Siete pecados financieros Por Elianne E. González Todos hemos caído en la debilidad de querer más de lo que necesitamos(avaricia) o competir con alguien que parece tener más que nosotros (envidia). Sin control, estas debilidades pueden dañar algo más que el carácter: pueden resultar en un problema financiero. Tradicionalmente se conocen como pecados capitales los defectos del carácter humano que se contraponen a las virtudes, y son siete: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. Para todos hay una debilidad financiera. 1. La lujuria. Está definida como un deseo sexual desordenado e incontrolable que se usa también para describir otros deseos intensos y adictivos, como los que tienen que ver con el dinero. Cometes lujuria financiera cuando te dejas llevar por deseos adictivos a la hora de invertir tus recursos y conviertes el proceso de inversión en un tipo de juego de azar, sin bases racionales para las decisiones.

Conviértelo en la virtud de la abstinencia; en asuntos financieros, en la moderación. En contra de los excesos a la hora de usar tu dinero, practica la moderación; no te dejes llevar por los impulsos y la tentación de ver tus inversiones como un juego de azar. Usa planteamientos lógicos basados en tus necesidades financieras reales. 2. La gula. Está definida como “el placer conectado con la comida o la bebida” incluyendo comer o beber en exceso de lo que el cuerpo necesita, consumir lo que va en detrimento de la salud. Financieramente cometes gula cuando tratas de obtener cosas que sabes están fuera del alcance de tu presupuesto, al hacer compras que comprometen tus finanzas y tu presupuesto. También al incrementar las deudas y dejar de pagar las cuentas.

Resístela con la virtud de la templanza. Tener templanza significa resistir la tentación de gastar más de lo que nuestro presupuesto aguanta para obtener satisfacción inmediata. La templanza es esa voz interna que te dice “no puedes pagar ese precio” o “¿realmente necesitas comprar eso?”. 3. La avaricia. Está definida como el deseo insaciable de obtener más dinero, más riquezas y bienes materiales más allá de lo que uno necesita. Sufres de avaricia cuando ambicionas poseer más de lo que puedes hacerte cargo (una casa más grande de la que puedes pagar) y cuando buscando más ganancias, cierras los ojos a los peligros relacionados (como invertir en cosas que no conoces).

Para contrarrestar la avaricia los expertos recomiendan practicar la generosidad. En vez de pensar sólo en acumular dinero por el deseo de tener más, convierte esa suerte o actividad en vehículos que contribuyan a la felicidad tuya y de otros, compartiendo tu buena fortuna. Dicen que dar y regalar puede causar tanta satisfacción o más que recibir. Prueba repartiendo un poco de tu talento, tesoro y tiempo con los demás. Así la generosidad será siempre bien retribuida. 4. La pereza. Este pecado lleva a dejar de hacer actividades ordinarias y extraordinarias o posponerlas. Son muchos los casos en los que por pereza se pueden agravar los problemas financieros. Pereza financiera es dejar para otro día las decisiones sobre tu futuro y posponer tus obligaciones, como por ejemplo, pagas las cuentas con retraso. La falta de planificación es el peor ejemplo de pereza.

Evítala siendo diligente. Diligencia, del latín, significa industria, hacer algo. Así sea poner en un papel los objetivos que deseas lograr con tu dinero. Con esa base, al ir haciendo punto por punto cosas de tu lista, entrarás en movimiento. Plantear fechas tope para lograr tus metas contrarresta la tentación de posponer las decisiones importantes sobre tu dinero. Recuerda que cuando de dinero se trata, lo que no se hace a tiempo, termina pagándose más caro. 5. La ira. La indignación y el enfado minan los logros e interfieren en conseguir apoyo y ayuda. Es fácil perder el control y dejarse llevar por la ira cuando los planes no salen como esperábamos. La ira afecta tus finanzas cuando interfiere en las relaciones con los que deberían ser tus aliados, como por ejemplo, el prestamista, el agente de seguros, etc. y empaña tu capacidad de tomar decisiones.

Evítala con la virtud de la paciencia. En vez de dejarte llevar por el mal humor cuando las cosas salen mal, enfócate en obtener la mayor información necesaria y busca aliados que te ayuden con tus problemas. Conseguirás resultados positivos. 6. La envidia. El grave peligro de sucumbir a la envidia es que financieramente es un saco sin fondo. No importa cuánto coloques en éste, nunca se llena. Sufres de envidia financiera cuando haces cosas para competir. Si no fuera por la envidia, muchos no cambiarían sus automóviles constantemente, o evitarían vivir en una casa que está por encima de sus posibilidades.

La virtud para luchar con la envidia es la caridad, y la caridad empieza en casa. Evita medir tus metas por lo que hacen otras personas, los vecinos, amigos o familiares. Toma las decisiones importantes, como comprar una casa o un auto, según tus necesidades reales. No se trata de no esforzarse para obtener metas que vemos que otras personas han logrado, lo que tenemos que buscar es no amargar el camino. Regocíjate de quienes tienen lo que tu quisieras y trabaja por lograrlo para ti. 7. La soberbia. Con frecuencia el exceso de autoestima hace que una persona se sienta superior a las demás, cegándola y llevándola a cometer errores de los que luego se arrepiente. La soberbia u orgullo afecta financieramente cuando al tomar decisiones no se escuchan consejos. Te conviertes en un sabelotodo.

La soberbia se doma al escuchar con humildad. Sea para tomar decisiones de inversiones o para obtener bienes o servicios (una casa, un auto, un seguro, un préstamo, etc.). Y es aún más importante: para reconocer cuándo algo no está dentro de las posibilidades económicas.

Ofrecemos este sitio con fines informativos. Cada situación es diferente y la información puede o no aplicar a tu caso.Por favor, consulta a un profesional de finanzas que pueda ayudarte a tomar la mejor decisión.

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