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224 Teoría-Historia-Política 225 Personas Empleadas (EP) en la población adulta, civil, no institucio- nalizada. Fuente: Bureau of the Census, U.S. Department of Labor, http://www.census.gov/statab/ hist/HS-29.pdf., y Bureau of Labor Statistics, U.S. Department of Labor, http://www.bls.gov/cps/cpsatabs. htm, Tabla A-1, línea 4. Donde se reporta figuras mensuales, han sido usados en su lugar promedios anuales. Notas sobre la construcción de variables Tasa de ganancia-trabajo incremental (TGTI) (Figura 2). Numerador: porcentaje de cambio en EP . Denominador: participación del plusvalor reinvertido, i.e., IN-TT dividido por el numerador, en el año previo, de TGT . Tasa de ganancia-trabajo (TGT) (Figuras 1 y 5): TGD ajustada por cambios en EMTT . Numerador: GCAI dividido por EMTT . Denominador: (a) año inicial de SNAPFC dividido por el año ini- cial de EMTT mas (b) la suma, por cada año, de cada subsecuente IN-TT. Tasa de ganancia trabajo de largo plazo (Figura 5): valor promedio de TGTI. Expresión monetaria del tiempo de trabajo (EMTT): aproximada aquí como la relación de PBI con EP . Tasa de ganancia dinero (TGD) (Figuras 1, 3, 4, y 5). Numerador: GCAI. Denominador: SNAPFC. Inversión neta en términos de tiempo de trabajo (IN-TT). El incre- mento en SNAPFC dividido por el EMTT . Tasa de ganancia física (Figura 1). Numerador: GCAI. Denominador: SNAPFCAC. Crisis económica mundial Crítica del marxismo keynesiano Debate con Gérard Duménil sobre el carácter de la crisis Juan Kornblihtt Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS) Resumen En este artículo, se realiza una crítica al planteo del economista francés Gérard Duménil sobre el desarrollo del capitalismo como una sucesión de etapas caracterizadas por el dominio del capital financiero o del capital industrial. Se muestra que dicha postura es la consecuencia de fragmentar el ciclo de valorización y autonomizar cada fase del mismo. El resultado es una comprensión errónea de la crisis actual y un estímulo a la ilusión de que una política keynesiana es una alternativa válida para la clase obrera. Palabras clave Crisis- Debate- Marxismo Abstract This article is a criticism of the interpretation of the French economist Gérard Duménil about the development of capitalism. He maintains the teory of a succession of stages characterized by the domain of financial capital or indus- trial capital. We show that this position is the consequence of fragment the appreciation cycle and autonomize each phase. The result is an misunder- standing of the current crisis and a stimulus to the illusion that a Keynesian policy is a valid alternative to the working class. Keywords Crisis- Debate- Marxism

88-354-1-PB

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Economia marxista

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  • 224 Teora-Historia-Poltica

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    Personas Empleadas (EP) en la poblacin adulta, civil, no institucio-nalizada. Fuente: Bureau of the Census, U.S. Department of Labor, http://www.census.gov/statab/ hist/HS-29.pdf., y Bureau of Labor Statistics, U.S. Department of Labor, http://www.bls.gov/cps/cpsatabs.htm, Tabla A-1, lnea 4. Donde se reporta figuras mensuales, han sido usados en su lugar promedios anuales.

    Notas sobre la construccin de variables Tasa de ganancia-trabajo incremental (TGTI) (Figura 2). Numerador: porcentaje de cambio en EP. Denominador: participacin del plusvalor reinvertido, i.e., IN-TT dividido por el numerador, en el ao previo, de TGT.

    Tasa de ganancia-trabajo (TGT) (Figuras 1 y 5): TGD ajustada por cambios en EMTT. Numerador: GCAI dividido por EMTT. Denominador: (a) ao inicial de SNAPFC dividido por el ao ini-cial de EMTT mas (b) la suma, por cada ao, de cada subsecuente IN-TT.

    Tasa de ganancia trabajo de largo plazo (Figura 5): valor promedio de TGTI.

    Expresin monetaria del tiempo de trabajo (EMTT): aproximada aqu como la relacin de PBI con EP. Tasa de ganancia dinero (TGD) (Figuras 1, 3, 4, y 5). Numerador: GCAI. Denominador: SNAPFC.

    Inversin neta en trminos de tiempo de trabajo (IN-TT). El incre-mento en SNAPFC dividido por el EMTT.

    Tasa de ganancia fsica (Figura 1). Numerador: GCAI. Denominador: SNAPFCAC.

    Crisis econmica mundial

    Crtica del marxismo keynesianoDebate con Grard Dumnil sobre el carcter de la crisis

    Juan KornblihttCentro de Estudios e Investigacin en Ciencias Sociales

    (CEICS)

    Resumen

    En este artculo, se realiza una crtica al planteo del economista francs Grard Dumnil sobre el desarrollo del capitalismo como una sucesin de etapas caracterizadas por el dominio del capital financiero o del capital industrial. Se muestra que dicha postura es la consecuencia de fragmentar el ciclo de valorizacin y autonomizar cada fase del mismo. El resultado es una comprensin errnea de la crisis actual y un estmulo a la ilusin de que una poltica keynesiana es una alternativa vlida para la clase obrera.

