadsima. Telefone a la librera al menos una docena de veces y cuando os llamaba al mvil, nunca respondais. No veo el sentido de tener un telfono si no es para responder las llamadas.

La mayor parte del tiempo no tenamos cobertura se disculp Josh sin alejarse, una vez ms, de la verdad, y despus perd mi telfono -aadi, lo cual tambin era cierto.

Su telfono mvil, junto con la mayora de sus pertenencias, haba desaparecido cuando Dee destruy el Yggdrasill.

Perdiste tu mvil? repiti la anciana mientras sacuda la cabeza, mostrando as su indignacin. Es el tercero que pierdes este ao.

El segundo susurr l.

La ta Agnes se gir y empez a subir lentamente los peldaos. Josh se ofreci a ayudarla, pero ella, con un gesto de la mano, le apart.

Dejadme tranquila, no soy intil declar. Y entonces alarg la mano y agarr el brazo de Josh. Podras ayudarme, jovencito.

Cuando llegaron a la puerta, la anciana se dio la vuelta y mir hacia abajo, donde todava permaneca Sophie. Estaba de pie enfrente de aquella extraa mujer pelirroja.

Sophie, vienes? Un momento, ta.

La joven desvi la mirada hacia su mellizo y, con un gesto, seal la puerta de la entrada, que segua abierta.

Voy en un minuto, Josh. Por qu no entras con la ta Agnes y le preparas una taza de t?

Josh enseguida empez a negar con la cabeza, pero los dedos de la anciana se le clavaron en el brazo con una fuerza asombrosa.

Y mientras el agua se calienta, puedes telefonear a tus padres propuso la anciana. Despus, volvi a mirar con los ojos entornados a Sophie y aadi: No tardes mucho.

Sophie Newman sacudi la cabeza. Enseguida entro.

En cuanto Josh y la ta Agnes desaparecieron en el interior de la casa, Sophie se gir hacia la extraa desconocida.

Quin eres? pregunt con tono exigente.

Aoife respondi la mujer, que pronunci su nombre como I-fa.

Se inclin y recorri con sus manos, todava enfundadas en unos guantes oscuros, el neumtico pinchado de la limusina. Despus, dijo unas frases en un idioma que Sophie reconoci como japons. El hombre de aspecto juvenil con el que Josh se haba topado dentro de la casa se quit la chaqueta, la arroj sobre el asiento del conductor y abri el maletero para sacar un berbiqu y un gato. Colocando ste bajo el pesado vehculo, hizo palanca con cierta facilidad y empez a cambiar el neumtico.

Aoife se quit el polvo de los guantes, se cruz de brazos e inclin ligeramente la cabeza para mirar a la joven.

Esto no era necesario dijo la desconocida. Sophie distingui la musicalidad de un acento extranjero.

Pensamos que os disponais a secuestrar a nuestra ta reconoci Sophie en voz baja. El nombre de Aoife haba provocado una avalancha de pensamientos e imgenes que se arremolinaban en su cerebro, pero le costaba demasiado distinguir los recuerdos de Scathach de los de su hermana. Queramos deteneros.

Aoife sonri levemente, sin mostrar los dientes.

Si hubiera querido secuestrar a vuestra ta, crees que habra venido a plena luz del da?

No lo s respondi la joven, lo habras hecho?

Aoife desliz sus pequeas gafas oscuras y ocult sus ojos verdes, y, durante unos instantes, consider la pregunta.

Tal vez s, o tal vez no. Pero aadi con una sonrisa que esta vez s mostraba sus dientes vampricos si hubiera querido tener a tu ta, sin duda lo habra conseguido.

Eres Aoife de las Sombras anunci Sophie. Soy la hermana de Scathach: somos gemelas, y yo soy la mayor.

Sophie no pudo evitar dar un paso atrs. Finalmente, los recuerdos de la Bruja sobre Aoife empezaban a encajar y tomar forma.

Scathach me habl de su familia, pero no mencion a ninguna hermana reconoci.

La joven no estaba dispuesta a desvelar todo lo que saba de ella.

Supongo que no. Tuvimos una fuerte discusin murmur Aoife. Una discusin?

Sin embargo, la joven ya saba que se haban peleado por un chico; incluso conoca su nombre.

Por un chico reconoci Aoife con cierta tristeza en la voz. Mir a ambos lados de la calle antes de volverse hacia la joven y continuar: Hace mucho tiempo que no hablamos dijo encogindose de hombros. Ella me repudi, y yo a ella, pero siempre la he protegido sin que se diera cuenta confes con una sonrisa. Entiendo, y no me equivoco, que t tambin sabes lo que es cuidar de un hermano.

Sophie asinti con la cabeza: saba perfectamente de qu estaba hablando Aoife. Aunque Josh era ms corpulento y fuerte que ella, todava lo trataba como su hermano pequeo.

Es mi hermano mellizo.

No lo saba respondi Aoife en voz baja. Agach un poco la cabeza, la mir por encima de los oscuros cristales de sus gafas y aadi: Y los dos tenis vuestros poderes Despertados.

Qu te ha trado hasta aqu?

Sent cmo Scathach... se iba.

Se iba? Sophie no lo comprenda.

Se desvaneca, abandonaba este Mundo de Sombras particular. Mi gemela y yo estamos conectadas, unidas por un vnculo muy parecido al que, sin duda, debe de existir entre tu hermano y t. Siempre que ella sufra, padeca dolor o hambre, o estaba asustada... yo poda presentirlo.

Sophie se descubri a s misma asintiendo con la cabeza. En ciertas ocasiones, ella haba experimentado el dolor de su hermano: cuando se rompi varias costillas jugando al ftbol, Sophie sinti ardor en el costado, y cuando estuvo a punto de ahogarse en Hawai, ella se despert sin aliento y jadeando. Cuando la joven se haba dislocado el hombro en clase de taekwondo, a Josh se le hinch el mismo lugar, donde le apareci un cardenal idntico al de su hermana.

Aoife espet una pregunta en un japons ms que rpido y el conductor contest con un monoslabo. Entonces se gir hacia Sophie.

Podemos quedarnos aqu y charlar en mitad de la calle dijo sonriente mientras sus colmillos destellaban, o puedes invitarme a entrar y conversar cmodamente.

Una diminuta alarma son en el interior de la cabeza de Sophie. Los vampiros no podan cruzar el umbral de una casa a menos que hubieran sido invitados a hacerlo. En ese preciso instante, supo que no iba a invitar a Aoife a entrar en casa de su ta. Haba algo en ella... De forma pausada y deliberada, Sophie dej que el resto de los recuerdos que haban abarrotado su cerebro salieran a la superficie. De repente, conoca todo aquello que la Bruja de Endor saba sobre Aoife de las Sombras, lo cual la descoloc un poco. Las imgenes y los recuerdos eran aterradores. Con los ojos abiertos de par en par, retrocedi, en un intento de alejarse de aquella criatura, y en ese preciso momento se percat de que el conductor estaba justo detrs de ella. De inmediato, y sin pensrselo dos veces, alarg la mano en busca del tatuaje de su mueca izquierda, pero el hombre la agarr por los brazos y los sujet tras su espalda antes de que Sophie pudiera rozar el dibujo. Aoife dio un paso hacia delante, la tom por las muecas y las gir para exponer el diseo que Saint-Germain haba quemado en su piel. La joven intent forcejear para liberarse, pero el conductor la sujetaba con firmeza, apretndole los brazos con tal fuerza que empez a notar un hormigueo en los dedos.

Soltadme! Josh os...

Tu hermano no puede hacer nada.

Aoife se quit uno de los guantes de piel y tom la mano de Sophie con sus glidos dedos. Un humo gris mugriento empez a emerger de la plida piel de la vampira. Roz su pulgar por la cenefa ornamental de estilo celta que rodeaba la mueca de Sophie y se detuvo en la parte inferior, justo en el crculo dorado con un punto rojo en el centro.

Ah, la seal de tine, la marca del Fuego murmur Aoife. Entonces, habras intentado quemarme?

Sultame! grit Sophie. Intent asestar una palada al hombre que la sujetaba, pero slo consigui que la agarrara an con ms fuerza, lo cual todava la asust ms. Ni siquiera la Bruja de Endor se fiaba de Aoife de las Sombras. Esta gir la mueca de Sophie provocndole un dolor inhumano y se inclin para examinar el tatuaje.

