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Algunos aportes de la Nueva Historia Económica al estudio de las economías regionales Luis Alberto Coria López UN Cuyo, U Mendoza y JEHM 1 [email protected] Un artículo de un reciente libro relativo a los avances de la historia económica en la Argentina desde 1960 hasta la primera década del siglo XXI 2 , está referido a la Nueva Historia Económica. Pero, en lugar de comentar lo ocurrido en el país en las tres o cuatro décadas del siglo XX y lo que va del siglo XXI, sólo hace alusión a la situación mundial y se dedica a señalar que la metodología de la denominada nueva historia económica tiende a desaparecer y que está siendo reemplazada por un enfoque antropológico. De algún modo considera así un agotamiento de la nueva historia económica en cuanto a sus posibilidades tanto pasadas como futuras de aplicación fructífera. También de cierta manera constituye una suerte de conclusión de que poco se ha aplicado en la Argentina y de que poco provecho se ha obtenido de ella. Es por ello que 1 Profesor titular de Historia I y II de la FCE de la Universidad Nacional de Cuyo y Economía Política de la FJC y S Universidad de Mendoza. Una versión preliminar de este artículo se expuso en las 2das. Jornadas de Epistemología y Metodología de las Ciencias Económicas (Mendoza, abril 2007). 2 ROCCHI, Fernando, Cronos, Hermes y Clio en el Olimpo del mundo académico: historia y teoría económica, 1960-2005, en GELMAN, Jorge (compilador), La historia económica argentina en la encrucijada. Balance y perspectivas , AAHE – Prometeo, Buenos Aires, 2006), págs. 445/467.

Aportes de la NHE a la Historia económica regional

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Algunos aportes de la Nueva Historia Económicaal estudio de las economías regionales

Luis Alberto Coria López UN Cuyo, U Mendoza y JEHM1

[email protected]

Un artículo de un reciente libro relativo a los avances de la historia

económica en la Argentina desde 1960 hasta la primera década del siglo XXI2, está

referido a la Nueva Historia Económica. Pero, en lugar de comentar lo ocurrido en el país

en las tres o cuatro décadas del siglo XX y lo que va del siglo XXI, sólo hace alusión a la

situación mundial y se dedica a señalar que la metodología de la denominada nueva historia

económica tiende a desaparecer y que está siendo reemplazada por un enfoque

antropológico. De algún modo considera así un agotamiento de la nueva historia económica

en cuanto a sus posibilidades tanto pasadas como futuras de aplicación fructífera.

También de cierta manera constituye una suerte de conclusión de que poco

se ha aplicado en la Argentina y de que poco provecho se ha obtenido de ella. Es por ello

que hemos preparado este ensayo a modo de un muy somero repaso general y para revisar

el caso de la aplicación de herramientas de la Nueva Historia Económica a la historia de las

economías regionales.

1. Importancia y sentido de la Nueva Historia Económica

La Nueva Historia Económica no lo es tanto, ni lo fue en un principio en la

aplicación de técnicas cuantitativas. Ya en la Escuela de los Anales con su concepción de la

historia serial se efectúa un trascendental paso al indicar la importancia de la información

numérica, más que en su exactitud milimétrica en su uniformidad y continuidad para

estudiar la evolución de los fenómenos. Lo propio puede decirse de la estadística, aunque

es cierto que los países recién comenzaron a darle importancia y determinarla

1 Profesor titular de Historia I y II de la FCE de la Universidad Nacional de Cuyo y Economía Política de la FJC y S Universidad de Mendoza. Una versión preliminar de este artículo se expuso en las 2das. Jornadas de Epistemología y Metodología de las Ciencias Económicas (Mendoza, abril 2007).2 ROCCHI, Fernando, Cronos, Hermes y Clio en el Olimpo del mundo académico: historia y teoría económica, 1960-2005, en GELMAN, Jorge (compilador), La historia económica argentina en la encrucijada. Balance y perspectivas, AAHE – Prometeo, Buenos Aires, 2006), págs. 445/467.

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correctamente desde la segunda mitad del siglo XIX, aunque aún hoy hay algunas que están

confeccionadas muy imperfectamente y otras están intervenidas políticamente. Por otra

parte, las mismas deben interpretarse correctamente en un contexto amplio y detallado3. Por

esto parecía tener alguna razón el famoso economista brasileño – ministro de planeamiento

en su época – Roberto de Oliveira Campos cuando decía que “las estadísticas son como las

bikinis ya que lo que muestran es importante, pero lo que ocultan es esencial”. Sin

embargo, nadie puede negar la trascendencia de las estadísticas y las determinaciones

cuantitativas para conocer la magnitud y variaciones de los fenómenos observados.

Equivaldría a que el médico despreciara indicadores preciosos como son el pulso, la

presión, el ritmo de la respiración o la temperatura.

