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1 Masarykova univerzita Filozofická fakulta Ústav románských jazyků a literatur Španělský jazyk a literatura Hana Kohoutková LOS ANTROPÓNIMOS ESPAÑOLES CON ESPECIAL ATENCIÓN A LOS NOMBRES DE PILA Bakalářská diplomová práce Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. 2009

Antropónimos españoles

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Origen de los nombres de personas en español

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Page 1: Antropónimos españoles

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Masarykova univerzita

Filozofická fakulta

Ústav románských jazyků a literatur

Španělský jazyk a literatura

Hana Kohoutková

LOS ANTROPÓNIMOS ESPAÑOLES CON ESPECIAL ATENCIÓN A LOS NOMBRES DE

PILA

Bakalářská diplomová práce

Vedoucí práce: Mgr. Ivo Buzek, Ph.D. 2009

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Prohlašuji, že jsem bakalářskou diplomovou práci vypracovala samostatně s využitím uvedených pramenů a literatury.

…………………………………………………

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Ráda bych poděkovala Mgr. Ivo Buzkovi, Ph.D., za ochotu, vstřícnost a cenné rady při vedení mé práce, a panu Emiliu Nietu Ballesterovi za odbornou pomoc z oblasti toponymie a onomastiky.

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Índice 1. Introducción ........................................................................................................................................ 5

2. Onomástica y su objeto de estudio ...................................................................................................... 7

2.1. La historia de onomástica ......................................................................................................... 7

2.2. La onomástica como ciencia .................................................................................................... 8

2.2.1. Los topónimos ....................................................................................................................... 9

3. Antroponimia .................................................................................................................................... 11

3.1. Los nombres de pila ............................................................................................................... 13

3.1.1. El significado de los nombres de pila .................................................................................. 15

3.1.2. La elección de los nombres de pila ...................................................................................... 18

3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros ............................................................. 21

3.1.4. Hipocorísticos ...................................................................................................................... 22

3.2. Los apellidos .......................................................................................................................... 23

3.2.1. La historia de los apellidos .................................................................................................. 25

3.2.2. Clasificación de los apellidos .............................................................................................. 27

3.2.2.1. Los apellidos patronímicos ............................................................................................... 28

4. Las lenguas incluidas en la antroponimia española ........................................................................... 31

4.1. Característica general de las lenguas ...................................................................................... 32

4.1.1. Culturas prerromanas .......................................................................................................... 33

4.1.2. Los romanos ........................................................................................................................ 34

4.1.2.1. Nombres judeo-cristianos ................................................................................................. 35

4.1.3. Nombres germánicos ........................................................................................................... 35

4.1.4. Nombres árabes ................................................................................................................... 37

5. Los antropónimos según el origen – parte práctica ........................................................................... 38

5.1. Primera parte práctica ............................................................................................................. 39

5.1.1. Nombres masculinos ........................................................................................................... 39

5.1.2. Nombres femeninos ............................................................................................................. 42

5.2. Segunda parte práctica ............................................................................................................ 45

5.2.1. Los nacidos en los años veinte ............................................................................................ 46

5.2.2. Nombres de los recién nacidos después del año 2000 ......................................................... 53

6. Conclusión ......................................................................................................................................... 61

Bibliografía consultada.......................................................................................................................... 63

Apéndices .............................................................................................................................................. 65

Anejo 1 – los nombres más frecuentes en el año 2007 .......................................................................... 65

Anejo 2 – los nombres de los recién nacidos en el año 2007 ................................................................ 66

Anejo 3 – los apellidos más frecuentes ................................................................................................. 67

Anejo 4 – el origen de los nombres de pila más frecuentes .................................................................. 68

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1. Introducción

El presente trabajo trata sobre la antroponimia española, centrándose en los nombres

propios de personas. El objetivo principal es acercar al posible lector el origen de los nombres

de pila más usados en la España actual e informarle básicamente sobre la función1 de ellos. Al

inicio de este trabajo se hallaba la siguiente pregunta: ¿Cómo han influido todas las culturas

que ocupaban España durante siglos en su onomástica?

La primera parte se dedica a la onomástica en general, a su división en antroponimia,

toponimia y en otras subdivisiones. Después se entra en detalles en la antroponimia y se

presentan las lenguas habladas en España durante su historia con sus rasgos típicos que

podrían influir en los nombres propios. Un capítulo aparte versa sobre los apellidos y su

clasificación e historia pero la mayor atención de ese capítulo la obtienen los apellidos que

están formados por los nombres de pila o sin cambios —Martín, Esteban, Pascual— o

formados con sufijos, como por ejemplo Martínez (de nombre propio Martín), González (de

Gonzálo) o Fernández (de Fernando).

La parte práctica consta de dos partes: en la primera se dividen según el origen cien

nombres más usados en España de hombres y cien de mujeres según los datos del Instituto

Nacional de Estadísticas (INE). Para la segunda parte se han elegido nueve provincias de toda

España —tres del sur, tres del centro y tres del norte— y se confrontan los nombres entre sí

según el origen. En concreto, se confrontan los nombres de pila de los recién nacidos en los

años veinte y los de los nacidos después del año 2000. El objetivo de la segunda parte práctica

es apoyar o rechazar los resultados de la primera parte y observar si cambió el empleo de

algunas lenguas durante unos ochenta años.

Para un análisis de los antropónimos, como para cada análisis que se dedica a la

onomástica, hay que estudiar varias disciplinas científicas empezando por lingüística

histórica, fonética, lexicología y dialectología, y terminando con etimología, o hasta la

heráldica. La situación se complica también con la presencia de varias lenguas habladas en

España, tanto hoy en día, como en su historia. No solo las lenguas indoeuropeas sino también

las del origen desconocido como el ibérico, hablado en la Península Ibérica en la época del

imperio romano, o la lengua vasca, influyeron la onomástica en España. Es evidente que el

1 Función apelativa, identificativa y social. Para más información sobre las funciones en cuestión, véase el capítulo tres dedicado a la “Antroponimia”.

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presente trabajo no puede abarcar todos los factores mencionados porque éstos exigen una

investigación mucho más profunda y detallada.

En este lugar hay que decir que en general, en el tema de la onomástica española no se

trabaja tanto como uno esperaría, y sobre todo en el área de los nombres propios de personas.

Ha sido muy difícil conseguir literatura adecuada pero el trabajo se escribe a causa del gran

interés que le despiertan los nombres de pila a la autora de estas líneas y también por motivos

de que probablemente nadie en la historia del departamento había abordado el tema antes.

Es cierto que después de analizar los doscientos nombres más frecuentes no se puede

dar una imagen completa de los nombres de pila en España pero al otro lado, el presente

análisis podría servir como el documento básico para el que esté interesado en este tema tan

atractivo, porque como se sabe, cada nombre no tiene solo el origen sino también su propio

significado e historia.

Como el incentivo de este trabajo sirvieron clases en el departamento de la Filología

Checa sobre la antroponimia checa. El análisis básico de los nombres de pila se apoya en el

libro de Miloslava Knappová Jak se bude vaše dítě jmenovat?2 (Knappová 2006), porque esta

autora presenta allí los nombres de pila de muchas lenguas extranjeras incluyendo, por

supuesto, el español. De los autores españoles, el que se más ocupa de los nombres de pila, es

Luis Tomás Melgar Valero. Se ha consultado su obra El libro de los nombres (Melgar Valero

2006).

2 En español se puede traducir como: «¿Cómo se va a llamar su niño?», la traducción es nuestra.

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2. Onomástica y su objeto de estudio

El sustantivo onomástica está definido por el diccionario de RAE3 como: «Ciencia que

trata de la catalogación y estudio de los nombres propios» pero también como: «Conjunto de

nombres propios de un lugar o de un país [...]». En el presente trabajo, y concretamente en

este capítulo, se presenta la onomástica como ciencia, pero el objetivo de este trabajo se basa

en su segunda acepción, es decir, en los nombres propios —nombres de pila— de España.

2.1. La historia de onomástica4

Aunque el término onomástica fue, según Topónimos en apellidos hispanos de Grace de

Jesús Álvarez, (1968: 17), usado por primera vez en el año 1600, en España no tiene una

tradición muy larga y los científicos no le dedican tanta atención como uno esperaría. Las

bases de la investigación de la onomástica europea las sentaron los autores alemanes,

franceses, italianos o ingleses. En el libro de Grace de Jesús Álvarez se puede encontrar que

las obras más destacadas en este campo han sido Las Antiquitates Italicae medievaeli de

Ludovico Antonio Muratori (1740) donde escribió sobre «De cognominum origine»; en 1824

publica Donato Salveti en París Essai historique et philosophique sur les noms propres, y en

Zurich publican dos autores alemanes —Adolf Tobler y Wilhelm Meyer-Lübke— la obra

Deutsche Familiennamen con la que, como presenta Grace de Jesús Álvarez, (1968: 18):

«llegamos al perfeccionamiento de esta ciencia onomatológica».

No podemos decir que en España no había nadie a quien le interesaban los estudios

onomásticos, pero el mayor impulso lo ofreció la Real Academia en 1871. La Academia llegó

a ofrecer dos premios que se otorgaron a los españoles para promover los estudios de la

onomástica española. Antes de esta fecha el nombre más destacado en el campo de

investigaciones de onomástica fue el Fray Martín Sarmiento5, quien «hizo una gran

3 En adelante citado como DRAE; en línea: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=onom%C3%A1stica; consultado el 3 de abril de 2009. 4 Como base de este capítulo sirvió el Capítulo I de Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez (1968). 5 De sus obras onomásticas se pueden mencionar Onomástico etimológico de la lengua gallega, 1758-1769 o Sobre el origen del nombre Samanos, 1761.

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contribución a los estudios onomásticos» (Grace de Jesús Álvarez, 1968: 19). Los premios los

recibieron José Godoy Alcántara por su Ensayo histórico etimológico filológico sobre los

apellidos castellanos (1871) y Ángel de los Ríos y Ríos por Ensayo histórico y etimológico de

los apellidos castellanos (1870).

Para el siglo XX, es imprescindible mencionar a Joan Coromines, investigador catalán

tanto de toponimia como de antroponimia. Sus obras más conocidas son Diccionario crítico

etimológico castellano e hispánico (1980-1991) y Onomasticon cataloniae. Els noms de lloc i

noms de persona de totes les terres (1989-1997), obra de nueve volúmenes. Otro español

interesado en la onomástica fue Ramón Menéndez Pidal6.

De los autores hispanoamericanos se puede nombrar al mejicano Gutierre Tibón,

porque su obra también sirvió de base para este trabajo7. En la investigación de la onomástica

española participaron algunos extranjeros como ya nombrado Wilhelm Meyer-Lübke, Georg

Sachs o Johannes Jungfer.

Hoy en día, los estudios de antroponimia están comercializados, porque a mucha gente

le interesa el origen de su nombre o apellido y hasta hay aficionados que publican libros sobre

los nombres de pila o sobre los apellidos. Pero estos libros no versan sobre los detalles y si se

comparan con los libros lingüísticos se pueden claramente ver las diferencias. En

comparación con filología, la ciencia onomástica fue menospreciada durante muchos años,

pero hoy en día se le presta mayor atención. Se pueden nombrar varios españoles

contemporáneos que se dedican a onomástica como por ejemplo: Consuelo García Gallarín,

Javier Terrado Pablo y Emilio Nieto Ballester.

2.2. La onomástica como ciencia

La onomástica pertenece a lingüística general y se distinguen varias subdisciplinas de

esta disciplina. Si se toma en cuenta que ónoma significa «nombre» en griego, no es tan difícil

averiguar sobre qué versan las disciplinas en las cuales se divide la onomástica. Las dos

básicas son antroponimia —estudia el origen y el significado de los nombres de pila8— y

toponimia que se dedica al origen y significado de los nombres geográficos. Sus

6 Como ejemplo de su obra onomástica se puede mencionar Toponimia prerrománica hispana, 1953. 7 Se ha consultado su obra Diccionario etimológico comparado de nombres propios de persona, 2002. 8 Aunque existen otras variantes para el nombre de personas (como el nombre de bautismo o el nombre propio de persona), en este trabajo se prefiere la denomicación el nombre de pila.

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subdisciplinas se dedican por ejemplo a los nombres de ríos, arroyos o lagos (hidronimia), o a

los nombres de montañas, colinas o cordilleras (oronimia).

Antes de proseguir a subsiguiente división es imprescindible definir los nombres

propios en general según la Gramática de la lengua española de Emilio Alarcos Llorach

(1999: 83):

En la realidad, designan objetos únicos: únicos en absoluto, como el Sol o la Luna, o

únicos en la situación de habla, es decir, en el universo de preocupaciones y saberes comunes

al hablante y al oyente, como Juan, Fernández, etc. Frente a los sustantivos comunes o

apelativos, que clasifican los objetos de la realidad física o mental como pertenecientes a una

determinada clase, los nombres propios identifican con su etiqueta a un objeto dado, que

resulta inconfundible para los interlocutores.

Aparte de esta división de los nombres propios podemos hacer otra en la que la

onomástica se divide en biónimos y abiónimos. Los biónimos son nombres de los seres vivos,

es decir, de personas, naciones, tribus, animales, plantas o de los seres sobrenaturales y

fantásticos. Los abiónimos son nombres de los objetos inanimados como los cuerpos celestes,

los fenómenos geográficos o las creaciones del hombre, como los estados, instituciones,

regiones administrativas, etc.

2.2.1. Los topónimos

Como la división de los antropónimos se hará un poco más adelante, se presenta aquí

la de los topónimos para ofrecer una imagen completa. Los topónimos son los nombres de los

objetos o fenómenos inanimados naturales como estrellas o planetas9, montañas, aguas, islas o

bosques, y de los objetos creados por el hombre que están firmemente fijados en el paisaje

como ciudades, aldeas o comunicaciones10.

Los topónimos se pueden clasificar en función de varios criterios. El criterio más

usado es según la lengua de origen. En España se pueden encontrar estos tipos de topónimos:

• topónimos prerromanos: Salamanca, Málaga, Barcelona

9 En este caso hablamos de cosmónimos. 10 De los objetos que no están firmemente fijados en el paisaje, es decir, los nombres de festivales, de las instituciones, u objetos de un ser humano, trata otra subdisciplina de onomástica, que en checo se llama chrématonymie. No hemos logrado dar con el término correspondiente en la tradición hispana.

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• topónimos latinos: Mérida (de Emerita Augusta), Zaragoza (de Caesar Augusta)

• topónimos árabes: Guadalajara, Alicante, Benalmádena

• topónimos de otras lenguas: como topónimos vascos o germanos11

Los topónimos se también pueden clasificar por su contenido semántico, es decir:

hagiotopónimos (contienen nombre de un santo), antrotopónimos, fitónimos (nombres de

árboles, plantas) o hidrónimos (relacionados con agua o fuente).

La toponimia está estrechamente relacionada con los antropónimos, porque según se

dice en la introducción del libro Breve diccionario de topónimos españoles de Emilio Nieto

Ballester (1997: 11):

En lo fundamental puede creerse que los topónimos tienen dos orígenes: (a) o bien se

trata de antiguos nombres propios de persona (antropónimos) o de términos derivados de ellos,

(b) o bien se trata de antiguos nombres comunes (también llamados apelativos) [...].

Como se puede ver, una parte de los topónimos procede de los antropónimos. Los más

frecuentes son por ejemplo los nombres de los santos12 (hagiónimos), que dieron su nombre a

las ciudades u otros topónimos. Pero la tendencia se ve también al revés, es decir, una

categoría de los apellidos son los que están derivados de los topónimos, aunque no son tan

frecuentes entre los españoles (por ejemplo Alarcón, Alcalá, Badajoz, Barcelona o Madrid13).

Este capítulo ha introducido el estudio de la onomástica como una disciplina

lingüística que, a su vez, se puede dividir en varias subdisciplinas. En primer lugar se ha

explicado el término onomástica y se planteó la historia de esta disciplina con sus mayores

representantes. Después se han presentado dos tipos de divisiones. La básica, y la más

conocida, es la de antropónimos y topónimos, y la segunda es de biónimos y abiónimos. Otro

apartado ha versado sobre la toponimia y su relación con la antroponimia y los apellidos

trayendo a colación algunos ejemplos para ilustrar lo expuesto.

11 Los topónimos germanos no son muy abundantes. 12 Entre los santos cuyo nombre se usa también como topónimo se pueden mencionar San Nicolás, San Sebastián o San Ildefonso. 13 Estos apellidos se mencionan en el libro Topónimos en apellidos hispanos de Grace de Jesús Álvarez.

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3. Antroponimia

Este capítulo se divide en varios subcapítulos. En primer lugar se define la

antroponimia en general y se presentan las funciones de antropónimos. Después se ven los

tipos de nombres de individuos y de los nombres de grupos. A continuación, dos grandes

subcapítulos se dedican a los nombres de pila —su función en la vida de la gente, su

significado, las razones de la elección de los nombres de pila, las tendencias actuales en

denominar a un niño, o los hipocorísticos— y a los apellidos: se presenta la historia de

apellidos y su clasificación, pero la mayor atención la obtienen los apellidos patronímicos. La

división de los antropónimos se hace según la terminología checa pero se supone que será la

misma como en la tradición hispánica.

En casi todas las culturas que se conocen se diferencian los seres humanos por los

nombres. En algunas no existen los apellidos y la sociedad da abastos con los nombres de

pila. Pero la ciencia que se dedica a los nombres, la antroponomástica, es muy importante

para cada cultura. Le ofrece una imagen de la historia de sus nombres, los nombres antiguos,

las razones para algunos nombres —como protección o deseo— y le ayuda conocer la historia

del país.

Un antropónimo14 se compone de uno o varios nombres de pila —según las

costumbres del país o, mejor dicho el idioma en cuestión— y de uno o varios apellidos. Su

primera función es distinguir a una persona de otra —función apelativa e identificativa—.

Para cumplir esta función básica se empezaron a formar los apellidos porque cuando muchas

personas tenían el mismo nombre de pila no podían ser identificados con facilidad por

ejemplo en algunos hechos administrativos. Pero los antropónimos tuvieron en la historia una

función no menos importante: función social, que estriba en colocar a una persona en una

categoría social. En la jerarquía social los linajes nobles también tenían nombres específicos

que se componían de una preposición de y un nombre de lugar o filiación, aunque en España

«[...] su uso nunca se restringió a clase alguna, ni alcanzó jamás el significado e importancia

que tuvo en Francia», como presenta Roberto Faure (2002: XLII). En el caso de los nombres

de pila se solían usar dos nombres de pila entre los nobles —como María-Ana o José-

14 «Nombre propio de persona», DRAE, consultado el 3 de abril de 2009.

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Francisco— ya que los nombres de las clases bajas se solían componer solo de un nombre de

pila.

Al presentar las funciones de los antropónimos se nos ofrece la división de los

antropónimos. Como ya se ha dicho, los dos antropónimos básicos son el nombre de pila y el

apellido. Pero los antropónimos no son solo los nombres de un individuo sino también los

nombres de un grupo. Por eso se dividen los antropónimos en nombres de individuos y en

nombres de grupos. En nombres de individuos pertenecen:

• nombres de pila

• apellidos

• hipocorísticos: se usan en el ambiente informal, como en familia o entre amigos, se

trata de un tipo de deformación del nombre de pila, como apócope15, aféresis16 o

diminutivo17. Como se trata de una modificación de los nombres de pila se estudiará

más detalladamente en el capítulo dedicado a los nombres de pila.

