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“VENUSTIANO CARRANZA” HIGH SCHOOL ENGLISH III, WORK AGENDA. AUGUST- DECEMBER 2010 TEACHER: CRISTINA RUVALCABA RIVERA [email protected] MONTH Tuesday Thursday SPECIAL NOTES AUGUST 10 Course pre-view 12 Personal presentations (introduction) WRITTEN 17 Oral presentations to group 19 Phonetics 24 Conversation class Tattoos 26 Oral Reading, emphasis on phonetics, accent & entonation 31 TEST SEPTEMBER 2 DICTATION 7 VOCABULARY 9 READING & TRANSLATION 14 Free TOPIC e mail homework 16 OFF

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“VENUSTIANO CARRANZA” HIGH SCHOOL

ENGLISH III, WORK AGENDA. AUGUST- DECEMBER 2010 TEACHER: CRISTINA RUVALCABA RIVERA [email protected]

MONTH Tuesday Thursday SPECIAL NOTESAUGUST 10

Course pre-view12

Personal presentations (introduction) WRITTEN

17Oral presentations to group

19Phonetics

24Conversation class

Tattoos

26Oral Reading, emphasis on

phonetics, accent & entonation

31TEST

SEPTEMBER 2DICTATION

7VOCABULARY

9READING & TRANSLATION

14Free TOPIC e mail homework

16OFF

21SONGS OR AUDIO BOOK

23BOOK REPORT.

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28Letter to a new friend

30Letter to my family

OCTOBER 5Talk show

7Conversation Class

“ Adictions ”

122nd. Partial Test. Oral

142nd. Partial Test. Written test

19Karaoke

21Conversation Class

“ Same sex marriages ”

26Surprise Topic

28Conversation Class

“ Graffitti ”

NOVEMBER 2OFF

4MOVIE

9Relating Movie info. oral & written

11MOVIE

16Relating Movie info. oral & written

18VIDEO. FINAL

23SEMESTRAL RESULTS

25END

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Hola apreciados colegasLos saludo y a su vez recapitulo aquí nuestra dinámica de clase, acordada.

*LECTURA ANALÍTICO-REFLEXIVA de cada tema incluido.* CONEXIÓN

Nos vemos el próximo sábado, puntuales, positivos y propositivos.

El oído en el corazón de los aprendizajes

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EL ACCESO AL LENGUAJE

Para A. Tomatis, el handicap lingüístico está en relación estrecha con la evolución de la maduración de los oídos del niño. El oído es el primer órgano de relación con el mundo exterior, va desde la vida uterina

Así, el método Tomatis utiliza una técnica y un aparato: el Oído Electrónico capaz de revivir el deseo de comunicar, de retomar la evolución allí donde ella se ha bloqueado.

La voz de la madre, percibida de manera filtrada por el feto, es utilizada en las curas sobre Oído Electrónico.

Cuando las condiciones son reunidas el niño puede descubrir un nuevo mundo sonoro, su comportamiento se transforma., la dinamica de su lenguaje se reactiva y los progresos en su elaboración son espectaculares. El puede acceder, entonces, a la matriz del lenguaje.

LOS PROBLEMA DISLÉXICOS

Para A.Tomatis los problemas disléxicos le aparecen como "una dificultad de aprendizaje de origen auditivo".

El ha constatado en miles de casos que se da un paralelismo entre las confusiones de sonidos con los bloqueos auditivos. Toda incapacidad invalida la distinción entre los sonidos emitidos sobre bandas de frecuencias similares, llevando consigo inevitablemente, a las deformaciones y confusiones.

La adquisición de esta capacidad demanda una educación y un tiempo. Podemos ver ciertos niños pequeños que se apropian de algunos fonemas con un poco de retraso. Progresivamente ellos percibirán la diferencia con la audición y más tarde sabrán reproducirla.

Es entonces que nosotros podemos deducir a partir de simples curvas el tipo de palabras o reglas ortográficas sobre !as que el niño falla. A la inversa, un dictado lleno de faltas nos permite reconstituir la curva auditiva del alumno.

Todo el método se basa en permitir al niño no solamente afinar o recuperar su percepción sino tarnbién de desarrollar la capacidad de análisis y de organización de la percepción sonora por medio del Oído Electrónico.

Adernás, los procesos de lectura y de escritura encuentran un juego de sistemas globales de sincronización. Sincronización de la imagen y del sonido en su dinámica. La lectura utiliza la motricidad del ojo que debe estar coordinado con el ritmo del encadenamiento sonoro del lenguaje, el cuál se realiza de forma oral (en la lectura en alta voz) o en forma de imagen mental auditiva a través de la lectura silenciosa.

La reproducción del ritmo y de la música del lenguaje que no serán evocados mentalmente, son indispensables para captar el sentido.La escritura llama a la motricidad fina de la mano (directora) bajo el control del ojo y del oído. Como en la palabra ella juega un papel de autocontrol donde interviene una organización especifica en el funcionamiento de los dos oídos de cada individuo, designada habitualmente con la palabra lateralidad.

LATERALIDAD

Todos nosotros tenemos un oído director.

Hablarnos a derecha o a izquierda sin darnos cuenta la rnayoría de las veces. Diferentes lateralidades se superponen en cada tina de nuestras actividades. Los profesores de educación fisica constatan cotidianamente los problemas de la lateralización corporal motriz. Ellos son el origen de dificultades encontradas en ciertos aprendizajes cuando la lateralización sobre la que deben apoyarse no es correcta- a partir de los 4 años aproximadamente. para afirmarse a continuación. Limitémonos a la lateralización del lenguáje oral.

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Del mismo modo que hay un ojo que nos permite tirar al blanco, nosotros poseemos un oído cuyo papel es "apuntar al sonido".

A. Tomatis no sólo ha puesto en evidencia esta lateralidad de la escucha sino que también ha demostrado que la lateralidad más favorable es la que se fija a derecha por razones que implican a la organización de nuestro cerebro y nuestro sisterna nervioso.

Los zurdos de oído utilizan un circuito nervioso más largo y más complejo para llegar a su cerebro. El tendrá un tiempo de reacción (de latencia) más largo en las informaciones sonoras. Muchos zurdos compensan eso gracias a su memoria e inteligencia, utilizando los conductos de rodeo los cuales pueden ser muy eficaces. Pero para otros esto es la fuente de problemas de elocución (tartamudos) y de dislexia.

El más grave error consiste en contrariar al zurdo por la fuerza a pasar a derechas. Pero una educación adecuada de los oídos puede favorecer ese paso. La lateralización permite el control de la palabra, esta contrarreacción se ejerce en permanencia sobre la expresión, las ideas y el pensamiento, permitiendo no perder el "hilo".

El problerna más grave es en aquellos que no hay una lateralización definida (ni diestros ni zurdos) lo que impide toda coordinación rnotriz.

Entraña graves dificultades de expresion oral. La lectura es igualmente dificultosa y pierde el sentido en algunas palabras. La escritura es casi ininteligible y llena de faltas. Los comportamientos de defensa se manifiestan en forma de problernas psicológicos. En los que han prolongado esta situación será más dificil vencer las defensas que han creado, en el marco de una educación del oído. Se sentirán extraños en el mundo que les rodea, sobre todo en lo que comprende a las relaciones con los otros. El calor y la comprensión de los profesores tendrá entonces una importancia particular que no es inútil subrayar.

LA VOZ, DEL PROFESOR

Todos hemos conocido voces que nos eran desagradables- dificiles de soportar-, y otras que, por contra, ejercían su calma en nosotros. En el mundo del espectáculo saben utilizar las diferencias de voz y a menudo las emplean.

Todo nuestro cuerpo reacciona con la voz de nuestro interlocutor (cada zona frecuencial se dirige a una parte del cuerpo, de los pies a la cabeza. yendo de los graves a los agudos lo mismo ocurre con los alunmos, los cuales reaccionan inevitablemente con la voz de sus maestros.

Si la voz del maestro está adaptada a la audición de sus alumnos las posibilidades de que su mensaje sea comprendido son mayores.Hasta los 6-7 años, el oído está mucho mÁs abierto a las frecuencias agudas. Por tanto, la presencia de una voz grave (rnasculina) a lo largo de una jornada en una clase maternal no es deseable.A consecuencia del problema de lateralización, el lugar del maestro y de su pupitre no es indiferente en la geografia de la clase. En particular, para los alumnos que manifiestan dificultades de escucha, a menudo, unidas a una lateralidad auditiva defectuosa.

Es necesario que reflexionemos en la formción de los maestros. Muchos son los que están obligados a forzar su voz hasta la extinción. o que se fatigan por tener que hablar varias horas por día ante un público de niños o adolescentes. Una educación del oído a los maestros les daría un mayor auto-control de su voz con la utilización de una más larga banda frecuencial y con la maestría de una voz más clara y amplia que facilitaría más las cosas.

A continuación señalarnos el fenórneno de moda en los adolescentes, el cual corresponde a una fase de apertura brutal del oído a los sonidos graves y al cual puede desampararles. Una técnica simple cíe auto-escucha puede ayudar a integrar ese cambio de estado y de retomar y superar ese desfase pasajero sin bloqueos.

EL APRENDIZAJE DE LAS LENGUAS EXTRANGERAS

Cada lengua utiliza unas bandas de frecuencias sonoras privilegiadas. Ellas dan forma a los oídos de los que; las utilizan la velocidad y el ritmo varían, cada una posee su propia música.

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Los elementos de la lengua materna (ritmicos sobre todo) empiezan a integrarse ya en útero. El aprendizaje de una lengua extranjera exige una gran capacidad de adaptación de la escucha a los que quieren aprenderla.Esto explica los fracasos de ciertas personas para aprender, por ejemplo, el inglés cuando su oído está adaptado al castellano. Para hablar una lengua extranjera, es necesario primero ser sensible a su música.

CONCLUSIÓN

El disfuncionamiento del oído no es la única causa del fracaso escolar pero, ciertamente, es una de las principales. No se habla sin dejar de escuchar. El oído juega el papel de unión entre el individuo y el mundo que le rodea. Analiza las frecuencias y los ritmos sonoros que animan nuestro entorno: regula el equilibrio; se encarga de la localización espacial de las sonidos, lo cuál permite situarnos; coordina el funcionamiento de los hemisferios cerebrales. También interviene en el control de los movimientos corporales (cada músculo del cuerpo humano está unido al vestíbulo del oído interno) y en el comportamiento: asegura la dinamizacion del cerebro, la carga energética necesaria para su funcionamiento (a través de la afluencia de frecuencias agudas).

No queremos "fabricar" oídos idénticos, sino que se trata de devolverles su dinamica propia a través de una educación apropiada, superando los bloqueos que la historia personal ha podido suscitar. Punto de apoyo para una mayor apertura al mundo que les rodea. pennitiéndoles mirar hacia el futuro.

hay un gran desconocimiento de la biología que subyace a este fenómeno. Muchos científicos consideran que la música es innata.Los bebés ya vienen al mundo con preferencias musicales. Comienzan a responder a la música desde el útero materno. A los 4 meses notas disonantes al final de una melodía los harán retorcerse y alejarse. Los científicos consideran que estas respuestas son evidencia de que ciertas reglas de la música están ya conectadas, cableadas en el cerebro y los músicos muchas veces las violan con el riesgo de que la audiencia se rice y sienta desagrado.

