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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE GEOGRAFÍA E HISTORIA Departamento de Historia Contemporánea TRABAJO ACADÉMICAMENTE DIRIGIDO PRESETADO POR Manuel Guerrero Boldó Bajo la dirección del doctor Don. Rubén Pallol Trigueros Madrid, septiembre de 2012

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  • UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRIDFACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA

    Departamento de Historia Contempornea

    EL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICOEL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICOEL PCE EN LA II REPBLICA. UN BALANCE HISTORIOGRFICO

    TRABAJO ACADMICAMENTE DIRIGIDO PRESETADO PORManuel Guerrero BoldBajo la direccin del doctorDon. Rubn Pallol TriguerosMadrid, septiembre de 2012

  • 3"Imagnate que la URSS, para ganar tiempo, pone una sordina a los comunistas de Francia y Blgica". Brunet se encoge de hombros, "Pone! Cmo te imaginabas t las relaciones entre la URSS y el PC? No sabes que hay en el PC clulas cuyos compo-nentes discuten y votan?". Schneider sonre e insiste pacientemente: "No quera molestarte. Digo lo mis-mo de otro modo: imagnate que el PC, deseoso de no crear dificultades a la URSS, se pone una sordi-na...". "Sera nuevo?".

    La muerte en el alma. Jean-Paul Sartre

  • ndice

    Introduccin ........................................................................................................... 17 - 21

    Captulo 1. Gnesis del PCE ................................................................................. 23 - 33

    La problemtica entorno a la III Internacional ................................................... 26 - 35

    Captulo 2. Algunos ejemplos de la praxis del comunismo oficial en Espaa .... 35 - 70

    El PCE y el sindicalismo .................................................................................... 38 - 55

    Polticas unitarias, el surgimiento de las JSU .................................................... 58 - 66

    El asociacionismo comunista .............................................................................. 68 - 74

    Captulo 3. La intelectualidad, la URSS y el PCE .............................................. 73 - 83

    Captulo 4. La particularidad catalana ............................................................. 85 - 107

    Alumbramiento de la seccin del comunismo oficial ....................................... 90 - 100

    Estancamiento, contradicciones del PCC y formacin del PSUC .................. 101 - 111

    Conclusin y posibles lneas de investigacin a seguir .................................. 109 - 112

    Bibliografa........................................................................................................... 115 - 120

  • 6 7

    Cronologa

  • 8 9

    CRONOLOGA DE REFERENCIA

    1919 (diciembre) Adhesin provisional de la CNT a la Tercera Internacional.

    1920 (abril) Fundacin del Partido Comunista Espaol.

    1921 (abril) Fundacin del Partido Comunista Obrero Espaol (PCOE).(Noviembre) Fusin de los dos PC y creacin del PCE.

    1922 La CNT retira su adhesin a la Profintern.(Marzo) Primer Congreso del PCE.

    1923 (julio) Segundo Congreso del PCE.

    1924 Primer triunvirato (Maurn) y segundo triunvirato (Bullejos, Portela, Trilla).

    1929 (agosto) Tercer Congreso del PCE, en Pars. Bullejos Secretario General. Separacin de la Federacin Catalano-Balear.

    1930 (marzo) Conferencia de Bilbao-Pamplona.(Agosto) Aparece Mundo Obrero, semanario. Fundacin del Bloque Obrero y Campesino en Catalua.

    1931 (Abril) Proclamacin de la Repblica. (14 de noviembre) Primer nmero de Mundo Obrero.

    1932 (7 de enero-30 de noviembre) Suspensin de Mundo Obrero.(Marzo) Cuarto Congreso del PCE. Eliminacin de la troika Bullejos-Trilla-Adame y su sus-titucin por la troika Daz-Ibrruri-Hernndez.(10 de agosto) Sublevacin de Sanjurjo.(Septiembre) Leyes del Estatuto de Catalua y de Reforma Agraria.

    1933 (marzo) Fundacin en Barcelona de la Alianza Obrera. Campaa del PCE contra la misma.(19 de noviembre) Victoria electoral de la derecha; Lerroux, jefe del Gobierno.

  • 10 11

    1934 (septiembre) Ingreso del PCE en la Alianza Obrera. (Octubre) Dimisin de Samper; Gobierno Lerroux con tres ministros de la CEDA. Movi-miento revolucionario en Catalua y Asturias.

    1935 (13 de julio) Primer nmero de Claridad (rgano de los socialistas de Largo Caballero).(Julio-agosto) Sptimo Congreso de la Internacional Comunista, que lanza la consigna del Frente Popular.

    1936 (enero) Firma del pacto del Frente Popular espaol, en el cual figura el PCE. Reapari-cin de Mundo Obrero; finaliza la censura de prensa.(16 de febrero) Elecciones. Diecisis diputados comunistas elegidos en listas del Frente Popular. Apoyo en el Parlamento y en la calle a los gobiernos de Azaa y Casares Quiroga. Esfuerzo por frenar las huelgas y protestas.(Abril) Formacin de las JSU. Carrillo, Secretario General de las mismas.(12 de mayo) Casares Quiroga, jefe del Gobierno tras la negativa de Prieto.(18 de julio) Alzamiento militar.(23 de julio) Formacin del Partit Socialista Unificat de Catalunya. Joan Comorera, Secreta-rio General.

  • 12 13

    Lista de abreviaturas

  • 14 15

    AIT Asociacin Internacional de Trabajadores

    AO Alianzas Obreras

    ASO Agrupacin de Abogados Defensores de los encartados por los

    sucesos de Octubre

    BOC Bloque Obrero y Campesino

    CC Comit Central

    CE Comit ejecutivo

    CEDA Confederacin Espaola de Derechas Autnomas

    CGTU Confederacin General del Trabajo Unitaria

    CNR de la CNT Comit Nacional de Reconstruccin de la CNT

    CNT Confederacin Nacional del Trabajo

    CR Comit Regional

    CSR Comits Sindicalistas Revolucionarios

    FAI Federacin Anarquista Ibrica

    FCC-B Federacin Comunista Catalano-Balear

    FJS Federacin de Juventudes Socialistas

    IC Internacional Comunista

    ICE Izquierda Comunista de Espaa

    IJC Internacional Juvenil Comunista

    IJS Internacional Juvenil Socialista

    IOS Internacional Obrera Socialista

    ISR Internacional Sindical Roja

    JSU Juventudes Socialistas Unificadas

    MORP Unin Internacional de Escritores Revolucionarios

    OCE/OCI Oposicin Comunista Espaola / Oposicin Comunista

    Internacional

  • 16 17

    OSR Oposicin Sindical Revolucionaria

    PCE Partido Comunista de Espaa

    PCC Partit Comunista de Catalunya

    PCOE Partido Comunista Obrero Espaol

    PCF Partido Comunista de Francia

    PCI Partido Comunista de Italia

    PCP Partit Comunista Proletari

    PCUS Partido Comunista de la Unin Sovitica

    POUM Partido Obrero de Unificacin Marxista

    PSOE Partido Socialista Obrero Espaol

    PSR Partido Social Revolucionario

    PSUC Partit Socialista Unificat de Catalunya

    SFIO Seccin Francesa de la Internacional Obrera

    SRI Socorro Rojo Internacional

    UEAR Unin de Escritores Proletarios y Revolucionarios

    UGT Unin General de Trabajadores

    UJC Unin de Juventudes Comunistas

    URSS Unin de Repblicas Socialistas Soviticas

    USC Uni Socialista de Catalunya

  • 18 19

    Introduccin

  • 20 21

    INTRODUCCIN

    Al acercarnos al tratamiento historiogrfico dado al PCE de la II Repblica, nos encon-tramos con algunos problemas fundamentales tales como que los estudios realizados suelen

    encontrarse bastante fragmentados o ser generalizantes en exceso. Y tambin, que los estudios que se realizaron en las dcadas de los 60, 70 y 80 del siglo pasado, se encuentran en un estado

    de precariedad debido a que no han sido completados a posteriori con enfoques de tipo cultural

    o con estudios de aspectos secundarios del comunismo oficial en Espaa. Ms all del brillante trabajo realizado por Rafael Cruz, y algunos estudios puntuales de

    historia local, o bien un tratamiento perteneciente a obras de carcter ms global; el PCE de

    la II Repblica ha tenido un escaso protagonismo historiogrfico que debera ser abordado.

    Ciertamente, acercarnos al Partido Comunista en los aos treinta nos puede proporcionar un

    conocimiento ms completo de uno de los contextos poltico-sociales ms ricos y complejos

    de la Espaa contempornea, un conocimiento ensamblado en la naciente sociedad de masas

    espaola. As como una mayor comprensin de uno de los movimientos polticos ms influ-yentes que, adems, marc culturalmente a diversos sectores de la sociedad republicana con la

    exportacin de lo sovitico, la imagen de la Unin Sovitica. Que fue utilizada constantemente para definir lo que ocurra en Espaa, tanto para demonizar o legitimar procesos o sectores

    poltico-sociales del momento. Cuando nos acercamos al PCE de los aos treinta, nos acercamos irremediablemente al

    movimiento comunista internacional, a travs de la Internacional Comunista y sus directrices enviadas a las sucursales comunistas entre las que se encontraba el propio PCE. Esto, pese a

    resultar una obviedad, puede suponer y ha supuesto un obstculo para los estudiosos del Par-tido Comunista de Espaa. La IC responde a unas motivaciones, a unas interpretaciones de la

    realidad y de cmo se ha de exportar la experiencia sovitica, que se enclavan directamente en

    el pensamiento y la experiencia de tericos como el propio Marx, fundamentalmente Lenin, o

    Stalin. Si no se conoce el legado, el corpus terico-poltico y filosfico que dej Lenin tras su

    muerte, as como el contexto en el que se forj, difcilmente se puede llegar a hacer una inter-pretacin vlida y completa de las secciones nacionales de la IC y de su posterior desarrollo

    en los aos treinta tras el asentamiento de Stalin en el poder. Sin embargo, en ocasiones, los

    estudios sobre el PCE no han ido acompaados de un poso de abundante conocimiento terico

    marxista leninista; lo que empobrece y limita las interpretaciones de los investigadores.

    Para enfrentarme al Partido Comunista de Espaa en la II Repblica, he elegido una serie

    de temas que a mi juicio pueden ser de utilidad para comprender la problemtica entre los par-tidos comunistas y la Internacional Comunista, sin la que no se entiende el desarrollo del PCE.

