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AURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo, donde ejerció de vicedecano de la Facultad de Filología de 1996 a 2008. Desde su primer poemario, Las horas en vano (1989), hasta el más reciente, Estancia fugitiva (2017), en su obra poética destacan varios premios literarios (Premios Internacionales de Poesía Ángel González; Juan Ramón Jiménez; accésit Adonais y accésit Esquío); la antología compilando veinte años de poemas Esta luz tan breve (Poesía 1988-2008) y, en los últimos años, su incursión en la literatura infantil y juvenil con 13 obras (principalmente álbumes de poesía ilustrada) publicadas hasta la fecha. De esta sección de su obra, cabe destacar el álbum Versonajes (2013), galardonado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con el Premio al Libro Mejor Editado en España 2014 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil. En 2018, se le concederá el Premio de las Letras de Asturias en reconocimiento a su trayectoria. Es colaborador habitual de diversos diarios asturianos y, actualmente, escribe un artículo quincenal, de tono poético, en La Nueva España. Las siguientes palabras resultan ilustrativas de su concepción de la poesía: “No entiendo la poesía sin emoción, en muchas ocasiones sinónima de verdad o de pensamiento. Vivo con la palabra tanto como con la vida misma. Porque la palabra es discernimiento y hondura, lenguaje nuevo, sacralización y asombro y pureza.”

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Page 1: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

AURELIO GONZÁLEZ OVIES

Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor

titular de latín en la Universidad de Oviedo, donde ejerció de vicedecano de la Facultad de

Filología de 1996 a 2008.

Desde su primer poemario, Las horas en vano (1989), hasta el más reciente, Estancia

fugitiva (2017), en su obra poética destacan varios premios literarios (Premios Internacionales

de Poesía Ángel González; Juan Ramón Jiménez; accésit Adonais y accésit Esquío); la antología

compilando veinte años de poemas Esta luz tan breve (Poesía 1988-2008) y, en los últimos

años, su incursión en la literatura infantil y juvenil con 13 obras (principalmente álbumes de

poesía ilustrada) publicadas hasta la fecha. De esta sección de su obra, cabe destacar el álbum

Versonajes (2013), galardonado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con el

Premio al Libro Mejor Editado en España 2014 en la categoría de Literatura Infantil y Juvenil.

En 2018, se le concederá el Premio de las Letras de Asturias en reconocimiento a su

trayectoria. Es colaborador habitual de diversos diarios asturianos y, actualmente, escribe un

artículo quincenal, de tono poético, en La Nueva España.

Las siguientes palabras resultan ilustrativas de su concepción de la poesía:

“No entiendo la poesía sin emoción, en muchas ocasiones sinónima de verdad o de

pensamiento. Vivo con la palabra tanto como con la vida misma. Porque la palabra es

discernimiento y hondura, lenguaje nuevo, sacralización y asombro y pureza.”

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A Nori

Entonces la inocencia

Entonces yo metía la soledad en botes

y bajaba rodando por los prados en cuesta

y disecaba insectos en cajas de cerillas

y entendía la muerte como el final de un cuento

y esperaba la lluvia con las botas de goma

y me hacía feliz estrenar las libretas.

Entonces me escapaba muchas tardes de casa

y me subía a los pinos y vendía las piñas

y nunca había visto de verdad girasoles

y me parecía lejos lo que estaba muy cerca.

Entonces me sabía entero el Catecismo

pero no me gustaba tener que entrar a misa

y estrenaba por Pascua sandalias y bombachos

y estrenaba en Difuntos pantalones de felpa.

Entonces ya admiraba qué libres son los pájaros

y no quería ir siempre por los mismos caminos.

Entonces no me daban respingo las noticias

ni asco los gusanos ni miedo las culebras

ni angustia ningún peso.

Entonces, la inocencia.

Nada (2001)

*

Yo también masticaba la cal de las paredes

en las tardes de agosto

y creía que sólo se moría en invierno

y no entendía por qué cada vuelta del mundo envejecía a mi madre.

Estuve enamorado de una araña grandísima que vivía en una grieta

de la puerta

y hacía competiciones de gusanos.

El cielo me parecía una carpa gigante

y cuando vi pasar los primeros aviones los ojos se me abrieron

Page 3: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

como dos libertades.

Mi padre me enseñó a comprender el viento,

a predecir la lluvia en la piel de los árboles

y por eso he tenido siempre miedo al futuro.

