Upload
miguel-angel-monjas
View
30
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRIDFACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA
Departamento de Historia Contempornea
EL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICOEL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICOEL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICO
TRABAJO ACADMICAMENTE DIRIGIDO PRESETADO PORManuel Guerrero BoldBajo la direccin del doctorDon. Rubn Pallol TriguerosMadrid, septiembre de 2012
3"Imagnate que la URSS, para ganar tiempo, pone una sordina a los comunistas de Francia y Blgica". Brunet se encoge de hombros, "Pone! Cmo te imaginabas t las relaciones entre la URSS y el PC? No sabes que hay en el PC clulas cuyos compo-nentes discuten y votan?". Schneider sonre e insiste pacientemente: "No quera molestarte. Digo lo mis-mo de otro modo: imagnate que el PC, deseoso de no crear dificultades a la URSS, se pone una sordi-na...". "Sera nuevo?".
La muerte en el alma. Jean-Paul Sartre
ndice
Introduccin ........................................................................................................... 17 - 21
Captulo 1. Gnesis del PCE ................................................................................. 23 - 33
La problemtica entorno a la III Internacional ................................................... 26 - 35
Captulo 2. Algunos ejemplos de la praxis del comunismo oficial en Espaa .... 35 - 70
El PCE y el sindicalismo .................................................................................... 38 - 55
Polticas unitarias, el surgimiento de las JSU .................................................... 58 - 66
El asociacionismo comunista .............................................................................. 68 - 74
Captulo 3. La intelectualidad, la URSS y el PCE .............................................. 73 - 83
Captulo 4. La particularidad catalana ............................................................. 85 - 107
Alumbramiento de la seccin del comunismo oficial ....................................... 90 - 100
Estancamiento, contradicciones del PCC y formacin del PSUC .................. 101 - 111
Conclusin y posibles lneas de investigacin a seguir .................................. 109 - 112
Bibliografa........................................................................................................... 115 - 120
6 7
Cronologa
8 9
CRONOLOGA DE REFERENCIA
1919 (diciembre) Adhesin provisional de la CNT a la Tercera Internacional.
1920 (abril) Fundacin del Partido Comunista Espaol.
1921 (abril) Fundacin del Partido Comunista Obrero Espaol (PCOE).(Noviembre) Fusin de los dos PC y creacin del PCE.
1922 La CNT retira su adhesin a la Profintern.(Marzo) Primer Congreso del PCE.
1923 (julio) Segundo Congreso del PCE.
1924 Primer triunvirato (Maurn) y segundo triunvirato (Bullejos, Portela, Trilla).
1929 (agosto) Tercer Congreso del PCE, en Pars. Bullejos Secretario General. Separacin de la Federacin Catalano-Balear.
1930 (marzo) Conferencia de Bilbao-Pamplona.(Agosto) Aparece Mundo Obrero, semanario. Fundacin del Bloque Obrero y Campesino en Catalua.
1931 (Abril) Proclamacin de la Repblica. (14 de noviembre) Primer nmero de Mundo Obrero.
1932 (7 de enero-30 de noviembre) Suspensin de Mundo Obrero.(Marzo) Cuarto Congreso del PCE. Eliminacin de la troika Bullejos-Trilla-Adame y su sus-titucin por la troika Daz-Ibrruri-Hernndez.(10 de agosto) Sublevacin de Sanjurjo.(Septiembre) Leyes del Estatuto de Catalua y de Reforma Agraria.
1933 (marzo) Fundacin en Barcelona de la Alianza Obrera. Campaa del PCE contra la misma.(19 de noviembre) Victoria electoral de la derecha; Lerroux, jefe del Gobierno.
10 11
1934 (septiembre) Ingreso del PCE en la Alianza Obrera. (Octubre) Dimisin de Samper; Gobierno Lerroux con tres ministros de la CEDA. Movi-miento revolucionario en Catalua y Asturias.
1935 (13 de julio) Primer nmero de Claridad (rgano de los socialistas de Largo Caballero).(Julio-agosto) Sptimo Congreso de la Internacional Comunista, que lanza la consigna del Frente Popular.
1936 (enero) Firma del pacto del Frente Popular espaol, en el cual figura el PCE. Reapari-cin de Mundo Obrero; finaliza la censura de prensa.(16 de febrero) Elecciones. Diecisis diputados comunistas elegidos en listas del Frente Popular. Apoyo en el Parlamento y en la calle a los gobiernos de Azaa y Casares Quiroga. Esfuerzo por frenar las huelgas y protestas.(Abril) Formacin de las JSU. Carrillo, Secretario General de las mismas.(12 de mayo) Casares Quiroga, jefe del Gobierno tras la negativa de Prieto.(18 de julio) Alzamiento militar.(23 de julio) Formacin del Partit Socialista Unificat de Catalunya. Joan Comorera, Secreta-rio General.
12 13
Lista de abreviaturas
14 15
AIT Asociacin Internacional de Trabajadores
AO Alianzas Obreras
ASO Agrupacin de Abogados Defensores de los encartados por los
sucesos de Octubre
BOC Bloque Obrero y Campesino
CC Comit Central
CE Comit ejecutivo
CEDA Confederacin Espaola de Derechas Autnomas
CGTU Confederacin General del Trabajo Unitaria
CNR de la CNT Comit Nacional de Reconstruccin de la CNT
CNT Confederacin Nacional del Trabajo
CR Comit Regional
CSR Comits Sindicalistas Revolucionarios
FAI Federacin Anarquista Ibrica
FCC-B Federacin Comunista Catalano-Balear
FJS Federacin de Juventudes Socialistas
IC Internacional Comunista
ICE Izquierda Comunista de Espaa
IJC Internacional Juvenil Comunista
IJS Internacional Juvenil Socialista
IOS Internacional Obrera Socialista
ISR Internacional Sindical Roja
JSU Juventudes Socialistas Unificadas
MORP Unin Internacional de Escritores Revolucionarios
OCE/OCI Oposicin Comunista Espaola / Oposicin Comunista
Internacional
16 17
OSR Oposicin Sindical Revolucionaria
PCE Partido Comunista de Espaa
PCC Partit Comunista de Catalunya
PCOE Partido Comunista Obrero Espaol
PCF Partido Comunista de Francia
PCI Partido Comunista de Italia
PCP Partit Comunista Proletari
PCUS Partido Comunista de la Unin Sovitica
POUM Partido Obrero de Unificacin Marxista
PSOE Partido Socialista Obrero Espaol
PSR Partido Social Revolucionario
PSUC Partit Socialista Unificat de Catalunya
SFIO Seccin Francesa de la Internacional Obrera
SRI Socorro Rojo Internacional
UEAR Unin de Escritores Proletarios y Revolucionarios
UGT Unin General de Trabajadores
UJC Unin de Juventudes Comunistas
URSS Unin de Repblicas Socialistas Soviticas
USC Uni Socialista de Catalunya
18 19
Introduccin
20 21
INTRODUCCIN
Al acercarnos al tratamiento historiogrfico dado al PCE de la II Repblica, nos encon-tramos con algunos problemas fundamentales tales como que los estudios realizados suelen
encontrarse bastante fragmentados o ser generalizantes en exceso. Y tambin, que los estudios que se realizaron en las dcadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado, se encuentran en un estado
de precariedad debido a que no han sido completados a posteriori con enfoques de tipo cultural
o con estudios de aspectos secundarios del comunismo oficial en Espaa. Ms all del brillante trabajo realizado por Rafael Cruz, y algunos estudios puntuales de
historia local, o bien un tratamiento perteneciente a obras de carcter ms global; el PCE de
la II Repblica ha tenido un escaso protagonismo historiogrfico que debera ser abordado.
Ciertamente, acercarnos al Partido Comunista en los aos treinta nos puede proporcionar un
conocimiento ms completo de uno de los contextos poltico-sociales ms ricos y complejos
de la Espaa contempornea, un conocimiento ensamblado en la naciente sociedad de masas
espaola. As como una mayor comprensin de uno de los movimientos polticos ms influ-yentes que, adems, marc culturalmente a diversos sectores de la sociedad republicana con la
exportacin de lo sovitico, la imagen de la Unin Sovitica. Que fue utilizada constantemente para definir lo que ocurra en Espaa, tanto para demonizar o legitimar procesos o sectores
poltico-sociales del momento. Cuando nos acercamos al PCE de los aos treinta, nos acercamos irremediablemente al
movimiento comunista internacional, a travs de la Internacional Comunista y sus directrices enviadas a las sucursales comunistas entre las que se encontraba el propio PCE. Esto, pese a
resultar una obviedad, puede suponer y ha supuesto un obstculo para los estudiosos del Par-tido Comunista de Espaa. La IC responde a unas motivaciones, a unas interpretaciones de la
realidad y de cmo se ha de exportar la experiencia sovitica, que se enclavan directamente en
el pensamiento y la experiencia de tericos como el propio Marx, fundamentalmente Lenin, o
Stalin. Si no se conoce el legado, el corpus terico-poltico y filosfico que dej Lenin tras su
muerte, as como el contexto en el que se forj, difcilmente se puede llegar a hacer una inter-pretacin vlida y completa de las secciones nacionales de la IC y de su posterior desarrollo
en los aos treinta tras el asentamiento de Stalin en el poder. Sin embargo, en ocasiones, los
estudios sobre el PCE no han ido acompaados de un poso de abundante conocimiento terico
marxista leninista; lo que empobrece y limita las interpretaciones de los investigadores.
Para enfrentarme al Partido Comunista de Espaa en la II Repblica, he elegido una serie
de temas que a mi juicio pueden ser de utilidad para comprender la problemtica entre los par-tidos comunistas y la Internacional Comunista, sin la que no se entiende el desarrollo del PCE.
22 23
Comenzar con el captulo que hace referencia a la III Internacional, responde a una motivacin
bastante obvia, y es que si no conocemos las razones que empujan a la creacin de la Interna-cional Comunista, es complicado llegar a hacer una interpretacin sostenible. El apartado del
sindicalismo, quizs, es el ms complicado para intentar aportar algn tipo de innovacin o
enfoque pendiente de estudio; ya que las investigaciones realizadas hasta el momento mues-tran una solidez interpretativa y una cantidad de informacin, satisfactoria para cualquiera que
pretenda abordarlo. Pero es un tema que, probablemente, necesite un estudio especfico por
la ausencia del mismo. Analizar un mbito como el sindicalismo permite, entre otras cosas,
descifrar el contexto poltico copado por otras formaciones ya asentadas al que se enfrentaba el
PCE durante la II Repblica. La CNT y la UGT fueron obstculos demasiado enraizados como
para poder competir en este sector, pero, lo que no es menos cierto es que el sectarismo y el anacrnico dogmatismo estalinista fueron unos condicionantes absolutamente determinantes
para el devenir sindical del PCE.
