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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA JOSÉ SIMEÓN CAÑAS DEPRESIÓN Y CONDICIONES ASOCIADAS EN EL ADULTO MAYOR USUARIOS DE LOS SERVICIOS DE SALUD DEL MINISTERIO DE SALUD PUBLICA Y ASISTENCIA SOCIAL EN EL DEPARTAMENTO DE LA PAZ EN EL PERIODO COMPRENDIDO DE ENERO Y FEBRERO DE 2006. TRABAJO DE GRADUACIÓN PREPARADO PARA LA FACULTAD DE CIENCIAS DEL HOMBRE Y DE LA NATURALEZA PARA OPTAR AL GRADO DE MAESTRÍA EN SALUD PÚBLICA POR CLAUDIA VANESSA NAJARRO

Adulto Mayor y Depresiones (1)

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA

JOSÉ SIMEÓN CAÑAS

DEPRESIÓN Y CONDICIONES ASOCIADAS EN EL ADULTO MAYOR USUARIOS DE LOS SERVICIOS DE SALUD DEL MINISTERIO DE

SALUD PUBLICA Y ASISTENCIA SOCIAL EN EL DEPARTAMENTO DE LA PAZ EN EL PERIODO COMPRENDIDO DE ENERO Y

FEBRERO DE 2006.

TRABAJO DE GRADUACIÓN PREPARADO PARA LA FACULTAD DE CIENCIAS DEL HOMBRE Y DE LA NATURALEZA

PARA OPTAR AL GRADO DEMAESTRÍA EN SALUD PÚBLICA

PORCLAUDIA VANESSA NAJARRO

SONIA CAROLINA MIGUELANA YANSI MOREJON

SAN SALVADOR, AGOSTO 2006UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA

JOSÉ SIMEÓN CAÑAS

RECTORLIC. JOSÉ MARÍA TOJEIRA, S.J.

SECRETARIO GENERAL:LIC. RENÉ ALBERTO ZELAYA

DECANACIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

LICDA. SILVIA ELINOR AZUCENA DE FERNÁNDEZ, MSc.

DIRECTOR DEL SEMINARIO DE GRADUACIÓNDR. ERNESTO ALFONSO SELVA SUTTER

ASESORA DEL SEMINARIO DE GRADUACIÓNDRA. CAROLINA PAZ NARVÁEZ

2

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................5OBJETIVOS............................................................................................................................12I. MARCO TEÓRICO.............................................................................................................13

1.1 Causalidad estructural y socionaturalidad de la Depresión en el adulto mayor......131.2 Definición de adulto mayor...........................................................................................201.3 El Envejecimiento..........................................................................................................221.4. Auto percepción psicológica del adulto mayor.............................................................381.5. Tendencia demográfica.................................................................................................411.6 Líneas de pobreza..........................................................................................................431.7 Depresión.......................................................................................................................451.7.1 Definición...................................................................................................................451.7.2 Síntomas de la depresión............................................................................................481.7.3. Clasificación y criterios diagnósticos de la depresión...............................................481.8. Fisiopatología de la depresión.....................................................................................531.8.1 Neuroquímica..............................................................................................................551.8.2. Endocrinología de la depresión en el adulto mayor...................................................561.8.2.1. Eje hipotálamo-hipofisoadrenal en el adulto mayor...............................................571.8.2.2. Eje tiroideo..............................................................................................................581.9. Depresión y género.......................................................................................................591.10. Sexualidad en el adulto mayor....................................................................................681.11 Apoyo social en el Adulto Mayor................................................................................751.11.1 La escala para calificar los recursos sociales:...........................................................761.12 Co-morbilidad y enfermedades físicas relacionadas con la depresión geriátrica........771.12.1 Enfermedad de Alzheimer (EA)...............................................................................791.12.2 Enfermedad vascular cerebral...................................................................................791.12.3 Enfermedad cardiovascular.......................................................................................801.12.4 Cáncer.......................................................................................................................811.12.5 Enfermedad de Parkinson.........................................................................................81

II. METODOLOGÍA...............................................................................................................842.1 Tipo de estudio...............................................................................................................842.2 Universo y muestra........................................................................................................842.3 Métodos de recopilación de datos..................................................................................862.4 Variables analizadas de acuerdo a los objetivos planteados en la investigación...........89

III. RESULTADOS..................................................................................................................92IV. CONCLUSIONES.......................................................................................................116V. RECOMENDACIONES...............................................................................................120VI. ANEXOS....................................................................................................................123

3

INTRODUCCIÓN

La depresión constituye uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes del

anciano. Se presenta de forma indirecta o encubierta bajo quejas múltiples de tipo

somático, a menudo con importante componente hipocondríaco que enmascara el

proceso depresivo subyacente1. La depresión no es tristeza únicamente y no es, en

modo alguno, parte necesaria del envejecimiento. Con frecuencia los signos de esta

enfermedad pasan desapercibidos. Sólo uno de cada tres casos es diagnosticado y

tratado adecuadamente como depresión. Este índice es todavía menor en las

personas mayores2.

La vejez puede ser la época de mayor fragilidad afectiva del ser humano. Los

cambios neurobiológicos que con frecuencia acompañan el envejecimiento cerebral,

junto a la acumulación de notables pérdidas que acompañan al individuo, no solo

afectan los aspectos físicos de la persona sino también su condición emocional y

social: la pérdida de rol laboral pasando a la jubilación; dejar de ser cabezas de

familia para ser abuelos, teniendo una menor participación autónoma en la dinámica

familiar; duelos frecuentes por amigos, seres queridos, viudez. Todo ello obliga a una

reestructuración adaptativa que, dependiendo de las características de la

personalidad previa de cada individuo, tendrá más o menos riesgo de fracasar3.

El perfil del paciente adulto mayor con riesgo de desarrollar cuadro depresivo es:

Antecedentes depresivos previos.

Enfermedad médica incapacitante.

Enfermedad dolorosa: neoplasia, osteoartritis, etc.

Pérdida del cónyuge.

Cambio de domicilio habitual o ingreso a residencia.

1 Guillen, F. “Manual de Geriatría” 3era. edición. Masson Editorial, España 2003. Pág. 568.2 Gregorio, P. “Guía de buena práctica clínica en Geriatría: depresión y ansiedad”. Laboratorios Wyeth,

España 2004. http://www.segg.es/segg/pdf/socios/guiasRecomendaciones/guiaDepresionAnsiedad.pdf. Citado: 7 septiembre 2005.

3 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3a edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 202.

4

Los pacientes que presentan depresión se caracterizan por generar una elevada

demanda al sistema de salud debido a la gran cantidad de consultas que realizan por

síntomas somáticos ($6.4 por consulta, según MSPAS), y en ocasiones la depresión

aumenta la morbimortalidad dado que generalmente interfiere en el tratamiento y

rehabilitación de otras patologías4. Según datos del SIBASI, departamento de La

Paz, el costo para el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la atención de

la morbilidad de la tercera edad (personas mayores de 60 años) por paciente cuando

este asiste por primera vez al establecimiento de salud es de $17.41 y la consulta

subsecuente de $6.13.

Según la OPS, la prevalencia de síntomas depresivos en las personas mayores que

viven en la comunidad es de 14 al 25%. A principios del presente siglo, la

Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba de los riesgos que podrían

presentar los trastornos psiquiátricos como causa de esta discapacidad. Los estudios

hacían especial énfasis en los ancianos, debido a que las consecuencias de una

depresión no tratada son mayores en este grupo etáreo: el deterioro funcional y la

mortalidad aumentan debido al mayor riesgo de suicidio que presentan5.

En El Salvador, la esperanza de vida ha aumentado desde 1980. Por ejemplo, los

datos reportados por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social indican que,

para el año 2000, la esperanza de vida en los hombres era de 50.8 a 65.6 años; y en

las mujeres de 63.8 a 72.5 años. Según datos reportados por la misma institución6 en

el 2004, la población mayor de 60 años representaba el 8% de la población total. Las

tendencias reflejan que este grupo poblacional crece notablemente, puesto que se ha

estimado que para el año 2005 llegaría a representar el 10%7.

Para la OMS, el envejecimiento no es simplemente un proceso físico, sino más bien

un estado mental. Es durante esta etapa que estamos presenciando el comienzo de

un cambio. Las necesidades de salud de las personas en esta edad no quedan

solucionadas con el aumento de institutos geriátricos ni de personal especializado

4 Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. “Esperanza de vida y Mortalidad”. http://www.mspas.gob.sv/est_inf.asp. Citado: 3 septiembre 2005.

5 Organización Panamericana de la Salud. Ob. cit.. Pág. 202.6 Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. “Esperanza de vida y Mortalidad”.

http://www.mspas.gob.sv/est_inf.asp. Citado: 3 septiembre 2005.7 Organización Panamericana de la Salud. Ob. Cit. Pág. 8.

5

en la rama. Es necesario hacer estudios de las necesidades de las personas

mayores en las sociedades modernas y organizar servicios de asesoramiento,

readaptación educacional y recreo, para obtener su integración funcional a la

sociedad8.

La salud de la persona mayor se ve afectada por diversas situaciones asociadas a

los procesos de cambio del organismo, los cuales se manifiestan en modificaciones

en las funciones motoras y sensoriales. Estos cambios hacen que las personas sean

más vulnerables al medio. Las necesidades reales de la persona mayor en el ámbito

personal, familiar, social y económico responden a particularidades físicas,

funcionales, emocionales, espirituales y culturales9.

Para el diagnóstico de depresión en el adulto mayor se deben tener en cuenta

ciertas consideraciones: psicosociales, somáticas, depresión versus demencia y

terapéuticas, esto último en relación con la polifarmacia10.

El subdiagnóstico de depresión se debe en parte a que las personas mayores

tienden a no consultar espontáneamente por síntomas depresivos. En otras

ocasiones, estos son erróneamente atribuidos a algo propio del envejecimiento. Por

otro lado, tampoco existe la rutina de hacer tamizaje para la depresión en atención

ambulatoria11.

Un estudio realizado en Chile sobre la utilidad de la Escala de Depresión Geriátrica

de Yesavage (15-GDS) determinó que es una prueba de tamizaje efectiva de

depresión y que puede utilizarse en la atención ambulatoria12.

La escala de depresión geriátrica es un instrumento ampliamente utilizado para el

tamizaje de depresión, a tal punto que ha sido traducida y validada en diversos

idiomas. La versión original fue desarrollada por Brink y Yesavage en 1982. La

escala consta de 30 preguntas en su versión original; sin embargo, la versión

8 Organización Panamericana para la Salud. Ob. Cit. Pág. 7.9 Organización Panamericana para la Salud. Ob. Cit. Pág. 6-8.10 Santander, J. “Depresión en el adulto mayor”. Vol 29, N° 1-2, 2000, Chile.

http://escuela.med.puc.d/publ/Boletin/Geriatria/DepresionAdulto.html. Citado: 7 de septiembre 2005. 11 HOYL M, T. “Depresión en el adulto mayor: evaluación preliminar de la efectividad, como instrumento

de tamizaje, de la versión de 5 ítems de la Escala de Depresión Geriátrica”. http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872000001100003&script=sci_arttext. Citado 7 de septiembre 2005.

12 Santander, J. “Depresión en el adulto mayor”. Vol 29, N° 1-2, 2000, Chile. http://escuela.med.puc.d/publ/Boletin/Geriatria/DepresionAdulto.html. Citado 7 de septiembre 2005.

6

abreviada (modificada por Shekh y Yesavage en 1986)13 consta de 15 preguntas. Los

estudios realizados en la población española reportan que la Escala de Depresión de

Yesavage tiene una sensibilidad del 81.1 y especificidad del 76.714. Hay que recordar

que la sensibilidad es definida como la habilidad de una prueba o un procedimiento

para detectar correctamente lo que propone detectar y se expresa como el

porcentaje de reactividad entre lo que debe ser reactivo. Por otro lado, la

especificidad es una medida de la habilidad o capacidad de dicha prueba o

procedimiento para detectar únicamente lo que se debe detectar. Esta se expresa

como el porcentaje de no reactividad entre lo que debe ser no reactivo. A pesar de

que la sensibilidad y la especificidad de una prueba sean cuantificables por separado

y no necesiten ser de idéntica magnitud para cada caso, es necesario que ambas

sean altas para que el procedimiento resulte ser útil en el contexto de la

investigación15.

Los estudios realizados en España durante el 2001 a poblaciones de adultos

mayores determinaron que la tasa de depresión encontrada en la población de

estudio fue de 36.2%. En este caso, el aspecto laboral era una variable relevante,

sobre todo en aquellos individuos que no tuvieron vida laboral activa; la falta de

empleo y la viudez representaron altos valores como factores de riesgo. No debe

olvidarse que estos dos factores representan pérdidas y que la pérdida es uno de los

elementos en la etiología de la mayoría de las depresiones16.

En la República Mexicana durante el 2001, se efectuó un estudio para conocer la

situación de las redes sociales de apoyo y su relación con la depresión en la

13 Revista medica de Chile-Depresión en el adulto mayor. Evaluación de la afectividad como instrumento. http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872000001100003&script=sci_arttext. Citado: 15 febrero 2006.

14 Martínez, J. et al. “Versión española del Cuestionario de Yesavage abreviado para el despistaje de depresión en mayores de 65 años: adaptación y validación. MEDIFAM. Vol.12 Num.10. Págs. 620-630. Diciembre 2002. http://wwwscielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1131-57682002001000003&lng=es&nrm=iso. Citado: 28 junio 2006.

15 Selva Sutter, E. A. “Apuntes sobre endemia, epidemia, incidencia, prevalencia, definiciones, criterios, confiabilidad, validez, sensibilidad, especificidad, exactitud, precisión, poblaciones, muestras, muestreo al azar y otros temas de importancia epidemiológica”. 2da. edición. UCA Editores. San Salvador, El Salvador, 2003. Pág. 16.

16 Montero, Pando, et Al “Prevalencia de depresión en adultos mayores en población urbana” 1 mayo 2001 vol.36 #3 Pág. 140-144. http//db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.resumen?pident=13013527. Citado: 4 Septiembre 2005.

7

población jubilada. Para el análisis se utilizaron dos instrumentos de evaluación: la

Escala de Evaluación de Apoyo y Contactos Sociales de Díaz Veiga y la Escala de

Depresión Geriátrica (EDG). El resultado fue que gran parte de la población contaba

con un inadecuado apoyo social (43.6%) con el que forma su red de apoyo, contra un

52.1% que dice estar satisfecha con él. Los casos encontrados de depresión (31.9%)

se asocian con el género femenino y un nivel de escolaridad bajo. Esta red de apoyo

fue valorada de “regular” y “mala”17.

En otros estudios en la región latinoamericana, específicamente en Colombia han

determinado que el apoyo social posee un factor protector contra la depresión. En el

país sudamericano los estudios evaluaron las variables relacionadas con el riesgo de

presentar depresión. Entre estas variables se encontraban la soledad y la disfunción

familiar, entre otras. Aquéllos sujetos de estudio que reportaron poseer un mayor

contacto con sus familiares presentaron menor número de síntomas depresivos18.

Por otro lado, en Estados Unidos, la prevalencia de depresión en el adulto mayor es

estimada del 7-12% en hombres y 20-25% en mujeres. Dichos rangos son

significativamente elevados en personas con ciertas condiciones médicas como la

obesidad, cáncer e historia de infarto al miocardio. También se ha comprobado que

la comorbilidad somática empeora el pronóstico de la enfermedad depresiva19.

Un estudio realizado en Colombia determinó que existe una mayor proporción de

mujeres deprimidas y la mayor prevalencia se encontró en personas mayores de 45

años. Los factores asociados con la depresión fueron el hecho de ser mujer;

considerar el estado de salud propio como regular o malo, sufrir de dolores o

molestias: tener dificultades en las relaciones interpersonales; consumir marihuana o

17 Aranda, C. “Jubilación, depresión y redes sociales de apoyo en el adulto mayor de la zona Metropolitana de Guadalajara”. Vol. III. Número 3. Diciembre 2001. http://www.cucs.udg.mx/invsalud/insaluddiciembre01/articulos456dic.html. Citado 8 de septiembre 2005

18 Tuesca, R. “Los grupos de socialización como factor protector contra la depresión en personas ancianas”. Barranquilla, Colombia. Revista Española de Salud Pública. Vol 77 N°5 Septiembre-octubre 2003. http://www.msc.es/profesional/biblioteca/recursos_propios/resp/revista_cdrom/vol77/vol77_5/RS7756_595.pdf. Citado: 8 septiembre 2005

19 Sharp, K. “Screeing for depresión across the lifespan: a review of measure for use in primary care setting”.

Septiembre 15, 2002, www.aafp.org/afp/20020915/1001.html. Citado: 4 September 2005

8

sustancias adictivas, medicamentos estimulantes o calmantes; tener dependencia del

alcohol; o estar desempleado con discapacidad20.

Los factores de riesgo para depresión en el adulto mayor incluyen: antecedentes de

depresión, enfermedad médica crónica, género femenino, ser soltera o divorciada,

enfermedad cerebral, abuso de alcohol, uso de ciertos medicamentos y eventos

estresantes en la vida. Más del 15% de viudos adultos mayores tienen un serio

potencial para deprimirse después de un año o más de la muerte de su cónyuge. A

diferencia de las personas jóvenes con depresión, las personas mayores que sufren

este padecimiento, usualmente tienen una comorbilidad médica. La depresión mayor

es más común en pacientes mayores de 70 años hospitalizados o institucionalizados

y clínicamente enfermos. Las enfermedades crónicas mayormente asociadas a la

depresión son el accidente cerebro vascular (30-60%), enfermedad coronaria (8-

44%), cáncer (1-40%), enfermedad de Parkinson (40%) Enfermedad de Alzheimer

(20-40%) y demencia (17-31%). La depresión menor es más común que la depresión

mayor en los adultos de la tercera edad. Esta puede estar precedida por un episodio

de depresión mayor. Según las cifras, entre el 15% y 50% de los pacientes con una

depresión menor desarrollará una depresión mayor al cabo de dos años. De igual

manera esta patología puede generarse por una reacción a un estresor en la rutina

de vida21.

El presente estudio aborda el problema del adulto mayor desde la perspectiva de la

causalidad estructural. Con esta investigación buscamos aportar insumos para todo

aquel personal de salud que esté involucrado en la atención de la persona mayor.

También buscamos proporcionar los elementos básicos para que este personal

considere el adecuado entendimiento, abordaje y manejo de la problemática que

enfrenta el adulto mayor deprimido. Para esto, tomamos en cuenta las diferentes

condiciones externas e internas que rodean al ser humano en el camino a la

senectud y que interactúan condicionando el aparecimiento de la depresión en esta

20 Gómez-Restrepo, Carlos, et Al “The prevalence of and factors associated with depresión in Colombia” Revista Panamericana Salud Pública, diciembre 2004, vol 16 N°6 Pág. 378-386.

21 Birrer, Richard; Sathing Vemuri. “Depression in later life: A diagnostic and therapeutic challenge”. Mayo15. 2005www.aafp.org/afp/20040515/2375.html. Citado; 4 September 2005 .

9

etapa. Hay que recordar que las patologías como la depresión en la persona

mayor tienen implicaciones que sobrepasan los límites del enfoque biológico-

tradicional de la medicina. Consideramos que el enfoque más adecuado es aquél

que parte de la causalidad estructural del fenómeno. Esta perspectiva proporciona

un panorama más amplio hacia la identificación de la depresión, así como también

guía la búsqueda de soluciones encaminadas a la satisfacción de las necesidades

humanas fundamentales e, inevitablemente, al mejoramiento de las condiciones de

vida de los seres humanos en esta etapa de la vida.

10

OBJETIVOS

Objetivo general.

Explorar los factores asociados a la depresión en el adulto mayor que consulta en los

servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social del

departamento de La Paz en el período comprendido de enero a febrero del 2006.

Objetivos específicos:

1. Determinar el perfil de los adultos mayores que consultan a los servicios de

salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento

de La Paz de enero a febrero del 2006.

2. Comparar el perfil del adulto mayor deprimido con el perfil del adulto mayor

sin depresión que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud

Pública y Asistencia Social en el departamento de La Paz de enero a febrero

del 2006.

3. Determinar las condiciones asociadas a la depresión encontradas en el adulto

mayor que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y

Asistencia Social en el departamento de La Paz de enero a febrero del 2006.

4. Definir y comparar el perfil de la comorbilidad de los adultos mayores

deprimidos/as y los que no sufren depresión que consulta en los servicios de

salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento

de La Paz de enero a febrero del 2006.

5. Describir la accesibilidad a los diagnósticos, tratamientos antidepresivos y

terapia o grupos de apoyo que se les proporcionan a los adultos mayores que

consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia

Social en el departamento de La Paz de enero a febrero del 2006.

11

I. MARCO TEÓRICO

1.1 Causalidad estructural y socionaturalidad de la Depresión en el adulto mayor.

Desde el enfoque biomédico, el análisis teórico de la depresión, especialmente, sus

factores condicionantes y su naturaleza, se relaciona con múltiples “causas”, las

cuales vistas en forma individual generan una problemática en la comprensión de la

enfermedad como tal y de su abordaje terapéutico. El abordaje de la depresión

desde la explicación de la causalidad estructural contribuye a un mejor entendimiento

del génesis, la evolución y el manejo de dicha patología. Para ello debemos

comprender que el avance o ausencia de todo fenómeno está condicionado por

“algo”. Desde este enfoque, entenderemos el término “condición” como cualquier

fenómeno relacionado con el fenómeno dado, ya sea fuera de él (condiciones

externas) o en su composición (condiciones internas). La condición, por tanto, forma

parte de uno de los elementos del fenómeno estudiado. Por lo tanto, es necesario

comprender también la relación entre condiciones y causas. La razón de la

afirmación anterior es que este planteamiento esta en concordancia con la ley más

general de la existencia del mundo: la ley de la conexión universal de los fenómenos,

resultado de la interacción universal de todos los fenómenos y objetos y que expresa

la unidad estructural interna de todos los elementos y propiedades de cada sistema

íntegro, así como los nexos y relaciones infinitamente diversas con los sistemas y

fenómenos que lo rodean22.

En la depresión se determinan una serie de condiciones que suelen denominarse

individualmente “causas” de la misma; sin embargo, se debe de tener en cuenta que

desde el abordaje de la causalidad estructural, “ello contradice el carácter concreto

de la verdad, pues, no existen factores causales que tengan por naturaleza la

propiedad de provocar efecto patógeno, tampoco existen factores que por su

naturaleza sean incapaces de generar un efecto patógeno, las situaciones son más

22 Selva Sutter, E. A. “Mas allá de Sagatosvski y Antipov: la causalidad estructural puntualizada” UCA febrero 1999. Pág. 1-3.

12

bien socionaturales”. Insistir en que la causa es una interacción que necesariamente

provoca un efecto conduce a renunciar a encontrar algo sencillo y unitario, un solo

factor que sea responsable de ocasionar cualquier suceso, un genero de sucesos o

siquiera algún suceso”23.

La causa no es una acción unidireccional de lo externo a lo interno o de lo interno a

lo externo, sino una interacción que necesariamente provoca un efecto, este

mecanismo de acción de la concreción de la causa y del transito de la causa al

efecto puede comprenderse como una sucesión de formas de movimiento de

determinada sustancia, lo cual fortalece la noción de la unidad de estructura y

proceso24.

En el abordaje de la causalidad estructural se propone el empleo de tres términos: 1-

el componente genético, que comprende un número prácticamente infinito de

condiciones necesarias pero insuficientes en sí mismas o en interacción dentro de

este conglomerado; 2- el componente de suficiencia, conformado por condiciones

heterogéneas, interactúantes e igualmente necesarias pero insuficientes para

producir la causa o el efecto, este se produce simultáneamente con la presencia del

tercer conglomerado el cual es en si la causa estructural25.

La causa estructural es el conjunto de condiciones interactuantes necesarias y

suficientes para que se produzca cualquier fenómeno, si está presente la causa

estructural estará presente su acción (efecto)26. La causa estructural es el

mecanismo interno de un fenómeno y su efecto, el indicador, el cual revela la

existencia del mecanismo dado, en este sentido la causa y el efecto constituyen los

dos lados diferentes de un mismo proceso27.

Ver los fenómenos desde la causalidad estructural contribuye al cambio de

pensamiento sobre la causa en las ciencias de la salud, puesto que enfatiza la

importancia mutua transformadora y, consecuentemente, unificadora entre los

participantes, que al mismo tiempo señala lo improcedente de considerar “la

23 Selva Sutter, E. A. “Más allá de Sagatosvski y Antipov: La causalidad estructural puntualizada” UCA. Febrero 1999. Pág. 5.

24 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 7.25 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 11.26 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 15.27 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 18.

13

condición determinante” de algún fenómeno complejo- por ejemplo, la condición

determinante de cualquier enfermedad- a determinado factor, con base en que tales

fenómenos requieren de toda una serie de condiciones interactuantes, de manera tal

que ninguna de ellas puede considerarse absolutamente principal de una vez por

todas. La influencia mutua transformadora es fundamental para negar principalidad

o la preponderancia a cualquiera de los participantes, destacando que si la aplicación

de la metodología científica descubre y permite concluir que los llamados factores

sociales participan en algún proceso de determinación no hay razón para considerar

menor su importancia en relación con la de otros factores participantes, ni para

adjudicarles posiciones secundarias o distantes, advirtiendo a la vez que tampoco

hay razones para otorgarles mayor importancia que a otros factores28.

La propuesta de la causalidad estructural contribuye a dar firmeza a la noción de que

los factores conocidos como sociales son determinantes de enfermedad (de salud

también); sin embargo, tal noción se ve forzada cuando se satisface la exigencia

biomédica monocausal de la demostración de una relación entre la exposición a un

factor social específico y al desarrollo de una enfermedad especifica mediada por

alteraciones bioquímicas y fisiológicas como requisito para establecer “causalidad

social”29.

Para que el fenómeno de depresión se presente, se debe de reconocer que cada

uno de los factores etiológicos reconocidos por la biomedicina no son suficientes en

sí mismos, por lo que es fundamental reconocer la interacción entre ellos, teniéndose

en cuenta la influencia mutuamente transformadora entre los mismos, negando así

principalidad de cualquiera de los factores participantes, siendo cada uno de ellos

igualmente necesarios en el desencadenamiento de la patología.

Existen diferentes condiciones que se relacionan con la presentación de la depresión

en la persona mayor. Según estudios de psicogeriatría, existe evidencia de reducción

en la actividad de los sistemas noradrenérgicos y dopaminérgico que actúan en el

cerebro, dependiendo de la edad. La función serotoninérgica reduce su actividad a la

mitad en las personas mayores de 80 años comparada con las menores de 60 años; 28 Selva Sutter, E. A. “Más allá de Sagatosvski y Antipov: La causalidad estructural puntualizada” UCA.

Febrero 1999. Pág. 20, 21. 29 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 23.

14

se han sugerido cambios neuroendocrinos como factores modificadores de la

vulnerabilidad a la depresión y el control regulador hormonal puede estar alterado en

los ancianos30. Por lo cual es importante tomar en cuenta los cambios que se dan

en la persona mayor desde el punto de vista anatómico, funcional y psicológico,

siendo estos cambios, los que articulados de forma única con las otras condiciones

socionaturales asociadas, pueden contribuir al desencadenamiento de la depresión.

Reconocer que existe un componente previo dentro de la persona mayor que la

predispone a la depresión resulta ser determinante pues es necesario recordar que

existen una serie de condiciones a las que el adulto mayor es expuesto; sin

embargo, no en todos los casos se constituyen y se articulan de manera que

necesariamente tengan que desencadenar la depresión.

La depresión es a menudo precedida por el estrés que genera un acontecimiento que

trastorna el equilibrio emocional o biológico y exige una adaptación difícil31. Esta

adaptación en el anciano es de hecho una condición que exige que el adulto mayor

cuente con una serie de factores que le permitan reaccionar al medio socionatural

de la mejor manera, pues son esos factores los que pueden ir en detrimento o

mejorar la adaptación del anciano. Los cambios que acompañan al proceso de

envejecimiento a nivel neurobiológico conllevan al individuo a requerir y poner en

acción una serie de mecanismos que les permitan adaptarse a esta nueva

situación32. En el anciano, el cambio a nivel de la neuroquímica cerebral, el

desbalance en los ejes hipotálamo hipofisiario aunado a los cambios estructurales y

cambios a nivel celular, que se comentan más adelante, contribuyen a generar en él

un estado de estrés para enfrentar lo cotidiano de la vida. Las características de

personalidad previa se convierten para el adulto mayor en factores que contribuyen

de manera favorable o desfavorable al proceso de adaptación. En la depresión

clínica las experiencias de decepción no asimiladas, pensamiento pesimista,

tendencia al aislamiento, identidad insegura, el sentimiento de pérdida, someten al

30 Becerra, Margarita. “Tópicos fundamentales en psicogeriatría”. http://psicondec.rediris.es/GEROPSICOLOGIA/marcoconceptualenpsicogeriat.pdf. Citado: Diciembre 2005

31 Henríquez, J. L.” Causalidad estructural y la socionaturalidad de la depresión clínica: un tópico para la reflexión sobre la crisis de la salud publica.”. Realidad Julio-agosto 2000 Pág. 434.

