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Resumen En este trabajo, intentaremos revisar la pervivencia en el Waltharius (poema épico de principios del siglo IX) de algunas costumbres germánicas antiguas, retratadas por Tácito en su obra Germania, y las incertezas que algunos de sus personajes históricos sufren en la narración. Palabras clave: literatura, historia, épica medieval, Waltharius. Abstract. Literature and History in the Waltharius In this paper, we shall try to examine the survival in the Waltharius (epic poem written at the beginning of the ninth century) of some ancient Germanic customs, portrayed by Tacitus in his Germania, and the inconsistencies that some of its historic figures undergo in the story. Key words: literature, history, medieval epic, Waltharius. El Waltharius ha sido calificado, con justicia, como la obra maestra de la tempra- na épica latina medieval y de la poesía narrativa, y, sin duda alguna, es el más valio- so exponente de la literatura del período carolingio 1 . Sin embargo, el poema inclu- ye en su relato hábitos característicos del pueblo germano y acontecimientos históricos bien conocidos de la época de las invasiones bárbaras. Algunos, enraizados en costumbres tradicionales, concurrieron a modelar las conductas de sus perso- najes; en cambio, los que refieren datos puntuales de la historia han sufrido, no pocas veces, una severa ficcionalización o, en casos más extremos, una completa tergiversación. En este trabajo, intentaremos destacar ambas vertientes, comenzando por las referencias que se vinculan directamente con la Germania de Tácito, obra del siglo I * Este trabajo ha sido posible gracias a dos subsidios para investigación, otorgados por la Universidad Nacional del Sur, PGI 24/I136, y por la ANPCyT, BID 1201/OC-AR PICT2002 nº 12619. 1. P. GODMAN (1985), Poetry of the Carolingian Renaissance, Londres, 1985, p. 72; R. FLORIO (2006), «Waltharius, figuras heroicas, restauración literaria, alusiones políticas», Maia (ns. II) 58, p. 229. Los pasajes citados del Waltharius proceden de mi edición: R. FLORIO (2002), Waltharius, Madrid, Bellaterra, Consejo Superior de Investigaciones Científicas–Universitat Autònoma de Barcelona. Faventia 31/1-2, 2009 111-128 Literatura e historia en el Waltharius * Rubén Florio Universidad Nacional del Sur. Departamento de Humanidades [email protected] Recepción: 2/12/2008

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Literatura e historia en el Waltharius*

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  • Resumen

    En este trabajo, intentaremos revisar la pervivencia en el Waltharius (poema pico de principiosdel siglo IX) de algunas costumbres germnicas antiguas, retratadas por Tcito en su obra Germania,y las incertezas que algunos de sus personajes histricos sufren en la narracin.

    Palabras clave: literatura, historia, pica medieval, Waltharius.

    Abstract. Literature and History in the Waltharius

    In this paper, we shall try to examine the survival in the Waltharius (epic poem written at thebeginning of the ninth century) of some ancient Germanic customs, portrayed by Tacitus in hisGermania, and the inconsistencies that some of its historic figures undergo in the story.

    Key words: literature, history, medieval epic, Waltharius.

    El Waltharius ha sido calificado, con justicia, como la obra maestra de la tempra-na pica latina medieval y de la poesa narrativa, y, sin duda alguna, es el ms valio-so exponente de la literatura del perodo carolingio1. Sin embargo, el poema inclu-ye en su relato hbitos caractersticos del pueblo germano y acontecimientoshistricos bien conocidos de la poca de las invasiones brbaras. Algunos, enraizadosen costumbres tradicionales, concurrieron a modelar las conductas de sus perso-najes; en cambio, los que refieren datos puntuales de la historia han sufrido, nopocas veces, una severa ficcionalizacin o, en casos ms extremos, una completatergiversacin.

    En este trabajo, intentaremos destacar ambas vertientes, comenzando por lasreferencias que se vinculan directamente con la Germania de Tcito, obra del siglo I

    * Este trabajo ha sido posible gracias a dos subsidios para investigacin, otorgados por la UniversidadNacional del Sur, PGI 24/I136, y por la ANPCyT, BID 1201/OC-AR PICT2002 n 12619.

    1. P. GODMAN (1985), Poetry of the Carolingian Renaissance, Londres, 1985, p. 72; R. FLORIO (2006),Waltharius, figuras heroicas, restauracin literaria, alusiones polticas, Maia (ns. II) 58, p. 229.Los pasajes citados del Waltharius proceden de mi edicin: R. FLORIO (2002), Waltharius, Madrid,Bellaterra, Consejo Superior de Investigaciones CientficasUniversitat Autnoma de Barcelona.

    Faventia 31/1-2, 2009 111-128

    Literatura e historia en el Waltharius*

    Rubn FlorioUniversidad Nacional del Sur. Departamento de [email protected]

    Recepcin: 2/12/2008

  • en la que fueron retratados los comportamientos de los germanos, para, finalmen-te, comentar algunos ejemplos de manipulacin de distintos relatos histricos queel autor del Waltharius llev a cabo, bajo el requisito literario de la verosimilitud,en la construccin del poema.

    Abordemos brevemente, en primer lugar y a modo de marco contextual, el pro-blema de relacin entre literatura e historia. La literatura y la historia no tuvieronni tienen el mismo objetivo. Si una se interesa por la verosimilitud, la otra lo hacepor la realidad concreta, prescindiendo, en lo posible, de la ficcionalizacin. Estadistincin fue advertida por Aristteles: Pues el historiador y el poeta no difierenporque uno cuente en prosa y otro en verso []; la diferencia reside en que unocuenta cosas que han sucedido y el otro cosas que podran suceder. Por eso la poe-sa es ms profunda y ms elevada que la historia, pues la poesa cuenta ms bienlo general, la historia lo particular2. Pero, adems, como est comprobado, cro-nistas e historiadores, antiguos y tambin contemporneos, no siempre han podido(o querido) mantenerse imparciales en sus narraciones e interpretaciones de datosy sucesos; mucho ms cuando, tratndose de momentos cruciales de la vida de unacomunidad, estaba involucrada la seguridad personal o cuando circunstancias pol-ticas del momento aconsejaban favorecer a determinados personajes. Adems,siempre que un escritor echa mano de sucesos histricos para incorporarlos en sunarracin, puede aplicarles, segn sus intereses, las reglas de la ficcin, comunesal mbito de la literatura.

    En segundo lugar, el Waltharius exhibe no solo referencias a costumbres y prc-ticas peculiares de los pueblos sobre los que gira su accin (particularmente dos, loshunos y los francos), sino tambin el comienzo de una narracin al estilo de la cr-nica histrica, que remonta hasta un hecho bien conocido del siglo V: la invasin delos hunos sobre el desmembrado Imperio romano. Con este suceso, registrado pordistintos historiadores de la poca, comienza el desarrollo del relato, pero el autordel Waltharius se interesa rpidamente por su repercusin en los tres pueblos delos que surgirn los actores de su ficcin: de los francos, Hagann y Guntario; de los burgundios, Hildegunda, y de los aquitanos, Valtario. Obviamente, Atilaproveer la materia para la primera parte de la obra, en territorio de los hunos, con-cretamente en una de las antiguas provincias romanas, Panonia, en tanto que lasegunda transcurrir en tierra de los francos, con menciones a ciudades y regiones

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    2. Aristteles, Potica 1451a-b: k 8 ; ' k 0 6 +3 ~ D ~

  • de la poca, como Worms, Metz, Estrasburgo (Argentina), Espira, o ros, como elRin, o bosques, como los Vosgos, o algn personaje mtico que remite a las cre-encias de los germanos, como Wieland. De esos dos ncleos polticos que puedenapreciarse en la obra, el ncleo huno registra la interaccin de Atila y su mujer,Ospirin, con los rehenes recibidos de los pueblos conquistados, Valtario, Hildegunday Hagann, en tanto el ncleo franco desarrolla, en especial, los combates deValtario con los guerreros de la guardia de Guntario3.

