Upload
others
View
10
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
Año nuevo de los pueblos originarios;
¿Celebración o reivindicación ciudadana?
Johanna Paula, Rodríguez Silva
Asignatura: Seminario de temática comunicativa II. MEDIOS Y CIUDADNÍA.
Docente a cargo: Beatriz Alem.
Juan Pablo Cremonte.
Universidad Nacional de General Sarmiento.
Instituto del Desarrollo Humano
Licenciatura en Comunicación.
Noviembre de 2006
2
Año nuevo de los pueblos originarios;
¿Celebración o reivindicación ciudadana?
Introducción
El surgimiento durante los últimos años de distintas modalidades de acción colectiva en
pos de defender el derecho a la diferencia, coloca en el escenario actual el debate por la
legitimidad o no de estas modalidades. Muchos movimientos sociales que reivindican
sus derechos particulares han tenido éxito en sus demandas, mientras otros continúan
desde hace años luchando sin obtener respuesta de los sectores dominantes de nuestra
sociedad.
Como cortina de fondo, en las distintas situaciones que podamos encontrarnos, se halla
la noción de cultura y la de derechos. Nociones que se merecen una observación seria y
reflexiva. Una atención adecuada sobre estos fenómenos, daría cuenta de una aceptación
democrática de la pluralidad cultural y étnica con la que se conforman nuestras
sociedades. Una sociedad democrática implica una sociedad con participación social, y
una forma de promover esta participación es poner en debate público los temas que hoy
nos acontecen.
Las nuevas sociedades globalizadas han generado una multiplicación de las relaciones
sociales, facilitadas por los medios de comunicación entre otras cosas; pero esa misma
proliferación de redes también ha ido acompañada de choques culturales cada vez más
violentos. Ejemplos sobran, pero no sucede lo mismo con estudios y análisis que den
cuenta o intenten explicar la razón de estos enfrentamientos.
Por eso consideramos que el análisis de la celebración del Inti Raymi, como una de
estas formas de acción colectiva que promueve modalidades de acción o culturales
diferentes a lo establecido por la cultura dominante, podría facilitar la comprensión de
los movimientos que reivindican las diferencias y proveer un aporte en la comprensión
de las obligaciones y los derechos ciudadanos así como en la formulación de nuevas
políticas democráticas.
3
El presente trabajo se centra en el análisis de la celebración del año nuevo indígena, Inti
Raymi, realizado en la biblioteca popular Inti Huasi (San Miguel) el día 21 de junio del
2006, interesándose especialmente en la modalidad de acción del colectivo social que
celebra el Inti Raymi. Esta ceremonia se realiza todos los años en el mismo lugar.
Su promotor principal es Pedro Moreira; fundador y propietario de la biblioteca Inti
Huasi; que junto a varias personas, año a año fueron promoviendo distintos tipos de
ceremonias, actividades y eventos; con fin de promover la cultura en general y la cultura
de los pueblos originarios en particular.
El objetivo general es explorar si existen elementos del movimiento indígena que
pueden relacionarse con aspectos de reivindicaciones ciudadanas.
Durante el desarrollo se pretenderá dar respuesta a los siguientes interrogantes:
- ¿Cuál es el objetivo de la celebración del Inti Raymi?
- ¿Sólo se busca reivindicar la cultura de los pueblos originarios o se gestionan aspectos
del derecho ciudadano?
- ¿Qué tipo de acción realiza el grupo social que celebra el Inti Raymi?
- ¿Surgen aspectos que persiguen?: - La igualdad de oportunidades y derechos,
- Cumplimiento de derechos ya establecidos,
- Promoción de la integración social,
- Conservación de la cultura originaria.
Modalidad de abordaje al caso de estudio.
El abordaje metodológico al corpus de estudio se desarrolló mediante una observación
participante del acontecimiento1. La mayor parte del evento fue registrada
videográficamente. Durante la observación se realizaron diez reportajes a distintos
participantes de la ceremonia. Además se realizaron dos entrevistas en profundidad a
informantes claves. Uno de ellos es el fundador de la biblioteca popular y promotor de
1 La celebración del Inti Raymi consta de una ceremonia que comienza en horas muy tempranas del día. Durante la jornada se realizan todos los preparativos para la noche y la madrugada del día siguiente (Alimentos, bebidas, música, disfraces, acondicionamiento del lugar, ofrendas, invitaciones, etc.), la reunión culmina con la llegada del sol (Tata Inti) en la madrugada del día siguiente al inicio de la celebración.
4
la actividad Pedro Moreira y el otro entrevistado es Lucas, otro de los referentes claves
del evento.
Categorías a analizar.
Cultura, Identidad, Ciudadanía.
Inti Raymi. Su historia
Inti Raymi, (Fiesta del Sol) en quechua, es una ceremonia religiosa con origen en la
cultura incaica, en honor al Inti, el Dios Sol, celebrada todos los 21 de junio de cada año
y señala el inicio de un nuevo ciclo.
Antes de la llegada de los españoles los incas adoraban al sol por ser la fuente principal
de vida. El Inca era hijo de ese sol, al que evocaban cada 21 de junio en el Inti Raymi.
En sus orígenes esta ceremonia se realizaba en la Plaza Aucaypata, hoy Plaza de Armas
del Cuzco (Perú) con la asistencia de la totalidad de la población de la urbe la cual
alcanzaba alrededor de unas cien mil personas
Durante la época de los incas, el Inti Raymi era el más importante de los 4 festivales
celebrados en el Cuzco, e indicaba el inicio del año así como el origen mítico del Inca.
Duraba 9 días en los cuales habían bailes y sacrificios. La importancia de esta
ceremonia se extendió por toda la región para comenzar a celebrarse en todas las
comunidades aborígenes. Cada 21 de junio el pueblo Mapuche y las culturas andinas
celebran el comienzo de un nuevo ciclo, un nuevo año próspero en energías. Es un
momento en que un ciclo se cierra para dar comienzo a uno nuevo: el fortalecimiento
del lazo vital entre la tierra y los hombres. Y dentro del mismo movimiento de unión, el
fortalecimiento entre el lazo de los hombres entre los hombres.
Estas culturas, aseguran que desde el 21 al 25 de junio la naturaleza modifica todos sus
elementos, cambios profundos que involucra a todos los seres vivos.
Partiendo de una concepción cíclica de los procesos vitales, las fiestas se enmarcan
como momentos rituales en donde los pueblos agradecen la fecundidad de la tierra
traducida en las cosechas que hacen posible su subsistencia. En este ámbito, estas fiestas
son despedida y bienvenida al astro que hace posible este desarrollo: Antu (sol) para los
mapuches, Inti para las culturas andinas.
En la cosmovisión del hombre andino toda la naturaleza es sagrada y dotada de vida. En
las múltiples expresiones de ella se manifiesta la presencia del ser supremo creador y
5
hacedor del mundo. De ahí que, en su concepción filosófica exista la unidad Dios-
Hombre-Cosmos. En esta visión del mundo para mantener esta unidad y equilibrio eran
necesarios practicar ciertos principios, que organizaban todo el quehacer cultural, como
la reciprocidad, solidaridad, dualidad, ritos y ceremonias. Una reciprocidad no
solamente entre los seres humanos sino una reciprocidad del hombre con la naturaleza y
las divinidades. En este cosmos, el hombre era el eje y como tal debía mantener el
equilibrio. Por tanto, bajo esta concepción la cultura inca organizó todas las fiestas, ritos
y ceremonias.
