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Reporte semanal
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¿El fin de la desocupación?
21 de Octubre de 2011
La desocupación y la pobreza representan el problema estructural más grave que enfrenta México. Unidos por el común denominador que cons tuyen la precariedad y la marginalidad, la falta de solución a los mismos nos recuerda que la polí ca económica no ha generado resultados que los mexicanos puedan percibir en su vida diaria.
Las cifras son contundentes, los niveles de pobreza vinculada al mercado laboral colocan a 18 esta-‐dos en los niveles más elevados de los úl mos 5 años. Evidentemente que ello ene su razón de ser en la caída de las remuneraciones y la falta de empleo formal. Ante dicha situación, la acción de la administración pública en sus tres órdenes gobierno es limitada. En realidad, el ejercicio del presupuesto ene poca incidencia sobre dichos problemas por la sencilla razón de que el gobierno no genera empleo, son las empresas quienes lo hacen. Consecuentemente, la lucha contra la po-‐breza solo se ve atenuada mediante el ejercicio del gasto social, no es la solución de fondo. El cre-‐cimiento económico, la creación de empresas y aumento de empleo son las verdaderas claves para superar de manera sustentable los rezagos sociales.
Volumen 1, N°17
Fuente: INEGI
La tasa de desocupación total de sep embre se mantuvo en 5.7%, es decir en niveles similares a la registrada en agosto. Excepto por la crisis de 2009, la tasa de desocupación de las mujeres re-‐gistrada durante el mes de sep embre (5.4%) co-‐rresponde a la más elevada de los úl mos 11 años, en tanto que, la desocupación de los hombres se ubicó en 5.3%.
Por otro lado, la tasa de subocupación fue de 8.9%, lo cual significó un incremento de 0.73 pun-‐tos con respecto a sep embre del año anterior, es decir, existe un mayor número de personas ocupa-‐das con la necesidad de trabajar más empo.
El incremento en desocupación y subocupación se conjuga con un escenario de menores remunera-‐ciones para los trabajadores.
En este sen do, el mercado laboral no ha sido ca-‐paz de generar ni las plazas suficientes para los
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desocupados, ni los ingresos necesarios para los trabajadores.
Lo anterior se evidencia además con los resultados presentados por el Índice de la Tendencia de la Pobreza Laboral, el cual incrementó significa va-‐mente, siendo el más alto desde el inicio de su medición y ubicando a 18 en dades federa vas con el peor desempeño de este indicador.
Así, entre el segundo trimestre de 2006 y 2011 el porcentaje de personas que no pueden comprar una canasta alimentaria con el ingreso de su tra-‐bajo se incrementó en 23.4%, en tanto en que la mitad de las en dades federa vas se ubican por encima de este promedio, siendo entre ellas las más alarmantes Baja California, Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas y Distrito Federal, ya que su pobreza laboral incrementó en 85%, 69%, 66%, 57% y 53% , respec vamente durante el mismo periodo (Ver Perspec vas Económicas 16).
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Fuente: INEGI
El hecho de que para el mes de sep embre el reporte del INEGI sobre la tasa de desocupación la haya ubica-‐do en 5.7%, indica dos realidades: es la misma del año pasado y se da en función de la precarización del empleo.
En el primer aspecto se ene que la recuperación de la economía no es suficiente para impulsar la creación de fuentes de trabajo. La segunda es atribuible a que la falta de produc vidad y compe vidad han provo-‐cado que se intente mantener un margen de ganancia en función de disminuir los costos laborales.
Un problema relevante es que la coyuntura que el reporte de sep embre debería representar en reali-‐dad ene un trasfondo estructural. Se ha minimizado la cues ón de la desocupación con estadís cas que no reflejan la realidad del mercado laboral y no se le reconoce con la aplicación de polí cas públicas efica-‐ces.
La consecuencia de lo anterior es la inestabilidad, no únicamente económica sino también de seguridad. En la historia económica de México y el mundo no exis-‐ten ejemplos de sociedades estables sin un buen desempeño económico. Un gran número de movi-‐mientos sociales se han dado en presencia de condi-‐ciones de marginalidad y precariedad, un riesgo que se está asumiendo en México cuando no se a ende esta situación.
Un ejemplo de ello lo representa la aprobación de la nueva Ley de Ingresos para 2012. La aprobación de la misma se da pensando en que México es ajeno al con-‐texto internacional.
El crecimiento de 3.3% previsto para el año próximo únicamente sinte za la esperanza oficial de que la desaceleración económica global no trastoque los delicados equilibrios produc vos.
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Ar ficialmente se consiguen más recursos para el sector público: aumento de deuda, elevación de la plataforma petrolera, man-‐tener los gasolinazos y una misteriosa so-‐brevaluación del peso frente al dólar.
Todos son ejemplos de la alquimia finan-‐ciera que se ha realizado para garan zarle 3.7 billones de pesos al gobierno federal y
los estados.
¿Qué se construirá con dichos recursos? Esa es una historia que ya conocemos: un gasto de gobierno improduc vo, realizado en un entorno de pobreza y desocupación.
No puede dejarse de citar el as bajo la manga que se ene en la Ley de Ingresos: una línea con ngente negociada con el FMI, la válvula de escape si las cosas no marchan bien. La cues ón es que ello re-‐presenta mayor deuda, por lo que de no cumplirse la expecta va oficial la carga futura será para sociedad mexicana, la cual tendrá que seguir pagando, en cómo-‐das mensualidades y con nuevos impues-‐tos, los yerros de es mación. Ante un país empobrecido y con desocupación, un nue-‐vo error no es lo mejor que puede ocurrir para la estabilidad y seguridad nacional.
Fuente: INEGI
Dr. José Luis de la Cruz Gallegos Director del Departamento de Economía y Finanzas
Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios Escuela de Negocios, Tecnológico de Monterrey
Campus Estado de México. Teléfono: 5864-5555, Extensión: 3158#
Móvil: 044 55 273 217 95 Correo: [email protected]
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