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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ, Editor

CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

BÁSICA Y APLICADA

Geoforma Ediciones Logroño

1997

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Primera edición: junio de 1997

Portada: Francisco Pellicer

©José Luis Peña Monné

© GEOFORMA Ediciones, S.L. Apartado de Correos, 1293 26080-LOGROÑO-Espafia

I.S.B.N.: 84-87779-31-X Depósito legal: Z. 1.621 - 1997

Imprime: Sdad. Coop. de Artes Gráficas LIBRERIA GENERAL Pedro Cerbuna, 23 50009 Zaragoza

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN Jose Luis Peña Monné. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS José Luis Peña Monné. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS María Victoria Lozano Tena y Miguel Sánchez Fabre . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

LA ELABORACIÓN DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMÁGENES DE SATÉLITE Javier Chueca Cía y Asunción Julián Andrés. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO Francisco Pellicer Corellano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA José Luis Peña Monné. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA Francisco Pellicer Corellano, José Luis Peña Monné y Asunción Julián Andrés 103

PROYECTO DE NORMAS Y LEYENDA PARA EL MAPA GEOMORFOLÓGICO DE ESPAÑA A ESCALA 1: 1.000.000 Miguel Herrero Matías, Julio Muñoz Jiménez, Francisco Pellicer Corellano y

Jaume Calvet Porta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS A ESCALAS l: l 00.000/1 :200.000 Y 1: 25.000/l :50.000 José Luis Peña Monné, Francisco Pellicer Corellano, Javier Chueca Cía y

Asunción Julián Andrés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA María Teresa Echeverría Arnedo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 LOS MAPAS DE RIESGOS Carlos Sancho Marcén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

INTRODUCCIÓN A LA DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA María Victoria Lozano Tena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

BÁSICA Y APLICADA

Editado por: José Luis Peña Monné

Autores:

José Luis Peña Monné Mª Victoria Lozano Tena

Miguel Sánchez Fabre Javier Chueca Cía

Asunción Julián Andrés Francisco Pellicer Corellano

Jaume Calvet Porta Julio Muñoz Jiménez

Miguel Herrero Matías María Teresa Echeverría Arnedo

Carlos Sancho Marcén

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AUTORES

JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio.Universidad de Zaragoza.

MARÍA VICTORIA LOZANO TENA. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Teruel. Universidad de Zaragoza.

MIGUEL SÁNCHEZ FABRE. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

JAVIER CHUECA CÍA. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y

Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

FRANCISCO PELLICER CORELLANO. Area de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

JAUME CALVET PORTA. Institut Jaume Almera. C.S.l.C. Barcelona.

JULIO MUÑOZ JIMÉNEZ. Departamento de Análisis Geográfico Regional y

Geografía Física. Universidad Complutense de Madrid.

MIGUEL HERRERO MATÍAS. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Topográfica. Avila.

MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO. Arca de Geografía Física. Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.

CARLOS SANCHO MARCÉN. Area de Geodinámica. Departamento de Ciencias de la Tierra. Facultad de Ciencias. Universidad de Zaragoza.

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INTRODUCCIÓN

Los mapas geomorfológicos son de vital importancia para la planificación territorial ya que contienen la información esencial para la elaboración de cartografías aplicadas, tras su combinación o integración con otras variables cartográficas del medio físico o de la actividad humana sobre un espacio. Sin embargo, por diversas circunstancias, en España nunca ha habido una política dedidida de favorecer la realización sistemática de este tipo de mapas. Por otra parte, son pocas las facultades universitarias donde las mate­rias gcomorfológicas se acompañen de la realización práctica de cartografías geomorfo­lógicas básicas y aplicadas. Todo ello hace que los mapas geomorfológicos y su aplica­bilidad sean mal conocidos en nuestro país.

En el V Curso de Geografía Física, celebrado en Teruel en 1990 dentro del marco de la Universidad de Verano de Terucl, comenzó una etapa monográfica dedicada a la Cartografía Básica y Aplicada, que alcanzó su momento ¡Ílgido en la X edición del cur­so ( 1995), al publicarse una corta tirada de la primera versión de este libro. Ahora, una vez mejorado y ampliado, sale definitivamente a la luz corno una publicación de la Editorial Gcoforma. Este libro pretende llenar parcialmente un vacío en la bibliografía española sobre mapas geornorfológicos, ya que no existía ninguna publicación extensa y con un enfoque práctico que sirviera como libro de consulta o manual para los que desc­aran iniciarse en este tipo de cartografías. El libro es eminentemente didáctico, ya que fué pensado para un curso intensivo con alumnos de variada formación y ha sido realizado por profesores universitarios con una larga experiencia didáctica en este tema, por lo que creernos puede ser de gran utilidad para nuestros alumnos universitarios.

El esquema del libro sigue una línea conductora lógica y ordenada. En primer lugar se definen las características generales y los diferentes tipos de mapas geornorfológicos, para luego establecer los pasos necesarios para su elaboración, describiéndose los docu­mentos básicos para diseñar un mapa, en función de las distintas escalas y finalidades a las que va destinado. En un capítulo dedicado al lenguaje cartográfico se pretende mos­trar la conexión existente entre la representación del relieve y la expresividad gráfica para lograr una buena presentación final que facilite la posterior interpretación del mapa. Trás estos principios básicos se inicia una segunda parte en la que se analizan los principales sistemas de cartografía geomorfológica utilizados en el mundo así corno la producción española. Además se presentan tres leyendas en color, una a escala 1: 1.000.000, fruto de los trabajos de una comisión de la Sociedad Española de Gcornorfología, y otras dos a escalas 1: 100.000/ 1 :200.000 y 1:25.000/1 :50.000, que son una síntesis de las utilizadas en los cursos de la Universidad de Verano de Terucl y en los cursos de doctorado y clases prácticas del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza. Una tercera parte se dedica a los mapas geomorfológicos aplicados, con un

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

apartado general sobre mapas temáticos y aplicados y una parte teórico-práctica sobre los mapas de riesgos. Finalmente, hay una breve introducción acerca del uso del ordenador para la realización de mapas geomorfológicos, utilizando los mismos ejemplos pr<Ícticos que en el capítulo dedicado a los mapas de riesgos.

No quisiera acabar esta introducción sin agradecer a la Universidad de Verano de Terucl la confianza que siempre han depositado en los cursos de Geografía Física cele­brados en Teruel y Albarracín durante los últimos once años y de cuyos resultados este libro es una muestra. También a José María García Ruiz, que nos ha alentado y ha pues­to todas las facilidades para editar el libro en Geoforma, editorial ya experta en publica­ciones de geomorfología en nuestro país.

José Luis Peña Monné

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

José Luis PEÑA MONNÉ

l. Introducción

En Geomorfología, como en otras ciencias de la Tierra, la Cartografía es imprescin­dible para dejar clara y concreta la distribución y configuración espacial que presentan sobre el terreno los elementos más significativos que definen el relieve. Ese vehículo de expresión gráfica es el Mapa geomorfológico.

La mayoría de las Ciencias de la Tierra han tenido un especial interés en elaborar mapas desde el principio (edafología, geología, botánica), apoyando la parte descriptiva o teórica con la representación gráfica de su distribución espacial. Sin embargo, la Geomorfología ha tenido un gran retraso en la representación cartográfica. TRICART (1979) relaciona esta ausencia a la perduración excesiva de la geomorfr,logía tradicional davisiana, que no necesitaba de este tipo de representaciones. De hecho, la aparición de la cartografía geomorfológica está en relación con el empuje decidido de la geomorfolo­gía dinámica y climática a partir de la 2ª Guerra Mundial.

Aunque el mapa geomorfológico contiene ya una información directamente aplicable a numerosos aspectos de la actividad humana sobre el medio físico, a nivel práctico este mapa constituye un documento b<isico que debe ser reelaborado en determinados aspec­tos en función de las necesidades concretas de aplicación. El relieve es uno de los diver­sos factores que tienen influencia en la intervención del hombre sobre el territorio, por lo que es muy importante definir los distintas posibilidades de aplicación de la informa­ción proporcionada por los mapas geomorfológicos (GELLERT, 1971; TRICART y DEMEK, 1972; PIOTROVSKI et al., 1972; TRICART, 1979). Entre los campos en los que estos mapas pueden aportar datos imprescindibles están: la planificación territorial, la agricultura y el sector forestal, las obras de ingeniería civil (instalaciones industriales y asentamientos urbanos) y de infraestructura de transportes y comunicaciones (ferroca­rril, carreteras, puertos, aeropuertos), las obras hidráulicas (presas, canales), los trabajos de prospección y explotación minera, la conservación del suelo y, en general, cualquier investigación en la que esté implicado el medio ambiente.

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

2. El mapa geomorfológico. Definición

A pesar de lo reciente de su concepción y desarrollo, existen visiones muy diferentes acerca de lo que debe entenderse por Mapa Geomorfológico, inlluyendo decisivamente en esta amplia variabilidad la especialización formativa de los autores y la aplicación concreta a la que va destinada la cartografía.

Así, PANIZZA ( 1972) señala que el mapa geomorfológico "estudia las formas del relieve desde un punto de vista interpretativo, el análisis de las causas que han determi­nado los procesos y formas, la relación de interdependencia entre éstas, así como las caracteristicas evolutivas y el grado de equilibrio que mantienen en el ambiente natural".

Para RODOLFI ( 1983) el mapa geomorfológico es "un documento que representa sintéticamente las caracteristicas de las formas del paisaje y su distribución en el interior de una unidad territorial; el detalle de la representación está en función de la escala a la que compete la observación y de la textura del relieve".

HERRERO ( 1988) define el Mapa geomorfológico como "un mapa temático que pro­porciona un inventario explicativo del relieve, debidamente especializado. Su contenido debe ser referenciable sobre el terreno".

GARZON ( 1978) indica que "debe realizarse esta representación grúfica dentro del marco de unas normas generales que definan previamente los contenidos del mapa y los signos y elementos cartográf"icos necesarios para su percepción gráfica. Lo primero que hay que hacer es, pues, decidir el método que se va a aplicar".

Así pues, el mapa geomorfológico es un documento gráfico en el que están represen­tadas de forma sintética todas las formas del relieve de una región. Se trata de una inter­pretación subjetiva del paisaje geomorfológico pero debe ser fácilmente refcrenciable sobre el terreno. El mapa debe incluir la representación de las formas del relieve, de modo individual o formando unidades territoriales, la génesis de los procesos, la evolu­ción de las formas y el grado de equilibrio dinámico. La representación se hará a una escala adecuada con la textura del relieve y con la finalidad concreta de la representación, siguiendo a ser posible una metodología o normas generales.

3. Elementos básicos de representación

Los mapas geomorfológicos representan el relieve continental y del fondo de los océ­anos, es decir los límites entre el cuerpo sólido terrestre (litosfera) y sus envolturas líqui­da y gaseosa (hidrosfera y atmósfera).

A pesar de la gran diversidad de escuelas y métodos de cartografía geomorfológica parece claro que hay una serie de elementos que deben ser representados en los mapas básicos y que pueden resumirse en los siguientes :

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Información topográfica. Normalmente, la base topogrúf"ica del mapa nacional, a una escala adecuada para el trabajo geomorfológico. Información hidrológica. Existente igualmente en el mapa topográfico de hase.

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

Datos geológicos: litología, tectónica, formaciones superficiales, marco morfocs­tructural. Información basada normalmente en mapas geológicos ya existentes. MORFOMETRÍA. Aspectos cuantitativos. Valores de pendientes, alturas, desarro­llo de formas, ángulos y elementos lineales, energía de relieve, etc. MORFOGRAFÍA. Descripción cualitativa. Configuración geométrica y real de las formas. MORFOGÉNESIS. Procesos genéticos. Sistema morfogenético, agentes del mode­lado, cte. MORFOCRONOLOGÍA. Sucesión temporal de los grupos de formas. Sedimentos correlativos. Cronología absoluta o relativa. MORFODINÁMICA. Funcionalidad de los procesos. Formas heredadas de diná­micas no funcionales.

4. Tipos de mapas geomorfológicos

1. Podemos diferenciar entre Mapas geomorfológicos generales y Mapas geomor­fológicos parciales. Ambos incluyen morfogralfa, morfomctría, génesis y edad del relie­ve, aunque los segundos abarcan sólo una selección de las características del relieve o di!"crcntcs partes del relieve o formas. Los Mapas generales se consideran asímismo Mapas de Síntesis, pues incluyen todo el conjunto de elementos posibles sobre el mapa.

2. Otra clasificación puede hacerse según el grado de aplicación que pretenda darse a los mapas. Por una parte, cstfo los Mapas geomorfológicos básicos (generales o par­ciales) para la investigación pura gcomorfológica y, por otra, los Mapas geomorfológi­cos aplicados (generales o parciales) para centrase en aspectos aplicados. Finalmente, los Mapas geomorfológicos especiales se componen de información seleccionada y simpli­ficada, por lo que sirven para ser usados por otras disciplinas no gcomorfológicas. Los mapas que proceden de la rccclaboraci<Ín de un mapa básico se denominan Mapas deri­vados. Los mapas aplicados y derivados pueden estar destinados a una li.mción científi­ca, a su utilización práctica para la resolución de un problema o con fines didácticos.

3. Por la escala, los mapas geomorfológicos reciben diferentes denominaciones, exis­tiendo una clasit'icaci<ín establecida en la Comisión de Mapa Gcomorfológico de la Unión Geográfica Internacional (Fig. 1 ).

4. Por su carácter temático, los mapas pueden abarcar todos los elementos básicos de rcprcscntaci<ín o formar cartografías especiales, que abarcan de forma específica algu­no de los elementos exclusivamente o de forma primordial:

Cartografías morfoestructurales. Especialmente en mapas de pequeña escala, en los que la estructura tiene una gran importancia. Destacan los mapas de tectono-morfoi­sohipsas (BASHENlNA, 1978) en áreas de deformaciones recientes de antiguas superfi­cies erosivas.

Cartografías morfométricas. Mapas de pendientes, mapas de densidad de formas, mapas de lineas límites, altitudes medias y relativas. Muy útiles en estudios de evolución de laderas, evaluación de la erosión, riesgos, cte.

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GRAN ESCALA

ESCALA MEDIA

JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

Planos geomorfológicos

Mapas geomorfológicos básicos

Mapas gcomorfológicos detallados

Mapas geomorfológicos sinópticos de escala media

Mapas geomorfológicos sinópticos de pequeña escala

PEQUEÑA ESCALA

Mapas geomorfológicos de paises

1: 10.000 y mayores

1: 10.000/1: 25.000

1 :25.000/1: 100.000

1 : 100.000/1: 500.000

1: 500.000/1: 1.000.000

1: 1.000.000/ 1 : 5 .000.000

Mapas geomorfológicos de continentes 1: 5.000.000/ 1: 30.000.000

Mapas geomorfológicos del mundo 1: 30.000.000 y menores

Fig. 1. Denominaciones de los mapas geomorfológicos a diferentes escalas (DUMITRASHKO y SCHOLZ, 1978).

Cartografías morfográficas. Utilizadas para el desarrollo de unidades, ya sean gco­morfológicas, de tipos de terrenos, paisajes, regiones, cte. Utiles en planificación y eva­luación territorial.

Cartografías morfogenéticas. Muy usadas en procesos actuales, evaluación de ries­gos naturales y en dinámica morfogenética.

Cartografías morfocronológicas. Para mapas de evolución gcomorfológica, orde­naciones relativas o absolutas de las edades de superficies erosivas, formaciones super­ficiales cuaternarias, etc. Se distingue entre Mapas de relieve actual y Mapas paleogeo­morfológicos.

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

Cartografías morfodinámicas. Para la realización de mapas de procesos funciona­les aplicados, como los mapas de riesgos.

5. Los mapas geomorfológicos representan las formas individualmente, aunque tam­bién pueden realizarse Mapas de regiones geomorfológicas. Se componen de unidades regionales del relieve resultantes de la combinación de elementos sobre un espacio terri­torial. Suelen definirse por la morfoestructura, morfografía y génesis del relieve (KUGLER et al., 1978), siendo principalmente de escala media y pequeña. Un buen ejemplo es el mapa regional de la República Checoslovaqua 1: 500.000 de CZUDEK et al ( 1972) en el que la unidad básica es la región, definida por morfoestructura y génesis, y se divide en subregiones caracterizadas por la homogeneidad morfográfica.

6. Según el grado de elaboración de los mapas y la finalidad de su realización, se habla también de Mapas geomorfológicos preliminares, construidos con la simple uti­lización de información complementaria (mapas, fotogramas aéreos, imágenes de satéli­te) frente a los Mapas geomorfológicos definitivos, que corresponden a cartografía pre­liminar trás ser verificada por los trabajos de campo y laboratorio, dependendiendo sus características de cada sistema cartográfico.

7. También puede establecerse la separación entre Mapas geomorfológicos analíti­cos, basados principalmente en la morfogénesis y morfografía, Mapas geomorfológicos sintéticos, que también incluyen otros parámetros del terreno (análisis del terreno, car­tografía ambiental) y Mapas geomorfológicos pragmáticos, producidos para su aplica­ción concreta (MEIJERINK et al, 1983; VERSTAPPEN y VAN ZUIDAM, 1991)

5. La elección de escala en los mapas geomorfológicos

El detalle de la representación cartográfica debe estar en función de la textura del relie­ve y de la escala necesaria para la finalidad a la que se destina el mapa geomorfológico. Respecto a la textura, la observación en fotografía aérea o sobre el terreno del ámbito geográfico que se va a cartografiar nos puede dar la primera impresión acerca de la escala necesaria para poder representar adecuadamente cada uno de los distintos elementos que componen el paisaje geomorfológico. Por otra parte, la escala decidida tiene que estar en lógica relación con el detalle exigido por la posible aplicación posterior del mapa.

Es evidente que según las diferentes escalas (Fig. 1) hay determinados aspectos que no pueden ser representados (Fig. 2). Así, para un relieve homogéneo y con textura escasamente densa, como puede ser una penillanura del escudo africano, utilizaríamos una escala pequeña ( 1 :500.000 por ejemplo) al tratarse de una representación de macroformas, con aspectos poligénicos y de un conjunto cronológico-evolutivo amplio, donde lo esencial son las morfoestructuras y conjuntos de formas. Sin embargo, la necesidad de aplicación puede merecer un nivel e.le detalle mucho mayor (por ejemplo, escala l: 100.000 a l: 50.000), debido a la existencia de procesos erosivos generados por acción antrópica sobre el medio, por lo descenderíamos al nivel de las meso y microformas y de los procesos morfogenéticos activos, que necesitan escalas de análisis. Ante esta doble situación deberá

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X

ESCALA

Planos geomorfológicos

Mapas gcomorfológicos básicos

Mapas geomorfológicos detallados

Mapas gcomorfológicos sinópticos de escala media

Mapas gcomorfológicos sinópticos de pequeña escala

Mapas gcomorfológicos cte paiseS

Mapas gcomorfológicos de continentes

Mapas geomorfológicos del mundo

MORFOGRAFIA 1 CARACTERIZACION MORFOLOGICA

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CARACTER

GENETICO

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ESCALA

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Pleistoceno Holoceno

Terciario Pleistoceno Holoceno

Mesozoico Terciario Pleistoceno Holoceno

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Fig. 2. Importancia de la escala en la determinación de los elementos a representar en los mapas geomorfológicos. Basado en GELLERT (en DEMEK, 1972) y en SCHOLZ (en DEMEK y EMBLETON, 1978) con rcelaboración propia.

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

escala posible del mapa geomorfológico

1:50.000 1:100.000

Fotografías aéreas: escalas 1: 10.000 a 1: 20.000 bien

escalas 1 :25.000 a 1 :50.000 bien

Imágenes de satélite mal

Mapas topográficos:

escala 1 :25.000 bien

escala 1 :50.000 muy bien

escala 1: 100.000 regular

escala 1 :200.000/250.000 muy mal

Mapas geológicos y de suelos: escala l :50.000 muy bien

escala l: l 00.000 mal

escala 1 :200.000/250.000 muy mal

Experiencia general y

práctica en generalización bien

Reconocimiento de suficiente

detalle trás la generalización bien

regular/bien

bien

regular

regular/bien

bien

muy bien

regular

bien

muy bien

regular/bien

bien

bien

1: 200.000/

1:250.000

regular/mal

regular

regular/bien

mal

regular/bien

bien

muy bien

regular/bien

bien

muy bien

regular

regular

1:500.000

muy mal

muy mal

regular/bien

muy mal

mal

regular

bien

regular

bien

bien

mal

mal

Fig. 3. Comparación entre varias escalas posibles de cartografía en relación con diferentes documentos básicos (VAN ZUIDAM, 1982)

19

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

dominar la necesidad aplicativa deseada del mapa, a pesar de que la homogeneidad del fondo general cartográfico será grande.

Sin embargo, junto a estos dos elementos que permiten decidir sobre la escala, existe un tercer factor de gran importancia que acaba siendo decisorio: la escala a la que se encuentra la información cartográfica existente sobre dicha región (Fig. 3). Hay una serie de documentos básicos de los que deben partir los trabajos de cartografía geomorfológi­ca, entre los que destacan los mapas topográficos, los fotogramas áereos, las imágenes de satélite, los mapas geológicos, los mapas de suelos, vegetación, etc. Es necesario realizar un primer análisis de los datos disponibles sobre la región antes de tomar una decisión sobre la escala a utilizar. Así, por ejemplo, un análisis de la cartografía topográfica exis­tente sobre una zona del territorio español nos daría como escalas bien documentadas la 1: 50.000 y la 1: 200.000; lo mismo ocurriría con la escala de los mapas geológicos. Sin embargo, los fotogramas aéreos estarían a escalas 1: 33.000, 1: 25.000 o 1: l 8.000 que cubrieran homogeneamente toda España. Otras cartografías (sucios, vegetación) son sólo parciales y, por tanto, sólo tendrían interés como documentos de consulta. Por lo tanto, para el supuesto español, las escalas adecuadas de cartografía serían las l: 50.000 o 1: 200.000 y, por supuesto, las l: 400.000 y menores, siendo en esos casos rentable el uso de imágenes de satélite. La adecuación habría que completarla con los otros dos factores mencionados y con la disponibilidad económica y de tiempo para la realización del pro­yecto, que a pesar de su carácter extra-científico son también tremendamente decisivos.

A pesar de esta dependencia entre documentos básicos y escalas, cabe también la posi­bilidad de realizar el trabajo en una escala y reconvertirlo para el trabajo final a una escala menor, que permita así una visión de conjunto o porque es la escala adecuada para el coste de publicación. Sin embargo, esto exige la generalización de los datos hasta un nivel que sea legible. BOYER ( 198 l) y VAN ZUIDAM ( 1982) realizaron una experiencia en este senti­do con cmtografía elaborada en el área al Sur de Zaragoza a escala 1 :50.000 para reconver­tirla en escalas 1: 100.000 y 1 :200.000. Para este proceso solamente existen algunas direc­trices de la S.G.K. ( l 977) y las elaboradas por los autores citados. Proponen dos tipos de generalización: conceptual y gr<ffico-geométrica. La conceptual consiste en la selección de los elementos geomorfológicos más significativos, dejando los de menor entidad para ser combinados o eliminados. La generalización gráfico-geométrica se realiza trás la concep­tual para intentar hacer más legible el mapa por el cambio de escala y consiste básicamente en la simplificación de líneas, eliminando irregularidades (Fig. 4). Ello genera fuertes modi­ficaciones visuales respecto a la escala original, sobre todo en el cambio de 1 :50.000 a 1 :200.000, siendo un proceso completamente subjetivo. El resultado puede ser observado en la Fig. 5, entre las tres escalas, siendo la reducción final es del orden del ±20-30 % para el paso 1: 50.000/ 1: 100.000 y del 45-55% entre las escalas 1 :50.000 y 1 :200.000.

6. Conclusiones

De los diferentes conceptos que se han analizado, podemos deducir que la elabora­ción de cartografía geomorfológica precisa de un planteamiento metodológico previo, en el que se tengan en cuenta los siguientes aspectos:

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

1 2

Scale 1: 100 000

Scale 1 : 50 000 Scale 1 :200 000

4

Fig. 4. Generalizacicín de detalles geomorfológieos desde escala 1:50.000, a escalas 1:100.000 y l :200.000 mediante combinación de áreas y simplificación de límites. l: Area de plataformas estructurales a Escala l :50.000. 2: Paso a escala l: 100.000. 3: Generalización a 1 :200.000.

4: Comparación de la misma úrea en los mapas finales de las tres escalas (BOYER, 198 l)

21

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

Número de símbolos y % de reducción respecto a la escala 1:50.000

Símbolos topográficos:

Ríos ........................................

Carretras/fcrrocarrilcs ............

Puertos/puentes ......................

Asentamientos ........................

Curvas de nivel con

indicación de alturas ..............

Litologías:

depósitos glacis ......................

rellenos valle y depresiones ...

depósitos fluviales ..................

calizas masivas .......................

mezcla calizas, margas, yeso .

mezcla yeso, margas,

arcillas, calizas .......................

Símbolos geomorfológicos:

Crestas estructurales ..............

Plataformas estructurales .......

Escarpes .................................

Glacis .....................................

terrazas (no cementadas) ........

terrazas (cementadas) .............

1 :50.000 1: 100.000 1 :200.000 % respecto

número número %

65 35 46

9 8 11

21 o 100

4 4 o

50 37 26

35 36 +3 50 62 +24

30 23 23 17 15 18

16 23 +44

18 12 33

17 15 12 41 29 29

24 18 25 68 53 22

20 7 65 35 27 23

número % sobre 1: 100.000 1 :50.000

15 77 57 6 33 25 o 100 o 4 o o

25 50 32

55+ 35 44

15 50 35 13 23 13

18 +13 22

9 50 25

12 29 20 22 46 24

16 33 11 40 41 25

4 80 43 14 60 48

Fig. S. Comparación de la cantidad y porcentaje de reducción de líneas y áreas en mapas geomorfolú­gicos a tres escalas distintas trás un proceso de generalización (BOYER, 1981 ). (Listado resumido).

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LOS MAPAS GEOMORFOLÓGICOS: CARACTERÍSTICAS Y TIPOS

1. Elección del tipo de mapa que vamos a realizar en función de las necesidades de

información básica (dedicada a la pura investigación geomorfológica), aplicada (dirigida hacia la resolución de un problema) o especial (para ser usado por otros especialistas no geomorfólogos ).

2. Determinación de la escala más adecuada según las características de los datos que vamos a representar y del nivel de aplicación deseado.

3. Reconocimiento de la información básica cartográfica o documental existente sobre la región a cartografiar para definir el proceso definitivo de generalización necesa­rio para alcanzar la escala deseada.

4. Un vez establecidos estos principios previos, dcherá estudiarse la metodología apli­cahle, es decir analizar los diferentes sistemas de cartografía geomorfológica existen­tes en el mundo y decidir el más idóneo para el tipo de mapa y la escala a la que se pien­sa trabajar.

5. El paso siguiente será decidir la leyenda que se puede utilizar según la escala, la textura del relieve de la región que vamos a estudiar, el sistema de cartografía elegido y

los fines concretos que se persiguen con la cartografía.

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24

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

María Victoria LOZANO TENA y Miguel SÁNCHEZ FABRE

l. Introducción

Los contenidos recogidos por el mapa geomorfológico están en función de la textura del relieve y de los objetivos concretos perseguidos en cada estudio. Textura y objetivos determinan, a su vez, la escala final de la cartografía, la metodología de trabajo a seguir y los documentos a consultar:

- los mapas a pequeña escala, 1 :200.000 o menores, presentan una información sintética sobre los rasgos morfoestructurales generales y los grandes grupos de formas, que deriva de un simple tratamiento somero de la documentación cartográfica y fotogramétrica, y prácticamente pueden ser realizados en el despacho con la simple ayuda del mapa topográfico y el geológico.

- los mapas a gran escala, 1 :50.000 y mayores ofrecen una información analítica muy detallada, lo que requiere técnicas de trabajo de campo y de despacho minu­ciosas, con un tratamiento exhaustivo todo tipo de documentación, que permita identificar correctamente las formas desde el punto de vista morfográfico, morfo­métrico, morfogenético, morfodinámico y cronológico.

Independientemente de la finalidad y de la escala final de trabajo que se vaya a utili­zar, existen una serie de documentos básicos - el mapa topográfico, el mapa geológico y la fotografía aérea-, cuya utilización sucesiva y conjunta resulta indispensable de cara al análisis y cartografía de las formas de relieve. No obstante, la consulta de otros mapas especiales -formaciones superficiales y suelos, vegetación, hidrogeológicos ... etc.-, si existen para la zona, puede ser de gran interés en determinados estudios de objetivos más específicos y a escalas detalladas. En ocasiones, la ausencia de estas fuentes de apoyo básicas puede, incluso, conducirnos a desestimar la posibilidad de realizar una cartogra­fía geomorfológica con cierto grado de detalle.

En nuestro comentario vamos a ceñirnos a documentos que poseen una amplia cober­tura para al territorio nacional en sus distintas escalas y ediciones. Considerando que se

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA Y MIGUEL SÁNCIIEZ FABRE

trata de materiales de sobra conocidos en cuanto a sus posibilidades de interpretación,

intentaremos resaltar, fundamentalmente, su utilidad concreta de cara a la elaboración de

cartografía gcomorfológica.

2. El mapa topográfico

El mapa topográfico constituye una representación precisa y a escala, de la localiza­ción, forma, clase y dimensiones de los accidentes de la superficie terrestre.

2. J. Cortogmflu 0110/ágirn y digital en Es¡wiia

En nuestro país, la cartografía topográfica básica está constituida por el M.T.N. a escala 1: 50.000, que consta de 1130 hojas, identificadas mediante una numcraci<ín corre­

lativa y el nombre de la población de mayor número de habitantes incluida en la hoja. Existen otros mapas topogrMicos a mayor escala, como por ejemplo el 1: 25.000, que por

su grado de de tal le podría ser de gran utilidad en gcomorfología, pero que en su nueva versión todavía no cubre todo el territorio nacional. La elaboración y edición de la car­tografía topogrúfica corre a cargo del Instituto Geográfico Nacional y del Servicio

Geográfico del Ejército . Dentro de la escala 1: 50.000, quizás la edición que mayor claridad y cantidad de

información ofrece es la denominada Serie L del Servicio Geográfico del Ejército, de reciente publicación, que utiliza el tipo de proyección U.T.M. El relieve se representa mediante isohipsas, equidistantes 20 m, con intercalaciones de curvas auxiliares de 1 O m

y especificaciones de algunas cotas. Junto a la hase topográfica, el mapa presenta int'or­

mación adicional acerca de límites provinciales, municipales, vías de comunicación,

coordenadas gcogrMicas, U.T.M. y Lamhcrt, dalos estadísticos y administrativos, situa­

ción de la hoja a distintas escalas ... ele.

Actualmente el Centro Nacional de Información Gcogrúfica, creado en 1990 dentro del Instituto Geográfico Nacional, ofrece también int'ormación en formato digital. En concreto, y además de varias bases de datos de índole diferente, a nivel topogrMico existen:

- Modelos digitales del terreno (M.D.T.): cuadrículas en proyección UTM, con un

ancho de malla de 200 m para M.D.T. 200 y de 25 m para M.D.T. 25, que incluye

información altimétrica digitalizada. Para el M.D.T. 200 se dispone de cobertura

nacional, facilitándose la información en diskettes. - Base CartogrMica Numérica (B.C.N. 200 y 25): información gcogrMica, correspon­

diente a las distintas hojas del M.T.N. y diseñada en capas como en los SIG (comu­

nicaciones, hidrografía núcleos de población, puntos acotados, líneas de lransmisi<ín,

curvas de nivel, construcciones y edificios singulares, líneas límites), que pueden

adquirirse por separado. En este momento existen ya algunas hojas a la venta. - Ortoimágcncs espaciales (escala 1: 100.000 y 1: 50.000).

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

2. 2. Interés ¡;eomorfólógico de la información topogrúfirn.

No es nuestro ohjetivo en esta ocasión dedicarnos al comentario específico de las

características de la cartografía topográfica y de sus posibilidades de interpretación. Nos

limitaremos a señalar su utilidad de cara a la elaboración del mapa geomorfológico.

En principio, el mapa topográfico facilita la primera toma de contacto con el área

de estudio y la situación dentro de su contexto regional preciso, en relación a las vías de

comunicación y accesos, red fluvial, núcleos de población ... etc. Posiblemente sugiera la

delimitación inicial de la misma a partir de los elementos resaltados por el mapa, e inclu­

so, resultará útil de cara a la planificación del trabajo a realizar.

Definir geomorfológicamente un relieve sup• 111c· en cierta forma una confrontación de

sus caracteres topográficos y geológicos, por lo que implícitamente es necesario hacer un

análisis previo de la topografía, que se plasma en dos niveles de diferente complejidad:

* por una parte, la identificación de los elementos del relieve: llanuras, abruptos,

colinas, crestas, talwegs, vertientes, cubetas, escarpes, divisorias, rupturas de pendiente ... ,

calculando su tamaño real, altitud, diferencia de nivel y pendiente, a partir de la escala y

las isohipsas.

* de este modo y conjugando los elementos simples, llegaremos a la distinción de

grandes unidades topográficas o tipos de relieve, cada una de las cuales se diferencia por su dimensión, desnivel, altitud, orientación ... etc. Si la amplitud o la complejidad del

área de estudio lo permite podemos esbozar una clasificación u organización esquemáti­ca de los relieves, siguiendo una progresión que tenga en cuenta los valores de enc<~ja­

miento relativo entre unos y otros, para lo cual podremos apoyarnos en la realización de

cortes topográficos. Una clasificación simplista puede ser la de considerar:

- áreas planas: llanuras sin apenas encajamientos, mesetas bordeadas de profundos

valles y alineaciones de colinas por disección.

- montañas: altitud, desnivelación, pendiente, posición de crestas y valles, relación

con los piedemontes ...

- los valles: disposición, morfometría, encajamiento, relación con cuencas fluviales,

endorrei smo ... etc.,

La información topográf"ica nos va a permitir la cuantificación de determinados ele­mentos morfométricos, que se plasmará en el mapa hase o en la cartograf"ía final, como

la magnitud de los escarpes, la altitud y los valores de encajamiento de los distintos nive­

les morfogenéticos detectados. Incluso, algunos sistemas cartogrüricos incluyen las cur­

vas de nivel como fondo del mapa geomorl'ológico.

El M.T.N. posee tamhién una utilidad morfográfica, pues el mapa puede servir de

hase topográfica sohre la que representar la cartografía geomorfológica, la forma y

dimensiones reales de los elementos del relieve identif"icados mediante fotointerpretación

(Fig. 1 ).

El mapa topográfico ofrece además la posibilidad de hacer uso de sistemas de coor­denadas de referencia, para localizar puntos concretos, georrcferenciar y digitalizar los

planos de cara a su tratamiento informático posterior

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA Y MIGUEL SÁNCHEZ FABRE

Fig. 1. Mapa geomorfológico en fase de elaboración sobre una base topográfica (sector SW de la Hoja 544 del M.T.N. 1 :50.000).

En definitiva, el examen atento del mapa topográfico permite formular una serie de hipótesis de trabajo:

28

- el análisis general -la relación entre la red fluvial y las líneas básicas del relieve-, conduce a presumir los rasgos estructurales, y

- el análisis de detalle ayuda a detectar formas concretas, por ejemplo kársticas o glaciares.

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

Todas estas pistas de investigación facilitan su posterior interpretación con ayuda de otros documentos más específicos, como por ejemplo el mapa geológico.

3. El mapa geológico

Uno de los objetivos del análisis geomorfológico consiste en definir y explicar las formas de relieve en relación con las características estructurales y, más tarde, con los factores genéticos y los sistemas de erosión, para constatar en que medida la estructura puede explicar la forma externa. Por eso, los problemas que surgen ante el estudio mera­mente topográfico del relieve exigen siempre recurrir al mapa geológico en un primer intento de explicación del mismo.

Un mapa geológico es una representación, sobre un fondo topográfico, de la distri­bución de materiales atlorantes en una zona determinada, así como de la edad, sucesión estratigráfica y deformaciones que presentan.

3. /. Cartograffa geológica espw!ola

En nuestro país ha sido el Instituto Geológico y Minero de España (I.G.M.E.) ahora Instituto Tecnológico GeoMinero de España (I.T.G.E.) el encargado de la elaboración y publicación de la cartografía geológica, entre la que destaca el Mapa Geológico Nacional, a escala 1: 50.000, del Proyecto M.A.G.N.A., para nuestro objetivo el más interesante, y el mapa 1: 200.000 de Síntesis Geológica, que está siendo publicado a par­tir de 1983. Ambos constan de un mapa detallado, acompañado de cartografías, cortes y columnas complementarias y una extensa memoria, que incluye capítulos dedicados a la estratigrafía, tectónica, geomorfología, historia geológica, petrología, metalogenia, geo­logía económica y bibliogralfa.

Además de estos mapas esenciales, existe un mapa geológico a escala 1 : 1.000.000 que cubre todo el territorio nacional, mapas geológicos provinciales a escala 1: 200.000, y otros a distintas escalas. En la actualidad, algunas Comunidades Autónomas que pose­en Servicios Geológicos publican sus propias series de mapas geológicos.

Por otra parte, hay mapas complementarios, que seleccionan un aspecto geológico determinado, como el Mapa Tectónico de la Península Ibérica y Baleares, a 1: 1.000.000, el mapa Sismotectónico de la Península Ibérica, a 1: 2.500.000, mapas Metalogenéticos, Rocas industriales, Geotécnicos, Hidrogeológicos ... etc., a escala 1: 200.000, interesan­tes para algunos trabajos concretos.

3. 2. Análisis geológico y mapa geomorfólógico

Dentro del contexto geomorfológico, el análisis del mapa geológico es un medio, no un fin en sí mismo. Se trata de un documento que ofrece una gran cantidad de información

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suplementaria, quizás excesiva, pero insuficiente a veces para el geomorfólogo, que tie­ne que seleccionar lo que realmente le interesa y completar con el trabajo de campo sus múltiples deficiencias, sobre todo en lo referente a las formaciones superficiales, a menu­do olvidadas. El geomorfólogo debe saber leer un mapa geológico para extraer aquellos elementos que le pueden resultar útiles para la explicación del relieve. La información de mayor interés para la elaboración del mapa geomorfológico es la siguiente:

- Característica.1· y distribución de los materiales aflorantes:

Tal como se recoge en las columnas-leyenda, los mapas geológicos informan de la cronología de las series sedimentarias, metamórficas y endógenas. Si es posible, presenta su cronoestratigrafía u ordenación de los materiales por edades, y su litoestratigrafía o agrupación de conjuntos según su naturaleza litológica, expresada por colores, que establecen la relación con la cronoestratigrafía, sobrecargas y números, además de por su significado litológico concreto, explícito en la tercera columna de la leyenda. En torno a los materiales aflorantes se recoge también la existencia de tramos compresivos o indi­ferenciados, de facies características, de los tipos de contacto entre formaciones (con­cordancia, discordancia, contacto mecánico, cambios laterales ... ), de la potencia y ampli­tud de afloramiento de las capas, de su contraste litológico de resistencia ... etc.

De cara a la cartografía geomorfológica interesa especialmente constatar qué forma­cicmes arloran en el úrea de estudio, cúal es su distribución, potencia y susceptibilidad de erosión, puesto que la diferente resistencia de las rocas favorece la actuación de la ero­sión selectiva o diferencial, que explota estos contrastes. dejando en resalte los materia­les de mayor dureza y excavando los más deleznables. Incluso, la aparición de una lito­logía determinada puede dar lugar a procesos y a formas de relieve bastante específicas, como, por ejemplo, las derivadas de la disolución sobre rocas carbonatadas. Algunos mapas geomorfológicos representan con un fondo de color las características geológicas del sustrato y la fotointerpretación permite separar conjuntos litológicamente homogéne­os, pero hay que consultar el mapa geológico para concretarlos.

Otro elemento litológico especialmente relevante desde nuestra perspectiva es el reconocimiento de los materiales cuaternarios. El cuaternario sefializado sobre d mapa geológico representa únicamente una pequefia parte de los arloramientos reales de esa edad, puesto que suele carecer de interés para el geólogo al enmascarar afloramientos más antiguos considerados prioritarios. Por eso, para completar la información referente a las formaciones superficiales se deben consultar, a ser posible, los mapas edafolcígicos, puesto que a partir de los análisis edáricos se pueden inferir las condiciones medioam­bientales del pasado.

Lo cierto es que en los mapas de la serie M.A.G.N.A. se intentan diferenciar los dep<Í­sitos pleistocenos y holocenos que sean significativos de la evolucicín cuaternaria: morré­nicos, fluvioglaciares, acumulaciones litorales, formaciones de ladera, cernos, glacis, terrazas, tobas, e incluso se hacen alusiones directas a formas de modelado kárstico o vol­cánico en mapas temáticos incluídos en la Memoria. Sin embargo, todos estos datos, de

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

gran interés de cara a la interpretación del modelado morfoclimático, no se representan de forma sistemática ni exhaustiva. Se ha puhlicado, además, un mapa del Cuaternario de España a 1: 1.000.000, de gran calidad, pero limitaciones derivadas de su escala difi­cultan su utilizacicín en determinados trah<~jos geomorfológicos.

- Dispositivo tectrínico y unidades estructurales

Una vez establecidas las características de los materiales allorantes, en segundo lugar es importante conocer el dispositivo tectónico que presentan estos materiales, con el fin de determinar en qué medida la morfología se adapta a la estructura y de identificar uni­dades y relieves estructurales.

La disposición de las capas puede ser horizontal o estar afectada por deformaciones.

Sobre el mapa geológico, toda la inrormación de índole estructural (buzamientos, plie­gues, fallas, cabalgamientos ... etc.) suele representarse explícitamente mediante símbolos convencionales de color negro. No obstante, si no ocurre así, el sentido y el valor de buzamiento puede deducirse a partir de la intersección de las capas con la topografía, observando las reglas de las "V".

Para completar los datos superficiales orrecidos por el mapa, conviene utilizar cortes geológicos que ayuden a reconstruir y comprender la estructura interna del área de estu­dio (Fig. 2). El análisis del mapa geológico aporta una idea global de la infraestructura geológica sobre la que se ha generado el modelado del relieve. Permite enmarcar el área de trabajo dentro de su contexto regional y descomponerla en unidades determinadas por unos rasgos litológicos y tectónicos concretos. El reconocimiento de los direrentes tipos de estructuras puede efectuarse analizando la relación entre los afloramientos, acompa­ñados a veces de símholos estructurales, y la topograría:

- estructuras horizontales: al"Ioramientos paralelos a las curvas de nivel y signos de huzamiento horizontales. Si no existiera encajamiento fluvial sólo afloraría la última unidad sedimentada, por eso, en las vertientes de los valles afloran materiales 1rnís antiguos cuanto más hajos topográficamente (Fig. 3).

- monoclinales: buzamiento en una única dirección, sin repetirse simétricamente niveles. Los contactos cortan las curvas de nivel y dibujan V, cuyas puntas pueden indicar el sentido de huzamiento (Fig. 4).

- plegadas: se representan mediante símbolos convencionales o pueden deducirse indirectamente a partir de camhios de buzamiento o de la disposición de las bandas de afloramiento (en el eje anticlinal materiales más antiguos y en el eje sinclinal más recientes). Se reconocen cierres periclinales, simetría o asimetría de los pliegues, inversión estratigráfica y estilo de plegamiento (Fig. 5).

- fallas y cabalgamientos: se expresan mediante símbolos convencionales. Importan las direcciones y la relación entre fracturación y pliegues (Fig. ó).

Paralelamente al análisis geológico dehen dc precisarse las relaciones entre la red hidrográrica y las estructuras, su adaptación o inadaptación a pliegues, fallas, racies inco-

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Fig. 2. Corte geológico realizado a partir del mapa 1 :50.000 de la serie M.A.G.N.A. (Hoja M.T.N. nº 565), realzado para apreciar su geomorfología (PEÑA, LOZANO y SÁNCHEZ, 1987).

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herentes ... , puesto que será la excavación de los valles la que dará lugar a la aparición en el paisaje de formas de relieve estructurales de distintos tipos.

4. La fotografía aérea

La representación cartográfica de los caracteres geomorfológicos del territorio requiere el análisis de un tercer documento, el fotograma aéreo, que en cierta forma pue­de considerarse una síntesis de todos los demás. Se trata de una imagen directa y objeti­va de la realidad, no conceptual izada ni filtrada como los mapas, por lo que presenta gran cantidad de información, sólo limitada por sus características técnicas y escala. Las foto­grafías aéreas son muy prácticas en estudios de índole diferente: geológicos, geomorfo­lógicos, biogeográficos, hidrográficos, agrarios, urbanos ...

Las fotografías aéreas son tomadas en vuelos fotogramétricos, efectuados a una altu­ra, rumbo y velocidad constante y equipados de material muy especializado. El avión rea­liza una serie de pasadas paralelas, en dirección W.-E. en cada una de las cuales la cáma­ra recoge fotogramas solapados en sentido longitudinal (60-70%) y en sentido transversal (20-30% ), consiguiéndose así un mosaico fotográfico que permite la visión estereoscó­pica, con la ayuda de un estereoscopio que facilita la fusión de las dos imágenes de un mismo objeto que aparecen en dos fotogramas consecutivos.

Además de los problemas técnicos o meteorológicos inherentes a las fotografías, la visión estereoscópica adolece de una serie de defectos como la exageración general de las pendientes, las distorsiones de la proyección cónica o los frecuentes cambios de escala en áreas de relieve accidentado. La escala de la fotografía depende de la altura del vuelo y de la distancia focal de las lentes de la cámara, por lo que si el relieve es irregular la escala varía y es necesario realizar cálculos locales en cada caso. Un sistema sencillo para la obtención de la escala aproximada consiste en dividir las distancias existentes en la fotografía por las correspondientes en el mapa, con hase en unos puntos conocidos.

A pesar de todo, el fotograma aéreo es un documento que se complementa muy bien con las fuentes cartográficas de cara al análisis y cartografía geomorfológica, puesto que ofrece una serie de ventajas con relación al mapa topográfico, como el grado de objeti­vidad y la riqueza de detalles, la lectura directa de la tercera dimensión, la posibilidad de apreciación dinámica del relieve a partir de series diacrónicas ... etc. No obstante, no reemplaza al trabajo de campo, que siempre será necesario.

4. J. Los fotogramas aéreos españoles:

Los fotogramas áreos más usuales en España son los correspondientes a los siguien­tes vuelos:

* los vuelos americanos de los años 40, de escasa calidad. * el vuelo de 1956-57, a escala 1: 33.000. Cada hoja del MTN incluye 4 ó 5 bandas

de 10-12 fotos. Se incluyen los siguientes datos: hora de la toma, distancia focal en mm

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Fig. 3. Ejemplo de estructura horizontal.

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA Y MIGUEL SÁNCHEZ FABRE

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Fig. 5. Ejemplo de estructuras plegadas.

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

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de la lente empleada, número de orden de loma de las fotos, tipo de lente, dalos de vue­lo, altímetro en pies (30, 4 cm). Al otro lado: número de la foto, del rollo y fecha de la toma, así como muescas que marcan el centro geométrico de cada lado.

* el vuelo interminislerial, de 1978-1983, a escala 1: 18.000. Cada hoja del MTN incluye 7 bandas de 16 fotos. Datos: nivel horizontal, hora de la toma, altímetro en metros, datos de vuelo, número de la hoja del MTN, letra de la banda, número de la foto, distancia focal, número de orden de toma de fotos y muescas.

* vuelo del Instituto Geográfico Nacional de los años 80 a escala 1 :30.000. Una hoja del MTN l: 50.000 queda cubierta por 4 ó 5 bandas de fotogramas, cada una de las cua­les recoge a su vez entre 12 y 14 fotos. En los márgenes de esas fotos aparece la siguien­te información: número de fotograma, número de banda o de pasada, nivel horizontal, fecha de toma, hora de toma, escala, altímetro, número de hoja del mapa 1: 50.000 al que pertenece, datos de vuelo, orgenismo que ha proyectado el vuelo, muescas y datos técni­cos del vuelo.

