2010 Erudicion y Vias Romanas

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  • Las tcnicas y las construcciones de la Ingeniera Romana 119

    VIAE

    1. Laconstruccindelasvasromanas

    1. 1. Tcnicas consTrucTivas en los TexTos anTiguos

    C omo es sabido la antigedad no nos dej ningn manual de lo que hoy llamamos ingeniera, salvo la obra de Vitruvio, y sta no se ocupa de la construccin de calzadas, por lo que, para averiguar qu tcnicas em-pleaban los romanos, hay que espigar entre textos de muy diversas procedencias (cientficos, geogrficos, histricos, literarios, epistolares) tratando de hallar noticias sobre el asunto.

    El texto que debera ser punto de partida para cualquier estudioso del tema es el de Tito Livio, que se refiere a un momento bastante antiguo, el ao 74 a.C.:

    Estos censores (A. Fulvio Flaco y A. Postumio Al-bino) fueron los primeros que concedieron contratos para pavimentar las vas con piedra en la ciudad, con grava fuera de ella, y para colocar bordillos, y tambin para construir puentes en muchos lugares.

    En muy pocas palabras y casi de pasada Livio nos transmite dos ideas muy claras: que las vas ya desde la primera mitad del s. II a. C. eran construidas por empresas privadas que ganaban un concurso pblico y que las calzadas tenan bordillos margines- y es-taban pavimentadas, con piedra grande silex: losas

    De e e hp://la.wkoce.og/wk/De_acheca To Lvo A e ond 4 7: Censoes (Q. Flv Flacc A. Pom Alnqe) vs sennds se n e, ge e em ssends mgnndsqe pm omnm oven, ponesqe ms oos fendos.

    o grandes pedernales-, en las ciudades, y con piedra pequea glarea: grava-, fuera de ellas.

    Se ha aducido un texto jurdico, el de Ulpiano en el Digesto , para distinguir tres tipos de vas roma-nas: las viae terrenae, las viae glarea iniectae o stratae y las viae lapide stratae vas de tierra, vas afirmadas con grava y vas afirmadas con piedra-4.

    Si con el pretexto de repararla alguien deteriora la va, que sufra un castigo. Porque no puede, el que se am-para en el interdicto para reparar, hacer la va ms ancha, ni ms larga, ni ms alta, ni ms baja, ni echar grava en una va de tierra, ni empedrar una va que sea terrena o, al contrario, convertir una va pavimentada con piedra en una va de tierra.

    Del mismo texto se deduce que existieron dos grandes categoras de caminos en Roma: los afirma-dos, en los que se vertan y extendan materiales que quedaban estratificados, a los que se aplicaba el ver-bo sterno, cuyo participio adjetivado strata (via), dio

    Ulpano 68 d edm Dgeo 4 : S qs spee efe-ons deeoem vm f, mpne vm pe, pope qod neqe oem neqe ongoem neqe oem neqe moem vm s nomne efeones s qs ned poes fee, ve n vm eenm gem nee senee vm pde qd een s, ve on pde sm eenm fee. La adccn e de la Da Alca Cano vd. Iaac Moeno Gallo Infaeca vaa omana II I Congeso soe s Os Ps Romns, Md 15 de oe de 2002 hp://www.aanv.ne/vaomana/nfa0.php4 Ale Gene Mne dAooge pesoqe, qe e go omne, VI, Aooge go-omne, deme p, LAooge d so. Les oes Pa Ed. Pcad 94 pp. - Chalon T. Lew y Chale Sho A Ln Dony: Fonded on Andews Edon of Fends Ln Dony: Revsed, Enged, nd n Ge P Rewen y Oxfod Claendon Pe 879. s. v. seno, sv, sm . Ep. place o cove; of a way oad pah ec. o pave: spe en s ss Lv. 9 : v s d. 8 8: semm so qdo sven d. 0 fin.; o vs se ... vm Cponm se ... empom pde d. 4 7 q.; and aol.: om m senendm oe Cc. A. 4 : pvmen-m sm pde lg. Ezech. 40 7: vm pde

    Lasvasromanasenlaerudicinmoderna

    Reivindicacin de Nicols Bergier

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    la palabra tarda strata, que termin designando a la propia va7 y los no afirmados, las viae terrenae, que no podemos consideran propiamente vas romanas, como no consideramos hoy carreteras a las pistas fo-restales.

    Otro texto ms tardo, pero que se refiere tambin al s. II a. C. aos - a.C.- nos habla de Cayo Graco, uno de los primeros polticos romanos que dio verdadera importancia a la construccin de vas. Es el de Plutarco:

    Puso su principal empeo en la construccin de ca-minos, compaginando la belleza y la utilidad. Porque los caminos se trazaban atravesando el terreno en lnea rec-ta, sin vueltas ni rodeos, y sus cimientos eran de piedra cortada, reforzada con capas de arena o guijo apisona-das. Las depresiones se rellenaban y se construan puen-tes sobre los torrentes y arroyos, ambos lados con misma altura, y stos siempre paralelos, de manera que toda la obra presentaba un aspecto uniforme y bello. Adems de todo esto midi todo el camino y al final de cada milla medida que viene a ser de ocho estadios ms o menos- puso una columna de piedra que sirviera de seal a los viajeros. Coloc adems otras piedras a ambos lados del camino, a poca distancia unas de otras, para que los que iban a caballo pudieran montar desde ellas sin necesitar ayuda.

    Para el de Queronea, que quizs est trasladando su experiencia de las vas romanas del s. II d.C. a ms de dos siglos atrs, las calzadas eran rectas, salvaban los obstculos del terreno mediante obras de inge-niera, estaban sealizadas con miliarios y se cons-truan con una base de piedra y capas superpuestas de arena o guijarros apisonados.

    El nico texto que nos describe pormenorizada-mente las fases de construccin de una va romana es el de Estacio, en las Silvas, que se refiere a la conocida como Va Domiciana, en el tramo entre Sinuessa y Pu-teoli, en la Campania, construida en el 9 d.C.

    6 Id. s , e f. (s. v) a paved oad o way (po-cla.) E. 9 : mps sene jm ss Jvenc. : n mgne se d. 667 El lan s ha dado el alano y gallego eada el ngl ee ec.8 Placo da paalela Gayo Gaco 7 adccn del gego po A. Ranz Romanllo Madd Ed. Iea 979 omo 4 p. . Com-paada con la nglea de N. Lew y M. Renhold Roman cvlzaon Seleced Readng The Replc and he Agan age p. 7- 8.

    Statius, Silvae, 4, 3.

    Quis duri silicis gravisque ferri immanis sonus aequori propinquum saxosae latus Appiae replevit? [...]hic segnis populi vias gravatus 0 et campos iter omne detinentes longos eximit ambitus novoque iniectu solidat graves harenas, gaudens Euboicae domum Sibyllae Gauranosque sinus et aestuantes septem montibus admovere Baias.Hic quondam piger axe vectus uno nutabat cruce pendula viator sorbebatque rotas maligna tellus, et plebs in mediis Latina campis 0 horrebat mala navigationis; tardabant iter orbitae tacentes, dum pondus nimium querens sub alta repit languida quadrupes statera. at nunc, quae solidum diem terebat, horarum via facta vix duarum. non tensae volucrum per astra pennae, nec velocius ibitis, carinae.Hic primus labor incohare sulcos 40 et rescindere limites et alto egestu penitus cavare terras; mox haustas aliter replere fossas et summo gremium parare dorso, ne nutent sola, ne maligna sedes 4 et pressis dubium cubile saxis; tunc umbonibus hinc et hinc coactis et crebris iter alligare gonfis.o quantae pariter manus laborant!hi caedunt nemus exuuntque montes, 0hi ferro scopulos trabesque levant;illi saxa ligant opusque texuntcocto pulvere sordidoque tofo;hi siccant bibulas manu lacunaset longe fluvios agunt minores.

    El vocabulario, aunque potico, es bastante pre-ciso, pero se refiere a unas condiciones del terreno que no son las habituales, puesto que, como queda patente en la primera parte del texto, se trata de una zona pantanosa, de terreno muy blando, que hubo que consolidar con cuidado.9

    Qu terrible estrpito del duro slex chocando con el hierro resuena a lo largo de la Va Apia, del lado en que, pedregosa, bordea el mar? [...]

