15 Mitos y Realidades de la minería transnacional en Argentina

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    15 Mitos y Realidades de la minera

    transnacional en Argentina

    Gua para desmontar el imaginario prominero

    Colectivo VOCES DE ALERTA

    Elaborado por

    Horacio Machado, Maristella Svampa, Enrique Viale,Marcelo Giraud, Lucrecia Wagner, Mirta Antonelli,

    Norma Giarracca y Miguel Teubal

    Aportes de Javier Rodrguez Pardo y Daro Aranda

    Argentina, 2011

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    Este libro est pensado como una caja de herramientas y, a la vez, como uninstrumento de lucha poltica. Fue concebido colectivamente al calor de la campaa en

    favor de la ley nacional de proteccin de los glaciares, sancionada por el Congresonacional en septiembre de 2010, en un momento en el cual debamos responder punto por

    punto los argumentos falaces y los indicadores econmicos muchas veces mentirosos

    esgrimidos por el lobby minero.

    En ese entonces varios investigadores que desde hace aos y desde diversasprovincias del pas acompaamos a las luchas socioambientales que cuestionan lamegaminera transnacional en Argentina, comenzamos a sistematizar informacin sobreel tema. Nuestro propsito era deconstruir los discursos y los lugares comunes delimaginario prominero, desmontar y desactivar dichos mitos que sobre la minera a

    gran escala repiten cotidianamente y con total impunidad sus defensores ms acrrimos(corporaciones mineras, representantes del gobierno nacional y de las diferentes

    provincias promineras, voceros periodsticos), amparados en la escasa informacin y

    conocimiento que el argentino medio tiene sobre estos temas. Fue entonces que nosencontramos con el artculo de Jennifer Moore,1 periodista canadiense, publicado en laRevista Memoria, de Mxico, en octubre-noviembre de 2009, titulado Mitos y realidadesde la Minera Transnacional.Retomamos de esta fuente inspiradora el formato y partesde sus enunciados (bajo la forma de mitos), a los cuales ampliamos con ms desarrollos,datos, ejemplos y otros tantos mitos. .

    Las semanas agitadas que pasamos en el Congreso, entre audiencias pblicas, visitas asenadores, declaraciones, escritos periodsticos y dossier especiales, junto con numerosasorganizaciones ambientalistas, vecinos de asambleas y representantes parlamentarios

    de diversos bloques y partidos polticos en defensa de la ley nacional de proteccin de losglaciares, nos convenci de la necesidad urgente de cerrar esta tarea y publicarlo bajo laforma de libro.

    El texto sintetiza as diferentes saberes y discursos. La argumentacin que se desarrollacombina consideraciones tericas y de tipo general con referencias especficas a casosconcretos. stas no aluden necesariamente a los casos ms graves, resonantes, ni a losnicos disponibles; por el contrario, se trata slo de algunos ejemplos tomados

    aleatoriamente de la vasta casustica disponible por su relevancia y cercana a nuestraexperiencia, a los solos fines de ilustrar con casos concretos el modus operandi, los

    impactos y las consecuencias de este tipo de explotaciones. Asimismo, atendiendo a la

    1Periodista canadiense. Actualmente trabaja en el Observatorio Canadiense sobre la Minera (MiningWatchCanad,www.miningwatch.ca,), donde es coordinadora del programa de Amrica Latina. Sus documentalesradiales se han difundido por la radio pblica de Canad, la CBC y The Green Planet Monitor, adems devarias producciones de la Asociacin Nacional de Radios Comunitarias y Universitarias de Canad. Susartculos se han publicado en upsidedownworld.org, dominionpaper.ca, rabble.ca y otros. El artculo que nosha inspirado es Mitos y realidades de la Minera Transnacional, publicado en la revista Memoria 238,pp.22-.26

    http://www.miningwatch.ca/http://www.miningwatch.ca/http://www.miningwatch.ca/http://www.miningwatch.ca/
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    complejidad de la problemtica, se ha procurado construir una mirada eminentementemultidisciplinar como el propio objeto lo requiere, intentando con ello tambindesmontar las races epistmicas profunda y primitivamente positivistas, encuadradasen perspectivas jerrquicas y unidisciplinares- sobre las que se suelen construir las

    falacias cientificistas y tecnicistas de las visiones oficiales. De tal modo, en la

    elaboracin de este trabajo participaron gegrafos, especialistas en ciencias ambientales,abogados, socilogos, analistas del discurso, economistas, periodistas, entre otros,muchos de los cuales conformamos el colectivo Voces de Alerta.

    Dicho espacio, compuesto por cientficos, artistas, intelectuales, profesionales,organizaciones de derechos humanos, de pueblos originarios, de campesinos ysocioambientales, y todos aquellos/as interesados/as por la interrelacin entre mltiplessaberes y entramados sociales, polticos, culturales, surgi de un episodio en el mbitocientfico argentino ocurrido en 2009 -un investigador dio a conocer hallazgos que tienengraves implicancias en la salud pblica- a partir del cual se desencaden un debate que

    puso de relieve el poco espacio que queda para la autonoma y libertad cientfica. En esa

    ocasin y frente a la respuesta de intereses de cmaras empresariales, corporaciones eincomprensibles desligamientos de las autoridades cientficas nacionales, un conjunto de

    personas de muy diversos mundos sociales, que hace tiempo trabajamos coordinada peroinformalmente en diferentes espacios, decidi expresarse pblicamente, asumiendo elnombre de Voces de Alerta.

    Desde Voces de Alerta cuestionamos radicalmente la actual colonizacin que losgrandes poderes econmicos producen en las universidades, sistemas cientficos y en laeducacin pblica en general. Estamos convencidos de que no existe ninguna posibilidadde avanzar en la democratizacin de la sociedad si no se pone coto tanto al modeloextractivo (rgimen social de acumulacin y distribucin de riqueza) que necesitadominar y doblegar bajo cualquier medio a las poblaciones que habitan esos territorios,como a las guardias pretorianas que los custodian.

    Por ltimo, deseamos dedicar este texto a quienes creemos son sus principalesdestinatarios y los grandes protagonistas de esta lucha: a todas las asambleasciudadanas que, en nuestra extensa y rica geografa, en una situacin de clara asimetrade fuerzas, abogan por la defensa del agua, por la vida, por el futuro de las prximasgeneraciones.

    Desde Buenos Aires, Catamarca, Crdoba, Mendoza, Tandil

    Abril de 2011

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    IINDICE GENERAL

    Mito 1: Son fundamentalistas, estn en contra de todo tipo deminera

    Mito 2: La minera es un motor de desarrollo que impulsa laeconoma nacional

    Mito 3: La minera genera empleo y crecimiento econmicolocal

    Mito 4: La minera crea muchos puestos de trabajo indirectos

    Mito 5: La minera se instala en zonas postergadas, crea uncrculo virtuoso, genera desarrollo y eleva el nivel de vida dela poblacin

    Mito 6. Los beneficios de la minera se quedan en los pasesdonde se extraen los minerales, y las empresas contribuyencon el pago de diferentes impuestos en el desarrollo del pas

    Mito 7: La minera puede ser limpia, no contamina el

    ambiente, y se puede hacer sin riesgos ambientales. Hay unasolucin tcnica para cada problema ambiental.

    Mito 8: Los emprendimientos cumplen con exigentesregulaciones ambientales y la minera es la nica actividadregulada por una ley ambiental en nuestro pas.

    Mito 9: Ningn proyecto minero se hace sin el

    consentimiento previo de las comunidades involucradas.

    Mito 10: La minera fortalece el tejido social, reduce lamigracin y la descomposicin de las comunidades.

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    Mito 11: Las empresas transnacionales garantizantransparencia y libertad de opinin en cuanto a la evaluacinde sus actividades

    Mito 12: Cada pas es autnomo y soberano en sus relacionescon empresas mineras transnacionales. Las empresasmineras transnacionales respetan el marco legal de lospases donde operan.

    Mito 13. Las empresas transnacionales se comportan conresponsabilidad social empresarial, robusteciendo el tejidosocioeconmico de la zona.

    Mito 14. Los que se oponen a la minera a gran escala,nacional o trasnacional, no tienen alternativas de desarrollo.

    Mito 15: Amrica tiene un destino mineral. Sin desarrollominero, no hay futuro para nuestras sociedades.

    Anexos

    1- Las leyes del no

    2-Anexo sobre La Alumbrera

    3-Anexo sobre la ley nacional de proteccin de losglaciares

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    Mito 1: Son fundamentalistas, estn en contra de todotipo de minera

    Los que se oponen a la minera son fundamentalistas y no reconocen

    el hecho de que sta acompaa la vida del hombre desde los tiemposms remotos de la historia y que, por ende, es necesaria para el

    desarrollo de la civilizacin, ms an, imprescindible en nuestra vida

    cotidiana.

    En el suelo ms profundo de las falacias del discurso pseudo-cientfico queacompaa las campaas de legitimacin social de la minera, encontramos una visin dela minera como una actividad pretendidamente universaly atada a la evolucin delhombre. Como presupuestos de esta visin, la historia se concibe como proceso unilineal yevolutivo, y la evolucin misma se piensa en clave exclusivamente tecnolgica. Esta visindesconsidera el carcter eminentemente cultural de la minera como actividad humana;

    como tal, omite que las distintas prcticas de minera no obedecen slo ni exclusivamenteal tipo de tecnologa empleado, sino decisivamente a formas muy diversas de concebir elmundo, las relaciones, los objetos, etc. Las formas de valoracin y los usos dados a losdistintos minerales, las formas de extraerlos, procesarlos y trabajarlos, dependen de losdiferentes entornos culturales en los que se realizan. (No es lo mismo el significado del oropara la cultura inca, que el que tiene para nuestras sociedades contemporneas).

    Pero ms que desconsiderar las diferencias culturales que han existido y existen entorno a la actividad minera (como con el resto de las actividades humanas), lo que hace lapresuncin de universalidad es reducir todas esas diferencias culturales en una mismalnea de tiempo, discriminando por la variable tecnolgica y de acuerdo al criterio de

    rentabilidad- as entre formas ms avanzadas y formas ms arcaicas o atrasadas deminera (La nica diferencia que existira entonces, por ejemplo entre la minera incaica yla actual, sera de tecnologa: la inca, atrasada, la actual, moderna, de punta).

    Por otro lado, no slo se introduce una visin discriminatoria respecto de otrasformas culturales (en este caso, de minera) sino que adems se procura identificar ciertasprcticas de minera con la evolucin y el progreso mismos de la humanidad. As, quienesse oponen a esas determinadas formas de minera se los identifica como enemigos delprogreso de la humanidad. Implcita o explcitamente se instala la identificacin de laminera como sinnimo de desarrollo, con lo cual al problema de la minera comomodelo nico y evolutivo, se suma todava, la introduccin del concepto de desarrollo,

    como supuestamente unvoco y aproblemtico2.

