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    Revista elcano Vol. 1. El asalto de lo impensadoISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar Pp. 73 88

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    La Cruz: smbolo americano, smbolouniversal

    The Cross: american symbol, universal

    symbol

    Javier Mercado 1 Universidad Nacional de Crdoba

    [email protected]

    Modo de citar : Mercado, J. (2015). La Cruz:smbolo americano, smbolo universal.Pelcano,1. Recuperado de http://pelicano.ucc.edu.ar/ojs/index.php/pel/article/view/15/14

    ResumenEn el presente trabajo nos proponemosreflexionar sobre un tema que, creemos, en losltimos aos no ha tenido la suficienteatencin: el simbolismo de la cruz en elcontinente americano. Dos hiptesis orientannuestra bsqueda; la primera, que los pueblosamerindios tuvieron a la cruz como un smbolofundamental cuyos significados no atiendensolamente a la divinizacin de la naturaleza sinotambin a una reflexin metafsica y filosfica

    sobre el mundo a partir de lo simblico. Lasegunda, que el valor de la cruz en los pueblosprecolombinos puede ser puesto enconsonancia con el que otras culturas delplaneta le han dado al mismo smbolo, lo quepodra constituir su trasfondo metafsico.Intentaremos ahondar en el contenidoarquetpico que tal smbolo comporta a fin dereafirmar su alcance e importancia originariasen este continente que, con el paso de lossiglos, fueron parcialmente eclipsados por la

    cruz latina impuesta por los conquistadores a supaso.

    Palabras clave : Cruz, Smbolo, Metafsica, Arquetipo, Amrica.

    Abstract In this paper we will reflect on a topic webelieve it has not been enough attention: thesymbolism of the cross in the Americas. Two

    1 Doctor en Letras. Docente, Escuela de Letras, FFyH,UNC. Miembro del equipo de investigacin

    "Heterodoxias y sincretismos en la Literatura Argentina".Becario posdoctoral del CONICET.

    assumptions guide our search; first, that the Amerindians had the cross as a fundamentalsymbol whose meaning not only cater to thedeification of nature but also a metaphysical

    and philosophical reflection on the world. Thesecond is that the value of the cross in the thesecultures can be brought in line with themeaning that other cultures of the world havegiven the same symbol. If we will try to deepeninto the archetypal content of such symbol inorder to reaffirm his range and importance onthis continent that, over the centuries, werepartially overshadowed by the Latin crossimposed by the conquerors in their wake.

    Keywords : Cross, Symbol, Metaphysics, Archetype, America.

    La cruz es el ms totalizante de los smbolos... Jean Chevalier

    A propsito de la cruz y Amrica Al mencionar la cruz, la imagen que ms rpidonos viene a la mente es la de lacrux latina, cruzasociada al patbulo, al sufrimiento y a lamuerte. Es curioso reparar en que los

    diccionarios de herldica consignan ms decuarenta tipos de cruces (todas de origen latino-cristiano) que nos pasan relativamenteinadvertidas a diario cuando las vemos endiferentes escudos, insignias o distintivos. Y elcristianismo actual, en su triste derrotero haciael olvido de lo simblico, parece haber perdidotoda consciencia del valor de la cruz en tantosmbolo trascendente para quedarse solamentecon un signo que demarca un hecho histricopuntual2. Dice Jean Chevalier:En su Historia de

    Dios , M. Didron da un perfecto ejemplo de lacorrupcin o de la edulcoracin del smboloque degenera en alegora, que lo conduce ennuestra opinin a un verdadero contrasentidoen sus interpretaciones (1999, p. 364). Estareduccin del smbolo cruciforme a una sola desus expresiones es quizs el principal escollo

    2 Con esta ltima expresin queremos aclarar que la cruzcatlica no slo se limita a marcar el sufrimiento humanode Jess en el calvario, sino que se refiere tambin de

    manera quizs un tanto ms velada a la asociacin entrela Iglesia y el Imperio (el famosoIn hoc signo vinces deConstantino) para convertirse en un signo de la religinCatlica Apostlica Romana.

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    para afrontar su estudio, y an ms en nuestra Amrica.

    La presencia del smbolo de la cruz en Amrica ha sido, por muchos siglos,

    despreciada. Cuando decimos despreciadahacemos referencia a un marcado menosprecioque se ha hecho del smbolo y la importanciaque tuvo para las civilizaciones precolombinas,a pesar de la abundante evidencia quedemuestra su presencia original en estas tierras.Posteriormente, este menosprecio se volviolvido y, si bien en la actualidad nadie niega lapresencia de este smbolo en varias culturas entodo el continente, el tema no ha tenido, salvo valientes excepciones, un amplio tratamiento o

    difusin.Si dejamos en suspenso por un momento elsentido catlico y occidental de la cruzpodremos dar lugar a una afirmacin que,aunque para algunos sea un tanto extraa, nopor eso desatiende a hechos muy biendocumentados: la cruz es un smbolo queencontramos en todo el continente americano,como as tambin en todo el globo.

    este signo estaba muy difundido entreotros muchos pueblos, adems de la India,

    habindosele encontrado tanto en Asiacomo en frica, en Europa como en Amrica. Su difusin como signoideogrfico ha sido inmensa en todos lostiempos, tanto, por lo menos, como lo esla cruz hoy, por lo que cabe ms bienpensar que dicho signo ha representado elemblema de la religin y de la civilizacinno de una sola raza, sino de la humanidadentera durante un dilatado perodohistrico o an pre-histrico (Astete,

    1953, p. 36). Y, sobre su presencia en Amrica, Adn

    Quiroga llega a afirmar que al ser tal su variedadno debe haber existido pueblo quedesconociese por completo este smbolo: debedejarse definitivamente sentado el hecho de suuniversalidad, del tal manera que pueda decirseque en Amrica la Cruz ha sido una insigniareligiosa empleada por los pueblos (1901, p.240).

    La asociacin que se ha hecho, y en granmedida se sigue haciendo, de la cruz con elcristianismo y particularmente con el

    catolicismo llev a que muchas veces sesuperpongan los significados propios de estareligin a la cruz americana, como as tambin aotras cruces que aparecen en diferentes

    culturas. Los religiosos llegados de Europaentre los siglos XVI y XVII se esforzaron deforma vehemente por demostrar que las crucesamericanas eran fruto de oscuros y antiguos viajes de santos cristianos que vinieron apredicar. En su afn por demostrar unapredicacin evanglica precolombina inclusollegaron a encontrar los sepulcros de estos viajeros; fruto de estos esfuerzos, por ejemplo,es que san Bartolom sea el apstol del Per. Tal vez mucho tenga que ver con esto el hecho

    de que Viracocha era generalmenterepresentado con una cruz en la mano. Ahorabien, como dice Quiroga el conquistador no vio, ni pudo ver en aquella, una combinacingeomtrica simblica, sino el signo sacrosantode su fe (1901, p. 2), es decir, que la presenciade la cruz en Amrica no fue tenida ms quecomo un epifenmeno de la cruz imperial de laIglesia.

