28226 Enigmas Misterios de La Historia

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Enigmas y misterios de la historiaMitos, engaos y fraudes

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Massimo Polidoro

Massimo PolidoroMassimo Polidoro se ha especializado en la denuncia de las diver-sas formas del fraude cientfico que practican parapsiclogos, astrlogos, mdiums, profetas Vendedores de mercancas ave-riadas que tienen una presencia considerable en nuestra cultura (3 de cada 4 norteamericanos creen en los fenmenos paranor-males), gracias en buena medida a la difusin de les dan los medios de comunicacin. Polidoro, que es director ejecutivo del CICAP, una entidad con la que han colaborado cientficos como los pre-mios Nobel Carlo Rubbia y Rita Levi-Montalcini, nos ofrece en este libro un fascinante repertorio de mitos histricos arraigados en nuestra cultura el misterio de las pirmides, la Atlntida, la bsqueda del Arca de la Alianza y de todo su entorno de perso-najes legendarios, fenmenos paranormales, maldiciones, profe-cas o criaturas misteriosas (como los zombis de Hait), y nos muestra las razones cientficas que los desmienten.

,!7II4J8-jcghbc! 10039103PVP 20,9020,90 Imagen principal de cubierta: Maddona col bambino e San Giovanni, atribuida a Jacopo del Sellaio, o a Sebastiano Mainardi.

Diseo: lookatcia.comlookatcia.com

Escritor y periodista, Massimo Polidoro est considerado uno de los mayores expertos inter-nacionales en el campo de los misterios y la psicologa de lo inslito. Confundador del CICAP (Comitato Italiano per il Controllo delle Affermazioni sul Paranormale), ha sido profe-sor universitario de psicologa. Es autor, entre otras obras, de Grandi misteri della storia, Gli enigmi della storia y Grandi gialli della storia. Ha sido tambin asesor y presentador del pro-grama de la RAI Eva y de Big Bang! Un viaggio nei misteri.

www.massimopolidoro.com

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Mass imo Pol idoro

Enigmas ymisteriosde la historiaMitos, engaos y fraudes

Traduccin de

Lara Corts Fernndezy David Len Gmez

003-113593-ENIGMAS Y MISTERIO.indd 5 25/02/14 10:40

Primera edicin: abril de 2014

Enigmas y misterios de la historiaMassimo Polidoro

No se permite la reproduccin total o parcial de este libro,ni su incorporacin a un sistema informtico, ni su transmisinen cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico,mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos,sin el permiso previo y por escrito del editor. La infraccinde los derechos mencionados puede ser constitutiva de delitocontra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientesdel Cdigo Penal)

Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos)si necesita reproducir algn fragmento de esta obra.Puede contactar con CEDRO a travs de la web www.conlicencia.como por telfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47

Ttulo original: Enigmi e misteri della storia

2013, Edizione Piemme SpA.This edition is published by arrangement with Grandi & Associati

2013 de la traduccin, Lara Corts Fernndez

Fotocomposicin: Vctor Igual

Editorial Planeta S. A., 2014Av. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (Espaa)Crtica es un sello editorial de Editorial Planeta, S. A.

editorial@ed-critica.eswww.ed-critica.eswww.espacioculturalyacademico.com

ISBN: 978-84-9892-671-2Depsito legal: B. 4963 - 20142014. Impreso y encuadernado en Espaa por Huertas Industrias Grficas S. A.


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ndice

Escudriando misterios con los ojos de la ciencia . . . . . . . . 9

IEN BUSCADE CIVILIZACIONES PERDIDAS

La Prehistoria: un laboratorio extraterrestre? . . . . . . . . . . . 19Civilizaciones perdidas: la hiptesis de antiguas catstrofes . 29Antiqusimos egipcios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36Los misterios de las pirmides. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49Las pirmides: un misterio global?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56La Atlntida, bajo el hielo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

IIMISTERIOS ARQUEOLGICOS

Mundos subterrneos: un planeta hueco? . . . . . . . . . . . . . . 77En busca del Arca de la Alianza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86Los ovnis de nuestros antepasados: el misterio de los plati-

llos volantes en las pinturas del Renacimiento . . . . . . . . 96


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IIIPERSONAJES DE LEYENDA

El rey Arturo: realidad o ficcin? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107Robin Hood: el prncipe de los ladrones . . . . . . . . . . . . . . . . 118ElHolands Errante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126El flautista de Hameln . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131El mito de Guillermo Tell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139Del golem a los robots: el eterno sueo de la vida artificial . . 146

IVMISTERIOS PARANORMALES

Posee la mente superpoderes? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155Caronia: un pueblo en llamas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164El enigma de los bastones voladores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173Ciudades y zumbidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178Quin ha apagado esa farola? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183La tumba que se mueve . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189Tienen los animales una sensorialidad especial? . . . . . . . . 193