    Si bien es cierto que, en el siglo IX, durante el gobierno de Carlomagno, pocade composicin del Waltharius, exista al menos una copia de la Germania deTcito4, el poeta del Waltharius no necesit conocer puntualmente la obra del his-toriador para modelar los personajes, las situaciones y la idiosincrasia de ese pue-blo en el poema. El autor naci y vivi en la cultura germana del perodo carolin-gio, que segua manteniendo comportamientos y hbitos bastante similares a losregistrados por Tcito en su monografa, perceptibles no obstante las modifica-ciones espirituales que, obviamente, el cristianismo haba introducido desde, enparticular, fines del siglo IV, cuando, con la promulgacin del edicto de Tesalnica(Cunctos Populos) por parte de Teodosio I, haba conquistado el poder poltico5;modificaciones espirituales a las que se sumaron las de carcter, aportadas desde elsiglo III por la irrupcin paulatina de otros pueblos brbaros, intensificadas duran-te el IV y llevadas a su clmax a principios del V, cuando, el 24 de agosto del 410,Alarico ingresa en Roma y la saquea por tres das, produciendo el colapso defini-tivo del inerme y agonizante Imperio romano, aunque se le fije como lmite ofi-cial el ao 476, con la deposicin de Rmulo Augstulo por Odoacro6.

    Nuestro inters en la Germania, entonces, consiste en su condicin de docu-mento histrico que, no obstante los cambios sufridos a lo largo de los siglos, per-mite sin embargo confirmar la continuidad tnica de un grupo que, en poca deTcito, se encontraba sojuzgado al poder romano y en la de Carlomagno guiaba el

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    3. Esta subdivisin poltica corresponde a E. DANGELO (1998), Waltharius. Epica e saga tra Virgilioe i Nibelunghi, Miln-Trento, p. 31. Las batallas con los guerreros del rey Guntario, el ncleofranco, corresponden a lo que K. LANGOSCH (1973), Waltharius. Die Dichtung und die Forschung,Darmstadt, p. 14-30, llama la saga original del Waltharius, a la que se habran unido aluvional-mente los restantes fragmentos que conforman el poema.

    4. F. Vase F. HAVERFIELD (1915), Tacitus during the Late Roman Period and the Middle Ages,JRS 6, p. 196-200; B. MUNK OLSEN (1991), I Classici nel Canone Scolastico Altomedievale, Spoleto,p. 92, destaca la rareza de algunos textos clsicos. No obstante, L.D. REYNOLDS y N.G. WILSON(1986), Copistas y Fillogos, Madrid, p. 132, hablando de los monasterios de Fulda y Hersfeld,fundados respectivamente en 744 y ca. 770, consignan: De estos monasterios proceden los dosmanuscritos de Amiano Marcelino de los que derivan todos los dems, y debemos la superviven-cia de las Opera Minora de Tcito y del De grammaticis de Suetonio a un manuscrito copiado enHersfeld o en Fulda y conservado en el primero de ellos.

    5. F. PRINZ (2004), Da Costantino a Carlomagno. La Nascita dellEuropa, Roma, p. 163, apunta alrespecto: Per una buona conoscenza della societ germanica bisogna tenere presente che, in gene-rale, la staticit illustrata da Tacito non si pu di certo proiettare sui secoli succesivi, giacch le-poca delle invasioni barbariche comporter una profonda transformazione della struttura socialegermanica.

    6. Vase P. HEATHER (2006), La Cada del Imperio Romano, Barcelona, p. 542.

  • destino de sus restos, trmino con el que no nos referimos, sin embargo, a las cre-aciones materiales, forjadas durante siglos por los romanos e irreconocibles entiempos de Carlomagno7, sino al pensamiento, carcter y espritu de aquella comu-nidad, vigente en su literatura, conservada en distantes centros culturales de lo quepuede denominarse membra disiecta Imperii, a pesar de las hambrunas, guerras yprivaciones acaecidas, sobre todo, durante el siglo VI. Esa conservacin no fuehomognea, sino el resultado de los entrecruzamientos tnicos y espirituales aca-ecidos, sobre todo, en la Antigedad Tarda, lo que posibilit la reconstruccin deun ideal de cultura, compleja y diversa, pues no hay repeticiones en la historia de la humanidad8. Intercambio y transaccin son, creemos, palabras apropiadaspara entender las recprocas aportaciones de cdigos que cada comunidad leg(resignando otros) a la conformacin de una distinta identidad poltica y anmica apartir del siglo VIII, bajo el liderazgo de los pipnidas. En poca temprana del nuevoImperio, muy probablemente durante el gobierno de Carlomagno, quizs un talGeraldo9 decide incorporar a la tradicin escrita, en lengua latina, una leyenda ger-mnica de tradicin oral, el Waltharius10.

    Independientemente de que consideremos o no a Geraldo como el autor delpoema, no hay dudas de que se trata de una leyenda transmitida oralmente, cuyacirculacin atestiguan la versin en anglosajn, de la que solo restan dos frag-mentos, y su traduccin al latn, la lengua en que fue preservado en su totalidad11.En este sentido, son destacables la marca del prlogo:

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    7. Alcuino de York, ed. E. DMMLER (1881), MGH PLAC I, Berln, p. 231, en su poema, De cladeLindisfarnensis monasterii, 37-40, denuncia el estado ruinoso de la ciudad eterna: Roma, caputmundi, mundi decus, aurea Roma, / Nunc remanet tantum saeva ruina tibi. / Gloria castrensis gla-diis aequata remansit, / Lutea pars tegetum sola videtur iners.

    8. Para una visin ms promenorizada de los acontecimientos cruciales que concurren durante laTarda Antigedad, vase R. FLORIO (2008), Literatura e Historia en la Tarda Antigedad. Rupturas,continuidades, conexiones, Anuario del Centro de Estudios Histricos Prof. Carlos S. A. Segreti7/2007, p. 147-178.

    9. Larga ha sido la controversia sobre la identidad del autor del Waltharius, durante mucho tiempoatribuido a Ekkehardo I de San Gal; luego de la demostracin en contrario de F. BRUNHLZL (1996),Histoire de la Littrature Latine du Moyen ge, Tournholt, vol. II, p. 54-55, se prefiri conside-rarlo annimo. La tesis de A. HAUG (2002), Gerald und Erckambald Zum Verfasser- undDatierungsproblem des Waltharius, Jahrbuch fr Internationale Germanistik, HANS-GERTROLLOF (ed.), XXXIV-1, p. 189-225, parece no dejar dudas sobre la autora de Geraldo.

    10. Se han conservado dos fragmentos en anglosajn de la misma leyenda, con el nombre de Waldere,escritos entre los siglos VIII y X. Sobre la tradicin oral de los cantos brbaros, consigna N. VOORWINDEN (1992), Latin Words, Germanic Thoughts / Germanic Words, Latin Thoughts.The Merging of Two Traditions, en R. NORTH y T. HOFSTRA (eds.), Latin Culture and MedievalGermanic Europe. Germania Latina I, Groningen, p. 113: Although the Germanic peoples didnot use writing, they already had a highly developed tradition of heroic poetry, composed, trans-mitted and performed orally [] First of all, Tacitus mentions carmina which were sung when abattle was imminent; Jordanes alludes to Gothic heroic poetry; Ammianus Marcellinus speaks ofdiscordant songs in which the barbarians in this case the Visigoths praise their ancestors; andPriscus tells us of Germanic singers who gave a performance at Attilas court; to mention only a fewexamples.

