Angenot, M. y Otros - Teoría Literaria Pag51-57

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    1/7

    y ^ f . K . 3X r( E n c o l o C-(jLO\ L i

    W JONATH.iN CULLER

    ideacin interesante. Para comprender este principio do cooperatividad, hay

    que hacer notar que se presupone una cooperacin que es la que sos tiene y hace

    posible la comunicacin comn: as pues, en general se presupone que nuestro

    interlocutor se coloca en una actitud de cooperacin y que su respuerta ser

    pertinente con respecto a la cuestin planteada (si me invitan al cine y yo con-

    testo "hace buen da, el priicipio de cooperatividad nos autoriza a tratar de

    encontrar la pertinencia de esta respuestaj.En nuestras relaciones cot lianas,

    a veces decidimos muy apresuradamente que los detalles ylas digresiones del

    re ato que aigui n nos hace nc son pertinentes y que nuesro interlocutor viola

    el principio de cooperatividad. Pero en literatura, este principio est hiper

    prutegido", en el sentido de que presuponernos la pertinencia y el valor de los

    mementos oscuros, aberrantes y digresivos. Cuando el reiato literario pareceque no obedece a las reglas de Ja comunicacin eficaz, es que est al servicio

    de ina comunicacin diferente e indirecta. Habra que acumular una inmensa

    suma de incomprensiones y dt frustraciones frente a un texto para hacmos

    decidir que no hay gestin de comunicacin cooperativa, pues en literatura

    has a la impertmtncia de los detalles puede ser un componente significati-

    vo del arte. En suma, lo que distingue a Mutrte en Venecia del relato Je la

    mm* re de un to q.ie hara un artigo es sobre todo que tenemos buena* tazones

    para suponer que (1 primer rela:o ser rico, complejo, "valdr la pena" escu-

    chado oleerlo, tendr una unidad y dems propiedades de a literaturidad delas qte nos hemos ocupado anteriormente.

    Per lo tanto, vemos que una discusin sobro la ficcimwliflod y los acto? de

    lengi aje. literarios nos lle va a estas presuposiciones de la literaturidad que nos

    hacen buscar y encontrar en la o ora una organizacin comp eja e intensa del

    lenguaje. Esto no qi iere decir que hayamos resuelto el problema de 1a liten.tu

    ridad: no hemos en:ontrado un criterio distintivo y suficiente que la pueda

    definir, lo cual siga fica simplemente que todas las bsquedas que apuntar a

    aislar los elementos y las convenciones determinantes para producir literatu-ras ce: aciden y prcpsr.cn juntas vi as niipui anes para los estudios literarios.

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    2/7

    O ! , y o r o V leoyuS! L\ le* vrvSu . M e x ic x

    & i c ^ o x x i , z o o . 3 * . s i ^ S

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    3/7

    52 ROtEROBI)

    generalizada, i a prctica del zapping, los juegos de representacin (Seores ydragones,para no citar ms que uno de les ms difundidos) y la telemtica,

    epresentada en Francia por la minitel, cuyo xito es prodigioso. Se trata deuna cultura de lo efmero, de la simultaneidad, de lo inacabado, del flash, delspot, del clip, del flux, del directo o del seucodirecto, que asla al individuo enlis mltiples formasyprocesos que G. Lipevetsky ha denominado la era delvaco (Lipoveisky; 1983); cultura que constituye el comn posmoderno de lacotidianidad.

    Todo esto ha oreado un nuevo imaginario,un imaginario numrico (CahersIr temationaux de Sociologie,1987), irnico, ldico y kitschizado.

    Mucho antes de la intrusin masiva de los nuevos medios electrnicos, laliteratura cannica haba sido impugnada poi la intrusin de lo popular" o delo comn" en e! cuestionamiunto literario. 14.Bajtin desempe en esta im-

    pugnacin un papel de primer orden. Contra, os formalistas, lsostuvo qre lapa abra comn pona en accin los mismos procedimientos c ue la palabra po-tica, los mismos juegos metafricos, el mismo ludismo, puro que lo que lasdiferenciaba tena que ver con :u funcin pragmtica y socialy con su recep-cin (Bajtin en Todorov, 1982,181215). Este autor demostr qUe lo carnava-lesco de algunas obras literaria!:, en particular en Rabelais, i o poda pensarse

    sin hacer surgir toda la importancia de Ja cultura popular de 1; poca, sus tradi-ciones orales y sus propias prcticas de lenguaje y de sociabilidad (Bajtin,1973). Nada de cultura culta, arda de literatura digna de esos nombre que no*0 us siu sabes su, uuauuastsa hertic a popular, cierto que en vas dedesaparicin y de folklorizaciny recuperada en lo sucesivo por algunas de lasobras literarias m legitimadas.

