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ISSN 0 12 1-2435 BOLETíN DE ARQUEOLOGíA Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales AÑ0 13 ENERO 1998 CONTENIDO NUMERO 1 Arqueología del Alto Saija, Costa Pacífica caucana Mar tha C. Hernández Sánchez 3 Proyecto arqueológico en la Llanura de Matanzas - Informe preliminar Héc tor Llan os Vargas 41 SANTAFÉ DE BOGOTÁ, D.C.

Arqueología en Saija, Costa Pacífica

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Costa Pacífica, Colombia arqueología prehispánica

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ISSN 0 12 1-2435BOLETN DE ARQUEOLOGAFundacin de InvestigacionesArqueolgicas NacionalesA013 ENERO1998CONTENIDONUMERO 1Arqueologa del Alto Saija, Costa Pacfica caucanaMar tha C. Hernndez Snchez 3Proyecto arqueolgico en la Llanura de Matanzas - Informe preliminarHc tor Llan osVargas 41SANTAF DE BOGOT, D.C.Armadadigital eimpresin:Editora Guada lupe Ltda. Te!.: 269 0788E-mail: guada@col l .telecom.com.coSantaf de Bogot, D.C., ColombiaARQUEOLOGA DEL ALTO SAIJA,COSTA PACFICA CAUCANAMartha C. Hernndez Snchez'1. INTRODUCCiNEn el litoral Pacfico del suroccidente de Colombia y norte del Ecuador se hanencontrado vestigios culturales de sociedades sedentarias agro-alfareras conoci-das como Tumaco-Tolita (350A.C al 350O.C) (Patio1995). Estas socieda-desselocalizanenunextensoterritoriocosteroquehastael momentoestlimitado al sur por la isla de La Tolita en la provincia de Esmeraldas, Ecuador, ypor el norte en la baha de Buenaventura, Colombia (Bouchard1995; OeBoer1995; Patio 1998; Salgado y Stemper 1993;1995; Valdz 1987). Esta delimi-tacinesvlidaparael litoral costero; sinembargo, haciael interior delallanura aluvialhacen falta ms estudios. Como consecuencia de esta disparidaden la investigacinarqueolgica es poco loque se conoce temporal yespacialmente, sobre los grupos que habitaron en la llanura aluvial selvtica y elpiedemonte cordillerano.El reaqueharecibidomayorinterspor partedelosarquelogoshasidoTumaco, por serunodeloscentrosms importantesenel desarrollodelassociedades prehispnicascosteras. Para lareginde lacostacaucana, seprospectarony excavaron varios sitios en las zonas bajas entre los ros GuapySaija . Este trabajopermiti confirmar la presencia de asentamientos Tumaco-Tolita en zonas de manglares.En el presente artculo se dan a conocer la presencia de ocupaciones prehispnicasque habitaronel interior de lallanuraaluvial selvticayel piedemontecordillerano. De manera particular nos referiremos a la investigacin llevada aI Antroploga egre sadadel Depto . deAntropologa dela Universidad delCanea.3cabo en el alto ro Saija, su orientacin estuvo enfocada a la caracterizacin delas ocupaciones localizadas all yadeterminar sihuboen esta s zonasasentamientos Tumaco-Tolita.2. MEDIOAMBIENTEREGIONALLa Costa Pacfica del Cauca abarca los municipios de Timbiqui-Guap y Lpezcon una superficie aproximada de 760 .200 hectreas, repre sentando cerca del25% del rea total delDepartamento del Cauca (Urpa, 1982). Se ubica dentrode lo que se conoce como Sel va Tropical Hmeda (TropicalRainForest), convariaciones de temperaturas entre los 21C y 30C (Castiblanco 1990: I00; Cor-ts1981:5;1993:150; Ortiz1987:7;Paredes y Ordez1984:29; Plaidecop-CVC1983:18) .Fisiogrficamente pertenece a la llanura aluvial pacfica, la cual ha sido caracte-rizada por Hubach( 1945), quinhadiferenciadolareginencuatrozonasnaturalesque correnparalelasalalneade lacosta: (a) Lazonaselvticapantanosa, cercaalacosta; (b) Lazonademanglares,regindeesterosybocanas; (e) piedemonte alto , en la parte oriental de la llanura; (d) piedemontebajo, enla parte media. Las dosprimeras zonas corresponden a la del litoralcostero y se caracteriza por una extensafranjade manglares quepenetra en elterritorio continental de manera irregular hasta aproximadamente unos15 Km;estafranja se encuentra atra vesada por numerosos esteros quesirven devasde comunicacin en la regin.3. RESEA ARQUEOLGICA DELA COSTA PACFICALas investigaciones arqueol gicas en el litoralPacficohan venido desarr olln-dose desde los ao s 50 demaneraespordica, siendo Tumaco, en la fronteraconEcuador el rea de estudio ms destacada. A pesar de la pocaarqueologarealizada en la regin del Pacfico varios arquelogos han dadoa conocer im-portantes sitios como Inguap , Mataje, Monte Alto , (en la regin de Tumaco);Gorgona y Cocotera (en la Cos ta Caucana) yLa Bocana, en la costa delValledel Cauca. Estosestudios han sidoubic ados cronolgicament e en dospero-dos, ( 1) Desarrollos Regionales", comprendido entreel 500 A.C y el 500D.C;y(2) DesarrollosTardos, entreel 500D.e. hastalaconquistaes pao la2 El t rmino dedesarroll osRegionalesesusadoensentidocronolgicoydefineunodelospero dos msdestacados en el estud io de la arqueo loga ecuatori ana y sur de Colombia (Marcos. 