27
Fundación la Caixa

Aprender a Vivir

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Aprender a Vivir

Fundación la Caixa

Page 2: Aprender a Vivir

Aprender a vivirLuis Rojas MarcosPsiquiatra. Profesor de la Universidad de Nueva York

Todos los derechos de propiedad intelectual del texto “Aprender a vivir” del Dr. Luis RojasMarcos, así como de los elementos contenidos en el mismo (que incluyen, entre otros,imágenes, sonidos, software o textos) pertenecen al Dr. Luis Rojas Marcos y a laFundación “la Caixa” o, en su caso, a terceras personas. Cualquier usuario podrá visuali-zar el texto y sus elementos asociados e incluso imprimirlos, copiarlos y almacenarlos enel disco duro de su ordenador o en cualquier otro soporte físico siempre y cuando sea,única y exclusivamente, para su uso personal y privado, quedando, por tanto, terminante-mente prohibida su utilización con fines comerciales, su distribución, así como su modifi-cación o alteración.

Page 3: Aprender a Vivir

Los avances de la medicina, las nuevas tecnologías de lainformación, las nuevas formas de entender los derechos ylas responsabilidades sociales, han transformado la situa-ción de las personas mayores en nuestra sociedad. Hoy endía las personas mayores viven más años, gozan de mejorsalud y participan activamente en la vida de su entorno conactuaciones que contribuyen a la mejora de la sociedad:impulsan actividades intergeneracionales, intervienen enproyectos de voluntariado y aprenden a utilizar las nuevastecnologías para comunicarse con el mundo.

En 1999, como presidente de la Corporación Sanitaria yHospitalaria de la Ciudad de Nueva York y asesor delPrograma de Personas Mayores de la Fundación “la Caixa”,Luis Rojas Marcos es un observador privilegiado de estastransformaciones, que ha abordado a través de libros y artícu-los, con rigor y sin prejuicios. Rojas Marcos afirma que la his-toria es el mejor antídoto contra la nostalgia y que nunca se havivido tanto ni tan saludablemente como ahora. Aprender avivir aporta elementos de reflexión y debate, con el fin decombatir los estereotipos negativos que rodean el envejeci-miento y disfrutar de las ventajas de vivir en nuestro tiempo.

“¡Ay, Dios mío, qué tarde voy a llegar!” exclamó el conejoblanco del cuento de Alicia en el País de las Maravillas,mientras consultaba nerviosamente su cronómetro de bol-sillo. Este animalillo de ojos rosados, que se cruzó en elcamino de la aventurera niña, simboliza el implacable relojbiológico que desde que nacemos hasta que morimos inten-ta gobernar nuestras vidas. Hoy, sin embargo, muchas delas rígidas reglas del tiempo, que durante siglos han contro-lado nuestras ilusiones y limitado nuestras posibilidades,están siendo invalidadas gracias al progreso de la ciencia ya la evolución imparable de la humanidad.

La duración de la vida es un ejemplo de este cambio. El sigloque está a punto de concluir se caracteriza por el aumentotriunfante de la esperanza de vida. Como resultado de los

3

Presentación

Vivir más...

Page 4: Aprender a Vivir

espectaculares avances de la medicina, del mejoramientode la nutrición y la vivienda, de la difusión de informaciónsobre la prevención de enfermedades, y del perfecciona-miento progresivo y natural de los genes humanos, más del

14 % de la población occidental superaya los 65 años de edad. De hecho, laproporción de personas mayores de 85años está aumentando a una velocidadmucho más alta que la del resto de lapoblación, y vivir un siglo ya no se con-sidera noticia, ni una gracia excepcional

de la naturaleza. Cada día más gente disfruta de una vidacompleta y su supervivencia se acerca al límite biológico dela existencia del ser humano, que hoy se calcula que estáalrededor de los 125 años.

¿Quién no recuerda la noticia de la muerte de la mujer fran-cesa Jeanne Louise Calment a sus 122 años en el pueblo deArles, en 1997? Nacida 14 años antes de que AlexandreGustave Eiffel construyera su famosa torre en París y unaño antes de que Graham Bell patentara el teléfono, Jeanneno sólo era oficialmente la persona más anciana del mundo,sino que destacó además por su jovialidad y su buen enve-jecer. Todos los que examinan su historia formulan su pro-pia teoría sobre el motivo de tan larga y vigorosa vida: ladieta de un kilo de chocolate a la semana, el cuidado de supiel con aceite de oliva, la pasión por montar en bicicletahasta cumplir 100 años o su sorprendente inmunidad alestrés. ¿O quién no evoca con regocijo la hazaña de JohnGlenn, el astronauta estadounidense de 77 años? El 29 deoctubre de 1998 Glenn se puso en órbita en la nave espacialDiscovery para reunirse de nuevo con el cosmos, que yavisitó en su famoso viaje espacial alrededor de la Tierra en1962.

Alargar y mejorar la vida humana es el desafío más antiguoy ambicionado de la ciencia. Numerosos investigadores tra-bajan día y noche por descubrir y neutralizar las causas delenvejecimiento. De hecho, hace poco consiguieron prolon-

4

«El siglo que está apunto de concluir secaracteriza por elaumento triunfante dela esperanza de vida»

Page 5: Aprender a Vivir

gar espectacularmente la vida a ciertos gusanos y a mos-quitos de la fruta. Y en enero de 1998 unos sabios, enCalifornia, lograron rejuvenecer células humanas en tubosde laboratorio y duplicar su vida. “¡Siempre jóvenes!”: estesueño legendario por primera vez ha adquirido un matiz derealidad.

Es posible que algún día lleguemos a diseñar un ser huma-no que viva 200 años, pero la inmortalidad es un objetivodiferente. Como los mitos y la religión nos enseñan, vivirpara siempre es cosa de dioses. El envejecimiento es un

ingrediente inseparable del tejido denuestro ser. La existencia inagotableno tiene sentido biológico. La pode-rosa fuerza de selección natural quenos hace retener los atributos que

nos ayudan a conservar la especie y a desechar los rasgosque interfieren en la supervivencia, ha impulsado a la granmayoría de los organismos vivientes a elegir genes que pre-fieren una vida rápida y prolífica a una vida interminable. Poreso, el mejoramiento de la calidad de vida, y no la inmorta-lidad, es la meta más práctica y razonable.

