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Aspectos políticos y constitucionales · posturas largamente defendidas a lo largo de la historia, para buscar puntos de en-cuentro capaces de superar viejos y endémicos conflictos.”

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“Todos los constituyentes, en aras de aquel consenso básico orientado al estableci-miento de un marco democrático duradero, hicieron importantes renuncias, incluso de posturas largamente defendidas a lo largo de la historia, para buscar puntos de en-cuentro capaces de superar viejos y endémicos conflictos.”Texto aprobado por todos los grupos parlamentarios de la Comisión Constitucional, Congreso de los Diputados, 20 de noviembre de 2002.

“The Autonomous Communities of Spain [are] more powerful than any other subnatio-nal government structure in Europe.”Richard Gunther, Jose Ramón Montero, Joan Botella, en Democracy in modern Spain, Yale University Press, 2004.

“Pero lo que más me asombra es que personas en apariencia juiciosas sostengan que la separación de Cataluña se produciría de forma cordial y sin traumas, y que casi todos parezcan creer que es imposible que la situación degenere en violencia: Dios santo, ¿ni siquiera hemos aprendido que en la historia no hay nada imposible, y que los grandes cambios casi siempre se han producido a sangre y fuego? ¿Nos hemos vuelto otra vez tan insensatos y pusilánimes como para no ser capaces de darle una salida civilizada a este embrollo?” Javier Cercas, escritor, El País, 28 de octubre de 2012.

1.1 ¿Cuál es el origen de la situación política actual en España?

“Este libro estudia la articulación de España como nación. Quiere ser, al tiempo, una visión no esencialista de la formación de España como tal nación, y una visión no na-cionalista del problema de las nacionalidades y nacionalismos en España. Parte de una doble realidad: 1) que España fue, con Francia e Inglaterra, una de las primeras entida-des nacionales de Europa. Entiendo, así, que hacia 1500 los pasos esenciales para la constitución de España, Francia e Inglaterra como naciones y Estados integrados ya se habían dado: pero también que aún tendría que transcurrir mucho tiempo, siglos, para que cristalizasen, en los tres casos, los Estados unitarios y los sentimientos de nacio-nalidad modernos; 2) que fue justamente al hilo de la transformación de la monarquía hispánica de los siglos XVI-XVIII en un Estado nacional moderno cuando el problema de la organización territorial del Estado –y ante todo, la aparición de los nacionalismos periféricos, problema, conviene anticiparlo ya, de extraordinaria complejidad- terminó por hacerse evidente y con tiempo, capital.”Juan Pablo Fusi, Catedrático de Historia Contemporánea, en su obra España, la evolu-ción de la identidad nacional, 2000.

“La afirmación de que España perpetró agresiones contra Cataluña es una desgraciada manipulación del pasado, que olvida deliberadamente cómo en los conflictos y guerras civiles en los que todo el país se vio envuelto, los catalanes, al igual que el resto de los españoles, se dividieron entre los diferentes bandos.”

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Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

España es una de las más viejas naciones del mundo y su realidad histórica, como la de tantas naciones, es un proceso secular complejo de aciertos y de errores, de vacilaciones y utopías, pero también de ilusiones, de pautas comunes de vida, de deseos y de recuerdos así mismo comunes. Como tantos otros países, España ha sufrido la terrible experiencia de la guerra civil y de regímenes autoritarios.

En ese pasado complejo, la articulación de la pluralidad y diversidad territorial de España ha sido motivo corriente de discordia y distanciamiento.

Esta sucesión de conflictos y acuerdos, de retrocesos y progresos en la lucha por la libertad, el bienestar y la paz son intercambiables con los de cualquier otra historia nacional.

No hay continente ni región en el mundo que no conozca problemas de crisis internas, de inte-gración y de convivencia.

Los españoles, conscientes de ese pasado, decidieron restablecer la libertad y la democracia y aprobaron por amplia mayoría la Constitución de 1978, fruto del más amplio consenso alcanza-do nunca entre españoles. Es la Constitución de las libertades y la concordia, la de España como un Estado social y democrático de Derecho, que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Esa Carta Magna fue el fruto de la llamada transición española, un momento extraordinario de tensión moral que arrancó lo mejor de los españoles, un modelo de comportamiento que ha inspirado y sigue inspirando los procesos de transición en varios continentes.

En resumen, el pacto constitucional, obra de todos y para todos, permitió sellar la reconciliación y fue el triunfo de la concordia y de la integración. Ese espíritu ha sido el fundamento de la mo-dernización y transformación de España en las últimas décadas.

En este contexto, tiene hoy día especial virulencia el separatismo y la pregunta natural que se hace mucha gente es: ¿Cómo es posible defender una separación que entraña la extinción de esta vida en común y de ese triunfo histórico de la concordia?

“La Transición española ha admirado al mundo entero. Una experiencia emocionante y aleccionadora vivida de muy cerca y a ratos desde dentro.”Mario Vargas Llosa, 2010

“La Constitución de 1978, llamada por todos con indudable acierto como la Constitu-ción de la Concordia, intentó poner punto final a un trágico pasado de enfrentamiento civil entre los españoles. Guerras civiles, pronunciamientos, dictaduras, en suma, regí-

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menes políticos o sistemas basados en la imposición violenta de ideologías o formas de gobierno, habían sido hasta entonces el negro balance padecido por la inmensa ma-yoría del pueblo español, como si nuestro sino histórico fuera el del fracaso colectivo. Aquel triste lamento del poeta Machado -“Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”- es fiel reflejo de esta dramá-tica realidad existencial de la nación española. Pero, por fortuna, en 1978 una genera-ción de españoles, recordando el lamento de aquel otro gran español Manuel Azaña, cuando abrumado por la magnitud de la tragedia civil pronunció aquellas dramáticas palabras desgraciadamente caídas en el olvido: “Paz, piedad, perdón”, decidieron no volver a cometer los viejos errores, mirar hacia delante y apostar, con un generoso impulso de reconciliación, por un nuevo sistema democrático para que nunca más hu-biera dos Españas irreductiblemente enfrentadas. Los portavoces de los principales grupos políticos dejaron en las Cortes constituyentes testimonios concluyentes de este espíritu de concordia nacional, que no es ocioso recordar en este momento. La actual Constitución española está impregnada de esa voluntad de convivencia. Todos los constituyentes, en aras de aquel consenso básico orientado al establecimiento de un marco democrático duradero, hicieron importantes renuncias, incluso de posturas largamente defendidas a lo largo de la historia, para buscar puntos de encuentro capa-ces de superar viejos y endémicos conflictos […] El Congreso de los Diputados reitera que resulta conveniente para nuestra convivencia democrática mantener el espíritu de concordia y de reconciliación que presidió la elaboración de la Constitución de 1978 y que facilitó el tránsito pacífico de la dictadura a la democracia.”Texto aprobado por todos los grupos parlamentarios de la Comisión Constitucional, Congreso de los Diputados, 20 de noviembre de 2002.

“Quienes creemos que el lenguaje es supremo don de la Humanidad, vemos en este constante diálogo, que sustituye la contienda por el debate, que supera la discrepan-cia por el acuerdo, la más alta forma de vida política”.Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno, en el Congreso de los Diputados, en el deba-te constitucional, el 31 de octubre de 1978.

“El pueblo español no quiere estar condenado a repetir su Historia y por eso nos ha dado a todos ese mandato explícito de truncar de una vez la triste tradición de las reacciones pendulares, del pueril empeño de reescribir la Historia a cada paso, que ha constituido una penosa constante de nuestros dos últimos siglos y que ha hecho de nuestra convivencia civil un amargo relato de incivil discordia. Y ese mismo pueblo nos ha dado el mandato de elaborar un orden fundamental común, con voluntad de pervi-vencia, sin crispaciones, sin lugar para sentimientos irreconciliables, abrumándonos en todo momento con su inagotable testimonio de madurez y de moderación”.José Pedro Pérez-Llorca, diputado del Grupo de Unión de Centro Democrático, en el Congreso de los Diputados, en el debate constitucional, el 31 de octubre de 1978.

Esta visión política la refrendan todas las fuerzas parlamentarias sin excepción, incluidas todas las catalanas:

“Hoy, pues, los españoles –tanto los de derechas como los de izquierdas- hemos apren-dido la sangrienta lección de la última guerra civil, cuando media España creyó que podía salvar a la otra media inmolándola en un combate fratricida. Hoy, pese a las pro-

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fundas diferencias que nos separan, hemos llegado, justo por eso, a un acuerdo, a una aceptación del adversario, ya no más enemigo. Por eso la Constitución no es más que la expresión jurídica de un contrato social, de un consenso colectivo; con la Constitu-ción, por fin, la guerra ha terminado.”Joan Reventós i Carner, diputado del Grupo de Socialistas de Cataluña, en el Congre-so de los Diputados, 21 de julio de 1978.

En el ámbito académico, encontramos aseveraciones en las que sustentar dicha visión política:

“Olvidar la tragedia que hemos vivido sin prescindir de sus enseñanzas.”Pere Bosch Gimpera (Barcelona, 1891-México, 1971), historiador catalán, en La Es-paña de todos.

[Las primeras elecciones libres y democráticas tras la muerte de Franco, de 15 de octu-bre de 1977 fueron] “la victoria de España en concordia sobre todos los que quisieron –o siguen queriendo- volver atrás.”Julián Marías, España en nuestras manos, 1978.

1.2 La diversidad territorial en España

La articulación de España ha constituido uno de los problemas más recurrentes en su historia contemporánea, como en la de otros países:

“En Europa, entre 1850 y 1920, aparecieron dos tendencias contradictorias […] Por un lado, se observa una tendencia hacia la unidad, y, por otro, un aumento de los sepa-ratismos […] Desde ese momento, los nacionalismos no dejarían de dividir a la opinión pública y a las fuerzas políticas, y, todavía hoy, el del nacionalismo es el problema más serio que tiene que afrontar la democracia española.”Joseph Pérez, profesor de la Universidad de Burdeos, Histoire de L’Espagne, París, 1996.

Y es indudable que la transición iniciada a la muerte de Franco y el gran pacto de la Constitución de 1978 significaron la voluntad mayoritaria de dejar atrás un pasado dramático, donde, entre otras cosas, regímenes autoritarios y dictatoriales habían impuesto normas y políticas que re-primían las singularidades de las nacionalidades y regiones de España:

“Franco […] immediately revoked the Statutes of Autonomy granted by the Republic to Catalonia and Euzkadi. The use of Catalan and Basque in schools was prohibited and all manifestations of regional culture –other than harmless folklore- suppressed […] Cata-lan culture, rooted in a living modern language, was too dynamic and rich to disappear.”Raymond Carr and Juan Pablo Fusi, Spain, dictatorship to democracy, London, 1979.

“Hecho el balance de la legislación lingüística -sin las matizaciones exigibles, pero que el espacio impide- podría decirse que hasta 1936 eran ilustrados, liberales y organiza-

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ciones obreras quienes defendían la comunidad lingüística en español, a veces, propo-niendo la erradicación de otras lenguas. De aquí nacen normas, a veces delirantes, para limitar o liquidar el plurilingüismo […] Al contrario de lo que se cree, la España plurilingüe nunca ha sido un proyecto ajeno a nuestro credo ultraconservador, ni al nacional-cato-licismo. Eso sí, fue un proyecto vejado en la guerra civil por sus propios mantenedores. Alzaron, al calor de los aires nazi-fascistas del momento, una España donde sólo se hablaba español, que era entonces la lengua de la Raza, de la Patria, del Imperio. De ahí la sañuda y arbitraria persecución de otras lenguas (y de hablantes de cualesquiera de las de España, que fue más grave) como símbolos censurables de desafecto.”Juan Manuel Lodares, profesor de Lengua española de la Universidad Autónoma de Madrid, El País, 20 de mayo de 2001.

Las protestas ante estas medidas de represión se alzaron no solo en los pueblos de España directamente afectados, sino también en el conjunto de la nación.

Así, ante las medidas adoptadas por el Directorio militar, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la reacción solidaria con la lengua y la cultura catalana reunió a los escritores en lengua castellana más prestigiosos:

“Es el idioma la expresión más íntima y característica de la espiritualidad de un pueblo y, nosotros, ante el temor de que esas disposiciones puedan haber herido la sensibili-dad del pueblo catalán, siendo en lo futuro un motivo de rencores imposible de salvar, queremos con un gesto afirmar a los escritores de Cataluña la seguridad de nuestra admiración y de nuestro respeto por el idioma hermano. El simple hecho biológico de la existencia de una lengua, obra admirable de la naturaleza y la cultura humana, es algo siempre acreedor al respeto y a la simpatía de todos los espíritus cultivados.”Azorín, Federico García Lorca, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ángel Herre-ra, Ramón Menéndez Pidal, Pedro Sainz Rodríguez, Concha Espina, Miguel Herrero, Luis Jiménez de Asúa, Gabriel Maura, Mercedes Gaibrois de Ballesteros, Fernando de los Ríos, Melchor Fernández Almagro, Ramón Gómez de la Serna, José Gutiérrez Sola-na, Manuel Azaña, Claudio Sánchez Albornoz, Ramón Pérez de Ayala (y muchos más), en el manifiesto de los escritores castellanos al Directorio de Primo de Rivera, en defensa de la lengua catalana, marzo de 1924.

Varios años después, en 1930, vuelve a producirse una solidaridad plena con la lengua y cultura catalana:

“Elementos culturales castellanos de todas las tendencias, después de celebrar acto inolvidable de fraternidad con los catalanes, rogamos al Gobierno con vivo empeño y por estimarlo de justicia […] que derogue todas las disposiciones de la dictadura que han reprimido y agraviado la lengua y libertad de Cataluña.”Telegrama firmado por muchos de los autores del manifiesto anterior y dirigido al Presidente del Gobierno español, en marzo de 1930.

