20PreguntasQueDiosQuiereHacerte_TroyFitgerald

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Título del original en inglés: 20 Questions God Wants to Ask You, Pacific PressPublishing Association, Nampa, Idaho, E. U. A., 2008.

Dirección editorial: Martha Bibiana ClaverieTraducción: Claudia BlathDiagramación y tapa: Nancy Reinhardt

IMPRESO EN LA ARGENTINAPrinted in Argentina

Primera ediciónMMIX-5M

Es propiedad. Copyright de la edición en inglés © Pacific Press® PublishingAssociation, Nampa, Idaho, USA (2008). Esta edición en castellano se publicacon permiso de los dueños del Copyright. Todos los derechos reservados.©Asociación Casa Editora Sudamericana (3009).Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 733.

ISBN 978-987-567-531-6

Fitzgerald, Troy20 preguntas que Dios quiere hacerte /Troy Fitzgerald / Dirigido por Bibiana

Claverie - 1a ed. - Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009.252 p.; 21 x 14cm.

Traducido por: Claudia Blath

ISBN 978-987-567-521-6

1. Espiritualidad cristiana. I. Claverie, Bibiana, dir. II. Claudia Blath, trad. III. Título.CDD 248. 5

Se terminó de imprimir el 30 de abril de 3009 en talleres propios (Av. SanMartín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenesy diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica,mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

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DedicatoriaEste libro está dedicado a Cameron, mi hijo primogénito: Tu

amor por Dios es muy real, y siempre me sorprendo por la mane-ra en que respondes a la voz del Señor en tu vida. Eres una ins-piración para mí; y si bien siempre seré tu papá, me siento hon-rado de tenerte como amigo. Que tus respuestas a las preguntasde Dios siempre te guíen a un amor más profundo y a la fidelidadduradera.



Índice

Introducción | 7

CAPÍTULO 1 Las encrucijadas que acechan detrás de losarbustos"¿Dónde estás tú?" | 13

CAPÍTULO 2 Identidad perdida o recibida"¿Dónde están los que te acusaban?" | 25

CAPÍTULO 3 Amor no envano"Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?" | 41

CAPÍTULO 4 La claridad de la cueva"¿Qué haces aquí?" | 57

CAPÍTULO 5 Descanso inconfundible"A esta hija de Abraham... ¿no se le debía desatar deesta ligadura en el día de reposo?" | 73

CAPÍTULO 6 Gracia extraordinaria en gente común"¿Qué es eso que tienes en tu mano?" | 85

CAPÍTULO 7 El Señor habla"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba Iα tierra?" | 99

CAPÍTULO 8 Badenes"¿Dónde está tu hermano?" | 111

CAPÍTULO 9 Aprecio no es gratitud"Y los nueve, ¿dónde están?" | 123

5Biblioteca de libros Adventistas en PDF https://www.facebook.com/groups/librosadventistaspdf

CAPÍTULO 10 Controles de realidad"¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotrosmientras camináis; '" | 133

CAPÍTULO 11 Mateo, Marcos, Lucas, Ed y Juan"¿Quién decís que soy yo?" | 143

CAPÍTULO 12 Puede, pudo, podrá"¿Crees esto?" | 155

CAPÍTULO 13 La ley de la expectativa"¿Quieres ser sano?" | 167

CAPÍTULO 14 Predica lo que practicas"¿Sabéis lo que os he hecho?" | 179

CAPÍTULO 15 La única opción viable

"¿Queréis acaso iros también vosotros?" | 191

CAPITULO 16 Revelación completa, restauración completa"¿Me amas?" | 203

CAPÍTULO 17 Sólo un profeta promedio, normal"¿Quién irá por nosotros?" | 213

CAPÍTULO 18 El gozo de escuchar tu nombre"¿A quién buscas?" | 223

CAPÍTULO 19 El Maestro de los maestros hace que sea tangible"¿Qué está escrito en Iα ley? ¿Cómo lees?" | 233

CAPÍTULO 20 Casi sin nombre"¿Qué quieres que te haga?" | 245

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20 PREGUNTAS QUE DIOS QUIERE HACERTE


Introducción

l objetivo del juego Veinte preguntas es descubrir la identidadde un objeto haciendo preguntas que dan lugar a una respuesta

por "Sí" o por "No". Cada respuesta, por identificación y elimina-ción, funciona como una pista en relación con lo que puede ser elobjeto. Afortunadamente, las reglas establecen que los jugadoresdeben deducir la identidad del objeto en no más de veinte pregun-tas. (Me alegra que sean veinte preguntas y no cincuenta. )

E

Pienso que el juego es fastidioso. Hay algo reconfortante y efi-caz en una respuesta directa. Nada de adivinanzas, nada de insi-nuaciones; solo comunicación directa y clara sin giros ni matices.No me interesa unir los complicados pedazos solo para obteneruna simple respuesta. La única cualidad que salva el juego es quelos jugadores se vean forzados a formular preguntas reflexivas paraobtener más información.

En este libro, en cambio, es Dios quien hará las preguntas. Y noes un juego; de hecho, responder estas preguntas puede transfor-mar tu vida.

Las preguntas son lo que yo llamo las herramientas del poder dela comunicación humana. Las preguntas están cargadas del poderque motiva a la gente a tener toda clase de reacciones:

Las preguntas provocan:-Ah, sí, ¿qué vas a hacer con esto? —pregunta el matón en el

patio de recreo.Las preguntas invitan:—¿Te gustaría salir este sábado de noche? —le suplica el joven a

la señorita.Las preguntas investigan:—¿Dónde estaba usted a las once de la noche el 27 de julio de

2005? —el oficial le pregunta al sospechoso.Las preguntas desautorizan:—¿Es verdad que ella no tiene ninguna experiencia en adminis-


tración? —pregunta el compañero de trabajo en la sala de descanso.Las preguntas examinan:—¿Por qué quieres cambiar tu especialidad? —le pregunta la sa-

bia madre a su hija confundida.Un poderoso atributo de las preguntas es que a menudo trans-

miten un mensaje en vez de recopilar información. Por ejemplo,cuando mi padre me advertía sobre mi mala conducta, me pregun-taba:

—Troy, ¿quieres una paliza?¿Qué clase de pregunta es esa? Es cierto que las advertencias

a menudo vienen camufladas con apariencia de pregunta, porqueuna pregunta es un método más eficaz de obtener una respuesta.

Quizás el mayor valor de una pregunta es que busca la verdad.Indagar es una de las partes más activas del lenguaje, y posible-mente el componente más poderoso de la comunicación humana.Los médicos hacen preguntas a los pacientes; los abogados inte-rrogan a los testigos; los niños les preguntan a los maestros; lospadres cuestionan a los adolescentes. La vida está salpicada con labúsqueda de lo que es real, verdadero y auténtico. Y nadie ha sidomás cuestionado que Dios.

Durante siglos los seres humanos se han cuestionado, en vozalta, los curiosos pensamientos que saturan sus mentes. Yo soy unode ellos. Es natural que cuando no tenemos toda la informaciónnos hagamos preguntas. La muerte trágica de un niñito vapuleóa mi comunidad, dejando a la gente dolorosamente confundida yenojada con Dios. Al final del funeral, un miembro de iglesia medijo:

—Tengo algunas preguntas que hacerle a Dios con respecto aesto, pastor.

Yo también las tenía. Para mí es casi imposible explicar el de-sastre; pero ¿y Dios? ¿Por qué Dios no responde directamente laspreguntas de la humanidad? Sin adivinanzas. Sin Veinte preguntas.Respuestas directas para los que desean saber.

Desdichadamente, Dios no va a descender personalmente paraocupar el banquillo de los testigos ni presentarse en la tribuna deprensa para un evento mediático. Creo que debe haber algo más

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importante para Dios que responder nuestras preguntas.Consideremos las preguntas que Dios nos hace. ¿Qué quiere

saber Dios? ¿Qué respuesta directa busca Dios de nosotros? Másimportante que nuestras preguntas dirigidas Dios podrían ser laspreguntas que él nos hace a nosotros. Tal vez, el secreto de un ca-minar más profundo con Dios yace en nuestras respuestas a laspreguntas que Dios nos plantea. Hay cientos de esas preguntas re-gistradas en la Escritura. Las preguntas de Dios desafían la mente yexponen la voluntad. Cuando Dios pregunta, podemos estar segu-ros de que lo que Dios quiere es una respuesta honesta, y tal vez seasolo eso lo que necesitemos.

Las preguntas que Dios hace se convierten en eventos decisi-vos, en los que la respuesta que le damos puede llegar a constituirun momento que transforme nuestra experiencia. Adán y Eva;Moisés; Elias-, los discípulos; María. Examinemos las situacioneshipotéticas en las que Dios hace una pregunta y descubre una "di-visoria de aguas continental" entre la vida y la muerte, la esperanzay la desesperación, al igual que entre el crecimiento y el fracaso;una respuesta decisiva de un lado al otro de la vida. Las preguntasque Dios presenta producen un cambio profundo en la vida-, soninterrogantes que alteran el estado mental.

Descubrí otra faceta interesante acerca del poder de las pre-guntas de Dios. En cada ejemplo de la Escritura, las preguntas queDios hace a la gente revelan lo que es importante para él. En ciertomodo, los interrogantes de Dios revelan un atisbo de su carácter.Podemos aprender mucho acerca de una persona simplementeexaminando la clase de preguntas que formula. Las preguntas queDios plantea son ventanas a su corazón y puertas de entrada a suplan para nuestra vida.

Consideremos por algunos momentos cuando Dios enuncióuna pregunta, y veamos si podemos descubrir algo acerca de él, asícomo también algo de nosotros mismos:

"¿Dónde estás tú?" Dios quiere saber cuán lejos estás de él."¿Dónde están los que te acusaban?" Dios quiere que le res-

pondas en voz alta, para que puedas escuchar la verdad eterna de lagracia de sus propios labios.

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INTRODUCCIÓN


"Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?""¿Quién decís que soy yo?" El futuro del movimiento cristiano

depende totalmente de tu respuesta."¿Por qué estáis así amedrentados?" Jesús nos invita a men-

cionar alguna cosa que sea más grande que su promesa y provisiónpara nuestro futuro.

"¿Por qué te ríes?" Dios quiere saber por qué te resulta chistososu plan para tu vida.

"¿Crees esto?" El Salvador te interroga a las puertas de la muer-te en relación con la solidez de tu creencia en la resurrección.

"¿A quién buscas? " Cristo te recuerda que debes ser deliberadoen cuanto al centro de tu vida.

" ¿Sabéis lo que os he hecho? " Dios te pone a prueba en relacióncon su principal lección sobre el servicio.

"¿Qué es eso que tienes en tu mano?" Dios se pregunta si tieneslugar en tu vida para que él haga cosas extraordinarias con tu rutinadiaria habitual.

Escucha las preguntas que Dios te hace, y luego respóndele.Respóndele abierta y honestamente. Quizá te sientas tentado aesperar hasta que tu repuesta parezca correcta o más apropiada.Piensa, reflexiona y examina tu corazón; pero, porfavor, responde.Elias le imploraba al desorientado pueblo de Dios preguntando:"¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?"(1 Rey. 18: 31). Elias es terriblemente directo. Su pregunta exponeel problema de ellos y apela a que hagan algo al respecto. La tris-te verdad de la tendencia humana a demorar la acción surge de surespuesta: "Y el pueblo no respondió palabra" (vers. 21).

Responder estas preguntas ha llenado mi vida con más signi-ficado y gozo que ninguna cosa que podría haber provenido de lasexplicaciones que sospecho que Dios pudiera darme, algún día, enel cielo. Mi oración es que todos los que lean este libro escuchenalgunas de las preguntas que Dios les formula; que lo miren fija-mente a los ojos y que le respondan.

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“¿Dónde estás tu?”

?


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C A P Í T U L O 1

Las encrucijadas queacechan detrás de los

arbustos

"¿Dónde estás tú?"

"Y oyeron Ia voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al airedel día; y el hombre y su mujer se escondieron de Iα presencia de JehováDios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y ledijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto. y tuve miedo,porque estaba desnudo; y me escondí" (Gén. 3: 8-10).

J onás —el perro (no el profeta)— fue uno de los regalos de com-promiso que le entregué a mi esposa después que me dio el "Sí".Tal vez nunca me perdone a mí mismo por haberle comprado es

perro. Durante nuestro último año en la universidad, mi esposa yyo dejábamos a Jonás dentro del departamento mientras íbamos aclase. Durante esos breves momentos, se las arreglaba para cau-sar más estragos en nuestro departamento que una bomba nuclear.Estoy exagerando solo un poco. En una oportunidad, encontré elcontenido de nuestros armarios desparramados por toda la casa. El


cereal ensuciaba los pisos de madera como bolitas de granizo quecubren la tierra. Las frutas y las verduras, parcialmente comidas,descansaban cómodamente en nuestro único sofá. Una lata vacíade sopa de tomate se acurrucaba con toda tranquilidad en mi almo-hada, mientras que la mayor parte del contenido embadurnaba eledredón celeste de plumas.

Cuando vi el desorden, el bramido de mi garganta —la inten-sidad de mi furia— ¡me asustó hasta a mí! Llamé a Jonás, pero noobedeció a mi voz. (Ahora saben por qué lo llamamos Jonás. ) Probécon varios tonos, esperando poder hacerlo salir de su escondite.Determiné que había muerto de un ataque cardiaco, causado pormi diatriba, o que quizá se había quedado temporalmente sordo.Finalmente lo encontré debajo de la cama. Y cuando examiné sucara manchada de tomate, vi dos cosas: temor y vergüenza. El temoryla vergüenza encadenaban a ese dulce cachorrito debajo de la cama.Aunque quería retorcerle el cuello, percibí que Jonás sabía que loque había hecho estuvo mal, pero no tenía idea de qué hacer al res-pecto, aparte de esconderse.

Cuando nos metemos en líos, quizá las únicas opciones parecenser pelear o huir. ¿El temor y la vergüenza alguna vez te forzaron aesconderte? Si es así, sabes cómo es cuando en lo único que puedespensar es en lo que hiciste, por qué lo hiciste y en lo que va a pasardespués. Toda la experiencia se hunde en el foso de tu estómagocomo una tonelada de ladrillos. Y cuando se trata de Dios, la opciónde "pelear" es un poco menos deseable que la opción de "huir",entonces te escondes. Con frecuencia me pregunto por qué es másfácil esconderse en vez de hacerle frente a Dios cuando pecamos.Quizá la verdad de nuestra condición sea demasiado difícil de ad-mitir, o quizá sea demasiado fácil de evitar. Enfrentarse a Dios enel momento del fracaso es aterrador.

Un amigo que luchó contra la adicción al alcohol me confesó:—Evitaba las reuniones porque había escuchado historias ho-

rribles de cómo te hacen afrontar la verdad acerca de ti mismo.Si huir de Dios nos permite aplazar la verdad, es difícil no es-

capar.¿Has considerado por qué razón robar es una opción tan atract-

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tiva para los niños? Una vez le hice una pregunta directa a un jovenen un centro de detención juvenil:

—¿Por qué robaste el reproductor de CD?—Quería conseguir un reproductor de CD sin tener que pagarlo

—respondió.Los beneñcios a corto plazo de robar son que conseguimos co-

sas sin pagar. Los efectos a largo plazo son dañinos, pero ¿quiénve los resultados a largo plazo en el momento de la pasión? Así escuando afrontamos la verdad de nuestro abatimiento. Si podemosevitar la vergüenza por un momento, tal vez la podamos evitar parasiempre.

Tratemos de imaginar lo que debió haber sido para Adán y paraEva después de desobedecer a Dios en el jardín del Edén. El sonidode la voz de Dios los llama.

—¿Qué dirá?—¿Qué pensará?—¿Qué va a hacer?—¿Qué deberíamos decir?Es útil analizar las partes clave de la historia (ver Gén. 3: 8 - 3: 9)).

Adán y Eva son creados por Dios, habitan en el Edén y disfrutande la comunión natural con su Creador. Pero, incrustado entre labelleza del Edén, un peligroso enemigo espera el momento per-fecto para impartir su plaga egoísta a la raza humana. Lucifer habíasido desterrado del cielo a la tierra; ahora hace de los hijos creadosde Dios su blanco principal para probar ante el universo que Dioses injusto, arbitrario y prepotente. La lucha cósmica de voluntadesarde furiosamente en el Edén: Eva es tentada por la idea de llegar aser como Dios, y Adán es puesto a prueba para desobedecer a Diosy serle leal a Eva. La serpiente siembra en Eva una desconfianzafatal en la palabra de Dios, que finalmente termina en traición. Evacompra la mentira, y Adán elige a Eva. Los subalternos del malignochocan los cinco y celebran una victoria de último minuto para suequipo. Adán y Eva, vencidos por el horror de su traición y de sudesobediencia, huyen cuando escuchan los pasos de Dios en el jar-dín. Dios, por supuesto, es sumamente consciente de la elección deellos, y no obstante, viene para estar con ellos en el jardín. Y aquí

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LAS ENCRUCIJADAS QUE ACECHAN DETRÁS DE LOS ARBUSTOS


tenemos la primera pregunta de Dios a la humanidad:—¿Dónde estás tú?¿Por qué nos escondemos de un Padre que todo lo ve y huimos

del único que puede ayudarnos? Cuando no hemos orado hones-tamente por un tiempo, ¿por qué nos resistimos a conversar conDios? Cuando hemos pecado, quizá solo en los lugares más recón-ditos de nuestra mente, todavía nos escondemos, aunque sabemosque Dios lo sabe. ¿Por qué? En la parte más profunda de la expe-riencia humana, lo que nos hace pecar —el egoísmo— aún reina ytrata de proteger al yo de la presencia de Dios.

¿Cómo vamos a resolver el problema? ¿No es escondiéndonosun poco de Dios, como nos rehusamos a ver al médico cuando noslastimamos? El pecado no solo corta nuestra relación con Dios sinotambién nos desanima haciéndonos creer que es imposible solu-cionar el problema.

La pregunta que Dios le hizo a Adán y a Eva es la misma pregun-ta que condena el corazón de los pecadores de todo el mundo hoy:"¿Dónde estás tú?" Detrás de los arbustos del temor y la vergüenza,Adán y Eva luchaban contra uno de los interrogantes humanos másprofundos: ¿Admito mi pecado y pido ayuda? ¿O salvo la dignidad,y trato de resolver el problema por mi cuenta?

El sabio una vez escribió: "Hay camino que al hombre le parecederecho, pero su fin es camino de muerte" (Prov. 14: 12). "Fíate deJehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia"(Prov. 3: 5). Al final de la vida de Salomón, él se dio cuenta de quémodo nuestra mente puede jugarnos una mala pasada. La trampamás sorpresiva, en el cuaderno de estrategias del pecado, es con-vencernos de que podemos resolver nuestros propios problemasdel pecado. La verdad es que podemos, pero la solución es menosque ideal: "La paga del pecado es muerte", nos dice Pablo (Rom.6: 23). Y, además, señala que "todos pecaron, y están destituidos dela gloria de Dios" (Rom. 3: 23). El pecado cuesta, y no hay otra salidaque pagar el precio.

Hay dos maneras de afrontar el pecado. Podemos pagarlopor nuestra cuenta (paga del pecado: muerte), o podemos hacerque Alguien lo pague ("siendo aún pecadores, Cristo murió por

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nosotros" [Rom. 5: 8]). De cualquier modo, alguien tiene que morirpara pagar nuestro pecado. La pregunta es: ¿Quién paga por ti?

Parados frente a las encrucijadas de la vida y la muerte, Adány Eva se escondieron detrás de los arbustos. Fue decisión suya.Enfrenta al que conoce tu vergüenza; o escóndete de Dios y re-suelve solucionar el problema del pecado por tu cuenta... de algúnmodo, de alguna forma. ¿Qué sucede cuando salimos de detrás delos arbustos en busca de ayuda?

•Elevamos una oración honesta, por tanto tiempo esperada, ynos desahogamos en detalle.

•Pasamos al altar del llamado.•Pedimos a un amigo de confianza que nos ayude a encontrar

auxilio para nuestra adicción secreta.•Pedimos a una persona que odiamos que nos perdone.•Invitamos a un fiel creyente a orar con nosotros.•Le confesamos a nuestro cónyuge, hijo o padre que nos equi-

vocamos.

Admitir nuestro pecado es exponerse; un punto sin retorno.Un alumno vino a mi oficina y comenzó a hablar de trivialidades

hasta que se abrió completamente:—Estoy luchando con la pornografía.Uno no puede volver atrás y redefinirlo, ni decir: "Estaba bro-

meando". No se puede explicar, de todos modos. No puede sermala interpretación ni falta de comunicación. Sencillamente esdemasiado honesto para racionalizarlo. Pero pregúntenle a alguienque rompa el silencio del pecado, con Dios o con los demás, ¡y lesdirá que es liberador confesar la verdad!

¿Cómo es cuando tratamos de esconder y solucionar un proble-ma por nuestra cuenta?

•Trabajamos incesantemente: parecemos y actuamos comoocupados.

•Nos centramos en los fracasos de los que nos rodean.•Nos distraemos con una vida social.•Conversamos con los demás solo sobre cosas insignificantes y

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por cortos períodos de tiempo.•Nos sumergimos en largos períodos de evasion (películas, de-

portes, novelas, Internet).•Nos dedicamos a ejercicios temporales que nos hacen sentir

bien, como el sexo o las compras.• Nos rodeamos de personas que no hablan ni se preocupan de

cuan perdidos y vacíos estamos.• Nos unimos a personas que nunca nos desafiarán a conectar-

nos verdaderamente.

¿Adán y Eva realmente se estaban escondiendo de Dios? Dios¿no sabía dónde estaban? ¿De algún modo el pecado interrumpióel "dispositivo de posicionamiento global" en la mente de Dios?Dios sabía dónde estaban. Adán y Eva sentían temor porque co-menzaron a caer en la cuenta de las implicancias de su desobedien-cia. Las palabras del Creador resonaban en su mente: "De todo ár-bol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien ydel mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamentemorirás" (Gén. 2: 16, 17). Dios sabía que sus hijos estaban solos yperdidos; eternamente. Su pecado los separó de la vida más allá desu comprensión relativamente inocente. La razón por la que Dioslos llamó en el jardín preguntando "¿Dónde estás tú?" (Gén. 3: 9)es que la pregunta es monumental; una cuestión de vida o muerte.La respuesta bien puede ser: "Estoy aquí, escondido, lleno de ver-güenza y temor, y necesito ayuda"; o: "Estoy bien. No te preocupespor mí; todo saldrá bien sin ayuda".

A veces me he puesto a pensar que ser ciego sería espantoso.Pero imagínate que eres ciego y que piensas que puedes ver sinproblemas. Al menos los ciegos usan un perro, un bastón o algunaclase de ayuda. Los ciegos que piensan que pueden ver son inacce-sibles para que se los ayude. William Barclay afirma que los pecadosque Dios desprecia más son los que nos ponen fuera de su alcancepara salvarnos: la hipocresía, la autosuficiencia y la justificaciónpropia. 1 Lo que a Dios le enferma el estómago sobre Laodicea seconvierte en una acusación sorprendente para todos los que sonciegos pero piensan que ven perfectamente: "Tú dices: Yo soy rico,

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y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabesque tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo"(Apoc. 3: 17). La salvación puede venir cuando nos damos cuenta deque necesitamos un Salvador. Sin embargo, qué difícil es salvarsecuando no vemos la necesidad de ayuda.

Cuando Adán y Eva salieron de detrás de los arbustos. Dios yahabía comenzado la obra de redención. Por supuesto, estaban laspreguntas: "¿Qué hicieron?"; "¿Quién les dijo que estaban des-nudos?"; "¿Comieron del árbol que les ordené que no comiesen?"Aunque Dios conocía las respuestas a todas estas preguntas, Adány Eva necesitaban pronunciar las palabras que condenaban la obradel pecado para los siglos venideros.

Justo delante de sus ojos y con sus propias manos, se realizael sacrificio. Por primera vez en la historia del universo, la sangrede una criatura viviente cae al suelo, solo insinuando el verdade-ro costo del pecado. En ese momento Adán y Eva escogieron entredos opciones. Podían pagar por su pecado o podían permitir queAlguien pagara por ellos. Tiempo después el Cordero, el que anhe-laban en el Jardín, pendía de la cruz. Aunque ver sangre era comúnpara la humanidad para ese entonces, los ángeles y algunos otrosseres presenciaron el evento al que señalaba el sacrificio del Edén.Alguien tenía que pagar. Pablo dice:

"Así que, como por la transgresión de uno vino la condenacióna todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vinoa todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por ladesobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pe-cadores, así también por la obediencia de uno, los muchos seránconstituidos justos" (Rom. 5: 18, 19).

"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que siuno murió por todos, luego todos murieron" (3 Cor. 5: 14).

¿Dónde estás tú? Dios llama a cada corazón que se esconde detrásde cualquier arbusto en el que encontremos refugio. ¿Resistirás elllamado que Dios te hace? ¿O saldrás de los arbustos y te aferrarás

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al Padre, que ya te ha abierto un mejor camino para afrontar tu pe-cado? Tal vez recuerdes las palabras de Cristo: "Venid a mí todoslos que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mat.11: 28). Al menos diecisiete veces en los evangelios Jesús implora ala gente que venga a él.

O quizás aún tengas miedo de cómo podría reaccionar el Padreante tu admisión de culpa. Jesús dice:

"Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no leecho fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi volun-tad, sino la voluntad del que me envió. Yesta es la voluntad del Padre,el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sinoque lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me haenviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna;y yo le resucitaré en el día postrero" (Juan 6: 37-40).

La pregunta de Dios revela su corazóny su voluntad para tu vida.¿Qué expresa la pregunta "¿Dónde estás tú?" sobre el corazón deDios? Expresa el amor casi increíble que ha demostrado en su vo-luntad de abrazarte y ocuparse de tu vergüenza pagando él mismopor ella. ¿Qué dice esta pregunta acerca de la voluntad de Diospara tu vida? Dice que él desea volver a establecer la intimidad delEdén.

Pero tú debes responder. Desde donde estés y desde donde hasestado, responde a su llamado. Responde su pregunta con una ora-ción, un canto, un pensamiento, una carta, una confesión sincera,una catarata de lágrimas o gritos de gozo; simplemente responde.Sal de detrás de los arbustos y responde la primera pregunta deDios: "¿Dónde estás tú?"

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿El temor y la vergüenza alguna vez te forzaron aesconderte?

¿Cómo se resolvió esa situación? ¿Cuáles fueron las consecuenciasa corto o largo plazo?

2. Cuando hacemos algo que no debiéramos, ¿por qué crees quenuestro primer pensamiento es escondernos? ¿Tratar de escon-

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demos resulta útil?3. ¿En qué áreas de tu vida se te hace más difícil cederle el con-

trol a Dios?4. Si entregaras completamente toda tu vida a Dios, ¿qué crees

que te pediría cambiar de tu forma de vida? ¿Estarías dispuesto ahacer ese cambio?

5. ¿Cuáles son las implicancias, para tu vida, de reconocer queDios ya sabe "dónde estás", que conoce cada detalle de lo que ocu-rre en tu vida? ¿Cómo te hace sentir eso?

REFERENCIA1 William Barclay, The Mind of Jesus (Nueva York: HarperCollins, 1960), pp. 127, 138.

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“¿Dónde están los que te acusaban?”

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C A P Í T U L O 2

Identidad perdidao recibida

"¿Dónde están los que te acusaban?"

"Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al tem-plo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces losescribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; yponiéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendi-da en el acto mismo de adulterio. Yen Iα ley nos mandó Moisés apedreara tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, parapoder acusarle.

"Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Ycomo insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo; El que de vosotrosesté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E incli-nándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.

"Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús,y la mujer que estaba en medio. Ederezándose Jesús, y no viendo a na-die sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?


¿Ninguno te condenó?"Ella dijo: Ninguno, Señor."Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más"

(Juan 8: 1-11).

En el libro Don't Just Stand There, Pray Something [No te quedesallí parado, ora algo], 1 Ronald Dunn cuenta la historia de una

mujer que sale de un centro comercial en busca de su auto. Al llegaral auto, descubre que las llaves descansaban seguras en el encendi-do, y las puertas, por supuesto, cerradas. Al pensar en el pastel quedejó en el horno en casa, frenéticamente trata de subirse. Entra co-rriendo al centro comercial en busca de una percha de alambre...porque todos saben que una percha puede abrir un auto. Con unamirada de determinación sale de estampida del centro comercialnuevamente, con una percha de alambre. No sabe realmente quéhacer, pero como es una mujer de fe, comienza a orar. En un minu-to se acerca un hombre. Cabello despeinado. Sin afeitar. Tatuado.Usa vaqueros rasgados y una camiseta acribillada de agujeros. Sibien podría haber parecido peligroso para algunos, ella ve algo di-ferente.

—¿Usted sabe cómo usar una de estas? —pregunta ella, exten-diéndole la percha a él.

—¿Esta es una trampa? —él la mira con sospecha.Ella le explica.—Me quedaron las llaves adentro del auto, y necesito llegar a

casa. Dejé un pastel en el horno.Con una mirada heroica en el rostro, él toma rápidamente la

percha y salta hasta la puerta del conductor con una destreza fe-lina. Como un habilidoso ingeniero, transforma la percha en unaherramienta de precisión. Es como si la hubiese hecho para ga-narse la vida. Con algunos movimientos rápidos y fluidos, la trabasalta, él abre la puerta y le presenta el auto abierto con una cortésreverencia.

Ella está tan llena de asombro por la habilidad de este hombreque exclama:

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—¡Alabado sea Dios! Usted es un hombre bueno. Debe sercristiano.

Bajando la mirada tímidamente, responde:—Señora, no soy un buen hombre, y decididamente no soy cris-

tiano. Acabo de salir de la cárcel por robar autos.Sin inmutarse, ella exclama:—Bueno, ¡alabado sea Dios por haberme enviado un profe-

sional!Quizá conozcas a alguien así, una persona que ve las virtudes

más positivas de cada uno. La mayor parte del tiempo no vemos lomejor de las personas; vemos lo peor. Si existen dos verdades queestán profundamente arraigadas en nuestra experiencia humana,son nuestra necesidad de justicia y nuestro amor de misericordia.Amamos la justicia cuando alguien que la merece la recibe, y abra-zamos la misericordia cuando nosotros, que la necesitamos, la re-cibimos.

Por ejemplo, consideremos algunos criminales condenadosque caminan por las calles de hoy: Gregory Wallis cumplió 17 añosde una sentencia de 50 años; Michael Anthony Williams cumplió 23años de una sentencia de prisión perpetua; y Alejandro Fernándezcumplió 10 años de una sentencia de muerte. ¿Cómo te sientes alsaber que estos hombres fueron condenados por crímenes violen-tos y que cumplieron menos de la mitad del tiempo?

Actualmente están en la calle caminando libremente, comodebe ser. Estos hombres fueron liberados, no prematuramente,sino mucho después de lo debido porque fueron condenados so-bre la base de identidad equivocada y, en algunos casos, por falsotestimonio. Fueron exonerados solo después de realizar pruebasde ADN con nueva tecnología, gracias al ferviente esfuerzo de unaorganización llamada Innocence Project [Proyecto Inocencia].Recientemente, más de doscientas personas que fueron condena-das falsamente, sentenciadas y que cumplieron sentencia fueronpuestas en libertad.

Nuestra sed de justicia y nuestro amor por la misericordia sonprimordiales por lo que somos como seres humanos. Pensemosen las historias de nuestra vida cuando experimentamos la gracia,

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IDENTIDAD PERDIDA O RECIBIDA


y además consideremos los momentos en que nos pusimos total-mente de parte de la justicia. ¿Cuál es la conexión, si la hay, entreestas dos experiencias? Si alguna vez hubo un evento en la Bibliaque transmitió un mensaje de justicia y misericordia, es en el capí-tulo ocho del Evangelio de Juan. Surgen varias cosas de esta histo-ria, y demandan cuidadosa atención.

Primero, Jesús está enseñando a la mañana temprano en eltemplo, donde se enseñaban y ejecutaban las mismas leyes y sis-temas de aprendizaje sobre la salvación. Segundo, de acuerdo conla ley judaica, el que es testigo debe arrojar la primera piedra. Unacosa es acusar a alguien de un delito que merece la muerte, pero esuna experiencia aleccionadora convertirse en parte del proceso deejecución.

Ocuparse de los testigos falsos demandaba la siguiente acción:"Los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hu-biere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él comoél pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti"(Deut. 19: 18, 19). Además, es deber del esposo presentar los car-gos, no de los"mirones" más religiosos de la ciudad.

Otro hecho importante en esta historia es que todas las partesimplicadas en el adulterio deben morir, como lo declara Levítico20: 10: "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su próji-mo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos".

Pero Jesús, al verse frente a este problema aparentementecomplicado, lo resuelve nivelando las reglas del juego, al decir encierto sentido: "Muy bien, si ustedes quieren jugar con la letra de laley, entonces examinemos tocios las letras". Así que Jesús escribiótodas las letras que se aplican a la vida de cada uno en el suelo, paraque toda la comunidad lo vea.

Evidentemente, todo este suceso no tenía nada que ver con lamujer, aparte de ser un títere perfecto para usar en contra de Jesús.Pero entonces Jesús declara: " El que de vosotros esté sin pecadosea el primero en arrojar la piedra". Esta es la regla, y era poco co-mún para la multitud. Quizá la característica más penetrante deesta escena sea que todos son descubiertos por lo que en realidadson. La mujer es una adúltera, deshecha y abusada, pero pecado-

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ra de todos modos. La pecaminosidad de los líderes religiosos seda a conocer; la verdad demanda que dejen caer sus piedras y sevayan. Todos se van porque, aunque quizá no sean adúlteros, pro-bablemente hubiesen querido serlo en un determinado momento.Elena de White describe esta escena en El Deseado de todas las gen-tes: "Aquellos hombres que se daban por guardianes de la justiciahabían inducido ellos mismos a su víctima al pecado, a fin de po-der entrampar a Jesús. [... ] Pero cuando sus ojos, siguiendo los deJesús, cayeron sobre el pavimento a sus pies, cambió la expresiónde su rostro. Allí, trazados delante de ellos, estaban los secretosculpables de su propia vida. El pueblo, que miraba, vio el cambiorepentino de expresión, y se adelantó para descubrir lo que ellosestaban mirando con tanto asombro y vergüenza". 2

No había suficientes piedras en el patio aquella mañana paraadministrar justicia a todos los que la merecían. Como esto era evi-dente para todos, se fueron de a uno, desde el más viejo hasta elmás joven.

El climax de esta historia es cuan gloriosamente se revela Jesúscomo el Hijo de Dios, que demanda justicia y hace misericordia.Nunca minimiza el pecado de la mujer, porque "la paga del pecado"aún es la muerte, y alguien necesita pagar. Pero Jesús, en vista de supropio sacrificio, desestima su caso porque él pronto ha de ponerseen su lugar y ha de morir. Nadie en la tierra es más consciente delprecio del pecado que Cristo. De hecho, la arrogancia moral podríaser uno de los pecados más despreciables, porque es muy difícilsalvar a alguien que no cree que necesite ser salvo.

En aquella mañana en particular, el patio se vacía y, después deque todos se fueron, Jesús hace preguntas a la mujer que le cam-biarán la vida: "¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno tecondenó?"

¿Qué nos dicen estos interrogantes acerca de Cristo? Queremosque nos juzgue él porque será justo. Queremos que nos juzgue élporque, aunque conozca lo peor de nosotros, quiere lo mejor paranosotros.

Y, en el caso de esta mujer sorprendida en el acto del adulterio,Cristo le ofrece una oportunidad para asumir una nueva identidad.

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¿Cuál es su respuesta a las preguntas que parten la vida en dos?"Ninguno, Señor".

Pero existe un obstáculo que a menudo entorpece la certeza denuestra salvación, nuestro andar en libertad y nuestra comprensiónde que en Cristo nadie nos condena, y esa es la realidad. Yo quierocreer con seguridad que la gracia y la misericordia de Dios me sal-varán, pero conozco lo peor de mí, y sé que Dios también lo sabe.Esa es la verificación de la realidad. Porque si bien me encantaríarecibir misericordia, también tengo un sentido de lo que es justo.Ese conocimiento hace que creer en la gracia de Dios sea una de lascosas más difíciles de lograr. La creencia de que cumplir con todaslas reglas y las regulaciones —la vida del legalismo— es diez veces másfácil que el salto de fe que exige de nosotros el descansar en la mise-ricordia de Dios. Quizá la noción de que la salvación es gratuita atra-viesa la garganta del cínico, porque interiormente sabemos que nadaes gratis. Conocer lo que cuesta la salvación y quién pagó por ella eslo que hace que la experiencia sea valiosa y real. Además, nada para-liza tanto nuestro caminar con Dios como no responder la pregunta:"¿Dónde están los que te acusaban?" Para responder a esta preguntadebemos confiar plenamente en el proceso judicial del Cielo; y aun-que algunos podrían aceptar instantáneamente este fallo en nuestrofavor, a otros les podría llevar un poco más de tiempo.

Como me he sentado junto a la cama de santos que observanque la muerte se acerca, he notado que algunos confían en su hogareterno en el cielo mientras que otros tiemblan ante la noción deque tal vez sus nombres no estén escritos en el Libro de la Vida.Algunos simplemente se quedan mirando su historial inconsis-tente de devoción a Dios y los embarga la duda. A veces somosconscientes y receptivos; y luego están los valles, esas épocas dedesinterés o de debilidad.

La pregunta que Dios plantea abre toda una serie de otros inte-rrogantes que debemos resolver para darle una respuesta a él:

• ¿Cómo podemos sentirnos seguros de nuestra salvación conun caminar con Dios tan tumultuoso?

• Sabiendo que Cristo conoce lo peor de nosotros pero desea lo

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mejor, ¿cómo podemos caminar con confianza?• ¿Cómo funciona realmente este principio de "Vete, y no pe-

ques más"?

Primero, ya sea que nos sintamos bien o no al respecto, asumiruna nueva identidad implica una elección. Debemos escoger.

La mujer tuvo que elegir creer que acababa de pasar de muertea vida. Tuvo que creerlo y recibirlo. "¿Dónde están los que te acu-saban? " Si queremos sentirnos salvos, debemos elegir creer que esverdad y pronunciar las palabras: "Nadie es quién para condenar,y el Único que puede condenarme está ocupando mi lugar". El actode recibir este don ha sido un enigma para muchos, como registraJuan: "En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero elmundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, lesdio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engen-drados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón,sino de Dios" (Juan 1: 10-13).

Empecé a comprender la transición de la desesperación a laconfianza cuando trabajaba en una colonia de verano en el ParqueNacional Yosemite. Los acampantes baqueanos emprendieron via-je por un sendero hasta un hermoso descampado, donde los cam-pistas pasarían la noche bajo las estrellas. Yo me fui con la vieja ca-mioneta hasta el descampado, para comer y entonar algunos cantoscon los chicos. A través de los árboles podía ver cómo se arremo-linaban los jóvenes cuando revisaban si los caballos estaban ata-dos correctamente. Cuando pasé a un caballo en particular, olí algoextraño. Aunque estaba parado en medio de 18 caballos sudorosos,seguí el olor hasta uno de ellos y descubrí que la montura estabaempapada. No necesité acercarme más para deducir que alguienhabía mojado el caballo.

Se me ocurrió revisar mentalmente la lista de adolescentes mo-chileros, y ninguno tenía problemas médicos ni nada que pudieraimaginarme. Entonces caí en la cuenta de que había un niño de 10años (lo llamaremos Josué) que se sumó al grupo. Observé el des-campado y localicé a Josué, que esperaba haciendo fila, sostenien-

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do una bandeja de acero inoxidable frente a él con las piernas cru-zadas y con mirada aprehensiva. Si cualquiera de esos adolescentesse enteraba de lo ocurrido, hubiese sido indescriptible la vergüen-za que podrían haberle infligido con una pocas burlas descuidadas.Me acerqué rápidamente a la fila y me paré entre Josué y los demáscampistas, y le dije:

—Josué, necesitamos hablar un momento. ¿Puedes venir con-migo, por favor?

Conduje al asustado muchacho al descampado lejos de los de-más, y en cuanto estuvimos fuera de su alcance, las lágrimas co-menzaron a rodar por su rostro lleno de polvo.

—Josué, ¿qué pasó? ¿Por qué... mojaste el caballo? —le pre-gunté.

El dique de contención de la desesperación y la vergüenza serompió, y se largó a llorar a lágrima viva.

—Tuve que ir... y las ¡ah, ah, ah!, chicas estaban justo ahí... y ¡ah,ah, ah!, los osos estaban... "

Al comienzo del campamento les dije a todos los chicos que noentraran solos en el bosque, debido a los osos. Ahora bien, los ado-lescentes tomaron esas advertencias de otra manera que un niñode 10 años. Además, más aterrador que cualquier oso sería la pre-sencia de una adolescente en cualquier parte a cien metros de lasinstalaciones naturales en los bosques. El tuvo que ir, pero le dabamucha vergüenza decirlo enfrente de las chicas, y estaba muy asus-tado por la caminata en el bosque; atrapado en su aprieto, se hizopis encima del caballo.

Traté de buscar una manera de cambiarle la ropa, pero el solse estaba poniendo y tenía puesta la única ropa que había llevado,a menos que regresáramos al campamento. Entonces escuché elsonido del arroyo a unos 25 metros detrás de nosotros, y lo llevéhasta el riachuelo. Allí me agaché hasta el agua y lo salpiqué con unarociada de agua fría del arroyo, y él chilló:

—¡Ey, me estás mojando todo!Nos salpicamos el uno al otro de acá para allá. Encontré un espa-

cio en el arroyo lo suficientemente profundo para mojarlo de veras.Luché con él, dando vueltas en el arroyo, por unos instantes, re-

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sistiendo la corriente, por supuesto, y ocasionalmente simulandouna centrifugadora en el agua hasta que estuvo empapado. Ambosvolvimos caminando al campamento, completamente empapados.Josué se salvó de pasar vergüenza, y cuando los demás preguntaronqué nos había ocurrido, solo dijimos:

—Nos mojamos.Quizás esto es lo que Pablo quiso decir cuando expresó: "Porque

el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno muriópor todos, luego todos murieron... De modo que si alguno está enCristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas sonhechas nuevas... Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizopecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él"(2 Cor. 5: 14-31).

Escoge creer que esto es cierto. Decide que, sin importar cómote sientas, lo que hayas hecho o hasta lo que pudieras saber queDios conoce de ti, su misericordia es real. Y recibir esa misericor-dia es una decisión que tomas de creer que es verdad.

La segunda etapa para obtener plena confianza en nuestro ca-minar con Dios tiene que ver con cómo hablamos de lo que hemoselegido. Necesitamos profesar con descaro nuestra nueva posturaen Cristo de todas las formas posibles. Juan afirma esta actividaddiciendo:

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que he-mos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparonnuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifes-tada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna,la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto yoído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comu-nión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con elPadre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para quevuestro gozo sea cumplido" (1 Juan 1: 1-4).

Dilo. Coméntalo. Decláralo. Aun si no tiene mucho sentido,profesa lo que Dios dice que es verdad acerca de nuestra identidad:"Soy un hijo de Dios. Libre. Vuelto a nacer. Perfecto en él". Creoque necesitamos aceptar el hecho de que no siempre nos sentire-

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mos de este modo. Tal vez por esto Jesús le hizo una pregunta, ala mujer, con una respuesta tan obvia. Quizás haya poder con solodecirlo en voz alta. Responder esta pregunta en voz alta quizá tengamás impacto de lo que podríamos imaginarnos de entrada.

—"¿Dónde están los que te acusaban?"—"Ninguno, Señor".Un joven, que era adoptado, compartió conmigo lo raro que era

decir su nuevo nombre. Al cambiar de un hogar adoptivo a otro,finalmente fue adoptado por una familia que le dio una nueva viday un nuevo nombre: Kyle O'Conner.

—Al principio era algo extraño —decía; pero cuanto más me es-cuchaba al decirlo con mi propia voz —"Kyle O'Conner"— tanto máscomenzaba a creer que tenía una nueva vida.

Finalmente, cuando elijas creer y profesar descaradamente loque Dios ha hecho por ti, camina intencionalmente con él, que obraesta salvación en ti, como insta Pablo:

"Amados míos, como siempre habéis obedecido, no como enmi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia,ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios esel que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su bue-na voluntad" (Fil. 2: 12, l3).

Ocúpate de ella. Practícala. Camina. Vive. Da. Comparte.Trabaja. Canta. Sirve. Ora. Jesús le ordenó a la mujer: "Vete, y nopeques más". Vete, y vive de manera diferente; no a pesar de tusfracasos sino a la pura luz de tu nueva identidad: ¡inocente!

Se cuenta la historia de un abogado melancólico que se mudó auna nueva ciudad para comenzar una nueva práctica de la abogacía.Los vecinos del lugar a menudo lo observaban caminar solo de no-che, con la cabeza gacha y la postura encorvada. Un día le confesó aun artista que en el pasado había cometido un error crítico, del queno podía librarse. El fracaso lo perseguía. El artista no dijo nada,pero pocas semanas después invitó al desalentado abogado a verun retrato en su estudio. El abogado aceptó, y cuando contemplóla pintura, se sorprendió al ver un retrato de sí mismo... salvo que

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en el retrato era alto y seguro de sí mismo, con la cabeza en alto. Laambición, la visión y el coraje estaban escritos en todas partes desu rostro en el retrato. Después de captar esta visión de lo que elartista podía ver en él, una visión de lo que podría llegar a ser nacióen su corazón. El abogado se dijo: "Si el artista puede ver eso enmí, entonces yo también puedo. Si él piensa que yo puedo ser esehombre, entonces seré ese hombre". Todos los días el abogado veíael retrato, y con el tiempo su porte cambió.

Cuando elegimos creer en la gracia de Dios hacia nosotros y laprofesamos, caminamos y vivimos a la luz de la visión que Dios tie-ne de nosotros, nuestra confianza en la justicia y la misericordia deDios aumentará.

Puede ser que experimentar la seguridad de la salvación seamuy similar a hacer una taza de té. Yo me ofrecí a enseñar a los jó-venes cómo preparar una taza de té.

