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CETI 1 Centro de Enseñanza Técnica Industrial. Organismo público descentralizado federal . Plantel Tonalá. Nivel tecnólogo. Taller de lectura y redacción II. Profesor Carlos Antonio Delgadillo Macías. 1 Este trabajo debe presentarse en letra Arial, tamaño 12, texto justificado, interlineado 1.5. Respetar la forma en que se presentan los títulos y subtítulos. Hay que presentarlo engrapado, en una carpeta beige tamaño carta con el nombre, grado y el grupo anotados en la pestaña. 1

Antología de Textos Recreativos

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Compendio de textos recreativos literarios y populares para la materia de "Taller de lectura y redacción II" de nivel bachillerato.

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CETI[footnoteRef:1] [1: Este trabajo debe presentarse en letra Arial, tamao 12, texto justificado, interlineado 1.5. Respetar la forma en que se presentan los ttulos y subttulos. Hay que presentarlo engrapado, en una carpeta beige tamao carta con el nombre, grado y el grupo anotados en la pestaa. ]

Centro de Enseanza Tcnica Industrial.Organismo pblico descentralizado federal.

Plantel Tonal.

Nivel tecnlogo.

Taller de lectura y redaccin II.

Profesor Carlos Antonio Delgadillo Macas.

Nombre del alumno: _________________________________________________Nmero de registro: _________________________________________________Grado y grupo: _____________________________________________________NDICE(A) Textos recreativos literarios.

Cuento.

Dagn (H. P. Lovecraft)...3

Poema.El golem (Jorge Luis Borges)..9

Fragmento de un drama.Edipo rey (Sfocles)...13

(B) Textos recreativos populares.

Chistes16Refranes.16CancinUna nota que cae (La barranca)...16Historieta....18Adivinanzas...19

(A) TEXTOS RECREATIVOS LITERARIOS.

CUENTO.