VMALDICIONES Y PROFECAS

La maldicin del nio que llora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205Las terribles profecas de Mothman . . . . . . . . . . . . . . . . . 2132012: el apocalipsis que nunca lleg . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219Prximo destino: el fin del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229Cuando el mundo no se acaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235


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VICRIATURASMISTERIOSAS

La epopeya de los gigantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245El misterio de los zombis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252El encanto de las sirenas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 256

VIIFALSOS RELATOSHISTRICOS

Las misteriosas piedras de Ica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267Un Neandertal bajo el hielo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272El pterodctilo de los nordistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279Enigmas histricos: verdaderos o falsos? . . . . . . . . . . . . . . . 283

JOENICKELL, ELDETECTIVEDEMISTERIOS

Os voy a explicar cmo se investiga un misterio. . . . . . . . 301

Conclusiones. Lo hermoso del misterio. Por qu nos gustatanto lo mgico? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311

Apndice. El CICAP: el placer de descubrir . . . . . . . . . . . . . . 317Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321


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La Prehistoria:Un laboratorio extraterrestre?

La Tierra como un gran laboratorio y los seres humanos como elproducto final de experimentos genticos y evolutivos llevados acabo por inteligencias extraterrestres extraordinariamente avan-zadas desde el punto de vista tecnolgico? Esto es lo que algunosempezaron a plantear a finales de los aos cincuenta del siglo pa-sado, basndose en anlisis no convencionales de antiguos mitosy leyendas, as como de restos arqueolgicos inslitos o anacrni-cos. El divulgador ms famoso de las que ms adelante se cono-ceran como las teoras de los antiguos astronautas, el suizoErich von Dniken, sostiene que los mitos y las leyendas del pa-sado ms remoto de la humanidad deberan interpretarse de unaforma mucho ms literal de lo que han hecho hasta ahora los in-vestigadores. En opinin de Von Dniken, los intentos de los se-res humanos por explorar el espacio permiten revisar a partir deun nuevo enfoque los episodios de nuestra prehistoria. Por ejem-plo, por qu en la mitologa de la mayora de las civilizacioneshumanas existe la imagen de los dioses que descienden del cielo?Por lo general, los expertos han interpretado estos relatos desdeun punto de vista simblico. Sin embargo, segn el autor suizo ysus seguidores, si otro tipo de seres humanos hubiesen aterrizadoen nuestro planeta en el pasado, la descripcin de tales visitasextraterrestres coincidira precisamente con la que se aporta enlos mitos.


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Indicios de antiguos astronautas

A qu recuerdan, por ejemplo, las representaciones rupestresde extraos seres que llevan singulares gorros, como las que apa-recen en los montes Tassili, en el Sahara argelino, o en Italia, enVal Carmonica (fotografa 4)? Segn Von Dniken, en ellas semuestra a los visitantes extraterrestres que, provistos de escafan-dras y antenas, se toparon hace decenas de miles de aos connuestros antepasados.

Tambin en muchas representaciones ms recientes es posi-ble distinguir imgenes de antiguos astronautas: desde el bajo-rrelieve maya que se conserva en el interior del Templo de lasInscripciones y que los amantes de los misterios conocen comoel astronauta de Palenque hasta el dogu japons del MuseoNacional de Tokio que parece vestir un traje espacial equipadocon casco y visera.

Otras pruebas del paso por la Tierra de visitantes extrate-rrestres en pocas prehistricas seran los objetos fuera de lugaro out of place artifacts, como se refieren a ellos los apasionados deestas teoras (vase el cuadro Los objetos fuera de tiempo).Por ejemplo, segn esta teora, ciertas espirales microscpicas dewolframio que se han encontrado recientemente en los Urales aprofundidades propias del Pleistoceno no seran sino ejemplosde nanotecnologas, que, obviamente, resultaban inconcebi-bles en aquel perodo. Una pequea cadena de oro que se locali-z en 1891 dentro de un bloque de carbn del Paleozoico seraotro objeto elaborado a mano con una tcnica imposible para lapoca.

Tambin una huella que se observ en un estrato geolgicodel Cmbrico (hace quinientos millones de aos) recordara a lasuela de un zapato de un antiqusimo humanomoderno. O,msrecientemente (aunque esto de recientemente es un decir,claro) la calavera de un bisonte de hace setenta mil aos, conser-vada en el Museo de Paleontologa de Mosc, cuya frente pre-senta un orificio redondo que podra hacernos pensar que en


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aquella poca se cazaba con armas de fuego. En definitiva, nu-merosos pequeos indicios que, considerados unos junto a otros,deberan constituir pruebas suficientes de la teora de los anti-guos astronautas.