Acercarse a los estudios realizados sobre la formacin de las Juventudes Socialistas Uni-ficadas, es un ejercicio realmente formativo como historiador. Cuando uno aborda la biblio-grafa disponible sobre el tema, primero se ha de enfrentar a su escasez y, posteriormente, a la
fuerte politizacin y posicionamiento inherente a algunas interpretaciones. Pese a que existen
estudios especficos y completos sobre la formacin de las JSU, como pueden ser los de Ricard
Vias y Ramn Casters (ste enclavado en el mbito cataln), lo cierto es que pertenecen a
los aos setenta del siglo pasado, y se muestra necesario llevar a cabo nuevas investigaciones
que mejoren lo realizado hasta el momento. As como huir de un posicionamiento ideolgico
que empobrezca las mismas, como ha ocurrido en algunos tratamientos puntuales insertados en estudios dedicados al PCE.
El comunismo oficial en Catalua nos ofrece un campo de estudio de gran riqueza debido
a la excepcionalidad de su alumbramiento y desarrollo. Engarzado en un contexto sociopol-tico que difiere en la correlacin de fuerzas polticas de carcter obrero al resto de la geogra-fa peninsular. As como en la conceptualizacin del Partido Comunista, que debido al matiz
nacionalista necesario para su creacin y su puesta en escena en la regin catalana, evidenci de un modo, si cabe, an ms palpable la incomprensin kominterniana respecto a las realida-des sociopolticas de sus sucursales nacionales. El anarcosindicalismo y el trotskismo, por su
parte, resultaron tambin condicionantes para el desarrollo de un PCC que, en un contexto tan
especfico como el cataln, se vio obligado a competir en un mbito poltico extremadamente
rico y complejo. Y, precisamente, por esta complejidad y riqueza mencionadas, el comunismo oficial en Catalua merece una atencin que no ha recibido, ya que ha sido tratado de un modo
exiguo y anecdtico, siempre relacionado a estudios de otras formaciones marxistas catalanas
como el BOC o el POUM, o bien para completar estudios sobre la creacin del PSUC.Otro objeto de estudio del presente trabajo ha sido la relacin de una parte de la intelec-
tualidad espaola, de sensibilidad comunista, que ofreci una problemtica (comn al resto de
partidos comunistas pertenecientes a la IC) que evidenci, una vez ms, como el dogmatismo
estalinista slo ofreca una adhesin sin reservas o una traicin anunciada. Por la profundidad de pensamiento de los protagonistas, el anlisis que podemos realizar de las tensiones entre
el PCE y los intelectuales, este tipo de investigaciones pueden enriquecer enormemente el
anlisis de los partidos comunistas de los aos treinta. Una vez ms, la cuestin, ha tenido un
tratamiento historiogrfico complementario a estudios sobre el PCE pero no ha sido tratada
con exclusividad y, por lo tanto, su desarrollo podra ser de una mayor entidad.
Por ltimo, el asociacionismo comunista, es un apartado que responde a la intencin del autor por mostrar, ejemplificar, lo que podra ser una nueva lnea de investigacin para futuros
estudios sobre el PCE de la II Repblica. Investigaciones sobre aspectos secundarios como el asociacionismo comunista y aportaciones de tipo cultural, pueden ayudar considerablemente a reinterpretar y ampliar sustancialmente nuestro conocimiento sobre el Partido Comunista en el periodo republicano. Un periodo que, por su complejidad y por enclavarse en la naciente sociedad de masas espaola, como se ha destacado anteriormente, justifica por s mismo la
necesidad de nuevos estudios y enfoques historiogrficos que renueven y amplen una biblio-grafa escasa y envejecida.
Precisamente este ltimo apartado del trabajo me ha permitido plantearme una cuestin relacionada con los estudios realizados hasta el momento sobre el PCE en la II Repblica:
pese al evidente control kominterniano sobre sus sucursales, es posible vislumbrar acciones,
comportamientos, actitudes o iniciativas de los partidos comunistas de los aos treinta, que
contengan cierta independencia respecto a la Internacional Comunista?. Y si es as, deberan
realizarse nuevas investigaciones en esta direccin?.
24 25
Captulo 1. Gnesis del PCE
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
26
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
27
Problemtica entorno a la III Internacional
La exportacin de revoluciones es un camelo. Si lo desea, cada pas puede realizar su revolucin, pero
si no lo desea, no habr revolucin. Stalin, 1935
Para comenzar este trabajo, es preciso abordar el origen de los partidos comunistas adhe-ridos a lo que se conoci como III Internacional. Las causas de su surgimiento y de la ruptura
con la socialdemocracia adscrita a la II Internacional sern objeto de estudio en este captulo.
Este contexto permitir descifrar las causas de males posteriores como fueron el cons-tante sectarismo, dogmatismo, esquematismo estalinista, etc., con su consecuente alejamiento de la realidad poltico-social espaola. As como la mejor comprensin de la deriva de la IC
y por ende de los Partidos Comunistas, que se ir desarrollando casi paralelamente al afian-zamiento de Stalin en el poder. Y es en el II Congreso de la IC celebrado en verano de 1920
se consider que el desarrollo y afianzamiento del poder sovitico en Rusia aparece como
la realidad histrica ms importante desde la fundacin de la Internacional Comunista1. La trascendencia que iba a tener esta organizacin, para el devenir del movimiento comunista internacional, se puede intuir en esta pretenciosa afirmacin.
En 1919 fue creada la que conocemos como III Internacional o Komintern con el objetivo
claro de exportar la revolucin a todos los rincones del planeta donde fuera posible, y de este
modo aplastar el capitalismo, una organizacin construida desde la firme conviccin de la traicin de la socialdemocracia, que conformaba la II Internacional, a la esencia revoluciona-ria latente en Marx. Pero en los pases occidentales, la escisin entre una minora de comu-nistas comprometidos y una mayora de trabajadores que permanecan fieles a los dirigentes
reformistas se perpetuara y se hara ms profunda con el paso del tiempo2.Esta traicin formulada por Lenin se basa en una serie de cuestiones fundamentales. Gros-
so modo vamos a desglosar estas, que sin duda nos ayudarn a comprender desarrollos pos-teriores: en primer lugar hemos de destacar la interpretacin economicista por parte de los socialistas desde fines del siglo XIX hasta 1914, de los cambios que se iban produciendo en
la sociedad gracias a la expansin capitalista como el desarrollo de monopolios, la expansin
colonial, etc., lo que les llev a formular la teora del capitalismo de estado, para estos un equivalente del socialismo3.
1 SAA, Heleno, La Internacional Comunista 1919-1945, Madrid, Editorial Zero, 1972, p. 31. La cursiva es ma.2 CARR, E. H, La Revolucin Rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza Editorial, 2009, p. 30.3 Vase: CARR, E. H, La Revolucin bolchevique. La Rusia sovitica y el mundo, Madrid, Alianza Universidad, 1985 y La Revolucin Rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza Editorial, 2009; ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939), Barcelona, El viejo topo, 1978.
En definitiva, los socialistas vern en el reformismo la va a seguir para conseguir susob-jetivos, y este reformismo tildado por Lenin de oportunista, no ser el nico motivo de aleja-miento por parte de las diferentes facciones de la II Internacional.
La interpretacin nacionalista, tildada de chovinista por los revolucionarios, que har el
sector reformista de la I Guerra Mundial, ser para Lenin otro motivo de traicin: por banca-rrota de la Internacional, estos obreros entienden la flagrante traicin de la mayora de los
partidos socialdemcratas oficiales a sus convicciones y las solemnes declaraciones hechas
durante los discursos pronunciados en los congresos internacionales de Stuttgart y Basilea4. Lenin ir configurando un corpus terico en el proyecto de resolucin del Congreso So-
cialista Internacional de Stuttgart (VII Congreso de la II Internacional), que se celebr entre el 18 y el 24 de agosto de 1907. Proyecto de resolucin recogida en El militarismo y los con-flictos internacionales, presentado por A. Babel, a partir del cual, Lenin logr (en cierto modo)
mediante sus enmiendas, apoyadas por los representantes de la socialdemocracia polaca, cam-biarlo de raz.
En la resolucin se introdujo la tesis siguiente, de importancia esencialsima:
En caso de que, a pesar de todo, la guerra sea desencadenada, ellos [los obreros de los
distintos pases y sus representantes en los parlamentos] deben [] procurar con todos los medios
aprovechar la crisis econmica y poltica provocada por la guerra para agitar a las masas populares y acelerar el hundimiento de la dominacin capitalista de clase5.
Posteriormente, este proyecto de resolucin se convalid en el Congreso Socialista Inter-nacional de Copenhague (VIII Congreso de la II Internacional), que se celebr entre el 28 de agosto y el 3 de septiembre de 1910. Y esta resolucin obligaba tambin a los partidos socia-listas y a sus representantes en los parlamentos a exigir a sus gobiernos reducir el armamento
y a que intentasen que los conflictos se solucionasen mediante arbitrajes, as como tambin se
alentaba a los obreros de todos los pases a organizar protestas contra el peligro de guerra.Lenin se apoy en estos precedentes para legitimar su postura frente a la I Guerra Mundial,
que l calific de imperialista y a sus partidarios de socialpatriotas, y es que: Slo el partido bolchevique y algunos sectores de otros partidos europeos se opusieron a
esta traicin de los principios internacionalistas, denunciando la alianza de los socialdemcra-tas con las burguesas de su pas y propugnando una poltica de oposicin a la guerra imperia-lista basada en transformar en guerra civil la guerra entre burguesas imperialistas6.
4 LENIN, Vladimir, La bancarrota de la II Internacional. Mosc, Editorial Progreso, 1976, pp. 219-220.5 Ibd., p. 520.6 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939). Barcelona, El viejo topo, 1978, pp. 6-7.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
28
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
29
Se puede observar como paulatinamente se fue creando una alternativa revolucionaria real
en el seno de la socialdemocracia de la II Internacional, pero un acontecimiento que sin duda marc el desenlace fue la reunin de los socialistas revolucionarios, los cercanos a las premi-sas leninistas, en la localidad suiza de Zimmerwald (septiembre de 1915). En esta reunin
se lanzaron duras crticas a los denominados socialpatrotas y se insisti constantemente en el carcter imperialista de la guerra desde la faccin partidaria de los postulados de Lenin. Estos
no eran mayora, pero se propuso ya la creacin de una nueva Internacional, considerando a la II como obsoleta, debido a que interpretaba que ya no serva a los intereses del socialismo sino a los del propio capitalismo.
