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X Congreso Argentino de Antropología Social Facultad de Filosofía y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 1 X Congreso Argentino de Antropología Social Buenos Aires, 29 de Noviembre al 02 de Diciembre del 2011 Grupo de Trabajo: 47 Antropología de la muerte y el morir. Abordajes transdisciplinares Título de la Trabajo: Transformaciones de la intimidad. Casos de familiares de víctimas de violencia estatal Nombre y Apellido. Institución de pertenencia María Angela Aguilar CIUNSa CEPHIA Facultad de Humanidades UNSa

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    X Congreso Argentino de Antropologa Social

    Buenos Aires, 29 de Noviembre al 02 de Diciembre del 2011

    Grupo de Trabajo: 47

    Antropologa de la muerte y el morir. Abordajes

    transdisciplinares

    Ttulo de la Trabajo:

    Transformaciones de la intimidad. Casos de familiares de vctimas de

    violencia estatal

    Nombre y Apellido. Institucin de pertenencia

    Mara Angela Aguilar CIUNSa CEPHIA

    Facultad de Humanidades UNSa

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    Introduccin

    A diferencia de la tendencia al aislamiento del moribundo y la aceptacin de la

    muerte cuando est vinculada al proceso biolgico de envejecimiento, la muerte

    trgica de jvenes cuya vida se ve truncada, abre un camino diferente en el entorno

    familiar que se inicia con el acontecimiento trgico, particularmente cuando se trata

    de vctimas de algn tipo de violencia. En esta ponencia proponemos analizar

    relatos de casos seleccionados vinculados a alguna forma de violencia estatal y

    urbana, prestando atencin a los mecanismos orientados no slo a mantener vivo

    el recuerdo sino a reforzar el vnculo que los una y a los diversos modos en que

    los familiares, particularmente las madres, re-trazan y re-significan sus trayectorias

    vitales. A partir de estas dimensiones exploramos el proceso de negociacin de las

    relaciones de intimidad al modificar los lazos sociales, en parte relacionado con la

    mayor exposicin pblica que acompaa a la tragedia.

    El trabajo forma parte de un proyecto de investigacin ms amplio1 en el que

    indagamos sobre experiencias extremas vinculadas a muertes de nios y jvenes

    vctimas de gatillo fcil, violencia urbana y enfermedades terminales, vividas como

    acontecimientos trgicos que operan como quiebres de sentido en el grupo familiar

    inmediato, particularmente en las madres, provocando rupturas abruptas en sus

    rutinas cotidianas. Buscamos comprender cmo ese acontecimiento es

    experimentado por los familiares afectados y las diferentes lgicas prcticas que

    operan en agentes sociales que se enfrentan a este tipo de eventos instalando la

    experiencia del sinsentido y prestar atencin a los diversos caminos encontrados

    para la construccin de sentidos vitales alternativos, los modos de hacerle frente y

    las tomas de posicin de agentes que varan entre el silencio y repliegue en la

    intimidad, la va de la justicia, la participacin cooperativa o la demanda pblica a

    travs de luchas sociales colectivas.

    Proponemos analizar relatos de cinco casos seleccionados vinculados a

    distintas formas de violencia estatal y urbana, prestando atencin al proceso que se

    1 Denominado Acontecimientos trgicos y reconstruccin de sentidos con dependencia institucional

    en el Consejo de Investigacin de la Universidad Nacional de Salta - Argentina.

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    desencadena, los modos de hacer frente al presente, resignificar el pasado y

    reorientar el futuro a partir de esa experiencia extrema que genera nuevos lenguajes

    y bsquedas para hace comunicable lo indecible. Veremos que este proceso habilita

    distintas formas de gestionar el dolor y permite explorar los modos en que el

    sufrimiento se inscribe en los cuerpos, se instala en las vidas de los familiares y

    modifica de forma inesperada sus trayectorias vitales, en las que la tensin entre lo

    ntimo y lo pblico, lo afectivo y lo racional est presente. Para ello tenemos en

    cuenta adems y en relacin con el posicionamiento de los familiares en las tramas

    relacionales de dominacin que fueron modelando sus historias, las categoras

    morales del discurso hegemnico que estigmatiza a la vctima o promueve su

    reconocimiento social y se expresa en el diferencial tratamiento social y meditico

    de sus muertos.

    Colocamos el foco en las diversas formas en que el sufrimiento se hace

    cuerpo, palabra o silencio, irrumpe y modifica el cotidiano de los afectados, redefine

    vnculos relaciones tanto familiares como del entorno social ms amplio y con

    distintas instituciones estatales. Analizamos los modos en que los familiares,

    particularmente las madres, resignifican el sentido de su propia existencia y re-

    trazan sus trayectorias vitales lo que, con frecuencia las lleva a involucrarse en

    actividades a travs de las cuales demandan, reivindican, exigen justicia o

    acompaan y contienen a aquellos que pasan por experiencias similares en donde

    la dimensin moral y pedaggica est presente.

    Philip Aris (2007) observa que la tendencia en las sociedades occidentales

    contemporneas es a ocultar la muerte, la que se vuelve objeto de cesura y de

    vergenza. Norbert Elas (1989), en dilogo y debate con aquel, se refiere a la

    muerte como acontecimiento vital vinculado al envejecimiento en el que la

    despedida comienza antes de la muerte acompaada de un proceso de tcito

    aislamiento de los seniles de la comunidad de los vivos. La muerte se va

    escondiendo cada vez ms detrs de las bambalinas de la vida social y as tambin

    se esconde y asla a los moribundos. Este proceso tiende a darse junto a una

    secularizacin y minimalizacin de los rituales que la acompaan, segn este autor.