32 Becerra, Margarita. “Tópicos fundamentales en psicogeriatría”. http://psicondec.rediris.es/GEROPSICOLOGIA/marcoconceptualenpsicogeriat.pdf. Citado; Diciembre 2005

15

individuo en un estado de estrés activando esquemas mentales de autoderrota que si

no son superadas lo llevan a sucumbir en la crisis33. La depresión como enfermedad

en el adulto mayor conlleva a tomar en cuenta todas aquellas condiciones internas y

externas (ambas socionaturales) en el individuo que, al final de una interacción, se

constituyen como factores protectores o favorecedores en la presentación de esta

patología.

Junto a las anteriores, se mencionan factores necesarios pero insuficientes para

producir la depresión. Entre ellos, los aspectos relativos a la constitución corporal a

las enfermedades médicas concomitantes producen en la persona mayor un cambio

en la auto percepción psicológica. Los sentimientos de minusvalía generados por

esta percepción causan una auténtica crisis de adaptación, que al igual que en

cualquier individuo, producen una reestructuración psicológica que no es mas que

el reflejo del medio social y cultural en la que el individuo se encuentra inmerso y que

es derivada de un proceso complejo en el cerebro34. Los aspectos relativos a la

comorbilidad del adulto mayor están estrechamente relacionados con la forma de

enfrentar el entorno y derivan en un proceso complejo de interacciones cerebrales,

que desarrollan un deterioro de las conexiones reguladoras del humor y disminuyen

la actividad de la corteza frontal izquierda, además de que aumentan la actividad de

la amígdala. Todo esto aunado al deficiente sistema de circuitos relacionados con

los neurotransmisores monoaminos, localizados en el hipotálamo y en el sistema

límbico que producen una respuesta poco eficiente con insuficiencia de serotonina y

norepinefrina a ese nivel35. La patogénesis comprende los mecanismos de

interacción que se producen entre estas condiciones etiológicas, secuencial y

simultáneamente con su manifestación36.

De acuerdo a la tesis de la socionaturalidad, ni siquiera lo mental puede estudiarse

y comprenderse sin considerar las interacciones entre lo inorgánico, lo conocido

como orgánico y lo llamado social. La mente representa una vasta extensión de

33 Selva Sutter, E. A. “La epidemiología socionatural en el nuevo milenio” lera Edición UCA editores. San Salvador, El Salvador. 2005 Pág. 136.

34 Idem.35 Henríquez, J. L. Ob. Cit. Pág.448-449.36 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 136.

16

funciones o de procesos desarrollados por el cerebro; una esfera de actividad o

vasto espectro de la función determinada, a la vez, por lo genético (socionatural) y

por la experiencia (también socionatural). Consecuentemente, este postulado es la

base para superar el dualismo nocivo mente/cuerpo. Por lo tanto, la perturbación de

lo mental también responde a estímulos y acciones socionaturales37. Está

documentado que las emociones y los cambios de humor son el resultado de la

interacción de lo externo (entorno) con la base cerebral, que lleva a una serie de

interacciones dentro del individuo y que terminan con la manifestación de los

síntomas. Es un hecho que los estresores psicosociales se originan con la

participación fundamental de las relaciones humanas38.

La causalidad de la depresión se estructura cuando el componente genético

particular de un individuo interactúa con el componente de suficiencia. Como parte

del componente genético, se ha identificado un conjunto de condiciones que

preceden al aparecimiento de la depresión. Estas incluyen los antecedentes

familiares de depresión, la experiencia de decepciones no asimiladas y la identidad

insegura (ligada a la perdida de un vínculo emocional en la infancia), el aislamiento

(originado en un medio social poco grafiticante de las actividades del individuo), la

indefensión aprendida (condiciones sociales hostiles prolongadas más allá de su

control), el control de pensamientos pesimistas y/o negativos (adquirido en

aprendizajes tempranos), la personalidad dependiente o limítrofe, el estrés (ante

acontecimientos que exigen una adaptación difícil) y los antecedentes personales

previos de depresión (para los episodios sucesivos). Estas condiciones, internas y

externas, aunque están en interacción entre sí, son insuficientes para provocar la

depresión. El componente de suficiencia, en este caso, está constituido por procesos

vinculados al estrés generado ante el enfrentamiento de situaciones de la vida y de

condiciones que exigen una adaptación difícil. Ambos son producto de la interacción

de los estresores con la estructuración mental del individuo. Lo que conduce a utilizar

mecanismos adaptativos formados siendo suficiente para la provocación necesaria y

simultanea de la manifestación de los síntomas de la depresión. Es decir, este 37 Selva Sutter, E. A. “La epidemiología socionatural en el nuevo milenio” lera Edición UCA editores. San

Salvador, El Salvador. 2005. Pág.130.38 Henríquez, J. L. Ob. Cit. Pág. 439-447

17

conglomerado se constituye en la causa estructural de la depresión39. Pretendemos

enfocar en nuestro estudio cada una de las condiciones que se asocian a la

depresión en la persona mayor y, de esta manera, poder establecer en base a la

causalidad estructural que, a pesar de encontrar condiciones asociadas a

depresión, ninguna de ellas por sí misma es capaz de desencadenar la patología,

sino que ésta está vinculada estrechamente a la realidad socionatural que rodea al

adulto mayor.

Podemos decir, entonces, que la causalidad de la depresión las condiciones

necesarias y suficientes que hacen posible su manifestación con todas sus

implicaciones tienen un carácter socionatural. Ninguna de ellas puede ser explicada

al margen de lo biológico, lo psicológico y lo social. El surgimiento de cada una de

ellas en su individualidad está mediatizado por la acción humana. Los aspectos

constitucionales, relacionados particularmente con la transmisión genética, que la

biomedicina agrupa como “biológicos”, no serían posibles sin la participación del

humano en el proceso de la conservación de la especie. Los aspectos relativos a la

estructuración psicológica son un reflejo del medio social y cultural. Estos derivan de

un proceso complejo de interacciones entre el cerebro, a través de los órganos de los

sentidos, y el entorno. El componente de suficiencia identificado con eventos

moleculares muy relacionados con el estrés se deriva de una determinada reacción a

los acontecimientos o situaciones, las cuales son producto de un proceso de

interacción entre estresor, que es socionatural, y la estructuración mental del

individuo forjada por el aprendizaje, también socionatural. No se puede ni debe

ignorar que las diversas interacciones producidas en el conglomerado llamado

“causa estructural”, al igual que sus efectos, son, en esencia, socionatural40.

1.2 Definición de adulto mayor.

39 Henríquez José., et Al, tesis Análisis de la causalidad estructural y de la socionaturalidad de la depresión clínica, San Salvador, Septiembre de 1999. Pág. 49-50.

40 Henríquez José., et Al, Ob. Cit. Pág. 51-52.

18

El acuerdo de Kiev (1979) clasifica a los adultos mayores según la expectativa de

vida del país en que residen. Se considera adultos mayores a personas de 60 años

que viven en los países en vías de desarrollo; y de 65 años a los que viven en países

desarrollados (OMS)41.

De acuerdo a la Legislación Salvadoreña, tal como se expresa en el artículo 2 de la

Ley de Atención Integral para la Persona Adulta Mayor se considera persona "adulta

mayor" a "todo hombre o mujer que haya cumplido sesenta años de edad". El artículo

389 del Código de Familia considera a una persona mayor a la que "hubiere

cumplido sesenta años de edad o más...". Este mismo cuerpo normativo en su

artículo 397 impone al Estado el deber de "propiciar por todos los medios la

estabilidad de la familia y su bienestar en materia de salud, trabajo, vivienda,

educación y seguridad social, a fin de que pueda asumir plenamente las

responsabilidades que le competen en la formación y la protección del menor y de

todo el grupo familiar..."42.

Establecer en la actualidad un término que identifique lo que comúnmente

conocemos como “viejo”, anciano o persona de edad, nos remite necesariamente a

los logros conceptuales que, desde diversas disciplinas como las llamadas ciencias

médicas y las ciencias sociales, se han construido.43

La vejez vista como cualidad, se aleja cada vez más de términos que la

deshumanizan. En tal sentido, debemos diferenciar términos que identifican

diferentes aspectos y tienen diversas repercusiones; por ejemplo, “senectud” referida

esencialmente a procesos biológicos-somáticos y, “senilidad” referida a procesos

psicológicos o mentales. La determinación del concepto de vejez en relación con la

edad tiene diversos componentes que van desde consideraciones según el nivel de

bienestar de la población hasta los avances médicos y de participación social44.

41 Novelo, H. “Situación epidemiológica y demografía del adulto mayor en la última década”. Revista Pública y Nutrición. Abril 2003. http://www.uanl.mx/publicaciones/respyn/especiales/cc-5- 2003/ponencias_precongreso/01-precongreso.htm. Citado: 10 septiembre 2005.

42 Consideraciones de la PDDH sobre la situación de los adultos mayores en El Salvador. http://www.gerontologia.org/portal/print/index.php?idinfo=369. Citado: 29 junio 2006.

43 Calderón, D. Et al Universidad Nacional de Colombia “La tercera edad: un sujeto de derechos” Capítulo 3. http://www.unilibrebaq.edu.co/html/TERCERA EDAD.htm. Citado:18 septiembre 2005

44 Calderón, D. Et al Universidad Nacional de Colombia “La tercera edad: un sujeto de derechos” Capítulo 4. http://www.unilibrebaq.edu.co/html/TERCERA EDAD.htm. Citado: 18 septiembre 2005

19

Con el proceso de especialización que caracteriza a la modernidad, se construye un

campo específico y múltiple de conocimiento que desde los organismos mundiales,

ubica a esta población entre los 60 o más años. No todos los seres humanos; sin

embargo, envejecen de forma similar, ni en cuanto a morfología ni en cuanto a

función se refiere. Sobre esta premisa se edifican una serie de concepciones que

tratan de definir y expresar estos distintos modos de respuesta ante el paso de los

años. Según esto se habla de edad cronológica, edad biológica, edad funcional45:

1.2.1 Edad cronológica: determinada en función del tiempo transcurrido desde el

nacimiento, medido por los patrones al uso (años, meses, días).

1.2.2 Edad biológica: corresponde al estado funcional de los órganos de nuestra

economía comparados con patrones estándar establecidos para cada edad o grupo

de edades46.

1.2.3 Edad funcional: expresa la capacidad de mantener los roles personales y la

integración social del individuo en la comunidad. La concepción actual es amplia en

cuanto a definición. En abril de 1994, la Organización Panamericana de la Salud

decidió emplear el término “adulto mayor”, que abarca una visión integral,

interdisciplinaria y holística (es decir la relación de sus partes pero sin separarlo)47.

En este estudio utilizaremos indistintamente el término “adulto mayor”, “persona

mayor” y “anciano”; haciendo referencia a la particularidad del ser humano desde la

perspectiva socionatural.

El establecimiento de un ritmo de envejecimiento individual radica en las diferencias

existentes en los procesos a los que son sometidos los seres humanos en el camino

a la senectud. Dentro de este proceso de envejecimiento surgen diferentes factores,

todos en esencia socionaturales, que permiten al individuo adaptarse de manera

única de acuerdo a sus propias experiencias, estilos de vida, etc.

45 Calderón, D. Et al Universidad Nacional de Colombia “La tercera edad: un sujeto de derechos” Capítulo 4. http://www.unilibrebaq.edu.co/html/TERCERA EDAD.htm. Citado: 18 septiembre 2005

46 Calderón, D. Et al Universidad Nacional de Colombia “La tercera edad: un sujeto de derechos” Capítulo 4. http://www.unilibrebaq.edu.co/html/TERCERA EDAD.htm. Citado: 18 septiembre 2005

47 Calderón, D. Et al Universidad Nacional de Colombia “La tercera edad: un sujeto de derechos” Capítulo 3. http://www.unilibrebaq.edu.co/html/TERCERA EDAD.htm. Citado: 18 septiembre 2005

20

1.3 El Envejecimiento.

El envejecimiento se puede definir como la suma de aquellos cambios fisiológicos

irreversibles que afectan gradualmente a todos los individuos de una especie solo si

viven por un periodo suficientemente largo. El envejecimiento lleva implícito una

creciente incapacidad del organismo de una persona de mantenerse por sí solo y

realizar las cosas que hacia antes. Es un proceso que implica la disminución de la

funcionalidad sistémica del organismo y esto experimenta variabilidad de acuerdo a

las características particulares del estilo de vida y las condiciones socioeconómicas

de los países48. En general, la persona mayor salvadoreña también envejece a un

ritmo individual; sin embargo, existen en el conglomerado una serie de condiciones

comunes: la red social de apoyo, ingresos económicos que no permiten solventar las

necesidades básicas fundamentales, desnutrición, pocos ingresos económicos,

comorbilidad preexistente, tipo de actividad laboral desempeñada, etc. se constituyen

como factores comunes que pueden asociarse al deterioro de la salud del anciano.

Los cambios morfológicos que se presentan al envejecer tienen gran variabilidad

con respecto a la edad de inicio, a las estructuras examinadas y al género del

individuo; en algunas personas puede manifestarse en forma más temprana que en

otras; sin embargo, estos están estrechamente relacionados con la edad cronológica.

La decadencia fisiológica del envejecimiento es un fenómeno prácticamente

universal. Todo organismo es sometido a lo largo de su vida a una evolución llamada

“senescencia” que lo conduce desde su nacimiento hasta su muerte49.

Por ejemplo en España, considerado como un país desarrollado, la evolución de los

indicadores demográficos indica de forma clara la fuerte tendencia hacia un

importante envejecimiento de la población. El padrón municipal de 1996 señala que

un 15.6% global de personas tenían 65 ó más años siendo mayor la proporción de

varones. Según las proyecciones, para el año 2006, habrá un incremento global del

39%50.48 Knut Lacke, F. “Elementos prácticos para la atención de las personas mayores” 3era. Edición. Editorial

Williams&Willkins. Capítulo 2. Págs. 33-39.49 Toro G., R.J., Fundamentos de medicina. Psiquiatría”da Edición actualizada. Corporación para

Investigaciones Biológicas. Medellín, Colombia 1990. Pág. 562.50 Guillén, Francisco. “Manual de geriatría”. Tercera edición. Masson editorial, España. 2002. Pág. 4.

21

La Organización de las Naciones Unidas estableció los siguientes parámetros para

determinar si una sociedad era joven, madura o envejecida. Este organismo clasifica

a una sociedad joven si esta tiene menos de 4% de personas mayores; la sociedad

madura es aquella que tiene entre un 4% y un 6.9% de personas mayores; la

sociedad envejecida, según este parámetro, supera el 7% de personas mayores51.

Además, se concluyó que los factores que determinan el envejecimiento poblacional

son básicamente tres: fertilidad, mortalidad infantil y fenómenos migratorios (sobre

todo de los segmentos poblacionales más jóvenes). Posteriormente, en 1982, la

Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento hablaba ya de un mundo envejecido. Se

señalaba que entre los años 1950 y 2025, la población mundial se triplicaría,

mientras que la población de adultos mayores se quintuplicaría52.

Por ejemplo, podemos citar que Colombia, uno de los países de América Latina con

un impacto mayor en la curva demográfica con tendencia al envejecimiento. Este

país sudamericano contaba con un 9% de la población mayor de 60 años en el 2000

-más o menos 4 millones de personas-. Las proyecciones indican que en el 2050, la

población de adultos mayores crecerá a un 21.6% (aproximadamente 15.400.000

individuos). Ante tal evidencia, se vuelve indispensable volver la atención a los

problemas que aquejan al adulto mayor. Precisamente por esta razón, se vuelve

fundamental la existencia de investigaciones orientadas hacia la búsqueda de

condiciones que contribuyen y precipitan el estado de ánimo, la motivación y el

comportamiento del anciano53.

1.3.1. Cambios anatómicos y fisiológicos en la tercera edad.

51 Superintendencia de Pensiones, El Salvador C.A,. El envejecimiento como desafío para los sistemas de pensiones. www.spensiones.gob.sv/Parte_lV/articulos/Hasta_2002/Articulo_10.htm. Citado: 28 febrero 2006.

52 Superintendencia de pensiones, El Salvador C.A. El envejecimiento como desafío para los sistemas de pensiones. www.spensiones.gob.sv/Parte_lV/articulos/Hasta_2002/Articulo_10.htm. Citado: 28 febrero 2006.

53 La depresión en el anciano: un reto para la salud mental de Colombia. http://www.medilegis.com/BancoConocimiento/A/AM76Opinion2/AM76Opinion2.asp. Citado; 9 de diciembre 2005.

22

Un organismo manifiesta el envejecimiento cuando decrece su vitalidad y su

vulnerabilidad aumenta proporcionalmente, esta se manifiesta en todos los órganos

de forma diferente, según las correspondientes funciones, y con distinta aceleración.

La piel es la que más precozmente manifiesta los signos de envejecimiento; el

cerebro, por el contrario, lo hace más tardíamente54.

Desde el punto de vista clínico, los cambios físicos más sobresalientes en la tercera

edad se registran en los órganos y aparatos más importantes: sentidos, sistema

cardiovascular, pulmonar, urinario, gastrointestinal, osteomuscular y neurológico. El

envejecimiento del sistema nervioso central, desde el punto de vista microanatómico,

esta más bien relacionado con la disminución de la calidad de los procesos

metabólicos de la célula nerviosa; entre las modificaciones de una célula envejecida

se encuentran: la difícil diferenciación entre el núcleo y el citoplasma; reducción de la

cantidad del corpúsculo de Nissl; acumulación de lipofucsina, sustancia amarilla que

está vinculada ineludiblemente al envejecimiento; el aparato de Golgi se hace más

irregular y se fragmenta en gránulos argentófilos; las neurofibrillas se degeneran, se

disocian y llegan a desaparecer en edad avanzada; las mitocondrias pierden su

forma filamentosa y adoptan la forma de bastoncitos o de gránulos55.

Las enfermedades neurodegenerativas agudas o crónicas (ACV, trauma cerebral,

lesiones de la espina dorsal, esclerosis amiotrófica lateral y la enfermedad de

Alzheimer, enfermedad de Parkinson) están asociadas a una alta morbilidad y

mortalidad. Estas enfermedades se relacionan con la muerte celular en el tejido

nervioso central, dicha muerte celular se puede deber a dos procesos: la necrosis y

la apoptosis. Estos poseen diferentes mecanismos histológicos y bioquímicos. La

necrosis es la secuencia de una isquemia aguda o traumatismo cerebral o espinal.

Ocurre en las áreas mas severamente afectadas por un abrupto colapso bioquímico

seguido por la generación de radicales libres y citotoxinas. Debido a los mecanismos

y la rapidez con que estos ocurren es extremadamente difícil tratarlo o prevenirlo. La

apoptosis, conocida como muerte celular programada, se presenta en las

enfermedades neurológicas agudas y crónicas. En las injurias agudas, la apoptosis

54 Guillén, Francisco. Ob. Cit. Pág. 15.55 Toro, R.Ob. Cit. Pág. 564.

23

se da en la penumbra de las regiones que han sufrido hipoxia y; en las

enfermedades crónicas, es una forma predominante de muerte celular. Se activa una

cascada bioquímica de proteasas que destruyen moléculas que son requeridas para

la supervivencia celular y otras que median un programa de suicidio celular.

Procesos cognitivos, que abarcan las sensaciones y el pensamiento, sufren también

alteraciones por los cambios al envejecer. Una parte corresponde a un enfoque

biológico en el cual se asume que se deben a disminución o alteración de receptores

y neurotransmisión en la sinapsis, acumulación de lipofucsina, o presencia de

marañas neurogliales. De otro lado, están las teorías psicológicas que relacionan los

cambios psicológicos con carencia o desuso de la práctica habitual, restricción de

oportunidades medio ambientales o presencia de enfermedades asociadas al

envejecimiento56.

Las teorías sobre el envejecimiento derivan de dos escuelas. La primera sostiene

que el proceso obedece a la acción de factores extrínsecos que progresivamente

dañan a las células (Teoría de la mutación somática, Teoría de los radicales libres,

Teoría inmunológica, Teoría del error). La segunda sostiene que el envejecimiento es

debido a programas genéticos intrínsecos (Teoría neuroendocrina y Teoría de la

senectud programada). Sin embargo, ninguna de estas teorías ha alcanzado

aceptación general. Según la teoría socionatural estructural, todo factor interno o

externo involucrado en el proceso de envejecimiento interactuaría con todos los

demás para producir el efecto. La esencia de cada uno de ellos es demostrable como

socionatural57.

En el adulto mayor existe una disminución de la capacidad de adaptación, debido en

muchas ocasiones, a la disminución de la capacidad funcional, factor que puede

considerarse predisponente y que, además contribuye al incremento de patologías:

padecimientos cardiovasculares; diabetes y sus complicaciones; deterioro sensorial

56 Toro, R. Fundamentos de medicina. Psiquiatría. 2da. Edición actualizada. Corporación para Investigaciones Biológicas. Medellín, Colombia, 1990, Pág. 567.

57 Selva Sutter, E. A. “Lesión o injuria, adaptación, envejecimiento, muerte celular. Inflamación y reparación” UCA. Revisado mayo 2000. Pág. 12.

24

tanto auditivo como visual; afecciones osteoarticulares y padecimientos demenciales,

particularmente la enfermedad de Alzheimer58.

Parece que el envejecimiento y la enfermedad son fenómenos distintos. Así son

considerados a pesar de que, por un lado, existen límites obvios en la habilidad de

identificar con nitidez los procesos irreversibles y universales del envejecimiento

celular y de que, por otro, se separen de los procesos potencialmente reversibles de

enfermedad59.

La aceptación o no de este evidente proceso de envejecimiento depende, en la

persona mayor, de todos aquellos mecanismos con que cuente para enfrentarlo y

adaptarse a esta nueva situación. Mecanismos que han de ser adquiridos a lo largo

de los años y de las experiencias previas vividas todo dentro de un entorno

socionatural.

Consideramos que las diferentes condiciones a las que se expone el ser humano en

el camino hacia la senectud y que se articulan de manera particular para cada uno,

determinan las diversas respuestas que el ser humano desarrolla ante situaciones

específicas dentro de las que este se ve inmerso. Dichas condiciones generan un

efecto que va en beneficio o en detrimento del individuo, así como también en su

lucha constante de adaptación al medio.

En fin, la comprensión de los cambios que se presentan en la vejez deben de

mantener un enfoque de mutua interrelación en donde lo biológico, social,

psicológico y otro conglomerado de condiciones se constituyen como elementos de

la causalidad estructural siendo parte del proceso de envejecimiento.

1.3.2 La sociedad actual y el (la) adulto(a) mayor.

A lo largo de los tiempos, el hombre ha tratado de descifrar incansablemente el papel

del anciano en la sociedad. Estas interpretaciones han tratado de encontrar sentido

de esta etapa a través de diversos factores: políticos, artísticos y estéticos,

58 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3era. Edición. Washington, D.C. 2002.

59 Selva Sutter, E. A. Idem.

demográficos, éticos y religiosos, así como los relacionados con la familia y el

parentesco60.

En la prehistoria, la longevidad era considerada como un valor especial,

“sobrenatural” y con “protección divina”. De hecho, cabe la idea de que los chamanes

y brujos fueran ancianos de la tribu. Las sociedades antiguas consideraban al

anciano como el depositario del saber y transmisor de la memoria del clan; el ser

anciano constituía un símbolo con un valor divino dentro de la tribu. En Egipto, el

anciano se contempla desde una visión positiva, considerándolo como pilar

fundamental en la educación de los más jóvenes y como símbolo de sabiduría. Sin

embargo, es en la sociedad griega donde aparece una visión negativa del anciano.

En la ciudad de Atenas, por ejemplo, la senectud fue perdiendo poder desde la

época arcaica. En los tiempos de Homero, el consejo de los ancianos sólo era un

órgano consultivo. Por otro lado, en el período del rey Solón, el poder se concentraba

en el Areópago, institución aristocrática de ancianos inamovibles e irresponsables,

que tenían amplio poder. En el mundo hebreo, el concepto de longevidad sufrió

grandes polarizaciones causadas por acontecimientos sociopolíticos. Fue de este

modo que la visión positiva del anciano (conducción del pueblo, poderes religiosos y

judiciales), pasó a ser negativa (relegados a consejeros). En Roma, el Derecho

romano concedía autoridad al anciano en la figura del Pater Familia. Este ostentaba

un poder tan grande sobre la familia y esclavos, que hizo que llegaran a ser odiados

y temidos. La época de oro de los ancianos en la época antigua fue la República; sin

embargo, en la época del cristianismo los ancianos no fueron tomados en cuenta, ya

que representan a un hombre intemporal. La vejez en la Edad Media sufrió una serie

de cambios. Fue en esta época que este grupo etáreo se considera un grupo

vulnerable. La consecuencia de esta visión fue su relegación a la familia, es decir, a

lo que esta podía ofrecerles. Sin embargo, en el siglo XIV, durante la peste negra, la

cantidad de ancianos se ve aumentada. En algunos casos, su edad les permitió

convertirse en patriarcas asegurándoles su mantenimiento61.

60 Lillo, Manuel “Antropología de los cuidados en el anciano: evolución de los valores sociales sobre al vejez a través de la historia” ultima modificación 020106. http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/manuellillo_crespo2.htm. Citado: 29 de junio 2006.

En el mundo contemporáneo, el predominio de la cultura tecnocientífica y el rápido

crecimiento tecnológico han sido los factores que más han influido en la vida de los

ancianos. El anciano ya no es solamente el depositario de la sabiduría aceptada

como en épocas anteriores, sino que, al contrario, es el más alejado del

conocimiento moderno, porque es el que ya no aprende. Nos encontramos en una

época en la que hay una decadencia del concepto de experiencia. Esta visión no sólo

afecta negativamente la idea de que el conocimiento y la sabiduría pueden adquirirse

a través de la experiencia, sino que también influye en los ámbitos profesionales,

marginando a los ancianos, porque no pueden incorporarse rápidamente a tantos y

tan variados cambios. La experiencia, entonces, no es apreciada porque representa

el pasado. La marginación de los ancianos también puede observarse en el hecho de

que estos tienen cada vez menos espacio físico y social en la familia, así como

también en el hecho de que hay una disminución en su capacidad para contribuir a la

manutención de su grupo familiar62.

La sociedad cargada de preconceptos con respecto al anciano deja inutilizado a este

creciente sector de la población quitándole el rol de la producción y asignándole el

vacío, la incertidumbre económica y la soledad dada por el aislamiento.

Esta realidad social daña severamente la autoestima de la persona mayor. Dicha

desvalorización está dada por la falta de sentido en sus vidas y la carencia de una

función social luego de toda una vida de servicios a la sociedad a través de su

trabajo63 .

El envejecimiento poblacional repercute en todos los aspectos de la vida: la familia,

la economía, los servicios de salud y el tejido social en general. Todo ello obliga a las

sociedades a modificar no solo el ciclo del trabajo y jubilación, sino que también a

cambiar las instituciones para que estas inviertan en los insumos necesarios para

dotar, a los proveedores de servicios sociales y de atención sanitaria, de

61 Lillo, Manuel “Antropología de los cuidados en el anciano: evolución de los valores sociales sobre al vejez a través de la historia” ultima modificación 020106. http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/manuellillo_crespo2.htm. Citado 29 junio 2006.

62 Lillo, Manuel “Antropología de los cuidados en el anciano: evolución de los valores sociales sobre al vejez a través de la historia” ultima modificación 020106. http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/manuellillo_crespo2.htm. Citado: 29 junio 2006.

63 Salud Astrolabio.net. www.astrolabio.net/salud/articulos/101996036755404.html. Citado: 20 Enero de 2006.

conocimientos y aptitudes que les permitan prestar asistencia a lo largo de la vida

entera64.

Según informes de la Revista Panamericana de Salud, el incremento de las personas

mayores de 60 años se duplicará para el año 2025. La gran mayoría de estos adultos

mayores vivirá en países en vías desarrollo, los que, comúnmente, están menos

preparados para enfrentar el reto de una sociedad que envejece con rapidez. El

envejecimiento de la población se producirá a un ritmo más acelerado que el

crecimiento económico y social de los países en desarrollo65.

Se estima que el 80% de los cuidados de salud se prestan en el nivel comunitario,

donde los centros de Atención Primaria en Salud constituyen la espina dorsal del

sistema de atención sanitaria. Los adultos mayores representan una importante

proporción de pacientes atendidos en estos centros. Lastimosamente, durante el

proceso de atención, las personas mayores encuentran muchas barreras entre las

que cabe mencionar: transporte difícil o muy costoso; grandes filas para ser

atendidos; dificultad para completar formularios requeridos; personal de salud

sobrecargado de trabajo y, por lo tanto, impacientes y estresados al brindarles

atención; personal de salud que no posee el entrenamiento geriátrico necesario;

costo elevado de medicamentos, etc.66.