—Primero, consigan una taza de agua caliente y un saquito de té.Luego, metan el saquito en el agua... y lo sacan.

Los jóvenes murmuraron.—No, tienes que dejarlo adentro más tiempo.Efectivamente, se notaba muy poco color y sabor en el agua. Así

que lo dejé adentro por cinco segundos.—No,... más tiempo—gritaron.Algunos rastros de color comenzaron a filtrarse del saquito al

agua. Pero, al dejar el saquito en el agua, con el tiempo, el sabor y elcolor del agua cambiaron significativamente.

A medida que nos empapamos de la verdad, esta verdad casi in-creíble de la justicia y la misericordia de Dios, la buena noticia nossatura, y nuestra confianza crece cuando decidimos creer en ella,profesarla y caminar en ella. Como la mujer, podemos irnos y dejaratrás la identidad y asumir una nueva. Acostumbrarnos al nuevonombre y posición lleva tiempo y algo de esfuerzo. Pero es real.

Siempre que lucho por vivir con la certeza de mi posición enCristo, reflexiono en un momento de mi niñez cuando jugué enun torneo de fútbol contra los Hombres Diminutos. Estos chicoseran más grandes de edad, más rápidos, más fuertes, y tenían unvocabulario distinto que intimidaba a la mayoría de los jóvenes es-

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colares. Hacían zancadillas, empujaban, abucheaban y aporreabana mi equipo en el césped. íbamos a perder. En el entretiempo, elentrenador reunió al equipo para infundirnos ánimo. Estas charlasnunca fueron útiles para mí, especialmente cuando estaban llenasde clichés huecos, como "Ustedes son los ganadores" o "Pase lo quepase allí, solo den lo mejor de ustedes" o "No importa si ganan opierden, sino que se diviertan". No estábamos ganando, lo mejorque hacíamos no era suficientemente bueno y no era divertido. Demodo que, cuando nuestro entrenador comenzó con "Quiero quetodos sepan que pase lo que pase en el segundo tiempo, todos songanadores de primer orden", puse los ojos en blanco y me salió unamueca de frustración.

—Se los digo muy en serio, chicos —alegó nuestro entrenador—,¡ustedes son ganadores!

—El marcador dice tres a cero, y a menos que esté contando mal,vamos a perder—contesté.

—Yo sé eso, pero de lo que ustedes no se dan cuenta es que elequipo con el que están jugando ni siquiera está en la liga ni en ladivision de ustedes. Además, algunos de sus jugadores destrozaronlas instalaciones del torneo y, como resultado, su equipo, aunqueestá en el campo de juego, ha sido descalificado. ¡Ustedes ya gana-ron! ¡Su nombre está en el trofeo!

Todos dirigimos la mirada a la mesa cubierta al lado del campode juego, que escondía los premios que se presentarían al final deljuego.

El entrenador dijo:—No quise decirles esto hasta el entretiempo. Pero se los estoy

diciendo ahora: salgan y jueguen como si hubiesen ganado.En cierto modo, este es el mensaje que Cristo tenía para la mu-

jer sorprendida en adulterio. Pero para que ella verdaderamente sealejara con una nueva identidad, tenía que responder a la pregun-ta que le hizo Jesús: "¿Dónde están los que te acusaban?" Cuandorespondemos esta cuestión, se nos hace pasar a un nuevo mundoen el cual creemos totalmente y caminamos seguros en la miseri-cordia que se nos dio. "Vete, y no peques más" es un mandamientopara vivir con el conocimiento de que ya hemos ganado.

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PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. Tus acusadores más insistentes, ¿son internos o externos?2. ¿Estás de acuerdo con esta declaración: "La mayoría obtiene

lo que merece en la vida"? ¿Por qué sí o por qué no?3. ¿Por qué crees que Jesús rehusó condenar a la mujer sor-

prendida en adulterio, siendo que ella era obviamente culpable?¿Qué dice esto acerca de Jesús? ¿Qué dice de la mujer?

4. ¿La sociedad podría funcionar si actuara sobre el principiode la gracia de Dios? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Existe un estándarpara los individuos y otro para la sociedad en general, en la manerade relacionarnos con los que son culpables de transgredir la ley?

5. ¿Te resulta más fácil aceptar la gracia o dar de gracia? ¿Porqué?

REFERENCIAS1 Ronald Dunn, Don't Just Stand There, Pray Something (San Bernardino, Calif.: Here's Life

Publishers, 1991), pp. 21-23.a Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana,

1990), p. 435.

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“Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?”

?


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C A P Í T U L O 3

Amor no en vano

"Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?"

"Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, ha-ced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y oradpor los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntaletambién Iα otra; y al que te quite Iα capa, ni aun Iα tunica le niegues. Acualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas quete lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, asítambién haced vosotros con ellos.

"Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque tam-bién los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que oshacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lomismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito te-néis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibirotro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, noesperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos delAltísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues,


misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" (Luc.

6: 27-36).

Chindohgu es el arte japonés de la invención no vana. Estascreaciones no son inútiles porque al principio parecen ab-

surdas, pero tienen una forma extravagante de hacer que el trabajose haga. Por ejemplo, está el guante dedal de látex con cerdas paracuando nos olvidamos el cepillo de dientes y necesitamos usar eldedo. Otro chindohgu muestra un pequeño ventilador que funcio-na a pila, que se sujeta a un par de palillos para enfriar los fideosal comer (yo casi me hiperventilé enfriando mis fideos). Otra in-vención, que tuvo que haber estado en la lista de los diez mejoreschindohgus, es un aparato que se sujeta a un auto y que funcionacomo cuerda de tender ropa, para que mientras uno conduce por laciudad pueda secar la ropa mojada.

Quizá mi creación preferida sea las pantuflas limpiadoras he-chas de tela de franela, que serán usadas en las cuatro patas por ungato doméstico común. Las pantuflas gatunas quitan el polvo delpiso o de cualquier lado que el gato decida cruzar. Se podría au-mentar la efectividad de esa invención incluyendo algunas mues-tras extra de hierba de los gatos cafeinada y acelerar verdadera-mente el proceso de limpieza.

Los inventos chindohgu en realidad son más una cultura del arteque un esfuerzo empresarial. Pero, lo que más me intrigaba acercade los chindohgus tenía que ver con la forma en que una idea irra-cional y aparentemente inútil se había apoderado de mí. Cuantomás pensaba en cada uno de ellos, más absurdo parecía.

Algunas de las cosas que dijo Jesús impactan y dan vuelta nues-tro pensamiento, y si no tenemos paciencia con lo que él dice, sedesvanecen. Pero si nos detenemos y permitimos que estas ideasfuertes se "adoben" un poco en nuestra mente, tiende a surgir unaverdad muy real y significativa.

Consideremos algunas frases clásicas de Jesús: "De cierto, decierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las harátambién; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14: 12)."Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que

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pierda su vida por causa de mí, éste la salvará" (Luc. 9: 24). "Pero yoos digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpa-ble de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será cul-pable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará ex-puesto al infierno de fuego" (Mat. 5: 22). "De cierto os digo: Entrelos que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan elBautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor esque él" (Mat. 11: 11).

F. F. Bruce, en The Hard Sayings of Jesus [Los dichos difíciles deJesús], observa que las declaraciones como estas son difíciles:

"Porque para nosotros existen dos clases de dichos difíciles:hay algunos que son difíciles de entender, y hay algunos que sondemasiado fáciles de entender. Cuando los dichos de Jesús que sondifíciles en el primer sentido son explicados en términos dinámi-camente equivalentes, entonces probablemente se vuelvan difíci-les en el último sentido. Mark Twain habló en nombre de muchoscuando dijo que las cosas de la Biblia que le inquietaban no eranlas que no entendía sino las que sí entendía. Esto es especialmentecierto de los dichos de Jesús. Cuanto mejor los entendemos, másdifíciles son de aceptar". 1

Hay una declaración que es difícil de explicar y difícil de prac-ticar. Esta declaración de catorce palabras encabeza la lista de losdichos difíciles de Jesús: "Sed, pues, vosotros perfectos, comovuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mat. 5: 48).

Una primera lectura de esta declaración bloquea a los que la es-cuchan porque parece irracional e imposible. ¡Jesús tiene que estarbromeando, o debe querer decir alguna otra cosa! Es imposible quepueda pensar que nosotros podríamos alcanzar esta perfección. Asíque nos vemos forzados a suponer que Jesús simplemente quiereque tratemos de ser como Dios de todos modos, y el ejercicio deintentarlo nos mantendrá humildes y "algo" morales en el proceso.Esta interpretación es absolutamente insensata cuando pensamosen ella, porque nadie va a tratar de hacer lo imposible mecánica-mente y, además, nadie llegará a ser mejor persona debido a esto.

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AMOR NO EN VANO


No hay manera de considerar esta frase metafóricamente; poreso es tan inquietante. Pero esta orden no está aislada; fue puestajunto a una serie de preguntas que nos pueden ayudar a que estatenga sentido. Muchos de los dichos más difíciles de Jesús estánenmarcados por una pregunta o una serie de preguntas que expan-den, explican o dan lugar a una declaración abrupta.

Cuando Cristo manda a sus seguidores que sean "perfectos", daun ejemplo para responder con cuatro preguntas secuenciales queestablecen el mandato:

•Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?• ¿No hacen también lo mismo los publícanos?• Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de

más?• ¿No hacen también así los gentiles?

Cuando examinamos cuidadosamente el significado de la pala-bra perfecto y su aplicación en las preguntas previas, lo que Cristollama a hacer a los creyentes es razonable y posible. Las preguntasrevelan tres cualidades del amor perfecto.

Primero, el amor perfecto es maduro. Barclay analiza el signi-ficado de la palabra téleios o perfecto, notando que un hombre quealcanza una estatura totalmente desarrollada es téleios en compara-ción con un niño. Un alumno que se gradúa con un conocimientomaduro es téleios en contraste con un alumno que acaba de comen-zar la escuela. Es vital notar que perfecto no significa "impecable"sino "totalmente desarrollado". 2

Después de pasar un fin de semana en una concentraciónreligiosa muy conmovedora, un alumno se acercó a mí con unapasión renovada por ser perfecto en cada aspecto de su vida. Eraevidente que los presentadores bombardearon a este joven consuficiente temor y vergüenza para llevarlo a un punto de convic-ción, pero le dieron muy pocas ideas de cómo esforzarse real-

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mente por conseguir la perfección.—Así que, ¿qué vas a hacer para comenzar con esta tarea? —le

pregunté.—Bueno, dejé de mirar television y prendí fuego a la música que

inspiraba pensamientos impuros en mi mente, y les conté a misamigos (los que tendían a debilitarme) que ya no iba a salir más conellos —me respondió rápidamente.

Todo lo que mencionó parecía ser una buena idea, pero su res-puesta no comprendía el punto de perfección. En el sentido bí-blico, la perfección no se trata tanto de lo que nos abstenemos yevitamos sino más bien de lo que aceptamos. En otras palabras, elamor perfecto no se trata de lo que no hacemos sino que es algoque hacemos activamente. Lo que dice Jesús es que el amor perfectotiene que ver con cómo nos comportamos proactivamente con laspersonas que nos lastiman o nos faltan el respeto. De modo quetraté de explicar este principio al joven; pero era evidente que yono estaba haciéndome entender de la manera que otros consiguie-ron llegar a él con respecto a la perfección. Así que le di una botellade agua.

—Mira los ingredientes y dime lo que no hay en el agua —le in-diqué.

Inmediatamente invirtió la botella e hizo una pausa pensativa-mente, luego sonrió y se volvió a sentar en la silla mirando el techoy sacudiendo la cabeza.

—Creo que entendí —me dijo.Cuando algo es considerado puro, en realidad significa que "tie-

ne un solo ingrediente". De nuevo, el llamado de Jesús al amor per-fecto es un camino para algo que hacemos, no algo que no hacemos.

Aunque hay sectas de cristianos que se han propuesto llevaruna vida intachable, ellos también se equivocan. Pero un creyen-te es maduro —perfecto— cuando actúa con gentileza, da generosa-mente, piensa compasivamente y ora fielmente por la persona por laque es difícil orar.

Una segunda cualidad revelada en las preguntas que hacía Jesúses que el amor perfecto es eficaz. Algo es téleios, o perfecto, si al-canza el propósito para el que fue planeado. Nosotros somos per-

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AMOR NO EN VANO


fectos cuando alcanzamos el propósito para el que fuimos creados.Si tenemos un tornillo flojo (y algunos sugieren que esto es ciertoen muchos sentidos), lo que se necesita es un destornillador ade-cuado. El mango tal vez no sea de nuestro color preferido; tal vez nose ajuste bien a la forma de nuestra mano; de hecho, la punta puedeestar roma y ni siquiera ser del tamaño exacto de la cabeza del tor-nillo. Pero, si el destornillador efectivamente ajusta el tornillo, estélelos. Funcional. Eficaz. Útil para el propósito deseado.

Al final de la vida, hay muchos que se arrepienten del curso desu vida porque sienten que tenían un propósito mayor para vivirque el que eligieron. Después, hay otros que tal vez se lamenten poralgo específico, como fechorías u oportunidades perdidas, perotienen paz porque su vida sirvió a un propósito que fue noble.

Consideremos al apóstol Pablo en sus momentos finales, unhombre que no fue intachable de ningún modo pero perfecto ensignificado: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera,he guardado la fe" (2 Tim. 4: 7). Pablo tenía paz por la manera enque había cumplido un propósito significativo y eficaz en su vida.Su confianza nos recuerda la perfección a la que Cristo llama a susseguidores: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que osmaldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que osultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre queestá en los cielos" (Mat. 5: 44, 45). "Mirad cuál amor nos ha dado elPadre, para que seamos llamados hijos de Dios" (1 Juan 3: 1).

Leamos el siguiente pasaje de Efesios, y notemos el gloriosopropósito para el que fuimos creados y redimidos:

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quenos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestialesen Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor ha-biéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por mediode Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanzade la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecadossegún las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con

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nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer elmisterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había pro-puesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dis-pensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en loscielos, como las que están en la tierra.

"En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestina-dos conforme al propósito del que hace todas las cosas según el de-signio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su glo-ria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En éltambién vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangeliode vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados conel Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra heren-cia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de sugloria" (Efe. 1: 3-14).

Es importante considerar nuestro propósito a la luz de lacreación y de la redención, porque nuestra redención supone quesomos de todo, menos impecables. Pero la tesitura general delpasaje es un hermoso cuadro del propósito final de Dios para connosotros.

Finalmente, las preguntas que Dios hace captan cuan extraor-dinario es el amor perfecto. Según Jesús, el amor humano común esesperable, mientras que el amor extraordinario es distinto, y solopuede provenir de una conducta divina.

"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás atu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bende-cid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, yorad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijosde vuestro Padre que está en los cielos... Porque si amáis a losque os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen tambiénlo mismo los publícanos? Y si saludáis a vuestros hermanos so-lamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los genti-les?" (Mat. 5: 43-47).

La palabra "amar" en este pasaje no implica amistad, afecto ni

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AMOR NO EN VANO


pasión. El amor ágape es al que se refiere William Barclay como una"bondad inconquistable" y una "buena voluntad invencible: pro-curar el bien supremo de los demás sin importar quiénes sean ni loque nos hagan". 3

Jesús nunca nos pide que amemos a nuestros enemigos del mis-mo modo que amamos a nuestros padres, amigos o compañeros. Elamor ágape extiende la gracia y la buena voluntad a las personasque no las merecen y, en muchos casos, ni siquiera las piden.

No conozco a ningún padre en la actualidad —creyente, intere-sado en la verdad o cínico— que no ame a su hijo hasta el punto dedar su vida para salvarlo. Esta es una característica básica común delas personas creadas a la imagen de Dios.

Jesús declara: "Es fácil", por lo tanto, ¿qué te diferencia delresto del mundo? ¿Cómo brilla el rostro glorioso de Dios a travésde ti de manera que te caracterice como hijo del cielo?

En 1995 ocurrió algo notable:Se produjo una escena en Burma, ahora llamada Myanmar,

que cincuenta años antes nunca nadie podría haberse imagina-do. Ocurrió en el puente sobre el río Kwai. Durante la SegundaGuerra Mundial, el ejército japonés había forzado a los prisionerosde guerra aliados de Gran Bretaña, Australia y los Países Bajos aconstruir un ferrocarril. Los soldados japoneses cometieron mu-chas atrocidades, y unos 16 mil aliados prisioneros de guerra mu-rieron construyendo lo que se había dado en llamar el Ferrocarrilde la Muerte. Pero, después de la guerra, un ex oficial del ejércitojaponés llamado Nagase Takashi emprendió una campaña perso-nal para instar a su gobierno a admitir las atrocidades cometidas.Después de muchos años de esfuerzo, el resultado de su cruzada fueuna breve ceremonia en 1995, en el puente de infausta memoria.De un lado del puente había cincuenta japoneses, incluyendo cincoveteranos de guerra, y el señor Takashi. Dieciocho maestros de es-cuelas del Japón llevaban doscientas cartas escritas por niños, queexpresaban tristeza por lo que había ocurrido durante la guerra.

Del otro lado del puente había representantes de los solda-dos aliados: dos soldados de Gran Bretaña que declararon por fin

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acabada la cuestión de hacía cincuenta años atrás; una joven deAustralia que fue a pronunciar, postumamente, el perdón de supadre; el hijo de un prisionero de guerra que fue a hacer lo mis-mo; y estaba el australiano David Barrett, de 73 años, que expre-só que hizo el peregrinaje porque sentía que continuar odiando lodestruiría. Los dos grupos comenzaron a caminar por los tablonesangostos del negro puente de hierro. Cuando se encontraron en elcentro, se dieron la mano, se abrazaron y derramaron lágrimas.Yuko Ikebuchi, un maestro de escuela, les entregó las cartas de losniños japoneses a los veteranos, y llorando dio media vuelta y sefue corriendo sin decir una palabra. 4

Una historia así reproduce el rostro de Dios de un modo inequí-voco, intrínsecamente extraordinario. Perfecto. Quizá lo que Jesúsestá diciendo en este pasaje es que la gente nunca será más perfectaque cuando despliegue incondicionalmente la buena voluntad y labenevolencia. Podríamos asemejarnos a Dios de muchas maneras,pero amar a nuestros enemigos expresa el rostro de Dios convividaclaridad.

Cuando observo las fotos de mis hijos cuando eran bebés, nopuedo distinguir a quién se parecen esos niños, pero a medida quecrecen y maduran, sus rostros tienen un parecido innegable conmamá y papá. Así es con nosotros. Somos perfectos, más parecidosa nuestro Padre celestial, cuando tomamos el mismo camino enla forma de relacionarnos con nuestros enemigos. Jesús tambiénagregaría: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tu-viereis amor los unos con los otros" (Juan 13: 35).

Así que, ¿es razonable esperar que la gente ame a sus enemi-gos? Stephen Olford cuenta la historia de Peter Miller, que vivíaen Ephrata, Pennsylvania, y disfrutaba de la amistad de GeorgeWashington. 5 En Ehprata también vivía un hombre llamadoMichael Whitman, un personaje malévolo que hacía todo lo posiblepara oponerse al pastor y humillarlo. Un día, Michael fue arresta-do por traición y sentenciado a muerte. Peter Miller viajó cientoveinte kilómetros a pie hasta Philadelphia, a suplicar por la vida deltraidor.

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—No, Peter—le dijo el general Washington— no puedo conceder-te la vida de tu amigo.

—¿Mi amigo? —exclamó el anciano predicador—. ¡Es el enemigomás implacable que tengo!

—¿Qué? —exclamó Washington—. ¿Caminaste ciento veinte ki-lómetros para salvar la vida de un enemigo? Eso cambia la pers-pectiva del asunto. Te concedo el perdón.

Y lo hizo. Peter Miller se llevó consigo a Michael Whitman aEphrata, ya no como enemigo sino como amigo.

Ningún acto intensifica más el impacto de la fe cristiana. Si estaclase de amor por los enemigos no fuese posible, la historia delCalvario habría sido olvidada hace tiempo y borrada de la historia,porque los que mantienen viva la historia de Cristo son los creyen-tes comunes que actuaron como Dios lo haría para con sus ene-migos; lo que fomentó aún más la creencia en Dios y en el Cristoresucitado.

Sí. No solo tiene sentido: las únicas personas que posiblementepodrían amar a sus enemigos son los que han bebido muy profun-damente de la fuente de la gracia. Cuando consideramos cómo nosperdona Dios, nos convertimos en creyentes de primera mano enel poder de la gracia y en los únicos para quienes tiene sentido estaclase de gracia.

Además, ¿es posible que los seguidores de Cristo demuestrenese amor?

Sergei Kourdakov era el líder de una fuerza policial secreta dela KGB en la Unión Soviética. Esta brigada de elite aterrorizaba alos cristianos que se reunían secretamente para orar y estudiar laBiblia. Sergei creció como huérfano en los hogares para niños acargo del Estado, y demostró ser un comunista ejemplar. Se con-virtió en un líder brillante, y su devoción al comunismo hizo quelo promovieran a la brigada policial de elite. A medida que la bri-gada de Sergei allanaba los hogares donde se reunían los creyen-tes, comenzó a notar una tendencia que le fastidiaba. Le habíancontado que los únicos que adherían a la tonta fe cristiana eranpersonas viejas e ignorantes. Pero con cada allanamiento notabaque más jóvenes profesaban su creencia en Cristo. En los mo-

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mentos de calma, secretamente admiraba su devoción y, aunqueestaba intrigado por el aplomo y el coraje de ellos, su confusion seconvirtió en enojo.

Sergei y sus hombres irrumpieron en una casa llena de jóvenescreyentes, donde golpearon y se burlaron de los creyentes mientrasestos oraban a Dios. El brutal líder se quedó mirando con aprobaciónmientras Víctor, el hombre más grande y más fuerte de su grupo, le-vantó a una joven por encima de su cabeza y la arrojó contra la pared.Cuando esta se desplomó en el suelo, Segei se reía:

—Apuesto a que la idea de Dios se le fue de la cabeza.Pero, pocos días después allanaron otra casa de creyentes que

oraban, y encontró a la misma muchacha entre los asistentes.Sergei no lo podía creer y, en su enojo, él mismo la golpeó.

Al regresar a la comisaría repasó los nombres de los cristianos ycontinuó luchando con los índices crecientes de jóvenes, especial-mente de esta muchacha, Natasha, que estaba seguro de que habíaaprendido la lección. Mientras Sergei investigaba los registros deNatasha, se enteró de que ella también había sido miembro de laLiga de Jóvenes Comunistas. Seguía sin entender, ¿Qué le habíaocurrido, que hizo que se convirtiera en creyente cristiana? Sergei teniaque saber más acerca de ella, así que la hizo traer para interrogarla.Ella estaba asustada, pero respondió todas las preguntas con cora-je. Expresó su perdón por los opresores y trató de compartir su feen Dios, pero Sergei la despidió, seguro de que nunca más la volve-ría a ver.

Pero solo una semana después allanaron otra casa y hallaron aNatasha orando con otros jóvenes creyentes. Cuando el airado gru-po policial de Sergei avanzó sobre los cristianos, Víctor se interpu-so entre los hombres y Natasha, y agitando un garrote, dijo:

—De veras, no la toquen. ¡Nadie la toque! Ella tiene algo que no-sotros no tenemos.

Sergei le hizo señas a Natasha para que escapara por una puertalateral, pero la fe de ella nunca escaparía de su mente.

Sergei escribió: "Como pocas veces en mi vida, me conmovíprofundamente. ¡Natasha tenia algo! Había sido horriblementegolpeada. Había sido advertida y amenazada. Había pasado por un

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sufrimiento increíble, pero aquí estaba de nuevo. Incluso el im-placable Víctor había sido tocado y lo reconoció. Ella tenía algoque nosotros no teníamos. Quise correr tras ella para preguntarle:'¿Qué es?' Quería hablar con ella, pero se había ido. Esta cristianaheroica, que había sufrido tanto a manos nuestras, de algún modome conmovió y me inquietó mucho".

La clase de amor anormal y de otro mundo que Natasha demos -tro obsesionó a Sergei hasta el punto que decidió saltar del barco enlas gélidas aguas de la costa de Canadá, cerca del territorio sovié-tico. Sabía que sus oportunidades de sobrevivir eran escasas, perodecidió nadar hasta un lugar donde pudiera encontrar la libertad yel amor que vio en los cristianos que perseguía. Milagrosamente,se las arregló para llegar hasta territorio canadiense e inmediata-mente salió en busca de creyentes que respondieran sus preguntas.Sergei Kourdakov no solo halló a Cristo sino también habló abier-tamente y testificó de su fe en Dios en todo Canadá durante la últi-ma parte de la década de 1960.

Sergei escribe esto en las líneas finales de su libro:

"Y, finalmente, a Natasha, a quien golpeé terriblemente y quienestuvo dispuesta a ser golpeada por tercera vez por su fe: Quierodecirte, Natasha, mayormente debido a ti mi vida ahora cambió ysoy un hermano creyente en Cristo contigo. Tengo una nueva vidadelante de mí. Dios me ha perdonado; espero que tú también.Gracias, Natasha, en cualquier lugar donde estés. ¡Nunca, nunca teolvidaré!"6

>> El amor perfecto es maduro.>> El amor perfecto es eficaz.>> El amor perfecto es extraordinario.Si hay una cualidad más que añadir, es que el amor perfecto es

inolvidable. De otro mundo. Es un amor que en todo el sentido dela palabra es "perfecto". De hecho, cuando demostramos amor pornuestros enemigos y por los que son difíciles de amar, no podría-mos ser más perfectos. En tu interior es razonable y está bien den-tro de ti que esta semana seas como tu Padre celestial. Él puso esto

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en ti. Probablemente no seas impecable. Si hay alguien que es per-fecto en el sentido de impecable, posiblemente no sea conscientede ello.

Cuando Jesús te plantea tiernamente estas preguntas, ¿cuál estu respuesta? Si quieres creer en esta clase de amor, da un pasoal costado y escribe esa carta de cortesía, pronuncia esas palabrasde perdón, eleva esa oración por alguien que sea difícil de orar, ymientras lo hagas, te asemejarás a Dios. La gente verá sus ojos, oirásu voz y percibirá su toque por medio de tu vida.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Qué crees que quiso decir Jesús realmente cuando nos orde-

nó "amar" a nuestros enemigos? ¿Puedes confirmar tu respuestacon ejemplos de la Biblia?

2. ¿Concuerdas con la declaración de este capítulo de que laperfección tiene más que ver con lo que hacemos que con lo que nohacemos? ¿Por qué sí o por qué no?

3. ¿Hay una ofensa que nunca podrías perdonar? Si es así, ¿cuáles esa ofensa, y por qué crees que está más allá del perdón?

4. ¿Darías tu vida por otra persona? ¿Por quién? ¿Bajo qué cir-cunstancias?

5. ¿Cuáles son las tres acciones específicas que puedes comen-zar a realizar esta semana para acercarte al objetivo de la "perfec-ción" de Dios?

REFERENCIAS1 F. F. Bruce, The Hard Sayings of Jesus [Los dichos difíciles de Jesús] (Downers Grove. 111.:

Inter Varsity Press, 1983), pp. 16, 17."William Barclay, The Gospel of Matthew (Philadelphia: Westminster Press, 1975), 1. 1, p. 177.3 Ibid., p. 173.4 Christopher Tomas, "Old Foes Cross a Bridge to Forgiveness", Times of London, 16 de agosto

de 1995, secc. 1, 1.5 Citado en Crig Brian Larson, 750 Engaging Illustrations for Preachers, Teachers, and Writers

(Grand Rapids, Mich.: Baker Books, 3003), p. 335.6 Sergei Kourdakov, The Persecutor (Old Tappan, N. J.: Fleming H. Revell, 1973), p. 251.

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“¿Qué haces aquí?”

?


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C A P I T U L O 4

La claridad de la cueva

"¿Qué haces aquí?"

"Y allí se metió en una cueva, donde pasó Iα noche. Y vino a él palabrade Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elias?

"Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos;porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares,y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me bus-can para quitarme Iα vida.

"Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquíJehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los mon-tes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en elviento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terre-moto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Ytras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elias, cubrió surostro con su manto, y salió, y se puso a Iα puerta de Iα cueva.

"Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elias?"Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos;


porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares,y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me bus-can para quitarme Iα vida.

"Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto deDamasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo deNimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Elíseo hijo de Safat, de Abel-mehola,ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de Iα espadade Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de Iα espada de Jehú, Elíseolo matará. Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no sedoblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron" (1 Rey. 19: 9-18).

No soy bueno para decir "No". Suceden cosas malas cuandodigo "Sí", y esa sensación mala surge solo cuando es demasia-

do tarde para decir "No".Esa mala sensación emergió como un submarino que sube del

mar mientras entré en el aula de primer grado como maestro su-plente por todo un día. Eché un vistazo rápido al aula para orientar-me, exhalé un profundo suspiro de estrés y leí la planificación declase dejada por el tutor. La primera actividad importante, anota-da, asestaba un golpe irónico al leerla: "¿Qué estás haciendo aquí?"Como no sabía si era una nota personal o una actividad real, co-mencé a leer en voz alta. Yo era alumno de Teología, no maestro deescuela primaria, y la pregunta hizo que me preguntara ¿Qué estoyhaciendo aquí?

Contuve mis sentimientos de ineptitud, y pronto descubrí elejercicio: "¿Qué estás haciendo aquí?" en realidad era una activi-dad de entretenimiento en la que los alumnos dibujan un entornonatural y utilizan pequeñas figuras de varios animales recortados.El objetivo era rotar los diversos animales contra varios telonesde fondo, para ver si hay correspondencia. Por ejemplo, un pá-jaro puesto debajo del agua en un océano haría que una mentejoven se preguntara: "¿Qué estás haciendo aquí?" La pregunta,en el fondo, inquiere si el sujeto corresponde al contexto. La ac-tividad fue divertida. En otro momento hablaremos de cómo mefue ese día.

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Si alguna vez hubo un ejemplo bíblico de un pez fuera del agua ode un pájaro nadando en el mar, fue Elias encerrado, atemorizado,con autocompasión, en una cueva. Aunque algunas de las pregun-tas que Dios hace dan lugar a una respuesta, otras fomentan la re-flexión, tan necesaria que ocasiona una disposición más educable.Primero de Reyes 16 al 19 cataloga una serie de eventos asombrososque describen la presencia y la providencia de Dios. La preguntaque Dios formula aparece al final de la historia, pero —para captarmás cabalmente la esencia de la indagación de Dios— necesitamoscomenzar por el principio. Para que la pregunta tenga sentido, ne-cesitamos ayudarle a Elias a responderla. Necesitamos desandar suviaje para ver cómo llegó a la cueva.

Santiago 5: 17 declara que "Elias era hombre sujeto a pasio-nes semejantes a las nuestras". Mi primera respuesta a esto es"Correcto". Los hechos que componen la vida de Elias son tanraros en la mía que me pregunto de qué estaba hablando el her-mano Santiago. Quizá lo que Santiago quiso decir era que Elias sítuvo temporadas de grandes momentos, cuando Dios estaba a car-go, guiándolo y utilizándolo; y luego hubo valles de desesperacióny cuevas de depresión. Ardía de coraje moral, pero percibió viva-mente la soledad y el temor. Tal vez Santiago esté diciendo que Eliasera humano, y las experiencias comunes de los seres humanos sonbásicas, no importa quiénes seamos.

Elias provenía de Galaad, un país agreste y desolado del ladooriental del río Jordán. Esta region apartada estaba enmarcada conun denso bosque; rígidos cañones afirmaban la pequeña ciudad deTisbe, de donde era Elias. Elias desempeñaba el papel de un mu-chacho de una provincia aislada que usaba "vestido de pelo, y ceñíasus lomos con un cinturón de cuero" (2 Rey. 1: 8).

La idolatría se había vuelto común en Israel, y con Acab estaperversion cobró nuevas dimensiones. La Biblia describe a Acabcomo alguien que "hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más quetodos los que reinaron antes de él" (1 Rey. 16: 30). Además, lo quehace que Acab sea tan abyecto no es que haya hecho cosas malassino que actuaba como si esa gran maldad no fuese para nada tal.Primero de Reyes i6: 3i afirma que a Acab "le fue ligera cosa" come-

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LA CLARIDAD DE LA CUEVA


ter los pecados en los que participó durante su reinado. De maneraque Acab, sediento de riquezas e influencia, se casó con Jezabel, lahija de Et-baal, rey de los sidonios. David Roper describe a Jezabel:"Esta mujer astuta e inescrupulosa procedía de una larga línea detiranos monstruosos. Su padre era el cruel y vicioso Et-baal, quese abrió paso hasta el trono de su ciudad-estado asesinando a sushermanos". 1

Jezabel no solo era una mala mujer; era misionera del maligno.Comenzó su tiranía religiosa acabando con los profetas del Señor(1 Rey. 18: 4). Santuarios, templos y bosquecillos dedicados al cultode Baal plagaban el paisaje de Israel. En los lugares donde una vezhabitó la presencia de Dios, Acab y Jezabel inculcaron una coha-bitación de idolatría pagana con la verdadera fe de Jehová. Contraesto se levantó Elias. No era que el pueblo haya abandonado total-mente su religión; hicieron algo más peligroso: mezclaron la ver-dad acerca del Dios del cielo con las prácticas del culto a Baal.

Lo que hace que Elias se destaque en las páginas de la Escrituraes el hecho de que los milagros parecen acompañar su obra, y queél se muestre tan seguro de su fe.

Enfrenta a Acab y le promete la sequía: "Entonces Elias tisbita,que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Diosde Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío enestos años, sino por mi palabra" (1 Rey. 17: 1).

Es alimentado por cuervos: "Y él fue e hizo conforme a la pala-bra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que estáfrente al Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana,y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo" (1 Rey. 17: 5, 6).

La viuda de Sarepta lo alimentaba milagrosamente:

"Elias le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; perohazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo dela ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo [... ].Entonces ella fue e hizo como le dijo Elias; y comió él, y ella, y sucasa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de

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la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho porElias" (1 Rey. 17: 13-16).

Cuando muere el hijo de la viuda, Dios, por medio de Elias, ledevuelve la vida:

"Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo delama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en élaliento [... ]. Y Jehová oyó la voz de Elias, y el alma del niño volvió aél, y revivió. Tomando luego Elias al niño, lo trajo del aposento a lacasa, y lo dio a su madre, y le dijo Elias: Mira, tu hijo vive" (1 Rey.17: 17-33).

Elias confronta a Acab de nuevo con un resuelto desafío entreDios y Baal:

"Cuando Acab vio a Elias, le dijo: ¿Eres tú el que turbas aIsrael?

"Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa detu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a losbaales. Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monteCarmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cua-trocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.

"Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió alos profetas en el monte Carmelo" (1 Rey. 18: 17-30).

Es importante compilar todas las escenas de la vida de Elias,porque lo que más sabe la gente acerca del fogoso profeta es de sufe descarada que impone lo milagroso. Elias escucha, y Dios habla.Elias ora, y no hay lluvia. Elias promete, y aparece comida. Eliasimplora a Dios, y un niño muerto vuelve a vivir. Elias exige unenfrentamiento entre los dioses y Dios, y toda la campiña apare-ce para la confrontación. El muchacho está en llamas. Imparable.Aparentemente invencible. Para Elias, la verdad es blanco y negro,y su desafío es que cada uno se ponga de un lado de la línea quemarca en la arena con tanta audacia. Escuchemos sus palabras para

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el pueblo de Israel cuando este se reúne para ver los fuegos artifi-ciales: "Y acercándose Elias a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándoclaudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios,seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió pala-bra " (1 Rey. 18: 21).

¿Qué significa la "no respuesta" de Israel al llamado de Elias?La palabra claudicar o titubear en realidad significa "cojear" o

"renguear", como si tuviésemos una pierna quebrada. Una pier-na de su fe estaba sana (adoraban al Dios Jehová), pero la otrapierna estaba quebrada (además adoraban a Baal). Esto es lo quellevó a la confrontación en el Monte Carmelo. Es uno o el otro,¡no ambos! Dios es claro: "No tendrás dioses ajenos delante demí" (Éxo. 20: 3). ¿Es posible que una de las razones por las quesentimos que nuestro caminar con Dios "renguea" es que somosleales a otros, aparte de él? Ningún "santo" se presentó durantesu llamado al altar y, quizá debido a esto, él creyó que era la únicapersona fiel en Israel.

Aunque muchos actos de fe valerosa acompañaron el ministe-rio de Elias, ninguno es más famoso que el que realizó en el MonteCarmelo. Leamos algunos fragmentos dramáticos, llenos de habla-durías baratas y teatro gráfico:

"Entonces Elias dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey,y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad elnombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.

"Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, einvocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía,diciendo: ¡ Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respon-diese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que ha-bían hecho.

"Y aconteció al mediodía, que Elias se burlaba de ellos, dicien-do: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tienealgún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y conlancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobreellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente

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hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz,ni quien respondiese ni escuchase" (1 Rey. 18: 35-29).

Elias construye el altar para el Señor y se asegura que el entornoesté preparado para una proeza imposible, que solo el Dios del cie-lo podía cumplir.

"Y tomando Elias doce piedras, conforme al número de las tri-bus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehovádiciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar enel nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, enque cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortóel buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatrocántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña.

"Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún:Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que elagua corría alrededor del altar, y también se había llenado de aguala zanja.

"Guando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó elprofeta Elias y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel,sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo,y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme,Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, ohJehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos" (1 Rey.18: 31-37).

La Biblia no registra una pausa dramática, ni describe la apren-sión en los ojos de los testigos allí aquel día. Las páginas sagradasno dicen nada de las expresiones faciales de Elias ni de su postu-ra mientras oraba. La Biblia solo declara: "Entonces cayó fuego deJehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, yaun lamió el agua que estaba en la zanja" (1 Rey.18: 38).

¿Existe otro individuo en la historia que tenga el coraje y la fede Elias? Pero la historia no termina. Aunque lo que se destaca es laseguridad de Elias en la montaña, él huye de la escena, atemorizadopor las amenazas de Jezabel. Está bien, Elias corre y se esconde en

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una cueva, que es donde Dios llega hasta su profeta del campo conuna pregunta: "¿Qué haces aquí?"

Este es un perfil de Elias que todavía no hemos visto.Desorientado. Deprimido. El profeta, astuto, viajó durante cua-renta días y cuarenta noches, que si se los toma literalmente, ledieron tiempo más que suficiente para relajarse de los eventos má-gicos ocurridos sobre el Monte Carmelo.

"Vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo:Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mispadres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y heaquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

"Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida so-bre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dor-mirse.

"Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo:Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues,y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarentadías y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Y allí se me-tió en una cueva, donde pasó la noche.

"Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí,Elias?" (1 Rey. 19: 4-9).

Cuando el Señor finalmente capta la atención de Elias, la vozde Dios invita al profeta a salir de la cueva porque Dios va a pasarpor delante. Viento. Terremoto. Fuego. Y las Escrituras declaran:"Jehová no estaba en el fuego". Pero la presencia del Señor vino enun "silbo apacible y delicado" (1 Rey. 19: 12).

Y así hizo la pregunta: "¿Qué haces aquí, Elias?"Dios repite la pregunta, pero la respuesta de Elias se parece a

una resignación bien ensayada, ribeteada con una pequeña queja:"He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porquelos hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares,y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y mebuscan para quitarme la vida" (1 Rey. 19: 10).

El costado analítico de mí cuestiona: "¿Cómo puedes tú, Elias,

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el mayor de los profetas, pasar de una resolución inquebrantablea una actitud de autocompasión y capitulación?" Sin embargo, elotro lado de mí da un suspiro de alivio porque no soy el único tes-tigo que un día contempla la gloria de Dios y a la mañana siguienteno ve sus caminos guiadores.

No obstante, es en la tranquilidad, en el silencio fuera de la cue -va, que la presencia de Dios vuelve a entrar en el mundo de Elias.Quizá la soledad tenga más importancia de la que le damos. Moisés.Abraham. David. Daniel. Incluso Jesús eludía a las multitudes y seescabullía a lugares tranquilos para restaurar su perspectiva. Elenade White hace un comentario sobre la necesidad de Cristo de estarsolo:

"Gomo uno de nosotros, participante de nuestras necesidadesy debilidades, dependía enteramente de Dios, y en el lugar secre-to de oración, buscaba fuerza divina, a fin de salir fortalecido parahacer frente a los deberes y las pruebas. En un mundo de pecado,Jesús soportó luchas y torturas del alma. En la comunión con Dios,podía descargarse de los pesares que le abrumaban. Allí encontra-ba consuelo y gozo". 2

Ken Jones escribe:

"[Cuando entré en mi oficina] noté algo que nunca antes habíavisto. Era redondo, aproximadamente del tamaño de un plato depostre, y enchufado en la pared, emitía un sonido constante. Noera un ruido fuerte, solo constante. ¿Qué será esta cosa? Pensémientras me detuve a observar. Finalmente le pregunté a la recep-cionista al respecto. Ella me dijo:

"—Es un generador de ruido ambiental. Hay demasiada tran-quilidad aquí adentro, podemos distinguir las voces en las oficinasde orientación, y queremos proteger su privacidad. De modo quecompramos el generador de ruido para tapar sus voces.

"Su explicación me pareció perfecta."—¿Pero no tendría que estar más alto para tapar las conversa-

ciones? —le pregunté.

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"—No —me dijo—. La constancia del sonido engaña el oído paraque lo que se escuche no se distinga". 3

El "ruido blanco" del mundo puede ensordecer la voz de Diosa menos que obtengamos algo de calma. Elena de White observó:"Debemos oírle individualmente hablarnos al corazón. Cuandotodas las demás voces quedan acalladas, y en la quietud espera-mos delante de él, el silencio del alma hace más distinta la voz deDios". 4 Si la experiencia de Elias nos enseña algo, es que Dios noshabla en el silencio, y si estamos en calma, podemos ser íntegrosnuevamente. Jesús elegía escabullirse. Elias fue llevado por las cir-cunstancias hasta la cueva. De cualquier modo, logramos claridadcuando aquietamos nuestro mundo y abrimos los oídos de nuestraalma.

Es probable que la misma clase de renovación y reorientaciónesté disponible para ti cuando el camino sea poco claro. InclusoElias respondió incorrectamente a la pregunta de Dios; pero teníael corazón apropiado. De manera que Dios reconfigura sus sensi-bilidades con nueva información:

"Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y lle-garás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi un-girás por rey sobre Israel; y a Elíseo hijo de Safat, de Abel-mehola,ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la es-pada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada deJehú, Elíseo lo matará. Y yo haré que queden en Israel siete mil,cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besa-ron" (1 Rey. 19: 15-18).

Notemos de qué modo la nueva información aporta nueva ener-gía para ayudar a Elias a salir de la cueva. Hay tres verdades perdu-rables que surgen de este nuevo mandato que le da nueva vida aElias.

La primera verdad es levántate y ve. Cuando Dios le dice a Elias:"Ve, vuélvete por tu camino", la palabra clave es ve; ponte en mar-cha. La cueva es donde hallamos nuestra voluntad para vivir y se-

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guir adelante, pero va acompañada de acción. Jane Kise ilustra dequé modo la orientación obtenida requiere movimiento cuandosugiere: "Imagínate en el asiento del conductor en un auto. No im-porta cuan fuerte hagas rechinar las ruedas, no podrás cambiar ladirección señalada a menos que primero lo pongas en cambio". 5

Incluso cuando nuestra espiritualidad se estanca y no tenemosni idea de cómo retomar el camino, levantémonos y vayamos.Vayamos a la iglesia. Vayamos a la casa de un amigo y pidámosle queore por nosotros. Salgamos a caminar y oremos por nuestros ve-cinos y compañeros de trabajo. Vayamos a la librería y busquemosalgo para leer. Salgamos a hacer obra misionera. Levantémonos yofrezcamos nuestros servicios. Pongámonos en movimiento, por-que cuando caminamos con Dios, comenzamos a descubrir lasoportunidades que Dios tiene para nosotros.

Segundo, haz lo que puedas hacer. A Elias se le encomiendan ta-reas específicas que él puede hacer. El mismo tono de la palabra deDios le cambia el estado de ánimo a Elias, y pasa de estar en retiradaa convertirse en un estruendoso general listo para la batalla, " ¡A lacarga!" La orden de ungir a Hazael, Jehú y Elíseo supone un cambiomasivo de régimen, para el que Dios lo está llamando. ¡Esta es pre-cisamente la clase de cosas para las que nació Elias! Podemos vercómo le vuelve la expresión de ánimo al rostro cuando Dios requie-re un serio cambio en el liderazgo. Aveces encontramos energíasrenovadas simplemente cuando hacemos lo que necesita hacerse ysabemos que lo podemos hacer.

Sentado en el aeropuerto, esperaba mi avión y descubrí un lugarpara sentarme. Abrí mi correspondencia. Tenía que esperar unoscinco minutos, así que abrí una tarjeta que transmitía palabras cá-lidas y sinceras de ánimo. Las palabras no podrían haber llegado enun mejor momento, y entonces caí en la cuenta de cuánto bien sepuede hacer en unos pocos minutos. No debió haber llevado másde tres minutos escribir esta nota, pero qué diferencia marcó enmi día. Cada vez que viajo, llevo conmigo una pila de tarjetas; noimporta lo que suceda, siempre puedo escribir una nota. Siemprepuedo decir algo para ayudar a otro. No importa adonde vaya, siem-pre puedo hacer algo.

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Finalmente, sabe que no estás solo. John Milton dijo en unaoportunidad: "La soledad es lo primero que Dios no vio con buenosojos". Sin embargo, en cierto sentido, los seres humanos siempreestamos solos. Nadie puede conocer todos nuestros pensamientos,temores o asombros. Pero, lo que nos hace únicos como indivi-duos no debiera hacernos propensos al aislamiento. Es asombrosocómo surge una comunidad cuando una persona hace el valientemovimiento de hablar abiertamente o de ponerse de pie.

¿Qué haces aquí?¿Has desandado los momentos cruciales de tu vida que marca-

ron tu camino de fe? ¿Has vivido momentos de fuego, pero tambiénsentiste la parálisis de la incertidumbre? ¿ Qué haces aquí? ¿Qué ex-periencias te han traído al lugar donde leerías un libro como este?¿Has estado en la cueva de la soledad y te quedaste allí hasta que elfuego, el viento y el temblor pasaron? ¿Oíste que la voz de Dios teinstaba a seguir adelante? ¿Te recordó su capacidad para cuidar deti y de tenerte cerca?

