300
8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 1/300  Marianela Benito Pérez Galdós

Benito Perez Galdos - Marinela

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 1/300

 

Marianela

Benito Pérez Galdós

Page 2: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 2/300

- I –

Perdido

Se puso el sol. Tras el breve crepúsculvino tranquila y oscura la noche, en cuyo negro seno murieron poco a poco los últimorumores de la tierra soñolienta, y el viajer

siguió adelante en su camino, apresurando spaso a medida que avanzaba la noche. Ibpor angosta vereda, de esas que sobre ecésped traza el constante pisar de hombres brutos, y subía sin cansancio por un cerro e

cuyas vertientes se alzaban pintorescos grupos de guinderos hayas y robles. (Ya se vque estamos en el Norte de España.)

Era un hombre de mediana edad, de complexión recia, buena talla, ancho de espaldasresuelto de ademanes, firme de andadurabasto de facciones, de mirar osado y vivoligero a pesar de su regular obesidad, y (dgase de una vez aunque sea prematuro) excelente persona por doquiera que se le mirara. Vestía el traje propio de los señores aco

Page 3: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 3/300

modados que viajan en verano, con el redondo sombrerete, que debe a su fealdad enombre de hongo, gemelos de campo pendientes de una correa, y grueso bastón que

entre paso y paso, le servía para apalear lazarzas cuando extendían sus ramas llenas dafiladas uñas para atraparle la ropa.

Detúvose, y mirando a todo el círculo dehorizonte, parecía impaciente y desasosega

do. Sin duda no tenía gran confianza en lexactitud de su itinerario y aguardaba el pasde algún aldeano que le diese buenos informes topográficos para llegar pronto y derechamente a su destino.

-No puedo equivocarme -murmuró-. Mdijeron que atravesara el río por la pasadera... así lo hice. Después que marchara adelante, siempre adelante. En efecto, allá, detrás de mí queda esa apreciable villa, a quie

yo llamaría Villafangosa  por el buen surtidde lodos que hay en sus calles y caminos.De modo que por aquí, adelante, siempradelante... (me gusta esta frase, y si yo tuviera escudo no le pondría otra divisa) he d

llegar a las famosas minas de Socartes.

Page 4: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 4/300

Después de andar largo trecho, añadió:-Me he perdido, no hay duda de que m

he perdido... Aquí tienes, Teodoro Golfín, eresultado de tu adelante, siempre adelante

Estos palurdos no conocen el valor de las palabras. O han querido burlarse de ti, o ellomismos ignoran dónde están las minas dSocartes. Un gran establecimiento minero hde anunciarse con edificios, chimeneas, ruid

de arrastres, resoplido de hornos, relincho dcaballos, trepidación de máquinas, y yo nveo, ni huelo, ni oigo nada... Parece que estoy en un desierto... ¡qué soledad! Si yo creyera en brujas, pensaría que mi destino m

proporcionaba esta noche el honor de sepresentado a ellas... ¡Demonio!, ¿pero no hagente en estos lugares?... Aún falta medihora para la salida de la luna. ¡Ah!, bribonatú tienes la culpa de mi extravío... Si al me

nos pudiera conocer el sitio donde me encuentro... ¿Pero qué más da? (Al decir estohizo un gesto propio del hombre esforzadque desprecia los peligros). Golfín, tú que hadado la vuelta al mundo, ¿te acobardará

ahora?... ¡Ah!, los aldeanos tenían razón

Page 5: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 5/300

adelante, siempre adelante. La ley universade la locomoción no puede fallar en este momento.

Y puesta denodadamente en ejecució

aquella osada ley, recorrió un kilómetro, sguiendo a capricho las veredas que le salíaal paso y se cruzaban y se quebraban en ángulos mil, cual si quisiesen engañarle y confundirle más. Por grande que fuera su resolu

ción e intrepidez, al fin tuvo que pararse. Laveredas, que al principio subían, luego empezaron a bajar, enlazándose; y al fin bajarotanto, que nuestro viajero hallose en un talud, por el cual sólo habría podido descende

echándose a rodar.-¡Bonita situación! -exclamó sonriendo buscando en su buen humor lenitivo a la enojosa contrariedad-. ¿En dónde estás, queridGolfín? Esto parece un abismo. ¿Ves algo all

abajo? Nada, absolutamente nada... pero ecésped ha desaparecido, el terreno está removido. Todo es aquí pedruscos y tierra sivegetación, teñida por el óxido de hierro.Sin duda estoy en las minas... pero ni alm

viviente, ni chimeneas humeantes, ni ruido

Page 6: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 6/300

ni un tren que murmure a lo lejos, ni siquierun perro que ladre... ¿Qué haré?, hay poaquí una vereda que vuelve a subir. ¿Segurela? ¿Desandaré lo andado?... ¡Retrocede

¡Qué absurdo! O yo dejo de ser quien soy, llegaré esta noche a las famosas minas dSocartes y abrazaré a mi querido hermanoAdelante, siempre adelante.

Dio un paso y hundiose en la frágil tierr

movediza.-¿Esas tenemos, señor planeta?... ¿Coque quiere usted tragarme?... Si ese holgazán satélite quisiera alumbrar un poco, ynos veríamos las caras usted y yo... Y a f

que por aquí abajo no hemos de ir a ningúparaíso. Parece esto el cráter de un volcáapagado... Hay que andar suavemente potan delicioso precipicio. ¿Qué es esto? ¡AhUna piedra; magnífico asiento para echar u

cigarro, esperando a que salga la luna.El discreto Golfín se sentó tranquilamentcomo podría haberlo hecho en el banco de upaseo; y ya se disponía a fumar, cuando sintió una voz... sí, indudablemente era una vo

humana que lejos sonaba, un quejido patét

Page 7: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 7/300

co, mejor dicho, melancólico canto, formadde una sola frase, cuya última cadencia sprolongaba apianándose en la forma que lomúsicos llamaban morendo, y que se apaga

ba al fin en el plácido silencio de la noche, sique el oído pudiera apreciar su vibración postrera.

-Vamos -dijo el viajero lleno de gozo-humanidad tenemos. Ese es el canto de un

muchacha; sí, es voz de mujer, y voz preciosísima. Me gusta la música popular de estpaís... Ahora calla... Oigamos, que pronto hde volver a empezar... Ya, ya suena otra vez¡Qué voz tan bella, qué melodía tan conmo

vedora! Creeríase que sale de las profundidades de la tierra y que el señor de Golfín, ehombre más serio y menos supersticioso demundo, va a andar en tratos ahora con losilfos, ondinas, gnomos, hadas y toda l

chusma emparentada con la loca de la casa.Pero, si no me engaña el oído, la voz se aleja... La graciosa cantora se va... ¡Eh! Muchacha, aguarda, detén el paso.

La voz, que durante breve rato había re

galado con encantadora música el oído de

Page 8: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 8/300

hombre extraviado, se iba perdiendo en linmensidad tenebrosa, y a los gritos de Gofín, el canto extinguiose por completo. Siduda la misteriosa entidad gnómica, que en

tretenía su soledad subterránea cantandtristes amores, se había asustado de la brusca interrupción del hombre, huyendo a lamás hondas entrañas de la tierra, donde moran, avaras de sus propios fulgores, las pie

dras preciosas.-Esta es una situación divina -murmurGolfín, considerando que no podía hacer mejor cosa que dar lumbre a su cigarro-. No hamal que cien años dure. Aguardemos fuman

do. Me he lucido con querer venir solo y a pia las minas de Socartes. Mi equipaje habrllegado primero, lo que prueba de un modirrebatible las ventajas del adelante, siempradelante.»

Moviose entonces ligero vientecillo, Teodoro creyó sentir pasos lejanos en el fondo de aquel desconocido o supuesto abismque ante sí tenía. Puso atención y no tardó eadquirir la certeza de que alguien andaba po

allí. Levantándose, gritó:

Page 9: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 9/300

-Muchacha, hombre, o quien quiera quseas, ¿se puede ir por aquí a las minas dSocartes?

No había concluido, cuando oyose el vio

lento ladrar de un perro, y después una vode hombre, que dijo:

-Choto, Choto, ven aquí.-¡Eh! -gritó el viajero-. Buen amigo, mu

chacho de todos los demonios, o lo que quie

ra que seas, sujeta pronto ese perro, que ysoy hombre de paz!-¡Choto, Choto!Golfín vio que se le acercaba un perr

negro y grande; mas el animal, después d

gruñir junto a él, retrocedió llamado por samo. En tal punto y momento, el viajero pudo distinguir una figura, un hombre, que inmóvil y sin expresión, cual muñeco de piedraestaba en pie a distancia como de diez vara

más abajo de él, en una vereda trasversaque aparecía irregularmente trazada por todlo largo del talud. Este sendero y la humanfigura detenida en él llamaron vivamente latención de Golfín, que dirigiendo gozos

mirada al cielo, exclamó:

Page 10: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 10/300

-¡Gracias a Dios!, al fin salió esa loca. Ypodemos saber dónde estamos. No sospechaba yo que tan cerca de mí existiera estsenda... Pero si es un camino... ¡Hola!, am

guito, ¿puede usted decirme si estoy en laminas de Socartes?

-Sí, señor, estas son las minas de Socartes, aunque estamos un poco lejos del establecimiento.

La voz que esto decía era juvenil y agradable, y resonaba con las simpáticas inflexiones que indican una disposición a prestaservicios con buena voluntad y cortesía. Mucho gustó al doctor oírla, y más aún observa

la dulce claridad que, difundiéndose por loespacios antes oscuros, hacía revivir cielo tierra, cual si se los sacara de la nada.

-Fiat lux   -dijo descendiendo-. Me pareceque acabo de salir del caos primitivo. Ya es

tamos en la realidad... Bien, amiguito, doy usted gracias por las noticias que me ha dady las que aún ha de darme... Salí de Villamojada al ponerse el sol. Dijéronme que adelante, siempre adelante...

Page 11: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 11/300

-¿Va usted al establecimiento? -preguntel misterioso joven, permaneciendo inmóvil rígido, sin mirar al doctor, que ya estaba cerca.

-Sí, señor; pero sin duda equivoqué ecamino.

-Esta no es la entrada de las minas. Lentrada es por la pasadera de Rabagonesdonde está el camino y el ferro-carril e

construcción. Por allá hubiera usted llegaden diez minutos al establecimiento. Por aqutardaremos más, porque hay bastante distancia y muy mal camino. Estamos en la últimzona de explotación, y hemos de atravesa

algunas galerías y túneles, bajar escaleraspasar trincheras, remontar taludes, descender el plano inclinado; en fin, recorrer todalas minas de Socartes desde un extremo, ques este, hasta el otro extremo, donde está

los talleres, los hornos, las máquinas, el laboratorio y las oficinas.-Pues a fe mía que ha sido floja mi equ

vocación -dijo Golfín riendo.-Yo le guiaré a usted con mucho gusto

porque conozco estos sitios perfectamente.

Page 12: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 12/300

Golfín, hundiendo los pies en la tierraresbalando aquí y bailoteando más allá, tocal fin el benéfico suelo de la vereda, y sprimera acción fue examinar al bondados

joven. Breve rato estuvo el doctor dominadpor la sorpresa.

-Usted... -murmuró.-Soy ciego, sí, señor -añadió el joven-

pero sin vista sé recorrer de un cabo a otr

las minas de Socartes. El palo que uso mimpide tropezar, y Choto me acompañacuando no lo hace la Nela, que es mi lazarilloCon que sígame usted y déjese llevar.

- II –

Guiado

-¿Ciego de nacimiento? -dijo Golfín covivo interés que no era sólo inspirado por lcompasión.

-Sí, señor, de nacimiento -repuso el ciegcon naturalidad. No conozco el mundo má

Page 13: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 13/300

que por el pensamiento, el tacto y el oído. Hpodido comprender que la parte más maravllosa del universo es esa que me está vedadaYo sé que los ojos de los demás no son com

estos míos, sino que por sí conocen las cosaspero este don me parece tan extraordinarioque ni siquiera comprendo la posibilidad dposeerlo.

-Quién sabe... -manifestó Teodoro- ¿per

qué es esto que veo, amigo mío, qué sorprendente espectáculo es este?El viajero, que había andado algunos pa

sos junto a su guía, se detuvo asombrado dla fantástica perspectiva que se ofrecía ant

sus ojos. Hallábase en un lugar hondo, semejante al cráter de un volcán, de suelo irregular, de paredes más irregulares aún. En lobordes y en el centro de la enorme calderacuya magnitud era aumentada por el engaño

so claro-oscuro de la noche, se elevaban figuras colosales, hombres disformes, monstruovolcados y patas arriba, brazos inmensodesperezándose, pies truncados, desparramadas figuras semejantes a las que forma e

caprichoso andar de las nubes en el cielo

Page 14: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 14/300

pero quietas, inmobles, endurecidas. Era scolor el de las momias, un color terroso trando a rojo; su actitud la del movimientfebril sorprendido y atajado por la muerte

Parecía la petrificación de una orgía de gigantescos demonios; y sus manotadas, los burlones movimientos de sus desproporcionadacabezas habían quedado fijos como las inalterables actitudes de la escultura. El silenci

que llenaba el ámbito del supuesto cráter erun silencio que daba miedo. Creeríase que mvoces y aullidos habían quedado tambiéhechos piedra, y piedra eran desde siglos dsiglos.

-¿En dónde estamos, buen amigo? -dijGolfín-. Esto es una pesadilla.-Esta zona de la mina se llama la Terribl

-repuso el ciego indiferente al estupor de scompañero de camino-. Ha estado en explo

tación hasta que hace dos años se agotó emineral de calamina. Hoy los trabajos shacen en otras zonas que hay más arriba. Lque a usted le maravilla son los bloques dpiedra que llaman cretácea y de arcilla ferru

ginosa endurecida que han quedado despué

Page 15: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 15/300

de sacado el mineral. Dicen que esto presenta un golpe de vista sublime, sobre todo a lluz de la luna. Yo de nada de eso entiendo.

-Espectáculo asombroso, sí -dijo el foras

tero deteniéndose en contemplarlo-, pero qua mí antes me causa espanto que placeporque lo asocio al recuerdo de mis neuragias. ¿Sabe usted lo que me parece? Me parece que estoy viajando por el interior de u

cerebro atacado de violentísima jaqueca. Estas figuras son como las formas perceptibleque afecta el dolor cefalálgico, confundiéndose con los terroríficos bultos y sombrajos quengendra la fiebre.

-¡Choto, Choto, aquí! -dijo el ciego-. Caballero, mucho cuidado ahora, que vamos entrar en una galería.

En efecto, Golfín vio que el ciego, tocandel suelo con su palo, se dirigía hacia un

puertecilla estrecha, cuyo marco eran tregruesas vigas.El perro entró primero olfateando la negr

cavidad. Siguole el ciego con la impavidez dquien vive en perpetuas tinieblas. Teodor

fue detrás, no sin experimentar cierta repug

Page 16: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 16/300

nancia instintiva hacia la importuna excursióbajo la tierra.

-Es pasmoso -dijo- que usted entre y saga por aquí sin tropiezo.

-Me he criado en estos sitios y los conozccomo mi propia casa. Aquí se siente fríoabríguese usted si tiene con qué. No tardaremos mucho en salir.

Iba palpando con su mano derecha la pa

red, formada de vigas perpendiculares. Después dijo:-Cuide usted de no tropezar en los carrile

que hay en el suelo. Por aquí se arrastra emineral de las pertenencias de arriba. ¿Tien

usted frío?-Diga usted, buen amigo -interrogó edoctor festivamente-. ¿Está usted seguro dque no nos ha tragado la tierra? Este pasadzo es un esófago. Somos pobres bichos qu

hemos caído en el estómago de un gran insectívoro. ¿Y usted, joven, se pasea muchpor estas amenidades?

-Mucho paseo por aquí a todas horas, me agrada extraordinariamente. Ya hemo

entrado en la parte más seca. Esto es aren

Page 17: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 17/300

pura... Ahora vuelve la piedra... Aquí hafiltraciones de agua sulfurosa; por aquí uncapa de tierra, en que se encuentran conchtas de piedra... También hay capas de piza

rra: esto llaman esquistos... ¿Oye usted cómcanta el sapo? Ya estamos cerca de la bocaAllí se pone ese holgazán todas las noches. Lconozco; tiene una voz ronca y pausada.

-¿Quién, el sapo?

-Sí, señor. Ya nos acercamos al fin.-En efecto; allá veo como un ojo que nomira. Es la claridad de la boca.

Cuando salieron, el primer accidente quhirió los sentidos del doctor, fue el canto me

lancólico que había oído antes. Oyolo tambiéel ciego; volviose bruscamente y dijo sonriendo con placer y orgullo:

-¿La oye usted?-Antes oí esa voz y me agradó sobrema

nera. ¿Quién es la que canta?...En vez de contestar, el ciego se detuvo, dando al viento la voz con toda la fuerza dsus pulmones, gritó:

-¡Nela!... ¡Nela!

Page 18: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 18/300

Ecos sonorosos, próximos los unos, lejanos otros, repitieron aquel nombre.

El ciego, poniéndose las manos en la bocen forma de bocina, gritó:

-No vengas, que voy allá. ¡Espérame en lherrería... en la herrería!

Después, volviéndose al doctor, le dijo:-La Nela es una muchacha que me acom

paña; es mi lazarillo. Al anochecer volvíamo

juntos del prado grande... hacía un poco dfresco. Como mi padre me ha prohibido quande de noche sin abrigo, metime en la cabaña de Romolinos, y la Nela corrió a mi casa buscarme el gabán. Al poco rato de esta

en la cabaña, acordeme de que un amighabía quedado en esperarme en casa; ntuve paciencia para aguardar a la Nela, y sacon Choto. Pasaba por la Terrible, cuando lencontré a usted... Pronto llegaremos a l

herrería. Allí nos separaremos, porque mpadre se enoja cuando entro tarde en casa, ella le acompañará a usted hasta las oficinas

-Muchas gracias, amigo mío.El túnel les había conducido a un segund

espacio más singular que el anterior. Era un

Page 19: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 19/300

profunda grieta abierta en el terreno, a semejanza de las que resultan de un cataclismopero no había sido abierta por las palpitaciones fogosas del planeta, sino por el laborios

azadón del minero. Parecía el interior de ugran buque náufrago, tendido sobre la playay a quien las olas hubieran quebrado por lmitad, doblándole en un ángulo obtuso. Hasta se podían ver sus descarnados costillajes

cuyas puntas coronaban en desigual fila unde las alturas. En la concavidad panzuda distinguíanse grandes piedras, como restos dcarga maltratados por las olas; y era tal lfuerza pictórica del claro-oscuro de la luna

que Golfín creyó ver, entre mil despojos dcosas náuticas, cadáveres medio devoradopor los peces, momias, esqueletos, todmuerto, dormido, semi-descompuesto y profundamente tranquilo, cual si por much

tiempo morara en la inmensa sepultura demar.La ilusión fue completa cuando sintió ru

mor de agua, un chasquido semejante al dlas olas mansas cuando juegan en los hueco

Page 20: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 20/300

de una peña o azotan el esqueleto de un buque náufrago.