Según la Cosmovisión Indígena, en el devenir del mundo, hay un momento en que todo
vuelve a comenzar, y a ese nuevo comienzo se le debe rendir culto. Se comprende así
qué el Inti Raymi está profundamente enraizada en la tradición andina, pues ese
momento de inicio es el Inti Raymi o fiesta del sol, que en el calendario quechua-
aymará, marca el inicio del año 5505. Este momento no es elegido al azar, en el ciclo de
los días y las noches, el Camino del Sol señala la noche más larga (Solsticio de
Invierno). Esa noche es esperada para realizar los ruegos y ofrendas para que el nuevo
ciclo pueda comenzar, se ofrenda a la Pachamama o tierra madre para agradecerle y se
espera la llegada de Inti, el Dios Sol, antiguo padre que preside todo lo que vive en el
aire, el agua y la tierra. El año nuevo, el nuevo ciclo solar es recibido de la mejor forma
posible, bailes, comidas y bebidas, bandas, músicos y diálogo, acompañan la espera de
esta larga noche. Los ancianos más respetados instruyen a los demás sobre su origen, su
comunidad y su compromiso con las formas de vida y su relación directa con la
naturaleza. Cuando las fogatas se extinguen es que se abre paso Inti, el Sol, todos se
vuelven a él, y reciben sus rayos con los brazos extendidos.
El último Inti Raymi con la presencia del Emperador Inca fue realizado en 1535.
Fue prohibida en 1572 por el Virrey Francisco de Toledo al ser considera una ceremonia
pagana y contraria a la fe católica, realizándose posteriormente en forma clandestina.
En 1944, se efectúa una reconstrucción histórica del Inti Raymi en Perú, por Faustino
Espinoza Navarro miembro fundador de la Academia Peruana de la Lengua Quechua.
Navarro rescató de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega (1612)
fragmentos del antiguo Inti Raymi, creando el primer guión teatral. La reconstrucción
sólo se refiere a la ceremonia religiosa. Desde esa fecha en adelante, la ceremonia
vuelve a ser un evento público y de gran atractivo turístico.
6
Faustino Espinoza Navarro.
Actualmente la celebración del Inti Raymi, se continúa realizando en la fecha del 21 de
junio en distintas partes de mundo. Sin embargo su modalidad de festejo, sujeta a los
avances de la modernización y la civilización ha sido modificada. Pero además de
haberse modificado su modo de celebración, también hoy nos encontramos con una
cultura indígena completamente distinta, ya sea por la total de la población indígena, en
América fundamentalmente, por los cambios a los que se ha enfrentado esta cultura
desde la colonización a nuestros días, por las nuevas generaciones indígenas que han
crecido en un contexto radicalmente distinto a aquel en que se han desarrollado sus
antepasados.
Uno de los objetivos de este trabajo, considerando que los tiempos que corren nos
presentan un nuevo escenario y las ancestrales comunidades indígenas que lo
celebraban en el pasado han llevado adelante un largo proceso de desarrollo y de cruce
con otras culturas, es explorar cuales son las razones que llevan a la celebración del Inti
Raymi actualmente, que objetivos se persiguen y que significa su celebración.
Diversidad cultural del Inti Raymi. El otro. ¿Diferente o inferior?
Todos los pueblos del mundo, desde su fundación, van desarrollando su cultura, es
decir, un conjunto de valores y creencias que implican un tipo de organización social,
una filosofía; una ética, una normativa jurídica; arte, ciencia, tecnología; economía y
comercio educación; memoria histórica, lengua y literatura. Todo este conjunto
conforma un modo de ver el mundo y se materializa en las formas de vida de cada
cultura.
Sin embargo, no podemos plantear que cada grupo, o sociedad, tiene una única cultura,
ya definida y desarrollada. Es necesario considerar que los grupos sociales se
constituyen históricamente y en relación de los unos con los otros. Tomar en
consideración la relación intercultural y las situaciones en las que se produce conduce a
7
una definición dinámica de la cultura. Siguiendo los planteos de Mario Margulis;
podemos decir que ninguna cultura existe en estado puro, idéntica a ella misma desde
siempre, sin haber conocido nunca la menor influencia externa. Toda cultura está en un
permanente proceso de construcción, desconstrucción y reconstrucción2. Lo que varía
es lo importante de cada fase, según las situaciones.
Por su parte Alejando Grimson expone que ninguna sociedad puede ser comprendida
en sí misma, como si estuviera aislada, sino en relación a otras que perciben, sienten y
definen como diferentes3. No puede entenderse una sociedad sin considerar las
relaciones que se establecen entre grupos, culturas y otras sociedades. Estas relaciones
implican necesariamente un modo de influencia entre grupos. Es verdad que esa
influencia puede tomar distintos caminos; deseados o no, pero lo que se intenta plantear
es el carácter relacional y dinámico de toda cultura. Por otro lado, esta interrelación
cultural hace imposible la homogeneidad cultural. El criterio de interculturalidad nos
presenta la heterogeneidad cultural presente en cada sociedad.
Desde la definición etimológica, sociológica o antropológica las culturas no se definen
ni como inferiores ni como superiores, sino como distintas formaciones que se
construyen de acuerdo a un proceso histórico de elementos sociales, materiales y
espirituales.
Sería interesante explorar que sucede en la celebración del Inti Raymi en la localidad de
San Miguel, que idea de cultura está presente y como se presenta culturalmente este
grupo en cuestión.
Como bien dijimos, no hay una cultura pura, aislada y sin influencia alguna de su
entorno, histórico, político, cultural y social; pero sí podemos detectar en este grupo la
preeminencia de determinadas hormas culturales, que se hacen evidentes a la hora de
observar algunos símbolos, ritos, comidas, música, etc; presentes en esta ceremonia.
En principio la celebración misma del Inti Raymi recordemos, año nuevo de los pueblos
originarios; nos posiciona claramente frente a una matriz indígena. El principal motivo
de encuentro tiene que ver con una costumbre propia de las comunidades indígenas.
Como se explicó anteriormente el Inti Raymi, es una ceremonia religiosa con origen en
la cultura incaica, en honor al Inti, el Dios Sol, celebrada todos los 21 de junio de cada
año y señala el inicio de un nuevo ciclo. En esta celebración se trasladan ciertos ritos y 2 Margulis, Mario. “Globalización y Cultura”. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales, UBA. 3 Grimson, Alejandro. “Interculturalidad y comunicación” en Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. Ed. Norma. Buenos Aires. 2000.
8
símbolos ancestrales (comidas, música, fogatas, vestimentas, grabados, bebidas, etc) sin
embargo, la ceremonia actual no reviste un fiel reflejo de la misma celebración que se
realizaba 500 años antes. Nos referimos, por un lugar, al hecho de no realizarse
sacrificios animales, a la ausencia de la figura del Inca que daba comienzo a la
ceremonia, pero también nos referimos a que esta celebración actualmente se realiza en
un escenario, político, social y económico completamente distinto. Las sociedades han
cambiado en estos siglos, por ende, las culturas indígenas también. No podemos
desconocer que la cultura de los pueblos originarios, desde la colonización ha sufrido
una fuerte segregación y fragmentación; en ese entonces se dio un proceso de choque de
culturas que básicamente concluyó en una asimilación de la cultura occidental de la
cultura indígena4. No es tema de este trabajo analizar este proceso cultural, pero no
puede ser descuidado en tanto se intente explicar la situación actual.
