Arte popular retratos de nuestro pueblo

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Arte Popular: Retratos de nuestro pueblo

2 Arte Popular: Retratos de nuestro pueblo

Este año, Aliados Sociales Cantv fascina con las formas y los colores. Desde su niñez, la magia los atrapó y hoy viven con la felicidad plena que les proporciona ser maestros del Arte Popular. La pintura en el Arte Popular dice presente en este catálogo, donde se expresa una pequeña muestra de los muchos artistas que tenemos en el país. Y es que Venezuela está llena de creadores populares, quienes con sus piezas, representan lo mejor de un país que ha sido bendecido con su naturaleza y su gente. Los pintores del Arte Popular hablan de historias que se mezclan con el pasado y el ahora, recrean las tradiciones y las creencias, poetizan el mundo real y el imaginario, donde crean paisajes y personajes combinados con el misticismo religioso de una cultura única. La invitación de Cantv es para que nos detengamos a conocer sus creaciones, sus rostros y sus vidas, agradeciendo a estos seres creadores el maravilloso mundo de color que nos regalan.

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En la Venezuela indígena, las mujeres del delta tejían

magistralmente el moriche para elaborar sus cestas y

hamacas. Las mujeres wayúu bordaban sus mantas

convirtiéndolas en hermosos jardines movibles entre

cujíes y dividivis. Los cuicas que habitaban las monta-

ñas trujillanas amasaban amorosamente el barro para

darle formas utilitarias.Cada grupo étnico elaboraba

sus objetos con materiales de su entorno natural con

un sentido estético particular que marcaba la identi-

dad de su cultura.

En la Venezuela colonial, el conquistador afanoso en

su proceso evangelizador, encomendaba retablos, ta-

llas y cuadros de vírgenes, santos y representaciones

bíblicas a los artistas que descubría, supeditándolos

a la iconografía religiosa española.

Con la mezcla de razas, lenguas y religiones, se combi-

naron también las creencias, los rituales y las fiestas.

El país se convirtió así en un mestizaje cultural que ju-

gaba con aquel paisaje salvaje que progresivamente

se dividió en ciudades, pueblos y caseríos.

En la Venezuela republicana no se borró lo heredado

de la colonia, por el contrario, como dice Juan Calzadi-

lla, todo se fundió para dar origen a concepciones má-

gicas que han nutrido la imaginación artística popular,

hasta el día de hoy.

Búsqueda y reconocimientoEl arte popular en el país no tiene un principio

definido. Ha existido desde la Venezuela indígena

hasta hoy. Lo que se puede enfatizar es el proceso

La productividad de los imagineros actuales, que tallan o pintan imágenes en regiones apartadas del país, donde en otros tiempos floreció una rica cultura

plástica, de signo popular, y consagrada también a la imaginería, prueba que estamos frente a un arte autóctono de origen muy remoto y a todas luces, auténtico.

Juan Calzadilla

La pintura en el arte popular, una estética simbólica llena de color

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de reconocimiento social e institucional que ha

transitado. Para el investigador Francisco Da Antonio,

se inicia con la exposición del Taller Libre de Arte,

realizada en marzo de 1949, cuando se dio a conocer

el trabajo de Feliciano Carvallo, pintor nacido en el año

1920 en Naiguatá, estado Vargas.

Feliciano diseñaba y elaboraba sus propios juguetes.

Su fascinación por el color la expresó pintando las pa-

redes y las puertas de su casa, así comenzó su pasión

por la pintura. Siempre estuvo en la búsqueda de un

estilo propio. Al principio pintaba paisajes, flores y

frutas, pero luego su creatividad fluyó entre brillantes

selvas encantadas.

Al poco tiempo de haberse realizado la exposición de

Feliciano Carvallo, se descubrió a Bárbaro Rivas, quien,

desde su casa en aquel Petare pueblerino, coloreaba

los personajes bíblicos mientras recreaba una pelea de

gallos, imaginaba al Libertador en el Samán de Güere,

a la vez quele daba movimiento a una ciudad que iba

configurándose y extendiéndose frente a sus ojos.

Más adelante surge Salvador Valero, pintor, fotógrafo,

dibujante y escritor oriundo del pueblo trujillano de

Escuque, desde donde representaba la crucifixión de

Cristo con un misticismo provocador, aunque también

ambientaba las alegres reuniones familiares para ha-

cer las hallacas de navidad y las festivas Paraduras del

Niño, tradición propia de los pueblos andinos.

Un día, en el mercado de Valera, Carlos Contramaestre

conoció a Antonio José Fernández, El Hombre del Anillo,

como lo bautizó por el extraño anillo tallado en piedra

que siempre llevaba. Este artista trujillano sabía de par-

tos y de verduras, pero poseía una enorme imaginación

y una gran capacidad para modelar la piedra y la made-

ra. La pintura también lo atrajo y a través de ella le dio


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sentido icónico a ese mundo de laberintos, soledades,

sueños y vivencias que guardaba dentro de sí.

Cada transitar de quienes se dedicaban a la investiga-

ción del arte popular daba origen a nuevos descubri-

mientos, y así fueron dándose a conocer las obras de

Víctor Millán, Armando Rafael Andrade, Gerardo Agui-

lera Silva, Cruz Amado Fagúndez, Manasés Rodríguez,

Josefa Sulbarán, Emerio Darío Lunar y muchos otros.

El “descubrimiento” de estos imagineros mágicos,

llamados al principio artistas ingenuos, contribuyó

a que accedieran a los museos y galerías, desmon-

tándose el rígido concepto de arte, limitado a las

llamadas Bellas Artes.