-Por aquí hay agua -dijo a su compañero.-Ese ruido que usted siente -replicó e

ciego deteniéndose- y que parece... ¿cómo ldiré? ¿no es verdad que parece ruido de gárgaras, como el que hacemos cuando nos curamos la garganta?

-Exactamente. ¿Y dónde está ese buch

de agua? ¿Es algún arroyo que pasa?-No, señor. Aquí, a la izquierda, hay unloma. Detrás de ella se abre una gran bocauna sima, un abismo cuyo fin no se sabe. Sllama la Trascava. Algunos creen que va

dar al mar por junto a Ficóbriga. Otros diceque por el fondo de él corre un río que estsiempre dando vueltas y más vueltas, comuna rueda, sin salir nunca fuera. Yo me figurque será como un molino. Algunos dicen qu

hay allá abajo un resoplido de aire que salde las entrañas de la tierra, como cuandsilbamos, el cual resoplido de aire choca contra un chorro de agua, se ponen a reñir, sengrescan, se enfurecen y producen ese her

videro que oímos de fuera.

Page 21: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 21/300

-¿Y nadie ha bajado a esa sima?-No se puede bajar sino de una manera.-¿Cómo?-Arrojándose a ella. Los que han entrad

no han vuelto a salir, y es lástima, porqunos hubieran dicho qué pasaba allá dentro. Lboca de esa caverna hállase a bastante distancia de nosotros; pero hace dos años lomineros, cavando en este sitio, descubriero

una hendidura en la peña, por la cual se oyel mismo hervor de agua que por la bocprincipal. Esta hendidura debe comunicar colas galerías de allá dentro, donde está el resoplido que sube y el chorro que baja. De dí

podrá usted verla perfectamente, pues basttrepar un poco por las piedras del lado izquierdo, para llegar hasta ella. Hay un cómodo asiento. Algunas personas tienen miedo dacercarse; pero la Nela y yo nos sentamos a

muy a menudo a oír cómo resuena la voz deabismo. Y efectivamente, señor, parece qunos hablan al oído. La Nela dice y jura quoye palabras, que las distingue claramenteYo, la verdad, nunca he oído palabras; pero

un murmullo como soliloquio o meditación

Page 22: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 22/300

que a veces parece triste, a veces alegre, veces colérico, a veces burlón.

-Pues yo no oigo sino ruido de gárgaras dijo el doctor riendo.

-Así parece desde aquí... Pero no nos retardemos, que es tarde. Prepárese usted pasar otra galería.

-¿Otra?-Sí, señor. Y ésta, al llegar a la mitad s

divide en dos. Hay después un laberinto dvueltas y revueltas, porque se hicieron galerías que después quedaron abandonadas, aquello está como Dios quiere. Choto, adelante.

Choto se metió por un agujero, comhurón que persigue al conejo, y siguiéronle edoctor y su guía, que tentaba con su palo etortuoso, estrecho y lóbrego camino. Nuncel sentido del tacto había tenido más delica

deza y finura, prolongándose desde la epdermis humana hasta un pedazo de maderinsensible. Avanzaron, describiendo primeruna curva, después ángulos y más ángulossiempre entre las dos paredes de tablone

húmedos y medio podridos.

Page 23: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 23/300

-¿Sabe usted a lo que me parece esto? dijo el doctor, conociendo que los símileagradaban a su guía-. Pues se me parece los pensamientos del hombre perverso. Pare

ce que somos la intuición del malo, cuandpenetra en su conciencia para verse en todsu fealdad.

Creyó Golfín que se había expresado elenguaje poco inteligible para el ciego; ma

éste probole lo contrario, diciendo:-Para el que posee ese reino desconocidde la luz, estas galerías deben de ser tristespero yo, que vivo en tinieblas, hallo aquí cierta conformidad de la tierra con mi propio se

Yo ando por aquí como usted por la calle máancha. Si no fuera porque unas veces es escaso el aire y otras la humedad excesivapreferiría estos lugares subterráneos a todolos demás lugares que conozco.

-Esto es la idea de la meditación.-Yo siento en mi cerebro un paso, un agujero lo mismo que este por donde voy, y poél corren mis ideas desarrollándose magnífcamente.

Page 24: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 24/300

-¡Oh! ¡cuán lamentable cosa es no habevisto nunca la bóveda azul del cielo en plendía! -exclamó el doctor con espontaneidasuma-. Dígame usted, ¿este conducto dond

las ideas de usted se desarrollan magníficamente, no se acaba nunca?

-Ya, ya pronto estaremos fuera... ¿Dicusted que la bóveda del cielo...? ¡Ah! Ya mfiguro que será una concavidad armoniosa,

la cual parece que podremos alcanzar con lamanos, sin poder hacerlo realmente.Al decir esto, salieron; Golfín, respirand

con placer y fuerza, como el que acaba dsoltar un gran peso, exclamó mirando al cie

lo: -Gracias a Dios que os vuelvo a ver, estrellitas del firmamento. Nunca me habéparecido más lindas que en este instante.

-Al pasar -dijo el ciego, alargando su ma

no que mostraba una piedra- he cogido estpedazo de caliza cristalizada; ¿sostendrá usted que estos cristalitos que mi tacto halltan bien cortados, tan finos, y tan bien pegados los unos a los otros no son una cosa mu

bella? Al menos a mí me lo parece.

Page 25: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 25/300

Diciéndolo, desmenuzaba los cristales.-Amigo querido -dijo Golfín con emoció

y lástima- es verdaderamente triste que usted no pueda conocer que ese pedruzco n

merece la atención del hombre, mientras estsuspendido sobre nuestras cabezas el infinitrebaño de maravillosas luces que llenan lbóveda del cielo.

El ciego volvió su rostro hacia arriba,

dijo con profunda tristeza:-¿Es verdad que existís, estrellas?-Dios es inmensamente grande y miser

cordioso -observó Golfín, poniendo su mansobre el hombro de su acompañante-. Quié

sabe, quién sabe, amigo mío... Se han vistose ven todos los días casos muy raros.Mientras esto decía, le miraba de cerca

tratando de examinar a la escasa claridad dla noche las pupilas del joven. Fijo y sin m

rada, el ciego volvía sonriendo su rostro hacidonde sonaba la voz del doctor.-No tengo esperanza -murmuró.Habían salido a un sitio despejado. L

luna, más clara a cada rato, iluminaba prade

ras ondulantes y largos taludes, que parecía

Page 26: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 26/300

las escarpas de inmensas fortificaciones. A lizquierda y a regular altura vio el doctor ugrupo de blancas casas en el mismo borde dla vertiente.

-Aquí a la izquierda -dijo el ciego- está mcasa. Allá arriba... ¿sabe usted? Aquellas trecasas es lo que queda del lugar de Aldeacorba de Suso: lo demás ha sido expropiado ediversos años para beneficiar el terreno; tod

aquí debajo es calamina. Nuestros padrevivían sobre miles de millones sin saberlo.Esto decía, cuando se vino corriendo haci

ellos una muchacha, una niña, una chicuelade ligerísimos pies y menguada estatura.

-Nela, Nela -dijo el ciego-. ¿Me traes eabrigo?-Aquí está -repuso la muchacha poniéndo

le un capote sobre los hombros.-¿Ésta es la que cantaba?... ¿Sabes qu

tienes una preciosa voz?-¡Oh! -exclamó el ciego con candorosacento de encomio -canta admirablementeAhora, Mariquilla, vas a acompañar a estcaballero hasta las oficinas. Yo me quedo e

casa. Ya siento la voz de mi padre que baja

Page 27: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 27/300

buscarme. Me reñirá de seguro... ¡Allá voyallá voy!

-Retírese usted pronto, amigo -dijo Golfíestrechándole la mano-. El aire es fresco

puede hacerle daño. Muchas gracias por lcompañía. Espero que seremos amigos, porque estaré aquí algún tiempo... Yo soy hermano de Carlos Golfín, el ingeniero de estaminas.

-¡Ah!... ya... D. Carlos es muy amigo dmi padre y mío: le espera a usted desdayer.

-Llegué esta tarde a la estación de Villamojada... dijéronme que Socartes estab

cerca y que podía venirme a pie. Como mgusta ver el paisaje y hacer ejercicio, y comme dijeron que adelante, siempre adelanteeché a andar, mandando mi equipaje en ucarro. Ya ve usted cómo me perdí... pero n

hay mal que por bien no venga... le he conocido a usted y seremos amigos, quizás muamigos... Vaya, adiós; a casa pronto, que efresco de Setiembre no es bueno. Esta señorNela tendrá la bondad de acompañarme.

Page 28: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 28/300

-De aquí a las oficinas no hay más que ucuarto de hora de camino... poca cosa... Cudado no tropiece usted en los rails; cuidado abajar el plano inclinado. Suelen dejar los va

gonetes sobre la vía... y con la humedad, ltierra está como jabón... Adiós, caballero amigo mío. Buenas noches.

Subió por una empinada escalera abierten la tierra y cuyos peldaños estaban refor

zados con vigas. Golfín siguió adelante, guiado por la Nela. Lo que hablaron ¿merecercapítulo aparte? Por si acaso, se lo daremos

- III –

Un diálogo que servirá de exposición

-Aguarda, hija, no vayas tan a prisa -dijGolfín deteniéndose- déjame encender ucigarro.

Estaba tan serena la noche, que no necesitó emplear las precauciones que generamente adoptan contra el viento los fumado

Page 29: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 29/300

res. Encendido el cigarro, acercó la cerilla arostro de la Nela, diciendo con bondad:

-A ver, enséñame tu cara.Mirábale la muchacha con asombro, y su

negros ojuelos brillaron con un punto rojizocomo chispa, en el breve instante que duró lluz del fósforo. Era como una niña, pues sestatura debía contarse entre las más pequeñas, correspondiendo a su talle delgadísimo

a su busto mezquinamente constituido. Ercomo una jovenzuela, pues sus ojos no tenan el mirar propio de la infancia, y su carrevelabala madurez de un organismo en quha entrado o debido entrar el juicio. A pesa

de esta desconformidad, era admirablementproporcionada, y su pequeña cabeza remataba con cierta gallardía el miserable cuerpecllo. Alguien decía que era una mujer miradcon vidrio de disminución; alguno que er

una niña con ojos y expresión de adolescente. No conociéndola, se dudaba si era uasombroso progreso o un deplorable atraso.

-¿Qué edad tienes tú? -preguntole Golfísacudiendo los dedos para arrojar el fósforo

que empezaba a quemarle.

Page 30: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 30/300

-Dicen que tengo diez y seis años -replicla Nela, examinando a su vez al doctor.

-¡Diez y seis años! Atrasadilla estás, hijaTu cuerpo es de doce, a lo sumo.

-¡Madre de Dios! Si dicen que yo soy como un fenómeno -manifestó ella en tono dlástima de sí misma.

-¡Un fenómeno! -repitió Golfín poniendsu mano sobre los cabellos de la chica-. Po

drá ser. Vamos, guíame.La Nela comenzó a andar resueltamentsin adelantarse mucho, antes bien, cuidandde ir siempre al lado del viajero, como apreciara en todo su valor la honra de ta

noble compañía. Iba descalza: sus pies, ágles y pequeños denotaban familiaridad consuetudinaria con el suelo, con las piedras, colos charcos, con los abrojos. Vestía una faldsencilla y no muy larga, denotando en su ru

dimentario atavío, así como en la libertad dsus cabellos sueltos y cortos, rizados con nativa elegancia, cierta independencia más propia del salvaje que del mendigo. Sus palabras, al contrario, sorprendieron a Golfín po

lo recatadas y humildes, dando indicios de u

Page 31: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 31/300

carácter formal y reflexivo. Resonaba su vocon simpático acento de cortesía, que no podía ser hijo de la educación, y sus miradaeran fugaces y momentáneas, como no fue

ran dirigidas al suelo o al cielo.-Dime -le preguntó Golfín- ¿tú vives e

las minas? ¿Eres hija de algún empleado desta posesión?

-Dicen que no tengo madre ni padre.

-¡Pobrecita! Tú trabajarás en las minas...-No, señor. Yo no sirvo para nada -replicsin alzar del suelo los ojos.

-Pues a fe que tienes modestia.Teodoro se inclinó para mirarle el rostro

Este era delgado, muy pecoso, todo salpicadde menudas manchitas parduzcas. Tenía pequeña la frente, picudilla y no falta de gracila nariz, negros y vividores los ojos; percomúnmente brillaba en ellos una luz de tris

teza. Su cabello dorado-oscuro había perdidel hermoso color nativo por la incuria y scontinua exposición al aire, al sol y al polvoSus labios apenas se veían de puro chicos, siempre estaban sonriendo; pero aquella son

risa era semejante a la imperceptible de a

Page 32: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 32/300

gunos muertos cuando han dejado de vivpensando en el cielo. La boca de la Nela, estéticamente hablando, era desabrida, feapero quizás podía merecer elogios, aplicándo

le el verso de Polo de Medina: «es tan lindsu boca que no pide». En efecto; ni hablandoni mirando, ni sonriendo revelaba aquellmiserable el hábito degradante de la mendcidad callejera.

Golfín le acarició el rostro con su manotomándolo por la barba y abarcándolo catodo entre sus gruesos dedos.

-¡Pobrecita! -exclamó-. Dios no ha sidgeneroso contigo. ¿Con quién vives?

-Con el señor Centeno, capataz de ganaden las minas.-Me parece que tú no habrás nacido en l

abundancia. ¿De quién eres hija?-Dicen que mi madre vendía pimientos e

el mercado de Villamojada. Era soltera. Mtuvo  un día de Difuntos, y después se fue criar a Madrid.

-¡Vaya con la buena señora! -murmurTeodoro con malicia-. Quizás no tenga nadi

noticia de quién fue tu papá.

Page 33: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 33/300

-Sí, señor -replicó la Nela con cierto orgullo-. Mi padre fue el primero que encendió laluces en Villamojada.

-¡Cáspita!

-Quiero decir que cuando el Ayuntamientpuso por primera vez faroles en las calles dijo la muchacha, dando a su relato la gravedad de la historia-, mi padre era el encargadde encenderlos y limpiarlos. Yo estaba y

criada por una hermana de mi madre, quera también soltera, según dicen. Mi padrhabía reñido con ella... Dicen que vivían juntos... todos vivían juntos... y cuando iba farolear me llevaba en el cesto, junto con lo

tubos de vidrio, las mechas, la aceitera... Udía dicen que subió a limpiar el farol que haen el puente; puso el cesto sobre el antepecho, yo me salí fuera y caíme al río.

-¡Y te ahogaste!

-No, señor; porque caí sobre piedras. ¡Dvina Madre de Dios! Dicen que antes de esera yo muy bonita.

-Sí; indudablemente eras muy bonita afirmó el forastero con el alma inundada d

bondad-. Y todavía lo eres... Pero dime otr

Page 34: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 34/300

cosa. ¿Hace mucho tiempo que vives en laminas?

-Dicen que hace tres años. Dicen que mmadre me recogió después de la caída. M

padre cayó enfermo, y como mi madre no lquiso asistir, porque era malo, él fue al hosptal donde dicen que se murió. Entonces vinmi madre a trabajar a las minas. Dicen quun día la despidió el jefe porque había bebid

mucho aguardiente...-Y tu madre se fue... Vamos, ya me interesa esa señora. Se fue...

-Se fue a un agujero muy grande que haallá arriba -dijo Nela, deteniéndose ante e

doctor y dando a su voz el tono más patéticoy se metió dentro.-¡Canario! ¡Vaya un fin lamentable! Su

pongo que no habrá vuelto a salir.-No, señor -replicó la Nela con natural

dad-. Allí dentro está.-Después de esa catástrofe, pobre criatura -dijo Golfín con cariño-, has quedado trabajando aquí. Es un trabajo muy penoso el dla minería. Tú estás teñida del color del mine

Page 35: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 35/300

ral; estás raquítica y mal alimentada. Estvida destruye las naturalezas más robustas.

-No, señor, yo no trabajo. Dicen que yno sirvo ni puedo servir para nada.

-Quita allá, tonta, tú eres una alhaja.-Que no señor -dijo Nela insistiendo co

energía-. Si no puedo trabajar. En cuantcargo un peso pequeño, me caigo al suelo. Sme pongo a hacer alguna cosa difícil en se

guida me desmayo.-Todo sea por Dios... Vamos, que si cayeras tú en manos de personas que te supieramanejar, ya trabajarías bien.

-No, señor -repitió la Nela con tanto énfa

sis como si se elogiara-; si yo no sirvo máque de estorbo.-¿De modo que eres una vagabunda?-No, señor, porque acompaño a Pablo.-¿Y quién es Pablo?

-Ese señorito ciego, a quien usted encontró en la Terrible. Yo soy su lazarillo desdhace año y medio. Le llevo a todas partesnos vamos por esos campos paseando.

-Parece buen muchacho ese Pablo.

Page 36: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 36/300

La Nela se detuvo otra vez mirando adoctor. Con el rostro resplandeciente de entusiasmo, exclamó:

-¡Madre de Dios! Es lo mejor que hay e

el mundo. ¡Pobre amito mío! Sin vista tiene émás talento que todos los que ven.

-Me gusta tu amo. ¿Es de este país?-Sí, señor, es hijo único de D. Francisc

Penáguilas, un caballero muy bueno y mu

rico que vive en las casas de Aldeacorba.-Dime ¿y a ti por qué te llaman la Nela¿Qué quiere decir eso?

La muchacha alzó los hombros. Despuéde una pausa, repuso:

-Mi madre se llamaba la señá María Canela; pero le decían Nela. Dicen que este enombre de perra. Yo me llamo María.

-Mariquita.-María Nela me llaman y también La Hij

de la Canela. Unos me dicen Marianela, otros nada más que la Nela.-¿Y tu amo, te quiere mucho?-Sí, señor, es muy bueno. Él dice que v

con mis ojos, porque como le llevo a toda

partes y le digo cómo son todas las cosas...

Page 37: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 37/300

-Todas las cosas que no puede ver.El forastero parecía muy gustoso de aque

coloquio.-Sí, señor; yo le digo todo. Él me pregun

ta cómo es una estrella, y yo se la pinto dtal modo hablando, que para él es lo mismitque si la viera. Yo le explico todo, cómo solas yerbas, las nubes, el cielo, el agua y lorelámpagos, las veletas, las mariposas, e

humo, los caracoles, el cuerpo y la cara dlas personas y de los animales. Yo le digo lque es feo y lo que es bonito, y así se va enterando de todo.