Existen en nuestro país más de 18 grupos étnicos y este número aún no se cierra en
cuanto el censo de la población indígena del año 2001 quedó abortado por falta de
presupuesto.5
El Instituto Indigenista Interamericano registra la cifra de 640.000 mapuches 600.000 en
Chile (500.000 en el campo y 100.000 en ciudades) y 40.000 en la Argentina. (América
Indígena, 1991:50).
Por su parte los pueblos indígenas han llevado una política de resistencia en defensa de
su cultura, lo cual quizás explique la presencia en la actualidad de las comunidades
indígenas en toda América, las cuales reviven y renuevan sus costumbres ancestrales.
Estas se puede observar en la ceremonia actual del Inti Raymi, en la representación de
los símbolos y el mantenimiento de algunos ritos propios de la ceremonia original;
como ser la ofrenda a la Pacha Mama, los bailes que duran toda la noche, el espíritu de
festejo, los instrumentos musicales autóctonos, los disfraces, los cantos, y la ansiada
espera de la llegada del sol, para recibirlo, literalmente, con los brazos abiertos
agradecerle y pedirle para el nuevo año que comienza.
En este sentido resulta interesante analizar el sentido del rito. Reafirmando lo planteado
por Durkheim, el rito puede ser visto en este caso como un modo de preservar el grupo.
La ceremonia se convierte así en la expresión simbólica de los valores que unen al
colectivo. De esta forma en el Inti Raymi las ofrendas, las danzas, las coplas promueven
la integración del grupo; así como la renovación de esta visión compartida. Con ese rito
4 Todorov, T. (1992) “La conquista de América. El problema del otro”. Siglo XXI, México. Caps. 1,2 y epílogo. 5 Carrasco, Morita. “Diversidad cultural en pueblos indígenas”.
9
compartido el sujeto reconoce su pertenencia a, se identifica con. En el rito los sujetos
individuales se identifican con el otro, se vinculan con el otro y los otros, unidos por esa
experiencia en común.
Otro rasgo interesante de la ceremonia es la diversidad con que la que se conforma esa
preeminencia indígena; nos encontramos con múltiples etnias, como ser, diaguitas,
quechuas y mapuches; los cuales poseen cada uno una determinada visión del mundo, si
bien, comparten esta ceremonia común, la llegada del nuevo año, también muestran
diferencias los unos respecto de los otros.
Además los propios descendientes indígenas ya presentan una influencia de la cultura
occidental, distinta a la influencia que han sufrido sus predecesores, el contexto en que
se desarrollaron estas generaciones más jóvenes es distinto, estos jóvenes nacen y se
desarrollan en un escenario donde el proceso de mestizaje ya está avanzado, y las
grandes corrientes migratorias que se han producido en los últimos siglos, también han
favorecido al proceso de hibridación, propio de América Latina.
Por otro lado también nos encontramos en esta ceremonia con extranjeros; como
colombianos, uruguayos y paraguayos, específicamente. Estos portan un bagaje propio
de costumbres y valores. Es decir, otra visión del mundo la cual, considerando el
carácter dinámico y relacional de la noción de cultura, ha sufrido también procesos de
influencia cultural.
Además nos encontramos con grupos que en su bagaje cultural la relación que han
establecido con la cultura indígena es mínima, no son descendientes de indios y portan
una fuerte influencia de la cultura occidental, pero han establecido lazos con la
cosmovisión indígena por identificarse con esta o con ciertos elementos de esta.
Otro grupo presente en la ceremonia es el de jóvenes que se identifican con la antigua
cultura africana, no son africanos pero se identifican, en algún sentido, con esta
cosmovisión y demuestran su adhesión mediante el fomento de música, imitación de
ciertas vestimentas, y difusión de este modo de pensar. Estos muchachos cuentan al
grupo algunas particularidades de dicha cultura; con el objetivo darla a conocer a
aquellos que la desconocen.
10
A modo de ejemplo podemos extraer alguna de los comentarios. Uno de los jóvenes
comentaba al grupo:
“El candombe queda asociado a una rítmica musical, ese es el discurso del
conquistador, de la persona que no entiende lo que está viendo y esta escuchando, el
candombe es un modo de entender el mundo y concebir al ser humano.”
“Para las culturas esclavas que fueron traídas a América no existe el YO para
denominarse, no existe el individuo, existe el nosotros, y el candombe es lo que
nosotros somos y hacemos.”
Vemos así que la celebración del Inti Raymi se caracteriza por una interesante
diversidad cultural, de hecho, los folletos repartidos por la biblioteca popular Inti Huasi
para convocar a la fiesta del Inti Raymi a cualquier persona que desee asistir proponen:
Inti Raymi, Fiesta del sol.
Fogón multicultural. Acercate con tu música, poesía, pintura y lo que quieras.
Esto nos lleva a un tema central de este apartado; el reconocimiento y descubrimiento
del “otro”, lo distinto. Analizábamos al comienzo el carácter relacional de la cultura, es
en esa relación que se descubre al “otro”, un otro distinto, y al mismo tiempo que se
descubre al otro, se descubre el “yo”. Yo me identifico en relación al otro que es
distinto. Por ello, el primer elemento de toda identificación es su carácter relacional: al
mismo tiempo que establece un “nosotros” define un “ellos”.6
Ahora bien, en ese descubrimiento del otro se presentan distintas situaciones, puedo
reconocer a ese otro como un objeto, o puedo reconocerlo como un sujeto, igual al yo,
pero diferente de él (Todorov: 1992). De esta forma de reconocer al otro se presenta
otro tema central. Nuevamente tomaremos los planteos de Todorov, el autor retoma la
colonización de América para explicar las formas de reconocer al otro. Según el autor
en la colonización se estableció una relación de superioridad de los colonizadores para
con los colonizados, es decir, los españoles veían en el indígena como un otro distinto,
con su propio lenguaje, costumbres y valores; y en tanto distinto se lo consideró
inferior. La colonización se organizó en dos etapas, una de interés por ese otro con el
6 García Canclini, Néstor. “Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad”. Ed. Gedisa. Barcelona. 2004
11
objetivo de conocerlo y comprenderlo, conocer sus costumbres, su modo de ver el
mundo; pero nunca dejando de lado el sentimiento de superioridad. En una segunda
etapa el colonizador no solo reafirma su identidad sino que asimila la cultura indígena a
la propia.7
Sin embargo, desde la concepción socioantropológico no hay culturas superiores ni
inferiores, sino distintas formaciones culturales a lo largo de procesos históricos que
responden a ciertas condiciones sociales, materiales y espirituales. Ni siquiera desde la
definición etimológica, se hace referencia alguna a la idea de superioridad/inferioridad.
A partir de estos planteos es interesante observar de qué modo se posicionan las
distintas culturas que participan del Inti Raymi que estamos investigando.