Lenin ver realizarse las tesis que como izquierda de Zimmerwald haba sostenido en las
dos conferencias suizas (que se dieron inmediatamente despus que la arriba mencionada)
sobre la transformacin de la guerra capitalista en guerra revolucionaria del proletariado, y
la Revolucin rusa se proyect con toda fuerza sobre el proletariado internacional reforzando
las posiciones de las minoras revolucionarias y pacifistas en cada pas7.Cuando en la con-ferencia de Berna de 1919 se renov, la II Internacional abarcaba solamente el ala derecha del
movimiento obrero internacional8.Estos antecedentes histricos dentro del seno de la socialdemocracia de la II Internacional
son de capital importancia para poder comprender el origen, y parte de la esencia de la for-macin de los partidos comunistas que surgen en su mayora de una escisin de los partidos socialistas, y al calor de la Revolucin de Octubre de 1917. Quiz la clave sea que esta pos-tura radical de Lenin no es un puro vanguardismo alejado de la realidad. Tiene sus races en la
realidad rusa, desgarrada por los conflictos de clase agudizados por la guerra imperialista, tre-mendamente impopular entre las masas rusas. Lenin, que ligaba en todo momento el avance de
la revolucin rusa con el avance de la revolucin, crey que era necesario aprovechar la crisis del sistema capitalista en guerra para transformarla en el inicio de la revolucin mundial9.
Su decidida voluntad de romper con la II Internacional, de crear una nueva sobre bases
revolucionarias, proceda de su cotidiana experiencia de enfrentamiento con los representantes
de la lnea socialdemcrata en Rusia, los mencheviques.10 Estas reflexiones surgidas de una
experiencia concreta, es decir, de la experiencia rusa, son la esencia del xito de la Revolucin de Octubre y a su vez la esencia del fracaso de la Komintern y su intencin de exportar al resto
7 FORCADELL, Carlos, Parlamentarismo y bolchevizacin, el movimiento obrero espaol (1914-1918). Barcelona, Edito rial Crtica, 1978, p. 171.8 HAJEK, Milos, Historia de la III Internacional. Barcelona, Editorial Crtica, 1984, p.15.9 Obras de Lenin de referencia para una mejor comprensin de la problemtica: LENIN, Vladimir: La bancarrota de la II Internacional. Mosc, Editorial Progreso, 1976, El socialismo y la guerra y El imperialismo, fase superior del capitalismo.10 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit., P. 7.
del mundo la Revolucin. As se formaba un Partido Mundial con un centro y mando nico [Mosc] cuyas deci-
siones eran vinculantes para todos sus afiliados11, y el que fueran decisiones vinculantes para
todos sus afiliados no era una cuestin nimia. Puesto que las interpretaciones de las
situaciones polticas dadas en los diferentes pases en los que se establecan los partidos comu-nistas, as como las estrategias a seguir para exportar la revolucin; adems de ser erradas
casi en su totalidad por intentar hacer de la experiencia rusa algo universal, algo generalizan-te. Supondr que el conjunto de los partidos comunistas pertenecientes a la III Internacional estn obligados a seguir este dbil corpus terico si es que queran seguir perteneciendo a la Komintern, con la legitimidad, prestigio, apoyo logstico y econmico que les aportaba esta
organizacin, o bien optar por la traicin al marxismo-leninismo12.Esta visin sectaria, excesivamente rusa, y de un precario nivel terico se asentar e in-
crementar paralelamente al ascenso de Stalin. Una hegemona rusa que Lenin entenda como
puramente coyuntural, fue criticada por ste en el IV Congreso de la Internacional. Lenin cri-tica la resolucin por ser rusa hasta la mdula, afirmando al mismo tiempo que no hemos
comprendido cmo se debe llevar la experiencia rusa a los extranjeros13, pero esta reflexin,
como veremos posteriormente, no calar en absoluto, y el que interpretase las estrategias de
la Komintern de un modo similar incurra en delito de hereja, traicionando al leninismo. Esto lo comprobaremos a lo largo del trabajo, proyectado desde la IC a sus sucursales europeas, al PCE en nuestro caso concreto.
En su esencia, la IC se construy con varios grupos extranjeros, dbiles y embrionarios,
[que] se engancharon a una organizacin esencialmente rusa, cuyos recursos y principal ma-triz, procedan [] del partido ruso y el gobierno sovitico14. Y al parecer esto era compren-dido por Lenin.
La Internacional estalinista, lejos de reelaborar concepciones obsoletas, (aplicadas por
Lenin pero que objetivamente haban quedado desfasadas) que pudieran resultar efectivas en
el contexto histrico en el que se encontraba, opt por un enrocamiento que le permitira de-fender los intereses internacionales de la URSS, una coyuntura en la que tena que utilizar la Revolucin y contenerla al mismo tiempo, y a su vez apropiarse del leninismo.
Hemos de reflexionar acerca de una obviedad repetida hasta la saciedad de un modo a to-das luces interesado, y es que: aunque la esencia mantenida, tras la muerte de Lenin, en la
11 CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica, Madrid, Alianza Editorial, 1987, p. 21.12 Vase: HOBSBAWN, Eric. H, Historia del marxismo, tomo I, Vol. 7, Barcelona, Bruguera, 1983; HAJEK, Milos, Historia de la III Internacional. Barcelona, Editorial Crtica, 1984.13 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit., p. 12.14 CARR, E. H, La Revolucin Rusa, ob. Cit. p. 30.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
30
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
31
Komintern tiene una profunda raz leninista, esto es del todo evidente ya que corresponde a las
vicisitudes acaecidas en la vida poltica del protagonista. Resultara ciertamente anacrnico e interesado aventurarnos a dictaminar que los derroteros seguidos a posteriori son un mal en-dmico del leninismo.
No podemos saber con certeza el rumbo que hubiera tomado el protagonista realizando un ejercicio de historia ficcin pese a afirmaciones, que puedan apoyar estas hiptesis, del tipo:
El movimiento que haba nacido en Zimmerwald se dilua desde el momento en que
Rusia se converta en el centro de referencia de todo el movimiento obrero internacional, etc.,
se separaba del marco zimmerwaldiano para enmascararse en el contexto de la revolucin rusa
y convertirse en el centro del movimiento obrero internacional15. El intento de crear una unidad entre la Internacional leninista y la Internacional estalinista
es evidente en gran parte de la literatura concerniente al tema, mediante, como se ha sealado
anteriormente, una argumentacin anacrnica e interesada. Y es que se puede intuir que el
esquematismo de Lenin en su anlisis de la coyuntura internacional cre las condiciones para
que en el perodo estalinista, aparecieran graves errores que marcaron profundamente la histo-ria del movimiento comunista16. Pero este esquematismo se da en un contexto profundamente diferente al que se enfrentaron los estalinistas, aplicando medidas atemporales que a su vez
les legitimaban por ser leninistas. Desde luego que esto no fue responsabilidad de Lenin, a no ser que le queramos acusar tambin de no ser vidente. El esquematismo estalinista tendremos
oportunidad de analizarlo a lo largo del presente trabajo, ejemplificndolo con la relacin IC-
PCE17.Es interesante anunciar estos cambios futuros, que desarrollaremos posteriormente en ma-
yor profundidad, para poder descifrar mejor el origen, la esencia, y el rumbo del PCE en la II
Repblica. Y es que el Partido Comunista haba nacido en Espaa como escisin del PSOE
tras los debates en torno a la III Internacional y todo lo que significaba en cuanto a estrategia,
objetivos o anlisis poltico18. Autores como E. Comn Colomer afirman que:
El cataclismo registrado en la propia organizacin juvenil [del PSOE], en cuyo ncleo
madrileo, prendiendo las doctrinas bolchevistas[sic] que trajo a Espaa Borodin [enviado de
15 FORCADELL, Carlos Parlamentarismo y bolchevizacin, ob. cit., p.171.16 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit. P. 11.17 Para un acercamiento a la problemtica PCE-IC: ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999. Es necesario completar con obras de referencia como: ALBA, Vctor, El Partido Comunista en Espaa, Barcelona, Editorial Planeta, 1979; CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica, Madrid, Alianza Editorial, 1987.18 BARRANQUERO TEIXEIRA, Encarnacin, El Partido Comunista de Espaa, Revista Jbega, Mlaga, nm. 94, (2003), p. 1.
la III Internacional para acelerar el proceso de escisin], haba cuajado plenamente en el ya titulado Partido Comunista, como primer dispositivo que en nuestro pas actuara a las rdenes de Mosc.19
Lo de cuajado plenamente, en el sector de la Juventud Socialista resulta una afirmacin un tanto optimista, ya que al crearse el Partido Comunista espaol desgajndose de las juventu-des, reuni a unos dos mil miembros de los siete mil que en diciembre integraban las Juventu-des Socialistas, y de ellos doscientos cincuenta en Madrid20.
Tambin encontramos a otros autores como Stanley G. Payne, que es menos optimista en este asunto, y observa que en realidad solo unos mil, de entre los ms de cinco mil miembros de la FJS, se unieron al naciente PCE [sic]21, aunque proporcionalmente obtendramos un resultado similar.
En este mbito es donde se fragu el Partido Comunista espaol, que es la primera mitad de lo que posteriormente ser el PCE. Pero este proceso es el resultado de un fracaso, el fraca-so de generar el PC desde el PSOE, donde encontraron un panorama an ms desalentador los
emisarios de la Komintern, encargados de formar el Partido Comunista en Espaa.