Los objetos fuera de tiempo

En ocasiones los OOPArt (Out Of Place ARTifacts), esto es, arte-factos imposibles y anacrnicos con respecto a la tecnologa delas pocas en las que se fabricaron es mejor llamarlos as queartefactos fuera de lugar son, en realidad, artilugios malin-terpretados.* Durante mucho tiempo, y hasta que se logr des-velar sumisterio, el mapa de Piri Reis (vase p. 64) se considercomo el OOPArtms importante de todos. La misma suerte hancorrido otros objetos similares: la pila de Bagdad (fotografa5), por ejemplo, es una vasija de terracota del siglo ii a.C. quecontiene elementos metlicos y es capaz de generar energaelctrica. Es cierto que los expertos han comprobado que podrahaber funcionado como una batera, pero tambin han demos-trado que, de ser as, apenas producira medio voltio de corrien-te, aproximadamente, cantidad que solo sera suficiente parachapar algunos objetos de metal. Tambin est la columna me-tlica de Delhi, en la India, que, pese a haber estado expuestaal aire libre durante miles de aos, nunca se ha oxidado. Talvez porque se compone de un metal desconocido? En realidadno, se trata de hierro, pero tan puro que la fina capa de oxida-cin que se ha formado en su superficie ha servido para prote-gerlo de la corrosin. A menudo lo que parecen ser extraosdispositivos extraterrestres localizados en antiguas rocas acabanrevelando un origen muy terrestre. Se ha descubierto que elmisterioso mecanismo que se observ mediante una radiografaen el interior de una geoda de piedra de hace quinientos milaos no era sino la buja de un motor marca Champion de 1920(fotografa 6). En este caso, se haba producido un fallo a la horade datar la geoda en cuestin. En otras ocasiones, en el trans-curso de excavaciones o sondeos, ciertos objetos contempor-


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neos, como joyas en forma de cadenas o pequeos aparatos me-cnicos, pueden acabar por una mera distraccin en lasprofundidades de la tierra, aparecer ms tarde y ser tomadospor restos antiqusimos. Otras veces el misterio solo es imagina-rio. De hecho, un anlisis ms detallado permiti determinarque la huella de zapato del Cmbrico, por ejemplo, solo era unatraza casual en la roca; roca que, como demostraba la presenciade algunos trilobites (criaturas marinas) en su interior, haba per-manecido bajo el agua. Acaso el antiguo astronauta se habapaseado en zapatillas por el fondo del mar? Tambin puedeocurrir que el error solo se descubra comparando el resto insli-to con otros similares: as se comprob que el orificio de la cala-vera del bisonte prehistrico, que pareca haber sido provocadopor un proyectil, era, en realidad, fruto de la accin de unos pa-rsitos, como se vio en otras cabezas de animales. Con todo,esto no evita que en museos de todo el mundo existan restosinslitos, etiquetados, de unmodo demasiado apresurado, comoobjetos de culto y que, en cambio, mereceran un examenms detenido.

* El tema de los OOPArt se examina de un modo ms extenso en mi libroGli enigmi della storia, Piemme, 2003, pp. 29-57.

Races extraterrestres

Sin embargo, Von Dniken y sus seguidores van ms all. No selimitan a imaginar posibles visitas de civilizaciones extraterres-tres afanadas tal vez en encontrar recursos o materias primasque explotar a nuestro planeta. En realidad, los antiguos visi-tantes espaciales seran nuestros progenitores y la aparicin delHomo sapiens sobre la Tierra sera el resultado de apareamientosmixtos y experimentos genticos con los antiguos homnidos.

Valindose de sus avanzados conocimientos de biologa mo-lecular, los extraterrestres habran decidido acelerar la evolucindel ser humano y, para ello, habran tomado varios ejemplares de


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simios de la especie ms evolucionada en aquel momento, queutilizaron para crear humanos a su imagen y semejanza. El prin-cipal argumento sobre el que se sostienen estas ideas es el pero-do, relativamente breve (aunque estemos hablando de trescien-tos mil aos), que necesit elHomo sapiens para alcanzar un nivelevolutivo que nunca han igualado otros organismos presentes enel planeta desde hace centenares de millones de aos.

Los extraterrestres, segn asegura la teora de Von Dniken,establecieron normas muy rgidas para asegurarse de que la espe-cie que haban creado permaneciese pura y eliminaron a todosaquellos que no estaban a la altura de sus expectativas. Este nue-vo tipo de humanos consideraban a los aliengenas como autnti-cos dioses.

As pues, toda la historia de la Antigedad no sera otra cosaque la historia de las relaciones entre extraterrestres y antiguoshumanos. Durante un tiempo todos vivieron felices juntos, peroms tarde, y debido a una gravsima violacin por parte de losseres humanos de las leyes que haban impuesto sus creadores, laamistad termin; los extraterrestres abandonaron a los terrcolasa su triste destino y regresaron al espacio (vase el cuadro C-pulas extragalcticas?).