    11. R. MCKITTERICK (1992), The Written Word and Oral Communication: Romes Legacy to theFranks, en R. NORTH i T. HOFSTRA (eds.), Latin Culture and Medieval Germanic Europe. Germania

  • Non canit alma dei, resonat sed mira tyronisNomine Waltharius. (17-18)

    y, sobre todo, la del eplogo, donde, explcitamente, el autor vincula el texto queacaba de escribir con el canto, tpico de la oralidad:

    Haec quicunque legis, stridenti ignosce cicadae Raucellam nec adhuc vocem perpende. (1453-1454)

    Ambas marcas ataen al carcter oral en la transmisin de la saga de Valtario,un rasgo de los pueblos brbaros que Tcito consigna a propsito de los germa-nos y Paulo Dicono con respecto a los longobardos de su poca, como el reyAlbuin, celebrado por los bvaros (Baioariorum) y los sajones (Saxonum), a tra-vs de cantos picos12. A ello debe sumarse la noticia que Eginhardo, el bigrafode Carlomagno, proporciona sobre la intencin del emperador de preservar losantiqusimos poemas cantados de los pueblos brbaros, cuando orden que se los recogiera por escrito:

    Item barbara et antiquissima carmina, quibus veterum regum actus et bella cane-bantur, scripsit memoriaeque mandavit13.

    Desde Homero, la repeticin de frases, frmulas verbales, vocablos concep-tuales, escenas y estructuras, tiene en la pica un papel preponderante. A. Hennesey

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    Latina I, Groningen, p. 93, destaca: It is conceivable that both the Waltharius and the Ludwigsliedwere first recited at feast in a lords hall, but were later transcribed to accord with the needs ofthose accustomed to writing, or, more probably, as a deliberate attempt to preserve and recordthem. Coincidentemente, en la misma obra, VOORWINDEN (cit. nota 10), p. 115, afirma que uno delos poemas picos que puede ser considerado como evidencia circunstancial de la supervivencia de la poesa heroica oral es el Waltharius.

    12. Tcito, Germ. 2.3: celebrant carminibus antiquis, quod unum apud illos memoriae et annaliumgenus est y Paulo Dicono, Historia Langobardorum I, 27 (ed. G. WAITZ. [1878], MGH SS rer.Lang., Hannover, p. 70): et virtus in eorum carminibus celebretur. Arma quoque praecipua sub eofabricata fuisse, a multis hucusque narratur.

    13. Eginhardo, Vita Karoli Magni, ed. G.H. PERTZ, G. WAITZ, O. HOLDER-EGGER (1911), MGH, SRG,in usum schol. [XXV6 1965], Hannover, 29, p. 33; M. RICHTER (1994), The Formation of the MedievalWest: Studies in the Oral Culture of the Barbarian, Dubln, p. 134-135, puntualiza que la frase deEginhardo no especifica qu pensaba Carlomagno de ese material y que el trmino barbarus care-ce de connotacin peyorativa; se trata de un tecnicismo con el significado de no latino, que com-prenda a un poema como el Hildebrandslied; M. INNES (2000), Teutons or Trojans? The Carolingiansand the Germanic Past, en Y. HEN, M. INNES (eds.), The Uses of the Past in the Early Middle Ages,Cambridge, p. 237-240, sostiene que Eginhardo conoci la Germania de Tcito y que su frase reve-lara el intento por incorporarla como prehistoria de la tradicin carolingia. Concluye entonces: Itwould be dangerous to use Einhards account of Charlemagne as confirmation of the continuationof the practices described by Tacitus. Sin embargo, Eginhardo no es el nico escritor de la corte deCarlomagno que alude a esos cantos; Alcuino (Epistolae Karolini Aevi (II), ed. E. DMMLER [1895],MGH, Berln, Ep. 4, n 124, p. 183) tambin lo hace, descalificndolos; posteriormente, con lamisma actitud, Thegan (Gesta Hludowici Imperatoris / Die Taten Kaiser Ludwigs, ed. E. TREMP[1995], MGH, SRG in usum schol. 64, Hannover, p. 200). Tantas menciones, de valoraciones disi-dentes, confirmaran algo ms que la intencin por construir un presente acudiendo a la historia.

  • Olsen ha destacado estos indicios de la oralidad: una tradicin formularia vern-cula, registrada en el lxico (como Wielandia fabrica), y otra que asoma en variosmotivos a lo largo del poema (como los del exilio, el sueo despus de la fiesta, elcamino de pruebas). La estudiosa relaciona ambas huellas con dos obras cercanasal Waltharius en tiempo y espritu, el Hildebrandslied y el Waldere, escritas res-pectivamente en antiguo alto alemn y en anglosajn14.

    Uno de los temas conservados en el meollo primigenio del Waltharius lo queK. Langosch denomina saga original, y F. Brunlzl, canto original o Ur-lied,compuesto por los combates con la guardia real15 es el referido al Gefolge, anti-gua costumbre de los germanos de vengar la muerte de un familiar (cognatus, pro-pinquus, propinquus carne) o de un amigo (amicus, socius), a quienes se sentanligados, sobre todo, por su convivencia marcial16. En su Germania, Tcito aludevarias veces a este lazo afectivo: tienen algo que es el principal incentivo de suvalenta: no es la casualidad ni una agrupacin fortuita la que forma el escuadrn olos pelotones, sino la familia o el parentesco. El squito del jefe est conformado,entonces, por un conjunto solidario de guerreros que se esfuerzan por demostrar sucoraje: en el campo de batalla es vergonzoso para el jefe verse superado en valor yvergonzoso para la comitiva no igualar el valor de su jefe. Pero lo infame y des-honroso para toda la vida es haberse retirado de la batalla sobreviviendo al propiojefe; y remata, un poco ms adelante, enunciando el compromiso fundamental delGefolge: es obligatorio asumir tanto las enemistades como las amistades del padreo pariente17. El squito, entonces, existe, es un conjunto de personas cuya identidad

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    14. A. HENNESSEY OLSEN (1993), Formulaic Tradition and the Latin Waltharius, en H. DAMICO yJ. LEYERLE (eds.), Heroic Poetry in the Anglo-Saxon Period (Studi in Onore J.B. Bessinger, Jr.),Kalamazoo-Michigan, p. 265-282. Para la tradicin del recurso, vase J. WILLS (1996), Repetitionin Latin Poetry, Oxford, y PH. HARDIE (1993), The Epic Successors of Virgil, Cambridge, dondepuede seguirse la repeticin de la pica virgiliana en las obras de los poetas picos que lo suce-dieron. Vase tambin F. MORA (2006), Comment jouer avec les auctores. Sur quelques rcri-tures carolingiennnes de Virgile (Ermold, Abbon, le Waltharius), en D. BOUTET y C. EMEIN-SARRAZIN (dir.), Palimpsestes piques, Pars, p. 90-92.

    15. LANGOSCH (op. cit., nota 3), p. 14-30, quien describi tambin la estructura general de la obra;F. BRUNHLZL (1988), Was ist der Waltharius?, Munich, p. 1-20.

    16. El tema asoma en la pica clsica, aunque diversificado con otros matices y referido, en particular,a la relacin de dos personas, un jefe y un novicio en las armas, como lo son Eneas y Palante. Eneste caso, el jefe vengar la muerte del joven combatiente, no obstante el trmino que usa Virgiliopara hablar del cobro de venganza, immolare; vase Aen. 12.948-949.

    17. Respectivamente, Tcito, Germ. 7.3: quodque praecipuum fortitudinis incitamentum est, non casusnec fortuita conglobatio turmam aut cuneum facit, sed familiae et propinquitates; 14.1: cum ven-tum in aciem, turpe principi virtute vinci, turpe comitatui virtutem principis non adaequare. iamvero infame in omnem vitam ac probrosum superstitem principi suo ex acie recessisse: illum defen-dere, tueri, sua quoque fortia facta gloriae eius adsignare praecipuum sacramentum est; 21.1:suscipere tam inimicitias seu patris seu propinqui quam amicitias necesse est. Vase F. CARDINI(1997), QuellAntica Festa Crudele: guerra e cultura della guerra dal Medioevo alla Rivoluzionefrancese, Miln, p. 20-21; J.-P. POLY (2003), Le Chemin des Amours Barbares, Pars, p. 127, refie-re que: Ds le Xe sicle, en Scandinavie, frndi, ami, a pris le sens de parent. La parentfrndsmi regroupe dabord les mles, frre ou fils, la parent guerrire que se dpolie dans lesystme vindicatoire. Ces allis au combat son tantt des consanguins des deux cts, tantt mmedes affins. Desde un punto de vista etnogrfico, consigna PRINZ (cit. nota 5), p. 162: per quel

  • solo es posible en funcin del jefe. La incrustacin de este imperativo moral de lospueblos germnicos, unida a su ambicin de riqueza (el tema de la lucha por el teso-ro), en el cuerpo de la epopeya clsica antigua, cuyo hroe se distingua por la soli-daridad con su pueblo y sus amigos, explicara una de sus modificaciones ms sig-nificativas. El individualismo de Valtario remite decididamente a la idiosincrasiagermnica y preanuncia la aventure individuellle conte par le roman18.

