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BARRERAS DE ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Y VULNERACIONES AL DERECHO A LA DEFENSA CONTENIDOS EN LA
LEY 1676 DE 2013 –GARANTÍAS MOBILIARIAS-
PROYECTO DE GRADO
MARÍA MERCEDES VÉLEZ VÁSQUEZ
JOSÉ LUIS SÁNCHEZ RIVERA
Asesor de investigación
YECID ECHEVERRY ENCISO
UNIVERSIDAD ICESI
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
MAESTRÍA EN DERECHO
SANTIAGO DE CALI
2017
2
TABLA DE CONTENIDO
INTRUDUCCIÓN
I. LEY 1676 DEL 20 DE AGOSTO DE 2013 ¿UN NUEVO RÉGIMEN DE GARANTÍAS
MOBILIARIAS EN EL SISTEMA JURÍDICO COLOMBIANO?Error! Bookmark not
defined.
1. Objeto y ámbito de aplicación………………………………………….…………….…….5
2. Garantías mobiliarias ¿un nuevo concepto jurídico?...……………………….……..….6
3. Constitución de las garantías mobiliarias…………………………………...................11
4. Tipo de obligaciones que pueden ser garantizadas y los bienes que sirven para
ello……………………………………………………………………………………………...14
5.- Oponibilidad de las garantías mobiliarias……………………………………..............15
6.- Mecanismos de ejecución de las garantías mobiliarias………………………………16
II. DERECHO DE ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Y DERECHO
A LA DEFENSA COMO GARANTIAS FUNDAMENTALES INVIOLABLES…...….....20
III. APARTES NORMATIVOS DE LA LEY 1676 DE 2013 QUE VIOLAN
OSTENSIBLEMENTE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES A LA DEFENSA Y
ACCESO A LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA DE LOS DEUDORES -
GARANTES………………………………………………………..…………….……………24
CONCLUSIONES………………...………………………………..…………………………42
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………… ……………………………….44
3
INTRODUCCIÓN
La expedición y entrada en vigencia de la Ley 1676 de 2013 por medio de la
cual se promueve el acceso al crédito y se dictan normas sobre garantías
mobiliarias, trae consigo cambios 1 en el régimen de garantías que venía
operando en Colombia y, por ende, es importante que todos los actores
jurídicos (abogados litigantes, jueces, magistrados y doctrinantes) tengan
presente las implicaciones que conlleva este nuevo sistema, las principales
modificaciones que ocasionó y la relación desigual que impone entre el
acreedor y el deudor, la cual resulta violatoria de los derechos fundamentales a
la defensa y acceso a la administración de justicia de éste último.
Ello es relevante, pues las garantías constitucionales en mención consagradas
en los artículos 29 y 229 de la Carta Magna no pueden ser desconocidas por
leyes de inferior jerarquía y si bien el Congreso tiene una amplia facultad de
configuración legislativa, esa autonomía se encuentra limitada, pues las
cámaras no pueden, so pretexto de esa potestad, legislar en forma tal que se
entorpezca o se restrinja el libre ejercicio de los derechos fundamentales en
referencia.
De acuerdo a lo anterior, en aras de ilustrar al lector sobre el contenido de Ley
1676 de 2013, en la primera parte de este documento se hará un breve estudio
sobre el objeto y ámbito de aplicación de la referida norma, así como el
concepto sobre la garantía mobiliaria, la forma como se constituyen las
mismas, el tipo de obligaciones que pueden ser garantizadas y los bienes que
sirven para ello, la oponibilidad de las garantías y los mecanismos de ejecución
establecidos para su efectividad. Posteriormente, se hará un análisis sobre los
derechos fundamentales a la defensa y acceso a la administración de justicia
con base en la jurisprudencia emitida por la Honorable Corte Constitucional
para, finalmente, determinar los apartes normativos de la Ley 1676 de 2013
que vulneran ostensiblemente dichas garantías constitucionales en cabeza de
los deudores. 1 Entiéndase la palabra “cambios” como una subsunción de la figura jurídica de la prenda que venía siendo regulada por los Códigos Civil y Comercial.
4
Ahora bien, es necesario advertir que esta monografía tiene, entre otras, la
finalidad de sentar un precedente para futuras investigaciones que puedan
servir de fundamento a una posible demanda de inconstitucionalidad contra la
Ley 1676 de 2013.
5
I. LEY 1676 DEL 20 DE AGOSTO DE 2013 ¿UN NUEVO RÉGIMEN DE
GARANTÍAS MOBILIARIAS EN EL SISTEMA JURÍDICO COLOMBIANO?
1. OBJETO Y ÁMBITO DE APLICACIÓN
De acuerdo con el artículo primero de la Ley 1676 de 2013, el objeto de esa
normatividad es incrementar el acceso al crédito mediante la ampliación de
bienes, derechos o acciones que pueden ser objeto de garantía mobiliaria
simplificando la constitución, oponibilidad, prelación y ejecución de las mismas.
Así mismo, el artículo segundo, se aplica a la constitución, oponibilidad,
prelación y ejecución de garantías mobiliarias sobre obligaciones de toda
naturaleza, presentes o futuras, determinadas o determinables y a todo tipo de
acciones, derechos u obligaciones sobre bienes corporales, bienes
incorporales, derechos o acciones u obligaciones de otra naturaleza sobre
bienes muebles o bienes mercantiles.
De lo anterior, se colige que el fin de la Ley 1676 de 2013 es incrementar el
acceso al crédito, y para ello intenta aumentar la gama de bienes, derechos o
acciones que el deudor puede dar en garantía al acreedor para responder por
el pago de la obligación incentivando, de esta manera, que las entidades
bancarias, financieras y, en general, todas las personas que se dedican al
préstamo de dinero tengan una mayor disponibilidad a facilitar el crédito, pues
el riesgo de incumplimiento puede ser cubierto de forma rápida y efectiva por
medio de una garantía, lo que conlleva la disminución del peligro de pérdida
para el acreedor.
Sin embargo, ¿por qué era necesario hacer este tipo de cambios? Según el
doctor Fabio Andrés Bonilla Sanabria,2 de acuerdo con:
“…las estadísticas manejadas por la Superintendencia de Sociedades y de Industria y Comercio3, entidades que promovieron activamente el proyecto de ley que culminó en la aprobación de la Ley 1676 de 2013, hasta abril de
2 BONILLA SANABRIA, Fabio Andrés. Artículo publicado en la Revist@ e- Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “El nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias”. P. 2 3 CORREA, Alexander. Estudio Económico “Las Garantías Mobiliarias en la Promoción de La Competencia y el Acceso al Crédito en Colombia”. Estudio contratado por la Delegatura de Protección de la Competencia de la Superintendencia de Industria y Comercio. Octubre 2011 P.5 y ss.
6
2013, solo el 12% de las PYMES4 en Colombia tenían acceso al crédito. En consecuencia, la estadística puso en evidencia que las PYMES no tienen acceso a fuentes de financiamiento reguladas que les permitan aumentar su productividad y crecimiento. Bajo este contexto, el propósito aparente de la Ley 1676 es el de modernizar el régimen de garantías en Colombia de modo que al incorporarse un sistema eficiente de garantías mobiliarias se logre entre otros efectos, un aumento en las fuentes de financiación.”
Cambios, que si bien esas grandes corporaciones consideraron precisos para
conseguir el objetivo trazado de incrementar el acceso al crédito y mejorar la
economía del país, como lo veremos más adelante, no justifican los medios
adoptados en la Ley 1676 de 2013 para llegar a esos fines.
2. GARANTÍAS MOBILIARIAS ¿UN NUEVO CONCEPTO JURÍDICO?
El artículo 3° de la Ley 1676 de 2013 intenta darnos un concepto sobre
garantía mobiliaria refiriéndola a toda operación que tenga como efecto
garantizar una obligación con los bienes muebles del garante5.
A partir de esa definición, enfatiza que cuando en otras disposiciones legales
se haga referencia a las normas sobre prenda, prenda civil o comercial, con
tenencia o sin tenencia, prenda de establecimiento de comercio, prenda de
acciones, anticresis, bonos de prenda, prenda agraria, prenda minera, prenda
del derecho a explorar y explotar, volumen aprovechable o vuelo forestal,
prenda de un crédito, prenda de marcas, patentes u otros derechos de análoga
naturaleza, derecho de retención, y a otras similares, dichas figuras se
considerarán garantías mobiliarias.
De esta manera, de acuerdo con la norma en comento, cualquiera que sea el
acto o negocio jurídico en el que se garantice una obligación a favor de un
acreedor con bienes muebles del garante, deberá denominarse garantía
mobiliaria.
4 Pyme es el acrónimo de pequeña y mediana empresa. Se trata de la empresa mercantil, industrial o de otro tipo que tiene un número reducido de trabajadores y que registra ingresos moderados. 5 Llámese garante a la persona natural, jurídica, entidad gubernamental o patrimonio autónomo, sea el deudor o un tercero, que constituye una garantía mobiliaria; el término garante también incluye, entre otros, al comprador con reserva de dominio sobre bienes en venta o consignación, y al cedente o vendedor de cuentas por cobrar, y al cedente en garantía de un derecho de crédito. (Ley 1676 de 2013 art. 8)
7
Sobre este aspecto, consideramos en primer término, que esta definición deja
de lado aquellas operaciones que tienen como fin garantizar una obligación con
los bienes inmuebles, sea por adhesión o por destinación6 de propiedad del
garante, las cuales contempla la Ley 1676 de 2013 en sus artículos 5 y 59. De
igual forma, excluye los gravámenes judiciales y tributarios a los cuales dicha
normatividad les da el calificativo de garantías mobiliarias tal como lo prevé el
artículo 9° Ejusdem.
