Aventón 2014: Ese puñal… Difícil adivinar los entramados de la vida. Los caminos se cruzan, se pierden, vuelven a encontrarse; y con ellos las personas, los afectos, los impulsos individuales o colectivos... A veces cabe pensar si no es un sólo camino y los diversos somos Nosotros… Por esas causas nada casuales hoy tengo entre mis manos un nuevo disco de Aventón, esas queridas expresiones patagónicas impulsadas por el querido-viejo-amigo-incansable Armos Moreno y un grupo de soñadores, igual de obstinados en aquello de propiciar y difundir actitudes de creación y entrega. No podré ser muy objetivo en este comentario (al fin de cuentas, todo lo vivible puede ser común a todas las personas alguna vez). Trataré, entonces, de ser lo más despojado posible. Doce bandas y solistas le dan pulso a este disco, más dos invitados foráneos, aunque sólo por cuestiones geográficas: Buenos Aires y… País Vasco! (las distancias no existen, “el dolor no existe, esa flecha no existe” al decir de Herzog). Entre todos arman un combo explosivo y potente no exento de sutilezas y poesía; entre todos hilvanan palabras que de una u otra forma tocan fibras que acusan el golpe de la otredad. Tres bandas de Trelew: GUANACO ENTUCABEZA (así, todo junto, como es el sentir, nada fragmentario) tierra fértil y agua pura por doquier; PLANTER, ya conocidos en aquél disco doble de Aventón y que despliega una melodía tan patagónica como sensible, bellas imágenes de un fuego que se inicia en el alma y discurre por Berlín y Puerto Pirámides (difícil abstraerse… por eso hablé de objetividad…) y SPECTROS, que aporta un rock denso, trabajado, pleno de climas y que más se asemeja a las últimas aventuras del amigo Moreno (Imbroglio remember…) Comodoro Rivadavia, esa gran usina artística, aporta cinco exponentes: TRES EXTRAÑOS, FREAK RABBITS, SEXISTA, la voz solista de NICOLÁS HERNÁNDEZ y la grata sorpresa del entrañable TITIN NAVES Y LOS NANCY DEL CARMEN. A puro golpe de rock y algo de ska, los tres primeros desgranan una potencia arrolladora, con juegos de voces plenos de matices, y letras que hablan de piedras en el camino (“…no, no necesito verte…”; “… el mundo no está bien…”; “…ya no existes en este sueño…”) pero, bueno, ahí están ellos mismos, cantando y tocando, y acá está este disco, que sirve también para ser parte de la solución: gracias al arte, que permite expresiones íntimas y pasionales de todo color. Y la superación, claro está. Y aquello que decía del camino. Nicolás Hernández pone su timbre carismático y envolvente en una letra que es un juego de urgencias: “…quieres verla ser todo lo que a Vos te gusta… antes de que el cielo llame…”. (Hago aquí un aparte: Todas las letras son precisas, elaboradas y transmiten un dejo poético propio, llamémosle sureño, patagónico, atlántico, no lo sé muy bien, pero propio al fin. Y todas las voces están al servicio de esas letras: pocas veces escuché un disco tan bien cantado.) Sigo: Titín Naves… su forma de escribir siempre fue el valor agregado de los Vicios (habrán sido 113 en realidad?...) y lo mantiene ahora, al frente de los Nancy del Carmen; el buen rock de Comodoro sigue en pie, y esos vientos del sur, tan clandestinos y esa infinita melodía fucsia… ARIEL PEES, de Sarmiento, otro conocido (gratamente conocido): uno de los músicos más personales del país; buenas letras, buena voz y un camino creativo inalterable; cada

canción suya conforma un espiral de buen gusto que avanza sobre nosotros sin que nos demos cuenta casi; cuando reaccionamos ya está ahí: en pleno corazón. Vamos más al Sur: el frío de Río Gallegos no puede atenuar la brasa ardiente de Q’ENQO: rock con algún dejo setentista en las guitarras pero adecuado al siglo XXI: combinación perfecta para este power trío que derrite hasta la escarcha de la ría. Merecen más (sólo falta esperar, Q’enqo, sólo falta esperar…) Y vuelta al norte de la provincia de Santa Cruz (cuántos kilómetros hemos recorrido ya? a dónde nos llevará ese viaje?). En el Cañadón Seco del petróleo y el padre del Nieto recuperado 114 (gloria a la vida, gloria al amor) MEZCAL ACID ROCK (M.A.R.) genera una pequeña maravilla: tras unos compases iniciales de dos por cuatro, que se mantienen como base rítmica del tema, los bronces se disparan en un groove poderoso, la voz juega entre ellos y en un breve estribillo una “flauta mágica” me lleva directamente, disculpen, al Canned Heat de “Recorriendo el país”. Hermoso. Árbol de la vida nos encuentra soñando… Y mi ciudad, mi pueblo, esta contradictoria Caleta Olivia, tan bella, tan atróz a veces, el lugar que merecía otro lugar en el mundo, también late al ritmo del corazón delator de Aventón: SUBURBANOS, la permanente lucha… Sutil trabajo de guitarras, climático primero, poderoso, rockero después y la voz contundente golpeando cada frase, palabras simples emergentes de una realidad que no lo es tanto. Temón para escuchar en vivo. Y sí, Cachete, la lucha es hasta el final. Por eso Ustedes. Por eso este disco. BUENAS NOCHES EGIPTO, invitados de Buenos Aires. Desgarrador testimonio que establece una empatía inmediata con quien escucha (al menos conmigo). Un tema spinetteano, tanto que incluye un sampleo de “Cristálida”, aquél bello poema sinfónico de Pescado Rabioso 2. Y es el estribillo perfecto para la canción. Conmovedor. Tanta presencia amada ida… BIG BOY, del País Vasco (catorce mil kilómetros de mar y saber que somos iguales, pese a las diferencias) cierra el disco cantando ¡en euskera! Es la primera vez que escucho música cantada en la lengua materna del pueblo vasco. Allí está desplegada toda la fuerza y la dolencia de su gente. Mucha garra. Y alegorías de un futuro posible. El arte de tapa pertenece a Yony Allende, de Trelew, integrante de Spectros. El disco fue masterizado por Gerardo Alcoba en las playas de Rada Tilly. Junto a Armos Moreno trabajaron Nacho Olivera, Dana Moreno, Marcela Bordón, Sebastián Galle, Gabriel Prieto, Pope, Saúl Aguilar, Marcelo Daguerre, Panchi, Andrea y Luis Alberto, Nono, Gartxi, A.P.M. y el naturalmente desmesurado y querido Javier Gil, hermano de luz. Una vez más: difundan este trabajo, compren el disco, regálenlo, compartan con sus afectos esta obra maravillosa. Hay excelentes arreglos, hay un concepto de la música como arte liminar a multitud de puertas, hay poesías abrumadoras, hay una especie de alegría subyacente en cada tema, aun en los más dolorosos, que trasluce la satisfacción y el placer de hacer algo juntos y, como dice Michael Löwy, de dar “un paseo encantado en el reino de la Libertad”. De eso se trata: de ser libres, aún en la elección del encierro más absoluto. Para que ese puñal que canta Titín siga clavado en el centro mismo de la Vida. Y que mane luz por siempre. Ricardo Cañizares, Noviembre de 2.014