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BENDITO TERRITORIO MUTIS UN “GIRO” INESPERADO Literario... · ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá

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GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

En el verano de dos mil once decidí que volvía a dar clase. El único pro-blema con el que me encontré es que no soy maestro: no tengo el C.A.P., no he dado formación reglada en mi vida profesional; tan sólo había limitado, hasta ese momento, a pagarme parte de la carrera con lo que sacaba al dar clases particulares de refuerzo de Física, Química y Literatura (claro) y a ser monitor de tiempo libre. Siempre con alumnos de entre diez y quince años, me dedicaba a enseñarles a crear un perió-dico, a escribir un cuento, a contarlo. Pero sólo lo hacía por el pequeño sobresueldo que me permitía viajar a algún sitio nuevo cada año, com-prar un puñado de libros raros cada temporada. Pero aquel verano de dos mil once descubrí que dar clases de Creación Literaria era mucho más que eso, por la importancia del tema a tratar: la Literatura es la vía por la que se transmiten los pensamientos y emociones desde que el hombre es Hombre. Descubrí un grupo de chicos y chicas que realmen-te querían entender de una forma diferente la literatura. Que necesita-ban no sólo conocer y aplicar las técnicas, sino sentir la literatura. Como miembro del colectivo La Molineta Literaria creí que había que tutelar a los pocos (o muchos) críos que se lanzan a ese mundo, y con esa sen-sación casi quijotesca, unos meses más tarde comencé a dar clases de creación literaria no regladas en un instituto de Murcia, actividad que realicé durante tres cursos académicos. Hablábamos de autores, co-mentábamos personajes, soñaban con editar. Editar. Para ellos, el sueño era entrar en el grupo seleccionado de las personas que se hacen inmortales a través de la palabra impresa.

En este tomo hay un buen puñado de esos sueños. Jóvenes que han descubierto que la expresión de su creatividad tiene que ver con el arte de unir palabras, sacar historias de donde otros sólo ven aire. Jóvenes que puede que sigan la carrera literaria o no, pero que han descubierto el placer de crear. Jóvenes que, gracias a que tienen curiosidad y maes-tros que les saben guiar en el mundo, aprenden a ver lo que a ojos de la mayoría ocurre de manera inadvertida. Son el resultado de su educa-ción, de su entorno, de sus familias y sus institutos, pero también quiero creer que son fruto de las pocas semillas que se van plantando a lo largo de la vida de cada uno.

Escuchemos estas nuevas voces, leamos estos nuevos autores. Nos de-leitaremos con su prosa fresca y con su poesía descarada.

Gracias al Ayuntamiento por la convocatoria de este concurso, gracias al resto de miembros del jurado, gracias a la editorial, tenéis hoy la oportunidad de leer lo que dentro de unos años serán unos “ya te lo dije”. No la dejéis pasar.

Fulgencio S. GarcíaEscritor

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

“La literatura es la necesidad de contar por parte de quien escribe y la necesidad de saber de quien lee. Es casi una simbiosis. Estas necesida-des hay que cubrirlas. La publicación de libros, los certámenes y con-cursos, las lecturas en voz alta, los talleres de creación…, son formas de alimentar esa simbiosis”.

Adrián Castellón GarcíaEscritor

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

De pequeño mi madre se esforzaba en que aprendiese a leer. Mi abuela me recogía en su regazo cuando, invadido por la curiosidad, le pregun-taba sobre cosas de la vida. Ella no sabía leer, pero sí explicarse con amor. Le señaló a mi madre que debía acudir a las clases del Maestro Navillo para mejorar mi caligrafía. Cuando adolescente, mamá se empeñó en que aprendiese a escribir a máquina: "el saber no ocupa lugar, nene"; y yo acudía a las clases del Maestro Rosa superando el rigor del verano y sin llegar a comprender qué necesidad tenía de tan infame sufrimiento. Por suerte una jovencita también aprendía esas enseñanzas en aquella academia. Apretaba teclas convenientemente separada del resto y con ella imaginaba seductores encuentros que nunca se produjeron, pero sí me permitió practicar la escritura a má-quina transcribiendo aquellos sueños. La tendencia a la desgana dibu-jaba cada paso que dí y doy, pero hoy me permito agradecer a mamá su insistencia y a mi abuela que me contase cosas.

