45989149 El Apologetico Tertuliano (1)

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    APOLOGADEQUINTO SEPTIMIO FLORENTE TERTULIANO, PRESBTERO DE CARTAGO.

    Escrita en Roma, ao doscientos de Cristo, nuestroSeor, contra los gentiles en defensa de los cristianos

    DIRIGIDA ALSENADO.

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    APOLOGETICUM

    CAPITULO I. --- QUE ES INJUSTA LA PERSECUCIN QUE CONDENA LA RELIGINCRISTIANA ANTES DE SER ODA.

    CAPITULO II. ---QUE ES PERVERSO EL ESTILO QUE SE OBSERVA EN LACONDENACIN Y ABSOLUCIN DE LOS CRISTIANOS.

    CAPITULO III. --QUE LOS JUECES SOLAMENTE CONDENAN EN LOS CRISTIANOSEL NOMBRE.

    CAPITULO IV. --QUE PUEDE ERRAR EL EMPERADOR Y EL SENADO QUE HACENLAS LEYES, Y QUE ES BIEN REPURGARLAS ALGUNA VEZ.

    CAPITULO V. ---QUINES FUERON LOS EMPERADORES QUE FAVORECIERON PERSIGUIERON LOS CRISTIANOS.

    CAPITULO VI. --CUANTO HAN DEGENERADO LOS ROMANOS DE LA ANTIGUAPIEDAD Y DE LAS LEVES DE SUS MAYORES.

    CAPITULO VII. -QUE DE LOS DELITOS OCULTOS QUE SE IMPUTAN LOSCRISTIAROS NO SE HA HALLADO OTRO TESTIGO SINO EL VANSIMO DE LAFAMA.

    CAPITULO VIII. -QUE LOS DELITOS QUE SE IMPUTAN LOS CRISTIANOS, NOSLO SON FALSOS, SINO INCREBLES.

    CAPITULO IX. ---QUE ESTOS DELITOS DE QUE INFAMAN LOS CRISTIANOS LOSCOMETEN LOS GENTILES, UNOS EN SECRETO, OTROS EN PBLICO.

    CAPITULO X. ----QUE SON FALSSIMOS LOS DIOSES QUE ADORAN LOSGENTILES.

    CAPITULO XI. ---QUE SON VANSIMAS LAS CAUSAS POR QUE CREEN LOSGENTILES QUE FUERON DIOSES LOS QUE ERAN HOMBRES.

    CAPITULO XII. --QUE ES AJENO DE TODA RAZN ADORAR POR DIOSES LOS

    DOLOS Y SIMULACROS. CAPITULO XIII. -QUE LOS GENTILES BURLAN YDESPRECIAN LOS MISMOS DIOSES QUE ADORAN.

    CAPITULO XIV. -QUE LOS POETAS Y FLOSOFOS TAMBIN ESCARNECEN YHACEN BUBLA DE SUS DIOSES.

    CAPITULO XV. --CUN TORPES COSAS SE REPRESENTAN DE LOS DIOSES ENLOS TEATROS DELAS COMEDIAS Y EN LOS ESPECTCULOS.

    CAPITULO XVI. -QUE LOS CRISTIANOS NO ADORAN LA CABEZA DEL JUMENTO,NI PALOS DERECHOS, NI AL SOL NI NONICHITES.

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    CAPITULO XVII. QUE LOS CRISTIANOS SOLAMENTE ADORAN UN DIOS QUENADIE PUEDE IGNORAR.

    CAPITULO XVIII. QUE LA SACHADA ESCRITURA SE TRADUJO EN LENGUAGRIEGA POR DILIGENCIA DE PTOLOMEO FILADELFO. CAPITULO XIX. - QUE LA

    ANTIGEDAD DE LA ESCRITURA SAGRADA SE PRUEBA POR LA EDAD DEMOISS Y LA SUPUTACIN DE LOS TIEMPOS.

    CAPITULO XX. --QUE LAS ESCRITURAS SAGRADAS SE PRUEBA SER DIVINASPOR LA VERDAD DE LOS SUCESOS QUE ANUNCIAN.

    CAPITULO XXI. -DE CRISTO NUESTRO SEOR.

    CAPITULO XXII. DE LOS DEMONIOS, DE SUS FUERZAS Y DE SUS ACCIONES.

    CAPITULO XXIII. QUE LOS FANTASMAS DE LOS MAGOS, Y LOS PRODIGIOS QUE

    HACEN LOSDIOSES, SON ENCANTOS DEL DEMONIO.

    CAPITULO XXIV. QUE LOS CRISTIANOS NO INCURREN EN CRIMEN DEOFENDIDA RELIGIN, SINO LOS QUE ADORAN MUCHOS DIOSES.

    CAPITULO XXV. -QUE ES FALSA LA PRESUNCIN DE LOS ROMANOS CON QUEPIENSAN HAN OCUPADO EL IMPERIO DEL MUNDO POR EL CUIDADO QUE HANTENIDO EN LA VENERACIN DE LOS DIOSES.

    CAPITULO XXVI. QUE SOLO DIOS, CUYO ES EL MUNDO, DA A LOS PRNCIPESLOS REINOS.

    CAPITULO XXVII. QUE LOS DEMONIOS INCITAN LOS GENTILES CONTRA LOSCRISTIANOS; QUE AUNQUE LES ESTN SUJETOS TIENEN CONTUMACIA DEESCLAVOS.

    CAPITULO XXVIII- QUE EL DEMONIO HA INGENIADO OTRO PRETEXTO PARAFORZARNOS SACRIFICAR.

    CAPITULO XXIX. ---- QUE LOS DIOSES NO PUEDEN AYUDAR AL CSAR NI OTRO, Y QUE EN ESTO SON LOS CSARES MS VENERABLES QUE ELLOS.

    CAPITULO XXX. ---- QUE LOS CRISTIANOS PIDEN CON HUMILDAD A DIOSVERDADERO LA SALUD DE LOS EMPERADORES; QUE ES SOLAMENTE EL QUELA TIENE.

    CAPITULO XXXI. ---- QUE LOS CRISTIANOS QUE RUEGAN POR SUS ENEMIGOSHAN DE ROGAR POR LOS EMPERADORES.

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    CAPITULO XXXII. ---- QUE HAY OTRA RAZN POR QU LOS CRISTIANOSRUEGUEN DIOS POR EL EMPERADOR, Y NO JUREN POR SUS GENIOS, SINOPOR SU VIDA.

    CAPITULO XXXIII. ---- QUE EL EMPERADOR NO ES DIOS, SINO PURO HOMBRE.

    CAPITULO XXXIV. ---- QUE NUNCA SE HA DE LLAMAR DIOS AL EMPERADOR, NITAMPOCO SEOR, SINO EN LA COMN SIGNIFICACIN.

    CAPITULO XXXV. ---- QUE LOS CRISTIANOS EL DA DE LAS FIESTAS DEL CSARLE DAN MAYORES HONRAS QUE LOS GENTILES. CAPITULO XXXVI. ---- QUE LOSCRISTIANOS TIENEN OBLIGACIN DE AMAR, NO SOLAMENTE LOSEMPERADORES, SINO TODOS LOS HOMBRES.

    CAPITULO XXXVII. ---- QUE LOS CRISTIANOS NO DAAN NINGUNO, AUNQUEPUEDAN TOMAR VENGANZA.

    CAPITULO XXXVIII. ---- QUE LAS JUNTAS DE LOS CRISTIANOS NO SE HAN DECONTAR ENTRE LAS CONGREGACIONES ILCITAS. CAPITULO XXXIX. ---- DE LAENSEANZA Y EJERCICIOS QUE TIENEN LOS CRISTIANOS EN SU IGLESIA CONGREGACIN.

    CAPITULO XL. ---- QUE LAS CALAMIDADES NO SUCEDEN AL MUNDO NI ALIMPERIO POR OCASIN DE LOS CRISTIANOS, COMO DICEN LOS GENTILES.

    CAPITULO XLI. ---- QUE LOS GENTILES SON LA CAUSA DEL DIVINO ENOJOADORANDO LAS ESTATUAS Y DESPRECIANDO AL DIOS VERDADERO.

    CAPITULO XLII. ---- QUE LOS CRISTIANOS NO SON HOMBRES INFRUCTUOSOSPARA LA REPBLICA, COMO DICEN LOS GENTILES.

    CAPITULO XLIII. ---- QUINES SON LOS QUE SE QUERELLAN DE LOSCRISTIANOS LLAMNDOLOS INFRUCTUOSOS. CAPITULO XLIV. ---- DE LOSDAOS QUE RECIBE LA REPBLICA CON LA MUERTE DE LOS CRISTIANOS.CAPITULO XLV. ---- QUE EN SOLOS LOS CRISTIANOS SE HALLA LA INOCENCIADE LA VIDA.

    CAPITULO XLVI. ---- QUE LA LEY CRISTIANA NO ES NUEVA ESCUELA DEFILOSOFA, Y QUE LOS FILSOFOS NO ENSEAN LA VERDAD ENTERA, SINOQUE LA REMEDAN.

    CAPITULO XLVII. ---- QUE TODOS LOS FILSOFOS BEBIERON ALGO DE LAFUENTE DE LA SAGRADA ESCRITURA. CAPITULO XLVIII. ---- DE LARESURRECCIN DE LOS MUERTOS.CAPITULO XLIX. ---- QUE LOS GENTILES LLAMAN PRESUNCIONES EN LOSCRISTIANOS LO QUE EN LOS FILSOFOS Y POETAS SUMA SABIDURA.

    CAPITULO L. ---- DE LA VICTORIA DE LOS CRISTIANOS EN LOS TORMENTOS.

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    CAPITULO I. ---- QUE ES INJUSTA LA PERSECUCIN QUE CONDENA LARELIGIN CRISTIANA ANTES DE SER ODA.

    Si no es lcito vosotros, oh jueces (1) del imperio romano!, mirarnos en presenciavuestra, en el Consistorio pblico y universal del alto Monte Capitolio, en cuya eminenciaasists como presidente del tribunal, y examinar en audiencia pblica la causa decristianos para que lquidamente conste qu calidad de mrito tiene esta profesin; si

    slo este linaje de causa teme |136 la autoridad de las leyes, se avergenza de quese vea clara luz la diligencia de su justicia; si finalmente pretende esa atencincuidadosa con que se estudia nuestra persecucin, valindose de indicios de nuestros

    mismos domsticos (2), como estos das ha sucedido (3), cerrar el camino la defensa,sale lcito la verdad por el arcaduz oculto de estas secretas letras llegar vuestrosodos. Bien podis leer con desembarazo este papel, que no es splica de culpas, nirecomendacin de la causa; pues ya sabe nuestra religin su destino: que ha de vivirdestituida de amparo en la tierra peregrina, opugnada de gentiles, entre enemigosodiosa. No extraa que no se trate como las causas terrenas la que es toda celestial;que ya sabe que su linaje, su solaz, su esperanza, su dicha y dignidad la tienen en laaltura de los cielos; slo algunas veces procura que no sea condenada sin ser primeroconocida.