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    Sin embargo, en los casos que estamos estudiando, cuando la tragedia o la muerte

    irrumpe fuera de lugar y de tiempo, se inicia un proceso diferente donde lo que se

    busca evitar es el proceso de aislamiento y distancia que acompaa a las muertes

    naturales por medio de un reforzamiento de los lazos y vnculos que una a vivos y

    muertos a travs de distintas formas de ritualizacin y enaltecimiento de la figura del

    nio o joven que ya no est. Ello se relaciona segn entendemos con varias

    cuestiones: la violencia que con frecuencia acompaa a estas muertes que penetra

    y transforma la cotidianeidad y que establece una marca imborrable en la memoria

    de aquellos que conforman el crculo de proximidad, la vivencia de encontrarse

    frente a una terrible injusticia que no tiene vuelta atrs, la corta edad de las vctimas

    en que a la muerte se percibe como absolutamente inesperable y fuera de sentido2

    en relaciones atravesadas por fuertes vnculos afectivos. Estas circunstancias

    operan en el proceso de redefinicin del pasado y con la sustantiva modificacin del

    modo en que se proyectan a futuro los involucrados.

    En esta lnea entendemos al acontecimiento trgico como un suceso cuya

    ocurrencia no era previsible, que irrumpe y hace estallar la cotidianeidad de las

    vidas abriendo un hiato de difcil sutura y que origina una diversidad de

    transformaciones en el espacio por las cuales las vidas de las personas entran en

    un terreno nuevo e imprevisto (Das, 1995) inaugurando nuevas formas de accin,

    resignificando sistemas categoriales y cdigos morales.

    Algunos datos: las seales de los nmeros

    El trabajo con casos a travs de un enfoque etnogrfico no nos releva de una

    reflexin en trminos macro De qu muertes estamos hablando? Para

    contextualizar el anlisis debemos tener en cuenta que los casos seleccionados3

    son los que tuvieron algn tipo de visibilidad ms all de las fronteras de la vida

    2 Ac vale la pena no generalizar. Hay contextos de guerra, hambre y precariedad extrema donde

    estas muertes no son inesperadas. 3 Este apartado deja fuera a Julio que, como veremos, es desaparecido durante la poca de la

    dictadura militar en Argentina cuyo anlisis en trminos de datos estadsticos es ampliamente conocido y cae fuera de cualquier parmetro habitual de violencia urbana. Por otro lado tambin cae fuera justamente por una de las razones que nos pareci de inters para el anlisis: el dolor silenciado y casi invisible en el espacio pblico de estos familiares.

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    cotidiana. Sin embargo, queremos hacer una breve reflexin que nos permita

    dimensionar la ocurrencia de muertes violentas. Los datos disponibles son escasos

    y no tienen la desagregacin que hubiera resultado de inters, sin embargo ofrecen

    pistas que nos orientan. Un estudio de la Organizacin Panamericana de la Salud

    sobre Mortalidad por armas de fuego en Argentina (2011) brinda informacin

    acotada pero relevante en trminos de indicios. Segn este informe, durante 2008

    murieron 4363 personas por armas de fuego y otro tipo de agresiones. De esas

    muertes el 86 % corresponde a varones y el 55 % de estos varones tenan entre 15

    y 34 aos. De las 2529 muertes por armas de fuego 71 % fueron clasificados como

    homicidios o intencin no determinada.

    El total de homicidios en Argentina en el perodo 1990 2008 fue de 36.479

    y de ellos el 84 % corresponde a varones. El grupo de edad de 20 a 29 presenta las

    tasas ms elevadas en toda la serie, alcanzando una valor de 26,4 por cada

    100.000 en 2002, muy por encima de las otras franjas etarias.

    No se dispone de informacin que discrimine las muertes en funcin de

    condiciones de existencia, razones polticas, discriminacin o cuestiones raciales.

    Sin embargo hay un dato disponible en el mismo informe para el Gran Buenos Aires

    que es ilustrativo, en el perodo 1991 2006 las tasas de muerte por armas de

    fuego son superiores en lo que denominan conurbano 3 y 4 que en ciudad de

    Buenos Aires o Conurbano 1 (que incluye la zona norte habitada prioritariamente por

    sectores de clase media y alta). O sea que, la posibilidad de morir como

    consecuencia de homicidios es superior entre los sectores sociales ms marginales

    y ms estigmatizados. A ttulo de ejemplo, la tasa de muertes por armas de fuego

    por cada 100.000 en el perodo 1991-1994 es 7,4 en ciudad de Buenos, 11,1 en

    conurbano 3 y de 12,3 en conurbano 4. En el perodo 1999-2002 en la ciudad de

    Buenos Aires sube a 9,4, en el conurbano 3 a 19,5 y conurbano 4 a 17,5. O sea, si

    bien se observa un aumento en todas las zonas, vinculado a la crisis del 2001, el

    incremento es notablemente mayor en las zonas ms desfavorecidas. A pesar de lo

    que dicen los nmeros y de lo que se expresa en el cotidiano de ciertos barrios, el

    problema de la inseguridad segn lo iluminado por los medios parece alcanzar

    particularmente a sectores y barrios de clase media-alta.

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    Si bien son tasas significativamente menores a las registradas en otros

    pases de Amrica Latina, su nmero no es despreciable y evidencia que los casos

    ms mediatizados o visibilizados son una porcin muy inferior de los efectivamente

    acontecidos y que estamos trabajando con casos significativos de una poblacin

    muy superior.