Estos tuvieron que enfrentarse a posiciones conservadoras, reconciliadoras, etc., por parte
de miembros del PSOE partidarios de la III Internacional (terceristas). He de dar unas pince-ladas para comprender este fracaso a grandes rasgos: Los primeros contactos de los enviados
de la Internacional Comunista fueron con Daniel Anguiano, secretario general del PSOE, y
con Mariano Garca Corts, director de la revista Nuestra Palabra, cuyo deseo de mantener la cooperacin con el sector contrario al ingreso inmediato a la III Internacional calificaron
de errneo. A propuesta de Anguiano se acord organizar dentro del PSOE un comit que
propondr un referndum para decidir el ingreso22.Borodin formul la teora leninista de la
escisin necesaria a sus interlocutores socialistas:
Todos los socialistas realmente revolucionarios han dejado ya la Segunda. No tiene sentido
esperar o proponer nuevas conferencias antes de unirse a la Tercera. Si quieren ustedes escribir
una carta a los socialistas independientes alemanes porque les da miedo entrar solos en el agua fra adelante, escrbanla. Escrbanles que ustedes se han ido a la Tercera, y pdanles que hagan lo mismo como socialistas revolucionarios. En cuanto a mantener la unidad del partido, les dije que
consideraba su cooperacin con la vieja guardia del todo incongruente, una alianza antinatural,
19 COMN COLOMER, Emilio, Historia del Partido Comunista de Espaa, primera etapa (I). Madrid, Editora Nacional, 1967, p. 6.20 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999, p.28.21 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, comunismo y revolucin en Espaa (1931-1939), Barcelona, Plaza Jans, 2003, p.24.22 AVILS FARR, Juan, La fe que vino de Rusia. La revolucin bolchevique y los espaoles (1917-1931), Madrid, Biblio teca Nueva, 1999, p.117.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
32
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
33
una boda de elementos incompatibles23.
En 1920, mientras Borodin se encontraba en msterdam siguiendo instrucciones de la
Komintern, todo giraba en torno al soado referndum (el que supuestamente dara lugar al
split que provocara el salto a la III Internacional)pero los dirigentes de la izquierda del PSOE haban votado en el Comit Nacional a favor de una de esas maniobras dirigidas por
Julin Besteiro para que dos delegados, l y Anguiano, asistieran en Rotterdam a una reunin
de los reconstructores de la Segunda (Internacional).24 En diciembre de 1919 se celebraron en
Madrid los congresos de las principales organizaciones obreristas espaolas.
En el PSOE se decidi permanecer en la II Internacional [postura de consenso entre las
tesis de Besteiro y Anguiano], pero con idea de que en el congreso prximo de la misma se
propusiese la fusin de ambas internacionales, que en caso de no producirse, llevara a la
adhesin a la III. La FJS, decidieron por su parte, adherirse de inmediato25. Estas posiciones,
como hemos citado, reconciliadoras y en cierto modo oportunistas, se vieron oficializadas el
27 de febrero en una reunin plenaria del Bloque de Izquierdas. Todos confirmaron esa sumi-sin, salvo Merino Gracia, quien propuso anunciar pblicamente la existencia del ala izquier-da. Los dems se opusieron.26 Lo que llev a Phillips (el sustituto de Borodin, ahora que ste
se encontraba en msterdam) a concluir que los maximalistas y los reformistas no distaban
mucho entre s.La imposibilidad de crear una escisin de garantas, revirti el proceso de formacin del
partido comunista, como se ha destacado con anterioridad, focalizndose ahora en las Juven-tudes del PSOE. En las Juventudes, vern los emisarios de la Komintern una posibilidad real
para poder formar el ansiado Partido Comunista en Espaa, y tras consultarlo Phillips a los
representantes terceristas como Merino Gracia, se concluy que s, que esa era la salida. El
comit de Federacin de Juventudes aprob con slo un voto en contra, la transformacin de
ste en Comit Ejecutivo provisional del PC espaol (decidieron que el 15 de abril de 1920 se
dara a conocer el manifiesto fundacional del partido). Ya tenemos, por tanto, conformada la
gnesis de lo que posteriormente conoceremos como PCE, pero para poder llegar a la confor-macin definitiva de la criatura poltica necesitamos dar dos pasos ms.
El siguiente paso es la soada escisin y fundacin de lo que fue el PCOE, en abril de
23 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p. 23.24 Ibd., pp. 24-25. Los terceristas del PSOE actuaban con mucha cautela, conservadurismo y se daban posturas favora bles a la reconciliacin. Esto nos da cuenta de que la constitucin del PC a modo de escisin del PSOE no fue una tarea sencilla, precisamente, para los enviados de la Komintern.25 MGUEZ MACHO, Antonio, El nacimiento del partido comunista en la Galicia de anteguerra: la escisin tercerista en Santiago de Compostela, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977(vol. I). Ed. FIM, 2007, p. 182.26 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.25.
1921. La escisin se produjo fundamentalmente por una serie de factores elementales: las va-cilaciones de los terceristas durante el intento frustrado del Bloque de Izquierdas son de capital
importancia para la forja de una concienciacin, el establecimiento de una complicidad con los
planteamientos de los jvenes en cierto modo, y quiz los futuros escisionistas comenzaron a
constatar por s mismos el oportunismo sealado por el PC espaol. Esto, sin duda, ligado a que el rgimen de la Restauracin eligi reprimir y no democrati-
zarse, cre un malestar social que tiene reflejo en las luchas econmicas y una creciente sim-pata a la Revolucin de Octubre. Lo cual se sum a la escasa capacidad del PSOE de ofrecer una salida a las aspiraciones maximalistas de un sector del partido. Esto resulta ms razonable que una escisin surgida del espritu solidario y filantrpico de un pequeo nmero de miembros procomunistas del partido que vieran al Partido Comunista espaol como un puado de militantes polticos carentes de cualquier vnculo real con los trabajadores, [y en-tonces] convencieron a unos pocos militantes de la UGT de que se unieran a ellos para formar el Partido Comunista Obrero Espaol (PCOE)27.
Sea como fuere:
Hasta mediados de 1920, la mayora del partido parece inclinarse por la adhesin a la naciente
Komintern, pero tras el viaje (a Mosc) de Anguiano y De los Ros, la balanza se inclina al lado
adverso y en el III Congreso extraordinario del PSOE, en abril de 1921, la adhesin fue rechazada.
Desde la minora naci inmediatamente el Partido Comunista Obrero Espaol28.
En el ltimo y definitivo paso, nos encontramos con un proceso bicfalo de formacin del PCE al que tendr que enfrentarse la IC para poder conformar de forma ortodoxa la organi-zacin comunista en Espaa. La Komintern tena que reconciliar dos sectores, dos tendencias
con una misma sensibilidad. El emisario de la Komintern encargado de llevar a cabo la fusin
de ambos partidos ser el italiano Antonio Graziadei, llegado a Madrid el 3 de noviembre de
1921. Se aplica a celebrar reuniones nocturnas con los miembros de ambos partidos, concre-tando las negociaciones en un representante por organizacin, Gonzalo Sanz por el PC espaol
y Manuel Nez de Arenas por el PCOE.
Los primeros [PC espaol] hubieron de ceder en las expulsiones que solicitaban de dirigentes
del PCOE y los segundos [PCOE], considerados centristas, cedieron en la composicin de los
rganos directivos a pesar de tener unos cuatro mil quinientos afiliados por dos mil de los jvenes. El 14 de de noviembre naca el Partido Comunista de Espaa (PCE)29.
27 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. cit., p.24.28 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.32.29 Ibd., p.34.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
34
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
35
Los partidos comunistas, creados por el Partido Bolchevique a partir de la escisin de
distintos grupos socialistas europeos, actuaron en el marco de la competencia poltica. Aun-que al formar parte de la Internacional Comunista, (como se ha sealado anteriormente) estos
partidos parecan continuar la tradicin internacionalista de las organizaciones obreras, su
dependencia poltica del Estado Sovitico y las alianzas en sus respectivos pases, los convir-tieron en sucursales europeas del PCUS, a la vez que aspirantes a representar las identidades nacionales30.
Fundamentalmente se estaba fraguando otro modo de entender el enfrentamiento al ca-pitalismo, y su instrumento de lucha sera el Partido, pero deba ser un partido un partido de vanguardia de trabajadores elegidos, que rompiera con la socialdemocracia sistemticamente, que se adaptase a las condiciones de ilegalidad y que, adems, liderara las diversas formas de
lucha del movimiento obrero (sindical, cooperativas, comits), poniendo as las bases para
la direccin por medio del partido de la poltica de sindicatos comunistas; del mismo modo
deba imponer la participacin y gua en las organizaciones ms amplias de trabajadores que
reivindicaran medidas favorables para la clase trabajadora31.Este papel que deban adoptar los partidos comunistas, de nico representante legtimo
de los intereses de la clase trabajadora, y en consecuencia llamado a ser aglutinador y lder de toda organizacin o movimiento que luchase por y para sta, como veremos, generar grandes
contradicciones en la praxis una vez que el PCE entre en el juego poltico desarrollado en la II Repblica. Y es que, como se informa en el programa electoral del PCE de 1931:
El Partido Comunista participa en la lucha electoral para movilizar las masas alrededor de su
programa revolucionario de lucha sin cuartel contra el rgimen de dictadura de la monarqua feudal
y militar de Alfonso XIII y contra el capitalismo que explota a las masas obreras y campesinas de
Espaa32.
Aqu podemos observar claramente ese papel redentor, vanguardista, aglutinador, etc.,
que se asignan para presentarse a las masas, una vez llevado a cabo el ingreso en los resortes polticos legales. Pretenden mantener la esencia, la identidad revolucionaria, pese a que esta posicin contradiga la originaria, reacia a participar de las ilusiones democrticas creadas en los estados capitalistas, y es que como vamos a tener oportunidad de observar, la bajeza del corpus terico se traducir en un constante salir del paso, siempre convenientemente teorizado
30 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado al partido de todos. El PCE, 1920-1939, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977 (vol.), FIM, 2007, p. 143.31 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. cit., p.23.32 ARTOLA, Miguel, Programa electoral del Partido Comunista de Espaa (15 de febrero de 1931), en Partidos y pro gramas polticos, 1808-1936, Madrid, Alianza Editorial, 1991, p. 362.
a posteriori. Pero hasta que llegue ese momento, y lo que se ha denominado la bolchevizacin del Par-
tido Comunista, nos encontramos con un partido minsculo, que paradjicamente pretenda imitar al Partido Bolchevique. En definitiva el anterior concepto de partido ligado a la traidora II Internacional deba ser erradicado, deba ser un partido que estuviera preparado para la ile-galidad y que impusiera una autntica ruptura con los miembros y partidos reformistas de los
diferentes pases33.
Mientras, por lo dems, los partidos realmente pioneros, como el espartaquista alemn
o el comunista hngaro, ya haban fracasado en sus intentos de proseguir la experiencia rusa.