    Pero qu puede perder en oir las leyes, oyendo en su imperio mismo con el poder en lamano, pues el oir ni las desarma, ni fuerza? Por ventura es crdito mayor de lapotestad de la ley condenar la verdad sin ser oda? Porque condenando sin oir, msdel escndalo que esta iniquidad granjea, quedis en la opinin de los cuerdosmanifiestamente sospechosos de que por eso condenis sin oir, porque oyendo no

    pudierais condenar.Esto es (4) lo primero que pedimos que se advierta |137 en nuestra causa (5): elaborrecimiento que tiene la maldad contra slo el nombre cristiano, ni examinado niodo. La iniquidad de este odio con las disculpas se carga; con ttulo de la ignorancia seexcusa, que ms agravantemente le condena. Qu cosa puede haber tan inicua como

    aborrecer lo que se ignora, aun cuando las cosas son de su naturaleza aborrecibles (6)?Entonces una cosa merece aborrecimiento, cuando despus de examinada halla el juicioen ella la razn porque le merece. No teniendo, pues, noticia del demrito, cmo sepuede el odio justificar? La justicia no condena acaso por lo que puede ser, sino por loque conoce. Aquellos, pues, que aborrecen porque ignoran la calidad de la cosa

    aborrecida, por qu no pueden sospechar (si lo ignoran) que es bueno lo queaborrecen, que injustamente aborrecen lo que ignoran? Con cualquier parte delantecedente la otra redarguy que bien se infiere que los que detestan la religincristiana la aborrecen porque no la conocen, y que injustamente la persiguen los quemientras la ignoran la aborrecen. Excusar el odio con la ignorancia es confesar lainiquidad, siendo la ignorancia nica causa del odio; que si los gentiles le renunciancuando comienzan conocer nuestra religin, querer ignorar siempre es gana deaborrecer, y fomento del aborrecimiento el desvo de la noticia. Si los que examinandespacio nuestro instituto lo profesan, bien se conoce que la ignorancia induce el odio sila noticia influye amor.

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    De estos que llegan |138 conocernos se hacen los cristianos, los cuales, conociendolo que ignoraron, aborrecen lo que profesaron y profesan lo que aborrecieron; y sontantos los que han llegado, como vosotros lastimados lo admiris con asombro.

    Gritis que ya esta cercada Roma, viendo que no hay campo (7), ni isla, ni castillo queno est llena de cristianos: pensis que os ha llegado la ltima calamidad viendo que sepasa nuestra religin todo sexo, toda edad, toda condicin de gente, y la ms lucidanobleza; mas este comn aplauso no despierta en vuestros nimos algn reparo parasospechar si hay algn misterio escondido en la religin que mueve tantos? Estaatraccin tan prodigiosa no os dispone para sentir mejor de nosotros, ni inclina lavoluntad querer experimentar de cerca este secreto. Slo en esto se entorpece lacuriosidad humana. Suele el ingenio curioso deleitarse con la sabidura de un secretocuando la alcanza; mas vuestro entendimiento es tan grosero, que slo con la ignorancia

    ciega se recrea. Cunto mejor hubiera culpado Anacarsis (8) estos imprudentes, si

    viera que |139 el que ciegamente ignora, censura al que sabe la religin que profesa,que culp al otro que, no sabiendo msica, quiso corregir un msico perito. Pero estosquieren ignorar, porque se prendaron en aborrecer; que si se dieran por desengaados,se haban de mostrar corregidos. Y entendiendo yo que antes bien se perjudican ellos enno querer conocer esto que conocido no poda ser odiado; porque si poniendo estacausa al examen del juicio se hallase ser buena, tendran esta comodidad de renunciarun injusto aborrecimiento, y si se hallase culpable, podran justificar entonces el odio conla autoridad de la misma justicia que examin para no disminuir y durar en elaborrecimiento.

    Pero decs que no es prueba eficaz de la bondad de la religin el convertirse ella

    muchos; porque en edad tan estragada ms son los que se acomodan la maldad que la virtud. Oh, cuntos ms son los apstatas del bien! Esto quin lo niega? Pero tanfcilmente se conoce el mal, que lo que verdaderamente es malo lo conocen as aun los

    mismos viciosos que viven arrastrados de su pasin (9). A todo mal lo colore lanaturaleza con vergenza con miedo. El empacho y el temor son manchas queescupe al rostro la maldad como seas de la conciencia maligna. Los malhechores

    rehsan andar en pblico, procuran esconderse (10); presos, tiemblan; acusados,niegan; en el tormento con facilidad confiesan, condenados se entristecen, sentenciadosse descargan, aun cuando padecen la pena por el delito que confesaron, apartan de s la

    culpa, atribuyendo la fealdad de la maldad la fuerza de la |140 estrella de su hado

    (11). No quieren conocer por suyo el delito mismo que confiesan; que los mayoresfacinerosos con un natural desvo huyen de ser tenidos por autores de lo malo. Esto nosucede as al cristiano: ninguno se avergenza de serlo, ni tiene otra pena sino porqueantes no lo ha sido; si lo prenden se honra, si le acusan no se defiende, si le preguntanconfiesa, si le condenan da gracias.

    Cmo ser, pues, malo aquello que no tiene las propiedades naturales de la maldadque son temor, vergenza, tergiversacin, pena, llanto?Qu calidad, pues, de maldades esta que los cristianos cometen, donde los delincuentes blasonan del delito, los reosse gozan, la acusacin es su deseo, y la pena su gloria? Avergncese el Senado de

    llamar en el cristiano locura la causa por que muere, si confiesa convencido que laignora. |141

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    CAPITULO II. ---- QUE ES PERVERSO EL ESTILO QUE SE OBSERVA EN LACONDENACIN Y ABSOLUCIN DE LOS CRISTIANOS.

    Sea cierto finalmente lo que presums, que somos los cristianos malsimos. Por qu no

    nos igualis con los malhechores que cometen pecados semejantes los nuestros? Que igual delito (12), igual tratamiento se debe hacer en los tribunales. Si somos lo que losotros, por qu si todo delincuente es lcito valerse de su boca y de la mercenariaabogaca para recomendar su inocencia; por qu si todos los reos da facultad la ley

    (13) para responder, para altercar, para que sin ser odo ninguno sea condenado; sloel cristiano no ha de ser lcito abrir la boca para purgar su causa, buscar ajena industriapara defender la verdad, hablar por s para que no sea injusto el juez, condenando alque no se defendi? Pero solamente en nuestra causa no se admite el examen deldelito, que es beneficio de los reos; slo se atiende la confesin del nombre cristiano,que es el odioso ttulo que irrita el odio popular. Cuando se conoce la causa de algn

    delincuente, aunque l confiese el delito de homicida, de sacrlego, de incestuoso, depblico enemigo (hablo con los ttulos con que nos infamis nosotros), no se da el juez

    por contento para |142 pronunciar, sino que pasa inquirir (14) las circunstancias delhecho, la calidad, el modo, el tiempo, el nmero, el lugar, los sabedores y los cmplices.No sera, pues, razn que para que constase, la significacin del nombre la calidadde la culpa, nos forzareis confesar las circunstancias del delito que nos imputa la fama;cuntos nios comido alguno, cuntos incestos cometido en las nocturnas

    congregaciones; qu cocineros los guisaron; qu perros estaban presentes (15)? Oh,cunta gloria haya alcanzara aquel presidente que prendiese un cristiano que hubieseya comido cien nios!

    Pero ni esto se puede averiguar, porque hubo cesreo decreto para que no se hiciese

    inquisicin de nosotros. Gobernando una provincia Plinio el Menor (16), habiendo dadola muerte muchos cristianos y quitado otros sus dignidades, embarazado con lamuchedumbre de los que se ofrecan morir, escribi Trajano, que era entoncesemperador, consultndole qu hara de los otros que quedaban. Del instituto de suprofesin le inform: que fuera de la porfiada obstinacin en no querer sacrificar los

    dioses, no haba hallado en ellos sino unos apuntamientos (17) que hacan antes de |

    143 amanecer, en que cantaban alabanzas Cristo, como su Dios, y en las otrasenseanzas su doctrina prohiba el homicidio, el adulterio, el engao, la traicin y otros

    vicios. Entonces respondi Trajano: Que no hiciese inquisicin de este linaje de gente;pero que si los acusaban, convena castigarlos con severidad.

    Oh, sentencia confundida con rdenes contradictorias por la fuerza del sentir del que ladi! Manda que como inocentes no sean buscados, y ordena que sean condenadoscomo malhechores! Dentro de un orden envuelve dos contrarios, furor y mansedumbre;disimula blando, y riguroso condena. Cmo, oh, emperador!, te cercas condenandocon tu censura tu error? Si culpas, por qu no buscas? Si no buscas, por qu noabsuelves? Para buscar ladrones en todas las provincias hay militares tropas; contraenemigos pblicos y reos de lesa majestad,

    ninguno del pueblo se exime (18); todo hombre se arma soldado, la inquisicin se hacede los amigos, de los compaeros, de los cmplices, y se extiende los sabedores;slo al cristiano nadie lo puede buscar y lo pueden acusar todos? Como si no fuerenecesario igual delito tanta culpa para ser buscado como para ser denunciado!Condenis al acusado, de quien expresamente sents no tiene culpas para ser buscado,

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    y yo pienso, y con razn, que no mereci la |144pena por ser malo, sino porque fuhallado el que no haba de ser buscado.

    As viene constar que en nuestra causa se trueca la forma con que se juzgan los reos.A cualquier malhechor le dais tormento para que confiese; al cristiano para que niegue.

    Por eso creo yo que no hay cosa mala dentro de nuestra religin; que si la hubiera,naturalmente se hallara en vosotros una inclinacin celosa para forzarnos confesar, yen nosotros para negar un apresuramiento fogoso. Mas por ventura diris: que noapuris otros delitos en los tormentos sino el nombre cristiano, porque presums quetodos los pecados andan atados en l. Pero en esto decs lo que no queris; porque sicuando un reo confiesa el delito de homicida le ponis en el potro, no obstante suconfesin, para que confiese las circunstancias anejas al delito, no veis que el tormentocon que nos forzis negar el nombre se encamina ocultar los delitos que decs estncon el nombre anejos? Si las culpas estn apegadas al nombre, dejad que el cristianoconfiese el nombre, que as se vern mejor los pecados que estn en l. Pero es tantavuestra piedad, que aunque nos tenis por psimos infanticidas, no queris que

    confesemos el nombre, para que nadie vea nuestras culpas.Un sacrlego padece en el tormento mientras niega: si confiesa, lbranle del potro y danlela pena del delito; mas el cristiano padece mientras confiesa, y si niega, absolutamentede toda pena queda, como inocente, libre. Grita en el potro el cristiano: yo soy cristiano.El dice lo que es, y t quieres oir lo que no es. Presidentes que tenis por oficio sacarcon la extorsin del potro la oculta verdad del pecho, por qu tan afanadamentetrabajis para sacar de nuestra boca una mentira? No os lo que dice el cristiano? Eso

    soy; qu, dudabais si lo era? Si sabis ya lo que inquirais, por |145 qu tancruelmente me atormentis? Perversa especie de tortura irritarse con la confesin.Confieso y me atormentis. Qu hicierais si negara? Instantneamente me

    absolverais, porque creyerais la negacin. Llanamente que el ver con qu dificultad soncredos cuando niegan los delincuentes, y la presteza tan pronta con que se cree alcristiano cuando niega que lo es, da motivo para reparar que algn ministerio escondidoinfluye esta diversa inmutacin.

