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16 LA VENTANA DE LA AGENCIA LA VENTANA DE LA AGENCIA E n un principio los azte- cas constituían una mo- desta tribu india que se asentaba en el noroeste de Méjico. A partir del año 1168 iniciaron una extraordinaria expansión que les llevó a do- minar cultural y políticamente ese país durante el siglo XV y el primer tercio del XVI. Cuando llegaron los conquista- dores españoles observaron que los emperadores aztecas contaban con un sistema im- positivo especialmente elabo- rado y una Administración tri- butaria eficaz. A través de los códices az- tecas conocemos que el sobe- rano recibía un impuesto prin- cipal, llamado “el tributo”, que era recaudado a lo largo de las treinta y ocho provincias del imperio y cuyo montante se distribuía en función de la riqueza de cada región. Esta figura impositiva tenía por objeto atender a tres finalida- des principales: financiar al propio emperador y a la no- bleza,sostener las fuerzas armadas y abastecer a Tenoch- titlan, la capital, que padecía serios problemas de abastecimiento como consecuencia de contar con una población superior a los doscientos mil habitantes. El tributo era abonado en especie, fundamentalmen- te a través de materias primas: maíz, chile, sal, miel, ma- dera, cal, algodón, plumas, etc. También eran objeto de entrega otras mercancías más o menos elaboradas como el papel, el tabaco, objetos de oro y cobre, etc. Especial relevancia tenía el pago mediante almendras de cacao, puesto que este producto fue utilizado como dinero en el imperio azteca. Además del impuesto principal, se recaudaban ocasionalmente determinados tributos de menor impor- tancia. Al parecer algunos de ellos estaban vinculados a determinadas festividades, mientras que otros eran de naturaleza religiosa o militar. Por otra parte, los habitan- tes de los pueblos sometidos estaban obligados a la prestación de servicios persona- les, fundamentalmente en el cul- tivo de la tierra. La Administración tributaria comprendía tres niveles diferen- tes de funcionarios. Así, los fun- cionarios locales (“tquitlahtoh”) se encargaban de la recaudación en cada municipio, mientras que los funcionarios regionales (“cal- pixqueh”) controlaban la remi- sión de los productos a los de- pósitos provinciales. Finalmente, los funcionarios imperiales se ocupaban del envío definitivo de la recaudación a la capital y de la supervisión general de todo el proceso. Una prueba de la efica- cia de los recaudadores aztecas, que se identificaban por el he- cho de llevar una vara en una mano y un abanico en la otra, es que en el palacio de Moztezuma se encontró, en la épo- ca de la conquista española, la enorme cantidad de nove- cientos sesenta millones de almendras de cacao. La Administración tributaria apoyaba su actuación en registros fiscales escritos (“tequiámalt”). Estos regis- tros se contenían en unos hermosos códices, algunos de los cuales se han conservado hasta nuestros días, que pormenorizaban tanto los pueblos y ciudades que con- tribuían en la recaudación como la enumeración y valo- ración de los bienes entregados. Gracias a uno de ellos disponemos de la primera noticia sobre el sistema impositivo en Méjico. Dicho do- cumento relata que el Rey Azcapotzalco exigía como tri- buto a sus súbditos una gran balsa repleta de flores y frutos, sobre la cual debían encontrarse una garza y un pato empollando sus huevos.Además, el monarca tenía el capricho de que las aves debían empezar a picar los hue- vos precisamente en el momento en el que se le entre- gaban los presentes. Por supuesto, hoy desconocemos el sofisticado sistema que empleaban los funcionarios azte- cas para convencer a las aves de la necesidad de picotear los huevos en aquel solemne acto. ASÍ FUE... LA HACIENDA DE LOS AZTECAS ENRIQUE OSSORIO CRESPO LA VENTANA 27 5/5/04 15:38 Página 16

ASÍ FUE LA HACIENDA DE LOS AZTECAS E€¦ · supervisión general de todo el proceso. Una prueba de la efica-cia de los recaudadores aztecas, que se identificaban por el he-cho de