Pero en el fondo, al margen de sus novedosas e ingeniosas fórmulas o

técnicas, lo que en definitiva puso en el tapete esta metodología fue la necesidad de que la

historia económica fuera revisada con conocimiento de la teoría económica. Es decir

implicaba que su interpretación difícilmente pudiera ser feliz sin algún conocimiento al

menos de principios elementales de la economía. Ello no implicaba desalojar a los

historiadores. De ningún modo, ya que el economista sin el dato de la historia nada podría

hacer. Ya lo dijo sabiamente el gran economista e historiador de la Ciencia Económica

Joseph Schumpeter para quién el análisis económico debía incluir la historia económica, la

estadística y la teoría económica, que si tuviere que prescindir de dos de esas disciplinas y

quedarse sólo con una lo haría con la historia4.

También el Dr. Bécker – el original gran maestro europeo radicado en Cuyo

– indicó que la historia es el laboratorio de la economía y le atribuyó un papel social5. La

historia es importante porque incluye toda la complejidad del hecho económico y sus

antecedentes con sus factores políticos, sociales, tecnológicos, demográficos, etc.

La historia económica es por otra parte como lo señala atinadamente

Gabriel Tortella Casares una disciplina a caballo entre la historia y la economía. Es por eso

3 El cuento del pueblo con 30 personas y un consumo de 30 pollos mensuales con la estadística de 1 por cada habitante cuando en realidad era uno solo el que comía todas las aves pone de manifiesto esa necesidad. No puede analizarse sólo el producto, sino también su distribución. 4 SCHUMPETER, Joseph A., Historia del análisis económico, I, CFCE, México, 1984), pág. 28.5 BECKER, Carlos, Fines y utilidad de la historia de la economía tomado de su “Recopilación de lecciones de economía”, FCE, UN Cuyo (mimeo) págs. 868/888. Allí señala la necesidad de “estudiar la historia con la idea de encontrar en ella un apoyo para comprender mejor los problemas actuales”. Cit. también en Recopilaciones del profesor Francisco Navarro Vilches.

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que si no hubiera lugar en ella para los economistas deberíamos crear otra en la que

habláramos de la “Economía de la historia” en la que interpretaríamos conforme a las leyes

económicas los hechos registrados en el pasado. Pero está claro que el trabajo

interdisciplinario es cada vez más necesario y que una separación de ese tipo no tiene

lógica.

Este sentido y trascendencia de la Economía en la historia se profundizó

notablemente con la “novísima historia económica” que no es otra cosa que la aplicación

de la “economía institucional” a la historia económica, método en el que han incursionado

grandes maestros como Douglass North, R.M. Hartwell, Ronald Coase y aún economistas

anteriores que no han empleado la denominación como Friedrich Von Hayek.

Hecha esta introducción queremos volver sobre los aspectos cuantitativos.

En ellos es absolutamente relevante la teoría económica y aquí se separa de las escuelas

históricas tradicionales. En estas últimas el dato documental no sólo es relevante sino

intocable. Se genera así una suerte de “sacralización” del mismo. En cambio – después de

mucho andar – los economistas (y también muchos historiadores) han demostrado la

necesidad y licitud de la construcción del dato histórico bajo ciertas condiciones6. En

efecto, la aspiración de tener todos los datos y en abundancia es sólo una ilusión.

Generalmente la información es fragmentaria e insuficiente. Pero mediante el empleo de la

teoría económica es posible la reconstrucción total. Es como ocurre con el ejemplo del

paleontólogo que con sólo contar con unos pocos huesos de dinosaurio puede reconstruir la

forma del esqueleto total. Ello es así porque existe una conformación lógica y un orden en

el conjunto.

2. Algunos aportes nacionales

Algunos pocos economistas argentinos han incursionado en la historia

nacional o mundial valiéndose de las herramientas de la neohistoria económica. Existiendo

algunos aportes significativos. Debemos a nuestro juicio colocar en primer término como

pionero en el país al Dr. Vicente Vázquez-Presedo. Él se pronunció sobre sus técnicas de

6 Véase en ese sentido el art. de ARCONDO, Aníbal, Historia y teoría económica. La historia cuantitativa y sus planteos en XXIII Anuario Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Arte, UNR 2da. Época (CERIDER, Rosario, 1988), págs. 227/228.

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manera expresa y aunque no se comparta plenamente su pensamiento vale la pena

consignarlo dado su relevancia como autor nacional7:

Aunque no existe total acuerdo acerca de cuán nueva es la “nueva Historia Económica”, no cabe mucha duda acerca de los siguientes puntos: Primero, que plantea los problemas con precisión y define operativamente las variables que interesan; segundo, que hace uso de modelos explícitos para analizar dichos problemas; tercero, que produce datos (cuantitativos y cualitativos) acerca de los hechos aceptados como tales; y cuarto, que compara el conjunto de hipótesis y deducciones (el modelo) con los datos de la realidad “que existió” y con los de una realidad contrafáctica que podría haber existido. La necesidad de medir y la relación medida-teoría son, pues, los aspectos más destacados de la nueva actitud metodológica

Es decir que Vázquez-Presedo formula un esquema de cuatro puntos:

1) Planteo del problema con precisión e identificación de las variables que

intervienen.

