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Sin sombra de arrepentimiento Josef Fritzl, el hombre que enterró en vida a su hija en un sótano, y abusó sexualmente de ella durante 24 años, dice sentirse solo y añorar a la familia Por RAMIRO VILLAPADIERNA Berlín l padre que hizo de la violación y el incesto el modo de control sobre su hija, el marido que llevó a lo grotes- co y al subsuelo la práctica extra- marital querría estar ahora junto a su mujer para cuidarla, pues «ella siempre me fue fiel». No será así, por el condicionante de la cadena perpetua. Podría optar a la libertad condicional tras quince años de pena cumpli- da, pero los psiquiatras tendrían que dicta- minar antes sobre su aptitud para vivir fuera de la cárcel, a la que ha sido condenado por violación, incesto, esclavismo y asesinato co- metido por negligencia en la muerte de uno de los niños que engendró en su propia hija. En la tranquila localidad danubiana de Amstetten fue descubierta en 2008 la vida oculta y la doble familia que se había fabri- cado Josef Fritzl en una trabajosa mazmorra bajo su casa, donde tenía encerrados a su hija E La soledad del monstruo Elizabeth y a media docena de hijos que son también sus nietos, fruto de las continuas violaciones a su hija. Al concluir el juicio, su abogado puso en duda que Fritzl volviera a ver la luz sin unos barrotes por medio. Pero, a sus 75 años y después de procrear en casa a siete hijos y en un nauseabundo calabozo debajo a otros siete, Fritzl lamenta que na- die de los suyos le visite; de hecho cree que ellos lo desean, pero que las autoridades se lo impiden. Hoy Fritzl vive apartado de los reclusos por su seguridad, y pasa el tiempo haciendo ejercicio y cultivando tomates. La psiquiatra Adelheid Kästner le ha calificado de «emo- cionalmente deficiente». Su abogado, Ru- dolf Mayer, ha visto en su personalidad una necesidad vital de ejercer y hacer sentir su poder. Y compañeros de trabajo y vecinos lo han considerado siempre muy educado y tra- bajador. Pero sus perversiones, iniciadas en un intento de controlar a una adolcescente díscola, habrían evolucionado en una adic- ción, haciendo que todo «se le fuera de las manos». El dictamen psicológico de Fritzl señala que éste fue siempre consciente de sus actos, aunque sufre «serios trastornos de personalidad». Su abogado añade que Fritzl le confesó: «Tuve que estar loco para hacer lo que hice». Y que intentó compensar su comportamien- to regalando juguetes, flores, libros y ropa a su familia presa. Incluso dijo haber disfru- tado de buenos ratos con sus hijos-nietos en el sótano. No sólo los monstruos de los cuentos abri- gan buenos sentimientos: «Sueño con salir con vida y me gustaría cuidar de mi mujer», afirmó el monstruo al «Bild» en sus prime- ras declaraciones desde su condena. «En este tiempo le he escrito ocho cartas. No he recibi- do nunca respuesta». Y añade: «Tengo miedo de que alguien me la robe». Ella se divorció al conocer sus crímenes, «pero sé que me quie- re», insiste. De sus abusos y crímenes no da ninguna explicación. Tampoco un lamento, ni una contricción. 1. La mirada del monstruo. Josef Fritzl aguarda a que se dicte sentencia tras haber sido juzgado. AFP 2 y 3. La víctima, Elizabeth. Su padre la encerró en un sótano y abusó sexualmente de ella durante 24 años. Arriba, cuando aún era una niña. Debajo, junto a compañeros y profesores de su escuela cuando tenía 15 años. ABC 1 2 3 Los Domingos de ABC 9 DOMINGO, 7 DE NOVIEMBRE DE 2010 abc.es

A101107 Fritzl. La soledad del monstruo

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Por RAMIRO VILLAPADIERNA Berlín DOMINGO, 7 DE NOVIEMBRE DE 2010 abc.es 1. La mirada del monstruo. Josef Fritzl aguarda a que se dicte sentencia tras haber sido juzgado. AFP 2 y 3. La víctima, Elizabeth. Su padre la encerró en un sótano y abusó sexualmente de ella durante 24 años. Arriba, cuando aún era una niña. Debajo, junto a compañeros y profesores de su escuela cuando tenía 15 años. ABC 2 3 1