    Lo que en la Germania es una referencia de conjunto a esa convencin moralllamada Gefolge (comitatus, en latn, bajo la acostumbrada traduccin de squi-to), en el Waltharius se despliega con una amplia y variada gama de ejemplos. Elprimer testimonio de este tipo de conducta sucede despus del primer enfrenta-miento. Una vez que Valtario ha eliminado a Camaln de Metz, su sobrino, Cimo(tambin llamado Escaramundo), se apresta a cumplir con el pacto cultural. En dosparlamentos sucesivos da cuenta de las razones que lo mueven a combatir: el gue-rrero muerto es, sobre todo, su amigo y, tambin, su cognado, un familiar al queest unido por lazo sanguneo:

    Haec me prae cunctis heu respicit actio rerum. Nunc aut commoriar vel carum ulciscar amicum! (690-691)

    .......................................................................................

    Non ego iam gazam nec rerum quidque tuarum Appeto, sed vitam cognati quaero perempti19. (700-701)

    Sin embargo, no es este el nico momento ni el ms memorable en quelos lazos familiares determinan la puesta en marcha del Gefolge. El siguiente ejem-plo invierte el orden del precedente, pues el combate no es iniciado por el to, sinopor el sobrino. Cuando entra en combate Patafrido, hijo de una hermana deHagann20, la narracin activa un resultado inmediato y otro mediato. El primeroes la muerte del sobrino de Hagann, junto con la incrustacin de un discurso porcompleto ajeno, tanto a la saga en su versin original, cuanto a la idiosincrasia y ala pica germnicas (discurso cristiano contra la avaricia); el segundo es la deci-sin de Hagann de pelear contra Valtario en las postrimeras de la obra21, recor-

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    che riguarda la morale del mondo germanico, di sicuro esisteva unetica della battaglia fondata subase religiosa e valida anche per i seguaci che dovevano fedelt al loro comandante fino alla morte.Poich non esisteva nessun ordine legislativo garantito dallo Stato, como in tutte le societ arcai-che il clan patria aveva un ruolo fondamentale per la difesa dagli attachi esterni. Tacito confermauna grande considerazione della donna.

    18. P. ZUMTHOR (1972), Essai de Potique Mdivale, Pars, p. 346.19. El segundo pasaje contiene un inters adicional, pues Cimo declara que su principal objetivo no

    es la obtencin del tesoro u otro bien material, sino la venganza. El tesoro es el motor de las epo-peyas germnicas, tal como puede observarse en el mismo Waltharius, en el Hildebrandslied y enel Nibelungenlied. La afirmacin de Cimo, entonces, resalta aun ms el aspecto moral supuestoen el Gefolge.

    20. W. 846-847: Sextus erat Patavrid. Soror hunc germana Haganonis / Protulit ad lucem. Hagann con-firma el parentesco, W. 872: Heu, mihi care nepos, quid matri, perdite, mandas?

    21. El texto de Tcito recuerda la consideracin de los hijos de hermanos y, sobre todo, de hermanas;Germ. 20.4: sororum filiis idem apud avunculum qui apud patrem honor.

  • dando, por ltima vez en el poema, el contrato moral de su pueblo para con fami-liares y amigos:

    Tute fidem abscideras, cum memet adesse videres Et tot stravisses socios immoque propinquos! (1267-1268)

    Este ltimo ejemplo es de los ms significativos. Cuando Hagann justifica suingreso en la lid, recordando su obligacin moral para con los que Valtario haba eli-minado, menciona la cantidad de guerreros a los que se senta unido y la vida de susobrino, Patafrido, no obstante Valtario le hubiera recordado que l y Haganntambin estaban unidos por similares lazos de amistad, sin duda consolidadosdurante el tiempo que haban pasado como rehenes en el reino de Atila. Ms an,antes del combate final, Valtario evoca el pacto de fidelidad prometido y su cum-plimiento por parte de ambos:

    Inclita quonam migravit concordia nobisSemper in hoste domique manens nec scandala noscens? (1255-1256)

    .....................................................................................

    Numquid mente fidem abradis saepissime pactam?Deprecor, hoc abscide nefas neu bella lacessas Sitque inconvulsum nobis per tempora foedus. (1259-1261)

    Si la doble justificacin moral esgrimida por Hagann en su discurso no essuficiente para entender su conducta, existe otra, enunciada bastante antes y recor-dada un poco despus por el autor: el franco es compelido a combatir por un pactode fidelidad que liga al vasallo con su seor, el rey22, pacto segn se deduce dela accin de un grado cualitativamente superior al que liga la relacin entre cofra-des.

    Los restantes guerreros de la guardia real, en cambio, aplican el cumplimien-to del Gefolge por sus lazos de amistad; as lo comunica Hadavardo, quien, en casode caer ante los golpes de Valtario, espera ser vengado por sus compaeros dearmas:

    Assunt hic plures socii carnisque propinqui, Qui, quamvis volucrem simules pennasque capessas, Te tamen immunem numquam patientur abire. (802-804)

    El autor del poema, sin embargo, no solo recuerda el compromiso de vengarla muerte de compaeros y familiares desde el discurso de quienes deben llevarlaa cabo, tambin lo consigna desde la memoria de quien, como Valtario en estecaso, ha eliminado, uno a uno, a todos los guerreros de la guardia de Guntario.

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    22. El autor haba hecho sentir este vnculo cuando Guntario insulta la hombra de Hagann: Tuncheros magnam iuste conceperat iram, / Si tamen in dominum licitum est irascier ullum (632-633).Ms adelante, consigna el estamento social al que perteneca Hagann y la relacin con su rey:Innuit ergo oculis vassum praecedere suadens (1311).

  • Cuando mata a Trogo, el ltimo de los combatientes, recuerda ese cdigo de honor,dicindole:

    Morere inquit et haec sub Tartara transferEnarrans sociis, quod tu sis ultus eosdem!. (1057-1058)

    De entre otras, dos vestigios sobre las costumbres de los germanos pueden ras-trearse en la obra de Tcito: el coraje ante la muerte y la posesin honrosa de unade las armas de guerra, el escudo.

    La valenta demostrada en combate no es patrimonio exclusivo de la pica ger-mnica y, como hemos sealado, comportamiento consignado en la Germania.Tambin se la encuentra en las epopeyas romanas, comenzando por la Eneida, acuya vertiente podra haberse remitido, en particular, el autor del Waltharius, alrecuperar el antiguo tpico de la pulcra mors23. Si bien para los germanos era suma-mente deshonroso abandonar la liza (aspecto que Tcito registra en su obra, peropresente tambin en obras como el Bellum Iugurthinum de Salustio)24, la muerte porla mujer, la patria, el amigo, procede de la pica clsica grecolatina. As sucedecuando Hildegunda le pide a su prometido que la abandone a su suerte al verque se aproximan Hagann y Guntario por la retaguardia y huya para salvarse;la respuesta de Valtario no solo confirma su virtus marcial y moral, sino que reco-ge y recuerda, antitticamente, el proceder indecoroso demostrado por el rey delos francos en el campo de batalla algunos versos antes:

    Incassum multos mea dextera fuderat hostes, Si modo supremis laus desit, dedecus assit.Est satius pulcram per vulnera quaerere mortemQuam solum amissis palando evadere rebus!Verum non adeo sunt desperanda salutisCommoda cernenti quondam maiora pericla25. (1215-1220)

    El penltimo verso citado parece proponer un dilogo con otro, bien conoci-do, de la Eneida (una salus victis nullam sperare salutis, 2354), readaptado a cir-

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    23. El trmino pulcher es de difcil traduccin; unido a mors implica la muerte noble, honrosa en elcampo de batalla, pero, al mismo tiempo, se contamina con la idea de belleza moral sin obst-culo de la fsica del joven guerrero que la sufre, como sucede en el episodio de la muerte deEuralo, Virgilio, Aen. 9.433-435. Vase P. MONTEIL (1964), Beau et Laid en Latin. tude de voca-bulaire, Pars, p. 93. Para el episodio en el Waltharius, vase FLORIO (op. cit., nota 1), p. 213;amplsima informacin sobre decus, sus campos semnticos propios y afines, en J.-F.THOMAS(2007), Dshonneur et Honte en Latin: tude Smantique, Leuven.