-Veo que no es flojo tu trabajo. ¡Lo feo

lo bonito! Ahí es nada... ¿Te ocupas deso?... Dime, ¿sabes leer?-No, señor. Si yo no sirvo para nada.Decía esto en el tono más convincente,

el gesto de que acompañaba su firme protes

ta parecía añadir: «Es usted un majadero esuponer que yo sirvo para algo.»-¿No verías con gusto que tu amito recibí

(5) de Dios el don de la vista?La muchacha no contestó nada. Despué

de una pausa, dijo:

Page 38: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 38/300

-¡Divino Dios! Eso es imposible.-Imposible no, aunque difícil.-El ingeniero director de las minas ha da

do esperanzas al padre de mi amo.

-¿D. Carlos Golfín?-Sí, señor. D. Carlos tiene un herman

médico que cura los ojos, y, según dicen, dvista a los ciegos, arregla a los tuertos y leendereza los ojos a los bizcos.

-¡Qué hombre más hábil!-Sí, señor; y como ahora el médico anunció a su hermano que iba a venir, su hermanle escribió diciéndole que trajera las herramientas para ver si le podía dar vista a Pablo

-¿Y ha venido ya ese buen hombre?-No, señor: como anda siempre allá polas Américas y las Inglaterras, parece qutardará en venir. Pero Pablo se ríe de esto dice que no le dará ese hombre lo que la Vir

gen Santísima le negó desde el nacer.-Quizás tenga razón... Pero dime, ¿estamos ya cerca?... porque veo chimeneas quarrojan un humo más negro que el del infierno, y veo también una claridad que parece d

fragua.

Page 39: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 39/300

-Sí, señor, ya llegamos. Aquellos son lohornos de la calcinación, que arden día y noche. Aquí enfrente están las máquinas dlavado, que no trabajan sino de día; a man

derecha está el taller de composturas y allabajo, a lo último de todo, las oficinas.

En efecto; el lugar aparecía a los ojos dGolfín como lo describía Marianela. Esparciéndose el humo por falta de aire, envolví

en una como gasa oscura y sucia todos loedificios, cuyas masas negras señalábansconfusa y fantásticamente sobre el cielo iluminado por la luna.

-Más hermoso es esto para verlo una ve

que para vivir aquí -indicó Golfín apresurandel paso-. La nube de humo lo envuelve todoy las luces forman un disco borroso, como ede la luna en noches de bochorno. ¿En dóndestán las oficinas?

-Allá: ya pronto llegamos.Después de pasar por delante de los hornos, cuyo calor obligole a apretar el paso, edoctor vio un edificio tan negro y ahumadcomo todos los demás. Verlo y sentir los gra

Page 40: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 40/300

tos sonidos de un piano teclado con verdadero frenesí musical, fue todo uno.

-Música tenemos. Conozco las manos dmi cuñada.

-Es la señorita Sofía, que toca -afirmMaría.

Claridad de alegres habitaciones lucía elos huecos, y el balcón principal estaba abierto. Veíase en él una pequeña ascua: era l

lumbre de un cigarro. Antes que el doctollegase, aquella ascua cayó, describiendo unperpendicular y dividiéndose en menudas saltonas chispas; era que el fumador habíarrojado la colilla.

-Allí está el fumador sempiterno -gritó edoctor con acento del más vivo cariño-. ¡Carlos, Carlos!

-¡Teodoro! -contestó una voz en el balcónCalló el piano, como un ave cantora qu

se asusta del ruido. Sonaron pasos en la casa. El doctor dio una moneda de plata a sguía y corrió hacia la puerta.

Page 41: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 41/300

- IV –

La familia de piedra

Menudeando el paso y saltando sobre loobstáculos que hallaba en su camino, la Nelse dirigió a la casa que está detrás de lotalleres de maquinaria y junto a las cuadra

donde rumiaban pausada y gravemente lasesenta mulas del establecimiento. Era lmorada del señor Centeno de moderna construcción, si bien nada elegante ni aun cómoda. Baja de techo, pequeña para albergar e

sus tres piezas a los esposos Centeno, a locuatro hijos de los esposos Centeno, al gatde los esposos Centeno, y, por añadidura, la Nela, la casa, no obstante, figuraba en loplanos de vitela de aquel gran establecimiento ostentando orgullosa, como otras muchaseste letrero: Vivienda de capataces.

En lo interior el edificio servía para probaprácticamente un aforismo que ya conocemos, por haberlo visto enunciado por la misma Marianela; es, a saber, que ella, Mariane

Page 42: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 42/300

la, no servía más que de estorbo. En efectoallí había sitio para todo: para los esposoCenteno, para las herramientas de sus hijospara mil cachivaches de cuya utilidad no ha

pruebas inconcusas, para el gato, para el plato en que comía el gato, para la guitarra dTanasio, para los materiales que el mismempleaba en componer garrotes  (cestaspara media docena de colleras viejas de mu

las, para la jaula del mirlo, para los dos peroles inútiles, para un altar en que la de Centeno ponía a la Divinidad ofrenda de flores dtrapo y unas velas seculares, colonizadas polas moscas; para todo absolutamente, meno

para la hija de la Canela. Frecuentemente soía:-¡Que no he de dar un paso sin tropeza

con esta condenada Nela!...También se oía esto:

-Vete a tu rincón... ¡Qué criatura! Ni hacni deja hacer a los demás.La casa constaba de tres piezas y un des

ván. Era la primera, a más de comedor y sala, alcoba de los Centenos mayores. En l

segunda dormían las dos señoritas, que era

Page 43: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 43/300

ya mujeres, y se llamaban la Mariuca y lPepina. Tanasio, el primogénito, se agasajaben el desván, y Celipín, que era el más pequeño de la familia y frisaba en los doc

años, tenía su dormitorio en la cocina, la pieza más interna, más remota, más crepuscular, más ahumada y más inhabitable de latres que componían la morada Centenil.

La Nela, durante los largos años de s

residencia allí, había ocupado distintos rincones, pasando de uno a otro conforme lo exgía la instalación de mil objetos que no servan sino para robar a los seres vivos su últimpedazo de suelo habitable. En cierta ocasió

(no conocemos la fecha con exactitud), Tanasio, que era tan imposibilitado de piernacomo de ingenio, y se había dedicado a lconstrucción de cestas de avellano, puso ela cocina, formando pila, hasta media docen

de aquellos ventrudos ejemplares de su industria. Entonces la de la Canela volvió tristemente sus ojos en derredor, sin hallar sitidonde albergarse; pero la misma contrariedad sugiriole repentina y felicísima idea, qu

al instante puso en ejecución. Metiose bon

Page 44: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 44/300

tamente en una cesta, y así pasó la noche efácil y tranquilo sueño. Indudablementaquello era bueno y cómodo: cuando tenífrío, tapábase con otra cesta. Desde enton

ces, siempre que había garrotes grandes, ncareció de estuche en que encerrarse. Por esdecían en la casa: «Duerme como una ahaja».

Durante la comida, y entre la algazara d

una conversación animada sobre el trabajo dla mañana, oíase una voz que bruscamentdecía: «Toma». La Nela recogía una escudillde manos de cualquier Centeno grande o chco, y se sentaba contra el arca a comer sose

gadamente. También solía oírse al fin de lcomida la voz áspera y becerril del señoCenteno diciendo a su esposa en tono de reconvención: «Mujer, que no has dado nada la pobre Nela». A veces acontecía que la Se

ñana (este nombre se había formado de señora Ana) moviera la cabeza para buscar colos ojos , por entre los cuerpos de sus hijosalgún objeto pequeño y lejano, y que al mismo tiempo dijera: «Pues qué, ¿estaba ahí? Y

Page 45: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 45/300

pensé que también hoy se había quedado eAldeacorba».

Por las noches, después de cenar, rezabael rosario. Tambaleándose como sacerdotisa

de Baco, y revolviendo sus apretados puñoen el hueco de los ojos , la Mariuca y la Pepinse iban a sus lechos, que eran cómodos confortantes, paramentados con abigarradacolchas. Poco después oíase un roncante dú

de contraltos aletargados que duraba sin interrupción hasta el amanecer.Tanasio subía al alto aposento y Celipín s

acurrucaba sobre haraposas mantas, no lejode las cestas donde desaparecía la Nela.

Acomodados así los hijos, los padres permanecían un rato en la pieza principal, mientras Centeno, sentándose estiradamentjunto a la mesilla y tomando un periódicohacía mil muecas y visajes que indicaban e

atrevido intento de leerlo, la Señana sacabdel arca una media repleta de dinero, y después de contado y de añadir o quitar algunapiezas, lo volvía a poner cuidadosamente esu sitio. Sacaba después diferentes líos d

papel que contenían monedas de oro, y tra

Page 46: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 46/300

segaba algunas piezas de uno en otro apartadijo. Entonces solían oírse frases sueltas como éstas:

-He tomado treinta y dos reales para e

refajo de la Mariuca... A Tanasio le he puestlos seis reales que se le quitaron... Sólo nofaltan once duros para los quinientos...

O como estas:-«Señores diputados que dijeron sí...

«Ayer celebró una conferencia», etc.Los dedos de Señana sumaban, y el dSinforoso Centeno seguía tembloroso y vaclante los renglones, para poder guiar su espritu por aquel laberinto de letras.

Aquellas frases iban poco a poco resoviéndose en palabras sueltas, después emonosílabos; oíase un bostezo, otro, y al fitodo quedaba en plácido silencio, después dextinguida la luz, a cuyo resplandor habí

enriquecido sus conocimientos el capataz dmulas.Una noche, después que todo calló, dejo

se oír ruido de cestas en la cocina. Como ahabía alguna claridad, porque jamás se ce

rraba la madera del ventanillo, Cilipín Cente

Page 47: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 47/300

no, que no dormía aún, vio que las dos cestamás altas, colocadas una contra otra, se separaban abriéndose como las conchas de ubivalvo. Por el hueco aparecieron la narizilla

los negros ojos de la Nela.-Celipín, Celipinillo -dijo esta, sacand

también su mano-. ¿Estás dormido?-No, despierto estoy. Nela, pareces un

almeja. ¿Qué quieres?

-Toma, toma esta peseta que me dio estnoche un caballero, hermano de D. Carlos.¿Cuánto has juntado ya?... Este sí que eregalo. Nunca te había dado más que cuartos

-Dame acá; muchas gracias Nela -dijo e

muchacho incorporándose para tomar la moneda-. Cuarto a cuarto, ya me has dado apie de treinta y dos reales... Aquí lo tengo eel seno, muy bien guardadito en el saco qume diste. ¡Eres una real moza!

-Yo no quiero para nada el dinero. Guárdalo bien, porque si la Señora te lo descubrecreerá que es para vicios y te pegará con epalo grande.

-No, no es para vicios, no es para vicios

dijo el chico con energía, oprimiéndose e

Page 48: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 48/300

seno con una mano, mientras sostenía scabeza en la otra- es para hacerme hombrde provecho, Nela, para hacerme hombre dpesquis, como muchos que conozco. El do

mingo, si me dejan ir a Villamojada, he dcomprar una cartilla para aprender a leer, yque aquí no quieren enseñarme. ¡CórcholisAprenderé solo. ¡Ay!, Nela, dicen que D. Carlos era hijo de uno que barría las calles e

Madrid. Él solo, solito él, con la ayuda dDios, aprendió todo lo que sabe.-Puede que pienses tú hacer lo mismo

bobo.-¡Córcholis! Puesto que mis padres n

quieren sacarme de estas condenadas minasyo me buscaré otro camino; sí, ya veráquién es Celipín. Yo no sirvo para esto, NelaDeja tú que tenga reunida una buena cantdad, y verás, verás, cómo me planto en

villa y allí o tomo el tren para irme a Madrido un vapor que me lleve a las islas de alllejos, o me meto a servir con tal que me dejen estudiar.

-¡Madre de Dios divino! ¡Qué calladas te

nías esas picardías! -dijo la Nela abriend

Page 49: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 49/300

más las conchas de su estuche y echandfuera toda la cabeza.

-¿Pero tú me tienes por bobo?... ¡Ay! Nellla, estoy rabiando. Yo no puedo vivir así, y

me muero en las minas. ¡Córcholis! Paso lanoches llorando, y me muerdo las manos, y.no te asustes, Nela, ni me creas malo por lque voy a decirte: a ti sola te lo digo.

-¿Qué?

-Que no quiero a mi madre ni a mi padrcomo los debiera querer.-Ea, pues si haces eso, no te vuelvo a da

un real. Celipín, por amor de Dios, piensbien lo que dices.

-No lo puedo remediar. Ya ves cómo notienen aquí. ¡Córcholis! No somos gente, sinanimales. A veces se me pone en la cabezque somos menos que las mulas, y yo mpregunto si me diferencio en algo de un bo

rrico... Coger una cesta llena de mineral echarla en un vagón; empujar el vagón hastlos hornos; revolver con un palo el mineraque se está lavando. ¡Ay!... (al decir esto losollozos cortaban la voz del infeliz mucha

cho). ¡Cór... córcholis!, el que pase mucho

Page 50: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 50/300

años en este trabajo, al fin se ha de volvemalo, y sus sesos serán de calamina... NoCelipín no sirve para esto... Lesdigo a mpadres que me saquen de aquí y me ponga

a estudiar, y responden que son pobres y quyo tengo mucha fantesía. Nada, nada, nsomos más que bestias que ganamos un jornal... ¿Pero tú no me dices nada?

La Nela no respondió... Quizás comparab

la triste condición de su compañero con lsuya propia, hallando esta infinitamente máaflictiva.

-¿Qué quieres tú que yo te diga? -replical fin-. Como yo no puedo ser nunca nada

como yo no soy persona, nada te puedo decir... Pero no pienses esas cosas malas, npienses eso de tus padres.

-Tú lo dices por consolarme; pero bieves que tengo razón... y me parece que está

llorando.-Yo no.-Sí; tú estás llorando.-Cada uno tiene sus cositas que llorar

repuso María con voz sofocada-. Pero es mu

tarde, Celipe, y es preciso dormir.

Page 51: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 51/300

-Todavía no... ¡córcholis!-Sí, hijito. Duérmete y no pienses en esa

cosas malas. Buenas noches.Cerráronse las conchas de almeja y tod

quedó en silencio.Se ha declamado mucho contra el posit

vismo de las ciudades, plaga que entre lagalas y el esplendor de la cultura, corroe locimientos morales de la sociedad; pero ha

una plaga más terrible, y es el positivismo dlas aldeas, que petrifica millones de seresmatando en ellos toda ambición noble y encerrándoles en el círculo de una existencia mecánica, brutal y tenebrosa. Hay en nuestra

sociedades enemigos muy espantosos, a saber: la especulación, el agio, la metalizaciódel hombre culto, el negocio; pero sobre éstos descuella un monstruo que a la calladdestroza más que ninguno: es la codicia de

aldeano. Para el aldeano codicioso no hay lemoral, ni religión, ni nociones claras del bientodo esto se resuelve en su alma con supersticiones y cálculos groseros, formando utodo inexplicable. Bajo el hipócrita candor, s

esconde una aritmética parda que supera e

Page 52: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 52/300

agudeza y perspicacia a cuanto idearon lomatemáticos más expertos. Un aldeano qutoma el gusto a los ochavos y sueña con trocarlos en plata para convertir después la pla

ta en oro, es la bestia más innoble que puedimaginarse; porque tiene todas las malicias sutilezas del hombre y una sequedad de sentimientos que espanta. Su alma se va condensando, hasta no ser más que un gradua

dor de cantidades. La ignorancia, la rusticdad, la miseria en el vivir completan estabominable pieza, quitándole todos los medios de disimular su descarnado interior. Contando por los dedos, es capaz de reducir

números todo el orden moral, la conciencia el alma toda.La Señana y el señor Centeno, que había

hallado al fin, después de mil angustias, spedazo de pan en las minas de Socartes, re

unían, con el trabajo de sus cuatro hijos ujornal que les habría parecido fortuna dpríncipes en los tiempos en que andaban dferia en feria vendiendo pucheros. Debe decirse, tocante a las facultades intelectuale

del señor Centeno, que su cabeza, en opinió

Page 53: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 53/300

de muchos, rivalizaba en dureza con el martllo-pilón montado en los talleres; no así tocante a las de Señana, que parecía mujer dmuchísimo caletre y trastienda, y gobernab

toda la casa como gobernaría el más sabipríncipe sus Estados. Ella apandaba bonitamente el jornal de su marido y de sus hijosque era una hermosa suma, y cada vez quhabía cobranza, parecíale que entraba por la

puertas de su casa el mismo Jesús Sacramentado; tal era el gusto que la vista de lamonedas le producía.

La Señana daba muy pocas comodidadea sus hijos en cambio de la hacienda que co

las manos de ellos iba formando; pero comno se quejaban de la degradante miseria eque vivían; como no mostraban nunca pujode emancipación ni anhelo de otra vida mejoy más digna de seres inteligentes, la Señan

dejaba correr los días. Muchos pasaron anteque sus hijas durmieran en camas; muchísmos antes que cubrieran sus lozanas carnecon vestidos decentes. Dábales de comesobria y metódicamente, haciéndose partida

ria en esto de los preceptos higiénicos más e

Page 54: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 54/300

boga; pero la comida en su casa era tristecomo un pienso dado a seres humanos.

En cuanto al pasto intelectual, la Señancreía firmemente que con la erudición de s

esposo el señor Centeno, adquirida en copiosas lecturas, tenía bastante la familia parmerecer el dictado de sapientísima, por lcual no trató de atiborrar el espíritu de suhijos con las rancias enseñanzas que se da

en la escuela. Si los mayores asistieron a ellael más pequeño viose libre de maestros, engolfado vivía durante doce horas diarias eel embrutecedor trabajo de las minas, con lcual toda la familia navegaba ancha y holga

damente por el inmenso piélago de la estupdez.Las dos hembras, Mariuca y Pepina n

carecían de encantos, siendo los principalesu juventud y su robustez. Una de ellas leí

de corrido; la otra no, y en cuanto a conocmientos del mundo, fácilmente se comprendque no carecería de algunos rudimentoquien vivía entre risueño coro de ninfas ddistintas edades y procedencias, ocupadas e

un trabajo mecánico y con boca libre. Mariuc

Page 55: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 55/300

y Pepina eran muy apechugadas, muy derechas, fuertes y erguidas como amazonasVestían falda corta, mostrando media pantorrilla y el carnoso pie descalzo, y sus ruda

cabezas habrían lucido mucho sosteniendo uarquitrabe como las mujeres de la Caria. Epolvillo de la calamina que las teñía de pies cabeza, como a los demás trabajadores dlas minas, dábales aire de colosales figura

de barro crudo.Tanasio era un hombre apático. Su faltde carácter y de ambición rayaban en el idiotismo. Encerrado en las cuadras desde sinfancia, ignorante de toda travesura, de tod

contrariedad, de todo placer, de toda penaaquel joven, que ya había nacido dispuesto ser máquina, se convirtió poco a poco en lherramienta más grosera. El día en que semejante ser tuviera una idea propia, se cam

biaría el orden admirable de todas las cosaspor el cual ninguna piedra puede pensar.Las relaciones de esta prole con su ma

dre, que era la gobernadora de toda la famlia, eran las de una docilidad absoluta po

parte de los hijos y de un dominio soberan

Page 56: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 56/300

Page 57: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 57/300

sin pasado, sin porvenir, sin abolengo, siesperanza, sin personalidad, sin derecho nada más que al sustento. Señana se lo daba, creyendo firmemente que su generosida

rayaba en heroísmo. Repetidas veces dijpara sí al llenar la escudilla de la Nela: -¡Qubien me gano mi puestecico en el cielo!