¿Existe un centro cerebral para la música?

El cerebro humano está dividido en dos hemisferios. Tradicionalmente se ha identificado al hemisferio derecho como el lugar de la apreciación musical. Sin embargo, nadie ha encontrado un “centro de la música”.Estudios con imágenes en personas con daño cerebral en cualquiera de los hemisferios revelaron que la percepción de la música emerge de la interrelación y la actividad de ambos lados del cerebro.Al escuchar música se activan diversos centros repartidos por el cerebro incluidos centros que están involucrados en otro tipo de cognición. Estas zonas activas o centros varían según la experiencia y formación musical de cada persona. El oído cuenta con menos células sensoriales (3500 células ciliares internas) que otros órganos sensoriales. El ojo por ejemplo posee 100 millones de fotorreceptores. Sin embargo nuestra respuesta a la música es extraordinariamente adaptable, bastan pocas horas de entrenamiento para modificarla.

Hasta la utilización de las técnicas de estudio por imágenes se obtenía información del cerebro mediante el estudio de pacientes que hubieran sufrido lesiones cerebrales. En 1933 el músico Maurice Ravel comenzó a presentar síntomas de isquemia cerebral (una atrofia que afecta áreas concretas del cerebro). Sus capacidades conceptuales permanecían intactas: podía oír, recordar sus antiguas composiciones y tocar escalas pero era incapaz de escribir música. En esos momentos el músico planeaba componer la ópera “Jeanne d’ Arc” y manifestaba “… la ópera está aquí, en mi cabeza. La oigo pero nunca la escribiré. Se ha terminado. Ya no puedo escribir mi música”. Ravel murió 4 años más tarde tras una intervención neuroquirúrgica.

El sistema auditivo

El estudio de las imágenes cerebrales ha arrojado luz sobre la respuesta del cerebro a la música. Particularmente ha permitido profundizar en cómo el oído

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suministra los sonidos al cerebro. Igual que otros sistemas sensoriales, el auditivo muestra una organización jerárquica: consta de una serie de estaciones neuronales de procesado que van desde el oído a la corteza auditiva, el nivel más elevado. El procesamiento del sonido de las notas musicales empieza en el oído interno (cóclea) aquí se descompone un sonido complejo en las frecuencias que lo constituyen. Luego la cóclea trasmite esta información a lo largo de fibras del nervio auditivo, cada una con afinación distinta que operan como trenes de descarga neuronales que llegan a la corteza auditiva en el lóbulo temporal. Cada célula del sistema auditivo está afinada para responder de forma óptima a una nota o frecuencia concreta. La curva de afinación de una célula se solapa con la curva de las células vecinas de modo que no quedan huecos en la percepción del espectro acústico.

Pero la música entraña mayor complejidad que un sonido aislado. Consiste en una secuencia de sonidos cuya percepción depende de la comprensión de las relaciones entre ellos. Diversas áreas del cerebro participan en el procesamiento de los diversos componentes de la música.Algunos circuitos del cerebro responden específicamente a la música pero al mismo tiempo parte de estos circuitos participan en otras formas de procesamiento del sonido. Por ejemplo la región del cerebro encargada del “pitch” está también involucrada en la percepción del habla.El lado izquierdo del cerebro en la mayoría de la gente se destaca en el procesamiento de cambios rápidos en la frecuencia e intensidad tanto de la música como del habla.Ambos lados son necesarios para la percepción completa del ritmo. Por ejemplo ambos hemisferios necesitan estar en actividad para distinguir la diferencia entre un tiempo de 3/4 y 4/4.La corteza frontal, donde se almacenan los recuerdos, también juega un papel importante en la percepción del ritmo y la melodía. Algunos estudios por imágenes indican que cuando el individuo se concentra más en los aspectos armónicos de la música produce mayor activación en las regiones auditivas del lóbulo temporal derecho. El timbre depende también del lóbulo temporal derecho. Los pacientes que se les ha quitado el lóbulo temporal derecho muestran dificultad para diferenciarlo.

Otras investigaciones han encontrado que hay actividad en regiones del cerebro que controlan el movimiento sólo cuando las personas escuchan música incluso aunque no muevan ninguna parte de su cuerpo. La respuesta cerebral depende también de la experiencia y la educación musical del oyente. Basta un breve entrenamiento para modificar las reacciones del cerebro. Hace no mucho tiempo se creía que las células del cerebro tenían una “afinación fija”. Sin embargo estudios sobre la melodía sugieren que cada afinación puede alterarse mediante el aprendizaje de forma tal que ciertas células incrementan su respuesta ante sonidos que atraen su atención y se almacenan en la memoria.

Los músicos que ensayan muchas horas al día a lo largo de años responden a la música de forma diferente a los legos y presentan un hiperdesarrollo de ciertas regiones cerebrales.Christo Pantev de la Universidad de Münster observó que al escuchar una interpretación al piano y comparado con el lego el músico activa un 25 % más de regiones auditivas del hemisferio izquierdo. Y esto se incrementa cuanto más joven se inicia el sujeto al estudio de la música.Además el cerebro del músico concede un área mayor para el control motor de los dedos. Las regiones del cerebro que reciben estímulos sensoriales del 2º al 5º dedo de la mano izquierda (índice al meñique) eran mayores en violinistas. Se trata en efecto de los dedos que realizan movimientos rápidos y complejos cuando se toca el violín.

En cambio no se observa ningún incremento en las zonas de la corteza que reciben la información de la mano derecha encargada del control del arco. Los legos no presentan estas diferencias. También se observa que los músicos, en especial los pianistas desarrollan mayor habilidad para utilizar ambas manos y que esto provoca mayor coordinación entre las regiones motoras de los dos hemisferios. El cuerpo calloso anterior que contiene el haz de fibras que interconecta las dos áreas motoras es mayor en los músicos que en los legos al igual que el cerebelo y la corteza motora.

Aplicaciones Prácticas

El Dr. Mark Tramo, músico, compositor, neurólogo y director de “The Institute for Music & Brain Science Harvard Medical School” dedicado a la investigación de la relación entre melodía, armonía y ritmo y las emociones y sentimientos que producen a nivel de las células cerebrales considera que “la música está en nuestros genes". El instituto que dirige estudia los efectos de la música sobre la ansiedad y la depresión en pacientes con cáncer y niños enfermos en las unidades de cuidado intensivo.Estudiar la biología de la música puede conducir a usos prácticos. Ya hay evidencia que la música puede ayudar a bajar la tensión arterial y a calmar los dolores. Mark Tramo cree que podría ayudar a solucionar problemas relacionados con el aprendizaje, la sordera y el mejoramiento personal. Estudios en niños

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indican que la experiencia musical precoz puede facilitar el desarrollo. En algunos hospitales de los Estados Unidos disponen de música suave de fondo en las unidades de cuidados intensivos de bebés prematuros. Las investigaciones realizadas han hallado que la música ayuda a los bebés a aumentar de peso y dejar la unidad mas rápidamente que aquellos que no escuchan esos sonidos. En el otro extremo de la vida, la música es usada para calmar a pacientes con Alzheimer.

Música, cerebro y emoción

La música también involucra la emoción tanto en lo que se percibe como en lo que se ejecuta o canta.Cuando un acorde que resuelve una sinfonía nos produce un delicioso escalofrío se activan en el cerebro los mismos centros de placer que actúan al comer chocolate, hacer el amor o tomar ciertas drogas.

Un intervalo consonante corresponde a una relación de frecuencias entre las dos notas que determina un intervalo sencillo. Por ejemplo: La relación entre las frecuencias de un do y un sol central es 260 y 390 hertz. La interpretación simultánea define un acorde de quinta perfecta de sonoridad considerada agradable.En cambio la interpretación simultánea de un do central y un do sostenido (260 y 277 hertzios) produce un sonido que en nuestra cultura mayoritariamente es considerado como desagradable y áspero. ¿Que mecanismos cerebrales subyacen a esta experiencia?Las imágenes obtenidas mediante tomografía (registradas mientras individuos escuchaban acordes disonantes y consonantes) mostraron que son dos sistemas diferentes los que se activan, cada uno relacionado con emociones distintas, cuando el cerebro procesa emociones vinculadas a la música. Los acordes consonantes activan región órbito frontal (parte del sistema de recompensa) del hemisferio derecho y parte de un área del cuerpo calloso.

La música nos acompaña desde tiempos remotos; el hombre prehistórico tocaba ya flautas de huesos, instrumentos de percusión y birimbaos. Los arqueólogos han descubierto flautas hechas con huesos de animales en Neanderthals que vivían en Europa del Este hace más de 50.000 años. La música esta dentro de nuestro cuerpo-mente. Para oír música no necesitamos que ningún sonido real llegue a nuestros oídos. Tan sólo con imaginarla un número de áreas temporales del cerebro que participan en la audición se activan también cuando dichas melodías se imaginan.Fenómenos como estos demuestran que son muchos los conocimientos que se han adquirido en los últimos años pero son aún más los misterios a develar.

El sonido y el oído

El Sonido

El sonido no es un objeto que se mueve por el aire, sino una sensación creada por el cerebro al percibir ligeras vibraciones en el aire. Una sensación, en el órgano del oído, producida por el movimiento ondulatorio en un medio elástico (normalmente el aire), debido a rapidísimos cambios de presión, generados por el movimiento vibratorio de un cuerpo sonoro.

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La función del medio transmisor es fundamental, ya que el sonido no se propaga en el vacío. Por ello, para que exista el sonido, es necesaria una fuente de vibración mecánica y también un medio elástico(sólido, líquido o gaseoso) a través del cual se propague la perturbación. El aire es el medio transmisor más común del sonido. La velocidad de propagación del sonido en el aire es de aproximadamente 343 metros por segundo a una temperatura de 20 ºC (293 kelvin).

Cuando un objeto (emisor) vibra, hace vibrar también al aire que se encuentra alrededor de él. Esa vibración se transmite a la distancia y hace vibrar (por resonancia) una membrana que hay en el interior del oído, el tímpano, que codifica (convierte) esa vibración en información eléctrica. Esta información se trasmite al cerebro por medio de las neuronas. El cerebro decodifica esa información y la convierte en una sensación. A esa sensación se le denomina “sonido”.

La voz humana (los distintos sonidos que conforman el habla) también se consideran sonidos. Éstos se estudian en la fonética y en la fonología.

Magnitudes físicas del Sonido

Como todo movimiento ondulatorio, el sonido puede representarse por una curva sinusoide y se pueden aplicar las mismas magnitudes y unidades de medida que a cualquier onda.

A saber:

* Longitud de onda: indica el tamaño de una onda. Entendiendo por tamaño de la onda, la distancia entre el principio y el final de una onda completa (ciclo).

* Frecuencia: número de ciclos (ondas completas) que se producen unidad de tiempo. En el caso del sonido la unidad de tiempo es el segundo y la frecuencia se mide en hertzios (Ciclos/s).

* Periodo: es el tiempo que tarda cada ciclo en repetirse.

