Ana Catalina Emmerich - Angel Custodio

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  • 7/30/2019 Ana Catalina Emmerich - Angel Custodio

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    P. NGEL PEA O.A.R.

    BEATA ANA CATALINA EMMERICKY SU NGEL CUSTODIO

    LIMA PER

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    BEATA ANA CATALINA EMMERICK

    Y SU NGEL CUSTODIO

    Nihil ObstatP. Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del PerAgustino Recoleto

    ImprimaturMons. Jos Carmelo MartnezObispo de Cajamarca (Per)

    NGEL PEA O.A.R.LIMA PER

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    NDICE GENERAL

    INTRODUCCIN

    PRIMERA PARTE: Vida de Ana Catalina1.- Ambiente histrico2.- Sus padres3.- Infancia4.- Primera comunin5.- De sirvienta6.- De costurera.

    7.- Deseo de ser religiosa8.- Vida religiosa9.- Supresin del convento10.- Investigacin eclesistica11.- Investigacin gubernamental12.-Vctima de amor13.- Dones sobrenaturalesa) Hierognosis b) Bilocacin14.- Sus visiones15.- Carcter

    16.- El purgatorio17.- Amor a la Iglesia18.- ltima enfermedad y muerte19.- ExhumacinSEGUNDA PARTE: Su ngel custodio1.- Los ngeles2.- Los santos y los ngeles3.- Compaero de la infancia4.- Gua y maestro5.- Protector en los peligros6.- Consejero espiritual7.- Ayuda en las dificultades8.- Conocimiento sobrenatural9.- Medico celestial10.- Viajes el purgatorio11.-Viaje al infierno12.- Viajes internacionales

    REFLEXIONES.CONCLUSINBIBLIOGRAFA

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    INTRODUCCIN

    La vida de la beata Ana Catalina Emmerick es una historia maravillosa defe catlica. Su vida nos manifiesta lo que es la fe catlica vivida en plenitud hastalas ltimas consecuencias. Ella fue una imagen viviente del Evangelio y deCristo, de quien recibi los estigmas.

    Tuvo dones extraordinarios, especialmente la hierognosis, para reconocerlas cosas benditas de las profanas. Tambin sobresali de modo eminente en eldon de bilocacin, pues viajaba en espritu, acompaada de su ngel, por muchas

    partes del mundo. Sus visiones y revelaciones la han hecho famosa en el mundo

    entero; y el gran director de cine Mel Gibson tom de sus revelaciones los datospara filmar su famosa pelculaLa Pasin.

    Una peculiaridad suya fue el vivir en permanente dilogo con su ngelcustodio. Es el tema del presente libro, las experiencias que tuvo con su ngel dela guarda.

    Ojal que el conocimiento de su vida pueda estimular a cuantos lean estelibrito a seguir sus pasos en el camino hacia la santidad.

    Nota.- Sch se refiere al libro del padre Schmoeger en tres tomos, en francs, VieDAnne Catherine Emmerick, Paris, Librairie Tequi, 1950.Sal libro del padre Schmoeger en espaol, en un tomo: Vida y visiones de la venerableAna Catalina Emmerick, Santander, 1979.

    Akten a las actas de la investigacin eclesistica en alemn.Tagebuch Weseneral Diario del doctor Wesener en alemn.Tagebuch Brentano al Diario de Clemente Brentano en alemn.

    Positio a la Positio super virtutibus, en tres volmenes, en francs, presentada para elProceso de canonizacin a la Congregacin de las Causas de los santos. Dentro de la

    Positio est el Summarium (Sumario) additivum (aadido); el Summarium, parte 1 y 2;

    y la informatio super virtutibus (informacin sobre las virtudes).

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    PRIMERA PARTEVIDA DE ANA CATALINA

    1. AMBIENTE HISTORICOAna Catalina (1774-1824) vivi en una poca de guerras y revoluciones.

    En 1790, la revolucin francesa con sus leyes antirreligiosas lleg a Alemania.Los franceses invadieron el pas, saquearon muchos conventos e iglesias y milesde catlicos y sacerdotes fueron asesinados. En 1867 Napolen, despus de la

    batalla de Jena, se anexion la regin catlica de Westfalia, donde viva AnaCatalina. All form un reino bajo el mando de Jernimo Bonaparte, que en 1810fue anexionado al imperio francs. En 1811 Napolen suprimi todos losconventos. Las religiosas del convento agustiniano donde viva Ana Catalinatuvieron que salir a la calle a vivir con sus familias o donde pudieran. En 1815,despus de la batalla de Waterloo y la derrota de Napolen, la regin catlica deWestfalia fue anexionada a Prusia, de mayora protestante.

    Los catlicos tuvieron que sufrir muchas dificultades al ser consideradosciudadanos de segunda clase y ser sus derechos restringidos.

    2. SUS PADRESSus padres fueron Bernardo Emmerick y Ana Killers, que haban

    contrado matrimonio en 1766. Eran unos sencillos y piadosos campesinos quevivan en la aldea de Flamske, a media hora del pueblo de Koesfeld,

    perteneciente a la dicesis de Mnster. Ana Catalina nos los describe as:

    Mi padre me ense a rezar y hacer la seal de la cruz. Me tomaba enbrazos, me cerraba la manecita y me enseaba a signarme. Luego me abra lamano y me enseaba a santiguarme. Muy pronto, cuando ya saba la mitad del

    padrenuestro o algo menos, repeta muchas veces lo que saba hasta que mepareca que haba rezado tanto como si lo hubiera dicho entero1.

    Mi padre me llevaba muchas veces consigo al campo muy de maana.Cuando sala el sol, se quitaba el sombrero, rezaba y hablaba con Dios, quehace salir el sol tan hermoso sobre nosotros. Tambin sola decir que es muy

    funesto y censurable permanecer en la cama, dejando que salga el sol y nos halle

    1 Sch, tomo I, pp. 16-17.

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    durmiendo, pues de aqu proviene que las casas, los campos y las personas

    perezcan. Cuando salamos juntos antes del amanecer, me deca mi padre:Mira, todava no ha pasado ningn hombre por aqu. Nosotros somos los

    primeros. Si t rezas con devocin, bendeciremos el pas y los campos. Es muyhermoso salir, cuando todava nadie ha pisado el roco; an est en el campo labendicin de Dios, porque an no se ha cometido en l ningn pecado ni se hadicho ninguna palabra mala2.

    Cuando tocaban a misa, se quitaba el sombrero y rezaba en silencio.Luego me invitaba: Ahora sigamos la misa. Y, mientras trabajaba, me deca:Ahora el sacerdote hace esto, despus hace aquello, y ambos rezbamos y nos

    santigubamos... Y me deca: La gente habla de milagros y, sin embargo,vivimos constantemente de los milagros y de la gracia de Dios. Mira el granode trigo en la tierra! Est enterrado y saldr de l una gran espiga que

    producir el cntuplo. Eso es un gran milagro!3.

    Mi madre me ense las primeras lecciones de catecismo... Cuandojugaba con otros nios deca: Siempre que los nios juegan con modestia unoscon otros, los ngeles o el nio Jess est con ellos4.

    Sola decir: Seor, como T quieras, no como yo quiera; golpame lo

    que quieras, pero dame paciencia. Esa fue mi primera Biblia y no la heolvidado5.

    Ella amaba mucho a sus padres y rezaba mucho por ellos. Recuerda: Enuna ocasin, mi madre estaba en cama con erisipela en la cara. Yo estaba sola

    junto a ella y me senta triste de verla as. Me arrodill en un rincn y le rogu aDios con fervor. Yo sent un fuerte dolor de dientes y toda mi cara se inflam.Cuando todos regresaron a casa, mi madre estaba aliviada y yo no tard enmejorar6. Algunos aos despus, yo tena dolores fuertes. Mis padres estabanenfermos. Me arrodill junto a su cama y rogu a Dios. Yo me vi con mis manos

    juntas por encima de ellos y me sent impulsada a orar para que se curaran7.

    2 Sch, tomo I, p. 49.3 Tagebuch Brentano X, 8, p. 4.4 Sch, tomo I, p. 51.5 Tagebuch Brentano X, 8, p. 2.6

    Sch, tomo I, p. 23.7 Ibdem.

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    3. INFANCIANaci Ana Catalina el 8 de setiembre de 1774 en la aldea de Flamske, a 3

    kilmetros de Koesfeld. Era la quinta de nueve hermanos, de los que cuatromurieron pronto. Recibi, segn la costumbre de la poca, el bautismo el mismoda de su nacimiento en la iglesia parroquial de Santiago, del pueblo de Koesfeld.

    Desde muy nia, tena horror al pecado. Ella dice que a los tres aos solaexclamar: Oh Seor y Dios mo, haz que yo muera, porque los que crecen y sehacen grandes te ofenden con muchos pecados. Cuando sala de casa, me decaa mi misma: Oh si yo cayese muerta aqu, delante de esta puerta, no ofendera

    ms a Dios8. Nos refiere: Siendo pequea de apenas tres aos, yo senta unaviva inclinacin a Dios y a servirlo. A los seis o siete aos encontraba un placerextraordinario, recogindome en oracin9. Y pensaba mucho en los sufrimientosde la Pasin de Jess10.

    Tambin desde pequeita tena familiaridad con el nio Jess y otrossantos que se le aparecan y conversaba con ellos como con personas normales.Y as declara: Tena seis aos y confeccionaba ropa para los pobres El nio

    Jess vena y me enseaba y me ayudaba a hacer gorritos y otras prendas. Mimadre se admiraba mucho de cmo yo poda hacer estos trabajos11.

    Cuando guardaba las vacas, vena el nio san Juan Bautista. Yo le deca:Juancito, el de la piel de camello, ven aqu conmigo. l vena y se entretenaconmigo12.

    Los testigos del Proceso de su canonizacin estn de acuerdo en afirmarque era una nia muy educada, amable y piadosa. Prefera ir a la iglesia quetomar parte en las diversiones de otros nios. Como dir una de sus amigas:

    Nunca la o hablar mal de otros. Sus conversaciones trataban de la Biblia, de lossantos y de las verdades de le fe, evitando las conversaciones mundanas. Pero noera de carcter triste, sino todo lo contrario, muy agradable con todos y tenabuen corazn13.

    Su amiga Clara Sntgen certific en el Proceso: En la escuela sedistingua por su inteligencia de los otros nios. El maestro dijo a sus padres que

    8 Sch, tomo I, pp. 19 y 21.9 Akten, p. 44.10 Akten, p. 41.11 Sch, tomo I, pp. 38-39.12

    Sch, tomo I, p. 41.13 Akten, p. 205.

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    l no poda poner ninguna cuestin a la que ella no supiera responder. Ella slo

    asisti a la escuela durante cuatro meses. El resto lo aprendi mientrasguardaba el ganado y en sus horas libres14.

    Su mayor alegra era ayudar a los dems: Siendo muy pequea, tena quevendar las heridas a los vecinos, porque yo lo haca muy suavemente y con mscuidado. Cuando vea alguna llaga, deca para m: Si la oprimo, doler mucho,

    pero debe curar. Y tuve la idea de chupar las llagas y se curaban. Nadie meense esto. Me lo sugiri el deseo que tena de que se curasen15. Senta muchacompasin por su prjimo y con frecuencia le peda al Seor que le enviara a ellalas enfermedades de los otros.