La vida de Elias a menudo se parece a un viaje en montaña rusa:de la victoria sobrenatural a la desesperación humana. Es difícilimaginarse que la experiencia de Elias refleje la nuestra. Es posibleque tal vez nunca experimentemos el Monte Carmelo ni el senti-miento de estar completamente solos. Pero si hay algo que extraerde la vida de Elias, que es como un viaje en montaña rusa, es queDios nos llama a escuchar su voz en el fuego y en el silencio. La his-toria de Elias describe cómo se ocupa Dios de nosotros en tiemposde depresión, y finalmente encuentra una forma de transmitirnosesperanza y claridad para nuestra vida.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Cuáles son las cinco "historias" que le han dado forma a tu

vida? Respuestas posibles: Salida misionera. Accidente trágico.Cambio crucial. Palabras de alguien que transmiten seguridad.

2. ¿Con qué momento en la vida de Elias te identificas más: depie en la cima del Monte Carmelo, llamando a Israel a tomar unadecision, o escondido en la cueva deseando morir? ¿Por qué?

3. ¿Alguna vez tuviste que hacer algo que sabías que era corree-

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to pero que era extremadamente desagradable? ¿De dónde sacastecoraje para hacerlo? ¿Cómo te sentiste después? ¿La experienciate enseñó algo de ti mismo?

4. Si Dios te hablara directamente a ti hoy como lo hizo conElias en la cueva, ¿qué te diría? ¿Cómo le responderías?

5. ¿Aveces sientes que eres el único que está de parte de lo quees correcto? ¿Aveces sientes que todos los demás están de parte delo correcto, salvo tú?

REFERENCIAS1 David Roper, Elijah, A Man Like Us (Grand Rapids, Mich.: Discovery House Publishers, 1998),

p.15.1 Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 33o.3 Citado en Craig Brian Larson, 750 Engaging Illustrations, p. 235.«White, Ibid., p. 33i.5 Jane Kise, Finding and Following God's Will (Boomington, Minn.: Bethany House, 2005), p. 4.

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“A esta hija de Abraham... ¿no se le debía desatarde esta ligadura en el día de reposo?”

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C A P I T U L O 5

Descanso inconfundible

"A esta hija de Abraham... ¿no se le debía desatarde esta ligadura en el día de reposo?"

"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allíuna mujer que desde hacia dieciocho años tenía espíritu de enferme-dad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.Cuando Jesús Iα vio, Iα llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enferme-dad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorifica-ba a Dios.

"Pero el principal de Iα sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sa-nado en el día de reposo, dijo a Iα gente: Seis días hay en que se debetrabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.

"Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de voso-tros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo llevaa beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciochoaños, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" (Luc.13: 10-16).


Una investigación reciente informa que el 67% de la gente siente que necesita unas largas vacaciones; el 66% a menudo

se siente estresada; el 60% siente que el tiempo es fundamental;el 51% quiere trabajar menos; el 49% se siente presionada paratriunfar; y el 48% se siente abrumada.

Tal vez tú te sientas un poco como Tattoo, el perro basset. Tattoono tenía intenciones de salir a dar una vuelta nocturna, pero cuandosu dueño sujetó su correa en la puerta del auto y salió con él todavíaafuera del vehículo, no tuvo elección. El oficial de policía motori-zado Terry Filbert notó que pasaba un vehículo con algo arrastran-do detrás. Era "el basset que levantaba [las patas] y las ponía en elsuelo tan rápido como podía". El oficial persiguió al auto hasta quese detuvo. Tattoo fue rescatado, pero no antes de haber alcanzadouna velocidad de 35 a 40 kilómetros por hora, dando tumbos variasveces.

Muchos de nosotros terminamos viviendo como Tattoo, con losdías caracterizados por subir un pie y poner el otro en el suelo lomás rápido posible. Una de las ansias más apremiantes del mundoactual es el descanso. Consideremos, por ejemplo a María Bruner,cuya alma estaba tan sedienta de descanso que, aunque era unamujer inocente, se alegró por la oportunidad de pasar un tiempotras las rejas.

El esposo de Bruner es desempleado, así que ella mantiene asus tres hijos pequeños limpiando casas de otras personas. Si bienno trabajaba, así y todo su esposo se las arregló para acumular casicinco mil dólares en boletos de estacionamiento impagos. El se-ñor Bruner ocultó a su esposa el asunto de los boletos pero, comopropietaria del vehículo, ella era la responsable. María no puedepagar la multa, y a menos que su esposo consiga el dinero, ella pa-sará tres meses tras las rejas en la cárcel de su ciudad: Poing, Rep.de Alemania.

¿Cuál fue la reacción de María?—He tenido más que suficiente ya tratando de salir adelante a

duras penas con mi familia... Mientras me den comida y una du-cha caliente cada día, no me importa que me manden a la cárcel.Finalmente puedo descansar un poco.

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La policía informó que cuando fueron a arrestar a María, "ellaparecía realmente contenta de vernos... y repetidamente nos agra-decía por arrestarla". Mientras que la mayoría que es puesta bajocustodia se cubre la cabeza de vergüenza, María "sonreía y saludabaa su desconcertada familia cuando era llevada a la cárcel". 1

La fatiga de María resuena a través del mundo. Una noche, ungrupo de alumnos universitarios estaba sin hacer nada en casa,bien entrada la noche, cuando noté que Janelle comenzó a cabe-cear. Temiendo que distendiera los párpados abriéndolos brusca-mente para forzarse a permanecer despierta, le pregunté por quéno se iba a su casa a dormir. Ella pronunció con dificultad una res-puesta bien pensada:

—Nunca descanso y estoy despierta al mismo tiempo.En algunos casos, el sueño solo pospone nuestro agotamiento

por pocas horas, pero en cuanto comienza el día, los niños pelean,llegan las cuentas, necesitamos hacer mandados; nuestro sentidode propósito y nuestra búsqueda de la libertad son postergados poruna profunda sed de descanso.

¿Cuánto tiempo has estado cansado?La mujer del relato bíblico que aparece en este capítulo estu-

vo 18 años tratando de hallar descanso de su dolencia. Su historiaaparece solo en el Evangelio de Lucas. El nos dice: "Enseñaba Jesúsen una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que des-de hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andabaencorvada, y en ninguna manera se podía enderezar" (Luc. 13: 10,11). Jesús se descorcha como una potente botella de Martinelli, sal-tando en libre desaprobación ante el trato sin sentido e inhumanoque recibió una mujer impedida desde hacía 18 años. Los dirigen-tes religiosos no la atacaron físicamente, pero cometieron lo quepodría considerarse un acto aún más severo: la desecharon. No latuvieron en cuenta: su nombre, su valor, su condición.

Había estado lisiada, encorvada y destrozada por esta enferme-dad durante 18 años. Ella conocía cada adoquín y estaba íntima-mente familiarizada con cada bache de la ciudad, porque eso eratodo lo que veía. Sus ojos estaban siempre sobre las alcantarillasy la mugre de las calles, y nunca en la copa de los árboles ni en los

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DESCANSO INCONFUNDIBLE


pájaros que volaban contra el telón de fondo del claro cielo azul.

En los últimos 18 años esta mujer había entrado y salido a lostropezones de la sinagoga, y ni siquiera una sola vez consiguió elinigualable descanso. Ni una vez el descanso fue parte de su ex-periencia sabática. Los que experimentan heridas o dolor crónicocomprenden la naturaleza duradera de la fatiga. Ben, un amigo quesufre de artritis, dice:

—Te cansas tanto de no ser capaz de funcionar que esto te con-sume la voluntad de hacer cualquier cosa.

Además, aunque te sientas mejor, no siempre significa queestás descansado. La palabra mejor es relativa: ¿mejor que qué?Cuando te recobras de la gastroenteritis, mejorar es no vomitar.Pero no vomitar no significa que te repusiste, y muchos sufren unarecaída porque se sienten mejor pero no están bien. Lo mismo escierto para los creyentes cuando no somos liberados por el descan-so sabático.

La mujer lisiada anhelaba sanidad y libertad, por eso es que fuea la sinagoga el día de reposo. Quizás estaba enferma... y cansada deestar enferma y cansada. Y, según Jesús, nada es más apropiado enel día de reposo que hallar descanso.

Pero, para los fariseos, la cuestión era el significado y el propó-sito del día de reposo. Recordemos que tenemos dos puntos de refe-rencia principales para la Ley de Dios, que incluye el Mandamientode guardar y santificar el día de reposo.

El primero es el Mandamiento de Éxodo 20:11 : "Porque en seisdías hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas queen ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijoel día de reposo y lo santificó". El día de reposo es un tiempo paraconectarse con el Creador.

El otro pasaje, Deuteronomio 5: 15, contiene la misma Ley, peronotemos que este texto da una razón ligeramente diferente paraguardar el sábado: "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto,y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo exten-dido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día dereposo".

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En Éxodo, el mandamiento del sábado nos pide que recordemosa Dios como nuestro Creador. Sin embargo, en Deuteronomio, elSeñor nos insta a guardar el día de reposo y santificarlo como unmonumento conmemorativo de nuestra libertad: nuestra reden-ción; el momento en que Dios nos libera. De todas las cosas conlas que Jesús se sentía cómodo de hacer en sábado —tanto física,emocional, espiritual o socialmente—, liberar a las personas estabaen primer lugar en su lista.

No así para los fariseos. Los dirigentes religiosos estaban "eno-jados" porque Jesús actuó de una manera que ellos pensaban quetransgredía el día de reposo. "Seis días hay en que se debe traba-jar", declararon. "En estos, pues, venid y sed sanados, y no en díade reposo".

Los fariseos trataban de guardar la fe hebrea, fieles a sus raíces,durante épocas de bancarrota moral, ética e intelectual. Los fari-seos y los escribas verdaderamente eran los más apasionados de lafe y el deber para con Dios. Para preservar la rica belleza de la Leydivina y la historia del pueblo de Dios, crearon reglas y subcon-juntos de reglas, y trataron de capturar cada situación hipotéticaque podría hacer caer a los creyentes en su caminar con Dios. Estaconducta, por supuesto, se convirtió en un catálogo deformado dereglas increíblemente tediosas, especialmente en lo que respecta ala observancia del sábado. William Barclay comenta:

"El mandamiento dice que no debe haber trabajo el día de re-poso. El escriba inmediatamente dice: ¿Qué es trabajo?' Trabajo,entonces, está definido bajo treinta y nueve encabezamientos di-ferentes llamados 'padres de trabajo'. Una de las cosas que se pro-hiben es llevar una carga. Inmediatamente el escriba pregunta:'¿Qué es una carga?' De manera que en la Mishná hay definicióntras definición de lo que constituye una carga: leche suficiente paraun trago, miel suficiente para poner en una llaga, aceite suficientepara ungir el miembro más pequeño (que más adelante se lo definecomo el dedo chiquito de un niño de un día), agua suficiente paraquitar frotando una venda del ojo, cuero suficiente para hacer unamuleto, tinta suficiente para escribir dos letras del alfabeto, arena

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gruesa suficiente para cubrir una paleta de yesero, caña suficien-te para hacer una lapicera, una piedrecita suficientemente gran-de como para arrojarle a un pájaro, cualquier cosa que pese tantocomo dos higos secos". 2

Estas reglas se establecieron a fin de que la gente no tuviese quepensar. Pero lo último que Dios quiere es que no pensemos. Lo úl-timo que Dios quiere es que no pensemos en él. Según los escribas,se podía escupir sobre una roca pero no en el suelo, porque añadirhumedad al suelo haría que la tierra tuviese más posibilidades deque algo germinara; eso sería labranza. Evidentemente, la institu-ción del descanso sabático había llegado a ser mayor que las perso-nas que se suponía que experimentaban el descanso que el sábadoofrecía.

En Marcos 3: 28 Jesús dijo: "Por tanto, el Hijo del Hombre esSeñor aun del día de reposo". Todo lo que hagamos en el día de re-poso debe tener algunas características eliminatorias. El séptimodía ha de ser santo, especial y separado de todos los demás días(ver Gen. 2: 2, 3). El día de reposo debe conectarnos con quien noscreó, para que siempre recordemos quién es Dios y quiénes somosnosotros: hijos hechos a su imagen (ver Éxo. 20: 8-11; Gen. 1: 26,27). Como el pecado abrió una brecha entre Dios y su pueblo, elsábado había de ser una celebración de la libertad y un tiempo dereflexion sobre el significado de la salvación (ver Deut. 5: 12-15).Finalmente, este Mandamiento tenía la intención de establecer unsímbolo único, una señal que expresara relación con Dios (ver Eze.20: 12, 20). De manera que el sábado es un tiempo para "salvar lavida" y "hacer bien" (Luc. 6: 9).

Quizá sea importante notar que el sermon en la sinagoga aquelsábado no le trajo descanso a esta mujer. La música especial y lasoraciones de la gente no la liberaron. Todos los proyectos de cons-trucción y los planes maestros la agotaron. Todos los elementos dela vida de la iglesia no estaban haciendo su trabajo. Por lo tanto, elCreador y Redentor deliberadamente sanó a esta mujer, no solo conla intención de liberarla sino también para despertar la mente delpueblo allí reunido con respecto al propósito del día de reposo.

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La pasión que Cristo expresa a raudales transmite dos cosas.Primero, llamar "hipócrita" al presidente de la sinagoga y a todoel que se pusiese de parte de él es una reprensión cargada de evi-dencia. Era parte de la tradición de los judíos tratar a las bestias decarga con amabilidad; por lo tanto, liberar a un animal y llevarlo atomar agua estaba bien dentro de los límites de la observancia delsábado. Tratar bien a los animales no es ser hipócrita. Tratar biena los animales y ser miserable con las personas es ser hipócrita. Lapalabra hipócrita significa "aparentador", "actor". Ser conscientede las necesidades de un burro e indiferente ante el dolor de unhijo de Dios es pecado.

Segundo, Jesús observa a la mujer y les recuerda a todos que ellaes, de hecho, una hija de Abraham. Que haya estado bajo la escla-vitud del maligno es ofensivo para el Salvador, por lo que ardien-temente les lanza esta pregunta a los dirigentes religiosos: "Cadauno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno delpesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanáshabía atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligaduraen el día de reposo?" (Luc. 13: 15, 16).

Existen dos realidades inconfundibles acerca del descanso sa-bático. Primero, si no entramos en el descanso sabático, nos olvi-daremos de quién es Dios. Se cuenta la historia de un hombre quefue quitado de su familia y llevado a un campo de prisioneros. Sushijos eran pequeños, y sabía que se olvidarían de él con el tiempo.Mientras que otros prisioneros se esforzaban por comprar cigarri-llos u obtener comida y alcohol, él usaba sus recursos para comprarlápiz y papel, y pagar a un mensajero para que lleve las cartas a sucasa. En sus cartas, él derramaba su ser entero ante su esposa y sushijos. Al ser liberado, unos veinte años después, regresó a su aldeay se preguntaba si sus hijos lo reconocerían. ¿Aún lo conocerían?¿Habrían llegado las cartas? Encontró la choza de su familia, y enel instante en que llamó a su esposa y a sus hijos, en cuanto oyeronsu voz, salieron de estampida de la choza para abrazar al padre quesolo conocían por medio de las cartas que habían llegado a destino.Cuando olvidamos quién es el Creador, perdemos de vista quiénessomos nosotros.

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Segundo, si no entramos en el reposo sabático, olvidaremosquiénes somos. Dios sabía que haríamos del trabajo nuestra únicaidentidad y razón de vivir si nos dejaba librados a nuestras propiasestratagemas. Nos definiríamos a nosotros mismos y a los que nosrodean por lo que hacemos, en vez de a quién pertenecemos.

Dios ordenó a sus hijos que lo recordaran. Él no lo sugirió, nohizo alusión a esto, no lo deseó ni esperó a que lo recordáramos. Élnos ordenó recordarlo. Sabía que sus hijos se olvidarían, y mataríansus corazones de inanición asumiendo la idea de que su propósitoen la vida es hacer algo por sí mismos.

Melba Beal era una de las nueve adolescentes de color elegidaspara integrar el Central High en 1957. En el libro Warriors Don't Cry[Los guerreros no lloran], ella comienza contando la historia que seha convertido en lo que yo llamaría un día de reposo para ella. Estese convirtió en un evento que perduró como constante recordativode quién era ella y lo que la hacía verdaderamente significativa.

Cuando nació, el médico tuvo que usar fórceps que le lastima-ron el cuero cabelludo y, como resultado, tuvo una grave infecciónpocos días después. La madre de Melba la llevó al hospital de blan-cos, que de mala gana atendía a las familias de los hombres de colorque trabajaban en el ferrocarril. Para salvar su vida, el médico lecolocó un sistema de drenaje debajo del cuero cabelludo, pero sucondición no mejoró. Su madre trató de hacer que los médicos ylos enfermeros examinaran a la bebé, pero ellos no la tomaron enserio. Se la sacaron de encima diciendo:

—Solo dele tiempo.Después de un par de días, la temperatura de Melba llegó a los

41°C, y la pequeña comenzó a convulsionar. Así que la familia lla-mó al pastor y a la familia a reunirse para los últimos ritos.

En el hospital, la abuela de Melba la hamacaba hacia adelantey hacia atrás, cantándole mientras su madre caminaba impacien-te por la habitación. Un conserje de color que barría el pasillo lepreguntó por qué estaba llorando, y ella le explicó que su bebé seestaba muriendo porque no pudieron detenerle la infección de lacabeza. El anciano conserje le extendió sus condolencias e hizo uncomentario acerca de que las sales Epsom no habían funcionado

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según lo prescripto. La madre de Melba corrió tras él para pregun-tarle qué quiso decir con "la sales Epsom".

Melba cuenta la historia:

"El le explicó que un par de días antes había estado limpiandola sala de operaciones cuando terminaron con la cirugía. Escuchóal médico decirle a la enfermera que irrigara mi cabeza con salesEpsom y agua tibia cada dos o tres horas, o no saldría sana y salva.Mamá gritó las palabras 'sales Epsom y agua' y salió corriendo porel pasillo en busca de una enfermera. La mujer estaba indignada,diciendo: Sí, ahora que lo pienso, el médico había dicho algo de lasales Epsom.

"—Pero no soportamos a tu hija —masculló."Mamá no le volvió a hablar a la enfermera. En vez de eso mandó

a comprar sales Epsom y comenzó el tratamiento inmediatamente.En dos días, yo estaba increíblemente mejor. El pastor fue a casa, ylas hermanas de la iglesia abandonaron su vigilia, declarando quehabían sido testigos de un milagro". 3

De manera que, quince años después, cuando Melba Beal fueelegida para integrar el Central High, reflexionó sobre la manera enque Dios le había perdonado la vida y la había capacitado para por-tar el estandarte por su gente. Sabiendo quién era, se convirtió enun áncora de salvación por lo que llegaría a ser.

Quizás hoy necesitemos recordar quién es Dios y quiénes so-mos nosotros en Cristo. La pregunta que Cristo le hizo al puebloaquel día la hace en nuestro favor hoy: "A esta hija de Abraham...¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" A lomejor, el grandioso mensaje del sábado sea más oportuno hoy quenunca antes.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. Si pudieras hacer un cambio en tu vida para aminorar el rit-

mo frenético, ¿cuál sería? ¿Cuan difícil sería hacer ese cambio?2. ¿Qué encuentras más tentador: el descanso físico o el des-

canso mental o espiritual que ofrece el sábado?

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3. "Las reglas son necesarias para proteger la santidad del sába-do y las bendiciones que se encuentran en la observancia del sába-do" ¿Concuerdas con esta declaración? ¿Por qué sí o por qué no?

4. ¿Por qué crees que Jesús no evitó despertar controversiascon los dirigentes religiosos esperando hasta el domingo para sa-nar a esta mujer?

5. ¿Es posible que lo que podría ser apropiado en cuanto a laobservancia del sábado para una persona sea inadecuado para otra?Explica tu respuesta.

REFERENCIAS1Sunday Times, "Family of the Week", Times Online, www. timesonline. co. uk2 William Barclay, The Mind of Jesus, pp. 153, 153.3 Melba Beal, Warriors Don't Cry (Nueva York: Washington Square Press, 1995), p. 5.

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“¿Qué es eso que tienes en tu mano?”

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C A P I T U L O 6

Gracia extraordinariaen gente común

"¿Qué es eso que tienes en tu mano?"

"Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me cree-rán, ni oirán mi voz; porque dirán; No te ha aparecido Jehová.

"Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió:Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él Iα echó en tierra, y se hizo unaculebra; y Moisés huía de ella.

"Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por Iαcola. Y él extendió su mano. y Iα tomó, y se volvió vara en su mano"(Éxo.4: 1-4).

Si catalogamos la vida de alguien con suficiente detalle y regu-laridad, tendremos una rica variedad de bien y mal, de común

y extraordinario. Cuando examinamos las preguntas que Dioshace, tomamos conciencia de su corazón. Dios interroga a Adány Eva porque quiere salvarlos. Cuando Jesús defendió a la mujerpecadora en el patio del Templo, le hizo una pregunta que sellaría


la confianza de ella en la gracia de Dios. Cuando el Señor acribi-lló a los discípulos con una secuencia de preguntas para reflexio-nar acerca del amor a nuestros enemigos, vemos su inimaginablemisericordia. Y, como aprendemos con Elias, la claridad nos llegacuando nos levantamos y andamos, en obediencia a su voz. Cuandolas preguntas de Dios impregnan nuestro corazón y nuestra mente,somos atraídos hacia él, y el camino para seguir adelante se mani-fiesta claramente.

Desde la cesta acuática hasta su exclusion de la Tierra Prometida,Moisés vivió una vida de lo más extraordinaria. Hasta Hollywoodse sintió desañado a reproducir toda su vida con precision. Perosi Elias es el profeta sensacional de Israel, Moisés es el ancla desalvación. Por siglos, Moisés sirvió como punto de referencia parael liderazgo y la devoción. Moisés era "el legislador". Y se alude alSalvador, que un día vendría y finalmente liberaría a Israel, como aun profeta conforme a Moisés. Pero el histórico viaje de Moisés daun giro fundamental cuando el fiel pastor se convierte en un agenteclave para la redención de Israel.

Este encuentro entre Moisés y Dios necesita un poco de contex-to. Éxodo nos muestra a Moisés, nacido en Egipto y casi víctima deun Faraón paranoico (ver Éxo. 1: 8-30); Moisés fue salvado en unacesta y adoptado por la hija del Faraón (ver Éxo. 2: 1-10); Moisésdefendió a un compatriota y fue obligado a huir (ver Éxo. 2: 11-15);Moisés se ganaba la vida como pastor (ver Éxo. 2: 15-22); y Moisésse encontró con Dios en la zarza ardiente (ver Éxo. 3; 4).

La pregunta que Dios plantea a Moisés en la zarza ardiente enrealidad es la respuesta a una pregunta que Moisés le había hechoa Dios. ¿Alguna vez alguien respondió tus preguntas con una pre-gunta?

—¿Qué se supone que hagamos con esta tarea? —le pregunté a laprofesora.

—¿Leíste las instrucciones? —me respondió con otra pregunta.¡Efectivamente, la respuesta a mi pregunta la encontraría en

mi respuesta a la pregunta de ella! Sin falta, uno de mis profesorespredilectos respondía cualquier consulta con "¿Qué piensas?" Lasuposición oculta dentro de esa molesta respuesta es que el apren-

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dizaje es una interacción entre pensar, por un lado, y responder,escuchar y compartir, por el otro.

Por ejemplo, una madre le enseña a su hijita a largarse por eltobogán de agua.

—Lárgate por el tobogán, querida —pide la madre con insis-tencia.

—¿El agua es profunda? —pregunta ella.—El agua está perfecta, y puedes estar parada y tocar el fondo.

Vamos, lárgate.—¿Me va a entrar agua por la nariz? —grita la pequeña, esperan-

do ser rescatada del desafío que le espera.—Jenny, ¿yo te dejaría largarte por el tobogán si fuese inseguro?

—responde mamá.—No —dice lloriqueando.Entonces cierra los ojos y se larga.El intercambio entre Dios y Moisés es irónicamente similar.

Dios le dice a Moisés a través de la zarza ardiente: "Ven, por tanto,ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo,los hijos de Israel" (Éxo. 3: 10). Pero Moisés responde al mandatode Dios con una pregunta: "¿Quién soy yo para que vaya a Faraón,y saque de Egipto a los hijos de Israel?" (vers. 11). Dios le dice:"Yo estaré contigo" (vers. 12). Normalmente, estas tres palabras,expresadas por Dios, serían suficientes. Pero Moisés tiene máspreguntas para Dios: "He aquí que llego yo a los hijos de Israel, yles digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Siellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?"(vers. i3). Pacientemente, Dios le responde: "YO SOY EL QUE SOY.Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros"(vers. 14).

Ahora bien, si yo fuese Moisés, esa respuesta, por más majes-tuosa que pudiera sonar, no me haría salir corriendo para Egipto. AMoisés se le acaba de pedir que haga algo que nadie en la tierra hatenido que hacer. Su pregunta es razonable: "¿Y qué hago si no mecreen ni me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: 'El Señor no se teha aparecido'?" (Éxo. 4: 1, NVI).

Douglas J. Rumford observó: "Una de las ideas erróneas acer-

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GRACIA EXTRAORDINARIA EN COMÚN


ca de seguir al Señor es que generalmente se nos llama a hacer loque no queremos hacer con dones que no tenemos". 1 Pero aunqueMoisés tal vez dudó de sus condiciones, la misión a la que Dioslo llamó resultaba entrañable a su corazón. Durante sus cuarentaaños en la corte del Faraón el corazón de Moisés había anhelado laliberación de su pueblo. Elena de White explica: "Con frecuenciapensaba en la abyecta condición de su pueblo, y visitaba a sus her-manos sujetos a servidumbre, y los animaba con la seguridad deque Dios obraría su liberación". 8

Pero ahora, a pesar de que Moisés había considerado la libe-ración de sus compañeros israelitas, el desafío que Dios le impo-ne hace que el humilde pastor examine todas las contingencias.Moisés era previsor, tal vez demasiado previsor, porque el Señorse cansó de responder a sus preguntas. De hecho, el Dios del cieloahora tiene una pregunta propia. "Y Jehová dijo: ¿Qué es eso quetienes en tu mano?" (Éxo. 4: 2).

Me encantan las rosquillas, y no me compro una sola. Me com-pro una docena, una para cada uno de los tres miembros de la fami-lia, ¡y yo me como lo que queda! Pesqué a mi hijo, Cameron, yén-dose de la cocina con una rosquilla fresca, dorada y glaseada en lamano, y le hice una pregunta ridicula:

—Cameron, ¿qué tienes en la mano?Él solo me miró socarronamente, y con tranquilidad me res-

pondió en un tono paternal, con una total falta de respeto:—Pá, esto... es... una... rosquilla. Un... pastelito... delicioso.Si nos ponemos a pensar, mi pregunta en realidad no era una

pregunta para nada.—Moisés, ¿qué tienes en tu mano?—Una vara.Un simple bastón de pastor, una vara. Tan común para un pastor

como lo es un teléfono celular para un ser humano de hoy. CuandoDios convirtió la vara en una serpiente y la serpiente volvió a seruna vara, el mensaje deja su impronta. No hay necesidad de exage-rar lo que Dios quiere remarcar.

—Moisés, esto no tiene que ver contigo.Según Pablo, "mi poder [de Dios] se perfecciona en la debili-

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dad" (2 Cor. 12: 9). La humildad de Moisés es encantadora, peroElena de White señala el peligro de cuestionar continuamente aDios:

"Estas excusas procedían al principio de su humildad y timi-dez; pero una vez que el Señor le hubo prometido quitar todas lasdificultades y darle éxito, toda evasiva o queja referente a su faltade preparación demostraba falta de confianza en Dios. Entrañabaun temor de que Dios no tuviera capacidad para prepararlo para lagran obra a la cual le había llamado, o que había cometido un erroren la selección del hombre". 3

La lección de la vara y la serpiente transmitía una verdad que loscreyentes a menudo pasan por alto: Dios quiere realizar extraordi-narios actos de gracia a través de la vida común de su pueblo. Vara oserpiente, no importa. Dios puede transformar cualquier cosa quetengamos en la mano para obrar su propósito, si confiamos y obe-decemos.

Cuando Dios pidió a Moisés que arrojara la vara al piso, el pe-dido tenía dos funciones. Primero, Dios estaba pidiendo a Moisésque suelte lo que lo hacía sentir seguro. Y segundo, le estaba pi-diendo a Moisés que extendiera la mano y se asiera con fe de su vo-luntad, aunque fuese aterrador. Al cumplir su petición, Moisés —ynosotros— supera la autosuficiencia y acepta depender solamentede Dios. Ahora podemos ver por qué a Dios le resulta mucho másfácil trabajar con la humildad de Moisés que con la autosuficienciade otro.

Ronald Pinkerton relata un incidente de parapentismo que leenseñó una lección sobre la humildad. Cuando su parapente estabadescendiendo, una ráfaga de aire lo precipitó hacia tierra:

"Estaba cayendo a una velocidad alarmante. Atrapado en una co-rriente turbulenta en vuelo, ¡me iba a estrellar! Entonces lo vi: unhalcón de cola roja. Estaba a un metro y medio del extremo de miala derecha, luchando contra la misma ráfaga que yo. [.. ] Miré haciaabajo: a cien metros del suelo y todavía cayendo. Los árboles de abajose asemejaban a lanzas amenazantes. Volví a observar al halcón. Derepente se inclinó y voló directamente en la dirección del viento. ¡ En

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la dirección del viento! Si el aire apropiado está en algún lado, ¡escontra el viento! El halcón estaba cometiendo suicidio.

"Sesenta metros. De la nada, un pensamiento entró en mi men-te: Sigue al halcón. Fui en contra de todo lo que conocía sobre vuelo.Pero ahora todo mi conocimiento era inútil. Estaba a merced delviento. Seguí al halcón.

"Treinta metros. De repente el halcón ganó altitud. Por unafracción de segundo me pareció estar suspendido inmóvil en elespacio. Entonces una oleada de aire caliente comenzó a empu-jar el planeador hacia arriba. Yo estaba atónito. No había nada quesupiera como piloto que pudiera explicar este fenómeno. Pero eraverdad. Estaba elevándome". 4

Pinkerton descubrió lo que Moisés y muchos otros hanaprendido con el paso de los siglos: existe un lugar donde termi-na nuestra comprensión y comienza una sabiduría superior. Confrecuencia Dios permite que sea la gente común la que conduzca,a fin de que no quepan dudas en cuanto a la verdadera fuente dela liberación. Encontramos ejemplos de esto en toda la Biblia. Enel Mar Rojo no hay forma imaginable de atribuir la proeza a nadiemás que a Dios. David mata a Goliat; racionalmente no hay mane-ra de que David tenga ninguna posibilidad a menos que Dios estécon él. El altar en el Monte Carmelo está saturado de agua, y nopuede haber otra explicación más de lo ocurrido que solo Dios. Elhorno ardiente es calentado siete veces más, lo que presumible-mente consumiría a una persona siete veces más rápido, a menosque el Hijo de Dios esté con ellos en ese horno. Y cuando Jesúsenvió a Pedro a pescar incuestionablemente en el peor momento,en el peor lugar y sin esperanza humana de atrapar siquiera unabota de goma, el resultado mostró que Dios tenía que estar con él.Dios es un Maestro a la hora de repartir su extraordinaria gracia através de medios comunes.

Después de todo, el Señor le dice a Moisés: "¿Quién dio la bocaal hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego?¿No soy yo Jehová?" (Éxo. 4: 11). Entonces, ¿cómo respondemos ala pregunta de Dios de "Qué tienes en tu mano"?

En un velero portugués se quedaron sin agua, en la costa sud-

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americana. Pasaron muchos días, y la tripulación y los pasajerosestaban sufriendo terriblemente cuando un segundo velero apare-ció en el horizonte. El velero portugués pudo enviarle un mensajedescribiendo su aprieto y pidiendo ayuda. La respuesta fue: "Bajenlos baldes". No se habían dado cuenta de que estaban flotando en ladesembocadura del Amazonas, donde toda el agua es fresca y dulce,incluso a millas mar adentro.

A veces nos resistimos al llamado de Dios porque parece ha-ber algunos obstáculos naturales que se interponen. Bruce Larsonmenciona tres barricadas que se interponen para seguir el llamadoque Dios nos hace. Una es que "creemos que estamos atrapados pornuestras circunstancias". Ya sea por nuestras decisiones o por lasdecisiones de otros que nos afectan, nos paralizamos y nos empe-ñamos en creer que Dios realmente no puede usarnos ahora. Unasegunda barricada es que "dudamos de nuestros sueños". La reali-dad es lo que es posible, y la fantasía es lo que solo podemos imagi-nar. Esto es pensamiento rastrero, y marchita hasta nuestra buenavoluntad de estar disponibles para los propósitos de Dios. Por últi-mo, "confiamos en nuestros instintos". De nuevo, David oyó la vozde Dios, no la de sus instintos, cuando persiguió a Goliat. Gedeónrechazó sus instintos para permitir que la voz de Dios sea oída ensu corazón. Nuestros instintos siempre nos dirán que vayamos a loseguro. Yo no veo eso en la vida abundante de los creyentes en laEscritura. 5

Así que, ¿qué tienes en tu mano? Cada persona actualmentetiene al menos tres cosas en su mano.

i. Lo primero que tenemos es la "vara de la atención". En todoslos evangelios observamos que Jesús veía a las personas. En Mateo9: 36, "Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas". En Mateo8: 14, "Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste" cuandovisitó su casa. En Juan 9: 1, Jesús "vio a un hombre ciego de naci-miento". En Lucas 17: 14, Jesús vio a diez leprosos que lo llamarona la distancia. En Lucas 7, Jesús se encuentra con la viuda de Naíndurante el funeral, y la Biblia dice: "Cuando el Señor la vio, se com-padeció de ella" (vers. 13). Lucas nos cuenta que Jesús "compren-

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dio [vio] la astucia de ellos" (Luc. 20: 23), queriendo significar quea veces evitamos problemas prestando atención.

Fui a un concierto de Twila Paris, y observé que prestaba aten-ción a la gente. Después del concierto, la gente se acercaba a ella,uno por uno, y quienquiera que se sentara delante de ella tenía suatención indivisa. Pude percibir que estaba sinceramente inte-resada en cada persona cuando ésta derramaba su corazón y ora-ba con ella. Al observar a Twila Paris, verdaderamente aprendí (afuerza de errores) cuan importante es estar realmente interesadoen los demás.

Cuando estaba en mi último año de la universidad, yendo decamino a clases pasé al lado de una joven que tenía una campera deesquí rosada. De pasada la saludé: "Ey, ¿cómo te va?", sin siquieramirarla. Solo estaba siendo cortés. Un saludo así no tiene la inten-ción de abrir los canales de comunicación para que la gente pue-da conectarse. Es lo que decimos cuando nos sentimos demasiadotorpes como para cruzarnos con alguien sin decir nada. En estecaso, habría causado una mejor impresión si hubiese mantenido laboca cerrada. Ella respondió descaradamente:

"—Igual, ¿qué te importa?"¡Imagínense aquello! Su respuesta fue obviamente descortés.Seguí caminando para clases, y con cada paso el peso de mi in-

diferencia comenzó a constreñir mi conciencia como una pitóngigante. Los pensamientos de culpa y defraudación me picoteabancomo aves despiadadas. Estoy tratando de utilizar todas las metá-foras de animales posibles para expresar mi vergüenza: ¿qué clasede animal falso era yo? Para cuando llegué al aula, no pude entrar.Di media vuelta y salí a buscar a la chica con campera rosada paradisculparme. La busqué por todos lados. Dos horas después la en-contré sentada sola en el comedor. Así que dejé caer mi bandejafrente a ella y no dije ni una sola palabra. Ella me miró y dijo lo quemuchos dicen cuando me ven:

—¡Oh, no! Eres tú.Mis primeras palabras fueron para disculparme.—Realmente lo siento. Ni siquiera tenía intenciones de inte-

resarme en cómo te estaba yendo este día. Me doy cuenta de que

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estuve mal. Espero que me puedas perdonar por ser tan insensi-ble. En ese momento no me interesaba, pero sí me interesa ahora.¿Qué anda mal?

Su respuesta podría haber ido para cualquiera de los dos lados.La propuesta directa que escogí no siempre es la mejor, pero elEspíritu estaba obrando, y ella visiblemente dejó de estar a la de-fensiva y se quebró.

—Mis padres me acaban de contar que se están divorciando—admitió—, y todo sigue andando a mi alrededor mientras mi mun-do entero se vino abajo. Y sé que no es cierto, pero parece que anadie le importa.

Hice todo lo que pude. Escuché.Alo largo del día podemos prestar atención al mundo que gira a

nuestro alrededor. Mantener los ojos abiertos adrede es un ejerci-cio en sí mismo, pero es una disciplina que vale la pena.

"¿Qué es eso que tienes en tu mano?"2. Segundo, tenemos la "vara de la experiencia". León Tolstoy

declaró: "Es gracias a los que han sufrido que el mundo ha progre-sado". Quizá lo que quiso decir fue que las experiencias tienen unamanera única de hacernos particularmente utiles.

Una vez me pidieron que hable a un grupo de alumnos acercade lo milagroso, pero yo había tenido muy poca experiencia con losmilagros. En la Biblia hay actos de interposición divina, y parte delo que los hace increíbles es el hecho de que son eventos difíciles deexplicar; por lo tanto, sobrenaturales. Pero conozco a jóvenes quehan enterrado a sus hermanos y hermanas, padres que han llevadoal descanso a sus hijos, y abuelos que se paran al lado de la tumbay creen en la esperanza de la resurrección. Me quedo asombrado,con las manos en los bolsillos y el corazón en la garganta, porqueno hay hada que pueda decir o hacer para explicar el milagro de uncreyente. Por esta razón necesitamos reconocer que nuestra expe-riencia, nuestras luchas y nuestro dolor son, de hecho, una vara deayuda y esperanza para los demás.

En 1 Juan 1:1 el anciano apóstol escribe: "Lo que era desde elprincipio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos,lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al

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Verbo de vida".Cindy se mordía los labios y contenía el enojo que sentía por-

que nunca quería hablar de su experiencia como sobreviviente delcáncer. Pero sabe que su experiencia puede ayudar a otros porque,cuando ella estaba en el hospital para hacerse la quimioterapia, unajoven llamada Gina iba a visitarla fielmente. Gina era enfermera,pero cuando iba a estar con Cindy cerraba la cortina para estar enprivado y se quitaba la peluca, dejando ver la cabeza suave y redondade alguien íntimamente familiarizado con el tratamiento del cán-cer. Gina pasaba horas con Cindy porque ayuda estar con personasque saben por experiencia lo que estamos pasando. De manera queCindy regularmente iba lo más seguido posible a la sala de oncolo-gía y, aunque era difícil, sabía que eso le ayudaba a los pacientes y aella.

Nuestra experiencia con la adversidad no solo hace que nuestravida sea eficaz para la causa de la gracia, sino que nuestras victoriastambién contribuyen.

"¿Qué es eso que tienes en tu mano?"3. Tercero, y último, tenemos la "vara de nuestro esfuerzo ". Pablo,

al final de su carta a los gálatas, salpica sus palabras finales a la igle-sia diciendo: "No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a sutiempo segaremos, si no desmayamos" (Gal. 6: 9). Es fácil cansarsede ayudar, dar y compartir. Pero una vara que todos tenemos en lamano hoy es el esfuerzo. Ya sea en palabra o en hecho, con múscu-los o solo con una sonrisa, ponemos los pies en el agua, como losisraelitas en el Mar Rojo, y observamos cómo Dios muestra su po-der cada vez que damos nuestro esfuerzo a alguien que lo necesita.

Mi amigo Andy siempre pasa con su auto por las ventanillas decomidas rápidas y de las cafeterías, paga en lugar de la persona quetiene detrás de él y sale disparando sin ser descubierto. Le pregun-té por qué hace esto, y admitió:

—Como consejero, gran parte de mi trabajo nunca se termina,pero cuando hago el esfuerzo de ayudar un poquito a alguien a pasarel día, siento que he completado algo valioso. Y eso me hace sentirbien.

Estaba sentado en un aeropuerto esperando abordar mi avión, y

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percibí que había una mujer muy cansada con dos niños pequeñosde unos 3 y 5 años de edad. El de 5 corría por el pasillo haciendoque la gente se detuviera para esquivar al activo niño. El pequeñoera totalmente ajeno a la incomodidad que estaba causando. En sumundo, continuaba yendo y viniendo mientras la gente negaba conla cabeza por la falta de control de la madre.

Mientras tanto, el de 3 años forcejeaba en la falda de ella, tratan-do de alcanzar un vaso de gaseosa para tomar otro trago. Mientrastomaba, el vaso se cayó, y el oscuro líquido salpicó totalmente a lamadre y al niño, al igual que a algunas personas bien vestidas quehabía cerca. En ese momento, la madre perdió los estribos y le pegóal pequeño en el trasero gritando:

—¿No puedes tomar algo sin volcar?La gente comenzó a negar con la cabeza, disgustada por la pobre

demostración de cómo debe ser una verdadera madre. Una mujerque estaba sentada a mi lado pasó de estar disgustada por la con-moción a ponerse agresiva. Salió airadamente y llamó a los de se-guridad. Vinieron dos hombres uniformados y comenzaron a ha-blar con la mujer; se les sumó un agente de viajes aéreos. La mujerque denunció el incidente se dejó caer en una silla y dijo para nadieen especial:

—Alguien tenía que hacer algo por esos niños.En ese momento observé que ocurrió algo asombroso.Una mujer con traje de oficina bajó su maletín y se sumó a la

discusión. Para este entonces, todas las miradas estaban puestasen el grupito, y todos esperaban para ver qué ocurriría. La agotadamadre les explicó su difícil situación a los agentes de seguridad y alagente de vuelos, mientras estos sonreían compasivos y asentíancon preocupación. La ejecutiva abrió su maletín, sacó papel y lá-pices y comenzó a dibujar animales para mostrárselos al pequeñode 3 años. Este comenzó a mencionar el nombre de cada animalen voz alta: "cerdo", "vaca", "caballito", "perro". Yo me incliné unpoco para entender mejor lo que estaba ocurriendo, pero para eseentonces el avión comenzó a abordar. Una mirada de alivio cubrióel rostro de la madre cuando los oficiales de seguridad y el agen-te de embarque la ayudaron a juntar sus bolsos y a subir al avión.

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Escuché a la ejecutiva decir:—Ella está criando sola a estos niños. Han estado despiertos

durante 32 horas. La aerolínea perdió su equipaje y el cochecito.Todos los vuelos de regreso habían sido demorados o cancelados. Ysu tarjeta magnética no funcionaba por alguna razón.

No sé quién era esa ejecutiva, pero para mí, ella se parecía mu-cho a Moisés. Moisés estuvo dispuesto a hacer el esfuerzo, a usar suvara —o cualquier cosa que Dios pusiese en su mano— para la causade la gracia.

"¿Qué es eso que tienes en tu mano?"Si decides responder esta pregunta hoy, no te demores: es una

pregunta retórica. Más importante que la respuesta es el espírituconque respondas: "Dios, tenga lo que tenga, y sea quien sea parala causa de tu gracia y para la obra de tu gloria, estoy dispuesto".

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Cuál crees que es la habilidad más eficaz que Dios te ha

dado? ¿Qué estas haciendo con ella?2. ¿Generalmente Dios llama a una persona para hacer algo que

lo saque de su zona de comodidad para producir crecimiento? ¿Opor lo general nos llama a hacer esas cosas con las que nos sentimoscómodos porque nos ha dado dones para hacerlas bien? Explica turespuesta.

3. ¿Alguna vez te has resistido a hacer algo que sentías que Diosquería que hicieses? ¿Qué excusas ofreciste? ¿Cuál fue el resulta-do?

4. En respuesta a la conducción de Dios, ¿cómo determinamosdónde está el límite entre la "fe" y la "presunción"?

5. ¿Qué puedes hacer tú para marcar la diferencia en la vida dealguien hoy? ¿Qué impide que lo hagas?

REFERENCIAS1Douglas J. Rumford, Questions God Asks, Questions Satan Asks (Carol Stream, 111.: Tyndale

House, 1998), p. 100.2 Elena de White, Patriarcas y prof etas (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,

1985), p. 352.3 Ibid., p. 259.+ Ronald Pinlcerton, Guideposts (septiembre de 1988).5 Bruce Larson, What God Wants to Know (Nueva York: HarperCollins, 1994), p. 39.

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“¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba Ia tierra?”

?



C A P Í T U L O 7

El Señor habla

"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba tierra?"

"Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo:"¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?"Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y tú me contes-

tarás."¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba Iα tierra? Házmelo saber, si

tienes inteligencia"(Job 38: 1-4).

Los ligamentos desgarrados de la rodilla me duelen. Casi termi-né siendo un desastre académico por perder clases en la uni-

versidad. Renguear y cojear por el predio en las colinas ondulantesde Tennessee ofrecía una cantidad considerable de vicisitudes.Pero nada sacudió mi mundo como observar el vídeo de mi ciru-gía de rodilla. La sangre no me preocupaba; de hecho, el radio de


acción era tan estrecho que casi no podía distinguir lo que estabaviendo. Sin embargo, lo que sí me conmovió hasta la médula fueel audio. Lo que escuché que pasaba mientras dormía profunda-mente me llenó de inquietud. Los médicos y los enfermeros contotal tranquilidad conversaban acerca de todo, desde la ensaladade pollo del comedor hasta de los Atlanta Braves que se ganaron elbanderín; ¡mientras reconstruían mi rodilla! Lo sabía porque de tan-to en tanto había un breve comentario relacionado con mi rodilla("Hay una esquirla ósea". O "Solo está parcialmente roto"). Perola conversación pronto regresaba a disertar largo y tendido sobrelugares clave para salir de vacaciones o el perro de alguien.