    2 Como es de suponer, no hay una nica concepcin del desarrollo; hay s, una visin hegemnica,naturalizada, asociada a la mirada etnocntrica de Occidente y a la expansin del capitalismo comogeocultural y economa-mundo. Y esta visin hegemnica viene siendo objeto de fuertes crticas ydiscusiones, tanto en el plano poltico como en el acadmico, tanto por parte de quienes an siguen creyendoen las posibilidades de salvar la idea de desarrollo adosndole ciertas adjetivaciones (humano, sustentable,

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    Ahora bien, an ms all de esta cuestin de fondo, lo cierto es que actualmente nohay una nica forma de explotacin minera, ni las resistencias sociales que da a da se venen nuestros territorios se oponen a todo tipo de minera. Los conflictos y las resistenciasse centran predominantemente en torno a un tipo especfico de explotaciones: la mineratransnacional a gran escala, mayoritariamente practicada a cielo abierto.

    Esto implica, por un lado, desmontar el truco discursivo de esconder bajo elparaguas de la minera en general formas muy distintas de explotacin. En general, elcentro de las crticas no se dirigen a la minera no metalfera (an cuando, porcierto, puede ocasionar impactos socioambientales igual que otras actividades econmicas,

    y esos casos pueden y deben ser cuestionados). As, el eje del debate no tiene nada que vercon la sal de mesa, la roca caliza para cal y cemento, la arena y el ripio para la construccin,

    y muchos otros minerales no metalferos explotados en nuestro pas. Este tipo de mineraes el que ha predominado ampliamente en Argentina, y ha estado centralmente vinculadoal abastecimiento del mercado interno, principalmente al sector de la construccin. Msall de casos puntuales, no ha sido una fuente generadora de conflictos, como el caso que

    aqu s nos ocupa.Por qu la oposicin y el rechazo social a este tipo de minera? Ser que los

    gobiernos, las grandes transnacionales mineras y su ejrcito de comunicadores notrasmiten correctamente las ventajas y oportunidades del nuevo modelo? Ser que laspoblaciones involucradas estn desinformadas y no estn en condiciones de comprender elimpacto que en trminos de trabajo, progreso y desarrollo tendra la industria metalfera agran escala, sobre todo en aquellas provincias pobres y relegadas de nuestra geografa?Estos parecen ser los principales argumentos que repiten algunos funcionarios, tcnicosnacionales y provinciales y, por supuesto, las grandes compaas mineras, que hoy buscanlegitimar el modelo.

    Lejos de los planteos implcitos en el discurso oficial, los motivos de la oposicinsocial a este tipo de emprendimientos mineros hay que buscarlos en las caractersticastecnolgicas y econmicas de los mismos. Identificar qu tipo de minera es el quegenera rechazo y alta conflictividad social, permite visualizar los motivos dedicha resistencia. stos tienen que ver bsicamente con las caractersticas tecnolgicas

    y econmicas de un tipo especfico de explotacin: la minera transnacional a gran escala,usualmente a cielo abierto. Se trata de un tipo de explotaciones nuevas en nuestro pas,cuyos orgenes se remiten a las reformas de los 90 y que poco tienen que ver co n laminera que hasta entonces se vino practicando ac.

    Atendiendo en primer trmino a sus caractersticas tecnolgicas, hay que aclararque la minera a gran escala generalmente a cielo abierto- es bastante diferente a laminera tradicional predominantemente subterrnea. El elemento central que explica elpasaje de la minera tradicional a la moderna, est dado por la escala de explotacin ysta obedece en realidad al progresivo agotamiento -a nivel mundial- de los metales en

    integral, etc.) como por parte de quienes estn planteando la necesidad de buscar/construir otros horizontes eidearios civilizatorios.

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    vetas de alta ley. Esto implica que, al disminuir la concentracin del mineral contenido enlas rocas, deja de ser rentable la explotacin mediante socavones. La explotacin minera acielo abierto con tcnicas de procesamiento por lixiviacin o flotacin es precisamente latecnologa que permite actualmente extraer los minerales diseminados en la rocaportadora3.

    Mediante la utilizacin de explosivos (usualmente ANFO: nitrato de amonio + fueloil) se producen voladuras de montaas que permiten remover grandes volmenes de roca.

    As se forman escalones que dan lugar al tajo abierto u open pit. Esto ocasiona que semovilicen tonelajes de roca crecientemente superiores a los directamente utilizados,acentuando con ello el deterioro ocasionado en el medio. Este tipo de tecnologa extractivaimplica que un solo emprendimiento abarque hasta mil hectreas slo para el rea de minala que ser completamente destruida-, llegando a remover hasta 300.000 toneladas deroca diarias, y empleandopor da hasta 100 toneladas de explosivos, ms de 100.000 litrosde combustibles y decenas de toneladas de sustancias qumicas de alta toxicidad (cianuro,cido sulfrico, xantato, mercurio, etc.), y requiriendo un altsimo consumo hdrico y

    energtico. Como se puede deducir, el proceso genera enormes cantidades de efluentes ydesechos (en la mayora de los casos, ms de 95 % de la roca extrada se convierte enresiduo; se generan hasta 4 toneladas de escombros por cada gramo de oro) que quedan aperpetuidad en los lugares de explotacin como pasivos ambientales. Entre ellos, cabemencionar el open pit o tajo abierto que puede llegar a tener ms de 1500 m dedimetro y hasta 1000 m de profundidad-, las escombreras o botaderos reas dedepsitos de estriles que pueden cubrir cientos de hectreas- y los diques de cola otranques de relaves4 (Moran, 2001; Oblasser y Chaparro vila, 2008).

    En suma, los rasgos particulares de este tipo de minera se relacionancon la escala de la explotacin, la baja ley de los minerales (cuanto ms diseminados,

    ley ms baja y ms voladuras), y la tecnologa usualmente utilizada, todo lo cual generagravosos efectos socio-ambientales y colisiona directamente con las economas locales y lasformas de vida de las comunidades involucradas, generando cuantiosos pasivosambientales.

    3 Cabe aclarar que todava se practica minera subterrnea, y que algunos emprendimientos combinan enetapas, la explotacin subterrnea con la de cielo abierto. En ciertos aspectos, la minera a cielo abierto esigual a la subterrnea: ambas usan mucha agua y energa, y procesan el mineral mediante lixiviacin conqumicos o por flotacin. Aunque no es predominante, en Argentina hay tambin minera subterrneareciente, por ejemplo las minas Martha y San Jos-Huevos Verdes en Santa Cruz. La primera con un dudoso

    plan de cierre temporario a pocos aos de haber sido inaugurada por la presidenta. La Subsecretara de

    Trabajo cerr preventivamente por un tiempo la segunda en setiembre de 2010, debido a una larga lista denormas de seguridad incumplidas desde que abri en 2007, ms graves que las no respetadas en la minachilena de San Jos, donde estuvieron atrapados los 33 mineros.4 A modo ilustrativo cabe considerar que las escombreras finales proyectadas por Minera Alumbrera ocuparnuna superficie de 300 hectreas con 625 millones de toneladas de estriles, en tanto que el dique de colascubrir una superficie aproximada de 550 hectreas con ms de 650 millones de toneladas de relaves. Otroejemplo: la planta concentradora de Southern Per Copper Corporation en Cuajone produce 21 millones detoneladas anuales de relaves (Pasc-Font, 2000: 41).

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    Uno de los elementos fundamentales del nuevo mtodo (aunque la minera a cieloabierto es del siglo pasado), es que estamos frente a una nueva tecnologa minera queutiliza grandes cantidades de agua, un bien comn cada vez ms escaso y necesario para la

    vida y reproduccin de las poblaciones. Por ello, numerosos emprendimientos minerossuelen establecerse cerca de las cuencas hdricas y reservorios de agua, como sucede en la

    zona de la cordillera y la precordillera, que es nuestra fbrica de agua dulce. No porcasualidad, la consigna de las asambleas de vecinos que se oponen a este tipo de minera esEl agua vale ms que el oro.

    Por eso se habla de megaminera metalfera hidro qumica; esto es, de minera agran escala orientada a la extraccin de oro, plata, cobre y otros minerales crticosestratgicos. As, a diferencia de otros pases (como Bolivia), en los cuales coexisten lapequea y mediana minera con la gran minera; en Argentina, el tipo de minera llevada acabo (a cielo abierto) viene asociada con la gran escala. De este modo, la utilizacin derecursos es mayor y, por ende, tambin los impactos econmicos y socio-ambientales.

    Por otro lado, atendiendo a sus caractersticas econmicas, sealamosque este tipo de minera es bsicamente transnacional. Esto quiere llamar laatencin no slo respecto a que la actividad est altamente concentrada enunas pocas grandes empresas de capitales extranjeros que operan a escalaglobal, sino tambin a que el destino casi exclusivo de estas explotaciones esla exportacin de minerales con escasa transformacin. El tamao y los nivelesde concentracin vertical y horizontal de las corporaciones mineras transnacionales5 sonrelevantes porque se constituyen en un factor de poder de estas empresas: poder demercado (fijacin y regulacin de precios, definicin de stocks, capacidad de manipulacin

    y especulacin de y con flujos comerciales y financieros, etc.) y poder frente a gobiernos y apoblaciones (para determinar legislaciones favorables y regulaciones ad hoc, definir

    niveles de tributacin y regmenes de propiedad, etc.; para evadir controles y birlarprocesos judiciales, etc.). Las violaciones a los derechos, los casos de impunidad y decorrupcin, la capacidad que tienen estas empresas para cometer abusos (econmicos,ecolgicos, laborales) y atropellos contra las comunidades an dentro de la ley, no sonfabulaciones de fundamentalistas sin asidero; son efectos y consecuencias resultantes delas condiciones y caractersticas econmicas, jurdicas y fcticas de estas empresas.

    En cuanto al destino exportador de estas explotaciones, ello es muy relevante puesest indicando un elemento estructural de las desigualdades ecolgicas y econmicasglobales: las fases extractivas del proceso minero las de mayor impacto ambientalnegativo y de menor generacin de empleos, desarrollo tecnolgico y generacin y

    retencin de valor agregado- se concentran en unos pases, los pases dependientes;mientras que el procesamiento, industrializacin y consumo final de estos metales se

    5 Los niveles de mundializacin y de concentracin de la extraccin minera metalfera actual son de los msaltos entre todos los sectores econmicos. En el caso del oro, las diez empresas ms grandes hace varios aosya concentraban el 60 % de la extraccin, refinacin y comercializacin; el 67,3 % en el caso del hierro, el70,6 % en el caso del aluminio y el 74,6 % en el del cobre (Campodnico y Ortiz, 2002; Snchez Albavera yLard, 2006). El proceso de concentracin por fusiones y adquisiciones ha continuado desde entonces.