Esto es obra de un maestro. Quin te ha otorgado este... don?

Al pronunciar esta ltima palabra sus labios se retorcieron mostrando indignacin y repugnancia.

Sophie apret los labios. No pensaba contarle nada a esa mujer.

Las gafas de Aoife resbalaron por su nariz y dejaron al descubierto dos ojos que parecan dos pedazos de cristal verde.

Maui... Prometeo... Xolotl... Pele... Agni... -Aoife sacudi rpidamente la cabeza. No, no es ninguno de ellos. Acabas de regresar de Pars, as que debe de

ser alguien que vive en esa ciudad adivin mientras su voz iba perdiendo intensidad. Mir al conductor por encima del hombro de Sophie y le pregunt: Qu Maestro del Fuego vive en la capital francesa?

Tu antiguo adversario, el conde, vive all contest el hombre en ingls.

Saint-Germain anunci Aoife de modo spero. Vio cmo la joven abra los ojos de par en par y esboz una sonrisa salvaje. Saint-Germain, el mentiroso; Saint-Germain, el ladrn. Debera haberlo matado cuando tuve la oportunidad dijo. Despus se gir hacia el conductor y orden: Cgela; continuaremos esta conversacin en privado.

Sophie abri la boca para gritar, pero Aoife apoy su dedo ndice en el puente de la nariz de la joven. El aura griscea de la vampira empez a manar de sus dedos y al instante el humo se enrosc alrededor de la cabeza de la joven, filtrndose por la nariz y la boca.

Sophie intent encender su propia aura. Se ilumin dbilmente alrededor de su cuerpo durante un leve instante antes de perder el conocimiento y desplomarse.Captulo 4

gnes apret un nmero de marcacin rpida en el telfono y le entreg el auricular a Josh. Vas a hablar con tus padres ahora mismo orden. Dnde se ha metido tu hermana? Quin es esa chica con la que est hablando?

La hermana de una conocida nuestra respondi Josh mientras se acercaba el auricular al odo. Slo son un tono antes de que alguien descolgara el telfono al otro lado de la lnea. Agnes?

Pap! Soy yo, Josh. Josh!

El joven sonri al percibir claramente el alivio que desprenda la voz de su padre. Pero entonces, una oleada de bochorno y vergenza le inund y se sinti culpable por no haber intentado contactar con sus padres antes.

Va todo bien ?

La voz de Richard Newman se perdi momentneamente por un ruido de esttica en la lnea telefnica. Josh se tap el otro odo con el dedo y concentr toda su atencin en el sonido que emita el auricular.

Todo bien, pap; nos encontramos bien; acabamos de volver a San Francisco.

Tu madre y yo estbamos empezando a preocuparnos por vosotros.

Estbamos con los Fla... Fleming corrigi enseguida Josh. No tenamos cobertura aadi con total sinceridad, pero conseguimos recibir tu correo electrnico el domingo por la noche. Me lleg la imagen de los dientes de tiburn; no reconoc la especie, pero teniendo en cuenta el tamao, supongo que se trata de un tiburn de agua dulce, me equivoco? pregunt rpidamente y de forma deliberada para desviar el tema de conversacin.

As es, hijo: es un Lissodus del Cretcico superior, que adems est en muy buenas condiciones.

Y vosotros qu tal? continu Josh en un intento de que fuera su padre el que hablara.

Mir de reojo a la puerta, deseando que su hermana entrara en cualquier momento. Poda distraer a su padre con preguntas, pero este truco no funcionara con su madre y supona, sin equivocarse, que sta estaba merodeando alrededor del hombro de su padre y que en cualquier momento le arrebatara el telfono. Cmo va la excavacin?

Viento en popa a toda vela respondi con satisfaccin. Al otro lado de la lnea el viento soplaba con fuerza, de forma que el polvo y la arenilla de la excavacin provocaron un sonido crujiente en el auricular. Hemos descubierto lo que al parecer es un nuevo ceratpsido.

Josh frunci el ceo. El nombre le resultaba familiar: cuando era nio, se saba de memoria los nombres de cientos de dinosaurios.

Es un dinosaurio con cuernos? pregunt. S, del Cretceo, de unos setenta y siete millones de aos. Tambin hemos encontrado un pequeo yacimiento anasazi posiblemente intacto en uno de los caones, adems de unos extraordinarios petroglifos de la cultura fremont en el yacimiento de Range Creek.

Al comprobar el gran entusiasmo de su padre, Josh no pudo esconder una pequea sonrisa. En ese momento se dirigi hacia la ventana para ver qu estaba ocurriendo en el exterior.

Los antiguos navajos, de qu raza eran? pregunt a pesar de que conoca la respuesta. Anasazi o fremont?

Quera mantener a su padre ocupado, hablando, y as darle ms tiempo a Sophie.

Anasazi respondi Richard Newman. Y, de hecho, la traduccin ms apropiada es antepasados enemigos.

Aquellas dos palabras dejaron a Josh completamente paralizado. Un par de das atrs, cuando todava no conoca la existencia de los Inmemoriales, la raza que haba dominado el mundo en el pasado, ese trmino no habra significado nada. Se haba dado cuenta de que todos los mitos y leyendas contiene una pizca de realidad.

Antepasados Enemigos repiti intentando mantener su voz firme y calmada. Qu significa?

No lo s reconoci Richard Newman, pero prefiero el trmino pueblo antiguo, ancestral o hisatsinom.

Pero es un nombre muy extrao insisti Josh. Quin crees que lo utilizaba? No creo que ellos quisieran referirse a s mismos de ese modo.

Probablemente otra tribu: desconocidos, forasteros.

Y quin lleg despus de ellos, pap? pregunt

rpidamente Josh. Qu pueblo ocup el lugar de los anasazi y los fremont?

No lo sabemos admiti su padre. Se conoce como el perodo arcaico. Por cierto, a qu viene tanto inters en la antigua Norteamrica? Siempre cre que la arqueologa te pareca aburrida.

Supongo que he empezado a interesarme por la historia y el mundo antiguo reconoci sinceramente Josh.

Entonces se dirigi otra vez hacia la ventana... y en ese preciso instante vio a la hermana de Scatty rozar la frente de Sophie y a sta, un segundo ms tarde, desmayarse en los brazos del conductor. Contempl horrorizado cmo la vampira giraba bruscamente la cabeza para mirarle y le mostraba los colmillos en lo que, aparentemente, era una sonrisa burlona. Despus, abri la puerta trasera del vehculo y la sujet para que el conductor arrojara el cuerpo inconsciente de su hermana en el asiento trasero. De pie junto a la limusina, Aoife le dedic un saludo sarcstico a Josh.

El joven se sinti como si le hubieran dado un puetazo en el estmago. No lograba respirar y el corazn le lata a toda prisa.

Pap, vuelvo en un seg... suspir con voz ronca.

Dej caer el telfono inalmbrico al suelo y sali disparado hacia el pasillo. Recogi gilmente los pedazos del bastn que el conductor de la limusina haba roto, abri la puerta y casi se tropez en los escalones de la entrada. Crea que cuando saliera el vehculo ya estara alejndose de la casa, pero, para su sorpresa, Aoife le estaba esperando pacientemente.

Devulveme a mi hermana! chill.

No respondi la vampira en tono tranquilo.

Josh corri hacia el coche mientras intentaba recordar todo lo que Juana de Arco le haba enseado sobre los enfrentamientos con espadas. Deseaba tener a Clarent en ese momento: incluso Scatty, que no le tena miedo a nada, se haba aterrorizado ante la espada de piedra, pero ahora slo tena entre las manos dos trozos de un bastn.

La vampira lade la cabeza, observ cmo Josh se precipitaba en su direccin a toda prisa y sonri.

Cuando Josh cruz la calle con celeridad, el miedo encendi su aura y un tenue resplandor dorado rode su cuerpo fsico. Poda distinguir el cuerpo inmvil de su hermana sobre el asiento trasero del vehculo. De repente, ese temor se convirti en ira. Acto seguido, su aura centelle al mismo tiempo que unos humeantes hilillos dorados brotaban de su piel y sus ojos se convertan en un par de monedas derretidas. Su aura cobr un aspecto mucho ms slido alrededor de sus manos, enfundndolas as en guantes metlicos, y se escurri por los dos palos de madera transformndolos en un par de varillas doradas. Intent hablar, pero senta un nudo en la garganta que le impeda articular palabra. De repente, la voz que sali de su boca era profunda y grave, ms propia de una bestia que de un ser humano.