—¿Me están tomando el pelo? —exclamé la primera vez que vi lacinta—. ¡Mi cirugía de rodilla son solo algunos pocos comercialesque interrumpen toda una miniserie dramática que rodea la vidadel personal de la sala de cirugía!

Saber lo que pasa entre bastidores a menudo puede ser dema-siada información. Cuando mis descripciones se vuelven dema-siado "descriptivas", mi hijo, Cameron, siempre me interrumpe ylevanta la mano diciendo:

—Demasiada información.Paso mucho tiempo con adolescentes que no comen en el res-

taurante de comidas rápidas donde trabajan. Cuando les preguntopor qué, dicen:

—No querrás saberlo.Pero la curiosidad le gana a la discreción, así que los azuzo; lo

que es una mala idea, porque me cuentan con todo lujo de detalleslo que pensé que quería saber. ¡Demasiada información!

Si hay una historia en la Escritura que ofrece demasiada infor-mación es la historia de Job. La información detrás de bastidoressacude nuestros cimientos y suscita más preguntas de las que res-ponde. ¡Satanás y Dios se hablan! ¡Satanás nos conoce y piensaciertas cosas de nosotros! Dios nos conoce y cree cosas de noso-tros. Como resultado, se cierra un trato y comienza una prueba.

Todo el tiempo Job permanece firme, defiende a Dios, acepta laresponsabilidad personal por su situación como pecador, mientrasDios y Satanás observan el drama desde la tribuna. Demasiada in-

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formación. ¡No quiero saber esto! ¿Y tú?No queremos saber algunas cosas. Llevé a mi grupo de jóvenes

a un campamento, pero la lluvia no amainó el día anterior; así que,cuando llegué al estacionamiento, había ocho varones adolescen-tes esperando ir. Cada joven estaba parado bajo la lluvia con suequipo, algunos saltando de entusiasmo, mientras que otros aúnmostraban desconfianza y tenían cara seria. No soy profeta ni hijode profeta, pero por primera vez en la vida me sentí seguro de po-der predecir el futuro, y no se veía bien. Cuando llegamos al lugardel campamento, la primera tarea fue armar carpas y encender unfuego. La lluvia paró, y el aire frío comenzó a calar, así que comencéa buscar leña para armar una fogata.

Ahora bien, los hombres se toman personalmente el trabajo dearmar un fuego casi como una señal de hombría. Los elementos de-safiaron abiertamente mi hombría y ganaron. Por supuesto, todoslos que fuimos a este campamento teníamos una cosa en común:testosterona. Así que cada uno comenzó a participar en la prepara-ción del fuego. Mientras los niños daban sus sugerencias, hubo unextraño momento de silencio repentino en el círculo, pero no pudeechar un vistazo para ver lo que provocó esa pausa. Entonces ocu-rrió algo peculiar. Todo el grupo decidió que alguien necesitaba iren busca de leña seca al bosque. Parecía una sugerencia razonable,y como yo era la única persona con criterio del grupo (y el únicoadulto, además), me ofrecí para buscar leña seca. No habían pa-sado ni cinco minutos en el bosque cuando escuché: "¡Bum!" Dejécaer el único palo seco y salí corriendo entre la penumbra hacia elcampamento.

Cuando me acercaba, parecía como si se estuviese acercando elamanecer; la gloriosa luz de una enorme fogata adornaba el hori-zonte. Decidí no entrar en pánico, así que tranquilamente comentémirando hacia la nube de fuego delante de mí:

—Es un lindo fueguito.Algunas risitas se filtraron alrededor del incendio. Yo solo ob-

servé a cada persona con aire de duda burlona, pero ninguno memiró a los ojos; así que lo dejé pasar. Cuando el fuego se calmó unpoco, un alumno se acercó a mi lado y me pasó una taza de chocolate

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EL SEÑÓR HABLA


caliente, pero no me dijo nada. Comencé a preguntarle:—¿Cómo es que... ?—Créame, no querrá saberlo.¿Realmente quieres conocer la historia completa entre Dios,

Satanás yJob? Piensaenlo que esta historia le hace a algunos clichésque nos mantienen cómodamente entumecidos. Las perogrulladasson superadas por la información transmitida en la historia de Job.

•El dolores la realidad y el resultado de vivir en un mundo pecami-noso. Evidentemente, esto es cierto en muchos niveles, pero algu-nos sienten el dolor que otros infligen, y que no lo merecen. Somossusceptibles a las injusticias azarosas porque pertenecemos a unaraza humana pecaminosa. Pero en esta historia, el sufrimiento seconvierte en un medio para demostrar que Dios tiene razón; de queSatanás está equivocado. Esto quizás esté bien, pero se siente mal.

•A veces nos ocurren cosas malas debido a nuestras decisiones. Jobera fiel. El hombre más grande del Este. Intachable y recto. ¿Quéhizo Job para merecer esta experiencia? ¿Me estás diciendo queporque Dios sabía que Job tenía el carácter y la fe para sortear estaexperiencia, escogió a Job?

•El sufrimiento y la persecución forman el carácter. Esto es verdad.Así también la disciplina, las buenas decisiones y una vida positi-va y obediente. No necesitamos perder a nuestros hijos ni quedardesposeídos ni enfermarnos para caminar en íntima comunióncon Dios.

•Todo sucede por una razón; es parte del plan de Dios. El plan deDios es para que él lo revele, no para que yo lo describa. Pero cuan-do la gente comienza a hablar de los planes y los pensamientos deDios, entra en una zona peligrosa de ignorancia. Mis pensamientosno son los pensamientos de Dios, y mis caminos no son los suyos.Sabemos algunas cosas porque él nos lo contó, pero existe un uni-verso entero de otras que no sabemos. Además, este intercambioentre Dios y Satanás parece un tanto aleatorio y algo improvisado.

Cuando examinamos las preguntas que Dios le hace a Job, ne-cesitamos repasar brevemente la experiencia del patriarca, y final-mente lo que él dijo para dar lugar a Dios a cuatro capítulos de pre-guntas retóricas. La historia comienza con Dios y Satanás hablando

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de Job. La vida de Job se convierte en un escenario para considerarla verdadera medida de su fe en Dios y la legitimidad de la relaciónde Dios con las personas. La riqueza, la familia y la salud de Job leson quitadas. Sus "amigos" hacen su parte al explicarle el signi-ficado y el propósito de su situación difícil. Están seguros de queesto es culpa de Job. Hasta la esposa de Job participa haciendo uncomentario sarcástico.

Aunque Job lucha contra sus circunstancias, sostiene: "He aquí,aunque él [Dios] me matare, en él esperaré; no obstante, defende-ré delante de él mis caminos" (Job 13: 15). Pero con el tiempo Jobllega a creer que su pecado y el juicio de Dios lo están aplastando;en su desprecio por sí mismo, y quiere morir y terminar con todo.

El diez por ciento del libro de Job es historia. Casi el ochentapor ciento se trata de lo que varias personas suponen de Dios, susacciones y su inacción. El diez por ciento final del libro son pre-guntas que Dios le hace a Job.

Examinemos, entonces, las preguntas que Dios le hizo a Job.Puedes echarles un vistazo breve en los capítulos 38 al 41, pero esposible que necesites detenerte a descansar, más por el bien de Jobque por el tuyo. La indagación comienza con Dios que dice:

"¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sa-biduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y túme contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas,si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué estánfundadas sus bases? ¿0 quién puso su piedra angular, cuando ala-baban todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos deDios?" (Job 38: 2-7).

La respuesta es obvia pero no completa, porque Dios continúahaciéndole preguntas similares a Job. Y todas aseveran algo: Job noes Dios. De hecho, todas estas preguntas no tienen nada que vercon Job, Satanás ni los amigos de Job, ¡ni siquiera con el behemot!Todas las preguntas declaran con claridad universal quién es Dios ycómo es él. Douglas J. Rumford explica:

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EL SEÑÓR HABLA


"Ni una sola vez Dios habla de Satanás, ni de la culpa o inocenciade Job, ni de la confusion de los amigos de Job. Dios nunca le dice aJob por qué sufre. A Job no se le da información concerniente a suscircunstancias, pero se le da una revelación del carácter de Dios". '

Dios sencillamente le lanza un interrogante tras otro a Job. Y sialguna vez hubo una pregunta que podría considerarse perfecta-mente obvia, puedes escogerla parte correspondiente de alguno delos siguientes ejemplos:

"¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde estáel lugar de las tinieblas, para que las lleves a sus límites, y entien-das las sendas de su casa? ¡Tú lo sabes! Pues entonces ya habíasnacido, y es grande el número de tus días. " (Job 38: 19-51).

"¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, o desatarás las liga-duras de Orion? ¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de loscielos, o guiarás a la Osa Mayor con sus hijos? ¿Supiste tú las or-denanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?¿Alzarás tú a las nubes tu voz, para que te cubra muchedumbre deaguas? ¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y te di-rán ellos: Henos aquí? ¿Quién puso la sabiduría en el corazón? ¿Oquién dio al espíritu inteligencia?" (Job 38: 31-36).

Las respuestas del examen son fáciles. Solo marca una de lascinco respuestas de elección múltiple: "No sé". "No tengo idea"."Aún no había nacido". "Solo Dios". "Emm..., ¿qué es un behe-mot?" o "Todas las anteriores".

Cuando Job hace el examen, es evidente que no se saca una muybuena nota; de hecho, no acierta ninguna. Pero capta el mensaje.Dios nunca tuvo miedo de las preguntas, pero a veces nuestroscuestionamientos acerca de su modo de obrar y por qué hace loque hace son absurdos. G. S. Lewis reflejó esta verdad en A GriefObserved [Un dolor observado] :

"¿Un mortal puede hacer preguntas que para Dios sean in-contestables? Bastante fácil, creería. Las preguntas absurdas sonincontestables. ¿Cuántas horas hay en un kilómetro? ¿El amarillo

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es cuadrado o redondo? Probablemente la mitad de las preguntasque hacemos —la mitad de nuestros grandes problemas teológicosy metafísicos— sean así". 2

Quizás esté bien hacerle preguntas a Dios, pero sabremos mássi dejamos que él nos interrogue a nosotros. En momentos de di-ficultad preguntamos "¿Por qué?" porque queremos una explica-ción. No es que conocer el "porqué" nos ayude a controlar el dolorni a superar mejor nuestra tragedia. Las preguntas que Dios le hacea Job lo fuerzan a ver quién es Dios, en vez de por qué Dios hacelo que hace. En este mundo no hay manera de que podamos com-prender las complejidades de esta vida, pero podemos aprender aconfiar en Aquel que lo comprende todo. Al final de todas las pre-guntas que Dios le hace a Job, dos actitudes cambian en él.

Primero, Job toma conciencia de la enorme diferencia entre loque sabe y lo que no sabe.

"Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes,y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el queoscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba loque no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo nocomprendía" (Job 4, 2: 1-3).

La esencia del gran conflicto tiene que ver con nuestras percep-ciones de Dios. El propósito supremo de Satanás es orientar mal loque pensamos que sabemos acerca de Dios y hacernos desconfiarde lo que no sabemos. La serpiente le dijo a Eva: "¿Conque Diosos ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" (Gen. 3:1). "Laserpiente dijo a la mujer: No moriréis" (vers. 4). En otras palabras,"Dios te está mintiendo". Y la falsedad final de Satanás: "Sabe Diosque el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréiscomo Dios, sabiendo el bien y el mal" (vers. 5).

Si Satanás puede distorsionar lo que piensas de Dios, puedehacer que se te haga difícil amarlo. Además, si puede tentarte adesconfiar de lo que no sabes acerca de Dios, puede hacer que sete haga imposible confiar completamente en tu Creador. La per-

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EL SEÑÓR HABLA


cepcion lo es todo.Una mujer compró una bolsa de mini galletitas y se sentó a es-

perar su avión. Apoyó sus pertenencias en el asiento desocupadoque estaba su lado. Del otro lado del asiento vacío había un hombresentado leyendo el diario, sorbiendo una taza de café. El le sonrióy continuó leyendo. Ella abrió la bolsa de galletitas que estaba en lasilla, y comenzó a comer algunas. Se quedó visiblemente impac-tada y un poco avergonzada cuando el hombre próximo a ella tuvola audacia de meter la mano en su bolsa de galletitas y comenzar acomer algunas de ellas, también. Ella no quiso hacer una escena,pero pensó para sus adentros: ¡Este hombre grosero se está comiendomis galletitas!

El continuó comiendo algunas a su vez, y cuando la bolsa co-menzó a vaciarse ella tomó varias para sí, preguntándose todo eltiempo, ¿Cómo puede alguien no tener idea de los modales correctos?Cuando el hombre extendió la mano para tomar la última galletita,ella asió la bolsa y tomó la última para ella. El hombre sonrió cor-tésmente, bebió su café y leyó el diario hasta que el avión comenzóa arribar. Sentada en su silla, la mujer no podía creer la audacia delladrón de galletitas, hasta que abrió la cartera para buscar un bolí-grafo y vio su bolsa de galletitas cerrada ¡todavía en la cartera!

Al igual que esta mujer, Job se da cuenta de que sus percepcio-nes y la realidad a veces no son lo mismo.

Hay un segundo cambio en Job, el más importante. Lo que esinconfundible al final de este drama es la forma en que Job se uneal Todopoderoso con confianza amante y leal. Job declara: "De oí-das te había oído; mas ahora mis ojos te ven" (Job 42: 5). Job ex-perimenta a Dios de una nueva forma. Antes, su devoción puedehaberse descripto como mecánica, pero ahora es emocional.

Antes, cuando Job trató de explicar el comportamiento de Dios,sus palabras podrían haber sonado convincentes, aunque no ve-rosímiles. Pero, cuando superamos una tragedia junto con Dios yexperimentamos personalmente quién es él, lo que decimos de éles real. Ralph Waldo Emerson afirmó: "Todo lo que he visto me en-seña a confiar en el Creador por todo lo que no he visto".

Quizá Horatio Spafford pueda hablar con autoridad acerca de

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confiar en Dios sin importar lo que suceda. Spafford escribió laspalabras del famoso himno "Tengo paz".

"Si paz como un río inunda mi ser,o pruebas azotan mi fe;no importa mi suerte, seguro estaré,pues mi alma está en paz con mi Dios".

El canto puede ser conocido, pero la historia detrás del himnoprofundiza el significado de su mensaje.

"El año había estado cargado de tragedias cuando HoratioSpafford, un empresario de 43 años escribió este himno. Él y suesposa aún estaban llorando la muerte de su hijo cuando ocurrió elgran incendio de Chicago y les ocasionó un desastre financiero. Élse dio cuenta de que su familia necesitaba tomarse unas vacacio-nes, así que ese otoño decidió llevar a su esposa y a sus cuatro hijasa Inglaterra. Su esposa e hijas se adelantaron en el SS Ville du Havre;él tenía planes de seguirlas en pocos días. Pero, en el Atlántico, elVille du Havre fue chocado por otro barco y se hundió en doce mi-nutos. Se perdieron más de doscientas vidas, incluyendo las cuatrohijas de los Spafford. Cuando los sobrevivientes fueron llevados atierra firme en Cardiff, Gales, la señora Spafford telegrafió a su es-poso con las palabras: 'Salvada sola'.

"Él reservó pasaje para el proximo barco. Fue mientras cruzabael Atlántico que Spafford compuso este himno: 'Si... pruebas azo-tan mi fe... mi alma está en paz con mi Dios' ". 3

"Si paz como un río inunda mi ser,o pruebas azotan mi fe;no importa mi suerte, seguro estaré,pues mi alma está en paz con mi Dios.

Coro:Tengo paz con mi Dios;tengo paz, tengo paz con mi Dios.

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EL SEÑÓR HABLA


Mi mal ha ocultado su rostro de mí;mas Cristo clavólo en la cruz;perdón alcancé, su amor me salvó.¡Gloria a Dios, hoy mi alma está en paz!

Señor, apresura el día final;las nubes partirse veré.Vendrá el Señor, la trompeta oiré.¡Gloria a Dios, hoy mi alma está en paz!"

Quizá la mejor manera de concluir este capítulo es con una ora-ción: "Dios, estamos con Job delante de ti con muy poca comprensión,pero con mucho amor. Nos has ganado con tu cuidado y nos has sobre-cogido con tu majestad, y confiamos en ti. Quizá con defectos, interro-gantes o dudas, pero como Job nos aferramos de ti, en nuestra ceguera,porque nuestra noche más larga es solo un momento en el tiempo, y tuhermoso plan no puede ser frustrado. Nuestra esperanza está única-mente en ti. Amén ".

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIARI. ¿Concuerdas con la declaración: "El sufrimiento y la perse-

cución forman el carácter"? ¿Por qué sí o por qué no?2. ¿Concuerdas con la declaración: "Todo sucede poruña razón;

es parte del plan de Dios"? ¿Por qué sí o por qué no?3. Trata de ponerte en el lugar de Job. ¿Cómo te habrías sentido¡

(a) con respecto a ti mismo? (b) con respecto a Dios? (c) con res-pecto a tus amigos?

4. ¿De qué modo nuestras percepciones de Dios afectan la for-ma de ver las experiencias que nos suceden en la vida?

5. ¿Por qué algunos responden a la tragedia abandonando su feen él?

REFERENCIAS1 Douglas J. Rumford, Questions God Asks. Questions Satan Asks. p. 67.3 C. S. Lewis, A Grief Observed (Nueva York: Bantam Books, 1961), pp. 80, 81.3 William J. Petersen y Ardythe Petersen, The Complete Book of Hymns (Carol Stream, III.: Tyndale

House, 2006), pp. 3o3, 304.

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“¿Dónde está tu hermano?”

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C A P Í T U L O 8

Badenes

"¿Dónde está tu hermano?"

"Conoció Adán a su mujer Eva, Iα cual concibió y dio a luz a Caín, ydijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a suhermano Abel.

"Y Abel fue pastor de ovejas. y Caín fue labrador de Iα tierra. Y aconte-ció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de Iα tierra una ofrendaa Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lomás gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; perono miró con agrado a Caín y a Iα ofrenda suya. Y se ensañó Caín en granmanera, y decayó su semblante.

"Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por quéha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?y si nohicieres bien el pecado está a Iα puerta; con todo esto, a ti será su deseo,y tú te enseñorearás de él.

"Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció queestando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lomató.

"Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió:


No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?"Y él le dijo: ¿Qué has hecho? Lα voz de Iα sangre de tu hermano cla-

ma a mí desde Iα tierra" (Gen. 4: 1-10).

La excursion casi terminó sin dramatismo ni heridas. Conducira un grupo de niños de 10 años fue exasperante. La ultima etapa

del viaje era un sendero cuesta abajo, hasta el descampado cubiertode hierba en el parque. Yo vigilaba mientras el grupo de excursio-nistas de primaria descendían por el sendero, y entonces noté algoque hizo que me empezara a preocupar.

Naturalmente, los niños no podían sencillamente caminar ba-jando la cuesta. Debías tambalearse y andar a los tumbos; lo queinspiró a los demás a hacer lo mismo. Les llamé la atención mien-tras levantaban velocidad, pero en un ataque de adrenalina y unaapariencia de control corporal, los chicos bajaron rugiendo. Sinembargo, llegó un sector en el sendero en el que aumentaron drás-ticamente la velocidad, y pude ver que el entusiasmo de sus rostrosse convertía en temor cuando el ímpetu los superó. Sus zapatillaspegaban de lleno contra el suelo con golpeteos resonantes mien-tras agitaban los brazos por el aire, como locos, para equilibrarse.Uno por uno cayó al final de la colina cuando los pies daban contrala arena gruesa al borde del pasto. ¡Tenían marcas prominentes delos moretones y los rasponazos cuando los padres llegaron para lle-várselos a sus casas!

Después de que todos los padres hubieron comunicado su des-aprobación por mi liderazgo, miré atrás, al sendero, para ver si po-día distinguir dónde podría haberse evitado el desastre. "¿Dóndese equivocaron? ¿Dónde se descontroló el paso? "

Las mismas preguntas podrían hacerse en cuanto a Caín.¿Dónde crees que Caín se desvió del buen camino? Si compara-mos la vida de Caín con una caminata por una ladera descendente,¿dónde crees que comenzó a correr? ¿Dónde se descontroló? ¿Enqué punto podría haberse detenido? ¿Es posible que Caín llegara aun punto en el cual lo único que podría haberlo detenido fuese unadura caída al final?

La historia de Caín y Abel es un severo recordativo de que hay

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dos respuestas al pecado. Una respuesta es negarlo o justificarlo; laotra es admitir el pecado y arrepentirse de él.

La historia de Caín y Abel está enclavada al comienzo de la his-toria humana. Caín y Abel nacieron fuera del jardín del Edén, peroeran conscientes de la historia de la serpiente, la caída y el planpara restaurar a la humanidad por medio del sacrificio del Hijo deDios. Es asombroso que con una evidencia tan rica y vivida de lasbendiciones de Dios y de la maldición del pecado, uno de los hijosde Adán y Eva adoptara la misma actitud que Lucifer, y que demos-trara su orgullo egoísta.

Esta historia representa dos tipos de personas que viajan pordos caminos diferentes. Aunque Caín y Abel fueron criados por losmismos padres, asumieron actitudes muy diferentes con respectoa Dios y a su carácter. Aquí es donde sus caminos tomaron rumbosdiferentes. Abel veía la misericordia de Dios en la forma en que elCreador hizo provision para la redención de la raza humana, peroCaín se rebeló contra Dios en su corazón. La distinción quizá nohaya sido obvia hasta que llegó el momento del sacrificio.

El sacrificio de sangre era un recordativo de que Dios provee-ría un Redentor. Abel escogió obedecer a Dios con una auténticaconfianza en el plan de salvación. Caín se negó a aceptar la graciade Dios, y escogió traer una ofrenda que enfatizaba sus propiosesfuerzos. Percibía a Dios como severo y arbitrario, y la rebeliónse instauró dentro de él. La paga del pecado es muerte (ver Rom.6: 23) y todos hemos caído en pecado (ver Rom. 3: 23), de maneraque cada uno debe escoger entre dos métodos de pago: podemospagar por nuestra cuenta o permitir que Alguien pague por noso-tros.

El drama entre Caín y Abel tiene que ver más con la lucha entreCaín y el yo. Aunque a Caín se le dio una oportunidad para cambiarcompletamente, se aferró más estrechamente de su terco orgullo ycayó más lejos de Dios.

La Biblia establece profundas advertencias acerca del peligrode la ira. Job testifica que "es cierto que al necio lo mata la ira, y alcodicioso lo consume la envidia" (Job 5: 2). Además, el sabio afir-ma: "La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra

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BADENES


Jehová se irrita su corazón" (Prov. 19: 3). Como lo atestigua la tra-gedia de Abel, "los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto,mas los rectos buscan su contentamiento" (Prov. 29: 10). Tal vez, elcurso natural del egoísmo se transforme en odio hacia los demás.Es lógico que si el egoísmo es la fuente del pecado, entonces el ob-jetivo del pecado sería la preservación del yo y la destrucción de losdemás. A la inversa, la persona desinteresada engendra amor porlos demás como un curso natural. Parece casi demasiado simplis-ta, pero la ira se nos puede presentar de repente. A veces hacemoscosas con enfado que parecen estar muy bien en el momento, perodespués sabemos que están mal. Habla cuando estés enojado, y da-rás el mejor discurso que lamentarás para siempre.

Quizá la parte más frustrante de la senda de Caín sea que, comoalguien que corre cuesta abajo, parece no haber forma de detener-se. Las preguntas de Dios nos alcanzan como lo alcanzaron a Caín,y su propósito es ser algo semejante a un badén colocado para ami-norar la velocidad, con el objetivo de que no nos destruyamos a no-sotros mismos ni destruyamos a los demás. Caín hace caso omisode todo intento que Dios hace para salvarlo. Aunque la historia notiene un final feliz, podemos aprender de los errores de Caín.

Hay cuatro badenes que nos desvían de la destrucción:• Badén N° 1: Comprueba tus creencias fundamentales. El me-

nor toque en el timón puede desviar al barco completamente desu rumbo. Un golpe suave con el codo al volante puede sacar a unauto de la ruta. Un espacio o una grieta en los cimientos de una casahará que la estructura se desmorone. Del mismo modo, nuestrassuposiciones básicas acerca de Dios y de las personas determinanel resultado final de nuestra vida. Las creencias fundamentales deCaín acerca de Dios estuvieron distorsionadas desde la niñez, nopor falta de educación por parte de los padres sino por una percep-ción defectuosa de Dios. Caín nunca caminó en el jardín del Edén;solo escuchó la historia y vio a los ángeles que guardaban la entra-da. Quizá muy en lo profundo de Caín bullía la creencia de que Diosreaccionó con dureza, quizás injustamente con sus padres. Elenade White describe la fuente de la desconfianza básica que Caín te-nía de Dios:

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"Caín abrigaba sentimientos de rebelión y murmuraba contraDios a causa de la maldición pronunciada sobre la tierra y sobre laraza humana por el pecado de Adán. Permitió que su mente se en-cauzara en la misma dirección que los pensamientos que hicieroncaer a Satanás, quien había alentado el deseo de ensalzarse y puestoen tela de juicio la justicia y autoridad divinas". 1

La Biblia dice: "Y aconteció andando el tiempo, que Caín tra-jo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo tambiénde los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas" (Gen.4: 3, 4). Ya sea que Caín simplemente no entendió el significado delsacrificio o que su orgullo repelió la noción de que la paga del pe-cado es muerte, su ofrenda expresaba su creencia fundamental. Elsacrificio de Caín no reconocía el pecado ni la necesidad de reden-ción. Cuando Caín trajo sus comestibles, esencialmente dijo: "Estoes lo quejo puedo hacer". El sacrificio tiene que ver con la vida yla muerte, no con pimientos rojos o verdes. Pero esta tendencia noprovenía del padre de Caín, porque Adán comprendía plenamenteel plan de salvación y lo aceptaba:

"Para Adán el ofrecimiento del primer sacrificio fue una ce-remonia muy dolorosa. Tuvo que alzar la mano para quitar unavida que sólo Dios podía dar. Por primera vez iba a presenciar lamuerte, y sabía que si hubiese sido obediente a Dios no la habríanconocido el hombre ni las bestias. Mientras mataba a la inocentevíctima temblaba al pensar que su pecado haría derramar la sangredel Cordero inmaculado de Dios. Esta escena le dio un sentido másprofundo y vivido de la enormidad de su transgresión, que nadasino la muerte del querido Hijo de Dios podía expiar. Y se admiróde la infinita bondad que daba semejante rescate para salvar a losculpables"2

Caín simplemente no podía soportar el medio por el que Diosescogió salvar a la humanidad de la Caída: sus creencias funda-mentales estaban deshechas. Cuando no aceptamos la verdad bá-sica de que el egoísmo y el pecado terminan en muerte como regla

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BADENES


inamovible, hay otras opciones que se vuelven viables.Un agricultor estaba enseñando a su hijo a arar hileras rectas en

el campo.—Escoge una marca en la que concentrarte, que guíe tu línea, y

sigúela —instruyó el padre.El muchacho encontró un objeto y aró el campo. Pero cuando el

padre observó su trabajo, quedó atónito por la forma en que todaslas hileras ondulaban de acá para allá.

—¿No entendiste mis instrucciones? ¿Qué ocurrió?—Hice exactamente lo que me dijiste —contestó el muchacho;

pero la vaca que usé para marcar mi línea se las pasó moviéndose.La inalterable ley de la vida y la muerte es innegociable, al igual

que la salvación. Hay dos formas de pagar el pecado: tu muerte oque alguien pague por ti con su muerte. Este es el mensaje básicodel sacrificio.

Cuando Caín trató de apaciguar a Dios con una canasta de re-galo en vez de sangre, la Biblia declara: "Y miró Jehová con agradoa Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofren-da suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante"(Gen. 4: 4, 5). Aquí se encuentra un atributo de Dios que muchosno tienen en cuenta. Algunos perciben al Señor como alguien quevigila y espera que echemos todo a perder; y que luego nos bombar-dea con castigos. Ese no es el Dios de la Escritura. Dios vela, peroadvierte. Dios interviene e interrumpe nuestra vida con badenesde tanto en tanto. Sin embargo, solo el sacrificio de su Hijo pondráfin a nuestra caída.

Los badenes parecen una molestia, pero la velocidad mata.Porque Dios amaba profundamente a Caín, trató de aminorar lavelocidad de Caín antes de que perdiera el control. De manera queDios le hizo a Caín una serie de preguntas badén: "¿Por qué te hasensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿noserás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta;con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él" (Gen.4: 6, 7).

Dios suplicó a Caín que aflojara el paso y que reflexionara haciadónde lo estaba llevando su mente mal encaminada. Dios le ofreció

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una salida a Caín, que nos lleva a nuestro segundo badén.• Badén Nº2: No ignores el problema. Pablo advierte: "Airaos, pero

no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugaral diablo" (Efe. 4: 26, 27). Los escaladores conocen de puntos deapoyo. Hay dos cualidades importantes de los puntos de apoyo.Primero, la protuberancia más pequeña e imperceptible puede serun punto de apoyo, y segundo, un punto de apoyo puede soportarun peso tremendo.

En A View From the Zoo [Una vista del zoológico], un ex guardiánde un zoológico tiene esto para decir:

"Los mapaches experimentan un cambio glandular cerca delos 24 meses. Después de eso, con frecuencia atacan a sus dueños.Puesto que un mapache de 13 kilos puede ser igual a un perro de 45kilos en un descuido, me sentí obligado a hablar del futuro cam-bio de un mapache cachorro que tenía Julie, una amiga mía. Ellaescuchó cortésmente mientras yo le explicaba el peligro cercano.Nunca olvidaré su respuesta.

"—Será diferente para mí... —y agregó sonriendo—. Bandido nome haría daño. No podría.

"Tres meses después Julie se sometió a cirugía plástica por la-ceraciones faciales sufridas cuando su mapache adulto la atacó sinmotivo aparente". 3

El pecado viene envuelto en un disfraz aparentemente inofen-sivo. Caín había cubierto su falta de respeto por Dios con un intentoexterior de adoración, pero en lo profundo germinaba un proble-ma, aunque Dios le ofreció una forma de afrontarlo. ¿Puedes pen-sar en ocasiones de tu vida en que tuviste necesidad de detener uncurso de acción o un proceso mental? Sentiste la advertencia peroignoraste el peligro. Thomas Fuller declaró en cierta ocasión: "Unerror negado se comete dos veces". Además, tendemos a ignorarel pecado porque parece demasiado inofensivo desde el punto devista de nuestras intenciones, comparado con sus consecuencias.

Y así la velocidad del pecado condujo más rápida y afanosamen-te a Caín hacia la ruina. Caín se aferró firmemente de sus creencias

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BADENES


fundamentales acerca de Dios e ignoró las advertencias dadas porsu Creador. Así como sentimos que es humanamente imposibledetenerse cuando corremos cuesta abajo —y cedemos frente al im-pulso—, así puede ser con el pecado. Pero, por la gracia de Dios, noes imposible dejar de correr cada vez más rápido en el pecado.

• Badén N° 3: Cuando sientas que no puedes parar, intenta chocar.Justo antes de la negación de Pedro, Cristo le dirigió estas palabras:"Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedi-do para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu feno falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos" (Luc. 22: 31,32). Incluso cuando tu prosperidad en el pecado sea grande, Jesúscree lo mejor de ti. Hay pecadores que se detuvieron justo antes deldesastre.

Las carreteras con cuestas empinadas a menudo tienen unarampa de frenado. Básicamente, estas rampas son una forma segurade detenerse cuando fallan los frenos. En agosto de 2002, una mu-jer estaba conduciendo con su perro por Teton Pass, en Wyoming,cuando tuvo un problema con el auto. Llamó a una grúa, y cuan-do esta llegó, ella y el perro se subieron a la cabina del conductor.Cuando comenzaron a descender la montaña, su mala situaciónempeoró. ¡Los frenos de la grúa fallaban! El habilidoso conductormaniobraba la precipitada grúa con los giros, pero se centró tan-to en tratar de sortear las curvas que ni siquiera notó los cartelesde las rampas de frenado. Para usar las rampas tenemos que tomaruna decision en una fracción de segundo para ingresar en ese ca-rril. Pero el conductor se paralizó, y se estrellaron. La mujer y elperro sobrevivieron; el conductor, no.

A veces, cuando estamos descontrolados, pensamos que po-dríamos detener o evitar el desastre. Sin embargo, lo mejor quepodemos hacer es chocar. Con chocar quiero decir admitir que es-tamos en problemas y forzarnos deliberadamente a buscar ayuda,aunque pueda doler.

Los esquiadores y los que practican snowboard lo hacen todo eltiempo. En las cuestas, me di cuenta de que estaba completamentedescontrolado yendo en dirección a los árboles y, aunque caer seríaviolento (mayormente para mi orgullo), los árboles resultarían ser

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mucho más desagradables. Caín debería haber tomado la rampa defrenado. Debiera haberse caído al piso para evitar los árboles.

En cambio, con furia premeditada, Caín consumó su odio ha-cia Dios matando a su propio hermano. Si bien Dios hizo muchaspreguntas para contener a Caín, con la esperanza de llevarlo por unmejor camino, la fuerza de la destrucción era demasiado fuerte.

—¿Dónde está tu hermano? —le preguntó Dios.El helado hijo de Adán rebota en la rampa de frenado, y con in-

diferencia responde con otra pregunta:—¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?Evidentemente, Caín estaba descontrolado, y la propulsion de

su odio lo alejó del arrepentimiento.• Badén N°4: Arrepiéntete o morirás. La palabra arrepentirse signi-

fica "cambiar de parecer", tanto que cambias la dirección por la queestás yendo. Aunque Caín decidió no arrepentirse, no estaba irre-vocablemente obligado a seguir su curso. Dios ha demostrado sermucho más paciente que cualquier ser humano. Pero la pacienciano siempre conduce al arrepentimiento. Lamentablemente, Judashace referencia a "el camino de Caín" (vers. 11) como un rechazotenaz a aceptar la gracia de Dios y a apartarse del orgullo egoísta. Elarrepentimiento completo es la única manera de evitar el fin últi-mo de la ira: la muerte.

Barry Marshall y Robin Warren son dos médicos que han estu-diado las úlceras. Mientras que muchos tratan las úlceras con an-tiácidos y calmantes del dolor, estos médicos han descubierto quela mayoría de las úlceras en realidad son el trabajo de una bacteriallamada Helicobacter pylori. Daniel Haney observa: "Resulta que casila mitad de todos los adultos estadounidenses están infectados conH. pylor... La mayoría no contraen úlceras. Pero cuando las úlcerasaparecen, el bicho probablemente sea el responsable del ochentapor ciento o más". 4 Por supuesto, muchos intentan tratar los sín-tomas, pero no son conscientes de que hay una cura para la raíz delproblema: antibióticos.

La pregunta de Dios nos llama a detenernos y a frenar el pecadoque se agita dentro de nosotros. Para algunos de nosotros, el peca-do existe en la fase temprana de las creencias fundamentales. Tal

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BADENES


vez no haya evidencias visibles de rebelión, pero estamos llenos decreencias que son incongruentes con el Reino de Dios.

Para algunos, el pecado ha llegado a la zona de peligro, y Diospregunta: "Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu sem-blante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?"

Nos insta a aceptar la gracia que puede salvarnos, si nos detene-mos y nos volvemos a él. O quizás estemos tan profundamente en-redados en una vida de desobediencia a Dios que parece no haberesperanza. Pero siempre hay un camino, si tenemos la voluntad deresponder.

Estos dos hermanos representan dos formas de afrontar el pro-blema del pecado. Caín confiaba en sí mismo. Abel confiaba en elsacrificio que señalaba a Cristo.

Es tu decision.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. Dado que tuvieron la misma educación, ¿cómo explicas el

hecho de que Caín y Abel terminaron siendo tan diferentes en susactitudes hacia Dios?

2. ¿Dónde crees que Caín se equivocó primero? ¿Qué podríahaber hecho para cambiar el rumbo?

3. ¿Es el sacrificio que traemos o el acto de sacrificar lo más im-portante para Dios? ¿Qué sugiere la historia de Caín?

4. ¿De qué modo nuestros sacrificios (lo que hacemos en res-puesta a Dios) reflejan nuestras ideas acerca de él?

5. ¿Crees que Caín tuvo la intención de desobedecer a Dios alllevar los frutos de su huerto como sacrificio? ¿Podemos llevarel sacrificio correcto y aún no estar adorando adecuadamente?Explica tu respuesta.

REFERENCIAS1 Elena de White. Patriarcas y profetas, p. 58.2 Ibid., pp. 54, 55.3 Citado en Roy Zuck, The Speaker's Quote Book: Over 4500 Illustrations and Quotations for All

Ocasions (Woostr, Ohio: Kregel Academic and Professional, 1997), p. 352.4 Daniel Haney, "The Ulcer Bug", Daily Herald, 8 de abril de 1996, Suburban Living.

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“Y los nueve, ¿dónde están?”

?


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C A P I T U L O 9

Aprecio no es gratitud

"Y los nueve, ¿dónde están?"

"Yendo Jesús a Jerusalem, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entraren una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cualesse pararon de lejos y alzaron Iα voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten miseri-cordia de nosotros!

"Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y acontecióque mientras iban, fueron limpiados.

"Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorifi-cando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándolegracias; y éste era samaritano.

"Respondiendo Jesús, dijo-. ¿No son diez los que fueron limpiados? Ylos nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Diossino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado" (Luc.17: 11-19).


Una noche de septiembre de 1860, el vapor Lady Elgin, quellevaba unos trescientos pasajeros, partió de Chicago a pe-

sar de una tormenta amenazante, con destino a Milwaukee.Aproximadamente a las 2:30 de la madrugada siguiente, la goletaAugusta chocó con el Lady Elgin. El capitán del Lady Elgin calculólos daños y decidió avanzar sin pedir ayuda. Pero en una hora elbarco comenzó a venirse a pique, y los pasajeros se encontraron enlas aguas del Lago Michigan, aferrándose a los restos y tratando dellegar a tierra firme.

Una cantidad de sobrevivientes se las arregló para acercarse atierra, pero el vaivén de las olas que rompían en la orilla los lleva-ba de vuelta al lago, y muchos se ahogaron. Solo unas treinta per-sonas llegaron vivas a la orilla, y de estas, 17 fueron salvadas porun solo joven, Edward W. Spencer, un alumno de la NorthwesternUniversity.

Spencer era seminarista en el Seminario Teológico Garrett, y sedespertó con el ruido de los alumnos que informaban un naufragiono lejos de su predio. El era un nadador fuerte y competente. Sezambulló en las frías aguas del lago y nadó para rescatar a una per-sona tras otra. Había rescatado a 15 personas y se estaba calentandojunto a un fuego, cuando se oyó un grito de que dos sobrevivientesmás habían sido divisados aferrándose de algunos restos del barco.Luchando contra el agotamiento e ignorando las heridas que habíasufrido hasta entonces en sus intentos de rescate, Edward Spencersalió de nuevo y trajo a estos dos individuos a la orilla. Unas 200personas murieron en el accidente; de los 98 que sobrevivieron,Edward Spencer salvó a 17.

Pero Spencer nunca volvió al seminario. Su vida cambió drás-ticamente aquella madrugada. Las heridas que sufrió lo dejaronparalizado de por vida. Posteriormente fue entrevistado por un re-portero graneo en California, que le preguntó:

—¿Qué recuerdas del rescate?—Solo esto: de los 17 que salvé, ni uno de ellos me agradeció

nunca.Tal vez no tuvieron oportunidad. Quizás estaban demasiado

ocupados contando a los demás acerca del comportamiento heroi-

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co de Edward Spencer. Sus vidas fueron salvadas por los esfuerzosde un hombre que nunca más volvería a caminar. ¿No apreciaronsu sacrificio?

Parece haber una brecha entre el aprecio y la gratitud. El apre-cio es más una cuestión de cortesía común, un respetuoso voto deafirmación. Pero la gratitud brota del alma. La fuente de la gratitudes sincera y auténtica, casi incontenible. El aprecio puede ser unareflexión; la gratitud es una preocupación.

Mis hijos, Morgan y Cameron, son niños normales; les encan-tan los regalos. Pero lo que admiro de ellos es su sincera gratitudpor lo que reciben.

En la cima de su popularidad, Mark Twain podía contar concinco dólares por palabra por sus escritos. Cuando se supo esto, al-guien le escribió diciendo: "Apreciado señor Twain, adjunto cincodólares. Por favor envíeme su mejor palabra". Mark Twain le envióuna respuesta de una palabra: "Gracias".

Jesús sanó a diez hombres leprosos, pero solo uno regresó paraagradecerle. En este libro estamos estudiando las preguntas queDios nos hace. Estas preguntas nos abren una ventana al corazónde Dios; una entrada a su voluntad para nuestra vida. Responderlaspreguntas de Dios tal vez sea más decisivo que cualquier preguntaque podríamos hacerle a él. En las historias que hemos analizadohasta aquí, queda claro a quiénes Dios está interrogando.

Pero no en esta historia. Jesús pregunta: "¿No son diez los quefueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien vol-viese y diese gloria a Dios sino este extranjero?" (Luc. 17: 17, 18).Jesús ¿está dirigiendo esta pregunta al leproso que regresó? ¿Estámirando curiosamente a sus discípulos en busca de una explica-ción? ¿O solo está haciendo una pregunta general en voz alta, sindirigirla a nadie en particular?

Antes de responder la pregunta de Jesús personalmente, nece-sitamos desenvolver esta historia con sus riquezas, que nos permi-te entender lo que Jesús está preguntando realmente.

Consideremos algunos puntos clave:• Lepra. Ninguna otra enfermedad en la Escritura parece des-

cribir la obra del pecado como la lepra. De hecho, el término morir

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APRECIO NO ES GRATITUD


andando capta la imagen común de la enfermedad. Cuando a laspersonas se les diagnosticaba lepra, era excomulgadas de la so-ciedad. En algunos casos, sus nombres eran quitados de los regis-tros públicos de los ciudadanos vivos, porque solo era cuestión detiempo antes de que murieran. Pero la lepra primero ataca el sis-tema nervioso central antes de afectar la piel. Jerry Vines describegráficamente la forma en que la lepra destruye a una persona:

"Sin razón justificada tenía un sentimiento de fatiga. Las arti-culaciones comenzaban a doler. Un día notaba manchitas blancasen toda la piel. Luego, esas manchas comenzaban a endurecerse yse formaban nodulos. Pasaban de blancas a rosadas, de rosadas amarrones, y luego se volvían escamosas. La apariencia de su rostrocambiaba hasta que comenzaba a parecerse a un león. Los nodu-los ulceraban todo el cuerpo, produciendo un olor nauseabundo.Estos cubrían las cuerdas vocales, de modo que salía un silbido alrespirar. Cuando hablaba, la voz era áspera. Se le caían las cejas.El pelo se le emblanquecía. Centímetro a centímetro, el cuerpo deeste hombre comenzaba a pudrirse. Al caminar tenía manchas pu-trefactas por donde le salía pus de los pies. Los dedos de las manosy de los pies comenzaban a caérsele". 1

Una cosa es que alguien nos llame impuros, pero estamos frentea un grado completamente diferente de desesperanza cuando nosvemos forzados a gritar "impuro" refiriéndonos a nosotros mis-mos. Algunos registros indican que los leprosos no debían estar amenos de cincuenta metros de las personas sanas al aire libre.

Es interesante que uno de los diez que viene a Jesús sea sama-ritano. Los judíos y los samaritanos tenían prejuicios mutuos. Losdirigentes religiosos judíos hasta llamaron a Jesús "samaritano"como un insulto (ver Juan 8: 48). No se desperdiciaba amor entrelos dos grupos. Pero los diez están juntos. Es asombroso cómo latragedia puede acercar a la humanidad. En el encierro mortal de sulepra, estos hombres se habían olvidado de que supuestamente seodiaban, y lo único que sabían era que estaban en necesidad.

• Él los vio. Con frecuencia evitamos ver a las personas en las que

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no queremos pensar. Cuando abrimos la puerta de salida, hay unhombre y una mujer con un cartel pidiendo comida o dinero. Unadocena de razones inundan nuestra mente de por qué debiéramosignorarlos: Mis hijos están en el auto; no puedo detenerme. Realmenteno estoy seguro de lo que hará esta gente con el dinero que le pueda dar.Puede aflorar cualquier cantidad de banderas rojas, y así miramospara otro lado, cambiamos la estación de radio o simplemente nospreocupamos por cualquier cosa que no sea la otra persona que estádel otro lado de la ventanilla.

Pero Jesús vio a estos leprosos. David escribe: "Cercano estáJehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de es-píritu" (Sal 34: 18). Jesús no solo los vio sino también respondióa su súplica de ayuda. Quizás ellos habían escuchado que Jesús seocupó de otros casos de lepra. Incluso si no lo hiciera —o no pu-diera—, valía la pena el intento. Cuando nos enfrentamos con unamuerte inevitable, tendemos a valemos de más posibilidades y aaprovechar todas las oportunidades posibles.

• El rito de limpieza y la ley del leproso. La Biblia dice: "Cuandoél los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció quemientras iban, fueron limpiados" (Luc. 17: 14). Se sanaron cuan-do obedecieron el mandato de ir a ver al sacerdote. Había variasrazones por las que la visita a los sacerdotes fuese su primer actocomo individuos sanos. Primero, para ser readmitidos en sociedaddebían ser examinados por el sacerdote y declarados limpios. Noes difícil entender por qué podrían verse tentados a saltearse estepaso, dada la euforia y el alivio que habrían sentido y el deseo devolver a ver a su familia. Pero en algún momento tendrían que ha-ber pasado por el ritual.

Sin embargo, yo creo que Jesús les indicó que fuesen a mos-trarse al sacerdote por una razón más importante que simplementeocuparse de sus trámites burocráticos. Para el leproso, la ceremo-nia de limpieza tenía una experiencia espiritual profunda y dura-dera arraigada en su ritual.

"Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: Será traídoal sacerdote, y éste saldrá fuera del campamento y lo examinará; y si

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ve que está sana la plaga de la lepra del leproso, el sacerdote man-dará luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas,limpias, y madera de cedro, grana e hisopo. Y mandará el sacerdo-te matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes.Después tomará la avecilla viva, el cedro, la grana y el hisopo, y losmojará con la avecilla viva en la sangre de la avecilla muerta sobrelas aguas corrientes; y rociará siete veces sobre el que se purifica dela lepra, y le declarará limpio; y soltará la avecilla viva en el campo"(Lev. 14: 2-7).