Y lo creía como el Evangelio. En su cerrada mollera no entraban ni podían entrar otra

luces sobre el santo ejercicio de la caridadno comprendía que una palabra cariñosa, uhalago, un trato delicado y amante que hicieran olvidar al pequeño su pequeñez, al miserable su miseria, son heroísmos de más pre

cio que el bodrio sobrante de una mala comda. ¿Por ventura no se daba lo mismo al gato? Y este al menos oía las voces más tiernasJamás oyó la Nela que se la llamara michitamonita, ni que le dijeran re-preciosa, ni otro

vocablos melosos y conmovedores con quera obsequiado el gato.Jamás se le dio a entender a la Nela qu

había nacido de criatura humana, como lodemás habitantes de la casa. Nunca fue cas

tigada; pero ella entendió que este privilegi

Page 58: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 58/300

se fundaba en la desdeñosa lástima que inspiraba su menguada constitución física, y dningún modo en el aprecio de su personaNunca se le dio a entender que tenía un alm

pronta a dar ricos frutos si se la cultivaba coesmero, ni que llevaba en sí, como los demámortales, ese destello del eterno saber quse nombra inteligencia humana, y que daquel destello podían salir infinitas luces

lumbre bienhechora. Nunca se le dio a entender que en su pequeñez fenomenal llevaba esí el germen de todos los sentimientos nobley delicados, y que aquellos menudos brotepodían ser flores hermosísimas y lozanas, si

más cultivo que una simple mirada de vez ecuando. Nunca se le dio a entender que teníderecho, por el mismo rigor de la Naturalezal criarla, a ciertas atenciones de que puedeestar exentos los robustos, los sanos, los qu

tienen padres y casa propia; pero que corresponden por jurisprudencia cristiana al inváldo, al pobre, al huérfano y al desheredado.

Por el contrario, todo le demostraba ssemejanza con un canto rodado, el cual n

siquiera tiene forma propia, sino aquella qu

Page 59: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 59/300

le dan las aguas que lo arrastran y el puntapié del hombre que lo desprecia. Todo le demostraba que su jerarquía dentro de la casera inferior a la del gato, cuyo lomo recibí

las más finas caricias, y a la del mirlo qusaltaba en su jaula.

Al menos, de estos no se dijo nunca cocruel compasión: «Pobrecita, mejor cuenta lhubiera tenido morirse».

- V –

Trabajo. Paisaje. Figura

El humo de los hornos que durante toda lnoche velaban respirando con bronco resopldo se plateó vagamente en sus espirales máremotas; apareció risueña claridad por lolejanos términos y detrás de los montes, poco a poco fueron saliendo sucesivamentde la sombra los cerros que rodean a Socartes, los inmensos taludes de tierra rojiza, lonegros edificios. La campana del establecmiento gritó con aguda voz: «Al trabajo»,

Page 60: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 60/300

cien y cien hombres soñolientos salieron dlas casas, cabañas, chozas y agujeros. Rechnaban los goznes de las puertas; de las cuadras salían pausadamente las mulas, dir

giéndose solas al abrevadero, y el establecmiento, que poco antes semejaba una mansión fúnebre alumbrada por la claridad infernal de los hornos, se animaba moviendo sumiles de brazos.

El vapor principió a zumbar en las calderas del gran automóvil, que hacía funcionar un tiempo los aparatos de los talleres y eaparato de lavado. El agua, que tan principapapel desempeñaba en esta operación, co

menzó a correr por las altas cañerías, ddonde debía saltar sobre los cilindros. Risotadas de mujeres y ladridos de hombres quvenían de tomar la mañana, precedieron a lfaena; y al fin empezaron a girar las criba

cilíndricas con infernal chillido; el agua corríde una en otra, pulverizándose, y la tierrsucia se atormentaba con vertiginoso voltearodando y cayendo de rueda en rueda, hastconvertirse en fino polvo achocolatado. Sona

ba aquello como mil mandíbulas de diente

Page 61: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 61/300

Page 62: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 62/300

chacaba el hierro como blanda pasta, y esaformas de ruedas, ejes y raíles, que nos parecen eternas por lo duras, empezaban a desfigurarse, torciéndose y haciendo muecas

como rostros afligidos. El martillo, dando porrazos uniformes, creaba formas nuevas taduras como las geológicas, que son obra laboriosa de los siglos. Se parecen mucho, slas obras de la fuerza a las de la paciencia.

Hombres negros, que parecían el carbóhumanado, se reunían en torno a los objetode fuego que salían de las fraguas, y cogiéndolos con aquella prolongación incandescentde los dedos a quien llaman tenazas, los tra

bajaban. ¡Extraña escultura la que tiene pogenio al fuego y por cincel al martillo! Laruedas y ejes de los millares de vagoneteslas piezas estropeadas del aparato de lavadorecibían allí compostura y eran construido

los picos, azadas y carretillas. En el fondo detaller las sierras hacían chillar la madera, aquel mismo hierro, educado en el trabajpor el fuego, destrozaba las generosas fibradel árbol arrancado a la tierra.

Page 63: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 63/300

También afuera las mulas habían sidenganchadas a los largos trenes de vagonetes. Veíaselas pasar arrastrando tierra inútpara verterla en los taludes, o mineral par

conducirlo al lavadero. Cruzábanse unos cootros aquellos largos reptiles, sin chocar nunca. Entraban por la boca de las galerías, siendo entonces perfecta su semejanza con loresbaladizos habitantes de las húmedas grie

tas, y cuando en las oscuridades del túnerelinchaba la indócil mula, creeríase que losaurios disputaban chillando. Allá en lo últmo, en las más remotas cañadas, centenarede hombres golpeaban con picos la tierra pa

ra arrancarle, pedazo a pedazo, su tesoroEran los escultores de aquellas caprichosas ingentes figuras que permanecían en pieatentas, con gravedad silenciosa, a la invasión del hombre en las misteriosas esfera

geológicas. Los mineros derrumbaban aquhoradaban allá, cavaban más lejos, rasguñaban en otra parte, rompían la roca cretáceadesbarataban las graciosas láminas de pizarrsamnita y esquistosa, despreciaban la caliz

arcillosa, apartaban la limonita y el oligisto

Page 64: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 64/300

destrozaban la preciosa dolomía, revolviendincesantemente hasta dar con el silicato dzinc, esa plata de Europa, que, no por ser lmateria de que se hacen las cacerolas, dej

de ser grandiosa fuente de bienestar y civilzación. Sobre ella ha alzado Bergia el estandarte de su grandeza moral y política. ¡Oh! Lhojalata tiene también su epopeya.

El cielo estaba despejado; el sol derrama

ba libremente sus rayos, y la vasta pertenencia de Socartes resplandecía con súbito tonrojo. Rojas eran las peñas esculturales, rojel mineral precioso, roja la tierra inútil acumulada en los largos taludes, semejantes

babilónicas murallas; rojo el suelo, rojos locarriles y los vagones, roja toda la maquinaria, roja el agua, rojos los hombres y las mujeres que trabajaban en toda la extensión dSocartes. El color subido de ladrillo era un

forme, con ligeros cambiantes, y general etodo; en la tierra y las casas, en el hierro en los vestidos. Las mujeres ocupadas elavar parecían una pléyade de equívocas ninfas de barro ferruginoso crudo. Por la cañad

abajo, en dirección al río, corría un arroyo d

Page 65: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 65/300

agua encarnada. Creeríase que era el sudode aquel gran trabajo de hombres y máqunas, del hierro y de los músculos.

La Nela salió de su casa. También ella,

pesar de no trabajar en las minas, estabteñida ligeramente de rojo, porque el polvde la tierra calaminífera no perdona a nadieLlevaba en la mano un mendrugo de pan qule había dado la Señana para desayunarse, y

comiéndoselo, marchaba aprisa, sin distraerse con nada, formal y meditabunda. No tarden pasar más allá de los edificios, y despuéde subir el plano inclinado, subió la escalerlabrada en la tierra, hasta llegar a las casa

de la barriada de Aldeacorba. La primera quse encontraba era una primorosa viviendinfanzona, grande, sólida, alegre, restaurady pintada recientemente, con cortafuegos dpiedra, aleros labrados y ancho escudo cir

cundado de follaje granítico. Antes faltara eella el escudo que la parra, cuyos sarmientocargados de hoja parecían un bigote quaquella tenía en el lugar correspondiente dsu cara, siendo las dos ventanas los ojos, e

escudo la nariz y el largo balcón la boca

Page 66: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 66/300

siempre riendo. Para que la personificaciófuera completa, salía del una viga destinada sujetar la cuerda de tender ropa, y con taaccesorio la casa con rostro estaba fumándo

se un cigarro puro. Su tejado era en figura dgorra de cuartel y tenía una ventana de bohardilla que parecía una borla. La chimeneno podía ser más que una oreja. No era preciso ser fisonomista para comprender qu

aquella casa respiraba paz, bienestar y unconciencia tranquila.Dábale acceso un patiecillo circundado d

tapias y al costado derecho tenía una hermosa huerta. Cuando la Nela entró, salían la

vacas que iban a la pradera. Después dcambiar algunas palabras con el gañán, quera un mocetón formidable... así como dtres cuartas de alto y de diez años de edad.dirigiose a un señor obeso, bigotudo, entre

cano, encarnado, de simpático rostro y afabmirar, de aspecto entre soldadesco y campesino, el cual apareció en mangas de camisacon tirantes, y mostrando hasta el codo lovelludos fornidos brazos. Antes que la mu

Page 67: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 67/300

chacha hablara, el señor de los tirantes voviose adentro y dijo:

-Hijo mío, aquí tienes a la Nela.Salió de la casa un joven, estatua del má

excelso barro humano, grave, derecho, con lcabeza inmóvil y los ojos clavados y fijos esus órbitas, como lentes expuestos en umuestrario. Su cara parecía de marfil, contorneada con exquisita finura; mas teniend

su tez la suavidad de la de una doncella, ervaronil en gran manera, y no había en sufacciones parte alguna ni rasgo que no tuviese aquella perfección soberana con que fuexpresado hace miles de años el pensamient

helénico. Aun sus ojos, puramente escultórcos porque carecían de vista, eran hermossimos, grandes y rasgados. Desvirtuábalos sfijeza y la idea de que tras aquella fijeza estaba la noche. Falto del don que constituye e

núcleo de la expresión humana, aquel rostrde Antinoo ciego poseía la fría serenidad demármol, convertido por el genio y el cincel eestatua y por la fuerza vital en persona. Usoplo, un rayo de luz, una sensación bastar

an para animar la hermosa piedra, que te

Page 68: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 68/300

niendo ya todas las galas de la forma, carecítan sólo de la conciencia de su propia bellezala cual emana de la facultad de conocer lbelleza exterior.

Parecía tener veinte años, y su cuerpsólido y airoso, con admirables proporcioneconstruido, era digno en todo de la sin iguacabeza que sustentaba. Jamás se vio incorrección más lastimosa de la Naturaleza, qu

la que tan acabado tipo de la humana formrepresentaba, recibiendo por una parte admrables dones y siendo privado por otra de lfacultad que más comunica al hombre cosus semejantes y con el maravilloso conjunt

de todo lo creado. Era tal la incorrección, quaquellos prodigiosos dones quedaban cominútiles, del mismo modo que si al ser creadas todas las cosas hubiéralas dejado eHacedor a oscuras, para que no pudieran re

crearse en sus propios encantos. Para que limperfección ¡ira de Dios! Fuese más manfiesta, había recibido el joven portentosa luinterior, un entendimiento de primer ordenEsto y carecer de la facultad de percibir l

idea visible, que es la forma, siendo al mism

Page 69: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 69/300

tiempo divino como un ángel, hermoso comun hombre y ciego como un vegetal, era fuerte cosa ciertamente. No comprendemos ¡ayel secreto de estas horrendas incorrecciones

Si lo comprendiéramos, se abrirían para nosotros las puertas que ocultan primordialemisterios del orden moral y del orden físicocomprenderíamos el inmenso misterio de ldesgracia, del mal, de la muerte, y podríamo

medir la perpetua sombra que sin cesar sigual bien y a la vida.Don Francisco Penáguilas, padre del jo

ven, era un hombre más que bueno, era inmejorable, superiormente discreto, bondado

so, afable, honrado y magnánimo, no falto dinstrucción. Nadie le aborreció jamás; era emás respetado de todos los labradores ricodel país, y más de una cuestión se arreglpor la mediación, siempre inteligente, de

señor de Aldeacorba de Suso. La casa en qule hemos visto fue su cuna. Había estado djoven en América, y al regresar a España sifortuna, había entrado a servir en la Guardicivil. Retirado a su pueblo natal, donde s

dedicaba a la labranza y a la ganadería

Page 70: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 70/300

heredó regular hacienda, y en la época dnuestra historia acababa de heredar otra mugrande.

Su esposa, que era andaluza, había muer

to en edad muy temprana, dejándole un solhijo, que desde el nacer demostró hallarsprivado en absoluto del más precioso de losentidos. Esto fue la pena más aguda quamargó los días del buen padre. ¿Qué le im

portaba allegar riqueza y ver que la fortunfavorecía sus intereses y sonreía en su casa¿Para quién era esto? Para quien no podía veni las gordas vacas, ni las praderas risueñasni las repletas trojes, ni la huerta cargada d

frutas. D. Francisco hubiera dado sus ojos su hijo, quedándose él ciego el resto de sudías, si esta especie de generosidades fuesepracticables en el mundo que conocemospero como no lo son, no podía D. Francisc

dar realidad al noble sentimiento de su corazón, sino proporcionando al desgraciado joven todo cuanto pudiera hacerle agradable loscuridad en que vivía. Para él eran todos locuidados y los infinitos mimos y delicadeza

cuyo secreto pertenece a las madres, y algu

Page 71: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 71/300

nas veces a los padres, cuando faltan aquellas. Jamás contrariaba a su hijo en nada qufuera para su consuelo y entretenimiento elos límites de lo honesto y moral. Divertía

con cuentos y lecturas; tratábale con solícitesmero, atendiendo a su salud, a sus gocelegítimos, a su instrucción y a su educaciócristiana, porque el señor de Penáguilas, quera un si es no es severo de principios, decía

«No quiero que mi hijo sea ciego dos veces»Viéndole salir, y que la Nela le acompañaba fuera, díjoles cariñosamente:

-No os alejéis hoy mucho. No corráis.Adiós.

Miroles desde la portalada hasta que dieron vuelta a la tapia de la huerta. Despuéentró, porque tenía que hacer varias cosasescribir una esquela a su hermano Manueordeñar una vaca, podar un árbol y ver

había puesto la gallina pintada.

Page 72: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 72/300

- VI –

Tonterías

Pablo y Marianela salieron al campo, precedidos de Choto, que iba y volvía gozoso saltón, moviendo la cola y repartiendo poigual sus caricias entre su amo y el lazarill

de su amo.-Nela -dijo Pablo-, hoy está el día muhermoso. El aire que corre es suave y frescoy el sol calienta sin quemar. ¿A dónde vamos?

-Echaremos por estos prados adelante replicó la Nela, metiendo su mano en una dlas faltriqueras de la americana del mancebo. ¿A ver qué me has traído hoy?

-Busca bien y encontrarás algo -dijo Pablriendo.

-¡Ah, Madre de Dios! Chocolate crudo... ¡poco que me gusta el chocolate crudo!.nueces... una cosa envuelta en un papel.¿qué es? ¡Ah! ¡Madre de Dios!, un dulce.¡Dios Divino!, ¡pues a fe que me gusta poc

Page 73: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 73/300

el dulce! ¡Qué rico está! En mi casa no se venunca estas comidas ricas, Pablo. Nosotrono gastamos lujo en el comer. Verdad que nlo gastamos tampoco en el vestir. Total, no l

gastamos en nada.-¿A dónde vamos hoy? -repitió el ciego.-A donde quieras, niño de mi corazón

repuso la Nela, comiéndose el dulce y arrojando el papel que lo envolvía-. Pide por es

boca, rey del mundo.Los negros ojuelos de la Nela brillaban dcontento, y su cara de avecilla graciosa vivaracha multiplicaba sus medios de expresión, moviéndose sin cesar. Mirándola se cre

ía ver un relampagueo de reflejos temblorosos, como los que produce la luz sobre la superficie del agua agitada. Aquella débil criatura, en la cual parecía que el alma estaba como prensada y constreñida dentro de u

cuerpo miserable, se ensanchaba y crecímaravillosamente al hallarse sola con su amy amigo. Junto a él tenía espontaneidadagudeza, sensibilidad, gracia, donosura, fantasía. Al separarse, parece que se cerraba

sobre ella las negras puertas de una prisión.

Page 74: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 74/300

-Pues yo digo que iremos a donde tú quieras -observó el ciego-. Me gusta obedecerteSi te parece bien, iremos al bosque que estmás allá de Saldeoro. Esto, si te parece bien

-Bueno, bueno, iremos al bosque exclamó la Nela, batiendo palmas-. Pero como no hay prisa, nos sentaremos cuandestemos cansados.

-Y que no es poco agradable aquel siti

donde está la fuente ¿sabes, Nela?, y dondhay unos troncos muy grandes, que parecepuestos allí para que nos sentemos nosotrosy donde se oyen cantar tantos, tantísimopájaros, que es aquello la gloria.

-Pasaremos por donde está el molino dquien tú dices que habla, mascullando lapalabras como un borracho. ¡Ay, qué hermoso día y qué contenta estoy!

-¿Brilla mucho el sol, Nela? Aunque m

digas que sí, no lo entenderé, porque no sé lque es brillar.-Brilla mucho, sí, señorito mío. Y a ti ¿qu

te importa eso? El sol es muy feo. No se lpuede mirar a la cara.

-¿Por qué?