    Es l (el emperador Domiciano) el que no sopor-tando ver a su pueblo arrastrndose por la ruta y a las

    La adccn e del ao.

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    llanuras retardar los viajes, suprime los largos rodeos y consolida las malsanas arenas con nuevas capas de mate-riales; feliz de acercar la morada de la Sibila Eubea y los valles del Gauro y la ardiente Bayas a las Siete Colinas.

    All, antao, el lento viajero llevado sobre su nico eje, se balanceaba como colgado de la cruz, un suelo blando engulla las ruedas y la plebe latina, en medio de la lla-nura, tema los males de la navegacin. La carrera no era rpida, sino que retardaban el camino impracticable las silenciosas roderas, mientras que, quejndose del exceso de carga, la bestia de tiro se arrastraba lnguidamente bajo el pesado yugo. Pero ahora el camino, en el que se perda un da entero, se hace apenas en dos horas. Ni las extendidas plumas de las aves en el firmamento, ni los navos viajarn ms veloces.

    La primera labor: marcar la traza y abrir la caja del camino y, con un profundo desmonte, excavar el terreno hasta el fondo; a continuacin: rellenar las fosas con ma-teriales aportados y preparar el interior para que la capa superior no repose sobre bases movedizas, ni sobre dbiles cimientos o un lecho inestable el enlosado; despus: suje-tar la calzada con bordillos colocados a uno y otro lado y con aserradas cuas.

    Oh, cuantos brazos colaboran! Los unos abaten los bosques y desnudan los montes. Los otros destruyen con el hierro las peas y los grandes rboles. Los de all unen las piedras y componen la obra con el polvo sacado del horno y el humilde tufo. Los de ms all, desecan con sus brazos las empapadas lagunas y conducen lejos las esco-rrentas.

    El texto describe con precisin las diversas fases de la construccin:

    En primer lugar se despeja el terreno, abriendo la traza de la va, desnudando los montes, cortando los bosques, las peas y los grandes rboles (vv. 0- : hi caedunt nemus exuuntque montes, hi ferro scopulos trabesque levant).

    Luego se construyen las fosas laterales o quizs, ms bien, se marca la lnea que va a seguir la va con balizas o luces (v. 40: incohare sulcos0) y se abre la caja del camino (v. 4: rescindere lmites). Despus

    0 noo, e, v, m: - . - comenza (na conccn) con levana. - - nca comenza empeza. - - n. - comen-za. ss, m.: - co. - - lao. - canal zanja pozo. - 4 eela de n navo hella de na eda endeo de lz. esndo, e, sd, sssm: - . - epaa (aancando o coan-do) coa (n pene) a (na echa en na empalzada) aanca ea (na heda); mes, ms m.: - camno ecndao camno endeo a. - - lecho (de n o). - - co ao. Una expen mla e encena en Lceco De em n 406 : vias res-cindere noss senss ae camno en neo endo Soe mes en el endo de camno vd Fancco Jave Gzmn Amao Romnos y os en s fones de Impeo omno segn e esmono de Amno Meno Madd Sgnfe Lo 006 p. 4.

    se excava hasta llegar a terreno firme (vv. 4- 4: alto egestu penitus cavare terras), rellenando la fosa a continuacin (v. 4: mox haustas aliter replere fossas) con aportes alctonos, que aseguren la firmeza del cimiento (v. 44: gremium parare) sobre el que se apo-yan, bien la capa de rodadura de arena? (v. 44: sum-mo dorso) o las apretadas piedras (v. 4: pressis saxis), es decir, un enlosado. Los que unen las piedras y componen la obra con el polvo sacado del horno y el humilde tufo (vv. - : saxa ligant opus-que texunt cocto pulvere sordidoque tofo), quizs estn haciendo muros de contencin de tufo -piedra vol-cnica, barata por ser abundante y fcil de extraer-, unidos con cal. Todo ello se explica por el carcter muy flojo y pantanoso del terreno. En los laterales se colocan bordillos y cuas que sujetan el cami-no (vv. 4- 47: tunc umbonibus hinc et hinc coactiset crebris iter alligare gonfis) y se construyen estructuras que dan salida y evacan las aguas estancadas (vv. 4- : hi siccant bibulas manu lacunas et longe fluvios agunt minores).

    Parece claro que algunas vas que pasaban por zo-nas fangosas o pantanosas estaban afirmadas o pavi-mentadas con piedra. As se desprende un texto del mdico del s. II d.C. Galeno13 :

    Trajano rehzo las vas: afirmando con piedra las partes de aquellas que eran fangosas o pantanosas, o bien levantndolas por medio de terraplenes, limpiando las que eran speras y rugosas y construyendo puentes sobre los ros que no se podan pasar; en donde se apreciaba que la va era ms larga de lo necesario, tallando una ms corta; si en alguna parte haba una colina verdaderamen-te escarpada y difcil, desviando el camino por lugares ms suaves; si el camino pasaba por un lugar infestado de bestias salvajes o desierto, llevndolo por otro lado y conducindolo por lugares habitados, allanando de esta manera los lugares penosos.

    smms, , m: - lo qe e aa exemo. lo qe e en la pefice pefical. dosm, n.: - - epalda. - cano ode flanco (de na monaa). - pefice (del aga). - 4 anco de aena. Ea expen e nca en la leaa lana. Galen De Meodo Medend, XI lo 9 cap. 8: Vs Tns efe, qe qdem em mde ose en pes pds senens, eds egesons ens; qe senose e spee en, es epgns, flmn qe ns non poen pons ngens; ongo qm ops v vde m evoem en-dens, s veo pope dm oem dffis e pe mo o defleens: m s osess fes ve dese e, nsfeens, pe dens, m spe ompnns.

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    Otro texto de Tibulo14 afirma que la va construi-da por Valerio Messala, a finales del s. I d.C., estaba pavimentada en algunos tramos con grava y en otros con losas:

    Que no calle la magnfica va, que del suelo tuscula-no conduce al antiguo solar de la blanca Alba, cuya obra se hizo a tus expensas, en unos sitios afirmada con dura grava, en otros con piedras adecuadas encajadas con ha-bilidad. Que te cante el labrador, cuando vuelva de noche a la gran ciudad y traiga los pies ilesos.

    4 Tlo 7 7: Ne e monmen ve, qem Ts es Cnddqe nqo dene A Le. Nmqe ops onges s ge d Sen, p ng e se. 60 Te n go, mgn m vene e/ Ses noffensm eeqe pedem.A ea va e efea egamene Macal (Epgmm 8 ) cando dce: Cando oa yazcan en o la peda de Meala. ((E m p s Mess s jen.) Geoge McCacken Tll Mealla and he a Lana Ame-n Jon of Poogy 4 9 pp. 44- .

    1. 2. el polvo de los caminos

    Parece claro que la mayora de las vas romanas estaban rematadas con una capa de rodadura de ma-teriales finos, de donde se desprenda mucho polvo al recorrerlas. Presentamos un conjunto de textos que abundan en la misma idea:

    Los primeros cronolgicamente son de Cicern, de su correspondencia. Este inicial es de una carta a su hermano Quinto, acerca de una finca el fundo Fufiniano- que ste recientemente haba comprado. Est fechada el 8 de septiembre del 8 a. C.

    El da de los idus de septiembre me encontraba en Laterium. He inspeccionado el camino, habindome pare-cido tan bueno que se tomara por va pblica, exceptuan-do un trozo de 150 pasos, que yo mismo he medido, desde el puentecillo prximo al templo de Furina, en el lado de Satricum, y en el que han echado polvo en vez de grava. Hay que arreglarlo y tambin la pendiente de la va, que es muy fuerte. Pero he comprendido que no puede llevarse por otro lado, puesto que no queras que pasase por la finca de Locusta ni por la de Varrn. Velvino ha terminado ya de construir el trozo delante de su finca, pero Locusta ni lo ha tocado.

    Hasta los caminos privados, y ste lo era, estaban muchas veces afirmados con grava, aunque el de ac-ceso al fundo Fufiniano tuviera tramos en mal estado, con pendientes excesivas o en los que la grava era escasa y el polvo mucho.