Joaquín García BoxEscritor

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

Tras leer los trabajos que contienen este libro, estoy convencido de que a varios de los jóvenes que aquí escriben les pasará un día lo mismo que a mí me ocurrió no hace tanto.

El Instituto donde realicé el Bachillerato fue el Vega del Tader, que en-tonces era el único que había en Molina. Una mañana, treinta y tantos años después de abandonar sus aulas para ir a la Universidad, regresé a mi centro; y lo hice como novelista para mantener un encuentro litera-rio con un grupo de alumnos que había leído uno de mis libros. Resultó una sensación extraña el entrar a la misma aula donde yo estudiaba y colocarme al otro lado, de frente a los estudiantes. Y mientras hablaba de la trama, de los personajes, de la voz narrativa… de pronto, vi re�e-jado en sus rostros al muchacho que un día fui.

Ahora en nuestra ciudad hay cuatro Institutos y varios Colegios donde imparten Bachillerato. Dentro de muchos años, algunos de los estu-diantes que hoy nos muestran sus textos, atravesarán de nuevo la puerta de su viejo Instituto, pisaran el suelo del patio y recorrerán el pa-sillo abarrotado de buenos recuerdos, para entrar en un aula repleta de alumnos que habrán leído su última novela.

Paco López MengualEscritor

TURQUESAS

Lluvia, frío, gris, invierno--y dentro de mí aún más invierno--.

Llegaste trayendo para mí un anillo de turquesasy todo se tornó azul menos tus ojos verdes,

verdes como las hojas que nos miraban.

María Abad RamónMicropoesía 1º Premio 1º Nivel

OJALÁLo que más deseo es

Que cuando mire el espejoY crea que no me vesPueda ver tu re�ejo

Y no sea un sueño ora vez.

Carmen López LópezMicropoesía 2º Premio 1º Nivel

EL PESTAÑEO DE LA VIDAAbrí los ojos para verVi el mundo, era cruel

Y volví a cerrarlos otra vez

Irene Vicente MartínezMicropoesía 3º Premio 1º Nivel

VERSOS TRISTESNo interrogues al cielo indiferente

ni mires con pavor cómo envejecen tus manoscomo envejecen los libros.

Nunca sabrás qué extraños caminospusieron a tus pies los dioses.

Inés Abad RamónMicropoesía 1º Premio 2º Nivel

LÁGRIMASPerdón por desatar la tormenta en tus ojos.

Butaina Moussa MiriMicropoesía 2º Premio 2º Nivel

VIVESalta, pero calcula;

Dispara, pero apunta;Sueña, pero no te duermas;

Ríe, pero piensa;Ama, con conciencia; Vive.

Agustín Martínez GarcíaMicropoesía 3º Premio 2º Nivel

VACÍOAhí estaba yo,

Con mi vida pendiendo de un hilo.Yo, que prometí que las cuerdas nunca me atarían.

Yo, que no supe decidir quién cortaba las mías.Y más que saltar al vacío, me dejé caer.

Pablo Martínez JiménezMicropoesía 1º Premio 3º Nivel

EL MIEDO Y EL TIEMPOAhora es el momento que estabas esperando.

para ser menos concretos y más felices,más valientes y menos exactos.

Fuensanta Escolar AlmaidaMicropoesía 2º Premio 3º Nivel

AMAPOLA

Preso del somnífero irreverente,no logro sentir preocupación.Viviría la inopia permanente,si me procurase satisfacción.