  • 22 23

    Comenzar con el captulo que hace referencia a la III Internacional, responde a una motivacin

    bastante obvia, y es que si no conocemos las razones que empujan a la creacin de la Interna-cional Comunista, es complicado llegar a hacer una interpretacin sostenible. El apartado del

    sindicalismo, quizs, es el ms complicado para intentar aportar algn tipo de innovacin o

    enfoque pendiente de estudio; ya que las investigaciones realizadas hasta el momento mues-tran una solidez interpretativa y una cantidad de informacin, satisfactoria para cualquiera que

    pretenda abordarlo. Pero es un tema que, probablemente, necesite un estudio especfico por

    la ausencia del mismo. Analizar un mbito como el sindicalismo permite, entre otras cosas,

    descifrar el contexto poltico copado por otras formaciones ya asentadas al que se enfrentaba el

    PCE durante la II Repblica. La CNT y la UGT fueron obstculos demasiado enraizados como

    para poder competir en este sector, pero, lo que no es menos cierto es que el sectarismo y el anacrnico dogmatismo estalinista fueron unos condicionantes absolutamente determinantes

    para el devenir sindical del PCE.

    Acercarse a los estudios realizados sobre la formacin de las Juventudes Socialistas Uni-ficadas, es un ejercicio realmente formativo como historiador. Cuando uno aborda la biblio-grafa disponible sobre el tema, primero se ha de enfrentar a su escasez y, posteriormente, a la

    fuerte politizacin y posicionamiento inherente a algunas interpretaciones. Pese a que existen

    estudios especficos y completos sobre la formacin de las JSU, como pueden ser los de Ricard

    Vias y Ramn Casters (ste enclavado en el mbito cataln), lo cierto es que pertenecen a

    los aos setenta del siglo pasado, y se muestra necesario llevar a cabo nuevas investigaciones

    que mejoren lo realizado hasta el momento. As como huir de un posicionamiento ideolgico

    que empobrezca las mismas, como ha ocurrido en algunos tratamientos puntuales insertados en estudios dedicados al PCE.

    El comunismo oficial en Catalua nos ofrece un campo de estudio de gran riqueza debido

    a la excepcionalidad de su alumbramiento y desarrollo. Engarzado en un contexto sociopol-tico que difiere en la correlacin de fuerzas polticas de carcter obrero al resto de la geogra-fa peninsular. As como en la conceptualizacin del Partido Comunista, que debido al matiz

    nacionalista necesario para su creacin y su puesta en escena en la regin catalana, evidenci de un modo, si cabe, an ms palpable la incomprensin kominterniana respecto a las realida-des sociopolticas de sus sucursales nacionales. El anarcosindicalismo y el trotskismo, por su

    parte, resultaron tambin condicionantes para el desarrollo de un PCC que, en un contexto tan

    especfico como el cataln, se vio obligado a competir en un mbito poltico extremadamente

    rico y complejo. Y, precisamente, por esta complejidad y riqueza mencionadas, el comunismo oficial en Catalua merece una atencin que no ha recibido, ya que ha sido tratado de un modo

    exiguo y anecdtico, siempre relacionado a estudios de otras formaciones marxistas catalanas

    como el BOC o el POUM, o bien para completar estudios sobre la creacin del PSUC.Otro objeto de estudio del presente trabajo ha sido la relacin de una parte de la intelec-

    tualidad espaola, de sensibilidad comunista, que ofreci una problemtica (comn al resto de

    partidos comunistas pertenecientes a la IC) que evidenci, una vez ms, como el dogmatismo

    estalinista slo ofreca una adhesin sin reservas o una traicin anunciada. Por la profundidad de pensamiento de los protagonistas, el anlisis que podemos realizar de las tensiones entre

    el PCE y los intelectuales, este tipo de investigaciones pueden enriquecer enormemente el

    anlisis de los partidos comunistas de los aos treinta. Una vez ms, la cuestin, ha tenido un

    tratamiento historiogrfico complementario a estudios sobre el PCE pero no ha sido tratada

    con exclusividad y, por lo tanto, su desarrollo podra ser de una mayor entidad.

    Por ltimo, el asociacionismo comunista, es un apartado que responde a la intencin del autor por mostrar, ejemplificar, lo que podra ser una nueva lnea de investigacin para futuros

    estudios sobre el PCE de la II Repblica. Investigaciones sobre aspectos secundarios como el asociacionismo comunista y aportaciones de tipo cultural, pueden ayudar considerablemente a reinterpretar y ampliar sustancialmente nuestro conocimiento sobre el Partido Comunista en el periodo republicano. Un periodo que, por su complejidad y por enclavarse en la naciente sociedad de masas espaola, como se ha destacado anteriormente, justifica por s mismo la

    necesidad de nuevos estudios y enfoques historiogrficos que renueven y amplen una biblio-grafa escasa y envejecida.

    Precisamente este ltimo apartado del trabajo me ha permitido plantearme una cuestin relacionada con los estudios realizados hasta el momento sobre el PCE en la II Repblica:

    pese al evidente control kominterniano sobre sus sucursales, es posible vislumbrar acciones,

    comportamientos, actitudes o iniciativas de los partidos comunistas de los aos treinta, que

    contengan cierta independencia respecto a la Internacional Comunista?. Y si es as, deberan

    realizarse nuevas investigaciones en esta direccin?.

  • 24 25

    Captulo 1. Gnesis del PCE

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    Problemtica entorno a la III Internacional

    La exportacin de revoluciones es un camelo. Si lo desea, cada pas puede realizar su revolucin, pero

    si no lo desea, no habr revolucin. Stalin, 1935

    Para comenzar este trabajo, es preciso abordar el origen de los partidos comunistas adhe-ridos a lo que se conoci como III Internacional. Las causas de su surgimiento y de la ruptura

    con la socialdemocracia adscrita a la II Internacional sern objeto de estudio en este captulo.

    Este contexto permitir descifrar las causas de males posteriores como fueron el cons-tante sectarismo, dogmatismo, esquematismo estalinista, etc., con su consecuente alejamiento de la realidad poltico-social espaola. As como la mejor comprensin de la deriva de la IC

    y por ende de los Partidos Comunistas, que se ir desarrollando casi paralelamente al afian-zamiento de Stalin en el poder. Y es en el II Congreso de la IC celebrado en verano de 1920

    se consider que el desarrollo y afianzamiento del poder sovitico en Rusia aparece como

    la realidad histrica ms importante desde la fundacin de la Internacional Comunista1. La trascendencia que iba a tener esta organizacin, para el devenir del movimiento comunista internacional, se puede intuir en esta pretenciosa afirmacin.

    En 1919 fue creada la que conocemos como III Internacional o Komintern con el objetivo

    claro de exportar la revolucin a todos los rincones del planeta donde fuera posible, y de este

    modo aplastar el capitalismo, una organizacin construida desde la firme conviccin de la traicin de la socialdemocracia, que conformaba la II Internacional, a la esencia revoluciona-ria latente en Marx. Pero en los pases occidentales, la escisin entre una minora de comu-nistas comprometidos y una mayora de trabajadores que permanecan fieles a los dirigentes

    reformistas se perpetuara y se hara ms profunda con el paso del tiempo2.Esta traicin formulada por Lenin se basa en una serie de cuestiones fundamentales. Gros-

    so modo vamos a desglosar estas, que sin duda nos ayudarn a comprender desarrollos pos-teriores: en primer lugar hemos de destacar la interpretacin economicista por parte de los socialistas desde fines del siglo XIX hasta 1914, de los cambios que se iban produciendo en

    la sociedad gracias a la expansin capitalista como el desarrollo de monopolios, la expansin

    colonial, etc., lo que les llev a formular la teora del capitalismo de estado, para estos un equivalente del socialismo3.

    1 SAA, Heleno, La Internacional Comunista 1919-1945, Madrid, Editorial Zero, 1972, p. 31. La cursiva es ma.2 CARR, E. H, La Revolucin Rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza Editorial, 2009, p. 30.3 Vase: CARR, E. H, La Revolucin bolchevique. La Rusia sovitica y el mundo, Madrid, Alianza Universidad, 1985 y La Revolucin Rusa, de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza Editorial, 2009; ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939), Barcelona, El viejo topo, 1978.

    En definitiva, los socialistas vern en el reformismo la va a seguir para conseguir susob-jetivos, y este reformismo tildado por Lenin de oportunista, no ser el nico motivo de aleja-miento por parte de las diferentes facciones de la II Internacional.

    La interpretacin nacionalista, tildada de chovinista por los revolucionarios, que har el

    sector reformista de la I Guerra Mundial, ser para Lenin otro motivo de traicin: por banca-rrota de la Internacional, estos obreros entienden la flagrante traicin de la mayora de los

    partidos socialdemcratas oficiales a sus convicciones y las solemnes declaraciones hechas

    durante los discursos pronunciados en los congresos internacionales de Stuttgart y Basilea4. Lenin ir configurando un corpus terico en el proyecto de resolucin del Congreso So-

    cialista Internacional de Stuttgart (VII Congreso de la II Internacional), que se celebr entre el 18 y el 24 de agosto de 1907. Proyecto de resolucin recogida en El militarismo y los con-flictos internacionales, presentado por A. Babel, a partir del cual, Lenin logr (en cierto modo)

    mediante sus enmiendas, apoyadas por los representantes de la socialdemocracia polaca, cam-biarlo de raz.

    En la resolucin se introdujo la tesis siguiente, de importancia esencialsima:

    En caso de que, a pesar de todo, la guerra sea desencadenada, ellos [los obreros de los

    distintos pases y sus representantes en los parlamentos] deben [] procurar con todos los medios

    aprovechar la crisis econmica y poltica provocada por la guerra para agitar a las masas populares y acelerar el hundimiento de la dominacin capitalista de clase5.

    Posteriormente, este proyecto de resolucin se convalid en el Congreso Socialista Inter-nacional de Copenhague (VIII Congreso de la II Internacional), que se celebr entre el 28 de agosto y el 3 de septiembre de 1910. Y esta resolucin obligaba tambin a los partidos socia-listas y a sus representantes en los parlamentos a exigir a sus gobiernos reducir el armamento

    y a que intentasen que los conflictos se solucionasen mediante arbitrajes, as como tambin se

    alentaba a los obreros de todos los pases a organizar protestas contra el peligro de guerra.Lenin se apoy en estos precedentes para legitimar su postura frente a la I Guerra Mundial,

    que l calific de imperialista y a sus partidarios de socialpatriotas, y es que: Slo el partido bolchevique y algunos sectores de otros partidos europeos se opusieron a

    esta traicin de los principios internacionalistas, denunciando la alianza de los socialdemcra-tas con las burguesas de su pas y propugnando una poltica de oposicin a la guerra imperia-lista basada en transformar en guerra civil la guerra entre burguesas imperialistas6.