Esto es lo que relatara, por ejemplo, la historia de Adn yEva en la Biblia o la de Prometeo, el hroe griego que rob elfuego a los dioses para entregrselo a los hombres. Pero tambinla leyenda de la Atlntida lugar en el que vivi prsperamenteuna evolucionadsima civilizacin hasta que una terrible cats-trofe provoc su extincin hara referencia, en forma de cuen-to, a la misma historia.

Y cmo acab la edad de oro de la Atlntida? Tal vez de lamisma forma de la que los humanos del espaciosiempre segnVon Dniken arrasaron Sodoma y Gomorra, pobladas por unamalvada estirpe humana: mediante una explosin atmica. Dehecho, la mujer de Lot, que en el relato bblico se gir para con-templar la destruccin y qued as convertida en una estatua desal, fue calcinada en realidad por un estallido nuclear (aunque


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esto no explicara por qu ni a Lot ni a quienes lo rodeaban lesocurri nada parecido).

Cpulas extragalcticas?

En realidad, los cruces genticos entre humanos y extraterres-tres, imaginados con tanta facilidad por autores como ZechariaSitchin o Von Dniken, son del todo improbables. La posibili-dad de que individuos de dos especies diferentes, aunque am-bas pertenezcan a nuestro planeta, se apareen entre s y se re-produzcan es remota. Los caballos y los burros constituyen unaextrasima excepcin en este sentido, pero incluso en su casosus hijos son estriles, por lo que la descendencia resulta impo-sible. Y la idea de que dos especies evolucionadas en planetasdistintos se apareen o de que su ADN se cruce va ms all decualquier fantasa. Como ha escrito Carl Sagan, un antepasadohumano habra tenido ms posibilidades de xito aparendosecon una petunia que con un extraterrestre: al menos humanos ypetunias han evolucionado sobre la Tierra.

Mesopotamia: una base aliengena?

Una variante ms reciente de esta teora es la que propone elescritor azerbaiyano Zecharia Sitchin, que, reinterpretando anti-guos textos de Sumeria y Oriente Prximo, concluye que losdioses de las culturas mesopotmicas no podan ser sino extrate-rrestres. Los aliengenas, annunaki en lengua sumeria, procedande un hipottico planeta de nombre Nibiru, que en aquella po-ca giraba en torno al Sol, y llegaron a la Tierra hace cuatrocien-tos cincuenta mil aos en busca de minerales y tal vez tambinde oro, materiales que necesitaban en su lugar de origen.

Como requeran de cantidades verdaderamente ingentes dematerias primas, decidieron crear mano de obra a coste cero mo-


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dificando genticamente al Homo erectus a partir de su propia es-pecie, lo que dio lugar alHomo sapiens. Los sumerios habran fun-dado la civilizacin en Mesopotamia (el actual Iraq) de acuerdocon las instrucciones de los annunaki, hasta que en el ao 2000 a.C.estall una guerra nuclear entre las diferentes facciones extra-terrestres.

Sitchin sostiene tambin que buena parte de las construccio-nes megalticas que se encuentran por todo el planeta son obrade losannunaki, que las utilizabanbien comoobservatorios astron-micos, bien como centros para la elaboracin de losmetales, comoes el caso de Machu Picchu. Segn el autor, estas ideas explica-ran tambin multitud de pasajes de la Biblia, un texto que, a suvez, derivara precisamente de los escritos sumerios.

Interpretaciones subjetivas

No hay duda de que todas estas hiptesis y teoras resultan ex-traordinariamente fascinantes y de que han ayudado a sus auto-res a vender millones de ejemplares de sus libros. Pero qupiensa en realidad de ellas la comunidad cientfica? Tienen al-guna base real estos trabajos o se trata tan solo de fantasas?

El principal problema de autores como Von Dniken es quesu enfoque resulta extremadamente subjetivo considera Wil-liam H. Stiebing Jr., profesor de historia en la Universidad deNueva Orleans (Luisiana). Se limitan a describir la impresinque sienten ante un pasaje de la Biblia o una estatuilla y planteanas ideas e interrogantes. Sin embargo, inmediatamente despusconsideran que estas impresiones son ya hechos probados.

En cierto modo, es lo mismo que ocurre en el caso del testpsicolgico de las manchas de tinta de Rorschach, en el que cadacual ve en una imagen indefinida lo que quiere ver. El plantea-miento de VonDniken es anlogoexplica Kenneth L. Feder,arquelogo de la Central Connecticut State University, en Con-necticut (Nueva Inglaterra). Aunque describa imgenes rea-


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les, esas imgenes forman parte de una cultura ajena a l. Como no conoce los contextos religiosos, artsticos o histricos de los dibujos y las representaciones en el marco de las culturas que los han elaborado, Von Dniken aporta descripciones que dicen mucho ms acerca de lo que tiene en su cabeza que acerca de lo que tenan en la suya los antiguos artistas que realizaron estas obras.