4.2. Fotointerpretación y cartografia geomorfológica

De cara a la elaboración de cartografía geomorfológica, la fotografía aérea se utiliza de dos modos diferentes:

- por una parle y a partir de la reconstitución del relieve y del cuidadoso análisis de la imágen, en sus tonalidades, texturas y formas, la interpretación de los fotogramas permite identificar los elementos geomorfológicos que caracterizan el paisaje a distintos niveles de complejidad.

- por otra, la fotografía aérea sirve de base morfográfica para representar los resultados de la cartografía. Paralelamente a la lectura de la foto y sobre ella misma, compro­bando y consultando a la vez el mapa topográfico y el geológico, se pueden ir deli­neando -calcando- los elementos identificados con su trazado, forma, dimensiones, posición y altitud "reales", habida cuenta de la reducción y deformaciones sufridas, e incluso con su carácter litológico-estructural. Esta primera cartografía, con la constatación en campo y las modificaciones pertinentes, puede luego adecuarse a una escala estándar, en algunos trabajos más idónea, como por ejemplo la 1 :50.000, o presentarse tal cual.

Realmente, la detección de elementos gcomorfológicos en la fotografía aérea está condicionada por las propias características del relieve y por la escala del fotograma: las pequeñas escalas tienden a destacar los rasgos morfocstructurales y, cuando el grado de detalle permite una observación más puntual, sobre el fondo estructural aparecen morfo­logías de detalle asociadas a sistemas morfoclimáticos concretos.

Los elementos morfocstructuralcs que pueden constatarse a partir de la fotoinlerpre­lación son:

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- la litología: se identifica por la tonalidad del gris en la foto, que a veces es engañosa, pues depende de las caractcrísticasa del afloramiento, de la luz, de la vegetación ... cte.

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACI()N DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

Lo mús prúctico es guiarse por criterios indirectos, de índole fundamentalmente morfológica y delimitar conjuntos homogéneos, ratificados tras la consulta del

mapa geológico correspondiente. Por ejemplo: las calizas suelen dar tonos blanquecinos, contornos estructurales nítidos, dolinas ...

. los yesos se caracterizan por su modelado en vales o valles de fondo plano

. las arcillas suelen estar surcadas por densas redes de cúrcavas

. el granito ofrece un tono gris claro, sobre el que destacan las diaclasas y su textura es rugosa, el modelado en bolas ...

- la estructura: puede identificarse a partir de la acción de la red fluvial sobre el sus trato geológico y el modelado de formas de relieve estructurales. Se reconoce la estratificación (franjas de distinto tono y resistencia erosiva), el buzamiento (directamente a partir de la visión cstereoscópica o con la ayuda de la aplicación de las reglas de las V), pues las capas pueden aparecer horizontales, inclinadas con un determinado valor y sentido de buzamiento y verticales, fallas, diaclasas, discordancias, que no se traducen forzosamente en la topografía.

La detección, sobre el fondo morfoestructural, de morfologías de detalle asociadas tanto a formaciones litológicas de una naturaleza determinada (formas kársticas, relieves ruiniformes ... ) como a sistemas morfoclimúticos concretos (glaciar, periglaciar, úrido, tropical húmedo ... ), o a grupos de formas especiales (relieves volcúnicos, morfología costera ... ) requiere conocimientos geomorfológicos previos y cierta experiencia. Por ello, haremos únicamente mención, para que sirvan de ejemplos significativos, a algunas de las que más habitualmente se encuentran en los mapas geomorfológicos.

* El modelado en plataformas estructurales. Se desarrollan sobre series sedimentarias subhorizontales sobre las que las deformaciones tectónicas apenas han tenido reprecur­sión. El relieve dominante es en plataformas (muelas o páramos) (Fig. 7), correspon­dientes a los afloramientos de niveles resistentes (calizas, areniscas). Sobre el mapa topo­

grüfico se observan unas extensas superficies planas, cerradas marginalmente por bruscos cambios de pendiente debidos a las cornisas resistentes de las plataformas. Al pie de los materiales de la cornisa, que en el mapa geológico se corresponderú con una uni­dad litoestratigráfica definida, afloran materiales más blandos que proporcionan una sua­vización de la pendiente hasta el fondo del talweg. La alternancia escalonada de planta­formas con sus cornisas y taludes se produce cuando se repiten afloramientos duros y blandos. Si se trata de formas muy evolucionadas, las plataformas han quedado reduci­das a cerros testigos y antecerros, con valles de fondo plano de gran anchura, donde allo­ran los materiales más bajos de la serie litoestratigráfica y los depósitos cuaternarios tapi­zan su fondo.

* El modelado de las estructuras monoclinales. Se produce sobre capas isoclinales de escaso buzamiento, donde alternan niveles duros, que forman los resaltes estructura­

les más importantes y blandos, que originan depresiones erosivas alargadas en la misma dirección de los estratos y donde se localizan los cursos de agua más importantes. Son relieves en cuesta, cuyos frentes abruptos se orientan en dirección contraria al buza-

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA Y MIGUEL SÁNCHEZ FABRE

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Fig. 7. Cartografía geomort'ológica de la región de Yillaspesa, al Sur de Terucl (PEÑA, SÁNCHEZ y MOYA, 1993).

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

miento de las capas y sus reversos más suaves caen siguiendo la inclinación de los estra­tos. El relieve se repite cuantas veces se produce esta alternancia litológica a lo largo de la serie monoclinal, dependiendo el tamaño y altitud de la cuesta de la potencia y con­tinuidad de la capa resistente. La amplitud de los valles subsecuentes situados entre el frente de una cuesta y el reverso de la siguiente también dependerá de los espesores blan­dos aflorantes y de la mayor o menor intensidad de buzamiento de las capas. Cuando el buzamiento aumenta, se modelan hog-backs o barras y crestas.

* El modelado de las estructuras plegadas. Según sea el tipo de plegamiento, tendremos relieves estructurales de diferentes características. A diferencia de los mode­lados horizontales y monoclinales, las estructuras plegadas se caracterizan por la repetición de los afloramientos equivalentes lito y cronoestratigráficamente a ambos lados de los ejes de los pliegues. Cuanto más apretados son los pliegues mayor es la alternancia de las series y por tanto más numerosos los niveles duros y blandos atlorantes.

Siguiendo las clasificaciones caracterísiticas de los manuales de Geomorfología, estos modelados pueden ser originales, derivados e invertidos. Las formas originales plegadas suelen ser escasas debido a que la erosión desmantela los relieves plegados prácticamente al mismo tiempo que se generan. Sin embargo, puede utilizarse esa denominación para relieves donde se conserva la relación entre topografía y estructu­ra geológica, como en los domos anticlinales y los valles sinclinales. Las formas deri­vadas afectan a las estructuras anticlinales, generándose combes o valles anticlinales en cuyos flancos se repiten los afloramientos al haberse sobreexcavado el núclo del pliegue, permitiendo la aparición de las series inferiores de la escala. Estas disposicio­nes estructurales serün muy variables, en función del buzamiento de las capas, de la disimetría de ambos flancos y de la potencia de los diferentes materiales. Las formas invertidas se producen cuando las combes alcanzan una amplia derivación y se gene­ran estrechos sinclinales colgados entre las combes, que llegan a constituir los relieves de mayor elevación de ese área (Fig. 8). Estas situaciones son fácilmente observables relacionando topografia y geología y realizando perfiles geológicos que atraviesen esas estructuras.

Un relieve característico es el llamado apalachense o apalachiano, resultante de una evolución más compleja, donde alternan capas o barras duras paralelas entre sí y con cumbres perfectamente niveladas por superficie de erosión. Es un modelado caracterísit­co de materiales paleozoicos, donde barras de cuarcitas alternan con valles abiertos en niveles pizarrosos. Otro relieve especial lo constituyen las deformaciones diapíricas, donde el núcleo suele ser de materiales yesosos, salinos o arcillosos, determinando depre­siones interiores cerradas por flancos duros muy vertical izados.

* El modelado de las estructuras falladas. En los mapas donde dominan las estructuras debidas a fallas lo más importante que debe ser constatado a nivel geomorfológico es la intluyencia de las fallas en la topografía actual. A diferencia de las estructuras anterior­mente analizadas que afectan exclusivamente a materiales sedimentarios y metamórl"i­cos, las estructuras falladas pueden afectar a demás a los materiales cristalinos.

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

El grado de evolución alcanzado por estas estructuras determina que los escarpes estructurales que generan sean de mayor o menor relevancia en el relieve, de manera que se pueden clasificar tambien en relieves originales, derivados e invertidos.

Un caso concreto de relieve fallado son las fosas tectónicas y horsts que determinan unidades estructurales perfectamente definidas por una unidad deprimida que sirve de circulación a la red fluvial y unos márgenes montañosos cuya relación con las líneas de falla originales puede ser muy variada.

Los cabalgamientos y frentes de mantos de corrimiento representan un tipo <le falla con cabalgamiento que suele determinar escarpes de gran importancia morfológica, espe­cialmente cuando se trata de materiales resistentes que quedan depositados sobre litolo­gías más blandas <le los materiales autóctonos.

En cada una de estas estructuras horizontales, monoclinales, plegadas y falladas es importante constatar tambien su relación con la disposición de la red fluvial, estable­ciéndose la deferenciación entre redes concordantes o adaptadas a la dirección de los afloramientos y discordantes o inadaptadas, cuando cortan transversalmente a las capas.

* Las superficies de erosión. En cualquiera de estas estructuras pueden aparecer restos de antiguos ciclos erosivos, lo cual se evidencia en la presencia de superficies de erosión, que cortan transversalmente los aflora- micntos de las capas. Estas superficies pueden constatarse a veces únicamente por su conservación en las cumbres de los relieves en cuesta o en los flancos de los pliegues, pero otras veces conforman extensas planicies bien conservadas debido a un menor encajamiento de la red fluvial (Fig. 9).

La edad relativa de una superficie de erosión puede deducirse teniendo en cuenta que es posterior al nivel más reciente afectado por la nivelación y anterior a la edad de la base de los sedimentos discordantes situados sobre dicha superficie. Al mismo tiempo las superficies erosivas son contemporáneas de los depósitos correlativos con los que enla­za topográficamente.

En algunos casos pueden existir más de una superficie erosiva lo que nos permitirá separar fases diferentes de acción tectónica y de nivelación erosiva sobre un mapa. Puede haber, además relieves residuales que no hayan sido afectados por tales fases de aplana­miento a causa <le su dureza o disposición estructural.

* Modelado fluvial. Sin duda uno de los agentes de modelado de relieve más activos en nuestro ámbito espacial próximo son los cursos de agua. Así pues, resulta lógico que en sus valles se encuentren diversas formas de modelado consecuencia de dicha activi­dad. La fotografía aérea permite reconstruir la evolución del valle de los ríos a partir de la cartografía de sus niveles de terraza, que se muestran como escalones que marginan el curso actual con un grado de conservación muy diferente en distintas cuencas fluviales e incluso en distintos tramos de una misma cuenca (Fig. 7). Cuando las terrazas ocupen superficies considerables, tengan un buen grado de conservación, y su escalonamiento suponga una desnivelación superior al valor de las curvas de nivel, aparecerán reflejadas en un mapa topográfico (superficie plana marginada hacia el río por las curvas de nivel que evidencian un escarpe), o recibirán algún tratamiento en el mapa geológico como depósitos cuaternarios. Intímamente relacionados con las terrazas podemos también

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA Y MIGUEL SÁNCHEZ FABRE

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DOCUMENTOS BÁSICOS PARA LA REALIZACIÓN DE MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

apreciar y cartografiar los niveles de aportes laterales o glacis. Si disponemos de foto­gramas aéreos correspondientes a vuelos efectuados en diferentes fechas, nos es posible efectuar cartografías comparadas que dan una valiosa información acerca de la dinámica actual del valle fluvial y de su evolución más reciente, con los cambios que en la distri­bución de barras, canales, vegetación, ... , se hayan ido dando y se estén produciendo.

* Modelado de laderas. A partir de fotografías aéreas de una escala que permita la observación detallada del terreno ( 1: 18.000 o superior), podemos abordar la cartografía del modelado de las laderas. Esto, en muchos casos, supone elaborar una cartografía apli­cada dado el dinamismo que éstas poseen en determinados ámbitos, como puede ser el de alta montaña, o en regiones donde son alteradas por las grandes obras de infraestruc­tura efectuadas por el hombre.

* Modelado glaciar y periglaciar. Sólo unas pocas de las formas elaboradas en ámbitos fríos poseen unas proporciones suficientes para quedar reflejadas en los mapas topográficos o geológicos, utilizándose para ello signos convencionales determinados. Sin embargo, la gran mayoría de estas formas tanto erosivas (circos, .... ) como acumula­tivas (morrenas, .... ) es en la fotografía aérea donde además de detectarse pueden deli­mitarse y definirse gcomorfológicarnentc, a veces con mayor precisión que en el propio terreno, y, por supuesto, pueden ser cartografiadas.

* Modelado kárstico. Alguna de las depresiones kársticas de mayor tamaño (dolinas, uvalas, poljcs) son reflejadas en los mapas topográficos y geológicos, e incluso en estos últi­mos dctcnninados elementos estructurales coinciden con los límites de algunos poljes. Sin embargo, el documento que realmente nos permite delimitar las zonas kársticas y cartogra­fiar en ellas una enorme gama de morfologías (Fig. 1 O) es, de nuevo la fotografía aérea. Su escala condicionaní el nivel de detalle, e incluso el tipo de morfologías a las que dedicar nuestra atención. Así, si para el estudio de conjunto de un campo de dolinas o de un poljc puede ir bien una serie de fotogramas de escala 1 :30.000, sin duda el estudio de detalle de alguno de sus sectores 1mís significativos serú preferible hacerlo con fotos 1: 18.000.

* Relieves volcánicos. Aunque su ámbito espacial sea mucho más restringido, es un buen ejemplo de como la práctica totalidad de las formas relacionadas con un fenómeno pueden apreciarse, cartografiarse e incluso, en algún caso, medirse a partir de los foto­gramas aéreas. Tanto los grandes edificios voldnicos (conos volcánicos, escudos, .... ) como las formas deprimidas (cráter, caldera, anfiteatro, ... ) corno las puestas en resalte por la erosión diferencial (planeze, mesa, neck, ... ), e incluso cualquier tipo de colada de lava quedan recogidos en este documento gráfico.

* Modelado costero. Rasas, playas, acantilados, albuferas, flechas, son algunas de las diversas formas de modelado cuyas proporciones convierten de nuevo a la fotografía aérea en un magnífico documento de trabajo. No es sino un ejemplo más de los que hemos ido exponiendo para apoyar precisamente esa afirmación, y a los que podrían aña­dirse sin duda más: fornas de acumulación de los desiertos, modelado turricular de are­niscas y conglomerados, cte.

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LA ELABORACION DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMÁGENES DE SATÉLITE

Javier CHUECA CÍA y Asunción JULIÁN ANDRÉS

l. Introducción

La teledetección ha sido definida como aquella técnica que permite obtener informa­ción a distancia de los objetos situados sobre la superficie terrestre (CHUVIECO, 1990). Su aportación a las ciencias relacionadas con el estudio del medio natural se ha ido haciendo más importante con el paso del tiempo, despertando el interés de un amplio abanico de disciplinas: ingeniería, geología, biología, geografía y, por supuesto, de la geomorfología.

La fotografía aérea fue la forma inicial de efectuar teledetección, y todavía permane­ce como uno de los métodos más utilizados. En un principio estas fotografías se realiza­ron aprovechando la porción visible del espectro pero, a partir de los años sesenta, el desarrollo tecnológico permitió la adquisición de imágenes en otras longitudes de onda, en particular en el infrarrojo y en el rango de las microondas. Desde esa misma época, el lanzamiento de satélites con o sin tripulación comenzó a facilitar ventajas importantes de cara a la obtención de información sobre la superficie terrestre. Hoy en día, estas plata­formas son las más utilizadas en teledetección, aunque con frecuencia necesiten del apo­yo conjugado de la fotografía aérea y de un adecuado trabajo de campo (CURRAN, 1985; SABINS, 1986).

El uso de técnicas de sensores remotos proporciona un apoyo muy conveniente para reducir los costes económicos o el tiempo invertido en obtener resultados en muchos tra­bajos relacionados con el medio natural. Entre las ventajas de la teledetección, se pueden citar: 1) su cobertura global y periódica de la superficie terrestre; 2) su visión panorámi­ca; 3) la homogeneidad en la loma de datos; 4) la información captada sobre regiones no visibles del espectro electromagnético; y 5) la facilidad de tratamiento de los dalos por medios informáticos gracias a su formato digital.

En cualquier caso, la utilización de sensores remotos es una técnica auxiliar más, idó­nea en ocasiones pero discreta en otras. En cartografía geomorfológica en concreto, las

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JAVIER CHUECA CIA Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

posibilidades de llevar a cabo un tratamiento de detalle similar al que puede obtenerse con los fotogramas aéreos son pnícticamente nulas, fundamentalmente ligadas a la caren­cia de visión estereoscópica existente en gran parte de las imágenes de satélite. Sin

embargo, en cartografía sinóptica de grandes espacios, trabajando a pequeña escala, las

ventajas que hemos enumerado sí son considerables, e incluso la resolución de la carto­

grafía puede alcanzar cotas estimables según los sensores utilizados.

2. Principios físicos de la teledetección

2. J. La radiación electromagnética

En telcdetección, el hecho de que no haya contacto material entre el receptor y el sis­tema observado no implica que no exista una interacción física entre ambos. Esta inte­

racción puede ser cualquier transferencia de energía electromagnética, acústica o de cam­

pos de fuerza (gravedad, magnetismo), que se transmita en un medio y sea recogida por un sensor. En teledetección, el medio de observación más utilizado es la radiación elec­tromagnética, y dentro de ella una serie de bandas espectrales cuya denominación y amplitud varían ligeramente según los distintos autores, aunque la terminología más común es la siguiente (Fig. 1) (SABINS, 1986; CHUVIECO, 1990):

1) Espectro visible (0,4-0,7 µm): la radiación electromagnética más familiar para nosotros es aquella para la que el ser humano está dotado naturalmente de sensores,

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

es decir, la luz; suelen distinguirse tres bandas elementales, que se denominan azul (0,4-0,5 µm), verde (0,5-0,6 µm), y rojo (0,6-0,7 µm), en razón de los colores elementales asociados a esas longitudes de onda.

2) Infrarrojo próximo (0,7-1,3 µm): a veces denominado también infrarrojo reflejado o fotográfico; resulta de especial importancia por su capacidad para discriminar masas vegetales y concentraciones de humedad.

3) Infrarrojo medio ( 1,3-8 µm): en donde se entremezclan los procesos de reflexión de la luz solar y de emisión de la superficie terrestre.

4) Infrarrojo lejano o térmico (8-14 µm): que incluye la porción emisiva del espectro terrestre.

5) Micro-ondas (a partir de 1 mm): con gran interés por ser un tipo de energía bastante transparente a la cubierta nubosa.

Cualquier objeto emite y/o refleja una radiación electromagnética como consecuencia de su interacción con las fuentes de energía propias o externas. Así, cada objeto o siste­ma tendrá una respuesta espectral propia, en términos de energía reflejada y energía emi­tida, respuesta que se conoce como su signatura espectral. De hecho, la teledetección consigue la identificación de los materiales terrestres y de los fenómenos que tienen lugar sobre su superficie a través del análisis de sus correspondientes signaturas espectrales (LÓPEZ GARCÍA y CASELLES, 1991 ).

2.2. Resolución

Se define como resolución la medida de la habilidad de un sistema óptico para dis­tinguir entre señales que están cerca desde el punto de vista espacial o cuyo espectro es similar (SWAIN y DAVIS, 1978; SLATER, 1980). Desde el punto de vista de la telcde­tección se deben tener en cuenta cuatro tipos de resolución:

1) R. Espectral: se refiere a la dimensión y el número de intervalos de longitudes de onda en el espectro electromagnético a las cuales un sensor es sensible; ciertas regiones o bandas en el espectro electromagnético son óptimas para obtener información de parámetros biofísicos; las bandas se seleccionarán normalmente para maximizar el contraste entre el objeto de interés y su entorno.

2) R. espacial: es una medida de la mínima separación lineal o angular entre dos objetos que puede ser conseguida por un sensor (el objeto más pequeño que puede ser distinguido sobre una imagen); en un sistema fotográfico suele medirse en mm sobre la foto o en m sobre el terreno; en sensores óptico-electrónicos esa distancia se corresponde al tamaño de la mínima unidad de información incluida en la imagen, que se denomina pixel.

3) R. temporal: indica cada cuanto tiempo un sensor dado obtiene imágenes de un área particular; el ciclo de cobertura está en función de las características orbitales de la plataforma (altura, velocidad, inclinacicín), y del diseño del sensor (<lngulo de observación y de abertura).

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4) R. radiométrica: se refiere a la sensibilidad del detector para percibir variaciones en la radiancia espectral que recibe; define el número de niveles de señal discriminablcs.

3. Tratamiento e interpretación de la información

Las imágenes recogidas por los sensores constituyen una información bruta que es preciso depurar y mejorar para facilitar su interpretación. Los tratamientos de datos bási­cos empicados en tcledetección son los siguientes (RICHARDS, 1986; DRURY, 1987):

1) Correción geométrica de la imagen: sean cuales fueren la plataforma utilizada y el sistema de registro, la posición de los puntos de la imagen tendrá siempre dife­rencias con su correcta proyección cartográfica. Si queremos que la interpretación de los distintos elementos de la imagen sea efectuada con precisión es necesario corregir esas diferencias. En general, las correcciones se realizan en ordenador a través de una digitalización de los datos que permita el reajuste de la posición de cada elemento de resolución (pixel) de acuerdo con las coordenadas conocidas de cierto número de ellos.

2) Correcciones radiométricas: frecuentemente es necesario llevar a cabo correcciones radiométricas de la señal registrada, debido a las alteraciones que ésta ha podido sufrir por efecto de la influencia atmosférica o de las características propias del sensor. Para esta corrección se emplean modelos teóricos basados en la calibración de la radiación sobre objetos de rcflcctancia o emitancia conocidas.

3) Tratamientos ópticos y fotográficos: aparte de las dos correcciones elementales ya mencionadas, se suelen realizar tratamientos ópticos y fotográficos para mejorar la visualización de los datos radiométricos. Así se pueden obtener, cualquiera que sea el tipo de sensor empleado, imágenes separadas de cada canal o composiciones coloreadas de las distintas bandas, de acuerdo con los objetos y fenómenos que se desea destacar (la combinación más usual es la denominada falso color). También existen métodos de realce de la imagen, a partir de su tratamiento digital, que permiten conseguir productos de mayor calidad visual, eliminando señales parásitas (ruido), y aumentando el contraste de las señales a analizar: filtrados, divisiones de densidad, cte.

Una vez que las imágenes analógicas o digitales han sido tratadas el usuario está en condiciones de realizar su trabajo de análisis. La interpretación puede ser visual o bien apoyada por métodos de tratamiento numérico de los datos a través del ordenador; entre estos últimos destacan las técnicas de: composición de bandas (componentes principales, ratios e índices, composiciones color), clasificación (supervisadas, no supervisadas), o análisis de las texturas. Aunque estos sistemas facilitan enormemente el tratamiento de la ingente cantidad de datos radiométricos que forman una imagen no debe olvidarse que, en última instancia, son los conocimientos y la experiencia del propio intérprete los que

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

han de llevarle a obtener conclusiones satisfactorias; la interpretación sobre las imágenes pocas veces será correcta sin un apoyo adecuado sobre el terreno, de modo que puedan verificarse conclusiones o tomar muestras de datos para realizar extrapolaciones a zonas más extensas de la imagen.

4. Tipos de sistemas espaciales de teledetección: aplicaciones en cartografía geomorfológica

Anteriormente definimos la teledetección como aquella técnica que permite adquirir información a distancia de los objetos situados sobre la superficie terrestre. Para que esta observación remota sea posible, es preciso - como ya hemos apuntado - que entre los objetos y el sensor exista algún tipo de interacción que los relacione. En general esta rela­ción viene dada por un flujo energético que permite poner a ambos en contacto. Las for­mas básicas de adquirir información usando sensores remotos se agrupan así en tres cate­gorías: por reflexión, por emisión, y por emisión-reflexión.

La primera de ellas es la forma más importante de tcledetección, y se deriva directa­mente de la luz solar; el sol ilumina la superficie terrestre que refleja esa energía en fun­ción del tipo de cubierta presente sobre ella; ese flujo reflejado se recoge por el sensor que lo transmite posteriormente a las estaciones receptoras. En segundo lugar, la obser­vación remota puede basarse en la energía emitida por las propias cubiertas. En tercer lugar, en la energía que podríamos enviar desde un sensor que fuera capaz, tanto de gene­rar su propio flujo energético, como de recoger posteriormente su reflexión sobre la superficie terrestre (CHUVIECO, 1990). ·

Esto viene al caso porque, para clasificar los distintos tipos de sistemas espaciales de teledetección, el procedimiento más habitual es el que considera la forma de recibir la energía procedente de las distintas cubiertas. De este modo, se habla de dos tipos de sen­sores: 1) Pasivos: cuando se limitan a recibir la energía proveniente de un foco exterior a ellos; y 2) Activos: cuando son capaces de emitir su propio haz de energía. En los sen­sores pasivos se puede precisar más, considerando su procedimiento de grabar la energía recibida: sensores fotográficos y óptico-electrónicos. En el primer grupo están las cáma­ras fotográficas y en el segundo los exploradores de barrido y de empuje. En cuanto a los sensores activos, el equipo más empleado en teledetección es el radar.

4. J. Sensores pasivos

4.1. l. Sensores fotográficos

Las cámaras fotográficas siguen siendo todavía el medio más utilizado de teledetec­ción, especialmente desde plataformas aéreas. Nosotros, sin embargo, y de acuerdo al contenido de este capítulo, nos vamos a centrar en el análisis de los programas de explo­ración fotográfica llevados a cabo desde plataformas espaciales, pioneros en los trabajos

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de teledetección (las conocidas misiones Apolo, Géminis, etc. desarrolladas por la NASA en los años sesenta) (CURRAN, 1985; SABINS, 1986).

Los primeros planes de observación organizados pretendían conseguir una cartogra­fía mundial de base con un grado de detalle aceptable. En este sentido puede destacarse el papel del laboratorio espacial tripulado americano Skylab, activo durante 1973 y dota­do de dos cámaras que permitieron obtener cientos de fotogramas con los que se han

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Fig. 2. Ejemplo e.le cartografía geomorfológica elaborada utilizando imágenes e.le la cámara métrica (RMK 20/23). Sector subc.lesértico e.le la Argelia sahariana (SIMONIN et al., 1989).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

abordado estudios temáticos muy variados (geomorfología, cartografía geológica, usos del suelo, etc.): 1) la cámma multi-espeetral (S 190-A): con seis objetivos sensibles a dis­tintas longitudes de onda, entre 0,4 y 0,9 µm; y 2) la cúmara de observación terrestre (ETC): dotada de un gran focal (457 mm), y diseñada para registrar fotografías de alta resolución ( 15 m) a 435 km de altitud.

Más tarde, en la lanzadera espacial Shuttle, se incluyeron otras dos cámaras de precisión: 1) la cámara de gran formato (LFC): de gran cobertura gracias a su formato de 23 x 46 cm y con posibilidad de visión estereoscópica; y 2) la cámara métrica (RMK 20/23), de diseño europeo, también dotada de visión estereoscópica y capaz de aportar una resolución de 20-30 m trabajando a 250 km de altura. Un ejemplo de cartografía gcomorfológica realizada a partir de la utilización de este último tipo de cámara aparece en la Fig. 2, correspondiente a un sector subdcsértico de la Argelia sahariana (SIMONIN et al., 1989).

4.1.2. Sensores óptico-electrónicos

A. Exploradores de barrido

En general, todos los sensores óptico-electrónicos tienen ventajas respecto a los foto­gráficos y la fundamental es su posibilidad de obtener información simultánea en varias bandas del espectro electromagnético, lo que ayuda a discernir mucho mejor entre diferen­tes tipos de cubierta vegetal, litologías, usos del sucio, etc. Es por eso que, en los últimos años, los equipos de barrido multiespectral se han ido incorporando sistemáticamente a las principales misiones de teledctccción espacial (CURRAN, 1985; SABINS, 1986).

Los exploradores de barrido constan de un espejo móvil, que oscila perpendicularmente a la dirección de la trayectoria, que les permite explorar una franja de terreno a ambos lados de la traza del satélite. La radiancia recibida por este componente óptico se dirige a una serie de detectores que la amplifican y convierten en una señal eléctrica. Esta, a su vez, se transforma en un valor numérico que puede almacenarse a bordo o transmitirse a la red de antenas receptoras. La información recibida por éstas se graba en cintas com­patibles con ordenador para su posterior procesamiento. En muchos equipos de explora­ción por barrido la señal recibida se descompone a bordo en varias longitudes de onda, cada una de las cuales se envía a un tipo especial de detectores sensibles a ese tipo de energía. En esos casos se habla de exploradores de barrido multiespectral, pues detectan la misma superficie de terreno en distintas bandas del espectro (CHUVIECO, 1990).

El sensor de barrido MSS (Multiespectral Scanner) ha estado disponible en todos los satélites de recursos naturales Landsat, en activo desde 1972. Los Landsat 1, 2 y 3, helio­síncronos (los que tienen una órbita casi polar, diseñados de tal forma que el paso de cada órbita del satélite por un lugar determinado ocurre a la misma hora), se situaron a una altitud de 913 km, tardaban 103 minutos en efectuar una órbita completa y barrían la superficie de la Tierra cada 18 días, obteniendo información simultánea de zonas de 185 x 185 km, con una resolución espacial de 79 m por pixel. Los Landsat 1 y 2 proporcio­naban datos en cuatro bandas espectrales: banda 4 (0,5-0,6 µm), banda 5 (0,6-0,7 µm),

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JAVIER CHUECA CIA Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

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Fig. 3. Ejemplo de cartografía gcomorfológica realizada utilizando imágenes del sensor Landsat­MSS. Sector del zócalo noruego retocado por el modelado glacial. 1) Fallas; 2) Otros lineamien­tos; 3) Fente de cabalgamiento; 4) Divisoria de aguas; 5) Zócalo precámbrico; 6) Zócalo del Oeste; 7) Sedimentos y mctascdimcntos cratónicos de las Caledónidas; 8) Manto dcJotun; 9) Arcas muy discctadas. Interfluvios estrechos, caóticos, en ocasiones glaciados; 10) Altos platcaux erosiona­dos, con cubierta rocosa y vegetación de tundra;.!!) Altos platcaux con cubierta de bloques, mode­lados en circos; 12) Platcaux con cubierta morrénica y vegetación subalpina (PEULVAST, 1986).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

banda 6 (0,7-0,8 µ m) y banda 7 (0,8-1, 1 µrn); el Landsat 3 fue provisto ademús de una banda térmica ( 10,4-12,6 µrn). En todos los casos, la radiación recibida se registraba en 64 niveles de intensidad para la banda 7 y en 127 niveles para las bandas 4, 5 y 6. La segunda generación de satélites Landsat ( 4 y 5) operaba a una altitud de 705 km, tardan­do 99 minutos en efectuar una órbita completa y barriendo la superficie terrestre cada 16

días; el sensor MSS incorporado en ellos pascí a tener una resolución espacial de 82 rn, y sus bandas se denominaron l, 2, 3 y 4 (LÓPEZ GARCÍA y CASELLES, 1991 ). Corno ejemplos de cartografía geomorfológica llevada a cabo con este sensor, pueden exami­narse las Figs. 3 y 4, que muestran respectivamente un sector del zócalo noruego retoca­do activamente por el modelado glacial (PEULVAST, 1986) y los lineamientos identifi­cados en la zona de Montalbún, en la Cordillera Ibérica turolense (CHUECA, 1992).

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Fig. 4. Ejemplo de cartografía geomorfológica de lineamientos del sector de Montalbán (Cordillera Ibérica turolense), obtenida a partir de imágenes del sensor Landsat-MSS (CHUECA, 1992).

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JAVIER CHUECA CIA Y ASUNCI(JN JULIÁN ANDRÉS

Estos satélites Landsat de segunda generación portahan, además del sensor MSS que acahamos de mencionar, el sensor TM (Thematic Mapper), que ha supuesto un incre­mento importantísimo en la calidad y cantidad de datos suministrados a los usuarios. La mejora se produce en tres campos: 1) resolución espectral: aumentada al estar distrihui­da la información a lo largo de una zona 1mís amplia del espectro y en bandas más estre­chas que permiten una mejor definición y posterior análisis de las respuestas espectrales 1 handa 1 (0,45-0,52 µm), handa 2 (0,52-0,60 µm), handa 3 (0,63-0,69 µm), handa 4 (0,76-0,90 µm), handa 5 ( 1,55-1,75 µm), handa 6 (10,4-12,5 µm) y handa 7 (2.08-2,35 µm)]; 2) resolución espacial: es alrededor de 2,6 veces mayor que la del sensor MSS; 30 x 30 m para todas las handas, excepto el térmico ( 120 x 120 m); y 3) resolución radio­métrica: su mejora consiste en que la radiación recihida para cada pixel se recoge y cla­sifica en 256 niveles de intensidad, lo que permite la detección de cambios menores en las magnitudes radiométricas (SABINS, 1986; CHUVIECO, 1990). Un ejemplo de car­tografía geomorfológica de aspectos no-estructurales, derivada directamente de clasifi­caciones supervisadas de imágenes TM, aparece en la Fig. 5; en ella se han diferenciado distintas unidades ecodinámicas localizadas en un sector costero de la isla de Anticosti, en Canadá (PERRAS et al., 1985).

Fig. 5. Ejemplo de cartografía geomorfológica de unidades ecodinámicas realizada utilizando imá­genes captadas por el sensor Landsat-TM. Corresponde a un sector costero de la isla de Anticosti (Quebec), Canadá (PERRAS et al., 1985). 4) Turberas; 5) Turberas reticuladas; 6) Turberas arbus­tivas; 7) Sustrato rocoso; 8) Depósitos litorales antiguos; 9) Depósitos lluviales y litorales actuales .

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

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Fig. 6. Ejemplo de cartografía geomor!'ol6gica de seguimiento de procesos (desplazamiento del hielo costero en el estrecho de Fram) obtenida con el sensor AVHRR (KERGOMARD, 1989).

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JAVIER CHUECA CIA Y ASUNCl()N .IULIÁN ANDRÉS

Los satélites Landsat estahan específicamente diseñados para la observación de la superficie terrestre; sin embargo, dentro de los satélites metcorolcígicos de la serie Tiros­NOAA existe un sensor que se ha utilizado en ocasiones en trabajos de gcomorfología que tienen que ver con el estudio de la dinámica de procesos (avance de la dcscrlifica­ción, control de la deforestación en zonas poco accesibles, movimiento del hielo en áre­as polares o subpolares, ele.): en concreto, el sensor AVHRR (Advanced Very High Resolution Radiometer). El actual AVHRR tiene cinco canales (en el visihle, infrarrojo próximo, medio y térmico), se sitúa a una altitud de 854 km y su franja de barrido abar­ca 3.000 km de ancho, lo que equivale en el ecuador a 27,2º de longitud; su resolución sohre el terreno es de 1, 1 km en el nadir (LÓPEZ GARCÍA y CASELLES, 1991 ). Como ejemplo de cartografía geomorfolcígica de seguimiento de procesos obtenida con este sensor remitimos al trabajo de KERGOMARD ( 1989), que delimitó en el estrecho de Fram el desplazamiento del hielo costero, su dirección de flujo y velocidad, mediante el examen de dos imágenes AVHRR de fechas diferentes (Fig. 6).

B. Exploradores de empuje

En los exploradores de empuje se elimina el espejo oscilante, gracias a disponer de una cadena de detectores que cuhrc todo el campo de visicín del sensor. Estos detectores se van excitando con el movimiento orhital del satélite (de ahí el nombre de explorador de empuje), puesto que se explora en cada momento una línea completa, desplazándose ésta simultáneamente con la plataforma. Esta tecnología permite aumentar la resoluci<Ín espacial del sistema respecto a los harrcdorcs convencionales, al eliminarse la parte móvil (CHUVIECO, 1990).

Entre los exploradores de empuje empicados para la ohscrvacicín de la superficie terrestre destaca el satélite francés SPOT, equipado con el sensor HRV (High Resolution Visible). Lanzado por primera vez en 1986, es un satélite polar situado a una altura de 825 km que opera en dos modalidades dentro del visihle y el infrarrojo próximo: 1) en modo pancromütico (hlanco y negro): con una resolución espacial de 1 O m, cubre el espectro comprendido entre 0,51-0,73 µm; y 2) en modo multibanda: con resolución espacial de 20 m y las siguientes handas: xs 1 (0,50-0,59 µm), xs2 (0,61-0,68 µm), y xs3 (O, 79-0,89 µ m). Cubre una franja de visión d" 60 km, pero la comhinaeión de dos sen­sores HRV le permite ver hasta 117 km (hay 3 km de superposición). Una de las venta­jas más llamativas respecto a los Landsat - que dota a las imágenes SPOT de muchas más posibilidades en el campo de la geomorfología - es la posibilidad de obtener adicional­mente, por medio de un telemando, una visión extra (de hasta 27º de amplitud) a amhos lados de la trayectoria de su círbita normal. Esto permite la obtención de imágenes esle­reoscópicas y disminuir el período de tiempo normal transcurrido entre dos capturas del mismo lugar (de 26 días puede pasarse a 1, 4 o 5 días) (LÓPEZ GARCÍA y CASELLES, 1991 ). Como representación carlognífica elahorada a partir de imágenes SPOT-HRY, mostramos un ejemplo del sector antártico de Tierra Adelia, en el que se han identifica­do algunos modelados y procesos de origen glaciar (Fig. 7) (CHOTIN et al., 1990).

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JAVIER CHUECA CIA Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

4.2. Sensores activos

Dentro de los sensores activos (los que emiten un haz energético que posteriormente recogen tras su reriexión sobre la superficie que pretenden observar), los más utilizados en los estudios del medio natural son los radar que operan en el campo de las microon­das (entre O, 1 cm-1 m) (CHUVIECO, 1990). Tienen un gran interés para la telcdctccción porque la atmósfera es transparente a las hiperfrecuencias (excepto en dos picos de absor­ción situados hacia los 1,35 y los 0,6 cm), y por ello pueden trabajar en condiciones atmosféricas desfavorables, lo que los hace excepcionalmente valiosos en las áreas casi permanentemente cubiertas de nubes de latitudes medias y tropicales (CURRAN, 1985; SABINS, 1986).

Pese a estas ventajas, los sensores de radar, sin embargo, no se han empicado hasta la fecha con una gran profusión. Las misiones de radar de plataformas espaciales más

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Fig. 8. Ejemplo de cartografía geomorfológica de la red de fracturación de la Península de Tán~er realizada con imágenes radar ERS 1-SAR (CHOTIN et al., 1995). ~

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA A PARTIR DEL EMPLEO DE IMAGENES DE SATELITE

rccundas han sido las siguientes: 1) Scasat: satélite de ohscrvación oceanográfica activo

durante muy hrevc tiempo y que contaha con un radar de apertura sintética (SAR) que

alcanzaha una resolución espacial de 25 m; 2) SIR-A y SIR-B: misiones organizadas a

hordo de la lanzadera espacial Shuttlc, en 1981 y 1984, con similar resolución espacial y

que aportaron varios miles de tomas de gran calidad de muchas zonas del planeta; y 3) el

satélite europeo ERS 1: funcional en la actualidad y dotado con un radar de apertura sin­

tética (SAR), ha sido empicado en ocasiones para trahajos de cartografía gcomorfológi­

ca, como mostramos en la Fig. 8, donde se interpretan con imágenes ERS 1-SAR los ras­

gos generales de la red de fracturación de la Península de Tanger (CHOTIN et al., 1995).

Bibliografía

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

Francisco PELLICER CORELLANO

l. Introducción: La necesidad de la alfabetización en el lenguaje de la imagen

La comunidad científica, como tantos otros conjuntos o individuos sociales, se sirve de imágenes para suministrar y subrayar información, establecer relaciones o crear esta­dos de opinión. La efectividad y rapidez de la imagen en la transmisión de los más varia­dos mensajes supone una sustanciosa ventaja respecto a otros sistemas de expresión y por

ello es la gran protagonista de la comunicación social. Las representaciones gráficas constituyen la transcripción, en un sistema codificado

o sistema gnífico, de ideas e informaciones. Así, las imágenes desempeñan una función semejante a los sonidos del lenguaje verbal, a las letras en el lenguaje escrito o a los números en el lenguaje matemático.

Sin embargo, en ciertos ámbitos académicos y científicos, la expresirín artística,

el lenguaje grürico e incluso la cartografía se conciben, con demasiada frecuencia,

como adorno innecesario o materia educativa de segundo orden, del mismo modo

que el diseño grúf"ico se confunde con una habilidad manual más que con un proceso intelectual.

Los errores gráficos en la producción de mapas e ilustraciones, 1rnís frecuentes de lo que debieran en las publicaciones científicas, ponen de manifiesto la necesidad de reno­

var los conceptos, métodos y técnicas de expresión gráfica. Tales errores grúf"icos son

comparables a graves faltas de ortografía en la escritura y sólo pueden pasar desaperci­bidos por el general desconocimiento de la materia. En general, se desestiman los prin­

cipios más elementales de la percepción y el uso de las variables y factores visuales que determinan la creación de la imagen. Tan graves deficiencias se deben, sin duda, a la

escasa importancia que recibe este lenguaje en la enseñanza en cualquiera de sus niveles

y, en buena parte también, al escaso desarrollo y difusión del conocimiento de los meca­nismos de la percepción y comunicación gráfica.

Sin embargo, la sociedad actual se comunica más y más con el lengu<~je de las imá-genes. Un elevado porcentaje de informaciones lo recibimos a través de la televisión, la

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PRANCISCO PELLICER CORELLANO

puhlicidad grMica invade las calles y los hogares, los medios audiovisuales apoyan con frecuencia las explicaciones del profesor,. ..

En el actual estado ele la cuestión, puede afirmarse que quien carece de una adecuada formación en el lenguaje de la imagen puede considerarse como un analfabeto funcional.

La sensibilidad y capacidad de comunicación gráfica del usuario o elahorador de un mapa son cualidades que, sin duda, requieren una educación como cualquier otra faceta del desarrollo humano. La alfabetización visual (DONDIS, 1973) consiste esencialmen­te en suhrayar los marcadores de legibilidad y elahorar esquemas interpretativos de modo que pueda pasarse de la percepción informe de signos a la comprensión ele un mensaje estructurado. En este proceso, la estética juega un importante papel: tiene una dimensión sensitiva relacionada con la función de estímulo y una dimensión intelectual conlrihu­yendo a la transmisión de conocimientos.

2. La cartografía: Un sistema de comunicación gráfica

El mapa puede definirse como la representación gráfica, simplificada y convencional, de datos de todo tipo (ideas, formas,. .. ) y relaciones espaciales que tienen lugar en un espacio bi o tridimensional con una relación de similitud denominada escala. Su función primordial es facilitar la visicín de las cosas, aunque no se limita a eso. Es un instrumen­to cuidadosamente diseñado para el registro, cálculo, exposición, análisis y comprensión de los hechos en sus relaciones espaciales.

Todos los mapas contienen dos elementos fundamentales de la realidad: localizaciones y atrihutos de tales localizaciones. Las primeras son simplemente posiciones en un espacio hidimensional, los atrihutos, en cambio, contienen información sobre cualidad y magnitud. La interacción entre diversas posiciones, entre distintos atrihutos y entre atrihutos y posiciones determina un sistema de relaciones que puede, a su vez, ser considerado como un atributo derivado, llegando a construcciones tan complejas como se precise.

La escala, el sistema de referencias espaciales y la leyenda, como expresión codi fi­cada de los atrihutos del territorio, son elementos ahsolutamcnte necesarios para que la representación gráfica pueda definirse como un mapa.

2.1. La escalo.

Como es hicn sahido, cada mapa posee una relación bidimensional definida entre la realidad y su representación denominada escala. Esta es de primordial importancia dado que nos limita el grado de información y el sistema de representación. Es decir, cuanto mayor sea la escala, mayor será el volumen de datos sohre localización y atrihutos de un territorio que pueden contenerse en el mapa.

El documento hase en los estudios locales suele ser el mapa geomorfológico a esca­la 1 /50.000 o escalas müs grandes, 1 :25.000, 1: 10.000,. .. si el ohjcto de estudio son pro­cesos o mapas aplicados a riesgos, ele ... La escala más adecuada para la representación

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

de regiones o comunidades autónomas oscila entre 1 :200.000 (La Rioja o Madrid), 1 :300.000 (Aragón) ó 1 :400.000 (Andalucía).l

2.2. Sistemas de refcrc11cius del Globo.

Un mapa nos permite definir la situación relativa de un punto respecto a un sistema de referencias fijas al que se llama sistema de coordenadas terrestres. Estas son latitud y longitud y vienen reflejadas en los cuatro ángulos de las hojas del Mapa Topográfico Nacional.2

En las ediciones anteriores a 1970, el Mapa Topográfico Nacional a escala 1 :50.000 está enmarcado por un recuadro con indicaciones precisas de latitud y longitud, expresa­das numéricamente minuto a minuto y con escala gráfica los intervalos de 1 O en 1 O segundos. Para localizar un punto basta con proyectar dos rectas perpendiculares a los márgenes, en sentido meridiano y paralelo, y leer en las escalas enmarcantes. Tener en cuenta que los valores de longitud suelen estar referidos al meridiano de Madrid, consi­derado como meridiano origen en la cartografía española hasta 1970.

En las ediciones posteriores las referencias a las coordenadas geográficas se hallan exclusivamente en los cuatro vértices de la hoja. Con estos valores puede calcularse la localización con una sencilla operación matemútica -calculando la distancia en metros de cada segundo y minuto-. Pero es preferible adoptar el sistema de referencias Coordenadas Universal Transversa Mercator (CUTM), admitido universalmente en épo­ca más reciente -se evitan las complicaciones del sistema sexagesimal en la informatiza­ción de los datos-.

El sistema CUTM está compuesto por letras y cifras. En los mapas 1 :50.000 permite una aproximación de 100 m.

Fundamentos del sistema de referencias CUTM: - Se ha dividido la esfera terrestre en 60 husos de 6º de amplitud (60x6=360º),

numerados del 1 al 60 a partir del meridiano 180º Greewich,en sentido W-E'. - El espacio entre los paralelos 80º N y S se ha compartimentado en 20 handas esféricas

de 8º ( 20x8= 160), designadas por letras de S a N, desde la C a la X. Se exceptúan CH,I,LL,Ñ y O.

Los organismos oficiales estatales (Servicio Gcogrúfico del Ejército, Instituto Geográfico Naclonal. Instituto

Tecnológico y Geominern de EspaííaJ editan mapas a escalas normalizadas: 1: 1.000.000 de Espaíía y 1 :200.000 por provincias. mlcmús de las series por hojas 1 :25.000 (cuadrante del 1 :50.000). 1 :50.000 ( 1 106 hojas definidas por 1 O'dc latitud y 20'de lon­gitud, identificadas por un mímcro correlativo y el nombre de la entidad superior de poblaci<Ín). 1 :200.000, 1 :400.000 y 1 :800.000.

2 Como es bien sabido. la tierra se divide en una serie de círculos mayores -meridianos y ecuador- y otros 1111.~nores -res­to de los paralelos-. J\sí se forma una retícula con la que poder situar y refcrcnciar un punto dado en la superficie de la Ticrr:1.Sc toma como norma convencional el meridiano de Greenwich -m~ridiano cero o de origen- y el ecuador.

