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Sábado, 23 de septiembre de 2017 4 Por Liena María Nieves Portal Fotos: Ramón Barreras Valdés Cuando tengo miedo, pecho, estómago y entrañas se juntan como prensados por un puño que no veo, pero que aprieta, aprieta, aprieta. Una piensa entonces en el dolor físico y en la pérdida que vivi- rán los que te quieren. Como los niños, cerrarás los ojos y te acordarás de los malos momentos que ya superaste, aunque ninguno parezca tan predestinado a la tragedia como este que ahora vives. Sin embargo, estás allí porque quieres. Con una línea de cobertura llamarás para que sepan de ti. Del otro lado, la voz se alza más de lo normal. «¿Qué… que estás saliendo para Arroyo Bermejo?, ¿tú sabes lo alto que está eso?». No, no lo sé, pero por los preparativos de quienes nos acompañan debería imaginarlo. «No te aojes, que este jeep está hecho para subir. Además, yo llevo 27 años trabajando en las lomas, he tenido 18 accidentes y mírame aquí, vivito y sin que me falte un trozo». Arroyo Bermejo, ¡aquí vamos! Son 15 kilómetros, cuesta arriba, desde que te desvías de la carretera principal. Cada subida parece insalvable. El jeep UAZ se ladea de izquierda a derecha, sorteando riscos que, empotrados a mitad de camino, parecen puestos allí para matarte del susto. Algunos tramos, prácticamente verticales le arrancan silbidos al motor. Todo chasquea y convulsiona. Le arrebato un hilo de voz a las náuseas para preguntar si falta mucho. «Tranquila, que esto está empezando». Las curvas son lo peor. Dicen que antes de «Irma» uno miraba a los barrancos y apenas podías distinguir otra cosa que no fuere el amasijo verde de miles de árboles, pero han caído tantos que los abismos lucen duros y feroces, como perros acos que te enseñan los dientes. El cielo, sin embargo, es un espectáculo de Dios. Nunca lo había sentido tan cerca. Contra todo pronóstico, solo rogué un par de veces que me dejaran salir para seguir a pie. Por mo- mentos me pareció una buena idea o, al menos, la más segura. Error. Setecientos cincuenta metros de montaña pedregosa no se trepan por simple azoramiento de principiante. A Arroyo Bermejo llegaríamos casi una hora después —¡en una sola pieza!— sudados por la tensión y el calor. El abrazo de agradecimiento que le debía al chofer se lo dejo en estas líneas. Lo que allí vimos, sin embargo, es otra historia y alguien tiene que contarla. Lo merecen los que viven de cara a las nubes y no creen en huracanes. El otro huracán de la montaña Edelse Navarro Jiménez, director general de la Empresa Agroforestal Jibacoa, informó que la del 2017 debía ser la mejor cosecha de café de los últimos 15 años. Aunque el plan estimado se estableció en 115 tone- ladas, todo indicaba que podrían superar las 130, con un crecimiento del 21 % con respecto al 2016. Sin embargo, aun cuando «Irma» golpeó con fuerza las dos principales UBPC cafetaleras de Villa Clara (Arroyo Ber- mejo y La Herradura), se prevé una cosecha similar a la del pasado año. En Arroyo Bermejo comenzó la recuperación justo al día siguiente de que pasara «Irma». En solo 48 horas, los poco más de 100 habitantes de esta comunidad lograron restablecer el vial de 15 km que los separa de la carretera principal. Además, recuperaron solos la panadería, evaluaron las afectaciones del tendido eléctrico, abrieron los huecos y levantaron los postes. Mientras las mujeres de Arroyo Bermejo se encargan de recuperar todo el café posible de las 75,58 hectáreas de la UBPC, los hombres tienen la tarea de cortar la madera que obstruye el paso hacia los cafetales, además han ido aporcando con tierra las raíces de todos los cafetos rescatables, de un total de 82 928 plantas. Ciento noventa y cinco «camineros» se encargan del mantenimiento de 211 km de viales de difícil acceso. La comunicación de 17 comunidades de- pende del trabajo de estos hombres, quienes, a pie y casi sin herramientas, desandan sobre ris- cos y pasos prácticamente inaccesibles. La destrucción del 70 % de la sombra de los cafetales de la Empresa Agrofores- tal Jibacoa implica que la mayor urgencia sea la búsqueda de alternativas de sombra temporal, pues el impacto directo del sol ace- lera la maduración y afecta sobremanera el grano. «A nivel nacional, Villa Clara es más significativa por la calidad de su café, que por la cantidad que aporta. Aquí se siembra café arábigo, únicamente para la expor- tación: más del 95 % es de primera calidad, y lo restan- te, de calidad extra», le ex- plica Jorge Luis Bermúdez Carpio, administrador de la UBPC Arroyo Bermejo, al delegado de la Agricultura en la provincia, Héctor Luis Torna Martínez. A La Herradura llegó el martes en la noche, tras más de 17 horas de viaje, esta brigada de apoyo, procedente de Baracoa, con la cual suman tres las «tropas» de refuerzo destinadas a dicha UBPC. Con mucho tra- bajo y organización, La Herradura ha podido recuperar totalmente, en poco más de una semana, 10 hectáreas completas.