No podríamos negar que los distintos grupos participantes se identifican con
determinadas culturas y no con otras; pero sí hay un elemento que se puede observar
claramente y es el llamado a la participación multicultural. Desde sus folletos de
divulgación de la ceremonia, donde se resalta la invitación al “fogón multicultural” y
durante la ceremonia misma donde el diálogo e intercambio de opiniones y costumbres
es constante.
Durante la celebración existe un espacio especialmente destinado a que cada
participante exprese sus ideas, sus propuestas, sus valores; estos se toman de un modo
respetuoso y reflexivo desde las otras perspectivas que existen en el grupo. En el
diálogo no se presentan razones absolutas y verdaderas, sino que todo lo planteado esta
sujeto a la actitud reflexiva del conjunto.
Nuevamente, cabe señalar que la preeminencia de las corrientes indígenas se hace
presente en este espacio, pero desde una condición de igualdad, abierta a opiniones
distintas y hasta opuestas a las propias.
Resulta interesante ver esta posición de igualdad en el grupo. No igualdad en el sentido
de equivalencia, las diversas culturas que se relacionan en esta ceremonia no son
equivalentes, no tienen la misma visión del mundo, no persiguen los mismos objetivos
ni sus sistemas de valores son idénticos. Pero se presentan como iguales en tanto
ninguna de ellas se supone superior o considera a otra inferior.
7 Todorov, T. (1992) “La conquista de América. El problema del otro”. Siglo XXI, México. Caps. 1,2 y epílogo.
12
Quisiéramos trasladar algunos testimonios extraídos de este espacio a modo de
ejemplificar lo planteado:
“La cultura andina está abierta para todos. No es exclusiva para los andinos los
quechuas o los aymaras, es abierta a todas las personas de esta tierra… No importa el
color de la piel, los ojos o la cultura de la que provengan.”
“Hay que rever el relegamiento de la mujer en toda cultura, en la capitalista como en
la originaria.”
“Tampoco recordar algunos personajes torturados y descuartizados... También
podemos recordar otras imágenes, la lucha de ellos y la alegría que tenía esa lucha”
“Queremos escuchar a los jóvenes, si yo quiero manifestar mi respeto al otro debo
empezar por respetar a todos ustedes.”
“Yo tengo una participación gremial, política y demás, pero vengo acá porque es un
espacio genuino, muy válido donde se respeta la diversidad que es fundamental para
cualquier tipo de cambio, inclusive para el cambio personal. Disfrutar y entender la
diversidad.”
“Esto es una manera de poder romper fronteras”
“La idea es crear redes y establecer vínculos con el otro. Esta cuestión de ser
desconocido y poder compartir con el otro.”
“Es otra mentalidad, es una lógica diferente la andina.”
“… ser útil, solidario con el otro, respetarlo aunque no estemos de acuerdo con su
manera de pensar o de ser.”
Consideramos que en la celebración el Inti Raymi, al menos en lo que respecta al
posicionamiento de las diversas culturas, se establece una relación de igualdad. Una
apertura democrática a las distintas posturas; se propone vivir la diferencia en la
igualdad.8 Con esto no estamos queriendo decir que en este espacio de discusión y
reflexión las culturas e identidades de cada miembro del grupo se dejan a un lado para
encontrarse en una cultura común. Por el contrario, cada integrante reafirma y revaloriza
su propia cultura, sus orígenes. Algunos proponen recrear la cultura indígena como
modelo posible de cambio, mientras otros suponen que la cultura indígena de hace 500
años hoy no existe y se nos presenta de un modo radicalmente distinta, otros expresan
8 Ibídem.
13
su postura desde un partido político o desde un movimiento de desocupados, algunos
creen que las relaciones entre distintas visiones del mundo deben ser pacíficas y
tolerantes, otros suponen lo contrario y creen en el enfrentamiento violento.
Lo que pretendemos presentar es el modo en que este proceso se lleva a cabo, se
reafirma y revaloriza la cultura propia pero sin desmerecer a ninguna otra, sin presentar
un único modo de ver al mundo, ni un único camino posible; se escucha y adhiere o no
a las distintas posiciones pero bajo la lógica del respeto y la igualdad.
La identidad en la posmodernidad
Ahora que ya hemos presentado la cuestión de la cultura en la celebración del Inti
Raymi, consideramos interesante explorar de qué modo se plantea la razón identitaria de
sus participantes. Si bien para hablar de identidad es necesario tener en consideración
aspectos culturales, en tanto marcos de referencia para la formación de esa identidad,
cultura e identidad no remiten a los mismos asuntos, ni son conceptos equivalentes.
En principio presentaremos un breve recorrido por el escenario actual, caracterizado por
un fuerte proceso globalizador y donde el vertiginoso avance de las redes de
comunicación ha impactado en todas las sociedades.
Ese proceso globalizador no es nuevo, data desde hace años y deriva, entre otras cosas,
de procesos derivados de la evolución y las nuevas formas que ha ido tomando el
capitalismo. Cambios cuali y cuantitativos en el desarrollo de las fuerzas productivas,
mensajes neoliberales que llegan a todos los rincones del mundo, un progreso
tecnológico que ha acrecentado la velocidad y cantidad de la información en
circulación, los nuevos productos y los mensajes massmediáticos; son algunos de los
rasgos característicos de las sociedades posmodernas. En este contexto, la diversidad
también se propaga, fomentada por el aumento de los contactos con lo diferente y por la
mayor cantidad de componentes que la abundante información brinda9.
Además las transformaciones propias de la globalización han puesto en crisis, no
solamente al estado keynesiano, sino también las instituciones y las formas
organizativas que de él se derivaban. Esto llevó, consecuentemente, a que se quebraran
9 Margulis, Mario. “Globalización y Cultura”. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales, UBA.
14
las estructuras simbólicas e imaginarias que permitían, entre otras cosas, conformar esa
identidad común bajo las nociones de “ciudadano y nación”
Podemos aventurarnos en sospechar que bajo estas transformaciones los procesos
culturales e identitarios también han sufrido nuevos procesos.
En este sentido quisiéramos retomar los planteos de Ardite para analizar los procesos
identitarios contemporáneos.
El pensamiento progresista contemporáneo, se caracteriza, entre otras cosas, por un
apoyo inquebrantable a ser diferente 10
En tal sentido, podemos observar que si bien las identidades pueden ser sigilosamente
sometidas a un proceso de uniformización a través de la oferta universal de los mismos
productos y los mismos mensajes, también se genera un movimiento contrario, una
reacción afirmativa de la identidad.
Frente a este cuadro; se nos presentan las crisis de identidad. Identidades sometidas a
dos tensiones, por un lado un imaginario global producto de la profundización de las
intercomunicaciones en el mundo y por el otro, un despertar y reforzamiento de las
identificaciones simbólicas más particulares o locales.
Esto nos permite reconocer el carácter altamente complejo de las sociedades presentes,
esta multiplicidad de identidades emergentes no dejan de presentar riesgos en relación a
la construcción del espacio común que presupone por definición la política. Pero el
análisis del espacio político lo analizaremos más adelante, por ahora nos interesa ver
que sucede con las identidades en el Inti Raymi local.