Es un hecho comprobado que no sólo vivimos más, sinoque el número de personas mayores física y mentalmenteincapacitadas es mucho más limitado de lo que general-mente se piensa. Cada día sufrimos menos enfermedadescrónicas, como tensión arterial alta, artritis o enfisema.Quizá la excepción sean ciertas dolencias cerebrales dege-nerativas características de la edad avanzada, como lademencia de Alzheimer, que hoy se reconocen con mayorfacilidad. Con todo, el miedo a esta enfermedad es muyexagerado. Estamos tan sensibilizados y aprensivos quebasta que nos olvidemos del nombre de un conocido o queperdamos las llaves de casa para que nos angustiemos. Nohay duda de que esta demencia es una enfermedad terribletanto para los afligidos como para sus cuidadores. Pero loscálculos más recientes indican que no más del 10 % detodas las personas de entre 65 y 100 años de edad sufren

5

... y mejor

«El envejecimiento es uningrediente inseparabledel tejido de nuestro ser»

Con menos

enfermedades

Page 6: Aprender a Vivir

Alzheimer. Además, ya empezamos a ver la luz al final deeste túnel: el año pasado un equipo de científicos suecos ynorteamericanos demostró por primera vez que las neuro-nas o las células del cerebro se regeneran en los sereshumanos adultos. Hasta este momento se creía que estascélulas tan esenciales no se rehacían. El hallazgo da espe-ranza a la posibilidad de encontrar un día no muy lejano lacura de este mal debilitante tan temido.

Precisamente, la medicina no sólo está ampliando rápida-mente su misión tradicional de descubrir y erradicar enfer-medades, sino que cada día utiliza más los nuevos conoci-mientos sobre el funcionamiento del cuerpo humano para,también, ayudarnos a hacer más llevadera nuestra ineludiblecaducidad y mejorar la calidad de nuestras vidas.

Entre los avances recientes, uno que ha trastocado grave-mente el implacable reloj biológico ha sido la maternidaddespués de la menopausia. Una mujer de 63 años dio a luzhace poco una hermosa niña de más de tres kilos en la ciu-dad californiana de Los Ángeles. Su médico le había implan-tado en el útero un embrión creado con los espermatozoi-des de su marido y el óvulo de una joven donante. El casode esta madre posmenopáusica no es el primero, aunquees el que bate la marca de mayor edad de nuestros tiempos.El libro del Génesis cuenta que Sara, la esposa de Abraham,con 90 años dio a luz a Isaac.

Mas como suele ocurrir con los grandes adelantos, nopocos recibieron la noticia con una buena dosis de temor,suspicacia e indignación moral. Bastantes personas ni se

alegraron al enterarse ni encontraronninguna gracia en que señoras mayo-res puedan tener bebés. La idea de unaembarazada que parece una abuela, leshizo llevarse las manos a la cabeza conexpresión de reproche. Para estos

hombres y mujeres la maternidad en la tercera edad es algoantinatural y refleja el uso perverso de la tecnología. Una

6

Madres

después de la

menopausia

«No pocos se sientenincómodos cuando losmayores se comportande forma inesperada»

Page 7: Aprender a Vivir

gestante de 60 años –piensan– es demasiado vieja para serbuena madre. Sospecho que esta aversión hacia las madrestardías también se nutre de prejuicios disfrazados de inquie-tudes éticas. No pocos se sienten incómodos cuando losmayores se comportan de forma inesperada, sobre todo sise trata del sexo femenino. Es más probable que la noticiade que un señor de 80 años ha engendrado un hijo provo-que una sonrisa de tolerancia o incluso admiración.

Estoy seguro de que las mujeres de 60 años dispuestas asoportar los sacrificios del embarazo, del parto y de la crian-za, anhelan profundamente ser madres. Sus bebés seránbienvenidos y queridos en un mundo en el que bastantescriaturas no lo son. Un mundo en el que demasiadas jóve-nes inmaduras tienen hijos sin pararse a pensar ni estar pre-

paradas para la tarea. Porque serbuena madre no depende de la edad.Depende de fórmulas educativas ycomportamientos que en su mayoríase aprenden. Depende también de lacapacidad para comunicar cariño y, endefinitiva, para comprometerse, conpaciencia y comprensión, con el proce-

so diario de sustentación de la vida y situar el bienestar tan-gible de los hijos por encima de conceptos abstractos. Lamaternidad está ya al alcance de mujeres mayores quedesean ser madres. El verdadero reto es superar los este-reotipos crueles e injustos que abundan sobre las personasque rompen el rígido orden convencional.

El progreso de la medicina de la calidad de vida se ha ace-lerado recientemente hasta el punto de que cualquiera queencuentre un médico comprensivo dispuesto a recetarpuede salir de la farmacia con un paquete de cremas y gra-geas maravillosas, que prometen desde borrar las arrugasde la cara (Retinol) hasta estimular una visión optimista delmundo (Prozac), pasando por devolver a los calvos el cabe-llo (Propecia).

7

«El verdadero reto essuperar los estereotiposque abundan sobre laspersonas que rompenel rígido ordenconvencional»

Los nuevos

remedios

Page 8: Aprender a Vivir

Entre los remedios más discutidos se encuentran esaspequeñas tabletas azules, compuestas de sildenafilo yconocidas por Viagra, que en marzo de 1998 fueron lanza-das al mercado en Estados Unidos y que aseguran restaurarel vigor sexual en casi el 80 % de los hombres impotentes.Viagra no es un afrodisíaco, no estimula el apetito sexual.Sólo hace evidente su efecto si el hombre ya siente deseo,por lo que no disminuye la importancia del papel que juegala pareja. Este fármaco mejora las relaciones sexuales demuchos hombres que se han rendido a la edad, al estrés, alcansancio, a las preocupaciones, a las copas, a las comidasdesordenadas, o cuya potencia genital ha sido apagada porla diabetes, la hipertensión, el cáncer de próstata u otrasdolencias físicas o psicológicas. Muchos varones mayoresde 50 años sufren algún grado de impotencia, un problemaque además de ser frecuente es profundamente angustian-te. Porque la impotencia a menudo destruye la autoestimadel hombre y amenaza a las parejas más dichosas. Ante elcompañero que “no funciona”, bastantes mujeres tambiénse sienten poco atractivas, inadecuadas y culpables.