19R6; Bouchard, 1995).4(Bouchard, 1983, 1995; Casas, 1991; Cubillos, 1955; Patio, 1988, 1992, 1993,1995; Reichel Dolmatoff, 1978; Stempery Salgado, 1993; 1995; Valdz, 1987).Dentro del per odo de Desarroll os Region ales se observa de manera notabl e elsurgimiento de sociedades costeras como Tumaco-Tolita, durante un lapso detiempo aproximado entre el 350 A.e. y el 350D.e. , dejando sus huell as en unextenso territorio costero que comprende desde la regin de La Tolita, Ecuador,hasta la regin de La Bocana al nort e, en la Bah a de Buenaventura, Colombia.Los estudios arqueolgicos, sugieren que estas sociedades tuvieron centros eco-nmicosypolticosquealcanzaronelnivel delos cacicazgos(Earle 1991;Bouchard1995; Patio 1995; Valdz, 1987). Los asentamientos se han obser-vado en zonascercanas al litoral, preferibl ement e en los manglares, esteros ybocana s en part es no inundables llamadas "firmes". All se construyero n mon-tculosartificiales que tuvie ronunadobl efuncin:comoviviendas ycomositios de ent ierro(Patio, 1992:44). Tambinseobservael desarrollo delametalurgia y una produccin variadade estilosalfareros, uso de camellonesagrcolas y pesca artesanal. Este per odo se caracteriza, adems, por la presen-cia de centros polticos y econmicos que generaron nexos culturales y comer-ciales conotros grupos locali zados a lo largo de la costaPacfic a a travs deredesdeintercambioacortaylargadistanci a, tantodealimentos comodeobjetos suntuarios importantes para las lites' (Bouchard, 1995; Patio, 1992,1995; Stemper y Salgado, 1993, 1995; Valdz, 1987). Por otro lado, est udiosrecient es de reconocimi entos regionales en el litor al Pacfi co colomb iano hanpermitido ampliar y profundizar las secuencias cultural es y cronol gicas exis-tent es. Tamb in, se ha prestado una mayor atencin a la distribu cin territ orialde los gruposTumaco-Tolita a lo largo dela costa,alos patron es de asenta-mient o, economa y redes de comercio (Bouchard, 1995; Pati o, 1995, 1998;Salgado y Stemper, 1995).Alrededor del 500D.e. se han evidenciado cambios notorios reflejados en unpaulatino "abandono" dellitoral costero en contraste con la ocupacin de terri-torios ribereos de la llanura aluvial selvtica y el piedemonte cordillerano. Enlos registros ho se perciben grandes centros pob lados con extensos campos deculti vo, ni importantesredesdeintercambio, tal comosucedi enel periodoinmediatamente anterior (Patio, 1998). Por otrolado, la industria cermicapresenta nuevas formas y patrones estil sticos diferentes a lo tpico de la alfar e-ra Tumaco. Estas obser vaciones han permitido caracterizar un nuevo perodo3 Elconceptodeliteaplicadoasociedadescompleja ssugierelaorganizacindegrupos depoderquienes ejercen control sobre lo social. econmico y poltico (Ear le, 1991: Murcus, 1992).5en la costa, conocido en la literatura arqueolgica como perodo de Desar rollosTardos . Las investigaciones arqueolgicas de este perodo en la costa Pacficade Colombia han reportado vestigios culturales de diferentes grupos a partir del500 D.C. hasta los comienzos de la conquista europea. Estosrestos han sidoreportados enlos sitios de SanLuis1, en el bajoCalima, con fechas entreel550 y1200 D.C.(Rodrguez, 1988); SanMiguel, fechadoen 665D.C., en elro Timbiqu (Patio, 1993). Ylos sitios del alto ro Saija reportados reciente-mente. En la regin de Tumaco el tardo se hallarepresentado porlos sitiosBucheli (1075D.C) YMaina (880D.C), en el bajoPata (Bouchard,1982-83;Patio, 1993). Adems de las evidencias arqueolgicas los datos etnohistricosconstatan queen pocas de la llegada delos espaoles a estastierrasalgunosgrupos indgenas (e.g., Sindaguas, Petres, Cajambres etc.) ocuparon la llanuraaluvial durante los comienzos dela conquista y colonia (Bouchard,1982 -83;Calero, 1991, 1997; Patio,1992) .4. EL REA DE INVESTIGACINLa regin del Alto ro Saija se encuentraentrela llanura aluvial selvt ica delPacfico y los contrafuertes occidentales de la cordillera Occidental. Est loca-lizada en el muni cipio coste ro de Timb iqu (Departamento del Cauca), com-prendiendolos corregi mientos de San Bernardo, Santa Rosa y Pet. El rea deinvestigacin se encuentra en una regin caracterizada por el piedemonte alto ybaj o. El piedemonte alto tiene una topografia combi nada entre colinas escarpa-dasyonduladasdeorigenTerciarioSuperioryporcolinasaltas derelievequebrado que corresponden al Terciario Inferior (Corts, 1981: l O).El piedemonte bajoest formadopor numerosas lomas con vegas ampliasa lolargo de las fuentesde agua, en terrenos aluviales del cuaternario ms reciente.Los materiales de arrastrefueron depositados en partes planas y depres ionales.Las terrazasson escasas y de poca extensin, compuestas por sedimentos msantiguosdelpleistoceno, depositadossobreun basamento de edadterciariaydisectados generalmente por procesos erosivos . El piedemonte bajo est cubiertode selvatropical hmeda conespecies maderables como