    4 LENIN, Vladimir, La bancarrota de la II Internacional. Mosc, Editorial Progreso, 1976, pp. 219-220.5 Ibd., p. 520.6 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939). Barcelona, El viejo topo, 1978, pp. 6-7.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    Se puede observar como paulatinamente se fue creando una alternativa revolucionaria real

    en el seno de la socialdemocracia de la II Internacional, pero un acontecimiento que sin duda marc el desenlace fue la reunin de los socialistas revolucionarios, los cercanos a las premi-sas leninistas, en la localidad suiza de Zimmerwald (septiembre de 1915). En esta reunin

    se lanzaron duras crticas a los denominados socialpatrotas y se insisti constantemente en el carcter imperialista de la guerra desde la faccin partidaria de los postulados de Lenin. Estos

    no eran mayora, pero se propuso ya la creacin de una nueva Internacional, considerando a la II como obsoleta, debido a que interpretaba que ya no serva a los intereses del socialismo sino a los del propio capitalismo.

    Lenin ver realizarse las tesis que como izquierda de Zimmerwald haba sostenido en las

    dos conferencias suizas (que se dieron inmediatamente despus que la arriba mencionada)

    sobre la transformacin de la guerra capitalista en guerra revolucionaria del proletariado, y

    la Revolucin rusa se proyect con toda fuerza sobre el proletariado internacional reforzando

    las posiciones de las minoras revolucionarias y pacifistas en cada pas7.Cuando en la con-ferencia de Berna de 1919 se renov, la II Internacional abarcaba solamente el ala derecha del

    movimiento obrero internacional8.Estos antecedentes histricos dentro del seno de la socialdemocracia de la II Internacional

    son de capital importancia para poder comprender el origen, y parte de la esencia de la for-macin de los partidos comunistas que surgen en su mayora de una escisin de los partidos socialistas, y al calor de la Revolucin de Octubre de 1917. Quiz la clave sea que esta pos-tura radical de Lenin no es un puro vanguardismo alejado de la realidad. Tiene sus races en la

    realidad rusa, desgarrada por los conflictos de clase agudizados por la guerra imperialista, tre-mendamente impopular entre las masas rusas. Lenin, que ligaba en todo momento el avance de

    la revolucin rusa con el avance de la revolucin, crey que era necesario aprovechar la crisis del sistema capitalista en guerra para transformarla en el inicio de la revolucin mundial9.

    Su decidida voluntad de romper con la II Internacional, de crear una nueva sobre bases

    revolucionarias, proceda de su cotidiana experiencia de enfrentamiento con los representantes

    de la lnea socialdemcrata en Rusia, los mencheviques.10 Estas reflexiones surgidas de una

    experiencia concreta, es decir, de la experiencia rusa, son la esencia del xito de la Revolucin de Octubre y a su vez la esencia del fracaso de la Komintern y su intencin de exportar al resto

    7 FORCADELL, Carlos, Parlamentarismo y bolchevizacin, el movimiento obrero espaol (1914-1918). Barcelona, Edito rial Crtica, 1978, p. 171.8 HAJEK, Milos, Historia de la III Internacional. Barcelona, Editorial Crtica, 1984, p.15.9 Obras de Lenin de referencia para una mejor comprensin de la problemtica: LENIN, Vladimir: La bancarrota de la II Internacional. Mosc, Editorial Progreso, 1976, El socialismo y la guerra y El imperialismo, fase superior del capitalismo.10 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit., P. 7.

    del mundo la Revolucin. As se formaba un Partido Mundial con un centro y mando nico [Mosc] cuyas deci-

    siones eran vinculantes para todos sus afiliados11, y el que fueran decisiones vinculantes para

    todos sus afiliados no era una cuestin nimia. Puesto que las interpretaciones de las

    situaciones polticas dadas en los diferentes pases en los que se establecan los partidos comu-nistas, as como las estrategias a seguir para exportar la revolucin; adems de ser erradas

    casi en su totalidad por intentar hacer de la experiencia rusa algo universal, algo generalizan-te. Supondr que el conjunto de los partidos comunistas pertenecientes a la III Internacional estn obligados a seguir este dbil corpus terico si es que queran seguir perteneciendo a la Komintern, con la legitimidad, prestigio, apoyo logstico y econmico que les aportaba esta

    organizacin, o bien optar por la traicin al marxismo-leninismo12.Esta visin sectaria, excesivamente rusa, y de un precario nivel terico se asentar e in-

    crementar paralelamente al ascenso de Stalin. Una hegemona rusa que Lenin entenda como

    puramente coyuntural, fue criticada por ste en el IV Congreso de la Internacional. Lenin cri-tica la resolucin por ser rusa hasta la mdula, afirmando al mismo tiempo que no hemos

    comprendido cmo se debe llevar la experiencia rusa a los extranjeros13, pero esta reflexin,

    como veremos posteriormente, no calar en absoluto, y el que interpretase las estrategias de

    la Komintern de un modo similar incurra en delito de hereja, traicionando al leninismo. Esto lo comprobaremos a lo largo del trabajo, proyectado desde la IC a sus sucursales europeas, al PCE en nuestro caso concreto.

    En su esencia, la IC se construy con varios grupos extranjeros, dbiles y embrionarios,

    [que] se engancharon a una organizacin esencialmente rusa, cuyos recursos y principal ma-triz, procedan [] del partido ruso y el gobierno sovitico14. Y al parecer esto era compren-dido por Lenin.

    La Internacional estalinista, lejos de reelaborar concepciones obsoletas, (aplicadas por

    Lenin pero que objetivamente haban quedado desfasadas) que pudieran resultar efectivas en

    el contexto histrico en el que se encontraba, opt por un enrocamiento que le permitira de-fender los intereses internacionales de la URSS, una coyuntura en la que tena que utilizar la Revolucin y contenerla al mismo tiempo, y a su vez apropiarse del leninismo.

    Hemos de reflexionar acerca de una obviedad repetida hasta la saciedad de un modo a to-das luces interesado, y es que: aunque la esencia mantenida, tras la muerte de Lenin, en la

    11 CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica, Madrid, Alianza Editorial, 1987, p. 21.12 Vase: HOBSBAWN, Eric. H, Historia del marxismo, tomo I, Vol. 7, Barcelona, Bruguera, 1983; HAJEK, Milos, Historia de la III Internacional. Barcelona, Editorial Crtica, 1984.13 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit., p. 12.14 CARR, E. H, La Revolucin Rusa, ob. Cit. p. 30.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    Komintern tiene una profunda raz leninista, esto es del todo evidente ya que corresponde a las

    vicisitudes acaecidas en la vida poltica del protagonista. Resultara ciertamente anacrnico e interesado aventurarnos a dictaminar que los derroteros seguidos a posteriori son un mal en-dmico del leninismo.

    No podemos saber con certeza el rumbo que hubiera tomado el protagonista realizando un ejercicio de historia ficcin pese a afirmaciones, que puedan apoyar estas hiptesis, del tipo:

    El movimiento que haba nacido en Zimmerwald se dilua desde el momento en que

    Rusia se converta en el centro de referencia de todo el movimiento obrero internacional, etc.,

    se separaba del marco zimmerwaldiano para enmascararse en el contexto de la revolucin rusa

    y convertirse en el centro del movimiento obrero internacional15. El intento de crear una unidad entre la Internacional leninista y la Internacional estalinista

    es evidente en gran parte de la literatura concerniente al tema, mediante, como se ha sealado

    anteriormente, una argumentacin anacrnica e interesada. Y es que se puede intuir que el

    esquematismo de Lenin en su anlisis de la coyuntura internacional cre las condiciones para

    que en el perodo estalinista, aparecieran graves errores que marcaron profundamente la histo-ria del movimiento comunista16. Pero este esquematismo se da en un contexto profundamente diferente al que se enfrentaron los estalinistas, aplicando medidas atemporales que a su vez

    les legitimaban por ser leninistas. Desde luego que esto no fue responsabilidad de Lenin, a no ser que le queramos acusar tambin de no ser vidente. El esquematismo estalinista tendremos

    oportunidad de analizarlo a lo largo del presente trabajo, ejemplificndolo con la relacin IC-

    PCE17.Es interesante anunciar estos cambios futuros, que desarrollaremos posteriormente en ma-

    yor profundidad, para poder descifrar mejor el origen, la esencia, y el rumbo del PCE en la II

    Repblica. Y es que el Partido Comunista haba nacido en Espaa como escisin del PSOE

    tras los debates en torno a la III Internacional y todo lo que significaba en cuanto a estrategia,

    objetivos o anlisis poltico18. Autores como E. Comn Colomer afirman que:

    El cataclismo registrado en la propia organizacin juvenil [del PSOE], en cuyo ncleo

    madrileo, prendiendo las doctrinas bolchevistas[sic] que trajo a Espaa Borodin [enviado de

    15 FORCADELL, Carlos Parlamentarismo y bolchevizacin, ob. cit., p.171.16 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE, ob. cit. P. 11.17 Para un acercamiento a la problemtica PCE-IC: ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999. Es necesario completar con obras de referencia como: ALBA, Vctor, El Partido Comunista en Espaa, Barcelona, Editorial Planeta, 1979; CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica, Madrid, Alianza Editorial, 1987.18 BARRANQUERO TEIXEIRA, Encarnacin, El Partido Comunista de Espaa, Revista Jbega, Mlaga, nm. 94, (2003), p. 1.

    la III Internacional para acelerar el proceso de escisin], haba cuajado plenamente en el ya titulado Partido Comunista, como primer dispositivo que en nuestro pas actuara a las rdenes de Mosc.19

    Lo de cuajado plenamente, en el sector de la Juventud Socialista resulta una afirmacin un tanto optimista, ya que al crearse el Partido Comunista espaol desgajndose de las juventu-des, reuni a unos dos mil miembros de los siete mil que en diciembre integraban las Juventu-des Socialistas, y de ellos doscientos cincuenta en Madrid20.

    Tambin encontramos a otros autores como Stanley G. Payne, que es menos optimista en este asunto, y observa que en realidad solo unos mil, de entre los ms de cinco mil miembros de la FJS, se unieron al naciente PCE [sic]21, aunque proporcionalmente obtendramos un resultado similar.

    En este mbito es donde se fragu el Partido Comunista espaol, que es la primera mitad de lo que posteriormente ser el PCE. Pero este proceso es el resultado de un fracaso, el fraca-so de generar el PC desde el PSOE, donde encontraron un panorama an ms desalentador los

    emisarios de la Komintern, encargados de formar el Partido Comunista en Espaa.