    El trocarse, pues, la judicatura en esta causa, debe causar sospecha en hombres sabiospara pensar que haya aqu alguna oculta fuerza de dominio que furiosamente osarrebata para juzgar contra la naturaleza de la justicia, contra el estilo de los tribunales,contra la disposicin de las leyes. Si yo no me engao, stas mandan que se descubrael malo, no se oculte; que el confeso sea condenado y no absuelto. Esto manda elSenado-consulto; esto disponen los mandatos de los emperadores; esto ha definido elimperio. El dominio ha de ser civil, no tirano. Entre tiranos, dase en el tormento entera la

    pena del delito; entre vosotros se templa. Guardadle al cristiano vuestras leyes (19); queel tormento dure mientras l obstinadamente persiste en la negacin; pero si entra

    libremente confesando (20), cese el tormento y sgase la sentencia (21); que el exento

    de la tortura no se exime de la pena si la debe. |146

    Finalmente, ningn juez fuerza al reo para negar, porque no es lcito absolver al que

    pec. Piensas t que el cristiano es reo de todas maldades (22)? que es hombre tanfacineroso que ha delinquido contra dioses, contra emperadores, contra leyes y que espblico enemigo del mundo y la naturaleza, y con la extorsin del potro le fuerzas queniegue la culpa? Esto falta para pronunciar su inocencia. Las diligencias que pone lajusticia para condenar, las pones t para absolver: no te afanas por dar al delincuentecastigo, sino libertad; la negacin del delito te merece la absolucin. Prevaricas, juez,

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    contra las leyes (23); quieres t que el cristiano niegue la culpa para llamarle inculpable;quieres que los delitos pasados no le hagan reo, y le oprimes que reciba forzado losperdones. De dnde nace esta perversidad de juicio, que no se tenga por ms cierto loque uno dice libremente con riesgo de la pena, que lo que dice forzado atrado delinters de la vida? Y qu, no repararis que pueda el cristiano fingir que niega no

    negando de corazn, y puesto despus en libertad volver ser cristiano y rerse devuestra emulacin? Pues si consta que nos tratis en todo diferentemente que losotros delincuentes, diligenciando de nosotros tan solamente una cosa, que repudiemos

    el |147 nombre que se repudia negando, bien podis entender que en nuestra causa nohay otro delito sino el nombre perseguido de una diablica emulacin, que solamenteprocura que los jueces no quieran certificarse de una cosa que evidentemente sabenque la ignoran. Por esto creen de nosotros los delitos que no se prueban, y rehsan seexamine para que no se pruebe que no lo son; para que estando vivo el crdito de losdelitos presumidos y no probados, parezca que con justificacin se condena al cristianoque se sabe ha de confesar desembarazadamente el nombre, que es el enemigo ms

    odiado de esta ciega emulacin. Por esto nos atormentis si confesamos, nossentenciis si perseveramos, nos absolvis si negamos, porque sobre el nombre solo esla batalla. Finalmente, por qu cuando llevis sentenciar los cristianos no escribs en

    la tablilla (24) el delito porque mueren, de homicida, de incestuoso otro de los que nosimputis? Es posible que solamente en la sentencia de los cristianos empereza seavergenza la maldad de escribir y pronunciar sus delitos? Cierta est por el cristiano lapresuncin que no se halla (pues no se dice) otra culpa, sino el nombre. Oh, quenemigo tan pernicioso es el nombre, pues para perder la vida sin arrimo de otras

    culpas, slo este nombre hace crimen! |148

    CAPITULO III. ---- QUE LOS JUECES SOLAMENTE CONDENAN EN LOSCRISTIANOS EL NOMBRE.

    Puede decirse ms? Pues sucede las ms veces, que arrebatados del odio ojos

    cerrados chocan (25), cierran contra solo el nombre. Si alguno alaba otro de algunavirtud, luego le zahieren con el nombre. Dir uno en un corrillo: Cayo Seyo es caballerohonrado, pero es cristiano. Otro dir: Traigo esta novedad: que Lucio, aquel varn tansabio, se ha hecho repentinamente cristiano. Y no hay ninguno all que para examendel hecho replique: Estos sabios, estos prudentes hicieron esta eleccin de religinporque lo eran, despus que la profesan lo son? Es Cayo bueno, y sabio Lucio porcristianos, mostraron que lo eran en la eleccin que hicieron? Ven que la bondad y

    sabidura se juntan en un sujeto con la religin cristiana (26); la sabidura que conocen laalaban, la religin que ignoran la vituperan; y aquello bueno que conocen lo apestan conel veneno de la ignorancia de lo que no saben, y fuera ms justo que por la ciencia de lobueno que se ve se juzgara en favor de lo oculto que no se sabe, que por lo oculto quese ignora condenar lo manifiesto que es conocido por bueno (27). |149

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    Otros hay tan ciegos en aborrecer, que con el odio nos favorecen, y sin saber ellos loque hacen nos benefician con el vituperio. Porque viendo enmendados algunos queantes de ser cristianos eran hombres ruines, expuestos cometer cualquier gnero demaldad, vindolos ya corregidos dicen: Qu mujer! cun lasciva, cun festiva laconoc!; ya es cristiana. Qu mozo! cun torpe, cun enamorado le conoc!; ya es

    cristia. no. Que toda enmienda de vida se imputa el nombre (28). Instanprecipitadamente, que es culpable el nombre que confiesan quita el vicio.

    Tambin hay otros que de sus intereses pactan con el odio (29), y el inters renunciatodas las comodidades de la naturaleza hasta estar contento con su injuria, con tal queal odio se le d que no se oiga el nombre cristiano en su casa. Sucede que la casadaliviana, hecha cristiana, ya es honesta: el hijo desobediente, llegado ser cristiano, estsujeto: el criado infiel, entrando ser cristiano, es ya leal; y puede tanto el

    aborrecimiento de este nombre, que el marido, libre de la |150 fatiga de los celos por la

    fidelidad de su mujer cristiana, la repudia honesta (30

    ): el padre que viva acosado conlas rebeldas antiguas de su hijo, lo renuncia ya sujeto: el seor que toleraba benigno su criado alevoso, con impaciente saa lo destierra ya leal; porque debajo de estenombre, el que se enmienda ofende. No se estima en tanto todo el bien apetecible de lanaturaleza, como el odio del nombre que se persigue.

    Pues si el nombre es el blanco de tanto aborrecimiento, qu delitos ha cometido este

    nombre? Qu acusacin puede haber contra un vocablo (31)? Un nombre puede serreprensible si es brbaro de mal agero maldiciente, deshonesto; mas este nombre

    Cristiano (32) del fragante ungento tiene su etimologa. Y aunque se pronuncie como

    vosotros le pronunciis CRESTIANO (que ni aun del nombre de nuestra religin tenisentera noticia), de la suavidad y benignidad se deriva. Cmo aborrecis, pues, unnombre inocente en hombres inculpables? Ni es reprensible tomar nosotros el nombre

    del maestro; que los filsofos platnicos de Platn |151 tomaron el nombre (33). los

    epicreos de Epicuro, los mdicos de Erasistrato, los gramticos de Aristarco (34), los

    cocineros se llamaron apicios por Apicio (35). Otras sectas de los lugares mismos dondese lean tomaron el nombre, como los stoicos de la puerta, que en griego se dice stoa, ylos Acadmicos, de la quinta de Platn llamada Academia. En todas las edades nadiese ha dado por ofendido, nadie se ha castigado por tomar del maestro el nombre de laprofesin, y slo en el cristiano es culpable? El que quisiere probar culpa en el nombrede una escuela, lo ha de mostrar probando, que la doctrina no es buena, que la vidadel autor ha sido mala. Antes de aborrecer el nombre, se ha de examinar la doctrina porel autor, el autor por la doctrina. Pero ahora ambas cosas se desprecian; ni se trata deinquirir la pureza de la doctrina ni la vida perfecta de su autor; slo el nombre esacusado, slo el nombre es perseguido; una religin no examinada, un autor noconocido, unos discpulos no odos, sola una vez los condena, no por convencidos de

    malos, sino porque se llaman as. |152

    CAPITULO IV. ---- QUE PUEDE ERRAR EL EMPERADOR Y EL SENADO QUEHACEN LAS LEYES, Y QUE ES BIEN REPURGARLAS ALGUNA VEZ.

    Hasta aqu he hablado reprendiendo la maldad del odio pblico contra nosotros; ahoratomar las armasen defensa de la inocencia. Refutar no slo las culpas que nosimponen, sino que ofender por sus filos los- acusadores para que sepan todos queen los cristianos no estn los delitos, que estn en ellos, sin saber ellos que lo estn;

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    para que se avergencen de corregir, no digo los malsimos los bonsimos, sino comodicen ellos,

    los malos los malos (36). Responder cada una de las calumnias que nos oponende malvados, de vanos, de ridculos, y probar que ellos cometen pblicamente losdelitos que dicen cometen los cristianos en secreto. Mas porque los ministros se

    excusan con la autoridad de la ley que se hizo contra nosotros, pensando que esirrefragable el decreto de una ley, que en los ministros es fuerza preferir el obsequionecesario de la ley lanotoria verdad, primero disputar con vosotros de las leyes, de que os blasonis tutores;que la verdad toda evasin hace frente.

    Primeramente esta definicin No es lcito que los cristianos vivan en el mundo, esdura inhumana. Si esta ley quita la defensa, es violenta; si impide el replicar, es inicua;

    si define, no porque debe, sino porque |153 quiere, es tirana (37). Si decs que por esono queris, porque se hall causa para no querer, tenis razn de prohibir lo que

    examinado se hall daoso; pero en esto queda vuestro juicio condenado, pues parahallar el demrito no examina, y consiguientemente queda predefinido que es lcito losaludable. La ley slo tiene derecho para prohibir lo malo; luego si yo hallare que esbueno lo que esta ley prohibi, constar el perjuicio de mi causa. Qu novedad ser,pues, que haya error en esta ley que un hombre la concibi y no baj del cielo? Osadmiris que un hombre yerre en la creacin de una ley, y que acierte en reprobar la

    que hizo injusta cuando vuelve mejor seso (38)? Por ventura en las leyes del mismoLicurgo no hallaron que enmendar los lacedemonios, no obstante que preciaba tanto suautoridad que de pesar se dej morir de hambre en una isla? Juzg de s que estabamejor muerto que enmendado.