el Yarumo(Cecrop iasp.), Cedro (Cedre/asp.), Balso (Oehoroma sp.) (Urpa, 1982: 17).La agricultura en esta zona est pobremente desarrollada debid o a la acidez delos suelos; sin embargo, se tienen cultivos de pan-coger de especies como caimito(Chrysophyllum caimitii ; ame (Dioseorea sp), maiz (Zea mays), pltano (Musasapientum), yuca(Manihot seu/enta), guanbana(Anonamuricata), papaya6(Caricapapaya), pia (Ananas comosus) ycacao(Theobromasp) (Corts,1981;Hubach, 1945).En estas zonas naturales se destaca una amplia red fluvial de rosy quebradasque descienden de las estribaciones occidentales de la Cordllera Occidental ydesembocanenelOcano Pacficoa travsdeesterosy bocanas. Entrelosrosnavegables por grandes embarcaciones en las zonas bajas se encuentra elSaija, Timbiqu, Guap, Lpez de Micay y Napi.5. TRABAJO DE CAMPO Y METODOLOGAEn la investigacin delaltoro Saijala metodologa de campo consisti enunreconocimiento no sistemtico de aproximadamente 21.5 km., lineales . Para unregistroadecuadolareginfue divididaenseis sectores as: (a) sector 1,corregimientodeSantaRosaala cuevadelosGuengeles, conuT! recorridoaproximadode5Km., (b) el sector 1I , desde Santa Rosahasta SoledaddeYantn, con una distancia de 4 Km. , (e) el sector 1Il, parte de Soledad de Yantnhastala Cueva de PeaBlanca, de 3 Km. de recorrido, (d) el sector IV, desdeelcorregimiento de San Bernardo hasta San Miguel de Inf, con un recorrido aproxi-madode 3 Km. , (e) el sector V, a partir de SantaRosa hastaSan Bernardo, con4Km. y (f) el sector VI, desde Cueva dePeaBlancahastala vereda deLosGrillos, con un recorrido aproximado de 2.5 Km. (Figura-l ).Teniendo en cuenta la topografa y las condiciones del terreno en los diferentessectores se determinaron lasformas delrecorrido;unosse hicieronpor el routilizando canoas (Fotografia 1) Yotros a pie por caminos y senderos siguiendoel curso de los ros (Fotografia 3). Durante la prospeccin se visitaron fincasycaseros conel findeobtenerinformacindirectayconfiabledelossitiosarqueolgicos. Sin embargo, la localizacin de sitios arqueolgicos en las ribe-ras de los ros fue dificil, debido a la sedimentacin y erosin del suelo. E estascircunstanciasfuenecesarioabrir trochasparapenetrar al interiorunos 200metros o ms, y alejarse de las zonas ribereas con el objetivo de localizar lossitios arqueolgicos.Durante la prospeccin se efectuaron recolecciones superficiales de materialesculturales, serealizaron285pozos deprueba de 40x40 cm. Sinembargo, lamayora de los pozos arrojaron poco material cultural. Los sitios arqueolgicosseregistraronenunmapabase, aescala 1:I00elaboradoapartirdecartaspreliminares de Ingeominas y del Instituto Agustn Codazzi (Figura 1).7LEYENDA SitiosArqueol gicosCaserosNt08SU8_ harcuanso"C-.. OSan Calle " , .uuA.de Jess - - .:..... J... ...c . I .. e I s o ' 1 'Figura 7. Cermicas decoradas. Bordes y formas.l8tQ\. . '?\. ...lo ' .........y... UtIllULN11, "'......... . -e'l llll'I.. .... ....... e.C7 .. .=.,")Ig...'.'.. I M PRESO

,JL:Je MUEseuL----oID. ......oeAClOlOI ICIFigura 8. Cermicas decoradas. Bordes y formas.21las excavaciones. Los granos de maz analizados por G. Morcote, correspon-denaquellosencontradosdentrodelaurna funeraria. Segnlas muestrasestas pertenecena una sola variedadde maz(Zea mays) denominada"chococito", lacual seencuentradistribuidaampliamentedesdeel sur dePanam hasta la provincia deEsmeraldas, Ecuador. En Colombia abarca lacosta Pacfica y parte delpiedemonte de la cordil1era occidental. De acuerdocon referencias de Romoli (1963) estos cultivos fueron muyimportantes du-rante la poca de la conquista europea en la costa Pacfica.Patio (1956) , aseguraque el maz "chococito" no slo crece y se desarrol1a enregiones de clima ecuatorial , sino que ha sido uno de los cultivos ms primitivos .Anlisis paleoetnobotnicos en Calima, Costa Pacfica, sugieren que la variedad"Chococito" era un cultivo importante hacia e111 siglo A.C (Romero, 1994).Esta variedad era la ms conocida no slo por su morfologa y hbitos si no porel sistema usadoparasucultivo. Graciasa suadaptabilidadnosenecesitaningnpreparativodel terrenocomoel dedesyerbeyquema. Adems, laintervencindel hombre esmnima en su desarrollo, limitndosesu cuidadoslo a regar la semi11a sobre el rastrojo, cortar la maleza y luegoabandonar elterrenohastaque comiencelacosechadelamazorca (Patio, 1956:310y346) . Se ha observado que el maz "Chococito" se desarrol1a de formaintensaen reas de las calmas ecuatoriales del occidente suramericano, con una hume-dad y precipitacin atmosfrica de las ms altas del mundo (Ibid :346).6. MATERIALES CULTURALES YCORRELACIONESPara la clasificacin de los materiales cermicos se utilizaron atributos de la pasta,superficie, manufacturay decoracin. Conesteanli sis se pudoconstruir unatipologa cermica til para el establecimiento de las relaciones existentes entre losrasgosculturales del AltoSaijay aquellos de otrossitios costeros . El mtodocomparativo es usado para comparar no solamente eventos temporales sino tam-bin espaciales usando secuencias cronolgicas y atributos de materiales cultura-les comparables. Estos anlisis permiten establecer similitudes y diferencias entregrupos y regiones con largas ocupaciones (Nez-Regeiro, 1984).6. 