Por lo tanto, consideramos que el artículo 3° de la Ley 1676 de 2013 debe ser
redefinido para que ofrezca al intérprete jurídico una idea más completa de lo
que debe entenderse por garantías mobiliarias.
Ahora bien, ¿podrían considerarse las garantías mobiliarias como un nuevo
concepto jurídico? o, por el contrario, ¿estamos frente a una sustitución
conceptual de lo que ya se conocía como prenda sobre bienes muebles?
Recuérdese que el artículo 2409 del Código Civil, desde hace mucho tiempo,
venia definiendo que “Por el contrato de empeño o prenda se entrega una
cosa mueble a un acreedor para la seguridad de su crédito”. Frente a este
planteamiento, el doctor Fabio Andrés Bonilla Sanabria 7 expone que, no
obstante las dificultades conceptuales de la Ley 1676 de 2013, “el efecto que
causa parece ser el de sustituir el concepto de prenda como la garantía sobre
bienes muebles, pasando al de garantía (real) sobre bienes diferentes a los
inmuebles.”
Al respecto, consideramos que le asiste razón al jurista en mención, en el
sentido de que las garantías mobiliarias son en sí mismas un nuevo concepto
jurídico, empero, creemos que no sustituye lo que veníamos conociendo como
prenda sino que, por el contrario, la subsumió en un concepto más amplio.
6 Al respecto, debe tenerse en cuenta que los inmuebles por adhesión y por destinación, en sí
mismos, son muebles que se han adherido a un inmueble o que se ha destinado para el cuidado o productividad de este último. Ver. Artículos 657 y 658 del Código Civil, por lo tanto, la Ley 1676 de 2013 nada incide en el régimen de las hipotecas. 7 BONILLA SANABRIA, Fabio Andrés. Artículo publicado en la Revist@ e- Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “El nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias” Op. Cit. Página 5
8
A esta conclusión llegó la Superintendencia de Sociedades 8 al analizar el
régimen de derogatorias que establece el artículo 91 de la Ley 1676 de 2013, y
realizar un esquema sobre las normas derogadas y modificadas expresamente
por ese artículo de la siguiente forma:
(i) Normas derogadas expresamente:
Código Civil
Artículo Contenido
2414 Prenda sobre crédito
2422 inc. 2 Remate de la cosa empeñada y prohibición de pacto comisorio
2427 Efectos de la insuficiencia del precio obtenido en el remate
Código de Comercio
Artículo Contenido
1203 Estipulaciones ineficaces
1208 Formalidades y oponibilidad
1209 Contenido del documento
1210 Reglas relativas al registro
(ii) Normas modificadas expresamente:
Código Civil
Artículo Contenido
2425 Valor del bien para adjudicación directa
Código de Comercio
Artículo Contenido
1213 En cuanto remite al registro mercantil
Por fuera queda un tercer grupo de normas que no fueron modificadas ni
derogadas expresamente por la Ley de garantías mobiliarias, y que deben
subsistir dentro del contexto de dicho régimen, entre las cuales se encuentran
las siguientes:
8 En decisión tomada dentro de la Audiencia de Resolución de Objeciones que se llevó a cabo en el proceso de insolvencia – Ley 1116 de 2006- adelantado por DANIEL FERNANDO ARENAS LEÓN. Expediente No. 77513.
9
(iii) Normas no derogadas ni modificadas expresamente:
Código Civil
Artículo Contenido
2409 Concepto
2410 Accesoriedad
2411 Carácter real
2412 Capacidad para prendar
2413 Capacidad para prendar
2415 Prenda sobre bien de tercero
2416 Prenda sobre bien de tercero
2417 Prenda contra la voluntad del deudor
2418 Pérdida de tenencia del acreedor
2419 Conservación del bien prendado
2420 Responsabilidad del acreedor prendario
2421 Alcance de la garantía prendaria
2422 Venta de pública subasta
2423 Venta de pública subasta
2424 Pago para evitar pública subasta
2426 Restitución del bien prendado
2428 Restitución del bien prendado - frutos
2429 Venta del bien prendado por el deudor
2430 Indivisibilidad de la prenda
2431 Extinción de la prenda
2497 y 2498 Ubicación de los créditos prendarios en la segunda clase de la prelación de créditos
Código de Comercio
Artículo Contenido
1200 Alcance de la prenda con o sin tenencia
1201 Prenda de cosa ajena
1202 Subasta del bien prendado
1204 Prenda con tenencia
1205 Alcance de la garantía prendaria
10
1206 Acción prendaria con tenencia -4 años
1207 Prenda sin tenencia
1211 Prelación de prendas
1212 Responsabilidad del deudor con tenencia
1214 Prenda sobre muebles reputados inmuebles
1215 Prenda sobre frutos o productos
1216 Venta del bien prendado por el deudor
1217 Inspección a los bienes prendados
1218 Enajenación según el contrato
1219 Garantía de obligaciones futuras
1220 Acción prendaria sin tenencia – 2 años
Concluyó que esta fórmula de derogatoria:
“(…) opera para cuerpos normativos distintos de aquellos cuyas normas
fueron derogadas o modificadas expresamente, esto es Código Civil y Código
de Comercio ya que de estos dos estatutos el legislador de tomó el trabajo de
precisar las normas intervenidas. Si a esto se suma la pauta de interpretación
según la cual “cuando en otras disposiciones legales se haga referencia a las
normas sobre prenda (…) dichas figuras se considerarán garantías
mobiliarias” (art. 3, inc. 3), es claro entonces que el legislador subsumió a la
prenda en el concepto de garantía mobiliaria, ciertamente más amplio, pero a
través de una fórmula que no pasa por la derogación de la totalidad de las
normas de los Códigos Civil y de Comercio que aluden a la prenda, sino por
su integración a un régimen armónico que la propia ley denominó “sistema
unitario de garantías sobre los bienes muebles” que así se denomina el
Capítulo II del Título I de la Ley 1676 de 2013.” (Subrayado fuera de texto
original)
Visión que compartimos completamente, pues si el legislador hubiera querido lo
contrario, habría derogado expresamente todas las disposiciones relacionadas
en los cuadros anteriores.
11
3. CONSTITUCIÓN DE LAS GARANTÍAS MOBILIARIAS
Tal como lo reza el artículo 9 de la Ley 1676 de 2013 las garantías mobiliarias
se constituyen mediante contrato entre el garante y el acreedor garantizado, en
este punto es importante destacar que el origen de las mismas no solo es
contractual sino que también existen unas garantías que nacen por el ministerio
de la ley, a saber, los derechos de retención de que trata el artículo 48 de esa
misma normatividad y los gravámenes judiciales y tributarios, los cuales están
plenamente definidos en el artículo 2.2.2.4.1.2 del Decreto 1835 de 2015.9
De acuerdo a lo anterior, se hace entonces un breve recuento sobre (i) el
contenido del contrato de garantía, (ii) las formalidades del mismo, (iii) las
partes que lo integran y (iv) el carácter principal y no accesorio que lo gobierna.
(i) Las partes en el contrato de garantía.
Las partes en el contrato de garantía son el garante y el acreedor
garantizado.
De acuerdo a lo señalado por el artículo 8 de la Ley 1676 de 2013,
garante es la persona natural, jurídica, entidad gubernamental o
patrimonio autónomo, sea el deudor o un tercero, que constituye una
garantía mobiliaria; el término garante también incluye, entre otros,
al comprador con reserva de dominio sobre bienes en venta o
consignación, y al cedente o vendedor de cuentas por cobrar, y al
cedente en garantía de un derecho de crédito.
Por su parte, el artículo 2.2.2.4.1.2 del Decreto 1835 de 2015 define
al acreedor garantizado como la persona natural, jurídica, patrimonio
autónomo, encargo fiduciario o entidad gubernamental que inscribe
o permite inscribir bajo esa calidad los formularios de registro.
9 Por el cual se modifican y adicionan normas en materia de Garantías Mobiliarias al Decreto Único Reglamentario del Sector Comercio, Industria y Turismo, Decreto número 1074 de 2015, y se dictan otras disposiciones.
12
De esta manera, garante no es más que el deudor o dueño del bien
mueble dado en garantía según sea el caso y acreedor garantizado
no es más que, como su nombre lo indica, el acreedor de la
obligación con base en la cual se ha dado dicho bien.
(ii) Contenido del contrato de garantía.
El artículo 14 de la Ley 1676 de 2013 establece que el contrato de
garantía mobiliaria debe contener cuanto menos:
- Los nombres, identificación y firmas de los contratantes.
- El monto máximo cubierto por la garantía mobiliaria.
- La descripción genérica o específica de los bienes dados en
garantía y
- Una descripción de las obligaciones garantizadas, sean presentes
o futuras o de los conceptos, clases, cuantías o reglas para su
determinación.
Lo anterior significa que los requisitos señalados son apenas los
mínimos de dicho acuerdo de voluntades, lo cual conlleva a que, en
principio, son las partes quienes de acuerdo a sus intereses le dan
forma al contrato y establecen su contenido integral.
Ahora bien, no podemos perder de vista que este tipo de convenios,
en su inmensa mayoría, van a ser celebrados por entidades que se
dedican a la actividad crediticia, las cuales, de acuerdo a la
costumbre mercantil, no discuten con el cliente las cláusulas que va
a contener dicha convención sino que las mismas ya vienen
establecidas en un formato único previamente creado –llámese
contrato de adhesión-.
Teniendo en cuenta lo precedente, si la norma en cita solo indica
requisitos mínimos de contenido que debe tener el contrato de
garantías, dejando abierta la posibilidad de que se pacte cualquier
13
otro tipo de cláusulas ¿Cuál debe ser el límite de las mismas?