    No parece novedoso decir que los ms afectados por la violencia estatal y

    urbana son jvenes, varones, pobres, migrantes, estigmatizados social y racialmente

    y, en general, ese mismo perfil de poblacin es el de la mano ejecutora. No es

    anecdtico que las armas, los soldados y la guerra formen parte del espacio ldico

    social y comercialmente construido para los varones desde temprana edad. Nos

    estamos refiriendo a las condiciones sociales que posibilitan este tipo de agentes,

    de vctimas y de victimarios y nos remite a una pregunta de Butler Qu tipo de

    mundo es el que les da forma a tales sujetos y contribuye a crear los modos como

    opera la eleccin? (2006 pp. 40) Qu tipo de mundo contribuye a explicar la

    marcada desigualdad en la distribucin de las probabilidades de ser vctimas?

    El dolor y la inscripcin de lo indecible en los cuerpos

    El relato de los casos seleccionados nos coloca frente a experiencias vitales

    ineludibles e irrevocables que instala en la historia de los que las sufrieron una

    herida profunda que los lleva a resignificar la memoria del pasado y a iniciar

    recorridos en muchos casos impensables anteriormente. Si bien esto parece ser as,

    como planteamos en otro trabajo4, el sufrimiento vinculado a una experiencia

    considerada sujetiva slo adquiere sentido en relacin a determina construccin

    4 Narrativas y experiencias acerca del sentido de la vida y la muerte. Etnografas del dolor y

    tramas familiares, evaluacin favorable su publicacin en el Dossier Etnografas de Eventos Crticos

    na America Latina: memorias, testemunhos e traumas Revista SOCIEDADE E CULTURA

    Universidade Federal de Goias.

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    socio-histrica y las relaciones de dominacin que la atraviesan que conforman el

    marco cognitivo y operacional para afrontar y encarar los problemas que acarrea el

    padecimiento (Otegui Pascual, 2009). Al decir de Le Breton (1999) El dolor es un

    hecho situacional, por lo tanto no legible fuera de determinados marcos sociales.

    De all que la historizacin de los casos ofrece pistas para un anlisis situado.

    Lo comn, sin embargo, a todos los casos con los que estamos trabajando,

    es como ya se dijo, el haberse enfrentado a experiencias extremas. En sus

    estudios sobre el genocidio nazi Pollak (2006) muestra que frente a ellas el sentido

    del juego social del que se forma parte, el saber adquirido en la prctica y que

    orienta las prcticas cotidianamente, es el que ha sido puesto en cuestin,

    suspendido de una u otra manera frente a la situacin dramtica e imprevisible, para

    la cual no hemos sido socializados, la que no se logra comprender en los primeros

    momentos, por falta de una memoria compartida que permita decodificarla,

    colocando a los sujetos frente a la experiencia del sinsentido. Algunas expresiones

    como estas a nosotros nos han quitado algo nuestro; fue desgarrador

    irreparable un verdadero calvario; los primeros momentos son terribles porque

    uno no entiende nada, es tan traumtico, tan terrible espantoso, terrible, terrible

    se cuelan en los relatos de los familiares graficando lo sentido cuando se les

    pregunta por el momento inaugural de esa experiencia. Es un tipo de sufrimiento

    que, ms all de las diferentes maneras de percibirlo y encararlo, se expresa en los

    cuerpos de modos ms o menos persistentes, hiere el alma y desorienta la

    existencia. Como la guerra para Sontag, tambin rasga, desgarra, rompe, destripa,

    abrasa, desmembra (2005).

    Uno de los sentidos que Benjamin le otorga a la experiencia y que nos

    interesa enfatizar es aquella que transfieren los adultos ms experimentados a las

    nuevas generaciones a travs de diversas modalidades de trasmisin oral, que se

    adquiere a lo largo de la vida y que sirve para la vida, que orienta, que seala

    caminos. Ese es el tipo de experiencias que entiende se destruyen en los campos

    de batalla: Entonces se pudo constatar que las gentes volvan mudas del campo de

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    batalla. No enriquecidas, sino ms pobres en cuanto a experiencia comunicable5

    (1973 2). Desde esta lectura interpretamos el sufrimiento al que nos referimos

    como una modalidad de experiencia frente a la cual se carece de experiencia para

    enfrentarlo. Es una experiencia para la que no se dispone de conocimientos previos

    a los que echar mano, es traumtica, portadora de una carga emocional de tal

    naturaleza que coloca a quien la vive en una situacin de desvalimiento frente a lo

    imprevisto.

    Se trata de una experiencia intransferible e indeleble, que se carga consigo

    toda la vida y que resulta difcilmente decible. Para poder compartir esa experiencia

    y sentir ese dolor se necesita haber pasado por ella, la nica manera de entender el

    dolor que se siente. Para tomar conciencia de la intensidad del dolor del otro hay

    que ser el otro (LE BRETON, 1999). En este sentido nos dice un integrante de

    Madres del Dolor de Santiago del Estero ... va a todas partes conmigo ese dolor, y

    hay veces lo siento en forma muymuy difcil de explicarte. La dificultad de

    comunicar el dolor se lee tambin en ciertos relatos que aparecen como inconexos,

    fragmentados, donde el dolor no consigue ser nombrado: Ha sido Dios y... se ha

    tenido que ir noms pero... no... como ha sido... porque ya... es una cosa que

    yo no se lo deseo a nadie, no dice Antonia con la voz quebrada.