    Estos tuvieron que enfrentarse a posiciones conservadoras, reconciliadoras, etc., por parte

    de miembros del PSOE partidarios de la III Internacional (terceristas). He de dar unas pince-ladas para comprender este fracaso a grandes rasgos: Los primeros contactos de los enviados

    de la Internacional Comunista fueron con Daniel Anguiano, secretario general del PSOE, y

    con Mariano Garca Corts, director de la revista Nuestra Palabra, cuyo deseo de mantener la cooperacin con el sector contrario al ingreso inmediato a la III Internacional calificaron

    de errneo. A propuesta de Anguiano se acord organizar dentro del PSOE un comit que

    propondr un referndum para decidir el ingreso22.Borodin formul la teora leninista de la

    escisin necesaria a sus interlocutores socialistas:

    Todos los socialistas realmente revolucionarios han dejado ya la Segunda. No tiene sentido

    esperar o proponer nuevas conferencias antes de unirse a la Tercera. Si quieren ustedes escribir

    una carta a los socialistas independientes alemanes porque les da miedo entrar solos en el agua fra adelante, escrbanla. Escrbanles que ustedes se han ido a la Tercera, y pdanles que hagan lo mismo como socialistas revolucionarios. En cuanto a mantener la unidad del partido, les dije que

    consideraba su cooperacin con la vieja guardia del todo incongruente, una alianza antinatural,

    19 COMN COLOMER, Emilio, Historia del Partido Comunista de Espaa, primera etapa (I). Madrid, Editora Nacional, 1967, p. 6.20 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999, p.28.21 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, comunismo y revolucin en Espaa (1931-1939), Barcelona, Plaza Jans, 2003, p.24.22 AVILS FARR, Juan, La fe que vino de Rusia. La revolucin bolchevique y los espaoles (1917-1931), Madrid, Biblio teca Nueva, 1999, p.117.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

    33

    una boda de elementos incompatibles23.

    En 1920, mientras Borodin se encontraba en msterdam siguiendo instrucciones de la

    Komintern, todo giraba en torno al soado referndum (el que supuestamente dara lugar al

    split que provocara el salto a la III Internacional)pero los dirigentes de la izquierda del PSOE haban votado en el Comit Nacional a favor de una de esas maniobras dirigidas por

    Julin Besteiro para que dos delegados, l y Anguiano, asistieran en Rotterdam a una reunin

    de los reconstructores de la Segunda (Internacional).24 En diciembre de 1919 se celebraron en

    Madrid los congresos de las principales organizaciones obreristas espaolas.

    En el PSOE se decidi permanecer en la II Internacional [postura de consenso entre las

    tesis de Besteiro y Anguiano], pero con idea de que en el congreso prximo de la misma se

    propusiese la fusin de ambas internacionales, que en caso de no producirse, llevara a la

    adhesin a la III. La FJS, decidieron por su parte, adherirse de inmediato25. Estas posiciones,

    como hemos citado, reconciliadoras y en cierto modo oportunistas, se vieron oficializadas el

    27 de febrero en una reunin plenaria del Bloque de Izquierdas. Todos confirmaron esa sumi-sin, salvo Merino Gracia, quien propuso anunciar pblicamente la existencia del ala izquier-da. Los dems se opusieron.26 Lo que llev a Phillips (el sustituto de Borodin, ahora que ste

    se encontraba en msterdam) a concluir que los maximalistas y los reformistas no distaban

    mucho entre s.La imposibilidad de crear una escisin de garantas, revirti el proceso de formacin del

    partido comunista, como se ha destacado con anterioridad, focalizndose ahora en las Juven-tudes del PSOE. En las Juventudes, vern los emisarios de la Komintern una posibilidad real

    para poder formar el ansiado Partido Comunista en Espaa, y tras consultarlo Phillips a los

    representantes terceristas como Merino Gracia, se concluy que s, que esa era la salida. El

    comit de Federacin de Juventudes aprob con slo un voto en contra, la transformacin de

    ste en Comit Ejecutivo provisional del PC espaol (decidieron que el 15 de abril de 1920 se

    dara a conocer el manifiesto fundacional del partido). Ya tenemos, por tanto, conformada la

    gnesis de lo que posteriormente conoceremos como PCE, pero para poder llegar a la confor-macin definitiva de la criatura poltica necesitamos dar dos pasos ms.

    El siguiente paso es la soada escisin y fundacin de lo que fue el PCOE, en abril de

    23 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p. 23.24 Ibd., pp. 24-25. Los terceristas del PSOE actuaban con mucha cautela, conservadurismo y se daban posturas favora bles a la reconciliacin. Esto nos da cuenta de que la constitucin del PC a modo de escisin del PSOE no fue una tarea sencilla, precisamente, para los enviados de la Komintern.25 MGUEZ MACHO, Antonio, El nacimiento del partido comunista en la Galicia de anteguerra: la escisin tercerista en Santiago de Compostela, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977(vol. I). Ed. FIM, 2007, p. 182.26 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.25.

    1921. La escisin se produjo fundamentalmente por una serie de factores elementales: las va-cilaciones de los terceristas durante el intento frustrado del Bloque de Izquierdas son de capital

    importancia para la forja de una concienciacin, el establecimiento de una complicidad con los

    planteamientos de los jvenes en cierto modo, y quiz los futuros escisionistas comenzaron a

    constatar por s mismos el oportunismo sealado por el PC espaol. Esto, sin duda, ligado a que el rgimen de la Restauracin eligi reprimir y no democrati-

    zarse, cre un malestar social que tiene reflejo en las luchas econmicas y una creciente sim-pata a la Revolucin de Octubre. Lo cual se sum a la escasa capacidad del PSOE de ofrecer una salida a las aspiraciones maximalistas de un sector del partido. Esto resulta ms razonable que una escisin surgida del espritu solidario y filantrpico de un pequeo nmero de miembros procomunistas del partido que vieran al Partido Comunista espaol como un puado de militantes polticos carentes de cualquier vnculo real con los trabajadores, [y en-tonces] convencieron a unos pocos militantes de la UGT de que se unieran a ellos para formar el Partido Comunista Obrero Espaol (PCOE)27.

    Sea como fuere:

    Hasta mediados de 1920, la mayora del partido parece inclinarse por la adhesin a la naciente

    Komintern, pero tras el viaje (a Mosc) de Anguiano y De los Ros, la balanza se inclina al lado

    adverso y en el III Congreso extraordinario del PSOE, en abril de 1921, la adhesin fue rechazada.

    Desde la minora naci inmediatamente el Partido Comunista Obrero Espaol28.

    En el ltimo y definitivo paso, nos encontramos con un proceso bicfalo de formacin del PCE al que tendr que enfrentarse la IC para poder conformar de forma ortodoxa la organi-zacin comunista en Espaa. La Komintern tena que reconciliar dos sectores, dos tendencias

    con una misma sensibilidad. El emisario de la Komintern encargado de llevar a cabo la fusin

    de ambos partidos ser el italiano Antonio Graziadei, llegado a Madrid el 3 de noviembre de

    1921. Se aplica a celebrar reuniones nocturnas con los miembros de ambos partidos, concre-tando las negociaciones en un representante por organizacin, Gonzalo Sanz por el PC espaol

    y Manuel Nez de Arenas por el PCOE.

    Los primeros [PC espaol] hubieron de ceder en las expulsiones que solicitaban de dirigentes

    del PCOE y los segundos [PCOE], considerados centristas, cedieron en la composicin de los

    rganos directivos a pesar de tener unos cuatro mil quinientos afiliados por dos mil de los jvenes. El 14 de de noviembre naca el Partido Comunista de Espaa (PCE)29.

    27 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. cit., p.24.28 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.32.29 Ibd., p.34.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    Los partidos comunistas, creados por el Partido Bolchevique a partir de la escisin de

    distintos grupos socialistas europeos, actuaron en el marco de la competencia poltica. Aun-que al formar parte de la Internacional Comunista, (como se ha sealado anteriormente) estos

    partidos parecan continuar la tradicin internacionalista de las organizaciones obreras, su

    dependencia poltica del Estado Sovitico y las alianzas en sus respectivos pases, los convir-tieron en sucursales europeas del PCUS, a la vez que aspirantes a representar las identidades nacionales30.

    Fundamentalmente se estaba fraguando otro modo de entender el enfrentamiento al ca-pitalismo, y su instrumento de lucha sera el Partido, pero deba ser un partido un partido de vanguardia de trabajadores elegidos, que rompiera con la socialdemocracia sistemticamente, que se adaptase a las condiciones de ilegalidad y que, adems, liderara las diversas formas de

    lucha del movimiento obrero (sindical, cooperativas, comits), poniendo as las bases para

    la direccin por medio del partido de la poltica de sindicatos comunistas; del mismo modo

    deba imponer la participacin y gua en las organizaciones ms amplias de trabajadores que

    reivindicaran medidas favorables para la clase trabajadora31.Este papel que deban adoptar los partidos comunistas, de nico representante legtimo

    de los intereses de la clase trabajadora, y en consecuencia llamado a ser aglutinador y lder de toda organizacin o movimiento que luchase por y para sta, como veremos, generar grandes

    contradicciones en la praxis una vez que el PCE entre en el juego poltico desarrollado en la II Repblica. Y es que, como se informa en el programa electoral del PCE de 1931:

    El Partido Comunista participa en la lucha electoral para movilizar las masas alrededor de su

    programa revolucionario de lucha sin cuartel contra el rgimen de dictadura de la monarqua feudal

    y militar de Alfonso XIII y contra el capitalismo que explota a las masas obreras y campesinas de

    Espaa32.

    Aqu podemos observar claramente ese papel redentor, vanguardista, aglutinador, etc.,

    que se asignan para presentarse a las masas, una vez llevado a cabo el ingreso en los resortes polticos legales. Pretenden mantener la esencia, la identidad revolucionaria, pese a que esta posicin contradiga la originaria, reacia a participar de las ilusiones democrticas creadas en los estados capitalistas, y es que como vamos a tener oportunidad de observar, la bajeza del corpus terico se traducir en un constante salir del paso, siempre convenientemente teorizado

    30 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado al partido de todos. El PCE, 1920-1939, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977 (vol.), FIM, 2007, p. 143.31 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. cit., p.23.32 ARTOLA, Miguel, Programa electoral del Partido Comunista de Espaa (15 de febrero de 1931), en Partidos y pro gramas polticos, 1808-1936, Madrid, Alianza Editorial, 1991, p. 362.

    a posteriori. Pero hasta que llegue ese momento, y lo que se ha denominado la bolchevizacin del Par-

    tido Comunista, nos encontramos con un partido minsculo, que paradjicamente pretenda imitar al Partido Bolchevique. En definitiva el anterior concepto de partido ligado a la traidora II Internacional deba ser erradicado, deba ser un partido que estuviera preparado para la ile-galidad y que impusiera una autntica ruptura con los miembros y partidos reformistas de los

    diferentes pases33.

    Mientras, por lo dems, los partidos realmente pioneros, como el espartaquista alemn

    o el comunista hngaro, ya haban fracasado en sus intentos de proseguir la experiencia rusa.