Por suerte, existe el Estatuto del Consumidor Financiero (Ley 1328
de 2009) el cual consagra aquellas cláusulas que por ser abusivas
se deben tener por no escritas en el contrato de adhesión, como por
ejemplo, las que prevean o impliquen limitación o renuncia al
ejercicio de los derechos de los consumidores financieros, las que
inviertan la carga de la prueba en perjuicio del consumidor financiero
y cualquiera otra que limite los derechos de los consumidores
financieros y deberes de las entidades vigiladas derivados del
contrato, o exonere, atenúe o limite la responsabilidad de dichas
entidades, y que puedan ocasionar perjuicios al consumidor
financiero, entre otras.10
En suma, el contenido del contrato de garantía mobiliaria deberá
cumplir con lo ordenado en el artículo 14 de la Ley 1676 de 2013 y
en lo demás se sujetara a la voluntad de las partes, lo cual,
tratándose de contratos de adhesión, deberá someterse a lo que
sobre el régimen de cláusulas abusivas establece el Estatuto del
Consumidor Financiero.
(iii) Formalidades del contrato de garantía.
Sobre este punto, los artículos 14, 15 y 16 de la Ley 1676 de 2013
prevén que el contrato de garantía deberá celebrarse a través de
documento, el cual puede ser escrito, en mensaje de datos o
mensajes o comunicaciones electrónicas que dejen una evidencia
permanente del consentimiento de las partes en la constitución de la
garantía conforme a lo previsto en la Ley 527 de 199911, así mismo,
indica que las firmas de los contratantes podrán ser electrónicas de
acuerdo a lo que establece dicha ley.12
10 Frente al tema, consultar los artículos 11 y 12 de la Ley 1328 de 2009. 11 Ver artículo 6 de la Ley 527 de 1999. 12 Ver artículo 7 de la Ley 527 de 1999.
14
(iv) Contrato de garantía, ¿principal o accesorio?
Este punto ha sido una de las novedades que trae la Ley de
Garantías Mobiliarias, pues mientras el artículo 2410 del Código Civil
-que curiosamente sigue vigente- prescribe que la prenda es
accesoria por cuanto supone la existencia de una obligación
principal que garantiza, el artículo 3 de la Ley 1676 de 2013
establece que el contrato a través del cual se constituye la garantía
tiene el carácter de principal.
4. TIPO DE OBLIGACIONES QUE PUEDEN SER GARANTIZADAS Y LOS
BIENES QUE SIRVEN PARA ELLO
De conformidad con el artículo 7 de la Ley 1676 de 2013 se pueden garantizar
mediante una garantía mobiliaria las siguientes obligaciones:
(i) El capital, los intereses corrientes y moratorios que se generen.
(ii) Las comisiones que deban ser pagadas al acreedor garantizado.
(iii) Los gastos en que incurra el acreedor garantizado para la guarda y
custodia de los bienes en garantía, pactados previamente en el
contrato.
(iv) Los gastos en que incurra el acreedor garantizado con motivo de los
actos necesarios para llevar a cabo la ejecución de la garantía.
(v) Los daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento de la
obligación garantizada, que sean cuantificados judicialmente, o en
virtud de un laudo arbitral o mediante un contrato de transacción.
(vi) La liquidación convencional de daños y perjuicios cuando hubiere
sido pactada.
(vii) Las diferencias de tasas de interés o de cambio, cuando hubiere
sido pactado.
15
En igual sentido, la mencionada normatividad establece que las garantías
mobiliarias pueden constituirse sobre:
(a) Cualquier bien mueble salvo aquellos cuya utilización como
garantía este prohibida por ley imperativa o de orden público (art. 4).
(b) Bienes inmuebles por adhesión o destinación que puedan
separarse del inmueble sin que se produzca detrimento físico de
este (art. 5).
(c) Bienes futuros, es decir, aquellos que todavía no son de propiedad
del garante al momento de la constitución de la garantía mobiliaria.
(d) Bienes inmateriales tales como: (i) derechos sobre bienes
existentes y futuros sobre los que el garante adquiera derechos con
posterioridad a la constitución de la garantía mobiliaria (ii) derechos
patrimoniales derivados de la propiedad intelectual (iii) derecho al
pago de depósitos de dinero (iv) acciones, cuotas y partes de interés
(v) derechos a reclamar el cumplimiento de un contrato (salvo los
intuitu personae) (vi) en general todo otro bien mueble, incluidos los
fungibles, corporales e incorporales, derechos, contratos o acciones
a los que las partes atribuyan valor económico (art. 6).
5.- OPONIBILIDAD DE LAS GARANTÍAS MOBILIARIAS
De conformidad con el artículo 21 de la Ley 1676 de 2013 una garantía
mobiliaria es oponible frente a terceros por la i) inscripción de la misma en el
registro13, sin que se requiera inscripción adicional en el registro Mercantil o ii)
por la entrega de la tenencia o iii) por el control de las cuentas bancarias.
De otra parte, “es preciso distinguir entre bienes que tienen un registro especial
(p. ej. Marcas y patentes) y los que no (ej: nombre comercial – cuyo depósito
es voluntario). En caso de tener un registro especial, las garantías deberán
13 El registro es un sistema de archivo, de acceso público a la información de carácter nacional, que tiene por objeto dar publicidad a través de Internet, en los términos de la presente ley, a los formularios de la inscripción inicial, de la modificación, prórroga, cancelación, transferencia y ejecución de garantías mobiliarias (art. 38 de la Ley 1676 de 2013). Dicho registro es administrado por Confecámaras.
16
tener un doble registro: tanto el propio de la naturaleza de los bienes objeto de
garantía como el que corresponde a las garantías mobiliarias creado en la Ley
1676 de 2013. Sin embargo, la ley impone un deber a las entidades
encargadas de llevar el registro especial, debiendo informar al registro de
garantías cualquier inscripción de garantías en el primero (…) Si por el
contrario se trata de bienes de propiedad intelectual que no están sujetos a un
registro especial, la garantía debe inscribirse en el registro de garantías para
efectos de su oponibilidad”14
6.- MECANISMOS DE EJECUCIÓN DE LAS GARANTÍAS MOBILIARIAS
La Ley 1676 de 2013 establece tres formas de ejecución:
(i) Pago directo:
Se encuentra contemplado en el artículo 60 de la mencionada
normatividad y permite al acreedor satisfacer el crédito directamente
con los bienes dados en garantía por el valor del avalúo que realice
un perito escogido por sorteo de la lista que para tal fin disponga la
Superintendencia de Sociedades. Lo anterior, se efectúa sin
necesidad de intervención de autoridad judicial o administrativa
investida de facultades jurisdiccionales.
Ahora bien, en caso de que el garante no realice la entrega
voluntaria de los bienes que estén en su poder el acreedor
garantizado puede solicitar a la autoridad jurisdiccional competente,
que libre orden de aprehensión y entrega. En este sentido, es
importante aclarar que no se trata de una demanda sino de una
mera solicitud en la cual el juzgador se limita a efectuar la entrega
del bien objeto de garantía.
14 BONILLA SANABRIA, Fabio Andrés. artículo publicado en la Revist@ e- Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “El nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias”. Op. Cit. Pag. 5
17
Finalmente, cabe señalar que con la mencionada disposición se
derogó de manera tácita la prohibición de pacto comisorio estipulada
en los artículos 2422 del Código Civil y 1203 del Código de
Comercio, que proscribía la posibilidad de que el acreedor se
apropiara directamente del bien dado en garantía, sin intervención
judicial.
(ii) Ejecución judicial por adjudicación o realización de la garantía
real:
Esta forma de ejecución se encuentra consagrada en el art. 61 de la
Ley 1676 de 2013 y se refiere a la posibilidad que tiene el acreedor
de demandar desde un principio la adjudicación del bien dado en
garantía, a fin de obtener la satisfacción de su crédito.
Este trámite se encuentra regulado por los artículos 467 y 468 del
Código General del Proceso, no obstante, tiene unas previsiones
especiales contenidas en el art. 61 de la Ley 1676 de 2013, en el
cual se dispone que previa la formulación de la demanda el acreedor
debe inscribir el formulario registral de ejecución en el registro de
garantías mobiliarias. Adicionalmente, se establecen los
mecanismos de defensa que puede proponer el deudor y la forma
como se tramitaran los mismos, los cuales serán objeto de análisis
en el acápite tercero de este documento.
(iii) Ejecución especial:
Dicho trámite se encuentra regulado en los artículos del 62 al 71 de
la Ley 1676 de 2013 y procede en los siguientes eventos: a) cuando
exista mutuo acuerdo entre acreedor y deudor acerca de esta forma
de ejecución b) cuando el acreedor sea el tenedor del bien dado en
garantía c) cuando el acreedor tenga derecho legal de retención del
bien d) cuando el bien tenga un valor inferior a (20) salarios mínimos
legales mensuales vigentes e) cuando se cumpla un plazo o una
18
condición resolutoria de una obligación, siempre que se haya
previsto expresamente la posibilidad de la ejecución especial f)
cuando el bien sea perecedero.
De esta forma de ejecución conocen los notarios y las Cámaras de
Comercio y se tramita de la siguiente forma:
- El acreedor deberá realizar la inscripción del formulario registral de
ejecución que se lleva en Confecámaras, el cual anexará a la
solicitud que radique ante el notario o Cámara de Comercio. Dichos
entes deberán enviar una copia de la inscripción de la ejecución al
garante, no obstante, en caso de que se haya convenido
previamente por las partes que el acreedor avise directamente al
deudor acerca de la ejecución, aquel podrá enviar la comunicación
correspondiente sin necesidad de solicitarlo al notario o a la Cámara
de Comercio.