Imagínate la escena. Un leproso va al sacerdote, y el sacerdo-te debe realizar esta ceremonia fuera de la ciudad. ¿Dónde fuecrucificado Cristo? Fuera de la ciudad. Entonces el leproso ob-serva cómo hacen salir a dos pajaritos; a uno lo matan sobre aguacorriente (o, como se menciona en hebreo, agua viva). La sangredel pájaro se mezcla con el agua viva y se junta en un recipiente debarro. El que fue sanado observa atentamente al pájaro muerto yal cuenco de sangre y agua. ¿En qué podría estar pensando esa per-sona? ¿Por qué sangre? ¿Por qué un pájaro, una criatura viviente?¿Qué significa esto? El significado se aclara cuando el que fue sa-nado observa mientras el pájaro vivo es sumergido en la sangre yel agua y liberado a campo abierto. Figúrate al hombre allí, paradomirando al cielo mientras el pájaro vivo bate las alas, y la sangrey el agua salpican cuando el pájaro remonta el vuelo libremente.Si la lepra representa el pecado, entonces experimentar este rituales muy importante. Expresa nuestra redención de la enfermedadmortal del pecado. Evidentemente, este servicio tiene que ver conel Salvador y el pecador.

No es de extrañarse que Jesús quisiera que los leprosos sanadosviesen al sacerdote. Sabía que, si pasaban por este ritual, el signifi-cado de su salvación se arraigaría profundamente en sus corazonesy mentes. Inolvidable. Daría como resultado gratitud auténtica yuna vida de adoración y culto.

Al menos ese era el plan. Pero, en vez de perderse en el signi-ficado de su salvación, se perdieron en su euforia al ser sanados;todos, salvo uno.

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• Uno regresó. El texto no dice si este hombre fue a ver al sacerdo-te o no, pero sí dice: "Entonces uno de ellos, viendo que había sidosanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro entierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano" (Luc. 17: 15,16). Aquí hay gratitud, profunda devoción y adoración sincera porCristo, el Sanador. Y no solo eso: el que está haciendo todo el ruidoes un samaritano. Lucas indica esto intencionalmente.

Más que los demás evangelios, el Evangelio de Lucas contienemás historias de personas de afuera que son aceptadas, de pobresque se van henchidos y de imperdonables que reciben misericor-dia. Cuando el único leproso sanado regresa para agradecer, Jesússe siente inducido a formular una pregunta que todos debiéra-mos tratar de responder, no con palabras sino con acción. "¿Noson diez los que fueron limpiados?" Preguntó Jesús. "Y los nueve,¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sinoeste extranjero?" (Luc. 17: 17. 18).

¿Has sido limpiado? ¿Has sido librado por el Calvario? ¿Cómorespondes esta pregunta activamente? ¿La Cruz de Cristo se con-virtió en el fundamento de tu vida? ¿Es tu punto de referencia paratu vida? Considera de qué modo la vida llegó a ser diferente para lapersona de esta historia:

En 1997, el Chicago Tribune reportó una historia acerca de unaccidente de paracaidismo acrobático. Michael Costello, un ins-tructor de paracaidismo, saltó de un avión con Gareth Grieffeth,un paracaidista principiante. Gareth pronto descubriría lo afor-tunado que era de tener a un instructor tan hábil. Cuando Garethintentó abrir el paracaídas este falló, y los dos hombres cayeron di-rectamente a tierra, entrelazados. Pero justo antes de tocar tierra,Michael Costello rodó, dando contra el suelo primero, y así inte-rrumpió la caída de Gareth. El instructor murió instantáneamente,pero Gareth sobrevivió, fracturándose la columna vertebral aun-que no hasta el punto de parálisis. 2

¿Cómo podemos responder la pregunta de Jesús? ¿Tienes ri-tuales y recordativos que te remonten al Calvario? ¿Hay cantosque entonas o figuras que miras que te recuerden cuando el Hijo

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de Dios tomó tu lugar? Los sacrificios del Antiguo Testamento noson solo eventos mecánicos para conservar a la gente religiosa. Sonmomentos para contemplar, para celebrar, para sellar en nuestrocorazón la asombrosa gracia de Dios.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Quiénes son los "leprosos" de nuestra sociedad actual?

¿Cómo se relaciona con ellos la mayoría de los cristianos? ¿Cómose relacionaría Jesús con ellos si estuviese en la tierra hoy?

2. ¿Alguna vez experimentaste la ingratitud después de haceralgo significativo por otro? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué lecciones sa-cas de esta experiencia?

3. ¿Qué podría hacer la sociedad actual para servir mejor a los"marginados"? ¿Qué podría hacer la iglesia? ¿Qué podría hacer elcristiano individualmente? ¿Qué podrías hacer tú?

4. El hecho de que una persona pudiera abusar de la ayuda quele brindamos —dinero, alimento, techo, nuestro tiempo, etc. — oadministrarla mal, ¿nos excusa de ayudar? ¿Qué consideracionesprácticas debieran influir en nuestra decision de comprometernoscon los que necesitan ayuda?

5. ¿Cómo crees que se sintió Jesús cuando solo uno de los diezleprosos sanados regresó para agradecerle? ¿Cómo crees que afec-tó la actitud de Jesús para con los que necesitan ayuda?

REFERENCIAS1Jerry Vines, Exploring the Gospels: Mark (Neptune, N. J.: Loizeaux Brothers, 1990), p. 292 "Sky Diver Killed Saving a Novice", Chicago Tribune, 35 de junio de 1997.

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“¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotrosmientras camináis?”

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C A P I T U L O 10

Controles de realidad

"¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotrosmientras camináis?"

"Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús,que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. E iban hablando entre si detodas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras ha-blaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.

"Y les dijo-. ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientrascamináis, y por qué estáis tristes?

"Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo-. ¿Eres tú elúnico forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella hanacontecido en estos días?

"Entonces él les dijo: ¿Qué cosas?"Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, podero-

so en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo leentregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a senten-cia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el


que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya eltercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos han asombradounas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habíanvisto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos delos nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho,pero a él no le vieron.

"Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creertodo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo pade-ciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés,y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras loque de él decían.

"Llegaron a Iα aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, por-que se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse conellos.

"Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pany lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, yle reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno alotro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en elcamino, y cuando nos abría las Escrituras?" (Luc. 24: 13-32).

El libro Blink [Parpadeo] habla de que la intuición con frecuen-cia es más precisa que nuestros procesos de pensamiento lógi-

co. Malcom Gladwell cuenta cómo un negociante de arte, GiafrancoBecchina, trató de vender una estatua por casi diez millones dedólares. Esta estatua era de gran porte, y su construcción parecíarelativamente intachable. Un museo de California estaba pensan-do comprar la pieza, pero tenía que determinar si la obra de artellevaba las marcas de una reliquia inestimable o si era un fraude.Todos los documentos atestiguaban su autenticidad. Un geólogo dela Universidad de California dedicó dos días a examinar cada centí-metro de la estatua con un microscopio estéreo de alta resolución.El análisis científico, a través del uso de la espectronomía, de ladifracción de rayos X, y de la fluorescencia de rayos X certificabanque la estatua debía ser antigua, muy antigua.

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El museo decidió comprar la obra de arte. Pero tres personas,Fredrico Zeri, Evelyn Harrison y Thomas Hoving, a pesar de la evi-dencia científica, tuvieron una corazonada con la escultura. Zerinotó que algo en los dedos de las manos le preocupaba. Y cuandoHoving vio la estatua, percibió que parecía "fresca", no algo queuno diría que tiene unos dos mil quinientos años de antigüedad.

Con el tiempo, los documentos que certificaban la antigüedad yla autenticidad de la estatua revelaron inconsistencias. Finalmente,se reveló la verdad; la escultura no había sido preservada por másde dos mil años sino que era una falsificación de hacía cinco años. 1

¿Tú te dejas guiar por la intuición o por buena información?Se puede argumentar a favor de ambas, porque ambas han estadoequivocadas y también estuvieron en lo cierto. Gomo discípulosde Cristo, a menudo pasamos por épocas de duda y consternación.Cuando el camino no está despejado y los "porqués" no obtienenrespuesta, ¿qué hacemos? Echémosle un vistazo a las que podríanser las horas más oscuras y confusas en la vida de los discípulos másleales a Cristo.

Tratando de unir las piezas, dos traumatizados seguidores deCristo iban farfullando por el camino de once kilómetros de regre-so a su casa. Tal vez, los discípulos repetían todos los momentos enque Jesús tenía las situaciones desastrosas bajo control: expulsionde demonios, viandas vacías y multitudes bien alimentadas; lepraen desaparición; ganancia de perdedores; afiliación de extranje-ros... Las multitudes. La soledad. La sensación de propósito com-partida por todos los que caminaban con Cristo. ¿Has tenido al-guna vez una montón de información, pero ninguna pista de cómoorganizaría?

Cristo vino a los dos discípulos desconcertados, que estaban ca-minando hacia el occidente, en dirección opuesta a Jerusalén. El sollos miraba fijamente a la cara mientras se dirigía hacia el horizonte.Jesús se sumó a los viajeros, irritados con los eventos del fin de se-mana aún en sus mentes. Los sonidos, los olores, el horror de toda laexperiencia había colocado a estos discípulos en una barrena dondesimplemente no sabían qué pensar ni qué hacer.

¿Alguna vez estuviste allí, "de camino a Emaús"? Todos teñe-

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CONTROLES DE REALIDAD


mos esos momentos en que la vida simplemente parece no tenersentido. Nuestros planes fracasan. La familia que pensamos quesería perfecta tiene defectos. Durante esos momentos, ¿alguna veztrataste de resolverlos lógicamente? Del mismo modo que Cristoiba de camino a Emaús con los dos discípulos, se acerca hasta noso-tros. La pregunta que Jesús hizo es sutil, pero conmovedora. "¿Quépláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis?"Desde el texto es difícil saber lo que estaban hablando. Tal vez es-taban tratando de hilvanar los eventos de los últimos días; quizásolo iban conversando atropelladamente, sin realmente hablar deellos. Fuere lo que fuese, la belleza de la pregunta de Jesús los fuer-za a hablar de lo que había sucedido. ¿Por qué es tan importanteesta pregunta? Porque caminar y conversar de camino es la únicamanera.

El camino. Todos saben que los nombres de las calles tienennombres de personas. ¿Quién hubiese pensado que le pondrían elnombre de una calle a una persona? ¡Es verdad! Los seguidores deCristo eran llamados el Camino, que significa: "una calle o sende-ro". Comprobémoslo. Hechos 9: 2; 19: 9, 23; 24: 14 y 22 describe alos discípulos de Cristo como miembros de el Camino. En griego,las palabras calle y camino son lo mismo. La historia de los dos via-jeros de camino a Emaús es un punto de referencia para las perso-nas que siguen a Cristo pero que a veces se quedan sin saber quédecir en una niebla de consternación.

Yo a estos los llamo "controles de realidad"; cosas para hacercuando el mundo nos está gritando una cosa al oído pero nuestrocorazón nos susurra otra cosa. Tarde o temprano, cada seguidor deCristo ha descendido por el camino a Emaús, donde la verdad nosiempre es clara, y nuestras creencias no siempre tienen sentido.Un control de realidad rara vez elimina la duda ni disipa inmedia-tamente la frustración o el temor, pero al final del camino, si per-manecemos en el camino, la persona de Cristo se hace evidente.

Existen tres controles de realidad mientras vamos de camino aEmaús.

• Control de realidad N° u Hay veces que pensamos que vemos cla-ramente cuando, de hecho, estamos totalmente ciegos. ¡No siempre

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creas lo que ves! Habla de ello. Escucha. Generalmente lleva tiem-po discernir las situaciones complicadas.

¿Notaste que algunas personas son procesadores internosmientras que otros son procesadores externos? Los procesadoresinternos meditan bien sus ideas en forma secuencial y, cuando hanrefinado sus nociones, hablan coherentemente. Después, están losprocesadores externos. Estos son personas que pueden pensar solocuando tienen la boca en movimiento. Con frecuencia no parecenlógicos, al principio. A veces se contradicen. Porque tienen que es-cucharse y pronunciar sus pensamientos para que sus pensamien-tos tengan sentido, a menudo deambulan en sus conversaciones.Pero a la larga encuentran el camino.

De estos dos discípulos de camino a Emaús, la Biblia dice que susrostros estaban "tristes" (Luc. 24: 17). Esto tal vez haya sido ciertoliteralmente, pero también era cierto espiritualmente. Los dos solopodían ver los eventos del fin de semana. Hasta cierto punto, estabanenceguecidos por su propia falta de vision de futuro.

Tener una vision general al igual que la microscópica es impor-tante para los que transitan por el camino a Emaús. Si estos viaje-ros tan solo hubiesen intentado cambiar de primer plano a planogeneral, podrían haber visto con quién estaban caminando y con-versando. La Biblia dice: "Sucedió que mientras hablaban y dis-cutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Maslos ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen" (vers,15, 16). Es difícil saber si ellos no reconocieron a Jesús o si Jesúsdeliberadamente se ocultó. De cualquier modo, fueron incapacesde ver la Verdad precisamente delante de ellos.

Pablo dice: "Porque por fe andamos, no por vista" (2 Cor. 5: 7).Qué diferencia habría habido si tan solo hubiesen ampliado sucampo visual para incluir lo que creían que era verdad: caminar porfe. Bill Hybels, hablando de la vision, cuenta la siguiente historia:

"Se cuenta la historia de dos prisioneros en una pequeña celdasin luz, salvo la que penetraba a través de una diminuta ventana aun metro por encima de la altura de los ojos. Ambos prisionerospasaban gran cantidad de tiempo mirando la ventana, por supues-

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to. Uno de ellos veía los barrotes, obvios y horribles recordativosmetálicos de la realidad. Día a día se desanimaba, se amargaba, seenojaba y se desesperanzaba cada vez más. En comparación, el otroprisionero miraba a través de la ventana las estrellas a lo lejos. Laesperanza brotaba en ese prisionero cuando comenzó a pensar enla posibilidad de iniciar una nueva vida en libertad. Los prisionerosestaban mirando la misma ventana, pero uno veía barrotes mien-tras que el otro veía estrellas. Y la diferencia en su vision marcó unaenorme diferencia en sus vidas". 2

Después de contemplar lo que ocurrió con Jesús, los caminan-tes no podían ver "un poco más allá de los barrotes". Necesitamosadmitir que, en la experiencia con Cristo, nuestra vision puede te-ner sus bemoles. Sin excepción, siempre podremos confiar en laPalabra de Dios, y nuestra confianza en sus promesas nos permitirásoportar. Con los ojos de la fe y la vision de una perspectiva másamplia para superar la niebla, veremos que las promesas de Diosaparecen a tiempo.

• Control de realidad N° 2. • Hay veces cuando nuestra informaciónes correcta pero nuestras conclusiones son desacertadas. No cierres lapuerta a lo que sabes que es cierto. Algunos cometen el error depensar que la verdad que conocen es todo lo que hay que saber.Notemos que cada declaración que hicieron los discípulos en ca-mino a Emaús es correcta, pero observemos que llegan desespe-rados en vez de alegres: "De Jesús nazareno, que fue varón profeta,poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo"(Luc. 24: 19).

Muy cierto. Aunque Jesús era más que "solo un profeta", su va-loración es precisa.

"Le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gober-nantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros es-perábamos que él era el que había de redimir a Israel" (vers. 20,21).

Tres veces antes de su arresto, Jesús anunció que esto ocurri-ría. Todo el sistema sacrificial del Antiguo Testamento se basaba eneste acontecimiento. Juan el Bautista declaró: "He aquí el Corderode Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). ¿Qué pensa-

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ron los oyentes que significaba eso? ¡Además, sus esperanzas parala redención de Israel se hicieron realidad!

"Y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que estoha acontecido" (Luc. 24: 21). ¿Jesús no prometió que resucitaría altercer día?

"Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entrenosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no halla-ron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visionde ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de losnuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho,pero a él no le vieron" (vers. 22-24).

¿Y por qué miran tan fijamente el piso y farfullan por el cami-no? ¡Todo lo que Jesús dijo que ocurriría, sucedió!

Los dos caminantes realmente trataban de entender el fin desemana de la crucifixion, pero demasiado pronto sacaban conclu-siones acerca de la muerte de Cristo. Cada palabra que pronuncia-ban aportaba datos. Pero, si hubiesen sabido con quién estaban ca-minando, sus declaraciones habrían conducido a una experienciadiferente.

• Control de realidad N° 3: Hay algunas cosas que experimentamoshoy que solo tendrán sentido más adelante. No pierdas la esperanzade aprender y crecer. En el momento propicio, lo que crees, cono-ces y experimentas armonizará de una manera inconfundible. "Ycomenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, lesdeclaraba en todas las Escrituras lo que de él decían [... ]. Y aconte-ció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendi-jo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le re-conocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno alotro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablabaen el camino, y cuando nos abría las Escrituras?" (vers. 27-32).

Todas las preguntas e ideas no resueltas cuajaron en el momen-to que vieron a Jesús partir el pan. Lo vieron, y todo comenzó a te-ner sentido. Hizo click.

¿Alguna vez te pasó que un sueño salió todo mal y se convirtióen una pesadilla, pero entonces despertaste? Para los discípulos,este fin de semana había sido como un sueño, luego una pesadilla.

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¡Entonces se despertaron para descubrir que Jesús estaba de piedelante de ellos!

Quizás esta historia describa una verdad: que incluso en núes -tros momentos que somos más cortos de miras, testarudos y decorazón lento, Jesús todavía camina con nosotros. Sabe esto. Noexiste ningún sendero rural tan distante ni ninguna autopista tanpeligrosa a los que Jesús no se acerque con paso despreocupado yte pregunte "¿Cómo estás?" Y, al igual que todos los que están enel Camino, tú también saldrás airoso del largo camino y hallarásla claridad para correr con certeza y gozo. Así que, ¡sigue cami-nando!

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Cuáles son algunas de las formas en las que podemos negar-

nos a reconocer a Jesús cuando se nos aparece hoy?2. ¿Alguna vez has enfrentado un chasco importante? ¿Cómo

hiciste para superarlo? ¿Qué efectos duraderos tuvo en tu vida?3. ¿Qué parte juegan la lógica y la razón para entender las de-

cepciones de la vida? ¿Qué parte desempeñan la fe y la confianza?¿Cómo se relacionan ambas? O, mejor dicho, ¿hay relación entreellas?

4. ¿Cómo podemos mantener la vista fija en la realidad de Jesúsy su amor cuando todo lo que nos rodea se cae a pedazos? Enumeracuatro o cinco acciones específicas.

5. ¿Por qué los discípulos no recordaban las predicciones deJesús acerca de su muerte para comprender mejor lo que estabasucediendo? ¿Qué nos enseña esta experiencia acerca de nosotrosmismos?

REFERENCIAS1 Malcom Gladwell. Blink (Nueva York: Little. Brown and Company, 2005). pp. 3-8.' Bill Hybels, Who You Are When No One Is Looking (Downers Grove. 111. 1 InterVarsiry Press, 1987),

p. 35.

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“¿Quién decís que soy yo?”

?


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C A P I T U L O 11

Mateo, Marcos,Lucas, Ed y Juan

"¿Quién decís que soy yo?"

"Viniendo Jesús a Iα region de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discí-pulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

"Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elias; y otros, Jeremías, oalguno de los profetas,

"El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios

viviente."Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de

Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está enlos cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edifi-caré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a tite daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en Iα tierraserá atado en los cielos; y todo lo que desatares en Iα tierra será desatadoen los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que élera Jesús el Cristo" (Mat 16: 13-20).


Jesús hacía muchas preguntas para reflexionar que incitaban unarespuesta. Algunas preguntas maceran en nuestra mente y nos

dejan pensando. Por ejemplo: "Y le dijo uno: He aquí, tu madre ytus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo élal que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mishermanos?" (Mat. 12: 47, 48). Otros ejemplos de preguntas pers-picaces de Jesús incluyen: "¿Por qué también vosotros quebran-táis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (Mat. 15: 3)."¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdieresu alma? ¿0 qué recompensa dará el hombre por su alma?" (Mat.16: 26). "¿Yquién de vosotros podrá, por mucho que se afane, aña-dir a su estatura un codo?" (Mat. 6: 27).

La naturaleza de una pregunta para reflexionar es que podemoscavilar en ella, y, como una semilla, podría dar el fruto de algunaacción con el tiempo. Pero, otras preguntas demandan una res-puesta inmediata; y ninguna pregunta es más crucial que la pre-gunta de Jesús: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"

Es raro tener a alguien tan vulnerable que pregunte: "¿Quépiensan de mí?" Mis amigos, mis padres y mi esposa nunca me ha-cen esa pregunta; supongo que es porque ya conocen la respuesta.Pero a los discípulos se les planteaban algunos desafíos de vida omuerte. Varias veces, su Rabino ya había expresado profecías so-bre su fallecimiento. Los dirigentes religiosos estaban sumandoesfuerzos para ejecutar a Jesús. El pueblo no estaba respondiendoa su Maestro con la misma franqueza que antes. En términos gene-rales, podría haber habido alguna incertidumbre entre los discí-pulos sobre cómo responder la pregunta de Jesús.

Si pudieras contar solo tres historias de la Biblia para expre-sar cómo es Dios, ¿cuáles relatarías? Con solo preparar nuestrospensamientos para una respuesta hace que clasifiquemos y esco-jamos aquellos atributos que consideramos cruciales. De maneraque, ¿qué dirías si alguien te preguntara: "¿Quién es Jesús?" Lasrespuestas que comienzan con "Emm... "; "Bueno"; y "Es como...Veamos" no bastarán.

No querrás arruinar esta respuesta. Tampoco los discípulos, asíque se quedaron callados. Pero Pedro respondió finalmente, por-

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que no podía soportar el silencio (si no hace preguntas, las res-ponde). Pedro hace más preguntas que todos los demás discípuloscombinados.

Pedro le pidió a Jesús que desembuche y explique algunos de susdichos difíciles (ver Mat. 15: 15; Luc. 12: 41). Pedro preguntó cuán-tas veces necesitaba perdonar a los demás (ver Mat. 18: 21). Pedrose preguntaba en voz alta qué recompensa recibirían los discípulospor dejar todo atrás (ver Mat. 19: 37). Pedro fue el que preguntó porla higuera seca (ver Mar. 11: 31). Pedro hasta le hizo preguntas alCristo resucitado (ver Juan 21:20-22).

De modo que, cuando Jesús pregunta a los discípulos: "Y voso-tros, ¿quién decís que soy yo?", Pedro rompe el silencio y respon-de: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Mat. 16: 16).

El movimiento cristiano avanza solo porque la gente respondeesa pregunta. No alcanza simplemente con pensar en ella o formaruna opinion acerca de Cristo. No, cuando respondemos en voz altanos convertimos en testigos.

El chillido de los neumáticos y el ahogado "buff" del metalaplastando todavía obsesiona mis sentidos cada vez que paso porese sitio. Mi plan para la víspera de Año Nuevo consistía en unaenorme pizza y una noche solitaria, desempacando cajas y entran-do muebles a nuestra nueva casa, mientras mi esposa y mi hijovisitaban a nuestros parientes a horas de distancia. El accidenteocurrió cuando un auto que venía en dirección contraria dio un vi-raje brusco hacia mi carril y destrozó de frente mi auto de tamañoeconómico, incrustándome profundamente en unos arbustos deenebro. Imagínense a un niño de jardín de infantes chocando debruces con un defensor trasero de línea a máxima velocidad. Esedefensor trasero de línea era una mujer de 89 años, que intentabahacer un giro a mano izquierda cuando yo inoportunamente frustrésus esfuerzos con el frente de mi auto.

La historia se vuelve aún más surrealista. La ancianita que mesacó de competencia en el camino con su Dodge Dart 1974 inme-diatamente abandonó la escena, a pie, y se dirigió al banco a hacerun depósito antes de Año Nuevo. ¡Increíble! Después de gestionarpara que vinieran a retirar los restos del accidente, las luces de los

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MATEO, MARCOS, LUCAS, ED Y JUAN


vehículos de emergencia aparecieron para encontrarse conmigo,con mi auto chocado y con un Dodge clásico vacío.

El policía me preguntó:—¿Dónde está el otro conductor?Cuando le dije que pensaba que se había ido al banco, casi me

administra una prueba de alcoholemia, ¡a mí! Después de unos mi-nutos, la ancianita salió del banco y fue sometida a un examen mi-nucioso por parte de los paramédicos y la policía. Sus palabras casime hicieron perder el control.

—Solo estaba girando para ir al banco, y de repente este auto mechocó.

¡Increíble!El oñcial me volvió a interrogar, porque evidentemente mi pa-

labra no significaba nada contra el tierno porte de una dulce ancia-na de 89 años. Justo cuando comencé a explicarle lo que realmenteocurrió, un joven se acercó desde los vehículos de emergencia y leexplicó al policía:

—Yo vi el accidente.Su testimonio me salvó.Un testigo es alguien que vio o escuchó algo que ocurrió y da

evidencia de eso. ¿Eres un testigo? ¿Has visto y oído? ¿Estás dis-puesto, como discípulo de Cristo, a ocupar el banquillo de testigopor medio de tus palabras y estilo de vida?

Cristo hizo un comentario sobre el testimonio de Pedro, di-ciendo:

—"Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te loreveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yotambién te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré miiglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mat.16: 17, 18).

Primero, Jesús eliminó cualquier posibilidad de que Pedro sevolviera engreído; lo hizo al señalar que la confesión de Pedro no eraalgo que él hubiese inventado sino algo que Dios le había revelado.Entonces Jesús ratificó a Pedro por tomar el banquillo de testigo ysellar su sencillo testimonio como la base para erigir su iglesia.

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"Durante seis mil años, la fe ha edificado sobre Cristo.Durante seis mil años, las tempestades y los embates de la irasatánica han azotado la Roca de nuestra salvación; pero ella si-gue inconmovible.

"Pedro había expresado la verdad que es el fundamento de la fede la iglesia, y Jesús le honró como representante de todo el cuerpode los creyentes". 1

Finalmente, Jesús prometió que el testimonio continuo y fiel desus seguidores se levantaría como una fuerza invencible, inclusocontra la amenaza de muerte.

Notemos el impacto del testimonio de la mujer en el pozo.Después de algunos momentos de debate teológico, ella descubrióque Cristo era el tan esperado Mesías, y testificó: "Venid, ved a unhombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste elCristo?" (Juan 4: 29).

El resultado de su testimonio fue que "muchos de los samari-tanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer,que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho" (Juan4: 39). Pero la onda expansiva de su testimonio continuó cuandomuchos otros fueron a encontrarse con Cristo personalmente , ¡pro-duciendo toda una nueva cosecha de discípulos! Comprobémoslo:"Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer:Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismoshemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador delmundo, el Cristo" (Juan 4: 41, 42).

¡Es hora de ocupar el banquillo de los testigos!Cuando Chris Terry estaba en la secundaria, nadie creía que tu-

viese ni un pelo de serio en la cabeza. Todo le parecía un gran chis-te. Entonces ocurrió un cambio, una transformación tan real que suvida cambió dramáticamente. Chris comenzó a aparecerse regular-mente por la iglesia. Realizó algunas salidas misioneras. ¡Llegó a sermi maestro adjunto en la Escuela Sabática! Chris experimentó unametamorfosis, una transformación tan real que los que lo habían co-nocido antes se preguntaban qué había ocurrido.

Una tarde, Chris hizo arreglos para que su clase cantara en un

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centro de jubilados; allí mismo Chris compartió algunas palabrasde su experiencia. Yo lo observaba y lo escuchaba cuando él dabatestimonio acerca de cómo Cristo había transformado su vida. Echéun vistazo a sus alumnos de Escuela Sabática, que estaban senta-dos en primera fila con la vista fija en él, asimilando cada palabra.Observé a mi hijo, Cameron, y sus ojos seguían cada movimientode su maestro. Más tarde aquella semana, mi hijo me contó quequería entregar su corazón totalmente a Cristo.

El poder de un testimonio personal es inconfundible.Observemos la forma en que el apóstol Juan autentica sus libros

y cartas con el lenguaje de un testigo: "Y el que lo vio da testimonio,y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para quevosotros también creáis" (Juan 19: 35). "Este es el discípulo que datestimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que sutestimonio es verdadero" (Juan 21: 24). Juan no solo testifica, sinotambién explica que dar testimonio de lo que es Cristo lleva el frutode la comunión y el gozo mutuo:

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que he-mos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparonnuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifes-tada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna,la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto yoído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comu-nión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con elPadre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para quevuestro gozo sea cumplido" (1 Juan 1: 1-4).

Cuando los creyentes cristianos responden la pregunta: "Yvosotros, ¿quién decís que soy yo?", expanden el Reino de Dios yprofundizan su sentido de pertenencia en la persona de Cristo.

Ed, un fiel diácono en una iglesia en la que trabajé como pastor,frecuentemente solía contar su "historia de vida eterna", como lallamaba. Todos la escucharon, varias veces. Y por la manera que te-nía de compartir su testimonio, se hacía difícil saber si su historiade vida "eterna" significaba que daba testimonio de la "vida éter-

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na" ¡o que simplemente le llevaba una eternidad contar la historiade su vida!

En su Biblia, Ed había insertado quince páginas a espacio sim-ple tituladas "Historia de Vida Eterna" entre los libros de Lucas yJuan. Una vez lo reprendí, puesto que el libro de Apocalipsis da unasevera advertencia de que cualquiera que agregue a este libro reci-birá las plagas. Su rostro empalideció mientras me miraba horro-rizado.

—Ed, estoy bromeando —le dije rápidamente, tratando de ali-viarle el pánico.

Me di cuenta de que se había tomado la broma muy en serio.Mientras Ed estaba de pie frente a mí, todavía pálido de preocupa-ción, di vuelta las páginas de su gastada Biblia pasando por el librode "Ed" hasta el libro de Juan, y le leí los versículos mencionadospreviamente (Juan 19: 35; 21: 24; 1 Juan 1: 1-4), asegurándole que su"evangelio" no haría que recibiera las plagas. He llegado a creerque, debido a que el legado del movimiento cristiano se basa en sihablamos de quién es Cristo para nosotros, todos, al igual que Ed,debiéramos insertar nuestras páginas en la historia sagrada.

Una respuesta común con la que me encuentro es: "No tengoun testimonio". Lo que esa persona está diciendo en realidad esque lo que diría acerca de Cristo no está muy bien meditado, ni esbastante dramático para mencionarlo, ni suficientemente comple-to para demostrar fe en Cristo. Aquí tienes algunas sugerencias quepodrían ayudarte a iniciar tu propio evangelio personal.

• Describe tu vida antes de convertirte en un discípulo de Cristo.Compartir cómo era tu vida antes de elegir seguir a Cristo es cru-cial, pero a algunos les resulta más fácil que a otros. A menudo meencuentro con jóvenes que "crecieron con Jesús" y que a veces sesienten privados de una "verdadera" experiencia de conversion.Sabe, por favor, sabe, que tu experiencia está diseñada por la manode Dios y las iniciativas de su Espíritu. Algunos podrían decir:"Siempre he sido un discípulo", pero yo diría: "Tal vez siemprehayas sido un hijo o una hija de Dios, pero un discípulo es alguienque elige seguir y aprender de Cristo". Además, tu testimonio no setrata tanto de ti como de lo que Dios ha hecho por ti. Algunos testi -

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monios parecen más interesantes cuando rastrean cada detalle deuna vida sórdida; y si bien esos vuelcos son interesantes, Cristo de-biera ser la parte más interesante de tu historia. La experiencia dePablo "antes de Cristo", en Hechos 9 es breve, pero en Filipenses3: 3 al 6 el gran apóstol describe su vida antes de conocer a Cristo encamino a Damasco. No parece dramática, pero es real.

• Reflexiona en los momentos cruciales y exprésalos en tu experien-cia. Pregúntate: "¿Qué eventos o experiencias desempeñaron unpapel fundamental en mi decision de decirle "Sí" a Jesús? ¿Quéocurrió que me hizo entender, creer y recibir a Jesús en mi vida?"Para la mujer en el pozo fue una reunion "casual". Los endemonia-dos se encontraron con Cristo en el calor de una lucha sobrenatu-ral. Pablo conoció a Cristo después de quedar ciego en el camino.Felipe y Andrés se toparon con Jesús después de escuchar algunaspalabras inspiradoras de Juan el Bautista. Santiago y Juan nuncaolvidarían cómo se llenaron de peces sus redes. María siemprerecordaría el día en que Jesús la libró de siete demonios. Y por laeternidad Zaqueo repetirá la escena del sicómoro.

Wendy Murray Zoba dice que una de las herramientas evangeli-zadoras más eficaces que Campus Crusade for Christ ha desarrolladoes la película de Jesús. Ella escribe:

"Varios años atrás en la Rep. del Perú, durante la sublevación deSendero Luminoso, una pareja de wyclefianos estaba viajando paramostrar la película en una aldea. Su vehículo fue interceptado porsenderistas, y ellos temieron por sus vidas (con buena razón). Sinembargo, en vez de matarlos, los terroristas decidieron confiscar-les el equipo, incluyendo el proyector de películas. El esposo, conatrevimiento, sugirió que también podrían llevarse los rollos de laspelículas. Tiempo después, un hombre los contactó para decirlesque había estado con los senderistas que les habían robado. Lescontó que miraron la película siete veces (de puro aburrimiento), yalgunos se habían convertido por esto. Él fue a disculparse y a con-tar de su ministerio en la predicación y la evangelización"2

Damien, un conocido mío, compartió conmigo cómo era su vidaantes de un despertar que tuvo mientras estaba en la secundaria:

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"Crecí en un hogar adventista, iba a la iglesia y cantaba him-nos. No fui a escuelas cristianas así que siempre me enfrentabacon situaciones que desafiaban mi cristianismo. Tenía un profesorde Biología que abiertamente se burlaba de la religion y me hacíapreguntar si mi fe en Cristo era una falsificación. Oraba, pero real-mente nunca oraba a Dios personalmente, solo repetía lo que meenseñaron. Leía la Biblia, pero no para escuchar la voz de Dios,sino porque me parecía que era lo correcto. Me preguntaba '¿Porqué soy cristiano?'. Tan molesto por la crisis que atravesaba mi ca-beza, puse a prueba a Dios y oré:

" '—Dios revélate en mí'."No recibí respuesta inmediata. Pero una semana más tarde

pasaba por una playa de estacionamiento de camino a la parada deomnibus, y vi a mi profesor de Biología saliendo del edificio y di-rigiéndose a su auto. Su comportamiento era diferente que en cla-se. Cuando lo observé, parecía perdido y vacío. Me di cuenta de queDios se me estaba revelando al mostrarme la tristeza de mi profesor.Le agradecí a Dios por recordarme dos cosas: Que él estaba conmigo(como siempre lo había estado) y que otros lo necesitaban".

• Piensa en cuan diferente es tu vida hoy por causa de Jesús. Denuevo, sé honesto y optimista. Filipenses 1: 6 promete: "Estandopersuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Algo sucede cuando ex-presas el relato de tu experiencia con Cristo. Como discípulos deCristo, somos marcados para toda la vida con una pasión por Cristoy la misión de contar su historia a los demás. Bruce Larson nos ha-bla de su descubrimiento de Cristo:

"Mientras aún era adolescente, serví en el ejército en laSegunda Guerra Mundial. Pero después de la guerra, como partede las fuerzas de ocupación, me encontraba en un colapso moral.Cualquier cosa y cualquier persona se vendía por algunos nailons ouna barra de chocolate. Odiaba la corrupción y la inmoralidad queme rodeaban, pero era parte de ella. Sabía que volver a casa, co-menzar la universidad, iniciar una carrera y casarme no me haría

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cambiar. Todavía sería la misma persona débil y pecadora. Estabacompletamente solo una noche, haciendo guardia en una fábricabombardeada en Stuttgart, Alemania, cuando las cosas cambiarondramáticamente. Estaba pensando en mi vida ese momento y enmi incapacidad de ser la persona que quería ser. Pensé en el Diosen el que siempre había creído, y apagué el cigarrillo, me quité lacarabina del hombro, me arrodillé y comencé a orar:

" '—Jesús, si realmente estás allí, hazte cargo de mi vida. Nopuedo prometerte que cambiaré, porque soy débil, pero quiero queseas el Señor de mi vida.

" 'Mi vida de allí en adelante tomó una dirección completamen-te nueva, e incluso con desvíos o percances ocasionales a lo largodel camino, la dirección nunca ha cambiado' ". 3

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. Repasa tu vida y escoge tres momentos que fueron clave para

tu conversion, y comparte de qué modo esos eventos o experienciasdeterminaron tu decision por Cristo.

2,. ¿Te gustaría saber lo que tus amigos más íntimos piensan deti? ¿Por qué sí o por qué no?

3. ¿Qué le dirías a alguien que te preguntara "Quién es Jesús,y qué significado tiene él para tu vida"? ¿Cuan diferente eres porcausa de Jesús de lo que serías si él no fuese parte de tu vida?

4. ¿Se espera que todo cristiano sea un testigo? ¿Qué implicadar testimonio de Jesús?

5. ¿Crees que tienes poco y nada que testimoniar como cristia-no? Tu vision de tu propia experiencia cristiana, ¿cuánto diferiríade la forma en que un cónyuge o un amigo íntimo podría ver tu ca-minar con Jesús?

REFERENCIAS1 Elena de White. El Deseado de todas las gentes, pp. 38i, 38a.2 Wendy Murray Zoba, "Bill Bright's Wonderful Plan for the World". Christianity Today, 14 de

julio de 1997, p- 24.3 Bruce Larson, What God Wants to Know, p. 69.

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153

“¿Crees esto?”

?


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C A P I T U L O 12

Puede, pudo, podrá

"¿Crees esto?"

"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y Iα vida; el que cree en mí, aun-que este muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mi, no moriráeternamente. ¿Crees esto?

"Le dijo: Sí, Señor¡yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, quehas venido al mundo" (Juan 11: 25-27).

De todas las preguntas que Jesús hizo alguna vez, quizá ningunaestuvo más cuidadosamente preparada que la pregunta que le

hizo a Marta al llegar al funeral de Lázaro. Examinemos algunos he-chos antes de responder la gran pregunta.

"Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro es-taba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quinceestadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María,para consolarlas por su hermano" (Juan 11: 17-19).


En la cultura judía, como lo expresa Barclay, era "un deber sagra-do ir a expresar simpatía cariñosa por los apenados amigos y parien-tes de alguien fallecido". 1 De hecho, visitar a los enfermos y consolara los que habían perdido a seres queridos son actos no negociablesde una comunidad de fe, tan esperados como mostrar respeto du-rante la Jura de la bandera o mirar a la bandera durante el himnonacional. Todos lo hacen.

"Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrar-le; pero María se quedó en casa" (vers. 20). Basados en la eviden-cia bíblica, sabemos que Marta es la persona influyente de estas doshermanas, mientras que María es la mística. Marta es una mujer deacción, mientras que su hermana es más reflexiva. Con razón queMarta salió al encuentro de Jesús, porque ella siempre tenía algo quedecir acerca de todo. En este caso, aunque había ensayado algunasde sus líneas, hay una cosa que tendrá que decir que quizá no hayaestado en su libreto.

"Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi herma-no no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidasa Dios, Dios te lo dará" (vers. 21, 22). Al mismo tiempo que las pa-labras le brotaban de la boca, estas eran mordaces. Jesús absorbe elgolpe, porque ella tiene razón. El tiene el poder de hacer algo. A Diosse lo considera responsable del sufrimiento si él puede hacer algoal respecto. Sin embargo, la Escritura enseña que Dios asume per-sonalmente la responsabilidad ofreciendo la solución al problemadel pecado. Pero Marta no puede tener una vision global. Al mis-mo tiempo que las palabras le brotaban de los labios, la mentalidadoptimista de Marta, de querer arreglarlo todo, se puso en marcha ytrató de pedir ayuda a Jesús, aun después de que Lázaro había estadomuerto por varios días.

"Jesús le dijo: Tu hermano resucitará."Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día

postrero" (vers. 23, 24). La resurrección era un concepto discutido enla teología judía. Algunos sectores del judaismo restaban importanciaa la resurrección o a la vida después de la muerte, o incluso la negaban.Pero, evidentemente, la mayoría de los judíos en el tiempo de Cristo

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creía que habría una resurrección a la vida. En todos los Evangelios,Jesús a menudo hace referencia a la realidad de una resurrección.

"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree enmí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí,no morirá eternamente" (vers. 25, 26). Esta declaración es mu-cho más grandiosa de lo que podemos comprender. Cuando Jesúsdeclara ser la Resurrección y la Vida, ¿qué más existe? No existenada más. Quizás esto es lo que Pablo quiere decir cuando afir-ma que la muerte será sorbida en dulce victoria (ver 1 Cor. 15: 54).Estamos hablando de un cambio completo de la psiquis humana.Actualmente, la muerte ha derrotado a la humanidad. La gente hatratado en toda la era moderna de encontrar una forma de inventar,crear, innovar, desarrollar y defenderse contra la muerte. En la ac-tualidad, hemos hecho posible detener la muerte en algunos casos,pero es solo temporalmente. La gente tiene tendencia a temer a lamuerte, porque la muerte siempre gana.

Y cuando Jesús hace esta afirmación de ser la Resurrección yla Vida, la confirma con una pregunta que suplica una respues-ta de todos los que un día afrontarán la muerte. "¿Crees esto?"(vers. 26). Jesús podría haber dejado que la noción se sature en sumente y que se cueza a fuego lento, pero no lo hizo. Este no era unmomento para reflexionar. Jesús sabía que Marta necesitaba unabandera para clavar en tierra. Marta necesitaba una línea en la are-na que pudiese cruzar física y emocionalmente. Nosotros somosigual que Marta, porque cuando enfrentamos la muerte, ya sea quese trate de un familiar, un amigo o de nuestra propia mortalidad,anhelamos hacer algo más que pensar; imploramos acción. Jesúsofreció a Marta una oportunidad para pronunciar las palabras de feque comenzarían a cultivar la esperanza en su corazón al momentode articular una respuesta.

San Agustín expresó: "¿Qué se puede esperar de lo que no secree?" Antes que la obra de la esperanza nos haga avanzar convalor en cualquier valle oscuro que enfrentemos, primero de-bemos creer. Y cuando nos referimos a la creencia, no estamoshablando necesariamente de la certeza del dicho de Pablo: "Yosé a quién he creído" (2 Tim. 1:12). Pablo hizo esa declaración en

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PUEDE, PUDO, PODRÁ


la cumbre de su coraje moral. Cuando hablamos de creer, ade-más incluimos al desesperado padre que suplica a Jesús que li-bre a su hijo de un espíritu maligno. Jesús responde: "Si puedescreer, al que cree todo le es posible" (Mar. 9. 23). Pero el pobrepadre, transparente como el vidrio, admite: "Creo; ayuda miincredulidad" (vers. 24). Si alguien puede pronunciar palabrasde confianza, entonces -aunque esté mezclado con dudas- la fecrecerá, y a continuación vendrá el coraje. ¿Puedes responder ala pregunta hoy? Si puedes pronunciar las palabras, entonces elimpacto será inmensurable.

Colin Chapman, en The Case for Christianity [Los argumentosa favor del cristianismo], cita el relato del obispo ugandés FrestoKivengere de la ejecución de tres hombres de su diócesis en 1973,por parte de un escuadrón de fuego:

"El 10 de febrero comenzó siendo un día triste para nosotros,en Kabale. La gente tenía órdenes de ir al estadio a presenciar laejecución. La muerte permeaba la atmósfera. Una multitud silen-ciosa, de unos tres mil, estaba allí para mirar. Yo tenía permiso delas autoridades para hablarles a los hombres antes de que murie-ran, y dos de mis compañeros ministros estaban conmigo. Trajerona los hombres en un camión y los descargaron. Estaban esposados,y sus pies estaban encadenados. El escuadrón de fuego estaba enposición de firme.

"Mientras entrábamos caminando al centro del estadio, mepreguntaba qué decir. ¿Cómo darles el evangelio a hombres con-denados que probablemente bullían de enojo? Nos acercamos aellos desde atrás, y cuando se dieron vuelta para mirarnos, ¡qué es-cena! Sus rostros estaban iluminados con un brillo y un resplandorinconfundibles.

"Antes de que pudiésemos decir algo, uno de ellos exclamó:" '—Obispo, ¡gracias por venir! Quería contarle. El día que fui

arrestado, en la celda de la prisión, le pedí al Señor Jesús que entraraen mi corazón. ¡El entró, y me perdonó todos los pecados! ¡El cieloahora está abierto, y no hay nada entre mi Dios y yo! Por favor, dígalea mi esposa y a mis hijos que voy a estar con Jesús. Pídales que lo

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acepten en sus vidas, como yo'."Los otros dos hombres relataron historias similares, levantando

las manos, excitados, lo que hacía sonar las esposas. Sentí que lo quetenía que hacer era hablar con los soldados, no con los condenados.Así que traduje lo que los hombres habían dicho en un idioma quelos soldados pudieran comprender. Los militares estaban allí de pie,con las pistolas levantadas y con el rostro perplejo. ¡ Estaban tan ano -nadados que se olvidaron de colocar las capuchas en el rostro de loshombres!

"Los tres enfrentaron al escuadrón de fuego parados uno allado del otro. Miraron hacia donde estaba la gente y comenzarona saludar con las manos, con esposas y todo. La gente les devolvióel saludo. Se hicieron los disparos, y los tres estuvieron con Jesús.Nosotros estábamos frente a ellos, con el corazón palpitante degozo, mezclado con lágrimas. Fue un día para no olvidarse jamás.Aunque estaban muertos, los hombres hablaban en voz alta a todoel Distrito Kigeziy más allá, tanto que hubo una renovación de vidaen Cristo, que desafía la muerte y la vence. El domingo siguien-te estaba predicando a una enorme multitud en el pueblo natal deuno de los hombres ejecutados. De nuevo, la sensación de muerteestaba sobre la congregación. Pero, cuando les di el testimonio desu hombre, y de cómo murió, ¡estalló un extraordinario canto dealabanza a Jesús! Muchos se convirtieron al Señor allí". 2

Era esta clase de esperanza la que avivó al movimiento cristianoconvirtiéndolo en una llama, porque es imposible negar el poder deuna esperanza más grande y fuerte que la muerte. Las Escrituras es-tán colmadas con el tema de que Dios puede conquistar la muerte, loha hecho y lo hará.