    Se configura de esta forma el dilema de los partidos comunistas, constituidos aceleradamente

    para orientar una situacin considerada revolucionaria, que sin embargo, a raz de su dramtico

    nacimiento, se ven obligados a desenvolverse en condiciones de reflujo de los movimientos de

    masas, en un sentido de estabilizacin, o de involucin franca, segn los casos34.

    33 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. cit., p.22.34 ARRANZ, Luis, Los cien nios y la formacin del PCE, Madrid, FIM, 1980, p.88.

  • 36 37

    Captulo 2. Algunos ejemplos de la praxis del comunismo

    oficial en Espaa

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    El PCE y el sindicalismo

    En este apartado se va a tratar el desarrollo de la poltica sindical del PCE y sus cambios de

    concepcin de la misma. A travs de estos cambios se observarn contradicciones tericas, as

    como un claro reflejo del desconocimiento de la situacin espaola, por parte de Mosc, que

    fue convenientemente tratada con el dogmatismo de la Komintern. No ser hasta 1934 cuando

    podamos percibir cierto grado de concordancia entre las polticas lanzadas desde la Internacio-nal Comunista y realidad poltico-social espaola. Ya que los sucesos de Octubre acentuaron

    la solidaridad obrera y el antifascismo, un contexto poltico-social que facilit la conexin

    entre el PCE y amplios sectores de la izquierda decepcionados con la poltica socialdemcrata

    desarrollada ante la amenaza fascista. As como tambin influy muy positivamente la capita-lizacin del movimiento por la solidaridad y pro amnista por los represaliados de Octubre, por parte del PCE, mediante el Socorro Rojo Internacional.

    Se origin un contexto, que al ser europeo, por as decir, generalizado, se engarzaba los

    intereses de la poltica exterior de la URSS con la situacin poltico-social espaola. Se solapa-ba la amenaza fascista con los intereses del proletariado, y por pura coincidencia, comenzaban a coexistir los intereses del PCUS con los de las dems sucursales. La generalizacin de la

    polarizacin fascismo-antifascismo propiciaba el acierto de la IC en la aplicacin de sus polti-cas. Esta vez s se poda aplicar la misma receta a Mosc y al resto de los Partidos Comunistas

    europeos, y sta se concret en el VII Congreso de la IC en el verano de 1935.

    Pero el problema fundamental al que se enfrent el PCE fue al dominio sindical de CNT

    y UGT. El panorama sindical estaba copado por ambas centrales y el PCE, como veremos, no

    consigui dominar un sector en el que parta con gran desventaja y en el que por mritos pro-pios no logr aumentar de la forma esperada su influencia.

    Los antecedentes de la poltica sindical del PCE en la II Repblica, se comprenden mejor

    desde el conocimiento de las figuras protagonistas del sindicalismo comunista espaol en los

    aos veinte, como lo fueron Andreu Nin y Joaqun Maurn. Pero antes de comenzar con ellos,

    citar unas lneas que considero arrojarn luz al lector de cara a enfrentarse al desarrollo de la

    poltica sindicalista del PCE en la II Repblica. Dichas lneas corresponden a Drizdo Losovs-ky, en 1920 presidente del Consejo Regional de los sindicatos de Mosc y uno de los fundado-res de la Internacional Sindical Roja (ISR), donde ocupar el puesto de Secretario General:

    La unidad de la clase obrera, es un medio o un fin? El fin es el socialismo, la unidad no es

    sino el mejor de los medios para realizar este fin, y nosotros estamos a favor de esta unidad en la

    medida que aproxime al proletariado a la meta del socialismo.

    Esto no quiere decir que hay que fraccionar y disolver los sindicatos existentes; se trata de

    conquistarlos, de elevar la conciencia de las masas, de arrastrar a los obreros a la lucha y de crear sobre esta base la unidad proletaria. La clase obrera tiene el mximo inters en que se forme un

    frente nico, si quiere vencer a la burguesa. [] Los obreros revolucionarios aspiran siempre

    a la unidad de accin, pero no pueden edificarla sobre el terreno de la colaboracin de clases. Y

    mientras los jefes sindicales persistan en su criterio, la unidad ser imposible, pues ningn obrero

    revolucionario aceptar semejante unidad1.

    Las consignas de clase contra clase y del frente nico por la base, que son las que se dilucidan en este fragmento, marcarn la trayectoria sindical del PCE durante gran parte la

    II Repblica pese a que la posicin radical frente a los lderes sindicales de otras formacio-nes polticas se vaya moderando y las exigencias de la poltica exterior sovitica modifique

    paulatinamente la tctica a seguir. En 1929 se lanz una campaa oficial anti Bujarin en la

    Komintern. Entre otras cuestiones, esto supuso un renovado nfasis en la tctica de frente

    unido desde abajo, al tiempo que se rechazaba categricamente el frente unido desde arriba

    que haba sido adoptado en 19242. A partir de estas fechas se estableci tambin con renovado

    entusiasmo el discurso de identificacin de la socialdemocracia con socialfascismo.

    Andreu Nin y Joaqun Maurn en los aos veinte perfilarn la poltica sindical comunista,

    ya que durante la Dictadura de Primo de Rivera3:

    El enorme desgaste provocado por la represin de Martnez Anido [Ministro de Gobernacin

    en la Dictadura de Primo de Rivera], la fuerte presencia de los grupos terroristas y la tensin interna

    entre anarquistas y sindicalistas hicieron pensar a los defensores de la vinculacin con Mosc

    [de la CNT] que no todo estaba perdido. Entre ellos destacaban dos ex secretarios del Comit

    Nacional entre 1920 y 1922, el antiguo socialista Andreu Nin y Joaqun Maurn, procedente del

    republicanismo, ambos maestros de formacin4.

    La komintern no apoyaba a los CSR [Comits Sindicalistas Revolucionarios] de forma

    oficial, pero anteriormente haba adoptado la tctica de crear facciones comunistas en el seno

    de otros grupos sindicales5. El CSR eran, por sus siglas, los Comits Sindicalistas Revolucio-narios, y dentro de estos se encontraban algunos miembros escindidos del PCE.

    1 LOSOVSKY, Drizdo, La Internacional Sindical Roja, Madrid, Akal, 1978, pp.139-140.2 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p.41.3 Vase: ALVA, Leandro, Bajo el fuero militar: la dictadura de Primo de Rivera en sus documentos (1923-1930), Sevilla, Universidad de Sevilla Servicio de Publicaciones, 2006; GONZLEZ CALBET, Mara Teresa, La dictadura de Primo de Rivera: el Directorio Militar, Madrid, Universidad Complutense, 1988; TAMAMES, Ramn, Ni Mussolini ni Franco: la dictadura de Primo de Rivera y su tiempo, Barcelona, Editorial Planeta, 2008.4 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos camaradas, Barcelona, Editorial Planeta, 1999, p.39.5 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, comunismo y revolucin en Espaa (1931-1939), Barcelona, Plaza Jans, 2003, p.27.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    Esto ocurre en los aos veinte, cuando Maurn lidera uno de los grupos miembro de estos co-mits, y comienzo citando este episodio para que se pueda contrastar a posteriori el cambio desarrollado en la poltica sindical comunista, la cual no volver a ser tan sutil.

    Posteriormente se intentarn crear clulas comunistas que dominen las centrales sindicales

    con mayor influencia, s, pero la oficialidad del PCE estar presente en cada accin, y ya no ha-blemos de apoyar a miembros escindidos del Partido, ya que estos dejarn de ser comunistas. La situacin creada era paradjica, porque vena a situar como protagonista del obrerismo espaol para la Komintern a una organizacin y a un lder [Joaqun Maurn] que no perteneca

    al Partido Comunista, suscitando la consiguiente desconfianza, destinada a tener una larga

    historia6.Hemos de recordar que en noviembre de 1922 se celebra el IV Congreso de la Komintern

    en el que se aprob oficialmente la tctica de frente unido desde abajo o desde la base,

    con esta interpretacin poltica se pretenda que los partidos comunistas se unieran a otros gru-pos obreros para de este modo aglutinarlos y liderarlos con el objetivo a largo plazo de crear gobiernos revolucionarios. La tctica del frente nico por la base, permita tanto luchar por

    reivindicaciones econmicas menores como para alcanzar la huelga general o la insurreccin armada; y ambas cosas se plantearon en el Partido a mediados de los 30. Pero siempre sin co-laborar con los lderes de otros partidos o de sindicatos a los que se consideraba traidores de la clase obrera.

    Al finalizar el ao [1922] hay en Espaa un Partido Comunista unificado, adherido a la

    Tercera Internacional, con los CSR adheridos a la Profintern (Internacional Sindical Roja), que

    actan dentro de la CNT7 pero en vsperas de Dictadura de Primo de Rivera se puede palpar la marginalidad en la que se encuentran los sindicalistas procomunistas catalanes, as como la escasa presencia del propio PCE, hasta el punto de que las polticas dictaminadas desde la

    Komintern, marchaban a paso cambiado respecto de los acontecimientos espaoles. Los

    objetivos propuestos, de atraer y aglutinar a otros grupos obreros fuera de la rbita del comu-nismo, eran del todo surrealistas.

    La trayectoria de la organizacin comunista en los aos veinte se bas progresivamente

    en la existencia y escasa actuacin de varios aparatos propagandsticos sucesivos, ms al estilo

    republicano del ltimo tercio del siglo anterior que al de un partido obrero de nuevo tipo8, Jos Antonio Balbontn calific al partido de este periodo como la sagrada familia, y es que

    a finales de los aos veinte el partido no es una comunidad de afiliados, sino un autntico y

    6 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.41.7 ALBA, Vctor, El Partido Comunista en Espaa, Barcelona, Editorial Planeta, 1979, p.82.8 CRUZ, Rafael, Historia del PCE en la II Repblica. Madrid, Alianza Editorial, 1987, pp.110-111.

    solitario aparato de directores y agitadores9.Durante la dictadura militar, el PCE y la Komintern se enfrentan a un perodo en el que

    o bien, se mantenan en actividad dentro de la legalidad, si permanecan inactivos; o bien tomaban partido por la accin, lo cual derivaba en las grandes dificultades que provocaba la

    represin por parte de la dictadura, con el agravante de que el PCE, ciertamente, se encontraba

    en un proceso de desarrollo, de aprendizaje, crecimiento y adquisicin de experiencia poltica;

    lo que se ha denominado como la infancia del PCE10.Bajo la dictadura de Primo de Rivera, en plena represin, se organiz, en 1927, la Fe-

    deracin Anarquista Ibrica, la FAI, tan misteriosa como poderosa, y que muy rpidamente

    domin por completo a la CNT11. Este acontecimiento determin la tctica a seguir, nos har

    comprender mejor el cambio de poltica sindicalista llevado a cabo por el PCE en el futuro,

    pero a su vez, en febrero de 1927, Jos Bullejos (Secretario General del PCE) conclua que:

    disuelta la Confederacin en comunicacin con Mosc , creen nuestros camaradas que el

    descrdito de los anarquistas hace posible a nuestro partido reorganizar la CNT12. Y es que

    ahora se pretenda reconstruir la CNT desde el comunismo, esta era la solucin, al escaso pro-tagonismo sindical, propuesta por los comunistas espaoles. En el Congreso de 1927, el PCE propona lo siguiente:

    Declaramos abiertamente que nuestra mxima preocupacin est en los sindicatos, a los

    cuales queremos llevar nuestro espritu revolucionario para apartarles del colaboracionismo que corroe a muchos de ellos y entorpece los movimientos del conjunto. Son los sindicatos, en ligazn estrecha de afinidad espiritual con nuestro partido, los que han de regir despus las funciones de

    la produccin. Indispensable es, por tanto, que con ellos colaboremos y nos pongamos a la cabeza de sus luchas, desarrollando una accin conjunta que d la sensacin de nuestros propsitos inmediatos y finales.

