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CONSEJO MEXICANO DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

2008-2010PRESIDENTE

Jaime Zaldivar CerveraVICEPRESIDENTE

Dr. Ricardo Villalpando Canchola SECRETARIO

Dr. José Refugio Mora Fol TESORERO

Dr. Pedro S. Jiménez UruetaCOORDINADOR COMITÉ

CIENTÍFICODr. Carlos F. Mosqueira Mondragón

VOCALES POR LA SOCIEDAD MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

Dr. J. Antonio Ramírez Velasco Dr. Jaime A. Olvera Durán

VOCALESZona Central, D.F.

Dr. José Arturo Ortega SalgadoZona Noroeste

Dr. José de Jesús Nery GómezZona Noreste

Dr. Conrado Serna CasillasZona Centro

Dr. Néstor Martínez SalcedoZona Occidente

Dr. Jorge Huerta RosasZona Oriente

DR. Hugo Joaquín López MuñozZona Sureste

Dr. Mario Alberto Cuesta Vázquez

SOCIEDAD MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

2009-2011

PRESIDENTEDr. J. Antonio Ramírez Velasco

VICEPRESIDENTE Dr. Jalil Fallad Villegas

SECRETARIO Dr. Jaime A. Olvera Durán

PRIMER SECRETARIO SUPLENTEDr. Manuel Tovilla Mercado

TESORERO Dr. Jorge Huerta Rosas

SUBTESORERODr. Ricardo M. Ordorica Flores

COORDINADOR COMITÉCIENTÍFICO

Dr. Edgar Morales Juvera

VOCALESPor el Centro

Dr. Manuel Gil Vargas Por el Noreste

Dr. Gerardo Velázquez Gallardo Por el Noroeste

Dr. Joel Velasco Ariza Por el Occidente

Dr. Guillermo Yanowsky Reyes Por el Sureste

Dr. Santiago Hernández Gómez

COMITE EDITORIALJalil Fallad

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EDITOR GENERALJalil Fallad

EDITOR FUNDADORCarlos Castro Medina

EDITORES ASOCIADOSLuis Velásquez Jones

José Antonio Ramírez VelazcoJaime Á. Olvera Durán

COMITÉ EDITORIALGerardo Blanco Rodríguez

Alberto Peña RodríguezGiovanni Porras Ramírez

Leopoldo M. Torres ContrerasLuis Mario Villafaña Guiza

Miguel Alfredo VargasJaime A. Zaldívar Cervera

CONSEJO EDITORIALMaricela Zárate Gómez

Francisco G. Cabrera EsquitinArturo Montalvo Marín

Sol Ma. de la Mora FernándezEdgar Morales JuveraJaime Nieto Zermeño

Ricardo Ordorica FloresNora Velázquez QuintanaRicardo Peniche García

José Antonio Ramirez VelascoVictor R. Andrade Sepulveda

José Alfredo Cortés CruzEdmundo Rodríguez Aranda

Rodolfo Franco Vázquez

REVISTA MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

Villa de Llera 525, Cd. Victoria, TamaulipasTel: (834) 313 0887 - Fax (834) 305 7025

Celular: 01 (834) 311 1094E-mail: [email protected]

Colegio Mexicano de CirugíaPediátricaSociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica

Nueva York No. 32-1003,Col. Nápoles 03810, México, D.F.

Teléfono: (55)5669-4685 Fax: (55) 5687-1243

E-mail: [email protected]

DISEÑO Y CUIDADO DE LA EDICIÓNJalil Fallad

E-mail: [email protected] Martín Garza Flores

E-mail: [email protected]ÓN

Robert Luis Hamilton Holman

Publicación trimestral

ISSN 1665-5489

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REVISTA MEXICANA DE CIRUGÍA PEDIÁTRICA

PUBLICACIÓN TRIMESTRAL

Enero-Marzo de 2010Volumen 17, No.1 CONTENIDO

Artículos Manejo de las perforaciones y fugas anastomóticas del esófago en PediatriaJ. Aguilar Cota, PS. Jiménez Urueta, R. Alvarado Garcia, V. Sanchez Michaca, R. A. Castañeda OrtizMalformaciones de las Vías Biliares en Pediatria. Quiste de ColedocoJoel H. Jiménez-y FelipeExperiencia en el cierre quirúrgico de Ducto Arterioso Permeable en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de un Hospital de 2º nivel, en Guadalajara, Jal. MéxicoAntonio Francisco Gallardo Meza, José Manuel González-Sánchez MD, Miguel Ángel Piña-Garay MD, Miguel Ángel Medina-Andrade MD2, Héctor Cabrera-Rojas MD, Alejandro Lozano y Ruysanchez MD, Juan Francisco Rivera-Camacho MD, Fabiola González-Flores MD, Humberto Vázquez-Jackson MDManejo quirurgico de la via biliar complicada en PediatriaInforme de diez casosKarla Alejandra Santos Jasso, José Asz Sigall, Francisco Antonio Medina Vega,Ricardo Sáinz Castro

Casos ClínicosToracoscopía para el manejo del neumotórax espontáneo en un adolescente con Síndrome de Marfan. Reporte de un casoRicardo Villalpando Canchola, Gabriel Reyes Garcia, Edgar Morales Juvera,Karem Helem Hernandez Gavilan, Belen Laguna BacaQuiste Hidatídico. Presentación de un Caso ClínicoMarco César Valenzuela Ramos, Mario Navarrete Arellano, Adrian Eliseo Soto FernándezQuiste postraumático tratado satisfactoriamente con una dosis de OK 432. Primer caso en MéxicoVíctor Jesús Sánchez Michaca, Pedro Salvador Jiménez Urueta, Javier Sánchez Nava, Maria del Refugio Mejía Sánchez, Ramón Alfredo Castañeda Ortiz

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MEXICAN JOURNAL OF PEDIATRIC SURGERY

TRIMESTRAL PUBLICATION

Januari-March of 2010Volume 17, No. 1 CONTENT

Articles Management of perforations and esophageal anastomotic leaks in PediatricsJ. Aguilar Cota, PS. Jiménez Urueta, R. Alvarado Garcia, V. Sanchez Michaca, RA. Castañeda OrtizBiliary Tract malformation in pediatrics. Choledochal CystJoel H. Jiménez-y FelipeExperience in the surgical closure of ductus arteriosus in a Permeable Neonatal Intensive Care Unit (NICU) of a Level 2 Hospital in Guadalajara, Jal. MexicoAntonio Francisco Gallardo Meza, José Manuel González-Sánchez MD, Miguel Ángel Piña-Garay MD, Miguel Ángel Medina-Andrade MD2, Héctor Cabrera-Rojas MD, Alejandro Lozano y Ruysanchez MD, Juan Francisco Rivera-Camacho MD, Fabiola González-Flores MD, Humberto Vázquez-Jackson MDSurgical Treatment of the Complicated Bile Duct in Pediatrics: Report of 10 CasesKarla Alejandra Santos Jasso, José Asz Sigall, Francisco Antonio Medina Vega,Ricardo Sáinz Castro

Clinical CasesThoracoscopy for the management of spontaneous pneumothoraxin an adolescent with Marfan syndrome. Case ReportRicardo Villalpando Canchola, Gabriel Reyes Garcia, Edgar Morales Juvera,Karem Helem Hernandez Gavilan, Belen Laguna BacaHydatid cystReport of a Case ReportMarco César Valenzuela Ramos, Mario Navarrete Arellano, Adrian Eliseo Soto FernándezPosttraumatic cyst successfully treated with a dose of OK 432. First case in MexicoVíctor Jesús Sánchez Michaca, Pedro Salvador Jiménez Urueta, Javier Sánchez Nava, Maria del Refugio Mejía Sánchez, Ramón Alfredo Castañeda Ortiz

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6 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Manejo de las perforaciones y fugas anastomóticas del esófago en pediatría

Jhonatan Aguilar-Cota2, Pedro Salvador Jiménez-Urueta1, Rafael Alvarado-Garcia 1, Victor Sanchez- Michaca3,

Ramón Alfredo Castañeda Ortiz1

1 Medico Adscrito Cirugía Pediátrica2 Médico Residente cuarto año Cirugía Pediátrica

Centro Médico Nacional 20 de Noviembre ISSSTE3 Pediátra Escuela Médico Militar

Solicitud de sobretiros: Dr. Jiménez-Urueta Pedro SalvadorCMN “20 de NOVIEMBRE, ISSSTE” . Félix Cuevas 540.Col

del Valle. México 03100 D.F.

ResumenIntroducción: Las lesiones del esófago causan una morbiletalidad alta. El comportamiento clínico de-

penderá del sitio de la lesión, así como de complicaciones graves como, abdomen agudo, mediastinitis y/o sepsis. La morbilidad también depende si la lesión es producto de cirugía del esófago por instrumentación endoscópica. Presentamos nuestra experiencia en perforaciones y fugas esofágicas en toda su extensión.

Material y Métodos: Se realizo un estudio restrospectivo, observacional de las per-foraciones y fugas anastomóticas registradas en el Servicio de Cirugía Pediatría en el “C.M.N 20 de Noviembre”, en un periodo que abarco de enero 1987 a enero 2007.

Además de los parámetros habituales se estudiaron: Cirugía esofágica realizada, fugas anastomóticas y/o perforaciones por instrumentación o quirúrgicas, sitio de la perforación, tratamiento médico y/o quirúrgico, estudios de laboratorio y gabinete, evolución clínica y estado actual.

Se realizo prueba t de student a las perforaciones del esófago intratorácicoResultados: Se revisaron un total de 30 pacientes. 14 Femeninos y 16 masculinos, con un rango de

edad de un mes a l5 años. La fístula esofágica se presento en 18 pacientes con interposición de colon, 9 pacientes presentaron fugas y perforaciones del esófago torácico, un pacientes presento lesión esofágica por venodisección. Lesiones del esófago intrabdominal se presentaron en dos pacientes.

Articulo

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7Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Las lesiones de esófago abdominal son las que más complicaciones presentaron. Uno falleció por una perforación posterior a ligadura de varices esofágicas.

Discusión: Las lesiones del esófago como fugas o perforaciones no son frecuentes y su morbimorta-lidad se ha considerado alta. En nuestro estudio solo un paciente falleció. Las fístulas de esófago cervical y del esófago intratorácico pueden manejarse en forma conservadora.

Las lesiones del esófago abdominal presentan complicaciones graves, el tratamiento debe ser quirúrgico para reparar la lesión en cuento se tenga evidencia de la lesión.

Palabras claves: perforaciones y fugas esofágicas; manejo quirúrgico, conservador

Management of perforations and esophageal anastomotic leaks in pediatrics

AbstractIntroduction: Esophageal injury caused by surgery, has a morbi-mortality , because of its charac-

teristics and behavior in the thorax it increases the risk of severe complications as mediastinitis and sepsis. Our presented experience of esopghageal injury caused for surgery, endoscopic.

Materials and methods: A retrospective study , clinical y analytic study from Jenuary l987 a Jenuary 2009 was done in patients with esophageal injury. Injury mechanism, site of de injury, radiologic, endoscopic studies , and actual status of the patients were analized.

Results: There were 16 males and 14 females . Eighteen operated for colonic interposition presen-ted cervical fistula. One patiente with cervical fistula for venodisecction. In the torax, 9 patients with perforation o fistula . Two patient with injury abdominal esofagus.

Discusión: The Frecuency of esophageal perforation in children is low, A conservative tretment must be used in the most of the cases in children. The current tendency is towards a non surgical conservative treatment.

The surgical treatment Is indicated in injury abdominal esofagus.Index Word: Oesophageal perforation, conservative management, complications

Manejo de las perforaciones y fugas anastomóticas del esófago en pediatria

IntroducciónLa perforaciones esofágicas o fugas anasto-

móticas del esófago son una patología de poca frecuencia, no existen documentos en México que estimen su frecuencia real.

Las complicaciones de la cirugía esofágica son las de mayor relevancia. Las fístulas salivales cervicales son frecuentes en la interposición de colon.

Las fugas anastomóticas en atresia de esófago, las perforaciones durante la instrumentación endoscópica, en procedimientos de Nissen son las mas importantes.1-4*

Tradicionalmente la perforación de esófago intratorácico cursa con la triada de dolor, enfise-ma subcutáneo y dificultad respiratoria, se define una mortalidad de 10 a 20%.1,6

Las lesiones del esófago abdominal son las de menor frecuencia pero su comportamiento clí-nicos es agresivo por las características químicas

de la saliva que produce lesiones importantes a la serosa, incluyendo perforaciones de las vísceras huecas, fístulas internas o externas con dificulta-des técnicas para la reparación por la inflamación perilesional que presentan.

El tratamiento también dependerá del sitio de la lesión y el comportamiento clínico que presente.

El manejo conservador es útil para la mayoría de las lesiones del esófago, consiste en; ayuno, antibióticos de amplio espectro y nutrición pa-renteral total.2

El tratamiento quirúrgico también se ha uti-lizado en estos pacientes.

En el presente trabajo presentamos el manejo de las fugas anastomóticas y perforaciones del esófago en sus tres segmentos anatómicos: esó-fago cervical, esófago intratorácico y esófago ab-dominal, así como le evolución de estas lesiones

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8 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Material y MétodosSe realizo un estudio retrospectivo, observa-

cional, de las perforaciones y fugas anastomóticas registradas en el servicio de cirugía pediátrica en un el Centro Médico Nacional “20 de Noviem-bre “ Hospital de alta especialidad, durante el periodo de enero 1987 a enero 2007.

Se estudiaron además de los parámetros ha-bituales; cirugía esofágica realizada, endoscopía, complicaciones manifestadas como fugas anasto-móticas y/o perforaciones por instrumentación o quirúrgicas, sitio de la perforación, tratamiento médico y/o quirúrgica, estudios de laboratorio y gabinete, evolución clínica y estado actual.

Se realizo prueba t de estudent a las perfora-ciones del esófago intratorácico

Resultados: Se revisaron un total de 30 pacien-tes, 14 femeninos 14 y 16 masculinos, con un rango de edad de Recién nacido a l5 años.

La cirugía que presento mas complicaciones fue la interposición de colon, con un total de 18 pacientes con fístulas salivales en el sitio de

Aguilar CJ, Jimenez UPS, Alvarado GR, Sanchez MV, Castañeda ORA

la anastomósis. Un paciente presentó una fístula cervical por venodisección.

En esófago torácico se presentaron fugas y perforaciones en nueve pacientesTres recién nacidos presentaron fugas anasto-móticas posterior a la reparación de atresia de esófago.

Dos casos de perforaciones por endoscopía, dos lesiones del esófago durante el procedimiento de Nissen, y dos por fugas posterior a la reope-ración de estenósis de esofágicas.

Un paciente falleció por una perforación pos-terior a ligadura de varices esofágicas detectada tres semanas después de la endoscopía.

Las lesiones del esófago intrabdominal se presentaron en dos pacientes.

El manejo de las fugas anastomóticas y per-foraciones del esófago cervical e intratorácico fue conservador con antibióticos, nutrición parenteral y ayuno.

Las lesiones intraabdominales requirieron cirugía en diversas ocasiones, estando los pa-cientes en condiciones de desnutrición severa, requiriendo ambos mas de cuatro meses de es-tancia hospitalaria, estos pacientes inicialmente fueron operados fuera de la Unidad de Cirugía Pediátrica, postriormente ingresaron al Servicio donde se manejo y resolvió el problema.

Figura 1. Fístula posterior a venodisección. Cierre espontáneo con manejo conservador

Figura 2. El paciente luce mal despues de una sesión de dilataciones esofágicas

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9Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Discusión El comportamiento clínico de las complica-

ciones esofágicas difieren, dependiendo del sitio de la lesión.

Sin embargo el tamaño la localización y la magnitud de la fuga, son los datos que determi-nan las manifestaciones.

Las características radiológicas de la imagen6, pueden causar confusión sobre todo en las lesio-nes del esófago intratorácico (Figura 3).

Las fugas y lesiones del esófago cervical, se manejan en forma conservadora y sin mucha variabilidad en su comportamiento, la tendencia es al cierre con manejo conservador sin necesidad de Cirugía (Figura 1 ).

El comportamiento clínico de las lesiones del esófago torácico son mas aparatosas y son secun-darias a la mediastinítis química que produce la saliva en los tejidos intratorácicos.

Las manifestaciones iniciales son dificultad respiratoria, dolor y enfisema subcutáneo en un paciente que “luce mal” (Figura 2), y una Rx de tórax con neumotórax y fuga anastomótica (Figura 3 y 4).

En estos casos es difícil no pensar en resolver el problema mediante cirugía. 5,7-10

En nuestra casuística el manejo de estos pa-cientes fue conservador en todos los casos con

antibióticos, nutrición parenteral, drenaje y ayuno, con una buena respuesta sin necesidad de esofagostomía, u otro tipo de cirugía.

Consideramos que las principales manifes-taciones, se debieron a la inflamación química que produce la saliva en el espacio pleural sin proceso infeccioso, ya que no hubo correlación entre los datos de leucocitósis que presentaban los pacientes con los hemocultivos.

Un hemocultivo fue positivo, en un paciente que no tenia manifestaciones clínicas y datos bioquímicos de sepsis, teniendo la biometría hemática leucocitos elevados en forma aislada.

El curso de la evolución de este paciente fue bastante satisfactoria.

En la literatura se recomienda la cirugía en etapas tempranas así como la utilización de la esofagostomía, nosotros no realizamos este pro-cedimiento en ningún caso.