    Palabras claveCrisis- Debate- Marxismo

    Abstract

    This article is a criticism of the interpretation of the French economist Grard Dumnil about the development of capitalism. He maintains the teory of a succession of stages characterized by the domain of financial capital or indus-trial capital. We show that this position is the consequence of fragment the appreciation cycle and autonomize each phase. The result is an misunder-standing of the current crisis and a stimulus to the illusion that a Keynesian policy is a valid alternative to the working class.

    KeywordsCrisis- Debate- Marxism

  • 226 Teora-Historia-Poltica 227Razn y Revolucin n 19

    Una de las posiciones ms comunes sobre la crisis actual es que estamos viviendo problemas ocasionados por la expansin sin control de las finanzas. El economista francs Grard Dumnil (cuya obra fue realizada en conjunto con Dominique Lvy, por lo que de aqu en ms nos referiremos a ellos como DyL) 1 es uno de sus exponentes ms influyentes. Para estos autores, lo que ha entrado en crisis no es la acumulacin misma sino la forma particular de reparto de riqueza que ha adoptado desde los 70, es decir el neoliberalismo (o capitalismo neoliberal, como gustan llamarlo). Segn el do francs, el crecien-te aumento de la deuda y la expansin de los mecanismos crediticios a lo largo y ancho del mundo no es expresin de un capital ficticio. Para ellos, se trata de plusvala originada en la esfera de la produccin que en lugar de ser reinvertida es girada al campo de lo financiero. El resultado, igual que para Michel Husson en su artculo en este mismo nmero, es un aumento de la tasa de ganancia pero una contraccin de la tasa de acumulacin. La pregunta que surge de inmediato es por qu los capitalistas no reinvierten sus ganancias y las utilizan en forma financiera si no hay problemas con la acumulacin industrial.

    Una respuesta, como veremos, podra ser que la tasa de ganancia no ha crecido en forma suficiente como para ampliar la acumulacin. Tiene un sustento fuerte en las propias mediciones de DyL y otros economistas como Fred Moseley.2 Si observamos sus medidas de la

    1La extensa obra de Dumnil y Lvy puede consultarse en internet en el sitio http://cepremap.ens.fr/~levy/. Para esta crtica nos hemos basado en Dumnil, G. y Lvy, D.: La finance capitaliste: rapports de production et rapports de clase, en De Brunhoff, S., Chesnais, F., Dumnil, G., Lvy, D. y Husson, M.: La finance capitalis-te, PUF, Pars, France, 2006, pp. 131 a 180.2Las diferentes mediciones de la tasa de ganancia en los EE.UU., ms all de los problemas metodolgicos planteados por Andrew Kliman, coinciden en mostrar una suba desde 1982 cuando toc el piso post crisis de los 70. Sin embargo, la recupera-cin se realiza en forma lenta y si tomamos en cuenta la media, entre 1947 y 1970 el

    tasa de ganancia vemos que la recuperacin hasta el 2001 ha sido len-ta sin alcanzar los niveles previos a su cada en los 50. Algunos auto-res, como Andrew Kliman, (quien tambin publica en este nmero) critican la evaluacin de la evolucin de la tasa de ganancia y su for-ma de medicin porque sobreestima su crecimiento. Kliman seala que tanto Moseley como DyL magnifican su ascenso al comparar el mnimo alcanzado con el mximo y no el mximo con el mximo. Tambin cuestiona el mtodo de clculo por reevaluar el capital inver-tido a los precios de la ganancia, lo cual implica una subestimacin de la misma.3

    DyL no slo se niegan a aceptar un lento crecimiento de la tasa de ganancia, sino a reconocer problema alguno en la acumulacin de capital. Si no hay problema en la acumulacin misma, la explicacio-nes que quedan son o que la riqueza puede expandirse en el mundo financiero sin necesidad de la explotacin (algo as como la valoriza-cin financiera del economista argentino Eduardo Basualdo) o que los capitalistas pueden gastar la plata sin necesidad de reinvertir. Esto por supuesto echa por tierra toda la teora del valor que DyL dicen asu-mir. Como veremos este tipo de contradicciones son comunes a toda su estructura de razonamiento.

    Entonces, ms all de la lectura de la evolucin de la tasa de la ganancia, el dficit en el anlisis de DyL es ms profundo. Como tra-taremos de mostrar, el gran problema consiste en la separacin del ciclo de valorizacin de capital. La produccin, la circulacin y el consumo de plusvala son tomadas en forma autnoma y a partir de all deducen divisiones en el interior de la clase capitalista, que le permiten encon-trar un supuesto sector progresista a quin aliarse.4 En estos aspectos nos concentraremos a partir de aqu.

    promedio era del 16,7%, mientras que desde 1982 hasta el 2007 es del 13,7%. A esto se debe agregar que las subas ms altas de la tasa de ganancia de este ltimo perio-do corresponden a la dcada del 90 y al lustro posterior al 2001. En estos aos las ganancias fueron empujadas por una fuerte expansin del capital ficiticio, primero por la burbuja de la Bolsa y luego por las hipotecas. Explotadas esa burbujas la tasa de ganancia se encuentra por debajo de este promedio de por s menor al anterior a la crisis del 70. Para las ltimas mediciones, ver: Bakir, E. y Campbel, Al.:The Bush Business Cycle Profit Rate: Support in a Theoretical Debate and Implications for the Future en Review of Radical Political Economics, 41, 2009: p. 337.3Ver Kliman, A.: Tras las huellas de la actual crisis econmica y algunas soluciones propuestas en Razn y Revolucin n 19, agosto de 2009.4DyL reconocen en sus textos la unidad econmica de la reproduccin del capital pero apelan a los escritos polticos de Marx para autonomizar fracciones capitalistas segn