Devulveme... a... mi... hermana...

La sonrisa burlona y arrogante de Aoife se desvaneci. Articul una palabra en japons, se dio media vuelta y se lanz hacia el interior de la limusina, cerrando de golpe la puerta. De inmediato, el motor rugi y los neumticos traseros empezaron derrapar provocando una gran humareda.

No! exclam Josh.

El joven alcanz el coche en el momento en que ste arrancaba. Arremeti contra el automvil con una de las varillas doradas e hizo aicos la ventanilla trasera ms cercana. Los cristales explotaron en una nube de polvo blanco, y el metal negro y brillante que recubra la ventanilla qued agujereado. Con otro golpe dej una profunda abolladura en el maletero y rompi uno de los faros traseros. El coche chirriaba a medida que avanzaba y Josh, completamente desesperado, lanz los dos palos dorados hacia el vehculo. Pero justo en el momento en que los solt, volvieron a su forma original, de modo que slo rebotaron en el guardabarros sin causar ningn dao.

Josh empez a correr detrs del coche. Notaba cmo su aura se endureca a su alrededor, lo cual le proporcionaba rapidez y fuerza mientras corra pesadamente por la calle. Era consciente de que estaba movindose ms rpido que nunca, pero la limusina no dejaba de acelerar. Se salt un ceda el paso en un cruce, dobl una esquina y, con una estela de humo por el derrape de los neumticos, desapareci.

Con la misma velocidad que haba llegado, la fuerza fue abandonando a Josh. El joven Newman se derrumb y qued de rodillas sobre el pavimento, justo al final de la calle Scott. Respiraba agitadamente, el corazn le lata a mil por hora y todos los msculos de su cuerpo le ardan. Unos puntos negros le nublaron la vista y Josh crey que estaba a punto de vomitar. Observ cmo el resplandor dorado se desvaneca de alrededor de sus manos, y cmo su aura se evaporaba de su piel dejndolo dolorido y agotado. Comenz a temblar y not un calambre en la pantorrilla, justo detrs de la rodilla. El dolor era verdaderamente insoportable y rpidamente se gir y coloc el taln en el suelo, empujando con fuerza para intentar aliviar la sensacin. Se incorpor poco a poco: tena ganas de vomitar y se senta abatido, as que, cojeando, emprendi el camino de vuelta a casa de su ta. Sophie haba desaparecido, secuestrada por Aoife. Tena que encontrar a su hermana melliza.

Pero eso significaba volver a encontrarse con Nicolas y Perenelle Flamel.Captulo 5

l Mundo de Sombras se llamaba Xibalb. Incluso comparado con los innumerables Mundos de Sombras ancestrales era antiguo y, a diferencia de otros muchos, que eran hermosos y complejos, era crudamente sencillo.

Xibalb era una nica cueva, increblemente vasta, inimaginablemente alta, manchada con diminutas fosas rebosantes de costras de lava negra. De vez en cuando, una de ellas reventaba, lo cual provocaba un roco de glbulos espesos de roca lquida en el aire y el lanzamiento de sombras rojas y negras que bailaban en los muros. La atmsfera apestaba a azufre y la nica iluminacin provena de un hongo gelatinoso de color amarillento que cubra los muros y las gigantescas estalactitas que pendan de un techo apenas visible.

Cada Mundo de Sombras conduca al menos a otro reino, a otro mundo. Algunos incluso estaban conectados con dos. Xibalb era nico: estaba en contacto con otros nueve Mundos de Sombras y, por ello, a veces se le denominaba el Cruce. Colocadas a intervalos regulares alrededor de la cueva se hallaban nueve aberturas distintas en los muros de la gigantesca cavidad. Las entradas a cada una de las bocas estaban talladas y grabadas con jeroglficos y, aunque unos hongos pegajosos y radiantes cubran la mayor parte de las paredes, ni uno solo de ellos se encontraba cerca de estos smbolos. Eran las puertas a los Mundos de Sombras.

Normalmente nada se mova en Xibalb, excepto la lava burbujeante, pero ahora, un flujo continuo de mensajeros revoloteaba y hurgaba de una cueva a otra. Algunos eran coriceos y parecan murcilagos; otros, en cambio, eran peludos y se asemejaban a las ratas; pero ninguno de ellos estaba completamente vivo.

Esas criaturas se haban creado para un nico propsito: hacer llegar mensajes del corazn del Mundo de Sombras de los Oscuros Inmemoriales a cualquier otro inundo que estuviera enlazado con ste. Cuando la tarea de los mensajeros estuviera acabada, stos se derretiran transformndose en fango, palos y restos de cabello y piel muerta.

Los mensajeros llevaban noticias sobre la sentencia de muerte del doctor John Dee.

Y nadie que recibiera la noticia, ya fuera Inmemorial, de la ltima Generacin o humano inmortal, se sorprendi. El fracaso slo tena un precio y el doctor John Dee liaba fallado estrepitosamente.Captulo 6

e pasado por momentos peores se dijo a s mismo el doctor John Dee, aunque no poda recordar cundo. Despus del desastre en Stonehenge, donde los mellizos lograron escapar gracias a la lnea telrica, el Mago haba decidido pasar el resto de la noche y parte del da siguiente en las ruinas del granero donde, slo unas horas antes, Flamel y los mellizos haban permanecido escondidos. Escuchaba el zumbido de los helicpteros sobre su cabeza, junto con el aullido de las sirenas de la polica y las ambulancias que pasaban cerca de la carretera A344. A primera hora de la tarde, cuando toda la actividad policial termin, Dee abandon el granero y empez a caminar en direccin a Londres sin alejarse de las carreteras secundarias. Bajo su abrigo, envuelta en una tela hecha jirones, llevaba la espada de piedra que, antao, haban sido dos, Clarent y Excalibur. El arma lata y vibraba con fuerza, como si tuviera un corazn propio. Apenas haba trfico en los estrechos y serpenteantes senderos, as que empez a plantearse la posibilidad de robar un coche en cuanto llegara al pueblo ms cercano. De repente, un prroco muy anciano que conduca un Morris Minor, igual de viejo que su conductor, se detuvo y le ofreci subirse.

Has tenido suerte de que pasara por aqu le advirti el anciano con acento gales. Poca gente utiliza hoy en da estas carreteras secundarias con la autopista a un paso.

Mi coche se ha averiado y necesito regresar a Londres para asistir a una reunin explic Dee. Me he perdido un poco.

De forma consciente modul su acento para que se asemejara al del prroco.

Si quieres puedo llevarte. Me gusta viajar acompaado admiti el anciano. He estado oyendo la radio y todo este tema de la amenaza a nuestra seguridad me est poniendo nervioso.

Qu ha sucedido? pregunt Dee manteniendo un tono ligero y casual. Me ha parecido ver mucha actividad policial.

Dnde has estado las ltimas doce horas? pregunt el prroco con una sonrisa que dej al descubierto su dentadura postiza.

Ocupado respondi Dee. He estado con unos viejos amigos; haca tiempo que no nos veamos y tenamos que ponernos al da.

Entonces te has perdido todo el alboroto... Dee no tuvo que esforzarse para mantener su rostro impasible.

Una operacin de seguridad nacional cerr la ciudad ayer. El canal de noticias de la BBC informaba que la misma clula terrorista que haba operado en Pars estaba en Londres explic mientras sujetaba el volante con fuerza y miraba de reojo a su copiloto. Supongo que s sabes todo lo que pas en Pars, verdad?

He ledo todo sobre el asunto murmur el Mago sacudiendo la cabeza de forma inconsciente.

Maquiavelo controlaba Pars; cmo pudo permitir que Flamel y los mellizos desaparecieran tan fcilmente?

Son tiempos difciles y peligrosos.

As es coment Dee, pero no hay que creer todo lo que publica la prensa.

Haba controles policiales en todas las carreteras principales que conducan a la capital, pero los agentes apenas echaron un vistazo al coche abollado en el que viajaban aquellos dos hombres.

