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Origen de los nombres de personas en español
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1
Masarykova univerzita
Filozofická fakulta
Ústav románských jazyků a literatur
Španělský jazyk a literatura
Hana Kohoutková
LOS ANTROPÓNIMOS ESPAÑOLES CON ESPECIAL ATENCIÓN A LOS NOMBRES DE
PILA
Bakalářská diplomová práce
Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. 2009
2
Prohlašuji, že jsem bakalářskou diplomovou práci vypracovala samostatně s využitím uvedených pramenů a literatury.
…………………………………………………
3
Ráda bych poděkovala Mgr. Ivo Buzkovi, Ph.D., za ochotu, vstřícnost a cenné rady při vedení mé práce, a panu Emiliu Nietu Ballesterovi za odbornou pomoc z oblasti toponymie a onomastiky.
4
Índice 1. Introducción ........................................................................................................................................ 5
2. Onomástica y su objeto de estudio ...................................................................................................... 7
2.1. La historia de onomástica ......................................................................................................... 7
2.2. La onomástica como ciencia .................................................................................................... 8
2.2.1. Los topónimos ....................................................................................................................... 9
3. Antroponimia .................................................................................................................................... 11
3.1. Los nombres de pila ............................................................................................................... 13
3.1.1. El significado de los nombres de pila .................................................................................. 15
3.1.2. La elección de los nombres de pila ...................................................................................... 18
3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros ............................................................. 21
3.1.4. Hipocorísticos ...................................................................................................................... 22
3.2. Los apellidos .......................................................................................................................... 23
3.2.1. La historia de los apellidos .................................................................................................. 25
3.2.2. Clasificación de los apellidos .............................................................................................. 27
3.2.2.1. Los apellidos patronímicos ............................................................................................... 28
4. Las lenguas incluidas en la antroponimia española ........................................................................... 31
4.1. Característica general de las lenguas ...................................................................................... 32
4.1.1. Culturas prerromanas .......................................................................................................... 33
4.1.2. Los romanos ........................................................................................................................ 34
4.1.2.1. Nombres judeo-cristianos ................................................................................................. 35
4.1.3. Nombres germánicos ........................................................................................................... 35
4.1.4. Nombres árabes ................................................................................................................... 37
5. Los antropónimos según el origen – parte práctica ........................................................................... 38
5.1. Primera parte práctica ............................................................................................................. 39
5.1.1. Nombres masculinos ........................................................................................................... 39
5.1.2. Nombres femeninos ............................................................................................................. 42
5.2. Segunda parte práctica ............................................................................................................ 45
5.2.1. Los nacidos en los años veinte ............................................................................................ 46
5.2.2. Nombres de los recién nacidos después del año 2000 ......................................................... 53
6. Conclusión ......................................................................................................................................... 61
Bibliografía consultada.......................................................................................................................... 63
Apéndices .............................................................................................................................................. 65
Anejo 1 – los nombres más frecuentes en el año 2007 .......................................................................... 65
Anejo 2 – los nombres de los recién nacidos en el año 2007 ................................................................ 66
Anejo 3 – los apellidos más frecuentes ................................................................................................. 67
Anejo 4 – el origen de los nombres de pila más frecuentes .................................................................. 68
5
1. Introducción
El presente trabajo trata sobre la antroponimia española, centrándose en los nombres
propios de personas. El objetivo principal es acercar al posible lector el origen de los nombres
de pila más usados en la España actual e informarle básicamente sobre la función1 de ellos. Al
inicio de este trabajo se hallaba la siguiente pregunta: ¿Cómo han influido todas las culturas
que ocupaban España durante siglos en su onomástica?
La primera parte se dedica a la onomástica en general, a su división en antroponimia,
toponimia y en otras subdivisiones. Después se entra en detalles en la antroponimia y se
presentan las lenguas habladas en España durante su historia con sus rasgos típicos que
podrían influir en los nombres propios. Un capítulo aparte versa sobre los apellidos y su
clasificación e historia pero la mayor atención de ese capítulo la obtienen los apellidos que
están formados por los nombres de pila o sin cambios —Martín, Esteban, Pascual— o
formados con sufijos, como por ejemplo Martínez (de nombre propio Martín), González (de
Gonzálo) o Fernández (de Fernando).
La parte práctica consta de dos partes: en la primera se dividen según el origen cien
nombres más usados en España de hombres y cien de mujeres según los datos del Instituto
Nacional de Estadísticas (INE). Para la segunda parte se han elegido nueve provincias de toda
España —tres del sur, tres del centro y tres del norte— y se confrontan los nombres entre sí
según el origen. En concreto, se confrontan los nombres de pila de los recién nacidos en los
años veinte y los de los nacidos después del año 2000. El objetivo de la segunda parte práctica
es apoyar o rechazar los resultados de la primera parte y observar si cambió el empleo de
algunas lenguas durante unos ochenta años.
Para un análisis de los antropónimos, como para cada análisis que se dedica a la
onomástica, hay que estudiar varias disciplinas científicas empezando por lingüística
histórica, fonética, lexicología y dialectología, y terminando con etimología, o hasta la
heráldica. La situación se complica también con la presencia de varias lenguas habladas en
España, tanto hoy en día, como en su historia. No solo las lenguas indoeuropeas sino también
las del origen desconocido como el ibérico, hablado en la Península Ibérica en la época del
imperio romano, o la lengua vasca, influyeron la onomástica en España. Es evidente que el
1 Función apelativa, identificativa y social. Para más información sobre las funciones en cuestión, véase el capítulo tres dedicado a la “Antroponimia”.
6
presente trabajo no puede abarcar todos los factores mencionados porque éstos exigen una
investigación mucho más profunda y detallada.
En este lugar hay que decir que en general, en el tema de la onomástica española no se
trabaja tanto como uno esperaría, y sobre todo en el área de los nombres propios de personas.
Ha sido muy difícil conseguir literatura adecuada pero el trabajo se escribe a causa del gran
interés que le despiertan los nombres de pila a la autora de estas líneas y también por motivos
de que probablemente nadie en la historia del departamento había abordado el tema antes.
Es cierto que después de analizar los doscientos nombres más frecuentes no se puede
dar una imagen completa de los nombres de pila en España pero al otro lado, el presente
análisis podría servir como el documento básico para el que esté interesado en este tema tan
atractivo, porque como se sabe, cada nombre no tiene solo el origen sino también su propio
significado e historia.
Como el incentivo de este trabajo sirvieron clases en el departamento de la Filología
Checa sobre la antroponimia checa. El análisis básico de los nombres de pila se apoya en el
libro de Miloslava Knappová Jak se bude vaše dítě jmenovat?2 (Knappová 2006), porque esta
autora presenta allí los nombres de pila de muchas lenguas extranjeras incluyendo, por
supuesto, el español. De los autores españoles, el que se más ocupa de los nombres de pila, es
Luis Tomás Melgar Valero. Se ha consultado su obra El libro de los nombres (Melgar Valero
2006).
2 En español se puede traducir como: «¿Cómo se va a llamar su niño?», la traducción es nuestra.
7
2. Onomástica y su objeto de estudio
El sustantivo onomástica está definido por el diccionario de RAE3 como: «Ciencia que
trata de la catalogación y estudio de los nombres propios» pero también como: «Conjunto de
nombres propios de un lugar o de un país [...]». En el presente trabajo, y concretamente en
este capítulo, se presenta la onomástica como ciencia, pero el objetivo de este trabajo se basa
en su segunda acepción, es decir, en los nombres propios —nombres de pila— de España.
2.1. La historia de onomástica4
Aunque el término onomástica fue, según Topónimos en apellidos hispanos de Grace de
Jesús Álvarez, (1968: 17), usado por primera vez en el año 1600, en España no tiene una
tradición muy larga y los científicos no le dedican tanta atención como uno esperaría. Las
bases de la investigación de la onomástica europea las sentaron los autores alemanes,
franceses, italianos o ingleses. En el libro de Grace de Jesús Álvarez se puede encontrar que
las obras más destacadas en este campo han sido Las Antiquitates Italicae medievaeli de
Ludovico Antonio Muratori (1740) donde escribió sobre «De cognominum origine»; en 1824
publica Donato Salveti en París Essai historique et philosophique sur les noms propres, y en
Zurich publican dos autores alemanes —Adolf Tobler y Wilhelm Meyer-Lübke— la obra
Deutsche Familiennamen con la que, como presenta Grace de Jesús Álvarez, (1968: 18):
«llegamos al perfeccionamiento de esta ciencia onomatológica».
No podemos decir que en España no había nadie a quien le interesaban los estudios
onomásticos, pero el mayor impulso lo ofreció la Real Academia en 1871. La Academia llegó
a ofrecer dos premios que se otorgaron a los españoles para promover los estudios de la
onomástica española. Antes de esta fecha el nombre más destacado en el campo de
investigaciones de onomástica fue el Fray Martín Sarmiento5, quien «hizo una gran
3 En adelante citado como DRAE; en línea: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=onom%C3%A1stica; consultado el 3 de abril de 2009. 4 Como base de este capítulo sirvió el Capítulo I de Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez (1968). 5 De sus obras onomásticas se pueden mencionar Onomástico etimológico de la lengua gallega, 1758-1769 o Sobre el origen del nombre Samanos, 1761.
8
contribución a los estudios onomásticos» (Grace de Jesús Álvarez, 1968: 19). Los premios los
recibieron José Godoy Alcántara por su Ensayo histórico etimológico filológico sobre los
apellidos castellanos (1871) y Ángel de los Ríos y Ríos por Ensayo histórico y etimológico de
los apellidos castellanos (1870).
Para el siglo XX, es imprescindible mencionar a Joan Coromines, investigador catalán
tanto de toponimia como de antroponimia. Sus obras más conocidas son Diccionario crítico
etimológico castellano e hispánico (1980-1991) y Onomasticon cataloniae. Els noms de lloc i
noms de persona de totes les terres (1989-1997), obra de nueve volúmenes. Otro español
interesado en la onomástica fue Ramón Menéndez Pidal6.
De los autores hispanoamericanos se puede nombrar al mejicano Gutierre Tibón,
porque su obra también sirvió de base para este trabajo7. En la investigación de la onomástica
española participaron algunos extranjeros como ya nombrado Wilhelm Meyer-Lübke, Georg
Sachs o Johannes Jungfer.
Hoy en día, los estudios de antroponimia están comercializados, porque a mucha gente
le interesa el origen de su nombre o apellido y hasta hay aficionados que publican libros sobre
los nombres de pila o sobre los apellidos. Pero estos libros no versan sobre los detalles y si se
comparan con los libros lingüísticos se pueden claramente ver las diferencias. En
comparación con filología, la ciencia onomástica fue menospreciada durante muchos años,
pero hoy en día se le presta mayor atención. Se pueden nombrar varios españoles
contemporáneos que se dedican a onomástica como por ejemplo: Consuelo García Gallarín,
Javier Terrado Pablo y Emilio Nieto Ballester.
2.2. La onomástica como ciencia
La onomástica pertenece a lingüística general y se distinguen varias subdisciplinas de
esta disciplina. Si se toma en cuenta que ónoma significa «nombre» en griego, no es tan difícil
averiguar sobre qué versan las disciplinas en las cuales se divide la onomástica. Las dos
básicas son antroponimia —estudia el origen y el significado de los nombres de pila8— y
toponimia que se dedica al origen y significado de los nombres geográficos. Sus
6 Como ejemplo de su obra onomástica se puede mencionar Toponimia prerrománica hispana, 1953. 7 Se ha consultado su obra Diccionario etimológico comparado de nombres propios de persona, 2002. 8 Aunque existen otras variantes para el nombre de personas (como el nombre de bautismo o el nombre propio de persona), en este trabajo se prefiere la denomicación el nombre de pila.
9
subdisciplinas se dedican por ejemplo a los nombres de ríos, arroyos o lagos (hidronimia), o a
los nombres de montañas, colinas o cordilleras (oronimia).
Antes de proseguir a subsiguiente división es imprescindible definir los nombres
propios en general según la Gramática de la lengua española de Emilio Alarcos Llorach
(1999: 83):
En la realidad, designan objetos únicos: únicos en absoluto, como el Sol o la Luna, o
únicos en la situación de habla, es decir, en el universo de preocupaciones y saberes comunes
al hablante y al oyente, como Juan, Fernández, etc. Frente a los sustantivos comunes o
apelativos, que clasifican los objetos de la realidad física o mental como pertenecientes a una
determinada clase, los nombres propios identifican con su etiqueta a un objeto dado, que
resulta inconfundible para los interlocutores.
Aparte de esta división de los nombres propios podemos hacer otra en la que la
onomástica se divide en biónimos y abiónimos. Los biónimos son nombres de los seres vivos,
es decir, de personas, naciones, tribus, animales, plantas o de los seres sobrenaturales y
fantásticos. Los abiónimos son nombres de los objetos inanimados como los cuerpos celestes,
los fenómenos geográficos o las creaciones del hombre, como los estados, instituciones,
regiones administrativas, etc.
2.2.1. Los topónimos
Como la división de los antropónimos se hará un poco más adelante, se presenta aquí
la de los topónimos para ofrecer una imagen completa. Los topónimos son los nombres de los
objetos o fenómenos inanimados naturales como estrellas o planetas9, montañas, aguas, islas o
bosques, y de los objetos creados por el hombre que están firmemente fijados en el paisaje
como ciudades, aldeas o comunicaciones10.
Los topónimos se pueden clasificar en función de varios criterios. El criterio más
usado es según la lengua de origen. En España se pueden encontrar estos tipos de topónimos:
• topónimos prerromanos: Salamanca, Málaga, Barcelona
9 En este caso hablamos de cosmónimos. 10 De los objetos que no están firmemente fijados en el paisaje, es decir, los nombres de festivales, de las instituciones, u objetos de un ser humano, trata otra subdisciplina de onomástica, que en checo se llama chrématonymie. No hemos logrado dar con el término correspondiente en la tradición hispana.
10
• topónimos latinos: Mérida (de Emerita Augusta), Zaragoza (de Caesar Augusta)
• topónimos árabes: Guadalajara, Alicante, Benalmádena
• topónimos de otras lenguas: como topónimos vascos o germanos11
Los topónimos se también pueden clasificar por su contenido semántico, es decir:
hagiotopónimos (contienen nombre de un santo), antrotopónimos, fitónimos (nombres de
árboles, plantas) o hidrónimos (relacionados con agua o fuente).
La toponimia está estrechamente relacionada con los antropónimos, porque según se
dice en la introducción del libro Breve diccionario de topónimos españoles de Emilio Nieto
Ballester (1997: 11):
En lo fundamental puede creerse que los topónimos tienen dos orígenes: (a) o bien se
trata de antiguos nombres propios de persona (antropónimos) o de términos derivados de ellos,
(b) o bien se trata de antiguos nombres comunes (también llamados apelativos) [...].
Como se puede ver, una parte de los topónimos procede de los antropónimos. Los más
frecuentes son por ejemplo los nombres de los santos12 (hagiónimos), que dieron su nombre a
las ciudades u otros topónimos. Pero la tendencia se ve también al revés, es decir, una
categoría de los apellidos son los que están derivados de los topónimos, aunque no son tan
frecuentes entre los españoles (por ejemplo Alarcón, Alcalá, Badajoz, Barcelona o Madrid13).
Este capítulo ha introducido el estudio de la onomástica como una disciplina
lingüística que, a su vez, se puede dividir en varias subdisciplinas. En primer lugar se ha
explicado el término onomástica y se planteó la historia de esta disciplina con sus mayores
representantes. Después se han presentado dos tipos de divisiones. La básica, y la más
conocida, es la de antropónimos y topónimos, y la segunda es de biónimos y abiónimos. Otro
apartado ha versado sobre la toponimia y su relación con la antroponimia y los apellidos
trayendo a colación algunos ejemplos para ilustrar lo expuesto.
11 Los topónimos germanos no son muy abundantes. 12 Entre los santos cuyo nombre se usa también como topónimo se pueden mencionar San Nicolás, San Sebastián o San Ildefonso. 13 Estos apellidos se mencionan en el libro Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez.
11
3. Antroponimia
Este capítulo se divide en varios subcapítulos. En primer lugar se define la
antroponimia en general y se presentan las funciones de antropónimos. Después se ven los
tipos de nombres de individuos y de los nombres de grupos. A continuación, dos grandes
subcapítulos se dedican a los nombres de pila —su función en la vida de la gente, su
significado, las razones de la elección de los nombres de pila, las tendencias actuales en
denominar a un niño, o los hipocorísticos— y a los apellidos: se presenta la historia de
apellidos y su clasificación, pero la mayor atención la obtienen los apellidos patronímicos. La
división de los antropónimos se hace según la terminología checa pero se supone que será la
misma como en la tradición hispánica.
En casi todas las culturas que se conocen se diferencian los seres humanos por los
nombres. En algunas no existen los apellidos y la sociedad da abastos con los nombres de
pila. Pero la ciencia que se dedica a los nombres, la antroponomástica, es muy importante
para cada cultura. Le ofrece una imagen de la historia de sus nombres, los nombres antiguos,
las razones para algunos nombres —como protección o deseo— y le ayuda conocer la historia
del país.
Un antropónimo14 se compone de uno o varios nombres de pila —según las
costumbres del país o, mejor dicho el idioma en cuestión— y de uno o varios apellidos. Su
primera función es distinguir a una persona de otra —función apelativa e identificativa—.
Para cumplir esta función básica se empezaron a formar los apellidos porque cuando muchas
personas tenían el mismo nombre de pila no podían ser identificados con facilidad por
ejemplo en algunos hechos administrativos. Pero los antropónimos tuvieron en la historia una
función no menos importante: función social, que estriba en colocar a una persona en una
categoría social. En la jerarquía social los linajes nobles también tenían nombres específicos
que se componían de una preposición de y un nombre de lugar o filiación, aunque en España
«[...] su uso nunca se restringió a clase alguna, ni alcanzó jamás el significado e importancia
que tuvo en Francia», como presenta Roberto Faure (2002: XLII). En el caso de los nombres
de pila se solían usar dos nombres de pila entre los nobles —como María-Ana o José-
14 «Nombre propio de persona», DRAE, consultado el 3 de abril de 2009.
12
Francisco— ya que los nombres de las clases bajas se solían componer solo de un nombre de
pila.
Al presentar las funciones de los antropónimos se nos ofrece la división de los
antropónimos. Como ya se ha dicho, los dos antropónimos básicos son el nombre de pila y el
apellido. Pero los antropónimos no son solo los nombres de un individuo sino también los
nombres de un grupo. Por eso se dividen los antropónimos en nombres de individuos y en
nombres de grupos. En nombres de individuos pertenecen:
• nombres de pila
• apellidos
• hipocorísticos: se usan en el ambiente informal, como en familia o entre amigos, se
trata de un tipo de deformación del nombre de pila, como apócope15, aféresis16 o
diminutivo17. Como se trata de una modificación de los nombres de pila se estudiará
más detalladamente en el capítulo dedicado a los nombres de pila.
• seudónimos: «Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo
propio»18. Para citar algunos escritores españoles con seudónimo, aquí está Leopoldo
Alas, conocido por el seudónimo Clarín. Hoy en día un seudónimo tiene una función
especial: su propietario lo usa en las comunicaciones mediante el Internet.