Manejo de las perforaciones y fugas anastomóticas del esófago en pediatria

Figura 3. Esofagograma con material hidrsoluble que muestra fuga del medio de medio de contrastete y la estenosis del esófago

Figura 4. Fuga de medio de contraste posterior a una anastomosis esofágica

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10 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Un paciente de los que se perforaron del esófago, por ligadura de varices, falleció por un diagnóstico tardío.

Las situaciones más severas y graves obser-vadas fueron en los dos pacientes con lesiones del esófago abdominal que en un inicio pa-saron desapercibidas, requiriendo en diversas ocasiones cirugías existiendo un alto índice de complicaciones que incluyen; fístulas de colon, gástrica, abdomen congelado, requieren tiempo prolongado de manejo médico con ayuno, nu-trición parenteral, antibióticos etc. Creemos que las lesiones del esófago abdominal deben de ser exploradas en cuanto exista sospe-cha para evitar lesiones severas a otras estructuras vecinas.

Referencias bibliográficas1.- Wesdorp IC, Bartelsman JF. Treatment of instru-

mental oesophageal perforation. Gut 1984;5;398-404.2.- Santos GH. Frater EW. Transesophageal irriga-

tion for treatment of medistinitis produced by rupture. JThorac Cardiovasc Surg 1986;91:57-62.

3.- Mengoli LR, Klassen KP. Conservative Management of esophageal perforation. Arch Sur 1965;91:232-40.

4.- Alvarado GR, Jiménez UP, Avila ZM. Resulta-dos de La sustitución esofágica por vía retroesternal en pacientes con atresia esofágica sin fístula, con y sin toracotomía previa. Cir Curuj 2002; 70: 322.-325

5.-Alvarado AR, Jiménez UP, Gallego GG, Sollano CL, Gutierrez CP.Interposición de colon retroester-nal en niños. Analisis de 33 casos. Acta Pediatr Mex 2002;23(3): 139-143.

6.-Jiménez UP, Alvarado GR, Jorge GG, Alejan-dro GB. Tratamiento conservador de perforaciones y fugas anastomoticas del esófago intratoraxico.

7.- Michel L, Grillo HC. Operative and nonopera-tive management of contained intrathoracic esophagel disruptions. Ann Thorac Surg 1979;404-8.

8.- Jiménez UP, Casteñeda OR, Gutierrez EJ, Waller GA, Dominguez GE. Salvamento de esófago en el pa-ciente pediátrico con estenosis secundaria a ingestión por causticos. Rev Mex Cir Ped 1999;6:44-46.

9.- Ajalat GM , Mulder DG. Esophageal perfora-tions : the need for individualized approach. Arch Sur 1980; 119:1318-1320.

10. Larrieu AJ, Kieffer R. Borhaave syndrome : report of a case treated nonoperatively. Ann Su 1975;181:57-63

Aguilar CJ, Jimenez UPS, Alvarado GR, Sanchez MV, Castañeda ORA

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11Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Malformaciones de las Vías Biliares en PediatríaQuiste de Colédoco

Joel H. Jiménez-y Felipe

Adscrito al Servicio de Cirugía, Hospital Infantil del Estado de SonoraReforma Final Nte. No. 355, Col. Ley 57 CP 83140

Hermosillo, Sonora. México

Solicitud de sobretiros: Dr. Joel H. Jiménez y Felipe, Blv. Gilberto Escoboza, Cerrada de Montebello No. 50,

Col. Paseo de la Colina, Hermosillo, Sonora. México

ResumenIntroducción: Las malformaciones de vías biliares en pediatría son las de menor incidencia, de ellas

el Quiste del Colédoco es la más frecuente. El diagnóstico debe ser de inmediato con los estudios de imagen y de esta manera tratarlo para evitar la complicación más grave, la cirrosis hepática.

Objetivo: Análisis de nuestra experiencia en el tratamiento integral de los pacientes con diagnóstico principal de Quiste de Colédoco y sus resultados en el Hospital Infantil del Estado de Sonora.

Material y Métodos: Estudio retrospectivo de los expedientes con diagnóstico principal de Quiste de Colédoco en un período de Enero de 1980 a Diciembre del 2008 reuniendo 12 casos. Las variables fueron: edad, sexo, antecedentes personales, cuadro clínico, exámenes de laboratorio, gabinete y trata-miento quirúrgico. Se analiza la mortalidad.

Resultados: En los niños la frecuencia fue de 16.67% y en las niñas 83.33%, el de menor edad tuvo 5 días y el de mayor 11 años. La evolución clínica se caracterizo por la presencia de dolor abdominal, tumoración subhepática e ictericia. Las pruebas del funcionamiento hepático estuvieron alteradas. Se practicaron una serie de esófago-gastroduodenal, ultrasonido y TAC. Se operaron 9 pacientes realizán-dose una colecistocistectomia y reconstrucción en Y de Roux. Sólo hubo un fallecimiento.

Discusión: Se discuten algunas teorías sobre la patogénia del Quiste de Colédoco y la importancia de la unión bilio-pancreática y de sus presiones en centímetros de agua, para dilucidar la génesis de la malformación quística. Se describen brevemente algunas innovaciones en la técnica quirúrgica para impedir el reflujo bilio-pancreático. Se comenta el riesgo de cáncer post-operatorio.

Palabras clave: Quiste de Colédoco; Bilio-pancreático; Semanas de gestación; Colangiopancreato-grafía endoscópica retrograda.

Articulo

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12 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Biliary Tract malformation in pediatrics Choledochal Cyst

AbstractIntroduction: Billiary tract malformation is rarely seen in pediatrics. However, choledochal cyst

is the most frequent. Its diagnosis must be validated using image studies, which will provide an early surgical treatment and the prevention of the most life-threatening complication, hepatic cirrhosis.

Objective: Evaluate our experience in the management of choledochal cyst in children in the Hos-pital Infantil del Estado de Sonora, México.

Material and Methods: Retrospective studies of 9 cases of choledochal cyst were studied. The vari-ables were age, sex, family background, clinical signs, laboratory exams and X-rays and the surgical treatment. The mortality is reviewed.

Results: Frequencies for boys and girls were 16.67% and 83.33%, respectively. Newborn to 11 years old was the age range considered in this study. The clinical signs were abdominal pain, infrahepatic mass and jaundice. The liver tests were abnormal. The diagnosis was verified through gastroduodenal series, hepatic ultrasound and TAC. Nine patients were under surgical cholecyst-cystectomy and the intestinal anastomosis in Y-Roux. Only one patient died.

Discussion: We presented some theories of pathogenesis of the choledochal cyst; the importance of the normal bilio-pancreatic union and the pressures within these small ducts in order to prevent the reflux of the enzymes. The risk of cancer it is discussed.

Index words: Choledochal cyst; Bilio-pancreatic; Weeks of gestation Holanchiopancreatographic endoscopic retrograde.

Malformaciones de las Vías Biliares en Pediatria. Quiste de Coledoco

IntroducciónLas malformaciones de vías biliares en pedia-

tría son las de menor incidencia, de ellas la deno-minada Quiste del Colédoco es la más frecuente, seguida de las dilataciones anormales de los con-ductos biliares intrahepáticos.

El diagnóstico debe ser lo más pronto posi-ble con los estudios de imagen y de esta manera tratarlo para evitar la complicación más grave, la cirrosis hepática.

El tratamiento quirúrgico debe hacerse inme-diatamente una vez diagnosticado, el cual consis-te en una derivación del flujo biliar mediante una porto-entero-anastomosis en Y de Roux, que ha sido tradicionalmente aceptada.1

Existen varias publicaciones donde relatan al-gunas modificaciones a este procedimiento con la finalidad de disminuir las complicaciones y la mortalidad.

ObjetivoAnálisis de nuestra experiencia en el trata-

miento integral de los pacientes con diagnóstico principal de Quiste de Colédoco y sus resultados.

Material y MétodosSe hizo un estudio retrospectivo, transversal y

descriptivo en el Hospital Infantil del Estado de Sonora, de los expedientes con diagnóstico prin-cipal de Quiste de Colédoco en un período que comprende de Enero de 1980 a Diciembre del 2008 reuniendo un total de 12 casos.

Las variables fueron: edad, sexo, antecedentes personales, cuadro clínico, exámenes de labo-ratorio y gabinete, diagnóstico integral y trata-miento quirúrgico.

Se analiza a la vez las complicaciones y la mor-talidad.

ResultadosEn los niños la frecuencia fue de 16.67% y en

las niñas 83.33%, el de menor edad tuvo cinco días y el mayor de 11 años.

Los menores de un año fueron cinco que ha-cen grupo mayor del 41.67%.

No hubo antecedentes prenatales de impor-tancia y de los personales el 25% tuvo un cuadro diagnosticado como de hepatitis.

La evolución clínica se caracterizo por la pre-sencia de dolor abdominal en el 41.67%, una

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13Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Joel H. Jiménez y Felipe

tumoración infrahepática en el 33.33% y la icte-ricia fue del 25%.

Las pruebas de funcionamiento hepático es-tuvieron alteradas (TGO, TGP, DHL, Fosfatasa Alcalina) y un caso además, tuvo la amilasa sérica elevada.

Los estudios de imagen que se practicaron fueron: la serie esófago-gastro-duodenal en don-de encontramos apertura del marco duodenal con rechazamiento hacia adelante; en el ultraso-nido se observo una dilatación quística subhepá-tica por delante de la vena porta y a la derecha de la línea media, caracterizándose por una imagen hipoecoica rodeada de una pared quística hipe-recoica.

La tomografía axial computarizada solo se practico en el 25% de los casos y en uno la reso-nancia magnética.

Una niña de ocho meses de edad una vez diag-nosticado con quiste de colédoco se dio de alta voluntaria.

Un niño escolar de nueve años de edad se rati-ficó la dilatación de las vías biliares intrahepática, denominada Enfermedad de Caroli, actualmente es controlado en el Servicio de Medicina Interna.

Una niña de tres años se le practicó minila-paratomía para realizar una colangiografía veri-ficando integridad de las vías biliares con buen paso del material de contraste al duodeno que-dando como una disquinesia de vías biliares.

El resto de la serie lo constituyó nueve pacien-tes con diagnóstico de quiste de colédoco, todos fueron sometidos a una laparotomía bajo anes-tesia general, mediante una incisión transversa supraumbilical, encontrando un aumento de volumen correspondiendo al quiste y como pri-mer movimiento, se rechazo el colon hacia abajo para permitir la disección primero de la vesícula y después el colédoco, separándolo poco a poco de estructuras adyacentes.

Una vez identificado el conducto de colédoco por detrás del duodeno se ligó y se cortó. (Figura No. 1)

Después se hizo la colecistocistectomía, re-construyendo la vía biliar mediante una porto-yeyuno-anastomósis retrocólica y en la parte distal se realizó la Y de Roux terminolateral, de-jando un asa yeyunal con una longitud de 35 a 40 cm en todos los casos.

En el primer caso de nuestra serie se trato de una lactante menor de cuatro meses de edad donde hicimos la técnica que arriba se menciona, pero al disecar el quiste de la porción duodenal

no encontramos ninguna conexión a este tracto intestinal.(Figura No. 2)

En otra de seis meses de edad debutó con afección aguda del abdomen por un biliperito-neo, se aplicaron drenajes y una vez recuperado el paciente en un segundo tiempo se realizó la misma operación sin incidentes.

El sangrado transoperatorio fue controlado con transfusión sanguínea y la cantidad fue mí-nima, en todos ellos se dejaron drenajes y sacados por contrabertura.

El diagnóstico postoperatorio de la serie y de acuerdo a la clasificación de Alonso Todani todos se incluyen en el QC tipo I.

En la niña de cuatro meses de edad lo consi-deramos del tipo I, pero de variedad atresia.

Todas las piezas resecadas se enviaron a estu-dio histopatológico y en el aspecto macroscópico se observo vesícula pequeña, el quiste su parte interna el epitelio era de color café oscuro donde en algunas partes estaba erosionado.

En tres casos la biopsia hepática se reporto como normal y en cinco con datos incipientes de cirrosis caracterizado por distorsión de los hepa-tocitos, espacios porta y lobulillos con modera-da fibrosis e infiltrado inflamatorio linfocitario y muy pocos con trombos biliares.

La pared del quiste reportó datos de fibrosis con infiltrado inflamatorio y no se describieron cambios metaplásicos.

El paciente tratado en la época de recién na-cido no tuvo ningún problema transoperatorio y fue dado de alta a los 10 días de operado.

El diagnóstico histopatológico del hígado fue una cirrosis con fibrosis intensa secundaria a obs-trucción biliar.

Dos años después ingreso al hospital con diagnóstico de bronconeumonía, pero con datos de cirrosis hepática complicada con hipertensión porta, várices esofágicas, sepsis y coagulación in-travascular diseminada, falleciendo inmediata-mente.

El control postoperatorio de los sobrevivien-tes es de dos a cinco años en cinco pacientes; en dos, tres meses y uno no acudió a la consulta, todos con buena evolución. Entre ellos solo un caso se detectó colangítis siendo tratado médica-mente solucionandose el problema.

DiscusiónHace algunas décadas se mencionaba que la

incidencia de pacientes con dilatación quística del colédoco era más frecuente en razas orientales

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14 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Malformaciones de las Vías Biliares en Pediatria. Quiste de Coledoco

Figura No. 1

y en la Tabla No. 1, reunimos algunas referencias en donde el Dr. Quan Dong2 de la Universidad Qing Dao, de China, presenta un estudio de 72 casos en un período de 12 años, obteniendo seis casos por año, dónde se muestra que sigue preva-leciendo dicha aseveración.

Sería conveniente revisar algunas otras series con mayor número de pacientes para confir-marlo.

En varios estudios experimentales se ha que-rido dilucidar la patógena del quiste de colédoco entre ellas Kato en 1974 unió el conducto pan-creático a la vesícula biliar en perros y después observó que el conducto del colédoco estaba di-latado con cambios inflamatorios.

Spitz3 en 1977 obstruye el colédoco en la par-te distal cerca del duodeno en corderos recién nacidos y produce dilatación del conducto biliar, pero no así en animales de mayor edad.4

Todani en 1984 mediante una colangiopan-creatografía endoscópica retrograda demostró un conducto común largo, aunque estos estudios no fueron concluyentes.

Se ha considerado que la debilidad de la pared del colédoco y la obstrucción son factores que generan la malformación quística en humanos.

En un estudio de las presiones del conducto pancreático (30-50 cm H2O) y la del colédoco (25-30 cm H2O) existe una diferencia impor-tante que permite el reflujo de las enzimas pan-creáticas al colédoco, lo que ocasiona la lesión de las fibras elásticas.5

Últimamente se está dando importancia en la unión del conducto de Wirsung con el colédoco, que debe localizarse a menos de 5 mm del ám-pula de Váter y si la cifra es mayor debe conside-rarse anormal.

La resonancia magnética es muy útil para la medición de la unión pancreato-biliar, aunque se menciona que en niños menores de tres meses es difícil por la medida de las vías biliares y en-tonces, debe de practicarse una CPER en donde se visualiza adecuadamente la configuración del sistema ductal, pero debemos recordar que está contraindicada en casos de pancreatitis aguda.

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15Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Joel H. Jiménez y Felipe

Figura No. 2

En base a la unión pancreato-biliar larga como causa de las alteraciones morfológicas del colédoco Atsuyuki describe una modificación a la clasificación de Alonso Todani y las menciona como: a) Dilatación quística extrahepática, b) Dilatación fusiforme, c) Forma truncada sin al-teración en la unión pancreato-biliar, d) Forma diverticular, e) Coledococele, f ) Enfermedad de Caroli.6 (Figura No.3)

Desde que se inicio el tratamiento quirúrgi-co tradicional que incluye la hepático-yeyuno-anastomósis en Y de Roux, se ha publicado que existen episodios de colangítis ascendente en el periodo postoperatorio en este tipo de recons-trucción biliar.

Posteriormente se hicieron algunas modifica-ciones en la anastomósis distal creando una inva-ginación pequeña en el asa hepática y cercana a la unión, con la finalidad de construir una válvula que impidiera el ascenso del flujo bilio-pancreá-tico al hígado, pero no tuvo mucho éxito.

Una nueva alternativa de anastomósis distal del tipo latero-lateral isoperistáltica, la cual ofre-ce un mejor flujo del contenido intestinal hacia la porción distal del intestino y de esta forma se previene el reflujo del líquido BP.6 (Figura No. 4)

Ahora bien, ¿los episodios de colangítis no serían también por alguna anomalía de las vías biliares intrahepáticas como son una estenósis o los restos embrionarios de una membrana que estuvieran obstruyendo la luz del tracto biliar?.... Actualmente se recomienda la endoscopía biliar transoperatoria para diagnosticar o tratar estas alteraciones y después crear la nueva vía bilio-digestiva.

Hace algunos años el Dr. Landing6 mencionó algunas consideraciones en la patogénesis de la hepatitis neonatal, la atresia de vías biliares y el quiste de colédoco, concluyendo que sería posi-ble que las tres entidades fueran una misma en-fermedad con diferentes expresiones.

Figura No. 3 Figura No. 4

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16 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Malformaciones de las Vías Biliares en Pediatria. Quiste de Coledoco

En algunos pacientes operados QC poco tiempo después desarrollan una cirrosis hepática progresiva y fatal, como en uno de nuestros casos que falleció a los dos años de edad. ¿Por qué en algunos casos la biopsia hepática muestra alte-raciones semejantes a la cirrosis y en un control después de un año muestran mejoría importante y otros no?.