Luís Rincón LinaresMicropoesía 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

Aún recuerdo los primeros tiempos de La Molineta Literaria, cuando un grupo de amigas y amigos nos reuníamos con el propósito de disfrutar con la literatura, tema que nos apasionaba y unía. Para acudir, el único requisito era que cada persona llevase copias su�cientes de un cuento propio, de modo que pudiera repartirlas a las demás. Se hablaba de los proyectos en los que andábamos embarcados, de novedades editoria-les, nos recomendábamos libros mutuamente... Al �nal regresabas a casa con un puñado de relatos, normalmente escritos para la ocasión, que podías ir saboreando durante los días posteriores. Era una inyec-ción en vena de literatura viva, recién salida del horno, como quien dice. Aprendíamos leyéndonos, compartíamos ilusiones, sueños y es-peranzas. Son varios los autores y autoras que han desarrollado su ca-rrera literaria bajo el familiar paraguas de la organización.

Algo semejante sucede cuando formas parte de un jurado en algún concurso de literatura joven, de estudiantes de Enseñanza Media, gente que está dando sus primeros pasos en el mundillo de la creación literaria. Quizá no seamos conscientes del valor que eso tiene, pero como sucedía en las mencionadas reuniones, experimentas leyendo obras que sorprenden por la originalidad temática de las obras, por la frescura y la madurez de algunas propuestas. También esto es literatura viva. De ahí que debamos esforzarnos en cuidar tan hermosa cantera, en apoyarla cuanto podamos, en hacerle comprender la necesidad de leer a los clásicos, de formarse con lo nuevo, de transmitir y hacer cultu-ra, de asumir retos personales, de comprometerse de alguna forma con el tiempo que les ha tocado vivir. Más tarde todo ello a�orará en sus es-critos. La gente joven es el futuro de la Literatura.

Santa Cruz García PiquerasEscritor

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

Todos somos hijos de nuestro tiempo. Cualquier profesor, escritor o lector de esta segunda década del siglo XXI no puede ignorar que la implantación de las redes sociales ha transformado la manera de rela-cionarnos con los demás, sin que podamos imaginar siquiera hasta dónde nos llevará todo esto... En cualquier caso, aplicaciones como Fa-cebook o Twitter, además de los blogs y foros de Internet, han puesto de moda entre los seres humanos las formas más breves de expresión escrita. Algo así no podía ser ajeno a la literatura y, de hecho, no debe de ser casualidad que estemos asistiendo justo ahora al nacimiento y auge del microrrelato. Desde este punto de vista, nos parece un gran acierto convocar un concurso de microgéneros. Sea como fuere, el ta-lento de los jóvenes siempre buscará camino para manifestarse, con independencia del formato empleado.

Manuel MoyanoEscritor

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

GRANDES BATALLAS

Una batalla se avecina. Días de preparación, sin poder dormir. El día anterior ya estás listo. Repasas las tácticas de combate con tus alia-dos, temiendo el momento de la verdad. Tus armas te ayudan en todo lo que pueden: tú los preparaste para ello, pero sabes que en la batalla vas a estar solo, sin ellas. Sólo con el terrible enemigo delante de tus ojos, dispuesto a machacarte, a sacarte toda tu información. Llegado el momento, cualquier cosa puede ocurrir sobre el papel.

Sofía Abellán PérezMicrorrelato 1º Premio 1º Nivel

LA CARRERA DE SU VIDA

Y corre, todo lo que sus cortas piernas pueden, para huir de aquel hombre. En ese momento se acuerda de su madre y de Javi, que estará esperándole en el parque de siempre. Se va quedando sin fuerzas y siente la necesidad de tumbarse en el suelo pero es cons-ciente de que no puede, igual que es consciente de que todo esto no habría ocurrido si aquella mañana no hubiera recogido sus cosas y decidido marcharse. Ahora tiene que seguir adelante.

Eva María Semitiel GomarizMicrorrelato 2º Premio 1º Nivel

EL EDIFICIOAl salir por la puerta del edi�cio sentí una palmada en la espalda y comencé a llorar. No veía nada, solo luces, y sentía que gente me sos-tenía en sus brazos. Noté frío, luego calor. Una mujer emocionada dijo “qué bonita que es mi hija”.

Triana Frutos BlancoMicrorrelato 3º Premio 1º Nivel

NANA DE PÓLVORALos soldados entran mientras el niño duerme en sueño sordo.