    Este otro texto de Cicern es de su corresponden-cia con tico, del ao a.C.7:

    Cicern, a tico, salud:En tanto que no pare en alguna parte, no esperes car-

    tas mas sino muy breves y no siempre de mi puo y le-tra; pero en cuanto tenga espacio, vuelvo a mi costumbre. Ahora vamos de camino por una va calurosa y polvo-rienta. [...] Esta carta la escribo a toda prisa y va llena de polvo. Las siguientes sern ms ordenadas.

    Cicern escriba su correspondencia desde el ca-

    6 Ceons seeee qedm epsoe edn noe & s-ons nge e M. L: H Phladelpha y Boon Pekn y Mavn 86 p. - 6.C. Q. F. 4: Ids Sep. In Leo f. Vm pespe; qe m p, ops pm vede ese, pee CL pss: sm enmpse menss eo pono., q es d Fne, Sm vess. Eo oo pvs, non ge ne es: e m: e e ve pes vde vs es. Sed nee e d non posse, pe-sem m neqe pe Lose, neqe pe Vons vees dee. Vevnm ne sm fndm poe mne; Los non ge.7 Ccen Ad Am lo 4: S. Ts v K. Se. . 703 .Cceo Aco al.Ane qm qo oo onsedeo, neqe ongs me neqe sempe me mn es espes; m em e spm, mqe pes-o. nn e onfiems esos e pveen v. [...] es epsm penm fesnons e pves; eqe soes en.

    La a Taana epeenada como na joven endda qe oene na eda en n eleve de poca ajanea

    hoy en el Aco de Conanno (aa) y en n denao de Tajano (aajo).

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    rruaje que le llevaba por los caminos de Cilicia -la provincia de su mando- y la polvareda que levantaba era tanta que le manchaba las cartas que escriba.

    El siguiente cronolgicamente se refiere al em-perador Calgula (7- 4 d. C.), y est sacado de las Vidas de los Doce Csares, de Suetonio8:

    comenz la marcha y lo hizo tan deprisa y con tan-ta precipitacin que las cohortes pretorianas, a la fuerza y contra su costumbre, tuvieron que llevar sus insignias con la impedimenta para poder seguirle, y otras veces tan lenta y tranquilamente que iba en una litera llevada por ocho hombres y exiga que las habitantes de las ciudades vecinas barriesen la va y la regaran para que no hubiera polvo.

    Suetonio narra la expedicin de Calgula, en la que lleg al Mar del Norte, triunfando sobre Neptuno, pero el dato curioso que destaca el bigrafo como signo de la extravagancia y locura del emperador - es que hiciera barrer y regar la carretera para no tragar polvo. Hasta el ms poderoso de Roma tena que su-frir esa incomodidad!

    El siguiente texto es de Sneca, en sus Cartas a Lucilio, escritas hacia el d.C.:

    Todos viajan ya precedidos por un escuadrn de ca-ballera nmida, antecedidos por una fila de corredores: se considera vergonzoso no tener a nadie para apartar a los que se encuentran por el camino, ni a quienes, con una gran nube de polvo, hagan patente que viene un hombre ilustre.

    Ya todos tienen mulos que lleven sus vasos de cristal o mrrinos, su vajilla cincelada por grandes artfices: se considera vergonzoso que se vea que llevas unos fardos que pueden someterse sin peligro al traqueteo de las rue-das.

    Todos llevan sus esclavos con la cara embadurnada de ungentos, para que el sol y el fro no estropeen su piel delicada: se considera vergonzoso que en tu cortejo no haya ningn joven esclavo cuya sana faz no sea bastante atractiva.

    El agmen cursorum antecedat, la fila de corredores que anteceden al rico, puede ser la misma gregem cur-sorum cum magistro se exercentem, grey de corredores que se ejercitaban con un profesor en el prtico de la Casa de Trimalcin9, que deban de pertenecer a una

    8 Seono V G 4: ...e ngesss es onfeqe modo m fesnne e pde, peone ooes on moem sgn mens mponee e sseq ogeen, nedm deo segne deeqe, opoo veee qe popnqm m pee ve s vs e onspeg pope pveem egee. 9 Notavi etiam in porticu gregem cursorum cum magistro se exercentem. Tamn oev en el pco n eqpo de coedoe a pe qe e enenaan ajo la deccn de n cnco. Peono Sat. 9 7. La adc-cn de Peono e de L. Ro Fenndez Petronio. El Satiricn Madd Gedo 984. La fecha de compocn del Satiricn e exacamene la mma de la Cartas a Lucilio de Sneca poco ane del 6 d. C.

    decuria de peatones, decuriam viatorum, citada tam-bin en el Satiricn0.

    Para Sneca, l mismo un aristcrata que se po-da permitir perfectamente los lujos que describe, ir de camino era una actividad molesta, en la que uno se pona perdido de polvo, y se cruzaba con largas comitivas de esclavos de buen ver y mulas cargadas de tesoros, escoltadas por su seguridad privada los jinetes nmidas-, precedidas por un siervo que apar-taba del medio a los viajeros que molestaban.

    En esta caricatura demasiado rpida -ya que lo que le interesa a Sneca es llegar cuanto antes a la moraleja filosfica- el transporte barato es el que va en carro, expuesto al traqueteo de las ruedas en los baches, all donde el pavimento aparece descarnado, y el caro el transporte en mula, que puede cargar menos peso, pero es ms delicado y puede llevar con mimo los objetos ms frgiles. As las vajillas de cristal de roca, los vasos mrrinos o de nice, que eran verdaderas obras de arte, viajaban bien empa-quetadas a lomos de animales, lo que no quita para que objetos de uso comn y amplsimo comercio, que eran tambin frgiles, como la terra sigillata o el vidrio, fueran transportados en carro, lo que sera imposible si la capa de rodadura de las calzadas fue-ra de losas de piedra, por muy bien colocadas que estuvieran stas.

    En otro prrafo, mucho menos explcito, de las Cartas, el filsofo cordobs utiliza el camino como metfora de la vida:

    Todas esas cosas en una existencia dilatada son como en una va larga el polvo, el lodo o la lluvia.

    La vejez, las enfermedades, las preocupaciones, son, en una existencia prolongada, no accidentes, sino la normalidad, como el polvo, el barro o la lluvia en un viaje largo.

    El retor calagurritano Quintiliano, hacia el 9 d.C., nos habla en una de sus oraciones, del polvo en el camino:

    Otras consecuencias son, como he dicho, no necesa-rias, bien por las dos partes, bien por una de las dos par-tes: El sol broncea: pero no siempre quien est bronceado lo est por el sol. El camino te llena de polvo, pero ni todo

    0 Vide ergo, ait, ut diligenter ponas; si non, te iubebo in decuriam viatorum conici. Eae aeno a ve no ve en de lo conao e manda echa a la deca de lo peaone. Peono Sat. 47 . Sneca. Epistulae morales XCI: Omnia ista in longa vita sunt, quomodo in longa via et pulvis, et lutum, et pluvia. Qnlan Institutiones oratoriae (0) 8. Texo lano en hp://www.helanlay.com/qnlan/qnlan.no.hmlAlia sunt, ut dixi, non necessaria, uel utrimque uel ex altera parte: sol colorat: non utique qui est coloratus a sole est: iter puluerulentum facit, sed neque omne iter puluerem mouet, nec quisquis est puluerulentus ex itinere est.

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    V Congreso de las Obras Pblicas Romanas124

    camino levanta polvo, ni cualquiera que est lleno de pol-vo lo est por el camino.

    Que ir de camino implicaba acabar cubierto de polvo es tan claro que Quintiliano lo utiliza como trmino de comparacin, pero nos informa de que haba ciertas vas o bien algunas circunstancias- en las que no se levantaba polvo.

    Ahora, dos prrafos sacados de la obra del poeta hispano Marcial, escribiendo a finales del s. I d.C.23:

    Cundo habremos de ver las dulces esperas y la lar-ga polvareda levantada por el Csar y toda Roma en la Va Flaminia?

    Cundo llegaris vosotros, caballeros y nmidas de abigarradas tnicas del Nilo, y la voz del pueblo ser ni-camente ya viene?

    La llegada del csar es anunciada de lejos por la gran polvareda levantada por la comitiva.