Al respecto, debe tenerse en cuenta que la inscripción del formulario
registral de ejecución produce dos efectos: a) la notificación del inicio
de la ejecución (art. 65 No. 1 Ley 1676 de 2013) y b) suspende el
derecho del garante de enajenar los bienes dados en garantía y en
caso de hacerlo deberá responder por los perjuicios ocasionados
(art. 65 parágrafo 1 de la misma ley).15
Igualmente, el garantizado debe enviar una copia del formulario
registral de ejecución a los demás acreedores inscritos, para que
estos dentro de un término de cinco (5) días siguientes a al recibo de
la comunicación comparezcan a fin de hacer valer sus derechos.
-A partir del momento en que el deudor reciba copia de la inscripción
de la ejecución tiene diez (10) días para oponerse a la ejecución y
en caso de oposición se le dará el tramite previsto en los artículos 66
15 ESPINAL LÓPEZ, Juan Carlos. Reflexiones Sobre la Adjudicación Especial de la Garantía. p.467
19
y 67 de la Ley 1676 de 2013 dependiendo de si se trata de las
contempladas taxativamente en dicha norma o son de otro tipo,
respecto de lo cual se hará énfasis en el acápite tercero de este
documento.
20
II. DERECHO DE ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Y
DERECHO A LA DEFENSA COMO GARANTÍAS FUNDAMENTALES
INVIOLABLES
El artículo 228 de la Constitución Política establece que la administración de
justicia es una función pública y, por tanto, a través de aquella se pretenden
garantizar los fines del Estado Social de Derecho, entre ellos, un orden político,
económico y social justo, promover la convivencia pacífica, velar por el respeto
a la legalidad y la dignidad humana, asegurar la protección de los asociados en
su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades públicas16. En
este sentido, el artículo 1 de la Ley 270 de 1996 establece que: “La
administración de justicia es la parte de la función pública que cumple el Estado
encargada por la Constitución Política y la ley de hacer efectivos los derechos,
obligaciones, garantías y libertades consagrados en ellas, con el fin de realizar
la convivencia social y lograr y mantener la concordia nacional”.
Ahora bien, el derecho de acceso a la administración de justicia se encuentra
consagrado en el artículo 229 de la Constitución Política el cual establece que
“Se garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de
justicia. La ley indicará en qué casos podrá hacerlo sin la representación de
abogado”. A su vez el artículo 2 de la Ley 270 de 1996 consagra el deber del
Estado de garantizar el acceso de todos los asociados a la administración de
justicia.
Teniendo en cuenta lo precedente, el derecho a la administración de justicia ha
sido definido por la jurisprudencia constitucional como “la posibilidad reconocida
a todas las personas residentes en Colombia de poder acudir en condiciones de
igualdad ante los jueces y tribunales de justicia, para propugnar por la
integridad del orden jurídico y por la debida protección o el restablecimiento de
sus derechos e intereses legítimos, con estricta sujeción a los procedimientos
16 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia T-283 del 16 de mayo de 2013. Magistrado Ponente: Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
21
previamente establecidos y con plena observancia de las garantías sustanciales
y procedimentales previstas en las leyes”17.
De lo anterior, se colige que el acceso a la jurisdicción no solo es un derecho
de los ciudadanos sino que impone a las autoridades estatales la obligación de
que dicho servicio sea real y efectivo. Al respecto, la Corte Constitucional en
sentencia T-283 de 2013 expuso:
“(…) las obligaciones que los estados tienen respecto de sus habitantes pueden dividirse en tres categorías, a saber: las obligaciones de respetar, de proteger y de realizar los derechos humanos. En primer lugar, la obligación de respetar el derecho a la administración de justicia implica el compromiso del Estado de abstenerse de adoptar medidas que tengan por resultado impedir o dificultar el acceso a la justicia o su realización. Asimismo, conlleva el deber de inhibirse de tomar medidas discriminatorias, basadas en criterios tales como el género, la nacionalidad y la casta. En segundo lugar, la obligación de proteger requiere que el Estado adopte medidas para impedir que terceros interfieran u obstaculicen el acceso a la administración de justicia del titular del derecho. En tercer lugar, la obligación de realizar implica el deber del Estado de (i) facilitar las condiciones para el disfrute del derecho y, (ii) hacer efectivo el goce del derecho. Facilitar el derecho a la administración de justicia conlleva la adopción de normas y medidas que garanticen que todas las personas, sin distinción, tengan la posibilidad de ser parte en un proceso y de utilizar los instrumentos que la normativa proporciona para formular sus pretensiones”.
En este orden de ideas, el Estado tiene la obligación de garantizar el acceso
de los ciudadanos a la administración de justicia de una forma eficaz y no
meramente formal, removiendo los obstáculos económicos, temporales,
espaciales, educativos, de asesoría técnica, entre otros, de tal forma que no se
cercene la garantía constitucional de obtener una sentencia de fondo que
resuelva el conflicto planteado ante las autoridades judiciales, en un término
razonable y se restablezcan los derechos lesionados.
En este sentido, la jurisprudencia constitucional ha considerado que se viola el
derecho de acceso a la administración de justicia cuando la ley o la
reglamentación: “i) impidan que se profiera una decisión de fondo, ii) cuando
establecen trabas irrazonables para acudir a la justicia, iii) no observen los
términos procesales sin justificación al respecto, iv) no existieran instrumentos
17 Ibídem.
22
procesales que le permitan a los afectados acudir al Estado para resolver sus
conflictos y, v) autoricen conflictos indefinidos, esto es, cuando no respeten la
cosa juzgada ni la definición última de un conflicto”18.
Bajo este contexto, pareciere difícil que una ley imponga barreras de acceso a
la administración de justicia, no obstante, encontramos que la Ley 1676 de
2013 no garantiza dicha prerrogativa, lo que será analizado en el acápite
tercero. Así mismo, observamos que dicha normatividad tampoco protege el
derecho a la defensa del garante – deudor, razón por la cual realizaremos
algunas precisiones acerca de dicha garantía constitucional.
Al respecto, es importante mencionar que el derecho a la defensa es una de las
principales garantías del debido proceso contemplado en el artículo 29 de la
Constitución Política y ha sido definida por la Corte Constitucional como
la “oportunidad reconocida a toda persona, en el ámbito de cualquier proceso o
actuación judicial o administrativa, de ser oída, de hacer valer las propias
razones y argumentos, de controvertir, contradecir y objetar las pruebas en
contra y de solicitar la práctica y evaluación de las que se estiman favorables,
así como ejercitar los recursos que la otorga”19
La Corte Constitucional en sentencia T-544 de 2015 señaló que el derecho a la
defensa “concreta la garantía de la participación de los interlocutores en el
discurso jurisdiccional, sobre todo para ejercer sus facultades de presentar
argumentaciones y pruebas. De este modo, el derecho de defensa garantiza la
posibilidad de concurrir al proceso, hacerse parte en el mismo, defenderse,
presentar alegatos y pruebas. Cabe decir que este derecho fundamental se
concreta en dos derechos: en primer lugar el derecho de contradicción, y, en
segundo lugar, el derecho a la defensa técnica”. Así mismo, expuso que
el derecho de contradicción implica dos fenómenos diferentes, por un lado, la
posibilidad de oponerse a las pruebas presentadas en su contra y, de otro lado,
18 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia T-766 del 31 de julio de 2008. Magistrado
Ponente: Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra.
19 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia C-025 del 27 de enero de 2009. Magistrado Ponente: Dr. Rodrigo Escobar Gil
23
la facultad de la contradicción conlleva a un ejercicio legítimo de defensa
directa, dirigido a que los argumentos o alegatos propios sean oídos en el
proceso.
En virtud de lo expuesto, las garantías constitucionales del debido proceso, de
defensa y el acceso a la administración de justicia son de extrema importancia
en el curso de un proceso, pues buscan “impedir la arbitrariedad de los agentes
estatales y evitar la condena injusta, mediante la búsqueda de la verdad, con la
activa participación o representación de quien puede ser afectado por las
decisiones que se adopten sobre la base de lo actuado”20.
20 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia T-544 del 21 de agosto de 2015. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo
24
III. APARTES NORMATIVOS DE LA LEY 1676 DE 2013 QUE VIOLAN
OSTENSIBLEMENTE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES A LA DEFENSA
Y ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DE LOS DEUDORES –
GARANTES
Como expusimos al inicio de este trabajo, existen muchos artículos de la Ley
1676 de 2013 que consideramos violatorios de los derechos fundamentales a la
defensa y acceso a la administración de justicia de los deudores–garantes,
dichos artículos serán detallados uno a uno en este acápite, previa
contextualización de los mismos, con el fin de darle al lector una idea de la
forma en que serían aplicados en la realidad y el menoscabo que podrían
generarle a las precitadas garantías constitucionales de los deudores.
Sobre este aspecto es importante precisar que el anterior análisis no solo
tendrá en cuenta las disposiciones de la Ley 1676 de 2013 que consideramos
abiertamente inconstitucionales, sino que también las del Decreto 1835 de
2015 que las reglamentan.
Sentado lo anterior, empezamos con el estudio del CAPÍTULO II del TÍTULO III
de la Ley 1676 de 2013 integrado por los artículos del 23 al 30 de esa
normatividad, en ellos, se establecen las reglas que deben seguirse cuando el
bien entregado en garantía es un crédito o cuando se cede el mismo para
responder por la obligación contraída a favor del acreedor garantizado.
Es así como se prevén las pautas sobre oponibilidad de dichas garantías, la
solvencia del deudor del crédito, las responsabilidades del garante o cedente y
el cesionario o acreedor garantizado, así como las del deudor del crédito
gravado o cedido, la forma de notificación del gravamen o cesión al deudor del
crédito y el pago efectuado por este último.