Page 75: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 75/300

-Por que duele.-¿Qué duele?-La vista. ¿Qué sientes tú cuando está

alegre?

-¿Cuándo estoy libre, contigo, solos lodos en el campo?

-Sí.-Pues siento que me nace dentro del pe

cho una frescura, una suavidad dulce...

-¡Ahí te quiero ver! ¡Madre de Dios! Pueya sabes cómo brilla el sol.-Con frescura.-No, tonto.-¿Pues con qué?

-Con eso.-Con eso; ¿y qué es eso?-Eso -afirmó nuevamente la Nela, co

acento de la más firme convicción.-Ya veo que esas cosas no se pueden ex

plicar. Antes me formaba yo idea del día y dla noche. ¿Cómo? Verás: era de día, cuandhablaba la gente; era de noche, cuando lgente callaba y cantaban los gallos. Ahora nhago las mismas comparaciones. Es de día

Page 76: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 76/300

cuando estamos juntos tú y yo; es de nochecuando nos separamos.

-¡Ay, divina Madre de Dios! -exclamó lNela, echándose atrás las guedejas que l

caían sobre la frente-. A mí, que tengo ojosme parece lo mismo.

-Voy a pedirle a mi padre que te deje viven mi casa, para que no te separes de mí.

-Bien, bien -dijo María batiendo palma

otra vez.Y diciéndolo, se adelantó saltando algunopasos y recogiendo con extrema gracia sufaldas, empezó a bailar.

-¿Qué haces, Nela?

-¡Ah!, niño mío, estoy bailando. Mi contento es tan grande, que me han entradganas de bailar.

Pero fue preciso saltar una pequeña cercay la Nela ofreció su mano al ciego.

Después de pasar aquel obstáculo, siguieron por una calleja tapizada en sus dos rústcas paredes de lozanas hiedras y espinos. LNela apartaba las ramas para que no picarael rostro de su amigo, y al fin, después d

bajar gran trecho, subieron una cuesta po

Page 77: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 77/300

entre frondosos castaños y nogales. Al llegaarriba, Pablo dijo a su compañera:

-Si no te parece mal, sentémonos aquSiento pasos de gente.

-Son los aldeanos que vuelven del mercado de Homedes. Hoy es miércoles. El caminreal está delante de nosotros. Sentémonoaquí antes de entrar en el camino real.

-Es lo mejor que podemos hacer. Choto

ven aquí.Los tres se sentaron.-Si está esto lleno de flores... -dijo la Ne

la-. ¡Madre!, ¡qué guapas!-Cógeme un ramo. Aunque no las veo, m

gusta tenerlas en mi mano. Se me figura qulas oigo.-Eso sí que es gracioso.-Paréceme que teniéndolas en mi man

me dan a entender... no puedo decirte có

mo... que son bonitas. Dentro de mí hay uncosa, no puedo decirte qué, una cosa quresponde a ellas. ¡Ay! Nela, se me figura qupor dentro yo veo algo.

-¡Oh!, sí, lo entiendo... como que todo lo

tenemos dentro. El sol, las yerbas, la luna

Page 78: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 78/300

el cielo grande y azul, lleno siempre de estrellas; todo, todo lo tenemos dentro; quierdecir que además de las cosas divinas quhay fuera, nosotros llevamos otras dentro.

nada más... Aquí tienes una flor, otra, otraseis: todas son distintas. ¿A que no sabes tlo que son las flores?

-Pues las flores -dijo el ciego, algo confuso, acercándolas a su rostro- son... unas co

mo sonrisillas que echa la tierra... La verdadno sé mucho del reino vegetal.-Madre Divinísima, ¡qué poca ciencia!

exclamó María, acariciando las manos de samigo-. Las flores son las estrellas de la tie

rra.-Vaya un disparate. ¿Y las estrellas, quson?

-Las estrellas son las miradas de los quse han ido al cielo.

-Entonces las flores...-Son las miradas de los que se han muerto y no han ido todavía al cielo -afirmó la Nela, con la convicción y el aplomo de un doctor-. Los muertos son enterrados en la tierra

Como allá abajo no pueden estar sin echa

Page 79: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 79/300

una miradilla a la tierra, echan de sí una cosque sube en forma y manera de flor. Cuanden un prado hay muchas flores es porquallá... en tiempos de atrás, enterraron en é

muchos difuntos.-No, no -replicó Pablo con seriedad-. N

creas desatinos. Nuestra religión nos enseñque el espíritu se separa de la carne y que lvida mortal se acaba. Lo que se entierra, Ne

la, no es más que un despojo, un barro inservible que no puede pensar, ni sentir, ni tampoco ver.

-Eso lo dirán los libros, que según dice lSeñana, están llenos de mentiras.

-Eso lo dicen la fe y la razón, querida Nela. Tu imaginación te hace creer mil erroresPoco a poco yo los iré destruyendo, y tendráideas buenas sobre todas las cosas de estmundo y del otro.

-¡Ay, ay, con el doctorcillo de tres por ucuarto!... Ya... cuando has querido hacermcreer que el sol está quieto y que la tierra dvueltas a la redonda!... ¡Cómo se conoce quno lo ves! ¡Madre del Señor! Que me muer

en este momento, si la tierra no se está má

Page 80: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 80/300

quieta que un peñón, y el sol va corre qucorre. Señorito mío, no se la eche de tan sabio, que yo he pasado muchas horas de noche y de día mirando al cielo, y sé cómo est

gobernada toda esa máquina... La tierra estabajo, toda llena de islitas grandes y chicasEl sol sale por allá y se esconde por allí. Es epalacio de Dios.

-¡Qué tonta!

-¿Y por qué no ha de ser así? ¡Ay! Tú nhas visto el cielo en un día claro: hijito, parece que llueven bendiciones... Yo no creo qupueda haber malos, no, no los puede habesi vuelven la cara hacia arriba y ven aque

ojazo que nos está mirando.-Tu religiosidad, querida Nelilla, está llende supersticiones. Yo te enseñaré ideas mejores.

-No me han enseñado nada -dijo Marí

con inocencia- pero yo, cavila que cavilaráshe ido sacando de mi cabeza muchas cosaque me consuelan, y así cuando me ocurruna buena idea, digo: «esto debe de ser asy no de otra manera». Por las noches, cuand

me voy sola a mi casa, voy pensando en l

Page 81: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 81/300

que será de nosotros cuando nos muramos, en lo mucho que nos quiere a todos la VirgeSantísima.

-Nuestra madre amorosa.

-¡Nuestra madre querida! Yo miro al ciely la siento encima de mí como cuando noacercamos a una persona y sentimos el calorcillo de su respiración. Ella nos mira de nochy de día por medio de... no te rías... por me

dio de todas las cosas hermosas que hay eel mundo.-¿Y esas cosas hermosas...?-Son sus ojos, tonto. Bien lo comprende

rías si tuvieras los tuyos. Quien no ha vist

una nube blanca, un árbol, una flor, el agucorriendo, un niño, el rocío, un corderito, lluna paseándose tan maja por los cielos, y laestrellas, que son las miradas de los buenoque se han muerto...

-Mal podrán ir allá arriba si se quedadebajo de tierra echando flores.-¡Miren el sabihondo! Abajo se está

mientras se van limpiando de pecados; qudespués suben volando arriba. La Virgen le

espera. Sí, créelo, tonto. Las estrellas, ¿qu

Page 82: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 82/300

pueden ser sino las almas de los que ya estásalvos? ¿Y no sabes tú que las estrellas  (

bajan? Pues yo, yo misma las he visto caeasí, así, haciendo una raya. Sí, señor, las es

trellas bajan cuando tienen que decirnos aguna cosa.

-¡Ay, Nela! -exclamó Pablo vivamenteTus disparates, con serlo tan grandes, mcautivan y embelesan, porque revelan el can

dor de tu alma y la fuerza de tu fantasía. Todos esos errores responden a una disposiciómuy grande para conocer la verdad, a unpoderosa facultad tuya, que sería primorossi estuvieras auxiliada por la razón y la edu

cación... Es preciso que tú adquieras un doprecioso de que yo estoy privado; es precisque aprendas a leer.

-¡A leer!... ¿Y quién me ha de enseñar?-Mi padre. Yo le rogaré a mi padre que t

enseñe. Ya sabes que él no me niega nada¡Qué lástima tan grande que vivas así! Talma está llena de preciosos tesoros. Tienebondad sin igual y fantasía seductora. Dtodo lo que Dios tiene en su esencia absolut

te dio a ti parte muy grande. Bien lo conozco

Page 83: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 83/300

no veo lo de fuera, pero veo lo de dentro, todas las maravillas de tu alma se me harevelado desde que eres mi lazarillo... ¡Hacaño y medio! Parece que fue ayer cuand

empezaron nuestros paseos... No, hace milede años que te conozco. ¡Porque hay unrelación tan grande entre lo que tú sientes lo que yo siento!... Has dicho ahora mil disparates, y yo, que conozco algo de la verda

acerca del mundo y de la religión, me he sentido conmovido y entusiasmado al oírte. Sme antoja que hablas dentro de mí.

-¡Madre de Dios! -exclamó la Nela, cruzando las manos-. ¿Tendrá eso algo que ve

con lo que yo siento?-¿Qué?-Que estoy en el mundo para ser tu laza

rillo, y que mis ojos no servirían para nada no sirvieran para guiarte y decirte cómo so

todas las hermosuras de la tierra.El ciego irguió su cuello repentina y vivsimamente, y extendiendo sus manos hasttocar el cuerpecillo de su amiga, exclamó coafán:

-Dime, Nela, ¿y cómo eres tú?

Page 84: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 84/300

La Nela no dijo nada. Había recibido unpuñalada.

- VII –

Más tonterías

Habían descansado. Siguieron adelante

hasta llegar a la entrada del bosque que hamás allá de Saldeoro. Detuviéronse entre ugrupo de viejos nogales, cuyos troncos y races formaban en el suelo una serie de escalones, con musgosos huecos y recortes ta

apropiados para sentarse, que el arte no lohiciera mejor. Desde lo alto del bosque corríun hilo de agua, saltando de piedra en piedrahasta dar con su fatigado cuerpo en un estanquillo que servía de depósito para alimentar el chorro de que se abastecían los vecnos. Enfrente el suelo se deprimía poco poco, ofreciendo grandioso panorama de verdes colinas pobladas de bosques y caseríosde praderas llanas donde pastaban con tranquilidad vagabunda centenares de reses. E

Page 85: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 85/300

el último término dos lejanos y orgullosocerros que [84] eran límite de la tierra, dejaban ver en un largo segmento azul purísimdel mar. Era un paisaje cuya contemplació

revelaba al alma sus excelsas relaciones colo infinito.

Sentose Pablo en el tronco de un nogaapoyando su brazo izquierdo en el borde deestanque. Alzaba la derecha mano para coge

las ramas que descendían hasta tocar sfrente, por la cual pasaba a ratos, con el mover de las hojas, un rayo de sol.

-¿Qué haces, Nela? -dijo el muchachdespués de una pausa, no sintiendo ni lo

pasos, ni la voz, ni la respiración de su compañera-. ¿Qué haces? ¿Dónde estás?-Aquí -replicó la Nela, tocándole el hom

bro-. Estaba mirando el mar.-¡Ah! ¿Está muy lejos?

-Allá se ve por los cerros de Ficóbriga.-Grande, grandísimo, tan grande, que sestará mirando todo un día sin acabarlo dver, ¿no es eso?

Page 86: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 86/300

-No se ve sino un pedazo como el qucoges dentro de la boca cuando le pegas unmordida a un pan.

-Ya, ya comprendo. Todos dicen que nin

guna hermosura iguala a la del mar, por causa de la sencillez que hay en él... Oye, Nelalo que voy a decirte... ¿Pero qué haces?

La Nela, agarrando con ambas manos lrama del nogal, se suspendía y balanceab

graciosamente.-Aquí estoy, señorito mío. Estaba pensando que por qué no nos daría Dios a nosotralas personas alas para volar como los pájaros. ¡Qué cosa más bonita que hacer  zas,

remontarnos y ponernos de un vuelo en aquepico que está allá entre Ficóbriga y el mar!...-Si Dios no nos ha dado alas; en cambi

nos ha dado el pensamiento, que vuela máque todos los pájaros, porque llega hasta e

mismo Dios... Dime tú, ¿para qué querría yalas de pájaro, si Dios me hubiera negado epensamiento?

-Pues a mí me gustaría tener las dos cosas. Y si tuviera alas, te cogería en mi piquit

Page 87: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 87/300

para llevarte por esos mundos y subirte a lmás alto de las nubes.

El ciego alargó su mano hasta tocar lcabeza de la Nela.

-Siéntate junto a mí. ¿No estás cansada?-Un poquitín -replicó ella, sentándose

apoyando su cabeza con infantil confianza eel hombro de su amo.

-Respiras fuerte, Nelilla; tú estás mu

cansada. Es de tanto volar... Pues lo que tiba a decir, es esto: Hablando del mar mhiciste recordar una cosa que mi padre mleyó anoche. Ya sabes que desde la edad eque tuve uso de razón, acostumbra mi padr

leerme todas las noches distintos libros dciencia y de historia, de artes y de entretenmiento. Esas lecturas y estos paseos se puede decir que son mi vida toda. Diome el Señor, para compensarme de la ceguera, un

memoria feliz, y gracias a ella he sacado agún provecho de las lecturas; pues aunquéstas han sido sin método, yo al fin y al cabhe logrado poner algún orden en las ideaque iban entrando en mi entendimiento. ¡Qu

delicias tan grandes las mías al entender e

Page 88: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 88/300

orden admirable del Universo, el concertadrodar de los astros, el giro de los átomos pequeñitos, y después las leyes, más admirablaún, que gobiernan nuestra alma! Tambié

me ha recreado mucho la historia, que es ucuento verdadero de todo lo que los hombrehan hecho antes de ahora; resultando, hijmía, que siempre han hecho las mismas madades y las mismas tonterías, aunque no ha

cesado de mejorarse, acercándose todo lposible, mas sin llegar nunca, a las perfecciones que sólo posee Dios. Por último, me hleído mi padre cosas sutiles y un poco hondapara ser penetradas de pronto; pero que sus

penden y enamoran cuando se medita eellas. Es lectura que a él no le agrada, por ncomprenderla, y que a mí me ha cansadtambién unas veces, deleitándome otras. Pero no hay duda que cuando se da con un au

tor que sepa hablar con claridad, esas materias son preciosas. Contienen ideas sobre lacausas y los efectos, sobre la razón de todlo que pensamos y el modo como lo pensamos, y enseñan la esencia de todas las cosas

Page 89: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 89/300

La Nela parecía no comprender ni unsola palabra de lo que su amigo decía; peratendía profundamente abriendo la boca. Para apoderarse de aquellas esencias y causa

de que su amo le hablaba, abría el pico comel pájaro que acecha el vuelo de la moscque quiere cazar.

-Pues bien -añadió él- anoche leyó mpadre unas páginas sobre la belleza. Hablab

el autor de la belleza, y decía que era el resplandor de la bondad y de la verdad, cootros muchos conceptos ingeniosos y tan bietraídos y pensados, que daba gusto oírlos.

-Ese libro -dijo la Nela queriendo demos

trar suficiencia- no será como uno que tienpadre Centeno, que llaman... Las mil y no scuántas noches.

-No es eso, tontuela; habla de la bellezen absoluto... ¿no entenderás esto de la be

lleza ideal?... tampoco lo entiendes... porquhas de saber que hay una belleza que no sve ni se toca, ni se percibe con ningún sentdo.

-Como, por ejemplo, la Virgen María

interrumpió la Nela- a quien no vemos ni to

Page 90: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 90/300

camos, porque las imágenes no son ella misma, sino su retrato.

-Estás en lo cierto: así es. Pensando eesto, mi padre cerró el libro, y él decía un

cosa y yo otra. Hablamos de la forma y mpadre me dijo: «Desgraciadamente tú npuedes comprenderla». Yo sostuve que sdije que no había más que una sola belleza que esa había de servir para todo.

La Nela, poco atenta a cosas tan sutileshabía cogido de las manos de su amigo laflores, y combinaba sus risueños colores.

-Yo tenía una idea sobre esto -añadió eciego con mucha energía- una idea con l

cual estoy encariñado desde hace algunomeses. Sí, lo sostengo, lo sostengo... No, nme hacen falta los ojos para esto. Yo le dije mi padre: «Concibo un tipo de belleza encantadora, un tipo que contiene todas las belle

zas posibles; ese tipo es la Nela». Mi padre sechó a reír y me dijo que sí.La Nela se puso como amapola y no sup

responder nada. Durante un breve instantde terror y ansiedad, creyó que el ciego l

estaba mirando.

Page 91: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 91/300

-Sí, tú eres la belleza más acabada qupuede imaginarse -añadió Pablo con calor¿Cómo podría suceder que tu bondad, tu inocencia, tu candor, tu gracia, tu imaginación

tu alma celestial y cariñosa que ha sido capade alegrar mis tristes días; cómo podría suceder, cómo, que no estuviese representaden la misma hermosura?... Nela, Nela -añadibalbuciente y con afán-. ¿No es verdad qu

eres muy bonita?La Nela calló. Instintivamente se habíllevado las manos a la cabeza, enredandentre sus cabellos las florecitas medio ajadaque había cogido antes en la pradera.

-¿No respondes?... Es verdad que eremodesta. Si no lo fueras, no serías tan repreciosa como eres. Faltaría la lógica de las bellezas, y eso no puede ser. ¿No respondes?..

-Yo... -murmuró la Nela con timidez, si

dejar de la mano su tocado- no sé... diceque cuando niña era muy bonita... Ahora...-Y ahora también.María, en su extraordinaria confusión

pudo hablar así:

Page 92: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 92/300

Page 93: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 93/300

como yo. Ya está más tranquila, ya no smueve... Me estoy mirando... ahora.

-¡Qué linda eres! Ven acá, niña mía añadió el ciego, extendiendo sus brazos.

-¡Linda yo! -dijo ella llena de confusión ansiedad-. Pues esa que veo en el estanquno es tan fea como dicen. Es que hay también muchos que no saben ver.

-Sí, muchos.

-¡Si yo me vistiese como se visteotras!... -exclamó la Nela con orgullo.-Te vestirás.-¿Y ese libro dice que yo soy bonita?

preguntó la Nela apelando a todos los recur

sos de convicción.-Lo digo yo, que poseo una verdad inmutable -exclamó el ciego, llevado de su ardiente fantasía.

-Puede ser -observó la Nela, apartándos

de su espejo pensativa y no muy satisfechaque los hombres sean muy brutos y no comprendan las cosas como son.

-La humanidad está sujeta a mil errores.

Page 94: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 94/300

-Así lo creo -dijo Mariquilla, recibiendgran consuelo con las palabras de su amigo¿Por qué han de reírse de mí?