• seudónimos: «Nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo

propio»18. Para citar algunos escritores españoles con seudónimo, aquí está Leopoldo

Alas, conocido por el seudónimo Clarín. Hoy en día un seudónimo tiene una función

especial: su propietario lo usa en las comunicaciones mediante el Internet.

• apodos: «Nombre que suele darse a una persona, tomado de sus defectos corporales o

de alguna otra circunstancia»19. A diferencia de los seudónimos, el apodo (o

sobrenombre) no lo elige una persona por sí misma, sino lo elige su alrededor por las

características típicas que uno tiene (tanto psíquicas como físicas). Los motivos más

usados son por ejemplo características físicas —descriptivas, metafóricas o

metonímicas —, características psíquicas, inspiradas en el nivel de inteligencia,

temperamento o afición, y otros motivos como profesión o similaridad con un

personaje famoso.

En los nombres de grupos, la siguiente categoría de los antropónimos, pertenecen estas

subcategorías:

• genticilios: nombres de naciones o tribus

• nombres de habitantes: madrileño, granadino

15 Desaparición de una o varias sílabas al final de una palabra: Felipe→Feli. 16 Desaparición de una o varias sílabas al comienzo de una palabra: Roberto→Berto. 17 Se postpone un sufijo diminutivo: Luisa→Luisita. 18 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009. 19 DRAE, consultado el 6 de abril de 2009.

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• nombres de familias o linajes: Habsburgo, Casa de Borbón

• apodos de un grupo

En la denominación checa se encuentra también el término antropónimos falsos, que

hace referencia a nombres de personajes de fábula, por ejemplo Blancanieve, o nombres

mitológicos, a donde pertenecen teónimos —nombres de dioses—, o nombres como Pegas o

Jimera.

A continuación se presentan más detalladamente los nombres de pila.

3.1. Los nombres de pila

Nuestros nombres formulan nuestra vida y nuestra personalidad desde nacimiento. Por

eso deberíamos prestarles mayor atención y buscar las raíces de este tesoro que nos dejaron

las naciones antiguas. En este capítulo se presentarán los tipos de nombres de pila en España,

se planteará su origen (sobre las lenguas de las que proceden los nombres versará el capítulo

4, es decir, «Las lenguas incluidas en la antroponimia española»), se ofrecerán varios motivos

de elección de los nombres de pila desde la historia hasta hoy en día y se mencionarán las

tendencias actuales de los españoles al nombrar sus descendientes. También se hablará sobre

una forma específica de los nombres de pila: de los hipocorísticos.

Como dice Luis T.Melgar Valero en su obra El libro de los nombres (2006: 3): «Las

palabras tienen algo de magia. [...] Y si hay una palabra especialmente poderosa, ésa es el

nombre propio». Por ejemplo si vemos el nombre de Dios en la historia, las culturas tenían

otro nombre para él, para no pronunciar el verdadero. Esta tendencia sobrevive en algunas

culturas hasta la actualidad. En el libro mencionado más arriba de Luis T.Melgar Valero, se

nos aclara que: «No son pocas las culturas en las cuales cada ser humano tiene dos nombres,

uno que cumple la función social y otro secreto, místico y mágico, y que nadie más que el

interesado debe saber» (2006: 3).

A primera vista es de presumir que las civilizaciones modernas no dan tanta

importancia a la elección de los nombres ni a sus significados. En España el día de

celebración de onomástica no tiene tanta importancia como por ejemplo en la República

Checa, pero la importancia que se da, en ese país católico, al bautismo, es también muy

grande. Los nombres de pila se también emplean en la denominación de los objetos

inanimados o colectivos como barcos, empresas, tiendas o grupos musicales.

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El sistema antroponomástico consta de dos miembros: de nombre de pila y de apellido.

Cada miembro puede ser representado por uno o varios constituyentes. Según este punto de

vista se distinguen los nombres de pila simples y los nombres de pila compuestos20 y 21. Se

distinguen nombres masculinos (Fernando, José, Sancho, Joaquín, Esteban, Benito, etc.) y

nombres femeninos (María, Carmen, Beatriz, Cristina, Raquel, etc.). En la tradición hispánica

no existen nombres con los cuales se podrían llamar tanto los hombres como las mujeres,

como por ejemplo los nombres René o Saša en checo. Pero durante la historia se ha

formulado en España un grupo especial de los nombres femeninos, como se verá a

continuación.

Si se consultan los documentos accesibles de los siglos XIII y XIV, como por ejemplo

los documentos municipales, testamentos o listas de impuestos, figuran allí casi únicamente

los nombres masculinos como los cabezas de familias. Pero no hay casi ningún nombre

femenino:

En efecto, las mujeres se designan frecuentemente en relación a un nombre de su

familia, su marido o su padre casi siempre, pero también a veces su hermano, su hijo o hasta

su yerno o se contentan con denominarlas como esposa, viuda, madre, hija, hermana o suegra

de... sin indicar su nombre ni apellido (Menjot, 1981: 14).

Precisamente en ésta época se empezaron a formular los nombres femeninos que: «[...] no son

más que formas feminizadas de nombres masculinos: Sancha, Francisca, Juana, Berenguela,

Ramona» (Menjot, 1981: 15). Estos nombres forman un gran grupo también en los nombres

actuales22. Salvo los ya mencionados, se pueden formular por ejemplo las siguientes parejas:

José-Josefa, Antonio-Antonia, Manuel-Manuela, Luis-Luisa, Ángel-Ángela, Emilio-Emilia,

Julio-Julia, Cristian-Cristina o de catalán Esteve-Esteva. Además de esas parejas de las cuales

ambos elementos se utilizan con casi la misma frecuencia existen otras, de las cuales se

conservó solo el elemento femenino, o el masculino se ha creado a base de femenino pero no

se usa tanto. Entre este grupo pertenecen por ejemplo nombres de pila Susano, Teresio o

Minervo23. Sobre estos nombres informa Gutierre Tibón (2002: 223-229), en caso de Minervo

20 Los nombres femeninos compuestos más usados son por ejemplo María Carmen o María Dolores, y los masculinos José Antonio y José Luis. Para otros, véase el anejo con los nombres de pila más frecuentes. 21 Para los apellidos compuestos véase el capítulo 3.2. 22 Véase el anejo con los nombres femeninos más frecuentes. 23 Como Gutierre Tibón es un autor mejicano es posible que estos nombres se usan solo en el ambiente hispanoamericano.

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en la página 170, donde también aclara que Minervo es: «forma masculinizada del nombre de

la diosa Minerva».

Como se verá en el capítulo cuatro, otra clasificación para los nombres de pila en el

territorio español será según las lenguas. Según los hechos históricos sucedidos en la

Península Ibérica no sorprende que hay nombres de origen hebreo tanto judíos —Abraham,

Jacob, Samuel, Joseph, David o Josefina— como cristianos —Daniel, Marcos, Lucas, Mateo

o Magdalena—, nombres germánicos —Ricardo, Roberto, Federico, Luisa, Matilde o

Elvira—, nombres latinos como Domingo, Benito, Cesar, Clara, Gloria o Lucía, o nombres

árabes de los cuales el más usado es Mohamed que figura en el sexagésimo séptimo lugar

entre los nombres más frecuentes24 y 25. El nombre femenino árabe más usado es Fátima. Lo

que no se puede olvidar es también la presencia de otras lenguas además del castellano en la

España actual, como vasco o catalán. Por eso hasta hoy día, y no solo en los territorios

respectivos, son populares algunos nombres vascos —Iker, Aitor, Unai, Nuria o Ainara— o

más los catalanes como Pere, Jaume, Ramón, Joan o Montserrat26.

3.1.1. El significado de los nombres de pila En el presente trabajo no se explica el significado de los nombres de pila27 ni apellidos

pero hay que acordar que cada nombre tiene su propio origen y significado. Como nos aclara

Roberto Faure (2001: XIV-XV):

[...] un apellido, un nombre de pila o un nombre de lugar (también llamado topónimo:

Zamora, Tarragona, Madrid, Duero, etc.) fueron, no lo olvidemos, palabras comunes con un

significado concreto en alguna lengua, aunque hoy ya no entendamos su significado. A modo

de ejemplo, hay nombres de bautismo, apellidos y topónimos cuyo significado todavía

podemos entender o intuir porque siguen siendo palabras comunes en castellano; es obvio el

significado de nombres como Cándido, Buenaventura, Bienvenida, etc., pero la inmensa

mayoría de los nombres de bautismo pertenecen a otras lenguas (hebreo, latín, germánico,

etc.), de forma que ya no tienen un significado claro para nosotros [...].

24 Véase el anejo con los nombres masculinos más frecuentes. 25 Los nombres árabes probablemente figuran en las estadísticas gracias a los inmigrantes de Magreb. 26 Véase el capítulo 3.1.4. «Las tendencias actuales – los nombres extranjeros». 27 Véase el anejo con la explicación del significado de los nombres más frecuentes en España.

Page 16: Antropónimos españoles

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Lo mismo también recuerda Grace de Jesús Álvarez (1968: 17): «No existe apellido, nombre

propio o individual que no haya comenzado por ser vocablo común significativo. Si la historia

ha oscurecido las huellas de su etimología, no por eso ha dejado de tenerla y hay siempre la

probabilidad de encontrarla.»

Nuestros antepasados eligieron el nombre de su bebé después de haber contemplado

muchos factores28 y uno de ellos podría ser también el significado. Si decidieron llamar a su

niño con un nombre de un santo, contaron con la protección al niño por ese santo, aunque

como presenta Gutierre Tibón (2002: 162): «Durante muchos siglos el nombre de la Virgen

María se consideró demasiado sagrado para usarlo como nombre de pila. En España se

emplearon en sustitución nombres de sus advocaciones o atributos, como Pilar, Socorro,

Concepción, Refugio, Amparo, Dolores, Soledad, etc.»

Solo para demostrar qué pueden significar los nombres de pila se presentan a

continuación los nombres de pila más frecuentes en España con su explicación29:

José: nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la

familia)»

Antonio: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros

Juan: nombre hebreo, «Dios es misericordia» o también «Dios es misericordioso»

Manuel: hebreo, «con nosotros (está) Dios»

Francisco: nombre romance, antiguo italiano de Francesco «francés»

Luis: deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla»

Miguel: del hebreo mi-ka-El, «¿Quién como Dios?»

Javier: del euskera etche-berri, «casa nueva»

Ángel: Del griego aggelos, «mensajero». En la tradición cristiana, es el nombre que se le da a

los espíritus servidores de Dios.

Carlos: de origen germánico, deriva de karl, «viril, dotado de gran inteligencia»

María: proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia»

Carmen: variante de nombre hebreo Carmela que proviene de karm-El, «jardín de Dios»,

nombre Carmen se utiliza en honor de la Virgen del Carmen.

Ana: deriva del hebreo Hannah, que significa «gracia, compasión»

Isabel: nombre hebreo que significa «Baal da la salud»

Dolores: nombre místico, alusivo a los siete dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores)

28 Véase el capítulo 3.1.2. «La elección de los nombres de pila». 29 Para las explicaciones se consultaron los libros de Gutierre Tibón (2002) y de Luis T. Melgar Valero (2006).

Page 17: Antropónimos españoles

17

Pilar: nombre cristiano en honor de la Virgen del Pilar

Josefa: femenino de José, nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él

(Dios) aumenta (la familia)

Teresa: varios significados, probablemente de latín Therasia, Terasia, Teresia, o del origen

griego «cosechar, segar», por lo cual Teresa sería «la cosechadora, la segadora», o también de

la isla de Tera

Rosa: nombre de flor de origen latino

Antonia: nombre latino de origen etrusco, cuyo significado no ha llegado hasta nosotros

Según el significado se pueden dividir los nombres en compuestos, simples u

oracionales.

Los nombres latinos son siempre simples, es decir, la palabra que designa el nombre

actual originó como un vocablo común, por ejemplo Félix procede del latín felix, que significa

«feliz», Pedro es del latín petrus, «firme como la piedra», Vicente deriva del latín vicens,

«vencedor», Clara del latín clarus, «claro, ilustre» o Marina del latín marinus, «del mar». Los

nombres latinos se derivaron de una característica de alguien y después se empezó a llamar a

esta persona con esta característica que luego se transformó en nombre.

Los nombres hebreos son en mayoría compuestos, cuando una parte de ellos significa

Dios y la segunda alguna especificación, como en Gabriel que es del grb-El y significa

«fuerza de Dios», en Rafael que es del rapha-El y significa «Dios sana», en Magdalena —

migda-El, significa «torre de Dios»— o Elisa que se compone de El-yasa y significa «Dios ha

ayudado». Los nombres hebreos pueden ser tanto religiosos como profanos: Ana, significa

«gracia», Raquel es «oveja» y Diego significa «segundogénito».

En los nombres germánicos se puede registrar el significado bélico, por ejemplo, el

nombre Federico proviene del fridu-reiks que significa «rey de la paz», Gonzalo, del gund-

all-vus, significa «totalmente preparado para el combate». Lo interesante es que también

algunos nombres femeninos tienen este significado bélico como por ejemplo Matilde, del

math-hild, significa «guerrero fuerte», o Elvira del athal-wina, significa «noble guardiana».

Entre los nombres oracionales se incluye por ejemplo nombre Miguel, que proviene

del hebreo mi-ka-El y se explica como «¿Quién como Dios?».

Algunos nombres tienen significado claro para los hablantes hasta hoy día. Esos

nombres se pueden encontrar en el libro de Gutierre Tibón, Diccionario etimológico

comparado de nombres propios de personas, 2002. Hay, por lo menos, tres grandes grupos en

los cuales existen más de tres ejemplos: el primer grupo pueden representar los nombres de

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18

flores, que se usan como nombres de pila: Amapola, Begonia, Camelia, Dalia, Gardenia,

Jacaranda, Lilia, Magnolia, Rosa o Violeta. El segundo grupo podrían ser los nombres de

piedras preciosas como Diamante, Esmeralda, Gemma, Perla o Rubí y el tercer grupo lo

forman los nombres de países o continentes que para algunos padres también sirven de

inspiración en nombrar a su niño: África30, Albión, América, España, Europa, Helvecia,

Irlanda, Israel o Italia.

Aunque entre los presentados veinte nombres más frecuentes en España la mayoría

procede del hebreo, no es así entre los doscientos disponibles del INE, donde la mayor

frecuencia la ocupan los nombre latinos31. Pero de los primeros puestos ocupados se puede

presumir que los españoles dan cierta importancia a su religión y creen que su niño será mejor

protegido con un nombre de Biblia, o, por lo menos, siguen las ideas de sus antepasados que

se verán en el capítulo que sigue.

3.1.2. La elección de los nombres de pila La elección de un nombre de pila a un hijo o hija no es una cosa fácil y entre los

padres existen varios motivos, como se presenta en el artículo de Denis Menjot (1981: 11):

En efecto, el nombre propio de cada individuo le ha sido impuesto por sus padres

debido a diferentes causas difíciles de separar: deuoción [sic] a cierto santo considerado eficaz

para proteger a su hijo, influencia de la moda, [...] o razones psicológicas (indiferencia, falta

de imaginación, respeto a la tradición, intención especial...).

En la historia, en la elección del nombre influyeron varios factores. El más marcador

fue el Concilio de Trento a mediados del siglo XVI, donde se recomendó a los fieles nombrar

sus niños según los santos. Desde aquel tiempo se puede observar la repetición de algunos

nombres de pila como José, Marcos, Pedro o María, Asunción o Rosario. Antes del Concilio

la gente tenía libertad en estas cosas, aunque la cristianización de España32 inspiró a los

habitantes para llamar sus hijos según los nombres de la Biblia, hasta los de los mártires,

muchos siglos antes del Concilio.

30 El nombre feminino África figura en el lugar ochenta y cinco en la estadística de los recién nacidos. 31 Véase la parte práctica del presente trabajo. 32 A partir de los siglos IV y V.

Page 19: Antropónimos españoles

19

Los nombres de nuestros antepasados se pueden dividir en dos grupos: nombres

propiciatorios y nombres protectores33. La gente creía que si alguien sabía el nombre real de

su niño tenía el poder sobre su destino y por eso le daban otro nombre falso. Los nombres

protectores deberían proteger a su portador contra las fuerzas del mal o demonios. Para alejar

los demonios de los niños se les pusieron nombres con características ficticias negativas que

significaban estupidez, locura, fealdad, fingiendo que los niños no eran queridos o que eran

adoptivos. Para afirmar la longevidad se utilizaron nombres de abuelos.

El objeto de los nombres propiciatorios era asegurar al portador la salud, la fuerza, el

destino próspero o cualidades positivas. Hasta la Edad Media se creyó que el nombre

predestinaba la vida del niño, y muchas veces casi nadie sabía el nombre real pero solo ese

nombre falso. Algunos de los nombres falsos se transformaron en apellidos y se ven hasta hoy

día34 como Gallardo, Guerrero o Bravo, aunque estos nombres se también podrían formular

durante la vida y emplearse por cierta característica que uno tenía.

Durante el proceso de elección de nombre tiene cierto valor el hecho de si existe en la

familia un nombre de pila heredado, como conmemora Denis Menjot (1981: 12): «[...]

observamos con frecuencia en los medios dirigentes, cuyas estructuras familiares son más

conocidas, que el hijo primogénito lleva el mismo nombre que su padre, nombre familiar que

se transmite de generación en generación». Como este tipo de denominación podría causar

problemas, porque el nombre pierde su función identificativa, Menjot aclara que «se añadiría

en los documentos oficiales el apelativo “el viejo” despues [sic] del nombre del padre y “el

moço” despues [sic] del filial».

Otro motivo eran los hechos históricos, o más bien los personajes de ellos, por ejemplo

Alfonso en el territorio castellano y Jaime en Cataluña. Otro motivo relacionado con los

personajes históricos nos lo presenta Gutierre Tibón, (2002: 185), sobre el empleo del nombre

Óscar: «Óscar es llamado por el poeta escocés Macpherson, el hijo del bardo Ossian; y

Napoleón, por su afición a los poemas osiánicos, impone a su ahijado, hijo de Bernadotte, el

nombre de Óscar. Éste sucederá a su padre en el trono de Suecia como el rey Óscar I, y será la

causa de la nueva difusión de Óscar como nombre de pila». También los personajes literarios

pueden inspirar a la gente, como Isolda: «En la Edad Media, Isolda se usó como nombre de

pila por la popularidad de la novela Tristán e Isolda [...]» (Gutierre Tibón, 2002: 135).

33 La traducción es nuestra de los términos checos jména přací y jména ochranná. 34 Véase el capítulo 3.2. dedicado a los apellidos.

Page 20: Antropónimos españoles

20

Algunos motivos que hoy en día pueden parecer raros se empleaban mucho, como

aclara Luis Melgar Valero (2006: 61) para el caso del nombre Bienvenido: «Bienvenido –

nombre medieval cuyo origen se encuentra en la expresión latina bene-venutus, “bienvenido”.

En un principio se aplicaba a los hijos muy deseados», o Gutierre Tibón (2002: 174) sobre el

nombre Natal: «Natal – nombre de pila que se da a los niños nacidos el 25 de diciembre».

Para cada individuo es muy importante el nombre de pila que tiene, porque le

acompaña durante toda su vida. Los padres deberían prestar a la elección la mayor atención.

