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Antony Llanos S.

Avernia:Travesía por el mar

de tormentas y tridentes

Antony Llanos S.

Primera Edición virtual, Febrero 2015

Ravenous Dragon EditorialAvernia Héroes y Leyendas

Diseño portada: Gerardo Espinoza

Ilustraciones:Gino Descalzi

Christian MagánGerardo Espinoza

© Ravenous Dragon EditorialTodos Los Derechos Reservados

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Por fin Buzul el gran amo y señor de la fortaleza estaba muerto y casi todo su ejército exterminado, solo unos pocos habían logrado escapar. Ahora, la alguna vez poderosa e inexpugnable fortaleza Mondorra, yacía por primera vez en centurias indefensa, inútil y presta a ser destruida. Cientos de miles de inocentes perdieron la vida en su interior o perecieron víctimas de los enfermos experimentos letales de los Sirros. Estos utilizaban a los prisioneros como conejillos de indias en su obsesiva búsqueda del soldado superior. Llegaba el momento de ponerle fin a aquella estructura que había simbolizaba la dominación maligna de toda la región. Los prisioneros que se hallaron en su interior fueron liberados de inmediato. La noticia no tardó en recorrer pueblos ocultos a lo largo de la región. Criaturas de diferentes razas llegaron tanto para rendir homenaje a los caídos como para aclamar a los héroes que les habían devuelto la esperanza y el preciado sueño de la libertad. Centenares de carruajes tirados por distintos tipos de animales, circulaban cargados hasta el tope de cadáveres. El trayecto no era fácil pues tenían que abrirse camino a través de los cuerpos, además el suelo se había tornado en una especie de lodo rojizo pegajoso. Las ruedas cubiertas por aquel barro avanzaban con mucha dificultad y lentitud. Algunos despojos resbalaban por los lados haciendo necesario detener la marcha para volver a apilarlos sobre los demás restos. Por momentos eran detenidos por las viudas, huérfanos, hermanos y familiares de aquellos que dieron su vida para lograr la victoria.

“Decisiones trascendentales”Capítulo I

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El clamor se confundía con el llanto de los familiares, el triunfo había costado muy caro, miles murieron dejando familias en total abandono viudas y huérfanos. Olimpuss el general sonreía orgulloso levantando el estandarte con su escudo de armas, en el que se observaba un escudo roto y una espada rajada con un rayo cruzado. Lucía muy sucia, los extremos deshilachados y llena de huecos, el color blanco y verde de la bandera apenas se notaba, manchada con suciedad, sudor y sangre. Algunas manchas frescas de color rojo, otras amarronadas, otras manchas de color verde oscuro o negro, una mezcla de sangre tanto de camaradas caídos como de enemigos asesinados. Al mirar la inmensidad del campo de batalla contempló, un sinnúmero de personas buscando con pesar los cuerpos de sus seres amados, dentro de ese enorme mar de cadáveres. Cambió la expresión de su rostro, se desdibujo la sonrisa de victoria dando lugar a una aguda expresión de dolor, pesar y angustia. Comprendía lo que significaba perder un ser querido pues había perdido muchos, entre ellos: sus padres, su abuelo que fue padre y madre desde que tuvo uso de razón, Tarissa el amor de su vida y a su gran mentor el centauro Néstor quien le enseño a convertirse en el guerrero que era. El dolor del recuerdo recorrió cada fibra de su cuerpo como una enfermedad, una tempestad de sensaciones lo sacudió; acaso esta sería una imagen repetitiva ¿Sería así siempre que intentara luchar por sus ideales? Y ver como las personas buenas mueren ¿sin que pudiera evitarlo? Que vacío le supo en ese instante el triunfo, de pronto un escalofrío hizo que los dedos de su mano temblaran. De repente sintió muy pesado el estandarte y lo dejo caer. La bandera caía lentamente en segundos que parecían horas; que importaba tan solo era tela sucia y nada más, pensó inmóvil.Zellkairi atento a todo lo sucedido la cogió rápidamente antes de que

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llegara al suelo y la coloco en su mano otra vez.-Esta bandera significa algo Olimpuss, esta gente entiende muy bien lo que se perdió pero es mejor pensar en lo que se ganó, no dejes que vean que ese símbolo de esperanza caiga- dijo en voz baja casi como un susurro.Olimpuss entendió el mensaje y haciendo un esfuerzo supremo por ocultar la tristeza por las pérdidas, volvió a esbozar una sonrisa forzada. Ahora tenían un nuevo problema entre manos. La fortaleza era un lugar enorme lleno de salas, corredores, salones enormes, laboratorios de experimentación, bibliotecas y pasajes secretos. Fácilmente podría haber grells, sirros, muertos vivientes o alguna otra abominación desconocida oculta. Cuál sería la decisión más prudente a seguir: Destruirla, tomarla como base temporal o abandonarla. Dos grandes edificios y las murallas externas fueron destruidos en la batalla. Pero la otra sección estaba directamente construida en la dura roca de lo que fue una montaña.El general Olimpuss tomó una decisión un tanto extrema que desconcertó a muchos de sus oficiales. El mismo efecto surtió entre los oficiales de Zellkairi quienes manifestaron su desacuerdo retirándose de la reunión. El elfo estaba incomodo pero no podía retirarse por cuestiones de protocolo, aunque su inconformidad no pasó desapercibida.-¡Iza! Tráelos- dijo el general.Iza, uno de los tenientes de Olimpuss, era un Axier, el último de su raza. Eran reconocidos por sus cabezas rapadas y un singular adorno de metal incrustado en la mejilla, justo bajo el ojo derecho. Su raza era ávida de la ciencia y vivían recolectando todo objeto que pareciera poseer algún rasgo tecnológico del pasado. Negociaban sus hallazgos con los Sirros, razón por la cual eran rechazados y marginados por la mayoría de pueblos. Los Axieres comenzaron a desaparecer, como buscando con ansia su autodestrucción frecuentaban zonas radioactivas llenas de aquellos artefactos que tanto añoraban.