De esta forma, en el artículo 30 de la precitada ley se estableció lo siguiente:
“Salvo pacto en contrario, el deudor del crédito podrá oponer en contra del cesionario o acreedor garantizado todas las excepciones derivadas del
25
contrato original o cualquier otro contrato que fuere parte de la misma transacción, que el deudor del crédito podría oponer en contra del garante. El deudor del crédito podrá oponer cualquier derecho de compensación en contra del cesionario o acreedor garantizado, siempre y cuando el derecho de compensación existiere al momento en el cual recibió la notificación. El deudor del crédito no puede oponer al cesionario o acreedor garantizado las excepciones y los derechos de compensación que tenga contra el cedente o garante en razón del incumplimiento de la cláusula de limitación a la transferencia del crédito. En el caso en que el garante y el deudor de la cuenta cedida acuerden que la misma no podrá ser cedida y que de así hacerlo el garante tenga que pagar una suma determinada como sanción, esta sanción no podrá ser deducida del pago de la totalidad del crédito cedido, salvo que el cedente sea una institución financiera. De acuerdo con lo previsto en el artículo 26, inciso 2°, el deudor de la cuenta cedida solo podrá reclamar esta sanción del garante.” (Negrilla y subraya fuera de texto original)
Nótese que en el primer inciso de ese artículo se indicó que “salvo pacto en
contrario”, el deudor del crédito podrá oponer en contra del cesionario o
acreedor garantizado todas las excepciones derivadas del contrato original o
cualquier otro contrato que fuere parte de la misma transacción, que el deudor
del crédito podría oponer en contra del garante.
De lo antepuesto, surgen las siguientes inquietudes, ¿Quiénes son los que
pueden pactar que el deudor del crédito no pueda oponer en contra del
cesionario dichas excepciones?, ¿Serán acaso el cedente y cesionario quienes
pueden hacer ese tipo de acuerdos menoscabando los derechos del deudor del
crédito gravado o cedido?, y ¿Si se establece taxativamente que el deudor del
crédito no pueda oponer las referidas excepciones, le quedará vedado a este
poder ejercer su derecho a la defensa?
Imagínese por ejemplo que Juan y Pedro hayan celebrado un crédito donde
Juan es el acreedor y Pedro el deudor, a su vez, Juan celebra un contrato de
garantía mobiliaria con Lucas a través del cual le cede en garantía a éste último
el crédito que tenía con Pedro, de esta manera, Juan sería el garante o
cedente, Lucas sería el acreedor garantizado o cesionario y Pedro sería el
deudor del crédito gravado o cedido.
26
Quiere decir lo anterior, que a la luz de la norma en cita, queda al arbitrio de
Juan y de Lucas pactar en el contrato de garantía que Pedro no pueda oponer
contra Lucas las excepciones derivadas del contrato original que celebró con
Juan y que dio origen al mutuo o crédito del cual es obligado.
Que pasaría entonces si el contrato que dio origen al crédito entre Juan y
Pedro está viciado de alguna nulidad relativa, acaso, ¿Cuándo Lucas en
calidad de cesionario le cobre el crédito a Pedro, este último no podría
proponer en su contra la excepción correspondiente para que sea declarada
dicha irregularidad?
Sin lugar a dudas, estamos frente a una clara vulneración del derecho
fundamental a la defensa de Pedro como deudor del crédito, pues en virtud del
artículo 30 de la Ley 1676 de 2013, Juan y Lucas pueden restringirle la
posibilidad de defenderse en el contexto arriba referido, con base en un pacto
que celebraron en su ausencia.
En conclusión, no debió haberse dejado el aparte “salvo pacto en contrario” en
el artículo 30 de la Ley 1676 de 2013, toda vez que se da un permiso legal al
garante y al acreedor garantizado para cercenarle al deudor del crédito gravado
o cedido, la facultad legítima que tiene para ejercer su derecho de
contradicción como parte esencial de la garantía constitucional a la defensa,
que va dirigido a que sus argumentos o alegatos sean oídos en el proceso.21
Además, en caso de que ese pacto se haga en el contrato original de mutuo
entre el acreedor y deudor, ello implicaría una disminución de la libertad
contractual, pues esa clase de convenios son en su mayoría de adhesión y el
acreedor hará renunciar al deudor de la posibilidad de oposición, violando de
entrada, las garantías constitucionales no solo a la defensa, sino también a la
libertad contractual.
21 Sobre este último punto ver. CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia T-544 del 21 de agosto de 2015. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo.
27
Otro aspecto relevante, se encuentra en el CAPITULO III del TITULO VI
artículo 60 de la Ley 1676 de 2013 en el que se establece el pago directo como
una de las formas de ejecución de las garantías mobiliarias, en virtud del cual
el acreedor puede satisfacer su crédito directamente con los bienes dados en
garantía, cuando se haya pactado por las partes o cuando el acreedor
garantizado sea el tenedor del bien. Para ello, un perito escogido por sorteo de
la lista que para tal fin disponga la Superintendencia de Sociedades realiza un
avalúo y si el valor del bien supera el monto de la obligación, el acreedor
deberá entregar el saldo correspondiente, deducidos los gastos y costos, a
otros acreedores inscritos, al deudor o al propietario del bien, lo que se lleva a
cabo sin intervención judicial.
Al respecto, podemos observar que se deja al arbitrio del acreedor descontar
los gastos y costos del valor de la obligación garantizada, lo que deja al deudor
en una condición de vulnerabilidad, toda vez que no se le da la facultad de
controvertir el monto de dichos rubros. En este sentido, dicha disposición es
violatoria del derecho de defensa, más específicamente de contradicción, pues
al garante no se le da la posibilidad de ser escuchado ni de oponerse a las
deducciones que haga unilateralmente el acreedor, impidiéndole de esta forma
el ejercicio legítimo de defensa directa.
Además, si bien el artículo 73 de la Ley 1676 de 2013 establece que “En todo
caso, quedará a salvo el derecho del deudor y del garante de reclamar los
daños y perjuicios por el incumplimiento de las disposiciones de esta ley por
parte del acreedor garantizado y por el abuso en el ejercicio de los derechos
que la ley le otorga”, dicha acción procede una vez consumado el daño, lo que
no es adecuado pues debería el deudor tener la facultad de controvertir las
actuaciones del acreedor en el momento en que se inicia la actuación y no
después de causado el daño o perjuicio. Lo ideal es prevenir y no reaccionar
ante un hecho acaecido.
Ahora bien, el artículo 2.2.2.4.2.77 del Decreto Reglamentario 1835 de 2015
establece que “la apropiación del bien en garantía por el acreedor garantizado
se hará por el valor que resulte del avalúo practicado. Cualquier inconformidad
28
o discusión relacionada con el resultado del avalúo se resolverá por el trámite
previsto en el Código General del Proceso para el proceso declarativo, una vez
apropiado por el acreedor garantizado el bien en garantía, o efectuada su
realización. La transferencia de la propiedad del bien no se verá afectada por el
resultado del trámite posterior”. Sobre este aspecto, consideramos que es
desproporcionado someter al deudor que no esté de acuerdo con el valor del
avalúo a que deba iniciar un proceso declarativo, toda vez que como es sabido
los tramites jurisdiccionales son dispendiosos, complejos, costosos, demorados
y en caso de ser de menor cuantía requieren de derecho de postulación.
Aunado a ello, si se determina que efectivamente el valor del avalúo era mayor
y el acreedor se niega a entregar el remanente al deudor, a este le tocaría
después del trámite declarativo iniciar un ejecutivo para que le devuelvan su
dinero, lo que consideramos no es una acción efectiva para el fin perseguido.
Piénsese por ejemplo que una persona hace un préstamo con una entidad
financiera para la compra de un vehículo y en el contrato de prenda se pacta
que en caso de incumplimiento el acreedor puede apropiarse directamente de
la garantía a través de la figura del pago directo contemplada en el art. 60 de la
Ley 1676 de 2013. Transcurrido un año de pagar cumplidamente las cuotas el
deudor incurre en mora, razón por la cual el garantizado inicia dicho trámite y
se efectúa el avalúo por un perito de la Superintendencia de Sociedades, no
obstante, el garante no está de acuerdo con el dictamen realizado al automotor,
debido a que no se tuvieron en cuenta unas mejoras que él le había efectuado
al mismo (sistema de sonido, sistema de alarma de última generación, rines de
lujo).
Pese a lo anterior, el deudor no puede discutir en ese momento el valor del
avalúo, pues debe esperar la culminación de todo el trámite de apropiación del
bien dado en garantía22 por parte del acreedor, para poder iniciar un proceso
declarativo y si dentro del mismo, se determina que el valor del avalúo si era
22Luego del avalúo, se realiza la liquidación del crédito y posteriormente la entrega del bien dado en garantía.
29
mayor y le corresponde un remanente 23 de la liquidación, debe iniciar un
ejecutivo solicitando se le devuelva esa suma de dinero, lo cual podría tardar
aproximadamente 5 años24. Peor aún, existe una dificultad probatoria para el
garante, pues lo más probable es que cuando pueda iniciar la acción ya se
haya vendido el vehículo y no tenga como demostrarle al juez las mejoras
realizadas al automotor, más si se tiene en cuenta lo preceptuado en el artículo
2.2.2.4.2.77 del Decreto Reglamentario 1835 de 2015 según el cual “la
transferencia de la propiedad del bien no se verá afectada por el resultado del
trámite posterior”.
Bajo este contexto, mientras que el acreedor garantizado adelanta todo el
trámite de la forma más expedita, al deudor se le somete a dispendiosos
procedimientos para poder controvertir el avalúo del bien dado en garantía, con
lo cual se vulnera su derecho a la defensa y más concretamente de
contradicción, pues no se le brinda lo posibilidad de presentar sus argumentos
e inconformidades de forma inmediata, debiendo esperar la culminación del
proceso de apropiación para poder iniciar las acciones pertinentes.
