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VIDA NUEVA Organo de la Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista Obrero Año Núm. 165 ZARAGOZA 16 septiembre 1933 Ejemplar, 10 céntimos ¡Al fin, libres! Elplanteamiento y solución de la última crisis ha tenido, aparte otras con- secuencias que examinaremos separadamente, la para nosotros esencialísima. de apartar a los socialistas de la participación en las responsabilidades del Gobierno. El hecho en sí marca una divisoria, una nueva modalidad en cuanto a la actua- ción y forma de conducirse del Partido Socialista. No es miedo a enfrentarnos con la áspera realidad lo que nos hace respirar satisfechos de ver relevado al socialismo español de la participación en el Po- der; claro que no; que por algo somos profundamente intervencionistas. Es que esa participación, en la forma en que se producía, tenía fatalmente que sernos perjudicial, porque por muy acertada que fuese la gestión de nues- tros hombres en el Gobierno—y la de los nuestros era acertada y era honrada—, al aplicar los frutos de esa gestión, había de chocar unas veces con la incompren- sión; otras, con la mala fe de los encargados de aplicar las leyes que nuestros amigos dictasen, y de este choque saldría forzosamente su desnaturalización y su desprestigio, al menos aparente. Si siempre el ejercicio del Poder desgasta, este desgaste es mayor cuando ese Poder no se ejerce íntegramente. Indudablemente quetambién en la oposición pue- de desgastarse una fuerza política—el Partido Radical es buena prueba de ello—, pero el Partido Socialista no está en ese caso. Su labor de crítica de todo un sistema como el capitalista, tiene dilatados horizontes Su capacitación, demostrando con hechos tangibles, que sus teorías son realizables, con enorme ventaja sobre las que descansa la ficción del sistema, puede ejercerla en los Ayuntamientos y corporaciones donde tiene necesidad y obligación de actuar. Claro que las especiales circunstancias políticas en que advino la República, y la forma en que se ha ido desenvolviendo el régimen, ha hecho imprescindible la colaboración. Diremos más; que el buen sentido republicano ha debido de intentar, por lo menos, retener lo más posible la colaboración socialista, en bien de los intereses de la República y sus partidos, ya que su punto de vista en este caso concreto de ventajas o inconvenientes de nuestra colaboración, debe de ser opuesta a la nuestra en cuanto a interés partidista. Ello es que así no ha sido, y sin responsabilidad para los socialistas, éstos han dejado de ser colaboracionistas; hasta en este, la suerte o el acierto hace que estemos limpios de toda culpa de los daños que puedan suceder a la Repú- blica. Con ello, como fuerza política, vamos ganando libertad de movimientos; crí- tica limpia de todo eufemismo; denunciar cuantos atropellos y violencias desde el Poder se cometan y de las que no nos podemos hacer responsables cuando és- tas se cometen por quienes no comulgan en nuestro credo político; más respeto para nuestras ideas y para nuestros hombres; y como consecuencia de estos v otros hechos que necesariamente habrán de producirse, un aumento considera- ble de afiliados a nuestra organización política y en la U. G. T. Callábamos nuestra tragedia y nos hacíamos fuertes para ocultar nuestro do- lor, por no comprometer una situación a la que contribuíamos: de no ser así, las llamas de indignación que Arnedo encendió, no se hubiesen apagado tan fá- cilmente. No tendremos por qué soportar, fuera del Gobierno, las dentelladas que los mismos republicanos que se dicen nuestros amigos infieren, especialmente en los pueblos, a nuestras organizaciones y sus hombres. Ni soportar insultos groseros, en la Prensa, de sinvergüenzas que no dejaban en paz al ministro socialista para que les diese, a modo de mendrugo, una Se- cretaría del Trabajo Rural o una Presidencia del Jurado Mixto. Esa clase patronal que se avenía complacientemente a todas las exigencias de los pseudo-revolucionarios, y se burlaba desvergonzadamente de la U. G. T., no podrá hacerlo ya impunemente en lo sucesivo. Volvemos a la vida, dura, sí, pero libre, de la oposición, en la que se templa y vigoriza un Partido revolucio- nario. Dentro de la ley estaremos, como lo estuvimos siempre; pero esta ley se cumplirá porque ese cumplimiento lo impondremos nosotros. Ganas teníamos de no actuar con algo de sordina Que ni va bien a nuestra rebeldía el tener que decir amén a todo cuanto se haga en las alturas. Esta alegría partidista nuestra, como socialista, es amargura como ciudada- nos, ya que nuestro alejamiento ha tenido su origen en conveniencias mezquinas de los mismos republicanos. Les asustaba que la República fuese lo que debía de ser: la austeridad y lealtad que los socialistas le inyectaban y el contenido de justicia social que no han podido digerir los conservadores de todos los privi- legios. Para acabar con el sentido izquierdista de la República, han sido desplazados de ella los socialistas. Estos, en cambio, afirman que no tolerarán ni un paso atrás. La voluntad del pueblo español es esa, y hay que respetarla Rafael Campaláns Otro camarada que nos deja. Vícti- ma de un accidente desgraciado ha pa- gado su tributo a la vida el camarada Campalans. Pérdida sensible para todos los so- cialistas es ésta, pero, sobre todo, para los amigos de Cataluña. Allí, en aquel ambiente que tan hos- til fué siempre para nuestras ideas, lu- chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista. Y cuando empezaba a recoger los frutos de su trabajo, cuando el Parti- do y la Unión se van afianzando en Ca- taluña, cuando su concurso era valio- sísimo, la fatalidad siega su vida pre- maturamente. A los camaradas de aquella región y a sus familiares envía VIDA NUEVA la expresión de su dolor por tan irrepara- ble pérdida. ¡OBREROS! Ingresad en La Mutualidad Obrera Cobardías Heraldo de Aragón, apoyándose en el aforismo de "a moro muerto, gran lanzada", está realizando una cobarde campaña contra los socialistas. En la creencia de que no sólo murie- ron, sino que están bien enterrados, pa- ra el panegírico de sus funerales busca y rebusca todo lo que por soez y sucio pueda contribuir a hacer odioso su re- cuerdo. Contra los asesinos que alevosamen- te dejaron acribillado a balazos a uno de sus redactores, no empleó el léxico y la saña que contra los socialistas em- plea. Y no los empleó y no los emplea con- tra los que a diario son la vergüenza de la especie humana, porque teme que la pistola o quizá la bomba corte la discu- sión. Pero sabe que los componentes del Partido y de la Unión en Zaragoza son, ante todo, ciudadanos y personas de- centes, de lo poco que se usa, y no son capaces de venganzas ruines que, en es- te caso, serían, justicia Y gozándose en la impunidad no per- dona ocasión para lanzar sobre ellos pelladas del lodo pestilente que tan abundantemente tiene. Por estos asalariados de la pluma, que más bien, son esclavos que escriben al dictado lo que no sienten, se dan ca- sos vergonzosos como el de Fabián Vi- dal. Nada más; porque para contestar a algunas infamias, con un salivazo basta. Y vosotros, trabajadores todos, por- que contra el ansia legítima de vuestro mejoramiento va lo que se disfraza con el antisocialismo, no olvidéis la lección, que la mayor desgracia es no recordar a tiempo quién fue el que nos dió con el pie cuando nos creyó caídos. Es de justicia Ya han salido los socialistas del Go- bierno. Nuestros tres camaradas, que han sido objeto de los mayores agravios y de las más injustas campañas, que han tenido que soportar insultos y gro- serías del hampa periodística a sueldo de contrabandistas y plutócratas, son acreedores a que se les tribute un ho- menaje nacional que sirva para poner de manifiesto la honda simpatía que su obra ha merecido de todos los hombres honrados. VIDA NUEVA se honra extraordina- riamente lanzando esta idea. Espera- mos que las organizaciones afectas al Partido y a la Unión harán lo posible Por que tal iniciativa sea una realidad. La Prensa española no ha cesado en sus ataques. Reciente está la caricatura de un periódico madrileño, que era una villanía contra Prieto. Es preciso que los tres camaradas exministros se vean asistidos de todos cuantos estamos per- suadidos de su honrada actuación mi- nisterial. Es preciso salir al paso de los que injurian y calumnian. Los orga- nismos aludidos tienen la palabra. Lerroux, en el Poder Por fin, don Alejandro se ha sentado a la mesa. Trabajillo le ha costado, pero lo que vale, cuesta. Previas las consultas de rigor, abundantes y variadas, el jefe del Estado en- cargó al señor Lerroux la formación de Gobierno. Y en este mismo momento queda terminada la tranquilidad del jefe de los radicales. Con antelación a serle dado el encargo, el señor Lerroux ponía como condi- ción esencialísima el decreto de disolución de Cortes; pero ya en la cámara pre- sidencial hubo de sacrificarse y dejar el decreto para mejor ocasión. Pero viene la correría del domingo, y en esa sí que cumple la otra condi- ción: la de, siguiendo el método fascista, no preocuparse para nada de los Par- tidos y contar sólo con las personas. Donosa teoría la de la inexistencia de los Partidos. Incomprensible en quien en la política envejeció. En una democracia, los Partidos y no las individualida- des son las que cuentan. La persona a quien se requiere para ocupar un puesto político, político habrá de ser en fin de cuentas, y, como tal, sometido a una disciplina partidista, que será la que guíe sus pasos. Al ofrecerle un cargo de más o menos responsabilidad, su Partido, que habrá de compartir esa respon- sabilidad, será quien diga la última palabra, y a su decisión hay que someterse. Y esto que es tan claro, pasó inadvertido para el lider radical, hasta tanto no se lo dijeron con todas las letras. Y fué entonces cuando rectificó y se dirigió a los Partidos: entonces fué cuando la colaboración surgió; cuando los Partidos le dieron un apoyo que an- tes le negaron. Y rota la segunda afirmación, ya empezó a perfilarse el Gobierno Lerroux., Y cuando al fin llegó la solución, la decepción se pintó en todos los semblan- tes; en amigos y adversarios. Y es que no vale estar haciendo alardes a todas las horas; alentar con una obstrucción a las derechas, pretender ser la quinta esencia de la honradez y en- tereza política, para venir a parar en ser lo que los demás nos mandan que seamos. Si no fuese por lo que nos interesa la República, ¡qué ratos más divertidos íbamos a pasar con el problema sin solución que se ha buscado don Alejandro! ¿Qué será de todos aquellos ofrecimientos que vino haciendo sin que nadie se los demandase? No negaremos que alguna tacha habría que poner al Gobierno Azaña; por de pronto nosotros le ponemos los de no haber sometido a todos los españoles al imperio de la ley. ¿Pero qué rezan esas tachas junto a las que de fijo habrá que aplicar al Gobierno Lerroux? Si ya la tramitación de la formación del Gobierno fué poco seria, ¿qué cabe esperar de su actuación? De cuantos vicios acusó al Gobierno anterior, ¿ya está el señor Lerroux se- guro de que no le superará? Será de ver qué procedimientos emplea para resolver la crisis de trabajo; para acabar con la paralela ofensiva patronal y fascista. Para convencer al clero de que debe servir gustoso a la República de trabajadores, que es laica y, por tanto, no hace a todos los españoles pagar la contribución de culto y clero: para dar al obrero algo de lo que es suyo, sin que por ello se moleste la clase patronal... ¿Cómo compaginará aquella actitud observada frente al Estatuto, con la que tendrá que adoptar para la aplicación del mismo? Aquellos llamamientos a las clases conservadoras para impedir los locos avan- ces izquierdistas, será difícil rimarlos con la presencia en el seno del Gobierno, de Botella Asensi, que también atacaba al Gobierno Azaña a pretexto de que no hacía la revolución rápidamente. Si es el estadista de que presume, ha debido prever este difícil momento. Hablar menos ha debido hacer, y con ello hubiese ganado mucho. Ahora, si así hubiese obrado, no sería un calvario su camino. Ahora empezarán a pasarle al cobro las facturas de sus promesas. Tristes días para el Partido Radical, al ver la facilidad con que su jefe cam- biaba de criterio tan fácilmente. Aunque, en realidad, de venir a caer en este descrédito no es culpa del señor Lerroux, sino de gran parte de los radicales de la última hornada, que emuja- ron a su jefe, por egoism s particulares, a situaciones más que algo difíciles. La primera ha sido en la frente; ya veremos en lo sucesivo qué nos depara la suerte. Que no es enemigo de los socialistas y que respetará la legislación social, haciendo la vista gorda cuando aquélla deje de cumplirse; en fin, una serie de incongruencias inconcebibles en un hombre de Estado. A mucho le obligaba ya la historia de toda su vida; pero después de su ac- tuación de dos años a esta parte; después del mitin de Zaragoza, su situación no es nada fácil. Y esa benevolencia que solicita de todos, difícil le será conseguirla. No olvi- darán tan fácilmente los buenos republicanos, las campañas recientes, que tanto han envalentonado a los enemigos del régimen, al ver el desgarrón que en la fa- milia republicana producía la sed de mando. Tampoco las derechas le perdonan ya su inconsecuencia, al verlo del brazo de los que hasta ayer fueron el blanco de sus diatribas. Ya está Lerroux en el Peder, cierto; pronto habremos de ver a qué queda reducida la "posse" de estadista, de mesías del pueblo español, que alegremente se le ha atribuído. Lerroux ha formado Gobierno, Primero en sus consultas prescindía de los Partidos, después recurrió a ellos y con doce Ministros se ha encargado de gobernar a España. Los doce Ministros, representantes de la burguesía y su presidente, cuentan con la opinión del grupo de Botella Asensi, que es él solo, con la opinión radical (defensora de March), con el apoyo condicionado de los Radicales-socialistas, Acción republicana, Orga y Esquerra, con el solitario Iranzo y con la enemiga del proletariado y de las juventudes republicanas de izquierda. La serie de gubernamentales aspirantes a enchufes han entablado batalla para conseguirlos; Marraco protesta por no ser Ministro, cientos de radicales quieren ser gobernadores, los altos cargos son disputados violentamente y Sánchez Román dice que toda España en fila india tendrá que llamar a Azaña. ¡Viva el enchufismo! Los indios somos nosotros que hemos creído en la amistad de ciertos elementos. No olvidemos nunca la escena que se está desarrollando, para contestar como se merecen ciertos requerimientos. La mayoría de los Ministros dicen que estudiarán y resolverán. ¡A estudiar a la Escuela! ¡El manifiesto de las juventudes republicanas de izquierda emplea una palabra que no necesita comentarios! ¡13 de septiembre de 1933! Diez años que el espadón encubri- dor de tantas vergüenzas aniquiló la Soberanía Nacional. En esto estriba la bilis que desti- lan los elementos reaccionarios. En que el espadón que esgrimie- ron el 10 de agosto se melló antes de usarlo. La diferencia fué, que en la prime- ra fecha había peleles en el Go- bierno que el pueblo repudiaba, y en la segunda, hombres a quienes el pueblo ayudaba.