    Hay diferentes teoras con relacin a la comunicabilidad o no del dolor y en

    tndem con esta discusin, la otra pregunta es sobre cmo conocer el dolor del

    otro6. Arent (2003), por ejemplo, entiende que el gran dolor como experiencia lmite

    entre la vida y la muerte puede eclipsar todas las otras experiencias, por ende

    ninguna sirve para lidiar con l. Es al mismo tiempo el menos comunicable y en ese

    sentido el ms privado. Si bien se refiere en este caso al dolor fsico, podemos

    transponerlo al dolor vinculado a prdidas de seres muy prximos, que en tanto son

    vivenciados como parte de uno mismo, como un hijo, produce un sentimiento

    similar, se siente en el cuerpo. Sin embargo para Das es equivoco pensar que el

    5 Lo dice refirindose a las consecuencias de la I GM.

    6 Ortega (2008) en la introduccin a los textos de Das seala diversas formulaciones sobre la

    cuestin. Das (2008) remite a Wittgenstein para su propuesta y hace un interesante anlisis de las teoras sobre el dolor en ciencias sociales, las que entiende que el dolor destruye la capacidad de comunicar y las que sustentan que el dolor crea comunidad moral.

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    dolor sea incomunicable. La dificultad de verbalizarlo, que se relaciona con el debate

    sobre las limitaciones del lenguaje para expresar el sufrimiento, y las deficiencias de

    las estructuras conceptuales expresada en las prcticas de las disciplinas de las

    ciencias sociales, medicina o derecho que en su papel de interpretes desde

    posiciones hegemnicas privan de la voz a las vctimas, no quiere decir que este no

    pueda ser expresado por otros medios. Das apuesta a trabajar sobre esa capacidad

    de entender el dolor ajeno, otorgndole un papel sustantivo a la posibilidad de

    testimoniar, testimonio que puede encontrar caminos alternativos para expresar lo

    indecible. La escucha de los cuerpos se torna entonces prioritaria, atencin a los

    gestos, a las palabras rotas, cortadas, deshilvanadas, a los silencios en sus variados

    matices y la mirada puesta en los recorridos asociados a demandas. Desde esta

    perspectiva el trabajo etnogrfico y la mirada atenta en la cotidianidad son centrales.

    Entendemos que se trata de una experiencia que condensa sentidos

    diversos. Produce un quiebre difcilmente decible en el modo de existencia, deja

    huellas indelebles. A la vez necesita y busca encontrar formas de expresarla

    mostrando en los cuerpos lo que no puede decirse en palabras y habilita nuevas

    prcticas, encuentra otros caminos, reorienta el recorrido y el mapa de la propia

    trayectoria.

    Re-trazado de las trayectorias vitales

    Si al principio, como vimos en el apartado anterior, el sufrimiento y el dolor

    clausuraron la palabra, congelaron la accin, cortaron lazos, generaron sentimientos

    de vaco, de dao irreparable, de desgarro, de desorientacin, la propia experiencia

    de sinsentido moviliza en los familiares una bsqueda, ms o menos desesperada,

    por entender, por recuperar algn sentido que permita explicar, por demanda de

    justicia, de explicaciones, de informacin, de identificacin de los responsables, de

    castigo a los culpables, de reparacin afectiva y econmica. Para ello la bsqueda

    de pares en el dolor parece ser uno de los primeros imperativos ya que son, en

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    principio, los habilitados para entender porque lo han sufrido7. Hasta aqu nos

    encontramos con sentimientos y prcticas que los identifica y que podemos

    considerar compartidos entre aquellos que se enfrentan a acontecimientos trgicos

    como los que planteamos. Pero nuestras preguntas intentan captar las diferencias

    en los modos de encarar y hacer frente al drama de sujetos socialmente situados,

    cmo se actualiza la relacin-tensin entre lo ntimo y lo pblico y cmo se expresa

    en tomas de posicin y prcticas con marcados contrastes.

    Del anlisis de los casos en estudio parece develarse una compleja trama de

    conexiones que ofrece elementos para entender los recorridos posteriores a la

    experiencia extrema. Identificamos cuatro conjuntos de cuestiones que ayudan a la

    comprensin de estas diferencias. Por un lado el contexto socio-poltico en que se

    enmarca el acontecimiento que se enlaza en parte con quines son los causantes

    de la muerte. En manos de quin mueren no son las mismas muertes (Butler

    2010): el estado terrorista, el estado en abstracto, la polica, el ejrcito u otros

    representantes del estado, en manos delincuentes, de bandas urbanas o una

    trama ms compleja de involucrados, lo que es frecuente. Otro asunto a tener en

    cuenta son las caractersticas que asume la muerte o las condiciones y la forma de

    morir. Si la muerte es impensada y sbita, si hay un proceso que anticipa la muerte8,

    si se produce luego de una agona o si se trata de desaparicin de personas y ms

    an de la figura de desaparecido. Otra dimensin de importancia es la que tiene

    que ver con el diferencial posicionamiento en las tramas de relaciones de

    dominacin, con la conformacin de los marcos sociales, familiares y del entorno de

    proximidad que estructuran las vidas, las relaciones sociales, las categoras morales

    y la construccin de identidades ms o menos seguras de s o ms o menos

    estigmatizadas. Junto a estas hay otra cuestin que entendemos sustantiva, es el

    tratamiento social, poltico y meditico dado a los cuerpos que fueron los muertos

    porque este tratamiento expresa el valor socialmente asignado (o negado) a las

    vidas de los que ya no estn y consecuentemente a las vidas de los deudos, sus

    familiares. Desde este lugar es posible diferenciar teniendo como referente

    7 Este tema lo desarrollamos en Aguilar, Surez (2011)

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    parcialmente a Butler, cuerpos que importan y por tanto dignos de ser llorados

    pblicamente9; cuerpos que no importan o cuerpos abyectos (cuerpos cuyas vidas

    no son consideradas vidas y cuya materialidad es entendida como no importante

    Butler 2009); cuerpos eliminables (cuerpos que importa eliminar, hacer desaparecer)

    y cuerpos indiferentes porque sus vidas no cuentan, son socialmente indiferentes y

    por tanto lo son tambin sus muertes.