    Bajtin tambin acentu la heterogeneidad de la forma novelesca. En ella ,;einscriban mltiples sociolectos y registros de lenguaje, en h. heterologa

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    4/7

    EATSNIN E INCEIITIDUMBRS DELA NOCIN DELITERATURA 5 3

    en el desplazamiento, la ironizacin, en tolaslas forma;; de segundo grado.Por otra parte, A.M. Thiesse mostr que mi chos escritores que al cambio'delsiglo se haban lanzado a una carrera de novelista popular, haban hecl o sus

    primeras armas en el crculo restringido sin gran xito. Estos escritores tras-ladaron al crcu o amplio algi nos hbitos do escritura y d: narracin que ha-

    ban adquirido en el crculo reducido. Esto prueba como mnimo que no haycompartimiento:: estancos entie los gneros, ya estn stos legitimados o des-favorecidos en el plano de su estatuto institucional. De ah esta sospecha conrespecto a la literatura y esta nueva mirada do la literatura sobre s misma

    Cuestionameuto asimismo procedente de otra direccin: la de la contami-nacin de lo novelesco por los discursos filosficos (Descombes, 1987), lospanfletos (Angenot, 1982), el discurso poltico e ideolgico, las tentativa; enlos aos veinte y treinta de escritura de novelas proletarias (Morel, 1985) yhas: a los avalares del realismo, socialista" (Re bin, 1986) y di todo el sector deloque fuedenomnado, para descalificarlo, "novela de tesis (Suleiman, 193).

    Esto no quiero decir que el texto literario estuviera desprovisto de funco la-mientes y de efeoos ideolgicos, de intrusiones de autor o de personajes deIftyrnHJfs ot nnr

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    5/7

    Sucedera lo misrno ccn una relec tura negra norteamericana o tsrcermundista del fenmeno literario que acentuara la tradicin oral, el mito y su rea-

    propiacin, tos sociolector populares o las diferentes ormas de heteroglos iayde la dominacin en la lengua y por la lengua, y que pondra de este modo en

    primer piano a otras formas narrativas y otros cdigos de lectura {Achiriga,1973; Irele, i 921; Moural?, 1984).

    Estallidotlelobjeto, por ltimo, mediante la intervencin del lectorydlalectura, de la recepcin, er el anlisis del fenmeno I terario. De H.R. Jau ss .(1978) a W.Iser (1974), pasando por U. Bco(1979)y;S.Suleiman (uleimany Grossman, 1980), se ha formado un nu< vo terreno qu: ya no mira a la litera-tura desde el ngulo de la creacin o del biografsroo, < del texto por el texto,

    que ya no la mira desde el ngulo de la relacin del enunciador con,Jos narra-dores, sino qus la contempla en el plano sociolgico de los lectores niales, de,os actos de lectura reales, pudiendo modificar totalmente el estatuto del texto,as intencione! del autor: lecturas disidentes, subversivas o simplemente ignotantes de los cdigos de intertextualidad y de los distanciamientos; lecturaseue leern enprtmer grado la antifrasey lairona, que leern en segundogradoe! ms grave de los mensajes, que leern en la denotacin todo el arsenal con-notado de una memoria colectiva o que. a la inversa, buscarn sentidos tras elsentido, precisamente all donde no hay nada que buscar Desde esteprntodevista, un poco por doquier, la institucin escolar ha ido u la quiebra, ella queera Ja que organizba las guas del sabe r leer y del saber cmo descifrar. Aqu,ura vez ms, la cultura de masas, en unagian distincin y una gran ccualizaciVmde los pantos"de vista, ha nublado las pistas que daban acceso, en la uni-vocidad, al Objelo literario.

    Estallido del objeto, pero tambin de Jos mtodos!Ss cierto que .siempre ha hat ido una pluralidad de mtodos de anlisis de los

    textos literarios insall dlas modas. Lo que hay que destacar, sin embargo,

    es (uc la mayor parte de los mtodos en vigor pueden aplicarse a no importami objeto discursivoy no afectan en nada la especificidad de! texto literario.Cuando V. Propp analiza el cuento popular ruso, forma codificada de la

    culi! ara popular y del folklore (l'ropp, 1970), dista mucho de sospechar qr e vadar a luz a la semitica greimasiana, tan impositiva en el campo del anlisisliterario (Greimas, 1970, 1976, 1979). Elmodelo actancial, aun refinaco ensumo grado, se presta a todo, nc slo al anlisis de la novela, sino tamb in alanlisis de recetas de cocina (Greimas, 1979, pp. 157-169),as como a! deldiscirso periodstico o jurdico (Criquet, 1982). En cuanto a los modelos narratolgicos tan bien representados por los trabajos de G. Gcnette (1972) o deR. But hes (1970), se aplican tantoa Proust como al editorial o al reportajede prensa (Maldidier/Robin, 1976), como a noticias periodsticas (Petitjean,

    - ILaiNB ROBIN

    ' 1986). No hay nada especfico tampoco en las perspectivas fenomenolgicaso hermenuticas ampliamente representadas en la filosofa.