    Su oracin era un dialogo amistoso con su pap Dios: Yo le hablaba comoun hijo a su padre16. Era muy raro que pidiera alguna cosa para m. Misintenciones eran la conversin de los pecadores y la liberacin de las almas del

    purgatorio17.

    4. PRIMERA COMUNINHizo su primera comunin a los doce aos, probablemente el da de san

    Ludgero, patrn de la dicesis, como era costumbre en aquel tiempo, en el tercerdomingo de Pascua. Ella cuenta que no rez por muchas intenciones.Simplemente pidi al Seor que hiciera de ella una nia buena que fuera dignade su amor. Luego rez tambin por sus padres18.

    A partir de ese da, la Eucarista se convirti en el centro de su vida y desu amor. Su mayor alegra era ir los domingos a confesar y comulgar19.

    A partir de entonces, sinti un mayor deseo de mortificarse y de amar aJess. Cuando iba a la iglesia, se concentraba en el sagrario, como si viese aJess. Nos manifiesta: Divida el tiempo de una comunin a otra, dedicando la

    primera comunin a dar gracias por la comunin recibida y la segunda para lapreparacin de la siguiente. Invitaba a todos los santos a unirse a m para dar

    14 Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 431.15 Sch, tomo I, p. 55.16 Akten, p. 49.17 Akten, p. 300.18

    Akten, p. 81.19 Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 432.

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    gracias y rezar a Dios, y suplicaba al Seor que me ayudara a disponer mi

    corazn para lo que fuera ms agradable20.

    5. DE SIRVIENTADespus de su primera comunin, a sus doce aos, la colocaron sus padres

    de sirvienta en la casa del rico propietario en cuya granja trabajaba su padre yque era de la familia. Ella conoca la granja desde nia, pues haba ido a jugarcon los nios de la casa y a prestar pequeos servicios. Sus padres quisieron quese relacionara con otras personas, pues no vean con buenos ojos su afn de

    soledad. Durante tres aos estuvo constantemente en casa de estos parientes,incluso para dormir21.

    Durante estos tres aos madur mucho espiritualmente. La propietaria dela granja, Elisabeth Emmerick, afirm:Nunca tuve nada que reprocharle y todosnos entendimos muy bien con ella22.

    Algo que le gustaba mucho era hacer el ejercicio del Va crucis desdeFlamske hasta la santa Cruz de Koesfeld, que estaba en la iglesia de sanLamberto y era del siglo XIII. Sola hacer el Va crucis a pie descalzo. Los

    domingos invitaba a otros jvenes a que la acompaaran. Los dems das solahacerlo en la noche, escalando el muro de la casa, si estaba la puerta cerrada.

    Pero un da, el granjero la sigui con un criado y se sintieron conmovidospor su piedad, de suerte que le permiti que lo siguiera haciendo en el futuro. Y,aunque le ofreci quedarse por la maana ms tiempo en cama, ella lo agradeci,

    pero no acept.

    6. DE COSTURERAA sus quince aos sus padres la reclaman para hacer las labores de la casa.

    Ella empezaba a sentir deseos de ser religiosa, pero su madre hizo todo lo posiblepara disuadirla, hacindole ver la dureza del estado religioso como algo muyduro, especialmente para ella, hija de un pobre campesino23.

    20 Akten, p. 95.21 Akten, p. 94.22

    Akten, pp. 208-209.23 Tagebuch Wesener, p. 120.

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    Sus padres ven con buenos ojos que algunos jvenes se fijen en ella y

    revoloteen a su alrededor, y le obligan a que salga a divertirse con suscompaeras, lo que aumentaba ms su deseo de entrar en un convento.

    En su casa estuvo muy poco tiempo. Sus padres pensaron en su futuro y laenviaron a Koesfeld, para que aprendiese costura al taller de Elisabeth Krabbe.Al cabo de dos aos regres a casa por encontrarse enferma. Al recuperarse, denuevo fue a Koesfeld para que aprendiese ms costura, estando all otros tresaos.

    A sus 18 aos recibi el sacramento de la confirmacin: Desde que fui

    confirmada, nunca pudo mi corazn dejar de pedir a Dios que castigara en mtodas las culpas que l me mostraba o que yo mismo vea24.

    En estos tres ltimos aos de aprendiz de costurera, sufri la noche oscura.Los ejercicios espirituales, que hasta entonces realizaba con gran alegra, leresultaban ahora aburridos. Continu hacindolos pero pensaba que no podacomulgar tan frecuentemente. Y tuvo muchas tentaciones de vanidad y de buscarla compaa de otros jvenes25.

    A los 20 aos regres a su casa. Su padre le prepar una habitacin de la

    casa para que pudiera trabajar, y ella iba a visitar a los vecinos para ofrecer sutrabajo. Rpidamente consigui una buena clientela y tuvo que buscar una jovenaprendiz de 14 aos que le ayudara. Trabaj cinco aos de forma independiente,logrando reunir siete u ocho piezas de tela de lino que le sirviesen para pagar ladote cuando tuviese que entrar al convento.

    7. DESEO DE SER RELIGIOSADesde pequea senta fuertes deseos de ser religiosa. Cuenta que a sus 16

    aos, estaba trabajando en el campo a las tres de la tarde con sus padres, ytocaron a vsperas las campanas del convento de la Anunciacin de Koesfeld.

    Muchas veces las haba odo, pero ese da se sinti poseda de tan maravillosoanhelo por el convento que estuvo a punto de caer desmayada. Le pareca oruna voz que le deca: Entra en el convento, suceda lo que sea. No pudotrabajar ms y tuvieron que llevarla a su casa26.

    24 Sch, tomo I, pp. 126-128.25

    Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 189.26 Sch, tomo I, p. 104.

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    Sus padres trataron por todos los medios de quitarle esa idea y ella

    enferm.Esta negativa de mis padres me lleg tan a lo vivo que mi enfermedadse agrav y hube de quedarme en cama27.

    A los 25 aos se decidi en serio a seguir su vocacin y pidi entrada enlas agustinas de Borken y en las Clarisas de Mnster, pero no la aceptaron. LasClarisas le dieron esperanza en el caso de que fuera organista, pues necesitabanuna.

    Para aprender rgano fue a vivir a casa del organista Sntgen. Era un buenhombre, viudo y tena una hija, Clara, diez aos menor que ella, y vivan en

    extrema pobreza. Ella nunca aprendi a tocar el rgano. En la casa haca desirvienta y por caridad fue vendiendo sus telas de lino para tener con qu darlesde comer.

    A los 27 aos de edad, el ao 1801, las trapenses del convento NuestraSeora de la Fidelidad de Rosenthal, cerca de Darfeld, la aceptaron, pero slo

    pudo estar unas pocas semanas. Segn el libro de Crnicas de la Comunidad, laMadre Priora consider que las vas extraordinarias de la sencilla campesina

    podan perturbar a las dems religiosas de la Comunidad28.

    Por fin, cuando tena 28 aos, la admiten las canonesas regulares de sanAgustn de Dlmen. Haban antes aceptado a Clara Sntgen como organista sin

    pagar dote, porque necesitaban urgentemente de una organista; pero el pap,como una forma de agradecer a Ana Catalina lo que haba hecho por ellos,declar que no dara permiso a su hija, si no aceptaban tambin con ella a AnaCatalina sin dote y como religiosa de coro. Las agustinas aceptaron, aunque aregaadientes, pues era un convento pobre y necesitaban dinero para sumantenimiento.

    8. VIDA RELIGIOSAEl convento de las agustinas de Dlmen haba sido fundado en 1457, haba

    tenido momentos de gran esplendor con una comunidad grande y fervorosa, peroen tiempos de Ana Catalina slo contaba con ocho religiosas con las dosnuevas seran diez, y la comunidad estaba relajada. En 1799 se les hizo unavisita pastoral y se consignaron muchas faltas a la Regla y al espritu religioso.Se prohibi que las hermanas salieran del convento a diversiones como bodas,

    27

    Ibidem.28 Pueden verse los archivos del convento de Oelemberg en Alemania.

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    festejos, etc. Se limitaron los tiempos de locutorio y se prohibieron a las personas

    ajenas al convento las idas y venidas por el claustro. El motivo se debi a quehaban alquilado algunas celdas a personas laicas, como una forma de conseguirdinero, y hasta la espaciosa sala capitular la alquilaban para fiestas profanas.Debido a la pobreza del monasterio, se lleg a la costumbre que cada hermana sehiciera cargo de su desayuno, de la mitad de los gastos mdicos y de parte de suvestimenta, teniendo derecho a dos medios das semanales libres para trabajar

    por su cuenta, guardndose el salario para estos gastos, que no cubra lacomunidad. Esto dio lugar a ciertos individualismos y a que dispusiese cada unade dinero propio, lo que iba contra el voto de pobreza.

    Ana Catalina y Clara entran el 13 de setiembre de 1802. Ana Catalinatiene 28 aos. Deben vivir en una misma celda, pues las otras estn alquiladas. AAna Catalina le hacen sentir desde el primer momento que debe trabajar paraganarse el derecho de ser religiosa, ya que haba entrado sin dote. Como ella notena dinero ni provisiones de t o caf, todas las maanas iba a la cocina con su

    pequea cafetera y recoga los posos que las otras hermanas haban tirado lavspera y los herva, bebindoselos despus a modo de desayuno29.

    Como estaba enferma frecuentemente, deba pagar sus medicamentos y, lopeor de todo, era que el doctor Krauthausen, mdico de la Comunidad, no la

    entenda y le mandaba medicinas muy caras. Un envase poda costar hasta dostleros y sola ocurrir que el mdico cambiaba la receta, cuando el recipienteestaba an medio lleno30.

    Cuando al trmino del noviciado deban las dos hacer sus votos, sepresent un grave problema. Ana Catalina se haba hecho garante del pap deClara. Como l no poda pagar, el acreedor le reclamaba a Ana Catalina quetampoco tena nada. Y la priora le avis que deberan atrasar su profesin hastaque la deuda fuera pagada. En esos difciles momentosse fue a orar con fervora la iglesia conventual y, al regresar a su celda, encontr en la ventanaexactamente los 10 tleros que necesitaba31.

    Hizo su profesin el 13 de setiembre de 1803. Sus padres asistieron yestuvieron contentos, trayndole algunos regalos, porque ya haban aceptado conalegra su vocacin y en su corazn haba entregado su hija a Dios.

    29 Akten, p. 111.30

    Tagebuch Wesener, p. 47.31 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1363.

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    En el convento pas diez aos. Como dicen los testigos del Proceso:

    Estuvo casi siempre enferma, y a menudo tuvo que guardar cama durante variassemanas. Pero lo que aumentaba an ms su prueba era el hecho de serconsiderada por sus hermanas como una mujer floja y exaltada, digna de serdespreciada, porque sola comulgar ms que ellas, distinguindose demasiadoen eso de las dems32.

    Hubiera querido quedarse en la capilla para orar por la noche, pero laPriora se lo prohibi para que no llamara la atencin. Su deseo de recibir lacomunin era tan grande que un da, toda inflamada en tan grande deseo deladorable sacramento, fue transportada en espritu a la iglesia. Se encontr

    arrodillada delante del sagrario, estando a punto de abrirlo para darse a smisma la comunin. Pero, entonces, se dio cuenta de que eso era algo ilcito y lerog al confesor que la confesara y le diera la absolucin. l quisotranquilizarla, como si se hubiera tratado de un simple sueo, pero ella estaba

    segura de que no haba sido un sueo, sino que se haba encontrado realmente,en persona delante del sagrario33.