“Cuando visten de luto las lenguas y los Fueros es que hay algo más hondo que está siendo víctima de mancilla: la libertad civil y para luchar contra esto hemos de pedir la ayuda de la juventud para que cuando se planteen problemas de carácter general y de grandes dimensiones nos aporte su colaboración.”

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Fernando de los Ríos, 25 de marzo de 1930, en el acto de confraternidad de intelec-tuales catalanes y castellanos.

“¿En qué puede consistir el acuerdo que entre nosotros ha florecido? En que hay una coincidencia que no excluye la discrepancia, porque se da el lujo de incluirla, como abar-ca un paisaje las mayores variedades, como en el horizonte aparecen unidos cielo y mar y como el torso de la tierra aguanta esa anécdota gigantesca de las montañas.”José Ortega y Gasset, 25 de marzo de 1930, en el acto de confraternidad de intelec-tuales catalanes y castellanos.

“En momentos de pena para vosotros, los castellanos estuvimos a vuestro lado y ten-go la firme seguridad de que vosotros en caso contrario hubierais hecho lo mismo, y para el caso de que el fenómeno se repitiera, y no es inverosímil, hay que tener fe en el corazón.”Ángel Ossorio y Gallardo, 25 de marzo de 1930, en el acto de confraternidad de inte-lectuales catalanes y castellanos.

Otro ejemplo, en esta ocasión bajo la dictadura franquista (1939-1975). El filósofo Julián Marías, discípulo de Ortega y Gasset, hace medio siglo, en un libro dedicado a Cataluña, a la vez que celebraba la singularidad catalana, denunciaba los intentos de borrarla:

“Es cierto que el Estado ha sido frecuentemente opresor, y no sólo sobre tal o cual región, sino sobre la totalidad nacional, y con frecuencia sus titulares han procedido de la periferia; quiero decir que las presiones, aun en la medida en que han sido “cen-trales”, no han sido de una región sobre otras, sino del Estado como tal sobre varias o todas ellas, y no ha sido Castilla la menos oprimida, aunque la opresión se haya ejercido “desde” ella” […] Nada hay más anticatalán que el intento de despojar a Cataluña de sus raíces […] La debilitación de Cataluña, el olvido de su historia, la atenuación de su vigor y su relieve, el empobrecimiento o sujeción de su lengua, el intento de borrar los signos y símbolos con que se ha hecho una historia gloriosa, la voluntad de que ingrese en una fila gris de provincias homogéneas, de que la Plaza de San Jaime sea una plaza cualquiera y no la expresión de una espléndida personalidad histórica, todo eso son esenciales, irreparables, inaceptables mutilaciones de España” Julián Marías, Consideración de Cataluña, 1966.

La conciencia de que era preciso comenzar una nueva vida política, especialmente en relación con Cataluña, era muy firme en el Gobierno de la transición, apenas un año desde la muerte de Franco, incluso antes de conocer el sentir del pueblo español, del pueblo de Cataluña, que se expresaría más tarde, en las elecciones de 1977:

“Con profunda satisfacción, me dirijo hoy por vez primera al pueblo de Cataluña. Lo hago como Presidente del Gobierno de un Rey que hace solo dos meses decía en el Salón del Tinell: “Quisiera hoy reafirmaros la importancia excepcional que atribuyo a Cataluña y a la personalidad catalana en el conjunto de las tierras de España”. Y lo hago como Presidente de un Gobierno que en su Declaración Programática señaló ní-tidamente “la importancia del hecho regional” y el reconocimiento de “la diversidad de pueblos integrados en la unidad indisoluble de España”. Ambas circunstancias son un indicativo claro de mi presencia en Barcelona. Por ello estamos asistiendo a un acto de

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honda dimensión política, inscrito en el marco de la nueva etapa constitucional que se anuncia para España […] Partiendo de estas consideraciones, el gobierno se plantea como tema capital el hecho catalán: el hecho de un pueblo con personalidad propia y perfectamente definida, el hecho de una comunidad resultante de un proceso histó-rico que le confirió carácter y naturaleza propia dentro de la armonía de la unidad de España. Por eso, porque nunca ha dejado de existir, el hecho catalán convive aquí con sencilla cotidianeidad. El sentimiento de Cataluña como unidad diferenciada no lo es-tamos inventando ni improvisando. Esto quizá sea demasiado elemental para decirlo en Cataluña, pero hemos de hacerlo para tratar de encontrar vías de solución y diálogo paralelas a ese reconocimiento. Nuestro tiempo nos impone la obligación de buscar lo que es cierto históricamente lo que tiene raíces sólidas y, por tanto, posibilidades para el mañana; lo que es testimonio y no sólo fórmula.”Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno, 20 de diciembre de 1976, discurso ante la Diputación de Barcelona.

Precisamente esa conciencia general es aquella que, entre otras muchas, movió hace cuarenta años al conjunto de la sociedad española a recuperar las libertades y a pactar un modelo de convivencia radicalmente distinto, basado en la justicia, la libertad y la voluntad de “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones” (Preámbulo de la Constitución española).

Como declararon unánimemente en las Cortes todos los grupos parlamentarios (y, por tanto, todos los diputados catalanes) en 2002:

“Por fortuna, en 1978 una generación de españoles, recordando el lamento de aquel otro gran español Manuel Azaña, cuando abrumado por la magnitud de la tragedia civil pro-nunció aquellas dramáticas palabras desgraciadamente caídas en el olvido: “Paz, piedad, perdón”, decidieron no volver a cometer los viejos errores, mirar hacia delante y apostar, con un generoso impulso de reconciliación, por un nuevo sistema democrático para que nunca más hubiera dos Españas irreductiblemente enfrentadas. Los portavoces de los principales grupos políticos dejaron en las Cortes constituyentes testimonios conclu-yentes de este espíritu de concordia nacional, que no es ocioso recordar en este momen-to. La actual Constitución española está impregnada de esa voluntad de convivencia.”Texto aprobado por todos los grupos parlamentarios de la Comisión Constitucional, Congreso de los Diputados, 20 de noviembre de 2002.

O, más recientemente, cuando, en el cincuentenario del llamado contubernio de Munich, la Co-misión mixta para la Unión Europea de las Cortes Generales, aprobaba por unanimidad una de-claración institucional que, entre otras cosas, manifestaba:

“Las Cortes Generales, a través de su Comisión Mixta para la Unión Europea, en la que están representados todos los grupos parlamentarios, quiere recordar este aconteci-miento y rendir un homenaje a aquellos españoles que, con su altura de miras, supie-ron superar las diferencias que les separaban, contribuyendo a instaurar el sistema de libertades que actualmente disfrutamos. En este sentido, quisiéramos destacar tam-bién la enorme valentía de su lucha democrática, recordando las dificultades y perse-cuciones que sufrieron todos los participantes en Munich.” (21 de mayo de 2012).

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Por ello, un historiador como Juan Pablo Fusi Aizpurúa puede afirmar:

“Los grandes problemas que en nuestra historia quebraron la convivencia –los proble-mas militar, agrario, social y religioso- o han desaparecido o han perdido radicalidad o vigencia o se han transformado en meras cuestiones técnicas y administrativas. In-cluso el problema regional, que sigue siendo un formidable problema de Estado, ya que afecta nada menos que a la misma idea territorial e histórica de España, parece decididamente encauzado. El Estado de las autonomías ha funcionado menos mal de lo que se temía.”El País, 27 de octubre de 1989.

Otras opiniones:

“Ante el doble hecho (…..) -una realidad hispánica y una realidad catalana- caben tres soluciones; dos, claras y definitivas, y una, estéril y transitoria: considerar incompati-bles los dos hechos, lanzándolos uno contra el otro; (…) considerarlos compatibles y armonizables(…) o la solución actual, de resquemor constante, que dura hace tantos años, sin paz definitiva ni guerra declarada. Esta tercera solución, a más del inconve-niente de debilitar a todos, resultar estéril, porque fatalmente habrá de terminar en una de las otras dos indicadas. Frances Cambó, Por la Concordia, 1927.

“Yo tengo la seguridad de que la amplia conciencia cívica de la sociedad catalana no quiere renunciar a lo mejor y más alto que ha pensado y sentido, no quiere desgarrarse a sí misma ni desgarrar España, y rechazará un neoindependentismo que se presenta irreconocible en su inteligencia, vacío de sensatez y exento de ilusión compartida y afán de concordia.”José Manuel García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, “¿Dar la espalda al que tiende la mano?”, El Periódico de Catalunya, 4 de noviembre de 2012.

“España fue la primera nación europea en el sentido moderno de la palabra, invento-ra de la nación como forma política y social, como unidad proyectiva de convivencia, distinta de todas las medievales. El hecho decisivo de que la invasión musulmana del año 711 fuese interpretada por los cristianos como “la pérdida de España”, de que la reconquista fuese la de “la España perdida” –no la de reinos o condados, que no exis-tían y que fueron, precisamente, los resultados parciales de esa reconquista de España como tal- fue un factor decisivo y que suele pasarse por alto. Por esto, la unidad real de España estaba muy avanzada a fines del siglo XV, cuando la de otras naciones eu-ropeas era todavía remota –en algunos casos le faltaban varios siglos. Es curioso que a veces se aduzcan intentos o movimientos secesionistas en el siglo XVII; en otras nacio-nes no podían producirse porque no se había llegado a la unificación, y los elementos que habían de integrarla estaban todavía en estado de escisión o división.”Julián Marías, Abc, 13 de julio de 1990.

En resumen, hoy día, quienes ponen en riesgo la voluntad de concordia son aquellos que fomen-tan un proyecto político que no quiere contar con el otro, sino prescindir de él, un proyecto que no pretende mantener el bien de la convivencia, sino que persigue la separación, entroncando así con los momentos más graves de nuestra historia reciente.

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1.3 El restablecimiento de la Generalitat de Cataluña

"Nos damos cuenta que este Gobierno, ahora del PP pero antes con otros, no aceptan a Cataluña como es; nos quieren arrodillados; siempre obedientes; sin discutir lo que quiere el resto del Estado y que renunciemos a nuestra lengua."Artur Mas, Presidente de la Generalitat de Cataluña, 29 de septiembre de 2013.

“El público que llenaba en Madrid o Granada los conciertos de Lluís Llach en los años setenta era tan fervoroso como el que había aclamado a Lorca en Barcelona. Mucho antes de que se hicieran habituales las banderas andaluzas ya se agitaban en aquellos teatros banderas catalanas y pancartas idénticas a las de Barcelona: “Libertad”, “Am-nistía”, “Estatuto de autonomía” […] Los discos de Lluís Llach o de Raimon o de Pi de la Serra o de aquel angélico Jaume Sisa de Qualsevol nit pot sortir el sol se vendían en (toda) España lo mismo que en Cataluña. Y era también en toda España donde encon-traba un público entregado el gran teatro independiente catalán”.Antonio Muñoz Molina, escritor, El País, 22 septiembre 2012.

Antes de que existiera una nueva Constitución, el Gobierno nacional procede a restablecer, el año 1977, en la persona de Josep Tarradellas, la Generalitat de Cataluña, con audacia y plena y generosa asunción de las justas aspiraciones del pueblo de Cataluña:

“Cataluña está de fiesta, Cataluña recobra su más arraigada institución. Hoy Cataluña inaugura para España un prometedor futuro de concordia. Por eso es también de espe-ranza en el resto de España; porque del acto de toma de posesión del Presidente de la Generalidad restablecida se desprende la evidencia de que a los pueblos de España les ha llegado –aunque sea con fórmulas transitorias de una etapa preconstitucional- la hora de su autogobierno. Y por eso, sin ánimo de incurrir en el tópico, hay que decir que hoy es un día histórico para Cataluña y para España. Esta noble tierra recobra, como acabo de decir, su máxima institución. Pero hay que decir algo más. Hay que decir que por primera vez desde hace siglos el hecho catalán se aborda desde el Gobierno de la Monarquía y desde Cataluña, sin pasiones, sin enfrentamientos, sin violencias, sin plantear a priori hechos consumados ni acciones de fuerza. Cuando todos somos pro-tagonistas del compromiso colectivo de consolidar una democracia, Cataluña vuelve a ser testimonio y garantía de la eficacia del proceso. Si el respeto es esencia de la democracia, los negociadores de la Generalidad hicieron gala permanente de él. Si la democracia implica comprensión, la comprensión ha sido el gran factor permanente de tres meses de diálogo. Si la democracia supone serenidad y voluntad de pacto, éstas han sido las constantes de un proceso que hoy cierra uno de sus grandes capítulos con la toma de posesión. He de decir que una autonomía que nace en estas circunstancias, no puede fracasar. En su mantenimiento reside la garantía de que la etapa que hoy se abre permanecerá siempre en los cauces de la razón política y del realismo […] Señor Presidente, Catalanes todos: Enhorabuena.”Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno, 24 de noviembre de 1977, en la toma de po-sesión del Presidente de la Generalitat de Cataluña.