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    concentra en los pases ms poderosos. Tratndose de recursos no renovables, esteesquema implica desigualdades ecolgicas de consecuencias mucho ms gravosas que laspropias asimetras econmicas implcitas (niveles de apropiacin de rentas, de generacinde empleo de calidad, innovacin y desarrollo tecnolgico, etc.) y permite mecanismosperversos de subsidio ecolgico desde los pases del Sur hacia los pases del Norte6.

    En definitiva, el carcter netamente extractivo exportador de este tipo deexplotaciones mineras est en la raz de muchos de los mitos econmicos que se hanconstruido a su alrededor con la pretensin de ganar legitimidad social, en particular losmitos 2, 3, 4 y 5 que se revisan a continuacin.

    Por ltimo, adicionalmente en referencia a la desinformacin que se

    alega respecto a quienes se oponen a este tipo de minera, podemos decir quelos vecinos y organizaciones movilizados, estn bastante bien informados, yha sido el acceso y la difusin de la informacin lo que precisamente ha dadoimpulso y crecimiento a la resistencia social. As, desde 2003 existe toda unared informativa en la cual intervienen asambleas, vecinos y profesionales detodo tipo, quienes han venido elaborando un saber independiente deldiscurso dominante sobre la minera a cielo abierto, en articulacin con lossaberes locales. Como muestra elocuente de ello, puede visitarse el sitio de la

    Asamblea de Esquel, noalamina.org, que es un verdadero repositorio deinformacin sobre las caractersticas de la megaminera en nuestro pas y en

    Amrica Latina.

    6 Slo a modo ilustrativo cabe considerar que los denominados pases desarrollados (Estados Unidos,Canad, Europa Occidental, Japn y Australia) concentraban el 75 % del consumo mundial de cobre refinadoa lo largo de la segunda mitad del siglo XX, en tanto que casi el 47 % del mineral de cobre durante eseperodo se extrajo de Amrica Latina y frica (Moussa, 1999).

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    Mito 2: La minera es un motor de desarrollo que impulsa la

    economa nacional

    Uno de los mitos ms ampliamente difundidos y sin embargo ms

    endebles de la minera transnacional a gran escala versa sobre susimpactos macroeconmicos positivos sobre las economas nacionales

    donde se instalan, constituyndose presumiblemente como motores

    de desarrollo, que impulsan en conjunto la expansin y maduracin

    de las economas donde se instalan. Tales aseveraciones se suelen

    sostener y fundamentar apelando a los grandes montos financieros

    de las inversiones iniciales que las empresas mineras realizan, y a los

    altos valores de exportacin que generan, alegando que ellos se

    constituyen en fuentes de divisas, en importantes ingresos fiscales y

    en dinamizadores del resto de los sectores econmicos. Las posturas

    apologticas, por lo general, no consideran las condiciones poltico-

    institucionales que hicieron posible la expansin minera, ni la

    significacin y los efectos que dicho crecimiento implica en trminos

    de la estructura productiva y las relaciones de poder resultantes.

    Sin embargo, al analizar el impacto de las transformaciones del sector minerodentro del conjunto del funcionamiento de las economas nacionales y de la posicin destas dentro del sistema econmico mundial, se observan sus drsticos efectos negativossobre el propio potencial de desarrollo econmico de los pases receptores de inversionesmineras, an en trminos estrictamente convencionales del crecimiento econmico.

    En trminos de relaciones econmicas, la globalizacin plante una nueva divisininternacional del trabajo que acentu an ms las asimetras entre los pases centrales ylos perifricos. Se trata de la tendencia de los pases del norte a desplazar fuera de susfronteras las primeras fases de la actividad extractiva, privilegiando el cuidado delambiente local, pero a costa de un mayor deterioro del ambiente a nivel global, y,particularmente, de los pases del sur cuyos territorios son utilizados como fuente derecursos y sumidero de residuos (Naredo, 2006).

    En tal sentido, los principales efectos macro de la radicacin de las fasesextractivas de la minera transnacional a gran escala sobre las economas nacionales estn

    vinculados a la recreacin geopoltica y econmica de asimetras entre pases proveedoresde recursos primarios y pases consumidores de bienes ambiente-intensivos, y,correlativamente, la extranjerizacin, concentracin y reprimarizacin del aparatoproductivo interno. Estos impactos redundan en mayor dependencia econmica,comercial, financiera y tecnolgica respecto a los mercados internacionales y lasestrategias corporativas de las empresas que controlan el sector a escala global y provocanmayor vulnerabilidad de las economas nacionales en relacin a los flujos cclicos y los

    vaivenes especulativos de la economa mundial, trasladando al interior dicha inestabilidad.

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    Veamos punto por punto estos impactos:

    a).- Expansin de la megaminera y nuevas asimetras geopolticas. Entrminos macroeconmicos y geopolticos, las reformas mineras que impulsaron laexpansin inusitada de la minera transnacional en las economas latinoamericanas y ennuestro pas en particular, han implicado una significativa prdida de la capacidad deregulacin y control de los territorios y sus recursos, por parte de los estados nacionalesfrente a las grandes corporaciones transnacionales. Sin ningn nimo nacionalista, lasreformas neoliberales han hecho del territorio latinoamericano un proveedor intensivo de

    bienes y servicios ambientales para abastecer la carrera productivista del mercadomundial. Tras la maduracin de las inversiones, la regin se convirti nuevamente en unproveedor por excelencia de ciertos recursos minerales estratgicos para el desarrolloindustrial del mundo: en los ltimos aos, la riqueza geolgica de la regin ha abastecido el45 % del cobre, el 40 % de la plata, y poco ms del 25 % del zinc, el estao y el oro que seconsume a nivel mundial, siendo que, en promedio, el consumo de minerales de la reginrepresenta apenas el 5 % del consumo mundial (Snchez Albavera et alt., 1998; Snchez

    Albavera y Lard, 2006; Campodnico y Ortiz, 2002; Moussa, 1999).Desde un punto de vista estructural, el principal efecto del mismo ha sido el de

    reinstalar un nuevo patrn de asimetras econmicas y geopolticas a travs de la creacinde territorios especializados en la provisin de bienes naturales, intervenidos y operados

    bajo el control de grandes empresas transnacionales. De tal modo, stas se constituyen, porun lado, en nodos de apropiacin de rentas generadas polticamente a travs de los

    beneficios fiscales y comerciales; y por el otro, cumplen la funcin geopoltica de asegurara nivel global la provisin de insumos crticos y estratgicos para las dinmicas detransformacin y consumo controladas desde las potencias que detentan el monopolio dela innovacin tecnolgica y de los flujos financieros mundiales.

    En trminos generales, estas transformaciones tuvieron la funcin y efecto de crearnuevos dispositivos de subalternizacin de las economas nacionales y de apropiacin ytransferencia de grandes excedentes financieros, asociados estructuralmente a la prdidadel peso relativo del Estado en la produccin y regulacin econmica de sus territorios ycorrelativo incremento de la participacin y el poder de las grandes empresastransnacionales, tanto en las economas nacionales como en el plano mundial.

    Bajo tales niveles de concentracin de la produccin mundial, la determinacin delas condiciones de radicacin y funcionamiento de las explotaciones en sus variables mscrticas (rgimen de propiedad, condiciones tributarias, financieras y comerciales, de

    regulacin ambiental y laboral, precios de productos e insumos claves) pasan de hecho aestar fuertemente sujetas al poder decisorio de las empresas. Si en los 90 esasubalternizacin dio lugar en la regin al ranking de los pases imanes, esto es, segn lamayor liberalizacin comparativa conducente a la concentracin antes referida, en laactualidad el escenario que hacen visible las 500 empresas mineras canadienses que

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    actan a nivel global-regional, es que el sector sigue prospectando la expansin yconcentracin en trminos de los atractivos de las polticas de los gobiernos7 .

    b).- Impacto sobre el aparato productivo interno. Economas de enclave= extranjerizacin, concentracin y re-primarizacin de la estructuraproductiva. La expansin de la minera transnacional promovida por las reformas de los90, de la mano de las privatizaciones y el ingreso masivo de Inversiones ExtranjerasDirectas, coadyuv a un fenomenal proceso de transformacin en la estructura productivaregional; la extranjerizacin de la economa acompa un proceso de redireccionamientoen dos sentidos:

    -Por un lado, la prioritaria orientacin al mercado interno es desplazada por uncreciente esfuerzo exportador como factor dinamizador de la economa en su conjunto.

    -Por el otro, se verifica un retroceso relativo del sector industrial que genera mayorvalor agregado, cuya contrapartida es la creciente re-primarizacin generalizada delaparato productivo regional. Resumiendo una evaluacin ampliamente indagada, Arceo

    indica que como resultado de estas transformaciones, al cabo de la dcada, Amrica Latinase encuentra con una estructura productiva extranjerizada y reprimarizada, donde laapertura econmica ha acarreado la desaparicin de los segmentos ms complejos delsistema productivo, y las altas tasas de inters ligadas a las exigencias del pago de ladeuda externa han transformado, en la mayora de los pases, a la actividad financiera yla especulacin en las reas de ms alta rentabilidad. (...) la radical reduccin de lacapacidad de regulacin y control de los aparatos del Estadoexpresan en gran medidauna reconfiguracin del bloque dominantedonde pasan a ocupar un lugar central el

    capital financiero transnacional y los sectores productivos, nacionales y extranjeros,ligados a la produccin primaria para el exterior(Arceo, 2007: 53).