El prroco dej a Dee en Mayfair, en el corazn de la ciudad, y el doctor camin hasta la parada de Green Park. Tom la lnea de metro Jubilee y se detuvo en Canary Wharf, donde Enoch Enterprises tena su oficina central. Dee estaba jugndosela. Su maestro Inmemorial podra tener el edificio bajo vigilancia, pero el Mago tena la esperanza de que todos estuvieran convencidos de que haba huido y de que no sera tan estpido como para regresar a su propia oficina.

Entr sin ser visto a travs del aparcamiento subterrneo y se encamin hacia su despacho, en lo ms alto del edificio. All, en su cuarto de bao privado, le esperaba una lujosa ducha donde pudo despojarse de toda la suciedad y mugre de los ltimos das. El agua caliente le alivi el dolor del hombro derecho, el cual pudo empezar a mover con cuidado. Josh le haba lanzado a Clarent durante la batalla en el granero, y aunque Dee se las haba apaado para transformar su aura en una armadura antes de que la espada de piedra le golpeara, la fuerza del impacto le haba enviado al suelo. Sin duda, se haba dislocado el hombro; ms tarde descubri que tena un enorme cardenal con muy mala pinta pero no se haba roto ningn hueso, as que estaba agradecido. Una fractura no era grave, su metabolismo mejorado trabajara rpidamente para reparar cualquier tipo de dao. Tambin poda utilizar un poco de su aura para curarse de forma instantnea, pero eso atraera a los Oscuros Inmemoriales y a sus subordinados directamente hacia l.

El Mago se puso ropa limpia: un traje azul marino bastante discreto de dos piezas, una camisa del mismo color y una sobria corbata con un estampado dorado de la flor de lis caracterstica de la prestigiosa universidad de St. John, en Cambridge. Mientras en la diminuta cocina el hervidor calentaba el agua, Dee vaci su caja fuerte, repleta de fajos de libras esterlinas, euros y dlares, y los introdujo en un cinturn que llevaba alrededor de la cintura, escondido bajo la camisa. En el fondo de la caja fuerte haba al menos una docena de pasaportes con nombres distintos. Dee se los meti en los bolsillos interiores del traje. Haba estado reunindolos durante aos y no estaba dispuesto a dejarlos all ahora.

El hervidor empez a pitar y el Mago se prepar una taza de Earl Grey. Tras sorber un poco de aquel t aromatizado, finalmente se gir para observar el fardo que estaba sobre su escritorio. Una extraa sonrisa se form en sus labios. Puede que hubiera perdido la batalla pero, sin duda, se haba llevado el premio gordo.

Clarent y Excalibur juntas. Justo ayer las haba empuado a ambas y haba sido testigo de cmo se fusionaban para crear una nica espada de piedra.

Incluso desde el otro lado de la habitacin Dee notaba el poder que irradiaba aquel objeto en ondas largas y lentas. Si bajaba la guardia, alcanzaba a percibir el suave susurro de pensamientos en innumerables lenguas, de las cuales slo consegua reconocer algunas.

De pronto se percat, casi sorprendido, de que finalmente, despus de una vida entera de bsqueda, tena en sus manos las cuatro antiguas Espadas de Poder. Dos de ellas, Durandarte y Joyosa, estaban escondidas en su apartamento de San Francisco, y las dos restantes estaban justo all, en la mesa que tena ante l... o era slo una? Qu ocurrira, se preguntaba el Mago, si pona esta espada en contacto con las otras dos espadas de piedra? Y por qu nunca se fusionaron? Haban estado una junto a la otra durante siglos.

El doctor se tom su tiempo para acabarse el t, calmando sus pensamientos y colocando barreras protectoras antes de acercarse al fardo y desenvolverlo. Algunos magos utilizaban combinaciones de palabras, hechizos y encantamientos para proteger sus pensamientos, pero Dee prefera el sonido mgico ms ancestral: la msica. Mirando fijamente su escritorio, empez a tararear Greensleeves, la cancin preferida de la reina Isabel I. sta crea que haba sido compuesta por su padre, Enrique VIII, para su madre y reina consorte, Ana Bolena. Dee saba que se trataba de una leyenda falsa, pero nunca tuvo el valor de confesrselo. A pesar de esto, la sencillez de su meloda y su ritmo antiguo creaba un hechizo protector perfecto. El Mago empez a murmurar las palabras en voz alta a medida que se acercaba al escritorio.

Ay! Mi amor, me haces tanto dao cuando me repudias cortsmente...

Sus dedos temblaron claramente cuando, con sumo cuidado, despleg la tela mugrienta y griscea que haba recogido en el granero en ruinas para dejar al descubierto el objeto que contena.

Y yo os he amado tanto tiempo, deleitndome con vuestra compaa...

Sobre el escritorio de mrmol negro yaca uno de los objetos ms antiguos del planeta. Pareca una vulgar espada de piedra, pero era ms, mucho ms que eso. La leyenda aseguraba que estas armas gemelas unidas eran anteriores a los Inmemoriales, incluso previas a los Arcontes, puesto que pertenecan a la mtica era del Tiempo antes del Tiempo. Era conocido por todos que Arturo haba empuado a Excalibur y que Mordred, su hijo, le haba asesinado con Clarent, pero el Rey y el Cobarde tan slo constituan dos de las varias generaciones de hroes y villanos que haban tenido el privilegio de blandir estas espadas, las cuales haban sido testigo, individual o colectivo, de cada acontecimiento histrico de la tierra.

Greensleeves era mi alegra, Greensleeves era mi deleite, Greensleeves era mi corazn de oro...

Todava le costaba creer que finalmente hubiera encontrado la pareja de Excalibur. Quinientos aos antes, cuando Enrique VIII gobernaba Inglaterra, Dee emprendi la bsqueda de la legendaria Espada del fuego.

Me has tenido en tu mano, dispuesto a concederte cualquier cosa que se te antoje...

El Mago inspir profundamente y alz la espada. Aunque slo meda unos cincuenta centmetros de longitud, pesaba muchsimo. La hoja y la empuadura parecan haber sido talladas de una sola pieza de brillante granito. En el instante en que sus dedos rozaron la clida piedra, el poder de la espada le inund...

Voces que se alzaban furiosas.

Gritos de terror.

Lamentos de dolor.

Dee se estremeci cuando todos los sonidos se introdujeron en su cabeza, amenazndolo con abrumarlo. Su canto melodioso empez a titubear.

He... he apostado tantas vidas y... y tierras, para conseguir tu amor y tu... tu buena voluntad...

La espada era poderosa, increblemente poderosa, envuelta en misterios y leyendas. Ayer, cuando Gilgamsh vio la espada con sus propios ojos, utiliz las palabras de la antigua profeca, los dos que son uno, el uno que lo es todo, para describirla. Dee siempre haba credo que la profeca haca referencia a los mellizos, aunque ahora no estaba tan seguro.

Greensleeves, una despedida, adieu...

De hecho, ahora ya no estaba seguro de nada. En los ltimos das, su modo de vida, su mundo, absolutamente todo haba cambiado de forma inesperada. Y todo por culpa de Flamel y los mellizos; ellos le haban hecho quedar como un imbcil, adems de haberlo puesto en un peligro terrible. Los cortos dedos de Dee recorrieron todo el filo de la espada de piedra, que an estaba caliente.

Secretos susurrados...

Promesas imprecisas...

Vestigios de un conocimiento ancestral, de tradiciones populares ocultas...

El Mago agit bruscamente la mano y las voces se desvanecieron en su conciencia. Sus delgados labios dibujaron una sonrisa cruel: quizs esta espada fuera su salvacin. Los Oscuros Inmemoriales pagaran cualquier cosa por conseguir un arma como sta: se pregunt si incluso llegara a valer su propia vida inmortal.

De repente, el telfono mvil del Mago vibr en el interior de su bolsillo, lo cual le sobresalt. Dio un paso atrs para alejarse de la espada, que segua sobre la mesa, sac con cuidado el telfono del bolsillo y observ la pantalla, completamente manchada de huellas. Esperaba ver el largusimo nmero de telfono de su maestro en la pantalla, pero slo ley nmero privado. Durante un breve instante baraj la posibilidad de no contestar, pero la curiosidad (que siempre haba sido su mayor virtud a la vez que su peor defecto) pudo con l y apret el botn de responder.