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Desde entonces, en el programa de investidura de los presidentes del gobierno, durante todo el proceso autonómico, con independencia de su opción política, ha figurado un compromiso explícito por ese desarrollo de las autonomías. Basten algunos ejemplos:

“El gran reto que nuestra Constitución plantea es el de institucionalizar políticamen-te la diversidad real de España mediante una distribución territorial del poder estatal […] España, como realidad histórica y presente, es una Nación que se vertebra en una diversidad real de pueblos. Asumir esta realidad, asumir a España como realmente es constituye el primer elemento de un planteamiento adecuado […] Tratamos de afron-tar, pues, simultáneamente, un problema histórico, un problema político y un problema funcional a los que no cabe encontrar soluciones mágicas ni de eficacia resolutoria inmediata. En la Constitución hemos marcado el punto de partida de un largo camino y hemos trazado un esquema viable dentro del cual habremos de movernos.”Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno 1976-1981, en su discurso de investidura, el 30 de marzo de 1979.

“Quiero decir que asumo plenamente, resueltamente, la opción autonómica de la Cons-titución. Unión de Centro Democrático ha contribuido de manera decisiva a que el prin-cipio autonómico, como principio básico de la organización del Estado, se inscriba en nuestro texto fundamental y lo ha traducido luego en realidades operativas. Pocas veces un Estado con la complejidad y el entramado histórico del Estado español habrá emprendido un camino tan apasionante y difícil.”Leopoldo Calvo-Sotelo, Presidente del Gobierno 1981-1982, en su discurso de inves-tidura, 18 de febrero de 1981.

“Esa labor de reforma y saneamiento, imprescindible para alcanzar todos los demás objetivos, ha de articularse con la culminación del proceso autonómico, al aprobar-se cuanto antes los estatutos de las cuatro comunidades autónomas pendientes. En este aspecto, cuya regulación tiene por objeto vitalizar la pluralidad dentro de la unidad integradora, afirmo nuestro compromiso de alcanzar el máximo constitucional en las competencias fijadas por los respectivos estatutos. Con los Acuerdos Auto-nómicos, y una vez aprobados los estatutos pendientes, habremos puesto las bases para que el proceso autonómico se produzca de modo ordenado, objetivo y solidario. Queda, no obstante, una gran tarea pendiente: no basta con transferir competencias, funcionarios y recursos; durante el próximo período legislativo hará falta, sobre todo, culminar la construcción del Estado de las autonomías, a través, principalmente del desarrollo legislativo del artículo 149.1. de la Constitución. Entramos así en una espe-cie de segunda fase del proceso autonómico, en la cual el positivo desarrollo de cada autonomía ha de conciliarse con la construcción positiva del Estado de todos.”Felipe González, Presidente del Gobierno 1982-1996, en su discurso de investidura, 30 de noviembre de 1982.

“Desde la aprobación de los primeros estatutos, catalán y vasco, hasta la reciente in-clusión en el mapa autonómico de las ciudades de Ceuta y Melilla, todo el desarrollo del Estado de las Autonomías se ha venido realizando mediante amplísimos acuerdos políticos, prolongación del propio consenso constitucional. La preservación de ese con-senso, en consideración de que estas materias forman parte del propio «bloque de la constitucionalidad», será orientación permanente de la acción del Gobierno, si obtengo

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la confianza de la Cámara. En lo que al desarrollo autonómico se refiere, el consenso no es un método: es un requisito. Y en esta legislatura, tenemos que dar un nuevo impulso a esta tarea.” Jose María Aznar, Presidente del Gobierno de 1996-2002, en su discurso de investi-dura, 3 de mayo de 1996.

1.4 ¿Cuál fue la actitud del resto de España ante las reivindicaciones catalanas sobre el Estatuto de Autonomía?

Dichas reivindicaciones autonomistas de los movimientos catalanistas fueron asumidas, histó-ricamente, con la misma audacia, plenitud y generosidad de los gobiernos de la transición, por muchas otras fuerzas políticas no catalanas, que hicieron suya la bandera autonomista:

“Las canciones en catalán nos emocionaban tanto como las canciones en inglés, y también tenían una cualidad de himnos […] Hubo una época en la que la reivindicación del catalán y del estatuto de autonomía para Cataluña formaban parte de un mismo proyecto progresista.”Antonio Muñoz-Molina, escritor, El País, 22 de septiembre de 2012.

"Cada vez que digo algo de Cataluña me insultan llamándome bellotari, nacionalista es-pañol, facha y no sé cuántas cosas más. Yo no soy ni nacionalista español ni centralis-ta. […] ¿Quién nos engañaba cuando, en los años 60 y 70 del siglo pasado, gritábamos en los conciertos de Lluís Llach, de Raimon, de María del Mar Bonet o de Serrat, aquello de 'libertad, amnistía y estatuto de autonomía'? Los etarras que salieron de las cárce-les españolas no querían libertad sino sangre. Nos equivocamos cuando se les amnis-tió. Los nacionalistas parece que tampoco era autonomía lo que pedían. También nos equivocamos, porque querían independencia. Unos y otros nos engañaron. Claro que entonces la izquierda catalana era para nosotros, el resto de demócratas progresistas españoles, el espejo en el que nos mirábamos. ¡Qué error, visto lo visto!".Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex Presidente de la Junta de Extremadura, El Confiden-cial, 14 de septiembre de 2013.

1.5 ¿En qué consiste el régimen de las autonomías?

“La peculiar estructura del Estado compuesto o Estado de las autonomías busca el equilibrio entre el todo (España, la Nación española) y sus partes: las nacionalidades y regiones”.Francisco Tomás y Valiente, jurista y político, Intervención en el Curso sobre consti-

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tucionalismo español, 1812-1978, celebrado en la Cátedra de Estudios Hispánicos del Colegio Mayor Chaminade en Madrid, 1985.

“Nos encontramos ante una Constitución netamente democrática. El constituyente, con sabiduría elogiable, ha querido tomar determinadas “decisiones políticas funda-mentales” a partir de ciertas experiencias históricas y con voluntad de respeto para la estructura y articulación histórica de España”.Francisco Tomás y Valiente, jurista y político, Intervención en el Curso sobre consti-tucionalismo español, 1812-1978, celebrado en la Cátedra de Estudios Hispánicos del Colegio Mayor Chaminade en Madrid, 1985.

Artículo 2.La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la au-tonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.Constitución española de 1978

Artículo 137.El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunida-des Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.Constitución española de 1978

“El artículo 2 de la Constitución Española tiene tres aspectos igualmente fundamen-tales que están construidos en un equilibrio racional y complejo que desaparecería si se suprime alguno de ellos. Primer aspecto; España Nación cuya unidad se afirma vi-gorosamente; segundo aspecto; España compuesta por Comunidades, respecto a las cuales se predica el derecho a la autonomía; tercer aspecto; la necesaria solidaridad entre todas las nacionalidades y regiones.”Gregorio Peces-Barba, Cortes Constituyentes 1977.

Las Comunidades autónomas, en número de 17, nacen a partir del reconocimiento de la autono-mía por parte de la Constitución. Los Estatutos concretan el ejercicio del derecho al autogobier-no y actúan como instrumento normativo fundacional de la Comunidad Autónoma. Igualmente, determinan sus instituciones y forma de gobierno, organización y competencias, así como las relaciones con los ciudadanos, el Estado y otras instituciones.

Cataluña cuenta con un poder legislativo y ejecutivo propios, ejercidos sobre un número amplí-simo de competencias. Cataluña ha logrado el reconocimiento de su vocación de autogobierno y de su personalidad, que tiene en la lengua y cultura catalanas uno de sus rasgos más acu-sados.

Pese a que sean insistentes las declaraciones de cierto nacionalismo en sentido contrario, se puede afirmar, con todo rigor histórico, que nunca Cataluña, en su historia democrática, ha al-canzado mayor grado de autogobierno en todos los ámbitos, político, económico y cultural, y que nunca han gozado la lengua y cultura catalanas de una vitalidad, de una magnitud educati-va, dimensión demográfica, respaldo político, institucional y jurídico y recursos presupuestarios

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tan amplios como desde el día en que, en virtud de la Constitución y el Estatuto, Cataluña recu-peró plena y definitivamente sus instituciones de autogobierno.

En lo que hace al principio autonómico, Cataluña, en tanto que una de las nacionalidades a las que se refiere el artículo 2 de la Constitución, se constituye, de acuerdo con su Estatuto de Au-tonomía, en Comunidad Autónoma, y ejerce su autogobierno de acuerdo con la Constitución y el Estatuto, que es, en los términos del artículo 147.1 de la Constitución, su norma institucional básica. El artículo 152.1 de la Constitución establece la organización institucional autonómica para aquéllas comunidades autónomas que, como ocurre en el caso de la Comunidad Autónoma de Cataluña, hayan accedido a la autonomía por el procedimiento previsto en el artículo 151.

1.6 La organización institucional de la comunidad autónoma catalana

Dicha organización institucional se basa en una Asamblea Legislativa, elegida por sufragio uni-versal; un Consejo de Gobierno con funciones ejecutivas y administrativas y un Presidente, ele-gido por la Asamblea, de entre sus miembros, al que corresponde la dirección del Consejo de Gobierno, la suprema representación de la respectiva Comunidad y la ordinaria del Estado en aquélla. Asimismo, se prevé que el Presidente y los miembros del Consejo de Gobierno serán po-líticamente responsables ante la Asamblea. Un Tribunal Superior de Justicia, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, culminará la organización judicial en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma.

El Parlamento de Cataluña

El Parlamento de Cataluña, como todos los parlamentos autonómicos, está formado por una sola cámara. Tiene atribuidas las clásicas funciones parlamentarias: legislativa, presupuestaria y de control del gobierno.

El Presidente de la Generalitat, el Gobierno y la Administración de la Generalitat de Cataluña

El Presidente de la Generalitat tiene la más alta representación de la Generalitat y dirige la ac-ción del Gobierno. También tiene la representación ordinaria del Estado en Cataluña. Ocupa, por tanto, un papel destacado dentro del poder ejecutivo.

El Presidente de la Generalitat es elegido por el Parlamento de entre sus miembros, y nombrado por el Rey. En cuanto a sus funciones, por una parte, ejerce la más alta representación de la Generalitat y la ordinaria del Estado en Cataluña. En el marco de esta función representativa, le corresponde mantener las relaciones con las otras instituciones del Estado y el resto de las comunidades autónomas, convocar las elecciones al Parlamento de Cataluña y nombrar los altos cargos que las leyes determinen. Como representante ordinario del Estado en Cataluña, promulga en nombre del Rey las leyes de Cataluña.

El Gobierno, que se compone del Presidente, el Consejero Primero, si procede, y los Consejeros,

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es el órgano superior colegiado que dirige la acción política y la Administración de la Generalitat. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con el presente Estatuto y las leyes.

El Poder Judicial en Cataluña

De acuerdo con lo previsto por el artículo 149.1.5 CE, la Administración de justicia es competen-cia exclusiva del Estado y, por tanto las Comunidades Autónomas no pueden ejercer funciones jurisdiccionales. Por ello, el Estatuto de Autonomía de Cataluña habla del poder judicial en Ca-taluña y no de Cataluña, ya que, a diferencia de los poderes legislativo y ejecutivo, que tienen carácter de instituciones autonómicas, el poder judicial lo es del Estado. En efecto, de acuerdo con el vigente Estatuto de Autonomía aprobado mediante Ley Orgánica 6/2006 de 19 de julio, detenta competencias en materia de justicia a través de la denominada cláusula subrogatoria que supone competencias no sobre la administración de justicia sino sobre los medios materia-les y personales que sustentan y precisa dicha administración.

1.7 Las competencias de la comunidad autónoma catalana

“Con el régimen de las autonomías y la organización de los poderes en Cataluña, tenéis posibilidades de acción que muchas regiones, en otros lugares de Europa, os envidian.”Jacques Delors, ex Presidente de la Comisión Europea, en Barcelona, 1998.

Listado de materias asumidas por la Comunidad Autónoma de Cataluña:

Agricultura, ganadería y aprovechamientos forestales. Agua y obras hidráulicas. Asociaciones y fundaciones. Caza, pesca, actividades marítimas y ordenación del sector pesquero. Cajas de ahorros. Comercio y ferias. Consultas populares. Consumo. Cooperativas y economía social. Cor-poraciones de derecho público y profesiones tituladas. Crédito, banca, seguros y mutualidades no integradas en el sistema de seguridad social. Cultura. Denominaciones e indicaciones geo-gráficas y de calidad. Derecho civil. Derecho procesal. Educación. Emergencias y protección civil. Energía y minas. Deporte y tiempo libre. Estadística. La función pública y el personal al servicio de las Administraciones públicas catalanas. Vivienda. Inmigración. Industria, artesanía, control metrológico y contraste de metales. Infraestructuras del transporte y las comunicaciones. Jue-go y espectáculos. Juventud. Lengua propia. Medio ambiente, espacios naturales y meteorolo-gía. Mercados de valores y centros de contratación. Medios de comunicación social y servicios de contenido audiovisual. Notariado y registros públicos. Obras públicas. Ordenación del terri-torio y del paisaje, del litoral y urbanismo. La organización de la Administración de la Generali-tat. Organización territorial. Planificación, ordenación y promoción de la actividad económica. Políticas de género. Promoción y defensa de la competencia. Propiedad intelectual e industrial. Protección de datos de carácter personal. Publicidad. Investigación, desarrollo e innovación tec-nológica. Régimen jurídico, procedimiento, contratación, expropiación y responsabilidad en las Administraciones públicas catalanas. Régimen local. Relaciones con las entidades religiosas. Sanidad, salud pública, ordenación farmacéutica y productos farmacéuticos. Seguridad priva-da. Seguridad pública. Seguridad social. Servicios sociales, voluntariado, menores y promoción

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de las familias. Símbolos de Cataluña. Sistema penitenciario. Transportes. Trabajo y relaciones laborales. Turismo. Universidades. Video vigilancia y control de sonido y grabaciones.