• apodos: «Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o
de alguna otra circunstancia»19. A diferencia de los seudónimos, el apodo (o
sobrenombre) no lo elige una persona por sí misma, sino lo elige su alrededor por las
características típicas que uno tiene (tanto psíquicas como físicas). Los motivos más
usados son por ejemplo características físicas —descriptivas, metafóricas o
metonímicas —, características psíquicas, inspiradas en el nivel de inteligencia,
temperamento o afición, y otros motivos como profesión o similaridad con un
personaje famoso.
En los nombres de grupos, la siguiente categoría de los antropónimos, pertenecen estas
subcategorías:
• genticilios: nombres de naciones o tribus
• nombres de habitantes: madrileño, granadino
15 Desaparición de una o varias sílabas al final de una palabra: Felipe→Feli. 16 Desaparición de una o varias sílabas al comienzo de una palabra: Roberto→Berto. 17 Se postpone un sufijo diminutivo: Luisa→Luisita. 18 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009. 19 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009.
13
• nombres de familias o linajes: Habsburgo, Casa de Borbón
• apodos de un grupo
En la denominación checa se encuentra también el término antropónimos falsos, que
hace referencia a nombres de personajes de fábula, por ejemplo Blancanieve, o nombres
mitológicos, a donde pertenecen teónimos —nombres de dioses—, o nombres como Pegas o
Jimera.
A continuación se presentan más detalladamente los nombres de pila.
3.1. Los nombres de pila
Nuestros nombres formulan nuestra vida y nuestra personalidad desde nacimiento. Por
eso deberíamos prestarles mayor atención y buscar las raíces de este tesoro que nos dejaron
las naciones antiguas. En este capítulo se presentarán los tipos de nombres de pila en España,
se planteará su origen (sobre las lenguas de las que proceden los nombres versará el capítulo
4, es decir, «Las lenguas incluidas en la antroponimia española»), se ofrecerán varios motivos
de elección de los nombres de pila desde la historia hasta hoy en día y se mencionarán las
tendencias actuales de los españoles al nombrar sus descendientes. También se hablará sobre
una forma específica de los nombres de pila: de los hipocorísticos.
Como dice Luis T.Melgar Valero en su obra El libro de los nombres (2006: 3): «Las
palabras tienen algo de magia. [...] Y si hay una palabra especialmente poderosa, ésa es el
nombre propio». Por ejemplo si vemos el nombre de Dios en la historia, las culturas tenían
otro nombre para él, para no pronunciar el verdadero. Esta tendencia sobrevive en algunas
culturas hasta la actualidad. En el libro mencionado más arriba de Luis T.Melgar Valero, se
nos aclara que: «No son pocas las culturas en las cuales cada ser humano tiene dos nombres,
uno que cumple la función social y otro secreto, místico y mágico, y que nadie más que el
interesado debe saber» (2006: 3).
A primera vista es de presumir que las civilizaciones modernas no dan tanta
importancia a la elección de los nombres ni a sus significados. En España el día de
celebración de onomástica no tiene tanta importancia como por ejemplo en la República
Checa, pero la importancia que se da, en ese país católico, al bautismo, es también muy
grande. Los nombres de pila se también emplean en la denominación de los objetos
inanimados o colectivos como barcos, empresas, tiendas o grupos musicales.
14
El sistema antroponomástico consta de dos miembros: de nombre de pila y de apellido.
Cada miembro puede ser representado por uno o varios constituyentes. Según este punto de
vista se distinguen los nombres de pila simples y los nombres de pila compuestos20 y 21. Se
distinguen nombres masculinos (Fernando, José, Sancho, Joaquín, Esteban, Benito, etc.) y
nombres femeninos (María, Carmen, Beatriz, Cristina, Raquel, etc.). En la tradición hispánica
no existen nombres con los cuales se podrían llamar tanto los hombres como las mujeres,
como por ejemplo los nombres René o Saša en checo. Pero durante la historia se ha
formulado en España un grupo especial de los nombres femeninos, como se verá a
continuación.
Si se consultan los documentos accesibles de los siglos XIII y XIV, como por ejemplo
los documentos municipales, testamentos o listas de impuestos, figuran allí casi únicamente
los nombres masculinos como los cabezas de familias. Pero no hay casi ningún nombre
femenino:
En efecto, las mujeres se designan frecuentemente en relación a un nombre de su
familia, su marido o su padre casi siempre, pero también a veces su hermano, su hijo o hasta
su yerno o se contentan con denominarlas como esposa, viuda, madre, hija, hermana o suegra
de... sin indicar su nombre ni apellido (Menjot, 1981: 14).
Precisamente en ésta época se empezaron a formular los nombres femeninos que: «[...] no son
más que formas feminizadas de nombres masculinos: Sancha, Francisca, Juana, Berenguela,
Ramona» (Menjot, 1981: 15). Estos nombres forman un gran grupo también en los nombres
actuales22. Salvo los ya mencionados, se pueden formular por ejemplo las siguientes parejas:
José-Josefa, Antonio-Antonia, Manuel-Manuela, Luis-Luisa, Ángel-Ángela, Emilio-Emilia,
Julio-Julia, Cristian-Cristina o de catalán Esteve-Esteva. Además de esas parejas de las cuales
ambos elementos se utilizan con casi la misma frecuencia existen otras, de las cuales se
conservó solo el elemento femenino, o el masculino se ha creado a base de femenino pero no
se usa tanto. Entre este grupo pertenecen por ejemplo nombres de pila Susano, Teresio o
Minervo23. Sobre estos nombres informa Gutierre Tibón (2002: 223-229), en caso de Minervo
20 Los nombres femeninos compuestos más usados son por ejemplo María Carmen o María Dolores, y los masculinos José Antonio y José Luis. Para otros, véase el anejo con los nombres de pila más frecuentes. 21 Para los apellidos compuestos véase el capítulo 3.2. 22 Véase el anejo con los nombres femeninos más frecuentes. 23 Como Gutierre Tibón es un autor mejicano es posible que estos nombres se usan solo en el ambiente hispanoamericano.
15
en la página 170, donde también aclara que Minervo es: «forma masculinizada del nombre de
la diosa Minerva».
Como se verá en el capítulo cuatro, otra clasificación para los nombres de pila en el
territorio español será según las lenguas. Según los hechos históricos sucedidos en la
Península Ibérica no sorprende que hay nombres de origen hebreo tanto judíos —Abraham,
Jacob, Samuel, Joseph, David o Josefina— como cristianos —Daniel, Marcos, Lucas, Mateo
o Magdalena—, nombres germánicos —Ricardo, Roberto, Federico, Luisa, Matilde o
Elvira—, nombres latinos como Domingo, Benito, Cesar, Clara, Gloria o Lucía, o nombres
árabes de los cuales el más usado es Mohamed que figura en el sexagésimo séptimo lugar
entre los nombres más frecuentes24 y 25. El nombre femenino árabe más usado es Fátima. Lo
que no se puede olvidar es también la presencia de otras lenguas además del castellano en la
España actual, como vasco o catalán. Por eso hasta hoy día, y no solo en los territorios
respectivos, son populares algunos nombres vascos —Iker, Aitor, Unai, Nuria o Ainara— o
más los catalanes como Pere, Jaume, Ramón, Joan o Montserrat26.
3.1.1. El significado de los nombres de pila En el presente trabajo no se explica el significado de los nombres de pila27 ni apellidos
pero hay que acordar que cada nombre tiene su propio origen y significado. Como nos aclara
Roberto Faure (2001: XIV-XV):
[...] un apellido, un nombre de pila o un nombre de lugar (también llamado topónimo:
Zamora, Tarragona, Madrid, Duero, etc.) fueron, no lo olvidemos, palabras comunes con un
significado concreto en alguna lengua, aunque hoy ya no entendamos su significado. A modo
de ejemplo, hay nombres de bautismo, apellidos y topónimos cuyo significado todavía
podemos entender o intuir porque siguen siendo palabras comunes en castellano; es obvio el
significado de nombres como Cándido, Buenaventura, Bienvenida, etc., pero la inmensa
mayoría de los nombres de bautismo pertenecen a otras lenguas (hebreo, latín, germánico,
etc.), de forma que ya no tienen un significado claro para nosotros [...].
24 Véase el anejo con los nombres masculinos más frecuentes. 25 Los nombres árabes probablemente figuran en las estadísticas gracias a los inmigrantes de Magreb. 26 Véase el capítulo 3.1.4. «Las tendencias actuales – los nombres extranjeros». 27 Véase el anejo con la explicación del significado de los nombres más frecuentes en España.
16
Lo mismo también recuerda Grace de Jesús Álvarez (1968: 17): «No existe apellido, nombre
propio o individual que no haya comenzado por ser vocablo común significativo. Si la historia
ha oscurecido las huellas de su etimología, no por eso ha dejado de tenerla y hay siempre la
probabilidad de encontrarla.»
Nuestros antepasados eligieron el nombre de su bebé después de haber contemplado
muchos factores28 y uno de ellos podría ser también el significado. Si decidieron llamar a su
niño con un nombre de un santo, contaron con la protección al niño por ese santo, aunque
como presenta Gutierre Tibón (2002: 162): «Durante muchos siglos el nombre de la Virgen
María se consideró demasiado sagrado para usarlo como nombre de pila. En España se
emplearon en sustitución nombres de sus advocaciones o atributos, como Pilar, Socorro,
Concepción, Refugio, Amparo, Dolores, Soledad, etc.»
Solo para demostrar qué pueden significar los nombres de pila se presentan a
continuación los nombres de pila más frecuentes en España con su explicación29:
José: nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la
familia)»
Antonio: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros
Juan: nombre hebreo, «Dios es misericordia» o también «Dios es misericordioso»
Manuel: hebreo, «con nosotros (está) Dios»
Francisco: nombre romance, antiguo italiano de Francesco «francés»
Luis: deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla»
Miguel: del hebreo mi-ka-El, «¿Quién como Dios?»
Javier: del euskera etche-berri, «casa nueva»
Ángel: Del griego aggelos, «mensajero». En la tradición cristiana, es el nombre que se le da a
los espíritus servidores de Dios.
Carlos: de origen germánico, deriva de karl, «viril, dotado de gran inteligencia»
María: proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia»
Carmen: variante de nombre hebreo Carmela que proviene de karm-El, «jardín de Dios»,
nombre Carmen se utiliza en honor de la Virgen del Carmen.
Ana: deriva del hebreo Hannah, que significa «gracia, compasión»
Isabel: nombre hebreo que significa «Baal da la salud»
Dolores: nombre místico, alusivo a los siete dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores)
28 Véase el capítulo 3.1.2. «La elección de los nombres de pila». 29 Para las explicaciones se consultaron los libros de Gutierre Tibón (2002) y de Luis T. Melgar Valero (2006).
17
Pilar: nombre cristiano en honor de la Virgen del Pilar
Josefa: femenino de José, nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él
(Dios) aumenta (la familia)
Teresa: varios significados, probablemente de latín Therasia, Terasia, Teresia, o del origen
griego «cosechar, segar», por lo cual Teresa sería «la cosechadora, la segadora», o también de
la isla de Tera
Rosa: nombre de flor de origen latino
Antonia: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros
Según el significado se pueden dividir los nombres en compuestos, simples u
oracionales.
Los nombres latinos son siempre simples, es decir, la palabra que designa el nombre
actual originó como un vocablo común, por ejemplo Félix procede del latín felix, que significa
«feliz», Pedro es del latín petrus, «firme como la piedra», Vicente deriva del latín vicens,
«vencedor», Clara del latín clarus, «claro, ilustre» o Marina del latín marinus, «del mar». Los
nombres latinos se derivaron de una característica de alguien y después se empezó a llamar a
esta persona con esta característica que luego se transformó en nombre.
Los nombres hebreos son en mayoría compuestos, cuando una parte de ellos significa
Dios y la segunda alguna especificación, como en Gabriel que es del grb-El y significa
«fuerza de Dios», en Rafael que es del rapha-El y significa «Dios sana», en Magdalena —
migda-El, significa «torre de Dios»— o Elisa que se compone de El-yasa y significa «Dios ha
ayudado». Los nombres hebreos pueden ser tanto religiosos como profanos: Ana, significa
«gracia», Raquel es «oveja» y Diego significa «segundogénito».
En los nombres germánicos se puede registrar el significado bélico, por ejemplo, el
nombre Federico proviene del fridu-reiks que significa «rey de la paz», Gonzalo, del gund-
all-vus, significa «totalmente preparado para el combate». Lo interesante es que también
algunos nombres femeninos tienen este significado bélico como por ejemplo Matilde, del
math-hild, significa «guerrero fuerte», o Elvira del athal-wina, significa «noble guardiana».
Entre los nombres oracionales se incluye por ejemplo nombre Miguel, que proviene
del hebreo mi-ka-El y se explica como «¿Quién como Dios?».
Algunos nombres tienen significado claro para los hablantes hasta hoy día. Esos
nombres se pueden encontrar en el libro de Gutierre Tibón, Diccionario etimológico
comparado de nombres propios de personas, 2002. Hay, por lo menos, tres grandes grupos en
los cuales existen más de tres ejemplos: el primer grupo pueden representar los nombres de
18
flores, que se usan como nombres de pila: Amapola, Begonia, Camelia, Dalia, Gardenia,
Jacaranda, Lilia, Magnolia, Rosa o Violeta. El segundo grupo podrían ser los nombres de
piedras preciosas como Diamante, Esmeralda, Gemma, Perla o Rubí y el tercer grupo lo
forman los nombres de países o continentes que para algunos padres también sirven de
inspiración en nombrar a su niño: África30, Albión, América, España, Europa, Helvecia,
Irlanda, Israel o Italia.
Aunque entre los presentados veinte nombres más frecuentes en España la mayoría
procede del hebreo, no es así entre los doscientos disponibles del INE, donde la mayor
frecuencia la ocupan los nombre latinos31. Pero de los primeros puestos ocupados se puede
presumir que los españoles dan cierta importancia a su religión y creen que su niño será mejor
protegido con un nombre de Biblia, o, por lo menos, siguen las ideas de sus antepasados que
se verán en el capítulo que sigue.
3.1.2. La elección de los nombres de pila La elección de un nombre de pila a un hijo o hija no es una cosa fácil y entre los
padres existen varios motivos, como se presenta en el artículo de Denis Menjot (1981: 11):
En efecto, el nombre propio de cada individuo le ha sido impuesto por sus padres
debido a diferentes causas difíciles de separar: deuoción [sic] a cierto santo considerado eficaz
para proteger a su hijo, influencia de la moda, [...] o razones psicológicas (indiferencia, falta
de imaginación, respeto a la tradición, intención especial...).
En la historia, en la elección del nombre influyeron varios factores. El más marcador
fue el Concilio de Trento a mediados del siglo XVI, donde se recomendó a los fieles nombrar
sus niños según los santos. Desde aquel tiempo se puede observar la repetición de algunos
nombres de pila como José, Marcos, Pedro o María, Asunción o Rosario. Antes del Concilio
la gente tenía libertad en estas cosas, aunque la cristianización de España32 inspiró a los
habitantes para llamar sus hijos según los nombres de la Biblia, hasta los de los mártires,
muchos siglos antes del Concilio.
30 El nombre feminino África figura en el lugar ochenta y cinco en la estadística de los recién nacidos. 31 Véase la parte práctica del presente trabajo. 32 A partir de los siglos IV y V.
19
Los nombres de nuestros antepasados se pueden dividir en dos grupos: nombres
propiciatorios y nombres protectores33. La gente creía que si alguien sabía el nombre real de
su niño tenía el poder sobre su destino y por eso le daban otro nombre falso. Los nombres
protectores deberían proteger a su portador contra las fuerzas del mal o demonios. Para alejar
los demonios de los niños se les pusieron nombres con características ficticias negativas que
significaban estupidez, locura, fealdad, fingiendo que los niños no eran queridos o que eran
adoptivos. Para afirmar la longevidad se utilizaron nombres de abuelos.
El objeto de los nombres propiciatorios era asegurar al portador la salud, la fuerza, el
destino próspero o cualidades positivas. Hasta la Edad Media se creyó que el nombre
predestinaba la vida del niño, y muchas veces casi nadie sabía el nombre real pero solo ese
nombre falso. Algunos de los nombres falsos se transformaron en apellidos y se ven hasta hoy
día34 como Gallardo, Guerrero o Bravo, aunque estos nombres se también podrían formular
durante la vida y emplearse por cierta característica que uno tenía.
Durante el proceso de elección de nombre tiene cierto valor el hecho de si existe en la
familia un nombre de pila heredado, como conmemora Denis Menjot (1981: 12): «[...]
observamos con frecuencia en los medios dirigentes, cuyas estructuras familiares son más
conocidas, que el hijo primogénito lleva el mismo nombre que su padre, nombre familiar que
se transmite de generación en generación». Como este tipo de denominación podría causar
problemas, porque el nombre pierde su función identificativa, Menjot aclara que «se añadiría
en los documentos oficiales el apelativo “el viejo” despues [sic] del nombre del padre y “el
moço” despues [sic] del filial».
Otro motivo eran los hechos históricos, o más bien los personajes de ellos, por ejemplo
Alfonso en el territorio castellano y Jaime en Cataluña. Otro motivo relacionado con los
personajes históricos nos lo presenta Gutierre Tibón, (2002: 185), sobre el empleo del nombre
Óscar: «Óscar es llamado por el poeta escocés Macpherson, el hijo del bardo Ossian; y
Napoleón, por su afición a los poemas osiánicos, impone a su ahijado, hijo de Bernadotte, el
nombre de Óscar. Éste sucederá a su padre en el trono de Suecia como el rey Óscar I, y será la
causa de la nueva difusión de Óscar como nombre de pila». También los personajes literarios
pueden inspirar a la gente, como Isolda: «En la Edad Media, Isolda se usó como nombre de
pila por la popularidad de la novela Tristán e Isolda [...]» (Gutierre Tibón, 2002: 135).
33 La traducción es nuestra de los términos checos jména přací y jména ochranná. 34 Véase el capítulo 3.2. dedicado a los apellidos.
20
Algunos motivos que hoy en día pueden parecer raros se empleaban mucho, como
aclara Luis Melgar Valero (2006: 61) para el caso del nombre Bienvenido: «Bienvenido –
nombre medieval cuyo origen se encuentra en la expresión latina bene-venutus, “bienvenido”.
En un principio se aplicaba a los hijos muy deseados», o Gutierre Tibón (2002: 174) sobre el
nombre Natal: «Natal – nombre de pila que se da a los niños nacidos el 25 de diciembre».
Para cada individuo es muy importante el nombre de pila que tiene, porque le
acompaña durante toda su vida. Los padres deberían prestar a la elección la mayor atención.