-¡Oh!, miserable condición de los hombre

-exclamó el ciego, arrastrado al absurdo posu delirante entendimiento-. El don de la vista puede causar grandes extravíos... aparta los hombres de la posesión de la verdad absoluta... y la verdad absoluta dice que tú ere

hermosa, hermosa sin tacha ni sombra alguna de fealdad. Que me digan lo contrario, les desmentiré... Váyanse ellos a paseo cosus formas. No... la forma no puede ser lmáscara de Satanás puesta ante la faz d

Dios. ¡Ah!, ¡menguados!, ¡a cuántos desvaros os conducen vuestros ojos! Nela, Nela, veacá, quiero tenerte junto a mí y abrazar tpreciosa cabeza.

María corrió a arrojarse en los brazos d

su amigo.-Chiquilla bonita -exclamó este, estrechándola de un modo delirante contra su pecho- ¡te quiero con toda mi alma!

La Nela no dijo nada. En su corazón llen

de casta ternura, se desbordaban los sent

Page 95: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 95/300

mientos más hermosos. El joven, palpitante conturbado, la abrazó más fuerte diciéndolal oído:

-Te quiero más que a mi vida. Ángel d

Dios, quiéreme o me muero.María se soltó de los brazos de Pablo,

este cayó en profunda meditación. A la fenomenal mujer una fuerza poderosa, irresistble, la impulsaba a mirarse en el espejo de

agua. Deslizándose suavemente llegó al borde, y vio allá sobre el fondo verdoso su imagen mezquina, con los ojuelos negros, la tepecosa, la naricilla picuda, aunque no sin gracia, el cabello escaso y la movible fisonomí

de pájaro. Alargó su cuerpo sobre el agupara verse el busto, y lo halló deplorablemente desairado. Las flores que tenía en la cabeza se cayeron al agua, haciendo temblar lsuperficie, y con la superficie, la imagen. L

hija de la Canela sintió como si arrancaran scorazón de raíz, y cayó hacia atrás murmurando:

-¡Madre de Dios!, ¡qué feísima soy!-¿Qué dices, Nela? Me parece que he oíd

tu voz.

Page 96: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 96/300

-No decía nada, niño mío... Estaba pensando... sí, pensaba que ya es hora de volvea tu casa. Pronto será hora de comer.

-Sí, vamos, comerás conmigo, y esta tar

de saldremos otra vez. Dame la mano, nquiero que te separes de mí.

Cuando llegaron a la casa, D. FranciscPenáguilas estaba en el patio, acompañadde dos caballeros. Marianela reconoció al in

geniero de las minas y al individuo que shabía extraviado en la Terrible la noche anterior.

-Aquí están -dijo- el señor ingeniero y shermano, el caballero de anoche.

Miraban los tres hombres con visible interés al ciego que se acercaba.-Hace rato que te estamos esperando

hijo mío -dijo el padre tomando a su hijo dla mano y presentándole al doctor.

-Entremos -dijo el ingeniero.-¡Benditos sean los hombres sabios y cartativos! -exclamó el padre, mirando a Teodoro-. Pasen ustedes, señores. Que sea benditel instante en que ustedes entran en mi casa

-Veamos este caso -murmuró Golfín.

Page 97: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 97/300

Cuando Pablo y los dos hermanos entraron, D. Francisco se volvió hacia Mariquillaque se había quedado en medio del patio inmóvil y asombrada, y le dijo con bondad:

-Mira, Nela, más vale que te vayas. Mhijo no puede salir esta tarde.

Y luego, como viese que no se marchabaañadió:

-Puedes pasar a la cocina. Dorotea te dar

alguna chuchería.

- VIII –

Prosiguen las tonteríasAl día siguiente, Pablo y su guía saliero

de la casa a la misma hora del anterior; macomo estaba encapotado el cielo y soplaba uairecillo molesto que amenazaba convertirsen vendaval, decidieron que su paseo no fuera largo. Atravesando el prado comunal dAldeacorba, siguieron el gran talud de laminas por Poniente con intención de bajar las excavaciones.

Page 98: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 98/300

-Nela, tengo que hablarte de una cosque te hará saltar de alegría -dijo el ciegocuando estuvieron lejos de la casa-. ¡Nela, ysiento en mi corazón un alborozo!... Me pare

ce que el Universo, las ciencias todas, la historia, la filosofía, la Naturaleza, todo eso quhe aprendido, se me ha metido dentro y sestá paseando por mí... es como una procesión. Ya viste aquellos caballeros que me es

peraban ayer...-D. Carlos y su hermano, el que encontramos anoche.

-El cual es un famoso sabio, que ha corrdo por toda la América, haciendo maravillo

sas curas... Ha venido a visitar a su hermano... Como D. Carlos es tan buen amigo dmi padre, le ha rogado que me examine.¡Qué cariñoso y qué bueno es! Primero estuvo hablando conmigo; preguntome varia

cosas y me contó otras muy chuscas y divertidas. Después díjome que me estuviesquieto: sentí sus dedos en mis párpados... Acabo de un gran rato dijo unas palabras quno entendí: eran palabras de medicina. M

padre no me ha leído nunca nada de Medic

Page 99: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 99/300

na. Acercáronme después a una ventanaMientras me observaba con no sé qué instrumento, ¡había en la sala un silencio!... Edoctor dijo después a mi padre: «Lo intenta

remos». Decían otras cosas en voz muy bajpara que no pudiera yo entenderlas, y creque también hablaban por señas. Cuando sretiraron mi padre me dijo: «Hijo de mi almano puedo ocultarte la alegría que hay dentr

de mí. Ese hombre, ese ángel de Dios, me hdado esperanza, muy poca esperanza; perla esperanza parece que se agarra máscuando más chica es. Quiero echarla de mdiciéndome que es imposible, no, no, ca

imposible, y ella... pegada como una lapa...Así me habló mi padre. Por su voz conocí qulloraba... ¿Qué haces, Nela, estás bailando?

-No, estoy aquí a tu lado.-Como otras veces te pones a bailar desd

que te digo una cosa alegre... ¿Pero hacidónde vamos hoy?-El día está feo. Vámonos hacia la Trasca

va, que es sitio abrigado, y después bajaremos al Barco y a la Terrible.

Page 100: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 100/300

-Bien, como tú quieras... ¡Ay! Nela, compañera mía, si fuese verdad, si Dios quisiertener piedad de mí y me concediera el placede verte... Aunque sólo durara un día mi vis

ta, aunque volviera a cegar al siguiente¡cuánto se lo agradecería!

La Nela no decía nada. Después de mostrar exaltada alegría, meditaba con los ojofijos en el suelo.

-Se ven en el mundo cosas muy extraña-añadió Pablo- y la misericordia de Dios tienasí... ciertos exabruptos, lo mismo que scólera. Vienen de improviso, después de largos tormentos y castigos, lo mismo que apa

rece la ira después de felicidades que parecan seguras y eternas, ¿no te parece?-Sí, lo que tú esperas será -dijo la Nel

con aplomo.-¿Por qué lo sabes?

-Me lo dice mi corazón.-¡Te lo dice tu corazón! ¿Y por qué no hade ser ciertos estos avisos? -manifestó Pablcon ardor-. Sí, las almas escogidas pueden ecasos dados presentir un suceso. Yo lo h

observado en mí, pues como el ver no m

Page 101: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 101/300

distrae del examen de mí mismo, he notadque mi espíritu me susurraba cosas incomprensibles. Después ha venido un acontecmiento cualquiera, y he dicho con asombro

«Yo sabía algo de esto».-A mí me pasa lo mismo -repuso la Nela

Ayer me dijiste tú que me querías muchoCuando fui a mi casa, iba diciendo para m«Es cosa rara, pero yo sabía algo de esto».

-Es maravilloso, chiquilla mía -cómo estáacordadas nuestras almas. Unidas por la voluntad, no les falta más que un lazo. Ese lazlo tendrán si yo adquiero el precioso sentidque me falta. La idea de ver no se determin

en mi pensamiento si antes no acaricio en éla idea de quererte más. La adquisición deste sentido no significa para mí otra cosmás que el don de admirar de un modo nuevo lo que ya me causa tanta admiración com

amor... Pero se me figura que estás tristhoy.-Sí que lo estoy... y si he de decirte l

verdad, no sé por qué... Estoy muy alegre muy triste, las dos cosas a un tiempo. Ho

Page 102: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 102/300

está tan feo el día... Valiera más que nhubiese día, y que fuera noche siempre.

-No, no, déjalo como está. Noche y día, Dios quiere que yo sepa al fin diferenciaros

¡cuán feliz seré!... ¿Por qué nos detenemos?-Estamos en un lugar peligroso. Aparté

monos a un lado para tomar la vereda.-¡Ah!, la Trascava. Este césped resbalad

zo va bajando hasta perderse en la gruta. E

que cae en ella no puede volver a salir. Apartémonos, Nela; no me gusta este sitio.-Tonto, de aquí a la entrada de la cuev

hay mucho que andar. ¡Y qué bonita esthoy!

La Nela, deteniéndose y deteniendo a scompañero por el brazo, observaba la bocde la sima que se abría en el terreno en forma parecida a la de un embudo. Finísimcésped cubría las vertientes de aquel peque

ño cráter cóncavo y profundo. En lo máhondo, una gran peña oblonga se extendísobre el césped entre malezas, hinojos, zarzas, juncos y cantidad inmensa de pintadaflorecillas. Parecía una gran lengua. Junto

ella se adivinaba, más bien que se veía, u

Page 103: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 103/300

hueco, un tragadero, oculto por espesas yerbas, como las que tuvo que cortar D. Quijotcuando se descolgó dentro de la cueva dMontesinos.

La Nela no se cansaba de mirar.-¿Por qué dices que está bonita es

horrenda Trascava? -le preguntó su amigo.-Porque hay en ella muchas flores. La se

mana pasada estaban todas secas; pero ha

vuelto a nacer, y está aquello que da gozverlo. ¡Madre de Dios! Hay muchos pájaroposados allí y muchísimas mariposas que están cogiendo miel en las flores... Choto, Choto, ven aquí, no espantes a los pobres pajar

tos.El perro, que había bajado, volvió gozosllamado por la Nela, y la pacífica república dpajarillos volvió a tomar posesión de sus estados.

-A mí me causa horror este sitio -dijo Pablo, tomando del brazo a la muchacha-. ahora ¿vamos hacia las minas? Sí, ya conozceste camino. Estoy en mi terreno. Por aquvamos derechos al Barco... Choto, anda de

lante; no te enredes en mis piernas.

Page 104: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 104/300

Descendían por una vereda escalonadaPronto llegaron a la concavidad formada pola explotación minera. Dejando la verde zonvegetal, habían entrado bruscamente en l

zona geológica, zanja enorme, cuyas paredes, labradas por el barreno y el pico, mostraban una interesante estratificación, cuyadiversas capas ofrecían en el corte los mávariados tonos y los materiales más diversos

Era aquel el sitio que a Teodoro Golfín lhabía parecido el interior de un gran buqunáufrago, comido de las olas, y su nombrvulgar justificaba esta semejanza. Pero de díse admiraban principalmente las superpues

tas cortezas de la estratificación, con sus vetas sulfurosas y carbonatadas, sus sedimentos negros, sus lignitos, donde yace el negrazabache, sus capas de tierra ferruginosa quparece amasada con sangre, sus grandes

regulares láminas de roca, quebradas en mpuntos por el arte humano, y erizadas dpicos, cortaduras y desgarrones. Era aquellcomo una herida abierta en el tejido orgánicy vista con microscopio. El arroyo de agua

Page 105: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 105/300

saturadas de óxido de hierro que corría por ecentro, parecía un chorro de sangre.

¿En dónde está nuestro asiento? preguntó el señorito de Penáguilas-. Vamos

él. Allí no nos molestará el aire.Desde el fondo de la gran zanja subiero

un poco por escabroso sendero, abierto entrrotas piedras, tierra y matas de hinojo, y ssentaron a la sombra de enorme peña agrie

tada, que presentaba en su centro una larghendija. Más bien eran dos peñas, pegada luna a la otra, con irregulares bordes, comdos gastadas mandíbulas que se esfuerzan emorder.

-¡Qué bien se está aquí! -dijo Pablo-. veces suele salir una corriente de aire por esgruta; pero hoy no siento nada. Lo que ssiente es el gorgoteo del agua allá dentro elas entrañas de la Trascava.

-Calladita está hoy -observó la Nela¿Quieres echarte?-Pues mira que has tenido una buen

idea. Anoche no he dormido, pensando en lque mi padre me dijo, en el médico, en m

ojos... Toda la noche estuve sintiendo un

Page 106: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 106/300

mano que entraba en mis ojos y abría eellos una puerta cerrada y mohosa.

Diciendo esto sentose sobre la piedraponiendo su cabeza sobre el regazo de la Ne

la.-Aquella puerta -prosiguió- que estab

allá en lo más íntimo de mi sentido, abriosecomo te he dicho, dando paso a una estancidonde estaba encerrada la idea que me per

sigue. ¡Ay, Nela de mi corazón, chiquilla idolatrada, si Dios quisiera darme ese don qume falta!... Con él me creería el más feliz dlos hombres, yo, que casi lo soy ya sólo cotenerte por amiga y compañera de mi vida

Para que los dos seamos uno solo, me faltmuy poco; sólo me falta verte y recrearme etu belleza, con ese placer de la vista que npuedo comprender aún, pero que concibo duna manera vaga. Tengo la curiosidad de

espíritu, pero la de los ojos me falta. Supóngola como una nueva manera del amor qute tengo. Yo estoy lleno de tu belleza; perhay algo en ella que no me pertenece todavía.

Page 107: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 107/300

-¿No oyes? -dijo la Nela de improvisodemostrando interés por cosa muy distinta dlo que su amigo decía.

-¿Qué?

-Aquí dentro... ¡La Trascava!... esthablando.

¡Supersticiosa! El agua no habla, queridNela. ¿Qué lenguaje ha de saber un chorro dagua? Sólo hay dos cosas que hablan, chiqu

lla mía; esas dos cosas son la lengua y lconciencia.-Y la Trascava -observó la Nela, palide

ciendo- es un murmullo, un sí, sí, sí... A ratooigo la voz de mi madre, que dice clarito

«Hija mía, ¡qué bien se está aquí!»-Es tu imaginación. También la imaginación habla; me olvidé de decirlo. La mía veces se pone tan parlanchina, que tengo qumandarla callar. Su voz es chillona, atropella

da, inaguantable; así como la de la conciencies grave, reposada, convincente; y lo qudice no tiene refutación.

-Ahora parece que llora... Se va poquito poco perdiendo la voz -dijo la Nela, atenta

lo que oía.

Page 108: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 108/300

De pronto salió por la gruta una ligerráfaga de aire.

-¿No has notado que ha echado un grasuspiro?... Ahora se vuelve a oír la voz: habl

bajo, y me dice al oído muy bajito, muy bajto...

-¿Qué te dice?-Nada -replicó bruscamente María, des

pués de una pausa-. Tú dices que son tonte

rías. Tendrás razón.-Ya te quitaré yo de la cabeza esos pensamientos absurdos -dijo el ciego, tomándola mano-. Hemos de vivir juntos toda la vida¡Oh, Dios mío! Si no he de adquirir la faculta

de que me privaste al nacer, ¿para qué mhas dado esperanzas? Infeliz de mí si no nazco de nuevo en manos del doctor Golfín. Porque esta será nacer otra vez. ¡Y qué nacmiento! ¡Qué nueva vida! Chiquilla mía, jur

por la idea de Dios que tengo dentro de mclara, patente, inmutable, que tú y yo no nosepararemos jamás por mi voluntad. Yo tendré ojos, Nela, tendré ojos para poder recrearme en tu celestial hermosura, y enton

ces me casaré contigo. ¡Serás mi esposa que

Page 109: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 109/300

rida... serás la vida de mi vida, el recreo y eorgullo de mi alma! ¿No dices nada a esto?

La Nela oprimió contra sí la hermosa cabeza del joven. Quiso hablar, pero su emo

ción no se lo permitía.-Y si Dios no quiere otorgarme ese don

añadió el ciego- tampoco te separarás de mtambién serás mi mujer, a no ser que te repugne enlazarte con un ciego. No, no, chiqu

lla mía, no quiero imponerte un yugo tan penoso. Encontrarás hombres de mérito que tamarán y que podrán hacerte feliz. Tu extraordinaria bondad, tus nobles prendas, tu seductora belleza, que ha de cautivar los cora

zones y encender el más puro amor en cuantos te traten, asegúrante un porvenir risueñoYo te juro que te querré mientras viva, ciego con vista, y que estoy dispuesto a jurartdelante de Dios un amor grande, insaciable

eterno. ¿No me dices nada?-Sí; que te quiero mucho, muchísimo -dijla Nela, acercando su rostro al de su amigoPero no te afanes por verme. Quizás no seyo tan guapa como tú crees.

Page 110: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 110/300

Diciendo esto, la Nela había rebuscado esu faltriquera y sacado un pedazo de cristaazogado, resto inútil y borroso de un fementido espejo que se rompiera en casa de l

Señana la semana anterior. Mirose en él; mapor causa de la pequeñez del vidrio, éralforzoso mirarse por partes, sucesiva y gradualmente, primero un ojo, después la frenteAlejándolo, pudo abarcar la mitad del conjun

to. ¡Ay! ¡Cuán triste fue el resultado de suinvestigaciones! Guardó el espejillo, y gruesas lágrimas brotaron de sus ojos.

-Nela, sobre mi frente ha caído una gota¿Acaso llueve?

-Sí, niño mío, parece que llueve -dijo lNela sollozando.-No, es que lloras. Pues has de saber qu

me lo decía el corazón. Tú eres la mismbondad; tu alma y la mía están unidas por u

lazo misterioso y divino: no se pueden separar, ¿verdad? Son dos partes de una mismcosa, ¿verdad?

-Verdad.-Tus lágrimas me responden más clara

mente que cuanto pudieras decir. ¿No es ver

Page 111: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 111/300

dad que me querrás mucho lo mismo si mdan vista que si continúo privado de ella?

-Lo mismo, sí, lo mismo -dijo la Nela covehemencia y turbación.

-¿Y me acompañarás?...-Siempre, siempre.-Oye tú -exclamó el ciego con amoros

arranque- si me dan a escoger entre no ver perderte, prefiero...

-Prefieres no ver... ¡Oh! ¡Madre de Diodivino, qué alegría tengo dentro de mí!-Prefiero no ver con los ojos tu hermosu

ra, porque yo la veo dentro de mí clara comla verdad que proclamo interiormente. Aqu

dentro estás, y tu persona me seduce y enamora más que todas las cosas.-Sí, sí, sí -afirmó la Nela con desvarío- y

soy hermosa, soy muy hermosa.-Oye tú -exclamó el ciego con amoros

arranque- tengo un presentimiento... sí, upresentimiento. Dentro de mí parece que estDios hablándome y diciéndome que tendrojos, que te veré, que seremos felices... ¿Nsientes tú lo mismo?