¡Al fin, libres! Cobardías Lerroux, en el Poder · til fué siempre para nuestras ideas, lu chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista

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Page 1: ¡Al fin, libres! Cobardías Lerroux, en el Poder · til fué siempre para nuestras ideas, lu chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista

VIDA NUEVA

Organo de la Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista Obrero

Año Núm. 165

ZARAGOZA 16 septiembre 1933

Ejemplar , 10 c é n t i m o s

¡ A l f i n , l i b r e s ! El planteamiento y solución de la última crisis ha tenido, aparte otras con­

secuencias que examinaremos separadamente, la para nosotros esencialísima. de apartar a los socialistas de la participación en las responsabilidades del Gobierno. El hecho en sí marca una divisoria, una nueva modalidad en cuanto a la actua-ción y forma de conducirse del Partido Socialista.

N o e s miedo a enfrentarnos con la áspera realidad lo que nos hace respirar satisfechos de ver relevado al socialismo español de la participación en el Po­der ; claro que no ; que por algo somos profundamente intervencionistas.

Es que esa participación, en la forma en que se producía, tenía fatalmente que sernos perjudicial, porque por muy acertada que fuese la gestión de nues-tros hombres en el Gobierno—y la de los nuestros era acertada y era honrada—, al aplicar los frutos de esa gestión, había de chocar unas veces con la incompren­sión; otras, con la mala fe de los encargados de aplicar las leyes que nuestros amigos dictasen, y de este choque saldría forzosamente su desnaturalización y su desprestigio, al menos aparente.

Si siempre el ejercicio del Poder desgasta, este desgaste es mayor cuando ese Poder no se ejerce íntegramente. Indudablemente q u e también en la oposición pue­de desgastarse una fuerza política—el Partido Radical es buena prueba de ello—, pero el Partido Socialista no está en ese caso.

Su labor de crítica de todo un sistema como el capitalista, tiene dilatados horizontes Su capacitación, demostrando con hechos tangibles, que sus teorías son realizables, con enorme ventaja sobre las que descansa la ficción del sistema, puede ejercerla en los Ayuntamientos y corporaciones donde tiene necesidad y obligación de actuar.

Claro que las especiales circunstancias políticas en que advino la República, y la forma en que se ha ido desenvolviendo el régimen, ha hecho imprescindible la colaboración. Diremos más; que el buen sentido republicano ha debido de intentar, por lo menos, retener lo más posible la colaboración socialista, en bien de los intereses de la República y sus partidos, ya que su punto de vista en este caso concreto de ventajas o inconvenientes de nuestra colaboración, debe de ser opuesta a la nuestra en cuanto a interés partidista.

Ello es que así no ha sido, y sin responsabilidad para los socialistas, éstos han dejado de ser colaboracionistas; hasta en este, la suerte o el acierto hace que estemos limpios de toda culpa de los daños que puedan suceder a la Repú-blica.

Con ello, como fuerza política, vamos ganando libertad de movimientos; crí-tica limpia de todo eufemismo; denunciar cuantos atropellos y violencias desde

el Poder se cometan y de las que no nos podemos hacer responsables cuando és­tas se cometen por quienes no comulgan en nuestro credo político; más respeto para nuestras ideas y para nuestros hombres; y como consecuencia de estos v otros hechos que necesariamente habrán de producirse, un aumento considera­ble de afiliados a nuestra organización política y en la U . G. T.

Callábamos nuestra tragedia y nos hacíamos fuertes para ocultar nuestro do­lor, por no comprometer una situación a la que contribuíamos: de no ser así, las llamas de indignación que Arnedo encendió, no se hubiesen apagado tan fá­cilmente.

N o tendremos por qué soportar, fuera del Gobierno, las dentelladas que los mismos republicanos que se dicen nuestros amigos infieren, especialmente en los pueblos, a nuestras organizaciones y sus hombres.

Ni soportar insultos groseros, en la Prensa, de sinvergüenzas que no dejaban en paz a l ministro socialista para que les diese, a modo de mendrugo, una S e ­cretaría del Trabajo Rural o una Presidencia del Jurado Mixto.

E s a clase patronal que se avenía complacientemente a todas las exigencias de los pseudo-revolucionarios, y se burlaba desvergonzadamente de la U. G. T., no podrá hacerlo ya impunemente en lo sucesivo. Volvemos a la vida, dura, sí, pero l ibre , de la oposición, en la que se templa y vigoriza un Partido revolucio­nario. Dentro d e la ley estaremos, como lo estuvimos siempre; pero esta ley se cumplirá porque ese cumplimiento lo impondremos nosotros.

Ganas teníamos de no actuar con algo de sordina Que ni va bien a nuestra rebeldía el tener que decir amén a todo cuanto se haga en las alturas.

Esta alegría partidista nuestra, como socialista, es amargura como ciudada­nos, ya que nuestro alejamiento ha tenido su origen en conveniencias mezquinas de los mismos republicanos. Les asustaba que la República fuese lo que debía de ser : la austeridad y lealtad que los socialistas l e inyectaban y el contenido de justicia social que no han podido digerir los conservadores de todos los privi­legios.

Para acabar con el sentido izquierdista de la República, han sido desplazados de ella los socialistas.

Estos, en cambio, afirman que no tolerarán ni un paso atrás. La voluntad del pueblo español es esa, y hay que respetarla

Rafael Campaláns Otro camarada que nos deja. Vícti­

ma de un accidente desgraciado ha pa­gado su tributo a la vida el camarada Campalans.

Pérdida sensible para todos los so­cialistas es ésta, pero, sobre todo, para los amigos de Cataluña.

Allí, en aquel ambiente que tan hos­til fué siempre para nuestras ideas, lu­chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista.

Y cuando empezaba a recoger los frutos de su trabajo, cuando el Parti­do y la Unión se van afianzando en Ca­taluña, cuando su concurso era valio-sísimo, la fatalidad siega su vida pre­maturamente.

A los camaradas de aquella región y a sus familiares envía VIDA NUEVA la expresión de su dolor por tan irrepara­ble pérdida.

¡OBREROS! Ingresad en

La Mutualidad Obrera

Cobardías Heraldo de Aragón, apoyándose en

el aforismo de "a moro muerto, gran lanzada", está realizando una cobarde campaña contra los socialistas.

En la creencia de que no sólo murie­ron, sino que están bien enterrados, pa­ra el panegírico de sus funerales busca y rebusca todo lo que por soez y sucio pueda contribuir a hacer odioso su re­cuerdo.

Contra los asesinos que alevosamen­te dejaron acribillado a balazos a uno de sus redactores, no empleó el léxico y la saña que contra los socialistas em­plea.

Y no los empleó y no los emplea con­tra los que a diario son la vergüenza de la especie humana, porque teme que la pistola o quizá la bomba corte la discu­sión.

Pero sabe que los componentes del Partido y de la Unión en Zaragoza son, ante todo, ciudadanos y personas de­centes, de lo poco que se usa, y no son capaces de venganzas ruines que, en es­te caso, serían, justicia

Y gozándose en la impunidad no per­dona ocasión para lanzar sobre ellos pelladas del lodo pestilente que tan abundantemente tiene.

Por estos asalariados de la pluma, que más bien, son esclavos que escriben al dictado lo que no sienten, se dan ca­sos vergonzosos como el de Fabián Vi­dal.