Como se presentó anteriormente, en este espacio de encuentro se nos presentan una
multiplicidad de nidos culturales; que se mezclan, se comunican y se relacionan de
distintos modos. Veremos que esto guarda relación con lo que sucede con las
identidades en este espacio.
Considerando que la identidad social es un concepto que tiene un fuerte matiz
relacional, se actualiza y se refuerza en el contacto, en la comunicación, en el
intercambio con lo otro, con lo diferente, nos atrevemos a proponer la siguiente
hipótesis; cada uno de los participantes del Inti Raymi posee más grupos identitarios de
referencia que corrientes culturales de las cuales proviene.
10 Ardite, B. (2000) “El reverso de la diferencia” en El reverso de la diferencia. Identidad y política. Ardite, B. (editor) Nueva Sociedad, Caracas.
15
¿Qué queremos decir con esto? Que cuando nosotros observamos este grupo podemos
ver que hay una relación de identificación común en determinado aspectos; la
diversidad de la que hablamos en un comienzo encuentra un punto de identificación, y
esto es lo que permite compartir toda la noche; mediante diálogos, bailes, música,
reflexiones, etc.
Sin embargo existen distintos niveles de identificación. Veamos cuáles son.
Por un lado tenemos aquellos grupos que se identifican con la música autóctona; sin que
esto implique que adhieran a la cultura indígena y ni siquiera que ese 21 de junio les
signifique el comienzo de un nuevo año. Pero se integran al grupo en su conjunto en pos
de compartir aquello que los identifica, así algunos llevan sus instrumentos y tocan “su”
música. Otros ni siquiera se identifican con una música en particular pero tienen bandas
musicales y el hecho de ver músicos en vivo los atrae, los identifica con algunos de sus
intereses y costumbres y los lleva a compartir.
Por otro lado encontramos aquellos que además de identificarse y reconocerse en la
música indígena, se presentan como indígenas, defienden su cultura y la expresan.
Festejan ese año nuevo como propio; así lo expresa Verónica: “Tengo raíces indígenas
de etnia diaguita. Estoy aquí para festejar el año nuevo NUESTRO”; sin que ello
implique no compartir con otras identidades.
Por otro lado está presente el grupo de vecinos que trabaja en una escuela abandonada,
la 47 en Santa Brígida (Moreno) en el proyecto “Centro de creación cultural
comunitaria El Encuentro”. El grupo manifiesta que su participación en el Inti Raymi
tiene que ver con lo que ellos persiguen en la escuela; romper fronteras y compartir con
lo distinto para crear cosas distintas, establecer redes y vínculos con el otro a pesar de
ser un desconocido. Se identifican en tanto es un espacio de apertura a la creación de
redes y de formas de expresión.
Además está la gente que tiene una participación gremial y política; quienes expresan
que su participación en el Inti Raymi tiene que ver con una idea que comparten; el
respeto a la diversidad y el derecho a las distintas expresiones; que ellos consideran
fundamental para cualquier tipo de cambio, cambio que promueven desde su
participación política.
Conjuntamente nos encontramos con una diversidad etárea; jóvenes de entre 14 y
quince años junto a adultos que rondan los 80 años. Evidentemente, más allá de que
puedan compartir una cultura en común o no, los intereses que los movilizan son
distintos, sus otros grupos de referencia son distintos, su pensamiento no es el mismo,
16
sus formas de expresión son diferentes, pero creen que es bueno “participar”; dice
Quillén de 15 años: “Se hizo la onda por gente conocida y…me interesa participar, me
parece importante que revaloremos el Inti Raymi porque es parte de nuestra cultura”
Vemos así que no existe una correspondencia directa Cultura-Identidad; no podemos
decir que a determinada cultura corresponde determinada identidad.
Las identidades, así quedan entendidas como un conjunto de sentidos que un actor se
atribuye a sí mismo cuando adopta la perspectiva de los otros, y también cuando se
distingue de ese otro, en tanto diferente. Los actores presentes en el Inti Raymi
presentan múltiples identidades sociales que varían en importancia y en intensidad. Los
intereses y las identidades sociales no están dados, sino que se encuentran en un
continuo proceso durante la interacción. La relación consigo mismo está gobernada por
la relación con el otro; la comunicación determina la identidad (Touraine, 1997, 220).
La identidad se entiende ahora como identificación y diferenciación de lo otro, como
incorporación y separación de lo otro. La clave parece estar en la comprensión de que
no existe una identidad global que absorbemos pura y simplemente, ni tampoco
identidades locales amuralladas, sino que, se parte de reconocer la alteridad como parte
de cada uno de nosotros mismos frente a otro.
Estos planteamientos nos llevan a considerar un tema presentado por Ardite; que remite
a los reversos que puede tener la defensa de la diferencia. El autor plantea que la
afirmación de la diferencia se puede relacionar con una sociedad más democrática, con
una mayor relación entre grupos y mayor tolerancia pero también la defensa exacerbada
de los particularismos puede caer en una impermeabilidad de los distintos grupos,
cerrando el diálogo y la interacción.11.
De cuerdo a lo presentado y analizado hasta aquí, no creemos que en el caso de la
celebración del Inti Raymi, se promueva la intolerancia y el cerramiento de fronteras
entre los grupos. Por el contrario, la apertura al diálogo es una constante del grupo, la
mezcla de distintas visiones del mundo y el encuentro de distintas identidades en un
espacio común dan muestras de ello.
11 Ardite, B. (2000) “El reverso de la diferencia” en El reverso de la diferencia. Identidad y política. Ardite, B. (editor) Nueva Sociedad, Caracas. “La afirmación de la alteridad se vincula frecuentemente con una sociedad más tolerante, y la proliferación de diferencias se ve como una apertura hacia la emancipación. Pero el razonamiento político también debe considerar el posible reverso de un particularismo a ultranza. Propugnar la diferencia puede fomentar un mundo más cosmopolita, pero también una mayor desorientación que podría contrarrestar la diversidad al reforzar las demandas de modelos de identidad más simples y más rígidos; la afirmación política de las identidades culturales puede aumentar la tolerancia y las articulaciones políticas entre los grupos, pero también puede endurecer las fronteras entre ellos; y así por el estilo. […] Lo que se quiere explorar es más bien el conjunto de consecuencias menos auspiciosas-lo que aquí se denomina el reverso de la diferencia- que surge a la par con nuestra defensa y celebración de la particularidad.”
17
Sin embargo, sí quisiéramos retomar otros planteos de Ardite; los cuales nos llevaran
luego a uno de los temas en cuestión de este trabajo; la ciudadanía.
Según Ardite en este mundo de proliferación de distintas visiones del mundo el
individuo atraviesa simultáneamente procesos en que se identifica con estas visiones o
con parte de ellas y momentos en que el individuo se siente extraño a otras
representaciones.
Vemos entonces que ahora predomina mayormente la identidad por referencia a
pequeños y distintos grupos cercanos, los consensos locales, coyunturales, las visiones
fragmentadas, y no una identificación global y estática.
Esto también nos recuerda al término de Mafessoli, “arraigo dinámico” (Mafessoli.