    24. Tcito, Germ. 14.1, vase nota 17; Salustio, Iug. 85.29, destaca el deshonor que para un guerreroimplica tener las cicatrices en la espalda: cicatrices advorso corpore. Recoge esa caractersticapica Ovidio, Am. 2.10.31-32: Induat adversis contraria pectora telis / Miles et aeternum san-guine nomen emat.

    25. Contrstese este pasaje con uno anterior en que el autor describe la defeccin de Guntario en elcampo de batalla, al final del combate al que se haba sumado, considerando que la diferencianumrica le permitira vencer a Valtario (1062-1064): His rex infelix visis suspirat et omni / Aufugiensstudio falerati terga caballi / Scandit.

  • cunstancia similar, aunque no equivalente, de la accin del Waltharius, lo que con-firmara la vertiente clsica, romana, del pasaje, sin descartar la posible interseccinde la vertiente cristiana, si se atiende a la valoracin de la figura femenina y a lainstitucin del matrimonio (real, adems) para esta tradicin.

    En medio de la seguidilla de batallas entre Valtario y los guerreros de la guar-dia de Guntario, aparece una referencia al escudo, arma, segn Tcito, sumamen-te apreciada por los germanos, por lo menos, los de la poca del historiador lati-no; si el escudo y la frmea eran las armas que otorgaban a un individuo su paso ala adultez y carta de ciudadana26, el valor que le asignaban al escudo resulta sor-prendente: el haber abandonado el escudo [en combate] es la principal vergen-za, y al que ha cometido tal afrenta no se le permite asistir a los actos religiosos niparticipar en las asambleas: muchos supervivientes de las guerras pusieron fin asu infamia ahorcndose27. Uno de los contendientes, Hadavardo, pretende arre-batarle el escudo a Valtario en calidad de preciado trofeo:

    Audi consilium, parmam deponito pictam: Hanc mea sors quaerit, regis quoque sponsio praestat;Nolo quidem laedas, oculis quia complacet istis. (798-800)

    El discurso de Valtario, rechazando la propuesta y argumentando razones sobrela defensa de su escudo, es sorprendente y parece manifestar ese arraigado senti-miento que describe Tcito a propsito de un arma tan valorada por los germanosde su tiempo. No obstante, en las palabras de Valtario encontramos lo que Tcitono dijo, los motivos por los que, para los germanos, el escudo tena una importan-cia superior a la de cualquier otro tipo de arma:

    De reliquis taceo, clipeum defendere curo.Pro meritis, mihi crede, bonis sum debitor illi. Hostibus iste meis se opponere saepe solebatEt pro vulneribus suscepit vulnera nostris.Quam sit oportunus hodie mihi, cernis et ipse:Non cum Walthario loquereris forsan, abesset. (806-811)

    El fragmento concluye sealando que el escudo lo haba protegido desde supermanencia en el pas de los varos; por ello, dirigindose a su mano izquierda, laexhorta a conservarlo: Istic ne ponas pondus, quod tanta viarum / Portasti spatia,ex Avarum nam sedibus altis! (816-817).

    Muchos otros detalles sobre los germanos, que Tcito asent en su obra, pue-den rastrearse en el Waltharius; no es necesario abundar. Sin embargo, destacare-mos uno ms: en la Germania apenas merece una lnea, pero particularmente en la

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    26. Tcito, Germ. 13.1: tum in ipso concilio vel principum aliquis vel pater vel propinqui scuto fra-meaque iuvenem ornant: haec apud illos toga, hic primus iuventae honos; ante hoc domus parsvidentur, mox rei publicae.

    27. Ibdem, 6.6: scutum reliquisse praecipuum flagitium, nec aut sacris adesse aut concilium inireignominioso fas, multi que superstites bellorum infamiam laqueo finierunt.

  • pica germnica y, consecuentemente, en el Waltharius se lo encuentra como com-ponente esencial del carcter de sus guerreros. Tcito seala que los germanos tie-nen una disposicin natural a provocar al enemigo y lograr con sangre, antes quecon sudor, sus propsitos. En sus trminos, consideran que es propio de un tempe-ramento apocado y cobarde conseguir con sudor lo que se puede obtener con sangre(Germ. 14.4): pigrum quin immo et iners videtur sudore adquirere, quod possis san-guine parare. Lo que desean conseguir tpica ambicin de la pica germnicaes, generalmente, el tesoro. Cuando Hagann aconseja a Guntario interiorizarse dela naturaleza de Valtario, antes de exigirle el pago del tesoro, aparece el tema:

    [Hagano] Suggerit: o senior, desiste lacessere belloHunc hominem! pergant primum, qui cuncta requirant, Et genus et patriam nomenque locumque relictum, Vel si forte petat pacem sine sanguine praebensThesaurum. (574-578)

    Camaln, el primero de los guerreros enviados a reclamar el tesoro, amenaza aValtario con la muerte, ms precisamente, con derramar su sangre en caso de quese niegue a entregarlo: Aut quaesita dabis aut vitam sanguine fundes (667). Si nadase dice de su sangre cuando Valtario lo mata (la herida de la espada no produjomucha sangre), en cambio, el autor la registra junto con el reguero causado por lamuerte de Escaramundo, el sobrino de Camaln, a quien le corta la cabeza: Fecitcognatum pariter fluitare cruorem (719). Un poco despus, Guntario exhorta a susguerreros a derramar la sangre de Valtario para lavar la de los compaeros que elaquitano ha eliminado: Thesauros reddet luet et pro sanguine poenas (724). Luego,por segunda vez, un reguero de sangre caracteriza la muerte de Equifrido: Volviturinfelix Ekivrid rivumque cruoris / Evomit (778-779)28. En una nueva arenga a losguerreros que an le restan, Guntario reitera su exhortacin a cobrarse con la san-gre de Valtario la venganza por tantas muertes:

    Petat hic patriam sine sanguine victor?Hactenus arsistis hominem spoliare metallis,Nunc ardete, viri, fusum mundare cruorem,Ut mors abstergat mortem, sanguis quoque sanguem,Soleturque necem sociorum plaga necantis29. (949-953)

    Finalmente, quien tanto haba reclamado la sangre de Valtario, la derrama atorrentes en significativa postura de derrotado al final del combate. En tierra,Guntario trata de contener la hemorragia, aplicando hierbas en su cuerpo por laherida de su pierna segada: Sanguinis undantem tergentes floribus amnem (1046).

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    28. El pasaje procede e interacta con otros dos; Aen. 9.414: volvitur ille vomens calidum de pectoreflumen, y 9.433: volvitur Euryalus leto.

    29. En este pasaje se observa con claridad la diferencia entre los dos trminos que designan la sangreen latn: sanguis sangre en circulacin por el cuerpo (como bien se observa, hablando deHildegunda, en 893: At postquam tenuis redit in praecordia sanguis), y cruor sangre fuera delcuerpo (tambin refirindose a Hildegunda: cruor innocuus me tinxerit?).