2) Uso de los modelos explícitos para analizar esos problemas.

3) Producción de datos cuantitativos y cualitativos y

4) Comparación de la realidad pasada que se estudia con una alternativa

(contrafactual).

Respecto al primer punto, es indudable que este planteo metodológico

permite evitar las siempre existentes tentaciones de hacer prevalecer al hecho anecdótico y

las teorías conspirativas por sobre la interacción científica existente entre las variables

económicas, políticas y de otro orden.

El uso de modelos explícitos puede ayudar a ver mejor las relaciones entre

las variables pero tiene sus inconvenientes ya que en el mediano o largo plazo no

contemplan la aparición del hecho nuevo o el cambio en la tendencia general de los

negocios.

Pero queremos remarcar la excepcional importancia del tercer punto a pesar

de aparecer como un humilde aporte que es la producción de datos tanto cuantitativos como

cualitativos. Ellos son los que permiten el cabal conocimiento de la realidad existente en un

momento dado y de su evolución. De lo contrario se torna totalmente estéril la etapa de

interpretación de hechos que realmente no se conocen.

7 VAZQUEZ-PRESEDO, Vicente, Estadísticas históricas argentinas II (comparadas). Segunda parte 1914-1939 (Macchi, Buenos Aires, 1976), pág. 9.

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Por ello han permitido formidables avances en la historia económica

norteamericana los trabajos de Simón Kusnetz, Robert Gallman y Paul David, al igual que

Douglas North al permitir conocer la evolución del producto bruto estadounidense en el

siglo XIX.

Finalmente, aunque el empleo de contrafactuales tiene sus bemoles y

resultan difíciles de plantear, suele ser muy fértil la opción más modesta -pero importante

como actitud- de advertir en cada caso cuál era la alternativa a la situación existente.

La obra de Vázquez-Presedo ha sido monumental en cuanto a sus

“Estadísticas argentinas comparadas”, esto es tomadas de diversas fuentes y también

relativas a otros países que abarcan en cuatro tomos cuatro períodos que van desde 1875

hasta 1990, incluyendo aspectos demográficos, de educación, de producción, de comercio

exterior y también monetarios, financieros y de algunas variables agregadas8.

La disposición de esos elementos le ha permitido valiosos frutos como autor

como, por ejemplo en “El caso argentino. Migración de factores, comercio exterior y

desarrollo”9 que analiza el período de 1875 a 1914, en el cual resulta notable la vinculación

entre aspectos micro y macroeconómicos. Nos parece que esa conjunción no se repitió en

otros textos pero sirve el citado para ver las fructíferas consecuencias de la disposición de

estos elementos.

Existen algunos otros economistas argentinos que han seguido algunos de

los lineamientos de la nueva historia económica para hacer historia10, pero particularmente

más que nada en cuanto al empleo de teoría económica y del análisis de datos cualitativos y

cuantitativos Tal el caso de Roberto Cortés Conde, Gerardo Della Paolera, Pablo

Gerchunoff, Lucas Llach o Samuel Amaral por citar unos pocos. Así por ej. el primero de

ellos explicó el desplazamiento de mano de obra entre Europa y Argentina mediante el

8 Además del tomo II ya citado están los siguientes trabajo de Vázquez-Presedo:- Estadísticas históricas argentinas (comparadas) primera parte 1875-1914. (ed. Macchi SA, Buenos Aires, 1971).- Estadísticas históricas argentinas. Compendio 1873-1973 (Academia Nacional de Ciencias Económicas, Buenos Aires, 1988).- Estadísticas históricas argentinas. Suplemento 1970/1990. Academia Nac. de C.E., Buenos Aires, 1994.9 VÁZQUEZ-PRESEDO, Vicente, El caso argentino. Migración de factores. Comercio exterior y desarrollo 1875-1914 (Eudeba, Buenos Aires, 1971).10 Todos los economistas usan de algún modo por su propia formación herramientas de la economía pero en muchos casos para análisis de la política más o menos recientes, por ej. de las tres últimas décadas. Esos casos no lo consideramos aquí.

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empleo no sólo de teoría económica sino de estadísticas a ambos lados del océano11, midió

el PBI argentino desde las últimas décadas del siglo XIX asistido por Marcela Harriage12,

estudió las economías latinoamericanas de exportación caracterizando las variables

intervinientes con precisión al igual que el proceso desencadenado, siguió a North en la

explicación del desarrollo norteamericano mediante la “staple theory” en la que

intervienen, además, los “eslabonamientos” y en muchos otros aspectos en los que da

prioridad a la faz institucional13.

Pero dado el escaso tiempo que se nos ha dado para desarrollar nuestra

ponencia pasaré a tratar el tema de algunos aportes del autor que están referidos

básicamente al análisis de las economías regionales.

3. La “nueva historia económica” y su empleo en el estudio de las economías regionales

El reconocimiento de la historia económica como laboratorio de la economía

adonde comprobar los resultados de experiencias pasadas ha sido admitido de un modo

bastante general. Nos gustaría agregar que también constituye la fuente en donde gestar u

obtener nuevos conocimientos o la corrección de los obtenidos hasta ese momento. De este

modo, la historia económica ha contribuido a desestimar el teorema de Philips.