De pequeño, además, yo quería ser gitano

para tener un burro, entre otras muchas cosas,

y caminar descalzo.

Pero la vida nunca acepta nuestros ruegos

y me gustó el latín no sé por qué motivo

y aquí estoy enseñando lo que a veces no entiendo.

¿Qué voy a decir yo de la palabra hombre?,

¿cómo puedo explicar que para que haya historia

hubo que desde siempre ir matando o muriendo?

Conseguí ser mayor y me quité estos vicios a pesar de mí mismo:

y me conformo y callo y voy tirando

y echo de menos mucho la araña de la grieta

y el olor de la cal me es como de familia.

Aprendí, como todos, a amar lo que no amo,

y a hacer, según la norma, lo que todos hacían.

La hora de las gaviotas (1992)

*

Anuncio por palabras

Este es un año de cansancio. Verdaderamente es un año muy viejo.

A. Gamoneda

Se necesita un ser

que quiera compartir lo poco que tenemos

de lo mucho que aún queda.

[No han de importar sus años, su condición social

su domicilio...

Pero es urgente.

Alguien que entienda todavía por qué se van los pájaros

otoño arriba

a qué ha venido el hombre

a qué flor pertenece el color de los sueños,

en qué mes se desbordan las razas infelices,

con qué uvas se pisa la esperanza,

con qué refrán se cura la maldición de estar siempre

tan tristes.

SE REQUIERE que sepa manejar el idioma de las cosas sencillas.

y calcular el radio de los besos

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y valorar los rostros que carecen de marca

y escribir en presente las ilusiones muertas

y entender la estructura de los gestos.

PREFERENTEMENTE niño - hombre - mujer - adolescente,

de la piel que quisiera,

con los ojos redondos como un significado,

con la voz siempre en fuga como las libertades

y las manos abiertas como diez intenciones.

Pero un ser, ante todo

que jamás haya visto un chubasco de sangre,

que no haya puesto nunca una trampa a la vida,

que haya bebido a veces un mar de malos tragos

y a veces con la rabia haya comido tierra.

Es también requisito presentarse a deshora

con el inmenso encanto de lo que no se espera,

con la sonrisa fresca como un chorro del alma

y el eterno secreto por que uno se enamora.

Alguien que prometiera

que es preciso muy poco para ser muy feliz a toda costa.

Pero es urgente.

La hora de las gaviotas (1992)

*

PRECISAMENTE ahora, he pensado en nosotros;

y cuando ya no pueda bajar de la vejez,

te mojaré otoños en los labios.

Algún día dijiste que estaríamos tan solos

como un parque de pueblo despoblado,

con todas nuestras hojas caídas por el suelo

y muchos nombres propios mamando de noviembre,

el de los brazos hechos con longitud de olvido.

Algún día dijiste que yo sería un árbol

y tú un árbol.

Las horas en vano (1989)

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*

Sólo tú sabes

lo que no escribo

cuando me encuentro solo

y te miro

y tu pelo se desborda como una cifra

de nieve.

Nadie descubrirá ese poema

entre los libros

que hablan nada más que de ti

en un idioma en blanco.

En presente (y poemas de álbum amarillo) (1991)

*

Y sé también qué significa la esperanza:

todo pudiera ser, pero no es nada.

Hemos venido a construir el nido en vuestros brazos,

a pasar un invierno junto al fuego

y recitar el frío de las cigüeñas. La vida es esto,

amor mío, esta mano que tiembla cuando quita tu ropa,

esta lluvia que arrolla en tus espaldas, este molino de agua

que hace girar tus ojos.

Estaremos aquí hasta que pase la bandada

con la que hemos llegado

y entonces cerraremos las puertas de la casa,

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dejaremos los muros mirando nuestro vuelo,

y nos alejaremos. Todo seguirá igual

y alguna flor por mayo crecerá con tu nombre.

La vida es poca, amor mío, (si restamos las horas

en que nos preguntamos quién somos realmente

o salimos al mundo con la máscara puesta),

y los días se acercan tan puntuales

con sus rollos de luz,

que una pausa a mediados de la noche

rompería los péndulos del cosmos

y se vería en tu carne el secreto del tiempo.

Nos iremos. Eso es todo. Y en las verjas del patio

donde hemos sido hombre, niño, mujer, adolescentes,

enramarán tu alma para impedir el paso.