Hay varios criterios que se deberían respetar. Los niños no se nombran con hipocorísticos, o

nombres que designan un objeto (sustantivos). También es importante la forma gráfica

correcta del nombre. Otro elemento que deberían tener en cuenta los padres es cómo suena el

nombre de pila con el apellido como conjunto. No se recomienda nombrar a un niño con

nombre que termina en misma letra como empieza el apellido (David Diez, Manuel López,

Carmen Navarro o Miriam Moreno) o hasta la misma sílaba: Alvaro Romero, Fernando

Domínguez, Verónica Carmona o Laura Ramos. Otro problema para el portador del nombre

puede causar si su nombre se rima con su apellido como Laura Saura, Marcos Campos, Pilar

Aguilar o Fernando Velasco. Y el último criterio es no tener el mismo nombre y el mismo

apellido: Esteban Esteban, Martín Martín, Vicente Vicente o Santiago Santiago; o si el

apellido se también usa como el nombre de pila, no se debería combinar con un nombre de

pila que se puede usar como apellido: Martín Vicente o Santiago Esteban. Aunque ninguna

ley prohíbe llamar a los niños de esta manera, hay que pensar en su futuro, como se dice en El

libro de los nombres (2006: 6):

La decisión de la familia de otorgarle al recién nacido un nombre más o menos sonoro,

ligado o alejado de la tradición familiar o de una etimología más o menos cercana al mundo

occidental, será muy importante para el portador durante toda su vida, porque habrá aspectos

de su personalidad[...].

Actualmente existen varios otros motivos para llamar a un recién nacido con cierto

nombre: si el nombre es popular entre la gente, si a los padres les gusta algún personaje

famoso (actor, actriz, cantante, político) o también si el nombre ya está o no en la familia. Los

motivos no se pueden detectar con exactitud, pero es probable que se repiten los de la historia:

afirmar la protección a los niños, y desear a ellos el mismo destino como tienen actuales

portadores del nombre. Los padres también quieren cierta originalidad para su recién nacido y

Page 21: Antropónimos españoles

21

eligen nombres exóticos con el deseo de distinguirle a los demás. Más posibilidades se

presentan en el capítulo siguiente.

3.1.3. Las tendencias actuales – los nombres extranjeros La popularidad de algunos nombres en la historia demuestra el hecho de que algunos

nombres de pila se transformaron en apellidos35 —Fernández, Rodríguez, Domínguez,

Sánchez, Vicente, Ramírez—, pero no hay ningunos materiales completos o representativos

de los nombres de pila de la historia española. Por otro lado, en nuestra época —con la ayuda

de técnica— se crean muchas estadísticas sobre los antropónimos en general, que nos ofrecen

una imagen de la sociedad actual, porque como se ha comentado en el capítulo anterior, sobre

la sociedad influyen varios impactos.

Si se comparan los nombres de pila de los recién nacidos en el año 2007 con nombres

más populares en los años veinte36, las diferencias se notan a primera vista. Los nombres que

hoy figuran en los primeros lugares no aparecieron entre los primeros cincuenta o no eran tan

frecuentes; por ejemplo, el nombre femenino Lucía, que es el primero entre las recién nacidas,

no figura en la estadística de la época de los veinte, y primeramente aparece en los años

ochenta. La popularidad de María es obvia ya desde hace muchos años, pero Paula, en tercer

lugar actualmente tampoco figuró en los años veinte. Los primeros lugares en las estadísticas

de los nombres masculinos los ocupaban por muchos años José, Antonio y Manuel,

acompañados desde los años setenta por David. Pero las estadísticas del año 2007 muestran

que los españoles van abandonando los nombres clásicos y —como se presenta en el capítulo

anterior— prefieren nombres exóticos o modernos. Los primeros cinco nombres masculinos

más populares entre los padres son: Daniel, Alejandro, Pablo, David y Adrian, seguidos por

nombres Alvaro y Hugo. Pero el término «moderno» no es muy adecuado porque los nombres

que no aparecieron en las últimas décadas son solo un tipo de resurrección de los nombres

usados ya en Edad Media37 o de nombres que no se usaron tanto en los últimos años.

Lo que puede atraer la atención en la estadística de los nombres de los recién nacidos

es el hecho que aparecen entre ellos los nombres extranjeros. Como informa Rosario Roldán

Sánchez (1998: 276), esta tendencia es propia de las últimas décadas del siglo XX, cuando en

35 Más informaciones sobre los apellidos en el anejo «Apellidos más frecuentes» o en capítulo dedicado a ellos. 36 Véase la segunda parte práctica. 37 Véase Denis Menjot (1981: 17), donde se pueden encontrar nombres Alvaro, Hugo o David.

Page 22: Antropónimos españoles

22

1977 «se modificaron el artículo [sic] 54 de la Ley del Registro Civil y el Artículo 192 del

Reglamento de la misma Ley, que obligaba al uso del nombre en español».

Actualmente se ven niños llamados Kevin, Aaron, Christian, Iván, Bruno o Jan y niñas

con nombres Sheila, Luna, África, Lorena, Elsa o Jana. La influencia anglosajona es

marcadora, pero lo que puede sorprender es la aplicación del nombre ruso Ivan, que figura en

el decimotercio lugar entre los nombres masculinos más usados para los recién nacidos.

Los nombres de pila que probablemente se harán más populares en el futuro podrían

ser Felipe, Sebastian o Benito y Catalina, Emilia o Vicenta, porque esos nombres no se

empleaban durante muchos años y podrían cumplir la condición de los padres que quieren un

nombre no muy frecuente, tal como empezaron los nombres que encabezan las estadísticas

hoy en día.

3.1.4. Hipocorísticos Como se mencionó en el capítulo tres sobre los antropónimos, un grupo nutrido de

ellos lo forman los hipocorísticos: nombres que se usan en el ambiente extraoficial. El DRAE

explica la palabra hipocorístico en su valor adjetivo como: «Dicho de un nombre: Que, en

forma diminutiva, abreviada o infantil, se usa como designación cariñosa, familiar o

eufemística; p. ej., Pepe, Charo». Además de las funciones básicas de otros antropónimos, los

hipocorísticos cumplen la función expresiva.

Los hipocorísticos pueden tener el tono positivo y el tono negativo. Los primeros se

llaman meliorativos y los segundos peyorativos. Es interesante que los peyorativos no se usan

solo para insultar a alguien pero también entre los adolescentes para crear la impresión de que

ya son adultos.

Se han elegido varios hipocorísticos del libro de Gutierre Tibón para ver cómo se

pueden formar los hipocorísticos y qué diferentes formas pueden adoptar. Además de esos,

los hipocorísticos se pueden crear de la repetición de la primera sílaba como de Diana →

Didi. Se pueden dividir en varios grupos:

- hipocorísticos que se forman con aféresis (desaparición de una sílaba en el comienzo):

Vicente→Chente; Roberto→Beto; Agustín→Tin; Enriqueta→Queta (que ya se usa como

nombre de pila); Eleonara/Leonora→Nora (también usado como nombre de pila)

- hipocorísticos que se forman con apócope (desaparición de sílabas al final de la palabra):

Page 23: Antropónimos españoles

23

Maximiliano→Max (también se puede encontrar como nombre de pila); Tomás→Tom;

Rafael/a→Rafa

- hipocorísticos que no concuerdan con la forma original del nombre:

Narciso→Chicho; Gregorio→Goyo; Eduardo→Lalo; Ester→Teche; Basilio→Bacho; Ignacio

(en vasco Iñaki), hipocorístico: Nacho; Francisco→Frasquito (contracción de Fra[nci]squito),

Pancho, Paco; Ramón→Moncho

- diminutivos:

Rafael/a→Falito; Leonel, diminutivo de León; Fina, diminutivo de Josefina o Serafina; Dora

– diminutivo de Dorotea, Teodora o Isidora; Catalina→Catita, Catana

- hipocorísticos que ya se usan como nombres de pila y no se mira su origen:

Margot, hipocorístico francés de Margarita; Lola, forma hipocorística de Dolores, Frida –

hipocorístico de nombres germánicos cuyo primer elemento es frithu, «paz», como Frederika,

Fredesvinda o Frideburga; Emma, germánico, hipocorístico de nombres cuyo primer elemento

era Ermin, Irmin, como Ermengarda, Ermintruda, Ermenilda, etc.; Bruno – forma

hipocorística de uno de los muchos nombres cuyo primer elemento es brünne (antiguo alto

alemán, brunna, prunja) «peto, coraza», como Brunmundo, Brunardo, Brunfrido, Brunulfo,

etcétera; Berta – hipocorístico de un nombre cuyo primer elemento era berth, «brillo,

resplandor», como Bertrada, Bertsinda, Bertlinda, etc.; Amelia, hipocorístico de Amelberga y

variante del nombre de esta santa.

Por supuesto, la mayor variabilidad de formación de hipocorísticos la ofrecen dos

nombres de pila que utiliza una persona. Gutierre Tibón presenta este caso de hipocorísticos

sobre todo para los nombres femeninos: hipocorístico de María de Lourdes – Milú, Malú;

Marisol, hipocorístico de María del Sol o de María de la Soledad. También Maricruz y

Mariluz, Marisa: contracción de María Luisa, diminutivo Marisela.

3.2. Los apellidos

Aunque el estudio de los apellidos no es el objetivo de este trabajo, es necesario

dedicarles por lo menos un capítulo, porque con los apellidos se cumple la función básica de

los nombres de pila, es decir, la función identificativa. Primeramente se hablará sobre la

historia de los apellidos que es muy interesante sobre todo en sus comienzos, después se

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clasificarán los apellidos en varios grupos y se describirán más detalladamente los apellidos

patronímicos, que tienen más de ver con los nombres de pila.

En la «Introducción» del libro de Roberto Faure (2002: XVII) se puede encontrar esta

información sobre los primeros apellidos y su importancia en la identificación de un

individuo:

La función del apellido no es sino la de servir de complemento al nombre de pila para

evitar confusiones. En origen, los apodos u otro tipo de denominaciones hacían el papel de

apellido, con distintivos tales como ‘José el hijo de Pedro’, ‘José, el del Corral’, ‘José el

gordo’, ‘José el herrero’, etc. Es evidente que la repetición de los nombres de pila hizo

necesario el uso de un segundo nombre para distinguir a individuos con el mismo nombre de

bautismo.

En resumidas cuentas, el apellido se puede caracterizar como el nombre de una familia

que pasa de una generación a otra, en unos casos ya por muchos siglos, y que no se puede

cambiar libremente. En esto se también observa la diferencia básica entre el nombre de pila y

apellido: el apellido se hereda. Pero no fue así siempre como se verá más adelante.

Como se ha presentado en el capítulo 3.1., tanto los nombres de pila como los

apellidos pueden ser simples o compuestos, aunque los apellidos españoles son en la mayoría

compuestos. Más informaciones se pueden encontrar por ejemplo en el libro de Roberto Faure

(2002: XLIII), donde se presenta que primeramente los apellidos compuestos los usaron las

familias nobles para no perder ni el apellido de la madre ni el del padre, o para distinguirse de

otros linajes nobles o también de familias «ordinarias» con el mismo apellido patronímico,

sobre todo en el caso de los apellidos frecuentes como García o Fernández. Para dar a su

apellido el sonido más sonoro y el aspecto noble los apellidos compuestos penetraron entre las

capas bajas hasta que (ibid.):

[...] a partir del siglo XVI nació la costumbre de unir el apellido paterno y materno,

aunque el segundo no se heredara más allá de la primera generación. Esta costumbre, que

sigue vigente en nuestros días, se hizo obligatoria a mediados del siglo XIX con la ley del

Registro Civil, principalmente para evitar confusiones entre individuos con el mismo nombre

de pila y primer apellido [...].

Page 25: Antropónimos españoles

25

Esta costumbre es propia para el territorio de la Península Ibérica y no se usa en otros países

europeos, como se puede ver también en la República Checa.

3.2.1. La historia de los apellidos La historia de los apellidos es larga, aunque no tan larga como la de los nombres de

pila. Los apellidos proceden de la necesidad de identificación de dos (o más) personas que

tenían el mismo nombre de pila. Sobre la historia de los apellidos habla por ejemplo Grace de

Jesús Álvarez (1968: 21):

En sus orígenes, las tribus, los pueblos, las familias y las civilizaciones no usaron ni

conocieron los apellidos. Los nombres personales de pila, siempre significativos, eran

suficientes para distinguir al individuo, hasta que las dificultades sociales para distinguir dos

individuos de igual nombre impusieron el empleo de apodos, o sobrenombres que sirvieron

para distinguir el grueso del delgado, el moreno del blanco, y el que vivía cerca del río del que

tenía una casa en el monte.

Por eso se formularon los apodos, como más adelante describe la misma autora (1968: 23):

Había familias en que todos los varones llevaban un solo nombre, por ejemplo Juan, y

todas las mujeres el de Antonia. Así se impusieron los apodos. Don Pedro el longo, Don

Bastardo el tuerto, Pedro dito arlote, Martín urde males, y Don Fernando de la cerda (por el

pelo que tenía en el pecho y en el cuello, quien fue infante de Castilla, nieto del Rey San

Fernando e hijo primogénito de Alfonso el Sabio).

Aunque cierto tipo de apellidos se puede encontrar ya en la Biblia38 los primeros

apodos o apellidos aparecen, según Roberto Faure (2002: XVIII), en la Edad Media:

Es probable que el uso del apellido empezara a extenderse a partir de los siglos XI o

XII, cuando el constante empobrecimiento de la onomástica hizo preciso el uso de un segundo

nombre. En la Edad Media, al igual que ocurre todavía hoy en día, los nombres de pila o de

bautismo respondían a «modas» y a la necesidad de imitar los nombres de las clases

dominantes, de personajes famosos o de santos muy venerados (razón ésta muy importante en 38 «En el santo evangelio según San Juan encontramos Simón, hijo de Jonás, Felipe de Bethsaida, Jesús Nazareno y Simón Iscariote» (Grace de Jesús Álvarez, 1968: 21).

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la Edad Media), lo cual terminó reduciendo el abanico de nombres escogidos para el recién

nacido.

La evolución de la situación era casi la misma como en el Estado checo en la misma

época, según nos presenta el ambiente Miloslava Knappová en su libro Naše a cizí příjmení v

současné češtině39 (2002: 3-4), donde se dice que: «Osobní jména vznikala tehdy, když se

objevila potřeba jedince pojmenovat, individualizovat a identifikovat, zvláštním označením

jej odlišit od ostatních. [...] K rozlišení osob se stejným jménem se začaly užívat obměny

jména[...]»40.

Las razones para la formación de un apellido pueden evocar las de formación de los

sobrenombres41. Sigue la explicación de Grace de Jesús Álvarez (1968: 22), que es más o

menos la misma en comparación con la que ofrece en su libro Miloslava Knappová:

Es evidente que el estado, origen o condición, la edad y el parentesco, la ocupación,

oficio, cargo, blasón o dignidad, los defectos, cualidades, color, estatura, forma, las

semejanzas o diferencias con nombres de animales y, en una palabra, toda circunstancia o nota

que podían caracterizar a las personas, se hacían servir de apodos, los cuales, cuando pasaban

de los padres a los hijos, tendían a convertirse rápidamente en apellidos de familia.

La situación era diferente para las mujeres, como ya se había presentado en el caso de

los nombres de pila42. Como las mujeres no figuraban en los actos oficiales como ventas y no

poseían ningunos bienes, no necesitaban apellido para diferenciarse de otras mujeres. Sobre

esta situación informa Grace de Jesús Álvarez (1968: 22): «Las mujeres antiguamente no

llevaban más que un nombre, pues estaban destinadas al matrimonio que les separaba de su

familia para siempre por identificarse con la de su esposo.»

Con la llegada del siglo XVI todo empezó a cambiar: «En 1545 se celebró el Concilio

de Trento, donde a continuación de los consejos del Cardenal Cisnernos se organizó, ordenó y

se estableció el principio básico del apellido. Los libros parroquiales se formalizaron» (Grace

39 Título de libro: Los apellidos checos y extranjeros en la lengua checa actual. La traducción es nuestra. 40 «Los nombres propios de personas surgieron con la necesidad de nombrar, individualizar e identificar a un individuo, y distiguirle con una designación especial de los demás. Para distinguir a las personas con el mismo nombre se empezaron a utilizar los cambios de nombre de pila». La traducción es nuestra. 41 Véase el capítulo 3. – «Antroponimia». 42 Véase capítulo 3.1. «Los nombres de pila», donde se presenta el caso de designar a las mujeres en relación a un nombre de su familia como mujer de o hija de sin indicar su nombre.

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27

de Jesús Álvarez, 1968: 28). El proceso de formar los apellidos duró más o menos un siglo

más hasta que se llegó a la consolidación (ibid.):

Con el establecimiento de los libros parroquiales adquirieron los apellidos fijeza de

transmisión, fijeza hereditaria y continuidad, con pocas excepciones, hasta nuestro siglo

actual. Ya no se inventan apellidos. Habíamos llegado a la culminación del desarrollo del

apellido hispano durante el Siglo de Oro.

Para hacer un resumen de la situación, se toman los datos del libro de Roberto Faure

(2002: XVIII): «La fijación de lo apellidos empieza con la difusión del uso de documentación

legal y notarial a partir de la Edad Media». Primeramente se nota la tendencia de añadir el

apellido en los documentos eclesiásticos o en los documentos sobre la clase noble. «[...]

posteriormente, el uso de documentos notariales o parroquiales se extiende al resto de la

población, lo que terminará reforzando el uso de un distintivo que, añadido al nombre de pila,

acabará por convertirse en lo que hoy es el apellido hereditario» (ibid.). Pero hasta la mitad

del siglo XVI el uso de los apellidos no fue obligatorio. Desde el Siglo de Oro43 ya no se

desarrollan mucho los apellidos y los cambios más llamativos se ven tan solo en la ortografía

de ésos. El último gran cambio se hizo en el siglo XIX, en el año 1870, cuando en España

«fue promulgada la ‘Ley Provisional Del Registro Civil’, que permanecería invariable hasta

1957»44. En esta Ley se especifican las condiciones para denominar a un niño, y se puede

cambiar tanto el nombre de pila como el apellido por las razones explicadas allí.

Para ver cuáles apellidos concretamente han llegado hasta nuestra época, véase el

subcapítulo que sigue y también el anejo con los apellidos más frecuentes.

3.2.2. Clasificación de los apellidos

Los apellidos se pueden clasificar según varios criterios. Aquí se presente la

clasificación según el libro Diccionario de los apellidos españoles (2002: XXI), donde la

hacen por orden de frecuencia:

1. Nombre del padre

43 Con el término Siglo de Oro se comprende sobre todo la época de los siglos XVI y XVII. 44 Información tomada de: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,98,m,2121&r=ReP-9512-DETALLE_REPORTAJESPADRE, consultado el 7 de abril de 2009.

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2. Nombre del lugar de procedencia o residencia del individuo45.

3. Profesión, cargo o título del interesado.

4. Apodos, motes, nombres alusivos a características personales, anécdotas relacionadas

con el individuo o su familia

5. Apellidos referentes a consagraciones a Dios, bendiciones, augurios para con el recién

nacido, hechos relativos al nacimiento, etc.