    Muy bienintencionada, aunque falta depruebas slidas y aval acadmico, la tercera

    teora sobre la presencia de la cruz en elcontinente tiene que ver con las civilizacionesdesaparecidas. Samuel Lafone Quevedo fue unode los primeros argentinos en hablar de ella.Segn l, las cruces en el mundo eran losrastros de una lengua sagrada perdida3. Estalengua hablada por iniciados y sacerdotes deuna antigua y avanzada civilizacin que tuvodimensin continental y conexiones con otrospuntos del mundo perdur a lo largo deltiempo puesto que fue inscrita mayormente en

    piedras como las que hoy podemos ver en losmegalticos monumentos de todo el mundo. Laimportancia y profusin estara dada, entonces,en su remoto origen como lengua sagrada deuna congregacin de sabios que desconocemos.Esta postura no tiene en cuenta un hecho muydocumentado durante la conquista: losaborgenes tenan a la cruz como smbolosagrado. Es decir, no formaba parte de unentorno que les era ajeno, no era una grafa sinimportancia, sino que tena un valor activo

    3Cf. Quiroga, 1901. En el prlogo al libro Lafone exponedetalladamente su teora.

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    dentro de la vida social. Ms all de su posibleorigen, la cruz era un principio activo dentro dela sociedad y propiciaba el encuentro con ladivinidad. Lafone, al entenderla como un

    vestigio de algo perdido, le quita valor activo ypresente porque la funcin general de lossmbolos indgenas no es la de canalizar laexpresin artstica ni la de ocultar o distraer laatencin, sino la de acercarnos de una peculiarmanera al significado que en segundo lugartienen las realidades (Reyes, 2008, p. 293).

    Otra postura, surgida siglos despus al calordel naturalismo del siglo XIX y que tambinminimiza el problema, es la que refiere lasencilla constitucin grfica del smbolo. Siendo

    apenas dos lneas que se cruzan, es muy fcilencontrar un modelo de cruz en la naturalezaa partir del cual vehiculizar significados. La cruzse encuentra por toda Amrica y el mundoporque es muy fcil verla por doquier ycopiarla a modo de decoracin o artificio.Evidentemente, desde esta perspectivacorremos el riesgo de suponer que lo simblicoes producto de una copia espontnea de ciertosaspectos geomtricos presentes en el medionatural circundante, un dibujo no se relaciona

    propiamente con ningn tipo de conocimiento. Aqu es valedero subrayar que, si bien la cruzse reduce a un modelo muy simple, la profusinde tipos cruciformes alrededor del globo esmuy amplia y en la mayora de los casos noresponde a ningn modelo natural. Amn deesto, la griega, la chacana, la esvstica o laansada son cruces que, a partir de los rasgosparticulares que las componen, remiten a unconglomerado significante que es en muchoscasos similar o, mejor, universal.

    El hecho de que la cruz aparezca eninfinidad de lugares, tiempos y religiones quizsno encuentre su explicacin en transmisiones,prstamos, o en la simpleza de su forma.Quizs, estas apariciones se deban a su valorarquetpico, valor que no tiene principio y que,por lo tanto, nos obliga a decir que la cruz nofue inventada en ninguna de las culturashumanas. Aunque, evidentemente, todas ellas se valieron del smbolo para expresar sentidos que,en buena medida, se muestran misteriosos.

    Est fenomenolgicamente constatado queexisten analogas profundas que religan todoslos smbolos de la humanidad. Estas analogas

    no se deben al prstamo como sucede con elcontacto lingstico ni al hecho de que existansmbolos cuya constitucin remite a lanaturaleza. Por el contrario, pensamos que

    subyace a todas estas manifestacionestemporales y espaciales un principio rector queno forma parte de ninguna realidad concreta enparticular, pero que las signa a todas en tantoexistencias. Carl G. Jung, en sus denodadosintentos por establecer y conceptualizar almenos algunos aspectos relacionados con esto,lo denomininconsciente colectivo.

    Nosotros aceptamos sus desarrollos, perotambin pretendemos ir un poco ms lejos ysumarle al pensamiento junguiano las

    propuestas de Ren Gunon, a fin de poderpensar al smbolo como una realidadbidireccional que apunta hacia lasprofundidades del inconsciente y las alturas delsupraconsciente. Gunon (1987) considerasuficientemente probado que la cruz es unsmbolo que aparece en todas las tradiciones.Esto indicara, segn el autor, un vnculodirecto de las culturas con un saber ancestral y,podramos agregar, arquetpico que no se puedeparticularizar como descubrimiento de nadie,

    sino que hace a la especie humana como tal y surelacin con el cosmos.La cruz, entonces, guarda un profundo

    significado religioso y metafsico que trasciendeel hecho supersticioso y pasa la discusin delplano de la creencia al de la comprensinsimblica del mundo. Siguiendo al autorfrancs, podemos plantear que la cruz en Amrica porta un valor metafsico que no dejade lado los otros ni les resta valor, sino que loscomplementa por encontrarse en un mbito

    paralelo. La cruz no es mera divinizacin de lanaturaleza, sino captacin de lo trascendente yexpresin de un modo de ser del mundo enrelacin con lo que est ms all de l. Ensntesis, entraa un profundo sentidometafsico.

    Si en el aborigen hay observacin de lanaturaleza no es la observacin supersticiosaque encumbraron los cronistas y luego losantroplogos, ni tampoco la mirada analtica delos cientficos; es, ms bien, una mirada que a

    falta de trmino mejor decimos est cargadade filosofa. En palabras de Luis Reyes: en elpensamiento indgena los smbolos no son un

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    caprichoso camino indirecto de la expresinsino la manifestacin adecuada, la exigencia deuna realidad que generalmente, para losindgenas, tiene otro lado: es dual (2008, p.

    291). Esta observacin toma como soportesimblico la cruz, que no es creacin propia nitampoco del mundo occidental.

    Desde la perspectiva guenoniana se piensa alas diferentes cruces que encontramos comopartes de la multiplicidad propia del estadomanifestado del universo. Es decir que lascruces en sus diferencias nos marcan distintosaspectos de un mismo principio implicado. Eneste sentido, el smboloexplica saca haciaafuera, hacia la existencia , en la medida de lo

    posible, lo no-manifestado, que permanecesiempre implicado(vuelto hacia s mismo sinespacio ni tiempo que lo contenga). Esteprincipio se manifiesta a travs del simbolismode la cruz en las culturas humanas como lairrupcin de lo sagrado en el mundo; la cruz esuna enorigen( arj ), pero no podemos establecersu principio ( prots ) en el mundo. Apenaspodemos decir quees sin cpulas temporales niespaciales; la profusin del smbolo de la cruzen las civilizaciones responde a que, en todas

    ellas, existe un sentido bsico y primordial alque remite y sobre el cual se desarrollan lasposibilidades significativas.

    Sentado nuestro punto de partida filosficopara abordar el problema, nos resta aclarar queproponer la cruz americana como objeto deestudio es demasiado ambicioso y superacomplemente nuestro objetivo. Puntualizamosque tomamos como punto de partida la cruz ysu importancia en el incario; lo consideramosun interesante anclaje dados los mltiples,

    variados y relevantes ejemplos del uso de lacruz en esta cultura4. Pero no creemos quenuestro trabajo carezca de valor a la hora deestudiar la importancia de este smbolo en otrascivilizaciones americanas, tales como loschimes o los mayas, a las que nos referiremosde forma mucho ms tangencial. Pretendemosexponer un enfoque particular para abordar eltema que ayude a tomar consciencia de la real

    4 Haremos referencia tambin, cuando sea oportuno onecesario, a otras culturas indoamericanas, muchas de

    ellas relevadas y estudiadas por Quiroga en su trabajoLacruz en Amrica (1901).

    dimensin del asunto y que no lo cierre en unaserie de afirmaciones monolticas.