El rápido envejecimiento de la población plantea un enorme reto para los

proveedores de atención sanitaria y asistencia social.

Por todo lo anterior, en El Plan de Acción sobre el Envejecimiento, adoptado en

Madrid por la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en el 2002, se

subraya que las actividades para la promoción de la salud, la prevención de las

enfermedades a lo largo de toda la vida y el acceso equitativo y universal de las

64 Peláez, M. “La construcción de las bases de la buena salud en la vejez: Situación en la Américas”. Revista Panamericana de Salud Pública. Washington D.C. Vol. 17 N°5/6 mayo-junio 2005. Pág. 299.

65 Hoskins, I., Et al. “Hacia una atención primaria de salud adaptada a las personas de edad”. Revista Panamericana de Salud Pública. Vol. 17(5/6), 2005. http://www.scielosp.org/pdf/rpsp/v17n5-6/26282.pdf. Citado; 2 julio 2006.

66 Hoskins, I., Et al. “Hacia una atención primaria de salud adaptada a las personas de edad”. Revista Panamericana de Salud Pública. Vol. 17(5/6), 2005. http://www.scielosp.org/pdf/rpsp/v17n5-6/26282.pdf. Citado: 2 julio 2006.

personas mayores a la atención de salud son piedras angulares de un

envejecimiento en buena salud.

Como norma general los servicios de atención deben observar los estándares más

altos posibles en su promoción del envejecimiento activo y saludable a lo largo de la

vida, así como también una vida con dignidad. Para ello deben satisfacer los

siguientes criterios:

Disponibilidad

Accesibilidad

Integralidad

Calidad

Eficiencia

Ausencia de discriminación

Capacidad de respuesta en afinidad con la edad.

Todos los servicios médicos y de atención sanitaria deben proteger la salud física y

mental, así como también ofrecer un acceso equitativo y oportuno a servicios de

prevención, curación y rehabilitación. Las actividades de educación, programas

regulares de exploración con pruebas de tamizaje, el tratamiento apropiado de

enfermedades y discapacidades, preferiblemente a nivel comunitario y

medicamentos esenciales son igual de importantes. Además, los servicios de

atención sanitaria deben estar coordinados con los servicios de asistencia social e

incluso con servicios básicos de alimentación, refugio y protección en casos de

necesidad. La Atención Primaria en Salud (APS) debe garantizar que en las

actitudes, servicios y políticas pertinentes se preste atención a cuestiones de edad y

género, así como también debe responder a la diversidad cultural67.

Los usuarios de los servicios de salud deben ser habilitados y dotados de la

capacidad para permanecer activos, productivos e independientes en sus propias

comunidades por el mayor tiempo posible. Al crear la integración de la conciencia y

sensibilidad cultural en la provisión de la APS mejorará la capacidad de respuesta de

67 Hoskins, I., Et al. “Hacia una atención primaria de salud adaptada a las personas de edad”. Revista Panamericana de Salud Pública. Vol. 17(5/6), 2005. http://www.scielosp.org/pdf/rpsp/v17n5-6/26282.pdf. Citado; 2 julio 2006.

los servicios y minimizará las barreras que interfieren en el acceso a ellos, ya que se

apoderará a sus familiares y redes de apoyo comunitario.

La APS de base comunitaria adaptada a los adultos mayores ayudará a fomentar un

enfoque integrado de la salud pública y de la atención de salud. Los principios

generales deben incorporarse en las políticas de salud y seguridad social en los

niveles nacionales y locales, así como en todas las etapas de la formulación e

implementación. Es preciso mejorar la cooperación y coordinación entre

departamentos del gobierno, otras entidades pertinentes y la sociedad civil.

Se reconoce que la organización de los servicios de salud de base comunitaria

depende del sistema de salud nacional y de los entornos donde se ubican; sin

embargo, los principios generales se aplican por igual a cualquier sistema de

atención de salud comunitaria y representan una guía para el personal clínico de los

servicios formales de APS68-

Las dificultades de las personas mayores para llevar a cabo actividades de la vida

diaria y el déficit de memoria se correlacionan de manera importante con la mala

salud. La meta de los servicios de atención primaria adaptados a las personas de

edad avanzada consiste en prevenir o posponer la pérdida de desempeño funcional y

la discapacidad, por lo cual, para analizar los aspectos importantes de la salud y

capacidad funcional de la vejez deben considerarse los factores que predisponen a

las caídas, los trastornos cerebro vasculares, la depresión, la prevalencia de la

ceguera, la relación entre las circunstancias habitacionales y la provisión de

servicios, así como la esperanza de vida sin discapacidad y la correlación entre la

presencia de enfermedades crónicas y discapacidad69.

Actualmente, uno de los aspectos que ha cobrado relevancia en diferentes

sociedades ha sido la institucionalización de la tercera edad, la cual es entendida

como el ingreso voluntario o no de un anciano en una institución de atención

específica y permanente. Esto supone el alejamiento del entorno familiar y la

68 Hoskins, I, Et al. “Hacia una atención primaria de salud adaptada a las personas de edad”. Revista Panamericana de Salud Pública. Vol. 17(5/6), 2005. http://www.scielosp.org/pdf/rpsp/v17n5-6/26282.pdf. Citado; 2 julio 2006.

69 Peláez, M. “La construcción de las bases de la buena salud en la vejez: Situación en la Américas”. Revista Panamericana de Salud Pública. Washington D.C. Vol. 17 N°5/6 mayo-junio 2005. Pág. 300.

permanencia en el nuevo hábitat institucional. Los ancianos ingresan a la

institución por diferentes motivos, entre ellos se puede nombrar: la dependencia

físico-relacional, la disminución de la autonomía intelectual y psíquica, los

problemas socio-económicos, la soledad, la marginación, la incomunicación

familiar, los problemas del comportamiento, los cuadros psiquiátricos graves, etc.

Sin embargo, la elección de la institucionalización solo tiene dos variantes: o la

elige el propio anciano o lo compele la familia70.

Un estudio efectuado en los institutos geriátricos México (Hernández, 1997) reportó

que la mayor proporción de casos probables de trastorno mental (87,5%)

provienen de los asilos, precisamente porque los adultos mayores carecen de

alguien con quien relacionarse socialmente. En 1999, en el estado de Jalisco se

reporto un estudio en donde los sujetos estudiados presentan redes sociales de

apoyo muy deterioradas (77,3% son malas.), lo que pudiera ser un efecto de la

institucionalización. Estudios anteriores muestran que el deterioro de las redes está

asociado con diferentes patologías físicas; sin embargo, esta misma investigación

demostró que la depresión no mostró asociación con la situación objetiva de la red

social, Sin embargo, parece que esta sí se relaciona con la valoración subjetiva

que el sujeto hace de su propia red de apoyo. Es probable que la percepción de

pérdidas de amigos, familiares y contactos sociales ayude a intensificar los

sentimientos depresivos en las personas. La calidad de la relación establecida con

los hijos parece ser otro de los factores de mayor peso en la alta prevalencia de

depresión. La relación con otros familiares presentó un menor valor71. De acuerdo

a lo anterior, podemos relacionar a la institucionalización de la persona mayor

como una condición que puede contribuir en su estado depresivo.

En los últimos tiempos, se han multiplicado diversas iniciativas de muy variada índole

y orientación: públicas y privadas, con fines de lucro o programas sociales. Estas

instituciones están destinadas a atender al creciente grupo de adultos mayores, a

70 Chirre, A. “Institucionalización en la tercera edad : Desicion, actitudes, significación y culpa”..http://www.fs-morente.filos.ucm.es/publicaciones/iberpsicologia/congreso/trabajos/cl03.htm. Citado: 21 junio 2006.

71 Aranda, Carolina et al.”Depresión y redes sociales de apoyo en el adulto mayor institucionalizado de la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco” Rev. Psiquiatría Fac. Med. Barna 2001. Pág. 6974. http://www.nexusediciones.com/pdf/psiqui2001_2/ps-28-2-2002.pdf. Citado; 29 junio 2006.

través de actividades que les permitan conservarse sanos y sentirse útiles, para no

convertirse en una pesada e inútil carga social. Parte importante del tratamiento de

este problema social lo constituye el cambio en la percepción cultural de la vejez, lo

que implica un cambio de actitud hacia esta etapa de la vida, tanto de las

generaciones más jóvenes, como de los mismos adultos mayores. Hoy se observan

distintas imágenes y comprensiones del adulto mayor como integrante de la

sociedad. Sin embargo, predominan aún las más tradicionales, aún cuando se realiza

un gran esfuerzo para modificar la imagen cultural de anciano72.

Según la ONU, en la Primera Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial

sobre el Envejecimiento realizada en Alemania en Junio del 2000, la situación de las

personas de edad, examina su vida cotidiana y así como la forma en que se las

arreglan y salen adelante en relación con la seguridad de ingresos, asistencia

sanitaria multisectorial, vivienda, y prestación de servicios sociales, y su

participación, integración y potencial de desarrollo dentro de la sociedad73.

En esta área existe gran diversidad entre las personas de edad, tanto dentro como

entre las diferentes culturas. Las políticas que configuran la provisión de sistemas de

atención y bienestar material contribuyen también a modelar los principales

contornos de cambio social, ya que estos van mucho más allá de los límites de la

población de edad, influyendo en las instituciones políticas y sociales, las relaciones,

el mundo del trabajo, y otros. Estas cuestiones son abordadas, junto con los

derechos humanos de las personas de edad, en los 18 Principios de las Naciones

Unidas en favor de las personas de Edad, así como también en el Plan de Acción

Internacional sobre envejecimiento74.

El potencial de los años está poniendo en primer plano una dinámica que contempla

el envejecimiento como un ingenioso, activo y contagioso impulso. La gran

participación de las personas de edad en todas las esferas de la vida --ya sea en el

72 Salas, E. “El adulto mayor y los problemas derivados, un desafío para la educación”. http://www.gerontologia.uchile.d/docs/emma_1.htm. Citado: 10 noviembre 2005.

73 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm. Citado 15 diciembre 2005.

74 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm. Citado; 15 de diciembre 2005.

ámbito cultural, político, económico, social, espiritual-- se considera esencial para el

avance de cualquier sociedad. Las semillas del envejecimiento como "corriente

dominante" se plantaron hace unos 20 años en el Plan de Acción de Viena, donde se

exponía que "la lenta expansión de la esperanza de vida de la población incluso en

regiones en vías de desarrollo constituye un recurso oculto para las economías

nacionales que, adecuadamente estimulado y utilizado, podría contribuir a garantizar

la condición de personas de edad como participantes activos en la vida y la

producción nacional, en lugar de ser víctimas pasivas y vulnerables del desarrollo75.

Aunque la sociedad acoja el envejecimiento “activo” y todos los beneficios obvios que

de ello derivan, se debe reconocer la diversidad de intereses y capacidad que

pueden caracterizar la completa adaptación del anciano a la sociedad. No puede

dejarse al margen a esas personas de edad que por sus condiciones físicas no

pueden formar parte de ese vehículo junto a sus iguales. Las reflexiones, la

sabiduría, y la experiencia no siempre pueden describirse en sentido físico o incluso

con palabras, y sea cual sea la situación, las personas de edad no deben ser

excluidas del proceso creativo y participativo. Globalmente, el acceso universal

creciente de personas que alcanzan la vejez es un regalo para la humanidad. Puede

ampliar, en primer lugar, la posición ventajosa desde la que los gobiernos

contemplen, exploren y hagan uso de las capacidades de sus ciudadanos de mayor

edad y, en segundo lugar, las oportunidades de participación de las personas de

mayor edad76.

El envejecimiento y desarrollo de la población constituye una compleja interacción de

los patrones generales del mercado laboral y financiero, pensiones del Estado,

servicios, sistemas de apoyo tradicionales y transferencias intergeneracionales,

determinados por factores adicionales como el cambio tecnológico y las

transformaciones culturales. Las modalidades de los sistemas de apoyo

socioeconómico son muy diversas en los sectores de servicios reglamentados y no

75 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm Citado; 15 de diciembre 2005.

76 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm. Citado; 15 de diciembre 2005.

reglamentados. Algunos servicios del sector reglamentado incluyen sistemas de

seguridad social basados en la pertenencia a la comunidad local y la solidaridad. En

algunos casos se trata de sociedades cooperativas; en otros, de programas de

sociedades privadas y; otras veces, de provisiones y programas de asistencia social

estatales. La sostenibilidad de los mismos, tanto en países desarrollados como en

países en vías de desarrollo, a efectos de controlar los riesgos o disponer de un

soporte amortiguador, está experimentando un enorme cambio. El envejecimiento de

las poblaciones está afectando a la relación de ayuda (el número de personas de 15

a 64 años por personas de 65 años o mayores), que está descendiendo tanto en las

regiones más desarrolladas como menos desarrolladas, implicaciones importantes

para los sistemas de apoyo socioeconómicos77.

Uno de los más importantes vacíos existentes en los sistemas de información

nacional es la falta de datos que reflejen la situación socioeconómica de la población

adulta mayor. La Secretaría Nacional de la Familia (SNF) señala que con relación a

las condiciones de pobreza, se carece de información sobre cuáles son los

porcentajes de adultos mayores en situación de pobreza extrema e indigencia, pero

resulta indudable que buena parte de las personas que engrosan este sector son

adultas y adultos mayores que usualmente sobreviven y malviven en la mendicidad.

De la población adulta mayor, menos del 40% son considerados económicamente

activas y la mayoría de ellos obtienen sus ingresos laborando en el sector informal en

el que realizan pequeñas ventas de comida. Son aquellas adultas y adultos mayores

que los datos oficiales califican como trabajadoras y trabajadores por cuenta propia y

que normalmente se desempeñan a esta altura de su vida en actividades nada

protegidas en materia laboral: en ausencia de condiciones dignas de trabajo, sin

prestaciones sociales, ni seguridad social y con largas jornadas diarias para

garantizar su sobre vivencia78.

77 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm. Citado: 15 de diciembre 2005.

78 PPDH. Consideraciones de la PDDH sobre la situación de los adultos mayores en El Salvador. http://www.gerontologia.org/portal/print/index.php?idinfo=369 . Citado: 29 junio 2006.

De acuerdo a la Encuesta de Hogares 2002, 34 de cada 100 adultos mayores en El

Salvador se ven obligados a trabajar para ganarse la vida, debido a que no cuentan

con pensión ni con apoyo de sus familiares. Aunque no hay cifras oficiales, la

Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples del Ministerio de Economía indica que

los adultos mayores representan el 9.3% de las personas ocupadas en El Salvador.

Si bien los ancianos pueden desempeñarse sin problema, por ejemplo en artes

manuales, como mensajeros o en centros de llamadas, muy pocos patronos están

dispuestos a contratarlos. El Ministerio de Trabajo ni siquiera cuenta con un registro

de cuántas empresas están abriendo sus puertas para dar trabajo a adultos

mayores79.

El envejecimiento de las poblaciones está revolucionando nuestra infraestructura

socioeconómica, la globalización y los avances tecnológicos también están

cambiando radicalmente nuestro sistema de "herramientas" y habilidades de gestión

relacionadas con el lugar de trabajo, la síntesis creativa, y el desarrollo político y

social. Mientras que en el terreno de la globalización de la información y la tecnología

parece estar trazado el curso, no sabemos cómo responderá el mundo para resolver

sus distancias, ni su más duradero sostén: las relaciones humanas. A medida que el

envejecimiento de la población mundial confluye con la tecnología y la globalización,

emerge una nueva "cultura", con sus propios patrones de producción y consumo, sus

facilidades y servicios. Una nueva "cultura" que puede también favorecer y activar el

diálogo político, la investigación y la formación, y establecer los elementos clave de

una sociedad global del envejecimiento. En suma, las políticas sobre la vejez para la

mayor parte del siglo XX fueron concebidas teniendo en mente una sociedad joven.

De aquí en adelante, las políticas para los de mayor edad, para otros más jóvenes, y

para los que se encuentran entre unos y otros, deben ser concebidas teniendo en

mente una sociedad del envejecimiento, una sociedad en la que en un futuro cercano

uno de cada tres individuos superará los 60 años80.

79 Urias, T. ”Apoyo para los Ancianos”. 25 enero 2004. http://www.elsalvador.com/hablemos/2004/250104/250104-11htm. Citado: 1 julio 2006.

80 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm. Citado; 15 de diciembre 2005.

En síntesis, a nivel nacional debemos concienzarnos y esforzarnos para generar un

cambio de pensamiento que nos permita involucrar, readaptar y reinsertar a la

persona mayor dentro de esta sociedad cambiante. Actualmente, se ha excluido al

adulto mayor de dicho proceso de globalización. Esto ha hecho más difícil su entorno

en todas las áreas sociales y laborales en lugar de facilitar su adaptación.

Si nos concienciamos en el envejecimiento poblacional y las necesidades inherentes

que este envejecimiento conlleva, y evaluamos el hecho de que nuestro país no esta

fuera de esa tendencia, debemos tener en mente que el cumplimiento de las

necesidades fundamentales de este grupo poblacional definitivamente se encuentra

relacionado con el cambio de políticas nacionales que permitan el adecuado

abordaje de este problema en pro de construir un ambiente que logre el bienestar

que todo ser humano requiere.

Las comunidades internacionales, nacionales y locales deben iniciar de inmediato los

correspondientes ajustes en sus infraestructuras, políticas, planes y recursos.

Anticipar las inversiones puede evitar dependencias innecesarias. Además, en

opinión de los expertos, cuando se hacen inversiones racionales por anticipado, el

envejecimiento puede transformarse, de modo que en lugar de ser una salida de

recursos se convierta en una acumulación de capital humano, social, económico y

ambiental81.

1.4. Auto percepción psicológica del adulto mayor. 

1.4.1. Pérdida de Autoestima.

Vistos a grandes trazos algunos de los rasgos de la sociedad actual, podemos ahora

referirnos a algunos aspectos psicológicos del adulto mayor. Ellos se relacionan con

la manera en que el individuo, enfrentado a la realidad de su envejecimiento, tiene de

percibirse a sí mismo. Sabemos que la manera de percibirse es lo que permite la

propia evaluación, y que esta última (propia evaluación) es el proceso psíquico

81 Organización de la Naciones Unidas. 1° Reunión del Comité Técnico de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. 13-16 junio de 2000. Frankfurt, Alemania. http://www.ono.org/Agenda/conferencias/envejecimiento/E3.htm Citado; 15 de diciembre 2005.

conocido como Autoestima. Que nuestra autoestima sea positiva o negativa, en alza

o en baja, no es indiferente. De nuestra autoestima depende la manera que cada uno

tiene de enfrentar la vida, valorarse a sí mismo y valorar a los demás, y de ella,

depende en gran medida también, la manera más o menos airosa y exitosa, de

enfrentarse a los conflictos y dificultades de la vida82.

El hombre o mujer actual, enfrentado a la realidad del envejecimiento en un contexto

con las características que hemos enumerado en el apartado anterior, es más

probable que viva la etapa de su jubilación y retiro como una situación de pérdida y

minusvalía; como una especie de marginación social. Es fácil que se sienta a sí

mismo como alguien marginado y poco valorado para los demás, porque percibe que

los demás no pueden contar con él. El plano familiar, el único ámbito donde aún

podría sentirse tomado en cuenta, también le presenta una realidad adversa. La

nueva realidad de la familia nuclear permite que el abuelo perciba paulatinamente

que su presencia no es tan necesaria. No es raro, por lo tanto, que algunos (quizá

muchos) ancianos sufran la experiencia de vivir su autoestima en serio menoscabo83.

Es en la percepción psicológica de cada adulto mayor en donde se evidencia el

involucramiento de todas aquellas condiciones vividas de manera personal en un

mundo socionatural. Son estas condiciones las que le proporcionan la capacidad de

contar con una autopercepción positiva o negativa de sí mismo.

1.4.2. Pérdida de la facilidad de adaptación.

La crisis de la vejez se debe en buena parte a la multiplicidad de pérdidas que el

individuo que envejece debe afrontar. Por ejemplo, entre algunas de ellas se

mencionan: el deterioro biológico, la exclusión social, la deprivación económica, etc.

A pesar de estas dificultades, la sicopatología en los ancianos es menor de lo que

cabria esperar. La vulnerabilidad psicológica a la tensión generada por los

82 Adulto Mayor: Aspectos psicoafectivos del envejecimiento. http://www.ubiobio.d/vitrina/envejecim.htm. Citado; 3 de septiembre 2005.

83 Adulto Mayor: Aspectos psicoafectivos del envejecimiento. http://www.ubiobio.d/vitrina/envejecim.htm. Citado; 3 de septiembre 2005.

estresantes depende en algunas circunstancias de la percepción y la respuesta del

individuo ante ellos84.

Las personas mayores desarrollan un grado de actividad social determinada

básicamente por tres factores: las condiciones de salud, la situación económica y el

apoyo social. Estos factores pueden conducir a la desvinculación social debido la

mala salud, la perdida de amistades o la reducción de ingresos que sufren los

ancianos85.

Existen además, normas sociales que delimitan a la vejez como etapa distinta en el

ciclo de la vida, con sus propias expectativas, roles, status. Por otro lado, existe una

pauta social sobre las edades que corresponden a cada etapa del ciclo de la vida y

las desviaciones a esta pauta también deben ser consideradas al analizar la vejez86.

Algunos autores mencionan que los cambios adaptativos de las personas pueden

desempeñar un importante papel en la explicación de las tendencias evolutivas que

aparecen en diferentes medidas de bienestar. En el caso del envejecimiento,

prácticamente todos los investigadores concluyen que es un proceso que implica

cambios y pérdidas amenazantes. Estos cambios son de carácter irreversible e

incontrolable en dos ámbitos: el físico y el psicosocial. En otras palabras, envejecer

conlleva una serie de pérdidas en gran medida irreversibles. El bienestar puede

experimentar cambios evolutivos en el transcurso de la vida. Por una parte el

bienestar, como bienestar subjetivo, permanece estable a lo largo de los años. Esta

estabilidad podría implicar ciertos esfuerzos de la persona por adaptarse a ciertos

cambios evolutivos ligados al envejecimiento. Por otra parte, la noción de bienestar

como bienestar psicológico sí cambia; sin embargo, se observan menores

preocupaciones por el crecimiento personal y el propósito en la vida de las personas

mayores. Tras estos tipos de cambios nace un mismo concepto: el concepto de

adaptación que conduce a lo que podríamos denominar “un envejecimiento con

84 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina. 4ta. edición, Medellín, Colombia 2004. Pág. 381. 85 Arabinar, P. “Acercamiento conceptual a la situación del adulto mayor en América Latina”. Diciembre

2001. http://www.eclac.cl/publicaciones/Poblacion/6/LCL1656PE/lcl1656p.pdf. Citado; Diciembre 10, 2005.

86 Arabinar, P.“Acercamiento conceptual a la situación del adulto mayor en América Latina”Diciembre 2001. http://www.eclac.cl/publicaciones/Poblacion/6/LCL1656PE/lcl1656p.pdf. Citatado: Diciembre 10 2005.

éxito”, explicado en parte por ciertos mecanismos comunes, pero en concreto por el

ajuste de los objetivos y metas evolutivas a mediada que envejecemos. El

envejecimiento implica un escenario con situaciones amenazantes, bajo ese

concepto existe el convencimiento de que existe un esfuerzo automático o

concientemente dirigido a adaptarse a las nuevas realidades que implican el hecho

de envejecer. Dentro de este proceso de adaptación la selección, optimización y la

compensación integradas pueden contribuir a compensar las pérdidas y mantener el

nivel de funcionamiento87.

El individuo que envejece necesita poseer una serie de mecanismos de

afrontamiento que le permitan responder a la rápida sucesión de eventos estresantes

del envejecimiento. En muchas ocasiones, esta rapidez no le da tiempo al anciano de

recuperar el equilibrio. La mayor parte de este repertorio está constituida por los

mecanismos de defensa del yo. Una respuesta defensiva será adaptativa si logra

restaurar el equilibrio psicológico, en tanto que las defensas no adaptativas

perpetúan el sufrimiento. El ajuste de cualquier mecanismo de defensa a un

estresante particular y su contexto social, determinará su bondad para proteger al

individuo de la experiencia estresante. El rango particular de defensas que posee un

anciano reforzará su carácter y determinara su vulnerabilidad a presentar

alteraciones psicopatológicas88.

Por lo tanto, la etapa del envejecimiento trae consigo muchos cambios ya sea físicos,

económicos, sociales, culturales, y de salud, etc. Cada persona mayor, dependiendo

de su entorno, debe enfrentarse y, por consiguiente, adaptarse, por ejemplo, a la

jubilación, pérdida de familiares cercanos por defunción, nuevas enfermedades de

tipo crónico, disminución de su círculo social, etc. Para adaptarse en forma normal

se necesita que la persona mayor tenga su autoestima positiva, apoyo familiar,

apoyo social (club de adultos mayores al alcance de todas las personas mayores) y

una mejor atención médica para las enfermedades crónicas para prevenir las

complicaciones, que los vuelven incapaces para desenvolverse en su entorno. Con

87 Posada, F. et al. “Bienestar adaptación y envejecimiento”. http://www.dialnet.unirioja.es/serulet/oaiart?codigo=645465. Citado: Diciembre 10, 2005. 88 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina, cuarta edición, Medellín, Colombia 2004. Página

382.

una mejor adaptabilidad se tiene una vejez mas tranquila para disfrutar de las cosas

que trae cada etapa y evitar que las personas mayores que no logren una buena

adaptación, estén predispuestas a aumentar sus dolencias como enfermedades no

somáticas sino síquicas como ejemplo ansiedad o depresión.

1.5. Tendencia demográfica.

“Se consideran adultos mayores a todas aquéllas personas mayores de 60 años que

viven en países en vías de desarrollo y; de más de 65, si viven en países

desarrollados (Kiev, 1979, OMS)”89.

El aumento de la esperanza de vida registrado en el mundo en décadas recientes se

ha traducido en una expectativa de longevidad y una calidad de vida sin precedentes

en toda la historia de la humanidad. Hoy en día, el numero de personas vivas de más

de 60 años representa alrededor de dos tercios del que haya vivido alguna vez en la

tierra (CSIS, 2000) y las filas de los centenarios cada día se engrosan más. Este

grupo poblacional, que es el que crece mas rápidamente, ha llegado a constituir una

fuerza política y reproductiva importante. Actualmente suma unos 600 millones de

personas (10% de los 6 mil millones de seres humanos que hay en la tierra) y se

habrá duplicado para el año 2025, llegando a 1,2 mil millones o 14% de la población

mundial90.

En América Latina, solo tres países: Argentina, Chile y Uruguay tienen una población

envejecida. No obstante, para el 2025, solamente seis países de la región tendrán

una población adulta mayor inferior al 10% del total (Belice, Granada, Haití,

Honduras, Nicaragua y Paraguay), a diferencia de los otros 22 países, donde mas

del 15% de la población tendrá mas de 60 años de edad91.

En menos de 25 años, los adultos mayores latinoamericanos y caribeños también

representarán el doble de su tamaño poblacional, llegando, en el 2025, a 97 millones

89 Novelo, H. “Situación epidemiológica y demografía del adulto mayor en la última década”. Revista Pública y Nutrición. Abril 2003. http://www.uanl.mx/publicaciones/respyn/especiales/cc-5- 2003/ponencias_precongreso/01-precongreso.htm. Citado: 10 septiembre 2005.

90 Tomás, A., et Al. “Más vale por viejo”, Edición no definida, Washington, DC, 2002, Pág. 3.91 Tomás, A., et Al. Ob. Cit. Pág. 72.

(14.4% de la población total). Para esa fecha, más de la cuarta parte de este grupo

(25 millones) tendrán más de 75 años92.

Los resultados registrados en la Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples 2004,

reflejan, en cuanto a la estructura de la población, dos aspectos importantes:

Primero, El Salvador es un país con una población eminentemente joven,

concentrándose en los menores de 30 años alrededor del 61.7% (4170,874

personas) de la población total y; segundo, la población llamada de la tercera edad

(considerados como las personas de 60 años y más) representa el 7.4%. El índice de

masculinidad para la tercera edad es 0.74, es decir que hay 74 adultos mayores del

género masculino por cada 100 adultos mayores del género femenino. El porcentaje

de población con base a sexo es de 46.6% para hombres y 53.4%, que corresponde

al sexo femenino. Al comparar los resultados anteriores con países desarrollados, la

situación es distinta, es decir tienen poca población joven como resultado de las

bajas tasas de fecundidad que experimentan y; como consecuencia, una población

más envejecida, por lo que su pirámide de población se asemeja a la forma de una

campana invertida. La pirámide de nuestros países es distinta, puesto que refleja una

base ancha, por el alto porcentaje de jóvenes93.