  • 228 Teora-Historia-Poltica 229Razn y Revolucin n 19

    El planteo de Dumnil

    1. Industriales vs. Financieros?

    DyL desarrollan una extensa investigacin sobre la dinmica hist-rica del capital, en particular en los EE.UU. Son destacables sus apor-tes empricos, en particular el estudio de la tasa de ganancia tanto a nivel general como por ramas, as como el anlisis de las finanzas y de la intervencin estatal. Sus textos y aportes son una herramienta indis-pensable para cualquier estudio sobre la economa estadounidense. Con ms razn, la inversin ideolgica que realizan a la hora de leer los resultados evidencia lo grave que resulta el abandonar la totalidad, y detener el proceso de conocimiento en resultados parciales, para luego, reconstruirlos en una explicacin terica ad hoc.

    El planteo ms general de DyL sobre la dinmica del capital es que ste se mueve en torno a las luchas por la distribucin de la plusva-la. Segn los autores franceses, la plusvala obtenida de la explotacin obrera es la fuente de la riqueza, pero una vez generada en el mbito de la produccin hay una disputa por su apropiacin. Identifican a tres clases que se disputan el ingreso. Por un lado, est la clase obrera y por el otro estn los dueos de los medios de produccin, divididos en dos fracciones: los industriales puros y los financieros. Para especificar las diferencias entre las dos grandes fracciones de la burguesa DyL se basan, en particular, en la obra de Rudolph Hilferding. En este senti-do, definen a las finanzas como el sector superior de la burguesa y su caracterstica es la capacidad de controlar los mecanismos de las insti-tuciones econmicas segn sus intereses: Por finanzas, entendemos: la fraccin superior de la clase capitalista y las instituciones financie-ras, encarnacin y agentes de su poder5.

    Esta diferenciacin del resto de los capitalistas no exista, para ellos, en el siglo XIX, sino que naci en el XX. Estas dos fracciones del capi-tal desarrollan a partir de entonces una lucha permanente, que DyL catalogan como lucha de clases. As de una diferencia de tamao, DyL pasan a una diferencia cualitativa. El salto est dado por la capacidad de control y el poder de los capitales financieros (los ms concentrados) frente a la debilidad institucional de los industriales puros (los ms chicos). De esta forma, DyL caracterizan a las clases en funcin de su capacidad de administracin y distribucin de la plusvala.

    cmo participan del reparto. Ver, Dumnil, G. y Lvy, D: op. cit., p. 5Dumnil, G y Lvy, D.: op. cit., p. 132.

    El planteo de DyL anula, por lo tanto, la unidad del capital en su reproduccin, para distinguir dos esferas diferentes. En esa separacin, pierde de vista la unidad material de la reproduccin del capital. La expansin de la explotacin va el aumento de la plusvala relativa lleva a la expansin de la produccin y por lo tanto de la masa de ganancia a la par que se reduce la tasa. El resultado es una concentracin y cen-tralizacin de capital va agudizacin de la competencia. Esta din-mica comn del conjunto de los capitales es la causa de la diferencia-cin los capitales ms pequeos de los capitales medios. Los segundos son aquellos que alcanzan la tasa media de ganancia, mientras que los otros quedan rezagados y por lo tanto o desaparecen o pasan a valori-zarse por debajo de la tasa de ganancia, ya sea por la tasa de inters o incluso, si son muy pequeos, por el salario. En la formacin de la tasa de ganancia, entra en juego el crdito y la circulacin. Aquellos capi-tales que puedan dominar esa esfera estarn en posiciones ventajosas para formar la tasa media de ganancia. Aquellos que no, irn perdien-do su lugar.

    Por el contrario, DyL consideran que el pequeo capital no es la fraccin en proceso de desaparicin de los capitalistas, sino que le otor-ga una potencia histrica y social que no se pierde a lo largo del tiempo, es decir transhistrica. En su anlisis, esta fraccin expresa un reparto de la riqueza ms justo y equitativo ya que requiere para su reproduc-cin del consumo obrero. Lo cual, lo lleva a reinvertir sus ganancias en la produccin. En cambio, la fraccin financiera opera en un nivel que se desacoplara, segn DyL, del mercado y la demanda. Por esa razn, los capitales financieros no necesitan reinvertir la plusvala generada y, en su lugar, pueden destinarla a la especulacin o al consumo impro-ductivo. Segn cul de las fracciones triunfe, el capital avanzar de una u otra manera. Veamos entonces cmo, a partir de estas premisas, DyL analizan el devenir histrico del capital.