En presente (1991)

*

Vengo del Norte

II

De dónde soy, me pregunto a veces, de

dónde diablos

vengo, qué día es hoy, qué pasa.

Pablo Neruda

VENGO del Norte,

de donde la tristeza tiene forma de alga,

de donde los siglos son muy anfibios todavía,

de donde las grosellas son un veneno puro

para beber un trago cada noche.

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Vengo de allí a conquistar paisajes malheridos,

a dar voz a los ecos de estos valles

que nunca se han hablado más que con señas de humo.

Ella viene conmigo,

con todos los caminos enroscados al cuello

y una perla de hambre colgada de su frente.

Quiero vallar aquí la eternidad para todos los míos,

para todos los hombres que desciendan de un padre

carpintero,

para todos los muertos condenados a girar esas aspas

del eterno retorno.

Mirad aquellas tierras, aquellas plantaciones

de pájaros mojados,

mirad aquellas granjas donde todos los días

el sol devora el pan.

Mirad y, por última vez,

podéis llorar al pie de los lechos del trigo

que agoniza.

Porque vengo del Norte,

de donde nunca anidan las cigüeñas

porque las torres tienen que apuntalar el cielo;

de donde el frío habita el carbón de los lápices

y hay una flor gitana que cura el desencanto.

Vengo de allá,

de un paseo marítimo alumbrado con gas de calaveras

y estrellas de carburo.

Ella viene conmigo porque lleva en el vientre

más de doscientas conchas

y un hijo sin edad como los faros.

Ahora la prisa está bajando su marea,

ahora las caracolas tienen un rey de nácar,

ahora cada ola desemboca un destino

y yo os vomitaré un mar

para que nunca más os encontréis solos,

para que los auspicios os lleguen en botellas

y podáis escribir al horizonte.

Vengo del Norte,

y sé un poco del trayecto de la muerte

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porque allí desembarcan sus galeras.

Escuchadme y seguidme,

os traigo grana verde de la palabra

que sangran los manzanos

y dentro de unos años nuestra felicidad podrá estar

muy madura.

XIII

DESDE el viento hasta aquí hay tantas leguas

como a la capital del infinito.

Mi casa está muy lejos de los rumbos

y ya nadie la habita más que el tiempo.

Vengo desesperado;

esta es la soledad, mirad sus ojos

llenos de agua,

mirad sus manos de abandono.

No renunciéis jamás a vuestra sangre

porque moriréis rabiados como un perro.

Nunca veáis la envenenada piel de la conciencia.

Creed en ellos,

en los que os dieron leche

y quedaron escuálidos,

en los que os dieron voz

y se quedaron mudos,

en los que os dieron pan

y no comieron,

en los que al veros felices se fueron alejando.

Creed en ellos

y no escupáis nunca encima de sus nombres.

Vengo del Norte,

de la isla de los desaparecidos,

de la locomotora del olvido,

de los abedules de la melancolía,

de los antepasados del saúco.

No tengo nada más que una experiencia en flor

que nevará enseguida

y una voz en plural como los ecos.

Ayudadme a sujetar las uñas de mi vida

y a descargar las dudas que me arañan.

Vengo del Norte (1992)

*

Ruinas son la memoria.

Aquí florecían tempranos

Page 9: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

los sanjuanes

y se echaban al sol

lagartos verdes.

Por aquí se llegaba

hasta uno mismo, muy

pronto, caminando.

A cada instante soy,

he sido

bastante más pasado

que futuro o presente.

Como tantos caminos

que se fueron cerrando.

Nada (2001)

*

Al fuego no le digas jamás lo que deseas.

Es un dios muy antiguo

enamorado

de su propia condena:

todo lo que no alcanza le apasiona

y, apasionadamente, con lo alcanzado

quema.

Nada (2001)

*

Un cementerio. Prados. La tímida

espadaña. El vuelo

de los pájaros. Y una luz

terriblemente triste después

de la tormenta.

No quisiera haber visto jamás

tanta belleza.

(Para Carmina y Paco)

Nada (2001)

Page 10: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

*

Toda la vida hablando

del amor

y no conozco más que el humo

y la ceniza:

sus metáforas.

Nada (2001)

*

Mas a pesar de todo,

ha valido la pena

ser

esta

luz

tan

breve.

Nada (2001)

*

Allí acabó mi vida.