Así mismo, observamos una asimetría en la relación garante y garantizado,
pues a este último se le confieren amplias facultades (apropiarse del bien,
deducir gastos, solicitar la aprehensión de la garantía) mientras que al deudor
no se le brindan acciones para poder oponerse o defenderse, además, todo el
trámite se efectúa sin intervención judicial, sin un tercero que vele por los
derechos del garante, quien se encuentra en evidente desprotección frente al
acreedor.
Por otro lado, es importante mencionar que en el caso de la ejecución especial
de la garantía25 el acreedor puede ejercer las siguientes acciones:
23 De conformidad con el art. 60 parágrafo 1 “si el valor del bien supera el monto de la obligación el acreedor deberá entregar el saldo correspondiente, deducidos los gastos y costos a otros acreedores inscritos, al deudor o al propietario del bien, si fuere persona distinta del deudor (…)”. 24 5 años teniendo en cuenta que primero debe presentar un proceso declarativo y luego un ejecutivo 25 De conformidad con el art. 62 de la Ley 1676 de 2013 dicha forma de ejecución procede en los siguientes eventos: a) cuando exista mutuo acuerdo entre acreedor y deudor acerca de esta forma de ejecución b) cuando el acreedor sea el tenedor del bien dado en garantía c) cuando el acreedor tenga derecho legal de retención del bien d) cuando el bien tenga un valor inferior a (20) salarios mínimos legales mensuales vigentes e) cuando se cumpla un plazo o una condición resolutoria de
30
a) Venta de los bienes en garantía (art. 69 de la Ley 1676 de 2013)
-Si se trata de bienes que se cotizan habitualmente en el mercado, el
acreedor puede venderlo directamente al valor de dicho mercado.
-Si se trata de créditos en garantía el acreedor podrá cobrar el
crédito.
-Si se trata de acciones o títulos de deuda, el acreedor podrá ejercer
sus derechos y recibir los pagos que correspondan.
-Si se trata de cuentas bancarias, el acreedor podrá pedir el pago del
saldo de la cuenta.
b) Venta de la garantía en un martillo con un precio base del 70% sobre
el valor del avalúo. Si nadie lo adquiere el acreedor puede solicitar
que le sea asignado a título de propiedad por ese porcentaje (art. 69
último inciso de la Ley 1676 de 2013).
c) Apropiación de los bienes dados en garantía: el acreedor puede
apropiarse de dichos bienes por el valor del avalúo, el cual será
realizado por un perito de la lista de la Supersociedades (artículo 70
parágrafo 2 de la Ley 1676 de 2013). En este caso, se aplica lo
dispuesto en el artículo 2.2.2.4.2.77 del Decreto Reglamentario 1835
de 201526, el cual por las razones expuestas en el pago directo es a
todas luces inconstitucional.
una obligación, siempre que se haya previsto expresamente la posibilidad de la ejecución especial f) cuando el bien sea perecedero. 26 “la apropiación del bien en garantía por el acreedor garantizado se hará por el valor que resulte del avalúo practicado. Cualquier inconformidad o discusión relacionada con el resultado del avalúo se resolverá por el trámite previsto en el Código General del Proceso para el proceso declarativo, una vez apropiado por el acreedor garantizado el bien en garantía, o efectuada su realización. La transferencia de la propiedad del bien no se verá afectada por el resultado del trámite posterior”.
31
Otra disposición que consideramos abiertamente inconstitucional es el artículo
67 de la Ley 1676 de 2013, ubicado en el CAPÍTULO V del TÍTULO VI que
regula el procedimiento de ejecución especial de la garantía mobiliaria.
La norma en cita fue reglamentada mediante el artículo 2.2.2.4.2.13 del
Decreto 1835 de 2015 y en ella se establece el trámite que debe darse a las
oposiciones que de acuerdo con el artículo 66 de la Ley 1676 de 2013 puede
proponer el deudor o garante en el proceso de ejecución especial de la
garantía iniciado por el acreedor garantizado ya sea ante el notario o la Cámara
de Comercio según su elección27.
En dicho trámite se prevé que una vez propuesta la oposición, el Notario o la
Cámara de Comercio deberá remitirlo junto con todos los documentos
anexados por el garante, a la autoridad jurisdiccional competente 28 , quien
convocará a audiencia donde las partes deberán alegar de conclusión y
resolverá la controversia.
Sin embargo, en el numeral 1 del artículo 67 de la Ley 1676 de 2013 se
estableció lo siguiente:
“1. La oposición se deberá formular por escrito en un plazo máximo de diez (10) días contados a partir del día siguiente al recibo de la comunicación, ante el notario o la Cámara de Comercio según corresponda, acompañando la totalidad de las pruebas que pretenda hacer valer. Este funcionario o entidad deberá remitir de manera inmediata a la autoridad jurisdiccional competente toda la documentación, para que resuelva como juez de primera o de única instancia según corresponda por la cuantía de la obligación. La ejecución especial de la garantía se suspenderá y la autoridad jurisdiccional competente procederá a citar dentro de los tres (3) días siguientes al recibo del expediente a las partes a una audiencia que se celebrará dentro de los cinco (5) días siguientes a la convocatoria. Las partes presentarán los alegatos que estimen oportunos y sólo se admitirán las pruebas aportadas por las partes.” (Negrilla y subraya fuera de texto original)
Quiere decir lo anterior que para resolver la precitada oposición, la autoridad
jurisdiccional competente solo podrá tener en cuenta las pruebas que aporten
27 En caso de que no se haya convenido nada al respecto. Ver artículo 65 de la Ley 1676 de 2013. 28 Para saber quién es la autoridad jurisdiccional competente ver artículo 57 de la Ley 1676 de 2013
32
las partes sin que por ningún motivo pueda decretar ni practicar pruebas de
oficio.
Que sucedería si por alguna circunstancia, cualquiera que sea, a un garante se
le olvida aportar una prueba que era crucial para acreditar el pago de la
obligación o la falsedad de la firma que se le atribuye, ¿le quedaría vedado
entonces al juez decretar pruebas de oficio para constatar tales hechos, o
aplicar la facultad que tiene de invertir la carga de la prueba al tenor de lo
dispuesto en el artículo 167 del Código General del Proceso para tal fin?
No olvidemos que decretar y practicar pruebas de oficio no es solo una facultad
que tienen los jueces de la República sino que es un deber legal que está
necesariamente relacionado con el derecho fundamental de acceso a la
administración de la justicia de los ciudadanos.
Así lo expuso la Honorable Corte Constitucional en sentencia T 476 de 1998
manifestando que:
“El derecho constitucional de acceso a la administración de justicia, ha sido calificado por la Corte como un derecho medular, es decir como la garantía real y efectiva que el Estado le ofrece al individuo, de poder acudir, para resolver las controversias que surjan con otros individuos u organizaciones y con el mismo Estado, ante un juez, "...con miras a obtener una resolución motivada, ajustada a derecho, y dictada de conformidad con el procedimiento y las garantías constitucionales previstas en la Constitución y en la ley." En esa perspectiva, para que el acceso a la administración de justicia sea efectivo, no basta con que el juez le dé trámite a la solicitud, es necesario que éste proceda a la resolución de las peticiones, previo el análisis y la ponderación de las pruebas y los argumentos que se alleguen al respectivo proceso, o que el recopile, lo cual le permitirá arribar a una decisión razonada y razonable, ajustada en todo a las disposiciones de la Constitución y la ley.” (Negrilla y subraya fuera de texto original)
Por lo tanto, si tenemos en cuenta que el Máximo Tribunal Constitucional en
varias decisiones ha determinado que los jueces vulneran el derecho
fundamental de acceso a la administración de la justicia de las partes, cuando
teniendo la oportunidad para ello, no decretan ni practican pruebas de oficio en
aras de llegar a la verdad de la controversia y pese a ello resuelven el litigio
negándole las pretensiones a quien debía probarlas, aplicando lo que el
33
tratadista Hernando Devis Echandía denomina el “sustituto de prueba” 29 ,
mucho más vulneratorio sería de esa garantía fundamental cercenarle al
operador judicial esa posibilidad por medio de la ya citada disposición legal.30
Y es que si bien el Congreso de la República está legitimado para crear las
leyes que considere pertinentes según su amplia facultad de configuración
legislativa, también lo es que esa autonomía en relación con el desarrollo
normativo de los mecanismos de acceso a la administración de justicia se
encuentra limitada, puesto que las cámaras no pueden, so pretexto de esa
potestad, legislar en forma tal que se entorpezca o se restrinja el libre ejercicio
de aquéllos, sino únicamente de manera que las normas legales promuevan y
favorezcan el uso eficiente de las respectivas acciones, en los eventos para los
cuales las diseñó la Constitución Política.31
Igual menoscabo se desprende del inciso final del artículo 77 de la Ley 1676 de
2013, que regula el proceso que debe seguirse en los eventos en que se
pretenda la restitución de bienes muebles objeto de contratos de comodato
precario derivado de una fiducia en garantía, siempre y cuando la causal para
solicitar la restitución sea la mora del deudor.
En él, se establece que “si al momento de la restitución un tercero formulare
oposición para la entrega del bien, se agotará el trámite previsto en el artículo
67 de esta ley.”, remisión que a todas luces vulnera el derecho fundamental de
acceso a la administración de justicia de los terceros poseedores de dichos
bienes a los que se refiere esa disposición, pues los obliga a que su
controversia sea tramitada conforme las voces del artículo 67 de la Ley 1676
de 2013, cuya norma analizamos en párrafos antecedentes.
29 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Editor- Víctor P. de Zavalia. Buenos Aires. P. 103. 30 Al respecto, Ver. CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia SU-768 del 16 de octubre de 2014. Magistrado Ponente: Dr. Jorge Iván Palacio Palacio. 31 Véase. CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia C-1195 del 15 de noviembre de 2001. Magistrados Ponentes: Dr. Manuel José Cepeda Espinosa y Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra.