    2. Las etapas de la historia

    Como sealamos, para DyL la cpula financiera nace hacia princi-pios del siglo XX. El fin del siglo XIX, en particular la crisis de 1890, marca para ellos un periodo en el que se produce un cambio funda-mental en la escala de las empresas y una separacin entre la gerencia y la propiedad en las ms grandes. Se dara una triple revolucin: la de las corporaciones, la gerencial y la financiera. El resultado, coinciden con Hilferding, fue la fusin entre el capital industrial ms concen-trado y el de las finanzas, en particular, la banca. Nace as un capital

  • 230 Teora-Historia-Poltica 231Razn y Revolucin n 19

    financiero que se distingue del capital industrial puro. DyL van a dis-cutir contra la tradicin marxista que seala que comienza en estos aos una nueva etapa monopolista del capital. Aunque reconocen el intenso proceso de fusiones de empresas (en las cuales las finanzas juegan el rol de brazo armado6) y la aparicin de acuerdos o trusts, van a sostener que la competencia contina rigiendo el movimiento general, por lo que, correctamente, negarn que comience aqu una etapa monopolista.

    Sin embargo, s comienza, desde su perspectiva, la primera hege-mona del capital financiero, resultado del triunfo en la lucha de clases del capital ms concentrado. Victoria que no se da sin resistencia del pequeo capital, como se expresa por ejemplo en los intentos de legis-lacin antimonopolista, como la Sherman Act de 1890 en los EE.UU. Este triunfo de las finanzas por sobre el capital industrial va a marcar toda la etapa que durar hasta la crisis del 30, en la que, segn DyL, conviven dos dinmicas con ritmos diferenciales: la del pequeo capi-tal industrial y la del gran capital financiero. Al imponerse la segun-da, el resultado es una distribucin del ingreso regresiva y una mayor inestabilidad por la no reinversin de las ganancias. Esta expansin sin control estatal va a terminar en la crisis del 30 con el estallido de la burbuja especulativa provocada por la locura financiera.

    El crack del 30 implic para DyL el comienzo de la derrota de las finanzas, frente a una alianza del capital industrial, los sectores popu-lares y la burocracia estatal, corporizada en lo que llamarn compro-miso keynesiano. Despus de la crisis, la clave de la salida, segn argu-mentan, fue la intervencin estatal, que a travs de diferentes polticas logr restablecer la estabilidad. Marca como factores tambin claves, la Segunda Guerra Mundial y la consolidacin de la URSS, pero disocia todos los factores colocndolos como un marco de influencia externa. Pierde de vista as el rol de la guerra en la destruccin de capital sobran-te como uno de los elementos claves de la recuperacin de posguerra. En cambio, se concentran en analizar las polticas cuyo resultado son un fuerte control de la competencia, de los precios y, en particular, del sector financiero. Aunque las grandes corporaciones siguen creciendo, en esta nueva etapa la clave estara en que las utilidades se reinvierten en la industria y se otorga un menor lugar al reparto de dividendos. Esta nueva ecuacin distributiva es la que explicara un crecimiento del poder adquisitivo y una mayor proteccin social.7

    6Idem, p. 140.7Idem, p. 149.

    La nueva etapa de acumulacin (compromiso keynesiano) alcan-zara un carcter internacional de la mano del mayor control de los tipos de cambios (Bretton Woods) y la difusin del modelo de regula-cin estatal, con la fuerte presencia de los bancos centrales y del protec-cionismo. Esta fase no implica para DyL el fin del imperialismo, sino una expansin a travs de las empresas transnacionales pero con un carcter ms social en el funcionamiento de la economa. En definiti-va, DyL caracterizan las primeras dcadas de post guerra por la pr-dida de hegemona del sector financiero,8 que se refleja en una mejor distribucin del ingreso en detrimento de los sectores ms ricos e inclu-so en tasas de ganancia negativas para las finanzas, como sucedi en Francia.

    El capitalismo que emerge, para DyL, a partir de la crisis del 30 se caracterizara entonces por una alianza entre el sector industrial y la clase obrera que llegara a su fin hacia los 70, por una crisis provocada por el propio desarrollo industrial. El desarrollo tecnolgico provoc la cada de la tasa de ganancia, lo que debilit la posicin de la alian-za industrial y le permiti a la cpula financiera retomar la iniciativa. Las herramientas utilizadas fueron la expansin de la inflacin y del endeudamiento. La derrota del compromiso keynesiano se habra evi-denciado en particular a partir del llamado golpe del 79, que implic el avance de una nueva alianza entre la fraccin mejor pagada de los asalariados y la cpula de la clase dominante que haba sido desplaza-da post crisis del 30 (el compromiso neoliberal).

    La nueva fase implica entonces un retorno a las caractersticas del capital entre 1890 y 1930. El capitalismo neoliberal o compromiso neoliberal implica la vuelta al poder del capital financiero y, por lo tanto, su dominio directo de las instituciones crediticias que haban logrado cierta independencia. A su vez, la cpula pasa a controlar al Estado adaptndolo a sus necesidades. Las ganancias dejan de rein-vertirse y la suba de la tasa de ganancia no es acompaada con una reinversin sino con retornos financieros elevados. Los mecanismos por excelencia para lograr esta transferencia de ingresos son el alza de la tasa de inters y la expansin de la deuda a nivel global. Una vez ms, la distribucin de la riqueza se vuelve regresiva, acumulndose el ingreso en el 1% ms rico en detrimento del resto. Esta nueva etapa es la que estara entrando en crisis en la actualidad, como consecuencia de inestabilidad por su expansin del lucro sin control que habra lle-vado a una crisis financiera.