    Aunque un carruaje con butacas transporte a tus sir-vientes llenos de afeites, y tus jinetes libios suden entre una nube de polvo.4

    El rico como en el texto anterior de Sneca- viaja con una gran comitiva y, cuanto mayor es sta, ms grande es la nube de polvo que arrastra.

    Por ltimo, en las Cartas de Plinio el Joven, escri-tas hacia el 09 d.C., podemos encontrar otra noticia sobre los efectos del polvo en los caminantes:

    He disfrutado de un viaje muy agradable, excepto por el hecho de que algunos de mis sirvientes han cado enfermos, como consecuencia de las altsimas temperatu-ras que hemos padecido.

    As, por ejemplo, mi lector, Encolpio, mi principal asistente en mis trabajos ms serios y en mis distraccio-nes, ha sufrido una fuerte irritacin en la garganta a cau-sa del polvo del camino y ha escupido sangre.

    Una de las consecuencias ms desagradables del viaje era, no solo acabar lleno de polvo, sino tragarlo, lo cual poda causar incluso enfermedades.

    Maal Epigramaton 0 6. Tadccn de J. Glln Epigramas de Marco Valerio Marcial Zaagoza Incn Fenando el Calco 00 p. Quando morae dulces longusque a Caesare pulvis totaque Flaminia Roma videnda via? Quando eques et picti tunica Nilotide Mauri ibitis, et populi vox erit una Venit? 4 Ibid. 0 4 Cum cathedrata litos portet tibi raeda ministros et Libys in longo pulvere sudet eques. Plno el Joven Epistolae 8 - Texo lano en hp://www.helanlay.com/plny.ep8.hmlTadccn al epaol de J. C. Man: Plno el Joven Epistolario (libros I- IX), Panegrico del emperador Trajano Madd Ceda 007 p. 47Iter commode explicui, excepto quod quidam ex meis adversam valetu-dinem ferventissimis aestibus contraxerunt. Encolpius quidem lector, ille seria nostra ille deliciae, exasperatis faucibus pulvere sanguinem reiecit.

    2. Bergieryelestudiodelasvasromanas

    2. 1. la figura de nicols Bergier

    El estudio de las tcnicas constructivas de las vas romanas no fue objeto del inters de los inves-tigadores hasta el Renacimiento. Dos arquitectos, Alberti y Palladio7, en sus obras sobre Arquitec-tura, dejaron algunas pinceladas, escasas y no muy atinadas, sobre la construccin de calzadas en la antigedad. As que hubo que esperar al s. XVII para que se publicara la primera obra de conjunto sobre el tema. Es la Histoire des grands chemins de lEmpire Romaine, de Bergier.

    Nicols Bergier naci en Reims en 7. Estu-di Humanidades en la universidad de esa villa, de la que fue profesor. Se convirti en abogado y pronto fue elegido sndico de su ciudad y encarga-do de defender los intereses de sus conciudadanos en Pars. En la capital de Francia conoci a Nicols de Bellivre, presidente perpetuo del Parlamento de Pars, que le consigui en 0 el nombramiento de historigrafo del rey, con una pensin de 00 escu-dos. Despus de una conferencia en la que Bergier disert ante el Seor de Lys, abogado general de la Corte de Subsidios y consejero de Lus XIII, sobre el origen de los derechos de paso y los peajes, re-montndose en su discurso hasta la poca romana, aquel magistrado, impresionado por los conoci-mientos del orador, le pidi que pusiera por escrito lo que haba odo. Bergier- segn dice l mismo- se intent excusar pretextando que tena a medias una Historia de la ciudad de Reims, que no lleg a ter-minar, pero ante la insistencia del Seor de Lys no tuvo ms remedio que poner manos a la obra. Le-do un primer informe, muy somero, se le orden a Bergier que ampliase su estudio a todas las calzadas romanas existentes en Francia e incluso ms all de sus fronteras; en realidad, se le pidi que lo hiciera en todo el mundo clsico, presentando una imagen de conjunto. Dado que ningn cientfico antiguo o moderno haba intentado hacerlo hasta entonces, el asunto constituy un proyecto indito para el sabio francs, en el que fue ayudado por destacados inte-lectuales del momento como Du Puy y Peiresc. As comenz en 7 una investigacin, que en vez de los pocos das que Bergier pensaba, le llev aos.

    6 Leon Baa Ale AleAle De e edfio ed. alana Floenca Loenzo Toenno 0 ed. epaola Madd Akal pp.- 47 Andea Pallado Andea PalladoAndea Pallado, I qo dee eneca Domnco de Fancech 70 pp. 60

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    El estudio final, Histoire des Grandes Chemins de lEmpire Romain, apareci en un grueso volumen de casi 900 pginas, en , impreso en la Imprenta Real y dedicado al rey Lus XIII.

    En l estudiaba exhaustivamente todos los textos antiguos que tocan el tema de las vas romanas, pa-saba revista al Itinerario de Antonino y difunda por primera vez una reproduccin impresa de la Tabula de Peutinger8, recientemente descubierta en Viena.

    Al ao siguiente el de septiembre de - muri en Grignon, durante una visita al castillo de su amigo, el seor de Bellivre.

    8 Macela A. E. Cllo Polee La ala pengeana ene magna y epeena el mndo en el Impeo Romano hp://www.hoaycla.cl/doc/nvado/Cllo_La_a-la_pengeana.pdf

    2. 2. la HisToria de los grandes caminos del imperio romano29.

    La obra est dividida en cinco libros, de los cuales es el segundo De la materia y de la forma de las calzadas del Imperio- el que ms nos interesa, por ser el ms cercano a posiciones casi ingenieriles y a la vez el ms propiamente arqueolgico0.

    En l diserta Bergier primeramente sobre los materiales de los que estn hechas las calzadas romanas, distinguiendo entre finos: arcilla, limo, arena, cal, y gruesos: grava y piedras, naturales o talladas.

    Afirma el autor (p. -7) que el principal com-ponente de las calzadas consiste en piedras.

    Las unas son planas, usadas para conseguir un le-cho firme y estable para sostener los otros materiales, que se colocan encima; forman el statumen, que en francs traduce por fondation cimiento.

    Un segundo tipo de piedras son las de forma aproximadamente redonda, no ms grandes que para lle-nar la mano y se emplean en los grandes caminos bajo el nombre de rudus.

    El tercer tipo tiene una forma ms cbica y pone en obra sobre todo en la superficie del pavimento de las ciu-dades y en algunas calzadas en el campo. Tales son las piedras que se ponen en obra en el pav de Paris y de otras ciudades de Francia.

    Adems distingue las piedras pequeas que no se sacan de la roca viva de las canteras, y que no son ni talladas ni partidas por artificio de los hombres, sino que son piedras pequeas, que se encuentran enteras o en fragmentos, esparcidas por montes y valles, por vias o tierras de labor, de donde en otro tiempo fueron recogi-das y amontonadas con gran esfuerzo, trabajo y diligen-cia, para hacer macizar la ltima capa de las calzadas en el campo. Cuando estas piedras son muy pequeas, pierden el nombre de piedras silex- para tomar el de grava glarea-: La verdad es que no exceden casi nunca del grosor de un huevo de paloma, y que se encuentran en

    9 Camo po la edcn de Bela de 76. En vez de gande Camo po la edcn de Bela de 76. En vez de gandeCamo po la edcn de Bela de 76. En vez de gande camno vamo a emplea en nea adccone la palaa calzada qe en epaol e la al.0 El pme lo e nodcoo y aa oe dveo apeco: El pme lo e nodcoo y aa oe dveo apeco:El pme lo e nodcoo y aa oe dveo apeco: fnconao encagado coe de conccn y manen-meno calzada oa de lo dveo empeadoe. El eceo paa eva a la fene pncpale: Ineao de Anonno y Tala de Penge medda neaa y lo qe aemo oe va omana en cada na de la povnca del Impeo. En el cao hala de cdade poa manone el ss ps an-poe vaje de fnconao pene y navegacn mama. Po lmo en el lo qno hala de lo monmeno qe adonaan la cdad de Roma. Toda la adccone on ma. E po hace na ven al Toda la adccone on ma. E po hace na ven alToda la adccone on ma. E po hace na ven al epaol de ea oa fndamenal paa el edo de la va omana.