(La información anterior es un resumen extraído de la web del Congreso de los Diputados)

Esta es la magnitud del autogobierno de Cataluña según el Estatuto del año 2006.

“A ver si tiene la deferencia de contestarme a esta pregunta, ¿cree que Cataluña ha tenido alguna vez un poder autónomo superior al que tiene en la actualidad?”Alfonso Guerra, ex Vicepresidente del Gobierno de España (1982-1991), dirigiéndose a su entrevistador, en el diario El Periódico de Catalunya, 2 de junio de 2013.

1.8 ¿Con qué presupuesto y con qué personal cuenta la Comunidad Autónoma de Cataluña?

El título VIII de la Constitución reconoce y garantiza a las comunidades autónomas el ejercicio de la autonomía en la gestión de sus intereses y, particularmente, en el ámbito financiero. Esta autonomía financiera supone, entre otros aspectos, la capacidad por parte de las comunidades autónomas de regular, a través de su normativa propia, sus particularidades presupuestarias.

Dentro de este marco constitucional, las comunidades autónomas tienen competencias para la elaboración y aprobación de sus presupuestos con arreglo a los principios de coordinación con la Hacienda estatal y de solidaridad entre todos los españoles.

Para acometer la prestación de los servicios correspondientes a las competencias asumidas, así como para llevar a cabo la gestión de sus intereses, las comunidades autónomas pueden actuar a través de órganos de su propia Administración, crear entes públicos con personalidad jurídica propia o mediante entes de naturaleza jurídico privada (sociedades mercantiles y fun-daciones) que son controlados o participados, en general de forma mayoritaria, ya sea directa o indirectamente, por la administración autonómica, que vienen a constituir el Sector Público Autonómico.

Por otra, parte, la construcción del Estado de las Autonomías ha supuesto una trasformación radical de la distribución del personal al servicio de las administraciones públicas, así como de los presupuestos.

La administración pública estatal cuenta, en toda España, con 570.691 personas y la adminis-tración de las comunidades autónomas cuenta con 1.307.343 personas.

En Cataluña, la administración de la Comunidad Autónoma cuenta con 165.092 personas, mien-tras la administración pública estatal en Cataluña cuenta con 30.136 personas.

Por otra parte, en Cataluña, la administración local cuenta con 86.657 personas y las universi-dades, con 25.091 personas.

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Todas estas cifras son relativas a enero de 2013 (Boletín Estadístico del personal al servicio de las administraciones públicas, enero de 2013)

A su vez, para 2012, el presupuesto total consolidado de Cataluña ascendió a 37.024,5M€.

1.9 ¿Qué valoración hace el mundo universitario y académico del régimen de las autonomías en España?

Ya hemos visto la organización institucional de Cataluña, sus competencias, los recursos huma-nos y presupuestarios con que cuenta en el ejercicio del autogobierno.

Todo ello, para los nacionalistas radicales, es insuficiente, por lo que resulta inusual encontrar en su balance de dicha autonomía una palabra que reconozca la magnitud histórica, en virtud del marco jurídico común, del autogobierno alcanzado por Cataluña.

Por ello, la fuente más fiable para valorar cuál es el grado de descentralización en España pro-cede de los estudios académicos. Se recogen a continuación diversos textos de expertos en ciencia política sobre el Estado de las Autonomías en España, un Estado que todos califican con el adjetivo de federal y consideran el más avanzado de Europa en materia de descentralización:

“But neither can the territorial structure be regarded as a simple process of regional decentralization. Decentralization processes in other European countries have not come close to the profound transformation of the political, fiscal, and administrative structures and processes that has taken place in Spain. The Comunidades Autónomas (CCAA) can establish laws that have the same force as those of the Spanish state, and their respective administrations are not subordinate to central control. The existence in many CCAA of regional police forces and television networks and full jurisdiction in all of them over such important policy areas as education or health make the Autono-mous Communities of Spain more powerful than any other subnational government structure in Europe. At the same time, however, while the regions are endowed with an impressive array of powers, this decentralization process is held within the limits of na-tional unity proclaimed by the Constitution (as in article 2, which unequivocally states that Spain is indissoluble). This asymmetric mix of characteristics has been variously described as “federo-regional” (Trujillo 1979), as a “federal system with differentiating features” (Aja 1999, 36-39), as “multinational federalist” (Linz 1999), as “non-institutio-nal federalism” (Colomer 1999), or as “incomplete federalism” (Grau 2000a).”Richard Gunther, Jose Ramón Montero, Joan Botella, en Democracy in modern Spain, Yale University Press, 2004.

“As the estado de las autonomías (state made up of autonomies) unfolds in the wor-kings of Spanish politics and government, federal arrangements continually emerge. The Spanish form of regional governance has intertwined federalism with other forces in constructing democratic constitutionalism […] Spain as one of a set of states (inclu-ding Belgium, Ethiopia, Russia and South Africa) that appear to be meeting the challen-

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ges of regime transformation, ethnic and regional diversity, and problems of social and economic justice through federal evolution. As an early member of this group, Spain may offer some important lessons regarding the paradigm shift to federalism.”Robert Agranoff, “Federal evolution in Spain”, International Political Science Review (1996), Vol. 17, Nº. 4, 385-401.

“L’État espagnol est donc bien, tout à la fois, unitaire et fédéral.”Pierre Subra de Bieusses, « Un État unitaire ultra-fédéral », Pouvoirs n°124 - L’Espagne - janvier 2008 - p.19-34.

“In Spain, the Statutes of autonomy, apart from being the basic fundamental norm of the autonomous Communities, perform a constitutional function, by indirectly deli-miting the powers of the central government. So, although according to the Spanish Constitution the central government has exclusive competences over international relations, including treaty-making, and the sub-state level lacks powers to sign inter-national agreements or treaties, different Statutes of autonomy have nonetheless in-cluded special provisions on the foreign promotion of culture or vernacular languages, international contacts with overseas migrant communities and foreign aid.”Nikos Sloutaris, Perspectives on Federalism, Vol.4, issue2, 2013, “Comparing the Subnational Constitutional space of the European Sub-State Entities in the Area of Foreign Affairs.”

“La independencia se pide porque, según dijo el presidente de la Generalitat, Cataluña necesita “estructuras de Estado”. Ahora bien ¿no las tiene ya? Hagamos la enumera-ción: gobierno, parlamento, órgano de garantías constitucionales, defensor del pueblo, representaciones en el extranjero; policía, instituciones penitenciarias, régimen local propio, sistema educativo configurado con plena libertad. Además, la policía catalana viste uniforme único en España, lo que no ocurre en Alemania, donde ciertamente cada “land” tiene su policía, pero el uniforme es el mismo para todas. Hasta Código Civil tie-ne Cataluña, el viejo privilegio de las naciones europeas. Ningún “land” alemán, ningún cantón suizo tiene código civil: hace largo tiempo que renunciaron a su antiguo derecho privado para permitir la aprobación de códigos civiles nacionales.”Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín, Profesor del Instituto de Empresa, Abc, 20 de noviembre de 2012.

1.10 ¿Cómo se acogió, en Cataluña, el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979?

El lunes 13 de agosto de 1979, se aprobó, en sesión extraordinaria de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, el texto del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Todos los dipu-tados votaron a favor, menos uno, Blas Piñar, del Grupo parlamentario mixto, que votó en contra y dos, que se abstuvieron: Alejandro Rojas Marcos, del Grupo andalucista, y Heribert Barrera, del Grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Cataluña. Eran las once de la noche.

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Conviene recordar cómo valoraron las fuerzas políticas catalanas dicho Estatuto de 1979, por el que Cataluña recobró sus instituciones de autogobierno:

“Por eso hoy nos suenan como proféticas aquellas palabras de una editorial del presti-gioso periódico “El Sol”, de 13 de diciembre de 1918, cuando respondiendo a un discur-so de Maura, contestando éste a su vez a una famosa intervención de Cambó, decía: “Hasta ahora, cuando Cataluña se ha puesto en pie para pedir su autonomía, ha trope-zado con la política de nuestra edad muerta. Pero hay otra España mejor, y es necesa-rio que Cataluña se dirija a ella. Por eso dijimos que era necesario entregar el problema catalán a otro Parlamento en cuyos escaños tuviera asiento lo mejor de España. Hay muchos millones de españoles —decía el editorial— que están dispuestos a resolver el problema de las autonomías. Son aquellos cuya voz no ha sonado todavía”. Yo hoy me congratulo de poder decir que me parece que finalmente esta voz ha sonado.”Miquel Roca i Junyent, portavoz del grupo parlamentario Minoría catalana, Congreso de los Diputados, 5 de mayo de 1978.

“Hoy estamos viviendo una de esas situaciones históricas excepcionales que espera-mos tengan norma a partir de ahora; una situación en la que <<viva España>> quiere decir democracia, libertad; y aquí la novedad de hoy: autonomía para Cataluña. De esta nueva situación no es difícil distinguir la nueva y profunda significación de la palabra España. Por ello, hoy y aquí quiero gritar por primera vez y sin contradicción: <<Viva Cataluña>>, <<Visca España>>.”Joan Reventós Carner, del Grupo parlamentario Socialistas de Cataluña, 13 de agos-to de 1979.

“Desde los socialistas catalanes, señores parlamentarios de las Cortes Generales, Es-paña puede contar desde ahora y para siempre con la plena solidaridad de Cataluña. Muchas gracias”.Eduardo Martín Toval, Grupo Parlamentario Socialistes de Catalunya, 13 de agosto de 1979.

“Quiero terminar diciendo que nadie se llame a engaño, ni nadie intente creer que con esta operación los catalanes vamos a encerrarnos en nosotros mismos; es decir, va-mos a centrarnos, diríamos, en la reconstrucción exclusiva de Cataluña. Precisamente con esta operación se rompe este vicio del ensimismamiento para contribuir con todas nuestras fuerzas a hacer posible no únicamente que la Generalidad funcione, sino que España en su conjunto como Estado funcione.”Miquel Roca i Junyent, Grupo parlamentario de la Minoría catalana, 13 de agosto de 1979.

“Ahora permitidme que diga, para terminar, pues a mí sí me gusta ser breve y cumplirlo: <<ara si, catalans, ens podem sentir orgullosos de esser espanyols i poder cridar ¡Visca Espanya! Y, ahora sí, españoles, todos podemos sentirnos orgullosos de ser españoles y gritar ¡Visca Catalunya!”Antonio Senillosa Cros, de Coalición Democrática, 13 de agosto de 1979.

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1.11 ¿Cómo se acogió, por el resto de las fuerzas políticas españolas, el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1979?

El resto de las fuerzas políticas españolas se felicitó así mismo del Estatuto de Autonomía de Cataluña:

“Y hemos de felicitarnos todos, los políticos catalanes y todos los políticos españoles, el pueblo catalán y el pueblo español, porque si el tema de Cataluña, la cuestión ca-talana es de todos, también todos estamos seguros, en esta gozosa hora, de que una buena y positiva solución para Cataluña contribuirá definitivamente a consolidar este estado difícil, pero que hay que alcanzar, de autonomías en libertad.”Rodolfo Martín Villa, del Grupo Unión de Centro Democrático, 13 de agosto de 1979.

“Muy brevemente. En nombre del Grupo Socialista quiero expresar la satisfacción de los socialistas de toda España y nuestro reconocimiento a todos los que han hecho posible el momento histórico que estamos viviendo con la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña […] a todo ese pueblo catalán, que durante tantos años no ha podido gritar <<Visca Catalunya>>.”Alfonso Guerra, del Grupo socialista, 13 de agosto de 1979.

“Quiero asimismo expresar la gran satisfacción que sentimos los socialistas vascos, al igual que hace unos días cuando esta Comisión aprobó el Estatuto de Guernica, por el que hoy se ha alcanzado para Cataluña, en la esperanza y en la seguridad de que este Estatuto servirá para que el pueblo catalán pueda satisfacer sus justas aspiraciones de autogobierno y de libertad y para que, a partir del mismo, se pueda construir una Cataluña autónoma, libre, progresista y solidaria con todos los pueblos de España”.José María Benegas Haddad, Grupo de Socialistas Vascos, Congreso de los Diputa-dos, 13 de agosto de 1979.

“Por eso, para todos los comunistas españoles, para los comunistas catalanes y no catalanes, hoy es un día de fiesta […] Pero evidentemente hoy, y con eso termino, se-ñor Presidente y señores compañeros Diputados, se abre una nueva luz de esperanza para una de las Comunidades que más han contribuido a hacer de España una nación moderna y que puede contribuir a hacer de ella una nación laboriosa y en paz. Nada más, señor Presidente”.Ramón Tamames, del Grupo comunista, 13 de agosto de 1979.

“Me corresponde, en nombre del Grupo Andalucista, felicitar al pueblo catalán, como en su día felicitamos al vasco. Es el final de una lucha larga por el autogobierno de este pueblo. Nosotros, en esta felicitación, somos coherentes, como nacionalistas, con lo que pedimos para el pueblo andaluz y con la solidaridad que exigimos de otros pueblos”.Alejandro Rojas-Marcos de la Viesca, Grupo Andalucista, 13 de agosto de 1979.

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1.12 ¿Cuándo comienzan las críticas y descalificaciones nacionalistas a España?