Hay varios criterios que se deberían respetar. Los niños no se nombran con hipocorísticos, o
nombres que designan un objeto (sustantivos). También es importante la forma gráfica
correcta del nombre. Otro elemento que deberían tener en cuenta los padres es cómo suena el
nombre de pila con el apellido como conjunto. No se recomienda nombrar a un niño con
nombre que termina en misma letra como empieza el apellido (David Diez, Manuel López,
Carmen Navarro o Miriam Moreno) o hasta la misma sílaba: Alvaro Romero, Fernando
Domínguez, Verónica Carmona o Laura Ramos. Otro problema para el portador del nombre
puede causar si su nombre se rima con su apellido como Laura Saura, Marcos Campos, Pilar
Aguilar o Fernando Velasco. Y el último criterio es no tener el mismo nombre y el mismo
apellido: Esteban Esteban, Martín Martín, Vicente Vicente o Santiago Santiago; o si el
apellido se también usa como el nombre de pila, no se debería combinar con un nombre de
pila que se puede usar como apellido: Martín Vicente o Santiago Esteban. Aunque ninguna
ley prohíbe llamar a los niños de esta manera, hay que pensar en su futuro, como se dice en El
libro de los nombres (2006: 6):
La decisión de la familia de otorgarle al recién nacido un nombre más o menos sonoro,
ligado o alejado de la tradición familiar o de una etimología más o menos cercana al mundo
occidental, será muy importante para el portador durante toda su vida, porque habrá aspectos
de su personalidad[...].
Actualmente existen varios otros motivos para llamar a un recién nacido con cierto
nombre: si el nombre es popular entre la gente, si a los padres les gusta algún personaje
famoso (actor, actriz, cantante, político) o también si el nombre ya está o no en la familia. Los
motivos no se pueden detectar con exactitud, pero es probable que se repiten los de la historia:
afirmar la protección a los niños, y desear a ellos el mismo destino como tienen actuales
portadores del nombre. Los padres también quieren cierta originalidad para su recién nacido y
21
eligen nombres exóticos con el deseo de distinguirle a los demás. Más posibilidades se
presentan en el capítulo siguiente.
3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros La popularidad de algunos nombres en la historia demuestra el hecho de que algunos
nombres de pila se transformaron en apellidos35 —Fernández, Rodríguez, Domínguez,
Sánchez, Vicente, Ramírez—, pero no hay ningunos materiales completos o representativos
de los nombres de pila de la historia española. Por otro lado, en nuestra época —con la ayuda
de técnica— se crean muchas estadísticas sobre los antropónimos en general, que nos ofrecen
una imagen de la sociedad actual, porque como se ha comentado en el capítulo anterior, sobre
la sociedad influyen varios impactos.
Si se comparan los nombres de pila de los recién nacidos en el año 2007 con nombres
más populares en los años veinte36, las diferencias se notan a primera vista. Los nombres que
hoy figuran en los primeros lugares no aparecieron entre los primeros cincuenta o no eran tan
frecuentes; por ejemplo, el nombre femenino Lucía, que es el primero entre las recién nacidas,
no figura en la estadística de la época de los veinte, y primeramente aparece en los años
ochenta. La popularidad de María es obvia ya desde hace muchos años, pero Paula, en tercer
lugar actualmente tampoco figuró en los años veinte. Los primeros lugares en las estadísticas
de los nombres masculinos los ocupaban por muchos años José, Antonio y Manuel,
acompañados desde los años setenta por David. Pero las estadísticas del año 2007 muestran
que los españoles van abandonando los nombres clásicos y —como se presenta en el capítulo
anterior— prefieren nombres exóticos o modernos. Los primeros cinco nombres masculinos
más populares entre los padres son: Daniel, Alejandro, Pablo, David y Adrian, seguidos por
nombres Alvaro y Hugo. Pero el término «moderno» no es muy adecuado porque los nombres
que no aparecieron en las últimas décadas son solo un tipo de resurrección de los nombres
usados ya en Edad Media37 o de nombres que no se usaron tanto en los últimos años.
Lo que puede atraer la atención en la estadística de los nombres de los recién nacidos
es el hecho que aparecen entre ellos los nombres extranjeros. Como informa Rosario Roldán
Sánchez (1998: 276), esta tendencia es propia de las últimas décadas del siglo XX, cuando en
35 Más informaciones sobre los apellidos en el anejo «Apellidos más frecuentes» o en capítulo dedicado a ellos. 36 Véase la segunda parte práctica. 37 Véase Denis Menjot (1981: 17), donde se pueden encontrar nombres Alvaro, Hugo o David.
22
1977 «se modificaron el artículo [sic] 54 de la Ley del Registro Civil y el Artículo 192 del
Reglamento de la misma Ley, que obligaba al uso del nombre en español».
Actualmente se ven niños llamados Kevin, Aaron, Christian, Iván, Bruno o Jan y niñas
con nombres Sheila, Luna, África, Lorena, Elsa o Jana. La influencia anglosajona es
marcadora, pero lo que puede sorprender es la aplicación del nombre ruso Ivan, que figura en
el decimotercio lugar entre los nombres masculinos más usados para los recién nacidos.
Los nombres de pila que probablemente se harán más populares en el futuro podrían
ser Felipe, Sebastian o Benito y Catalina, Emilia o Vicenta, porque esos nombres no se
empleaban durante muchos años y podrían cumplir la condición de los padres que quieren un
nombre no muy frecuente, tal como empezaron los nombres que encabezan las estadísticas
hoy en día.
3.1.4. Hipocorísticos Como se mencionó en el capítulo tres sobre los antropónimos, un grupo nutrido de
ellos lo forman los hipocorísticos: nombres que se usan en el ambiente extraoficial. El DRAE
explica la palabra hipocorístico en su valor adjetivo como: «Dicho de un nombre: Que, en
forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o
eufemística; p. ej., Pepe, Charo». Además de las funciones básicas de otros antropónimos, los
hipocorísticos cumplen la función expresiva.
Los hipocorísticos pueden tener el tono positivo y el tono negativo. Los primeros se
llaman meliorativos y los segundos peyorativos. Es interesante que los peyorativos no se usan
solo para insultar a alguien pero también entre los adolescentes para crear la impresión de que
ya son adultos.
Se han elegido varios hipocorísticos del libro de Gutierre Tibón para ver cómo se
pueden formar los hipocorísticos y qué diferentes formas pueden adoptar. Además de esos,
los hipocorísticos se pueden crear de la repetición de la primera sílaba como de Diana →
Didi. Se pueden dividir en varios grupos:
- hipocorísticos que se forman con aféresis (desaparición de una sílaba en el comienzo):
Vicente→Chente; Roberto→Beto; Agustín→Tin; Enriqueta→Queta (que ya se usa como
nombre de pila); Eleonara/Leonora→Nora (también usado como nombre de pila)
- hipocorísticos que se forman con apócope (desaparición de sílabas al final de la palabra):
23
Maximiliano→Max (también se puede encontrar como nombre de pila); Tomás→Tom;
Rafael/a→Rafa
- hipocorísticos que no concuerdan con la forma original del nombre:
Narciso→Chicho; Gregorio→Goyo; Eduardo→Lalo; Ester→Teche; Basilio→Bacho; Ignacio
(en vasco Iñaki), hipocorístico: Nacho; Francisco→Frasquito (contracción de Fra[nci]squito),
Pancho, Paco; Ramón→Moncho
- diminutivos:
Rafael/a→Falito; Leonel, diminutivo de León; Fina, diminutivo de Josefina o Serafina; Dora
– diminutivo de Dorotea, Teodora o Isidora; Catalina→Catita, Catana
- hipocorísticos que ya se usan como nombres de pila y no se mira su origen:
Margot, hipocorístico francés de Margarita; Lola, forma hipocorística de Dolores, Frida –
hipocorístico de nombres germánicos cuyo primer elemento es frithu, «paz», como Frederika,
Fredesvinda o Frideburga; Emma, germánico, hipocorístico de nombres cuyo primer elemento
era Ermin, Irmin, como Ermengarda, Ermintruda, Ermenilda, etc.; Bruno – forma
hipocorística de uno de los muchos nombres cuyo primer elemento es brünne (antiguo alto
alemán, brunna, prunja) «peto, coraza», como Brunmundo, Brunardo, Brunfrido, Brunulfo,
etcétera; Berta – hipocorístico de un nombre cuyo primer elemento era berth, «brillo,
resplandor», como Bertrada, Bertsinda, Bertlinda, etc.; Amelia, hipocorístico de Amelberga y
variante del nombre de esta santa.
Por supuesto, la mayor variabilidad de formación de hipocorísticos la ofrecen dos
nombres de pila que utiliza una persona. Gutierre Tibón presenta este caso de hipocorísticos
sobre todo para los nombres femeninos: hipocorístico de María de Lourdes – Milú, Malú;
Marisol, hipocorístico de María del Sol o de María de la Soledad. También Maricruz y
Mariluz, Marisa: contracción de María Luisa, diminutivo Marisela.
3.2. Los apellidos
Aunque el estudio de los apellidos no es el objetivo de este trabajo, es necesario
dedicarles por lo menos un capítulo, porque con los apellidos se cumple la función básica de
los nombres de pila, es decir, la función identificativa. Primeramente se hablará sobre la
historia de los apellidos que es muy interesante sobre todo en sus comienzos, después se
24
clasificarán los apellidos en varios grupos y se describirán más detalladamente los apellidos
patronímicos, que tienen más de ver con los nombres de pila.
En la «Introducción» del libro de Roberto Faure (2002: XVII) se puede encontrar esta
información sobre los primeros apellidos y su importancia en la identificación de un
individuo:
La función del apellido no es sino la de servir de complemento al nombre de pila para
evitar confusiones. En origen, los apodos u otro tipo de denominaciones hacían el papel de
apellido, con distintivos tales como ‘José el hijo de Pedro’, ‘José, el del Corral’, ‘José el
gordo’, ‘José el herrero’, etc. Es evidente que la repetición de los nombres de pila hizo
necesario el uso de un segundo nombre para distinguir a individuos con el mismo nombre de
bautismo.
En resumidas cuentas, el apellido se puede caracterizar como el nombre de una familia
que pasa de una generación a otra, en unos casos ya por muchos siglos, y que no se puede
cambiar libremente. En esto se también observa la diferencia básica entre el nombre de pila y
apellido: el apellido se hereda. Pero no fue así siempre como se verá más adelante.
Como se ha presentado en el capítulo 3.1., tanto los nombres de pila como los
apellidos pueden ser simples o compuestos, aunque los apellidos españoles son en la mayoría
compuestos. Más informaciones se pueden encontrar por ejemplo en el libro de Roberto Faure
(2002: XLIII), donde se presenta que primeramente los apellidos compuestos los usaron las
familias nobles para no perder ni el apellido de la madre ni el del padre, o para distinguirse de
otros linajes nobles o también de familias «ordinarias» con el mismo apellido patronímico,
sobre todo en el caso de los apellidos frecuentes como García o Fernández. Para dar a su
apellido el sonido más sonoro y el aspecto noble los apellidos compuestos penetraron entre las
capas bajas hasta que (ibid.):
[...] a partir del siglo XVI nació la costumbre de unir el apellido paterno y materno,
aunque el segundo no se heredara más allá de la primera generación. Esta costumbre, que
sigue vigente en nuestros días, se hizo obligatoria a mediados del siglo XIX con la ley del
Registro Civil, principalmente para evitar confusiones entre individuos con el mismo nombre
de pila y primer apellido [...].
25
Esta costumbre es propia para el territorio de la Península Ibérica y no se usa en otros países
europeos, como se puede ver también en la República Checa.
3.2.1. La historia de los apellidos La historia de los apellidos es larga, aunque no tan larga como la de los nombres de
pila. Los apellidos proceden de la necesidad de identificación de dos (o más) personas que
tenían el mismo nombre de pila. Sobre la historia de los apellidos habla por ejemplo Grace de
Jesús Álvarez (1968: 21):
En sus orígenes, las tribus, los pueblos, las familias y las civilizaciones no usaron ni
conocieron los apellidos. Los nombres personales de pila, siempre significativos, eran
suficientes para distinguir al individuo, hasta que las dificultades sociales para distinguir dos
individuos de igual nombre impusieron el empleo de apodos, o sobrenombres que sirvieron
para distinguir el grueso del delgado, el moreno del blanco, y el que vivía cerca del río del que
tenía una casa en el monte.
Por eso se formularon los apodos, como más adelante describe la misma autora (1968: 23):
Había familias en que todos los varones llevaban un solo nombre, por ejemplo Juan, y
todas las mujeres el de Antonia. Así se impusieron los apodos. Don Pedro el longo, Don
Bastardo el tuerto, Pedro dito arlote, Martín urde males, y Don Fernando de la cerda (por el
pelo que tenía en el pecho y en el cuello, quien fue infante de Castilla, nieto del Rey San
Fernando e hijo primogénito de Alfonso el Sabio).
Aunque cierto tipo de apellidos se puede encontrar ya en la Biblia38 los primeros
apodos o apellidos aparecen, según Roberto Faure (2002: XVIII), en la Edad Media:
Es probable que el uso del apellido empezara a extenderse a partir de los siglos XI o
XII, cuando el constante empobrecimiento de la onomástica hizo preciso el uso de un segundo
nombre. En la Edad Media, al igual que ocurre todavía hoy en día, los nombres de pila o de
bautismo respondían a «modas» y a la necesidad de imitar los nombres de las clases
dominantes, de personajes famosos o de santos muy venerados (razón ésta muy importante en 38 «En el santo evangelio según San Juan encontramos Simón, hijo de Jonás, Felipe de Bethsaida, Jesús Nazareno y Simón Iscariote» (Grace de Jesús Álvarez, 1968: 21).
26
la Edad Media), lo cual terminó reduciendo el abanico de nombres escogidos para el recién
nacido.
La evolución de la situación era casi la misma como en el Estado checo en la misma
época, según nos presenta el ambiente Miloslava Knappová en su libro Naše a cizí příjmení v
současné češtině39 (2002: 3-4), donde se dice que: «Osobní jména vznikala tehdy, když se
objevila potřeba jedince pojmenovat, individualizovat a identifikovat, zvláštním označením
jej odlišit od ostatních. [...] K rozlišení osob se stejným jménem se začaly užívat obměny
jména[...]»40.
Las razones para la formación de un apellido pueden evocar las de formación de los
sobrenombres41. Sigue la explicación de Grace de Jesús Álvarez (1968: 22), que es más o
menos la misma en comparación con la que ofrece en su libro Miloslava Knappová:
Es evidente que el estado, origen o condición, la edad y el parentesco, la ocupación,
oficio, cargo, blasón o dignidad, los defectos, cualidades, color, estatura, forma, las
semejanzas o diferencias con nombres de animales y, en una palabra, toda circunstancia o nota
que podían caracterizar a las personas, se hacían servir de apodos, los cuales, cuando pasaban
de los padres a los hijos, tendían a convertirse rápidamente en apellidos de familia.
La situación era diferente para las mujeres, como ya se había presentado en el caso de
los nombres de pila42. Como las mujeres no figuraban en los actos oficiales como ventas y no
poseían ningunos bienes, no necesitaban apellido para diferenciarse de otras mujeres. Sobre
esta situación informa Grace de Jesús Álvarez (1968: 22): «Las mujeres antiguamente no
llevaban más que un nombre, pues estaban destinadas al matrimonio que les separaba de su
familia para siempre por identificarse con la de su esposo.»
Con la llegada del siglo XVI todo empezó a cambiar: «En 1545 se celebró el Concilio
de Trento, donde a continuación de los consejos del Cardenal Cisnernos se organizó, ordenó y
se estableció el principio básico del apellido. Los libros parroquiales se formalizaron» (Grace
39 Título de libro: Los apellidos checos y extranjeros en la lengua checa actual. La traducción es nuestra. 40 «Los nombres propios de personas surgieron con la necesidad de nombrar, individualizar e identificar a un individuo, y distiguirle con una designación especial de los demás. Para distinguir a las personas con el mismo nombre se empezaron a utilizar los cambios de nombre de pila». La traducción es nuestra. 41 Véase el capítulo 3. – «Antroponimia». 42 Véase capítulo 3.1. «Los nombres de pila», donde se presenta el caso de designar a las mujeres en relación a un nombre de su familia como mujer de o hija de sin indicar su nombre.
27
de Jesús Álvarez, 1968: 28). El proceso de formar los apellidos duró más o menos un siglo
más hasta que se llegó a la consolidación (ibid.):
Con el establecimiento de los libros parroquiales adquirieron los apellidos fijeza de
transmisión, fijeza hereditaria y continuidad, con pocas excepciones, hasta nuestro siglo
actual. Ya no se inventan apellidos. Habíamos llegado a la culminación del desarrollo del
apellido hispano durante el Siglo de Oro.
Para hacer un resumen de la situación, se toman los datos del libro de Roberto Faure
(2002: XVIII): «La fijación de lo apellidos empieza con la difusión del uso de documentación
legal y notarial a partir de la Edad Media». Primeramente se nota la tendencia de añadir el
apellido en los documentos eclesiásticos o en los documentos sobre la clase noble. «[...]
posteriormente, el uso de documentos notariales o parroquiales se extiende al resto de la
población, lo que terminará reforzando el uso de un distintivo que, añadido al nombre de pila,
acabará por convertirse en lo que hoy es el apellido hereditario» (ibid.). Pero hasta la mitad
del siglo XVI el uso de los apellidos no fue obligatorio. Desde el Siglo de Oro43 ya no se
desarrollan mucho los apellidos y los cambios más llamativos se ven tan solo en la ortografía
de ésos. El último gran cambio se hizo en el siglo XIX, en el año 1870, cuando en España
«fue promulgada la ‘Ley Provisional Del Registro Civil’, que permanecería invariable hasta
1957»44. En esta Ley se especifican las condiciones para denominar a un niño, y se puede
cambiar tanto el nombre de pila como el apellido por las razones explicadas allí.
Para ver cuáles apellidos concretamente han llegado hasta nuestra época, véase el
subcapítulo que sigue y también el anejo con los apellidos más frecuentes.
3.2.2. Clasificación de los apellidos
Los apellidos se pueden clasificar según varios criterios. Aquí se presente la
clasificación según el libro Diccionario de los apellidos españoles (2002: XXI), donde la
hacen por orden de frecuencia:
1. Nombre del padre
43 Con el término Siglo de Oro se comprende sobre todo la época de los siglos XVI y XVII. 44 Información tomada de: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,98,m,2121&r=ReP-9512-DETALLE_REPORTAJESPADRE, consultado el 7 de abril de 2009.
28
2. Nombre del lugar de procedencia o residencia del individuo45.
3. Profesión, cargo o título del interesado.
4. Apodos, motes, nombres alusivos a características personales, anécdotas relacionadas
con el individuo o su familia
5. Apellidos referentes a consagraciones a Dios, bendiciones, augurios para con el recién
nacido, hechos relativos al nacimiento, etc.
6. Nombres de origen incierto o desconocido.
Otra clasificación la presenta en su libro Grace de Jesús Álvarez (1968: 23): «Casi todos
los genealogistas hispanos dividen los apellidos en tres grupos: personales, patronímicos o
matronímicos y toponímicos». Aunque añade que «[...] debiera de haber otra división llamada
apellidos hagiográficos, pues he hallado que son abundantes en la onomástica personal
hispana moderna» (ibid.). Lo que es interesante de esa obra de Grace de Jesús Álvarez es la
conclusión, donde se dice que: «[...] al contrario de lo que se ha creído hasta ahora, los
apellidos toponímicos, y no los patronímicos, son los más abundantes en la Onomástica
española, desde el punto de vista de la variación» (1968: 572). Su conclusión se basa en la
investigación de más de 80 000 apellidos de la Guía telefónica de Madrid y provincia. Es
interesante, que casi la misma clasificación la presenta en su libro Miloslava Knappová,
porque también en el ambiente checo hay muchos apellidos patronímicos, toponímicos, pero
también muchos que designan una característica o profesión del portador del nombre hasta los
de origen verbal.