* Amplitud: indica la cantidad de energía que contiene una señal sonora. No hay que confundir amplitud con volumen o potencia acústica.

* Fase: la fase de una onda expresa su posición relativa con respecto a otra onda.

* Potencia: La potencia acústica es la cantidad de energía radiada en forma de ondas por unidad de tiempo por una fuente determinada. La potencia acústica depende de la amplitud.

Características o cualidades del Sonido

Las cualidades del sonido son:

* El Tono viene determinado por la frecuencia fundamental de las ondas sonoras y es lo que nos permite distinguir entre sonidos graves, agudos o medios.

* La Intensidad es la cantidad de energía acústica que contiene un sonido. La intensidad viene determinada por la potencia, que a su vez está determinada por la amplitud.

* El Timbre es la cualidad que confiere al sonido los armónicos que acompañan a la frecuencia fundamental. Esta cualidad es la que permite distinguir dos sonidos, por ejemplo, entre la misma nota con igual intensidad producida por dos instrumentos musicales distintos.

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Otros conceptos relacionados con el sonido

Naturaleza del sonido

El sonido es la sensación producida en el oído por la vibración de las partículas que se desplazan a través de un medio elástico (sólido, líquido o gaseoso) que las propaga.

Por ello, deben existir dos factores para que exista el sonido:

* Una fuente de vibración mecánica.* Un medio elástico a través del cual se propague la perturbación.

Como hablamos de variaciones (perturbaciones, vibraciones, etc), está claro que debe haber un valor estático, a partir del cual se producen estas variaciones. En el caso del aire, el valor estático nos lo da la presión atmosférica.

Desde un punto de vista físico, el sonido son ondas, por lo que comparte todas las propiedades características del movimiento ondulatorio, y puede ser descrito utilizando la terminología propia de la mecánica ondulatoria.

Onda sonora

Las variaciones de presión, humedad y/o temperatura del medio, producen el desplazamiento de las moléculas que lo forman. Cada molécula transmite la vibración a la su vecina, provocándose un movimiento en cadena.

Estas perturbaciones del medio producen las llamadas ondas sonoras, que cuando inciden sobre el oído humano se produce una sensación descrita como sonido.

En concreto, el sonido (las ondas sonoras) son ondas mecánicas (ondas de compresión), pues precisan de un medio (aire, agua, cuerpo sólido), que trasmita la perturbación. Es, el propio medio, el que produce y propicia la propagación de estas ondas, con su compresión y expansión. Para que este medio, puede comprimirse y expandirse es un requisito fundamental que se trate de un medio elástico. Un cuerpo rígido no permite que las vibraciones se transmitan. Sin medio elástico, no habría sonido, pues las ondas sonoras no se propagan en el vacío.

Por otro lado, la presión de las partículas que transportan la onda se produce en la misma dirección de propagación de la onda. Por tanto, las ondas sonoras son ondas longitudinales.

Además, las ondas sonoras se desplazan en tres direcciones y sus frentes de onda son esferas radiales que salen desde el foco de la perturbación en todas las direcciones. Por esto, son ondas tridimensionales o esféricas.

El hercio (Hz) es la unidad que expresa la cantidad de vibraciones que emite una fuente sonora cada segundo (frecuencia). El oído humano puede percibir ondas sonoras de frecuencias entre los 20 y los 20.000 Hz. Las ondas que poseen una frecuencia inferior a los 20 Hz se denominan infrasónicas y las superiores a 20000 Hz, ultrasónicas.

La sensación de sonoridad es la percepción sonora que el hombre tiene de la intensidad de un sonido. La sonoridad se mide mediante una magnitud llamada fonio, que utiliza una escala arbitraria cuyo cero (el llamado “umbral de audición”) corresponde a I0 = 1 x 10 -12 W/m².

Propagación del sonido

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El sonido es la sensación producida en el oído por la vibración de las partículas que se desplazan (en forma de onda sonora) a través de un medio elástico (sólido, líquido o gaseoso) que las propaga.

Como el sonido se propaga en forma de ondas, habrá que ver qué tipo de onda es, para saber como va a comportarse.

Como onda , el sonido responde a las siguientes características:

1. Es una onda mecánica.2. Es una onda longitudinal3. Es una onda esférica

El sonido como onda mecánica

Las ondas mecánicas no pueden desplazarse en el vacío, necesitan hacerlo a través de un medio material (aire, agua, cuerpo sólido).

Además, de que exista un medio material, se requiere que éste sea elástico. Un medio rígido no permite la transmisión del sonido, por que no permite las vibraciones.

La propagación de la perturbación se produce por la compresión y expansión del medio por el que se propagan. La elasticidad del medio permite que cada partícula transmita la perturbación a la partícula adyacente, dando origen a un movimiento en cadena.

El sonido como onda longitudinal

El movimiento de las partículas que transporta la onda se desplaza en la misma dirección de propagación de la onda.

El sonido como onda esférica

Las ondas sonoras son ondas tridimensionales, es decir, se desplazan en tres direcciones y sus frentes de ondas son esferas radiales que salen de la fuente de perturbación en todas las direcciones. El principio de Huygens afirma que cada uno de los puntos de un frente de ondas esféricas puede ser considerado como un nuevo foco emisor de ondas secundarias también esféricas, que como la originaria, avanzarán en el sentido de la perturbación con la misma velocidad y frecuencia que la onda primaria.

Velocidad del sonido

La velocidad de propagación de la onda sonora (velocidad del sonido) depende de las características del medio en el que se realiza dicha propagación y no de las características de la onda o de la fuerza que la genera.

En general, la velocidad del sonido es mayor en los sólidos que en los líquidos y en los líquidos mayor que en los gases:

* La velocidad del sonido en el aire (a una temperatura de 20º) es de 340 m/s.* En el agua es de 1.600 m/s.* En la madera es de 3.900 m/s.* En el acero es de 6.000 m/s.

Fenómenos físicos que afectan a la propagación del sonido

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* Absorción. Cuando una onda sonora alcanza una superficie, la mayor parte de su energía se refleja, pero un porcentaje de ésta es absorbida por el nuevo medio.

* Reflexión. Una onda cuando topa con un obstáculo que no puede traspasar ni rodear se refleja (rebota al medio del cual proviene).

* Refracción. Es la desviación que sufren las ondas en la dirección de su propagación, cuando el sonido pasa de un medio a otro diferente. La refracción se debe a que al cambiar de medio, cambia la velocidad de propagación del sonido.

* Difracción o dispersión. Hablamos de difracción cuando el sonido, ante determinados obstáculos o aperturas, en lugar de seguir la propagación en la dirección normal, se dispersa.

Velocidad del sonido

La velocidad del sonido es la velocidad de propagación de las ondas mecánicas longitudinales, producidas por variaciones de presión del medio. Estas variaciones de presión generan en el cerebro la sensación del sonido.

La velocidad de propagación de la onda sonora depende de las características del medio en el que se realiza dicha propagación y no de las características de la onda o de la fuerza que la genera.

Aparte del interés del estudio del propio sonido, su propagación en un medio puede servir para estudiar algunas propiedades de dicho medio de transmisión (por ejemplo, ver artículo sodio).

Aunque la velocidad del sonido no depende del tono (frecuencia) ni de la longitud de onda de la onda sonora, sí es importante su atenuación. Este fenómeno se explica por ley cuadrática inversa que explica que cada vez que se aumenta al doble la distancia a la fuente sonora, la intensidad sonora disminuye.

La velocidad del sonido varía dependiendo del medio a través del cual viajan las ondas sonoras.

La velocidad del sonido varía ante los cambios de temperatura del medio. Esto se debe a que un aumento de la temperatura se traduce en que aumenta la frecuencia con que se producen las interacciones entre las partículas que transportan la vibración y este aumento de actividad hace que aumente la velocidad.

Por ejemplo, sobre una superficie nevada, el sonido es capaz de desplazarse atravesando grandes distancias. Esto es posible gracias a las refracciones producidas bajo la nieve, que no es medio uniforme. Cada capa de nieve tiene una temperatura diferente. Las más profundas, donde no llega el sol, están más frías que las superficiales. En estas capas más frías próximas al suelo, el sonido se propaga con menor velocidad.

En general, la velocidad del sonido es mayor en los sólidos que en los líquidos y en los líquidos mayor que en los gases.

* La velocidad del sonido en el aire (a una temperatura de 20 ºC) es de 340 m/s.* En el agua es de 1.600 m/s.* En la madera es de 3.900 m/s.* En el acero es de 6.000 m/s.

Velocidad de sonido en el aire

En este caso las propiedades físicas del aire, su presión y humedad por ejemplo, son factores que afectan la velocidad.

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Por ejemplo, cuanto mayor es la temperatura del aire mayor es la velocidad de propagación. La velocidad del sonido en el aire aumenta 0,6 m/s por cada 1º C de aumento en la temperatura.

Velocidad de sonido en el agua

La velocidad del sonido en el agua es de interés para realizar mapas del fondo del océano. En agua salada, el sonido viaja a aproximadamente 1.500 m/s y en agua dulce a 1.435 m/s. Estas velocidades varían debido a la presión, profundidad, temperatura, salinidad y otros factores.

Ondas radioeléctricas

Las ondas sonoras no son iguales a las ondas de radio y por lo tanto no se propagan a la misma velocidad.

La velocidad de propagación de las ondas sonoras (que son mecánicas) es de 340 m/s en el aire. La velocidad de propagación de las ondas radioeléctricas (ondas de radio u electromagnéticas) es la misma que la de la luz: 300.000 km/s aproximadamente.

La audición

La audición son los procesos psico-fisiológicos proporcionan al hombre la capacidad de oír.

Más allá de las ondas sonoras (física del sonido), el proceso de la audición humana implica procesos fisiológicos, derivados de la estimulación de los órganos de la audición, y procesos psicológicos, derivados del acto consciente de escuchar un sonido.

Podemos dividir el sistema auditivo en dos partes:

* Sistema auditivo periférico (el oído), responsable de los procesos fisiológicos que captan el sonido y lo envía al cerebro.

* Sistema auditivo central (nervios auditivos y cerebro), responsable de los procesos psicológicos que conforman lo que se conoce como percepción sonora.

Breve resumen del proceso de audición

* Para ver todo el proceso más detenidamente, acudir a los artículos mencionados arriba.

En el hombre la capacidad de percibir sonidos, se realiza por medio del oído. Anatómicamente el oído tiene tre partes: el oído externo, medio e interno:

* El oído externo, está formado por el pabellón auricular oreja y el conducto auditivo.* El oído medio, incluye el tímpano, la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo), las cavidades mastoideas y la trompa de Eustaquio.* El oído interno, consta de la ventana oval, cóclea o caracol, vestíbulo y canales semicirculares.

El oido capta el sonido siguiente el siguiente proceso: La oreja capta las ondas sonoras que se transmiten a través del conducto auditivo hasta el tímpano. El tímpano es una membrana flexible que vibra cuando le llegan las ondas sonoras, esta vibración llega a la cadena de huesecillos que amplifican el sonido y lo transmite al oído interno a través de la ventana oval. Finalmente las vibraciones “mueven” los dos líquidos que existen en la coclea (perilinfa y endolinfa), deformando las células ciliadas existentes en el interior. Estas células transforman las ondas sonoras en impulsos eléctricos que llegan al nervio auditivo y de este nervio a la corteza auditiva que es el órgano encargado de interpretar los sonidos.