    Se levantaba antes de medianoche y tambin hacia las tres o cuatro de lamaana, porque senta un deseo violento que no le permita esperar muchotiempo para recibir la santa comunin. Cuando la reciba, su alma se llenaba de

    una gran alegra Cuando haba comulgado, sus hermanas notaban en ella unaserenidad y una fuerza especial, aun cuando estuviera dbil y enferma34.

    Frecuentemente deseaba comulgar antes de la hora sealada. Su deseo dela Eucarista se haca tan vehemente que no poda soportarlo. En una ocasin,

    poco despus de medianoche, crey morir por ello. Senta como si le abrasaraun fuego interior El padre Lambert le reprendi por llamar a su puerta a unahora tan intempestiva, pero, viendo el estado en que se encontraba, accedi adarle la comunin35.

    Cuando trabajaba lo haca mirando continuamente hacia el sagrario de laiglesia y enviaba continuos besos y mensajes de amor a Jess Eucarista.

    Era notable su amor a la Virgen Mara, a la que tena como madre suya.Desde nia la quera muchsimo. Muchas veces vea en la hostia consagrada aJess, pero tambin Mara se le apareca con el nio en brazos y se lo prestaba

    para que pudiera disfrutar de sus abrazos. Todos los das rezaba el rosario, segn

    32 Akten, pp. 191-192.33 Sch, tomo I, p. 438.34

    Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 295.35 Akten, p. 88.

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    afirm su sobrina Mara Emmerick en el Proceso. Conoca la vida de Mara y de

    Jess con todos los detalles porque a travs de sus visiones y revelaciones, Diosse la haca ver como si fuese un testigo presencial. Debido a ello ClementeBrentano pudo escribir, a partir de lo que ella le dictaba, La Dolorosa Pasin de

    Jesucristo y la Vida de la Santsima Virgen Mara.

    9. SUPRESIN DEL CONVENTOEl 3 de diciembre de 1811, el convento fue suprimido por las autoridades

    francesas. Las religiosas se dispersaron cada una por su lado. Ana Catalina se

    qued la ltima con una criada caritativa que la cuidaba, por hallarse enferma.Sali probablemente en mayo de 1812. El capelln de la Comunidad, el padreLambert sacerdote francs inmigrante , la acept como ama de llaves. Elhaba alquilado una habitacin en la calle Mnster, de Dlmen, en el primer piso,con ventana a la calle, en casa de la viuda Roters, donde ella vivi a su lado. Al

    principio pudo nuestra santa cumplir sus obligaciones, pero en la Navidad de1812 tuvo que guardar cama. Se recuper un poco y recay el martes de Carnavalde 1813, debiendo guardar cama definitivamente durante once aos, hasta sumuerte36.

    En febrero de 1813 lleg su hermana Gertrudis, a quien llamaban Drke,la cual result para ella una cruz muy pesada de soportar. Segn algunos testigosdel Proceso, era tosca, grosera, irritable, orgullosa y la trataba con brutalidad.

    En el mes de marzo de 1813 fue a visitarla el doctor Wesener, el cual nocrea que sus llagas tuvieran un origen sobrenatural. Ella lo recibi sentada en lacama, le hizo sentarse junto a ella y le record como en un espejo toda su vida

    pasada, su infancia piadosa y su falta de fe. l coment despus:No haba en loque me dijo nada que me convenciera, pues hubiera podido enterarse de todo atravs de terceros que me conocieran. Sin embargo, me manifest con todos susmenores detalles sucesos concretos de mi vida, que slo poda haber conocidoa travs de una revelacin sobrenatural. En efecto, haban sucedido entre Dios y

    yo, de lo cual nadie ms hasta entonces haba podido tener jams el menorconocimiento. Yo exclam: Solo Dios se lo ha podido revelar. As pues, escierto lo que ensea la Iglesia37.

    A partir de ese momento, Wesener se convertir en su mdico personal. Elpadre Limberg, su confesor ordinario, de acuerdo con Wesener, piensan que es

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    Tagebuch Wesener, p. 249.37 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 360.

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    necesario hacer una investigacin para aclarar el origen sobrenatural de las

    llagas. En unin con el doctor Krauthausen y el den Rensing le piden a laenferma que responda bajo juramento a seis preguntas concretas sobre sus llagas.Ana Catalina las responde con sencillez y se deja examinar.

    10.INVESTIGACIN ECLESISTICAEl den Rensing informa a su Vicario general Von Droste (por falta de

    obispo) las observaciones realizadas y el Vicario ordena una investigacinexhaustiva. El mismo la visita, quedando muy impresionado.

    Da instrucciones para que el den Rensing dirija una investigacin conobjeto de conocer sus antecedentes y recibir testimonios de sus familiares yconocidos. El padre Limberg debe transmitirle todo lo sepa que no sea materia deconfesin. Y el padre Overberg, el director espiritual extraordinario de AnaCatalina, le pide a ella que responda a todas las preguntas que le hagan. Lo peorde todo fueron las curas que le aplicaba el doctor Krauthausen con la intencinde curar sus llagas. Le quitaba las costras que las cubran en manos, pies ycostado, y las vendaba. Esto le produca tan fuerte dolor que no la dejabadormir por la noche.

    Por ltimo, decidieron vigilarla da y noche por turnos, de dos en dos, sinperderla de vista. Esta vigilancia comenz el 9 de junio de 1813 y termin el 19del mismo mes. La conclusin de esta investigacin eclesistica fue que duranteesos nueve das completos no haba tomado alimento alguno, excepto lacomunin diaria. La vieron en xtasis todos los das entre las diez y las doce de lanoche y no pudieron descubrir que las llagas fueran producidas por ella misma o

    por otras personas.

    11.INVESTIGACIN GUBERNAMENTALCinco aos ms tarde la cuestin de las llagas era objeto de preocupacin

    en el gobierno de Berln, a tal punto que el Ministro de Asuntos religiosos deBerln orden una nueva investigacin, que sera realizada por mdicos, elegidos

    por ellos, ella sera examinada fuera de su casa y vigilada da y noche.

    El 7 de agosto de 1818, ayudados por la polica, los miembros de laComisin la sacaron a la fuerza envuelta en una manta y la llevaron a otra casa dela misma ciudad de Dlmen. Sin ningn miramiento los investigadores seensaaron con ella, llegando los interrogatorios a veces a durar dos o tres horas,

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    presionndola para que confesase que las llagas fueron provocadas por ella o por

    otras personas; la obligaban a alimentarse y ella lo vomitaba todo, sufriendo loindecible. Pero lo que ms la hizo sufrir fue la falta de comunin diaria y laausencia total de respeto a su pudor. Le dir despus al doctor Wesener, a quien

    prohibieron visitarla en esos das: Estaba completamente llena de vergenza,porque me obligaron a desnudarme y las frases que oa me confundieron.Cuando intent cubrirme un poco el pecho, me volvieron a arrancar la camisa38.

    La investigacin termin el 29 de agosto, en que la llevaron a escondidas asu antigua habitacin. Los doctores que formaban la comisin, a excepcin deldoctor Zumbrinck, creyeron que todo era un fraude, pero la intervencin personal

    del rey de Prusia, Federico Guillermo III, acab con la polmica, pues envo a supropio mdico, el doctor von Wievel, quien reconoci que no exista ningunaimpostura.

    12.VCTIMA DE AMORAna Catalina ofreca todo al Seor por la conversin de los pecadores. El

    doctor Wesener tard nueve aos en comprender que la mayor parte de suspadecimientos eran consecuencia de su caridad y olvido de s misma, dispuesta a

    cargar libremente sobre s los sufrimientos de los dems. Y as atestigua: En susxtasis hablaba de ello como de un trabajo que tomaba sobre s, y sola predecirel momento en que tendra fin. Cuando recuperaba la conciencia, no recordabahaber hablado ni tampoco, por supuesto, todo lo que se refera a su persona39.

    Un da de julio de 1815 el internuncio Chamberlain fue a visitarla. Pasadoun tiempo le escribi desde Roma solicitndole que rezara por un cardenalaquejado de una enfermedad ocular, que le impeda atender a sus numerosos eimportantes asuntos. Desde entonces ella empez a padecer dolores en los ojosque aumentaban de da en da, y que llegaron a ser muy fuertes40.

    Los das de carnaval eran para ella das de terribles sufrimientos, a causade los pecados que se cometen en esos das. Sobre esto declara lo siguiente:Diosme hace ver todas las abominaciones y el libertinaje y las trampas tendidas porel diablo41.

    38 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 755.39 Tagebuch Wesener, p. 257.40

    Akten, p. 305.41 Sch, tomo III, p. 563.

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    Desde nia siempre he rogado para que las dolencias de la gente viniesen

    sobre m. Al hacerlo pensaba que Dios no manda ningn sufrimiento sin teneruna especial razn; y que mediante ese sufrimiento se debe reparar algo. Yo

    pensaba que la causa de por qu a veces el mal oprime poderosamente a alguno,es porque ninguno quiere tomar sobre sus espaldas el mal de otro. Por esorogaba al Seor que se dignase dejarme reparar y expiar por mi prjimo, y le

    peda al nio Jess para que me ayudase. Muchas veces tena por esto bastantesdolores42.

    Todo lo ofreca ella con amor, consiguiendo as infinidad de bendicionespara todos. El demonio, disgustado por todo lo que haca, procuraba hacerla

    sufrir todo lo que poda, aparecindose continuamente a ella bajo diferentesfiguras ya sea como un hombre, animal o monstruo, pero ella no le tenamiedo, porque siempre estaba acompaada de su ngel custodio.

    Como muestra de esto ella refiere: Un da en que haca oracin conmucho fervor ante el Santsimo Sacramento, el maligno se lanz junto a m sobreel reclinatorio con tanta violencia que ste cruja. Aunque inicialmente sentescalofros, no logr turbarme. Prosegu con mayor celo que antes y entoncesdesapareci43.

    13.DONES SOBRENATURALESAna Catalina tuvo muchos dones sobrenaturales como inedia, vivir sin

    comer. Durante tres aos completos, entre 1813 y 1816, slo se aliment de puraagua fresca y la comunin diaria. Y as lo corrobora el doctor Wesener en suDiario:Durante tres aos enteros vivi solamente de agua clara. Eso es verdad y

    yo lo he visto. Ella beba tres medidas de agua cada 24 horas, pero a veces,durante dos o tres semanas, no tomaba ni siquiera media medida de agua. Y loque beba lo vomitaba, un poco ms tarde... A los que no crean, yo no tengonada que decir, les doy autorizacin de creer que he sido vctima de un fraude ode tenerme por un idiota, pero les pido solamente dejar en claro lahonorabilidad de mi nombre y la completa buena fe. Confieso una vez ms que, a

    pesar de todos mis intentos por descubrir cualquier fraude por mnimo que fuese,no he sido capaz durante casi once aos que la conozco. En este asunto he sidoimparcial y he actuado con buena voluntad44.

    42 Sch, tomo I, p. 23.43

    Ana Catalina Emmerick,Autobiografa, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 2004, pp. 83-84.44 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1367.

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    Tambin tiene otros dones como el de xtasis, levitacin, profeca y

    conocimiento sobrenatural de los corazones; pero, especialmente, destac en eldon de la bilocacin y el de la hierognosis.