3.2.2.1. Los apellidos patronímicos
Los apellidos patronímicos son los que son más importantes para este trabajo por su
origen en los nombres de pila del padre del portador y por eso se llaman patronímicos. Una
cosa muy interesante que se puede observar es que los nombres de pila de los cuales se
desarrollaron los apellidos patronímicos actualmente no son muy populares como nombres de
pila y no se usan tanto. Sobre la historia del apellido López informa Gutierre Tibón (2002:
152): «Lope, forma hispanizada de del latín Lupus, “lobo”. (véase lupo, lobo). Figura en el
45 «Puede tratarse desde el nombre de un país, ciudad o aldea, hasta del de una partida, una propiedad, un edificio, un accidente geográfico, etc.» (Faure, 2002: XXI).
29
santoral, pero ya casi no se usa como nombre de pila, en tanto que ha producido uno de los
más populares patronímicos españoles: López».
Entre los cien apellidos más frecuentes en España, este grupo de apellidos es el más
numeroso, probablemente por la razón de que tienen una tradición muy larga, como nos
presenta Roberto Faure (2002: XL): «En la Edad Media existía en Castilla, León, Navarra y
Aragón una práctica para formar el segundo nombre del hijo: añadir el nombre del padre
aplicándole la terminación –ez, -z o –iz (forma ésta más propia de Aragón)». Después nos
explica que «[...] este sufijo viene a significar ‘hijo de’» y que este tipo de apellidos «[...] se
denominan patronímicos, por ser nombres formados a partir del nombre del padre». Más de
una tercera parte de los cien apellidos más frecuentes en España la forman los apellidos
patronímicos. El más frecuente de este grupo es el apellido González. Entre los diez primeros
figura solo un apellido que no es de origen patronímico, y es el de García, aunque este
apellido también puede ser patronímico, pero su origen es desconocido.
Existen varias formas de terminaciones de estos apellidos como ya se mencionó.
Algunos nombres de pila que formaron los apellidos patronímicos no existen hoy en día y por
eso no es fácil de descifrarlos a la primera vista como por ejemplo en: Gómez, Suárez o
Méndez46. Algunos nombres de pila se usan como apellidos sin ningún sufijo, como Martín,
Santiago, Vicente, Velasco, Román, Esteban o Pascual.
El origen de los apellidos patronímicos está en latín47. Pero los apellidos patronímicos
no se utilizan solo en España sino en toda Europa. Los ejemplos los presenta en este caso
Roberto Faure (2002: XLI):
Como ejemplos podemos citar el sufijo -son, ‘hijo’ en anglosajón, como en Johnson,
Thomson o Jackson; el escandinavo -sen, ‘hijo’, como en Andersen o Johansen; el irlandés O’,
contracción del inglés of, ‘de’, como en O’Donnell u O’Hara; el escocés Mac, derivado de una
voz gaélica, como en MacArthur o MacDonald, o el también escocés Fitz, como en Fitzgerald
o Fitzpatrick, partícula ésta derivada del francés fils, ‘hijo’, que los normandos introdujeron en
el siglo XI.
46 Roberto Faure (2002: 391): «Gómez es forma patronímica derivada del nombre medieval Gome o Gomo, de origen germánico y probablemente formado por la raíz gótica gum o gom ‘hombre’ […]»; el origen del apellido Méndez se ve en el apellido Menendo, pp. 514-515: «Menendo procede del antiguo nombre de bautismo castellano Menendo, derivado a su vez del nombre personal germánico de tradición visigoda Hermenegildo»; el apellido Suárez se ve en Suero, p. 708: «Suero - del antiguo nombre de bautismo castellano Suero, de etimología dudosa. De Suero, o de la variante Suar o Suare, deriva la forma patronímica Suárez, apellido muy frecuente y repartido por toda España». 47 Grace de Jesús Álvarez (1968: 24): «La hipótesis del origen latino de los apellidos patronímicos encuentra mucho apoyo entre los eruditos».
30
Los sufijos patronímicos se pueden observar también en los apellidos eslavos, los más
conocidos son según Grace de Jesús Álvarez (1968: 25): «-ic, -vic, -evic, -ov, -its, -ev, -ski, -
ska». También otras culturas que estaban presentes en la Península Ibérica usaron este tipo de
sufijos patronímicos (ibid.): «Los hebreos y los árabes formaron el patronímico anteponiendo
las palabras ibn, bar, ben, que significan hijo de o descendiente de fulano. Por ejemplo
Manassés ben Israel, Beni Omeyas».
Como ya se ha presentado, los sufijos más comunes eran -ez o -iz pero existen otros,
aunque menos frecuentes, (ibid.):
La desinencia más rara del patronímico es -az, como en Reparaz, pero también es
menos frecuente -z, que aún persiste en los apellidos Sanz y Baez [sic]. Se hallan casos en que
algunos nombres fueron reducidos a monosílabos, como Fern, abreviatura de Ferdinando, y
Roy o Ruy, abreviatura de Rodrigo, creando apellidos como Roiz, Ruiz y Ferraz. Diego y
Diago fueron reducidos a Día o Díe, produciendo Díaz y Díez.
Para ver otros apellidos patronímicos, consúltese el anejo. Entre los cien apellidos más
frecuentes hay por lo menos 42 apellidos patronímicos. Es necesario decir que no todos los
apellidos con terminación de los mencionados sufijos son apellidos patronímicos.
31
4. Las lenguas incluidas en la antroponimia española
Durante la historia, la Península se encontró con varias culturas y diferentes lenguas.
«Como es bien sabido, España es un país extraordinariamente plural en todos los aspectos, lo
que lo hace especialmente rico y afortunado. Y si compleja y plural es la realidad actual, más
aún lo fue la de siglos pasados» (Nieto Ballester, 1997: 13). Algunas de las culturas han
dejado huellas lingüísticas pronunciadas hasta hoy día. Durante la población de la Península
las naciones nombraron las nuevas aldeas y difundieron su lengua hasta en las capas bajas de
la población primitiva. Con las naciones llegaron también sus nombres que en algunos casos
influyeron mucho en la elección del nombre para un recién nacido de otra comunidad
lingüística. Lo que es también muy interesante es que algunas culturas no tenían gran éxito
con la introducción de sus lenguas entre la población original pero el éxito lo tenían sus
nombres de pila, como por ejemplo en caso de la cultura visigoda. Y todos estos aspectos que
llegaron con cada cultura en la Península se estudiarán en este capítulo.
Con la llegada de una nueva nación en el territorio se debería solucionar un problema:
¿Qué lengua se utilizará? ¿La de la nación llegada, la de la nación original o se mezclarán las
lenguas entre sí? En este caso, según Bohumil Zavadil, el contacto de las lenguas tiene
carácter o de diglosia o de bilingüismo. Según Zavadil (1998: 20), diglosia significa que: «dva
jazyky koexistují na jednom území, ale uživatelé jsou monolingvní, tj. každá skupina používá
svého vlastního jazyka»48 y bilingüismo quiere decir que: «jednotliví uživatelé ovládají dva
jazyky»49. Tanto la diglosia como el bilingüismo se practicaron durante la historia en la
Península. En el caso de los romanos que trajeron el latín la población primitiva lo aceptó
sucesivamente aunque por ejemplo la llegada de los germanos no significó la germanización.
La tribu germana en la Península Ibérica está representada lingüísticamente por los Visigodos,
(Zavadil, 1998: 21): «V Hispánii se Vizigóti jazykově neprosadili ani za 300 let, naopak sami
se romanizovali, přestože představovali vládnoucí vrstvu»50.
Después de una característica general de las lenguas siguen las características de los
nombres de las culturas que ocuparon España según el orden cronológico.
48 «Dos lenguas coexisten en un territorio pero sus hablantes son monolingües, que significa que cada grupo utiliza su propia lengua». La traducción es nuestra. 49 «Los hablantes hablan dos lenguas». La traducción es nuestra. 50 «Los Visigodos no se impusieron lingüísticamente en Hispania ni durante 300 años; al revés, se romanizaron ellos mismos aunque representaban la capa dominante». La traducción es nuestra.
32
4.1. Característica general de las lenguas En el mundo entero se conoce alrededor de 33 000 lenguas. Una parte de este número
también la forman los dialectos. Solo en España se habla, salvo el castellano, también el
gallego, el aranés y el catalán —que ya se no se consideran como dialectos sino como las
lenguas independientes, cooficiales—, el euskera —también lengua cooficial— y algunos
otros como por ejemplo el aragonés o el asturleonés.
Todas las lenguas pertenecen a alguna familia de lenguas. La familia más extendida —
si se considera el número de hablantes— es la indoeuropea. Sus representantes se pueden
encontrar en cada continente en el mundo. Otras familias no están tan extendidas pero sus
representantes también influyeron en español. Uno de los más importantes es el idioma vasco,
el euskera, cuyo origen es hasta hoy día el tópico de investigación de los lingüistas. Las
huellas las ha dejado en la onomástica española también la lengua árabe, de la familia de
lenguas afroasiáticas, concretamente representante de la rama de lenguas semíticas.
En el diccionario de la RAE se define la familia de lenguas como: «Conjunto de
lenguas que derivan de una misma lengua. La familia de lenguas románicas»51. Como idioma
común ancestral de las lenguas indoeuropeas se considera el protoindoeuropeo. Según un
autor inglés, Glanville Price52 (2001: 294), esta familia de lenguas se puede dividir en varias
ramas:
Las principales ramas son: céltico, itálico (de donde procede el romance), germánico,
báltico, eslavo, griego, albanés, armenio, indoiranio (con sus representantes clásicos: el
sánscrito, el avéstico y el persa antiguo), tocario (en el primer milenio de nuestra Era, en el
Turquestán chino) y anatolio (en los milenios primero y segundo a. C. en Asia Menor, donde
el hitita era la lengua más importante).
Por ser todas estas lenguas parientes lingüísticos podría causar problemas encontrar el
origen de los antropónimos antiguos. Pero cada cultura es única y utiliza sus propias variantes
de la lengua ancestral y por eso los antropónimos se pueden dividir en grupos según su
origen. A continuación se presentan las lenguas habladas en España en su historia y algunos
de sus nombres conocidos.
51 Consultado el 29 de marzo de 2009. 52 Versión española de su libro Encyclopedia of the languages of Europe, traducido por Jorge Braga Riera.
33
4.1.1. Culturas prerromanas
Bajo el adjetivo prerromano se comprende, según DRAE53: «Anterior al dominio o
civilización de los antiguos romanos». Sobre esas naciones que ocupaban el territorio de
España antes de la romanización no se sabe mucho como también afirma Emilio Nieto
Ballester (1997: 13):
De la situación lingüística de la península [sic] Ibérica antes de esta romanización y
durante el mismo proceso de latinización que, por fuerza, hubo de durar siglos, sabemos poco
y poco concreto. Con seguridad convivieron en los territorios que ahora llamamos España y
Portugal muchas lenguas de variado tipo.
Del trabajo de Soledad Chávez Fajardo, Historia de la lengua española I, se pueden
sacar los nombres de los pueblos prerromanos. Los más conocidos e importantes son los
vascos, los íberos, los fenicios, los griegos, los celtas y los celtíberos, de los otros se deberían
mencionar los tartesios —o turdetanos—, los cartaginenses o los ligures.
Aunque ya pasó mucho tiempo de la época antes de la romanización, una de las
lenguas prerromanas se conservó hasta la actualidad y es la lengua vascuence. Aunque su
único pariente conocido es el antiguo aquitano54 y por eso se considera como lengua aislada,
su influencia en español se puede observar casi en todos los aspectos de léxico. En el Breve
diccionario etimológico de la lengua castellana de Joan Corominas (2003) se pueden
encontrar varias palabras vascas como chabola, izquierdo, charro o chistera (pp. 188, 340,
193, 197). En cuanto a los nombres de pila, de vasco procede el nombre de pila masculino
muy popular Javier/Xavier y femeninos Begoña y Nuria. Pero la mayor aportación de vasco
se ve en los apellidos, porque el apellido más frecuente, García, es de origen vasco. Existen
también otros apellidos vascos55 como por ejemplo Alberdi, Azcárate, Cortázar, Galdós,
Gamboa, Mendoza o Muñoz.
Otras culturas prerromanas no fueron tan importantes para la onomástica española
aunque de casi todas es posible encontrar algunos topónimos o antropónimos que estas
culturas habían usado y se han conservado hasta la actualidad. Gracias a los pueblos
53 Consultado el 29 de marzo de 2009. 54 Esta información la apoya M.a Teresa Echenique Elizondo (2004: 59): «resulta claro el parentesco vasco-aquitano y es hoy aceptada la unidad cultural a uno y otro lado de los Pirineos occidentales en época pasada, de la que el vascuence formaba parte a lo largo y en buena medida ancho de la cadena pirenaica». 55 Estos apellidos se pueden encontrar en Diccionario de los apellidos españoles, de Roberto Faure (2002).
34
prerromanos se conocen estos topónimos: Barcelona, Cádiz, o Málaga; y estos antropónimos:
Velasco, Jimena/Ximena, Arturo, Hugo, Ignacio o Íñigo.
4.1.2. Los romanos Con la llegada de los romanos en la Península Ibérica en el año 218 a.C. empieza el
proceso de romanización de las naciones prerromanas. Bajo la palabra romanizar comprende
el DRAE56: «Difundir la civilización, leyes y costumbres romanas, o la lengua latina». Por
eso todas las lenguas prerromanas, excepto el vasco, dejaron de existir. Para la gente era
siempre normal y hasta natural imitar a alguien o a su lengua, costumbres y nombres. Y los
prerromanos no fueron una excepción. El latín representaba para ellos algo noble: «Los
bárbaros que se asimilaban a los romanos traducían sus nombres al latín [...]» (Grace de Jesús
Álvarez, 1968: 23).
El impacto del latín en español es tan grande que no es necesario recordarlo, solo si se
da cuenta que tres de las lenguas en la España actual son del origen latino57: el castellano, el
gallego y el catalán.
Lo que es importante para este trabajo es el sistema onomástico muy bien trabajado de
los romanos. Este sistema consta de cuatro nombres para cada individuo, como presenta por
ejemplo Roberto Faure (2002: XXXIII):
[...]el praenomen, que equivalía a nuestro nombre de bautismo; el nomen gentilicium,
nombre de la gens o tribu a la que pertenecía; el cognomen, que podríamos considerar como
equivalente a nuestro apellido y, por último, a veces se añadía el agnomen, que era como un
apodo alusivo a una circunstancia personal de individuo.
Es necesario decir que estos cuatro nombres utilizaban solo las capas altas de la sociedad
romana.
Ya se mencionó que el latín ha tenido gran impacto en español y por eso hay muchos
nombres de pila latinos en la onomástica española actual. De los nombres de pila que se
utilizaban durante la época romana como Publius, Julius o Marcus se transformaron nombres
56 Consultado 29 de marzo, 2009. 57 Información del libro de Emilio Nieto Ballester (1997: 15).
35
Pablo, Julio y Marco. Muy frecuentes son también nombres de pila como Antonio, Sergio,
Lucía o Laura.
4.1.2.1. Nombres judeo-cristianos El sistema onomástico romano no se empleaba durante toda la época de su hegemonía.
Con la cristianización de Europa se empezaron a preferir los nombres de la Biblia y el uso de
los cuatro nombres se redujo a un nombre, como presenta Roberto Faure (2002: XXXIV):
«La nueva onomástica cristiana simplificó el sistema romano, y es probable que se volviera al
uso del nombre único: el nombre de bautismo».
Los nombres de la Biblia son principalmente de origen hebreo o griego. Los nombres
hebreos suelen contener una parte que significa Dios, por ejemplo Ismael de shamah-El
significa «Dios escucha», Samuel de sem-El, significa «el nombre de Dios», José es de Yosef
y su significado es «que Yahvé multiplique» y Joaquín del Yehoyaquim que significa «Dios
establecerá». Este elemento se puede encontrar en algunos nombres hebreos femeninos,
aunque estos son sobre todo variantes feminizadas de los nombres de pila masculinos, como
Juana que es de Yehohanan y significa «Dios es misericordioso» o Manuela de immanu-El
«con nosotros está Dios».
De los nombres griegos relacionados con el cristianismo se pueden señalar nombres
como Ángel de angelos «mensajero de Dios» o Cristián que es de christianus y significa
«cristiano».
4.1.3. Nombres germánicos Con la llegada de los pueblos germánicos en el siglo V cambió todo el sistema
onomástico que trajeron los romanos. La prueba de este fenómeno la presenta Grace de Jesús
Álvarez (1968: 22-23): «Con la caída de Roma, las invasiones de los bárbaros y el triunfo del
cristianismo, el uso de los apellidos volvió a perderse por el odio que las nuevas razas
invasoras manifestaban hacia todo lo que fuese romano».
36
Había varios pueblos germánicos que invadieron la Península. Los más conocidos son
los suevos, vándalos y godos58. Sobre el impacto de ellos habla Emilio Nieto Ballester (1997:
15-16): «Estos últimos, los llamados visigodos, constituyeron una monarquía en la mayor
parte del territorio de la Península, pero su influencia en el terreno lingüístico fue muy escasa.
[...] Su importancia radica, por el contrario en la antroponimia». Esta información la apoya
también Roberto Faure (2002: XXXIV): «Si la lengua germánica apenas ha dejado huellas en
España, la onomástica germánica se impuso y predominó durante toda la Edad Media».
Los nombres de pila germánicos son, en mayoría, compuestos, como aclara Roberto
Faure (2002: XXXV): «Los nombres germánicos solían componerse o bien de dos adjetivos,
o bien de un sustantivo y un adjetivo, cuyos significados se relacionaban, por lo general, con
atributos guerreros, con la fuerza, la astucia, el valor, la nobleza, etc.» De todos los nombres
de pila de origen germánico se pueden citar por ejemplo Bernardo que es de bero-hart y
significa «fuerte como oso», Gerardo que deriva del gair-hard y su significado es «noble por
la lanza» o por extensión «guardián valiente», Guillermo proviene de will-helm que se explica
como «yelmo voluntarioso» o por extensión «protector decidido», Raúl de rat-wulf es
«consejo del lobo» o por extensión59 «consejo del guerrero» y Ricardo que significa «caudillo
del ejército» proviene del rich-hari (o rik-hart).
Como se puede observar, hay varias palabras que se repiten en los nombres
germánicos. Los tres más frecuentes los presenta Roberto Faure (ibid.):
Hay una serie de radicales muy recurrentes en la onomástica germana, como berth,
‘famoso’, que aparece en nombres como Alberto, Dagoberto, Roberto, Norberto, Gilberto,
etc.; hart, ‘duro’, que aparece en Abelardo, Bernardo, Gerardo y Ricardo, entre otros; o rik,
‘poder’, que aparece en Teodorico, Federico, Rodrigo (Roderico), Rigoberto, etc.