Tabla N°1: Población adulta mayor de 60 años y más con respecto a la

población total de El Salvador para el año 2004.

EDADES

GENERO

TOTAL %MASCULINO FEMENINO

80 + 21,410 36,260 57,670 0.85%

75 - 79 28,760 38,976 67,736 1.0%

70 - 74 44,577 55,240 99,817 1.48%

65 - 69 57,424 67,329 124,753 1.85%

60 - 64 70,352 79,606 149,958 2.22%

92 Tomás, A., et Al. Ob. Cit. Pág. 4.93 DIGESTYC, Encuesta de hogares de propósitos múltiples 2004

http://www.digestyc.gob.sv/publicaciones/EHPM2004/2004/PPALESRESULTADOS/principalesresultados2004.pdf. Citado: 8 de mayo 2006.

TOTAL

POBLACIÓN3,321,564 3,435,844 6,757,408

7.4%

Fuente: Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2004.

1.6 Líneas de pobreza.

La manera más común de medir la pobreza en los países subdesarrollados es a

través de lo que se conoce como el método de la línea de pobreza. Según este

método, elaborado por el Banco Mundial, las personas se encuentran en extrema

pobreza, absoluta o en indigencia cuando su ingreso no alcanza a cubrir las

necesidades básicas ni de alimentos. Por otro lado, se considera que un individuo

está en pobreza relativa o general cuando su ingreso cubre sus necesidades de

alimentos, pero no otras necesidades básicas tales como vivienda, vestuario,

energía, salud, educación, etc. Más específicamente, este método define la pobreza

extrema y la pobreza relativa según los ingresos de la persona. Así, si alguien tiene

ingresos inferiores a los necesarios para adquirir una canasta básica individual de

alimentos, estará en pobreza extrema. Si el ingreso es insuficiente para adquirir dos

canastas básicas individuales esta clasificación lo ubica en pobreza relativa. Se

asume que el costo de vivienda, salud, educación y otras necesidades básicas es

igual al de una canasta básica individual de alimentos. De esta manera, en la

práctica, el indicador “línea de pobreza extrema” y “relativa” e “individual” o “de

hogares”, está definido fundamentalmente por la canasta básica individual de

alimentos, la cual, en nuestro medio, se construye de la siguiente forma: Primero,

determinando cuáles son los alimentos consumidos con mayor frecuencia en el área

urbana y rural; Segundo, estableciendo la cantidad de estos alimentos que deben

consumirse para ingerir 2,200 calorías. De este modo se obtiene una canasta básica

de alimentos urbana y otra rural94.

La importancia de la estandarización de las mediciones de pobreza con fines

comparativos no se discute; Sin embargo, es importante la sensibilidad de la forma

94 Selva Sutter, E. A. “Líneas de pobreza y canastas de hambre en Zipitío”. ECA 636. UCA. Editorial Octubre 2001. Pág. 933 -934.

42

utilizada para medir la pobreza, su capacidad para medir lo que deba poder medir,

así como su especificidad95.

De acuerdo a la línea de pobreza, los hogares en pobreza relativa son aquéllos cuyo

ingreso es mayor que el costo de una canasta individual, pero es menor que el costo

de dos canastas básicas individuales de alimentos. El ingreso es sólo un indicador

unidireccional, mientras que la pobreza, incluso la pobreza de ingresos, es un

fenómeno multidimensional. Este no puede ser medido con exactitud ni precisión si

no se toman en cuenta las percepciones subjetivas de lo que es ser pobre96.

En El Salvador, la canasta básica alimentaría está subvalorada, puesto que se mide

en términos de la cantidad de calorías que diariamente es requerida para alcanzar

una alimentación y una nutrición suficientes. Por otro lado, las mediciones efectuadas

con el método “línea de pobreza” muestran que la pobreza sigue siendo un problema

grave en El Salvador. La descripción incluye que la pobreza afecta al 47.5% de los

salvadoreños (20.1% en pobreza extrema y 27.4% en pobreza relativa), el 61.2% de

los habitantes del área rural (30.9% de ellos en pobreza relativa) y al 37.6% de los

pobladores del área urbana (12.2% en pobreza extrema y 25.4% en pobreza

relativa)97.

Se puede asumir que el 47.5 por ciento de los salvadoreños carece del ingreso

necesario y de otros activos para obtener alimento, techo, vestuario y niveles

aceptables de salud y educación. Así lo indica el método de la línea de pobreza y así

lo confirma el estimado global de progreso en relación con la pobreza, ya que estas

personas son quienes tienen un ingreso menor a dos dólares al día98.

Como se describe anteriormente, la mala situación económica afecta a la mayoría de

la población salvadoreña. Los adultos mayores son uno de los grupos más

impactados, porque en el caso de los pensionados, la mayoría recibe una pensión

demasiado baja que no alcanza a cubrir sus necesidades básicas. En el caso de los

ancianos que dependen de su familia, se encuentran con la dificultad de que muchas

95 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 938. 96 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 934-935.97 Selva Sutter, E. A. “Líneas de pobreza y canastas de hambre en Zipitío”. ECA 636. UCA. Editorial

Octubre 2001. Pág. 943.98 Selva Sutter, E. A. Ob. Cit. Pág. 947.

43

de esas familias apenas cubren lo de una canasta básica, por lo tanto no pueden

darle una atención adecuada a esos ancianos con deficiencias nutricionales,

enfermedades crónicas que no pueden ser vigiladas frecuentemente. Todo esto

puede predisponer al adulto mayor a padecer de depresión.

1.7 Depresión.

1.7.1 Definición.

Las depresiones son un grupo heterogéneo de trastornos afectivos que se

caracterizan por un estado de ánimo triste, disminución del disfrute, apatía y pérdida

de interés en el trabajo, sentimiento de minusvalía, insomnio, anorexia e ideación

suicida. Los pacientes que sufren este padecimiento, a menudo manifiestan ansiedad

y síntomas somáticos variados99.

La detección de la depresión en los ancianos puede ser difícil debido a varios

factores. Los síntomas de la depresión tales como fatiga, pérdida del apetito y

trastornos del sueño son frecuentemente atribuidos al proceso de envejecimiento o a

una condición médica y no a la depresión100. La depresión es tan prevalente en la

población general (3 a 5%) y tan común en la consulta médica (12.2 al 25% de todos

los pacientes), que es imposible que los psiquiatras puedan tratar adecuadamente a

todas las personas que la sufren. Mas aún, según Watts sólo un 0.2% de los

pacientes deprimidos consultan al psiquiatra, un 9% al médico general y

posiblemente un 89% nunca acude a la consulta médica101.

Es probable que la depresión sea el ejemplo más común de la presentación

inespecífica y atípica de una enfermedad en el anciano. Por lo que, en los pacientes

geriátricos, es usual que la depresión coexista con enfermedades físicas, y que estas

con frecuencia no se traten de manera óptima cuando dichos pacientes reciben el

99 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina, “depresión”. Cuarta edición, Medellín, Colombia, 2004. Pág. 152.

100 Medline plus. “Depresión edad avanzada”. www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/encly/article/00152/htm. Citado: 9 septiembre 2005.

101 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina, “depresión”. 4ta. edición, Medellín, Colombia, 2004. Página 152.

44

diagnóstico de depresión102. Las manifestaciones de depresión en la población

geriátrica se relacionan con enfermedades en varias formas: algunas enfermedades

pueden producir el aspecto físico de depresión, aunque esta no exista (por ejemplo

enfermedad de Parkinson) o muchas enfermedades producen depresión

directamente u originan una reacción depresiva. Esto último es cierto sobre todo en

alteraciones que originan o producen miedo de dolor crónico, incapacidad y

dependencia. Los medicamentos que se usan para tratar enfermedades somáticas

en ocasiones originan síntomas y signos de depresión y también el ambiente

(factores como el aislamiento, privación sensorial, dependencia forzada) en el que se

tratan las enfermedades físicas pueden predisponer a depresión103. La identificación

y el tratamiento adecuado del inicio o recurrencia de la depresión geriátrica son

elementos críticos para mejorar la calidad de vida y la funcionalidad, además de

prevenir la muerte prematura104.

Existen factores biológicos, físicos, psicológicos y sociológicos que predisponen al

anciano a la depresión. Los siguientes son algunos de los factores que predisponen

a la depresión:

- Biológicos: antecedentes familiares (predisposición genética), episodios

depresivos previos, cambios en la neurotransmisión por el envejecimiento

(aumento en la actividad de la monoaminooxidasa y disminución en las

concentraciones de neurotransmisores), efectos de las citocinas en el sistema

nervioso central.

- Físicos: Enfermedades específicas (principalmente las enfermedades

crónicas), exposición a fármacos, privación sensorial (pérdida visual o

auditiva), pérdida de la función física.

- Psicológicos: Conflictos no resueltos (ira, culpa, etc.), pérdida de la memoria y

demencia, trastornos de la personalidad.

102 Kane, R. Clínica geriátrica, “Diagnóstico y tratamiento de la depresión”, 4ta. Edición, McGRAW-HILL Editores, México, Distrito Federal. 2001. Pág. 137.

103 Kane, R. Clínica geriátrica, Ob. Cit. Pág. 143.104 Kane, R. Clínica geriátrica, Ob. Cit. Pág. 137.

45

- Sociales: Pérdida de familiares o de un amigo cercano, aislamiento, pérdida

del empleo, pérdida de ingresos105.

- Dificultad para adaptarse a circunstancias cambiantes como la mudanza del

hogar a un anciano, o cambios dentro de la familia106.

La depresión es una de las enfermedades poco diagnosticadas o inadecuadamente

diagnosticadas por los trabajadores de salud en nuestro medio. Su padecimiento se

confunde frecuentemente con síntomas de trastornos orgánicos. En las pocas

ocasiones en las que se diagnostica, no se brinda un tratamiento adecuado y el

respectivo seguimiento. La principal consecuencia de esto es que la enfermedad se

va volviendo crónica y algunos de los pacientes que la padecen, pueden llegar al

suicidio, que es considerada la etapa más peligrosa de la enfermedad. Las personas

mayores que sufren de polipatologías orgánicas crónicas aumentan sus dolencias

con el padecimiento de depresión y, en muchas ocasiones, al no ser esta

diagnosticada, no puede ser tratada adecuadamente.

1.7.2 Síntomas de la depresión107.

Pérdida de interés en todas o casi todas las actividades.

Tristeza.

Sentimientos de minusvalía, vacío y llanto.

Culpa exagerada o inapropiada.

Pensamientos de muerte, ideación o intento de suicidio.

Abandono o disminución de las actividades placenteras.

Disminución del placer sexual.

Pérdida de peso.

Fatiga (cansancio).

Somnolencia diurna, insomnio o hipersomnia.

105 Kane, R. Clínica geriátrica, “Diagnóstico y tratamiento de la depresión”, 4ta. Edición, McGRAW-HILL Editores, México, Distrito Federal. 2001. Pág. 138-140.

106 Medline plus. “Depresión edad avanzada”. www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/encly/article/00152/htm. Citado: 9 septiembre 2005.

107 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina, “depresión”,. Cuarta edición, Medellín, Colombia 2004. Pág. 159.

46

Pérdida o la disminución de la libido.

Trastornos menstruales.

Cefalea.

Dolores en cualquier parte del cuerpo.

Vértigos.

Anorexia o hiperfagia.

1.7.3. Clasificación y criterios diagnósticos de la depresión108.

Según el DSM IV los trastornos depresivos se clasifican en:

Trastorno depresivo mayor

Trastorno distímico

Trastorno depresivo no especificado

Desde hace algunos años se propugnan los siguientes criterios diagnósticos. Ellos

siguen fundamentalmente unas coordenadas operativas y empíricas, que pueden

recoger con bastante aproximación el espectro de presentación de los síntomas

depresivos. En líneas generales, son criterios comunes para las directrices tanto del

DSM-IV como de la CIE-10.

1.7.3.1 Trastorno depresivo mayor, episodio único (F32) o recidivante (F33)

Criterio A. Presencia de cinco o más de los siguientes síntomas (de los cuales el

primero o el segundo han de estar necesariamente presentes) durante al menos un

período de dos semanas. Estos síntomas suponen un cambio importante en el

paciente respecto a su actividad previa.

Síntomas principales:

1. Estado de ánimo triste, disfórico, irritable (en niños y adolescentes) la mayor

parte del día, y prácticamente todos los días. Incluye manifestaciones de

108 Fisterra.com. Atención Primaria en la Red. Guía Clínica de Depresión. http://www.fisterra.com/guias2/depresion.asp#criterios Citado; 15 septiembre 2005.

47

llanto, verbalización de tristeza o desánimo en apreciación subjetiva, o a

través de la información de personas cercanas.

2. Disminución o pérdida de interés; o de la capacidad para el placer o bienestar

en la mayoría de las actividades la mayor parte del día, casi todos los días.

Síntomas somáticos. 

1. Disminución o aumento del peso; o en su ausencia objetiva, disminución o

aumento del apetito, casi cada día y la mayor parte de los días.

2. Insomnio o hipersomnia, casi a diario. 

3. Enlentecimiento o agitación psicomotriz casi diariamente (constatable por

personas cercanas, no sólo sensación subjetiva de enlentecimiento o

inquietud) 

4. Sensación de fatiga o falta de energía vital casi a diario. 

Síntomas psíquicos. 

1. También casi todos los días, sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o

inapropiados a su situación observada. (Este síntoma puede adquirir un

carácter delirante). 

2. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse en actividades

intelectuales, casi a diario (es constatable una apreciación subjetiva o por

parte de personas próximas). 

3. Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo un temor a morir), o ideación o

planes de suicidio.

Criterio B. Señala el no-cumplimiento de los criterios para un episodio de trastorno

afectivo mixto (síntomas maníacos y depresivos), trastorno esquizoafectivo, o

trastorno esquizofrénico.

Criterio C. Los síntomas provocan un malestar significativo, así como un deterioro

en la actividad social, laboral, u otras áreas de la vida del paciente.

48

Criterios D y E. Son criterios de exclusión. La sintomatología no se explica en

relación con el consumo de una sustancia, tóxica o un medicamento; ni por una

enfermedad orgánica (un ejemplo típico sería el hipotiroidismo). Tampoco es

simplemente una reacción de duelo ante la pérdida de una persona significativa.

1.7.3.2. Trastorno distímico según el DSM IV (F34.1)

Criterio A. Estado de ánimo crónicamente depresivo o triste, la mayor parte del día

y la mayoría de los días (bien manifestado por el sujeto o descrito por personas

cercanas), durante al menos dos años (en niños, el estado de ánimo

preponderante puede ser la irritabilidad o el enfado, y se requiere un tiempo

mínimo de un año).

Criterio B. Dos o más de los siguientes:

Disminución o aumento del apetito. 

Insomnio o hipersomnia. 

Falta de energía vital. 

Baja autoestima.

Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.

Sentimientos de desesperanza.

Criterio C. Si hay periodos libres de los síntomas señalados en A y B durante los

dos años requeridos, no constituyen más de dos meses seguidos.

Criterio D. No ha habido ningún episodio depresivo mayor durante los dos primeros

años de la enfermedad (un año para niños y adolescentes). De lo contrario, en

lugar del trastorno distímico, se pasaría a hablar de un trastorno depresivo mayor

crónico, o de un trastorno depresivo mayor en remisión parcial. Antes de la

aparición de la distimia pudo darse un episodio depresivo mayor previo, y para tal

diagnóstico tuvo que remitir por completo, con un periodo posterior al mismo,

mayor de dos meses, libre de síntomas, antes del inicio de la distimia propiamente

49

dicha. Tras dos años o más tras la eventual remisión de una distimia, puede darse

un nuevo diagnóstico de depresión mayor, realizándose en este caso ambos

diagnósticos (depresión doble).

Criterio E. Nunca ha habido un episodio maníaco, hipomaniaco, o mixto. Tampoco

se dan criterios para un trastorno Ciclotímico.

Criterios F y G. Son criterios de exclusión, al igual que el E. Se descartan la

esquizofrenia, trastorno delirante, consumo de sustancias tóxicas, y enfermedades

médicas.

Criterio H. Los síntomas ocasionan un malestar importante, junto a un deterioro

social, laboral, o en otras áreas del funcionamiento del paciente.

Por último, se especifica si el inicio es temprano (antes de los 21 años de edad), o

tardío; y la presencia de síntomas atípicos.

1.7.3.3. Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o mixto

(ansiedad y ánimo depresivo) (F43.20 y F43.22)

Depresión reactiva. La aparición de los síntomas ocurre en respuesta a un

estresante identificable, y dentro de los tres meses siguientes a su presencia. Se

trata de situaciones en las que el sujeto experimenta un malestar mayor del

esperable en respuesta al factor estresante. Se da un deterioro significativo de su

actividad interpersonal, social o laboral. 

1.7.3.4. Trastorno depresivo no especificado (F32.9)

Cotejo de síntomas depresivos que no cumplen criterios para los trastornos

previos. Algunas de estas condiciones pueden observarse en:

1. Puede darse un solapamiento de síntomas depresivos con un trastorno  por

ansiedad (síndrome ansioso-depresivo)

2. El llamado trastorno disfórico premenstrual.

3. Trastorno depresivo post-sicótico en la esquizofrenia: por ejemplo, un episodio

depresivo mayor que se presenta durante la fase residual de la esquizofrenia.

50

1.8. Fisiopatología de la depresión.

Los estados depresivos son el resultado de la interacción de múltiples factores

genéticos, evolutivos, bioquímicos e interpersonales, cuyos efectos convergen en el

sistema límbico y originan una alteración funcional reversible de los mecanismos

cerebrales de gratificación y refuerzo109.

El sistema límbico es donde se almacenan las pautas innatas de comportamiento,

especialmente las relacionadas con el establecimiento de lazos afectivos y la

delimitación del propio espacio vital. Constituye también el sustrato neuronal de la

emoción, y está íntimamente ligado con el hipotálamo. Además, hay una pequeña

estructura centro encefálica que posee suficiente peculiaridades como para merecer

ser claramente diferenciado de otras estructuras. Constituye también el nivel de

integración cerebral más directamente involucrado con el mantenimiento de la

homeostasis. Entre sus funciones principales están la regulación general

neurovegetativa y el control neuroendocrino110. Su estrecha conexión con la corteza y

el sistema límbico permite la influencia de las reacciones emocionales en los

procesos neurovegetativos, e inversamente, la actividad de estos centros modulan

los procesos cognitivos y afectivos. Alteraciones en la normal regulación

hipotalámica, ya sea intrínsecas o secundarias a influjos depresógenos procedentes

de la corteza o del sistema límbico, son responsables desde las disfunciones del

sueño hasta las más diversas manifestaciones somáticas, tales como ahogos,

taquicardias, etc.111.

Un aspecto de gran interés y que despierta atención considerable es el que plantea

la pregunta de si el cerebro de una persona mayor es más vulnerable a la depresión.

Algunos estudios sugieren que la depresión en los ancianos puede ser resultante de

un proceso neurodegenerativo, así como también un síntoma de demencia. Mientras

que se acepta la existencia de una vulnerabilidad genética de la depresión, esta

asociación tiene menos peso en los pacientes ancianos. Por otro lado, existen 109 Belloch, A., et al. “Manual de sicopatología”. Edición no definida. Vol. 2 McGraw Hill, Madrid España

2000. Pág. 380.110 Belloch, A., et al. Idem.111 Belloch, A., et al.. Ob. Cit. Pág. 384-387.

51

evidencias de la reducción en la actividad de los sistemas noradrenergicos,

serotoninergicos y dopaminergicos, factores dependientes de la edad, que actúan en

el cerebro. La función serotoninérgica, en especial, reduce su actividad a la mitad en

las personas mayores de 80 años. Esto cuando se compara con la de las personas

de 60 años. También se han sugerido que otro factor que puede estar alterando a los

ancianos son los cambios neuroendocrinos que son factores modificadores de la

vulnerabilidad a la depresión y el control regulador hormonal112.

Las técnicas de exploración desarrolladas en los últimos 30 años, proporcionan una

cierta compresión del funcionamiento del cerebro en la depresión. La tomografía de

emisión de positrones y la tomografía computarizada de emisión de fotones simple

sugieren la interrupción o deterioro de las conexiones en las redes dedicadas a la

regulación del humor. Los pacientes deprimidos (y posiblemente los vulnerables a la

depresión) tienen una mayor actividad metabólica del cerebro total, pero una

actividad baja en la zona que gobierna el juicio y el planeamiento, es decir, la corteza

prefrontal izquierda. Una persona con una conmoción que afecte esta región es más

probable que se deprima que una que la sufra en el hemisferio derecho. La

amígdala, que regula la memoria para los acontecimientos emocionalmente

significativos, presenta más actividad de lo normal en la tristeza y la depresión

clínica, y en pacientes que no están deprimidos ahora pero que lo han estado en el

pasado113.

Uno de los hallazgos más considerables en el electroencefalograma (EEG) del

paciente deprimido es el del acortamiento de la latencia de los movimientos oculares

rápidos (MOR) durante el sueño. También se ha reportado disminución de los

estadios 3 y 4 del sueño NMOR114.

1.8.1 Neuroquímica

112 Becerra, Margarita. “Tópicos fundamentales en psicogeriatría”. http://psicondec.rediris.es/GEROPSICOLOGIA/marcoconceptualenpsicogeriatriat.pdf Citado; 9 noviembre 2005.

113 Henríquez, J., et Al. Tesis Análisis de la causalidad estructural y de la socionaturalidad de la depresión clínica, San Salvador, Septiembre 1999. Pág. 12 y 13.

114 Toro, R., et Al. Psiquiatría fundamento de medicina, “depresión”. Cuarta edición, Medellín, Colombia 2004. Pág. 155.

52

El humor es afectado por los neurotransmisores, sustancias químicas producidas

por las células nerviosas que permiten el paso de señales a través del cerebro. Estas

sustancias se liberan en la hendidura sináptica y se unen a moléculas llamadas

receptores encajados en la membrana celular de la neurona que recibe la señal. Los

transmisores más comunes, producidos por casi todas partes en el cerebro, son

excitadores o inhibidores, con efectos inmediatos y breves: cuando una neurona que

recibe el mensaje, se activa o se inactiva. Los circuitos implicados en la regulación

del humor descansan principalmente en los neurotransmisores monoaminos,

norepinefrina y serotonina, que se producen en apenas algunas áreas del cerebro,

específicamente, en el hipotálamo, pero se envían lejos a través de ramificaciones

que se proyectan a muchas otras regiones. Las monoaminas tienen efectos más

lentos, más penetrantes, más duraderos y más complejos que los transmisores

excitadores e inhibidores comunes. Ellas modifican la sensibilidad de las neuronas

más que simplemente excitarlas o inhibirlas. Cuando el trabajo de un transmisor

monoamino se ha hecho, algo de él se reabsorbe en la neurona que lo origina y el

resto se rompe en otras moléculas115.

En la gente que es vulnerable a la depresión, este sistema es, al parecer, ineficaz.

Especialmente cuando se está bajo estrés, demasiado o muy poco del transmisor

puede ser liberado. Los receptores en ambos lados de la hendidura sináptica pueden

responder demasiado débil o demasiado intensamente116.

Hasta la fecha, las principales sustancias neurotransmisoras implicadas en la

depresión han sido las catecolamina e indolaminas, conocidas también como mono

aminas o aminas biógenas, con una implicación menor y probablemente marginal, de

la acetilcolina117. Catecolaminas hay dos. Existen observaciones casi simultaneas

sobre lo que se ha llamado la hipótesis catecolaminergica de la depresión

(Schildkraut, 1965). La primera, fue el descubrimiento de que un alcaloide de la

rauwolfia serpentina. La serpentina, ampliamente utilizada en el tratamiento de la

hipertensión arterial por su efecto antiadrenergico, provoca estados depresivos en el

115 Henríquez, J., et Al, Tesis Análisis de la causalidad estructural y de la socionaturalidad de la depresión clínica, San Salvador, Septiembre 1999. Págs. 13-14.

116 Henríquez, J., et Al, Ob. Cit. Pág. 14.117 Belloch, A., Ob. Cit. Págs. 388-391

53

15 por 100 de los pacientes tratados. La segunda, fue el descubrimiento de la

eficacia antidepresiva de fármacos que prolongan la acción de la noradrenalina

cerebral disminuyendo su catabolismo (imipramina y los inhibidores de la mono

amino oxidasa). La anfetaminas actúan incrementando la liberación de noradrenalina

en el espacio sináptico, y, aunque su efecto elevador del humor es inicialmente

intenso, es poco duradero y parece conducir a estados depresivos cada vez más

profundos por agotamiento progresivo de los almacenes de catecolaminas.

Indolaminas, la serotonina es la principal indolamina, sus funciones en la regulación

de la homeostasis son múltiples e importantes, modulando en general la estimulación

excesiva y ejerciendo un efecto inhibitorio sobre la conducta. El déficit de serotonina

ha sido asociado con la regulación de numerosos sistemas neurobiológicos,

incluyendo el sueño, el apetito, la actividad sexual, los ritmos circadianos, etc. Su

papel en la depresión se relaciona con la actividad catecolaminergica,

presentándose un estado depresivo cuando la neurotransmisión catecolaminergica

está disminuida, como también la neurotransmisión serotoninergica118.

1.8.2. Endocrinología de la depresión en el adulto mayor.

El interés por la psiconeuroendocrinologia de la depresión tiene su origen en el

descubrimiento del doble papel central que juegan las monoaminas cerebrales en la

regulación de la secreción endocrina y del comportamiento. El establecimiento de

correlaciones entre alteraciones psicológicas y parámetros endocrinos permite inferir

el estado funcional del sistema nervioso central, el cual es responsable de ambos

tipos de manifestaciones. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que las

alteraciones del equilibrio endocrino, como muchos otros trastornos médicos, pueden

desencadenar estados depresivos, por lo que no siempre se puede hablar de

enfermedades psiquiátricas primarias, sino de síntomas psicológicos secundarios a

enfermedades somáticas. El humor también es afectado por el estado de las

glándulas endocrinas. Estas regulan funciones del cuerpo liberando hormonas en la

circulación sanguínea. El sistema endocrino es gobernado por la glándula pituitaria,

118 Belloch, A, et al .Manual de sicopatología .Edición no definido, Vol. 2. McGraw Hill, Madrid España 2000. Págs. 388-391.

54

que recibe direcciones del hipotálamo. Los órganos más importantes bajo su control

son las glándulas suprarrenales y las glándulas tiroides. Los ejes hipotalámico-

pituitario-adrenal e hipotalámico-pituitario-tiroideo, tal como son llamados, mantienen

su equilibrio por mensajes de retroalimentación que son a menudo difíciles de leer o

que mantienen poca duración en la gente con desordenes del humor. La corteza de

la glándula suprarrenal secreta corticoesteroides. Estas ayudan a movilizar la mente

y el cuerpo, cuando la alerta y la vigilancia son necesarias119. A continuación se

mencionan algunos de los sistemas endocrinos más frecuentes implicados en los

trastornos depresivos120:

1.8.2.1. Eje hipotálamo-hipofisoadrenal en el adulto mayor.

Desde una perspectiva morfológica, se sabe que el peso de la hipófisis no aumenta

con la edad. Se han descrito algunos cambios de poco realce como un discreto

incremento de las células cromófobas en relación con la eosinófilas, así como un

incremento de los depósitos de hierro y tejido fibroso121.

No parece haber diferencias apreciables a medida que la edad avanza en los niveles

circulantes de la hormona estimuladora del tiroides (TSH), en la estimuladora de la

corteza adrenal (ACTH), ni probablemente en los de la hormona del crecimiento

(GH)122.

La cadena de control endocrino de este sistema empieza con la hormona

hipotalámica, liberadora de la corticotropina, que estimula la producción de hormona

corticotropa hipofisiaria, la que a su vez actúa sobre la corteza de la glándula

suprarrenal estimulando la secreción de hormonas glucocorticoides o

corticoesteroides, el principal es el cortisol. Los factores psicológicos pueden

aumentar o disminuir el nivel de actividad del eje hipotálamo-hipofiso-adrenal, con

una marcada y rápida elevación de hormona hipotalámica liberadora de la

corticotropina en situaciones de estrés agudo, lo que explica la marcada elevación de

119 Henríquez, J., et Al, Tesis Análisis de la causalidad estructural y de la socionaturalidad de la depresión clínica, San Salvador, Septiembre 1999. Pág. 14.

120 Belloch, A. Ob. Cit. Págs. 394-395121 Kane, R. Ob. Cit. Pág. 14122 Kane, Ob. Cit.. Pág. 15

55

la secreción de corticoesteroides durante el estrés. La neurotransmisión

noradrenérgica ejerce un efecto inhibidor de la producción de hormona hipotalámica

liberadora de la corticotropina. En la depresión, al estar reducida la actividad

catecolaminergica, aumenta la actividad de la hormona hipotalámica liberadora de

corticotropina y, consecuentemente, la secreción de hormona corticotropa hipofisiaria

y cortisol123.