    Los comunistas que pertenecen a la CNT deben procurar su ingreso definitivo en la ISR y los

    que pertenecen a la UGT deben influir intensamente con sus sindicatos para que en el prximo

    congreso de ese organismo se acuerde romper toda clase de relaciones con la Internacional de msterdam, nido de cucos y traidores, e incorporarles a la Internacional Sindical que est apoyando

    a una Repblica obrera triunfante [URSS] y empuja sus huestes por las vas revolucionarias13.

    Con los reformistas de la UGT no haba muchas posibilidades de entendimiento, y cierta-

    9 Ibd., p.111.10 ARRANZ, Luis, Los cien nios y la formacin del PCE, Madrid, FIM, 1980.11 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y la guerra de Espaa. Madrid, Coleccin Popular, 1977, p.54.12 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.53.13 ALVAREZ, Ceferino, El fracaso del PCE en el sindicalismo minero de Asturias, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977, Madrid, FIM, 2007, vol. I, p.214.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    mente la situacin crtica de la CNT resultaba atractiva para formular estas propuestas de

    reconstruccin de la misma desde el PCE. A priori esta tctica resulta coherente y simple al

    mismo tiempo, y ms si cabe con la dimisin de Primo de Rivera en enero de 1930. El pano-rama era alentador.

    Se puede conformar un contexto ms claro si somos conscientes de que un dato incontes-table es la prdida continua de afiliados, que pasan de varios miles en 1922 a unos cientos en

    193014. Un viraje tctico se mostraba necesario.

    El perodo transitorio de gobierno del General Berenguer, que sucedi a Primo de Rive-ra, fue interpretado desde el PCE como una poltica de clase contra clase, que era la poltica

    lanzada desde la IC durante este periodo, como sabemos. Un frente nico lanzado desde la

    burguesa y sus aliados contra el proletariado. Fue en los primeros meses de 1930, cuando desde Pars se orden a la Federacin de

    Transporte de Sevilla reunir una Conferencia y una Comisin que convocaran un Congreso

    Nacional de Reconstruccin de la CNT15. Era el momento de intentar capitalizar la central

    sindical.A principios de marzo de 1930 se celebr la Conferencia de Pamplona, la cual se denomi-

    n as por razones de seguridad, ya que en realidad se celebr en Bilbao. El problema sindical

    fue uno de los temas ms polmicos tratados en esta conferencia, en la que se concret la

    poltica de clase contra clase y frente nico por la base del VI Congreso de la Internacional Comunista, con la construccin de sindicatos controlados directamente por los comunistas.

    La propuesta escisionista de formar una Confederacin del Trabajo Unitaria, o Comit para

    la Reconstruccin de la CNT, choc con la fuerte oposicin de las delegaciones de Andaluca,

    Catalua y Levante. A pesar de esta fuerte oposicin, la poltica escisionista en el terreno sindical

    fue puesta en marcha por el PCE en los meses siguientes16.

    Se redactar el programa de la nueva CNT por el PCE, contena reivindicaciones intrn-secas al Partido as como el esquema orgnico; pero la tctica de reconstruccin se estanc

    debido a dos factores fundamentalmente: la oposicin dentro del propio PCE por el carcter de

    escisin que adjudicaban algunos sectores al nuevo sindicato, y la escasez de respaldo en las bases confederales, ya que estaban afilindose en su mayora a la CNT anarcosindicalista, ya

    reconstruida en 1931. Pero no todos los sindicalistas aceptaron de buen grado el dominio de

    la FAI. A partir de 1931, buen nmero de dirigentes se rebelaron contra la poltica de aventuras

    14 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.111.15 Ibd., p.119.16 ESTRUCH, Joan, Historia del PCE (1) (1920-1939). Barcelona, El viejo topo, 1978, pp.57-58.

    y de putsch que impona la central17.Se puede observar cmo el fin perseguido por el PCE, de atraer sindicatos a las posiciones

    comunistas no fructific. Y es que adems del factor mencionado del anarcosindicalismo, ha-cia el final de la dictadura, [el PCE] recibi la adhesin de militantes de la CNT andaluza [que

    dirigan Jos Daz -futuro Secretario General- y Mije], [pero] perdi los 3000 militantes de la

    federacin de Catalua y de las Baleares que dirigan Maurn y Bonet y que se fusion con el

    Partido Comunista cataln que dirigan Arquer y Fan Gass, formando as el Bloque Obrero

    y Campesino cuyo secretario ser Maurn18. Acontecimiento que se tratar posteriormente.

    Otro factor que sin duda influy negativamente en sus intentos de monopolizar la CNT, fue

    la abrumadora distancia organizativa entre las prcticas asamblearias y descentralizadas [de

    la CNT] y el carcter rgido y centralizado de la estrategia sindical comunista19. As pues, la ISR hubo de reconocer el fracaso del intento de captacin puesto en marcha

    sobre el anarcosindicalismo. Surge entonces, a partir de 1931, la consigna de 20. Esta consigna vena a ser una vuelta de tuerca del frente nico por la

    base.En el perodo republicano, por lo tanto, el PCE se ve obligado a dar un viraje en la prc-

    tica y es que a excepcin de algunas zonas como Asturias, donde la minora comunista era

    influyente y respetada, Mlaga, Cdiz y Sevilla sobre todo, donde los comunistas consiguieron

    monopolizar algunos sindicatos, el PCE no tena ms trascendencia en el movimiento sindical,

    y se buscar revertir esta situacin.

    En Mosc pareca que se comenzaba a dar cierta importancia a los cambios acaecidos en la

    poltica espaola, pero a su vez tambin haban cambiado all algunas cosas. Nin ya no estaba

    en la Profintern, Humbert-Droz cay en desgracia y haba sido sustituido por un ruso-blgaro,

    Stepanov21. Pero el hecho de que enviaran a Humbert-Droz como instructor a Espaa era

    indicador de que tampoco se tomaba demasiado en serio los acontecimientos espaoles, ya

    que ste haba cado en desgracia, como se ha citado. Era un degradado al que se le ofreca un

    destino menor para el retiro.Pero antes de que llegara a Barcelona, donde se instal en diciembre de 1930, la Komin-

    tern haba enviado a Espaa al francs Jacques Duclos [] que estuvo durante dos aos al

    frente de la delegacin22. La misin de estos delegados era la de velar por el cumplimiento de

    17 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y, ob. Cit., p.55.18 Ibd., pp. 69-70.19 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado al partido de todos, en Historia del PCE, I Congreso 1920-1977, Madrid, FIM, 2007, vol. I, p.145.20 BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia y la revolucin, 1931-1936, Siglo XXI, 2008, p.148.21 ALBA, Vctor, El Partido Comunista, ob. Cit., p.105.22 Id.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    la aplicacin sin fisuras de las polticas dictaminadas por la komintern. En el caso de Duclos, le

    toc vigilar el cumplimiento de la lnea adoptada en 1928 por la IC de clase contra clase. En ju-lio de 1931 se confirma la expulsin de Maurn del PCE argumentando un supuesto liberalis

    mo y menchevismo de ste. La traicin cometida por Maurn fue su defensa de una Repbli-ca federal democrtica; de ah su iniciativa de reclamar la formacin de juntas revolucionarias de obreros y campesinos que actuasen como salvaguardia de la revolucin comenzada23.

    Puede verse cmo las principales figuras del movimiento sindical comunista en los aos

    20, y que en gran medida conformaron la poltica o la deriva sindical del Partido hasta el mo-mento, estn ausentes ya en el organigrama del PCE en tiempos republicanos. Esto es sinto-mtico de los cambios que se estn produciendo en el PCE y su lnea sindical. El caso de Nin

    difiere con el de Maurn, ya que se adhiri a la Oposicin de Izquierda y defendi, contra

    Stalin, las posiciones polticas de Trotsky. Vuelto a Espaa en 1931, fund con Andrade la

    Izquierda Comunista24.El PCE adopta una estrategia que consiste en convertir a los sindicatos donde haba pre-

    sencia de militantes del Partido en permanentes redes de reivindicacin y movilizacin, con

    la convocatoria frecuente de huelgas tanto por razones laborales y salariales como por solida-ridad con los huelguistas de otros ramos de la industria25.

    Se pretenda crear la imagen de nicos representantes legtimos de los intereses de la clase obrera y trabajadora, mediante esta incesante actividad reivindicativa, que contrasta con su escasa influencia dentro de las instituciones polticas y el mbito sindical. De este modo se

    intentaba combatir la inferioridad y la escasez, pero esta actitud choc con las estrategias de

    las federaciones, en especial con UGT.

    De ah que el PCE decidiera primero la creacin de plataformas sindicales en las que

    aparecer slo como una organizacin sindical ms -p. e. comits de fbrica, comits de unidad

    sindical, etc.- y con posterioridad, en el verano de 1932, la creacin de su propia central sindical con

    la integracin de unos cincuenta sindicatos y algunas decenas de miles de afiliados a ellos, mientras

    mantena el comit de unidad sindical, mera fachada de [lo que ser] la CGTU [Confederacin

    General del Trabajo Unitaria]26.

    No ser hasta la llegada del otoo de 1931 cuando se dio luz verde a la convocatoria de una

    Conferencia de Unidad Sindical. El PCE encarg la preparacin de esta tarea a la Federacin

    Local de Sociedades Obreras de San Sebastin, y este sindicato lanza dos llamamientos a todas

    las organizaciones obreras y trabajadoras de Espaa. Se hace hincapi en el objetivo de uni-23 GARCA, Hugo, Cultura poltica, democracia y violencia en la Segunda Repblica espaola 1931-1936, (ref. HARD2009-11492).24 BROU, Pierre y TMIME, mile, La Revolucin y, ob. Cit., p.70.25 CRUZ, Rafael, Del partido recin llegado, ob. cit., p.146. 26 Id.

    ficar el movimiento sindical espaol y luchar contra el enemigo comn, as como se incida

    tambin en el hecho de que la divisin de la clase obrera espaola no se mantena por razones

    ideolgicas, sino por la actitud anticlasista de sus jefes sindicales; por eso la unidad deba hacerse por abajo27.