    Reao de Ncol Bege de la edcn de Bela 78

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    nmero infinito en las calzadas las que no son ms gran-des que pequeos frijoles o huesos de cereza.

    Los caminos estn cubiertos de estas pequeas pie-dras, con una cantidad y solidez admirables. Porque es maravilla que una vez puestas en obra, hayan resisti-do tantos aos, visto que los caminos que estn hechos de ellas hace 1.500 o 1.600 aos, aparecen todava enteros en infinitos lugares hasta nuestros das, a pesar de los continuos esfuerzos del carro.

    El captulo V de este segundo libro (p. 40- 4) afirma que:

    los caminos estaban pavimentados de forma diferen-te, dentro de la ciudad de Roma y fuera de ella. Porque en Roma se pavimentaba ordinariamente con piedra y en el campo la piedra era muy rara y la grava muy frecuen-te. La grava siempre se reservaba para hacer la super-ficie de las calzadas; pero para que su obra fuera durade-ra se ocuparon de fundamentar, sostener y fortificar la grava por debajo, colocando piedras, guijarros escombros y argamasa, dispuestos en cierto orden y colocados en di-versos lechos y capas distintas las unas de las otras.

    En el captulo IX (pp. 49 ss) Bergier se propone estudiar el interior de las calzadas, para averiguar por s mismo de qu estn hechas; la mayor parte de aque-llos que han escrito sobre las calzadas se han contentado con describir su superficie, que nos han enseado consiste en grava o de piedra, pero ninguno ha descrito su inte-rior ni ha enumerado los materiales que se encuentran en l en diferentes capas, con su orden y sin asignar a cada una de ellas un nombre, que la haga distinguible de las otras.

    Para ello Bergier analiza primeramente el texto de Estacio, que ya hemos visto, encontrando que solo distingue entre la capa superficial: summum dorsum y el interior: gremium. Para averiguar qu nombre pu-dieron tener los estratos interiores Bergier recurre a Plinio el Viejo y Vitrubio, analizando en estos autores cuales eran las capas que los antiguos empleaban en el solado de los edificios y en los pavimentos inte-riores y exteriores. Su razonamiento era que, si los romanos usaban tan gran nmero de capas para pa-vimentos que solo tenan que soportar pesos mode-rados, con ms razn las haban de utilizar en las cal-zadas que tenan que aguantar el paso de los carros, muchas veces cargados con materiales muy pesados, como grandes columnas u obeliscos.

    No findose solamente de lo que decan los auto-res antiguos, Bergier se propuso comprobar l mis-mo, mediante la realizacin de cortes en el interior de tres calzadas romanas de su regin, cules eran las capas interiores de las calzadas. No se vio decepcio-nado por su trabajo (p. ):

    puesto que habiendo hecho excavar las tres calzadas hasta la tierra firme, descubrindolas y vacindolas hasta el fondo, me encontr muchos materiales que se distin-guan bien y colocados en capas unos encima de los otros. De suerte que en el primero de los tres caminos las capas estaban colocadas en el mismo orden que el de los pavi-mentos domsticos y en nmero igual; en el segundo el orden estaba un poco cambiado y en el tercero el nmero de capas multiplicado, pero en el fondo hay tal relacin entre los pavimentos de los edificios antiguos y los mate-riales de las calzadas del campo, que estando reconocido el orden del de las casas, capa a capa y nombre a nom-bre, se puede extrapolar al de los campos, restableciendo los nombres propios de cada capa que eran desconocidos hasta ahora, esperando que buscando bien yo pudiera en-contrar los libros que me dieran una informacin especial y particular.

    En los captulos siguientes (X a XVI) Bergier exa-mina los textos antiguos (en especial Vitrubio y Plinio el Viejo) que tratan de los pavimentos de las casas; en los captulos XVII y XVIII habla del trazado de las cal-zadas romanas, presentando primero lo que los textos

    Poada de la edcn de Bela de 78 de LHistoire de Bege

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    Fonpco de la oa de Bege: A lo lejos se ve una calzada ocupada por coches y gentes a pie y a caballo; se ven tambin columnas miliarias, casas de posta, tumbas y

    otros edificios sagrados y profanos, con los que las calzadas estaban adornadas. Ms abajo los obreros se ocupan de batir y aplanar el terreno que debe servir de cimiento a otro camino. A la derecha un magistrado romano da sus rdenes a un empresario

    que le presenta el mapa del camino tallado en la Montaa de Posillipo.

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    clsicos y modernos muestran sobre su construccin en zonas de montaa, con desmontes y tneles y en campo abierto, levantados mediante aggeres terra-plenes- (pp. 7- 77), caracterstica tan propia de las vas romanas que acab dando nombre a las propias calzadas (agger publicus= camino pblico). Se ma-ravilla Bergier (p. 78) de la cantidad de materiales, trados en carro de lejos, que se tuvieron que apor-tar para construir los terraplenes, pero todava ms le sorprenden los grandes muros de contencin que tuvieron que construir en las zonas de montaa, para sostener las calzadas.

    En el captulo 8 nos presenta Bergier aquello por lo que es ms conocido, su teora sobre las distintas capas de las calzadas. Advierte primero que, aunque fueran parecidas a las que se podan hallar en las subestructuras de los edificios hay diferencias en el nmero de las capas y en el orden en el que se ponan en obra. Para comprobar los hechos realiz cerca de Reims la excavacin de tres calzadas romanas (pp. 8- 8).

    La primera la efectu cerca del monasterio capu-chino de Reims, en la zona pantanosa del Marais de la Riviere de Vesle. El terreno firme apareci a 9 pies (, m) de profundidad. Sobre l identific las siguientes capas:

    Una inicial, consistente en un cimiento de cal y arena muy blanca, de una pulgada ( cm.) de es-pesor, que constitua el asiento de la calzada.Una primera (statumen) de piedras grandes y pla-nas, echadas unas encima de las otras, unidas con argamasa y de un espesor de 0 pulgadas (0 cm). Una segunda capa de piedras, de forma ms cbi-ca, redonda u oval que plana, las ms grandes del tamao del interior de la mano. Aunque su apa-riencia era la de otro statumen, Bergier identifica el estrato con la ruderatio, porque con las piedras aparecan mezclados fragmentos de cermicas, te-jas y ladrillos rotos, como en el rudus de los pavi-mentos de edificios. Su espesor era de 0 cm.La tercera, a la que identifica con el nucleus, en vez de ser de teja machacada, como en los edificios, era una argamasa de arena natural de creta, con un espesor de un pie ( cm). La ltima capa, que no describe, tena pulgadas (8 cm.) de espesor, lo que sumaba una anchura total de pies (,0 m.)A media legua de Reims excav Bergier una se-

    gunda calzada. Se trataba de un camino levantado 4 o pies (,4 a ,77 m.). Haba pocas diferencias con el primero, solo que el nucleus era la segunda capa y el rudus era la tercera.

    Ulzamo la eqvalenca n pe cm; na plgada cm. Ulzamo la eqvalenca n pe cm; na plgada cm.Ulzamo la eqvalenca n pe cm; na plgada cm.

    Por ltimo realiz otra excavacin en la calzada de Reims a Mouzon, a tres leguas de Reims. All el camino iba sobre un terrapln levantado 0 pies (ms de 7 m.) sobre las tierras vecinas.

    All encontr un statumen doble duplicis statumi-nis- , el primero de piedras planas cementadas, de 0 pulgadas (0 cm.) de espesor, el segundo de piedras en seco, de pulgadas ( cm.) de espesor.

    Sobre esta capa identific un ncleo de tierra roja, extendido sobre la piedra seca, de 4 o pulgadas (- cm.).

    Sobre el nucleus se encontraba la ruderatio, de 0 pulgadas (0 cm.) de espesor, compuesta de guijarros redondos y lisos, de tamao menor que una nuez, en una matriz cementosa de gran dureza.

    La ltima capa era de cantos rodados de mayor tamao que la anterior, con un espesor de pulgadas (8 cm.).

    Las cuatro capas alcanzaban un tamao total de tres pies y medio (, m.)