2000: 41). El término “arraigo dinámico” nos expresa que el individuo, en la sociedad
contemporánea puede pertenecer a distintos grupos, a determinados espacios, pero
nunca de manera definitiva12. Los individuos van y vienen entre grupos y valores
(Ardite. 2000: 104). Esta oscilación puede traer como consecuencia una mayor apertura
del sujeto a asumir nuevos y múltiples compromisos, en tanto fluctúa entre un ambiente
y otro, y a extender sus redes de contacto y pertenencia. Pero también puede suceder un
proceso no tan deseado para una sociedad democrática; la “intervención intermitente”
de la cual nos habla Ardite. Desde nuestra observación y considerando específicamente
la celebración del Inti Raymi, creemos al igual que el autor, que la participación
esporádica que caracteriza esta ceremonia no puede derivar en resultados positivos en
materia de participación ciudadana; ya entraremos a este tema en profundidad.
En los individuos que participan del Inti Raymi podemos observar como se presentan
ambos procesos simultáneamente. Por un lado hay una identificación parcial con otros
grupos en el mismo espacio, una participación momentánea; y además una pertenencia a
múltiples grupos que no se encuentran en ese espacio compartiendo la misma
experiencia, pero con quienes el sujeto también se identifica y pertenece. Estas
manifestaciones dan cuenta del “arraigo dinámico” que nos expresaba Maffesoli, y la
multiplicación de compromisos e intereses de la que nos hablaba Ardite. Pero por otro
12 Maffesoli, Michel. “Identidad e identificación en las sociedades contemporáneas” en El reverso de la diferencia. Identidad y política. Ardite, B. (editor) Nueva Sociedad, Caracas. “Nos encontramos ante una paradoja que hay que considerar sin ambages: la del arraigo dinámico. Se pertenece por entero a determinado lugar, pero nunca de manera definitiva. […] En efecto si la modernidad se caracteriza por señalar residencia- pertenecemos a una profesión, un sexo, una ideología, una clase, en pocas palabras cada cual tiene una identidad y una dirección, cuyo conjunto determina un social racional, mecánico y finalizado- resulta curioso constatar que la socialidad contemporánea es mucho más confusa, heterogénea y móvil”
18
lado, tenemos un grupo social que no establece un compromiso en el espacio público de
modo firme y constante.
Esa característica de “sujeto oscilante” propia del sujeto contemporáneo, puede derivar
en un debilitamiento de la participación firme y estable, puede debilitar el compromiso
del sujeto para con el resto de las organizaciones públicas. Que se viva un mundo
pluriétnico, donde la circulación de distintas imágenes del mundo se hace cada vez más
presente, no lleva necesariamente a que el sujeto se comprometa en la conformación y
participación de un espacio común. Hasta ahora nada está garantizando la acción del
sujeto en el espacio público. Esto nos lleva directamente a nuestro último tema a tratar;
a decir la ciudadanía.
¿Qué hacemos?
Para trabajar este último apartado tomaremos las reflexiones de Etienne Tassin, ya que
consideran, abarcan y articulan todas las cuestiones trabajadas hasta el momento en la
investigación.
Desde la lógica de Tassin partiremos principalmente de suponer que es una ilusión creer
que a una “identidad cultural” le corresponde una “identidad política” (Tassin. 2001:
49), y solo quebrando con esta ilusión es posible plantear la noción de ciudadanía desde
una óptica verdaderamente democrática. Según esta perspectiva a la identidad le
corresponden elementos distintos que al concepto de ciudadanía.
Desde la identidad miramos cuestiones que tienen que ver con el ser privado, la
pertenencia comunitaria, la cultura, el “ser en común” de las comunidades.
Mientras que desde la ciudadanía miramos, la acción pública del sujeto, su actividad
política, el civismo, el “actuar juntos” de la comunidad política.
Un razonamiento sobre el principio de ciudadanía acorde a los valores democráticos de
igualdad y libertad debe preguntarse; “1) sobre los procesos de identificación
(subjetiva, cierto, pero también comunitaria, cultural, social) por los cuales un
individuo se dota de una identidad; 2) sobre las modalidades de la pertenencia
comunitaria (familiar, confesional, étnica, social, nacional, europea,…) por las cuales
se constituye un “ser-en-común”, una unidad comunitaria y una identidad colectiva; 3)
sobre las relaciones de subjetivación por las cuales un sujeto privado, identificado por
19
sus pertenencias comunitarias se eleva, llevado por la acción publica al seno de
confrontaciones políticas, a la dignidad de actor político, es decir de ciudadano.13
Anteriormente nos dedicamos específicamente al tema de la identidad en el Inti Raymi;
y pudimos observar como la diversidad cultural del lugar se articulaba mediante
mecanismos de pertenencia e identificación con el otro. Quisiéramos plantear en este
apartado una representación o idea manifiesta entre todos sus participantes; la cual actúa
como elemento de identificación, componente unificador aún más general que los vistos
hasta el momento.
Todos los miembros de la ceremonia se identifican en el principio de “Nos indigna la
injusticia y la falta de oportunidades”; y quieren buscar la forma de cambiar esto que
los indigna.
A continuación se presentan una serie de extractos de reflexiones realizadas entre los
participantes de la reunión.
“A todos los que estamos acá nos debe molestar la injusticia, la falta de
oportunidades que tenemos unos y no tenemos otros”
“Yo buscaba la forma de cambiarlo, de hacer esa revolución, entonces tuve mi humilde
experiencia en lo político…en lo gremial, y encontraba que ahí no había respuestas.
Esas respuestas ustedes también las están buscando, sino no tendría sentido que estén
acá.”
“¿por donde, cómo, como lo logramos?”
“…que este espíritu que se está generando acá se traslade, el de compartir, participar,
ser útil, solidario con el otro, respetarlo aunque no estemos de acuerdo con su manera
de pensar o de ser. Ahí está el secreto de la posibilidad hacer un verdadero cambio”
“¿Cómo lograr esa verdadera revolución? Quizás no hay una regla. Esa respuesta está
en cada uno de nosotros. Por que cada uno de nosotros esta en distinto lugar y espacio
y allí es donde debe encontrar cada uno de nosotros su herramienta.”
“Cualquier espacio en que se pueda dar esto es importante, que se pueda dar la
participación, en participar en una biblioteca, un trabajo social, cualquier cosa.
Animarse a pensar y decir con libertad”
13 Tassin, E. (2001) “Identidad, ciudadanía, y comunidad política: ¿qué es un sujeto político? en Filosofías de la ciudadanía. Sujeto político y democracia, Quiroga, Villavicencio, S. y Vermeren, P. (comp.) Rosario. Pp. 49/68
20
“Cualquier cambio necesita de nuestra participación, la de todos. Para garantizar esa
diversidad”
“Tenemos que hacerla nuestra la participación y practicarla desde el lugar de cada
uno respetando las diferencias y la diversidad”
Frente a estos razonamientos se nos presentan dos cuestiones a abordar. Por una lado
observamos que los valores frente a los cuales se oponen; “injusticia y falta de
oportunidades o desigualdad”; son valores que nos involucran a todos; todos bajo un
sistema democrático “debemos” tener los mismos derechos y las mismas oportunidades.