  • Si bien el gusto por la sangre no es ajeno al carcter heroico, la exacerbacinregistrada en el Waltharius parece coincidir con el registro de Tcito sobre una cos-tumbre tpica del pueblo germano, proclive a confrontar hasta la ltima consecuencia,su derramamiento. El nico lmite, segn el poema medieval, parece estar impues-to por la relacin de amistad y por la condicin de un personaje que no participa dela contienda en trminos marciales. Cuando Hildegunda intenta sacrificarse porValtario, el hroe expone este concepto, renuente a aceptar la prdida de sangre ino-cente: cruor innocuus me tinxerit? (548). En poemas como el Hildebrandslied,Beowulf o Nibelungenlied, donde no encontramos huella del cristianismo, los derra-mamientos de sangre no resultan extraos, pero en la versin latina, cristianizada, dela saga de Valtario no pueden dejar de ser llamativos. Para los cristianos, la sangretiene un valor prominente, es un smbolo medular de su doctrina y se encuentra rela-cionada con su figura capital: Cristo, pero, adems, si bien no vacilan en entregar-la cuando es necesario testimoniar su fe (tpico cristiano conocido como sequelaChristi), aborrecen que se la derrame para cualquier otra accin30. No obstante, estambin ingrediente infaltable de la pica marcial, tanto romana cuanto germnica.En ambas tiene una estrecha relacin con el gnero, como bien puede apreciarse enla escena final, donde la sangre derramada por sus tres figuras centrales parece pre-parar las ironas erticas del scurrile certamen sobre la prdida de la hombra. La des-cripcin de los combatientes junto con la asistencia del nico personaje que ha resul-tado inclume, Hildegunda, adviene inmediatamente despus de la irnica conclusindel autor: Sic sic armillas partiti sunt Avarenses! (1044). A su vez, el trmino floribuscontrasta, con violencia irnica, con la virilidad sexual de Guntario, al tiempo queconfirma la defeccin viril en su conducta31. No han sido exploradas todava lasposibles intenciones del autor del Waltharius al incluir tantas escenas y tan vvidas,en las que este lquido juega un papel significativo, si bien es cierto que como com-ponente de la cultura brbara, pero sin duda como factor de contraste con la de lacomunidad que escuch y ley la obra: la cristiana.

    En el poema existen, adems, personajes autnticos que remiten a momentos pre-cisos y de gran relevancia en la historia del Imperio romano. El ms conocido esAtila. La narracin comienza al modo de una crnica histrica, aludiendo a unhecho bien registrado por los escritores de la poca: la invasin, en el siglo V, de Atilay los hunos sobre el territorio de las Galias, una de las reliquias del Imperio roma-no. Este acontecimiento es el marco en el que se sita el inicio temporal de la gesta

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    30. Vase J.-P. ROUX (1990), La Sangre. Mitos, smbolos y realidades, Barcelona. Ante las acusacio-nes de canibalismo, Tertuliano, Ap. 9.13, seala la aversin de los cristianos a todo tipo de san-gre: erubescat error vester Christianis, qui ne animalium quidem sanguinem in epulis esculentishabemus, qui propterea suffocatis quoque et morticinis abstinemus, ne quo modo sanguine con-taminemur vel intra viscera sepulto.

    31. A lo largo de la tradicin potica, flos posee un abundante registro de ambiguas asociaciones erticas; cf. el juego de equvocos en Catulo, 11.23 y 62.39; Virgilio, Aen. 9.435; Priapea, 68.21.En la tradicin cristiana, san Jernimo la asocia a la virginidad (Ep. 65.2): et quia de floribus et liliis loqui coepimus semperque virginitas floribus conparatur. Para las bromas erticas, vasemi trabajo, R. FLORIO (2005), Waltharius 1410-20: irona ertica y cdigos heroicos frente alscurrili certamine (1425-42), FuturAntico 2, p. 59-83.

  • de Valtario. Tres pueblos, constituidos en reinos, francos, burgundios y aquitanos,sucumben ante el podero del invasor. Si bien Atila y su pueblo estn descriptoscomo un organismo compacto, cuya caracterstica esencial es un modo de vida: laguerra (6-12), sin embargo, la representacin del rey y de los hunos en el Walthariusrpidamente se distancia de las hasta hoy conocidas semblanzas. Ningn rastroexiste en el poema de aquel carcter salvaje y de la propensin a incumplir los pac-tos acordados, que Amiano Marcelino seala como caracterstica de los hunos:[el pueblo de los hunos] sobrepasa toda medida de crueldad; [] son de tan extra-ordinaria y temible deformidad que los creeras bestias de dos pies; [] son des-leales y tornadizos en los acuerdos32. Al recorrer los versos del Waltharius, lacrueldad de los hunos no aparece por ningn lado; el aspecto fsico de este pueblono est descripto; ni bien asciende al trono, el rey de los francos, Guntario, es quiendesconoce el pacto acordado entre su padre y los hunos.

    La extensa y pormenorizada descripcin de las bestiales costumbres del pueblohuno que hace Amiano revirti sobre la figura de Atila hasta desembocar, en elsiglo XIII, en el juicio cannico de Salimbene de Adam, quien lo llama flagelo deDios (flagellum dei)33. Si el relato de Amiano influy decisivamente en el juiciode cronistas e historiadores posteriores, la de Prspero de Aquitania, interesado enrealzar por contraste la figura del papa Len, reforz los trazos inhumanos del reyy del pueblo huno: despus de haber cruzado el Rin, muchas ciudades de Galiasufrieron un violentsimo ataque de Atila; entonces, uniendo sus ejrcitos, los nues-tros y los godos rpidamente decidieron defenderse del salvajismo de los sober-bios enemigos34. En verdad, estas desfavorables caractersticas fueron tpicas a lahora de describir a cualquier pueblo que no cumpliera con los parmetros de la civilizacin oficial, es decir, la romana35.

    El Atila del Waltharius desentona con estas versiones. Es un guerrero que pre-fiere la paz a la guerra36, trata a los jvenes rehenes con afecto paternal y confa

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    32. Respectivamente, Amm. 31.2.1: omnem modum feritatis excedit; 31.2.2: prodigiosae formae etpavendi ut bipedes existimes bestias; 31.2.11: per indutias infidi inconstantes. Al retratar a loshunos, Sidonio Apolinar (Carm. 2.243-269) parece seguir a Amiano.

    33. Salimbene de Adam, Chron. 296 d. p. 300, ed. SCALIA (citado en F. BERTINI [1994], Attila neiCronisti e negli Storici del Medioevo Latino, en S. BLASON SCAREL (ed.), Attila, Flagellum Dei?Convegno internazionali di studi storici sulla figura di Attila e sulla discesa degli Unni in Italianel 452 d.C., Roma, p. 233, quien, con la misma estigmatizacin, cita a otros autores, p. 237 s.).Marcelino Comes ya anticipa en su Chronicon (PL 51, 928C) la negativa valoracin de Atila cuan-do asienta: hoc tempore tres magni lapides e caelo in Thracia ceciderunt. Aquileia civitas ab AttilaHunnorum rege excisa est.

    34. Prspero de Aquitania, Chronicum (PL 51, 603A): sed cum transito Rheno saevissimos ejus impe-tus multae Gallicanae urbes experirentur, cito et nostris et Gothis placuit, ut furori superborumhostium consociatis exercitibus repugnaretur.

    35. Feroces, inconstantes y mentirosos fueron tambin los atributos con que Veleyo Patrculo, 2.118,describi a los germanos; vase G. HALSALL (2002), Funny Foreigners: Laughing with theBarbarians in Late Antiquity, en G HALSALL (ed.), Humour, History and Politics in Late Antiquityand the Early Middle Ages, Cambridge, p. 91-93.

    36. W. 68-70: Foedera plus cupio quam proelia mittere vulgo / Pace quidem Huni malunt regnare, sedarmis / Inviti feriunt, quos cernunt esse rebelles.