Los nombres de pila germánicos fueron muy populares en la Edad Media,
probablemente por «la particular resonancia y fuerza de nombres tales como Idelfonso,
Adalberto, Recaredo, Bernardo, Fernando, Rodrigo, etc.» como recuerda Roberto Faure
(2002: XXXIV), pero también por su prestigio social. Es verdad que sobre todo porque casi
todos contienen la letra r, pueden sonar duros y fuertes y como se ha presentado en el capítulo
sobre la elección de los nombres de pila, esto podría ser una de las razones de elección para
los padres: para que su hijo tenga fuerza y no le tenga miedo a nada ni a nadie. 58 Información tomada del libro de E. Nieto Ballester, 1997: 15. 59 Lobo representó la fuerza y por eso se explica como «guerrero».
37
4.1.4. Nombres árabes Aunque la presencia de los árabes en la Península Ibérica duró casi ocho siglos —
desde el año 711 hasta 1492— en la antroponimia española casi no se puede observar su
impacto. Su importancia en la onomástica española está más bien en la toponimia, como se ve
por ejemplo en Alicante, Alcalá o Benalmádena.
Los nombres de pila de origen árabe más conocidos son Ibrahim, Mohamed, Mustafá,
Fátima y Saída. En el Diccionario de los apellidos de Roberto Faure se pueden encontrar
también algunos apellidos árabes que utilizan algunos españoles hasta hoy día como Albacar,
Albacete, Babiloni, Bennasar/Bennassar/Bennazar, Farach o Tarifa, pero como recuerda el
mismo autor (2002: XXXVIII): «No obstante, es importante precisar que la mayor parte de
los apellidos de etimología árabe proceden de nombres de lugares y, como tales, no indican en
modo alguno que el individuo portador de tal nombre tuviera un antepasado de cultura
islámica».
38
5. Los antropónimos según el origen – parte práctica
La parte práctica del presente trabajo se basa en los datos de la estadística del INE60
del año 2007. El propósito básico fue encontrar el origen de los cien nombres masculinos y
del mismo número de femeninos más frecuentes y llegar a la conclusión qué lengua ha
influido más en la onomástica española y concretamente, en su antroponomástica. Para apoyar
los resultados se hace la segunda parte práctica con nombres de pila de varias provincias de
España.
A continuación se verá el resultado concreto primero para los nombres masculinos,
después para los femeninos y finalmente el resultado total considerando ambos grupos de
nombres de pila estudiados aunque como se ha visto, por ejemplo los nombres germánicos
aparecerán sobre todo entre los nombres de pila masculinos, porque tienen en la mayoría de
los casos el origen bélico y en otro lado, los nombres de pila femeninos de origen latino
representan sobre todo nombres de alguna santa, y por eso hay más representantes entre los
nombres femeninos que masculinos.
Durante la investigación de las estadísticas se deberían resolver dos problemas para la
consecutiva elaboración en este trabajo. El primer problema fue que entre los nombres de pila
femeninos figuran también los nombres masculinos como José y Jesús, probablemente por la
razón de ofrecer a la niña una mayor protección y, al revés, entre los masculinos figura el
nombre de pila María, por la misma razón como en los casos femeninos de José y Jesús.
Finalmente, estos nombres forman parte del gráfico respectivo para tener en ambos grupos
cien nombres de pila, pero no figuran más de una vez en el gráfico final.
Otro problema consistió en la decisión si tomar como representativos los nombres
compuestos, es decir, nombres que pueden tener más de un miembro61 o la estadística que
entre los cien nombres tiene tanto los nombres simples como compuestos contando algunos
de ellos dos veces: una vez como nombre simple, y otra vez como miembro de nombre
compuesto. Para las necesidades de este trabajo se ha decidido trabajar con los nombres
simples porque resulta de más fácil orientación.
60 Instituto Nacional de Estadísticas. 61 Los más usados son por ejemplo María Carmen o José Antonio.
39
En la segunda parte de la parte práctica se confrontan los nombres de pila de los años
veinte de nueve provincias —tres que representan el sur del país, tres el centro y tres el
norte— con los de la actualidad de las mismas provincias, confrontádolos también entre sí.
5.1. Primera parte práctica Para averiguar el origen de los nombres de pila se han consultado el libro de Luis T.
Melgar Valero El libro de lo nombres, el libro de Gutierre Tibón El diccionario comparado
de los nombres propios de personas, y a la vez el libro de una autora checa, Miloslava
Knappová, Jak se bude vaše dítě jmenovat?.
Los nombres de pila se ponen según el orden alfabético. Para ver qué puesto ocupa
cada nombre, véase el anejo respectivo.
5.1.1. Nombres masculinos Nombres latinos – 24 nombres
Adrián
Antonio
Agustín
Benito
César
Domingo
Emilio
Félix
Germán
Julián
Lorenzo
Marc
Marcos
Mariano
Mario
Martín
Pablo
Pascual
Pedro
Salvador
Sergio
Valentín
Vicente
Víctor
Nombres hebreos – 24 nombres
Carmelo
Daniel
David
Diego
40
Gabriel
Isaac
Ismael
Jaime
Jaume
Jesús
Joaquín
Joan
Jonathan
José
Josep
Juan
Manuel
María
Miguel
Moisés
Rafael
Rubén
Samuel
Santiago
Nombres germanos – 23 nombres
Adolfo
Albert
Alberto
Alfonso
Alfredo
Alvaro
Bernardo
Carlos
Eduardo
Ernesto
Enrique
Fernando
Federico
Gerardo
Gonzalo
Guillermo
Gustavo
Luis
Ramón
Raúl
Ricardo
Roberto
Rodrigo
Nombres griegos – 14 nombres
Alejandro
Ángel
Andrés
Cristian
Cristóbal
Eugenio
Esteban
Felipe
Gregorio
Héctor
Jordi
Jorge
Nicolás
Sebastián
Nombres romances
Francisco
Francesc
Julio
Nombre árabe
Mohamed
Nombre arameo
Tomás
Nombre catalán
Borja
Nombres celta
Arturo
Hugo
Nombres romances
Francisco
Francesc
Nombre árabe
Mohamed
Nombre arameo
Nombre catalán
Nombres celtas
Nombres romances
nombres masculinos
Nombres vascos
Aitor
Javier
Xavie
Nombre celtibérico
Ignacio
Nombre danés
Ósc
Nombre con etimología greco
Isidro
Nombre ruso
Iván
nombres masculinos
Nombres vascos
Aitor
Javier
Xavier
Nombre celtibérico
Ignacio
Nombre danés
Óscar
Nombre con etimología greco
Isidro
Nombre ruso
Iván
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
Nombres vascos
Nombre celtibérico
Nombre danés
Nombre con etimología greco
Nombre ruso
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
Nombre con etimología greco-egipcia
41
egipcia
42
5.1.2. Nombres femeninos Nombres latinos – 40 nombres
Alba
Amparo
Antonia
Araceli
Asunción
Ascensión
Aurora
Beatriz
Celia
Clara
Claudia
Concepción
Consuelo
Emilia
Encarnación
Esperanza
Gema
Gloria
Inmaculada
Julia
Laura
Lucía
Luz
Margarita
Marina
Mercedes
Milagros
Natalia
Natividad
Nieves
Patricia
Paula
Remedios
Rosa
Rosario
Silvia
Teresa
Vicenta
Victoria
Virginia
Nombres hebreos – 20 nombres
Ana
Anna
Belén
Carmen
Elisa
Esther
Eva
Isabel
Jesús
José
Josefa
Josefina
Juana
Magdalena
Manuela
María
43
Miriam
Raquel
Sara
Susana
Nombres griegos – 15 nombres
Alejandra
Andrea
Ángela
Catalina
Cristina
Elena
Eugenia
Inés
Irene
Lidia
Mónica
Verónica
Sandra
Sonia (hipocorístico ruso de Sofía)
Yolanda
Nombres germanos – 6 nombres
Alicia
Blanca
Carolina
Elvira
Luisa
Matilde
Nombres cristianos – 7 nombres
Ángeles
Dolores
Mar
Pilar
Purificación
Rocío
Soledad
Nombres romances
Francisca
Lorena
Noelia
Nombres vascos
Begoña
Lourdes
Nuria
Nombre árabe
Fátima
Nombre arameo
Marta
Nombre catalán
Montserrat
Nombre escandinavo
Olga
Comparación de los gráficos:
Si se comparan los dos gráficos se
casi los mismos números
Nombre catalán
Montserrat
Nombre escandinavo
Comparación de los gráficos:
Si se comparan los dos gráficos se
casi los mismos números
nombres masculinos
Nombre escandinavo
Comparación de los gráficos:
Si se comparan los dos gráficos se
casi los mismos números se ha llegado para
nombres masculinos
Si se comparan los dos gráficos se
se ha llegado para
nombres femeninos
nombres masculinos
Nombre místico
Trinidad
Nombre inventado por Jonathan Swift
Vanesa
Si se comparan los dos gráficos se ve que no son iguales
se ha llegado para los nombres hebreos (con 24
nombres femeninos
en total
Nombre místico
Trinidad
Nombre inventado por Jonathan Swift
Vanesa
ve que no son iguales
los nombres hebreos (con 24
nombres femeninos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
nombres femeninos
Nombre místico
Nombre inventado por Jonathan Swift
ve que no son iguales, excepto algunas partes. A
los nombres hebreos (con 24 nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
otro origen
nombres femeninos
Nombre inventado por Jonathan Swift
, excepto algunas partes. A
nombres masculinos
nombres femeninos
44
Nombre inventado por Jonathan Swift
, excepto algunas partes. A
nombres masculinos
45
y 20 nombres femeninos), los nombres griegos (con 14 nombres masculinos y 15 nombres
femeninos) y los nombres romances con tres representantes en ambos lados, igual que los
nombres vascos. También la influencia de otras lenguas es comparable.
Las diferencias más marcadoras se ven en la repartición de la lengua latina, cuando los
nombres masculinos, numéricamente hablado, forman un poco más de la mitad de los
nombres femeninos correspondientes. Por otro lado, como se ha bosquejado en el principio de
este capítulo, los nombres germánicos, por su origen bélico, no tienen muchos representantes
entre los nombres femeninos.
Otro aspecto interesante que se puede observar es la distribución de las lenguas
concretas. Aunque entre los nombres masculinos las cuatro lenguas más marcadoras se
equilibran con el número de sus miembros —latinos 24, hebreos 24, germanos 23 y griegos
14—, en los nombres femeninos se puede observar, que la mayor parte entre los cien nombres
la ocupan los nombres latinos —con sus 40 representantes— y los nombres hebreos alcanzan
solamente a una mitad de éstos, con sus 20 representantes. También la tercera posición es
diferente en el caso de los nombres de pila femeninos, porque no la ocupan los nombres
germanos sino los nombres griegos. En cuanto a la posición de los nombres de pila latinos es
necesario acordar que el número puede ser más alto porque es posible que la mayoría de los
nombres cristianos sea también de origen latino aunque por ejemplo en el libro de Luis T.
Melgar Valero no se especifica de qué lengua provienen estos nombres. Para más
informaciones véanse el anejo sobre el origen de los nombres de pila más frecuentes.
Si los resultados son los mismos para todas las partes de España, se verá a
continuación.
5.2. Segunda parte práctica
Para apoyar o rechazar los resultados de la primera parte práctica se confrontarán los
nombres de pila de los años veinte de los recién nacidos con los nacidos después del año 2000
de las sigueintes provincias: Cádiz, Granada y Almería del sur de España, Ciudad Real, Ávila
y Guadalajara del centro del país y Huesca, León y La Rioja que representan el norte.
Para los orígenes se usan estas abreviatuaras: H por origen hebreo, L por latín, GR por
griego, R por romance, G por nombre germano, A por nombre arameo, V por nombre vasco,
RU por nombre ruso, F por nombre francés, C por nombre cristiano y M por nombre místico.
46
5.2.1. Los nacidos en los años veinte
Nombres masculinos – el sur
Cádiz
1. José - H
2. Manuel - H
3. Antonio - L
4. Francisco - R
5. Juan - H
6. Rafael - H
7. Miguel - H
8. Diego - H
9. Pedro - L
10. Luis - G
11. Andrés - GR
12. Fernando - G
13. Joaquín - H
14. Cristobal - GR
15. Salvador - L
16. José María
17. Sebastian - GR
18. Alfonso - G
19. José Luis
20. Ramón - G
Granada
1. José
2. Antonio
3. Francisco
4. Manuel
5. Juan
6. Miguel
7. Rafael
8. Luis
9. Pedro
10. Ramón
11. Emilio - L
12. Joaquín
13. Fernando
14. Andrés
15. Enrique - G
16. José María
17. Ángel - GR
18. Eduardo - G
19. Salvador
20. Jesús - H
Almería
1. José
2. Juan
3. Antonio
4. Francisco
5. Manuel
6. Miguel
7. Pedro
8. Diego
9. Luis
10. Rafael
11. Andrés
12. Ramón
13. José Antonio
14. Joaquín
15. Salvador
16. Ángel
17. Cristobal
18. Emilio
19. Gines - GR
20. Gabriel - H
Entre los nombres de pila de hombres nacidos en los años veinte en España, en estas
provincias del sur, hay nueve diferentes nombres de origen hebreo, seis nombres germanos,
cinco nombres griegos, cuatro nombres latinos, y un nombre de pila de origen romance. Lo
que atrae la atención es el nombre de pila Gines que parece muy raro y no figura ni en
ninguna otra provincia estudiada ni en los cien nombres de pila más frecuentes y tampoco se
puede encontrar entre los cincuenta nombres más frecuentes por fecha de nacimiento desde
los nacidos antes de 1920 hasta los nacidos a partir de 2000.
47
Nombres femeninos:
Cádiz
1. María - H
2. Josefa - H
3. Carmen - H
4. Francisca - R
5. Isabel - H
6. Ana - H
7. Antonia - L
8. Dolores - M
9. Rosario - L
10. Juana - H
11. Manuela - H
12. María Carmen
13. Mercedes - L
14. Concepción - L
15. Catalina - GR
16. Encarnación - L
17. Teresa - L
18. María Josefa
19. Angeles - C
20. Ana María
Granada
1. María
2. Carmen
3. Encarnación
4. Dolores
5. Josefa
6. Antonia
7. Francisca
8. Concepción
9. Ana
10. Isabel
11. Rosario
12. Angeles
13. Trinidad - M
14. Mercedes
15. María Carmen
16. Angustias - L
17. Teresa
18. María Josefa
19. Matilde - G
20. María Dolores
Almería
1. María
2. Isabel
3. Carmen
4. Dolores
5. Ana
6. Francisca
7. Antonia
8. Josefa
9. Encarnación - L
10. Juana
11. María Dolores
12. Rosa - L
13. Ana María
14. María Carmen
15. Angeles
16. Catalina
17. Trinidad
18. Mercedes
19. Luisa - G
20. María Josefa
Entre los nombres de pila femeninos de las nacidas en los años veinte en estas
provincias hay siete nombres de origen hebreo, nueve nombres latinos, dos de origen
germano, dos místicos, un nombre griego, un cristiano y un nombre de origen romance. Como
se verá en las demás provincias, en esta época fueron populares los nombres Concepción y
Encarnación, que ya desde los años setenta no figuran entre los nombres más frecuentes por
fecha de nacimiento aunque por su gran popularidad durante muchos años estos nombres de
pila ocupan altas posiciones entre los nombres más frecuentes.
48
Nombres masculinos – el centro:
Ciudad Real
1. Antonio - L
2. José - H
3. Francisco - R
4. Manuel - H
5. Ángel - GR
6. Pedro - L
7. Julián - L
8. Jesús - H
9. Vicente - L
10. Juan - H
11. Luis - G
12. Ramón - G
13. Miguel - H
14. Tomás - A
15. Alfonso - G
16. José María
17. Félix - L
18. Gregorio - GR
19. Santiago - H
20. Eugenio - GR
Ávila
1. Francisco
2. José
3. Pedro
4. Juan
5. Antonio
6. Félix
7. Mariano
8. Julián
9. Ángel
10. Jesús
11. Manuel
12. Luis
13. Gregorio
14. Julio - L
15. Eugenio - GR
16. Alejandro - GR
17. Felipe - GR
18. Tomás
19. Vicente
20. Marcelino - L
Guadalajara
1. José
2. Pedro
3. Francisco
4. Juan
5. Mariano
6. Antonio
7. Félix
8. Ángel
9. Julián
10. Jesús
11. Manuel
12. Luis
13. Gregorio
14. Julio
15. Vicente
16. Miguel
17. Felipe
18. Pablo - L
19. Tomás
20. Alejandro
Es interesante que entre estos nombres de pila masculinos de las provincias que
representan por su posición la España central figura solo una vez el nombre compuesto —el
de José María— al revés de las provincias del sur en la misma época. También aparecen dos
nombres de pila que no se utilizaron tanto en el sur: Gregorio y Tomás. Entre estos nombres
hay ocho nombres latinos, seis hebreos, seis nombres griegos, tres germanos, uno arameo y
uno romance. Se puede observar que solamente en estas provincias no figura —excepto
Guadalajara— el nombre José en el primer lugar.
49
Nombres femeninos
Ciudad Real
1. María - H
2. Carmen - H
3. Josefa - H
4. Francisca - R
5. Antonia - L
6. Dolores - M
7. Juana - H
8. Isabel - H
9. Manuela - H
10. Teresa - L
11. Ángela - GR
12. Vicenta - L
13. Pilar - C
14. Juliana - L
15. Luisa - G
16. Ramona - G
17. Encarnación - L
18. Petra - L
19. Rosario - L
20. Mercedes - L
Ávila
1. María
2. Juana
3. Julia - L
4. Carmen
5. Francisca
6. Teresa
7. Isabel
8. Felisa - L
9. Victoria - L
10. Antonia
11. Pilar
12. Josefa
13. Lucía - L
14. Petra
15. Gregoria - GR
16. Juliana
17. Luisa
18. Ángela
19. María Carmen
20. Teodora - GR
Guadalajara
1. María
2. Carmen
3. Juana
4. Pilar
5. Julia
6. Francisca
7. Felisa
8. Josefa
9. Petra
10. Victoria
11. Juliana
12. Isabel
13. Antonia
14. Concepción - L
15. Gregoria
16. Vicenta - L
17. Ángela
18. Luisa
19. Lucía
20. Teresa
Lo interesante de estas tres provincias es la gran aparición de los nombres
femenizados como Ramona, Luisa, Josefa, Ángela hasta los no muy frecuentes como
Teodora, Gregoria, Felisa o Vicenta. Según el origen, hay seis nombres hebreos, catorce
nombres latinos, tres nombres griegos, dos nombres germanos, uno romance, uno místico y
uno nombre de origen cristiano. Como en el caso de los nombres masculinos de las mismas
provincias, solo en una está un nombre compuesto: María Carmen.
Como últimos nombres de pila de los años veinte se presentan los de las provincias del
norte de España: Huesca, León y La Rioja. Después de analizar los nombres del sur y del
centro en estas provincias se enfocará si hay algunos nombres compuestos, si hay algunos
50
nombres que no aparecen en otras provincias y si no se difieren las provincias entre sí según
los nombres.