Voz (fonología), La Voz como Sonido

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La física ha establecido que para que exista sonido se requieren tres elementos:

1. Un cuerpo que vibre2. Un medio elástico que vibre (las ondas sonoras son mecánicas que se propagan por la expansión y compresión del propio medio)3. Una caja de resonancia que amplifique esas vibraciones, permitiendo que sean percibidas por el oído.

La voz humana cumple con las tres condiciones señaladas:

1. El cuerpo elástico que vibra son las cuerdas vocales.2. El medio elástico es el aire.3. La caja de resonancia está formada por parte de la garganta, por la boca y por la cavidad nasal.

El aparato fonador humano

El aparato fonador lo componen 3 grupos de órganos diferenciados:

1. Órganos de respiración (Cavidades infraglóticas: pulmones, bronquios y tráquea).2. Órganos de fonación (Cavidades glóticas: laringe, cuerdas vocales y resonadores -nasal, bucal y faríngeo-).3. Órganos de articulación (cavidad supraglóticas: paladar, lengua, dientes, labios y glotis) .

Además, el correcto funcionamiento del aparato fonador lo controla el sistema nervioso central, pues más allá de la mera fonología, está el significante. Específicamente, se sabe que el control del habla se realiza en el área de Broca situada en el hemisferio izquierdo de la corteza cerebral.

La producción del habla

La fonación se realiza durante la espiración, cuando el aire contenido en los pulmones, sale de éstos y, a través de los bronquios y la tráquea, llega a la laringe.

En la laringe se encuentran las cuerdas vocales. Las cuerdas vocales no tienen forma cordófona sino que se trata de una serie de repliegues o labios.

Hay 4 cuerdas vocales:

* 2 superiores (bandas ventriculares), que no participan en la articulación de la voz.* 2 inferiores, las verdaderas cuerdas vocales, responsables de la producción de la voz.

Las dos cuerdas inferiores son dos pequeños músculos elásticos:

* Si se abren y se recogen a los lados, el aire pasa libremente, sin hacer presión: respiramos.* Si, por el contrario, se juntan, el aire choca contra ellas, produciendo el sonido que denominamos voz.

Hay 3 mecanismos básicos de producción de voz:

* Vibración de las cuerdas que produce los sonidos tonales o sonoros (vocales, semivocales, nasales, etc.).* Las interrupciones (totales o parciales) en el flujo de aire que sale de los pulmones que da lugar a los sonidos “sordos” (fricativas, etc.)* La combinación de vibración e interrupción, como las oclusivas sonoras (en español ‘b’, ‘d’ y ‘g’).

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El rango vocal lo determina la flexibilidad de las cuerdas vocales, que permite diferenciar los distintos tipos de voces (en canto: tenor, soprano, contralto, …), en función de la altura, intensidad y timbre.

El sonido producido en las cuerdas vocales es muy débil; por ello, debe ser amplificado. Esta amplificación tendrá lugar en los resonadores nasal, bucal y faríngeo, donde se producen modificaciones que consisten en el aumento de la frecuencia de ciertos sonidos y la desvalorización de otros.

La voz humana, una vez que sale de los resonadores, es moldeada por los articuladores (paladar, lengua, dientes, labios y glotis), transformándose en sonidos del habla: fonemas, sílabas, palabras, … La posición concreta de los articuladores determinará el sonido que emita la voz.

Las Vocales: /a/, /e/, /i/, /o/, /u/

Sin contacto con los dientes o labios. La vibracion de las cuerdas vocales no encuentra ningún obstaculo, cmaibando entre ellas únicamente la forma del tracto vocálico (configuración boca lengua, paladar).

Entre ellas se diferencian en la apertura y el lugar de articulación. En español si enfrentamos el lugar de articulación (desde la /i/ labial hasta la /u/ glotal) y la apertura , obtenemos la secuencia i-e-a-o-u en forma de triangulo con al /a/ en la cúspide:

i ue oa

En otras lenguas el sistema vocálico suele ser mucho más complejo.

Mención aparte merecen las semivocales /j/ /w/ que corresponden a las vocales “debiles” i e u cundo forman parte de un dipotongo como la i de vaina ( /b/ /a/ /j/ /n/ /a/ ) o la u de causa (/k/ /a/ /w/ /s/ /a/)

Las Consonantes

Para la emisión de las consonantes, el aparato fonador crea determinados obstáculos o barreras a la salida libre de la espiración. Las consonantes son moduladas por la lengua en combinación con los dientes, labios, y velo del paladar.

Las consonantes se clasifican según el modo en que son articuladas o según la oclusión:

Consonantes según el modo en que se articulan

Las consonantes se producen por oposición de unos articuladores con respecto a otros. Es decir, si pensamos en la c, por poner una, la punta de la lengua se apoya entre los dientes, es decir, se articula por la oposición de la punta de la lengua con los dientes.

Las consonantes glotales son las únicas en las que no se produce dicha oposición, dado que como la glotis es flexible, puede articularlas por sí misma.

* Glotales: consonantes articuladas en la propia glotis (sin cambios bucales ni nasales), mediante una compresión de la cavidad glotal con respecto a su punto de equilibrio.* Bilabiales: se articulan por la oposición de ambos labios.(ej.: /b/ y /p/)* Labiodentales: se articulan por la oposición de los dientes superiores con el labio inferior. (ej: /f/)* Linguodentales: se articulan por la oposición de la punta de la lengua con los dientes superiores. (ej.: /d/)* Alveolares: se articulan por la oposición de la punta de la lengua con la región alveolar del paladar. (ej, /g/)

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* Palatales: se articulan por la oposición de la lengua con el paladar duro.* Velares: se articulan por la oposición de la parte posterior de la lengua con el paladar blando. (ej.: sonido jota)

Consonantes según la oclusión

* Oclusivas: el flujo es completamente obstruido durante un instante, y luego se suelta, para producir el sonido. Los sonidos /p/, /t/, /k/, /b/, /d/ y /g/ son oclusivos, los tres primeros son sordos y los segundos sonoroes.* Fricativas: el flujo de aire no se detiene totalmente, pero hay una obstrucción perceptible. Por ejemplo: /f/, /s/, /z/, etc.* Aproximantes: el flujo de aire apenas es obstaculizado, pero hay una variación en el perceptible. Por ejemplo: /l/, /r/.

La sonoridad

La sonoridad es una medida subjetiva de la intensidad con la que un sonido es percibido por el oído humano. Es decir, la sonoridad es el atributo que nos permite ordenar sonidos en una escala del más fuerte al más débil.

La unidad que mide la sonoridad es el decibelio.

La sensación sonora de intensidad (sonoridad) se agudiza para sonidos débiles, y disminuye para sonidos fuertes, lo que se debe a que la audición humana no es lineal, sino logaritmica.

Llamamos umbral de audición a la intensidad mínima de sonido capaz de impresionar el oído humano. Su valor se sitúa en 0 dB o 20 micropascales.

Llamamos umbral de dolor a la potencia o intensidad sonora a partir de la cual el sonido produce en el oído sensación de dolor. Su valor medio se sitúa en torno a los 110-130 dB o 100 Pascales.

También podríamos utilizar como unidad de medida el Microbar que es una mil milésima parte de un Bar (magnitud utilizada para medir la presión atmosférica: 1 Bar = 1.000 milibares). Sin embargo es poco práctica, dado que el sonido ejerce en el aire una millonésima parte de presión respecto a la presión atmosférica tomada como punto de equilibrio.

Normalmente, se utiliza la escala en decibelios por una razón obvia, es más manejable utilizar una escala de 0 a 130 (producto de una relación logarítmica) que una que va de la veinte millonésima parte de un pascal a los 100 pascales (producto de una relación lineal).

La sonoridad depende de la intensidad de un sonido, pero también de su frecuencia, amplitud (sonido) y de otras variables, como pueden ser la sensibilidad del oído de quien escucha y de la duración del sonido.

Como la sonoridad no es una magnitud absoluta, lo que se hace es medir el nivel de sonoridad, es decir, determinar cómo es de fuerte un sonido en relación con otro. Para medir el nivel de sonoridad hay dos unidades: el fonio y el sonio.

Acústica

La Acústica es la rama de la física que estudia el sonido, que es una onda mecánica que se propaga a través de la materia, bien sea en estado gaseoso, líquido o sólido, porque el sonido no se propaga en el vacío.

A efectos prácticos la acústica estudia la producción, transmisión, almacenamiento, percepción o reproducción del sonido. Así son ramas de la acústica:

* Acústica Física: análisis de los fenómenos sonoros mediante modelos físicos y matemáticos.

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* Acústica arquitectónica o Arquitectura acústica: tiene que ver tanto con diseño de las propiedades acústicas de un local a efectos de fidelidad de la escucha (salas de conciertos, teatros, etc.) como de las formas efectivas de aislar del ruido los locales habitados.

* Psicoacústica: estudia la percepción del sonido en humanos, la capacidad para localizar espacialmente la fuente, la calidad observada de los métodos de compresión de audio, etc.

* Bioacústica: estudio de la audición animal (murciélagos, perros, delfines, etc.)

* Acústica subacuática: relacionada sobre todo con la detección de objetos mediante sonido sonar.

* Acústica musical: estudio de la producción de sonido en los instrumentos musicales.

* Electroacústica: estudia el tratamiento electrónico del sonido, incluyendo la captación (micrófonos y estudios de grabación), procesamiento (efectos, filtrado comprensión, etc.) amplificación, grabación, producción (altavoces) etc.

* Acústica fisiológica: estudio del funcionamiento del aparato auditivo, desde la oreja a la corteza cerebral.

* Acústica fonética: análisis de las características acústicas del habla y sus aplicaciones.

* Macroacústica: estudio de los sonidos extremadamente intensos, como el de las explosiones, turborreactores, entre otros.

El oído humano

El oído es uno de los cinco sentidos del sistema sensorial, que tiene la capacidad de percibir el sonido (percepción sonora).

Anatomía del oído

En los mamíferos, el oído o sistema auditivo consta de tres partes.

Oído externo

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Las ondas sonoras llegan al pabellón auricular y son dirigidas hacia el conducto auditivo externo, donde resultan amplificadas a ciertas frecuencias. Finalmente llegan a la membrana timpánica, a partir de la cual, las vibraciones se transmiten por medio sólido.

Oído medio

Incluye la trompa de Eustaquio, un conducto que comunica directamente el oído medio con la faringe, igualando la presión entre las dos bandas del tímpano. Por otro lado también está formado por la cadena de huesecillos conformada por el martillo, yunque y estribo, que son el camino de las vibraciones mecánicas hacia la ventana oval, que es otra membrana que provoca una vibración en el líquido contenido dentro del caracol. La cadena de huesecillos transforma un estímulo del medio aéreo a un medio líquido a través de la ventana oval.