    Y vosotros, con la luz de las experiencias que alumbran las tinieblas de la antigedad,no cortis cada da aquella vieja inculta selva de leyes con la segur de nuevos

    edictos y rescriptos de emperadores (39)? Por ventura las vansimas leyes Papias

    (40), que forzaban |154 tener hijos la impotente edad (las leyes Julias no lomandaban, si bien lo permitan), no las abrog ayer Severo, el ms constante de losemperadores, despus de tan canosa autoridad? No haba por ventura en Roma leyque mandaba despedazar despus de la condenacin los deudores y dar cada unode los acreedores su parte, y despus por consentimiento pblico se borr estacrueldad, conmutando la pena capital en la vergonzosa cesin de bienes que en poder

    de la justicia quedaban embargados (41

    )? La autoridad pblica juzg que era mayorcastigo sacar la sangre la cara que sacarla de las venas (42). Y cuntas leyes hay noconocidas ahora, que examinadas necesitaran de repurgacin! Que la ley ni elnmero de los aos la justifica, ni la calidad del legislador la hace irreprensible:solamente la hace justa la equidad.

    Por esto si cuando con atencin las reconocemos hallamos que sin razn condenan, lascondenamos como inicuas; y si hallamos que slo un nombre castigan, tambin lasllamamos locas. Pero decs que no se da al nombre el castigo, sino al hecho. Pues sicondenis el hecho, cmo lo dais por probado solamente con el nombre? Aldelincuente no se le prueba el delito con el nombre, sino con el proceso. Si soyincestuoso, por qu no se inquiere? Si soy infanticida, por qu no me lo pregunta eljuez en el tormento? Si delinco contra dioses y emperadores, por qu no me oyen que

    tengo con que purgar el rumor? Ninguna ley manda que no |155 se liquide en procesoaquello que prohibi; porque ni el juez da con equidad la sentencia si no conoce que

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    est probado lo que est por ley prohibido, ni el ciudadano obedece con fidelidad la leysi no conoce aquello malo que castiga en las acciones la ley. Ninguna ley se ha decontentar con estar ella satisfecha de la razn por qu prohbe, sino que debe cuidarque conste de la justificacin de la prohibicin al que ha de obedecer; que de otra suertees sospechosa la ley que no deja examinarse, como inicua la que manda y castiga sin

    haber procedido con el examen la prueba. |156

    CAPITULO V. ---- QUINES FUERON LOS EMPERADORES QUE FAVORECIERON PERSIGUIERON LOS CRISTIANOS.

    Para conocer la autoridad de las leyes hechas contra nosotros se debe conocer suprincipio. Haba antiguo decreto en Roma para que sin aprobacin del Senado no

    consagrase el emperador nuevos dioses (43). Ya sabe M. Emilio lo que con el dios

    Alburno le pas (44). Ayuda esta ley nuestra causa, que entre vosotros la divinidadcomience de vuestro albedro: si el hombre no gustare no habr dios; el que quisiere ser

    dios procure tener propicios los hombres. En el tiempo de Tiberio entr en el mundo laprimera noticia del nombre cristiano, y es notorio el tratamiento que hizo este nombreeste csar. Tuvo carta de Siria Palestina, en que le avisaban cmo se habamanifestado la divinidad de Cristo en Judea, y deseoso de introducirla en Roma, pidi alSenado la admitiese, enviando en forma de decreto la prerrogativa de su voto. El

    Senado lo rehus por no haber |157 sido suya la primera aprobacin, como la leydispona. Quedse constante en su sentencia Tiberio, y apoy tanto los cristianos, quepuso pena capital sus acusadores.

    Reconoced vuestros anales (45), y all hallaris que fue Nern (46) el primero que la

    cesrea espada ensangrent feroz en la sangre de la religin cristiana, cuando ella,especialmente en Roma, comenzaba tener sus primeros lucimientos. Pero estacondenacin es nuestro crdito, siendo Nern el dedicador de la pena. Honrosocastigo, si es Nern el primero que le instituye! No tiene la religin cristiana mayorabono que haberla Nern perseguido: el que le conoci, ya sabe que hombre tan malo

    no pudo perseguir sino una cosa por extremo buena (47). Otra persecucin comenz

    Domiciano (48), porcin de aquella fiereza; pero desisti con |158 facuidad de locomenzado, restituyendo los que haba desterrado; que la crueldad no le sactotalmente de si, quedse en hombre. Como estos han sido nuestros perseguidoresinjustos, impos, torpes y tales que vosotros mismos los condenasteis y absolvisteiscomo inocentes los que ellos condenaron. Pero de los otros sucesores manifestadalgn csar entendido en divinas y humanas letras que hasta hoy haya sido perseguidorde cristianos. Mas nosotros bien sealramos un protector si se miran las cartas de

    aquel gravsimo emperador Marco Aurelio (49), en que confiesa que la sed que tuvo elejrcito en la jornada de Alemania fue socorrida por las oraciones de los soldadoscristianos. Este pblicamente quit la pena de los unos para derramarla en los otros,aadiendo la pena capital que puso Tiberio contra los acusadores otra pena ms cruel

    (50). Qu calidad, pues, tienen las leyes que solamente las hicieron las usaron losimpos, los injustos, los. torpes, los crueles, los vanos y los locos? Qu justificacin yautoridad tiene la ley que el prncipe, si es bueno, no la usa? Trajano mandando no

    hacer inquisicin de nosotros, en parte las rovoc (51). Adriano, aunque fu curiossimoexplorador de ritos, nunca las autoriz contra los nuestros. Vespasiano, que parecehaba de ser indevoto de los cristianos, habiendo destruido los judos por la

    conveniencia que nuestra |159 religin tiene con ellos, nunca las apoy. Antonino Po,

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    ni Severo nunca las usaron ni impusieron (52). Pues si los cristianos fueran malos, losemperadores buenos hubieran sido sus perseguidores, y no los cesares malos; que msfcilmente se cree que los muy malos son destruidos de los muy buenos, por laoposicin que tiene lo bueno con lo malo, que no que los malos son perseguidos de

    otros malos; que nunca se emulan los que tienen confrontacin en la malicia. |160

    CAPITULO VI. ---- CUANTO HAN DEGENERADO LOS ROMANOS DE LA ANTIGUAPIEDAD Y DE LAS LEVES DE SUS MAYORES.

    Ahora querra yo que me respondan los religiossimos observadores de las leyes, losprotectores de los institutos paternos, los celossimos defensores de las antiguascostumbres, de la fidelidad, de la honra, de la obediencia que tienen las leyes de susmayores: Si ignoran, si tuercen, si borran algo de los idneos y necesarios preceptos

    que disponan las leyes para instruir las costumbres, adonde fueron aquellas leyes (53)

    que moderaban los gastos y la ambicin? Qu se hizo la que mandaba que en losbanquetes de las fiestas no se firmase ms gasto que cien cuartos para la cena (54), yque no se diese ms que una gallina, y sta sin lardo? Dnde est la que exclua del

    Senado al patricio que tena ms que diez libras de plata (55), con nota de desvanecidoy

    ambicioso? Aquellas que mandaban |161 derribar los teatros de las comedias (56), enque se violan las costumbres? Aquella que castigaba los que sin legtimo derecho

    usurpaban las insignias que gradan la dignidad y califican la nobleza (57)? Ahora veose han de llamar las cenas centenarias, gastndose en ellas cien veintenarios de

    ducados. Veo que apenas bastan las minas para vajilla de plata (menos fuera para lossenadores), para servicio, digo, de los truhanes y de los libertinos que an estn sujetosal azote. Veo teatros duplicados, que no basta uno para cada juego, ni uno para todo elao, sino unos para verano y otros para invierno, y para que no se enfre la lujuria en lascomedias, los entapizis ellos y os abrigis vosotros con ropas de marta queinventaron los lacedemonios.

    Veo ya que entre matronas nobles y rameras pblicas no hay ninguna diferencia en los

    trajes (58). Tambin cayeron aquellas enseanzas de los mayores que componan latemplanza y apadrinaban la modestia de las mujeres. No conoca el oro sino los dedos

    de las casadas que reciban el anillo el da del desposorio (59

    ) en prendas de la fe quese promete al marido. La abstinencia de vino era tan general para todas, que porqueunaabri en una bodega la despensa la mataron de hambre sus parientes, y Mecenio hizopedazos su mujer en tiempo de Rmulo por haber gustado el vino, y nadie le culp el

    hecho. Por esto el saludar con sculo los parientes las mujeres no era cortesa |162

    benevolencia, sino legal necesidad para examinar con el aliento la templanza. Dndeest aquella prosperidad de matrimonios tan felices por las costumbres, que casi en

    seiscientos aos de la fundacin de Roma no se escribi en ella un repudio (60)? Ahorano hay miembro tan flaco en las mujeres que para llevar la carga del oro no sea

    esforzado y valiente. Ahora no pueden los parientes saludarlas; que el vaho del vino losaturde. Ya el repudio se busca como fruto del matrimonio: el deseo del casado no es elhijo, sino la divisin: hallse ya que el camino para hacer divorcio sin culpa, es hacerculpa para divorciarse.

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    Tambin en la veneracin de los dioses que con vigilantsimo acuerdo vuestros padresdecretaron, vosotros obedientsimos hijos habis degenerado. Los antiguos cnsules,

    con autoridad del Senado echaron de Roma y de toda Italia al dios Baco Libero (61), ylos sucesores levantaron el destierro que sus padres decretaron. Pisn y Gabinio, que

    no eran cristianos, no quisieron poner en el Capitolio (62), que es la curia de los dioses Serapis,

    Isis, Harpocrate, ni Cinocfalo; sino que derribaron sus aras (63) y prohibieron sus

    ritos como ceremonias deshonestas y ociosas supersticiones. Y vosotros |163 disteissupremas aras y divino culto los que las quitaron vuestros padres. Dnde est laentereza de la religin? Dnde la obediencia debida los mayores? As habisrenunciado vuestros padres en el vestido, en la comida, en los trajes, en las halajas,en el entendimiento y en el lenguaje; pues ya hoy no hablis vosotros como hablaron

    vuestros bisabuelos (64). Alabis la antigedad y vivs siempre lo nuevo.

    Por esto consta que un mismo tiempo casteis de la observancia de los institutosbuenos de los padres, y os quedasteis con los malos usos contra la voluntad de losmayores; pues admits las divinidades que ellos quitaron, y no guardis las costumbrescon que ellos vivieron. Aun en aquello que parece observis con fidelidad, en el cuidado,digo, de venerar los dioses (en que nos juzgis por reos), de que tanto cuid laantigedad, probar despus que lo tenis olvidado, despreciado y destruido, conformelo dispuso la voluntad de los primeros, no obstante la veneracin que disteis Serapis

    hacindolo romano y volvindole las aras (65); y el obsequio que hicisteis Bacohacindole italiano y sacrificndole las furias. Pero ahora responder la calumnia delos ocultos crmenes que nos imputa la fama popular, para que despejado el camino

    pueda responder los delitos que dicen ser manifiestos. |164

    CAPITULO VII. ---- QUE DE LOS DELITOS OCULTOS QUE SE IMPUTAN LOSCRISTIAROS NO SE HA HALLADO OTRO TESTIGO SINO EL VANSIMO DE LAFAMA.