    La cruz en el mundo amerindio

    Intentar una mnima sistematizacin de la cruzen el mundo amerindio requiere, al menos,distinguir tres mbitos diferenciados donde laencontramos. Se puede hablar primero de supresencia en objetos rituales, luego de suimportancia arquitectnica y, finalmente, de su vertiente mitolgica. Trataremos de repasaralgunos de los datos ms relevantes de cada unode las citadas figuraciones.

    Al decir objetos rituales nos referimos a losmuchos utensilios de alfarera que se

    encontraron en templos, edificios de gobierno yen las cercanashuacas y tumbas en todo elincario como en otros pueblos de la parte surdel continente. Muchos ejemplos de este tipotenemos en el noroeste argentino, donde lacantidad de piezas recuperadas nos da una ideabastante acabada de la importancia que elsmbolo tena para los habitantes de la zona, yaque en ninguna otra seccin geogrfica comoen la tucumana, y especialmente calchaqu, alnoreste de Argentina, la cruz se encuentra tan

    reiteradamente repetida (Quiroga, 1901, p.247). Lafone da sobrados ejemplos de laaparicin de cruces de brazos iguales entre losdiaguitas. La presencia del smbolo se registramayormente en objetos de alfarera de usoprobablemente ritual , como as tambin enurnas funerarias y tejidos. Adems, elarquelogo refiere una importante cantidad dedocumentos coloniales donde se registra laexistencia de cruces de madera o piedrarealizadas por estos pueblos en sitios que se

    tenan por sagrados5

    .Entre los calchaques, la cruz aparece encntaros y vasos que eran enterrados junto a loscadveres, lo que atestigua su funcin sagrada yritual. Pero tambin tenan una funcin en elhogar

    5 Cf. el prlogo de Samuel Lafone Quevedo al trabajo deQuiroga (1901). All, incluso refiere un texto del padre

    dominico Alonso Trueno donde el sacerdote confirma la veneracin que los aborgenes profesaban por la cruz,aunque sospecha que sta no estaba movida por unsentimiento catlico.

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    estas cntaras, cuando se encuentran llenasde chicha, de maz y de algarroba y a veces conteniendo carbn, que deberepresentar al fuego sagrado del hogar,

    que el indio ni dejara apagarse no sonpues, propiamente hablando, urnascinerarias, sino vasos votivos o vasosceremoniales (Quiroga, 1901, p. 127).

    El tejido y el telar, tan presentes en la Amricaincaica, tambin nos dan un indicio importante.sta aparece como motivo recurrente en lostejidos. Un tejido producido en un telarindgena es una cruz en la cual las posibilidadeshorizontales establecidas en torno al eje verticalcielo-tierra se acomodan paralelamente:

    la urdimbre, formada por los hilostendidos en el telar, representa el elementoinmutable y principial, mientras que loshilos de la trama, que pasan entre los de laurdimbre por el vaivn de la lanzadera,representan el elemento variable ycontingente, es decir, las aplicaciones delprincipio a tales o cuales condicionesparticulares (Gunon, 1987, p. 105).

    Aparte, se da en el tejido la unin de loscomplementarios, de lo vertical con lohorizontal. La funcin ritual e inicitica deltejido y la cruz podemos inferirla a partir deluso que de ella haca la casta gobernante delimperio: los portadores o candidatos al llauto6 vestan una camisa blanca con una cruz bordadaen el pecho.

    En lo que a la arquitectura respecta, la cruzno aparece en cualquier lugar, sino que comosmbolo sagrado, mstico e inicitico loencontramos en edificios imperiales y templosreligiosos. En el Mxico antiguo, por ejemplo,se encontraron tumbas cruciformes comotambin cruces rematando sepulcros y lugaressagrados. Sin duda, la ms famosa y llamativade esas cruces es la de Palenque, hallada en elconjunto de ruinas que lleva el mismo nombre.

    6 Tiara o pequea corona de pelo de vicua cuyo usoestaba reservado al Inca y escasos funcionarios de sumaimportancia en ocasiones especiales como el Inti Raymi.

    Figura 1. Cruz foliada de Palenque(Gonzlez, 2003, p. 240).

    Esta no solamente tiene un marcado valorsimblico, sino que tambin se encontraba en elinterior de un templo erigido en honor al sol,donde era venerada. En este caso es imposibleatribuirle significados meramentemeteorolgicos o mgicos, su valor religioso,simblico y metafsico es insoslayable. Y sobreel sentido de la cruz en Mesoamrica agregaQuiroga: Desde tiempo inmemorial la Cruzaparece siendo objeto de plegarias y de

    sacrificios de parte de nahuas y mayas,suspendida como un emblema augusto en lostemplos de Popayn y Cundinamarca,significando 'rbol de Nuestra Vida' en lenguamejicana (1901, p. 94).

    Gran importancia entraan los muros de laciudadela de Chanchan, capital de la culturaChim, decorados con cruces de tiposan Andrs(X). La pirmide de Akapana en Tiahuanaco, vista en planta, es una cruztau (T) y muchos delos objetos encontrados en esta antigua ciudad

    tienen como eje de significado a la cruz y alnmero cuatro7; la ms importante de estas

    7 Mucho se ha especulado con los posibles rastros deiniciaciones msticas, enseanzas esotricas y de un cultohelioltrico cerca del lago Titicaca. Ms all de lassospechas que siempre han teido esta afirmacin,conviene no olvidar que en los aos 20 el alemnEdmund Kiss realiz una expedicin a Tiahuanaco ynunca se pudo determinar exactamente qu sustrajoilegalmente del yacimiento arqueolgico. Estudiosos

    bolivianos nos hablan de cruces esvsticas talladas enpiedras cercanas al Kalasasaya. Llamativamente, lasegunda expedicin de Kiss que nunca lleg arealizarse estaba financiada por la Ahnenerbe, Sociedad

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    piezas una gran lpida con un rostro en elcentro y cuatro brazos que se extienden seencuentra en el museo Tiwanaku de La Paz.

    Figura 2 . Lpida cruciforme con rostroen el centro (Kusch, 2007, p. 55).

    Asimismo, existanhuacas en el norte de Argentina de trazado cruciforme. Incluso,muchos sitios sagrados que estaban demarcadoscon una piedra ritual con el tiempo fueron

    reemplazados por una cruz cristiana aunque sinperjuicio del culto que all se renda, lo que nosindica que la nocin de centro sagrado esttanto en una (piedra) como en la otra (cruz) yque la percepcin aborigen no realizaba grandesdistinciones entre ellas.

    Figura 3. Cruz chacana.

    Lachacana tiene un peso uniforme a lo largode todo el imperio incaico, y siempre aparece

    para la Investigacin y Enseanza sobre la Herencia Ancestral Alemana fundada durante el III Reich.

    relacionada con el sol y el agua. En el Templodel Sol de Ollantaytambo, por ejemplo, laencontramos ya muy erosionada peropresente formando un fila de tres cruces de

    tamao decreciente sobre el megalito central. Y,dato importante, al igual que a la chacana, a lacruz esvstica se le realizaba un orificio en elcentro en el que se insertaba un eje de madera;dos cruces con brazos opuestos (levgira esvstica y destrgira sauvstica ) producanun fuego que simbolizaba el original fuegosagrado, Agni .

    Por otro lado, la cruz aparece representadaen petroglifos, en pictografas y en la alfarera.Si reparamos en que estas tcnicas de

    representacin se corresponden con diferentesetapas en la evolucin de una cultura, podemosinferir que en los diferentes momentos dedesarrollo de las civilizaciones americanas lacruz siempre estuvo presente, no pudindosedatar su aparicin primaria8.