Pero no es sencillo hacer historia económica. Los datos no están fácilmente a la

mano y cuando lo están no son ni completos ni confiables o a veces lisa y llanamente no

existen. Ello es particularmente notable a medida que nos alejamos del presente y también

cuando queremos estudiar una unidad más pequeña que la nación como puede ser una

región, una provincia, una zona dentro de ella o un departamento.

Allí cobra gran relevancia la búsqueda y obtención de datos, ya que de otro

modo el análisis se queda sin respaldo. En otros términos es imprescindible conocer

primero la realidad: naturaleza, composición, características, producciones, factores, etc. si

se quiere formular un diagnóstico de un problema, una proyección de su funcionamiento o

un informe sobre su situación relativa. Es por ello que el economista – y también el

historiador – deben conocer esa realidad.

11 CORTES CONDE, El Progreso Argentino (1880-1914), (Sudamericana, Buenos Aires, 1979).12 CORTES CONDE, Roberto, La economía argentina en el largo plazo (siglos XIX y XX), (Sudamérica – U. de San Andrés, Buenos Aires, 1957), págs. 15/46.13 CORTES CONDE, Roberto, Historia económica mundial, (Ariel, Buenos Aires, 2003).

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Tan importante esta cuestión que al respecto ha dicho el premio Nobel

Robert William Fogel14:

A falta de datos, el historiador económico no tiene otra alternativa que hacer la mejor conjetura posible. Sin dichas conjeturas o supuestos, no hay análisis posible.

Dada la gran relevancia de esta información hemos apuntado desde el

comienzo de nuestras investigaciones a la construcción del dato histórico. Mucho nos han

ayudado en este aspecto algunos conceptos generales de Paul David y del neocelandés G.R.

Hawke15. Analizaremos algunos de los métodos desarrollados con mención de los casos en

que se aplicaron y los fundamentos en que se basaron.

1. Construcción de datos históricos a través de informaciones vinculadas o de variables “proxy”

Ya vimos que es aceptada por la teoría la posibilidad de construir datos,

como ya mencionamos. Ello no sólo es posible, si no necesario cuando la información

cuantitativa es fraccionaria o directamente inexistente.

Así datos esenciales como el de la producción suelen no estar disponibles.

Debemos pues valernos de otros indirectos que pueden dar una idea de lo que estamos

buscando. Pero ello es posible sólo en determinadas circunstancias y bajo ciertas

condiciones.

Ello supone que esos datos paralelos tengan una cierta homogeneidad y

bondad y que conozcamos perfectamente a qué tipo de realidad corresponden, la segunda

que tengamos un elemento de control externo de la estimación a practicar.

En nuestro caso pudimos calcular el PBG de Mendoza, apoyándonos

básicamente en los diezmos, tributo que se aplicaba básicamente sobre la agricultura y

ganadería pero también sobre los productos con algún grado de elaboración como ocurría

con el vino.

¿Qué ocurría con los diezmos esto es al tributo que correspondía a la décima

parte de la mayor parte de las producciones de esa época? ¿Era posible multiplicar el

tributo correspondiente a un año por diez y de este modo se tenía el dato de producción?

Al respecto cabe hacer muchas aclaraciones:

14 FOGEL, R.W., A quantitative aproach to the estudy of railroads in American economic growth: a report of some preliminary findings, en Jornal of Economic History, vol 22, 1962.15 HAWKE, G.R. Economía para historiadores (Ed. Labor , Barcelona, 1984).

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1) Se trataba de un tributo sujeto a remate efectuado con anterioridad al año en que se

obtuvieron las producciones.

2) De este modo ello implicaba adelantar los fondos – lo que representaba un costo

financiero – por un lado y realizar una inversión aleatoria, ya que la naturaleza

podía jugar una mala pasada a través de fenómenos climáticos como heladas,

granizo, etc.

3) La recaudación del diezmo corría por cuenta del diezmero, lo que implicaba

erogaciones correspondientes a empleados y agentes del mismo.

4) En general se percibía en especies lo que originaba gastos de realización

5) Por todo ello, indudablemente, lo que se ofrecía en el remate de diezmos era

sustancialmente inferior al 10% de las cosechas o producciones en general, al

margen de las previsibles ocultaciones o mermas por parte de los tributarios.

¿Pero cómo estimar en qué medida se reducía el porcentaje a pagar sobre la

masa decimal? ¿Existía un elemento de control? En el caso bajo examen en un año cercano

se ubicó el expediente de un juicio sobre diezmos en el cual los cobradores de los mismos

tuvieron que rendir cuentas de lo efectivamente percibido16. Las conclusiones del

conocimiento de ese hecho es que la cantidad recaudada cuadruplicaba lo ofrecido y

pagado en pública subasta. Por lo tanto la producción no equivalía a 10 veces los diezmos,

sino a 40 veces. Esta realidad pudo cotejarse por otros medios. Esto nos llevó a un tema

más complejo que exponemos a continuación.