    Los delitos ocultos que nos imputa la fama son: Que en la nocturna congregacin

    sacrificamos y nos comemos un nio (66). Que en la sangre del nio degolladomojamos el pan, y empapado en la sangre comemos un pedazo cada uno. Que unosperros que estn atados los candeleros los derriban forcejeando para alcanzar el pan

    que les arrojamos baado en sangre del nio. Que en las tinieblas que ocasiona elforcejeo de los perros, alcahuetes de la torpeza, nos mezclamos impamente con lashermanas las madres. De estos delitos nos pregona reos la voz clamorosa popular

    (67), y aunque ha tiempo que la fama los imputa, hasta hoy no ha tratado el Senado deaveriguarlos. Pues si los creis, cmo no los averiguis? Y si no los averiguis, por

    qu los creis? Vuestra disimulacin deja |165 nuestra inocencia prescripta; que quientanto tiempo ha rehusado averiguar, nunca se atrevi probar. Pero cun lejos estisde la averiguacin, si instis en el tormento los cristianos, no que digan lo que hansido, sino que nieguen lo que son.

    Comenz nuestra religin (68), como decimos, en el tiempo de Tiberio; naci la verdaden las mantillas del odio; desde su nacimiento es odiosa. Tantos enemigos tiene como

    hay gentiles, estos son extraos; los propios domsticos la persiguen (69); los judos,por emulacin; los soldados, por su furor bullicioso; los siervos, por su condicinalevosa. Cada da nos acechan los judos. Cada da nos descubren los soldados. Cada

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    da los criados nos entregan. Pues si los pesquisidores nos hallan en la juntadesapercibidos, digan: Quin al nio del sacrificio le oy sollozar jams? Quin nos

    cerr las bocas ensangrentadas de cclopes y sirenas (70) para que el juez no busque y

    vea entre los dientes la sangre? Quin en las casadas cristianas (71) hall jams

    vestigios de incestos y torpezas, ni aun en orden al trato|166

    honesto maridable? Qugentil, si los hall por inters, los call? Que no encubre el delito del enemigo el que pordescubrirlo tiene premio, y si por inters call, ms pec; que vender el silencio del

    delito es dar salvo conducto los pecados (72).

    Si andamos siempre escondidos y sombra de tejados, como decs, cmo se hansabido nuestros delitos secretos? Quin los pudo revelar? No los mismos que llamisreos; que cada religin obliga la fe del silencio, como entre vosotros los ritos

    samotracios (73) y eleusinios (74); y ms deban recatarse los cristianos sabiendo elpeligro que tendran de la vida venerando como misterios sagrados tales

    abominaciones. Pues si los cristianos no son nfleles s mismos, sguese que losgentiles extraos los han descubierto. Y cmo pueden los extraos saber lo mssecreto de un instituto sagrado, si los sacros ritos de la religin ms impa extraan ojosrbitros, y se recatan de los que no son sectarios de aquel instituto? Si ya no es que losms impos y execrables teman menos.

    Solamente se han sabido por la fama: ya la fama es conocida; vuestro es aquel adagio.La fama es el mal mayor, porque es el mal ms ligero. Por qu es mala la fama?

    Porque vuela, porque revela, porque |167 miente? Aun cuando dice la verdad, esmentirosa; porque la. vicia, quita, aade, muda. Qu dir? Que su condicin es

    esta: que np dura sino mintiendo, que vive solamente no probando; porque si prob,perdi su ser; si da ver lo, que deca, renuncia el oficio. Cuando la cosa se conoce con

    certeza ya no hay fama. Cuando alguno ve, pongo este ejemplo (75), lo que pasa enliorna, no dice: fama es que esto se ha hecho en Roma; sino, esto se ha hecho. No dice:fama es que fulano sale tal provincia por procnsul; sino, fulano va tal provinciaprocnsul. La fama es nombre de cosa incierta: si hay certeza ya no hay fama. Quinha de creer, pues, la fama, sino el inconsiderado?; que el discreto nunca cree lodudoso. Todos los hombres cuerdos deben pensar que aunque est la fama concualquier universal divulgacin derramada, con cualquier probable aseveracincompuesta, tuvo de un primer autor forzosamente principio, y que desde all mugronada las orejas y lenguas anda soterrada gateando hasta mostrarse prodigiosamente

    crecida; y as aquellas ramas extendidas obscurecen y desvanecen el vicio de lasemilla, lo incierto del primer rumor, para que nadie advierta si lo que sembr aquellaprimera boca fu mentira. Que las ms veces sucede mentir el que sembr la fama, por arte de la envidia, por sospecha de los mal pensados, por el deleite que pornatural por costumbre tienen muchos en mentir.

    Pase as, que todo lo descubre, como dicen vuestros proverbios (76), el tiempo, pordisposicin de la naturaleza, que orden no tener nada encubierto mucho tiempo, aun

    aquello que la fama no divulga. Gozme yo por|168 lo menos que sola la fama sepa losdelitos de los cristianos, que solamente los pruebe quien tiene por esencia no probar,que solamente los diga quien siempre suele mentir. Este es el indicio que tenis contranosotros, y aunque es tan voceado de todos, slo pudo en tanto tiempo esforzar una

    siniestra opinin, mas hasta hoy no ha probado. |169

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    CAPITULO VIII. ---- QUE LOS DELITOS QUE SE IMPUTAN LOS CRISTIANOS, NOSLO SON FALSOS, SINO INCREBLES.

    Contra los que presumen son estos delitos crebles, alego yo por testigo la fe misma de

    la naturaleza humana (77). Suponed que los ministros que catequizan los cristianos

    les proponen por premio la vida eterna si cometen estas maldades. Creed siquieramientras arguyo que este premio ser eterno. Ahora te pregunto si aspira tu naturaleza conseguir la eternidad por medio de estas atrocidades. Ven y piensa que eres t elcatecmeno quien el ministro instruye, y que te dice: quieres eternidad? Ven, pues;entra ese pual en el pecho de ese inocente nio que no ha pecado y es hijo comn detodos. Y si no te ensea sacrificar sino asistir, piensa que te dir: llega, y mira cmomuere aqueste nio que apenas comenz vivir: mira cmo el alma recin criada sedesva de la crueldad del acero; recibe la purprea sangre en ese vaso, baa en ella elpan, cmele con apetito gustoso; mientras le comes reconoce los asientos, mira dndeest la madre, nota donde est la hermana, advirtelo con diligente cuidado para que

    cuando caigan las tinieblas que han de introducir los perros, no yerres la ejecucin, quepecars gravemente si no cometes incesto |170 con la madre de aquel nio cuyasangre te comiste. Consagrado con estos ritos alcanzars vida eterna. Deseo que merespondas ahora: qu siente tu naturaleza? Hase de comprar la eternidad tan cara?Si dice que no, no se crea la eternidad si es tan costosa. Si dice que s, niego que lavoluntad quiera la eternidad que el entendimiento ha credo; y si quisiere, niego quepueda la naturaleza lo que la voluntad ha querido.

    Pues si vosotros sents que no podis hacer esto, por qu decs que lo pueden hacerotros hombres? Y si lo pueden otros, por qu negis que vosotros no podris?

    Tenemos otra especie de naturaleza los cristianos? Somos cinofanes (

    78

    ), que nocomemos si no matamos? Somos sciapodes (79), que podemos asistir y no mirar talhorror? Tenernos otro orden de dientes, que slo muelen carne humana? Habemus

    aliud membrum virile in sorores et matres inverecunda impietate rebelle (80)? El quecree esto de un hombre, l lo podr hacer si lo es. T hombre eres y de la especiemisma que el cristiano; pues s en la parte de hombre no hallas para esto potencia, nocreas de otro que es como t lo que en ti conoces que no puedes.

    Pero diris que los que entran en esta religin no |171 saban si cometan en ella estosdelitos, sino que cuando ya se hallan dentro les sujetamos este rito y les imponemos

    esta carga. Pero no deban ellos examinar primero con diligente cuidado lo que habande profesar? Porque en todas sectas es costumbre, segn creo, que los pretendientesde una religin se presentan primero al prelado de aquel instituto, y toman por minutatodo lo que se ha de preparar para la solemnidad del ingreso. Segn esto, nuestroministro que admite dir al pretendiente: es necesario aparejar un nio tierno, que nosepa qu es morir, y se muestre risueo debajo del cuchillo. Mas es necesario pan pararecoger el veneno de la sangre. Ms unos candeleros, unas antorchas, unos perros,unas sopas que se les han de arrojar para que forcejeando para alcanzarlas derriben laslumbres. Ante todas cosas tienes obligacin de mezclarte con tu madre y con tu

    hermana (81). Pero qu sera si ellas no quisiesen? Qu si l no tuviese madre?

    Qu si estuviese sin hermanas? Yo creo que este novicio no podr ser legtimocristiano, porque ni es hijo ni es hermano (82).

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    Sea as que estas cosas se manden preparar los que no saban para qu fin se

    aparejaban. Cmo despus que lo conocen lo toleran, y sin revelar lo disimulan? |172

    Diris que no revelan porque nos temen. Pues esta denunciacin no hallara en losgentiles defensa? Y no sera ms honesto morir, que vivir con noticia disimulada de tanatroces maldades? Sea as, que no revelan porque nos temen. Norabuena no revelen si

    temen; pero dejen y slganse de religin que hallaron ser abominable. Mas por qucuando ya la conocen tan constantemente perseveran en ella? Que bien se sigue de

    continuar siendo aquello que, si antes lo supieras, no hubieras sido. |173

    CAPITULO IX. ---- QUE ESTOS DELITOS DE QUE INFAMAN LOS CRISTIANOSLOS COMETEN LOS GENTILES, UNOS EN SECRETO, OTROS EN PBLICO.

    Para refutar llanamente estos delitos falta probar que vosotros los hacis sin temoralguno de castigo, unos en secreto, otros en pblico, y aun por saberlos hacer los habiscredo de nosotros.

    En frica pblicamente se sacrificaban nios Saturno (83) hasta el proconsulado de

    Tiberio (84). ste amenaz los sacerdotes que as sacrificaban; y habiendo delinquido,los crucific en cumplimiento de su voto en los mismos rboles de su templo que haban

    hecho sombra tal maldad (85). Testigo es de este castigo el tercio de la milicia de mi

    patria, que sirvi en esta |174 ejecucin al procnsul (86). Esta sagrada maldad no sacde este castigo escarmiento; que siempre quedan races cuando los vicios son aejos.Esto es lo que no solamente los cristianos, sino muchos de los gentiles lastima, quese conserve en vuestra inclinacin la semilla de esta fiereza, y en vuestro dios el apetito

    vivo de esta maldad; que un dios no muda fcilmente las costumbres. Tragse Saturno sus hijos, y an le dura el hambre de los ajenos (87). Los mismos padres lossacrificaban tan gustosamente, que ponindolos en el ara los acariciaban con halagospara esperar la muerte con la risa, reputando el sacrificio ms alegre y placentero porms grato. Decid, pues, cul es mayor delito, ser homicida del hijo ajeno ser

    parricida del propio? Los galos sacrificaban Mercurio hombres mayores (88). Dejo para

    los teatros las turicas fbulas (89). Mas sin salimos de casa, en aquella religiossima

    ciudad que consagr Eneas el piadoso (90), no hay un dios Jpiter en el Lacio |175

    que en los espectculos de su fiesta est nadando en sangre humana? Diris que essangre de malhechores condenados las fieras. Yo dudo si por ser la sangre de unmalvado es menos que humana, si el desacato es ms torpe, lavando Dios con

    sangre de un mal hombre. Lo cierto es que un homicidio la derrama. Oh Jpiter (91),gran cristiano, si los cristianos con sangre humana lo son! Oh cruel, nacido tansolamente de la crueldad de tu padre!