Y en las últimas páginas

Un pájaro quedó

sobre las ramas verdes

de su recuerdo inmenso.

A veces vuela al mundo.

Baja a mi corazón.

Anida.

Nada (2001)

* Esta es mi casa.

Te abro sus puertas.

Entra y comparte el calor

que habito. Mi amor aún

duerme. Mira la vida

que edificamos.

Mira su amparo.

Nada nos falta,

solo más tiempo.

Estancia fugitiva (2017)

*

Page 11: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

Órfica

¿Si bajara

a

la

muerte,

te encontraría?

Estancia fugitiva (2017)

*

Revelación

La realidad es

un instante del sueño.

El sueño es una fase

de la mentira.

La mentira es un recuerdo

de una verdad.

La verdad es un resquicio

de la memoria.

La memoria

el sueño de otra realidad.

Estancia fugitiva (2017)

* Y al final seremos tierra,

inútilmente tierra.

Tierra para la lluvia que nos caiga,

para los pájaros que vengan,

para los niños que se escondan.

Tristemente tierra

para las hierbas que nos cubran,

para los árboles que broten

para los bueyes que nos aren.

Solamente tierra

para los hombres que construyan,

para las tardes que se vayan,

para el recuerdo que nos nieve,

para la brisa que nos borre.

Tierra sobre la tierra

indiferente.

*

¿Qué sería de la vida

sin la palabra hombre

y del hombre

sin su propia palabra.

Cómo podría fundirse

la luz sobre los árboles,

Page 12: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

la altura sobre

el vértigo,

la pasión en la carne,

el empeño en el fuego,

la arena en este verso

donde mueren las playas.

Bajaría la nieve

hasta

los campanarios del

silencio.

Distaría el horizonte como de aquí hasta Bécquer,

como de Homero a mayo.

Habría atletas sudando en sílabas de Olimpia.

Serías tú para mí sinónimo de ayer

de hoy

y de mañana?

Tocata y fuga (2004)

*

Conxuru

Trébol de cuatro fueyes:

fai qu'alcance esta nueche

les mios estrelles.

Camisa de culiebra:

dai voz a esta palabra

que nun me medra.

Cuquiellín de mayo:

dexa que salga´l sol

de la mio mano.

Cuervu de mal agüeru:

ofrezme enantes qu'agua

sede y deséu.

Agua bendito:

nun me descifres nunca

qué ye tar vivu.

El cantu´l tordu (2009)

*

Page 13: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

El cantu´l tordu

Cántame, tordu,

necesito creer qu'esti branu nun cambia,

que la lluz nun avieya.

Que soi yo quien enturbia la eternidá d'agostu,

que yo soi quien la mira

colos güeyos cansaos.

Pero tu, cántame,

agora y siempre.

Qu'al escuchate sienta

que sigo aína en mi

o que, al menos, sí tuvi

ciertamente conmigo.

El cantu´l tordu (2009)

*

Escena de casa

Y es que aunque nada puede

detenerse,

he sido tan feliz que es suficiente. Bajo

la tarde, aquí, recuerdo

ahora

la vida transcurriendo

como fruta brillante. Las fieles golondrinas

girando hasta la cuadra y el olor

de la hierba.

-Mi madre era tan joven...-

Existió todo en mí. El cariño y la infancia

como un pan abundante,

los rayos del verano entrando

hasta la siesta. El nombre de los pájaros,

su canto. Las luciérnagas,

su silencio encendido sobre las noches

largas.

Ha sido tan verdad que ya es bastante.

Más allá, los postes de la luz,

los maizales,

y el mundo se acababa.

Page 14: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

El canto del mirlo (2009)

ANEXO: Artículo publicado en La Nueva España

Los otros. (Las personas que marcaron a los asturianos más destacados)

Aurelio González Ovies y la luz familiar

21.01.2007 | 03:45

Poeta nacido en Bañugues (Gozón) en 1964, es vicedecano de la Facultad de Filología

de la Universidad de Oviedo. Encontró la luz del verso a los 12 años, cuando leyó una

biografía de Miguel Hernández y descubrió su obra. Pero hoy habla de una persona de

su entorno, su hermana mayor, María Jesús: «Es nuestro pegollu familiar».