Reconoces mi voz ?

El doctor John Dee parpade sorprendido. La voz al otro lado de la lnea telefnica perteneca a Nicolas Maquiavelo, que llamaba desde San Francisco.

S respondi prudentemente.

Se supone que es una lnea segura, pero ya conoces mi lema... No confes en nadie.

Un buen lema murmur Dee.

Por lo visto, has sobrevivido.

A duras penas.

El doctor se apresur a encender la pantalla de seguridad y rpidamente recorri todos los canales. Su mente desconfiada y perspicaz le indicaba que quiz luera una trampa: Maquiavelo estaba hablando con l para distraerle mientras rodeaban el edificio? Pero las oficinas y todos los pasillos estaban vacos y el aparcamiento, desierto.

Por qu me llamas ? pregunt Dee.

Para advertirte.

Advertirme!

Aunque tena siglos de experiencia, an era incapaz de mantener impasible su voz sin mostrar sorpresa. Hace unos minutos, unos mensajeros empezaron a circular por Xibalb para acceder a los Mundos de Sombras. Sabes lo que significa eso?

Casi inconscientemente, Dee asinti con la cabeza.

Xibalb? pregunt en voz alta.

Al otro lado del planeta, un tono de impaciencia se adue de la voz de Maquiavelo.

S, el Cruce, el Lugar del Miedo. Es uno de los Mundos de Sombras ancestrales.

Lo s contest lacnicamente Dee-. Morrigan me llev all durante el ltimo Gran Cnclave.

Has estado all? Maquiavelo pareca asombrado.

As es.

Xibalb era un territorio neutral que se utilizaba cuando los Inmemoriales y los Oscuros Inmemoriales de distintos Mundos de Sombras necesitaban reunirse. Dee era uno de los poqusimos humanos que haban pisado aquel lugar. El Mago haba escogido el inconfundible aroma de su aura para que coincidiera con el hedor a azufre que desprendan los Mundos de Sombras.

Si los Oscuros Inmemoriales estaban enviando mensajeros a travs de Xibalb slo poda significar una cosa: queran asegurarse de que cada Mundo de Sombras, incluso el ms lejano y apartado, conociera sus rdenes. He sido juzgado? pregunt Dee. Tras los disturbios que provoc su fracaso, al Mago no le caba la menor duda de que su sentencia haba sido dictada, y saba perfectamente que sus maestros se aseguraran de que no fuera capaz de esconderse ni en el ms recndito Mundo de Sombras. Estaba encerrado en la Tierra. Alejndose de las pantallas de seguridad, contempl su reflejo en un espejo: se dio cuenta de que estaba viendo a un muerto.

Juzgado y declarado culpable.

Dee asinti pero no pronunci palabra. Haba dedicado a los Oscuros Inmemoriales toda una vida de servicio y ahora ellos le condenaban a muerte.

Me has odo? pregunt Maquiavelo con tono brusco.

S respondi el Mago inmortal en voz baja. Una oleada de agotamiento le invadi y tuvo que alargar el brazo para apoyarse en la pared y no perder el equilibrio.

En la lnea transatlntica se produjeron interferencias;

Todos los Inmemoriales de la ltima Generacin o humanos inmortales a quienes pediste ayuda en Londres para dar caza a Flamel y los mellizos se volvern contra ti... Sobre todo cuando descubran que tu recompensa dobla la que ofreciste por el Alquimista.

No s si debera sentirme halagado o no.

Slo hay una diferencia.

Hubo interferencias otra vez, de forma que la voz de Maquiavelo se desvaneca y apareca por momentos.

Nuestros amos aceptarn a Flamel vivo o muerto, pero a ti te quieren vivo. Han sido muy claros con eso: si alguien se atreve a matarte, le esperar un destino atroz.

Dee se estremeci. Saba por qu le queran vivo: para poder arrebatarle su inmortalidad, observar con sus propios ojos cmo envejeca y despus devolverle el don otra vez. Estara condenado a soportar una eternidad de sufrimiento como un humano muy anciano.

Cmo lo sabes? se pregunt Dee.

La voz de Maquiavelo se convirti en un suave susurro.

El amo de mi compaero norteamericano contact con l.

Y por qu me avisas?

Porque, al igual que t, yo tampoco he cumplido la tarea que me designaron explic rpidamente Maquiavelo. Perenelle logr escapar de la isla; de hecho, soy yo quien est atrapado en Alcatraz.

Dee no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa, pero se mordi el interior de la mejilla para no decir ni una sola palabra sobre el asunto.

Llegar un momento en que t y yo nos necesitaremos, doctor continu Maquiavelo.

El enemigo de mi enemigo es mi amigo respondi Dee utilizando el antiguo dicho.

Exactamente. Doctor John Dee, es momento de que huyas y te escondas; tus amos te han declarado utlaga.

De repente, la llamada telefnica se cort. Dee desliz el mvil en su bolsillo y se mir en el espejo por ltima vez. Era un utlaga, un cabeza de lobo, un fugitivo. Y entonces empez a rerse: el ltimo ser que los Inmemoriales haban declarado utlaga haba sido el Inmemorial Marte Ultor.Captulo 7

uando Josh lleg cojeando a casa, la ta Agnes estaba ante la entrada, esperndole. Tena el ceo fruncido y los labios apretados. Has tirado el telfono al suelo y despus has salido deprisa y corriendo de casa coment con tono brusco mientras empezaba a subir los peldaos de la escalera. Exijo una explicacin, jovencito.

No la tengo. Sophie estaba... vacil. Me estaba llamando.

Pero no tenas por qu tirar el telfono al suelo.

Lo siento se disculp Josh. Tom aliento, decidido a no pronunciar ni una palabra ms. Estaba preocupado por su hermana melliza y lo ltimo que necesitaba era que su ta le diera la lata.

Los telfonos cuestan dinero...

El joven Newman se escabull de su ta.

Voy a acabar de hablar con pap.

Ya no est al telfono. Haba interferencias, y todava haba ms cuando t lanzaste el aparato aadi. Me ha encargado que te diga que llamar ms tarde. Vuestra madre me ha dejado claro que ninguno de los dos saldris de casa hasta que hable con vosotros. Est muy decepcionada con ambos agreg con tono inquietante.

De eso no me cabe la menor duda murmur Josh. Cruz el pasillo y se dirigi a las escaleras.

Dnde est tu hermana ? exigi la ta Agnes.

No lo s contest Josh con toda sinceridad.

La anciana se cruz de brazos y lo mir con los ojos entornados.

Quieres decir que se ha ido sin ni siquiera asomarse a saludar?

Supongo que ha debido de ocurrir algo importante respondi Josh con una sonrisa fingida, pues en su interior estaba completamente abatido.

No s qu os ha pasado susurr la ta Agnes. Os vais de casa durante das... sin ni siquiera molestaros en llamar por telfono... Los jvenes de hoy en da no tenis ningn tipo de respeto.

Josh emprendi su camino escaleras arriba.

Adnde crees que vas?

A mi habitacin dijo Josh. Saba que deba alejarse de su ta antes de decir algo de lo que se arrepintiera.

Est bien, puedes quedarte all, jovencito. Me da la sensacin de que los dos vais a estar castigados durante mucho tiempo. Tenis que aprender a respetar a los mayores.

Josh intent ignorar el comentario de su ta mientras se diriga hacia su habitacin; entr y cerr la puerta tras l. Apoy la espalda en la madera fresca, cerr los ojos e inspir profundamente en un intento de calmar el nudo que tena en el estmago.

Sophie haba desaparecido y estaba en peligro.