    Si decs que el ttulo de religin con que sacrificis los hijos sirve al delito de excusa (ms que el parricidio que admits es ms enorme que el homicidio que nos imputis),quiero hacer investigacin en vuestro pueblo para saber el rito con que l os mata. Encuntas conciencias queris que llame de la muchedumbre numerosa del pueblo quetanto apetece la sangre cristiana? En cuntos de los justsimos y seversimos jueces

    que nos prohban esta maldad? Para que secretamente me digan cmo matarn sushijos. Los que los arrojan al Tber (92); los que los exponen para que el hambre, los fros

    y los perros se los coman los maten; |176 los que procuran los abortos, no negarnque los matan: slo dirn que les dan la muerte ms benigna que los cristianos.

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    Y no es mayor crueldad entregar un nio un perro que un cuchillo? Que hombresmayores, quien en la condenacin dejaron elegir el linaje de la muerte eligieron porms benigna la del hierro. A nosotros no es lcito no solamente matar hombres nios

    (93), pero ni desatar aquellas sangres que en el embrin se condensan. La ley que una

    vez nos prohbe el homicidio, nos manda no descomponer en el vientre de la madre lasprimeras lneas con que la sangre dibuja la organizacin del hombre, que es anticipadohomicidio impedir el nacimiento. No se diferencia matar al que ya naci y desbaratar alque se apareja para nacer, que tambin es hombre el que lo comienza ser como frutode aquella semilla.

    De la comida de la sangre y de las otras viandas trgicas se refiere no s dnde (creo

    que en Herodoto) (94), que algunas naciones se confederaban bebiendo recprocamente

    la sangre de sus brazos. Algo de esto hizo Catilina con sus conjurados (95). Entre

    algunos gentiles de los scitas (as se dice), cada familia se coma sus difuntos(96). Delejos tomo el corriente. Hoy los sacerdotes de la diosa Belona beben lamen en la

    palma de la mano la sangre |177 que se sacaron del muslo en obsequio de la fe que

    prometen su diosa (97). Algunos para remedio del corazn bebieron con ardiente

    anhelo la sangre caliente del degello de los gladiadores (98). Dnde viven aquellosque cenan de las fieras que en la arena pelearon? Aquellos que apetecen el venado yjabal que mataron hombres en la plaza? Qu se hizo el jabal que lami la sangre delque ensangrent en la lucha? Dnde est aquel venado que con las ansias de lamuerte se revolcaba en la balsa de la sangre que sali de los gladiadores? Estas fierasen vuestras mesas se hallan, que por rociadas con sangre humana y ms manidas, las

    cenis por ms sabrosas. Apetecis entraas de osos, en donde la carne humana sindigerirse est cruda (99). Regelda el hombre carne de una fiera que con carne humanase engord. Los que comen estas cosas, viandas ms execrables cenan que las que seimputan las mesas de los cristianos. Comen menos aquellos que con lujuria de brutosinsertant in os membra virilia puberum? Esto no es comer muertos, sino vivos; no escomer nios, sino hombres. Beben menos aquellos qui pudendam mamillam sugunt,humani seminis perversi irrumatores? Esto no es beber sangre, sino impaciencias de lased, que no espera que lo sea, pues antes que llegue ser sangre se la beben sucia.Los gentiles con esta sangre se consagran. Avergncese vuestro error si pens coman

    sangre |178 humana los que no pueden comer sangre de reses (100). Los cristianos no

    comemos sangre de animales, ni morticinios, que un morticinio podrido en cierta manerainficina la sepultura del estmago. Finalmente, entre las invenciones con que tentis laobservancia de nuestra ley, una es darnos una morcilla de sangre, porque os persuadscon certeza que el cristiano que come sangre se desva de su ley. Quien esto sabe,con qu ilacin puede legtimamente inferir que apetece sangre de hombres el queaborrece sangre de reses? Si ya nosea que, como experimentados, sepis que lasangre humana es ms sabrosa. El que examina al cristiano, como lleva la crcel elbrasero y la navecilla del incienso para probar si lo es, haba de llevar tambin sangrehumana; que como el examinador conoce que es cristiano el que no sacrifica, conoceraque lo es el que la come, y as igualmente se ha de dar por no cristiano el que no comecomo el que no sacrifica, y no faltara al juez sangre humana para la prueba donde hay

    tantos gentiles malhechores.

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    Si hablamos de incestuosos, quin ms que aquellos que tienen por maestro al mismo

    Jpiter (101)? Ctesias dice que los persas se mezclaban con sus madres (102). |179

    Los macedonios, sospechosos estn de este delito, porque oyendo representar latragedia (103), cuando Edipo se lastimaba de haber violado su madre, ellos llenos derisa dijeron: Empacho tiene ste de haber escupido en su madre con saliva genital.Conoced ahora ya cunta licencia tiene el error para cometer incestos, ingeniandomaterias vuestra desenfrenada lujuria. Primeramente, exponis los hijos la ventura de

    la misericordia ajena (104), los renunciis para que mejores padres los adopten (105).

    Fuerza es, pues, que alguna vez se pierda la memoria (106) de este hijo enajenado, yque juntamente tropiece alguno por error, casndose con su hermana su parienta, yque de all se eslabonen varias generaciones, creciendo la maldad con el perpetuo

    incesto. Finalmente, siendo vuestra lascivia tan bruta (107

    ) que en toda ocasin tropieza;siendo tan lozana, que en todo lo que mira da corcobos; siendo tan individua compaeravuestra, que en cualquier lugar y para cualquier torpeza os acompaa, en casa, fuera, yen las partes ms remotas, puede suceder fcilmente tener en muchas mujeres muchosbastardos, y derramada aquella sangre en diferentes hijos, no conocidos de sus mismos

    padres, aficionarse de ellos, y unos hermanos |180 de otros sin conocerse, como

    sucede los que viven juntos en el mundo, y casarse el padre con su hija (108), y elhermano con su hermana, sin conocer el error toda la parentela de la sangre incestuosa.

    A nosotros no puede invadirnos este error, porque nos cerca la muralla de la

    observancia fidelsima y diligentsima de la castidad; que si sta nos defiende delestupro y adulterio voluntario, mejor nos preserva del incesto casual. Otros muchoscristianos, as mozos como viejos, viven ms seguros de estos riesgos, porqueembargan este error con virginal continencia. Si conocierais en vosotros mismos estosvicios, no los achacarais los cristianos. Unos mismos ojos os representaran ambascosas; pero tienen los vuestros dos cegueras, que en s no ven los vicios que tienen, y

    en los cristianos hallan los delitos que no estn. Todo lo ir probando en el tratado. |181

    CAPITULO X. ---- QUE SON FALSSIMOS LOS DIOSES QUE ADORAN LOSGENTILES.

    Ahora ya tratar de los delitos pblicos que se nos imputan. Decs que no adoramos los dioses, y que no sacrificamos por la salud del emperador; que una vez asentado queno adoramos dioses, bien se infiere que no sacrificamos, 'no slo por la salud delemperador, pero ni por otra, ni aun por la nuestra. Por esto somos acusados de

    sacrilegos y reos de lesa majestad (109). Esto es la suma de esta causa, y toda. Por esoser bienque con atencin se examine, si no la juzga la presuncin la malicia; que aqulla noespera la verdad, sta la rehusa la prueba.

    Dejamos de adorar los dioses desde que conocimos que no lo eran. Debis pedirnosque probemos esto para que conste la razn por qu no los adoramos; que si lo fueran,llanamente merecieran adoracin. Si estas deidades fueran verdaderas, dignas fueranpor su naturaleza de culto, y dignos de pena los que se les quitasen. Pero decs:nosotros sabemos que son dioses, qu importa que vanamente lo nieguen loscristianos? Alego en mi favor vuestra conciencia misma; provoco la noticia interior de

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    vuestro pecho; ella juzgue, ella condene, ella diga si estos dioses fueron hombres.

    Hablen aqu los instrumentos de la antigedad que estn |182 continuamenteatestiguando; las ciudades donde nacieron, las regiones donde dejaron vestigios de susobras: los sepulcros donde an duran enterradas sus cenizas. No puedo discurrir por

    todo el nmero de los dioses (110) nuevos y viejos, brbaros y griegos, romanos yperegrinos, cautivos y adoptivos, propios y comunes, msculos y hembras, rsticos ypolticos, marineros y militares. Ocioso sera describir sus nombres y oficios; basta esteeplogo, no para darlos conocer, que no los ignoris vosotros, sino para que losreconozcis ahora sin afectar desacuerdo.

    Antes de Saturno no tenis dios alguno ms antiguo. De ste se origin la divinidadmayor y ms notoria. Y as, lo que constare de esta divinidad originaria convendr la

    posteridad sucesora. A este Saturno, ni los anales de Diodoro (111), griego, ni los deTalo, ni los de Casio Severo, ni Cornelio Nepos, ni otro comentador de antigedades lellamaron ms que hombre. Y si valen ms las cosas que las palabras, los ms fele s

    testigos son la misma Italia, en donde despus de la jornada de Atenas y de otrasexpediciones lo recibi Jano Jane (112), como dicen los versos de los salios. |183

    Llmase siempre Saturnio el monte donde habit (113), y la ciudad cuyo sitio seal con

    unas estacas (114) hasta hoy se llama Saturnia, y despus toda Italia, que antes se

    llamaba Oenotria (115) se llam Saturnia por sobrenombre. Este fu el que primeroense imprimir y sellar la moneda; y por esto le hicisteis presidente del Erario.Luego si Saturno fu hombre que naci de otro hombre, procedi sin haber ttuloespecial por que se llame ms hijo del cielo y de la tierra que los otros hombres nacidos.

    Pero como los padres de este Saturno no fueron conocidos en Italia, fcilmente lellamaron hijo de aquellos padres que generalmente se llaman padres de todos. Quhombre hay que no llame al cielo padre y la tierra madre por la honra y veneracin quese hace tan universales criaturas? A cualquier hombre no conocido querepentinamente se aparece entre nosotros, siendo de grandes prendas y valor, solemos

    comnmente llamarle hombre bajado del cielo (116). Por esto Saturno, que vinoinopinadamente Italia, lo llamaron celestial. Tambin el vulgo, quien no se le conocen

    padres llama hijo de la tierra (117). Dejo ahora aquella edad, que entonces era tan ruda,

    que con la vista de cualquier hombre excelente, nuevo y no conocido, asse atobaba, |

    184como si fuera virtud divina y celestial. Y aun ahora que estn los gentiles mspolticos hay naciones que los que con el pblico y solemne llanto confiesan que

    murieron, pasados algunos das los adoran como dioses. Con esto que brevementeprob la humanidad de Saturno, se prueba tambin la de su hijo Jpiter, que fu unhombre terreno, hijo de otro, y por la misma razn, todo el enjambre de sus hijos; que

    siendo mortal el padre, mortal ser tambin la semilla.|185

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    CAPITULO XI. ---- QUE SON VANSIMAS LAS CAUSAS POR QUE CREEN LOSGENTILES QUE FUERON DIOSES LOS QUE ERAN HOMBRES.