    Repasemos ahora algunos de los mitos endonde se hace presente la cruz. En la mayorade los casos nos encontramos con un hroedivino que es portador de la cruz, aunquetambin se la puede relacionar con la

    representacin que se hace del personaje o delentorno que lo rodea. Sin dudas, los personajesdel panten incaico que ms se relacionan conla cruz son Pachacmac, Viracocha y Tunupa.Pachacmac, el soberano del mundo, aparececomo el portador de una cruz que puede serrepresentacin del fuego o el viento. Algosimilar se dice de Viracocha, otro portador, queen este caso porta una cruz ms cercana a loacutico y lo terrestre9. Y, aunque la relacinPachacmac-Viracocha necesitara un estudio

    aparte, es evidente la complementariedad de losdos mitos. El tercer personaje ms cercano alo que concebimos como un hroe mitolgicopropiamente dicho es Tunupa, seor y sabio,hijo del Creador que plant una cruz enCarabuco. En este caso, Tunupa es tambin

    8 Otra constante temporal en muchas cruces es quetenan un pi grabado en la parte inferior, como si fuesenlos pasos del portador (Quiroga, 1901, p. 18). Constituyeun misterio el por qu. Quizs marcaba que all habadescendido la divinidad? 9 Cf. Quiroga, 1901, Cap. VII:La cruz en los dolos . All, elautor detalla las razones por las cuales Pachacmac es una

    deidad area e gnea en tanto Viracocha es terrestre yacutico.

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    mrtir, particularidad que lo acerca al portadorde los mitos pre-cristianos: Tunupa elabora enlos Andes una cruz, que no es la cruz cristianasino la indgena, la que por su parte era un

    mandala, o sea, un signo del dominio de lascuatro zonas del mundo construido a modo decrculo mgico, dividido en cuatro partesiguales (Kusch, 1999, p. 78)10.

    Estas tres divinidades llammoslas asaunque no sea del todo correcto entraan unmarcado sentido astronmico, ya que todoscaminaron como el sol, siguiendo un recorridoque va de naciente a poniente.

    Si nos trasladamos hacia el norte nostopamos con Quetzalcatl, deidad que no porta

    consigo una cruz, pero que la encarna en sumisma constitucin, en la serpiente emplumada,el pjaro ofdico. La serpiente hace las veces deeje horizontal, a la vez que las alas del pjaro deeje vertical. Incluso existe lo que se llama cruzde Quetzalcatl la que, como veremos luego,se conforma a partir de las caractersticas de ladeidad y mucho tiene que ver con lossignificados de la cruz. En sintona con l, entrelos nahuas y mayas exista Wixepecocha; y entrelos aztecas Xinhtecutli, dios del fuego y del

    hogar en cuyo tocado se advierten cuatro crucescon un crculo en el centro11; la representacinde este dios que encontramos en el cdice

    10 En la crnica de Guamn Poma de Ayala se dibuja asan Bartolom en lugar de Tunupa junto a la cruz deCarabuco

    Figura 4. Apstol san Bartolom (Poma de Ayala, 1980, p. 66).

    11 Cf. Chevalier, 1999, p. 369.

    Ferjervary-Mayer es harto importante ya que, enella, las regiones cardinales de la tierra estnrepresentadas por cuatro rboles-cruz querematan en cuatro grandes pjaros, imagen que

    unifica la cruz y el rbol de la vida.

    Figura 5. Representacin de Xinhtecutlien el cdice Ferjervary-Mayer.

    Y mencionamos tambin a Tlloc, otradivinidad azteca, que tena por insignia la cruzflorida flor de cuatro ptalos que fue llamadaCruz de Tlloc y figuraba a sus cuatro hijos, que vivan en los cuatro mbitos del cielo, en tantol mismo resida en el centro.

    Una observacin muy interesante que sedesprende de las imgenes consignadas por losarquelogos y cronistas es el carcterequilibrado de la cruz. Sea unachacana o detrazos simples, al estilo de las cruces griegas (+),en Amrica la cruz siempre est equilibrada concada uno de sus cuatro brazos extendidos enigual proporcin en relacin con el centro. Unequilibrio perfecto parece estar connotado conestos brazos iguales.

    Tambin es importante marcar que esta cruzequilibrada parece dar cuenta de unacuaternidad compuesta de dos parescomplementarios. Los recorridos este-oeste ycielo-tierra que predominan nos demarcan dospares que, espacialmente, podemos configurarcomo los paresarriba-abajo y derecha-izquierda . Lacruz parece referir la unin de los contrarios,especialmente cuando se la considera en suesquema de dos dimensiones vertical, activa ysolar; horizontal, pasiva, lunar ; como tambinlas dos fases de la creacin, salida del principioy regreso a l. Es preciso, para comprender elpensamiento que aqu se expresa, no confundircomplementarios con opuestos. Dado queoposicin siempre corresponde al punto de

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    vista ms bajo desde el que pueda serconsiderado un ser, la visin complementariaindica cierto nivel de juicio ms elevado paraconsiderar el modo en que se comporta el

    mundo.Quizs a nosotros nos parezca extraa estacomplementariedad inscrita en la cruz dadoque, a partir de su alegorizacin catlica, lacruz tiene para nosotros un valor ms bienunidireccional. Pero la concepcin indgenacomprenda psquicamente un mayor campoque la cristiana. Esta ltima, indudablemente, sehaba estructurado nicamente sobre una partede lo que el hombre piensa del mundo (Kusch,1999, 69. Nota 41). No tener en cuenta el lado

    oscuro, esa otra cara que presenta la luna y quees necesaria para el equilibrio tal vez hayafavorecido tambin el predominio de la cruzlatina por sobre la griega. No debemostampoco olvidar, dentro de nuestrasconsideraciones, que Viracocha era a la vez varn y mujer. En la parte superior del dibujoque Santa Cruz Pachacuti realizara del altar delCoricancha leemos la palabraOrcoraca ,literalmente, macho- vulva.

    Figura 6. Altar del Coricancha (Kusch,1999, p. 41).

    La cruz, los cuatro elementos y el centro En el apartado anterior nos aproximamos a larelacin de la cruz con el nmero cuatro a partirde los pares complementarios. Particularizamosahora que esta cifra religa la cuestin delsmbolo cruciforme con la astronoma, elespacio y los llamados cuatro elementos queaparecen con variantes en diferentes culturas y

    tiempos.Las divinidades portadoras de la cruzseguan un recorrido solar. Esta predileccin

    por el cuatro y lo solar12 parece estar enconsonancia con la importancia respectivas delSol, la Luna, los solsticios y equinoccios, ya quela simblica del cuatro se liga en gran parte

    con la de la cruz, pero sobre todo cuandodesigna un cierto juego de relaciones en elinterior del cuatro y del cuadrado (Chevalier,1999, p. 362).

    Para entender este doble juego designificacin debemos pensar en una cruz detres dimensiones. El cruce de los dos trazoshorizontales con respecto a la tierra (ejes norte-sur y este-oeste) se relaciona con el largo de losdas y las estaciones; en tanto que el trazoperpendicular al plano terrestre (eje cielo-tierra)

    marca la influencia de lo divino sobre el mundohumano. Es importante ver que el conjuntoportador-cruz se comporta como una unidadtotal en la que el portador acta como eje vertical que vehiculiza las influencias celestes,en tanto que la cruz horizontal las esparce porlos cuatro rincones del espacio.