  • en ellos hasta el punto de asignarle a Hildegunda el cuidado del tesoro y a Valtariola conduccin del ejrcito huno. El poeta ha seguido, sin duda, una tradicin dis-tinta de la arriba citada. Algunos historiadores trataron de mantener un criterio msobjetivo al registrar el perfil de los hunos y de Atila. El retrato de Jordanes, de ori-gen godo37, podra ser ms fiable, pues su pueblo haba sufrido los ataques de Atila.Sin embargo, su registro nos muestra a un guerrero de naturaleza menos brutal:Ciertamente [Atila era] amante de la guerra, pero controlado en sus actos, enextremo sensato, clemente con quienes le suplicaban perdn y generoso con quie-nes se aliaban con l. Despus de juicios laudatorios, anota algunos de los com-portamientos con los que coincide la narracin del Waltharius y consigna, ademsde la moderacin de Atila en el momento de su muerte, tambin su predisposicina negociar con los pueblos que se sometieran voluntariamente: el rey Atila, cuyopadre se llam Mundiuco, fue el ms grande de los reyes de los hunos, seor delos pueblos ms valerosos, el nico que gobern los reinos de Escitia y Germaniacon un podero hasta l jams conocido. Aterroriz el Imperio romano y conquis-t parte de sus ciudades y, para no saquear las restantes, acept el pago de un tri-buto anual, conmovido por sus splicas38.

    Sin embargo, no todos los comportamientos del rey de los hunos, que registrael autor del Waltharius, se encuentran en las narraciones histricas conservadas.La abierta demostracin de pusilanimidad espiritual, marcada por una angustiaincontrolable cuando descubre la huida de Valtario, es reaccin caracterstica msde un temperamento femenino que de un guerrero salvaje (segn el retrato de algu-nos historiadores) o amante de la guerra y aterrador (segn otros):

    Iam princeps nimia succenditur efferus ira, Mutant laetitiam maerentia corda priorem. Ex humeris trabeam discindit ad infima totamEt nunc huc animum tristem, nunc dividit illuc. Ac velut Aeolicis turbatur arena procellis, Sic intestinis rex fluctuat undique curis, Et varium pectus vario simul ore imitatusProdidit exterius, quicquid toleraverat intus, Iraque sermonem permisit promere nullum. Ipso quippe die potum fastidit et escam, Nec placidam membris potuit dare cura quietem. Namque ubi nox rebus iam dempserat atra colores, Decidit in lectum, verum nec lumina clausit, Nunc latus in dextrum fultus nunc inque sinistrum,

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    37. Jordanes fue discpulo del historiador Prisco, quien conoci a Atila personalmente, pues haba par-ticipado en la embajada que lo entrevist en 449. Cuando Jordanes escribe su historia sobre los getas,lo hace sobre la crnica de Prisco, pero construye una figura de Atila que se vuelve cannica.

    38. Respectivamente, Get. 35.182: bellorum quidem amator, sed ipse manu temperans, consilio validissimus,supplicantibus exorabilis, propitius autem in fide semel susceptis; y Get. 49.257: praecipuus Hunnorumrex Attila, patre genitus Mundzuco, fortissimarum gentium dominus, qui inaudita ante se potentiasolus Scythica et Germanica regna possedit nec non utraque Romani urbis imperia captis civitatibusterruit et, ne praedae reliqua subderentur, placatus praecibus annuum vectigal accepit.

  • Et veluti iaculo pectus transfixus acutoPalpitat atque caput huc et mox iactitat illuc, Et modo subrectus fulcro consederat amens. Nec iuvat hoc, demum surgens discurrit in urbe, Atque thorum veniens simul attigit atque reliquit. Taliter insomnem consumpserat Attila noctem. (380-399)

    La mayor parte de los lectores u oyentes de la corte carolingia en que el poemafue compuesto debe haber percibido esta nota irnica y descalificatoria con absolu-ta certeza (mucho ms que los lectores modernos), pues la escena en que Atila sepasea sin sosiego por el palacio y la ciudad, agitado por pasiones que fluctan entreextremos contrarios, ha sido construida rearticulando otra similar de la Eneida, perodonde el personaje despechado es Dido, despus de haber sido abandonada porEneas39. El contraste y la intencin que conlleva debieron ser advertidos de inme-diato por el pblico, inicialmente de oyentes (segn declarara fratres en el versoprimero), seguramente tambin de lectores (si atendemos a las numerosas copias dela obra)40, pblico, en todos los casos, acostumbrado naturalmente a los juegos inter-textuales. En el siglo IV, san Jernimo, con su frase tenere Vergilium, sealabaque, ya para su poca, el requisito esencial de una persona culta consista en su cono-cimiento de la obra de Virgilio. Obviamente, se refera a un saber inmediato de laobra de Virgilio, es decir, de memoria41. En tiempos de la aparicin del Waltharius,ese imperativo se mantena vigente. La profusa subtextualidad de la creacin virgi-liana (en particular, de la Eneida), no solo a lo largo del poema, sino tambin de lasrestantes obras y comentarios del perodo, es el mejor ejemplo de la actualidad deaquella frase de san Jernimo y la comprobacin de que autores y receptores com-partan un sistema de cdigos comunes, identificadores de la cultura.

    En la antigedad, la memoria, uno de los ingredientes esenciales de la retrica,segn lo describe Quintiliano (11.2), actu como mecanismo bsico de la inter-textualidad. As sigui sindolo durante la Edad Media, incluso con mayor moti-vo, pues el generalizado quebranto social, producto de las migraciones de los pue-

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    39. Vase Virgilio, Aen. 4.65-73; 362-392; 642-649. Otros subtextos, en mi edicin del poema (op. cit., nota 1), p. 113, 115. D.M. KRATZ (1980), Mocking Epic. Waltharius, Alexandreis and theProblem of Christian Heroism, Madrid, p. 29-31, analiza en detalle el pasaje.

    40. Para los numerosos manuscritos del poema, vase mi edicin (op. cit., nota 1), p. 62-65.41. San Jernimo, Ep. 21.13.19: at nunc etiam sacerdotes dei omissis evangeliis et prophetis videmus

    comoedias legere, amatoria bucolicorum versuum verba cantare, tenere Vergilium. Al tener queenfrentar la educacin pagana, los cristianos tuvieron necesariamente que conocerla en sus meno-res detalles; Virgilio fue el autor ms admirado y temido en el proceso de conversin cultural, loque favoreci su conocimiento acendrado. Al respecto, hablando de otro autor del siglo IV, contem-porneo de san Jernimo, seala M. TESTARD (1990), Juvencus et le Sacr dans une pisode desEvangeliorum libri IV, BAGB 1, p. 5-6: pour percevoir comme telles les allusions du pote chr-tien la fable, malgr son discrtion, il faut se rappeler que Juvencus et ceux de ses contempo-rains auxquels il destinait son pope vanglique jouissaient dune trs grande culture littraire,servie par une mmoire prodigieuse dont nous navons plus lide aujourdhui CH. WICKHAM(2002), La Sociedad, en R. MCKITTERICK (ed.), La Alta Edad Media, Barcelona, p. 71-72, con-signa que la conducta civilizada de la aristocracia en el ao 400 consista, entre otras cosas, en saber a Virgilio de memoria.

  • blos brbaros, desquici, en particular, la educacin y el sistema educativo y, con-secuentemente, la alfabetizacin. Si en la escuela antigua haba sido una tcnicaenseada y aprendida, a fines de la Tarda Antigedad se transform en una nece-sidad vital cuya prctica se relacion con la preservacin de una identidad cultural.El hombre medieval sobre todo el de los primeros siglos no es un hombre deescritura ni de lectura; es, de preferencia, un hombre que usa, se apoya y descan-sa sobre la memoria42. Si no hubiera sido as, difcilmente podra explicarse la transmisin oral de antiqusimos poemas en lenguas vernculas.