En septiembre de 1957, Feliciano Carvallo, Víctor Mi-

llán, Armando Andrade Silva y Bárbaro Rivas formaron

parte de los artistas que, junto a Jacobo Borges, Car-

los Cruz-Diez, Armando Barrios, Régulo Pérez, Ángel

Hurtado, Mateo Manaure, Elisa Elvira Zuloaga, Luis

Guevara Moreno y Rafael Monasterios, representaron

a Venezuela en la IV Bienal del Museo de Arte Moder-

no de Sao Paulo, Brasil. Este hecho fue trascendental

porque se asumió al arte como uno solo, haciendo a

un lado las concepciones excluyentes que llegaron a

plantearse en el mundo artístico ante la existencia de

los artistas populares.

País de creadoresFueron muchos los que confirmaron la existencia de una riqueza artística diseminada en todo el territorio venezolano. En el pequeño pueblo de Canoabito,

estado Carabobo, Viviano Vargas se destacó como un maestro de la talla y Juan Félix Sánchez, en las frías montañas merideñas, construyó con destreza e ingenio, altares y capillas.

Los artistas del siglo XX se valieron de la iconografía

religiosa, pero creaban con la libertad que añoraban

probablemente los imagineros de la colonia. Además

de las vírgenes, los santos y las escenas bíblicas, han

ampliado el mundo simbólico de los actuales creado-

res las tradiciones, los hechos cotidianos, los perso-

najes imaginarios o mágicos, como también los paisa-

jes íntimos o colectivos.

Estos paisajes y cotidianidades no se han limitado a la

ruralidad. También los artistas poetizan una realidad

citadina que tiende en ocasiones a incivilizarse y su-

burbanizarse, como sensiblemente lo expresara Elsa

Morales: “Aquellas vidas remadas, envueltas en olas

de orden y caos”.

La riqueza artística popular del país es amplia y me-

rece ser reconocida. Carlos Contramaestre, Francisco

Da Antonio, Mariano Díaz y tantos más, sensibilizados

con el arte popular, recorrieron cada rincón del país

para mostrarnosa los creadores de un arte auténtico.

Hoy son muchos más, por eso se multiplica el esfuer-

zo de seguir en este descubrir fascinante de los ima-

gineros que recrean el mestizaje de un país, con sus

alegrías y tragedias.

Ilva Calderón Ángel

Artistas


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1110

5ROSA MORALESCaraboboAv. Anzoátegui con calle Ricaute, N° 42, Sector el Surtidor, Bejuma Telf: 0414-358.8593 / 0424- 458.6158Correo: [email protected]

6 GUILLERMO BELLO MirandaCalle Los Ruices, N° 22, Sector Cecilio Acosta, Maca, Petare Telf: 0416-819.1317

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14

15

RAFAEL VELÁSQUEZDistrito CapitalAv. Principal, Bloque 2, Piso 4, Apto. 48F, La Vega, CaracasTelf: 0212-743.5022

ELENA BRAVO AraguaCalle Las Margaritas, N° 31, Sector El Progreso, El Limón, MaracayTelf: 0243-283.7735 / 0416-943.7858Correo: [email protected] Facebook: Elena Bravo

BÁRBARA COLMENARESAraguaParaparal 1, Vereda 15, N° 13, MaracayTelf: 0426-238.8342 / 0424-370.3363Correo: [email protected]: Barbara Zoraida Colmanares Pérez

RAFAEL BAPTISTATáchiraCalle del Medio con calle La Turena, Casa N° 1-77, Sector Palo Gordo, San CristóbalTelf: 0414-707.9378 / 0426-575.8537Correo: [email protected]: Rafael Baptista

ELIZABETH CONDE CaraboboCalle 23, Casa N° 29, Banco Obrero, Morón Telf: 0416-948.9232 / 0242-372.1333Correo: [email protected]: Elizabeth Conde

7

OBDULIO RENGIFODistrito Capital Calle Santa Clara, Edif. Tulipán, Piso 5, Boleita Norte, CaracasTelf: 0424-119.9713

8

PALMIRA CORREA Distrito CapitalCalle El Limón con calle Real de Colombia, Edif. AC El Calvario, PB, Apto.06, Caño Amarillo, CaracasTelf: 0212-482.9280 / 0416-706.7846Correo: [email protected]: Palmira Josefina Correa

9

C OLROSA RODRÍGUEZ

MirandaCalle 24 de Julio, Casa N° 8, Barrio Andrés Eloy Blanco, 23 de Enero, CatiaTelf: 0412-7002157 / 0212-377.7430

10

3 LIS VILLAMEDIANACaraboboCalle Roscio entre Av. Soublete y Anzoátegui, Santa Rosa, Valencia Telf: 0241-511.3402 / 0416-440.4641Correo: [email protected]: Lis María Villamediana Betancourt

1 LUIS ACOSTACaraboboAv. Martín Tovar, N° 79 A 55, Santa Rosa, ValenciaTelfs: 0241-835.4366 / 0416-644.1133 Correo: [email protected] Facebook: Luis Acosta

2 ALBERTO SIERRACaraboboBarrio El Romancero, Av. 93B, Casa 63A32, Santa Rosa, Valencia Telf: 0241-995.5103 / 0416-649.5358 Correo: [email protected]: Alberto Sierra

4 PEDRO MÁRQUEZCaraboboCalle Arismendi, 104-50, Valencia Telf: 0412-443.0098 - 0414-4176908Correo: [email protected] Facebook: Pedro Marquez

5 LUIS A. VIVASCaraboboAv. Martín Tovar, N° 79 A 55, Santa Rosa, ValenciaTelf: 0241-835.4366 / 0416549.8403Correo: [email protected]: Luis Alberto Vivas Jaimes

DISTRITO CAPITAL

ESTADO CARABOBO

ESTADO MIRANDA

ESTADO ARAGUA

ESTADO TÁCHIRA

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OL I V A R I A N A D E V E N E Z U E L A

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5ROSA MORALESCaraboboAv. Anzoátegui con calle Ricaute, N° 42, Sector el Surtidor, Bejuma Telf: 0414-358.8593 / 0424- 458.6158Correo: [email protected]