Por ejemplo, las pinturas rupestres o las estatuillas que se han considerado representaciones de extraterrestres con cascos y antenas podran explicarse de un modo ms sencillo si se interpretasen como figuras de chamanes o sacerdotes que llevan mscaras de ciervo o bien si se entendiesen como figuras mticas. Tomemos el sarcfago maya de Palenque contina Feder. Para Von Dniken es un astronauta. En realidad, como no conoce el contexto cultural de Palenque, no identifica los smbolos mayas que se encuentran presentes en el grabado y ni siquiera entiende que el hombre representado en la tapa es un personaje histrico y no un extraterrestre.

En realidad, se trata del rey maya Kinich Janaab Pakal (603683 d. C.), cuyos restos se encuentran en el sarcfago y cuyo nombre aparece repetido por toda la tumba. En primer lugar, hay que decir que se debe contemplar la figura en sentido vertical y no en horizontal (fotografa 7). En cuanto a los objetos representados, el que tiene forma de cruz es una imagen esquemtica de la sagrada planta del maz, el rbol de la vida. Por sus brazos se desliza una serpiente bicfala y en su parte superior aparece un quetzal, esto es, un pjaro de largas plumas tpico de Mxico, en el que se inspiran tanto el mito de la serpiente emplumada o Itzamn, el dios supremo, como el del dios Quetzalcatl. De la tierra, a los lados de la figura central, brotan altas hojas de maz, similares a las que se encuentran en otros bajorrelieves mayas dedicados a esta planta. Por ltimo, lo que algunos identificaban con la parte posterior del cohete, con su asiento y su llamarada terminal, es, en realidad, el Monstruo Terrestre, el guardin del mundo de ultratumba (fotografa 8). As pues, es posible inter


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pretar toda la ilustracin como la representacin simblica delmomento de la muerte de Pakal, suspendido entre el ms all yel mundo de los vivos, con la mirada dirigida hacia la planta delmaz, smbolo del renacer y la vida, y hacia el quetzal, smbolodel dios de la vida. Una imagenmuchoms potica y sensata quela de un astronauta prehistrico desnudo...

Adems, en general los defensores de estas teoras conside-ran que en el pasado la gente era demasiado atrasada e incapazcomo para haber ideado y elaborado las obras artsticas y arqui-tectnicas que se han conservado hasta hoy. Y se maravillanconstantemente de que los mitos y las leyendas hablen de armasdivinas que desprenden destellos o rayos cegadores que podanreducir a cenizas las antiguas ciudades. A su juicio, estas descrip-ciones no pueden ser fruto exclusivamente de la imaginacin hu-mana. Cabra aadir: dicho sea sin faltar el respeto a Julio Verne,que en 1865 describi un viaje espacial a la Luna, o a Leonardoda Vinci, que en el siglo xvi imagin mquinas voladoras y su-mergibles, mucho tiempo antes de que fuese siquiera realistapensar que algn da podran ser realidad...

Como afirm el astrnomo Carl Sagan, a priori no hay nadaabsurdo en las teoras de los antiguos astronautas. Solo son absur-das a posteriori. La posibilidad de que exista una inteligencia ex-traterrestre es algo que tanto yo como muchos otros cientficosnos tomamos muy en serio, hasta el punto de que utilizamosenormes radiotelescopios para captar posibles seales enviadashacia nosotros por seres que se encuentran en planetas de otrasestrellas. Si existiesen pruebas convincentes de que en el pasadonos visitaron tales seres, nuestra tarea sera mucho ms sencilla.Pero, por desgracia, no existen pruebas de ese tipo. Tenemosque permanecer siempre atentos para no permitir que nuestrasesperanzas y nuestros deseos en relacin con cuestiones tan im-portantes nos cieguen el juicio. El rbitro definitivo es la natura-leza y solo podremos aceptar las hiptesis de las visitas extrate-rrestres a la Tierra cuando las pruebas resulten irrefutables.

Y, al menos hasta el da de hoy, an no existen tales pruebas.


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Las lneas deNazca: un culto de cargo?

