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Una merienda cool en Madrid PLANES :: JAVIER PRIETO GALLEGO Los postres más ‘trendy’ arrasan en la capital a media tarde, en locales decorados con encanto para la hora del tentempié [P4] El Sonorama vuelve a Aranda MÚSICA El ex cantante de Suede, Brett Anderson, y Los Planetas (en la foto) tocarán en la gran cita musical burgalesa [P12] GPS GUÍA PARA SALIR Viernes 06.08.10 Entre cumbres que despuntan como alfileres en los Alpes, se encuentra el estival destino de retiro de los Papas [P2 Y 3] Imponente valle de Aosta

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Una merienda cool en Madrid Entre cumbres que despuntan como alfileres en los Alpes, se encuentra el estival destino de retiro de los Papas [P2 Y 3] El ex cantante de Suede, Brett Anderson, y Los Planetas (en la foto) tocarán en la gran cita musical burgalesa [P12] Los postres más ‘trendy’ arrasan en la capital a media tarde, en locales decorados con encanto para la hora del tentempié [P4] PLANES Viernes 06.08.10 MÚSICA :: JAVIER PRIETO GALLEGO

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Una meriendacool en Madrid

PLANES

:: JAVIER PRIETO GALLEGO

Los postres más ‘trendy’arrasan en la capital a mediatarde, en locales decoradoscon encanto para la horadel tentempié [P4]

El Sonoramavuelve a Aranda

MÚSICA

El ex cantante de Suede,Brett Anderson, y LosPlanetas (en la foto) tocaránen la gran cita musicalburgalesa [P12]

GPSGUÍA PARA SALIR

Viernes06.08.10

Entre cumbres que despuntan comoalfileres en los Alpes, se encuentra elestival destino de retiro de los Papas [P2 Y 3]

Imponentevalle de Aosta

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2 GPS Viernes 6.08.10EL NORTE DE CASTILLAPLANES

Los pilares de la tierra, al me-nos los que sujetan el techode Europa, se encuentran api-ñados en un cogollo divino:Mont Blanc (4.810 m.), Mon-te Rosa (4.634 m.), Cervino(4.478 m.) y Gran Paradiso(4.061 m.) forman el ramille-

te de cumbres que despun-tan como alfileres en el cora-zón de los Alpes, formandolos bordes de un cuenco na-tural tan alucinante como im-posible de vencer por las bue-nas en tiempo de nieves. Asífue hasta que el hombreaprendió a excavar con lafuerza de los dioses y tendióbajo las tripas alpinas túne-les tan de vértigo como suspropias cumbres. Cuando esosucedió, el italiano valle deAosta quedó comunicado conSuiza a través del túnel GranSan Bernardo, el primeroabierto al tráfico bajo estasmontañas, en 1964, y, des-pués, con Francia, a través deltúnel del Mont Blanc, un lar-

go tubo de 11.600 metros queno hubiera imaginado ni elmismísimo Julio Verne.

Puede que esa cercanía alcielo sea una de las razonesque tanto engancharon al an-terior Papa, Juan Pablo II, paraque buscara en él su lugar pre-ferido de vacaciones: hasta endiez ocasiones convirtió unchalé de Salesianos de la loca-lidad de Les Combes en el cen-tro de operaciones desde elque partir cada mañana paracaminar por las empinadassendas de los Alpes, subir enteleférico hasta las pistas delMont Blanc o perderse por lasnumerosas aldeas que se aga-rran como pueden a unas la-deras tendidas por el diablo.

El actual, Benedicto XVI, ma-nifiesta igual querencia.