Existen publicaciones que tratan de explicar las alteraciones histológicas hepáticas que produ-cen la obstrucción biliar crónica como lo es el QC y la enfermedad de Caroli.7

La placa ductal es una línea de hepatocitos precursora de los conductos biliares, localizada alrededor de las ramas venosas portales. Esta apa-rece en la vida embrionaria a partir de la 9ª SG y es la que forma la red de los conductos biliares; al final de su desarrollo sólo persisten dos o tres conductos en los espacios porta y desaparece la placa ductal.

Si persisten los conductos biliares embrio-narios se producirá la malformación de la placa ductal y en consecuencia la irreversible fibrosis.

Esto podría en parte explicar la evolución hacia la cirrosis en los niños con QC y la en-fermedad de Caroli, ya que la colestasis crónica prenatal daña el desarrollo normal de las vías biliares.8-10

Se menciona que la resección total del quiste de colédoco no previene el desarrollo de neopla-sia en las vías biliares sobre todo en los tipos I, IV y V.

De acuerdo a la edad en que son operados los pacientes el riesgo es de: menores de 10 años 0.7%, entre 11-20 años 6.8% y en mayores de 20 años 14.3%, de ahí que el control de ellos sea de cuando menos dos veces al año hasta los cinco años del postoperatorio.5

En algunas Instituciones tienen ultrasonido tridimensional de alta resolución que facilita el diagnóstico prenatal, observando la alteración del colédoco desde la 20ª y 22ª SG.

Esto se caracteriza por la observación de un quiste anecoico subhepático por delante del ri-ñón, al lado derecho de la línea media, en relación íntima con la vena porta y la arteria hepática.

Si dicha lesión aumenta en dimensiones con el progreso del embarazo es muy probable que el “paciente prenatal” tenga esta malformación.11,12

La lesión debe corroborarse en la época neo-natal mediante el ultrasonido y de esta forma, el tratamiento será lo más pronto posible, favore-ciendo el pronóstico de vida.

La cirugía laparoscópica para el tratamiento de los niños con QC, ya forma parte indispensa-ble para las Instituciones de Salud bien equipa-das y con buenos programas de enseñanza en la República Mexicana.

En la literatura médica actual, se ha escrito mucho al respecto y comentando una publica-ción del Dr. Yeung y cols.,13 donde relata su téc-nica utilizando cinco puertos de acceso con un pneumoperitoneo de 10-12 mmHg de presión con CO2.

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17Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Joel H. Jiménez y Felipe

El primer movimiento es para delinear y co-nocer la anatomía de la vía biliar alterada y la disección quirúrgica es similar a la que relatamos para la cirugía abierta de nuestros casos, utilizan-do un electrocauterio monopolar de gancho fino y la ligadura de los vasos la realiza con el bisturí ultrasónico o grapas.

Una vez hecha la colecistocistectomía la anas-tomósis hepato-yeyunal la realiza con material de 6-0 y nudos intracorpóreos.

La Y de Roux la practica a 20 cm del ángulo de Treitz y fuera de la cavidad abdominal, resti-tuyéndola después sin problemas.

Sus resultados en tres años con 22 niños ope-rados fueron buenos, ya que no hubo conver-siones, las complicaciones fueron mínimas y sin fallecimientos.

Conclusiones-La frecuencia fue mayor en el sexo femenino.-Se describe el Quiste de Colédoco tipo I va-

riedad Atresia, no referida en la clasificación de Alonso-Todani.

-El Quiste de Colédoco se puede identificar en el paciente prenatal entre la 20ª y 22ª semanas de gestación.

-Donde no existe dilatación del colédoco debe descartarse una disquinesia biliar y del esfínter de Oddi.

-La unión bilio-pancreática debe estudiarse con Resonancia Magnética y la colangiopancrea-tografía endoscópica retrograda en casos selec-cionados.

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19Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Experiencia en el cierre quirúrgico de Ducto Arterioso Permeable en una Unidad de

Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de un Hospital de 2º nivel, en Guadalajara, Jal. México

Antonio Francisco Gallardo-Meza1, José Manuel González-Sánchez MD2, Miguel Ángel Piña-Garay MD2, Miguel Ángel Medina-Andrade MD2,

Héctor Cabrera-Rojas MD3, Alejandro Lozano y Ruysanchez MD4,Juan Francisco Rivera-Camacho MD5,Fabiola González-Flores MD5,

Humberto Vázquez-Jackson MD6

1Jefe Cirugía Pediátrica 2Adscrito de Cirugía Pediátrica,

3Jefe de Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, 4Cardiólogo Pediatra.

5R3 Pediatría, Hospital General de Occidente. Guadalajara, Jal.

6Cirujano Pediatra Hospital Sta. María Chapalita, Guadalajara, Jal.

Solicitud de sobretiros: Gallardo Meza Antonio FranciscoHospital General de Occidente. Zoquipan No. 1050,

Seatle, 45170 Guadalajara, Jal. México

ResumenIntroducción: La persistencia de conducto arterioso es la cardiopatía congénita acianógena más

frecuente en recién nacidos pretérmino. Su pronóstico es malo si se deja a su evolución natural, ya que causa daño pulmonar irreversible y excelente si se le atiende de manera oportuna cerrando el conducto. Objetivos: Revisar la evolución así como la morbimortalidad en pacientes sometidos a cierre quirúrgico de persistencia del conducto arterioso en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en un periodo de 2 años 5 meses.

Articulo

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20 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Material y Métodos: Se analizan los antecedentes, la evolución clínica, método diagnóstico y manejo quirúrgico abierto de 31 pacientes con diagnóstico de persistencia de conducto arterioso de octubre de 2006 a marzo de 2009. La cirugía se realizó a los 31 pacientes, con una sobrevida 84%.

Resultados: La edad gestacional (EG) fue de < 30 semanas en 6; entre 30 y 32, 12 pacientes y entre 32 y 35, 13 pacientes. La edad extrauterina al momento de la cirugía fue 15 días promedio. El 53.8% (14) cursó con enfermedad de membrana hialina de grado variable. El 76.9% (20) cursó con hipertensión pulmonar de grado variable. El ecocardiograma confirmó el diagnóstico en el 100% de los pacientes. Complicaciones: desgarro pleural 41%. Defunción en 5 pacientes. Ningún caso falleció durante el pro-cedimiento quirúrgico, o a consecuencia de él.

Conclusiones: El cierre quirúrgico resultó es una opción útil con baja morbimortalidad, factible de realizar en un hospital de 2º nivel, en donde exista una unidad de cuidados intensivos neonatales y un cirujano pediatra con buen entrenamiento. Es un procedimiento quirúrgico relativamente sencillo con complicaciones mínimas. Consideramos que es de gran utilidad la cirugía cuando las indicaciones para cierre farmacológico no son posibles, ya sea por las condiciones del niño o bien, por estar fuera de la edad para ésta

Palabras clave: Ducto Arterioso Permeable; Ducto arterioso Permeable en Recién Nacidos Prematuros; Cierre Quirúrgico de Ducto Arterioso Permeable.

Experience in the surgical closure of ductus arteriosus in a Permeable Neonatal Intensive Care Unit (NICU) of a Level 2 Hospital

in Guadalajara, Jal. MexicoAbstractIntroduction: The ductus arteriosus is the most common congenital heart disease in preterm infants.

His prognosis is poor if left to natural evolution, as it causes irreversible lung damage and excellent if it serves a timely manner by closing the canal. Objectives: To review the evolution and morbidity in patients undergoing surgical closure of patent ductus arteriosus in a neonatal intensive care unit over a period of two years five months.

Material and Methods: The history, clinical outcome, diagnostic methods and open surgical manage-ment of 31 patients with patent ductus arteriosus October 2006 to March 2009. Surgery was performed on 31 patients, survival was 84%.

Results: The gestational age (GA) was <30 weeks in 6, between 30 and 32, and 12 patients between 32 and 35, 13 patients. Extrauterine age at the time of surgery was 15 days on average. 53.8% (14) studied with hyaline membrane disease of varying degrees. 76.9% (20) studied with variable degrees of pulmonary hypertension. The echocardiogram confirmed the diagnosis in 100% of patients. Complications: 41% pleural tear. Death in 5 patients. No cases died during the surgical procedure, or because of it.

Conclusions: The surgical closure resulted is a useful option with low morbidity, feasible to conduct a Level 2 hospital, where there is a neonatal intensive care unit and a pediatric surgeon with good tra-ining. It is a relatively simple surgical procedure with minimal complications. It is of great use surgery when indications for pharmacological closure is not possible, either by the terms of the child or because of being out for this age

Index words: Patent ductus Arteriosus; Surgical Closure of Ductus Arteriosus; Patent Ductus Arte-riosus in Premature New Borns.

IntroducciónEl Ducto Arterioso Permeable (DAP), es un

problema frecuente y complejo, que se presenta fundamentalmente en niños recién nacidos (RN) prematuros.

Es el mas común de los defectos cardíacos con-génitos,1-3 Afecta a uno de cada 5,000 RN a térmi-no.2,7 La incidencia global en RN prematuro es de 50-70%, llegando a afectar hasta el 80% de los RN

Gallardo MAF, González SJM, Piña GMA, Medina AMA, Cabrera RH, Lozano y RA, Rivera CJF, González FF, Vázquez JH

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21Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

La cirugía se realizó a los 31 pacientes (100%). La técnica quirúrgica fue con abordaje extrapleural en todos los casos y cierre de conducto con doble ligadura de seda 2.-0.

A los pacientes en que se abrió la pleura se manejo con sonda pleural por 24 hrs., o con re-paración directa del desgarro sin sonda. El tiempo quirúrgico fue de 30 a 60 mins, con promedio de 45 minutos.

ResultadosSe estudiaron 31 pacientes; de estos, 19 corres-

pondieron al sexo masculino y 12 al femenino. 6 pacientes tuvieron menos de 30 semanas de gestación (SG), 12 entre 30 y 32 SG, y 13 entre 32 y 35 SG.

Con respecto al peso al nacimiento: 3 pacientes eran menores de 1 Kg., 20 pacientes tuvieron un peso entre 1 y 1.5 Kg. y 8 pacientes entre 1.5 y 2 Kg.

Con respecto al momento de la cirugía, todos los pacientes se operaron entre 7 y 10 días de Vida extrauterina, en 15 pacientes no recibieron tratamiento farmacológico por haberse diagnosti-cado tardíamente, 12 tuvieron falla al tratamiento farmacológico y 4 con alguna contraindicación médica para cierre farmacológico como sepsis, Insuficiencia renal aguda y/o alteraciones de la coagulación.

Los principales signos encontrados fueron pulsos amplios (31) (100%), soplo (31) (100%) e hiperactividad precordial (22) (84.6%), falta de ganancia ponderal (10) (38%). El 53.8% (14) cursó con enfermedad de membrana hialina de grado variable.

El 76.9% (20) cursó con hipertensión pulmo-nar de grado variable. La radiografía de tórax no mostró cardiomegalia, pero si un incremento de la vasculatura arterial pulmonar hasta infiltrado venocapilar de grados variables. El ecocardiogra-ma confirmó el diagnóstico en el 100% de los pacientes.

Las complicaciones del procedimiento quirúr-gico fueron: Neumotórax en 8 casos (30%) que fueron los pacientes en que accidentalmente se abrió la pleura durante el procedimiento quirúr-gico y el cual se resolvió con sonda pleural.

No hubo muertes a consecuencia de la cirugía. Los 5 pacientes que fallecieron fue por: He-

morragia interventricular (1 caso), Hemorragia múltiple sistémica (Hemofilia tipo B, 1 caso) Choque séptico (2 casos), Hipertensión arterial

pretérmino de muy bajo peso (<1000 grs.).4-6 Está íntimamente relacionado con la morbimortalidad de los RN prematuros por lo cual se considera un importante problema de salud pública.

Los RN con más alto riesgo de presentar DAP son los que desarrollan síndrome de dificultad Respiratoria.

Algunos otros factores afectan una mayor inci-dencia de DAP, como el uso de sulfato de Mg en la madre8, la diabetes gestacional5, la hemorragia preparto y el embarazo múltiple.5

El ducto arterioso permeable hemodinámica-mente significativo (DAP-HS), es aquel en el que hay síntomas clínicos y signos físicos que hacen sospechar el diagnóstico, sin embargo cuando éste se hace exclusivamente en bases clínicas el diagnóstico es tardío.

La Ecocardiografía permite un diagnóstico temprano, ya que un diámetro de DAP mayor a 1.5 mm, con una relación flujo pulmonar/flujo sistémico superior a 1.5, es un índice altamente predictivo de que el DAP no se va a cerrar y por lo tanto un alto porcentaje de los casos desarrollará un ducto arterioso permeable hemodinámicamen-te significativo (DAP-HS), permitiendo tomar decisiones tempranas para cierre farmacológico o en caso de falla de éste, cierre quirúrgico.9-11

En este estudio mostramos nuestros resultados con el cierre quirúrgico del DAP en aquellos pa-cientes en los cuales hubo fracaso de cierre farma-cológico o eran mayores a la edad indicada para cierre farmacológico, mostrando una sobrevida del 84%, con mínimas complicaciones.

ObjetivosRevisar la evolución así como la morbimortali-

dad en pacientes sometidos a cierre quirúrgico de persistencia del conducto arterioso en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en un periodo de 2.5 años.

Material y MétodosSe analizan los antecedentes, evolución clínica

y el manejo quirúrgico abierto de 31 pacientes con diagnóstico de DAP de octubre de 2006 a marzo de 2009.

Los criterios para cierre quirúrgico fueron: 1) Falla al cierre farmacológico, 2) Mas de 7 días de vida extrauterina con signos hemodinámicas francos de Hipertensión pulmonar secundaria a DAP y un ecocardiograma con conducto mayor de 1.5 mm.

Experiencia en el cierre quirúrgico de Ducto Arterioso Permeable en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de un Hospital de 2º nivel, en Guadalajara, Jal. México

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22 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

pulmonar persistente (1 caso). Todos los pacien-tes que sobrevivieron pudieron extubarse en un periodo de 2-5 días después de la cirugía.

Hasta el momento no ha habido ningún caso con reapertura.

DiscusiónUn porcentaje variable de RN con DAP-HS no

responden a cierre farmacológico, o tienen alguna contraindicación formal para intentarlo; es en ellos en los que se debe hacer un cierre quirúrgico. Algunos autores señalan una morbimortalidad de 24% en pacientes con cierre quirúrgico vs. 13% con cierre farmacológico.12-14

En este estudio no evaluamos el cierre farma-cológico, sino únicamente la evolución de los pacientes a los cuales se les hizo cierre quirúrgico.

Las complicaciones reportadas en la literatura, atribuidas a la cirugía propia del DAP son San-grado o hemorragia intraoperatorias 4 al 10%. Neumotórax 1-13%, Quilotórax 1-4%, Infección 7-8%, Infección de la Herida 1-2%, Desgarro ductal 2-2.5%, Lesión del laríngeo recurrente con parálisis de cuerdas vocales 1 a 8%.7, 15-20

En nuestro estudio la única complicación trans-operatoria encontrada fue desgarro de pleu-ra, que se resolvió con sonda pleural, y nuestra mortalidad operatoria fue de 0%

ConclusionesNosotros consideramos que el cierre quirúrgico

abierto por vía extrapleural en nuestro hospital fue una opción muy útil con baja morbi-mortalidad, por lo cual consideramos que es un procedimiento quirúrgico relativamente sencillo con complica-ciones mínimas, que puede realizarse la misma UCIN., siendo factible de llevarse a cabo en un hospital de 2º nivel, en donde exista una unidad de cuidados intensivos neonatales y un cirujano pediatra con buen entrenamiento.

Nuestros resultados son muy satisfactorios con una sobrevida global del 84%. Consideramos que es de gran utilidad la cirugía cuando las indicacio-nes para cierre farmacológico no son posibles, ya sea por las condiciones del niño o bien, por estar fuera de la edad para esta.

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23Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

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Experiencia en el cierre quirúrgico de Ducto Arterioso Permeable en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de un Hospital de 2º nivel, en Guadalajara, Jal. México

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24 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Manejo quirúrgico de la vía biliar complicada en pediatría

Informe de diez casos

Karla Alejandra Santos-Jasso José Asz-Sigall

Francisco Antonio Medina-VegaRicardo Sáinz-Castro

Institución: Instituto Nacional de Pediatria, Insurgentes Sur 3700

Col. Cuicuilco, Delegación Coyoacán, C.P 04530, México D.F.

Solicitud de sobretiros: Dra. Karla Alejandra Santos JassoInstituto Nacional de Pediatria, Insurgentes Sur 3700

Col. Cuicuilco, Delegación Coyoacán, C.P 04530, México D.F

ResumenObjetivo: Determinar la frecuencia y características de las complicaciones de la vía biliar (VB) y des-

cripción del manejo quirúrgico de estos problemas, en un Hospital pediátrico de Tercer Nivel. Revisión de la literatura.

Material y Métodos: Es un estudio descriptivo, retrospectivo en el que se revisaron los expedientes de los pacientes con complicaciones quirúrgicas de la vía biliar; determinándose la incidencia de lesiones de vía biliar (iatrogénicas y no iatrogénicas); se realiza descripción del caso y su resolución quirúrgica.