    No cabe duda de que el autor del Waltharius, adems de escoger una variantealejada de la que cargaba las tintas sobre la brutalidad de Atila y los hunos, dis-torsion la figura del rey para utilizarla con finalidad meditada. Al respecto, llamala atencin que, a lo largo del poema, todos los personajes reales defeccionan en el aspecto del que deberan haber resultado indemnes: su disposicin a guerrear.Si se repasan, uno a uno, todos los personajes de igual clase, se advertir que nin-guno se comporta segn los cnones fijados tradicionalmente para tipos humanosincluidos en un poema pico, es decir, obligados a confirmar conductas heroicas.Los jefes de los tres pueblos invadidos por los hunos, Gibicn, Heririco y Alfer,capitulan por distintos motivos, sin ofrecer ninguna resistencia armada; Atila entre-ga el mando del ejrcito a los jvenes rehenes y ni siquiera posee capacidad deurdir un curso de accin favorable a sus intereses; su mujer, Ospirin, enuncia lanica estrategia poltica: retener a Valtario, casndolo con una de las mujeres hunas;Guntario es, en particular, la encarnacin de un arquetipo contrario a los idealesheroicos. Peor aun, los dos personajes femeninos de la obra, Ospirin e Hildegunda,manifiestan, desde la condicin de su sexo, un temperamento ms acorde con lascircunstancias que el de cualquiera de los nombrados, supuestamente primeros enla pirmide social. Ospirin, adems, en una frase cargada de significados irnicos,pronunciada frente a Atila, califica a Valtario de columna del reino huno. SoloValtario, que se ha de convertir en rey, y Hagann, de quien se destaca su nobleascendencia troyana, cumplen con el papel asignado y el grado de representacinque simbolizan43.

    Aadimos otra de las incoherencias aunque no la ltima entre identidadficticia y genuina a que nos enfrenta el poema: un tal Gundahar (> Guntiarius, >Guntario), que en el poema es el rey de los francos, y Hagen (> Hagann), fran-co, vasallo de este rey, en la historia genuina pertenecen al pueblo burgundio, arra-

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    42. J. LE GOFF (1989), LHomme Mdival, en J. LE GOFF (ed.), LHomme Mdival, Pars, p. 37, sea-la: Beaucoup dhommes du Moyen Age sont des analphabtes. Jusquau XIIIe sicle, cest le casde la grande majorit des lacs. Dans ce monde dillettrs, la parole retentit avec une force singu-lire. Dans la prdication, lhomme mdieval puise connaissances, anecdotes, instruction moraleet religieuse. Lcrit certes a grand prestige, fond sur celui des Saintes critures et des clercs,hommes dcriture commencer par les moines, comme latteste le scriptorium, le lieu de lcri-ture, pice essentielle de tout monastre. Mais la parole est le grand vhicule de la communica-tion. Cela suppose quelle est bien conserve. Lhomme mdival est un homme de mmoire.

    43. Con representacin nos referimos a una modalidad de identidad que se establece entre la actua-cin del individuo y el orden social al que pertenece, en una interaccin de mutuo reconocimien-to y aceptacin o rechazo; vase RICOEUR (op. cit., nota 2), p. 278-279.

  • sado, en 436, por el general romano Aecio, suceso que se convirti en la base argu-mental del Cantar de los Nibelungos (Nibelungenlied)44.

    Las incoherencias entre la historia real y sus variantes, cuando pasaban a for-mar parte del poema, no deben haber desconcertado a los lectores u oyentes de lapoca, quienes, muy posiblemente, contaban con una informacin que les permi-ta decodificar el sentido de tales modificaciones, as como, en la actualidad, pode-mos interpretar, con bastante certeza, las intenciones del autor cuando rearticulafragmentos del pasado literario para adaptarlos a la estructura de su obra. La difi-cultad para descifrar los cambios histricos introducidos estriba en que estaraninvolucrados personajes poderosos de la poca, por cuyos comportamientos, alsufrir fuerte reprobacin, se los desfiguraba con el maquillaje de la ficcionaliza-cin para que no fueran reconocidos abiertamente. Los literarios, en cambio, serelacionan con una competencia cultural en la que se ponan en juego los conoci-mientos en la materia y podan variar desde la simple recuperacin de un subtex-to virgiliano, hasta la compleja elucidacin de mltiples subtextos clsicos en pasa-jes de velado contenido, que, caso contrario, por su evidente entredicho moral,habran sido censurados por la Iglesia. No es extrao que el autor utilice un verbocomo ludendum (entretener, prol. 19) para sealar el objetivo de su poema yacuda al mismo trmino, ludunt (1424), cuando caracteriza el tipo de competen-cia grosera, de bufones (scurrile) que, doloridos por las heridas y entre copa y copade vino, los dos amigos llevarn a cabo al final del poema. En el contexto de cadapasaje, el verbo remite a sentidos bastante distintos, ya empleados en el largo decur-so de la literatura latina45.

    El Waltharius es, en conclusin, un caso muy claro de dilogo entre historia yliteratura, donde la historia aporta el sustrato bsico para la implementacin literariade una leyenda, pero no en calidad solo de instrumento til, sino de copartcipe enuna interaccin dinmica que produce la modificacin recproca de todos los ele-mentos concurrentes. Del sumario realizado, creemos que surge con claridad queel texto de la Germania de Tcito funciona como un espejo donde se reflejan las cos-tumbres de antao vigentes en el desarrollo del poema, sin que lo consideremosfuente en la que el poeta abrev para construir la narracin. Esas costumbres son,sin duda, las practicadas por la comunidad en tiempos de composicin delWaltharius. En cambio, los personajes y sus comportamientos en la malla de lasrelaciones que sustentan el poema parecen haber sufrido una severa e intencionalficcionalizacin por parte del autor. El Waltharius se constituye as en una obra

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    44. Vase H. WOLFRAM (2006), Origo et Religio: ethnic traditions and literature in early medieval texts,en TH.F.X. NOBLE (ed.), From Roman Provinces to Medieval Kingdoms, Londres, p. 71, y I. WOOD(1994), The Merovingian Kingdoms 450-751, Londres, p. 9. A. WOLF (1991), Medieval HeroicTraditions and their Transitions from Orality to Literacy, en A.N. DOANE y C. BRAUN PASTERNACK(eds.), Vox Intexta. Orality and Textuality in the Middle Ages, Madison, p. 69 s., considera que laderrota de los burgundios, la muerte de Ermanarico (en 375) y el reino de Teodorico (inicios delsiglo VI), son los tres ncleos temticos de los que se originarn diversas narraciones medievales.

    45. Vase el comentario sobre la inclusin del smil heroico virgiliano en mi edicin (op. cit., nota 1),p. 38, y del scurrile certamen y otros pasajes irnicos en mi trabajo (R. FLORIO, 2005, op. cit.,nota 31).

  • que ampara una hermenutica todava no esclarecida. Si surgi en el perodo caro-lingio, ms precisamente durante el gobierno de Carlomagno, segn la propuestade A. Haug, la crtica a los gobernantes francos, la burla en determinado pasa-je al pueblo franco46, habra sido tolerada por el emperador? Ignoraba el autordel poema de qu pueblo haba sido rey Guntario en la historia genuina del siglo V,o lo convirti en cabeza de los francos para censurar solapadamente a algn monar-ca de este pueblo, del pasado inmediato o del presente en que se escribe la obra,tratando de que no se sintieran blancos directos de sus crticas? O, por el contra-rio, se trata de una tergiversacin debida a una transmisin que, en el marasmopoltico que sigui a la cada del Imperio romano, confundi quizs refundiepisodios, fechas y nombres protagnicos del pasado histrico? Estos son soloalgunos de los muchos interrogantes que nos propone el Waltharius desde su ape-lacin histrica, marcada con nfasis a travs de los nombres de sus personajes yde los pueblos incluidos en la narracin. No es extrao que surja en el perodocarolingio, cuyos actores llevaron a cabo una revitalizacin consciente de la cul-tura, intentando recoger y recomponer, desde los ms distantes lugares del mapaeuropeo, todos los monumentos que haban subsistido al colapso y posterior desin-tegracin del Imperio romano.

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    46. W. 555-556: Non assunt Avares hic, sed Franci nebulones, / Cultores regionis. Si la intencin es cen-surar a los francos, entonces, los pasajes en que los alaba seran irnicos (inclita Francia, 582;Dedecus at tantum superabit Francia numquam, 1085).

    Literatura e historia en el WalthariusResumenAbstract. Literature and History in the Waltharius