Page 112: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 112/300

-Yo... El corazón me dice que me verás.pero me lo dice partiéndoseme.

-Veré tu hermosura ¡qué felicidad! exclamó el ciego con la expresión delirant

que era propia de él en ciertos momentosPero si ya la veo; si la veo dentro de mí, clarcomo la verdad que proclamo y que me llentodo...

-Sí, sí, sí... -repitió la Nela con desvarío

espantados los ojos, trémulos los labios-. Ysoy hermosa, soy muy hermosa.-Bendita seas tú...-¡Y tú! -añadió ella besándole en la frente

. ¿Tienes sueño?

-Sí, principio a tener sueño. No he dormdo anoche. Estoy tan bien aquí...-Duérmete, niño...Principió a cantar como se canta a lo

niños para que se duerman. Poco despué

Pablo dormía. La Nela oyó de nuevo la voz dla Trascava, diciéndole:-Hija mía... aquí, aquí.

Page 113: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 113/300

- IX –

Los Golfines

Teodoro Golfín no se aburría en SocartesEl primer día después de su llegada pasó largas horas en el laboratorio con su hermano, en los siguientes recorrió de un cabo a otr

las minas, examinando y admirando las distintas cosas que allí había, que ya pasmabapor la grandeza de las fuerzas naturales, ypor el poder y brío del arte de los hombresPor las noches, cuando todo callaba en e

industrioso Socartes, quedando sólo en actvidad los bullidores hornos, el buen doctoque era muy entusiasta músico, se deleitaboyendo tocar el piano a su cuñada Sofía, esposa de Carlos Golfín y madre de varios chquillos que se habían muerto.

Los dos hermanos se profesaban el mávivo cariño. Nacidos en la clase más humildehabían luchado solos en edad temprana posalir de la ignorancia y de la pobreza, viéndose a punto de sucumbir diferentes veces

Page 114: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 114/300

mas tanto pudo en ellos el impulso de unvoluntad heroica, que al fin llegaron jadeantes a la ansiada orilla, dejando atrás las turbias olas en que se agita en constante estad

de naufragio el grosero vulgo.Teodoro, que era el mayor, fue médic

antes que Carlos ingeniero. Ayudó a éste cotodas sus fuerzas mientras el joven lo necestara, y cuando le vio en camino, tomó el qu

anhelaba su corazón aventurero, yéndose América. Allá trabajó juntamente con otroafamados médicos europeos, adquiriendbien pronto fama y dinero. Hizo un viaje España, tornó al Nuevo Mundo, vino más tar

de para regresar al poco tiempo. En cada unde estas excursiones daba la vuelta a Europpara apropiarse los progresos de la ciencioftálmica que cultivaba.

Era un hombre de facciones bastas, mo

reno, de fisonomía tan inteligente como sensual, labios gruesos, pelo negro y erizadomirar centelleante, naturaleza incansableconstitución fuerte, si bien algo gastada poel clima americano. Su cara grande y redon

da, su frente huesuda, su melena rebelde

Page 115: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 115/300

aunque corta, el fuego de sus ojos, sus gruesas manos, habían sido motivo para que dijeran de él: «es un león negro». En efecto parecía un león, y como el rey de los animales

no dejaba de manifestar a cada momento lestimación en que a sí mismo se tenía. Perla vanidad de aquel hombre insigne era lmás disculpable de todas las vanidades, pueconsistía en sacar a relucir dos títulos de glo

ria, a saber: su pasión por la cirugía y lhumildad de su origen. Hablaba por lo general incorrectamente, por ser incapaz de construir con gracia y elegancia las oracionesEran sus frases rápidas y entrecortadas con

forme a la emisión de su pensamiento, quera una especie de emisión eléctrica. Muchaveces Sofía, al pedirle su opinión sobre cuaquier cosa, decía: «A ver lo que piensa desto la Agencia Havas».

-Nosotros -solía decir Teodoro- aunqudescendemos de las yerbas del campo, ques el más bajo linaje que se conoce, nohemos hecho árboles corpulentos... ¡Viva etrabajo y la iniciativa del hombre!...

Page 116: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 116/300

Yo creo que los Golfines, aunque aparentemente venimos de maragatos, tenemosangre inglesa en nuestras venas... Hastnuestro apellido parece que es de pura cast

sajona. Yo lo descompondría de este modoGold , oro... to find , hallar... Es, como si dijéramos, buscador de oro... He aquí que mientras mi hermano lo busca en las entrañas dla tierra, yo lo busco en el interior maravillos

de ese universo en abreviatura que se llamel ojo humano.En la época de esta veraz historia vení

de América por la vía de New-York Liverpooy según decía, su expatriación había cesad

definitivamente; pero no le creían, por habedicho lo mismo en otras ocasiones y habehecho todo lo contrario.

Su hermano Carlos era un bendito, hombre muy pacífico, estudioso, esclavo de s

deber, apasionado por la mineralogía y lmetalurgia hasta poner a estas dos mancebacien codos más altas que su mujer. Por ldemás, ambos cónyuges vivían en conformdad completa, o como decía Teodoro, en es

tado isomórfico, porque cristalizaban en u

Page 117: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 117/300

mismo sistema. En cuanto a él, siempre quse hablaba de matrimonio, decía riendo:

-El matrimonio sería para mí una Epigenesis o cristal  pseudomórfico; es decir, un sis

tema de cristalización que no me corresponde.

Sofía era una excelente señora de regulabelleza, cada día reducida a menor expresiónpor una tendencia lamentable a la obesidad

Le habían dicho que la atmósfera de carbóde piedra enflaquecía, y por eso había ido vivir a las minas, con propósito de pasar eellas todo el año. Por lo demás, aquella atmósfera saturada de polvo de calamina y d

humo causábale no poco disgusto. No teníhijos vivos, y su principal ocupación consistíen tocar el piano y en organizar asociacionebenéficas de señoras para socorros domiciliarios y sostenimiento de hospitales y escuelas

En Madrid, y durante buena porción de añossu actividad había hecho prodigios, ofreciendo ejemplos dignos de imitación a todas laalmas aficionadas a la caridad. Ella, ayudadde dos o tres señoras de alto linaje, igua

mente amantes del prójimo, había lograd

Page 118: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 118/300

celebrar más de veinte funciones dramáticasotros tantos bailes de máscaras, seis corridade toros y dos de gallos, todo en beneficio dlos pobres.

En el número de sus vehemencias, qusolían ser pasajeras, contábase una que quzás no sea tan recomendable como aquellde socorrer a los menesterosos, y consistíen rodearse de perros y gatos, poniendo e

estos animales un afecto que al mismo amose parecía. Últimamente, y cuando residía eel establecimiento de Socartes, tenía un toterrier   que por encargo le había traído dInglaterra Ulises Bull, jefe del taller de ma

quinaria. Era un galguito fino y elegante, delcado y mimoso como un niño. Se llamaba Lily había costado en Londres doscientos duros

Los Golfines paseaban en los días buenosen los malos tocaban el piano o cantaban

pues Sofía tenía cierto chillido que podía pasar por canto en Socartes. El ingeniero segundo tenía voz de bajo profundo, Teodortambién era bajo profundo, Carlos allá se ibade modo que armaban una especie de cor

de sacerdotes, en el cual descollaba la voz d

Page 119: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 119/300

Sofía como una sacerdotisa a quien van llevar al sacrificio. Todas las piezas que scantaban eran, o si no lo eran lo parecían, dsacerdotes sacrificadores y sacerdotisa sacr

ficada.En los días de paseo solían merendar e

el campo. Una tarde (a últimos de Setiembry seis días después de la llegada de Teodora las minas) volvían de su excursión en e

orden siguiente: Lili, Sofía, Teodoro, CarlosLa estrechez del sendero no les permitía caminar de dos en dos. Lili llevaba su manta gabancito azul con las iniciales de su amaSofía apoyaba en su hombro el palo de l

sombrilla, y Teodoro llevaba en la mismpostura su bastón, con el sombrero en lpunta. Gustaba mucho de pasear con la deforme cabeza al aire. Pasaban al borde de lTrascava, cuando Lili, desviándose del sende

ro con la elástica ligereza de sus patillas como alambres, echó a correr césped abajo pola vertiente del embudo. Primero corría, después resbalaba. Sofía dio un grito de terroSu primer movimiento, dictado por un afect

que parecía materno, fue correr detrás de

Page 120: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 120/300

animal, tan cercano al peligro; pero su esposo la contuvo, diciendo:

-Deja que se lleve el demonio a Lili, mujer; él volverá. No se puede bajar, porqu

este césped es muy resbaladizo.-¡Lili, Lili!...-gritaba Sofía, esperando qu

sus amantes ayes detendrían al animal en scamino de perdición, trayéndole al de la virtud.

Las voces más tiernas no hicieron efecten el revoltoso ánimo de Lili, que seguía bajando. A veces miraba a su ama, y con suexpresivos ojuelos negros parecía decirle«Señora, por el amor de Dios, no sea uste

tan tonta».Lili se detuvo en la gran peña blanquecna, agujereada, muzgosa, que en la bocmisma del abismo estaba, como encubriéndola. Fijáronse allí todos los ojos, y al punt

observaron que se movía un objeto. Creyerode pronto ver un animal dañino que se ocutaba detrás de la peña, pero Sofía lanzó unuevo grito, el cual antes era de asombro qude terror, y dijo:

-Si es la Nela... Nela, ¿qué haces ahí?

Page 121: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 121/300

Al oír su nombre, la muchacha se mostrtoda turbada y ruborosa.

-¿Qué haces ahí, loca? -repitió la damaCoge a Lili y tráemelo... ¡Válgame Dios, l

que inventa esta criatura! Miren dónde se hido a meter. Tú tienes la culpa de que Lhaya bajado... ¡Qué cosas le enseñas al anmalito! Por tu causa es tan mal criado y taantojadizo.

-Esa muchacha es de la piel de Barrabás dijo D. Carlos a su hermano-. Mira dónde sha ido a poner.

Mientras esto se decía en el borde de lTrascava, la Nela había emprendido allá aba

jo la persecución de Lili, el cual, más traviesy calavera en aquel día que en ningún otro dsu monótona existencia, huía de las manode la chicuela. Gritábale la dama, exhortándole a ser juicioso y formal; pero él, poniend

en olvido las más vulgares nociones del deber, empezó a dar brincos y a mirar con descaro a su ama, como diciéndole: «Señora¿quiere usted irse a paseo y dejarme epaz?»

Page 122: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 122/300

Al final Lili dio con su elegante cuerpo emedio de las zarzas que cubrían la boca de lcueva, y allí la mantita de que iba vestidfuele de grandísimo estorbo. El animal, vién

dose imposibilitado de salir de entre la maleza, empezó a ladrar pidiendo socorro.

-¡Que se me pierde, que se me mata! exclamó gimiendo Sofía-. Nela, Nela, si me lsacas, te doy un perro grande; sácalo... v

con cuidado... Agárrate bien.La Nela se deslizó intrépidamente, poniendo su pie sobre las zarzas y robustohinojos que tapaban el abismo; y sosteniéndose con una mano en las asperezas de l

peña, alargó la otra hasta pillar el rabo dLili, con lo cual le sacó del aprieto en que estaba. Acariciando al animal, subió triunfante los bordes del embudo.

-Tú, tú, tú tienes la culpa -díjole Sofía d

mal talante, aplicándole tres suaves coscorrones- porque si no te hubieras metido allí.Ya sabes que va tras de ti donde quiera qute encuentra... ¡Qué buena pieza!

Y luego, besando al descarriado animal

administrándole dos nalgadas, después d

Page 123: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 123/300

cerciorarse de que no había padecido nada dfundamento en su estimable persona, larregló la mantita, que se le había puesto pomontera, y lo entregó a Nela, diciéndole:

-Toma, llévalo en brazos, porque estarcansado, y estas largas caminatas puedehacerle daño. Cuidado... Anda delante dnosotros... Cuidado, te repito... Mira que vodetrás observando lo que haces.

Púsose de nuevo en marcha la familiaprecedida por la Nela. Lili miraba a su ampor encima del hombro de la Nela, y parecídecirle: «¡Ay, señora; pero qué boba es usted!»

Teodoro Golfín no había dicho nada durante el conmovedor peligro del hermoso Lilpero cuando se pusieron en marcha por lgran pradera, donde los tres podían ir al laduno de otro sin molestarse, el doctor dijo a l

mujer de su hermano:-Estoy pensando, querida Sofía, que esanimal te ocupa demasiado. Es verdad quun perro que cuesta doscientos duros no eun perro como otro cualquiera. Yo me pre

gunto por qué has empleado el tiempo y e

Page 124: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 124/300

dinero en hacerle un gabán a ese señoritcanino, y no se te ha ocurrido comprarle unozapatos a la Nela.

-¡Zapatos a la Nela! -exclamó Sofía rien

do-. Y yo pregunto: ¿para qué los quiere?.Tardaría dos días en romperlos. Podrás reírtde mí todo lo que quieras... bien, yo comprendo que cuidar mucho a Lili es una extravagancia... pero no podrás acusarme de falt

de caridad Alto ahí... eso sí que no te lo permito (al decir esto tomaba un tono muy sericon evidente expresión de orgullo). Y en lo dsaber practicar la caridad con prudencia tino, tampoco creo que me eche el pie ade

lante persona alguna... No consiste, no, lcaridad en dar sin ton ni son, cuando no existe la seguridad de que la limosna ha de sebien empleada. ¡Si querrás darme lecciones!... Mira, Teodoro, que en eso sé tant

como tú en el tratado de los ojos.-Sí, ya sé, ya sé, querida, que has hechmaravillas. No me cuentes otra vez lo de lafunciones dramáticas, bailes y corridas dtoros organizadas por tu ingenio para alivi

de los pobres, ni lo de las rifas, que poniend

Page 125: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 125/300

en juego grandes sumas, han servido en prmer lugar para dar de comer a unos cuantoholgazanes, quedando sólo para los enfermoun resto de poca monta. Todo eso sólo m

prueba las singulares costumbres de una sociedad que no sabe ser caritativa sino bailando, toreando y jugando a la lotería... Nhablemos de eso: ya conozco estas heroicdades y las admiro: también eso tiene s

mérito, y no poco. Pero tú y tus amigas rarvez os acercáis a un pobre para saber de smisma boca la causa de su miseria... ni parobservar qué clase de miseria le aqueja, puehay algunas tan extraordinarias, que no s

alivian con la fácil limosna del ochavo... ntampoco con el mendrugo de pan...-Ya tenemos a nuestro filósofo en campa

ña -dijo Sofía con mal humor-. ¿Qué sabes tlo que yo he hecho ni lo que he dejado d

hacer?-No te enfades, querida -replicó Golfín-todos mis argumentos van a parar a un punto, y es que debías haberle comprado zapatoa la Nela.

Page 126: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 126/300

-Pues mira, mañana mismo se los he dcomprar.

-No, porque esta misma noche se locompraré yo. No se meta usted en mis dom

nios, señora.-¡Eh!... Nela -gritó Sofía, viendo que l

muchacha estaba a larga distancia-. No talejes mucho; que te vea yo para saber lque haces.

-¡Pobre criatura! -dijo Carlos-. ¡Quién hde decir que eso tiene diez y seis años!-Atrasadilla está. ¡Qué desgracia!

exclamó Sofía-. Y yo me pregunto, ¿para qupermite Dios que tales criaturas vivan?...

me pregunto también, ¿qué es lo que se puede hacer por ella? Nada, nada más que darde comer, vestirla hasta cierto punto... Ya sve... rompe todo lo que le ponen encima. Ellno puede trabajar, porque se desmaya; ell

no tiene fuerzas para nada. Saltando de piedra en piedra, subiéndose a los árboles y jugando y enredando todo el día y cantandcomo los pájaros, cuanto se le pone encimconviértese pronto en jirones...

Page 127: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 127/300

-Pues yo he observado en la Nela -dijCarlos- algo de inteligencia y agudeza de ingenio bajo aquella corteza de candor y salvaje rusticidad. No, señor, la Nela no es tonta n

mucho menos. Si alguien se hubiera tomadel trabajo de enseñarle alguna cosa, habríaprendido mejor quizás que la mayoría de lochicos. ¿Qué creen ustedes? La Nela tienimaginación; por tenerla y carecer hasta de l

enseñanza más rudimentaria, es sentimentay supersticiosa.-Eso es, se halla en la situación de lo

pueblos primitivos -dijo Teodoro-. Está en lépoca del pastoreo.

-Ayer precisamente -añadió Carlos- pasaba yo por la Trascava y la vi en el mismo sitidonde la hemos hallado hoy. La llamé, hícelsalir, le pregunté qué hacía en aquel sitio, con la mayor sencillez del mundo me contes

tó que estaba hablando con su madre... Tno sabes que la madre de la Nela se arrojpor esa sima.

-Es decir, que se suicidó -dijo Sofía-. Eruna mujer de mala vida y peores ideas, se

gún he oído contar. Carlos no estaba aqu

Page 128: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 128/300

todavía; pero nos han dicho que se embriagaba como un fogonero. Y yo me pregunto¿Esos seres tan envilecidos que terminan unvida de crímenes con el mayor de todos, qu

es el suicidio, merecen la compasión del género humano? Hay cosas que horripilan; hapersonas que no debieran haber nacido, nseñor, y Teodoro podrá decir todas las sutilezas que quiera, pero yo me pregunto...

-No, no te preguntes nada, hermana querida -dijo vivamente Teodoro-. Yo te responderé que el suicida merece la más viva, lmás cordial compasión. En cuanto a vituperio, échesele encima todo el que haya dispo

nible, pero al mismo tiempo... bueno serindagar qué causas le llevaron a tan horriblextremo de desesperación... yo observaría la sociedad no le ha dejado abierta, desamparándole en absoluto, la puerta de es

abismo horrendo que le llama...-¡Desamparado de la sociedad! Hay algunos que lo están... -dijo Sofía con impertnencia-. La sociedad no puede amparar todos. Mira la estadística, Teodoro; mírala

verás la cifra de pobres... Pero si la socieda

Page 129: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 129/300

desampara a alguien, ¿para qué sirve la relgión?