    A su mejor amiga Luise Hensel le dir en su primera visita: Creme yollego hasta el fondo del corazn de los que vienen a m. Dios me ha hecho esteregalo.

    a) HIEROGNOSISQuizs el don en que ms sobresali es el de la hierognosis o

    conocimiento de lo sagrado. Distingua perfectamente y con total seguridad loque estaba bendecido por un sacerdote de lo profano. Esto manifesta el podermaravilloso del sacerdocio catlico y de la bendicin sacerdotal.

    Clemente Brentano escribi en su Semblanza de Ana Catalina: Cuandoest en xtasis y se le acercan las manos ungidas del confesor, ella levanta lacabeza y las sigue con ella hasta que el confesor las retira. Entonces, vuelve ellaa dejar caer la cabeza. Esto le sucede con todos los sacerdotes. Quien tal vio,como lo vi yo, no puede menos de reconocer que slo en la Iglesia hay

    sacerdocio y que la consagracin sacerdotal es algo ms que una ceremonia.Una vez le o decir: Los dedos consagrados de los sacerdotes sern conocidosen el purgatorio y en el infierno ardern con un fuego especial45.

    Es muy triste constatar la negligencia que tienen los sacerdotes ennuestros das respecto de las bendiciones. Parece que no saben muchas veces lo

    significan estas bendiciones. Gran nmero de ellos, apenas creen en su poder, yse avergenzan de ellas como de ceremonias anticuadas y supersticiosas.Cuando ellos no me bendicen, Dios me suele bendecir; pero, como el mismo

    Dios ha instituido el sacerdocio y le ha otorgado la potestad de bendecir, casidesfallezco por el deseo de recibirlas46.

    Un da el diablo la atac por la noche y la tir fuera de la cama. Ella searrastr hasta el armario. Dice:Tom la estola del confesor que estaba all

    guardada, y me la puse al cuello. Entonces, dej de molestarme47. Maravillosoefecto de la estola sacerdotal bendita!

    45 Ana Catalina Emmerick,Autobiografa, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 2004, p. 67.46

    Ib. p. 155.47 Sch, tomo III, p. 140.

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    Algo muy hermoso para ella era el sonido de las benditas benditas. Sobre

    ello manifiesta lo siguiente: Creo que las campanas benditas ahuyentan aSatans. Cuando en mi juventud oraba yo en el campo durante la noche, vea alos demonios muchas veces en torno mo, pero tan pronto como las campanas de

    Koesfeld tocaban a maitines huan... Jess ha otorgado su bendicin a lossacerdotes para que su bendicin llegue a todas las cosas, penetrando y obrandoen ellas de cerca y de lejos para su servicio... El sonido de las campanasbenditas es para m ms santo, ms alegre, ms vigoroso y suave que todos los

    sonidos48.

    Cuando era sacristana, yo deba tocar la campana bendita y me senta

    muy feliz, porque crea extender la bendicin por todas partes, llamando a vozen grito a todas las gentes a alabar a Dios. Yo una mis suspiros y oraciones acada toque de la campana para que los sonidos pudieran rechazar el mal de loscorazones y pudieran alabar a Dios. Hubiera querido tocar las campanas muchoms tiempo, pero deba limitarme a lo establecido49.

    Una maana el padre Limberg se coloc en medio de su habitacin,haciendo sobre ella la seal de la cruz con la mano y diciendo: Que Dios tebendiga en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo. Y ella (queestaba en xtasis con los ojos cerrados) hizo la seal de la cruz. Hemos hecho

    esta experiencia muchas veces. Ella haca lo mismo si el padre Limberg estabalejos, incluso fuera de la casa, y deca la frmula de bendicin mentalmente. Unda le pregunt por qu haba hecho la seal de la cruz y respondi (en xtasis):Porque un sacerdote desde la calle me ha dado la bendicin y me he sentidoimpulsada a signarme50.

    Otra experiencia consista en presentarle un vaso de agua bendita, y ellameta sus dedos, aun con los ojos cerrados, y se signaba. As lo hizo el doctorWesener: unt sus dedos en agua bendita y se los present, ella los bes y chupcomo si el agua bendita fuera una agradable bebida; pero otra vez que le presentsus dedos solamente, ella no reaccion en absoluto, por no ser sacerdotales.

    Otra cosa maravillosa era cmo saba reconocer las reliquias de los santos.Distingua las verdaderas de las falsas. Muchas veces le hicieron la experienciade presentarle diferentes reliquias. Si haba alguna falsa, la separaba; y de lasverdaderas, deca de quin eran, lo que probaba que conoca sobrenaturalmente lavida de esos santos.

    48 Sch, tomo I, p. 60.49

    Sch, tomo I, p. 224.50 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, pp. 1127-1128.

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    En una ocasin Brentano le trajo un cofrecito con unas reliquias. Lo sacde su bolsillo y lo acerc al rostro de Catalina, que estaba en xtasis. Entonces,ella tendi la mano, tom el cofre y lo estrech contra su corazn. Al preguntarlequ era, respondi: Son reliquias. Cuntas son? Dijo: Son quince.51.

    Francisco Hilgenberg, segn atestigua en el Proceso, sac unos huesos deuna antigua tumba y refiere:Mi padre tom uno de esos huesos y fue a visitar aCatalina. Antes de que l le dijese algo, ella le dijo:S que quieres saber dequin es ese hueso, que tienes en el bolsillo. Entirralo, porque pertenece a unhombre indigno de cuya malicia no quiero hablar52.

    Sobre el conocimiento que tena de las reliquias y de las cosas profanas,ella refiere: Veo la luz que sale de las reliquias de los santos Esa luz meconsuela, fortalece y alegra, sintindome atrada hacia ella. Por el contrario, me

    siento repelida con repugnancia y horror, cuando me acerco a alguna cosaimpura, pecaminosa, maldecida o cuando llego a un lugar donde se ha cometidoalgn delito o donde pesan las consecuencias de culpas no expiadas Veo la luz

    y las tinieblas como cosa vivas, que producen respectivamente la luz y lastinieblas. Por eso, conozco desde hace mucho tiempo las reliquias verdaderas delas falsas53.

    b) BILOCACINOtro don en el que sobresali de modo eminente fue el de la bilocacin.

    Su ngel o un gua espiritual la llevaba muy frecuentemente a visitar distintoslugares de la tierra para ayudar a los necesitados. Eran viajes de trabajo espirituale incluso de ayuda material.

    A este respecto ella nos dice:Me parece cosa admirable que casi todas lasnoches haya de hacer tan largos viajes y tenga tantas cosas que hacer.

    Reflexionando en esto me he dicho: Cuando estoy viajando o ayudando aalguno, todo me parece natural y verdadero, a pesar de que me hallo enferma yen miserable estado dentro de casa54.

    Es imposible sin la gracia de Dios ver la centsima parte de las desdichasque he visto. Tambin veo uno por uno, millares de santos, entre los cuales

    51 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, pp. 1303.52 Positio, tomo II, Summarium, parte 1, p. 60.53

    Sch, tomo III, p. 235.54 Visiones y revelaciones, Ed. Guadalupe, Mxico, 1944, p. 377.

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    habra unos ciento, cuyas vidas se me representaban hasta en los ms mnimos

    detalles55.

    Ella habla de haber estado en batallas, cuidando heridos56. De una vez, queestaba curando a los heridos, declara: Los santos que me ayudaban, ocultaban amis ojos cuanto haba de vergonzoso, pues muchos de estos infelices estabandesnudos57.

    En ocasiones, soy conducida en espritu a lugares donde se ven patenteslas necesidades de los hombres. A veces me veo en las crceles, otras veces juntoa los moribundos o al lado de enfermos, de los pobres o de las familias, entre

    querellas y pecados58.

    A veces me encontraba entre mis hermanas, estando enferma en cama, ome estaba en la iglesia delante del Santsimo Sacramento, aunque no hubiera

    podido dejar mi celda por mi debilidad. Cmo era eso, yo no s. La primera vezque me pas crea que era un sueo. Fue cuando tena unos 15 aos y viva conmis padres59.

    Una vez, una de mis hermanas crey verme junto el fogn de la cocina,tomando alguna cosa en una vasija para comer a escondidas o cogiendo frutas

    del huerto. Ella corri a decrselo a la Superiora, pero me encontr acostada enmi celda y gravemente enferma. De estos incidentes, las otras religiosas no

    saban qu pensar de m60.

    En sus viajes de bilocacin estuvo en todas partes, ayudando y haciendo elbien a todos.

    14.SUS VISIONESAna Catalina es conocida en el mundo por sus extraordinarias visiones y

    revelaciones, que fueron recogidas y escritas por Clemente Brentano (1718-1842).

    55 S. p. 469.56 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 7.57 Sch, tomo II, p. 305.58 Visiones y revelaciones, Ed. Guadalupe, o.c., p. 372.59

    Sch, tomo I, p. 246.60 Sch, tomo I, p. 247.

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    l visit a Ana Catalina por primera vez el 24 de setiembre de 1818 y

    declara: Ella me extendi sus manos llagadas y en seguida me dijocariosamente: Mira, cmo se parece a su hermano, lo habra reconocido entremil... Me dijo muchas palabras afectuosas y espontneas61.

    Segn Ana Catalina, lo haba visto en visiones varias veces. Manifiesta:En mis visiones me ha sido mostrado un hombre moreno, sentado junto a m, queestaba en disposicin de escribir. Por eso, cuando usted entr por primera vezen mi habitacin pens: Aqu est l62.

    Ella misma dice que Jess le avis, quesus visiones deba comunicarlas yhacerlas escribir63.

    Brentano tom en serio su misin de escribir las visiones que ella ledictaba y, en vez de quedarse en Dlmen unas semanas, como haba pensado, sequed all hasta la muerte de Ana Catalina en 1824.

    Segn recuerda Luise Hensel: Clemente sola ir a verla por la maana de9 a 10 y anotaba en un pliego lo que ella le contaba. Despus, iba a su casa ytranscriba todo detalladamente. Por la tarde regresaba a lerselo y ella a veces

    correga algunas cosas. Una vez protest y dijo muy contrariada que lo que lhaba escrito difera de lo que ella le haba dicho. Y le amenaz de no contarlems cosas, si modificaba lo que le deca64.

    Brentano, despus de la muerte de Ana Catalina, escribi con las notasrecogidasLa Dolorosa Pasin de Nuestro Seor Jesucristo, que public en 1833,y La Vida de la Santsima Virgen, que public su hermano Christian en 1851.Parece que quiso escribir un relato unido y continuado deLa Pasin y, cuando lefaltaban algunos detalles, segn le confes l a Luise Hensel, acudi a losescritos del padre Martin de Cochem, que tienen semejanzas con los de AnaCatalina65.

    Quizs acudi tambin a otros escritos como los de santa Brgida o MadreMara greda Por ese motivo, los escritos de las visiones fueron excluidos en1927 por la Congregacin de Ritos para el Proceso de canonizacin de AnaCatalina, por no haber seguridad total de qu partes haba aadido Brentano.

    61 Giovetti Paola,La monaca e il poeta, Ed. San Paolo, 2000, pp. 67-68.62 Visiones y revelaciones, Ed. Guadalupe, Mxico, 1944, p. 55.63 Sch, tomo III, p. 498.64

    Akten, p. 385.65 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 373.