    Cmo res isti ra la litera tura en su clausura, y cmo no iban a plantearse lostericos d s la l iteratura ;1 problema de las fronteras, de la ampliacin del cam-

    po, o de la muerte de lo gneros o del gnero?Siempre ha habido un cierto numero de textos que han obligado a delimitar

    lo literario y la ficcin t n relacin con otros gneros discursivos. As sucedecon la autobiografa, lo s diarios ntimos, las memorias, la biografa en general,algunas escrituras de la Historia y, m,; recientemente, con los realos de vida(ChanfraultDuchet, de prxima publicacin).

    Si bien estos escritos no son autorferenciales, si bien remiten, lo mismo

    que el texto realista, a un hacer creer sobre lo verdadero, sobre el yo, sobreacontecimientos que han sucedido realmente o sobre personas que han vividoen la realidad, no por ello es menos ciado que estn atrapados en el orden dellenguaje, irreductible al orden de lo real y que, mediante el lenguaje, estn

    preocupados por un orden textual y discursivo, por una intrigayun relato,co-mo tan bien lo pone de manifiesto P. Ricoeur (19831985). Estn forzados aargumentar.

    Y quin separara er. Kafka loe textos de ficcin di 1Diario y de a correspondencia? (,Qu hacer per ejemplo con la Carta a mi padre? A travs de estose ve claram snte que el sudo se hunde yque es necesaria una nueva acepcindel campo literario.... Si texto y discurso se han de tomaren un mismo paradigma de lenguaje, es ,,forzoso consiatar 'que a la problemtica de la "lreraturiifarfy a la de te"ntertextualidad, tan carac terscas del texto literario visto un su clausura, hay queagregar a par tir de ahora , cuando no sust :uir, una problemtica de la interdiscursividad que se desplegara en todos los terrenos de lo social, y que en el

    plano de un discurso t ransverso se reemploara de discurso a discurso,yse ins-

    cribira igualmente bien en las producciones del campo literario cono en eldiSCliiSO plf, Cu, pejoujst u filosfico, ce, Esiu ea picejsaiueit: o queratan de hacet los estudios ue se centran un la nocin de discurso social(Ro

    bin/Angenot, 1985). En este nivel es en el que la sociocriticaadquiere iodo suvalor y toda su dimensin, puesto que integra a una prob lemt ica dei discursosocial un anlisis de la especificidad de lo s procedimientos para textualizar,definiendo aquello por lo que la tex tualizacn se aparta de la simple puesta endiscurso. Sin embargo, Ja sociocritica no hice esto ni con un pensamiento delo inefable o del genio, ni siquiera con una concepcin de una literaturidid im-

    posible de definir. Lo hace precisamente ampliando la per pectivayreiniroduciendo en ella a la literatura en su amplia red interdiscursiva (vase Duchet1979; Gmez?/oriana, 1985\Cros, 1983; Zima, 1985).

    EXTENSIN E Ii.CE RTIDUM BRE DELA NOCIN IE LITERATURA JO

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    6/7

    RGfNl! ROBIN

    Paradjicamente, hayque insistir adems cr que, en el inomento en que laliteratura ya no sabe dnde empieza o dnde termina, las :iencias hum.nas,tambin en crisis y habiendo perdido la positividad de sus ertezas, estn fas

    c adas por (as potencialidades de la produccin literaria, en particular por lanovela, su complejidad, su posible polifona, las mltiples voces que 3a reco-rren y que no siempre son asignables, su permeabilidad a lo dialgico y a Jaescucha del incor scente. Ardid de la razn literaria?

    lis cuando parece que ia literatura se disuelve en lo infinito dsl discurso,cuando los dems discursos que la circundany la rodean vuelven ala literatura

    parn extraer este "paradigma de la complejidad y de la singularidad que lasciencias humanas no alcanzan a pensar ni a formular.

  • 7/26/2019 Angenot, M. y Otros - Teora Literaria Pag51-57

    7/7

    4

    Universalidad y comparabilidad

    PI5RRE LAURBTTE

    Muy lejos de percibir la cadera que une a todas las ciencias, ovemos ni siquiera en su tota'dad las partes de esta cadena quecada ciencia en particularcoi.stituye, Cualquier orden quepxla-mos establecer entre las preposiciones, cualquier exactitud quetratemos de observar en la deduccin, se encontrar siempv ynecesariamente con vacos; las proposiciones.en su conjunto.nose sostendrn de inmediato y formarn por as decirlo grupos di

    ferentes y desunidos.

    D'Alembert ( a l "lmenta dos Sciences ,Encyclopdie)

    El intento de este ensayo consiste en revisitar algunos conceptos clave y algu-nas prcticas dei comparathismo en general. En el debate que permanece

    bierto sbrela naturaleza, el esta.uto y el terreno de los objetes de la Iiteratuta

    i .Ja.L4-