Oído interno

La cóclea o caracol contiene el órgano de Corti, que en humanos consta de entre 24.000 y 30.000 células ciliadas que descansan sobre la membrana basilar. Las regiones de esta membrana vibran a distintas frecuencias características (en humanos, entre 0.02 y 20 kHz aproximadamente), en función de la distancia desde la ventana oval. Las células ciliadas se activan y transmiten información nerviosa cuando vibra la parte de la membrana basilar sobre la que se encuentran. Este es el principio fundamental de la tonotopía (organización de las neuronas en los diversos núcleos del sistema auditivo, en función de la frequencia del sonido al que responden mejor) del sistema auditivo. Finalmente la información nerviosa llega al cerebro, cada oído por separado.

Umbrales de la audición

Los umbrales o límites de la audición considerados estándar corresponden a intensidades de 0 dB (umbral de audición a 120 dB (umbral de dolor) donde ya hay una molestia o dolor físico.

El margen de frecuencias audibles oscila entre 20 a 20000 Hz.

A lo largo de todo este espectro de audiofrecuencias varía la sensación de intensidad o sonoridad. Para determinar esta sonoridad se emplea el gráfico de Fletcher-Munson (curvas isofónicas). La unidad de sonoridad es el fonio.

Sistema de protección

Tenemos dos músculos (estapedio y tensor del tímpano) que tensan o relajan el tímpano y la cadena de huesecillos automáticamente, en función de la intensidad del sonido, limitando la cantidad de energía transmitida hasta la cóclea (cuyas células ciliadas son muy sensibles). El único inconveniente de este sistema es el tiempo de adaptación, durante el cual el oído puede padecer daños serios.

Además el canal auditivo externo puede segregar cerumen como barrera protectora ante la llegada de sonidos fuertes.

Algunos fenómenos psicoacústicos

* Discriminación de frecuencias: En sonidos de frecuencias próximas, si uno de ellos tiene más intensidad enmascara al otro (esto precisamente se denomina enmascaramiento). En frecuencias próximas del mismo nivel, percibimos una frecuencia intermedia denominada intertono.* Audición binaural: La localización de los sonidos en el espacio se consigue gracias al procesamiento por separado de la información de cada oreja y de la posterior comparación de fase y nivel entre ambas señales. Tenemos más desarrollado el sentido horizontal que el vertical de audición.* Efecto Haas: No diferenciamos sonidos separados en el tiempo por menos de 40-50 milisegundos. En este caso el primer sonido que se produce es el que se percibe, y el segundo se oye como parte de éste. A partir de los 50 ms, ya se procesan como sonidos separados.* Presbiacusia: Es la pérdida de audición con la edad.

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Como funciona el sentido del oído

El escuchar la voz, la música y los sonidos de todo tipo, nos ayuda a relacionarnos con nuestros semejantes y a desarrollar la palabra  y el habla.

Gran parte de la comprensión del universo físico, biológico y social se obtiene por medio de la audición.

Los sonidos informan continuamente acerca de las actividades del ambiente, aún de zonas fuera del alcance visual y aún durante el sueño.

Oído

El oído está formado por tres secciones: el oído externo, el oído medio y el oído interno.

Estas partes trabajan juntas, para poder oír y procesar sonidos las 24 horas del día.

El primer paso del proceso auditivo es la captación de un sonido, éste es procesado y transducido (transformación de un tipo de señal en otro distinto) y se llevan a cabo en oído, propiamente dicho, pero la interpretación de los sonidos, se lleva a cabo en el cerebro y este proceso te permite identificar si el sonido es la voz de tu hijo, el ladrido de un perro, un instrumento musical, etc.

En la actividad eléctrica del sistema auditivo, encontraremos que todos sus elementos están constantemente activos, y que las neuronas de la vía auditiva descargan potenciales eléctricos, haya o no algún estímulo sonoro.

¿Qué partes de nuestro organismo intervienen?

Brevemente podemos decir que el oído externo, formado por la oreja y el conducto auditivo externo, juega un papel determinante en los rangos de frecuencias audibles y en la detección de la fuente de un sonido. Mucho se ha discutido acerca del hecho de que las personas que tienen una detección perfecta del tono4 tienen una estructura peculiar de la oreja. En algunos animales, como el búho, las orejas juegan un papel primordial en su capacidad para detectar su posición en relación con un animal que se mueve.

El oído medio está formada por una cámara de resonancia y un conjunto de huesecillos que acoplan el tímpano con la ventana oval. La función del oído interno es transformar las vibraciones que el sonido produce en el tímpano en desplazamientos del líquido que llena el oído interno.

El oído interno es donde se ubica propiamente el órgano de la audición; está formado por la cóclea, que es una estructura de forma espiral formada por las células sensoriales y las células de soporte (véase Figura 2). Las células sensoriales especializadas en la detección de las vibraciones mecánicas que constituyen el sonido son las células ciliadas.

El conducto auditivo externo conduce al oído medio. La función del oído medio es recoger las ondas de sonido que recibe del oído externo, convertirlas en vibraciones y llevarlas hasta el oído interno. Esto lo hace usando el tímpano (que en realidad separa el oído externo del oído medio) y los tres huesos más pequeños y delicados del cuerpo llamados osículos. El tímpano es un trozo de piel delgada adherida al primer osículo, un pequeño hueso llamado martillo. El martillo está unido a otro pequeño hueso llamado yunque. Y finalmente, el yunque está unido al hueso más pequeño de todo el cuerpo, el estribo.

Cuando las ondas de sonido llegan hasta el conducto auditivo externo y al tímpano, éste empieza a vibrar. Las vibraciones pasan por los tres pequeños huesos -el martillo, el yunque y el estribo. Estos tres huesos transfieren estas vibraciones a la parte más profunda del oído: el oído interno.

Después de que las ondas sonoras se conviertan en vibraciones en el oído medio, entran en el oído interno. Las vibraciones llegan a la cóclea, un conducto pequeño y enroscado en el oído interno. La cóclea está llena de líquido y recubierta de células con miles de cilios en la superficie

Cuando las vibraciones del sonido tocan el líquido de la cóclea, el líquido empieza a vibrar. Y cuando lo hace, esos filamentos vibrátiles se mueven. Los cilios convierten entonces las vibraciones en señales nerviosas para que el cerebro pueda comprender el sonido.

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SISTEMA AUDITIVO CENTRAL

El sistema auditivo central está formado por los nervios acústicos y los sectores de nuestro cerebro dedicados a la audición. Se trata también de la parte de nuestro sistema auditivo de la que menos se conoce. Esto es consecuencia de nuestro escaso conocimiento del cerebro y su funcionamiento en general.

A menudo ignorado, el sistema auditivo central es fundamental en nuestra audición, ya que es allí donde se procesa la información recibida y se le asignan significados a los sonidos percibidos, ya sea que pertenezcan a la música, al habla u otros.

El nervio auditivo contendría alrededor de 30.000 neuronas y su función principal es la de transmitir los impulsos eléctricos al cerebro para su procesamiento. Pero también parecen existir otras vías que conducen impulsos desde el cerebro hasta la cóclea. No se sabe mucho de estas neuronas descendentes, pero aparentemente servirían para ayudar a una especie de ajuste de sintonía fina en la selectividad de frecuencia de las células ciliares e incrementar las diferencias de tiempo, amplitud y frecuencia entre ambos oídos.

Cerebro

El cerebro es un órgano electroquímico y su conformación actual en el ser humano es el resultado de transformaciones sufridas a lo largo de millones de años de evolución. No obstante, es una de las partes del cuerpo humano sobre las cuales más se ignora.

En el cerebro hay miles de millones de neuronas, que son esencialmente similares a todas las demás células, pero que tienen la particularidad de recibir y transmitir impulsos eléctricos.

Cada neurona está comunicada con decenas de miles de otras neuronas, conformando todas ellas una red (redes neurales) de intercomunicación sumamente complicada. Mientras que ya cuando nacemos poseemos la totalidad de las neuronas, las conexiones entre ellas son el producto de procesos de aprendizajes. Esta capacidad de cooperar (trabajar en redes) de millones de pequeñas unidades de procesamiento serían la causa de la alta eficacia y la potencia en el funcionamiento de nuestro cerebro.

A partir de la deformación de las células ciliares en el órgano de Corti y a través de los nervios acústicos, el cerebro recibe patrones que contienen la información característica de cada sonido y los compara con otros almacenados en la memoria (la experiencia pasada) a efectos de identificarlos. Aparentemente, si el patrón recibido difiere de los patrones almacenados, el cerebro intentaría igualmente adaptarlo a alguno de los conocidos, al que más se le parezca. Esto es notable por ejemplo en la percepción de series armónicas. Si recibimos un número determinado de frecuencias aisladas, nuestro cerebro intentará relacionarlas, identificándolas como parte de una serie armónica (aún cuando no lo sean), generando incluso la percepción de la altura determinada por su frecuencia fundamental, aunque ésta no esté físicamente presente y aunque la membrana basilar no esté oscilando en el punto correspondiente a dicha frecuencia.

La memoria es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro. Cada hecho a ser almacenado en la memoria es separado en partes y se guarda de manera asociativa (modelos asociativos) en diferentes conjuntos de neuronas interconectadas entre sí, de manera que su ubicación física está distribuida a lo largo de diversas partes de nuestro cerebro.

Si el patrón recibido no existe y no es posible encontrar alguno que se le parezca, el cerebro tendrá la opción de desecharlo o de almacenarlo (funciones de las memorias de corto, mediano y largo plazo) convirtiéndolo en un nuevo patrón de comparación.

Aparentemente existirían en el cerebro al menos tres niveles diferenciados de procesamiento de los datos que transmiten los nervios acústicos. En un primer nivel el cerebro identificaría el lugar de procedencia del sonido (asociación de lugar, localización). En un segundo nivel el cerebro identificaría el sonido propiamente dicho, es decir, sus características tímbricas. Recién en un nivel posterior se determinarían las propiedades temporales de los sonidos, es decir su valor funcional a partir de su ubicación en el tiempo y su relación con otros sonidos que lo preceden y lo suceden, hecho de particular importancia en sistemas acústicos de comunicación como

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el habla (la lengua hablada) o la música.

Hemisferios cerebrales

El cerebro está dividido en los hemisferios derecho e izquierdo. Por alguna razón no totalmente aclarada los nervios se cruzan en la médula espinal de manera que cada hemisferio del cerebro controla esencialmente el lado opuesto del cuerpo. Cada hemisferio se especializa en la realización de funciones determinadas. Todo parecería indicar que en el hemisferio izquierdo se localizan los centros que controlan el lenguaje y las funciones lógicas, mientras que en el derecho se concentran aquellas funciones no verbales, las actividades artísticas y las funciones emotivas.

De igual manera cada uno de los hemisferios cumple funciones diferenciadas en el procesamiento de los sonidos recibidos. El cerebro es capaz de distinguir las características estructurales de los sonidos y, básicamente, el predominio de uno u otro hemisferio depende precisamente de la estructura de dicho sonido.

En el caso de la música el procesamiento se llevaría a cabo en el hemisferio derecho. Sin embargo, hay quienes afirman que esto sólo sería cierto en el caso de los individuos que no son músicos. Las personas con formación y entrenamiento musical, al tener la capacidad de acceder al fenómeno musical desde un punto de vista más analítico, procesarían esta información en el hemisferio izquierdo, que es el que se especializa en las funciones del razonamiento lógico.