3 La longitud de un punto viene dada por el 1í11gulo formado por el plano del meridiano que pasa por ese determinado pun­to y el plano del meridiano origen.Todos los puntos que están sobre un mismo meridiano tienen la misma longitud geogrúrica

y la misma hora solar. No son. en cambio, equidistantes.La longitud se mide al E u W del meridiano origen desde O" a 1 HO". La latitud de un punto cstú dctern1i11ada por el ángulo formado por la semirecta de un punto al centro de la Tierra y su pro­

yección ortogonal sobre el plano del ecuador. Los paralelos son aproximadamente equidistantes, algo mayor es el polar debi­do al achatamiento de la Tierra por los polos.

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO

- De la intersección de los 60 husos y las 20 bandas resultan 1200 trapecios esferoidales de 6º de long. por 8º de lat. que reciben el nombre de zonas y son designadas por el nº del huso y la letra de la banda (ej. 30T). Así pues, esta cuadrícula básica está constituida por coordenadas geográficas, es decir, por meridianos y paralelos.

Ahora bien, sobre cada huso se ha proyectado por convenio una malla de cuadrados de l 00 km. de lado que se designan por un par de letrm; combinadas. En las escalas l :50.000 o superiores, cada cuadrado de l 00 km. de lado aparece dividido en cuadrados de 1 km. de lado.

Todos los detalles necesarios y un ejemplo de designación aparecen como informa­ción complementaria en cada hoja.

2.3. L{[ leyenda

El mapa debe contener un sistema coherente de signos a través de los que comunicar la identidad de los atributos del territorio y sus relaciones espaciales. El objeto de este tema consiste en mostrar al usuario y elaborador de mapas los principios elementales del lenguaje gráfico aplicado a la cartograría.

La leyenda constituye la clave de comprensión de la información del mapa, por ello debe ser cuidadosamente diseñada teniendo en cuenta las características de los concep­tos representados (estructuración jerárquica, asociación, ... ) y su codificación gráfica (sis­tema de signos de representación).

El lenguaje cartográfico se basa en la estimación diferenciada y objetivable de deter­minados elementos y variables visuales (líneas, contornos, dimensiones, texturas, lumi­nosidad, color) y factores visuales (perspectiva, traspalo, relación figura-fondo, equili­brio, predictibilidad, ... ), y su composición en el espacio (fundamento sintáctico), como transmisores esenciales de información geográfica y estimuladores de sensaciones estéticas.

3. Elementos y factores visuales

El usuario o elaborador de un mapa debe comenzar por reflexionar sobre el mecanis­mo de la visión. Ver significa aprehender la imagen registrada por los ojos y estructurar­la mentalmente en un esquema global de elementos esenciales. La visión es una apre­hensión activa que escoge tan solo algunos de los rasgos sobresalientes de los objetos. Unas cuantas manchas y líneas sencillas adecuadamente estructurados en la superficie de representación pueden constituir un mapa que sirve para determinar la identidad de un territorio que será además percibido como un esquema completo e integrado. En cambio, una copiosa y rigurosa información sin la adecuada codificación de los signos visuales y su sintaxis, puede dar como resultado un mapa inexpresivo, ambiguo o confuso.

3.1. El 111ec{[11i.1·1110 del{[ ¡iercepcirín visuol

La imagen se elabora en el cerebro a partir de las sensaciones visuales producidas en el ojo del espectador por la energía en forma de radiaciones luminosas que se hallan en

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

Ja región del espectro electromagnético conocida como espectro visihle (longitud de onda entre 400-700 nanómetros). Así, Ja percepción del mapa depende de Ja naturaleza de la fuente luminosa, de la capacidad de las manchas de tinta que lo configuran para

absorher, reflejar o transmitir la energía y de la sensihilidad del receptor. Las funciones de estímulo de las radiaciones visihles son realidades físicas que, en

condiciones normalizadas, pueden medirse, expresarse numéricamente, representarse en diagramas registrando los valores de longitud y amplitud de onda e incluso reproducirse con notable éxito. Para precisar Jos colores, por ejemplo, se dispone de cartas y códigos de color, incorporados incluso a los medios informáticos, con Jos se puede definir la rea­lidad física en términos de porcentajes de participación de los colores primarios y el gra­

do de luminosidad. Son, por tanto, realidades ohjetivahles. Pero el fenómeno de la percepción es más complejo. El estímulo visual es únicamente

el elemento transmisor y es preciso tener en cuenta también el sistema de registro y la

interpretación mental de las impresiones sensoriales. Los mensajes visuales antes de ser interpretados siguen un complicado proceso. El receptor está inmerso en un amhiente lle­no de interferencias que pueden alterar e incluso anular el mensaje (MUNARI, 1985). Si el mens:~je visual está bien proyectado y llega al receptor, antes de ser recibido atraviesa diversos filtros sensoriales, operativos y culturales.

El órgano de la vista podría compararse a un sistema informático en el que el cere­

bro es la unidad de procesamiento y el ojo un sofisticado escanner que registra y estruc­tura la imagen para su posterior análisis. Los estímulos visuales, inicialmente objctiva­hles, son recibidos por el ojo, procesados y corregidos por el propio sistema de la vista, conforme a las condiciones iluminación y al peso visual de las manchas próximas, deter­minado por las dimensiones, la intensidad y la naturaleza de las mismas, con la función de equilibrar y ohtener el máximo rendimiento visual de la escena.

En el cerebro se procede a la identificación de los mensajes visuales recurriendo a los

bancos de datos de la memoria y se interpretan según códigos propios de cada sujeto. Los

filtros operativos se refieren a la herencia genética, estado anímico, destrezas y caracte­rísticas constitucionales del receptor. Finalmente, los filtros culturales están determina­

dos por la educación, cultura, y del bagaje de experiencias y formación, entre otros fac­

tores. En consecuencia, no existe una correlación fija entre estímulo visual y la sensación

percibida.

La percepción visual, por tanto, es un fenómeno mucho más complejo y difícil de

objetivar que la realidad meramente física, y en consecuencia, no existe una correlación fija entre estímulo visual y la sensación percibida. Los psicólogos Gestalt han investiga­

do durante largo tiempo el carácter y mecanismos de comunicación de los mensajes

visuales. Rudolf ARNHEIM, Donis A. DONDIS y Bruno MUNARI, entre otros, han rea­

lizado excelentes trahajos aplicando huena parte de la teoría Gestalt, desgranando las uni­dades visuales individuales y las relaciones interactivas entre sí y con el espacio para hacer de la imagen un sistema global con carga semiótica.

Así, el análisis de un mapa y de las sensaciones estéticas provocadas requiere el exa­

men de los distintos elementos básicos que componen la imagen y los factores que con­

forman los mensajes visuales. Dada la imprecisión con la que se manejan los conceptos

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO

fundamentales del lenguaje visual se ha considerado necesario incluir la definición pre­cisa de algunos de ellos.

3.2. Los elementos y variahles visuales

Los elementos visuales b<lsicos son: el punto, la línea y la superficie o polígono. El mús elemental es el punto, es la unidad mínima e indica un punto de energía en el cam­po visual, la célula de la imagen; su significado es esencialmente señalizador y marcador en el espacio. La disposición adecuada de los puntos crea relaciones de fuerza estructu­radas por líneas invisibles que permiten componer imágenes visibles y redes. La línea, resultado de la animación de un punto, es el elemento más común y de enorme fuerza. Se entiende también como contorno de superficies yuxtapuestas de diferentes valores de luminosidad, textura o color. La superficie o polígono es una parte delimitada del plano en el que se elabora una imagen.

Los elementos básicos, punto, línea y polígono, se cargan de contenido en cuanto ocupan una posición en el espacio y se modifican sus características de tamaño, textura, valor de luminosidad, dirección, forma y color. Son las variables visuales.

3.2.1. El tamaño

El talllaño, expresión de las diferencias de magnitud, de lo grande y lo pequeño y sus relaciones, es de capital importancia en la percepción de los mensajes visuales, pero sus resultados, especialmente referidos a las relaciones con el entorno o campo visual, están sometidos a importantes distorsiones modificadoras de la relación entre dimensiones medidas y su percepción visual. Por ejemplo, la significación y eficacia estética de las manchas de color guardan estrechas relaciones con la variable tamaño.

3.2.2. La textura

La textura se refiere a las variaciones o irregularidades de una superficie, está ligada muchas veces a experiencias tactiles, de diversos tipos y grados de rugosidad o grano, densidad y disposición.

3.2.3. El valor de luminosidad

El valor de lw11i110.l'idad hace referencia a cada una de las notas o grises intermedios entre el blanco y el negro en función de la presencia o ausencia de luz y todos los niveles intermedios. El significado del valor de luminosidad reside en el contraste de superficies más o menos iluminadas, sin éste no sería perceptible. Nótese, por otra parte, la eficacia

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

de una imagen monocromática basada en variaciones de grises en la transmisión de men­sajes visuales: fotografías, películas en blanco y negro. Como se verá más adelante, las interacciones entre luminosidad y cromatismo son riquísimas y determinan en muchos casos la eficacia de los estímulos estético-sensoriales.

3.2.4. La dirección

La variable dirección hace referencia a la diferenciación sensible producida por la variación de ángulo de un elemento o conjunto visual dominado por la línea en relación con el resto de componentes esenciales de la escena. Las direcciones visuales básicas son la horizontal, la vertical, la diagonal y la curva. Expresa como ninguna otra las sensacio­nes de equilibrio, estabilidad e inestabilidad, movimiento y el carácter de los contornos básicos. El color, dentro de estrechas limitaciones, ofrece la particularidad de permitir la superposición de tramas de diferente orientación sin pérdida de significado.

3.2.5. La forma

La variable .fómw es la más significativa, delimita los contornos reales de las man­chas o superficies en sus infinitas variantes. El contorno, tan vinculado a la línea y a los límites de diferentes superficies tonales, define mediante variaciones inacabables todas las formas de la naturaleza. Los contornos básicos son el cuadrado, el triángulo y la cir­cunferencia. Las limitaciones de la variable forma residen en el perceptor ya que el mun­do de las formas prácticamente no tiene límites.

3.2.6. El color

El color es, quizás, la variable visual de mayor carga estética y, sin duda, más igno­rada. Con frecuencia de la variable color solamente se tiene la experiencia sensorial, prc­científica, dando lugar a imprecisiones y equívocos en el propio lenguaje. Por otra parte, el color se maneja de una forma poco menos que aleatoria; a lo sumo se habla de buen gusto en el manejo del color, lo que en definitiva no es otra cosa que el conocimiento intuitivo de los códigos estéticos.

Los estudios modernos del color no se basan, corno en el pasado, en la pura expe­riencia perceptiva. Son los físicos, desde Newton, Ostwald y Munscll, los psicólogos y los artistas -Paul Klcc, Kandinski, Mondrian, ... -quienes han dado un fuerte espaldarazo a los estudios del color, clarificando conceptos y organizando y estableciendo principios y normas rigurosas para su tratamiento.

El uso del color es una tarea delicada que exige unos mínimos conocimientos sobre el fenómeno físico, la semiótica del color y la armonía cromática. Convendrá por ello detenerse en la clarificación de algunos conceptos clave para la rigurosa comprensión y

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adecuado uso del color y prestar atención a algunas normas elementales para conseguir una mayor expresividad y una mejor calidad estética en los mapas temáticos.

Cronwtisnw y l11111i11osidad

Ha de precisarse que lo que se conoce vulgarmente como color está definido por el cromatismo y por el valor de luminosidad. El cromatismo puede definirse como la dilC­renciación sensible percibida entre manchas de un mismo valor (rojo, azul, amarillo, ver­de, ... ) mientras que el valor hace referencia, como se vio en el apartado de las variables visuales, a la intensidad de la luz. Las manchas de un mismo valor parecerían iguales en una fotografía en blanco y negro. Las diferentes intensidades lumínicas de una fotogra­lfa en hlanco y negro se relacionan con la variahle visual valor de luminosidad.

Las posiciones extremas de impresión del órgano de la vista son ocho y se conocen como colores elementales: amarillo, rojo y azul (primarios), verde, naranja y violeta (secundarios), hlanco y negro. En la práctica, los colores pueden obtenerse mediante la mezcla aditiva de partes de luz coloreada -mediante filtros absorbentes- de rojo, verde y azul, es el caso de la televisión o la pantalla del ordenador, o mediante la mezcla de pig­mentos o unión sustractiva de los tres colores primarios; amarillo, magenta y cian. Este último procedimiento es el empicado para la reproducción gráfica de mapas.

Las cartas y códigos de color incorporadas a los medios informúticos y a los sistemas de tratamiento digital de imagen nos ofrecen la vent<~ja de poder definir y tratar numéricamente y con gran precisión una extensa gama de tonos, evitando la confusión y dificultad que supone la designación concreta de un color con el lenguaje sonoro o codificado en la escritura. No obstante, las combinaciones de color más expresivas no encuentran una solución numérica simple, pues no existe paralelismo entre la formulación matemática -por ejemplo, el incremento de porcentajes de cubrimiento en intervalos equidistantes- y la percepción visual, produciéndose una distorsión de la distancia sensorial de unos mati­ces de color frente a otros.

Familias de tonos

Si se toman los tres colores primarios: amarillo (A), magenta (R) y cian (Z) y los tres colores secundarios: naranja (n), verde (v) y violeta (vt) y se disponen en un círculo, lla­mado también rosa cromática, se pueden obtener colores intermedios e interesantes apli­cac1ones.

En la Fig. 1 puede apreciarse cómo a partir del amarillo se abren dos ramas cromáti­cas, una hacia la región del espectro limitada por la radiación ultravioleta y otra hacia la infrarroja. Antes de su conocimiento como fenómeno físico, los artistas ya habían desa­rrollado, de modo intuitivo a partir de agudas observaciones, importantes experiencias y utilizaban sus propiedades sensitivas en la configuración de los mensajes visuales. Los artistas se refieren a gamas de tonos cálidos y fríos.

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

ventana óptica

CALIDOS 1

Fig. 1.- Rosa cromática. A: amarillo; M: magenta; Z: cian; n: naranja; v: verde; vt: violeta.

Se consideran colores cálidos, por asociación con la luz solar y el fuego, al amarillo, rojo bermellón, naranjas, tierras rojas, pardas y ocres. Sus estímulos se caracterizan como salientes, próximos, estimulantes, ruidosos, activos, secos, cálidos; unen y funden, y tien­den a aumentar aparentemente el tamaño. Por el contrario, se denominan fríos, por aso­ciación con el agua y la luz lunar, el verde y en general toda la gama derivada del azul. Se asocian con estímulos entrantes, lejanos, tranquilos, quietos, fríos, húmedos; separan y desintegran, y disminuyen el tamaño aparente.

Cada color y su opuesto en el círculo cromático forman una pareja de complementa­rios. Sabemos que cada pigmento determina su color en cuanto absorbe selectivamente algunas radiaciones de la luz y refleja otras. Dos pigmentos se llaman complementarios cuando uno de ellos absorbe todas las radiaciones reflejadas por el otro y viceversa. Por ello, de su mezcla resulta el negro en cuanto todas las radiaciones son absorbidas y nin­guna reflejada.

Las armonías de color más satisfactorias son las basadas en esquemas en que se com­binan colores de las dos familias. La excitación producida por los cálidos se rel<~ja con los fríos.

Cromatismo, luminosidad y saturación

La gama de colores puros combina el cromatismo y valor de luminosidad. Cada color tiene un punto cromático de pureza absoluta y múxima intensidad que, además, en la

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gama de valores ocupa la posición intermedia entre el claro y el oscuro, es el color puro

o saturado. Por otra parle, como puede observarse en la Fig. 2, el valor de luminosidad del color

saturado varía según el cromatismo. De ello se desprende, lógicamente, que la amplitud de la variable luminosidad de cada color saturado depende de su cromatismo. Por ejem­plo, con en el amarillo que tiene un valor cromático muy bajo sólo pueden establecerse dos o tres escalones de luminosidad mediante la mezcla con el blanco, mientras que con el violeta, de valor cromático más alto, se pueden desagregar seis o siete escalones de valor de luminosidad.

Escala de grises (% cubr.4 ) Blanco (00)

Claro alto ( 11) Claro bajo (25) Medio claro ( 42) Medio oscuro (61) Oscuro (78) Oscuro bajo (89) Negro ( 100)

Colores puros cálidos fríos

amarillo naranja naranja

l'OJO

rojo violeta

blanco amarillo

amarillo verde

violeta negro

verde azul

azul violeta

Fig. 2. Escala de luminosidad cromática. El valor de un color saturado es el mismo que el del gris que se iguala con él.

El grado de saturación puede ser debilitado mediante la mezcla del pigmento con blanco o con negro, modificando el valor de luminosidad. Mezclado el color saturado con otras tintas, también en mínimas cantidades, deriva su valor cromático hacia tonos aná­logos si la mezcla es con colores próximos del espectro cromütico o hacia pardos y gri­ses si la mezcla se realiza con el complementario. El nivel más bajo de saturación se da cuando la mezcla es a partes iguales entre complementarios.

No obstante, hay que tener en cuenta que la sensación de pureza de un color no depende únicamente del factor físico del estímulo sino también de factores que operan sobre la percepción visual: acomodación, contraste, relación figura-fondo,. .. La percep­ción del color depende de la influencia de los que le rodean o se le yuxtaponen.

Dicho de otro modo, las funciones de estímulo son relativas puesto que dependen de las interacciones entre las manchas de diversos tonos dependientes del grado de saturación, del valor de luminosidad y del tamaño de las mismas. Así, un tono verde muy saturado

4 Se establece como patrón el porcentaje de cubrimiento del negro sobre el blanco utilizado en artes gdficas

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

puede ser más excitante y próximo que un rojo oscuro o muy claro que puede aparecer incluso como frío y lejano.

Semiología del color

Los colores se relacionan estrechamente con sensaciones y estados de únimo: el ver­de es frío, el rojo es dlido, el azul es húmedo, los sepias son secos, los amarillos solea­dos, ... Las diferentes culturas asocian los colores con significados diversos (ej.cl negro para el luto, el rojo y la revolución, ... ) pero no siempre coinciden ni se conoce el meca­nismo de relación. Los efectos de las radiaciones cromüticas sobre la salud y bienestar humanos han sido estudiados científicamente, y hoy se diseña con sumo cuidado el color de las salas de los quirófanos -verde para que los ojos del operador se relajen de la ten­sión de la herida roja-, de los laboratorios, talleres, universidades, aeropuertos, etc ...

El cartógrafo ha de tener en cuenta todos estos aspectos para diseñar una comunica­ción efectiva. Además de convenciones connotativas, como el azul y el agua, el verde y la vegetación, ... hay otras puramente accidentales, corno el marrón empleado para las curvas de nivel. Por otra parte, para determinados mapas se ha llegado a convencionalis­mos como el color rojo para las rocas magmúticas.

Armonías de color

Un mapa o gráfico cargado de colores muy saturados, vigorosos e intensos, no pro­duce nunca un electo atractivo, sino más bien una sensación fastidiosa en la que las dis­tintas tintas compiten y se anulan entre sí. Si la coloración no aparece brillante, en la mayoría de las ocasiones, se debe más a la mala armonía que a la insuficiente intensidad.

Dos tonos armonizan entre sí cuando uno de ellos contiene al otro o se participan mutuamente, es el caso de los colores próximos en el círculo cromático.También pueden ser acercados por un tercer color, normalmente el complementario equidistante de ambos, que establezca entre ellos una relación de familia y los unifique; por ejemplo, el rojo y el azul pueden ser aproximados por el amarillo.

Cuando se emplean numerosos colores conviene que todos ellos participen de un mis­mo color, denominado clave, así las relaciones serán muy hermosas. Si realizamos un mapa ton ternos dominantes de la gama cálida, la clave puede ser un azul de fondo con un valor muy bajo. Si la gama es fría, la clave puede ser roja o amarilla. De esta mane­ra, b<üa el grado de saturación y el resultado es mucho más armónico.

Las posibilidades del color quedan muy reducidas cuando se trata de signos de implantación puntiformc y lineal; en tal caso deben empicarse casi de modo exclusivo los colores saturados, forzando el contraste entre ellos y con las manchas de mayor superfi­cie mediante el juego de complementarios. El acentuado contraste cromático permite una perfecta lectura de cada punto o línea, a la vez que el resultado global ofrece un agrada­ble fundido en gris.

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FRANCISCO PELL!CER CORELLANO

Una representación gráfica hallará su mejor resolución cuando se conjuguen las cali­dades cromúticas y las intensidades de valor. Ha de huscarse una tensión tonal de luz y sombra para que la atención del espectador quede atrapada y perciba como natural y gra­ta la información que el gráfico o mapa intenta transmitir.

4. Factores visuales

Las condiciones de visihilidad determinadas por la distancia, la posición del ohser­vador, la iluminación, y el tiempo de observación, serün modificadores fundamentales de la percepción del mapa. La estructura de la imagen se construye con las impresiones de los diversos elementos visuales, ponderadas en función de su posición e interacciones en el espacio, desencadenantes de los factores visuales. El cartógrafo, para comunicar su información, ha de elaborar un esquema visual adecuado para transmitir los atributos del territorio y sus relaciones espaciales sin ambigüedad.

Cuando se carece de un esquema de formas dominantes que organice los matices vagos y complejos, se pierde la sensación de integridad, los detalles pierden significación y el conjunto se torna irreconocible por muy figurativas que sean las partes. El mapa que no posca este esquema puede aparecer como una compleja maraña de signos desordena­dos en disposiciones caóticas. El esquema visual para cumplir su función estructurante ha de ser muy simple. De toda la abundantísima información que suministra el mapa, el ohservador desprecia un elevadísimo porcentaje y sólo con aquellos elementos que le son significativos -por su propio peso visual o por la predisposición suhjetiva del perccptor­elabora una imagen apoyándose en unos pocos rasgos fundamentales y propiedades más características.

Finalmente, ha de tenerse en cuenta que existe una fuerte interacción entre la función de estímulo de la imagen del mapa y las experiencias, conocimientos y aprendizaje del espectador. Las personas con formación gcomorfológica admiten y disfrutan mapas con un nivel de complejidad, novedad y variabilidad müs elevado que las personas menos formadas. Los conocimientos científicos, a su vez, permiten descifrar al ohscrvador men­sajes invisibles que potencian la significación de la imagen.

La elaboración de cualquier mapa tiene infinitas soluciones visuales, hasadas en la utilización de los elementos y variahlcs descritos, según las estrategias de comunicación más adecuadas a los ohjetivos propuestos. Las técnicas visuales (DONDIS, 1973) son los factores del proceso interactivo de percepción y comunicaci6n. Como en el caso de las diferenciaciones sensibles de los elementos y otras variahles visuales -rugoso-liso, claro­oscuro, horizontal-vertical, triángulo-circunferencia- los factores visuales determinados por el color se apoyan en técnicas de contraste; sin él, como sin la luz, no hahría mensa­je. Se precisa pues la yuxtaposición interactiva de los colores. Por ello, la formulación más simple de este concepto tiene carácter bipolar, si hien entre la atonía y el contraste se da toda una gama de estados intermedios. El cartógrafo ha de diseñar el proyecto con­forme a sus intereses, conjugando la amplia gama de recursos que ofrecen las técnicas visuales como factores de comunicación. A continuación se destacan algunos de ellos.

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

El equilihrio es una necesidad esencial a la que tiende el ojo humano y está ligado a la verticalidad, horizontalidad y simetría en el peso visual (ARNHEIM, 1985) de las manchas que componen la imagen cartográfica. El extremo opuesto es el desequilibrio, determinado especialmente por la diagonal y la disimetría. Es un aspecto a tener en cuenta en la maquetación y en la asignación de valores y grado de saturación en la distrihucicín de las manchas de color.

La predictihilidad de una gama de valor o de colores análogos es contraria a la espon­taneidad de diferentes colores del pentágono armónico. Este factor puede emplearse como desencadenante del descubrimiento de un orden preestablecido o como expresión de una distribución aleatoria según los casos. Una secuencia tonal, de luminosidad o de textura hien estructurada permite transmitir información sohre la secuencia evolutiva de un sistema de terrazas mucho mejor que el uso aleatorio del color o la orientación de la trama.

La sinKuluridad de un color sobre un mapa en el que domina la gama opuesta pro­porciona un énfasis especial al concepto que se quiera destacar. La sencillez de la paleta siempre será prel'crihle a la profusión del color.La neutralidad de los tonos insaturados se rompe con el acento de los tonos puros. El dinamismo determinado por ternos comple­mentarios es bien dif'crente al estatismo que provocan los ternos análogos.

La claridad de co11torno.1· y la precisión de los límites se logra con manchas o líneas de separación de colores complementarios (ej. polígonos ref'crentes a dif'crentes unidades morfodinámicas yuxtapuestos), por el contrario si se prefiere dar idea de continuidad podrán yuxtaponerse manchas de colores análogos especialmente cálidos (ej. gradientes hipsométricos), de ese modo los contornos aparecerán corno más difusos.

Los gradientes de color -corno los de textura o forma-, los traspalos y las transparencias, los contrastes de saturación y complementariedad, combinados con el tamaño de la mancha, son factores que crean profundidad e interesantes relaciones figura-fondo que, en sus múltiples combinaciones, evocan en el espectador sensaciones estéticas que potencian la comunicación intelectual y desencadenan sensaciones gratificantes.

El sistema de perspectivas múltiples (polígono con una trama de enladrillado para significar calizas), aun siendo incoherente con nuestra percepción visual, se acepta sin ningún reparo en cartografía, pues el mapa es un producto intelectual; es decir, en el mapa representamos lo que sabemos y no lo que vemos. La búsqueda de módulos de significación universal o convenida es un ejercicio recomendable en el diseño de las leyendas.

5. Sistemas más usuales utilizados en la reproducción de mapas geomorfológicos

La fotocopia en blanco y negro o color y la diazotipia son los sistemas más ele­mentales, utilizados para la reproducción de originales en pequeñas tiradas en la mayo­ría de los trah<~jos de investigación

El offset es un procedimiento de impresión en el que la plancha no trabaja directa­mente sobre el papel, sino sobre una materia elástica intermedia, que es la que realiza la impresión definitiva.

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO

El fotograbado consiste en el grabado de un clisé fotográfico sobre planchas de cinc, cobre, aluminio, ... mediante la acción química de la luz. Los originales se pueden clasi­ficar en dos tipos: de línea y de tono. Los primeros se componen exclusivamente de líne­as o superficies homogéneas y de la misma intensidad. Los originales que presentan semitonos o gradaciones de grises o de intensidad cromática deben tramarse. Se trans­fieren a la plancha por un proceso fotomecánico que descompone la imagen continua en diminutos puntos, imperceptibles al observador, que se funden con las pequeñas superfi­cies circundantes del papel blanco; de la proporción de puntos negros respecto al blanco dependen los valores de luminosidad de los tonos claros y oscuro. La operación se inicia fotografiando el mapa o gráfico que se quiere reproducir al tamaño adecuado. El negati­vo obtenido -clisé- se dispone en un chasis-prensa sobre la plancha recubierta de una serie de soluciones y el conjunto es sometido a la luz de un arco voltáico. Las soluciones se endurecen en las áreas en las que el negativo ha permitido iluminar. Más tarde se lava la superficie, se cubren las superficies no expuestas con una resina especial y se trata la plancha con ácidos que respetan las zonas cubiertas.

El fotograbado en color o cuatricromía parte de la descomposición mediante un pro­ceso de filtrado cromáfico de la imagen original en cuatro imágenes monócromas corres­pondientes a los tres colores primarios -amarillo, magenta y cian- y el negro. Como la separación de los colores es sólo aproximada, son necesarias compensaciones posterio­res. Los medios tonos, equivalentes a los grises en una escala del blanco al negro, e imprescindibles para la obtención de todos los colores excepto los tres primarios y el negro, se logran mediante el tramado por procedimientos similares al del fotograbado en blanco y negro. La imagen en color se obtiene de nuevo por la impresión en posición ade­cuada de las cuatro planchas con tramados puntiformes sobre un mismo soporte. El resul­tado normalmente, aunque caro, suele ser satisfactorio. No obstante, plantea algunos pro­blemas que han de tenerse en cuenta. Exigen una cuidadísima preparación de los originales que inevitablemente perderán calidad en la reproducción. Los contornos al estar tramada la imagen aparecen poco definidos, especialmente si los colores de las superficies, líneas o puntos están compuestos por la yuxtaposición de las cuatro planchas. El resultado depende de la densidad de las retículas de tramado que varía entre 22 y 70 líneas por centímetro y de la calidad del papel sobre el que se imprime ( papel de perió­dico de 22 a 29 líneas. No es el sistema ideal, por tanto, para la reproduccicín de trabajos de gran precisión.

En el sistema de planchas múltiples, a diferencia de la cuatricromía, la imagen en color -el mapa en nuestro caso- se forma con un número variable de planchas, tantas como colores. Los originales se preparan en soporte ideformable -film poliester- y se tra­bajan con tinta negra bien en puntos, líneas o superficies uniformes -tintas planas- o tra­madas. En el momento de la impresión cada plancha se reproduce con el el color de tin­ta deseado pudiendo yuxtaponerse o sobreimponersc a las demás. Puede jugarse con una gama amplísima de ternos -variaciones cromáticas y de luminosidad-, con tramados a modo de sobrecargas sobre las tintas planas de otros colores o sobrecargas negativas, etc ... La preparación de los originales ha de ser muy cuidada, pero es bastante 1mís sencilla que en el caso de los originales en color. Además, como el procedimiento no requiere la

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

realización de fotocrornos es una opción más barata y de mucha mayor calidad. La preci­sión de los contornos es muy nítida y la definición del color idéntica en todos sus puntos.

6. Ejemplos del empleo de las variables visuales en la producción de cartografía geomorfológica en color

Lamentablemente no son muchas las posibilidades de experimentar en el empico del color en Geomorfología. La obra más importante, desde el punto de vista estrictamente gráfico que aquí nos ocupa, es el Mapa Geomorfológico de Francia. En el se inspira la Leyenda para el Mapa Geomorfológico de Espafia E. 1: 1.000.000, elaborada por J. Calvet, M. Herrero, J. Mufioz y F. Pellicer para la SEG y que se reproduce en esta mis­ma obra. Entre la escasa producción de cartografía geomorfológica en Espafia, cabe des­tacar el Mapa Geomorfológico de Toledo-Sonseca (HERRERO, 1988) que sigue el sis­tema cartográfico utilizado para el Mapa Geomorfológico de Francia si bien mejora en gran medida el disefio gráfico, el Mapa geomotfológico de la región de Zaragoza (ZUI­DAM, 1976) que sigue el sistema cartográfico de ITC y el Mapa Geomorfológico de la provincia de Tcrucl (PEÑA et al., 1984) con un sistema cartográfico propio.

Leyenda para el Mapa Geomor.fólógico de Francia. C.N.R.S., 197 J.

La Leyenda para el Mapa Geomorfológico de Francia ha constituido un esfuerzo pio­nero de codificación semántica y gráfica y sigue siendo un documento modelo y de gran valor en el complicado proceso de representar gr<lficamente los numerosísimos elemen­tos, factores y relaciones del sistema gcomorfológico.

Los signos lineales o concretos se relacionan con los elementos tectónicos. Las varia­ciones de textura suelen usarse referidas a las granulometrías de las formaciones super­ficiales, las distintas intensidades de valor o luminosidad expresan la resistencia, mien­tras que superficies tramadas con diversas formas definen la litología y carácter de las acumulaciones superficiales. La forma, en su versión más o menos figurativa, según la dimensión del fenómeno representado, se asocia con las formas del terreno. Finalmente, la variable dominante, el tono, scfiala las regiones estructurales y el contexto morfogc­nético, adquiriendo valores diferentes para indicar las referencias cronológicas.

Contexto morfogenético Acciones marinas .... . Acciones fluviales .... . Acciones glaciares .. . Dominio periglaciar húmedo ... Dominio periglaciar seco .... Dominio templado húmedo .... Dominio templado seco ....

Tono azul verde azul-violeta violeta rojo violeta verde agrisado verde amarillento

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FRANCISCO PELUCER CORELLANO

Dominio tropical y subtropical húmedo. Dominio tropical y subtropical seco . Acciones cólicas ..

azul verdoso naranja amarillo naranja

Mapa Geoll/otfólógico de Toledo-Sonseca. l.G.N, UA.M., 1988

Este mapa, obra de Miguel Herrero Matías, geógrafo y cartógrafo, constituye un ver­dadero hito en la producción cartográfica de Geomorfología en nuestro país, por cuanto representa un importante esfuerzo de coordinación integrada de investigación gcomorfo­lógica seria y de resolución técnica excelente. El sistema cartográfico aplicado es el mis­mo que el utilizado para el Mapa Gcomorfológico de Francia. Ello ha sido posible gra­cias a la colaboración del Instituto Geográfico Nacional (l.G.N.) y del Dcpto. de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid (U.A.M.).

El Mapa Gcomorfológico de Tolcdo-Sonscca parte de una base topográfica con la red hidrográfica en azul, las curvas de nivel en sepia y otros elementos planimétricos en gris, todo ello en valores muy bajos para no empastar la información sobreimpucsta.

La litología combina la gama tonal con diferentes valores y tramas. La tectónica está representada por signos de implantación lineal en negro (elementos

estrictamente tectónicos: fallas, diaclasas, ... ) y en rojo (elementos morfológicos: escarpe de falla,. .. ). Cuando el fenómeno requiere implantación zonal se representa con un fon­do tonal y trama superpuesta (ej.: zona de trituración representada por un tono uniforme rojo claro y trama de líneas oblicuas en rojo muy saturado).

Las formas asociadas al contexto estructural se representan si son superficiales con manchas de tonos medios uniformes en sus contornos reales y signos sobreimpresos de tono saturado, y si son lineales con líneas de tono saturado.

Las superficies estructurales aparecen caracterizadas por una trama rayada en negro superpuesta a la mancha tonal baja y trama coloreada más saturada que significan la for­mación litológica correspondiente.

Las formas derivadas de las acciones t1uvialcs están significadas por contornos line­ales en verde y las terrazas por manchas verdes con distinto valor según su edad y ade­más variados discfios de tramas referidas a la granulometría y grado de cncostramicnto.

Las formas y formaciones superficiales de origen marcadamente morfoclimático se indican con tramas de diferentes disefios en el tono convenido para los diversos dominios en la Leyenda del Mapa Gcomorfológico de Francia.

Mapa geonwrfálógico de la región de Zaragoza. ITC. 1976

El Mapa Gcomorfológico de la Región de Zaragoza levantado por Robcrt van Zuidam sigue el sistema cartográfico del Instituto Internacional de Levantamientos Aéreos y Ciencias Terrestres (ITC), sin duda uno de los mús importantes centros de pro­ducción cartográfica del mundo.

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EL LENGUAJE CARTOGRÁFICO

Las características esenciales de estos mapas, elaborados con una increíble disponi­bilidad de medios humanos, científicos y técnicos, se describen seguidamente.

La topograría y la hidrografía se representan con líneas rinas y tenues. Las unidades litológicas (afloramientos del sustrato y formaciones superficiales) se muestran median­te tramas finas de valor gris medio superpuestas a la topografía e hidrografía.

Las unidades geomorrológicas se indican mediante tonos con distinto color referido a la génesis y diferente valor para establecer gradaciones de orden.

Unidades geomorfológicas Estructurales ........ . Denudativas .. . De origen fluvial ....... .

tonos gama de violetas y pardos ocres amarillos y tierras gama amarillo-verde-azul

Es de destacar la extraordinaria armonía cromática lograda a base de variaciones tonales en valores muy bajos y colores muy poco saturados. Es un magnffico ejemplo de cómo crear luces y sombras en una representación sin necesidad de recurrir a forzados claroscuros o colores chillones altamente saturados.

Mapa Geomorfiilógico de la provincia de Terne/. !.E. T 1984

El Mapa Geomorfológico de la provincia de Teruel elaborado por José Luis Peña y colaboradores representa una interesante muestra de optimización de recursos gráficos, acotada, no cabe duda, por las limitaciones presupuestarias y la falta de medios técnicos. La ventaja de la incorporación del color está constreñida por el sistema de reproducción mediante cuatricromía. Pese a las deficiencias técnicas, el mapa transmite con suma cla­ridad un gran volumen de información.

En la representación predominan los tonos de color rojo de valor medio, aplicados a los relieves estructurales, y verdes más saturados que asignados las terrazas fluviales. Los rojos más saturados se relacionan con los relieves residuales. En trama saturada se aplican a las áreas de intensa karstiricación. Se establece así una relación cromática alta­mente significativa, el carúcter excitante de los rojos queda contenido por su valor claro y el verde intenso apoya la prorundidad. Los amarillos y ocres se refieren a los glacis y el azul a los embalses y lagunas. Todo ello está armonizado por una sutil clave azul. La línea y los símbolos lineales juegan un importante papel destacando los escarpes y la red hidrogrúfica.

7. Epílogo

El mapa es un documento que para cumplir con la finalidad de informar sobre los atri­butos, posiciones y relaciones espaciales del territorio debe someterse a unas rigurosas normas tanto en sus características básicas (escala, coordenadas, proyección) corno en la

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO

codiricación grárica de las mismas y de los atrihutos territoriales. La lectura y elabora­ción de mapas puede constituir un ejercicio científico de primer orden en el que jerar­quizar, estructurar, derinir y sintetizar los conocimientos que muchas veces se acumulan sin el adecuado orden, sin el reconocimiento de sus relaciones o la valoración de su sig­nificación en el sistema.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

José Luis PEÑA MONNÉ

l. Introducción

Un "sistema de cartografía geomorfológica" puede definirse como la serie de ele­mentos ordenados en una leyenda, establecida previamente siguiendo unos criterios metodológicos, y que son aplicados a la elaboración de un mapa gcomorfológico.

Los elementos básicos a representar sobre un mapa gcomorfológico son: información topográfica, hidrológica, lito-estructural, morfomctría, morfografía, morfogénesis, morfodi­námica y morfocronología, tal como ya se ha definido en anteriores capítulos. El valor que se otorgue a cada uno de estos elementos, concediéndole mayor o menor prioridad representati­va en función del uso del color, tramas o símbolos, detcnnina las características esenciales del sistema de cartografía. Por otra parte, la ordenación de los elementos para la elaboración de la leyenda está muy en función de la metodología desarrollada en cada escuela cartográfica, de manera que tiene un fundamento científico profundo, que sobrepasa en la mayor parte de los casos la simple valoración estética o didáctica de la representación gráfica.

Desde sus mismos inicios, la cartografía gemorfológica ha tropezado con el proble­ma de la existencia de numerosas "escuelas", con metodologías distintas, basadas en principios conceptuales de la geomorfología totalmente variados e incluso contrapuestos, en ocasiones. Por ello, la realización de un proyecto cartográfico obliga a efectuar el esfuerzo inicial de analizar cada una de los sistemas cartográficos actualmente existentes para ver la forma de adoptar el que mejor cubra las necesidades de representación, apli­cación, coste económico de realización y edición, cte.

2. Evolución de la cartografía geomorfológica

La corta pero compleja evolución en el proceso de creación de grupos de trabajo nacionales para la realización de mapas gcomorfológicos explica la presencia actual de una gran gama de posibilidades de elección, que no han podido ser subsanadas a pesar del gran esfuerzo dedicado por organismos internacionales (Fig. 1 ). Podemos diferenciar varias etapas en su desarrollo:

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

2.1. la etapa inicial.

Hay algunos mapas antiguos que por la información morfológica que contienen no pueden considerarse simples "mapas fisiográficos", como el mapa geomorfolúgico a pequeña escala puhlicado en 1885 por F. van Richthofcn en un Atlas de China. Sin emhargo, se considera a PASSARGE ( 1914, 1920) el pionero en la elahoración de mapas

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C3UIDE TO

POLlt>J-! AC/\Jl[M\' or SCJl~NCL.:::. GF:OGR/\Pl llC/\L INST!TL'TJ:

Dcpattment of <3comorphology ,Jlld l!ydrography of thc Polish LowJ11nd

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MEDIUM SCALE INSTRUCTJON TO THC DETAILED

GEOMORPHOLOGICAL MAPPING GEOMORPllULOGJCAL iYIAP OF THE POLTSH LOWLMm

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MANUAL OF DET Al LEO GEOMORPHOLOGICAL MAPPING

EDITED BY JAROMÍR DEMEK

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L(.O~Hll;l'll()IJh;H,ll1L" lll l'\ILIJ'._¡._._,

1111111 11mo11111m111

Un;1 ba~;e p¡¡ra l,i evalu;:ir1011 di' reC1Jr•;os y nc•;qor, 11.11111Jl1•

Herman Th Verstappen and Robert A van Zuidam

w1~h l\llard M J Me1Jennk and Jan J Noss1n

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Fig. 1. Portadas de algunas obras destacables sobre sistemas de cartografía geomorfológica.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOL()GICA

geornorfológicos a gran escala, pese a que la escasa difusión de la revista en que se publi­caron los hizo pasar desapercibidos hasta que en los años 60 fueron dadas a conocer por los geomorfólogos polacos. KLTMASZEWSKI ( 1978, 1982) describe otros intentos de cartografía a diferentes escalas realizados en afios posteriores, especialmente en Polonia.

Poco después de la Il Guerra Mundial, la Academia de Ciern.:ias de Polonia torna la deci­sión de elaborar el mapa 1:50.000 al tiempo que en Suiza se realizan también trabajos en ese sentido. En los afios 50 se levanta el mapa geornorfológico del delta del Senegal (Tricart).

Desde finales de los afios 50 y al largo de los 60 comienza el interés por las carto­grafías geornorfológicas en Francia, Suiza, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania y los pai­ses de Europa oriental, principalmente Rusia, Hungría, Checoslovaquia, convirtiéndose en una metodología europea, y con escasa intervención de Gran Bretafia. Otros paises corno Australia, Canadú, cte. utilizarán sistemas cartográficos europeos. El problema estriba ya de partida en que cada país determina su forma de actuación, la escala mús ade­cuada a sus necesidades, los métodos a usar y la leyenda a aplicar, creando un gran con­fusionismo internacional.

En el Congreso de Río de Janeiro de la Unión Geográfica Internacional ( 1956 ), den­tro de la Comisión de Geomorfología Aplicada, a partir de la propuesta de H. Annaheim y M. Klimaszewski, existe un gran interés por desarrollar una metodología única aplica­ble a diferentes paises, para crear unas normas internacionales que permitan en el futuro elaborar mapas de sintesis internacionales.

2.2. Años 60 y 70. Coexistencia de los Krctfllles sistemas con los intentos de unificación de leyendas

En los afios 60 y 70 se asiste a un desdoblamiento evolutivo que lleva, por una parte, al desarrollo de una normativa conjunta de la U.G.I. y, por otra, a la elaboración de nue­vos métodos de trabajo cartogr<ffico por parte de Francia (método del Prof. lean Tricart ) y de Holanda (sistema de I.T.C. creado por Yerstappen y Zuidam). Al mismo tiempo, estando ya en avanzado estado la cartografía en los paises citados, se produce una pene­tración de esos métodos de forma directa o indirecta en los paises marginales, crcúndo­se sus propios métodos por evolución de los anteriores, caso de Italia principalmente, y de casos aislados espafioles, entre los que cabe citar la escuelas de Zaragoza, partiendo de relaciones con los métodos de la I.T.C. holandesa y del Centro de Geografía Aplicada de Strasbourg, desarrollando sistemas propios adaptándose a los escasos medios existen­tes y a las problemáticas particulares del territorio español.

En 1960, en el XIX Congreso Internacional de Geografía de la U.G.I. de Estocolmo y a iniciativa del Prof. Klirnaszcwski (Polonia) se crea la Subcomisión del Mapa Geornorfológico (Geomorphological Mapping) dentro de la Comisión de Geomorfologia Aplicada (Applied Gcomorphology) de la U.G.I. En esos momentos hay ya sistemas car­tográficos en Polonia, Rusia, Suiza, Bélgica, Francia, Chescolovaquia, Japón y Hungría. La actividad de la subcomisión comienza en 1962 y a lo largo de 6 afios se centra en la unificación de leyendas para mapas geomorfológicos de detalle.

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

En 1966, en Cracovia, se presenta un primer proyecto de unificación por el Prof. Bashenina y en 1968, en el XXI Congreso e.le la U.G.I. e.le Nueva Delhi se hace efectiva una propuesta (BASHENINA et al, 1968) basada en mapas geomorfológicos europeos y se crea la Comisión Geomorphological Survey anc.l Mapping . En el año 1972 se edita por parte de la Comisión un Manual relativo a las escalas 1: 10.000 a 1: 100.000 (DEMEK, 1972).

Desde 1972 se centra ya la atención en otro tipo de escalas para realizar mapas geo­morfológicos a escala mee.lía ( 1: 200.000 a 1: 1.000.000), muy en relación con el cre­ciente interés por el uso e.le imágenes de satélite, teniendo como resultado la edición e.le una Guía para dichas escalas (DEMEK y EMBLETON, 1978).

En el Congreso de la UGI de Tokio se crea el Working Group on Geomorphological Survey and Mapping en sustitución de la anterior Comisión. Su misión es confeccionar el Mapa Geomorfológico Internacional e.le Europa a escala 1: 2.500.000 para ser publi­cado por el Instituto Cartográfico e.le Praga a través de la UNESCO. Así mismo se encar­ga al Prof. Embleton la realización e.le] Libro Geomorphology of Europe que será publi­cado unos años más tare.le (EMBLETON, 1984).

2.3. La etapa aplicada.

Dese.le 1986, trás la celebración e.le] Congreso e.le la U.G .I. e.le Barcelona, la atención e.Je] Grupo e.le Trabajo va a centrarse esencialmente en la cartografía geomorfológica apli­cada, temas que siguió c.lesarrollanc.lo en el Congreso e.le la U.G.I. de 1988 en Pac.lova­Florencia, con el que finaliza la labor del Grupo.

A pesar de los esfuerzos de la Unión Geográfica Internacional, las leyendas esta­blecidas han tenido una escasa aceptación general, por lo que siguen coexistiendo tres tipos de leyendas: la internacional, las particulares de algunos paises y las resultantes de la mezcla de ambas. Pero lo más grave es que mientras algunos paises poseen un nivel de cartografía geornorfológica muy alto, caso e.le los paises del Este, Francia, Alemania, otros paises, corno España, no han conseguido elaborar mapas a escalas adecuadas.

3. Las leyendas unificadas

A partir de los trabajos c.lesarrollac.los por comisiones, subcomisiones y grupos de tra-· bajo e.le la Unión Geográfica Internacional e.Jurante varios años se establecieron leyendas unificadas para intertar aplicarlas a la cartografía e.le Europa. Destacan las recopilaciones realizadas por BASHENINA et al ( 1960, 1966, 1968) e.le leyendas para mapas c.letallados y las de BASHENINA et al ( 1978) y GELLERT, J.F. y SCHOLZ, E. ( 1978) para los mapas de escala media, así como los trabajos incluidos en los libros editados por DEMEK ( 1972) y DEMEK y EMBLETON ( 1978) para esas mismas escalas. Aunque se aplicaron estas leyendas a la realización de mapas en diferentes paises, sin embargo el hecho más importante fué la realización del Mapa Geornorfológico de Europa.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORPOLÓGICA

3. J. El Mapa Geomorj'olóRico de Europa a escala 1: 2.500.000 fué realizado a partir de las leyendas propuestas por la U.G.I., dividido en 16 hojas, con un acuerdo de Leyenda Internacional en cuatro idiomas. El resultado tiene una cierta semejanza con los mapas checos y polacos.

Los aspectos 1rn\s importantes diferenciados en el mapa son los siguientes:

-A- Tipos de relieve Se separan 5 tipos altitudinales: 1: 0-30 m; 2: 30-75 m; 3: 75-300 m; 4: 300-600 rn; 5: superior a 600 m.

-B- Relieves con hase morf(Jestructuml !-Relieves suhaéreos :

A- Relieves de denudación, diferenciándose por su cronología y por su estabilidad o actividad tectónica.

B- Relieves volcánicos. C y D- Relieves de deposición profunda y somera. E- Relieves mixtos erosión-sedimentación somera.

2-Relievcs submarinos

Todos estos relieves aparecen en color y trama grisácea, siendo más oscuro el color cuanto más alta sea la clase de relieve. Se ordenan ademas de mayor antigüedad a menor. Se distinguen entre Mcgamorfocstructuras y Morfoestructuras y dentro de ellas entre la morfogralfa, con un número, y la litología-estructura, con un nombre.

