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Eugenio Trías. La política y su sombra. Edit. Anagrama. Barcelona, 2005. La ciudad ideal y la ciudad real: En su retorno al pensamiento de Platón, Eugenio Trías encuentra en la distinción entre la ciudad ideal y la ciudad real una “duplicidad que ya hace parte de nuestra conciencia filosófica”. Sobre todo porque el pensamiento de Platón le permite al filósofo español comprender la felicidad y la libertad como “principios ético-políticos de la razón práctica” que, proyectados hacia la “Ciudad” como escenario de la ética y la política, constituye un reflejo del “ser que somos”. Y porque aquella distinción entre los ideal y lo real “permite a la inteligencia proyectarse más allá de la realidad hacia sus posibilidades”. Pensamiento platónico y diferencia entre lo ideal y lo real pone de manifiesto el movimiento dialéctico que constituye la “fundación simbólica de la Ciudad”. En ella el augur se eleva a la “contemplación” con el fin de alcanzar una “idea del bien” que, proyectando la Ciudad ideal como trazado originario de la Ciudad real, se muestra a la vez como cosmogonía y cosmología al simbolizar la propia “creación del Mundo”. De tal modo que, como trazado originario y génesis del mundo, la proyección de la Ciudad ideal implica aquel despliegue de la “razón práctica en si uso cívico” donde nace el pensamiento político, esto es, aquel pensamiento o meditación sobre las relaciones entre el Hombre y la Ciudad. (E. Trías: 2005; pp. 22-28).

3. La Ciudad Ideal y La Ciudad Real. E. Trías

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Page 1: 3. La Ciudad Ideal y La Ciudad Real. E. Trías

Eugenio Trías. La política y su sombra. Edit. Anagrama. Barcelona, 2005.

La ciudad ideal y la ciudad real: En su retorno al pensamiento de Platón, Eugenio Trías encuentra en la distinción entre la ciudad ideal y la ciudad real una “duplicidad que ya hace parte de nuestra conciencia filosófica”. Sobre todo porque el pensamiento de Platón le permite al filósofo español comprender la felicidad y la libertad como “principios ético-políticos de la razón práctica” que, proyectados hacia la “Ciudad” como escenario de la ética y la política, constituye un reflejo del “ser que somos”. Y porque aquella distinción entre los ideal y lo real “permite a la inteligencia proyectarse más allá de la realidad hacia sus posibilidades”. Pensamiento platónico y diferencia entre lo ideal y lo real pone de manifiesto el movimiento dialéctico que constituye la “fundación simbólica de la Ciudad”. En ella el augur se eleva a la “contemplación” con el fin de alcanzar una “idea del bien” que, proyectando la Ciudad ideal como trazado originario de la Ciudad real, se muestra a la vez como cosmogonía y cosmología al simbolizar la propia “creación del Mundo”. De tal modo que, como trazado originario y génesis del mundo, la proyección de la Ciudad ideal implica aquel despliegue de la “razón práctica en si uso cívico” donde nace el pensamiento político, esto es, aquel pensamiento o meditación sobre las relaciones entre el Hombre y la Ciudad. (E. Trías: 2005; pp. 22-28).