1.8.2.2. Eje tiroideo

Desde la morfología, el funcionamiento de la glándula tiroides durante el

envejecimiento se asocia con amplias áreas de atrofia y de fibrosis del tejido

glandular, pérdida en el tamaño de los folículos así como en su contenido coloidal.

Ninguno de estos cambios, sin embargo, tiene entidad suficiente como para poder

hablar de pérdida funcional en relación con ellos124.

En cuanto a los cambios funcionales, se puede decir que el eje sigue produciendo

hormona necesaria, se mantiene la respuesta glandular a TSH exógena, los niveles

hemáticos de T3 y T4 son normales o bajos y existe una menor respuesta al

anticuerpo tirotropin-receptor125.

La glándula tiroides controla la temperatura del cuerpo y el consumo de energía total.

Los pacientes con niveles anormalmente bajos en hormonas tiroideas

(hipotiroidismo) sufren a veces de depresión crónica. Su efecto es tan importante,

que las personas con una forma leve, sin síntoma de hipotiroidismo, pueden ser más

vulnerables a la depresión que el promedio126. Por lo que desde hace tiempo se ha

observado que los enfermos con hipotiroidismo son propensos a estados depresivos,

mientras los hipertiroideos muestran hiperactividad que pueden llegar a semejar

estados sicóticos de tipo maniaco. De hecho, es frecuente encontrar en la depresión

anomalías sutiles de las hormonas tiroideas, con niveles en el límite inferior de los

123 Belloch, A., et Al. Manual de sicopatología, Endocrinología de la depresión. Edición no definida, Volumen 2. Mc Graw Hill, Madrid, España, 2000. Pág. 396-397

124 Kane, R. Ob. Cit. Pág. 17.125 Kane, R. Ob. Cit. Pág. 19,126 Henríquez, J., et Al. Ob. Cit. Pág. 15.

56

valores normales, con alteraciones de las proporciones habituales entre

triyodotironina (T3) y tiroxina (T4)127.

1.8.2.3. Hormona del crecimiento en el adulto mayor.

Las funciones de la hormona del crecimiento experimentan pocas modificaciones en

el curso del envejecimiento fisiológico; sin embargo, en lo que respecta al sexo

masculino, apuntan a que la secreción disminuye progresivamente con la edad.

Podría decirse que tanto en el hombre y en la mujer su funcionamiento disminuye

suavemente con la edad128.

En un sujeto normal, durante un periodo de 24 horas, la hormona del crecimiento

muestra un pico nocturno después del adormecimiento y antes de la aparición de la

primera fase del sueño REM. En los pacientes deprimidos se ha detectado una

hipersecreción diurna de la hormona del crecimiento129.

1.9. Depresión y género.

Las investigaciones en salud mental han mostrado diferencias en algunos trastornos

en función del género, habiéndose encontrado que es más probable que las mujeres

tengan más depresión que los hombres. Aunque estas diferencias parecen ser más

consistentes y acusadas en los países industrializados, este mayor riesgo de

depresión en el género femenino se ha encontrado en múltiples estudios

epidemiológicos y clínicos, realizados en diferentes áreas geográficas y en distintos

períodos temporales. El único periodo donde no se dan diferencias marcadas en las

tasas de depresión entre niños y niñas es en la infancia. Aunque estas diferencias no

son tan marcadas, puede decirse que los niños son los que presentan tasas más

elevadas. Sin embargo, en la adultez, las mujeres son las que presentan más

depresión a lo largo de todo el ciclo vital. Muchos han sido los factores a los que se

ha atribuido la causa de tales diferencias, desde biológicos hasta psicosociales130.

127 Belloch, A., et Al. Manual de sicopatología, endocrinología de la depresión. Edición no definido. Volumen 2. Mc Graw Hill, Madrid, España, 2000. Págs. 398-399

128 Kane, Ob. Cit. Pág. 15129 Belloch, A., et Al.. Ob. Cit. Págs. 400-401.130 Matad. M.” Depresión y género”. Asociación Española de psicología conductual.

http://www.aepc.es/resumenes.php?q=ver@id=2. Citado: 10 septiembre 2005.

57

El género determina en alguna medida la salud mental y las enfermedades mentales.

Se ha prestado más atención a la morbilidad asociada con las enfermedades

mentales que a los determinantes específicos de cada género y a los mecanismos

que promueven y protegen la salud mental y fomentan la resistencia al estrés y la

adversidad.

El género determina el poder diferencial y el control que los hombres y las mujeres

tienen sobre los determinantes socioeconómicos de sus vidas y salud mental,

además de su posición y condición social, el modo en que son tratados dentro de la

sociedad y su susceptibilidad y exposición a riesgos específicos para la salud mental.

Las diferencias de género aparecen, en particular, en las estadísticas de trastornos

mentales comunes (depresión, ansiedad y quejas somáticas). Estos trastornos, que

predominan en las mujeres, afectan aproximadamente a 1 de cada 3 personas en la

comunidad y constituyen un serio problema para la salud pública. La depresión

unipolar, que, según las predicciones, será la segunda causa de carga de

discapacidad mundial en 2020, es dos veces más común entre las mujeres. Reducir

el excesivo número de mujeres que sufren depresión contribuiría de manera

significativa a disminuir la carga mundial de discapacidad causada por trastornos

psicológicos131.

Dentro de las explicaciones biológicas, se ha planteado la posibilidad de la

transmisión genética ligada al cromosoma X, y de la fisiología endocrina femenina

como responsables de la mayor tasa de depresión en la mujer, pero no se ha

encontrado evidencia suficiente para respaldar ninguna de las hipótesis biológicas.

Sin embargo, las explicaciones psicosociales se han planteado diversas hipótesis;

algunos autores plantean que los valores clásicos de la "feminidad" serían una

variante de la indefensión aprendida característica de la depresión. Plantean que las

imágenes estereotipadas y condicionadas socialmente producen en la mujer una

serie de condicionantes cognitivos opuestos a la aserción. Así, durante el proceso de

socialización, las chicas aprenden a ser indefensas, desarrollando ante las

situaciones de estrés un repertorio de respuestas limitadas. Además, esas auto-

131 Organización Mundial de la Salud. “Género y salud mental de las mujeres”. http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/boletin/mujer/genderwoman.html. Citado: 12 diciembre 2005.

58

imágenes y expectativas son interiorizadas en la infancia, de modo que,

posteriormente, llegan a creer que el estereotipo de feminidad es normativo,

esperado y valorado. Algunos autores atribuyen la mayor tasa de depresión en la

mujer a que ésta experimenta más estrés, pudiendo ser éste el causante de la

depresión. Aunque los resultados no son concluyentes, son varios los estudios que

encuentran mayor estrés en las mujeres respecto a los hombres, debido a que estas

poseen más problemas financieros, maritales y laborales132.

En base a lo planteado anteriormente, se puede decir que el control que tanto los

hombre y las mujeres tienen sobre sus determinantes socioeconómicas, culturales,

posición y condición social, ubicación jerárquica dentro de la estructura familiar, etc.

Los y las hará más propensos a la depresión. Dado esto, podemos decir que es el

sexo masculino quien generalmente tiene mayor control sobre su vida, reduciéndose

así, su vulnerabilidad a presentar un cuadro depresivo.

También se ha encontrado que el estrés generado por los que los rodean afecta más

a las mujeres. Estas suelen estar más implicadas que los hombres en las redes

sociales y familiares. Otros autores han propuesto que, en lo que respecta a la

depresión, las diferencias entre mujeres y hombres podrían deberse a que aquéllas

carecen de estrategias adecuadas para el afrontamiento del estrés y/o de la

depresión. También se ha propuesto que las mujeres desempeñan más roles, y que

estos sus roles son más demandantes que los de los hombres. Es curioso, porque,

en general, se ha encontrado que tanto las mujeres como los hombres con más roles

tienen mejor salud, pero parece ser más relevante la calidad de los roles ocupados o

el nivel de competencia y/o control percibido dentro de cada rol que, el número de

roles. Varios estudios han analizado la relación entre el estado civil y depresión en la

mujer, encontrándose resultados contradictorios. Así, aunque se ha planteado que

tanto el matrimonio como el tener hijos/as representa mayor sobrecarga para la

mujer que para el hombre, la asociación de ambos con la depresión de la mujer

depende de complejas interacciones, tales como el nivel de ingresos, el tipo y

condiciones de trabajo de la mujer, el número de hijos/as, la salud y su edad, así

132 Matad. M.” Depresión y género”. Asociación Española de psicología conductual. http://www.aepc.es/resumenes.php?q=ver@id=2. Citado: 10 septiembre 2005.

59

como el tipo de relación con la pareja y el reparto de las cargas domésticas entre

ambos cónyuges133.

Otros factores causales citados han sido el hecho de que las mujeres también son

víctimas de violencia y abusos sexuales con mayor frecuencia. Estos generan

depresión aunado a que tienen mayores tasas de pobreza. La solvencia económica

también representa un factor de riesgo para los problemas mentales, y se ha

encontrado que estos procesos podrían incluso ser más problemáticos para las

mujeres más pobres, ya que pueden depender más del apoyo material y emocional

de su red social, pudiéndole generar más estrés al compartir las experiencias

estresantes de los demás.

Las diferencias en depresión en función del género aumentan en la edad adulta,

cuando las mujeres y los hombres experimentan más diferencias en su estatus

debido al género. Pese a los cambios en las vidas de las mujeres en las últimas

generaciones, serían las desigualdades en salario, poder y autonomía, en casa y en

el trabajo, así como en las responsabilidades familiares y del cuidado del hogar, lo

que explicaría que persistan las diferencias en depresión en función del género134.

Algunos datos importantes con respecto a la salud mental de las mujeres de acuerdo

a la OMS son:

Los trastornos depresivos constituyen casi el 41,9% de los casos de

discapacidad debida a trastornos neuropsiquiátricos entre las mujeres,

mientras que entre los hombres causan el 29,3%.

Los principales problemas de salud mental de la tercera edad son la

depresión, los síndromes orgánicos cerebrales y la demencia. La mayoría de

las personas que sufren estos padecimientos son mujeres.

Se estima que el 80% de los 50 millones de personas afectadas por conflictos

violentos, guerras civiles, desastres y desplazamientos son mujeres y niños.

133 Matad. M.” Depresión y género”. Asociación Española de psicología conductual. http://www.aepc.es/resumenes.php?q=ver@id=2. Citado: 10 septiembre 2005.

134 Matad. M.” Depresión y género”. Asociación Española de psicología conductual. http://www.aepc.es/resumenes.php?q=ver@id=2. Citado: 10 septiembre 2005.

60

Los casos en los que la violencia contra las mujeres prevalece durante toda la

vida oscilan entre un 16% y un 50%.

Al menos 1 de cada 5 mujeres sufren violaciones o intentos de violaciones a lo

largo de su vida135.

La depresión, ansiedad, dolor psicológico, violencia sexual, violencia doméstica y las

cada vez mayores tasas de consumo de sustancias afectan en mayor grado a las

mujeres que a los hombres en diferentes países y en distintas circunstancias.

La presión ejercida por las múltiples funciones que deben desempeñar, la

discriminación de género y los factores asociados con la pobreza, el hambre, la

malnutrición, el exceso de trabajo, la violencia doméstica y los abusos sexuales

explican el deterioro de la salud mental de las mujeres. Existe una relación positiva

entre la frecuencia y la severidad de tales factores sociales y la frecuencia y

severidad de los problemas de salud mental en las mujeres. Los sucesos graves que

causan sentido de pérdida, inferioridad, humillación o aislamiento pueden pronosticar

una depresión136.

Hasta un 20% de las personas que reciben atención primaria de la salud en los

países en desarrollo, sufren ansiedad y/o trastornos depresivos. En la mayoría de los

centros, estos pacientes no son reconocidos y por tanto no reciben tratamiento. La

comunicación entre los profesionales de la salud y las pacientes es extremadamente

autoritaria en muchos países, lo que implica que el hecho de que una mujer revele

sufrir dolor emocional y psicológico sea difícil y a menudo esté estigmatizado,

Cuando las mujeres se atreven a contar sus problemas, muchos profesionales de la

salud tienden a tener prejuicios por razón de género que les llevan a darles un

tratamiento excesivo o insuficiente137.

En España, casi cuatro millones de personas (incluidas las no diagnosticadas) sufren

depresión, es decir, aproximadamente un 10% de la población actual española. Las

135 Organización Mundial de la Salud (OMS). “Género y salud mental de las mujeres”. http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/boletin/mujer/genderwomen.html. Citado: 12 diciembre 2005.

136 Organización Mundial de la Salud (OMS) “Género y salud mental de las mujeres”. http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/boletin/mujer/genderwomen.html. Citado: 12 diciembre 2005.137 Organización Mundial de la Salud. “Género y salud mental de las mujeres”.

http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/boletin/mujer/genderwomen.html. Citado: 12 diciembre 2005.

61

previsiones apuntan a que este porcentaje se incrementará al 15% en las próximas

dos décadas. El problema afecta a escala mundial a 340 millones de ciudadanos de

todo el planeta. Es la primera causa de discapacidad en el mundo, provoca más de

3.000 suicidios al año y más de 1.543.000 estancias hospitalarias. Además, produce

un gasto de 745 millones de euros al año, con 63 millones de euros anuales en forma

de antidepresivos y ansiolíticos. El promedio de los deprimidos que no reciben

atención médica oscila entre el 50% y el 70%. La falta de atención se debe a que

estos no tienen la información debida y no acuden a una consulta, o porque su

depresión no es diagnosticada como tal138.

Se ha indagado que en El Salvador no existen datos sobre estudios de cuantificación

de la depresión realizados en este país, razón por la cual no se presentan en la

presente tesis.

Las desigualdades de género se van acentuando en la vejez, lo que tiene un efecto

claro en la salud de las personas mayores. Las enfermedades que afectan a los

hombres y mujeres de edad avanzada son básicamente las mismas: enfermedades

cardiovasculares, cánceres, problemas músculo esqueléticos, deficiencias

sensoriales o incontinencia urinaria. Sin embargo, la frecuencia, las tendencias y los

tipos específicos de dichas enfermedades son diferentes y las desigualdades de

género explican en gran medida estas diferencias. Además las enfermedades ligadas

a la vejez tienen un mayor impacto en las mujeres porque ellas son mayoría en las

edades avanzadas139.

Actualmente, en España viven 7,2 millones de personas mayores, de las cuales el

65% son mujeres. La esperanza de vida al nacer de estas últimas alcanza ya los

83,1 años frente a los 75,7 años de los hombres. Una diferencia de 7,4 años que

convierte el envejecimiento en algo muy "femenino". Pero una mayor esperanza de

vida no implica una mayor calidad de vida si ésta va acompañada de discapacidad,

enfermedad y dependencia. Las mujeres mayores suelen vivir en situaciones

económicas y sociales más desfavorables que los hombres. Son muchos los

138 Matad. M.” Depresión y género”. Asociación Española de psicología conductual. http://www.aepc.es/resumenes.php?q=ver@id=2. Citado; 10 Septiembre 2005.139 Boletín sobre desigualdades de género en la salud. Boletín numero 6 septiembre/octubre 2005.

http://género.sespas.es/boletín 140905.htm. Citado: 5 de Noviembre 2005.

62

estudios que evidencian sus bajos niveles de educación e ingresos, su situación de

aislamiento social (el 25,9% de las mujeres mayores en España viven solas) y unas

condiciones de vida más desfavorables que limitan su acceso a los servicios

sanitarios y sociales. Además esta situación se agrava cuando aparecen las

minusvalías, hecho que hace que precisen una mayor asistencia y apoyo para el

simple desempeño de sus tareas cotidianas y de las actividades relacionadas con el

cuidado personal140.

En España, el 65% de las personas mayores dependientes son mujeres. Aunque

tengan problemas de dependencia, “envejecer y vivir en su casa” es la preferencia

del 79% de este colectivo. Pero los niveles de cobertura de los servicios sociales en

España, destinados a la atención de las personas mayores en situaciones de

dependencia, son todavía muy bajos para poder satisfacer este deseo. La tasa de

cobertura del Servicio Público de Ayuda a Domicilio (SAD) es sólo del 3,1%; la del

Servicio de Tele asistencia, del 2,1%; y; sólo existe una plaza de Centro de Día por

cada 200 personas mayores. Esto supone que sólo el 9,4% de las personas mayores

en España dispone o podría disponer del apoyo de algún tipo de servicio social. La

escasez de los SAD y de los servicios intermedios ha provocado que las familias

ejerzan una presión impropia hacia la solución menos deseada: las residencias. La

situación actual de la oferta residencial determina que sólo las personas

pertenecientes a las clases sociales más bajas y en situaciones más carenciales

puedan aspirar a una plaza pública, y que sólo las clases altas o medias-altas

puedan acceder a una privada de calidad aceptable141.

Según la OPS, en el caso de las mujeres mayores, la combinación de género y edad

puede tener efectos perjudiciales en su calidad de vida. La percepción del

envejecimiento como el deterioro mental y físico es muy común, tanto en los

profesionales de salud como entre el publico en general. El estado de ánimo de la

mujer afecta su salud mental profundamente. La soledad o dependencia de otros

miembros de la familia afecta la salud mental de las mujeres de mayor edad. Es

140 Boletín sobre desigualdades de género en la salud. Boletín numero 6 septiembre/octubre 2005. http://género.sespas.es/boletín 140905.htm. Citado; 5 de Noviembre 2005.

141 Boletín sobre desigualdades de género en la salud. Boletín numero 6 septiembre/octubre 2005. http://género.sespas.es/boletín 140905.htm. Citado; 5 de Noviembre 2005.

63

importante reconocer los efectos acumulativos de la salud mental de las mujeres, el

estar expuesta a la violencia de genero, el trabajo no remunerado y la discriminación.

Las mujeres de mayor edad en los países en desarrollo sufren de desnutrición

mientras que las mujeres en los países desarrollados tienen una vida sedentaria y

regímenes alimentarios deficientes que causan problemas de salud similares tales

como la anemia, osteoporosis, etc. Los estudios de la salud de las mujeres de mayor

edad deben emplear el enfoque de género para destacar su predominio en la

población de ancianos, su mayor morbilidad y discapacidad a pesar de su

expectativa de vida mayor, y las diferentes maneras en que son afectadas por las

enfermedades y la falta de acceso a la atención en salud142.

En El Salvador, las desigualdades de género se analizan desde diferentes áreas. Los

estudios realizados por el PNUD en cuanto al Índice de Desarrollo Relativo al género

en el área de la salud, afirman que la mortalidad materna experimentó una

disminución importante. De las 155 muertes, por cada cien mil nacidos vivos, en los

años 1988 y 1998, esta se redujo a 120. Sin embargo, aún mantiene niveles

relativamente altos. A esto contribuyen varios factores convergentes que tienen que

ver con el acceso de las mujeres embarazadas a servicios de citología, cérvico

vaginal, control prenatal, control postnatal y suplementario con hierro durante el

embarazo. Las coberturas en esos programas son todavía bajas, especialmente

entre las mujeres del área rural, las embarazadas adolescentes, las de ninguno o

muy bajo nivel educativo y las de bajo nivel socio económico.

La cifra de embarazos en adolescentes continúa siendo muy elevada, a pesar de que

la tasa específica de fecundidad (nacimientos vivos por cada 1000 mujeres),

correspondiente al grupo de 15 a 19 años, descendió de 125, en los años de 1983

1988, y a 116, en el período correspondiente a 1993 y 1998. (FESAL, 1998)143.

Con respecto a la desigualdad de género en El Salvador tenemos:

142 Organización Panamericana de la Salud.” Género y El Envejecimiento”. http://www.paho.org/Spanish/DPM/GPP/GH/genderageingsp.PDF. Citado: 10 septiembre 2005.

143 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado; 3 de marzo 2006.

64

Índice de Desarrollo Humano: Si la clasificación del país dependiera de indicadores

de género, los indicadores del género masculino nos daría la posición 87 a nivel

mundial; en cambio, si el criterio de clasificación fueran las mujeres, el país se

clasificaría 108, 21 posiciones más abajo. (IDHES -2001)144.

Brecha salarial: El salario medio de una mujer con 13 o más años de instrucción es el

73% del salario medio de un hombre (Informe Alternativo Beijing+5)145.

Salud sexual y reproductiva: El 22.18% de los nacimientos en el país son hijos de

mujeres menores de 20 años, el 68.4% fueron embarazos no planificados. (FESAL-

98)146.

Sector informal laboral y trabajo reproductivo: Gran parte de la actividad femenina es

invisible en las cuentas nacionales y representa, según estimaciones 9,429.8

millones de colones, aproximadamente el 55% del presupuesto general del país.

(Informe Alternativo Beijing+5)147.

En el hogar: El 97% de las actividades y responsabilidades hogareñas son realizadas

por las mujeres. (IUDOP). Aproximadamente el 30% del total de hogares

salvadoreños están encabezados por mujeres solas (Informe Alternativo

Beijing+5)148.

Violencia intra-familiar: El 92% de las denuncias registradas pertenecen a mujeres.

En el año 2000, unas 4,672 mujeres y 1,938 niñas se registraron como víctimas de

violencia intrafamiliar (Indicadores sobre Violencia en El Salvador, PNUD-2002)149.

144 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado; 3 de marzo 2006.

145 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado: 3 de marzo 2006.

146 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado: 3 de marzo 2006.

147 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado: 3 de marzo 2006.

148 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado: 3 de marzo 2006.

149 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en El Salvador. http://www.genero-pnud.org.sv/index.php?module=htmlpages&func=display&pid=10. Citado: 3 de marzo 2006.

65

1.10. Sexualidad en el adulto mayor.

El envejecimiento no lleva por sí mismo al cese de la actividad sexual. Más bien

ocurre que diferentes problemas médicos, psicológicos o sociales interfieren con la

expresión normal de la sexualidad.150

Con el paso de los años se van produciendo una serie de cambios en el cuerpo:

1- En los hombres la erección se hace mucho más lenta, disminuyendo también el

número de erecciones nocturnas involuntarias. Después de la eyaculación, una vez

desaparecida la erección pueden pasar días antes de que sea posible obtener otra

erección completa. La eyaculación se retrasa por lo que se reduce la posibilidad de

eyaculación precoz.

2- En las mujeres la vagina se hace más corta y menos elástica y la mucosa más

delgada y frágil, disminuye la capacidad de lubricación, haciendo que el coito pueda

ser doloroso, incluso produciéndose sangrado, y que aumente el riesgo de

infecciones vaginales; es menos frecuente alcanzar el orgasmo, dependiendo de la

técnica de la pareja.151

De acuerdo a un estudio efectuado en Cuba, en el abordaje de la sexualidad de las

personas mayores, persisten actitudes retrógradas que son muy similares a las que

existían en siglos anteriores y que tienden a rechazar, burlarse o en el mejor de los

casos ignorar la existencia de actividad sexual en las personas mayores de 60 años.

Esta actitud ante la sexualidad en la tercera edad puede tener dos explicaciones: En

primer lugar, la incorrecta asociación que se le ha establecido entre sexualidad y

reproducción, mediante la cual se considera que solo es normal la actividad sexual

durante la edad reproductiva, y que la sexualidad es para reproducirse unicamente y

por tanto los ancianos no tienen porque practicarla. En segundo lugar, la existencia

del prejuicio (viejo = enfermo) que es tan fuerte que se instala en los destinatarios del

prejuicio e incluso en el personal que atiende los ancianos.152

150“La sexualidad en el mayor.” http://www.igerontologico.com/salud/Temas/sexualidad.htm. Citado 31 agosto 2006. 151 “La sexualidad en el mayor.” http://www.igerontologico.com/salud/Temas/sexualidad.htm. Citado 31 agosto 2006.

66

Existen conceptos equivocados en que se plantean que la actividad sexual debe

desaparecer en la edad avanzada como un apagamiento fisiológico inevitable y por lo

tanto, desear o hacer en materia sexual después de los 60 años, no es natural,

fisiológico, moral, ni socialmente bien visto. De ahí que esta idea de muerte sexual 

se convierta para muchas personas de ambos sexos en un factor de ansiedad

cuando llega a la edad madura y ve aproximarse esa etapa crítica, lo que provoca el

comienzo de trastornos en la función sexual de índole puramente psíquica.

No se deben olvidar las falsas creencias y mitos acerca de los factores que

contribuyen a la desvalorización de los ancianos, las que están agrupados del

modo siguiente:

1.   Las desviaciones sexuales son más frecuentes en la vejez.

2.   La actividad sexual es mala para la salud, especialmente en la vejez.

3.   Es indecente y de mal gusto que los viejos tengan interés por la sexualidad.

4.   Actitudes ante la vida sexual de los mayores: censura, reproche, miedo, sorpresa,

risas y chistes.

5.   En la menopausia termina la vida sexual.

6. Las personas de edad no son sexualmente deseables, no tienen deseo sexual y

no son sexualmente capaces.153

El envejecimiento no lleva por sí mismo al cese de la actividad sexual. Más bien

ocurre que diferentes problemas médicos, psicológicos o sociales interfieren con la

expresión de la sexualidad.154

Estudios actuales han demostrado que la actividad sexual del anciano está

influenciada por un grupo de factores que pueden incluso hacerla desaparecer y

cuyo conocimiento es necesario:

152 González, I. “Sexualidad en la tercera edad”. Revista Cubana de Medicina General Integral. Mayo-Junio 2002. Vol.18 N°3. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252002000300010&Ing=es&nrm=iso .Citado 30 agosto 2006. 153Viego, Cibeles. “La sexualidad en la tercera edad”. http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art48001. Citado 30 Agosto 2006. 154 “La sexualidad en el mayor.” http://www.igerontologico.com/salud/Temas/sexualidad.htm. Citado 31 agosto 2006.

67

- Falta de estimulo sexual provocados por una vida sexual monótona y poco variada.

- Menor intensidad de las relaciones sociales.

- Pérdida de atractivos corporales de la pareja y la creencia de que es incorrecto

tener fantasías sexuales en esta época.

- Agotamiento físico o psíquico propio de la ancianidad disminuye el interés por el

contacto y crea temor por el cansancio extra.

- Trabajo, jubilación y aspectos económicos (preocupaciones, personas sometidas a

elevadas presiones o demandas laborares e intelectuales derivadas de sus cargos,

próximo arribo a la jubilación. Este inminente cambio en su rol social y las

preocupaciones derivadas de este, cuando no se esta preparado para afrontarlo,

actúan de igual manera en lo relativo al sexo.

- Viudez: los sentimientos afectivos desencadenados por la pérdida del cónyuge se

hacen evidentes y se agrega en ocasiones a un periodo prolongado de inactividad

sexual.

- Enfermedades físicas y mentales: toda enfermedad debilitante o que afecte el

psiquismo, por diferentes mecanismos, pueden alterar la actividad sexual. La

Diabetes Mellitus es un ejemplo típico por mecanismos vasculares y neurogénicos

pueden producir pérdida de la erección o presencia de eyaculación retrógrada por

falta de cierre del esfínter vesical durante el orgasmo; la artrosis, sobre todo en la

mujer puede dificultar la realización del coito.

- Medicamentos: Antidepresivos tricíclicos, fenotiacinas, agentes bloqueadores

colinérgicos, benzodicepinas, narcóticos, inhibidores de la imao, una adecuada elección

del fármaco por el médico, el ajuste de las dosis mínimas necesarias y la discusión

franca con el paciente sobre su actividad sexual pueden disminuir las posibilidades de

disfunción sexual por las drogas.

68

- Alcoholismo: los cambios hormonales y metabólicos que afectan a todo el organismo, y

en especial a los sistemas nerviosos centrales y periféricos, disminución de la

testosterona y ACTH, temblor extrapiramidal, neuritis alcohólica provocan trastorno de la

erección en el hombre y deprimen la libido en cualquier edad.

- Creencias religiosas: consideran el sexo como algo pecaminoso con exclusión de su

valor reproductivo, o que debe ser limitado dentro de estrictas reglas.

- Temor al desempeño: el miedo a fallar a no tener erección o a no hacer "un buen

papel". En la mujer por temor a que su cuerpo o su desempeño no sean del agrado de

su compañero. Podemos afirmar que un hombre o una mujer sanos físicamente y

psíquicamente entre 50 y 70 años o incluso en edades avanzadas pueden mantener un

determinado nivel de actividad sexual155

Sexo: es muy común que la pauta sexual de la pareja sea impuesta por el hombre, dado

a que ese es el papel que se le asigna la sociedad y se da el caso de que la mujer

pueda quedar por debajo de sus deseos o aceptar la actividad, para mantenerse a tono

con su pareja.