    Como no os atrevis negar que estos dioses fueron hombres, as os resolvisteis decir que despus de muertos fueron hechos dioses. Examinemos, pues, las causas que

    obligaron que fuesen dioses estos hombres muertos.

    Primeramente es necesario concedis que hay un Dios entre todos ms sublime, fuente

    de la divinidad (118), que la dispensa los hombres y los transforma en divinos; porqueellos no podan tomar para s la divinidad que no tenan, ni darla otros para usar deella, no siendo los dueos propietarios. Porque si no hubiese uno que hiciese dioses,vanamente presums que hay dioses hechos negando el hacedor. Ciertamente que siellos se pudieran hacer dioses, nunca hubieran sido hombres, poseyendo naturalezams grande y calidad ms honrada. Luego si hay uno que hace los hombres dioses,

    vuelvo inquirir la causa que tuvo Dios para hacerlos. Esta dais vosotros (119), que

    dese Dios |186 tener ayuda y ministros para los oficios del cielo. Ms llanamente, quees cosa indigna de un Dios tan grande necesitar de la ayuda de un hombre, mayormentede hombre muerto, habiendo podido hacer en el principio del mundo un vivo, que conms reputacin suya hiciese lo que haba de hacer el muerto.

    Pero ni este ministro le hallo ocupacin en que servir; porque todo el universo seaeterno, como quiere Pitgoras, sea temporal como dijo Platn, se hall de una vez en laprimera creacin dispuesto, instruido y ordenado con todo el gobierno de razn. No salide la divina mano imperfecta la naturaleza, que todas las cosas perfecciona. No esper Saturno ni sus hijos para recibir virtud de su mano. Vanos seran los hombres si no

    creyesen que desde el principio del mundo llovieron las nubes, centellaron las estrellas,lucieron los astros, bramaron los truenos y que el mismo Jpiter temi los rayos que le

    ponis ahora en su mano. Asimismo nadie negar que antes que naciera Libero (120),Ceres, Minerva, el primer hombre que fu Dios, produca la tierra sus frutos; puesantes de criar Dios al hombre le aparej bastantemente todo lo necesario la vida.

    Finalmente, estos hombres que llamis dioses hallaron en el mundo estas cosasnecesarias de la vida; no las hicieron. Lo que se halla ya fu: lo que fu no lo hizo el quelo hall, sino el que lo cri primero de ser hallado. Y si por hallar Libero las vides le

    disteis divinidad, llanamente con villana ingratitud se procedi con Lculo (121), pues

    siendo el primero que trajo del |187 Ponto Italia las cerezas, no se le di por laindustria divina consagracin. Luego si desde el principio estuvo instruida y dispensadacon determinados empleos para ejercer sus oficios la universidad del orbe, por estaparte cesa la razn de hacer dioses hombres; porque estos oficios y potestad (que lesreparts) estuvieron en la naturaleza antes que ellos nacieran: y duraran aunque nohubieran nacido, y se continuaran aunque no los hubierais consagrado, influyeranaunque no crearais deidades.

    A otra causa atribus el tener hombres muertos divinidades. Esto es, al mrito de suvirtud, que mereci remuneracin tan grande. Pero yo pienso concederis que aquel

    Dios que hace dioses es infinitamente justo, y que ni temeraria, ni injusta, niprdigamente dispens premio tan grande. Contar, pues, los mritos de estos hombrespara ver si fueron tales, que merecieron ser ensalzados en el cielo sumergidos en el

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    profundo infierno, que vosotros, cuando queris, llamis crcel de penas. En elencierro de aquella crcel penan los impos con sus padres, los incestuosos con sushermanas, los adlteros con las casadas, los raptores de doncellas, los violadores demuchachos, los vengativos, los matadores, los ladrones, los fraudulentos y todos los queson semejantes alguno de vuestros dioses. No probaris, pues, que de vuestros dioses

    haya alguno que no haya cometido uno otro de estos delitos (122), sino negando quehayan sido hombres jams; que si siempre fueron dioses y nunca hombres, no

    delinquieron; que la |188 divinidad es impecable. Mas para que no negaseis que fueronhombres, cometieron ellos estas maldades como seas de lo que fueron, y embargospara no ser dioses por sus mritos. Si vosotros, ol jueces!, castigis coma presidentesjustos los que cometen estas maldades; si vosotros como honrados rehusis el trato, laconversacin y compaa de los malos y los torpes, coma Dios, que es la supremabondad, pudo elegir para su compaa hombres de costumbres que vosotros evitis? Opor qu condenan vuestras leyes los malhechores si adoran sus concolegas?Vuestra justicia es afrenta de los cielos; que si ella condena los ladrones, ya juzga que

    muchos dioses debieran ser ahorcados. Para agradar y obligar estos dioses, mejorsera que hicieseis dioses los hombres ms facinerosos, que sera agasajo y honrasuya la consagracin de los iguales.

    Pero dejando el ttulo de su indignidad, cuando hubieran sido honrados, buenos yperfectos, cuntos mejores muertos que stos dejasteis en el infierno? En vuestrosdioses hay alguno ms sabio que Scrates, ms justo que Arstides, ms soldado queTemstocles, ms sublime que Alejandro, ms dichoso que Polcra-tes, ms elocuenteque Demstenes? Entre los que sacasteis para dioses hay alguno ms sabio y graveque Catn, ms justo ni guerrero que Escipin, ms sublime que Pompeyo, ms feliz queEscila, ms elocuente que Tulio? Si deidades se dan por mritos, cun dignamente

    hubiera Dios guardado alguna para stos sabiendo que haban de nacer para merecerlamejor que Jpiter ni Saturno? Pero creo que se anticip y cerr el cielo en la primeraeleccin, y estar ahora vergonzosamente corrido viendo que en el infierno murmuran de

    la injusticia los mejores. |189

    CAPITULO XII. ---- QUE ES AJENO DE TODA RAZN ADORAR POR DIOSES LOSDOLOS Y SIMULACROS.

    Dej esta prueba sutil por otra ms llana, como quien sabe que con la misma verdaddesnuda mostrar de los dioses lo que no son con lo que son. En estos dioses no

    alcanzo yo otra cosa sino unas sagradas apariencias y los bultos de los simulacros. Dedivino de sagrado no veo en ellos sino unos nombres de hombres antiguos quevivieron y murieron, unas fbulas y unos supersticiosos ritos compuestos de las fbulas.En los mismos simulacros no he hallado otra cosa sino que aquellas materias sonhermanas de vasos y de instrumentos comunes que mudan el hado con la consagracin

    (123); pues hay morteros y sartenes tan bien afortunados, que con la licencia del arteque transforma suben de la cocina al altar.

    Y llanamente, que siendo los dioses tratados tan sacrilega y contumeliosamente en lamisma creacin de sus divinidades, como nosotros en los tormentos que padecemos porsu induccin, podra servir de consuelo nuestras penas el ver que padecemos para

    mostrarnos cristianos, lo mismo que los dolos para llegar ser dioses (124). Sobre

    cruces y palos ponis los |190 cristianos. Y qu dolo no se labra poniendo primeroel barro sobre la cruz de la rueda? El cuerpo de vuestra Dios en una cruz recibe laprimera consagracin. Un palo cra las deidades. Con uas de hierro aris los costados

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    de los cristianos; pero ms briosamente andan sobre los hombros y miembros devuestros dioses. las sierras, las azuelas, los escoplos, los cepillos y las escofinas.Cortis los cristianos la cabeza; y tambin estn vuestros dioses descabezadosantes de la trabazn del plomo del betn que apega, del aseguramiento de losclavos. Nos arrojis las fieras; y tambin Baco, Ceres y Cibeles bestias los

    arrastran. Somos en fuego vivo abrasados; y tambin vuestros dioses padecen en loshornos llamas desde la masa primera. Somos tambin condenados las minas; yvuestros dioses de los metales tienen sus principios. Somos desterrados las islas

    (125); y vuestros dioses en las islas nacen en las islas mueren. Luegosi por estosmalos tratamientos se alcanza la deidad,, sern consagraciones las injurias y lostormentos divinidades. Ms llanamente; que de la suerte que vuestros dioses no sientenlas injurias de su afrentosa consagracin, as no estiman el servicio de vuestro vansimo-culto.

    Ya oigo que decs: Oh voces impas! Oh sacrilegas afrentas! Pero batid los dientes,arrojad espumajos de coraje, que los mismos sois que aquellos que oyeron orar

    Sneca (126), condenando esta supersticin; y si no |191 le reprendieron entoncesvuestros mayores, no hay para qu mirarme m con sobrecejo. Si no adoramos las

    estatuas y las imgenes frias (127), que son como cadveres (y as lo conocen losmilanos, las araas y ratones que hacen all sus madrigueras), por ventura no merecems alabanza que castigo el repudio de un error ya conocido? Los que hablan mal de loque ciertsimamente saben que no es, no pueden ofender. Que si el nada no padece,

    hablar mal de un nada no es injuria. |192

    CAPITULO XIII. ---- QUE LOS GENTILES BURLAN Y DESPRECIAN LOS MISMOS

    DIOSES QUE ADORAN.

    Vosotros sois con vuestros dioses los ms impos. Si en vuestro entender y en vuestraconciencia los tenis estos por dioses, cmo sois con ellos tan impos, tan sacrilegosy profanos? Vosotros despreciis los dioses que presums que lo son: destrus losque temis, y os burlis de lo que defendis. Advertid si acaso miento.

    Primeramente algunos adoran unos dioses y otros no. Luego los que no seveneran se ofende; que no se da uno ventaja, que no se d otro el desprecio; y en laeleccin queda otro reprobado. Ya despreciis, pues, los que reprobis. Luego el quelos reprueba no los teme, ni ellos por la contumelia se pueden dar por ofendidos; porque

    la divinidad pende del albedrio del Senado. No era Dios el que el hombre consultado noquera: un no querer del hombre quitaba la deidad. A los dioses domsticos que llamis

    lares (128), con dominio domstico los tratis empendolos, vendindolos y desfigurndolos. Tal vez del dios Saturno hacis un servicio para vaciar en l los

    excrementos |193 del vientre, y de la diosa Minerva una bacinilla para excrementos

    menores (129). Si con el uso el dios se rompe se abolla, ms santa es vuestranecesidad que su divinidad; porque l sirve la necesidad de casa, aunque la deidad se pierda. El necesitado y menesteroso nopide Dios que le ayude, sino que lo destruya. A los dioses pblicos con pblico

    derecho los envilecis tenindolos en el hastiario para alquilarlos. Si vamos al Capitolio la plaza de las verduras, all vemos que la misma voz del pregonero, debajo de lamisma lanza y del mismo registro del contador donde se venden los otros despojos las

    divinidades cautivas se venden pujas de almoneda (130), regateando los precios comosi fuesen comunes alhajas. Los campos tributarios son los peores, y los hombres

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    pecheros menos nobles; que el pechar es linaje de esclavitud: mas en vuestros dioses elms noble es ms pechero y ms tributario el ms santo. Obligis la majestad divina ganar: hacis la deidad jornalera y userera la religin. Andan vuestros sacerdotes conlos dioses en la mano mendigando por las tabernas: por entrar y pisar el templo piden

    precio: nadie puede tener Dios de balde, y se quedara sin l |194 si no le compra; que

    la divinidad ya es vendible y el sacerdocio usurero.