Aoife haba secuestrado a su hermana y no tena ni la menor idea del porqu, aunque supona que no era por nada bueno. Aoife trabajaba a las rdenes de los Oscuros Inmemoriales? Por qu se haba llevado a Sophie? Y por qu haba huido de l? Aunque estaba asustado y agolado, Josh no pudo evitar sonrer irnicamente. Cuando sali corriendo de la casa, Aoife no pareca asustada, sino que se mostr arrogante. Y cuando l le haba exigido que le devolviera a su hermana, ella contest automticamente que no, pero entonces algo asust a la vampira. Quiz fue la forma en que su aura se transform en una armadura dorada alrededor de su cuerpo. Josh alz sus manos para contemplarlas: las tena en carne viva y ensangrentadas. La piel de las palmas estaba araada y amoratada por el golpe recibido al desplomarse en el suelo. Adems, tena las uas rotas y sucias, pero haca tan slo unos minutos haban estado cubiertas por guantes dorados. Ahora recordaba cmo los hilos dorados se haban deslizado por sus manos para cubrir los dos pedazos rotos del bastn y convertirlos en barras metlicas. Cuando haba golpeado el coche, las barras haban roto el cristal y el hierro con facilidad, pero en el momento en que las arroj contra el coche, en el preciso instante en que las solt, se convirtieron en madera. De repente, Josh record la historia del rey griego Midas: todo lo que tocaba se converta en oro. Quizs el antiguo rey tambin haba posedo un aura dorada.

Y entonces su sonrisa se desvaneci: le haba fallado a mi hermana. Debi haber seguido corriendo: quizs hubiera alcanzado el coche. Tal vez, si hubiera logrado de algn modo focalizar su aura, podra haber hecho algo... aunque no estaba muy seguro de qu exactamente.

Se jur a s mismo que la encontrara. Apoyndose en las manos y en las rodillas, Josh sac su mochila de debajo de la cama. Entonces se puso en pie y empez a abrir cajones, cogiendo ropa a diestro y siniestro y lanzndola en la mochila: calcetines y ropa interior, unos tjanos de repuesto, un par de camisetas. Se quit la ropa sucia que llevaba puesta desde Pars, la arroj en el cesto de mimbre que haba a los pies de la cama y se puso una muda limpia. Antes de quitarse su camiseta roja, donde poda leerse 49ERS FAITHFUL, se sac cuidadosamente la bolsa de tela que llevaba colgada en el cuello y se sent en el borde de la cama. Abri la bolsa y ech un vistazo a su interior: contena las dos pginas que l mismo haba arrancado del Cdex la semana anterior. Segn el Alquimista, en ellas se hallaba la Evocacin Final que Dee necesitaba para traer a los Oscuros Inmemoriales de vuelta a este reino.

Josh extrajo las pginas de la bolsa y las puso sobre la cama junto a l, de forma que estuvieran una al lado de la otra. Medan alrededor de quince centmetros de ancho por veintids de largo. Daba la sensacin de que el papel estaba fabricado con corteza de rbol prensada y fibras de hojas.

La ltima vez que realmente haba visto esas pginas haba sido en el suelo de la librera, y tanto l como su hermana se haban sentido aturdidos y confundidos por todo lo que acababan de presenciar. En aquel momento, al mirar las pginas hubiera jurado que las palabras se movan, pero ahora estaban estticas.

Las dos pginas estaban cubiertas, por ambas caras, con una escritura irregular, como recortada. Haba visto inscripciones parecidas en utensilios antiguos que haba en la oficina de su padre y estaba convencido de que aquella escritura se pareca mucho a la sumeria. Una letra, que l crea que poda ser la capitular, estaba coloreada de una forma extraordinaria, con dorados y rojos muy vistosos.

I ;1 resto, en cambio, estaba escrito con una tinta negra que todava pareca estar fresca, despus de innumerables siglos. Escogi una pgina y la acerc a la luz. Y parpade asombrado.

Las palabras estaban realmente en movimiento. Se arrastraban, se retorcan y se colocaban en la pgina para formar palabras, frases y prrafos en incontables lenguas distintas. Algunas de ellas eran casi reconocibles distingui pictogramas y runas e incluso fue capaz de diferenciar letras griegas sueltas, pero la mayor parte de la escritura le resultaba desconocida.

De repente, una frase en latn le llam la atencin: Magnum opus. Saba que significaba obra maestra. Recorri las palabras con su dedo ndice... y en el mismo instante en que su piel roz la pgina, sinti un profundo ardor en el estmago y su dedo empez a humear mientras desprenda un brillo naranja y clido. Entonces cay en la cuenta de que mientras todo el resto de las letras de alrededor de la frase se retorcan para formar escrituras de otras lenguas, las diez letras que haba bajo su dedo permanecan fijas, inmviles. En el momento en que alej su mano, las letras desaparecieron. Mientras recorra las pginas con las yemas de sus dedos, contempl con cierto sobrecogimiento cmo frases enteras se formaban bajo su tacto. En ese momento dese que su madre o su padre estuvieran con l: podran ayudarle a traducir frases en algunas lenguas antiguas. Haba algunas trazas de latn y griego esparcidas por el texto, y tambin logr reconocer unos pocos jeroglficos egipcios y uno de los pictogramas cuadrados caractersticos de la cultura maya.

Consciente de la advertencia de los Flamel sobre el uso de su aura, Josh alej lenta y cuidadosamente la mano de las pginas y el texto volvi al caos. Desliz las pginas hacia el interior de la bolsa de tela cosida a mano y se la colg del cuello. Aquella bolsita desprenda un calor que Josh enseguida not en la piel. No saba exactamente qu acababa de descubrir, pero record que cuando Flamel haba rozado la pgina la semana anterior, las palabras no haban cesado de moverse. Josh dobl los dedos: era evidente que tena algo que ver con su aura. Arroj de una patada sus deportivas debajo de la cama, abri el armario, sac un par de botas de montaa que sola utilizar cuando iba de excursin con su padre y se las calz. Despus se coloc la mochila en los hombros y acerc el odo a la puerta de la habitacin para escuchar atentamente.

Oy a su ta en la cocina... el agua en el hervidor... la puerta de la nevera abrindose... el sonido metlico de una cuchara al golpear el borde de una taza de porcelana china... la emisora NPR en la radio.

Josh ech la cabeza atrs. La cocina estaba en la parte trasera de la casa; no haba modo alguno de or todos aquellos sonidos. Y entonces se percat de que una diminuta espiral de humo dorado se haba formado en su palma. Acercando su mano al rostro, se maravill de la seal fsica de su aura. Se pareca al hielo seco que haba estudiado en clase de qumica, excepto en que su espiral mostraba una tonalidad dorada y ola intensamente a naranjas.

Mientras observaba con atencin, el humo se zambull en su palma y desapareci. Josh cerr la mano en un puo, y apret con fuerza. Haba visto a su hermana crear un guante plateado alrededor de la mano y, tan slo unos minutos antes, en plena calle, l mismo haba sido testigo de la aparicin de un guantelete similar alrededor de la suya sin tan siquiera pensarlo. Qu pasara si, de forma deliberada, se concentrara en ver su mano izquierda revestida por un guantelete? De inmediato, en su piel destellaron motas doradas. Una vaga e indefinida impresin de un guante dorado le cubri la mano. Sin apartar la vista de ella, un guantelete metlico con tachuelas se form alrededor de su piel. Las puntas de los dedos estaban recubiertas con afiladas uas metlicas y de color dorado. Josh volvi a cerrar la mano y el guante se cerr con el sonido del metal chirriando contra s mismo. Josh Newman!

El grito de la ta Agnes al otro lado de la puerta le hizo sobresaltarse. Se haba concentrado tanto en crear el guante que no la haba odo subir las escaleras. Su aura se desvaneci y el guante se esfum en forma de espirales de humo dorado. Agnes empez a aporrear la puerta.

No me has odo llamarte?

Josh suspir.

No respondi sinceramente.

Bien, he preparado t. Baja antes de que se enfre. Hizo una breve pausa y despus aadi: Tambin tengo magdalenas, sacadas del horno esta misma maana.

Genial dijo Josh. Le sonaban las tripas; la ta Agnes preparaba las mejores magdalenas del mundo. Me estoy cambiando. Bajo enseguida.

Esper hasta que oy a su ta alejarse, arrastrando sus zapatos de suela plana sobre la moqueta. Entonces volvi a mirar su mano y, tras una idea repentina, sonri de oreja a oreja. Si era capaz de moldear su aura sin recibir ningn tipo de aprendizaje significaba que era ms poderoso que su hermana.