Resultados: En el período de 48 meses, comprendido de marzo 2005 a marzo 2009 se operaron 60 pacientes con patologías de la VB extrahepáticas: colecistectomías laparoscópicas (31.6%), colecistecto-mías abiertas (9%), resección de quistes de colédoco (18.3%), atresias de vías biliares (23.3%), trauma en VB (l.7%), diez pacientes con múltiples reintervenciones por lesión de la VB (16%.6) iatrogénica, y/o estenótica: tres en el curso de una colecistectomía laparoscópica (uno con sección del colédoco, otro con lesión en colédoco y en conducto hepático principal y un tercero por avulsión del conducto cístico. Cinco pacientes con antecedentes de hepato-yeyunoanastomosis, por quiste de colédoco presentaron estenósis del sitio de anastomósis, (en dos casos con litos en VB). Un caso de trauma de la VB, por accidente automovilístico con lesión en conducto hepático izquierdo, con reintervención quirúrgica por estenósis; Por último un caso de lesión iatrogénica del colédoco durante cirugía para hipoglucemia

Articulo

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25Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

hiperinsulinémica del recién nacido. Los tratamientos quirúrgicos fueron diversos e individualizados, incluyendo hepático-yeyuno anastomósis, porto-entero anastomósis, colecisto-yeyuno anastomósis y manejo conservador con drenaje externo. La evolución postquirúrgica ha sido satisfactoria en todos los casos sin presentarse complicaciones postoperatorias.

Conclusiones: Las lesiones en la vía biliar extrahepática pueden ocurrir durante cualquier cirugía en la parte superior del abdomen, sobre todo en cirugía de vesícula y vía biliar. Estas lesiones no son fre-cuentes en pediatría. Se presentan tanto en las cirugías electivas como urgentes y generalmente se deben a una inadecuada identificación y exposición de los elementos en la zona de la vía biliar, así como en la disección y al exceso de confianza del cirujano. Lo complejo es la identificación oportuna y la reparación temprana para evitar complicaciones mayores. La reparación de estas lesiones puede complicarse con dehiscencias y fugas, así como estenósis de la vía biliar que pueden producir alteraciones metabólicas importantes y cirrosis biliar secundaria. Existen diversas técnicas de reparación que deben ser indivi-dualizadas a cada caso y que en general ofrecen buenos resultados. La portoenterostomía tipo Kasai y la colecisto-entero anastomósis son buenas opciones para reparar las lesiones altas de la vía biliar en niños pequeños en los que no es posible realizar una hepático-entero anastomósis adecuada.

Palabras clave: Lesión de la vía biliar extrahepática; Colecistectomía; Colecistecomía laparoscópica; Pediatría.

Surgical Treatment of the Complicated Bile Duct in Pediatrics: Report of 10 Cases.

AbstractObjective: To study the frequency and characteristics of the complications of the bile duct in a ter-

tiary care pediatric hospital, and describe the surgical treatment of these lesions. Material and methods: Descriptive and retrospective study with review of medical records of pa-

tients with surgical complication of the bile duct between march 2005- march 2009. The frequency of iatrogenic and now-iatrogenic bile duct injuries was observed. We describe each case and its surgical management.

Results: During a 48 month period 60 patients with bile duct problems underwent surgery: laparos-copic cholecystectomy (31.6%), open cholecystectomy (9%), choledocal cyst excision (18.3%), biliary atresia (23.3%), bile duct trauma (1.7%), bile duct injury (16.6%). Ten patients were identified with a complication of the bile duct: three bile duct injuries during laparoscopic cholecystectomy (one with injury to the common bile duct, another one with injury to the common bile duct and hepatic duct and a third one with cystic duct avulsion). Five patients had stenosis of the hepato-jejunostomy after choledocal cyst excision (two with bile duct stones). One patient had trauma of the bile duct after a motor vehicle accident with injury of the left hepatic duct and subsequent stenosis, and one case of injury to the common bile duct during surgery for persistent hiperinsulinemic hypoglycemia of the newborn. The surgical treatments were diverse and individualized, including hepato-jejunonostomies, porto-enterostomies, cholecysto-jejunostomy and external drainage. The postoperative course has been adequate in all cases without subsequent complications.

Conclusions: Extrahepatic bile duct injury can occur during any upper abdominal surgery, mainly during gallbladder and bile duct surgery. These lesions are infrequent and are generally the result of in-adequate identification and exposure of the bile duct anatomy, as well as a non-careful dissection of the structures and overconfidence of the surgeon. The most difficult thing is the early recognition and repair of these lesions to avoid major sequelae. The surgical treatment of these lesions can be complicated by dehiscence and leaks, as well as bile duct stenosis with subsequent metabolic disorders and secondary biliary cirrhosis. There are many surgical options for these patients that should be individualized, most of them with good results. Kasai type portoenterostomy and cholecystoenterostomy are good options for the repair of high bile duct injuries in small children when an adequate hepaticoenterostomy cannot be done.

Index words: Extrahepatic bile duct injury; Cholecystectomy; Laparoscopy; Pediatrics.

Manejo quirurgico de la via biliar complicada en pediatria. Informe de diez casos

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26 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

IntroducciónLas enfermedades de la vía biliar, han sido

consideradas poco frecuentes en la edad pediátri-ca; sin embargo entidades como colecistitis han incrementado su incidencia, probablemente por contar con mejores técnicas diagnósticas desde la etapa neonatal.

Otras son lo suficientemente conspícua que precisan de abordaje quirúrgico (quiste de colé-doco, atresia de vías biliares, y trauma).

Todas estas entidades pueden presentar com-plicaciones durante de su corrección.

Las lesiones de la vía biliar (LVB) iatrogénicas pueden ocurrir tanto en las intervenciones elec-tivas, durante la corrección de otras situaciones ajenas a la vía biliar extrahepática; y por tanto es necesario el conocimiento de la anatomía, la aplicación juiciosa de métodos diagnósticos y la elección apropiada de las técnicas quirúrgicas empleadas para su tratamiento.

Con el advenimiento de la colecistectomía la-paroscópica aparecen complicaciones no biliares y biliares, no diferentes a las esperadas por abor-daje abierto y son, a saber: no biliares: relaciona-dos con la incisión quirúrgica, hemorragia, otras lesiones viscerales, acumulaciones intraabdomi-nales y biliares: cálculos residuales (que pueden ser fuente de infección, y obstrucción del resto de la vía biliar extreahepática), fístulas y/o bilio-mas; y lesiones de las vías biliares extrahepáticas.1

Comparado con la colecistectomía abierta, la prevalencia de lesión de la vía biliar es mayor 2,3 sin embargo esta diferencia no ha sido estadísti-camente significativa.

Los accidentes ocurren con una incidencia de 0.3 a 0.6%.4,5 Las lesiones pueden ocurrir aun después de haber completado la curva de apren-dizaje en el procedimiento.

Existen factores de riesgo para lesión de la VB durante colecistectomía laparoscópica: curva de aprendizaje; factores locales (inflamación cró-nica, cicatrización densa, sangrado operatorio, grasa en el área portal, colecistitis aguda, bolsa de Hartmann con cálculo grande, síndrome de Mirizzi; anatomía aberrante de la vía biliar).

Las causas directas de estenósis de las vías biliares extrahepáticas son: ligadura, corte o re-sección del colédoco, oclusión luminal (total o parcial al ligar el conducto cístico), isquemia del colédoco, isquemia periductal, trauma luminal al realizar la exploración, estenósis benigna preexis-tente y fibrosis.1

La sección parcial o total de la vía biliar prin-cipal o de los conducto aberrantes que drenan un sector o segmento hepático es la complicación más frecuente de la colescitectomía (abierta y la-paroscópica).Clasificación de las lesiones de la vía biliar.

1. Clasificación de Corlette Bismuth, 1982. (Para la estenósis benignas de la VB, según la re-lación que adquieren con la confluencia de los conductos hepáticos derecho e izquierdo).

A su vez las estenósis biliares se subclasifican de acuerdo al grado de dilatación supraestenóti-ca: A <1.5cm, B entre 1.5 a 3cm, y C > a 3 cm.

2. Strasberg 1995Tipo A: Perforación del cístico o del lecho he-

pático, sin otra lesión.• Tipo B: Oclusión parcial del árbol biliar, fre-

cuentemente de un hepático derecho aberrante.• Tipo C: Perforación del hepático derecho

aberrante no comunicante con el hepático común.• Tipo D: Lesión lateral del sistema biliar, sin

pérdida de continuidad• Tipo E: Lesión circunferencial del árbol bi-

liar sin pérdida de continuidad. (Corresponde a

Santos JKA, Asz SJ, Medina VFA, Sáinz CR

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27Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

la clasificación de Bismuth de estenósis de la VB (tipo 1 a 5).

La clasificación de Strasberg ofrece más subti-pos, la mayoría de los casos son lesiones circun-ferenciales (tipo E).

3. Criterios de Amsterdam: A) Fuga biliar por cístico o canal de LushkaB) Lesión biliar mayor con fuga, con o sin es-

tenósis biliarC) Estenósis de vía biliar sin fugaD) Sección completa de la vía biliar con o sin

resección.El diagnóstico es clínico debido a la mani-

festación de ictericia, fiebre, dolor abdominal, fístulas; alteraciones en la función hepática: co-lestasis, (hiperbilirrubinemia, incremento en la fosfatasa alcalina, GGT).

Los estudios auxiliares de gabinete compren-den: 1)Ecografía abdominal que muestra; dilata-ción de la vía biliar intra o extrahepática, nivel de la lesión, colecciones peri hepáticas; 2)TAC, con visualización de la vía biliar intra y en al-gunos casos extrahepática dilatada, colecciones, atrofia hepática y 3)Colangiografía transhepática percutánea; y colangiopancreatografia retrograda endoscópica (CPRE) que demuestran el sitio de lesión.6

El manejo de estos pacientes debe ser multi-disciplinario, con involucro de cirujanos, endos-copistas y radiólogos.

Hoy en día, la radiología intervencionista, la endoscopía y las técnicas laparoscópicas como la colangiografía y la dilatación transhepática incluyendo inserción de un férula, son métodos útiles que se han estimado para resolver más el de 80% de la estenósis postoperatoria.5

La anatomía biliovascular es compleja y el do-minio de la anatomía del hilio hepática intrahe-pática es básica para la reparación.

Couinaud en 1954 describe la placa hiliar y la trayectoria de los conductos extrahepáticos; Hepp y Couinaud en 1956 describen la primera reparación biliar utilizando el conducto hepático izquierdo; Hallenbeck 1965 describe la técnica de Y de Roux en el tratamiento de estenósis de la vía biliar.

La reparación de las lesiones inadvertidas crean dos problemas, uno inmediato por la salida de la bilis contaminada al peritoneo y el otro por las consecuencias que trae la cicatrización debida a las fugas anastomóticas o perisondas, las dehis-cencias de las anastomósis y las estenósis; todas determinan una o varias reintervenciones, lo que hace que tengan una alta morbi-mortalidad.

Todas las lesiones detectadas en el transope-ratorio deben, en lo posible, ser reparadas y así evitar complicaciones mayores que terminan en un bilioperitoneo, peritonitis y más aún la muer-te de un paciente con una enfermedad benigna, potencialmente curable.

La causa más frecuente de lesión del colédoco es cuando se confunde con el cístico, que ocurre cuando el último discurre paralelo o sobre el pri-mero por cualquiera de las anomalías anatómicas descritas y se liga o corta provocando ictericia en el postoperatorio.

Múltiples correcciones quirúrgicas se han des-crito, desde la reparación biliar primaria; cole-docotomía, derivación biliodigestiva quirúrgica; reparación secundaria para estenósis biliar posto-peratoria iatrogénica, corrección de la dilatación quística congénita de las vías biliares.

También esta descrito el manejo inicial me-diante drenaje para control de fugas biliares, sep-sis y posteriormente el procedimiento electivo de reparación.4

Descripción de técnicas de reparaciónAnastomósis de colédoco termino-terminal

sobre sonda de T de Kehr. Aunque puede ser téc-nicamente posible cuando la lesión es diagnosti-cada al momento de la colecistectomía, este tipo de reparación tiende a tener pobres resultados.

Las lesiones de los conductos pueden llevar a pérdida de tejido por isquemia o por infección; por lo que la estenósis recurre después de retirar la sonda en T, es por eso que la operación de elec-ción es una hepatoyeyunoanastomósis en Y de Roux, con mejor resultados a largo plazo. 4

Manejo quirurgico de la via biliar complicada en pediatria. Informe de diez casos

Clasificación de Strasberg 1955

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28 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Hepatoduodenoanastomósis, es técnicamente difícil. Colédoco o Hepático yeyuno anastomó-sis término lateral en Y roux, realizada con su-turas absorbibles que producen reacción mínima (polifilamento de ácido poliglicolico).Cuando la aposición de la mucosa es difícil o cuando el diámetro del conducto es pequeño la colocación de una férula, ya sea con sonda transhepática con sonda transintestinal, o férula intraluminal están descritas.

En la mayoría se utiliza una sonda en T, pu-diéndose realizar colangiografías a través de la sonda en el postoperatorio.

Si se logra una anastomósis en conductos no isquémicos ni infectados y de buen calibre, pue-de prescindirse de la utilización de sondas.4

Esta descrito anastomósis independiente al conducto hepático derecho e izquierdo con do-ble sonda transhepática o transintestinal; pacien-tes que han requerido hepatectomías derechas y posteriormente anastomósis al conducto izquier-do, o resecciones parciales del segmento IV he-pático para mejorar el acceso al hílio hepático y permitir una reparación adecuada.7

Los pacientes deben ser intervenidos en bue-nas condiciones. Si el paciente está séptico por colangítis, el drenaje percutáneo es la mejor op-ción con reconstrucción diferida.

El tratamiento de avulsión del conducto císti-co (CC) es una complicación rara.

Casi todos los métodos de tratamiento pro-ducen resultados exitosos con morbilidad baja. Puede ser manejado con éxito laparoscópicamen-te, con ligadura intracorpórea.

Si el CC está contraído con escape activo de bilis se puede llevar a cabo la conversión a cirugía abierta.

Si el escape de bilis es mínimo, el drenaje ce-rrado en el área subhepática, ofrece resultados satisfactorios.8

Casos ClínicosPaciente 1: Femenino de 15 años, operada de

colecistectomía laparoscópica, y colangiografía transoperatoria por diagnostico de coledocolia-tiasis en un Hospital externo.

A las 36 horas postquirúrgicas presenta abdo-men agudo, vómitos gastroalimentarios, salida de bilis por penrose; realizándole exploración abierta de la vía biliar y lesión del colédoco; se realizó ferulización del hepático derecho con dre-naje externo, y derivación proximal del colédoco, mediante una sonda Foley. (Figura 1)

Manejo antibiótico con ceftriaxone y Metro-nidazol a las 72 horas egresada, y 2 días después presenta ictericia, dolor abdominal y es referida a este Hospital.

Con colestasis a su ingreso se realiza, 20 días después del primer evento quirúrgico laparoto-mía, encontrándose bilioma, se secciona a nivel del hepático común a 1 cm de la unión de he-pático derecho e izquierdo, se exploran ambos hepáticos encontrándose permeables, se realiza hepatoyeyunoanastomósis (termino-lateral) en Y de Roux, egresándose 9 días después BT 0.83, D 0.3 ID 0.53, alb 2.4.

Con seguimiento a los 2 meses posteriores en-contrándose asintomática. No recibe tratamien-to médico.

Actualmente sólo vigilancia. Paciente 2: Femenino de 7 años de edad,

antecedente de politraumatismo por atropella-miento: pneumotórax derecho, colocación de sonda pleural, dos semanas posteriores al trauma es enviada a este Hospital.

USG abdominal y TAC abdominal a su ingre-so con escaso líquido libre peritoneal, laceración hepática grado I, resto de estructuras normales.

Panendoscopia sin lesión encontrada hasta la segunda porción del duodeno.

Al inicio de vía oral presenta dolor abdominal persistente, sin irritación peritoneal.

Se realizó laparotomía (24/01/02) encontrán-dose líquido peritoneal teñido biliar, se revisa in-

Santos JKA, Asz SJ, Medina VFA, Sáinz CR

Figura 1. Colangiografia trans-sonda en colédoco

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29Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

testino desde el Treitz, colon, estómago, píloro, vesícula, hay fuga biliar en el extremo proximal del colédoco, se realiza colangiografía transcísti-co y transcolédoco sin fuga y pasa el medio de contraste a duodeno, se realiza apendicetomía, colocación de drenaje de penrose dirigido hacia estructuras biliares extrahepáticas.

Veintiseis días después presenta fístula bilio-cutanea y peritonitis se realiza 2ª.

Laparotomía (19/02/02) para adherensiolisis, se produjo lesión incidental en la primera por-ción del duodeno, con duodenoplastía correc-tiva, colangiografía transvesicular no pasa media hacia el hepático ni colédoco, hay fuga de bilis lateral al porta hepatis, se realiza colangiografia por el conducto hepático solo se pinta el dere-cho, se realiza nueva colangiografia por el sitio de fuga biliar a la izquierda del hepático, se encuen-tra sólo la rama derecha del conducto hepático, se supone conducto izquierdo seccionado, se rea-liza colecistectomía, se libera hasta la confluencia de ambos conductos y se realiza portoyeyunoa-nastomósis en Y Roux, con evolución favorable.