    8Idem, p. 152.

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    En definitiva, para DyL la historia del capitalismo posterior a 1890 es la sucesin de modelos de acumulacin marcados por la fraccin del capital que domina. Si lo hace la cpula, el resultado es una dis-tribucin regresiva del ingreso, una menor inversin industrial y un mayor desequilibrio. En cambio, si triunfa la fraccin ms chica, prima el desarrollo industrial, un Estado con mayor independencia y mejo-res condiciones de vida de la clase obrera, ya que existen necesidades comunes con los capitalistas: a travs de la mejora en la distribucin del ingreso sube el consumo, realizndose as la expandida produccin industrial. Necesidad que la cpula financiera no tiene por su falta de reinversin de las utilidades. En sntesis, una reedicin ms com-pleja (pero no menos superficial) de la secuencia regulacionista libe-ralismo/keynesianismo/neoliberalismo (o taylorismo/fordismo/posfor-dismo) como fases del desarrollo capitalista. Por lo tanto, estaramos ahora ante la crisis del neoliberalismo y a una oportunidad para que la fraccin ms dbil del capital vuelva a la palestra, de la mano de un nuevo compromiso con la clase obrera. El neokeynesianismo sera la alternativa ms racional segn los dos economistas franceses.

    3. Una crisis de prosperidad?

    La periodizacin del desarrollo capitalista realizada por DyL marca que la fase actual es la del capitalismo neoliberal y sta es la que entr en crisis. Las pruebas fundamentales para su modelo es la regresin en la distribucin del ingreso en relacin a la etapa keynesiana a favor del 1% ms rico, la expansin de los rganos financieros en particular el Banco Mundial y el FMI, el dominio a nivel global de las polticas a favor de las finanzas a travs del llamado Consenso de Washington, la liberalizacin de los mercados para agilizar el flujo financiero, el aumento de las ganancias financieras por sobre las industriales y las peores condiciones de vida de la clase obrera, entre otras cuestiones. Este desarme del control estatal y la menor inversin se reflejara tam-bin en la supuesta creciente desindustrializacin que en particular sufriran los pases del Tercer Mundo, entre ellos la Argentina.9 El lar-go resumen del planteo de DyL realizado en los acpites anteriores

    9Dumnil, G. y Lvy, D.: Imperialism in the Neoliberal Era: Argentinas Reprieve and Crisis, en Review of Radical Political Economics, sep. 2006; vol. 38: pp. 388 - 396. All realizan una defensa de la llamada ISI como el modelo a seguir por las naciones oprimidas y centran los problemas actuales de la Argentina en el dominio de la cpula financiera por sobre la industrial.

    nos muestra que, al final de cuentas, sus argumentos son los mismos que utilizan muchos autores y que casi han dado lugar a un sentido comn en la izquierda: los males del mundo son culpa del triunfo del neoliberalismo. O en trminos ms sencillos: con el capital industrial estbamos mejor. Una idea que ha contribuido a llevar a la clase obre-ra a la rastra de las fracciones ms dbiles de la burguesa, lo que, en Argentina, significa detrs del peronismo. O lo que es lo mismo, la apologa del capitalismo pyme.

    En resumen, DyL caracterizan a esta etapa por el descontrol y por la inestabilidad intrnseca del sistema. En particular, de la parte de la riqueza que no se ha reinvertido en la industria y circula a lo largo y ancho del mundo bajo diferentes formas: acciones, fondos de inver-sin, deuda externa, hipotecas, etc. El argumento fundamental es que no ha entrado en crisis la generacin y realizacin de plusvala, sino una forma de reparto de la misma entre la cpula de la burguesa. Por eso, la crisis es del capitalismo neoliberal y no del capital a secas en su totalidad. La explotacin, para nuestros amigos franceses, funciona trs bien. La cuestin pasa por quin se apropia de esa riqueza, si los industriales ms concentrados o los ms chicos. Como los mecanismos de apropiacin del sector financiero son ms descontrolados (o locos, segn le gusta repetir en castellano a Dumnil) en lugar de seguirse un curso armnico y ascendente, entramos en una fase de crisis repe-tidas. Al desequilibrarse el sector financiero, el sector industrial puro no queda inmune. Pero no es por su propia culpa, sino por la falta de crdito ocasionada por la desvalorizacin de los activos financieros. En definitiva, la mquina de producir plusvala est bien, la cuestin pasa por su reparto. En sntesis la crisis actual no marca una contraccin en las posibilidades de supervivencia del capital, ni nos dirigimos hacia la necesidad de destruir capital sobrante. Para DyL hay lugar para todos, es slo cuestin de distribuir mejor la riqueza.

