Arias. Poscolonialidad Ladina, Subalternidad Maya

Embed Size (px)

DESCRIPTION

arias

Citation preview

  • POSTCOLONIALIDAD LADINA, SUBALTERNIDAD MAYA?

    LA DIFICIL ADECUACION DE CORRIENTES TEORICO-METODOLOGICAS

    A ESPACIOS SIMBOLICOS ETNICOS

    Arturo AriasSan Francisco State University

    El 16 de mayo de 1998, a las 19:00 horas, dos hombres desconocidos y armados, decomplexin robusta, intimidaron y amenazaron de muerte al Lic. Ovidio Paz Bal, uno de losabogados de la Defensora Maya. El hecho ocurri en el municipio de Solol en el mismodepartamento. La vctima iba a bordo de una camioneta extraurbana procedente de la capital,cuando al bajar fue perseguido por dos hombres. Los individuos, le dijeron: "parate, si no te parste vamos a meter un balazo en la cabeza igual que a Juan y Ricardo". El abogado pidi auxilio enuna tienda y al ver esta actitud, los desconocidos se retiraron del lugar. Las personas a que serefirieron los victimarios son Juan Len, coordinador de la Defensora Maya a nivel nacional, yRicardo Sulugui Juracn, coordinador regional de Defensora Maya en Solol. Juan Len hatrabajado durante dcadas por la promocin y defensa de los derechos de los pueblosindigenas, no slo en Guatemala sino tambin en el area internacional, incluyendo NacionesUnidas. Ricardo Sulugui es uno de los dirigentes del pueblo maya kaqchikel que ha trabajadoarduamente contra la militarizacin y la erradicacin de la patrullas de autodefensa civil.Actualmente es uno de los negociadores de Solol para la instalacion de una universidad maya endicha regin, en el predio que ocup la zona militar No. 14.

    Estos hechos de intimidacin se enmarcan dentro de una poltica generalizada deamenazas y ejecuciones extrajudiciales realizadas por bandas paramilitares en Guatemala, y que sehan intensificado a partir del asesinato del obispo Juan Gerardi.

    Bastante menos dramtico, pero igualmente significativo, es el sealamiento que elescritor Sam Colop le hace al conocido director del diario La Hora, Oscar Clemente Marroqun:

    Pero el punto que deseo resaltar hoy, es que el columnista Oscar ClementeMarroqun en su justificada crtica a (el Procurador de la Nacin, Carlos) Garca Regs ycontra la inmoralidad de otros funcionarios pblicos, tambin agrega: Aunque en el fondodebo decir que no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre.1

    Eventos de esta naturaleza desde la amenaza de muerte directa, hasta el racismo que aflora delpensamiento de uno de los periodistas supuestamente progresistas del pas ponen en evidenciala aparente dificultad existente sobre el terreno para ajustar teoras de anlisis cultural que surgenen crculos acadmicos metropolitanos, en relacin con fenmenos concretos que orientan elquehacer cotidiano de grupos tnicos o bien poblaciones llamadas marginales. O es estoefectivamente as? Veamos.

    Este trabajo explora la reorganizacin cultural del poder que obliga a crticos culturales aanalizar las consecuencias polticas del racismo, al deslizarse el anlisis hacia relacionessociopolticas decentradas y multideterminadas.2 De paso, vemos los lmites y aciertos dediferentes corrientes tericas en pugna por interpetar la realidad tnica guatemalteca como

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?2

    alternativas que producen diferentes miradas en el espacio de la alteridad y en los mecanismos deproduccin y circulacin del sentido. Realzo la importancia de estudiar las relaciones maya/ladino a pesar del riesgo de caer en binarismos reductivos como paradigma contemporneo querequiere de una nueva prctica interpretativa.

    Problemas en torno al debate sobre el fenmeno mayaEl movimiento maya como tal surge de las consecuencias mismas de la guerra

    centroamericana. Sealado por una multiplicidad de observadores, Mario Payeras lo resume as:Ms all de sus implicaciones en otros aspectos, las luchas sociales de los aos

    setenta fueron decisivas para situar la problemtica, para subrayar el protagonismo maya ypara someter a la crtica de la prctica creencias sin fundamento y teorizacionessuperficiales sobre el tema. Despus de lo ocurrido nadie niega la profundidad delconflicto, y en los sectores avanzados de la sociedad tampoco la legitimidad de laidentidad tnica. (132)

    En debates recientes, sin embargo, ha surgido una crtica negativa de las posiciones denominadasmayistas desde el mismo seno de la sociedad ladina guatemalteca.3 A difrencia del tradicionaldiscurso reaccionario sobre el tema, estas nuevas posiciones intentan situarse desde dentro de losautodenominados sectores avanzados de la sociedad.4 Segn el decir de ellos mismos, su crticase circunscribe al esencialismo y fundamentalismo del discurso mayista, por considerarloantiladino (ver Morales, op. cit., a este respecto). Dicha posicin argumenta que no se opone alas autonomas regionales ni a la oficializacion de las lenguas mayas. Asegura respetar su cultura,identidad y hasta la "diferencia" entre ambos bloques. Pero sostiene que la democratizacion selograra de mejor manera reivindicando los espacios de confluencia de las diferencias (o espaciosdel mestizaje cultural, la hibridizacin, la transculturacin, etc.), que inventando o magnificandolas diferencias que existen. Para sostener sus posiciones, arguyen que no deben transponersemecnicamente las posiciones desarrolladas dentro de los Estados Unidos en el seno del debatemulticultural que intenta beneficiar a las minoras de dicho pas:

    Tambin fue mi intencin desmontar los discursos de la intelectualidad autollamadamaya, para as ubicar el debate ms all de los esencialismos (estratgicos o no) tanto deindgenas como de ladinos, partiendo del carcter construido de las identidades tnicas yculturales y sealando hacia sus posibilidades de negociacin intertnica... (Morales 2)Sin embargo, a estas alturas de la vida tenemos suficiente conocimiento de diversas

    teoras lingsticas como para que ya no sea necesario sentarse a citar a Derrida ni los debates entorno a sus posiciones, como para comprender que el lenguaje nunca tiene correspondenciassimples entre significantes y significados, y que vivimos en el reino de la interpretacininterminable. Por lo tanto, es relativamente fcil aseverar que las dos posiciones que actualmentese confrontan entre s en torno a la problemtica maya aquellos que defienden su especificadtnica vs. los que prefieren una salida mestiza transcultural, heterognea o hbrida (Morales),pero solapadamente le dan un garrotazo en la cabeza a la posicin mayista pueden ser amboshonestos desde su respectivo punto de vista, desde el espacio liminar en el cual se posicionan, ysin embargo no estar de acuerdo. Lo anterior no implica que no existan tomas de posiciones msdefinidas, pues stas tambin estn muy presentes.

    Al esencializarse la llamada posicin mayista se pretende una altura moral que se le

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?3

    niega al adversario. Lo caldeado del presente debate en el interior de Guatemala ha impedido quelas partes contendientes se manejen con el respeto debido a los puntos de vista del otro, as comoel reconocimiento de que nadie tiene toda la razn en su mano. En un trabajo de FLACSOorganizado por Alberto Esquit Choy y Victor Glvez Borrel, stos resumen la posicin antessealada de la manera siguiente:

    ...From the ladino side the debate is led by columnists Mario Alberto Carrera and MarioRoberto Morales. Some of the points they have raised: The Mayas as a people have beenextinct since the year 500 A.D. and that to talk of Mayans today is to resuscitate a peoplethat have been dead for a thousand years; the present indigenous of Guatemala (principallythe Kches) are descendants of the Toltecs who settled in Mexico; the majority of presentday indigenous are in fact mestizos... identity is a process of addition and not subtraction...in Guatemala we are all Guatemalans and to argue the contrary is to play into the interestsof the powerful; in the context of ethnic and Mayan fundamentalism, ladinos could alsofeel discriminated against. (44)En este trabajo no pretendemos de ninguna manera desvalorizar los elementos acertados

    presentes en el anlisis de idelogos del mestizaje como Morales, ni cuestionar sus loables metasexplicitadas tambin en su trabajo, y que dicen as:

    ...amerita ms bien proponer una negociacin intertnica basada en la admisin delmestizaje cultural, disglsico, hbrido y heterogneo en ambas partes, para producrar lademocratizacin tnico-cultural. Es decir, el ejercicio libre e igualitario de los hbitosculturales diversos que conforman el ensamble cultural llamado Guatemala. (Morales 3).El problema real se ubica ms cerca del ejemplo con el cual inici esta presentacin que

    con la consabida habilidad para articular discursivamente una posicin o la otra, por medio deabstractas construcciones de esplendorosas pirmides tericas que en el fondo no hacen sinomarcar posicionalidad. No se reduce el debate a que una parte est a favor de una ciertaesencialidad maya mientras que la otra la deconstruya con el mismo tono con el cual los mayasms radicales pulverizan supuestamente a la ladinidad. Tiene el problema que ver ms bien conque en las relaciones asimtricas de poder que han existido entre ladinos y mayas a lo largo dems de quinientos aos, se justifica el que los mayas constituyan presentemente su subjetividad dela manera que mejor les convenga, independientemente de que no compartamos los trazos deesencialidad que en dicha construccin puedan asomarse como piezas de rompecabezas que noencajan en ninguna parte. Pero es ms. Al argumentarse de un lado, como lo hace Morales, deque los mayas son actualmente un atomizado movimiento que busca un autonomismoetnocntrico antiladino, derivado de que los bandos de derecha e izquierda en pugnainstrumentalizaron a los indgenas en una guerra que esos conglomerados no llegaron a hacer suyaa pesar de su incorporacin masiva a la misma (4), se establecen, en el mejor de los casos, gruesas generalidades que le niegan a la subjetividad maya toda posibilidad de poder de gestin(agency), toda voluntad de poder. Quedan reducidos al estereotipo racista de subalternasvctimas, no slo incapaces de decir, sino tambin incapaces de hacer. Sujetos que no pueden ir aninguna parte sin el previo consentimiento de los ladinos. Como bien dice Rigoberta Mench:

    Para algunos sigo siendo la india, la mujer abusiva, la subversiva, la que naci encuna humilde y que no tiene conocimientos.... Hay tanta envidia porque una mujerindgena protagoniza pequeos espacios de liderazgo en el pas.... Tengo que temer no

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?4

    slo a la muerte sino a la posibilidad del hostigamiento poltico por parte de los sectoresque jams podrn soportar la presencia destacada de una indgena en poltica... Nuevasgeneraciones tendrn que nacer y nuevas generaciones tendrn otra mentalidad y otramanera de convivir en nuestro pas, para que indgenas y no indgenas podamos destacaren la historia y jugar un papel en beneficio de nuestra sociedad. (177-8)En el posicionamiento de quienes contravienen el poder de gestin maya, lo que a mi

    juicio se convierte en reprensible moralmente es la continuacin de la defensa de la hegemonaladina por encima del conjunto de los mayas como "grupo tnico." Metafricamente hablando,podramos decir que el ladino es como el blanco sudafricano, aunque dicha metfora sea slooperativa. Nietzscheana, si prefieren. El ladino es culpable de una de las discriminaciones msatroces en la historia de la humanidad. Frente a tremenda empresa genocida, o uno se ubica allado del sujeto subalterno para crear una nueva alternativa multitnica, o bien uno defiende lahegemona tradicional.