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Iza era hermano menor de Yamel y Ely, conoció a Oli cuando eran niños en Thauss, sufriendo los mismos abusos de Sirón, hasta que enfrentaron una patrulla de Grells, donde mueren sus hermanos mayores y Oli desaparece. Después de eso siguió su camino hasta que se encontraron nuevamente mientras peleaban contra un batallón de muertos vivientes por la región de Tesara; esto lo vuelve una persona de mucha confianza para Olimpuss.Se acerca Iza y extiende unos rollos de cuero viejo en la mesa, aparentemente eran mapas de la fortaleza hallados por el propio Axier. Olimpuss estaba más seguro que nunca de lo que deseaba hacer. Planeaba utilizar la fortaleza, aunque primero tenían que examinarla y limpiarla.Los héroes se aseguraron de acabar con todo vestigio maligno en la fortaleza. Un gran número de magos acompañados por diferentes clases de guerreros fueron repartidos en patrullas. Estos se encargaron de rastrear por medio de la magia cada habitación, rincón o pasaje secreto de la fortaleza. Finalmente tras días de mucho trabajo aparentemente quedó limpia y sellada contra cualquier tipo de magia oscura. La idea de Olimpuss era tomar la fortaleza que fue un símbolo de opresión volviéndola un símbolo de liberación. Pese a todo hubo muchos que se opusieron a la idea alegando la posibilidad de infiltraciones enemigas. Aunque había que tener en cuenta ciertos detalles que parecían favorecer la decisión del general Olimpuss: Levantar un fuerte demandaba cierto tiempo de construcción que no tenían, sin contar con ataques furtivos. Además la construcción de una nueva base requeriría materiales que no se hallaban en docenas de kilómetros a la redonda. Sin contar además con la escasez de suministros que después de la batalla se había reducido dramáticamente. El contraataque era inminente Orlando no se dejaría intimidar por una pequeña derrota y haría lo que siempre hizo, aplastar la resistencia

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rápida e inmisericordemente. Así que con la mayoría en contra, por orden de Olimpuss se optó por limpiar y purificar la fortaleza para erigirla como un nuevo centro de mando o refugio.Aunque se había hecho ya un rastreo se dispuso nuevamente patrullas para volver a revisar cada rincón del lugar. Las fortalezas Mondorra eran lugares enormes, amplios y el conocimiento de su construcción jamás había sido visto por un extraño. Considerar que era la primera vez que una era atacada con éxito, hacia más difícil la tarea de limpiarla. Además cabía la posibilidad de recibir ataques desde el interior. Olimpuss necesitaba reforzar su decisión y para ello mantendría patrullas constantes durante día y noche.Una de las patrullas se adentró en los pasajes secretos recientemente hallados, dando cuenta de la gran cantidad de galerías y túneles. Advirtiendo el peligro de estos lugares ocultos, se dispuso medio centenar de patrullas para investigarlos. Cada una de estas patrullas estaba compuesta de magos, guerreros, asesinos y amazonas. Uno de estos destacamentos encontró un pasaje secreto y logró acceder a una gran sala, adornada por cráneos de diversas criaturas y libros enmohecidos regados por el empolvado piso componían un extraño tapete. En el extremo de la sala se podía apreciar un viejo portón de madera, hierro y piedra.

Los magos de la patrulla pudieron percibir la magia oscura que inundaba el lugar, pero al acercarse a aquel enorme y viejo portón aumentaba a niveles críticos. Sucio y enmohecido el marco de metal estaba lleno de algún tipo de escritura, algunos magos versados en conocimiento rúnico distinguieron una advertencia de consecuencias fatales a todo aquel que se atreviera a forzar la entrada. Tenía un cerrojo en el medio con una desagradable forma, una cabeza mezcla de dragón y demonio cuyos ojos encendidos observaban

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atentamente cada movimiento. Rugía amenazadoramente cuando algún miembro del grupo intentaba acercarse. En medio de su boca entre los colmillos se podía apreciar un orificio con forma de estrella, que evidenciaba el espacio y forma de la llave con la cual se abría. Uno de los guerreros cansado de esperar cogió su hacha dando unos pasos hacia atrás para tomar impulso, corrió golpeando con toda su fuerza la puerta. Ni siquiera hubo sonido del choque de acero contra la puerta. Era como si ni siquiera la hubiese tocado, toda su fuerza no logro hacer siquiera un rayón.Al darse cuenta de la fuerza mágica en la puerta los magos trataron de leer las palabras escritas, quizá así sabrían qué hacer con mayor exactitud. Contrario a sus compañeros guerreros, los magos decidieron pensar antes de atacar muy conscientes del peligro latente. Uno de los magos un elfo de cabello negro, por medio de telepatía solicito apoyo al comandante a cargo, informando cada suceso y brindando su ubicación exacta. Al cabo de una hora llegaron los refuerzos por catorce magos y doce guerreros se hallaban frente al portón maléfico. Los catorce magos formando una media luna frente al portón, al unísono recitaron en voz alta un conjuro que casi parecía un canto. Los que se hallaban en cada extremo colocaron una mano en el hombro del compañero de al lado, iluminándose con un resplandor celeste la energía de cada uno se transfería al siguiente. (La energía pasaba a través de la mano que habían colocado en el hombro del compañero). La energía fue pasando uno a uno hasta concentrarse en los dos que se hallaban en el centro de la medialuna. A su vez ellos juntaron sus manos y extendiendo una mano cada uno proyectaron un rayo azul tan potente e intenso, que el portón se disolvió como líquido. Mientras la monstruosa cabeza rugía rabiosamente hasta disolverse y quedar como una mancha liquida similar a la brea, el pestilente olor que emanaba se fue disipando rápidamente.Dos magos cayeron al piso inconscientes y agotados por la transferencia