Ttulo: Dagn.Autor: H.P. Lovecraft.Fuente: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/lovecraf/dagon.htm(Consultado el 2 de junio de 2015). Escribo esto bajo una fuerte tensin mental, ya que cuando llegue la noche habr dejado de existir. Sin dinero, y agotada mi provisin de droga, que es lo nico que me hace tolerable la vida, no puedo seguir soportando ms esta tortura; me arrojar desde esta ventana de la buhardilla a la srdida calle de abajo. Pese a mi esclavitud a la morfina, no me considero un dbil ni un degenerado. Cuando hayan ledo estas pginas atropelladamente garabateadas, quiz se hagan idea -aunque no del todo- de por qu tengo que buscar el olvido o la muerte.Fue en una de las zonas ms abiertas y menos frecuentadas del anchuroso Pacfico donde el paquebote en el que iba yo de sobrecargo cay apresado por un corsario alemn. La gran guerra estaba entonces en sus comienzos, y las fuerzas ocenicas de los hunos an no se haban hundido en su degradacin posterior; as que nuestro buque fue capturado legalmente, y nuestra tripulacin tratada con toda la deferencia y consideracin debidas a unos prisioneros navales. En efecto, tan liberal era la disciplina de nuestros opresores, que cinco das ms tarde consegu escaparme en un pequeo bote, con agua y provisiones para bastante tiempo.Cuando al fin me encontr libre y a la deriva, tena muy poca idea de cul era mi situacin. Navegante poco experto, slo saba calcular de manera muy vaga, por el sol y las estrellas, que estaba algo al sur del ecuador. No saba en absoluto en qu longitud, y no se divisaba isla ni costas algunas. El tiempo se mantena bueno, y durante incontables das navegu sin rumbo bajo un sol abrasador, con la esperanza de que pasara algn barco, o de que me arrojaran las olas a alguna regin habitable. Pero no aparecan ni barcos ni tierra, y empec a desesperar en mi soledad, en medio de aquella ondulante e ininterrumpida inmensidad azul.El cambio ocurri mientras dorma. Nunca llegar a conocer los pormenores; porque mi sueo, aunque poblado de pesadillas, fue ininterrumpido. Cuando despert finalmente, descubr que me encontraba medio succionado en una especie de lodazal viscoso y negruzco que se extenda a mi alrededor, con montonas ondulaciones hasta donde alcanzaba la vista, en el cual se haba adentrado mi bote cierto trecho.Aunque cabe suponer que mi primera reaccin fuera de perplejidad ante una transformacin del paisaje tan prodigiosa e inesperada, en realidad sent ms horror que asombro; pues haba en la atmsfera y en la superficie putrefacta una calidad siniestra que me hel el corazn. La zona estaba corrompida de peces descompuestos y otros animales menos identificables que se vean emerger en el cieno de la interminable llanura. Quiz no deba esperar transmitir con meras palabras la indecible repugnancia que puede reinar en el absoluto silencio y la estril inmensidad. Nada alcanzaba a orse; nada haba a la vista, salvo una vasta extensin de lgamo negruzco; si bien la absoluta quietud y la uniformidad del paisaje me producan un terror nauseabundo.El sol arda en un cielo que me pareca casi negro por la cruel ausencia de nubes; era como si reflejase la cinaga tenebrosa que tena bajo mis pies. Al meterme en el bote encallado, me di cuenta de que slo una posibilidad poda explicar mi situacin. Merced a una conmocin volcnica el fondo ocenico haba emergido a la superficie, sacando a la luz regiones que durante millones de aos haban estado ocultas bajo insondables profundidades de agua. Tan grande era la extensin de esta nueva tierra emergida debajo de m, que no lograba percibir el ms leve rumor de oleaje, por mucho que aguzaba el odo. Tampoco haba aves marinas que se alimentaran de aquellos peces muertos.Durante varias horas estuve pensando y meditando sentado en el bote, que se apoyaba sobre un costado y proporcionaba un poco de sombra al desplazarse el sol en el cielo. A medida que el da avanzaba, el suelo iba perdiendo pegajosidad, por lo que en poco tiempo estara bastante seco para poderlo recorrer fcilmente. Dorm poco esa noche, y al da siguiente me prepar una provisin de agua y comida, a fin de emprender la marcha en busca del desaparecido mar, y de un posible rescate.A la maana del tercer da comprob que el suelo estaba bastante seco para andar por l con comodidad. El hedor a pescado era insoportable; pero me tenan preocupado cosas ms graves para que me molestase este desagradable inconveniente, y me puse en marcha hacia una meta desconocida. Durante todo el da camin constantemente en direccin oeste guiado por una lejana colina que descollaba por encima de las dems elevaciones del ondulado desierto. Acamp esa noche, y al da siguiente prosegu la marcha hacia la colina, aunque pareca escasamente ms cerca que la primera vez que la descubr. Al atardecer del cuarto da llegu al pie de dicha elevacin, que result ser mucho ms alta de lo que me haba parecido de lejos; tena un valle delante que haca ms pronunciado el relieve respecto del resto de la superficie. Demasiado cansado para emprender el ascenso, dorm a la sombra de la colina.No s por qu, mis sueos fueron extravagantes esa noche; pero antes que la luna menguante, fantsticamente gibosa, hubiese subido muy alto por el este de la llanura, me despert cubierto de un sudor fro, decidido a no dormir ms. Las visiones que haba tenido eran excesivas para soportarlas otra vez. A la luz de la luna comprend lo imprudente que haba sido al viajar de da. Sin el sol abrasador, la marcha me habra resultado menos fatigosa; de hecho, me sent de nuevo lo bastante fuerte como para acometer el ascenso que por la tarde no haba sido capaz de emprender. Recog mis cosas e inici la subida a la cresta de la elevacin.Ya he dicho que la ininterrumpida monotona de la ondulada llanura era fuente de un vago horror para m; pero creo que mi horror aument cuando llegu a lo alto del monte y vi, al otro lado, una inmensa sima o can, cuya oscura concavidad an no iluminaba la luna. Me pareci que me encontraba en el borde del mundo, escrutando desde el mismo canto hacia un caos insondable de noche eterna. En mi terror se mezclaban extraos recuerdos del Paraso perdido, y la espantosa ascensin de Satans a travs de remotas regiones de tinieblas.Al elevarse ms la luna en el cielo, empec a observar que las laderas del valle no eran tan completamente perpendiculares como haba imaginado. La roca formaba cornisas y salientes que proporcionaban apoyos relativamente cmodos para el descenso; y a partir de unos