    Este conjunto entrelazado de cuestiones interviene para entender las formas

    de poner el cuerpo de los familiares, los diferentes sentidos en juego, las narrativas,

    los silencios, las disputas, los modos de articular las demandas y reclamos de

    justicia, de resignificar el vnculo entre intimidad y transacciones econmicas (Zelizer

    2009) la mayor o menor visibilidad social del caso, las posibilidades y el carcter

    que asume el duelo y los rituales que acompaan su proceso.

    Etnografa de los casos

    El relato etnogrfico de los casos permite visibilizar algunas de las diferencias

    que queremos develar a partir de explicitar marcos y condicionamientos sociales que

    orientan sus prcticas, sus tomas de posicin.

    Marga es integrante de Madres del Dolor de Santiago del Estero,

    agrupacin que surge en un contexto particularmente complicado de la historia

    8 Esta segunda posibilidad es la que en general acompaa a nios o jvenes afectados por

    enfermedades terminales, casos que tratamos en otro trabajo. 9 Aunque ajeno a los casos que estamos trabajando, en el momento que estoy escribiendo este

    artculo hay una noticia en los medios que puede considerarse ejemplo paradigmtico de cuerpos cuyas vidas se les asigna un destacado valor social y son construidas como plenas de sentido, dignas de ser lloradas, de producir conmocin, sentimientos de tristeza y que involucra al Estado fuertemente en la resolucin de los casos. Se trata de las dos jvenes francesas que aparecieron muertas en Salta. Esta noticia, moviliz masivamente a los medios de comunicacin, tanto locales uno de ellos tiene 8 notas relacionadas con el tema el da 5 de agosto - como nacionales e internacionales, a los gobiernos de Francia, de Argentina y de Salta, se enviaron especialistas en el tema de la nacin y extranjeros para investigar en el lugar de los hechos, en Pars se habra abierto una oficina destinada a supervisar la investigacin. El Presidente francs se comunic con la Presidenta de Argentina quin dispuso el apoyo de Gendarmera para reforzar la investigacin, se realizaron reuniones del Gobernador de la Provincia con la Ministra de Seguridad de la Nacin para evaluar y agilizar la investigacin. Ms all de la importancia que tiene dilucidar el hecho y de lo doloroso de las muertes. La iluminacin de este hecho contrasta, por ejemplo, con la indiferencia frente la muerte de Martn y an con la asesinato de Pelusa que, por su condicin de travesti y de dirigente de una asociacin,

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    poltica de la provincia, el del Juarismo 10

    , sospechado de corrupcin generalizada

    en los distintos poderes del estado. Con el apoyo de un Obispo demandan por

    justicia contra el aparato represivo, el abuso y la impunidad e interpelan a los

    distintos poderes polticos. La forma de protesta ms importante fueron las marchas,

    acompaadas por el lema: No quedar una verdad sin decir, ni un crimen sin

    resolver. Su familia est conformada por ella que tiene un puesto donde sirve

    desayunos y caf en el Mercado de la ciudad , su marido que era chapista, luego

    desocupado y posteriormente dedicado a hacer changas y cinco hijos, entre ellos

    Cori, el que fue asesinado por la polica a los 15 aos en una razia por supuesto

    intento de hurto -. Cori, era el mayor y el nico que llevaba el apellido de Maga ya

    que naci cuando ella tena 14 aos. Consolida la relacin con su marido pero no se

    casan y continan viviendo juntos desde aquel entonces. Viven en un barrio de

    construccin oficial muy apartado del centro de la ciudad. Hay varias cuestiones que

    Marga se esfuerza en enfatizar durante la entrevista respecto de su familia. Que

    todos los hijos han ido a la escuela y eran buenos alumnos, lo destacados que son

    en lo que hacen, el ser una familia normalmente constituida, que el marido nunca

    le peg, que la respeta y cuando toma mucho no viene a casa hasta que no est

    recuperado. Que es una familia de gente trabajadora, que nunca les hizo faltar nada

    a los hijos. Junto a ello, en otros momentos de la entrevista resalta que la suya es

    una familia humilde, que han pasado por muchas necesidades, particularmente

    cuando refiera al subsidio que cobra del gobierno por el asesinato del hijo. Despus

    de la muerte de Cori no par de batallar, con la compaa del marido, para que se

    haga justicia. En sus relatos y su gestualidad se muestra como una mujer que no se

    deja llevar por delante y como ella dice, no tiene problema de encarar a nadie,

    incluido al gobernador.

    En la entrevista se cuela cierta tensin entre apropiarse del modelo

    hegemnico de familia al que ella tiene que responder para ser respetada y

    reconocida para lo cual destaca los valores morales y su papel de buenos padres

    tuvo mucho eco en los medios, sin embargo el tratamiento del caso no se compara con los de de las francesas. Podemos conectar con una cadena de inferiorizaciones en juego. 10

    Se refiere al perodo de casi 50 aos en que Carlos Jurez y luego su mujer gobernaron la provincia, una de las tantas vertientes locales del peronismo.