Por otra parte, experimentos realizados han mostrado que la especialización de uno u otro hemisferio cerebral en determinadas funciones, como por ejemplo la percepción, procesamiento y asignación de significados a sonidos específicos, guardaría una relación directa con la lengua materna de cada individuo.

Música y Cerebro

Conferencia del Prof. F. J. Rubia en la Real Academia Nacional de Medicina – 16 de abril de 2009

L a música tiene un efecto conmovedor en nuestra psique. Sabemos que una determinada música puede calmarnos y otra puede tener el efecto contrario. Se ha utilizado en el pasado en la terapia de la epilepsia, en la enfermedad de Parkinson, para disminuir la presión arterial, en el tratamiento de niños afectados por el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, en la depresión, en el tratamiento del estrés y en el insomnio.

El musicólogo y filósofo Julius Portnoy ha encontrado que la música puede cambiar las tasas metabólicas, aumentar o disminuir la presión arterial, los niveles de energía y la digestión de manera positiva o negativa dependiendo del tipo de música. La música puede aumentar la secreción de endorfinas por el cerebro y de esta manera producir placer así como relajación. Incluso se han hecho experimentos con plantas que crecieron más rápidamente que lo normal escuchando música clásica suave. Hay autores que han dicho que de todas las artes, la música es la que es capaz de modificar la consciencia de manera más poderosa.

Pero es más: se ha comprobado que la escucha por estudiantes de la Universidad de Wisconsin durante 10 minutos de la sonata en re mayor para dos pianos KV 448 tuvo efectos positivos en las pruebas de razonamiento espacio-temporal, efecto que duraba unos 10 minutos. A este fenómeno se le llamó el Efecto Mozart y los resultados de este estudio fueron publicados en la revista Nature en

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1993.

La cuestión, pues, es: ¿cuáles son los mecanismos que pueden explicar estos efectos sobre nuestro cerebro?

Sabemos que el sonido incide sobre nuestro oído estimulando células situadas en el oído interno, células que traducen la energía mecánica en energía eléctrica, es decir, potenciales de acción, el único lenguaje que el cerebro entiende. Estos potenciales son todos iguales, provengan de la piel, de la retina del ojo o de las papilas gustativas de la lengua. Pero en el caso de los sonidos, los potenciales eléctricos, a través de vías específicas, llegan a la corteza cerebral auditiva primaria localizada en el lóbulo temporal. El cerebro clasifica los sonidos en bandas de frecuencia, en intensidades y duraciones, así como en graduaciones de frecuencia, intensidad y duración.

Las células de la corteza auditiva primaria no sólo se excitan entre sí, sino que también utilizan la inhibición para simplificar la información acústica, aumentar los contrastes y suprimir los ruidos de fondo. No hay que olvidar que el cerebro está sólo interesado en cambios y contrastes. Un sonido igual y constante termina por no oírse, gracias a dos fenómenos: la adaptación de los receptores y un proceso inhibitorio llamado habituación. Tampoco le interesa al cerebro la frecuencia exacta de un sonido. Cualquier violinista puede cambiar su nota ‘la’ media de 440 a 450 herzios y el cerebro se adapta inmediatamente a ese cambio. Como se mostrado, somos sordos respecto a las frecuencias exactas de los tonos, al cerebro le interesan las distancias relativas entre las frecuencias más que las frecuencias absolutas. Esto es válido para todos los sentidos. En la visión, la luminosidad absoluta no es interesante para el cerebro, sino sólo los contrastes.

Por otra parte el cerebro no es ningún órgano pasivo. Envía fibras hacia las células sensoriales del oído interno controlando su sensibilidad. Y también participa activamente en los diversos escalones que recorre la información auditiva, modificando y filtrando esa información. Esto quiere decir que los tonos que percibimos no existen en la Naturaleza, sino que son atribuciones que la corteza cerebral asigna a las señales eléctricas que le llegan desde la periferia, interviniendo además en cada uno de las estaciones de relevo, desde el oído hasta el lóbulo temporal. Sin este sistema centrífugo, el efecto llamado de “cocktail party”, o sea la capacidad de escuchar una conversación en una fiesta, a pesar del ruido de fondo, sería imposible. El cerebro no se contenta con el análisis de los sonidos, sino que se preocupa más bien de la interpretación activa de esos sonidos.

La corteza auditiva primaria está rodeada de la llamada corteza auditiva secundaria, y ésta a su vez de la corteza auditiva terciaria . Mientras que la corteza auditiva primaria se concentra en las características de tonos aislados, la corteza auditiva secundaria es responsable de la relación entre varios tonos. La corteza auditiva del hemisferio derecho del cerebro se concentra en tonos simultáneos y analiza las relaciones armónicas entre ellos. La corteza auditiva secundaria del hemisferio izquierdo se concentra en la relación entre secuencias de tonos, por lo que es importante para la percepción del ritmo.

La melodía no es simplemente una secuencia de tonos, sino que éstos varían en ella de frecuencia y acento, provocando en el cerebro sensaciones únicas. Melodía, ritmo y armonía combinados forman la música.

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Nuestra capacidad para percibir música es muy temprana. Incluso recién nacidos reaccionan a estímulos musicales, y con un mes, el bebé puede discriminar ya tonos de diferentes frecuencias. Con seis meses se habla ya de una ‘musicalidad’ desarrollada. Y a los tres o cuatro años, los niños comienzan a reproducir la música de la cultura en la que están inmersos. Ahora bien, un entendimiento pleno de la armonía se desarrolla como muy temprano a la edad de doce años.

La música es un medio de comunicación como lo es el lenguaje. Al igual que en el lenguaje, donde las distintas características (semántica, nombres de instrumentos, de frutos y de animales, prosodia, identificación de fonemas, etc.) están localizadas en diferentes partes del cerebro, en la música ocurre lo mismo, es decir, que, por ejemplo, la melodía y la localización de los tonos se localizan preferentemente en el hemisferio derecho. Por eso, en operaciones quirúrgicas, donde una parte del lóbulo temporal derecho tuvo que ser extirpado para evitar ataques epilépticos intratables con medicamentos, el paciente tuvo problemas con la percepción de la melodía, mientras que en operaciones similares con extirpación del las mismas regiones del lóbulo temporal izquierdo este problema no apareció. El análisis armónico parece ser también función de las regiones auditivas del hemisferio derecho. Curiosamente, los músicos profesionales utilizan más en la percepción de las melodías el hemisferio izquierdo y se ha comprobado que con el entrenamiento en música, la dominancia cerebral para la percepción de la melodía se desplaza del hemisferio derecho al hemisferio izquierdo

El hemisferio izquierdo es asimismo más apropiado para la percepción del ritmo. Esto indica que la percepción de la armonía y la percepción del ritmo utilizan áreas distintas del cerebro. Los músicos saben muy bien que hay personas que tienen una capacidad de percepción armónica brillante, pero son poco dotados para la percepción del ritmo y viceversa.

El análisis con modernas técnicas de imagen cerebral, como la tomografía por emisión de positrones o la resonancia magnética funcional han mostrado que el sustrato neurológico del lenguaje y de la música se solapan. Se ha podido comprobar, como hemos dicho, que el hemisferio derecho atiende a los aspectos melódicos de la música y el izquierdo a los aspectos rítmicos. Las estructuras del sistema emocional o límbico que procesan las emociones en el hemisferio derecho se activan cuando sujetos voluntarios se imaginan la música. El hemisferio derecho también es más sensible para la armonía.

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En músicos profesionales con oído absoluto se ha podido constatar que tienen un plano temporal más grande que en personas normales. El plano temporal es una región del lóbulo temporal que es importante para la comprensión del lenguaje. Asimismo, la mitad anterior del cuerpo calloso, que une ambos hemisferios, también es mayor en músicos que comenzaron su entrenamiento antes de los siete años de edad, que en personas normales. Una característica típica en músicos profesionales es que utilizan menos regiones cerebrales cuando ejecutan movimientos con la mano que las personas normales.

El canto, que implica tanto la música como el lenguaje, parece involucrar ambos hemisferios si hay palabras por medio, pero el canto sin palabras depende más del hemisferio derecho.

Respecto al sexo, parece bien establecido que la lateralización de funciones en los hemisferios es más acusada en el hombre que en la mujer. Las diferencias en tareas verbales, matemáticas, sociales y visuo-espaciales (orientación en el espacio guiada por la visión) entre hombre y mujer se deben en parte a esas diferencias en la lateralización de funciones. Personas entrenadas musicalmente muestran diferencias: mientras que en hombres el hemisferio derecho es dominante para analizar secuencias de tonos, en mujeres son ambos hemisferios los implicados.

Una cuestión importante es la del origen de la música. En el libro de Charles Darwin de 1871 “El origen del hombre y la selección en relación al sexo”, éste decía: “parece probable que los progenitores del hombre, sean hombres o mujeres, o ambos sexos, antes de adquirir el poder de expresar el amor mutuo en lenguaje articulado, intentaron hechizarse uno al otro con notas musicales y ritmo”. Darwin se dio cuenta de la ubicuidad de la música en todas las culturas conocidas, el desarrollo espontáneo de las capacidades musicales en los niños y la manera en la que provoca fuertes emociones, antes de concluir: “Todos estos hechos con respecto a la música y al lenguaje apasionado se hacen inteligibles hasta cierto punto si asumimos que los tonos musicales y el ritmo se utilizaron por nuestros antecesores semihumanos durante el período del cortejo”.

Tanto la música como el lenguaje están presentes en todas las sociedades humanas que hoy existen, y los arqueólogos afirman que ambas estuvieron también presentes en las sociedades prehistóricas. Ambas poseen una estructura jerárquica que consiste en

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elementos acústicos, palabras o tonos respectivamente, que se combinan para formar frases, expresiones o melodías, aunque la naturaleza de esas unidades es diferente en el lenguaje, que son símbolos, mientras que en la música no. El lenguaje, sea hablado, escrito o por gestos, se utiliza como medio de comunicación de ideas o conocimientos; la música, sin embargo, es un sistema de comunicación no referencial, y aunque no nos comunique nada sobre el mundo, puede tener y tiene un impacto profundo sobre nuestras emociones.

Por tanto, o el lenguaje se deriva de la música, o ambos, lenguaje y música se desarrollaron en paralelo, o existió un precursor de ambos, una especie de ‘musilenguaje’, como así se le ha llamado.

El músico ruso Vissarion Shebalin , el año 1953, a la edad de 51 años, sufrió un derrame cerebral en el lóbulo temporal izquierdo que le paralizó la mano derecha, la parte derecha de la cara y trastornó el lenguaje, pero su labor de compositor continuó sin problemas, terminando su quinta sinfonía en 1963, poco antes de su tercer ataque de apoplejía que lo llevó a la tumba. El neuropsicólogo ruso Alejandro Luria informó sobre este caso en el Journal of Neurological Science en 1965 diciendo que era una prueba de que la música y el lenguaje eran dos sistemas separados en el cerebro.