Coloc la mochila sobre sus hombros, entreabri lentamente la puerta de la habitacin y escuch con atencin con sus sentidos aguzados. Poda or a la perfeccin a su ta vertiendo el t en una taza, distinguir el cido tnico del t negro y el rico aroma de bollera casera recin salida del horno. Le sonaron las tripas una vez ms y la boca se le llen de saliva: casi poda saborear el pastelito de mantequilla. Se preguntaba si sera capaz de detenerse en la cocina para coger uno... pero eso significaba sentarse con ta Agnes y, sin duda, ella querra saber lo ocurrido en los ltimos das con todo detalle. Llevaba en casa una hora y no poda permitirse el lujo de perder el tiempo.

Baj en silencio los peldaos enmoquetados, abri la puerta principal con un chasquido y se desliz hacia el exterior, hacia la fresca maana de San Francisco.

Lo siento, ta susurr mientras cerraba con cuidado la puerta tras l. Se iba a poner furiosa cuando descubriera que se haba ido. Probablemente llamara a sus padres y esta vez Josh no tena ninguna explicacin que darles. Lo nico que s saba de cierto es que no regresara a la casa de Pacific Heights sin su hermana.Captulo 8

gnes escuch el sonido seco de la puerta al cerrarse y sali de la cocina arrastrando los pies. Parpade mirando la puerta y despus lade la cabeza, esforzndose as en captar todos los sonidos. Josh? llam. La casa estaba en silencio absoluto. Josh? llam otra vez con la voz quebrada. Dnde est este chico? farfull. Josh Newman, baja aqu ahora mismo! grit. Pero no obtuvo respuesta alguna. Sacudiendo la cabeza, la anciana se dispuso a subir las escaleras cuando, de repente, pis algo en el suelo: un trozo de barro seco y duro. Agnes entorn los ojos hacia los peldaos. Tan slo unos minutos antes, cuando baj de ll habitacin de Josh, las escaleras no tenan ninguna mancha: estaban impolutas, y ahora estaban cubiertas con pedacitos de barro hasta el segundo piso. Alguien haba bajado las escaleras con unas botas enfangadas. Gir la cabeza bruscamente y descubri el inconfundible rastro del barro hasta la puerta principal.

Josh Newman susurr, con voz apenas perceptible, qu has hecho?

Tan rpido como sus caderas le permitieron se dirigi hacia el piso de arriba y abri la puerta de la habitacin de Josh de golpe, sin llamar. De inmediato vio la ropa sucia que su sobrino haba metido en el cesto y las zapatillas deportivas mugrientas escondidas debajo de la cama. Abri el armario y encontr vaco el espacio donde haban estado guardadas las botas.

De pie, en el centro de la habitacin, se gir lentamente, consciente de que haba algo extrao en la atmsfera. Sus sentidos ya no eran tan finos y perspicaces como antes; la vejez le haba arrebatado la agudeza de su vista y su odo... Sin embargo, el del olfato permaneca intacto. El aire seco de la habitacin tena el vago perfume dulzn de las naranjas.

La anciana suspir y sac su telfono mvil del bolsillo. Lo que menos le apeteca en estos momentos era contarles a Richard y a Sara Newman que sus hijos se haban esfumado. Otra vez. En qu guardin se haba convertido!Captulo 9

uedo oler la peste de Dee en todas partes se quej Perenelle.

Se haba duchado y vestido con ropa limpia: un par de tjanos lavados a la piedra, una preciosa camiseta de algodn egipcio con bordados y un par de botas hechas a mano especialmente para ella en Nueva York, en el ao 1901. Su cabello, an un poco hmedo, estaba recogido en una cola de caballo muy tupida. Sac un jersey muy grueso de lana de la cmoda, se lo llev al rostro e inspir profundamente.

Ugh! Huevos podridos.

Nicolas asinti. l tambin se haba dado una ducha y ahora luca una de sus casi idnticas combinaciones de tejanos oscuros y camiseta negra, sta mostraba el diseo [cnico del disco The Dark Side of the Moon de Pink Floyd en la parte frontal.

Todo lo orgnico est empezando a pudrirse anunci el Alquimista mientras alzaba una asquerosa camiseta desteida.

Tena esporas esparcidas por toda la tela y casi toda la mitad inferior estaba podrida y deshecha. Mientras la mantena alzada para inspeccionarla, una de las mangas se desprendi.

Me la compr en Woodstock se quej.

No es cierto le corrigi Perenelle. La compraste en una tienda estilo vintage en el bulevar Ventura hace unos diez aos.

Oh! exclam Nicolas mientras volva a levantar la camiseta hecha trizas. Ests segura?

Segursima. T no estuviste en Woodstock.

Ah, no? dijo Nicolas un tanto sorprendido.

Decidiste no asistir al enterarte de que Jethro Tull no iba a tocar y de que Joni Mitchell se haba retirado. Dijiste que sera una prdida de tiempo. Perenelle sonri. Estaba entretenida intentando abrir la cerradura de un pesado bal que haba a los pies de la cama. Despus aadi: De hecho, lo dijiste varias veces.

Algo ms en lo que tambin me equivoqu.

Mir a su alrededor, contempl la habitacin y pis con cierta fuerza las tablas de madera del suelo.

No creo que sea conveniente quedarnos mucho tiempo por aqu. Me da la sensacin de que el suelo podra derrumbarse de un momento otro.

Slo necesito un minuto.

El candado, del tamao de un puo, por fin se abri con un chasquido y la Hechicera alz la tapa. Un ligero aroma a rosas y especias exticas cubri el ambiente. Nicolas se acerc a su esposa y observ cmo, con sumo cuidado, apartaba los ptalos de rosa secos del fardo cubierto con pieles que yaca en su interior.

Recuerdas la ltima vez que empaquetamos esta caja? pregunt en voz baja sin apenas darse cuenta de que estaba hablando en francs.

Nuevo Mxico, 1945 respondi l de inmediato.

Perenelle afirm con un movimiento de cabeza. Deslizando el pedazo de piel que la cubra destap una caja de madera tallada de aspecto muy antiguo.

En aquel entonces t queras enterrarla en Trinidad para que la primera bomba atmica la destruyera.

Y t no me lo permitiste record Nicolas a su esposa.

Perenelle desvi la mirada hacia su marido y una sombra se movi tras sus ojos.

Soy la sptima hija de una sptima hija. Yo s... Hizo una pausa y su mirada cobr una tristeza horrible. S algunas cosas.

Nicolas apoy su mano sobre el hombro de Perenelle con ternura.

Y sabas que, en el futuro, necesitaramos estos artculos ?

Perenelle volvi a clavar su mirada en la caja sin responder y despus levant la tapa. En su interior haba un ltigo de cuero de color plateado y negro enrollado. Rode con sus finos dedos el mango negro del ltigo y lo extrajo de la caja. Las cintas de cuero al rozarse y crujan suavemente entre s.

Bien, aqu tenemos a un viejo amigo susurr.

Nicolas se estremeci.

Es detestable.

Ah, pero nos ha salvado la vida en ms de una ocasin dijo Perenelle mientras se lo enroscaba alrededor de la cintura, ensartando las distintas tiras de cuero en sus lejanos como si fuera un cinturn. El mango le qued colgando sobre la pierna derecha.

Est tejido con las serpientes que le arrancaste a Medusa de la cabeza le record Nicolas. Eres consciente de que aquel da estuvimos al borde de la muerte?

Bueno, tcnicamente no habramos muerto coment la Hechicera. Medusa habra solidificado nuestras auras...

... convirtindonos en piedras finaliz Nicolas.

Adems continu Perenelle con una amplia sonrisa mientras acariciaba la caja de madera, conseguimos lo que queramos, y vali la pena ver la expresin del rostro de la Gorgona cuando escapamos.

Alarg el brazo hacia el bal y sac otra caja.

Y sta es tuya.

De repente, Nicolas se frot las palmas hmedas en los pantalones, pero no hizo ademn de tomar la caja que su esposa le ofreca.

Perry dijo en tono suave, ests segura sobre esto?

Los ojos verdes de la Hechicera se tornaron vidriosos.

Segura sobre qu? contest con brusquedad.

Se puso en pie con la elegancia que la caracterizaba y con la caja de madera descansando entre sus brazos.

Segura sobre qu? pregunt otra vez con un tono claramente de enfado. Qu estamos esperando, Nicolas? Hemos aguardado durante tantas dcadas que ahora el tiempo se nos echa encima. A ti te quedan semanas de vida...

No digas eso la interrumpi enseguida el Alquimista.