6 GUILLERMO BELLO MirandaCalle Los Ruices, N° 22, Sector Cecilio Acosta, Maca, Petare Telf: 0416-819.1317

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RAFAEL VELÁSQUEZDistrito CapitalAv. Principal, Bloque 2, Piso 4, Apto. 48F, La Vega, CaracasTelf: 0212-743.5022

ELENA BRAVO AraguaCalle Las Margaritas, N° 31, Sector El Progreso, El Limón, MaracayTelf: 0243-283.7735 / 0416-943.7858Correo: [email protected] Facebook: Elena Bravo

BÁRBARA COLMENARESAraguaParaparal 1, Vereda 15, N° 13, MaracayTelf: 0426-238.8342 / 0424-370.3363Correo: [email protected]: Barbara Zoraida Colmanares Pérez

RAFAEL BAPTISTATáchiraCalle del Medio con calle La Turena, Casa N° 1-77, Sector Palo Gordo, San CristóbalTelf: 0414-707.9378 / 0426-575.8537Correo: [email protected]: Rafael Baptista

ELIZABETH CONDE CaraboboCalle 23, Casa N° 29, Banco Obrero, Morón Telf: 0416-948.9232 / 0242-372.1333Correo: [email protected]: Elizabeth Conde

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OBDULIO RENGIFODistrito Capital Calle Santa Clara, Edif. Tulipán, Piso 5, Boleita Norte, CaracasTelf: 0424-119.9713

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PALMIRA CORREA Distrito CapitalCalle El Limón con calle Real de Colombia, Edif. AC El Calvario, PB, Apto.06, Caño Amarillo, CaracasTelf: 0212-482.9280 / 0416-706.7846Correo: [email protected]: Palmira Josefina Correa

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C OLROSA RODRÍGUEZ

MirandaCalle 24 de Julio, Casa N° 8, Barrio Andrés Eloy Blanco, 23 de Enero, CatiaTelf: 0412-7002157 / 0212-377.7430

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3 LIS VILLAMEDIANACaraboboCalle Roscio entre Av. Soublete y Anzoátegui, Santa Rosa, Valencia Telf: 0241-511.3402 / 0416-440.4641Correo: [email protected]: Lis María Villamediana Betancourt

1 LUIS ACOSTACaraboboAv. Martín Tovar, N° 79 A 55, Santa Rosa, ValenciaTelfs: 0241-835.4366 / 0416-644.1133 Correo: [email protected] Facebook: Luis Acosta

2 ALBERTO SIERRACaraboboBarrio El Romancero, Av. 93B, Casa 63A32, Santa Rosa, Valencia Telf: 0241-995.5103 / 0416-649.5358 Correo: [email protected]: Alberto Sierra

4 PEDRO MÁRQUEZCaraboboCalle Arismendi, 104-50, Valencia Telf: 0412-443.0098 - 0414-4176908Correo: [email protected] Facebook: Pedro Marquez

5 LUIS A. VIVASCaraboboAv. Martín Tovar, N° 79 A 55, Santa Rosa, ValenciaTelf: 0241-835.4366 / 0416549.8403Correo: [email protected]: Luis Alberto Vivas Jaimes

DISTRITO CAPITAL

ESTADO CARABOBO

ESTADO MIRANDA

ESTADO ARAGUA

ESTADO TÁCHIRA

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R C A R I B E

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OL I V A R I A N A D E V E N E Z U E L A


“Tenemos una cara, cara de loco, lo que sea…

pero la tenemos”. Luis Acosta considera que no sólo

las obras deben ser dadas a conocer, sino también a

quienes las crean, por ello él tiene un blog y realiza el

trabajo de promoción, a pesar de no contar con mu-

chas herramientas tecnológicas.

Nació en la parroquia La Candelaria de Caracas, sin em-

bargo de pequeño, sus padres se mudaron a Valencia.

Al lado de su escuela había un vivero donde vendían

macetas que un señor hacía allí mismo. Luis pasaba

todos los días y lo observaba con curiosidad mien-

tras trabajaba con el torno, pero como le hacía tantas

preguntas, un día el señor le regaló un pedazo de ar-

cilla para que lo dejara tranquilo. Desde ese día pre-

fería jugar con la arcilla antes que ir a comer mangos.

Jovencito regresó a Caracas y en sus primeros años

en la capital estudió computación a la par de trabajar

en un banco, con turno nocturno, lo que le permitió

en el día hacer figuras e iglesias, pero sin hornear.

Más adelante empezó a hornearlas en Propatria.

“Agarraba mis piezas, las envolvía en papel periódi-

co y me metía en el Metro”.

Como su padre era carpintero, le hizo unos nichos a

sus figuras y así empezó a vender sus piezas en las

tiendas. La primera que le compró fue El Tarantín de

Chubey que estaba en Chacaito, ahí Mariano Díaz

(investigador del arte popular) conoció su trabajo y

lo incluyó en su libro El barro figureado. Luego cono-

ció a María Teresa López Arocha y a través de ella a

Otilia Idrogo. “Cuando conocí el trabajo de Otilia me

enamoré de las pinturas del arte popular”.

Desde hace veinte años vive en Valencia en un galpón

Un rostro enamorado de la pinturaLuis AcostaValencia, estado Carabobo

13

que convirtió en su refugio y taller, la arcilla sigue

dándole para vivir, pero la pintura es el trabajo de la

diversión, del enamoramiento.


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En la memoria nostálgica de Alberto queda el lu-

gar de su niñez. Era un campo donde había una sola

casa, cercano al caserío El Copey, en el camino de

Coro a Maracaibo. Allí vivió hasta los 17 años, cuan-

do decidió escapar de su casa y empezar la aventura

que más tarde lo llevaría a descubrirse a sí mismo.