6. Nombres de origen incierto o desconocido.

Otra clasificación la presenta en su libro Grace de Jesús Álvarez (1968: 23): «Casi todos

los genealogistas hispanos dividen los apellidos en tres grupos: personales, patronímicos o

matronímicos y toponímicos». Aunque añade que «[...] debiera de haber otra división llamada

apellidos hagiográficos, pues he hallado que son abundantes en la onomástica personal

hispana moderna» (ibid.). Lo que es interesante de esa obra de Grace de Jesús Álvarez es la

conclusión, donde se dice que: «[...] al contrario de lo que se ha creído hasta ahora, los

apellidos toponímicos, y no los patronímicos, son los más abundantes en la Onomástica

española, desde el punto de vista de la variación» (1968: 572). Su conclusión se basa en la

investigación de más de 80 000 apellidos de la Guía telefónica de Madrid y provincia. Es

interesante, que casi la misma clasificación la presenta en su libro Miloslava Knappová,

porque también en el ambiente checo hay muchos apellidos patronímicos, toponímicos, pero

también muchos que designan una característica o profesión del portador del nombre hasta los

de origen verbal.

3.2.2.1. Los apellidos patronímicos

Los apellidos patronímicos son los que son más importantes para este trabajo por su

origen en los nombres de pila del padre del portador y por eso se llaman patronímicos. Una

cosa muy interesante que se puede observar es que los nombres de pila de los cuales se

desarrollaron los apellidos patronímicos actualmente no son muy populares como nombres de

pila y no se usan tanto. Sobre la historia del apellido López informa Gutierre Tibón (2002:

152): «Lope, forma hispanizada de del latín Lupus, “lobo”. (véase lupo, lobo). Figura en el

45 «Puede tratarse desde el nombre de un país, ciudad o aldea, hasta del de una partida, una propiedad, un edificio, un accidente geográfico, etc.» (Faure, 2002: XXI).

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santoral, pero ya casi no se usa como nombre de pila, en tanto que ha producido uno de los

más populares patronímicos españoles: López».

Entre los cien apellidos más frecuentes en España, este grupo de apellidos es el más

numeroso, probablemente por la razón de que tienen una tradición muy larga, como nos

presenta Roberto Faure (2002: XL): «En la Edad Media existía en Castilla, León, Navarra y

Aragón una práctica para formar el segundo nombre del hijo: añadir el nombre del padre

aplicándole la terminación –ez, -z o –iz (forma ésta más propia de Aragón)». Después nos

explica que «[...] este sufijo viene a significar ‘hijo de’» y que este tipo de apellidos «[...] se

denominan patronímicos, por ser nombres formados a partir del nombre del padre». Más de

una tercera parte de los cien apellidos más frecuentes en España la forman los apellidos

patronímicos. El más frecuente de este grupo es el apellido González. Entre los diez primeros

figura solo un apellido que no es de origen patronímico, y es el de García, aunque este

apellido también puede ser patronímico, pero su origen es desconocido.

Existen varias formas de terminaciones de estos apellidos como ya se mencionó.

Algunos nombres de pila que formaron los apellidos patronímicos no existen hoy en día y por

eso no es fácil de descifrarlos a la primera vista como por ejemplo en: Gómez, Suárez o

Méndez46. Algunos nombres de pila se usan como apellidos sin ningún sufijo, como Martín,

Santiago, Vicente, Velasco, Román, Esteban o Pascual.

El origen de los apellidos patronímicos está en latín47. Pero los apellidos patronímicos

no se utilizan solo en España sino en toda Europa. Los ejemplos los presenta en este caso

Roberto Faure (2002: XLI):

Como ejemplos podemos citar el sufijo -son, ‘hijo’ en anglosajón, como en Johnson,

Thomson o Jackson; el escandinavo -sen, ‘hijo’, como en Andersen o Johansen; el irlandés O’,

contracción del inglés of, ‘de’, como en O’Donnell u O’Hara; el escocés Mac, derivado de una

voz gaélica, como en MacArthur o MacDonald, o el también escocés Fitz, como en Fitzgerald

o Fitzpatrick, partícula ésta derivada del francés fils, ‘hijo’, que los normandos introdujeron en

el siglo XI.

46 Roberto Faure (2002: 391): «Gómez es forma patronímica derivada del nombre medieval Gome o Gomo, de origen germánico y probablemente formado por la raíz gótica gum o gom ‘hombre’ […]»; el origen del apellido Méndez se ve en el apellido Menendo, pp. 514-515: «Menendo procede del antiguo nombre de bautismo castellano Menendo, derivado a su vez del nombre personal germánico de tradición visigoda Hermenegildo»; el apellido Suárez se ve en Suero, p. 708: «Suero - del antiguo nombre de bautismo castellano Suero, de etimología dudosa. De Suero, o de la variante Suar o Suare, deriva la forma patronímica Suárez, apellido muy frecuente y repartido por toda España». 47 Grace de Jesús Álvarez (1968: 24): «La hipótesis del origen latino de los apellidos patronímicos encuentra mucho apoyo entre los eruditos».

Page 30: Antropónimos españoles

30

Los sufijos patronímicos se pueden observar también en los apellidos eslavos, los más

conocidos son según Grace de Jesús Álvarez (1968: 25): «-ic, -vic, -evic, -ov, -its, -ev, -ski, -

ska». También otras culturas que estaban presentes en la Península Ibérica usaron este tipo de

sufijos patronímicos (ibid.): «Los hebreos y los árabes formaron el patronímico anteponiendo

las palabras ibn, bar, ben, que significan hijo de o descendiente de fulano. Por ejemplo

Manassés ben Israel, Beni Omeyas».

Como ya se ha presentado, los sufijos más comunes eran -ez o -iz pero existen otros,

aunque menos frecuentes, (ibid.):

La desinencia más rara del patronímico es -az, como en Reparaz, pero también es

menos frecuente -z, que aún persiste en los apellidos Sanz y Baez [sic]. Se hallan casos en que

algunos nombres fueron reducidos a monosílabos, como Fern, abreviatura de Ferdinando, y

Roy o Ruy, abreviatura de Rodrigo, creando apellidos como Roiz, Ruiz y Ferraz. Diego y

Diago fueron reducidos a Día o Díe, produciendo Díaz y Díez.

Para ver otros apellidos patronímicos, consúltese el anejo. Entre los cien apellidos más

frecuentes hay por lo menos 42 apellidos patronímicos. Es necesario decir que no todos los

apellidos con terminación de los mencionados sufijos son apellidos patronímicos.

Page 31: Antropónimos españoles

31

4. Las lenguas incluidas en la antroponimia española

Durante la historia, la Península se encontró con varias culturas y diferentes lenguas.

«Como es bien sabido, España es un país extraordinariamente plural en todos los aspectos, lo

que lo hace especialmente rico y afortunado. Y si compleja y plural es la realidad actual, más

aún lo fue la de siglos pasados» (Nieto Ballester, 1997: 13). Algunas de las culturas han

dejado huellas lingüísticas pronunciadas hasta hoy día. Durante la población de la Península

las naciones nombraron las nuevas aldeas y difundieron su lengua hasta en las capas bajas de

la población primitiva. Con las naciones llegaron también sus nombres que en algunos casos

influyeron mucho en la elección del nombre para un recién nacido de otra comunidad

lingüística. Lo que es también muy interesante es que algunas culturas no tenían gran éxito

con la introducción de sus lenguas entre la población original pero el éxito lo tenían sus

nombres de pila, como por ejemplo en caso de la cultura visigoda. Y todos estos aspectos que

llegaron con cada cultura en la Península se estudiarán en este capítulo.

Con la llegada de una nueva nación en el territorio se debería solucionar un problema:

¿Qué lengua se utilizará? ¿La de la nación llegada, la de la nación original o se mezclarán las

lenguas entre sí? En este caso, según Bohumil Zavadil, el contacto de las lenguas tiene

carácter o de diglosia o de bilingüismo. Según Zavadil (1998: 20), diglosia significa que: «dva

jazyky koexistují na jednom území, ale uživatelé jsou monolingvní, tj. každá skupina používá

svého vlastního jazyka»48 y bilingüismo quiere decir que: «jednotliví uživatelé ovládají dva

jazyky»49. Tanto la diglosia como el bilingüismo se practicaron durante la historia en la

Península. En el caso de los romanos que trajeron el latín la población primitiva lo aceptó

sucesivamente aunque por ejemplo la llegada de los germanos no significó la germanización.

La tribu germana en la Península Ibérica está representada lingüísticamente por los Visigodos,

(Zavadil, 1998: 21): «V Hispánii se Vizigóti jazykově neprosadili ani za 300 let, naopak sami

se romanizovali, přestože představovali vládnoucí vrstvu»50.

Después de una característica general de las lenguas siguen las características de los

nombres de las culturas que ocuparon España según el orden cronológico.

48 «Dos lenguas coexisten en un territorio pero sus hablantes son monolingües, que significa que cada grupo utiliza su propia lengua». La traducción es nuestra. 49 «Los hablantes hablan dos lenguas». La traducción es nuestra. 50 «Los Visigodos no se impusieron lingüísticamente en Hispania ni durante 300 años; al revés, se romanizaron ellos mismos aunque representaban la capa dominante». La traducción es nuestra.

Page 32: Antropónimos españoles

32

4.1. Característica general de las lenguas En el mundo entero se conoce alrededor de 33 000 lenguas. Una parte de este número

también la forman los dialectos. Solo en España se habla, salvo el castellano, también el

gallego, el aranés y el catalán —que ya se no se consideran como dialectos sino como las

lenguas independientes, cooficiales—, el euskera —también lengua cooficial— y algunos

otros como por ejemplo el aragonés o el asturleonés.

Todas las lenguas pertenecen a alguna familia de lenguas. La familia más extendida —

si se considera el número de hablantes— es la indoeuropea. Sus representantes se pueden

encontrar en cada continente en el mundo. Otras familias no están tan extendidas pero sus

representantes también influyeron en español. Uno de los más importantes es el idioma vasco,

el euskera, cuyo origen es hasta hoy día el tópico de investigación de los lingüistas. Las

huellas las ha dejado en la onomástica española también la lengua árabe, de la familia de

lenguas afroasiáticas, concretamente representante de la rama de lenguas semíticas.

En el diccionario de la RAE se define la familia de lenguas como: «Conjunto de

lenguas que derivan de una misma lengua. La familia de lenguas románicas»51. Como idioma

común ancestral de las lenguas indoeuropeas se considera el protoindoeuropeo. Según un

autor inglés, Glanville Price52 (2001: 294), esta familia de lenguas se puede dividir en varias

ramas:

Las principales ramas son: céltico, itálico (de donde procede el romance), germánico,

báltico, eslavo, griego, albanés, armenio, indoiranio (con sus representantes clásicos: el

sánscrito, el avéstico y el persa antiguo), tocario (en el primer milenio de nuestra Era, en el

Turquestán chino) y anatolio (en los milenios primero y segundo a. C. en Asia Menor, donde

el hitita era la lengua más importante).

Por ser todas estas lenguas parientes lingüísticos podría causar problemas encontrar el

origen de los antropónimos antiguos. Pero cada cultura es única y utiliza sus propias variantes

de la lengua ancestral y por eso los antropónimos se pueden dividir en grupos según su

origen. A continuación se presentan las lenguas habladas en España en su historia y algunos

de sus nombres conocidos.

51 Consultado el 29 de marzo de 2009. 52 Versión española de su libro Encyclopedia of the languages of Europe, traducido por Jorge Braga Riera.

Page 33: Antropónimos españoles

33

4.1.1. Culturas prerromanas

Bajo el adjetivo prerromano se comprende, según DRAE53: «Anterior al dominio o

civilización de los antiguos romanos». Sobre esas naciones que ocupaban el territorio de

España antes de la romanización no se sabe mucho como también afirma Emilio Nieto

Ballester (1997: 13):

De la situación lingüística de la península [sic] Ibérica antes de esta romanización y

durante el mismo proceso de latinización que, por fuerza, hubo de durar siglos, sabemos poco

y poco concreto. Con seguridad convivieron en los territorios que ahora llamamos España y

Portugal muchas lenguas de variado tipo.

Del trabajo de Soledad Chávez Fajardo, Historia de la lengua española I, se pueden

sacar los nombres de los pueblos prerromanos. Los más conocidos e importantes son los

vascos, los íberos, los fenicios, los griegos, los celtas y los celtíberos, de los otros se deberían

mencionar los tartesios —o turdetanos—, los cartaginenses o los ligures.

Aunque ya pasó mucho tiempo de la época antes de la romanización, una de las

lenguas prerromanas se conservó hasta la actualidad y es la lengua vascuence. Aunque su

único pariente conocido es el antiguo aquitano54 y por eso se considera como lengua aislada,

su influencia en español se puede observar casi en todos los aspectos de léxico. En el Breve

diccionario etimológico de la lengua castellana de Joan Corominas (2003) se pueden

encontrar varias palabras vascas como chabola, izquierdo, charro o chistera (pp. 188, 340,

193, 197). En cuanto a los nombres de pila, de vasco procede el nombre de pila masculino

muy popular Javier/Xavier y femeninos Begoña y Nuria. Pero la mayor aportación de vasco

se ve en los apellidos, porque el apellido más frecuente, García, es de origen vasco. Existen

también otros apellidos vascos55 como por ejemplo Alberdi, Azcárate, Cortázar, Galdós,

Gamboa, Mendoza o Muñoz.

Otras culturas prerromanas no fueron tan importantes para la onomástica española

aunque de casi todas es posible encontrar algunos topónimos o antropónimos que estas

culturas habían usado y se han conservado hasta la actualidad. Gracias a los pueblos

53 Consultado el 29 de marzo de 2009. 54 Esta información la apoya M.a Teresa Echenique Elizondo (2004: 59): «resulta claro el parentesco vasco-aquitano y es hoy aceptada la unidad cultural a uno y otro lado de los Pirineos occidentales en época pasada, de la que el vascuence formaba parte a lo largo y en buena medida ancho de la cadena pirenaica». 55 Estos apellidos se pueden encontrar en Diccionario de los apellidos españoles, de Roberto Faure (2002).

Page 34: Antropónimos españoles

34

prerromanos se conocen estos topónimos: Barcelona, Cádiz, o Málaga; y estos antropónimos:

Velasco, Jimena/Ximena, Arturo, Hugo, Ignacio o Íñigo.

4.1.2. Los romanos Con la llegada de los romanos en la Península Ibérica en el año 218 a.C. empieza el

proceso de romanización de las naciones prerromanas. Bajo la palabra romanizar comprende

el DRAE56: «Difundir la civilización, leyes y costumbres romanas, o la lengua latina». Por

eso todas las lenguas prerromanas, excepto el vasco, dejaron de existir. Para la gente era

siempre normal y hasta natural imitar a alguien o a su lengua, costumbres y nombres. Y los

prerromanos no fueron una excepción. El latín representaba para ellos algo noble: «Los

bárbaros que se asimilaban a los romanos traducían sus nombres al latín [...]» (Grace de Jesús

Álvarez, 1968: 23).

El impacto del latín en español es tan grande que no es necesario recordarlo, solo si se

da cuenta que tres de las lenguas en la España actual son del origen latino57: el castellano, el

gallego y el catalán.

Lo que es importante para este trabajo es el sistema onomástico muy bien trabajado de

los romanos. Este sistema consta de cuatro nombres para cada individuo, como presenta por

ejemplo Roberto Faure (2002: XXXIII):

[...]el praenomen, que equivalía a nuestro nombre de bautismo; el nomen gentilicium,

nombre de la gens o tribu a la que pertenecía; el cognomen, que podríamos considerar como

equivalente a nuestro apellido y, por último, a veces se añadía el agnomen, que era como un

apodo alusivo a una circunstancia personal de individuo.

Es necesario decir que estos cuatro nombres utilizaban solo las capas altas de la sociedad

romana.

Ya se mencionó que el latín ha tenido gran impacto en español y por eso hay muchos

nombres de pila latinos en la onomástica española actual. De los nombres de pila que se

utilizaban durante la época romana como Publius, Julius o Marcus se transformaron nombres

56 Consultado 29 de marzo, 2009. 57 Información del libro de Emilio Nieto Ballester (1997: 15).

Page 35: Antropónimos españoles

35

Pablo, Julio y Marco. Muy frecuentes son también nombres de pila como Antonio, Sergio,

Lucía o Laura.

4.1.2.1. Nombres judeo-cristianos El sistema onomástico romano no se empleaba durante toda la época de su hegemonía.

Con la cristianización de Europa se empezaron a preferir los nombres de la Biblia y el uso de

los cuatro nombres se redujo a un nombre, como presenta Roberto Faure (2002: XXXIV):

«La nueva onomástica cristiana simplificó el sistema romano, y es probable que se volviera al

uso del nombre único: el nombre de bautismo».

Los nombres de la Biblia son principalmente de origen hebreo o griego. Los nombres

hebreos suelen contener una parte que significa Dios, por ejemplo Ismael de shamah-El

significa «Dios escucha», Samuel de sem-El, significa «el nombre de Dios», José es de Yosef

y su significado es «que Yahvé multiplique» y Joaquín del Yehoyaquim que significa «Dios

establecerá». Este elemento se puede encontrar en algunos nombres hebreos femeninos,

aunque estos son sobre todo variantes feminizadas de los nombres de pila masculinos, como

Juana que es de Yehohanan y significa «Dios es misericordioso» o Manuela de immanu-El

«con nosotros está Dios».

De los nombres griegos relacionados con el cristianismo se pueden señalar nombres

como Ángel de angelos «mensajero de Dios» o Cristián que es de christianus y significa

«cristiano».

4.1.3. Nombres germánicos Con la llegada de los pueblos germánicos en el siglo V cambió todo el sistema

onomástico que trajeron los romanos. La prueba de este fenómeno la presenta Grace de Jesús

Álvarez (1968: 22-23): «Con la caída de Roma, las invasiones de los bárbaros y el triunfo del

cristianismo, el uso de los apellidos volvió a perderse por el odio que las nuevas razas

invasoras manifestaban hacia todo lo que fuese romano».

Page 36: Antropónimos españoles

36

Había varios pueblos germánicos que invadieron la Península. Los más conocidos son

los suevos, vándalos y godos58. Sobre el impacto de ellos habla Emilio Nieto Ballester (1997:

15-16): «Estos últimos, los llamados visigodos, constituyeron una monarquía en la mayor

parte del territorio de la Península, pero su influencia en el terreno lingüístico fue muy escasa.

[...] Su importancia radica, por el contrario en la antroponimia». Esta información la apoya

también Roberto Faure (2002: XXXIV): «Si la lengua germánica apenas ha dejado huellas en

España, la onomástica germánica se impuso y predominó durante toda la Edad Media».

Los nombres de pila germánicos son, en mayoría, compuestos, como aclara Roberto

Faure (2002: XXXV): «Los nombres germánicos solían componerse o bien de dos adjetivos,

o bien de un sustantivo y un adjetivo, cuyos significados se relacionaban, por lo general, con

atributos guerreros, con la fuerza, la astucia, el valor, la nobleza, etc.» De todos los nombres

de pila de origen germánico se pueden citar por ejemplo Bernardo que es de bero-hart y

significa «fuerte como oso», Gerardo que deriva del gair-hard y su significado es «noble por

la lanza» o por extensión «guardián valiente», Guillermo proviene de will-helm que se explica

como «yelmo voluntarioso» o por extensión «protector decidido», Raúl de rat-wulf es

«consejo del lobo» o por extensión59 «consejo del guerrero» y Ricardo que significa «caudillo

del ejército» proviene del rich-hari (o rik-hart).