    Como bien sealan Esquit Choy y Glvez Borrel, para analizar el movimiento mayacontemporneo es necesario considerar no slo los cambios cualitativos que han tomado lugardesde la dcada de los ochenta, sino tambin las diversas formas de resistencia cultural que hanocurrido desde la poca colonial (85). En este ltimo contexto se entiende cmo para importantessectores mayas, la mecha que se prendi con la guerra revolucionaria fue un simple mecanismo,una excusa a veces, para que las comunidades mismas se organizaran y confrontaran directamenteal estado racista, como he documentado ya en otras partes.5 Incluso el ms alto dirigente mayadentro de la URNG, Pablo Ceto, hablaba ya hace 15 aos de participar en una conspiracindentro de la conspiracin6 ya que para l mismo, la lucha revolucionaria y la propia ideologamarxista no eran sino vehculos, instrumentos a emplearse para la defensa y lucha de la identidadmaya, independientemente de las otras metas que se planteara el movimiento revolucionario.Como hoy nos confirma Demetrio Cojt, el posicionamiento de Ceto no ha cambiado a esterespecto. Si acaso, intenta en lo personal acercar tanto al partido de la URNG y su baseautodenominada maya popular, agrupada hasta cierto punto en el seno de la Coordinadora delos Pueblos Mayas de Guatemala (COPMAGUA), a las posiciones supuestamentefundamentalistas que defienden los autollamados maya culturales.7

    Es imposible, dadas las condiciones estructuralmente racistas sobre las cuales se encuentraparado el estado guatemalteco, que sea posible democratizar a la nacin sin destruir la hegemonaladina. Como lo menciona Haroldo Shetemul, director de la revista Crnica, en un editorialreciente, el mismo Sistema de las Naciones Unidas seala lo anterior en su reciente documentoGuatemala: los contrastes del desarrollo humano.8

    Quienes se oponen a dicha conclusin hacen una oposicion binariademocratizacin/destruccin, an cuando acusen al propio movimiento maya de realizar lasuprahistrica oposicin binaria maya/ladino (Morales 4). En ella, se presupone que quienes estnpor la "destruccin" de la hegemona ladina, no pueden estar a favor de la "democratizacin." Esaes, en el mejor de los casos, una autntica falacia, fuera de que ya sabemos que losreduccionismos binarios no existen. Como seala Marta Casaus Arz:

    Debido a la penetracin y dispersin del racismo a todas las esferas de la sociedadcivil y del Estado durante las ltimas dcadas, se hace necesario buscar nuevas frmulasde interrelacin entre ambas esferas.... Este cambio slo puede lograrse con una

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?5

    resustancializacin del Estado y con una reformulacin de la nacin... Se hace necesariomodificar la constitucin y la legislacin vigente, modificar sustancialmente el sistemaeducativo y los valores culturales de la poblacin... A su vez habra que intentar modificarel imaginario racista y de nacin excluyente de las nuevas generaciones bajo otrospresupuestos y a travs de la modificacin de textos escolares, medios de comunicacin,etc.

    Pero a nuestro juicio la clave se encuentra en la modificacin del sistema dedominacin y en la redefinicin del espacio social de los distintos actores en base alrespeto y el reconocimiento de las identidades de los Pueblos Indgenas, de sus derechossociales y culturales y tambin al respeto de otras identidades sociales como la de gnero ode clase (1998:144)De hecho, todas las posiciones mayas favorecen una democratizacin que incluyen al

    sector ladino en su seno,9 as como compartir el ejercicio de poder en una nacin multinacional yplurilinge. O bien multitnica y plurilinge, en caso alguno tenga pruritos acerca de si los gruposmayas son naciones o no, un debate que est bastante lejos de cerrarse. El significante lingsticopuede cambiar, pero la nocin a la cual apunta sigue siendo la misma, a saber, una nacin en lacual ladinos y mayas coexisten, con gobierno maya, legtimo ejercicio de poder, etc. Eso implica,simple y sencillamente, destruir la hegemona ladina. No olvidemos que la palabra hegemonaimplica que un grupo ejerce el poder, aunque tolerando y respetando los espacios de otros. EnGuatemala, los ladinos fudamentalmente construyen su presente subjetividad sobre la base de queellos ganaron la guerra y por tanto deben seguir siendo el grupo dominante, aunque, dentro delmarco de los acuerdos de paz, estn dispuestos a tolerar y respetar los espacios SUBALTERNOSde los mayas. Sin embargo, en la medida en que, dentro del concepto de una nacin multinacionaly plurilinge se piense que mayas y ladinos deben ejercer igual dosis de poder, tal aseveracinimplicara romper, destruir, la hegemona ladina.