4 Sábado, 23 de septiembre de 2017 El otro huracán de la ......2017/09/05  · ya superaste, aunque ninguno parezca tan predestinado a la tragedia como este que ahora vives. Sin

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Page 1: 4 Sábado, 23 de septiembre de 2017 El otro huracán de la ......2017/09/05  · ya superaste, aunque ninguno parezca tan predestinado a la tragedia como este que ahora vives. Sin

Sábado, 23 de septiembre de 20174

■ Por Liena María Nieves Portal ■ Fotos: Ramón Barreras Valdés

Cuando tengo miedo, pecho, estómago y entrañas se juntan como prensados por un puño que no veo, pero que aprieta, aprieta, aprieta. Una piensa entonces en el dolor físico y en la pérdida que vivi-rán los que te quieren. Como los niños, cerrarás los ojos y te acordarás de los malos momentos que ya superaste, aunque ninguno parezca tan predestinado a la tragedia como este que ahora vives. Sin embargo, estás allí porque quieres.

Con una línea de cobertura llamarás para que sepan de ti. Del otro lado, la voz se alza más de lo normal. «¿Qué… que estás saliendo para Arroyo Bermejo?, ¿tú sabes lo alto que está eso?». No, no lo sé, pero por los preparativos de quienes nos acompañan debería imaginarlo. «No te afl ojes, que este jeep está hecho para subir. Además, yo llevo 27 años trabajando en las lomas, he tenido 18 accidentes y mírame aquí, vivito y sin que me falte un trozo». Arroyo Bermejo, ¡aquí vamos!

Son 15 kilómetros, cuesta arriba, desde que te desvías de la carretera principal. Cada subida parece insalvable. El jeep UAZ se ladea de izquierda a derecha, sorteando riscos que, empotrados a mitad de camino, parecen puestos allí para matarte del susto. Algunos tramos, prácticamente verticales le arrancan silbidos al motor. Todo chasquea y convulsiona. Le arrebato un hilo de voz a las náuseas para preguntar si falta mucho. «Tranquila, que esto está empezando».

Las curvas son lo peor. Dicen que antes de «Irma» uno miraba a los barrancos y apenas podías distinguir otra cosa que no fuere el amasijo verde de miles de árboles, pero han caído tantos que los abismos lucen duros y feroces, como perros fl acos que te enseñan los dientes. El cielo, sin embargo, es un espectáculo de Dios. Nunca lo había sentido tan cerca.

Contra todo pronóstico, solo rogué un par de veces que me dejaran salir para seguir a pie. Por mo-mentos me pareció una buena idea o, al menos, la más segura. Error. Setecientos cincuenta metros de montaña pedregosa no se trepan por simple azoramiento de principiante.

A Arroyo Bermejo llegaríamos casi una hora después —¡en una sola pieza!— sudados por la tensión y el calor. El abrazo de agradecimiento que le debía al chofer se lo dejo en estas líneas. Lo que allí vimos, sin embargo, es otra historia y alguien tiene que contarla. Lo merecen los que viven de cara a las nubes y no creen en huracanes.

El otro huracán de la montaña

Edelse Navarro Jiménez, director general de la Empresa Agroforestal Jibacoa, informó que la del 2017 debía ser la mejor cosecha de café de los últimos 15 años. Aunque el plan estimado se estableció en 115 tone-ladas, todo indicaba que podrían superar las 130, con un crecimiento del 21 % con respecto al 2016. Sin embargo, aun cuando «Irma» golpeó con fuerza las dos principales UBPC cafetaleras de Villa Clara (Arroyo Ber-mejo y La Herradura), se prevé una cosecha similar a la del pasado año.

En Arroyo Bermejo comenzó la recuperación justo al día siguiente de que pasara «Irma». En solo 48 horas, los poco más de 100 habitantes de esta comunidad lograron restablecer el vial de 15 km que los separa de la carretera principal. Además, recuperaron solos la panadería, evaluaron las afectaciones del tendido eléctrico, abrieron los huecos y levantaron los postes.

Mientras las mujeres de Arroyo Bermejo se encargan de recuperar todo el café posible de las 75,58 hectáreas de la UBPC, los hombres tienen la tarea de cortar la madera que obstruye el paso hacia los cafetales, además han ido aporcando con tierra las raíces de todos los cafetos rescatables, de un total de 82 928 plantas.

Ciento noventa y cinco «camineros» se encargan del mantenimiento de 211 km de viales de difícil acceso. La comunicación de 17 comunidades de-pende del trabajo de estos hombres, quienes, a pie y casi sin herramientas, desandan sobre ris-cos y pasos prácticamente inaccesibles.

La destrucción del 70 % de la sombra de los cafetales de la Empresa Agrofores-tal Jibacoa implica que la mayor urgencia sea la búsqueda de alternativas de sombra temporal, pues el impacto directo del sol ace-lera la maduración y afecta sobremanera el grano. «A nivel nacional, Villa Clara es más signifi cativa por la calidad de su café, que por la cantidad que aporta. Aquí se siembra café arábigo, únicamente para la expor-tación: más del 95 % es de primera calidad, y lo restan-te, de calidad extra», le ex-plica Jorge Luis Bermúdez Carpio, administrador de la UBPC Arroyo Bermejo, al delegado de la Agricultura en la provincia, Héctor Luis Torna Martínez.

A La Herradura llegó el martes en la noche, tras más de 17 horas de viaje, esta brigada de apoyo, procedente de Baracoa, con la cual suman tres las «tropas» de refuerzo destinadas a dicha UBPC. Con mucho tra-bajo y organización, La Herradura ha podido recuperar totalmente, en poco más de una semana, 10 hectáreas completas.