2. Método de las estimaciones conjeturales controladas

Ya señalamos el pensamiento de Fogel al respecto sobre el deber del

economista puesto a historiador: formar la realidad aunque sea con conjeturas. Aquí cabe

efectuar algunas precisiones.

Aplicaba intuitivamente el método y al efectuar el comentario de un trabajo,

mi amigo y gran investigador de la historia del pensamiento económico Manuel Fernández

López me indicó que lo que yo hacía correspondía a un método empleado por Paul David

de la Universidad de Stanford que él denominaba “de las estimaciones conjeturales

controladas”. Ante la novedad traté de reunir material de dicho autor. Éste simplemente

16 Existían además para un período anterior tablas de diezmos o sea de las recaudaciones efectivas, aunque estos datos son muy difíciles de obtener.

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daba pequeños fundamentos sobre por qué lo aplicaba y explicaba sucintamente que

podemos hacer conjeturas siempre que las podamos contrastar17. Me parecieron

fundamentos insuficientes y por ello desarrollé la metodología en un artículo propio en que

ponía mucho énfasis en el control más que en las conjeturas a formular18. Más adelante

aprecié que ambas cuestiones eran esenciales y que las conjeturas a formular se traducían

en supuestos que debíamos acotar muy bien según las circunstancias del caso.

Tuve oportunidad así de aplicar más concientemente el método al efectuar

un estudio sobre los mercados del trigo y la harina en Mendoza. Existe un principio casi

sagrado en el área de humanidades que es de no rellenar los huecos cuando no hay

información disponible y está muy bien que así sea. Pero en el caso bajo examen, se trataba

exactamente del tema analizado hacía varias centurias conocido luego como “ley de la

demanda de King–Davenant”19 por el que se vinculaban cantidad y precio pero que

revelaba la extrema rigidez de la demanda en productos como el trigo.

Tenía sólo unas escasas observaciones, pero ellas revelaban que el consumo

per cápita de trigo se mantenía constante. Por lo tanto adopté el supuesto de demanda

individual constante (elasticidad de la demanda cero) dentro de los puntos extremos del

período, hallados. Al multiplicar la misma por la población existente a cada año se podía

estimar la demanda local o consumo interno de trigo y si se agregaban las salidas o

exportaciones del mismo podía obtener la demanda total del producto.

Pero qué control podía oponerse a esta estimación: simplemente la propia

producción, esto es por la oferta. Terminada la investigación me sorprendió ver la alta

coincidencia en buena parte de ambas curvas, lo que revelaba la consistencia del análisis,

aunque ello respondía a la lógica. En efecto, en economía no se produce porque sí sino

17 DAVID, Paul, The Growth of Real Product in the United States before 1840. New evidence, controlled conjectures, en The Journal of Economic History, vol 27, junio 1967. 18 CORIA LOPEZ, Luis Alberto, La estadística conjetural controlada, una metodología útil para la Historia Económica en Simposio de Epistemología y Metodología en Ciencias Humanas y Sociales, Tomo III (Fac. Fil. y L. UN Cuyo, Mendoza, 1992), págs. 433/447.19 Véase EKELUND, Robert B y HEBERT, Robert F, Historia de la teoría económica y de su método, 3era. ed. (Madrid, 1996), pág. 639.Gregory King realizó a fines del siglo XVII una investigación empírica del precio del trigo para diferentes grado de escasez, mostrando que con una cosecha del 50% de la cantidad normal, el precio del grano casi se quintuplicaba, con lo que quedó demostrado, además de la relación entre cantidad y precio, la extraordinaria rigidez de la demanda de trigo .Charles Davenant publicó los resultados de las investigaciones en 1699.

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porque hay una demanda a atender. Así aplicando esta metodología llegábamos a otro

valioso instrumento de análisis: la construcción de series de oferta y demanda20.

3. Formulación series de demanda y oferta

Como señalamos en el punto anterior es importante construir series de

demanda y oferta, sin que necesariamente debamos ajustar una curva ni aplicar cálculos

trigonométricos. Ello es dificultoso en períodos largos por los cambios tecnológicos y

también en los gustos, en los bienes sustitutos y otras variables pero la sola disposición de

este esquema implica tener algo así como el genial invento de Fray Lucas Pacioli: una

suerte de partida doble en la que una no puede existir sin la otra, y una es control de la otra.

Buscamos valernos simplemente de las tautologías mencionadas por Hawke a las que

preferimos denominar identidades, como la que se plantea usualmente para igualar oferta y

demanda en el precio de punto de equilibrio.

Nuestras variables principales de demanda en un planteo histórico de varios

años han sido la población y las exportaciones, pero hemos incorporado en algunos casos

los ingresos y en otros un elemento muy descuidado y poco tenido en cuenta por los

economistas que suele ser representativo de los gustos y su persistencia, que esta dado por

los usos y costumbres.