Apenas un año y medio después de la aprobación del Estatuto de Cataluña, un hombre clave en la recuperación del autogobierno de Cataluña, afirmaba lo siguiente:

“Vemos que sus responsables [de la Generalitat de Cataluña] están utilizando un truco muy conocido y muy desacreditado, es decir, el de convertirse en el perseguido, en la víctima, y así hemos podido leer en ciertas declaraciones que España nos persigue, que nos boicotea, que nos recorta el Estatuto, que nos desprecia, que se deja llevar por an-tipatías hacia nosotros, que les duele y se arrepienten del hecho de haber reconocido nuestros derechos e incluso, hace unos días llegaron a afirmar que toda la campaña anticatalanista que se realiza va encaminada a expulsarlos de la vida política.”Josep Tarradellas, que fue diputado por Esquerra Republicana de Cataluña en la II República, Presidente de la Generalitat de Cataluña en el exilio y primer Presidente de la Generalitat tras su restablecimiento durante la transición, en carta al director de La Vanguardia, 4 de abril de 1981.

Cierto nacionalismo, cuya razón de ser ideológica –como constata Fernando Savater- “es gestio-nar la disconformidad […] pues no piensan estar a gusto nunca”, opta, casi desde primera hora, por hacerse cargo del autogobierno con una actitud de reticencia y suspicacia:

“Aseguraba Churchill que una regla elemental de etiqueta política prohíbe vocear “yo ya lo dije” cuando los acontecimientos históricos le dan a uno la razón. De modo que me limita-ré a preguntarme que más debíamos haber dicho los que nos dedicamos a estas cosas, intelectuales o como nos llamemos, para advertir de lo que estaba pasando en Cataluña y prevenir contra lo que ya pasa ahora. No es fácil establecerlo, porque tradicionalmente se ha considerado en este país —sobre todo entre quienes se consideran progresistas— que decir o, aún peor, hacer algo nítidamente claro contra los nacionalismos de tendencia se-paratista era empeorar las cosas. Si uno argumentaba contra las falacias de los agravios históricos o fiscales, contra las identidades milenarias, contra la inmersión lingüística que conculca el derecho a elegir ser educado en la lengua común, etcétera... siempre había un asno solemne para advertirnos de que estábamos “fabricando independentistas”. Si uno seguía la corriente al independentismo, planteando sólo aquí y allá una pega venial para minimizar daños, los independentistas ya fabricados nos utilizaban como argumento a su favor y nos animaban a dar el paso final, pasándonos del todo a su bando. O sea, tanto de un modo como otro, el resultado parecía ser inevitablemente más independentismo. Pares o nones, la casa siempre gana cuando los dados están trucados.”Fernando Savater, El País, 18 de noviembre de 2012.

Un proceder que ha sido permanente, como se denuncia hoy día, y también ayer, nuevamente desde la misma Cataluña:

“Hay simple manipulación de sentimientos; todo vale. Nada ha cambiado en los nacio-nalistas catalanes durante treinta años: no quieren puentes, quieren quejarse. Para ellos la autonomía no es una finalidad sino una etapa, un mero peldaño hacia la inde-

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pendencia. Pero no tienen prisa para llegar a la meta, prefieren ir acumulando poder y disfrutarlo sin que les molesten. Ahora estamos en la fase de mostrar su “desconfian-za hacia España” en la que hasta ahora, dicen, “tanto habían confiado”. No les creas, pura hipocresía, es lo que ahora, por estrategia, les conviene decir. ¿Cuántas veces lo hemos escuchado ya en treinta años? Tú tiende puentes, es tu manera de ser, pero no esperes que te correspondan”.Francesc de Carreras, jurista catalán, en el periódico barcelonés La Vanguardia, 1 de octubre de 2011 (“A Ramón Jáuregui”).

“Buscar desde el primer momento, con verdadero empeño, con amoroso proselitismo, el mayor número de colaboraciones en el resto de España. Y no hicimos ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario.”Gaziel, acerca del periodo histórico inmediatamente anterior a la guerra civil.

Ello no ha sido óbice para que, a lo largo de las últimas décadas, diversas fuerzas políticas cata-lanas prestaran su respaldo parlamentario, en varias legislaturas, a programas del Gobierno de España, y viceversa.

“Con cuantas limitaciones puedan achacársele, constituiría un anacronismo equipa-rar nacionalismos como el catalán a los violentos que han proliferado en los últimos decenios de la vida europea, del mismo modo que resultaría injusto ignorar el papel modernizador que en más de una ocasión ha desempeñado, y esperemos que siga desempeñando, el nacionalismo catalán en el conjunto de España.”Vicente Cacho Viu, El nacionalismo catalán como factor de modernización, 1998

Cataluña, en su historia democrática, ha alcanzado su mayor grado de autogobierno en todos los ámbitos, político, económico y cultural, desde el día en que, en virtud de la Constitución y el Estatuto, Cataluña recuperó plena y definitivamente sus instituciones de autogobierno. Desde entonces, a su vez, la lengua y cultura catalanas han gozado de una vitalidad, de una magnitud educativa, dimensión demográfica, respaldo político, institucional y jurídico y recursos presu-puestarios sin parangón en el pasado.

1.13 ¿Qué acuerda la declaración de soberanía y el derecho a decidir del parlamento catalán, de 23 de enero de 2013, y cuál ha sido la respuesta del gobierno?

En efecto, el Parlamento de Cataluña ha aprobado dos resoluciones a favor del llamado “dere-cho a decidir”: una, el 23 de enero y otra, el 13 de marzo, ambas de 2013.

El 23 de enero se aprobó el texto pactado por CiU, ERC e ICV-EUiA (con el voto en contra de PP, PSC y C’s), que reconocía a Cataluña el carácter de “sujeto político y jurídico soberano” y decía literalmente: “el Parlamento de Cataluña acuerda iniciar el proceso para hacer efectivo el ejerci-cio del derecho a decidir para que los ciudadanos y las ciudadanas de Cataluña puedan decidir su futuro político colectivo.”

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El 1 de marzo de 2013, el Consejo de Ministros aprobó un Acuerdo por el que se plantea la im-pugnación ante el Tribunal Constitucional de disposiciones sin fuerza de ley y resoluciones de las Comunidades Autónomas prevista en el artículo 161.2 de la Constitución en relación con la Resolución de 23 de enero, del Parlamento de Cataluña, por la que se aprueba la "Declaración de soberanía y del derecho a decidir del pueblo de Cataluña".

Posteriormente, el 13 de marzo de 2013, aprobó una resolución propuesta por el PSC, que ins-taba al Gobierno de Artur Mas a iniciar un diálogo con el Gobierno español para acordar la cele-bración de una consulta en la que los catalanes decidan su futuro político.

Conviene recordar que hace escasos meses, nada externo al separatismo podía ser su causa: el gobierno de España no rechazaba, sino que apostaba –y apuesta- por la convivencia; el Pre-sidente del Gobierno proclamaba su fe en el valor del diálogo y de la palabra y no en el de las decisiones unilaterales; y el núcleo central de la vida política española confiaba y confía en la solidaridad. Esa es la cronología exacta de los hechos. Toda esta actitud abierta está vigente, en su integridad.

“Desde esta profunda convicción el Presidente del Gobierno ha reiterado su disposición a avanzar en una colaboración franca y leal, mediante un diálogo sensible a la diversi-dad de Cataluña y de España y respetuoso con el marco legal, que es el primer requisito de actuación de cualquier gobernante.”Comunicado sobre la reunión del presidente del Gobierno con el presidente de la Ge-neralitat de Cataluña, La Moncloa, Madrid, jueves, 20 de septiembre de 2012.

“Con el dictamen favorable del Consejo de Estado, el Gobierno entiende que la Reso-lución del Parlamento de Cataluña resulta inconstitucional por vulnerar lo dispuesto en los artículos de la Constitución 1.2; 2; 9.1 y 23 en relación con el artículo 168 de la misma. La Resolución, en cuanto declara la soberanía del pueblo catalán y acuerda la iniciación de un procedimiento para hacerla efectiva, no es compatible con la atri-bución de la soberanía nacional al pueblo español establecida en al artículo 1.2 de la Constitución, así como con la garantía constitucional de la "indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles", establecida en el artículo 2 de la misma […] Igualmente, se ve conculcado el derecho a la participación política de los ciudadanos residentes del resto del territorio español, con vulneración del artículo 23 de la Constitución.”Referencia del Consejo de Ministros, de 1 de marzo de 2013.

Ante esta actitud de diálogo y de respeto al Estado de Derecho, oponía la Generalitat de Cata-luña esta otra:

“Si se puede hacer por la vía del referéndum, porque el Gobierno español la autoriza, mejor. Si el Gobierno le da la espalda y no autoriza ningún tipo de referéndum ni de con-sulta, pues hay que hacerlo igualmente.” Artur Mas, Presidente de la Generalitat de Cataluña, en el Debate de Política General celebrado en el Parlamento de Cataluña el 25 de septiembre de 2012.

Respuesta que ha ocasionado la réplica de muy diversos sectores:

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“Creo, y lo creo con respeto, que Artur Mas ha cometido un error, y un error serio, muy serio, porque está haciendo una propuesta que no tiene viabilidad, viabilidad en el sen-tido profundo del término […] Mas es el primer representante del Estado en Cataluña dentro de la estructura que tenemos. Claro que, el primer representante del Estado, legítimamente surgido de las urnas, diga que va a hacer lo que va a hacer si se lo per-mite la ley, o si no se lo permite, que le da igual… confunde la democracia con una parte de la democracia, que es el número de votos y no con otra parte fundamental de la democracia, que es la legitimidad de acuerdo con las reglas de juego establecidas.”Felipe González, ex Presidente del Gobierno, en declaraciones a la Cadena Ser, 15 de noviembre de 2012.

“Quinta idea falsa: la creencia en la irresistible voluntad popular, la idea de que, ante una victoria en un referéndum, ninguna regla institucional se resiste. Es una visión muy robespierrana creer que la democracia se reduce al sufragio universal. En realidad, des-de Montesquieu sabemos que el funcionamiento democrático impone a la vez el res-peto del sufragio y la aceptación de reglas de derecho. Un referéndum ganado unos puntos por encima de la mayoría no puede borrar los límites que establece la Consti-tución española, el veto de no pocos estados miembros, las reticencias de Bruselas…”Alain Minc, escritor francés, en un artículo “Error fatal”, publicado en el diario cata-lán La Vanguardia, el 11 de enero de 2013.

“Pero lo más sorprendente es que algunos no nacionalistas propongan aceptar como muestra de buena voluntad el posible resultado proindependentista de un referéndum celebrado solamente en Cataluña, que por lo visto obligaría a replantearnos el Estado español. Si se concede ese poder discrecional a una parte del territorio nacional, es que ya se le considera de facto como independiente: de otro modo, serían como es obvio todos los ciudadanos del país los consultados en cuestión tan trascendental. No solo se trata de preguntar a los catalanes si quieren dejar de ser también españoles, sino a los españoles si quieren renunciar a ser también catalanes. Porque la automutilación y sus consecuencias no afectan sólo a los derechos de unos, sino a los de todos: el olvi-do de algo tan elemental como que el derecho a decidir unilateralmente la independen-cia es ya la independencia misma y por tanto la dimisión del estado existente viene a ser en sí mismo más patético y dañino que el posible resultado del propio referéndum.”Fernando Savater, El País, 13 de noviembre de 2013.

De la propia sociedad catalana surgen voces que denuncian la ruptura de la legalidad que entra-ña esta declaración del parlamento catalán:

“El referéndum va en contra de la Constitución española. Pero también va en contra del Estatut de Catalunya vigente. Es una ruptura con la ley española y con la ley catalana. No hay mayoría suficiente de dos tercios para reformar el Estatut del 2006. Entiendo que estamos ante una ruptura con España. Pero también ante la ruptura de las normas democráticas catalanas votadas en referéndum.”Lluís Foix, periodista catalán, ex director de La Vanguardia, en un artículo “Una doble ruptura política”, publicado en dicho diario catalán, el 20 de diciembre de 2012.

“Es una clara instigación a los ciudadanos a que vulneren el sistema constitucional.” [en referencia a dicha declaración]

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Francesc de Carreras, jurista catalán, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona, en un artículo publicado por el diario catalán La Vanguardia, el 6 de febrero de 2013.

“Es sorprendente que, en medio de esta crisis socialmente tan injusta, la reivindicación del derecho a decidir se haya transformado en el no va más de la radicalidad democrá-tica. Es paradójico porque tal derecho, el de la secesión unilateral, no existe en ninguna democracia del mundo ni tampoco en el Derecho Internacional.”Joaquim Coll, profesor de la Universidad de Barcelona, El País, 2 de mayo de 2013.

1.14 Por el Estado de Derecho

El diálogo y la búsqueda de consenso solo tienen una frontera que todos –y especialmente, los representantes de los ciudadanos- deberíamos no solo respetar sino, además, defender: y esa línea es la que marca el imperio de la ley y, sobre todo, la Constitución que los españoles nos dimos en 1978.

Asimismo, una reforma constitucional que conlleve un cambio sustancial del modelo de Estado ha de ser el producto de una decisión del pueblo español, titular de la soberanía nacional, y de acuerdo con los procedimientos previstos en la propia Constitución en su artículo 168.

En consecuencia, el reconocimiento de un nuevo sujeto soberano en el pueblo catalán requiere una previa decisión constituyente, políticamente imputable al soberano constitucional, es decir, el pueblo español (art. 1.2 de la Constitución Española), y encauzada a través del procedimiento del artículo 168 de la Norma Fundamental.

Por último, la resolución del Parlamento de Cataluña está incumpliendo el deber constitucional como poder público establecido en el artículo 9.1, en el que se establece que "Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico", lo que también es predicable al Parlamento de Cataluña.