Nombres masculinos – el norte
Huesca
1. José - H
2. Antonio - L
3. Francisco - R
4. Joaquín - H
5. Manuel - H
6. Ramón - G
7. Jesús - H
8. Mariano - L
9. José María
10. Ángel - GR
11. Luis - G
12. Miguel - H
13. Vicente - L
14. Pedro - L
15. Domingo - L
16. Andrés - GR
17. Agustín - L
18. Enrique - G
19. Félix - L
20. Rafael - H
León
1. José
2. Manuel
3. Antonio
4. Francisco
5. Ángel
6. Pedro
7. Luis
8. Miguel
9. Jesús
10. Santiago - H
11. Tomás - A
12. Vicente
13. Emilio - L
14. Agustín
15. Fernando - G
16. Julio - L
17. Juan - H
18. Felipe - GR
19. Domingo
20. Joaquín
La Rioja
1. José
2. Jesús
3. Antonio
4. Ángel
5. Pedro
6. Félix
7. Francisco
8. José Luis
9. Luis
10. José María
11. Manuel
12. Santiago
13. Julián - L
14. Juan
15. Vicente
16. Miguel
17. Julio
18. Gregorio - GR
19. Pablo - L
20. Felipe
Entre estas tres provincias hay más diferencias que entre las otras, es decir, el número
de los nombres de pila únicos es el más alto: 29. Entre estos veintinueve nombres tienen ocho
el origen hebreo, once son latinos, cuatro griegos y cuatro germanos y un representante tienen
el arameo y el romance. Como en el centro de España también aquí está solo un nombre de
pila compuesto.
51
Nombres femeninos
Huesca
1. María - H
2. Pilar - C
3. Carmen - H
4. Josefa - H
5. Teresa - L
6. Concepción - L
7. Antonia - L
8. Josefina - H
9. Francisca - R
10. Ángeles - C
11. Dolores - M
12. Rosario - L
13. María Pilar
14. Isabel - H
15. Mercedes - L
16. Julia - L
17. Natividad - L
18. María Teresa
19. María Luisa
20. Joaquina - H
León
1. María
2. Josefa
3. Carmen
4. Pilar
5. Isabel
6. Teresa
7. María Carmen
8. Manuela - H
9. Rosario
10. Concepción
11. Antonia
12. Julia
13. Francisca
14. María Ángeles
15. María Luisa
16. Aurora - L
17. Consuelo - L
18. Mercedes
19. Ángela - GR
20. Natividad
La Rioja
1. Carmen
2. María
3. Pilar
4. María Carmen
5. Julia
6. María Luisa
7. Felisa - L
8. María Pilar
9. Concepción
10. Juana - H
11. Isabel
12. Rosario
13. Ángeles
14. Teresa
15. María Jesús
16. Francisca
17. Josefa
18. Lucía - L
19. Milagros - L
20. María Ángeles
En diferencia de los nombres masculinos de estas provincias, hay muchos nombres
compuestos. Todos contienen el nombre de María y en algunos casos el segundo nombre no
es muy frecuente en nombres compuestos, por ejemplo María Teresa, María Jesús o María
Luisa. Sobre todo en La Rioja el culto de María debía ser muy fuerte, porque en sus veinte
nombres hay seis que contienen este nombre de pila tan popular. En la lista se pueden
encontrar tres nombres que no figuran en ninguna otra provincia estudiada: Aurora, Consuelo
y Joaquina. Otra diferencia en comparación con otras provincias estudiadas es que no figura
allí ningún nombre de origen germano, como por ejemplo Luisa o Ramona en las otras
provincias. El total de los 25 nombres diferentes consta de ocho nombres hebreos, doce
nombres latinos, dos nombres cristianos, un griego, un romance y un místico.
La comparació
comentarán
el centro
el norte
en total
La comparació
comentarán en el final
el sur - nombres masculinos
el centro - nombres masculinos
el norte - nombres masculinos
en total - nombres masculinos
La comparación total se puede demostrar en los siquientes
en el final del otro apartado.
nombres masculinos
nombres masculinos
nombres masculinos
nombres masculinos
n total se puede demostrar en los siquientes
del otro apartado.
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
nombres masculinos
latinoshebreos
germanosgriegos
romancearameo
nombres masculinos
latinoshebreosgermanosgriegosromancearameo
n total se puede demostrar en los siquientes
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
latinoshebreos
germanosgriegos
romancearameo
germanos
romance
n total se puede demostrar en los siquientes
el sur - nombres femeninos
el centro -
el norte -
en total - nombres femeninos
n total se puede demostrar en los siquientes gráficos
nombres femeninos
- nombres femeninos
nombres femeninos
nombres femeninos
s. Los resultados se
nombres femeninos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
místico
cristiano
nombres femeninos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
místico
cristiano
nombres femeninos
latinoshebreosgermanosgriegosromancemísticocristiano
nombres femeninos
latinos
hebreos
germanos
griego
romance
místico
cristiano
52
. Los resultados se
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
místico
cristiano
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
místico
cristiano
latinoshebreosgermanosgriegosromancemísticocristiano
latinos
hebreos
germanos
romance
místico
cristiano
53
5.2.2. Nombres de los recién nacidos después del año 2000 Nombres masculinos – el sur
Cádiz
1. Alejandro - GR
2. Pablo - L
3. Alvaro - G
4. Manuel - H
5. Daniel - H
6. David - H
7. Adrián - L
8. Javier - V
9. Antonio - L
10. Jesús - H
11. Francisco Javier
12. José Manuel
13. José Antonio
14. Carlos - G
15. Raúl - G
16. Mario - L
17. Alberto - G
18. Francisco - R
19. Sergio - L
20. Juan Manuel
Granada
1. Alejandro
2. Pablo
3. David
4. Javier
5. Antonio
6. Adrián
7. Alvaro
8. Daniel
9. Manuel
10. Raúl
11. Sergio
12. Jesús
13. Carlos
14. Francisco
15. José Antonio
16. José Manuel
17. Miguel Ángel HGr
18. Francisco Javier
19. Alberto
20. José - H
Almería
1. Alejandro
2. Antonio
3. Francisco
4. Pablo
5. Javier
6. David
7. Adrián
8. Daniel
9. Manuel
10. Alvaro
11. José Antonio
12. Juan - H
13. José
14. Carlos
15. Francisco Javier
16. Raúl
17. Sergio
18. Juan José
19. Miguel Ángel
20. Juan Antonio
Como se puede observar, y no solamente en estas provincias del sur pero en todas las
demás estudiadas, los nombres de pila cambiaron mucho durante unos ochenta años. Hay
unos pocos que también ocupan algún puesto en los primeros veinte pero no hay muchos y en
su mayoría no ocupan un puesto alto. Concretamente en estas tres provincias se repiten los
nombres Antonio, Francisco, José Antonio, Juan y José de los años veinte. Se también puede
observar cierta popularidad de los nombres compuestos, y en combinaciones no usadas antes
como Francisco Javier, Miguel Ángel o José Manuel. Los nombres Miguel y Ángel no figuran
entre los veinte nombres como nombres simples sino solo como compuesto. Como cada
54
nombre de pila se cuenta solo una vez hay solo veinte diferentes nombres de pila. Entre estos
hay siete nombres hebreos, cinco latinos, cuatro germanos, dos griegos (pero Alejandro en el
primer lugar), y uno nombre vasco y uno romance. La diferencia más grande es que no
figuran tantos nombres griegos como en los años veinte y se emplea el nombre vasco Javier.
Nombres femeninos
Cádiz
1. María - H
2. Lucía - L
3. Paula - L
4. Marta - A
5. Ana - H
6. Laura - L
7. Alba - L
8. Andrea - GR
9. Cristina - GR
10. Elena - GR
11. Claudia - L
12. Rocío - C
13. Carmen - H
14. Marina - L
15. Nerea - GR
16. María Carmen
17. Natalia - L
18. Sara - H
19. Irene - GR
20. Celia - L
Granada
1. María
2. Lucía
3. Laura
4. Paula
5. Marta
6. Andrea
7. Carmen
8. Alba
9. Ana
10. Cristina
11. Elena
12. Nerea
13. Rocío
14. Irene
15. Marina
16. Claudia
17. Ángela - GR
18. Natalia
19. María Carmen
20. Sara
Almería
1. María
2. Laura
3. Lucía
4. Andrea
5. Paula
6. Ana
7. Marta
8. María Mar - HC
9. Alba
10. Nerea
11. Cristina
12. Marina
13. Carmen
14. Rocío
15. María Carmen
16. María José
17. Irene
18. Ana María
19. Elena
20. Patricia - L
En comparación con los nombres masculinos entre los cuales ya no figuran los
nombres de los primeros puestos en los años veinte62, entre los nombres femeninos el nombre
de María sigue ocupando un lugar privilegiado en la mayoría de los casos. Pero no hay
muchos nombres de los años veinte que han logrado sobrevivir hasta la actualidad; aparte de
62 En algunas provincias ya no figuran los nombres José o Juan entre los primeros veinte.
55
María son solo Ana, Carmen, y sus combinaciones Ana María y María Carmen. Hay veintidós
nombres de pila diferentes de los cuales son cuatro hebreos, nueve latinos, seis griegos, dos
cristianos, uno arameo y ningún germano.
Nombres masculinos
Ciudad Real
1. Javier - V
2. Carlos - G
3. Alejandro - GR
4. David - H
5. Jesús - H
6. Sergio - L
7. Alvaro - G
8. Adrián - L
9. Daniel - H
10. Alberto - G
11. Pablo - L
12. Jorge - GR
13. Manuel - H
14. Raúl - G
15. Antonio - L
16. Ángel - GR
17. Diego - H
18. Miguel - H
19. Iván – RU/H
20. Mario - L
Ávila
1. David
2. Pablo
3. Daniel
4. Alvaro
5. Javier
6. Alejandro
7. Sergio
8. Diego
9. Adrián
10. Jorge
11. Alberto
12. Carlos
13. Mario
14. Víctor - L
15. Marcos - L
16. Iván
17. Miguel
18. Rodrigo - G
19. Raúl
20. Rubén - H
Guadalajara
1. Alejandro
2. Daniel
3. Pablo
4. David
5. Javier
6. Adrián
7. Sergio
8. Alvaro
9. Jorge
10. Mario
11. Diego
12. Iván
13. Carlos
14. Miguel
15. Raúl
16. Marcos
17. Rubén
18. Rodrigo
19. Alberto
20. Víctor
Como en los años veinte, en estas tres provincias no figura ningún nombre compuesto.
Lo que también puede parecer interesante es el empleo del nombre vasco Javier en el primer
puesto en la Ciudad Real. En estas provinicas del centro y también en las del norte se emplea
el nombre Iván, variante rusa del hebreo Juan, que puede demostrar las tendencias de
exotismo de los padres. Hay veinticuatro nombres diferentes: siete hebreos y latinos, cinco
germanos, tres griegos, uno vasco y uno romance. La posición de los nombres hebreos y
56
latinos es, por el número de sus representantes, casi la misma como antes, pero lo que cambia
es el empleo de nombres griegos y germanos: los primeros se redujeron de seis a tres, y los
segundos aumentaron de tres a cinco.
Nombres femeninos
Ciudad Real
1. María - H
2. Lucía - L
3. Laura - L
4. Marta - A
5. Elena - GR
6. Andrea - GR
7. Alba - L
8. Cristina - GR
9. Irene - GR
10. Paula - L
11. Natalia - L
12. Ana - H
13. Nerea - GR
14. Celia - L
15. Marina -L
16. Sara - H
17. Ángela - GR
18. Nuria - V
19. Raquel - H
20. Beatriz - L
Ávila
1. Lucía
2. María
3. Paula
4. Laura
5. Andrea
6. Alba
7. Marta
8. Sara
9. Ana
10. Natalia
11. Irene
12. Ángela
13. Nerea
14. Patricia - L
15. Rocío - C
16. Claudia - L
17. Noelia - F
18. Cristina
19. Inés - GR
20. Sandra - GR
Guadalajara
1. María
2. Lucía
3. Paula
4. Andrea
5. Sara
6. Alba
7. Laura
8. Marta
9. Irene
10. Cristina
11. Elena
12. Ana
13. Natalia
14. Nerea
15. Patricia
16. Claudia
17. Sofía - GR
18. Ángela
19. Carla - G
20. Eva - H
La mayor diferencia que se ve a primera vista entre los nombres de pila femeninos de
los años veinte y éstos, es que los nombres femeninos son más cortos. Ya no aparecen
nombres como Encarnación, Mercedes o Concepción. También se casi abandonó del uso de
los nombres compuestos, probablemente también por su longitud. En estas tres provincias hay
veintinueve diferentes nombres: cinco de origen hebreo, diez de origen latino, nueve griegos,
57
y un representante tienen el germano, el arameo, el vasco y el francés, y un nombre es
cristiano.
Nombres masculinos
Huesca
1. Pablo - L
2. Alejandro - GR
3. Jorge - GR
4. Javier - V
5. Daniel - H
6. David - H
7. Sergio - L
8. Miguel - H
9. Carlos - G
10. Iván - RU
11. Adrián - L
12. Diego - H
13. Marcos - L
14. Raúl - G
15. Mario - L
16. Juan - H
17. Hugo - G
18. Oscar - G
19. Alvaro - G
20. Víctor - L
León
1. Alejandro
2. Pablo
3. David
4. Diego
5. Daniel
6. Adrián
7. Sergio
8. Alvaro
9. Jorge
10. Javier
11. Mario
12. Raúl
13. Víctor
14. Marcos
15. Hugo
16. Iván
17. Carlos
18. Miguel
19. Héctor - GR
20. Guillermo - G
La Rioja
1. David
2. Javier
3. Sergio
4. Miguel
5. Diego
6. Pablo
7. Daniel
8. Jorge
9. Alejandro
10. Adrián
11. Mario
12. Alvaro
13. Marcos
14. Iván
15. Raúl
16. Rubén - H
17. Juan
18. Víctor
19. Carlos
20. Alberto - G
Las provincias del norte no difieren mucho de las demás de esta época. Tampoco se
usan nombres de pila compuestos y los nombres de pila se repiten, en mayor o menor medida.
Aparecen cuatro nombres de pila que no figuran en otras estadísticas: Hugo, Oscar, Héctor y
Guillermo. En total, hay veinticautro nombres diferentes: seis hebreos y latinos, siete
germanos, tres griegos, uno vasco y uno ruso. Es ya evidente que mayor popularidad que
antes la obtienen los nombres germanos pero solamente entre los nombres masculinos.
58
Nombres femeninos
Huesca
1. Lucía - L
2. María - H
3. Alba - L
4. Paula - L
5. Laura - L
6. Ana - H
7. Marta - A
8. Sara - H
9. Andrea - GR
10. Nerea - GR
11. Claudia - L
12. Julia - L
13. Marina - L
14. Inés - GR
15. Cristina - GR
16. Elene - GR
17. Carla - G
18. Clara - L
19. Irene - GR
20. Lorena - F
León
1. Lucía
2. María
3. Paula
4. Laura
5. Alba
6. Andrea
7. Sara
8. Marta
9. Ana
10. Marina
11. Claudia
12. Nerea
13. Carla
14. Cristina
15. Alicia - GR
16. Raquel
17. Sandra
18. Irene
19. Carmen
20. Natalia - L
La Rioja
1. Lucía
2. Paula
3. María
4. Laura
5. Alba
6. Andrea
7. Sara
8. Marta
9. Ángela - GR
10. Ana
11. Irene
12. Claudia
13. Carmen
14. Raquel
15. Sofía - GR
16. Cristina
17. Elena
18. Sandra
19. Inés
20. Carla
A contrario de los nombres masculinos, entre los femeninos no hay muchos germanos
(en realidad solo uno – Carla), pero se emplean mucho los nombres griegos, mucho más que
en los años veinte. Concretamente en estas tres provincias del norte del país hay de un total de
veinticuatro nombres de pila diferentes unos nueve griegos, nueve latinos, solo tres hebreos,
un germano, un arameo y uno del origen francés pero diferente que en el centro.
A continuación se presentarán los resultados de cada estadística como en el caso de los
nombres de pila de los años veinte.
Para resumir,
se emplean los nombres cr
nombre José.
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
de pila de
como en los años v
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
está garantizada y
moderna y busca nombres extranjeros y únicos
el sur
el centro
el norte
en total
Para resumir,
se emplean los nombres cr
nombre José. Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
de pila de los recién nacidos
como en los años v
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
está garantizada y
rna y busca nombres extranjeros y únicos
el sur - nombres masculinos
el centro - nombres masculinos
el norte - nombres masculinos
en total - nombres masculinos
Para resumir, en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
se emplean los nombres cristianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
los recién nacidos después del año
como en los años veinte.
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
está garantizada y casi no se cambia. Lo interesante es que au
rna y busca nombres extranjeros y únicos
nombres masculinos
nombres masculinos
nombres masculinos
nombres masculinos
en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
después del año
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
casi no se cambia. Lo interesante es que au
rna y busca nombres extranjeros y únicos
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
nombres masculinos
latinoshebreosgermanosgriegosromancevascoruso
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vasco
ruso
nombres masculinos
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
vascos
rusos
en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
después del año 2000 no
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
casi no se cambia. Lo interesante es que au
rna y busca nombres extranjeros y únicos —que puede ser la razón del empleo de tantos
germanos
latinoshebreosgermanosgriegosromancevasco
latinos
hebreos
germanos
griegos
romance
hebreos
germanos
griegos
romance
en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
2000 no difieren mucho entre sí en todo
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
casi no se cambia. Lo interesante es que au
que puede ser la razón del empleo de tantos
el sur - nombres femeninos
el centro -
el norte - nombres femeninos
en total - nombres femeninos
en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
difieren mucho entre sí en todo
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
casi no se cambia. Lo interesante es que aunque la gente quiere ser
que puede ser la razón del empleo de tantos
nombres femeninos
- nombres femeninos
nombres femeninos
nombres femeninos
en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
difieren mucho entre sí en todo
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
nque la gente quiere ser
que puede ser la razón del empleo de tantos
nombres femeninos
latinoshebreosgermanogriegoarameocristiano
nombres femeninoslatinoshebreosgermanosgriegosromancearameovascofrancéscristiano
nombres femeninos
latinos
hebreos
germanos
griegos
arameo
francés
nombres femeninos
latinoshebreosgermanosgriegosarameocristianovascofrancés
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en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco
istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el
Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo
de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres
difieren mucho entre sí en todo el país
En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos
nque la gente quiere ser
que puede ser la razón del empleo de tantos
latinoshebreosgermanogriegoarameocristiano
latinoshebreosgermanosgriegosromancearameovascofrancéscristiano
latinos
hebreos
germanos
griegos
arameo
francés
latinoshebreosgermanosgriegosarameocristianovascofrancés
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nombres germanos— los nombres no pueden ser muy únicos si en todas las provincias se
emplean con unas pocas diferencias casi los mismos nombres. En cambio, la posición del latín
se fortaleció entre los nombres de pila femeninos, pero cierta originalidad se observa en el
empleo de los nombres griegos. La razón por qué se utilizan los nombres latinos se debe
probablemente a que algunos siguen teniendo el significado transparente hasta la actualidad,
como Lucía o Clara.
61
6. Conclusión
El objetivo de este trabajo fue descubrir qué lengua influyó más en la
antroponomástica española, en concreto en los nombres de pila. Antes de estudiar los nombres
de pila más frecuentes en España y antes de la comparación de los nombres de pila de los
recién nacidos en lo años veinte y en los años 2000, se planteó el tema en general.
En primer lugar se presentó la disciplina que trata de los antropónimos, la onomástica.