Como se puede observar, hay varias palabras que se repiten en los nombres

germánicos. Los tres más frecuentes los presenta Roberto Faure (ibid.):

Hay una serie de radicales muy recurrentes en la onomástica germana, como berth,

‘famoso’, que aparece en nombres como Alberto, Dagoberto, Roberto, Norberto, Gilberto,

etc.; hart, ‘duro’, que aparece en Abelardo, Bernardo, Gerardo y Ricardo, entre otros; o rik,

‘poder’, que aparece en Teodorico, Federico, Rodrigo (Roderico), Rigoberto, etc.

Los nombres de pila germánicos fueron muy populares en la Edad Media,

probablemente por «la particular resonancia y fuerza de nombres tales como Idelfonso,

Adalberto, Recaredo, Bernardo, Fernando, Rodrigo, etc.» como recuerda Roberto Faure

(2002: XXXIV), pero también por su prestigio social. Es verdad que sobre todo porque casi

todos contienen la letra r, pueden sonar duros y fuertes y como se ha presentado en el capítulo

sobre la elección de los nombres de pila, esto podría ser una de las razones de elección para

los padres: para que su hijo tenga fuerza y no le tenga miedo a nada ni a nadie. 58 Información tomada del libro de E. Nieto Ballester, 1997: 15. 59 Lobo representó la fuerza y por eso se explica como «guerrero».

Page 37: Antropónimos españoles

37

4.1.4. Nombres árabes Aunque la presencia de los árabes en la Península Ibérica duró casi ocho siglos —

desde el año 711 hasta 1492— en la antroponimia española casi no se puede observar su

impacto. Su importancia en la onomástica española está más bien en la toponimia, como se ve

por ejemplo en Alicante, Alcalá o Benalmádena.

Los nombres de pila de origen árabe más conocidos son Ibrahim, Mohamed, Mustafá,

Fátima y Saída. En el Diccionario de los apellidos de Roberto Faure se pueden encontrar

también algunos apellidos árabes que utilizan algunos españoles hasta hoy día como Albacar,

Albacete, Babiloni, Bennasar/Bennassar/Bennazar, Farach o Tarifa, pero como recuerda el

mismo autor (2002: XXXVIII): «No obstante, es importante precisar que la mayor parte de

los apellidos de etimología árabe proceden de nombres de lugares y, como tales, no indican en

modo alguno que el individuo portador de tal nombre tuviera un antepasado de cultura

islámica».

Page 38: Antropónimos españoles

38

5. Los antropónimos según el origen – parte práctica

La parte práctica del presente trabajo se basa en los datos de la estadística del INE60

del año 2007. El propósito básico fue encontrar el origen de los cien nombres masculinos y

del mismo número de femeninos más frecuentes y llegar a la conclusión qué lengua ha

influido más en la onomástica española y concretamente, en su antroponomástica. Para apoyar

los resultados se hace la segunda parte práctica con nombres de pila de varias provincias de

España.

A continuación se verá el resultado concreto primero para los nombres masculinos,

después para los femeninos y finalmente el resultado total considerando ambos grupos de

nombres de pila estudiados aunque como se ha visto, por ejemplo los nombres germánicos

aparecerán sobre todo entre los nombres de pila masculinos, porque tienen en la mayoría de

los casos el origen bélico y en otro lado, los nombres de pila femeninos de origen latino

representan sobre todo nombres de alguna santa, y por eso hay más representantes entre los

nombres femeninos que masculinos.

Durante la investigación de las estadísticas se deberían resolver dos problemas para la

consecutiva elaboración en este trabajo. El primer problema fue que entre los nombres de pila

femeninos figuran también los nombres masculinos como José y Jesús, probablemente por la

razón de ofrecer a la niña una mayor protección y, al revés, entre los masculinos figura el

nombre de pila María, por la misma razón como en los casos femeninos de José y Jesús.

Finalmente, estos nombres forman parte del gráfico respectivo para tener en ambos grupos

cien nombres de pila, pero no figuran más de una vez en el gráfico final.

Otro problema consistió en la decisión si tomar como representativos los nombres

compuestos, es decir, nombres que pueden tener más de un miembro61 o la estadística que

entre los cien nombres tiene tanto los nombres simples como compuestos contando algunos

de ellos dos veces: una vez como nombre simple, y otra vez como miembro de nombre

compuesto. Para las necesidades de este trabajo se ha decidido trabajar con los nombres

simples porque resulta de más fácil orientación.

60 Instituto Nacional de Estadísticas. 61 Los más usados son por ejemplo María Carmen o José Antonio.

Page 39: Antropónimos españoles

39

En la segunda parte de la parte práctica se confrontan los nombres de pila de los años

veinte de nueve provincias —tres que representan el sur del país, tres el centro y tres el

norte— con los de la actualidad de las mismas provincias, confrontádolos también entre sí.

5.1. Primera parte práctica Para averiguar el origen de los nombres de pila se han consultado el libro de Luis T.

Melgar Valero El libro de lo nombres, el libro de Gutierre Tibón El diccionario comparado

de los nombres propios de personas, y a la vez el libro de una autora checa, Miloslava

Knappová, Jak se bude vaše dítě jmenovat?.

Los nombres de pila se ponen según el orden alfabético. Para ver qué puesto ocupa

cada nombre, véase el anejo respectivo.

5.1.1. Nombres masculinos Nombres latinos – 24 nombres

Adrián

Antonio

Agustín

Benito

César

Domingo

Emilio

Félix

Germán

Julián

Lorenzo

Marc

Marcos

Mariano

Mario

Martín

Pablo

Pascual

Pedro

Salvador

Sergio

Valentín

Vicente

Víctor

Nombres hebreos – 24 nombres

Carmelo

Daniel

David

Diego

Page 40: Antropónimos españoles

40

Gabriel

Isaac

Ismael

Jaime

Jaume

Jesús

Joaquín

Joan

Jonathan

José

Josep

Juan

Manuel

María

Miguel

Moisés

Rafael

Rubén

Samuel

Santiago

Nombres germanos – 23 nombres

Adolfo

Albert

Alberto

Alfonso

Alfredo

Alvaro

Bernardo

Carlos

Eduardo

Ernesto

Enrique

Fernando

Federico

Gerardo

Gonzalo

Guillermo

Gustavo

Luis

Ramón

Raúl

Ricardo

Roberto

Rodrigo

Nombres griegos – 14 nombres

Alejandro

Ángel

Andrés

Cristian

Cristóbal

Eugenio

Esteban

Felipe

Gregorio

Héctor

Jordi

Jorge

Nicolás

Sebastián

Page 41: Antropónimos españoles

Nombres romances

Francisco

Francesc

Julio

Nombre árabe

Mohamed

Nombre arameo

Tomás

Nombre catalán

Borja

Nombres celta

Arturo

Hugo

Nombres romances

Francisco

Francesc

Nombre árabe

Mohamed

Nombre arameo

Nombre catalán

Nombres celtas

Nombres romances

nombres masculinos

Nombres vascos

Aitor

Javier

Xavie

Nombre celtibérico

Ignacio

Nombre danés

Ósc

Nombre con etimología greco

Isidro

Nombre ruso

Iván

nombres masculinos

Nombres vascos

Aitor

Javier

Xavier

Nombre celtibérico

Ignacio

Nombre danés

Óscar

Nombre con etimología greco

Isidro

Nombre ruso

Iván

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

Nombres vascos

Nombre celtibérico

Nombre danés

Nombre con etimología greco

Nombre ruso

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

Nombre con etimología greco-egipcia

41

egipcia

Page 42: Antropónimos españoles

42

5.1.2. Nombres femeninos Nombres latinos – 40 nombres

Alba

Amparo

Antonia

Araceli

Asunción

Ascensión

Aurora

Beatriz

Celia

Clara

Claudia

Concepción

Consuelo

Emilia

Encarnación

Esperanza

Gema

Gloria

Inmaculada

Julia

Laura

Lucía

Luz

Margarita

Marina

Mercedes

Milagros

Natalia

Natividad

Nieves

Patricia

Paula

Remedios

Rosa

Rosario

Silvia

Teresa

Vicenta

Victoria

Virginia

Nombres hebreos – 20 nombres

Ana

Anna

Belén

Carmen

Elisa

Esther

Eva

Isabel

Jesús

José

Josefa

Josefina

Juana

Magdalena

Manuela

María

Page 43: Antropónimos españoles

43

Miriam

Raquel

Sara

Susana

Nombres griegos – 15 nombres

Alejandra

Andrea

Ángela

Catalina

Cristina

Elena

Eugenia

Inés

Irene

Lidia

Mónica

Verónica

Sandra

Sonia (hipocorístico ruso de Sofía)

Yolanda

Nombres germanos – 6 nombres

Alicia

Blanca

Carolina

Elvira

Luisa

Matilde

Nombres cristianos – 7 nombres

Ángeles

Dolores

Mar

Pilar

Purificación

Rocío

Soledad

Nombres romances

Francisca

Lorena

Noelia

Nombres vascos

Begoña

Lourdes

Nuria

Nombre árabe

Fátima

Nombre arameo

Marta

Page 44: Antropónimos españoles

Nombre catalán

Montserrat

Nombre escandinavo

Olga

Comparación de los gráficos:

Si se comparan los dos gráficos se

casi los mismos números

Nombre catalán

Montserrat

Nombre escandinavo

Comparación de los gráficos:

Si se comparan los dos gráficos se

casi los mismos números

nombres masculinos

Nombre escandinavo

Comparación de los gráficos:

Si se comparan los dos gráficos se

casi los mismos números se ha llegado para

nombres masculinos

Si se comparan los dos gráficos se

se ha llegado para

nombres femeninos

nombres masculinos

Nombre místico

Trinidad

Nombre inventado por Jonathan Swift

Vanesa

Si se comparan los dos gráficos se ve que no son iguales

se ha llegado para los nombres hebreos (con 24

nombres femeninos

en total

Nombre místico

Trinidad

Nombre inventado por Jonathan Swift

Vanesa

ve que no son iguales

los nombres hebreos (con 24

nombres femeninos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

nombres femeninos

Nombre místico

Nombre inventado por Jonathan Swift

ve que no son iguales, excepto algunas partes. A

los nombres hebreos (con 24 nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

otro origen

nombres femeninos

Nombre inventado por Jonathan Swift

, excepto algunas partes. A

nombres masculinos

nombres femeninos

44

Nombre inventado por Jonathan Swift

, excepto algunas partes. A

nombres masculinos

Page 45: Antropónimos españoles

45

y 20 nombres femeninos), los nombres griegos (con 14 nombres masculinos y 15 nombres

femeninos) y los nombres romances con tres representantes en ambos lados, igual que los

nombres vascos. También la influencia de otras lenguas es comparable.

Las diferencias más marcadoras se ven en la repartición de la lengua latina, cuando los

nombres masculinos, numéricamente hablado, forman un poco más de la mitad de los

nombres femeninos correspondientes. Por otro lado, como se ha bosquejado en el principio de

este capítulo, los nombres germánicos, por su origen bélico, no tienen muchos representantes

entre los nombres femeninos.

Otro aspecto interesante que se puede observar es la distribución de las lenguas

concretas. Aunque entre los nombres masculinos las cuatro lenguas más marcadoras se

equilibran con el número de sus miembros —latinos 24, hebreos 24, germanos 23 y griegos

14—, en los nombres femeninos se puede observar, que la mayor parte entre los cien nombres

la ocupan los nombres latinos —con sus 40 representantes— y los nombres hebreos alcanzan

solamente a una mitad de éstos, con sus 20 representantes. También la tercera posición es

diferente en el caso de los nombres de pila femeninos, porque no la ocupan los nombres

germanos sino los nombres griegos. En cuanto a la posición de los nombres de pila latinos es

necesario acordar que el número puede ser más alto porque es posible que la mayoría de los

nombres cristianos sea también de origen latino aunque por ejemplo en el libro de Luis T.

Melgar Valero no se especifica de qué lengua provienen estos nombres. Para más

informaciones véanse el anejo sobre el origen de los nombres de pila más frecuentes.

Si los resultados son los mismos para todas las partes de España, se verá a

continuación.

5.2. Segunda parte práctica

Para apoyar o rechazar los resultados de la primera parte práctica se confrontarán los

nombres de pila de los años veinte de los recién nacidos con los nacidos después del año 2000

de las sigueintes provincias: Cádiz, Granada y Almería del sur de España, Ciudad Real, Ávila

y Guadalajara del centro del país y Huesca, León y La Rioja que representan el norte.

Para los orígenes se usan estas abreviatuaras: H por origen hebreo, L por latín, GR por

griego, R por romance, G por nombre germano, A por nombre arameo, V por nombre vasco,

RU por nombre ruso, F por nombre francés, C por nombre cristiano y M por nombre místico.

Page 46: Antropónimos españoles

46

5.2.1. Los nacidos en los años veinte

Nombres masculinos – el sur

Cádiz

1. José - H

2. Manuel - H

3. Antonio - L

4. Francisco - R

5. Juan - H

6. Rafael - H

7. Miguel - H

8. Diego - H

9. Pedro - L

10. Luis - G

11. Andrés - GR

12. Fernando - G

13. Joaquín - H

14. Cristobal - GR

15. Salvador - L

16. José María

17. Sebastian - GR

18. Alfonso - G

19. José Luis

20. Ramón - G

Granada

1. José

2. Antonio

3. Francisco

4. Manuel

5. Juan

6. Miguel

7. Rafael

8. Luis

9. Pedro

10. Ramón

11. Emilio - L

12. Joaquín

13. Fernando

14. Andrés

15. Enrique - G

16. José María

17. Ángel - GR

18. Eduardo - G

19. Salvador

20. Jesús - H

Almería

1. José

2. Juan

3. Antonio

4. Francisco

5. Manuel

6. Miguel

7. Pedro

8. Diego

9. Luis

10. Rafael

11. Andrés

12. Ramón

13. José Antonio

14. Joaquín

15. Salvador

16. Ángel

17. Cristobal

18. Emilio

19. Gines - GR

20. Gabriel - H

Entre los nombres de pila de hombres nacidos en los años veinte en España, en estas

provincias del sur, hay nueve diferentes nombres de origen hebreo, seis nombres germanos,

cinco nombres griegos, cuatro nombres latinos, y un nombre de pila de origen romance. Lo

que atrae la atención es el nombre de pila Gines que parece muy raro y no figura ni en

ninguna otra provincia estudiada ni en los cien nombres de pila más frecuentes y tampoco se

puede encontrar entre los cincuenta nombres más frecuentes por fecha de nacimiento desde

los nacidos antes de 1920 hasta los nacidos a partir de 2000.

Page 47: Antropónimos españoles

47

Nombres femeninos:

Cádiz

1. María - H

2. Josefa - H

3. Carmen - H

4. Francisca - R

5. Isabel - H

6. Ana - H

7. Antonia - L

8. Dolores - M

9. Rosario - L

10. Juana - H

11. Manuela - H

12. María Carmen

13. Mercedes - L

14. Concepción - L

15. Catalina - GR

16. Encarnación - L

17. Teresa - L

18. María Josefa

19. Angeles - C

20. Ana María

Granada

1. María

2. Carmen

3. Encarnación

4. Dolores

5. Josefa

6. Antonia

7. Francisca

8. Concepción

9. Ana

10. Isabel

11. Rosario

12. Angeles

13. Trinidad - M

14. Mercedes

15. María Carmen

16. Angustias - L

17. Teresa

18. María Josefa

19. Matilde - G

20. María Dolores

Almería

1. María

2. Isabel

3. Carmen

4. Dolores

5. Ana

6. Francisca

7. Antonia

8. Josefa

9. Encarnación - L

10. Juana

11. María Dolores

12. Rosa - L

13. Ana María

14. María Carmen

15. Angeles

16. Catalina

17. Trinidad

18. Mercedes

19. Luisa - G

20. María Josefa

Entre los nombres de pila femeninos de las nacidas en los años veinte en estas

provincias hay siete nombres de origen hebreo, nueve nombres latinos, dos de origen

germano, dos místicos, un nombre griego, un cristiano y un nombre de origen romance. Como

se verá en las demás provincias, en esta época fueron populares los nombres Concepción y

Encarnación, que ya desde los años setenta no figuran entre los nombres más frecuentes por

fecha de nacimiento aunque por su gran popularidad durante muchos años estos nombres de

pila ocupan altas posiciones entre los nombres más frecuentes.

Page 48: Antropónimos españoles

48

Nombres masculinos – el centro:

Ciudad Real

1. Antonio - L

2. José - H

3. Francisco - R

4. Manuel - H

5. Ángel - GR

6. Pedro - L

7. Julián - L

8. Jesús - H

9. Vicente - L

10. Juan - H

11. Luis - G

12. Ramón - G

13. Miguel - H

14. Tomás - A

15. Alfonso - G

16. José María

17. Félix - L

18. Gregorio - GR

19. Santiago - H

20. Eugenio - GR

Ávila

1. Francisco

2. José

3. Pedro

4. Juan

5. Antonio

6. Félix

7. Mariano

8. Julián

9. Ángel

10. Jesús

11. Manuel

12. Luis

13. Gregorio

14. Julio - L

15. Eugenio - GR

16. Alejandro - GR

17. Felipe - GR

18. Tomás

19. Vicente

20. Marcelino - L

Guadalajara

1. José

2. Pedro

3. Francisco

4. Juan

5. Mariano

6. Antonio

7. Félix

8. Ángel

9. Julián

10. Jesús

11. Manuel

12. Luis

13. Gregorio

14. Julio

15. Vicente

16. Miguel

17. Felipe

18. Pablo - L

19. Tomás

20. Alejandro

Es interesante que entre estos nombres de pila masculinos de las provincias que

representan por su posición la España central figura solo una vez el nombre compuesto —el

de José María— al revés de las provincias del sur en la misma época. También aparecen dos

nombres de pila que no se utilizaron tanto en el sur: Gregorio y Tomás. Entre estos nombres

hay ocho nombres latinos, seis hebreos, seis nombres griegos, tres germanos, uno arameo y

uno romance. Se puede observar que solamente en estas provincias no figura —excepto

Guadalajara— el nombre José en el primer lugar.

Page 49: Antropónimos españoles

49

Nombres femeninos

Ciudad Real

1. María - H

2. Carmen - H

3. Josefa - H

4. Francisca - R

5. Antonia - L

6. Dolores - M

7. Juana - H

8. Isabel - H

9. Manuela - H

10. Teresa - L

11. Ángela - GR

12. Vicenta - L

13. Pilar - C

14. Juliana - L

15. Luisa - G

16. Ramona - G

17. Encarnación - L

18. Petra - L

19. Rosario - L

20. Mercedes - L

Ávila

1. María

2. Juana

3. Julia - L

4. Carmen

5. Francisca

6. Teresa

7. Isabel

8. Felisa - L

9. Victoria - L

10. Antonia

11. Pilar

12. Josefa

13. Lucía - L

14. Petra

15. Gregoria - GR

16. Juliana

17. Luisa

18. Ángela

19. María Carmen

20. Teodora - GR

Guadalajara

1. María

2. Carmen

3. Juana

4. Pilar

5. Julia

6. Francisca

7. Felisa

8. Josefa

9. Petra

10. Victoria

11. Juliana

12. Isabel

13. Antonia

14. Concepción - L

15. Gregoria

16. Vicenta - L

17. Ángela

18. Luisa

19. Lucía

20. Teresa

Lo interesante de estas tres provincias es la gran aparición de los nombres

femenizados como Ramona, Luisa, Josefa, Ángela hasta los no muy frecuentes como

Teodora, Gregoria, Felisa o Vicenta. Según el origen, hay seis nombres hebreos, catorce

nombres latinos, tres nombres griegos, dos nombres germanos, uno romance, uno místico y

uno nombre de origen cristiano. Como en el caso de los nombres masculinos de las mismas

provincias, solo en una está un nombre compuesto: María Carmen.