Nada más; porque para contestar a algunas infamias, con un salivazo basta.

Y vosotros, trabajadores todos, por­que contra el ansia legítima de vuestro mejoramiento va lo que se disfraza con el antisocialismo, no olvidéis la lección, que la mayor desgracia es no recordar a tiempo quién fue el que nos dió con el pie cuando nos creyó caídos.

Es de justicia Ya han salido los socialistas del Go­

bierno. Nuestros tres camaradas, que han sido objeto de los mayores agravios y de las más injustas campañas, que han tenido que soportar insultos y gro­serías del hampa periodística a sueldo de contrabandistas y plutócratas, son acreedores a que se les tribute un ho­menaje nacional q u e sirva para poner de manifiesto la honda simpatía que su obra ha merecido de todos los hombres honrados.

V I D A NUEVA se honra extraordina­riamente lanzando esta idea. Espera­mos que las organizaciones afectas al

Partido y a la Unión harán lo posible Por que tal iniciativa sea una realidad.

La Prensa española no ha cesado en sus ataques. Reciente está la caricatura de un periódico madrileño, que era una villanía contra Prieto. Es preciso que los tres camaradas exministros se vean asistidos de todos cuantos estamos per­suadidos de su honrada actuación mi­nisterial. Es preciso salir al paso de los que injurian y calumnian. Los orga­nismos aludidos tienen la palabra.

Lerroux, en el Poder Por fin, don Alejandro se ha sentado a la mesa. Trabajillo le ha costado,

pero lo que vale, cuesta. Previas las consultas de rigor, abundantes y variadas, el jefe del Estado en­

cargó al señor Lerroux la formación de Gobierno. Y en este mismo momento queda terminada la tranquilidad del jefe de los radicales.

Con antelación a serle dado el encargo, el señor Lerroux ponía como condi­ción esencialísima el decreto de disolución de Cortes; pero ya en la cámara pre­sidencial hubo de sacrificarse y dejar el decreto para mejor ocasión.

Pero viene la correría del domingo, y en esa sí que cumple la otra condi­ción: la de, siguiendo el método fascista, no preocuparse para nada de los Par­tidos y contar s ó l o con las personas.

Donosa teoría la de la inexistencia de los Partidos. Incomprensible en quien en la política envejeció. E n una democracia, los Partidos y no las individualida­des son las que cuentan. La persona a quien se requiere para ocupar un puesto político, político habrá de ser en fin de cuentas, y, como tal, sometido a una disciplina partidista, que será la que guíe sus pasos. Al ofrecerle un cargo de más o menos responsabilidad, su Partido, que habrá de compartir esa respon­sabilidad, será quien diga la última palabra, y a su decisión hay que someterse.

Y esto que es tan claro, pasó inadvertido para el lider radical, hasta tanto no se lo dijeron con todas las letras.

Y fué entonces cuando rectificó y se dirigió a los Partidos: entonces fué cuando la colaboración surgió; cuando los Partidos le dieron un apoyo que an­tes le negaron.

Y rota la segunda afirmación, ya empezó a perfilarse el Gobierno Lerroux., Y cuando al fin llegó la solución, la decepción se pintó en todos los semblan­

tes; en amigos y adversarios. Y es que no vale estar haciendo alardes a todas las horas; alentar con una

obstrucción a las derechas, pretender ser la quinta esencia de la honradez y en­tereza política, para venir a parar en ser lo que los demás nos mandan que seamos.

Si no fuese por lo que nos interesa la República, ¡qué ratos más divertidos íbamos a pasar con el problema sin solución que se ha buscado don Alejandro! ¿Qué será de todos aquellos ofrecimientos que vino haciendo sin que nadie se los demandase?

No negaremos que alguna tacha habría que poner al Gobierno Azaña; por de pronto nosotros le ponemos los de no haber sometido a todos los españoles al imperio de la ley. ¿Pero qué rezan esas tachas junto a las que de fijo habrá que aplicar al Gobierno Lerroux?

Si ya la tramitación de la formación del Gobierno fué poco seria, ¿qué cabe esperar de su actuación?

De cuantos vicios acusó al Gobierno anterior, ¿ya está el señor Lerroux se­guro de que no le superará?

Será de ver qué procedimientos emplea para resolver la crisis de trabajo; para acabar con la paralela ofensiva patronal y fascista. Para convencer a l clero de que debe servir gustoso a la República de trabajadores, que es laica y ,

por tanto, no hace a todos los españoles pagar la contribución de culto y clero: para dar al obrero algo de lo que es suyo, sin que por ello se moleste la clase patronal... ¿Cómo compaginará aquella actitud observada frente al Estatuto, con la que tendrá que adoptar para la aplicación del mismo?

Aquellos llamamientos a las clases conservadoras para impedir los locos avan­ces izquierdistas, será difícil rimarlos con la presencia en el seno del Gobierno, de Botella Asensi, que también atacaba al Gobierno Azaña a pretexto de que no

hacía la revolución rápidamente. Si es el estadista de que presume, ha debido prever este difícil momento.

Hablar menos ha debido hacer, y con ello hubiese ganado mucho. Ahora, si así hubiese obrado, no sería un calvario su camino. Ahora empezarán a pasarle al cobro las facturas de sus promesas.

Tristes días para el Partido Radical, al ver la facilidad con que su jefe cam­biaba de criterio tan fácilmente.

Aunque, en realidad, de venir a caer en este descrédito no es culpa del señor Lerroux, sino de gran parte de los radicales de la última hornada, que emuja­ron a su jefe, por egoism s particulares, a situaciones más que algo difíciles.

La primera h a sido en la frente; ya veremos en lo sucesivo qué nos depara la suerte. Que no es enemigo de los socialistas y que respetará la legislación social, haciendo la vista gorda cuando aquélla deje de cumplirse; en fin, una serie de incongruencias inconcebibles en un hombre de Estado.

A mucho le obligaba ya la historia de toda su vida; pero después de su ac­tuación de dos años a esta par te ; después del mitin de Zaragoza, su situación no es nada fácil.

Y esa benevolencia que solicita de todos, difícil le será conseguirla. N o olvi­darán tan fácilmente los buenos republicanos, las campañas recientes, que tanto han envalentonado a los enemigos del régimen, al ver el desgarrón que en la fa­milia republicana producía la sed de mando.

Tampoco las derechas le perdonan ya su inconsecuencia, al verlo del brazo de los que hasta ayer fueron el blanco de sus diatribas.

Ya está Lerroux en el Peder, cierto; pronto habremos de ver a qué queda reducida la "posse" de estadista, de mesías del pueblo español, que alegremente se le ha atribuído.

Lerroux ha formado Gobierno, Primero en sus consultas prescindía de los Partidos, después recurrió a ellos y con doce Ministros se ha encargado de gobernar a España.

Los doce Ministros, representantes de la burguesía y su presidente, cuentan con la opinión del grupo de Botella Asensi, que es él solo, con la opinión radical (defensora de March), con el apoyo condicionado de los Radicales-socialistas, Acción republicana, Orga y Esquerra, con el solitario Iranzo y con la enemiga del proletariado y de las juventudes

republicanas de izquierda. La serie de gubernamentales aspirantes a enchufes han entablado batalla para conseguirlos; Marraco protesta por no ser Ministro, cientos de radicales quieren ser gobernadores, los altos cargos son disputados violentamente y Sánchez

Román dice que toda España en fila india tendrá que llamar a Azaña. ¡Viva el enchufismo! Los indios somos nosotros que hemos creído en la amistad de ciertos elementos.

No olvidemos nunca la escena que se está desarrollando, para contestar como se merecen ciertos requerimientos. La mayoría de los Ministros dicen que estudiarán y resolverán. ¡A estudiar a la Escuela!

¡El manifiesto de las juventudes republicanas de izquierda emplea una palabra que no necesita comentarios!

¡13 de septiembre de 1933! Diez años que el espadón encubri­dor de tantas vergüenzas aniquiló

la Soberanía Nacional. En esto estriba la bilis que desti­lan los elementos reaccionarios. En que el espadón que esgrimie­ron el 10 de agosto se melló antes

de usarlo. La diferencia fué, que en la prime­ra fecha había peleles en el Go­bierno que el pueblo repudiaba, y en la segunda, hombres a quienes

el pueblo ayudaba.

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2 VIDA NUEVA 2

P e r f i l e s d e la s e m a n a Ahora a por lo otro

Semana gorda la semana política transcurrida. Una crisis total—la tan sus-pirada crisis de los lerrouxistas—y una lista nueva, que siquiera sea de las de sorteo de tres pesetas, a la cabeza de ella va el que reputa como mesías un rota­tivo archiderrotista.

Algo han ganado de sus apetencias los pajarracos negros de la República; pero todavía no están conformes con la nueva formación. En tanto no formen

Gil Robles y Beunza, no se habrán de dar por satisfechos. Porque es lo que ellos diccen: si este Gobierno no h a venido a acabar con

los J u r a d o s Mixtos; a hacer autos de fe con todos los socialistas; a entronizar en España el Corazón de Jesús; a conceder premios a los que demuestren más

habilidad en explotar a los trabajadores, ¿ a qué h a venido entonces? Si la Reforma Agraria ha de seguir implantándose y se ha de transformar la

enseñanza, ¿para qué la crisis? Paciencia, hermanos, que ese Gobierno presidido por March, con que soñáis,

ya lo impondráis vosotros, si os dan mimbres y tiempo. No ha sido pequeño el empujón barriendo a Azaña y a los socialistas. No se

lo ven creído algunos; sobre todo los enemigos de la República les parece que sueñan. Claro que si no es por la cooperación de algunos republicanos a tan pa­triótica empresa, para rato cae la breva.

Pero ello es verdad—lo de la caída, naturalmente—y no hay que volver so­bre ello. Ahora, a no dormirse en los laureles y, sin pérdida de tiempo, a bus­car lo otro.

Ese otro es el Parlamento, ese funesto Parlamento que aprobó el artículo 26 de la Constitución, base del laicismo; que expropió de los latifundios a la nobleza para repartirlos entre el pueblo; que dió contenido social a la obra de la Repú­blica; que tuvo gesto de honradez, apartando de su seno a los inmorales; que trabajó, como no era costumbre en los Parlamentos de la Monarquía; que vibró de pasión, sin atender a sugestiones interesadas de fuera. Con un Parlamento así hay que terminar, porque rompe la tradicional costumbre de aquellas amor­fas manadas borreguiles que se entusiasmaban tan sólo ante la balada del raba­dán de turno.

A acabar con él y después a formar otro que admita a todos cuantos follones y malandrines quieran entrar para cubrir con la toga del legislador la sucia mer­cancía y lleven la tranquilidad a los espíritus, haciendo felices a los españoles con sesiones patrióticas como aquellas en que se votaban millones para construir escuadras.

¡ P o b r e P r e n s a !

Verdaderamente, en estos tiempos de feroz positivismo, nadie agradece, por lo menos en una mínima parte, ya que en todo es imposible, los excelentísimos servicios que la Prensa presta a todos los ciudadanos. Con lo desinteresadamente que trabaja por elevar el nivel cultural de sus lectores y lo mal que estos le pa­gan. Como que hay barbarote que dice que lo que hace es embrutecer.