Condiciones domésticas: es muy frecuente que coincidan tres generaciones habitando la

misma casa y generalmente los ancianos tiene que compartir su habitación con otra

persona, pues no se piensa que ellos necesitan privacidad.156

En la vejez, existe mayor experiencia sexual, mayor entendimiento en la interacción con

la pareja, mayor ternura ,sabiduría y experiencia sexual acumulada.

Como en esta etapa de la vida se agudiza el criterio de la realidad, se toma mayor

conciencia de lo que puede y no puede hacerse con el sexo, el erotismo está vigorizado

en comparación con el acto sexual propiamente dicho, con una mayor consolidación de

la pareja. Al desaparecer los intereses o las preocupaciones reproductivas, la sexualidad

155 Artola, A. “Cambios Fisiológicos en la Sexualidad en la Tercera Edad”. Junio 2005. http://www.monografias.com/trabajos25/sexo-tercera-edad/sexo-tercera-edad.shtml Citado 30 agosto 2006.156 Viego, Cibeles. “La sexualidad en la tercera edad”.http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art48001. Citado 30 Agosto 2006.

69

en esta etapa de la vida, tiene como único fin el dar y recibir placer.157 Los sentimientos,

los deseos y las actividades sexuales están presentes a lo largo de todo el ciclo vital.

Las relaciones íntimas humanas afirman la propia vida y son válidas a lo largo de toda la

existencia, incluyendo la ancianidad.

La valoración de la actividad sexual en el anciano de ambos sexo tiene que incluir un

enfoque múltiple, pues mas que una afectación intrínseca de la sexualidad lo que existe

es una acumulación de factores (enfermedades cardiovasculares, daño en los vasos

sanguíneos del área genital, cáncer o enfermedades debilitantes, problema psíquicos,

ingestión de medicamentos y de alcohol, así como influencias y hábitos previos ),que

influyen de forma negativa sobre la actividad sexual y no exactamente la edad.158

La actividad sexual en esta etapa depende también de características física psicológica

y biográficas del individuo, de la existencia de una pareja y de sus características, así

como del contexto sociocultural en que esta inmerso. La realidad es que el

envejecimiento produce ciertos cambios en la fisiología sexual, pero comparado con

otros cambios propios de la edad como el ajuste ocular o la capacidad vital, estos

cambios son pequeños, la función sexual, vista desde el ángulo del acto sexual, no de la

reproducción, se mantiene mucho mejor que otras funciones. En las personas mayores

la actividad sexual, no es entendida necesariamente como actividad orientada al coito,

sino, en un sentido mucho más amplio; se trata del placer del contacto corporal global y

la comunicación, así como la seguridad emocional que da el sentirse querido, ademas

de las caricias genitales y el coito cuando se da. Podemos entender el sexo como una

parte de la personalidad total, algo que aparece en los seres humanos y se mantiene

hasta la vejez. Así pues, es amplio el concepto desarrollado y extendido a lo largo de la

vida, que no desaparece por ley en ningún momento de esta, cambia, oscila en su

presentación a lo largo del desarrollo vital, tanto por consecuencia de factores

psicológicos o sociales como biológicos. 159

157 Viego, Cibeles. “La sexualidad en la tercera edad”.http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art48001. Citado 30 Agosto 2006.158 Viego, Cibeles. “La sexualidad en la tercera edad”.http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art48001. Citado 30 Agosto 2006.

70

No todas las enfermedades disminuyen la capacidad sexual. La mala salud física o

psíquica puede llevar a una disminución del deseo y a una alteración en la respuesta

sexual, sobre todo las enfermedades que desfiguran el cuerpo o alteran negativamente

la imagen corporal.

Enfermedades cardiovasculares: los ancianos con enfermedades del corazón no tienen

que evitar las relaciones sexuales por pensar que ponen en riesgo su vida, sino

acomodar sus relaciones al máximo posible sin que aparezca dolor en el pecho ni

sensación de falta de aire. No hay mayor incidencia de muerte súbita durante el coito

que en el resto de la población.

Hipertensión arterial: con una hipertensión leve o moderada no es necesario restringir

las relaciones sexuales. Es necesario revisar los medicamentos que se toman para la

tensión ya que muchos de ellos pueden disminuir el deseo sexual.

Enfermedades neurológicas: en los mayores con Enfermedad cerebrovascular la

actividad sexual no es causa de agravamiento de la enfermedad, la baja autoestima, los

problemas de movilidad, de comunicación y la depresión frecuentes en estos pacientes

alteran su vida sexual. En la Enfermedad de Parkinson no hay alteración de la

sexualidad si los síntomas están controlados. En las Demencias pueden presentarse

episodios de inhibición o de exaltación de la sexualidad.

Enfermedades pulmonares: las relaciones sexuales no se alteran por la propia

enfermedad sino por la falta de aire, la mala oxigenación o algunos tratamientos como

los corticoides.

Enfermedades urológicas: son más frecuentes las infecciones urinarias tras el coito. La

insuficiencia renal crónica produce deterioro de la función sexual. La incontinencia

urinaria no deteriora la función sexual, pero casi la mitad de los ancianos con

incontinencia reconocen no mantener relaciones sexuales por la ansiedad y la

incomodidad que supone el escape de orina no controlada durante el coito

159Artola, A. “Cambios Fisiológicos en la Sexualidad en la Tercera Edad”. Junio 2005. http://www.monografias.com/trabajos25/sexo-tercera-edad/sexo-tercera-edad.shtml Citado 30 agosto 2006.

71

Enfermedades osteoarticulares: no disminuyen el deseo sexual, salvo por la toma de

algunos tratamientos. El paciente debe buscar la situación más cómoda que no le

produzca dolor.

Enfermedades Metabólicas: en la Diabetes la disfunción sexual es muy elevada (65%),

principalmente por las alteraciones circulatorias y de la transmisión nerviosa. Las

alteraciones tiroideas también alteran la esfera sexual.

Trastornos Afectivos: uno de los síntomas de la Depresión es la dificultad para mantener

relaciones personales y sexuales placenteras, algunos de los tratamientos empleados

también disminuyen el deseo sexual.160

Es importante que reconozcamos que la sexualidad existe y que es importante para

ellos y ellas y que al igual que los otros aspectos del individuo se ve inevitablemente

influenciada por todas aquellas condiciones socionaturales que rodean al ser humano y

que son estas condiciones las que al articularse de forma individual y única las que

contribuyen a dificultar o favorecer la adaptación del individuo a su medio.

1.11 Apoyo social en el Adulto Mayor.

Tanto la salud como el funcionamiento social se afectan recíprocamente. Se conoce

que personas con un buen funcionamiento social tienen un mejor desempeño diario,

y al mismo tiempo, personas con buena salud mantienen un funcionamiento social

más adecuado. Así, el funcionamiento social puede ser visto como factor protector o

como factor de riesgo en el bienestar de las personas adultas mayores. La

evaluación del funcionamiento social puede servir para determinar los factores

protectores con los que cuenta el individuo para su bienestar y los factores de riesgo

que necesitan vigilancia161.

160 “La sexualidad en el mayor.” http://www.igerontologico.com/salud/Temas/sexualidad.htm. Citado 31 agosto 2006.161 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas

Mayores”. 3era. Edición Pág. 85 Washington, D.C. 2002.

72

En distintas revisiones sobre las variaciones en apoyo social a través del

envejecimiento (Abel, 1981; Kahn, 1979; Wan, 1982) se indica la existencia de redes

sociales más pequeñas en las personas de mayor edad. Los cambios significativos

ocurren alrededor de los 70 años, siendo además destacables la especial relevancia

que en dichas redes ocupa la estructura familiar. Al mismo tiempo, la familia posee

un papel central destacado especialmente en las redes de apoyo social en ancianos.

La relevancia radica en que esta alcanza cuotas más elevadas ante estados

precarios de salud, o elevados niveles de dependencia. No obstante, en ocasiones

se ha magnificado excesivamente el papel que pueden desempeñar determinados

elementos de la estructura familiar en el bienestar psicológicos de los ancianos.

Resulta difícil pensar que una misma fuente pueda cubrir las necesidades abiertas

ante el déficit de determinadas dimensiones de apoyo producidas por un

empobrecimiento estructural de las redes sociales. Por otra parte, cabe hipotetizar en

relación a las dimensiones de apoyo social, sobre la existencia de niveles diferentes

de necesidades según la edad. De acuerdo con Schulz y Rau (1985), en el adulto

joven los padres son la fuente principal de ayuda tangible, mientras la relación de

amistad que establece con iguales, vendría a satisfacer necesidades de tipo

emocional, ocupando el resto de los familiares un lugar secundario162.

En un periodo medio de madurez dentro del desarrollo adulto, el cónyuge será el

proveedor principal, tanto de apoyo tangible como emocional, recayendo sobre las

relaciones establecidas con amigos y compañeros de trabajo las principales fuentes

de apoyo informativo. Finalmente, en la vejez, los hijos y el cónyuge son quienes

ofrecen la mayor parte del apoyo tangible (cuando se dispone de estas relaciones),

disipándose las necesidades de apoyo informativo y emocional en distintas fuentes

como pueden ser organizaciones formales (grupos religiosos o asociaciones de

ancianos), nietos vecinos y amigos163.

Por lo que se ponen de manifiesto dos características importantes de la dialéctica

establecida entre apoyo social y envejecimiento:

162 Belloch, A., et Al. Manual de sicopatología, Implicaciones del apoyo social. Edición no definido. Volumen 2, McGraw Hill Editores, Madrid, España, 2000. Pág. 755.

163 Belloch, A., et Al. Ob. Cit. Pág. 757.

73

- Determinar fuentes de apoyo que puedan variar su importancia y funciones a

través de la edad.

- Las necesidades propias de cada edad y las alteraciones en las redes

producidas por los cambios biológicos y culturales, pueden determinar la

interacción entre envejecimiento y apoyo social.164.

El instrumento de valoración de recursos sociales que se utilizó fueron preguntas

seleccionadas y adaptadas del Cuestionario OARS (Older Americans Resources and

Services Multidimensional Functional Assessment Questionnaire) propuesto en la

Guía Clínica para Atención Primaria a la personas Adultas Mayores de la OPS165.

1.11.1 La escala para calificar los recursos sociales166:

1. Recursos sociales excelentes o buenos: las relaciones sociales son muy

satisfactorias y extensas; al menos, una persona estaría dispuesta y podría

cuidarlo por tiempo indefinido o al menos por seis semanas.

2. Recursos sociales medianamente deteriorados: las relaciones sociales no son

satisfactorias, tienen poca familia y pocos amigos, pero por lo menos hay una

persona en la que pueda confiar y que podría ocuparse de cuidarlo al menos por

seis semanas.

3. Recursos sociales muy deteriorados: las relaciones sociales no son satisfactorias,

tiene poca familia y pocos amigos y sólo podría encontrar ayuda ocasionalmente.

5. Sin red de recursos sociales: las relaciones sociales no son satisfactorias, tiene

muy poca familia o amigos y no hay nadie que estuviera dispuesto o que pudiera

ayudarle ni siquiera ocasionalmente167.

1.12 Co-morbilidad y enfermedades físicas relacionadas con la depresión geriátrica.

164 Belloch, A., et AL. Ob. Cit. Pág.757.165 Organización Panamericana de la Salud. Ob. Cit. Pág. 90.166 Organización Panamericana de la Salud. Ob. Cit. Pág. 89.167 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas

Mayores”. 3era edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 91.

74

La depresión es el resultado de varios factores que hacen complejo su estudio. En

su etiología se consideran las mismas variables que en la adultez temprana. Durante

el envejecimiento se producen cambios biológicos y psicosociales, ambos

socionaturales propios de esta etapa de la vida, algunos de los cuales son factores

de riesgo para desarrollar depresión en edades tardías168.

En la vejez, la depresión puede ser la manifestación de una enfermedad médica

subyacente, tal y como ocurre en el hipotiroidismo del viejo, la demencia frontal, la

enfermedad de Parkinson, etc. También puede ser que las quejas de molestias

físicas del anciano representen una “depresión enmascarada”. Con frecuencia, se

entrelaza a la depresión con enfermedades físicas, que hacen confuso el cuadro

clínico propio del trastorno afectivo. En las edades tardías, es común la asociación

de la depresión con fármacos y con enfermedades médicas, lo cual complica no sólo

el diagnostico, sino también el tratamiento y el pronostico169.

El reconocimiento de la depresión en edades avanzadas requiere saber de los

cambios que normalmente se producen en el organismo del anciano/a, tanto en su

dinámica familiar y social, y en su adaptación psicológica a las diversas experiencias

existenciales que le toca vivir (duelos, enfermedades, dependencia, discapacidades,

entre otras)170.

La depresión puede relacionarse con otro trastorno mental y/o más de un trastorno

físico. Entre las condiciones mentales se destaca la distimia (asociada en un 20%).

Otros factores relacionados incluyen los trastornos de la personalidad (más aun

aquellos con rasgos obsesivos o histriónicos) y los trastornos adictivos

especialmente el alcoholismo, respecto del cual se registran tasas de prevalencia de

depresión de 5 a 15 %171.

Con respecto a condiciones médicas asociadas, se sabe que la depresión es uno de

los trastornos que con mayor frecuencia se encuentra en la práctica médica. Por la

poli patología y polifarmacia que acompañan a la vejez, es particularmente necesario

168 Alarcón, R. “Depresión de la adultez mayor” Psiquiatría Capitulo 24. OPS 2da. Edición. Editorial D.R. Washington D.C. 2005. Pág. 805.

169 Alarcón, R. “Depresión de la adultez mayor” Psiquiatría Capítulo 24. OPS 2da. Edición Editorial D.R. Washington D.C.2005. Pág. 806.

170 Alarcón, R. Ob. Cit. Pág.807.171 Alarcón, R. Ob. Cit. Pág. 808.

75

evaluar la presencia y la severidad de las enfermedades médicas, así como también

los medicamentos relacionados con los síntomas afectivos. Existe un grupo de

patologías médicas, cuya asociación con la depresión en la adultez mayor es

significativa: la enfermedad de Alzheimer, los ACV (accidente cerebro vascular), la

Enfermedad Cardiovascular, el cáncer y la enfermedad del Parkinson172.

Por todo lo anterior, no debemos olvidar que existen fármacos que presentan como

efectos secundarios la depresión: Antiinfecciosos (Ac. Nalidixico), antiinflamatorios

no esteroideos, antiparkinsonianos (Amantadita y levodopa), Broncodilatadores

(teofilina) Digital, procainamida, hormonas (corticosteroides, hormona corticotropa,

progestágeno), Opiáceos, Psicofármacos (anfetaminas, anticomiciales, barbitúricos,

benzodiacepinas), Neurolépticos; Propanolol173.

1.12.1 Enfermedad de Alzheimer (EA)

En ocasiones, resulta complicado determinar si las alteraciones cognitivas se deben

a un cuadro demencial, o si la depresión, cuando se presenta al inicio de la

enfermedad de Alzheimer, está cursando con problemas de la esfera cognitiva. La

depresión que se observa en la Enfermedad de Alzheimer puede expresarse

clínicamente como síntomas, o bien completar el perfil de la depresión mayor hasta

satisfacer incluso los criterios taxonómicos modernos. La presencia de

manifestaciones depresivas relacionadas con la disfunción cognitiva puede generar

confusión diagnóstica, por lo que es importante la evaluación clínica detallada con

un informante confiable, así como la evaluación neuropsicologica basal y de

seguimiento y el ensayo terapéutico174.

1.12.2 Enfermedad vascular cerebral.

En la adultez, son comunes la depresión, la enfermedad vascular cerebral y la

demencia. El vínculo entre estas tres condiciones es importante, porque la

intervención de una de ellas puede afectar a las otras. En la vejez, las entidades

172 Alarcón, R. Ob. Cit. Pág. 808173 Alarcón, R. “Depresión de la adultez mayor” Psiquiatría Capítulo 24. OPS 2da. Edición Editorial D.R.

Washington D.C.2005. Pág. 809174 Alarcón, R. Ob. Cit. Pág. 810.

76

citadas se traslapan con alguna frecuencia, con lo que se ponen en evidencia

mixturas patológicas y clínicas. Así la depresión puede estar relacionada con

estadios preclínicos o leves de demencia. La enfermedad vascular cerebral

subclínica puede precipitar síntomas clínicos de demencia. El riesgo de desarrollar

depresión es alto después de un accidente cerebro vascular, y la depresión en los

adultos mayores se relaciona con hiperintensidades de la sustancia blanca, lo cual

sugiere enfermedad vascular cerebral175.

Lo más claro desde el punto de vista clínico, es que luego de un accidente cerebro

vascular, son frecuentes los cambios de humor. Se observa que entre 30 y el 65%

de los pacientes con lesiones vasculares en el hemisferio izquierdo, particularmente

en el polo frontal, desarrolla depresión en el primer año del evento176.

1.12.3 Enfermedad cardiovascular.

La enfermedad coronaria, la hipertensión, el infarto al corazón y la aterosclerosis son

problemas cardiovasculares frecuentes en adultos mayores y en países

industrializados. Se ha informado que la depresión se relaciona con el aumento de la

mortalidad, y se atribuye a los problemas cardiovasculares ser una de las principales

causas. La prevalencia de la depresión es alta entre los portadores de la enfermedad

cardiovascular; 37% de los pacientes con enfermedad coronaria comprobada tienen

depresión, y de estos, 7% es portador de depresión mayor; del 13 al 19% de los

pacientes en el momento de un infarto miocárdico tienen depresión, y 26% de

quienes padecen insuficiencia cardiaca también padece depresión. Al comparar con

la población en general la prevalencia de trastorno depresivo es alta en la población

con problema cardiovascular177.

175 Alarcón, R. Ob. Cit. Pág. 810.176 Alarcón, R. “Depresión de la adultez mayor” Psiquiatría. Capítulo 24. OPS. 2da. Edición Editorial

D.R. Washington D.C. 2005. Pág. 810.177 Idem.

77

1.12.4 Cáncer.

La depresión es una afección comórbida que afecta cerca del 25% de los pacientes

con cáncer. Clínicamente, el tipo de presentación más frecuente es el trastorno de

ajuste. La evaluación requiere enfatizar más los síntomas psicológicos que los

somáticos. El proceso diagnóstico requiere la evaluación de factores orgánicos y

farmacológicos ocasionados por el tratamiento, los cuales pueden interpretarse como

depresión. Tales factores incluyen corticosteroides, agentes quimioterapéuticos,

radiación cerebral, complicaciones endocrinas metabólicas del sistema nervioso

central y síndromes paraneoplásico178.

1.12.5 Enfermedad de Parkinson.

La depresión es la condición que con mayor frecuencia acompaña a esta

enfermedad neurodegenerativa. La prevalencia de depresión en la enfermedad de

Parkinson varía entre 4 y 75%, y es más frecuente en los estadios iniciales y finales.

Son escasos los estudios que expliquen el mecanismo de depresión en esta

enfermedad. Algunos plantean como explicación la pérdida acentuada de neuronas

pigmentadas en el área tegumental ventral, otros sugieren la actividad disminuida de

la serotonina179.

La clínica de la depresión en la enfermedad de Parkinson se caracteriza por el

destacado componente ansioso y por la menor ideación autodestructiva180.

178 Alarcón, R. “Depresión de la adultez mayor” Psiquiatría. Capítulo 24. OPS. 2da. Edición Editorial D.R. Washington D.C. 2005. Pág. 811.

179 Idem..180 Idem.

78

1.12.6. Incontinencia Urinaria.

La incontinencia urinaria es la incapacidad para controlar la micción. Y puede variar

desde una fuga ocasional hasta una incapacidad total para aguantar cualquier

cantidad de orina181.

La incontinencia urinaria no es un resultado inevitable de la edad, pero es común en

las personas mayores. Los cambios que ocurren en las vías urinarias con el

envejecimiento son los siguientes: piso pélvico debilitado; disminución del volumen

vesical; disminución en la inhibición de las contracciones vesicales esporádicas;

aumento en el volumen urinario residual; y disminución del volumen necesario para

desencadenar contracciones vesicales. A menudo, se debe a cambios específicos en

la función del cuerpo como consecuencia de enfermedades (ejemplos: hiperglicemia,

delirium parkinson, vaginitis atrófica, etc.) la toma de medicamentos (como por

ejemplo: diuréticos, antihipertensivos, antidepresivos, etc.) y/o el inicio de una

enfermedad (infección del tracto urinario). A pesar de lo señalado con anterioridad,

los cambios funcionales relacionados con la edad no son suficientes para causar por

sí mismos incontinencia urinaria. La prevalencia de la incontinencia urinaria es mayor

en mujeres que en hombres entre los 50 y 75 años. En edades avanzadas la

prevalencia no varía por sexo. El 15% y 30% de personas adultas mayores que

habitan en una comunidad padecen de incontinencia urinaria182.

El paciente con incontinencia urinaria no acude de manera habitual al médico por

este problema ni facilita la información de manera voluntaria. Esto se debe

fundamentalmente a la vergüenza que pudiera producir en la persona y a que se

considera erróneamente como una consecuencia inevitable del envejecimiento. Es

de primordial importancia cuestionar acerca de este problema a todo paciente de

edad como parte de una rutina de evaluación183.

1.12.7 Enfermedades Infecciosas.

181 Organización Panamericana de la Salud. Ob. Cit. Págs. 328-329.182 Organización Panamericana de la Salud. Ob. Cit. Pág. 328.183 Idem.

79

Las infecciones tienen un gran impacto en el adulto mayor. Son causas importantes

de muerte y discapacidad, además de ser una de las causas con mayor frecuencia

de hospitalización en este grupo de población. Una infección en el adulto mayor

puede presentarse dentro de un amplio rango de manifestaciones clínicas, de forma

típica o con hallazgos sutiles. Por tanto, una infección debe ser sospechada y

buscarse en cualquier adulto mayor con un declinar agudo o subagudo de su estado

funcional. Muchas de estas enfermedades son prevenibles o curables, por lo que es

importante un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado. Su incidencia y letalidad

son mayores que en las poblaciones más jóvenes184.

Entre los factores que predisponen al anciano a infecciones están: estancias

hospitalarias más frecuentes y prolongadas por enfermedades agudas y crónicas;

dichas estancias colocan al paciente en mayor riesgo de adquirir enfermedades

intrahospitalarias. Las enfermedades crónicas que padecen las personas mayores

pueden predisponer a enfermedades infecciosas; como por ejemplo, las

enfermedades neoplásicas conllevan mayor frecuencia de infecciones, sobre todo las

del sistema hematológico. Además la inmunosupresión durante el tratamiento se

convierte en un factor de predisposición. El hecho de que la incidencia de diabetes

mellitus sea más elevada en la vejez predispone a infecciones más constantes de

vías urinarias, tejidos blandos y huesos. La hipertrofia prostática con obstrucción es

un factor que predispone a infecciones de las vías urinarias en el paciente geriátrico

masculino. Algunas enfermedades crónicas existentes quizá encubran una infección

aguda, por lo general, la artritis séptica se desarrolla en una articulación con afección

previa185.

Entre las condiciones médicas infecciosas relacionadas con depresión en las

personas mayores están: hepatitis, herpes, neumonía, SIDA, la influenza, sífilis,

tifoidea y toxoplasmosis186.

184 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3a edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 361.

185 Kane, R. Ob. Cit. Pág. 298.186 Alarcón, R. Ob. Cit . Pág. 809.

80

II. METODOLOGÍA.

2.1 Tipo de estudio.

El tipo de estudio realizado fue de carácter descriptivo.

2.2 Universo y muestra.

La población de adultos mayores del Sistema Básico de Salud Integral (SIBASI) del

departamento de La Paz. Esta población se determinó al obtener la información de

los adultos mayores que consultaron en todos los establecimientos de salud del

SIBASI La Paz en los meses de enero y febrero entre los años de 2000 al 2004;

calculándose un aproximado de 5276 adultos por año; siendo este el universo que

se utilizó para la realización de esta investigación.

Se realizó un muestreo intencional para cubrir cuotas; es decir que las unidades

fueron seleccionadas por conveniencia para el investigador. Luego se fijaron cuotas

o un número de individuos que cumplían los criterios de inclusión del estudio. Una

vez determinada la cuota se eligió a los primeros adultos mayores que consultaron

en las unidades de salud con las características antes mencionadas187. Debido a que

las muestras son seleccionadas de manera no aleatoria, solamente es posible hacer

afirmaciones de tipo descriptivo sobre la muestra188. El muestreo se realizó en cada

uno de los 23 establecimientos de salud, excluyéndose San José La Paz Arriba, ya

que fue ahí donde se realizó la validación del instrumento.

El porcentaje de adultos mayores encuestados se realizó con base en la población

de adultos mayores que atiende cada uno de las unidades de salud. De tal modo, se

determinó que en Zacatecoluca se realizarían el 23% de las encuestas (77); en San

Luis la Herradura, el 10% (45), en San Luis Talpa, el 10% (45) y en Santiago

Nonualco, el 7% (34). En el resto de establecimientos no existe mayores

187 Morales, A.; Morillo; L.E. “Epidemiología Clínica: Investigación clínica aplicada”. 1° edición; Editorial Médica Internacional, Colombia Bogotá. 2004. Págs. 136-137.

188 Bonilla. G; “Cómo hacer una tesis de graduación con técnicas estadísticas”. Tercera Edición. UCA Editores, El Salvador, San Salvador 1998. Págs. 96-97.

81

diferencias en cuanto a su población, por lo cual a cada uno de ellos les

correspondería el 3%, es decir 9 encuestas.

Las encuestas realizadas en los establecimientos con población similar, fueron

realizadas en una visita por parte de los entrevistadores. En los establecimientos

grandes, se capacitó en el contenido del instrumento a la enfermera encargada del

Club del Adulto Mayor para que fuera ella quien realizara el levantamiento de datos

en las reuniones del club.

El tamaño de la muestra se determinó mediante fórmula para el cálculo de tamaño

de muestras para poblaciones finitas utilizando un muestreo simple, la cuál es189:

En la cual: n=Z²PQN/(N-1)E²+Z²PQ

Z: es el valor crítico=2; asumiendo un coeficiente de confianza del 95.4%

P: proporción poblacional de la ocurrencia de la característica poblacional que se

quiere estimar, ya que el valor de P no se conoce se puede asumir que P=0.5 y se

asume máxima variabilidad.

Q= 1-P

E: es el error de la muestra (0.05)

Al aplicar la fórmula se determinó que la muestra estadísticamente válida es de 375

adultos mayores que consultaron los establecimientos de salud del Ministerio de

Salud Pública y Asistencia Social del departamento de La Paz de enero a febrero del

2006.

2.2.1 Criterios de inclusión.

Criterios de inclusión para la selección de la muestra.

1. Personas mayores de 60 años.

2. Personas que consultaron durante los meses de enero a febrero de 2006.

3. Individuos de ambos sexos.

4. Personas dispuestas a colaborar con el estudio.

189 Bonilla, G. “Cómo hacer una tesis de graduación con técnicas estadísticas.” Tercera Edición 1998. UCA editores. Págs. 121-125.

82

5. No poseer patología psiquiátrica previamente diagnosticada al día de la

consulta.

2.3 Métodos de recopilación de datos.

2.3.1 Instrumentos.

La información se obtuvo a través de pruebas de tamizaje de depresión y

cuestionario OARS (Instrumento de Valoración de los Recursos Sociales) de la

Organización Panamericana de la Salud. Se utilizaron también encuestas realizadas

por las enfermeras encargadas del Club del Adulto Mayor de las unidades de salud

de Zacatecoluca, San Luis La Herradura, San Luis Talpa y Santiago Nonualco. Se

contrató a dos encuestadores para el resto de establecimientos de salud.

2.3.2 Contenido de instrumentos.

En la primera parte de la encuesta se obtuvo información de datos generales de la

persona investigada; es decir el género, la procedencia de los ingresos económicos:

si era pensionado (a), dependiente del grupo familiar, económicamente activo (a) u

otro. También se definió el ingreso promedio mensual de cada persona para conocer

su ubicación en la línea de pobreza.

De igual manera se estudiaron los antecedentes médicos de la persona, es decir,

cuáles enfermedades padece y cuáles medicamentos toma regularmente.

Como cuarto punto se presenta la Escala de Depresión Geriátrica Abreviada utilizada

por la Organización Panamericana de la Salud en la Guía Clínica de Atención

Primaria en las Personas Adultas Mayores. La escala de depresión geriátrica es un

instrumento ampliamente utilizado para el tamizaje de depresión, a tal punto que ha

sido traducida y validada en diversos idiomas. La versión original fue desarrollada

por Brink y Yesavage en 1982. En su versión original, dicha escala consta de 30

preguntas; sin embargo, existe una la versión abreviada de 15 preguntas (modificada

83

por Shekh y Yesavage en 1986). Esta escala tiene una sensibilidad de 81.1 y

especificidad de 76.7 para el diagnóstico de depresión, tomando en cuenta la

recomendación de complementarla con un estudio clínico más dirigido en aquellos

pacientes que resulten con el diagnostico de depresión190.