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    - y vivirlo con cierta incomodidad en tanto se trata de una construccin parcialmente

    ajena a su historia de vida. Otra tensin se presenta entre la justificacin asociada a

    la necesidad y la condena moral del hecho de recibir un subsidio del Estado.

    Juan y Mara tenan cinco hijos, uno de ellos Pelusa, travesti asesinada a los

    35 aos de 13 pualadas por un supuesto cliente en 2006. Sin embargo, hay serias

    sospechas al respecto. Un mes antes del asesinato Pelusa haba participado de un

    programa televisivo en el que se film con cmara oculta a personal policial

    recibiendo dinero de las trabajadoras.

    Mara es ama de casa y Juan ejerce, al igual que uno de sus hijos, la

    actividad de fotgrafo independiente. Viven en las proximidades de la zona

    denominada el bajo, barrio cercano al centro de la cuidad, donde se concentra el

    ejercicio del trabajo sexual. La suya es una casa solidaria donde han dado cobijo a

    quien lo ha solicitado, entre ellos amigos y amigas de Pelusa. Tanto ellos como sus

    hijos e hijas, han participado con diferente intensidad, en los reclamos por justicia y

    han estado permanentemente atrs de la causa para identificar a los culpables,

    adems de organizar algunas marchas exigiendo justicia. Mara, adems, vuelve

    una y otra vez sobre la saa con que lo mataron: el no mereca que me lo maten de

    esa manera. La causa ya est cerrada. Juan y Mara, en principio, parecen estar

    conformes con la sentencia que conden a dos jvenes de 20 aos. En diferentes

    grados los hijos no se muestran convencidos. Sostienen que hubo alguien atrs que

    lo mand matar y que el crimen est relacionado con el accionar policial. Las otras

    participantes de esta historia son las compaeras travestis de Pelusa,

    particularmente Rosario, actual vicepresidenta del Grupo Transparencia Salta.

    Pelusa vena liderando un amplio colectivo de travestis y transexuales para

    conformar una asociacin en demanda de sus derechos, la denuncia de la

    discriminacin, la violencia policial y la persecucin a las trabajadoras sexuales.

    Adems organiz y particip activamente en las Marchas del Orgullo Gay que se

    vienen realizando en Salta desde 2004. La familia de Pelusa se ha sumado a estas

    marchas con posterioridad al asesinato.

    Marita es una de las mujeres que conforman y que trabajan activamente en la

    asociacin Madres del Dolor de Buenos Aires. La Fundacin est integrada por un

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 14

    grupo de siete madres cuyos hijos fueron asesinados en diferentes hechos de

    violencia. Se ocupan de dar asesoramiento y contencin a familiares y de promover

    la efectiva prestacin de Justicia. Sin embargo la Fundacin no se abre a nuevos

    miembros. Los familiares son asesorados, acompaados y asistidos pero no

    incorporados. Destaca que no forman parte de ningn partido poltico. S realizan

    demandas, solicitan apoyo y buscan comprometer a los distintos poderes pblicos.

    Marita est casada y tiene tres hijos, incluido Juan Jos el que tena 23

    aos cuando lo asesinan, era licenciado en comercio internacional, haba viajado

    mucho, trabajaba y haba abierto un nuevo sector en el negocio familiar - . Destaca

    que sus tres hijos fueron muy buenos estudiantes en la universidad y se recibieron

    muy jvenes y todos trabajando en actividades vinculadas a su profesin. Vive en

    una casa en las afueras de la ciudad de Buenos Aires en un barrio residencial.

    Formaron a sus hijos en principios liberales entre los cuales destaca que la nica

    verdad absoluta es la muerte, todo lo dems es relativo en la vida. Expresa que

    siempre se ha interesado por prcticas solidarias, an antes de la muerte del hijo,

    realizando trabajos en la iglesia, organizando ollas populares en poca de crisis.

    Integra la organizacin Missing Children. Destacan que todas ellas tienen familias

    bien constituidas y entienden que el tener una familia bien estructurada les ayud a

    enfrentar el drama.

    Julio, desaparecido en la poca de la dictadura, era un abogado de 30 aos

    que lo secuestran en la ciudad de Crdoba, donde haba ido a estudiar. Trabajaba y

    no hay registros que acrediten militancia poltica. Nunca ms se tuvo noticias de l.

    La familia se entera un mes despus a travs de una vecina. Se trataba de una

    familia numerosa, azotada por la muerte y la tragedia. La madre, Elvira11

    , ya viuda,

    era una mujer que termin la escuela primaria, se caso con un sargento y tuvo cinco

    hijos, de los cuales slo le queda uno vivo, el que tambin es sargento. Adems de

    Julio, dos murieron jvenes por problemas de enfermedad y otro le dicen que muri

    o lo mataron, se haba casado, tena hijos y viva fuera del pas. Son dos tas

    11

    A la seora la visitamos, luego de varias charlas telefnicas, pero no la entrevistamos. Se notaba en ella necesidad de hablar pero, a la vez, era un tema que en lo que le queda de familia inmediata no se habla y la angustia la invada.