Hay quien incluso se molesta porque con la mejor intención le llaman la­drón o hijo de mala madre, o porque inventan algo que dejan su moral y su ética a la altura del fondo de una letrina, Acordémonos de aquella célebre seño­rita de Totana, de la que dijeren que se había fugado con un fraile, y luego re­sultó que no era cierto. No hay que incomodarse por tan poca cosa; que una broma es una broma. Además, que por cada uno a quien se molesta, hay un mi­llar que se ríe pensando en la cara que pondrá el que se h a molestado.

Por eso no comprendemos el por qué se molesta tanto el camarada Negrín con el zascandil que le quiso poner en evidencia. Claro que hay propagandas per­niciosas que aconsejan que ya que no hay una ley que ponga, coto al chantagista que se dedica a difamar cobardemente desde las columnas de un periódico, los puños tienen que suplirla.

¿Quién le q u i t a r á el sambenito que le cuelgan a quien dicen de él que protes­ta de que en el reparto no le haya tocado tajada gorda? Pero volvemos a insis­t i r : no hay que molestarse por tan poca cosa; con tomarlo todo por el lado filo­sófico—lo mas alegremente posible desde luego—y pensar que la condición moral del que le ha querido insultar le impide hacerlo, está al cabo de la calle. Claro que hay temperamentos un tanto belicosillos, que a este desprecio añaden tam­bién algún mamporro, pero tampoco a esto le debe de dar importancia el intere­sado en llevar los menos posible, porque el otro se los da con el mismo aire fes­tivo con que él l e insultó.

No estamos muy seguros de que cuaje esta idea de respetar a quien no res­peta nada ni nadie, máxime cuando el mal ejemplo viene de arriba.

Se marchó Casares Quiroga que recogía periódicos, y el primer día que Mar­tínez Barrios está en Gobernación se recoge La Nación. ¡No dejar a Delgado Barreto extender por el área nacional sus canalladas! No hay derecho.

El para íso capi ta l i s ta

Verdaderamente era una insensatez el persistir en una política socializante que todo lo desquiciaba.

Con sólo haber tendido la vista más allá de las fronteras y ver lo en paz y dichosos que viven todos los habitantes del globo terráqueo, hubise sido más que suficiente para haber hecho la decisión antes.

En todas partes, patronos y obreros viven en la mejor armonía, como en los dichosos tiempos del patriarcado. La paz de los espíritus, tan rebuscada por cier­tas gentes, no es problema, sobre todo en Italia y Alemania, donde si hay alguno cuyo espíritu no se quiere apaciguar, se le quita a golpes de hacha.

La política se hace para todos, y así, todos están contentos. Claro que algún lunarcillo sí que hay ; por ejemplo, Austria, que no quiere someterse a Hitler, y andan a la zarpa la greña sobre quién puede más; Cuba, que cuando quiere descansar, se encuentra con unos oficiales que meten ruido desde el Hotel Na­cional, para que no se duerman las tripulaciones de los barcos y los fusileros yankis; en el Chaco, que si paran, que si empiezan, y así por los cuatro puntos cardinales, para no aburrirse.

Pero si por este lado el mundo cojea, por el otro barranquea. Porque, econó­micamente, la cosa va cada vez mejor. Las ciudadanos en paro forzoso, por de­cenas de millones. España es la que menos tiene y suman más de 250.000. Los Estados Unidos han logrado reducir en poco tiempo sus once millones de para­dos en millón y medio. Para llegar a esto se ha tenido que recurrir a remedios heroicos lo que hace pensar que no hará falta para cerrar a cero. Y así Ingla-terra, y Francia, y Argentina, y Japón; todo barnizado de color miseria.

Y lo extraño es que pasen estas cosas donde no hay ministros socialistas y Jurados Mixtos.

Pero el hombre es de por sí descontentadizo y parece no vivir muy a gusto en esta sociedad tan perfectamente montada y protesta y se insubordina y hasta en su locura se hace marxista, creyendo en su orgullo que hay posibilidad de mejorar este verdadero paraíso capitalista, todo tan bien organizado, que si al-guno se queja de hambre se le contesta, para que vea que no tiene razón, echan­do al fuego quintales d e trigo y millares de ovejas.

ASTERISCOS El señor Lerroux, ¡por fin!, formó

Gobierno (?), en el cual, por la emo­ción del momento, no dió cabida al se-ñor Marraco. Este, según la Prensa, se sintió molestado porque no se le dió la cartera de Hacienda. Pero después rectifica a la Prensa. O sea que lo que se lanzó a los cuatro vientos es menti­ra. El señor Marraco no quiere ser ministro.

Santa Lilaila...

El sseñor SSSSalazar Alonssso... ¡zape!, en cuanto supo lo de la crisis política, preparó sus papeles y se los llevó a casa. ¿Para qué? Lo ignoro. Pe­ro me lo figuro. El sssseñor SSSala-sar Alonsssso daría a sus papeles el uso que correspondía,

Al buen entendedor...

Conocíamos el cargo de Alcalde ma­yor; y, por deducción, creíamos que también debía existir Alcalde menor.

Pero don Ale, dispuesto a cambiar por completo el actual estado de cosas, ha creado un Gobernador Menor. ¿Y el mayor? ¿Dónde para?

¡A ver! Un radical de buen ojo que lo descubra.

Yo gobierno, tú gobiernas, él go­bierna.

Nosotros gobernamos, vosotros, etc. Un diputado radical que oye esta

conjugación, y que en esta clase ni las ve ni las toca, exclama con toda la in­dignación que su voluminosa humani­dad le consiente:

—¡Me siento en un pepino! ¿Y yo qué gaita toco aquí?

Se ha ampliado el número de minis­tros. Muy bien. Contra más, mejor. Es la única forma de gobernar bien, Y mu­cho mejor sería elevar el número de ministros a la enésima potencia, para que lo fuéramos todos los españoles. Y aún nos cabe una duda. ¿Habrá una­nimidad en cada minoría unipersonal? No nos pasase como a la botellística minoría de dos. Que tirase cada uno por su lado, Y siendo uno solo, el pro­blema es difícil; salvo para los que tie­nen el don de la ubicuidad.

AURELIO GRACIA.

Azorín, cuando se cansó de ser anarquista, se hizo conservador para cantar la nítida blancura

de las pecheras mauritanas. A Lerroux le ha sa l ido otro Azorín, pero más prosaico: Pérez

Madrigal. Sus vivas al caudillo los ha in­terpretado a maravilla el Jefe

Radical. Le ofreció la limosna del men­drugo demandado, pero cuando

llegue su sábado.

PASQUINES

Consigna revolucionaria Al tiempo que los republicanos mi­

nisteriales claman por una nueva con­junción, la Comisión Ejecutiva del Par­tido acuerda presentarse al campo elec­toral, en noviembre, completamente so­los a la conquista de los Municipios.

Nuestra conjunción será interna: del Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores. Es decir, que vamos a la conquista de los Municipios con un desembozado sentido de lucha de clases en campo legal.

Ha sido buena la campanada. A los que creyeron ver en nosotros el agluti­nante continuo de los partidos demó­cratas burgueses, les ha invadido la des­esperanza, y, sin embargo, nuestros ca­maradas han recibido con júbilo la no­ticia. Muchas cosas han pasado para ello, y es la menos importante el deseo que en nuestras filas había de abando-nar aliados de camino que oficiosamen-te, atentos a sus conveniencias, acos­tumbraban de vez en vez a abandonar­nos para realizar su pacotilla, como la han realizado, pese a lo que se quiera decir por unos y por otros, en la desig­nación de candidatos al Tribunal de Garantías Constitucionales.

Vamos solos a las elecciones y Espa­ña trabajadora dirá su última palabra. Apuntemos como vía de recuerdo que el doce de abril de 1931 una elección municipal cambió el ritmo político, de

monárquico en republicano. Sorpresas de la democracia, que para esto sirve, ya que si no sirviera ni aun para esto no desenvolveríamos nuestra acción en ella. Señalado queda el dato para que todos reflexionemos acerca de él

A la conquista del los Municipios llevaremos una consigna revolucionaria.

En la propaganda, la exacta expresión de nuestro deseo ha de ser indicar por todos los pueblos al proletariado cam­pesino, y por todas las ciudades al pro­letariado industrial que conquistar los municipios puede traucirse acaso en apoderarse del Poder. ¿Por qué no? Sólo el deseo y la firme voluntad de conseguirlo da la mitad del triunfo.

Afirmamos arriba el dato de las elec­ciones monárquicas del doce de abril. La historia es piedra de toque para des­arrollar la acción. En la Comuna de París aprendió el leninismo su estrate­gia. En el acto democrático de 1931 puede traducir el Socialismo su ejem­plo para su historia. Si la democracia nos puede servir de algo, es para esto: apoderarnos legalmente del Poder a consecuencia de unas elecciones sin ne­cesidad de recurrir a la conquista vio­lenta, por acción de masas, del Estado.

La consigna revolucionaria: ¡A la conquista de los Municipios para con­quistar el Poder! ha de ser guión y ca­ñamazo de toda la propaganda. Clavar en la inteligencia de los camaradas el valor decisivo que cada momento guar­da, la significación de cada circunstan­cia. Un voto que puede ser un arma, un momento que puede ser aquel guar­dado en la Historia para la acción de un partido. Ese momento por el que trabajamos ardorosamente todos aque­llos herdos por el deseo de transformar la República democrática en Dictadura del proletariado.

SERRANO PONCELA.

La revolución en la Escuela He aquí una obra ejemplar de utili-

dad nacional. Un instrumento de com-bate que nuestro camarada Rodolfo Llopis quiere poner en manos de los socialistas para ser adiestrado manejo en las campañas de propaganda que se realicen.

Este libro, de 280 páginas, que aca-ba de publicarse, es un inventario de la magna labor realizada por Rodolfo Llo­pis desde el 16 de abril de 1931 hasta el 31 de abril de 1933, que por entrar en vigor la desdichada "ley de Incom­patibilidades", hubo de dejar nuestro amigo la Dirección general de Primera Enseñanza. Dos años de República. Dos años de fecunda labor en el Minis­terio de Instrucción Pública. Dos años de política pedagógica brillantemente desarrollada. Si queréis saber la nimie­dad a que se dejan reducidos los "kiló­metros de cornisas" de las nuevos es­cuelas medidas por la pedantería y la mala fe; si queréis tener cabal conci­miento del grandioso y nunca igualado esfuerzo de la República para construir escuelas; lo hecho para seleccionar y mejorar el proesorado, para hacer atra-yente la escuela a fin de que sea cuer­po y alma de la Revolución española, leed el l ibro de Rodolfo Llopis. Os edu­cará y podréis emplearle de palanca para elevar al proletariado hacia su li­beración total. Vale CINCO pesetas y podéis adquirirle en la librería de El Socialista, Carranza, 20. Madrid.