Adrián Castellón GarcíaMicrorrelato 1º Premio 2º Nivel

MUÑECAAgujas bailan dementes hasta XII: Rompe el aterrador graznar del cuco estropeado. El trenecito oxidado se pone en marcha. El payaso de porcelana se tambalea desde una estantería y suelta roncas riso-tadas. La pelota rueda lentamente. Soldaditos de madera forman �las. El conejo de trapo se sobresalta entre los pétalos blancos y negros del suelo. Se ajusta sombrero y esmoquin, y renquea hacia la cama.La luna arroja escarlata por el ventanal. Las estrellas huyen. Las som-bras ríen en los rincones y a�lan sus garras.El conejo usa los volantes del vestido rubí para escalar a la cama y sa-cudir los cabellos dorados que bañan la almohada. Los ojos de Muñeca están abiertos, vacíos de brillo. Posee labios grises, piel nívea, dedos rígidos, pecho quieto, mejillas hundidas, espalda recta, corazón congelado.Se incorpora metódicamente. Sus pies se reúnen con el suelo, expe-rimentan a los pétalos como besos. Camina torpemente, hasta de-jarse caer junto al baúl. Sus pupilas se dirigen a la bailarina llorando, atada a una caja musical, girando precipitada y eternamente.El reloj retorna a su locura, los juguetes cesan.Muñeca mira la puerta. Sus rodillas pesan demasiado al levantarse. Grita al derrumbarse, pétalos se vuelven ola por el impacto.Todos.Tiemblan.Horrorizados.La puerta escupe un prolongado chirrido. Entra un sujeto de labios secos y grandes ojeras que cierra con llave antes de aproximarse a Muñeca. Su sonrisa petri�cada en la más pura locura. Lágrimas rojas resbalan por el hermoso rostro cuando él susurra:“¿Jugamos?”

Ana María Alcaraz VidalMicrorrelato 2º Premio 2º Nivel

VIAJESAdoro viajar. Esa sensación de soledad que me imbuye cuando cruzo kilométricas carreteras vacías, como si fuera el último hijo de Dios. Ahora viajo. México. Me rodean montañas, cañones, la tierra rojiza, manchada de la sangre de los que habitaron este suelo. Me rodean coyotes, buitres, acechantes ante el peregrino. Me rodea un aire denso, el ego del sol posado sobre mi cabeza me tortura. Ojos entre-cerrados y pestañas trémulas; enfrentándose al horizonte, al destino. Y el polvo omnipresente, que todo lo ve, todo lo oye, y no por más que por viejo, todo lo sabe.Pero hoy no veo, o sólo veo negro; desaparecieron las águilas y la tierra gelatinosa que hubiera de alcanzar mi vista, derritiéndose por el calor. Una venda oscura abraza mis ojos suavemente. Voy en el asiento de atrás. No conozco al conductor, tampoco al copiloto. Me asustan. Consuela al menos pensar que tienen sus nimias preocupa-ciones carentes de sentido, que al llegar a casa se desnudan, abren una cerveza y recostados comienzan a jugar con su cuerpo, irónicos. Revolcándose en el absurdo. Aquí me hallo, Sierra Madre. ¡Tú serás testigo de mi muerte! Y los bui-tres, y los coyotes, y los gusanos… tantos testigos, y no se resolverá este crimen. Paramos en la Nada. Avanzo estoico hacia mi agujero, afrontando un destino mani�esto. ¿Vivir? ¿Morir? Indiferencia como bandera a enarbolar. No presenciaré más sufrimientos. Ya no más. Fin. Sólo me contenta que volveré a la tierra. Al útero que me parió hace diecinueve años.