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mágica del poderoso hechizo. Un par de guardias los acomodaron al lado de la pared recostándolos y quedándose en la puerta haciendo guardia, mientras los demás entraban.Al ingresar pasaron a un enorme salón de techos altos adornados con pinturas de tres colores, blanco, negro y rojo. Los cuadros retrataban batallas entre el cielo y la tierra además de otras batallas en la tierra. Docenas de estatuas sombrías de antiguos hechiceros malignos decoraban los corredores. Llegaron a otro salón lleno de estantes altos, repletos de libros, papiros antiguos llenos de polvo y telarañas. En medio del lugar había una docena de mesas y sillas viejas. Centenares de cráneos apilados en la pared, enormes candelabros de velas gastadas y en el techo grandes lámparas colgaban con rostros de dolor de cuyos ojos salía una luz amarillenta que iluminaba tenuemente el lugar. Habían llegado a una especie de biblioteca que por su ubicación alejada debía ser importante y de acceso restringido. Pero lo más incómodo era el silencio, un silencio anormalmente extraño.De pronto uno de los magos cayó fulminado, un resplandor morado ilumino la habitación una vez más y dos guerreros cayeron muertos, algo los estaba atacando pero por qué no lo habían sentido.Nuevamente el resplandor morado atacó. El objetivo un mago que rápidamente intenta protegerse formando un campo de fuerza. Pero no es lo suficientemente fuerte y el rayo lo atraviesa sin dificultad matándolo al instante.A la vista se podía apreciar las heridas cauterizadas, es decir que aquella energía aplicaba cierto tipo de calor que atravesaba la carne y huesos, pero no había sangre; que clase de conjuro podía hacer ese tipo de daño.Era una energía oscura, tan potente que los escudos de magia no servían, la luz le dio esta vez a un guerrero, este se protegió con su escudo de metal y el rayo no le hizo nada.El portón que protegía la entrada era inmune a los golpes físicos y este

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sistema de defensa parecía inmune a la magia, pero no a los ataques físicos. Comprendiendo lo que tenía que hacer, muy decidido fue corriendo a toda velocidad, un guerrero de raza daoth. Aprovechando la portentosa fuerza muscular de sus piernas (típico de la raza Daoth), dio un salto larguísimo llegando al lugar de origen de la luz. Un sello que se suspendía en el aire disparo tres veces, pero el daoth ágil y veloz lo evadió.Asesto un potente golpe con su espada, el sello se rompió y un grito ensordecedor se oyó por todo el salón.Los restantes miembros del grupo salieron y al acercarse al lugar donde había estado el sello, vieron un estante pequeño. En su interior se hallaba el cráneo de un reptil pequeño y un rollo, estos objetos parecían de gran valor e importancia para estar en un lugar tan protegido y oculto.El mago elfo de cabello negro tomo el rollo y el cráneo colocándolos con sumo cuidado en una caja. Muchos magos llegaron a la biblioteca y con ellos una patrulla liderada por la joven reina amazona Kaia.Los objetos le son entregados a la joven amazona y ella los examina minuciosamente con un grupo de archimagos de mucha edad, tratando de descifrar su contenido. Observan detenidamente y determinan que es mejor llevarlos a otro lugar para continuar con la investigación. Esperando responder la interrogante sobre la importancia de los objetos para el enemigo.Escritos en lenguas diversas, parecían decir lo mismo según la interpretación inicial, hablaban sobre colosos o gigantes del aire, el dibujo común era el cráneo de una criatura enorme. Muy parecido al casco que Buzul utilizaba, ¿sería posible que ese fuera el objeto que se apreciaba en los manuscritos? Aunque el que Buzul utilizaba como casco era más pequeño que los dibujos de aquel papiro.-¡Tengo que llevarme estos escritos! Necesitamos entender la magnitud de la información que poseen y el porqué de su importancia. Me parece que este lugar es muy peligroso para tener estos objetos tan valiosos. Tan

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pronto arregle mis asuntos, viajaré con el ejército de amazonas de vuelta a mi ciudadela- dijo muy determinada la joven amazona, fuertemente custodiada por sus amazonas. Al anochecer del cuarto día mientras se hallaban reunidos una conversación importante se llevaba a cabo.¡Esto no ha terminado!- dijo Olimpuss enérgicamente- tenemos que correr el mensaje a los pueblos cercanos no es momento para fiestas y jolgorio, tenemos que prepararnos para la respuesta del enemigo. Orlando no descansa no pasara mucho tiempo antes que decida vengarse, tenemos que… -pero no pudo seguir pues súbitamente fue interrumpido por Zellkairi que lucía muy pálido y bastante angustiado.Una sensación como la de un viento helado recorriendo su cuerpo le hizo estremecer, mientras los presentes quedaban sorprendidos al ver como en un salón cerrado, un viento frio corría moviendo la larga cabellera de Zell.Una expresión de dolor profundo hizo que el elfo se recogiera como si una f lecha acabara de traspasar su corazón. Una ráfaga de viento helado movió las cortinas de un modo extraño nuevamente.Zellkairi se quedó como detenido en el tiempo y la sensación de tristeza se acrecentó cuando vio el rostro de su primo Dalkanni, al que había puesto a cargo mientras él estaba fuera.-¡Tengo que partir de inmediato! Algo terrible ha ocurrido, mi alma esta terriblemente perturbada, percibo el olor de muerte y destrucción en mi hogar- dijo acongojado y continuo- Señores marcharé con mi gente de regreso, espero que tengan el tiempo necesario para establecer su resistencia.-No hay forma de que logre hacerlo desistir ¿verdad?-pregunto Olimpuss con cierto pesar.- ¡No! No puedo abandonar a mi gente, trajimos casi toda la armada y me temo que el general Croj aprovecho para atacar. Solo son suposiciones pero no puedo ignorar el presentimiento que tengo. ¡Tenemos que irnos