Su primer destino fue Machiques, donde trabajó ha-

ciendo planos de levantamientos topográficos en la

Sierra de Perijá para el Ministerio de Minas. Como el

trabajo en La Sierra se hacía cada vez más peligroso,

decidió renunciar e irse a probar suerte a Caracas.

Empezó a trabajar de albañil y fue haciendo ami-

gos, uno de ellos le recomendó que hablara con

Virginia Betancourt, entonces presidenta de la Bi-

blioteca Nacional, quien lo contrató como su chofer.

Alberto confiesa que no conocía Caracas y peor aún:

no sabía manejar, cuando iba a Las Mercedes termi-

naba en El Valle.

En los 15 años que trabajó con Betancourt viajó por

todo el país. Ella organizaba exposiciones sobre arte

popular y él la acompañaba para hacer el contacto

con los artistas. “Virginia y su esposo me motivaban

para que hiciera cosas porque la madera me atraía.

Cuando veía un pedazo por ahí, imaginaba figuras”.

En Caracas encontró el amor, pero decidieron mudar-

se a Valencia cuando nació su primer hijo. Alberto

duró muchos años “sin agarrar una tablita”, pero se

motivó con los concursos de pesebres del Museo de

Valencia. En su primera participación, obtuvo un pre-

mio y eso hizo que volcara su vida al arte.

“Uno olvida lo que vende y el dinero se gasta. Lo que

queda es la felicidad de la gente cuando se lleva una

Lo que queda es la genteAlberto SierraValencia, estado Carabobo

17

obra. También quedan los amigos, las personas que

animan, que reconocen el trabajo, que nos ayudan a

crecer”, indica Alberto.

Con la pintura al principio se sentía insatisfecho,

empezaba con una idea y resultaba otra, hasta que

comprendió que lo mejor era plasmar lo que saliera.

Lo que queda es la genteAlberto SierraValencia, estado Carabobo


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Lis se fascina con los cuentos de sus amigos y se

interesa por el quehacer diario de la gente común,

ella recrea las historias y las cuenta entre trazos de

colores o retazos de telas.

Su mamá fue demostradora del hogar campesino en

la Escuela de Artes y Oficios. Vivía de pueblo en pue-

blo y para tener distraídos a sus hijos, les enseñaba a

cantar, pintar, bordar, coser y hacer muñecas.

Lis nació en San Cristóbal, pero vivió varios años en

Barquisimeto y desde hace más de cuarenta, en Va-

lencia. Es egresada como educadora de la Universi-

dad de Carabobo.

Un día sufrió un grave accidente que la incapacitó en

su labor como educadora y durante su largo reposo

retomó los lienzos, luego de su recuperación hizo un

curso de alta costura para hacer trajes de novia, que

ahora los hace para sus vírgenes.

En 2007, conoció a Yilda Villalba, quien apenas vio su

trabajo, le dijo que era una artista. Yilda la motivó a

trabajar con la arcilla y logró hacer una obra con la que

participó por primera vez en una exposición.

A partir de allí empezó a contar historias en lienzos,

tapices y muñecas, como la del árbol que estaba al

frente de la casa donde vivía por El Trigal, en el que

llegaban los pájaros a cantar, y un día vio un pájaro

carpintero haciendo un hueco en el árbol.

Otra historia es la de su participación en la velada de

Santa Lucía, en Maracaibo, representada en la muñeca

que amablemente da la bienvenida a todo el que entra

a su casa. Se llama Clemencia Labin y mide 1,50 de alto.

Lis no sabe si es una artista popular porque no pinta

como suele hacerse en el arte popular, pero de lo que

sí está segura es que los artistas populares represen-

tan la esencia del país.

Los artistas hablamos de lo que pasa a la genteLis Villamediana Valencia, estado Carabobo

21


23


Pedro nació en Porlamar, pero vivió también en

Barcelona, Puerto La Cruz y luego se fue a Valencia.

En la escuela era quien hacía las carteleras y en su

barrio era el organizador de las fiestas. Las madres de

sus amigas colaboraban con una puya diaria para su

cumpleaños, y la tía Rosenda le regalaba un cochino

para engordar. Como buen fiestero, no se perdía nin-

guna, sobre todo si era la de su santo.

A los diez años empezó a tallar con una hojilla y se

cortó, tanto que todavía tiene la cicatriz en uno de sus

dedos. Le gustaba el arte, pero no para vivir de él, por

lo que decidió estudiar Hidrocarburos en la escuela

técnica y Producción Industrial en la universidad.

Luego de graduarse empezó a trabajar en Corpoven,

donde el jefe lo bautizó como “El creativo”, por lo

enormes y atractivos nacimientos que hacía con

piezas mecánicas.

De Corpoven pasó a Venezolana de Pinturas en el

área de producción. Allí empezó a hacer cuadros

por petición de los compañeros de cada oficina. En

1996, quedó desempleado y como no conseguía

trabajo, hizo escaleritas para los árboles de navidad

y las vendía en la calle.

Pedro considera que su impulso artístico se inició

al trabajar en un local de venta de antigüedades y

obras de arte.

Asumió su trabajo como artista en el año 2000. Ha

probado con la fotografía y los vitrales, pero le gusta

más la pintura y la escultura. Al principio hizo tra-

bajos abstractos, ahora se emociona con sus vírge-

nes. También le gustan las fiestas tradicionales y los

santos, todo pintado y hecho con cuanto material

consigue en la calle.

Su amiga Lis, bromeando dice: “Si llega a ver a un

Ha sido emocionante inventar y pintarPedro MárquezValencia, estado Carabobo

25

hombre emperifollado, bien combinadito, recogiendo

basura por Valencia, ese señor es Pedro Márquez”.


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En el arte nada es difícil para Luis, su día a día como

fiscal de impuestos está lleno de cargas negativas,

pero él tiene el don de escapar y crear su mundo ideal.