Seis años después presenta ictericia, prurito generalizado, se realiza USG encontrándose con-ductos intrahepáticos que miden hasta 0.96cm.

Colangioresonancia: evidencia dilatación ge-neralizada de la vía biliar intrahepática (Figura 2).

Se realiza exploración quirúrgica con endos-copía transoperatoria, no se visualiza la unión entero hepática, se realizo enterotomía a 10 cm

de la anastomósis, se introduce el endoscopio y se encuentra cabo estenótico, se cierra en Micku-licz la enterostomía.

Se desmonta la portoenteroanastomósis y se diseca la boca anastomótica, se identifican hepá-ticos e irrigan se realiza colangiografía transope-ratorio y se encuentran permeables ambos hepá-ticos; se disecan los bordes de la anastomósis y se realiza portoenteroanastomósis terminolateral y colocación de penrose.

Se renicia alimentación al tercer día postqui-rúrgico, manejo profiláctico antibiótico con am-picilina-amikacina y egreso 8 días posteriores, 18 días después USG control sin dilatación de las vías biliares intrahepáticas.

Seguimiento 5 meses con evolución satisfac-toria.

Paciente 3: Paciente femenino de 4 años de edad, síndrome colestásico con diagnostico de quiste de colédoco, resección del mismo con hepatoyeyunoastomósis (28/05/07), evolución postquirúrgica mediata buena, asintomática.

Cinco meses después presenta ictericia gene-ralizada BT13.6 BD 8.90, BI 4.7 FA 1788 GGT 755, USG y TAC que muestran dilatación de la vía biliar intrahepática (Figura 3).

Se realiza exploración quirúrgica y portoente-roanastomósis y biopsia hepática, encontrándose hepático izquierdo normal y hepático derecho estenótica.

En la evolución postquirúrgica tres meses posteriores asintomática, sin ictericia, BT 0.39 D 0.11 BI 0.28 FA 286 GGT8.

Paciente 4: Femenino de 5 años de edad con síndrome dismorfologico, antecedente de pre-maturez, PCA, acidosis tubular renal, talla baja, nefrocalcinosis, retraso global del desarrollo, co-lecistitis crónica litiásica.

Se le realizó colecistecomía laparoscópica con lesión del cístico por avulsión, no se encuentra el cabo proximal al colédoco, se deja penrose, evoluciona satisfactoriamente hasta no drenar el penrose se realiza USG control sin colecciones, reinicio de vía oral al sexto día, recibió nutrición parenteral, manejo antibiótico con Trimetropim con sulfametoxazol.

Ocho días de permanencia del penrose antes de su movilización, controles postquirúrgicos de bilirrubinas BT 0.72, I 0.19, BD 0.53 FA 131 GGT de 64, y se egresa 9 días posteriores a la lesión, seguimiento postquirúrgico 7 meses asin-tomática.

Manejo quirurgico de la via biliar complicada en pediatria. Informe de diez casos

Figura 2. Colangioresonancia que muestra sítio de la estenósis en la anastomósis portoyeyunal

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30 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Paciente 5: Femenino recién nacida, 23 días de VEU, pretérmino 33 SEG, peso elevado para la edad gestacional, hiperinsulinismo hipogluce-miante, nesidioblastosis, crisis convulsivas, se le realiza pancreatectomía 95% (30/11/07), persis-tiendo en el postquirúrgico con hipoglucemias se decide laparotomía al cuarto día postquirúrgico: resección de páncreas residual (03/12/07), con lesión quirúrgica iatrogénica del colédoco (cara anterior) identificada transoperatoriamente.

Se realizo cierre del colédoco con cistoyeyu-noanastomósis termino-lateral, (un plano de su-tura); en Y de Roux, colocación de drenajes.

Presentó fuga de liquido biliar por el penrose y se decide tercera laparotomía (09/12/07) evi-denciándose dehiscencia de anastomósis yeyuno-yeyunal.

Se realizó yeyunostomía proximal, yeyunos-tomía distal y derivación de cistoyeyunostomía; recibe alimentación mixta (NPT y transyeyunal con suplemento de enzimas pancreáticas y sales biliares).

Tres meses después (26/03/08) se realiza cierre de yeyunostomía (anastomósis termino-terminal del segmento cistoyeyunal al yeyuno terminal y termino lateral del segmento proximal al distal yeyunal).

Última valoración al año y tres meses, per-fil de lípidos normal, hbA1 normal, Pruebas de funcionamiento hepático normales, USG abdo-minal hígado, bazo, riñones normal.

Relación portacoledoco adecuada, no se vi-sualiza tejido pancreático, no colecciones quís-ticas o sólidas.

Paciente 6: Femenino de 18 años de edad, con antecedente de resección de adenoma hipofi-siario, gigantismo, hidrocefalia, operada de colo-cación de sistema de derivación ventrículo peri-toneal; colecistitis crónica litiásica, sintomática, por lo que se le realizó colecistectomía laparoscó-pica(280305); arteria cística posterior a la liga-dura con grapas, presenta sangrado, que requiere colocación de grapas y electrocoagulación.

Presenta ictericia posterior a colecistectomía laparoscópica, realizándosele CPRE, identificán-dose una amputación total del colédoco en su tercio medio, que coincide con la apreciación fluroscópica de la presencia de grapas quirúrgi-

Santos JKA, Asz SJ, Medina VFA, Sáinz CR

Figura 3. TAC que muestra dilatación de la viá biliar

Figura 4. Colangioresonancia conestenósis del conducto hepático

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cas, el medio de contraste no logro pasar por arri-ba de esta amputación, inserción del remanente del conducto cístico de características normales.

A pesar de intentos por avanzar una guía me-tálica hidrofílica a través del sitio de amputación esto no fue posible; tres días después se realiza la-parotomía exploradora, drenaje de la colección, y portoenteroanastomósis; por fuga de medio de contraste en la colangiografía transcítica a nivel de la porta hepatis.

Persistencia de síndrome colestásico al cuar-to mes realiza laparotomía y exploración de VB, con estenósis de la portoenteroanastomósis, rea-lizándole rehechura de la misma, dejándose son-da en T para ferulizar la anastomósis.

Seguimiento de un año postquirúrgico con evolución satisfactoria asintomática y con recu-peración bioquímica.

Paciente 7: Femenino 9 años con anteceden-te de resección de quiste de colédoco y hepato-yeyunoanastomósis a los 5 años, con evolución postquirúrgica con colangítis en dos ocasiones.

Cuatro años después estudios de imagen muestran conductos hepáticos dilatados con tres litos en la VB intrahepática y colestasis reinter-viniendose con rehechura de la hepatoyeyunoa-nastomósis.

En el seguimiento al año y 10 meses paciente asintomática.

Paciente 8: Masculino con antecedente de hepatoyeyunoanastomósis por quiste de colédo-co en un hospital externo.

Dos años después evoluciona con ictericia y dolor intermitente abdominal.

Al año de evolución colangioresonancia mag-nética permite evidenciar litos en la VB, estenó-sis postquirúrgica y está dilatada la VB intrahe-pática.

Se realizó exploración de la VB con asa ciega de yeyuno adyacente al sitio de la anastomósis hepatoyeyunal, estenósis en el sitio de la anas-tomósis previa en el estudio en la conlagiografia transoperatoria.

Se realiza extracción del lito en VB, resección del asa ciega, reechura de la anastomósis hepato-yeyunal. Asintomático actualmente.

Paciente 9: Masculino de 15 años con antece-dente de quiste de colédoco resecado a los 5 años de edad; evolucionó con colangitis. Litiasis del conducto hepático por estudio de imagen.

En la colangioresonancia se observó dilata-ción del conducto biliar común, que se extiende hacia los conductos principales, con distal este-nótico. (Figura 4)

Colestasis bioquímica. Se realizó exploración de las VB, hepaticotomia y reechura de anasto-mósis hepatoyeyunal, hay litio en la el sitio de anastomósis el cual se extrae, se irrigan ambos conductos hepáticos y se determina permeabili-dad de ambos. Esta operación se realizó 15 años después .

Manejo quirurgico de la via biliar complicada en pediatria. Informe de diez casos

Figura 5. Colangiografía percutanea que muestra dilatación de la vía biliar extrahepática

Figura 6. Colangioresonancia: vía biliar intrahepática dilatada

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32 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Paciente 10: Antecedente de quiste de colé-doco operado de una hepatoyeyunoanastomósis, a los 18 meses de vida, en otra Institución. Pre-senta STDA, requierió endoscopía diagnóstica que evidenció varices esofágicas grado II, san-grantes que requirieron escleroterapia.

A los 3 años inicia con ictericia y hepatome-galia. USG mostró dilatación de la vía biliar. La colangiografía percutánea (Figura 5) y la colan-gioresonancia (Figura 6) mostraron dilatación de la VB intrahepática.

No se logró en la primera opasificar el asa intestinal anastomosada. Se realizó exploración quirúrgica de la VB; adherensiolisis; se evidenció la vía biliar extra hepática estenosada, y vía biliar intrahepática por colangiografía transoperatoria, dilatada; se lesionó accidentalmente el conducto de Wirsung.

Se resecó hasta la bifurcación de los conductos hepáticos dilatados y se realizo hepatoyeyunoa-nastomósis, gastroyeyunoanastomósis, deriva-ción pancreático yeyunal ferulada y exteriorizada a piel.

Nueve días después se reintervino quirúrgica-mente encontrándose dehiscencia de la anasto-mósis gastroyeyunal, se reparo con suturas sim-ples y colocación de parche de Graham.

Volviéndose a reintervenir seis días después por perforación de la anastomósis gastroyeyunal realizándose cierre de duodeno resección de ye-yuno y nueva asa de yeyuno anastomosada (gas-troyeyunoanastomósis).

Actualmente la paciente evoluciona satisfac-toriamente persiste hepatomegalia no ascitis no edema. BT 1.3 directa de 0.33, indirecta de 197, TGP 190 FA 947 GGT 222, USG de hígado, páncreas y renal normal. No hay episodios pos-tquirúrgicos de colangítis

ResultadosSe revisaron los expedientes de los 71 opera-

ciones de la VB, que corresponden a 62 pacientes intervenidos quirúrgicamente por patologías de la VB extrahepática, en el período de marzo 2005 a marzo 2009; siendo colecistectomías laparos-cópicas (30%), colecistectomías abiertas (9.6%), resección de quistes de colédoco (17%), atresias de vías biliares (22%), trauma en VB (l.6%); diez pacientes con múltiples reintervenciones por le-sión de la VB (16%) iatrogénica, y/o estenótica.

Diez pacientes presentaron lesión de la vía bi-liar, tres en el curso de una colecistectomía lapa-roscópica (uno con sección del colédoco: resol-

viéndose con una hepatoyeyunoanastomósis en Y de Roux y otro con doble lesión en colédoco y en conducto hepático principal resolviéndose con Portoenteroanastomósis.

Una avulsión del conducto cístico resuelto con drenaje externo). Cinco pacientes con an-tecedentes de hepatoyeyunoanastomósis, por quiste de colédoco presentaron estenósis del sitio de anastomósis, (en dos casos con litos en VB); resolviéndose con rehechura de la anastomósis bilioentérica.

Un caso de trauma de la VB, por accidente automovilístico que requirió Portoenteroanasto-mósis por lesión en conducto hepático izquier-do, con reintervención por estenósis; Por último un caso de lesión iatrogénica del colédoco por otra intervención abdominal, al cual se le realizo cistoyeyunoanastomósis.

Los pacientes continúan evolucionando sa-tisfactoriamente y se siguen por consulta hasta el momento sin complicaciones postoperatorias. No se encontró mortalidad operatoria, y en el se-guimiento la intervención radiológica no ha sido necesaria (remover detritus o litos o para dilatar la anastomósis).

La incidencia de lesiones de la vía biliar no es alta en términos generales, pero su importancia real se relaciona con la gravedad de estas compli-caciones, en especial si se considera que la mayo-ría ocurre durante las intervenciones quirúrgicas en situaciones benignas.1

ConclusionesLas lesiones en la vía biliar principal pueden

ocurrir en el acto quirúrgico sobre la vesícu-la, el colédoco o a cualquiera de los conductos hepáticos. Estas lesiones no son frecuentes. Se presentan tanto en las intervenciones electivas como urgentes y generalmente se deben a una inadecuada identificación y exposición de los ele-mentos del triángulo de Calot en la disección y al exceso de confianza del cirujano. Lo difícil y complejo es la reparación para evitar complica-ciones mayores.

La reparación de las lesiones puede traer como consecuencias biliperitoneo, fugas, dehiscencias, estenósis, etc, trayendo como consecuencia, la posibilidad de cuadros de colangítis de repeti-ción reestenósis, alteraciones metabólicas, rein-tervenciones quirúrgicas, cirrosis biliar y muerte.

Existen diversas técnicas de reparación y son individualizadas a cada caso, los resultados son buenos, diversas medidas para evitar la iatroge-nia de la vía biliar incluyen adecuada identifica-

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33Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

ción de anatomía, técnica meticulosa, retracción adecuada, iniciar disección en el infundíbulo, ninguna estructura debe ser clipada o quemada hasta reconocerla, equipo quirúrgico adecuado, conversión abierta de un procedimiento lapa-roscópico en casos difíciles, aunque no siempre prevenga el daño, la utilización sistemática de la Colangiografía transoperatoria, como guía ana-tómica para esclarecer la situación ante una ana-tomía abigarrada o la sospecha de la lesión de la vía biliar.

Terblanche7 da gran importancia a la desvas-cularización de la vía biliar principal al disecarla excesivamente, comprometiendo su irrigación arterial, la cual ocurre fundamentalmente a tra-vés de dos pequeños vasos que transcurren en hora de 3 y 9 de la vía biliar y que su flujo de-pende: hacia la porción cefálica en un 38% de la arteria hepática derecha y hacia la porción caudal en un 60% de la arteria retroduodenal.

La lesión de la arteria hepática derecha ocurre con relativa frecuencia. Lawrence señala la gran importancia de hacer ligadura o clipado del císti-co al menos entre 0.5 a 1 cm de la vía biliar para no comprometer su irrigación, así como la exce-siva tracción sobre la vesícula en la colecistecto-mía y como resultado la tracción hacia el campo del colédoco y el hepático, son su consiguiente ligadura y sección.

La iatrogenia de la vía biliar tiene buen pro-nóstico en centros de atención de referencia de tercer nivel. La anastomósis hepatoyeyunal con asa desfuncionalizada (Y de Roux) es el procedi-miento de elección referido en la bibliografía aun sin colocación de sonda o férula transhepática.

Otras intervenciones como cistoyeyunoanas-tomósis, y manejo conservador de lesión en el cístico dieron resultados satisfactorios. La rein-tervención debe ser realizada cuando el paciente este en buenas condiciones generales

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Manejo quirurgico de la via biliar complicada en pediatria. Informe de diez casos

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34 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Toracoscopía para el manejo del neumotórax espontáneo en un adolescente con

Síndrome de Marfan.Reporte de un caso

Ricardo Villalpando-Canchola1, Gabriel Reyes-Garcia2, Edgar Morales-Juvera2,Karem Helem Hernandez-Gavilan3, Belen Laguna-Baca3

1Cirugía de Tórax, 2Cirugía Pediátrica,

3Residente de Cirugía Pediátrica, Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI

Instituto donde se realizo:Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI,

Viaducto Miguel Aleman 158 Col del Valle 03100IMSS; México, D.F.

Solicitud de sobretiros: Dr. Ricardo Villalpando CancholaHospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI,

Viaducto Miguel Aleman 158 Col del Valle 03100IMSS; México, D.F.

ResumenIntroducción: El síndrome de Marfan es un trastorno autosómico dominante con una incidencia de

1 en 10 000 nacimientos. Este síndrome se basa en los hallazgos clínicos, la etiopatogenia se relaciona con la biosíntesis anómala de fibrina. No hay estudios de investigación que ofrezcan una estrategia tera-péutica correcta el manejo de neumotórax espontaneo en pacientes con síndrome de Marfan.

Caso clínico: Masculino de 14 años de edad. Se diagnosticó de síndrome de Marfan. Acude al Servi-cio de Cirugía de Tórax en donde se somete a toracoscopía realizando resección de bula y cierre de fístula broncopulmonar izquierda con evolución posquirúrgica satisfactoria, egresándose a los 7 días. Reingresa con presencia de neumotórax derecho que afecta el 70% del hemitórax, se maneja inicialmente con colocación de sonda pleural al siguiente día se realiza toracoscopía con resección de bula pulmonar derecha, evolución tórpida con presencia de hemotórax, responde a manejo hemodinámico sin requerir intervención quirúrgica, se egresa sin complicaciones.

Discusión: Hay pocos casos de neumotórax espontáneo en pacientes con síndrome de Marfan que han sido reportados en la literatura medica y el tratamiento óptimo aun no se conoce. Algunos sugieren la resección quirúrgica temprana de la bula y otros son más conservadores en virtud de la morbilidad de la cirugía abierta. Se ha observado que en pacientes con síndrome de Marfan que presentan neumatórax espontáneo tienen un alto riesgo de recurrencia lo que hace recomendable la resección quirúrgica de la

Caso Clínico

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Toracoscopía para el manejo del neumotórax espontáneo en un adolescente con Síndrome de Marfan

bulas de manera temprana. Hoy en día se recomienda la cirugía toracoscópica con la resección de las bulas y pleurodesis ya que se considera un procedimiento seguro y efectivo para el tratamiento de pneu-motórax espontáneo en niños sin la morbilidad de la cirugía abierta por lo que debe ser el tratamiento de elección.