Me encontré con tres chicos fuera de un centro comercial. Justohabían terminado su clase de Tae Kwon Do y estaban esperando eltransporte. Yo también estaba esperando, así que escuché cuandocomenzaron a discutir:

—Yo puedo romper una tabla con una patada lateral —anuncióuno.

—Eso es fácil. Yo puedo romper una tabla con el puño —dijo otro.

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PUEDE, PUDO, PODRÁ


—Bueno, yo puedo romper dos tablas juntas con el codo —alardeóel tercer muchacho.

Los cálculos de sus destrezas continuaron aumentando, hastaque uno de ellos llegó demasiado lejos, al afirmar:

—Yo puedo romper dos ladrillos con la cabeza.Los otros se detuvieron, lo miraron atentamente y dijeron:—Volvamos adentro y veamos cómo lo haces.Viéndose atrapado, no les hizo caso diciendo:—Yo puedo hacerlo; solo que no quiero.Un punto de referencia al que aferrarse es que Dios no solo quie-

re conquistar la muerte, él puede. Sin inmutarse ni tartamudear,Jesús envió a los discípulos a "sana[r] enfermos, limpia[r] leprosos,resucita[r] muertos, echa[r] fuera demonios" (Mat. 10: 7, 8). Jesúsno exageró las cosas cuando prometió: "Destruid este templo, y entres días lo levantaré" (Juan 2:19). La razón por la que la gente acudíaa Cristo con sus calamidades era que sospechaban lo que Jesús sabía:Dios puede. Dios puede ocuparse de todas nuestras necesidades; in-cluso del temor a la muerte.

Dios ha conquistado la muerte. Imagínate afrontando una si-tuación hipotética en la que necesitaras una cirugía específica y tu-vieses dos médicos para elegir. Un cirujano realmente quiere tenerla oportunidad de realizar la cirugía, y el otro médico ha realizadovarias cirugías exitosas como la que necesitas. ¿A quién eliges? ¿AlDr. Ambiguo o al Dr. Experimentado? Uno quiere hacerlo; el otrolo ha hecho.

Guando te das cuenta de que Dios ya ha demostrado ser capaz devencer la muerte, esto inspira confianza. Considera a los otros indi-viduos —aparte de Lázaro— resucitados de los muertos que vivieronpara contarlo.

El hijo de la viuda de Sarepta:

"Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijodel ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedóen él aliento [.. ]. Y [Elias] se tendió sobre el niño tres veces, yclamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver

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el alma de este niño a él. Y Jehová oyó la voz de Elias, y el alma delniño volvió a él, y revivió. Tomando luego Elias al niño, lo trajodel aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elias: Mira, tuhijo vive" (1 Rey. 17: 17-23).

El hijo de la sunamita:

"Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, queestaba con los segadores; y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabe-za! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. Y habiéndole éltomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta elmediodía, y murió [... ]. Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niñoestaba muerto tendido sobre su cama. Entrando él entonces, cerró lapuerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre elniño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos,y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpodel niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa a unay otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y elniño estornudó siete veces, y abrió sus ojos" (2 Rey. 4: 18-35).

El hombre no identificado lanzado en la tumba de Elíseo:

"Y murió Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron ban-das armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultarunos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arro-jaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar elmuerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies" (2Rey. 13: 20, 21).

La hija de Jairo:

"Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: Nolloréis; no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de él, sabien-do que estaba muerta. Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo:Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamentese levantó; y él mandó que se le diese de comer" (Luc. 8: 52-55).

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PUEDE, PUDO, PODRÁ


El único hijo de la viuda de Naín:

"Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que lleva-ban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda;y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio,se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el fé-retro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo,levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó ahablar. Y lo dio a su madre" (Luc. 7: 13-15).

Dorcas, la sierva compasiva:

"Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que tra-ducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en li-mosnas que hacía. Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió.Después de lavada, la pusieron en una sala [... ]. Entonces, sacando atodos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo:Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y alas viudas, la presentó viva" (Hech. 9: 36-41).

Eutico, el joven soñoliento:

"Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, ren-dido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente,vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: Noos alarméis, pues está vivo" (Hech. 20: 9, 10).

Dios ya ha sentado un precedente de victoria sobre la muerte,dándole a todo el que cree un punto de referencia innegable al queaferrarse. El hecho de que Dios pueda —y que haya podido— vencer lamuerte coloca a cada creyente en una posición de confianza en queDios resucitará a los muertos el día de la resurrección.

Dios conquistará la muerte. Cuando el tiempo se acabe y la histo-ria haya seguido su curso, el primer punto en la lista de prioridades

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de Dios es quitar la muerte de la realidad. Es como si el puntaje es100 a o y quedan diez segundos en el reloj. La multitud aplaude, ytodos están esperando que suene la chicharra. La victoria es segura,aunque no una realidad actual. Así que Dios cuenta los segundos y,cuando suene la chicharra, puede gritar: "¿Dónde está, oh muerte,tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Cor. 15: 55).

La Biblia rebosa de ferviente expectación por la resurrección.Pablo se inclina con ojos chispeantes cuando expresa la noción másgrandiosa que el corazón humano podrá concebir alguna vez:

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero to-dos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar deojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertosserán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transforma-dos" (1Cor. 15: 51, 52).

La vida eterna es una promesa. Es real. Es lo que Dios desea másque nada. Escucha las palabras de Cristo y de cuántos deseos tiene dedar una patada en los dientes a la muerte y terminar con este desas-tre, llevándonos a todos a su hogar:

"Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo loque me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día pos-trero. Yesta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel queve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el díapostrero" (Juan 6: 39, 40).

Dios puede, Dios pudo y podrá resucitar a los que decidieroncreer. Pablo lo resume bien: "Y Dios, que levantó al Señor, también anosotros nos levantará con su poder" (1 Cor. 6: 14).

Caminando por un parque, pasé junto a un roble macizo. Una pa-rra había crecido por el tronco. La parra comenzaba pequeña; nada dequé preocuparse. Pero, con los años, se había vuelto cada vez más alta.Para cuando pasé, toda la mitad inferior del árbol estaba cubierta porla planta trepadora. La masa de diminutos tentáculos era tan densaque parecía que el árbol tenía innumerables nidos de pájaros en él.

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PUEDE, PUDO, PODRÁ


Ahora el árbol corría peligro. Este roble enorme y sólido casi li-teralmente estaba siendo absorbido; le estaban exprimiendo la vida.Pero los jardineros del parque habían visto el peligro. Habían toma-do un serrucho y cortaron el tronco de la parra: un prolijo corte en elmedio. El tremendo enredo de ramas de la parra todavía colgaba delroble, pero la parra ahora estaba muerta. Eso saltaría a la vista gra-dualmente con el paso de las semanas, cuando las ramas comenzarana morir y a caer del árbol.

Cuan fácil es que, por temor a morir, asfixiemos nuestra vida.Pero ahora, Cristo ha cortado de cuajo el poder de la muerte. Aunquelas parras puedan colgar de nosotros, están muertas y caerán.

La pregunta es: "¿Crees esto?" (Juan 11: 26)."Le dijo [Marta]: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el

Hijo de Dios, que has venido al mundo" (vers. 27).Esa es una buena respuesta.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿La muerte te ha quitado a alguien que amabas mucho? ¿Esa

experiencia fortaleció tu fe en Dios o la debilitó?2. ¿Eres más una "Marta" o una "María"; más una persona de ac-

ción o una persona de reflexion? ¿Qué ves como aspectos negativos ypositivos de cada tipo?

3. ¿Podemos creer y no creer al mismo tiempo? ¿Qué luz arrojaMarcos 9: 23 y 24 sobre la relación entre la fe y la duda, la certeza y laincertidumbre?

4. ¿En qué sentido la resurrección de Jesús es una garantía deque la muerte no es el fin último para los que lo aceptan?

5. ¿Qué piensas que quiso decir Jesús cuando dijo: 'To soy la re-surrección y la vida"? ¿Qué significa eso para nosotros, los vivos, queafrontamos la posibilidad de la muerte, y para los que han muerto?

REFERENCIAS1 William Barclay. The Gospel of John (Philadelphia: Westminster Press. 1975). 1. 1. p. 90.2 Citado en Craig Brian Larson, 7J0 Engaging Illustrations, pp. 108, 109.

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“¿Quieres ser sano?”

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C A P Í T U L O 13

La ley de la expectativa

"¿Quieres ser sano?"

"Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús aJerusalem.

Y hay en Jerusalem, cerca de Iα puerta de las ovejas, un estanque, llamadoen hebreo Betesda, el cual tiene cinco porticos. En éstos yacía una multitudde enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento delagua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, yagitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después delmovimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad quetuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estabaenfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya muchotiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?

"Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en elestanque cuando se agita el agua. y entre tanto que yo voy, otro desciendeantes que yo.

"Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel


hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aqueldía" (Juan 5: 1-9),

William Temple, arzobispo de Canterbury, escribió:"Impedimos el avance de Cristo en nuestra vida por la fal-

ta de expectativa". Algunos han dicho: "Si no esperamos mucho,nunca nos llevaremos una desilusión".

Solía ver los días importantes, como los cumpleaños y la Navidad,desde esta perspectiva. Pero, al mirar atrás ahora, veo que no podíasofocar la nostalgia, y la esperanza de que este fuera un gran día. Medecía a mí mismo: "Relájate, vas a recibir solo un suéter, " pero muydentro de mí me imaginaba que era posible algo más. Luchaba con-tra las ganas de albergar la idea de una bicicleta nueva o de una pelotade fútbol. No importa cuánto nos digamos a nosotros mismos quedebemos esperar menos, todavía queremos más.

El tema de este capítulo es sobre el hombre anónimo al queJesús interrogó en el estanque de Betesda. Quizá la parte más in-quietante de este encuentro sea que las expectativas de este cojoestaban como sus piernas: paralizadas. Pero Jesús llegó para ense-ñarle tiernamente la ley de la expectativa.

Varios estudios informan que la ley de la expectativa es real.La investigación de Jerry Bamburg "claramente establece que laexpectativas del maestro sí desempeñan un papel significativopara determinar cuan bien y cuánto aprenden los alumnos". 1 Losalumnos con frecuencia "suben o bajan al nivel de expectativas desus maestros [... ]. Cuando los maestros creen en los alumnos, losalumnos creen en sí mismos. Cuando los que nos respetan piensanque podemos, nosotros pensamos que podemos". 8

A la inversa, si los maestros perciben que los alumnos carecende habilidad o de voluntad para aprender conceptos o destrezas, losalumnos tienden a reflejar esas expectativas. Qué desafortunado esque algunos alumnos que provienen de contextos sociales, étnicoso económicos especiales puedan percibir que sus maestros los veancomo "incapaces de ocuparse de un trabajo que exija mucho". 3

Bruce Wilkinson, autor de The Seven Laws of the Learner [Las

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siete leyes del que aprende] y The Prayer of Jabez [La oración deJabez] cuenta una historia acerca de su primer año de enseñanza.Después de graduarse del Seminario, asumió un cargo docente enMultnomah School of the Bible [Escuela de Biblia de Multnomah]y dictó una clase en primer año titulada "Métodos de estudio de laBiblia". El día de la inscripción le asignaron las divisiones uno, dosy tres. Un profesor avezado le señaló a Bruce que la division dosconsistía en una clase especial de alumnos meritorios.

—Cada año —decía Bruce— los alumnos con las notas más altaseran puestos en esa clase.

Este profesor titular especial no dejó de expresar su sorpresade que un profesor en su primer año tuviese el alto honor de serllamado a enseñar en la division dos.

El primer día de clase, el curso anduvo bien, pero cuando llególa division dos, la diferencia fue notable cuando comenzó a enseñar.Totalmente creído de que la capacidad de aprendizaje era mayor,percibió que el nivel de la clase parecía seguir sus expectativas. Losalumnos eran atentos, participaban del debate, y sus preguntas eranpenetrantes. Quizás esto no era tan así con las otras divisiones. Eldecano académico le preguntó qué había disfrutado más de su pri-mer año de enseñanza, y Bruce respondió: "La division dos".

—¿Por qué la division dos? —preguntó el decano.—Porque son los alumnos meritorios, los alumnos con las notas

más altas. La flor y nata —respondió Bruce.El decano parecía confundido. Le dijo, despacio:—La division dos ya no es más una clase de alumnos meritorios.

Dejamos de separar a los alumnos meritorios en una clase únicahace un par de años.

Bruce sintió un peso en el estómago, y las manos le comenzarona transpirar porque, si esto fuese cierto, nada de lo que los alumnosaprendieron en su clase podía compararse con la lección que estenuevo profesor acababa de aprender. Buscó al secretario y le pidióla lista de todos los alumnos meritorios de sus clases. El secretariole informó:

—Todas las divisiones tienen más o menos la misma cantidad dealumnos meritorios.

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LA LEY DE LA EXPECTATIVA


El peso en el estómago de Bruce se agudizó cuando abrió el librode calificaciones y descubrió que las notas de la division dos erannotablemente mejores que las de las divisiones uno y tres. Inclusotomó los cuadernillos de exámenes que contenían los exámenesfinales con los ensayos, apiló las divisiones uno y tres, las colocójunto a la division dos e hizo presión sobre ellos para ver quién ha-bía producido más. La division dos era más abultada que las divi-siones una y tres combinadas.

Bruce Wilkinson aprendió una lección inolvidable acerca de laley de las expectativas: Zas expectativas tienen mucho que ver con losresultados.

Así que Jesús llegó al estanque de Betesda (que significa "mi-sericordia"), conocida como un manantial profundo que poseíapropiedades sobrenaturales cuando el agua se movía. Incluso ac-tualmente existen santuarios similares. Lourdes, al sur de Francia,alardea de una fuente que muchos creen que posee cualidades cu-rativas. Además, el santuario de Guadalupe, en la ciudad de México,es un lugar al que miles se han aventurado con la esperanza de sa-narse. Ya sea que alguien se cure o no, la gente acude creyendo.

Era una característica común en el mundo antiguo mostrar re-verencia por el agua. La tribu Baganda, en lo que ahora se llamaUganda, creía que el río Nilo estaba vivo y, si alguien se caía, nodebían desbaratar los planes de la naturaleza tratando de salvarlo.Barclay observa: "Hesíodo, el poeta griego, decía que cuando unhombre estaba por vadear un río, debía orar y lavarse las manos,porque el que camina por una corriente de agua con las manos sinlavar provoca la ira de los dioses". 4

De hecho, la Biblia habla de muchos grandes milagros que ocu-rrieron en el contexto del agua: la separación del Mar Rojo; Naamánsanado de la lepra al sumergirse siete veces en el río sucio; el aguaque salía de la roca; etc.

Yo no soy tan cínico para no creer que sea posible que hubieraun pequeño estanque que devolviera la salud a la gente. Despuésde todo, algunos hombres arrojaron a un muerto sobre los hue-sos de Elíseo en una tumba, y el muerto revivió como palomitas de

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maíz en una plancha caliente. Lo que yo digo es que cualquier cosaes posible. Pero en este caso, creer en el poder curativo del estan-que probablemente era más una fábula —lo que nosotros llamamosleyenda urbana— que otra cosa. Elena de White describe la escenacon estas palabras:

"En ciertos momentos, se agitaban las aguas de este estanque;y se creía que ello se debía a un poder sobrenatural, y que el pri-mero que en ellas entrara después que fuesen agitadas sanaba decualquier enfermedad que tuviese. Centenares de enfermos vi-sitaban el lugar; pero era tan grande la muchedumbre cuando elagua se agitaba, que se precipitaban y pisoteaban a los más débiles.Muchos no podían ni acercarse al estanque. Otros, habiendo logra-do alcanzarlo, morían en su orilla. Se habían levantado refugios enderredor del lugar, a fin de que los enfermos estuviesen protegidosdel calor del día y del frío de la noche. Algunos pernoctaban en esosporticos, arrastrándose a la orilla del estanque día tras día, con unavana esperanza de alivio". 5

Incluso si el estanque fuese mágico, habría sido casi imposibleque este hombre tuviera la oportunidad de un chapuzón debido asu dolencia. Es como el joven que está tratando de adquirir expe-riencia laboral pero el empleador necesita alguien con experien-cia. El hombre junto al estanque nos recuerda al niño de 7 años enla cancha de juegos, sentado allí con su guante de cuero, esperandoatrapar un cuadrangular aunque apenas mida 1,20 m. de altura.En medio de los super aficionados a los deportes, tiene más posi-bilidades si pone cara de necesitado para que alguien le pase unapelota que si aprieta el guante de cuero para engancharse un cua-drangular.

Barclay nos permite entender mejor lo que podría haber sido elestado mental de este hombre. "El hombre había esperado duran-te treinta y ocho años y es muy probable que la esperanza hubiesemuerto y dejado atrás una desesperación pasiva y embotada".

¿Conoces a alguien que haya llegado al punto en que la esperan-za haya muerto?

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Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey,afirma que el primer hábito tiene que ver con ser proactivo. Serproactivo significa reafirmar el control consciente sobre nuestravida, establecer objetivos y trabajar para lograrlos. A la inversa, lagente reactiva es esclava de las circunstancias y se considera inca-paz de lograr el éxito. El hombre del estanque parece haber funcio-nado desde un punto de vista reactivo. ¿Podemos culparlo? Treintay ocho años sin una victoria es una montaña demasiado alta paraescalar, especialmente solo. Quizá por eso Jesús, aunque firme,reconoció la desesperación de este hombre y le hizo una preguntapenetrante que sinceramente habla al corazón de todos nosotros:"¿Quieres ser sano?" (Juan 5: 6).

No conozco a ninguna persona que no fuese tocada de algunamanera por esa pregunta. ¿Quién no tiene algo en su vida que estéroto, vacío o incompleto? Nadie está completamente lleno, enteroy sin necesidad de ayuda. Y los que aparentan no tener necesidad amenudo son los más desechos y vacíos de todos.

Incluso cuando Jesús le hizo la pregunta, el cojo prorrumpióen una diatriba de excusas que completamente suprimió el pensa-miento proactivo. He observado a personas menos pacientes queJesús darse por vencidas demasiado pronto con los que han claudi-cado.

La víspera del Día de Acción de Gracias, algunos alumnos y yojuntamos varias cajas de alimentos para una familia necesitada.Los alumnos rebosaban de un profundo sentido de significado ypropósito al tomarse tiempo para ayudar a una familia local. Perosu sentimiento de propósito se esfumó en el aire cuando el hombreque recibió las cajas rugió:

—¿Dónde está el jamón?Le explique que no habíamos traído un jamón, pero que había

otros artículos, como pavo, que esperábamos que le brindaran unlindo Día de Acción de Gracias. El quería jamón. Dejamos la comi-da con la familia y nos volvimos a subir a la van, donde los alumnosexpresaron su desilusión, con franqueza:

—Eso fue lo más ingrato que podía decir—resonaba en la van.Pero Veronica dijo con calma:

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—Esperen un segundo. Ya vuelvo.Se bajó. Otra amiga la siguió, y antes de que yo pudiera poner

objeciones, ellas estaban tocando el timbre. Esta vez atendió unaanciana y las hizo pasar. Se suponía que yo era el líder del grupo,así que me bajé y fui a tratar de resolver toda la situación. El hom-bre agresivo estaba mirando television, mientras las chicas alegre-mente conversaban con una amable mujer que nos llevó a la galeríapara explicarnos:

—Lamento el comportamiento de Billy. Él no está bien. Yo es-taba en el cuarto de atrás lavando ropa cuando ustedes llegaron.Estoy muy agradecida por la comida, y Billy también lo estará. Leencanta la comida.

Las chicas habían ido a ofrecer ayuda para cocinar la comida, yen su lugar se encontraron con esta amable señora. Veronica y suamiga no se frustrarían fácilmente, y habían decidido hacer otrointento de ayudar.

Cristo no se frustró con el pensamiento reactivo del paralítico."—No tengo quien me meta en el estanque" se quejó (Juan 5: 7).En vez de reprenderlo por no reconocer al más grande ayuda-

dor del mundo, Jesús simplemente le ordenó:"—Levántate, toma tu lecho, y anda" (vers. 8).Solo hay dos elementos que Cristo necesita de nosotros para

iniciarnos en una experiencia de integridad: el deseo de ser ínte-gros y la voluntad de cooperar con él.

El deseo de integridad está conectado con nuestras expectati-vas. Cuando alguien desea estar bien, espera algo mejor. Aunque el de-seo pueda ser débil, es suficiente para que Cristo lo fortalezca y loexpanda a una expectativa más sólida y ferviente. Notemos la formaen que el Salvador inspiró el deseo de sanarse en esta situación:

"El enfermo estaba acostado en su estera, y levantaba ocasio-nalmente la cabeza para mirar al estanque, cuando un rostro tier-no y compasivo se inclinó sobre él, y atrajeron su atención las pa-labras: '¿Quieres ser sano?' La esperanza renació en su corazón.Sintió que de algún modo iba a recibir ayuda". 6

Si tenemos una necesidad inherente por cambiar, entonces

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la transformación es posible. Cuando vivía en Michigan, conocí aVicki, una mujer que pedía ayuda para dejar de fumar.

—Lo intenté muchas veces anteriormente; no sé por qué deberíaprobar de nuevo, pero estoy aquí —admitió, un tanto pasivamente.

Como había observado la dificultad que los miembros de su fa-milia y sus amigos habían tenido para cortar con la adicción, meentró la desconfianza y me pregunté: ¿ Vicki realmente siente deseos?

Un día me llamó para explicarme:—¡Venga aquí inmediatamente!Yo fui con el auto hasta su casa, para ver lo que estaba haciendo.

Ella caminaba, impaciente, de aquí para allá en el jardín, gritando. -—¡Ya no quiero hacer más esto!Después de unos minutos se tranquilizó, y le pregunté:—Vicki, ¿quieres dejar?—¡Quiero dejar de dejar! —declaró con el ceño fruncido.Así que le hice otra pregunta:—Bueno, ¿qué quieres más, dejar o dejar de dejar?Vicki había llegado a un punto de desesperación en el proceso

de quitar la nicotina de su organismo. Yo sentí mucha simpatía porella, porque si bien parecía un poco pasiva al principio, el hecho deque estuviese luchando tan ferozmente con el hábito ahora revela-ba su deseo.

—Quiero dejar de fumar —me dijo, y añadió algunas otras pala-bras no apropiadas para registrarlas en este libro... pero ustedescaptan el mensaje. Si existe el deseo, hay expectativa; y la expecta-tiva en realidad es esperanza.

Jesús percibió que el cojo tenía deseos, que es el punto de par-tida hacia la integridad. Pero además del deseo, el alma humanadebe ejercer la voluntad. "El poder de Dios nunca prescinde delesfuerzo del hombre. Nada es más cierto que el hecho de que debe-mos darnos cuenta de nuestra impotencia; pero en un sentido muyreal es cierto que los milagros ocurren cuando nuestra voluntad y elpoder de Dios cooperan para hacerlos posible". 7

La Biblia dice: "Al instante aquel hombre fue sanado, y tomósu lecho, y anduvo" (Juan 5: 9). Así que, ¿cuánto esfuerzo aportó

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el cojo? ¿Fue el 50 por ciento? ¿0 algo así como el 5 por ciento?Tratar de calificar la voluntad es tan imposible como considerar laforma del color amarillo. Ustedes captan mi idea.

• Cooperar. Una definición es "trabajar juntos para lograr un ob-jetivo común". Un significado secundario es: "hacer lo que se nospide". Ambas definiciones satisfacen necesidades del momentopara el hombre en el estanque de Betesda. No sabemos si sintiósensibilidad en las piernas, lo que hizo que tratara de pararse, osi simplemente obedeció las palabras de Cristo y se puso de pie.Pero ¿realmente importa lo que vino primero? Jesús le hizo unapregunta penetrante: "¿Quieres ser sano?" El hombre quería, perono sabía cómo llevarlo a cabo. No obstante, Jesús lo instó a ponersede pie y a llevar la estera que se había usado para transportarlo.

¿Quieres ser íntegro? ¿Qué parte de tu vida está paralizada hoy?Quizás enfrentes una decision en tu vida que requiera un salto defe, y estés asustado. Probablemente parezca más fácil seguir de lamisma forma; y, por un lado quizá sea más fácil, pero no es mejor.O tal vez necesites librarte de una adicción que está destruyendotu alma, tu alegría, hasta tu hogar. Jesús sabe que tú quieres, o noestarías leyendo este libro.

¿Estás dispuesto a ponerte de pie? Es una realidad innegableque no vencerás solo. Necesitas cooperar con Dios y con otros quehan tomado la decision. Jesús nos dio a entender claramente supropósito en la tierra: "Para juicio he venido yo a este mundo; paraque los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados" (Juan 9: 39)."He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundan-cia" (Juan 10: 10). "Yo, la luz, he venido al mundo, para que todoaquel que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12: 46)."Para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad"(Juan 18: 37). "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar loque se había perdido" (Luc. 19: 10).

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Conoces a alguien que haya llegado al punto en que la espe-

ranza haya muerto?

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2. ¿Qué parte de tu vida está paralizada hoy?3. Cuando enfrentas una decision significativa que requiere

cambiar, ¿a veces simplemente es mejor quedarte como estás oavanzar a pesar del dolor que implique? Defiende tu respuesta

4. ¿Qué papel juegan las expectativas en lo que realmente su-cede? ¿Cuan importante es el poder de la voluntad para producircambios en nuestra vida? ¿Cuan importante es la fe para producircambios en nuestra vida?

5. ¿Qué cosa cambiarías de tu vida si tuvieses la oportunidad?¿Qué pasos específicos podrías tomar hoy para comenzar a hacerque ese cambio sea una realidad?

REFERENCIAS1Jerry Bamburg, Raising Expectations to Improve Student Learning (Oak Brook, 111.: North Central

Regional Educational Laboratory, 1994, ).2 James Raffini, Winners Without Losers: Structures and Strategies for Increasing Student Motivation

to Learn (Needham Heights. Mass.: Allyn and Bacon, 1993).3 Peggy Odell Gonder, Caught in the Middle: How to Unleash the Potential of Average Students

(Arlington, Va. i American Association of School Administrators, 1991).4 William Barclay, The Gospel of John, p. 178.5 Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 171.6Ibid., p. 172.7 Barclay, The Gospel of John, p. 180.

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“¿Sabéis lo que os he hecho?”

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C A P I T U L O 14

Predica lo que practicas

"¿Sabéis lo que os he hecho?"

"Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvióa Iα mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáisMaestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y elMaestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros lospies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo oshe hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervono es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Sisabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis" (Juan 13: 12-17).

Son las 15: 52 y, mientras escribo, dos Chevys suburbanos, re-pletos de alumnos de secundaria y universitarios, se detienen

y los chicos irrumpen en mi jardín con rastrillos. Bryson Bechtel.Chris Terry. Alan Newbold. Joel Willard. Grant Gustavsen. JustinWampler. Ardoynx Day. Jerod Anderson. Greg McKelvey. AdamNewbold. Robert Hogan. Su febril intensidad es inspiradora, espe-


cialmente comparada con mi obvia actitud mediocre de posponerel trabajo del jardín durante semanas.

Ellos simplemente se pusieron en marcha en los barrios, bus-cando servir. Evidentemente se estaban divirtiendo a lo grande.Sospecho que quizás hayan pensado: Lo que hacemos es algo bueno,pero no necesariamente cambia el mundo. Pero me ayudaron más delo que pensaban. Cuando la vida recibe presiones de todos lados,dejamos que las cosas resbalen (la salud, las amistades, el trabajodel jardín); y cada día las cosas, como las hojas, se acumulan y nosllenan la vida con un constante recordativo de lo que no hacemos.

Nunca podré reunir las energías que ellos emplearon con esashojas indefensas semisecas. Al principio me sentí incómodo y mepreguntaba: ¿Por qué no van a ayudar a alguien que realmente necesiteayuda? Pero, en realidad, yo sí que necesitaba de su ayuda. Conozcobien a la mitad de ellos, y son personas de buen carácter. Y, aunquetal vez sean grandes como individuos, son aún más extraordinarioscomo grupo.

Son las 16: 18 ahora, y acaban de desaparecer. Veintiséis minu-tos de su servicio combinado me ahorraron unas seis horas de tra-bajo que nunca hubiese conseguido hacer. ¡Gracias, muchachos!

Después de lavar los pies a los discípulos, Jesús les preguntó:— "¿Sabéis lo que os he hecho?" (Juan i3: i?).¿Alguna vez te hicieron una pregunta de la que pensabas que

tenías la respuesta correcta; o que al menos entendías parte de larespuesta, pero luchabas para responderla porque podría haberalguna cosa más que te hayas olvidado? Cuando mis profesores ex-plicaban un problema matemático o hacían un diagrama con unaoración, a menudo preguntaban: "¿Entendieron?" Si decíamosNo, sería lamentable pero no tan humillante como decir Sí y queluego se nos pida que demostremos lo que sabíamos (o lo que nosabíamos). ¿Qué se suponía que dijeran los discípulos ante la pre-gunta "¿Sabéis lo que os he hecho?"

Cuando Pedro inicialmente se negó a que le lavara los pies,Jesús dijo:

"—Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entende-rás después" (vers. 7).

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Así que, en cierta medida, la lección que Jesús trataba de en-señar era una obra en progreso; pero al final, soltó la pregunta:"¿Captan esto?"

Nadie, incluso Pedro, quería decir ni una palabra. Así que Jesúsdesenfundó la respuesta a la pregunta, en lugar de ellos.

"—Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque losoy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vo-sotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porqueejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros tam-bién hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor quesu señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estascosas, bienaventurados seréis si las hiciereis" (vers. 13-17).

Varias facetas de servicio se revelan en este evento del aposentoalto; hechos que pueden ayudarnos a responder la pregunta.

Cuando Jesús comenzó a lavar los pies a los discípulos, hizoalgo que nadie esperaría o aceptaría fácilmente. Antes que nada,un rabino simplemente no hacía el trabajo de un siervo común.El maestro era un sabio y un consejero, no un lavador de pies.Segundo, cualquier rabino que se rebajara a una acción tan humil-de no estaría a la altura del honor del título. Y sin embargo, una yotra vez Jesús quebró el molde y dio una nueva imagen de Dios.

Los discípulos habrían lavado con mucho gusto los pies de suMaestro, pero Jesús no dio esa orden; los llamó a una tarea aúnmás difícil: servirse unos a otros. Cualquiera podía lavar los pies aJesús, pero ¿un discípulo podía lavar los pies a cualquiera? Esa erala pregunta. El corazón de un siervo se revela en la actitud con laque sirve a los demás. Todos pueden servir, pero no todos tienencorazón de siervo.

Un amigo me hizo notar un concepto sencillo, aunque profun-do, acerca del servicio. Hay actividades en las que muchos parti-cipan, pero por diferentes razones. Un budista podría realizar lamisma actividad que un cristiano, pero hacerlo con una motivacióncompletamente diferente. No tenemos que tener la actitud de unsiervo para servir. Algunos sirven a los demás por deber o por cul-pa, o para poder dominar la situación. Para cultivar el corazón desiervo, necesitamos el punto de referencia correcto, y ninguna vi-

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PREDICA LO QUE PRACTICAS


sión es más clara que la escena del aposento alto. Jesucristo elimi-na cualquier sensación de pretension ensimismada y lava los pies asus seguidores. Robert Greenleaf ha desarrollado un sistema mo-numental de liderazgo basado en la historia del Salvador que lavanuestros pies. El enfoque primeramente está puesto en los demás.

Tal vez hayan escuchado la famosa historia de cuatro capellanesque trabajaron durante la Segunda Guerra Mundial: George Fox, unpastor metodista que ya había servido como soldado en la PrimeraGuerra Mundial; el rabino Alexander Goode, que escribió un librounos doce años antes de la Segunda Guerra Mundial, previendo elsurgimiento de la Alemania nazi; Clark Poling, un pastor holan-dés reformado, cuyas cartas dejaron un legado de fey coraje; y JohnWashington, un sacerdote católico que había sido miembro de unapandilla callejera. ¿Por qué recordamos a estos cuatro hombres?

En 1943, estos hombres sirvieron en el ejército como capellanesy se dirigían a la Europa ocupada por los nazis en un barco llamadoDorchester. Durante el viaje, los capellanes alentaron e inspiraron alos que estaban a bordo, brindando consuelo a los hombres que su-frían de mareos y, lo más importante, de ansiedad por la guerra. El3 de febrero de 1943, un submarino alemán torpedeó al Dorchester.El barco comenzó a hundirse rápidamente en las heladas aguas.

Los cuatro capellanes guiaron e instruyeron a los hombres en laconfusion desenfrenada para utilizar los botes salvavidas. Cuandola provision de chalecos salvavidas se acabó, los cuatro capellanesse quitaron los suyos y se los dieron a los soldados, sabiendo queeso implicaba que ellos mismos ciertamente perecerían. Los cua-tro hombres estaban de pie tomados del brazo, en la parte supe-rior del barco, entonando himnos cuando este desapareció bajo lasolas.

Estos cuatro hombres personifican el desafío de Pablo a la igle-sia de filipos, de reflejar la mente de Cristo:

"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien conhumildad, estimando cada uno a los demás como superiores a élmismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cualtambién por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir quehubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no

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estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que sedespojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante alos hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a símismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz"(Fil. 2: 3-8).

Esa es la distinción entre el servicio y el corazón de un siervo.El corazón es donde comienza el servicio; el servicio es cómo creceel corazón para ser más semejante a Cristo. De modo que examine-mos el servicio, la obra de un siervo.

Jesús enseñó con el ejemplo, no solo en el aposento alto sinotambién a lo largo de su vida. Practica lo que predicas o, quizá aúnmejor, predica lo que has estado practicando. Cuando recorro elNuevo Testamento, observo que la vida de la iglesia cristiana estásalpicada de ejemplos de obras de servicio: "Que hagan bien, quesean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos" (1 Tim. 6: 18)."Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles;para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores,glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestrasbuenas obras" (1 Ped. 2: 12). "Servios por amor los unos a los otros"(Gal. 5: 13). "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, paraque vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre queestá en los cielos" (Mat. 5: 16). "Porque tuve hambre, y me disteisde comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me reco-gisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis;en la cárcel, y vinisteis a mí? [... ]. De cierto os digo que en cuantolo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hi-cisteis" (Mat. 25: 35-4, 0).

El principio predominante es que trabajar en favor de los de-más es esencial para una relación con Dios. El servicio es el auladonde aprendemos a vivir en la tierra como viviremos en el cielo.

Tuve un clásico momento "predica después de practicar" enuna visita inesperada a un aula.

Estaba visitando a mi esposa mientras ella desarrollaba un pro-grama de recuperación para los alumnos. Descubrí que estaba en lahora del almuerzo en primer grado. Me gustó mucho ver cómo los

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alumnos hacían ruido en el aula con sus viandas y cajitas de leche.Noté que un chico pelirrojo, de brillante cabello rizado, se quedósentado en su asiento. Se me fue el corazón al estómago cuando al-guien anunció en voz alta lo que era obvio para todo el que mirara:

—¡Billy no tiene almuerzo!Al principio, pensé que el comentario era cruel. Pero, antes de

que pudiera reaccionar, el aula llena de alumnos se puso en acción.Lo que vi marcó la más bella imagen de comunidad en mi men-te. Cada alumno comenzó a partir pedazos de sus emparedados demanteca de maní y mermelada, y los colocaba en una bandeja queiban pasando por el aula. Nunca vi quién comenzó con la bandeja.Las bolsas de papas fritas se abrieron y llenaron la bandeja de plás -tico marrón del comedor con muestras de todos los gustos conoci-dos para los alumnos de primer grado. Media banana, toneladas dezanahoria y apio, y una prodigalidad de galletitas partidas a la mitadse sumaban al resto. Cuando la bandeja llena de comida fue pues-ta delante del hambriento niño, una tímida sonrisa se esbozó ensu dulce rostro lleno de pecas. ¿Avergonzado? Un poco. ¿Muertode risa ante la fiesta preparada como para cinco chicos que se le-vantaba ante él como una montañita? Sin duda. En realidad, yo te-nía muchas preguntas. ¿Quién comenzó con la bandeja? ¿Cuándoaprendieron a hacer esto? ¿Por qué yo no me había olvidado mialmuerzo?

—¿Dónde aprendieron a hacer eso? —le pregunté a la maestra.Ella sonrió.Ocurrió pocos años atrás, cuando uno de mis alumnos com-

partía su almuerzo con cualquiera que se olvidara el suyo. Todos sesumaban, y entonces simplemente se convirtió en una especie deregla tácita en la clase. Cuando alguien se olvida el almuerzo, todosayudan.

Yo me quedé anonadado por la manera sencilla en que los niñosarmaron una comunidad en su aula.

Dos aspectos del servicio fueron vividamente delineados poraquella clase. Primero, cuando todos dan, lo que se da es tan abun-dante que el que recibe la ayuda se queda con una sensación in-confundible de la gracia abundante de Dios. Y segundo, el servicio

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comenzó cuando un niño se dio cuenta y llamó a los demás a actuar.La obra del servicio tiene el poder de profundizar y extender la vidade un siervo en alguien que se asemeje a Cristo más plenamente.Cuando les pido a los jóvenes adultos que describan una ocasiónen su vida en la que se sintieron más cerca de Dios, generalmentecitan momentos de tragedia o pérdida, cuando aprendieron a apo-yarse en Dios y a depender de él para sostenerse. Además, men-cionan por igual, sino más, que se sintieron cerca de Dios cuandoservían a los demás.

Jesús dijo: "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si lashiciereis" (Juan 13: 17). ¿Cómo aprendemos a ser siervos?

Saber y hacer son dos partes diferentes de la ecuación. Nadiecomprendía mejor que Jesús que es imposible que alguien sepa yno haga nada. Jesús concluyó el Sermon del Monte con la parábolade los dos cimientos:

"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y ios hace, le com-pararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearoncontra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compa-raré a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; ydescendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron conímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuandoterminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los es-cribas" (Mat. 7: 24, -29, el énfasis es nuestro).

Oír es hacer: estas dos actividades no se contraponen sino quecooperan. Con cada experiencia de compartirnos a nosotros mis-mos en favor de alguien, aumentamos nuestra capacidad de amar yde ayudar a los demás.

Una pregunta que me ha importunado acerca del servicio es porqué. ¿Por qué el servicio es tan real y poderoso, y cambia tanto lavida? Creo que cuando servimos a los demás con corazón desinte-resado, nos convertimos, al menos por un momento, en la persona

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para lo que Dios nos creó. Dios es generoso, y esto es lo que adorode él. Él también es santo y poderoso, pero lo que me hace caer derodillas en adoración es que él dejó todo de lado para descender a latierra a morir por mí. Esa clase de abnegación nos impacta. Y cuan-do nos arrodillamos y lavamos los pies a otra persona con serviciohumilde, llegamos a ser un poco como Dios.

Podría parecer que los actos de servicio para con los demásno tuvieran un impacto universal. Pero, cuando cooperamos conCristo, él expande el impacto de una manera que tal vez nunca en-tendamos. Cuando esos alumnos fueron a rastrillar las hojas de mijardín, pensé en la historia de Ignace Paderewski, uno de los famo-sos concertistas de piano y primer ministro.

Una devota madre llevó a su hijito a uno de los conciertos dePaderewski, con la esperanza de incentivar el progreso del mucha-cho. Compró asientos en la primera fila del auditorio, en un es-fuerzo por inspirar al jovencito. Ella se dio vuelta por un momentopara hablar con alguien, y cuando volvió a mirar no pudo encontrara su hijo por ninguna parte. Era hora de que empezara el conciertocuando descubrió dónde había ido su hijo. Estaba sentado al pianoen el escenario, y comenzó a puntear "Estrellita, ¿dónde estás?"Ella dio un grito ahogado y se paró para sacar a su hijo, pero justoentonces vieron bajo el reflector al famoso pianista que avanzabahasta donde estaba el niño y le susurró:

—Continúa tocando.Con el brazo izquierdo rodeó al niño y comenzó a agregar las

notas graves, y pronto extendió el brazo derecho para añadir uncontinuo obbligato. El maestro de música y el joven novato fasci-naron a la multitud quizá con el arreglo más glorioso de "Estrellita,¿dónde estás?" jamás escuchado.

Supongo que nuestros actos de servicio son muy parecidos alniñito del piano. Nosotros hacemos lo mejor de nuestra parte, yDios nos rodea y nos llena haciendo algo más hermoso de lo queimaginamos que nuestros esfuerzos podrían producir alguna vez.

Cuando Jesús nos pregunta: "¿Sabéis lo que os he hecho?", larespuesta no debiera ser "Sí, entiendo; voy a empezar con esto ma-ñana". Eso sería incorrecto. Si realmente quieres responder esa

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pregunta, comienza a responder con acción. Ya sea que tu corazónanhele brindar ayuda a los quebrantados o simplemente sepas quées lo que hay que hacer, hazlo. Tu respuesta activa es parte de unplan más elaborado para hacerte caminar con los zapatos para losque naciste. Pablo nos recuerda que "somos hechura suya, creadosen Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de an-temano para que anduviésemos en ellas" (Efe. 2: 10). De hecho, laobra de la iglesia bien podría ser resumida por el autor de Hebreos,que insta: "Considerémonos unos a otros para estimularnos alamor y alas buenas obras" (Heb. 10: 24).

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. En los días de Jesús, lavar los pies de alguien era una tarea

de baja categoría que simbolizaba humildad. ¿Qué tarea podría ha-ber usado Jesús para hacer entender el mismo asunto si estuvieseviviendo en la tierra hoy? ¿Qué te resultaría más desagradable, ydifícil, de hacer por otro?

2. Explica con tus palabras lo que crees que significa esta de-claración: "Todos pueden servir, pero no todos tienen corazón desiervo". ¿Qué significa tener "corazón de siervo"?

3. Servir a los demás ¿requiere siempre humildad? ¿Qué otrosmotivos podríamos tener para servir a los demás? Haz una lista de"buenos" motivos y de "malos" motivos. ¿Hay una característicacomún que se presente en cada lista?

4. ¿De qué manera el servir a los demás beneficia al que sirve?5. ¿Qué nos dice el acto de Jesús de lavar los pies a los discípulos

acerca de él? ¿Acerca del Padre?

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“¿Queréis acaso iros también vosotros?”

?


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C A P Í T U L O 15

La única opción viable

"¿Queréis acaso iros también vosotros?"

Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra;¿quién Iα puede oír?

"Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto,les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subiradonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; Iα carne para nadaaprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabia desde elprincipio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado delPadre.

"Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya noandaban con él.

"Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros tambiénvosotros?

"Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras


de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo,el Hijo del Dios viviente.

"Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y unode vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porqueéste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce" (Juan 6: 60-71).

Se cuenta la historia de dos neoyorquinos que nunca habían sa-lido de la ciudad. Decidieron que ya no podían soportar más

vivir en la ciudad, así que compraron un rancho en Texas, para vivirde la tierra, como sus ancestros.

Lo primero que decidieron que necesitaban era una muía. Asíque fueron hasta un ranchero vecino y le preguntaron si tenía unamula para vender. El ranchero respondió:

—No, me temo que no.Estaban decepcionados, pero mientras conversaban con el ran-

chero por unos momentos, uno de ellos vio algunos melones rocíode miel apilados en el granero, y preguntó:

—¿Qué son esos?El ranchero, al ver que eran citadinos rematados, decidió di-

vertirse un poco.—Ah —respondió—, son huevos de muía. Llévense uno de esos

huevos a su casa y esperen a que nazca, y tendrán una mula.Los capitalinos estaban rebosantes de alegría con esto, así que

compraron uno de los melones y se fueron rumbeando por el acci-dentado camino campestre hacia su rancho. De repente chocaroncontra una saliente especialmente traicionera, y el melón rebotóde la parte de atrás de la camioneta, pegó contra el suelo y se abrióde golpe. Al ver por el espejo retrovisor lo que había sucedido, elconductor dio media vuelta con la camioneta y regresó, para ver sipodía recuperar su huevo de mula.

Mientras tanto, una gran liebre texana pasaba saltando, y vioeste melón partido en el camino. Saltó encima, y parado en mediodel desastre, comenzó a comer. En eso vinieron los dos citadinos.Espiaron el huevo de mula que se abrió de golpe y a esta criatura deorejas largas en medio de él. Uno de los hombres gritó:

—¡Nació nuestra mula! Atrapemos a nuestra muía.

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Pero, al ver que aquellos dos hombres iban en dirección a ella,la liebre se marchó, saltando en todas direcciones con los dos ca-pitalinos en pos de él. Los dos hombres de Nueva York dieron todolo que tenían para atraparlo, pero finalmente no pudieron seguirmás. Ambos cayeron al piso cansados, respirando con dificultad,mientras la liebre se alejó saltando en la distancia. Apoyándose so-bre el codo, uno de los hombres le dijo al otro:

—Bueno, supongo que hemos perdido nuestra mula.—Sí, ¿pero sabes? —le dijo el otro hombre asintiendo en tono

grave— no estoy seguro de querer arar tan rápido de todos modos. 1

¡Rancheros solo para lo bueno! ¿Dónde está su sentido de com-promiso?

Se podría hacer una pregunta similar del amplio espectro dediscípulos que permanecieron cerca de Jesús a lo largo de su mi-nisterio. Al comienzo del ministerio de Jesús, las multitudes erannumerosas, seguían a Jesús, se metían apretujadas en las casas yle hacían difícil ir de un lugar a otro. Pero, llegó un momento enque lo que Jesús decía era demasiado duro de oír, y lo que hacía erademasiado difícil de tolerar.