Si realmente la música y el lenguaje están separados, ¿existe también la posibilidad que se de el lenguaje sin la música? Efectivamente esto es así. Se han referido casos de amusia, o sea, incapacidad de entender y/o producir música, pero con conservación del lenguaje. Sin embargo, también puede producirse una afectación tanto del lenguaje como de la música. El compositor francés Maurice Ravel, que en 1927 empezó a escribir tonterías, y en 1928 tocando su Sonatina en Madrid, saltó desde el primer tiempo al final, mostró muchas dificultades en la motricidad y en el lenguaje, así como se vio impedido para escribir o tocar una sola nota de música. En este caso, ambos sistemas, la música y el lenguaje, se vieron afectados. A fin de cuentas, en el canto, lenguaje y música están unidos.

Los pacientes que sufren de amusia, o sea incapacidad para percibir la música, mientras su capacidad lingüística permanezca intacta suelen tener lesiones en los lóbulos temporales derecho o izquierdo. Sin embargo, los que mantienen su capacidad musical, pero pierden las lingüísticas, suelen sufrir lesiones sólo en el lóbulo temporal derecho.

Se sabe que en el lenguaje, la sintaxis, la semántica, el análisis de los fonemas o la prosodia se localizan en lugares distintos del cerebro. Igualmente, en la música la melodía, el timbre o el ritmo también ocupan lugares distintos pudiendo sufrir un paciente con lesión cerebral la pérdida de uno de estos componentes, conservando los demás.

Un caso especial que muestra la separación de música y lenguaje en el cerebro desde épocas muy tempranas de la vida es el de los llamados ‘músicos sabios’, niños que son muy deficientes en sus capacidades lingüísticas, pero que tienen una musicalidad normal, o incluso excelente, como ocurre, por ejemplo, en el síndrome de Williams, al que me referí en mi comunicación en este mismo lugar hace dos años. Estos músicos sabios poseen capacidades con las que cualquier persona puede soñar: un oído absoluto, una percepción finísima, una capacidad enorme de representación acústica, y una memoria musical excepcional. Suelen tener estos músicos sabios lesiones en el hemisferio izquierdo, por lo que se supone que se desinhiben funciones del hemisferio derecho.

¿Cuándo se desarrolla la capacidad musical en los niños? Pues bien, existe una gran cantidad de trabajos experimentales que indican que antes de alcanzar la edad de un año, los niños ya poseen todas las capacidades de percepción musical que tienen los adultos normales, es decir, que no son músicos profesionales. Esto parece indicar que la música es un campo en el que el niño

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posee ya una competencia innata para ella, similar a la del lenguaje.

¿Cuál sería, pues, el valor de supervivencia de la música para haber desarrollado una capacidad innata a lo largo de la evolución? Evidentemente, aquí nos basamos en la especulación y algunos autores han propuesto que la música incrementa los lazos sociales fomentando las respuestas emocionales conjuntas cuando se danza o canta, aparte de poder relajar tensiones en los individuos. Algunos autores argumentan que es posible que la música se remonte al Homo erectus, es decir, a una época entre 1,8 millones y 300.000 años antes de nuestra era.

Esta opinión parece exagerada. Sabemos que nuestra especie, el Homo sapiens, hizo su aparición en la Tierra hace unos 200.000 años, pero que la explosión cultural que, probablemente llevó al lenguaje, a la aparición del arte y la religión, tuvo lugar hace unos 50.000 años. Y la hipótesis que hoy se maneja para explicar este retardo de 150.000 años en la aparición de esa explosión cultural es que fue motivada por una mutación. Las estrechas conexiones de la música con el lenguaje nos hacen pensar que muy probablemente su aparición en el ser humano es más reciente y dentro del período de existencia de nuestra propia especie. A favor de esta opinión estaría el hecho de que los registros arqueológicos indican que los instrumentos musicales hacen su aparición con el Homo sapiens.

Pero hay opiniones, como las del lingüista Steven Pinker, que se inclinan por pensar que la música es una “auditory cheesecake”, o sea, una delicia auditiva, algo marginal en la evolución, que, en el mejor de los casos es adaptativa al promover una solidaridad del grupo.

Tanto el lenguaje como la música tienen una estrecha relación con el movimiento, por lo que se considera que la música establece relaciones entre distintas funciones cerebrales, relaciones que también son consideradas características de nuestra especie. La música facilitaría este tipo de relaciones entre funciones distintas, tales como las emociones, la prosodia de nuestro lenguaje, la relación entre madre e hijo en ese proto-lenguaje casi musical que se emplea para establecer contacto entre una y otro, así como en la motricidad asociada a la periodicidad de los movimientos.

Con respecto a la posibilidad por muchos autores aceptada de la predisposición genética para la música, habría que suponer también la heredabilidad de esta facultad. Y, en efecto, se ha calculado que aproximadamente la mitad de los grandes compositores han tenido músicos profesionales en sus familias o descendían de familias con una larga tradición musical, como es el caso de la familia de Johann Sebastian Bach, que en siete generaciones se han contado hasta 64 profesionales de la música.

No quisiera terminar sin mencionar uno de nuestros misterios más grandes: la inspiración. ¿Qué han dicho los compositores famosos sobre esa misteriosa inspiración que les llevaba a plasmar en el papel su música? Pues en términos generales, que la música fluía de sus cabezas sin ningún problema. Richard Wagner lo comparaba como el fluir de la leche en una vaca, Saint-Saëns con un árbol de manzanas produciendo sus frutos y Mozart, tan soez como siempre, con una cerda orinando. Precisamente Mozart hablaba de que sus ideas musicales se le presentaban cuando estaba solo, cuando iba de una ciudad a otra en su carruaje o cuando no podía dormir por las noches. Su barbero se quejaba que tenía que andar siempre detrás de él para afeitarle porque se levantaba de pronto del cembalo para ir al escritorio a escribir la música. Tanto él como Robert Schumann oían la música, al parecer, completa en su cabeza antes de pasarla al papel.

A veces, la inspiración era sentida como una experiencia religiosa. Un criado encontró un día a Händel llorando a lágrima viva cuando en un maratón de 24 días escribió su “Mesías”. Y expresaba esta experiencia diciendo: “Veía el cielo abierto ante mí y al

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propio Dios Padre”. O Johannes Brahms que lo expresaba así: “Me sentía en consonancia con la eternidad, no hay nada más apasionante”.

Muchos compositores sufrían de lo que hoy podíamos llamar períodos mánicos o mánico-depresivos. Curiosamente, este tipo de enfermos muestran a veces altos valores de creatividad. Se supone que aproximadamente un tercio de todos los escritores y artistas, así como la mitad de los poetas, tuvieron síntomas mánico-depresivos. Los psicólogos sospechan que a este grupo pertenecen compositores como Berlioz, Bruckner, Gesualdo, Glinka, Händel, di Lasso, Mahler, Mussorgsky, Rachmaninoff, Rossini, Schumann, Tchaikowsky, etc.

Todos estos hechos no hacen más que corroborar la opinión de que nuestro cerebro emocional es mucho más importante no sólo para nuestra propia supervivencia sino también para estas funciones inconscientes de la creatividad,. Ahora sabemos lo que deberíamos haber intuido hace tiempo simplemente observando la evolución del cerebro: que las emociones son la base incluso de nuestro pensamiento racional.

Volviendo al comienzo de mi comunicación quisiera decir que la música despierta en lo seres humanos, sobre todo en aquellos que la aman, efectos conmovedores y placeres inefables. Y esto es así, y será así por mucho que progresemos en nuestros todavía precarios conocimientos sobre su organización cerebral. Estas consideraciones han sido precisamente el motivo de organizar un acto como el de hoy.

La Música y el Desarrollo Cerebral Infantil

Por: Dr Eduardo R. Hernández González.Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.Correo: [email protected]

     Los primeros tres años de la vida de un niño representan un periodo importante en el futuro de todo individuo, ya que allí se establece esa relación especial entre padres e hijos llamada “apego”, la música puede contribuir a fortalecer este vínculo y lograr que se convierta en una relación sana y operativa. En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, más musicales.

      La música puede ser un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarque las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad de lectura y escritura.

La Música y sus orígenes     La música es un medio de expresión universal, se cree que sus orígenes se relacionan con la propia voz del hombre. Los primeros instrumentos musicales aparecieron hacia el año 2500 a.C., en la cultura egipcia. En la Grecia y Roma antiguas, alrededor del siglo v a.C., la música fue esencialmente vocal, e hizo uso de instrumentos de percusión, de cuerda y de viento. Alrededor del siglo v d.C., la era cristiana trajo consigo la aparición de cantos litúrgicos. En la

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Edad Media aparecieron los cantos gregorianos como la manifestación musical más importante de la época. En los siglos XVII y XVIII apareció la ópera, que con la música instrumental y los grandes compositores de música clásica (Vivaldi, Beethoven, Schubert, Brahms, Mozart y otros),  representaron la madurez de la música.

     En los siglos XIX y XX se produjo una ampliación y perfeccionamiento de los diferentes instrumentos musicales. La música comenzó a utilizarse como método terapéutico especialmente en la segunda mitad del siglo XX, debido al reconocimiento de sus efectos sobre el estado afectivo y de atención de los individuos.

El Cerebro     El cerebro humano constituye el órgano más importante y de mayor complejidad del sistema nervioso, es un órgano que durante la infancia sufre cambios madurativos y que es altamente sensible a los estímulos externos. Anatómicamente lo podemos dividir en dos hemisferios (derecho e izquierdo), cada uno con características funcionales diferentes y especiales, compuestos por lóbulos y cubiertos por una estructura denominada corteza cerebral en la cual se encuentran las áreas del desarrollo humano.

      Los estudios neuroanatómicos han demostrado que el hemisferio izquierdo se especializa en el procesamiento del lenguaje y el hemisferio derecho en la percepción y procesamiento de la música.

      El cerebro humano funciona por medio de conexiones (sinapsis) que realizan las células cerebrales denominadas neuronas y que son las encargadas de transmitir el impulso nervioso que determina nuestra conducta.

      El cerebro humano presenta una alta capacidad de aprendizaje y posee la propiedad de funcionar en situaciones extremas o de déficit tanto orgánicos como funcionales, esta capacidad se denomina plasticidad cerebral.

El efecto “Mozart” y el efecto “Tomatis”     A mediados del siglo XX, un médico otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, inició una propuesta de rehabilitación dirigida a personas con dificultades auditivas o de lenguaje.

      Su programa terapéutico consistía en la estimulación musical a través de escuchar piezas de Mozart y otros compositores clásicos, obteniendo cambios positivos en la rehabilitación del lenguaje y en el desarrollo del habla, a este efecto se le ha denominado “efecto Tomatis”. Asimismo este eminente médico, elaboró un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo del oído humano y reconoció que el feto escucha sonidos dentro del útero materno (tales como los movimientos de la digestión, los ritmos cardíacos y la respiración de la madre). Observó también que el recién nacido se relaja cuando oye la voz de la madre.

      En 1993, Rauscher y colaboradores de la Universidad de California, publicaron los resultados obtenidos en una investigación realizada con grupos de estudiantes universitarios, a quienes se les expuso a escuchar durante 10 minutos una sonata de Mozart, logrando puntuaciones altas en las pruebas de habilidades visuoespaciales y cognitivas en general, así como un incremento transitorio del cociente intelectual. A este hallazgo se le denominó “efecto Mozart”.