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    De todos modos, es un hecho incuestionable que los escritos sobre LaPasin y sobre la Vida de la Virgen han hecho y siguen haciendo un bieninmenso a quienes los leen. Mel Gibson, el director de cine de la famosa pelcula

    La Pasin, tom muchos datos de las visiones de laPasin de Ana Catalina

    Despus de la muerte de Brentano, el padre Schmoeger, redentorista, pudoconseguir todas las notas originales que todava no haban sido usadas y escribicon ellas: La biografa de Ana Catalina; el primer ao de enseanza de Jess; elsegundo ao de enseanza de Jess; el tercer ao de enseanza de Jess; yMisterios del Antiguo y Nuevo Testamento. Para la biografa us tambin el

    Diario de Brentano, el Diario del doctor Wesener, los Recuerdos de LuiseHensel y las notas del padre Limberg, del padre Overberg y otros.

    15.CARCTERAna Catalina, a pesar de padecer tantas enfermedades vmitos convulsivos,

    hepatitis, artritis, hidropesa, tos y fiebres continuas, era una persona muyalegre y con sentido del humor. Para ella, era una felicidad poder hacer el bien alos dems y sufrir por la salvacin de los pecadores y las almas del purgatorio.

    Su director, el padre Overberg, refiere: Ella senta una gran alegra, cuandopoda hacer algn servicio a cualquiera de las hermanas que la haban herido66.

    Todos los que la conocieron estn de acuerdo en reconocersu dulzura,amabilidad de trato y tambin su humor festivo y jocoso67. Como dira un testigodel Proceso: No se pueden imaginar tanta afabilidad y una bondad tanexquisita68.

    Su mejor amiga Luise Hensel dir de su primera visita: En cuantoestuvimos solas, me bes tiernamente y me acarici como se acaricia a un nio.Yo me senta profundamente humillada, pensando en mis pecados y en mistonteras, y, mientras me acariciaba y me besaba, le dije: Si supiera lo que era

    yo, no me acariciara tan afectuosamente. Entonces, me solt de golpe y conuna gravedad extraordinaria, me dirigi una mirada que sent penetrar hasta loms profundo de mi ser. Luego, me dijo muy seriamente: Creme, yo llegohasta el fondo del corazn de los que vienen a m. Dios me ha hecho esteregalo69.

    66 Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 269.67 Bouflet Joachim,Ana Catalina Emmerick, Ed. Palabra, Madrid, 2004, p. 277.68

    Akten, p. 8.69 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 341.

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    Al despedirme, bendijo mis ojos, mi boca, mi pecho, mis hombros,rezando en voz baja. Yo no entenda nada hasta que en la bendicin de loshombros dijo en voz alta e inteligible: Para que se hagan lo bastante fuertescomo para llevar lo que T llevaste. Cuntas veces he pensado!70.

    Por otra parte, Ana Catalina se preocup siempre de ayudar a los pobrescon los regalos que le daban y con el sueldo de 132 tleros que le daba elgobierno despus de la exclaustracin. Y deca: Siempre he considerado el

    servicio del prjimo como la mayor de las virtudes. Desde mi juventud, hepedido a Dios que me d fuerza para servir a mi prjimo y para serle til71.

    Y conserv aquella exquisita caridad hasta el ltimo suspiro72.

    16.EL PURGATORIOUna de sus principales preocupaciones era siempre orar por las almas

    benditas del purgatorio desde muy nia. Muchas veces se le aparecan las almaspara darle las gracias por la ayuda recibida. Y as nos dice: Siendo mayor iba amisa temprano a Koesfeld. Para orar mejor por las nimas benditas, tomaba un

    camino solitario. Si todava no haba amanecido, las vea de dos en dos oscilardelante de m como brillantes perlas en medio de plida llama. El camino se mehaca muy claro y yo me alegraba de que las almas estuvieran en torno mo,

    porque las conoca y las amaba mucho. Tambin por la noche venan a m y mepedan ayuda73.

    Oh, cuntas gracias he recibido de las benditas almas! Ojal quisierantodos participar conmigo de esta alegra! Qu abundancia de gracias hay sobrela tierra! Pero cunto se las olvida, mientras que ellas suspiran ardientemente

    porque nos acordemos de ellas. All, en lugares varios, padeciendo diferentestormentos, estn llenas de angustia y de anhelo de ser socorridas. Y por grandeque sea su afliccin y necesidad, alaban a Nuestro Seor. Todo lo que hacemos

    por ellas les causa una infinita alegra74.

    70 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 356.71 Akten, p. 167.72 Tagebuch Wesener, p. 392.73

    Sch, tomo I, pp. 29-30.74 Sch, tomo III, pp. 6-7.

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    17.AMOR A LA IGLESIAAna Catalina amaba a la Iglesia catlica como la nica Iglesia fundada por

    Cristo. Por eso, sufra cuando vea a sacerdotes que celebraban la misa por rutinao en pecado. Ella amaba a los sacerdotes y rezaba por ellos, pidiendo siempre su

    bendicin, que para ella era un alivio en sus dolores.

    Un da Brentano le manifest que para l la iglesia era la comunidad detodos los hijos de Dios sin distincin de denominaciones, pero ellainmediatamente lo refut y dijo: Slo hay una Iglesia, la Iglesia catlica. Aunqueno hubiera en la tierra sino un solo catlico, esa sera la Iglesia nica y

    universal... Pero muchos sacerdotes no saben lo que son, muchos fielesdesconocen su propio carcter e ignoran lo que es la Iglesia de la que forman

    parte. Ninguna potestad humana puede destruir la Iglesia. Mientras quede en latierra un solo sacerdote debidamente consagrado, vivir Jesucristo como Dios ycomo hombre en la Iglesia en el Santsimo Sacramento del altar; y el que,habiendo sido absuelto de sus pecados por el sacerdote, reciba este sacramento,estar verdaderamente perdonado y unido a Dios75.

    Ana Catalina le dijo a Brentano:Mi gua espiritual me ha reprendido porhaberme excedido en alabar a los cristianos no catlicos que son piadosos. Me

    recalc que debera saber mejor lo que es la Iglesia, que es el Cuerpo mstico deCristo; pero a los que se han desprendido de su Cuerpo y le han causado

    profundas heridas, a ellos debo compadecerlos y pedir a Dios que se conviertan,ya que, alabando a estos desobedientes, me haca partcipe de su culpa; que esaalabanza no era caridad, porque con ella se enfra el verdadero celo por la

    salvacin de las almas.

    Verdad es que entre ellos hay muchos buenos, de los cuales mecompadezco, pero veo que llevan el sello de su origen: estn separados de la

    Iglesia y divididos entre s.

    Por esta razn, aun entre los mejores, veo algo defectuoso, veo juiciopropio, dureza y orgullo. Slo aquellos infieles van por buen camino que, sinconocer a la nica Iglesia santificadora, viven tan piadosamente como puedenCuando en mis visiones vea herejes bautizados que se unan con la Iglesia, me

    pareca verlos salir de entre los muros de la iglesia y aparecer ante el altardelante del Santsimo Sacramento. Mientras lo no bautizados, los judos, turcoso paganos, que se convierten, los vea entrar por la puerta del templo76.

    75

    Sch, tomo I, pp. 527-528.76 Sch, tomo I, pp. 532-533.

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    Ana Catalina viva con su fe catlica en plenitud, especialmente en elamor a Jess vivo y presente en la Eucarista, amando a Mara como madre, y atodos los santos como hermanos.

    18.LTIMA ENFERMEDAD Y MUERTESegn el doctor Wesener su ltima enfermedad fue una tisis pituitosa

    que termin en una parlisis de los pulmones. Todo el otoo precedente a sumuerte y durante el principio del invierno de aquel ao 1824 sufri tambinde inflamacin de los ojos. Todo fue en vano, hasta que termin su tarea para

    Navidad como haba anunciado previamente77.

    El 9 de febrero el padre Limberg le administr la uncin de los enfermos.Para esta ceremonia quiso que llamaran a su antigua Superiora, la MadreHackebram, como representante de su Comunidad, para morir como religiosa78.Pidi a la Madre que visitara a algunos vecinos de la ciudad y les pidieraperdn por si les hubiera escandalizado en alguna ocasin79. Pidi que vinierasu hermana Gertrudis y su sobrina Mara Emmerick, que haba vivido con ellalos tres ltimos aos. A todos les pidi perdn. Ese mismo da pidi confesarse yse qued tranquila, esperando la muerte, que lleg con su amado esposo Jess a

    las ocho y media de la noche, del da nueve de febrero de 1824.

    El da 11 una buena seora prepar su cuerpo para la sepultura. Estaseora le cont a Brentano que sus pies estaban cruzados como estn los piesen la imagen de un crucifijo. Las cicatrices de las llagas estaban ms rojas quede ordinario. Cuando levantaron su cabeza, le sali sangre de la nariz y de laboca. Todos sus miembros conservaron su flexibilidad hasta en el atad80.

    El entierro fue apotesico, pues, como dice un testigo: Una inmensamultitud haba formado una hilera al paso del cortejo desde la casa mortuoriahasta la puerta de la ciudad. Las personas que seguan el atad eran muynumerosas; personas de todas las condiciones, ricas y pobres, clrigos y laicos,que haban venido de Dlmen y de los alrededores para encontrarse en unltimo momento con la difunta81.

    77 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1375.78 Tagebuch Wesener, p. 565.79 Ibdem.80

    Positio, tomo III, Summarium, parte 2, pp. 1431-1432.81 Proceso ordinario, fol 40 v.

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    Fue enterrada el da 13 de febrero, y sus funerales fueron dignos de una

    santa, para gloria de Dios.

    19.EXUMACINLa misma tarde del da 13 de febrero, en que fue enterrada vino un

    hombre rico a la casa del cura del pueblo y le pidi el cuerpo de la difunta acambio de mucho dinero por cuenta de un mdico holands. La proposicin fuedesechada, pero parece que corri la voz en el pueblo de que haban robado el

    cadver y los habitantes fueron al cementerio a ver si haban profanado susepultura82.

    Cinco semanas despus, las habladuras del pueblo seguan creciendosobre el robo del cuerpo. Luise Hensel, su gran amiga, decidi comprobar larealidad. Acompaada del vicario Niesing, del sepulturero y del caldereroMeiners, fueron al cementerio entre la una y las tres de la madrugada.

    Luise Hensel refiere lo siguiente:La luna, oculta hasta entonces detrs deunos nubarrones, sali en aquel momento y resplandeci con todo su brillo;

    estaba en lo ms alto del cielo, casi llena. Entonces vi emocionada a aquellapersona tanquerida, sin huellas de descomposicin, all, delante de m, como sidurmiera. Por desgracia, estaba estrechamente envuelta en una sbana yvendada como un beb. Su rostro conservaba las huellas de los padecimientosque haba tenido hasta que se qued dormida para siempre, o, ms exactamente,eran las huellas de un luchador agotado; su expresin no era en absoluto

    sombra, slo dolorida y fatigada Le bes la frente, que estaba algo hmeda,probablemente a causa de la tumba. No se notaba el olor de la muerte, a pesarde que descansaba en la tierra desde haca seis semanas... Con las dos manos,levant la cabeza querida, con objeto de que el vicario Niesing deslizara debajola placa de plomo. El cuello estaba completamente flexible83.