    El punto donde se cruzan las tres lneasmencionadas realiza el centro metafsico ya querepresenta el punto de origen de lomanifestado, el punto axial en donde irrumpe lo

    sagrado en el mundo, cuyo eje verticaldesciende del cielo y sus dos ejes demarcan elespacio terrestre. Esta concepcin metafsicadel smbolo de la cruz hizo que el indio, dondequiera que se encontrase, estuviese en el centromismo, baado de divinidad.

    Asimismo, segn Quiroga existen suficientespruebas en todo el vasto territorio incaico pararelacionar la cruzchacana con los cuatroelementos ya que se la asocia con: 1) Inti y elRayo (fuego) aunque tambin se la asocia con la

    luz y los astros en general; 2) Viracocha y Tunupa (agua); 3) El suri y otros animales conalas y plumas (aire); 4) La fecundidad y laPachamama (tierra). De acuerdo al peruanoPedro Astete, en concordancia con Quiroga, lacruz

    expresa la condicin de movimiento y, eneste sentido, el signo es aplicable nonicamente a la nocin de Fuego, sino alos tres elementos csmicos queconjuntamente con el elemento 'Tierra'

    12 Que Quiroga (1901) testimonia y constatasobradamente en el captulo V de su libro.

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    consideraban los antiguos: el Fuego, el Aire y el Agua (1953, p. 35).

    En este sentido, no debemos olvidar que

    Viracocha era designado tambin como dueode los cuatro elementos y que, en opinin deKusch (1999, Libro I), la constelacin dibujadapor el yamqui es la Cruz del Sur y estararelacionada con una concepcin del cosmosque enlaza los cuatro elementos, los cuatropuntos cardinales y la propia configuracin delimperio13.

    Existen otros significados que tambin sepueden relacionar con la cruz como los cuatroSoles y las eras entre los nahuas, los cuatro

    tigres y los cuatro hombres delPopol Vuh, o el valor marcadamente acutico se le daba entrelos calchaques no es nuestra intencineclipsar su importancia. Pero entendemos quesiempre se presenta el signo como organizadory vivificador de los procesos csmicos queinciden finalmente en la vida cotidiana; en estesentido, todos los posibles significados inclusolos que aqu no contemplaremos se encaminancomo las ramas de un rbol hacia su tronco.Estos sentidos se van complementando en un

    mosaico mayor que tiene como centrofundamental a la cruz.El centro es uno de los puntos

    fundamentales para comprender el simbolismode la cruz. En el centro se da el cruce de todaslas lneas (sean dos o tres) que conforman lagrafa y, desde el punto de vista metafsico,representa el eje axial, el punto por donde lamanifestacin viene a la existencia. Notamosque esta figura del centro irradiante del quesurge el espacio como tambin su

    organizacin cardinal mediante los cuatromencionados puntos est plasmado en lacapital del Imperio Inca, Cuzco.

    El topnimo de la ciudad fue la voz quechua Qusqu o Qosqo. La tradicin afirma que significacentro, ombligo, cinturn ; esto porque, de acuerdo asu ubicacin geogrfica, en ella confluan elmundo de abajo ( Uku Pacha ) con el mundo visible ( Kay Pacha ) y el mundo superior ( HananPacha ). De este modo, la ciudad fue llamadael

    13 Cata-chillay era la palabra con que los andinosdesignaban a la Cruz del Sur. Segn Vicente F. Lpez,

    cata significa sagrado y chillay luz. As, la cruz inscritaen el cielo sera el modelo de lo que debe ser en la tierra.

    ombligo del mundo, en referencia al universo. Sucentro que podemos situar en el palacio delInca Roca era punto nodal desde dondepartan las lneas que demarcaban las cuatro

    regiones del imperio. Mediante la divisinpoltica cruciforme, el Tahuantinsuyu14 establece una geografa sagrada en torno a lacual se organiza su vida en el mundo. Lageografa sagrada permite la irrupcin de lodivino (a travs del smbolo) en el mundo. Loespiritual se corporaliza, el corporal seespiritualiza. Permite relacionar el hombre conlo divino.

    Algo semejante encontramos en otrastradiciones. El centro y la cruz se relacionan

    con el rbol, en tanto la vertical de la cruzconstituye su tronco y la horizontal sus ramas.Este rbol-cruz es el rbol de la Vida queestaba en el centro del Paraso y del cualbrotaban los cuatro ros que lo riegan.Obviamente, el rbol no marcaba cualquiersitio, sino el centro; y, podemos decir,constituye el centro del mundo en el sentidometafsico del trmino. Es interesante comparareste rbol ms propio, en principio, de lastradiciones judeocristiana e islmica y la

    conformacin poltica del Imperio Incaico. Mssi tenemos en cuenta que en el centropropiamente dicho, el palacio del Inca, seencontraba una gran imagen del Sol.

    El centro fsico y metafsico del imperio seexpanda en las cuatro direcciones cardinalescomo una esfera que se infla en torno a uncentro, dado que el centro es tambin el puntodonde se concilian todas las oposiciones:

    Para dar la idea de totalidad, la esfera debeadems, tal como ya hemos dicho, ser

    indefinida, como lo son los ejes queforman la cruz, que son tres dimetrosrectangulares de esta esfera; en otraspalabras, la esfera, constituida por lairradiacin misma de su centro, nunca secierra, al ser su irradiacin indefinida yllenando el espacio por entero por mediode una serie de ondas concntricas, cadauna de las cuales reproduce las dos fasesde concentracin y expansin de la vibracin inicial (Gunon, 1987, p. 54).

    14 Que, etimolgicamente, podemos entender comoTahua cuatro,Inti sol ySuyus puntos cardinales.

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    Nos parece que esta simblica propia de laciudad responde a la necesidad de instaurar unmodo de vivir que tenga que ver con lotrascendente, as como tambin a un orden

    poltico que entenda, en principio, su modo deoperar como una consecucin del orden y lajerarqua suprafsica de los dioses. El Inca queera conocido como seor de los cuatrosuyus y los sacerdotes y amautas que lorodeaban estaban en el centro de la ruedacsmica, que se mueve invisiblemente. En estesentido, la ciudad de Cuzco era un altar dondese encontraban la cruz plana del terreno con la vertical tridimensional que conecta los mundos,encarna el ombligo del mundo, el lugar donde

    se concentran las potencias vitales yfecundadoras de la naturaleza (Schwarz, 2008,p. 122)15. La ciudad est hecha encorrespondencia con el cosmos y el universo, esuna imagen del orden trascendente que sereproduce en la tierra y posibilita el acceso a losagrado.

    El plano cruciforme puede aplicarse no sloa Cuzco, sino a numerosas ciudades amerindias,cuyos trazados estaban orientados segn lospuntos cardinales y sus templos pueden ser

    vistos a travs del smbolo de la cruz. E inclusoen lugares de menor envergadura que Cuzco secontinuaba con este principio, especialmente enlas huacas puntos en los que se figuraba laencrucijada y el misterio del centro donde seerigan altares, mstiles o piedras. Pero estesistema de orientacin no es exclusivo de Amrica, tambin fue usado para la fundacinde muchas otras ciudades. De estascorrespondencias entre el centro, la cruz y elplano de las ciudades dice Chevalier:

    El centro, en el cual no hay ya tiempo nicambio de ningn tipo, es un lugar depaso o de comunicacin simblica entreeste mundo y el Otro Mundo. Es unomphalos un punto de ruptura del tiempoy del espacio (1999, p. 368).

    15 En cierta medida, Crdoba, de acuerdo a su plano ytrazados originales, trataba de seguir este modelo de cruz

    cuadrada con centro en la catedral principal y otras seisiglesias ms orientadas hacia el este. Y Cosqun, localidadserrana que databa de la poca incaica, es un pequeoCuzco, un pequeo centro, un pequeo ombligo.