Se configura de esta forma el dilema de los partidos comunistas, constituidos aceleradamente
para orientar una situacin considerada revolucionaria, que sin embargo, a raz de su dramtico
nacimiento, se ven obligados a desenvolverse en condiciones de reflujo de los movimientos de
masas, en un sentido de estabilizacin, o de involucin franca, segn los casos34.
33 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. cit., p.22.34 ARRANZ, Luis, Los cien nios y la formacin del PCE, Madrid, FIM, 1980, p.88.
36 37
Captulo 2. Algunos ejemplos de la praxis del comunismo
oficial en Espaa
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
38
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
39
El PCE y el sindicalismo
En este apartado se va a tratar el desarrollo de la poltica sindical del PCE y sus cambios de
concepcin de la misma. A travs de estos cambios se observarn contradicciones tericas, as
como un claro reflejo del desconocimiento de la situacin espaola, por parte de Mosc, que
fue convenientemente tratada con el dogmatismo de la Komintern. No ser hasta 1934 cuando
podamos percibir cierto grado de concordancia entre las polticas lanzadas desde la Internacio-nal Comunista y realidad poltico-social espaola. Ya que los sucesos de Octubre acentuaron
la solidaridad obrera y el antifascismo, un contexto poltico-social que facilit la conexin
entre el PCE y amplios sectores de la izquierda decepcionados con la poltica socialdemcrata
desarrollada ante la amenaza fascista. As como tambin influy muy positivamente la capita-lizacin del movimiento por la solidaridad y pro amnista por los represaliados de Octubre, por parte del PCE, mediante el Socorro Rojo Internacional.
Se origin un contexto, que al ser europeo, por as decir, generalizado, se engarzaba los
intereses de la poltica exterior de la URSS con la situacin poltico-social espaola. Se solapa-ba la amenaza fascista con los intereses del proletariado, y por pura coincidencia, comenzaban a coexistir los intereses del PCUS con los de las dems sucursales. La generalizacin de la
polarizacin fascismo-antifascismo propiciaba el acierto de la IC en la aplicacin de sus polti-cas. Esta vez s se poda aplicar la misma receta a Mosc y al resto de los Partidos Comunistas
europeos, y sta se concret en el VII Congreso de la IC en el verano de 1935.
Pero el problema fundamental al que se enfrent el PCE fue al dominio sindical de CNT
y UGT. El panorama sindical estaba copado por ambas centrales y el PCE, como veremos, no
consigui dominar un sector en el que parta con gran desventaja y en el que por mritos pro-pios no logr aumentar de la forma esperada su influencia.
Los antecedentes de la poltica sindical del PCE en la II Repblica, se comprenden mejor
desde el conocimiento de las figuras protagonistas del sindicalismo comunista espaol en los
aos veinte, como lo fueron Andreu Nin y Joaqun Maurn. Pero antes de comenzar con ellos,
citar unas lneas que considero arrojarn luz al lector de cara a enfrentarse al desarrollo de la
poltica sindicalista del PCE en la II Repblica. Dichas lneas corresponden a Drizdo Losovs-ky, en 1920 presidente del Consejo Regional de los sindicatos de Mosc y uno de los fundado-res de la Internacional Sindical Roja (ISR), donde ocupar el puesto de Secretario General:
La unidad de la clase obrera, es un medio o un fin? El fin es el socialismo, la unidad no es
sino el mejor de los medios para realizar este fin, y nosotros estamos a favor de esta unidad en la
medida que aproxime al proletariado a la meta del socialismo.
Esto no quiere decir que hay que fraccionar y disolver los sindicatos existentes; se trata de
conquistarlos, de elevar la conciencia de las masas, de arrastrar a los obreros a la lucha y de crear sobre esta base la unidad proletaria. La clase obrera tiene el mximo inters en que se forme un
frente nico, si quiere vencer a la burguesa. [] Los obreros revolucionarios aspiran siempre
a la unidad de accin, pero no pueden edificarla sobre el terreno de la colaboracin de clases. Y
mientras los jefes sindicales persistan en su criterio, la unidad ser imposible, pues ningn obrero
revolucionario aceptar semejante unidad1.
Las consignas de clase contra clase y del frente nico por la base, que son las que se dilucidan en este fragmento, marcarn la trayectoria sindical del PCE durante gran parte la
II Repblica pese a que la posicin radical frente a los lderes sindicales de otras formacio-nes polticas se vaya moderando y las exigencias de la poltica exterior sovitica modifique
paulatinamente la tctica a seguir. En 1929 se lanz una campaa oficial anti Bujarin en la
Komintern. Entre otras cuestiones, esto supuso un renovado nfasis en la tctica de frente
unido desde abajo, al tiempo que se rechazaba categricamente el frente unido desde arriba
que haba sido adoptado en 19242. A partir de estas fechas se estableci tambin con renovado
entusiasmo el discurso de identificacin de la socialdemocracia con socialfascismo.
Andreu Nin y Joaqun Maurn en los aos veinte perfilarn la poltica sindical comunista,
ya que durante la Dictadura de Primo de Rivera3:
El enorme desgaste provocado por la represin de Martnez Anido [Ministro de Gobernacin
en la Dictadura de Primo de Rivera], la fuerte presencia de los grupos terroristas y la tensin interna
entre anarquistas y sindicalistas hicieron pensar a los defensores de la vinculacin con Mosc
[de la CNT] que no todo estaba perdido. Entre ellos destacaban dos ex secretarios del Comit
Nacional entre 1920 y 1922, el antiguo socialista Andreu Nin y Joaqun Maurn, procedente del
republicanismo, ambos maestros de formacin4.
La komintern no apoyaba a los CSR [Comits Sindicalistas Revolucionarios] de forma
oficial, pero anteriormente haba adoptado la tctica de crear facciones comunistas en el seno
de otros grupos sindicales5. El CSR eran, por sus siglas, los Comits Sindicalistas Revolucio-narios, y dentro de estos se encontraban algunos miembros escindidos del PCE.
1 LOSOVSKY, Drizdo, La Internacional Sindical Roja, Madrid, Akal, 1978, pp.139-140.2 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p.41.3 Vase: ALVA, Leandro, Bajo el fuero militar: la dictadura de Primo de Rivera en sus documentos (1923-1930), Sevilla, Universidad de Sevilla Servicio de Publicaciones, 2006; GONZLEZ CALBET, Mara Teresa, La dictadura de Primo de Rivera: el Directorio Militar, Madrid, Universidad Complutense, 1988; TAMAMES, Ramn, Ni Mussolini ni Franco: la dictadura de Primo de Rivera y su tiempo, Barcelona, Editorial Planeta, 2008.4 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999, p.39.5 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, comunismo y revolucin en Espaa (1931-1939), Barcelona, Plaza Jans, 2003, p.27.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
40
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
41
Esto ocurre en los aos veinte, cuando Maurn lidera uno de los grupos miembro de estos co-mits, y comienzo citando este episodio para que se pueda contrastar a posteriori el cambio desarrollado en la poltica sindical comunista, la cual no volver a ser tan sutil.
Posteriormente se intentarn crear clulas comunistas que dominen las centrales sindicales
con mayor influencia, s, pero la oficialidad del PCE estar presente en cada accin, y ya no ha-blemos de apoyar a miembros escindidos del Partido, ya que estos dejarn de ser comunistas. La situacin creada era paradjica, porque vena a situar como protagonista del obrerismo espaol para la Komintern a una organizacin y a un lder [Joaqun Maurn] que no perteneca
al Partido Comunista, suscitando la consiguiente desconfianza, destinada a tener una larga
historia6.Hemos de recordar que en noviembre de 1922 se celebra el IV Congreso de la Komintern
en el que se aprob oficialmente la tctica de frente unido desde abajo o desde la base,
con esta interpretacin poltica se pretenda que los partidos comunistas se unieran a otros gru-pos obreros para de este modo aglutinarlos y liderarlos con el objetivo a largo plazo de crear gobiernos revolucionarios. La tctica del frente nico por la base, permita tanto luchar por
reivindicaciones econmicas menores como para alcanzar la huelga general o la insurreccin armada; y ambas cosas se plantearon en el Partido a mediados de los 30. Pero siempre sin co-laborar con los lderes de otros partidos o de sindicatos a los que se consideraba traidores de la clase obrera.
Al finalizar el ao [1922] hay en Espaa un Partido Comunista unificado, adherido a la
Tercera Internacional, con los CSR adheridos a la Profintern (Internacional Sindical Roja), que
actan dentro de la CNT7 pero en vsperas de Dictadura de Primo de Rivera se puede palpar la marginalidad en la que se encuentran los sindicalistas procomunistas catalanes, as como la escasa presencia del propio PCE, hasta el punto de que las polticas dictaminadas desde la
Komintern, marchaban a paso cambiado respecto de los acontecimientos espaoles. Los
objetivos propuestos, de atraer y aglutinar a otros grupos obreros fuera de la rbita del comu-nismo, eran del todo surrealistas.
La trayectoria de la organizacin comunista en los aos veinte se bas progresivamente
en la existencia y escasa actuacin de varios aparatos propagandsticos sucesivos, ms al estilo
republicano del ltimo tercio del siglo anterior que al de un partido obrero de nuevo tipo8, Jos Antonio Balbontn calific al partido de este periodo como la sagrada familia, y es que
a finales de los aos veinte el partido no es una comunidad de afiliados, sino un autntico y
6 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.41.7 ALBA, Vctor, El Partido Comunista en Espaa, Barcelona, Editorial Planeta, 1979, p.82.8 CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica. Madrid, Alianza Editorial, 1987, pp.110-111.
solitario aparato de directores y agitadores9.Durante la dictadura militar, el PCE y la Komintern se enfrentan a un perodo en el que
o bien, se mantenan en actividad dentro de la legalidad, si permanecan inactivos; o bien tomaban partido por la accin, lo cual derivaba en las grandes dificultades que provocaba la
represin por parte de la dictadura, con el agravante de que el PCE, ciertamente, se encontraba
en un proceso de desarrollo, de aprendizaje, crecimiento y adquisicin de experiencia poltica;
lo que se ha denominado como la infancia del PCE10.Bajo la dictadura de Primo de Rivera, en plena represin, se organiz, en 1927, la Fe-
deracin Anarquista Ibrica, la FAI, tan misteriosa como poderosa, y que muy rpidamente
domin por completo a la CNT11. Este acontecimiento determin la tctica a seguir, nos har
comprender mejor el cambio de poltica sindicalista llevado a cabo por el PCE en el futuro,
pero a su vez, en febrero de 1927, Jos Bullejos (Secretario General del PCE) conclua que:
disuelta la Confederacin en comunicacin con Mosc , creen nuestros camaradas que el
descrdito de los anarquistas hace posible a nuestro partido reorganizar la CNT12. Y es que
ahora se pretenda reconstruir la CNT desde el comunismo, esta era la solucin, al escaso pro-tagonismo sindical, propuesta por los comunistas espaoles. En el Congreso de 1927, el PCE propona lo siguiente:
Declaramos abiertamente que nuestra mxima preocupacin est en los sindicatos, a los
cuales queremos llevar nuestro espritu revolucionario para apartarles del colaboracionismo que corroe a muchos de ellos y entorpece los movimientos del conjunto. Son los sindicatos, en ligazn estrecha de afinidad espiritual con nuestro partido, los que han de regir despus las funciones de
la produccin. Indispensable es, por tanto, que con ellos colaboremos y nos pongamos a la cabeza de sus luchas, desarrollando una accin conjunta que d la sensacin de nuestros propsitos inmediatos y finales.