    Contra el mito del eterno retorno

    1. La parte y el todo

    La riqueza emprica y el lenguaje marxista de DyL no deben con-fundir al lector. Su mtodo abandona por completo el legado de Marx, es decir deja de lado el anlisis de la particularidad como expresin de la totalidad. DyL recortan los aspectos comunes a diferentes pocas y en base a ello construye modelos tpicos ideales weberianos. Crean de

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    esa forma un modelo de clases sociales invariantes a lo largo de la histo-ria. Las clases en Marx no son expresin del reparto de la plusvala sino que son el resultado de la forma especfica bajo la cual el ser humano, en el capitalismo, se apropia de la naturaleza. Al ser una sociedad de productores privados e independientes, la relacin social deja de ser directa para darse a travs de las mercancas. En esta relacin indirecta a travs de objetos, el carcter de la mercanca fuerza de trabajo se dife-rencia de las otras por su capacidad de agregar ms valor del contenido en su valor. As quines compren esta mercanca podrn apropiarse de un plusvalor, mientras que quienes la vendan sern explotados. De la igualdad como poseedores de mercancas, emerge la desigualdad en clases entre burguesa de un lado y proletariado del otro.

    Sin embargo, para los capitalistas no bastar con explotar la fuer-za de trabajo en el proceso de produccin sino que debern realizar su plusvalor en la venta de mercancas. El mercado aparece entonces como el articulador de las relaciones sociales. All, cada capitalista deber procurar vender sus mercancas para obtener su ingreso. En ese proce-so, el capitalista individual no obtendr una ganancia directa en fun-cin de la plusvala extrada a los obreros por l contratados sino que deber competir por la apropiacin de la plusvala comn producida. En este punto es dnde parecen detenerse DyL. La lucha por el repar-to de plusvala se dara, segn ellos, en el terreno del mercado y con la intervencin del Estado. En base a eso, los economistas en cuestin crean la diferenciacin entre industriales y financieros. Aquellos que acceden a la banca y al capital a crdito en forma directa de un lado y los que se mantienen acotados en la esfera de la produccin del otro. Luego, segn cul controle el Estado determinar la fase histrica.

    En definitiva, DyL aunque critiquen a la escuela del capital mono-polista caen en la misma forma fragmentada de pensar la realidad. Las formas de distribucin y circulacin de plusvalor reemplazan en el anlisis a las de produccin del mismo. Si Lenin o Baran y Sweezy hablan de una etapa monopolista porque los capitales acuerdan entre s los precios, DyL van a identificar las diferentes etapas segn la plus-vala se reparta entre ms o menos capitales. El problema en comn a ambas miradas es que al responder a la pregunta sobre de dnde sale la capacidad de los capitales de participar en esa distribucin deben apelar a la accin extraeconmica. Para los monopolistas es el poder y el imperialismo la clave en el reparto del excedente; para DyL el resultado de una lucha de clases entre financieros e industriales por el control directo del Estado y las instituciones financieras. Cabe desta-car que, con todas sus limitaciones, la escuela del capital monopolista,

    al menos en su tradicin revolucionaria (en especial Lenin), no vea la posibilidad de revertir el dominio del capital monopolista, por lo que la revolucin socialista apareca en el horizonte como una consecuencia necesaria e inevitable.10 En cambio, DyL mantienen viva la ilusin de que se puede revertir la concentracin y centralizacin de capital si el Estado y la clase obrera intervienen a favor del capital industrial puro. Si en otro lado hemos llamado marxismo liberal a quienes reivindi-cando a Marx han tomado la idea de capital monopolista como con-tracara de la competencia perfecta e imperfecta neoclsica11, en DyL encontramos la versin keynesiana del marxismo.

    La clave de la relacin entre el capital individual y el conjunto de la produccin de plusvala no responde a una abstracta distribucin del ingreso segn una ms abstracta capacidad de los capitalistas por apro-pirsela12. Por el contrario, es resultado de una unidad: la circulacin es parte del mismo ciclo de valorizacin. La participacin del capital individual en el producto social est dada para Marx por la forma-cin de la tasa media de ganancia, por la cual los capitales ineficien-tes quedan rezagados frente a los ms eficientes. En esa consideracin entra en juego la capacidad de alcanzar los costos medios, lo cual en la mayor parte de las ramas implica una mecanizacin cada vez mayor, ya que sta es la forma principal de alcanzar la tasa media de ganancia. La mayor productividad del trabajo por la tecnologa aplicada resulta, entonces, en un aumento de la cantidad de mercancas producidas y de la escala necesaria para operar. Pero este proceso se da de la mano de la reduccin del trabajo vivo en relacin al trabajo muerto. El doble resul-tado es un aumento de la masa de ganancias con una cada de la tasa. Por consiguiente, hay lugar para menos capitales y ms grandes. La

    10De todas formas, aunque no en forma explcita, la escuela del capital monopolista realiza un recorte nacional de la acumulacin de capital, lo que implica otorgarle potencialidades inexistentes a los pequeos capitales nacionales de los pases atra-sados. Posibilidad supuestamente trabada por el capital monopolista en forma extrae-conmica. En base a esta creencia, estalinistas y maostas consideran que es factible el desarrollo econmico mediante una revolucin burguesa, de liberacin nacional. Por su parte, los trotskistas no ven viable ese proceso, aunque tambin por razones extraeconmicas, como la propensin a traicionar o claudicar de los capitales nacionales. 11Ver Kornblihtt, J.: Critica del marxismo liberal. Competencia y monopolio en el capita-lismo argentino, Ediciones ryr, Buenos Aires, 2008, en particular el captulo 2.12Abstracta en el sentido de que por ms concreta que aparezca en el anlisis empri-co, al buscarse su determinacin, el poder o la fuerza para obtener su porcin de plusvala no parece determinada ms que por el poder y la fuerza.