Palabras claves: Síndrome de Marfan; Neumotórax; Bulas; Toracoscopia.

Thoracoscopy for the management of spontaneous pneumothoraxin an adolescent with Marfan syndrome

Case ReportAbstract

Introduction: Marfan syndrome is an autosomal dominant disorder with an incidence of 1 in 10 000 births. This syndrome is based on clinical findings, pathogenesis is related to abnormal biosynthesis of fibrin. There are no research studies that offer a therapeutic strategy correct management of spontaneous pneumothorax in patients with Marfan syndrome.

Case report: Male, 14 years old. Were diagnosed with Marfan syndrome. Go to the Thoracic Sur-gery Service where toracospia undergoes bull by resection and closure of bronchial fistula left with satisfactory postoperative outcome, graduates at 7 days. Readmitted with right pneumothorax which affects 70% of the hemithorax, is managed initially with chest tube placement is performed the next day thoracoscopy with resection of the right pulmonary bulla, torpid with the presence of hemothorax, responds to hemodynamic management without requiring surgical intervention is graduated with no complications.

Discussion: There are few cases of spontaneous pneumothorax in patients with Marfan syndrome have been reported in medical literature and optimal treatment is not yet known. Some suggest early surgical resection of the Bull and others are more conservative under the morbidity of open surgery. It has been observed in patients with Marfan syndrome presenting spontaneous neumatórax have a high risk of recurrence that makes recommended surgical resection of the Bulls early. Today thoracoscopic surgery is recommended resection of the bullae and pleurodesis because it is considered a safe and effec-tive procedure for treatment of spontaneous pneumothorax in children without the morbidity of open surgery and should therefore be the treatment of choice.

Index words: Marfan syndrome, pneumothorax, Bulls; Thoracoscopy.

IntroducciónEl síndrome de Marfan es un trastorno auto-

sómico dominante con una incidencia de 1 en 10 000 nacimientos, fue descrito por primera vez en 1896 por Antoine Marfan en un niño de 5 años de edad que presento deformidades congé-nitas de las extremidades, y en 1992 este síndro-me se relaciono con una mutación en el brazo largo del cromosoma 15 (1,2,3). El diagnóstico del síndrome se basa en los hallazgos clínicos, al-gunos de los cuales son dependientes de la edad y maduración (1,2,3).

La etiopatogenia se relaciona con la biosín-tesis anómala de fibrina-1,una glucoproteína extracelular que es el componente principal de las microfibrillas que forman el entramado de

la estructura para las fibras elásticas y que tiene de función el anclaje a los tejidos no elásticos. Los defectos del tejido conjuntivo contribuyen a aumentar la distensibilidad del parénquima pul-monar incrementando el riesgo de neumotórax espontáneo, este se a asociado a otros trastornos del tejido conectivo incluyendo al síndrome de Ehlers Danlos (1,2,3,4).

Los pacientes con síndrome de Marfan pre-sentan; estatura elevada, disminución de la grasa subcutánea, hipotonia, laxitud ligamentosa, ros-tro alargado, orejas grandes y flexibles. La explo-ración ocular puede revelar megalocórnea, irido-donesis o luxación del cristalino. La exploración cardiaca puede presentar soplos, insuficiencia

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36 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

de la válvula mitral con insuficiencia aórtica y a nivel musculoesquelético presentan dolicoeste-nomelia, pectum excavatum o pectus carinatum, asi como escoliosis.

No hay estudios de investigación que ofrezcan una estrategia terapéutica correcta en el mane-jo de neumotórax espontaneo en pacientes con síndrome de Marfan.2,3,5 El manejo optimo para pacientes asintomáticos con presencia de bulas no esta claro, sin embargo con la cirugía de tórax video-asistida la resección de las bulas de manera profiláctica y la pleurodesis podría prevenir el de-sarrollo de neumotórax espontaneo.3,5

Reporte de Caso ClínicoMasculino de 14 años de edad originario del

Distrito Federal sin antecedentes heredofamilia-res de importancia.

Se diagnostico de síndrome de Marfan basado en hallazgos clínicos, presentando talla alta des-proporcionada, desarrollo alterado, disminución de la grasa subcutanea, hipotonia, rostro alarga-do, dolicoestenomelia, pectum excavatum y so-plo cardiaco.

Acude a la consulta externa de cirugía de tó-rax el día 28 de mayo del 2008 refiriendo dolor torácico, con disminución de los movimientos respiratorios de hemitórax izquierdo, timpanis-mo y ausencia de ruidos respiratorios, dada pa-tología de base se toma control radiológico con evidencia de neumotórax espontáneo que afecta el 60% del hemitórax izquierdo sin incremento en el deterioro respiratorio, se ingresa y es mane-jado con oxigenoterapia.

Al día siguiente se somete a toracoscopía a través de decúbito lateral derecho colocación de

tres puertos de 5 mm, lente a nivel de línea axilar media y 5° espacio intercostal, dos puertos mas a nivel de 3° y 6° espacio intercostal líneas axi-lar posterior y tercio externo clavícula realizan-do resección de bulas localizadas a nivel apical lóbulo superior izquierdo con cierre de fístula broncopulmonar con tijera bisturí armónico y

Algoritmo del tratamiento en pneumotorax espontáneo. Grewal H. Pediatric Endosurgery & Innovative Techniques.

Figura 1. Radiografía de tórax Pneumotórax izquierdo con colapso pulmonar

Figura 2. TAC helicoidal de hemitorax derecho donde se observa pneumotorax y presencia de

banda adherencial a parrilla costal

Villalpando CR, Reyes GG, Morales JE, Hernandez GKH, Laguna BB

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37Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

sutura con surgente continuo polipropileno 2/0, colocación de sonda pleural, con evolución pos-quirúrgica satisfactoria egresándose a los 7 días.

Reingresa el día 27 de agosto 2008 con dolor retroesternal y dificultad respiratoria presencia de aleteo nasal, retracción xifoidea y tiraje inter-costal, disminución de movimientos respirato-rios de hemitórax derecho, timpanismo y ausen-cia de ruidos respiratorios de dicho hemitórax, control radiológico con presencia de neumotórax derecho que afecta el 70% del hemitórax, se ma-neja inicialmente con colocación de sonda pleu-ral al siguiente día se realiza toracoscopía con resección de bula pulmonar derecha con la téc-nica anteriormente descrita, presenta evolución tórpida con presencia de hemotórax drenando 1060 ml/ hrs responde a manejo hemodinámico sin requerir intervención quirúrgica, se egresa sin complicaciones.

DiscusiónEl neumotórax recurrente, las bulas y el enfise-

ma en el síndrome de Marfan son probablemente atribuidos al defecto generalizado del tejido co-nectivo, algunos estudios han documentado que en el síndrome de Marfan hay un tejido elástico anormal.1,2

Parece razonable la sugerencia que los cam-bios elásticos de la fibra resultan de tensiones del tejido conectivo que carece de ayuda mecánica adecuada debido al colágeno defectuoso.1,2,3

La fisiopatología indica que las tensiones son máximas en los ápices de los pulmones en indi-viduos con el síndrome de Marfan y si el tejido conectivo pulmonar es débil esto podría explicar las bulas apicales.3

Hay pocos casos de neumotórax espontáneo en pacientes con síndrome de Marfan que han sido reportados en la literatura medica y el trata-miento óptimo aun no se conoce.3,4

La selección del manejo depende del tamaño del neumotórax, la severidad de los síntomas o la persistencia de fuga de aire.5 Hay quienes apo-yan la resección quirúrgica temprana de la bula y otros son más conservadores.3,5

El manejo optimo de pacientes asintomático con bulas no esta claro sin embargo la resección profiláctica y la pleurodesis podría prevenir el de-sarrollo de neumotórax.3,5

Se ha observado que en pacientes con síndro-me de Marfan que presentan neumotórax espon-táneo tienen un alto riesgo de recurrencia y de presentación bilateral hasta en un 80% lo que hace recomendable la resección quirúrgica de la bulas de manera temprana.5

Hoy en día se recomienda la cirugía toracos-cópica con la resección de las bulas y pleurodesis ya que se considera un procedimiento seguro y efectivo para el tratamiento de pneumotórax es-pontaneo en niños con los beneficios de la ciru-gía por mínima invasión como son menor dolor y estancia hospitalaria postoperatoria corta.

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Figura 3. TAC de tórax helicoidal donde muestra pneumotorax y colapso pulmonar derecho.

Toracoscopía para el manejo del neumotórax espontáneo en un adolescente con Síndrome de Marfan

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38 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Quiste HidatídicoPresentación de un Caso Clínico

Marco César Valenzuela-Ramos, Mario Navarrete-Arellano, Adrian Eliseo Soto-Fernández

Institución donde se realizó el estudioHospital Central Militar, Periférico esquina con Ejército Nacional Mexicano, s/n,

Colonia Lomas de Sotelo, Delegación Miguel Hidalgo.Código Postal 11200. , México. D.F.

Solicitud de sobretiros: Mayor Médico Cirujano Marco César Valenzuela Ramos, Hospital Central Militar , Periférico esquina con Ejército Nacional Mexicano, s/n,

Colonia Lomas de Sotelo, Delegación Miguel Hidalgo.Código Postal 11200. México. D.F.

ResumenIntroducción: El quiste hidatídico es causado por el Echinococcus granulosus, causa cuadros graves

en el ser humano, la vía de infección es la ingesta de huevos en vísceras de animales mal cocidas de consumo humano. El órgano mas frecuentemente afectado en niños es el hígado. El cuadro clínico y el tratamiento dependen de la localización de la afección.

Descripción del Caso Clínico: Paciente femenino de 9 años con una evolución de 3 meses con cefalea y dolor abdominal difuso. A la exploración física, con masa de 5 x 5 cm en hipocondrio dere-cho, móvil y dolorosa. TAC con lesiones hipodensas con densidad líquida en hígado. Se decide realizar drenaje de la lesión en lóbulo izquierdo del hígado. Bacteriología reportó abundantes protoescólex, de Equinococo granulosus. Posteriormente se somete a laparoscopía realizándose adherenciolisis y lavado de la cavidad abdominal con solución salina hipertónica. Evoluciona a la mejoría y se egresó al 4º día postlaparoscopía, con tratamiento a base de albendazol. Una TAC, 2 meses después descartó recidiva de la afectación hepática.

Discusión: El quiste hidatídico no tiene un patrón patognomónico de síntomas y signos, y en presen-cia de una masa quística hepática debemos tener un alto índice de sospecha diagnostica y tratar adecua-damente los casos, por el riesgo de una reacción anafiláctica grave y que puede ser mortal. El tratamiento de esta entidad es eminentemente quirúrgico y se debe contar con la colaboración del Infectólogo para el manejo médico. En nuestro paciente la adherenciolisis y el lavado peritoneal por laparoscopia, contri-buyeron a su mejoría. El tratamiento médico debe iniciarse desde el preoperatorio con albendazol oral y antihistamínicos endovenosos. El seguimiento de estos pacientes idealmente es mediante prueba de ELISA para Echinococcus granulosus. En el presente caso la TAC fue útil para descartar recaída en el hígado.

Palabras clave: Quiste hidatídico; Echinococcus granulosus; Masa quística hepática.

Caso Clínico

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39Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Hydatid cystReport of a Case Report

AbstractIntroduction: Hydatid cyst is caused by Echinococcus granulosus, causes severe disease in humans,

the route of infection is ingestion of eggs undercooked viscera of animals for human consumption. The most frequently affected organ is the liver in children. The clinical picture and treatment depend on the location of the condition.

Clinical Case Description: 9 year old female patient with an evolving three months with headache and abdominal pain. On physical examination, with mass of 5 x 5 cm right upper quadrant, mobile and painful. CT hypodense lesions in liver liquid density. It was decided to carry drainage from the lesion in the left lobe of the liver. Reported abundant protoescoleces Bacteriology of Echinococcus granu-losus. Subsequently subjected to laparoscopy and washing carried out adherenciolisis the abdominal cavity with hypertonic saline. Evolve to improvement and was discharged postlaparoscopía day 4, with treatment with albendazole. A CT ruled two months after hepatic recurrence.

Discussion: The hydatid cyst has no pathognomonic pattern of symptoms and signs, and in the presence of a cystic liver mass must have a high index of suspicion and treated appropriately diagno-sed cases, the risk of a severe anaphylactic reaction and can be fatal . The treatment of this condition is surgical and should be assisted in the management of infectious diseases doctor. In our patient the adherenciolisis and laparoscopic peritoneal lavage, contributed to its improvement. Medical treatment should begin preoperatively with oral albendazole and intravenous Antacids. The monitoring of these patients is ideally by ELISA for Echinococcus granulosus. In this case the CT was useful to rule out recurrence in the liver.

Index words: hydatid cyst, Echinococcus granulosus, cystic liver mass.

IntroducciónLa hidatidosis o equinococosis es una enfer-

medad causada por helmintos del género equi-nococus, dentro del cual reconocemos cuatro especies, granulosus, multilocularis, vogeli, oli-garthrus, siendo el primero el involucrado en la infestación humana en nuestro país.

El Equinococo granulosus es el metacéstodo de mayor prevalencia y gravedad en el ser huma-no a nivel mundial, con una incidencia de 1:220 a 1:100,000 habitantes, según zona geográfica.

La hidátide quística mide aproximadamente 2-7 mm, mientras que el vermes adulto, posee de 2 a 6 proglótidos, con una producción de 1000 huevos en toda su vida, la cual es en promedio de 5 meses a 1 año.1

Se encuentra a la fecha comprobado que de 60 a 80º C mueren los huevos, y que median-te el método de ebullición son destruídos en 20 mins.

Por otro lado los desinfectantes, del tipo Al-cohol, hipoclorito de sodio, etc. no funcionan tornándose inefectivos.

En niños el sitio anatómico mas frecuente es el hígado, y en orden descendente el pulmón,

huesos, genitourinario, intestino o de localiza-ción subcutánea. El verme mide aproximada-mente 5 mm, contiene 3 anillos y 1 escólex con doble corona de ganchos.1

Estructuralmente el quíste hidatídico consta de una capa fibrosa y una capa fina, las cuales promueven la gemación y producción de la fase juvenil (protoescólex).

Los huevos son expulsados en las heces de los huéspedes transitorios, principalmente los cáni-dos empiezan a expulsar estos, 7 semanas des-pués de su infección, pudiendo sobrevivir por meses en ambientes húmedos entre los 4 y 15 Grados Celsius.

En el ser humano el ácido clorhídrico, del contenido estomacal desintegra la quitina de los embriones hexacanto, lo cuales al ser liberados pasan a través de la circulación portal, y final-mente alojados en 75% en el hígado, lóbulo de-recho, 30 % pulmón, 20 % en otra localización.1

La tasa de crecimiento de los quistes es lenta, con un aumento calculado en 1 cm/año. Como muchas otras entidades patológicas el quiste hi-datídico condiciona a sintomatología de acuer-

Quiste Hidatídico. Presentación de un Caso Clínico

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40 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

do a su tamaño y localización, esto originado la mayoría de los casos por el efecto de masa, al que condiciona, así como obstrucción linfática o sanguínea.

Se ha reportado en la literatura casos espontá-neos de ruptura, misma que se acompaña de re-acción anafiláctica, que ha condicionado incluso a muerte de los pacientes.

Además los datos clínicos pueden desarrollar-se a partir de infección bacteriana secundaria. Un rubro mas a considerar es que en 85-90 % de los casos, solo existe un órgano involucrado, y por otro lado del 50 a 70 %, solo se documenta la presencia de un solo quiste.2

El parásito llega al órgano que afectará, y pro-duce la llamada nidación sinusoidal, toma forma redondeada y se transforma en una masa plas-moidal multinucleada en tres horas, es rodeada por un proceso inflamatorio que actúa sobre dis-tintos componentes del parénquima parasitado.

Esta reacción inflamatoria provoca alteracio-nes en las células, canalículos y vasos que en for-ma progresiva evolucionan hacia la fibrosis for-mando la adventicia.

La membrana propia del quiste está formada por dos cubiertas, la germinal o prolígera, la mas interna que dará origen al líquido hidatídico con sus antígenos; tiene un espesor de 20 micras, for-mada por células monocucleadas, de ellas nacen las vesículas hijas que con el aumento del quiste van a ocupar finalmente su cavidad.

De manera periférica posteriormente se cons-tituye una membrana quitinosa que, por suce-siva oposición de otras con similares caracterís-ticas, se va engrosando y toma un color blanco nacarado; es la capa cuticular.

Dentro de la bolsa germinal se encuentra el líquido del quíste hidatídico que por sus carac-terísticas es llamado tipo agua de roca, oscilan-do su densidad entre 1007 a 1015 y su pH entre 6.7 a 7.9.1,2

La arenilla hidatídica es un conjunto de cor-púsculos que se ven a simple vista que tienden a depositarse en la parte mas declive (escólices, ganchitos, descamación de la membrana germi-nativa, vesículas, cápsulas proliferas). 1 ml de arenilla, llega a contener hasta 400,000 escólices, y por lo común hay de 5 a 6 ml de arenilla por quiste.

Desde el punto de vista de estudios de labora-torio general este patrón puede ser variable: Por lo común se encuentra leucocitosis, cierto grado de eosinofília < 15 %, y plaquetas bajas, así como

pruebas de funcionamiento hepático alteradas1,2 El diagnóstico inmunológico posee gran va-

lor, mediante la utilización de detección de an-ticuerpos circulantes contra los antígenos de la fase larval.