Mucho, mucho, mucho an-tes de que enamorara a los Pa-pas, los romanos ya tuvieronclaro que el paso italiano delos Alpes no iba a ser ningunabroma. Tampoco una tonte-ría: domeñarlo suponía, másque otra cosa, una necesidadpara colmar los anhelos deconquista que bullían en elcorazón de los emperadores.Por eso pusieron tanto empe-ño en tender por este valle an-gosto la llamada Vía Consularde la Galias hasta Lyon, unaincreíble calzada en torno a laque fueron sembrando mu-chos de los abundantes vesti-gios romanos que aún es po-

sible visitar en él. Para empe-zar, la capital de esta regiónautónoma italiana:Aosta, fun-dada en el año 25 a.C.

Base de maniobrasUn pequeño ensanche de va-lle, que talla de Este a Oesteel río Dora Baldea, permitióa los romanos trazar aquí subase de maniobras. El desaho-go necesario para urbanizara la manera que solían y quese rastrea en una visita por laciudad. Como el Arco de Au-gusto, homenaje al empera-dor; la Puerta Praetoria, quedaba acceso a la ciudad y quetodavía permanece en pie;los restos de su teatro, queconserva casi intacta una de

sus fachadas; o el criptopór-tico, galerías ahora subterrá-neas que sujetaban los arcosdel foro.

Pero fue a lo largo de laEdad Media cuando el paso yel control del valle se convir-tió en una prioridad estraté-gica para los señores feudalesque pretendían atesorar unade las entradas y salidas de Ita-lia hacia el resto de Europa. Esentonces cuando a este valleestrecho y profundo le empe-zaron a brotar más fortifica-ciones que setas. Casi una encada peñasco que tuviera al-tura suficiente para controlarel único camino posible: elque tallaron los romanos yque hoy se disputan como

Guardianes del cieloUn viaje a los castillos que custodian Aosta, el valle donde veranean los Papas

Paisaje alpino en el valle de Val Ferret.A los pies del Mont Blanc, ideal para lapráctica de actividades de aire libre.:: FOTOGRAFÍAS DE J. PRIETO

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOVALLEDE AOSTA

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pueden una moderna auto-pista plagada de túneles, la an-tigua carretera y el curso delDora Baltea. Porque Aosta,más que un valle, es un estre-cho corredor natural abiertoa lo bestia por la fuerza de losglaciares que tienen en las la-deras alpinas unos toboganesde lujo. Aunque para pintar-lo bien hay que sumar losotros 13 valles laterales secun-darios, siempre más estrechosy empinados, que, por uno yotro lado, van desembocandoen el principal como si forma-ran una raspa de sardina.

Tanto desnivel tiene comoconsecuencia que la energíahidroeléctrica sea uno de susmayores tesoros: allí dondehay agua, hay una cascadadespeñándose con fuerza su-ficiente como para iluminarmedia Italia.

Tras un periodo de dispu-tas previas, quedó claro bas-tante pronto, en 1191, que laCasa de los Saboya iba a ser ladueña y señora de Aosta. Y aella han estado ligados, sobretodo a través de la saga nobi-liaria de los Challant, el puña-do de castillos que pueden irserecorriendo a medida que unose acerca al Mont Blanc (Mon-te Bianco para los habitantesdel valle), si se llega desde elPiedemonte italiano.

Esa aproximación –en laque la mole del Mont Blancse muestra cada vez más im-ponente– comienza con unode los castillos más impresio-nantes del valle: la fortalezade Bard. Tan solo unos kiló-metros antes habrá merecidola pena localizar junto a la ca-rretera, a las afueras de Don-nas, los restos de la calzada ro-mana tallados directamenteen la roca mientras atraviesael arco igualmente esculpidosobre la roca.

Atascó a NapoleónLa fortaleza de Bard cumplióen la Historia un papel funda-mental dada su ubicación, ala entrada del valle. Hasta elmismísimo Napoleón quedó

atascado a sus pies dos sema-nas en tanto conseguía ven-cer la resistencia de los defen-sores austríacos. Cuando loconsiguió, la destruyó porcompleto. Lo que hoy se ve esel complejo fortificado que re-construyeron los Saboya al re-tomar el control. Construidoen distintos niveles, el supe-rior alberga el Museo de losAlpes, una muestra interacti-va sobre las características detodo este entorno. A los piesdel fuerte, en un angosto va-lle lateral, se abre la única ca-lle del barrio medieval deBard, con algunas de las mues-tras arquitectónicas más sin-gulares de Aosta.