La farsa lerrouxista Ni Dios sabe a estas fechas qué polí-

tica va a desarrollar el actual Gobierno. Su presidente, en mil ocasiones, h a de­finido su actitud con claridad que no deja lugar a dudas: todo lo contrario de la que desarrollaba el Gabinete an­terior. Pero a última hora, viendo que el poder se le iba de las manos, al con­templar que todos los partidos republi­canos le abandonaban, rectificó todos sus discursos y echó por tierra todas sus afirmaciones, asegurando que res­petaría la legislación social, la obra lai­ca y la política agraria. ¿Qué le que­da, pues, de su programa tantas veces repetido en sus discursos oposicionis-tas? ¿Cómo va a ser posible la pacifica­ción de los espíritus y la vuelta de la confianza al capital, si continúa legis­lando con areglo a las leyes sociales en vigor y amparando las justas reivindi­caciones del proletariado rural?

Pero no todo son claudicaciones: don Alejandro puede llevar a cabo, sin que le pongan el veto los partidos políticos

que con él colaboran: la instalación, en Zaragoza, de la Academia General Mi-litar: la libertad de Sanjurjo y la del millonario March; la de dar entrada en los Gobiernos civiles a elementos militares y la de asesorarse de republi­

canos de tanto prestigio como Alba y Melquíades Alvarez.

En Zaragoza puede producir la traí­da de la Academia, un alborozo sin igual entre pasteleros y niñas "bien". Y si consigue que el gasómetro sea de­rribado o apartado de las redacciones de los periódicos, el éxito será reso­nante.

Alegrémonos como españoles, pero más todavía como zaragozanos, ya que todos los problemas de Aragón serán resueltos por el actual Gobierno. Ya lo dijo Martínez Barrios. Y lo que este señor afirma es el Evangelio. Por lo pronto hará lo posible para entregar unos millones a Sevilla, su patria chica. Y los ministros aragoneses pedirán asi­mismo otros tantos para Aragón.

Y con eso, con lo de la Academia y lo del gasómetro, todos contentos, so­bre todo la Prensa, que ya ve logrado un deseo ferviente: la autorización por decreto de la elevación del coste de los periódicos.

Y no hay que preocuparse de la cri­sis de trabajo, ni de la falta de escue­las, ni de los atracos, ni del malestar social. Esos eran problemas que sólo tenía planteados el Gobierno anterior. Ahora todo será felicidad, paz, armonía entre el capital y el trabajo.

Sostener lo contrario será antipatrió­tico, antirrepublicano y antieconómico. ¡Ah! Y que nadie intente hacer obs­trucción. Porque ntonces, los que antes sostenían que era beneficioso para Es­paña se indignarán extraordinariamen­te. ¡Paso franco a la farsa lerrouxista!

JUAN PUEBLO.

Mando nuevo... Por fin el señor Lerroux ha tomado

el Poder. Ha constituído un Gobierno. Es presidente del Consejo de Minis­tros. La ilusión de toda su vida la ha visto realizada en el año 1953, después de anunciarlo repetidas veces. Pero co­mo todo llega en este mundo, también a él le ha llegado su hora.

Su toma de mando ha producido en sus mismos adictos una decepción. A muchos no les ha llegado ni un mal car-guillo. Pero acogiéndose a las palabras suyas dichas a Pérez Madrigal, recon­fortan su espíritu con la esperanza de que a la próxima crisis, que también él tenga participación, se verán incluí­d o s en la lista grande. Tienen los radi­cales una resignación propia del más fervoroso católico.

Ahora bien; entre los favorecidos de la memoria de don Alejandro han sido los nombrados gobernadores civiles. Conocemos muy pocos nombres. No importa. Todos ellos serán, a no du­dar, fervorosos republicanos que esta­rán dispuestos a ser fiel reflejo de la balanza que pintan en el cuadro de la República. Ni un miligramo más en

una balanza que en otra.

E n lo que respecta a Zaragoza, el nuevo gobernador, de filiación radical y además militar, tendrá grandes esco­llos que salvar si es que está dispuesto a ser Justiciero. Pero mucho lo duda­mos. Tienen los radicales de Zaragoza varias facturas que pagar a la C. N. T. Hace pocos días lo recordaban éstos en una asamblea. También visitaron a una autoridad, un conocido radical y un antiguo político de cortina, al obje­to de ver si podían zanjar una facturi-ta que, por los intereses acumulados, ya ha pasado a ser facturaza. Con esta visita es la tercera vez que pinchan, co­mo vulgarmente se dice, en hueso. Por ello ponemos en duda que la justicia sea la que resplandezca en la actuación del nuevo gobernador. Es radical, y quienes están interesados en perjudi­car los honrados intereses de los obre-ros de la U . G. T. son los mismos ra­dicales.

También, y esto lo comprobará el se­ñor gobernador, diariamente se vienen sucediendo imposiciones de los compo­nentes de la C. N. T. a quienes no quie­ren pertenecer a su organización. Nos alegraríamos que hiciera caso omiso a las palabras, que cuando esto se lea le habrán vertido al oído correligionarios suyos. Es otra factura que también tie­nen pendiente, que en esta época de mando radical querrán cobrar. Hacen bien. Están en su papel. L o lamentable es que todas son a costa d e la U . G. T . Pero ahora, con libertad de movimien-tos, sabremos responder a las canalla­das de unos y otros en el mismo terre­no que ellos pisen. N o nos arredran los ladridos y menos los "ruidos mo­lestos". Quien tenga perderá.

Son hechos que exponemos y ojalá no tengamos que confirmarlos al nuevo gobernador de Zaragoza a quien salu­damos como mandan las ordenanzas militares. Rataplán, plan, plan.

MANUEL FERNANDEZ.

Insignias de la U. G. T. y del P. S. O. E.

al precio de 0'75 pesetas Los pedidos a E. LÓPEZ,

administrador de

« V i d a N u e v a »

Se hacen Banderas en seda y satén

A PRECIOS ECONÓMICOS Informes: U. G. de T.

Estébanes, 2, pral. izqda.

Page 3: ¡Al fin, libres! Cobardías Lerroux, en el Poder · til fué siempre para nuestras ideas, lu chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista

3 VIDA NUEVA 3

COMENTARIOS

Reformismo y oportunismo En la dialéctica comunista (leninista,

mejor) es corriente encontrar, repeti­das hasta la saciedad, las dos palabras que encabezan este artículo; reformis-mos, oportunismo. Generalmente, los comunistas las ponen en uso aplicán­donoslas como dicterio a quienes te­nemos a gala ser socialistas.

Tildarnos de oportunistas y refor­mistas debe ser para los hijos de Lenín un placer inmenso. L a acusación es co­rriente. De aquí el que prestemos poca o ninguna atención a ello ni nos mueva la preocupación a empeñamos en po­lémicas inútiles. Si ahora traemos aquí esta cuestión no es, evidentemente, con ánimo polémico. Lo hacemos porque creemos oportuno tratar de demostrar dos cosas. La primera, que no somos reformistas. La segunda, que reformis-mo y oportunismo no son—como creen muchos o casi todos los comunistas— sinónimos. Creemos que no será pre­ciso emplearse a fondo para demostrar es to.

¡Reformismo! Quienes hayan senti­do la curiosidad de conocer los funda­mentos de la corriente reformista den­tro de nuestra Internacional, sabrán que fué Eduardo Bernstein el que con su libro "Socialismo teórico y social-democracia práctica", sentó las premi­sas del revisionismo del marxismo, del reformismo. Para Bernstein lo intere­sante no era el fin, sino los medios.

Creía él, además, que el Socialismo no tenía forzosamente que adoptar una posición intransigente de lucha de cla­ses. Opinaba, en consecuencia, que el estado de la sociedad tendría arreglo en una situación de solidaridad de las clases.

Frente a Bernstein se alzaron las vo­ces más autorizadas de la Internacio-nal. Carlos Kautsky, con su libro " L a doctrina socialista"; Rosa Luxembur-go, con el suyo "Reforma.. . o revolu­ción?" Y aquel movimiento desvirtua-dor de las esencias marxistas fracasó. Bernstein quedó derrotado en la forma exterior, pero, no obstante, siguió orientando a la Socialdemocracia ale­

mana durante algún tiempo. Incluso lle-gó a ejercer cierta influencia sobre el ánimo del viejo Kautsky. Ahora bien; los socialistas españo­

les, ¿sustentamos este criterio reformis­ta? Yo afirmo que no. Y quien diga lo contrario, o no sabe lo que dice o falta descaradamente a la verdad. Pa ra nos­otros el hecho económico está por enci­ma de todo; la lucha de clases es el factor determinante de toda nuestra ac­tuación. Para nosotros—lo indicaba yo no h a mucho en otro artículo—lo inte­resante no son los medios, sino el fin. Por consiguiente, el dicterio de refor­mistas, aplicado a nosotros, es injusto. Somos revolucionarios, en toda la acep­ción de la palabra. Con el sentido que a ella damos quienes militamos en el Par­tido Socialista y en la Unión General de Trabajadores. Porque no es más revolucionario quien más grita en el momento que se le priva de unos privi­legios o se impide que pueda alcanzar­los, sino quien en una labor callada, modesta, obscura, sienta día a día los basamentos de la revolución socialista, preocupándose de llevar al ánimo de las gentes la preparación necesaria para ese momento. Porque sin preparación nada puede hacerse. E l mismo Lenín decía en la Gaceta Obrera (Abril, 1911, núms. 4 y 5), que "para que una revo­lución social pueda triunfar, son nece-sarias, por lo menos , dos condiciones: el nivel elevado de las fuerzas produc­tivas y la preparación del proletariado". De aquí para nosotros, sin algaradas callejeras ni gritos estridentes, poda­mos decir que realizamos una mayor obra revolucionaria que nuestros de­tractores, puesto que contribuimos, en primera línea, a realizar, como cuestión previa, la revolución en las conciencias de los trabajadores.

Ante tales hechos, lo que no alcanza­mos a comprender es por qué los ele­mentos sedicentes monopolizadores de la pureza marxista parangonen, en­samblen en uno solo los conceptos de "reformismo" y "oportunismo". Por­que reformismo, para nosotros, es la desviación teórica según la cual se con­sidera que el marxismo tiene en sí su propia negación, ya que se fundamenta esencialmente en l a lucha da clases y ésta—a juicio de ls bernsteianos—no es necesaria. H e aquí una definición, más o menos acertada, del reformismo. Pero esto, ¿qué tiene que ve r con el oportu­nismo? ¿ E s que aprovechar todos los instantes para realizar obra de capta­ción e infiltración específica de la dic­tadura del proletariado, según Engels, es reformismo? Pues si es asi, los dog­máticos leninistas tienen el primer re­

formista en su norte y guía: en Vladi-m i r o Ilich. Porque Lenín, el 20 de no­viembre de 1905, al referirse a la mi­sión del proletariado en la revolución, hablaba de las "circunstancias que ha­cen perfectamente posible la victoria de la revolución democrática en Rusia". Pero por si esto no fuera suficiente, en el período de 26 de marzo al 8 de abril de 1917, en que el zarismo fué derro­cado definitivamente, Lenín decía en su carta de despedida a los obreros sui­zos, lo siguiente:

"Rusia es un país aldeano, uno de los países más atrasados de Europa. El Socialismo no puede vencer en él direc­tamente con rapidez. Pero el carácter aldeano del país, como consecuencia de la inmensa superficie dominada por los propietarios nobles, puede dar una for­midable amplitud a la revolución de­mocrática burguesa y hacer de nuestra revolución el prólogo de la revolución socialista, un pequeño avance hacia ella".