-C- Formas especiales Se usan signos y simbolos en color. Se diferencian:

l. Formas subaéreas. Formas Endógenas y Exógenas. 2. Formas suhmarinas.

4. Los mapas franceses

El primer mapa geomorfológico del territorio francés fué realizado por E. de Martonne en 1938, a escala l: 1.000.000, para el Atlas de France, siendo luego reprodu­cido a escala l :2.500.000 en el tomo VI de la Geografía Universal dirigida por P. Vida! de la Blache en 1942. Con posterioridad, desde los años 50 se realizan numerosos mapas, como el elahorado por el equipo del Prof. J. Tricart en el Centro de Geografía Aplicada de la Universidad de Strashourg sobre el delta del río Senegal a escala l :50.000 (publi­cado posteriormente a escala 1: l 00.000). Entre las leyendas y metodologías elaboradas destacan las del mencionado Centro de la Universidad de Strasbourg, desarrolladas por el Prof. Tricart, que a diferentes escalas fueron aplicadas a paises latinoamericanos y afri­canos y a Francia, y los mapas de F. Joly de la Universidad de Paris, realizados en los primeros años en el norte de Africa para luego extenderse al territorio francés.

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JOSÉ LUIS PEÑ/\ MONNÉ

Estos sistemas dieron lugar a trabajos conjuntos en Francia durante una década y desem­bocaron en un metodología única preparada por el Prof. Tricart y una leyenda gráfica dise­ñada por el equipo del Prof. Joly para las escalas 1 :20.000 a 1 :50.000 para el mapa geomor­fológico de Francia. Las experiencias de F. Vergcr, Y. Dcwolf y otros autores en ternas cspccfficos ayudó notablemente al proceso de configuración del sistema cartogrcifico fran­cés. Su uso se extendió por muchos paises, teniendo gran inl1uencia en España, donde se ha aplicado esta metodología puntualmente, con algunas variantes (HERRERO, 1988).

4. /. El sistema cartográfico del Pro{ Tricart.

Es un sistema claro y fácilmente legible. Fué propuesto desde 1962 con muchas variantes, ya que es un sistema abierto. Tricart creó una primera leyenda para mapas de detalle en 1965 (TRICART, 1965) y posteriormente coordinó una leyenda general para el mapa de Francia a escalas 1 :20.000, 1 :25.000 y 1 :50.000 (TRICART, 1972), traduci­

da posteriormente al castellano (TRICART, 1976). Parte de la necesidad de organizar una clasificación y jcrarquización de los datos a

representar a una determinada escala, apoyándose en una codificación. Este código sirve para organizar y mecanizar los datos y presentarlos en la Leyenda del Mapa. Al mismo tiempo la codificación permite prescindir del vocabulario usual.

La Leyenda general consta de 265 sirnbolos y pretende evitar el uso del vocabulario habitual, que considera confuso, impreciso e insuficiente. Para reemplazar ese vocabula­

rio establece: - una clasificación de los datos a representar según la escala. - la anotación codificada para recoger la información. - una leyenda que identifique los simbolos representados con los elementos de la

anotación codificada. Los documentos establecidos trás la observación en el campo deben ir a rellenar una

ficha cuyos casilleros deben quedar completos. Cada información tiene su casilla, aun­que no siempre se llenarán todas de datos, ya que puede haber casillas sin información, en cuyo caso se colocará un O. Cada casilla elche llevar un número del O al 9 o bien una letra. El modelo de ficha aparece en la Fig. 2, aunque el formato puede ser variable (véa­se, por ejemplo, la ficha utilizada por HERRERO, 1988)

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Una unidad geornorfológica está bien definida cuando conocemos: - su localización espacial (coordenadas y altura) a partir de la cual se obtienen datos

morfométricos (pendiente, cxposición,rclación con unidades vecinas). - su contexto estructural. Tipo de estructura regional en que se enmarca, litología,

tectónica. El detalle de representación dependerá de la escala. - la edad de la forma inicial y sucesivas modificaciones.

- la naturaleza genética de las formas, examinadas bajo dos aspectos: los procesos propios que han generado las formas y el cuadro morfogcnético 1mís amplio en el que están incluidas, ya que un mismo proceso genera formas distintas según el sis tema morfogcnético.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

R.C.P. nº 77 ~ARTES GEOMORPHOLOGIQUES C.G.A. 43r.Goethe-STRASBOURG

NATURE (1)

Feui lle

RELEVE DE COUPE

LOCALISATI ON (2)

(arr. Tr. Sond.Occ~ 1 1 1 1 1 1 1 1 \ 1 1 1 Dépt. Commune li e u-di t

Carnet (4) Cbservateur (5) Date

/ / Granul.

Nº échc:itillon ------RENVOIS (6) Eludes laboratoire (7) Ficf.es campl. (8) Divers(9)

1 2 3 4 5 6 7 8 9

Dispositions Noture pétr. Coul. Altér. Remaniem~ Ech.

1

Fig. 2. Formato Je ficha Je toma Je Jatos del sistema Je cm1ogralfa geomorfológica (TRICART, 1971 ).

LJI

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

- las características morfológicas del relieve, es decir su verdadero aspecto. Frente a la generalización de formas, hay que representar también formas individuales.

- las formaciones superficiales. Tanto si se trata de material in situ (meteorización) como de material trasportado (aluviones, laderas, etc). También interesa su asociación con otras formas (depósitos correlativos). Es interesante la metodología desarrollada por DEWOLF ( 1965, 1971) para las fonnacioncs superficiales de los mapas franceses.

Para pasar del programa a la realidad, se agrupa esa información en 5 conjuntos o términos:

-1º término: Localización (12 casillas). casillas 1 a 4 : coordenadas Lambert X con un decimal 4 a 8 : coordenadas Lambert Y con un decimal 8 a 12 : altura en cuatro cifras (usar O para cifras bajas, inferiores a cuatro números :

1 a 999).

-2º término: Contexto estructural ( 6 casillas). casilla 1: tipo de regi<ín estructural (diferencia 5 tipos con un color para cada uno en

el mapa: 1. macizo antiguos, 2. cobertera de zócalo, 3. cordillera de plegamiento, 4. pie­demontc mohísico, 5. acumulación volcánica).

casillas 2 y 3: Litología (letras mayúsculas; doble letra para facies mixtas (AB: gra­nito gncisificado) o rcpcticion de la letra para simples (AA: granito).

casilla 4: grado de cohesión, mediante trama (es una trama de fondo; blanca si la roca es no coherente y más tupida cuanta mayor resistencia).

casillas 5 y 6: TccUínica. Diferencia 5 tipos de buzamiento (horizontal, vertical, nor­mal, invertido y zona de trituración) y 6 valores de buzamiento ( 1-5º, 5-15º, 15-30º, 30-45º, 45-60º y 60-80º). Los accidentes tectónicos concretos: ejes anticlinales, sinclinales, fallas, cte. irán con símbolos sobre el mapa).

-3º término: Contexto morfogenético (9 casillas). casillas 1 a 3: tipo de sistema. Representados por colores. Se anotan por un número

del 1 al 9 y aparte añade la acción éolica sin número( color amarillo). Son 9 sistemas: 1: acción marina y litoral (incl. lacustrc)(color azul); 2: fluvial (verdes claros); 3: glaciar (azul-morado); 4: periglaciar húmedo (morado oscuro); 5: periglaciar seco (morado cla­ro); 6: templado húmedo (verdes oliva oscuros); 7: templado seco (verdes oliva claros); 8: tropical y subtropical húmedo (verdes oscuros); 9: tropical y subtropical seco (naran­ja). Puede haber áreas con formas pertenecientes a dos o más sistemas, entre heredados y actual, en cuyo caso se colocan por orden cronológico inverso (por ejemplo: 3-5-8 ).

casillas 4 a 9: edad. Se representa por distintas tonalidades de color, de más clara (más antigua) a 1rnís oscura (más reciente)y con anotaciones (9 tipos) de edad (por ejemplo, 4: Riss; 8: Gunz).

-4º término: Formaciones superficiales (g casillas). Material no coherente de poco espesor, casi siempre acumulaciones cuaternarias.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

casilla 1: origen del material y procesos de preparación (de 1 a 6). 2: granulometría ( 1 a 6, desde bloques a arcillas). 3: proporción de la matriz (cuatro tipos: O sin matriz, 9 matriz< al 25%, ele.). 4: composición de la matriz ( 1 a 6 ). 5: tipos de consolidación ( 1 a 6, de débil a muy fuerte). 6: naturaleza del cemento (5 tipos, calcáreo, ferruginoso, cte.). 7: espesor (0,25 m, 0,25-0,75 m, más de 0,75 m). 8: morfoscopía ( 3 tipos segun desgaste).

-5º término: Formas (8 casillas). casillas 1 a 3: tipo de forma (diferenciando entre endógenas y cxógcnas , y

subdividiéndolas hasta tener 3 números). 4 y 5: eventuales microformas superpuestas. 6: disposición espacial de la forma. 7: grado de actividad (formas heredadas y actuales). 8: término suplementario (para describir una forma anterior modificando la que se

define ahora).

4.2. El Mapa/: 1.000.000 de Fmncüt

Junto a la importante aportación del Prof. F. Joly en la metodología de la cartografía francesa ( JOLY, 1966; JOLY y DRESCH, 1963) y su intervención en la elaboración de hojas detalladas del mapa gcomorfológico de Francia, hay que destacar la edición del Mapa Gcomorfológico de Francia a escala 1: 1.000.000 en cuatro hojas.

El mapa se basa en un proceso de generalización de información gcomorf"ológica detallada, que puede plantearse en una doble vertiente (JOLY, 1986): una generalización conceptual, mediante la sintctización de tipos difcrcnciablcs: llanuras, mesetas, valles, etc. o una generalización estructural, adaptando elementos analíticos y de pequeño tama­ño para ser cartografiados a esa escala; ésta última opción es la que aplica el autor a este mapa. Su interés principal es que aparezcan claros los grandes conjuntos mosfocstructu­ralcs y sistemas morfodinámicos y mostrar las formas mayores o más características del territorio, utilizando como hase la topografía e hidrografía del I.G.N. El resultado es un mapa estéticamente perfecto, con una combinación de colores perfectamente diseñada, sin líneas de limitación entre las manchas coloreadas y sobre todo sin líneas negras.

Los elementos diferenciados son: - los grandes dominios morfoestructurales. Con colores cálidos (violeta, púrpura,

gris, vcrmcllón). - los grandes sistemas morfodinámicos. Con colores fríos (azul para litoral, verde

para fluvial, verde-azulado para formas heredadas, amarillo para cólico) - la morfografía. Mediante los signos habituales de la cartografía gcornorfológica

detallada. - la cronología. Indicaciones con letras o cifras o bien (como en el caso de las tcrrazm;)

con tintas atenuadas.

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

5. El sistema cartográfico de I.T.C. (Holanda)

En Holanda, junto a la leyenda establecida en los años 70 para la cartografía geo­morfológica del propio territorio (MAARLEVELD et al, 1974; TEN CATE y MAAR­LEVELD, 1977), se había desarrollado desde los años 40 por parte del lntcrnational Institute for Aerospace Survey an<l Earth Sciences (l.T.C.) una metodología particular que alcanzará una gran difusión exterior. Sus principios fueron expuestos en los trabajos <le VERSTAPPEN (1970), VERSTAPPEN y VAN ZUIDAM (1968, 1991), VAN ZUI­DAM (1982), VAN ZUIDAM y VAN ZUIDAM-CANCELADO (1979), ZUIDAM et al (1985/86). En una primera etapa la cartografía era <le tipo analítico, pasándose luego a elaborar cartografía geomorfológica sintética o de unidades del terreno (terrain classifi­cation) y cartografía pragmútica o aplicada. Es una cartografía sin normas rígidas y con leyenda abierta y utilizable para cualquier escala. Ejemplos concretos realizados en España son los de la región de Zaragoza (VAN ZUIDAM, 1976, 1980)

1. La cartografía analítica se basa en la génesis como principal factor. Por orden jerárquico contienen la siguiente información:

-morfografía. Se representa en forma de unidades geomorfológicas cuando su tama­ño se adapta a la escala. Cuando son formas pequeñas o de escasa importancia se utili­zan símbolos lineales.

-morfogénesis. Las unidades morfogenéticas se expresan con símbolos arcales de color, agrupados en nueve clases de génesis: estructural (color púrpura), volcánico (rojo), denu<latorio (marrón), riuvial (verde), lacustre/marino (azul oscuro), glacial, periglacial (azul claro), cólico (amarillo), kcírstico (naranja), antropogénico/biolcígico (gris-negro). También hay agrupaciones <le formas <le transición, así como símbolos lineales negros para las formas de menor tamaño.

-morfoestructura/Iitología. Se considera que la litología juega un papel decisivo en el relieve. Se indica mediante tramas reticuladas de color gris o marrón calro, que no des­

tacan excesivamente. -morfometría. Cotas y curvas <le nivel seleccionadas. de forma complementaria, se

puede incluir en el margen un mapa de pendientes. -morfocronología. Utilización <le letras para indicar la edad.

En la serie de mapas de la primera etapa (Fig. 3) se establecía la distinción entre: -mapas preliminares. Realizados a partir de la fotografía aérea para ser completado

en los trabajos de campo. -mapas generales o standard. Son mapas geomorfológicos puros, que contienen los

elementos anteriormente señalados. -mapas especiales. Debidos a la investigación aplicada, diferenciándose dos subtipos:

- mapas de morfoconservación - mapas hidrornorfológicos

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

En amhos casos, la hase topogrúfica y litológica es la misma, apareciendo en color gris. En los de morfoconscrvación se presta especial antención a las formaciones superficiales y la pendiente (se diferencian 7 valores con colores). Para los hidromorfológicos se esta­blecen unidades del terreno coloreadas, dil"ercnci<indose entre los dominios de erosión y de acumulación. Procesos y formas pueden aparecer cartografiados con símbolos linea­les en color, sobre todo para indicar su nivel de actividad.

2. La cartografía sintética fué desarrollada en I.T.C. por VAN ZUIDAM y VAN ZUIDAM-CANCELADO ( 1979) y VERSTAPPEN ( 1983). Esta basada en el concepto de paisaje, ya que abarca no sólo información gcomorfológica sino también datos de suc­ios, hidrología, vegetación, usos del sucio. I.T.C. ha desarrollado un Sistema de Información Geográfica (ILWIS) para su uso en levantamientos sintéticos.

Se distinguen cuatro niveles de unidades, de acuerdo con la escala y el tipo de mapa: - componentes (terrain co111ponents). Es la subdivisión menor; el relieve es el crite­

rio de clasificación más importante. La escala de representación es siempre 1: 10.000 o mayor. Las unidades son uniformes en cuanto a forma del relieve, litología, suelo, hidro­logía, vegetación y procesos.

- unidades (terrain units). Forma del relieve o conjunto homogéneo de formas del relieve relacionadas con un patrón de componentes del terreno. Su escala de representa­ción es l: 10.000 a l: 100.000.

- sistemas (terrain systems). Una unidad del paisaje o un relieve característico desa­rrollado en un ambiente ecológico determinado, definido por su génesis, litología y cli­ma. La escala apropiada alcanza hasta l :250.000.

- provincias (terrain provine<'.1·). Son las unidades mayores, que combinan asocia­ciones de sistemas y unidades de terreno. Se delicnan en el mapa con contactos en negro y con letras o/y símbolos numéricos para diferenciarlas.

3. Los mapas geomorfológicos pragmáticos son mapas de aplicación específica. Los mapas de morfo-conservación e hidromorfológicos derivados de la cartografía ana­lítica podrían ser los primeros ejemplos de este tipo de cartografías.

Entre los tipos de mapas pragmáticos que actualmente elabora I.T.C. están los de zonificación de riesgos, o los específicos de riesgos de inundación, riesgos de montaña, riesgos de sequía, riesgos de seismos y riesgo volcánico.

6. Otros sistemas nacionales

Corno ya se ha indicado, junto a Francia y Holanda, otros paises desarrollaron siste­mas propios a lo largo de la corta historia de la cartografía geomorl"ológica. Destacaremos los que han tenido una influencia más notable a nivel internacional o que más se aplicaron a la obtención de la leyenda unificada de la U.G.I.

Los mapas polacos comienzan a elaborarse en los años 50 y tienen una marcada linea aplicada. La Academia de Ciencias de Cracovia y sohrc todo el Prof. Klimaszcwski

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

definieron una leyenda inicial (KLIMASZEWSKI, 1956, 1963; JURASZ y NIEWIA­ROWSKI, 1962; ST-ONGE, 1968). La realización de mapas gcomorfológicos rué incluida entre las líneas de investigación del Instituto Geográfico de la Academia de Ciencias entre 1954 y 1967, periodo en el que se publican 67 hojas a escala 1 :50.000 y 1 :25.000. Son mapas con una cxcclcntc combinación del color, especialmente en la escala 1 :50.000, que es la más atractiva. Diferencia 3 periodos evolutivos (Neógcno, Pleistoceno y Holoceno), 3 valores de pendiente con gamas de color y 3 órdenes de mag­nitud de escarpes. La morfoestructura y morfodinámica están escasamente representadas. La morfocronología se expresa con colores en relación con la morfografía y la morfogé­nesis, mediante colores.

Otras escalas de representación son la 1 :300.000 (GILEWSKA, 1974) o la 1 :500.000 dirigida por STARKEL. Se distinguen formas estructurales mediante color (en un terri­torio donde estas formas solo están en los Cárpatos), diferenciándose entre Neógeno, Pleistoceno y Holoccno. Hay aspectos genéticos y morfologías correspondientes a dis­tintas fases glaciares pleistocenas. También se distinguen por su altitud las rormas estruc­turales usando distintos colores.

La leyenda de los mapas rusos rué establecida por BASHENINA et al ( 1960) con 500 items para escalas 1: 25.000 a 1: 50.000. Se representan dos grupos de formas: las familias y las formas simples. Las familias se representan con gamas de sombras o con colores, cuya gama es tan amplia que son dificiles de identificar. Las formas simples se representan con símbolos y colores indicando génesis y actividad. La complejidad que genera los colores y símbolos es grande. En algunos casos faltan datos morfométricos, ya que el mapa se concentra especialmente en la edad y la génesis, mientras que la descrip­ción de las formas es escasa (ST.-ONGE, 1968) .

La primera leyenda de los mapas checos fué establecida por en 1963 para escalas 1: 25.000-1: 50.000. Las iniciativas posteriores de DEMEK ( 1972) y CZUDEK ( 1973) tam­bién ha sido importante para la definición de un sistema propio. Son mapas basados en una clasificación genética. El color indica origen (volcánico con color violeta, formas kársticas en verde, formas acumulativas en gamas de azul). Se incluyen pendientes en color. Para representar la edad se utilizan símbolos. Las formas individuales mediante una amplia simbología. Apenas hay indicaciones morfométricas ni morfodinámicas.

Los mapas alemanes, tanto los creados en la antigua República Democrática, como en la República Federal Alemana son bastante complejos debido ala alta densidad de información que contiene. Los mapas de Alemania Oriental (KUGLER, 1965; GELLERT, l 967a, b) presentan una ordenación genética básica (glaciar, pcriglaciar, cóli­co, etc.) y la edad se indica con simbología de color relacionado con el de génesis. En la República Federal lo más destacable es el Programa GMK a escalas 1 :25.000 (GMK-25) y 1: 100.000 (GMK-100), cuya metodología aparece expuesta en (STÁBLEIN, 1978; FRÁNZLE et al, 1979; BARSCH y LIEDTKE, 1980 a, b; BARSCH et al, 1980, 1987; MAÜSBACHER, 1983). Se dirige a la representación de tipos de relieve de Europa

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JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ

Central, especialmente ürcas de montaña. Presenta la leyenda en módulos, de forma ana­lítica. Los conceptos más importantes son: localización, ángulo de laderas, información gcomorfológica (símbolos y signos negros), sustrato (tramas en marrón), procesos (sím­bolos negros o verdes), hidrografía (azul), morfogéncsis (colores sólidos, enfatizando el relieve actual). El autor tiene cierta libertad para decidir el tipo de relieve y rnorfogéncsis que se considera dominante, cuyo color pasa entonces a destacar en el mapa sobre los

demás. Otras cartografías han sido diseñadas en Bélgica (GULLENTOPS, 1964 ), Suiza

(ANNAHEIM, 1956) o Hungría (PECSI, 1963, 1976), Italia (PANIZZA, 1971, 1972; PELLEGRINI et al, 1993 para mapas aplicados), Canadá (ST.-ONGE, 1964), etc., en muchos casos recogiendo conceptos de anteriores sistemas de cartografía gcomorfológica.

7. Conclusiones

A pesar de los intentos de unificación de leyendas desarrollados durante años por la Unión Geográfica Internacional, no existe un consenso general para la realización de mapas gcomorfológicos. Corno mucho, algunas formas de representación se han ido asu­miendo por un amplio grupo de investigadores, especialmente el uso de ciertos colores: verde para fluvial, amarlo para cólico, rojizo para karst, violeta para glaciar y pcriglaciar; también en los detalles de simbología se suele acudir a las grandes recopilaciones de determinados sistemas, hasta el punto de que suelen coincidir en muchos casos.

Así pues, cuando se pretende realizar la cartografía de un territorio determinado, una vez que se ha decidido el tipo de mapa que se va a utilizar en función de las necesidades concretas a la que va destinado el mapa y se ha determinado la escala a partir de los dife­rentes factores que inrtuycn en el proceso cartográfico (escalas de la documentación car­tográfica básica existente, textura del relieve, limitaciones de edición o presupuestarias, necesidad de generalización, cte.), conviene seleccionar el sistema o sistemas cartográfi­cos que mejor se adaptan a nuestro trabajo.

El proceso de selección más documentado consistiría en analizar cada uno de los sis­temas y aplicarlos sucesivamente sobre una zona piloto elegida previamente, lo cual nos daría las claves, incluso estéticas, que estamos buscando. Sin embargo, este es un trabajo excesivamente complicado y ha sido objeto de ensayos anteriores para conocer las ventajas y desventajas de determinados sistemas para áreas concretas. Podríamos citar los trab<~jos de GILEWSKA (1967), SALOME y VAN DORSSER (1982, 1985), SALOME et al ( 1982) y VAN DORSSER y SALOME (1973, 1974, 1983) centrados en comparaciones entre algunos sistemas de distintos paises y los de la Unicín GcogrMica Internacional.

Es verdaderamente dificil generalizar el uso de una leyenda, ya que cualquier dccisicín cstaní cargada del subjetivismo particular de cada gcomorfólogo. Lo más adaptable a nuestros medios mediterráneos, con alta variabilidad de relieves, contrastes topogrüficos, predominio de unidades pequeñas, cambios litológicos y estructurales, cte. son las leyen­das abiertas, como es el caso del Sistema C.G.A.-Tricart, el propuesto por I.T.C. o el de la Academia Polaca de Ciencias. Sin embargo, las adaptaciones personales o de cada

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

equipo investigador de estos sistemas puede llevar a métodos mixtos o derivaciones más apropiadas a las necesidades. Gran parte de la producción española de cartografía gco­morfológica, siempre con carácter local o regional, es el fruto de la selección de aspec­tos concretos de algunos sistemas para cada caso, sin que haya una verdadera leyenda nacional para ninguna de las escalas.

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LOS SISTEMAS DE CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

Francisco PELLICER CORELLANO, José Luis PEÑA MONNÉ y Asunción JULIÁN ANDRÉS

l. Introducción

En España, a diferencia de otros países europeos, no se creó un sistema de cartogra­fía geomorfológica nacional ni hubo especialistas que adoptaran desde el primer momento los sistemas que se iban creando a nivel internacional, lo que ha llevado a un importante retraso en la producción de mapas geomorfológicos propios. Las causas habría que buscarlas en la propia situación de la geomorfología española. En los años 50 y 60 en los que se desarrollan los grandes sistemas cartográficos en el resto de Europa, en España prácticamente no existían geógrafos y geólogos especialistas en Geomorfología, y mucho menos interesados en la representación gráfica del relieve. Será a partir de los años 70, tras la llegada a España del enfoque climático y dinámico de la Geomorfología y en un momento de crecimiento de los estudios de Geografía Física en las universidades, cuando cuajarán los primeros trabajos geomorfológicos que incluyan cartografía especial izada.

Este desfase con respecto a los países vecinos se ha traducido en la inexistencia de unas normas generales o sistema de cartografía organizado para cubrir todo el territorio nacional con mapas geomorfológicos, a pesar de algunos intentos fallidos. Por otra par­te, el surgimiento de grupos dispersos vinculados parcialmente a diferentes sistemas europeos ha complicado aún más la posibilidad de completar una metodología única para el territorio. Además, a nivel internacional se ha superado la fase de producción carto­gráfica básica e, incluso, en algunos países la etapa aplicada, por lo que no parece pro­bable que en España se pueda llegar a superar este retraso.

Pese a todos estos problemas, en la actualidad, existen equipos con una dilatada expe­riencia en cartografía geomorfológica cuya producción cubre una considerable extensión de la superficie nacional, pero cuyo conocimiento general es escaso dado que gran parte de estos mapas permanecen inéditos. Por ello, en 1990, Francisco Pellicer coordinó un primer inventario de dichos mapas (PELLICER et al, 1990) b<~jo el impulso de la

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO, JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

6 MAPA GEOMORFOLOGICO DE ESPRPilR

N2 DE HOJA: 1 3841 NOMBRE !FUENTES DE EBRO

ESCALA 1 /: 50000 PROVINCIA ZARAGOZA

AUTOR: ZUIDAM, R van, AÑO: 1980 TITULO: Un levantamiento geomortológico de la Región de Zaragoza

REFERENCIA: Geographicalia, 6. Depto. Geografía y O.T. Zaragoza.

l.INFORMACION CARTOGRAFICA !FORMACIONES SUPERFICIALES: 1

BASE TOPOGRAFICA l[fil] Granulometría: lwl BASE GEOLOGICA 1 Consolidación: [fil Litología: [fil Cronología absoluta: lwl Tectónica: [fil Cronología relativa: [fil Estructura: [fil CONTEXTO MORFOESTRUCTURAL: 1 11.TRATAMIENTO GRAFICO

Zócalo sin deformar: [EQ] !ELEMENTOS GRAFICOS: 1 Zócalo deformado: lwl Punto: [fil Cordilleras plegadas recientes: [EQ] Línea: [fil Cuencas sedimentarias: [fil] Superficie: C§:O Volcanismo: fil2J !VARIABLES VISUALES: 1 Karst: [fil Tamaño: lwl CONTEXTO MORFODINAMICO: 1 Textura: [fil Hídrico: [fil Valor: [ill Fluvial: [fil] Orientación: lwl Litoral y marítimo: lwl Forma: [fil Lacustre: 1 N'.) 1 Color: [fil Eólico: 1 N'.) 1 IN• DE SIGNOS /FORMAS: ICI§l CONTEXTO MORFOCLIMATICO: 1

[EQ] IN• DE TONOS: ID] Glaciar:

Periglaciar: [Q] REALIZACION TOTAL ~ Templado-húmedo: [Q] Semiárido: [fil CONSULTA PUBLICA ~ Arido: 1 N'.) 1

NOTA: Original Doctor's thesis Utrech,ITC-publication, 1976 CODIGO E

Fig. 1. Ejemplo de ficha del Inventario de Mapas Geomorfoltígicos de Espafia.

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓG!CA EN ESPAÑA

Sociedad Española de Geomorfología, con la intención de promover la realización de un mapa de síntesis a escala 1: 1.000.000 ó 1 :500.000 del territorio nacional partiendo de los datos existentes. Esta iniciativa dio lugar a una propuesta de leyenda que fue presentada en la I Reunión Nacional de Geomorfología (HERRERO et al, 1990) y que aparece publicada por primera vez en este mismo volumen.

2. Inventario de los mapas geomorfológicos de España

2. f. Características del archivo

Ante el considerahlc volumen de datos y la necesidad de una consulta ágil se optó por el soporte informático para almacenar, ordenar y presentar la información.

Las ventajas principales de un archivo informatizado son bien conocidas: - el archivo puede ser permanentemente actualizado y revisado. - la ordenación del fichero puede realizarse rápidamente y de muy diversas maneras:

orden numérico por código de la hoja, focha ... , orden alfabético por autores, materias (entrada múltiple), área geográfica ... siempre en función de Jos intereses del usuario.

- la búsqueda de la información deseada puede efectuarse mediante cualquiera de los campos de la ficha-tipo o mediante la combinación selectiva de varios campos.

- existe tamhién la posibilidad de dar a la información tratamiento estadístico y grMlco con otros programas.

- pueden darse numerosas formas de salida e impresión rediseñando el formato de la ficha, el tipo y tamaño de la letra, ... asi como elaborar informes resumidos o parciales.

- pueden editarse copias en soporte informático o en papel por impresora, laser o imprenta sin necesidad de fotocomponer de nuevo.

2.2. El modelo de ficha

La ficha-tipo contiene 47 campos correspondientes a otros tantos elementos informa­tivos de cada mapa, tomando como referencia espacial la numeración de la malla del Mapa Topográfico Nacional en sus escalas 1 :50.000, 1: 100.000 y 1 :200.000. Se estruc­tura en tres grandes apartados, el primero referido a la identificación y autoría del mapa, el segundo a los conceptos geomorfológicos registrados y el tercero al tratamiento grMi­co. Se añaden, además, indicaciones sobre la realización parcial o total del mapa y el tipo de consulta, pública o restringida (Fig. 1 ).

Datos identiflcativos

Los datos básicos para la cita, localización espacial y consulta están contenidos en los 8 primeros campos:

[())

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO, JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

1.-Número de hoja, según las claves estandarizadas del MTN en sus distintas escalas. 2.-Nombre de la hoja, en corresponc.lencia con el MTN. 3.-Escala e.le! mapa en la edición o formato de la referencia; caso de que el documento original se encuentre disponible a otra escala, ésta se indica en el campo 46. 4.-Provincia o provincias contenidas en el mapa. 5.-Autor o autores. 6.-Año de edición o de presentación del mapa si éste perma­nece inédito. 7.-Título del mapa, si se trata de un documento en sí mismo, o del trab<~jo en el que se inserta (Tesis Doctoral, artículo, monografía ... ). 8.-Referencia bibliográfica si es el caso o de la institución o empresa que lo posee. En el campo 45 se informa sobre el carácter público o restringido de le información.

lnfármación ,l(eonzorfólógica

El segundo bloque de e.latos se ocupa de la información propiamente geomorfológica con un total de 23 campos estructurados en seis subconjuntos:

- 9.- Base topognifica se refiere a la presencia o ausencia de una base con curvas de nivel.

- El apartado siguiente, constituido por tres nuevos campos, indica si los mapas geo morfológicos recogen de modo explícito información geológica sobre: 1 O.­Litología. l l .-Téctónica.12.-Estructura.

- A continuación se aborda el contexto morfoestructural expresado en el mapa con 6 nuevos campos: 13.-Zócalo sin deformaciones importantes. l 4.-Zócalo manifies­tamente deformado. 15.-Cordilleras recientes de plegamiento. l 6.-Depresiones o cuencas sec.limentarias poco modificadas por la tectónica. 17.-Volcanismo. l 8.-Karst.

- El contexto morfodinámico ocupa los 5 campos siguientes: l 9.-Hídrico. 20.­Fluvial. 21.-Litoral y marítimo. 22.-Lacustre. 23.-Eólico.

- El contexto morfoclimático viene expresado por otros 5 campos: 24.-Glaciar. 25.­Periglaciar. 26.-Templado-húmedo. 27.-Semiárido. 28.-Arido.

- Finalmente la información geomorfológica se completa con datos sobre las forma­ciones superficiales: 29.-Granulometría. 30.-Consolic.lación. 31.-Cronología absoluta. 32.-Cronología relativa.

Tratamiento ,l(ráfico

Este apartado reúne 11 campos con información sobre las características grMicas del mapa.

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- Los elementos gráficos: 33.-Punto. 34.-Línea. 35.-Superficie. - Las variables visuales: 36.-Tamaño. 37.-Textura. 38.-Valor. 39.-0rientación. 40.-

Forma. 41.-Color.

- Concluye este apartado con la expresión numérica de los elementos de la leyenda y signos convencionales, y de los tonos empleados, en su caso, y resultantes e.le la

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

combinación <le las variahles color y valor. 42.-Número <le elementos gráficos de la leyenda. 43.-Número de tonos.

Otros datos de interés

Las informaciones adicionales componen el último apartado: 44.-Indica si la hoja ha sido completamente cartografiada o sólo parcialmente. Como norma general no se han con­templado mapas con superficie cartografiada inferior a un cuadrante de la hoja correspon­diente; no obstante, cuando un mapa a pesar de no reunir este requisito forma parte del con­junto de una obra (Tesis ... ), se ha preferido registrarlo también para no perder la unidad de idea original. 45.-Expresa si el documento es accesihle a la consulta pública, puede adqui­rirse o copiar sin ningún otro requisito, o si por el contrario tiene carácter restringido. 46.­Se reserva para cuantas anotaciones de interés sea necesario añadir. 47.-Corresponde a un código en el que de forma muy sencilla se pone de manifiesto la calidad del mapa en fun­ción de los parámetros registrados y siempre desde el punto de vista cartográfico.

Finalmente, si fuera necesario, en la hase de datos diseñada existe la posihilidad de ampliar el número de campos hasta cincuenta.

3. La producción de cartografía geomorfológica

Aunque en estos momentos existen numerosas publicaciones que contienen mapas y esquemas geomorfológicos, que sirven como complemento al estudio de una determina­da región o a una temática geomorfológica concreta, en este capítulo nos referiremos principalmente al análisis de la producción de cartografía organizada bajo unas líneas metodológicas bien estructuradas y siguiendo escalas <le uso convencional, cubriendo un territorio amplio, citándose en la bibliografía sólo los trabajos publicados. Por otra par­te, la cartografía temática y aplicada, que será objeto de estudio en otro de los capítulos <le este mismo lihro, tampoco será tenida en cuenta, centrándonos en cartografía básica, es decir, que abarque los elementos mínimos de representación (morfometría, morfogra­fía, morfogénesis, morfocronología y morfodimímica).

Del análisis de la distribución geográfica de los mapas existentes se desprende, en pri­mer lugar, que existen amplias superficies de la Península de las que se carece de carto­grafía detallada. La serie completa más precisa son los mapas en blanco y negro realiza­dos a escala 1 :200.000 como cartografía de base para el Mapa Sismotectónico de España; estos trabajos tienen unos objetivos muy concretos por lo que no recogen toda la infor­mación geomorfológica, permanecen inéditos y tienen acceso limitado a la consulta. Por otra parte, se observa que hay focos intensamente trab<~ados, como por ejemplo el cen­tro de la Depresión del Ebro y el espacio turolense, y grandes espacios periféricos prác­ticamente inéditos. Es evidente que el desarrollo de la cartografía geomorfológica en España está regido por los centros de investigación, en su mayoría universitarios, y por la importancia concedida a esta materia en los mismos.

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO, JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

3. 1. Cartograffa de Amgón y áreas limítrofes

La primera Tesis Doctoral realizada en España conteniendo una importante aporta­ción de cartografía geomorfológica fue presentada por Mª Jesús Ibáñez en la Universidad de Zaragoza en el año 1974, bajo la dirección del Dr. Salvador Mensua, sien­do publicada dos años más tarde (IBAÑEZ, 1976), abarcando total o parcialmente nue­ve hojas a escala 1 :50.000, utilizando un sistema de representación en blanco y negro a base de líneas de diferente grosor, símbolos y tramas. La aportación conceptual y meto­dológica de esta cartografía sirvió como punto de partida para posteriores Tesis Doctorales de enfoque similar realizadas en la Universidad de Zaragoza, sobre La Rioja (GONZALO, 1981 ), el Prepirineo Leridano (PEÑA, 1983) (Fig. 2), el Moncayo (PELLI­CER, 1984) (Fig. 3), las Sierras Exteriores Oscenses (RODRIGUEZ, 1986), el sector centromeridional de la Depresión del Ebro (SORIANO, 1990) y la cuenca baja del Cinca (SANCHO, 1991 ). Otras cartografías permanecen inéditas, como las realizadas en el Sistema Ibérico zaragozano y soriano (L.M. Yetano, M.T. Echeverría), sobre las Serranías de Gúdar (M.V. Lozano), la Depresión de Teruel (M. Sánchez Fabre), la cuen­ca baja del Gállego (G. Benito), la Depresión de Gallocanta (J. Gracia) y La Ribera de Navarra (B. Leránoz). En cada una de estas tesis hay un número importante de mapas geomorfológicos a escala 1 :50.000 cubriendo gran parte del territorio riojano, navarro, soriano, aragonés y leridano. A pesar de no utilizarse el color, la expresividad del siste­ma gráfico y el detalle de representación han ido mejorando progresivamente, incorpo­rando mayor número de datos sobre las acumulaciones cuaternarias y, en especial, sobre las morfologías y procesos fluviales y de ladera, formas kársticas y periglaciarismo. Otras tesis de reciente presentación, como las de M. Edeso y J. Chueca, incluyen carto­grafía geomorfológica a escala 1 :25.000, aunque centradas en temas más específicos como la dinámica litoral y el periglaciarismo y otras de síntesis, como la de A. Julián, abarcan principalmente los depósitos cuaternarios.

La utilización del color ha supuesto una modificación en algunos conceptos metodo­lógicos, ya que permite una mejor plasmación gráfica de los aspectos litoestructurales, genético-evolutivos y cronológicos. El primer trabajo en color fue la cartografía de la provincia de Teruel a escala 1 :200.000, que acompañaba a un amplio estudio geomorfo­lógico sobre dicho territorio (PEÑA et al., 1984). La Leyenda de este mapa es breve, ya que intenta generalizar y simplificar el relieve de un extenso ámbito, y se ordena según criterios morfogenéticos y cronológicos. Sin embargo, las cartografías geomorfológicas 1mís elaboradas son el Mapa Geomorfológico de Aragón a escala 1 :200.000 (PEÑA et al., 1993) (Fig. 4) y los Mapas Geomorfológicos de La Rioja a escala 1 :50.000 (Hojas 169, 170, 202, 203 y 204) elaborados por JULIAN et al., ( 1994 ). Dado que el método cartográfico y la Leyenda utilizada en estos mapas son muy similares a los propuestos en el capítulo de este libro sobre Leyendas a escalas 1 :200.000 y 1 :50.000, nos remitimos al mismo para 1mís detalle. Un buen ejemplo de mapa geomorfológico en color a escala 1 :25.000 y utilizando el ordenador es el elaborado por LOZANO ( 1992) sobre la zona de Molinos (Teruel).

En el ámbito riojano-aragonés se han realizado otras cartografías de características muy diferentes a las anteriormente descritas por parte del equipo dirigido por los Drs.

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

José Mª García-Ruii', y José Arnáez, del Instituto Pirenaico de Ecología y de la Universidad de La Rioja, respectivamente. Junto a algunas cartografías temáticas de la Cordillera Ibérica Riojana y del Pirineo Aragonés (glaciarismo y periglaciarismo, dimí­mica fluvial, abanicos aluviales, procesos de ladera, etc.) se han publicado mapas a esca­la 1 :50.000 en blanco y negro (ARNAEZ, 1987) y en color (GARCIA-RUIZ, 1989; ARNAEZ y GARCIA-RUIZ, 1990; GARCIA-RUIZ y ARNAEZ, 1991; GARCIA-RUIZ et al., 1992). Estos últimos se apoyan en la simbología del Mapa Geomorfológico de Francia y aplican el color para diferenciar grupos de formas y procesos geomorfológicos (Fig. 5), Los mapas presentan fondo blanco debido a que no se utiliza el color como man­cha, sino únicamente en los puntos, líneas y tramas. En los mapas correspondientes a la zona riojana se ha dedicado una atención especial a las formas y procesos de vertiente, con un gran detalle en la representación de los mismos; en los mapas pirenaicos son las formas y procesos de clima frío los que destacan entre las restantes morfologías.

Además de los trabajos españoles señalados, en este mismo ámbito geográfico se han realizado cartografías en color a escala 1 :50.000 por parte de dos autores extranjeros, aunque muy ligados a la Universidad de Zaragoza. Por una parte, la cartografía de BARRERE ( 1966, 1971) sobre el Pirineo central español, que comprende doce hojas del territorio aragonés y navarro y, por otra, la Tesis Doctoral de VAN ZUIDAM ( 1976) sobre la Geomorfología del sector central de la Depresión del Ebro (región de Zaragoza), incluyendo tres mapas a escala 1 :50.000, utilizando el sistema ITC holandés de carto­grafía geomorf'ológica (Fig. 6), El peso del color recae en las unidades estructurales (vio­letas) y en las acumulaciones cuaternarias, entre las que diferencia: glacis (amarillo), terrazas (verde) y valles de fondo plano (blanco).

La colaboración entre el Departamento de Geografía y el ITC holandés dio lugar a un intento fallido de elaboración sistemática de la cartografía geomorfológica de España a escala 1: 100,000, para lo cual se elaboró la cartografía de un área piloto en el valle del Huerva, al Sur de Zaragoza (MENSUA et al., 1981 ),

3.2, Cartogmfía de lo zona centml

En las universidades madrileñas han surgido grupos de investigación en cartografía gcomorfológica básica, temática y aplicada. Cabe destacar las ürcas de Gcodinümica (J.

de Pedraza, G. Garzón) y de Geografía Física y Análisis Geográfico Regional (J.J. Sanz, J. Muñoz) en la Universidad Complutense y la Autónoma de Madrid (E Martínez de Pisón). Un intento de realizar un amplio proyecto de cartografía de España a escala 1 :50.000 surgió en los años 80 bajo la coordinación de este último autor con la colabo­ración de la mayor parte de las universidades espafiolas, que no obtuvo la financiación necesaria para su realización.

Aunque hay numerosos trabajos que contienen mapas geomorfológicos a diversas escalas, cabe citar los estudios sobre la región occidental zamorana (MARTIN-SERRANO, 1988), la Sierra de Béjar (SANZ DONAIRE, 1986), el sector del Guadarrama occidental (BULLON MATA, 1988), Guadarrama oriental (SANZ HERRAIZ, 1988) y las tesis

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO, JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

doctorales de M.J. González Amuchastegui sohre el alto Tajo, A. García de Celis, M. A. Pohlete, ... Sin emhargo la puhlicación más destacable es el Mapa Geomorfológico de Toledo-Sonscca (HERRERO, 1988) constituye un verdadero hito en la producción cartográfica de Geomorfología en España, por cuanto representa un importante esfuerzo de coordinación integrada de investigación geomorfológica seria y resolución técnica excelente (Fig. 7).

El Mapa de Toledo-Sonscca aplica con notahlcs aportaciones originales el sistema cartográfico del Mapa Geomorfológico de Francia. Las curvas de nivel en sepia, la red hidrográfica en azul y otros elementos planimétricos en gris, siempre con valores muy h<~jos para no empastar la información sohreimpucsta, constituyen la hase del mapa. La litología combina la gama tonal con diferentes valores y las tramas. La tectónica está representada por signos de implantación lineal en negro (elementos estrictamente tectónicos: fallas, diaclasas, ... ) y en rojo (elementos morfológicos: escarpe de falla, ... ). Cuando el fenómeno requiere implantación superficial, se representa con un fondo tonal y trama superpuesta.

Las formas asociadas al contexto estructural se representan si son superficiales con manchas de tonos medios uniformes en sus contornos reales y signos sobreimpresos de tono saturado, y si son lineales con líneas de tono saturado. Las superficies estructurales aparecen caracterizadas por una trama rayada en negro superpuesta a la mancha tonal h<~ja y trama coloreada más saturada que significan la formación litológica correspon­diente. Las formas derivadas de las acciones fluviales están significadas por contornos lineales en verde y las terrazas por manchas verdes con distinto valor según su edad y adcmús variados diseños de tramas referidas a la granulometría y grado de cncostra­micnto. Las formas y formaciones superficiales de origen marcadamente morfoclim<itico se indican con tramas de diferentes diseños en el tono convenido para los diversos domi­nios en la Leyenda del Mapa Geomorfológico de Francia.

Los mapas gcomorfológicos de Tesis Doctoral de M. Herrero sohrc la Sierra de Avila y el Mapa Gcomorfológico de la Comarca de los Montes-Campo de Calatrava (GARCIA RAYEGO, 1994) son nuevas aportaciones de alta calidad cartogrMica.

3.3. Cartograffa de m;~anisnws oficiales

En diversos proyectos del Instituto Geológico y Minero de España, después Instituto Tecnológico y Gcominero, ha habido una producción cartográfica importante a escalas de síntesis, como las originadas para el Mapa del Cuaternario de España ( 1: 1.000.000) o para el Mapa Sismotectónico de España ( 1 :200.000), éste último con un mapa básico en blanco y negro cubriendo todo el territorio nacional. Por otra parte, el ITGE ha incorporado mapas gcomorfológicos a escala 1: 100.000 en las memorias de numerosas hojas del Mapa Geológico de España de la serie MAGNA publicados en los años 80, que merecen una mención mús por su lahor extensiva que por los resulta­dos, dado lo reducido de la escala, los heterogéneos criterios de realización y los desi­guales resultados. Más interesante ha sido la elaboración en época más reciente de

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

mapas geomorfológicos a escala 1 :50.000 y en color acompañando al mapa geológico, aunque no todos han sido publicados.

El Plan Nacional de Cartografía Ambiental que se quiso poner en marcha por el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente en 1996 pretendía crear cartografías a escala 1 :50.000 de diversos aspectos ambientales (geología, vegetación, litología, geomorfología, suelos, patrimonio, paisaje) en soporte informático. Si dicho plan se acabase finalmente poniendo en marcha, España recuperaría el atraso que en car­tografía del medio físico existe en este momento.

Por otra parte, existe un desequilibrio entre la producción cartográfica geomorfológi­ca y ambiental entre diferentes organismo oficiales de comunidades autónomas, ya que algunas, como el País Vasco, Cantabria o Navarra poseen mapas a escala 1 :25.000, otras como Valencia, Madrid o Canarias han elaborado mapas a escalas 1: 100.000 ó 1 :200.000, mientras que la mayoría carecen de esta base cartográfica.

3.4. Otros ámbitos de producción cartográfica

En las Universidades catalanas, cabe destacar algunos centros de producción carto­gráfica, como la Universidad de Barcelona y el Institut Jaume Almera, aunque la mayor parte de los mapas de tesis doctorales y trabajos de investigación han adquirido caracte­rísticas temáticas, especialmente centradas en el glaciarismo y periglaciarismo del área pirenaica (D. Serrat, A. Gómez Ortiz, J.M. Vilapana, J. Bordonau), aunque también se realizaron tesis conteniendo cartografía básica de la Cadena Costera y Depresión Central Catalana ( J. Calvet, F. Gallart, M. Sala). Un esfuerzo importante se ha realizado desde la Universidad de Girona por parte del equipo de Ll. Pallí, con la realización de diversos mapas de Ja provincia de Girona, entre ellos un mapa geomorfológico a escala 1 :200.000 (PALLI y ROQUE, 1993 )

En la zona levantina hay que mencionar Ja cartografía geomorfológica por cuencas hidrográficas del alto Guadalquivir en la Universidad de Murcia (ROMERO DIAZ, 1989) y el gran impulso realizado recientemente en la Universitat de Valencia por J. Mateu, P. Carmona, F. Segura, J. Pardo, J. Martínez, M.J. Ruiz y M.J. Estrela (MATEU (en prensa); CARMONA, 1993; CARMONA y MARTINEZ, 1992; CARMONA y RUIZ, 1992, 1996; MARTINEZ, 1994 y 1996).

En Andalucía destacan trabajos elaborados en la Universidad de Sevilla, como el de R. Baena sobre el Cuaternario de Andalucía occidental a escala 1 :50.000, los efectuados en Ja Universidad de Málaga por E. Ferre a esta misma escala sobre las Béticas, el Mapa Geomorfológico del Campo de Gibraltar de IBARRA ( 1993) o los esquemas cartográfi­cos sobre el sector litoral de Cádiz de C. Zazo.