Los científicos de la medicina han cruzado finalmente lafrontera de las patologías y han decidido ayudarnos a supe-rar el reto que supone el paso de los años. Aunque un peli-gro de estas nuevas técnicas y medicamentos del bienestares que pueden fomentar en algunos una visión simplista yengañosa de la naturaleza humana, su objetivo principal esadmirable: facilitarnos la búsqueda de la felicidad y las opor-tunidades para encontrarla.

Todos venimos al mundo con una cierta predisposición asentirnos felices. Nuestro nivel general de satisfacción o dealegría se mantiene relativamente constante a lo largo de la

vida. Es cierto que casi todos experi-mentamos altibajos en el día a día. Perotambién es verdad que tanto los efec-tos gratificantes de las recompensas,como los desconsuelos que nos produ-cen las adversidades, son casi siempre

8

Sentirse feliz

El Viagra

«Ni la edad, ni elaspecto físico alterandefinitivamente nuestradisposición deencontrar la felicidad»

Page 9: Aprender a Vivir

pasajeros. El dinero, por ejemplo, no cambia de forma radi-cal nuestro sentimiento de dicha, excepto en personas muypobres. Los afortunados que ganan la lotería no se conside-ran más felices un año después de recibir el golpe de buenasuerte que antes del premio. Ni la edad, ni el aspecto físico,ni el nivel de educación, ni el estado civil, alteran definitiva-mente nuestra disposición a encontrar la felicidad.

No hay duda de que sucesos como la muerte de un ser que-rido, el divorcio, la pérdida del trabajo o una grave enferme-dad socavan profundamente nuestro júbilo y entusiasmo,mas, en la mayoría de los casos, sólo durante una temporadaque raras veces pasa de un año. Incluso las personas quesufren un accidente y se quedan paralíticas recobran con eltiempo su talante positivo original. En cierto sentido, la esta-bilidad de nuestra dicha se podría comparar con nuestropeso: engordamos y adelgazamos pero, a través de los años,la mayoría nos mantenemos entre unos límites bastante fijos.

¿Qué podemos hacer, pues, para aumentar nuestra predis-posición a sentirnos contentos, a gozar de tranquilidad deespíritu y a resistir los aguijonazos que la existencia nos pro-porciona con el paso del tiempo? La receta, en mi opinión,es aprender activamente a vivir, con el fin de añadir no sóloaños a la vida sino también vida a los años.

La realidad, sin embargo, es que la asignatura más descui-dada de la carrera de la vida es justamente la que trata sobrecómo adaptarnos saludablemente al paso del tiempo, cómosuperar airosamente nuestro progresivo e inevitable enveje-cimiento. De hecho, a muchos hombres y mujeres les esmás fácil acercarse al tabú de la muerte que a las décadasque habitualmente la preceden. La razón es que el envejeci-miento es un largo, lento y obstinado proceso de cambio queafecta inexorablemente a nuestro cuerpo, a nuestra mente ya nuestras relaciones con el mundo circundante. Envejecerimplica enfrentarnos, consciente o inconscientemente, díatras día y año tras año, a las fuerzas biológicas, psicológicasy sociales que moldean esta transformación natural.

9

El tiempo pasa

Page 10: Aprender a Vivir

Pocos niegan la enorme influencia que ejercen los valoressociales, los usos culturales y las costumbres sobre el sig-nificado que le damos al envejecimiento. La sociedad, consu entramado de creencias, reglas, ritos y expectativas,

nos explica y nos guía. Su poder semanifiesta en lo que decimos y en loque hacemos, en los símbolos queusamos, en los ideales que cele-bramos y en los prejuicios que alber-gamos. Precisamente las connotacio-nes y expectativas adversas que hoy

existen de la vejez, casi siempre basadas en la ignoranciao en premisas falsas, constituyen un inmenso obstáculoque se interpone en el camino de la felicidad de millonesde personas.

Nuestra sociedad construye y promulga estereotiposnegativos que devalúan el proceso natural de envejeci-miento. Por ejemplo, hoy la sociedad glorifica la juventud.El lema, más o menos explícito es: lo viejo es feo, no sirve,se tira. Esta postura tan arraigada como destructiva nosólo es un antídoto de la convivencia sino que alimenta laobsesión incontrolable de tantos hombres y mujeres decultivar a toda costa una apariencia joven. En nuestrascomunidades se pueden encontrar abundantes ejemplosdel elevado precio que tantas personas están dispuestas apagar por conseguir o conservar una figura juvenil. En suintento desesperado por dominar la naturaleza, estos aspi-rantes a la interminable juventud se convierten en escla-vos del espejo, del peso, de la industria de la belleza, o enclientes asiduos de endocrinólogos, cirujanos plásticos opsiquiatras.

El problema es que la búsqueda compulsiva e inútil de laeterna juventud crea ilusiones malignas que destruyen cual-quier posibilidad de aceptarnos tal como somos y fomentaun estado de continua frustración y de amargura. El des-gaste y desperdicio de tanto talento y energía que suponeesta cruzada vana se podría comparar con una imparable

10

Contra los

estereotipos

negativos

«Las connotaciones ylas expectativasadversas de la vejez casisiempre están basadasen premisas falsas»

Page 11: Aprender a Vivir

fuga de cerebros de consecuencias devastadoras para lasociedad. Porque esta hambre insaciable de juventud quenos abruma es un poderoso sedante sociopolítico, un lastreque paraliza e inhabilita a millones de hombres y mujeres denuestro tiempo.

El rechazo del natural envejecimiento va unido con frecuen-cia al mensaje “las personas mayores son diferentes”. Estatácita proposición postula que el paso de los años nos trans-forma en seres distintos, con quienes el resto de los huma-nos tiene muy poco en común. La creencia de que losmayores están afligidos por defectos graves y, secretamen-te, son seres menos valiosos, es una de las fuerzas másdañinas, porque hace posible todo tipo de actitudes y con-

ductas intolerantes y ofrece una dis-culpa a la hora de marginarlos. Dividea la sociedad y fomenta políticassociales mezquinas. No hay duda deque resulta más fácil aceptar medi-das discriminatorias o despiadadashacia un colectivo si sentimos que

sus integrantes no son como los demás en algún aspectohumano básico. Porque si pensamos que son como noso-tros, aman, sueñan y sufren como todos, estas posturasduras se caen a pedazos y terminan repugnándonos por suinhumanidad y su frigidez moral. No existen mejores prue-bas del progreso, del desarrollo, de la madurez y la civiliza-ción de un pueblo que su capacidad para aceptar la dignidaddel proceso vital en su totalidad, y su firmeza para adoptaruna actitud de respeto y de apoyo hacia las personas deedad avanzada.