Jaiver Pomares CumbreñoMicrorrelato 3º Premio 2º Nivel

MUTISSalir y pedir, y venir y decir, y llorar y reír, y por qué no vivir. Tengo tiempo de sobra, tengo de sobra porque nadie ni nada lo llena. Mi rutina es mi sorpresa pues aunque siga estancado en mis cuatro calles, en mis cuatro esquinas, en mis cuatro trenes siempre hay ac-tores distintos en mi escenario. La mayoría no me miran, tal vez por desprecio, asco, ego, pena, ¿tal vez?. Son actores, no lo entienden, no entienden que un día fui actor, muy grande, un actor muy grande, fui un actor muy grande, y fui como ellos, ¿normal?. Me encanta cuando los niños me miran y me sonríen piadosamente mientras agachan la cabeza siguiendo el paso de sus padres, es... una sensa-ción extraña. Ves su naturalidad, su inocencia y... ¡Ups! ¿Qué pasa cuando crecen? Es curioso que a todos se les enfríe esa parte del ce-rebro, ¿no?. Lo humano, digo.Mi rutina es realmente fantasmal, voy, vengo, voy, me monto, vengo, voy, me bajo, vengo y todo esto sin una monosílaba palabra inter-cambiada. Por la tarde monto en el metro, monto en el metro, monto en el metro, por la tarde lo hago; bueno, hoy lo he hecho y monto en el metro, pero ¡oh! Me adelanté al montar y el metro pasó, ¿por encima? Por encima, tal vez.

Rocío Ogáyar NicolásMicrorrelato 1º Premio 3º Nivel

BENDITO TERRITORIODisfrutando de tu rostro. Así me encuentro.Te busco y rebusco por todos los rincones hasta encontrarte y saciar-me de ti, pero despacio, disfrutándote.Como si no hubiese mañana nos adentramos el uno en el otro, con miedo a perdernos en aquello que llamamos deseo.Jamás imaginé que sería capaz de encontrarte, de observarte, de to-carte, de besarte y de desearte.¡Cómo es la Vida! Sabedora de todo, que te puso un día en mi camino sabiendo que algún día sucedería.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi cuerpo.Helada ante tu imponente ser me encuentro mientras tú exploras mi alma.Y al �n llega el momento que tanto esperaba y juntos nos embarca-mos en territorio desconocido, pero bendito territorio.Tan ansiado y deseado como cuando un náufrago ve tierra y pone los pies en ella.

Resurrección del Carmen Vicente RodríguezMicrorrelato 2º Premio 3º Nivel

UN “GIRO” INESPERADOY, mientras el avión caía en barrena envuelto en mil lenguas de fuego, un hombre, ataviado con un bombín oscuro, se levantó y ex-clamó:-¡Vaya, si nunca me toca nada!

José Miguel Alcaraz OlmosMicrorrelato 3º Premio 3º Nivel

BARROTE POR LANZA

Barrote por lanzaEncarcelamos hidalgos

plantamos gigantes¿de qué sirve abrir

las puertas del manicomio?

Mención Especial del jurado por su calidad literaria en micropoesíaAdrián Castellón García

UNA INFANCIA MÁS TARDE...

Hoy, hoy que hace dos años desde que te fuiste me he dado cuenta de todo. Han hecho falta cientos de noches de insomnio y muchas vueltas de esta peonza que es mi cabeza, me ha costado ver que te fuiste cuando se fue mi madre. Mi abuela me habló mil y una veces de ti, que si no me portaba bien, vendrías a buscarme.Y tú siempre venías con tu típico sermón de que me fuese a dormir, ahora entiendo que no era para que no me portase mal sino para que no viese el mundo que me rodeaba. Eras capaz de adoptar mil caras porque todos tenemos el mismo miedo pero que a su vez se disfraza de in�nitas formas. En cada ojera guardabas la última risa de un niño y cargabas sobre tu espalda el peso de innumerables infancias rotas, como la mía.Cada vez que papá bebía o mamá lloraba, tú siempre estabas. Solo quiero contarlo al mundo que no eras un hombre malo, simplemen-te vivías en constante tristeza. Entre tanto dolor y desilusión, te hiciste un hombre bueno.Que todas las abuelas se enteren, el hombre del saco no se lleva niños consigo sino algo mucho peor, su inocencia.

Mención Especial del jurado por su calidad literaria en microrrelatoPablo Martínez Jiménez