Durante la segunda guerra mundial, una serie de aviones detransporte de mercancas estadounidenses descargaron en lasislas del Pacfico alimentos, ropa, tiendas y herramientas desti-nadas a los soldados. Al final de la contienda, la poblacin insu-lar, que se haba beneficiado en parte de aquellos presentes,trat de hacer que los aviones (o cargo) volviesen, y para elloconstruy pistas de aterrizaje falsas y aeropuertos de coco ypaja. Esta modalidad de ritual mgico-religioso, conocida conel nombre de culto de cargo, tambin explicara, segn algu-nos, los dibujos de Nazca, en Per. As, las largusimas lneas ylos gigantescos diseos de animales seran un intento de los an-tiguos peruanos para que los astronautas prehistricos regresa-sen cargados con sus regalos. Hay incluso quien considera quefueron los propios astronautas los que trazaron los esbozos, yaque solo es posible contemplarlos desde lo alto. En realidad, loms probable es que fueran los antiguos peruanos quienes, haceunos dos mil aos, realizaran los dibujos de Nazca con fines ri-tuales y tal vez astronmicos. En cuanto a la dificultad de laobra, cabe la posibilidad de que los antiguos habitantes deNaz-ca dibujasen los trazados primero a pequea escala y que mstarde los reprodujeran, ya ampliados, sobre el terreno, em-pleando para ello una trama de cuerdas, como demostr en1983 el investigador estadounidense Joe Nickell.*

* Para ms informacin, vase Gli enigmi della storia, op. cit., pp. 58-74.


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Civilizaciones perdidas:la hiptesis de antiguas catstrofes

El BritishMuseum deLondres es un lugar de visita habitual paralos habitantes del barrio de Bloomsbury. Entre ellos, hace cientocuarenta aos, se encontraba George Smith, que haba adoptadola costumbre de acudir cada da, durante su pausa del almuerzo,a la seccin mesopotmica. Trabajaba como aprendiz en una im-prenta cercana y senta fascinacin por la cultura de la antiguaMesopotamia, hasta tal punto que consigui aprender sin ayudade nadie la peculiar escritura cuneiforme. Pasaba horas y horasobservando las ciento treinta mil tablas de arcilla que se conser-vaban en el museo. Al cabo de unos aos, era ya uno de los mayo-res expertos de la poca en la materia.

En 1872 Smith estaba estudiando algunas tablas procedentesde la biblioteca asiria hallada en las excavaciones de Koyunik,en la antigua Nnive, capital de Asiria (lugar que se encuentra enel actual Iraq). De repente, su mirada se pos en el centro de unaextraa tabla que en su origen debi de haber estado formadapor seis columnas. Al mirar la tercera columna, capt una fraseque deca que la barca se haba posado sobre las montaas deNizir.

Smith empez a sudar de la emocin. Sigui leyendo: Cuandolleg el sptimo da, envi una paloma. La hice volar. La palomase fue, pero volvi. Ms tarde el protagonista de aquella historiamand una golondrina, que tambin volvi. Por ltimo, envi uncuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas se haban reti-rado, comi, vol en crculos, grazn y no volvi.

Smith no daba crdito a lo que vean sus ojos. Preso de la


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eufo ria, se puso de pie y, para estupor de los presentes, ech a correr por la sala y empez a desnudarse. Acababa de hacer un descubrimiento extraordinario. Lo que estaba leyendo era un texto que relataba casi en los mismos trminos que la Biblia la historia del Diluvio Universal. Pero no se trataba de un texto posterior que hubiese recibido la influencia de los escritos bblicos: haba descubierto un captulo de La epopeya de Gilgamesh, un poema pico babilonio que empez a escribirse aproximadamente dos mil aos antes de Cristo y que en la actualidad se considera la primera gran obra potica pica de la literatura universal. El texto que Smith haba encontrado, en concreto, se compuso en el siglo vii a. C., unos cuatrocientos aos antes de que apareciera la versin ms antigua de la Biblia que se ha conservado hasta hoy.

Ms all del desconcierto que provoc en aquella poca el descubrimiento de que la narracin bblica no era una revelacin privilegiada, sino que, ms bien, formaba parte de un patrimonio de leyendas comunes a todos los pueblos de Oriente Prximo, aquel hecho suscitaba otra pregunta de fondo: realmente pudo tener lugar en un pasado remoto un aluvin catastrfico que hubiese golpeado fatalmente el planeta, borrado civilizaciones hoy olvidadas y puesto a cero una vez ms el reloj de la evolucin humana?

Grandes catstrofes prehistricas

La pregunta, desde luego, es legtima: puede un suceso catastrfico, como un aluvin o el impacto de un cometa, ser tan devastador que acabe provocando cambios globales profundos, como la desaparicin de civilizaciones y especies animales enteras?

El debate viene de muy atrs. Platn, que, adems de cultivar sus conocimientos que abarcaban desde la geologa hasta la arqueologa, se dedicaba tambin al mito y a la leyenda, sostena que la Tierra haba sido vctima de catstrofes peridicas provocadas por fuerzas externas a nuestro mundo. Su discpulo Arist


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teles, en cambio, aseguraba que los cielos, por estar formados deuna materia perfecta, no podan representar peligro alguno parael planeta.