    Luise Hensel asegur con claridad que no haba ni rastro del mal olor, apesar del tiempo transcurrido y a pesar de haber hecho un tiempo lluvioso.84 Elda del entierro Luise haba plantado un rosal sobre su tumba. Como lo habansacado para abrir la tumba, lo volvi a plantar. Cuatro meses despus, el vicarioHilgenberg le escribi, diciendo que, a pesar de haber sido replantado dos veces,

    82 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, pp. 1431-1432.83

    Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 362.84 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 363.

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    y que haba sido plantado en invierno, en tiempo en que estaba contraindicado

    hacerlo, el rosal haba florecido como jams se haba visto y que la tumbaestaba literalmente cubierta de flores, lo que pareca un pequeo milagro85.

    SEGUNDA PARTESU NGEL CUSTODIO

    1. LOS NGELESEl Catecismo de la Iglesia catlica nos habla claramente sobre la

    existencia de los ngeles:La existencia de seres espirituales, no corporales, quela Sagrada Escritura llama habitualmente ngeles, es una verdad de fe (Cat328). Son servidores y mensajeros de Dios (Cat 329). Son criaturas puramenteespirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales einmortales y superan en perfeccin a todas las criaturas visibles (Cat 330).

    Desde la infancia hasta la muerte, la vida humana est rodeada de su custodia yde su intercesin. Cada fiel tiene a su lado un ngel protector y pastor paraconducirlo a la vida (Cat 336).

    La Iglesia celebra el da dos de octubre la fiesta de los ngeles custodios.Y el 29 de setiembre, la fiesta de los tres grandes arcngeles: Miguel, Gabriel yRafael.

    La Sagrada Escritura nos habla muchsimas veces de los ngeles y,algunas veces en concreto del ngel de la guarda: Yo mandar un ngel delantede ti para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te hedispuesto. Actale y escucha su voz, no le resistas (Ex 23, 20-22). Para elhombre hay un ngel protector entre mil que le pedir cuentas (Baruc 6, 6). Sumisin es guardarte en todos tus caminos (Sal 90, 11). Un ngel se present enla crcel, que qued iluminada, y golpeando a Pedro en el costado lo despertdiciendo: Cete y clzate tus sandalias... Envulvete el manto y sgueme... La

    puerta se les abri por s misma y salieron y avanzaron por una calle,desapareciendo luego el ngel. Entonces Pedro, vuelto en s, dijo: Ahora s queel Seor ha enviado a su ngel(Hech 12, 7-11).

    85 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 367.

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    2. LOS SANTOS Y LOS ANGELESTodos los santos sin excepcin han tenido amor y devocin a sus ngeles

    de la guarda respectivos. Algunos hasta han tenido un trato familiar con l.Veamos lo que nos dicen de ello.

    Santa Margarita Mara de Alacoque (1647-1690) dice: Tena la dicha degozar frecuentemente de la presencia de mi ngel custodio y de ser tambinfrecuentemente reprendida por l... No poda tolerar la menor inmodestia o faltade respeto en la presencia de mi Seor sacramentado, ante el cual lo vea

    postrado en el suelo y quera que yo hiciese lo mismo86.

    Santa Faustina Kowalska (1905-1938) escribe en su Diario: Mi ngel meacompa en mi viaje hasta Varsovia. Cuando entramos en la portera (delconvento) desapareci Cuando de nuevo salimos con el tren de Varsovia hastaCracovia, lo vi nuevamente a mi lado. Cuando llegamos a la puerta delconvento, desapareci de mi vista87.

    A fines de 1844 termin don Bosco de escribir su librito sobre la devocinal ngel de la guarda. Estaba tan persuadido de tenerlo a su lado que parecaque lo vea con los ojos. Lo saludaba varias veces al da con el ngel de Dios

    y confiaba del todo en su proteccin... Sabia infundir en sus jvenes gran respeto

    y gran amor al ngel de la guarda, y frecuentemente entonaba l mismo elcantico sagrado al que haba puesto msica en honor del santo ngel y quecantaban los muchachos entusiasmados88.

    La venerable Mnica de Jess (+1964) lo llamaba el hermano mayor. Yescribe en sus cartas a su director espiritual: Estuve varios das en cama y elngel me trajo a Jess (en la comunin) por la maana; y el ngel suyo y elngel de la Madre Priora traan cada uno una vela alumbrando a Jess89. En losdas de Cuaresma mi hermano mayor me da dos plticas. Por la maana, a lahora en que se puede, me habla del amor a Jess Eucarista. Por la tarde o porla noche, de la Pasin90.

    El padre Pio de Pietrelcina (1887-1968) tambin tena mucha devocin asu ngel custodio. Durante la primera guerra mundial estaba de soldado y un da,al querer ir a su pueblo de Pietrelcina, tom el autobs, pero no tena suficientedinero. Conf en la providencia, pensando en disculparse. Pero subi con l un

    86 Memoria a la Madre Saumaise.87 Diario, Parte I, 202.88 Memorias biogrficas II, cap XXVIII, pp. 204-207.89

    Ayape Eugenio, Sor Mnica de Jess y el padre Cantera, Ed. Augustinus, Madrid, 1986, p. 185.90 Ib. p. 161.

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    extrao personaje, elegantemente vestido, que portaba una maleta nueva, y se

    sent a su lado. Cuando el cobrador se acerc pidiendo los billetes, el padre Poestaba preocupado, pero el cobrador le tranquiliz diciendo: Una persona

    pag por usted. Mir al extrao personaje, pero no le dijo nada... Al llegar a supueblo, se baj del autobs y mir al personaje aludido para saludarlo y darlelas gracias, pero ya no estaba. Este suceso lo contaba muchas veces a sushermanos, como dando a entender que Dios le haba socorrido por medio de sungel91.

    3. COMPAERO DE LA INFANCIAEl ngel de la guarda fue para Ana Catalina durante toda su vida un amigo

    fiel e inseparable; un compaero que nunca la dejaba sola, que la protega yayudaba en todas sus necesidades. Era como un hermano mayor, que la cuidaba yenseaba a vivir bien y amar cada da ms a Jess. Oraba con ella y le ayudabaen las tareas humildes del hogar, cuando haca sus labores de costura, cuandocuidaba las vacas, y sobre todo, la protega de los ataques del demonio. Era suamigo, su protector, su gua y consejero.

    Al hablar de su bautismo, que se realiz el mismo da de su nacimiento,

    ella afirma: Cuando fui bautizada estaba all mi ngel custodio con mis santaspatronas santa Ana y santa Catalina92.

    Cuando ella era nia el ngel custodio se le apareca bajo la figura de unnio.93 Y ella era como un nio dcil y silencioso en manos de su ngel94.

    Cuando pasaba algn sacerdote cerca de su casa sala corriendo a suencuentro, a pedirle la bendicin. Si en esos momentos estaba apacentando lasvacas, las dejaba solas, encomendndolas a su ngel y sala a recibir labendicin del sacerdote95.

    Cuando estaba sola en el campo o en el bosque, llamaba a las aves paraque cantasen con ella alabanzas al Seor. Los pajarillos le cogan confianza y se

    posaban en sus brazos y en sus hombros, y ella les acariciaba. Si por venturaencontraba algn nido, su corazn palpitaba de gozo y deca a los polluelos las

    91 Parente Alessio,Mandami il tuo angelo custode, Ed. P. Po de Pietrelcina, san Giovanni Rotondo,1999, pp. 93-94.

    92 Sch, tomo I, p. 14.93 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1392.94

    Ib. p. 1396.95 Sch, tomo I, p. 61.

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    ms tiernas palabras96. Era tal su delicadeza y sensibilidad que no dejaba de

    emocionarse al contemplar las bellezas de la creacin. Los animales eran susamigos con los que alababa al Seor, junto a su ngel custodio. Y eso le ocurri,no slo cuando era nia, sino tambin cuando estaba ya en el convento. Ella nosdice: Cuando trabajaba en el jardn, los pjaros venan a m, se ponan sobre micabeza y sobre mis hombros y cantbamos juntos las alabanzas de Dios. Y yovea siempre a mi lado al ngel de mi guarda97.

    Cuando era pequea comenz a levantarse por la noche para haceroracin. Se levantaba y oraba con su ngel dos o tres horas seguidas; a veces,hasta el amanecer. A ella le gustaba orar al aire libre y, cuando el tiempo lo

    permita, iba a un campo delante de su casa donde haba un montculo, creyendoque all estaba ms cerca de Dios. Oraba con los brazos extendidos y los ojosdirigidos hacia la iglesia de Koesfeld. Ella admite que no hubiera hecho

    semejantes cosas semejantes sin la inspiracin de su ngel98.

    4. GUA Y MAESTROSu ngel era para ella su maestro y gua espiritual. Desde nia quiso amar

    a Dios con todo su corazn, y esto la llevaba a pedir a su ngel, en su ingenuidad,

    que la recogiera para morir antes de ofenderle a l con algn pecado. Desdepequea tena visiones y revelaciones de Dios, mediante las cuales conoca lavida de Jess y la de algunos santos en sus menores detalles.

    Ella se senta en sus visiones como si fuera un nia de cinco o seis aos. Yesto le ocurra durante su juventud. Un da le pregunt a su ngel a qu se debaque, en la contemplacin, se sentiese como una nia, y l le respondi: Si no

    fueras realmente una nia, no podras ver esto. Con ello quera decirle que, si nofuera pura de cuerpo y alma, no podra recibir esas maravillas99.

    Ella creca en belleza interior bajo la gua de su ngel, que regulaba sussentimientos, sus pensamientos, sus palabras, y mantena su espritu siemprefervoroso para la prctica continua de la perfecta obediencia100.

    Su ngel custodio no consenta en ella la menor imperfeccin, castigandosus faltas con reprensiones y penitencias, muchas veces, dolorosas y siempre de

    96 Sch, tomo I, p. 58.97 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1399.98 Sch, tomo I, p. 25.99

    Sch, tomo II, p. 291.100 Sch, tomo I, p. 53.

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    mucha humillacin interior. Por lo cual, se juzgaba a s misma con suma

    severidad, mientras su corazn rebosaba bondad y dulzura para los dems101.

    Hasta los doce aos, el ngel fue su nico gua. Pero cuando hizo suprimera comunin, la sumisin y el respeto que guardaba al ngel, lo puso en suconfesor. De modo que el ngel subordinaba su direccin a la del sacerdote.

    Pareca que el ngel slo quera intervenir como protector y guardin, mientrasque la Iglesia, por medio del sacerdote, tomaba la direccin espiritual102.

    Cuando estaba enferma en el convento, le mandaban tomar medicamentoscaros, que ella deba pagar y que saba que no la curaran, pero el ngel, del que

    reciba instrucciones, nunca le dijo que rechazara los remedios. Eso entraba enel plan de Dios, porque Catalina deba expiar en la Iglesia los pecados de losque, por sus doctrinas, propsitos, etc., queran hacer dao a la Iglesia. Y ellatena conciencia de que su expiacin era tanto ms eficaz, cuanto con ms

    sencillez y docilidad se someta a las prescripciones que le imponan para tomarlas medicinas. Y ella no pona resistencia ni se contrariaba103.

    En realidad, toda su vida estaba regulada bajo la direccin de su ngelguardin, que la instruy para servir a Dios y practicar las virtudes desde queera muy nia104.