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    profundizacin de la concentracin y centralizacin de capital se rea-liza mediante la agudizacin de la competencia y la prdida de lugar de los capitales que no llegan al nuevo nivel de concentracin necesa-ria para la tasa media de ganancia. El ciclo vuelve entonces a empezar pero en una escala mayor.

    Ahora bien, a medida que la escala es mayor, aparece una doble limitacin: el tamao del mercado nacional y el acceso al crdito. La superacin de dichas limitaciones implica la internacionalizacin y mayor movilidad del capital a nivel global, y a su vez el reducir los cos-tos de financiamiento. El Estado pasa en gran medida a representar a su capital nacional en el extranjero y aparecen mecanismos para abara-tar los costos financieros por la va de la fusin de empresas industria-les con los bancos o mecanismos que agilizan el movimiento del capi-tal circulante como forma de abaratar sus costos (la Bolsa o los fondos de pensin, por ejemplo). En apariencia esto implica un salto cualitati-vo o un cambio de etapa en relacin al estudiado por Marx, que vimos influy tanto al marxismo liberal como al marxismo keynesiano. Pero la accin de las finanzas como del Estado no son ms formas de la cir-culacin del plusvalor. Por lo que slo podrn ser apropiados al nivel de la tasa media de ganancia por los capitales ms concentrados. Los que quedaron rezagados en el proceso de concentracin y centralizacin tendern a tener menor acceso al mismo. Estos pequeos capitales13 podrn por momentos recibir va subsidios estatales ciertos elementos compensatorios para sobrevivir, pero esto depender de la capacidad del mismo de obtener recursos. Lo cual, a medida que cae la tasa de ganancia se vuelve ms difcil. El resultado? La apariencia de que estos capitales quiebran porque cambi la poltica, y no que el cambio de poltica es el resultado de la crisis y de la nueva concentracin y cen-tralizacin de capital que busca aumentar la masa de ganancia indivi-dual de los capitales sobrevivientes frente a la cada de la tasa.

    2. Volver a las fuentes14

    Frente a la deconstruccin modelada de la realidad de DyL, debe-mos volver, para entender la crisis actual, a lo especfico del capital.

    13Por pequeo capital entendemos aquel que no llega a valorizarse a la tasa media de ganancia por su propia capacidad, ms all de cuestiones de taxonoma como el nmero de empleados, sus ventas o la cantidad de mquinas utilizadas. 14En este acpite sintetizaremos la explicacin a la crisis que hemos venido dando en otros nmeros de Razn y Revolucin y en el peridico El Aromo (ver los boletines del OME en www.ceics.org.ar/ome).

    En este acpite no podremos realizar en detalle todo el recorrido, por lo cual nos limitaremos a mencionar algunas cuestiones. Como sea-lamos, la clave del problema pasa por entender la unidad entre la pro-duccin y circulacin de plusvala a partir de la formacin de la tasa media de ganancia, que es la forma en que la plusvala es distribuida. Es decir, la competencia. El desarrollo del capital avanza mediante la creciente mecanizacin y a su vez concentracin y centralizacin de capital. La tasa de media ganancia y su evolucin es la muestra ms acabada de esta articulacin.

    Ms all de los vaivenes cclicos de la produccin capitalista por la propia rotacin de capital y de los desfasajes entre la produccin y la realizacin del plusvalor, la creciente mecanizacin y el aumento de la plusvala presiona hacia un doble proceso de contraccin tendencial de la tasa de ganancia y aumento de la masa de la misma. Dicha dinmi-ca agudiza los momentos crticos del capital en donde se pone en juego su propia capacidad de reproducirse. Esta cada de la tasa de ganan-cia no se da en forma lineal, sino que genera el proceso de expansin de la plusvala relativa, cuyo resultado implica una contratendencia de mayor o menor peso. Pero no termina aqu el problema, sino que la expansin de la riqueza se hace mediante un menor consumo de las mercancas producidas por el propio capital, al haber reducido el con-sumo social por la va de una menor necesidad de obreros para obtener una masa mayor de plusvala. Entonces, nos encontramos que la cri-sis que emerge como resultado de la tendencia a la cada de la tasa de ganancia, se expresa como una crisis de sobreproduccin.

    Esta dinmica, en extremo sintetizada, es la que permite pensar en unidad los fenmenos unidos mediante el modelo de DyL y entender qu es eso llamado neoliberalismo y en qu consiste el carcter de la crisis actual.15 La expansin creciente de las finanzas y su disociacin de la tasa de acumulacin no se debe a que una fraccin del capital no reinvierte sus ganancias porque puede realizarlas en la esfera financie-ra. Se trata por el contrario de la expansin creciente de capital ficticio que busca compensar la sobreproduccin que empieza ante la cada de la tasa de ganancia, proceso que histricamente se inicia en los 70. Como hemos sealado en otras oportunidades, la expansin del capi-tal ficticio genera una ficcin real, ya que de hecho la produccin

    15Por una cuestin de espacio, no podemos detenernos aqu en el anlisis de toda la evolucin histrica del capitalismo y en un anlisis detallado de cul es la determina-cin de lo que DyL llaman primera hegemona financiera y compromiso keyne-siano y en particular su explicacin de la crisis del 30.