Con excepción de algunos hombres y mujeres que se con-servan como el marfil antiguo o los vinos especiales dereserva, casi todas las personas de edad avanzada son vul-nerables a estos prejuicios crueles. A veces ellas mismas seconsideran poco atractivas, superfluas o incapaces de atraerafecto. Muchas optan por evadir todo tipo de actividades gra-tificantes y placenteras, aunque estén en condiciones de

11

«No existen mejorespruebas del progreso quela capacidad para aceptarla dignidad del procesovital en su totalidad»

Vencer la

depresión

«Las personas

mayores son

diferentes»

Page 12: Aprender a Vivir

gozarlas, juzgándolas indecorosas o contrarias a las conven-ciones sociales. Y cuando se sienten tristes o deprimidasconsideran, erróneamente, que la melancolía es un ingre-diente normal de la vejez. La realidad es que la depresión esuna enfermedad más, que se trata casi siempre con éxito yque no tiene nada que ver con el envejecimiento.

De hecho, aunque la prevalencia de la depresión está enaumento, su mayor frecuencia no afecta tanto a las personasmayores como a los jóvenes. Según unos estudios multina-cionales recientes, la probabilidad de que una persona nacidadespués de 1955 sufra en algún momento de su vida de sen-timientos profundos de apatía, desesperanza o abatimientoes el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos. En Estados Unidos y en ciertos países europeos,concretamente, sólo un 2 % de las personas nacidas antesde 1925 sufrió de depresión grave, mientras que entre los nacidos después de 1955 el 6 % padece de esta afecciónemocional.

A pesar de los estereotipos negativos que equiparan sermayor y estar enfermo, y de los prejuicios que identifican lavejez con la senilidad, el desinterés y la invalidez, la verdad,como confirman los estudios epidemiológicos más riguro-

sos, es que el 80 % de las personasmayores de 70 años mantiene un díaa día activo y autosuficiente. Es evi-dente que la sociedad occidental nosólo tiende a desestimar la capacidadde autonomía de las personas mayo-

res, sino que también ignora la prudencia, la cordura, lamadurez y la experiencia que acompañan a los años. El lla-mado “problema de la edad” es una especie de estribilloque equipara erróneamente el paso del tiempo con el dete-rioro de las cualidades humanas más valiosas.

Las etapas posteriores del ciclo de la vida se caracterizansobre todo por la sabiduría. Es una sabiduría que combina laesperanza, la voluntad, el amor y el interés por los demás

12

«El 80 % de las personasmayores de 70 añosmantiene un día a díaactivo y autosuficiente»

Page 13: Aprender a Vivir

con una actitud realista y despegada hacia la inevitabilidadde la muerte. Las personas mayores manifiestan la sabidu-ría con ecuanimidad, tolerancia, profundidad, coherencia, ycon la capacidad de observar y distinguir lo importante ytrascendental de lo que no lo es.

Todavía no sabemos con certeza la causa biológica del enve-jecimiento, ni cómo este proceso natural está programadoen los genes humanos. Tampoco conocemos con exactitudla relación que pueda existir entre la velocidad del deterioroprogresivo del cuerpo y la longevidad de nuestros antepa-sados, ni el equipaje hereditario. No obstante, hoy tenemosa nuestro alcance abundantes pruebas de que la vitalidadfísica, mental y social de las últimas décadas de la existen-cia no es tanto una cuestión de genes como del estilo de

vida que elegimos. Y muchas de las fór-mulas que nos pueden ayudar a vivir mássanos y contentos se pueden aprender.Por ejemplo, las personas que no fuman,que no engordan demasiado y que hacenejercicio físico con regularidad, no sóloviven más años que las que fuman, engor-

dan en exceso y llevan una vida sedentaria, sino que tienenmenos probabilidades de sufrir las aflicciones que acompa-ñan al inevitable desgaste de nuestro cuerpo. Además, a lahora de partir de este mundo las personas que eligen hábi-tos más sanos tienen más probabilidades de que la enfer-medad que preceda a su muerte sea de menor duración ose comprima en un breve periodo.

Resulta curioso, sin embargo, que aunque muchos sonconscientes de esta relación entre estilo y calidad de vida ytodos hemos recibido o dado consejos como “más vale pre-venir que curar”, “mejor ponerse el parche antes de quesalga el grano” o “persona precavida vale por dos”, nopocos hombres y mujeres se muestran reacios a tomarmedidas protectoras en el día a día, aun sabiendo que éstasdisminuyen las probabilidades de ser víctimas, en el futuro,de algún mal. ¿Cómo explicar esta contradicción?

13

Más vale

prevenir...

«La vitalidad física,mental y social no estanto una cuestión degenes como del estilode vida que elegimos»

Llevar una vida

activa

Page 14: Aprender a Vivir

Una razón por la que a menudo ignoramos la prevención esque da sus frutos a largo plazo, mientras que nuestra cultu-ra celebra la gratificación inmediata: aquí y ahora. Otro moti-

vo es que sus efectos se miden porgrandes cifras estadísticas de saludpública difíciles de interpretar y deaplicar a nuestro caso particular. Lagente que se siente bien y que seplantea un cambio radical en su esti-lo de vida –dejar de fumar, hacer

ejercicio físico o privarse de alimentos suculentos– exigeuna respuesta concreta de que sus sacrificios se van a tra-ducir en la mejora rápida y real de su bienestar.

Tampoco podemos ignorar la desorientación que producenlas continuas advertencias contradictorias de la cienciamédica. Sólo en los últimos meses nos han anunciado quela grasa de la margarina es tan perjudicial como la de la man-tequilla, que la reducción del colesterol lleva a algunas per-sonas a una muerte violenta y que un exceso de vitamina Cpuede alterar los genes. Ni el yogur es tan rejuvenecedorcomo se creía, ni los huevos tan perniciosos como se pen-saba. Y dos vasos de vino al día reducen el riesgo de un ata-que al corazón, retrasan la aparición de la enfermedad deAlzheimer, pero aumentan la posibilidad de cáncer demama.