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lo siento! – dijo Zellkairi mientras se levantaba de su asiento, seguido de oficiales y escoltado por su guardia personal.- Sin la ayuda que ustedes nos dieron no habríamos podido conseguir la victoria. Tendré que velar por la seguridad que acabamos de lograr. Hay mucho que ordenar y coordinar, me temo amigo mío que no podre acompañarlos en este viaje– respondió Olimpuss con cierta pena.- Como líder sería inapropiado dejar tu lugar, debes dedicarte a reforzar la alianza que han conseguido y tu gente te necesita. Más aún, la amenaza latente de un contraataque hace difícil que puedas hacer de lado tu responsabilidad como líder. Por la misma razón sé que no podrá venir con nosotros princesa Kaia– dijo Zellkairi mirando los grandes ojos de la hermosa amazona como si quisiera decir algo, tras lo cual dio media vuelta y en silencio se retiró.Kaia asintió con la cabeza pero el pesar de su rostro no pasó desapercibido por Olimpuss que la observaba con especial atención. Aunque luego se levantó y salió de la reunión, no sin antes disculparse por tener que ausentarse. Olimpuss lo pensó bien, aunque su corazón le decía que fuera tras ella se quedó finalmente. El general estaba algo confundido por sus sentimientos. Muchas responsabilidades recaían en ambos líderes, pese a la gran victoria el peligro no desaparecía y el futuro se veía un poco más oscuro incluso. Pronto el general Orlando haría su arremetida furiosa en busca de venganza y esa sería una batalla mucho más difícil. Olimpuss conocía a su oponente y sabía que Orlando no volvería a cometer el mismo error de menospreciarlos, por ello si contraatacaba lo haría con una fuerza que sería colosalmente superior. Pero no podía ocultar su inconformidad y sabiendo de la ofensiva inminente de Orlando, necesitaría toda la ayuda posible. Y perder el apoyo del ejército de Zellkairi, compuesto de más de veinte mil soldados, lo dejaba con las fuerzas reducidas. Sin contar que Kaia partiría con una escolta de aproximadamente cinco mil guerreras de vuelta a la ciudad

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marina de Lanzazul. Quedaría con un ejército aproximado de treinta mil soldados. Prácticamente la mitad de lo que poseía al atacar la fortaleza y sabía que Orlando teniendo en cuenta que poseía más de cincuenta mil efectivos, vendría con tres o más veces esa cifra. Olimpuss prefirió dejar de pensar, pues el panorama no era nada animador.- Entonces ¿podríamos volver con el portal que hicieron Rexhen y los otros magos?- pregunto alegre Snoram-No lo creo joven elfo –Dijo Rexhen – el portal que abrimos nos dejó con las fuerzas reducidas y la batalla terminó de consumirnos. Para volver a hacer un portal como ese necesitaríamos cerca de veintiún días de reposo. Originalmente el portal se abría por solo unos minutos. Nosotros lo tuvimos abierto por casi cuatro horas y me temo que no podemos esperar veintiún días. Aunque la idea es que al llegar, nuestros compañeros puedan abrir otro portal para transportar de regreso nuestro ejército.Snoram cambio su expresión de alegría por una de seriedad y clamo, ¡yo iré! -¡Bien que todo esté listo para nuestro viaje! - dijo Rexhen con entusiasmo.Mientras tanto, la amazona caminaba para darle el encuentro a Zellkairi, se sintió un tanto avergonzada y decidió cesar en su intento de buscarlo. Pensando que era una estupidez pensar en enamoramientos en circunstancias tan penosas. Abochornada por su aparente falta de madurez, se detuvo. Pero al voltear se encontró frente a frente con Zellkairi mirándose en silencio por unos minutos que parecieron eternos. Allí de pie inmóviles, parecían tener algún tipo de comunicación telepática pues a pesar de no mover sus labios, se podía notar ciertas expresiones en sus rostros. Todo termino con un cálido y fuerte abrazo. Sin mediar palabra el elfo la miro y sonriendo tristemente se apartó para continuar su camino. La amazona se quedó inmóvil, tratando de poner en orden sus sentimientos. Tal vez no habían pasado mucho tiempo juntos pero ella sintió una conexión única con él. Algo que

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humanamente era incomprensible sucedió entre ellos. En poco tiempo él se iría lejos y quizá no se volverían a ver más. Eran tiempos de guerra y los sentimientos de amor quedaban relegados a segundo plano, pero por unos minutos tuvieron una conexión más allá de lo creíble algo que no podría explicar jamás.Cuando Kaia regreso al salón de reunión, sintió la mirada de Olimpuss en ella, volviendo a su asiento se unió a la conversación del momento. Cuando por fin la reunión termino y todos se estaban retirando Kaia salió acompañada de su escolta. Olimpuss fue detrás de ella y le pidió unos momentos para hablar a lo que ella accedió.-Hace un rato, cuando estábamos reunidos me pareció verla salir detrás de Zellkairi o me equivoco- reclamo de modo impertinente el general.-Lo que haya salido a hacer, es un asunto mío no veo como le concierne general, en todo caso ¿es esto una pregunta o un reclamo?- Respondió enojada Kaia.-Perdona no quise, es que, no pretendo…-Exactamente es eso, no pretenda nada y si tiene algo que decir dígalo sin rodeos general, ¿hay algo que quiera decirme?-corto la joven amazona de modo enérgico.-No puedo negarlo es cierto tengo algo que decir, usted me gusta mucho y aunque entiendo que las circunstancias son difíciles, me gustaría que pudiéramos intentarlo, si usted me lo permite claro esta.- Respondió algo avergonzado Olimpuss.-Exacto general las circunstancias son difíciles y tiempo para pensar otras cosas esta demás, si no hay algo más que deba decirme quisiera retirarme, fue un día muy largo y necesito descansar.-Lamento mi indiscreción, pero ya sabe lo que siento por usted, quisiera al menos me permita ser su amigo- diciendo esto Olimpuss se dio media vuelta y se retiró.Kaia estaba desconcertada, no esperaba esto fue un día algo difícil lleno de complicaciones inesperadas. La decisión de Olimpuss, la molestia de