    El fuerte esfuerzo exportador asumido por los pases de la regin se refleja en elincremento del porcentaje de las exportaciones sobre el PBI, cuyo promedio regional pasdel 11,6 % en 1975 al 23, 7 % en el 2003. Un informe de la CEPAL (E. Gudynas:2010),refleja esta tendencia, a travs de los indicadores del ao 2009, los cuales registraron unincremento en relacin con el ao precedente: as, en la Comunidad Andina el porcentajede exportacin de productos primarios pas del 81% en 2008, a 82,3% en 2009, y para elcaso del MERCOSUR el crecimiento fue an mayor, ya que stas pasaron del 59,8% al63,1%. En la regin, Bolivia se halla a la cabeza del proceso de reprimarizacin (92,9% desus exportaciones corresponden a productos primarios), pero la dinmica alcanza incluso aBrasil, pues durante las dos presidencias de Lula da Silva, la participacin de los bienes

    primarios en las exportaciones pas de 48,5% en 2003 a 60,9% en 2009.Segn la Organizacin Mundial del Comercio, entre 2000 y 2009 los productos

    agropecuarios pasaron de 34,7% a 42,6% del total exportado por el MERCOSUR, y loscombustibles y productos de la minera de 14,1% a 18,7%, mientras que las manufacturas

    7 http://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundo. link.reuters.com/few38r 11 de marzo, 2011

    http://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundohttp://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundohttp://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundohttp://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundohttp://www.noalamina.org/mineria-mundo/mineria-norteamerica/canada-seria-el-principal-territorio-minero-del-mundo
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    cayeron de 48,8% a 35,7% del total. En la Comunidad Andina, los combustibles yproductos de la minera aumentaron de 43,0% a 49,3% del total, mientras que lasmanufacturas disminuyeron de 23,2% a slo 17,5% del total8. En 2009, el valor del total deexportaciones mundiales de mercancas comprenda: productos agropecuarios 9,6%,combustibles y productos de la minera 18,6%, y manufacturas 68,6%. Para Amrica del

    Sur y Central (sin Mxico) los valores respectivos eran 30,5%, 38,9% y 27,4%, mostrandoclaramente la insercin primario-exportadora de estas economas en el sistema mundial9.

    Amrica del Sur y Central representa el 12,4% de la superficie de tierras emergidas,donde vive el 6,9% de la poblacin mundial. Pero su participacin en las exportacionesmundiales de menas y minerales es mucho mayor: de 13,8% del total mundial en 1990,lleg a 19,3% en 2009 (13 veces ms que sus importaciones de menas y minerales)10, y seprev que siga creciendo, ya que en 2010 atrajo el 27% del presupuesto mundial deexploracin minera por metales no ferrosos11. Contrastando con esos valores, en 2009 sloparticip con un exiguo 1,5% en las exportaciones mundiales de manufacturas.

    En relacin a esta reprimarizacin exportadora del aparato productivo regional,cabe sealar que las condiciones y modalidades de la privatizacin y extranjerizacin delaparato productivo regional y, en especial, de la explotacin de los recursos naturales, hanincidido negativamente sobre la composicin sectorial y regional del PBI, el perfil deinsercin internacional y la capacidad de desarrollo endgeno de las economas nacionales,tal como lo indican una amplia diversidad de estudios sobre el caso.

    En trminos generales, no se puede disociar el masivo ingreso de IED yla transnacionalizacin de las economas latinoamericanas del concomitanteproceso de reprimarizacin exportadora del aparato productivo regional;mecanismo y efecto de un mismo proceso, ambos estn vinculados al diseomacroeconmico de generacin de divisas para el pago de la deuda externa.

    Desde el punto de vista estructural, la IED, en el marco de apertura comercialy de crecimiento basado en la exportacin de bienes intensivos en recursos naturales, haprovocado fuertes daos a los sectores productivos de mayor complejidad tecnolgica, conalto dinamismo potencial en la generacin de empleo y de valor agregado (Martins, 2005;

    Arceo, 2007; Albala-Bertrand, 2006). Desde el punto de vista geopoltico, hansignificado, para las economas centrales, la recuperacin del acceso y control de las

    8 En parte, estos cambios se deben a que entre 2000 y 2009 aument el precio relativo de los combustibles yminerales, y en menor medida el de los productos agrcolas, respecto de las manufacturas. Pero a esta causaque oper a escala mundial, en Amrica del Sur se agreg que el volumen fsico de productos agropecuarios yminerales exportados aument mucho ms que el de las manufacturas.9 O.M.C. (2010): Estadsticas del Comercio Internacional 2010. OMC, Ginebra, pg. 26, 27 y 44.10 Calculado sobre datos de O.M.C.: op. cit., pg. 195 y 197, y OMC (2001): Estadsticas del ComercioInternacional 2001.11 Metals Economic Group - CESCO (2011): Tendencias de exploracin mundial 2011. Halifax, MEG, pg. 4.

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    fuentes de materias primas y energas y el restablecimiento de los flujos abastecimientohacia los nuevos centros dinmicos de procesamiento y consumo12.

    Expresin paradigmtica de los efectos mencionados, el boom minero

    implica, desde el punto de vista de las economas nacionales, la cabalrecreacin de economas de enclave, como expresin extrema de espacios

    socioproductivos estructuralmente dependientes. La minera metalferaemergente de las reformas constituye un sector excluyentemente dominado por grandescorporaciones transnacionales, totalmente ligado a flujos globales-verticales de provisin yrecreadores de un patrn asimtrico de intercambios (importacin de bienes e insumostecnolgicos /exportacin de commodities ambiente intensivos y de bajo valor agregado).Consecuentemente, son escasas sus articulaciones con los aparatos productivos nacionales,lo que se manifiesta en la baja incidencia en el PIB, en la exigua generacin de empleo y enel muy bajo desarrollo e innovacin tecnolgica interna. Como puede verse en el cuadrosiguiente, el sector minero metalfero est casi totalmente orientado al mercado externo ysu gran incidencia en la composicin de las exportaciones contrasta notoriamente con su

    exigua relevancia en la estructura del PIB y en la proporcin de ocupados en el sector.

    INCIDENCIA DEL SECTOR MINERO EN EL PBI, EL EMPLEO, LAS EXPORTACIONES Y

    LOS INGRESOS FISCALES DE CHILE, PER Y ARGENTINA

    Pases

    Produccinminera

    metalferadestinada a laexportacin

    Exportacionesmineras sobre

    el total deexportaciones

    Participacindel sector

    minero en lacomposicin

    del P.I.B.

    Ocupados enel sectorminero

    sobre el total

    Contribucinde la minerasobre el totalde ingresos

    fiscales

    Chile1 97,6 % 63 % 6,0 % 0,8 % 15,8 %2 - 7,1 %3

    Per 94,6 %4 60,14 %5 4,6 %6 0,9 %6 6,9 %7

    Argentina1 92,9 %8 2,55 % 2,0 % 0,06 % 0,43 %9

    12 EL rol del BID, promotor de las polticas de financiamiento para esta geopoltica ha aprobado para Canad,desde agosto de 2009, un incremento de capital exigible que subi a 4.000 millones de dlares, el que elevel capital ordinario del BID en 105.000 millones. En un comunicado oficial, el BID afirmaba: La Asambleade Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo aprob una decisin de Canad de aumentar

    temporalmente su capital exigible en el BID, una medida que permitir a la principal fuente de

    financiamiento multilateral para Amrica Latina y el Caribe incrementar su apoyo financiero a la regin en

    el corto plazo. () La contribucin de Canad permitir al BID incrementar su financiamiento para

    programas de desarrollo social para amortiguar el impacto de la desaceleracin econmica causada por la

    crisis financiera global, afirm el presidente del Banco, Luis Alberto Moreno. El BID y sus pases

    miembros agradecen profundamente a Canad este apoyo. http://www.iadb.org/es/noticias/comunicados -

    de-prensa/2009-08-06/gobernadores-del-bid-aprueban-aumento-temporal-en-capital-exigible-de-

    canada,5548.html

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    Fuente: Elaboracin de Horacio Machado Araoz en base a datos COCHILCO, Anuario de Estadsticas delCobre y Otros Minerales 1987-2007; Anuario Minero 2008 (MEM del Per); Secretara de Minera, AFIP eINDEC (Argentina). Notas de referencia: 1. Datos correspondientes al ao 2006; 2. Aportes fiscales de Codelco

    y Enami; 3. Aportes fiscales de empresas mineras privadas; 4. Promedio correspondiente al Cobre, Oro, Zinc yMolibdeno; 5. Promedio anual perodo 2005-2007; 6. Promedio anual perodo 1990-2006; 7. Promedio anualperodo 1998-2006; 8. Promedio correspondiente a Cobre, Oro y Plata; 9. Impuesto a las ganancias de laminera metalfera sobre el total de la recaudacin fiscal, ao 2007.

    En suma, es una falacia afirmar que Amrica Latina es mineral, o quehistricamente se halla condenada a exportar Naturaleza, como subrayan periodistaspromineros, ocultando los complejos procesos histricos, a la vez polticos, econmicos ysociales, que estn detrs de ello. La opcin mineral, que hoy busca implantarse desdeMxico a la Argentina, responde a una nueva divisin global y territorial del trabajo,

    basada en la apropiacin irresponsable de los recursos naturales no renovables, lo cualproduce nuevas asimetras econmicas, polticas y ambientales entre los pases del centro yde la periferia. En este sentido, el extractivismo resultante no es un destino, es unaopcin poltica y civilizatoria que reconfigura negativamente los territorios y economas ygenera una nueva dependencia: cada vez exportamos ms materias primas y avanzamos enel proceso de reprimarizacin, concentracin y extranjerizacin de nuestras economas.

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    Mito 3: La minera genera empleo y crecimiento econmicolocal

    Las promesas de la generacin de fuentes de empleo suelen ser uno de

    los ms relevantes argumentos que se usan para justificar laspolticas de promocin de la minera a gran escala; se suele decir que

    la gran minera genera oportunidades econmicas y laborales para la

    poblacin local. Sin embargo, ste suele ser uno de los flancos ms

    dbiles de la argumentacin; toda la evidencia emprica demuestra

    que se trata de un sector eminentemente capital-intensivo y que su

    incidencia en la generacin de puestos de trabajo locales es

    prcticamente insignificante.

    Los proyectos mineros a gran escala generan una demanda intensiva de

    trabajo en las fases iniciales, lo que crea la ilusin de trabajo permanente.Generalmente el peor trabajo queda para los vecinos del lugar y los puestosmejor pagados y ms altos son para gente de afuera.

    Al respecto, Earthworks (:2007, 18) ha observado: Al inicio de la operacin deuna mina, la actividad econmica local crece notablemente. Hay nuevas vas y nuevasviviendas construidas para los mineros; tambin se establecen pequeos negocios paraatender la mina y sus trabajadores. Pero aquellas economas frecuentemente se debilitan

    por el fenmeno llamado company town (economas de enclave), es decir: hay pocaactividad econmica independiente de la mina. Este nivel de dependencia no generaestabilidad econmica a largo plazo.13

    La minera de gran escala se caracteriza por ser una de las actividadeseconmicas ms capital-intensivas. Cada 1 milln de dlares invertido, secrean apenas entre 0,5 y 2 empleos directos14. Cuanto ms capital-intensiva esuna actividad, menos empleo se genera, y menor es la participacin delsalario de los trabajadores en el valor agregado total que ellos produjeron consu trabajo: la mayor parte es ganancia del capital.