El debate se mantuvo prcticamente invariable hasta el si-glo xviii. Si por una parte los telogos aceptaban sin problemas lahiptesis de que el Diluvio haba sido obra de Dios, por otra loscientficos trataban de explicarlo a partir de posibles mecanismosfsicos. Eso s, nadie dudaba de que las historias que relataba laBiblia fuesen ciertas. Por lo dems, el Diluvio pareca ser tam-bin la solucin a uno de los mayores enigmas de la historia: lapresencia en las rocas de restos fsiles de plantas y animales deespecies ya extinguidas. Qu sino una inundacin catastrficapoda haber provocado la desaparicin de aquellas formas devida?

El astrnomo ingls EdmundHalley plante en 1694 la hip-tesis de que la causa del Diluvio Universal hubiese sido la coli-sin entre nuestro planeta y un cometa que, al caer en lo que hoyes el mar Caspio, habra provocado una inundacin que afect alas tierras de alrededor. Tambin Isaac Newton anhelaba expli-car los fenmenos de la Biblia, pero, a diferencia de Halley, esta-ba convencido de que el universo se encuentra protegido de lascatstrofes gracias a la Divina Providencia.

A principios del siglo xix era posible diferenciar ya dos escue-las de pensamiento: la de los catastrofistas y la de los gradualis-tas. Los defensores de la primera sentan la necesidad de expli-car el relato bblico, pero eran conscientes de que, dado lo que sesaba ya por aquel entonces en materia de geologa, la idea deque todos los estratos rocosos de la Tierra se hubiesen deposita-do tras un nico acontecimiento ya no era aceptable. De hecho,los detritos deban de haberse formado en momentos diferentespara superponerse despus entre s, cada uno con formas de vidadistintas. As pues, los catastrofistas, guiados por el naturalistafrancs Georges Cuvier, reinterpretaron el Diluvio Universal yano como una nica catstrofe, sino como una serie de cataclismosrepentinos, violentos e inslitos, debidos al agua, en el caso de


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las inundaciones, o al fuego, en el de la actividad volcnica. Portanto, las especies extinguidas de las que daban cuenta los fsileseran aquellas que haban sido incapaces de sobrevivir a talesacontecimientos catastrficos o que no haban encontrado espa-cio en el Arca de No.

Por otra parte, los gradualistas o actualistas, seguidores delabogado y gelogo Charles Lyell, sostenan que el pasado denuestro planeta se explica nicamente a partir de fenmenos yfuerzas que an se encuentran activos, dado que no cabe pensarque en el pasado las leyes de la fsica hayan sido diferentes. Lyelly sus partidarios defendan tambin la idea de que, si en la actua-lidad no se dan diluvios ni colisiones de cometas, ello significaque en el pasado tampoco se dieron. As pues, los estratos de laTierra se fueron depositando de forma gradual, a lo largo de mi-llones de aos.

La publicacin, en 1859, de la obra El origen de las especies, enla que Charles Darwin afirmaba que las especies se haban idotransformando gradualmente, pareci dar de una vez por todas larazn a los gradualistas. Los catastrofistas, con sus relatos sobreAdn y Eva y el Diluvio de No, parecan quedar definitivamen-te derrotados. Y, sin embargo, la idea de un cataclismo generalocurrido en el pasado no tard en volver a aparecer.

Mundos en colisin

En 1950, el mdico y socilogo ruso Immanuel Velikovsky pu-blic Worlds in Collision, obra en la que propona un modelo se-gn el cual el sistema solar se habra originado por un impacto deenorme potencia en el planeta Jpiter. Lleg incluso a modificarla cronologa de los acontecimientos del antiguo Egipto, de Is-rael, de Grecia y del resto de culturas de Oriente Prximo.

En concreto, Velikovsky defenda que los numerosos en-cuentros entre algunos planetas del sistema solar y la Tierra fue-ron los responsables de una serie de gigantescos cambios en la


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Antigedad. A lo largo de la historia del ser humano o, al menos,hasta que los planetas alcanzaron sus rbitas estables actuales, enel siglo vii a.C., fueron frecuentes las catstrofes, cuya memoriaan persiste en forma de leyendas y mitos transmitidos en todaslas culturas.

No en vano, la idea de que un gran diluvio destruy casi porcompleto a la especie humana puede ser la leyenda ms extendi-da en la historia. Ya en el ao 3000 a.C. los sumerios, artfices dela civilizacin ms antigua de las que hoy conocemos, crean enun diluvio universal y, de hecho, su relato acerca de Ziusudra,que construy una gran balsa para poner a salvo a humanos y ani-males, inspir el del salvador babilonio Utnapishtim -descu-bierto por George Smith, quien, a su vez, sirvi de modelopara el No de la Biblia, para el Deucalin de la antigua Greciay para otros personajes. Una difusin tan amplia nos lleva a pen-sar que en la Antigedad tuvo que haberse producido realmenteuna enorme catstrofe, capaz de dejar huella en la memoria co-lectiva de generaciones y generaciones de pueblos a lo largo delos milenios.