Los comunistas que pertenecen a la CNT deben procurar su ingreso definitivo en la ISR y los
que pertenecen a la UGT deben influir intensamente con sus sindicatos para que en el prximo
congreso de ese organismo se acuerde romper toda clase de relaciones con la Internacional de msterdam, nido de cucos y traidores, e incorporarles a la Internacional Sindical que est apoyando
a una Repblica obrera triunfante [URSS] y empuja sus huestes por las vas revolucionarias13.
Con los reformistas de la UGT no haba muchas posibilidades de entendimiento, y cierta-
9 Ibd., p.111.10 ARRANZ, Luis, Los cien nios y la formacin del PCE, Madrid, FIM, 1980.11 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y la guerra de Espaa. Madrid, Coleccin Popular, 1977, p.54.12 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.53.13 ALVAREZ, Ceferino, El fracaso del PCE en el sindicalismo minero de Asturias, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977, Madrid, FIM, 2007, vol. I, p.214.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
42
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
43
mente la situacin crtica de la CNT resultaba atractiva para formular estas propuestas de
reconstruccin de la misma desde el PCE. A priori esta tctica resulta coherente y simple al
mismo tiempo, y ms si cabe con la dimisin de Primo de Rivera en enero de 1930. El pano-rama era alentador.
Se puede conformar un contexto ms claro si somos conscientes de que un dato incontes-table es la prdida continua de afiliados, que pasan de varios miles en 1922 a unos cientos en
193014. Un viraje tctico se mostraba necesario.
El perodo transitorio de gobierno del General Berenguer, que sucedi a Primo de Rive-ra, fue interpretado desde el PCE como una poltica de clase contra clase, que era la poltica
lanzada desde la IC durante este periodo, como sabemos. Un frente nico lanzado desde la
burguesa y sus aliados contra el proletariado. Fue en los primeros meses de 1930, cuando desde Pars se orden a la Federacin de
Transporte de Sevilla reunir una Conferencia y una Comisin que convocaran un Congreso
Nacional de Reconstruccin de la CNT15. Era el momento de intentar capitalizar la central
sindical.A principios de marzo de 1930 se celebr la Conferencia de Pamplona, la cual se denomi-
n as por razones de seguridad, ya que en realidad se celebr en Bilbao. El problema sindical
fue uno de los temas ms polmicos tratados en esta conferencia, en la que se concret la
poltica de clase contra clase y frente nico por la base del VI Congreso de la Internacional Comunista, con la construccin de sindicatos controlados directamente por los comunistas.
La propuesta escisionista de formar una Confederacin del Trabajo Unitaria, o Comit para
la Reconstruccin de la CNT, choc con la fuerte oposicin de las delegaciones de Andaluca,
Catalua y Levante. A pesar de esta fuerte oposicin, la poltica escisionista en el terreno sindical
fue puesta en marcha por el PCE en los meses siguientes16.
Se redactar el programa de la nueva CNT por el PCE, contena reivindicaciones intrn-secas al Partido as como el esquema orgnico; pero la tctica de reconstruccin se estanc
debido a dos factores fundamentalmente: la oposicin dentro del propio PCE por el carcter de
escisin que adjudicaban algunos sectores al nuevo sindicato, y la escasez de respaldo en las bases confederales, ya que estaban afilindose en su mayora a la CNT anarcosindicalista, ya
reconstruida en 1931. Pero no todos los sindicalistas aceptaron de buen grado el dominio de
la FAI. A partir de 1931, buen nmero de dirigentes se rebelaron contra la poltica de aventuras
14 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.111.15 Ibd., p.119.16 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939). Barcelona, El viejo topo, 1978, pp.57-58.
y de putsch que impona la central17.Se puede observar cmo el fin perseguido por el PCE, de atraer sindicatos a las posiciones
comunistas no fructific. Y es que adems del factor mencionado del anarcosindicalismo, ha-cia el final de la dictadura, [el PCE] recibi la adhesin de militantes de la CNT andaluza [que
dirigan Jos Daz -futuro Secretario General- y Mije], [pero] perdi los 3000 militantes de la
federacin de Catalua y de las Baleares que dirigan Maurn y Bonet y que se fusion con el
Partido Comunista cataln que dirigan Arquer y Fan Gass, formando as el Bloque Obrero
y Campesino cuyo secretario ser Maurn18. Acontecimiento que se tratar posteriormente.
Otro factor que sin duda influy negativamente en sus intentos de monopolizar la CNT, fue
la abrumadora distancia organizativa entre las prcticas asamblearias y descentralizadas [de
la CNT] y el carcter rgido y centralizado de la estrategia sindical comunista19. As pues, la ISR hubo de reconocer el fracaso del intento de captacin puesto en marcha
sobre el anarcosindicalismo. Surge entonces, a partir de 1931, la consigna de 20. Esta consigna vena a ser una vuelta de tuerca del frente nico por la
base.En el perodo republicano, por lo tanto, el PCE se ve obligado a dar un viraje en la prc-
tica y es que a excepcin de algunas zonas como Asturias, donde la minora comunista era
influyente y respetada, Mlaga, Cdiz y Sevilla sobre todo, donde los comunistas consiguieron
monopolizar algunos sindicatos, el PCE no tena ms trascendencia en el movimiento sindical,
y se buscar revertir esta situacin.
En Mosc pareca que se comenzaba a dar cierta importancia a los cambios acaecidos en la
poltica espaola, pero a su vez tambin haban cambiado all algunas cosas. Nin ya no estaba
en la Profintern, Humbert-Droz cay en desgracia y haba sido sustituido por un ruso-blgaro,
Stepanov21. Pero el hecho de que enviaran a Humbert-Droz como instructor a Espaa era
indicador de que tampoco se tomaba demasiado en serio los acontecimientos espaoles, ya
que ste haba cado en desgracia, como se ha citado. Era un degradado al que se le ofreca un
destino menor para el retiro.Pero antes de que llegara a Barcelona, donde se instal en diciembre de 1930, la Komin-
tern haba enviado a Espaa al francs Jacques Duclos [] que estuvo durante dos aos al
frente de la delegacin22. La misin de estos delegados era la de velar por el cumplimiento de
17 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y, ob. Cit., p.55.18 Ibd., pp. 69-70.19 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado al partido de todos, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977, Madrid, FIM, 2007, vol. I, p.145.20 BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia y la revolucin, 1931-1936, Siglo XXI, 2008, p.148.21 ALBA, Vctor, El Partido Comunista, ob. Cit., p.105.22 Id.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
44
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
45
la aplicacin sin fisuras de las polticas dictaminadas por la komintern. En el caso de Duclos, le
toc vigilar el cumplimiento de la lnea adoptada en 1928 por la IC de clase contra clase. En ju-lio de 1931 se confirma la expulsin de Maurn del PCE argumentando un supuesto liberalis
mo y menchevismo de ste. La traicin cometida por Maurn fue su defensa de una Repbli-ca federal democrtica; de ah su iniciativa de reclamar la formacin de juntas revolucionarias de obreros y campesinos que actuasen como salvaguardia de la revolucin comenzada23.
Puede verse cmo las principales figuras del movimiento sindical comunista en los aos
20, y que en gran medida conformaron la poltica o la deriva sindical del Partido hasta el mo-mento, estn ausentes ya en el organigrama del PCE en tiempos republicanos. Esto es sinto-mtico de los cambios que se estn produciendo en el PCE y su lnea sindical. El caso de Nin
difiere con el de Maurn, ya que se adhiri a la Oposicin de Izquierda y defendi, contra
Stalin, las posiciones polticas de Trotsky. Vuelto a Espaa en 1931, fund con Andrade la
Izquierda Comunista24.El PCE adopta una estrategia que consiste en convertir a los sindicatos donde haba pre-
sencia de militantes del Partido en permanentes redes de reivindicacin y movilizacin, con
la convocatoria frecuente de huelgas tanto por razones laborales y salariales como por solida-ridad con los huelguistas de otros ramos de la industria25.
Se pretenda crear la imagen de nicos representantes legtimos de los intereses de la clase obrera y trabajadora, mediante esta incesante actividad reivindicativa, que contrasta con su escasa influencia dentro de las instituciones polticas y el mbito sindical. De este modo se
intentaba combatir la inferioridad y la escasez, pero esta actitud choc con las estrategias de
las federaciones, en especial con UGT.
De ah que el PCE decidiera primero la creacin de plataformas sindicales en las que
aparecer slo como una organizacin sindical ms -p. e. comits de fbrica, comits de unidad
sindical, etc.- y con posterioridad, en el verano de 1932, la creacin de su propia central sindical con
la integracin de unos cincuenta sindicatos y algunas decenas de miles de afiliados a ellos, mientras
mantena el comit de unidad sindical, mera fachada de [lo que ser] la CGTU [Confederacin
General del Trabajo Unitaria]26.
No ser hasta la llegada del otoo de 1931 cuando se dio luz verde a la convocatoria de una
Conferencia de Unidad Sindical. El PCE encarg la preparacin de esta tarea a la Federacin
Local de Sociedades Obreras de San Sebastin, y este sindicato lanza dos llamamientos a todas
las organizaciones obreras y trabajadoras de Espaa. Se hace hincapi en el objetivo de uni-23 GARCA, Hugo, Cultura poltica, democracia y violencia en la Segunda Repblica espaola 1931-1936, (ref. HARD2009-11492).24 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y, ob. Cit., p.70.25 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado, ob. cit., p.146. 26 Id.
ficar el movimiento sindical espaol y luchar contra el enemigo comn, as como se incida
tambin en el hecho de que la divisin de la clase obrera espaola no se mantena por razones
ideolgicas, sino por la actitud anticlasista de sus jefes sindicales; por eso la unidad deba hacerse por abajo27.