    La minera metlica industrial emplea de modo directo en el mundo a2,75 millones de personas, lo cual representa 0,09% de los puestos de trabajoa escala global; la minera de pequea escala emplea unos 13 millones. Segn

    la Organizacin Internacional del Trabajo, entre 1995 y 2000 la tercera partede los trabajadores mineros en los 25 pases de mayor produccin de

    13 Earthworks & Oxfam America. 2007. Dirty Metals Report: Mining, Communities and the Environment,pg. 18.14 Clculo sobre datos de Minera Alumbrera, Veladero, Potasio Ro Colorado y otras. Hernndez indica 1empleo directo por cada US$ 1,2 millones: HERNNDEZ, S.: Sistemas Legales de Apoyo a la Pequea yMediana Minera, en: http://www.panoramaminero.com.ar/sergio%20Hernandez.doc

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    minerales perdieron su trabajo. La razn principal: la introduccin detecnologas que desplazan mano de obra.

    Ejemplo: Tomemos, el caso emblemtico de Chile, pas minero porexcelencia, al que tanto le gustan adular como modelo los gobernadores de nuestrospagos, los Gioja, los Beder Herrera, los Brizuela y otros ms Formateado al extremocomo ninguno por los postulados del neoliberalismo, la redinamizacin reciente de lasexplotaciones mineras en Chile deja al desnudo la falacia de la minera como creadora deempleos. Las estadsticas del perodo 1990-2004 de la minera en Chile muestran deforma contundente el fuerte incremento de los volmenes de explotacin y extraccin, y delos valores de exportacin, producidos a la par de una paralela cada en la cantidadabsoluta y relativa del empleo minero.

    Los datos permiten observar el gran aumento en los volmenes de mineralextrados, del 45% en el caso del oro, de ms del 107% en el de la plata, triplicndose en elcaso del molibdeno. En cuanto al cobre, que representa en torno al 90% de la minerametalfera chilena, en 2004 los volmenes haban aumentado ms de 240% respecto de1990. No obstante, la cantidad de empleos en el sector minero en general registra unacada superior al 30% en 2004 con relacin a los puestos de trabajo en 1990.

    Esto significa que mientras los volmenes de minerales extrados registraron uncrecimiento promedio del 150% entre 1990 y 2004, esto se produjo en el marco de unaprdida neta de 18.490 puestos de trabajo. Con ello, la ya exigua participacin de laminera en el total de ocupados del pas se redujo drsticamente en ms del 50%, pasandodel 1,34% del total de ocupados en 1990 a slo el 0,67% en el ao 2004.

    Argentina:

    En su sitio web, la Secretara de Minera de la Nacin promete 380.000empleos directos y 800.000 indirectos para 2025. Previsin incierta, puessegn la misma Secretara, en 2007 el pas contaba con slo 40.000 empleosdirectos en minera15, lo que equivaldra a apenas 0,24% de la poblacineconmicamente activa (P.E.A.), compuesta por unos 16 millones detrabajadores. La Secretara no indica qu metodologa utiliz para calcular 192.000puestos de trabajo indirectos, sumando un total de 232.000 empleos.

    Estos datos contrastan con los publicados por el I.N.D.E.C. 16, segn elcual durante 2010 hubo un promedio de 19.412 trabajadores registrados enexplotacin de minerales no energticos (es decir, sin considerar petrleo,

    gas, carbn y uranio): 7.127 en minerales metalferos y 12.285 en otras minasy canteras.

    En Chile, la minera factura 8 veces ms que en Argentina (excluyendo

    15 Secretara de Minera (2008): Minera en nmeros 2008, p. 11 y 13.16 INDEC (2011): Evolucin de la distribucin funcional del ingreso (origen de los datos: Sistema Integradode Jubilaciones y Pensiones) http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/17/cgi_03_11.pdf

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    hidrocarburos). Pero segn el Servicio Nacional de Geologa y Minera, en 2009 dioempleo a un total de 174.125 trabajadores, incluyendo contratistas (2,4% de la PEAchilena)17. Y en Canad, con una facturacin total 6 veces mayor a la minera argentina,slo 51.116 trabajadores directos18.

    No se ve pues en que datos se bas recientemente la Secretara de Minera de laNacin, para afirmar que La minera ya genera 500.000 empleos en el pas19.

    Los datos ms recientes de empleo publicados en el sitio web del Ministerio deMinera de San Juan, indican 4.167 empleos directos en la minera de esa provincia en200620, equivalentes a 1,8% de la P.E.A. sanjuanina. Sumando el empleo indirecto, sepuede estimar entre 7 y 8 % de la P.E.A.

    En reas poco pobladas y con predominio de actividades agropecuarias extensivas,puede representar un porcentaje similar o ms elevado (Malarge, noroeste de San Juan,Santa Cruz, Puna), pero gran parte del personal es contratado en otras zonas.

    Ejemplo: All por el ao 1993, Minera Alumbrera, segn publicidad delGobierno, auspiciaba la creacin de 10.000 puestos de trabajo para ocupacin demano de obra directa. Durante la fase de construccin de la mina se crearon 4.000puestos de trabajo, segn un informe publicado por la CAEM. Sin embargo, segn unestudio de la Universidad Nacional de San Martn, el empleo directo fue de 831, 795 y 894puestos de trabajo para los aos 2000, 2001, y 2002 respectivamente21. Y segn la pginade la empresa, en el yacimiento minero trabajan actualmente 1.800 empleados: 800puestos de planta permanente y un promedio de 1.000 contratistas. La cantidad deempleados en el sector minera durante este perodo fue de apenas el 0,8 % (CensoNacional 2001) del total de ocupados de la provincia de Catamarca22 (Machado Araoz,2009).

    Consecuentemente, la expectativa de generacin de puestos de trabajosupera ampliamente los puestos de trabajo efectivamente creados. Sinembargo, el fantasma del desempleo es un argumento utilizado de manerarecurrente para promover la Megaminera,pese a que en el desenvolvimientode estos emprendimientos difcilmente se cumplan con las promesaspublicitadas, como bien muestra el folleto de minera La Alumbrera, que

    17 http://www.sernageomin.cl/pdf/publicaciones/anuario2009.pdf18 http://www.nrcan-rncan.gc.ca/mms-smm/busi-indu/cmy-amc/2009revu/stat-stat/tab22-30-eng.htm#t2219 http://www.infobae.com/econom%C3%ADa/527260-100895-0-Aseguran-que-la-miner%C3%ADa-ya-genera-500.000-empleos-en-el-pa%C3%ADs20 http://www.mineria.sanjuan.gov.ar/estadisticas/docs_pdf/pdf/Estadistica_2006.pdf. A partir de los datos allindicados, se calcul el empleo propiamente minero, descontando 2.352 empleos en fabricacin de productosderivados (cal, ladrillos, cermicos, ferroaleaciones).21 http://www.alumbrera.com.ar/art-003-a.asp22 Machado Araoz,(2009) Sobre mitos, sueos y fantasas. La extraa realidad de la minera como fantasacolonial, Universidad Nacional de Catamarca, mimeo.

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    prometa nada menos que 10.000 empleos directos

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    Mito 4: La minera crea muchos puestos de trabajo indirectos

    Como siempre se recalca desde el discurso oficial minero, podra

    decirse que el anlisis anterior no toma en cuenta los puestos de

    trabajo indirectos que crea la minera, empleos que, aunque no son enlabores mineras, no se habran creado de no ser por la demanda

    generada por la misma

    Es comn que el sector minero destaque los empleos indirectos que se generan consu actividad, es decir los de actividades inducidas por la demanda de bienes y servicios delas empresas. Es cierto que las grandes empresas mineras compran en Argentina parte desus insumos corrientes durante la fase de explotacin, y eso genera empleo nacional. Sinembargo, la mayor parte de los bienes de capital (palas cargadoras, camiones,maquinarias, etc.) y muchos insumos son importados, lo cual origina empleopero en otros pases. Por ejemplo, para la fase de construccin de su proyecto,

    Minera San Jorge (Mendoza) prev que las importaciones representaran el75% del costo total de los bienes por adquirir23.

    Hacia adelante, las mineras radicadas en Argentina tampoco generanencadenamientos o complejos productivos, pues exportan materia prima connfimo valor agregado. Por ejemplo, Minera Alumbrera exporta un concentrado decobre, oro y otros minerales sin especificar, generando empleo en los pases de destinodonde se refina e industrializa dicho concentrado

    Ms all de las dificultades metodolgicas que existen para medir elempleo indirecto, las evidencias empricas en nuestros pases sealan la baja

    calidad de dichos empleos emergentes en relacin a la minera transnacional.Se trata de empleos altamente dependientes del enclave exportadory con

    bajsimas tasas de reproduccin una vez que decae el ciclo extractivo (ligadosa la construccin, transporte, comercio, proveedura de bienes y servicios de

    baja o media densidad tecnolgica, etc.). Asimismo, muchos servicios profesionalesque suelen contratarse (servicio jurdico, empresas de marketing, consultoras sociales,medios de comunicacin social) estn simplemente asociados a las tecnologas defabricacin de la licencia social de las empresas, sin mayor impacto en trminos del valorsocial generador de estos sectores para la economa en general

    A esta enumeracin, cabra agregar el nmero creciente de profesionales

    contratados para inhibir las resistencias de comunidades y vecinos ante los proyectos quese busca implantar sin consultas ciudadanas, como los denominados mediadores,redes de fundaciones y acadmicos, que se definen como sin fines de lucro,

    mientras reciben los subsidios de empresas y gobiernos para obtener lallamada licencia social para operar.

    23 Clculo a partir del Informe de Impacto Ambiental: Proyecto Planta Concentradora San Jorge, pp. 370-371.Direccin de Proteccin Ambiental, Mendoza, Expte. 371-M-08-1583.

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    Mito 5: La minera se instala en territorios vacos o

    desiertos, es decir, en zonas postergadas, creando un crculovirtuoso, generando desarrollo y elevando el nivel de vida dela poblacin

    Otro de los grandes mitos que se suelen emplear para procurar lalegitimacin social de la minera a gran escala es el relativo a losmltiples impactos positivos sobre las economas locales, a las que se

    presenta como territorios vacos y/o desrticos, regiones

    econmicamente atrasadas sin otras oportunidades que la actividad

    minera para su desarrollo econmico. Lo cierto es que la

    representacin de las regiones como desrticas y pobres constituyeuna construccin ideolgica que generalmente oculta historias

    precedentes de explotacin econmica de los territorios, parapresentarlos como territorios disponibles o socialmente vaciablespara su valorizacin por parte del capital, en este caso, transnacional.Se trata de una vieja estrategia de devaluacin- expropiacin de losterritorios largamente empleada a lo largo de los distintos ciclos deacumulacin por desposesin (Harvey, 2004), que tras la fachada dela modernizacin se pueden verificar en nuestra historia econmica.