Para nosotros, marxistas, esto no es reformismo. Es, sí, oportunismo. Ob­sérvese que Lenín, con un lenguaje per­fectamente marxista, se conforma con poco: con una república burguesa, pró­logo de la revolución socialista, "un pequeño avance hacia ella". Esta dia­léctica, usada por Marx y Engels pri­mero, y luego por todos los socialistas, no se aparta un ápice de las teorías del Socialismo científico. Y bien; si nos­otros hacemos lo mismo, si nos pro­nunciamos en forma parecida a Lenín, ¿por qué hemos de ser reformistas? ¿Qué fundamentos hay para lanzar so­bre nosotros tan descabellada acusa­ción? Yo no tengo inconveniente en declarar que, como marxista, me con­sidero oportunista. ¿Por qué he de avergonzarme de ello? Porque soy oportunista he demostrado mi compla­cencia por la colaboración ministerial, porque estimo que todos los caminos son buenos para llegar a este fin: apo­derarnos del Estado burgués, "máqui­na de opresión de una clase sobre otra", según Engels, para destruirle, para ha­cerle saltar hecho añicos con todas las corruptelas capitalistas. De aquí que nosotros, interpretando fielmente los principios marxistas, recomendemos la necesidad de la acción política del pro­letariado para llegar a su dictadura co­mo transición hacia la desaparición de las clases y, al mismo tiempo del Es­tado.

Somos oportunistas; reformistas, no. Reformistas son quienes convierten en dogma los principios. He ahí verdade­ros reformistas. Pero quienes compren­demos el marxismo como "un guía para la acción" (la frase es de Lenín), no podemos incurrir ni en el dogmatismo reformista ni en el dogmatismo leni­nista, que peca también—aunque los comunistas crean lo contrario—de re­formista.

ISIDORO R. M E N D I E T A .

Acerca del boicot contra la Alemania hitleriana

(F. S. I.) Habiendo el Congreso Sindical Internacional impulsado al boicot general de las mercancías alema­nas dictando así la acción universal de las organizaciones obreras contra la Alemania hitleriana, las distintas cen­trales nacionales se han preocupado de las medidas que, según las posibilida­des actuales, deben tomarse inmediata­mente para que el boicot resulte lo más eficaz posible.

Puede observarse con este motivo que la expresión "según las posibilida­des actuales" no implica una restric­ción, sino por el contrario una amplia­ción de la acción. La prueba está en que por ejemplo la Internacional de Maes­tros, que cuenta con 80.000 miembros en Francia, acordó, en la reunión ce­lebrada en Amsterdam por su Comité Ejecutivo, de adherirse al boicot. E n algunos países, se nota el boicot de las películas fascistas, lo que equivale a un boicot moral y económico; en otros si­tios se estudia intensamente la manera de ver cómo, además de los trabajado­res, se podría hacer partícipe a las grandes masas de la populación en el boicot.

A continuación reproducimos algu­nos ecos de prensa, extractos de artícu­los aparecidos con motivo del acuerdo tomado en Bruselas sobre el boicot uni­versal.

El Socialdemócrata, órgano del Par­tido Socialista checoeslovaquio publica

con fecha 3 de agosto lo siguiente: "E l gobierno de Hitler va a procurar exci­tar a los trabajadores alemanes contra el proletariado extranjero, sirviéndose de lugares comunes "nacionales-socia­l istas ' ' ; procurará hacer creer que el fracaso de sus iniciativas y la falta a sus compromisos son consecuencias del boicot. Además, la clase obrera ale­mana se felicitará de este boicot, por­que en un régimen fascista los trabaja­dores no tienen ya nada que perder más que sus cadenas. Para empezar, la masa indiferente será víctima de la propaganda de Goebbels, pero al igual que en período de guerra se vió esfu­mar poco a poco la empresa del argu­mento que pretendía que contra e l boi-cot el mejor medio no era el más in­mediato, sino la lucha hasta el fin, no se podrá explotar eternamente el des­contento de las masas excitándolas con­tra el extranjero. Ya vendrá un día en que millones de gentes comprendan que quienes causaron el boicot fueron los propios fascistas, que no dejaron al proletariado ningún otro medio". "E l contra-boicot y las represalias son co­sas a las cuales podemos esperarnos. Pero es este un daño que tendrán que sufrir unos veinte pueblos y, por con­siguiente, el peso no será mortal. El boicot mundial contra Alemania ha de conducir infaliblemente el régimen te­rrorista actual a su fin. Además, de­mostrará al proletariado mundial que no le faltan medios de defensa; al pro­letariado alemán, que no está abando­nado y, por encima de todo, las condi­ciones morales de la revolución anti-hitleriana mejorarán".

El Escher Tageblatt, órgano de los trabajadores luxemburgueses, escribe: "Entre los acuerdos tomados en Bru­selas por el Congreso Sindical Interna­cional, el más sensacional, aunque no inesperado, es el relacionado con el boicot contra la Alemania hitleriana".

Mientras que los acuerdos sobre la economía dirigida, la política social, el desarme, etc., empezarán a regir dentro de unos meses, el boicot empieza inme­diatamente sus efectos y sin mucha pre­paración. Sin embargo, su ejecución metódica solicita medidas especiales por parte de las centrales nacionales que tendrán que tomarlas constantemente".

"Desde ahora, habrá que rechazar todas las mercancías alemanas. Y estas mercancías son numerosas; tenían una clientela numerosa, y particularmente en Luxemburgo, y numerosos estable­cimientos comerciales no vendían más que especialidades alemanas. No somos tan locamente ambiciosos para preten­der que en el boicot nuestro país des­empeñará un papel preponderante; sin embargo y ya para empezar, el proleta­riado y algunos medios de la burguesía de izquierda, dejan de comprar mercan­cías alemanas y las firmas productoras conocerán pronto desagradables sorpre­sas, porque en realidad, consumimos más productos alemanes que Francia, por ejemplo.

Nos encontramos en vísperas de una lucha que no practicamos p o r gusto. La trama de combate es más importan-te de lo que parece; pues se hallan en juego lo que queda todavía de la liber­tad, salvar la paz que titubea, y la de­mocracia que vacila... Quienes lo comprendan se darán cuenta de que el fascismo no puede eficazmente comba­tirse si no es por una unión internacio-nal y solidaria de todas las personas honradas. Quien permanece al margen diciendo "esto no me incumbe", se hace cómplice de los crímenes diarios cometidos por los nazis.

El Proletarier, diario oficial de los Sindicatos luxemburgueses, escribe so­bre el mismo asunto: "Era seguro, des­de hace mucho tiempo, que en presencia de una situación inaudita, suscitada por los nazis en Alemania, el proletariado internacional tendría que adoptar una acción". Era casi evidente que esta ac­ción tenía que ser un boicot, ya que to­do lo demás hubiera sido platónico. Va­rias centrales sindicales, particularmen­te las de los Países Bajos, de Suiza y de Inglaterra, las organizaciones de Bruselas, sindicales y políticas, han acordado desde hace varias semanas, el boicot. Sin embargo, tal acuerdo no podía resultar eficaz y plausible si no se tomaba y se aplicaba por los traba­jadores organizados''.

Paqueteros y suscriptores:

Habrá llegado a vuestro poder una Circular en la que se os ruega que a la mayor brevedad liquidéis con esta Ad­ministración las cantidades que a la mis-

ma adeudáis y que en las mencionadas circulares se señalan.

Cumple con su deber esta Adminis­tración al poner en vuestro conocimien­to que, debido a vuestra demora en el pago, la situación del periódico es pre­caria y que por dignidad propia y por­que son intereses de trabajadores or-ganizados, tenéis la obligación de, con la mayor celeridad, saldar vuestra deuda con la misma.

A la vez hacemos saber a todos los suscriptores, que es imprescindible el abono de la suscripción por adelantado.

El Administrador, E. LÓPEZ . Nota.—Todos los giros y correspon­

dencia al Administrador.

Nuevas Juntas directivas P L E N A S

H a quedado constituída l a Junta directiva d e la Sociedad de Oficios Varios de este pue­blo, d e la siguiente forma:

Presidente, Mart ín Bailo Lucia . Vicepresidente, Luis Gracia Marteles. Secretario, Rubén Marteles Gracia . Vicesecretario, Ponciano Vila Expósito. Tesorero, Félix Fortún Marteles. Vocales : Román Ambroj Marteles, P e d r o

Gracia Marteles, Antonio Marteles Gracia, Inocencio Villanueva Gracia y Pedro Gracia Grac ia .

L O N G A R E S

Presidente, Faustino Ar ta l Longares. Vicepresidente, Pascual Torres Cebrián. Secretario, Juan Longares A r n a l . Vicesecretario, Juan Francisco Valero V a ­

lero. Tesorero, Casto Valero Valero . Contador, Manuel Campos Arnal . Voca les : Domingo Velilla Pé rez , R o ­

mualdo Velilla Pé rez , Indalecio Longares Arna l .

PRÓXIMAS REUNIONES D í a 16, a las siete y media de l a tarde,

Dependientes de Comercio. Dia 19, a las siete y media d e l a tarde,

Dependientes de Comercio. D ía 20, a las siete y media de la tarde,

Dependientes de Comercio. D í a 2 1 , a las siete y media d e la tarde,

Dependientes de Comercio. Día 24, a las diez de la mañana, Hari-neros.

Legislación vigente en materia municipal

(CONTINUACION)

4 . º Disposiciones derogadas, sin perjuicio de la firmeza de las situacio­nes jurídicas creadas.

(Apartado a) del artículo 17 del De­creto de 15 de abril).

R. D. de 29 de octubre de 1923, so­bre intervención de los vecinos en las sesiones municipales.

R. D. de 2 de diciembre de 1925, sobre ampliación de plazas para resol­ver una carta municipal.

R. D. de 23 de agosto de 1926, so­bre ferias y verbenas.

IV

DISTRITOS MUNICIPALES

1.º Restablecimiento de la legisla­ción anterior.

Título VI de la Ley de 2 de octubre de 1877 (Gobierno político de los Dis­tritos Municipales.—Arts. 199 a 203).

V

OBRAS, BIENES Y SERVICIOS

MUNICIPALES

1.º Disposiciones subsistentes por imperio de la realidad.

(Apartado d) del articulo 1.° del De­creto de 15 de abril).

Sección 6.ª del capitulo 1.º del título 5.º del libro 1.º del Estatuto municipal. (De las obras de ensanche, saneamiento y urbanización, artículos 180 al 189).

R. D. de 14 de julio de 1924, apro­bando el reglamento de Obras, bienes y servicios municipales.

R. D. de 6 de marzo de 1929, dis­poniendo se consigne lo que se diga, en los pliegos de condiciones para la contratación de obras y servicios pú­blicos del Estado, provincia o munici­pio, o entidades oficiales patrocinadas por aquellas instituciones.