Como últimos nombres de pila de los años veinte se presentan los de las provincias del

norte de España: Huesca, León y La Rioja. Después de analizar los nombres del sur y del

centro en estas provincias se enfocará si hay algunos nombres compuestos, si hay algunos

Page 50: Antropónimos españoles

50

nombres que no aparecen en otras provincias y si no se difieren las provincias entre sí según

los nombres.

Nombres masculinos – el norte

Huesca

1. José - H

2. Antonio - L

3. Francisco - R

4. Joaquín - H

5. Manuel - H

6. Ramón - G

7. Jesús - H

8. Mariano - L

9. José María

10. Ángel - GR

11. Luis - G

12. Miguel - H

13. Vicente - L

14. Pedro - L

15. Domingo - L

16. Andrés - GR

17. Agustín - L

18. Enrique - G

19. Félix - L

20. Rafael - H

León

1. José

2. Manuel

3. Antonio

4. Francisco

5. Ángel

6. Pedro

7. Luis

8. Miguel

9. Jesús

10. Santiago - H

11. Tomás - A

12. Vicente

13. Emilio - L

14. Agustín

15. Fernando - G

16. Julio - L

17. Juan - H

18. Felipe - GR

19. Domingo

20. Joaquín

La Rioja

1. José

2. Jesús

3. Antonio

4. Ángel

5. Pedro

6. Félix

7. Francisco

8. José Luis

9. Luis

10. José María

11. Manuel

12. Santiago

13. Julián - L

14. Juan

15. Vicente

16. Miguel

17. Julio

18. Gregorio - GR

19. Pablo - L

20. Felipe

Entre estas tres provincias hay más diferencias que entre las otras, es decir, el número

de los nombres de pila únicos es el más alto: 29. Entre estos veintinueve nombres tienen ocho

el origen hebreo, once son latinos, cuatro griegos y cuatro germanos y un representante tienen

el arameo y el romance. Como en el centro de España también aquí está solo un nombre de

pila compuesto.

Page 51: Antropónimos españoles

51

Nombres femeninos

Huesca

1. María - H

2. Pilar - C

3. Carmen - H

4. Josefa - H

5. Teresa - L

6. Concepción - L

7. Antonia - L

8. Josefina - H

9. Francisca - R

10. Ángeles - C

11. Dolores - M

12. Rosario - L

13. María Pilar

14. Isabel - H

15. Mercedes - L

16. Julia - L

17. Natividad - L

18. María Teresa

19. María Luisa

20. Joaquina - H

León

1. María

2. Josefa

3. Carmen

4. Pilar

5. Isabel

6. Teresa

7. María Carmen

8. Manuela - H

9. Rosario

10. Concepción

11. Antonia

12. Julia

13. Francisca

14. María Ángeles

15. María Luisa

16. Aurora - L

17. Consuelo - L

18. Mercedes

19. Ángela - GR

20. Natividad

La Rioja

1. Carmen

2. María

3. Pilar

4. María Carmen

5. Julia

6. María Luisa

7. Felisa - L

8. María Pilar

9. Concepción

10. Juana - H

11. Isabel

12. Rosario

13. Ángeles

14. Teresa

15. María Jesús

16. Francisca

17. Josefa

18. Lucía - L

19. Milagros - L

20. María Ángeles

En diferencia de los nombres masculinos de estas provincias, hay muchos nombres

compuestos. Todos contienen el nombre de María y en algunos casos el segundo nombre no

es muy frecuente en nombres compuestos, por ejemplo María Teresa, María Jesús o María

Luisa. Sobre todo en La Rioja el culto de María debía ser muy fuerte, porque en sus veinte

nombres hay seis que contienen este nombre de pila tan popular. En la lista se pueden

encontrar tres nombres que no figuran en ninguna otra provincia estudiada: Aurora, Consuelo

y Joaquina. Otra diferencia en comparación con otras provincias estudiadas es que no figura

allí ningún nombre de origen germano, como por ejemplo Luisa o Ramona en las otras

provincias. El total de los 25 nombres diferentes consta de ocho nombres hebreos, doce

nombres latinos, dos nombres cristianos, un griego, un romance y un místico.

Page 52: Antropónimos españoles

La comparació

comentarán

el centro

el norte

en total

La comparació

comentarán en el final

el sur - nombres masculinos

el centro - nombres masculinos

el norte - nombres masculinos

en total - nombres masculinos

La comparación total se puede demostrar en los siquientes

en el final del otro apartado.

nombres masculinos

nombres masculinos

nombres masculinos

nombres masculinos

n total se puede demostrar en los siquientes

del otro apartado.

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

nombres masculinos

latinoshebreos

germanosgriegos

romancearameo

nombres masculinos

latinoshebreosgermanosgriegosromancearameo

n total se puede demostrar en los siquientes

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

latinoshebreos

germanosgriegos

romancearameo

germanos

romance

n total se puede demostrar en los siquientes

el sur - nombres femeninos

el centro -

el norte -

en total - nombres femeninos

n total se puede demostrar en los siquientes gráficos

nombres femeninos

- nombres femeninos

nombres femeninos

nombres femeninos

s. Los resultados se

nombres femeninos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

místico

cristiano

nombres femeninos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

místico

cristiano

nombres femeninos

latinoshebreosgermanosgriegosromancemísticocristiano

nombres femeninos

latinos

hebreos

germanos

griego

romance

místico

cristiano

52

. Los resultados se

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

místico

cristiano

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

místico

cristiano

latinoshebreosgermanosgriegosromancemísticocristiano

latinos

hebreos

germanos

romance

místico

cristiano

Page 53: Antropónimos españoles

53

5.2.2. Nombres de los recién nacidos después del año 2000 Nombres masculinos – el sur

Cádiz

1. Alejandro - GR

2. Pablo - L

3. Alvaro - G

4. Manuel - H

5. Daniel - H

6. David - H

7. Adrián - L

8. Javier - V

9. Antonio - L

10. Jesús - H

11. Francisco Javier

12. José Manuel

13. José Antonio

14. Carlos - G

15. Raúl - G

16. Mario - L

17. Alberto - G

18. Francisco - R

19. Sergio - L

20. Juan Manuel

Granada

1. Alejandro

2. Pablo

3. David

4. Javier

5. Antonio

6. Adrián

7. Alvaro

8. Daniel

9. Manuel

10. Raúl

11. Sergio

12. Jesús

13. Carlos

14. Francisco

15. José Antonio

16. José Manuel

17. Miguel Ángel HGr

18. Francisco Javier

19. Alberto

20. José - H

Almería

1. Alejandro

2. Antonio

3. Francisco

4. Pablo

5. Javier

6. David

7. Adrián

8. Daniel

9. Manuel

10. Alvaro

11. José Antonio

12. Juan - H

13. José

14. Carlos

15. Francisco Javier

16. Raúl

17. Sergio

18. Juan José

19. Miguel Ángel

20. Juan Antonio

Como se puede observar, y no solamente en estas provincias del sur pero en todas las

demás estudiadas, los nombres de pila cambiaron mucho durante unos ochenta años. Hay

unos pocos que también ocupan algún puesto en los primeros veinte pero no hay muchos y en

su mayoría no ocupan un puesto alto. Concretamente en estas tres provincias se repiten los

nombres Antonio, Francisco, José Antonio, Juan y José de los años veinte. Se también puede

observar cierta popularidad de los nombres compuestos, y en combinaciones no usadas antes

como Francisco Javier, Miguel Ángel o José Manuel. Los nombres Miguel y Ángel no figuran

entre los veinte nombres como nombres simples sino solo como compuesto. Como cada

Page 54: Antropónimos españoles

54

nombre de pila se cuenta solo una vez hay solo veinte diferentes nombres de pila. Entre estos

hay siete nombres hebreos, cinco latinos, cuatro germanos, dos griegos (pero Alejandro en el

primer lugar), y uno nombre vasco y uno romance. La diferencia más grande es que no

figuran tantos nombres griegos como en los años veinte y se emplea el nombre vasco Javier.

Nombres femeninos

Cádiz

1. María - H

2. Lucía - L

3. Paula - L

4. Marta - A

5. Ana - H

6. Laura - L

7. Alba - L

8. Andrea - GR

9. Cristina - GR

10. Elena - GR

11. Claudia - L

12. Rocío - C

13. Carmen - H

14. Marina - L

15. Nerea - GR

16. María Carmen

17. Natalia - L

18. Sara - H

19. Irene - GR

20. Celia - L

Granada

1. María

2. Lucía

3. Laura

4. Paula

5. Marta

6. Andrea

7. Carmen

8. Alba

9. Ana

10. Cristina

11. Elena

12. Nerea

13. Rocío

14. Irene

15. Marina

16. Claudia

17. Ángela - GR

18. Natalia

19. María Carmen

20. Sara

Almería

1. María

2. Laura

3. Lucía

4. Andrea

5. Paula

6. Ana

7. Marta

8. María Mar - HC

9. Alba

10. Nerea

11. Cristina

12. Marina

13. Carmen

14. Rocío

15. María Carmen

16. María José

17. Irene

18. Ana María

19. Elena

20. Patricia - L

En comparación con los nombres masculinos entre los cuales ya no figuran los

nombres de los primeros puestos en los años veinte62, entre los nombres femeninos el nombre

de María sigue ocupando un lugar privilegiado en la mayoría de los casos. Pero no hay

muchos nombres de los años veinte que han logrado sobrevivir hasta la actualidad; aparte de

62 En algunas provincias ya no figuran los nombres José o Juan entre los primeros veinte.

Page 55: Antropónimos españoles

55

María son solo Ana, Carmen, y sus combinaciones Ana María y María Carmen. Hay veintidós

nombres de pila diferentes de los cuales son cuatro hebreos, nueve latinos, seis griegos, dos

cristianos, uno arameo y ningún germano.

Nombres masculinos

Ciudad Real

1. Javier - V

2. Carlos - G

3. Alejandro - GR

4. David - H

5. Jesús - H

6. Sergio - L

7. Alvaro - G

8. Adrián - L

9. Daniel - H

10. Alberto - G

11. Pablo - L

12. Jorge - GR

13. Manuel - H

14. Raúl - G

15. Antonio - L

16. Ángel - GR

17. Diego - H

18. Miguel - H

19. Iván – RU/H

20. Mario - L

Ávila

1. David

2. Pablo

3. Daniel

4. Alvaro

5. Javier

6. Alejandro

7. Sergio

8. Diego

9. Adrián

10. Jorge

11. Alberto

12. Carlos

13. Mario

14. Víctor - L

15. Marcos - L

16. Iván

17. Miguel

18. Rodrigo - G

19. Raúl

20. Rubén - H

Guadalajara

1. Alejandro

2. Daniel

3. Pablo

4. David

5. Javier

6. Adrián

7. Sergio

8. Alvaro

9. Jorge

10. Mario

11. Diego

12. Iván

13. Carlos

14. Miguel

15. Raúl

16. Marcos

17. Rubén

18. Rodrigo

19. Alberto

20. Víctor

Como en los años veinte, en estas tres provincias no figura ningún nombre compuesto.

Lo que también puede parecer interesante es el empleo del nombre vasco Javier en el primer

puesto en la Ciudad Real. En estas provinicas del centro y también en las del norte se emplea

el nombre Iván, variante rusa del hebreo Juan, que puede demostrar las tendencias de

exotismo de los padres. Hay veinticuatro nombres diferentes: siete hebreos y latinos, cinco

germanos, tres griegos, uno vasco y uno romance. La posición de los nombres hebreos y

Page 56: Antropónimos españoles

56

latinos es, por el número de sus representantes, casi la misma como antes, pero lo que cambia

es el empleo de nombres griegos y germanos: los primeros se redujeron de seis a tres, y los

segundos aumentaron de tres a cinco.

Nombres femeninos

Ciudad Real

1. María - H

2. Lucía - L

3. Laura - L

4. Marta - A

5. Elena - GR

6. Andrea - GR

7. Alba - L

8. Cristina - GR

9. Irene - GR

10. Paula - L

11. Natalia - L

12. Ana - H

13. Nerea - GR

14. Celia - L

15. Marina -L

16. Sara - H

17. Ángela - GR

18. Nuria - V

19. Raquel - H

20. Beatriz - L

Ávila

1. Lucía

2. María

3. Paula

4. Laura

5. Andrea

6. Alba

7. Marta

8. Sara

9. Ana

10. Natalia

11. Irene

12. Ángela

13. Nerea

14. Patricia - L

15. Rocío - C

16. Claudia - L

17. Noelia - F

18. Cristina

19. Inés - GR

20. Sandra - GR

Guadalajara

1. María

2. Lucía

3. Paula

4. Andrea

5. Sara

6. Alba

7. Laura

8. Marta

9. Irene

10. Cristina

11. Elena

12. Ana

13. Natalia

14. Nerea

15. Patricia

16. Claudia

17. Sofía - GR

18. Ángela

19. Carla - G

20. Eva - H

La mayor diferencia que se ve a primera vista entre los nombres de pila femeninos de

los años veinte y éstos, es que los nombres femeninos son más cortos. Ya no aparecen

nombres como Encarnación, Mercedes o Concepción. También se casi abandonó del uso de

los nombres compuestos, probablemente también por su longitud. En estas tres provincias hay

veintinueve diferentes nombres: cinco de origen hebreo, diez de origen latino, nueve griegos,

Page 57: Antropónimos españoles

57

y un representante tienen el germano, el arameo, el vasco y el francés, y un nombre es

cristiano.

Nombres masculinos

Huesca

1. Pablo - L

2. Alejandro - GR

3. Jorge - GR

4. Javier - V

5. Daniel - H

6. David - H

7. Sergio - L

8. Miguel - H

9. Carlos - G

10. Iván - RU

11. Adrián - L

12. Diego - H

13. Marcos - L

14. Raúl - G

15. Mario - L

16. Juan - H

17. Hugo - G

18. Oscar - G

19. Alvaro - G

20. Víctor - L

León

1. Alejandro

2. Pablo

3. David

4. Diego

5. Daniel

6. Adrián

7. Sergio

8. Alvaro

9. Jorge

10. Javier

11. Mario

12. Raúl

13. Víctor

14. Marcos

15. Hugo

16. Iván

17. Carlos

18. Miguel

19. Héctor - GR

20. Guillermo - G

La Rioja

1. David

2. Javier

3. Sergio

4. Miguel

5. Diego

6. Pablo

7. Daniel

8. Jorge

9. Alejandro

10. Adrián

11. Mario

12. Alvaro

13. Marcos

14. Iván

15. Raúl

16. Rubén - H

17. Juan

18. Víctor

19. Carlos

20. Alberto - G

Las provincias del norte no difieren mucho de las demás de esta época. Tampoco se

usan nombres de pila compuestos y los nombres de pila se repiten, en mayor o menor medida.

Aparecen cuatro nombres de pila que no figuran en otras estadísticas: Hugo, Oscar, Héctor y

Guillermo. En total, hay veinticautro nombres diferentes: seis hebreos y latinos, siete

germanos, tres griegos, uno vasco y uno ruso. Es ya evidente que mayor popularidad que

antes la obtienen los nombres germanos pero solamente entre los nombres masculinos.

Page 58: Antropónimos españoles

58

Nombres femeninos

Huesca

1. Lucía - L

2. María - H

3. Alba - L

4. Paula - L

5. Laura - L

6. Ana - H

7. Marta - A

8. Sara - H

9. Andrea - GR

10. Nerea - GR

11. Claudia - L

12. Julia - L

13. Marina - L

14. Inés - GR

15. Cristina - GR

16. Elene - GR

17. Carla - G

18. Clara - L

19. Irene - GR

20. Lorena - F

León

1. Lucía

2. María

3. Paula

4. Laura

5. Alba

6. Andrea

7. Sara

8. Marta

9. Ana

10. Marina

11. Claudia

12. Nerea

13. Carla

14. Cristina

15. Alicia - GR

16. Raquel

17. Sandra

18. Irene

19. Carmen

20. Natalia - L

La Rioja

1. Lucía

2. Paula

3. María

4. Laura

5. Alba

6. Andrea

7. Sara

8. Marta

9. Ángela - GR

10. Ana

11. Irene

12. Claudia

13. Carmen

14. Raquel

15. Sofía - GR

16. Cristina

17. Elena

18. Sandra

19. Inés

20. Carla

A contrario de los nombres masculinos, entre los femeninos no hay muchos germanos

(en realidad solo uno – Carla), pero se emplean mucho los nombres griegos, mucho más que

en los años veinte. Concretamente en estas tres provincias del norte del país hay de un total de

veinticuatro nombres de pila diferentes unos nueve griegos, nueve latinos, solo tres hebreos,

un germano, un arameo y uno del origen francés pero diferente que en el centro.

A continuación se presentarán los resultados de cada estadística como en el caso de los

nombres de pila de los años veinte.

Page 59: Antropónimos españoles

Para resumir,

se emplean los nombres cr

nombre José.

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

de pila de

como en los años v

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

está garantizada y

moderna y busca nombres extranjeros y únicos

el sur

el centro

el norte

en total

Para resumir,

se emplean los nombres cr

nombre José. Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

de pila de los recién nacidos

como en los años v

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

está garantizada y

rna y busca nombres extranjeros y únicos

el sur - nombres masculinos

el centro - nombres masculinos

el norte - nombres masculinos

en total - nombres masculinos

Para resumir, en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

se emplean los nombres cristianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

los recién nacidos después del año

como en los años veinte.

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

está garantizada y casi no se cambia. Lo interesante es que au

rna y busca nombres extranjeros y únicos

nombres masculinos

nombres masculinos

nombres masculinos

nombres masculinos

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

después del año

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

casi no se cambia. Lo interesante es que au

rna y busca nombres extranjeros y únicos

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

nombres masculinos

latinoshebreosgermanosgriegosromancevascoruso

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vasco

ruso

nombres masculinos

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

vascos

rusos

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

después del año 2000 no

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

casi no se cambia. Lo interesante es que au

rna y busca nombres extranjeros y únicos —que puede ser la razón del empleo de tantos

germanos

latinoshebreosgermanosgriegosromancevasco

latinos

hebreos

germanos

griegos

romance

hebreos

germanos

griegos

romance

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

2000 no difieren mucho entre sí en todo

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

casi no se cambia. Lo interesante es que au

que puede ser la razón del empleo de tantos

el sur - nombres femeninos

el centro -

el norte - nombres femeninos

en total - nombres femeninos

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

difieren mucho entre sí en todo

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

casi no se cambia. Lo interesante es que aunque la gente quiere ser

que puede ser la razón del empleo de tantos

nombres femeninos

- nombres femeninos

nombres femeninos

nombres femeninos

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

difieren mucho entre sí en todo

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

nque la gente quiere ser

que puede ser la razón del empleo de tantos

nombres femeninos

latinoshebreosgermanogriegoarameocristiano

nombres femeninoslatinoshebreosgermanosgriegosromancearameovascofrancéscristiano

nombres femeninos

latinos

hebreos

germanos

griegos

arameo

francés

nombres femeninos

latinoshebreosgermanosgriegosarameocristianovascofrancés

59

en actualidad no se utilizan mucho los nombres compuestos y tampoco

istianos, o hebreos con conexión con la Biblia, sobre todo el

Solamente en las provincias del sur se puede observar cierta «moda» del empleo

de los nombres compuestos según la tradición. Otra diferencia marcadora es que los nombres

difieren mucho entre sí en todo el país

En cuanto a las lenguas, la posición del hebreo y latín entre los nombres masculinos

nque la gente quiere ser

que puede ser la razón del empleo de tantos

latinoshebreosgermanogriegoarameocristiano

latinoshebreosgermanosgriegosromancearameovascofrancéscristiano

latinos

hebreos

germanos

griegos

arameo

francés

latinoshebreosgermanosgriegosarameocristianovascofrancés

Page 60: Antropónimos españoles

60

nombres germanos— los nombres no pueden ser muy únicos si en todas las provincias se

emplean con unas pocas diferencias casi los mismos nombres. En cambio, la posición del latín

se fortaleció entre los nombres de pila femeninos, pero cierta originalidad se observa en el

empleo de los nombres griegos. La razón por qué se utilizan los nombres latinos se debe

probablemente a que algunos siguen teniendo el significado transparente hasta la actualidad,

como Lucía o Clara.