    Como se indica en Machado Aroz (2010): En trminos de la

    incidencia de la minera transnacional sobre las economas regionales, locierto es que una vasta experiencia de casos histricos y presentes en nuestra

    regin latinoamericana permite constatar los efectos destructivos que lamisma tiene sobre los circuitos y sistemas de produccin y consumo locales.Una vasta bibliografa sobre esta cuestin da cuenta de los impactos en trminos deldesplazamiento y destruccin de economas locales que generan los enclaves extractivosmineros, impacto que se ve momentneamente amortiguado por la mayor circulacinmonetaria durante el auge de la explotacin, pero que evidencia sus consecuencias msgravosas, una vez que concluye el ciclo extractivo (Kuramoto, 2000; Power, 2002;Bebbington et Alt., 2007; Bury, 2007; Clark y North, 2006).

    Cabe aclarar que no se trata de un tema admitido slo por economistas

    crticos, sino que es una cuestin ampliamente aceptada incluso por sectoresacadmicos e institucionales fuertemente vinculados al sector minero. Unejemplo paradigmtico en tal sentido es el conjunto de investigaciones compiladas porBuitelaar (2001), tanto por el hecho de reunir un conjunto de trabajos especficamentedestinados a investigar el tema24, cuanto por la representatividad institucional de las

    24 La publicacin rene en una perspectiva comparativa doce investigaciones sobre aglomeraciones mineras,tomando casos de Canad, Chile, Per, Brasil, Bolivia y Colombia.

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    entidades patrocinadoras25. Los trabajos que comentan los resultados de lasinvestigaciones parten de admitir que las aglomeraciones productivas locales en torno a laminera, son, hoy por hoy, ms un desafo (promesa) qu e una realidad constatable(Echevarra, 2001; Chaparro vila, 2001), y van identificando, uno a uno, los principalesfactores que obstruyen de hecho, el despliegue de procesos sostenibles de desarrollo

    econmico local a partir de la radicacin de grandes emprendimientos mineros. Ocampo(2001) seala los comportamientos empresariales que inhiben el efecto de difusintecnolgica que habitualmente se pregona de las grandes empresas transnacionales26; laconcentracin de los segmentos tecnolgicamente complejos de la cadena de valor mineraen los pases de origen de las grandes empresas transnacionales, la escasa investigacin ydesarrollo tecnolgico que stas realizan en los pases donde se radican las explotaciones,la limitacin de las empresas locales a roles de intermediacin comercial, imitacintecnolgica y aporte de mano de obra barata27; la provisin de mano de obra altamentecalificada y de materiales y insumos tecnolgicos complejos a travs de grandesproveedores transnacionales que inhiben y desplazan las posibilidades de generacin deprocesos de trabajo conocimiento-intensivos en las economas locales; los fuertes vnculos

    de dependencia que articulan subordinadamente a los proveedores locales con las grandesempresas mineras y sus roles subsidiarios en segmentos de baja especializacin(Curvewell, 2001), etc., son los principales resultados que se destacan en cada una de lasinvestigaciones realizadas.

    En sus conclusiones, Buitelaar seala: La minera desarrolla ventajas localesestticas, sobre todo en la forma de infraestructura especializada, pero desarrolla pocasventajas locales dinmicas en trminos de capacidad innovadora. El derrame financierode la actividad se da ms en las metrpolis dentro o fuera de Amrica Latina que en laseconomas de las regiones donde se encuentra la fase extractiva. En las aglomeracionesmineras, coexiste un segmento empresarial moderno, poco enraizado en la economa

    local, que persigue una estrategia de eficiencia, con un segmento empresarial tradicional

    25 Se trata de una publicacin conjunta de la CEPAL principal entidad regional comprometida con lalegitimacin de las reformas mineras de los 90 - y el Centro Internacional de Investigaciones para elDesarrollo (IRDC), organismo de la Cooperacin oficial del Gobierno de Canad, pas de origen de buenaparte de las inversiones y las grandes empresas mineras radicadas en Amrica Latina26 El autor seala: la capacidad local de innovacin y desarrollo tecnolgico es una de las mayoresdebilidades de las aglomeraciones mineras en Amrica Latina,() Las empresas transnacionales

    tradicionalmente mantienen su capacidad de investigacin y desarrollo en sus respectivas sedes de sus pases

    de origen. Consideran estratgica esta capacidad tecnolgica y no estn dispuestas a compartirla con

    empresas locales. (Ocampo, 2001: 01).27 Al respecto, basndose en el estudio del caso de Minera Yanacocha (Cajamarca, Per), Kuramoto concluye:primero, se dan escasas relaciones productivas y comerciales con los agentes de la zona () Segundo, an

    cuando la mayor parte de las relaciones productivas se dan con empresas limeas, la debilidad tecnolgica

    del sector industrial genera una dependencia de tecnologa extranjera y limita a las empresas a un rol

    comercializador. Tercero, hay un potencial nicho de competitividad para las empresas cajamarquinas en la

    provisin de servicios no intensivos en conocimiento. Cuarto, debido al poco desarrollo institucional en

    Cajamarca, la empresa mantiene relaciones con instituciones pblicas y gremiales en Lima (Kuramoto, J.2000: 08). Conclusiones similares se han indicado para estudios de caso en Chile (Katz et alt., 2001). .

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    atrapado en una estrategia de sobrevivencia. La contribucin de la minera al desarrollolocal es percibida como insuficiente por la comunidad aledaa. El desarrollo y lascondiciones locales son de importancia relativa menor para la eficiencia de las empresasmineras modernas. Esto no genera un crculo virtuoso que produce desarrollo. Lasgrandes empresas del segmento moderno s tienen una importante capacidad de

    innovacin, sobre todo para mejorar la eficiencia de los procesos productivos. Lamayora, sin embargo, pertenece a conglomerados transnacionales que hacen el esfuerzode innovacin preferentemente en su lugar de origen. (Ocampo, 2001: 308).

    Luego, al analizar las posibilidades futuras para intentar revertir esta situacin, losresultados del trabajo admiten las serias dificultades que obstaculizan los intentos deindustrializacin tanto en los eslabonamientos hacia atrs (desarrollo de maquinarias,equipamiento e insumos tecnolgicos requeridos por las grandes explotaciones mineras)como hacia adelante (procesamiento de minerales y elaboracin de semi-manufacturas deorigen minero). Concluye que tal vez una de las pocas vas para intentar eslabonamientosdinamizadores de las economas locales provenientes de la minera seran los servicios de

    manejo ambiental(sic) (Buitelaar, 2001: 309). La claridad de las conclusiones y el lugarde enunciacin de los estudios, nos eximen de mayores comentarios al respecto.

    La constatacin de estos pobres resultados en cuanto a la difusin deldesarrollo local a partir de grandes explotaciones mineras ha dado lugar a

    un creciente intervencionismo pblico-privado orientado a promover eldesarrollo de proveedores y a favorecer la instalacin de una nueva cultura

    minera entre las comunidades locales. Programas de capacitacin, fondos de

    micro-crditos para nuevos emprendimientos, rondas de negocios,asistencia tcnica a proveedores, entre otros, se cuentan entre lasprincipales nuevas prcticas, asumidas muchas veces conjuntamente entre

    autoridades mineras nacionales y locales y empresas mineras, con el objetode generar capacidades competitivas y aptitudes empresariales entre los

    pobladores locales. Un anlisis especfico sobre la cuestin mostrara ademsla tendencia a monopolizar servicios y/o insumos bsicos para el sector como la produccin de cal, las consultoras, los seguros, etc.- en manos degrupos o asociados que guardan estrechas relaciones con funcionarios yempresarios.

    Aunque excede el mbito estrictamente econmico, resulta pertinenteaqu slo sealar los gravosos efectos micropolticos que conllevan talesprogramas de promocin de clusters mineros locales. Por un lado, no se puede

    soslayar el funcionamiento de este tipo de programas como una virtual herramienta deextorsin/disciplinamiento que los actores pro-mineros ejercen sobre las comunidades.Las promesas de buenos negocios asociados a la mina hacen que (al menos parte de) lascomunidades se avengan a aceptar el emprendimiento y, en lugar de oponerseinsensatamente, aprovechen y participen pro-activamente en las oportunidades deprogreso que el mismo ofrece. Por cierto, este tipo de programas/promesas ha sido uneficaz mecanismo generador de profundas divisiones y conflictos internos en lascomunidades locales (no slo entre quienes se convierten en proveedores y quienes

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    militan contra la minera, sino tambin entre muy diversos grupos atravesados poracusaciones y sospechas de conveniencias econmicas y/u oportunismos polticos, etc.),funcionando de hecho como un efectivo dispositivo de debilitamiento y/o desbaratamientode las oposiciones a los proyectos mineros. Por otro lado, de la mano de este tipo deprogramas avanza un discurso desarrollista que promueve la articulacin pblico -privada

    como una necesaria virtud para romper el crculo de la pobreza y avanzar hacia eldesarrollo local. Bajo este discurso se invisibilizan y/o naturalizan prcticas a travs de lascuales el Estado asume directamente la gestin del Capital, ya sea favoreciendo larentabilidad de los emprendimientos a travs de subvenciones pblicas (infraestructura,capacitaciones, bsqueda de mercados, etc.), ya removiendo las oposiciones yresistencias sociales a la penetracin de las empresas en particular, y la mercantilizacin dela vida sociocultural en general.

    Lo cierto es que el impacto de la actividad minera sobre las economas localesdepende y vara fuertemente en relacin a la estructura y organizacin geopoltica delmercado mundial, y a la posicin que los pases en cuestin ocupan en la divisin

    internacional el trabajo. En tal sentido, los procesos de encadenamientos productivosdinmicos a partir de la minera se dan nicamente en los casos de los pases centrales(Estados Unidos, Canad, Australia), que son los pases donde se hallan radicadas lasgrandes corporaciones transnacionales que controlan las cadenas de valor a escala global.En el caso de pases especializados en la provisin de materias primas, lo cierto es queninguno de ellos ha superado la pobreza y el subdesarrollo gracias a la gran mineratransnacional. Esta puede generar fuerte crecimiento econmico (aumento del productointerno bruto - PIB), pero voltil, con escaso derrame y sin autntico desarrollo para lapoblacin. Es oportuno mencionar los casos de Mal y Nger.