1. El Sistema AlfareroLamuestracermicadel AltoSaija estrepresentadapor4.462fragmentosrecolectados en superficie, pozos de sondeo y en excavaciones controladas. En22Tabla 2. Distribucin de Material Cermico en el Alto Saija.SITIO ACTIVIDAD FRECUENCIA CERAMICA%Ro SanBernardo PozodeSondeo 5 0. 1 %Cuevadel roInf Recoleccin Superficie 90 2.0%PeaBlanca. ro Yantn Recoleccin Superficie 125 2.7 %Boca dePet ,roSaij a Reco leccin Superficie 66 1.5%Guengele IJI, ro Saija Reco lecci n Superfi cie 705 15.8 %Guengele IJI, roSaija PozosdeSondeo 127 2.9 %Guengele I1I, roSaija Excavaciones 3344 75.0 %TOTAL 4.402 100.0%la Tabla 2 se aprecia la distribucinnumrica y porcentual de los fragmentoscermicos recolectados durante los trabajos.Los materiales arqueolgicos se clasificaron por tipos de acuerdo a los atributosdela cermica antesmencionados . En estesentidoel material delaltorioSaija fue dividido en dos grupos generales: (a) cermicas ordinarias, caracteri-zadaspor presentar las frecuencias ms altasdel totaldelamuestray(b)cermicas decoradas. En la Tabla 3 observamos la distribucin de estos tiposcermicos en sitios prospectados y de excavaciones.La composicin de la pasta en cermicas ordinarias se distinguen dos tipos dearenasusadas como desgrasante: (1) arenas finas y(2) arenasgruesasconfragmentos angulares de cantos rodados. Las arenas, incidieron en el acabadode las superficies de las vasijas :(a) Alisado simple, con desgrasante de arenasfinas; textura lisa con ausencia de brillo y (b) Alisado burdo; con desgrasante dearenas gruesas y fragmentos angulares de roca de variosgrosores entre los 0.5mm. y 10 mm. combinados con cantos rodados que osci lan entre10 mm. y 15mm. de grosor. Aunquelas superficies de estas cermicas son alisadas presen -tan un acabado burdo con rugosidades, protuberancias y fisuras. Los fragmen -tosderocasangularesquese encuen tranenla pastanoparecenhaber sidointencio nalmente triturados, por el contrario, fueron recolectadas sin sufrir nin-guna modificacin.En el segundogrupo identificado por cermicas decoradas no es frecuentelasarenas gruesas, excepto en los tipos inciso y aplicado. Por lo general, este grupo23Fotograf a 5. Excavaciones en el montculo funerarioFotografi 6. Excavacin de tumbas. Sitio Los Guengueles.24tienearenasfina s quedana las superficiesun buenacabado. Lascermi casdecoradas estn constituidas por siete tipos cermi cos: Pintura roja, Roj o baa-do, Inciso, Muescas, Impreso, Ungular y Aplicado. Sin embargoestostiposcermicos no son muy frecuent es en la indu st ria alfarera del Alto ro Saija (VerTabla 2). Al igua l que muchos sitios tardos cos teros ms del 90% de la cermi -casepresentasin decoracin;cuando s ta ocurrelos estilos decorativos sonsimilares a los descr itos abajo.EltipoPinturarojapresentaunapastadematicescafclaros a osc uros . Losfragmentos cermicos contienen restos de pintura roj a en toda la superficie y enmenor cantidad se observa n bandas delgadas de pint ura (Figura 7 A). Al igualquela pinturaroja, el tipo roj obaiiado espocofrecuente. Unapelcula tenuesimilar a un baiio rojocubre toda la superficie de Jos fragmentos. El tipoInciso,prese nta lneas en baj o relieve. Este tipo agrupa varias clases de diseiios: lineashori zont ales simples, verticales sobre cuerpos aquillados y cuencos simples, l-neas paralel as oblicuas , combinacin de incisiones verticales y horizont ales conpunt os impresos en los cuencos; incisiones formando tringulos, incisiones dobl esen zigzag, incisiones en el labio de los bord es cermicos (Figura 7 C); impr esinde muescas e incisiones en cuerpos de vasij as compuestas (Figura 8 C).El tipo Ungular present a una leve incisin con la ua en la arcilla an hmeda. Seobserva en cuerpos y cuellos de vasijas subglobulares, a veces se encuentra com-binado con el tipo muescas (Figura 8 A) . El tipo Impr eso consiste en presionarsobre la vasija an hmeda sellos, dedos, o algn objeto que se quiera reproducir.Se observa en dife rentes pat rones: impresin de dedos y/o puntos sobre bordescer micos, en cuellos y cuerpos de cuencos aquillados ; e impresin de tringul oshorizontales sobre cuencos(Figura 8 B). La decoracin aplicada, present a pe-queosapliques modelados de la misma arci lla que se fijan por presin sobre lasupe rficiede una pieza cermica. Tiras delgadas serpentiforme, aplicaciones devolutas en arci lla, dando la aparie ncia de una falsa asa (Figura 8 O).Las formas obse rvadas corres ponden a vasijas globulares (Figuras 4 A YFiguraS-A y B), cuencos