    Entre las ciudades antiguas fundadassiguiendo esta planificacin metafsica sedestaca Roma:

    En la fundacin de Roma, Rmulo excava

    una fosa (mundus) en el cruce de los dosejes cardinales de la ciudad, el cardo(norte-sur) y el decumanus (este-oeste).En ella se colocan las primeras de todaslas cosas necesarias para la vida humana yde la naturaleza. Sobre la fosa se construyeun altar de sacrificios, lo que constituye elOmbelicus Mundi , el centro del mundo(Schwarz, 2008, p. 124).

    Pasemos ahora al interior de la ciudad deCuzco. En ella existi un templo cuyo altarreviste suma importancia para nosotros y que, apesar de haber sido destruido para erigir en sulugar un monasterio dominico, nos llega graciasa un famoso dibujo de Joan de Santa CruzPachacuti yamqui Salcamayhua, uno de los tresprincipales cronistas del incario.

    Figura 6. Altar del Coricancha (Kusch,1999, p. 41).

    El dibujo es un esquema del altar principalde Coricancha comentado por el propioyamqui, por lo que pensamos puede ser unindicio bastante exacto del pensamientocosmolgico de los amautas incaicos y de la feindgena que apunta algo ms que al simplehombre, algo que est fuera (Kusch, 1999, p.33).

    En l se consigna una frmula ritual encinco momentos. En esta interpretacin quepropone Kusch (1999) nos interesanparticularmente el cuarto y quinto aspectosmarcados por el autor: la dualidad y el crculo.Segn el filsofo argentino, en el esquema

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    orquestado a partir de dos cruces estelaresubicadas una por debajo y otra por encima deun gran crculo se conjura la necesidad deencontrar un equilibrio entre orden y caos,

    entre la ventura y la desventura, de quienes viven en el mundo material. Las cruces debrazos iguales aparecen como smbolo de esteorden.

    Las palabras que Santa Cruz coloca en eldibujo son muy interesantes. En el texto queacompaa el esquema se repite en cuatrooportunidades el trminounanchan , cuyosignificado puede acercarse al de smbolo osigno, lo que nos proporciona un claroindicio del valor y forma en que entendan la

    totalidad del altar: un smbolo totalizante. A su vez, a la derecha el circulo que mencionamos enel prrafo anterior encontramos un sol y a laizquierda una luna; el texto que acompaa aeste crculo que, como se ve, est en el centrode una cruz astronmica dice ticci muyu camacel creador fundamental.

    Igualmente, los cuatro elementos vuelven aaparecer en el esquema, a saber: 1) Pachamama,la tierra, se ubica en la parte inferior izquierda;2) Illapa, el fuego, tambin aparece en ese

    cuadrante; 3) Mamacocha, el agua, en la esquinainferior derecha y 4) Chuquichinchay, el aire,junto a Mamacocha. Cuando Kusch explica lossignificados del esquema y nos habla deoposiciones y luchas que se establecen entreestos cuatro representantes del cielo, siempre lohace dentro del mbito de lacomplementariedad; los opuestos se necesitan,forman parte de un todo y en un puntoconvergen, porque, dndose Viracocha, esnatural que se d su opuesto (1999, p. 48).

    Miremos nuevamente el esquema en suconjunto. En l encontramos dos cruces, unaen la parte superior, formada por cinco estrellas(la quinta estrella est en la interseccin de lasdos lneas); y otra en la parte media, formadapor cuatro estrellas. Junto a la cruz superiorestn las incripcionesOrcoraca literalmente,macho- vulva y debajo de ella el nombre dedios, Uiracochan . En la cruz del medio, cuyarotacin de 45 nos recuerda a la cruz de san Andrs, la inscripcinchacana en general

    acompaa una serie de dibujos que denotan lascuatro estaciones, los ciclos de siembre ycosecha, la dicha y la desdicha.

    Es importante aqu sealar las posiciones ypapeles diferenciados que juegan estas doscruces en el esquema y cmo se complementanen un todo mayor. En la primera cruz, elevada y

    solitaria en lo alto del templo, podemos ver lapresencia de un principio trascendente que, nimacho ni hembra, da lugar, origina, manifiesta,todas las alternancias posibles, todos los estadosy posibilidades que conforman el mundomanifestado, el mundo de abajo. Igualmente,esta primera cruz est en posicin recta esdecir, el eje vertical corta perpendicularmente lalnea del horizonte terrestre y una quintaestrella marca su centro. Intuimos en esteprimer smbolo a la cruz tridimensional de

    Gunon, que establece los diferentes estadosmltiples del ser y sus relaciones con el Ser Absoluto cuyo centro invisible est marcadopor la estrella del centro, quinto elemento. Viracocha, segn el mito, era el portador de lacruz.

    A su vez, en la cruz del medio Altar delCoricancha (Kusch, 1999, p. 41).cuyos ejesestn desplazados y se asemejan a laconstelacin de Cruz del Sur Altar delCoricancha (Kusch, 1999, 41). vemos la cruz

    plana del metafsico francs, es decir, la cruzbidimensional que marca las posibilidades ymodos de existir que tienen aquellos seres quecomparten un mismo plano, en este caso laexistencia fsica, material y terrena. A suderecha se agrupan los smbolos masculinos y asu izquierda los femeninos, ya estamos en elmundo de la dualidad. Y as como la Cruz delSur es una constelacin que gira en torno a uncentro invisible16, la cruz del mundomanifestado nos remite a una cruz superior, no

    manifestada, que es la cruz de Viracocha.Finalmente, en el extremo superior derechodel dibujo hay un detalle sobre el que no se hareparado mucho: otra cruz formada por cincoestrellas y un crculo en su centro. Tal vez estoslo se deba a un error de clculo en el tamaodel dibujo y la cruz sea un boceto; pero tambinpodemos pensar que este dibujo quesuponemos inacabado quiere remitirnos a otrainstancia de significacin, la cual por las

    16 Recordemos que la Osa Polar marca el Norteastronmico exacto, en tanto que la Cruz del Sur gira en

    su viaje anual en torno a un centro no visible ni marcadopor ningn punto luminoso.

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    mismas razones religiosas y polticas que sealaKusch haya quedado solamente insinuada enel silencio del smbolo. Si esta segunda lecturafuese posible, nos encontraramos frente a una

    cruz que est ms all de los dominios del ser ysigna la cruz principal de Viracocha17.

    La va inicitica Quiroga orienta su estudio particularmentehacia la importancia atmosfrica y climtica dela cruz. Segn l18, en la cruz confluyen unaserie de significados que se relacionanparticularmente con la lluvia y su presencia enlos tiempos adecuados para el crecimiento delos cultivos. Sus observaciones estn

    sumamente probadas y, tal como se espera deun arquelogo, basa todo su anlisis en losrastros encontrados; es por esto que no esnuestra intencin contradecir el estudio deQuiroga, sino realizar algunas observacionessobre la importancia filosfica, simblica ymetafsica de la cruz en la AmricaPrecolombina. Si postulamos que lasconclusiones de Quiroga son un tantorestrictivas, tal vez esto se deba a cierto espritu de poca que sign el cientificismo de

    fines del siglo XIX y principios del XX msan cuando se trata de estudios que tienenrelacin con la todava incipiente etnografa deaquellos aos . En este sentido pretendemos,asentndonos en su trabajo y otros posteriores,profundizar en estos otros sentidos que no hansido muy explorados.