Para determinar la oferta física nos vimos obligados a indagar acerca de los

componentes de la misma, en el caso de la producción agrícola por ej. superficies

cultivadas, rendimientos, períodos de implantación, etc. Para la elaboración de bienes

industriales debimos estudiar las relaciones técnicas entre materias primas elaboradas y

productos resultantes, etc.

Después del caso del trigo y la harina formulamos series de demandas y

oferta del mosto (incluido el vino y todos los subproductos de la industria vitivinícola).

Pero los buenos resultados alcanzados nos llevaron a intentar aplicar otras reglas metódicas

más ambiciosas y que tienen quizá más que ver con la historia que con la economía y que

exponemos en el siguiente punto.

4. Metodología de reconstrucción integral del hecho económico

20 Hawke, en la obra citada (págs. 237/239) indica diversas formas en que la teoría económica puede beneficiar a los historiadores. Una de ellas es la utilización de tautologías creadas en la Economía como una estructura de análisis de la historia. Menciona ente otros casos el análisis de oferta y demanda, aunque en el caso de la explicación de cantidades y precios relativos y no con el esquema adoptado en nuestros trabajos.

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Vista la necesidad del conocimiento más o menos perfecto de los hechos de

una realidad económica pasada, previo a su interpretación, propugnamos una metodología

que vincule totalmente todos los aspectos, tanto físicos como monetarios, de modo de tener

al menos una prueba de verosimilitud de la abstracción que hacemos de ella.

De este modo si estudiamos los mercados de cualquier producto agrícola e

industrias derivadas deberemos partir en la parte física de las superficies sembradas, los

rendimientos por unidad de la misma cosecha obtenida, ciclo de la planta: periodo de

implantación y primera producción, empleo del bien cosechado, producto principal y

subproductos, relaciones técnicas de producción, medios complementarios (mano de obra

requerida, otros insumos, bienes de capital, etc.), almacenamiento, stock, venta, consumo,

etc. En la faz monetaria debe tener ideas de los costos de producción, precios de venta

locales y en mercados remotos, fletes, capitales a emplear, etc. Todos estos elementos

deben vincularse coherentemente ya que su incoherencia denotaría no verisimilitud.

Así por ej. al analizar la industria vitivinícola en el siglo XIX hemos

vinculado áreas cultivadas, en curso y en producción, rendimientos, cosechas obtenidas

(uva), empleo de las mismas (para consumo en fresco o pasa o para mosto), usos del mosto

(vino, bebidas ligeras, aguardiente, arrope, etc.), variación de existencias por ventas o

mermas, stocks y hasta expectativas21.

De igual modo hemos procedido con la demanda al vincular el consumo con

la población, las exportaciones, el ingreso y los gustos de la época, reflejados a través de

los usos y costumbres vitivinícolas.

21 Véase nuestros trabajos:- El boom vitivinícola mendocino (1883-1912) y la acción del Estado en la economía, en colaboración con Lidia Fortín de Iñones, 1994, publicado en Almendralejo, Badajoz, España, XVI Jornadas de Vitivinicultura y Enología, 9 al 13/5/1994 y en Revista de la Facultad de Ciencias Económicas Nº 109/110 (enero- diciembre 1994), F.C.E. , Mendoza, 1994, págs. 65/76 y Revista de la JEHM Tercera época Nº 1, Mendoza, 1997.- Vitivinicultura: Demanda y oferta mendocinas de productos a lo largo de un siglo (1780/1887), trabajo presentado en las Jornadas de Ciencias Económicas de 1996 (F.C.E., U.N. Cuyo) Tomo II, Disciplinas Económicas, págs. 351/376.- Estimación de series seculares de demanda y oferta de productos. El caso vitivinícola mendocino en el siglo XIX, trabajo presentado en las XVI Jornadas de Historia económica, Univ. de Quilmes realizadas del 16 al 18 de setiembre de 1998.- El siglo anterior al boom vitivinícola mendocino (1780/1883) Revista UNIVERSUM, Nº 21, Vol. 2, 2006 Univ. de Talca, Chile.

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Este método dado que no se tienen todos los datos o durante todo el tiempo

exige la adopción de supuestos que por ello deben ser muy racionales y lógicos. Por ello

existe una fuerte relación con otra metodología que consignamos a continuación.

5. Método de la continuidad temporal fáctica y cuantitativa

La historia es un continuum. No hay espacios en blanco. Muchos

investigadores a veces por falta de datos, de un acceso inmediato a los mismos o de

dificultades para trabajar generalizan las conclusiones de períodos relativamente cortos a

otros mucho más extensos. Este abuso de generalización genera graves daños no sólo en el

conocimiento de los hechos históricos, sino en la interpretación de los mismos. La

investigación debe agotar la búsqueda de información sobre cada tramo temporal antes de

atreverse a concluir nada sobre una determinada época. Además debe analizar todos los

elementos existentes y los tenidos en cuenta para generalizar, para advertir sino existen

contradicciones. En este último aspecto es esencial el análisis cuantitativo: los números

normalmente nos hablan, nos dicen cosas y deben hacerlo, de lo contrario se pondría en tela

de juicio nuestra calidad de investigadores.