34
Por otro lado, es importante mencionar que tanto en la ejecución judicial como
en la ejecución especial de la garantía el legislador limitó expresamente las
excepciones que pueden proponer los garantes, a las siguientes32:
a) Extinción de la garantía mobiliaria acreditada mediante la correspondiente
certificación registral de su terminación, o mediante documento de
cancelación de la garantía;
b) Extinción de la obligación garantizada, u obligación garantizada no exigible
por estar sujeta a plazo o condición suspensiva;
c) Falsedad de la firma que se le atribuye como propia, o alteración del texto
del título de deuda o del contrato de garantía, o de su registro.
d) Error en la determinación de la cantidad exigible.
En suma, solo las mencionadas defensas serán las que se resuelvan dentro del
trámite de la ejecución, toda vez que en caso de que el deudor proponga otras
excepciones tales como ilegalidad de la garantía, nulidad, perdida de intereses,
contrato no cumplido, reducción de la cláusula penal enorme, ilegalidad de la
obligación, entre otras, estas se tramitarán siguiendo las reglas de un
procedimiento declarativo ante el juez civil competente, una vez culminado el
proceso de ejecución o adjudicado el bien dado en garantía, los cuales no se
verán afectados por el procedimiento efectuado con posterioridad.33
En virtud de lo anterior, consideramos que los artículos 61 y 66 de la Ley 1676
de 2013, los cuales regulan las oposiciones en la ejecución judicial y ejecución
especial de la garantía respectivamente, son violatorios del derecho a la
defensa del deudor, pues no le dan la oportunidad dentro del trámite ejecutivo
de ser escuchado, de hacer valer las propias razones y argumentos, de
controvertir, contradecir y objetar las pruebas en contra y de solicitar la práctica
32 Para la ejecución judicial véase el art. 61 No. 2 de la Ley 1676 de 2013 y para la ejecución especial de la garantía el art. 66 de la misma norma. 33 Para la ejecución judicial véase el parágrafo del art.61 de la Ley 1676 de 2013 y para la ejecución especial de la garantía el parágrafo del art. 66 de la misma ley.
35
y evaluación de las que se estiman favorables34. Es decir, el garante no puede
ejercer su defensa en el momento en que se va a ejecutar la garantía que es el
escenario procesal oportuno para presentar su oposición, sino que le toca que
esperar a que el acreedor se apropie del bien para poder ser escuchado.
En este sentido, podría pensarse que, de todas formas, va a poder controvertir
la ejecución dentro del proceso declarativo, pero aquí es donde la Ley 1676 de
2013 nos da otra sorpresa, toda vez que así las excepciones propuestas por el
deudor prosperen ello no afecta la adjudicación realizada, por cuanto el deudor
anticipadamente pierde la garantía. Eso significa que la defensa del garante no
tiene ningún efecto, pues no le van a devolver el bien que fue objeto de
garantía, entonces, ¿Para qué iniciar un proceso declarativo?, ¿Cuál es la
finalidad?, ¿El deudor que protección tiene frente al acreedor?
Esta disposición es inconstitucional, pues se está dejando en evidente
desprotección al garante y no se le están brindando los instrumentos judiciales
para poder controvertir la ejecución adelantada por el acreedor, quien tiene una
evidente posición de supremacía que le permite apropiarse, anticipadamente,
del bien dado en garantía sin importar los vicios de la obligación35.
Además, no es jurídicamente plausible que se adjudique la garantía al acreedor
para que el deudor pueda excepcionar, toda vez que esto implica que primero
se adelante la ejecución y después se le permita defenderse. Es increíble que
en el ordenamiento jurídico colombiano se incluya una norma de esta
naturaleza, la cual no está en armonía con la Constitución Política ni con la
forma como se erigen los procedimientos.
Ahora, frente a lo anterior el doctor Fabio Andrés Bonilla Sanabria en su
artículo “el nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias” expuso lo
siguiente36:
34 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia T-544 del 21 de agosto de 2015. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo. 35 Inoponibilidad, ineficacia, ilegalidad, entre otros. 36 BONILLA SANABRIA, Fabio Andrés. Artículo publicado en la Revist@ e-Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “el nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias” Op. Cit. Pág. 5
36
“No obstante, existe un interrogante pendiente en este punto relacionado
con el tratamiento que se le debe dar a eventos en los que se declara la
nulidad de la garantía o de la obligación principal y los mismos no pueden
usarse como excepción frente a la ejecución de la garantía. La conclusión
que sugiere la norma es que las mismas deberán alegarse en un proceso
declarativo diferente y no afectarán el destino del bien dado en garantía
(…) Considero que vale la pena mencionar una solución procesal que he
escuchado en un foro académico de parte de uno de los asistentes (razón
por la cual el crédito es incompleto a su autor) consistente en utilizar una
medida cautelar innominada según el CGP de modo de solicitar la
suspensión de la ejecución mientras se resuelve la declaración de nulidad”.
Al respecto, consideramos que la solución planteada no es viable, toda vez que
los artículos 61 y 66 de la Ley 1676 de 2013 que regulan las oposiciones dentro
de la ejecución judicial y ejecución especial de la garantía respectivamente,
son muy claros al disponer que el trámite declarativo solo es procedente una
vez adjudicado el bien dado en garantía y, por tanto, no es posible pedir la
suspensión del trámite ejecutivo que ya culminó, más si se tiene en cuenta que
lo resuelto no afecta la apropiación del bien dado en garantía.
A lo anterior se suma que existen otros aspectos que vulneran ostensiblemente
el derecho fundamental de acceso a la administración de justicia de los
garantes, como es el excesivo ritualismo previsto por la Ley 1676 de 2013 para
que estos puedan obtener la cancelación de la inscripción de la garantía
mobiliaria o la cancelación de la inscripción de la ejecución de la garantía
mobiliaria si es del caso.
Las disposiciones que regulan dicho trámite son las siguientes:
Ley 1676 de 2013
Artículo Contenido
76 Cancelación de la inscripción.
Decreto Reglamentario No. 1835 de 2015
Artículo Contenido
37
2.2.2.4.1.26. Modificación o cancelación obligatorias.
2.2.2.4.1.27. Procedimiento para la cancelación o
modificación obligatoria.
2.2.2.4.1.28. Procedimiento para la modificación o
cancelación obligatorias ante autoridad
administrativa.
2.2.2.4.2.4. Inscripción de la ejecución especial de
la garantía.
2.2.2.4.2.20. Terminación del procedimiento de
ejecución especial.
2.2.2.4.1.31. Formulario de registro de terminación
de la ejecución.
Cada una de ellas, redunda en lo mismo, es decir, que en el evento en que el
acreedor garantizado no cumpla su deber legal de cancelar la inscripción de la
garantía mobiliaria o la inscripción de la ejecución de la misma, 37 le
corresponde al garante acudir a procedimientos engorrosos38 para conseguir
ese fin, según la causal que invoque para ello, a saber, un trámite judicial o uno
administrativo según sea el caso.
Al respecto, según el artículo 2.2.2.4.1.26 del Decreto 1835 de 2015, las
causales para que opere la eludida cancelación son las siguientes:
“1. La inscripción de un formulario de inscripción inicial o de modificación no ha sido autorizada por el garante o no ha sido autorizada en los términos descritos en el formulario, de conformidad con lo dispuesto en el parágrafo del artículo 14 o del artículo 40 de la Ley 1676 de 2013 o cuando no se ha dado la autorización cuando el registro precede el otorgamiento del contrato de garantía. 2. La inscripción de un formulario de inscripción inicial ha sido autorizada pero no se ha celebrado el contrato de garantía o en caso de inscripción de una modificación, esta no ha sido convenida. 3. La información consignada en el formulario resulta incorrecta o insuficiente frente a lo convenido y requiere modificación.
37 Véase artículo 19 de la Ley 1676 de 2013. 38 Entiéndase engorroso por la cantidad de barreras formales que debe agotar antes de acudir a la jurisdicción.
38
4. Todas las obligaciones garantizadas estén completamente extinguidas. 5. La ejecución se hubiere terminado en el caso previsto en el artículo 72 de la Ley 1676 de 2013, con pago total de la obligación garantizada. 6. Exista orden de cancelación del gravamen judicial ejecutoriada proveniente de autoridad jurisdiccional o administrativa competente. 7. Salvo pacto en contrario, algunas obligaciones del garante a favor del acreedor garantizado estén parcialmente satisfechas y se deban retirar algunos bienes en garantía o cuando proceda la rebaja del monto máximo de la obligación garantizada en los términos del numeral 6 del artículo 19 de la Ley 1676 de 2013, por lo cual procede la modificación de la inscripción. 8. Se haya procedido a la enajenación del bien en garantía en el proceso de ejecución judicial o especial de la garantía. 9. Se haya realizado el pago directo de que trata el artículo 60 de la Ley 1676 de 2013.”
Sin embargo, según los artículos 2.2.2.4.1.27 y 2.2.2.4.1.28 del citado decreto,
dependiendo de la causal que opere para la cancelación, el procedimiento que
debe seguir el garante cuando el acreedor garantizado no procede a ello, es el
siguiente:
(i) Cuando se trata de las causales enunciadas en los numerales 4, 5,
7, 8 y 9, deberá observarse la ritualidad establecida en el artículo 76
de la Ley 1676 de 2013, la cual implica estos pasos:
- Solicitud formal al acreedor garantizado. (Este tiene un término
de 15 días hábiles para resolverlo)
- En caso de que el acreedor no acceda a lo pedido, presentar
solicitud ante notario acompañando los documentos referidos en el
inciso segundo de esa normatividad, para su protocolización. 39
- Puesto en conocimiento al acreedor de dicha petición, el mismo
tiene quince (15) días para acceder o negar la cancelación.