    Observaciones aparte, s creemos que elinters de Quiroga acenta uno de los aspectosms importantes y abarcativos del smbolo;especialmente porque a partir de este vnculo

    con la lluvia es que se completa en la cruz lareunin de los cuatro elementos. El fenmenode la lluvia encierra al agua, al aire (el viento,figurado en el suri que lleva la cruz en sucentro), a la tierra (las representaciones de la

    17 Es interesante recordar que Kusch, casi al paso en unanota al pie, seala la similitud entre los dibujos dePachacuti y los grabados alquimistas del siglo XVI que C.G. Jung recoge enPsicologa y Alquimia . Esta observacin,que queda como un comentario ms bien intuitivo, puede

    constituir el principio de todo un espectro de estudiospor realizar sobre los paralelismos entre la Alquimia y elpensamiento de los amautas incaicos. 18 Cf. especialmente el Captulo IV.

    Pacha fecunda) y al fuego (El Sol, dios que todolo realiza).

    Pero considerar a la cruz como un elementopropiciatorio de lluvias es, al menos en parte,

    transformarlo en una alegora, por no decir enun amuleto. Como hemos tratado de probar enlas pginas anteriores, las funciones de la cruzen el mundo americano superan ampliamentelas de un objeto de supersticin. La cruzaparece como una va de comunicacin con lotrascendente que religa a los actores del mundopor lo que, pensamos, tiene un hondo valormucho ms profundo y sinttico. Es claro queen todos los casos tiene que ver con un culto yuna liturgia y que se la relaciona igualmente con

    lo sagrado. Aparte, los significados que estesmbolo presenta en otras culturas del planetaen ningn caso pueden ser reducidos a unasimple alegora; siempre se ha presentado comoun significante cuyos significados rebasan elcontenedor. No vemos por qu en Amricadebera ser otro el caso. Es el mismo Quirogaquien, en varias oportunidades, no puede ceirel smbolo a los parmetros que ha establecidoy se ve obligado a confesarlo:

    El motivo de los cuatro palos de la cruz

    habr sido la figuracin de los cuatro vientos, pero la cruz no es por ello elsmbolo de esos cuatro vientos, porquestos por s mismos poco llamaran laatencin al espritu del indio (1901, p.120).

    Como l mismo lo propone, est parasimbolizar algo ubicado ms-all. Quizs haya que mencionar que, cuando serefiere al fuego (o a cualquier otro de los

    elementos primordiales), la cruz no pareceratratar simplemente del fuego fsico, sino de otrotipo de fuego, muy cercano al de losalquimistas, ese fuego al que Herclitoconsidera el padre de todas las cosas: el FuegoPrimordial, el Fuego Misterioso.

    Nuestra intencin es enfocarnos en esecostado metafsico del smbolo para conectarlocon las otras culturas que tambin han hechouso de l. Hemos visto que, en Amrica, los dosejes de la cruz horizontal o plana pueden

    marcar solsticios y equinoccios. Y tambin quea stos les podemos sumar el eje vertical cielo-tierra tenemos una cruz tridimensional que

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    marca las seis direcciones del espacio y elsptimo punto, el centro y cruce de todas laslneas, el origen y final de todo. El centro de lacruz aparece como el vaco central de la rueda,

    el punto sin materia que hace posible laexistencia. Refirindose a la cruz hind, diceRen Gunon:

    El eje vertical representa entonces el lugarmetafsico de la manifestacin de la'Voluntad del Cielo' y atraviesa cada planohorizontal por su centro, es decir, por elpunto donde se realiza el equilibrio en elque reside precisamente dichamanifestacin o, dicho en otras palabras,la armonizacin completa de todos los

    elementos constitutivos del estado del sercorrespondiente (1987, p. 150).

    Ahora releamos un pasaje de Quiroga:Los hechiceros Chipeway, iniciando a susnefitos en los misterios de la religin,interrogbanles por un lugar de cuatropolos, de las cuatro grandes piedras quedejaban ante su fuego, recordando cuatrodas, refiriendo cuatro fiestas y repitiendodurante la escena religiosa este nmero o

    sus mltiplos (1901, p. 108).La cruz tiene un valor simblico, religioso,

    metafsico y protector. Tena tambin un valorrelativo a eso que Gunonllama realizacinespiritual y de la cual es uno de los principalessmbolos sobre los cuales meditar para iniciarsu camino? Era la cruz smbolo del modo deser del Ser manifestado y va inicitica hacia elSer Absoluto? Podemos postular que existancorrespondencias entre el pensamiento

    tradicional hind descripto por Gunon y elpensamiento aborigen? Si bien no podemosdecirlo ahora con certeza aunque este sera elltimo plano de significado que necesitaramosconfirmar para hablar de una firme cercanaentre estos dos mundos intuimos que lamisma cruz es el punto de partida para estaspreguntas que no respondemos; ella nos sealaun camino que nos parece importante paracomprender estas cuestiones.

    Nos aventuramos a inferir que, dada su

    profusin, era parte de la vida y que, quizs, loscuracas, iniciados, machis y amautas tambin laconsideraban un smbolo esotrico. Este doble

    carcter de la cruz exotrico y esotrico tambin lo encontramos en el occidentecristiano, donde muy por detrs del signo de lapasin, los iniciados vean un smbolo de la

    realizacin metafsica19

    . Puede que haya existidoun sentido externo (religioso, exotrico) y unointerno (inicitico, esotrico) del smbolo.

    Este sentido inicitico, complementario delmetafsico, podra asentarse en loscomponentes geomtricos del smbolo, mspropiamente ligados a los grados en que el serse manifiesta en el mundo o ExistenciaUniversal (Gunon, 1987, p. 92). Estos gradosde la existencia, que se religan a travs del eje vertical que traspasa todos los mundos,

    establecen una serie de correspondencias entrelos diferentes rdenes del cosmos,correspondencias que han percibido todas lastradiciones y que nos llega hasta hoy por frasescomo lo de arriba es igual a lo de abajo, tan cara al hermetismo.

    De haber sido un smbolo fundamental enlas iniciaciones mistricas, la cruz pudo haberestado en consonancia con la trada mscomn en Oriente de Cielo-Hombre-Tierra. Elhombre parado con los brazos abiertos hace las

    veces de una cruz que encarna este orden. Lacabeza, esfrica est en el lugar del cielo; losbrazos abiertos son el punto de su existenciacomo ente que realiza el ser, el punto mediodonde se encuentra el hombre. Finalmente, lospies asentados sobre la tierra formando unrectngulo son la imagen del mundo terreno, elmundo de lo material sin ms. Conjuntamentecon la cruz, el punto central debe haber sidoobjeto de las silenciosas reflexiones, ya que elpunto est, de alguna forma, fuera de lo

    expresable, puesto que es puramentearquetpico, es no-espacial y no-temporal.Claro est que esto lo inferimos de todo lo

    expuesto anteriormente sobre la cruz y suimportancia, pero no se han conservadodemasiados registros fehacientes que puedanconfirmarlo. Si bien no es aqu la intencin

    19 Recordemos el valor absolutamente diferente que tenala cruz para los gnsticos. Segn stos, los cristianoshaban confundido los misterios de antao con la historia

    material y haban aceptado literalmente lo que tenasentido mstico. Remito a los interesados al estudio deFrancisco Garca Bazn (2009) El Gnosticismo: esencia,origen y trayectoria . Bs. As: Guadalquivir.