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    se puede vender sobre la base de un consumo sostenido en forma arti-ficial. Pero dicha expansin en cierto momento debe dar cuenta de una base real, la cual no existe. Se suceden una serie de burbujas financie-ras acompaadas de contracciones violentas como la crisis de la deuda a principios de los 80, la crisis de fines de esa dcada con epicentro en 1989, las crisis asiticas, rusa, mexicana y brasilea a lo largo de los 90, la de Argentina en el 2001 y la global en la actualidad.

    La economa estadounidense sintetiza esta dinmica general, en don-de el consumo no pudo ser sostenido por la expansin del capital. El cre-cimiento del PBI se mantuvo empujado por la expansin de la bolsa de valores, en particular el boom de las empresas de Internet en los 90 (las puntocom). Una vez estallada esa burbuja, en el 2001, la acumulacin se recuper de la mano de la especulacin inmobiliaria, la burbuja de las hipotecas que acaba de explotar. El otro pilar ficticio del crecimiento de la economa de los EEUU es el ya mencionado endeudamiento exter-no. China pas a ocupar un lugar fundamental. Mediante la compra de Bonos del Tesoro financi la venta de la produccin de las empresas radi-cadas en su pas a los EE.UU. De esta forma sostuvo en forma artificial tanto la demanda para su creciente produccin como el valor del dlar, lo que le permite a la Reserva Federal seguir financindose con ms bonos a pesar de la gravedad de la crisis.

    Todos estos mecanismos ficticios aunque permitieron hacer avanzar la economa post crisis de los 70, slo alcanzaron para empujar un cre-cimiento lento del PBI en promedio de un 3% anual entre 1980 y 2004. La evidencia del carcter ficticio se hace cada vez mayor, an cuando la recuperacin de la tasa de ganancia parece haber dado un salto en los ltimos aos. Salto del cual es difcil separar cunto es resultado del aumento de la tasa de explotacin y cunto se debe a las burbujas. Con todo, la sobreproduccin lejos est de haberse solucionado. Por el contra-rio, estamos recin evidenciando los primeros pasos.

    La diferencia entre lo visto hasta ahora (desde los 80) con lo que esta-mos viviendo en la actualidad es que a partir de la intervencin estatal para salvar al sistema financiero y reanudar el crdito, las arcas pbli-cas son ahora las poseedoras de la mayor parte de los papeles sin valor. China, a pesar de la profundidad de la crisis, ha seguido comprando bonos. Por su parte, el dficit fiscal ha crecido en el conjunto de los pases ms ricos (y tambin en los ms pobres, como la Argentina). Esta inter-vencin le est dando cierto aire a la recuperacin industrial. Sin embar-go, al no haber solucionado los problemas reales de la acumulacin, el prximo estallido tendr la particularidad y la violencia de ocurrir en el corazn del garante de la reproduccin del capital: el Estado.

    3. Revolucin y guerra

    Al considerar la crisis como del capitalismo financiero, y cortar el ciclo de valorizacin de capital extrayendo de l la circulacin del mismo, DyL pueden concluir que es factible una vuelta al keynesianismo como solucin. Ponen como ejemplo la salida de la crisis del 30 donde la inter-vencin del estado para ellos permiti una vuelta al orden. El problema es que omiten un pequeo detalle. Aunque mencionan la Segunda guerra mundial como parte del contexto, no le otorgan causalidad algu-na en la recuperacin de posterior. No ven la vinculacin orgnica entre la guerra y la recuperacin, es decir la necesidad de destruir capitales sobrantes para alcanzar una nueva escala y una tasa de explotacin supe-rior, que permita impulsar un alza de la tasa de ganancia.

    En el mismo error caen en el anlisis actual. No ven la vincula-cin entre la expansin financiera y la sobreproduccin como la for-ma adoptada por la lenta recuperacin de la tasa de ganancia, y, por lo tanto, que se avecina una profunda concentracin y centralizacin de capital. Un proceso que por supuesto distar de ser pacfico ya que por la escala de los capitales en cuestin y por la mencionada expansin del capital ficticio en manos pblicas, los Estados jugarn un rol fun-damental en el enfrentamiento. Ante una situacin de tal magnitud, plantear que los capitales menos concentrados, es decir los industria-les puros, tienen alguna posibilidad de triunfar en una alianza con el Estado es una utopa. Utopa de un eterno retorno sin ms fundamento que la ilusin, que se convierte en reaccionaria cuando busca guiar a la clase obrera.

    La concentracin y centralizacin de capital necesaria para sortear la crisis puede tener otra consecuencia. La clase obrera puede y debe encarnar esa potencialidad plantendose una estrategia revoluciona-ria. Al concentrar el capital en sus manos expropiando a la burguesa puede dar curso desde un Estado obrero a la expansin de las fuerzas productivas para satisfacer sus necesidades. Frente al eterno sueo key-nesiano de autores como Dumnil y Levy, el socialismo es una estra-tegia no slo ms adecuada a los intereses histricos de la clase obrera, sino tambin ms realista a la hora de enfrentar la catstrofe a la que nos aproximamos a corto plazo.