    Dirigida por su ngel, que le daba las luces necesarias, practicabaejercicios de piedad con una prudencia y constancia que asombran. Ella tena enun rincn de la granja una pequea imagen de la Madre de Dios con el nio

    Jess, colocada sobre un tronco de madera que haca de altar. All tena todoslos objetos que le regalaban sus padres y amigos, y que hacen feliz normalmentea los nios de su edad. Ella se los regalaba al nio Jess, y estaba convencida deque todo lo que le daba, le agradaba al nio Jess105.

    5. PROTECTOR EN LOS PELIGROSSobre la proteccin que le brindaban, ella declara: Vea siempre a mi lado

    a mi ngel de la guarda y, aunque el espritu maligno quera hacerme dao, nopoda hacerme mucho mal106.

    101 Sch, tomo I, p. 57.102 Sch, tomo I, p. 93.103 Sch, tomo I, p. 472.104 Sch, tomo I, p. 6.105

    Sch, tomo I, p. 20.106 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1399.

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    Un da, el demonio tom la figura de su ngel para engaarla. AnaCatalina nos cuenta lo que le ocurri: Tena agudos dolores en las llagas y me vi

    precisada a gritar en voz alta, porque no poda soportarlos. Las llagas mesangraban a borbotones con gran fuerza y en forma pulstil. De repente se meapareci el maligno, fingindose un ngel de luz y, acercndose, me dijo:Traspasar tus llagas y maana estarn curadas. Ya no volvern a dolerte ni teatormentara ms. Al punto lo reconoc y le dije: Vete, que no me hace falta.T no me has causado estas llagas y nada quiero contigo. Entonces salt y searroj como un perro debajo del armario... Volvi otra vez y me dijo: Por ququieres atormentarte de este modo?. Mi angustia era tanta que le ped al

    confesor que me bendijera y, entonces, huy el enemigo107.

    Otro da en que deba cruzar un puente muy estrecho, yo miraba conterror lo profundo de las aguas, que corran por debajo, pero mi ngel custodiome gui felizmente a travs del puente. En la orilla haba una trampa armada yen torno de ella saltaba un ratoncillo. De pronto, se sinti tentado de morder elbocado que vea y qued preso en la trampa. Oh desventurado dije yo, porun bocado gustoso sacrificas la libertad y la vida! Mi ngel me dijo: Y loshombres obran racionalmente, cuando por un corto placer ponen en peligro elalma y la salvacin eterna?108.

    Catalina le haba pedido a Dios que la preservara de todo pecado y quela diese a conocer y cumplir siempre su santa voluntad. Dios escuch su oracin.Y para protegerla e iluminarla en su largo viaje, la hizo acompaar, paso a

    paso, por su ngel, a travs de una vida de trabajos, combates y sufrimientos. lle ense cmo afrontar los peligros, soportar los sufrimientos y luchar en loscombates. Tambin el ngel le mostraba por adelantado mediante visiones o

    smbolos... sus sufrimientos prximos o lejanos, a fin de que pidiera fuerzas parasoportarlos. Tambin le mostraba los acontecimientos importantes o losencuentros que iba a tener con ciertas personas para que se comportase deacuerdo a ellos. Y reciba avisos precisos sobre la manera de comportarse. Y, siera necesario, el ngel le deca los trminos en los que se deba expresar.

    Esta solicitud del ngel se extenda a todos los objetos, trabajos y asuntosde que ella deba ocuparse109.

    107 Ana Catalina Emmerick,Autobiografa, Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 2004, p. 110.108

    Ib. p. 72.109 Sch, tomo I, p. 91.

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    En mis ocupaciones de sacristana, me senta a veces arrebatada de

    improviso y suba, caminaba y vagaba por los lugares ms altos de la iglesia,por encima de las ventanas, los adornos y las cornisas. A lugares dondehumanamente era imposible llegar, yo alcanzaba llegar, para limpiar y adornar.

    Me senta elevada y sostenida en el aire sin espantarme por ello, porque desdenia estaba acostumbrada a que me ayudase mi ngel custodio. Muchas veces,al volver del xtasis, me encontraba sentada sobre el armario donde guardabalos objetos de la sacrista110.

    6. CONSEJERO ESPIRITUALSu ngel le daba consejos sobre lo que deba hacer y sobre cmo cumplir

    mejor la voluntad de Dios.

    Segn su bigrafo, el padre Schmoeger, estando en xtasis, sucedafrecuentemente que reciba de su ngel la orden de llamar la atencin a sushermanas sobre la observancia de la Regla. Ella se presentaba delante de ellas,

    sin salir del xtasis, y, llorando, les citaba las prescripciones de la Regla sobreel silencio, la obediencia, la pobreza, el oficio divino y la disciplina claustral,

    prescripciones que eran muchas veces quebrantadas. A veces se echaba a los

    pies de una hermana en la que vea sentimientos de aversin o de rencor y lepeda la perdonara y que fuese caritativa Estas humildes splicas hacan quealgunas le abrieran el corazn y le revelaran su interior, pidindole consejo yoraciones, pero ellas caan frecuentemente en las mismas faltas111.

    El 28 de agosto de 1822, mientras hablaba con su confesor, entr enxtasis. Al regresar, le cont al confesor: Mi ngel custodio me ha avisado deun hombre de clase media, que est muriendo por un ataque. Segn el confesor,tales sucesos eran frecuentes112.

    Su ngel la sostena en su oracin, la haca arder en amor al prjimo,infundindole valor y perseverancia en sus splicas a Dios, de modo que lashoras le parecan cortas113.

    Una noche fue en bilocacin a una gran iglesia y vio al SantsimoSacramento rodeado de ngeles: Vi ella relata la figura resplandeciente del

    110 Visiones y revelaciones de Ana Catalina Emmerick, tomo III, Ed. Guadalupe, Mxico, 1944, p. 171.111 Sch, tomo I, p. 245.112

    Sch, tomo III, p. 230.113 Sch, tomo I, p. 27.

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    nio Dios Pas casi toda la noche acompaada de mi ngel delante del

    Santsimo Sacramento114.

    Ella asegur que nunca entr en la casa de Dios sin ser acompaada porsu ngel custodio, y al verle cmo adoraba a Jess sacramentado, tena elmodelo de cmo acercarse a l como el debido respeto115.

    Su ngel, no slo rezaba con ella y le daba ejemplo, sino que tambinrezaba por ella.

    7. AYUDA EN LAS DIFICULTADESEn las muchas dificultades que tuvo en su vida, Dios la sac siempre de

    apuros por medio de su ngel. Cuando trabajaba de costurera, sus manos erandirigidas por su ngel con firmeza y seguridad, aunque sus ojos elevados sobrelas cosas del mundo no podan mirarlas. Al principio, se acercaba con temor ala mesa de la costura, porque saba que no podra librarse de las imgenes quearrebataban su espritu y no quera llamar la atencin. Pero sus splicas endemanda de auxilio fueron escuchadas y el ngel puso en su boca las palabrasque haba de responder, cuando era sbitamente interrogada, y mantuvo susmanos para que la labor no se le cayese de ellas116.

    Luise Hensel, en este sentido, recuerda lo siguiente: Una noche estaba conAna Catalina confeccionando un corporal, que haba adornado con un encaje.Lo dej para ir a cenar... Cuando volv, inmediatamente despus de la cena,estaba terminando de coserlo afanosamente con los ojos brillantes. Seal conuna crucecita de hilo rojo el lugar en el que descansara la hostia despus de laconsagracin y, antes de devolverme el lienzo, bes aquel lugar, diciendo: Estelugar me gusta extraordinariamente. La labor estaba muy bien hecha yejecutada con esmero117.

    A veces su ngel le ayudaba a realizar verdaderos milagros. Luise un dale cort unos patrones para dos chaquetitas y tres o cuatro gorros, la misma Luiseanota: Imposible describir mi sorpresa, cuando al da siguiente vi que habaterminado las prendas y sin el menor defecto... La mejor costurera no habra

    podido acabar en una noche todos aquellos esmerados trabajos de costura sindefectos, incluso si hubiera estado en una habitacin caliente y bien iluminada.

    114 Sch, tomo II, p. 430.115 Sch, tomo I, p. 68.116

    Sch, tomo I, p. 112.117 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 341.

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    Y con manos sanas! Ella haba realizado aquel trabajo en medio de la ms

    completa oscuridad. Se trataba claramente de un milagro118.

    En varias oportunidades en que pasaba grandes penurias econmicas,Dios, por medio de su ngel, le proporcion el dinero necesario milagrosamente.As, cuando estaba a punto de hacer su profesin, surgi un grave inconveniente,

    porque deba a un acreedor diez tleros, ya que se haba hecho garante de unadeuda del organista Sntgen, en cuya casa estuvo tres aos alojada. Entonces, se

    fue a orar con fervor a la iglesia conventual y, al regresar a su celda, encontren la ventana exactamente los 10 tleros que necesitaba119.

    Cuando estaba enferma, los nicos remedios que me hacan bien eran lossobrenaturales. Los que me prescriba el mdico me dejaban extenuada, perodeba obedecerle y comprarlos, a pesar de que eran muy caros. Sin embargo,

    Dios me daba el dinero y haca que se multiplicase. l me ha dado todo lo quehe necesitado para estar en el convento Una vez recib una suma bastante

    grande y, despus emplearla, se lo cont al den Rensing. l me dijo que habahecho bien de decrselo, pero que la prxima vez le mostrara el dinero120.

    Durante la investigacin eclesistica, le di a mi cuidadora dos tleros queme prestaron, para que fuera en peregrinacin a Telgt y mandara celebrar dos

    misas a mi intencin. Al poco tiempo encontr los dos tleros sobre mi cama yas pude pagar a quien me los prest121.

    En otra ocasin, regresando del coro a su celda, que la haba dejadocerrada, se encontr en la ventana dos tleros que ella entreg a la Superiora,quien le autoriz para comprar una provisin de caf, que le dur(milagrosamente) mucho tiempo122.

    A veces, se encontraba tan dbil que le era imposible trabajar en el jardno lavar y arreglar las cosas de la sacrista. Pero lo haca, a pesar de sus grandesdolores... Una maana estaba en cama muy enferma y deba preparar la masade las hostias. Implor el socorro de Dios y se levant, se fue a la iglesia, pidi

    fuerza ante el Santsimo Sacramento y aunque baada de sudor, cumpli suoficio de preparar las hostias. Sin embargo, hay que decir que ella no fue sola a

    118 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 357.119 Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1363.120 Sch, tomo I, p. 217.121

    Ib. p. 218.122 Sch, tomo I, p. 229.

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    trabajar, pues su ngel le ayud. Apenas termin su trabajo, se encontr tan

    enferma como antes y con gran esfuerzo regres a su habitacin123.

    8. CONOCIMIENTO SOBRENATURALAna Catalina tena el don de conocimiento de las cosas sagradas. A este

    respecto, declar su director espiritual, padre Overberg: Ella distingua loshuesos de los santos y conoca en detalle sus vidas, siguiendo las indicaciones de

    su ngel124.

    Un da, su ngel le dijo: T has recibido el don de ver la luz que sale delas reliquias de los santos, por la disposicin que has recibido en orden a laComunidad de los miembros de la Iglesia, pero la fe es la condicin de todadisposicin para recibir la influencia de las cosas sagradas125.

    A veces su ngel le informaba el fallecimiento de algunas personas paraque orara por ellas. Cuando le preguntaron cmo se enteraba, respondi: Algunasveces, es por una aparicin (del interesado) que se lo daba a entender; otrasveces, tena la impresin de que alguien me lo deca126.

