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A CONSTRUIR PUENTES Un día Dios miró a la tierra desde el cielo y vio que el mundo era como un inmenso archipiélago: un mar lleno de islas, millones de islas, nada más que islas. - Y en cada isla vivía una sola persona, sólo una persona que no se podía comunicar con nadie, porque las aguas que separaban las islas eran profundas y tumultuosas. La gente se estaba volviendo loca: no podían saludar ni hablar con los otros, no podían compartir ni un café ni un pedazo de pan, ni una sonrisa. No es que no hubiera comida en cada isla. Sí había alimentos, pero faltaba amor, que es tan necesario como el pan. Y como no había manera de entrar en contacto con los demás, estos solitarios robinsones no tenían otra diversión que tirar piedras desde su isla a las más próximas. Adquirieron tanta destreza que las piedras alcanzaban gran velocidad, y a veces herían gravemente al habitante de las islas cercanas. De ese modo el archipiélago se convirtió en una guerra a muerte, en un infierno: todos tirando piedras a todos. Y muchos resultaban descalabrados O morían con la cabeza rota. Dijo Dios: No sé cómo se pudo llegar a esa situación. Hay que encontrar un remedio. Y el Espíritu Santo sugirió: Por qué no

A Construir Puentes

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A CONSTRUIR PUENTES

Un da Dios mir a la tierra desde el cielo y vio que el mundo era como un inmenso archipilago: un mar lleno de islas, millones de islas, nada ms que islas. - Y en cada isla viva una sola persona, slo una persona que no se poda comunicar con nadie, porque las aguas que separaban las islas eran profundas y tumultuosas. La gente se estaba volviendo loca: no podan saludar ni hablar con los otros, no podan compartir ni un caf ni un pedazo de pan, ni una sonrisa. No es que no hubiera comida en cada isla. S haba alimentos, pero faltaba amor, que es tan necesario como el pan. Y como no haba manera de entrar en contacto con los dems, estos solitarios robinsones no tenan otra diversin que tirar piedras desde su isla a las ms prximas. Adquirieron tanta destreza que las piedras alcanzaban gran velocidad, y a veces heran gravemente al habitante de las islas cercanas. De ese modo el archipilago se convirti en una guerra a muerte, en un infierno: todos tirando piedras a todos. Y muchos resultaban descalabrados O moran con la cabeza rota. Dijo Dios: No s cmo se pudo llegar a esa situacin. Hay que encontrar un remedio. Y el Espritu Santo sugiri: Por qu no enviamos el Verbo, que es nuestra Sabidura, para que construya puentes entre las islas? As la gente se podr encontrar y saludar, y dejarn de tirarse piedras. Y el Verbo estuvo de acuerdo. Y se hizo hombre en el seno de Mara. Desde entonces comenzaron a construirse muchos puentes. La palabra es un puente. Cuando una persona se niega a hablar a otro, es que se ha encerrado en una isla. Necesita un puente. Que vaya y diga a su vecino: "Cmo amaneci Acaba de construir el puente de la palabra. La sonrisa es un puente. No te asles en un islote, con cara seria. Sonre a los dems y habrs construido el puente de la sonrisa. Un regalo es un puente. Te habas alejado de los pobres, pero de pronto les llevaste una bolsita de alimentos. Levantaste el puente de la solidaridad. Y as es como la Navidad elimin el inmenso archipilago de este mundo. Ahora hay puentes por todos lados: puentes de fe, de confianza, puentes de amor, puentes de perdn. Todos tenemos la tarea de ser pontfices, constructores de puentes, que eso es lo que significa pontfice. Mara, cuando le dijo s" al ngel, hizo posibles todos estos puentes, porque nos trajo al Pontfice por excelencia, que es el nio Jess. El comenz con su nacimiento a construir puentes sobre el mar del odio, de las venganzas, de los egosmos y de la codicia. Pero es mucho trabajo para uno solo. Jesucristo nos pide a todos: "Aydenme a construir puentes de alegra y felicidad. Todava no has construido ningn puente? Entonces sigues encerrado en tu isla. No podrs celebrar la Navidad. Ahora desde el cielo Dios Padre, Hijo y Espritu Santo contemplan el mar de este mundo lleno de puentes. Y la gente pasa de una a otra isla, y se dan la mano, y se abrazan. Todava quedan algunos encerrados en sus islas, pero entre todos vamos a construir ms puentes, y todo el mundo ya no ser un archipilago, sino un Continente de armona y de paz.Colorin, colorado.

EL COCUYO

Cuenta la historia que en los primeros das del mundo, poco despus de haber sido creado por Dios, el cocuyo era totalmente negro. Viva feliz, y sirvindose de la oscuridad, poda atacar a los gusanitos y defenderse de los sapos. Una noche se perdi un nio en el bosque. El cocuyo le sinti llorar y quiso ayudar. Pero cmo? Si al menos tuviera un fsforo para alumbrar el camino. El cocuyo vol rpido ante el trono de Dios. Y le suplic: -Dame un fsforo para alumbrar el camino a un nio que se perdi en el bosque. Y Dios le prendi un fsforo. Pero cuando el cocuyo lo quiso agarrar, casi se quema las alas. No podr ayudar al nio con un fsforo. Est muy caliente y me quemo las alas. Dios se puso a pensar. Y dijo: La solucin es que t mismo te conviertas en luz. Le toc el abdomen al cocuyo y se lo hizo fluorescente. El cocuyo lleg donde estaba el nio. Y se puso a volar delante de l; el nio encontr el camino para volverDesde entonces los cocuyos vuelan por las noches, alumbrando, como si fueran estrellas con alas, para orientar a todos los nios perdidos. Nosotros tenemos que ser como los cocuyos. Nuestra misin es ser luz y alumbrar el camino del bien a los que se encuentren en la oscuridad del pecado. Ser luz es ser ejemplo, sendero para ayudar a caminar. Los cocuyo transforman la oscuridad en una noche de estrellas fugaces.Gracias por los cocuyos, Seor. Colorin, colorado.