    La respuesta frecuentemente ofrecida ante este planteamiento, es la que afirma que noexiste la "cultura maya" como diametralmente indiferenciada de la ladina, ni sta como esenciaopuesta a la otra. Partiendo de dicha premisa, surge la cuestin acerca de si es lcito o no apoyarbinarismos "estratgicos" de los suabalternos, afirmndose que tal actitud sera una solidaridadpaternalista por asumirse que la misma es incondicional y no crtica.

    Desde luego a estas alturas del debate crtico, la pregunta semntica acerca de si los mayasson mayas o no lo son, es espurio, pues el mismo no cambia los factores polticos. Los garfunastampoco son garfunas, pues el suyo es un constructo elaborado por esclavos negros fugados deSan Vicente, ni los anglo-sajones "americanos," ni los alemanes "arios". Sera la historia de nuncaacabar. Todos los grupos tnicos, lo sabemos ya, son constructos, vehiculizados polticamentecomo mecanismo de posicionamiento para rearticular poder. Pero como no existe la verdad,cualquier posicionalidad, por simulada que sea, obtiene visos de verdad imaginaria cargada desimbolismo al articularse en un espacio social con el ejercicio de su voluntad de poder, con elejercicio de su poder de gestin.

    Heterogeneidades mayasLos mayas no se consideran un movimiento cohesionado, unitario, homogneo, ni nada

    por el estilo. Efectivamente, en este momento los mismos mayas reconocen que existen cuatro

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?6

    tendencias dentro de ellos:10 a) los autodenominados maya culturales, a quienes sus opositoresacusan de fundamentalismo o bien de racismo antiladino, representados particularmente porintelectuales kaqchikeles; b) los maya populares, organizados en estructuras monopolizadasactualmente por el partido URNG; c) los mayas que operan dentro de las coordinaciones politicasregionales, representados fundamentalmente por el alcalde de Quetzaltenango, Rigobeto Kem, ypor su grupo Xel-Huh, en torno al cual se agrupan otras coordinaciones regionales; y, finalmente,d) los maya militares ubicados en la derecha, y asociados a la estructura de poder construida enel altiplano por el ejrcito, y que agrupa sobretodo el poder local de los comisionados militares.Los tres primeros mencionados se coordinan informalmente en la COMG (Consejo deOrganizaciones Mayas de Guatemala)11 para negociar acuerdos que respondan a los intereses detodos, aun cuando dicha instancia no sea estrictamente orgnica ni garantice necesariamenteacuerdos conjuntos. Los desacuerdos fundamentales suelen darse entre los maya culturales ymaya populares debido a que estos ltimos frecuentemente priorizan los intereses del partidoURNG por encima de los tnicos, desenbocando en frecuentes alianzas tcticas entre los mayaculturales y las coordinaciones polticas regionales. Sin embargo, a nivel de COMG se intentannegociar todas las posiciones para idealmente sacar acuerdos nicos en beneficio del pueblo mayaen su conjunto.

    Lo anterior tampoco implica que todo vaya romnticamente sobre ruedas.Independientemente de posicionamientos polticos, existen otro tipo de conflictos: los de gnero,por ejemplo, o bien intertnicos, como el que todava se vive entre kichs y kaqchikeles, losgrupos ms grandes dentro de la familia maya, y que todava reviven su rivalidad orginada desdelos tiempos de la conquista espaola en el proceso de intentar hegemonizar al conjunto de lapoblacin maya. Presentemente, los kaqchikeles monopolizan el sector intelectual, en buenamedida porque dicho grupo se ubica en la franja de la carretera Panamericana por donde hapasado todo el desarrollo econmico asociado con la modernidad durante el presente siglo,mientras que los kichs, fuera de la ciudad de Quetzaltenango, se encuentran ubicados en zonasms marginalizadas del desarrollo econmico y cultural del pas. Sin embargo, han provedolderes polticos de gran embargadura, entre los cuales Rigoberta Mench y Rigoberto Kem sonapenas los ms conocidos.12 En consecuencia, los kichs han tenido una presencia mayor en lascoordinaciones polticas, mientras que los kaqchikeles han acaparado el espaciocultural/intelectual/educativo. Los otros grupos tnicos se ven en amplia desventaja frente a estosdos grandes grupos, aunque negocian alianzas tcticas segn sus intereses.

    El problema en su conjunto, sin embargo, es uno de marginalidad. Los mayas no seencuentran ubicados en posiciones de poder, sino todo lo contrario. Basta sealar algunosejemplos. Incluso a nivel de organismos internacionales tales como los varios organismosvinculados a Naciones Unidas que operan en el pas, no se contrata personal maya.13 Dichapoltica de empleo, alineada con la hegemona ladina en el pas, sirve tan solo para perpetuar lanaturaleza racista del estado. De similar manera, el programa de capacitacin para ex-combatientes mayas implementado por la Organizacin de Estados Americanos (OEA) dentro delmarco de los Acuerdos de Paz, ha terminado con resultados similares. Segn le dijo a RigobertaMench una de las personas que trabajaron en dicho proyecto,14 capacitaron a muchos ex-combatientes que carecan de educacin formal en trabajos manuales: carpintera, conducirvehculos, etc. Pero ahora que dicho programa ha concluido y se retira la OEA del pas, no

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?7

    existen empleos para ninguno de ellos. El gobierno se ha negado a contratar o bien siquieraabsorber un bajo nmero de personal maya. Son muy atentos con los representantes de dichoorganismo internacional, escuchan sus preocupaciones, pero cuando se trata concretamete decontratar a algn sujeto, no lo hacen. Mientras tanto, el mismo gobierno mantiene atomizados alos escasos cuadros mayas, en miles de comisiones de dudosa utilidad, donde frecuentementesalen a relucir las diferencias entre los varios sectores para deleite de los propios funcionariosladinos del gobierno.