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Page 1: A101107 Fritzl. La soledad del monstruo

SinsombradearrepentimientoJosefFritzl, el hombrequeenterróenvidaasuhija enunsótano, yabusósexualmentedeelladurante24años,dice sentirse solo yañorara la familiaPorRAMIROVILLAPADIERNABerlín

l padre que hizo de la violación y elincestoelmododecontrol sobresuhija, elmaridoque llevóa logrotes-co y al subsuelo la práctica extra-

maritalquerríaestarahora juntoasumujer para cuidarla, pues «ella siempremefue fiel».No será así, por el condicionantedela cadenaperpetua.Podríaoptara la libertadcondicional trasquinceañosdepenacumpli-da, pero los psiquiatras tendrían que dicta-minarantes sobre suaptitudparavivir fuerade la cárcel, a la que ha sido condenado porviolación, incesto, esclavismoyasesinato co-metido por negligencia en lamuerte de unode los niños que engendró en su propia hija.

En la tranquila localidad danubiana deAmstetten fue descubierta en 2008 la vidaoculta y la doble familia que se había fabri-cado JosefFritzl enuna trabajosamazmorrabajosucasa,donde teníaencerradosasuhija

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La soledaddelmonstruo

Elizabeth y amedia docenadehijos que sontambién sus nietos, fruto de las continuasviolaciones a su hija. Al concluir el juicio, suabogado puso en duda que Fritzl volviera aver la luz sin unos barrotes pormedio. Pero,a sus 75 años y después de procrear en casaa siete hijos y en un nauseabundo calabozodebajo a otros siete, Fritzl lamenta que na-die de los suyos le visite; de hecho cree queellos lo desean, pero que las autoridades selo impiden.

Hoy Fritzl vive apartado de los reclusospor su seguridad, y pasa el tiempohaciendoejercicio y cultivando tomates. LapsiquiatraAdelheid Kästner le ha calificado de «emo-cionalmente deficiente». Su abogado, Ru-dolf Mayer, ha visto en su personalidad unanecesidad vital de ejercer y hacer sentir supoder. Y compañeros de trabajo y vecinos lohanconsideradosiempremuyeducadoy tra-bajador. Pero sus perversiones, iniciadas enun intento de controlar a una adolcescentedíscola, habrían evolucionado en una adic-ción, haciendo que todo «se le fuera de lasmanos». El dictamen psicológico de Fritzlseñala que éste fue siempre consciente desus actos, aunque sufre «serios trastornosde personalidad».

Su abogado añade que Fritzl le confesó:«Tuveque estar locoparahacer lo quehice».Yque intentó compensar su comportamien-to regalando juguetes, flores, libros y ropa asu familia presa. Incluso dijo haber disfru-tadodebuenos ratos con sushijos-nietos enel sótano.

Nosólo losmonstruosde loscuentosabri-gan buenos sentimientos: «Sueño con salircon vida yme gustaría cuidar demimujer»,afirmó el monstruo al «Bild» en sus prime-rasdeclaracionesdesdesucondena. «Enestetiempo leheescritoochocartas.Noherecibi-donunca respuesta».Yañade: «Tengomiedodequealguienme la robe».Ella sedivorcióalconocer sus crímenes, «pero séquemequie-re», insiste. De sus abusos y crímenes no daninguna explicación. Tampoco un lamento,ni una contricción.

1. Lamirada delmonstruo. Josef Fritzlaguarda a que se dictesentencia tras haber sidojuzgado. AFP

2 y 3. La víctima,Elizabeth. Su padre laencerró en un sótano yabusó sexualmente deella durante 24 años.Arriba, cuando aún erauna niña. Debajo, junto acompañeros y profesoresde su escuela cuandotenía 15 años. ABC

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