En el mundo acadmico, las teoras de Velikovsky, que expli-caban, entre otros fenmenos, aquellos ligados al xodo de loshebreos (como el mar color sangre, la separacin de las aguas delmar Rojo, la lluvia de langostas...) a partir de las reacciones queprovoc el paso junto a la Tierra de un inmenso cometa surgidode Jpiter y convertido ms tarde en el planeta Venus no podansino suscitar violentas polmicas.

El astrnomo Carl Sagan rebate tales teoras aportando sabia-mente algunas observaciones: la probabilidad de que un cometallegue a rozar la Tierra en un milenio cualquiera es de una entretreinta mil y las posibilidades de que se repitan episodios de estetipo en un perodo de unos ochocientos aos, como sostena Ve-likovsky, son tan escasas que convierten estas ideas en una teorainsostenible.

Velikovsky afirmaba igualmente que el episodio bblico de labatalla de Josu, en la que el sol pareci detenerse, fue una ilu-


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sin fruto de una variacin en la inclinacin del eje terrestre, pro-vocada por el paso de Venus cerca de nuestro planeta. Tambinen este punto los crticos se preguntan acertadamente cmo fueposible que la Tierra compensase despus las fuerzas que habandado lugar a aquel fenmeno y volviese a la normalidad.

Sin embargo, la tenacidad con la que Velikovsky fue atacadopor sus ideas que, en realidad, tenan poco de cientficashizo que pasase por un mrtir, hasta tal punto que hubo quienestrataron de reivindicar el valor de sus hiptesis cuando se descu-bri que en tiempos lejanos pudieron darse realmente grandescolisiones csmicas y que, probablemente, fue un choque contraun asteroide lo que puso fin al Cretcico, hace sesenta y cincomillones de aos, y lo que determin la desaparicin de los dino-saurios.

Pero la cosa no acaba aqu: hoy en da se estudia incluso laposibilidad de que, adems de esta extincin en masa, tambinlas otras cuatro que han tenido lugar en los ltimos cuatrocientoscincuenta millones de aos se deban a causas externas, que pue-den explicar incluso la aparicin de las grandes glaciaciones. Escierto que entre una extincin y otra pasaron varias decenas demillones de aos, perodos eternamente largos si tenemos encuenta que la historia del Homo sapiens sapiens se remonta a haceapenas treinta mil aos y que la civilizacin tal y como la en-tendemos hoy en da no apareci hasta hace diez mil aos, tras elfin de la ltima glaciacin.

Una cuestin an no resuelta

Recientemente algunos astrnomos han empezado a sostener deun modo cientficamente slido la hiptesis de que se produje-ran grandes catstrofes incluso en perodos posteriores a las re-motas pocas de los dinosaurios, y que continuaran hasta el mo-mento en que comenz la civilizacin. Entre ellos se encuentranVictor Clube y Bill Napier, quienes, reconstruyendo la historia


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del supercometa Proto-Encke, han llegado a la conclusin deque uno de sus ciclos de mxima fragmentacin coincidi con laEdad del Bronce (en torno al ao 2000 a.C.), durante el auge delas primeras civilizaciones egipcias y mesopotmicas. Y, de he-cho, los textos de aquella poca estn cuajados de referencias aterribles prodigios celestes, obra de las divinidades, que provoca-ban lluvias de piedras, fuego y veneno sobre la Tierra. Se tratatal vez de una posible explicacin para el ocaso de la era de lasgrandes construcciones de pirmides en Egipto, que tuvo lugarjusto en aquel perodo? Fueron los desastres celestes los quedestruyeron las ciudades bblicas de Sodoma y Gomorra?

Es precisamente a estos y a otros interrogantesque abarcandesde la desaparicin de los dinosaurios hasta la misteriosa ex-plosin ocurrida sobre la regin siberiana de Tunguska en1908 a los que Clube, Napier y sus compaeros tratan de darrespuesta a travs de aquello que han denominado el catastro-fismo coherente.

Su modelo se diferencia del de Velikovsky, ya que en l setienen en cuenta nicamente agentes y fuerzas que pueden ob-servarse, tales como meteoritos, asteroides y fragmentos de co-metas.

No consideran plausible la idea de que hayan podido desapa-recer continentes enteros, aunque s piensan que es posible quecivilizaciones completas hayan sido borradas de la faz de la tierrapor cataclismos aun cuando algunos an consideren que si laAtlntida existi realmente tal vez no se hundi en el mar, sinoque qued sepultada en el hielo (vase p. 63).

El tiempo y los nuevos descubrimientos confirmarn si algu-no de estos modelos puede considerarse verdaderamente vlido.Siempre y cuando no se produzca antes una catstrofe repentinaque acabe tambin con nuestra civilizacin, claro est.


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