    Igualis los muertos en la honra con los dioses. Si los dioses dais templos, losmuertos dais aras. Los trajes de los dioses en estatuas se hallan de hombres que

    murieron (131). La mayor edad no le granjea Dios culto ms festivo. Igualmente se

    hace el convite Silicernio (132) en el entierro de un viejo, que en la fiesta del antiqusimoJpiter. El arte con igualdad los sirve. Con el Smpulo se ofrece los dioses el vino, ycon la Obba los manes en las funerarias. Tambin son iguales en el servicio; que eladivino que sirve en el templo los dioses embalsama los muertos en las casas: alldesbalija el ministro entraas de reses, y aqu maneja entraas de hombres.

    A los emperadores muertos confieso que dignamente dais la misma honra que losdioses. En esto no se darn ellos por agraviados; antes os quedarn agradecidos, quehabiendo sido sus vasallos se vean iguales sus seores. Slo podran tener algnenojo, viendo que al lado de Juno, Ceres y Diana adoris Larentina, rstica ramerilla

    (133), dejando Lais y Frin rameras de ms rumbo y ms estofa (134); y que Simn

    Mago |195 tenga inscripcin divina y estatua levantada (135), y que Antinoo (136), aquelpaje que tena Adriano en palacio para abusar de su sexo, haya llegado ser Dios; queaunque los dioses antiguos no fueron mejores que estos nuevos, con todo eso tienen losancianos por afrenta que hagan los modernos con ninguno lo que la antigedad hizo con

    ellos.

    Quiero dar ahora una vista vuestros ritos. No digo cun puros llegis los sacrificios,sino qu reses sacrificis, las enfermas, las podridas y sarnosas. De las sanas, de lasopimas no le dais Dios sino los pies y la cabeza que dierais en vuestra casa losesclavos los perros. De la dcima que se ofrece Hrcules le defraudis tanto, quelatercera parte no le ofrecis en sus aras. Para pedirlas lo hicisteis dios de respeto, ypara robarlas lo hacis de palo. Pero en esto siempre alabar la discrecin; que es gran

    prudencia sisar algo de lo que el diablo se lleva. |196

    CAPITULO XIV. ---- QUE LOS POETAS Y FLOSOFOS TAMBIN ESCARNECEN YHACEN BUBLA DE SUS DIOSES.

    Pero si llego examinar los libros con que se instruyen los hombres nobles paraaprender la prudencia y saber ejercer los oficios y cargos ingenuos, cuntos escarniosse hallan all de vuestros dioses? Qu ignominias no escribe Hornero de estas

    divinidades (137)? Este dice cmo los dioses unos (138) con otros guerrearon por lostroyanos y argivos como si fueran cuadrillas de gladiadores. Refiere cmo Diomedes porrobar Aeneas que agonizaba casi muerto, hiri la divinidad de Venus con una saeta

    humana (139), que como hijo lo amparaba. Escribe los trece meses de la prisin de

    Marte (140), la fuga que hizo Jpiter por no experimentar la misma calamidad. Estecanta la libertad que di un monstruo Jpiter, las lgrimas que ste derram por lamuerte de Sarpedonio, el amor que tuvo Juno, y el repudio que hizo de las antiguas

    mancebas por gozar ms torpemente de su hermana. |197

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    Con el ejemplo del maestro autorizaron los discpulos los desprecios que hicieron de los

    dioses. Qu poeta se hallar que imitacin de su prncipe no sea deshonrador de losdioses? Uno conduce al dios Apolo para pastor de los ganados del rey Admeto. Otroalquila al dios Neptuno para servir al rey Laomedonte en la fbrica de Troya. Otro hay delos lricos (este es Pndaro) que canta que Jpiter mat con un rayo Esculapio, porque,codicioso del dinero, abusaba perniciosamente de la medicina. Oh mal Jpiter, si el rayo

    es suyo, impo con su nieto, envidioso del autor de la salud! (141) Si estas indecenciasde vuestros dioses son verdaderas, las debierais ocultar; si falsas, no se debieran fingirpor hombres que blasonan de religiossimos. Tampoco los poetas trgicos y cmicosperdonan los dioses. Estos comienzan sus libros con engaos y los acaban condesdichas de los dioses.

    De los filsofos no hablo, basta Scrates (142). Este cuando juraba deca: por vida delcabrn, por vida de la encina y del perro, mostrando en la contumelia lo que senta deaquellas deidades. Mas el que conden los dioses fu condenado; que la verdad hasido siempre lo que es, terrero del odio. Con todo eso los atenienses apesadumbradosde la sentencia condenaron los acusadores y pusieron Scrates estatua de oro en el

    templo (143). La rescisa condenacin es testimonio de su |198 inocenca. Tambin

    Digoras se burl de Hrcules con una donosa chanza (144). Escnnico Varrn

    trescientas estatuas de Jpiter introdujo descabezadas. |199

    CAPITULO XV. ---- CUN TORPES COSAS SE REPRESENTAN DE LOS DIOSES ENLOS TEATROS DE LAS COMEDIAS Y EN LOS ESPECTCULOS.

    Las otras artes de la lascivia sirven al gusto humano con la deshonra divina. Reconoced

    las graciosidades de Lntulo y Hostilio (145), y decid: de qu os res ms en los juegos

    y entremeses; de las donosidades que dicen los graciosos (146), de los dioses

    mismos? All se representa al dios Anubio rufin (147), los disfraces de la Luna, losazotes de Diana, el testamento de Jpiter, El hambre de los tres Hrcules, finalmente,todos los dioses sirven la risa.

    Pero la mayor torpeza de estas divinidades la manifiestan los representantes trgicos.All se ve la amargura con que solloza el Sol cuando fu lanzado del cielo su hijoFaetonte; y llorando vuestro dios res vosotros? All se mira suspirando la diosa Cibeles

    (148) por los desdenes de un rstico, y no os avergonzis que vuestra diosa tan

    torpemente se enamore, y que un |200 pastor la desprecie? Toleris que los delitos deJpiter se canten y que los vicios de los dioses sirvan de recreo. No os empachis queen la competencia de Juno, Venus y Minerva sobre la primicia de la belleza, se sujetan

    las tres supremas deidades las sentencias de un rstico pastor? (149) Qu dir? Que

    un comediante infame, representando el papel de Hrcules se vista de la imagen devuestro dios, y que el cuerpo impuro de una ramera torpe se vista en lascivo traje de lamajestad de Minerva, y que en presencia vuestra se mezclen torpemente estosrepresentantes; y que viendo vosotros ajada la majestad y la deidad violada, estisaplaudiendo con la risa tan profano desacato.

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    En el anfiteatro sois llanamente ms religiosos, donde sobre la sangre humana y sobre

    barrigas de hombres muertos saltan los dioses, los representantes, digo, que hacen suspapeles, que con la representacin de la historia muestran los condenados de qupena han de morir, y las ms veces los mismos condenados hacen la persona de losdioses para que la representacin se haga ms viva y propiamente. Ya vimos malhechorque representando al dios Atis, efectivamente fu castrado; que representaba lo que lepas Atis con la gran Cibeles, la diosa de Pesinuncio. Y al que representaba

    Hrcules Oeteo le vimos arder vivo en el anfiteatro (150). Entre las burlas crueles de los

    juegos meridianos, remos viendo Mercurio con un cauterio (151) examinando |201

    los cuerpos de los heridos, y Plutn, hermano de Jpiter, que con un garabato sacabalos cuerpos muertos del corro. Cualquiera puede juzgar, si cada una de estas cosas

    pudiera inquietar el crdito de estas divinidades cuando estuviera muy asentado, y borrarlos vestigios de esta Majestad cuando estuvieran claros; siendo tan ignominiosas quehacen despreciables los que con ellas se veneran, y ridculos los que con ellasadoran. Estas son burlas de juegos.

    Pero si aado en las veras lo que saben, no menos que yo, las conciencias mismas detodos: que en los templos se conciertan los adulterios; que entre las aras se trazan lasalcahueteras; que en los mismos tabernculos de los sacerdotes, que en las mismas

    sacristas, estando ya revestidos con la prpura (152), con las cintas y guirnaldas de lamitra, vaporeando el incienso, alli cuando el incensario exhala el humo sacro, elsacerdote, ardiendo en la torpeza, ejecuta su lascivia. No s si los dioses estn msquejosos de vosotros que de los cristianos, siendo los que cometis los sacrilegios con

    estas acciones y otras por las cuales prenden tantos cada da (153). Nosotros no vamos

    vuestros templos ni de da ni de noche (154), que si furamos los robramos como

    vosotros, aunque no furamos sacrilegos por el |202 hurto, sino por la adoracin de

    dioses falsos. Los que stos no adoran (155), qu adoran? Bien se deja conocer que

    reverencia la verdad el que desprecia la mentira (156), y que no errarms en aquelloque renunci conociendo haber errado. Aprended esto primero, y de este principio inferidel orden del sacramento de nuestra religin, como lo dir, impugnando primero unas

    falsas opiniones que acerca de nuestra sagrada religin ha esparcido la emulacin. |203

    CAPITULO XVI. ---- QUE LOS CRISTIANOS NO ADORAN LA CABEZA DELJUMENTO, NI PALOS DERECHOS, NI AL SOL NI ONONICHITES.

    Algunos han soado que nuestro Dios era una cabeza de jumento. Esta sospecha ingiriCornelio Tcito en el libro quinto de su historia, en que tratando de la guerra de los judoscomenz por el origen de esta gente; y del nombre, del principio y de la religin sloescribi lo que quiso. All cuenta, pues, que en la salida de los judos de Egipto, que lllama destierro, en los espaciosos desiertos de la Arabia, estrilsimos de agua, fueronafligidos de la sed. Pero viendo salir del pasto unos jumentos silvestres les siguieron, ypor sus huellas hallaron venas de agua. Los judos, agradecidos al animal que los gui,consagraron en Dios la calavera de la bestia. Y como los cristianos convienen en algocon los judos, interpretaron los malvolos que tambin ellos adoran la cabeza de esteanimal.

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    Pero el mismo Cornelio Tcito, gran hablador de mentiras (157), refiere all esta verdad:

    que cuando Cneo Pompeyo gan Jerusaln, deseoso de explorar los misterios de lareligin judaica, entr en lo interior del templo y no hall ningn simulacro. Y si ste se

    adorara, en forma de imagen visible haba de estar en el |204 Sagrario; pues tal figuraextraara ojos arbitros, siendo tan vergonzosa la imagen. Pues si un testigo de religinextraa, que entr, no la