    Se pretende crear ahora una sola central que comprenda a los obreros sindicados y a los desorganizados, y se aprob tambin una plataforma de lucha de clases que tendra que com-batir el capital e implantar las condiciones necesarias en pos de la mejora de la situacin de la clase trabajadora.

    En esta conferencia colaboraron slo unos pocos sindicatos, la influencia fue escasa entre

    las bases de UGT y CNT, y el impacto entre el resto del mbito sindical fue tambin exiguo

    debido a la escasa implantacin del PCE en el mismo. De todos modos la conferencia se ce-lebr el 30 de junio de 1932, y el objetivo principal era crear un nuevo organismo sindical

    por medio del agrupamiento de todos los sindicatos participantes que elegiran un Comit de Unidad Sindical28.

    Todos los temas tratados en el orden del da giran en torno a consideraciones y tesis del

    PCE respecto a la situacin poltica y sindical, y finalmente no se nombr al Comit de Unidad

    Sindical, esto se aplaz a una reunin del secretariado del PCE el 9 de julio. Adems ser en

    esta conferencia cuando se constituya la CGTU, y es que unos das antes de la celebracin

    de la conferencia, la direccin del partido recibi una carta de la IC, en la que supuestamente

    se ordenaba la constitucin de la CGTU a partir de los sindicatos afiliados a la CNR [Comit

    Nacional de Reconstruccin] de la CNT que era comunista.29

    Se form un Comit provisional, elegido por la direccin del PCE, y se nombr a Antonio

    Mij secretario general. Este fue designado para convocar un congreso que oficializase la crea-cin de la CGTU. Ahora la estrategia consista en atraer a la mayora de la clase trabajadora al

    nuevo sindicato, as como la unidad sindical.Jos Bullejos fue destituido, y sustituido por Jos Daz en septiembre de 1932, al frente

    del partido. Fue nombrado nuevo Secretario General. Los nuevos miembros de la direccin

    se caracterizaban por su adhesin dogmtica a la URSS y por su escasa capacidad terico-

    poltica. Eran, como Jos Daz, luchadores honrados, fcil instrumento de los delegados de la

    IC30. Con este cambio en la direccin del Partido, la IC, instauraba su dominio absoluto sobre el PCE.

    El sectarismo aument con la nueva cpula, y el PCE no se acerc tmidamente a la rea-

    27 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.144.28 Ibd., pp.144-145.29 Ibd., p.146.30 ESTRUCH, Joan, Historia, ob. cit., p.75.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    lidad espaola hasta 1934-35, como se ha selado en el comienzo del presente trabajo. Se con-tinuar definiendo como socialfascistas y contrarrevolucionarios a los dirigentes de UGT y

    CNT.

    Un buen ejemplo de ellos es el siguiente: el 9 de noviembre, al respecto de la aprobacin

    del Estatuto de Catalua, el Partit Comunista de Catalunya (creado en 1932) comentar lo si-guiente a travs de Catalunya Roja:

    Camaradas: Hace un ao y medio que la lucha de las masas trabajadoras de la ciudad y

    del campo, el esfuerzo del proletariado haca caer mediante la revolucin el nefasto poder de la

    monarqua. Pero con el concurso del Partido Socialista, de los jefes socialfascistas de la UGT y de los dirigentes contrarrevolucionarios de la CNT, la burguesa se hizo duea del poder para

    consolidar sus intereses y el de los grandes terratenientes. Gracias a esto se pudo impedir el

    desarrollo de la revolucin y la organizacin efectiva del Poder de los obreros y campesinos ()31.

    En el otoo de 1932, el Gobierno de Azaa alcanza su mximo apoyo parlamentario32. Se dio forma a una mayora segura con las varias facciones republicanas y el Partido Socialista.

    La UGT apoyaba al gobierno a pesar de la impaciencia de millares de sus afiliados ms exal-tados y de la creciente influencia sobre las masas de la CNT, dominada por los anarquistas33. Se haba iniciado ya la reforma del ejrcito, la inversin pblica en grandes obras, y construc-cin de escuelas pblicas, as como la puesta en marcha de una tibia ley de reforma agraria

    que generar conflictos debido a sus objetivos propuestos y finalmente, tambin, por su finan-ciacin, que terminar recayendo en el capital financiero. Esto no favoreci especialmente los

    intereses del campesinado, y agravar el conflicto social.

    A fines de 1932 y comienzos de 1933, el movimiento campesino por la tierra adquiri el

    carcter de una verdadera revolucin agraria. De enero a marzo de 1933, solamente en las

    provincias de Andaluca y Extremadura, los obreros agrcolas llegaron a ocupar 211 grandes

    fincas34. Y tambin se concedi el estatuto de autonoma a Catalua, mencionado arriba.

    El conflicto sociopoltico se iba cocinando en diversos frentes, y esto justificara las pre-misas de la IC que vamos a tratar a continuacin.

    La Komintern ya haba sealado en el Congreso de 1928 el papel de los posibles aliados en

    el proceso revolucionario espaol. Los que recibieron mejor apreciacin fueron el campesina-do y las minoras nacionales. Se consideraba que las revueltas campesinas desempeaban un 31 Ibd., p.76.32 Vase: CASANOVA, Julin, Repblica y Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2007; JACKSON, Gabriel, La Repblica espaola y la Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2008; Ed. VIAS, ngel, En el combate por la historia: la Repblica, la Guerra Civil, el franquismo, Barcelona, Ediciones de Pasado y Presente, 2012.33 JACKSON, Gabriel, La Repblica espaola y la Guerra Civil, Barcelona, Crtica, 2008, p.105.34 ALVAREZ, Santiago, El Partido Comunista y el campo, Madrid, Ediciones La Torre, 1977, p.26.

    papel muy importante y a veces decisivo; un papel que, de hecho, se contemplaba como una

    importante diferencia entre los pases de la primera y la segunda categora35. La Komintern en 1928, afirmaba que la revolucin mundial se haba de dar en cuatro

    categoras de sociedades diferentes: 1) sociedades sumamente desarrolladas o capitalistas

    avanzadas; 2) sociedades de desarrollo capitalista medio; 3) sociedades dependientes, co-loniales o semicoloniales, y 4) sociedades muy atrasadas y primitivas.

    Espaa quedaba reservada para la segunda categora, aunque ms bien sera un apndice

    de la primera, ya que la divisin sociopoltica que realizaba la Komintern para exportar sus

    tesis, era de pases capitalistas y coloniales, an ms simplista.

    La interpretacin de la situacin espaola, por parte de la Komintern, era casi la de un pas

    al borde de la Guerra Civil, y la instauracin de una dictadura fascista era cuestin de tiempo.

    Se consideraba que el papel de los comunistas deba consistir en desenmascarar la poltica

    traidora de los jefes reformistas y anarcosindicalistas y reunir a las masas en un potente frente

    nico revolucionario de lucha36.

    Segn las propias fuentes del Partido, [a finales de 1932] se adhirieron a la nueva central un

    total de 36.935 afiliados agrupados en 57 sindicatos. Estaba en cabeza, como siempre, Andaluca,

    abrumadoramente mayoritaria, pero sin los 50.000 afiliados que haban acudido anteriormente

    a la CUS [Conferencia de Unidad Sindical]. Por otro lado, Asturias conservaba el Sindicato

    nico de Mineros, y como puede verse por el nmero de adhesiones, la mayora de los sindicatos permanecieron autnomos y no pasaron a pertenecer a la CGTU37.

    Se puede observar que aparentemente la fuerza sindical comunista era mayor que la del

    propio partido, pero se ha de precisar que esta fuerza se manifestaba principalmente a nivel

    de sindicatos autnomos, y que cuando sindicalistas comunistas lograban sus objetivos y des-tacaban como eficaces luchadores, no lo hacan como comunistas oficialmente, por lo que se

    mezclaban en la lucha obrera pero no desempeaban el papel de vanguardia y aglutinador que

    se supone deban llevar a cabo. Las contradicciones entre teora y praxis se manifestaban de

    este modo, no exista una correlacin clara entre sindicato y Partido.

    El 10 de agosto de 1932 se dio la intentona de golpe de Estado del General Sanjurjo, la

    actitud prctica del partido en ese 10 de agosto consisti en convocar una huelga general en

    Sevilla junto a los sindicatos locales de CNT y UGT38. La huelga tuvo xito, paraliz Sevilla

    35 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., pp.39-40.36 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.160.37 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.147.

    38 Ibd., p.149.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    y fue determinante para frenar la Sanjurjada en la capital hispalense. Y, en Madrid, el PCE convoc una manifestacin, y lanz consignas que incitaban a la lucha revolucionaria y a eje

    cutar el programa de la revolucin democrtica, basado el gobierno obrero y campesino, los

    soviets, expropiacin de los bienes de la iglesia, disolucin de la Guardia Civil, etc. Esto nos

    da una idea aproximada de la metodologa comunista del momento, as como su intencin de

    presentarse como el verdadero representante de la clase trabajadora.El Partido Comunista, desde finales de 1932, modific su poltica. Combin una poltica

    defensiva, enfocada principalmente contra la represin y el recorte de los derechos democr-ticos, con otra poltica de corte ofensivo, para lograr la consecucin del gobierno obrero y

    campesino. Todo esto forma parte del contexto estratgico que se fundamenta en la lucha con-tra el gobierno republicano-socialista (clase contra clase). La poltica defensiva se plasm

    fundamentalmente en la lucha contra la represin gubernamental, el hambre, la prdida de

    algunos derechos polticos de los trabajadores, etc. Este fue el cometido y la estrategia de la

    CGTU en este ao, acentundose en el siguiente39. Hasta ahora, la tctica del frente nico por la base, alianza de obreros de base de distintos

    sindicatos y partidos, siempre bajo la direccin del PCE, no se haba visto alterada. Y en 1933,

    tras la llegada de Hitler al poder, la IC haba continuado con su poltica izquierdista y sectaria.

    El ascenso del fascismo se atribua a la traicin de los socialfascistas40. La base tctica, cuan-do esto cambie en el verano de 1934, es la misma; hay una llamada a la unidad obrera frente

    a una amenaza comn, pero siempre entendida desde la base, las crticas y ataques a los jefes

    socialistas y anarquistas no cesan, aunque se irn matizando a la par que se van estableciendo

    contactos con los mismos.A partir de finales de noviembre de 1933 hasta el otoo de 1934, se dieron novedades,

    aparecen trminos como unidad de accin que tendr tanta trascendencia posteriormente,

    aunque con distinto significado. En este momento, unidad de accin, es una nueva construc-cin nominal del frente nico por la base frente al ascenso de la derecha. Se daba un contexto

    favorable para plantear una accin comn, y para ello se recomendar la formacin de comits

    de lucha en todo sector laboral, comits de lucha que consiguieran liderar la lucha antifascista.