En vez de derrocar a Roma, Jesús habló de que iba a una muertesegura a manos del pueblo. En esta escena especial, Jesús se refierea sí mismo como: "Yo soy el pan vivo que descendió del cielo" ydice que "el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna;y yo le resucitaré en el día postrero" (Juan 6: 51, 54). Continuó ha-blando acerca de beber su sangre (ver vers. 53-55). Peor aún, hizoestas declaraciones en la sinagoga, donde estaban presentes todoslos dirigentes, los líderes espirituales y quizás algunos niños. Lossantos no recibieron bien el mensaje. De hecho, "Desde entoncesmuchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él"(vers. 66). Pero los Doce se quedaron allí, en un momento crucialimpuesto sobre ellos por Jesús. Quizás hubo un silencio incómodoen el que todos estaban pensando ¿Dijo exactamente eso? Nadie seatrevió a decir palabra, ni siquiera Pedro.

Fue en ese momento que Jesús puso una encrucijada ante losdoce discípulos. Abrió la puerta de atrás en caso de que alguien

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LA ÚNICA OPCIÓN VIABLE


quisiera salir. Él no quería perder a nadie, como lo demuestra lanaturaleza de su pregunta: "¿Queréis acaso iros también voso-tros?" La pregunta casi tiene un timbre lastimero, ¿verdad?

Pero ¿cómo te llega esta pregunta a ti hoy? ¿Alguna vez pensasteen renunciar a Cristo y alejarte de él? Quizá la respuesta que ex-presaron los discípulos también te dará algo que pensar, pero aúnmás, algo para creer con una profunda determinación duradera.

Pedro finalmente habló en favor de los discípulos, y le trans-mitió la decision que habían tomado de continuar con Cristo. Peronotemos que su respuesta tenía cuatro partes, y así debiera ser lanuestra, al dedicarnos a nuestra experiencia duradera con Cristo.

i. Deducción: "Señor, ¿a quién iremos?" Es una ciencia elaborarpreguntas de elección múltiple. Créase o no, algunos del mundoacadémico discuten sobre si una pregunta de elección múltiple de-biera asumir la forma de una declaración incompleta o la forma deuna pregunta. Algunos debaten si las preguntas de elección múl-tiple debieran usarse si la respuesta correcta no es objetivamenteverdadera o falsa. Mi sugerencia favorita es que las preguntas deelección múltiple debieran ofrecer respuestas que sean "causasverosímiles de distracción". Eso es; han inventado un nombre téc-nico para lo que todos conocemos como la "pregunta con trampa".Una cosa es cierta: para Pedro y los discípulos, no hay "causas vero-símiles de distracción". De hecho, Pedro presenta un interrogante:"Señor, ¿a quién iremos?"

Mi paráfrasis sería algo así: "¡Hola, Jesús! ¿Adonde vamos a ir-nos de aquí? Hemos visto demasiado. A pesar de todas las cosasque podrían estar asustándonos en este momento, seguirte a ti to-davía es la única opción real".

Los discípulos dejaron sus redes, sus familias, sus puestos im-positivos y su seguridad porque se habían convencido de que elReino de Dios había llegado. Aunque había algunas cosas que aclarar—como " ¿Qué quiso decir con 'comer su carne y beber su sangre'? "—,cada día con Jesús estaban más seguros de que él era el Cristo.

No te detengas mucho a pensar en esta pregunta. Muchos llegana un punto en su vida en el que sienten que "algo falta".

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En una entrevista en la revista Rolling Stone, el actor Brad Pittreflexiona en el estado actual de las cosas en Hollywood:

"Sé que todas estas cosas se supone que son importantes paranosotros: el auto, el departamento, nuestra version del éxito...pero todavía está esa sensación allí, que refleja más impotencia,aislamiento, desesperación y soledad. Si me preguntas, te digo quete olvides de todo esto, tenemos que buscar otra cosa. Porque todolo que sé es que estamos yendo hacia un callejón sin salida, un en-tumecimiento del alma. Una atrofia completa del ser espiritual. Yyo no quiero eso". 2

—Entonces, ¿qué debiéramos hacer? —preguntó el entrevistador.

"Bueno, todavía no tengo esas respuestas. El énfasis ahora estáen el beneficio personal y el éxito, y estoy sentado justo en el mediode esto, y te digo: 'Así no es'. Soy la persona que consiguió todo, yuna vez que consigues todo, te quedas solo". 3

Hay un vacío en la experiencia humana que solo Cristo puedellenar, y los discípulos son profundamente conscientes de esto. Asíque, ¿has hecho los cálculos, sacaste tus deducciones o hasta explo-raste algunas de las opciones disponibles para los que sospechanque podría haber alguna otra cosa que Dios? Es valioso examinarla información de antemano, para poder tomar una decision confundamento. Pero la información sola nunca ha llenado el corazónni satisfecho el alma humana. La verdad básica es que la gente tienehambre de lo que Cristo ofrece.

Craig Dykstra observa: "Los miles de grupos de autoayuda queahora prosperan en todo nuestro país están llenando un vacío crea-do por la pérdida de las comunidades que practican la devoción". 4

Ala pregunta "¿Queréis acaso iros también vosotros?" los dis-cípulos responden: "¿A quién iremos?"

Philip Yancey, al considerar el significado de este intercambioadmite:

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"Esa, para mí, es la respuesta final a por qué me quedo cerca.Para mi vergüenza, admito que una de las razones más fuertes porlas que me quedo en el redil es la falta de buenas alternativas, mu-chas de las que he probado. Señor, ¿a quién iré? La única cosa másdifícil que tener una relación con un Dios invisible es no tener esarelación". 5

No es fascinante, pero es honesto, y la simple deducción a vecesquizá sea el mejor lugar para comenzar a responder una pregun-ta tan crucial. Lo más desafortunado sería apartarse de Cristo sinpensarlo mucho.

2. Hecho: "Tú tienes palabras de vida eterna". Los discípulos nosolo declaran que seguir a Jesús es su única opción viable, sino queafirman: "Tú tienes palabras de vida eterna" (Juan 6: 68).

No hay duda alguna del impacto transformador de la enseñanzade Cristo. Jesús enseñaba con una claridad tan reconfortante y conuna penetración tan profunda que hasta los niños eran atraídos ha-cia él. Las palabras que pronunciaba no siempre eran nuevas; dehecho, en algunos casos, eran bastante conocidas. Pero Jesús lesinfundía un nuevo significado. Especialmente en el Sermon delMonte, Jesús le dio cuerpo a lo que decía el antiguo texto, pero lohizo con colores vividos y una pertinencia sorprendente.

La inspiración para escribir este libro se relaciona con una vi-sita que hice al país de Malawi en el Africa. Me senté debajo de unárbol de mango con casi cuarenta personas reunidas para un sen-cillo estudio bíblico. Noté que un joven estaba hojeando algunaspáginas de texto, solo páginas, sin tapa. Después de que todos sedispersaron, pregunté al joven:

—Noté que tienes varias páginas de papel, ¿te puedo preguntarqué son?

Los ojos se le desorbitaron de miedo, pero yo le aseguré, pormedio de un traductor, que no pretendía hacerle daño. Mientrasel traductor sorteaba la conversación hábilmente, descubrí quelos papeles eran páginas de los cuatro Evangelios que conteníanlas palabras de Cristo en rojo. Evidentemente, un grupo de obre-

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ros evangélicos había pasado por la aldea y dejó una Biblia. Él ysus amigos habían usado esta Biblia hasta el punto de desarmarse.Después de pegarla varias veces con cinta, las páginas no se queda-ban juntas, así que se repartieron la Biblia entre ellos, y él eligió loscuatro libros llenos de las palabras de Cristo.

Jesús dijo acerca de sus palabras: "El cielo y la tierra pasarán,pero mis palabras no pasarán" (Mat. 24: 85). "Porque el que seavergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera ypecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuandovenga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Mar. 8: 38)."El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue;la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero" (Juan12: 48). "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vo-sotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan 15: 7).

Las palabras de Cristo eran ricas en contenido, captaban la be-lleza del Creador y, a su vez, eran suficientemente potentes paraapaciguar la tormenta y echar fuera a los demonios del infierno.Sus palabras transmitían el incomparable amor del Padre con de-licada sencillez; además, hacían una division entre el hipócrita yel buscador sincero. Una razón por la que los discípulos no podíanapartarse era porque habían visto demasiado, y ahora habían escu-chado demasiado como para irse.

3. Convicción: "Hemos creído". John Stott afirmó: "Si creer enJesús fue el primer deber del hombre, no creer en él fue su prin-cipal pecado". Muy pocas palabras llevan tanto significado como lapalabra creer. Imagínense si llego a casa después de salir a trotary señalo una silla diciendo: "Creo que esa silla será mi descanso.Creo que es cómoda. Creo que es sólida y resistente". Pero lo úni-co que demostraría mi "creencia" es que me siente en la silla. Dehecho, la palabra creer en nuestro mundo contemporáneo es de-masiado teórica comparada con el significado bíblico. En la Biblia,creer no es simplemente aceptar algo como cierto sino dependerde ella para vivir. La diferencia es real cuando hacemos la "caída deconfianza".

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Todos los años, la clase del último año de la secundaria se aven-tura a entrar en el bosque para hacer "supervivencia". Entre las ac-tividades, está lo que llamamos una "caída de confianza", uno delos tantos juegos de iniciativa grupal que estrecha la camaraderíay tiene un tremendo poder para enseñar la verdad acerca de lo quesignifica creer. Un alumno se para sobre una plataforma de dosmetros y simplemente se deja caer hacia atrás en los brazos de suscompañeros. Pero la "caída de confianza" no siempre es tan sen-cilla, porque hay un momento crucial cuando el alumno realmentese somete. Pueden estar parados e inclinarse hacia atrás, pero noceden el control hasta que llegan al punto sin retorno. Lα entrega escrucial para creer.

Algunos adhieren a "creencias" con las cuales no se han com-prometido. Algunos conservan opiniones que no son puestas aprueba ni asimiladas. Cuando los discípulos anunciaron a Cristo:"Hemos creído", habían cruzado del mundo de las ideas simplesal reino de la fe. John Stuart Mill observó: "Una persona con unacreencia es igual a una fuerza de noventa y nueve que solo tieneninterés".

¿Eres creyente? ¿Has traspasado el punto clave en relación contu entrega a Cristo?

4. Determinación. "Nosotros hemos creído y conocemos que tú eres elCristo, el Hijo del Dios viviente". Según la agencia noticiosa Reuters,Alberto Gauna, de Argentina, se deprimió tanto que decidió po-nerle fin a su vida. Colocó la pistola calibre 22 en su sien derechay apretó el gatillo. El arma disparó pero, para su sorpresa, ¡todavíaestaba vivo! Decidido a terminar con la cuestión, apuntó la pistolahacia la frente y disparó, pero eso tampoco lo mató. Después de untercer y cuarto disparo en la cabeza, se disparó en el estómago, perosu cuerpo todavía se negaba a morir. Para cuando dejó de dispa-rarse, se había pegado seis tiros en el cuerpo pero aún estaba vivo.¿Qué es más asombroso, su determinación para morir o su deter-minación para vivir?6

Los discípulos profundizan su compromiso con Cristo aña-

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diendo: "Nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo,el Hijo del Dios viviente" (Juan 6: 69). Los discípulos no solo te-nían una creencia activa, tenían la ferviente determinación de losque "saben" que tienen razón. Y todos conocemos a personas quesaben que tienen razón.

Yo sabía que tenía razón al seguir por la autopista hasta la si-guiente salida, cuando mi esposa trató de decirme que saliera enese mismo momento. Al pasar volando por la salida, hasta cavilésobre la pesada responsabilidad que tenemos cuando somos tan"entendidos" como yo. Luego vino el puente y el largo trecho has-ta el otro lado del río... que incluía un largo y humillante paseo deregreso. Mi determinación no se materializó como con los discí-pulos, que permanecieron junto a Cristo cuando las multitudes seestaban yendo. Su fidelidad estaba mezclada con momentos de ye-rros y distracciones, pero estos hombres respondieron la preguntade Cristo con consciente confianza.

Deseo poder responder esta pregunta por ti como lo hizo Pedropor los otros discípulos. Y hay días en que preferiría que tú respon-dieras por mí, porque simplemente no tengo el coraje.

Pero los discípulos —a pesar de ser criticados por sus faltas— sonverdaderos creyentes en Cristo y resueltos seguidores del Salvador.Responder esta pregunta puede ponerte en una encrucijada, si se lapuede llamar así, o quizá te demande poco esfuerzo decir a Jesús:"No voy a ninguna parte, a menos que te siga a ti". De cualquiermodo dilo, porque tu fortaleza se renueva, y las puertas se abrencuando respondes las preguntas que Dios te hace.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Alguna vez pensaste en darte por vencido y en distanciarte

de Cristo?2. ¿Es posible que una persona sostenga creencias con las cua-

les no esté comprometida? ¿Qué diferencia hay entre creer y com-prometerse?

3. Si existe un vacío en la experiencia humana que solo Cristopuede llenar, ¿por qué en la tierra la gran mayoría vive sin tener

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relación con él, sin seguirlo ni creer en él?4. Este capítulo habla de un "punto crítico" en cuanto a nuestra

entrega a Cristo. ¿Cuál sería el "punto crítico" para ti; el punto másallá del que nada podría hacer flaquear tu confianza en Jesús comotu Salvador? ¿Crees que hay un punto tal para ti? ¿Existe un "puntocrítico" en las demás direcciones, un punto que te empuje a aban-donarlo?

5. Enumera las cinco razones principales —en orden de impor-tancia para ti— de por qué sigues a Jesús

REFERENCIAS

' James s. Hewett, Illustrations Unlimited (Carol Stream, 111.: Tyndale House Publishers, 1988),pp. 98, 99.

* Rolling Stone (28 de octubre de 1999).3Ibid.4 Craig Dykstra, Growing In the Life of Faith (Louisville, Ky.: Geneva Press, 1999), p. 8.5Philip Yancey, Reaching for the Invisible God (Grand Rapids, Mich.: Zondervan, 2002), p. 38.6 Reuters, "Man Shoots Self Four Times in Head But Lives", America Online, 1° de noviembre de

1994, http: //www. aol. com.

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“¿Me amas?”

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C A P Í T U L O 16

Revelación completa,restauración completa

"¿Me amas?"

"Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo deJonas, ¿me amas más que éstos?

"Le respondió- Si, Señor; tú sabes que te amo."Él le dijo: Apacienta mis corderos."Volvió a decirle Iα segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?"Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea

mis ovejas."Le dijo Iα tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?"Pedro se entristeció de que le dijese Iα tercera vez: ¿Me amas?y le

respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.

"Jesús le dijo: Apacienta mis ove/as" (Juan 21: 15-17).

H ay una maxima entre la comunidad de pescadores de caña,contada desde el punto de vista de la esposa de un pescador.

Dice: "Dale un pescado a un hombre, y comerá por un día. Enséñalea pescar a un hombre, y te desharás de él por todo el un de semana".

La pregunta de Jesús en este capítulo se da en el contexto de


una expedición de pesca. Aparentemente, ese día todos salieron apescar. Comenzó con Pedro, pero nadie iba a dejar solo a Pedro, asíque todo el grupo de discípulos se subió al barco. Pero su noche depesca resultó infructuosa.

Mis dos hermanos son pescadores dedicados. Mi papá les en-señó bien, pero yo no aprendí nada. Odio pescar. No me gusta per-der, y cada vez que voy a pescar puedo ver que los peces eluden mícarnada. En una salida de pesca en las montañas, la trucha del lagoparecía burlarse de mí abiertamente. Frustrado por esperar y espe-rar constantemente, y de estar quieto y callado esperando, casi mesalgo de las casillas. Finalmente, perdí el control cuando observéque una trucha arco iris se quedó mirando mi carnada durante 16minutos. Comencé a arrojarle piedras al pez en una diatriba defrustración. Por supuesto, todos los demás pescadores me mirabandisgustados. Odio pescar porque odio esperar, y odio perder.

Comprendo la falta de éxito que soportaron Pedro y los demás,pero se oyó una voz por sobre el agua que exclamó:

—"Hijitos, ¿tenéis algo de comer?" (Juan 21: 5).No es Zα pregunta de este capítulo, pero parafraseada sería: "Ey,

ustedes jovencitos mocosos, ¿tuvieron suerte?" Los viejos pesca-dores reservados siempre me hacían esa pregunta también, y a me-nudo tenía ganas de contestarles: "Si hubiese tenido suerte estaríaen la panadería comprando rosquillas, en vez de quedarme miran-do el agua a la espera de que alguna criatura viscosa y apestosa sedejara engañar y mordisquee la guarnición atada en el extremo demi línea". Pero en vez de eso respondía: "No".

Los discípulos respondieron: "No", y Jesús les pidió que arro-jaran la red a la derecha del barco. Les prometió: "Hallaréis" (vers.6). Obedecieron al Maestro, y los peces le obedecieron a él. La es-cena olía a aquellos buenos tiempos, y ahora sabían lo que habíanestado sospechando: Jesús había venido a visitarlos. Pedro se tiróal agua, y se reunieron en la fogata a orillas del lago, donde Jesúshabía estado cocinando pescado. Elena de White hace el comenta-rio del déjà vu de la escena:

"Vividamente recordaban la escena ocurrida al lado del marcuando Jesús les había ordenado que le siguieran. Recordabancómo, a su orden, se habían dirigido mar adentro, habían echa-

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do la red y habían prendido tantos peces que la llenaban hasta elpunto de romperla. Entonces Jesús los había invitado a dejar susbarcos y había prometido hacerlos pescadores de hombres. Conel fin de hacerles recordar esta escena y profundizar su impresiónhabía realizado de nuevo este milagro. Su acto era una renovacióndel encargo hecho a los discípulos. Demostraba que la muerte de suMaestro no había disminuido su obligación de hacer la obra que leshabía asignado". 1

Pero durante este pequeño encuentro Jesús llamó aparte aPedro y le hizo algunas preguntas que son bien conocidas. Pero¿fueron bien respondidas?

Es posible que Pedro no quisiera responder ninguna preguntani ser el centro de atención. No solo debido a su reciente traiciónsino también a la luz de su elocuente promesa de morir con Jesús,si fuese necesario. Titubear y fallar exponía la debilidad de Pedrocomo humano, pero prometer lealtad sin parangón justo antes dehundirse simplemente era vergonzoso. Aunque la esperanza ha-bía regresado al grupo de creyentes, tenemos que preguntarnos enqué habrá estado pensando Pedro. Al menos, bajó el tono de susbaladronadas. Cuando comenzamos a dudar de nosotros mismos,somos cuidadosos con nuestros compromisos y nuestras palabras.

Las preguntas que Jesús formuló a Pedro podrían ser simbóli-cas, o retóricas. Pedro negó a Cristo tres veces, así que era más queapropiado restaurar a Pedro con una consagración en tres pasos.Pero me pregunto si la verdadera razón por la que Jesús le preguntótres veces era que Pedro estaba cauteloso y no confiaba plenamenteen sí mismo. Quizá Jesús lo estaba haciendo hablar. De cualquierforma, el objetivo primordial de Jesús era la revelación completa,porque Pedro no podría cumplir su papel como apóstol si no teníaplena confianza en su liderazgo. Pienso que Jesús sabía que Pedrono daría totalmente su vida por la causa si no experimentaba la re-velación completa y el perdón total. Jesús era el Maestro de Pedro,y él lo orientaría para salir de esta crisis.

"Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón,hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; túsabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos" (Juan 21: 15).

¿Qué quiso decir Jesús con "más que estos"? Recordemos la no-

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REVELACIÓN COMPLETA, RESTAURACIÓN COMPLETA


che de la negación de Pedro. Pedro había prometido: "Aunque todosse escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré" (Mat. 26: 33). Pedrosiempre estaba haciendo comparaciones. Por ejemplo: "Entonces sele acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi her-mano que peque contra mí? ¿Hasta siete?" Por supuesto, los fariseosenseñaban que había que perdonar a los enemigos solo tres veces,pero Pedro saca su pecho espiritual y sube el nivel.

Si Pedro no hubiese faltado a la promesa que había hecho aCristo, podría haber respondido: "¿Estás bromeando? ¡No existeotra alma a cien kilómetros a la redonda que te ame más que yo!"Pero esta vez Pedro no exageró ni se pasó de la raya. De hecho, in-vitó a Jesús a interpretar su sencilla respuesta: "Sí, Señor; tú sabesque te amo" (Juan 21: 15).

Cuando Jesús le encomendó a Pedro "apacienta mis corderos",tierna y respetuosamente lo estaba invitando a reincorporarse alequipo. El Señor le estaba confiando a Pedro la causa de su Reino.Su lenguaje era afectuoso y respetuoso. Nada fortalecería a Pedromás que el hecho de que alguien creyera abiertamente en él.

La segunda pregunta que Jesús le hizo a Pedro fue: "Simón, hijode Jonás, ¿me amas?" (vers. 16). La palabra griega que Jesús usó aquíes una forma de ágape, una benevolencia incondicional hacia otrapersona, sin tener en cuenta quién sea ni lo que haga. Esta clase deamor es típico de Dios pero poco común en sus hijos. Es interesanteque, aunque Jesús usó esta palabra, Pedro respondió usando una pa-labra griega diferente: una forma de filéo, que se refiere al amor ca-riñoso por un amigo o un ser querido. Quizá Pedro había aprendidouna lección valiosa: prometer menos y dar más.

"Antes de su caída, Pedro había tenido la costumbre de hablar in-advertidamente, bajo el impulso del momento. Siempre estaba listopara corregir a los demás, para expresar su opinion, antes de teneruna comprensión clara de sí mismo o de lo que tenía que decir. Peroel Pedro convertido era muy diferente. Conservaba su fervor anterior,pero la gracia de Cristo regía su celo. Ya no era impetuoso, confiado ensí mismo, ni vanidoso, sino sereno, dueño de sí y dócil". 2

El tener que tratar una circunstancia problemática con un ma-trimonio me enseñó a prometer menos y a dar más. El esposo tenía

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buenas intenciones, hasta las aspiraciones más nobles, para con lafamilia y su relación con su esposa, pero nunca actuaba cabalmen-te. Durante una entrevista, la esposa se impuso y dijo:

—No te creo. ¡Nunca cumpliste tus promesas, y no pienso creer-te más!

El captó el mensaje, pero nunca dijo una palabra. Pero de a pococomenzó a dar.

Consideremos la última pregunta de Jesús a Pedro, pregun-ta número tres: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?" (vers. 17). LaBiblia dice que "Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez:¿Me amas?" (vers. 17). Quizá Pedro desconfiaba tanto de sí mismoque la tercera pregunta parecía como si Jesús no creyese en él.

Ha habido veces en que sospecho que mi hijo no ha sido total-mente sincero conmigo, y le hago la misma pregunta una y otra vezpara darle una sutil posibilidad de confesar. ¿Es eso lo que Jesúsestá haciendo aquí? En su tercera pregunta, en vez de usar la pala-bra ágape, Jesús usa la palabra filéo, la misma palabra que usó Pedropara responder la segunda pregunta. Esto implica que Jesús sabíadónde estaba Pedro y que lo iba a aceptar ahora, allí donde estaba.Jesús podría estar diciendo: "Pedro, en este mismo momento meestás dando todo lo que tienes, y eso es todo lo que necesito de ti.Ponte a trabajar, mi amigo".

A la pregunta final de Jesús, Pedro solo alega: "Señor, tú losabes todo; tú sabes que te amo" (vers. 17). Evidentemente, soloquería que Jesús escuchara su corazón y leyera su mente, porqueno confiaba en sus labios. Pero aún así fue un ejercicio valioso pro-nunciar las palabras "Tú sabes que te amo".

Imagínate que el Salvador te hiciera esta sencilla pregunta hoy:"¿Me amas?" ¿Qué dices? Está perfecto que digas lo que verdade-ramente piensas: "Realmente te amo, Señor, pero examina mi co-razón y ve por ti mismo". Lo que implica esta respuesta es: "Sé quéte amo, pero además sé que debiera amarte más, y quiero hacerlo".Pedro se recuperó. Henry Ford dijo: "El fracaso es la oportunidadde comenzar de nuevo con más inteligencia".

En 1879 nació un niño en una familia de un pobre mercader ju-dío. Se crió en una comunidad que expresaba fuertes sentimientosantisemíticos que lo hacían sentirse acomplejado y con miedo. Era

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tan tímido, y su comportamiento tan lento, que sus padres lo hicie-ron revisar para ver si era discapacitado mental. Cuando fue másgrande, trató de que lo aceptaran en una universidad de Zurich,pero reprobó el examen de ingreso. Lo volvió a intentar al año si-guiente y aprobó. Aunque obtuvo un doctorado, solo pudo conse-guir trabajo como examinador de patentes. Nunca desanimado porlas circunstancias ni sus propios fracasos, Albert Einstein final-mente triunfó. Ahora su nombre es sinónimo de inteligencia.

Así como Einstein llegó a ser el representante perfecto de losgenios, Pedro se convirtió en un líder fundamental en las prime-ras etapas de la nueva iglesia. En Hechos 2, Pedro se puso de pie ypredicó a miles de personas, llamándolas a recibir a Jesús comoel Mesías de las promesas del Antiguo Testamento, y se bautiza-ron tres mil. En Hechos 3, Pedro y Juan llegaron a la puerta delTemplo, donde un lisiado suplicaba ayuda. La respuesta de Pedrofue: "No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombrede Jesucristo de Nazaret, levántate y anda" (Hech. 3: 6). Pedro teníamuy en claro su identidad y su función. Debido a que sanó al men-digo, Pedro fue arrestado, interrogado y liberado, pero a través detodo esto, señaló al Salvador y le dio toda la gloria y la alabanza aél. La vida de Pedro dice mucho. En su vida y en su muerte, Pedrocomunicó su perdurable amor por Jesús.

Después de hablar en un congreso, estaba conversando con al-gunos amigos acerca de esta historia, y alguien preguntó:

—¿Cómo saber cuándo amamos a Dios?Al principio la respuesta parecía demasiado obvia.

"Simplemente lo sabes". Pero eso parece que no satisfizo al grupo.¿Cómo saber cuándo amamos a Dios? Cuando anhelamos tener

contacto con él. "Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré;mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y áridadonde no hay aguas" (Sal. 63: 1).

Cuando Jesús inicialmente llamó a los discípulos, "establecióa doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar"(Mar. 3: 14). ¿Te sientes atraído a Cristo, no solo en sentimientossino a veces como una necesidad? ¿Cuántas veces has pensado:Necesito acercarme más a Dios? No importa si el pensamiento surgede un sentido del deber (como Marta) o de un deseo interno (comoMaría). Lo que importa es que cualquier cosa que nos compela a

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estar cerca de Cristo proviene de Dios. Dios nos atraerá por cual-quier avenida del alma que esté disponible.

Si te sientes alejado de él por la culpa o el temor a exponerte,necesitas saber que Dios no es la fuente de ese obstáculo.

"Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os deja-rán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestroSeñor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muycorta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguospecados" (2 Ped. 1: 8, 9).

La promesa de la Palabra de Dios es: "Cuanto está lejos el orien-te del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Sal.103: 1: 2). Por favor, no permitas que la culpa, el temor o la duda seinterpongan en el camino de tu intimidad con Cristo. Esas barrica-das son las herramientas del acusador, no la obra de tu Creador.

Necesitamos alimentar una relación de amor y odio: amor aDios y odio al mal. David nos insta: "Los que amáis a Jehová, abo-rreced el mal; él guarda las almas de sus santos; de mano de losimpíos los libra" (Sal. 97: 10).

Odio beber alcohol. Pienso que embotar las sensibilidades, encualquier orden, a cualquier grado, está mal. Mi mamá y mi papáson personas fantásticas, con mucho coraje e integridad. Cuandose enteraron de una mejor manera de vivir, le dieron la espalda ala bebida y aceptaron vivir una buena vida con Dios. Ellos aman aDios, y en su boca no sienten gusto por el otro camino. Y, aunquetengo padres, nunca conocí a mi suegro. Murió instantáneamentecuando cinco adolescentes ebrios se estrellaron de frente con suvehículo, y casi matan a Julia, su hija de 4 años, que luego se con-virtió en mi esposa.

Odio cuando la gente explota a los niños y miente al respectocon una destreza patológica.

Odio el hecho de que la soledad sea una verdadera epidemia,más común que la lluvia en Seattle.

Los que aman a Dios guardan sus Mandamientos. "El que tienemis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que meama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré aél" (Juan 14: 21). Si la Ley de Dios es la transcripción de su carácter,

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un retrato de quién es él, entonces amo la Ley, no por lo que dicesino por lo que representa. Juan escribe: "Pues este es el amor aDios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos noson gravosos" (1 Juan 5: 3).

Algunos se llenan de perplejidad con este versículo porque pa-rece contradecir las enseñanzas básicas acerca de la gracia. Pero,desde el punto de vista de la experiencia, ¿realmente es tan difícilunir las piezas? Por la vida, sabemos que las reglas definen nues-tras relaciones, quizá no en un decálogo o en una lista, pero indu-dablemente sí en espíritu.

Si la historia de Pedro junto a la orilla nos enseña algo, es queincluso cuando caemos no fracasamos a menos que resistamosla restauración que Cristo nos extiende. Pedro no supo recha-zar la gracia y se volvió experto en el terreno de los vencedores.Las últimas palabras de Pedro registradas en la Escritura fueron:"Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y SalvadorJesucristo" (2 Ped. 3: 18). En cierto modo, Pedro ofrece una verdadsencilla, pero profunda: la única manera de crecer verdaderamen-te a través del fracaso es crecer a través de la gracia.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Qué efecto crees que tuvo la negación de Pedro justo antes

de la crucifixión de Jesús en su disposición a permanecer audaz-mente de parte de Jesús después de la resurrección? ¿Pedro teníaalgo que "probar"?

2. ¿Alguna vez experimentaste algo similar a la devastadora ne-gación de Jesús? Si es así, ¿cómo lo afrontaste? ¿Qué efecto tuvo entu posterior relación con Jesús?

3. ¿Cómo "sabes" cuando amas a Dios? ¿Qué papel desempeñala obediencia en el amor?

4. ¿Qué nos dice la historia de Pedro acerca de la disposición deJesús a restaurar a los que han caído y que se arrepienten? ¿Qué re-quiere Jesús de nosotros antes de restaurar nuestra comunión con él?

5. ¿Cómo podemos utilizar el fracaso en el proceso de creci-miento?

REFERENCIAS1 Elena de White. El Deseado de todas las gentes, pp. 750, 751.2 Ibíd., p. 753.

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“¿Quién irá por nosotros?”

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C A P Í T U L O 17

Sólo un profetapromedio, normal

"¿Quién irá por nosotros?"

"En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un tronoalto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había sera-fines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubríansus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo,santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda Iα tierra está llena de su gloria.

"Y los quiciales de las puertas se estremecieron con Iα voz del que cla-maba, y Iα casa se llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto;porque siendo hombre inmundo de labios. y habitando en medio de puebloque tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

"Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbonencendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre miboca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpiotu pecado.

"Después oí Iα voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá pornosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí"(lsa. 6: 1-8).


Alguna vez le vendiste una torta helada a la persona equivoca-da? Pocos pueden admitir esto, pero yo sí.

Trabajar en Baskin-Robbins fue una experiencia feliz, en granparte. Pero también descubrí que tratar con clientes difíciles a vecespuede quedar fuera de todas las estadísticas. Los clientes de heladosse toman en serio los helados, y no hay cliente más insatisfecho queel que llega al negocio con la intención de llevarse una torta prepara-da a pedido, solo para descubrir que ha sido vendida a otra persona.

—Una torta redonda con helado de menta granizada en medio deuna capa de dulce de leche acaramelado y baño de chocolate.

Cuando me pidió la torta, sentí una profunda sensación de hun-dimiento como un bolo en mi estómago. Acababa de vender lo quepensé que era la única torta de menta granizada a otra persona hacíatreinta minutos. Eramos tres trabajando esa noche, y todos sabíamoslo que venía, así que nos reunimos en la parte de atrás para organizaruna estrategia.

—¿Qué hacemos? —pregunté.—¿Nosotros? —exclamaron los otros dos—. ¡Tú vendiste la torta de

ella!Fortalecido por una oleada interna de coraje leonino, les supli-

qué:-Por favor ¿podrían hablar con ella en mi lugar? (El león al que

me refería era un cobarde en El mago de Oz, ese león).Me quedé escuchando detrás de la puerta cuando Jill salió para

"tratar con la dienta".-Lo lamento... es decir, nosotros... no tenemos su torta, pero

puedo hacerle una en algunos minutos.—¿Qué me quieres decir? ¡Pedí la torta esta mañana! —exclamó

ella (como dije antes, la gente se apasiona con su helado).—Lo lamento —volvió a decir Jill, mientras cortaba más helado y

le hablaba amablemente a la furiosa señora—. Creemos que tal vezpor casualidad le vendimos la torta a otra persona más temprano, sinquerer.

Ella decía todo esto mientras miraba hacia la puerta de atrás,instándonos enérgicamente a salir y ayudar. Nosotros seguíamos es-condidos.

—Bueno, ¿a quién le vendieron mi torta? —demandó la dienta.

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¿Ella quiere saber la identidad de la persona que ahora tiene su tor-ta ? Esto es grave. ¿ Qué va a hacer, localizarla y retirar la torta del freezerdel inocente beneficiado?

Jill solo la miró con una mirada vacía que transmitía una emo-ción: desesperación. Había otros clientes esperando. La gente em-pezó a murmurar. Las cosas parecían desesperadas.

Isaías también conoció la desesperanza. En este caso, las pre-guntas de Dios surgieron cuando el Cielo vino a visitar a Isaías enuna vision relacionada con la nación de Judá. El joven profeta es-taba frustrado por la forma en que Israel estaba yendo por un ca-mino descendente hacia la destrucción. El lujo y el vicio le estabanquitando firmeza a la vida espiritual de la nación, y los mensajes deIsaías estaban cayendo en oídos sordos. Elena de White comenta latriste situación durante el tiempo en que Isaías era profeta:

"La perspectiva era particularmente desalentadora en lo que serefería a las condiciones sociales del pueblo. Había hombres que, ensu deseo de ganancias, iban añadiendo una casa a otra, y un campo aotro... La justicia se pervertía; y no se manifestaba compasión algunahacia los pobres. Acerca de estos males Dios declaró: 'El despojo delpobre está en vuestras casas'. 'Que majáis mi pueblo, y moléis las ca-ras de los pobres'... Hasta los magistrados, cuyo deber era protegera los indefensos, hacían oídos sordos a los clamores de los pobresy menesterosos, de las viudas y los huérfanos? [... ]. La opresión yla obtención de riquezas iban acompañadas de orgullo y apego a laostentación, groseras borracheras y un espíritu de orgía. En lostiempos de Isaías, la idolatría misma ya no provocaba sorpresa... Lasprácticas inicuas habían llegado a prevalecer de tal manera entre to-das las clases que los pocos que permanecían fieles a Dios estaban amenudo a punto de ceder al desaliento y la desesperación. Parecíaque el propósito de Dios para Israel estuviese por fracasar, y que lanación rebelde hubiese de sufrir una suerte similar a la de Sodoma yGomorra". 1

Cuando tu trabajo como profeta es confrontar esta clase de pro-blema, ¿cómo te levantas de la cama y sales a trabajar? Cada vezlos alumnos llegan quejándose, diciendo: "Mi situación es deses-

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SÓLO UN PROFETA PROMEDIO, NORMAL


perada, estoy deprimido", a menudo uso a Isaías como mi reglamental para evaluar la depresión. Aunque nunca hago esto, y nuncalo haré, aveces estoy tentado a decir: "¿Crees que estás deprimido?Tu vida es una fiesta de cumpleaños comparada con la de Isaías".Todos tenemos dramas y desafíos que parecen insuperables, porlo que, en vez de compararnos e importunarnos mutuamente, de-biéramos tratar de entendernos y de identificar cómo es cuando latarea que se nos presenta parece desesperada.

Isaías comprendía la depresión. Elena de White agrega: "Sabíamuy bien que encontraría una resistencia obstinada. Al compren-der su propia incapacidad para hacer frente a la situación y al pen-sar en la terquedad e incredulidad del pueblo por el cual tendríaque trabajar, su tarea le parecía desesperada". 3

En la hora más oscura Dios conduce a Isaías ante su Trono yofrece una vision de gloria al profeta. Pero, en vez de darle un con-junto de órdenes de marcha que sin duda lo abrumarían, Dios leotorgó una abundancia de gracia que le permitiera estar de pie.

"Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hom-bre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tienelabios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un car-bón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con élsobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tuculpa, y limpio tu pecado" (Isa. 6: 5-7).

Lo mismo ocurre en el caso tuyo y mío cada vez que afrontamosnuestra hora más oscura o un desafío imposible con humildad.Dios derrama su asombrosa gracia en nosotros.

Alex Haley, autor de Roots [Raíces], tenía un cuadro colgadoen la pared de su oficina. Era una tortuga sentada sobre una cerca.Cuando la gente le preguntaba por el cuadro, él explicaba:

—Cuando ves a una tortuga sentada sobre una cerca, sabes querecibió ayuda para subirse allí.

A lo largo de la historia, los grandes hombres y mujeres de fese levantan como un recordatorio de la gracia de Dios. Pero lo sa-bemos porque recibieron ayuda para llegar hasta allí. Un ejemplo

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clásico de esto es el profeta Isaías.Después que Isaías fue "purificado", Dios le hizo una pregunta:

"¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?" (Isa. 6: 8). Es bastanteobvio, ¿verdad? Isaías ha sido preparado para este llamado. Bañadoen la misericordia del Cielo, Isaías estuvo delante del Dios que hacepreguntas. Los ángeles estaban observando. Le tocaba a Isaías con-testar, y él respondió: "Heme aquí, envíame a mí" (vers. 8).

El "quién" es clave para la pregunta que Dios hizo.Bueno, la respuesta visceral a esa pregunta sería: "Un profeta".La palabra hebrea para profeta es nabi, que significa "uno que

es llamado por Dios". Alo largo de la historia los profetas han teni-do un papel fundamental en las interacciones de Dios con la gente.El escritor de Hebreos explica:

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas manerasen otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros díasnos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, ypor quien asimismo hizo el universo" (Heb. 1: 1, 2).

Siempre ha habido hombres y mujeres que llaman a la gente avolverse a Dios y a prestar atención a su Palabra. Y la gente que Dioselige es bastante normal.

Que yo recuerde, siempre tuve un perro. Es medio extraña lamanera en que la gente pone nombres estrafalarios a sus perros.Piensa en algunos de los perros que conoces. ¿El nombre que susdueños le dieron coincide con sus características? Mi vecino tie-ne un chihuahua pequeño. Le puso el nombre de "Matón" a estadiminuta criatura. Quizás el perro era tan frágil que se llenaba fá-cilmente de moretones. O tal vez este cachorro sea un verdaderoagente encubierto: un perro que parece debilucho pero que tieneel poder de hacer verdadero daño. Otro amigo le puso "Zaqueo" asu enorme San Bernardo. Podemos saber mucho sobre el dueñode un perro por el nombre que le da a su mascota. Pensemos en"Tiggy", por ejemplo: un hermoso perro al que le encanta divertir-se, es un tanto travieso y lleva el nombre de un gran dirigente asi-rio: Tiglat-Pileser III. Es posible que haya habido similitudes entreel dirigente y el perro, pero ¿no es extraño que alguien le puisera

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el nombre de un poderoso dirigente asirio a su perro? En reali-dad parece un poco extraño, pero por otro lado, tal vez no sea paratanto. Veamos, Tiggy era la mascota adorada de Elena de White; unperro normal con un nombre normal para perro de alguien que eramuy normal. Es cierto. ¡Elena de White era una profetisa que teníaun perro llamado Tiglat-Pileser III!

Pienso que una de las cualidades de la gente famosa que nosolvidamos con el tiempo es lo normal que fueron. Un presidenteque tenía una rodilla mala. Poetas que no tenían oído musical y nopodían cantar bien. Generales a los que fácilmente les daba hipo.Personas que cambiaron el mundo pero que tenían tanto miedo alas alturas que les daba un ataque si tenían que subir tres peldañosde una escalera.

En la antigüedad, los profetas eran considerados gente impor-tante, pero la verdad es que eran simplemente... ¡personas! Muy amenudo los profetas eran buscados vivos o muertos porque se las pa-saban la mayor parte del tiempo advirtiéndole al pueblo del peligro.Con frecuencia, el mensaje era una reprimenda o una súplica fer-viente a despertarse. Los mensajes de los profetas casi siempre eranduros para oír, pero necesarios. Noé, Moisés, Elias, Daniel e Isaíastuvieron algunas cosas descabelladas que decir de parte de Dios. Esoes lo que los hacía especiales. Los profetas no solo hablan acerca deDios; a menudo hablan deporte de Dios. ¿Quién quiere ese trabajo?

Iba a llevar a un grupo de jóvenes a la montaña a esquiar.Habíamos estado planificando este evento durante meses, y loschicos estaban entusiasmados. Estaba nevando, y la nevada era in-tensa. Entonces recibí una llamada telefónica de un padre que yaestaba en la montaña, diciendo que la ruta estaba cubierta de hieloy que las autoridades indicaban a los viajeros que no subieran. Los46 alumnos en el omnibus estaban totalmente ajenos a esto cuandoyo hablaba por teléfono.

No podía arriesgar sus vidas solo porque ellos desesperadamen-te querían esquiar. Sabía eso. Sabía que contárselo sería doloroso.Iban a causar desorden. Descargarían su desilusión contra mí, noporque me odiaran sino por el mensaje que les daría. Se enojarían.Cuestionarían mi decision. Socavarían mi conocimiento del climay de los caminos. Pondrían excusas. Culparían a la iglesia por no

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apoyar a los jóvenes. Me dirían "estúpido" en voz baja, pero vivi-rían para ver otro día de nevada.

Dije al conductor del omnibus que dé media vuelta e hice el anun-cio. Como era de esperar, el grupo centró su decepción en la personaque dio el mensaje. Me senté en mi asiento, solo, si no fuera por elconductor (que creo que también estaba enojadísimo conmigo).

Mientras nuestro omnibus rugía al bajar lentamente la mon-taña, las luces brillantes de las ambulancias y de las autobombaspasaban bramando a nuestro lado en una vertiginosa carrera paraascender la montaña. Uno a uno nos pasaban con las luces res-plandecientes. El descontento en el omnibus comenzó a cambiarcuando los chicos comenzaron a orar entre ellos por las víctimas.Otros se les sumaron. La advertencia era correcta. Si bien no soy suhéroe, de ningún modo, logré comunicar la gravedad del momentoy el mensaje. Y aunque no estaban agradecidos, entendieron.

Profeta de Dios. ¿Alguien de 17 años quiere este trabajo?¿Puedes imaginarte lo difícil que debió haber sido confrontar a re-yes, dirigentes y turbas enojadas? Lo más asombroso es que estosmensajes formidables fueron dados por gente común, que tal vezhaya tenido un perro llamado Tiggy, Mamporro, Punchy, Pistola,Manchita o Sam.

Alguien tiene que ir cuando Dios llama, porque alguien escu-chará. Aun cuando, como Elias, tal vez pienses que estás solo departe de Dios, alguien está escuchando, observando y reflexio-nando en el mensaje. La tarea de Isaías era increíblemente difícil.Nadie parecía escuchar. Sin embargo, el mensaje de Dios en el li-bro de Isaías tiene un hilo temático que lo atraviesa: el remanente,un grupo de gente que queda. Siempre hubo algunos que escucha-ban, como demuestran estos textos:

"El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Diosfuerte. Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas delmar, el remanente de él volverá" (Isa. 10: 21, 22).

"En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria ydiadema de hermosura al remanente de su pueblo" (Isa. 28: 5).

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'Tío que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere es-capado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba" (Isa. 37: 31).

"Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion losque se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto" (Isa. 37: 32).

El llamado de Dios a Isaías es el mismo que extendió a loscristianos del Nuevo Testamento. "Recibiréis poder, cuando hayavenido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos enJerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra"(Hech. 1: 8).

¿Qué te hace idóneo? Dios te ha ofrecido su gracia y misericor-dia incluso antes de llamarte. Eres idóneo porque, si bien eres úni-co, eres normal de la misma manera que lo fueron Elias, Moisés,Débora, Isaías, Daniel y Elena.

Entonces, cuando Dios pregunta: "¿Quién irá por nosotros?",¿cuál es tu respuesta hoy?

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Aveces sientes que la vida no tiene esperanza y que Dios no

controla la situación? ¿Cómo abordas esos pensamientos?2,. ¿Crees que Dios tiene un plan específico para tu vida? Si es

así, ¿cómo sabes cuál es ese plan?3. ¿Estás de acuerdo en que los que Dios utiliza para llevar a

cabo cosas extraordinarias en realidad son personas comunes?¿Por qué sí o por qué no?

4. ¿Qué determina si Dios puede usar a una persona o no?¿Algunos tienen la habilidad de lograr más cosas que otros?

5. Si Dios estuviese buscando a un profeta hoy, ¿qué crees quecolocaría en la descripción del puesto? ¿Solicitarías el empleo?¿Por qué sí o por qué no?

REFERENCIAS1 Elena de White. Profetas y reyes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999).

pp. 227. 228.2Ibíd., p. 228.

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“¿A quién buscas?”

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C A P I T U L O 18

El gozo de escuchar tunombre

"¿A quién buscas?"

"Y volvieron los discípulos a los suyos. Pero María estaba fuerallorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentrodel sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estabansentados el uno a Iα cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo deJesús había sido puesto.

"Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado ami Señor, y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto, se volvió,y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

"Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensandoque era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo haspuesto. y yo lo llevaré.

"Jesús le dijo: ¡María!"Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)."Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre;

mas ve a mis hermanos. y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a míDios y a vuestro Dios.

"Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevasde que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas" (Juan20: 10-15).


Recuerdas esa sensación que tenías en la escuela cuando elprofesor designaba a alumnos al azar para leer o respon-

der una pregunta? Si no querías responder ni participar, evitabasmirar al profesor. Te mostrabas ocupado, escribiendo febrilmen-te o dando vuelta las páginas del libro de texto para aparentar quetenías algo que hacer y que realmente no eras una candidato paraser llamado. Pero entonces, surcando la anticipación y tu tarea im-productiva, mencionan tu nombre, y estás más alerta que nadie enese momento en el aula. Tu nombre. Es único, y cuando se lo pro-nuncia, lo oyes incluso contra el telón de fondo del ruido blanco ode la conversación.