39 Protocolización que por supuesto tendrá que pagar el garante, según las tarifas prestablecidas para ello.
39
- En caso de ser negada o habiendo guardado silencio el mentado
acreedor, el notario remitirá las diligencias a la autoridad
jurisdiccional competente para que decida lo que corresponda,
previo agotamiento de un proceso verbal sumario a las luces del
Código General del Proceso.
(ii) Tratándose de las causales señaladas en los numerales 1, 2, 3 y 6,
deberá seguirse la ritualidad establecida en el artículo 2.2.2.4.1.28
del Decreto Reglamentario 1835 de 2015, lo cual implica estos
pasos:
- Solicitud formal al acreedor garantizado, por medio de
comunicación escrita remitida electrónicamente a la dirección
reportada en el formulario de inscripción inicial. (Este tiene un
término de 15 días hábiles para resolverlo)
- En caso de que el acreedor no acceda a lo pedido, presentar
solicitud ante la Superintendencia de Sociedades acompañando los
documentos referidos en el numeral segundo de esa normatividad.
- Esperar a que la Superintendencia de Sociedades admita la
petición.
- Admitida la misma, la Superintendencia de Sociedades inscribe
una alerta en el Registro de Garantías Mobiliarias acerca del inicio
del procedimiento, la cual permanecerá en dicho registro hasta su
culminación.
- Posteriormente, la Superintendencia de Sociedades corre traslado
al acreedor garantizado por el término de diez (10) días, para que
este aporte pruebas y controvierta la solicitud.
- Acto seguido, la Superintendencia de Sociedades decide la
controversia para lo cual tiene u término de diez (10) más, y si
40
decide a favor del garante, ella misma hace la cancelación del
registro.
De lo anterior, podemos inferir sin dubitación alguna que son flagrantes las
barreras que estas normas jurídicas le imponen al garante para que este tan
solo pueda obtener la cancelación del registro de la garantía mobiliaria o del
inicio de la ejecución según sea el caso.
Y es que someterlo a que tenga que acudir previamente ante notario para que
un juez de la república pueda conocer sobre el incumplimiento en que incurrió
un acreedor garantizado de cancelar dicho registro, bien sea porque el garante
hubiese pagado la obligación, o porque culminó el respectivo trámite de pago
directo o ejecución judicial o ejecución especial de la garantía mobiliaria, es
claramente vulneratorio de su derecho fundamental de acceso a la
administración de justicia.
A ello se suma el hecho de que una vez llega la controversia ante el juez, este
no puede decidirla de plano sino que tiene que agotar el trámite previsto para el
proceso Verbal Sumario de acuerdo con el Código General del Proceso, que
implica, efectuar audiencia de practica de pruebas, alegatos de conclusión y
decisión final, sin perjuicio de que se apliquen las reglas que sobre
aplazamiento de audiencias estatuye esa codificación.
De otra parte, si el anterior procedimiento es infortunado, no menos lo es el que
se debe seguir ante la Superintendencia de Sociedades, cuando operan las
causales 1, 2, 3 y 6 del artículo 2.2.2.4.1.26 del Decreto 1835 de 2015, y es
que, suena increíble que para que esa entidad decida que es procedente
cancelar el correspondiente registro, deba pasar por lo menos treinta y cinco
(35) días hábiles que fácilmente podrían llegar a ser dos meses.
Además, es sorprendente que a este tipo de ritualidades tenga que concurrir el
garante cuando en sus manos tiene una orden de cancelación del gravamen
41
judicial40 ejecutoriada proveniente de autoridad jurisdiccional o administrativa
competente, que es la causal prevista en el numeral 6 del ya citado artículo,
¿acaso no es suficiente con que exista ya esa orden, como para ponerla en
tela de juicio en un trámite adelantado ante la Superintendencia de
Sociedades?
Como es posible que para constituir una garantía o para que el acreedor
garantizado pueda dar inicio a uno de los tres modos de ejecución de la misma,
el registro ante Confecámaras lo pueda hacer unilateralmente sin barrera
formal alguna, mientras que para proceder a su cancelación, el garante tenga
que acudir a toda esta serie de ritos para conseguirlo, ¿acaso no es
desproporcional esta medida legal desde la visión que da la Constitución
Política de Colombia?, la respuesta a esta pregunta sobra decirla después
conocer la cantidad de atropellos que a los derechos fundamentales de los
deudores hemos venido exponiendo a lo largo de este trabajo.
40 Para saber lo que significa la expresión “gravamen judicial”. Ver. Artículo 2.2.2.4.1.2. del Decreto Reglamentario 1835 de 2015.
42
CONCLUSIONES
Del análisis de las disposiciones contenidas en la Ley 1676 de 2013 y el
Decreto reglamentario 1835 de 2015, se puede deducir que la relación
acreedor-deudor que instituyen es indefectiblemente desigual, puesto que le da
al primero muchas prerrogativas, deviniendo por ello en inconstitucionales por
violación del debido proceso, derecho de defensa y derecho a acceder a la
administración de justicia de los garantes.
En este sentido, puede afirmarse que las medidas tomadas por el Congreso de
la República al momento de expedir dicha ley, en principio, tienen un fin
altruista41, pues con base en varios estudios especializados consideraron que
al garantizarle a los acreedores que el riesgo de incumplimiento pueda ser
cubierto de forma rápida y efectiva por medio de una garantía, incentivaría a
los mismos a ser laxos al momento de otorgar los créditos, especialmente a las
PYMES, sector al que se pretendía favorecer con esa normatividad. Sin
embargo, la finalidad jurídica no justifica los medios adoptados, pues ninguna
norma puede menoscabar los derechos fundamentales de los deudores
consagrados en la Constitución Nacional.
Además, ¿Quién nos garantiza que el propósito de incrementar el acceso al
crédito se va a cumplir con la entrada en vigencia de la Ley de Garantías
Mobiliarias?, al respecto, como bien lo indica el doctor Fabio Andrés Bonilla
Sanabria42:
“… la función de la garantía es secundaria para el acreedor, quien solo la considera cuando se presenta un incumplimiento del deudor y debe buscar reducir la pérdida que este le ha causado. Por lo tanto, el análisis del riesgo de otorgar un crédito hecho por el acreedor tendrá en cuenta como factor primordial en su decisión la capacidad de pago del deudor y no las garantías otorgadas, las que fundamentalmente constituyen un mecanismo (más o menos) eficiente de mitigación del riesgo materializado del incumplimiento.”
41 COLOMBIA. SENADO DE LA REPÚBLICA. Proyecto de Ley 200 de 2012. Exposición de Motivos. Bogotá, 2012. 42 BONILLA SANABRIA, Fabio Andrés. artículo publicado en la Revist@ e- Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “El nuevo régimen legal de las garantías mobiliarias”. Op. Cit. Pag. 5
43
Por lo tanto, creemos sin dubitación alguna que con la Ley 1676 de 2013 el
Congreso de la República extralimitó su faculta de libre configuración
legislativa, lo cual debe ser demandando ante la Corte Constitucional, cuyo
órgano, hasta la fecha tan solo se ha pronunciado en dos ocasiones sobre las
acciones públicas interpuestas contra los artículos 52 inciso quinto43 y 8944.
Lo mismo sucede en todos los apartes del Decreto Reglamentario 1835 de
2015 que fueron esbozados a lo largo de esta investigación, los cuales
también deben ser demandados ante el Consejo de Estado por medio de la
acción de nulidad por inconstitucionalidad.
43 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia C-447 del 11 de julio de 2013. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo. 44 CORTE CONSTITUCIONAL. Bogotá. Sentencia C-882 del 19 de noviembre de 2014. Magistrado Ponente: Dra. María Victoria Calle Correa.
44
BIBLIOGRAFÍA
Leyes
Ley 1676 de 2013
Ley 1328 de 2009
Ley 527 de 1999
Colombia. SENADO DE LA REPÚBLICA. Proyecto de ley 200 de 2012.
Exposición de motivos. Bogotá, 2012.
Jurisprudencia
Corte Constitucional
Sentencia T-283 del 16 de mayo de 2013. Magistrado Ponente: Dr.
Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
Sentencia T-766 del 31 de julio de 2008. Magistrado Ponente: Dr. Marco
Gerardo Monroy Cabra.
Sentencia C-025 del 27 de enero de 2009. Magistrado Ponente: Dr. Rodrigo Escobar Gil.
Sentencia T-544 del 21 de agosto de 2015. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo.
Sentencia SU-768 del 16 de octubre de 2014. Magistrado Ponente: Dr. Jorge Iván Palacio Palacio.
Sentencia C-1195 del 15 de noviembre de 2001. Magistrados Ponentes: Dr. Manuel José Cepeda Espinosa y Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra.
Sentencia C-447 del 11 de julio de 2013. Magistrado Ponente: Dr. Mauricio González Cuervo.
Sentencia C-882 del 19 de noviembre de 2014. Magistrado Ponente: Dra. María Victoria Calle Correa.
Superintendencia de Sociedades
Decisión tomada dentro de la Audiencia de Resolución de Objeciones que se llevó a cabo en el proceso de insolvencia – Ley 1116 de 2006- adelantado por DANIEL FERNANDO ARENAS LEÓN. Expediente No. 77513.
45
Libros
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Editor- Víctor P. de Zavalia. Buenos Aires.
Artículos de revista
BONILLA SANABRIA, Fabio Andres, artículo publicado en la Revist@ e-
Mercatoria Sección de Actualidad Jurídica (2014) denominado “El nuevo
régimen legal de las garantías mobiliarias”.
Estudios
CORREA, Alexander. Estudio Económico “Las Garantías Mobiliarias en
la Promoción de La Competencia y el Acceso al Crédito en Colombia”. Estudio contratado por la Delegatura de Protección de la Competencia de la Superintendencia de Industria y Comercio. Octubre 2011.