En este sentido, hemos tenido varias satisfacciones al analizar temas

apresuradamente abordadas, o con muy pocos elementos sobre largos períodos, obteniendo

conclusiones no verdaderas. Consignaremos algunos ejemplos, en una economía regional,

como Mendoza:

a) Sobre la existencia de una época dorada vinícola y sobre la ruina de la misma por el decreto del libre comercio

Un prestigioso historiador sobre la base de los diezmos de dos años

1755/1756, mayores que los del período 1788/1791 y 1800/1803, llega a la conclusión de

que hubo una época dorada de la industria del vino y una situación de depresión luego, lo

que lo lleva a concluir22:

“... los actos del período 1788/91 muestran claramente los efectos desastrosos del libre comercio borbónico sobre la agricultura cuyana.

22 GARAVAGLIA, Juan Carlos, Economía, Sociedad y regiones (Ed. De la flor, Buenos Aires, 1987) págs. 29.

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A la misma conclusión llega el Dr. Martínez sobre la base de

testimonios contemporáneos, que muestran las quejas de productores y comerciantes

de vinos cuyanos, ante la competencia externa 23.

Respecto al primer caso cabe aclarar que los diezmos de Mendoza del primer

caso incluían la ganadería como actividad floreciente antes de la destrucción de las

estancias por las invasiones indígenas que dejó una ganadería deficitaria que recién se

recupera a comienzos del siglo XIX.

En los períodos posteriores al dictado del decreto de libre comercio la

producción de Mendoza se continuó exportando regularmente a Buenos Aires. Ello lo

demuestran las entradas al puerto de Buenos Aires. La respuesta real a estos planteos, es

que no está demostrada una época dorada y – ya que a mediados de siglo había diezmos

ganaderos además de los otros - y que tampoco el libre comercio causó la ruina de la

vitivinicultura cuyana. Pero sí la afectó en su crecimiento y no como lo señala Amaral que

le resultó indiferente24. Pero estas conclusiones fueron posibles por revisar cada tramo del

período y no saltar desde la década del 50 a la del 90 y de aquí a 1800 con un primer dato

global poco analizado.

b) Sobre la declinación vitivinícola mendocina en la década de 1820

Algunos autores consideran - indebidamente - que la vitivinicultura cuyana decae a

partir de 1820. Así señala uno de ellos25:

“Hacia 1820, se agudizan los problemas de la Intendencia de Cuyo...Durante el período que corre hasta la Organización Nacional, Mendoza

atravesó por una situación ruinosa...”

Hemos demostrado en algunos trabajos 26, que luego de uno o dos años de

crisis 1820/1822, Mendoza tiene uno de los períodos más florecientes del siglo XIX

abortado en setiembre de 1829, por la batalla del Pilar, o sea por las luchas civiles. En

23 MARTINEZ, Pedro Santos, Historia Económica de Mendoza durante el virreinato (1776/1810), págs. 122/126.24 AMARAL, Samuel , Comercio libre y economía regionales – San Juan y Mendoza (1780-1820) en Jahrbbuch fur Geschicht Lateinamerikas, Band, 17, 1990.25 GAGO, Alberto Daniel, Rupturas y conflictos en la historia económica de Mendoza, (Zeta, Mendoza, 1999), pág. 29.26 CORIA, Luis A., El Iris Argentino. El comercio mendocino y sus precios entre 1826 y 1827, XXIII Jornadas de Historia económica (Mendoza, 1992) y XXVII Reunión de la AAEP- UN Tucumán (1993), “Guerra civil, depresión y desintegración económica en el oeste argentino”, XXVI Reunión Anual AAEP. 2001, FCE del CEMA.- Mendoza, segunda ciudad de la República según Sarmiento, en Jornadas de Ciencias Económicas 2006 en CD (FCE de la UN Cuyo, Mendoza, 2006).

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efecto con motivo de la guerra rioplatense con Brasil, Mendoza se transforma en el puerto

argentino, siendo sus exportaciones a Buenos Aires superiores a los de cualquier otra

provincia y estando calificada en esa época su capital como segunda ciudad de la República

detrás de la Metrópoli porteña, por un agudo observador como Sarmiento. Estas

conclusiones fueron posibles por haber analizado año a año lo ocurrido con su economía.

c) Sobre la calificación de “actividad ganadera de paso” a la ganadería mendocina

El grueso de los autores mendocinos han calificado a la ganadería local del

siglo XIX como “de paso”. Ello surge de las informaciones disponibles sobre la década de

1870, entre ellas una del Ministerio de Hacienda, insistentemente citada que indica esa

situación. Para llegar a esas conclusiones, no se tuvieron en cuenta los grandes stocks de los

planteles locales, en relación con las exportaciones de decenios anteriores y posteriores y

se dejaron de lado importantes testimonios e incluso censos a los que se calificó de

exagerados.