Se pretende crear ahora una sola central que comprenda a los obreros sindicados y a los desorganizados, y se aprob tambin una plataforma de lucha de clases que tendra que com-batir el capital e implantar las condiciones necesarias en pos de la mejora de la situacin de la clase trabajadora.
En esta conferencia colaboraron slo unos pocos sindicatos, la influencia fue escasa entre
las bases de UGT y CNT, y el impacto entre el resto del mbito sindical fue tambin exiguo
debido a la escasa implantacin del PCE en el mismo. De todos modos la conferencia se ce-lebr el 30 de junio de 1932, y el objetivo principal era crear un nuevo organismo sindical
por medio del agrupamiento de todos los sindicatos participantes que elegiran un Comit de Unidad Sindical28.
Todos los temas tratados en el orden del da giran en torno a consideraciones y tesis del
PCE respecto a la situacin poltica y sindical, y finalmente no se nombr al Comit de Unidad
Sindical, esto se aplaz a una reunin del secretariado del PCE el 9 de julio. Adems ser en
esta conferencia cuando se constituya la CGTU, y es que unos das antes de la celebracin
de la conferencia, la direccin del partido recibi una carta de la IC, en la que supuestamente
se ordenaba la constitucin de la CGTU a partir de los sindicatos afiliados a la CNR [Comit
Nacional de Reconstruccin] de la CNT que era comunista.29
Se form un Comit provisional, elegido por la direccin del PCE, y se nombr a Antonio
Mij secretario general. Este fue designado para convocar un congreso que oficializase la crea-cin de la CGTU. Ahora la estrategia consista en atraer a la mayora de la clase trabajadora al
nuevo sindicato, as como la unidad sindical.Jos Bullejos fue destituido, y sustituido por Jos Daz en septiembre de 1932, al frente
del partido. Fue nombrado nuevo Secretario General. Los nuevos miembros de la direccin
se caracterizaban por su adhesin dogmtica a la URSS y por su escasa capacidad terico-
poltica. Eran, como Jos Daz, luchadores honrados, fcil instrumento de los delegados de la
IC30. Con este cambio en la direccin del Partido, la IC, instauraba su dominio absoluto sobre el PCE.
El sectarismo aument con la nueva cpula, y el PCE no se acerc tmidamente a la rea-
27 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.144.28 Ibd., pp.144-145.29 Ibd., p.146.30 ESTRUCH, Joan, Historia, ob. cit., p.75.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
46
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
47
lidad espaola hasta 1934-35, como se ha selado en el comienzo del presente trabajo. Se con-tinuar definiendo como socialfascistas y contrarrevolucionarios a los dirigentes de UGT y
CNT.
Un buen ejemplo de ellos es el siguiente: el 9 de noviembre, al respecto de la aprobacin
del Estatuto de Catalua, el Partit Comunista de Catalunya (creado en 1932) comentar lo si-guiente a travs de Catalunya Roja:
Camaradas: Hace un ao y medio que la lucha de las masas trabajadoras de la ciudad y
del campo, el esfuerzo del proletariado haca caer mediante la revolucin el nefasto poder de la
monarqua. Pero con el concurso del Partido Socialista, de los jefes socialfascistas de la UGT y de los dirigentes contrarrevolucionarios de la CNT, la burguesa se hizo duea del poder para
consolidar sus intereses y el de los grandes terratenientes. Gracias a esto se pudo impedir el
desarrollo de la revolucin y la organizacin efectiva del Poder de los obreros y campesinos ()31.
En el otoo de 1932, el Gobierno de Azaa alcanza su mximo apoyo parlamentario32. Se dio forma a una mayora segura con las varias facciones republicanas y el Partido Socialista.
La UGT apoyaba al gobierno a pesar de la impaciencia de millares de sus afiliados ms exal-tados y de la creciente influencia sobre las masas de la CNT, dominada por los anarquistas33. Se haba iniciado ya la reforma del ejrcito, la inversin pblica en grandes obras, y construc-cin de escuelas pblicas, as como la puesta en marcha de una tibia ley de reforma agraria
que generar conflictos debido a sus objetivos propuestos y finalmente, tambin, por su finan-ciacin, que terminar recayendo en el capital financiero. Esto no favoreci especialmente los
intereses del campesinado, y agravar el conflicto social.
A fines de 1932 y comienzos de 1933, el movimiento campesino por la tierra adquiri el
carcter de una verdadera revolucin agraria. De enero a marzo de 1933, solamente en las
provincias de Andaluca y Extremadura, los obreros agrcolas llegaron a ocupar 211 grandes
fincas34. Y tambin se concedi el estatuto de autonoma a Catalua, mencionado arriba.
El conflicto sociopoltico se iba cocinando en diversos frentes, y esto justificara las pre-misas de la IC que vamos a tratar a continuacin.
La Komintern ya haba sealado en el Congreso de 1928 el papel de los posibles aliados en
el proceso revolucionario espaol. Los que recibieron mejor apreciacin fueron el campesina-do y las minoras nacionales. Se consideraba que las revueltas campesinas desempeaban un 31 Ibd., p.76.32 Vase: CASANOVA, Julin, Repblica y Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2007; JACKSON, Gabriel, La Repblica espaola y la Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2008; Ed. VIAS, ngel, En el combate por la historia: la Repblica, la Guerra Civil, el franquismo, Barcelona, Ediciones de Pasado y Presente, 2012.33 JACKSON, Gabriel, La Repblica espaola y la Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2008, p.105.34 ALVAREZ, Santiago, El Partido Comunista y el campo, Madrid, Ediciones La Torre, 1977, p.26.
papel muy importante y a veces decisivo; un papel que, de hecho, se contemplaba como una
importante diferencia entre los pases de la primera y la segunda categora35. La Komintern en 1928, afirmaba que la revolucin mundial se haba de dar en cuatro
categoras de sociedades diferentes: 1) sociedades sumamente desarrolladas o capitalistas
avanzadas; 2) sociedades de desarrollo capitalista medio; 3) sociedades dependientes, co-loniales o semicoloniales, y 4) sociedades muy atrasadas y primitivas.
Espaa quedaba reservada para la segunda categora, aunque ms bien sera un apndice
de la primera, ya que la divisin sociopoltica que realizaba la Komintern para exportar sus
tesis, era de pases capitalistas y coloniales, an ms simplista.
La interpretacin de la situacin espaola, por parte de la Komintern, era casi la de un pas
al borde de la Guerra Civil, y la instauracin de una dictadura fascista era cuestin de tiempo.
Se consideraba que el papel de los comunistas deba consistir en desenmascarar la poltica
traidora de los jefes reformistas y anarcosindicalistas y reunir a las masas en un potente frente
nico revolucionario de lucha36.
Segn las propias fuentes del Partido, [a finales de 1932] se adhirieron a la nueva central un
total de 36.935 afiliados agrupados en 57 sindicatos. Estaba en cabeza, como siempre, Andaluca,
abrumadoramente mayoritaria, pero sin los 50.000 afiliados que haban acudido anteriormente
a la CUS [Conferencia de Unidad Sindical]. Por otro lado, Asturias conservaba el Sindicato
nico de Mineros, y como puede verse por el nmero de adhesiones, la mayora de los sindicatos permanecieron autnomos y no pasaron a pertenecer a la CGTU37.
Se puede observar que aparentemente la fuerza sindical comunista era mayor que la del
propio partido, pero se ha de precisar que esta fuerza se manifestaba principalmente a nivel
de sindicatos autnomos, y que cuando sindicalistas comunistas lograban sus objetivos y des-tacaban como eficaces luchadores, no lo hacan como comunistas oficialmente, por lo que se
mezclaban en la lucha obrera pero no desempeaban el papel de vanguardia y aglutinador que
se supone deban llevar a cabo. Las contradicciones entre teora y praxis se manifestaban de
este modo, no exista una correlacin clara entre sindicato y Partido.
El 10 de agosto de 1932 se dio la intentona de golpe de Estado del General Sanjurjo, la
actitud prctica del partido en ese 10 de agosto consisti en convocar una huelga general en
Sevilla junto a los sindicatos locales de CNT y UGT38. La huelga tuvo xito, paraliz Sevilla
35 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., pp.39-40.36 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.160.37 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.147.
38 Ibd., p.149.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
48
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
49
y fue determinante para frenar la Sanjurjada en la capital hispalense. Y, en Madrid, el PCE convoc una manifestacin, y lanz consignas que incitaban a la lucha revolucionaria y a eje
cutar el programa de la revolucin democrtica, basado el gobierno obrero y campesino, los
soviets, expropiacin de los bienes de la iglesia, disolucin de la Guardia Civil, etc. Esto nos
da una idea aproximada de la metodologa comunista del momento, as como su intencin de
presentarse como el verdadero representante de la clase trabajadora.El Partido Comunista, desde finales de 1932, modific su poltica. Combin una poltica
defensiva, enfocada principalmente contra la represin y el recorte de los derechos democr-ticos, con otra poltica de corte ofensivo, para lograr la consecucin del gobierno obrero y
campesino. Todo esto forma parte del contexto estratgico que se fundamenta en la lucha con-tra el gobierno republicano-socialista (clase contra clase). La poltica defensiva se plasm
fundamentalmente en la lucha contra la represin gubernamental, el hambre, la prdida de
algunos derechos polticos de los trabajadores, etc. Este fue el cometido y la estrategia de la
CGTU en este ao, acentundose en el siguiente39. Hasta ahora, la tctica del frente nico por la base, alianza de obreros de base de distintos
sindicatos y partidos, siempre bajo la direccin del PCE, no se haba visto alterada. Y en 1933,
tras la llegada de Hitler al poder, la IC haba continuado con su poltica izquierdista y sectaria.