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algunos oficiales y aliados, el problema en los pasajes secretos de la fortaleza; el descubrimiento del cráneo de reptil y el papiro, la partida de Zellkairi, sus sentimientos por él y ahora Olimpuss trataba de cortejarla. En ese momento solo quería cerrar los ojos y llorar por ese dolor que la consumía por dentro, o esperar que el sueño disipara su mente. Se sentía atribulada, “tal vez” se decía a sí misma, “solo tal vez”.Las horas pasaban mientras cada quien estaba haciendo sus preparativos para el viaje, Zellkairi en su habitación permanecía en silencio apoyado en la pared con los brazos cruzados, observando los cielos oscurecidos iluminados por la luna llena. Su rostro denotaba una terrible perturbación, causada por la tormenta de emociones en su interior, tristeza, pesar pero sobretodo el sentimiento que más odiaba: la impotencia. Desde pequeño había sentido esa sensación de no poder hacer nada, cuando atacaron su villa, cuando murió su madre, cuando desterraron a su padre y demás familiares, el asesinato de su padre, el rechazo de los de su raza. Sonaba curioso que se prometiera de pequeño volverse tan fuerte como para no poder sentirla jamás. Pero aquí estaba adulto, fuerte y no había cambiado nada, las circunstancias seguían siendo las peores y aunque tenía el coraje para enfrentarlas no parecía estar en sus manos la solución. Su vínculo con Dalkanni desapareció y eso solo podía significar una cosa, estaba muerto.Algunos Elfos sin importar si son oscuros o blancos, tienen una conexión muy fuerte con sus familiares o amigos más cercanos, sintiendo la alegría o pesar que estos tengan, sin importar la distancia, ese vínculo se rompe solo con la muerte o con la traición de una de ambas partes.Dalkanni era su primo por parte de madre y era uno de los pocos familiares que mantuvo comunicación con el cuándo su familia cayó en desgracia. Durante el tiempo que vivió en el destierro él era el único primo que lo visitaba brindándole una amistad incondicional. Ya de mayor Dalkanni se volvió muy aventurero y en una de sus correrías se encontró con un Señor de la Peste, aunque logró escapar llevaría consigo marcas que

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jamás podría curar. Quedando con una deformación provocada por alguna especie de corrosión en la piel que descendía desde la nariz hasta el mentón y parte del cuello. Ni la magia curativa elfica lo podría sanar de los problemas respiratorios que sufriría desde ese entonces. Como lo relato alguna vez refiriéndose a ese terrible día, la peste de esa criatura fue tal que aunque solo fueron unos minutos de enfrentamiento la piel de su cara alrededor de la nariz se fue corroyendo, de modo que tuvo que huir lo más rápido que sus fuerzas se lo permitieron. Desde entonces utilizaba una tela que ocultaba medio rostro y solo podía luchar por un cierto tiempo hasta que su problema respiratorio se agravara. Pese a todo Dalkanni era un experto en combate con espadas y era muy temido por sus habilidades en combate cuerpo a cuerpo. Pero Zellkairi llevaba algo más que aumentaba el pesar, Dalkanni era el único que se había opuesto a la idea de marcharse llevando a casi todo su ejército, dejando desprotegida a su gente. Fue Dalkanni quien sugirió llevar solo la mitad de la armada, pero Zell ya había decidido lo que haría. Pese a todo cuando lo dejo a cargo recibió la encomienda con agrado. Ahora Zellkairi reconocía que su primo había tenido razón, y aparentemente lo había pagado con su propia vida.

Los preparativos para el viaje estaban casi listos, unos cuantos detalles más y partirían hacia una tierra lejana, aunque no se había decidido todavía quienes viajarían.En el puerto el trabajo de cargar el barco se hacía con mucha rapidez, las cajas eran acomodadas bajo la cubierta, Zellkairi, Rexhen y seis magos, Alex, Gerard, Rodrigus, Julius, Almagro y Ernest, escogidos por su experiencia en combate y nivel de poder ya estaban en el puerto viendo que no faltara nada. Zellkairi les daba algunas instrucciones a dos de sus mejores comandantes, un aguerrido Tarkalo llamado Habac y Bivika la rubia asesina, que estarían a la espera del portal que llevaría el ejército de