Entre las personas que no reflexionan sobre las consecuen-cias futuras de sus hábitos presentes resaltan las quemuestran una tendencia natural a desafiar el peligro, aarriesgarse, a cruzar la calle con tráfico a pesar de la luz rojadel semáforo. No menos intrépidas son las personas devo-tas del fatalismo que albergan una fe ciega en el destino.Convencidas de que nuestro viaje por el mundo está llenode imponderables, argumentan que es imposible planificarcon éxito la longevidad. Para muchas de estas personas laúnica salida del laberinto de la vida es la suerte.

14

... que desafiar

el peligro

«Ignoramos la prevenciónporque da sus frutos alargo plazo, mientras quenuestra cultura celebra elaquí y ahora»

Page 15: Aprender a Vivir

Precisamente la suerte es un concepto que nos ayuda aentender la renuncia que mucha gente hace a la prevención.La suerte es compañera que, para bien o para mal, hace elcamino con nosotros hasta la tumba. Sus devotos estánconvencidos de que nuestro viaje por la vida se configurairremediablemente de sucesos fortuitos, igual que la tra-yectoria tortuosa e imprevisible que sigue la hoja al caer delárbol. En cualquier momento, piensan, las cosas pueden darun vuelco inesperado, por lo que es imposible gestionar conéxito la salud y la seguridad a través de la planificación o deestrategias preventivas. Es de sobras conocido que bastaque suframos un accidente grave o seamos víctimas de unaenfermedad incurable para que se altere drásticamentenuestro programa vital. Ésta es la razón de que la diosaFortuna, ciega distribuidora de los bienes y los males, hayasido la deidad más buscada y adorada de todos los tiempos.

La suerte es atractiva por su aparente democracia, puesparece caer igualmente sobre grandes y pequeños, ricos ypobres, aunque a menudo da la impresión de que la buenasuerte prefiere a los más dichosos, mientras que la malaronda a los infelices. Todos conocemos personas que, anteencrucijadas difíciles, son siempre rescatadas por la suerte.Pero también hemos visto criaturas que desde su primer díaen este mundo sufren sin descanso las desgracias másdevastadoras.

El protagonismo de la suerte se nutre de la ignorancia y denuestra incapacidad de prever lo que va a pasar. Su dominiocomienza a partir de donde el conocimiento deja de servir-nos de guía. El progreso, sin embargo, ha socavado el papelde la suerte y hoy día no hay razón para depender tanto deella como antiguamente. En general es más seguro forjarnuestro propio destino que depender de la suerte para con-seguir lo que queremos.

Es verdad que no es posible estar mentalizados continua-mente de los peligros que encierra la existencia diaria sinangustiarnos. Es comprensible, pues, que a veces los ente-

15

Forjar nuestro

propio destino

La diosa

Fortuna

Page 16: Aprender a Vivir

rremos en el olvido o nos autoengañemos justificando com-portamientos dañinos con excusas persuasivas. Pero igno-rar medidas efectivas que pueden prevenir las dolencias

más devastadoras de nuestro tiem-po –como la enfermedad de las arte-rias coronarias, ciertos cánceres o elenfisema pulmonar– es a toda luzimprudente, por no decir disparata-do. Hoy, con sólo una dosis modera-

da de prevención, la expectativa de una vida completa ysaludable no es el privilegio de unos pocos sino la suerte dela mayoría. Por eso, las muertes prematuras resultan espe-cialmente chocantes, indefendibles y crueles.

A lo largo de la vida muchas personas sospechan, más omenos conscientemente, de las vicisitudes del envejeci-miento y experimentan fugazmente el temor a la vejez,mientras que otras se imaginan la senectud a través de susabuelos o de otras personas cercanas de edad avanzada. Lamayoría, sin embargo, amparada por la negación masiva delenvejecimiento que ejerce la sociedad moderna, elude oniega el paso del tiempo y no se prepara para esta realidad.Como consecuencia, bastantes personas tendrán que supe-rar una cadena de obstáculos inesperados.

Una forma de aumentar las posibilidades de experimentarun envejecimiento saludable y dichoso es desarrollar estra-tegias que nos permitan adaptarnos de una forma gratifi-cante a las condiciones biológicas, psicológicas y socialesque van a regir las décadas posteriores de nuestra vida. Lapreparación para envejecer bien es posible. De la mismaforma que a los niños y adolescentes se les enseña y pre-para durante años para afrontar las visicitudes de la edadadulta, los adultos podemos aprender a superar los avataresde nuestra propia longevidad. Por ejemplo, es importanteadaptarnos a una perspectiva diferente del tiempo. Trasestar acostumbrados a planear para el futuro durante lamayor parte de la vida, a estudiar, a trabajar, a sembrar y aprivarnos de placeres inmediatos con el fin de recibir o reco-

16

«Con una dosis moderadade prevención, una vidacompleta y saludable dejade ser un privilegio»

Aprender

a envejecer

Page 17: Aprender a Vivir

ger los frutos y recompensas el día de mañana, de mayoresnos enfrentamos progresivamente a la incertidumbre de unfuturo que cada día se acorta más. Esto hace que los pro-yectos a largo plazo pierdan importancia.

En las décadas más avanzadas no aspiramos tanto a loslogros por conseguir como a la experiencia de existir en unpresente, en un “aquí y ahora” que se transforma rápida-mente en pasado. A medida que el futuro se contrae, el

pasado se revaloriza. Precisamente esmuy importante repasar con benevolen-cia el ayer, aceptar la inalterabilidad de lavida ya vivida y reconciliarnos con los con-flictos que no se resolvieron, con los erro-res que no se rectificaron y con las opor-

tunidades perdidas. El mayor peligro de cualquier revisióncrítica de un pasado irreversible es que puede provocar fácil-mente sentimientos de culpa, resentimiento o incluso odiohacia uno mismo.

Es igualmente importante que mantengamos una ciertaautonomía, lo que no siempre es tarea fácil, ya que la ener-gía es a veces limitada. El envejecimiento del cuerpo y de lossentidos disminuye poco a poco nuestra libertad de acción,mientras que los órganos internos nos llaman la atención consus averías. Por otro lado, las condiciones económicas, quea menudo empeoran después de la jubilación, restringen lacapacidad de tomar decisiones libremente. No obstante, sinos lo proponemos, casi siempre es posible adoptar un esti-lo de vida que incluya tareas e intereses que faciliten unavida razonablemente independiente, estimulante y activa.