“Este compromiso con el diálogo adquiere su verdadero sentido desde la exigible leal-tad institucional y desde el respeto al marco jurídico que a todos nos protege y a todos nos vincula, en especial a quienes ejercemos responsabilidades de Gobierno. Por mi parte, el diálogo no tiene fecha de caducidad cuando se trata de atender al interés general de los españoles y, por ello, de todos los catalanes. En este sentido, considero que el mejor servicio a la legitimidad democrática que usted invoca es precisamente respetar ese marco jurídico en el que los gobiernos hallan su fundamento y legitimidad y los ciudadanos encuentran la garantía para la convivencia y la concordia.” Carta del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al Presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, 14 de septiembre de 2013.

“En cuanto al derecho a la autodeterminación, que es lo que ustedes plantean, yo le voy a dar mi opinión: no estoy de acuerdo; puedo no estar de acuerdo. Yo no concibo a Cata-

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luña sin España ni a España sin Cataluña. No quiero privar a los catalanes de su condición de españoles, de su historia, de su futuro y de su pertenencia a la Unión Europea. Yo no creo en eso. Pero usted tiene perfecto derecho a creer todo lo contrario y, además, las leyes tienen instrumentos para plantear las reformas. No me inste a mí, que yo ni siquie-ra soy miembro del Senado, soy un miembro más del Congreso de los Diputados. Tomen ustedes las decisiones que tienen derecho a tomar y planteen este tema, si quieren, en las Cortes Generales, pero no me inste a mí. Lo único que le digo es que cuando esto se plantee yo diré que a Cataluña en los últimos treinta años le ha ido muy bien, que ha aumentado el bienestar y progreso de los ciudadanos de Cataluña, que Cataluña ha te-nido más autogobierno que nunca, mucho más que nunca y que son muchísimas más las cosas que nos unen que las cosas que nos separan. Nos une la historia, nos unen las per-sonas, nos unen las relaciones, nos une el comercio, nos une Europa y, sobre todo, nos une el futuro. Esa es mi opinión, esa la opinión que ustedes tenían también, y supongo que muchos de ustedes todavía seguirán manteniendo a fecha de hoy.” Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno, en respuesta a un senador del GPCiU, el 9 de abril de 2013.

“La transición de la dictadura a la democracia se hizo de la ley a la ley pasando por la ley. Ahora, paradójicamente, los independentistas para llevar adelante su denominada transición nacional se proponen violentar la ley democrática, hecha por todos y para todos, con el propósito de alumbrar una ley nueva, hecha solo por los que se sienten llamados a una misión sin contar con los demás.”Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

“Si Cataluña o el País Vasco tienen tentación de separarse, a mí me amputan parte de mi identidad. Y yo lo que digo es que si alguien quiere hacerlo, que cuente con mi opinión. Yo me siento español, no concibo España sin Cataluña, y me gustaría ser consultado.” Felipe González, ex Presidente del Gobierno, 29 de noviembre de 2012.

“El asunto tal como ha sido planteado es muy serio, porque con tal propuesta se rom-pe el respeto a la ley, a la Constitución y a las reglas del juego. Desde nuestro punto de vista, ante este desafío solo se puede responder defendiendo la Constitución y los límites que la misma contiene.”José María Benegas Haddad y Francisco Fernández Marugán, “Si nos dividimos, su-cumbimos”, El País, 22 de noviembre de 2012.

“La cuestión aquí es la ilegalidad anunciada. Una ruptura unilateral que no respeta los procedimientos de la legalidad vigente para revisar la Constitución […] Una decisión en que la sentencia precede al juicio, que era como Gabriel Naudé -el bibliotecario del Cardenal Mazarino- definía el golpe de Estado. […] Con la Transición, caminando ‘de la ley a la ley’, en lugar de saltar sobre ella, creíamos habernos librado de ese maleficio.”

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José Varela Ortega, Presidente de la Fundación Ortega y Gasset, El Imparcial, 14 de enero de 2013.

Ya hemos visto cómo, frente a esta actitud de respeto a la ley y al Estado de Derecho, ciertas declaraciones de altos cargos de la Generalitat ponían en entredicho la primacía del Estado de Derecho:

“Si se puede hacer por la vía del referéndum, porque el Gobierno español la autoriza, mejor. Si el Gobierno le da la espalda y no autoriza ningún tipo de referéndum ni de con-sulta, pues hay que hacerlo igualmente.” Artur Mas, Presidente de la Generalitat de Cataluña, en el Debate de Política General celebrado en el Parlamento de Cataluña el 25 de septiembre de 2012.

“Solo os he de decir una cosa, puede haber momentos, en el futuro, en el que haya un debate, que estoy convencido que será un debate político, democrático y pacífico, en el que haya gente que quiera contraponer una legalidad jurídica a una legalidad demo-crática, en el que se ponga en tensión la legalidad stricto sensu desde el punto de vista de una ley a la legitimidad de las decisiones de un pueblo o de unas instituciones. En esta tesitura es donde estoy convencido de que el cuerpo [policial] que ahora repre-sentáis estará como siempre al servicio del país [por Cataluña] y de sus instituciones. Por todo esto, quiero deciros que es evidente que estos cambios nos afectan en el interior de la propia seguridad como también, evidentemente, afectan a la seguridad en perspectiva y a los cambios que tiene el país [por Cataluña].”Felip Puig, Consejero del Interior de la Generalitat de Cataluña, a los policías del cuer-po autonómico los Mossos d’Esquadra, 18 de octubre de 2012.

1.15 ¿Por qué esa defensa tan centrada en los valores de la Constitución?

Cuando los ciudadanos logran algo extraordinario gracias al consenso, en virtud del pacto y del acuerdo, es lógico que quieran preservar ese bien, para profundizar en él y para mantenerlo a salvo de los vaivenes de la vida política y social en sus momentos de crisis, tensión y discrepan-cia.

Todos los países establecen un núcleo inmutable en sus respectivas constituciones, pues con-sideran que en ese recinto se encarnan los bienes más perfectos, aquellos que garantizan la dignidad de la persona y el bien común. En este sentido, las Constituciones francesas desde la I a la V República mencionan que “Francia es una República indivisible” (Constituciones de 1958, 1948, 1948, 1799, 1795, 1773 y 1771).

La protección de ese núcleo en todas las constituciones del mundo es tal que lo protegen inclu-so contra las mayorías coyunturales, pues saben, sabemos, que ciertas cosas son inamovibles: los derechos humanos, el estado social y de derecho, la libertad, la igualdad, la unidad de la nación.

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“No hay discurso político que pueda enfrentarse a lo que establece un Estado de De-recho."Alberto Ruiz-Gallardón, Ministro de Justicia, 9 de mayo de 2013.

“La forma habitual de manifestarse en democracia es en las elecciones y que nuestros representantes, que son los legítimos representantes de los ciudadanos, debatan en nuestro nombre -que esta es la confianza que se les da a través de las elecciones- en el Parlamento de los ciudadanos, pero siempre dentro del marco de la Constitución.”Eugeni Gay, jurista catalán, ex magistrado del Tribunal Constitucional, en Catalunya Ràdio, 26 de junio de 2013.

“Para mí, Cataluña es algo más que una parte de España, es una de las mejores mane-ras de comprender España. Porque España es una vieja nación y una joven democracia sustentada en el afán común de diversas culturas e identidades que a su unidad histó-rica sumaron el pacto por la Libertad y la Democracia en 1978.”José Luis Rodríguez Zapatero, ex Presidente del Gobierno, El Mundo, 18 de noviembre de 2012.

“Queremos dejar patente nuestra lealtad a la Constitución de 1978, pieza clave en la construcción de nuestra democracia, uno de los hechos políticos más felices de nues-tra reciente historia. Su vigencia a lo largo de los últimos 34 años ha constituido y cons-tituye la garantía del periodo más largo de convivencia democrática que nos hemos dado los españoles.”Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

“La afirmación de que España se organiza en Estado de Derecho no es solamente la afirmación de que debe ser un Estado que obre según derecho, sino, como se dijera ya en el albor de las luces, un Estado que está dispuesto a garantizar, incluso coac-tivamente, la coexistencia de libertades […] Porque nosotros creemos en el Estado democrático, creemos en la supremacía soberana de la Constitución sobre los órganos por ella creados, porque creemos en el Estado democrático nos hemos opuesto, y nos opondremos, a los intentos de la llamada profundización de la democracia, capaz de disolver al Estado mismo, porque la democracia estatal válida es la democracia re-presentativa […] Porque creemos en el pueblo organizado consideramos que no debe abusarse de la técnica del referéndum, institución de utilidad exclusivamente arbitral, y no somos partidarios de dejar su iniciativa a una fracción necesariamente pequeña del electorado y fácil de manejar.”Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ponente constitucional, Congreso de los Dipu-tados, 5 de mayo de 1978.

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“Es, quizá, la primera Constitución europea que se manifiesta con nitidez en este sen-tido: un conjunto coherente y articulado de concesiones. Y a este conjunto coherente y articulado de concesiones, a veces se llamaba consenso del proceso. Estas conce-siones que unos nos hemos hecho a los otros no son debilidades; si se busca bien en el fondo, son generosidades; generosidades que sólo pueden tener un motivo para todos, una sola y única causación: el deseo de que la democracia siga adelante, que la nación recobre la estabilidad, que se coloque en una situación fructífera generalizada para todos sus miembros, y que no volvamos de ninguna manera a los males del pasado.”Enrique Tierno Galván, diputado y fundador del Partido Socialista Popular, en el Con-greso de los Diputados, 21 de julio de 1978.

“Nuestro acuerdo con la Constitución empieza porque la consideramos una Constitu-ción válida para todos los españoles, una Constitución de reconciliación, una constitu-ción que viene a hacer punto y raya con el pasado de luchas civiles, con el pasado de división que ha conocido nuestro país.”Santiago Carrillo, portavoz del Grupo Comunista, en el Congreso de los Diputados, 31 de octubre de 1978.

1.16 ¿Es posible entonces reformar la Constitución?

El Título X de la Constitución se llama precisamente “De la reforma constitucional” y en sus cua-tro artículos se establece la manera de ejercer esa iniciativa.

En cualquier caso, conviene recordar el principio general de toda reforma constitucional: lo que se decide en democracia plena, se trata en democracia plena.

Nadie niega la posibilidad de que todos nos demos otras pautas constitucionales: solo algunos nacionalistas y los separatistas lo niegan, pues lo niegan al conjunto de los ciudadanos, exigien-do que solo unos puedan ejercer ese derecho.

Aunque evidentemente es posible reformar la Constitución, reformar aquel magno acuerdo, el cauce es complejo en todos los países; lo es también en el caso de España.

“Pero usted tiene perfecto derecho a creer todo lo contrario y, además, las leyes tienen instrumentos para plantear las reformas. No me inste a mí, que yo ni siquiera soy miem-bro del Senado, soy un miembro más del Congreso de los Diputados. Tomen ustedes las decisiones que tienen derecho a tomar y planteen este tema, si quieren, en las Cortes Generales, pero no me inste a mí.”Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno, en respuesta a un senador del GPCiU, el 9 de abril de 2013.

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1.17 Y en Cataluña ¿también se respaldó el pacto histórico de la Constitución?

La Constitución no es un ídolo ni un arcano que adoramos supersticiosamente, es que encarna lo mejor que hemos hecho todos juntos y conviene recordar un dato elocuente: la ratificación popular de la Constitución española por referéndum alcanzó el 91,9% de los sufragios en Cata-luña, con un 68% de participación.

Nunca los ciudadanos de Cataluña han superado ese grado de participación y de apoyo a ningu-na otra norma; el referéndum para aprobar el Estatuto de Autonomía de 1979 obtuvo un 88,62 % de votos afirmativos, con un 59,6 de participación, y el referéndum para aprobar el Estatuto del año 2006 obtuvo un 73,90% de votos afirmativos, con un 49, 41 de participación.

En verdad, dicha transición política vino a secundar el deseo de cambio de la sociedad civil, que había hecho suyo el pluralismo político y moral; la sociedad española no solamente toleraba al diferente, sino que quería ver consagrado ese reconocimiento y respeto del otro en su texto constitucional. Y a la hora de aceptar esa tolerancia fue determinante la pedagogía de muchos espíritus catalanes.

El respaldo catalán a la Constitución se explicita en los siguientes textos:

“La historia constitucional española es la historia misma de todos los españoles en la búsqueda del ejercicio estable de sus libertades públicas […] Asumimos la responsabi-lidad de sus aciertos y de sus errores porque su historia es la nuestra, es la historia de la libertad ansiosamente deseada, de la justicia siempre reclamada, del progreso y de la democracia.”Miquel Roca i Junyent, portavoz del grupo parlamentario Minoría catalana, Congreso de los Diputados, 5 de mayo de 1978.

“Vosotros, Señorías, al aprobar el artículo 2º de la Constitución, en que se reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones y la solidaridad entre todas ellas, no sólo habéis dado el mejor fundamento democrático al Estado español, sino que habéis demostrado, como nadie hizo hasta ahora, vuestra solidari-dad con la causa de todas las nacionalidades y regiones de España, y nosotros, como catalanes y como socialistas, y en nombre de nuestro Grupo, os lo agradecemos en todo lo que vale para la causa de Cataluña y para la causa de España […] Quiero acabar, Señorías, y mis palabras finales sólo pueden ser dirigidas a nuestro pueblo de Cataluña, al cual se le acaba de hacer justicia histórica con esta Constitución. Nosotros le deci-mos a nuestro pueblo, desde aquí, que votaremos sí en el referéndum constitucional.”Joan Reventós i Carner, diputado del Grupo de Socialistas de Cataluña, en el Congre-so de los Diputados, 21 de julio de 1978.