    Pero el intento de desenmascarar a los lderes socialistas y anarquistas, dificultaba enorme-mente la unidad de accin entre las bases; el frente nico obrero nunca se materializ tambin

    por la indiferencia mostrada al respecto por el PSOE.

    En septiembre de 1934 un proceso unitario similar se origin con el ingreso del PCE en

    las Alianzas Obreras. Se pas de los ataques verbales a las Alianzas, a considerarlas idnticas

    al Frente nico. Para eso, los comunistas intentaban incluir en las Alianzas [] delegados de

    39 Ibd., p. 165.40 ESTRUCH, Joan, Historia, ob. cit., p.80.

    fbricas y de centros de trabajo y tener ms influencia en las decisiones.41 El ingreso del PCE

    en esta organizacin unitaria de la clase obrera, criticada anteriormente por estar bajo el con-trol de la socialdemocracia, obedeca al viraje impuesto por la IC. Este viraje se produjo por el

    auge del fascismo y se encuadra dentro de los intereses de la poltica exterior de la URSS.

    El PSOE se consideraba tambin el lder de la clase obrera, el representante legtimo, ado-leca de un mal similar al PCE en este sentido y desestimaron a las Alianzas Obreras como base

    fundamental para tomar el poder pese a que se llegaron a constituir comits de enlace entre el

    PCE y el PSOE. Las organizaciones socialistas, con UGT al frente, miraban con sumo recelo

    el proceso en que las Alianzas Obreras actuaban como verdadero sujeto de la revolucin42. En opinin de Andreu Nin, la idea de la Alianza conquist una enorme simpata entre las

    masas con rapidez extraordinaria, y hoy es la aspiracin ardiente de la inmensa mayora de la

    clase obrera43.

    El 7 de diciembre de 1934, la CE del PSOE daba el visto bueno a la formacin de un comit

    de enlace entre ambos partidos para estudiar los objetivos inmediatos que han de constituir el

    nervio de nuestras campaas. Dicho comit se ver ampliado por representantes de la UGT,

    de la CGTU e incluso de la Federacin Tabaquera Espaola, sindicato autnomo prximo al

    comunismo. Florecan asimismo las Alianzas Obreras y en ellas los comunistas intentaban formar

    organismos unitarios de base, lo cual a su vez suscit la desconfianza socialista44.

    Desde octubre de 1934 se haba desarrollado una comunicacin con cierta regularidad

    entre la direccin del PCE y la del PSOE y UGT45, algo sin duda novedoso, y trascendente, respecto a etapas anteriores. Tras el fracaso de la tctica aglutinadora desde abajo, en el verano

    de 1934, y tras el informe de la Komintern sobre las tareas a realizar, se modificara la tctica

    organizando un Congreso en el que se dieran cita todas las fuerzas sindicales con representa-cin proporcional en los rganos dirigentes. Es decir, se empezaba a valorar la solucin desde

    arriba, pero hasta que esto sucediese deba la CGTU ingresar en UGT o CNT all donde am-bos sindicatos tuvieran una influencia mayoritaria. Pero se dar una excepcin, Catalua; aqu

    se propone la reconstitucin de la CNT, una vuelta de tuerca a anteriores tcticas.

    La poltica de unidad sindical de la CGTU formaba parte de una tctica global para la

    lucha por las reivindicaciones obreras y para la obtencin de la influencia de la mayora de la

    41 ALVAREZ, Ceferino, El fracaso del PCE en el sindicalismo, ob. Cit., p.217.42 BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia, ob. Cit. p. 143.43 NIN, Andreu, La revolucin espaola 1930-1937, Madrid, Ediciones Intervencin Cultural, 2011, p. 206.44 ELORZA, Antonio y BIZCARRONDO, Marta, Queridos, ob. cit., p.228.45 Vase: BIZCARRONDO, Marta, Historia de la UGT, entre la democracia y la revolucin, 1931-1936, Siglo XXI, 2008.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    clase obrera espaola46. La huelga era utilizada como mtodo preferente de lucha, y siempre

    que fuera posible deba de ampliarse a toda la extensin de la industria de la localidad o regin,

    as como sus diferentes ramificaciones industriales. Esto unido a los comits de lucha o de

    huelga, que eran elegidos por los obreros, y los comits de fbrica y de campesinos, creados

    tras una lucha concreta; formaban los mtodos de lucha sindical del PCE en este momento, los

    cuales no diferan mucho de los mtodos utilizados en etapas anteriores.

    Dos episodios que permiten constatar este continuismo metodolgico es el anlisis de

    huelga general campesina de junio de 1934 y las reflexiones que se harn tras la derrota en el

    Octubre asturiano. El anlisis que se hizo de aquella huelga la define como un movimien

    to de los trabajadores del campo que luchan por sus reivindicaciones econmicas, pero tam-bin como una lucha por el poder, en la que participaron igualmente los socialistas, prime-ro, para no perder influencia entre los trabajadores de la tierra, y despus, para abortar la

    huelga47.El PCE, por lo tanto, acusaba una vez ms de traicin al PSOE, a UGT y CNT, y refuerzan

    su construccin terico-poltica especulando sobre la cantidad de militantes activos y cuadros medios que se habran decepcionado ante la traicin de sus organizaciones a la clase traba-jadora. Y por ende se veran iluminados por el camino, previamente sealado, por el nico

    representante de los intereses de la clase obrera y campesina, el PCE.

    Culpables que volvern a ser sealados tras el fracaso del octubre asturiano. Y segn se

    acerca octubre del 34, el nico modelo revolucionario contemplado por la IC y el PCE, era

    el de la Revolucin de Octubre de 1917; con todo el componente anacrnico que esto poda

    conllevar. El nico pequeo cambio se materializ en el papel de las Alianzas Obreras que

    constituiran, junto con los comits de fbrica y de campesinos, los rganos embrionarios de

    los soviets48. Las diferencias que podemos percibir son sutiles, pero existen, existen y se van

    perfilando. Pese a que pueda parecer que las reformulaciones tericas, como ingresar en las

    Alianzas Obreras compartan la finalidad de imitar o llevar a cabo la Revolucin en Espaa, lo

    cierto es que esta conceptualizacin iba perdiendo fuelle. Los objetivos originarios, la esencia

    marxista, slo se poda encontrar de forma nominal en estas reformulaciones tericas.

    Tras la derrota en Asturias, el PCE se propuso afianzar la reciente poltica de alianzas con

    el PSOE a travs de los comits de enlace y las Alianzas Obreras, citados con anterioridad; y

    las propuestas que hacan referencia a una revolucin de tipo sovitico se irn diluyendo an

    ms desde el ao 1935 en favor de una poltica frentista antifascista que favoreci los intereses

    de la poltica exterior sovitica.

    46 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.199.47 Ibd., p.202.48 Ibd., p.203.

    El da 26 de noviembre de 1934, los dirigentes del PCE propusieron por primera vez la

    formacin de un comit de enlace orgnico con los socialistas49.

    A partir de octubre, la direccin de los sindicatos comunistas se haba propuesto tres frentes

    de lucha: la reorganizacin de sus sindicatos desde la ilegalidad y la represin, la lucha por las reivindicaciones econmicas, polticas y sociales de los trabajadores y la unidad sindical bajo los criterios expuestos por la IC en su informe de julio de 193450.

    Las reivindicaciones contra la represin, por la liberacin de los presos, y por la unifica-cin de las fuerzas antifascistas componen la base tctica del PCE en 1935. Se trata de rei-vindicaciones concretas, parciales, ya que los planteamientos maximalistas y sectarios podan

    resultar contraproducentes de cara a conseguir los objetivos inmediatos de alianzas y antifas-cismo. Durante 1935, se impulsar el desarrollo y refuerzo de las Alianzas Obreras, conce-bidas como eficaces instrumentos conjuntos de la izquierda obrera para preparar la transicin

    a los soviets revolucionarios.51 Aunque, ciertamente, esta supuesta transicin a los soviets

    revolucionarios formaba ms parte de la justificacin terica estalinista que otra cosa.

    En mayo se anunci un programa conjunto de los partidos francs, espaol e italiano, por

    parte de la Komintern, que se basaba en la combinacin de un programa democrtico con un

    programa revolucionario. Lo que Rafael Cruz denomina como tndem Alianzas-revolucin,

    y frente popular-democracia, que conformar la poltica del PCE desde este momento. En el

    caso espaol, las Alianzas Obreras formaran el ncleo revolucionario (siempre bajo hegemo-na comunista). Estas eran algunas de las caractersticas ms importantes del programa:

    - La confiscacin sin compensacin de toda la tierra de los grandes terratenientes, la iglesia y

    el gobierno, para su libre distribucin a los agricultores, individual o colectivamente, conforme

    a sus propias decisiones. [Esta ltima aclaracin es algo tremendamente llamativo, recordando

    siempre que nos encontramos en los aos treinta].

    - La confiscacin y nacionalizacin de la gran industria, las finanzas, el transporte y las

    comunicaciones.- El reconocimiento de la plena autonoma de Catalua, el Pas Vasco y Galicia, incluso como

    estados independientes.- La liberacin inmediata e incondicional del norte de Marruecos y las dems colonias

    espaolas.

    - La disolucin de las fuerzas armadas, y la distribucin de armas a los trabajadores y

    campesinos. La purga de enemigos del pueblo en todo el gobierno.

    49 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p.87.50 CRUZ, Rafael, Historia del PCE, ob. Cit., p.240.51 PAYNE, Stanley. G, Unin Sovitica, ob. Cit., p..89.

  • EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    EL PCE EN LA II REPBLICA. Un balance historiogrfico

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    -La creacin de una Guardia Roja Obrero-Campesina, con eleccin de sus oficiales.

    - La solidaridad proletaria con los oprimidos del mundo y la alianza fraternal con la

    URSS52.

    Teniendo en cuenta el discurso de etapas anteriores, en el nuevo programa se puede ob-servar una menor insistencia nominal en el modelo sovitico, las referencias a ste van siendo

    ms discretas. Ahora la prioridad del partido se encontraba en concertar pactos de unidad con

    otras fuerzas obreras y antifascistas. Pactos que se reflejaran en la constitucin de organismos

    unitarios y plataformas conjuntas, basadas en la lucha contra la represin y por la amnista

    (movimiento surgido tras el fracaso de la huelga general y la derrota en el levantamiento de

    Octubre), mediante los citados comits de enlace con el PSOE, Alianzas Obreras, unida