aquillados,(Figuras 6 O), cuencos esfricos sencillos (Figu-ras 4 C, Figura 6 C) Yen menor cantidad platos senci llos (Figuras 6-E), algunosmid ieron hasta40 cm. de di met ro. Las nicasbases de vas ijas fueron planasy convexas(Figura6GY H), muchasdeellas conrestos decarbn ensuint eri or, posibl ement e residuos de aliment os ca lcinados . Al parecer vasija sglobulares de uso domstico fueron reutili zadas como urna s funerariasen elmomentodeiniciarunasepultura de tipo secundario y como ofrend as frag-ment os de varias vas ij as.25Tabla 3. Distribucin de tipos cermicos de los sitios INFI , Pea Blanca y Los GuengelesTipo Alisado Alisado Pintura Rojo I nciso Ungular Impresin Muescas Aplicacin Total 100"10Simple Burdo Roja BaadoSitios# % # % # % # % # % # % # % # % # %INFI R.S. 23 25.6 66 733 1 1.1 so 100%PEABLANCAR.S. 32 25.6 92 72.01 1.8 125 100%Guengeles R.S. 4Ul 57.7 249 35.2 2 0.3 17 2.0 21 2.9 2 1.3 7 1.0 1 0. 1 3 1.4 707 IlXJ%.. .. OO-IOem. 1129 82.1 209 15.2 7 0.6 19 1.3 11 1.8 1 0.1 1376 100%.. .. 10-20em. 677 88.3 74 9.7 1 0.1 10 1.3 4 0.5 l 0 1 777 100%.... 20-30em. 350 90.7 27 7.0 2 0.5 3 0.8 1 0.3 3 0.8 386 100%.... 30-4Oem. 394 90.7 38 8.7 1 0.2 1 0.2 1 0.2435 100%.... 40-50em. 34 I 136 100%.. .. 50-60em. 10 212 100%R.S.= RecoleccinSuperficial26GRANTOTAL3934 100%Anlisis comparati vos de estilos decorativos, formas y acabados han sealadoquela industria alfarera delAlt o ro Saija corresponden temp oralmente a losDesarrollos Tardos costeros de la costa Pacfi ca colombiana (Bouchard, 1982-83; Patio, 1992). Durante este perodo la industria alfarera se caracteriza porser simple conformas sencillas, burdas y pocos estilosdecorat ivos. Es fre-cuente el uso de temperant es no seleccionados de arenas gruesas con inclusio-nes de fragmentos de rocasy cantos rodados que inciden en el acaba do de lasvas ijas. En este sentido, la muestr a represent ati va del alto Saij a y sus afluentespresenta engeneral estilos y for massimil ares con caracte rsticas comunesdegruposalfarerostard osdereasvec inas cos teras ycordilleranas. (ca. 650-1500 D.C) . Desde un punto de vista ms ampli o estas relaciones parecen alcan-zar zonas lejanas como el rea de Tumaco y el valle interandi no del alto Patia.Especialmente serel aciona consitios tard os dela costacaucana, comoen elcas odel sitioSanMiguel fechadoen 66535D.C(Patio, 1993). Estasrelaciones se basan en la decoracin aplicadade cordones del gados ondulados,sobre superficies exteriores, decoracin de bao rojo en las superficies externasde los cuencos . Igualmente, los patrones incisos en cuencos simples y aquillados,de lineas inci sas paralelas por encima de la quilla o cerca de l labio. Este tipo derelaciones tambi n se pueden proponer con los delsitio SanLuis 1, en el baj oCalima (550D.C y1200D.C), (Rodrguez, 1988), emparentado a su vez conmateri ales cultura les del per odoSonso tardo, (Ca rdale el al. 1992: 130), dat a-do entre el 800 D.C y el 1.600D.C, y local izado en la regin Calima, cordilleraoccidental hasta el valle interandino del Cauca (Patio, 1988).Con la fase del alto Pat a datada en 87060 A.P, se obse rvan relacio nes con eltipo inci so-impreso, conoc ido con este nombre en la zona mencionada, y conformas comocuencossencillos yaqui llados , conpat ronesincisosdelneasoblicuas, vert icales y hori zont ales par al elas; con impresin de punt os locali za-dos en la part e superior de los cuencos , por encima de la quilla hasta el borde delas vas ijas. Tambi n hay relaciones conlas vasijas globulares grandes de cue-llos anchos conbordes senci llos o de silueta compuesta. Otras formas menosfrecuentes en el Alto Pat a, pero obser vadas en el alto ro Saij a, son los cuencosesfricosdelabioreforzadocondecoracinpunteada. Lacermi cainc isa-impresa (Figura 7C) tambin se ha reportado en la fase Bucheli. Aunque, por elmomento no se han enco ntrado sitios represent at ivos Bucheli en el piedemonteandino (Pati o y Gnecco, 1992:74).Sepresumequelaperforacinen vasijasordinarias, entre ellas, unaurnafunerar ia con varios ori ficios circulares alrededor de su cuerpo (lmina XI-2A),fueronelaboradosconelpropsit odecolgarlasparafacilitarsutransport e.27Fotografi a 7. Enterramiento secundario.Fotografia 8. Excavaci n. Entierros primarios en sarcfagos de madera .Esta caracters tica ce rmica ha sido observada tanto en el Alto ro Saija; comoen el sitio Pal est ina, Baj o San Juan (Salgado y Ste mper 1995, figura 23), en lasegundaoc upac in deSa nLuis 1 ( Rodrg uez, 1988, figura7-4) , y enlafaseSonsode la cordi llera Oc cide ntal (Cardal e et al . 