La serología se comporta Indiferente al nú-mero y tamaño de quistes encontrados, es decir no existe relación directamente proporcional, y dentro de los mas utilizados, de acuerdo a su aplicación práctica, especificidad y sensibilidad, están ELISA IgG anticuerpos contra Equinoco-co (sensibilidad de 94% y especificidad del 99%), inmunoelectroforesis, Hemaglutinación indirecta, Anticuerpos monoclonales, Aglutina-ción con látex, Inmunofluorescencia indirecta, doble difusión de arco 5 y reacción en cadena de polimerasa.2

En cuanto a estudios de gabinete, la tomogra-fía complementa los hallazgos de imágenes sim-ples, mismas que de acuerdo a localización del quiste, proporcionan información relacionado a la distribución de gas intraluminal, así como desplazamiento o compresión de órganos intra-abdominales y es de gran valor para identificar el componente líquido del quiste.

Además de precisar las características de la pared del quiste e identificar lesiones asociadas. Por lo general el patrón de imagen es un quiste multiloculado, con presencia de septos dispues-tos radialmente. Siendo el lóbulo derecho, el mas frecuentemente afectado, en ocasiones el izquier-do o el bazo.

La densidad del líquido Quístico se encuen-tra entre 10 y 40 UH (Hounsfield) [sin contras-te]. Habiendose tomado como referencia la den-sidad del agua, arbitraria en 0 UH y el aire en –1000 UH. Hoy en día se le atribuye a la tomo-grafía computarizada y a la resonancia magnéti-ca nuclear el 95-100 % de sensibilidad.3,4

Otro método muy utilizado es el ultrasono-grama, el cual posee el 90-95 % de sensibilidad, basándose en la presencia de septos, estos condi-cionados por la arena hidatídica.

El quirúrgico es el tratamiento de primera elección, la técnica quirúrgica a emplear se ele-girá dependiendo la localización del quiste, esta-do del mismo, así como condición del paciente, contemplando las vías de abordaje, exéresis del parásito, procedimiento sobre la adventicia y su cavidad residual.

Diversos autores ha contemplado como abor-daje la laparotomía subcostal derecha, incisión media supraumbilical, toracofrenotomía poste-rolateral derecha, Incisión subcostal bilateral.

Valenzuela RMC, Navarrete AM, Soto FAE

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41Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Algunos cirujanos consideran una vez locali-zado el quiste, este se aísla con compresas a fin de evitar la contaminación de la cavidad por el contenido hidatídico, una vez llevada a cabo esta maniobra se realiza punción del quiste para descomprimirlo, lo cual facilitará las maniobras posteriores y permitirá además evaluar las carac-terísticas de su contenido.

En la actualidad las técnicas laparoscópicas han traído consigo nuevas opciones de diagnós-tico y tratamiento eficaz y seguro, con cifras de complicaciones bajas.3,5

En situaciones especiales los procedimien-tos quirúrgicos se encuentran contraindicados, como en el caso de quistes múltiples, quistes de difícil abordaje o localización no accesible, quis-tes no viables, parcialmente o totalmente calcifi-cados y quiste de pequeño tamaño.

Se enlistan una serie de condiciones necesarias que debe cumplir toda técnica quirúrgica:

Evitar contaminación, persistencia de la cavi-dad residual

Impedir supuración Evitar fístula biliarEvitar recidivaReducir hemorragia intraoperatoria Reinserción social precoz del pacienteReducir costosEdad y condición del pacienteDentro de las complicaciones postquirúrgicas

contempladas se encuentran:HemorragiaBiliorragiaAbsceso subfrénicoCavidad residual complicadaFístulasChoque anafilácticoEl apoyo del tratamiento médico mediante la

administración de Albendazol antes y después del evento quirúrgico se encuentra indicado, con aplicación de 3 Ciclos: 4 semanas continuas con dos semanas de descanso, entre uno y otro ciclo. Así como antihistamínicos previa a la manipula-ción quirúrgica.

A la fecha el Mebendazol y el Prazicuantel no poseen estudios controlados que avalen su utilidad.3

La Inmunología (serología) se negativiza en un plazo de tiempo medio comprendido de 2 años.

En los pacientes que se ha logrado realizar se-guimiento se ha documentado una tasa de cura-ción completa de menos del 20 %.

Presentación del Caso ClínicoPaciente femenino de 9 años de edad, con car-

ga genética para cáncer, aunque desconocen los padres el tipo específico.

Originario y radicado en Durango, Durango, con regulares hábitos higiénicos y alimenticios, habitación con todos los servicios, núcleo fami-liar de 5 personas, 2 perros como mascotas.

El padecimiento actual es de 3 meses de evo-lución, caracterizado por cefalea y dolor abdomi-nal difuso, sin irradiaciones, que se exacerba con el ejercicio y la ingesta abundante de alimentos. Acompañado de periodos de ictericia intermi-tente, aparentemente sin acolia ni coluria.

A la exploración física peso 26.5 kg, talla 1.35 m, en percentilas 25 y 50 respectivamen-te, presenta facies afilada, cuello y tórax normal, sin circulación colateral, ruidos hidroaéreos de intensidad y frecuencia normales, sin signos de irritación peritoneal y presenta masa de 5 x 5 cm en hipocondrio derecho, móvil y dolorosa. El resto de la exploración sin alteraciones.

Se realizaron estudios de laboratorio donde se documenta

Biometría hemática: Leucocitos 6.800 Neu-trófilos 3000 Hemoglobina 13 g/dl Plaque-tas 232,000 Glucosa 85 mg/dl Urea 20 mg/dl Creatinina 0.5 mg/dl Electrolitos Séricos Nor-males Bilirrubinas Total:0.49 mg/dl Bilirrubina Directa:0.3 mg/dl TP 13.1 seg TTP 41.2 seg (25-35) Albúmina 4.8 g/dl Aspartato Amino Transferasa 28 UI/L

Alanino Amino Transferasa 14 IU/L Creatin-fosfocinasa 138 mmol/L Fosfatasa alcalina 255 IU/L (42- 121 IU/L)

Marcadores tumorales:Fracción b HGC 0. 44 miliUI/ ml (0.0- 3) a-Feto proteína 0.5 UI/ ml (0.0-5.8)Antígeno carcinoembrionario 1,3 ng/ml

(0.0-3.4) Marcador Tumoral CA-19-9 3.5 U/ml

(0.0-27)

TAC con lesiones hipodensas con densidad líquida en hígado, segmento I de 42 x 38 mm, paredes regulares, otra adyacente a la anterior de 10 mm, con calcificación gruesa y una tercera le-sión en el segmento VI de 13 mm, heterogénea.

Quiste Hidatídico. Presentación de un Caso Clínico

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42 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Se decide realizar drenaje de quiste hepático: con el siguiente reporte de Citoquímica.

(Cuadro 1) Aspecto antes de centrifugar. TurbioAspecto después de centrifugar. TransparenteColor antes de centrifugar. RojoColor después de centrifugar. IncoloroDensidad. 1.017Glucosa. 70 mg/dlProteínas. 1 mg/dlDHL. 159 IU/LLa tinción Gram: No se observaron bacterias,

ni leucocitos.Bacteriología reporta: abundantes protoescó-

lex, correspondiendo a Equinococo granulosus.Se inició tratamiento con albendazol (10 mg/

kg/día) por 28 días, 3 ciclos cada uno de 4 sema-nas con 2 semanas de intervalo entre cada uno.

Posterior a drenaje (4 días) se realiza cavi-tograma, sin evidencia de fuga de Medio de contraste.

Cultivo de secreción de líquido drenado sin desarrollo bacteriano y tres días después se realiza escleroterapia de la cápsula residual.

La TAC de control encontró: Quiste en reso-lución en segmento IV, con lesiones satélites en segmento V y VI.

Desde el estado post-drenaje inmediato la paciente cursa con febrícula y dolor importan-te, además de poca tolerancia a la vía oral, en relación a esto y documentar líquido libre en cavidad.

Se realiza laparoscopía, diez días después de la intervención inicial, encontrándose Septos y adherencias sobre correderas, intestino delgado y grueso, bazo, útero y trompas de Falopio, sin presencia de cápsula residual.

Dos días postoperada reinicia vía oral, cursa hacia la mejoría, y se decide su egreso: 4º PO laparoscopía, 7º Escleroterapia y 14º Drenaje quiste Hepático.

Plan externo: Tratamiento ambulatorio con albendazol, por 3 meses, además de último se-guimiento con TAC a los dos meses de egresada, sin lesiones quísticas recidivantes.

DiscusiónEl quiste hidatídico en niños no posee un

patrón definido de sintomatología, y los signos acompañantes, no son patognomónicos.

En relación a lo anterior y a sus efectos de-vastadores en el huésped, debemos tener un alto índice de sospecha, cuando evaluamos masas ab-dominales de origen hepático, y por lo menos considerarlo como una posibilidad diagnóstica, ya que de no llevar a cabo la ruta adecuada en los pacientes con hidatidosis, se les puede exponer a factores de riesgo de alta morbilidad.

El abordaje y evaluación clásica de masa he-pática, considera la realización de ultrasonografía y tomografía computada, y en este caso el quis-te hidatídico no es la excepción, poseyendo esta última una alta sensibilidad y especificidad, por lo que una vez realizado su diagnóstico, se debe considerar premedicar previo a la manipulación, mediante antiparasitario y antihistamínicos en-dovenosos, para evitar la aparición de choque anafiláctico.

Revisiones actuales apoyan que durante la ci-rugía se recomienda esclerosar el quiste por 5 mi-nutos con solución hipertónica intralesional, así como el tratamiento antiparasitario previo.

En el caso de nuestra paciente el abordaje clí-nico fue el adecuado, sin embargo el haber lleva-do a cabo la punción percutánea, sin un control estricto de premedicación antihistamínica, pudo tener como consecuencia un desenlace catastró-fico, ya que el tratamiento enfocado a este fin se inicio posterior a la punción, y la laparoscopía realizada se enfocó realizar adherenciolisis, así como llevar agentes hipertónicos a la cavidad con el fin de lisar quitina parasitaria dispersa.

Así mismo a retirar residuos capsulares, los cuales no se identificaron plenamente, sin em-bargo posterior a ello la paciente tuvo una res-puesta favorable y satisfactoriamente se egreso.

El considerar la posibilidad de recidivas, es tener en cuenta un proceso silencioso y de alta mortalidad, por lo cual se debe estandarizar el seguimiento de estos pacientes, por nuestra parte hemos realizado tomografía para tal efecto.

En la actualidad la prueba de ELISA IgG an-ticuerpos contra Equinococo, promete ventajas prácticas para el seguimiento de los pacientes con infección o antecedente de está por Equinococo granulosus, aunque hasta el momento su uso se ha limitado a fines de investigación.

Por otro lado debemos de emitir apoyar los sistemas de salud en su rubro de salud pública para evitar la clandestinidad, de rastros o comer-cio de carne sin la normatividad adecuada, así comoapoyar las campañas que no permitan el consumo humano, así como mascotas cánidas y felinas de vísceras crudas.

Valenzuela RMC, Navarrete AM, Soto FAE

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Quiste Hidatídico. Presentación de un Caso Clínico

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44 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Quiste postraumático tratado satisfactoriamente con una dosis de

OK 432Primer caso en México

Víctor Jesús Sánchez-Michaca3, Pedro Salvador Jiménez-Urueta1, Javier Sánchez-Nava3, Maria del Refugio Mejía-Sánchez3,

Ramón Alfredo Castañeda-Ortiz1

1Médico adscrito Servicio de Cirugía Pediátrica 2 Residente de tercer año de Cirugía Pediátrica

Centro Médico Nacional “20 de Noviembre ISSSTE” 3Medico Adscrito Servicio Pediatría. Hospital Torre Médica

Solicitud de sobretiros: Pedro Salvador Jimenez Urueta. CMN “20 de Noviembre, ISSSTE” . Felix Cuevas 540.Col

del Valle. México 03100 D.F.

ResumenIntroducción: OK-432 es un liofilizado de la penicilina proveniente de la cepa Su de Estreptococo

piogenes (grupo A). Se ha demostrado su utilidad como agente inmunoterapéutico en muchas lesio-nes malignas incluyendo tumores de cabeza y cuello así como cáncer y linfagiomas.

Caso clínico: Reportamos un paciente con lesión quística postraumática de extremidad inferior izquierdo. El manejo incluyo una dosis de 0.l mg. de OK-432 intralesional la reacción inflamatoria local se presento, pero 60 días después de la aplicación la lesión desapareció sin dejar liquido residual.

Discusión: La inyección intralesional de OK 432 en el quiste postraumático fue suficiente y eficaz. Debemos considerar que la experiencia se debe ampliar en este tipo de pacientes para evaluar poste-riormente su eficacia, conocer las complicaciones y la dosis adecuada. Deben realizarse mas estudios al respecto para ratificar utilidad.

Palabras clave: Quiste postraumático; Picibinil; OK-432.

Caso Clínico

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Posttraumatic cyst successfully treated with a dose of OK 432First case in Mexico

AbstractIntroduction: OK-432 a penicillin-killed and lyophilized preparation of a low virulence of Strep-

tococcus pyogenes (gorup A) , has been successfully used as an inmunotherapeutic agent in many types de malignancies , incluiding head an nech cancer and

lymphangiomasWe have also reported that OK-432in patiente with postraumatic cystis of rigth leg.Case report: A 11 year old had a leg postraumatic cystic of 15 cm x 30 cm , We have also re-

ported that OK-432 in patiente with postraukmatic cystis de leg left temporary fever inmediatiately follewed the injection, but 60 days later the cystic disapeared without a trace

Discussion: An intralesional injection of 0k-432 shrunk the postraumatic cystic was efficacious .Therefore, we consider that this therapy is still at the expirimental stage of postraumatic cystis and the further evaluation of its efficacy , complications, and dosimetry will be needed in many other before its widespread use .

Insdex words: Postraumatic cystic; Picibinil, OK-432.

Introducción El OK-432 se utiliza en malformaciones vas-

culares de tipo linfático, o linfangiomas la ca-racterística clínica fundamental es el aumento de volumen con masa en región cervical, reni-tente, con contenido líquido.

La presentación mas común es antes de los dos años de edad (90%).1-3

Se le clasificó de inicio como linfagioma quístico, y cavernoso.3,4

Las malformaciones se clasifican en macroquís-tico cuando las lesiones son mayores de dos cm microquístico cuando las son menores de 2 cm.4

El tratamiento de primera elección es la uti-lización de OK-432,5,6 un liofilizado de la cepa Su de Estreptococo piógenes, incubado con pe-nicilina.

Es utilizado de primera elección en este tipo de malformaciones vasculares, la literatu-ra y estudios recientes,7-9 demuestran nuevas indicaciones de su uso como en cáncer, quis-tes, quilotórax, seromas postraumáticos etc.15-17 aduciendo el mecanismo de acción del picibinil.

Mejora la absorción del liquido del quiste por las paredes del mismo, con esclerosis del mismo, por lo tanto coadyuvando a su colapso posterior.

Presentación del casoMasculino de 11 años de edad antecedente de

traumatismo craneoencefálico, estado de coma

y fractura de pelvis, nos interconsulta por la presencia de lesión de seis meses de evolución caracterizada por masa renitente en cara lateral de muslo izquierdo de 10X15 CM aproxima-damente no dolorosa, borde mal definidos , sin cambios de coloración en piel que se presento después de las lesiones de pelvis y que continuo incrementando su tamaño con claudicación.

Ultrasonido imagen con lesión difusa de contenido liquido (Figura 1a), y un esquema de la localización y extensión del quiste. (Figura 1b)

Tomografía y resonancia (Figura 2) corrobo-ran la lesión de contenido liquido.

Se sospecha quiste postraumático, por las características de las imágenes.

Se aplica una dosis de OK-432, 0.1 unida-des, intralesional, obteniéndose previamente 60 ml de liquido xatocromco.

La evolución inicial lenta presentando in-flamación y aumento de volumen con fiebre a las tres semanas de aplicado del medicamen-to, posteriormente reducción del volumen de la masa hasta su colapso total seguimiento a un año sin problemas y sin claudicación.

Discusión La utilización de OK- 432 (Figura 3) en las

malformaciones vasculares tipo linfático o linfa-giomas, es común considerando al medicamen-to de primera elección en este tipo de malfor-maciones linfáticas, antes de cirugía.

Quiste postraumático tratado satisfactoriamente con una dosis de OK 432

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46 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

Figura 1b: Esquema de la localización y extensión del quiste. (Líneas)

Con respuesta en 60-80% favorable, 4-6 con un inicio estimado de respuesta variable en una semana, con picos , fluctuaciones y/o respuesta máxima de 3 a 6 semanas,1-3,13,14 sin embargo se debe considerar la necesidad de nueva dosis si a la semana de la dosis inicial no hay respuesta inflamatoria.

Existen diferencian en la respuesta individual algunos casos se resuelven con una dosis otros pueden requerir mas dosis,4-7

En nuestro caso la respuesta del paciente fue con una dosis fue suficiente y se presento a las tres semanas después de la aplicación con res-puesta inflamatoria.