centenares de pies, el declive se haca ms gradual. Movido por un impulso que no me es posible analizar con precisin, baj trabajosamente por las rocas, hasta el declive ms suave, sin dejar de mirar hacia las profundidades estigias donde an no haba penetrado la luz.De repente, me llam la atencin un objeto singular que haba en la ladera opuesta, el cual se ergua enhiesto como a un centenar de yardas de donde estaba yo; objeto que brill con un resplandor blanquecino al recibir de pronto los primeros rayos de la luna ascendente. No tard en comprobar que era tan slo una piedra gigantesca; pero tuve la clara impresin de que su posicin y su contorno no eran enteramente obra de la Naturaleza. Un examen ms detenido me llen de sensaciones imposibles de expresar; pues pese a su enorme magnitud, y su situacin en un abismo abierto en el fondo del mar cuando el mundo era joven, me di cuenta, sin posibilidad de duda, de que el extrao objeto era un monolito perfectamente tallado, cuya imponente masa haba conocido el arte y quiz el culto de criaturas vivas y pensantes.Confuso y asustado, aunque no sin cierta emocin de cientfico o de arquelogo, examin mis alrededores con atencin. La luna, ahora casi en su cenit, asomaba espectral y vvida por encima de los gigantescos peldaos que rodeaban el abismo, y revel un ancho curso de agua que discurra por el fondo formando meandros, perdindose en ambas direcciones, y casi lamindome los pies donde me haba detenido. Al otro lado del abismo, las pequeas olas baaban la base del ciclpeo monolito, en cuya superficie poda distinguir ahora inscripciones y toscos relieves. La escritura perteneca a un sistema de jeroglficos desconocido para m, distinto de cuantos yo haba visto en los libros, y consistente en su mayor parte en smbolos acuticos esquematizados tales como peces, anguilas, pulpos, crustceos, moluscos, ballenas y dems. Algunos de los caracteres representaban evidentemente seres marinos desconocidos para el mundo moderno, pero cuyos cuerpos en descomposicin haba visto yo en la llanura surgida del ocano.Sin embargo, fueron los relieves los que ms me fascinaron. Claramente visibles al otro lado del curso de agua, a causa de sus enormes proporciones, haba una serie de bajorrelieves cuyos temas habran despertado la envidia de un Dor. Creo que estos seres pretendan representar hombres... al menos, cierta clase de hombres; aunque aparecan retozando como peces en las aguas de alguna gruta marina, o rindiendo homenaje a algn monumento monoltico, bajo el agua tambin. No me atrevo a descubrir con detalle sus rostros y sus cuerpos, ya que el mero recuerdo me produce vahdos. Ms grotescos de lo que podra concebir la imaginacin de un Poe o de un Bulwer, eran detestablemente humanos en general, a pesar de sus manos y pies palmeados, sus labios espantosamente anchos y flccidos, sus ojos abultados y vidriosos, y dems rasgos de recuerdo menos agradable. Curiosamente, parecan cincelados sin la debida proporcin con los escenarios que servan de fondo, ya que uno de los seres estaba en actitud de matar una ballena de tamao ligeramente mayor que l. Observ, como digo, sus formas grotescas y sus extraas dimensiones; pero un momento despus decid que se trataba de dioses imaginarios de alguna tribu pescadora o marinera; de una tribu cuyos ltimos descendientes debieron de perecer antes que naciera el primer antepasado del hombre de Piltdown o de Neanderthal. Aterrado ante esta visin inesperada y fugaz de un pasado que rebasaba la concepcin del ms atrevido antroplogo, me qued pensativo, mientras la luna baaba con misterioso resplandor el silencioso canal que tena ante m.Entonces, de repente, lo vi. Tras una leve agitacin que delataba su ascensin a la superficie, la entidad surgi a la vista sobre las aguas oscuras. Inmenso, repugnante, aquella especie de Polifemo salt hacia el monolito como un monstruo formidable y pesadillesco, y lo rode con sus brazos enormes y escamosos, al tiempo que inclinaba la cabeza y profera ciertos gritos acompasados. Creo que enloquec entonces.No recuerdo muy bien los detalles de mi frentica subida por la ladera y el acantilado, ni de mi delirante regreso al bote varado... Creo que cant mucho, y que re insensatamente cuando no poda cantar. Tengo el vago recuerdo de una tormenta, poco despus de llegar al bote; en todo caso, s que o el estampido de los truenos y dems ruidos que la Naturaleza profiere en sus momentos de mayor irritacin.Cuando sal de las sombras, estaba en un hospital de San Francisco; me haba llevado all el capitn del barco norteamericano que haba recogido mi bote en medio del ocano. Habl de muchas cosas en mis delirios, pero averig que nadie haba hecho caso de las palabras. Los que me haban rescatado no saban nada sobre la aparicin de una zona de fondo ocenico en medio del Pacfico, y no juzgu necesario insistir en algo que saba que no iban a creer. Un da fui a ver a un famoso etnlogo, y lo divert hacindole extraas preguntas sobre la antigua leyenda filistea en torno a Dagn, el Dios-Pez; pero en seguida me di cuenta de que era un hombre irremediablemente convencional, y dej de preguntar.Es de noche, especialmente cuando la luna se vuelve gibosa y menguante, cuando veo a ese ser. He intentado olvidarlo con la morfina, pero la droga slo me proporciona una cesacin transitoria, y me ha atrapado en sus garras, convirtindome irremisiblemente en su esclavo. As que voy a poner fin a todo esto, ahora que he contado lo ocurrido para informacin o diversin desdeosa de mis semejantes. Muchas veces me pregunto si no ser una fantasmagora, un producto de la fiebre que sufr en el bote a causa de la insolacin, cuando escap del barco de guerra alemn. Me lo pregunto muchas veces; pero siempre se me aparece, en respuesta, una visin monstruosamente vvida. No puedo pensar en las profundidades del mar sin estremecerme ante las espantosas entidades que quiz en este instante se arrastran y se agitan en su lecho fangoso, adorando a sus antiguos dolos de piedra y esculpiendo sus propias imgenes detestables en obeliscos submarinos de mojado granito. Pienso en el da que emerjan de las olas, y se lleven entre sus garras de vapor humeantes a los endebles restos de una humanidad exhausta por la guerra... en el da en que se hunda la tierra, y emerja el fondo del ocano en medio del universal pandemonio.Se acerca el fin. Oigo ruido en la puerta, como si forcejeara en ella un cuerpo inmenso y resbaladizo. No me encontrar. Dios mo, esa mano! La ventana! La ventana!