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    dejar flotar nuestra libre capacidad deasociacin para pensar en lo que pudo habersido, algunos pasajes misteriosos nos permiten vislumbrar esta posibilidad20. Tal como lo

    refieren Kusch y otros autores, los testimoniosque nos llegan desde aquella poca no soncompletos ni totalmente exactos, dado que loscronistas aborgenes y los informantes muchoguardaron para sus adentros y ocult a losinvasores. Un manto de oscuridad mucho mscerrado podemos suponer para ritos yenseanzas que, de por s, no eran accesibles nitan siquiera a la totalidad de la casta gobernante.

    Algo semejante intuimos de las actividadesdel Inca a la llegada de Pizarro. Aunque

    generalmente se lo toma como un receso dedescanso, la presencia del Inca en Cajamarcamucho tiene de misterioso. El gobernante estaislado, nadie puede acercrsele o hablarle, altiempo que l tampoco puede proferir palabras;no come, realiza estricto ayuno y, muyimportante, sus vestimentas no son lascorrientes. Como se ve, su estanciacajamarquina ms tiene que ver con lo msticoque con el descanso21.

    Conclusiones Como hemos dicho desde el comienzo,podramos ser tentados con explicar laaparicin de la cruz en las distintas culturasamerindias como una cuestin de prstamo ytransmisin de zona en zona, de pueblo enpueblo, hasta abarcar todo el territoriocontinental. Creemos que, a travs de esa va,

    20 Reyes (2008, Cap. IV) no est de acuerdo con la ideade un principio metafsico que subsuma los otros dioses que seran sus aspectos manifestados ni tampoco conla posibilidad de enseanzas esotricas a partir de lossmbolos, aunque sospecha de las intenciones de los tresprincipales cronistas de Cuzco (el Inca Garcilazo,Huamn Poma y Santa Cruz Pachacuti) y losdestinatarios religiosos y europeos de sus textos. Si bienno compartimos totalmente esta postura (en lo que areligin y metafsica respecta) es muy importante tenerlaen cuenta a fin de no exagerar las funciones posibles de lacruz y terminar por implantar ideas propias delpensamiento europeo. Pero la visin contraria elrelativo desorden de la religiosidad aborigen tampoconos parece productiva ni ajustada a la realidad. 21

    Tambin podramos citar las iniciaciones realizadas enel laberinto subterrneo de la fortaleza ceremonial deSacsahuaman, aunque aqu no tengamos el espaciosuficiente para su desarrollo.

    aquello que puede ser transmitido es unainterpretacin particular del smbolo es decir,una porcin o un conjunto de significados queadquieren mayor fuerza en un pueblo por

    influencia de otro; una alegorizacin ms omenos acotada de un smbolo . Pero elsmbolo como tal no est condicionado aaparecer en tal o cual pueblo por ningn tipo demediacin poltica o geogrfica, sino queirrumpe porque esa es su naturaleza. Salvandolas distancias, podemos valernos de Jung y de laexplicacin que l da para el afloramiento desmbolos arquetpicos trans-humanos en laconciencia y la cultura humana para ilustrarnuestra postura. Es as que entendemos a la

    cruz amerindia como smbolo general queindica la unin de dos mbitos al tiempo queconecta una geometra terrestre con unageometra celeste, un agua terrestre con un aguaceleste, un hombre fsico con un hombremetafsico.

    El principio de unicidad inherente a lareligin principio que tiene muy pocoque ver con la calidad y el nmero de losdioses significa que el hombre hadescubierto un centro en s mismo y que

    concibe al universo a partir de ese centro.Es decir, que la esencia de todo sistemareligioso reside en la revelacin de un almaindividual estrechamente ligada al almacsmica (Sjourn citado por Reyes, 2008,p. 107).

    Si bien, como decamos al principio, elcatolicismo moderno ha perdido o desechadomucho del sentido primigenio de la cruz, esimportante ver que su significacin en Amricamucho nos remite al cristianismo primitivo y alos Santos Padres:

    La cruz recapitula la creacin, posee unsentido csmico. Por esta razn Ireneopuede escribir al hablar de Cristo y de sucrucifixin: l ha venido con forma visible hacia lo que le pertenece y se hahecho carne y ha sido clavado en la cruzpara resumir de este modo en s elUniverso (Chevalier, 1999, p. 366).

    Como vemos en este ejemplo de Ireneo, elsentido de la cruz apunta ms a lo trascendentey a la re-unificacin del mundo en su centro

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    originario que al dolor fsico. Algo semejanteproponemos para la cruz americana.

    Posiblemente, la cruz nos hable de unconocimiento

    que no puede ser de ningn modo elresultado de una creacin humana, sinoque es, indudablemente, la expresin deleyes de un orden superior cuyo secreto elhombre ha podido sorprender medianteun asiduo estudio o concebir gracias a unapoderosa intuicin (Astete, 1953, p. 22).

    De ser as, su presencia no es el rastro quenos ha quedado de una supersticin, ni de unpensamiento a medio camino de su

    realizacin como lo entenda Frazer, sino queda cuenta de un mensaje escrito para el devenirde los siglos. Este mensaje, que en ciertamedida nos es inaccesible, parece contar conuna honda factura metafsica y sapiencial que hasido dejada de lado por Occidente. En todoslos casos, dado el origen mtico de la cruz, nosencontramos con un smbolo religioso y, si sequiere, esotrico de antigedad y creadordesconocidos. No ha habido un inicio para lacruz que podamos fechar con certeza, su origen

    est fuera del tiempo, y es arquetpica.La cruz es tambin orientacin. Peroorientacin en muchos sentidos que van msall de lo espacial y atraviesa diferentes planos:es orientacin temporal a partir de la rotacindel mundo en el eje Norte-Sur; es orientacinespacial por las salidas y puestas de sol en el ejeEste-Oeste; es orientacin del hombre conrespecto a s mismo, que se encuentra en elcruce de ambos ejes, y propicia la orientacintotal. Finalmente es orientacin supra-fsica,

    trascendente, sobre el eje vertical de la cruztridimensional, que conecta al hombre centralcon el cielo.

    La cruz tiene, en consecuencia, unafuncin de sntesis y de medida. En ella seunen el cielo y la tierra, en ella seentremezclan el tiempo y el espacio. Ellaes el cordn umbilical jams cortado delcosmos ligado al centro original. () Es elsmbolo del intermediario, del mediador,de aqul que es por naturaleza reunin

    permanente del universo u comunicacincielo-tierra, de arriba abajo, y de abajoarriba (Chevalier, 1999, p. 362).

    Y, en este sentido, la cruz en un verdadero jeroglficoo, para entender mejor a qu nosreferimos, un verdaderohieros-glyphos 22: un signosagrado de todos los tiempos y de todos los

    pueblos, que perdura a travs de edadesinfinitas como si l encerrara las ms grandiosafrmula del ideal humano, ideal que todos loshombres han expresado, a travs de siglos sinnmero, siempre en la misma forma concreta,sencilla y expresiva de dos simples lneas que secruzan.

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    perspectiva para el estudio de la expansin de la cultura

    22 Esta particular voz combina dos trminos: por un lado,el adjetivohiers sagrado, de origen divino y, por otro,el verbo glyph tallar, grabar, cincelar. As, nos dara elsignificado de marca, talla o grabado cuyo origen es

    sagrado, o que representa algo sagrado. Es curioso quemuy cerca del verbo glyphnos encontremos con el verbo graph escribir, marcar, rayar que nos da la siempretentadora idea de escritura sagrada.

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    Revista elcano Vol. 1. El asalto de lo impensadoISSN 2469-0775 - pelicano.ucc.edu.ar Pp. 73 88

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    Del autor.