Luis nació en San Vicente de la Revancha, al sur del

estado Táchira, pero muy pequeño se lo llevaron a

Valencia.

Un día vio a una señora que tejía con hojas secas de

jojoto y le atrajo la manera como le iba dando forma

a su tejido hasta hacer un disco. Se maravilló al ver

que de ese primer tejido podía salir una cesta o un

sombrero. Ese día al llegar a su casa agarró unas hojas

secas y les empezó a dar forma imitando el trabajo

de la señora, ese fue su primer contacto con el arte.

El segundo fue con Luis Acosta, quien le enseñó a

modelar con arcilla y lo incorporó a su taller hasta que

nuestro artista decidió hacer sus propias creaciones.

“Empecé a tallar angelitos con los rostros en arcilla,

pero con la práctica empezaron a salir las cabecitas

de madera” destacó Vivas.

Sus primeros lienzos fueron sobre temas religiosos en

los que predominaban las vírgenes y está familiariza-

do con ellas porque su madre es rezandera y devota

de la virgen de Guadalupe y la Santísima Trinidad, sin

embargo a él lo que más le gusta son los ángeles.

La fiesta y la música también son temas para Luis,

tanto que creó a tres personajes músicos que están

en casi todas sus pinturas: Moncho, Rodolfo y Alfon-

so. Ellos son producto de una vivencia que tuvo en un

viaje que hizo a San Vicente de la Revancha.

Luis sigue tallando, pero se dedica más a la pintura.

Sus ángeles lo siguen acompañando, al igual que

Moncho, Rodolfo y Alfonso.

En el arte todo es pasiónLuis VivasValencia, estado Carabobo

29

Sus ojos se iluminan cuando habla de su trabajo y así

ilumina los ojitos de sus personajes.


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Rosa Milagro recuerda que a la edad de 10 años

le gustaba dibujar, pero ser artista no se le pasaba

por la mente.

Nació en Valencia, pero desde pequeña ha vivido en

Bejuma. Allí se casó, tuvo tres hijos y se divorció, es-

tudió administración, pero nunca ejerció la carrera.

A los 40 años conoció a Jesús Villegas, un pintor de

cuyo trabajo se enamoró: “Pensé que sólo me había

enamorado de sus pinturas, pero no es así. Él ha de-

jado de pintar y todavía estoy enamorada”, afirma

Rosa Milagro.

Cuenta Rosa que estando en un largo reposo por ha-

berse fracturado una pierna, Jesús le puso un lienzo

para que se entretuviera; y pintó con tal dedicación

que a pesar de su inexperiencia, el resultado fue un

bello cuadro.

Le gustó tanto la pintura que se emocionó y desde

entonces todo lo que ve lo quiere pintar. Disfruta con

los colores y sostiene que a través de ellos se conoce

la personalidad de las personas.

Al poco tiempo de aquel primer cuadro empezó

a pintar elefantes en troncos de madera y lienzos,

atraída por un tapete hindú que tenía en su casa,

luego fue cambiando de temáticas y probando con

otros materiales: madera, arcilla, papel maché y ta-

para, pero todo lleno de color.

Rosa Milagro prefiere pintar en lienzos, pero ha dis-

frutado haciendo máscaras, mariposas con cartones

y murales para el pueblo. Las escenas bíblicas, las

fiestas y los hechos cotidianos del pueblo están

plasmados en sus cuadros, donde hasta los marcos

son aprovechados para contar la historia.

Todo lo que veo lo quiero pintar y ponerle colorRosa Milagro MoralesBejuma, estado Carabobo

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Se emociona con su trabajo, le gusta tanto que no se

lo cree. “Cuando veo mis cuadros en otra parte me

parece que no los hubiese hecho yo”, acota Morales.


35


Primero son alma, luego espíritu y por último

cuerpo. Así son los personajes de Elizabeth, ella no

se detiene en los ojos, en la nariz o en la boca, porque

lo importante es mostrar el alma de cada uno.

De niña soñaba con vivir cerca del mar, aunque la pri-

mera vez que lo vio corrió espantada. El paisaje de su

infancia fue de montañas, ríos y selva.

Elizabeth nació en un campo cerca de Girardot, Co-

lombia, pero un día su padre decidió irse con toda

la familia a un lugar selvático cerca de Villavicencio,

también en la hermana república.

La mudanza fue un trauma para Elizabeth. “Lloraba to-

dos los días y añoraba la escuela”. En los pocos años

que alcanzó a estudiar se destacó en su salón: sabía

leer, escribir, sacar cuentas y le encantaba dibujar.

Jovencita trabajó de secretaria en la primera oficina

que instalaron en el pueblo. Allí empezó a tener ami-

gvos y conoció al padre de sus cuatro hijos. Cuenta

que aquellos años de matrimonio estuvieron llenos

de travesías, ya que de aquel pueblo selvático se fue

a Tamé, en los llanos colombianos, luego a orillas del

Arauca y después de cruzar el río, a Guasdualito, So-

copó, hasta detenerse en Morón, donde vive desde

hace más de treinta años.

En Morón se divorció y conoció a quien la instó a pin-

tar un paspartú. “Agarré esos cartones y se me vino

todo, era como una obsesión, no quería parar”.

Empezó a vender sus cuadros en la Calle de Los lan-

ceros en Puerto Cabello. Un día se vio rodeada de ma-

rines estadounidenses, con sus trajes blancos.

Elizabeth tiene 24 años pintando y es feliz hacién-

dolo, para ella es un don que Dios le dio para re-

crear el país que tanto ama y que le ha enseñado

a ser lo que es.

Mis personajes tienen almaElizabeth CondeMorón, estado Carabobo

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39


Nació en un pueblo yaracuyano y desde que en-

tró a la escuela ya tenía en las venas el gusto por el

arte. Así, Obdulio Rengifo, comenzó a los 7 años a in-

cursionar en el dibujo pero, a la par, también interpre-

taba papeles en obras de arte y participaba en todos

los actos culturales.