    Otro ejemplo sera el siguiente. En el curso del presente ao, el trabajo de las comisionesparitarias creadas por la firma del Acuerdo de Paz para generar polticas que transformaran lanaturaleza ladina del estado, lleg a su conclusin. Por lo tanto, entre otras cosas, ahora es elmomento en el cual se viene efectivamente la conformacin del programa de educacin bilingecomo uno de los mecanismos estratgicos para intentar cambiar la naturaleza tnica de la nacin.Segn el Acuerdo de Paz, la implementacin de dicha iniciativa, transcendental para el pas,debera ser realizada por una comisin igualitaria entre mayas y ladinos. Sin embargo, en laprctica, el gobierno propuso una comisin en la cual slo dos miembros eran mayas, dentro deun total de dieciocho. El razonamiento del gobierno para tan bajo nmero es, desde luego, elconsabido argumento segn el cual no existen cuadros mayas lo suficientemente preparados comopara participar en una comisin de tan alto nivel y tan transcendental para el futuro del pas. Sinembargo, el gobierno obvia en ese proceso no slo la representatividad poltica tnica, sino supropia responsabilidad por no producir ms cuadros profesionales de extraccin maya. Despusde mucho negociar, se logr que se ampliara la comisin a un total de veintids miembros, de loscuales siete son mayas.15 Es esta, pues, la comisin que tratar de implantar el programa deeducacin bilinge, nunca antes realizado en la nacin guatemalteca, en los prximos ocho aos.

    La falta de cuadros mayas es, efectivamente, un problema que limita la visin o insercinque pueden tener stos en el marco nacional. Afecta, desde luego, sus propios intereses,torpedeando el avance de polticas tnicas ms coherentes a lo largo y ancho de la nacin.Generalmente la pobreza de cuadros implica que la mayora de estos carezcan de visinestratgica, viendo as el panorama poltico con miopa y autointers. Muchos de estos cuadrospobremente formados se movilizan nicamente en torno a problemas polticos concretos queataen lo tnico de manera especfica o concreta, pero rara vez ven ms all de esto ltimo. Esalimitacin se ha manifestado claramente en el presente ao, en el cual se est implementando porprimera vez en el pas un programa para legislar la desastrosa situacin de la niez. Los mayas noparticiparon en dichas comisiones, a pesar de haber sido invitados a las mismas, pues muchospensaron ilusoriamente que se trataba de un tema que no les acataba. Cuando sali por fin elanteproyecto de ley, result que era un anteproyecto con caractersticas culturales eminentementeladinas. Slo entonces, y prcticamente ante el hecho consumado, lucharon por retrasar suimplementacin e insertar modificaciones adecuadas a sus particulares rasgos culturales.

    Se dan tambin, a veces, problemas bizantinos como el debate existente entre un grupolingstico operando autnomamente bajo la proteccin del Centro de Investigaciones RegionalesMesoamericanas (CIRMA) y la Academia Maya de la Lengua. Los primeros dicen que el kichtiene doble vocal, mientras que la Academia insiste en que no es el caso, y trata de imponer suopinin amparndose en el hecho de estar reconocida legalmente por la actual constitucin comola entidad nacional que cobija los idiomas mayas. El resultado de tan singular disputa es que

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?8

    presentemente no se estn publicando a niveles institucionales, tanto pblicos como privados,textos en kich, en un momento en que stos urgen ms que nunca para la formacin de cuadrosy la ampliacin de sus derechos civiles y polticos.

    Los problemas de los cuales las escasas organizaciones mayas tienen que hacerse cargoson mltiples, y muchos de ellos deberan ser asumidos por otro tipo de organismos. Una vezms, un ejemplo concreto. Segn Rigoberta Mench,16 su fundacin ha tenido que hacerse cargode grupos de ex-combatientes, o bien de miembros de las Comunidades Populares en Resistencia(CPR) que por pruritos ticos o morales se negaron a entregarse a los organismos de NacionesUnidas. Aunque han renunciado a las armas, dichas personas andan divagando, desarmados, atodo lo largo y ancho del territorio guatemalteco. Slo el da de ayer (16-8-98), informRigoberta Mench, tuvimos una reunin porque contabilizamos ya a 185 compaeros quevinieron a buscarnos.17 Asimismo, Mench asegura que, contrariamente a lo que piensan tantolos fanticos as como los crticos del movimiento maya, no aumentar en las prximas eleccionesel nmero de diputados mayas en el Congreso de la Repblica, porque en todos los partidos loscandidatos mayas aparecen en los puestos doce, o trece para arriba, de manera que la posibilidadde que salgan electos es mnima. Ningn partido se preocupa por ponerlos ms adelante en lalista. Como resultado, la esperanza poltica reside en hacer crecer localmente el poder de loscomits cvicos. En este sentido, Mench seala que hoy hay ms alcaldes mayas que nunca, y quetanto su propia fundacin as como los maya culturales trabajan intensamente con ellos. Notodos tienen conciencia tnica, y no todos son honestos, afirma, pero es importantepoliticamente que salgan electos.