En el Inti Raymi no hay una reclamación particularista en la demanda; no hay una
propuesta de buscar cambios para beneficiar una cultura en particular y mucho menos
en detrimento de otra. Esto podría guardar correspondencia con la diversidad cultural
con que se conforma el grupo. Podríamos decir que la posición que asume el grupo no
se hace desde una “identidad” cerrada y desde sí.
Por otro lado vemos un claro llamado a la participación de “todos”. Se resalta que son
“todos” los que deben tomar partido, asumir responsabilidad y convertir eso en acción,
para la construcción de un cambio. Sin embargo ese “participar todos” se plantea
hacerlo desde y en el lugar que ocupa cada uno en la sociedad.
Ahora bien; retomando algunas preguntas que guían esta investigación, cómo; ¿Surgen
aspectos que persiguen, la igualdad de oportunidades y derechos, cumplimiento de
derechos ya establecidos, promoción de la integración social, conservación de la cultura
originaria?
Definitivamente, de acuerdo a lo observado hasta el momento; se persigue la igualdad
de oportunidades, se promueve la integración social desde la ceremonia misma
mediante el diálogo, el espacio de encuentro, la promoción y respeto por la diversidad
cultural y por ende se fomenta la conservación de la cultura originaria.
Vemos que no sólo se busca reivindicar la cultura de los pueblos originarios; sino que se
gestionan aspectos del derecho ciudadano.
Sin embargo nos encontramos frente a una contradicción; y aquí está el tema que nos
interesa resolver. Si la propuesta se realiza en el espacio privado no podemos decir que
nos encontramos frente a una reivindicación ciudadana. Mientras todo quede en el
espacio privado, las fronteras de la identidad no se rompen; y en consecuencia la
21
propuesta por más válida y general que sea no traspasa a los márgenes que implica la
ciudadanía.
Al preguntarnos por la noción de ciudadanía, desde los planteos de Tassin; interrogamos
por los procesos de identificación del sujeto, pero también por las modalidades de la
pertenencia comunitaria y además sobre las relaciones de subjetivación por las cuales un
sujeto privado se eleva a la acción publica al seno de confrontaciones políticas.
En el caso de intentar contestar estas preguntas con el Inti Raymi; nos falta alguna
respuesta. El Inti Raymi responde a una idea de identidad individual (cada participante
lleva una identidad propia que no es la misma que la del resto); además hay una
pertenencia comunitaria por la que se constituye ese “ser en común” del Inti Raymi,
donde se pueden encontrar los valores y objetivos en común que le dan cohesión ese
grupo. Pero hasta aquí seguimos respondiendo a cuestiones de identidad; según Tassin
la identidad da cuenta del ¿Qué soy? o ¿Qué somos?; y son esos interrogantes los que
hemos estado contestando hasta el momento.
La sociedad política se pregunta por la ciudadanía y esta es la que da cuentas de ¿Qué
hacemos? O ¿Qué acciones emprendemos nosotros? Y esto remite a la actividad
pública, ya no a la identidad democrática.
El Inti Raymi en tanto portador de los principios de libertad, equidad, igualdad, justicia,
derecho, respeto de las identidades, etc; está en condiciones elevarse por encima de la
defensa particularista de determinado grupo; pero para que se convierta en una
reivindicación ciudadana debe pasar las fronteras del “ser en común” para “actuar en
común”, y esto es el espacio político, el espacio de confrontación y el espacio donde se
puede hacer presente ese quién soy. El establecimiento de una identidad compartida es
condición necesaria; ya que a falta de una identidad colectiva mínima, a falta de estas
marcas de pertenencia común, toda empresa política estaría destinada al fracaso.
(Tassin. 2001: 56). Pero sólo mediante la acción llevada a cabo en el espacio público,
donde se da la lucha por el reconocimiento de derechos, justicia y libertad es que el
sujeto aparece como actor político, como ciudadano; actores particulares en un espacio
político común de confrontación, encuentros y desencuentros.
En tanto se promueva la participación de cada uno pero desde su espacio privado, o se
presente el espacio político como carente de las respuestas; no se rebasan los límites de
la identidad; no se hace presente el quien soy, imposible la aparición del actor político, y
del espacio público de debate y confrontación; así como del sujeto ciudadano del que
toda sociedad democrática se conforma.
22
En el Inti Raymi, se descuida la cuestión del ¿qué hacemos?; se reduce la acción a la
escena privada y particular de cada sujeto. De esta forma se descuida también la acción
ciudadana necesaria para mantener un espacio público de deliberación y reivindicación
donde el derecho se renueve, se presente y se cuestione públicamente.
El espacio público es la posibilidad de encuentro de las diferencias, las pluralidades; el
espacio público es la escena para colocar los derechos de todos y no de una minoría o
un sector dominante, el espacio de la expresión sujeta al cuestionamiento y diálogo
democrático.
Conclusiones.
Primero nos parece interesante recordar los planteos y abordajes realizados hasta el
momento.
En una primera etapa exploramos la modalidad cultural que se nos presentaba en la
ceremonia y descubrimos que el rasgo que la caracterizaba era la diversidad.
Encontramos claramente una matriz indígena que respondía directamente al valor del
encuentro; año nuevo indígena; sin embargo hallamos la presencia de múltiples etnias
indígenas, como ser, diaguitas, quechuas y mapuches. Además descendientes indígenas,
junto a extranjeros; como colombianos, uruguayos y paraguayos. También asistían
grupos con un claro cuño occidental pero que encontraban fuerte identificación en los
valores que motivaban la ceremonia. Al mismo tiempo asistieron jóvenes que
fomentaban la cultura afro americana. En conclusión; hay una clara preeminencia de las
corrientes indígenas, mezclada con una multiplicidad de culturas; lo interesante es la
noción de igualdad en el grupo. Las diversas culturas no tienen la misma visión del
mundo, no persiguen los mismos objetivos ni sus sistemas de valores son idénticos, pero
se presentan como iguales en tanto ninguna de ellas se supone superior o considera a
otra inferior.
En segundo lugar observamos que la cultura no guardaba una relación directa con la
identidad. Los actores presentes en el Inti Raymi presentan múltiples identidades
sociales que varían en grado y en intensidad. Los intereses y las identidades sociales no
están dados, sino que se encuentran en un continuo proceso durante la interacción.
Entonces la identidad queda entendida como incorporación de lo otro, como
identificación en lo otro. Por lo tanto no existe una identidad global que absorbemos
23
pura y simplemente, ni tampoco identidades locales amuralladas, sino que, se parte de
reconocer la alteridad como parte de cada uno de nosotros mismos.
En los individuos que participan del Inti Raymi, por un lado hay una identificación
parcial con otros grupos en el mismo espacio, una participación momentánea; y además
una pertenencia a múltiples grupos que no se encuentran en ese espacio compartiendo la
misma experiencia, pero con quienes el sujeto también se identifica y pertenece. Estas
manifestaciones dan cuenta del “arraigo dinámico” que nos expresaba Maffesoli, y la
multiplicación de compromisos e intereses de la que nos hablaba Ardite. Pero por otro
lado, tenemos un grupo social que no establece un compromiso en el espacio público de
modo firme y constante. Esa característica de “sujeto oscilante” propia del sujeto
contemporáneo, puede derivar en un debilitamiento de la participación firme y estable,
puede debilitar el compromiso del sujeto para con el resto de las organizaciones
públicas.