      Estudios posteriores han demostrado que el escuchar música de Mozart desencadena cambios de conducta (en relación a estados de alerta y calma), afectividad (induce estados emotivos) y metabólicos (aumento del contenido de calcio y dopamina en el cerebro).

La música y sus efectos en el desarrollo del cerebro     Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal.

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      Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la música (sobre todo la música clásica, de Mozart) provoca:

• Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.• Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.• Es una manera de expresarse.• Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.• Brinda la oportunidad para que los niños interactuen entre sí y con los adultos.• Estimula la creatividad y la imaginación infantil.• Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.• Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.• Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

     Para concluir sólo resto decir que la música representa un papel importante en el proceso enseñanza aprendizaje de los alumnos (sobre todo los de educación inicial), por lo tanto, los maestros, las instituciones educativas, los padres y el personal de salud, deben conocer los alcances y beneficios que se derivan del empleo de la música como parte importante de la educación integral del menor.

En el último siglo los científicos han logrado éxitos considerables en el esfuerzo por determinar cuáles son las células que controlan

cada una de nuestras diversas actividades. Uno de sus descubrimientos es que el cerebro está dividido en dos hemisferios, cada

uno de los cuales controla la actividad de una mitad del cuerpo. Por razones que se desconocen los nervios que vienen de cuerpo

se entrecruzan en la médula espinal, antes de llegar al cerebro. De este modo, resulta que el brazo y la pierna del lado izquierdo

son dirigidos por el hemisferio derecho del cerebro mientras el lado derecho del cuerpo se halla bajo las órdenes del hemisferio

izquierdo.

Pero la especialización de los dos hemisferios cerebrales va más allá del simple control físico. En 1861, el cirujano francés Paúl

Broca descubrió en el cerebro el área relacionada con el habla, dando la primera prueba de la localización de las funciones

cerebrales. En 1874 el neurólogo Carl Wernicke localizó en el hemisferio izquierdo el área que tiene que ver con la comprensión del

lenguaje hablado y escrito. Experimentos más complejos realizados posteriormente han demostrado que en el 95% de las personas,

aproximadamente, el hemisferio izquierdo no sólo tiene que ver con el lenguaje, sino también con los razonamientos lógicos -las

matemáticas por ejemplo—, y que el hemisferio derecho dirige las actividades no verbales en que predominan los aspectos

artísticos y emocionales.

Existen en el hemisferio izquierdo del cerebro tres centros relacionados con el lenguaje (véase el dibujo). En el área de Wernicke se

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seleccionan las palabras que se hallan acumuladas en la memoria verbal; si se trata de escribir, la orden es enviada a los músculos

de la mano. Si se trata de hablar, entra en acción el área de Broca que controla el lenguaje articulado. Cuando entra a participar la

vista, el que actúa es el centro conocido como circunvolución angular, que establece un enlace entre el área de Wernicke y la

corteza visual.

Desde los descubrimientos de Broca y de Wernicke el tema de la localización de la función del lenguaje en el hemisferio izquierdo

ha sido ampliamente debatido por los neuropsicólogos. Son numerosas las investigaciones que han tenido por objeto determinar

cómo las personas normales reaccionan ante estímulos auditivos dirigidos a uno y otro hemisferio cerebral.

En estos experimentos uno de los papeles más destacados corresponde al profesor Tadanobu Tsunoda, del Instituto de

Investigaciones Médicas de la Universidad Médica y Odontológica de Tokio. A lo largo de quince años el profesor Tsunoda ha

realizado experimentos acerca del predominio de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. En un Informe presentado en un

coloquio de la Unesco celebrado en Atenas en Abril de 1981, el profesor Tsunoda dio a conocer algunos de sus sorprendentes

descubrimientos, que tienen un valor destacado para la educación y que desmienten claramente algunas arraigadas concepciones

racistas.

En 1965 el profesor Tsunoda inició una serie de experimentos destinados a determinar cuál de los dos oídos predominaba cuando

un grupo de japoneses normales percibían el sonido de ciertas vocales y sílabas en su idioma. Como los nervios de cada oído se

conectan con el hemisferio cerebral del lado contrario, el predominio del oído izquierdo para ciertos sonidos indicaba

preponderancia del hemisferio derecho respecto a ese sonido, y el predominio del oído derecho, significaba primacía del hemisferio

izquierdo.

Para sus experimentos el profesor Tsunoda ideó complejas técnicas, empleando la estimulación auditiva retardada (véase una

explicación detallada en recuadro) para determinar de qué modo el cerebro distingue diversas clases de sonidos, como los ruidos

de origen mecánico, los sonidos vocales y las tonalidades sintéticas, y logrando comprobar con gran precisión cuál de los dos

hemisferios cerebrales predomina respecto a cada sonido en particular.

Repitiendo esas experiencias durante varios años con sujetos de origen japonés, el profesor Tsunoda comprobó, sin lugar a dudas,

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que el oído derecho (hemisferio cerebral izquierdo) predomina cuando se trata, en japonés, de sílabas habladas y de las llamadas

vocales «fijas». Hasta aquí, estos resultados no tenían nada de inesperado.

Pero Tsonuda prosiguió sus experimentos, reemplazando las vocales humanas por sonidos sintéticos de estructura similar a la de

las vocales. El análisis del sonido de las vocales humanas demostró la existencia de series de frecuencias máximas denominadas

«formantes». Empleando un sintetizador para filtrar ciertos formantes, descubrió el profesor japonés que dos requisitos son

necesarios para que predomine el oído derecho (hemisferio cerebral izquierdo) respecto a un sonido: las frecuencias de los

formantes deben ser inarmónicas y debe existir un cierto grado de modulación de frecuencia.

Al alcanzar ese nivel, los experimentos demostraron que el cerebro es capaz de discernir las características estructurales de los

sonidos y que el predominio del hemisferio izquierdo o derecho del cerebro depende básicamente de la estructura del sonido

escuchado. Se comprobó que las voces humanas, el llanto, la risa, el canto de los insectos y otros sonidos naturales tienen

frecuencia modulada y combinaciones inarmónicas y que todos ellos daban lugar, entre los sujetos japoneses participantes en las

experiencias, al predominio del oído derecho.

El significado entero de estos descubrimientos se puso de realce en 1972, cuando, por azar, el profesor Tsunoda incorporó por

primera vez a su experimento a un sujeto no japonés: a un francés, concretamente. Con gran sorpresa, el profesor Tsunoda

comprobó que, enfrentados con estímulos similares, el francés y el japonés presentan un predominio distinto de los hemisferios

cerebrales. Al cabo de otros experimentos con sujetos japoneses y no japoneses, el profesor se convenció de que el factor que

determinaba las diferencias era la lengua materna.

Para comprobar su teoría, el profesor Tsunoda realizó experimentos conjuntos con cincuenta y siete personas que tenían por lengua

materna diferentes idiomas de Europa occidental como el inglés, el francés, el español, el italiano, el alemán y el sueco, con quince

chinos que hablaban los dialectos pequinés, cantonés, de Shangai y de Taiwán, con diecisiete coreanos y con numerosos

vietnamitas, camboyanos, tailandeses, indonesios, israelíes y africanos.

Los resultados de estos experimentos fueron concluyentes. Demostraron que los sonidos de las vocales «fijas» y los tonos puros

daban lugar al predominio del oído izquierdo (hemisferio cerebral derecho) mientras que las sílabas conducían al predominio del

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oído derecho (hemisferio cerebral izquierdo). Sólo los sujetos con lenguas natales de la Polinesia (las islas Tonga, de Samoa Oriental

y maoríes) mostraban reacciones similares a las de los japoneses: predominio del oído derecho (hemisferio cerebral izquierdo) para

las vocales y las sílabas y del oído izquierdo (hemisferio cerebral derecho) para los sonidos de tonos puros.

Quedó planteada la necesidad de determinar si las diferencias entre los japoneses y los no japoneses tenían o no carácter genético.

Para resolver el problema fueron examinados veinte sujetos de origen japonés, emigrados de primera o segunda generación. De

ellos, dieciocho que habían hablado hasta los ocho años como lengua materna el español, el portugués o el inglés, reaccionaron de

acuerdo con la pauta de los occidentales. Los dos restantes habían sido educados en japonés hasta los nueve años y sus reacciones

siguieron la pauta de los japoneses. Por el contrario, dos estadounidenses y cuatro coreanos que habían sido educados en Japón

reaccionaron de acuerdo con las pautas de los japoneses.

De este modo, quedó demostrado que las diferencias, en relación con el predominio de un oído y de un hemisferio cerebral, no

tenían un origen genético, sino que se debían al medio auditivo y lingüístico que había rodeado a los diversos individuos.

{En el siglo XVI y siguientes, en los Andes -y en toda América-, los hablantes en su inmensa mayoría, inclusive una parte de los

hijos de peninsulares, estaban imersos en un medio auditivo y lingüístico amerindio y no español. Esto debiera estudiarse. -Rumi}.

A pesar de estas diferencias es perfectamente correcto considerar que para ambos grupos, el hemisferio izquierdo es el «cerebro

del habla», porque en ambos casos ese hemisferio predomina en relación con los sonidos silábicos. Pero ¿a qué se debe que los

japoneses y polinesios presenten un predominio del hemisferio izquierdo del cerebro para los sonidos de vocales y de sílabas,

mientras que en el caso de los otros sujetos existe predominio del hemisferio cerebral derecho para los sonidos de vocales y del

hemisferio izquierdo o para los de sílabas?

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Aunque los dos hemisferios en que se divide el cerebro son simétricos por su estructura, la función de uno y otro no es idéntica. Las

funciones del lenguaje se hallan localizadas en el hemisferio izquierdo. El área de Broca controla la mecánica del habla, mientras el

área de Wernicke funciona como selector de palabras. Cuando el lenguaje depende de la visión, como en la lectura y la escritura, la

circunvolución angular actúa como enlace entre el área visual primaria y la de Wernicke.

Protegido por la caja craneana, envuelto en varias membranas, nadando en un líquido que amortigua los golpes, el cerebro es el

origen de todos los pensamientos, sensaciones y acciones del hombre. Su tamaño no excede del de un melón pequeño y su aspecto

es el de una masa de color rosado y grisáceo, surcada de pliegues, cuyo peso es de 1.360 gramos como promedio.

En ese reducido espacio se hallan congregadas unos diez mil millones de neuronas, esas microscópicas células nerviosas que

constituyen las unidades de trabajo del cerebro. Las neuronas se agrupan en mil millones de circuitos, cada uno de los cuales está

llamado a desempeñar una función adquirida por vía hereditaria o por medio de la experiencia.

Desde luego, el cerebro no constituye un órgano exclusivamente humano. Hasta los seres animales más primitivos están dotados

de un órgano que tiene cierta similitud con el cerebro. Pero sólo en el hombre se halla éste suficientemente desarrollado como para

ser capaz de enfrentarse con el lenguaje, ese regalo de la evolución que nos permite comunicarnos nuestros conocimientos y legar

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de generación en generación nuestra memoria y nuestra experiencia colectiva.