    Despus de ver de manera rpida pero significativa los problemas existentes en el seno delmovimiento maya, podemos contemplar que si por acaso llegaran algn da a ejercer el poderejecutivo o legislativo dentro de la nacin, controlaran el estado, o bien parte de ste, pero nopor ello la nacin sera una nacin maya" en la cual estos ltimos estaran en capacidad de echara los ladinos al mar como temen grotescamente quienes defienden el ladinismo a ultranza.Asimismo, al rearticular sus relaciones de poder y tener acceso por lo menos a una dominacinsimblica, ellos mismos se veran obligados a reconstruir su propia subjetividad, como ha pasadocon cualquier grupo tnico otrora oprimido que transforma sus relaciones de poder, dado queefectivamente no existen las llamadas esencialidades fuera de los espacios simblicos deautoconstitucin de una identidad. En este ngulo, tambin concuerdo con Morales o Carrera enque no existe la "cultura maya" como un fenmeno diametralmente diferenciado de la culturaladina. Lo anterior no niega, sin embargo, que ambos grupos se han posicionado polticamentecomo binariamente opuestos el uno al otro. Sin embargo, no hay que dejarse engaar por elespejismo que dicha situacin genera. La misma se da, desafortunadamente, en un ejerciciodesigual de poder en el cual los ladinos han ejercido histrica e histricamente la dominacin yhegemona, mientras los mayas han jugado un papel eminentemente subalterno, en el cual elracismo ha sido la condicin sine qua non para definirlos por encima de cualquier otra funcindefinidora de su subjetividad. Por ello mismo, polticamente es imposible defender en estemomento la hegemona de la ladinidad an cuando uno entienda que ambos grupos no sediferencian tnicamente.

    El racismo maya, que desde luego existe tambin, se ubica ms bien conceptualmentedentro de lo que en los Estados Unidos han llamado reverse racism, fenmeno anlogo al del

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?9

    movimiento afrocentrista. Independientemente de que a uno no le guste, y debata crticamente encontra de sus posiciones ms radicales, debe existir el reconocimiento de que el mismo ha surgidoreactivamente al ejercicio claro de una brutal opresin y discriminacin, lo cual dista mucho deequiparar ambas situaciones. Por ello, an cuando acadmicamente uno tenga la obligacin ticade combatir las conclusiones ms radicales que puedan surgir de tales posicionamientos, yefectivamente de deconstruir los falsos esencialismos que podran operar en su base, es necesarioentender por qu polticamente sectores ladinos progresistas se posicionan por la deconstruccinde la hegemona ladina y en defensa de la emergencia, a nivel de iguales, del sujetoautodenominado "maya," el cual ha sido, de hecho, un sujeto subalterno severamente oprimido ydiscriminado a lo largo de quinientos aos de brutal historia colonial y postcolonial.

    Problemas y ms problemasLo dicho en las secciones anteriores puede ser visto tan solo como una discusin de

    matices entre corrientes ubicadas al interior de los estudios culturales. Sin embargo, decir esto noimplica que por ello deje de estar abierta a la polmica, dado que lo que est implicado son vidasmuy concretas, como las de Ovidio Paz Bal, Juan Len y Ricardo Sulugui Juracn, mencionadosal inicio de este trabajo. Asimismo, de esta subalternidad, aunque sea concretamente por medio delos cuadros dirigentes de la misma, surge un discurso consistente que va efectivamenteconstruyendo nuevas relaciones de poder/conocimiento.

    El problema real no est en que esta camada de dirigentes mayas no puedan articular posicionamientos. Est en que los posicionamientos que articulan no son escuchadosdentro de verdades diferentes, las cuales son a su vez articuladas por otra red de relacionespoder/conocimiento, actualmente monopolizadas dentro de Guatemala por el mundo ladino.Sabemos ya que no basta con decir la verdad. Hay que estar "dentro de la verdad" dominante,discursivamente hablando. Fuera de Rigoberta Mench, ninguno de los otros dirigentes mayas haefectivamente conseguido dar este ltimo paso.18

    Estos ltimos representantes de una cierta marginalidad dentro de esa mayor marginalidad globalizada que ya es el conjunto de Guatemala efectivamente articulan posicionesdiscursivas dignas de mrito. El problema est en que los ladinos hegemnicos no las toman enserio porque stas deconstruyen el proyecto ladino de rearticular su propia subjetividad comooccidental y no perifrica "de color." Horrorizados ante la perspectiva de verse situados comosujetos no occidentales, no racionales, sin alma, etc., ciertos ladinos se niegan a escucharcualquier discursividad maya independientemente de sus mritos.

    Los discursos autoritarios se dan en la subalternidad y en los grupos hegemnicos. Losdiscursos autoritarios pueden darse en cualquier sitio. Ser subalterno no implica ser un santocatlico. Si acaso, el comportamiento subjetivo cotidiano es precisamente lo contrario de estoltimo dadas las miserables condiciones de la subalternidad. Pero para llegar a tener cualquier tipode sociedad igualitaria, o bien mnimamente justa, primero hay que romper las relacionesasimtricas de poder. Eso slo se puede hacer apoyando al sujeto subalterno, no al sujetodominador, que en el caso guatemalteco es el ladino. Sin embargo, las posiciones que defiende elladinismo arguyen que para compartir la hegemona, debe darse una negociacin intertnica,entendida como un pacto en el que ambas partes negocian en igualdad de condiciones. Esto ya esde por s una falacia, pues los mayas no pueden tener igualdad de condiciones en una situacin

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?10

    asimtrica de poder cargada de profundo racismo. Precisamente como un paso primario yelemental para romper dicha asimetra, construyen polticamente su propia subjetividad sobre labase de todos aquellos elementos simblicos que luego son descartados por los ladinos, acusadosde ser ideolgicos.