    Una vez establecida la estructura interior de las calzadas pasa Bergier a describir la superficie exterior de los pavimentos. Los captulos XIX a XXI, los dedica a los pavimentos de los edificios, y pasa a hablar de la superficie de los caminos en el captulo XXII, ad-virtiendo que no va a hablar de las viae terrenae, sino slo de hechas silice aut glarea.

    Aunque las calzadas con capa de rodadura de pie-dra son las ms raras, mientras que las de grava son las ms corrientes, como las de piedra las han precedido en el tiempo, al haber sido empleadas en la Va Apia, que fue la primera construida, as comenzaremos a tratar las superficies ptreas de las calzadas, es decir, las de losas o adoquines. (p. 04).

    En los captulos XXV a XXIX (pp. 0- 4) Bergier describe las calzadas empedradas, la va Apia, la de Domiciano referida por Estacio, y otras descritas por diversos autores, que l no ha visto.

    El captulo XXX lo dedica al segundo tipo de su-perficie, la de grava:

    En cuanto a los (caminos) de Francia y los Pases Bajos no estn cubiertos en toda su longitud, sino por una simple capa de grava. Y son en esto notables porque, estando elevadas sobre altos terraplenes, son conducidos sobre los campos hasta perderse de vista, en lnea recta, a las villas y ciudades del pas, y porque, para hacer-los derechos, fue necesario en muchos lugares desecar pantanos, perforar montaas, rellenar valles y construir puentes con enormes gastos. Pero lo que sobrepasa toda admiracin es que los menudos guijarros de los que la superficie de dichos caminos est compuesta, no se en-cuentran en los campos vecinos, por donde pasa el cami-no, y es muy difcil averiguar de dnde tales piedrecitas

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    han podidos ser tradas en tan grandes cantidades. (pp. 48- 49)

    Qu lejos estas palabras de Bergier de la imagen que nos han transmitido de l, como el difusor de la teora de que las calzadas romanas estaban enlosa-das!

    Por ltimo, en lo que nos interesa, en el captulo XXXI (pp. - ) se ocupa de la forma en anchura de las calzadas, distinguiendo en ellas la parte central elevada o agger y los margines de piedra, hechos a cordel.

    3. LarepercusindelaHistoiredesgrandscheminsdeBergier

    3. 1. en francia

    Como ya hemos dicho, la ciencia europea no es-taba madura para una obra de tanto alcance como la de Bergier y, a pesar de que fue traducido al latn y al italiano, su difusin no fue muy grande.

    Hubo que esperar al siglo siguiente el de las lu-ces- para que su obra se difundiera extensamente.

    En 7 se tradujo al ingls el primer libro y como no se llegaron a editar los dems, Mr. De la Roche public un extracto de los otros cuatro en las Me-moires of Literature, publicadas en Londres.

    En 7 H. Gautier public el tratado de cons-truccin de caminos ms conocido e influyente de su siglo 4.

    El autor analiza en su obra (p. ) las excavacio-nes de Bergier y, a imitacin de aquellas, nos cuenta como l mismo examin varios cortes en la calzada romana de Dijon a Chalons, cerca de Langres, en Champagne (pp. 7- 8). All saca a la luz la siguiente estructura:

    e Gae e Gae Gae, T de onson des emns : o es de onson des emns : o es de onson des emns : o es pe de e des Romns & de e des modenes, svn qon es pqe en Fne, de es figes, de es mees & de es dsposons dns oe soe de e : des pves des gnds emns, & de e des es dns es ves : e de nenne Ge, o es emns des Romns son es seon nee dAnonn, q mqe es endos o s pssoen en Fne : ve nq dffiez qon popose svns esode / p Chez R. Seneze . A. Chez R. Seneze . A.. A.A. Callea Pa 7. 7.4 Calo Nadz Oz La pmea caeea modena. El azado Calo Nadz Oz La pmea caeea modena. El azado y la conccn de lo Camno Reale en el glo XIII A. de la Ca-a S. ea E. Raaa (ed.) (ed.) As de Pme Congeso Non de Hso de Consn, Mdd, 19-21 sepeme 1996 Madd: I. Jan de eea CEOPU 996 p. 77. p. 77.

    un pavimento de piedras colocadas de canto, un poco inclinadas de lado, las unas junto a las otras, de entre y 8 pulgadas (8 a 4 cm) de alto.Sobre este pavimento se encuentra un empe-drado, hecho de piedras del grosor aproximado de huevos, y de entre y pies (0,7 a ,0 m) de altura.Lo que le sorprendi ms de examen del camino

    fue:de donde se han podido sacar una cantidad tan gran-

    de de menudas piedras blanquecinas para componer esta ruta; no se ven en los alrededores canteras, ni barcos, ni ros, ni terrenos propios que las produzcan, a menos que procedan de sondeos en los terrenos vecinos, en los que se las pudiera encontrar en la tierra

    En su nueva edicin, de 7, Gautier aade un amplio resumen (pp. 7- 0) de la obra de Bergier. El Trait tuvo gran xito en toda Europa y difundi una forma de pavimentar, con adoquines o cantos ro-dados colocados sobre un lecho de arena de ro, que se va a utilizar toda la primera mitad del s. XVIII.

    En 78 el libro de Bergier, fue reeditado lujo-samente, en dos volmenes con grabados, por Jean Leonard, en Bruselas, sin tocar ni una coma de la obra original, puesto que como advierte el impresor: hay libros que no se pueden tocar sin gastarlos y el m-nimo respeto que se debe a los autores de reputacin es imprimirlos igual que ellos mismos los hicieron impri-mir. El xito de la obra fue tal que Leonard tuvo que reeditarlo en 7.

    A partir de ese momento su difusin fue mucho mayor. En 748 una obra, especie de enciclopedia de las ciencias naturales, el Spectacle de la Nature, del Abad Pluche7, que se tradujo en toda Europa, descri-be una calzada romana, siguiendo al pie de la letra a Bergier, aunque sin citarlo.

    Hasta ahora como vemos- la lectura de Bergier haba sido correcta y nadie le atribuye la idea de que los romanos solan pavimentar sus carreteras con lo-sas.

    El primero en hacerlo va a ser paradjicamen-te- el ms grande de los primeros historiadores del mundo romano, Edward Gibbon, en su Historia de la decadencia y cada del Imperio Romano, publicada entre

    Dece lo qe la aqeologa fancea llama Dece lo qe la aqeologa fancea llamaDece lo qe la aqeologa fancea llama sson.6 Paa la dna edcone y adccone de Bege Paa la dna edcone y adccone de BegePaa la dna edcone y adccone de Bege vd. DavdDavd Clemen Boeqe ese soqe e qe o oge -sonn de es df es ove omo Gongen Jean Gllame Schmd 7 pp. 66-77 Aad M. Ploch Espeo de nez adcdo al caellano po el P. Eean Teeo y Pando omo I pae ecea Madd Impena Real 786 (Edcn ognal 748) pp. 67- 76.

    i.

    ii.

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    V Congreso de las Obras Pblicas Romanas130

    77 y 7898. All dice Gibbon que en las calzadas romanas:

    la parte central del camino estaba levantada forman-do un terrapln que dominaba los campos adyacentes, consista en varios estratos de grava de arena y argama-sa, y estaba pavimentada con grandes piedras, o en algu-nos lugares, cerca de la capital, con granito.

    Gibbon cita a Bergier, y su libro segundo, cap-tulos - , como fuente de sus afirmaciones, pero est claro que no lo ha ledo con cuidado, a pesar de que sin duda lo manej, ya que, segn sus propias afirmaciones, estuvo entre los materiales previos a la escritura de su Historia de la Decadencia y Cada del

    8 Edwad Gon The soy of e dene nd f of e Romn Empe, s Amen, fom e s oeed London edon Phla-delpha B.F. Fench 90 ol p. 9.

    Imperio Romano, y se refiere a la obra como copiosa y a su autor como celebrado arquelogo39.

    3. 2. Bergier en espaa

    Hay que esperar a 7 para que se publique en nuestro pas un tratado de construccin de caminos, el de Fernndez de Mesa40. El autor resume (pp. 4- 9) ampliamente las ideas de Bergier, y propone el empe-drado glarea strata- que l llama de guijarrillos, como ms perdurable y seguro para la circulacin de los ca-rruajes.