“Es evidente que en España conviven culturas, lenguas y talantes diferentes, y que además, no únicamente son diferentes, sino que todos ellos son esenciales en nuestro país, por tanto, no puedes decir que esta es la única interpretación que hay, porque es un Estado compuesto que afortunadamente la Constitución abrió absolutamente al

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debate más absoluto y que fue pactado de una forma que todas las fuerzas políticas deberían respetar.”Eugeni Gay, jurista catalán, ex magistrado del Tribunal Constitucional, en Catalunya Ràdio, 26 de junio de 2013.

Los secesionistas, para desligarse de estos datos tan irrefutables, argumentan que la mayoría de la población catalana hoy día (como la del resto de España), no ha votado la Constitución, por el mero hecho biológico de que en 1978, o no habían nacido, o no tenían edad para ir a las urnas. Este argumento cronológico valdría para invalidar la mayoría de las Constituciones del mundo, como la de EEUU, que fue ratificada a fines del siglo XVIII.

Muchos catalanes ven hoy con profunda tristeza cómo en el seno de su sociedad se intenta promover la actitud contraria: la que quiere romper, dar la espalda al otro.

1.18 La decisiva aportación de Cataluña a la Transición

Una buena parte de lo que se ha hecho en España en los últimos treinta y cinco años se ha hecho buscando el acomodo y el bien de Cataluña (y del País Vasco), el reconocimiento de su identidad y cultura y de la lengua catalana, pues con ello buscábamos a la vez el bien de España, de la España grande. Y a ese fin contribuyó decisivamente la mayoría social catalana.

Aún más, el lícito afirmar que la configuración del Estado según la Constitución de 1978 signifi-ca el triunfo de la concepción de España defendida por una tradición política de origen catalán.

El conjunto de España, a partir de la transición, ha cumplido un trabajo de progreso moral, hecho de compromisos y renuncias, de voluntad de concordia, que ha confinado a la marginalidad la voluntad de no convivir. Y en ese logro participó resueltamente Cataluña.

La España verdaderamente plural, la que hemos querido entre todos, es aquella construida so-bre una convicción: que el florecimiento humano y social exige, para ser fecundo, la diversidad. Y esta certeza debe mucho a la labor pedagógica hecha por muchas gentes de Cataluña.

Esa decisiva aportación de los catalanes a la concordia nacional la reconocen muchos sectores:

“Si ahora algunos reniegan de su trayectoria más cordial y amigable, nosotros la asumi-mos y reivindicamos. El núcleo central de la vida política española no se desdice de su compromiso constitucional.”José Manuel García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, “¿Dar la espalda al que tiende la mano?”, El Periódico de Catalunya, 4 de noviembre de 2012.

“Consideramos que Cataluña se ha hecho acreedora de la estima y la solidaridad del resto de España. Nadie debe olvidar su importante contribución al proceso de moderni-zación de nuestro país y su acogida a miles de trabajadores de otros lugares de España.”

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Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

“Pocos extranjeros hay más prohispánicos que yo y, entre ellos, menos aún que estén tan convencidos como lo estoy yo de que Cataluña ha sido el estímulo de España. Estímulo en materia de valores democráticos, de espíritu emprendedor, de apertura al mundo, de dinamismo cultural… De ahí mi incomprensión y mi pesar por el error fatal que se vislumbra en el horizonte […] ¿Qué es un error fatal? Una decisión, a menudo tomada en periodos de crisis, que tiene carácter irreversible y cuyas consecuencias son incalculables. La independencia de Catalunya se ajustaría, sin duda, a esta defini-ción.”Alain Minc, escritor francés, en un artículo “Error fatal”, publicado en el diario cata-lán La Vanguardia, el 11 de enero de 2013.

1.19 El respeto a lo decidido por los catalanes

Si revivimos ahora las imágenes de las Cortes, hace 35 años, recordaremos, en los rostros de todos sus miembros, de los entonces medio centenar casi de diputados catalanes, la expresión de entusiasmo y plenitud por haber dejado escritas en una Constitución las referencias morales y políticas de una España plural en concordia y libertad, con derecho a reformarlo todo, menos el bien común de su convivencia plural y libre.

Aquella satisfacción íntima, aquella verdadera fiesta de la democracia entera, venía también de haber procedido, todos ellos, todos los diputados, lealmente, esto es, “de acuerdo con la ley”, que es lo que significa etimológicamente la lealtad.

Pero hoy día, no es posible ver en dichas Cortes, expresiones de júbilo común ante la declaración del 23 de enero de 2013, sino rostros, algunos de satisfacción, pero otros de desorientación, de pesadumbre y de inquietud, por avizorar un horizonte que se quiere diseñar sobre el deseo de algunos de cancelar la convivencia y, a veces, deslealmente, esto es, en desacuerdo con la ley, pretendiendo abolir el deseo de concordia y la palabra dada por la mayoría de los catalanes desde el día en que votaron la Constitución y durante todas las posteriores convocatorias elec-torales, tanto nacionales, como autonómicas y europeas.

“Como el resto de España, Cataluña cerró el curso político anterior bajo el signo de la gravísima crisis económica política y social que recorre toda Europa. Pero inicia el nuevo curso con otra crisis que se añade y amplifica todas las anteriores: con la rup-tura deliberada de la unidad civil catalana por parte del nacionalismo gobernante. Una

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ruptura que se oficializó en la exhibición de fuerza independentista del pasado 11 de septiembre, y cuya dinámica de exclusión y confrontación ha seguido escalando en intensidad desde entonces.” Juan Antonio Cordero y Félix Ovejero, universitarios catalanes, en “La fractura cata-lana”, 2012.

“El derecho a decidir se ejerce en Cataluña cada cuatro años, y entonces los partidos tienen la posibilidad de poner en sus programas de forma clara e inequívoca si lo que quieren es que nos pronunciemos sobre este tema dentro de sus programas electora-les. [...] A mí, los referendos siempre me han parecido un poco peligrosos en democra-cia. Los referendos, si no son constitutivos, no son la forma habitual de manifestarse. Han sido, más bien, las formas de manifestarse en las dictaduras y en los regímenes totalitarios. Y tienen unos resultados que no responden normalmente a la realidad so-ciológica del país. Y eso pasaba en la época de Franco, en la época soviética, en todos los regímenes totalitarios.”Eugeni Gay, jurista catalán, ex magistrado del Tribunal Constitucional, en Catalunya Ràdio, 26 de junio de 2013.

“El Nacionalismo no ha dejado de gobernar en solitario o de estar presente en el gobier-no de la Generalitat desde 1980. Los votos de los catalanes han sido decisivos para la formación de todos los gobiernos de España desde la instauración de la democracia. Cataluña ha ejercido constantemente su derecho a decidir. No hay, por tanto, con-tinuidad alguna entre las reivindicaciones autonomistas que articularon la sociedad catalana desde comienzos del siglo XX y el secesionismo actual.”Fernando García de Cortázar, Director de la Fundación Dos de Mayo, Nación y Liber-tad, Abc, 29 de abril de 2013.

1.20 Sobre el llamado principio democrático

“Obvio resultará decir que, después de quinientos años de vida en común, ningún pue-blo de los que forman parte del Estado español puede invocar una existencia política independiente durante plazos más largos ni más fecundos; mucho menos si el autogo-bierno se refiere a un territorio más o menos coincidente con el que ocupa actualmen-te cualquiera de las Comunidades Autónomas. Aunque el principio democrático pueda usarse como fundamento de la autodeterminación y, en su caso, segregación, mayor justificación democrática tiene un referéndum del conjunto de los ciudadanos que in-tegran aquel Estado pronunciándose sobre su futuro. En este caso no está en juego tan sólo el indicado principio general, que la Constitución ha acogido, sino la legalidad constitucional misma, que impone ese camino como necesario para cualquier reforma que quebrante la mencionada unidad centenaria.”Santiago Muñoz Machado, Informe sobre España, 2012

El concepto de principio democrático se vale de un adjetivo, “democrático”, para presentarse como inatacable. Lo cierto es que la democracia es, esencialmente, diálogo, pacto, acuerdo.

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Cuando se propone una acción política que lo que persigue es el fin del pacto, del acuerdo, que es en lo que consiste la convivencia, es impropio hablar de un principio democrático.

El que niega un principio democrático, por lo tanto, no es el gobierno de España; el que niega es el separatismo, que niega el principio de la concordia y de la convivencia, que es la columna vertebral de la democracia. El gobierno de España no rechaza, sino que apuesta por la convi-vencia, aquella que rechazan los independentistas; cree en el valor del diálogo y de la palabra y no en el de las decisiones unilaterales; el núcleo central de la vida política española fomenta la solidaridad, frente a la insolidaridad del separatismo.

Solo existe un “no” rotundo de la mayoría de las fuerzas políticas y sociales en España y es ante la pregunta “realmente ¿somos tan distintos que no podemos encontrar libre y democrática-mente nada en común con el resto de los españoles?”

Esa mayoría dijo resuelta y confiadamente “no” a esa pregunta hace 35 años y vuelve a reafir-marse en ello hoy día, ante quienes, como los separatistas, responden “sí, somos tan distintos que no podemos encontrar libre y democráticamente un espacio en común”.

“Llamamos a respetar los cauces democráticos en todo intento de solución que se plantee para resolver los actuales problemas políticos: la observancia y el acatamiento de las leyes, el cuidado de la convivencia y el respeto a los procedimientos previstos en el ordenamiento jurídico. No estamos dispuestos a asistir al fracaso de un orden democrático en el intento de abordar la solución a problemas que solamente pueden verse agravados con el recurso a traumáticos expedientes de ruptura.” Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

“Así, si uno recuerda ante ciertas proclamas lo que dicen las leyes vigentes que nos he-mos dado los ciudadanos de este país (sobra decir que los catalanes como los demás), los nacionalistas le reprocharán que está “amenazándoles”. ¿Amenazando con qué? ¿Con aplicar la ley? ¿No será más amenazante decir que se está dispuesto a violarla o que se olvidará su aplicación si conviene a unos cuantos?”Fernando Savater, El País, 13 de noviembre de 2012.

¿Autodeterminación? ¿Pero es que no se ve que el tejido social, cultural, económico, etcétera, de España es tan denso, mezclado, interdependiente, intercomunicado, que cualquier “autodeterminación” parcial carecería de sentido y sería injusta porque pro-duciría desgarros irreparables en un cuerpo que ya es común? ¿Autodeterminación? Bueno; “pero la de todos”. Imaginemos la hipótesis de un referéndum de autodeter-minación que apruebe una secesión territorial. ¿Se puede arrancar un miembro de un cuerpo y un soplo de un alma “sin contar antes” con el resto del cuerpo y del alma? ¿No habría, incluso, que “consultar” a nuestros descendientes, o sea, adivinar lo que dirían

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un día si se encontrasen con un país disminuido, por nuestra culpa, en un momento de ofuscación?Alfonso de la Serna, Embajador de España, Abc, 4 de abril de 1990.

“¿Acaso la decisión ocasional de un referéndum ha de tener más consistencia que la de los siglos y generaciones, contando, por supuesto, la presente generación y el presen-te siglo, cuya opción abrumadoramente mayoritaria no deja lugar a dudas? […] No voy, Señorías, a caer en la trampa de discutir la unidad o pluralidad de los pueblos de Es-paña. Me basta, amparándome en las reiteradas opiniones tantas veces afirmadas en esta Cámara desde los ángulos y sectores más distintos, proclamar nuestra exigente creencia –y al decir nuestra me refiero no sólo a nuestro Grupo, sino a la Cámara ente-ra- nuestra exigente creencia digo en la solidaridad absoluta de los españoles ante la vida y sus vicisitudes. Y es la voluntad emergente de esta absoluta solidaridad la que en este momento importa destacar aquí.”Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, diputado del Grupo Unión de Centro Democrá-tico, Congreso de los Diputados, 21 de julio de 1978.

El dictamen de la propia Corte Suprema de Canadá sobre la secesión de Quebec, de 20 de agos-to de 1998, establece que el principio democrático no es un valor absoluto, pues ha de ser cana-lizado a través de los cauces jurídicos establecidos, ya que, de lo contrario, no hay legitimidad.

1.21 Pero ¿acaso existe o no una negativa radical del “Estado español” ante las reivindicaciones de Cataluña, como afirma la declaración del parlamento catalán de 23 de enero de 2013?

En la declaración del parlamento catalán de 23 de enero de 2013 se afirma que: “Las dificulta-des y negativas por parte de las instituciones del Estado Español, entre las que es necesario destacar la Sentencia del Tribunal Constitucional 31/2010, conllevan una negativa radical a la evolución democrática de las voluntades colectivas del pueblo catalán dentro del Estado Espa-ñol y crea las bases para una involución en el autogobierno, que hoy se expresa con total clari-dad en los aspectos políticos, competenciales, financieros, sociales, culturales y lingüísticos.”

No existe ningún enfrentamiento del “Estado español” con Cataluña, sino la discrepancia habi-tual de la vida política, como en cualquier otra democracia. Lo que sí existe es una deliberada opción por el victimismo por parte de muchos independentistas.

En el conjunto de España, el movimiento simétrico al secesionista, es decir, aquel que tampoco tiene voluntad de convivir, es el movimiento expulsionista: el de aquellos que quieren romper con Cataluña, expulsarla de España. Es este un movimiento también desgraciadamente en alza y así mismo de carácter empobrecedor y regresivo, que defiende la voluntad de no convivir. Así mismo, deforma la realidad y lleva a cabo denuncias sin fundamento sobre la vida española y catalana. Ambos movimientos, a los que no se suma el conjunto de la sociedad en España, son, afortunadamente, sentimientos de ruptura minoritarios. La mayoría apuesta por la concordia.