Numerosos estudios demuestran la relación positiva entrela calidad de vida a partir de los 65 años y el envolvimientocon la vida. Este envolvimiento consiste concretamente enla interacción física y emocional con el mundo circundante yla dedicación a tareas y actividades que estimulen y ejerci-ten tanto los órganos del cuerpo –sentidos, corazón, pulmo-nes, músculos y articulaciones– como las facultades del

17

Mantener la

autonomía

El ordenador

es un estímulo

Reconciliarse

consigo mismo

«Hay que repasar conbenevolencia el ayer,y reconciliarnos connosotros mismos»

Page 18: Aprender a Vivir

alma –memoria, entendimiento y voluntad–. También se hacomprobado que las personas mayores que conservan acti-va la mente y se esfuerzan en aprender cosas nuevas y

mantenerse al día, experimentan unavejez más gratificante. En este senti-do, el ordenador, como instrumentode información, de comunicación yde estímulo mental, ofrece grandesposibilidades.

No comparto la opinión de quienes culpan a la vida estre-sante y plagada de luchas de las ciudades modernas, demuchas de las dificultades que experimentan las personasmayores, por lo que les recomiendan que se muden a zonasrurales o a urbanizaciones apartadas dedicadas exclusiva-mente a jubilados. Es cierto que desde tiempos remotospensadores ilustres han pintado las ciudades de su tiempocomo centros fríos y peligrosos, mientras que glorifican lavida campestre como más grata, virtuosa y saludable. Sibien el ambiente tranquilo y bucólico de los pueblos peque-ños nos invita a su idealización y posee un atractivo seduc-tor, especialmente después de la jubilación, las ciudadesofrecen múltiples posibilidades para que las personas mayo-res disfruten de una alta calidad de vida.

La esencia de las ciudades se compone, por un lado, de laarquitectura, las piedras y el cemento que las configuran, y,por otro, de las emociones, las ideas y los ritos de los hom-bres y mujeres que las habitan. Esta extraordinaria combi-nación constituye el instrumento por excelencia de estímu-lo, de renovación social y de progreso. Después de todo, esen los centros urbanos donde se desatan las pasiones, selibera la imaginación y se forja el destino de la humanidad.¿No es la historia de la civilización la historia de las ciudades?

Los seres humanos pensamos, sentimos y nos comporta-mos de formas diferentes en el entorno urbano que en elcampo. El ambiente denso, dinámico y variado de las ciuda-des extrae de nosotros un nivel superior de entendimiento

18

Un ambiente

denso

y dinámico

«Las personas mayoresque conservan activa lamente experimentan unavejez más gratificante»

En la ciudad

Page 19: Aprender a Vivir

y de conciencia. Las libertades, las opciones y el ritmo ace-lerado de las ciudades agudizan la intuición y avivan los dile-mas sobre nuestro papel en la sociedad y sobre nuestra rea-lización. Las ciudades estimulan, además, formas diferentesde convivir y de relacionarnos y fomentan estilos de vidadiversos y soluciones novedosas para abordar los proble-mas de la vida. Y al sentirnos mucho menos coaccionadospor reglas inflexibles de coducta o presiones homogenei-zantes, tan típicas en las zonas rurales, expresamos máslibremente nuestras convicciones, nuestro inconformismo ynuestra creatividad. Las áreas metropolitanas son el símbo-lo de la convivencia humana y reflejan cada día más mosai-cos de gentes diversas que mantienen su individualidad ypreservan su identidad. Esta vívida heterogeneidad demo-gráfica, a su vez, suscita en nosotros una perspectiva másrelativista y tolerante hacia las diferencias.

A menudo se critican las ciudades por ser centros genera-dores de estrés. Sin embargo, el estrés –palabra que segúnlos expertos proviene del inglés y se usa desde el siglopasado en el campo de la física para definir el impacto deuna fuerza exterior sobre un objeto– es un ingrediente ine-vitable de nuestra existencia. Todos reaccionamos constan-

temente a los cambios y las exi-gencias de nuestro organismo yde nuestro entorno. El calor noshace sudar y el frío tiritar. Losembotellamientos de tráfico nos

exasperan, los exámenes nos inquietan, los agobios dedinero nos desvelan, las enfermedades nos asustan y lasamenazas a nuestra autoestima nos intimidan. Pero estácomprobado que un cierto grado de estrés nos vigoriza, nosmantiene en forma, y estimula la producción de dopamina,epinefrina y otras hormonas relacionas con experienciasexcitantes, como el sexo y los deportes.

Además, como descripción de nuestro estado de ánimo, elestrés aventaja en popularidad a los conceptos de angustia,de ansiedad y de agotamiento físico. Pienso que la idea del

19

«Un cierto grado de estrésnos vigoriza, nos mantieneen forma y estimula»

El estrés

Page 20: Aprender a Vivir

estrés es más atractiva y aceptable porque denota situacio-nes o sentimientos ambiguos, no es una expresión acusa-toria y no mancha la reputación del afectado. El estrés noimplica necesariamente conflictos psicológicos, ni temoresirracionales, ni dudas existenciales, ni fallos inmunitarios.Tampoco nos obliga a culpar a nadie, ni a admitir que nossentimos abrumados, o deprimidos, o que estamos enfer-mos, o que hemos fracasado en algún proyecto.

Quizá por su significado equívoco y su alta aceptación social,el estrés nos ofrece una forma más honorable y menos cos-tosa de quejarnos de nuestros dolores y debilidades, o dejustificar nuestras reacciones de miedo, de irritabilidad o decrispación. Por otra parte, la gente tiende a mirar con respe-to y hasta con admiración a quienes confiesan sentirseestresados. Se les considera personas activas, luchadoras,que soportan con valentía las fatigas de la vida moderna.

Es verdad que hay estreses traumáticos, como la muerte deun ser querido, la ruptura de una relación, la pérdida delempleo, que nos hacen vulnerables a las depresiones, a lasenfermedades del corazón, a las infecciones y a las úlcerasde estomágo. Pero no es menos cierto que sólo una mino-ría entre los millones de hombres y mujeres que diariamen-te se exponen a las pruebas más feroces y penosas de lavida en las ciudades, claudica o enferma. Sospecho que, enel fondo, el tema del estrés es tan popular porque nosrecuerda lo asombrosamente resistentes, adaptables y fle-xibles que somos ante las adversidades.