El cuestionario utilizado en la presente investigación consta de 15 preguntas. Las

preguntas en las que se obtuvo un resultado en mayúsculas asignaban un punto al

participante. Al sumar el puntaje de cada respuesta y obtener un total de 5 o más

puntos se realizó un diagnóstico de depresión.

Básicamente, lo que se indaga es si el adulto mayor está satisfecho(a) con su vida, si

muestra una pérdida de intereses en sus actividades, sentimientos de tristeza,

desánimo, preocupación, felicidad, desesperanza, inutilidad, desamparo. En los

casos en que se obtuvo como resultado un valor mayor o igual a los cinco puntos, se

procedió a la revisión del expediente clínico para verificar si dentro de su historial

clínico había sido previamente diagnosticado y manejado como una depresión. De

este modo, se verificó la accesibilidad al diagnóstico y tratamiento recibido

previamente por el paciente.

La última parte del instrumento incluye el Cuestionario OARS que se utilizó para

valorar los recursos sociales en el adulto mayor y que también es utilizado por la

OPS en la Guía Clínica para la atención Primaria a las Personas Adultas Mayores.

En este se investigó el estado civil, la persona con la que habita, la cantidad de

personas que lo visita o le habla por teléfono durante la semana, si cuenta con

alguna persona de confianza, si se siente solo, frecuencia con que ve a sus

familiares y amigos, si cuando se enferma contaba con alguien que lo ayudara y por

cuánto tiempo lo podría cuidarlo (la). Por último, se indaga si el adulto mayor posee

el suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas diarias.

190 Revista médica de Chile-Depresión en el adulto mayor. Evaluación de la afectividad como instrumento.www.s.cielo.cl/scielo.php?...&script=sci_arttext&tlng=es. Citado: 15 febrero 2006.

84

2.3.3 Forma de administración.

Se llevo a cabo en la consulta diaria de los servicios de salud del Ministerio de

Salud Publica y Asistencia social, para ello se contó con la colaboración de

encuestadores y personal de enfermería que laboran en las unidades de salud del

SIBASI La Paz.

Se siguieron los siguientes pasos:

El paciente fue recibido y seleccionado, por el equipo de investigación y el personal

capacitado, tomando en cuenta los criterios de inclusión antes mencionados.

Se le extendió su expediente clínico correspondiente.

Luego de pasar por el usual proceso de preparación (medición de peso, signos

vitales; etc.) y la consulta médica o la atención que solicitaré el usuario; se pasó al

personal que colaboró con el equipo de investigación para la administración del

instrumento de tamizaje.

2.3.4 Procedimiento logístico.

Los datos se procesaron a través de la utilización del programa SPSS 10 utilizando

el siguiente cruce de variables:

- Depresión- edad.

- Depresión-sexo.

- Depresión-estado civil.

- Depresión- red de apoyo social.

- Depresión- ingresos económicos.

- Depresión- enfermedades.

- Depresión-medicamentos.

Los resultados obtenidos se presentan a través de tablas para una mejor

comprensión de los mismos.

85

2.4 Variables analizadas de acuerdo a los objetivos planteados en la investigación.

OBJETIVO VARIABLES INDICADORES CÓMO SE RECOGERÁN LOS DATOS

QUE PREGUNTAS SE UTILIZARAN

FUENTE DE RECOLECCIÓN

Objetivo 1:Determinar el perfil de los adultos mayores que consultan a los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de la Paz de enero a febrero del 2006.

Variable: Perfil del adulto mayor

Indicador A: sexoMasculinoFemenino

Indicador B: Edad60-64 años65-69 años> 70 años

Encuesta Datos generales

Encuesta a pacientes adultos mayores que consultan en el MSPAS La Paz

Objetivo 2Comparar el perfil del adulto mayor deprimido con el perfil del adulto sin depresión que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de la Paz de enero a febrero del 2006

Perfil del adulto mayor deprimido y no deprimido

Indicador A: presencia depresión:- Insatisfecho

con la vida.- Pérdida de

interés o actividades previas.

- Sentimiento de aburrimiento.

- Estado de ánimo.

- Sensación de preocupación.

- Sentirse feliz.- Sentimiento

de soledad.- Alteraciones

de la memoria.- Percepción de

inutilidad.- Estado de

ánimo jovial.- Sentimiento

de desesperanza.

- Pérdida de autoestima en comparación a los demás.

Encuesta. Test de tamizaje de depresión

Encuesta a pacientes adultos mayores que consultan en el MSPAS La Paz

86

OBJETIVO VARIABLES INDICADORES CÓMO SE RECOGERÁN LOS DATOS

QUE PREGUNTAS SE UTILIZARAN

FUENTE DE RECOLECCIÓN

Indicador B: Edad60-64 años65-69 años> 70 años

Encuesta Datos generales

Encuesta a pacientes adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz

Indicador C: sexoMasculinoFemenino

Encuesta Datos generales

Encuesta a paciente adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz

Indicador D: estado civilSoltero (a)Casado (a)Acompañado (a)Divorciado (a)Viudo (a)

Encuesta Cuestionario OARS

Encuesta a pacientes adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz

Indicador E: fuente de ingreso económico- Pensionado- Dependiente

de la familia- Económicame

nte activo- Otros- Ingreso

promedio mensual.

Encuesta Cuestionario OARS

Encuesta a pacientes adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz

87

OBJETIVO VARIABLES INDICADORES CÓMO SE RECOGERÁN LOS DATOS

QUE PREGUNTAS SE UTILIZARAN

FUENTE DE RECOLECCIÓN

Objetivo 3Determinar las condiciones asociadas a la depresión encontrados en el adulto mayor que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de la Paz de enero a febrero del 2006.

Condiciones asociadas a la depresión.

- Con quién vive.

- Visitas que recibe.

- Contacto telefónico.

- Visitas sociales realizadas.

- Tiene en quien confiar.

- Sentimiento de soledad.

- Visitas de familiares.

- Adultos que lo cuiden al enfermar.

- Recursos económicos suficientes.

Encuesta Cuestionario OARS

Encuesta a pacientes adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz

Objetivo 4Definir y comparar el perfil de la comorbilidad de los adultos mayores deprimidos/as y los que no sufren depresión que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de la Paz de enero a febrero del 2006.

Enfermedadesasociadas y tratamientos

Indicador A: enfermedades crónicas

Indicador B: enfermedades agudas

Indicador C: medicamentos prescritos

Encuesta Historia médica

Encuesta a pacientes adultos mayores que consultan en el MSPAS La Paz

Objetivo 5Describir la accesibilidad a los diagnósticos, tratamientos antidepresivos y terapias o grupos de apoyo que se les proporcionan a los adultos mayores que consulta en los servicios de salud del MSPASdepartamento de la Paz de enero a febrero del 2006.

Tratamiento antidepresivo

Indicador A: diagnóstico previo.

Indicador B: Ingiere medicamento

Indicador C: psicoterapia

Encuesta Revisión de expedientes.

Encuesta a pacientes adultos mayores que consulten en el MSPAS La Paz.

88

III. RESULTADOS.

3.1. Perfil de los adultos mayores que consultan a los servicios de

salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el

departamento de La Paz de enero a febrero del 2006.

Tabla N° 1:Género de personas mayores encuestadas de enero a febrero de 2006 en el

SIBASI La Paz.SEXO FRECUENCIA PORCENTAJE

MASCULINO 139 37

FEMENINO 236 63

TOTAL 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

El total de encuestas realizadas a las personas mayores que consultaron a los

diferentes establecimientos de salud del SIBASI La Paz fue de 375. El 37% de los

entrevistados fueron del género masculino y; el 63 %, corresponde al género

femenino.

Por lo anterior, podemos concluir que las mujeres mayores son las que más utilizan

los servicios de salud. Esto puede estar influenciado por los diferentes roles que

desempeñan las mujeres en la sociedad. Entre ellos podemos nombrar las

responsables de la salud de la familia, el cuidado de la casa, los niños y la familia sin

tener remuneración alguna. Las mujeres adultas mayores son las que hacen el papel

de madres substitutas en muchos hogares, cuidando los nietos ante la ausencia de

las madres. El estudio demostró que la mujer adulta mayor no utiliza los servicios de

salud exclusivamente para ella sino que también para otros miembros de la familia, lo

cual le facilita el acceso a la consulta. Culturalmente hablando, a la mujer es a quien

se le permite expresar la necesidad de ayuda. Todo lo contrario sucede con el

hombre, puesto que si él solicita ayuda, se le considera vulnerable o débil siendo un

rol no permitido para el género masculino.

89

Tabla N° 2:Rango de edades de personas mayores encuestadas en el SIBASI La Paz enero-

febrero 2006.EDAD FRECUENCIA PORCENTAJE

60-64 93 24,8

65-69 108 28,8

70 O MAS 174 46,4

TOTAL 375 100,0

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

De los adultos mayores encuestados en el SIBASI La Paz, el mayor porcentaje

corresponde al rango de edad de 70 años y más (46.4%). El 28.8% son personas

mayores de 65 y 69 años y, el restante 24.8% corresponde a los adultos cuya edad

oscila entre los de 60-64 años.

Cabe aclarar que el rango de edad de “70 años o más” utilizado en esta

investigación, incluye los rangos de edades siguientes: “de 70 a 74 años”, “75 a 79

años” y “más de 80 años”. Esta forma de estratificación abarca aproximadamente 20

años, a diferencia de los rangos utilizados “de 60 a 64 años” y “de 65 a 69 años” que

solamente incluyen 5 años de edad cada uno. Esto explica porque es mayor el

porcentaje de personas encontradas en este grupo, lo cual no implica que existe una

mayor población de este grupo etáreo a nivel del SIBASI La Paz, situación que se

puede correlacionar con los datos a nivel nacional proporcionados por DIGESTIC.

90

3.2 Comparación de los perfiles de la persona mayor deprimida y

de la persona mayor sin depresión que consultan en los servicios

de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el

departamento de la Paz enero y febrero 2006.

3.2.1. Personas mayores deprimidas y no deprimidas en el SIBASI La Paz.

Tabla N° 3:Personas mayores deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

ESTADO FRECUENCIA PORCENTAJE

DEPRIMIDO 161 43

NO DEPRIMIDO 214 57

TOTAL 375 100

.Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

De las 375 encuestas realizadas en el SIBASI La Paz, el 43% de la muestra

presentaba depresión según el cuestionario de YESAVAGE. El 57% no presentaba

dicha patología.

Podemos concluir que la prevalencia de depresión es elevada en comparación a las

investigaciones realizadas por otras instituciones. La Organización Panamericana de

la salud reporta que la prevalencia de síntomas depresivos en adultos mayores que

viven en la comunidad es del 14 al 25%191. Otro aspecto relevante es que dicha

prevalencia de depresión es mayor en el género femenino en relación al género

masculino192. Esta tendencia se mantiene constante en los casos de depresión en

base al género en el SIBASI. Sin embargo, debemos aclarar que, hasta la fecha, no

existen datos de prevalencia de depresión en adulto mayor en el país, por lo cual no

podemos compararlo con parámetros nacionales.

3.2.2 Perfil del adulto mayor deprimido.

191 Organización Panamericana de la Salud. “Guia clínica para atención primaria a las personas adultas mayores”. Tercera edición. Washington, D.C. 2003. Pág. 202.

192 Fonendo.com. “Prevalencia de depresión y su tratamiento en el anciano” http://www.fonendo.com/noticias/10/2000/07/2.5html. Citado: Marzo 31 2006.

91

Tabla N°4:Perfil de las personas mayores deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-

febrero 2006.PERFIL DEL ADULTO MAYOR DEPRIMIDO N° %

SEXO

MASCULINO 51 36.7

FEMENINO 110 46.6

EDADES

60-64 AÑOS 30 18.6

65-69 AÑOS 51 31.7

MAS 70 AÑOS 80 49.7

ESTADO

CIVIL

SOLTERO/A 42 26.1

CASADO Y/O

ACOMPAÑADO

55 34.2

VIUDO/A 50 31.0

DIVORCIADO/A 14 8.7

CON QUIEN VIVE

SOLO 30 18.6

ACOMPAÑADO 131 81.4

INGRESO ECONÓMICO

MAYOR SALARIO

MÍNIMO 3 1.9

MENOR SALARIO

MÍNIMO 57 35.4

PRESENCIA DE

ENFERMEDADES

CON MORBILIDAD

118 73.3

SIN MORBILIDAD

43 26.7

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

En el estudio se encontró que el perfil la persona mayor deprimida es el siguiente: el

género de la persona mayor deprimida es predominantemente femenino y constituye

el 46.6% de las personas mayores deprimidas; el grupo etáreo mayormente afectado

con un 49.7% es el de mayores de 70 años. En relación al estado civil, el 34.2% son

casados, seguidos por los viudos, los cuales se ubican en el segundo lugar con un

31%.

El 81.4% de las personas mayores deprimidas viven con otras personas y el 18.6%

viven solos y solas. Con respecto al ingreso económico de las personas mayores

deprimidas, el 35.4% percibe un ingreso menor que un salario mínimo. El 73.3% de

las personas mayores deprimidas padece alguna enfermedad. Podemos concluir que

92

en el perfil de la persona mayor deprimida, el sexo femenino es el más afectado, lo

cual es similar a la bibliografía consultada en relación a la depresión y el género.

Esto se ve influenciado por los diferentes roles desempeñados por la mujer, entre

ellos: ser madre, cuidar a la familia, y, en algunos casos, depender económicamente

del compañero de vida o de alguno de los hijos, etc. En cuanto al estado civil son

los(as) casados(as) y los(as) viudos(as) los más afectados, asociándose esto último

al sentimiento de pérdida experimentado, que aunado a muchos otros factores puede

generar en un momento dado un estado depresivo. Los que perciben un ingreso

promedio menor a un salario mínimo son las personas más deprimidas, ya que no

cubren sus necesidades básicas lo que les genera sentimientos de minusvalía,

impotencia y vulnerabilidad. Los que presentan alguna enfermedad crónica muestran

mayor tendencia a padecer depresión. Esto este probablemente asociado a los

síntomas propios de la enfermedad y/o los efectos secundarios de los medicamentos

induciendo un cuadro depresivo en algún momento dado de su vida. Todas estas

condiciones forman parte de la causalidad estructural de la depresión.

93

3.2.3 Comparación de los perfiles de la persona mayor deprimida y de la

persona mayor sin depresión.

Tabla N° 5:Género de las personas mayores deprimidas y no deprimidas

encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

GENERO

CONDICIÓN

TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

MASCULINO 51 36.7 88 63.3 139 37.0

FEMENINO 110 46.6 126 53.3 236 62.9

TOTAL 161 42.9 214 57 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Con respecto al sexo se encontró que del 100% de mujeres estudiadas el 46.6%

presentaba depresión. Esto en contraste con el restante 36.7% del género masculino

que también estaban deprimidos. Al compararlo con los no deprimidos(as) se

encontró que la tendencia se invierte, es decir, el sexo masculino tiene un porcentaje

de 63.3% y el sexo femenino de 53.3%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula de que no hay asociación entre el género y la depresión.

Determinamos el valor de P de 0.51, el cual es mayor que un alfa de 0.05,

aceptamos la hipótesis planteada en este estudio, es decir no existe asociación

entre el género y la depresión.

94

Tabla N° 6:Edad de las personas mayores deprimidas y no deprimidas encuestadas en el

SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

EDAD

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

60-64 AÑOS 30 18.6 63 29.4 93 24.8

65-69 AÑOS 51 31.7 57 26.6 108 28.8

70 AÑOS O MÁS 80 49.7 94 43.9 174 46.4

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Con respecto a la edad de los entrevistados diagnosticados como deprimidos el

rango más afectado por la depresión lo constituye lo mayores de 70 años, con un

porcentaje de 49.7%. Estos son seguidos en orden descendente por las personas

mayores en el rango de edad ubicado de los 65 a los 69 años (31.7%) y, finalmente

los de 60-64 años con el 18.6%. Con respecto a los no deprimidos se obtuvo que los

de 70 años y más corresponden a un 43.9%, los de 60-64 años al 29.4% y,

finalmente los de 65-69 años al 26.6%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula: no existe asociación entre la edad de la persona y la depresión. El

valor de P da como resultado 0.15 que es mayor que 0.05 que es el valor de alfa, por

lo que aceptamos la hipótesis nula: no existe asociación entre la edad y la presencia

de depresión.

95

Tabla N° 7:Estado civil de las personas mayores deprimidas y no deprimidas

encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.ESTADO

CIVIL

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

SOLTERO/A 42 26.1 58 27.1 100 26.6

CASADO Y/O

ACOMPAÑADO

55 34.2 108 50.5 163 43.5

VIUDO/A 50 31.0 38 17.7 88 23.5

DIVORCIADO/A 14 8.7 10 4.7 24 6.4

TOTAL 161 100 214 100 375 1000

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Con respecto al estado civil de la persona mayor deprimida se observa que los

casados/as corresponden al 34% de los deprimidos, los viudos al 31%, los solteros al

26% y, finalmente, los divorciados con al 8.7%. En relación a los no deprimidos y el

estado civil se obtuvo que los casados corresponden al 50.5%, seguido por los

solteros con el 27.1%, los viudos con 17.7% y los divorciados con el 4.7%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula de que no existe asociación entre el estado civil de la persona y la

presencia de depresión. Al calcular el valor P este fue de 0.0. Este es menor que el

valor alfa de 0.05, por lo que concluimos que sí existe asociación entre la depresión y

el estado civil. La prueba Phi nos da un valor de 1 por lo que define que existe una

fuerte asociación entre ambas variables. Todo esto es similar a lo encontrado sobre

la depresión en los estudios realizados en otros países. En el caso de la viudez, se

correlaciona con el sentimiento de pérdida y; en el caso de la persona casada o

acompañada, se asocia a un sin número de roles tanto económicos, familiares,

laborales, etc. Todos estos factores son condiciones asociadas a la depresión

cuando supera la capacidad adaptativa de la persona.

96

Tabla N° 8:Procedencia de ingresos económicos de las personas mayores deprimidas y no

deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.PROCEDENCIA INGRESOS

ECONÓMICOS

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

PENSIONADO 14 8.7 39 18.2 53 14.1

DEPENDIENTE DE FAMILIA 100 62.1 119 55.6 219 58.4

ECONÓMICAMENTE

ACTIVO

25 15.5 50 23.4 75 20.0

AMIGOS 22 13.7 6 2.8 28 7.5

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

En las personas mayores deprimidas la procedencia de los ingresos económicos

recibidos corresponde, en su mayoría, a los dependientes de familias (el 62.1%), el

15.5% a los económicamente activos, 13.6% a los que reciben ayuda de amigos y,

solamente, el 8.7% son pensionados. Con respecto a los no deprimidos los

dependientes de familia corresponden al 55.6%, los económicamente activos al

23.4%, pensionados con el 18.2% y, finalmente, a los que los amigos les ayudan

económicamente alcanzan un 2.8%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula de que no existe asociación entre la procedencia de los ingresos

económicos y la depresión. Calculamos el valor P en cual da como resultado 0.002

que es menor que alfa de 0.05. Por ello rechazamos la hipótesis planteada con

anterioridad y podemos afirmar que, si hay asociación entre la procedencia de los

ingresos económicos y la presencia depresión. Al realizar la Prueba Phi se obtuvo un

valor de 0.3 lo cual representa una asociación débil entre la procedencia de ingresos

y depresión.

97

Tabla N° 9: Promedio de ingresos económicos de las personas mayores deprimidas y no

deprimidas encuestadas en SIBASI La Paz enero-febrero 2006.PROMEDIO DE

INGRESOS MENSUALES

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

NO ESPECIFICADO 101 62.7 151 70.6 252 67.2

MENOR DE SALARIO

MÍNIMO

57 35.4 48 22.4 105 28

MAS DE SALARIO

MÍNIMO

3 1.9 15 7.0 18 4.8

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Al relacionar el promedio de ingresos económicos de las personas mayores

deprimidas, el 62.7%, de los que proporcionaron datos, no dio información al

respecto. Se obtuvo que, de los deprimidos, el 35.4% poseen ingresos menores del

salario mínimo ($154); y solamente el 1.9% recibe ingresos mayores a un salario

mínimo. Esta tendencia también se mantiene en los no deprimidos, es decir, los que

perciben un ingreso menor al salario mínimo corresponden al 22.4% y más de un

salario mínimo, el 7% de los(as) encuestados(as).

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis de que no existe asociación entre el promedio de ingresos económicos de

la persona mayor y la presencia de la depresión. Obtenemos un valor P de 0.017

menor que el alfa de 0.05 por lo cual rechazamos lo planteado con anterioridad y

verificamos que sí existe relación entre el ingreso económico y la depresión. Al

realizar la prueba de Phi se obtuvo un valor de 0.2 lo cual representa una asociación

débil entre ambas variables.

Por todo lo anterior, podemos concluir que no existe asociación entre el sexo de las

personas mayores y la presencia de depresión, aunque son las adultas mayores del

sexo femenino las más afectadas por la depresión. El sexo masculino se ve menos

98

afectado por la depresión. Con respecto a la edad de las personas mayores se

determinó que no hay asociación entre la edad y la depresión. Obtuvimos una mayor

tendencia de depresión en las personas mayores de 70 años, ya que es el grupo que

acumula más personas en este estudio. Igual tendencia se observó en las personas

no deprimidas con respecto a este rango de edad.

En relación al estado civil, se afirma que si esta asociado a la depresión; en el

estudio el mayor porcentaje de personas mayores deprimidas corresponde a los(as)

casados(as) y/o acompañados(as), seguidos por los viudos(as). En el caso de las

personas mayores no deprimidas el mayor porcentaje corresponde a los casados y

los solteros.

En cuanto a la procedencia de los ingresos económicos y el promedio de ingresos

se encontró una igual tendencia entre los deprimidos y no deprimidos, ya que la

mayoría percibe un ingreso menor del salario mínimo lo cual influye en su menor

poder adquisitivo en el mercado. Afirmamos esto, porque la canasta básica para una

persona estaría costando, según el Ministerio de Economía193, a finales del 2004

$140, costo que, obviamente, ha sufrido un incremento para el 2006. A la fecha, no

hay datos exactos, aunque este aumento es percibido por toda la población. Estamos

ante una población en pobreza extrema que cubre solamente una canasta básica,

dejando descubiertas sus necesidades de vivienda, salud, ropa, etc. Esta situación,

aunada a los sentimientos de minusvalía que se producen al depender de otros

familiares, incrementa la vulnerabilidad del adulto mayor que contribuye a generar

depresión en este grupo social.

193 Ministerio de Economía, Dirección General de Estadística y Censos. “Índice de precios al consumidor 2005”. Enero 2006.http://www.minec.gob.sv/media%5Cdownloads%5CPresentaciones%5CInforme%20Anual%20Inflacion%202005.pdf. Citado el 5 de abril de 2006.

99

3.3 Condiciones asociadas a la depresión encontradas en la

persona mayor que consulta en los servicios de salud del Ministerio

de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de la Paz

enero y febrero 2006.

Tabla N° 10:Presencia de enfermedades en las personas mayores deprimidas y no

deprimidas encuestadas en SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

PADECE DE

ENFERMEDADES

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

SI 118 73.3 135 63 253 67.5

NO 43 26.7 79 37 122 32.5

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Con respecto a la presencia de enfermedades podemos decir que el 73.3% de los y

las deprimidas(os) padece de alguna enfermedad médica, mientras que el 26.7% de

las personas mayores deprimidas no padece enfermedades. En relación a los no

deprimidos, el 63% presenta alguna enfermedad y solamente el 37% se consideraron

sanos.

En el presente estudio, se determinó la prueba del Chi Cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula de que no existe asociación entre la presencia de depresión y la

existencia de enfermedad médica concomitante. Estadísticamente hablando, se

obtuvo un valor P de 0.096 el cual es mayor que un alfa de 0.05 lo que permite

aceptar la hipótesis nula planteada, es decir que no existe asociación entre la

depresión y la presencia de enfermedad médica.

100

Tabla N° 11:Personas con las que viven las personas mayores deprimidas y no deprimidas

encuestadas en SIBASI La Paz enero-febrero 2006.CON QUIEN VIVE LA

PERSONA MAYOR

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

SOLO 30 18.6 30 14 60 16

CÓNYUGE 48 29.8 105 49 153 40.8

HIJOS 52 32.3 46 21.4 98 26.1

NIETOS 14 8.7 16 7.5 30 8

OTRO FAMILIAR 15 9.3 16 7.5 31 8.30

NO FAMILIAR 2 1.2 1 0.5 3 0.8

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

La relación de la depresión y las condiciones del entorno familiar, específicamente al

evaluar con quién vive la persona mayor deprimida, se obtuvo que el 32.3% viven

con los hijos. Este porcentaje es seguido por el de aquéllas personas mayores que

viven con el cónyuge (29.8%). Los que viven solos son el 18.6%, los que conviven

con otros familiares, el 9.3%, los que viven con los nietos, el 8.7% y finalmente, el

1.2% conviven con un no “familiar”.

En las personas mayores no deprimidas se obtuvo que el 49% vive con el cónyuge;

el 21.4% con los hijos; el 14% solos y, los que viven con nietos u otros “no familiares”

representan el 7.5% cada uno.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y la hipótesis nula

planteada es que no existe asociación entre la depresión y las personas que

conviven con la persona mayor. Se obtuvo un valor P de 0.19, el cual es mayor que

el alfa de 0.05, lo cual nos permite aceptar la hipótesis planteada, no existiendo

asociación entre la depresión y las personas que conviven con la persona mayor.

101

Tabla N° 12:Percepción económica de las personas mayores deprimidas y no deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006 sobre la satisfacción de sus

necesidades.CONSIDERA UD QUE

TIENE SUFICIENTE

DINERO PARA CUBRIR

SUS NECESIDADES

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

SI 29 18 82 38.3 111 29.6

NO 132 82 132 61.7 264 70.4

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Con respecto a la percepción que tienen las personas mayores en cuanto a los

ingresos económicos que reciben y la cobertura o no de sus necesidades, se obtuvo

que el 82% de los deprimidos perciben que estas no cubren sus necesidades,

mientras que solo el 18% percibe que sí las cubre. La tendencia es similar en los no

deprimidos, pero existe un leve incremento entre los que perciben que sí las cubre

con un 38.3% y los que no las cubren, con el 61.7%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y la hipótesis nula

planteada es que no existe asociación entre el poseer suficiente dinero para cubrir

las necesidades de las personas mayores y la presencia de depresión. Se obtuvo un

valor P de 0.0 que es menor que el valor de alfa de 0.05. Esto permite rechazar la

hipótesis nula. Por lo tanto, concluimos que sí existe asociación entre el poseer

suficiente dinero para cubrir las necesidades y la depresión. Al realizar la Prueba Phi

se obtuvo un valor de 0.22, lo cual indica una asociación débil entre las variables

anteriores.

102

Tabla N° 13:Frecuencia de visitas a las personas mayores deprimidas y no deprimidas

encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006

CUANTOS LO VISITAN

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

NADIE 54 33.5 31 14.5 85 22.7

1-3 PERSONAS 70 43.5 90 42 160 42.7

4-6 PERSONAS 23 14.3 47 22.0 70 18.6

MÁS 6 PERSONAS 14 8.7 46 21.5 60 16

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

En cuanto al número de visitas recibidas por la persona mayor la semana previa al

estudio se encontró que el 66.5% de las personas mayores recibieron visitas, pero

que a pesar de ello, presentaron depresión. Un 33.5% de los deprimidos no recibió

visita en ese periodo. En cuanto a los no deprimidos, estos recibieron visitas en un

mayor porcentaje (85.5%). Los que no recibieron visita son solamente el 14.5%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y la hipótesis nula

planteada es que no existe asociación entre las visitas que reciban las personas

mayores y la presencia de depresión. El valor P fue de 0.0 el cual es menor que el

alfa de 0.05, por lo que rechazamos la hipótesis nula y concluimos que sí existe

asociación entre las visitas recibidas y la depresión. El realizar la prueba Phi se

obtuvo un valor de 0.30, lo cual representa una asociación débil entre las variables

depresión y las visitas recibidas por la persona mayor.

103

Tabla N° 14:Ayuda en caso de enfermedad de las personas mayores deprimidas y no

deprimidas encuestadas en SIBASI La Paz enero-febrero 2006

SI ENFERMA ALGUIEN

LE AYUDA

CONDICIÓN TOTAL PARTICIPANTES

DEPRESIÓN NO DEPRESIÓN

N° % N° % N° %

SI 125 77.6 201 93.9 326 86.9

NO 36 22.4 13 6.1 49 13.1

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006

Todas las personas mayores incluidas en el estudio cuentan con algún tipo de ayuda

en caso de presentar alguna enfermedad o discapacidad. Este porcentaje

corresponde al 77.6% en los deprimidos y, en mayor porcentaje a los no deprimidos,

es decir con el 93.9%.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos planteamos la

hipótesis nula que no existe asociación entre el contar con alguien que le ayude en

caso de enfermar y la presencia de depresión. Se obtuvo un valor P de 0.0 que es

menor que el alfa de 0.05. Con estos valores se rechaza la hipótesis planteada

concluyendo que existe asociación entre el contar con ayuda al enfermar y la

depresión. La prueba Phi dió como resultado un valor de 0.27 que permite

determinar una asociación débil entre las variables.