En Galicia, R. Rodriguez Conde, A. Pérez Alberti y E. de Uña han realizado esquemas cartográficos de amplias superficies en sus respectivas tesis doctorales. En Cantabria se ha cartografiado el Valle del Nansa (FROCHOSO, 1990) y algunas otras hojas por Frochoso y García Codrón. En el País Vasco, merecen destacarse los mapas geomorfológicos de HAZERA ( 1968) sobre la región de Bilbao y J.M. Edeso sobre el sector guipuzcoano.

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FRANCISCO PELLICER CORELLANO. JOSÉ LUIS PEÑA MONNÉ Y ASUNCIÓN JULIÁN ANDRÉS

En Canarias, los estudios gcomorfológicos realizados por E. Martínez de pisón, F. Quirantes, M.E. Arozena, C. Criado, L. Fernández-Pcllo, A. Hansen, M. Luis, Pérez­Chacón, C. Romero y A. Santana van acompañados de mapas y croquis geomorfológi­cos que proporcionan una adecuada imagen de los aspectos geomorfológicos de las islas. Como aportación a la cartografía geomorfológica destacan los mapas de AROZENA ( 1984) sohre La Palma, CRIADO (l 992) sohre Fuerteventura, ROMERO ( 1988) sohre Lanzarote y los de HANSEN et al ( 1990) y HANSEN ( 1996).

4. Conclusiones

Al margen de la desigual cohertura del territorio, el problema más grave ante el que se encuentra la cartografía geomorfológica española es la carencia de criterios homogéneos para su realización, tanto en el aspecto conceptual como en el ámhito de la codificación gráfica. En efecto, hasta con analizar las leyendas para advertir estas deficiencias:

- los conceptos geomorfológicos cartografiados difieren en función de las caracte­rísticas del territorio y, sohre todo, de los ohjetivos del geomorfólogo. Normalmente los mapas nos proporcionan datos recogidos con distintas finalidades y criterios, ade­más de por diferentes investigadores; es posihle que fuentes distintas aporten datos no coincidentes y aun contradictorios de un mismo espacio. Por otra parte la diversidad de escalas, de grado de detalle y de ámhito espacial impiden muchas veces la visión sin­crónica de grandes unidades gcomorfológicas, hecho que obliga a una importante tarea de homogeneización por parte del usuario de los mapas en sus tareas docentes, inves­tigadoras o aplicadas.

- la codificación gráfica se ha concehido en ocasiones como un proceso poco menos que aleatorio; a veces se ignoran incluso los más elementales principios de la semiología grMica y los convenios, inventándose numerosos signos innecesarios. Se advierte espe­cialmente un desconocimiento de la sintaxis de las variahles visuales y su idoneidad para expresar relaciones de asociación, orden o taxonomía.

- la carencia de recursos económicos suficientes ha impedido con frecuencia la inclusión del color que daría cahida a mucha más información con menor peso gráfico. Sin él, informaciones hásicas como la topografía dehen omitirse para evitar los indesea­hlcs empastes.

- ha sido tamhién hahitual que sea el propio investigador, no necesariamente adies­trado en la expresión gráfica, quien realice con pocos medios técnicos la cartografía. Los resultados están a la vista.

Es rccomendahlc, en primer lugar, definir con exactitud los conceptos que se han de cartografiar; diseñar la leyenda agrupando los conceptos por afinidad temática, estructu­rando y jerarquizando siempre los signos y símholos. Los elementos del sistema geo­morfológico, no pueden considerarse aisladamente, sino en su interacción; la cartografía es un lengm~jc particularmente expresivo en este sentido cuando, de modo adecuado, se codifican gníficamcntc los distintos elementos y factores que, articulados en subsistemas, intervienen en la formación evolutiva del relieve y su dimímica.

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LA CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA EN ESPAÑA

Asimismo, se ha de empicar en la medida de lo posihlc los signos convenidos en leyendas de fuerte implantación internacional como la Leyenda del Mapa Geomorfológico de Francia, en el sistema del I.T.C., cte ... ; Dchcn utilizarse adecuadamente las variables visuales, adecuando la fuerza expresiva de las mismas al grado de protago­nismo del elemento catografiado en el sistema gcomorfológico. Ha de cuidarse más el aspecto estético, empleando correctamente las cualidades visuales: el color, la forma, el valor tonal, la línea, la rotulación, ... para que evoquen impresiones y sensaciones adecuadas.

Queda bien patente, finalmente, la necesidad de elaborar una leyenda para el mapa geomorfológico de España en detalle, que sirva de modelo o guía para la creación de un lenguaje cartográfico común en la comunidad de los gcomorfólogos españoles. Actualmente, con los medios técnicos disponibles, puede llegarse a construcciones espa­ciales muy elaboradas en las que, sobre una base geométrica casi perfecta, pueden emi­tirse informaciones complejas a partir de convencionalismos y un cuidado diseño.

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PROYECTO DE NORMAS Y LEYENDA PARA EL MAPA GEOMORFOLÓGICO DE ESPAÑA A ESCALA 1:1.000.0001

Miguel HERRERO MATÍAS, Julio MUÑOZ JIMÉNEZ, Francisco PELLICER CORELLANO y Jaurne CALVET PORTA

l. Introducción

Existe en la actualidad una fuerte demanda, tanto social corno institucional, de infor­mación básica actualizada y adecuadamente expuesta en mapas acerca del territorio español. Esta demanda-que pide una respuesta eficaz a corto plazo- no es propicia para el desa­rrollo de proyectos cartográficos detallados y largos, sino que favorece la producción de una cartografía temática realizable de forma relativamente r<ipida, correcta desde el pun­to de vista del contenido y de la expresión gráfica, publicable en una sola hoja o en un número de hojas cubriendo homogéneamente todo el ámbito del Estado y accesible, por su coste, al editor y, por su precio, al usuario.

Numerosos colectivos científicos o profesionales ya han realizado y conseguido la edi­ción de mapas de conjunto referentes a sus respectivos ternas de investigación, de modo que hoy se dispone de un amplio repertorio de representaciones cartográficas en las que se exponen, con el nivel de detalle y la generalización propias de imágenes cuya escala es igual o inferior a 1 :500.000, los conocimientos acerca de la geología, la tectónica, los carac­teres sismoestructurales, las formaciones cuaternarias, la edafología, la hidrología, los usos del suelo y diversos aspectos del clima de España. Dentro de este repertorio de mapas, la práctica totalidad de los cuales tiene como base topográfica el Mapa de España a escala 1: 1.000.000 del Instituto Geográfico Nacional, se hecha en falta un documento cartográfi­co equivalente que exprese los conocimientos actuales acerca del relieve español.

Un Mapa Geornorfológico de España, adaptándose a la escala y al formato de los mapas temáticos citados y no superado el coste de diseño c impresión de los mismos, constituye un objeto de interés para los organismos encargados de la producción cartográfica en

1 Esta propuesta de normas y leyenda para el Mapa Geomorfológico de España fué realizado por los autores cuando com­ponían la Comisión de Cartografía Geomorfológica de la Sociedad Española de Geomorfología en el año 1990.

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nuestro país, alguno de los cuales podría promover su formación y asumir su edición si se ofrecen unas Normas y una Leyenda adecuadas y existe un colectivo que garantice la calidad y la coherencia de la información. La realización de este Mapa Geomorfológico de conjunto se presenta, pues, como un objetivo prioritario al que la comunidad de geo­morfólogos españoles debe y puede responder adecuadamente a corto plazo. La conse­cución de este objetivo no tiene por qué subordinarse al desarrollo y aplicación de un sis­tema español de cartografía gcomorfológica detallada (adecuada a la escala 1 :50.000), labor básica en la que se debe seguir avanzando, pero que exige más esfuerzos, medios y tiempo y que -en el contexto actual- no encuentra suficiente acogida en los centros ofi­ciales de producción cartográfica. Es muy probable, por el contrario, que el mejor cami­no para conectar con estos centros y conseguir de ellos el apoyo material y técnico imprescindible para hacer viable a medio plazo una cartografía gcornorfológica a gran escala sea la correcta realización de este Mapa general o de síntesis a escala estatal, inte­grable en sus planes inmediatos de producción tcmúlica.

Los geornorfólogos españoles se encuentran en condiciones de plantearse seriamente este proyecto cartográfico, porque disponen hoy de una información con volumen y amplitud suficientes para, adecuadamente coordinada, generalizada y completada, servir de base a la formación de un mapa de ese tipo. Cuentan además con experiencia en el diseño de formas de expresión gráfica espacializada adecuadas a su terna de investiga­ción, están al corriente de los desarrollos de la cai1ografía gcomorfológica en otros pai­ses y disponen de medios de teledetección y de bases topográficas de calidad tanto para la elaboración de las minutas corno para la delineación cartográfica final. Pero lo más importante es que entre ellos se pueden encontrar personas capacitadas para resolver con garantía los problemas de definición geornorfológica que se pueden presentar, a una esca­la tan genérica, en los diversos sectores del territorio español.

Sin embargo, para que estas favorables condiciones de partida se canalicen de modo ade­cuado y puedan dar resultados prácticos es preciso acordar unas Normas relativas al género y a la cantidad de datos a representar, así corno unos criterios de homogeneización de la infor­mación y adaptación a la escala. Es preciso igualmente establecer una Leyenda de signos acorde con el contenido y el tipo de mapa, dctcnninar su jerarquía semiótica y su modo de combinación y definir los caracteres técnicos del proceso de delineación e impresión, Es nece­sario, por fin, elaborar un plan de realización, definiendo el sistema de distribución d trabajo, las etapas de desarrollo del proyecto y los órganos de dirección y coordinación del mismo.

Con objeto de avanzar en esta línea, la Comisión de Cartografía Geomorfológica de la S.E.G. propone el siguiente Proyecto de Normas y Leyenda para el Mapa Geomorfológico de España a escala 1: 1.000.000.

2. Objetivos y contenido

1. El objeto fundamental del Mapa es mostrar el estado actual de los conocimientos gcornorfológicos acerca del conjunto del territorio español con el máximo de claridad y

legibilidad y con el detalle compatible con la escala 1: 1.000.000.

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NORMAS Y LEYENDA PARA EL MAPA GEOMORFOLÓG!CO DE ESPAÑA A ESCALA l: 1.000 000

2. No se plantea propiamente como un mapa de síntesis en el que se refleja la infor­mación existente sometida sólo a una mínima adaptación y ensamhlc, sino como una representación cartográfica fundada en la reelaboración y homogeneización de dicha información y en la ohtcnción -en caso necesario- de nuevos datos.

3. En él se da prioridad a la representación de la naturaleza, el carácter y el contexto de las configuraciones geomorfológicas -es decir, a la definición de éstas- sobre la representación de su génesis concreta y de su significado cronológico -es decir, a su interpretación y datación- aunque estos aspectos sean recogidos en la medida de lo posible.

4. De acuerdo con lo anterior y con la finalidad de reducir al mínimo las posibilidades de que diferencias de opinión obstaculicen el proyecto, el Mapa se funda en la consideración prioritaria de los caracteres o aspectos morfoestructuralcs y morfodinárnicos -en los que es menor la posibilidad de desacuerdo- sohre la de caracteres o aspectos rnorfoclimúticos o evolutivo-cronológicos -en los que el margen de desacuerdo interpretativo puede ser muy grande-. No obstante, en algunos casos estos aspectos pueden pasar a primer plano, con el objeto de reflejar elementos de especial interés y dotados de criterios de diferenciación muy precisos.

3. Principios generales de realización

l. La realización del Mapa se basa en la "generalización estructural" de la informa­ción, según la cual la expresión de los conjuntos o elementos mayores ( ámhitos morro­estructurales, dominios morfogenéticos) se realiza a través de la asociación o comhina­ción de los signos correspondientes a todas las configuraciones geomorfológicas perceptibles, definihles y cartografiables a escala 1: l .000.000.

2. Corno norma general, las unidades elementales de representación son las configu­raciones geomorfológicas mínimas reconocibles directamente en una imagen de teledc­tección a escala l: l .000.000 y representables de modo legible sobre una base topográfi­ca a la misma escala. No obstante, de forma excepcional algunas configuraciones que no reunen estas condiciones dimensionales pueden ser representadas mediante signos con­vencionales con significado exclusivamente locacional.

3. Cada configuración geomorfológica elemental se define, en todos los casos, por su naturaleza, su carácter, su contexto y su hase litológica o sedimentológica, expre­sándose cada uno de estos aspectos definitorios a través de una simbología propia. En algunos casos se indica además, por medio de los correspondientes símbolos, la resis­tencia o el estado del roquedo o bien la edad relativa de las formaciones sedimentarias superficiales.

4. Salvo unos pocos casos excepcionales, cada configuración geomorfológica ele­mental sólo puede tener una definición desde los puntos de vista o aspectos indicados y ha de ser representada por uno solo de los signos correspondientes al respectivo código. De este modo, corno norma general, en el Mapa no se superponen signos del mismo género.

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4. Modo de representación

1. La información geomorfológica recogida, seleccionada y adaptada a la escala con­forme a los objetivos y principios indicados se expresa cartográficamente por medio de signos convencionales -que pueden ser superficiales, lineales o puntuales- dibujados o "reservados" en colores correspondientes a distintas gamas y dotados de mayor o menor intensidad.

2. El carácter de cada configuración geomorfológica elemental se expresa por medio de la gama cromática en que se dibujan o "reservan" los signos que la representan, atri­buyéndose la gama cálida (rojo, magenta, naranja, sepia) a las formas de carácter estruc­tural y la gama fría (amarillo, verde, azul) a las formas de modelado. La gama neutra (negro, gris), junto con el color violeta, se reservan para las formas o configuraciones de carácter "especial", es decir para aquellas de carácter estructural o morfoclimático que se cartografían por su especial interés aunque no se adecúen plenamente a los criterios dimensionales o a las normas generales de realización.

3. El contexto al que cada configuración geomorfológica elemental corresponde se expresa por medio del color en el que se dibujan o "reservan" los signos que la repre­sentan, conforme a la siguiente distribución:

Formas de carácter estructural: Contexto de zócalo .. Contexto de cadena de plegamiento. Contexto de cuenca sedimentaria .

Formas de modelado: Contexto litoral. Contexto tluvio-litoral ... Contexto fluvial .. Contexto hídrico no concentrado ..... Contexto cólico ..

Formas de carácter "especial": Contexto volcánico .. Contexto kárstico .. Contexto glaciar

rojo-magenta naranja sepia

azul azul verdoso verde amarillo verdoso amarillo

gns oscuro negro (línea) violeta

4. La naturaleza o definición propia de cada configuración geomorfológica elemen­tal se expresa por medio de un signo dibujado o "reservado" en el color propio del con­texto a que corresponde. Estos signos, que pueden ser tramas, sobrecargas o líneas, alcan­zan el número de 46 y aparecen en la Leyenda que figura a continuación.

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NORMAS Y LEYENDA PARA EL MAPA GEOMORFOLÓG!CO DE ESPAÑA A ESCALA 1 1 000.000

5. La litología del roquedo o la sedimentología de las formaciones superficiales sobre las que se desarrollan las configuraciones geomorfológicas se expresan por medio de un fon­do del color propio del contexto al que corresponden, con una sobrecarga expresiva del tipo de material (seleccionada entre las propuestas en la Leyenda). Cuando se trata de rocas, se "reserva" o "vacía" sobre el fondo de color; cuando se trata de formaciones sedimentarias superficiales, dicha sobrecarga se dibuja con mayor intensidad en el mismo color del rondo.

6. En el caso de configuraciones geomorfológicas desarrolladas sobre afloramientos rocosos, la mayor o menor resistencia (intrínseca o adquirida) del material se expresa por medio de la intensidad del fondo de color propio del contexto, correspondiendo la mayor intensidad a la mayor resistencia. Sólo se establece, en principio, la distinción roca resistente/roca deleznable.

7. En el caso de configuraciones geomorfológicas desarrolladas sobre formaciones sedimentarias superficiales, la mayor o menor antigüedad de éstas se expresa -cuando pueden diferenciarse varias generaciones- por medio de la intensidad del propio color del contexto, correspondiendo la mayor intensidad cromática a la menor edad. Sólo se establece, en principio, la distinción subactual/heredado (o funcional/no funcional) (o Pleistoceno/Holoccno).

8. De acuerdo con los principios generales de realización, no se pueden superponer signos correspondientes al mismo género o tipo de significado; sólo en el caso del con­texto k<irstico, cuyas configuraciones se representan en línea negra, se admite esta super­posición. Tampoco se pueden superponer signos de un género correspondientes a un con­texto a signos de otro género correspondientes a otro contexto; sólo en el caso del contexto kárstico y de algunas configuraciones litorales, señaladas en la leyenda, se admite esta superposición.

5. Carácteres generales de la Leyenda2

1. La Leyenda que se propone para la realización del Mapa consta de 66 unidades grú­ficas e incluye, junto con 48 signos expresivos de la naturaleza de las configuraciones geomorfológicas (representadas en sus correspondientes gamas y colores), las 12 sobre­cargas indicadoras de la base litológica y sedimentológica y los 8 fondos cromáticos con doble intensidad usados para señalar la resistencia del roquedo o la edad relativa de las formaciones sedimentarias superficiales.

2. Las unidades gráficas aparecen en la Leyenda siguiendo el orden de los contextos expuesto en el punto 3 del apartado C de estas Normas y, dentro de

2 La Leyenda para mapas geomorfológicos a escala i · J .000.000 aparece en un cuadernillo independiente al final del libro.

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la sección correspondiente a cada uno de dichos contextos, figuran en primer lugar las sobrecargas litológico-sedimentológicas, a continuación los fondos cromáticos indicadores de resistencia o edad y finalmente los signos definidores de la naturaleza de las configura­ciones geomorfológicas.

3. En el caso de configuraciones contrapuestas y mutuamente excluyentes propias de un mismo contexto (por ejemplo, horst/fosa tectónica o mont/combe) sólo se atribuye signo en la leyenda a una de ellas -normalmente a la "positiva" (horst, mont)-, constitu­yendo la ausencia de éste la expresión de la presencia de la otra.

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS A ESCALAS 1:100.000/1:200.000 Y 1:25.000/1:50.000

José Luis PEÑA MONNÉ, Francisco PELLICER CORELLANO, Javier CHUECA CÍA y Asunción JULIÁN ANDRÉS

l. Introducción

El Arca de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza ha realizado desde 1970 numerosos trabajos de cartografía geomorfológica y ha asumido docencia en esta mate­ria tanto en los estudios de licenciatura corno del doctorado. Desde 1990, se celebra anualmente en Teruel-Albarracín un curso de Geografía Física dedicado rnonogrúfica­rnente a la Cartografía geomorfológica básica y aplicada. Por otra parte, la experiencia alcanzada en el diseño de formas de expresión gráfica han permitido el desarrollo de una metodología propia aunque influida por algunos de los sistemas internacionales más conocidos, corno el francés o el del I.T.C. holandés, con los que el equipo de investiga­ción ha mantenido una relación constante. Fruto de esta experiencia son las leyendas a diferentes escalas que presentamos en este trabajo.

2. Principios de realización

El objeto fundamental de la doble propuesta de leyenda es facilitar un sistema flexi­ble y coherente con el máximo de claridad y legibilidad y con el detalle compatible con escalas 1: 100.000 - 1 :200.000, en un caso, y 1 :25.000 - l :50.000, en el otro.

El objeto preferente de representación son las configuraciones geomorfológicas, defi­nidas por su naturaleza y su contexto morfoestructural, morfogenético o, en su caso, mor­foclimático, además de la litología afloran te o formación superficial, su carácter denuda­tivo o acumulativo y, en la medida de lo posible, su génesis concreta y su significado cronológico. Este complejo conjunto de información se estructura en conjuntos mayores correspondientes a unidades morfoestructurales y a formas de modelado asociadas a dife­rentes sistemas morfogenéticos.

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Las unidades elementales consideradas son, por lo general, aquellas representables de modo legible sobre Ja hase topográfica de Ja misma escala y que son reconocibles en imáge­nes satélite o fotografías aéreas a escalas similares. No obstante, se proponen, especialmente en la leyenda de mayor detalle, un buen número de signos convencionales de implantación puntiforme o superficial (en trama) para representar aspectos que por sus dimensiones relati­vamente reducidas no tendrían cabida, pero que contienen información significativa.

Las Leyendas propuestas no pretenden abarcan la totalidad de los términos posibles, sino que es una leyenda general y abierta, que en cada caso concreto de aplicación debe­rá ser completada con otros detalles específicos. Lo que importa es el método utilizado y la codificación y sintaxis grMica, obedeciendo a un planteamiento particular. Por otra par­te, aunque las leyendas se orienten a dos escalas concretas, su aplicabilidad puede alcan­zar a escalas entre l :20.000 y 1 :400.000, en todo caso desarrollando a partir del modelo general una subdivisión o una concentración, según convenga, en los items de las leyen­das. Así, por ejemplo, el item de formaciones carbonatadas (en el apartado de Cadenas alpinas) a escala 1 :200.000 podría utilizarse igualmente a escala 1 :400.000 o bien, según Ja textura del relieve, quedar incluido en un solo item (Cadenas alpinas) junto a otras lito­logías. Pero a escala 1 :50.000 este item aparece ya dividido en varias litologías, que si se utilizan a escala 1 :25.000 podría completarse con otros datos (tipo de formación, edad, etc.) que llevarían a una subdivisión en nuevos items. Cualquiera de estas modificaciones se harían partiendo de las normas iniciales propuestas, introduciendo leves variaciones de textura, tamaño, forma, orientación o color de las tramas.

Los aspectos morfocronológicos se emplean con un caníctcr selectivo y sólo con orde­nación temporal relativa. Así, aparecen varias superficies de erosión de distinta edad (que en cada mapa concreto podrá completarse en su denominación cronológica), formas volcá­nicas con una doble cronología, formas acumulativas fluviales (glacis, terrazas, conos), eta­pas de modelado de laderas, formas de erosión y acumulación marinas, depósitos eólicos antiguos o funcionales. Se ha procurado que las formas y procesos activos y las más recien­tes (holocenas) queden perfectamente separadas por su tono de color respecto a las morfo­logías inactivas, con objeto de darle una información morfodinámica de la que pueda par­tirse para realizar cartografías derivadas en las que sean dominantes los procesos activos actualmente o de funcionalidad histórica, como son los mapas de riesgos. En este caso esta­rían, por ejemplo, el volcanismo histórico, el glaciarismo funcional, la mayoría de las for­mas incluidas en la red fluvial, la terraza fluvial o el cono aluvial más reciente, gran parte de los procesos de ladera indicados como "recientes", modelados marinos definidos como actuales, cte. Por otra parte, en la leyenda de mayor detalle, se han incluido también las formas de origen antnípico como elementos a tener en cuenta en la valoración de la impor­tancia de las modificaciones humanas producidas en una región y su posible influencia en la acentuación o la mitigación de determinados procesos.

3. Diseño de la Leyenda: Elementos gráficos y sintaxis de la imagen

Como punto de partida en el diseño de la leyenda se han considerado los medios téc­nicos disponibles en las universidades y centros de investigación geomorfológica de

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

España. El equipo básico consta de un ordenador personal o cstacicín de trabajo, una uni­dad de almacenamiento (disco cíptico, ... ), periféricos de entrada (tableta de digitalizacicín y, en su caso, scanner) y de salida (plottcr o impresora color) y el software de diseño grá­fico (la propuesta que realizamos ha sido elaborada en FrccHand, 5.5) incorporado muchas veces a los S.I.G.

Desde el punto de vista estrictamente grüfico, se han considerado cuatro elementos

visuales básicos: el punto, la línea y la superficie (fondo y trama sobrcimpucsta o reser­vada sobre el fondo). Los signos que denominarnos puntiforrncs son los más elementa­

les, son la célula de la imagen, las unidades mínimas que indican un punto de energía en el campo visual; su significado es esencialmente scñalizador y marcador en el espacio.

No tienen escala. Las líneas, resultado de la animación de un punto, son elementos más comunes y de enorme fuerza expresiva. Se entienden también como contornos de super­

ficies yuxtapuestas de diferentes valores de luminosidad, textura o color. Los signos line­ales tienen significación escalar únicamente en sentido lineal, indistintamente de la

anchura o forma de su trazado. Cuando nos referirnos a superficies hablamos de partes bidimensionales delimitadas en plano en el que se elabora una imagen. Tienen escala arc­a!. Estos elementos básicos, punto, línea y superficie, se cargan de contenido en cuanto ocupan una posición en el espacio y se modifican sus características de tamaño, textura,

valor de luminosidad, dirección, forma y color.

El color ha sido designado por el porcentaje de cubrimiento de las tintas de los colo­

res primarios cian, magenta, amarillo y negro en su composición. Cuando un color es definido por tres dígitos (Ej. 046 de cuencas terciarias), el primero corresponde a unida­des decimales de cian (0% ), el segundo al magenta ( 40%) y el tercero al amarillo (60% ). Si aparecen cuatro dígitos, el cuarto es el porcentaje de negro. Cuando una tinta se

emplea al 100% se expresa con una X. En principio se ha pensado en una leyenda a

reproducir mediante cuatricromía para facilitar el trabajo a los menos versados en las

artes gráficas. No obstante, quien conozca el sistema de reproducción multiplancha podrá

rápidamente observar que para obtener mejores resultados hasta con tomar conjuntos de signos puntiformcs, lineales y tramados (karst, glaciar, fluvial, litoral) y asignarles la correspondiente tinta Pantonc.

Se ha procurado la simplificación máxima de los signos de modo que su realización

sea extremadamente fácil con los medios técnicos citados y su lectura sencilla, directa y

sin ambigüedades. Se han tenido en cuenta los convenios (simbología litológica, color rojo del karst, vio­

leta del pcriglaciar, ... ), las connotaciones semióticas (litoral azul marino, cólico amari­llo, ... ) y las interacciones de los símbolos gráficos (carácter saliente de los ternos de la

gama cálida empleada para los contextos morfocstructuralcs en contraste con la gama fría

asignada a la representación del modelado, grado de saturación de los elementos punti­

formes y lineales en relación con los fondos cromúticos de superficie, ... ) para obtener mapas que transmitan su información de forma correcta y fluida. Se ha reducido al máxi­mo el número de los símbolos grMicos y se ha simplificado su diseño, procurando ele­

mentos gráficos de estructura geométrica simple.

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El sistema <le signos de la leyenda es plenamente coherente con la estructura con­ceptual. Gráficamente dominan las superficies de color correspondientes a los grandes conjuntos morfoestructuralcs (zócalos paleozoicos, cadenas alpinas, cuencas tercia­rias) y las lormas acumulativas de los diferentes sistemas de modelado (terrazas flu­viales, glacis, conos, laderas, morrenas, depósitos litorales, acumulaciones pcriglacia­res, formaciones cólicas, depósitos <le alteración, cte.) que rccuhren el sustrato geológico. En el primer caso, se empican tres colores principales (magenta, ocre roji­zo y ocre amarillo), que definen los zócalos paleozoicos, las cadenas alpinas y las cuencas terciarias postorogénicas; a ellos se añade corno color especial el morado asig­nado a los afloramientos volcánicos de modo que fondos de color de la gama cálida representan preferentemente los conjuntos estructurales con ariorarnientos del sustra­to. La gama fría, en cambio, se reserva para los aspectos del modelado de determina­das formas acumulativas: terrazas fluviales (verdes), zonas cndorrcicas y aguas conti­nentales (azul), formas litorales (azul marino), formas pcriglaciarcs y glaciares (violetas) y laderas (grises verdosos). Otros tipos de acumulación ligados a amhientes por lo general más secos se representan en la gama de ocres de haja intensidad y ama­rillos muy suaves: glacis (sienas), cernos y depósitos e<Ílicos (amarillos).

La litología y ciertos aspectos scdirncntológicos se expresan mediante tramas reser­vadas en hlanco en los zócalos paleozoicos y en colores de la gama correspondiente a cada contexto morfoestructural, morfogcnético y, en su caso, morf"oclimMico.

Sohre los fondos de color y las tramas descritas pueden sobreimponerse nuevas tra­

mas con forma, orientación y color característicos de cada contexto, procurando evocar asociaciones significativas que f"acilitcn su lectura (líneas paralelas a 135º y color cían para superficies de erosión; líneas paralelas a 45º y color rojo para superficies de apla­namiento de los poljcs; líneas paralelas a 45º y color azul marino para plataformas de abrasión marina). Indistintamente de su contexto, la trama diagonal de paralelas está aso­ciada con arrasamientos superficiales. El color, a su vez, permite estahlcccr asociación entre los signos correspondientes a cada conjunto o contexto.

Otro grupo de signos tiene carácter lineal; el color y la forma de la línea sirven para delimitar recintos característicos y representar rasgos tectónico-estructurales (fallas, fren­

tes de cahalgamiento, ... ) y geomorf"ológicos lineales (escarpes, red de cauces fluviales, ... ) de cada contexto. Los signos lineales representan a escala los rasgos característicos del paisaje gcomorfológico, teniendo en cuenta la necesaria simplificaci<Ín y generalización que lleva consigo todo mapa.

Por último, los signos de implantación puntiforme representan sin escala la localiza­ción precisa de formas de relieve. Nuevamente, es la forma del signo la que especifica el rasgo preciso del relieve y el color el que permite su adscripción a un determinado con­texto.

La cronología relativa de las configuraciones desarrolladas sobre formaciones sedimentarias superficiales se expresa por medio de valores tonales del propio color del contexto, correspondiendo el incremento de intensidad cromática a la mayor antigüedad.

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

4. Leyenda para el mapa geomorfológico 1:100.000 - 1:200.0001

La Leyenda que se propone para la realización del Mapa a escala 1: 100.000 -1 :200.000 consta de 78 unidades gráficas agrupadas siguiendo el orden de los conjuntos mencionados.

Dentro de la sección correspondiente a cada uno de los contextos del marco litoes­tructural, figuran las sohrecargas litológicas y los signos definidores de la estructura tec­tónica (en gris para suhordinar su peso respecto a las formas) y de naturaleza de las con­figuraciones geomorfológicas estructurales (en negro para suhrayar su mayor significación en el mapa). Los conjuntos de signos definidores de las superficies de ero­sión y de formas de influencia litológica se han diseñado gráficamente como sohrecargas de modo que puedan percihirse conjuntamente con sus contextos litoestructurales; para facilitar su lectura se han agrupado en suhconjuntos temáticos.

Los contextos de modelado glaciar y periglaciar, híclrico y fluvial, litoral y fluvial se expresan con fondos de color específicos correspondientes a las acumulaciones superfi­ciales y con signos de implantación lineal y puntiforme, identificados por su color pro­pio, que pueden sohreimponerse tanto sohre los fondos morfoestructurales corno los correspondientes a las acumulaciones cuaternarias y formaciones superficiales.

O. BASE TOPOGRÁFICA Altimetría y curvas de nivel, la toponimia hásica, vías de comunicación y núcleos de

pohlación en una tinta neutra Pantone.

l. MARCO LITOESTRUCTURAL (fondos de color de la gama cúlida) ZOCALOS PALEOZOICOS (fondo de color 050)

1. Rocas graníticas (trama específica hlanca en reserva) 2. Rocas metamórficas y sedimentarias (trama específica hlanca en reserva)

CADENAS ALPINAS (fondo de color 054) 3. Formaciones mesozoicas carhonatadas (trama específica hlanca en reserva) 4. Rocas evaporíticas mesozoicas (trama específica hlanca en reserva). 5. Rocas detríticas terciarias pre-orogénicas (trama específica hlanca en reserva)

CUENCAS TERCIARIAS (fondo de color 046) 6. Formaciones detríticas (trama de diseño específico en color 0266) 7. Calizas (trama de diseño específico en color 0266) 8. Rocas evaporíticas (trama de diseño específico en color 0266)

ROCAS VOLCÁNICAS (fondo de color 371) 9. Rocas volcánicas (fondo liso, sin trama)

1 La Leyenda para mapas gcomorfológicos a escalas I · 100.000 -1 :200.000 aparece en un cuadernillo independiente al final del libro.

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J. L. PEÑA MONNÉ, F PELLICER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JULIÁN ANDRÉS

ESTRUCTURA (signos en gris, negro al 70%) 1 O. Frentes de cahalgamicnto (línea de diseño específico en gris 0007) 11. Fallas importantes (línea de diseño específico en gris 0007) 12. Anticlinales principales (línea de diseño específico en gris 0007) 13. Sinclinales principales (línea de disdío específico en gris 0007)

FORMAS ESTRUCTURALES (signos lineales en negro) 14. Escarpes estructurales (línea con forma cspccffica en negro) 15. Crcstas/harras (línea con forma específica en negro) 16. Chcvrons (líneas con forma específica en negro)

2. SUPERFICIES DE EROSIÓN (tramas de color cian al 90%) 17. Superficies pre-terciarias (trama con forma específica) 18. Superficies terciarias (trama con forma cspccffica y variación de textura) 19. Superficies de erosión pliocuaternarias(trama con forma específica y variación

de textura) 20. Relieves residuales (trama con forma específica) 21. Escarpe de límite de superficie de erosión (línea con forma cspccffica)

3. RELIEVES DE INFLUENCIA LITOLÓGICA (trama con formas y colores espe­cíficos en sohrccarga sobre los fondos de color)

132

FORMAS KÁRSTICAS (tramas, líneas y puntos de J(mnas específicas en color rojo 099) 22. Arcas de intensa karstificación (trama específica de color rojo) 23. Campos de dolinas y uvalas (trama específica de color rojo) 24. Límites de poljcs (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 25. Simas, ponors (signo puntiformc de forma específica de color rojo) 26. Superficies de aplanamiento en los poljcs (trama de forma y orientación

específica de color rojo) 27. Cañones rluvio-kársticos (líneas subparalclas de forma específica de color rojo

dibujando el tramo fluvial a escala) 28. Travcrtinos (signo puntiformc de forma específica de color rojo)

MORFOLOGÍAS EN ROCAS DETRÍTICAS (signos en gris 0007, negro al 70'Yr1) 29. Relieves de palcocanalcs en areniscas (signo puntiformc de diseño específico

en gris) 30. Formas turriculadas en conglomerados y areniscas (signo puntiformc de diseño

específico en gris) 31. Divisorias en rocas blandas (línea simple dibujando las formas a escala, en gris)

MODELADO DE ROCAS CRISTALINAS Y VOLCÁNICAS (signos en blanco reservados sobre el fondo de color correspondiente)

32. Arcas de micro formas de alteración (trama específica en blanco reservada sobre fondo 050)

33. Grandes formas de alteración (trama específica en blanco reservada sobre fondo 050)

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

34. Crúteres (signo puntiforme ele forma específica en hlanco reservado sohre fondo de color 480)

35. Pitones volcánicos -necks- (signo puntiforme de forma específica en hlanco reservado sohre fondo de color 480)

36. Coladas ele lava (signo puntiforme de forma específica en hlaneo reservado sohre fondo de color 480 orientado en la dirección general del flujo)

4. MODELADO GLACIAR Y PERIGLACIAR (signos puntiformes, lineales y tramas de color 660 y superficies ele color 220)

37. Focos glaciares actuales (línea de diseño específico con color 660 dihujando contorno y recinto de fondo blanco)

38. Límites de los glaciares de la P.E.H. (línea de diseño específico con color 660) 39. Límites de los glaciares pleistocenos (línea de diseño específico con color 660) 40. Cordales de divisoria entre circos (1111ea simple dihujando las formas a escala,

en violeta 660) 41. Hiirner y picos principales (signo puntiforme de forma específica y color 660) 42. Circos (signo puntiforme de forma específica y color 660) 43. Artesas glaciares (líneas subparalelas de forma especffica dibujando las formas a

escala, en violeta 660) 44. Direccicín de fluencia del hielo (signo puntiforme de diseño específico en color

660) 45. Lagos de montaña (superficie de color 600) 46. Acumulaciones de origen glaciar (fondo de color específico 220) 47. Glaciares rocosos (signo puntiforme de diseño específico en sohrecarga de color

660 sobre fondo de color de la unidad morfoestructural o sedimentaria corres­pondiente)

48. Acumulaciones periglaciares (fondo de color 220 y trama de diseño específico en sohrecarga de color 660)

5. MODELADO HÍDRICO Y FLUVIAL RED FLUVIAL (signos lineales de color 920)

49. Ríos principales (línea simple de diseño convencional de color 920)) 50. Meandros abandonados (línea de diseño específico en color 920) 51. Barrancos de incisión lineal (línea de diseño específico en color 920) 52. Area de cárcavas (línea de diseño específico en color 920) 53. Valles de fondo plano (superficie de color 105)

FORMAS ACUMULATIVAS (líneas y fondos de color de colores específicos de la gama de verdes y tierras)

54. Escarpes en depósitos cuaternarios (línea de diseño específico en color X49) 55. Pendientes en glacis u ahanicos aluviales (línea de diseño específico en color X49) 56. Acumulaciones aluviales pliocuaternarias (fondo de color 134) 57. Terrazas pleistocenas altas (fondo de color 906) 58. Terrazas pleistocenas medias (fondo de color 606)

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J. L. PEÑA MONNÉ, F. PELLICER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JULIÁN ANDRÉS

59. Terrazas pleistocenas bajas (fondo de color 306) 60. Terrazas holoccnas y lechos actuales (fondo de color 105)

61. Glacis pleistocenos altos (fondo de color 235)

62. Glacis pleistocenos medios (fondo de color 124) 63. Glacis y abanicos pleistocenos bajos (fondo de color O 13)

64. Conos y abanicos holocenos (fondo de color 003) AREAS ENDORRÉICAS

65. Espacios con aguas pc1manentes (superficie de color 600 y línea de color XOO) 66. Espacios con aguas temporales (línea de diseño específico delimitando el contorno

de la forma a escala, en color XOO)

6. MODELADO LITORAL (signos en color X50) 67. Palcoacantilados (línea de diseño específico de color X50) 68. Acantilados activos (línea de diseño específico de color X50)

69. Plataformas de abrasión marina (trama de diseño específico de color X50) 70. Acumulaciones marinas (fondo de color 602) 71. Playas antiguas (trama de diseño específico de color X50) 72. Playas actuales arenosas (trama de diseño específico de color X50)

73. Cordones litorales (línea de diseño específico de color X50) 74. Lagoons o albufcras colmatadas (fondo de color 602) 75. Llanuras dcltaicas (fondo de color 602)

7. MODELADO EÓLICO (tramas de color 234 sobre superficies de color 006) 76. Acumulaciones cólicas activas (superficie de color 006)

77. Acumulaciones cólicas inactivas (superficie de color 006 y trama en sobrecarga de diseño específico de color 234)

78. Locss (fondo de color 006 y sobrecarga de trama de forma cspccffica de color 234)

5. Leyenda para el mapa geomorfológico 1:25.000-1:50.0002

La Leyenda para el Mapa a escala 1 :25.000 - 1 :50.000 es notablemente más amplia, consta de 215 unidades gráficas agrupadas en doce conjuntos. El esquema metodológico en cuanto a estructuración de conceptos y codificación gráfica es muy semejante. La principal di fcrencia, además de el incremento de itcms, reside en que numerosos signos de implantación puntiforme en la leyenda anterior son representados en ésta en sus

dimensiones precisas a escala.

En cualquier caso, se recomienda incluir una hase topogní.fica simplificada con infor­mación altimétrica, red básica de comunicaciones y núcleos de población.

2 La Leyenda para mapas gcomorfológicos a escalas 1 :25.000 - 1 :50.000 aparece en un cuadernillo independiente al final del libn).

114

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

O. BASE TOPOGRÁFICA Altimetría y curvas de nivel, la toponimia hásica, vías de comunicación y núcleos de

pohlación en una tinta neutra Pantone.

l. CONJUNTOS MORFOESTRUCTURALES Y LITOLOGÍA (fondos de color de la gama cálida)

ZÓCALOS PALEOZOICOS (fondo de color 050) 1. Rocas graníticas (trama específica blanca en reserva) 2. Rocas metamórficas y sedimentarias (fondo de color indiferenciado) 3. Cuarcitas, areniscas (trama específica hlanca en reserva) 4. Pizarras, esquistos (trama específica blanca en reserva) 5. Calizas, dolomías (trama específica blanca en reserva)

CADENAS ALPINAS (fondo de color 054) 6. Rocas detríticas indiferenciadas (trama específica en sobrecarga de color 0266) 7. Conglomerados, areniscas (trama específica en sohrecarga de color 0266) 8. Arcillas, margas, flysch (trama específica en sohrecarga de color 0266) 9. Rocas carbonatadas indiferenciadas (fondo liso, sin trama) 1 O. Calizas, dolomías, (trama específica en sohrecarga de color 0266) 11. Margas (trama específica en sobrecarga de color 0266) 12. Rocas evaporíticas (trama específica en sohrecarga de color 0266)

CUENCAS TERCIARIAS (fondo de color 046) 13. Rocas detríticas indiferenciadas (trama específica en sohrecarga de color 0266) 14. Conglomerados, areniscas (trama específica en sohrecarga de color 0266) 15. Arcillas, margas (trama específica en sohrecarga de color 0266) 16. Rocas carbonatadas (trama específica en sohrecarga de color 0266) 17. Rocas evaporíticas (trama específica en sohrecarga de color 0266)

ROCAS VOLCÁNICAS (fondo de color 371) 18. Rocas volcánicas (fondo liso, sin trama)

2. MARCO ESTRUCTURAL (signos lineales y puntiformes en gris 0007) 19. Frentes de cahalgamiento (línea con forma específica) 20. Fallas (1 ínea con forma específica) 21. Red de diaclasas (líneas con forma específica) 22. Ejes anticlinales (línea con forma específica) 23. Ejes sinclinales (línea con forma específica) 24. Diapiros (línea con forma específica) 25. Buzamientos (signo puntiforme de diseño específico) 26. Líneas de capa (línea con forma específica) 27. Deformaciones neotectónicas (signo puntiforme de diseño específico)

3. FORMAS ESTRUCTURALES (signos lineales en negro) 28. Escarpes estructurales (línea con forma específica)

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J. L. PEÑA MONNÉ, F PELL!CER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JUL!ÁN ANDRÉS

29. Crestas/barras (línea con forma específica) 30. Escarpes inferiores a 20 m (línea con forma específica) 31. Escarpes de 20 a l 00 m (línea con forma específica) 32. Escarpes superiores a 100 m (línea con forma específica) 33. Chcvrons (líneas con forma específica)

4. SUPERFICIES DE EROSIÓN (tramas de color cian al 100%) 34. Superficies pre-terciarias (trama con forma específica) 35. Superficies terciarias/cuaternarias (trama con forma específica y variación de textura) 36. Superficie l (trama con forma específica y variación de textura) 37. Superficie 2 (trama con forma específica y variación de textura) 38. Pendiente de superficie de erosión (signo puntiformc específico) 39. Relieves residuales (trama con forma específica) 40. Escarpe de límite de superficie de erosión (línea con forma específica)

5. MODELADOS DE INFLUENCIA LITOLÓGICA (trama con formas y colores específicos en sobrecarga sobre los fondos de color) FORMAS KARSTICAS (trmmL\ líne<L' y puntos de lonmL' cspccífim, en color rojo 099)

41. Arcas de intensa karstificación (trama específica de color rojo) 42. Campos de lapiaz (trama específica de color rojo) 43. Lapiaz estructural (trama específica de color rojo) 44. Lapiaz en regueros (trama específica de color rojo) 45. Bogaz (trama específica de color rojo) 46. Campos de dolinas y uvalas (trama específica de color rojo) 47. Dolinas en embudo (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 48. Dolinas en cubeta (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 49. Dolinas en pozo (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 50. Dolinas aluviales (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 51. Dolinas capturadas (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno

a escala) 52. Dolinas con borde difuso (línea de forma específica de color rojo dibujando el

contorno a escala) 53. Uvalas (línea de t"orma específica de color rojo dibujando el contorno a escala) 54. Rellenos de las depresiones kársticas (línea de forma específica de color rojo

dibujando el contorno a escala y superficie de color X05, correspondiente a la formacicín superficial)

55. Simas (signo puntiformc de forma específica de color rojo) 56. Límites de palcopoljcs (línea de forma específica de color rojo dibujando el

contorno a escala)

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOLÓGICOS

57. Límites de poljes funcionales (línea de forma específica de color rojo dibujando el contorno a escala)

58. Superficies de aplanamiento de los poljcs (trama de fonna y orientación específica de color rojo)

59. Superficie 1 (trama de forma y orientación específica de color rojo) 60. Superficie 2 (trama de forma y orientación específica de color rojo) 61. Hums (línea de contorno y signo específico ocupando el espacio delimitado a

escala en color rojo) 62. Ponors (signo puntiforme de forma específica de color rojo) 63. Valles ciegos (signo lineal y puntiforme de forma específica de color rojo) 64. Cañones tluvio-kársticos (líneas subparalelas de forma específica de color rojo

dibujando el tramo fluvial a escala) 65. Cavidades kársticas (signo puntifonne de forma específica de color rojo) 66. Surgencias (signo puntiforme de forma específica de color rojo) 67. Travertinos (trama específica de color rojo)

MORFOLOGÍAS EN ROCAS DETRÍTICAS (signos en gris 777) 68. Paleocanales en areniscas (línea muy fina dibujando el contorno de las formas con

el grado de simplificación correspondiente a la escala, en gris) 69. Formas turriculadas en conglomerados (línea de diseño específico dibujando el

contorno de las formas con el grado de simplificación correspondiente a la escala, en gris)

70. Divisorias redondeadas en conglomerados (doble línea dibujando las formas a escala, en gris)

71. Areas de microformas de alteración en areniscas (trama específica de color gris) 72. Divisorias en rocas blandas (línea simple dibujando las formas a escala, en gris)

MODELADO DE ROCAS CRISTALINAS (signos en color magenta al 90% en sobrecarga sobre el fondo de color 050)

73. Domos y dorsos de ballena (superficie de color magenta con la forma y dimen-siones correspondientes al relieve a escala)

74. Bolos (signo puntiforme específico en magenta) 75. Formas turriculadas -tors- (signo puntiformc específico en magenta) 76. Areas de microformas de alteración (trama específica de color magenta) 77. Berrocales y pedrizas (trama específica de color magenta)

MODELADO EN ROCAS VOLCÁNICAS (signos lineales, puntiformcs y tramas en negro o en reserva soble fondo de color 371)

78. Cniteres (línea de contorno de forma específica y color negro) 79. Conos volcánicos pleistocenos (líneas huecas de color negro orientadas conforme

a la pendiente) 80. Cernos volcánicos holocenos (líneas huecas más finas de color negro orientadas

conforme a la pendiente) 81. Coladas de lava pleistocenas (línea de contorno de forma específica y trama

específica, en color negro) 82. Coladas de lava holoccnas (línea de contorno de forma específica y trama

específica, encolor negro)

Ll7

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J. L. PEÑA MONNÉ, F. PELLICER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JULIÁN ANDRÉS

83. Dirección del flujo lávico (signo puntiformc de fonna específica orientado confor­me al flujo en color negro)

84. Muros laterales de enfriamiento (líneas suhparalelas de forma específica de color

negro) 85. Acumulaciones piroclásticas (trama de forma específica en reserva de hlanco sohre

fondo de color correspondiente a unidades volcánicas) 86. Límites de calderas volcánicas (línea de contorno de forma específica y color

negro) 87. Cráteres explosivos (línea de contorno de forma específica y color negro) 88. Hornitos (signo puntiformc de diseño específico en negro) 89. Tubos volcánicos -jamcos- (signo puntiformc de diseño específico en negro) 90. Tubos volcánicos hundidos (líneas subparalclas de forma específica de color

negro) 91. Pitones volcánicos -nccks- (signo puntiformc de diseño específico en negro)

6. MODELADO GLACIAR

138

GLACIARISMO FUNCIONAL (fondo de color 100) 92. Glaciares (trama de forma específica y color 660 sobre fondo de color 100) 93. Heleros (fondo de color 100)

FORMAS DE EROSIÓN GLACIAR (signos puntifonnes y líneas de formas específicas en color violeta 660 en sobrecarga sobre los fondos de color correspondientes a las unidades rnorfocstructurales)