El ascenso del fascismo se atribua a la traicin de los socialfascistas40. La base tctica, cuan-do esto cambie en el verano de 1934, es la misma; hay una llamada a la unidad obrera frente
a una amenaza comn, pero siempre entendida desde la base, las crticas y ataques a los jefes
socialistas y anarquistas no cesan, aunque se irn matizando a la par que se van estableciendo
contactos con los mismos.A partir de finales de noviembre de 1933 hasta el otoo de 1934, se dieron novedades,
aparecen trminos como unidad de accin que tendr tanta trascendencia posteriormente,
aunque con distinto significado. En este momento, unidad de accin, es una nueva construc-cin nominal del frente nico por la base frente al ascenso de la derecha. Se daba un contexto
favorable para plantear una accin comn, y para ello se recomendar la formacin de comits
de lucha en todo sector laboral, comits de lucha que consiguieran liderar la lucha antifascista.
Pero el intento de desenmascarar a los lderes socialistas y anarquistas, dificultaba enorme-mente la unidad de accin entre las bases; el frente nico obrero nunca se materializ tambin
por la indiferencia mostrada al respecto por el PSOE.
En septiembre de 1934 un proceso unitario similar se origin con el ingreso del PCE en
las Alianzas Obreras. Se pas de los ataques verbales a las Alianzas, a considerarlas idnticas
al Frente nico. Para eso, los comunistas intentaban incluir en las Alianzas [] delegados de
39 Ibd., p. 165.40 ESTRUCH, Joan, Historia, ob. cit., p.80.
fbricas y de centros de trabajo y tener ms influencia en las decisiones.41 El ingreso del PCE
en esta organizacin unitaria de la clase obrera, criticada anteriormente por estar bajo el con-trol de la socialdemocracia, obedeca al viraje impuesto por la IC. Este viraje se produjo por el
auge del fascismo y se encuadra dentro de los intereses de la poltica exterior de la URSS.
El PSOE se consideraba tambin el lder de la clase obrera, el representante legtimo, ado-leca de un mal similar al PCE en este sentido y desestimaron a las Alianzas Obreras como base
fundamental para tomar el poder pese a que se llegaron a constituir comits de enlace entre el
PCE y el PSOE. Las organizaciones socialistas, con UGT al frente, miraban con sumo recelo
el proceso en que las Alianzas Obreras actuaban como verdadero sujeto de la revolucin42. En opinin de Andreu Nin, la idea de la Alianza conquist una enorme simpata entre las
masas con rapidez extraordinaria, y hoy es la aspiracin ardiente de la inmensa mayora de la
clase obrera43.
El 7 de diciembre de 1934, la CE del PSOE daba el visto bueno a la formacin de un comit
de enlace entre ambos partidos para estudiar los objetivos inmediatos que han de constituir el
nervio de nuestras campaas. Dicho comit se ver ampliado por representantes de la UGT,
de la CGTU e incluso de la Federacin Tabaquera Espaola, sindicato autnomo prximo al
comunismo. Florecan asimismo las Alianzas Obreras y en ellas los comunistas intentaban formar
organismos unitarios de base, lo cual a su vez suscit la desconfianza socialista44.
Desde octubre de 1934 se haba desarrollado una comunicacin con cierta regularidad
entre la direccin del PCE y la del PSOE y UGT45, algo sin duda novedoso, y trascendente, respecto a etapas anteriores. Tras el fracaso de la tctica aglutinadora desde abajo, en el verano
de 1934, y tras el informe de la Komintern sobre las tareas a realizar, se modificara la tctica
organizando un Congreso en el que se dieran cita todas las fuerzas sindicales con representa-cin proporcional en los rganos dirigentes. Es decir, se empezaba a valorar la solucin desde
arriba, pero hasta que esto sucediese deba la CGTU ingresar en UGT o CNT all donde am-bos sindicatos tuvieran una influencia mayoritaria. Pero se dar una excepcin, Catalua; aqu
se propone la reconstitucin de la CNT, una vuelta de tuerca a anteriores tcticas.
La poltica de unidad sindical de la CGTU formaba parte de una tctica global para la
lucha por las reivindicaciones obreras y para la obtencin de la influencia de la mayora de la
41 ALVAREZ, Ceferino, El fracaso del PCE en el sindicalismo, ob. Cit., p.217.42 BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia, ob. Cit. p. 143.43 NIN, Andreu, La revolucin espaola 1930-1937, Madrid, Ediciones Intervencin Cultural, 2011, p. 206.44 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.228.45 Vase: BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia y la revolucin, 1931-1936, Siglo XXI, 2008.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
50
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
51
clase obrera espaola46. La huelga era utilizada como mtodo preferente de lucha, y siempre
que fuera posible deba de ampliarse a toda la extensin de la industria de la localidad o regin,
as como sus diferentes ramificaciones industriales. Esto unido a los comits de lucha o de
huelga, que eran elegidos por los obreros, y los comits de fbrica y de campesinos, creados
tras una lucha concreta; formaban los mtodos de lucha sindical del PCE en este momento, los
cuales no diferan mucho de los mtodos utilizados en etapas anteriores.
Dos episodios que permiten constatar este continuismo metodolgico es el anlisis de
huelga general campesina de junio de 1934 y las reflexiones que se harn tras la derrota en el
Octubre asturiano. El anlisis que se hizo de aquella huelga la define como un movimien
to de los trabajadores del campo que luchan por sus reivindicaciones econmicas, pero tam-bin como una lucha por el poder, en la que participaron igualmente los socialistas, prime-ro, para no perder influencia entre los trabajadores de la tierra, y despus, para abortar la
huelga47.El PCE, por lo tanto, acusaba una vez ms de traicin al PSOE, a UGT y CNT, y refuerzan
su construccin terico-poltica especulando sobre la cantidad de militantes activos y cuadros medios que se habran decepcionado ante la traicin de sus organizaciones a la clase traba-jadora. Y por ende se veran iluminados por el camino, previamente sealado, por el nico
representante de los intereses de la clase obrera y campesina, el PCE.
Culpables que volvern a ser sealados tras el fracaso del octubre asturiano. Y segn se
acerca octubre del 34, el nico modelo revolucionario contemplado por la IC y el PCE, era
el de la Revolucin de Octubre de 1917; con todo el componente anacrnico que esto poda
conllevar. El nico pequeo cambio se materializ en el papel de las Alianzas Obreras que
constituiran, junto con los comits de fbrica y de campesinos, los rganos embrionarios de
los soviets48. Las diferencias que podemos percibir son sutiles, pero existen, existen y se van
perfilando. Pese a que pueda parecer que las reformulaciones tericas, como ingresar en las
Alianzas Obreras compartan la finalidad de imitar o llevar a cabo la Revolucin en Espaa, lo
cierto es que esta conceptualizacin iba perdiendo fuelle. Los objetivos originarios, la esencia
marxista, slo se poda encontrar de forma nominal en estas reformulaciones tericas.
Tras la derrota en Asturias, el PCE se propuso afianzar la reciente poltica de alianzas con
el PSOE a travs de los comits de enlace y las Alianzas Obreras, citados con anterioridad; y
las propuestas que hacan referencia a una revolucin de tipo sovitico se irn diluyendo an
ms desde el ao 1935 en favor de una poltica frentista antifascista que favoreci los intereses
de la poltica exterior sovitica.
46 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.199.47 Ibd., p.202.48 Ibd., p.203.
El da 26 de noviembre de 1934, los dirigentes del PCE propusieron por primera vez la
formacin de un comit de enlace orgnico con los socialistas49.
A partir de octubre, la direccin de los sindicatos comunistas se haba propuesto tres frentes
de lucha: la reorganizacin de sus sindicatos desde la ilegalidad y la represin, la lucha por las reivindicaciones econmicas, polticas y sociales de los trabajadores y la unidad sindical bajo los criterios expuestos por la IC en su informe de julio de 193450.
Las reivindicaciones contra la represin, por la liberacin de los presos, y por la unifica-cin de las fuerzas antifascistas componen la base tctica del PCE en 1935. Se trata de rei-vindicaciones concretas, parciales, ya que los planteamientos maximalistas y sectarios podan
resultar contraproducentes de cara a conseguir los objetivos inmediatos de alianzas y antifas-cismo. Durante 1935, se impulsar el desarrollo y refuerzo de las Alianzas Obreras, conce-bidas como eficaces instrumentos conjuntos de la izquierda obrera para preparar la transicin
a los soviets revolucionarios.51 Aunque, ciertamente, esta supuesta transicin a los soviets
revolucionarios formaba ms parte de la justificacin terica estalinista que otra cosa.
En mayo se anunci un programa conjunto de los partidos francs, espaol e italiano, por
parte de la Komintern, que se basaba en la combinacin de un programa democrtico con un
programa revolucionario. Lo que Rafael Cruz denomina como tndem Alianzas-revolucin,
y frente popular-democracia, que conformar la poltica del PCE desde este momento. En el
caso espaol, las Alianzas Obreras formaran el ncleo revolucionario (siempre bajo hegemo-na comunista). Estas eran algunas de las caractersticas ms importantes del programa:
- La confiscacin sin compensacin de toda la tierra de los grandes terratenientes, la iglesia y
el gobierno, para su libre distribucin a los agricultores, individual o colectivamente, conforme
a sus propias decisiones. [Esta ltima aclaracin es algo tremendamente llamativo, recordando
siempre que nos encontramos en los aos treinta].
- La confiscacin y nacionalizacin de la gran industria, las finanzas, el transporte y las
comunicaciones.- El reconocimiento de la plena autonoma de Catalua, el Pas Vasco y Galicia, incluso como
estados independientes.- La liberacin inmediata e incondicional del norte de Marruecos y las dems colonias
espaolas.
- La disolucin de las fuerzas armadas, y la distribucin de armas a los trabajadores y
campesinos. La purga de enemigos del pueblo en todo el gobierno.
49 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p.87.50 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.240.51 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p..89.
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
52
EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico
53
-La creacin de una Guardia Roja Obrero-Campesina, con eleccin de sus oficiales.
- La solidaridad proletaria con los oprimidos del mundo y la alianza fraternal con la
URSS52.
Teniendo en cuenta el discurso de etapas anteriores, en el nuevo programa se puede ob-servar una menor insistencia nominal en el modelo sovitico, las referencias a ste van siendo
ms discretas. Ahora la prioridad del partido se encontraba en concertar pactos de unidad con
otras fuerzas obreras y antifascistas. Pactos que se reflejaran en la constitucin de organismos
unitarios y plataformas conjuntas, basadas en la lucha contra la represin y por la amnista
(movimiento surgido tras el fracaso de la huelga general y la derrota en el levantamiento de
Octubre), mediante los citados comits de enlace con el PSOE, Alianzas Obreras, unida