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 15

    maternas, solteras, actualmente jubiladas de empleadas de comercio las que

    cumplieron un papel sustantivo en la bsqueda de Julio, sobrino con el que tenan

    una relacin muy estrecha. Tanto que en la mesa de fotos familiares, adems de

    sus padres, tienen un retrato de l. Al principio acompaaban a la madre en la

    bsqueda pero luego continuaron ellas, tocando todas las puertas al alcance y

    escribiendo a cuanta persona poda darles alguna seal. La mayor angustia es que

    nunca tuvieron ninguna informacin. El silencio y el sigilo acompaaron ese

    proceso de bsqueda y an lo mantienen. El miedo primero y luego el temor a ser

    sealadas y no comprendidas, las llev y las lleva a ocultar su dolor. A pesar de ello

    entraron en contacto en su momento con organizaciones de derechos humanos y

    participaron en aquellas pocas en reuniones en una institucin religiosa, la nica

    que dicen les abri las puertas, y en marchas y movilizaciones. Tienen guardado

    material, volantes, copias de cartas y documentacin vinculada con la bsqueda. La

    madre cobr la indemnizacin que el Estado dio a los familiares. Es un tema

    tambin velado por el silencio y el secreto.

    Antonia es ama de casa, tiene 50 aos, est casada, tuvo 9 hijos, tiene

    varios nietos y dos bisnietos. A la mayor de las hijas la tuvo a los 14 aos. El marido

    tiene trabajos espordicos vinculados a la construccin y realiza changas para un

    funcionario de gobierno. Martn era uno de sus hijos que muri luego de 18 das de

    agona como consecuencia de la agresin que sufri por chicos menores de edad

    que integran una patota de maleantes. El golpe de la piedra le dio en la cabeza,

    fue internado en terapia intensiva y sometido a una intervencin quirrgica pero no

    lograron salvarle la vida. Tena 23 aos, tena dos hijos y trabajaba en una

    carnicera. Con la madre del ltimo nene haba convivido hasta unos meses antes.

    Ese vnculo dio lugar a conflictos y disputas durante el tiempo de la internacin y

    despus por el cobro del seguro y la moto del muchacho.

    Antonia es la que habla y la que va al frente en todos los trmites burocrticos

    y luego ante la Justicia pero el marido la secunda y trasmite su dolor y su rabia. Ellos

    reclaman por castigo a los culpables y quieren que los chicos sean condenados

    porque saban lo que hacan. El dice que habra que bajar los aos de

    imputabilidad, como en Chile (su pas de origen). Sienten que los Jueces que

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 16

    intervinieron, no avanzan y no hacen justicia. Ella, a travs del contacto con una

    Concejal se sum a la Comisin de Familiares contra la Impunidad, vinculado a un

    partido poltico de izquierda. Sin embargo no tienen militancia. Ella participa

    solamente de las marchas que realizaron en su barrio y en Tribunales. Dice que le

    gustara participar ms pero no puede. El estrecho y tenso vnculo entre intimidad y

    transacciones econmicas se presenta particularmente por el cobro de los seguros

    entre la familia de Martn y la familia de su ltima pareja.

    La gestin del dolor, entre lo ntimo y lo pblico

    En la historizacin presentada puede verse que el reclamo por justicia, por

    identificacin y condena del/los culpables moviliza a los familiares de manera

    compartida y una de las primeras acciones tiene que ver con la necesidad de buscar

    asesoramiento con profesionales, particularmente vinculados al mbito de la justicia.

    Sin embargo, los modos en que las mujeres ponen el cuerpo para avanzar en sus

    reclamos no son los mismos y el repertorio de prcticas desarrolladas es diverso.

    Hemos seleccionado extractos de las narrativas de tres entrevistas (ver anexo) que

    muestran estas diferencias en funcin de las dimensiones desarrolladas

    anteriormente.

    En el caso de Antonia, mientras el hijo estaba agonizando comienza la

    bsqueda de abogados y luego trata de habilitar el contacto con el Juez a cargo de

    la causa. Esos otros, los agentes especializados, se vuelven indispensables para la

    familia ya que son los que disponen de los saberes expertos y pueden orientarlos

    profesionalmente para transitar en un terreno que les resulta absolutamente ajeno y

    distante de sus experiencias cotidianas. La percepcin de Antonia, sin embargo, es

    de desazn frente a la imposibilidad de lograr comprometerlos con la causa. En este

    caso, la voz de los expertos con sus lenguajes tcnicos no slo expropian la voz a la

    vctima (Das, 1995) sino que le transfieren la responsabilidad por el derrotero o la

    demora en la resolucin del caso: usted tendra que haber hecho una apelacin,

    usted debera haber venido antes. La indiferencia parece ser la caracterstica

    dominante en este caso. La muerte es indiferente socialmente, por quien muri, uno

    de los tantos jvenes que se transforman en un nmero ms; es indiferente por las

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 17

    condiciones de la muerte, vinculada a causales poco punibles tanto por la edad y la

    no intencionalidad del acto. Es indiferente para abogados y jueces. Antonia puso y

    pone el cuerpo en espacios antes inimaginables: estudios de abogados, el Poder

    Judicial y tambin en las marchas en las que participa y que le permitieron acceder,

    por ejemplo, al Juez. Participacin que tiene un carcter instrumental, ya que se

    aproxima al partido poltico que la organiza porque entiende se ocupan de los

    pobres y no por identificacin en trminos polticos12

    .