R. D . de 20 de diciembre de 1924, so­bre construcción de viviendas por los Ayuntamientos de capitales y poblacio­nes de más de treinta mil habitantes, que fué modificado en su artículo pri­mero por el de 6 de abril de 1925.

R. D . de 9 de agosto de 1926, sobre protección al Tesoro artístico nacional.

2.º Disposiciones reducidas al rango de preceptos reglamentarios.

(Apartado c) del artículo 1.º del De­creto de 14 de abril).

R. D . de 2 de julio de 1929, apro­bando el reglamento de contratación municipal.

R. D. de 4 de noviembre de 1929, so­bre obras y servicios.

R. D. de 15 de diciembre de 1928, sobre reivindicación de terrenos de la vía pública.

Art. 13 de la R. O. de 30 de diciem­bre de 1924, sobre expropiación, sanea­miento de habitaciones insalubres.

A r t . 12 de la R. O. de 30 de diciem­bre de 1924, sobre preceptos técnico-sanitarios de las Ordenanzas municipa-les (art . 6 y 23 del Reglamento) sobre permisos de obras (art. 64) y Ordenan­zas de Ensanche (art. 7, núm. 2.º).

Art. 7 de la R. O. de 6 de abril de 1925, sobre cementerios.

R. O. de 15 de diciembre de 1924, sobre aplicación del Estatuto municipal a las líneas de tranvías.

R. O. de 6 de junio de 1925, sobre extensión a los ferrocarriles de la R. O. de 13 de diciembre de 1924.

R. O. de 29 de abril de 1924, sobre plantación de árboles por los Ayunta­mientos.

3.º Disposiciones derogadas sin per­juicio de la firmeza de las situaciones jurídicas creadas.

(Apartado s)- del artículo 1.1 del De­creto de 15 de abril).

R. D. de 31 de julio de 1927, sobre designación de Ingenieros por las Cor­poraciones para estudio y dirección de obras.

V I

FUNCIONARIOS MUNICIPALES

1.º Disposiciones subsistentes por imperio de la realidad.

(Apartado d) del articulo 1.º del De­creto de 15 de abril).

Capítulo VI del título V del libro I del Estatuto municipal. (De los fun­cionarios municipales. Arts. 226 al 251)

R. D. de 6 de septiembre de 1925, sobre provisión de destinos públicos, con la salvedad de que se propongan las modificaciones que se estimen per­tinentes.

R. D. de 22 de marzo de 1927, so­bre ampliación del plazo de amortiza­ción d e las casas económicas destinadas a funcionarios.

R. D. de 22 de marzo de 1929, sobre seguro de maternidad.

(Continuará).

TIP. LA ACADÉMICA

Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza Único Establecimiento de su clase en la provincia

FUNDADO EN 1876 Funciona bajo el patronato, protectorado e inspección del Gobierno y con todas las garantías establecidas por las disposiciones vigentes para esta clase de orga-nismos. Los beneficios que obtiene a u m e n t a n anualmente las reservas y , como es con-siguiente, la seguridad de las cantidades que se le confían.

En 31 de diciembre de 1931 tenía en circulación 41.033 libretas

En igual fecha el capital de los imponentes era de . 47.134.596'82 pesetas En 1931 les ha abonado por intereses 1.245.943'56 "

Concede préstamos con g a r a n t í a de valores públicos e industriales y con la de alhajas, muebles, ropas y efectos análogos en condiciones económicas muy ven-tajosas para los prestatarios. Para f a c i l i t a r a los imponentes la colocación de sus ahorros, esta Institución se encarga gratuitamente de la compra de valores por orden de aquéllos.

Fuera de la capital no tiene sucursales ni representantes

OFICINAS: San Jorge , 10 - S a n A n d r é s , 14 - A r m a s , 30

Gráficas Minerva F u e n c l a r a , 2 — Z A R A G O Z A

Impresos de todas clases - Se

facilitan hojas para solicitar

tierras del común y para

arriendos colectivos

Page 4: ¡Al fin, libres! Cobardías Lerroux, en el Poder · til fué siempre para nuestras ideas, lu chó abnegadamente hasta conseguir desbrozar el camino y abrir paso a la verdad socialista

VIDA NUEVA

REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN

Estébanes, 2, pral. izquierda

T E L É F O N O 1302

P R E C I O S DE S U S C R I P C I Ó N

Año 5 '00 pesetas Semestre . . . . 2 '50 » Trimestre. . . . 1'25 »

Pago adelantado

La c o r r e s p o n d e n c i a , a l D i r e c t o r N o s e d e v u e l v e n l o s o r i g i n a l e s a u n q u e n o s e p u b l i q u e n

En torno a nosotras Estamos las mujeres, en momentos de enhorabuena. Tan to se ha dicho que éramos la incógnita de la política, que todos los secto­

res de la misma se desviven por descifrarla: o sea, por convencernos de que ellos, cada cual por separado, claro esta, representan para nosotras, para nues­t ros hijos y nuestros hogares, la suprema felicidad

Y es natural que así sea. En España, como en todas partes, nacen más cria­turas de sexo femenino que del masculino; si a este "plus" de mujeres añadimos el número de hombres que se avienen a l o que la mujer les diga o grite, con tal de vivir en relativa paz, nos percataremos al punto de la importancia verdaderamente trascendental que han de tener en las futuras elecciones los votos femeninos.

Ello no precisa explicación. Como tampoco la precisa la angustia de los par­tidos republicanos; integrados por hombres en su mayoría sinceros defensores del nuevo régimen, pero cuyas esposas, hijas y hermanas se hallan todavía, con respecto a ellos, en una condición intelectual de patente retraso, de la cual no se cuidaron de sacarlas, y en la cual, ahora que el tiempo apremia—o que ya no e s tiempo— serán dóciles instrumentos de los enemigos de la causa por que ellos militan. Y, nada digamos ya de las madres salvo rarísimas y, por lo mismo, honrosísimas excepciones, señoras habituadas desde siempre a no ver otro hori­zonte que el señalado e impuesto por el confesor.

Ahora bien: ¿ y nosotras? ¿Las Mujeres socialistas y las que sin atreverse o decidirse a serlo por sí mismas, son compañeras de los que luchan por la eman­cipación de la clase trabajadora?

Que entre nosotras no existe el mismo peligro que entre las mujeres de los sectores republicanos, esto es indudable; l a mujer proletaria es, en sus anhelos, en sus necesidades, en sus sacrificios, la más identificada con el hombre, y la que, por tanto, más directa y fervorosamente ha de participar de sus mismas re­beldías. La esposa de un comerciante, de un médico o de un ingeniero, pueden pasarse toda la existencia sin enterarse de los afanes de su marido, de la signifi­cación y objeto del ideal por que éste daría su vida; la compañera de un obrero que ve a éste parado porque no ha querido romper el carnet de la Casa del Pue­blo, no puede ignorar, ni cual es exactamente la causa a la que se halla entrega­do en cuerpo y alma su marido (en el cuerpo a menudo maltratado por los de­fensores del "o rden" impuesto por sus explotadores; en el alma dolorida por vejaciones de todas clases); la causa que es, no sólo la del progreso que ha de hacer menos cruentas las injusticias para sus hijos, sino inmediatamente direc­tamente, la que ha de elevar el índice de su vida material.

Para nosotras, por tanto, el problema no existe. Mientras los partidos repu­blicanos de izquierda se ven abocados a tener que pagar el delito de no haberse preocupado de la mujer hasta el momento en que la han necesitado, los socialis­tas podemos recordar con orgullo legítimo, que hace ya años la Ejecutiva del Partido contaba entre sus miembros a una mujer: Virginia González, de quien, la que estas líneas firma, no olvidará nunca la ejemplar serenidad en vísperas del consejo de guerra que había de condenar al Comité de l a huelga del 17.

Desde la instauración de la República, y al calor de esa necesidad para todos, de contar con la mujer, si no se quiere tener que luchar con su enemiga, las

agrupaciones femeninas brotan por doquier Quédese para los demás sectores la necesidad de tener que "atraerse" a sus propias mujeres: entre la clase tra­bajadora no puede haber una sola mujer que, por defensa de su ideal de clase, y por defensa de sus más inmediatos intereses, no se halle, sin necesidad de re­querimientos, plenamente identificado con la causa, que, por ser la de su com­pañero, de su padre y de sus hermanos, es también la suya desde que nació.

Y creedme a mí, compañeras: si veis a una de las que debieran marchar con nosotras, perezosa en el avance, antes que a ella reprochádselo a los camaradas que tiene a su lado. ¡Cada hombre tiene, para luchar junto a sí, las ayudas que merece!

MARGARITA N E L K E N .

DEL CONCEJO Otra más

( 8 - 9 ) Hay días en que al tomar

rumbo al Concejo arrastramos los p i e s y toda

nuestra figura es la vera efigie de la más ele-

gante indolencia. Despacio, mirando los es­

caparates pletóricos de heteróclitos géneros,

contemplando sonrientes las diabluras de los

simpáticos rapazuelos, en fin, sintiendo sin

querer el deseo de romper la monotonía de

una asistencia periódica para recoger las mis­

mas cosas y parecidos chismorreos, llegando

a lo que vulgarmente se dice humo de las ve­

las y que en este caso son los ecos de la vi­

bración metálica que pone musical ite, misa est al rito de la colada pública de la admi­

nistración. Hoy, no. Vamos contentos, ágiles;

contemplando exclusivamente el panorama de

nuestro regocijo. Ahí es nada; crisis total,

que es tanto como haber finiquitado el anti­

pático compromiso de colaborar con la frac­

ción de izquierda burguesa. Regocijo por sen­

tir por anticipado el ladrar anheloso de la

jauría ante la caza del enchufe ; el grotesco

espectáculo de una orgía de apetitos. Claro

que todo esto no tiene nada que ver con la

sesión. Pero tenemos derecho, perfectísimo

derecho, a entrar sonrientes en el hemiciclo

donde diecinueve concejales, presididos por

Martínez, velan por el interés público. Se

nota la c r i s i s de Banzo—cabeza de mango de

paraguas—, el concejal y diputado que sólo

va a Madrid a cobrar y ahora a estar pre­

sente en el sorteo de altos cargos que, segura-

mente, se celebrará.

En la tribuna hay sitios vacantes. Los con­

cejales monárquicos y radicales cuchichean

gozosos e indiferentes a la lectura de los dic­

támenes del orden del día. Sólo una apresa

el monorrítmico pasar porque lo para de un

manotazo Castillo, y por si vuelve o no al se-

no de la Comisión hay discusión entretenida.

Por fin, ante las razones de nuestro camara­

da, vuelve a su origen para estudiar más de­

tenidamente el problema y darle más justa

solución, pues se trata de consolidar algunos

viejos edificios ruinosos, decrépitos, donde

los niñas reciben la educación oficial.

Después tornan los cuchicheos. Luego siete

ruegos. Más tarde. Remiro interpela al alcal-de con el sano propósito de acumularle la responsabilidad del asunta Madroñero . La interpelación se desarrolla en tonos de exqui-sita cortesía. Pónese de manifiesto que sor­prendieron la proverbial buena fe del señor Martínez. ¡Ah! pero esto no obligaba a los radicales a votar una vergonzosa reposición.