Page 61: Antropónimos españoles

61

6. Conclusión

El objetivo de este trabajo fue descubrir qué lengua influyó más en la

antroponomástica española, en concreto en los nombres de pila. Antes de estudiar los nombres

de pila más frecuentes en España y antes de la comparación de los nombres de pila de los

recién nacidos en lo años veinte y en los años 2000, se planteó el tema en general.

En primer lugar se presentó la disciplina que trata de los antropónimos, la onomástica.

Se han presentado sus mayores representantes y se explicó la evolución de esta ciencia en el

territorio español. También se presentó la división de onomástica en sus varias subdisciplinas.

Más en detalle se habló en el siguiente capítulo sobre una de ellas, de la antroponimia.

Se presentaron las básicas funciones de los antropónimos —apelativa, identificativa y

social—, y se presentaron otros antropónimos como hipocorísticos, seudónimos y apodos, y

nombres de grupos. El primer subcapítulo de los antropónimos se dedicó a los nombres de

pila. Después de su presentación se habló sobre la situación difícil de los nombres de pila

femeninos y de la femenización de los nombres de pila masculinos. En el apartado dedicado

al significado de los nombres de pila se hizo una pequeña descripción de las lenguas de las

que provienen veinte nombres de pila más frecuentes. En el capítulo dedicado a la elección

del nombre de pila se entró un poco en la historia para explicar los motivos básicos de

denominarle a un niño con cierto nombre: el motivo de protección y el de desearle un buen

destino. Además, en este capítulo se presentaron algunos problemas que deberían evitar los

padres al dar a su niño un nombre, entre elllos por ejemplo el de problemas con pronunciación

de su nombre junto con el apellido. Después de las tendecias actuales de los españoles en la

denominación de sus hijos se presentaron unos hipocorísticos y sus tipos básicos.

En el capítulo dedicado a los apellidos, el segundo subcapítulo grande de los

antropónimos, se habló sobre su evolución desde los apodos hasta los apellidos hereditarios y

se hizo la clasificación de ellos. La mayor atención la obtienen los apellidos patronímicos por

ser los que tienen más de ver con los nombres de pila.

En el último capítulo antes de la parte práctica se presentaron las lenguas que más

influyeron en la onomástica española. En primer lugar se habló en general sobre las lenguas y

sobre todo sobre las familias de lenguas. La más grande, la indoeuropea, tiene muchos

representantes en España, aunque una de las lenguas habladas en la Península —el vasco— no

pertenece a esta familia. Había varios impactos lingüísticos que entraron en la Península

Page 62: Antropónimos españoles

62

Ibérica durante su historia. Se presentaron según el orden cronológico las culturas que

ocuparon el territorio español durante la historia, desde los pueblos prerromanos, los romanos

y germanos hasta los árabes. Cada cultura ha dejado huellas más o menos profundas y de cada

una se presentaron sus nombres de pila típicos, o usados hasta hoy día.

En la parte práctica se llegó a un resultado esperable. Probablemente por su mayor

semejanza al español, la mayoría de los nombres de pila, si se cuentan juntos los nombres

masculinos con los femeninos, es de origen latino. Siguen los nombres hebreos, lo que se

puede atribuir a que España es un país muy católico y la mayoría de esos nombres proviene de

la Biblia. Los nombres germanos y los griegos tienen casi el mismo número de los

representantes. Pero si se dividen los nombres masculinos de los femeninos se ve casi lo

mismo como en la segunda parte práctica. En los nombres femeninos hay mucho más

constituyentes latinos que hebreos y les siguen los nombres griegos. Las otras lenguas no

tienen muchos representantes. Los números de los nombres masculinos son comparables, no

hay ninguno que sobresaliera llamativamente por encima de otros. Y el tercer puesto lo

ocupan los nombres germanos y no los griegos como en el caso de los femeninos.

En la segunda parte práctica hay también mucho más nombres femeninos de origen

latino que otros y los griegos tienen el número comparable con los hebreos. Entre los nombres

masculinos figuran más los nombres hebreos, siguen los latinos y germanos y el cuarto puesto

lo ocupa el griego. Por todo eso se puede decir que los resultados de la segunda parte práctica

apoyaron los de la primera parte.

Para definir el origen de los nombres de pila se han consultado todos los tres libros que

fueron disponibles, es decir el de Gutierre Tibón, de Luis T.Melgar Valero y de Miloslava

Knappová, cuyo libro explicó por ejemplo el origen del nombre de pila Vanesa.

Para terminar, hay que decir que durante el trabajo en esta tesina se han encontrado

muchos más materiales accesibles, tanto sobre los nombres de pila como de los apellidos y

otros antropónimos, de lo que se esperaba. El tema de los nombres de pila es muy amplio y

ofrece varias otras posibilidades para continuar el trabajo. En las estadísticas hay muchos

datos muy interesantes y la comparación se podría hacer según otros criterios, pero también se

podría avanzar por ejemplo en el tema de los hipocorísticos o en el de los apellidos por el

enorme interés que encierran.

Page 63: Antropónimos españoles

63

Bibliografía consultada

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ALARCOS LLORACH, Emilio. Gramática de la lengua española. 1ª edición, 1ª reimpresión.

Madrid: Espasa Calpe, S. A., 1999. 508 p. ISBN 84-239-7916-4.

ÁLVAREZ, Grace de Jesús. Topónimos en apellidos hispanos. Valencia: Castalia, 1968. 575

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reimpresión. Madrid: Gredos, S. A., 2003. 627 p. ISBN 84-249-1332-9.

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En Historia de la lengua española. Ed. Rafael CANO. Barcelona: Ariel, 2004. pp. 59-82.

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NIETO BALLESTER, Emilio. Breve diccionario de topónimos españoles. Madrid: Alianza,

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Page 64: Antropónimos españoles

64

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DETALLE_REPORTAJESPADRE.

Page 65: Antropónimos españoles

65

Apéndices

Anejo 1 – los nombres más frecuentes en el año 2007 Nombres masculinos 1. José 2. Antonio 3. Juan 4. Manuel 5. Francisco 6. Luis 7. Miguel 8. Javier 9. Ángel 10. Carlos 11. Jesús 12. Pedro 13. David 14. María 15. Rafael 16. Fernando 17. Ramón 18. Daniel 19. Alberto 20. Alejandro 21. Vicente 22. Jorge 23. Pablo 24. Enrique 25. Andrés

26. Sergio 27. Ignacio 28. Joaquín 29. Víctor 30. Diego 31. Eduardo 32. Santiago 33. Raúl 34. Oscar 35. Alfonso 36. Iván 37. Emilio 38. Rubén 39. Roberto 40. Alvaro 41. Julio 42. Ricardo 43. Adrián 44. Salvador 45. Jaime 46. Julián 47. Tomás 48. Félix 49. Agustín 50. Gabriel

51. Josep 52. Mario 53. Jordi 54. Domingo 55. Guillermo 56. Marcos 57. Joan 58. Mariano 59. César 60. Felipe 61. Alfredo 62. Gonzalo 63. Sebastián 64. Martín 65. Cristian 66. Gregorio 67. Mohamed 68. Nicolás 69. Ismael 70. Esteban 71. Marc 72. Lorenzo 73. Eugenio 74. Xavier 75. Cristobal

76. Arturo 77. Héctor 78. Samuel 79. Adolfo 80. Albert 81. Benito 82. Aitor 83. Valentín 84. Germán 85. Borja 86. Ernesto 87. Isidro 88. Pascual 89. Carmelo 90. Bernardo 91. Rodrigo 92. Gerardo 93. Jonathan 94. Francesc 95. Jaume 96. Federico 97. Gustavo 98. Hugo 99. Moises 100. Isaac

Nombres femeninos 1. María 2. Carmen 3. Ana 4. Isabel 5. Dolores 6. Pilar 7. Josefa 8. Teresa 9. Rosa 10. Antonia 11. Ángeles 12. Francisca 13. Cristina 14. Mercedes 15. Concepción 16. Luisa 17. Rosario 18. Laura 19. Elena 20. José 21. Marta 22. Juana 23. Manuela 24. Jesús 25. Encarnación

26. Raquel 27. Lucía 28. Beatriz 29. Eva 30. Victoria 31. Belén 32. Patricia 33. Esther 34. Rocio 35. Sara 36. Montserrat 37. Julia 38. Silvia 39. Margarita 40. Nuria 41. Inmaculada 42. Ángela 43. Yolanda 44. Paula 45. Mónica 46. Sonia 47. Amparo 48. Susana 49. Sandra 50. Mar

51. Alicia 52. Andrea 53. Nieves 54. Marina 55. Irene 56. Gloria 57. Soledad 58. Consuelo 59. Lourdes 60. Asunción 61. Alba 62. Begoña 63. Verónica 64. Luz 65. Natalia 66. Inés 67. Catalina 68. Milagros 69. Esperanza 70. Emilia 71. Carolina 72. Aurora 73. Noelia 74. Lorena 75. Olga

76. Magdalena 77. Josefina 78. Purificación 79. Lidia 80. Elisa 81. Remedios 82. Vicenta 83. Blanca 84. Trinidad 85. Eugenia 86. Miriam 87. Clara 88. Virginia 89. Celia 90. Elvira 91. Matilde 92. Claudia 93. Fátima 94. Anna 95. Natividad 96. Gema 97. Alejandra 98. Ascensión 99. Vanesa 100. Araceli

Page 66: Antropónimos españoles

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Anejo 2 – los nombres de los recién nacidos en el año 2007 Nombres masculinos

1. Daniel 2. Alejandro 3. Pablo 4. David 5. Adrián 6. Alvaro 7. Hugo 8. Javier 9. Diego 10. Sergio 11. Marcos 12. Jorge 13. Iván 14. Carlos 15. Manuel 16. Mario 17. Miguel 18. Iker 19. Rubén 20. Antonio 21. Raúl 22. Víctor 23. Juan 24. Marc 25. Lucas 26. Alex 27. Héctor

28. Samuel 29. Nicolás 30. Jesús 31. Guillermo 32. Ángel 33. Alberto 34. Gonzalo 35. Izan 36. José 37. Francisco 38. Jaime 39. Oscar 40. Pau 41. Rodrigo 42. Gabriel 43. Ismael 44. Aaron 45. Luis 46. Aitor 47. Pedro 48. Joel 49. Rafael 50. Miguel

Ángel 51. Ignacio 52. Eric 53. Fernando

54. Mohamed 55. Pol 56. Cristian 57. Andrés 58. Martín 59. Unai 60. Darío 61. Francisco

Javier 62. Arnau 63. Joan 64. Adam 65. José

Antonio 66. Mateo 67. Asier 68. Santiago 69. José Manuel 70. Eduardo 71. Roberto 72. Marco 73. Enrique 74. Jordi 75. Jan 76. Marti 77. Oriol 78. Adria

79. Juan José 80. Bruno 81. José Luis 82. Biel 83. Yeray 84. Gerard 85. Guillem 86. Erik 87. Kevin 88. Sergi 89. Saul 90. Joaquín 91. Juan

Manuel 92. José María 93. Christian 94. Aleix 95. Isaac 96. Juan

Antonio 97. César 98. Aimar 99. Ander 100. Xavier

Nombres femeninos

1. Lucía 2. María 3. Paula 4. Sara 5. Laura 6. Claudia 7. Irene 8. Marta 9. Alba 10. Carla 11. Andrea 12. Julia 13. Ana 14. Sofía 15. Nerea 16. Daniela 17. Natalia 18. Carmen 19. Elena 20. Rocio 21. Ainhoa 22. Aitana 23. Marina 24. Inés 25. Ángela

26. Cristina 27. Martina 28. Alejandra 29. Adriana 30. Noa 31. Candela 32. Nuria 33. Ariadna 34. Laia 35. Celia 36. Ainara 37. Clara 38. Sandra 39. Carlota 40. Blanca 41. Alicia 42. Eva 43. Miriam 44. Valeria 45. Carolina 46. Emma 47. Isabel 48. Naiara 49. Noelia 50. Raquel

51. Silvia 52. Jimena 53. Lorena 54. Aroa 55. Erika 56. Patricia 57. Victoria 58. Mar 59. Lola 60. Paola 61. Leire 62. Jana 63. Nayara 64. Nora 65. Gabriela 66. Lidia 67. Aina 68. Lara 69. Helena 70. Sheila 71. Mireia 72. Anna 73. Judith 74. Berta 75. Saray

76. Elsa 77. Leyre 78. Yanira 79. Beatriz 80. Luna 81. África 82. Yaiza 83. Ana María 84. Abril 85. Esther 86. Salma 87. Aya 88. Mónica 89. Diana 90. Teresa 91. Iria 92. Fátima 93. Nadia 94. Uxue 95. Nahia 96. Rebeca 97. Alexandra 98. Manuela 99. Ane 100. Estela

Page 67: Antropónimos españoles

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Anejo 3 – los apellidos más frecuentes

1. García 2. González 3. Fernández 4. Rodríguez 5. López 6. Martínez 7. Sánchez 8. Pérez 9. Martín 10. Gómez 11. Jiménez 12. Ruiz 13. Hernández 14. Díaz 15. Moreno 16. Álvarez 17. Muñoz 18. Romero 19. Alonso 20. Gutierre 21. Navarro 22. Torres 23. Domínguez 24. Vázquez 25. Ramos 26. Gil 27. Serrano 28. Ramírez 29. Blanco 30. Castro 31. Suárez 32. Molina 33. Morales 34. Ortega

35. Delgado 36. Rubio 37. Ortiz 38. Marín 39. Sanz 40. Iglesias 41. Santos 42. Castillo 43. Cruz 44. Núñez 45. Garrido 46. Medina 47. Cortés 48. Lozano 49. Cano 50. Guerrero 51. León 52. Prieto 53. Calvo 54. Peña 55. Vega 56. Méndez 57. Gallego 58. Vidal 59. Márquez 60. Herrera 61. Díez 62. Campos 63. Cabrera 64. Fuentes 65. Carrasco 66. Flores 67. Nieto 68. Caballero

69. Pascual 70. Herrero 71. Reyes 72. Lorenzo 73. Aguilar 74. Ferrer 75. Ibáñez 76. Santana 77. Hidalgo 78. Montero 79. Vicente 80. Giménez 81. Durán 82. Mora 83. Santiago 84. Arias 85. Carmona 86. Crespo 87. Benítez 88. Pastor 89. Sáez 90. Soto 91. Velasco 92. Román 93. Soler 94. Esteban 95. Moya 96. Vargas 97. Parra 98. Bravo 99. Gallardo 100. Rey

Page 68: Antropónimos españoles

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Anejo 4 – el origen de los nombres de pila más frecuentes Se consultaron los libros de Gutierre Tibón, Luis T. Melgar Valero y Miloslava Knappová. Nombres masculinos: Origen latino Adrián – probablemente origen etrusco, procede del genticilio latino para los habitantes de la ciudad de Adria, que recibió su nombre del mar Adriático. Adria deriva del latín ater, «negro», y por ello se considera que Adrián significa oscuro. Agustín – derriva del latín Augustus «consagrado por los augures», más tarde «majestuoso, venerable». Antonio – de probable origen etrusco, pero su significado no ha llegado hasta nosotros; o: latín, Antonius, nombre de una gens romana, de probable origen etrusco. Benito – forma popular española del latín Benedictus, o sea Benedicto, que es de latín Benedictus, «bendito», de benedico, «decir bien (de alguien)», que adquiere la acepción religiosa de «invocar la portección de Dios en favor de una persona». César – latín, Cæsar, de un antiguo apelativo cæsar que significaba «melenudo», «de cabello largo y abundante». Domingo – latín, Dominĭcus, de domĭnus, «señor», o sea Dios. Emilio – latín, Aemilius, nombre de una gens romana. Félix – deriva del latín felix, «fértil, feliz». Germán – probablemente nombre latín: el término fue adoptado por el latín bajo la forma de germanus, designado a los habitantes de Germanía; o: Germán puede proceder también del adjetivo latino germanus, «hermano», «el que pertenece a la misma raza». Julián – del latín Iulianus, «perteneciente a la gens Julia». Lorenzo – del latín Laurentum, un lugar plantado de laureles cerca del monte Ventino. Marcos, Marc (versión catalana) – nombre de origen latino de etimología discutida. Podría derivar de marís, «varonil, masculino», aunque también de marcor «putrefacción», o incluso de martius, «consagrado a Marte». Mariano – del latín marianus, «relativo a María». Mario – latín, Marius, nombre de una gens romana, que se jactaba de descender de dios Marte. Aunque pueda parecer lo contrario, su etimología no tiene nada de ver con la de María. Martín – procede del latín martius, «de Marte». Pablo – deriva del latín paulus, «pequeño, poco, débil». Pascual – latín, Paschalis, adjetivo de pascha, derivado a su vez del hebreo pesaj, palabra que significa «cojear» y se relaciona con remotísimas ceremonias equinocciales en que se lloraba la divinidad muerta en invierno y se exaltaba su resurrección en la primavera. Por etimología popular pesaj se interpretó como «pasaje», en relación con el pasaje del ángel exterminador en Egipto y el pasaje del Mar Rojo. La solemnidad instituida por Moisés —la pascua judía— se vuelve en Cristianismo la fiesta de la resurrección de Cristo y Pascual es llamado el varón nacido el día de la fiesta pascual. O: nombre cristiano que evoca la festividad de la Pascua. Pedro – del latín petrus, «firme como la piedra». Empezó a utilizarse como nombre en la era cristiana, como calco del arameo Kefa, «piedra». Salvador – latín, así es llamado por antonomasia Jesús, como «salvador» del género humano. Salvador se usó (y se usa) en sustitución de Jesús, que, como María, se consideraba grave irreverencia emplear como nombre de pila. O: nombre cristiano que hace referencia a Jesús como Salvador de los hombres. Sergio – latín, Sergius, nombre de una gens romana. De origen etrusco; la versión de Virgilio: de Sergestus, «guerrero troyano», es etimología poética helenizante. Valentín – procede del latín valens, «valiente, fuerte, robusto». Vicente – deriva del latín vicens, «vencedor». Víctor – del latín victor, «vencedor». Origen hebreo Carmelo – del hebreo karm-El, «jardín de Dios». Daniel – nombre hebreo, de Dan-i-El, «mi juez es Dios». David – hebreo, «amado». Diego – del hebreo Jahaqóbh, «el segundogénito», otras variantes: Jacob(o), Jaime, Jago, Yago, abreviación de Santiago, el popular apellido Díaz es patronímico de Diego. Gabriel – del hebreo gbr-El, «fuerza de Dios». Isaac – procede del hebreo Yishaq-El, «risa de Yahvé».