    En los ltimos 15 aos, Mal se ha convertido en uno de los mayores

    exportadores mundiales de oro, el cual lleg a representar ms de la mitad desus ingresos por exportacin28. Nger, por su parte, desde hace ms de 3dcadas es uno de los 7 mayores extractores de uranio. A pesar de ello, Mal yNger siguen sumidos en el subdesarrollo extremo: en el ndice de DesarrolloHumano publicado por Naciones Unidas, figuran en los rangos 160 y 167,respectivamente, entre 169 pases29.

    En Argentina, el caso de Catamarca ilustra esta situacin. Tras catorceaos de explotacin de Bajo de la Alumbrera, el primer emprendimientomegaminero radicado en el pas, el paisaje socioeconmico de la provincia noha cambiado favorablemente, sino todo lo contrario: se evidencia la

    intensificacin de preocupantes indicadores sociales, con niveles de pobreza

    28 JUL-LARSEN, E. y otros (2006): Socioeconomic effects of gold mining in Mali. Bergen, CMI.http://www.cmi.no/publications/file/?2340=socio-economic-effects-of-gold-mining-in-maliPARKER, R. y WOOD, F. (2006): In search of Malis gold-mining revenues. Boston, Oxfam America.http://www.oxfamamerica.org/resources/files/hidden-treasure29 P.N.U.D. (2010): Informe sobre Desarrollo Humano 2010. Nueva York, P.N.U.D., pg. 162.http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2010_ES_Complete.pdf

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    e indigencia, de desempleo y subempleo, y con porcentajes de poblacinasistida a travs de los diversos programas sociales de los ms altos del

    pas, e incluso, con algunos valores superiores a la media de la regin delNOA. La acentuacin de los niveles de pobreza, indigencia y desempleocontrasta notablemente con la evolucin de las variables macroeconmicas

    en un contexto de fuerte expansin de las exportaciones mineras. Elcrecimiento de la minera se ha dado en el contexto de una retraccin de los niveles deactividad de la industria, la construccin y el sector agropecuario provincial, a tal puntoque, entre 1997 y 2002, mientras que la variacin del valor agregado del sector minero seincrement en un 11.353,3 %, la industria sufri una variacin negativa del 22,1 % y laconstruccin del 47,7 %. Un estudio oficial seala que el sector minero constituy lafuente de crecimiento del PBG durante el perodo 1997-2002 () compensando las cadasde las restantes actividades productivas (D.P.P.D., 2005: 70), lo que en realidad puedeinterpretarse como un solapamiento del deterioro de las capacidades productivas delterritorio provincial.

    Comparando los aos anteriores y posteriores al inicio de las actividades de MineraAlumbrera, se puede observar una profunda transformacin en la estructura productiva dela economa provincial. El crecimiento de ms de 18 puntos porcentuales promedio de laparticipacin del sector minero ha ocasionado una correlativa retraccin de la casitotalidad de las restantes actividades; entre ellas, resalta la magnitud del retroceso de laindustria manufacturera, con una cada de 10 puntos porcentuales, y del sector terciario engeneral, que desciende en 7 puntos en los perodos comparados.

    Un estudio de una dependencia del propio Ministerio de la Produccin delGobierno de Catamarca, seala al respecto: la actividad extractiva metalfera, con elcobre como principal producto, se constituy en el principal factor para el crecimiento de

    los indicadores macroeconmicos provinciales. No obstante ello, su funcionamiento concaractersticas de enclave, le impidi convertirse en motor de la economa provincial(D.P.P.D., 2005: 68).

    Probablemente por la veracidad de este reconocimiento tras ms de 12 aos defuncionamiento de la explotacin, la provincia de Catamarca siga registrando los peoresindicadores sociales. El diario provincial de mayor tirada brindaba recientemente unsinttico panorama de la situacin social de la provincia en estos trminos:

    Es habitual sostener que Catamarca es una provincia pobre. Deprimentesindicadores sociales parecen sostener el aserto.

    - Con el 25% de su poblacin econmicamente activa trabajando en el Estado -elmayor porcentaje del pas-, el desempleo alcanza no obstante el 9,9% y la subocupacinel 4,8%, lo que arroja a unos 30 mil catamarqueos con problemas laborales, sin tener encuenta a los becados, figura legal con que se encubre el empleo precario de miles de

    jvenes en la administracin pblica.

    - 9 mil personas cobran planes de empleo de 120 y 180 pesos por mes, aparte de lacobertura que brindan organismos nacionales como la Gerencia de Empleo, donde hay

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    registrados 15 mil beneficiarios de programas de insercin laboral, seguro comunitario yseguro de capacitacin y empleo.

    - El 56% de los menores de 18 aos -unos 88 mil nios y adolescentes- reciben laAsignacin Universal por Hijo. Se trata de la tasa ms elevada de la Argentina.

    - El 75% de las escuelas pblicas alimentan a sus alumnos. 87 mil nios recibenracin diaria en comedores infantiles y escolares.

    - 30 mil familias reciben ayuda alimentaria a travs de bolsones, tarjetas o ValesPro Familia. 1.200 familias ms obtienen alimentos por el programa Hornos y Cocinassolidarias. No hay registros oficiales unificados de otros subsidios otorgados por el

    Estado Nacional a travs del Ministerio de Desarrollo Social, la Legislatura provincial yhasta los municipios.

    - Catamarca tiene una tasa de suicidios de 13,5 casos cada 100 mil habitantes,superando en un 58% la media nacional de 8,5. El embarazo adolescente, otro problema

    de la pobreza y la falta de educacin, alcanza el 20%, el nivel ms alto del noroeste. Deestas madres, el 3,5% tiene menos de 15 aos. (El Ancasti, El mito de la pobreza, 20-06-10).

    Tratndose de una empresa periodstica con una lnea editorialinequvoca y sostenidamente pro-minera, resulta por ello ms llamativo an elreconocimiento de las profundas frustraciones que las promesas desarrollistas de laminera provoc en la poblacin catamarquea, tras ms de 12 aos de explotacin delemprendimiento ms grande del pas y uno de los ms rentables de toda Latinoamrica.Ms recientemente, el mismo dueo del diario admita:

    El creciente deterioro de la legitimidad social que sufre la minera en nuestraprovincia demanda adoptar y aplicar en forma urgente polticas encaminadas a insertaresta actividad en la cultura productiva catamarquea, consolidando condiciones paraque pueda desarrollarse con el apoyo de la comunidad. La resistencia a la minera,

    palpable en todo el territorio provincial, es ms intensa en los departamentos del Oeste,donde estn los yacimientos de mayor envergadura. Segn una encuesta realizadarecientemente por una prestigiosa consultora nacional, en Andalgal, 7 de cada 10ciudadanos est en contra de las explotaciones mineras. Mientras que en Santa Mara, laoposicin ronda el 60%. ()

    Sabemos ya cules fueron los errores que llevaron a la situacin que se vive, de la

    que son responsables las autoridades polticas tanto como las propias empresas mineras.() La falta de informacin es aprovechada para desinformar por los sectoresinteresados en demonizar la minera, a la que postulan, sin sustento, como la causa de unsinnmero de males mientras difunden apocalpticas profecas. No puede negarse el xitoque los enemigos de la minera han tenido hasta ahora en sus objetivos de atemorizar ala poblacin.

    Pero el discurso antiminero, por otra parte, no tendra ningn margen para

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    extenderse si los catamarqueos pudieran percibir que la explotacin de sus riquezastiene impacto concreto en su calidad de vida. Lo cierto es que esto no ha ocurrido. Por elcontrario, se ha permitido el dispendio de la renta minera, dilapidada mayormente enaras del clientelismo y la corrupcin.(La minera hoy. Seor gobernador, es imperiosointervenir, Silvio Zitelli,El Ancasti, 17-06-10. Resaltado nuestro).

    El ndice de pobreza del Gran Catamarca siempre ha sido mayor al promedionacional, pero en los ltimos aos la diferencia respecto de ese promedio se ha mantenido,

    y en algunos perodos aument. En 1997 empez a producir la mina Bajo de la Alumbrera,Catamarca, la ms importante del pas hasta hoy. Trece aos despus, en el primersemestre de 2010, segn la metodologa del INDEC30, en Argentina haba un12,0% de personas bajo la lnea de pobreza. Ese valor se elevaba a 20,9% en elGran Catamarca, y a 14,4% en el Gran San Juan31. Los promotores de la minerasuelen anunciar que, debido a la competencia de los altos salarios pagados por estaactividad, las dems se vern obligadas a elevar los suyos. Sin embargo, la presencia deMinera Alumbrera no ha revertido el bajo costo salarial privado en la provincia de

    Catamarca, que durante 2010 registr un promedio 19,4% menor al promedio nacional,mientras que en San Juan ese valor fue 21,7% menor a la media nacional32

    Segn el P.N.U.D., en 2006 el ndice de Desarrollo Humano Ampliadopromedio en Argentina fue de 0,682. Pero result ser bastante menor enCatamarca (0,596) y en San Juan (0,586), provincias que ocuparon el 19 y20 lugar entre 23 jurisdicciones33.

    Ejemplo: Un episodio vergonzoso, pero emblemtico da cuenta delmodelo de desarrollo propiciado por este tipo de minera. En 2009, el diputadonacional del Frente para la Victoria, Gernimo Vargas Aignasse, de Tucumn, present unproyecto de Declaracin para que el Congreso de la Nacin exprese que vera con agradoque el alimento sobrante diario de MINERA ALUMBRERA LIMITED fuera entregado en

    forma de donacin al Municipio de Andalgal y Amaicha del Valle, escuelas y comedoresescolares como as tambin a toda sociedad de beneficencia de nios carenciados de la

    Provincia de Catamarca y Tucumn. La entrega de sobras a escolares y carenciados:Sera ste el famoso efecto derrame que los paladines de la mega -minera invocan paradefender la actividad? O sera una expresin novedosa del clientelismo empresarial, quemuchos pretenden disfrazar tras el pomposo concepto de responsabilidad socialempresarial? Acaso no era que la minera sera un motor de desarrollo provincial?(Svampa y Viale, 2009)

    Andalgal fue declarada en Emergencia Econmica a fines de 2009 porla gravsima situacin financiera que enfrentaba el municipio.

    30 Aunque cuestionable, aplicada por igual en todo el pas: es vlido comparar resultados provinciales.31 http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/74/pob_tot_1sem10.pdf32 http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/17/cgi_03_11.pdf33 http://www.undp.org.ar/desarrollohumano/Aportesdesarrollohumano2009ARG.pdf

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    Mito 6. Los beneficios de la minera se quedan en los pasesdonde se extraen los minerales, y las empresas contribuyencon el pago de diferentes impuestos al desarrollo del pas.