Terminado sin otras consecuencias el cor­

tés debate, se leen dos mociones. La del niño

Gera sobre la organización de una batalla

de flores—25.000 pesetas—a celebrar du­

rante la fiestas de octubre.

Hemos de confesar que nos hacen más fe­liz las inefables batallas de flores y tinteros que de vez en cuando se organizan en el sa­lón de sesiones, a la proyectada. Al menos las primeras no cuestan dinero.

ALHAMBRA.

Obreros:

Leed VIDA NUEVA

defensor de los obreros.

A cada cual lo suyo Todos insultan a los socialistas. To­

dos; hasta los que forman ese ejército de mendicantes y gorrones que se lla-man periodistas al servicio de periódi­cos de empresa. Todos nos insultan; hasta el diario que se destacó por su

inmoral administración en el asunto de los anuncios en sus tres ediciones. Ya es atrevimiento. Se necesita cinismo y desfachatez para censurar a nadie y calumniar los que siempre han vivido a costa del escándalo y de las mayores inmoralidades.

¿Sabéis por qué la Prensa no da cuenta, muchas veces, de actos públi­cos? Porque a la Administración no ha llegado la correspondiente tarjeta que acredite el derecho de un periodista al servicio de periódicos mercantiles a lle­nar el estómago.

¿Sabéis por qué muchos veces no se dice de algún artista que es un prodigio y un creciente cantante? Porque este ciudadano no suelta las pesetas indis­pensables para que uno de esos merce­narios de la pluma vista con elegancia.

¡ Y aún se creen con autoridad mo­ral estos seres despreciables para me­dir el grado de honradez de muchos ciudadanos! ¡Qué asco!

Fíjese bien que hablamos de los pe­riodistas al servido de periódicos de empresa. Porque hay periodistas que no hacen de la p luma ganzúa ni venden su conciencia al dinero de contraban­distas y aventureros. Las cosas claras. Ni nos indigna la crítica, por muy du­ra que sea, cuando se hace con miras elevadas y sin mezclar la calumnia y el insulto soez. Pero no podemos tole­rar que uns cuantos sujetos, que fueron tahures y soplones de la policía antes de la República, sean hoy los que vierten su inmunda baba en las hojas de los pe­riódicos.

S I N T O M A S

March y Calvo Sotelo Se han celebrado las elecciones para el Tribunal de Garantías. Primero, los

Ayuntamientos, y después los Colegios de Abogados y las Facultades de Dere­cho, han designado sus representantes efectivos y suplentes. Aparte el predomi-nio alcanzado por las derechas en estas elecciones, a causa de la falta de seriedad

y disciplina de los partidos republicanos de izquierda, resalta en el resultado el triunfo de las candidaturas del señor March, en Baleares, y del señor Calvo So-telo en los Colegios de Abogados. Es éste un hecho al que hay que conceder toda la importancia que merece, y que es digno de que reflexionemos sobre él.

Es el Tribunal de Garantías Constitucionales el más alto organismo del Esta­do. El ha de juzgar acerca de la constitucionalidad de las leyes. Ha de controlar, por tanto, la obra legislativa de la República. Debería garantizar que no ha de ser adulterado el contenido revolucionario que pudiera haber en la Constitución, y, sin embargo, este Tribunal no puede inspirarnos ninguna confianza por su composición. Integrado por gentes que en su mayoría han repudiado la legisla-ción de las Cortes, ha de ser un freno poderoso para el impulso izquierdista que a éstas informa. Y esto es un contratiempo de extraordinaria gravedad.

Pero hay algo más. Hay algo que es un reto a la República, que es una de­mostración desvergonzada de la imprudencia y del cinismo de sus enemigos. Hay la elección del señor March, el millonario contrabandista, que cree que con su dinero puede vencer, comprándola, a la República. Esta elección, fácil de obte­ner a un millonario poco escrupuloso, ha servido para que toda la Prensa co­rrompida arreciara en su campaña en pro de su libertad, hablando de absurdas persecuciones, cuando la mayor prueba de honradez que han podido dar unos nombres ha sido el encarcelar al contrabandista, que les hubiera entregado, cuan­to le hubieran pedido, a cambio de su "amistad".

Y hay también la elección del señor Calvo Sotelo por los Colegios de Abo­gados, que pone de manifiesto el carácter cerril y reaccionario de la inmensa mayoría de los abogados, y nos demuestra lo que de ellos puede esperarse en la administración de justicia. Es verdaderamente bochornoso que en entidades ofi­ciales se dé este resultado que muestra el envalentonamiento de las derechas. Los leguleyos españoles han tenido la osadía, que no esperamos ver castigada, de escoger como representante suyo, al que fué ministro de Hacienda de la Dic­tadura, que llevó a España al borde del desastre, con el que las Cortes se decla­raron incompatibles y al que inhabilitaron. Y los abogados han querido enmendar la obra de las Cortes Constituyentes porque obraron con honradez.

La elección no tiene importancia por lo que es en sí, sino por lo que en estos momentos significa. No tiene importancia en sí porque no tiene, legalmente, va­lides. Inhabilitados por las Constituyentes, tanto el señor March como el señor Calvo Sotelo carecen de derechos de sufragio activo y pasivo, y su elección tiene que ser, o, al menos, debe ser, anulada. Pero sí tiene importancia como síntoma. porque es extraordinariamente significativo que, después de dos años de Repú­blica, que vino a modificar radicalmente los modos políticos en un sentido de honradez, se produzcan estas elecciones que son una deshonra para los autor Y esto demuestra que la República ha obrado con blandura, pues que no ha po­dido extirpar la inmoralidad en la actuación política y ha permitido a la reacción desenvolverse y actuar contra ella.

P e r o algo habremos ganado si esta experiencia nos sirve de enseñanza Te­nemos mucho que aprender y precisa que nos fijemos en todo, y que no nos ol­videmos de nada, que todo habrá de ser tenido en cuenta, a su debido tiempo. Y es interesante siempre comprobar lo que puede hacer el dinero de un aventu­rero y hasta dónde llega el cerrilismo de los leguleyos.

Algún día quizá tengamos que recordarlo y obrar en consecuencia. Hasta tanto, tomemos buena nota de todo ello y preparémonos para la lucha por nues-

tros ideales.

Un Manifiesto de las Juventudes Republicanas

Protestan contra sus respectivos partidos por prestarse a colaborar

con Lerroux " A la opinión pública: Las Juventu­

des de los partidos radical-socialista, federal y Acción republicana, velando por el prestigio de nuestro régimen, se dirigen a la opinión nacional con la amargura de los que se sienten engaña­dos. Un Gobierno Lerroux podrá ser una desdicha; pero una colaboración con el representante y defensor de los elementos reaccionarios es un fraude político de tal envergadura, que sólo puede designarse con un nombre: T R A I C I O N .

Las Juventudes de izquierda se colo­can resueltamente enfrente de aquellas minorías parlamentarias y de aquellos Consejos nacionales que con una visión política estrecha, mezquina y vergon­zante han decidido el porvenir de la República.

Lo de menos sería que quienes ahora traicionan y siembran la decepción y el desaliento entre los jóvenes—que ex­pusieron su vida e hicieron posible el nacimiento del régimen—vayan ahora del brazo de un partido, el radical, de­

fensor de Sanj urjo y de March, que los insultó con desenfado. Lo más impor­tante para nosotros es que Lerroux, por su discurso de Zaragoza, por su laicismo "viejo régimen", por su obs­trucción parlamentaria a la República, y no a la monarquía; ¡por tantas otras cosas!, no significa sino el muro que detuvo y detiene el triunfo pleno de la revolución, con todo el significado emo­cionante que tiene para nosotros esta palabra.

Cuando nuestros parlamentarios claudican ante el avance de las dere­chas, las Juventudes, prontas, como siempre, a la defensa de la democracia, están dispuestas a reaccionar violenta­mente contra todo el movimiento diri­gido a paralizar la obra revolucionaria de la República.

La labor desarrollada por la reacción ha venido a cuajar en este asalto al Poder que nos amenaza por parte de los partidos derechistas, a cuyo frente va Lerroux, con una careta de republi­cano que no basta a cubrir su intención atentatoria al régimen y a sus esencias.

Es por lo que hubiera sido nuestro deseo, como siempre lo fué, haber te­nido que aplaudir a los hombres que hasta hoy han defendido la República de los ataques d e sus enemigos, fran­cos unos y emboscados otros; pero no podemos menos que, decepcionados, al­zar vigorosa nuestra protesta contra los parlamentarios que se han dejado arre­batar la República y sus conquistas por quien vió en el Poder la realización de un anhelo egoísta p o r encima de las grandezas de nuestra joven democracia.

Protestamos también, ante los parla­mentarios y los hombres responsables de nuestros partidos, por haber claudi-cado ante la reacción acaudillada por quien quizá hoy sea el jefe del Go-bieno.

Protestamos, por último, con todo respeto, de que la más serena figura del régimen, a quien venerábamos por ser prestigio y altura, nos haya obligado a descender al terreno de la protesta por haberse hecho perder la confianza en que la República, por la que lucha­

mos en San Carlos, Jaca y Cuatro Vien­tos, se estacione en sus avances demo­cráticos ante la soberbia de una perso­na, ante el egoísmo de un partido y con la complicidad de quienes se cansaron de continuar por el camino de la revo­lución.

Que la opinión nos juzgue.—Juven-tud de Acción Republicana.—Juventud Radical-Socialista. — Juventud Fede­ral".

(De El Socialista).

Según afirman algunos defensores del capitalismo, la lucha de clases ha sido inventada por los socialistas.

Según afirman los defensores de la burguesía, el determinismo histórico o interpretación económica de la Historia,

es totalmente falso.

Los Colegios de Abogados, representación genuina (con honrosas excepciones) de los defensores del capitalismo, votan

como Vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales a Calvo Sotelo, sabiendo que es monárquico, y no puede,

por tanto, defender la pureza de una Constitución republicana; pero lo hacen por odio a la clase proletaria o por amor

al dinero de la clase burguesa, que es lo mismo. ¡La lucha de clases la han inventado los socialistas!

En Baleares se vota como Vocal del Tribunal de Garantías al contrabandista March, que dispone de cientos de mi­

llones, y que aun estando en la cárcel es dueño de medio Baleares, dueño de instrumentos de trabajo y producción, y,

por tanto, dueño de la conciencia política de los votantes, que, cual corderillos, votan al amo, aunque esté en la cárcel

y haya conseguido sus millones, no con un jornal, sino en negocios de tal limpieza que hicieron exclamar a Carner:

"O la República anula a March, o March anula la República".

¡La Interpretación económica, falsa! ¡La libertad económica, base de todas las libertades!

El caso March demuestra la verdad del determinismo histórico. ¡Una jaca y un fascista unidos! ¡Buena pareja!

¡Trabajadores! A l e m a n i a , por voluntad de los tiranos que la oprimen, es el infierno dantesco

de los hombres libres. Nuestros hermanos sufren toda clase de suplicios y vejaciones. ¡Ayudémosles con el boicot a todas las mercancías alemanas!