    El primer investigador moderno espaol de los ca-minos romanos, Eduardo Saavedra4, en la segunda mitad del s. XIX, ley a Bergier, lo cita y sigue cuando dice:

    Tres especies de caminos militares (viae) construian los romanos: enlosados (stratis lapidibus), afirmados (iniecta glarea), y simplemente explanados (terrenae). Los primeros se cubrian unas veces de cantos planos, cuyo asiento se obtenia boca de martillo (incerti), y otras con piedras labradas para el perfecto ajuste (quadrati), cuya clase pertenecen las vias Appia, Domitiana y otras clebres por su magnificencia, que son tambien las ms conocidas y ms comunmente descritas en los libros y tra-tados de construccion.

    A la segunda clase pertenece la gran mayora de las romanas vias, cuya seccion trasversal constaba esencial-mente de tres partes capas superpuestas; la inferior cimiento (statumen) de gruesas piedras, la segunda (ru-dus) de piedra machacada quebrantada con el martillo, y la ltima (nucleus) era un recebo compuesto ordinaria-mente de tierras arcillosas calizas, y algunas veces de argamasas de cal de polvo de ladrillo, que entonces se solia cubrir con una segunda capa de gravilla cementada con cal (summa crusta) para mejor resistir al roce y des-gaste que causa el uso. Todos estos materiales (medium agger) estaban contenidos en una caja formada por dos cintas maestras (margines) de piedras grandes, labradas veces, y que ya eran aparentes la vista del caminante, ya quedaban ocultas con el cimiento por las capas ms superficiales, y en este ltimo caso las vias romanas tie-nen la ms absoluta semejanza en su aspecto con nuestras carreteras, y su construccion es muy anloga la de las que antes se hacian por el sistema de Trsaguel. La tercera clase ser para algunos una novedad, pues por su misma sencillez se menciona poco en los autores

    9 Edwad Gon Memos of e fe nd wngs of ..., Londe BloLfe 009 pp. 9 y 4840 Manel Fenndez de Mea Manel Fenndez de MeaManel Fenndez de Mea Tdo eg y poo de mnos pos y possds,alenca Joeph Tom Lca 7.4 Edado Saaveda Decpcn de la va omana ene Uxama y Edado Saaveda Decpcn de la va omana ene Uxama yEdado Saaveda Decpcn de la va omana ene Uxama y Agoga Memoa de la Real Academa de la hoa 879 pp. 4- 6

    En la poadlla del lo de Gae e apeca el modo de pavmena con adoqne oe aena de o qe popone el ao

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    Afirma que en el camino que l explor: la segunda clase pertenece casi todo lo que se v de

    camino y su composicion es la ms sencilla posible, redu-cida un cimiento de piedras gruesas en dos tres capas y un lomo de grava canto partido cubierto de recebo arenoso, aunque no silceo.

    Sin embargo esta visin ingenieril fue pronta-mente contestada por la de algunos historiadores o arquelogos, como Gmez Moreno, que en su des-cripcin de la Va de la Plata4 afirma que:

    El suelo parece que era llano y rara vez conserva su lastricado43 primitivo , lo que no extraa por lo molesto que resulta un piso tan duro para las caballeras y no menos para carros, cuando se halla deteriorado44; el Sr. Saavedra juzg bien de las deficiencias que el sistema de calzadas ofrece. En algunos trechos, hacia el S. de la pro-vincia, quedan, sin embargo, vestigios del enlosado, y es de basalto, cuyos filones asoman por all entre los bancos de granito.

    4 Manel Gmez Moeno Ca Manel Gmez Moeno CaManel Gmez Moeno CaCaogo Monmen de Esp: Povn- de Smn Salamanca Caja Deo Edcn facml 00 (ed. og. 90)4 Noa del ao: Tmno no: enosdo, pvmendo on js, ss o ns.44 Noa del ao: Dd essez de ped en zon de Czd, os mees de v omn se deeon de e peozmene p s povemeno en onsn de ss. Pe de os menos de peo onsevn poemene es de ese e-n poemene es de ese e- poemene es de ese e-do.

    El error fue corregido y aumentado despus de la publicacin del librillo La Calzada romana La Plata en la provincia de Salamanca4, fruto de la colaboracin de un historiador y un ingeniero de caminos.

    El libro contiene un apndice (pp. 4- 47) que consiste en la traduccin de un artculo4: Construc-cin y utilizacin de las vas romanas sacado de una revista norteamericana, que describe las capas su-puestamente cannicas: cama, statumen, rudus nucleus y summa crusta o summum dorsum, e insiste en que las vas romanas estaban enlosadas, y slo en los ca-minos de categora secundaria la cuarta capa era un firme de grava (p. 4).

    El apndice incluye unas vistosas fotografas de maquetas de la construccin de una va romana, rematada con hermosas losas de piedra, que se ha reproducido y copiado ad libitum, divulgndose por todos los manuales y libros de historia, hasta crear una imagen colectiva muy difcil de borrar.

    As no es extrao que, arquelogos espaoles de la segunda mitad del s. XX, que han sido formados en este paradigma, hayan considerado romanas to-das las calzadas empedradas o encachadas, con pie-

    4 Ca Mon Badn y Benvendo Olve Romn L Czd omn L P en povn de Smn Mneo de OaMneo de Oa Plca. Madd 949.. 46 ow a oman hghway wa l an wa ed Rods nd Sees, 94 mazo p. 09.

    Clade Joeph ene La concon dn gand chemn 774 Meo del Love. Se pede apeca el empedado con adoqne.

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    dra pequea -tpicamente medievales- o con grandes losas, como las de Somaconcha y Sierra del Escudo de Caburniga, en Cantabria, Iregua en Rioja, Cap-sacosta o Parpers, en Catalua, Puerto del Pico, en vila, Puerto de la Fuenfra o La Machota, en Ma-drid, todas ellas de poca moderna, mientras se des-truan las verdaderamente romanas o se excavaban quitando la capa de rodadura y dejando la piedra del cimiento al descubierto, como si esa fuera la verdade-ra capa de rodadura del camino47. Y en un verdadero silogismo, algunos historiadores48 han considerado que, sobre tales empedrados era imposible la circula-cin de carros y por lo tanto las calzadas romanas no eran utilizadas por los carros!

    Pero no son slo los arquelogos e historiadores, tambin la mayora de los ingenieros de caminos han compartido las mismas ideas hasta hace muy poco tiempo49.

    3. 3. Bergier y la invesTigacin conTempornea

    En Espaa, afortunadamente y a partir de la pu-blicacin del libro de Isaac Moreno0, la realidad del conocimiento de las tcnicas de construccin de las calzadas romanas se est empezando a recuperar. Sin embargo su magnfica obra tiene en la figura de Ber-gier un lunar, puesto que le atribuye la responsabili-dad primera en los errores sobre la interpretacin de la estructura de las vas, cuando, como hemos visto, es el mal entendimiento de su obra el que ha llevado a esas equivocaciones:

    Hemos averiguado que los errores hasta hoy mante-nidos en la interpretacin de la estructura de las vas han partido de viejos autores que, sin muchas comprobaciones, los escribieron ya hace siglos52. Otros muchos los man-tuvieron, sencillamente asumiendo las teoras vigentes y refiriendo lo dicho a falta de mejores argumentos.