A medida que pasan los años es necesario desconectarnospoco a poco de ciertos papeles propios de la juventud queya no tienen sentido, y sustituirlos por otros estilos decomportamiento y objetivos más apropiados. Cualquierintento de agarrarnos a modelos ya pasados puede cegar-nos y no dejarnos ver las nuevas posibilidades que ofrecela edad. Por ejemplo, es importante no dejarnos atrapar porparadigmas juveniles de relaciones y darnos cuenta de laintimidad real que implica abrirnos y compartir quienes

20

Recuperar

la intimidad

Page 21: Aprender a Vivir

somos de verdad, compartir ese yo auténtico, sólido ysabio que sólo surge con los años. El paso del tiempo nos

ayuda además a superar la polari-zación que durante gran parte dela vida existe entre hombres ymujeres, y a unir el lado masculinoy el femino que todos llevamosdentro.

Mientras que un empleo fijo forme parte de los requisitosque la sociedad considera indispensables para la identidad,la valoración social y la felicidad del ser humano, la jubila-ción, se pinte como se pinte, continuará siendo una fuentede ansiedad, de rechazo y de sentimiento de inferioridadpara quienes un empleo ha representado la fuente principalde autoestima, de reconocimiento social y de gratificaciónpersonal durante la mayor parte de su vida.

Sospecho que a medida que en las sociedades industrializa-das el acceso a un empleo regular y seguro se torna cadadía más difícil, nos acercamos al día en que el significado dela jubilación cambie y su impacto no sea tan traumático. Noobstante, hoy por hoy, para muchos jubilados acostumbra-

dos a un empleo, sobre todo si vivensolos o no tienen familia –situaciónque cada día es más común–, la pérdi-da irremediable del trabajo supone elretiro forzoso de la vida. Por estarazón, es esencial que la sociedadofrezca salidas para que las personas

jubiladas que lo deseen tengan la oportunidad de formarsey de potenciar sus habilidades, puedan participar en proyec-tos relevantes y contribuir a causas gratificadoras.

En este sentido, una de las revoluciones sociales más posi-tivas e inesperadas de nuestro tiempo ha sido el descensoglobal de la natalidad. Impulsadas por la prosperidad, elconocimiento y la libertad, millones de parejas, conscientesde la estrecha relación que existe entre la procreación y la

21

El envejeci-

miento de la

población

«La intimidad real implicacompartir ese yo auténtico,sólido y sabio que sólosurge con los años»

Seguir

aprendiendo

«La sociedad debeofrecer a las personasjubiladas oportunidadesde formarse y potenciarsus habilidades»

Page 22: Aprender a Vivir

calidad de sus vidas, tienen en la actualidad menos hijosque nunca. Cada día más mujeres van a la universidad, ledan más importancia a su relación profesional y se casanmás tarde. Como resultado, en ningún otro momento denuestra historia el número de nacimientos ha sido tan bajo.

Como suele suceder con los cambios sociales importantes,aunque hayan sido deseados, el descenso de la natalidadtambién se ha convertido en motivo de preocupación. Elmiedo ahora es al envejecimiento de la población. Es ciertoque no puede haber un mundo saludable sin niños. Perotambién es verdad que no existe mejor prueba de la civiliza-ción que nuestra capacidad para respetar el potencial de laspersonas de edad avanzada. La nueva configuración de loshabitantes del globo nos ofrece la oportunidad de expandirla participación social de las personas mayores, incluyendo,por ejemplo, la eliminación de la jubilación forzosa. Despuésde todo, la esperanza de vida ha aumentado en la mayoríade los países más de 30 años en este siglo. No hace muchotiempo, cumplir 65 años se consideraba el principio de lavejez. Hoy hay que subir esta marca a 85.

El miedo al abandono, a la invalidez y a la soledad es la fuen-te principal de angustia durante la vejez. Por esta razón, laconexión, el envolvimiento y la participación en el entornosocial son necesidades fundamentales. Para muchos longe-vos la fuente más profunda de dicha es la experiencia de serabuelos y el poder participar, aunque sea indirectamente, dela vida de los hijos y de los nietos. La transformación gradual

de la familia extendida que incluíapadres, hijos, abuelos, tíos y pri-mos en una unidad familiar másnuclear, más pequeña y autónoma,compuesta solamente por padres ypocos o ningún hijo, hace impres-

cindible que los mayores compensen la falta de ambientefamiliar con otras actividades sociales. La interdependenciay los lazos multigeneracionales, dentro y fuera de la familia,ayudan a mantener relaciones estimulantes y de cariño, a

22

«Los mayores son lostransmisores de lastradiciones, el eslabón queune las generaciones»

Nuevas

amistades

Page 23: Aprender a Vivir

compartir experiencias pasadas y presentes vitales, y asuperar el aislamiento que produce la muerte del cónyuge,de los amigos y de otros compañeros de vida. Después detodo, como las leyendas nos enseñan, los mayores son lostransmisores de las tradiciones, los eslabones que unen lasgeneraciones.

Una receta que recomiendo es la de Simone de Beauvoir:«la solución para que la vejez no se convierta en una carica-tura de nuestra vida pasada es continuar fijándonos metasque den significado a nuestra existencia, esto es, dedicar-nos a personas, grupos o causas; sumergirnos en el trabajosocial, político, intelectual o artístico... Desear pasiones losuficientemente intensas que nos impidan cerrarnos ennosotros mismos... Apreciar la vida de los demás a travésdel amor, de la amistad, de la compasión... Y vivir una vidade entrega y de proyectos, de forma que podamos mante-nernos activos en un camino con significado, incluso cuan-do todas las ilusiones hayan desaparecido y nuestro fervorpor vivir se haya marchitado».