94. Cordales de divisoria entre circos (línea simple dibujando las formas a escala, en violeta 660)

95. Horncr y picos principales (signo puntiforme de forma específica y color 660) 96. Circos (línea de forma específica dibujando las formas a escala, en violeta 660) 97. Collados en cordales (signo puntiforme de forma específica y color 660) 98. Collados de dil1ucncia (signo puntiforme de forma específica y color 660) 99. Límites laterales de valles en artesa (líneas su:iparalclas de forma específica

dibujando las formas a escala, en violeta 660) 1 OO. Cuhctas de sohrccxcavación (línea de forma específica dibujando las formas a

escala, en violeta 660) 1O1. Umbrales rocosos (línea de forma específica dibujando las formas a escala, en

violeta 660) 102. Rocas aborregadas (signo puntiformc o trama de forma específica y color 660) 103. Hombreras (línea de forma específica dibujando las formas a escala, en violeta

660) 104. Superficies de pulido y abrasión (trama de forma específica y color 660) 105. Dirección de fluencia del hielo (signo puntiformc de diseño específico en color

660) 106. Lagos de montaña (superficie de color 600)

ACUMULACIONES GLACIARES Y DE AGUAS DE FUSIÓN (puntos, líneas y tramas de color 660 en sobrecarga sobre el fondo de color específico 230)

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOL()G1cos

107. Ti lis (trama de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de color 230) 108. Cordones morrénicos (línea de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de

color 230) 109. Bloques erráticos (signo puntiformc de color violeta 660 en sobrecarga sobre los

fondos de color correspondientes a las unidades morfocstructurales) 110. Acumulaciones por aguas de fusión (trama de diseño específico en sobrecarga

sobre fondo de color 230) 111. Conos proglaciares (trazos rectilíneos de color 660 en sobrecarga al color de fondo

230, orientados conforme a la dirección de la pendiente) 112. Acumulaciones mixtas (trama de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de

color 230) 113. Lagos colmatados y zonas turbosas (trama de diseño específico en sobrecarga

sobre fondo de color 230)

7. MODELADO PERIGLACIAR Y NIVAL (puntos, líneas y tramas de color 660 en sobrecarga sobre el fondo de color específico 11 O)

114. Neveros (fondo de color específico 001) 115. Nichos de nivación (línea de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de color

de la unidad morfoestructural correspondiente)) 116. Morrenas de nevero (línea de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de

color 11 O) 117. Glaciares rocosos (diseño específico representando a escala la forma de relieve

en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 118. Ríos de bloques (trama de diseño específico representando a escala la forma de

relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 1 19. Vertientes de bloques (trama de diseño específico representando a escala la forma

de relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 120. Arcas con sucios ordenados (trama de diseño específico representando a escala la

forma de relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 121. Arcas con césped almohadillado (trama de diseño específico representando a

escala la forma de relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 122. Canchales (trama de diseño específico representando a escala la forma de relieve

en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 123. Derrubios estratificados (trama de diseño específico representando a escala la

forma de relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 124. Canales de aludes (línea de diseño específico en sobrecarga sobre fondo de color

de la unidad morfoestructural correspondiente) 125. Conos de aludes (diseño específico representando a escala la fonna de relieve en

sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 11 O) 126. Conos mixtos fluvionivales (diseño específico representando a escala la forma

de relieve en sobrecarga de color 660 sobre fondo de color 110)

139

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J. L. PEÑA MONNÉ, F PELLICER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JULIÁN ANDRÉS

8. MODELADO HÍDRICO Y FLUVIAL

140

RED FLUVIAL (signos puntiformes y lineales de color 730) 127. Canal fluvial (línea simple de color 730 o, en ríos principales, doble línea de color

730 y espacio interlineal con fondo de color 410) 128. Canales abandonados (línea de diseño específico en color 730) 129. Oxbows (línea de contorno de color 730 y espacio interlineal con fondo de color

410) 130. Barrancos de incisión lineal (línea de diseño específico en color 730) 13 l. Cambios bruscos de pendiente (línea de diseño específico en color 730) 132. Red de cárcavas (línea de diseño específico en color 730) 133. Valles de fondo plano (línea de diseño específico en color 730) 134. Valles en cuna (línea de diseño específico en color 730) 135. Palco-redes en depósitos cuaternarios (línea de diseño específico en color 730) 136. Capturas fluviales (signo puntiformc de diseño específico en color 730) 137. Collados de divisoria fluvial (signo puntiformc de diseño específico en color 730)

FORMAS ACUMULATIVAS (líneas, fondos de color y tramas de formas y colores específicos de la gama de verdes y tierras)

138. Escarpes en depósitos cuaternarios (línea de diseño específico en color X49) 139. Bordes internos de las acumulaciones cuaternarias (línea de diseño específico

en color X49) 140. Acumulaciones aluviales pliocuaternarias (fondo de color 134) 141. Terrazas pleistocenas. Nivel 1. (fondo de color 906) 142. Terrazas pleistocenas. Nivel 2. (fondo de color 606) 143. Terrazas pleistocenas. Nivel 3. (fondo de color 306) 144. Terrazas y rellenos de fondo de valle holoccnos. (fondo de color 105) 145. Terrazas y rellenos de fondo de valle holocenos. Nivel 1. (fondo de color 105 y

trama específica en sobrecarga de color X49) 146. Terrazas y rellenos de fondo de valle holoccnos. Nivel 2. (fondo de color 105 y

trama específica en sobrecarga de color X49) 147. Lechos de inundación actuales. (fondo de color X02) 148. Líneas de acrcción lateral (líneas de forma específica de color X49) 149. Erosión lateral del cauce (líneas de foerma específica de color X49) 150. Arcas estabilizadas por la vegetación (trama de diseño específico en color 906) 151. Glacis y abanicos pleistocenos. Nivel 1 (fondo de color 1221) 152. Glacis y abanicos pleistocenos. Nivel 2 (fondo de color 124) 153. Glacis y abanicos pleistocenos. Nivel 3 (fondo de color O 13) 154. Conos aluviales y derrames holoccnos (fondo de color 003) 155. Conos aluviales y derrames holocenos. Nivel 1 (fondo de color 003 y trama en

sobrecarga de forma específica de color 1221) 156. Conos aluviales y derrames holocenos. Nivel 2. (fondo de color 003 y trama en

sobrecarga de forma específica de color 1221) 157. Pendiente en glacis y abanicios aluviales (trazos rectilíneos en el sentido de la

pendiente con diseño específico y color X49)

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOL<)GICOS

158. Forma de conos aluviales (diseño específico de línea en sohrccarga de color X49) AREAS ENDORRÉICAS

159. Límites de cuencas cndOITCicas (línea de diseño específico delimitando el contorno de la forma a escala en color 600)

160. Espacios con aguas permanentes (superficie de color 600) 161. Espacios con aguas temporales (línea de diseño específico delimitando el contorno

de la forma a escala en color 600) 162. Arcas endorreicas de alta salinidad (trama de diseño específico en color l 5X) 163. Arcas cndorrcicas colmatadas (línea de diseño específico delimitando el contorno

de la forma a escala en color 600 y superficie de color 0001 correspondiente al relleno)

164. Tcm1zas lacustres (línea de diseño específico en color 600 delimitando el escarpe de la tcrra1.a y superficie de color 0001 correspondiente a la formación superficial)

6. MODELADO DE LADERAS (gama de grises verdosos) 165. Acumulaciones pleistocenas (fondo de color 313) 166. Acumulaciones holoccnas y actuales (fondo de color 202) 167. Laderas regularizadas (trazos rectilíneos orientados en el sentido de la pendiente

de color 777) 168. Cicatrices de arranque en movimientos en masa (línea de diseño específico en

color 777 delimitando al forma a escala) 169. Desprendimientos antiguos (trama de diseño específico y línea genérica en color

313 delimitando al forma a escala) 170. Desprendimientos recientes (trama de diseño específico y línea genérica en color

202 delimitando al forma a escala) 171. Deslizamientos antiguos (trama de diseño específico y línea genérica en color 313

delimitando al forma a escala) 172. Deslizamientos recientes (trama de diseño específico y línea genérica en color 202

delimitando al forma a escala)

173. Coladas de harro y tierra antiguas (trama de diseño específico y línea genérica en color 313 delimitando al forma a escala)

174. Coladas de barro y tierra recientes (trama de diseño específico y línea genérica en color 202 delimitando al forma a escala)

175. Arcas de solilfoxión funcional (trama de diseño específico de color 777) 176. Arcas con am>yamicnto difuso y laminar (trama de diseño específico de color 777) 177. Arcas con rills y gullies (trama de diseño específico de color 777) 178. Arcas con procesos de piping (trama de diseño específico de color 777) 179. Arcas con procesos de reptación (trama de diseño específico de color 777) 180. Arcas con modelado en terracillas (trama de diseño específico de color 777)

10. MODELADO LITORAL (signos en color 950) 181. PalcoacantiJados (línea de diseño específico de color 950) 182. Acantilados activos (línea de diseño específico de color 950)

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J. L. PEÑA MONNÉ, F. PELLICER CORELLANO, J. CHUECA CÍA Y A. JULIÁN ANDRÉS

183. Plataformas de abrasión marina (trama de diseño específico de color 950) 184. Plataforma 1 (trama de diseño específico de color 950) 185. Plataforma 2 (trama de diseño específico de color 950) 186. Acumulaciones marinas (fondo de color 602) 187. Playas antiguas (trama de diseño específico de color 950 sobre fondo de color 602) 188. Playas actuales arenosas (trama de diseño específico de color 950 sobre fondo

de color 602) 189. Playas actuales de gravas (trama de diseño específico de color 950 sobre fondo

de color 602) 190. Cordones litorales (línea de diseño específico de color 950 sobre fondo de color

602) 191. Esteros de marca (signo puntiforme de diseño específico de color 950) 192. Lagoons o albuferas (fondo de color 600) 193. Lagoons o albuferas colmatadas (fondo de color 602 con trama en sobrecarga de

color 950) 194. Llanuras deltaicas (fondo de color 602 con trama en sobrecarga de color 950) 195. Llanuras con canales mareales (fondo de color 602 con trama específica en color

950) 196. Marismas (fondo de color 602 con trama específica en color 950)

11. MODELADO EÓLICO (signos puntiformes, lineales y tramas de color 777 y super­ficies de color 006)

142

197. Pavimentos de cantos (trama de diseño específico en color 777 y pequeños rellenos de color 006)

198. Arcas de intensa erosión eólica (trama de color 777) 199. Depresiones de origen cólico (línea de diseño específico en color 777 y pequeño

relleno de color 006 dibujando el contorno de las formas de relieve a escala) 200. Acumulaciones eólicas indiferenciadas (superficie de color 006) 201. Campos de nebkas (trama de diseño específico en color 777 y pequeños rellenos

de color 006) 202. Barhanas (trama de diseño específico en color 777 y pequeños rellenos de color

006) 203. Dunas parabólicas (trama de diseño específico en color 777 y pequeños rellenos

de color 006) 204. Dunas lineales (trama de diseño específico en color 777 y pequeños rellenos de

color 006) 205. Dunas rampantes (signo puntiforme de color 777 sobre fondo 006) 206. Viento dominante (signo puntiformc de color 777 ) 207. Acumulaciones cólicas antiguas (fondo de color 006 y sobrecarga de trama de

forma específica de color 777)) 208. Locss (fondo de color 006 y sobrecarga de trama de forma específica de color 777)

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LEYENDAS PARA MAPAS GEOMORFOL(lGICOS

12. ELEMENTOS DE ORIGEN ANTRÓPICO 209. Presas (línea de forma específica en negro y gris) 21 O. Diques o motas (línea de forma específica en negro) 21 l. Graveras y canteras (línea de forma específica en negro) 212. Escombreras (superficie de color 334) 213. Taludes (vías de comunicación, canales) (línea de forma específica en negro) 214. Puentes (línea de forma específica en negro) 215. Bancales artil"iciales (línea de forma específica en negro) 216. Arcas de subsidencia inducida (signo puntiformc de forma específica en negro)

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

María Teresa ECHEVERRÍA ARNEDO

Introducción

El mapa geomorfológico es un documento básico para comprender el relieve, pero tam­bien puede constituir el punto de partida para la realización de trab<~jos con fines aplicados.

La intervención en el territorio, espacio natural o antropizado, demanda el conocimiento de todos los elementos que lo integran, no sólo bajo un punto de vista analítico, investigando en cada uno de ellos, sino bajo un tratamiento sintético, descubriendo las relaciones existentes entre los diferentes componentes del medio ambiente, del que el relieve constituye su gran escenario.

l. Los mapas temáticos

"Un mapa ueommfolóuico es un mapa temático" Panizza, 1988.

La cartografía geomorfológica básica o regional registra bajo escalas diferentes todos los elementos morfológicos que caracterizan cualquier unidad espacial; son mapas de información básica, de los que hay que partir para un buen conocimiento geomorfológico del área estudiada.

Pues bien, incluso en estos casos las propias características morfológicas de un espa­cio determinado pueden conducir a que dicha cartografía se convierta en temática al res­ponder a un dominio morfogenético dominante (kárstico, periglacial. .. ).

Existen tantos ejemplos de este tipo de mapas "básico-temáticos" como cartografías regionales; es evidente que una cartografía geomorfológica de la confluencia de dos ríos Ebro-Gállego, en los alrededores de Zaragoza presenta el aspecto de un mapa dedicado al modelado fluvial, donde el escalonamiento de niveles aluviales se convierte en el ele­mento protagonista del mapa.

Ahora bien, vamos a considerar "mapa geomorfológico temático" aquel, que partiendo de un mapa básico, extrae una información específica, bien sea en relación con un agente morfogenético, una etapa de modelado o un tipo de relieve característico.

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

/.!.Ejemplos de Mapas Temáticos en Españ(l

Ante la cantidad de documentos temáticos a diferentes escalas realizados por gco­morfólogos en nuestro país en los últimos treinta años se han elegido dos ejemplos car­tográficos recientes, trabajados bajo una misma escala y dedicados a una etapa de mode­lado, el Cuaternario, y a un determinado proceso morfogenético, la karstificación.

1.1.1. Mapa del Karst en España

La realización del Mapa del karst en España, publicado en 1986 por el Instituto Tecnológico Geo-Minero de España, está basada en la recopilación de síntesis geológicas a escala 1 :200.000 (IGME, 1970-73) de los afloramientos potencialmente karstificablcs de nuestro país, ya fueran de naturaleza carbonatada, ycsífcra o detrítica; también se han tomado en consideración las cavidades existentes en Canarias, aunque no se modelen sobre un sustrato karsti ficable sen su stricto.

Esta primera fase de acercamiento a información relacionada con el modelado kárs­tico se corrigió con el "Mapa Geológico de la Península Ibérica, Baleares y Canarias" a escala l: 1.000.000 (ITGE, 1980), el "Mapa de vulnerabilidad a la contaminación de los mantos acuíferos de la España peninsular, Baleares y Canarias" (IGME, 1972) y el "Mapa Hidrogeológico". Posteriormente se realizaron aproximaciones más detalladas, a partir de mapas hidrológicos, geomorfológicos y geológicos a escalas variadas ( l :50.000/1 :400.000), y de la información aportada por la Federación Española de Espeleología ( 1982) y de otros catálogos regionales.

El Mapa del Karst en España es una cartografía a escala 1: 1.000.000, donde la infor­mación se plasma er: una serie de manchas de color y tramas en relación con la intensidad de la karstificación y con la base litológica simplificada, a la que se han superpuesto signos puntuales geomorfológicos e hidrogeológicos.

1.1.2. Mapa del Cuaternario de España

El mapa del Cuaternario a escala 1: 1.000.000 del territorio peninsular e insular espa­ñol fué publicado por el Instituto Tecnológico y Geo-Minero de España en 1989.

El Cuaternario en España -afirman los propios autores del mapa- es un sistema insu­ficientemente conocido, y cuenta con graves problemas cronológicos; de ahí la necesidad de una herramienta cartográfica que se ocupara de los diferentes tipos de depósitos y formas de modelado.

Para la elaboración del mapa se han cubierto diversas etapas, tales como análisis foto­geológicos, trabajos de campo minuciosos y recopilación de documentos cartográficos existentes -tesis doctorales, tesinas y cartografías geológicas a escala 1 :50.000 de la serie MAGNA del ITGE-.

El mapa cuenta con una información básica topognffica (hipsometría y batimetría) e hidrográfica (principales redes de drcmüe), sobre la que se ha superpuesto la información

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OR16DI

GfNESIS

TILL

TfU

"'° "'

DEPOSrTGS Gl.ACHM.ACUSTRES GLAC/OLACUSTRINE DE POSITS

DEPOSrTOS FLUVW.ES RUVIAL DEPOSITS

OEPOSITOS LACUSTRES LACUSTRINE OEPOSITS

DEf'OSITOS MARINOS MARINE OEPOSITS

ROCAS YOLCANICAS VOLc.ANIC ROCKS

CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

PUO PLEISTOCENO PUISTOCEICO PUISTOCENO l'UISTOCEllO PUISTOCHIO PlEISTOCUIO f'lflSTOCEllO CUAHRIUlllO l'UISTOCflfO INFERIOR IMF 1 MEO MEDIO Mm .• wr. SUPERIOR StlP.1HOlOCl. llOLOCENO

"'"' OUArERNARY PlEtSrOCENf EARLY EAIUYMIOOLf MIDDLE MIOOiE'1Arf ""' LArFf'tEISTO· llOLOCENf Pt.EISTOCCN( PWSH1CENE Pl.f/STOCENE PWSTOCENf Pl.IISTOCENf PlllSTOCENf UNflHOLOCf

Fig. 1. Detalle de la leyenda y del Mapa del Cuaternario de España. (ITGE, 1989).

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

temática relacionada con el Cuaternario, utilizando tanto el color como tramas y símbo­los puntuales y lineales.

La información temática está referida a depósitos cuaternarios, con asignaciones genéticas y cronológicas -exceptuando el margen continental-, recogidos en una leyenda de doble entrada, distinguiendo mediante letras los diferentes tipos de depósitos aten­diendo a un criterio genético (ti les, depóstios tluvio-glaciales, glacio-lacustres, tluvialcs, lacustres, turberas, cólicos, coluvialcs, de piedemontc, tobas, marinos, y rocas volcáni­cas), y mediante números su edad, desde el Pliocuatcrnario hasta los depositos más actua­les (Fig. 1 ).

A esta leyenda, de depósitos continentales, hay que añadir la tabla de los de origen marino también de doble entrada -tipo de depósito, material y edad-. Pero no se trata uni­camentc de un mapa de fomaciones superficiales o depósitos cuaternarios; también se recogen aquellas formas de relieve más representativas del Cuaternario ligadas al mode­lado glacial, periglacial, kárstico, volcánico ...

Para completar el contenido del mapa se añaden algunos signos convencionales rela­cionados con información arqueológica, edáfica, paleontológica ...

En los Mapas del Karst y del Cuaternario, la utilización de una escala pequeña ( 1: 1.000.000), que permite realizar estudios comparativos entre estas colecciones de car­tografías, dificulta en cierto modo, el manejo de símbolos a escala, relacionados con la fisonomía morfológica de detalle.

1.1.3. Mapa del Cuaternario de la Depresión del Ebro

Cuando aumenta la escala, la simbología de la leyenda puede transformarse, tradu­ciendo el aspecto morfológico real y más cercano a leyendas ya clásicas como la "Leyenda para el mapa geomorfológico de Francia ( 1 :50.000)".

Esto se pone de manifiesto en el "Mapa del Cuaternario de la Depresión del Ebro" (GUTIERREZ et al., 1982), realizado a partir de una síntesis de los conocimientos exis­tentes, tanto geológicos como gcomorfológicos a escala 1 :200.000, del sector central de la Depresión del Ebro (Fig. 2).

La leyenda del mapa es de carácter regional, desde relieves estructurales según la edad de los materiales que los conforman, superficies de erosión, karst, glacis y terrazas, depresiones cerradas, laderas y formas de erosión fluvial (valles y cárcavas).

2. Mapas aplicados

2.1. Geonwrf'olo¡;ía Aplicada

Tradicionalmente se ha considerado la Gcomorfología como una materia ocupada de los tipos y génesis de las formas del relieve (VERSTAPPEN, 1983). Pues bien, este tipo de investigación en muchos casos dedicada a la "investigación pura" ha permitido la

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

~ ~ Ellfucturtl m•101oic11yp11101oic11

lZJ Cr11t11 m110101c11 y p1l10101cu

tM E1tructu111 urc:111itl lconglomtr1do11

~ flllUCh1111111C11rlll(lrlniUllJ

§ f11ruc11.u1111rci1ria1¡,1li111yy1101J

~ E1urp11d111tr11c11o111ltlrciu111

0 Cr11l1t1t•<i1ro11

l./ 1 P1ltoun11u

• Sup1rl1ci111101i1111

ffiIII] Zonn dt lu1ru k•t1liliucicin

IC-:P:I Cnco1ymo1nn11 gl1c11fll

1111 1 1 1 1 Gltcis Piio· Cu1tun11io1 ....

ITIIIJ Gllci1 Cu111rn11io1

E8 v1ni1nt .. 11911larlud11 y d11r1m11

l~I conos d• d1y1cclon

[TIIill T""''' Cu111rn1riu

tfaj TetrHI 1ub1Chlll y londot de ullt

~ V11!Hd1inci1uinlin11I

I'- J _.... V11\11 d1 fondo pl1no y en cvnl

~ Cuuvu

~ 01p111ion11c1rr1d11

0 NÜcl101 dt pobl.c1Ón

Fig. 2. Detalle del Mapa del Cuaternario de la Depresión del Ebro. (GUTIERREZ et al., 1982).

14l)

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

resolución de prohlemas derivados de las relaciones entre el homhre y su entorno amhiental, moviéndose en la frontera entre Jo exclusivamente académico y lo aplicado.

En las últimas décadas, se ha profundizado en la faceta aplicada del estudio del relie­ve, por lo que muchos especialistas de otras materias, tales como ingenieros, edafólogos, planificadores urhanos y rurales, gestores del territorio, arqueólogos, cte., se han puesto en contacto con los geomorfologos para trabajar de forma interdisciplinar.

El campo de la Geomorfología Aplicada está basado en el estudio de las formas del relieve donde la acción de hombre puede desencadenar consecuencias importantes. Esta nueva vía de trabajo se ha apoyado en una serie de cambios operados dentro de la Geomorfología "tradicional". En etapas anteriores se hahía utilizado una escala cronoló­gica de carácter geológico para explicar la evolución del relieve; la Geomorfología apli­cada requiere otra escala, más humana, de tiempo.

Además, ha habido que esperar a la consolidación teórica de la Geomorfología para poder avanzar en el campo de la aplicación, y entre los métodos que han fortalecido la Geomorfología como materia aplicada hay que destacar los trabajos de laboratorio y los experimentos de campo. También la cartografía ha avanzado, y las leyendas son continua­mente revisadas para la elaboración de mapas a diferentes escalas y con objetivos nuevos.

De esta forma, la Geomorfología se debe mover en contextos variados, desde el pura­mente geomorfológico a otros de carácter socio-económico, ambiental o administrativo.

Estas aplicaciones de la Geomorfología - señala PANIZZA ( 1988)- podrían resumir­se en dos grupos:

- El estudio y la defensa de aquellos procesos -pasados, actuales y futuros- que desencadenan peligros para el hombre.

- La indagación y la previsión de las consecuencias de la actividad del hombre sobre el relieve provocando fenómenos de degradación y desequilibrio en el medio ambiente.

Y estas aplicaciones pueden ser recogidas en tres vías de trabajo fundamentales (VERSTAPPEN, 1994):

- Estudios Amhientales, relacionando la Geomorfología con diferentes aspectos del medio natural o con el medio ambiente en sentido global.

- Estudios sohre el impacto ambiental de las actividades humanas sobre el relieve. - Estudios sobre riesgos ambientales para las actividades humanas. Los instrumentos y métodos de este tipo de investigaciones aplicadas no dejan de ser

los de la Gcomorfología básica: Trabajo de campo. Interpretación de fotos aéreas e imágenes satélite. Transferencia de los datos obtenidos sobre mapas temáticos. Trabajo de laboratorio. Elahoración informática de los datos .

... si hien, el avance de algunas herramientas de trabajo, como los Sistemas de Información Geográfica, se han convertido en indispensahles tanto en la fase de manejo, en la de presentación, como en la de combinación e interpretación de datos referidos a distintos elementos del territorio.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

En cualquier caso, la expresión grMica de las formas de relieve, la cartografía, consti­tuye una herramienta básica en esta faceta de la Geomorfología, por lo que en todo estudio aplicado se dehe partir de un conocimiento exhaustivo del propio mapa geomorfológico.

2.1.1. El mapa geomorfológico como herramienta de aplicación

El mapa geomorfológico es uno de los mapas temáticos que representan de modo analítico las formas de erosión y acumulación de la superficie terrestre; representan los caracteres morfológicos y morfométricos, interpretando su origen, en función de los pro­cesos pasados o presentes que lo han generado, estableciendo la secuencia cronológica, distinguiendo entre aquellas formas todavía en evolución, y aquellas otras ya inactivas.

El tratamiento de la información de este documento puede resultar complejo, dada la cantidad de datos que deben de representarse, de ahí que exista una selección del conte­nido, abandonando aquellos aspectos no significativos, en función de una determinada escala de trabajo y de los objetivos a conseguir.

La elaboración de la leyenda constituye una de las tareas básicas en la construc­ción de un mapa gcomorfológico. Existe una leyenda para mapas geomorfológicos de detalle, propuesta por la UGI, que ha sido traducida en diferentes lenguas (DEMEK et al., 1972), modificada por PANIZZA ( 1972) para mapas a una escala 1 :5000-1 :25.000, y remodclada por el Grupo Nacional de Geografía Física y Gcomorfologia italiano (1993).

Del conjunto de datos incluído en cualquier leyenda geomorfológica hásica, hay que realizar una selección previa, hasada en las propias características morfológicas del espacio sometido a estudio y de los objetivos que se persiguen con la elaboración de la cartografía.

Las aplicaciones de la Gcomorfología son muchas, y variados los objetivos que se intentan alcanzar al elaborar un mapa geomorfológico aplicado. Hemos elegido una serie de aplicaciones donde se puede observar el papel desarrollado por el geomorfólogo en el estudio de riesgos ambientales, en la adecuación de usos del sucio, en las reconstrucciones palcoambientales de tipo gcoarqucológico, en estudios de neotcctónica o en los inventarios de recursos naturales.

2.2. El mapa geommjólógico y la cctrfOfiraffa de riesgos ambienta/es

Cada vez son más frecuentes los "desastres naturales", a los que hay que sumar los efectos de las actividades humanas sobre el espacio, provocando "desastres ambientales"; son numerosos los movimientos del terreno en los que las responsabilidades derivan de la extensión de la urbanización, del abandono de las praderas y pastos en las montañas, de la construcción de una carretera ... A pesar de las apariencias, en términos de coste eco­nómico y de peligro para las vidas humanas, los movimientos de terreno preceden a los temblores de tierra y erupciones (FLAGEOLLET, 1988).

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

La prevención e.le las catástrofes dehidas a movimientos e.le terreno, implica, en pri­mer lugar conocer c.lónc.lc va a producirse el movimiento, averiguar el riesgo e.le que se produzca. Para esto, es necesaria una cartografía cuyo contenido, escala y moc.lo e.le repre­sentación varía según los ohjetivos y destinatarios; c.lcsdc mapas científicos o gcotécni­cos para los especialistas a documentos informativos, para un púhlico más amplio, o

documentos reglamentarios para los organismos de la administración. En la problemática ligada a riesgos existe un primer obstáculo de corte terminológi­

co que hay que resolver. Existen conceptos tales como riesgo, incstabilidac.l, peligrosidad, vulnerabilidad ... que se confunden facilmente, utilizándose indiscriminadamente. Es necesario aclarar el contenido de todos y cada uno de ellos para avanzar en el tema de la

cartografía aplicada. Se entiende por peligrosidad ambiental, la probabilidad de que un cierto fenó­

meno, natural o inducido por el hombre, se produzca en un territorio en un determi­nado intervalo de tiempo; peligrosidad geomorfológica, por lo tanto, es la probabili­dad que tiene un cierto fenómeno de inestabilidad geomorfológica de producirse en dicho intervalo e.le tiempo; vulnerabilidad territorial es un concepto que hace refe­rencia a aspectos de infraestructura humana, en otras palabras conocer si el espacio está preparado para comhatir el peligro; riesgo ambiental es la posihilidad de que las

consecuencias económicas y sociales de un fenómeno de peligrosidad superen un determinado umbral.

Es obvio que la mayor parte de las cartografías llamadas "mapas de riesgos" son real­mente mapas de peligrosidad, dadas las dificultades que entraña el conocimiento de la vulnerabilidad en términos económicos.

2.2.1. Mapas de inestabilidad

Algunos de los conceptos definidos se basan en la existencia de formas de terreno

inestables, en un precario equilibrio con el ambiente natural. Son formas de degradación de laderas, de erosión nuvial, marina, cólica, glacial, periglacial, kárstica ... , o formas

relacionadas con inundaciones, subsidencias, volcanes o seísmos. La inestabilidad geomorfológica puede detectarse básicamente de dos formas diferentes:

- Mediante el uso de técnicas más o menos sofisticadas y costosas en términos de tiempo y dinero, bil';adas en la instalación de estaciones experimentales en el campo, y el seguimiento, habitualmente largo, del proceso sometido a estudio.

- Mediante la elaboración de una cartografía gcomorfológica diacrónica apoyada en el uso de fotogramas aéreos y de todo tipo de fuentes documentales. Por supuesto, el trabajo de campo es imprescindible dedicado a la observación de las formas de erosión, de acumulación, a la descripción de estructuras sedimcnarias en los depósitos ...

La presentación de algunos ejemplos de cartografía dedicada al tratamiento de los riesgos puede servir para entender su aplicación; por citar dos próximos, los trabajos de cartografía gcomorfológica desarrollados en Francia y en Italia.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOL(JGICA TEMÁTICA Y APLICAD/\

Algunos ejemplos franceses de curtograffa de inestabilidad

La cartografía gcomorfológica básica francesa tiene una larga tradición, y su faceta aplicada a la detección de formas de relieve inestables ha sido intensamente desarrollada en los últimos años.

El conocimiento de la localización y la actividad de los movimientos de terreno, adquirido y rellejado en los mapas, es interesante para formular un juicio sobre riesgos predecibles; se admite generalmente que las zonas que han sido afectadas por algún tipo de riesgo, son susceptibles de serlo nuevamente. Sería, sin embargo, peligroso concluir que la ausencia de movimientos pasados o presentes es una garantía de estabilidad para el futuro. Los movimientos, en efecto, son producidos por el cambio de unas determina­das condiciones naturales o antnípicas.

Un buen ejemplo de cartografía de riesgos es la elaborada en el Estrecho de Messina, donde a partir de mapas básicos, geológico y geomorl'ológico, resulta uno de zonifica­ción de riesgos (Fig. 3).

El conocimiento de los factores de inestabilidad permite la localización de las zonas de riesgo y su jerarquización, mediante la utilización de lo que los franceses conocen como "mapas reglamentarios". La zonificación se establece a partir de un estudio básico, tratándo de evaluar la importancia de cada uno de los factores responsables de la inestabilidad, para evitar o reglamentar las construcciones e instalaciones en las zonas de peligro; ejemplos de este tipo de cartografías son los mapas ZERMOS - Zonas expuestas a riesgos ligados a Movimientos de Sucio o Subsuelo-, realizados desde el BRGM (Burcau de Réchcrchcs Géologiques el Miniércs) a partir de 1975 y a escalas diferentes ( 1:25.000/1.000.000).

Algunos ejemplos italianos de cartografía de inestabilidad

El Grupo Nacional de Geografía Física y Geomorfología italiano ha realizado carto­grafías de áreas inestables a media y gran escala, relacionadas con trabajos de dinámica territorial. En estas cartografías el mapa geomorf'ológico es indispensable como hase para un estudio aplicado a la planificación territorial, como documento que indica las áreas morfológicamcntc inestables. Un mapa gcomorfológico ofrece una vista global de las formas de relieve, como evidencia de procesos presentes y pasados, que han contribuído a la evolución del paisaje. No obstante, el mapa gcomorf'ológico tal y como ya se ha comentado, suele ofrecer gran cantidad de información de la que es necesario realizar una selección hasta generar los mapas de estabilidad gcomorfolcígica

Las áreas inestables se definen a partir de la leyenda de PANIZZA ( 1972) en la que se aglutina información relativa a (Fig. 4):

1. Procesos morfogenéticos, incluyendo los antrópicos, que causan inestabilidad, donde se señalan las áreas sujetas a inestabilidad.

2. Litología, diferenciando el sustrato rocoso de las formaciones superficiales. La evolución que ha experimentado la cartografía italiana en el disefio grárico de los

mapas de inestabilidad es rápida, desde los primeros ejemplos en blanco y negro del comienzo de los años 70, hasta los actuales mapas en color.

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

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Fig. 3. Cartografía de movimientos de terreno en el Estrecho de Messina (DUMAS et al., 1984). A) Mapa Geológico. 1.- Falla. 2.- Falla probable. 3.- Granito y gneiss. 4.- Conglomerados, calca­renitas y arcillas arenosas. 5.- Formación deltaica cuaternaria. 6.- Aluviones, coluviones. 13) Mapa Geomorfológico. 1.- Plataforma de abrasión marina. 2.- Terraza marina. 3.- Terraza fluvial. 4.­Cono de deyección. 5.- Llanura aluvial o litoral. 6.- Laderas cóncavas en la base. 7.- Escarpe de terraza o cono. 8.- Acantilado rósil. 9.- Cicatriz, nicho de arranque. 10.- Rellano de deslizamiento. 11.- Colada de solitluxión. C) Localización de movimientos de terreno. 1.- Deslizamiento profundo. 2.- Masa deslizada. 3.- Deslizamiento superficial. 4.- Falla. D) Zonificación de riesgos de movi­mientos de terreno- Zona inestable. 1.- Riesgo grave o modelarado con alta probabilidad- Zona con inestabilidad potencial. 2.- Riesgo grave. 3.- Riesgo moderado. 4.- Riesgo de aluvionamiento-

Zona estable. 5.- Riesgo débil o nulo. 6.- Riesgo nulo.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

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Fig. 4. Mapa y Leyenda de estabilidad geomorfológica del área de Frignano, Apeninos modeneses (PANIZZA, 1972).

La elaboración de una cartografía de este tipo, a través de un estudio preliminar de

los procesos y de las formas del relieve que se suceden en el tiempo, permite poder valo­rar correctamente la evolución pasada y actual, y por lo tanto, la tendencia evolutiva del modelado en ese territorio.

Tras esta etapa donde se evalúa la inestabilidad, la escuela italiana avanza hacia la cartografía de la peligrosidad gcomorfológica, mucho más rica, compleja y útil.

2.2.2. Cartografía de la dinámica y peligrosidad gcomorfológica

Para realizar un mapa de peligrosidad geomorfológica -propone PANIZZA ( 1988)­hay que diferenciar las causas de dicha inestabilidad (geológicas, gcomorfológicas, hidrogcológicas ... ), de los efectos producidos o fenómenos de inestabilidad.

Este tratamiento genera dos tipos de análisis: - Análisis de las causas, de los factores de inestabilidad, cuyo estudio da lugar a un

"mapa de análisis integrado". El grado de inestabilidad de un territorio es el resultado de las interacciones de varios factores a través de mecanismos complejos: geológicos, morfológicos, hidrogcológicos, climáticos, antrópicos ...

- Análisis de los efectos generados por la inestabilidad, plasmado en una tabla de formas y procesos, pasados y actuales, que deriva en un "mapa de dinámica gcomorfológica".

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

La leyenda de un mapa de dinámica geomorfológica reconoce los procesos derivados de la actividad de las aguas, la gravedad, el hielo o la nieve, las corrientes costeras, las olas y el viento ... o la tectónica, el karst y la presencia del homhre. La información queda com­pleta con el grado de actividad de los procesos: activos, estacionales ... e inactivos.

La integración de la información suministrada por los mapas de amílisis integrado y

de dinámica geomorfológica queda plasmada en el mapa de peligrosidad gcomorfológi­

ca, que indica las úreas inestables actuales y potenciales. Sobre las diferentes cartografías tcmúticas -gcolitológica, hidrogcológica, usos de

sucio, pendientes, vcgctaci<Ín ... - se identifica la actividad de los procesos geomorfoló­gicos, indicando el úrea de múxima y mínima inestabilidad potencial, considerando cuúl es el úrea de máxima incstahilidad potencial en funci<Ín de los mapas temáticos y para cada uno de los procesos. Se considera úrea de máxima inestabilidad para cada proceso aquélla superficie común a todos los mapas tcmúticos. Por último, se clahora un único mapa de análisis integrado sumando todas las úreas de múxima inestabilidad para cada

proceso.

• Movimientos activos

e Movimientos estabilizado•

* Desprendimientos de bloques

() Zona Inestable por movimientos lndlvlduallzados

/ Buzamiento

Fig. 5. Fragmento del mapa de movimientos de terreno de la provincia de Granada. 1.- Pizarras; 2.- Micacitas; 3.- Cuarcitas y pizarras; 4.- Dolomías y calizas; 5.- Movimientos activos; 6.­Movimientos estabilizados; 7.- Desprendimientos de bloques; 8.- Zona inestable sin movimientos

individualizados; 9.- Buzamiento. (MACAU, 1963).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

2.2.3. Mapas de riesgos en España

El primer mapa de peligrosidad gcomorfohígica realizado en España es el mapa de movimientos del terreno de la provincia de Granada (MACAU, 1963), y precisamente se trata de una mapa de peligrosidad apoyado en un criterio geomorfológico, similar a los elaborados por la escuela italiana (Fig. 5).

Tamhien el criterio geomorfológico es el que sigue COROMINAS ( 1986) para la ela­boración de la leyenda del "Mapa ele riesgos geológicos a escala 1 :50.000 del Pirineo Catalán". En la actualidad son muchos los geomorfólogos que han realizado algún tipo de cartografía de peligrosidad; CHUECA ( 1993) y LAMPRE (l 994) han trabajado en el Pirineo aragonés llegando incluso a la zonificación relativa del espacio atendiendo a cri­terios de vulnerabilidad (Fig. 6).

Fig. 6. Mapa de Riesgos de la Alta Ribagorza (Pirineos oscenses), (CHUECA, 1993). 1.- Arcas donde no se han localizado fenómenos activos o potenciales que constituyan un riesgo. 2.- Arcas de bajo nivel de riesgo de fenómenos locales y/o de pcqucfía magnitud. 3.- Arcas con riesgo ele procesos gcli-solitluidalcs y movimientos por criorcptacicín y rcptacicín. 4.- Arcas con riesgo de deslizamientos rotacionales, coladas-tlujos y movimientos en masa complejos. 5.- Arcas con riesgo de desprendi­mientos gravitacionalcs menores. 6.- Arcas con riesgo de macrodcsprcndimicntos rocosos. 7.- Arcas

con riesgo de aludes/avalanchas.

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

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Fig. 7. Aproximación teórica para la valoración del riesgo potencial utilizando unidades integradas de paisaje, con criterio geomorfológico (LUGARESARESTI y SAENZ, 1994).

Sin embargo, es LUGARESARESTI en colaboración con SAENZ ( 1994) quien ha elaborado y aplicado una metodología para el tratamiento de los riesgos urbanos, llegan­do a establecer valores reales de vulnerabilidad y por lo tanto, definiendo una escala de riesgos (Fig. 7).

Para finalizar el capítulo dedicado a riesgos relacionados con movimientos de terreno hay que señalar que las cartografías apoyadas en información exclusivamente gcomorf"o­lógica tienden a ser un tanto subjetivas y de difícil comparación, de aquí que se intenten cartografías donde se barajan !"actores de inestabilidad de la ladera seleccionados, codi f"i­cados y ponderados: tipo de material afectado por el desplazamiento, altura del talud, pen­diente, agua subterránea, drenaje de la ladera ... Los métodos estadísticos de posibilidad de riesgo con asistencia de ordenador mediante Sistemas de Información Geográfica son uti­lizados para evaluar la incidencia de cada factor en la inestabilidad actual o potencial.

2.2.4. Cartografía geomorfológica, inundaciones y riberas

Las inundaciones constituyen otra de las manifestaciones naturales capaces de desen­cadenar inestabilidad. El papel de la cartografía geomorfológica en este campo queda

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

puesto de manifiesto en algunos trabajos realizados por investigadores japoneses, que

han logrado utilizar información geomorfológica para la construcción de cartografías

aplicadas al estudio de riesgos.

El desarrollo de la cartografía de riesgos en Japón deriva de los problemas que se

sucedieron tras la Segunda Guerra Mundial. El alimento principal en la dieta del japonés

era el arroz, en peligro por la frecuencia de tifones que destruían las plantaciones; de aquí

que el conocimiento de la morfología de las llanuras aluviales se hiciera necesario, no

sólo para incrementar la extensión de los arrozales, sino para minimizar los desastres pro­

ducidos por las frecuentes inundaciones.

Los geógrafos japoneses pusieron mucho interés en resolver el problema, dedicándo­

se al estudio de riesgos y elaborando "Mapas de Clasificación Topográfica" (Fig. 8). Un

Mapa de Clasificación Topográfica de las zonas de inundación es un mapa que permite,

no sólo la estimación de inundaciones pasadas, sino también la prevención futura, a tra­vés del estudio de las zonas ya inundadas, su periodo de inmersión, y otros factores que

posibilitan def'inir el tipo de crecida.

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Fig. 8. Mapa Lle Clasificación TopogrMica en la Llanura Llel río Shonai (Isla de Honshu). (WAKA­MATSU, 1980). Tras la elahoración Lle un mapa Lle unidades geomorfológicas hásicas: (A) Cartografía Lle la distrihución Lle las üreas afectadas por distintos momentos de riesgo, (B) Localización de los l'cmímenos de licucl'acción durante los terremotos de 1891, 1909 y 1944 -repre­sentados por diferentes símbolos geométricos- dentro Lle las granúes uniLlades Lle terreno: 1.- Tierras

montañosas. 2.- Terrazas. 3.- Tierras bajas.

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

Estos mapas, de carácter ineguivocamente geomorfológico, sirven para definir los tipos de llanura, así como para reconocer Jos depósitos que se sedimentan sobre las zonas sometidas a crecidas; la micromorfología de las llanuras y su nivel de relleno pueden aclarar interrogantes relativos a los flujos de las crecidas anteriores.

La metodología para la configuración de un "Plan de Reconocimiento" de las regio­nes amenazadas por Ja inundación está basada en la elaboración de un mapa gcomorro­lógico sistematizado en una serie de etapas:

1.- Descripción de los elementos geomorfológicos. 2.- Evolución geomorfológica de la llanura y/o del litoral. 3.- Estudio comparativo de la actividad fluvial. 5.- Caracterización geomorfológica de los depósitos fluviales.

Fig. <J. Cartografía aplicada al riesgo de inundación en el valle de Progo (Java). VOLSKUIK y VAN ZUIDAM ( 1982). Los números hacen referencia a diferentes formas de relieve. Las tramas y letras están referidas a periodos de rccurrcncia de las inundaciones. a.- nunca se ha inundado;

h.- inundacitín/25 años; c.- inundacitín/5 años; d.- inundación frecuente.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

Un "Plan de Clasificación Geomorfológica" de las zonas de inundación permite la esti­mación y tipología de las inundaciones a partir del estudio de parámetros tales corno la exten­sión de la zona cubierta por el agua, la duración de la inundación, la profundidad del agua encharcada, la dirección de las corrientes de agua, los cambios en el trazado de los cursos f1u­viales, las probabilidades de erosión y sedimentación ... Los elementos geom01fológicos de

una determinada zona, una llanura, una terraza, un valle, un cono aluvial, un pantano, un del­

ta, un dique ... constituyen, en sí mismos, factores que condicionan el tipo de inundación. Pero las inundaciones de las llanuras aluviales no sólo acarrean riesgos relacionados

con el arroz, sino fenómenos de licuefacción, es decir de humectación/saturación del suc­io y movimientos de terreno. La frecuencia de temblores y tifones en las llanuras aluvia­les japonesas genera saturación de los suelos, acompañada de fenómenos de inundacio­

nes y sedimentación de arcillas y barros. La misma metodología, basada en la clasificación de las formas de relieve y su respues­

ta ante determinados fenómenos de inestabilidad han seguido autores del ITC (International

lnstitute for Aerospacc Survcy and Earth Sciences) holandés; VOSKUIL y VAN ZUIDAM ( 1982) han trah<tjado en Java el comportamiento de las unidades morfológicas ante la inun­

dación elaborando mapas de cartografía aplicada como el que aparece en la Fig. 9. En el sector central de la Depresión del Ebro, existen magníficos ejemplos de carto­

grafía geomorfológica fluvial aplicada al estudio de riesgos hidrogeomorfológicos. El

Ebro en su tramo medio es analizado por OLLERO ( 1991, 1992), quien realiza una serie de mapas de riesgos a partir de determinados valores de caudal y sus periodos de retor­no. El mismo autor en otro ejemplo de aplicación, utiliza la cartografía geomorfológica para observar la evolución natural de los meandros del Ebro, estableciendo la relación entre la dinámica gcomorfológica y los niveles de colonización vegetal (Fig. 1 O).

2.3. Crlrtofiraf(a fieomo1foló[iica y uso/conservación del suelo

La Geomorfología también se ha introducido en estudios dedicados al uso y la conser­vación del suelo; de hecho uno de los métodos más utilizados en la evaluación de suelos,

propuesto por la FAO en varias ocasiones ( 1975, 1984), incluye las siguientes lineas de

investigación: suelos, agroclimatología, geomorfología, agronomía, usos del suelo, siste­

mas agrarios, sociología, economía ...

La secuencia de operaciones en toda planificación agrícola se apoya en cuatro fases:

1.- Inventario físico-económico. 2.- Evaluación de los diferentes usos y su adecuación a las condiciones del terreno.

3.- Planeamiento de nuevos usos. 4.- Organización y control de los nuevos usos planificados.

La Gcomorfología puede ser aplicada en las dos primeras fases, cuando se trata de

realizar un inventario de los elementos que existen en el territorio y las limitaciones medioambientales, y de ahí derivar el grado de adecuación de cada uso.

Pero quizás, una de las aplicaciones más utilizadas de la Geomorfología en relación

con el suelo es la de servir como documento básico para la obtención de Mapas de Estados

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

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Fig. 1 O. Cartografía Ji acrónica de la evolución Je usos de sucio y vegetación natural en relación con la dinámica del Ebro (OLLERO, 1991 ).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

Erosivos (VAN ZUIDAM y VAN ZUIDAM-CANCELADO, 1977). Partiendo de un mapa de unidades homogéneas en sentido geomorfológico, se realiza el seguimiento de una serie de parámetros -topografía, litología, suelo, cuhierta vegetal. .. - que intervienen en el proceso de pérdida de sucio. El resultado cartogr<ffico se basa en la asignación para cada unidad de un grado de crosividad b<~jo una escala cualitativa (un ejemplo de este tipo de mapas es desarrollado en el siguiente capítulo de "Mapas de Riesgos" por C. SANCHO).

2.3.1. El mapa gcomorfológico y la dinámica del territorio

La cartografía gcomorfológica aplicada a la dinámica del paisaje consituye un tema sobre el que todavía no se ha incidido lo suficiente. Para este propósito, se ha intenta­do elaborar una leyenda gcomorfológica evolutiva, donde catalogar la actividad de los procesos a partir de etapas cronológicas diferentes, basándose en un trabajo de fotoin­tcrpretación con carácter diacrónico, son los "Análisis Secuenciales de Paisaje".

RODOLFI ( 1988) investiga los usos del suelo del entorno de Montespertoli (Florencia), entre 1965 y 1967, años en los que debido a un considerable incremento de la viticultura estimulado por la entrada a la CEE, se desarrollaron profundos cambios mor­fológicos en el área cultivada, representados por una fuerte erosión, a veces irreversible.