    Se admita o no, la estrategia ladina es la de arrinconar a la dirigencia maya, desvalorizandosu subjetividad sobre la base de que su discursividad es esencialista, fundamentalista, antiladina oincluso racista al revs, como mecanismo para impedir la reversin hegemnica de las relacionestnicas. Para lograr esta meta, se ha intentado categorizar a todos los dirigentes mayas en bloquecomo esencialistas sin matices, con el afn de construir una corriente de opinin que dentro delsector ladino que, de hecho si no de cohecho, es racista.

    ConclusionesEn un libro reciente,19 Jos Joaqun Brnner se refiere a la cultura de la globalizacin

    como una reorganizacin del tiempo y el espacio. Al comprimirse la distancia y el tiempo, losfenmenos culturales globales pasan a tener una incidencia local cuasi inmediata, rompindose as-- entre otras cosas -- muchas de las diferencias que marcaron verticalmente las relacionescentro/periferia durante el transcurso de la modernidad. En esta nueva arquitectura de redes(134), en esta nueva nocin no lineal de la temporalidad, el problema tnico maya ubicadopreviamente en espacios locales marginalizados de toda verdad moderna, adquiere visos decontemporaneidad en el conjunto de lazos interdependientes desarrollados en espacios quepodramos denominar desterritorializados, o bien culturas post-nacionales, emulando a GarcaCanclini. Es por ello que en otro texto de reciente aparicin,20 Mabel Moraa se refiere a laglobalizacin del indigenismo.21

    Con esto se viene abajo el esquema representacional bsico con un sesgocaractersticamente moderno de que existen modelos culturales que pueden aplicarse de unamanera singular dentro de los Estados Unidos, digamos, pero que no tienen validez alguna enotros espacios con caractersticas supuestamente diferentes. De hecho, as como existeactualmente la hibridez o heterogeneidad cultural identitaria, existe tambin la hibridizacindel conocimento a nivel post-nacional (o bien, desterritorializado), fluyendo en mltiplesdirecciones, de manera que los conocimientos locales (la especificidad maya, en este caso) pasa aser parte de la globalidad, y la discursividad terico-poltica que opera dentro de sta ltima, esigualmente apropiada por fuerzas locales por medio del internet, entre otros mecanismospropios de la revolucin digital empleados por los mayas en sus diversas organizaciones cuyadiscursividad se mueve tambin eclcticamente de la periferia hacia el centro. Es posible en estecontexto criticar a los intelectuales mayas contemporneos porque recurren a teoras formuladassupuestamente para espacios nacionales diferentes, en el proceso de mimetizar subversivamente ladiscursividad acadmica del centro para contrarrestar ideologas que consolidan la dominacinracista? Puede acaso en nombre de una supuesta pureza nacional, justificarse la continuasubordinacin/opresin de los mayas hasta el da en que produzcan una teora culturalabsolutamente tan orginal y nacional como los frijolitos y tortillas o la marimba? Ciertamente notiene dicha actitud base slida en un mundo regido por la instantaneidad que modifica lascoordenadas del vnculo poder/conocimiento. La globalizacin efectivamente est transformandono slo las relaciones centro/periferia, sino tambin la percepcin de que las culturas otrora

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?11

    1..- Sam Colop. Uchaxik: Del racismo subyacente. Prensa Libre, mircoles 12 de agosto de1998, p. 13.

    2.- Aqu seguimos de cerca el anlisis de poderes oblicuos realizado por Nstor Garca Canclinien Culturas hbridas, p. 323.

    3.- Ladino es el sujeto mestizo, no maya, con aspiraciones a una identidad occidental, que buscanegar sus propios orgenes mayas u subrayar su ascendencia europea.

    4.- Ver a este respecto la ponencia de Mario Roberto Morales citado en el presente trabajo, ascomo sus columnas periodsticas sobre el tema publicadas en el peridico guatemalteco SigloXXI entre 1997 y 1998.

    5.- En realidad, la guerra es ms bien la consecuencia del terremoto del 4 de febrero de 1976, queoblig a las comunidades a reorganizarse e implementar toda una gama de mecanismos deautogestin.

    6.- Comunicacin personal, agosto 1983.

    7.- Demetrio Cojt, comunicacin personal, 18 agosto 1998.

    8.- Shetemul, Haroldo. La esquina del Director: La multietnicidad guatemalteca. Crnica. AoXI No. 533. July 3-9, 1998.

    9.- Ver los escritos de Demetrio Cojt a este respecto, especialmente Ri Maya Moloj pa Iximuleu:El movimiento maya (en Guatemala).

    10.- Haroldo Shetemul, comunicacin personal. 13 agosto 1998. Esta informacin es corroboradapor Demetrio Cojt, tambin en la comunicacin personal del 18 agosto 1998 ya sealada.

    perifricas tenan de s mismas. Actualmente, stas hacen suyas les mecanismos que les permitasubvertir la nocin misma de teora y prctica culturales.

    Este debate dista mucho de concluir. El presente trabajo, sin embargo, espera contribuir asubrayar algunos de los problemas ms enconados que emergen del mismo, en un intento porevitar binarismos unidireccionales en las relaciones centro/periferia, fenmeno que s seraefectivamente culpable de fetichizar y esencializar a las culturas subalternas, como bien sealaronya Frances Aparicio y Susana Chvez-Silvermann (14). Efectivamente, sea que nos guste o no,en este momento hasta algo tan supuestamente particularizado como el problema entre kichs ykaqchikeles, las pequeeces de un cierto pensamiento ladino guatemalteco o incluso las vicisitudesde abogados mayas amenazados de muerte en las afueras de Solol, se argumentan, debaten yfrecuentemente hasta se resuelven hoy en la arena global.