1992: 132).6.2. Materiales LticosLas herrami enta s de mol ienda co momet at es y manos de mol er asociadas conel culti vo y trituraci n de gra nos , se hall aron fuera de su cont ext o arqueo lgico,deb ido a que la pobl acin actual ha uti lizado esta clase de objetos.Los pocosmaterial eslticos rec upe rados, corresponde nauna hac ha pul idatrapezoid al (gne is)con huellas de enma nga miento . Susdimensiones son 9.3cm. delargopor 4.1cm. deanchoy1.0cm. degrosor. Estase enco nt rensuperficie. En la excavacin de las cuadrculasB-2 y C-2 nivel 20-30cm. fuehalladounmachacador con dimensionesde9.0cm. de largopor 6.7 cm. deanc hoy4.1 cm. degrosor, asociadoaunentierroprimari oensarc fagodemad era.7. RESULTADOS Y CONCLUSIONESEl present e estudio arqueolg ico en la llanura aluvial selvticadel Pacfico co-lombiano confirman la ausencia de asentamientos Tumaco- Tolita el piedemont ecordllerano . Por lo me nos en el Altoro Saija, no se observaron rest os mat e-ria lesdees tassociedades . Por el cont rario, loquese observa atra vsdelasevidenc ias arqueol gicas son ves tigios materi ales degrupos humanos tardoslocalizadosal interior dela llanu ra aluvial yen sel vas tropi cales de l Pacfico,similares a aquellos defin idos por D. Lath rap ( 1970 :47) como "culturas de se lvatrop ical " . Susasentamientossondispersos. conunaeconom abasad aenlaagricultura no extens iva, complementadaconlarecolecci n. pesca y caza enzonas interiores. Es tos grupos contrast an culturalmente con los delperiodo deDesarroll os Regi onales, destacado por la presenci a de las sociedades Tumaco-Tolita que dom inaban una amplia reg in cos tera (Bouchard1995; Patin o. 1992;1995; Ste mper y Salgado , 1995; Valdz, 1987).Deac uerdoco nlasevidencias, losgruposdel AltoroSaij aseada ptaronaambie ntesriber eos, es tab lecindoseen asenta mientos di spersos. preferible-ment e en las mrgenes de los ros y trib utar ios, como tambin en las partes alta sdecol inas en terri toriosel vtico. Estosasentamientos hansidoreport ado s y29dat ados desdeel sig loVO.e. (SanLui s1. Pale stina,SanMiguel , Buchel i-Ca unap y Mana). Ac tual me nte, ste patr n de asentami erito se observa entrelos Embera del Pacfi co y grupos contemporneos de selva amaznica (Arhe m, 199 1: Meggers, 1981: Pardo, 1987b; Vargas, 1993; Wasse n, 1988). La simili -tud entre los ase ntamientos de grupospreh ispnic os y los de comunidades ind-genas actuales permiten comparar forma s de vida y organizacin social (Meggers,1993-95 : 107). As , lapresenciadehuell as deposteensitiosarqueolgi costar dos, comoenSanLui s 1, baj oCa lima ( Rodrguez, 1988:51yfigu ra. 2)dejan entrever tentati vament e un tipo de co nstrucc in parecida a la de gruposetnogrficos del Pac fico caracterizadospor casas sostenida s sobre pilotes demadera enlas cuales habi tanfamiliasextensas . Estasconstruccionesfueronllamadas " Barbacoas" en las crnicas espa olas del siglo XVI (Cieza, 194 1:102).Otro de losrasgos cult urales ms destacado en el Alto Saija, son las prcticasdeinhumacin dentro de cuevas natural es, costumbrefuner aria queno habasido reportadaenlaregin del Pacficocolombiano. Enlacuevade LosGuengeles, se reg istrarondos formas deenterramiento: ( 1) primarios ensarcfagos demadera y (2) secundarios en urna funeraria.La presenci a de sarcfagos de mader a en entierros primarios deposi tados de n-tro de cuevas natu ral es esun dat o novedoso, en el sentido de que este tipodeevidencias era n desconocidas en la arqueo loga de Col ombia' . Por el con tra-rio, existen registros arqueo lgicos de estas prcti cas funerarias en sitios abier-tos loca lizados en la cordi llera Occidental, especialmente en los alrededores deDari n, Valle: all existen sarcfagos en forma de piragua tallados de unsolotronco (Ca rda le el al. 1992: 139) .Nohay dud ade quelas prcti cas de ritos de inhumaci ntantoprimarios, ensarcfagosde mader a, comosecundarios, enurnafuneraria, noseres tringenicamente alas zonasandinassinoque tambi naparecenenla regin delallanura aluvial del Pacfico de forma aparentemente contemporne a.Dato s arqueo lg icos y etnog rficosde grupos indgenas cordilleranos y de co-muni dades amaznicas contemporneas han reportado la costumbre de utilizarsarcfagos de madera como elemento que caracteri za un ritual funerario. Entre5Entierrospr imariosysec undarioshan sidorepo rtado , encuevaslocal izada s en losdepartamentos deSanta,ider y Magdalena(Reic hel -Dolmatoff, 195 1:2X1-2l)(); Schottel ius. 1946:2 1.