La reconstrucción integral del movimiento ganadero a lo largo del siglo pero

particularmente en su segunda mitad demostró que la calificación de “ganadería de paso”

sólo era válida para la década de 1870 y que en la mayor parte del tiempo debía

encuadrársela como de crianza y con mucho mayor importancia y valor agregado del que se

suponía27.

6. Ampliación del enfoque de North en el caso de las economías regionales

North explica que para teorizar en historia económica debemos capturar la

estructura y los cambios en ella habidos a lo largo del tiempo, confirmando la misma con

las instituciones, la tecnología, la ideología y la población28.

Nosotros compartimos ese enfoque pero estimamos que debe ser ampliado

con dos factores adicionales. El primero es la tendencia general de los negocios – el ciclo –

nacional y/o mundial según sea la economía que analicemos y el segundo es lo que hemos

llamado factores dinámicos o poco previsibles. Estos suelen tener gran peso en economías

nacionales, pero sí en otras más pequeñas como las regionales. Así fenómenos climáticos

27 Véase nuestro trabajo Tráfico ganadero en el oeste argentino: revisión de una hipótesis, XXXVIII Reunión Anual de la AAEP, Mendoza 2003, CD e Internet.28 NORTH, Douglass, Estructura y cambio en la historia económica (Alianza, Editorial Madrid, 1984), pág. 17.

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como heladas, granizo, sequías, inundaciones, etc. o plagas como la langosta, isoca, etc. o

enfermedades como lo aftosa o el mal de la vaca loca o el virus aviar, o grandes terremotos

o gigantescos incendios, pueden tener grave impacto en las economías locales. Estos dos

factores agregados sirven para “matizar” mejor el análisis de la realidad histórica

particularmente en períodos cortos.

7. Cálculo de variables macroeconómicas

Siguiendo los caminos de David, Gallman y otros hemos estimado algunas

variables macroeconómicas nacionales o locales mediante el auxilio de algunas de las

técnicas citadas en puntos anteriores. Así estimamos las importaciones rioplatense en el

período colonial29 y el comercio de exportación e importación tanto externo como entre

regiones, a fines del siglo XVII 30 el producto bruto geográfico de Mendoza para 180731 y

191432.

En todos los casos, a pesar de las limitaciones existentes en el uso de estas

herramientas puede decirse que marcan un antes y un después en el conocimiento del país o

la región al brindarnos elementos cuantitativos que nos permiten conocer la magnitud y/o el

crecimiento del país o las regiones en un momento o período determinado, según el caso.

Son muchas las apreciaciones a realizar en cuanto a estos específicos cálculos pero

implicaría alargar demasiado el artículo, dentro del tiempo asignado.

CONCLUSIONES

Consideramos a la Nueva Historia Económica una herramienta muy útil para

el análisis histórico, particularmente en los períodos con información fragmentaria o en las

regiones lo que suele ocurrir lo mismo muy a menudo en las economías regionales. En esta

faz instrumental hemos tratado de efectuar aportes en la construcción de datos y en general

en materia de estimaciones cuantitativas. Hemos dado un modo de formular series

temporales de demanda y oferta. Hemos llegado así a confirmar un método más global de

29 CORIA, Luis, A., Tráfico rioplatense en el período hispánico. Jornadas de Ciencias Económicas, 1992, U.N: de Cuyo, págs. 229/252.30 CORIA, Luis, A. Tráfico externo e interregional en el actual territorio argentino hacia 1680 (1990).31 CORIA, Luis A., El producto bruto mendocino a fines del período español en Revista Idearium, Año XXVI, Nº 23/26 1997-2000 (Idearium, Mendoza, 2001).32 CORIA, Luis A, PBG de Mendoza para 1914: Fuentes, metodología y resultados en XIX Jornadas de la Asociación Argentina de Historia Económica, 2004 CD. y en anales de la XXXIX reunión de la AAEP, 2004 en CD e Internet (www.aaep.org.ar).

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reconstrucción integral de la historia económica como única garantía para evitar

interpretaciones parciales. En igual sentido el enfoque de continuidad fáctica y cuantitativa

impide los abusos de generalización temporal.

En el aspecto sustancial interpretativo esto es en la aplicación de los

conceptos de estructura y cambio de North, estimamos que matizándolos con los factores

agregados no tiene restricciones y que los frutos a obtener de la misma son enormes.

El cálculo de variables macroeconómicas brinda una información y un

panorama imposible de obtener de otro modo y permitiendo un salto cualitativo invalorable

en historia económica.

Por todo lo expuesto, fruto de la propia experiencia en la investigación y de

lo hecho por otros economistas nos animamos a decir, en contra de lo señalado en el

artículo citado al principio y evocando un viejo dicho: “Los muertos que vos matáis gozan

de buena salud”. Ello no quita ningún mérito a las nuevas metodologías e interpretaciones.

Tampoco niega el retraso o la no aplicación actual en la mayor parte de la Argentina de las

herramientas de la NHE. El presente artículo también tiene como propósito revalorizarlas y

reactivarlas.

BIBLIOGRAFIA

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