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regreso. Aunque Olimpuss alegaba buenas razones para conservar la fortaleza recién conquistada. Zellkairi tenía una idea marcada de que era algo malo y algo peor podría ocurrir. Ese lugar nunca dejaría de ser siniestro y lleno de secretos que probablemente no habían sido develados todavía. Entre otras cosas Zellkairi estaba dejando alertas a sus líderes en todo cuanto ocurriera en la fortaleza y a su ejército mantenerse observantes.La magia oscura del lugar podía cambiar la personalidad de las personas obligándolas a hacer cosas inimaginables. Tras unas cuantas palabras, Habac se retiró seguido de sus soldados, toda la armada extranjera lucia preocupada como si compartieran el pesar de Zellkairi.El barco era viejo pero funcional, propulsado a vapor y velas, con una filosa proa, alerones a los costados con los bordes metálicos afilados, una muy bien armada torre vigía.Aunque no poseía más armas salvo un par de cañones antiguos, era una embarcación muy veloz.Cargado con los pertrechos para el viaje solo faltan algunos tripulantes y hacerse a la mar. No era necesaria mucha tripulación pues los magos se harían cargo de lo que hiciera falta.Finalmente llegaron los carruajes de los héroes que viajarían, Hepyoc el asesino que ya estaba a bordo, Snoram y Lossen los cazadores, Galford y Hugov los paladines, Rexhen el brujo, Nayani (una arpía que había sido enviada por Kaia misma para cuidar a Zellkairi), Atalanta la sirena y Dacia la Gorgona. Por fin todo esta listo, los tripulantes abordan la embarcación y echan a andar los motores de vapor. Mientras reciben ovaciones de despedida, Nayani vuela hasta la torre vigía y los demás ocupan sus puestos, el barco zarpa y sus enormes palas empiezan a propulsarlo fuera del muelle que esta abarrotado de personas.Olimpuss y los demás héroes están observando todo, incluso la hermosa Kaia que intenta divisar a una persona que no está por ningún lugar

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visible. La expresión de tristeza de la amazona no pasa desapercibida por Olimpuss, que cierra el puño y se retira algo apesadumbrado.Los únicos que no están en el puerto son Habac y Bivika, quienes estaban organizando una nueva agrupación de patrullas para revisar la fortaleza nuevamente.Habac es un Tarkalo guerrero que acompaño en innumerables batallas a Zellkairi, habiendo perdido su pueblo y familia Habac no tuvo más remedio que abandonar su hogar y unirse a las tropas elficas. Cuando habla con Zellkairi se tratan como si fueran hermanos, se ganó el puesto de confianza al evitar el asesinato de uno de sus parientes. Cuando un asesino aparece de la nada atacando con unas garras de metal a una niña elfa que ejercía como oráculo. Habac coloco su brazo recibiendo de lleno el impacto, luego ignorando el dolor dobla su brazo quebrando las garras de metal incrustadas en su carne y con un movimiento rápido degolló al asesino salvando la vida de la niña oráculo de nombre Denalia, una prima de Zellkairi.Bivika era una historia diferente, era hija de un humano con una elfa que murió al darla a luz, rechazada entre los elfos de pura sangre y dejada a su suerte por su padre, fue captada por una escuela de asesinos. Después de años de entrenamiento, su objetivo fue asesinar al mismo Zellkairi. Tras una brutal pelea a muerte es derrotada, pero Zellkairi en vez de ordenar su ejecución la envía a prisión. Después de pasar tiempo apresada en una celda conversando con algunos guardias y otros prisioneros, comienza a dudar sobre su visión de la vida. Cuando enviaron asesinos a hacerse cargo de ella por haber fallado, el mismo Zellkairi le salva la vida matándolos. Cansado de las incursiones de asesinos armo una partida con sus mejores guerreros y marcho hacia una de las entradas de la escuela Loto Rojo. Zell clavó su estandarte en la entrada y tras esperar unos minutos uno de los líderes de la escuela lo recoge sonriendo. El mensaje había sido entendido, “La vida de Bivika le pertenecía solo a él y nadie la tocaría sin iniciar un enfrentamiento”.

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Al volver liberan a la asesina que al enterarse de lo sucedido le jura lealtad, Zellkairi la acoge y ella es reconocida como su hermana.Ambos eran líderes y cumplían su encomienda inmediatamente, repasando cada rincón de la fortaleza, hallaron un pozo lleno de muertos vivientes que eliminaron con placer, vertiendo químicos inf lamables y prendiéndole fuego. En un contenedor hallaron experimentos fallidos, un grell mutado, con siete brazos y seis ojos, una especie de dingo con dos cabezas y media, porque la tercera no se forma correctamente, ambos muertos.Hallaron una pared falsa oculta, increíble que pudieran hacer algo así de sofisticado tanto que las patrullas anteriores ni con magia lograron hallar. Al abrirla descubrieron un escondite lleno de muertos, grells y Sirros, estos últimos lucían desmejorados por la falta de comida y agua. Habac, Bivika y los que componían su patrulla de solo doce miembros, lejos de inmutarse con el enorme número, se alegraron de encontrar más oposición.Los muertos vivientes iniciaron su lento caminar mientras los Grells elevan sus enormes y brutales armas, prestos a destrozar los cuerpos de tan pocos enemigos.Desenfundando sus espadas Bivika golpeaba sin piedad, era tan rápida que en cada movimiento asestaba tres estocadas, parecía tener seis brazos por la velocidad con la que se movía, cada movimiento era un par de enemigos muertos. Habac en cambio blandía un hacha de hierro negro con cuyas hojas partía en pedazos Grells o revividos que se atrevían a acercarse. Los demás guerreros se les unieron felices de eliminar a sus odiados enemigos.Si bien es cierto los Grells son extremadamente peligrosos estos estaban muy por debajo de su fuerza normal, sin comida y agua fueron fácilmente vencidos al presentar una pobre resistencia.Al final dejaron vivos a los Sirros, uno de ellos aterrado y presa de los nervios tropezó cayendo al suelo, el sonido de sus huesos crujiendo fue