Finalmente descubrimos que todos los miembros de la ceremonia se identifican en el
principio de “Nos indigna la injusticia y la falta de oportunidades”. Se trata de
principios universales que no nacen de una lógica particularista sino que involucran a la
sociedad en su conjunto. En el Inti Raymi no hay una reclamación particularista en la
demanda; no hay una propuesta de buscar cambios para beneficiar una cultura en
particular y mucho menos en detrimento de otra.
En conclusión, observamos que en la ceremonia; además de recibir el nuevo año: se
persigue la igualdad de oportunidades, se promueve la integración social desde la
ceremonia misma mediante el diálogo, el espacio de encuentro, la promoción y respeto
por la diversidad cultural y por ende se fomenta la conservación de la cultura originaria.
Vemos que no sólo se busca reivindicar la cultura de los pueblos originarios; sino que se
gestionan aspectos del derecho ciudadano. Sin embargo, desde la propuesta de Tassin,
observamos que en el Inti Raymi, se descuida la cuestión del ¿qué hacemos?; se reduce
la acción a la escena privada y particular de cada sujeto. De esta forma se descuida
también la acción ciudadana necesaria para mantener un espacio público de deliberación
y reivindicación donde el derecho se renueve, se presente y se cuestione públicamente.
La modalidad de acción de los participantes el Inti Raymi no surge en el espacio
público, sino privado. El espacio público es la posibilidad de encuentro de las
diferencias, las pluralidades; el espacio público es la escena para colocar los derechos de
todos y no de una minoría o un sector dominante, el espacio de la expresión sujeta al
cuestionamiento y diálogo democrático.
24
Quisiéramos abrir algunos nuevos interrogantes antes de finalizar este trabajo; ya que la
idea es precisamente colocar en debate la problemática identitaria y no establecer
conclusiones omnipotentes
Cuando hablamos de ciudadanía; sería interesante tener presente dos cuestiones.
Por un lado hablar de ciudadanía es hablar de derechos ganados, de los que gozan
“todos” los ciudadanos que transiten en ese sistema democrático; básicamente los
derechos de igualdad, justicia y libertad.
Pero ¿que sucede con los “ciudadanos” que de hecho no gozan de muchos de sus
derechos, y sufren discriminación, exclusión y opresión en un sistema que se supone
“democrático”?. ¿No es un ciudadano? ¿Tiene la obligación de surgir al espacio público
a demandar ese derecho que le corresponde y se le es negado? ¿Hay responsables de la
negación de derechos; quiénes? ¿Todos, los gobiernos democráticos?
Hablar de derechos culturales, identitarios; tratar la legitimidad o institucionalidad de
reivindicaciones particularistas, debatir sobre la multiculturalidad, delimitar que
derechos corresponden y cuáles no a determinadas minorías; quizás pierda de vista un
problema que implica a la sociedad en su conjunto independientemente de
correspondencias culturales e identitarias; nos referimos a la violación de derechos ya
establecidos, a la falta e regulación para establecer su cumplimiento y a la falta de
compromiso de algunos sectores sociales que tienen la obligación de velar por el pleno
ejercicio de dichos derechos.
Muchas veces se pretende atribuir a minorías culturales derechos que en realidad son
dominio de los ciudadanos; o muchas veces minorías luchan por que se les reconozca
derechos particulares que en realidad son universales.
Es verdad que la puesta en debate público de todos estos conflictos se hace vital y
condición necesaria de una sociedad democrática, ya que el espacio público provee la
negociación conjunta, el espacio público es la posibilidad de encuentro de las
diferencias, las pluralidades; el espacio público es la escena para colocar los derechos de
todos, el espacio de la expresión sujeta al cuestionamiento y diálogo democrático.
Pero que sucede cuando estamos poniendo en debate y reflexión cuestiones que
“constitucionalmente” están resueltas sólo que no se cumplen; en esos casos es el propio
sistema democrático el que pasaría a ser cuestionado. Hasta donde se estaría tratando de
un espacio democrático el espacio público cuando las propias nociones básicas de la
democracia son cuestionadas.
25
Hay un nuevo discurso de la interculturalidad en América Latina, resultado
principalmente de las movilizaciones y demandas indígenas de los años 90 y las
recientes reformas constitucionales y educativas que reconocen el carácter nacional
pluriétnico y pluricultural de la región.
La pregunta crítica es hasta qué punto este nuevo discurso ya oficializado en varios
países de la región, representa un cambio real que toma en cuenta la jerarquía y la
hegemonía histórica.
¿Hasta qué punto existe la posibilidad de una nueva armonía personal y social cuando el
racismo y la asimetría en la sociedad persisten? ¿Existe un interés genuino de los
Estados latinoamericanos en considerar el significado histórico, social, económico y
político de la diferencia cultural y en construir la interculturalidad –no solo entre
individuos sino entre sus propias estructuras e instituciones sociales, políticas y
jurídicas? Encontramos un conflicto de significados, políticas y metas que tiene sus
raíces en asuntos de poder. No existe una real voluntad política no solo para reconocer
la multiculturalidad sino para arbitrar las medidas pertinentes en términos de que ésta
tenga posibilidades reales de desarrollo y aporte a la construcción de una propuesta
civilizadora alternativa, a un nuevo tipo de Estado y una profundización de la
democracia, facilitando un verdadero desarrollo sostenible.
Quizás sea tiempo de aprovechar crítica y creativamente los recursos, conocimientos,
saberes y valores de nuestros pueblos originarios y de la cultura universal, con vistas a
un desarrollo humano y económico equitativo y sostenible.
La problemática se centra en la práctica que deberemos dar a la tarea; en un escenario
donde promover la interculturalidad en el ámbito de la sociedad es ahora obligación de
los gobiernos y frente a un discurso liberal que dice reconocer la diversidad cultural
dejando bajo el velo las verdaderas relaciones de dominación preexistentes versus un
discurso más radical por medio del cual se lucha, no solo para reconocer la diversidad
sino para construir de manera colectiva naciones verdaderamente plurales y equitativas.
26
Bibliografía. Ardite, B. (2000) “El reverso de la diferencia” en El reverso de la diferencia. Identidad y política. Ardite, B. (editor) Nueva Sociedad, Caracas. Carrasco, Morita. “Diversidad cultural en pueblos indígenas”. García Canclini, Néstor. “Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad”. Ed. Gedisa. Barcelona. 2004. Grimson, Alejandro. “Interculturalidad y comunicación” en Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. Ed. Norma. Buenos Aires. 2000. Maffesoli, Michel. “Identidad e identificación en las sociedades contemporáneas” en El reverso de la diferencia. Identidad y política. Ardite, B. (editor) Nueva Sociedad, Caracas. Margulis, Mario. “Globalización y Cultura”. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Tassin, E. (2001) “Identidad, ciudadanía, y comunidad política: ¿qué es un sujeto político? en Filosofías de la ciudadanía. Sujeto político y democracia, Quiroga, Villavicencio, S. y Vermeren, P. (comp.) Rosario. Pp. 49/68 Todorov, T. (1992) “La conquista de América. El problema del otro”. Siglo XXI, México. Caps. 1,2 y epílogo.