Altamira, La Capilla Sixtina Paleolítica

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    26 H I S T O R I A Y V I D A

    ARQUEOLOGA

    rrumbe, la lluvia que se escurra desde la

    ladera form una especie de placa de es-

    talagmitas sobre las piedras cadas que

    cerr por completo la cavidad. Aislada del

    exterior, la gruta protegi los restos deja-

    dos por sus ltimos moradores.Se cree que el resquebrajamiento de aquel

    sello natural se produjo debido a las ex-

    tracciones de piedra con explosivos reali-

    zadas en el rea a mediados del siglo xix.

    Gracias a ello, Modesto Cubillas pudo

    adentrarse en pos de su perro en la caver-

    na e intuir que all haba algo importante.

    Cubillas, quien siempre reivindic ser el

    descubridor de Altamira (incluso lleg a

    pedir una recompensa al rey Alfonso XII),

    inform unos aos ms tarde de su hallaz-

    go al vecino ms prestigioso de la zona,

    don Marcelino, que visit la cueva por

    primera vez en 1875. En aquella incursin

    inicial, Sautuola recorri ntegramente la

    caverna, que mide 270 metros de longitud.

    Cuenta Lasheras que en su galera ms

    profunda, por la que tuvo que arrastrarse

    para avanzar, observ algunos raros di-

    bujos negros, a los que no prest mucha

    atencin en ese momento.

    El primer estudiosoEran otros tiempos, muy distintos de los

    de la inmediatez actual, as que Sautuolano realiz las primeras excavaciones en el

    lugar hasta 1879. Un ao antes haba es-

    tado en la Exposicin Universal de Pars,

    donde qued deslumbrado por las nume-

    rosas y curiossimas colecciones de objetos

    prehistricos que tuve el gusto de contem-

    plar, escribi. Muchos de los objetos ex-

    LAS REVELACIONES

    DE ALTAMIRALos sucesivos trabajosarqueolgicos en el yacimiento,situado en la zona cercana a laentrada actual, han ampliadoexponencialmente nuestrosconocimientos sobre la vida y elarte en la Altamira paleoltica.

    c 1868EL ARTESANOMODESTO Cubi-llas descubre la cueva. En 1875,

    Sautuola, a quien Cubillas comunicael hallazgo, realiza su primera visita.Las primeras excavaciones las em-prende en 1879, en el curso de lascuales su hija topa con las famosaspinturas. En 1880, Sautuola publicaBreves apuntes sobre algunos obje-tos prehistricos de la provincia deSantander, donde describe el ha-llazgo de instrumentos de hueso ypiedra, adornos, colorantes y restosde alimentacin e informa sobre lainexistencia de cermica. A la izq-da., piezas halladas por Sautuola.

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    ALTAMIRA

    ENSAYO

    CLOTTES,Jean.Cave Art. Londres: Phaidon,2008. En ingls.

    LASHERAS,Jos Antonio (ed.).Redescu-

    brir Altamira.Madrid: Turner, 2003.

    GUAVV. AA.Museo de Altamira.Barcelona: Elec-

    ta Guas Artsticas, 2003.

    CLSICOSANZ DE SAUTUOLA,Marcelino.Breves

    apuntes sobre algunos objetos prehistri-

    cos de la provincia de Santander. Santan-

    der: Telesforo Martnez, 1880. Consultable en

    http://museodealtamira.mcu.es/web/docs/Altamira_fac_espanol.pdf

    PARA SABER MS

    Pero la afluencia de curiosos era cada vez

    mayor, y las precarias condiciones del re-

    corrido no solo afectaban a las pinturas,

    sino tambin a la integridad de los visitan-

    tes. La escritora Emilia Pardo Bazn, una

    de ellos, cont que las fisuras y desplomes

    de las rocas obligaban a subir y bajar por

    peascos y destrozos. Por todo ello, el reyAlfonso XIII encarg al duque de Alba sub-

    sanar las graves deficiencias de lo que ya

    se haba convertido en un smbolo nacional.

    En 1924 se cre una Junta de Conservacin,

    as como el primer Museo de Altamira.

    Tras la Guerra Civil, Altamira pas a de-

    pender de la Direccin General de Bellas

    Artes, que la gestion hasta 1978. Enton-

    ces ya era uno de los monumentos ms

    visitados de Espaa, y la afluencia masiva

    de personas haba empezado a afectar

    seriamente la conservacin de las pintu-

    ras, sin olvidar que la construccin de

    muros, caminos e instalaciones elctricas

    en el entorno contribuy a desestabilizar

    los parmetros ambientales de la cueva.En 1977 se tom la decisin de cerrar Al-

    tamira al pblico, y dos aos despus el

    gobierno espaol asumi la propiedad de

    la misma. En 1982 se determin reabrir

    Altamira, pero solo de forma limitada: pa-

    ra un total de 8.500 visitantes al ao.

    La cifra era a todas luces insuficiente ante

    la demanda del pblico, pero era incues-

    tionable que una apertura sin restricciones

    pona en peligro las pinturas. En 1992, el

    Ministerio de Cultura puso en marcha un

    proyecto muy ambicioso que llevara casi

    un decenio completar: un nuevo edificiopara la sede del museo, que incluira una

    rplica de la cueva. Un reproduccin fac-

    smil (tridimensional) en el marco de un

    programa cientfico y museolgico que,

    adems, contribuira a estimular la eco-

    noma local. El objetivo no era hacer un

    sucedneo, sino una forma accesible e

    intelectualmente rigurosa de conocer el

    monumento original y su contexto.

    La nueva sede del Museo Nacional y Cen-

    tro de Investigacin de Altamira se inau-

    gur en 2001 en un cuidado edificio, obra

    del arquitecto cntabro Juan Navarro

    Baldeweg. En los mltiples espacios del

    recinto, adems de una exposicin perma-

    nente sobre la poca en la que Altamirafue habitada, se encuentra la denominada

    Neocueva, el facsmil que recupera el as-

    pecto de Altamira hace 14.500 aos. All

    se ha reproducido, de una forma exacta,

    la belleza de las pinturas originales. Entre

    ellas, esos bisontes que, ms de cien aos

    atrs, una nia asombrada confundi ino-

    centemente con sencillos bueyes.

    Cinco afortunados a la semana pueden ver la cueva originalUNA REAPERTURA CONTROLADA

    TRAS AOS CERRADA al pblico, lacueva de Altamira volvi a ser visitable en

    enero de 2014. Bajo la supervisin del Pa-

    tronato del Museo, se mantiene un rgi-

    men de acceso controlado y limitado.

    Consiste en una visita a la semana para

    cinco personas, de 37 minutos, bajo un

    estricto protocolo de indumentaria e ilu-

    minacin, y con un recorrido y tiempos depermanencia definidos para cada zona de

    la cueva. Estas visitas se realizan a partir

    de una seleccin aleatoria entre las perso-

    nas que se encuentren en el museo (aba-

    jo) el da establecido (en principio, todos

    los viernes). Ms informacin en

    http://museodealtamira.mcu.es

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