FIN

POEMATtulo: El golem.Autor: Jorge Luis Borges.Fuente: http://www.poemas-del-alma.com/jorge-luis-borges-el-golem.htm#ixzz3bvH6mswu (consultado el 2 de junio de 2015).

Si (como afirma el griego en el Cratilo)el nombre es arquetipo de la cosaen las letras de 'rosa' est la rosay todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,habr un terrible Nombre, que la esenciacifre de Dios y que la Omnipotenciaguarde en letras y slabas cabales.

Adn y las estrellas lo supieronen el Jardn. La herrumbre del pecado(dicen los cabalistas) lo ha borradoy las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombreno tienen fin. Sabemos que hubo un daen que el pueblo de Dios buscaba el Nombreen las vigilias de la judera.

No a la manera de otras que una vagasombra insinan en la vaga historia,an est verde y viva la memoriade Jud Len, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,Jud Len se dio a permutacionesde letras y a complejas variacionesy al fin pronunci el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Husped y el Palacio,sobre un mueco que con torpes manoslabr, para ensearle los arcanosde las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alz los soolientosprpados y vio formas y coloresque no entendi, perdidos en rumoresy ensay temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)aprisionado en esta red sonorade Antes, Despus, Ayer, Mientras, Ahora,Derecha, Izquierda, Yo, T, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofici de numena la vasta criatura apod Golem;estas verdades las refiere Scholemen un docto lugar de su volumen.)

El rab le explicaba el universo"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."y logr, al cabo de aos, que el perversobarriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafao en la articulacin del Sacro Nombre;a pesar de tan alta hechicera,no aprendi a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perroy harto menos de perro que de cosa,seguan al rab por la dudosapenumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,ya que a su paso el gato del rabinose esconda. (Ese gato no est en Scholempero, a travs del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,las devociones de su Dios copiabao, estpido y sonriente, se ahuecabaen cncavas zalemas orientales.

El rab lo miraba con ternuray con algn horror. 'Cmo' (se dijo)'pude engendrar este penoso hijoy la inaccin dej, que es la cordura?'

'Por qu di en agregar a la infinitaserie un smbolo ms? Por qu a la vanamadeja que en lo eterno se devana,di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,en su Golem los ojos detena.Quin nos dir las cosas que sentaDios, al mirar a su rabino en Praga?