De ahí comenzó a trabajar en los platanales de su pa-

dre de crianza, hasta que en el período presidencial de

Wolfang Larrazábal le quitaron las tierras y los pusie-

ron a trabajar como peones.

Por eso, a los 15 años lo rebelde se marcó más y se fue

con su tío, Paulino Ortega, comunista, a vivir a Valencia,

donde hizo su primer cuadro en esmalte sobre lienzo:

un paisaje de la entrada del pueblo de Marín.

Fue en 1959, en Caracas, cuando conoció a Argimiro

Gabaldón, Fabricio Ojeda y Livia Gouverneur, entre tan-

tos luchadores. Cuando fue asesinada esta última, en

1961, Rengifo comenzó en el activismo revolucionario.

Era una época en la que había mucha represión: perse-

cuciones, torturas, asesinatos y desapariciones. Ren-

gifo no escaparía de esto y lo recluyeron varias veces

como preso político, aunque la prensa lo tildaba de

delincuente común, hasta que fue indultado en 1971.

Tras las rejas, pintaba y hacía artesanías, trabajaba

con la madera e hizo cursos de teatro, dibujo y pintura

con tiza pastel. En la cárcel de Los Teques, formó un

grupo de teatro y armó un periódico llamado “El vocero

de los presos regenerados”.

Entre sus obras hay retratos de Simón Bolívar y del

presidente Hugo Chávez, sus mejores personajes,

además de paisajes, pero su preferida a la hora de ha-

cer trazos, sin lugar a dudas, es María Lionza. A ella la

Un guerrero con vena artísticaObdulio RengifoMarín, estado Yaracuy

41

estudió con vehemencia: era una curandera que ayu-

daba a los guerreros que estaban con El Libertador.

Fue durante el gobierno del Comandante Chávez que

dejó de ser perseguido y ahora vive de su pensión,

además del arte, y aunque es reconocido como pintor

desde hace 34 años, espera ser declarado pronto Pa-

trimonio Nacional Viviente. Sin duda, lo merece.


43


Palmira Correa nació con el arte en la sangre,

su madre era tabaquera y toda su familia era joro-

pera en Cumaná.

Desde niña sufrió de artrosis, una enfermedad dege-

nerativa en las articulaciones y extremidades que no

la ha amilanado en esto de llevar adelante sus trazos

desde hace, por lo menos, 31 años, tiempo que lleva

casada con el arte. Sin embargo, dice que desde que

tiene uso de razón ha manifestado su gusto por cual-

quier manifestación artística.

La figura humana es lo que caracteriza sus obras y su

sello contundente son las formas triangulares que

hace de los ojos y lo rectangular de las narices. Ha

plasmado su visión del mundo, desde los oficios: una

empanadera, un chichero o una arepera, sin dejar a un

lado nuestra cultura como los bailes de San Pedro, los

Diablos de Yare y la Cruz de mayo, entre tantas otras.

Es una mujer soñadora, que se esmera en humani-

zarlo todo a través del óleo, el acrílico, la acuarela y

el pastel, bien sea en lienzo, papel, botellas de vidrio

y tacos de madera. Además de lo folklórico, Palmira

también muestra su sensibilidad por lo religioso, lo

histórico y hasta lo político.

Se considera nacionalista y a través de sus pinceladas

han quedado plasmado Simón Bolívar, Francisco de

Miranda y hasta el propio Comandante Hugo Chávez.

Los ángeles y los teatros con escenarios, bambalinas

y público también han formado parte de su vida. Ella

está clara en que nunca se dedicará a un solo tema

y jamás se cansará de brindarle tiempo a la pintura.

Ha ganado varios premios nacionales, además de uno

que logró en Turquía, sin contar que sus cuadros están

Folklore, vida e historiaPalmira CorreaCaño Amarillo, Caracas

45

en varios países como Francia, Australia, Inglaterra,

Noruega, Finlandia y pare de contar.

Su creación y su espíritu mejoran cada vez más a tra-

vés del arte, con el que vence las adversidades.


47


Cuando Guillermo Bello se adentra en los re-

cuerdos, inmediatamente evoca al niño soñador que

fue a partir de sus 10 años de vida.

A esa edad, se impresionó con un Simón Bolívar pinta-

do en lienzo que vio en una casa de bahareque, en el

barrio La Línea de Petare. Desde entonces, siempre ha

querido mostrar algo que tenga que ver con la cultura.

Sin embargo, fue a los 20 años cuando decidió aden-

trarse en este mundo del arte, luego de apreciar las

obras de su amigo Andrés Álvarez, que parecía que

flotaban y lo llamaban.

Así comenzó en esto del arte, siempre usando colores

planos y con una técnica mixta. No sólo trabaja con

lienzo, también demuestra su ingenio en maderas,

cartones, botellas, cerámica y todo material reciclable

que pueda darle un tono creativo.

Sus pinturas pueden llegar a niveles de un artista

académico, aunque muchos le han llamado “Bello

ingenuo”. Sin embargo, considera que de artista in-

genuo no tiene nada. “Yo soy artista popular y más

ahora que me he hecho autodidacta. Logro obras

imaginarias. Antes no tenía la noción y lo hacía por

placer. Siempre trato de que mis obras no sean per-

fectas como las de un académico”.

Se expresa, generalmente, a través de pinturas de

pueblos, mostrando cielos, montañas, gente. Todo lo

que le permita su imaginario.

De Caracas ha plasmado el Mercado de Chacao, Santa

Capilla, la esquina de Carmelitas, el pueblo de Petare,

entre otros tantos lugares, y de cada geografía hace un

croquis, un boceto como si fuera un ingeniero.