La presencia de una lesión quística de buen tamaño después de la fractura de pelvis nos lle-vo a la hipótesis de posible lesión traumática de vasos linfáticos lo que condiciono salida de lí-quido de estos con contención del mismo por las fascias musculares produciendo una colec-ción liquida importante.

No tenemos evidencia previa de la formación de hematoma en el sitio.

De inicio ortopedia sospecho fuga de líquido sinovial lo cual descartó por clínica y resonan-cia magnética.

Consideramos pertinente la utilización de OK-432 previa autorización de los familiares.

Al obtener liquido no observamos diferen-cias macroscópicas en el liquido obtenido de los linfagiomas y en la punción de nuestro paciente (xantocrómico).

Después de la aplicación del OK-432 la respuesta se presentó a las tres semanas con aumento de volumen, dolor y fiebre, disminu-yendo paulatinamente la sintomatología en las siguientes tres semanas, existiendo resolución completa a los dos meses.

Figura 1a. Ultrasonido donde se observa una imágen difusa por la presencia de liquido del quiste

Figura 2. Resonancia magnética de glúteo izquierdo corte longitudinal. Se observa zona (líneas punteadas) entre fascias

musculares con acumulación de liquido.

Sanchez MVJ, Jimenez UPS, Sanchez NJ, Mejia SMR, Castañeda ORA

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47Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

Quiste postraumático tratado satisfactoriamente con una dosis de OK 432

Referencias1. Nigel H, MRCS, Niyi ade A, Derek J, Roe-

buck, Edgar M. Is intralesional injection of OK-432 effective in the treatment of lymphangioma in chil-dren? Surgery 2003;133(3): 238-242

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3. EmeryP, Bailey CM, Evans JN. Cystic hygro-ma of the head and neck: a review of 37 cases. J L Laryngol Otol 1984,98:613-9

No hay estudios suficientes en la literatura con lesiones postraumáticas quísticas en niños, tratados con picibinal, consideramos adecuado su uso.

Se considero el mecanismo de acción del mismo y su eficacia en lesiones quísticas se-mejantes; así como la acción del picibinil en lesiones tumorales, quistes, ascitis etc.7-9

El compuesto tiene propiedades antitumora-les reconocidas en estudios en vivo, in vitro y en la practica clínica.11-13

En lesiones quísticas, se considera la absor-ción de líquido por las células que se encuen-tran en la pared del mismo como mecanismo relevante.

Aun cuando es bien conocida su acción en inmunoterapia el mecanismo exacto es desco-nocido.12

Es importante para tomar en consideración que las lesiones con colecciones líquidas pos-traumáticas o de otra etiología, pueden ser sus-ceptibles al manejo con OK-432 aun cuando no encontramos en la literatura nacional estudios en niños.

Es importante reconocer que el medicamen-to en estas colecciones puede ser útil, tenien-do en cuenta una gama importante de lesiones traumáticas capaces de presentar acumulación y atrapamiento de líquido en las fascias muscula-res.

Aun cuando es un caso clínico, es relevante por la respuesta que se obtuvo.

Se debe acumular experiencia en estos casos y ratificar su utilidad con un número mayor de pacientes, ampliando en forma importante la utilización del medicamento en este tipo de patologías como lo describe Fasching15 en su pa-ciente politraumatizado.

No se puede argumentar que la evolución natural fue la que resolvió el problema, ya que la lesión se presento posterior al traumatismo permaneciendo en las mismas condiciones hasta que se egreso de terapia intensiva (mas de seis meses), ofreciéndole alternativas de manejo an-tes del OK-432 incluyendo el quirúrgico.

Debido a que la interconsulta al Servicio de Cirugía Pediátrica fue tardía no se le realizo do-ppler por considerarse innecesario y no deter-minaron el volumen aproximado con el ultra-sonido.

No se tiene ultrasonido final ya que clínica-mente ya no existía líquido en el control clínico y la evolución fue satisfactoria.

Figura 3. Picibinil (OK-432)

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48 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

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7.- Luzzato c, Midrio P, Tchaprassian Z, Guglielmi M. Esclesrosing tretamente of lyn-phangiomas with OK 432. Arch Dis Child 2000 82(4):316-318

9. Kobayhasi D. Kumagai H, Satsuma S. Cav-ernous lymphangioma of leg in children tretd by injection of OK-432 after. J Bone and J Surg 2003;85(6):891-94

10. Chantal M. Gighuere MD, Nancy M, Bau-man, D Yutaka S, Diane K, Burkewith 0K-432 (Picibinil) sclerotherapy. Arch Dis Child 2000 82(4):316-318

11. Xiao LI, Zheng Fan, Tsugiya M, Charles R. Enhacement of natural Killer Cell Activity in human inmunodeficiency virus-infected sub-jects by in vitro treatmentre with biologic re-sponse modifiere OK-432. Am Soc Microb 1995 ;2(1):91-97.

12. Masato O, Tetsuya O. Tomoyuki T, Go O, Sachiko F, Hidemtoo N, Sharif UA, et al. Involve-ment of toll-like receptor 4 signaling in interferon-producction and antitumor effect by Streptococcal agent OK-432. J Nat Can Inst 2003;95(4):316-32.

13. Jiménez UP, Terriquez RS, Gallego GJ, Me-jia, MS, Sanchez NJ. Tratamiento de linfangioma quistico. Congreso internacional Cirugía Pediátrica Acapulco Gro. Rev Mex Cir Ped 2002 ; 114

14. Sanchez NJ; Jiménez UP, Mejia MS,Reyes RT. Bracho BE. OK432 Terapia para linfagioma quistico en niños. ¿En cuanto tiempo colapsan? Estudio mu-ticentrico. Congreso Internacional Cirugía Pediátrica Acapulco Gro. Rev Mex Cir Ped 2002; 162.

15. Fasching G, Sinzig M. OK-432 as a scleros-ing agent to treat wound-healing impairment. Eur J Pediatr Surg. 2007;17(6):431-2.

16. Knipping S, Goetze G, Neumann K, Bloch-ing M. Sclerotherapy of cervical cysts with Pici-banil (OK-432). Eur Arch Otorhinolaryngol. 2007 Apr;264(4):423-7. Epub 2006 Nov 3.

17. Chen M, Chen CP, Shih JC, Chou HC, Yu CL, Wang BT, Hsieh CY. Antenatal treatment of chylothorax and cystic hygroma with OK-432 in nonimmune hydrops fetalis. Fetal Diagn Ther. 2005 Jul-Aug;20(4):309-15

Sanchez MVJ, Jimenez UPS, Sanchez NJ, Mejia SMR, Castañeda ORA

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49Vol. 17, No. 1, Enero-Marzo 2010

INFORMACIÓN PARA AUTORES

La Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica es la Revista Oficial del Colegio y Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica, y por ello, el órgano de expresión de todas sus actividades

1. La Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica acepta para su publicación trabajos referentes a la cirugía pediátrica y ciencias afines. La revista publica Artículos originales, Casos clínicos, Temas de revisión y Cartas al editor, tanto en español como en inglés.

Los trabajos deben elaborarse siguiendo las recomendaciones del Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (N Engl J Med 1999; 336: 309-15).

2. Los trabajos que se envíen deberán ser inéditos. La Sociedad Mexicana de Cirugía Pe-diátrica se reserva todos los derechos de progra-mación, impresión o reproducción (copyright) total o parcial del material que reciba, dando en todo caso el crédito correspondiente a los autores.

Se reserva también el derecho de realizar cam-bios o introducir modificaciones en el estudio en aras de su mejor comprensión, sin que ello derive en un cambio de su contenido.

3. Los trabajos remitidos deberán ser redac-tados a doble espacio, en un solo lado de una hoja blanca tamaño carta, dejando márgenes de 2.5 cm. Las páginas deberán ser numeradas con-secutivamente, iniciando con la página inicial.

El número debe anotarse en la parte inferior derecha de cada página, y en la parte superior derecha deberá anotarse el apellido del autor principal. Los trabajos deberán remitirse por triplicado (un original y dos copias), incluyendo cuadros y figuras.

Los autores deben conservar copia de todo el material enviado. Deberán enviar el manuscrito capturado electrónicamente en un disco flexible de 3.5”.

4. Página inicial. Incluirá lo siguiente:Título del trabajo.Nombre o nombres de los autores en el orden

en que deberán figurar en la publicación. Debe-rá utilizarse guión entre los apellidos paterno y materno, si se indican ambos.

Lugar de trabajo de los autores.

Nombre y dirección del autor a quien pueden enviarse las solicitudes de sobretiros, antecedidos por la frase: Solicitud de sobretiros.

Cualquier apoyo o subsidio que requiera agradecimiento.

5. Resumen en español y palabras clave. En la segunda página se incluirá un resumen de 150 palabras como máximo en artículos no estructu-rados. En artículos estructurados de más de diez páginas (editadas), será de 250 palabras.

Los resúmenes de trabajos originales debe-rán tener las siguientes secciones indicadas por subtítulos: Introducción, Material y métodos, Resultados y Discusión.

Los resúmenes de la descripción de casos clínicos deberán tener las siguientes secciones indicadas por subtítulos: Introducción, Caso(s) clínico(s) y Discusión.

Los resúmenes de trabajos de revisión podrán tener subtítulos de acuerdo a la presentación y desarrollo del artículo.Al final del resumen se anotarán de tres a diez palabras o frases que serán utilizadas para elaborar el índice alfabético de temas de la Revista Mexicana de Cirugía Pediátri-ca, el cual aparece en el último número del año.

Para la selección de las palabras o frases clave recomendamos consultar la publicación del In-dex Medicus titulada Medical Subject Headings, la cual aparece cada año, conjuntamente con el número de enero (January) del Index Medicus.

6. Resumen en ingles. Deberá enviarse la traducción correcta al inglés del resumen en es-pañol incluido en la segunda página, incluyendo el título del trabajo y las palabras o frases clave.

7. Agradecimientos. Deberá enviarse el per-miso escrito de las personas que serán citadas por su nombre en esta sección.

8. Texto. El texto de los trabajos de investiga-ción clínica o experimental deberá ser dividido en las siguientes secciones: 1.-Introducción; 2.-Ma-terial y métodos; 3.-Resultados, y 4.-Discusión.

Si se trata de uno o más casos clínicos, la

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50 Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica

secuencia será la siguiente: 1.-Introducción: 2.-Descripción del(los) caso(s) clínico(s), y 3.-Discusión.

a.- Introducción: Deberá ser breve, tratando de despertar el interés para leer el resto del ar-tículo, incluir una definición del tema, citar los antecedentes que lo fundamentan y el propósito del trabajo.

No deberá incluir información expresada en otras secciones del artículo. Las referencias bibliográficas deberán ser las estrictamente ne-cesarias.

b.- Material y métodos: Se deben incluir todos los elementos que permitieron la realización del trabajo, con detalles suficientes para que otros autores puedan repetir el estudio.

c.- Resultados: Su descripción debe ser clara, precisa y completa, incluyendo solamente aque-llos datos que sean pertinentes al motivo del estudio, presentados en una secuencia lógica, no repitiendo los datos de los cuadros o figuras y remarcando o resumiendo las observaciones importantes.

d.- Discusión: Su redacción deberá mantener una secuencia paralela a la descripción de los resultados, destacando los aspectos nuevos e importantes del estudio sin repetir información ya presentada en secciones previas. Se deberá establecer un nexo de las conclusiones con los objetivos, proponiendo nuevas hipótesis cuando esté justificado.

9. Referencias: Las referencias bibliográficas se escribirán a doble espacio en una o más hojas, ordenándolas numéricamente de acuerdo con la secuencia de aparición en el texto.

Dentro del texto se identificarán colocando la numeración en superíndice y sin paréntesis.

Deberán seguir los siguientes lineamientos: Artículos. a. Deberá indicarse el nombre de todos los

autores si son seis o menos; si son más de seis deberá señalarse el nombre de los primeros tres autores y agregar la abreviatura «y col.» para tra-bajos en español, o «et al.» si son en otro idioma.

Al concluir los nombres se usa punto. b. A continuación se escribirá el título com-

pleto del artículo, utilizando mayúsculas sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguido de un punto.

c. Continuará la abreviatura de la revista utili-zada en el Index Medicus, sin colocar puntuación

después de las siglas de la abreviatura se escribirá el año de la publicación seguido de punto y coma.

d. Deberá indicarse el volumen en números arábigos, seguido de dos puntos.

Los números romanos deberán convertirse a números arábigos.

e. Por último, se incluirán los números de las páginas inicial y final del artículo, separados por un guión y seguidos de punto final.

Mink RB, Pollack MM. Cuidados inten-sivos pediátricos: reanimación y suspensión de la terapia. Pediatrics (español) 1992; 33: 287-90.

Papile L-A, Tyrson JE, Stoll BJ, et al. A multicenter trial of two dexamethasone re-gimens in ventilator-dependent premature infants. N Engl J Med 1998; 338: 1112-18.Libros y monografías. a. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o

de los autores seguido(s) de un punto.b. Título del libro, utilizando mayúsculas sólo

para la primera letra de la palabra inicial, seguido de un punto.

c. Número de la edición, si no es la primera, seguida de un punto.

d. Ciudad en donde fue publicada la obra, seguida de dos puntos; cuando se indica más de un lugar como sede de la editorial, se utiliza el que aparece primero. El nombre de la ciudad puede traducirse al español si se encuentra en otro idioma.

e. Nombre de la editorial seguido de coma.f. Año de la publicación, no reimpresión (de la

última edición citada, si hay más de una edición), seguido de punto y coma.

g. Número del volumen antecedido de la abreviatura «vol» y seguido de dos puntos.

h. Número de la página citada, seguida de punto final.

Velásquez JL. Redacción del escrito médico. 2ª edición. México: Ediciones Médicas del Hospital Infantil de México, 1998; p.74.Capítulos de libros.a. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o de

los autores del capítulo, seguido(s) de un punto.b. Título del capítulo, utilizando mayúsculas

sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguida de un punto.

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c. Indicar la palabra «En» seguida de dos puntos.

d. Apellido(s) e inicial(es) del nombre del o de los editores del libro seguidos de una coma.

e. La palabra «editor» o «editores», según si se trata de un editor o más de uno, seguida de un punto.

f. Título del libro, utilizando mayúsculas sólo para la primera letra de la palabra inicial, seguida de punto.

g. Número de la edición si no es la primera, seguida de un punto.

h. Ciudad en donde fue publicada la obra, seguida de dos puntos; cuando se indica más de un lugar como sede de la editorial, se utiliza el que aparece primero.

El nombre de la ciudad puede traducirse al español si se encuentra en otro idioma.

i. Nombre de la editorial seguido de coma. No debe abreviarse el nombre de la editorial.

j. Año de la publicación, no reimpresión (de la última edición citada, si hay más de una edición), seguido de dos puntos.

k. Número del volumen, antecedido de la abreviatura «vol» y seguido de dos puntos.

l. Primera y última páginas del capítulo cita-do, separadas por un guión.

Unanue ER, Dixon FJ. Experimental glomerulonephritis; immunological events and pathogenetic mechanism. En: Dixon FJ, Humpery JH, editors. Advances in immunology. New York: Academic Press; 1969: p.1-1810. Cuadros. Escribir cada uno en hojas por

separado, ordenándolos con números arábigos de acuerdo con su secuencia de aparición en el texto.

Los títulos deben ser breves y concisos. No deben remitirse cuadros fotografiados.

11. Figuras. Serán numeradas de acuerdo a su orden de aparición con números arábigos.

Las fotografías, dibujos o gráficas no escanea-das deberán presentarse por triplicado.

En el dorso de la figura constará la nume-ración, así como una flecha indicando la parte superior de la misma.

12. Leyendas o pies de figuras. Deberán ano-tarse en una hoja por separado, numerándolas con el número arábigo que corresponde a la figura.

13. El material gráfico puede enviarse en color o blanco y negro, en diapositiva, en papel bri-llante o capturado electrónicamente a un mínimo de 200 pixeles por pulgada y un tamaño de diez centímetros.

Si se incluye material previamente publicado, deberá acompañarse de la autorización escrita del titular de los derechos de autor.

14. Los manuscritos deberán ser acompañados de una carta del autor responsable de la corres-pondencia referente al trabajo. En la carta deberá proporcionarse la información siguiente:

a) datos sobre publicación previa de todo o parte del artículo, si se llevó a cabo.

b) financiamiento recibido para la realización del estudio o cualquier otra relación económica o laboral de los autores del estudio con empresas o instituciones que puedan verse favorecidas con los resultados del estudio.

c) afirmación de que todos los autores han sido incluidos por haber cumplido plenamente los requisitos de autoría.

d) dirección, teléfono e información adicio-nal que se juzgue necesaria, tal como: tipo de artículo enviado (trabajo original, descripción de casos clínicos, revisión de temas) o solicitud de un número mayor de sobretiros que el que proporciona gratuitamente la Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica.

15. Deberá remitirse, asimismo, una carta fir-mada por todos los autores del artículo, en papel membretado, redactada en la forma siguiente:

«Los autores abajo firmantes ceden los dere-chos de programación, impresión y reproducción parcial o total (copyright) del artículo titulado (insertar título del artículo), al Colegio Mexica-no de Cirujanos Pediatras, en el caso de que el trabajo sea publicado en la Revista Mexicana de Cirugía Pediátrica.

«Los autores manifiestan que el artículo es original, que no se encuentra en evaluación para su publicación en otra revista y que no ha sido previamente publicado.

«El escrito final ha sido leído por todos los autores, quienes aprueban su contenido».

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