    47 Iaac Moeno Gallo Iaac Moeno Gallo Vs Romns: ngene y n ons-v Madd CEOPU 004 (edcn 006) pp. 06- .Madd CEOPU 004 (edcn 006) pp. 06- . CEOPU 004 (edcn 006) pp. 06- . CEOPU 004 (edcn 006) pp. 06- . 004 (edcn 006) pp. 06- .4 (edcn 006) pp. 06- . (edcn 006) pp. 06- .(edcn 006) pp. 06- .pp. 06- .06- .48 Gonzalo Menndez Pdal Gonzalo Menndez PdalGonzalo Menndez Pdal Los mnos en Hso de Esp Madd 9 p. .49 vd. p. ej. . Zoo Blanco Beve hoa de la caeea Revs de Os Ps eneo 987 pp. 7- 8 con eqema de va omana con n hemoo enloado como capa de odada.0 Iaac Moeno Gallo Iaac Moeno Gallo Vs Romns: ngene y n ons-v Madd CEOPU 004 (edcn 006) pp. 9- 4.Madd CEOPU 004 (edcn 006) pp. 9- 4. CEOPU 004 (edcn 006) pp. 9- 4. CEOPU 004 (edcn 006) pp. 9- 4. 004 (edcn 006) pp. 9- 4.4 (edcn 006) pp. 9- 4. (edcn 006) pp. 9- 4.(edcn 006) pp. 9- 4.pp. 9- 4. Iaac Moeno Gallo a Romana: ngenea y cnca conc-a Romana: ngenea y cnca conc-va Boen Hspn Nos 8 00 pp. 9- 4. Noa del ao: BERGIER. . 6: Noa del ao: BERGIER. . 6:Noa del ao: BERGIER. . 6:BERGIER. . 6: Hsoe des gnds emns de empe omn T. l. II cap. 8. Pa. Adem en conclone manejaa dao de lo exo clco como lo de vo cya mala adccn le hzo ve eca de camno donde e halaa de lo elo de la vvenda. vo nnca ec nada oe camno peo hoy en da e le ge cando como fene en la va omana.

    No es el nico que piensa as, puesto que el autor del libro ms conocido internacionalmente sobre las vas romanas, Raymond Chevallier, afirma cosas pare-cidas:

    En efecto se ha credo reconocer argamasa en ciertos cortes, de ah la confusin cometida por N. Bergier entre la construccin de terrazas en Vitruvio y Plinio el Viejo y la de las vas (nota del autor: Vitr. VII, 11 q.: de ruderatio-ne y Plinio el Viejo, NH, XXXVI, 84- 89. En estos dos autores la palabra pauimentum, que N. Bergier (His-toire des grans chemins de lEmpire romaine, Paris, 1622) acerc abusivamente al francs pav, que designa al conjunto de una ruta, significa suelo de una habita-cin. N. Bergier razon aplicando un falso silogismo: ya que, segn l, pauimentum es igual a pav, todo lo que Vitruvio y Plinio escriben sobre este tema se aplica a las vas. Y el autor de buscar y encontrar las diversas capas de que hablan los dos romanos. De hecho la va romana no es un muro enterrado, sino una estructura a la vez ms compleja y ms flexible.)

    Esta es la nica cita de Bergier en el libro de Che-valier, que ha sido bastante injusto con el autor de la Histoire des grands chemins. Bergier busca en Plinio y Vitruvio el vocabulario que necesita para describir el interior de las vas romanas, pero no confunde pavi-mentum y pav, a pesar de que uno de los sentidos de pavimentum en francs es pav4, puesto que en su libro distingue perfectamente los pavimentos de las casas, a los que dedica los captulos a del libro segundo, de los de las vas.

    Sin embargo, y con la excepcin de Chevalier, la figura de Bergier siempre se ha respetado en Francia. El primer arquelogo moderno que estudi en pro-fundidad las vas romanas en Francia, el gran Albert Grenier, le cita con respeto y utiliza en su libro (pp. - ) la nomenclatura bergierana:

    La estructura de las vas romanasLa teora.La teora se remonta a Nicols Bergier, a principios

    del s. XVII. Bergier tuvo su punto de partida en los textos antiguos. Uno, de las Silvas de Estacio, describa la cons-truccin de la Via Domitia en Campania; a eso aadi las indicaciones de Plinio el Viejo y las prescripciones de Vi-truvio. Reconoci, muy justamente por otra parte, que la

    Raymond Chevale Raymond ChevaleRaymond Chevale Les voes omnes Pa Pcad 7 p. y noa .4 pvmenm, n. : - - ae en calloage e en ee ae. - - caelage planche cael; planche caea dalle pav. - - moa-qe. Paa Bege (p. 0) Paa Bege (p. 0)Paa Bege (p. 0) pv no e gal a pvmenm no qe el pv de la va epece- e n po de pvmenm gneo.6 Ale Gene Mne dAooge pesoqe, qe e go omne, VI, Aooge go-omne, deme p, LAooge d so. Les oes Pa Ed. Pcad 94

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  • Las tcnicas y las construcciones de la Ingeniera Romana

    JessRodrguezMorales

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    construccin de los caminos no era ms que la aplicacin de la tcnica romana de las subestructuras y la planifica-cin de reas y pavimentos.

    Muy cientficamente sinti la preocupacin de con-frontar su teora con los hechos. Describe en detalle los tres sondeos que ejecut l mismo en tres de las principa-les vas romanas que pasan por Reims

    Estas primeras observaciones y las de los sucesores de Bergier del s. XVIII, conservan todo su valor docu-mental. Han establecido el principio y no han iniciado la tradicin de una manera falsa. Este principio lo expone, entre otros, M. Besnier en el Diccionario de las Antige-dades Responde perfectamente a las exigencias de la prctica La palabra latina statumen explica perfec-tamente la idea: se trata de la base sobre la que reposar (stare) el conjunto de la obra. A continuacin se trata de proteger la base de la construccin contra los peligros de la humedad, de donde el radier (revestimiento, plata-forma), rudus. Este radier, de cantos bastante gruesos o ms a menudo de piedras puestas de canto, de donde el trmino corriente de herisson, se encuentra en la base de todos los muros.

    Como en las reas hormigonadas, a la carretera le hace falta un cuerpo inerte, que forme masa y en lo po-

    Eqema de la maqea de la va Apa del Meo Naconal de Wahngon djada en el lo de Mon y Olve como aqepo de va omana.

    La magen de la va empedada ha paado po medo de lo comc la pelcla y lo qe e an peo lo lo de exo al magnao colecvo. Aq na va hpana en n eeo de Aex (Dcconao de Aex hp://dcconaoaex.logpo.com/00/0/c.hml)

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  • viaeVasromanasenlaerudicinmoderna

    V Congreso de las Obras Pblicas Romanas134

    sible un poco elstico; es el nucleus, a menudo de arena bien apretada.

    Despus viene la superficie, summum dorsum, pre-parada especialmente para el uso fcil de la ruta.

    Como vemos Albert Grenier est lejos de ser un crtico implacable de Bergier7. Lo ms que hace es decir que como arquelogo novel que era- el de Reims se la un poco cuando lo que encuentra en sus excavaciones no corresponde totalmente a la teora que ha presentado (pp. 0-):

    Desde los primeros sondeos, aunque declarando que los resultados no le decepcionaron, Bergier constat que, en cada caso, los hechos se presentaban de forma diferen-teen el tercer sondeo la construccin era ms com-plicada y, arquelogo novel, el bueno de Bergier parece demasiado embarazado para aplicar a las diversas capas los nombres que haba aprendido en los libros. En nuestra opinin, se embrolla.

    7 Iaac Moeno Gallo a. c. p. noa : Uno de os gndes me-sos de qeoog fnes, qe spo emn oes esg-fios de vs omns y o mpe de Bege fe: GRENIER A. 94 p. 4: Mne de ooge go-omne. Pa. II Pae: Looge d so.

    4. Conclusiones

    Como hemos podido ver, Nicols Bergier fue el primer investigador que, en una poca muy tempra-na, trat de poner en claro como se construan las calzadas romanas, merced a la combinacin de un conocimiento exhaustivo de los textos clsicos y a la realizacin de los primeros sondeos arqueolgicos realizados en suelo francs. Demostr en su obra que las calzadas eran obras complejas cuya parte inferior estaba compuesta de diversas capas estratificadas y cuya superficie de rodadura en todos los casos que l conoca- estaba compuesta de grava, procedente en muchos casos de lugares alejados. Todos los in-vestigadores sobre el tema de las carreteras romanas tenemos una deuda de gratitud con el gran cientfico francs y, si con este artculo hemos contribuido a di-vulgar la obra de Bergier tan citado como poco le-do- y despertamos el inters en su lectura nos damos por satisfechos.

    Maqea dvlgava de na va omana expea en el meo aqeolgco de Rem!En ea cdad donde nac Bege fe en la qe adem deaoll la mayo pae de valoa lao. Taajo qe po degaca

    paece qe en nada ha condo al conocmeno aqeolgco de concdadano (foo: I. Moeno Gallo).

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