FRAGMENTO DE DRAMA.Ttulo: Edipo rey.Autor: Sfocles.Fuente: Sfocles (1981). Tragedias. Madrid: Editorial Gredos. Creonte . Ciudadanos, habindome enterado de que el rey Edipo me acusa con terribles palabras, me presento sin poder soportarlo. Pues si en los males presentes cree haber sufrido de mi parte con palabras o con obras algo que le lleve a un perjuicio, no tengo deseo de una vida que dure mucho tiempo con esta fama. El dao que me reporta esta acusacin no es sin importancia, sino gravsimo, si es que voy a ser llamado malvado en la ciudad, y malvado ante ti y ante los amigos.C o r i f e o . Tal vez haya llegado a este ultraje forzado por la clera, ms que intencionadamente.C r e o n t e . Fue declarado por ste abiertamente que, persuadido por mis consejeros, el adivino deca palabras falaces?C o r i f e o . Eso dijo, pero no s con qu intencin.C r e o n t e . Y , con la mirada y la mente rectas, lanz esta acusacin contra m?C o r i f e o . No s, pues no conozco lo que hacen los que tienen el poder. Pero l, en persona, sale ya del palacio.(Entra Edipo en escena.)Edipo . T, se! Cmo has venido aqu? Eres, acaso, persona de tanta osada que has llegado a mi casa,a pesar de que es evidente que t eres el asesino de estehombre y un usurpador manifiesto de mi soberana? Ea, dime, por los dioses! Te decidiste a actuar as por haber visto en m alguna cobarda o locura? O pensabas que no descubrira que tu accin se deslizaba con engao, o que no me defendera al averiguarlo? No es tu intento una locura: buscar con ahnco la soberanasin el apoyo del pueblo y de los amigos, cuando se obtiene con la ayuda de aqul y de las riquezas?C r e o n t e . Sabes lo que vas a hacer? Opuestas a tus palabras, escchame palabras semejantes y, despus de conocerlas, juzga t mismo.Edipo . T eres diestro en el hablar y yo soy torpe para comprenderte, porque he descubierto que eres hostil y molesto para m.Creonte . En lo que a esto se refiere, yeme primero cmo lo voy a contar.Edipo . En lo que a esto se refiere, no me digas que no eres un malvado.Cr e o n t e . Si crees que la presuncin separada de la inteligencia es un bien, no razonas bien.Edipo . Si crees que perjudicando a un pariente no sufrirs la pena, no razonas correctamente.Creonte . De acuerdo contigo en que has dicho esto con toda razn. Pero infrmame qu perjuicio dices que has recibido.Edipo . Intentabas persuadirme, o no, de que era necesario que enviara a alguien a buscar al venerable adivino?Cr e o n t e . Y soy an el mismo en lo que a ese consejo se refiere.Edipo . Cunto tiempo hace ya desde que Layo...Cr e o n t e . Qu fue lo que hizo? No entiendo.Edipo . ... sin que fuera visible, pereciera en un asesinato?Creonte . Podran contarse largos y antiguos aos.

(B) TEXTOS RECREATIVOS POPULARES.

TRES CHISTES.Bajita. Amor, crees que soy muy bajita? Pues tienes una estatura comn. De veras? S, comnduende.Mi primera mujer. Amor, de ahora en adelante te llamar Eva por ser mi primera mujer. Vale, cario, pues yo te llamar dlmata por ser el 101. Aprendiendo informtica. Mam, qu haces enfrente de la computadora con los ojos cerrados? Nada, hijo, es que Windows me dijo que cerrara las pestaas.

TRES REFRANES.- A caballo regalado no se le ve colmillo.- A chillidos de puerco, odos de carnicero.- A dios rezando y con el mazo dando.

Cancin. Ttulo: Una nota que cae.Autor: La barranca. Una nota que cae en la obscuridad produce una onda

Esa onda al chocar con la realidad produce un reflejo

Todo reflejo al llegar a su punto final recuerda su origen en el corazon

Cuantos millones de canciones han de haber circulando en el aire, viajando por la red y cuantos versos se tienen que escribir para ver si es alguno se enreda en ti mientras t vas avanzando en medio de la multitud con los volcanes que rodean a la cuidad recortandose humeantes contraluz

(CORO)

De alguna forma habra de transitar el camino directo hacia la percepcin dinamitar el aislamiento general y a travs de una grieta tocarte al fin mientras t vas con cautela en este mundo aterrador y en un instante de suprema claridad se abrir toda sombra como una flor.

HISTORIETA. Autor: Quino.

ADIVINANZAS.

1.- Una capilla llena de gentey un capelln en medioque predica siempre.(LA LENGUA)

2.- Una seora muy aseoradaque lo escucha todoy no entiende nada.(LA OREJA).

3.- Entre tabla y tablahay un hombre que no habla.(El MUERTO).19