Tan solo unos pocos kiló-metros después, aparecen las

fortalezas de Issogne y Ve-rrès, uno a cada lado de la ca-rretera, dominando el pasohacia el interior de Aosta des-de hace siglos. El de Issogne,que queda a la izquierda, per-teneció a los obispos de Aos-ta hasta 1379. Después, pasóa manos de la familia Cha-llant, que con el tiempo lo fueconvirtiendo en residenciapalaciega de armas tomar. Sonfamosos los frescos que se co-bijan bajo el pórtico de su pa-tio y que retratan cómo vivíael pueblo a finales del sigloXV. Aunque para reflejo delpensamiento del pueblo, lagran cantidad de grafitis acu-mulados con el paso de los si-glos en casi todas las paredesinteriores del castillo.

Del otro lado del río y la au-topista, queda el de Verrés,tan encastillado sobre unapeña que los últimos metroshay que hacerlos a pie por unaempinada rampa. Merece lapena tanto por las vistas comopor ver el interior austero deuna auténtica caja fuerte he-cha de piedra y roca.

Carretera general adelan-te, aguarda Fénis, auténticafortaleza de corte gótico y as-pecto fiero –torres almena-das, murallas, aspilleras…– queencierra un delicado reperto-rio de pinturas murales en eladorno de las paredes de su in-terior. Especialmente, las dela capilla y el patio. PasadoAosta, la capital del valle, apa-rece la fortaleza palaciega deSarre, comprada directamen-te por la Casa de Saboya en1868 para dedicarla a pabellónde caza. Así se explica mejorel delirio de cornamentas queaparecen decorando por com-pleto una de las galerías y elsalón de Trofeos.

El castillo de Introd, muycerca de Les Combes, la aldeadonde los dos últimos Papasvienen a tocar el cielo y exis-te un museo dedicado a lasandanzas alpinas de Juan Pa-blo II, brinda una última pa-rada en este viaje de fortale-zas. No son todas las que hay–pueden contarse hasta 173–pero sí son las que quedanmás a mano y pueden versepor dentro.

Desde Introd ya se adivinael final del valle. Unos pocoskilómetros más allá, la rotun-didad del Mont Blanc lo cie-rra de golpe y solo deja dos op-ciones para quienes quieranescapar al otro lado: el túnelbajo su mole, que arranca algomás allá de Courmayer, o elpuerto del Pequeño San Ber-nardo, abierto unos pocos me-ses al año. Si la intención esquedarse, entonces lo mejores tomar el valle de Val Ferretcon calma y buena letra: im-presionantes vistas de la mon-taña más alta de Europa, pra-dos de postal y senderos seña-lizados hasta decir basta. Noes de extrañar que hasta losPapas repitan.� [email protected]

Tienda de delicatessen en la calle principal de Aosta.

Maqueta que se expone en el interior del castillo de Fénis

Frescos que decoran la galería del castillo de Fénis.

Visitantes en la fachada sur del teatro romano de Aosta.

�En marcha. Los aero-puertos más cercanos sonlos de Turín, a 132 kilóme-tros, y Milán, a 204. Des-pués, la autopista A5 reco-rre el espinazo principaldel valle hasta conectarcon el túnel del MontBlanc.�Información. La web de laregión autónoma, www.re-gione.vda.it, tiene un com-pletísimo apartado de infor-mación turística con teléfo-nos, precios y datos de loque se puede visitar.

GUÍA

Piscina del Mont Blanc Hotel Village, en La Salle, siguiendo la arquitectura tradicional.

Castillo de Bard y puente sobre el río Dora Baltea.