Otra fórmula efectiva es adoptar una dieta regular de place-res y deleites simples: una compañía agradable, una comidasabrosa, una lectura interesante, un paseo por el parque, unespectáculo entretenido, una música grata, y una charlaamena. Y no olvidemos el poder reparador del sentido delhumor. Su función primordial es aliviarnos la tensión emo-cional, descargar la inseguridad, el miedo y la ansiedad quereprimimos en el inconsciente. El humor nos permite tratarcon ingenio situaciones disparatadas y afrontar con ironíanuestros fracasos. Incluso el humor negro es saludable.Actúa de purgante psicológico que nos libera temporalmen-te de complejos, de obsesiones y de tendencias destructi-vas. Una buena carcajada nos oxigena, nos mantiene enforma física y mental; alimenta en nosotros una perspectivajovial, tolerante y despegada de los inevitables sinsentidosy frustraciones del día a día. La gran virtud del humor es quealegra la vida y, probablemente, también la prolonga. A lalarga, los pequeños gustos y alegrías nos mantienen más

23

Reír prolonga

la vida

Otras metas

Page 24: Aprender a Vivir

contentos que cualquier logro impresionante que nos da unimpulso temporal. En palabras del poeta libanés Gibran JalilGibran, «en el rocío de las cosas pequeñas, el corazónencuentra su alborada y se refresca».

Hoy, una vida larga y saludable ya no es el privilegio de unospocos sino el destino de la mayoría. El desafío de todosnosotros es aprender a vivir y al mismo tiempo vencer los

prejuicios y estereotipos adversosdel envejecimiento que existentanto en la sociedad como dentrode nosotros mismos; lograr que lasetapas posteriores de nuestro reco-rrido por el mundo sean una expe-

riencia de sabiduría, de benevolencia, de autonomía, de par-ticipación y de creatividad.

Antes de concluir pienso que no haría justicia a la realidadhumana si no recordara un hecho tan reconfortante comocierto. La imagen de la sociedad de ayer, pacífica, piadosa yde sólidos principios, sirve casi siempre de telón de fondoen las discusiones sobre la calidad de vida de las personasmayores. Sin embargo, esta idea tan gloriosa del pasado noconcuerda con los hechos. Los aficionados a la añoranza noparecen ser conscientes de lo cerca que los mayores vivíandel límite de la supervivencia hasta hace poco. La historia esel mejor antídoto de esta nostalgia.

Nunca se ha vivido tanto ni tan saludablemente como ahora.Nunca tantos hombres y mujeres mayores han experimen-tado mejoras de tal magnitud en su nivel de información, enel acceso a oportunidades y en la calidad general de sus

vidas. La eterna nostalgia de unantaño idealizado hace que se olvi-den fácilmente estos avances.Nadie que se tome la molestia decomparar los índices de bienestar

de las personas mayores de hoy y de ayer podrá evadir laindisputable realidad de que tanto las enfermedades del

24

«Nunca se ha vivido tantoni tan saludablementecomo ahora»

«Hoy una vida larga ysaludable ya no es el privi-legio de unos pocos sinoel destino de la mayoría»

Un pasado

glorioso

Page 25: Aprender a Vivir

cuerpo y de la mente como las dolencias sociales –pobreza,violencia– que han azotado a los mayores durante siglos,hoy son menos graves que nunca, aunque les prestemosuna atención inusitada.

No hace mucho tiempo, de cada 100 recién nacidos 10morían antes de cumplir su primer año, y entre los quesobrevivían, la mayoría no alcanzaba los 50 años. Sólo en lasúltimas décadas, la mujer ha dejado de ser la propiedad des-humanizada del hombre. Y únicamente en estos años hagerminado la preocupación por el despilfarro de las riquezasnaturales, la herencia del futuro. Aceptar estos hechos noimplica negar la persistencia de serios problemas sociales,económicos y de salud pública en nuestro tiempo. Pero losapuros presentes ni son tan graves ni se consideran tan ine-vitables como antes. Casi siempre podemos hacer algo parasolucionarlos o, al menos, aliviarlos. Creo que comprenderesta tensión entre sueños viejos y verdades nuevas, es fun-damental a la hora de afrontar racionalmente las visicitudesdel paso del tiempo y la calidad de vida de las personasmayores en los umbrales del nuevo siglo. Pienso que debe-mos desechar los mitos que nos ciegan y disfrutar de unmundo actual, tangible, vitalista, cambiante y, en definitiva,mejor. En el futuro que se desdobla ante nosotros, se vis-lumbran más hombres y mujeres que disfrutan de una largavida y de una buena vejez.

25

Vivir

el presente

Page 26: Aprender a Vivir

Bibliografía

Beauvoir, Simone de: La vieillesse, París, Éditions Gallimard, 1970.Trad. española: La vejez, Barcelona, EDHASA, 1989.

Chopra, Deepak: Ageless body, timeless mind, Nueva York,Harmony Books, 1993.

Darwin, Charles: The origin of species (1858), Londres, Crowell-Collier Publishing Company, 1962. Trad. española: El origen de lasespecies, Madrid, Espasa Calpe, 1987.

Erikson, Eric, H.: Vital involvement in old age, Nueva York, W. W.Norton, 1989.

Freud, Sigmund: El malestar en la cultura (1930), Madrid, AlianzaEditorial, 1970.

Fromm, Erich: The art of loving, Nueva York, Harper & Row, 1956.Trad. española: El arte de amar, Barcelona, Paidós, 1992.

Gibran Khalil Gibran: El profeta (1923), Madrid, Biblioteca Edaf,1991.

Last, John, M.: Public health and human ecology, Nueva York,Simon & Schuster, 1998.

Rimer, Sara: As centenarians thrive, Nueva York, The New YorkTimes, 22 de junio, 1998.

Rojas Marcos, Luis: La ciudad y sus desafíos, Madrid, EspasaCalpe, 1992.

Rojas Marcos, Luis: Antídotos de la nostalgia, Madrid, EspasaCalpe, 1998.

Rowe, John y Kahn, Robert: Successful aging, Nueva York,Pantheon Books, 1998.

Specter, Michael: Population implosion worries a graying Europe,Nueva York, The New York Times, 10 de julio, 1998.

Utiger, Robert: A pill for impotence, New England Journal ofMedicine, 338, 1.458-9, 1998.

Vita Anthony et al.: Aging, health risks, and cummulative disability.New England Journal of Medicine, 338, 1.035-41, 1998.

26

Page 27: Aprender a Vivir

Fundación la Caixa

Área de Proyectos Educativos y SocialesAvda. Diagonal, 621

08028 Barcelona

Servicio de informaciónde la Fundación ”la Caixa”

Tel. 902 22 30 40