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audible para los presentes, que observaron sin preocupación el modo en el que aquel triste cuerpo temblaba hasta quedarse finalmente quieto. Su lamentable cara no era agraciada en vida y la expresión de dolor con la que había muerto causo gracia a Habac y Bivika que no paraban de reír. Estas son criaturas que viven obsesionadas con sus experimentos y la ciencia, nunca les importo su aspecto físico o muscular. Además por cuestiones incomprensibles poseen huesos huecos como las aves. Al tener los huesos huecos y débiles los Sirros son frágiles y cualquier simple caída puede ocasionarles múltiples fracturas y la muerte. Ahora solo quedaban tres de ellos, Bivika se acercó a uno y mirándolo con cierta malicia le pregunto:-Dime engendro de porquería ¿existen más escondrijos como este en la fortaleza?El Sirro hizo como que no escuchaba y se negó a responder, Bivika juntó los labios como si fuera a silbar y luego hizo un silbido rápido y corto. Un hilo rojo se dibujó en el cuello del infeliz, la línea comenzó a gotear sangre hasta que segundos después la garganta se abrió como si hubiera sido cortada con una espada muy fina. La piel se separó y resbalando por la húmeda y tibia sangre cayo la parte superior. El pobre murió muy rápido casi al instante, el delgado cuerpo al impactar contra el suelo cayó en una posición antinatural fracturándose los huesos. Todo esto ocurría mientras Habac y los demás soldados reían a carcajadas tratando de imitar la posición del cuerpo en son de burla. Entonces Bivika se acercó a otro Sirro pero este horrorizado no dejaba de observar el cuerpo sin vida de su compañero, sabiendo que era el siguiente. Presa del pánico intento correr alejándose de la rubia que lo observaba sonriendo mientras ella se alejaba un poco, el pobre diablo intentaba correr tan rápido como su endeble cuerpo se lo permitía. Algunos de los guerreros se tiraron al suelo riendo a carcajadas al ver

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el modo curioso de correr del Sirro. Habac de un salto llego a su lado, el infeliz intentaba escapar corriendo no se dio cuenta que el enorme Tarkalo estaba a unos centímetros. De pronto la fuerte mano de Habac se cerró en torno a ese largo y huesudo cuello, pulverizando sus huesos y muriendo en el acto.Como ves -dijo la asesina- no nos importa si respondes o no, igual vamos a encontrar las cloacas donde se esconden tus amigos. Por otro lado si nos respondes, alargaras tú tiempo de vida un poco más.El sirro la miraba aterrado observando de reojo los cuerpos de sus compañeros, cuando vio a la asesina cerrar los labios, sendas gotas de sudor empezaron a brotar por su frente y dijo todo lo que sabía con lujo de detalles.Encontraron rápidamente los otros cuatro escondites, eliminando a todas las criaturas que encontraron ocultas en ellos. Identificaron el material inf lamable gracias a las indicaciones del último Sirro, con un carro de madera los transportaron a la entrada de los escondites y quemaron a sus ocupantes sin darles oportunidad a luchar. Si las circunstancias hubieran sido otras una docena de Grells habría significado un problema, pero esta vez tenían todo a su favor. Finalmente habían cumplido con la misión que se les encomendó. Terminaron sacando los cuerpos medio calcinados y los fueron apilando a un lado de la entrada.

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El barco se alejaba en el horizonte rumbo a aguas nuevas. La gente en el muelle comenzó a retirarse, Olimpuss y los demás también. Cuando volvieron a la fortaleza vieron una hoguera en las afueras, Habac, Bivika y los demás estaban quemando los cuerpos de los intrusos hallados. Olimpuss sorprendido por el tamaño de la pila, pregunto de donde los habían sacado y le dijeron como los habían encontrado. Kaia, Neshak, Tala y los demás estaban atónitos, se suponía que todo estaba limpio libre de criaturas malignas.Todo esto no hizo más que encender la polémica con respecto a la decisión de Olimpuss, pero si esa cantidad de enemigos pudo esconderse en su interior ¿no podría haber más ocultos por ahí?Entre alegre y preocupado Olimpuss no dio marcha atrás y decretó que la fortaleza había sido oficialmente tomada y era su nueva base central. Ante esto todos los tenientes y oficiales de rango se inclinaron saludando respetuosamente. A un lado de pie Habac y Bivika observaban todo atentamente, mientras se preguntaban si por fin la fortaleza era segura.La respuesta tardaría menos de lo que esperaban.-¡Maldición! ese par de estúpidos, solo lograron ponerme en ridículo, acaso me creen idiota, tomé la decisión que considere más pertinente acaso no lo pueden ver. Todo es quejas, llanto, piden y piden cosas por aquí y por allá. Estoy hartándome de todo esto, que no les basta la victoria que quieren más, más y más -exclamo airado Olimpuss- esto fue cosa de esos dos o quizá tal vez Zellkairi les pidió que lo hagan, no dudo de sus buenas intenciones pero me perjudicaron demasiado.Furioso arrojó una jarra contra la pared que reventó en pedazos. El sonido atrajo a uno de los guardias.-No hay problema todo está bien soldado, vuelva a su puesto. Voy a descansar un poco- agrego el general ya más calmado. El guardia cerró la puerta y retomo su puesto de guardia.Esa noche Ya muy tarde, Olimpuss estaba recostado en su cama leyendo, cuando oyó un sonido proveniente de las paredes, cogió su espada

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evitando hacer ruido. Sigilosamente se puso de pie y se acercó a la pared dispuesto a encontrar el lugar de procedencia del sonido. Comenzó a golpear suavemente las paredes para descubrir si alguna sección era hueca pero no halló nada. De pronto el sonido desapareció, pensando que podía no ser nada o tal vez su imaginación jugándole una mala jugada dejó su espada a un lado y se dio media vuelta retornando a su lectura.Un par de muertos vivos salieron de un lado de la pared atacándolo por sorpresa, Olimpuss había dejado su espada en el otro lado de la habitación cerca de la mesa. Furioso de una patada empujo a uno de los revividos que cayo tumbando la mesa, por fin tomo su espada y decapitó al otro muerto que cayó pesadamente. La puerta de su habitación se abrió, Iza que estaba de guardia junto a Gad otro teniente de confianza de Oli, entró y lanzó sus espadas cortas a otros dos muertos más que salían del agujero en la pared. Estas se clavaron en la cabeza de ambos revividos, luego tiro de las cadenas sujetas al mango de las espadas, al desprenderse las espadas arrancaron las cabezas de los no muertos decapitándolos. Gad salto por encima de Iza y decapito a otro más que salía de la pared.La experiencia en combate les había enseñado que decapitar a los revividos es la mejor forma de deshacerse de ellos.Tras examinar el agujero por el que entraron a la habitación dieron con un pequeño salón donde había otros tres muertos vivientes que fueron eliminados sin problema. Solo había una puerta en esa habitación pero por más que intentaron no lograron abrirla, aparentemente esas criaturas se quedaron encerradas allí y lograron romper la pared falsa que conducía a la habitación de Olimpuss.Una vez que se aseguró el área Iza y Gad disfrazaron el olor con perfumes e incienso haciendo esa habitación más aceptable. Apostaron cuatro guardias en ese lugar para protección del general y así evitar cualquier suceso futuro.