Desde hace unos 10 años se dedica al relieve sobre

Cuando el artista no es ingenuoGuillermo BelloPetare, estado Miranda

49

Cuando el artista no es ingenuoGuillermo BelloPetare, estado Miranda

lienzo y madera, no hay una obra suya, desde enton-

ces, que no tenga esa marca que impuso. De ahí han

salido buenas obras como La firma del acta de Inde-

pendencia, Bolívar en el Chimborazo, Miranda en La

Carraca y muchos momentos históricos.

Tiene su casa como un museo, aunque muchas de sus

obras están en salas de hogares y han sido exhibidas

en muchos salones. Para él, el arte es su vida.


51


Cada vez que Rosa Rodríguez toma un pincel, le da

vida a lugares venezolanos, a su gente y a la naturaleza.

Su creación se basa en componer todo lo que pueda

imaginarse. Apenas se le ocurre un tema, lo plasma in-

mediatamente en lienzo con acrílico.

Rosa lleva casi 50 años pintando y las calles son su fuer-

te a la hora de dar trazos. El no haber visitado muchos

de esos lugares que ha pintado no es impedimento

para ella, pues los ha recreado detalladamente con solo

verlos en fotografías o recortes de periódicos.

Lo importante para ella es darle color a las cosas, a las

frutas y a las chicharritas. En sus pinturas predomina

el azul porque se asemeja al cielo y al mar, el verde por

las plantas y el amarillo por las flores; realiza degrada-

ciones, dimensiones y relieves, tomando en cuenta los

colores primarios y el blanco.

Se trata de una dulce señora, que aunque es descen-

diente lejana del Libertador porque su abuela era hija

de María Bolívar, tía de Simón, reside en una pequeña

y humilde casa, que también funge como su taller.

Su fijación son los ríos, pues su infancia la pasó en San

Casimiro, de donde tiene buenos recuerdos cuando

se bañaba en las riveras de El Loro y Zuata.

“La pintura para mí es como si fuera una hermana so-

lidaria. Me siento muy bien cuando salen las ideas

y las pinto”, señala Rodríguez.

Sus lienzos han plasmado desde la fábrica de café en

Boleíta Norte, la Iglesia de San Francisco, una playa

solitaria de Cumaná o el Mercado de Catia, hasta vír-

genes, nazarenos, Jesucristo, San Miguel Arcángel y

procesiones de San Benito.

También han figurado los temas históricos, como

La pintura es mi hermana solidariaRosa RodríguezCaracas

53

la Batalla de Los Horcones, Francisco de Miranda aga-

rrando la bandera y hasta un Bolívar viejo en medio de

un araguaney y matas de cambur.

Muchos cultores populares la respetan y estiman, por-

que mientras exista la imaginación saldrá un cuadro

con buenos motivos.


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Si hay algo de lo cual Rafael Velásquez está orgu-

lloso es de que en las buenas y en las malas ha vivido

de su arte, el cual considera su segunda madre pues le

da espíritu cada vez que crea una pintura o escultura.

De sus 60 años de edad, 47 se lo ha dedicado a la crea-

ción a través del guache profesional, acrílicos, óleo y

acuarela que ha utilizado en yute, lienzo, jarrones

y cualquier otro material que se le presente, siempre

con la idea de transmitir un mensaje y efecto a partir

de la trama pictórica.

Fue a los 28 años de edad cuando comenzó a exponer

sus obras. Nunca estudió ni hizo cursos, por lo que se

siente orgulloso de ser autodidacta, se considera un

artista nato, original, que puede sacar en poco tiempo

una serie de sus originales.

En el área de la escultura utiliza madera, resina y plas-

tilina, ha hecho perinolas, caretas de taparas con re-

sina y hasta mapas tallados en conchas de coco, sin

contar que las pepas de mango las ha convertido en

pequeñísimas alpargatas.

Hace trabajos de grandes volúmenes como tallas en

madera de José Gregorio Hernández y Simón Bolívar.

Ha manejado su creatividad en temas urbanos como

la redoma de La India, gente en bicicleta, las misio-

nes sociales en Venezuela hasta representar paisajes

como la selva caribeña.

También ha pintado obras como”La última cena”, ro-

deada de cambures y patillas, así como procesiones

de San Benito y los diablos de Yare.

No en vano, sus más de dos millones de obras han

sido bien acogidas en Venezuela, Colombia, Brasil,

Estados Unidos y Europa.

De lo espiritual a lo urbanoRafael VelásquezLa Vega, Caracas

57

A través de sus trazos y pinceladas, Rafael Velásquez

piensa dejar un legado: el de su espiritualidad.


59


Nació en Pueblo Nuevo de La Sierra, en el estado

Falcón, donde vio todas esas tradiciones que tanto

recuerda, como eran las procesiones que le hacían a

las vírgenes y las fiestas por el Día de los Locos, entre

otras tantas llenas de alegría.

Es por esto que Elena Bravo no olvida su niñez y su

adolescencia llena de colores y costumbres que la

marcaron para siempre, a pesar de que a los cinco

años de edad comenzó a residir en el estado Aragua.

Su inquietud por la pintura comenzó desde la escue-

la, donde ya hacía dibujos en papel. Sin embargo, no

se atrevió a desarrollar ese gusto hasta hace 12 años,

cuando, en un viaje a Mérida, le llamó la atención ver

una gran cantidad de personas que parecían poseídos

por el arte de pintar.

Para ella hubo un renacer en su vida, pues comenzó a

hacer trazos, poco a poco, hasta que consiguió desa-

rrollarse con la ayuda de Antonio Cabezas, profesor de

pintura, guía y esposo de Elena.

Sus temas preferidos son las fiestas populares, que la

llevan a sus recuerdos, como las de San Juan en Ocu-

mare, Los Pastores de El Limón -hombres vestidos de

mujeres para pagar promesas frente al niño Jesús- y

los Diablos Danzantes de Chuao.