    NOTAS

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?12

    11.- El COMG fue creado el 20 de junio de 1990 como una coordinadora de instituciones mayas.Est compuesto por 15 organizaciones miembros, tanto no gubernamentales como acadmicas. ElCOMG forma parte a su vez de la Coordinadora de Organizaciones y Naciones Indgenas delContinente (CONIC). A este respecto, ver el trabajo de Santiago Bastos y Manuela Cams, op.Cit.

    12.- Adems, los kichs de la ciudad de Quetzaltenango se consideran la lite econmica ycultural de Guatemala. En consecuencia, suelen distanciarse de otros kichs residentes fuera de lasegunda ciudad del pas.

    13.- Demetrio Cojt, quien suministr dicha informacin, es de los escassimos mayas operando anivel ejecutivo en una organizacin no gubernamental, como funcionario de UNICEF. Susobservaciones provienen desde el interior mismo de dichos organismos.

    14.- Rigoberta Mench, comunicacin personal. 18 agosto 1998.

    15.- Hay tambin algunos otros mayas dentro de la comisin, pero estn all como asalariados delgobierno, y en su representacin.

    16.- Ibid.

    17.- Mench inform de igual manera que no ser candidata para presidente de la Repblica en1999 porque eso seria polticamente contraproducente. No se puede formar un partido sindinero, y nadie, ni siquiera la URNG, tiene suficiente dinero para formar un partido fuerte quepueda competir con los partidos ladinos. Ibid.

    18.- Esta situacin es anloga a la de los escritores centroamericanos. En Centroamerica, no esque no haya buena literatura. Es que su buena literatura, desde el Popol Vuj hasta nuestros das,pasando por Landvar, Asturias, Cardoza y Aragn, Monterroso, etc., no entra en las relacionespoder/conocimiento articuladas desde la metrpolis en favor del Cono Sur.

    19.- Globalizacin cultural y posmodernidad.

    20.- Indigenismo hacia el fin del milenio.

    21.- Este mismo fenmeno podra hasta llegar a explicar el rol icnico que figuras como RigobetaMench han adquirido en espacios marcadamente lejanos de sus propias fronteras, sin negar queparte de su componente puede ser un mecanismo de mitificacin primitivista que elude el dilogointercultural.

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?13

    BIBLIOGRAFIA

    Aparicio, Frances R. & Chvez-Silverman, Susana (eds.). Tropicalizations: Transcultural Representations of Latinidad. Hanover: Dartmouth U P, 1997.

    Arias, Arturo. Forum on Anthropology in Public: Consciousness, Violence, and the Politics ofMemory in Guatemala. Comments to Charles R. Hale. Current Anthropology 38.5(1997).

    ___________. Latin America and Globalization: Response to Jeremy Adelmans Paper.LASAForum 29.1 (1998). ___________. La psique interior de los guatemaltecos, las cuestiones del biculturalismo.

    Mesoamerica 34 (1997).

    Bastos, Santiago & Cams, Manuela. Quebrando el silencio: organizaciones del pueblo maya y sus demandas 1986-1992. Guatemala: FLACSO, 1996.

    Bhabha, Homi K. The Location of Culture. London: Routledge, 1994.

    Brunner, Jos Joaqun. Globalizacin cultural y posmodernidad. Chile: Fondo de CulturaEconmica, 1998.

    Casaus Arz, Marta. Guatemala: Linaje y racismo. San Jos: FLACSO, 1995.

    ________________. La metamorfosis del racismo en Guatemala. Guatemala: Cholsamaj, 1998.

    Cojt Cuxil, Demetrio. Ri Maya Moloj pa Iximuleu: El movimiento maya (en Guatemala).Guatemala: IWGIA-Cholsamaj, 1997.

    Esquit Choy, Alberto & Glvez Borrel, Vctor. The Mayan Movement Today: Issues of Indigenous Culture and Development in Guatemala. Guatemala: FLACSO, 1997.

    Garca Canclini, Nstor. Culturas hbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad.Mxico: Grijalbo, 1990.

    Lienhard, Martin. La voz y su huella: Escritura y conflicto tnico-social en Amrica Latina (1492-1988). La Habana: Casa de las Amricas, 1990.

    Mench, Rigoberta (con la colaboracin de Dante Liano y Gianni Min). Rigoberta: La nieta de los mayas. Madrid: El Pas/Aguilar, 1998.

    Montejo, Vctor. Sobre Pan-Mayanismo. Mesoamrica. 18.33 (1997).

  • Arias Postolonialidad ladina, subalternidad maya?14

    Morales, Mario Roberto. La articulacin de las diferencias: El discurso literario y poltico en eldebate intertnico en Guatemala. Ponencia presentada en el Simposio Internacional NewPerspectives in/on Latin America: The Challenge of Cultural Studies. Marzo 21, 1998.

    Moraa, Mabel, ed. Indigenismo hacia el fin del milenio: Homenaje a Antonio Cornejo Polar.Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1998.

    Payeras, Mario. Los pueblos indgenas y la revolucin guatemalteca: Ensayos tnicos 1982-1992. Guatemala: Magna Terra, 1997.