    Es conocido en la vida de algunos santos que tenan el don dediscernimiento de espritus y conocan el corazn de las personas y hasta sus

    pecados. Algunos dicen claramente que su ngel se lo inspiraba. Suponemos queesto tambin ocurra con Ana Catalina, pues tena en grado eminente este don deconocimiento de los corazones.

    El doctor Wesener, su mdico personal, afirma: Ella me dijo que leafrecuentemente los corazones de la gente que vena a verla y que normalmente,ella saba lo que pensaban de ella127.

    A su gran amiga Luise Hensel le dijo en su primera visita: Creme, yollego hasta el fondo del corazn de lo que vienen a m. Dios me ha hecho esteregalo128.

    123 Sch, tomo I, pp. 224-225.124 Sch, tomo III, pp. 279.125 Sch, tomo III, p. 235.126 Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 481.127

    Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1153.128 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 341.

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    Al doctor Wesener, el primer da de su visita, le dijo muchos detalles de

    su vida. Y l dice:Me record con exactitud hasta en sus menores detalles doscosas concretas con todas sus circunstancias que slo poda conocer a travs deuna revelacin sobrenatural129.

    Algo semejante le ocurra con las hermanas de su convento. Yo les hacaver afirma ella que saba todo lo que ellas decan y hacan en secreto. Ellasme preguntaban cmo lo saba. Pero yo no se lo poda decir130.

    Con toda seguridad, muchsimos de los conocimientos sobrenaturales queella tena, lo saba por medio de su ngel, que se lo haca conocer para bien de las

    almas.

    9. MDICO CELESTIALEl ngel custodio le ayudaba y aliviaba en sus enfermedades y hasta le

    consegua remedios celestiales para su curacin. Los remedios los recibaasegura ella de mi ngel y tambin de mi celestial esposo, de Mara y de los

    santos. Los reciba, ya en brillantes botellitas, ya en forma de flores, capullos yhierbas. A la cabecera de mi lecho haba una repisa de madera donde hallaba yo

    aquellas admirables medicinas.

    Muchas veces, los manojos de hierbas olorosas y delicadas estaban juntoa mi cama o los tena yo misma en la mano, cuando volva en m. Yo tocaba lastiernas y verdes hojas y saba cmo haban de aplicarse. Las ola su buen olorme confortaba mucho, me las coma o haca una infusin con ellas. Siemprenotaba alivio y me restablecan el tiempo necesario para ejecutar algntrabajo Muchos de estos remedios me duraban largo tiempo e incluso se losdaba a otros, para que se curasen. Todos estos dones son hechos reales queciertamente sucedieron, pero el modo como en m sucedieron no lo puedoexplicar. Realmente existieron y as los tomaba yo... Tambin he recibido

    semejante don del santo patrn de mi Orden, en el da de su fiesta... Se meapareci san Agustn y me dio una piedra brillante y transparente en forma dehaba, en la cual sobresala a manera de grano de trigo un corazn con unacruz Cuando despert (del xtasis) me vi con esta piedrecita en la mano. La

    puse en un vaso con agua, a menudo beba de ella y senta que me curaba131.

    129 Positio, tomo I, Summarium additivum, p. 360.130

    Positio, tomo II, Summarium, parte 2, p. 544.131 Sch, tomo I, pp. 218-220.

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    Otro da recib de mi ngel un frasco lleno de blsamo. Era un licor

    blanquecino, semejante a un aceite espeso. Lo utilic para curarme una graveherida que me haba hecho al caerme un canasto lleno de ropa blanca mojada, ytambin para curar a otros enfermos pobres. El frasco tena forma de pera conun cuello delgado y alargado. Su tamao era como el de una botellita o frascode perfumes. El cristal era muy transparente, y lo tuve mucho tiempo en miarmario.

    En otra ocasin recib unas pequeas porciones de un alimento muy dulceal paladar, del que com durante bastante tiempo, y del que daba a los pobres,

    para que se curasen. Un da los encontr la Superiora y me reprendi por ello,

    pues yo no pude decir de dnde lo haba recibido132.

    Su ngel era su mdico y su enfermero, alivio y consuelo en todas suspenas.

    10.VIAJES AL PURGATORIOAna Catalina tuvo desde muy nia una especial devocin a las almas del

    purgatorio. Triste cosa es que las nimas benditas sean ahora tan rara vez

    socorridas afirma ella. Es tan grande su desdicha que no pueden hacernada por su propio bien. Pero cuando alguno ruega por ellas o padece o daalguna limosna en sufragio de ellas, en ese mismo momento cede esta obra enbien suyo y ellas se ponen tan contentas y se reputan tan dichosas como aquel aquien dan de beber agua fresca, cuando est a punto de desfallecer133.

    Su ngel la llev varias veces a visitar el purgatorio, y por eso puededeclarar ella:Estaba yo con mi ngel en el purgatorio y vea la gran afliccin deaquellas pobres almas que no podan valerse a s mismas, y cun poco las

    socorren los hombres de nuestro tiempo. No se puede expresar lo necesitadasque estn. Las comprend cuando me hall separada de mi gua por unamontaa. Experiment tan vivo anhelo y tal afn de volver a su lado, que casi

    perd el sentido. Le vea a travs de la montaa, pero no poda ir haca l.Entonces me dijo el ngel: Ese mismo deseo que t sientes, lo sienten estasalmas de que se las socorra.

    El ngel me exhortaba a ofrecer todas mis privaciones y mortificacionespor las nimas benditas. Yo enviaba muchas veces a mi ngel custodio al ngel

    132

    Sch, tomo I, p. 222.133 Sch, tomo III, p. 2.

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    de aquellos a quienes vea padecer, para que l los moviera a ofrecer sus dolores

    por las nimas benditas. Lo que hacemos por ellas, oraciones u otras buenasobras, al punto se les convierte en consuelo y alivio. Se alegran tanto, son tandichosas con esto y tan agradecidas! Cuando yo ofrezco por ellas mis trabajos,ellas ruegan por m. Me espanta ver la abundancia de gracias que la Iglesia

    pone a disposicin de los hombres, y cmo estos renuncian y se aprovechan tanpoco de ellas, y mientras las desperdician horriblemente, las pobres almas delpurgatorio se consumen y desfallecen por no poder valerse de ellas 134.

    He visto en el purgatorio a protestantes que vivieron piadosamente en suignorancia religiosa. Se sienten abandonados, porque nadie ruega por ellos135.

    Una noche fui conducida al purgatorio. Me pareca un abismo profundoenormemente espacioso. Da enorme lstima ver lo triste que estn las pobresalmas en aquel lugar!136.

    Las mayor parte de los hombres estn all expiando la indiferencia conque juzgaron sus pecados habituales137.

    Y no olvidemos que en el purgatorio estn los ngeles custodios,acompaando a las almas hasta el momento definitivo de su liberacin. En el

    momento del juicio particular despus de morir, en el mismo lugar de su muertenos dice Ana Catalina, all veo a Jess, a Mara, al santo patrono de cadauno y a su ngel custodio138.

    He recorrido muchas veces el purgatorio, acompaada de los santos.Siempre tengo que caminar por caminos tristes, pero acepto este trabajo enexpiacin de los pecados de las nimas benditas y voy orando por ellas.

    Recuerdo los padecimientos de los santos y los ofrezco juntamente con los deJess por las almas benditas139.

    Y eran muchas almas liberadas con la ayuda de Ana Catalina queregresaban a darle las gracias, porque son muy agradecidas.

    134 Sch, tomo I, pp. 89-90.135 S, p. 315.136 S, p. 319.137 S, p. 318.138

    S, p. 308.139 S, p. 314.

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    11.VIAJE AL INFIERNOCuando el ngel abri la puerta, me vi en medio de una confusin de

    voces de espanto, de maldiciones, injurias, aullidos y lamentos Cuando meacuerdo de lo que vi, tiemblo de pies a cabeza. Todo lo vi en su conjunto; allhaba una sima tenebrosa, haba fuego, tormentos, noche. Los lmites delhorizonte eran siempre noche. Al acercarme, vi un pas de infinitos tormentos140.

    Evidentemente todo esto lo vio en visin, pero todo lo que podamosimaginar del infierno se queda pequeo con respecto a la realidad de quienes

    libremente rechazaron a Dios. l respet su libertad y no quiso obligarles aamarlo. Ellos le odiaron y escogieron vivir eternamente en compaa de losdemonios en un mundo de odio, violencia, impureza y maldad...

    12.VIAJES INTERNACIONALESViajando con su ngel por todos los pases del mundo, Ana Catalina

    ayudaba a muchos que estaban en dificultades del cuerpo o del alma. Eran viajesen bilocacin, mientras ella estaba gravemente enferma en su habitacin. Con

    frecuencia, volva con heridas corporales, porque no slo iba en espritu.

    A veces en sus viajesnos dice elladaba vuelta a la tierra, cuando sumarcha espiritual lo exiga. En el curso de sus viajes desde su casa hasta lo

    pases ms lejanos, socorra a mucha gente y ejerca con ellas las obras demisericordia espirituales y corporales141.

    En ciertas festividades era conducida por su ngel en romerasespirituales a diferentes iglesias de su patria y de los lugares ms remotos delmundo, para que expiase con sus penas y oraciones las ofensas que por tibieza eindiferencia cometen sin cesar los cristianos contra el sacramento del amor142.

    El ngel me llama y me gua nos sigue diciendo ella, ya a un lugar,ya a otro. Voy en su compaa. Me conduce a donde hay personas a quienesconozco o he visto alguna vez, y otras veces a donde hay otras a quienes noconozco. Me lleva sobre el mar, con la rapidez del pensamiento, y entonces veo

    140 S, pp. 382-383.141

    Positio, tomo III, Summarium, parte 2, p. 1413.142 S, p. 397.

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    muy lejos, muy lejos. l fue quien me llev a la prisin donde estaba la reina de

    Francia.

    Cuando se acerca a m para acompaarme a alguna parte, veo unresplandor y despus surge de repente su figura de la oscuridad de la noche,como un fuego artificial que sbitamente se enciende. Mientras viajamos es denoche por encima de nosotros, pero por debajo la tierra resplandece. Vamosdesde aqu, a travs de comarcas conocidas, a otras cada vez ms lejanas, y yocreo haber recorrido distancias extraordinarias; unas veces vamos por encimade calles o rectos caminos, otras veces surcamos campos, montaas, ros ymares. Tengo que andar a pie todos los caminos y que trepar muchas veces

    escarpadas montaas; las rodillas me flaquean doloridas, y los pies me arden,pues siempre voy descalza.

    Mi gua vuela, unas veces delante de m, y otras a mi lado, siempre muysilencioso y reposado; y acompaa sus breves respuestas con algn movimientode la mano o con alguna inclinacin de cabeza. Es brillante y transparente, bien

    severo o bien amable. Sus cabellos son lisos, sueltos y despiden reflejos; lleva lacabeza descubierta y viste un traje largo y resplandeciente como el oro. Habloconfiadamente con l, pero nunca puedo verle el rostro, pues estoy humillada en

    su presencia. El me da instrucciones, y yo me avergenzo de preguntarle muchas

    cosas, pues me lo impide la alegra celestial que experimento cuando estoy en sucompaa. Siempre es mu