El tema religioso también la invade, por lo que ya ha

pintado las vírgenes de La Divina Pastora, la del Valle

y la de Belén, que es la Patrona de Aragua.

Más allá de las costumbres, Elena mezcla la realidad

con la imaginación: “A veces estoy pintando un San

Juan y si me provoca le meto unos diablitos que vienen

saliendo de una calle”, destacó.

También se ha dedicado a pintar temas cotidianos,

sobre todo que tienen que ver con el mar, los días de

playa y el disfrute de la gente.

La infancia se evoca con coloresElena BravoEl Limón, estado Aragua

61

Ha pintado con la técnica del óleo, pero su gusto se

inclina más por el acrílico, ya que no trabaja con som-

bras sino con colores planos.

Así, Elena continuará su trabajo: siempre aprendien-

do y avanzando cada día para plasmar la esencia de

las tradiciones y evocar siempre su bonita infancia.


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Una de las cosas que caracteriza a Bárbara Col-

menares es su alegría por la vida, tanto que no puede

faltar el sol en la mayoría de sus obras para represen-

tar la luz y la armonía, así como plasmar su sello in-

confundible en cada obra: las flores en forma de beso.

Sus mayores motivos a la hora de pintar son los reli-

giosos. En una oportunidad le pidió a Dios que le diera

una inspiración y esa noche soñó con la Virgen Mila-

grosa, quien le pidió ser pintada, y así lo hizo.

Sin embargo, fue en su adultez cuando le puso em-

peño y comenzó a hacer sus obras con más ahínco.

De hecho, le gustan los paisajes llaneros y al compo-

ner sus obras, se basa en los recuerdos, pero también

en la imaginación: “Yo invento todo. A veces hago

cuadros en serie y a todos les pongo un nombre di-

ferente. Aunque soy licenciada en Educación, yo me

considero autodidacta en el arte. Es algo innato”,

apunta Colmenares.

Lo indígena también forma parte de su abanico de te-

mas, al igual que la representación de los próceres,

encabezados por El Libertador y Francisco de Miran-

da. Las heroínas de la Independencia también han

estado plasmadas en sus obras como, por ejemplo,

Teresa Heredia y Eulalia Ramos de Chamberlain.

La literatura tampoco se queda atrás: Doña Bárbara de

Rómulo Gallegos y el escritor Francisco Lazo Martí tam-

bién fueron representados por esta cultora popular.

Bárbara no sólo trabaja en óleo, también decora bo-

tellas y utiliza cajas de madera y hasta de cartón para

plasmar su creatividad con acrílico, sin contar que

también ha hecho lo suyo con tinta china en papel.

No en vano, sus trabajos han recorrido el país y han

La pintura saca la nobleza del artistaBarbara ColmenaresParaparal, estado Aragua

65

sido bien recibidos, incluso, en Italia y China. Su obra

litográfica “Inspiración de un cantante para una pinto-

ra”, que surgió de escuchar una canción de Teo Galín-

dez, forma parte de la colección Presidencial. Por eso

y mucho más su musa seguirá dando más motivos

artísticos nobles y sublimes.


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Su dominio con el pincel viene desde las venas: a

su abuela Mireya le gustaba el paisajismo, mientras

que su padre Pancho se dedicaba a representar las

serenatas a todo color.

Es por esto que Rafael Baptista tiene sus dotes arrai-

gados, sin haber pisado jamás un taller de pintura.

Todo lo aprendió viendo a su padre haciendo trazos y

de él sacó los temas de sus cuadros, como las fiestas

populares y los serenateros.

Paradójicamente, no le gusta hacer dibujos, por lo

que no hace bocetos en sus lienzos: directamente

pinta con acrílico sin tener que hacer bosquejos.

Confiesa que su arte es ingenuo y popular. Los temas

históricos también forman parte de su pasión: ha

pintado las batallas de La Victoria y de Niquitao, en

Trujillo. Sin embargo, confiesa que no tiene un tema

preferido, todos lo son.

A los dos años ya estaba tomando un pincel, pero se

empezó a dedicar al arte pictórico de manera profe-

sional desde hace una década.

Desde su terruño ha representado al Santo Cristo de

La Grita y El Toro Candela de La Grita, pero las cul-

turas de otros pueblos, como las procesiones y las

corridas de toros también forman parte de su aba-

nico de temas.

No podía dejar atrás las flores de cualquier tipo, así

como los mercados populares de frutas y verduras.

Su creatividad se manifiesta cada vez que decide pin-

tar, tanto que desde hace unos cuatro años comenzó

a hacer sus trazos en huevos de avestruz, textura que

le atrapó y que ha gustado al público por el material y

por el estilo del artista.

Rafael generalmente utiliza fondos negros para re-

saltar los colores vivos, pero piensa usar más claros

El arte se lleva en la sangreRafael BaptistaPalo Gordo, estado Táchira

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para representar una serie de juegos tradicionales.

Ya comenzó con los papagayos. Su imaginación si-

gue volando.


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presidenteManuel Fernández

vicepresidente gestión internaJesús Manuel Centeno

gerente general comunicaciones y asuntos públicosAylema Rondón Torres

gerente relaciones institucionales (E)María Elena Alviárez

coordinación relaciones con la comunidadTeresa BriceñoNubia VegaGloria Jiménez

Agradecimiento especial a la Fundación Cultural Ipiar Tumerem(Taller y Promoción del Artista Popular)

catálogo “arte popular: rostros de nuestro pueblo”

Coordinación y producción editorial / Thady Carabaño

Investigación de campo / Teresa Briceño

Textos / Ilva Calderón Angel y Rocío Cazal

Fotografías / Augusto Marcano

Diseño Gráfico / IDEOGRAF

Imprenta / Editorial Arte

Ejemplares /1.000

Depósito Legal / Nro. If21320147002991

Caracas, 2014.

República Bolivariana de Venezuela

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Arte popular retratos de nuestro pueblo