-María Magdalena.Su nombre evoca imágenes de una pecadora lujuriosa que en-

contró al Salvador pero cuyo pasado quedó atrás. La Biblia descri-be a María como a un miembro importante de un equipo de apoyopara el ministerio de Cristo:

"Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y al-deas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y losdoce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritusmalos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de laque habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza inten-dente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de susbienes" (Luc. 8: 1-3).

El comentario que agrega: "[... ] de la que habían salido sietedemonios", habla de la borrascosa historia de María. Pero, cuan-do Cristo entró en su vida, la vida antigua pasó a la historia, y sudevoción por el Salvador llegó a ser una característica notable enel Nuevo Testamento. María Magdalena es la personificación dela devoción. Durante la crucifixión, María y las otras se quedaroncerca, porque era lo único que podían hacer. "También había al-gunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban MaríaMagdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé"(Mar. 15: 40). "Estaban junto ala cruz de Jesús su madre, y la her-mana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena"(Juan 19: 25). "Y María Magdalena y María madre de José miraban

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dónde lo ponían" (Mar. 15: 47).A lo largo de toda la pesadilla, no solo permanecieron al lado de

Cristo, sino también estuvieron pendientes de cada detalle. Cuandoatravesamos las tenebrosas noches de pérdida, algunos fijan la vis-ta en las tareas de ínfima importancia, pero necesarias, como unaforma de permanecer cuerdos. Estas personas fundamentalmenteson dinámicas; cuando no hay nada que puedan hacer con relacióna la tragedia, hacen algo, cualquier cosa, para mantenerse ocupa-das. Otro aspecto de este período del proceso de duelo es que unapersona de acción halla consuelo en atender los detalles, como unaforma de honrar y respetar al ser amado perdido.

El andar de María con Jesús parece tener al menos cuatro ca-racterísticas que la convierten en una de las discípulas más inspi-radoras de todas.

1. Experiencia. En determinado momento, María había estadoposeída por el demonio. De hecho, cuando Lucas la presenta, ladescribe como "de la que habían salido siete demonios" (Luc. 8:2).Probablemente esta no sea la forma que ella hubiese querido quese la recuerde, pero la experiencia de María quedó marcada parasiempre por los demonios de los que Cristo la libró.

2. Entrega. El apoyo financiero y moral de María se nota en Lucas7, que describe una escena única en la que un grupo de mujeres dediferentes condiciones sociales se reúnen para ser discípulas deCristo.

3. Devoción. Especialmente durante los momentos difícilesde ese terrible fin de semana, María estuvo allí para ayudar. Ellahizo más que ayudar, se mostró firme cerca de la tumba diciendo:"Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo lleva-ré" (Juan 20: 15).

4. Tristeza y gozo. El dolor de María era tan grande que no pudover al Cristo resucitado a través de sus lágrimas. Dos veces Jesúsle habló a plena vista, pero ella era incapaz de centrar su atenciónporque estaba perdida sin Jesús.

"Mujer, ¿por qué lloras?", le preguntó Jesús. Ahora bien, detodas las cosa que esperaríamos ver junto a una tumba, alguien lio -rando probablemente esté en primer lugar de la lista. De todas lascosas que no se le dice a alguien que sufre, "¿Por qué lloras?" tiene

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EL GOZO DE ESCUCHAR TU NOMBRE


que ser la más obvia. ¿Es tan poco común estar tan distraídos porla tristeza que no reconocemos la voz de Dios cuando nos habla ennuestro dolor?

Quizá fue el tono de su voz lo que reconoció María, pero muyposiblemente fuera el sonido de la voz del Salvador al pronunciarsu nombre: "María... " Lo que me encanta de este momento es que,en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió de desesperanza a gozo.Elena de White comenta:

"Pero ahora, con su propia voz familiar, Jesús le dijo: '¡María!'Entonces supo que no era un extraño el que se dirigía a ella y, vol-viéndose, vio delante de sí al Cristo vivo. En su gozo, se olvidó quehabía sido crucificado. Precipitándose hacia él, como para abrazarsus pies, dijo: '¡Rabboni!' ". 1

Ella se olvidó de que había sido crucificado. Momentos antes, lahorrible muerte de Cristo era todo lo que ella podía recordar. Ni si-quiera recordó una de las tres veces en las que Jesús había predichosu muerte. "Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo delHombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por losprincipales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitardespués de tres días" (Mar. 8: 31).

El espíritu humano tiene capacidad de recuperación y es creati-vo, pero existe una realidad en la vida que la gente no resuelve confacilidad: la muerte. Cuando fallece un ser querido, nos desgarra-mos y cambiamos de una manera irreparable. Debiera ser así. Lagente nunca debiera mejorar al superar la pérdida de un ser que-rido. Hasta que Cristo finalmente enjugue toda lágrima y la muerteno sea más, la muerte siempre será percibida como un enemigoque parece que siempre gana. Quizá por esto Pablo escribió:

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; perotodos seremos transformados, en un momento, en un abrir y ce-rrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, ylos muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremostransformados" (1 Cor. 15: 51, 52).

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Pablo nos recuerda que el cambio de muerte a vida es rápidoy seguro, lo que hace que reflexionemos con confianza en la con-versación de María con el Jesús resucitado. Dios puede convertirnuestra peor noche en un amanecer, en un abrir y cerrar de ojos.

Las preguntas que hizo Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras?; ¿A quiénbuscas?" no necesitan respuesta. Para cuando María reconoció aCristo, la respuesta era irrelevante. Los que vivimos en la tierra ysoportamos pérdidas y la noche más larga, podemos contemplarla muerte a través de la lente de la resurrección, pero aun así, esmuy difícil distinguir el tenue resplandor de la mañana venidera.Con solo saber que la mañana vendrá quizá sea suñciente. Tengoque creer que, cuando Pablo exhortó al pueblo a estar informadoacerca de la resurrección, estaba tratando de ayudarnos a llegar alotro lado de la larga noche.

"Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los queduermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienenesperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así tam-bién traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual osdecimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, quehabremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos alos que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, convoz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y losmuertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vi-vimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamentecon ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estare-mos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otroscon estas palabras" (1 Tes. 4: 13-18).

Algo que todo creyente puede creer de todo corazón es quecuando Cristo diga nuestro nombre, sabremos exactamente quiénnos está llamando.

Como la peor pesadilla, movía desesperadamente los pedalesde la bicicleta de arriba abajo, pero parecía que solo me movía encámara lenta. Todo lo que podía salir mal, había salido mal el día delas pruebas de la liga de béisbol infantil. Estaba tratando de llegar atiempo al campo de juego. Pero los pies me habían crecido de una

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temporada a otra, y los botines no me entraban. Así que me puse laszapatillas comunes, de lona. La gorra de béisbol del año anteriorindicaba que jugué en la liga inferior, así que decidí prescindir decualquier gorro que revelara mensajes abiertos o subliminales demi capacidad disminuida. Se me había perdido el guante de cue-ro de béisbol, así que fui en busca de un viejo guante de plásticode mis primeros años de tee-ball. Estaba en la edad que podía serpuesto de nuevo en las inferiores o pasar a las superiores, dondejugaban los chicos grandes. Mal equipado y hecho polvo, derrapéhasta la cancha de béisbol, entregué los papeles de inscripción yme puse al final de la fila.

Los chicos frente a mí eran más grandes... y sospecho que bas-tante malvados. Cuando notaron mi guante de plástico, se reían ybromeaban al respecto. Me informaron que debía cortarme el ca-bello. Sin gorra de béisbol, mi pelo largo y lacio de los años setentacaía sobre mi cara como mechones de spaghettis blandos.

La pesadilla recién había comenzado. Cuando escuché que mellamaron por nombre, entré corriendo al diamante para intercep-tar y devolver pelotas, y arrojarlas a primera base. Cuando las zapa-tillas no se deslizaban en el cuadro de arena, el minúsculo guantede plástico se me resbalaba al tratar de apretar fuerte la pelota conla mano transpirada. Agarrar pelotas de aire con los pelos de spag-hettis en la cara, correr las bases con zapatillas lisas, tratar de con-centrarme en anotar cuando los chicos más grandes se reían y lasmadres suspiraban con simpatía, ¡qué pesadilla!

Al final de las pruebas, los entrenadores informaban los nom-bres de los jugadores que habían elegido, comenzando con loscandidatos más importantes de la liga. Recuerdo dos emocionesque rugían en mi mente en ese momento: vergüenza y esperanza.Había fallado tan miserablemente que sabía que ningún entrena-dor que estuviese en su sano juicio me seleccionaría. No obstante,esperaba, vacilante, que hubiese un entrenador allí, ese día, queno estuviese en su sano juicio. ¡Efectivamente, el dulce y gloriososonido de mi nombre —¡Troy!— resonó cuando un entrenador memiró directamente a mí! Mi hizo señas de que me pusiera a su ladomientras mi esperanzado corazón se llenaba de sorpresa, gratitudy alivio. No hay sonido más dulce que cuando escuchamos a Aquelque escogió llamarnos por nombre.

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PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Por qué crees que Jesús se le apareció primero a María des-

pués de su resurrección, en vez de a uno de los discípulos más pro -minentes, como Juan o Pedro? ¿Esto dice algo acerca de la formaen que percibimos la importancia o el rango?

2. ¿Por qué crees que María no fue capaz de reconocer a Jesúshasta que él pronunció su nombre? ¿Conoce Jesús tu nombre?¿Qué te hace pensar que sí, o qué te hace pensar que no?

3. ¿Qué te dice de María el hecho de que ella estuviese en latumba de Jesús tan temprano en la mañana, antes de que cual-quiera de los demás discípulos hubiese llegado? ¿Crees que Jesúseligió revelarse primero a María, o que simplemente resultó ser laprimera allí esa mañana? ¿Esto nos dice algo acerca de recibir susbendiciones?

4. María se las arregló para superar un pasado desagradable yllegar a ser una de las personas más allegadas a Jesús. ¿Qué pode-mos aprender de su experiencia que nos ayude a superar los pro-blemas que afrontamos, pasados y actuales?

5. ¿Esperas oír a Jesús pronunciando tu nombre cuando él ven-ga? ¿Cómo te hace sentir eso?

REFERENCIA1 Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 734.

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“¿Qué está escrito en Ia ley? ¿Cómo lees?”

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C A P Í T U L O 19

El Maestro de losmaestros hace que

sea tangible

"¿Qué está escrito en Ia ley? ¿Cómo lees?"

"Y he aquí un Intérprete de Iα ley se levantó y dijo, para probarle:Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré Iα vida eterna?

"Él le dijo: ¿Qué está escrito en Iα ley? ¿Cómo lees?"Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu

corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente;y a tu prójimo como a ti mismo.

"Y le dijo. - Bien has respondido; haz esto. y vivirás."Pero él, queriendo justificarse a si mismo, dijo a Jesús: ¿ Y quién es mi

prójimo?"Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó,

y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, sefueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdotepor aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, ¡legandocerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, queiba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y


acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndoleen su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacódos denarios. y los dio al mesonero, y le dijo. - Cuídamele; y todo lo quegastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

"¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayóen manos de los ladrones?

"El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, yhaz tú lo mismo" (Luc. 10: 25-37).

L as cosas más extrañas suceden en las colonias de verano. Esta es mi convicción, aunque no tenga evidencia científica ni datos

estadísticos para respaldarla.No conozco el nombre científico de un accidente inesperado,

pero uno de ellos ocurrió al comienzo de la cena en una colonia deverano un año. Los acampantes de tercer año abarrotaban el co-medor y llenaban el salón con un ruido animado. Me senté al finalde un banco donde ocho chicos se estrujaban para causar estragosen su comida. El muchacho que estaba a mi lado se arrojó sobre sucomida como un demonio de Tasmania, deteniéndose solo lo sufi-ciente para ver si el personal de la cocina había comenzado a servirlo que sobraba. (Creo que Brendon en realidad respiraba por lasorejas porque su boca estaba atiborrada con comida. )

Brendon dejó las verduras para el final, y tomó un cuchillo y untenedor para reducir las zanahorias a trozos de un tamaño más ra-zonable. Con la mano derecha asió el cuchillo y presionó con fuerzasobre una zanahoria persistente, pero la zanahoria se negaba a quela corten. Arremetió más arduamente contra ella; las manos se leresbalaron y la parte inferior del antebrazo pegó contra el bordede la mesa con un horrible chasquido. Yo no lo podía creer. Ni éltampoco. (Creo que ninguno de los que escucharon el ruido dejóde comer. ) Salí precipitadamente a buscar a la enfermera y un autopara llevarlo hasta el hospital. El dolor se intensificó de camino alhospital. Aunque parezca extraño, había otros dos pacientes sa-cándose rayos X al mismo tiempo, por quebrarse el brazo. (Les dijeque toda la situación era inesperada. )

El médico nos hizo pasar mientras interpretaba los rayos X;toda la placa estaba llena de imágenes de huesos de brazos. El

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médico señaló la fractura en el hueso que se veía en una imagenparticular y dijo:

—¡Qué bien la hiciste, compañero! ¿Te caíste de un caballo?Nos reímos un rato mientras describíamos el feroz encuen-

tro de Brendon con la indefensa zanahoria. Al mirar a la pared,noté que todas las imágenes parecían iguales, aunque los brazosperteneciesen a varias personas diferentes. Además del brazo deBrendon, había brazos de un chico de 12 años, de una chica de 16 yel brazo de un niñito que no podría haber tenido más de 8. Todoslos huesos parecían casi iguales, al menos para mí. Sin carne, pielni pecas, es difícil determinar qué huesos pertenecían a Brendon.

Años después, se me ocurrió pensar que los esqueletos nece-sitan carne para tener personalidad. Los huesos necesitan piel ycolor para ser reales. Y, en cierto sentido, la ley es solo una visionesquelética de cómo es Dios. La pregunta del joven intérprete dela ley tenía que ver con "heredar la vida eterna", y Cristo desvió supregunta a la Ley de Dios.

La pregunta del intérprete de la ley fue: "¿Haciendo qué cosaheredaré la vida eterna?" (Luc. 10: 25). Con frecuencia, cuandoconsideramos este pasaje, nos salimos de las casillas porque el in-térprete parece estar tratando de alcanzar el cielo con sus propiosesfuerzos, y Jesús no le dice: "Pide misericordia" o "Recibe la gra-cia de Dios", o hasta "Confía plenamente en la obra del Calvariopronta a consumarse". Jesús se dirige directamente a la Ley. Puedooír los gemidos provenientes de la "política de la gracia". Esto nopuede ser bueno.

Sin embargo, volvamos a considerar la pregunta: "¿Haciendoqué cosa heredaré la vida eterna?" Es un hecho sabido que, en losdías de Jesús, había algunos que sentían la necesidad de hacer re-glas insoportables para asegurarse un lugar en el cielo; pero esteno es el caso aquí. Una herencia es un don concedido. No se basa enlas necesidades, sino en un pacto que establece una relación entreel benefactor (que es Dios) y el beneficiario (que somos nosotros).Además, el Nuevo Testamento está repleto de textos invalorablesque transmiten el concepto de que hay cosas que podemos hacerpara experimentar esa relación. Consideremos algunos:

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EL MAESTRO DE LOS MAESTROS HACE QUE SEA TANGIBLE


"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierrapor heredad" (Mat. 5: 5).

"Cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, opadre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirácien veces más, y heredará la vida eterna" (Mat. 19: 29).

"A fín de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aque-llos que por la fe y la paciencia heredan las promesas" (Heb. 6: 12).

"Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobresde este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino queha prometido a los que le aman?" (Sant. 2: 5).

"No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sinopor el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados paraque heredaseis bendición" (1 Ped. 3: 9).

"El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y élserá mi hijo" (Apoc. 21: 7).

Podemos bailar teológicamente alrededor de este tema todo loque queramos, pero la verdad que conocemos intuitivamente esque, si bien Dios ha dispuesto la salvación como un regalo, vieneenvuelta en una relación con el Dador. Este no es un anzuelo, unaforma de zafar, una condición o una fisura legal. Es una realidadineludible de la Escritura. Los términos teológicos son apasionan-tes para discutir y desmenuzar, pero finalmente los neumáticos degoma de las ideas deben encontrarse con el asfalto de la realidad,que es donde emerge la pregunta práctica: "¿Haciendo qué cosaheredaré la vida eterna?" Otra forma de decirlo es: "¿Cómo esta-blezco una relación con el eterno Benefactor de la eternidad?"

Pero este libro no trata de las preguntas que hacemos a Diossino, más bien, de las preguntas que Dios nos hace a nosotros. Aunasí, Jesús responde la pregunta de este intérprete de la ley —unapregunta que todos debiéramos hacernos— con una serie de pre-guntas de su parte. Jesús es el Maestro de los maestros.

¿Qué maestros en tu vida han hecho el mayor impacto en ti yen tu aprendizaje? ¿Alguna vez te pusiste a pensar en lo que hicie-

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ron que fue tan eficaz? Un atributo de los maestros eficientes tienepoco que ver con lo que hacen y más con lo que son. Enseñar esmás que lo que decimos. Courage to Teach [Coraje para enseñar], deParker Palmer, trata primeramente de quién eres como maestro.Subrahmanyan Chandraskhar es un ejemplo de maestro que de-muestra que lo que somos afecta quién llegará a ser el alumno:

"En 1947, a un profesor de la Universidad de Chicago, el Dr.Chandrasekhar, se le encargó que enseñe un seminario avanzadoen astrofísica. En ese entonces estaba viviendo en Wisconsin, ha-ciendo una investigación en el observatorio astronómico Yerkes.Hizo planes de viajar dos veces por semana para dar clases, aunqueserían dictadas en los meses más rigurosos del invierno.

"Sin embargo, la inscripción para el seminario fue mucho me-nor que lo esperado. Solo dos alumnos se matricularon para la cla-se. La gente esperaba que el Dr. Chandrasekhar la cancelara, parano perder el tiempo. Pero por el bien de los dos alumnos, impartióla clase, viajando 160 kilómetros ida y vuelta por caminos vecinalesen pleno invierno.

"Sus alumnos, Chen Ning Yang y Tsung-Dao Lee, hicieron sutarea. Diez años después, en 1957, ambos ganaron el Premio Nobelde física. Así también el Dr. Chandrasekhar en 1983". '

Nuestro carácter y compromiso son las claves de una enseñanzaeficaz, pero hay muchas destrezas y técnicas que los maestros apli-can para ser eficientes. Una de esas habilidades es hacer buenaspreguntas. Por ejemplo, escuché a un profesor de Biblia decir:

—¿Qué dice Juan capítulo tres, versículo dieciséis, que Dios hizopor nosotros?

La pregunta es mecánica, porque la respuesta es natural.—Dio a su Hijo —dijeron los niños en tono monótono y con una

mirada semicomatosa.Una pregunta así no requiere que el alumno piense, sienta, se

pregunte ni aplique nada. Quizás una de las preguntas más inte-resantes sea: "¿Qué piensas?" Examinemos de qué modo Jesúsrespondió la pregunta del intérprete de la ley con una excelentepregunta: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" (Luc. 10: 26).

La ley a la que se refería Jesús en esta conversación incluye los

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Diez Mandamientos, pero además los cinco primeros libros delAntiguo Testamento (el Pentateuco), al igual que la voluntad reve-lada de Dios a través de los escritos de los profetas. Sin embargo,sabemos precisamente a qué aspecto de la ley Jesús y el hombrese estaban refiriendo, porque el intérprete respondió: "Amarás alSeñor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todastus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo"(vers. 27). Elaboró una síntesis de la voluntad revelada de Dios, co-nectando la Shemá, de Deuteronomio 6: 5, con Levítico 19: 18, quedice: "No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo,sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová".

Estos dos grandes temas —amar a Dios y amar a los seres hu-manos— están incrustados implícita y explícitamente a lo largo dela Palabra revelada de Dios. De hecho, si este intérprete de la leyfuese un experto de la ley, habría tenido una pequeña copia de larespuesta muy cerca. Los maestros religiosos de la época de Jesúsusaban cajitas de cuero (llamadas filactelias) en las muñecas, quecontenían porciones destacadas de la ley (ver Mat. 28: 5). Pero lapregunta no era: "¿Qué hay en tu caja?" Todos sabían lo que estabaescrito en la ley. Cristo preguntó: "¿Cómo lees?" o "¿Qué piensasacerca de lo que has leído?"

El Señor no parecía estar eludiendo el tema solo porque estehombre podría haber estado confabulado con los que trataban deatraparlo. Por el contrario, Elena de White dice: "El doctor de laley no estaba satisfecho con la opinion y las obras de los fariseos.Había estado estudiando las Escrituras con el deseo de conocer elsignificado real. Tenía vital interés en el asunto, y había pregunta-do con sinceridad: '¿Haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?'". 2

Jesús respondió al intérprete: "Haz esto, y vivirás" (Luc. 10: 28).Una vez más, el hacer ha de llevarse a cabo en el contexto de unarelación con Dios, no como una lista de cosas para hacer o no ha-cer. Cuando le pedí a una alumna de quinto grado que parafraseeesta historia, ella escribió acerca de lo que significaba guardar laley diciendo: "Sé un amante hijo de Dios y un buen prójimo para lahumanidad".

La pregunta práctica es ¿Cómo hacemos esto? El intérprete de-

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bió haber pensado: Hacer esto requiere relacionarme con mi prójimo.Así que preguntó: "¿Yquién es mi prójimo?" (vers. 29). Conocerlavoluntad de Dios y permitir que cale hondo en nuestro corazón sondos experiencias que a menudo están mucho más lejos de lo quenos gusta admitir. Mientras la voluntad de Dios siga siendo teórica,en realidad no hay problema. Salvo que Jesús, como el Maestro delos maestros, responda la pregunta de sus alumnos con otra herra-mienta didáctica: una parábola.

Una parábola, como explica Michael Warden, "es una verdadenvuelta en una historia. Las historias componen la tela de la vida.A través de ellas aprendemos, nos comprendemos mutuamente y anuestro mundo, y a menudo nos hacen cambiar y crecer". 3 Jesús lecuenta al intérprete la parábola del buen samaritano, quizá la pará-bola más famosa de todas. Los hospitales han adoptado el nombrepara transmitir su misión. A la gente, cuando trata a los demás conextraordinaria amabilidad, se la llama "buen samaritano". El odioentre los dos grupos era intenso. Pára los judíos, estában los genti-les, y después los samaritanos. Decirle "samaritano" a alguien eracasi el peor insulto que se podía lanzar (ver Juan 8: 48).

Leamos la parábola de Jesús y notemos cuan poca necesidad hayde una interpretación elaborada:

"Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusaléna Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; ehiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció quedescendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de lar-go. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole,pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cercade él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendósus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalga-dura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dosdenarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo quegastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese" (Luc. 10: 30-35).

La historia, como solo una historia puede hacerlo, atrapó elalma del intérprete. La verdad de su prejuicio pecaminoso y desus pretensiones de superioridad moral quemaban su conciencia

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cuando Jesús fijó la vista en él y le preguntó: "¿Quién, pues, de es-tos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de losladrones?" (vers. 36). La pregunta tenía una respuesta obvia, peroel incriminado ni siquiera podía soltar el nombre "samaritano".Respondió: "El que usó de misericordia con él" (vers. 37). Más im-portante, incluso, que descubrir la identidad de su prójimo fue sudescubrimiento de un principio más amplio y universal: el con-cepto de misericordia y lo que significa ser un prójimo. Elena deWhite observó:

"Así la pregunta: '¿Quién es mi prójimo?', está para siemprecontestada. Cristo demostró que nuestro prójimo no es meramen-te quien pertenece a la misma iglesia o fe que nosotros. No tieneque ver con distinciones de raza, color o clase. Nuestro prójimo estoda persona que necesita nuestra ayuda. Nuestro prójimo es todaalma que está herida y magullada por el adversario. Nuestro próji-mo es todo aquel que pertenece a Dios". 4

La lección aprendida en esta parábola me recuerda las pala-bras de Michael Collins, el astronauta que orbitó la Luna con NeilArmstrong. Cuando se le preguntó lo que pensó cuando vio la Tierradesde el espacio por primera vez, respondió:

"Pienso que la vista a cien mil kilómetros podría ser inestimablepara hacer que la gente elabore soluciones conjuntas, para hacer quese dé cuenta de que el planeta que compartimos nos une de una for-ma mucho más básica y mucho más importante que las diferenciasdel color de piel, de religión o de sistema económico. Esa fronterafundamental sería invisible, ese argumento ruidoso se silenciaría derepente. El diminuto globo continuaría girando, ignorando serena-mente sus subdivisiones, presentado una fachada unificada que pe-diría a gritos una interpretación unificada, un trato homogéneo. Latierra debe llegar a ser lo que parece: azul y blanco, no capitalista o co-munista; azul y blanco, no rico ni pobre; azul y blanco, no envidiosoni envidiado... Debe haber una Tierra, diminuta y frágil, y debemosestar a cien mil kilómetros de distancia para apreciar plenamente labuena suerte que tenemos de vivir en ella". 5

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El impacto de este momento de enseñanza y aprendizaje en-tre Jesús y el joven intérprete nos recuerda que nuestra vida eter-na realmente tiene que ver con las relaciones; las relaciones entrenosotros y Dios y entre nosotros y los demás. También nos enseñaque, para que la Ley de Dios sea eficaz, debe definirse en términostangibles y reales. De lo contrario, podríamos pensar correcta-mente, pero nunca vivir correctamente.

Finalmente, ¿alguna vez se te ocurrió pensar que la obra de llevarla religion a la realidad se basa en nuestra respuesta a la pregunta:"¿Cómo lees?"? Esta es una pregunta que, si tuviésemos que afron-tarla y responderla honestamente como lo hizo el joven intérprete,podría determinar la manera de vivir cada día de nuestra vida.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Quiénes son los "samaritanos" hoy; los desdeñados y los

discriminados? ¿Qué podemos hacer, como iglesia y como indivi-duos, para quitar el prejuicio y la animosidad en nuestro prójimo?

2. ¿Qué maestros en tu vida han hecho el mayor impacto en tiy en tu aprendizaje? ¿Qué hicieron para ser tan eficientes? ¿Cómopodemos enseñar mejor a otros acerca del amor de Dios?

3. ¿Existe una diferencia entre ganarse la vida eterna y heredarla vida eterna? Si es así, ¿cuál es? ¿Cómo nos afecta esa diferenciapersonalmente?

4. ¿Cómo define la Biblia a nuestro "prójimo"? ¿Qué quieredecir Jesús cuando indica que debiéramos amar a nuestro "próji-mo" como a nosotros mismos?

5. ¿Qué cambios podrían ocurrir en tu vida si te tomaras más enserio el mandato de Jesús de amar a tu prójimo como a ti mismo?¿Qué cambios podrían producirse en tu relación con Jesús?

REFERENCIAS1 Craig Brian Larson, 750 Engaging Illustrations, pp. 562, 563.2 Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 460.3 Michael D. Warden, Extraordinary Results From Ordinary Teachers (Loveland, Colo.: Group

Publishing, 1998), p. 74.4 White, ibid., p. 464.5 Michael Collins, Carrying the Fire (Nueva York: Farrar, Strauss, and Giroux, 1974), pp. 469-471.

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“¿Qué quieres que te haga?”

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C A P I T U L O 20

Casi sin nombre

"¿Qué quieres que te haga?"

"Entonces vinieron a Jericó. y al salir de Jericó él y sus discípulos y unagran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto alcamino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a darvoces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

"Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba muchomás: ¡Hijo de David, ten misericordia de mil

"Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego,diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando sucapa, se levantó y vino a Jesús.

"Respondiendo Jesús, le dijo. - ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego ledijo: Maestro, que recobre Iα vista.

"Y Jesús le dijo: Vete, tufe te ha salvado. Yen seguida recobró Iα vista,y seguía a Jesús en el camino" (Mar. 10: 46-52).


La historia del ciego Bartimeo me recuerda una frase de E. PaulHovey: "El mundo de un ciego está estrechamente ligado a los

límites de su tacto; el mundo de un ignorante, a los límites de suconocimiento; el mundo de un gran hombre, a los límites de su vi-sión". La historia de Bartimeo describe el deseo central de su cora-zón. Inducido por una pregunta aparentemente ridicula por partede Cristo, la puerta se abre para el estupendo hijo de Timeo.

La palabra Jericó significa "oler", y no es de extrañarse, debidoa los innumerables arbustos de bálsamo y cipreses, y los jardinesde rosas que cubrían la region. Cuando Jesús se estaba yendo de laciudad con sus discípulos, "una gran multitud" estaba con ellos, lla-mando la atención del Salvador y sus discípulos. Casi era tiempo de laPascua, y las autoridades romanas sabían que habría un elevado or-gullo nacionalista, lo que a menudo significaba insurrecciones. Loszelotes eran asesinos entrenados, que procuraban sacarle a Roma dea un soldado o dirigente de la comunidad por vez. Su nombre oficialera los Sicarius, o "los hombres del puñal". De hecho, algunos sugie-ren que Judas Iscariote, cuyo nombre puede provenir de la palabraSicarius, era descendiente de una larga genealogía de expertos en eluso del cuchillo. Las grandes multitudes que se reunían en las afue-ras de las ciudades ponían nerviosos a los romanos.

Había también algunas frases que los romanos escuchaban y des -pertaban su atención. Ellos sabían que los judíos tenían una creenciareligiosa de que vendría un Mesías y los libraría de sus opresores.Este Mesías sería llamado, como predecían las profecías del AntiguoTestamento, el "Hijo de David". De modo que, cuando un ciego co-menzó a gritar: ¡Jesús, Hijo de David!, entre una gran multitud en lasafueras de la ciudad, los romanos iban a querer saber lo que estabapasando. Los romanos eran famosos por responder en forma rápiday brutal a las insurrecciones y después hacer preguntas. Quizá poreso los discípulos hicieron callar al ciego Bartimeo cuando pedía agritos que Jesús tuviese misericordia de él.

Cuando era chico, cada vez que jugaba con demasiada agresi-vidad con mi hermanito y él lloraba, yo trataba de acallarlo, paraevitar que mis padres intervinieran para agregar algo de justicia ami vida. Había veces en que él no se callaba, entonces yo le ponía la

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mano en la boca, con la esperanza de que la supresión lo calmara.¡Ya sé!, ¿por qué pensaría eso? Sus labios se contorsionaban alre-dedor de mi mano y chillaba de una forma tan desesperada y en-ciente en busca de ayuda que sus gritos solo aumentaban la medidade justicia que pronto se me cruzaría en el camino.

En cuanto a Bartimeo, "muchos le reprendían para que calla-se, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordiade mí!" (Mar. 10: 48). Evidentemente, había varias maneras deinterpretar la respuesta de Bartimeo. Estaba tan desesperado porsanarse que no le importaba lo que los demás dijesen o hiciesen;¡no pasaría desapercibido! O quizá no solo era ciego, sino ademássordo, y no pudiese oír la censura ni su propia voz; así que desespe-radamente gritó tan fuerte como pudo. La primera interpretaciónes la más probable.

Se nos exhorta a "amar... a Jehová tu Dios de todo tu corazón"(Deut. 6: 5). Dios también promete: "Me buscaréis y me hallaréis,porque me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jer. 29: 13). El cie-go Bartimeo fue en busca de Cristo, no con sus ojos sino con sucorazón. No estoy tratando de ser poético. Este ciego no iba a per-mitir que nadie ni nada le impidiera tener algunos momentos conCristo.

Notemos que cuando Barti exclamó: "mucho más", Jesús sedetuvo. Nada capta la atención del Salvador más que alguien quedesea su atención más que ninguna otra cosa. Jesús " mandó lla-marle" por medio de sus discípulos.

Repentinamente el tono de los discípulos cambió. "Ten con-fianza, levántate, te llama" (Mar. 10: 49). Barti no perdió tiempodiciendo: "Se los dije", sino que hizo algo que nunca vi antes. LaBiblia dice: "Arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús" (vers.50). El jimátion (capa) era la pesada prenda exterior que usaban losjudíos. Era su vestimenta principal; los protegía del sol durante eldía y se podían acurrucar en él a la noche. El jimátion tenía un va-lor significativo; las familias hebreas a veces le daban una prendade lino de una pieza a un muchacho cuando llegaba a la edad adul-ta. (Este valor es la razón por la cual los soldados apostaron por elmanto de Jesús en la crucifixion, en vez de dividirlo en pedazos. )

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Barti "arrojó su capa" porque era gruesa y pesada, y podría es-torbarle. Todo el que alguna vez tuvo hijos sabe que cuando un niñosiente que la ropa le molesta, es mejor que lo vigilemos porque sino, lo siguiente que veremos es nuestra carne y sangre... pero ma-yormente nuestra carne, corriendo por la sala o el patio ¡como Dioslo trajo al mundo! Ni una vez he visto a un chico desnudo que noesté lleno de alegría.

Barti se quitó todo lo que obstaculizaría su progreso a Cristo.Pero el ciego hizo otro movimiento admirable. Saltó. ¿Alguna vezvieron a un ciego saltar en cualquier lado por cualquier cosa? Laceguera generalmente hace que las personas sean cuidadosas, y losmovimientos repentinos —arriba, abajo, o de un lado al otro— ge-neralmente no son saludables.

Cuando el ciego Bartimeo finalmente llegó a los pies de Jesús, elSeñor le hizo la pregunta más ridicula: "¿Qué quieres que te haga?"(vers. 51).

Volvamos a poner la cinta: Aquí hay un ciego casi desnudo quegrita, salta y se acerca directamente a Jesús, y el Señor le pregunta¿qué? "¿Qué quieres que te haga?"

Cuando me distendí la rodilla, se hinchó, así que la envolví, yme fui a ver al médico. Cuando entré, rápidamente me miró la ro-dilla envuelta y me preguntó:

-¿Te lastimaste la rodilla?Yo quería decirle: "No, solo tengo frío. ¡Me siento muy bien!

¿Cómo está pasando el día?" Pero, si bien mi mente fue entrenadaen la calle, mi boca fue entrenada por mi mamá, así que simple-mente lo invité a mirar mi rodilla.

¡Qué pregunta ridicula!Pero, la pregunta que Jesús le hizo a Barti no era una pregunta

tonta. Era una invitación. No existe ninguna circunstancia, en todoslos Evangelios, en la que alguien se acerque a tal punto a Cristo y sevaya insatisfecho, salvo Nicodemo y el joven rico. Y sus circunstan-cias eran totalmente diferentes de la situación de Barti. Jesús le ibaa brindar a este hombre todo lo que pidiera, pero quería saber loque Barti quería realmente.

¿Qué quieres que Jesús haga por ti? Es una buena pregunta, y

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requiere una respuesta.Bartimeo respondió: "Maestro, que recobre la vista" (vers. 51).

El término Rabí (NVI) no es solo otra forma de decir "Maestro"; esun término cariñoso de compromiso. De hecho, en los Evangelios,las únicas personas que usaban ese término referiéndose a Jesúseran los discípulos que Cristo había elegido o los que con el tiempollegaron a aceptarlo, como Nicodemo. Rabí significa "Mi Grande".Llamaban Rabí a un hombre cuando querían convertirse en discí-pulos y seguirlo, como quien quería emularlo. En efecto, Bartimeoestá diciendo: "Ábreme los ojos, para que pueda seguirte por elresto de mis días".

Cuando Jesús le dice: "Vete, tu fe te ha salvado", Bartimeofue sanado inmediatamente, pero su verdadero deseo se satisfizocuando "seguía a Jesús en el camino" (vers. 52). No es coincidenciaque Bartimeo terminara en el "Camino". Este fue el nombre que seles dio a los primeros cristianos.

Cuando Saulo (que se convirtió en Pablo) salió en busca decreyentes para perseguirlos, buscaba "hombres o mujeres de esteCamino" (Hech. 9: 2). Se dice que los que se habían negado a creeren el evangelio "maldi[jeron] el Camino" (Hech. 19: 9). En todala region "hubo [... ] un disturbio no pequeño acerca del Camino"(Hech. 19: 23). Además, Pablo testifica ante el tribunal: "Adoroal Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino" (Hech.24: 14, NVI). Incluso Félix, dice la Biblia, estaba "bien informadode este Camino" (Hech. 24: 22). El cambio de nombre a "cristia-nos" se dio primero en Antioquía, pero antes de eso, los creyentesen Cristo eran llamados miembros de "el Camino".

Bartimeo, el hijo de Timeo, llegó a ser en un seguidor de Cristototalmente comprometido. ¿Alguna vez te preguntaste por qué a él,un mendigo ciego, se lo menciona por su nombre en la Biblia? ElEvangelio de Marcos, creen los eruditos, son las palabras de Pedroescritas por Marcos para la iglesia de Roma. Es totalmente proba-ble que la razón por la cual la historia incluye el nombre comple-to, Bartimeo, hijo de Timeo, es porque quienes leyeran la historiareconocerían el nombre. Quizá Barti siguió a Jesús en el Camino ynunca se detuvo, llegando a ser una figura muy conocida en la igle-

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sia del Nuevo Testamento.La historia de Barti revela varias verdades acerca de nuestra ex-

periencia de vida. Primero, Bartimeo nos muestra que hay algunascosas que solo podemos hacer individualmente para encontrar aCristo. Barti gritó, se deshizo de los obstáculos y fue en busca deCristo hasta que lo halló. Jesús contó una parábola acerca de unaperla que valía todo lo que tenía el mercader (ver Mat. 13: 45, 46).

Segundo, hay algunas cosas que solo Cristo puede hacer por no-sotros para abrir el camino a fin de que lo sigamos. Barti recibió lavista, pero lo más importante es que recibió la libertad de seguirsu deseo supremo. Y finalmente, su historia nos enseña que lo quehacemos cuando nos encontramos con Jesús determina cómo serárecordada nuestra historia. Barti y su nombre perduraron, pero¿hubiese sido mencionado siquiera en la Escritura si, después deser sanado, simplemente se hubiera ido por su camino?

Cuando estaba en la universidad, predicaba regularmente enuna iglesia cercana para pulir mis habilidades como pastor. Estaiglesia tenía dos servicios de culto, y el primer anciano siempre te-nía la lectura bíblica antes del sermón. En el segundo servicio, esteanciano, infalible y sutilmente criticaba en público mi sermon, an-tes de leer la Escritura.

En una ocasión, me reprendió dulcemente:—Nuestro pastor ha elegido el Salmo 139 para su sermon de hoy.

Aunque no captará plenamente la belleza de este texto hoy, debié-ramos meditar en su mensaje durante el día.

¡Ay! ¡Así que aprendí a atenuar sus comentarios cambiando lalectura bíblica, para el segundo servicio, a pasajes poco conocidosde la Biblia que requerían que pronunciara nombres y lugares difí-ciles! Con el tiempo, sus diatribas impertinentes cesaron, y yo dejéde ponerlo tenso con la lectura de pasajes que no tenían nada quever con el tema.

Pero, durante una lectura en particular al final de Romanos,algo de los nombres que fueron leídos tocaron la fibra sensible demi convicción, así que regresé a casa y reflexioné en los héroes ol-vidados de la fe. Una verdad resurgía una y otra vez: en realidad, elevangelio fue esparcido por los esfuerzos de discípulos de segunda

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generación.Los nombres mencionados al final de la carta de Pablo no com-

ponen la galeria de personajes famosos de la fe cristiana. Ni María,ni Pedro, ni Santiago ni Juan. Para cuando Pablo escribió la Cartaa los Romanos, Pedro probablemente había muerto, y Pablo estabaen prisión. Mientras tanto, personas como Bartimeo y la lista dediscípulos casi sin nombre estuvieron trabajando incansablemen-te por Cristo.

Aquí hay un ejemplo de Romanos 16: "Os recomiendo ademásnuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea[... ]. porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo" (vers. 1, 2)."Saludad a Priscila y a Aquila [... ] que expusieron su vida por mí;los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias delos gentiles" (vers. 3, 4). "Saludad a Epeneto, amado mío, que esel primer fruto de Acaya para Cristo" (vers. 5). "Saludad a María,la cual ha trabajado mucho entre vosotros" (vers. 6). "Saludad aAndrónico y a Junias [... ] los cuales son muy estimados entre losapóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo" (vers. 7).

La lista continúa: Amplias, Urbano, Estaquis, Apeles,Aristóbulo, Herodión, Narciso, Trifena, Trifosa, Pérsida, Rufo,Asíncrito, Flegonte, Hermas, Patrobas, Hermes, Filólogo, Julia,Nereo, Olimpas, etc.

Díganme, ¿cuándo fue la última vez que escucharon a un predi-cador predicar un sermón acerca de Trifena y Trifosa o de Andrónicoy Junias (que algunos eruditos piensan que fue una mujer)? ¿Quiénoyó hablar alguna vez de Asíncrito? (¿Eso no suena a una enferme-dad mortal o a algún virus que nos agarramos bebiendo agua malaen tierra extraña?) No obstante, Pablo celebra minuciosamente aestos "santos" antes de terminar la carta para la pequeña iglesia deRoma.

Algunos son famosos por un acto valiente o un breve momentode gloria. Barti y los santos mencionados por Pablo no son "bandasde un solo éxito"; estos discípulos son lo que yo llamo cristianos se-riales. Deliberados. Planificados. Repetidos. Su constante bondadlos grabó a fuego en la galeria de personajes famosos de Pedro yPablo.

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Quizá la pregunta que Jesús le planteó a Bartimeo sea la másimportante de todas: "¿Qué quieres que te haga? ¿Cuál es tu re-suelto deseo?"

John Ortberg se refiere a una investigación que muestra cómo lapasión resuelta contribuye a tener una vida con un pasado ilustre.

"El investigador Mihaly Csikszentmihalyi realizó un estudioque involucraba a 200 artistas, 18 años después de terminar la es-cuela de arte. Descubrió que los que en sus días de estudiante sabo-reaban la pura alegría de pintar llegaron a ser pintores serios. Losque se acercaron a la escuela de arte con la esperanza de obtener ri-quezas o fama se dejaron llevar por otras profesiones. Los pintoresquieren pintar por sobre todas las cosas. Si el artista frente al lien-zo comienza a preguntarse por cuánto lo venderá, o qué piensanlos críticos de él, no podrá concentrarse en los métodos originales.Los logros creativos dependen de la inmersión resuelta". 1

Mi oración es que se satisfaga nuestro deseo más profundo deDios. Que nos declaremos culpables, que las necesidades baratasque buscamos a ciegas pierdan todo valor, y que la pasión subya-cente en nuestro corazón por nuestro Creador llegue a ser todopara nosotros. Que, al igual que Bartimeo, Cloé, y Trifena y Trifosasimplemente queramos, más que ninguna otra cosa, andar en el"Camino" con Dios. Que queramos ver lo suficientemente biencomo para reconocer el Camino, la Verdad y la Vida que está justodelante de nosotros. Que queramos ver lo suñciente como para noquedarnos atrás ni correr adelante como tontos, sino andar al pasode Cristo.

Amén.Mi hijo Cameron tiene 11 años, y tiene todas las respuestas.

Siempre hay una respuesta, una idea, un pedacito incisivo de sabi-duría dicho por ese niño con la confianza de un anciano sabio. Y aveces hasta tiene razón. Mi otro hijo, Morgan, tiene 6 años, y ma-yormente tiene preguntas. Sus preguntas demandan respuestas. Esposible que pase la mayor parte del tiempo con estos dos niños enmedio de una pregunta o una respuesta. ¡Es divertido!

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Las preguntas y las respuestas dan evidencia de que hay contac -to y quizá comunicación intencionada; pero solo cuando una pre-gunta es respondida hay una conexión. Dos mundos, por lo demásseparados, se unen por nuestra respuesta. Dios hace buenas pre-guntas que pintan un cuadro de él y de su plan para nosotros. Perosus preguntas hacen más que describírnoslo; nos presentan unaoportunidad real de acercarnos más a él como nuestro Creador,Salvador y Amigo.

Algunos solo tienen preguntas para Dios. La tristeza y los even-tos impredecibles de la vida pueden darle una bofetada al canto decualquiera y dejarnos queriendo saber qué salió mal. Queremos ex-plicaciones. Hay un anhelo de comprender porque de algún modopensamos que sabemos quién, por qué, cómo, dónde y lo que noshará íntegros. Hacer que Dios responda nuestras preguntas en rea-lidad solo generará más preguntas. "Como son más altos los cielosque la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos,y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isa. 55: 9).

Lo que más necesitamos no son preguntas para Dios sino res-puestas. Evidentemente, esta experiencia nunca ha tenido que vercon contar con toda la información sino con responder a los inte-rrogantes divinos. Dios sabe que nuestras respuestas nos muevenhacia él, con él, e incluso hacia adelante, para él.

Por supuesto, hay otros interrogantes que Dios formula a laspersonas de la Biblia; preguntas que no hemos analizado en estelibro. Algunas son bastante triviales; otras son inestimables. PeroDios se interesó bastante en las personas como para entrar ennuestro mundo y preguntar, así que quizá sea seguro decir que élmerece una respuesta. Que tu forma de responder las preguntas deDios te una a él hoy y te apegue a él aún más mañana.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR Y ESTUDIAR1. ¿Qué quieres más que ninguna otra cosa? Sé específico.

¿Cuan comprometido estás para cumplir este deseo?2. ¿Estas son algunas cosas que solo podemos hacer nosotros

para encontrarnos con Jesús personalmente? ¿Puedes identificarcuáles podrían ser algunas de ellas?

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3. ¿Cómo te sientes cuando lees los nombres de los primeroscristianos de la Biblia que son poco conocidos? ¿Qué te dice estoacerca del uso que Dios puede hacer incluso de quienes tienen po-cos talentos y que no son muy conocidos?

4. En tu vida, ¿de qué circunstancias necesitas deshacerte a finde acercarte completamente a Jesús? Pide a Jesús que te ayude aser consciente de lo que necesitas hacer y que te dé la gracia parahacerlo.

5. ¿Qué nos enseña la historia del ciego Bartimeo acerca delejemplo que podemos ser para los demás y para las futuras genera-ciones?

REFERENCIA

' John Ortberg, If You Want to Walk on Water, You've Got to Get Out of the Boat (Grand Rapids,Mich.: Zondervan, 2001), p. 64.

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