    La otra narrativa seleccionada es de las tas de Julio. Se trata de un caso

    particularmente paradigmtico. En el pas se ha producido una gran cantidad de

    estudios sobre los desaparecidos en la Dictadura Militar y sobre la experiencia de

    las organizaciones y movimientos sociales que se conformaron, la faceta que se

    enfatiz tiene que ver principalmente con el trnsito de la esfera de la intimidad al

    espacio de la publicidad y con el proceso de exposicin de los cuerpos de los

    familiares y la conformacin de los movimientos. El caso seleccionado nos parece

    significativo porque saca a la luz, otros modos de enfrentar la tragedia, de reclamar,

    de sufrir, exponiendo a la vez que ocultando el cuerpo, de otros muchos que

    tambin fueron vctimas de esta suprema violencia estatal. Para estas mujeres la

    tragedia fue, y an parcialmente sigue siendo, ininteligible e interminable. En primer

    lugar, y como para una parte importante de familiares en los primeros aos, lo

    absolutamente incompresible de la desaparicin, luego lo impensable de la posible

    militancia poltica del sobrino en ese contexto familiar, proviniendo de una familia

    donde la imagen del ejercito era muy valorada, el enfrentarse a un estado totalitario

    y absolutamente inaccesible que las coloc frente a la ausencia absoluta de noticias

    con posterioridad a la desaparicin y hasta la fecha. Palabras y frases como:

    nunca, nada, jams lo hubiramos pensado, cay tan de golpe, no podamos creer

    se reiteran permanentemente en una narrativa construida a do. A la par la

    bsqueda desesperada e inclaudicable que las llev a tocar cuanta puerta pudieran

    y a escribir sin parar a quienes creyeran que podan dar noticias y a participar, sobre

    12

    A este respecto vale la pena recordar, por ejemplo. que el marido de Antonia cree necesario modificar la ley para bajar la edad de imputabilidad, postura radicalmente diferente a la que puede sostener el Partido Obrero de quien depende la Comisin en Defensa de la Impunidad.

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 18

    todo en los primeros aos, de reuniones y de marchas de familiares por reclamo de

    justicia. Esas prcticas las realizaban a escondidas y con total sigilo en los mbitos

    en los que se movan en el cotidiano: familia (a excepcin de la madre de Julio),

    barrio, trabajo. La cada en el silencio es habitual durante estados totalitarios porque

    el habla puede ser peligrosa o imposible (Das, 2008) y expresa la

    incomunicabilidad del grito Segato 2009) como de ciertas prcticas, propia de

    toda atmsfera totalitaria. Con el retorno de la democracia, el silencio sigui y sigue

    acompaando a sus vidas, lo que las llev a construir una cpsula en la que

    preservan su mundo interior y en la que conviven con su recuerdo y su dolor. Este

    silencio supremo puede leerle a partir de contextualizar los marcos morales, de

    gnero y clase que acompaa al mundo estas mujeres. Es interesante pensar en el

    sistema de status que plantea Segato (2003) basado en la usurpacin del poder

    femenino por parte de los hombres que garantiza el tributo de sumisin y moralidad

    usurpacin y dominio entendido como necesario para poder competir entre

    iguales-. En este caso entendemos que se refuerza doblemente cuando est

    atravesado por otro sistema de status que coloca a algunos hombres bajo el dominio

    y la jerarqua de otros, lo que acontece claramente en las instituciones militares. Se

    trata de mujeres habituadas en el mbito domstico a la sumisin de hombres, a su

    vez, habituados a la sumisin frente a sus superiores. El silencio era aqu

    doblemente exigido para preservar el honor. Son estructuras violentas que las

    silenciaron. Sin embargo eso no impidi que desarrollaran todo tipo de tcticas que

    implicaban poner el cuerpo y habilitar la palabra en aquellos lugares donde podan

    llegar a tener noticias del sobrino, y que desprecien la actitud de indiferencia

    adoptada por los hombres de la familia. Paradjicamente, la clausura de la palabra

    se produjo en aquellos espacios de proximidad.

    Los fragmentos del relato de Marita y el tipo de cuestiones que se enfatizan,

    son indicativos de que estamos frente a un modo de gestionar el dolor y reorganizar

    la propia existencia que marca distancia con los anteriores. Distancias que

    expresan diferentes posiciones y disposiciones desde las cuales se retraza esta

    etapa de la vida. Entre ellas por la trama relacional de proximidad en la que

    habitualmente se mueve, los otros a los que tiene que recurrir abogados, jueces,

  • X Congreso Argentino de Antropologa Social Facultad de Filosofa y Letras UBA Buenos Aires, Argentina 19

    funcionarios - le resultan ms familiares y ms accesibles. Por otro lado el discurso

    evidencia la conformacin de un nosotros. Nosotros que se muestra ambivalente al

    pretenderse inclusivo a la par que excluyente. Incluya al grupo de madres que son

    conocidas, que tienen familias estructuras y parecidas, que conformaron una gran

    familia y que decidieron enfrentar el dolor de determinada manera. Excluye, en su

    carcter de iguales, a otros familiares que aunque pasaron por un dolor similar, no

    les generan suficiente confianza para conformar ese nosotros sin generar

    conflictos ms all de los que ellas estn dispuestas a sostener. Hacia esos otros,

    pares en el dolor, est dedicada la asociacin, son los destinatarios. A ellos

    acompaan, asesoran, comprenden, contienen, a ellos ensean, a partir de su

    propio aprendizaje, aprendizaje que entienden les dio el dolor, nica institucin

    vlida de acreditacin. As se instituyen y las instituyen como referentes frente a

    todos aquellos que les toque pasar por a tragedias similares. En ese sentido son

    pioneras y como tales abren camino y se lo allanan a los que siguen detrs. Se

    vuelven expertas en lidiar con la nueva situacin y por tanto, estn habilitadas para

    trasmitirla y apaciguar el dolor de otros. El estilo de trabajo por el que optaron,

    porque dispuestas a ellos, es la permanente gestin de recursos materiales y

    simblicos y la racionalizacin de su uso a travs de un compromiso

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    Coloque aqu su trabajo ajustndolo a las pautas solicitadas. (borre este texto)