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Ismael – deriva del hebreo shamah-El, «Dios escucha». Jaume (catalán), Jaime, Santiago – del hebreo Yea-gob (Ya´aqob) , «Yahvé recompensará», que se latinizó como Jacobo. Éste, en la Edad Media, se transformó en Yago, y de Sant-Yago surge el nombre Santiago. Jaime es una variante moderna de Jacobo. Jesús – deriva del hebreo Yehosúa, «Yahvé es el salvador». Joan – variante catalana de Juan, deriva del hebreo Yehohanan, «Dios es misericordioso». Joaquín – del hebreo Yehoyaquim, «Dios establecerá». Jonathan – variante inglesa de Jonatán, procede del hebreo Yeho-nat-han, «Yahvé ha dado». José, Josep (versión catalana) – nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia)» o «que Yahvé multiplique». Juan – nombre hebreo, «Dios es misericordia» o también «Dios es misericordioso». Manuel – hebreo, «con nosotros (está) Dios». María – proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Miguel – del hebreo mi-ka-El, «¿Quién como Dios?». Moisés – del hebreo moseh «sacar», o de Moshé, explicado por la Biblia como «sacado del agua». También puede ser egipcio y deriva de mesu «niño, hijo». Rafael – del hebreo rapha-El, «Dios sana». Rubén – nombre hebreo de etimología discutida. Podría derivar de ribal, «león», aunque también de roah-ben, «veo un hijo». Samuel – del hebreo sem-El, «el nombre de Dios». Origen germano: Adolfo – del germánico Adalulf, Ataulf, Athalwolf, de adal, «estirpe noble», y (w)ulf, «lobo», metafóricamente «guerrero arrojado»: «guerrero de noble estirpe»; o: deriva del germánico adel-wolf, «lobo noble». Ya que el lobo simboliza al guerrero en la mitología nórdica, viene a significar «noble guerrero». Alberto, Albert – contracción de Adalberto, que es Germánico, Adalberth, de adal, «estirpe noble», y berth, «brillo, resplandor»: «el brillo de la nobleza» o, mejor, «el que brilla por la nobleza de su estirpe». Alfonso – germánico, Adelfuns, de adal, «estirpe noble», y funs, «listo, preparado»: «el hombre noble pronto (para el combate)». Otras variantes: Ildefonso, Alonso; hipocorístico – Poncho. Alfredo – anglosajón, Ælfraed, de aelf, «elfo», y read, «consejo»: «el consejo de los elfos». Alvaro – germánico, Alwar, de all, «todo», y wers, «prudente»: «todo prudente», «enteramente precavido». Bernardo – germánico, Bernhard, de berin, «oso», propiamente «bruno», color de su pelambre (el verdadero nombre de la fiera era impronunciable por razones mágicas), y hard, «fuerte, atrevido». Bernhard era, pues, el «guerrero taimado y audaz». «Oso» era usado metafóricamente por «guererrero taimado». Carlos – de origen germánico, deriva de karl, «viril, dotado de gran inteligencia». O también hipocorístico de un nombre cuyo primer elemento era karl, como Karlman, el charál del antiguo alto alemán, «hombre, marido, amante», que sobrevive en el alemán moderno kerl, «individuo». Eduardo – anglosajón, Eadward, de ead, «riqueza, propiedad», y ward, «guardián»: «el guardián de la propiedad», hipocorístico – Lalo. Enrique – germánico, Haimirich, de haim, «morada, casa, patria», y rik, rich, «jefe, caudillo, poderoso»: «el jefe del hogar», «el director de su monada» o «el príncipe de la casa». Ernesto – germánico, Ernust, «lucha, firmeza, fortaleza», de donde «resoluto, pertinaz» y, finalmente, «serio, grave». Como nombre, documentado desde el sigo VIII. Federico – germánico, procede del germánico fridu-reiks, «rey de la paz». Fernando – germánico, contracción de Ferdinando, godo, Firthunands. Firthu es «paz», de Fiordinando, forma popular toscana, proceden los diminutivos Fiore, Fiorino, Fiorello; o: deriva del germánico frad-nand, «de atrevida inteligencia». Gerardo – deriva del germánico gair-hard, «noble por la lanza», por extensión, «guardián valiente». Gonzalo – procede del nombre medieval Gundisalvo. Éste, a su vez, deriva del germánico gund-all-vus, «totalmente preparado para el combate». Guillermo – del germánico will-helm, «yelmo voluntarioso», por extensión «protector decidido». Gustavo – nombre germánico que procede de gund-staff, «cetro real», (aunque algunos expertos piensan que se trata de una derivación de Augusto). Luis – deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla». Ramón – deriva del germánico regin-mund, «consejo, protector». Ramón es forma catalana de Raimundo. Raúl – deriva del germánico rat-wulf, «consejo del lobo», por extensión, «consejo del guerrero». Ricardo – procede del germánico rich-hari, «caudillo del ejército». Roberto – deriva del germánico hruot-berth, «el brillo de la fama». Rodrigo – del germánico hrod-rich, «rico en fama».

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Origen danes: Óscar – procede del danés Os-gar, «lanza del dios Os»; o: germánico. Los daneses introdujeron en Irlanda el nombre de Osgar, compuesto de os, uno de los ases o dioses, y gar, «lanza»; «lanza de los dioses». Origen romance: Francisco – antiguo italiano, Francesco, «francés», es genticilio de Francia. Francesc – forma catalana de Francisco. Julio – el nombre de la gens romana Julia deriva de Iulo, el hijo del héroe troyano Eneas, uno de los primeros fundadores de Roma; o: latín, Iulius. Origen griego: Alejandro – del griego Alexandros, «protector» o «vencedor de los hombres». Andrés – del griego Andreas «varonil, masculino» derivado a su vez de «hombre». Ángel – del griego aggelos, «mensajero» derivado de «llevar un mensaje, proclamar, anunciar». Según la doctrina cristiana, los ángeles son espíritus perfectos, mensajeros de Dios y ejecutores de su voluntad. Cristián – del griego christianus, bajo latín, «pertenciente a la religión de Jesucristo, cristiano». Cristóbal – del griego Christophoros «el que lleva a Cristo». Esteban – del griego Stephanos, «guirnalda, corona», literalmente «lo que rodea, envuelve, ciñe», derivado de «rodear, ceñir», de donde el sentido «coronar». Eugenio – griego de «bien, bueno» y «nacimiento, origen, estirpe, descendencia»: «bien nacido, de buena estirpe». Felipe – griego, «amigo» o «caballo», «aficionado a los caballos»; procede del griego philoshippos, «amigo de los caballos». Gregorio – deriva del griego gregorium, «vigilante». Héctor – del griego hektoreon, «esculpir, educar, formar». Jorge, Jordi (catalán) – del griego georgos, «agricultor». Nicolás – del griego niké-laos, «vencedor del pueblo». Sebastián – procede del griego sebastós, «venerado, augusto». Origen árabe: Mohamed Origen arameo: Tomás – deriva del arameo thoma, «gemelo, mellizo». Origen catalán: Borja – abreviatura de Francisco de Borja, virrey de Cataluña del siglo XVI. En catalán, significa «barraca». Origen celta: Arturo – una derivación de artos, «oso», en céltico, de art, «piedra», o de ard, «alto» o «noble», en el mismo idioma. Hugo – deriva del celta hug, «inteligencia, espíritu»; o: germánico. Hipocorístico de uno de los muchos nombres compuestos cuyo primer elemento es hugi, de hugu, «espíritu, inteligencia, razón, pensamiento, mente»: por ejemplo, Huberto, Hugobaldo, Hugibrando, Hugiswind, Hugmund. Origen celtibérico: Ignacio – El Ignatius latino es una modificación del Egnatius celtibérico por la etimología popular que relacionaba el nombre con ignis, «fuego». O de la voz celtibérica egnatius, «ardiente, encendido», que fue adoptada por el latín con el mismo significado bajo la forma de ignitus. Origen greco-egipciano: Isidro – nombre de etimología mixta de greco-egipcia. Proceden de Isis-doron, «regalo de la diosa Isis». O, según Tibón: variante de Isidoro, del latín, pronunciado según la prosodia griega. Origen ruso: Iván – forma rusa de Juan. En el santoral, un santo checo, solitario de Praga en el siglo X.

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Origen vasco: Aitor – nombre masculino de origen vasco, significa «padre» o «noble». Su origen puede estar relacionado con la palabra vasca aita, que significa «padre» o «noble». Javier – del euskera etche-berri, «casa nueva», Xavier – grafía arcaica de Javier. Nombres femeninos: Origen latino: Alba – deriva del latín albus, «blanco». Se considera sinónimo de Aurora y Helena. Amparo – nombre cristiano que hace referencia a la Virgen del Amparo. Deriva del latín manuparare, «tender la mano». Antonia – latín, Antonius, nombre de una gens romana, de probable origen etrusco. O: parece ser que su origen más remoto viene del etrusco, pero el significado no ha llegado hasta nosotros. Araceli – proviene del latín ara-caeli, «altar del cielo». Ascensión – latín, ascensio, de ascendo, «subir, ascender», que procede a su vez de ad y scando, «subir, trepar». O: nombre místico, evocador de la fiesta de la Ascensión de Jesucristo a los cielos. Asunción – del latín clásico assumptio, «acción de tomar o atribuir», procede del latín eclesiástico assumptio, «elevación de la Virgen desde la tierra al cielo». O: nombre cristiano que conmemora la Asunción de la Virgen María al Cielo. Aurora – del latín aurora, de significado idéntico al castellano, que deriva de ab-aurum, «de oro». Beatriz – deriva del nombre latino Beatrix, «la que hace feliz», que a su vez proviene del verbo beo, «hacer feliz». Celia – latín, nombre de una gens romana cuya fundación se atribuye al etrusco Cæles Vibenna, quien dio su nombre también al Cælius Mons, la colina Celia, hoy Latrranense. Del etrusco celi, «septiembre». Clara – del latín clarus, «claro, ilustre». Claudia – latín, Claudius, nombre de una importante gens romana; luego cognomen (sobrenombre). Procede del latín claudus, «cojo». O: deriva de la gens romana Claudia, cuyo nombre se remonta a la época de los etruscos. Se desconoce su significado. Concepción – latín, conceptio, «concepción, generación»; O: nombre místico, alusivo a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Consuelo – del latín consolatio, «consuelo». O nombre místico que equivale a Consolación. Emilia – latín, Aemilius, nombre de una gens romana. Encarnación – latín eclesiástico, incarnatio, de in, «en, dentro», y caro, carnis, «carne», antiguamente «pedazo de carne». O: nombre místico que se refiere al misterio cristiano que conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en la Virgen María. Esperanza – procede del verbo latino spero, «tener confianza en el futuro». Gema – del latín gemma, «piedra preciosa, gema». Gloria – procede del latín gloria, «gloria, hazaña». O: nombre cristiano que hace alusión a la Gloria de Dios. Como nombre de pila, tiene valor místico: «bienaventuranza», «cielo», lugar en que los ángeles y los santos gozan de la presencia de Dios. Inmaculada – del latín inmaculata, «sin mancha». Nombre cristiano en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Julia – el nombre de la gens romana Julia deriva de Iulo, el hijo del héroe troyano Eneas, uno de los primeros fundadores de Roma. O del latín Iulius. Laura – del latín laurea, «laurel». Con esta planta se coronaba a los militares más destacados, de modo que por extensión, Laura también significa «gloria militar». Lucía – femenino de Lucio de latín, Lucius, de lux, «luz», usado originariamente para denominar a los nacidos con la luz del sol (prima luce natus); o variante de Lucas. Luz – del latín lux, «luz». Se utiliza en honor de Nuestra Señora de la Luz. Margarita – procede del latín margarita, «perla», aunque en la actualidad hace alusión al nombre de la flor. Marina – del latín marinus, «del mar». Mercedes – procede del latín merces, «salario, paga, recompensa» o «precio pagado por una mercancía», especialmente por el trabajo. Nombre cristiano en honor de la Virgen de la Merced. Milagros – deriva del latín miraculum, «prodigio, portento, milagro». Nombre cristiano en honor de Nuestra Señora de los Milagros. Natalia – proviene del latín natalis-dies, «día del nacimiento», en alusión al día de Navidad. Natividad – deriva del latín nativitas, «nacimiento». Hace alusión al día de Navidad. Nieves – nombre latín, recuerda a Nuestra Señora de las Nieves.

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Patricia – del latín patricius, «patricio», clase social privilegiada en la antigua Roma, equivalente a la más alta nobleza. Paula – variante femenina de Pablo – deriva del latín paulus, «pequeño, poco, débil». Remedios – del latín, remedium, «remedio, solución, medicamento». Nombre cristiano en honor de Nuestra Señora de los Remedios. Rosa – nombre de flor de origen latino Rosario – del latín rosarium, «rosaleda». Nombre cristiano en honor de la Virgen del Rosario. Silvia – del latín silva, «selva, bosque». Teresa – varios significados, probablemente de latín Therasia, Terasia, Teresia, o del origen griego «cosechar, segar», por lo cual Teresa sería «la cosechadora, la segadora»; o también de la isla de Tera. Vicenta – deriva del latín vicens, «vencedor». Victoria – del latín victor, «vencedor». Virginia – nombre de la gens romana Virginia, que a su vez deriva del latín virgo, «virgen». Origen hebreo: Ana, Anna (versión catalana, alemana e italiana) – deriva del hebreo Hannah, que significa «gracia, compasión». Belén – nombre cristiano de origen hebreo: conmemora la ciudad donde nació Jesucristo, Betlehem (Belén en castellano), literalmente «casa de pan». Carmen – variante de nombre hebreo Carmela que proviene de karm-El, «jardín de Dios», nombre Carmen se utiliza en honor de la Virgen del Carmen. Elisa – proviene del hebreo El-yasa, «Dios ha ayudado». Esther – variante catalana de Ester, deriva de la diosa babilónica Isthar, vinculada con el planeta Venus. En el libro bíblico de Ester (2, 7) este nombre se indica como el equivalente persa del hebreo Hadassah, «mirto»; aunque se considere más bien derivado, al igual que Astarté, del asirio sitarch o del persa satarah, «estrella» (en particular, el planeta Venus). Eva – deriva del hebreo hiyya, «que da vida». Isabel – nombre hebreo que significa «Baal da la salud». Jesús – deriva del hebreo Yehosúa, «Yahvé es el salvador». José – deriva del hebreo Yosef, que significa «que Yahvé multiplique», femenino Josefa, Josefina – diminutivo de Josefa. Josefa – femenino de José, nombre hebreo, de Yosef, significa «Él (Dios) añadirá» o «Él (Dios) aumenta (la familia); Josefina es su diminutivo. Juana – deriva del hebreo Yehohanan, «Dios es misericordioso». Magdalena – genticilio para la región de Magdala, en hebreo Migda-El, «Torre de Dios». Manuela – hebreo, Immanuel, de immanu-El, «con nosotros (está) Dios». María – proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Miriam – variante de María, que proviene del hebreo maryam, «altura, eminencia». Raquel – procede del hebreo rahel, «oveja». Sara – adaptación del hebreo Saray, «princesa». Susana – procede del hebreo shushannah, que significa «graciosa azucena». Origen germano: Alicia – probablemente es contracción de Adalis, Adalheidis (Adelaida) en germánico. Adelaida significa «perteneciente a una estripe noble» o «de noble casta». Blanca – deriva del germánico blank, «blanco». Carolina – forma diminutiva femenina de Carlos (véase). Elvira – deriva del germánico athal-wina, «noble guardiana». Luisa – deriva del germánico hlod-wig, «glorioso en la batalla». Matilde – del germánico math-hild, «guerrero fuerte». Origen romance: Francisca – del italiano Francesco, «francés». Lorena – nombre francés, de Lorraine, región en el este de Francia, la antigua Lotharingia. O: nombre cristiano en honor de la Virgen de Lorena. Lorena es una comarca francesa famosa porque durante siglos fue causa de numerosas guerras entre Francia y Alemania. Noelia – probablemente versión femenina de Noel – forma francesa del antiguo Natal.

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Origen griego: Alejandra – del griego Alexandros, quiere decir «protector de hombres», Sandra es su abreviación. Andrea – proviene del griego andros, que significa «hombre». Ángela – del griego aggelos, «mensajero». En la tradición cristiana, es el nombre que se le da a los espíritus servidores de Dios. Catalina – del griego Aikatharina, pasó al latín como Katharina, con el significado de «pura». Cristina – deriva del griego Christós, «el ungido». Elena – del griego hélene, «antorcha brillante». Eugenia – es un nombre de origen griego, que deriva de eu-genos, «bien nacido, de buen origen». Inés – procede del griego agné, «pura, casta», aunque algunos autores lo relacionan con el latín agnus, «cordero», símbolo de pureza e inocencia. Irene – deriva del griego eirene, «paz». Lidia – procede del griego Lydia, una región de Asia Menor. Mónica – procede del griego monos, «solitario», que a su vez dio lugar a monachós, «monje». Sonia – hipocorístico ruso de Sofía – del griego sophia, «sabiduría». Verónica – procede del griego vera-eikon, «imagen verdadera» Yolanda – deriva del griego ion-laos, «tierra de violetas». Origen vasco: Begoña – nombre vasco compuesto por beg-oin-a, «lugar de la colina dominante». En conmemoración de la Virgen de Begoña, cuyo apelativo hace referencia a su posición geográfica. Advocación de la Virgen María en el País Vasco. Lourdes – nombre cristiano en honor de Virgen de Lourdes. Deriva del euskera lorde, «altura, costera». O: Nuestra Señora de Lourdes, advocación francesa de la Virgen María. En Altos Pirineos está la población de Lourdes. Nuria – aunque es un nombre de uso frecuente en catalán, su origen es más bien vascuence: deriva del euskera n-uri-a, «lugar entre colinas». Origen árabe: Fátima – nombre árabe que significa «la espléndida». En el mundo cristiano, se utiliza en honor de la Virgen de Fátima. Origen arameo: Marta – nombre arameo que significa literalmente «señora». Origen catalán: Montserrat – nombre catalán que significa «monte aserrado». Hace alusión a la Virgen de Montserrat. Origen escandinavo: Olga – deriva del escandinavo Helga, «alta, divina», es forma rusa del nombre Helga. Nombre cristiano: Ángeles – nombre cristiano que conmemora a la Virgen María como Reina de los Ángeles. Mar – nombre cristiano en honor de Nuestra Señora del Mar. Pilar – nombre cristiano en honor de la Virgen del Pilar. Purificación – nombre cristiano en honor de la Purificación de la Virgen María. Rocío – nombre cristiano en honor de la Virgen del Rocío. Soledad – nombre cristiano en honor de la Virgen de la Soledad. Nombre místico: Trinidad – nombre místico, evocador del dogma cristiano de las tres personas divinas reunidas en una única esencia. O de latín eclesiástico, trinitas, propiamente, «reunión de tres». Dolores – nombre místico, alusivo a los siete dolores de la Virgen María (Viernes de Dolores). Nombre inventado por Jonathan Swift: Vanesa – hipocorístico de Esther Vanhomringh.