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Olimpuss les ordeno no mencionar a nadie nada de lo ocurrido esa noche no quería que se alarme nadie más, pero redoblo la guardia en cada sector de la fortaleza para mantener la seguridad al máximo. Se deshicieron de los cuerpos arrojándolos a un foso.

Olimpuss ya no podía dormir en las noches estaba algo nervioso, no quería alimentar de disconformidad a aquellos que no estuvieron de acuerdo con él. Hacer público aquel suceso solo reforzaría el concepto de haber sido una mala decisión, acuartelarse en aquel sitio maldito. Y eso era lo último con lo que deseaba lidiar, por ello se mantuvo un solemne silencio.Gad e Iza aunque al principio no lo querían reconocer por su lealtad a Olimpuss, comenzaron a dudar de su decisión. Sobre todo al oír el descontento de la mayoría de guardias que ya murmuraban opiniones con en contra. Pero ambos eran oficiales de confianza y los más cercanos al General no obstante la actitud de su líder había sido errática y eso era demasiado alarmante para dejarlo pasar.Las noches llegaban y sus sueños cambiaron por pesadillas recurrentes, sus recuerdos llegaban a él en oleadas. Recordando a sus seres queridos fallecidos y suponiendo el modo en que murieron una y otra vez. El rostro del general se llenó de ojeras enormes, sus más cercanos notaron el cambio intentando saber la razón. Pero el general no daba razón y permanecía en silencio.Una de esas noches algo extraño ocurrió.- Olimpuss, ayudameeee, ayudameeee, porque no me oyes, Olimpuss, veeeen a ayudarmeeee.-¡Nooooooooo!- despertó Olimpuss, sudando terriblemente, las manos le temblaban de un modo incontrolable, pero solo era una pesadilla o eso creía.Los guardias apostados en el salón contiguo entraron por el agujero de inmediato, en ese mismo instante se abrió la puerta de la habitación de

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Olimpuss. Esta vez estaba Gad de guardia con Bivika. El general visiblemente afectado dijo nerviosamente “No es nada, solo un mal sueño, vuelvan a su guardia”. Los cuatro guardias entraron por el agujero a vigilar la habitación contigua. Gad estaba saliendo pero Bivika seguía mirando a Olimpuss sintiendo que algo andaba mal. Finalmente Gad dijo en voz alta ¡Bivika! la hermosa asesina reacciono como despertando de un trance y salió apresurada cerrando la puerta. Olimpuss se levantó y camino hacia la mesa intentando servirse agua, pero el jarrón en su mano tembló tanto que no pudo llenar su vaso, derramando el agua en el suelo.-Olimpuus, ayudameeee, ayudameeeee- se oyó y el general dio un sobresalto aterrado. Esa era la voz que oyó en sus sueños, pero como podía escucharla si ya estaba despierto, la voz era muy real. Sin hacer ruido entro por el agujero que daba a la habitación contigua de la que noches antes habían salido los muertos vivos. Cogiendo sigilosamente su cinto tomo con una mano su espada y en la otra una antorcha. Por alguna razón los cuatro guardias estaban como dormidos muy profundamente, tanto que Olimpuss paso entre ellos. Camino hacia la puerta que no habían podido abrir, pero esta vez cuando la toco, esta se abrió suavemente. El interior era oscuro pero con la antorcha podía al menos ver algo.-Olimpuss, ayudameeee, ayudameee- nuevamente oyó la voz, ya decidido entro por el pasaje, apenas dio unos pasos adentro la puerta se cerró. No logro abrirla esta vez, los guardias del otro lado no oyeron sus gritos por ayuda. Ya sin alternativa continúo caminando por aquel corredor. La voz seguía llamándolo y él seguía el sonido de aquella voz que no lograba identificar, pero decidido a encontrar su procedencia. A pesar de no reconocer la voz, le resultaba en cierto modo familiar. Ese pasaje era largo y angosto y parecía tragarse la luz de su antorcha. Había algo

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siniestro impulsándolo a seguir. Y así el general Olimpuss continuo caminando durante mucho, mucho tiempo…Adentrándose, más y más hasta perderse.- Cuidado “valientes rebeldes” esas aguas ocultan un poder que nunca habían visto y en la superficie desataré tormentas. Tengo mucho tiempo preparando el recibimiento digno para ustedes.-¿Mi señor?-Desata a las tormentas, quiero que exterminen a toda la tripulación y quiero ese barco en el fondo del mar. -¿Algo más, mi señor?-No quiero que los maten rápido, que sea lento, deben sufrir. -Y si sobreviven, mi señor.-Hahaha, eso es lo más divertido de todo. Si llega a darse el caso y logran sobrevivir la tormenta. El mar los tragará y allá abajo tengo otra sorpresa para ellos. -Usted siempre está un paso adelantado a sus enemigos, mi señor.-¿Un paso? ¡No! cinco.

Continuara…

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