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16 LA VENTANA DE LA AGENCIALA VENTANA DE LA AGENCIA

En un principio los azte-cas constituían una mo-desta tribu india que se

asentaba en el noroeste deMéjico. A partir del año 1168iniciaron una extraordinariaexpansión que les llevó a do-minar cultural y políticamenteese país durante el siglo XV yel primer tercio del XVI.Cuando llegaron los conquista-dores españoles observaronque los emperadores aztecascontaban con un sistema im-positivo especialmente elabo-rado y una Administración tri-butaria eficaz.

A través de los códices az-tecas conocemos que el sobe-rano recibía un impuesto prin-cipal, llamado “el tributo”, queera recaudado a lo largo de lastreinta y ocho provincias del imperio y cuyo montantese distribuía en función de la riqueza de cada región. Estafigura impositiva tenía por objeto atender a tres finalida-des principales: financiar al propio emperador y a la no-bleza, sostener las fuerzas armadas y abastecer a Tenoch-titlan, la capital, que padecía serios problemas deabastecimiento como consecuencia de contar con unapoblación superior a los doscientos mil habitantes.

El tributo era abonado en especie, fundamentalmen-te a través de materias primas: maíz, chile, sal, miel, ma-dera, cal, algodón, plumas, etc. También eran objeto deentrega otras mercancías más o menos elaboradas comoel papel, el tabaco, objetos de oro y cobre, etc. Especialrelevancia tenía el pago mediante almendras de cacao,puesto que este producto fue utilizado como dinero enel imperio azteca.

Además del impuesto principal, se recaudabanocasionalmente determinados tributos de menor impor-tancia. Al parecer algunos de ellos estaban vinculados adeterminadas festividades, mientras que otros eran denaturaleza religiosa o militar. Por otra parte, los habitan-tes de los pueblos sometidos estaban obligados a la

prestación de servicios persona-les, fundamentalmente en el cul-tivo de la tierra.

La Administración tributariacomprendía tres niveles diferen-tes de funcionarios. Así, los fun-cionarios locales (“tquitlahtoh”)se encargaban de la recaudaciónen cada municipio, mientras quelos funcionarios regionales (“cal-pixqueh”) controlaban la remi-sión de los productos a los de-pósitos provinciales. Finalmente,los funcionarios imperiales seocupaban del envío definitivo dela recaudación a la capital y de lasupervisión general de todo elproceso. Una prueba de la efica-cia de los recaudadores aztecas,que se identificaban por el he-cho de llevar una vara en unamano y un abanico en la otra, es

que en el palacio de Moztezuma se encontró, en la épo-ca de la conquista española, la enorme cantidad de nove-cientos sesenta millones de almendras de cacao.

La Administración tributaria apoyaba su actuaciónen registros fiscales escritos (“tequiámalt”). Estos regis-tros se contenían en unos hermosos códices, algunos delos cuales se han conservado hasta nuestros días, quepormenorizaban tanto los pueblos y ciudades que con-tribuían en la recaudación como la enumeración y valo-ración de los bienes entregados.

Gracias a uno de ellos disponemos de la primeranoticia sobre el sistema impositivo en Méjico. Dicho do-cumento relata que el Rey Azcapotzalco exigía como tri-buto a sus súbditos una gran balsa repleta de flores yfrutos, sobre la cual debían encontrarse una garza y unpato empollando sus huevos.Además, el monarca tenía elcapricho de que las aves debían empezar a picar los hue-vos precisamente en el momento en el que se le entre-gaban los presentes. Por supuesto, hoy desconocemos elsofisticado sistema que empleaban los funcionarios azte-cas para convencer a las aves de la necesidad de picotearlos huevos en aquel solemne acto. ❏

ASÍ FUE... LA HACIENDA DE LOS AZTECASENRIQUE OSSORIO CRESPO

LA VENTANA 27 5/5/04 15:38 Página 16