7/30/2019 45 Orson Welles
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Paseando una tarde por Madrid, encontr entre los papeles y
viejas revistas de unchamarilero, un reportaje fotogrfico sobre el
rodaje en vila de Campanadas aMedia Noche (1965). Rodeado a
distancia por la curiosidad de extras y especta-dores, elevado por
las gras, realizando las tomas o departiendo con los
actores,apareca siempre la oronda figura de Orson Welles.
Disfrazado de Falstaff, el personaje vividor y jactancioso
creado porShakeaspeare, Welles alternaba los papeles delante y
detrs de la cmara, prota-gonizando y dirigiendo un deseado film
para el que no le fue fcil hallar productor.Convertido este guin en
una obsesin, tras buscar financiacin en varios pases,encontr en
Espaa al empresario Emiliano Piedra dispuesto a asumir los
riesgos
de un proyecto que entonces requiri cincuenta millones de
pesetas.Debido a una lesin de tobillo, que arrastraba desde aos
antes, el genio
caminaba al final del rodaje con una muleta. Los rumores sobre
su forma de vida
Eplogo con Orson Welles
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monumentos que irn desapareciendo ine-xorablemente con el paso
del tiempo.
En un largometraje que rod nueve aosms tarde sobre los procesos,
a veces des-concertantes, de la autora en el arte, el direc-tor
insert una sincera reflexin que resultaraser una nota
autobiogrfica. Ante la contem-placin de la catedral de Chartres, al
paso deplanos y detalles del monumento, la voz gravede Welles
resuena lenta y severamente. Suspensamientos intemporales, como los
argu-mentos que razona, profetizan el destino delhombre y sus
obras; una parbola sobre lavida y la muerte que tambin fue el
argumentode las escenas rodadas aqu en Campanadas
a Media Noche. Meditaciones que podran ser-vir para la
contemplacin de estos monumen-tos de vila, declarados tambin
patrimonio
de la humanidad, especialmente a la sombrade San Vicente:Ha
estado aqu durante siglos. Quiz la
mayor obra del hombre occidental. Y no
tiene firma.
La celebracin de la Gloria de Dios, que
dignifica al hombre, desnudo, pobre,
miserable. Ya no hay celebraciones. El
nuestro, nos dicen los cientficos, es un
mundo desechable.
Quiz sea esta la gloria annima, entre
todas las dems cosas, este rico bosque
de piedra, este canto pico, este gozo,
este grandioso salmo de afirmacin, lo
que elijamos cuando nuestras ciudades
sean slo polvo, y que permaneciendo
intacto, indique donde estuvimos y que
muestre donde hemos llegado.
Nuestras obras de piedra, pintadas o
impresas, apenas perdurarn unas dca-
das o un milenio o dos. Pero todo debe
caer finalmente, bajo tierra o consumin-
dose hasta el final en ceniza universal.
Los triunfos y los engaos, los tesoros y
los fraudes, como es ley de vida, todos,
tenemos que morir. Sed honestos, cla-
man los artistas muertos desde el vivo
pasado. Nuestros cantos sern silencia-
dos, pero y qu importa?. Seguid can-
tando. Quiz el nombre de uno, no impor-
te tanto.
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