(La cosa va de que una vez puestos en la playa de Bañugues, la de su infancia, piense

una palabra. Una palabra que tenga su aquel, una chispa, y luego la escriba en la arena,

para que aparezca retratado junto a ella en esta última página dominical de LA NUEVA

ESPAÑA. La imagen compuesta por granos y letras viene a cuento, más o menos,

porque como Aurelio González Ovies es poeta -además de profesor de Filología Latina

y vicedecano de la Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo- y los poetas son

hombres movidos por dentro gracias a una tramoya de hilos de palabras, pues... En fin,

que la cosa iba de eso).

Aurelio González Ovies, que tiene melena, un aire tranquilo y hasta algo melancólico,

piensa unos segundos agachado, tantea en el aire con un palo escogido de los muchos

que deja el mar en el arenal de Bañugues. Una bandada de gaviotas, que vigilaba justo

en la orilla, se deja llevar lejos por las fuertes rachas de viento. Se quita de en medio.

Cuando el fotógrafo le enfoca, el poeta escribe: «Luz».

La primera luz de la poesía la vio cuando contaba 12 años. En la biblioteca que había en

las escuelas de Cerín encontró y se llevó a casa una biografía novelada de Miguel

Hernández, nacido como pastor y muerto como poeta en prisión en 1942. Ovies, que

caminó de su vida a su obra, encontró en los versos de Miguel Hernández la «sencillez»,

la capacidad de expresar los sentimientos «sin caer en la sensiblería, en lo blandengue,

en lo hortera. Así que yo empecé a imitarle. Y eso que anteriormente no era

precisamente un niño aficionado a la lectura», apunta.

El encuentro con Miguel Hernández le abrió un mundo que empezó a explorar casi

compulsivamente. Comenta que en los siguientes tres años rellenó hojas y hojas con

poemas -«no sé, habrá más de seiscientos»- que no tiene pensado dar nunca, como se

dice comúnmente, a la luz de la imprenta.

Y una vez iluminado por los versos de Miguel Hernández, lo demás vino rodado. Pasó

por Juan Ramón Jiménez, por Neruda, quedó también asombrado por Antonio

Gamoneda, «un clásico vivo». «Y no lo digo por estos últimos premios que ha recibido,

ya lo decía antes», comenta con una sonrisa. Total que ahora no concibe «la vida sin

poesía».

-Pero si vas a poner algo, me gustaría que hablases de mi hermana mayor. Lo de Miguel

Hernández ya lo he contado muchas veces.

Lo de su hermana, pocas.

Resulta que la poesía, al fin y al cabo, son palabras enlazadas con tino. Pero nada más.

Resulta un artificio artístico que se lo lleva el viento, el tiempo o, mismamente, el mar,

Page 15: AURELIO GONZÁLEZ OVIESAURELIO GONZÁLEZ OVIES Aurelio González Ovies (Bañugues, 1964). Es doctor en Filología Clásica y profesor titular de latín en la Universidad de Oviedo,

como la luz escrita en la fotografía superior y de la que ya no queda ni rastro.

Acérquense por la playa de Bañugues y verán, verán. Sin embargo, hay cosas que

permanecen por siempre, aunque tengan una callada presencia, como el ejemplo de

María Jesús González Ovies, hermana mayor de Aurelio.

-Ella mantiene unidos a los hermanos. Es una muestra de fortaleza.

Cuenta el vicedecano de la Facultad de Filología que su hermana mayor no dudó en

abandonar sus estudios universitarios para dejarle paso a él, pues la economía familiar

no daba para mantener a dos hijos en la Universidad. Después, con el fallecimiento de la

madre, la hermana mayor ocupó su puesto como piedra angular, encargándose de los

cuidados diarios de su padre y de otros hermanos. Aparcó su vida para dar cauce a la de

los demás.

-En la Universidad me cedió el sitio, dejó la carrera y se puso ella a trabajar. Y no es

precisamente porque se le dieran mal los estudios. Es una persona muy inteligente, que

se lee cinco libros por semana... Desde luego no le faltan facultades: es inteligente,

atractiva, guapa. Pero es una persona que ha tenido la capacidad de perder el tren de su

vida para ayudarnos a los demás a coger el nuestro.

-¿Y cree que su hermana es feliz?

-Yo creo que sí. Porque se siente necesaria. Y nosotros se lo recordamos cada día. Yo

siempre digo que es nuestro «pegollu», la que nos mantiene a todos unidos como una

piña.

Hay luces que no borra el mar.