Para el estudio de este fenómeno se prepararon mapas gcomorfológicos a escala 1: 10.000 de 1967 y 1977, prestando especial atención a los movimientos en masa. Además se pusieron de manifiesto los diferentes usos de la tierra en las dos etapas de estudio y, para completar la investigación se incluyeron mapas litológicos y de pendien­tes, analizando las relaciones entre todas las variahles.

El resultado es una síntesis de la dinámica de las formas del relieve reconociendo diferentes posibilidades:

- Formas activas en 1965 y 1980, ligadas a un rápido camhio no por la intervención humana, sino por situaciones geológicas y gcomorfológicas.

- Formas activas en 1980 pero no en 1965, ligadas a la actividad humana, pero don­de la progresión hacia una situación irreversihlc puede ser retardada y reactivar las con­diciones iniciales.

- Formas no activas en 1980 pero activas en 1965, que han llegado a un equilibrio natural, pero que son susceptibles de reactivarse siguiendo alguna intervención humana.

- Formas no activas ni en 1980 ni en 1965, identificadas con palcofonnas originadas en condiciones climMicas diferentes a las actuales.

Con el propósito de predecir el futuro, el estudio fué completado con una serie de mapas de escala reducida, usando isolíncas para mostrar las áreas con distintas densida­des de movimientos del terreno.

El Instituto Experimental para el Estudio y la Defensa del Suelo. /SSDS (Florencia, Italia)

En el campo de la conservación del suelo, el estudio de los procesos morfogcnéticos es muy importante, especialmente donde el sucio no tiene una densa y eficaz protección

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

vegetal, como ocurre en el área mediterránea; de aquí que en el ISSDS de Florencia se hayan elahorado "Mapas Gcomorfológicos Aplicados a la Conservación del Sucio", hasados en una clasificación sistemática del territorio donde se tiene en cuenta la carto­grafía gcomorfología para el diseño de usos de sucio (Fig. 11 ).

Uno de estos trahajos (RODOLFI y ZISSEL, 1987) tiene como escenario el Valle de Diaterna (Fircnzuola, Apeninos); este espacio cuenta con un sustrato arcilloso muy alte­rado, aflorando en las partes hajas de la cuenca, donde se localizan movimientos en masa como los calanquis -cárcavas-, que avanzan rapidamente, y rocas más coherentes (cali­zas margosas) en el partes altas de la cuenca.

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Fig. 11. Clasificación sistemática y relaciones entre la medio ambiente y la actividad antnípica para la evaluación de los usos del suelo (RODOLFI y SAULLE, 1987).

Para remediar esta situación de elevada pérdida de sucio se realizaron una serie de mapas temáticos: geológico, gcomorfológico y de usos de sucio. Con toda esta informa­ción se clahoró un mapa de niveles de riesgos y criterios para la conservación del suelo. El resultado es la zonificación del valle de Diaterna, que es dividido en ocho unidades homogéneas en función del nivel de vulnerabilidad. Para cada unidad se formula una política concreta, hasada en la experiencia del pasado.

ORSTOM (Instituto Francés de lnvestiKación Científica para el Desarrollo en Cooperación)

A un segundo tipo de aplicación gcomorfológica en relación con los usos del sucio se puede acceder a partir de los trabajos del ORSTOM en Africa, destinados a la conserva­ción del sucio y a la planificación territorial.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

TAABNI ( 1987) asegura que la explotación racional del medio natural reposa sobre sus capacidades productivas; el bloqueo de los procesos que destruyen el potencial pro­ductivo representado por el capital pedológico y el agua constituyen las bases más impor­tantes de esta gestión.

A este efecto, el conocimiento de la dinámica geomorfológica es primordial. Sin embargo, un diagnóstico del estado del medio natural es incompleto si no es espacializa­do y reposa sobre una cartografía sistemática. La mayor parte de los estudios de planea­miento y ordenación del territorio llevados a cabo por el ORSTOM se inician a través de una descripción de las condiciones naturales del medio: clima, cubierta vegetal, geolo­gía, geomorfología, presencia humana ... y en un capítulo siguiente, dada la importancia del tema, los datos hidrológicos y las tasas de erosión.

La aproximación cartográfica se basa en la delimitación de las "unidades homogéne­as", que resultan de la combinación de los diferentes parámetros medioambientales, uti­lizando la escala 1 :50.000 para la representacion cartográfica, la cual permite abarcar algunas cuencas-vertiente, consideradas corno unidades espaciales donde se combinan los diferentes factores del medio, permitiendo o no el desarrollo de la erosión.

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Fig. 12. Cartografía de unidades homogéneas utilizada por TIHAY ( 1988) en el oued Imoula, Argelia. Los números representan unidades homogéneas basadas en criterios geomorfológicos

( 10.- Dirección de !lujo en el cono de deyección).

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

/\esta escala se pueden distinguir zonas de riesgos -zonas de salida de aportes cdáfi­cos representadas por los conos de deyección activos, lechos mayores sometidos a las inundaciones, ... - y el grado de actividad de algunos agentes morfogenéticos.

Una cartografía sintética de las "unidades homogéneas" que constituyen el conjunto de la cuenca, así como la definición de la morfodinámica erosiva se convierte en una labor tipológica (Fig. 12). Aplicando los criterios de definición de BERTRAND ( 1968) y TRICART ( 1973-78) el espacio se divide en cierto número de unidades de paisaje basa­das en de la intensidad de la actividad morfodinámica (erosión).

La leyenda de esta cartografía se refleja en la figura, donde aparecen los diferentes parámetros utilizados, sustrato, utilización del sucio y cubierta vegetal, modelado y pen­dientes, caracteres morfo-dinámicos, grado de equilibrio y sensibilidad y problemas de planificación y conservación.

Cartogrc(ffa geo11101jólógica apliclldu al uso del suelo en la /)epresión del Ebro

En el Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza existe una larga línea de investigación destinada a trabajos de carácter regional, donde las bases gcornor­fológicas se han utilizado corno un elemento gcogrúfico más a la hora de entender los diferentes modelos territoriales.

En este sentido se ha realizado un proyecto destinado a la puesta en regadío de amplios sectores de la margen derecha del Ebro en su valle medio.

PELLICER ( 1991) elabora una leyenda donde se definen unidades homogéneas a partir de parámetros litológicos, morfológicos y topográficos, destinando un símbolo a aquellos espacios desechados para su puesta en regadío.

La contribución de los geógrafos se basa por lo tanto en la transformación de la car­tografía geornorfológica básica (E 1 :50.000) en un mapa de unidades espaciales, homo­géneas en su comportamiento ante el nuevo uso del sucio, el regadío (Fig. 13).

2.4. La cllrtograffa geomorfálógirn como criterio de definición de unidades de p({isllje

"La gran tradición cartográfica de las ciencias de lll Tierra facilita la creación de técniclls y modelos de representación espacial que integran infármllcián signific({tiva

del medio. Por otra pllrt<', los rasgos geológicos de un territorio constituyen el soporte ff.l"ico sobre el que se desarrollan tanto los sistemas nat11mles como las {[Ctividades

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En todos los ejemplos expuestos en epígrafes anteriores suhyace la idea del uso de criterios geomorfolcígicos para la definición de unidades homogéneas de respuesta ante

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

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de la Comunidad de Madrid, 1988).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

diferentes hechos -inestabilidad, riesgo, uso del sucio ... -. En este sentido conviene desta­car la utilización de la cartografía gcomorfológica como punto de partida para la delimi­tación de unidades de paisaje.

En la Universidad española han surgido durante las últimas décadas numerosos tra­bajos destinados a investigar la dinámica del paisaje apoyándose en criterios geomorfo­lógicos para la definición de unidades espaciales, siguiendo metodologías sintéticas o analíticas ya conocidas en otros ámbitos, tales como las Land Units del CSIRO (CHRIS­TIAN, 1958; CHAPMAN, 1969 ... ).

El grupo de investigadores encabezados por el profesor Antonio CENDRERO en la Universidad de Cantabria es uno de los equipos que más ha profundizado en esta línea, trabajando bajo diferentes escalas y con un enfoque inequivocamentc aplicado. Dos ejemplos representativos de este tipo de trabajos son " El mapa geológico-ambiental en la evaluación de los recursos naturales y en la planificación del territorio. Su aplicación a la zona de Santander y su bahía" o el "Estudio geomorfológico y edafológico de Guipúzcoa", real izado bajo su asesoramiento científico por PORTERO et al. ( 1985). La metodología desarrollada por el grupo cántabro ha servido de base para la realización de estudios integrados en ámbitos geográficos variados, que van desde el "Atlas Gcocientífico del Medio Natural de la Comunidad de Madrid" (AYALA et al., 1988), a los "Mapas Geocientíficos del medio natural de las provincias de Almería, La Coruña o Alicante", publicados por el IGME ( 1982, 1984, 1986).

El criterio gcomorfológico como criterio de definición espacial es utilizado en la deli­mitación de unidades fisiográficas en el Atlas Geocientífico del Medio Natural de la Comunidad de Madrid (Fig. 14).

En otra vía de investigación, los biólogos RECIO y TORRES de la Universidad de Córdoba, también han utilizado criterios geomorfológicos para "ordenar" el espacio de las Sierras Subbéticas cordobesas, y poder estudiar el comportamiento de "unidades gco­morfoedáficas".

Geógrafos como IBARRA ( 1993) o CANCER ( 1995), ambos de la Universidad de Zaragoza, han trabajado desde diferentes enfoques la dinámica paisajística, utilizando información geomorfológica para una mejor comprensión del Campo de Gibraltar y del Pirineo aragonés respectivamente.

2.5. Aplicación de la Geomorfólogía a la reconstrucción palegeof{rcíjica y la Geoarqueolo f{Íll

Las relaciones entre la Geomorfología y la Arqueología son estrechas. Los estudios geomorfológicos y scdimcntológicos ayudan a la reconstrucción de condiciones paleocli-1míticas y a su vez, los restos arqueológicos localizados sirven para datar los depósitos en los que se encuentran y establecer secuencias morfogcnéticas 1mís precisas en el tiempo.

La labor del gcomorfólogo en estos trab<tjos interdisciplinares es la de establecer las distintas fases evolutivas del relieve hasta su conformación actual, identificando los dis­tintos procesos que han intervenido en su modelado. El arqueólogo, por su parte, datará aquellos materiales que estén vinculados a los distintos momentos de dicha evolución.

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MARÍA TERESA ECHEVERRÍA ARNEDO

Existen, no obstante, objetivos comunes a geomorfólogos y arqueólogos: - Establecer a través de los procesos geomorfológicos que han afectado a un yaci­

miento, las características de éste en la época de su ocupación, especialmente en los casos en que haya sufrido una destrucción parcial o total.

- Determinar los cambios experimentados durante la evolución gcornorfológica en la topografía y suelos que rodean a un yacimiento arqueológico.

- Intentar conseguir datos de paleoclirnatología relativa, partiendo del estudio de procesos geomorfológicos de clara dependencia climática que, una vez datados, permi­tan conocer las condiciones medioambientales de una época determinada, para lo cual se precisan otras disciplinas corno la Palinología, Edafología, Sedirnentología, ...

Sólo a partir de los años 60-70 se intensificaron los trabajos de geoarqucología holo­cena, multiplicándose los estudios en el entorno de la cuenca mediterránea.

Existen una serie de colaboraciones realizadas en la Universidad de Zaragoza con carácter interdisciplinar, y que parten de un trab<~o básico en nuestro ámbito espacial, el realizado por BURILLO et al ( 1981) en el valle medio del río Alfambra, en la provincia de Teruel.

Tal y como señalan estos autores "todo yacimiento arqueológico está ubicado en un marco gcomorfológico determinado, y por lo tanto, le repercutirá necesariamente cual­quier modificaci¡ín que afecte al relieve"; es obvia, por lo tanto, la necesidad de realizar estudios conjuntos entre arqueólogos y geomorfólogos.

La incidencia de los procesos geomórficos sobre los yacimientos arqueológicos pue­de alcanzar una magnitud importante. Con frecuencia, un asentamiento ubicado en la cima de un cerro se ve sujeto a acciones erosivas de ladera, que pueden conducir a su des­trucción parcial y a veces total, de forma que los materiales que primitivamente estarían in situ, tras un proceso de arrastre quedarán depositados en las vertientes.

Una vez obtenido el modelo gco-arqucológico a partir de los cambios observados en las condiciones morfoclim<Íticas, se puede aplicar a otras zonas donde no existen los mis­mos indicadores paleoclimáticos, pero donde sí aparecen formas de acumulación datadas de manera precisa.

BURILLO, GUTIERREZ y PEÑA realizan en 1981 un estudio geoarqueológico de un cerro amcsetado en el valle del Alfambra, afluente del Turia en la provincia de Teruel, no localizando restos del yacimiento en la plataforma del cerro. El estudio detallado de los niveles morfogcnéticos reconocidos en las laderas, y el material arqueológico encon­trado en cada uno de ellos permitió la reconstrucción palcogeográl'ica de los principales momentos evolutivos del cerro y su datación, estableciendo dos fases de acumulación.

El estudio arqueológico del <Írea permite datar los diferentes procesos geomorfológi­cos, bajo características climáticas que diferencian dos etapas acumulativas separadas por un periodo de incisión. A partir de la cartografía geomorfológica y del trabajo de campo se intenta la interpretación evolutiva de los procesos geomorfológicos, estable­ciendo un paralelismo con las fases localizadas en el valle del Alfambra.

A partir de este primer trabajo, geólogos, geógrafos, arqueólogos o palinólogos han trabajado conjuntamente en distintos sectores de la Depresión del Ebro, el Pirineo o el Sistema Ibérico intentando una reconstrucción paleoambicntal a partir de estudios inter­disciplinares (Fig. 15).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

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Fig. 15. Mapa de situación y esquema geomorfológico de los cerros de Burrén y Burrcna (PELLICER et al., 1985). 1.- Cumbres convexas. 2.- Escarpes de relieves estructurales en materiales miocenos. 3.- Escarpes en materiales cuaternarios. 4.- Nivel de glacis IV de El Saso. 5.- Conos 1mís antiguos. 6.- Conos y derrames holocenos. 7.- Regularización Würmiensc. 8.- Regularización del paso del Subborcal al Subathíntico. 9.- Regularización 1mís reciente. 10.- Terrazas holocenas del río Huecha. 11.- Valles de fondo plano ("vales"). 12.- Incisión de torrentes. 13.- Cárcavas.

14.- Arcas cndorrcicas. 15.- Núcleo de población.

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

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Fig. 16. Mapa geomorfológico de las áreas litorales del Golfo de Cádiz (SW de España) con indicación de algunos de los procesos costeros y de modificación inducidos por la acción humana

(ZAZO et al., 1986).

Fuera del ámbito aragonés, existen en España otros trabajos basados en métodos geo­arqueológicos, y un ejemplo es el realizado en el Golfo de Cádiz (Fig. 16), donde se ponen en relación los procesos de evolución litoral con algunos asentamientos históricos (ZAZO et al., 1986 ).

2.6. Cartografía geomoljólógica y Neotectónica

Los mapas gcomorfológicos también contribuyen al reconocimiento de la actividad neotectónica. Puesto que relieve y tectónica son dos conceptos estrechamente unidos, el conocimiento de las relaciones entre ellos puede arrojar gran cantidad de información relativa a la evolución tectónica más reciente (Plioceno y Cuaternario).

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

La escuela geomorfológica de Modena ha intentado aplicar criterios geomorfológicos en el estudio de la neotectónica y de la peligrosidad sísmica proponiendo la siguiente metodología:

- Elaboración de un mapa de localización de terrenos plío-cuaternarios y elementos tectónicos (eje anticlinal, sinclinal, cabalgamiento, falla directa, inversa, no definida, transformada), diferenciando su grado de actividad (activos y probablemente activos).

- Reconocimiento de alineaciones tectónicas, para lo cual se utiliza la fotografía aérea, y se seleccionan una serie de elementos morfológicos que aparecen en la leyenda.

- Confección de un mapa morfotectónico, donde se reconocen elementos tales como discontinuidad topográfica, escarpes pronunciados, movimientos de terrenos, valles asi­métricos, valles rectilíneos, áreas fuertemente erosionadas, escarpes sobre terrazas ... señalando algunos puntos de control sobre el terreno.

- Realización de un mapa sintético, reconociendo elementos tectónicos activos, posi­blemente activos (según los controles de campo), zonas subsidentes, basculadas, o en ele­vación, además de algunas referencias cartográficas mediante datos derivados de la foto­grafía aérea y de la bibliografía.

Estos estudios de neotectónica demandan un especial tratamiento de las llanuras alu­viales, donde el substrato está cubierto por recientes sedimentos, en los que rara vez es posible verificar directamente el desplazamiento o deformación de los depósitos.

En el valle del Po a su paso por Mantua se han realizado una serie de trabajos para la reconstrucción paleotectónica de la llanura durante el Holoceno actual.

Para localizar las consecuencias geomorfológicas se establece una metodología: 1. Estudiar la evolución de la red de drenaje, mediante los canales abandonados data-

dos históricamente y el trazado actual del Po. 2. Localización de los asentamientos históricos, ordenados según su cronología. 3. Estudio de los depósitos superficiales. 4. Estudio de la topografía en profundidad de la superficie de contacto entre el agua

dulce y salada en el caso de que sea una llanura aluvial cercana al mar. El resultado es un mapa sintético (Fig. 17) donde se señalan las zonas según su com­

portamiento tectónico en dos momentos históricos diferentes. En Aragón, también se ha utilizado la Geomorfología como herramienta para desci­

frar los eventos neotectónicos. GUTIERREZ et al. ( 1984) realizan un trab<tjo sobre los criterios geomorfológicos aplicados al estudio de la neotectónica en áreas continentales, tornando como ejemplos la Cadena Ibérica, la Depresión del Ebro y los Pirineos.

Los criterios estratigráficos y paleontológicos convencionales sobre los que se apoya la datación de fases tectónicas antiguas -señalan dichos autores- ven disrninuído consi­derablemente su valor cuando nos situamos en periodos geológicos recientes (Plioceno y Cuaternario) y abordamos problemas de Neotectónica.

En regiones como la Cadena Ibérica y Depresión del Ebro, los depósitos pliocenos y cuaternarios, están constituidos mayoritariamente por series azoicas, donde sólo se locali­za fauna cuyo ritmo de evolución es excesivamente lento para establecer una seriación estratigráfica tan fina como requiere el conocimiento de la sucesión de eventos geológicos.

De aquí que la secuencia de niveles rnorfogenéticos puede llegar a constituir el prin­cipal marco cronológico, en el que poder inscribir las fases de deformación. Los niveles

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

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Fig. 17. Evolución ncotcctónica de un úrea de la llanura del Po a partir de cartografía gcomorfoló­gica y de la localización de asentamientos históricos (PANIZZA et al., 1988). A) Situación en torno al 3.000 BP. B) Situación entre la Edad del Hierro y Medievo. 1.- Arca estable.

2.- Levantamiento. 3.- Subsidencia. 4.- Subsidcncia diferencial. 5.- Area tectónicamcntc activa.

morfogenéticos son los que proporcionan la escala temporal mús detallada y de mús fúcil correlación.

Los estudios de Neotectónica tratarán de reconocer las deformaciones en las superfi­cies de erosión, terrazas, glacis, depósitos de ladera ... Esto supone un cambio en la esca­la de los tiempos geológicos; entre un largo periodo de cuyos acontecimientos sólo que­dan vestigios en el registro sedimentario, y otro periodo reciente del cual se conservan, en mayor o menor grado, tanto las formas de acumulación como las de erosión. Sólo en este último periodo se puede observar la relación entre tectónica (proceso interno) y el modelado del relieve (proceso externo), en su doble vertiente; la tectónica condiciona y explica los rasgos del relieve y por otro lado, el estudio de las formas nos proporciona criterios para establecer la secuencia de etapas deformacionales.

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CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA TEMÁTICA Y APLICADA

La cartografía elaborada por SIMON ( 1983) muestra la deformación de la superficie de erosión fundamental de la Cadena Ibérica centro-oriental, señalando fallas, flexuras y situación de los depósitos plio-cuaternarios (Fig. 18 ).

Precisamente la importancia de la existencia de superficies de erosión en la inter­pretación neotectónica se basa en su utilización como nivel de referencia o marcador para el registro de movimientos tectónicos posteriores; para ello se diseña un mapa de "tectonomorfoisohipsas" (BASHENINA et al. 1972; BASHENINA, 1978), basado en el principio de la eliminación de modelados exógenos postectónicos, denudacionales y deposicionales. Los escasos accidentes de la topografía inicial pueden soslayarse, por un lado, aislando los relieves residuales que se detecten, y por otro, usando una equi-

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Fig. 18. Mapa de contornos estructurales de la superricie de erosión rundamental en la provincia de Teruel, deformada por procesos tectónicos posteriores a su elaboración. a: isohipsas con equidistan­cia de 100 m; b: Fallas; c: Flexuras; d: Rellenos del Plioceno superior-Cuaternario (PEÑA et al, 1984)

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MARÍA TERESA ECHEYERRÍA ARNEDO

distancia de isohipsas de l 00 m, que elude otros detalles menores del relieve original (SIMON, 1983).

El estudio de las deformaciones que afectan a glacis, terrazas y depósitos de ladera representa un grado mayor de detalle en el análisis neotectónico, tanto desde el punto de vista espacial, puesto que se trata de formas con menor desarrollo, como temporal, pues­

to que permiten acotar con mayor precisión la edad de las deformaciones. Existen diferentes trabajos realizados en las fosas intramontañosas de la Cadena Ibérica,

borde oriental de la fosa Calamocha-Teruel y de la Fosa del Alfambra ... o en las fosas pre­litorales de Castellón, donde las superficies plío-cuaternarias se hallan defonnadas. Alguno de los escalones morfoestructurales que limitan los llanos costeros castellonenses se acti­varon durante este tiempo, generando saltos en ocasiones próximos a los 200 m.

El interés que posee el estudio de las superficies de erosión, glacis, terrazas y ver­tientes en relación con la secuencia de sucesos neotectónicos en áreas continentales es enorme. Cada una de las formas anteriormente señaladas permite elaborar criterios dis­tintos en cuanto a la dimensión espacio-temporal de las deformaciones. De un modo general, los distintos modelados proporcionan datos que permiten analizar deformacio­nes progresivamente más acotadas en el espacio y en el tiempo.

Para establecer el límite temporal superior de cualquier etapa de actividad tectónica es pre­ciso que las deformaciones producidas por ellas sean fosilizadas por depósitos o afectadas por

modelados posteriores; de esta fonna podremos obtener, al menos, una edad relativa.

2. 7. Geomorjólogía y recursos naturales

En un inventario de recursos naturales o pais<tjísticos, la cartografía geomorfológica pue­de utilizarse en la localización y conservación de fonnas singulares de relieve, tales como modelados k<irsticos, glaciales, voldnicos .... Estas f01mas son consideradas como elemen­tos que incrementan la calidad intrínseca del pais<tje, integrando el patrimonio geomorfoló­gico para un mejor conocimiento del territorio. Un ejemplo de este tipo de inventarios lo constituye la gúia de "Puntos de interés geológico de Gipuzkoa" (TAMES et al. , 1991 ).

En este sentido, los estudios de Evaluación de Impacto Ambiental deben considerar la presencia de elementos geomorfológicos singulares en un dete1minado espacio. La aplicación de criterios tales como singularidad, fragilidad, calidad ... a detenninados elementos geomor­fológicos abre una nueva línea de investigación relacionada con los Estudios de Pais<tje.

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LOS MAPAS DE RIESGOS

Carlos SANCHO MARCÉN

l. Introducción

En general, los riesgos naturales se derivan de las posibles interacciones existentes entre las actividades humanas y los sistemas geomorfológicos funcionales. Estas interacciones se traducen en la necesidad de establecer una serie de limitaciones y/o recomendaciones de usos del territorio que aparecen plasmadas en diferentes tipos de cartografía aplicada. De este modo, es posible elaborar un conjunto de mapas que reflejan los parámetros caracte­rísticos de las principales unidades territoriales, indicando una serie de cualidades signifi­cativas y útiles en la planificación. En definitiva se trata de determinar la mayor o menor capacidad del territorio para acoger diferentes actividades (DIAZ DE TERAN, 1989).

Por tanto, los diferentes métodos existentes de análisis y evaluación de la realidad del medio natural tienen como objetivo la realización de mapas de distinto tipo, que consti­tuyen la base imprescindible sobre la cual asignar y planificar los usos del territorio. Estos mapas, denominados geocientíficos o geoambicntales, incluyen una parte descrip­tiva de la realidad y una parte de evaluación o de interpretación de la misma, en térmi­nos significativos para la ordenación territorial (CENDRERO, 1980; PEDRAZA, 1981 ).

Los mapas de riesgos según CENDRERO ( 1987) deben proporcionar información para establecer normas preventivas, determinar medidas correctivas, establecer sistemas de alerta y diseñar planes de protección civil.

Este tipo de cartografías que recogen una valoración de diferentes riesgos naturales deben presentar una serie de características entre las que destacan las siguientes (CEN­DRERO, 1980):

- Los mapas deben representar de forma objetiva los aspectos físicos y ambientales del territorio.

- Deben incluir aquellos factores que son relevantes para el uso del territorio. - Deben caracterizarse por su versatilidad de uso, ya que estos mapas pueden ser

utilizados para diversos fines a lo largo del tiempo. - Los mapas deben ser comprensibles y útiles para quienes han de emplearlos, incluso

personas no especializadas.

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CARLOS SANCHO MARCÉN

- Los mapas resultantes deben confeccionarse en hase a la delimitación de <1reas homogéneas con respecto a determinadas características o panímetros, o cuando menos áreas de potencial y respuesta homogénea para distintas actuaciones humanas.

Las metodologías existentes para elaborar este tipo de cartografías pueden agruparse inicialmente en dos grandes categorías (DIAZ DE TERAN, 1989):

a) Metodologías de carácter sintético, que acuden a la delimitación y representación de unidades integradas (Fig. 1 ).

Estas metodologías tratan de establecer una diferenciación de porciones del territorio que tienen una cierta homogeneidad interna y que son difcrenciahles de otras en la mis­ma zona. Estas divisiones integradas se denominan también unidades gcoamhientales, de paisaje, morfodinárnicas, etc. CENDRERO ( 1980) las define "por 1111 conjunto heterog1'­neo de características que son co111w1cs a todos los puntos de la unidad (motfólogía, cli-111a, litolofiÍa, procesos activos, suelos, vegetación). Las unidades que son lwmo¡;éneas en cuanto a su estructura y constitución en todos sus puntos, también lo son en cuanto a la respuesta que proporcionan al implantarse sobre ellas distintas actividades lumwnas".

El establecimiento y delimitación de las unidades homogéneas puede abordarse mediante la cartografía directa por medio de fotografía aérea. Para ello juega un papel fundamental el conocimiento geomorfológico regional previo.

La definición, cartografía y valoración de unidades geoarnbientalcs son especialmen­te adecuadas y útiles cuando se trata bien, de estudiar de manera precisa zonas reducidas de características relativamente homogéneas, o bien de analizar territorios extensos poco conocidos definiendo, en este caso, unidades homogéneas de amplitud espacial grande y poca precisión.

La elaboración de estos mapas resulta relativamente sencilla a partir de un mapa geomor­fológico. Si nosotros diferenciarnos una terraza fluvial, estarnos definiendo indirectamente una unidad homogénea ya que presenta, en toda su extensión, las mismas características

METODO ANALITICO

CONCEPTO: LA SUPERFICIE TERRESTRE ES EL RESULTADO DE LA AGREGACON DE DISTINTOS "ELEMENTOS"

LITOLOGIA VEGETACION

""' /

SUPERFICIE TERRESTRE

/ " PROCESOS MORFOLOGIA

METODO SINTETICO

CONCEPTO: LA SUPERFICIE ES UN MOSAICO DE "UNIDADES HOMOGENEAS" CARACTERIZADAS POR SU LITOLOGIA, MORFOLOGIA, SUELO, CLIMA, ETC.

LITOLOGIA VEGETACION

""' /

UNIDAD HOMOGENEA

/ " PROCESOS MORFOLOGIA

Fig. 1. Esquemas conceptuales de los métodos sintético y analítico de cartografía gcoamhiental (DIAZ DE TERAN, 1989).

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LOS MAPAS DE RIESGOS

morfológicas, litológicas, cdafológicas, de vegetación, cte. A la vez la respuesta es homogénea ante distintas actuaciones humanas en toda su extensión.

b) Metodologías de carácter analítico, que acuden a representar por separado aspectos concretos del territorio (Pig. 1 ).

La cartografía y evaluación analítica o paramétrica puede definirse como la clasifica­ción y subdivisión del territorio en base a la utilización de atributos seleccionados.

Se considera el territorio, no subdividido en unidades geoambientalcs, sino algo cons­tituido por la superposición o agregación de una serie de elementos. Cada uno de ellos da lugar a un mapa temático. Se obtienen tantos mapas como elementos se han inventa­riado. Se pueden realizar mapas de pendiente, litología, sucios, vegetación, etc. Un deter­minado territorio queda así definido por un conjunto de valores cuya agregación poste­rior permitirá obtener el valor de conjunto.

En general, todo este tipo de mapas tienen carácter descriptivo e intentan rericjar los rasgos objetivos del medio y los parámetros que lo caracterizan. Mediante la combina­ción de los diferentes mapas descriptivos por procesos de superposición y de agregación ponderada se obtienen mapas de carácter interpretativo que representan cualidades o variables significativas del territorio en función de los usos humanos (CENDRERO el al., 1986).

Para el área de Villalba Baja (Teruel), en el valle bajo del río Alfambra, que vamos a utilizar como ejemplo, los mapas descriptivos que proponemos elaborar y que constitu­yen la cartografía básica de partida tienen carácter:

- Sintético: - Mapa de unidades homogéneas - Analítico: - Mapa de pendientes

- Mapa litológico - Mapa de cultivos y de usos del sucio

Por lo que se refiere a los mapas interpretativos se presentarán los siguientes:

- Mapa deslizamientos - Mapa de inundabilidad - Mapa de estados erosivos Es precisamente esta última generación de mapas la que pueden ser utilizada para esta­

blecer unos criterios de limitaciones y orientaciones de uso útiles en planificación territorial, teniendo en cuenta otro tipo de informaciones y consideraciones complementarias.

2. Mapa de deslizamientos

La valoración de la susceptibilidad a los movimientos en masa y el reconocimiento de las zonas potencialmente inestables se basa en la información obtenida a partir del análisis de la pendiente, la litología y los posibles antecedentes históricos (CLAVER, 1984; CENDRERO et al., 1986; CENTENO et al., 1994). La combinación de estos tres

18'.l

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CARLOS SANCHO MARCÉN

tipos de factores permite deducir diversas clases de susceptibilidad mediante superposi­ción de cartografías diferentes. COROMINAS (1987) aporta información adicional sobre los criterios utilizados para elaborar mapas de peligrosidad de movimientos de ladera.

2. J. Mapa de pendientes

Para elaborar un mapa de pendientes partimos de la información ofrecida por el Mapa Topográfico Nacional, generalmente a escala 1 :50.000. Es necesario tener en cuenta la escala del mapa, mediante la que se conoce la distancia entre dos puntos, y su desnivel, expresado por las isolíneas o curvas de nivel. La observación directa del mapa nos per­mite deducir sectores caracterizados por curvas de nivel apretadas, indicando una fuerte pendiente, y curvas de nivel separadas señalando pendientes inferiores.

Uno de los métodos más ajustados para confeccionar un mapa de pendientes es el de calcular la distancia real (d) entre las curvas de nivel, sabiendo que el desnivel (h) es siempre de 20 m en los mapas a Escala 1 :50.000. La pendiente puede expresarse en valo­res porcentuales:

Pendiente(%)= h * 100/d

Para evitar el monótono trabajo de calcular el valor porcentual de pendiente entre cur­vas de nivel contiguas se utiliza la tabla de la Fig. 2.

d (mm) D (m) p (%)

0,2 10 200 0,4 20 100 0,5 25 80

50 40 2 100 20 3 150 13,3 4 200 10 5 250 8 6 300 6,7 7 350 5,7 8 400 5 9 450 4,4 10 500 4 15 750 2,7 20 1000 2

Fig 2. Relaciones entre la distancia (d) entre dos curvas de nivel continuas correspondientes a un mapa escala l :50.000, distancia (D) real y pendiente (p).

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LOS MAPAS DE RIESGOS

En las cartografías aplicadas es necesario conocer las pendientes del área cartogra­fiada destacando una serie de intervalos, que hay que definir en función de las caracte­rísticas del mapa y de los objetivos propuestos.

En nuestro caso (Fig. 3) el conjunto de pendientes diferentes en las dos áreas anali­zadas han sido agrupadas en tres intervalos:

- El primero incluye aquellas zonas cuya pendiente no supera el 1 O %, que en el mapa topográfico serán aquellas áreas en las que las curvas de nivel están separadas 4 o más mm.

- El segundo corresponde las pendientes comprendidas entre el 1 O y el 40 %, lo que indica una separación entre curvas de nivel que varía entre 4 y 1 mm, respecti­vamente.

- El tercero comprende las pendientes mayores del 40 %, que corresponde a las zonas en las que las curvas de nivel se encuentran separadas 1 mm o menos.

2.2. Mapa litolágico

Las características litológicas de la zona estudiada, perteneciente a una sector de la fosa neógena de Terucl, se deducen de las cartografías geológicas. Generalmente se utiliza la serie MAGNA de cartografía geológica a escala 1 :50.000 elaborada por el Instituto Tecnológico Geornincro. Tiene especial interés la cartografía de formaciones litológicas de naturaleza plástica corno arcillas, margas, yesos, etc., ya que su bajo coeficiente de resistencia interna va a favorecer el desencadenamiento de los movimientos de masas. A veces es interesante señalar aspectos estructurales de interés corno pueden ser fallas y disposición geométrica de las capas (dirección y buzamiento).

Concretamente, el conjunto de litologías atlorantes (Fig. 4) se pueden agrupar en tres clases diferentes en función de su resistencia mecánica. Los valores de la misma se pueden obtener de manera aproximada a partir de la información existente en los diferentes manuales de geotecnia y mecánica de suelos y rocas (Fig. 5) (AYALA y ANDREU, 1987).

- Resistencia mecánica moderadamente débil: calizas con distinto grado de fracturación y diaclasado.

- Resistencia mecánica débil-muy débil: yesos, arcillas y margas. - Resistencia mecánica muy débil-débil-moderadamente débil: gravas y arenas

cementadas o no.

2.3. Mapa de antecedente.1·

El análisis de estabilidad obtenido a partir del estudio de la pendiente y la litología debe complementarse con la consideración de posibles antecedentes históricos. Estarnos haciendo referencia a la existencia de movimientos en masa anteriores que, en general, deducirnos del estudio detallado de la fotografía aérea. Suele tratarse de movimientos de

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186

CARLOS SANCHO MARCÉN

o

PENDIENTES

~ >40,.

~ 10-40""

o< 1º""

2km.

Fig. 3. Mapa de pendientes del sector de Vi liaba Baja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

2 Km

D GrHH, lrHH y 1rci1111

D GrHll, ,,.,.., y1rci1111 c.w1p1ct1d11

~ Cali111 t1rci1ri11

Q Y1111 y m1r911 y11íf1r11

b:dArcill11

~ C1li111 MHIZliCH

Fig. 4. Mapa litológico del sector de Villaba Baja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

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LOS MAPAS DE RIESGOS

GEOLOGICAL SOCIETY (U.K. 19721 - ROCAS

~\UY DEBIL

OEBIL '.\<10DERA· DAMENTE

DEBIL

MODERADA­MENTE FUERTE

0·08 015 o J 1 2 s 12 5 so

[nRMEI RIGID.1 ~" 1 ' !~~)Cl SUELOS' COHESIVOS (CP ~001)

1 Limolila descompuesta Carhón Esqui u o CARBONIFERO SUPERIOR

' ARENISCA DEL BU.NDER

Limolita An:nisca

1

1 MARGA Ah erada Arcillosa Arenosa DEL KEUPER ------------ ------------

1

1

YESO 1-ROCAS CARBONATADAS

(golío arábigo)

Brrcha Umolitica

1 1

Ld ESQUISTO PALOMBIN! (Creticico inferior)

FL YSCH (Eoceno)

L1moliu fractur;ida

1 _L L1molita 1 l\\101 ITA

(\hoccno)

--------­L1moli11 1hamrn1c fourada

1

Ll.\.!OLITA - _ - - - (Transv.ul) Al TE RADA 1

MARG1A DURA 8 (P'ro,ins) 1

1 limohu alterada

.\.IARGt KEUPER - - -¡.:. ~ (Ki!rrl) 1

C.o\RBONIFERO SUPERIOR Limohca esquistosa (Ha!ifa,¡ 1

1 1

PltECA\1BRICO Gnni10 - - - (0 Au~trilha) 1 mcteoriudo

PLIOCENO Arc1ll1 limosa •

SAR\IATIENSE (M1oanc>J

CONGLOMERADO PLIOCL:ATERNARJO

1

1

1

1

1

• \lirg1 arc1llma

Dolomía

ROCA SI ñCu < 40~,

• •

EXTRE:\1-\0A \1ENTE Fl"ERTE

100 200 MN/1'12

---r--:=:-:--,,.,-,...,...--.-----,---- -- - - - - -

01

ARCILLª•

10 RES!STENCI.\ A CO.\fPRESION SL\IPl E a,. MN'm:

1 MN/m2 "' 10.2 kglcm~

ICO

Fig. 5. Clasiricación de algunos tipos de sucios y rocas según criterios mecánicos propuesta por Mcigh (AYALA y ANDREU, 1987).

187

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CARLOS SANCHO MARCÉN

gran escala y deberemos de prestar atención especial a posibles cicatrices de coronación con forma de media luna, acompañadas de morfologías convexas en el perfil de la lade­ra inmediatamente inferior, huzamientos contrapendiente de la ladera con áreas de encharcamiento y acumulación de agua, etc.

En el ;Í.rea ele Villaha Baja, que hemos tomado como ejemplo práctico, no se obser­va la existencia de movimientos de ladera previos, si bien en la actualidad en el entor­no de Cuevas Labradas, se han producido una serie de movimientos de cierta impor­tancia.

2.4. M({p({ de rie.\RO

Al relacionar los tres grupos de estabilidad litológica o resistencia mecánica con los diferentes intervalos de pendiente aparecen un conjunto de nueve combinaciones posi­hles que han sido a su vez agrupadas en cuatro grados de inestabilidad o susceptihilidad a los movimientos de masas (Fig. 6).

PENDIENTE

< 10 % 10 - 40 % >40%

c:x: CALIZAS BAJO

o Débil-moderadamente - MEDIO ALTO - débil z NULO c:x: o w :¡¡: YESOS, ARCILLAS BAJO c:x: Y MARGAS ALTO MUY - ALTO o Bébil-Muy débil NULO z w 1-!Q GRAVAS Y ARENAS BAJO en (cementadas o no) w - MEDIO ALTO a: Muy débil-débil- NULO

moderadamente débil

Fig. 6. Clasil"icaci6n del riesgo de deslizamiento, en runci6n de la pendiente y de la resistencia mecánica del material.

188

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LOS MAPAS DE RIESGOS

- Riesgo bajo-nulo: zonas con pendiente inferior al 1 O % independientemente de la

resistencia mccúnica de los materiales. - Riesgo medio: zonas con pendiente comprendida entre el 1 O y el 40 % y resistencia

mecánica déhil-moderadamente débil. - Riesgo alto: zonas con pendiente comprendida entre el 1 O y el 40 % y resistencia

mecánica muy débil-débil y zonas con pendiente superior al 40 % y resistencia mecánica débil-moderadamente débil.

- Riesgo muy alto: zonas con pendiente superior al 40 % y resistencia mecánica débil-muy débil.

La superposición cartográfica de las clases de pendientes y de resistencia mecánica de los materiales conduce los mapas de riesgo de deslizamiento que aparecen en la Fig. 7.

Esta información debería realzarse con la obtenida del estudio de antecedentes histó­ricos, si bien en nuestro caso la falta de palcodeslizamientos no permite matizar la infor­mación previa obtenida.

3. Mapa de inundabilidad

La valoración de la inundabilidad o riesgo de inundación de una determinada zona está relacionada con criterios hidrológicos y geomorfológicos. La idea del mapa de ries­go se basa en delimitar zonas en las que exista una gran prohabilidad de sufrir una inun­dación en un período de tiempo dado. Esta posibilidad dependerá de la posición topo­gráfica de la zona y de la descarga de agua en cuestión. Aunque existen dif"crcntcs métodos de elahorar un mapa de inundabilidad (ELIZAGA, 1987) vamos a abordar el problema de una manera sencilla siguiendo las ideas de CLAVER (1984), CENDRERO et al. (1986) y CENTENO el al. ( 1994 ).

3. /. Mmfotopograj(a del cauce y de la llanura de inundación

Cuando existen datos muy precisos de la lopograría de la llanura de inundación, así como del perfil longitudinal del río, es posible delimitar las zonas potencialmente inun­dables conociendo la altura del agua correspondiente a una descarga determinada en una estación de aforo y la altura alcanzada por el agua en anteriores avenidas para diferentes puntos de la llanura de inundación. En nuestro caso no disponemos de toda esta infor­mación, por lo que vamos a aproximarnos a la resolución del problema de una manera más sencilla aunque también un poco más imprecisa.

Se ha medido en diferentes puntos la sección transversal del río Alfornhra en el área de estudio y podernos tomar 15 rn2 como un valor medio. Si consideramos una veloci­dad media aproximada de 2-3 rn/s para el flujo de agua en avenida, quiere decir que cuan­do se superen descargas de alrededor de 30-45 rn3/s, el agua sohrcpasará los límites del cauce. Por tanto, en una primera aproximación la posihilidad de inundación se inicia

18')

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CARLOS SANCHO MARCÉN

o 2km.

'ª MUY ALTO

D ALTO

D MEDIO

D BAJO-NULO

Fig. 7. Mapa de riesgo de deslizamiento del sector dl' Vi liaba Baja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

2km.

§Superficie de erosión sobre calizas

~ Plataformas calcáreas

~ Relieves degradados

b:d Terrazas-Glacis

[I] Cercavas

D Llanura aluvial-Conos de deyecciónfc) Relleno de valles de fondo plano (v)

Fig. 8. Mapa de unidades homogéneas del sector de Vi liaba Baja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

190

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LOS MAPAS DE RIESGOS

cuando se supera la descarga anterior, si bien el impacto de la avenida se incrementará a medida que las descargas sean mayores.

Una vez superada la sección del canal el área inundable aparece relacionada con la llanura de inundación o el nivel inferior de terrazas. A su vez otras de las unidades que presentan interés en relación con la inundahilidad son los valles de fondo plano con cuen­cas de recepción extensas, así como las zonas de unión de las mismas con la llanura aluvial en la que aparecen diferentes abanicos aluviales. La cartografía y delimitación de estas unidades inundables la podemos extraer directamente del mapa de unidades homogéneas (Fig. 8), que tiene una hase eminentemente geomorfológica.

3. 2. Datos de descwga

Por lo que se refiere a los datos de descarga nos interesan los caudales máximos ins­tantáneos anuales registrados en un período de años determinado más o menos largo. Normalmente se acude a los datos de aforos recopilados por las Confederaciones Hidrogrúf'icas correspondientes en estaciones localizadas en el área de estudio. En nues­tro caso hemos tomado los datos de aforo correspondientes al río Alfambra en la ciudad de Teruel, que es el más próximo y del que dispone de información de los caudales máxi­mos anuales de 26 años (tabla de la Fig. 9).

3.3. Intervalo de rec11nn1ci({

Además de conocer el hecho de que una determinada descarga de agua es capaz de provocar una inundación nos interesa determinar la frecuencia con la que pueden repe­tirse estos períodos de avenida. Para ello recurrimos al concepto de intervalo de recu­rrencia de un acontecimiento, que representa el período de tiempo en el que dicho acon­tecimiento se producirá al menos una vez con un l)l) %, de prohahilidad. Por ejemplo, si el intervalo de recurrencia de una determinada descarga es 50, no quiere decir que la inundación se producirá una vez cada cincuenta años, sino que existe un 2 % de proba­bilidad de que la descarga se produzca en cualquier año ( 1 /50=0,02).

Para el cálculo del intervalo de recurrencia de una descarga determinada se ordenan todos los años en función del caudal máximo anual obtenido de los datos de aforos y se observa el número de años en que se iguala o supera la descarga analizada. Así el inter­valo de recurrencia T lo definimos como:

T = n+l/m

donde n es el número de años muestreados y m es el número de años en que se iguala o supera la descarga crítica. El período de recurrencia es un concepto inverso a la prohahi­lidad. De hecho la probabilidad (P) de que se produzca un suceso en un período de tiem­po considerado (l) viene dada por la expresión:

P=t/T

191

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CARLOS SANCHO MARCÉN

RIO ALFAMBRA

Año Caudal T p

50 138 27,0 3,7

55 70 13,5 7,4

1948 56 9,0 11'1

58 52 6,7 14,8

69 45 5,4 18,5

56 42 4,5 22,2

49 32 3,8 25,9

70 31 3,4 29,6

73 28 3,0 33,3

71 25 2,7 37,0

60 23 2,4 40,7

59 21 2,2 44,4

72 21 2, 1 48,1

63 19 1,9 51,8

66 18 1,8 55,5

57 16 1,7 59,2

61 16 1,6 62,9

67 16 1,5 66,6

1974 16 1,4 70,3

62 13 1,3 74, 1

64 13 1,3 77,7

65 13 1,2 81,5

51 11 1,2 85,2

52 8 1'1 88,8

68 8 1'1 92,6

53 4 1,0 96,3

Fig. 9. Caudales máximos instantáneos anuales (m3/s), intervalo de recurrencia (T, en años) y probabilidad ( P, en%).

expresando t y Ten años. Los períodos de reeurrencia y la probabilidad de cada descar­ga en el año siguiente también aparecen reflejados en la tabla de la Fig. 9.

De esta manera conseguimos asignar a cada valor de descarga un intervalo de reeu­rrencia, por lo que es posible elaborar una gráfica que relaciona el caudal máximo con el intervalo de recurrencia o la probabilidad de que tenga lugar un evento en un año (Fig. 1 O).

192

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"' o e .. et ü z w a: a: ~ (.) w a: w e o ...J <l: > a: w 1-z

CAUDAL m3/s

LOS MAPAS DE RIESGOS

o RIO ALFAMBRA • RIOTURIA

--·- ---·~---~-···~··-· --~··-·----

+-----t-~ ~~--+------__,¡.-------! r---·······--·-~ ~ ~ -· -~··-- -·-e----+--------·-- -·~ .. ··•••m--··---··~ .. .. +-----t-U ~---t--------;--------1

_____ ._Qi _,... _ __, ........ g_~~ -----··· .. --~ ...-..---------···--~ E o

¡.-.....-.....---P...!-+---f·- ---+------~·-·- -------·· e fil w

:J o 5 1 º ............... _______ e-- -0- ==I=--_-------=-+=-.:........-. ...L.~_.--... -.==.......----------~.-_--::_--~= .... =----------=-----.... -.... -.... --:-= .......

t=========~===t-~=~·=t=~~--+-------+-------1

o

-------+-o~º....--.,- --~~ •••--~··---·•··--•• om•-•••·---~···-~·~··

o- •

w . -----~i- ····-~-- --···-- ----··--- ·--···-·--·-·----··-··········

)f.,. o~•

50 100 150 200

Fig. 1 O. Relaciones entre el caudal máximo anual y el intervalo de rccurrcncia para el río Al famhra. Comparación con el río Turia, curso principal de la cuenca,

Obtenemos de esta manera una curva de regresión, que se aproxima a una recta cuan­do la escala del intervalo de recurrcncia o de la probabilidad es logarítmica. Este tipo de ajuste logarítmico es el más sencillo, si bien es posible optimizar los resultados con otro tipo de funciones de ajuste probabilístico más complejas. De esta manera, es posible conocer el valor de la descarga máxima instantánea para cualquier período de años que deseemos analizar.