\ 225l.30los Jvarodel Amazonaslasprcticasfuner ari as consis ten en colocar enuntronco huecoquecorresponde a alguna de las vigasde su casa, el cuerpo delj efe que ha fallecido junto con algunas pert enencias y en el moment o del ritualfunerario la vivienda es abandonada. Los dems adultos son enterrados en elsuelo dela casa oenlas cercanas (Meggers, 1981:97). De manera similar.tronc os labrados en formade sarcfagosfueron encontrados en los entierrosprimariosdelacuevade LosGuengeles. Esevidentequeestas prct icasfuner ari asnoson exclusivasdeunslogrupo cultural: porel contrario. soncompartidas por grupos de diferentes reas geogrficas.As mismo, estudios etnogrficos en Colombia, han contribuido de manera muygeneral a interpretar la importanci a de la muerte en el pasado. Gruposindge-nas dela sierra Nev ada de SantaMarta y de la ama zoni a, que an conservansus tradiciones expresadas a travs de la mit ologa sealan que las costumbresfunerarias hacen part e de un conjunto de valores y creencias que constituyen labase de su concepcin del mundo (Meggers, 1981; Reichel Dolmatoff , 1985).En este sentido las ceremonias funerari as no son una simple prctica de entierrosino que son ceremonias que buscan ubicar al muert o en un lugar sagrado paraque "sigaviviendo", aunqueenunaformadiferent ealadeestemund o: lamuerte produ ce simplemente un cambio en la forma de existencia de los indi vi-duos (Cardale el al. 1992; Santos, 1995). Es as, como algunos grupos ind ge-nas, queocuparon el Alt o Saij a, deposit arondentro de urnas funerarias frag-ment os cermi cos de vas ijas incompletas, que probabl emente pertenecieron envida al difunto y que en su muerte son depositados en su sepultura con alimen-tos para quelo acompaen y alimenten en su largo viaje. Entre los Kogi de lasierra Nevada de Santa Mart a, esta prctic a funerari a est present e en las cere-mon ias reali zadas por el Mama, qui en arroja sobre el cadver algunas hoj as decoca diciendo "aqui va uno para all, digo esto para que lo reci ban!" . Luegoromp e una vasij a ceremoni al en la que el difunto tostaba sus hoj as de coca y losfragmentos los arroja en la fosa (Reichel Dolmatoff . 1985:225).Algunos entierros present an adems de fragmentos cer mi cos. objetos de pro-cedencia fornea considerados por algunas sociedades prehi spnicas como ele-ment os suntuarios y/o de comercio que estaran indicando algunas relaci onescon grupos de otrossitios. La presencia de caracoles y conchasmarinas. aso-ciadasa entierrosprimarios en la cueva de Los Guengeles, no slo insinanrelacionesdeintercambio, probabl ement e con grupos costeros, sino que ade-ms, stos obj etos marinos han sido interpretados en la arqueologa de la costaPaci fica de Colombia y del nort e del Ecuador como instrumentos cere moniales31que caracterizan algunas sociedades prehi spnicas (Ech everria, 1988: Marcos,1986; Salazar, 1988 ).Fue ntesetnohis tricassea lanlaimportancia del int erc ambioentre gruposindgenas de las regi ones andinas y cos teras (Romoli, 1975). Asi mi smo, inves-tigaciones arqueo lg icas en el altiplano nariense regi stran la presenci a de obje-tos que indicanint ercambio de productos costeros llevados a los Andes. N-cl eos de carac ol marino iStrombus galeatus y Fasciolar ia princepss, conchas(lvl ul/u) y bancasfabricadas enchonta tPyrenoglyphis maj ori; son frecuentesen los entierrosde los compl ejos Ca pul y Piart al del sitio Las Cruces, locali za-doenla parte altadel roGuaitara, ademslarepresentacinmodelada delafauna de selva tropi cal hace ms consistente las evidenc ias (Uribe, 1976. 1986).Los grupos humanos que habit aronla regi n de la llanura alu vial se lv tica du-rant e el per odo Tard o cost er o no alca nzaron desarrollos cult urales complej oscomolos del readel litoral durante losDesarrollos Regional es. Ms bienserel acionan congruposcultural es de sel va tropi cal (Tropical Fores t Culture)",caracteri zados por una economa basada en la agricultura no ext ensi va. comple-mentadacon pesca ycazaenzo nas int eri ores ribereas (Arh em. 1991 :86:Carnei ro, 1988:78: Lathrap, 1970:46: Meggers, 1988:53: Whitmore, 1991: 154 ).Dat os etnogrficos de gruposque manej an ambie ntes similares sealan que losrecursos econmicos estarian basados en una agriculturade selvatropical h-meda , probabl ement e de roza y quema, donde el culti vo del maz tZea mays yla yucaama rgay dulce (Manihot sculenta y utilisima seria n imp ortantes par alas sociedadesprehi spni ca s (Arhe m, 199 J :87: Meggers, 1984:631: Lathrap,1970:49-50; Pardo 1987b:253). La pre senci a de metates, manos. machacadoresyhachastrapezoidalessugiere nlaimport anciadeestasherramientasenunaeco noma basada en la agri cultura simple como aquella de roza y quema dond ese sembraba maiz y yuca pr incip almente (Pipe rno. 1990).De otro lado, an lisis de piezas dent ales, proveni ent es del sitio Los Guengelesinfo rma ron sobreuna di et a dura, pr obabl ement e por alimentos procesados enartefactos ltic os que pudieron arroj ar part cul as si liceas. provocand o desgast edent al en los mol ares de indi viduos adultos ( Rodriguez . 