Se han presentado sus mayores representantes y se explicó la evolución de esta ciencia en el
territorio español. También se presentó la división de onomástica en sus varias subdisciplinas.
Más en detalle se habló en el siguiente capítulo sobre una de ellas, de la antroponimia.
Se presentaron las básicas funciones de los antropónimos —apelativa, identificativa y
social—, y se presentaron otros antropónimos como hipocorísticos, seudónimos y apodos, y
nombres de grupos. El primer subcapítulo de los antropónimos se dedicó a los nombres de
pila. Después de su presentación se habló sobre la situación difícil de los nombres de pila
femeninos y de la femenización de los nombres de pila masculinos. En el apartado dedicado
al significado de los nombres de pila se hizo una pequeña descripción de las lenguas de las
que provienen veinte nombres de pila más frecuentes. En el capítulo dedicado a la elección
del nombre de pila se entró un poco en la historia para explicar los motivos básicos de
denominarle a un niño con cierto nombre: el motivo de protección y el de desearle un buen
destino. Además, en este capítulo se presentaron algunos problemas que deberían evitar los
padres al dar a su niño un nombre, entre elllos por ejemplo el de problemas con pronunciación
de su nombre junto con el apellido. Después de las tendecias actuales de los españoles en la
denominación de sus hijos se presentaron unos hipocorísticos y sus tipos básicos.
En el capítulo dedicado a los apellidos, el segundo subcapítulo grande de los
antropónimos, se habló sobre su evolución desde los apodos hasta los apellidos hereditarios y
se hizo la clasificación de ellos. La mayor atención la obtienen los apellidos patronímicos por
ser los que tienen más de ver con los nombres de pila.
En el último capítulo antes de la parte práctica se presentaron las lenguas que más
influyeron en la onomástica española. En primer lugar se habló en general sobre las lenguas y
sobre todo sobre las familias de lenguas. La más grande, la indoeuropea, tiene muchos
representantes en España, aunque una de las lenguas habladas en la Península —el vasco— no
pertenece a esta familia. Había varios impactos lingüísticos que entraron en la Península
62
Ibérica durante su historia. Se presentaron según el orden cronológico las culturas que
ocuparon el territorio español durante la historia, desde los pueblos prerromanos, los romanos
y germanos hasta los árabes. Cada cultura ha dejado huellas más o menos profundas y de cada
una se presentaron sus nombres de pila típicos, o usados hasta hoy día.
En la parte práctica se llegó a un resultado esperable. Probablemente por su mayor
semejanza al español, la mayoría de los nombres de pila, si se cuentan juntos los nombres
masculinos con los femeninos, es de origen latino. Siguen los nombres hebreos, lo que se
puede atribuir a que España es un país muy católico y la mayoría de esos nombres proviene de
la Biblia. Los nombres germanos y los griegos tienen casi el mismo número de los
representantes. Pero si se dividen los nombres masculinos de los femeninos se ve casi lo
mismo como en la segunda parte práctica. En los nombres femeninos hay mucho más
constituyentes latinos que hebreos y les siguen los nombres griegos. Las otras lenguas no
tienen muchos representantes. Los números de los nombres masculinos son comparables, no
hay ninguno que sobresaliera llamativamente por encima de otros. Y el tercer puesto lo
ocupan los nombres germanos y no los griegos como en el caso de los femeninos.
En la segunda parte práctica hay también mucho más nombres femeninos de origen
latino que otros y los griegos tienen el número comparable con los hebreos. Entre los nombres
masculinos figuran más los nombres hebreos, siguen los latinos y germanos y el cuarto puesto
lo ocupa el griego. Por todo eso se puede decir que los resultados de la segunda parte práctica
apoyaron los de la primera parte.
Para definir el origen de los nombres de pila se han consultado todos los tres libros que
fueron disponibles, es decir el de Gutierre Tibón, de Luis T.Melgar Valero y de Miloslava
Knappová, cuyo libro explicó por ejemplo el origen del nombre de pila Vanesa.
Para terminar, hay que decir que durante el trabajo en esta tesina se han encontrado
muchos más materiales accesibles, tanto sobre los nombres de pila como de los apellidos y
otros antropónimos, de lo que se esperaba. El tema de los nombres de pila es muy amplio y
ofrece varias otras posibilidades para continuar el trabajo. En las estadísticas hay muchos
datos muy interesantes y la comparación se podría hacer según otros criterios, pero también se
podría avanzar por ejemplo en el tema de los hipocorísticos o en el de los apellidos por el
enorme interés que encierran.
63
Bibliografía consultada
Obras en español:
ALARCOS LLORACH, Emilio. Gramática de la lengua española. 1ª edición, 1ª reimpresión.
Madrid: Espasa Calpe, S. A., 1999. 508 p. ISBN 84-239-7916-4.
ÁLVAREZ, Grace de Jesús. Topónimos en apellidos hispanos. Valencia: Castalia, 1968. 575
p.
COROMINAS, Joan. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. 3ª edición, 11ª
reimpresión. Madrid: Gredos, S. A., 2003. 627 p. ISBN 84-249-1332-9.
ECHENIQUE ELIZONDO, M.a Teresa. La lengua vasca en la historia lingüística hispánica.
En Historia de la lengua española. Ed. Rafael CANO. Barcelona: Ariel, 2004. pp. 59-82.
ISBN 84-344-8261-4.
FAURE SABATER, Roberto; RIBES LAFOZ, M.a Asunción; GARCÍA SANCHO, Antonio.
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ISBN 84-239-2289-8.
MELGAR VALERO, Luis Tomás. El libro de los nombres. Madrid: LIBSA, 2006. 309 p.
ISBN 84-662-0362-1.
NIETO BALLESTER, Emilio. Breve diccionario de topónimos españoles. Madrid: Alianza,
1997. 447 p. ISBN 84-206-9487-8.
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Jorge. Madrid: Gredos, S. A., 2001. 540 p. ISBN 84-249-2300-6.
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KNAPPOVÁ, Miloslava. Jak se bude vaše dítě jmenovat?. 4. vyd. Praha: Academia, 2006.
651 s. ISBN 80-200-1349-0.
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256 s. ISBN 80-238-8173-6.
64
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MENJOT, Denis. Los nombres de bautismo de los murcianos durante la Baja Edad Media: un
testimonio sobre su universo mental y religioso. Áreas: revista de Ciencias Sociales [online],
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http://hdl.handle.net/10201/2482. ISSN 0211-6707.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española [online]. 22ª edición
[cit.: para las fechas de consulta, véanse las citas a lo largo del texto]. Disponible en
http://www.rae.es./rae.html.
ROLDÁN SÁNCHEZ, Rosario. Bases metodológicas para un estudio sobre la onomástica
contemporánea. Interlingüística [online], 1998, No. 9, pp. 273-276 [citado el 11 de enero de
2009]. Disponible en http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=897090. ISSN 1134-
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Registro civil, nombres y apellidos. [online]. 2007 [cit. el 7 de abril de 2009]. Disponible en
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,98,m,2121&r=ReP-9483-
DETALLE_REPORTAJESPADRE.
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Apéndices
Anejo 1 – los nombres más frecuentes en el año 2007 Nombres masculinos 1. José 2. Antonio 3. Juan 4. Manuel 5. Francisco 6. Luis 7. Miguel 8. Javier 9. Ángel 10. Carlos 11. Jesús 12. Pedro 13. David 14. María 15. Rafael 16. Fernando 17. Ramón 18. Daniel 19. Alberto 20. Alejandro 21. Vicente 22. Jorge 23. Pablo 24. Enrique 25. Andrés
26. Sergio 27. Ignacio 28. Joaquín 29. Víctor 30. Diego 31. Eduardo 32. Santiago 33. Raúl 34. Oscar 35. Alfonso 36. Iván 37. Emilio 38. Rubén 39. Roberto 40. Alvaro 41. Julio 42. Ricardo 43. Adrián 44. Salvador 45. Jaime 46. Julián 47. Tomás 48. Félix 49. Agustín 50. Gabriel
51. Josep 52. Mario 53. Jordi 54. Domingo 55. Guillermo 56. Marcos 57. Joan 58. Mariano 59. César 60. Felipe 61. Alfredo 62. Gonzalo 63. Sebastián 64. Martín 65. Cristian 66. Gregorio 67. Mohamed 68. Nicolás 69. Ismael 70. Esteban 71. Marc 72. Lorenzo 73. Eugenio 74. Xavier 75. Cristobal
76. Arturo 77. Héctor 78. Samuel 79. Adolfo 80. Albert 81. Benito 82. Aitor 83. Valentín 84. Germán 85. Borja 86. Ernesto 87. Isidro 88. Pascual 89. Carmelo 90. Bernardo 91. Rodrigo 92. Gerardo 93. Jonathan 94. Francesc 95. Jaume 96. Federico 97. Gustavo 98. Hugo 99. Moises 100. Isaac
Nombres femeninos 1. María 2. Carmen 3. Ana 4. Isabel 5. Dolores 6. Pilar 7. Josefa 8. Teresa 9. Rosa 10. Antonia 11. Ángeles 12. Francisca 13. Cristina 14. Mercedes 15. Concepción 16. Luisa 17. Rosario 18. Laura 19. Elena 20. José 21. Marta 22. Juana 23. Manuela 24. Jesús 25. Encarnación
26. Raquel 27. Lucía 28. Beatriz 29. Eva 30. Victoria 31. Belén 32. Patricia 33. Esther 34. Rocio 35. Sara 36. Montserrat 37. Julia 38. Silvia 39. Margarita 40. Nuria 41. Inmaculada 42. Ángela 43. Yolanda 44. Paula 45. Mónica 46. Sonia 47. Amparo 48. Susana 49. Sandra 50. Mar
51. Alicia 52. Andrea 53. Nieves 54. Marina 55. Irene 56. Gloria 57. Soledad 58. Consuelo 59. Lourdes 60. Asunción 61. Alba 62. Begoña 63. Verónica 64. Luz 65. Natalia 66. Inés 67. Catalina 68. Milagros 69. Esperanza 70. Emilia 71. Carolina 72. Aurora 73. Noelia 74. Lorena 75. Olga
76. Magdalena 77. Josefina 78. Purificación 79. Lidia 80. Elisa 81. Remedios 82. Vicenta 83. Blanca 84. Trinidad 85. Eugenia 86. Miriam 87. Clara 88. Virginia 89. Celia 90. Elvira 91. Matilde 92. Claudia 93. Fátima 94. Anna 95. Natividad 96. Gema 97. Alejandra 98. Ascensión 99. Vanesa 100. Araceli
66
Anejo 2 – los nombres de los recién nacidos en el año 2007 Nombres masculinos
1. Daniel 2. Alejandro 3. Pablo 4. David 5. Adrián 6. Alvaro 7. Hugo 8. Javier 9. Diego 10. Sergio 11. Marcos 12. Jorge 13. Iván 14. Carlos 15. Manuel 16. Mario 17. Miguel 18. Iker 19. Rubén 20. Antonio 21. Raúl 22. Víctor 23. Juan 24. Marc 25. Lucas 26. Alex 27. Héctor
28. Samuel 29. Nicolás 30. Jesús 31. Guillermo 32. Ángel 33. Alberto 34. Gonzalo 35. Izan 36. José 37. Francisco 38. Jaime 39. Oscar 40. Pau 41. Rodrigo 42. Gabriel 43. Ismael 44. Aaron 45. Luis 46. Aitor 47. Pedro 48. Joel 49. Rafael 50. Miguel
Ángel 51. Ignacio 52. Eric 53. Fernando
54. Mohamed 55. Pol 56. Cristian 57. Andrés 58. Martín 59. Unai 60. Darío 61. Francisco
Javier 62. Arnau 63. Joan 64. Adam 65. José
Antonio 66. Mateo 67. Asier 68. Santiago 69. José Manuel 70. Eduardo 71. Roberto 72. Marco 73. Enrique 74. Jordi 75. Jan 76. Marti 77. Oriol 78. Adria
79. Juan José 80. Bruno 81. José Luis 82. Biel 83. Yeray 84. Gerard 85. Guillem 86. Erik 87. Kevin 88. Sergi 89. Saul 90. Joaquín 91. Juan
Manuel 92. José María 93. Christian 94. Aleix 95. Isaac 96. Juan
Antonio 97. César 98. Aimar 99. Ander 100. Xavier
Nombres femeninos
1. Lucía 2. María 3. Paula 4. Sara 5. Laura 6. Claudia 7. Irene 8. Marta 9. Alba 10. Carla 11. Andrea 12. Julia 13. Ana 14. Sofía 15. Nerea 16. Daniela 17. Natalia 18. Carmen 19. Elena 20. Rocio 21. Ainhoa 22. Aitana 23. Marina 24. Inés 25. Ángela
26. Cristina 27. Martina 28. Alejandra 29. Adriana 30. Noa 31. Candela 32. Nuria 33. Ariadna 34. Laia 35. Celia 36. Ainara 37. Clara 38. Sandra 39. Carlota 40. Blanca 41. Alicia 42. Eva 43. Miriam 44. Valeria 45. Carolina 46. Emma 47. Isabel 48. Naiara 49. Noelia 50. Raquel
51. Silvia 52. Jimena 53. Lorena 54. Aroa 55. Erika 56. Patricia 57. Victoria 58. Mar 59. Lola 60. Paola 61. Leire 62. Jana 63. Nayara 64. Nora 65. Gabriela 66. Lidia 67. Aina 68. Lara 69. Helena 70. Sheila 71. Mireia 72. Anna 73. Judith 74. Berta 75. Saray
76. Elsa 77. Leyre 78. Yanira 79. Beatriz 80. Luna 81. África 82. Yaiza 83. Ana María 84. Abril 85. Esther 86. Salma 87. Aya 88. Mónica 89. Diana 90. Teresa 91. Iria 92. Fátima 93. Nadia 94. Uxue 95. Nahia 96. Rebeca 97. Alexandra 98. Manuela 99. Ane 100. Estela
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Anejo 3 – los apellidos más frecuentes
1. García 2. González 3. Fernández 4. Rodríguez 5. López 6. Martínez 7. Sánchez 8. Pérez 9. Martín 10. Gómez 11. Jiménez 12. Ruiz 13. Hernández 14. Díaz 15. Moreno 16. Álvarez 17. Muñoz 18. Romero 19. Alonso 20. Gutierre 21. Navarro 22. Torres 23. Domínguez 24. Vázquez 25. Ramos 26. Gil 27. Serrano 28. Ramírez 29. Blanco 30. Castro 31. Suárez 32. Molina 33. Morales 34. Ortega
35. Delgado 36. Rubio 37. Ortiz 38. Marín 39. Sanz 40. Iglesias 41. Santos 42. Castillo 43. Cruz 44. Núñez 45. Garrido 46. Medina 47. Cortés 48. Lozano 49. Cano 50. Guerrero 51. León 52. Prieto 53. Calvo 54. Peña 55. Vega 56. Méndez 57. Gallego 58. Vidal 59. Márquez 60. Herrera 61. Díez 62. Campos 63. Cabrera 64. Fuentes 65. Carrasco 66. Flores 67. Nieto 68. Caballero
69. Pascual 70. Herrero 71. Reyes 72. Lorenzo 73. Aguilar 74. Ferrer 75. Ibáñez 76. Santana 77. Hidalgo 78. Montero 79. Vicente 80. Giménez 81. Durán 82. Mora 83. Santiago 84. Arias 85. Carmona 86. Crespo 87. Benítez 88. Pastor 89. Sáez 90. Soto 91. Velasco 92. Román 93. Soler 94. Esteban 95. Moya 96. Vargas 97. Parra 98. Bravo 99. Gallardo 100. Rey
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Anejo 4 – el origen de los nombres de pila más frecuentes Se consultaron los libros de Gutierre Tibón, Luis T. Melgar Valero y Miloslava Knappová. Nombres masculinos: Origen latino Adrián – probablemente origen etrusco, procede del genticilio latino para los habitantes de la ciudad de Adria, que recibió su nombre del mar Adriático. Adria deriva del latín ater, «negro», y por ello se considera que Adrián significa oscuro. Agustín – derriva del latín Augustus «consagrado por los augures», más tarde «majestuoso, venerable». Antonio – de probable origen etrusco, pero su significado no ha llegado hasta nosotros; o: latín, Antonius, nombre de una gens romana, de probable origen etrusco. Benito – forma popular española del latín Benedictus, o sea Benedicto, que es de latín Benedictus, «bendito», de benedico, «decir bien (de alguien)», que adquiere la acepción religiosa de «invocar la portección de Dios en favor de una persona». César – latín, Cæsar, de un antiguo apelativo cæsar que significaba «melenudo», «de cabello largo y abundante». Domingo – latín, Dominĭcus, de domĭnus, «señor», o sea Dios. Emilio – latín, Aemilius, nombre de una gens romana. Félix – deriva del latín felix, «fértil, feliz». Germán – probablemente nombre latín: el término fue adoptado por el latín bajo la forma de germanus, designado a los habitantes de Germanía; o: Germán puede proceder también del adjetivo latino germanus, «hermano», «el que pertenece a la misma raza». Julián – del latín Iulianus, «perteneciente a la gens Julia». Lorenzo – del latín Laurentum, un lugar plantado de laureles cerca del monte Ventino. Marcos, Marc (versión catalana) – nombre de origen latino de etimología discutida. Podría derivar de marís, «varonil, masculino», aunque también de marcor «putrefacción», o incluso de martius, «consagrado a Marte». Mariano – del latín marianus, «relativo a María». Mario – latín, Marius, nombre de una gens romana, que se jactaba de descender de dios Marte. Aunque pueda parecer lo contrario, su etimología no tiene nada de ver con la de María. Martín – procede del latín martius, «de Marte». Pablo – deriva del latín paulus, «pequeño, poco, débil». Pascual – latín, Paschalis, adjetivo de pascha, derivado a su vez del hebreo pesaj, palabra que significa «cojear» y se relaciona con remotísimas ceremonias equinocciales en que se lloraba la divinidad muerta en invierno y se exaltaba su resurrección en la primavera. Por etimología popular pesaj se interpretó como «pasaje», en relación con el pasaje del ángel exterminador en Egipto y el pasaje del Mar Rojo. La solemnidad instituida por Moisés —la pascua judía— se vuelve en Cristianismo la fiesta de la resurrección de Cristo y Pascual es llamado el varón nacido el día de la fiesta pascual. O: nombre cristiano que evoca la festividad de la Pascua. Pedro – del latín petrus, «firme como la piedra». Empezó a utilizarse como nombre en la era cristiana, como calco del arameo Kefa, «piedra». Salvador – latín, así es llamado por antonomasia Jesús, como «salvador» del género humano. Salvador se usó (y se usa) en sustitución de Jesús, que, como María, se consideraba grave irreverencia emplear como nombre de pila. O: nombre cristiano que hace referencia a Jesús como Salvador de los hombres. Sergio – latín, Sergius, nombre de una gens romana. De origen etrusco; la versión de Virgilio: de Sergestus, «guerrero troyano», es etimología poética helenizante. Valentín – procede del latín valens, «valiente, fuerte, robusto». Vicente – deriva del latín vicens, «vencedor». Víctor – del latín victor, «vencedor». Origen hebreo Carmelo – del hebreo karm-El, «jardín de Dios». Daniel – nombre hebreo, de Dan-i-El, «mi juez es Dios». David – hebreo, «amado». Diego – del hebreo Jahaqóbh, «el segundogénito», otras variantes: Jacob(o), Jaime, Jago, Yago, abreviación de Santiago, el popular apellido Díaz es patronímico de Diego. Gabriel – del hebreo gbr-El, «fuerza de Dios». Isaac – procede del hebreo Yishaq-El, «risa de Yahvé».