En el dibujo de la función correspondiente al río Alfambra parece existir una doble rup­tura, que coincide con caudales de 30-40 m3/s, en primer lugar y con descargas de 60-70 m3/s en segundo. El primero de los valores coincide con el límite del cauce, de tal manera que cuando se supera esta descarga se sobrepasa la capacidad del canal y comienzan a inun­darse las áreas próximas (Fig. 10). La superficie afectada se va incrementando hasta llegar al segundo valor en el que podemos considerar las avenidas como importantes.

A los dos caudales críticos del río Alfambra le corresponden periodos de recurrencia de 4-5 años y 12-15 años respectivamente, de manera aproximada.

3.4. Mapa de riesgo

Conociendo las descargas críticas y el período de recurrencia, por un lado, y las unidades geomorfológicas relacionadas con la red de dren<~je se pueden cartografiar las superricies

193

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potencialmente inundablcs con un grado de probabilidad o con un intervalo de rccurren­cia (Fig. 11 ). Siguiendo estos criterios se han diferenciado tres clases de riesgo:

- Riesgo alto. Incluye las zonas correspondientes a la terraza inferior y cernos de deyección asociados con valles de fondo plano importantes. La frecuencia de que

se inunden estas áreas corresponde a períodos de rccurrencia inferiores a 4-5 años. - Riesgo medio. Incluye los valles de fondo plano y los conos cuya cuenca de recepción

es limitada. La frecuencia de las avenidas del Alfambra que afectan a estas áreas es inferior a 12-15 años. En este caso aunque la rccurrcncia es menor la descarga es muy superior por lo que las consecuencias suelen presentar mayor gravedad.

- Riesgo bajo-nulo. Se corresponde con el resto del úrea y rara vez se producen problemas de inundabilidad. Puntualmente se pueden producir incidencias relacionadas con precipitaciones intensas en zonas con drcm~jes defectuosos.

o 2km.

RIESGO DE INUNDACION

CJ AL TO (terraza inferior y conos, recurrencia 3 años

D MEDIO (conos y vales, recurrencia 1 O años)

Fig. 11. Mapa de riesgo de inundabilidad del sector de Villaba fütja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

4. Mapa de estados erosivos

Una de las técnicas de elaboración de mapas de estados erosivos se basa en la utilización de métodos ponderados que nos van a ofrecer información cualitativa (CENDRERO et al., 1986; CENTENO et al., 1994 ). Sin embargo, los datos extrapolados de estas cartografías son perfectamente comparables a los obtenidos mediante otros métodos cuantitativos como la Ecuación Universal de la Pérdida de Sucio (LOPEZ CADENAS, 1987).

194

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LOS MAPAS DE RIESGOS

La técnica utilizada consiste en realizar una cartografía de estados erosivos mediante valoración de las diferentes unidades homogéneas o morfodinámicas (VAN ZUIDAM y VAN ZUIDAM-CANCELADO, 1979). La división del terreno en estas unidades tiene un canícter fundamentalmente geomorfológico, de manera que dada la homogeneidad geomorfológica de la unidad la respuesta ante los estímulos erosivos va a ser similar en toda ella. Una vez definidas las correspondientes unidades morfodinámicas se asignan unos índices relativos a los diferentes factores que inciden en los procesos de erosión, obteniendo de esta manera una jerarquización de las unidades geomorfológicas en fun­ción del grado de erosión que presentan los suelos.

4. J. Mapa de unidades nwrfodinámicas homogéneas.

Utilizando el mapa geomorfológico, es posible deducir directamente un mapa de uni-dades homogéneas (Fig. 8). Para el área de Villalba Baja las unidades diferenciadas son:

- Relieves degradados - Plataformas calcáreas - Terrazas y glacis - Cárcavas - Terraza inferior, conos de deyección y valles de fondo plano - Superficie de erosión sobre calizas

Por tanto se han diferenciado seis unidades morfodinámicas según criterios geomor­fológicos que van a responder de manera homogénea a los estímulos erosivos.

4.2. Caracterización de los parámetros que controlan la erosión

Para cada unidad es necesario valorar la influencia sobre los procesos erosivos de los siguientes parámetros (Fig. 12):

- Pendiente. Esta información puede obtenerse a partir del mapa de pendientes (Fig. 3), intentando caracterizar cualitativamente las situaciones más frecuentes.

- Vegetación y usos del sucio. Las características de cada unidad referida a este pará metro se pueden deducir de los Mapas de cultivos y usos del suelo editados por el Ministerio de Agricultura (Fig. 13).

- Clima. La frecuencia de precipitaciones con alta intensidad se obtiene en los atlas o boletines de información de estaciones meteorológicas próximas. Estos valores son similares en toda la extensión de las áreas estudiadas en nuestro caso.

- Grados de erosión. Mediante el estudio fotogcomorfológico del área es posible deducir las unidades en las que existe una acción erosiva de la red de drenaje importante, tanto referida a movimientos laterales de los canales importantes como a zonas acarcavadas.

195

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CARLOS SANCHO MARCÉN

Parámetros Baremo 1 Parámetros Baremo

A) Pendiente Tipo en%

0-2 Llano o casi llano 3-7 Poco pendiente

8-13 Pendiente 14-20 Poco escarpado 21-55 Escarpado

56-140 Muy escarpado superior a 140 <7c

longitud de pendiente en mt5. < 15 Muy corta

lS-50 Corta 50-150 Algo larga

150-300 Larga > 300 Muy larga

forma de la pendiente Cóncava Convexa Recta

B) Vegetación y uso del su.e/o Densidad % Tipa

> 75 Densamente cultivado, pastos permanentes, bosques

51-75 Bosques degradados 26-50 Zonas de pastoreo, rastrojos, matorral 11-25 Cultivos extensivos, bosques quemados < 10 Eriales/barbechos

C) Condicione::; climatológicas Frecuencia fuertes aguaceros

Excepcional 1 en 1 año Varios en 1 año

0) Grados de aosión y mauimiroto en masa l. Grado de erosión eólica

Ninguna Débil Moderada Fuerte

2. Grado de erosión laminar Ninguna Débil Moderada Fuerte

3. Grado de erosión de La red de drenaje Ninguna Débil Moderada Fuerte

4. Grados de erosión por movimientos en masa Ninguna Débil Moderada Fuerte

1 2 4 8 16 24 28

1 2 4 6 8

1 2 3

1 2 4 8 16

1 2

o 1 2 4

o 1 2

o 1 2 4

o 1 2 4

E) Suelo v roca mndre l. Pro~didad material no consolidado (cm.)

> 150 Muy profundo 100-150 Profundo 50-100 Poco profundo

25-50 Superficial < 25 Muy superficial

2. Te.'<tura Turbosa Grava Arena gruesa Limo y arcilla Arena fina y limo

3. Susceptibilidad de fragmentación Ninguna Débil Moderada Fuerte

4. Compactación del suelo Muy consolidado Poco consolidado No consolidado

5. Estructura de la roca subyacente Estratif. horizontal Estratif. vertical Poco inclinada Medio inclinada Muy inclinada

6. Profundidad capas impermeables > 150 Profundidad

100-150 Poco profunda 50-100 Algo superficial

< 50 Superficial

F) Prácticas de conservación 1. En el terreno

Bancales Terrazas Arado según curvas nivel

2. En La red de drenaje Represas Canales Caballones

11. Closes de susceptibilidad que se obti=en por f'I sumatorio de ~ índices

CJ.ase Suma.torio Descripción

1 0-8 Nula 2 9-16 Débil 3 17-32 Moderada

33-48 Alta 5 49-M Muy alta 6 > 64 Altisima

1 1 2 3

1 1 2 4 8

o 1 3

1 2 4

o 1 1 2

o 1 2 4

...<; -4 -2

-4 -2 -1

Fig. 12. Claves para la clasificación de la susceptibilidad a la erosicín obtenidas de VAN ZUIDAM y VAN ZUIDAM-CANCELADO ( 1979).

196

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LOS MAPAS DE RIESGOS

2 Kin.

~ Formaciones arbóreas y arbustivas

O Matorral

~ Cultivo• de secano

m Choperaa

LJ Cultlvoa de regadlo

O Improductivo

Fig. 13. Mapa de cultivos y usos del sucio del sector de Villaha !faja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

- Sucio/roca. A partir del mapa litológico (Fig. 4) es posible conocer los materiales que constituyen o sobre los que se elaboran las diversas unidades homogéneas. A su vez cada litología se caracteriza por unas propiedades de crodihilidad específicas. En otros ambientes morfoclimáticos diferentes, en los que existe un mayor grado

de desarrollo de horizontes cdáficos propiamente dicho, es conveniente recoger la

información ofrecida por las posibles cartograrías de sucios existentes. - Conservación. Las posibles prácticas de conservación introducidas en las unidades

morfodinámicas con el fin de disminuir las tasas de erosión de sucios pueden observarse en fotograrías aéreas siempre que se trate de vuelos recientes.

Los valores asignados para los parámetros de cada unidad (relativas a las zonas ejem­plo de cartrografía) se indican en la tabla de la Fig. 14.

4.3. Valoracú5n dc lo s11sc!:'ptihilidad et la aosi<Ín lfr cada 1111idad

Mediante la asignación de los índices correspondientes a cada uno de los parámetros para las di fcrcntcs unidades, su suma posterior y teniendo en cuenta las clases de suscep­

tibilidad ante la erosión propuestas (Fig. 12), el grado de erosión actual es el siguiente:

- Extremadamente alto. Incluye la unidad correspondiente a las zonas acarcavadas que presenta un sumatorio de 72.

- Muy alto. Corresponde a la unidad de relieves degradados con un valor de 54.

197

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"' :X

Superficie de erosión Plataformas Glacis-terrazas Llanura-conos-val es Cárcavas Relieves degradados

A) Pendiente

1. Tipo% Casi llano1 Casi llano1 Casi llano1 Casi llano1 Escarpada 16 Escarpado 16

2. Longitud Muy larga 8 Corta 2

3. Forma Cóncava 1 Recta 3

B) Vegetación y usos del suelo

Tipo/densidad Arbóreas 1 Secano 4 Secano 4 Regadío 1 Erial 16 Matorral 16

C) Condiciones climatológicas

Aguaceros Varios/año 4 Varios/año 4 Varios/año 4 Varios/año 4 Varios/año 4 Varios/año 4

'"' D) Grados de erosión y movimiento en masa ;¡; ;;e

1. Eólica Ninguna O Ninguna O Ninguna O Ninguna O Ninguna O Ninguna O 5 2. Laminar Ninguna O Ninguna O Ninguna o Ninguna O Fuerte 4 Fuerte 4 "' "' 3. Drenaje Ninguna O Ninguna O Ninguna O Moderada 2 Fuerte 4 Moderada 2 ;¡;.

z 4. Masas Ninguna O Ninguna O Ninguna o Ninguna O Fuerte 4 Moderada 2 n

:r: E) Suelo y roca madre '-'

1. Profundidad Muy superficial 4 Muy supert. 4 Variable 2 Muy profundo 1 Muy supert. 4 Muy superfcial 4 3:: ;¡;.

2. Textura Limo/arcilla 4 Limo/arcilla 4 ;;e

Grava 1 Grava 1 Grava 1 Arena gruesa 2 n tTl·

3. Fragmentación Débil 1 Débil 1 Débil 1 Ninguna O Ninguna O Ninguna O z 4. Compactación Nada4 Nada4 Moderada 2 Nada4 Moderada 2 Moderada 2

5. Estructura Medio inclinada 2 Horizontal O Horizontal o Horizontal O Poco inclin. 1 Poco inclinada 1

6. Impermeabilidad Profunda O Profunda O Profunda O Profunda O Superficial 4 Algo superticial 2

F) PRACTICAS DE CONSERVACION

1. Terreno Curvas nivel -2 Curvas nivel -2 Terrazas-4

2. Drenaje Canales -2

CLASE Débil-moderada 18 Déb.mod.17 Débil 13 Nula-débil 9 Extr. alta 72 Muy alta 54

Fig. 14. Asignación de índices a los parámetros utilizados en la clasificación de la susceptibilidad a la erosión para las diferentes unidades homogéneas.

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LOS MAPAS DE RIESGOS

O 2km.

- EXTREMADAMENTE AL TO

D MUYALTO

a DEBIL·MODERADO

Q DEBIL

CJ NULO·DEBIL

Fig. 15. Mapa de estados erosivos del sector de Villaha Baja (Hoja 567 del M.T.N. 1 :50.000).

- Débil-moderado. Incluye las unidades de plataformas calcúreas, con un índice de 17, y de superf'icies de erosicín sohre calizas, con un índice de 18.

- Débil. Este grado de erosicín lo presentan los glacis y terrazas, cuyo índice total es 13. - Nulo-débil. Est<Í asignado a la unidad constituida por las terrazas inf'eriores, conos

de deyección y valles de fondo plano, que aparece caracterizada por un índice de 9. Esta valoración de la susceptihilidad ante la erosicín para cada una de las unidades

homogéneas permite clahorar un mapa de estados erosivos (Fig. 15).

Bibliografía

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200

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INTRODUCCIÓN A LA DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR

EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

María Victoria LOZANO TENA

l. Presentación: objetivos y equipamiento

En lo concerniente al relieve y su cartografía, en principio, el ordenador puede ser uti-

1 izado con ohjeti vos di fcrcntcs: En primer lugar, el tratamiento de los fotogramas aéreos en pantalla, directamente

o a partir de la restituci<Ín fotogramétrica digital. Este último procedimiento requiere un soporte informático muy sofisticado y caro, del que, por supuesto, no disponemos, por lo que únicamente podemos mencionar, sin más, la existencia de estos métodos de trabajo.

E11 segundo lugar, el mapa geomorfol6gico, realizado de modo convencional, como

os hahran enseñado a elahorar en este curso, puede digitalizarse y tratarse simplemente con un sistema CAD (Computer Asisted Drawin o Diseño Asistido por Ordenador) con

ohjeto de mejorar su presentaci<Ín y calidad gráfica de cara, por ejemplo, a su publica­

ción, o simplemente para guardarlo en formato digital.

En tercer lugar, el mapa geomorf'ológico básico o adaptado a las exigencias peculiares

de cada trabajo, puede digitalizarse e integrarse como una capa o tema en un SIG, con objeto de analizar y manipular sus datos, conjuntamente con otras capas de informaci<Ín,

y estudiar determinados fenómenos, que serán representados a su vez en nuevos mapas.

Por último, y aunque se sale de lo estrictamente geomorf'ológico, puede interesarnos

contar con información altimétrica georrefcrenciada de forma precisa, en sí misma o

como apoyo para la realización de otras cartografías derivadas. Este tipo de int'ormacitÍn se conoce como Modelo Digital de Terreno y se trata de un modelo digital del relieve de la superficie terrestre, una base de datos en la que se incluyen las coordenadas x, y, z de cada uno de los elementos contemplados.

En esta aproximación a tales técnicas metodológicas, os vamos a presentar los pri­meros resultados de nuestra experiencia, totalmente determinada por el equipamiento informático disponible en nuestro ámbito de trabajo.

201

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

Contamos con equipamiento informático del entorno Macinlosh. En concreto estas expe­riencias se han realizado con un ordenador personal LCill 8-80, un APPLE SCAN de 300 puntos de resolución y una LASER WRITTER TI. Las aplicaciones manejadas han sido:

- ADOBE STREAMLINE (v.3.0) y ALDUS FREE HAND (v. 3.1 ). Amhas son aplicaciones de diseño con prestaciones diferentes: la primera simplemente se ha usado para convertir y "limpiar" los documentos TIFF procedentes del escaneado; la segunda, mucho más complicada y exigente en cuanto a requerimientos de memoria y tiempo se ha utilizado como herramienta de dihujo, para digitalizar o para pulir presentaciones.

- Por otra parle se ha usado el mini SIG MAP 11 (v. 1.5.1.) hasado en el Map Analysis Package. Es un programa de reducido tamaño ( 413 Kh) y que exige pocos requisitos del sistema (memoria superior a 1 Mb, un sistema 6 o superior y pantalla incluso en hlanco y negro) pero que a pesar de todo tiene hastantc potencia de cúlculo: - base de datos: 64.000 filas x 64.000 columnas (máx. rccom. 3.000) - hasta 32.000 mapas en proyecto (max. rccom. 100) - 27 operaciones con hasta 75 modificadores y 32.767 caracteres.

Aunque el ohjctivo final y las posibilidades de utilización de las experiencias presen­tadas son distintas, se trata de procedimientos muy interrelacionados en tanto en cuanto las técnicas del CAD permiten tratar la información gcogrMica de manera que puede ser integrada en un SIG o el MDT puede ohtcncrsc a partir del SIG, y por supuesto de resti­tuciones fotogramélricas.

2. Experiencias con programas de diseño (CAD)

El mapa gcomorfohígico puede recibir tratamiento informático con objeto simplemente de mejorar su calidad gráfica de cara a su edición, o con el fin de almacenar su informa­ción de forma digital para posibles usos futuros. Ohjctivos como éstos requieren un tipo de programas adecuados a tales necesidades: se trata de las aplicaciones CAD (Computcd Assistcd Drawin, Computcr Aidcd Dcsign o sistemas de diseño asistido por ordenador): conjunto de procedimientos para la elaboración y manipulación de información grMica mediante el empico de un ordenador.

Son programas de delineación y diseño, que ofrecen grandes posibilidades, aunque controlarlas en su totalidad puede ser complicado, puesto que se trata de aplicaciones bastante complejas, cuyo dominio exige cierto adiestramiento y mucho tiempo, pero como contraprestación ofrecen interesantes posibilidades de representación gráfica: dis­tintos grosores de líneas, colores, tramas, textos, símbolos ...

En el entorno Macintosh se ha utilizado la aplicación ALDUS FREE HAND, con la que se Lraló el mapa gcomorfológico de las Sierras de Gúdar (Fig. 1 ), a escala 1 :200.000, y el de Molinos, cuya infografía corrió a cargo del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. Este es un mapa realizado de modo convencional a escala 1 :50.000. a partir de los fotogramas aéreos de 1957, para una serie de cartografía temática, incluída en los proyectos del Parque Cultural de Molinos.

202

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLC)GICA

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Fig. 1. Mapa geomorfológico de las Sierras de Gúdar.

203

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MJ\RÍJ\ VICTORIA LOZANO TENA

El proceso seguido es relativamente sencillo: se escanea el mapa gcomorfológico hase, lo más limpio de líneas posihlc y de esta manera ohtcnemos un documento en for­mato TIFF (Fig. 2), que podemos vectorizar directamente con Streamlinc o colocar como plantilla en un documento Free Hand, sobre la que vamos calcando y dando forma a los dif¡;rentes elementos del mapa, con las hnramientas, estilos y colores dl'. Ja aplicaci(m. Los prohlcmas surgen a Ja hora de representar determinados símholos convencionales incluidos en el mapa geomorf'ológico, como las pestañas de los escarpes, las flechas que marcan la dirección de fluencia de la red lluvia!. .. cte.

Por permitir vectorizar mapas analdgicos y por estructurar su información en capas, rree Hand puede parecer similar a los SIG, pero las diferencias son sustanciales, puesto que no puede manipular ni operar con información procedente de varias capas a la vez.

Estos programas de diseño para Macintosh han sido Jos utilizados tamhién, en nues­tra experiencia con un SIG, para introducir los datos en el sistema, para digitalizar mediante l'.scáner y vectorización.

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Fig. 2. Pantalla mostrando una imagen procedente del escáner, colocada en una ilustración Free Hand.

204

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMOIU'OLÓGICA

3. Los Sistemas de Información Geográfica

Antes de pasar a comentar la aplicación de un SIG en relación con la cartografía gco­

morfológica y con el fin de centrar un poco el tema se ha creido conveniente sintetizar

brevemente la metodología de los SIG.

Realmente es difícil encontrar una definición universalmente válida de Sistema de Información Geográfica, lo cual es comprensible si se tienen en cuenta la gran diversi­

dad de aplicaciones (catastro, uso del sucio, gestión de recursos naturales y patrimonio, gestión de servicios públicos, urbanismo, análisis de mercados ... ), la rápida progresión

tecnológica de estos programas (se han desarrollado en las dos últimas décadas y cada

vez con mayor celeridad) y por supuesto, la orientación comercial del sector y la com­

petitividad en el mercado.

No obstante, parece que una de las definiciones más aceptadas de SIG es la del

NCGIA (National Ccntcr from Gcographic Information and Analysis, 1990): "Sistema compuesto por hardware, sofwarc y procedimientos para capturar, manejar, manipular,

analizar, modelizar y representar datos gcorrcfcrcnciados, con el objetivo de resolver

problemas de gestión y planificación"

Según COMAS y RUIZ ( 1993), un SIG se estructura en los siguientes elementos:

* El hardward o el soporte material de un SIG puede estar constituido por ordenadores personales, de cualquier tipo pero de cierta capacidad, o por estaciones de trabajo.

En cualquier caso, además de la unidad central de proccsa111icnto son necesarios

una serie de pcrif'éricos tanto de entrada como de salida de datos, e incluso de almacenamiento.

- Entre los periféricos de entrada mús usuales, además de los teclados, monitores

gráficos y ratones, de todos conocidos, son prácticos la tuh/ef{1 digitaliwdom -que permite introducir datos cartogrüricos perfectamente gcorrefcrenciados, con

solo repasar los contornos y pulsar debidamente el cursor-, y el escáner o hfu-redor optico -que, en principio, permite convertir automcíticamcnte un documento, un

mapa, en una imagen digital raster, aunque luego hay que depurar los errores.

- Entre los periféricos de salida de datos cabe citar las i111presoms de distintos

tipos, los trazadores o plottcrs, de plumillas, electrostáticos o de inyección.

- Los volúmenes de información generada requieren periféricos de almacenamiento de datos, sean discos magnéticos, duros o rcmoviblcs, ápticos o cintas magnéticas.

* El software es el soporte lógico que organiza y dirige la información, sea el propio

sistema operativo del ordenador o el de la aplicación SIG con la que estemos tra­

bajando. Precisamente es el software del SIG el que incluye los "procedimientos

para capturar, manejar, manipular, analizar, modelizar y representar datos georrc­

fcrcnciados", de la definición. Se caracteriza por sus funciones:

- Funciones de entrado -que permiten digitalizar entidades cartogrüficas de forma

gcorrcfcrenciada- y de edición de datos -que permiten modificar y corregir errores de digitalización.

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

- Funciones de gestir511, manipulación y a11úlisis de los datos: procedimientos utilizados para la organización, el acceso, conexiones y operaciones realizadas con los datos geogrúficos (recuperación, superposición geométrica o aritmética, vecindad, conectividad ... ). Estas son las funciones específicas de los SIG.

- Funciones de represe11tación de los resultados ohtenidos del análisis y tratamiento de los datos.

Existen dos grandes tipos de modelos conceptuales de la realidad geográfica, de los que derivan sendas estructuras de datos (COMAS y RUIZ, 1993):

- el modelo vectorial que utiliza puntos, líneas y polígonos para representar entidades geográficas. Se trata de puntos al fin, cuya posición elche ser exactamente georre­ferenciada por medio de un sistema de coordenadas y los atrihutos (características) de las entidades se almacenan en una base de datos interrelacionada con la base de datos cartogrúfica.

- el modelo raster que utiliza el pixel o el punto y es un modelo muy simple, con analogía cartográfica muy clara. Concibe el espacio como una malla de puntos de forma cuadrada o rectangular que contienen valores numéricos en función de sus atributos. Cada atrihuto tem<ltico se almacena en una capa propia o tema y cada celda tiene un único valor numérico en esa capa. La posición del pixel se deduce de su lugar en la matriz, de la fila y la columna que ocupa, por lo que las interrelaciones espaciales o topológicas no pueden ser explicitadas.

Ningún modelo es mejor que otro, normalmente se admite que el tipo de unidades geográficas que tienen límites precisos quedan mejor representadas en sistemas vecto­riales (parcelas, lagos, carreteras ... ), mientras que para las de delimitación difusa (usos del suelo, vegetación, pendiente, temperatura ... ) es más adecuado el raster. La precisión, posibilidades de cálculos y capacidad de almacenamiento tamhién difieren. En nuestra experiencia con SIG y condicionados, más o menos, por la disponibilidad de programas y equipos descritos, sin pensar mucho en las vcnt<üas e inconvenientes que pudiera ofre­cer cada uno de estos modelos, hemos utilizado modelos raster.

4. La experiencia con sistemas de información geográfica

Nuestra pretensión ha sido elaborar de modo automático utilizando las funciones del SIG MAP 11, los mapas de riesgo de erosión y deslizamiento, correspondientes a un área concreta, la de Villalba Baja, situada inmediatamente al norte de la ciudad de Teruel, y realizados previamente de manera manual, a escala 1: 50.000 y aplicando los modelos elegidos y presentados en el capítulo anterior. Al margen de este objetivo prioritario, con­seguimos también, crear un MDT, con el MAP 11, aunque este ensayo lo presentaremos al margen.

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGIC/\

4.1. La elaboración de los 111apas d<' rie.1·f!.o: fáse.1· de trnhaio

Las etapas del trabajo quedan resumidas en tres fundamentales: ( 1) la introducción de los datos, (2) su análisis y (3) su representación final.

4.1.1. La introducción de datos: al carecer de tableta digitalizadora, se recurri<í al escáner y a una aplicación de dibujo o diseño, Free Hand, que permitiera pulir la información y facilitar su entrada.

*Fuentes de datos: los datos utilizados para la creación de los mapas de riesgo men­cionados son los mapas básicos: el mapa litológico, el de unidades gcomorfológicas, el mapa de pendientes y el de vegetación y usos del sucio. Además, consideramos intere­sante incluir como prueba un mapa topográfico (un hipsométrico), otra capa con la red fluvial y otra con las edificaciones, núcleos de población y vías de comunicación, extrai­das del topográfico 1 :50.000. Se trata, pues, de datos cartogrúficos, de cuya calidad ini­cial dependen las posibilidades de manejo y la calidad f'inal del trabajo, por lo que hay que poner especial cuidado en este aspecto.

* Requisitos previos: . Escala: La introducción de datos con Free Hand permite conservar la escala de

aquella representación que se utiliza como fuente. La escala en datos raster se puede con­siderar la relación existente entre el tamaño de la célula en formato digital y el tamaño real de la superficie representada por la misma. Por eso antes de digitalizar hay que com­probar que todos los mapas poseen una escala gráfica, que luego nos permita hacer los cúlculos adecuados para deducir la r!'.rn!ución del pixel (se trata simplemente de dividir un tramo de longitud real conocida por el número de celdillas que ocupa) .

. Georrefere11ciacir511: un problema importante que puede surgir después y que, por eso, hay que resolver antes de introducir los datos, es el de la georrcfcrcnciación de los mapas, para más tarde poder realizar superposiciones exactas de los mismos. Es necesa­rio incluir en todos los mapas los mismos puntos de referencia (pueden coincidir con cotas o vértices geodésicos fáciles de identificar), a los que luego se podrán asignar las correspondientes idénticas coordenadas, e incluso, si es posible, ortorrcctificar la imagen, transformándola a un sistema de referencia común para todos los datos (UTM o coorde­

nadas particulares del programa). Por supuesto es importante utilizar mapas con idéntica proyección cartográt"ica e incluir además de la escala gráfica y de los puntos de referen­cia, un Norte, para corregir posibles problemas de rotación. MAP II sólo utiliza coorde­nadas particulares del programa, pero permite corregir irregularidades geométricas.

* Una vez preparado el material gráfico en este sentido, se puede proceder ya a su

digitalización (conversión de los datos gráficos en numéricos). Para el sector de Villalba Baja se ha procedido a la digitalización por escaneado, utilizando un Applc Sean de una resolución de 300 puntos.

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

. El escáner o barredor óptico convierte automfüicamente un documento. un mapa, en una imagen digital (TIFF) en formato raster (el mapa es iluminado con un rayo de luz muy fino y preciso, cuyos rerlejos son captados por un sensor que se encarga de almace­nar numéricamente su posicicín e intensidad) .

. En principio el MAi' 11 admite directamente imágenes en formato TIFF rasteri1.a­das, el pmhlcmn es que un mapa con lineas y tramas en blanco y negro es interpretado como un documento raster cuyos pixels se ajustan solamente a esos dos valores. el blan­co y el negro. Por ello, se debía procesar la imagen y modificarla totalmente corrigiendo esta deficiencia, lo que podría haber sido hecho desde el propio MAP TI. Pero las herra­mientas de dibujo de este programa no son excesivamente eficientes y la correccicín manual del mapa punto a punto es tediosa. Por tocio ello y aunque parezca un contrasen­tido, se tuvo que proceder a la vcctoriwcirín con Streamlinc y Free Hand (conversi<ín de los datos raster en una estructura vectorial: puntos, líneas y polígonos reforenciados), para su posterior y final rasteri1aci<ín .

. Rosteri::.ocirín f/1101: utilizando las herramientas de dibujo del Free Hand. elimina­mos las líneas de los perímetros y asignamos a las distintas zonas del mapa gamas de gri­ses -entendiendo zona como el conjunto de pixels con el mismo valor, con la misma característica, por ejemplo, calizas mesozoicas en el mapa litológico, y exportamos de Free Hand al MJ\P !!, la imagen con formato PICT 2. Abriendo el documento desde esta aplicación se rasteriza automüticamente.

4.1.2. El tratamiento de los datos:

* Modificaciones: con las posibilidades que ofrece el MAP !!, a continuaci<ín se corrigieron los errores, que aparecían: errores geométricos, líneas más largas o más cor­tas, puntos fuera de lugar, errores de valor. .. , por procedimiento totalmente manual. A la vez también se llev<í a cabo el cálclllo de la resol11cirí11 real del pixel a partir de la esca­la, su ajuste en todos los mapas y la ho111oge11eizucirí11 de los capos o 11w1H1s, asignúndo­lcs el origen apropiado en el sistema de coordenadas para poder hacer superposiciones. En esta misma etapa se concretaron los textos de las leyendas, asignando a cada valor colores bien diferenciados, o tramas a las copias para la posterior impresión en blanco y negro, pues carecemos de periféricos de impresión en color (Figs. 3, 4, 5 y 6).

* El análisis de los datos: Una vez introducida la información básica correspon­diente a cada pixel de nuestro territorio (litología, geomorf"ología, vegetación y usos del suelo y pendiente), perfectamente georrefcrenciado y homogeneizado, se pueden mani­pular los datos, aplicando los parúmetros de los modelos ya conocidos y ejecutando para ello las operaciones o funciones incluidas en el SIG.

MAP 11 permite hasta 27 operaciones matizadas con 75 modificadores, que deben de ser especificadas al ordenador siguiendo unas sencillas reglas de sintaxis (Fig. 7). Como consecuencia obtendremos una serie de mapas intermedios y el resultado final serü la crea­cicín de nuevos mapas, derivados de la combinacicín matemática de los existentes: los mapas de riesgo de erosi<ín y de riesgo de deslizamiento.

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DIGITALIZACI(JN Y UTILIZACI(JN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAPÍA GEOMORFOL(JGIC'A

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Fig. 3. Mapa litohígico del área de Yillalha Baja. 1: Calizas mesozoicas. 2: arcillas ncógenas. 3: Yesos neógenos. 4: Calizas ncógenas . ."í: Gravas (terrazas). 6: Gravas (lecho holoceno).

20lJ

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

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o 800 1 600 Metres C)

D o Relieves degradados E2:a 252 Plataformas calcáreas - 43 Cárcavas IIBlJ 253 Superficie de erosión

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D 251 Glacis

Fig. 4. Mapa de unidades geomorfológicas del sector de Villalha Baja.

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

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D 2 (59409) 10-40 - 3 (15700) >40%

Fig. 5. Mapa de pendientes del sector de Villalba Baja.

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C)

211

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

o 800 1600 Metres 1 1

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Fig. 6. Mapa de vegetaci<ín y usos del sucio de Villalha Baja. 1: Formaciones arh<Íreas. 2: Matorral. 3: Cultivos de secano. 4: Choperas. 5: Regadío. 6: Improductivo.

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DIGITALIZACJ(JN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAf'ÍA GEOMORFOL(JGICA

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G•• - Y•g - P•• .- Núcl

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~ urso G.F.

Fig:. 7. Ventana con operación de la aplicación MAP 11.

-Riesgo de ('rosión:

17.54 m 17.54 m

17.54 m 17.54 m 17.54 m

17.54 m 17.54 m

17.54 m 17.54 m

17.54 m 17.54 m

17.54 m

17.54 m

1. Operución Recode o reclasificación aplicada a cada uno de los mapas hásicos: con­siste en camhiar el valor de los atrihutos de cada pixel, o dicho de otro modo, consiste en asignar los valores estipulados en el modelo a las distintas zonas del mapa según sus características, en ponderar las diferentes zonas de los mapas. Ej.: "par,;r del mapa de vegetación y usos del sucio, se asigna un valor 1 a las siguientes zonas del mapa húsico: chopcras, regadío y formaciones arhórcas, un valor 4 a los cultivos de secano y un valor 16 al matorral y al improductivo (Fig. 8).

2. A continuación se utiliza la operación Co111¡mte, que es una función de superposi­ción aritmética que opera comhinando los valores de los pixels en cada uno de los estra­tos de información, en cada uno de los mapas y aplicando el operador matcmútico elegi­do: en este caso será la suma de los valores asignados a cada pixel, en cada mapa, en relación al riesgo de erosión: mapa de pendientes de las unidades morfológicas (7) + mapa de densidad de vegetación/erosión (8) +mapa de los grados de erosión de las uni­dades (9) + mapa del sucio-roca-unidades ( 1 O) + un mapa ficticio, un pscudomapa en

211

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

N

o 800 1600 Metres C)

m;; Regadío, choperas, formaciones arbóreas

E8HI 4 Cult. secano

[[l] 16 Matorral, improductivo

Fig. 8. Reclasificación del mapa de vegetación para al cálculo del riesgo de erosión.

214

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

MAP ll, con un valor constante para tocios los pixels (4), que introduce el peso de la variahlc climática y - mapa de formas de conservación ( 11 ).

3. El resultado de la ejecución de esta operación en cada pixel será el mapa de Riesgo de erosión ( 12) que representa una serie continua ele valores, que luego hay que discrcti­zar utilizando los intervalos previstos en el modelo y para ello de nuevo interviene la fun­ción de Recode o reclasificación, asignando 1 (débil) a los valores comprendidos entre O y 16, 2 (moderada) entre 17 y 32 ... y así sucesivamente.

4. Por último, mediante la operación Covet; que es similar a colocar un mapa trans­parente sobre otro, se superpuso al mapa de riesgo de erosión la capa correspondiente a los núcleos de población, cdi ficacioncs y vías de comunicación (Fig. 9).

- Rie.l'RO de deslizamiento:

1. Lo mismo que en el caso anterior, en primer lugar se procedió a la reclasificación, con la operación Recode, del mapa litológico, agrupando los materiales en función de su resistencia mecánica ( 15 ): valor 1 a las calizas terciarias o mesozoicas, un valor 2 a los yesos, margas ycsffcras y arcillas, y un valor 3 a las gravas, arenas y arcillas. El mapa de pendientes no fue necesario reclasificarlo, pues las tres clases de pendiente de la leyen­da se <~justan perfectamente al modelo de riesgo de deslizamiento utilizado (Fig. 1 O).

2. Teniendo en cuenta la tabla en la que se plasma este modelo, y utilizando otra fun­ción de superposición (Cross), se cruzaron arnhos mapas, asignando el correspondiente valor al pixel, para cada par cartesiano de valores. Ej.: asignando valor 1 (riesgo hajo­nulo ), a los pixels que tengan valor 1.1 -valor 1 de pendiente y valor 1 de litología-, valor l a los 1-2 ... etc. La especificación de la operación es larga y ahurrida, pero simple y los cálculos son realizados por el ordenador con bastante rapidez, resultando el mapa de ries­go de deslizamiento.

3. A este mapa final se superpuso con la opcracicín Covcr la información relativa a los núcleos de pohlación, edificaciones y vías de comunicación, e incluso encima la red fluvial (Fig. 11 ).

4.1.3. La representación de resultados

Se conoce como salida o data output, e incluye todas las funciones para clahorar representaciones de la información geogrüfica, en general a través de mapas, de una manera útil y comprcnsihlc para el usuario del sistema. Los resultados grúricos que los SIG ofrecen suelen ser deficientes, puesto que el ohjctivo principal del SIG no es la pro­ducción cartográfica de calidad. No obstante, en la actualidad parece ser que ya van apa­reciendo en el mercado aplicaciones muy mejoradas en este sentido

Las posibilidades del MAP 11 a la hora de representar grosores de línea, tramas, sím­bolos cte. son bastante escasas y carece, por ejemplo, de capacidad para incluir texto (topónimos, cotas ... ) dentro del mapa. No obstante, y de manera automática, la aplicación determina el diseño del mapa, su tamaño y posición, coloca un título, una escala, gráfica y numérica, y una leyenda, de formato opcional, pero que puede incluir tanto la rcprc-

2 l'í

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

N o 800 1600 Me tres C) 1 1 1

CJ - 1 9

EEIJ 2 - 28 j:::=:=::=:=:=:=::=I 3 - 35 - 4 - 1 00 - 5

Fig. 9. Mapa de riesgo de erosión de Villalba Baja. 1: Débil. 2: Moderado. 3: Alto. 4: Muy alto. 5: Extremadamente alto. 1 <J: Núcleos de población. 28: Edificaciones aisladas. 35: Vías de

comunicación. 100: Red rJuvial y acequias.

21(,

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DIGIT/\LIZACIÓN Y UTILIZ/\Cl(JN DEL ORDEN/\DOR EN CARTOGR/\FÍ/\ GEOMORFOL(Ki!Ci\

o

300

o

o 800

CJ VOID

a:a E3 2

CJ 3

100 200

100 200

1600 Metras

Calizas terciarias, Calizas mesozoicas

Yesos y margas yesíferas, Arcillas

Gravas, arenas y arcillas, Gravas, arenas

300

··.···--·-··· -----· . ····--------- ------

.. ·.····------- --------­................ ··-··----

. ·· .. ~·- --.. -·-- ---- --- ....... ··:·· .. ----­.---.-_-_-_-_-_-_-.-_-_-:_-_._-_ ·: .... ._ ... ·.·:: .. ·: ..

300

300

N

C)

Fig. 1 O. Reclasificación del mapa geológico de cara al cálculo del riesgo de deslizamiento, con las

guías de pixels sohreimpuestas.

217

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

N

o 800 1600 Metres C)

D Bajo-nulo - 1 9 Núcleos de población - 2 Medio - 28 Edificaciones aisladas - 3 Alto - 35 Vías de comunicación - 4 Muy alto - 2000 Red fluvial y acequias

Fig. 11. Riesgo de deslizamiento con núcleos de pohlación y red lluvia! superpuestos.

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN LJEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

sentación grúrica (color, trama) asignada a cada zona del mapa, como su valor, texto explicativo, e incluso el recuento del número de pixels incluidos.

Por ello, una ve;, conseguidos los mapas finales, optamos por exportarlos de nuevo a un programa CAD, al Free Hand en nuestro caso, con objeto, simplemente, de colocar algunos topónimos -el nombre de los núcleos de población incluidos en el mapa y del río principal-, que pudieran servir de referencias geogr<fficas y "llenar" de contenido el mapa (Fig. 12 y Fig. 13).

4.2. La elaboración del 11wdelo digital del terreno y s1t 11wnipulació11

Otra experiencia ensayada con un SIG ha sido la obtención de un Modelo Digital de

Terreno para el área de Villalba Baja y aplicando MAP II. Un modelo digital de terreno se del'ine como un modelo cuantitativo, en formato digi­

tal, del relieve de la superficie terrestre, que contiene información acerca de la posición (x,y) y la altitud (z) de los elementos de esa superficie (COMAS y RUIZ, 1993).

Al igual que se han venido publicando los mapas topográficos convencionales, en la actualidad se está empezando a comercializar la topografía en formato digital. En este momento el Instituto Geográfico Nacional dispone de:

- El Modelo Digital del Terreno MDT-200 y 25: es una malla cuadrada UTM de 200 m. o 25 m. de ancho que cubre todo el territorio nacional y sobre la que se define una cota en cada uno de sus nodos. Los datos se han obtenido a partir de la digitalización de las curvas de nivel de los mapas provinciales a escala 1 :200.000 y de puntos acotados (formato ASCII).

- Base Cartográfica Numérica BCN-200 y 25: en capas (vías comunicación, núcleos población, curvas nivel, construcciones, divisiones administrativas, líneas de transmisión de energía).

No obstante esta información no siempre es Lícilmente accesible y puede suplirse con MDT, realizados a partir de determinados programas aplicados a mapas de curvas de nivel digitalizados. Eso es lo que se ha intentado hacer con el MAP Il sobre la zona de Villalba Baja, trabajada para la cartografía de riesgos.

Las etapas del trabajo, en principio, son similares a las comentadas para los mapas de ries­go: ( 1) la introducci<Ín de los datos, (2) su análisis y (3) la presentación final de los resultados.

4.2.1. La introducción de datos

Para la introducción de los datos se procede tal como se ha expuesto en el apartado anterior, es decir digitalización mediante escaneado y vectorización posterior con Free

Hand, pero esta vez sobre un mapa, a escala 1: 50.000, de curvas de nivel, equidistantes 20 m., y algunos puntos georrefcrenciados .

Para su rasterizaci<Ín final se asignan a las curvas gamas de grises y de este modo se

exportan desde Free Hand a MAp Il en formato PICT 2. Abriendo el documento desde

21'!

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

1------i = 500 Metras

D - 19

E3 . 2 - 28

FBJ 3 - 35 - 4 - 100 - 5

Fig. 12. Mapa final de riesgo de erosión tratado con la aplicación Free Hand. 1: Déhil. 2: Moderado. 3: Alto. 4: Muy alto. 5: Extremadamente alto. 19: Núcleos de pohlación. 28: Edificaciones aisladas.

35: Vías de comunicación. 100: Red lluvial y acequias.

220

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DlGITALIZi\Cl(JN Y UT!LIZACl(JN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOL<ÍGICA

1----f = 500 Metras

D Bajo-nulo - 19 Núcleos de población

D . 2 Medio - 28 Edificaciones aisladas

esess1 3 Alto - 35 Vías de comunicación - 4 Muy alto - 2000 Red fluvial y acequias

Fig. 13. Mapa final de riesgo de deslizamiento tratado con la aplicación Free Hand.

221

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

esta aplicación se rasteriza automáticamente. Quizás necesite una reclasificación para convertir los pixels de valor O en Void (vacío) (Fig. 14).

4.2.2. El tratamiento de los datos

J. Obtención de un Modelo Digital de Terreno mediante interpolucúín de altitudes

A partir de un mapa de curvas de nivel, en el que conocemos la altitud exacta de una serie de puntos -los unidos por las curvas-, podemos obtener un Modelo Digital de Terreno, aplicando una operación de interpolación, que calculaní la altitud de los pixels de valor desconocido, en función de la distancia.

El enunciado de la operación será: lnterpolate rn1w1.1· de nivel points I ó 2 octantes. Para cada pixel void (vacío) el interpolador escanea el área de alrededor buscando

celdillas (1ó2) de altitud conocida, en cada uno de los octantes, y calcula su valor a par­tir de una media ponderada inversa a la distancia.

Valor = al sumatorio de las elevaciones de cada pixel vecino partido por la distancia entre ellos (diagonal), y todo ello partido por el sumatorio de 1 partido por cada distancia.

Hay otros modificadores corno límite -limita el radio del área escaneada-, mask -res­tringe la interpolación a celdas específicas, las no void del mask map se identifican con las celdas que serán interpoladas.

En el mapa resultante (Fig. 15) aparecerá la altitud de cada uno de los pixels metro a metro. La calidad de los resultados obtenidos dependení de la exactitud, número, densidad y distrihucicín de los puntos de ohservacicín: por ejemplo y lógicamente, resultará m;ís fiel un modelo derivado de un mapa de curvas equidistantes 20 m. que uno de 100 m. Si el número de puntos muestrales no parece el suficiente y adecuado se pueden reforzar las curvas de nivel con otros puntos o líneas de altitud conocida: por ejemplo colas o red hidrogrüf'ica.

Evidentemente, el mapa nunca coincidirá exactamente con la realidad, pues es el fru­to de todo un proceso de abstracción e interpolación, pero puede servir como apoyo para determinados análisis topogníficos y mapas derivados, como por ejemplo: pendientes, orientaciones, simulación del relieve, perfiles, accesibilidad, drenajes ... etc.

2. Mapa de pendiente.1·

Operación: grade Modelo Digital del Terreno Para cada pixel se calcula un valor que corresponde al gradiente, expresado en por­

centaje entre su centro y el centro de los 9 vecinos. Puede elegirse el valor más alto resul­tante o la media.

Posteriormente se puede reclasificar este mapa para recortar la variable en el número de clases de pendiente que interesen, en función de los objetivos específicos de cada trabajo.

222

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DIGITALIZACIÓN Y llTILIZAC!ÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORPOLÓG!CA

.:·:;- ·=:· .·:·::.·:·::·.

N

o 800 1 600 Me tres C) 1 1 1

D VOID - 1 020 - 1 1 40 - 920 - 1 040 - 1 1 60

c:::J 940 - 1 060 - 1 1 80

LEB 960 - 1 080 - 1 200

EillTI 980 - 1 1 00 - 1 220 f}:/:d 1 000 - 1 1 20 - 1 240

Fig. 14. Mapa de curvas de nivel de Villalha Haja.

223

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

o 800 1600 Metres

920 1000 1 081 11 61 1241

Fig. 15. Modelo digital del terreno de Villalha Baja.

224

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DIGITALIZACIÓN Y UTILIZACIÓN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

o 1

800 1

-----

1600 Metres 1

2

3

4

5

h/:::O:d ¡::;:::;¡

f:o:":<I

D

6

7

8

9

N

C)

Fig. 16. Mapa de orientaciones de Villalha Baja. 1: N ; 2: NE; 3: E; 4: SE; 5: S ; 6: SW ; 7: W; 8: NW ; 9: horizontal.

225

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MARÍA VICTORIA LOZANO TENA

Filtro diag. 1 O m.

o 1

800 1

1600 Metres 1

D D --

VOID

30

127

200

Fig. 17. Mapa de falso relieve de Villalha Raja.

N

C)

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DIGITALIZJ\CIÚN Y UTILIZACIÚN DEL ORDENADOR EN CARTOGRAFÍA GEOMORFOLÓGICA

3. Mapa de orientaciones

Operación: orient Modelo Digital del Terreno Los valores resultantes del 1 Al 9 corresponden a las orientaciones de las celdillas:

1 (N), 2(NE), 3(E),4(SE), 5(S), 6(SW), 7(W), 8(NW), 9(horizontal). El modificador pre­

cisely asigna grados de orientación. Puede usarse para identificar orientación potencial de habitats (Fig. 16 ).

4. Simulación del relieve

Aplicando un filtro sobre el modelo digital del terreno se consigue una especie de sombreado altimétrico que realza los gradientes y produce un efecto de falso relieve.

Los resultados más espectaculares se obtienen sobre un mapa hispométrico detallado, y para ello reclasificamos el modelo digital del terreno agrupando clases de altitud cada 1 O m.

Operación: recode mdt assigning 905 to 900 trough 909 ... (Fig. 17)

Luego se aplica un filtro diagonal al mapa resultante. Operación filter diff. diag. Es una técnica que realza la di fcrencia diagonal de valores: si la diferencia es O asigna un

valor 127 si es negativa, 30 y si es positiva 200. Ajustando más tarde a una gama de gri­ses se consigue el efecto deseado, cuya aplicaci<Ín es básicamente ilustrativa.

5. Perfiles y drenaje

Existen otras posibilidades, a las que de momento no se les ha encontrado demasiada utilidad, como la de obtener perfiles codificados con el operador Profile, en los que cada valor del 1 al 9 corresponde con un tipo de segmento diferente, o la aplicaci<Ín drain, que con un mapa de precipitaci<Ín y otro de elevaciones muestra la cantidad de agua que pasa­rá por cada pixel durante el drenaje.

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