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“Nuestra actitud abierta no es la causa de las pretensiones independentistas. Si el neoindependentista se mira en el espejo de la sociedad española en su conjunto, verá el rostro del que quiere romper con Catalunya, expulsarla de España: esa es la terrible simetría. Ambos movimientos dan por enterrado el consenso constitucional y se re-troalimentan, en un juego lleno de riesgos, que nos disgusta y al que nos oponemos resueltamente, por afecto inquebrantable a Catalunya.”José Manuel García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, ¿Dar la espalda al que tiende la mano?, El Periódico de Catalunya, 4 de noviembre de 2012.

“Los independentistas convierten su particular idea de España en el chivo expiatorio sobre el que cargar todos los malestares. Abonan así el terreno a la exigua minoría que, desde el resto de España, se propone hacer otro tanto con su particular idea de Cataluña.”Del manifiesto de 2 de noviembre de 2012, firmado, entre otros, por los escritores Mario Vargas Llosa, Félix de Azúa, Juan Goytisolo, Almudena Grandes, Elvira Lindo, Eduardo Mendicuti, Rosa Montero y Antonio Muñoz Molina; los cineastas Pedro Almo-dóvar, José Luis García Sánchez, Carmelo Gómez, Charo López, Carmen Machi, Elías Querejeta, Mercedes Sampietro y Aitana Sánchez-Gijón; los periodistas Joaquín Este-fanía, Miguel Ángel Aguilar, José Oneto y Carmen Rigalt; los políticos Joseba Arregi, Pío Cabanillas, Nicolás Sartorius y Carlos Solchaga; los catedráticos universitarios Javier Pérez Royo y Francisco Rubio Llorente; y el cantante Miguel Ríos.

“El problema es que, en este asunto, cuanto podamos decir será utilizado en nuestra contra. Por eso resulta tan pueril la pretensión de buscar cambios legislativos para conseguir que los catalanes “estén cómodos” en España. Los catalanes no naciona-listas están comodísimos en España, negocian con ella, viajan por ella como por su casa (que lo es), comparten sus triunfos deportivos o su música, etcétera… la critican y la encomian con total naturalidad. Incluso a muchos nacionalistas les pasa lo mismo. Otros, en cambio, ni están a gusto ni piensan estarlo próximamente porque su razón de ser ideológica consiste en gestionar tal disconformidad. Cambiar las cosas solo para dar gusto a quienes no piensan estar a gusto nunca mientras sigan dentro desazona a muchos y no contenta a los demás.”Fernando Savater, El País, 13 de noviembre de 2012.

Por supuesto que hay dificultades, como en toda gestión de intereses generales; esa es la ca-racterística de la vida democrática. Pero no puede haber confusión: la mano del gobierno está tendida a todos los españoles, a todos los catalanes. Esa mano tendida, desde hace décadas, no es, en ningún caso, la causa de las pretensiones separatistas. Pero no solo el gobierno, el núcleo central de la vida política española, de ámbito nacional, no ha traicionado su compromiso constitucional, ni su apuesta por la convivencia.

Ese núcleo central de la vida política española no se desdice de su compromiso constitucional, ni de su apuesta por la convivencia, ni comulga con una visión desengañada de lo que construi-mos juntos.

“Fes que siguin segurs els ponts del diàleg/ Haz que sean seguros los puentes del diálogo.”Salvador Espriu, Poema XLVI

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“Desde esta profunda convicción el presidente del Gobierno ha reiterado su disposición a avanzar en una colaboración franca y leal, mediante un diálogo sensible a la diversi-dad de Cataluña y de España y respetuoso con el marco legal, que es el primer requisito de actuación de cualquier gobernante.”Comunicado sobre la reunión del presidente del Gobierno con el presidente de la Ge-neralitat de Cataluña, La Moncloa, Madrid, jueves, 20 de septiembre de 2012.

1.22 El llamado derecho a decidir, pero a decidir una sola cosa, y solo por unos

El Gobierno ha impugnado la declaración del Parlament de Cataluña sobre el llamado derecho a decidir por entender, avalado por los servicios jurídicos y por el Consejo de Estado, que no se ajusta a la Constitución.

Del mismo modo, una Comunidad Autónoma puede impugnar leyes de las Cortes Generales cuando estima que no se ajustan a la Constitución por invadir competencias estatutarias.

Esa es la normalidad institucional: a fecha de junio de 2013, por ejemplo, el Gobierno de la Gene-ralitat de Cataluña mantiene 20 conflictos de competencia planteados ante el citado Tribunal Constitucional. La cifra total de conflictos planteados por el gobierno catalán a normas del Go-bierno de España en las últimas décadas es mucho más alta.

Es preciso recordar que, en perspectiva histórica, la articulación de la diversidad territorial ha sido motivo de discordia.

Los españoles, conscientes de ese pasado, decidimos restablecer la concordia, la libertad y la democracia, y acordamos vivir bajo un pacto escrito: eso significa la Constitución de 1978, que no es ni un ídolo ni un arcano que adoramos supersticiosamente, sino exactamente lo mejor que hemos hecho juntos, una manera de convivir mediante el pacto.

Sobre ese trasfondo, el de la voluntad de convivir, se ha producido, durante décadas, el siguien-te diálogo: ¿Qué podemos hacer en buena ley –pregunta el sentir mayoritario de la sociedad española y de la catalana- para mejorar la convivencia general y, en concreto, la de Cataluña en el conjunto de España?; Y el inventario de acuerdos es infinito, con los altibajos de toda gestión de intereses. Pero hoy, ante esa misma pregunta, siempre vigente, responden algunos neo independentistas en Cataluña: “Queremos el derecho a decidir”. Y plantean la pregunta del llamado derecho así: ¿qué quiero ser? o ¿qué quiero hacer? Pero esa no es la pregunta que exige la altura moral de nuestro tiempo, la pregunta que reclama nuestro pasado y nuestro presente, sino ¿qué quiero construir conjuntamente contigo? Si respondemos a esta pregunta: “Nada, no quiero hacer nada contigo”, la pregunta del llamado derecho a decidir es superflua, porque ya ha triunfado la voluntad que repudia la vida en común. Ya no queda, por tanto, materia sobre la que decidir. Por eso, solo es legítimo responder primero a lo que va primero, responder primero sobre qué opciones preferimos para nuestra convivencia democrática, no sobre su fin irreversible.

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En otras palabras, cuando desde el gobierno y el núcleo central de la vida política nacional- se pregunta: “Pero, insisto, ¿no hay ninguna otra cosa que podamos seguir pactando para perfec-cionar nuestro modelo de vida en común?” y a esa pregunta la respuesta es “no, tan solo el dere-cho a decidir”, ello significa que ese llamado derecho no es tal, puesto que no presenta opciones de convivencia sobre las que decidir; un derecho que extingue algo compartido, en este caso, una vida en común, no es en sí un derecho propiamente; en verdad, lo que proclama es: “no me interesa ninguna opción de vivir juntos”. Entonces, el derecho a decidir no es una iniciativa más en el marco de nuestra búsqueda común del bien público, sino que rompe la secuencia histórica y significa el derecho a decidir una sola cosa: “la voluntad de no convivir”.

Por ello, es incongruente acusar al gobierno, a las fuerzas políticas, de nula voluntad de diálogo con quienes, en esencia, promueven un proyecto que quiere poner fin al diálogo. A esa mayoría constitucional, siempre dispuesta al diálogo, el separatismo no le acepta ninguna opción de vida en común.

En última instancia, quien pregunta “¿es que no tengo derecho a decidir?”, en verdad lo que pregunta es “¿acaso no tengo derecho a decir que no a todas las propuestas de convivencia, de vida en común, una tras otra, hasta lograr la extinción de una comunidad de siglos?”

Si en verdad ese derecho quisiera dar a los catalanes la capacidad de decidir, debería plantear alternativas. Pero es que estamos ante un derecho a una sola cosa, a romper unilateralmente. Y de ahí la angustia de muchos, ante un horizonte donde no se invita a elegir entre opciones de vida política (izquierda, centro, derecha), sino a votar por la clausura de esa misma vida en común. Muchos catalanes se sublevan ante este escamoteo, que promete en falso un derecho que no es tal.

Quizá muchos, desvelada así la terrible renuncia ética que anida en ese pretendido derecho a decidir, no se atreverían a reclamar nuevamente dicho planteamiento.

Y es curioso que, al descubierto, esta operación falsaria viene a demostrar la veracidad del análisis sobre el secesionismo en nuestro entorno exterior, en Canadá o en el Reino Unido (ver apartado 3 Marco Jurídico Internacional); a saber, que no busca el bien de todos, ni el perfeccio-namiento de la democracia.

El principio democrático –y así lo dice la jurisprudencia, entre otros, del Tribunal Supremo de Canadá- está limitado por el respeto al Estado de Derecho.

“Con frecuencia se invoca el derecho a decidir. Y en abstracto no es fácil oponerse a él. Pero al igual que todos los derechos, éste sólo puede ejercerse si está reconocido por las leyes democráticas. No cabe un uso alternativo de la Constitución, del Estado de Derecho.”José Luis Rodríguez Zapatero, ex Presidente del Gobierno, El Mundo, 18 de noviembre de 2012.

“En una democracia, el derecho a decidir es tan intrínseco a los ciudadanos como el de-recho a nadar a los peces. De ello se prevalen los separatistas para vender su mercan-cía averiada: ¿quién va a querer renunciar a su “derecho a decidir”? Ahora bien: ¿por qué reclamar esa obviedad con el énfasis del que aspira a una conquista, como si hubiese

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en este país ciudadanos de cualquier latitud que carecieran de él? Sencillamente, por-que lo que solicitan los separatistas no es el derecho a decidir que ya tienen, sino la anulación del derecho a decidir que tienen los demás. Lo que se exige no es el derecho a decidir de los catalanes sobre Cataluña o de los vascos sobre el País Vasco, sino que el resto de los españoles no pueda decidir como ellos sobre esa parte de su propio país. O sea, que acepten provisionalmente la mutilación de su soberanía hasta que se les imponga de forma definitiva.”Fernando Savater, en un artículo publicado por el diario El País, 23 de abril de 2013.

“El proyecto que nos presenta la Ponencia reconoce a España como tal nación de ma-nera taxativa y eso, a nuestro juicio, es un principio irrenunciable; y, al atribuir al pueblo español en su conjunto la soberanía nacional -y ahí está la importancia del término-, excluye toda posibilidad de separatismo legal, puesto que reconoce un solo sujeto de autodeterminación. Pero, al lado de este principio de autodeterminación, el proyecto de Constitución reconoce un principio de autoidentificación de aquellos hechos dife-renciales con conciencia de su propia, infungible e irreductible personalidad. A esta autoidentificación es a lo que, a nuestro juicio, corresponde la expresión de ‘nacionali-dades’ que aparece en el artículo 2º de la Constitución, y la España que de esta articu-lación surja será, como decía hace muchos decenios Prat de la Riba, la resultante viva y vigorosa de todos los pueblos españoles.”Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Congreso de los Diputados, 5 de mayo de 1978.

De la propia sociedad catalana surgen voces en este mismo sentido:

“Está planteado de una forma un poco tramposa. ¿Quién está en contra de que la gen-te quiera decidir? Como autonomía personal y colectiva. Otra cosa es si esto tiene límites o no. La libertad individual tiene un límite que es la libertad de los demás y esa libertad la garantizan las leyes. La colectiva también debe ser así. Si quieres prescindir de las leyes, los otros pueden hacer lo mismo. Hay que distinguir entre principios de-mocráticos y la discusión sobre si Cataluña, además de sujeto político, es soberana. Un país es soberano no porque lo diga, sino porque los demás lo reconozcan como tal. Además, no se puede mirar la soberanía con los ojos del siglo XX ni del XIX. El Estado español no es soberano en todo y recibe requerimientos de Bruselas que debe aceptar. Es muy difícil hablar de soberanía en 2013 en Europa, como es muy difícil hablar de una secesión unilateral. Es desconocer el derecho internacional. No tiene cabida.”José Montilla, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, en una entrevista, en el diario Expansión, el 30 de enero de 2013, al ser preguntado sobre el derecho a deci-dir.

“La Constitución admite la consulta [sobre la independencia] en unas determinadas condiciones. En el artículo 92 está el referendo, que es para el que tiene la soberanía, y la soberanía la tiene el conjunto del pueblo español, no una parte del pueblo español ni una parte de una Comunidad Autónoma. Hay aspectos que afectan a la estructura del Estado, y estos son [potestad] de todos los españoles porque la soberanía reside en el pueblo, que es el que refrendó en su día la Constitución y el que la pactó.”Eugeni Gay, jurista catalán, ex magistrado del Tribunal Constitucional, en Catalunya Ràdio, 26 de junio de 2013.

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“El derecho a decidir se ejerce en Cataluña cada cuatro años, y entonces los partidos tienen la posibilidad de poner en sus programas de forma clara e inequívoca si lo que quieren es que nos pronunciemos sobre este tema dentro de sus programas electora-les. [...] A mí, los referendos siempre me han parecido un poco peligrosos en democra-cia. Los referendos, si no son constitutivos, no son la forma habitual de manifestarse. Han sido, más bien, las formas de manifestarse en las dictaduras y en los regímenes totalitarios. Y tienen unos resultados que no responden normalmente a la realidad so-ciológica del país. Y eso pasaba en la época de Franco, en la época soviética, en todos los regímenes totalitarios.”Eugeni Gay, jurista catalán, ex magistrado del Tribunal Constitucional, en Catalunya Ràdio, 26 de junio de 2013.