Con respecto a las condiciones asociadas a la depresión en la persona mayor

encontramos muchas condiciones heterogéneas que, enfocadas desde la

perspectiva de la causalidad estructural y la socionaturalidad de los fenómenos, se

puede concluir que la presencia de enfermedades orgánicas no se encuentra

asociadas a depresión. No se puede obviar que algunas patologías pueden estar

relacionadas con discapacidad total o relativa en el individuo, o bien asociarse a

efectos colaterales producidos por los medicamentos utilizados para su control.

104

El apoyo social evaluado en este estudio incluye las visitas recibidas en su vivienda,

percepción de ayuda en caso de discapacidad o enfermedad y la o las personas

con quien vive el adulto mayor.

En cuanto a la presencia de depresión y la o las personas con quien convive la

persona mayor, se encontró que no existe una asociación entre ambas variables.

En el estudio, la mayor parte de las personas mayores deprimidas viven con alguien

más en sus viviendas y aun así presentaron depresión. Es de hacer notar que el

entorno familiar en que se encuentra la persona mayor puede ser una condición

protectora o desencadenante de depresión que se relaciona no sólo con la compañía

con que cuenta la persona mayor en su entorno, sino también se relaciona con la

calidad de atención que reciba.

En relación a las visitas recibidas por el(la) adulto(a) mayor en la semana previa al

estudio y su relación con la depresión se determinó que sí existe asociación entre

ellas, ya que al recibir dicha atención por parte de otra persona, la autoestima del

adulto(a) mayor se ve influenciada de manera positiva. Esto se encuentra

relacionado con la percepción que la persona mayor tenga acerca del apoyo,

compañía, confianza, etc. que le generen las visitas recibidas, lo cual no

necesariamente se encuentra relacionado con la cantidad de visitas.

La ayuda recibida por la persona mayor en caso de enfermedad o discapacidad se

encuentra asociada a depresión, ya que disminuye el sentimiento de minusvalía

generando seguridad y permitiendo una mejor adaptación ante esas situaciones.

El aspecto económico se convierte en otra condición asociada a la depresión en la

persona mayor. Al no cubrir sus necesidades básicas, se ve aumentada la

vulnerabilidad contribuyendo a hacer más difícil su adaptación al medio.

Para terminar este apartado, podemos concluir que las condiciones asociadas a

depresión: el apoyo social, el ingreso económico y la existencia de co-morbilidad son

condiciones socionaturales, cada una de ellas insuficientes por sí solas para

desencadenar depresión, sin embargo, formando parte de la causalidad estructural

de esta enfermedad.

105

3.4 Descripción comparativa del perfil de enfermedades de las

personas mayores deprimidos/as y los que no lo están que consulta

en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y

Asistencia Social en el departamento de La Paz enero y febrero

2006.

Tabla N° 15:Presencia de enfermedades agudas o crónicas de los personas mayores

deprimidas y no deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

PRESENCIA DE

ENFERMEDADES

CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

ENFERMEDADES

AGUDAS

12 7.5 16 7.5 28 7.5

ENFERMEDADES

CRÓNICAS

102 63.3 116 54.2 218 58.1

SANOS 47 29.2 81 37.8 128 34.1

NO RECUERDA 0 0 1 0.5 1 0.3

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006

El mayor porcentaje de enfermedades en las personas mayores deprimidas (63.3%)

encuestadas corresponde a las enfermedades crónicas. Las enfermedades agudas

ocupan un 7.5%. Con relación a las personas mayores no deprimidas, el 54.2%

presentan enfermedades crónicas y el 7.5% enfermedades agudas. Esto significa

que las personas mayores deprimidas presentan mayor porcentaje enfermedades

crónicas.

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y nos hemos planteado

dos hipótesis: la primera es que no existe asociación entre las enfermedades

crónicas y la presencia de depresión. Para probar esta hipótesis obtuvimos un valor

P de 0.16, el cual es mayor que el alfa de 0.05. Con estos valores, se acepta la

hipótesis nula, es decir, que no hay asociación entre la presencia de enfermedades

crónicas y depresión. La segunda hipótesis es que no existe asociación entre las

106

enfermedades agudas y la depresión. Para probarla, se obtuvo un valor P de 0.93

que es mayor que el alfa de 0.05, por lo que aceptamos la hipótesis, determinando

que no existe asociación entre las enfermedades agudas y la depresión. Por lo tanto,

podemos concluir que la presencia de enfermedades agudas y/o crónicas no tiene

asociación con la depresión, pero puede formar parte de las condiciones de la

causalidad estructural de la patología al alterar la estabilidad emocional de la

persona mayor y generar sentimientos de minusvalía, dependencia, etc.

107

Tabla N° 16:Enfermedades crónicas presentes en las personas mayores deprimidos y no

deprimidos encuestadas en SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

ENFERMEDADES

CRÓNICAS

CONDICIÓN

DIFERENCIADEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

HIPERTENSIÓN 22 21.6 46 39.6 68 31.2

ASMA BRONQUIAL 77 6.8 11 9.4 18 8.2

GLAUCOMA 1 1.0 1 1.0 2 1.0

HERNIA 2 2.0 2 1.7 4 1.8

ULCERA VARICOSA 1 1.0 0 0 1 0.4

BRONQUIECTASIA 1 1.0 0 0 1 0.4

OSTEOPOROSIS 2 2.0 0 0 2 1.0

DIABETES 20 19.6 15 12.9 35 16.0

HIPERPLASIA PROSTÁTICA

BENIGNA

1 1.0 0 0 1 0.4

DISLIPIDEMIAS 0 0 2 1.7 2 1.0

ARTRITIS 19 18.6 18 15.5 37 17.0

EN. ACIDO PEPTICA 21 20.5 14 12.0 35 16.0

SINDROME DE INTESTINO

IRRITABLE

4 3.9 4 3.4 8 3.6

ANEMIA 1 1.0 1 1.0 2 1.0

ANSIEDAD 0 0 2 1.7 2 1.0

TOTAL 102 100 116 100 218 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006

Se obtuvo como resultado que las principales enfermedades presentes en las

personas mayores deprimidas son la hipertensión arterial crónica con 21.6%,

diabetes mellitus: 19.6%, artritis: 18.6% y, enfermedad ácido péptica: 20.5%. Al

comparar dichas enfermedades en las personas mayores no deprimidas se encontró

que la hipertensión arterial representa un 39.6%, diabetes mellitus un 12.9%, artritis

15.5% y enfermedad ácido péptica un 12%.

Es decir, las enfermedades crónicas son más frecuentes en las personas mayores

deprimidas –excepto por la hipertensión arterial-. Esto debido a que son

enfermedades discapacitantes que alteran la capacidad de adaptación al medio de

los adultos mayores.

108

Tabla N° 17:Enfermedades agudas presentes en las personas mayores deprimidas y no

deprimidas encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006.

ENFERMEDAD

CONDICIÓN TOTAL

DEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

CEFALEA 4 33.3 8 50 12 42.9

CONJUNTIVITIS 2 16.7 0 0 2 7.1

INFECCIONES DE VÍAS

URINARIAS

1 8.3 0 0 1 3.6

HERPES 1 8.3 0 0 1 3.6

ANGINA PECTORIS 1 8.3 2 12.5 3 10.7

INFECCIONES RESPIRATORIAS

AGUDAS

3 25 6 37.5 9 32.1

TOTAL 12 100 16 100 28 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006

En cuanto a las enfermedades agudas, se detectaron con mayor frecuencia las

cefaleas con un 33.3% y las infecciones respiratorias agudas con un 25% en las

personas mayores deprimidas. En relación a las personas mayores no deprimidas

este porcentaje aumenta, ya que en las cefaleas corresponde al 50% y las

infecciones respiratorias agudas al 37.5%. Por lo cual concluimos que, en este

estudio, existe una mayor frecuencia de enfermedades agudas en las personas no

deprimidas. Según los resultados, las enfermedades agudas no estarían asociadas

como causa única a la depresión, lo cual no niega que en un momento dado pueden

ser condiciones de la causalidad estructural de la depresión.

109

Tabla N° 18:Medicamentos que ingieren las personas mayores deprimidas y no deprimidas

encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006MEDICAMENTO CONDICIÓN TOTAL

PARTICIPANTESDEPRIMIDO NO DEPRIMIDO

N° % N° % N° %

ANTIHIPERTENSIVO 12 7.5 34 15.9 46 12.3

ANTIBIOTICOS 6 3.7 0 0 6 1.6

MULTIVITAMINAS 5 3.1 5 2.3 10 2.7

ACETAMINOFEN 7 4.3 10 4.7 17 4.5

ANTIARRÍTMICOS 1 0.6 1 0.4 2 0.5

INSULINA 1 0.6 0 0 1 0.3

HIPOGLICEMIANTE 15 9.3 13 6.1 28 7.5

AINE 24 15.0 37 17.3 61 16.3

ANTICOLINERGICO 6 3.7 2 0.9 8 2.1

PROTECTOR GÁSTRICO 21 13.0 15 7.0 36 9.6

BRONCODILATADORES 5 3.1 10 4.7 15 4.0

MEDICINA NATURAL 3 1.9 1 0.5 4 1.1

NO RECUERDA 21 13.0 24 11.2 45 12.0

OTROS 4 2.5 3 1.4 7 1.8

NADA 30 18.6 59 27.6 89 23.7

TOTAL 161 100 214 100 375 100

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

Los medicamentos ingeridos más representativos en el estudio, de acuerdo a las

enfermedades encontradas, son: los antihipertensivos (7.5%), hipoglicemiantes

(9.3%), insulina (0.6%), antiinflamatorios no esteroideos (15%) y protectores

gástricos (13%).

En el presente estudio se realizó la prueba de chi-cuadrado y se planteó la hipótesis

nula que no existe asociación entre el uso de antihipertensivos, hipoglicemiante,

insulina y protector gástrico y la presencia de depresión. En cada uno obtuvimos un

valor de P mayor que el alfa de 0.05, por lo cual aceptamos la hipótesis nula. No

existe asociación entre el consumo de dichos medicamentos y la depresión. En el

caso de los antiinflamatorios no esteroideos para la prueba de Chi cuadrado se

planteó la hipótesis nula de que no existe relación entre el consumo de

antiinflamatorios no esteroideos y la presencia de depresión: Se obtuvo un valor P de

110

0.03 que es menor para un alfa de 0.05. Por lo tanto, rechazamos la hipótesis nula,

afirmando que sí existe asociación entre el uso de antiinflamatorios no esteroideos y

la depresión. Sin embargo, al realizar la Prueba Phi para los antiinflamatoiros no

esteroideos se obtuvo un valor de 0.13 lo cual representa una débil asociación entre

ellos y la depresión.

Podemos concluir que el uso crónico de medicamentos, a pesar de ser parte de las

condiciones heterogéneas de la causalidad estructural, este no está estadísticamente

asociado a la depresión. Sin embargo, en este estudio se encontró que el uso de los

antiinflamatorios no esteroideos se constituye como una de las condiciones

asociadas a la depresión. La razón de esta afirmación es que estos son utilizados en

enfermedades con síntomas dolorosos y al interactuar con otras condiciones alteran

el estado emocional pudiendo generar el fenómeno depresivo en el adulto mayor.

111

3.5 Accesibilidad a los diagnósticos, tratamientos antidepresivos y

terapia o grupos de apoyo que se les proporciona a las personas

mayores que consulta en los servicios de salud del Ministerio de

Salud Pública y Asistencia Social en el departamento de La Paz

enero y febrero 2006.

Tabla N° 19: Tratamientos para depresión recibidos por las personas mayores deprimidas

encuestadas en el SIBASI La Paz enero-febrero 2006ESTADO TOTAL TRATAMIENTO

RECIBIDO%

DEPRIMIDO 161 0 0

Fuente: instrumento de tamizaje (Escala de depresión geriátrica Yesavage y Cuestionario OARS) enero-febrero 2006.

En el presente estudio se encontró un total de 161 personas mayores deprimidas de

acuerdo al Test de tamizaje de Yesavage. En todos estos casos se efectuó una

revisión de los expedientes clínicos correspondientes, pudiéndose constatar que en

ningún momento se había hecho diagnóstico de depresión. Tampoco se había

instaurado una terapéutica orientada al tratamiento de la depresión como entidad

clínica reconocida. Se pudo corroborar que en un porcentaje muy pequeño (25.5%)

algunos de los pacientes fueron diagnosticados con trastornos de ansiedad e

insomnio para lo cual fueron medicados con ansiolíticos en forma periódica.

Podemos concluir que, en los servicios de salud de SIBASI La Paz no se cuenta con

una orientación que permita al personal de salud, que se encuentra directamente

relacionado con la persona mayor, la detección de síntomas asociados a la

depresión. La tristeza y otros síntomas que padecen los adultos mayores son

considerados como parte del proceso normal del envejecimiento. Esto se traduce

en una ausencia de diagnóstico y un inadecuado manejo en lo que respecta a la

depresión como patología.

112

IV. CONCLUSIONES.

1. En cuanto al perfil de las personas mayores que consultan los servicios de

salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento

de La Paz de enero a febrero del 2006, podemos concluir: que fueron las

mujeres mayores las que más utilizaron los servicios de salud, en

comparación con los hombres mayores. Esto en congruencia con los roles

establecidos socialmente para cada género. La población adulta mayor que

representó el mayor porcentaje en el SIBASI de La Paz durante el periodo de

estudio corresponde al grupo etáreo de 70 años o más, lo cual está

determinado porque este grupo abarca un rango más amplio de edades (dos

décadas), a diferencia de las otras agrupaciones que abarcan un quinquenio .

2. La prevalencia de depresión que se encontró en el estudio es elevada (43%),

en comparación a las investigaciones realizadas por otras instituciones a nivel

internacional (14-25% OPS)194. Existe una mayor tendencia a presentar

depresión por parte de las personas mayores del sexo femenino, lo cual

podría relacionarse con los diversos roles que desempañan las mujeres en su

vida cotidiana y que muchas veces afectan la capacidad adaptativa de la

mujer.

3. Al comparar el perfil del adulto mayor deprimido con el perfil del adulto mayor

sin depresión que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud

Pública y Asistencia Social en el departamento de La Paz de enero a febrero

del 2006, se encontró que, a simple vista, no se puede hacer una

diferenciación marcada, ya que son diferencias escasas en los deprimidos y

no deprimidos que nos pueden hacer sospechar o darnos una tendencia. Esto

se respalda con el siguiente ejemplo: relación con la presencia de

enfermedades concomitantes, el hecho de convivir con otras personas en su

vivienda y recibir un ingreso menor al salario mínimo son condiciones

194 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3era edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 202.

113

similares para personas mayores deprimidas y no deprimidas. Lo anterior nos

permite concluir que existen condiciones socionaturales comparables en

ambos perfiles, pero que es la articulación adecuada de las mismas lo que

permite el desencadenamiento o no de la patología, siendo insuficientes por sí

solas para desencadenar depresión.

4. En cuanto a las condiciones asociadas a la depresión en el adulto mayor que

consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia

Social en el departamento de La Paz de enero a febrero del 2006 se concluye

que:

a. a) Existe asociación entre la procedencia y el promedio del ingreso

económico de la persona mayor y la presencia de depresión; debido a

que la mayoría de de los (as) encuestados(as) tiene un ingreso menor

al salario mínimo, disminuyéndole así su capacidad adquisitiva para

suplir sus necesidades básicas, lo cual los vuelve más vulnerables a

presentar esta patología.

b. Además, con respecto al apoyo social, existe asociación entre las

visitas recibidas por la persona mayor y la depresión. Esto puede ser

explicado porque la compañía influye de manera positiva en la

autoestima de la persona mayor. Además, se pudo probar que la ayuda

recibida por la persona mayor en caso de enfermedad o discapacidad

se encuentra asociada a depresión, ya que disminuye el sentimiento de

vulnerabilidad pues al recibir ayuda por parte de otras personas genera

seguridad en la persona mayor y le permite una mejor adaptación ante

esas situaciones.

c. .Existe asociación entre el estado civil de la persona mayor y la

presencia de depresión, en este estudio se encontró una tendencia a

presentar depresión por parte de las personas mayores casadas y

viudas, lo cual puede relacionarse al desempeño de los diferentes roles

en el matrimonio y al sentimiento de pérdida respectivamente.

114

5. Al comparar el perfil de enfermedades, tanto de los adultos mayores

deprimidos/as y así como los que no lo están, que consulta en los servicios de

salud del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en el departamento

de La Paz de enero a febrero del 2006, se concluye que las patologías

crónicas que con mayor frecuencia se encontraron en este estudio fueron la

hipertensión arterial, diabetes mellitus, artritis y enfermedad ácido péptica.

Estas enfermedades se encontraron en mayor proporción en las personas

mayores deprimidas. Las enfermedades agudas detectadas son la cefalea y

las infecciones respiratorias agudas, las cuales tienen una mayor tendencia a

presentarse en las personas mayores no deprimidas. Sin embargo, la

presencia de enfermedades agudas y/o crónicas no están asociadas

estadísticamente a la depresión, pero pueden ser condiciones que alteran la

estabilidad emocional de la persona mayor y generen sentimientos de

minusvalía, dependencia, etc. que pueden contribuir a la presencia de

depresión en algunas personas. Con respecto al uso crónico de

medicamentos se encontró que los antiinflamatorios no esteroideos están

asociados con personas que tiene diagnóstico de depresión, debido a que su

uso está relacionado con enfermedades que cursan con síntomas dolorosos lo

cual altera el estado emocional de la persona mayor.

6. Con respecto a la accesibilidad a los diagnósticos, tratamientos antidepresivos

y terapia o grupos de apoyo que se les proporcionan a los adultos mayores

que consulta en los servicios de salud del Ministerio de Salud Pública y

Asistencia Social en el departamento de La Paz de enero a febrero del 2006

podemos concluir que:

a. No se encontró ni una sola persona mayor diagnosticada como

deprimida en los servicios de salud del SIBASI La Paz. Una de las

explicaciones para la ausencia de este diagnóstico podría ser el hecho

de que se continúa considerando la depresión como parte del proceso

normal del envejecimiento. Esto se traduce en una ausencia en la

identificación de los síntomas depresivos y una consecuente ausencia

115

de diagnóstico, ausencia de medicación antidepresiva adecuada y

ausencia de terapias de apoyo para la persona mayor deprimida del

SIBASI La Paz. Además concluimos que los grupos de apoyo que

existen actualmente no logran brindar al adulto mayor los elementos

necesarios para mejorar de manera integral la forma de vida de las

personas mayores. Solamente les dan charlas acerca de la

hipertensión arterial, la diabetes y sobre nutrición. Se explora muy poco

o nada la parte de salud mental o el estado de ánimo de estas

personas. Unido a esto, el medio hostil en el cual se encuentran

inmersas las personas mayores, aumenta las dificultades de lograr un

envejecimiento exitoso, surgiendo la necesidad de efectuar cambios a

nivel de los grupos de apoyo.

116

V. RECOMENDACIONES.

1. Se recomienda fomentar, a través de la educación continuada en el personal de

salud que conforma el SIBASI La Paz, un cambio de pensamiento que amplíe su

concepción de un adulto mayor y de los procesos de salud enfermedad de la

socionaturalidad de los fenómenos y desde la causalidad estructural.

2. Se recomienda al personal de salud tener presente siempre el perfil de la persona

mayor con depresión: sexo femenino, casada o viuda, mayor de 70 años, ingreso

menor al salario mínimo. Esto principalmente para lograr una identificación

oportuna de los síntomas depresivos en las personas mayores usuarias de los

servicios de salud del SIBASI La Paz. Esta concientización permitirá un

diagnóstico oportuno y un manejo adecuado de dicha patología. No deben dejar

de investigarse a los adultos mayores con un perfil diferente al anteriormente

planteado o a todo aquel que realiza consultas múltiples puesto que estas

personas podrían estar asociadas a somatizaciones que enmascaren un cuadro

de depresión. Todo lo anterior, obliga a profundizar en la búsqueda del

diagnóstico de la depresión apoyándose en el uso del test de Yesavege como un

instrumento de tamizaje.

3. Concienciar a las familias de las personas mayores y al personal del SIBASI La

Paz a través de:

a. En la medida de lo posible dependiendo de las condiciones económicas de

cada familia lograr una incorporación de ésta en los grupos de apoyo y/o

consulta médica a fin de concienciar sobre los cambios fisiológicos del

envejecimiento y la inherente vulnerabilidad que se genera. Hacerles ver la

importancia del apoyo social y familiar en esta etapa de la vida para asegurar

un envejecimiento exitoso.

117

b. Hacer énfasis en la necesidad del reconocimiento de todas aquellas

condiciones que en la persona mayor alteran el estado emocional y que

pueden convertirse en factores protectores o desencadenantes de depresión.

c. Asimismo, crear nuevos grupos de apoyo de la persona mayor y el

fortalecimiento de los ya existentes, proporcionando de esta manera, más

elementos que les permita lograr un mejor manejo de su entorno, a través del

establecimiento de condiciones favorables que contribuyan a alcanzar una

mejor calidad de vida. Se sugiere que para esto se implementen actividades

educativas y culturales como son la alfabetización, coros, danza, baile de

salón, cursos de alfabetización se implementen terapias ocupacionales como

talleres de manualidades, artesanías y tejidos; actividades recreativas como

juegos de mesa: dominó, bingo o lotería; también la celebración de festejos y

eventos especiales paseos recreativos coordinados con el Instituto

Salvadoreño de Turismo., charlas de motivación, etc. De esta forma, la

persona mayor ocupará su tiempo libre y aumentará su red social de apoyo,

permitiéndole así adquirir nuevas destrezas y habilidades para mejorar sus

sentimientos de autoestima.

d. Debido a las dificultades económicas de las familias de los adultos mayores

del SIBASI La Paz, para la realización de las actividades anteriormente

mencionadas se sugiere implementar una estrategia de apadrinamiento

dirigida a la sociedad civil y a la empresa privada a fin de exhortarlos a

brindar un aporte económico mensual. Tomando en consideración que previo

a la implementación de esta estrategia se sugiere la creación de un patronato

constituido por personal de SIBASI La Paz y las familias de los adultos

mayores a fin de coordinar las actividades y administrar los recursos

económicos recibidos de las donaciones.

4. Desarrollar estudios en el SIBASI La Paz que aborden las patologías como la

diabetes, hipertensión arterial y osteoartritis. El propósito de esto es correlacionar

118

la importancia que tienen como enfermedades asociadas a la depresión en la

persona mayor, dados los cambios físicos que provocan en estos pacientes.

5. Brindar capacitaciones al personal de salud del SIBASI La Paz para que se

reconozca que la presencia de enfermedades crónicas que cursan con

sintomatología dolorosa y la utilización de antiinflamatorios no esteroideos

pueden asociarse a la depresión, por lo que se debe tener en mente como una

señal de alarma para que el personal de salud considere el diagnóstico de esta

patología y brinde un manejo temprano y oportuno a la misma.

6. Se sugiere al SIBASI La Paz el establecimiento de una búsqueda continua de

diagnósticos de patologías como la depresión en el adulto mayor a través de la

utilización rutinaria de test de tamizajes de depresión como el test de Yesavage

utilizado en este estudio. Asimismo se sugiere capacitar al personal de salud

sobre la causalidad estructural de la patología entendiendo así la problemática

individual de la persona mayor y reconociendo la existencia de condiciones que

contribuyen a la presencia de salud o enfermedad para lograr el establecimiento

oportuno de terapias de apoyo y tratamiento médico apropiado a fin de contribuir

al mejoramiento de las condiciones de vida de la persona mayor.

119

VI. ANEXOS

Instrumento basado en la Guía Clínica de Atención Primaria del Adulto Mayor

de la Organización Panamericana de la Salud.

Datos Generales:

Nombre: _____________________________________

Exp. N°___ Fecha:_______________

Sexo: M___ F___ Edad ________

Procedencia de ingresos económicos:

Pensionado(a) ______ Dependiente de familia______

Económicamente activo(a) _____ Otro (especificar)______________

Ingresos promedio al mes:______________________

Historia Médica:

¿Padece Ud. de alguna enfermedad?: sí no

¿Qué Enfermedades padece?:_________________________________________

¿Qué medicamentos toma?: _______________________________________

_______________________________________________________________

120

Escala de Depresión Geriátrica Abreviada: Guía Clínica para Atención primaria

a los Adultos Mayores de la Organización Panamericana de la Salud. 195

Responder a cada una de las siguientes preguntas según como se ha sentido

durante la ÚLTIMA SEMANA

RESPUESTA PUNTAJE

1. ¿Está Ud. básicamente satisfecho(a) con su vida? si NO

2. ¿Ha disminuido o abandonado(a) muchos de sus

actividades previas?

SÍ no

3. ¿Siente que su vida esta vacía? SÍ no

4. ¿Se siente aburrido(a) frecuentemente? SÍ no

5. ¿Está UD. de buen ánimo la mayoría del tiempo? sí NO

6. ¿Esta preocupado(a) o teme que algo malo le va pasar? SÍ no

7. ¿Se siente feliz la mayor parte del tiempo? sí NO

8. ¿Se siente con frecuencia desamparado(a)? SÍ no

9. ¿Prefiere Ud. quedarse en casa a salir hacer cosas

nuevas?

SÍ no

10. ¿Se siente Ud. que tiene más problemas con su

memoria que otras adultos de su edad?

SÍ no

11. ¿Cree Ud. que es maravilloso estar vivo(a)? sí NO

12. ¿Se siente inútil o despreciable como esta Ud.

Actualmente?

SÍ no

13. ¿Se siente lleno(a) de energía? sí NO

14. ¿Se encuentra sin esperanza ante su situación actual? SÍ no

15. ¿Cree Ud. que las otras adultos están en general mejor

que Ud?

SÍ no

TOTAL

Sume todas las respuestas SÍ en mayúscula o NO en mayúscula o sea:

195 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3era edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 407.

121

SÍ=1 sí=0 NO=1 no=0

Un puntaje de 5 o más indica depresión.

¿Qué tratamiento ha recibido para sus síntomas?

Medicamento___ Psicoterapia___

Instrumento de Valoración de Recursos Sociales: CUESTIONARIO OARS. Guía

Clínica para la Atención Primaria a las Adultos Adultas Mayores Organización

Panamericana para la Salud 196 .

1. Es usted: 1. Soltero(a) ___ 2. Casado(a)/en unión libre___

3. Viudo (a) ___ 4. Divorciado (a)/separado(a)____

2. ¿Quién vive con usted?

1. Nadie___ 2. Cónyuge__ 3. Hijos___

4. Nietos___ 5. Otros familiares___ 6. Otros no familiares___

3. ¿Cuántas adultos lo(a) visitan a su casa?

1. Nadie____ 2.Cuántas_______

4. ¿Con cuántos adultos (familiares o amistades) ha hablado por teléfono en la

última semana?

1. Nadie_____ 2.Cuántas______

5. ¿Cuántas veces, durante la última semana, estuvo con alguien que no vive con

Ud., ya sea de visita, de paseo o en algún evento recreativo?

1. Ninguna___ 2. Una vez al día___ 3. Una vez a la semana___

4. 2-6 veces por semana____

196 Organización Panamericana de la Salud. “Guía clínica para atención primaria a las personas Adultas Mayores”. 3era edición. Washington, D.C. 2002. Pág. 407.

122

6. ¿Tiene UD. alguien en quién pueda confiar?

1. sí___ 2. no___

7. ¿Se siente solo(a)?

1. Frecuentemente____ 2. Algunas veces___ 3. Casi nunca____

8. ¿Ve UD. a sus familiares y amigos con la frecuencia que desea, o se siente algo

descontento(a) por lo poco que los ve?

1. Tan frecuente como deseo___ 2. Descontento por lo poco___

9. ¿Si UD. se enferma ocasionalmente, podría contar con alguien que le ayude? Si

responde sí, pregunte 9ª y 9b

1. sí___ 2. no___

9. a. Le podrían ayudar si estuviera enfermo(a) o discapacitado(a) 1 a 6 semanas

1. sí___ 2. no___

9. b. ¿Le podrían cuidar si estuviera enfermo(a) o discapacitado(a) más de seis

semanas?

1. sí___ 2. No___

10. ¿Considera que UD. (y su pareja) tiene(n) suficiente dinero para cubrir sus

necesidades básicas del vivir diario.

1. Sí___ 2. No___

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UNIDADES DE SALUD SIBASI LA PAZ

Fuente: Equipo Técnico SIBASI La Paz Junio 2006.

Hospital de Segundo Nivel.

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