    Como corolario de los efectos macroeconmicos resultantes de laespecializacin minera, hay que sealar el fenomenal proceso de

    captacin y transferencia de valores excedentes que tiene lugar a travsdel conjunto de dispositivos de poltica econmica instalados con lasreformas mineras de los 90: todo el andamiaje fiscal, financiero,

    comercial y regulativo (ambiental y laboral) instalado con las reformascomponen, en su conjunto, las extraordinarias tasas de rentabilidadde las grandes corporaciones mineras transnacionales. Los aspectos

    que tienen un rol clave en la construccin poltica de la rentabilidadempresarial minera son, en primer lugar, la ingeniera fiscalcompuesta de inditas exenciones y beneficios impositivos que incidende modo determinante en la porcin de las rentas de explotacin quelos estados y las sociedades ceden a favor de los inversionistas.

    El resultado es una ecuacin financiera asimtrica: ingresos fiscalesexiguos vs. ganancias empresariales extraordinarias.

    Esto permite que coexistan en un mismo territorio empresas inmensamente ricas ypueblos extremadamente pobres, como ocurre en Catamarca, donde la actividad de Minera

    Alumbrera, a pesar de estar en funcionamiento desde hace ms de 15 aos, conexportaciones que superan el presupuesto provincial, no ha contribuido al mejoramientode los niveles de pobreza e indigencia provincial.

    Una primera cuestin que hay que aclarar es que, a diferencia de lo ocurrido con losdems recursos naturales, especialmente con los hidrocarburos34, no fue la reformaConstitucional del ao 1994 la que provincializ los recursos mineros. En efecto, lasminas y sus minerales siempre fueron, en nuestra legislacin, de dominioprivado de la provincia o de la nacin, segn el lugar en el que se encuentren. Fue en el ao 1864 cuando el Poder Ejecutivo envi al Congreso un proyecto de Cdigo deMinera. En el ttulo I de dicho proyecto se estableca que los minerales pertenecen a la

    Nacin si se encuentran en depsitos naturales, aunque sta puede conceder a los

    34En el ao 1992 la Ley 24145 transfiri el dominio pblico de los yacimientos de hidrocarburos del EstadoNacional a las provincias en cuyos territorios se encuentren, incluyendo los situados en el mar adyacente a suscostas hasta una distancia de doce millas marinas medidas desde las lneas de base reconocidas por lalegislacin vigente. Esta norma borr de un plumazo a la Ley 17.319, que haba ratificado la propiedadinalienable e imprescriptible de los yacimientos de hidrocarburos como pertenecientes al patrimonio delEstado Nacional.

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    particulares el derecho de explotarlos en su propio beneficio, conforme a los trminos ycondiciones que el proyecto establece. Resulta evidente que esta disposicin tena como fuente la legislacin de pases unitarios (centralistas) como Chile, Austria o Francia, lo quecolisionaba con el modelo federal impuesto a nuestras instituciones. Justamente por ello,este proyecto jams fue tratado por el Congreso Nacional dado que negaba a las provincias

    la propiedad de las minas existentes en su territorio. En esos aos ya existan, adems, lasdisposiciones del Cdigo Civil sobre la materia (Art. 2342, inciso 2) que ratificaban eldominio de los minerales a las provincias o al Estado Nacional segn su ubicacinterritorial.

    Fue el presidente Bartolom Mitre, en el mes de septiembre de 1885, quienfinalmente envi el proyecto al Congreso Nacional, el cual lo aprob luego de algunasreformas. De esta manera, el 25 de noviembre de 1886, se sancion la ley 1919,que comenz a regir a partir del 1 de mayo de 1887. As nuestro Cdigo deMinera tiene desde su misma creacin en el siglo XIX, la disposicinestablecida en su artculo 7, la cual seala que: Las minas son bienes

    privados de la Nacin o de las Provincias, segn el territorio en que seencuentren.

    Estas disposiciones que establecen el dominio provincial de losrecursos mineros, fueron ratificadas con la reforma Constitucional del ao1994.As nuestra Carta Magna establece que Corresponde a las provincias eldominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio.

    Durante los `90, como en otros pases de la regin, la introduccin del nuevomodelo de megaminera en Argentina se realiz gracias a una serie de leyes promulgadasdurante los dos mandatos de Carlos Menem (1989-1995, 1995-1999). Con este marco, laactividad minera es la actividad extractiva que ms ha sido beneficiada eincentivada por la legislacin de nuestro pas. El rgimen jurdico aplicable ala minera cuenta con un tratamiento impositivo y financiero diferencial con

    beneficios exclusivos para el sector que, si bien se originan en la dcada de los90, permanecen y se consolidaron en los ltimos aos:

    Cuadro N 1: Principales leyes argentinas que rigen la actividad minera(1993 2001) (elaboracin: Svampa, Bottaro y Sola, 2009)

    N de ley y nombre FechaLey 24.196

    Inversiones MinerasAbril 1993

    Ley 24.224Reordenamiento Minero

    Julio 1993

    Ley 24.227Creacin de la Comisin Bicameral de Minera

    Julio 1993

    Ley 24.228Ratificacin del Acuerdo Federal Minero

    Julio 1993

    Ley 24.402 Noviembre 1994

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    Rgimen de Financiamiento y devolucin anticipada del IVALey 24.498

    Actualizacin del Cdigo de MineraJulio 1995

    Ley 24.585Proteccin Ambiental para la Actividad Minera

    Noviembre 1995

    Ley 25.243Tratado Binacional entre Argentina y Chile de Integracin yComplementacin Minera

    Julio 1996Diciembre 1997(suscripcin por ambos

    pases)Ley 25.161

    Valor boca minaOctubre 1999

    Ley 25.429Actualizacin minera

    Mayo 2001

    En mayo de 1993 entra en vigencia la ley 24.196 de Inversiones Mineras, que con

    posterioridad es modificada por las leyes 24.296, 25.161 y 25.429, las cuales acentan yprofundizan an ms los beneficios impositivos y financieros a la actividad. Estasnormas -a las cuales adhirieron la totalidad de las provincias mineras-,confundiendo seguridad jurdica con seguridad econmica, otorga a laminera un rgimen de Estabilidad Fiscal por el trmino de 30 aos del que no gozaningn habitante de nuestro pas. Esto significa que los sujetos alcanzados por estos

    beneficios no pueden ser afectados por ese plazo por la creacin de nuevos impuestos, elaumento de alcuotas, impuestos aduaneros, la derogacin de exenciones otorgadas, laeliminacin de deducciones admitidas, etc., tanto a nivel Nacional y Provincial comoMunicipal. Esta estabilidad fiscal permiti, entre otras cosas, que las empresasmineras acogidas a este rgimen no sufran el gravamen a los dbitos y

    crditos bancarios, ms conocido como Impuesto al cheque.

    En el pago del Impuesto a las Ganancias tienen un rgimen que lespermite deducciones y beneficios de todo tipo y alcance:

    a) Deduccin del 100% de los montos invertidos en gastos de prospeccin,exploracin y dems trabajos destinados a determinar la factibilidad tcnico-econmica del proyecto. Adems, esta deduccin podr realizarse sin perjuicio deltratamiento otorgado por la normativa general de Impuesto a las Ganancias, comogasto o inversin amortizable, lo que se traduce en una doble deduccin de estosgastos.

    b) Exencin del Impuesto a la Ganancia Mnima Presunta respecto a los activos(patrimonio) de las empresas mineras.

    c) Deduccin del Impuesto a las Ganancias de hasta el 5% de los costos operativos queestablezcan para prevenir y subsanar las alteraciones del ambiente.35

    35 El artculo 23 de la ley 24.196 establece que las empresas constituirn una previsin especial a los efectosde prevenir y subsanar las alteraciones del medio ambiente, pero la fijacin del importe anual de dicha

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    d) Exencin del Impuesto a las Ganancias respecto de aquellas utilidades provenientesde aportes en el Capital Social de las empresas incluidas en el Rgimen Minero.36

    e) Amortizacin37 acelerada en el impuesto a las ganancias respecto de lasinversiones de capital que se realicen para la ejecucin de nuevos proyectosmineros y para la ampliacin de la capacidad productiva de las operaciones mineras

    existentes, as como aquellas que se requieran durante su funcionamiento.

    f) Capitalizacin del avalo de reservas de mineral econmicamente explotable quetendr efectos contables exclusivamente, careciendo por tanto de incidenciaalguna a los efectos de la determinacin del impuesto a las ganancias (art. 15 de laley 24.196).

    La relacin con las regalas se encuentra prevista en el artculo 22 de la Ley 24.196.Este establece que las provincias no podrn cobrar un porcentaje superior al 3% sobre el

    valor boca mina del mineral extrado. Si este porcentaje pareca escaso, la problemticaes mayor si consideramos que al utilizar el mecanismo de valor boca de mina se permite

    la deduccin de gastos operativos disminuyendo la base imponible y dificultando loscontroles y transparencia en los mtodos de clculo. En efecto, fue la ley 25.161,sancionada en 1999, la que perfecciona el saqueo definiendo el valor boca mina como el

    valor obtenido en su primera etapa de comercializacin, menos los costos directos uoperativos necesarios para llevar el mineral de boca mina a dicha etapa. Este mtodo declculo permiti que en San Juan -paradigma de esta gran minera- enconcepto de regalas, la empresa Barrick Gold, por Veladero (la mina msgrande de la provincia), haya aportado en el ao 2009 slo el 1,7% en conceptode regalas del mineral extrado. Esto signific que del total de ingresos de laprovincia por todo concepto el ingreso por regalas de Veladero hayaconsistido en menos del 1% del total (38 millones de pesos de regalas sobre

    un ingreso total de 3.960 millones de pesos).

    Adems, las regalas mineras se aplican sobre aquellos metalesdeclarados y tipificados por la empresa minera, haciendo abstraccin de otrossubproductos y/o derivados (otros minerales) producto de la extraccin. Efectivamente, los controles a las empresas mineras son deficitarios para fiscalizar lacomercializacin de los minerales que constituyen la base imponible sobre la que lasempresas tributan38. Una investigacin llevada a cabo por el Dr. Antonio GustavoGmez, fiscal general en el mbito de la Justicia federal de la Jurisdiccin 15(Tucumn, Catamarca y Santiago del Estero), imputa a Minera Alumbrera laexportacin de minerales no declarados. Esta empresa extrae los minerales en la

    previsin no slo "quedar a criterio de la empresa", sino que tambin, un gran porcentaje se considerarcomo cargo deducible del impuesto a las ganancias.36 La ampliacin del capi