Por qu no? Es cierto. Yo tendr suerte si consigo sobrevivir una semana o diez das ms que t. Pero que no se te olvide esto: los dos vamos a vivir el tiempo suficiente para ver el final del mundo tal y como lo conocemos. Los Oscuros Inmemoriales tienen la mayor parte del Cdex y Litha se acerca. Hay Oscuros Inmemoriales

vagando libremente por el mundo y t mismo me dijiste que viste a un Arconte en Londres. En ese instante seal hacia la baha de San Francisco y agreg: Y Alcatraz est repleta de monstruos listos para ser liberados en la ciudad. Hay criaturas que haca siglos que no vea.

Nicolas levant las manos, imitando un gesto de rendicin, pero Perenelle an no haba acabado.

Qu crees que ocurrira si las ms terribles y sombras pesadillas de los rincones ms oscuros de la mitologa humana invaden la ciudad de San Francisco? Dime exigi. Has estudiado historia y naturaleza humana, dime qu ocurrira. La ira hizo que unas ondas estticas le recorrieran el cabello. Dime!

Se producira el caos admiti Nicolas.

Cunto tiempo pasara hasta que la ciudad quedara destruida? La goma elstica que le sujetaba el pelo ''{' parti inesperadamente y su melena de cabello oscuro ion mechones plateados se alz como una espiral sobre su cabeza. Semanas, das u horas? Y cuando de esta ciudad slo queden sus ruinas, sabes perfectamente que las ci aturas se extendern por toda Norteamrica como una plaga. Cunto tiempo crees que los humanos, incluso con todo su armamento y su sofisticada tecnologa, sern capaces de sobrevivir contra esos monstruos?

El Alquimista neg con la cabeza y se encogi de hombros.

Han derribado otras civilizaciones antes continu Perenelle. La ltima vez que los Oscuros Inmemoriales liberaron monstruos en este mundo, los Inmemoriales se vieron obligados a destruir Pompeya.

Nicolas alarg la mano y, sin articular palabra, cogi la caja de madera de los brazos de su esposa.

Antes de que la vejez y la muerte nos reclamen hay una ltima cosa que debemos hacer: destruir el ejrcito refugiado en Alcatraz. Y para ello, necesitamos a nuestros aliados coment Perenelle mientras acariciaba la tapa de la caja con la palma de su mano. Necesitamos esto.

El Alquimista se volvi y coloc la caja sobre la cama. Nicolas roz los diseos que adornaban los costados de la caja, que se haban tallado con una espiral triple. Haba comprado la caja en una callejuela de Delhi, en la India, haca unos trescientos aos, y despus haba dibujado el diseo en espiral con carboncillo. Un artesano local haba tallado esa figura en los cuatro costados de la caja y, despus, sobre la tapa y la base de sta.

En mi pas, ste es un antiguo y poderoso smbolo de proteccin le haba susurrado el arrugado anciano en hindi sin esperar que el extranjero europeo le entendiera. Se haba quedado completamente asombrado cuando el occidental alz la caja y, en el mismo idioma respondi:

En el mo tambin.

La caja no tena ningn candado, ninguna cerradura, y Nicolas, meticulosamente, la coloc sobre la cama. Una esencia a jazmn y especias picantes impregn el ambiente: era el inconfundible aroma de la India.

Nicolas estaba a punto de rozar el interior revestido de la caja cuando, de repente, Perenelle lo agarr por el brazo con fuerza. La Hechicera se recogi el cabello e inclin la cabeza hacia un lado. Estaba escuchando algo.

Y entonces Nicolas tambin lo oy: haba alguien caminando a hurtadillas en la tienda, en el piso de abajo.Captulo 10

ingn turista nocturno de los que abarrotaban ruidosamente Covent Garden en Londres prest atencin a la alta y esbelta mujer con una castada de cabello negro azabache. Se haba situado entre dos de las columnas que haba delante de un pub en cuyo cartel se lea Punch & Judy Pub y, sobre los adoquines, coloc un trozo cuadrado de piel con un estampado de espirales rojas. Finalmente, sac una flauta de madera tallada de una funda de cuero, se la acerc a los labios, cerr los ojos V sopl con delicadeza.

Amplificada por las columnas de piedra, la msica, evocadora y etrea, se esparci por todo Covent Garden, envolviendo los adoquines y llamando la atencin de sus visitantes. Todos detuvieron su rumbo. En cuestin de minutos, una multitud se haba agolpado en semicrculo alrededor de la mujer.

De pie, sin moverse ni un pice, la mujer tocaba con los ojos cerrados. Era una meloda que ninguno de los asistentes lograba reconocer, aunque a muchos les resultaba familiar.

De repente, la mayora de ellos empez a tamborilear los dedos al ritmo de la msica. Incluso algunos no pudieron reprimir las lgrimas.

La msica, sin voz que la acompaara y con un sonido ancestral, finaliz con una nica nota aguda que fcilmente poda confundirse con el piar de los pjaros que sobrevolaban el famoso lugar. Se produjo un largo silencio y la mujer abri los ojos e hizo una reverencia. El gento aplauda y ovacionaba a la intrprete y, casi de inmediato, la mayora se dirigi hacia el mercado de artesana Apple Market. Algunos le dejaron algo de dinero (libras esterlinas, monedas de dlar y euros) sobre el cuadrado de cuero y dos personas le preguntaron si tena algn CD de msica a la venta, pero ella neg con la cabeza y explic que cada actuacin era diferente y nica. Les agradeci su inters con un suave susurro que dejaba entrever el acento norteamericano de la Costa Este.

Al final, slo qued un oyente: un hombre mayor que la observaba con atencin. Sus ojos vigilaban cada movimiento que ella realizaba con la flauta mientras la guardaba en la funda de cuero cosida a mano. Esper hasta que la mujer se agach a recoger el cuadrado de cuero rojo con las monedas.

Despus el hombre dio un paso hacia delante y arroj un billete de cincuenta libras esterlinas al suelo. Ella lo recogi y mir al desconocido, pero ste se haba colocado de tal forma que la luz brillaba tras l, dejando as su rostro en la sombra.

Te doy otro billete de cincuenta si me dedicas unos minutos de tu tiempo.

La mujer se enderez.

Hete aqu una voz de mi pasado.

Era ms alta que l y, si bien su rostro elegante y refinado permaneci impasible, sus ojos, de un color gris pizarra, danzaron con regocijo.

Doctor John Dee murmur con un acento que no se haba odo en Inglaterra desde la poca de la reina Isabel, en el siglo XVI.

Miss Virginia Dare respondi Dee con el mismo acento. Movi la cabeza y los ltimos rayos de sol le iluminaron el rostro. Es un placer volver a verte.

No puedo decir lo mismo contest la mujer mientras miraba de reojo a derecha e izquierda y abra las aletas de la nariz. Al igual que una serpiente, sac la lengua, como si realmente pudiera saborear el aire. Despus, continu: No estoy segura de querer que me vean contigo. Te han marcado con la seal de la muerte, doctor. Los mismos mercenarios que ayer daban caza al Alquimista ahora estn detrs de ti. Sonri, aunque no haba nada de divertido en aquel gesto. Cmo sabes que no te matar y reclamar la recompensa?

Bueno, bsicamente por dos razones. La primera es que s de buena tinta que mis maestros me quieren vivo, y la segunda, porque nuestros Oscuros Inmemoriales poco pueden ofrecerte que no tengas ya respondi Dee con una sonrisa. Ya eres inmortal y no tienes un maestro a quien obedecer.

Ofrecen una gran recompensa por tu cabeza insisti Virginia Dare mientras se guardaba las monedas en los bolsillos de su gigantesco abrigo largo. Introdujo el trozo de cuero en otro bolsillo y se colg la flauta sobre el hombro, como si fuera un rifle.

Yo puedo ofrecerte ms dijo Dee con seguridad y Confianza. Mucho ms.

John interrumpi Virginia en tono carioso, siempre has sido un fanfarrn.

Pero nunca te he mentido.

Virginia pareci sorprendida por la ltima intervencin de Dee. Tard unos segundos en contestar.

Eso es cierto admiti finalmente.

Y no sientes ni la ms mnima curiosidad? pregunt.

John, sabes que siempre he sido curiosa. Dee sonri.

Qu es lo que ms ansias en el mundo?

Una expresin de terr