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Ismael – deriva del hebreo shamah-El, «Dios escucha». Jaume (catalán), Jaime, Santiago – del hebreo Yea-gob (Ya´aqob) , «Yahvé recompensará», que se latinizó como Jacobo. Éste, en la Edad Media, se transformó en Yago, y de Sant-Yago surge el nombre Santiago. Jaime es una variante moderna de Jacobo. Jesús – deriva del hebreo Yehosúa, «Yahvé es el salvador». Joan – variante catalana de Juan, deriva del hebreo Yehohanan, «Dios es misericordioso». Joaquín – del hebreo Yehoyaquim, «Dios establecerá». Jonathan – variante inglesa de Jonatán, procede del hebreo Yeho-nat-han, «Yahvé ha dado». José, Josep (versión catalana) – nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia)» o «que Yahvé multiplique». Juan – nombre hebreo, «Dios es misericordia» o también «Dios es misericordioso». Manuel – hebreo, «con nosotros (está) Dios». María – proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Miguel – del hebreo mi-ka-El, «¿Quién como Dios?». Moisés – del hebreo moseh «sacar», o de Moshé, explicado por la Biblia como «sacado del agua». También puede ser egipcio y deriva de mesu «niño, hijo». Rafael – del hebreo rapha-El, «Dios sana». Rubén – nombre hebreo de etimología discutida. Podría derivar de ribal, «león», aunque también de roah-ben, «veo un hijo». Samuel – del hebreo sem-El, «el nombre de Dios». Origen germano: Adolfo – del germánico Adalulf, Ataulf, Athalwolf, de adal, «estirpe noble», y (w)ulf, «lobo», metafóricamente «guerrero arrojado»: «guerrero de noble estirpe»; o: deriva del germánico adel-wolf, «lobo noble». Ya que el lobo simboliza al guerrero en la mitología nórdica, viene a significar «noble guerrero». Alberto, Albert – contracción de Adalberto, que es Germánico, Adalberth, de adal, «estirpe noble», y berth, «brillo, resplandor»: «el brillo de la nobleza» o, mejor, «el que brilla por la nobleza de su estirpe». Alfonso – germánico, Adelfuns, de adal, «estirpe noble», y funs, «listo, preparado»: «el hombre noble pronto (para el combate)». Otras variantes: Ildefonso, Alonso; hipocorístico – Poncho. Alfredo – anglosajón, Ælfraed, de aelf, «elfo», y read, «consejo»: «el consejo de los elfos». Alvaro – germánico, Alwar, de all, «todo», y wers, «prudente»: «todo prudente», «enteramente precavido». Bernardo – germánico, Bernhard, de berin, «oso», propiamente «bruno», color de su pelambre (el verdadero nombre de la fiera era impronunciable por razones mágicas), y hard, «fuerte, atrevido». Bernhard era, pues, el «guerrero taimado y audaz». «Oso» era usado metafóricamente por «guererrero taimado». Carlos – de origen germánico, deriva de karl, «viril, dotado de gran inteligencia». O también hipocorístico de un nombre cuyo primer elemento era karl, como Karlman, el charál del antiguo alto alemán, «hombre, marido, amante», que sobrevive en el alemán moderno kerl, «individuo». Eduardo – anglosajón, Eadward, de ead, «riqueza, propiedad», y ward, «guardián»: «el guardián de la propiedad», hipocorístico – Lalo. Enrique – germánico, Haimirich, de haim, «morada, casa, patria», y rik, rich, «jefe, caudillo, poderoso»: «el jefe del hogar», «el director de su monada» o «el príncipe de la casa». Ernesto – germánico, Ernust, «lucha, firmeza, fortaleza», de donde «resoluto, pertinaz» y, finalmente, «serio, grave». Como nombre, documentado desde el sigo VIII. Federico – germánico, procede del germánico fridu-reiks, «rey de la paz». Fernando – germánico, contracción de Ferdinando, godo, Firthunands. Firthu es «paz», de Fiordinando, forma popular toscana, proceden los diminutivos Fiore, Fiorino, Fiorello; o: deriva del germánico frad-nand, «de atrevida inteligencia». Gerardo – deriva del germánico gair-hard, «noble por la lanza», por extensión, «guardián valiente». Gonzalo – procede del nombre medieval Gundisalvo. Éste, a su vez, deriva del germánico gund-all-vus, «totalmente preparado para el combate». Guillermo – del germánico will-helm, «yelmo voluntarioso», por extensión «protector decidido». Gustavo – nombre germánico que procede de gund-staff, «cetro real», (aunque algunos expertos piensan que se trata de una derivación de Augusto). Luis – deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla». Ramón – deriva del germánico regin-mund, «consejo, protector». Ramón es forma catalana de Raimundo. Raúl – deriva del germánico rat-wulf, «consejo del lobo», por extensión, «consejo del guerrero». Ricardo – procede del germánico rich-hari, «caudillo del ejército». Roberto – deriva del germánico hruot-berth, «el brillo de la fama». Rodrigo – del germánico hrod-rich, «rico en fama».
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Origen danes: Óscar – procede del danés Os-gar, «lanza del dios Os»; o: germánico. Los daneses introdujeron en Irlanda el nombre de Osgar, compuesto de os, uno de los ases o dioses, y gar, «lanza»; «lanza de los dioses». Origen romance: Francisco – antiguo italiano, Francesco, «francés», es genticilio de Francia. Francesc – forma catalana de Francisco. Julio – el nombre de la gens romana Julia deriva de Iulo, el hijo del héroe troyano Eneas, uno de los primeros fundadores de Roma; o: latín, Iulius. Origen griego: Alejandro – del griego Alexandros, «protector» o «vencedor de los hombres». Andrés – del griego Andreas «varonil, masculino» derivado a su vez de «hombre». Ángel – del griego aggelos, «mensajero» derivado de «llevar un mensaje, proclamar, anunciar». Según la doctrina cristiana, los ángeles son espíritus perfectos, mensajeros de Dios y ejecutores de su voluntad. Cristián – del griego christianus, bajo latín, «pertenciente a la religión de Jesucristo, cristiano». Cristóbal – del griego Christophoros «el que lleva a Cristo». Esteban – del griego Stephanos, «guirnalda, corona», literalmente «lo que rodea, envuelve, ciñe», derivado de «rodear, ceñir», de donde el sentido «coronar». Eugenio – griego de «bien, bueno» y «nacimiento, origen, estirpe, descendencia»: «bien nacido, de buena estirpe». Felipe – griego, «amigo» o «caballo», «aficionado a los caballos»; procede del griego philoshippos, «amigo de los caballos». Gregorio – deriva del griego gregorium, «vigilante». Héctor – del griego hektoreon, «esculpir, educar, formar». Jorge, Jordi (catalán) – del griego georgos, «agricultor». Nicolás – del griego niké-laos, «vencedor del pueblo». Sebastián – procede del griego sebastós, «venerado, augusto». Origen árabe: Mohamed Origen arameo: Tomás – deriva del arameo thoma, «gemelo, mellizo». Origen catalán: Borja – abreviatura de Francisco de Borja, virrey de Cataluña del siglo XVI. En catalán, significa «barraca». Origen celta: Arturo – una derivación de artos, «oso», en céltico, de art, «piedra», o de ard, «alto» o «noble», en el mismo idioma. Hugo – deriva del celta hug, «inteligencia, espíritu»; o: germánico. Hipocorístico de uno de los muchos nombres compuestos cuyo primer elemento es hugi, de hugu, «espíritu, inteligencia, razón, pensamiento, mente»: por ejemplo, Huberto, Hugobaldo, Hugibrando, Hugiswind, Hugmund. Origen celtibérico: Ignacio – El Ignatius latino es una modificación del Egnatius celtibérico por la etimología popular que relacionaba el nombre con ignis, «fuego». O de la voz celtibérica egnatius, «ardiente, encendido», que fue adoptada por el latín con el mismo significado bajo la forma de ignitus. Origen greco-egipciano: Isidro – nombre de etimología mixta de greco-egipcia. Proceden de Isis-doron, «regalo de la diosa Isis». O, según Tibón: variante de Isidoro, del latín, pronunciado según la prosodia griega. Origen ruso: Iván – forma rusa de Juan. En el santoral, un santo checo, solitario de Praga en el siglo X.
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Origen vasco: Aitor – nombre masculino de origen vasco, significa «padre» o «noble». Su origen puede estar relacionado con la palabra vasca aita, que significa «padre» o «noble». Javier – del euskera etche-berri, «casa nueva», Xavier – grafía arcaica de Javier. Nombres femeninos: Origen latino: Alba – deriva del latín albus, «blanco». Se considera sinónimo de Aurora y Helena. Amparo – nombre cristiano que hace referencia a la Virgen del Amparo. Deriva del latín manuparare, «tender la mano». Antonia – latín, Antonius, nombre de una gens romana, de probable origen etrusco. O: parece ser que su origen más remoto viene del etrusco, pero el significado no ha llegado hasta nosotros. Araceli – proviene del latín ara-caeli, «altar del cielo». Ascensión – latín, ascensio, de ascendo, «subir, ascender», que procede a su vez de ad y scando, «subir, trepar». O: nombre místico, evocador de la fiesta de la Ascensión de Jesucristo a los cielos. Asunción – del latín clásico assumptio, «acción de tomar o atribuir», procede del latín eclesiástico assumptio, «elevación de la Virgen desde la tierra al cielo». O: nombre cristiano que conmemora la Asunción de la Virgen María al Cielo. Aurora – del latín aurora, de significado idéntico al castellano, que deriva de ab-aurum, «de oro». Beatriz – deriva del nombre latino Beatrix, «la que hace feliz», que a su vez proviene del verbo beo, «hacer feliz». Celia – latín, nombre de una gens romana cuya fundación se atribuye al etrusco Cæles Vibenna, quien dio su nombre también al Cælius Mons, la colina Celia, hoy Latrranense. Del etrusco celi, «septiembre». Clara – del latín clarus, «claro, ilustre». Claudia – latín, Claudius, nombre de una importante gens romana; luego cognomen (sobrenombre). Procede del latín claudus, «cojo». O: deriva de la gens romana Claudia, cuyo nombre se remonta a la época de los etruscos. Se desconoce su significado. Concepción – latín, conceptio, «concepción, generación»; O: nombre místico, alusivo a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Consuelo – del latín consolatio, «consuelo». O nombre místico que equivale a Consolación. Emilia – latín, Aemilius, nombre de una gens romana. Encarnación – latín eclesiástico, incarnatio, de in, «en, dentro», y caro, carnis, «carne», antiguamente «pedazo de carne». O: nombre místico que se refiere al misterio cristiano que conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en la Virgen María. Esperanza – procede del verbo latino spero, «tener confianza en el futuro». Gema – del latín gemma, «piedra preciosa, gema». Gloria – procede del latín gloria, «gloria, hazaña». O: nombre cristiano que hace alusión a la Gloria de Dios. Como nombre de pila, tiene valor místico: «bienaventuranza», «cielo», lugar en que los ángeles y los santos gozan de la presencia de Dios. Inmaculada – del latín inmaculata, «sin mancha». Nombre cristiano en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Julia – el nombre de la gens romana Julia deriva de Iulo, el hijo del héroe troyano Eneas, uno de los primeros fundadores de Roma. O del latín Iulius. Laura – del latín laurea, «laurel». Con esta planta se coronaba a los militares más destacados, de modo que por extensión, Laura también significa «gloria militar». Lucía – femenino de Lucio de latín, Lucius, de lux, «luz», usado originariamente para denominar a los nacidos con la luz del sol (prima luce natus); o variante de Lucas. Luz – del latín lux, «luz». Se utiliza en honor de Nuestra Señora de la Luz. Margarita – procede del latín margarita, «perla», aunque en la actualidad hace alusión al nombre de la flor. Marina – del latín marinus, «del mar». Mercedes – procede del latín merces, «salario, paga, recompensa» o «precio pagado por una mercancía», especialmente por el trabajo. Nombre cristiano en honor de la Virgen de la Merced. Milagros – deriva del latín miraculum, «prodigio, portento, milagro». Nombre cristiano en honor de Nuestra Señora de los Milagros. Natalia – proviene del latín natalis-dies, «día del nacimiento», en alusión al día de Navidad. Natividad – deriva del latín nativitas, «nacimiento». Hace alusión al día de Navidad. Nieves – nombre latín, recuerda a Nuestra Señora de las Nieves.
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Patricia – del latín patricius, «patricio», clase social privilegiada en la antigua Roma, equivalente a la más alta nobleza. Paula – variante femenina de Pablo – deriva del latín paulus, «pequeño, poco, débil». Remedios – del latín, remedium, «remedio, solución, medicamento». Nombre cristiano en honor de Nuestra Señora de los Remedios. Rosa – nombre de flor de origen latino Rosario – del latín rosarium, «rosaleda». Nombre cristiano en honor de la Virgen del Rosario. Silvia – del latín silva, «selva, bosque». Teresa – varios significados, probablemente de latín Therasia, Terasia, Teresia, o del origen griego «cosechar, segar», por lo cual Teresa sería «la cosechadora, la segadora»; o también de la isla de Tera. Vicenta – deriva del latín vicens, «vencedor». Victoria – del latín victor, «vencedor». Virginia – nombre de la gens romana Virginia, que a su vez deriva del latín virgo, «virgen». Origen hebreo: Ana, Anna (versión catalana, alemana e italiana) – deriva del hebreo Hannah, que significa «gracia, compasión». Belén – nombre cristiano de origen hebreo: conmemora la ciudad donde nació Jesucristo, Betlehem (Belén en castellano), literalmente «casa de pan». Carmen – variante de nombre hebreo Carmela que proviene de karm-El, «jardín de Dios», nombre Carmen se utiliza en honor de la Virgen del Carmen. Elisa – proviene del hebreo El-yasa, «Dios ha ayudado». Esther – variante catalana de Ester, deriva de la diosa babilónica Isthar, vinculada con el planeta Venus. En el libro bíblico de Ester (2, 7) este nombre se indica como el equivalente persa del hebreo Hadassah, «mirto»; aunque se considere más bien derivado, al igual que Astarté, del asirio sitarch o del persa satarah, «estrella» (en particular, el planeta Venus). Eva – deriva del hebreo hiyya, «que da vida». Isabel – nombre hebreo que significa «Baal da la salud». Jesús – deriva del hebreo Yehosúa, «Yahvé es el salvador». José – deriva del hebreo Yosef, que significa «que Yahvé multiplique», femenino Josefa, Josefina – diminutivo de Josefa. Josefa – femenino de José, nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia); Josefina es su diminutivo. Juana – deriva del hebreo Yehohanan, «Dios es misericordioso». Magdalena – genticilio para la región de Magdala, en hebreo Migda-El, «Torre de Dios». Manuela – hebreo, Immanuel, de immanu-El, «con nosotros (está) Dios». María – proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Miriam – variante de María, que proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Raquel – procede del hebreo rahel, «oveja». Sara – adaptación del hebreo Saray, «princesa». Susana – procede del hebreo shushannah, que significa «graciosa azucena». Origen germano: Alicia – probablemente es contracción de Adalis, Adalheidis (Adelaida) en germánico. Adelaida significa «perteneciente a una estripe noble» o «de noble casta». Blanca – deriva del germánico blank, «blanco». Carolina – forma diminutiva femenina de Carlos (véase). Elvira – deriva del germánico athal-wina, «noble guardiana». Luisa – deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla». Matilde – del germánico math-hild, «guerrero fuerte». Origen romance: Francisca – del italiano Francesco, «francés». Lorena – nombre francés, de Lorraine, región en el este de Francia, la antigua Lotharingia. O: nombre cristiano en honor de la Virgen de Lorena. Lorena es una comarca francesa famosa porque durante siglos fue causa de numerosas guerras entre Francia y Alemania. Noelia – probablemente versión femenina de Noel – forma francesa del antiguo Natal.
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Origen griego: Alejandra – del griego Alexandros, quiere decir «protector de hombres», Sandra es su abreviación. Andrea – proviene del griego andros, que significa «hombre». Ángela – del griego aggelos, «mensajero». En la tradición cristiana, es el nombre que se le da a los espíritus servidores de Dios. Catalina – del griego Aikatharina, pasó al latín como Katharina, con el significado de «pura». Cristina – deriva del griego Christós, «el ungido». Elena – del griego hélene, «antorcha brillante». Eugenia – es un nombre de origen griego, que deriva de eu-genos, «bien nacido, de buen origen». Inés – procede del griego agné, «pura, casta», aunque algunos autores lo relacionan con el latín agnus, «cordero», símbolo de pureza e inocencia. Irene – deriva del griego eirene, «paz». Lidia – procede del griego Lydia, una región de Asia Menor. Mónica – procede del griego monos, «solitario», que a su vez dio lugar a monachós, «monje». Sonia – hipocorístico ruso de Sofía – del griego sophia, «sabiduría». Verónica – procede del griego vera-eikon, «imagen verdadera» Yolanda – deriva del griego ion-laos, «tierra de violetas». Origen vasco: Begoña – nombre vasco compuesto por beg-oin-a, «lugar de la colina dominante». En conmemoración de la Virgen de Begoña, cuyo apelativo hace referencia a su posición geográfica. Advocación de la Virgen María en el País Vasco. Lourdes – nombre cristiano en honor de Virgen de Lourdes. Deriva del euskera lorde, «altura, costera». O: Nuestra Señora de Lourdes, advocación francesa de la Virgen María. En Altos Pirineos está la población de Lourdes. Nuria – aunque es un nombre de uso frecuente en catalán, su origen es más bien vascuence: deriva del euskera n-uri-a, «lugar entre colinas». Origen árabe: Fátima – nombre árabe que significa «la espléndida». En el mundo cristiano, se utiliza en honor de la Virgen de Fátima. Origen arameo: Marta – nombre arameo que significa literalmente «señora». Origen catalán: Montserrat – nombre catalán que significa «monte aserrado». Hace alusión a la Virgen de Montserrat. Origen escandinavo: Olga – deriva del escandinavo Helga, «alta, divina», es forma rusa del nombre Helga. Nombre cristiano: Ángeles – nombre cristiano que conmemora a la Virgen María como Reina de los Ángeles. Mar – nombre cristiano en honor de Nuestra Señora del Mar. Pilar – nombre cristiano en honor de la Virgen del Pilar. Purificación – nombre cristiano en honor de la Purificación de la Virgen María. Rocío – nombre cristiano en honor de la Virgen del Rocío. Soledad – nombre cristiano en honor de la Virgen de la Soledad. Nombre místico: Trinidad – nombre místico, evocador del dogma cristiano de las tres personas divinas reunidas en una única esencia. O de latín eclesiástico, trinitas, propiamente, «reunión de tres». Dolores – nombre místico, alusivo a los siete dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores). Nombre inventado por Jonathan Swift: Vanesa – hipocorístico de Esther Vanhomringh.