1994 : 11 7).el ParaStewa rdla Cultura deSelvaTropicalestco mpuesta por pequeosasentamientosdispersosymviles. basados en UIl :J economa rudimentaria de cultivos extensivos ( roza y quema) y una organiza -( ion pol tica igual itaria sin liderazgo central (Stew urd. 1949. citado Arhem 199 I:X.1 ).32Estudios paleoetnobotnicos realizados por Romero ( 1994) en Pal estina, baj oSan Juan, Choc (citado en Salgado y Sternper, 1995:69), anlis is palinolgicosdel sitio La Cocotera en la costa caucana (Patio1988:125) Yanlisis de macro-restosdel sitio Los Guengeles, confirman la import ancia del cultivo de l ma zen el litoral Pac ifico desde tempos remotos. La variedad de maz "c hococito"entre los grupos de la llanura alu vial fue ampliamen te difu ndido desde Panamhasta el Ecuador desde el siglo11 A.C, incluso hasta la entr ada de la conqui sta ycolonia en el territori o costero ( Patio, 1956).Otrosrecursos alime ntici os pud ieron estar relacionados conla locali zaci n delosasentamientos. Enlaamazoniayenel Pac ficolos grupos ind gen assealimentan de una variedad de frut os, semillas, tubrculos si lvestres y otros pro-ductos vegetales (Meggers, 1984:629; Pardo. 1987a:253). Este tipo de eco no-m a tambin debi estar combinada con activi dades de pesca y caza. adems delarecol ecci nde moluscos. Encuant oalasactividadesdecaza. lallanuraaluvia l tiene extensas reas de selva virgen y cuenta con una variedad de espe-cies faunsticas que proporcionan protena animal a los habit ant es de estas zo-nas selvticas.Finalme nte, desde unamiradatempero-espa ci al , los ter ritorios donde seevi -denciaron materiales culturales, SanMiguel , alto Saij a y San Luis, aparecen almoment o de la conqui sta europea ocupados por varios grupos indgenas.En la cuenca del ro San Juanhabit aronlos Ceyna, Bamba, Espandii, Buenbya yMestate. En las regiones delos ros Guap y Timbiqui se asentaronlosPetres,Guapis, Chupas y Boyas (Cf. Pat io, 1988a; Romoli, 1963).En los documentosdelapocasedestacan, lascontratacionesdesal ypescadoseco. el cual eraintercambiadocon algunas tribu s de la provincia de Chisquio, al occident e dePopayn.Al gunos de estos grupos fuero n report ados a principios del siglo XVIIen la part e baja del Saij a o tamb in conocido como ro Geim (Romoli, 1963:274 j .Enlaregindelabahade LaCruz( Buenaventura) PascualdeAndagoya( 1540) encontrunaden sapoblaci nindgena, que habitaba construcc ioneselevadas del suelo, sostenidas sobre postes de madera, para evi tarla excesivahumedadque caracterizalasregiones tropical es del Pacfico. Viviendas queposteriormente se les llamara "barbacoas",las cuales se habian observado encercanas del delt a de l roPata(Cabell o1945:8;Romoli 1963:267;Vargas.1993:30 1; West, 1957 :95) . Sin embargo, esta denominacin se refera ms altipo deas entamiento generali zadoentoda la cos taPac fica, desde el Rio San33Juan, Colombia, hasta el roSantiago, enel Ecuador, que a losgrupos t nicos en esta extensa regin (DeBoer, 1996).El tipode vivienda mencionado aqu , an perdura en la act ualidad y se observaalolargodetod alaCostaPacfica. Estudiosarqueol gicos, et nogrficosyetnoa rqueolgicos, han mostrado unacontinuidad hi stri ca delas ba rbacoas.Ensitiosdel Ecuador comoAtacames, Balaosehanevidenciadohue llasdepost e, que caracterizan las viviendas sobre pilotes , similares a las viviendas delos actual es Cayapas (Alcina, 1979: 286).En Colombia, han sido reportada s enlaisla Gorgona, sitioMuelleViejo (Casas,1991:99, Lmina1), sitioSan Luis1, localizado en las mrgenes del bajo Calima(Rodrguez, 1988; Figura2) , en estossitiosse hanencontrado huellas de postescirculares, distribuidas de tal manera que permiten inferir la presencia de construc-ciones sobre postes de maderasemej antes a la delos grupos Embera que habitanactualmente la regin del Pacfico (Alci na y Pea, 1979:284- 285; Casas, 1991 :99;Pardo, 1989:69; Patio, 1988: 137-13 8; Rodrguez , 1988:51; Wassen, 1988:26).Si nembargo, hastadondesabemos, losantepasado sde losactua les gruposindgena s dela costa caucana llegaron a esta regin despus dela conquista yeran deotraestirpe diferente a los grupos indgenas que encontraronlosespa-oles en estelitoral (Rornoli , 1963: 266) .AGRADECIMIENTOSAl Dr. LuisDuque Grnez, por suapo yoenla fi nanciaci nde es tainvestiga-cin. As mismo, agradezco la colaboracin de los habitantes de SanBernardo,Pet ySantaRosa, al PadreHernandoGarcadeestecorregimi ento. Al Sr.Hi larioValencia, quienfue unextraordinarioamigoygua . AlaSra. LigiaVifara y a su padr e; a la antroploga Leonor Snchez y a la trabaj adora socialMary St ell a Dueas del grupo de trabajo de la Comuni dad Econmica Europea .Alosestudiantesde laUni versidadde l Cauca: Ernes toL. Rod rguez, IrmaAdarmes, JosPali ares, MariaFernandaAlegra yPila r Narvez. A GracielaHern ndez, por su invaluable esfuerzo e inters durante los trabajo s de excava-cin. Igu alment e, expreso mi s agradecimientosa mi es poso Digenes Patio,por el apoyo en todaslasfas es de la investigacin. En la conduccinfinal delestudio agradezco a Cristba l Gnecco por sus coment arios y crticas constructi-vas. Por ltimo, agradezco a mi famili a y especialmente a Emperatriz Hern ndez,qu ien hizo posible este trabaj o.34REFERENCIAS BIBLIOGRFICASALCINA FRANCH, 1. A. Y R. PEA. 1979. 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