-Refiérome al miserable desesperado qureúne a todas las miserias la miseria mayo

que es la ignorancia... El ignorante envilecidy supersticioso sólo posee nociones vagas absurdas de la divinidad... Lo desconocidolejos de detenerle, le impulsa más a cometesu crimen... Rara vez hará beneficios la ide

religiosa al que vegeta en estúpida ignorancia. A él no se acerca amigo inteligente, nmaestro, ni sacerdote. No se le acerca sino ejuez que ha de mandarle a presidio... Es singular el rigor con que condenáis vuestra pro

pia obra -añadió con vehemencia, enarbolando el palo en cuya punta tenía su sombreroEstáis viendo delante de vosotros, al pimismo de vuestras cómodas casas, a unmultitud de seres abandonados, faltos d

todo lo que es necesario a la niñez, desde lopadres hasta los juguetes... les estáis viendosí... nunca se os ocurre infundirles un poco ddignidad, haciéndoles saber que son serehumanos, dándoles las ideas de que carecen

no se os ocurre ennoblecerles, haciéndole

Page 130: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 130/300

pasar del bestial trabajo mecánico al trabajde la inteligencia; les veis viviendo en habitaciones inmundas, mal alimentados, perfeccionándose cada día en su salvaje rusticidad,

no se os ocurre extender un poco hasta ellolas comodidades de que estáis rodeados.¡Toda la energía la guardáis luego para declamar contra los homicidios, los robos y esuicidio, sin reparar que sostenéis escuel

permanente de estos tres crímenes!-No sé para qué están ahí los asilos dbeneficencia -dijo agriamente Sofía-. Lee lestadística, Teodoro, léela, y verás el númerde desdichados... Lee la estadística...

-Yo no leo la estadística, querida hermana, ni me hace falta para nada tu estadísticaBuenos son los asilos; pero no, no bastapara resolver el gran problema que ofrece lorfandad. El miserable huérfano, perdido e

las calles y en los campos, desamparado dtodo cariño personal y amparado sólo por lacorporaciones, rara vez llena el vacío quforma en su alma la carencia de familia.¡oh!, vacío donde debían estar, y rara ve

están, la nobleza, la dignidad y la estimació

Page 131: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 131/300

de sí mismo. Sobre este tema tengo unidea, es una idea mía; quizás os parezca udisparate.

-Dínosla.

-El problema de la orfandad y de la miseria infantil no se resolverá nunca en absolutocomo no se resolverán tampoco sus compañeros los demás problemas sociales; perhabrá un alivio a mal tan grande cuando la

costumbres, apoyadas por las leyes... por laleyes; ya veis que esto no es cosa de juegoestablezcan que todo huérfano, cualquierque sea su origen... no reírse... tenga derecho a entrar en calidad de hijo adoptivo en l

casa de un matrimonio acomodado que carezca de hijos. Ya se arreglarían las cosas dmodo que no hubiera padres sin hijos, nhijos sin padres.

-Con tu sistema -dijo Sofía- ya se arregla

rían las cosas de modo que nosotros fuésemos padres de la Nela.-¿Por qué no? -repuso Teodoro- Entonce

no gastaríamos doscientos duros en compraun perro, ni estaríamos todo el santo dí

haciendo mimos al señorito Lili.

Page 132: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 132/300

-¿Y por qué han de estar exentos de esgraciosa ley los solteros ricos? ¿Por qué nhan de cargar ellos también con su huérfanocomo cada hijo de vecino?

-No me opongo -dijo el doctor, mirando asuelo-. ¿Pero qué es esto?... ¡sangre!

Todos miraron al suelo, donde se veían dtrecho en trecho pequeñas manchas de sangre.

-¡Jesús!... -exclamó Sofía, apartando loojos-. Si es la Nela. Mira cómo se ha puestlos pies.

-Ya se ve... Como tuvo que meterse entrlas zarzas para coger a tu dichoso Lili. Nela

ven acá.La Nela, cuyo pie derecho estaba ensangrentado, se acercó cojeando.

-Dame al pobre Lili -dijo Sofía, tomando ecanino de manos de la vagabunda-. No vaya

a hacerle daño. ¿Te duele mucho? ¡PobrecitaEso no es nada. ¡Oh, cuánta sangre!... Npuedo ver eso.

Sensible y nerviosa, Sofía se volvió despaldas, acariciando a Lili.

Page 133: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 133/300

-A ver, a ver qué es eso -dijo Teodorotomando a la Nela en sus brazos y sentándolen una piedra de la cerca inmediata.

Poniéndose sus lentes, le examinó el pie.

-Es poca cosa; dos o tres rasguños... Mparece que tienes una espina dentro... ¿Tduele?... Sí, aquí está la pícara... Aguarda umomento. Sofía, echa a andar, si te molestver una operación quirúrgica.

Mientras Sofía daba algunos pasos parponer su precioso sistema nervioso a cubiertde toda alteración, Teodoro Golfín sacó sestuche, del estuche unas pinzas, y en usantiamén extrajo la espina.

-¡Bien por la mujer valiente! -dijo, observando la serenidad de la Nela-. Ahora vendemos el pie.

Con su pañuelo vendó el pie herido. Marianela trató de andar. Carlos le daba la ma

no.-No, no; ven acá -dijo Teodoro, tomanda Marianela por los brazos.

Con rápido movimiento levantola en eaire y la sentó sobre su hombro derecho.

Page 134: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 134/300

-Si no estás segura, agárrate a mis cabellos; son fuertes. Ahora, lleva tú el palo con esombrero.

-¡Qué facha! -exclamó Sofía, muerta d

risa al verlos venir-. Teodoro con la Nela ahombro, y luego el palo con el sombrero dGessler…

- X –

Historia de dos hijos del pueblo

-Aquí tienes, querida Sofía -dijo Teodoro

un hombre que sirve para todo. Este es eresultado de nuestra educación, ¿verdadCarlos? Como no hemos sido criados con mmos; como desde nuestra más tierna infancinos acostumbramos a la idea de que no habínadie inferior a nosotros... Los hombres quse forman solos, como nosotros nos formamos; los que, sin ayuda de nadie, ni máamparo que su voluntad y noble ambiciónhan logrado salir triunfantes en la lucha pola existencia... sí ¡demonio!, estos son lo

Page 135: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 135/300

únicos que saben cómo se ha de tratar a umenesteroso. No te cuento diversos hechode mi vida, atañederos a esto del prójimcomo a ti mismo, por no caer en el feo peca

do de la propia alabanza y por temor de causar envidia a tus rifas y a tus bailoteos filantrópicos. Quédese esto aquí.

-Cuéntalos, cuéntalos otra vez, Teodoro.-No, no... todo eso debe callarse; así l

manda la modestia. Confieso que no poseen alto grado esta virtud preciosa; yo no carezco de vanidades, y entre ellas tengo lvanidad de haber sido mendigo, de habepedido limosna de puerta en puerta, de habe

andado descalzo con mi hermanito Carlos dormir con él en los huecos de las puertassin amparo, sin abrigo, sin familia. Yo no squé extraordinario rayo de energía y de voluntad vibró dentro de mí. Tuve una inspira

ción. Comprendí que delante de nuestros pasos se abrían dos sendas: la del presidio, lde la gloria. Cargué en mis hombros a mpobre hermanito, lo mismo que hoy cargo la Nela, y dije: «Padre nuestro que estás e

los cielos, sálvanos»... Ello es que nos salva

Page 136: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 136/300

mos. Yo aprendí a leer y enseñé a leer a mhermano. Yo serví a diversos amos, que mdaban de comer y me permitían ir a la escuela. Yo guardaba mis propinas; yo compré un

hucha... Yo reuní para comprar libros... Yo nsé cómo entré en los Escolapios; pero ello eque entré, mientras mi hermano se ganabsu pan haciendo recados en una tienda dultramarinos...

-¡Qué cosas tienes! -exclamó Sofía mudesazonada, porque no gustaba de oír aquetema-. Y yo me pregunto: ¿a qué viene erecordar tales niñerías? Además, tú las exageras mucho.

-No exagero nada -dijo Teodoro, con brío. Señora, oiga usted y calle... Voy a ponecátedra de esto... Oíganme todos los pobrestodos los desamparados, todos los niños perdidos... Yo entré en los Escolapios como Dio

quiso; yo aprendí como Dios quiso... Un bendito padre diome buenos consejos y me ayudó con sus limosnas... Sentí afición a la medicina... ¿Cómo estudiarla sin dejar de trabajar para comer? ¡Problema terrible!... Querid

Carlos, ¿te acuerdas de cuando entramos lo

Page 137: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 137/300

dos a pedir trabajo en una barbería de la antigua calle de Cofreros?... Nunca habíamocogido una navaja en la mano; pero era preciso ganarse el pan afeitando... Al principi

ayudábamos... ¿te acuerdas, Carlos?... Después empuñamos aquellos nobles instrumentos... La flebotomía fue nuestra salvación. Yempecé a estudiar la anatomía. ¡Ciencia admirable, divina! Tanto era el trabajo escolás

tico, que tuve que abandonar la barbería daquel famoso maestro Cayetano... El día eque me despedí, él lloraba... Diome dos duroy su mujer me obsequió con unos pantaloneviejos de su esposo... Entré a servir de ayud

de cámara. Dios me protegía dándome siempre buenos amos. Mi afición al estudio interesó a aquellos benditos señores, que me dejaban libre todo el tiempo que podían. Yo velaba estudiando. Yo estudiaba durmiendo. Y

deliraba, y limpiando la ropa repasaba en lmemoria las piezas del esqueleto humano.Me acuerdo que el cepillar la ropa de mi amme servía para estudiar la miología... Limpiando una manga, decía: «músculo delto

des, bíceps, gran supinador, cubital», y en lo

Page 138: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 138/300

pantalones: «músculos glúteos, psoas, gemelos, tibial, etc...» En aquella casa dábanmsobras de comida, que yo llevaba a mi hermano, habitante en casa de unos dignos ro

pavejeros. ¿Te acuerdas, Carlos?-Me acuerdo -dijo Carlos con emoción-.

gracias que encontré quien me diera casa poun pequeño servicio de llevar cuentas. Luegtuve la dicha de tropezar con aquel corone

retirado, que me enseñó las matemáticaelementales.-Bueno: no hay guiñapo que no saque

ustedes hoy a la calle -observó Sofía.-Mi hermano me pedía pan -añadió Teo

doro- y yo le respondía: «¿Pan has dicho?toma matemáticas...» Un día mi amo me dientradas para el teatro de la Cruz; llevé a mhermano y nos divertimos mucho; pero Carlos cogió una pulmonía... ¡Obstáculo terrible

inmenso! Esto era recibir un balazo al princpio de la acción... Pero no, ¿quién desmaya?adelante... a curarle se ha dicho. Un profesode la Facultad, que me había tomado gracariño, se prestó a curarle.

Page 139: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 139/300

-Fue milagro de Dios que me salvara eaquel cuchitril inmundo, almacén de trapviejo, de hierro viejo y de cuero viejo.

-Dios estaba con nosotros... bien claro s

veía... Habíase puesto de nuestra parte.¡Oh, bien sabía yo a quién me arrimaba! prosiguió Teodoro, con aquella elocuencinerviosa, rápida, ardiente, que era tan suycomo las melenas negras y la cabeza de león

. Para que mi hermano tuviera medicinas fupreciso que yo me quedara sin ropa. No pueden andar juntas la farmacopea y la indumentaria. Receta tras receta, el enfermo consumió mi capa, después mi levita... mis ca

zones se convirtieron en píldoras... Pero mamos no me abandonaban... volví a teneropa y mi hermano salió a la calle. El médicme dijo: «que vaya a convalecer al campo...Yo medité... ¿Campo dijiste? Que vaya a l

escuela de Minas. Mi hermano era gran matemático. Yo le enseñé la química... pronto saficionó a los pedruscos, y antes de entrar ela escuela, ya salía al campo de San Isidro recoger guijarros... Yo seguía adelante en m

navegación por entre olas y huracanes... Ca

Page 140: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 140/300

da día era más médico. Un famoso operadome tomó por ayudante; dejé de ser criado.Empecé a servir a la ciencia... mi amo cayenfermo; asistile como una hermana de l

Caridad... Murió, dejándome un legado... ¡cosa graciosa! Consistía en un bastón, una máquina para hacer cigarrillos, un cuerno dcaza y cuatro mil reales en dinero. ¡Una fortuna!... Mi hermano tuvo libros, yo ropa,

cuando me vestí de gente, empecé a teneenfermos. Parece que la humanidad perdía lsalud sólo por darme trabajo... ¡Adelantesiempre adelante!... Pasaron años, años... afin vi desde lejos el puerto de refugio despué

de grandes tormentas... Mi hermano y ybogábamos sin gran trabajo... ya no estábamos tristes... Dios sonreía dentro de nosotros. ¡Bien por los Golfines!... Dios les habídado la mano. Yo empecé a estudiar los ojo

y en poco tiempo dominé la catarata; pero yquería más... Gané algún dinero; pero mhermano consumía bastante... Al fin Carlosalió de la escuela... ¡Vivan los hombres valientes!... Después de dejarle colocado e

Riotinto, con un buen sueldo, me marché

Page 141: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 141/300

América. Yo había sido una especie de Colónel Colón del trabajo; y una especie de HernáCortés; yo había descubierto en mí un NuevMundo, y después de descubrirlo, lo habí

conquistado.-Alábate, pandero -dijo Sofía riendo.-Si hay héroes en el mundo, tú eres un

de ellos -afirmó Carlos, demostrando graadmiración por su hermano.

-Prepárese usted ahora, señor semi-Dios dijo Sofía- a coronar todas sus hazañahaciendo un milagro, que milagro será dar lvista a un ciego de nacimiento... Mira, asale D. Francisco a recibirnos.

Avanzando por lo alto del cerro que limitlas minas del lado de Poniente, habían llegado a Aldeacorba y a la casa del señor de Penáguilas, que echándose el chaquetón a todprisa, salió al encuentro de sus amigos. Caí

la tarde.

Page 142: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 142/300

- XI –

El patriarca de Aldeacorba

-Ya la están ordeñando -dijo antes de saludarles-. Supongo que todos tomarán leche¿Cómo va ese valor, doña Sofía?... ¿Y ustedD. Teodoro?... ¡Buena carga se ha echado

cuestas! ¿Qué tiene María Canela?... una patita mala. ¿De cuándo acá gastamos esomimos?

Entraron todos en el patio de la casa. Oanse los graves mugidos de las vacas qu

acababan de entrar en el establo, y este rumor, unido al grato aroma campesino deheno que los mozos subían al pajar, recreabdulcemente los sentidos y el ánimo.

El médico sentó a la Nela en un banco dpiedra en un banco de piedra, y ella, paralzada por el respeto, no se atrevía a hacemovimiento alguno y miraba a su bienhechocon asombro.

-¿En dónde está Pablo? -preguntó el ingeniero. -Acaba de bajar a la huerta -replic

Page 143: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 143/300

el señor de Penáguilas, ofreciendo una rústicsilla a Sofía-. Mira, Nela, ve y acompáñale.

-No, no quiero que ande todavía -objetTeodoro, deteniéndola-. Además va a toma

leche con nosotros.-¿No quiere usted ver a mi hijo esta tar

de? -preguntó el señor de Penáguilas.-Con el examen de ayer me basta -replic

Golfín-. Puede hacerse la operación.

-¿Con éxito?-¡Ah! ¡Con éxito!... eso no se puede deci¡Cuán gran placer sería para mí dar la vista quien tanto la merece! Su hijo de usted posee una inteligencia de primer orden, un

fantasía superior, una bondad exquisita. Sabsoluto desconocimiento del mundo visiblhace resaltar más aquellas grandiosas cualdades... se nos presentan solas, admirablemente sencillas, con todo el candor y el en

canto de las grandes creaciones de la Naturaleza, donde no ha entrado el arte de lohombres. En él todo es idealismo, un idealismo grandioso, enormemente bello. Es comun yacimiento colosal, como el mármol en la

canteras... No conoce la realidad... vive l

Page 144: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 144/300

vida interior, la vida de ilusión pura... ¡Oh! ¡Spudiéramos darle vista!... A veces me digo«si al darle la vista le convertiremos de ángeen hombre...» Problema y duda tenemo

aquí... Pero hagámosle hombre; ese es edeber de la ciencia; traigámosle del mundde las ilusiones a la esfera de la realidad, entonces, dado su poderoso pensar, serverdaderamente inteligente y discreto; en

tonces sus ideas serán exactas y tendrá edon precioso de apreciar en su verdadervalor todas las cosas.

Sacaron los vasos de leche blanca, espumosa, tibia, rebosando de los bordes con hir

viente oleada. Ofreció Penáguilas el primero Sofía, y los caballeros se apoderaron de lootros dos. Teodoro Golfín dio el suyo a la Nela, que abrumada de vergüenza se negaba tomarlo.

-Vamos, mujer -dijo Sofía- no seas macriada: toma lo que te dan.-Otro vaso para el Sr. D. Teodoro -dijo D

Francisco al criado.

Page 145: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 145/300

Oyose enseguida el rumorcillo de los menudos chorros que salían de la estrujadubre.

-Y tendrá la apreciación justa de todas la

cosas -dijo D. Francisco, repitiendo esta frasdel doctor, la cual había hecho no poca impresión en su espíritu-. Ha dicho usted, señoD. Teodoro, una cosa admirable. Y ya que desto hablamos, quiero confiarle las inquietu

des que hace días tengo. Sentareme tambiénAcomodose D. Francisco en un banco qua la mano tenía. Teodoro, Carlos y Sofía shabían sentado en sillas traídas de la casa, la Nela continuaba en el banco de piedra. L

leche que acababa de tomar le había dejadun bigotillo blanco en su labio superior.-Pues decía, Sr. D. Teodoro, que hac

días me tiene inquieto el estado de exaltacióen que se halla mi hijo: yo lo atribuyo a l

esperanza que le hemos dado... Pero hamás, hay más. Ya sabe usted que acostumbro leerle diversos libros. Creo que ha enardecido demasiado su pensamiento con mlecturas, y que se ha desarrollado en él un

cantidad de ideas superior a la capacidad de

Page 146: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 146/300

cerebro de un hombre que no ve. No sé si mexplico bien.

-Perfectamente.-Sus cavilaciones no acaban nunca. Yo m

asombro de oírle y del meollo y agudeza dsus discursos. Creo que su sabiduría estllena de mil errores por la falta de método por el desconocimiento del mundo visible.

-No puede ser de otra manera.

-Pero lo más raro es que, arrastrado posu imaginación potente, la cual es como uHércules atado con cadenas dentro de ucalabozo y que forcejea por romper hierros muros...

-Muy bien, muy bien dicho.-Su imaginación, digo, no puede contenerse en la oscuridad de sus sentidos, y viena este nuestro mundo de luz y quiere suplcon sus atrevidas creaciones la falta de sent

do de la vista. Pablo posee un espíritu de indagación asombroso; pero este espíritu dinvestigación es un valiente pájaro con laalas rotas. Hace días que está delirante, nduerme, y su afán de saber raya en locura

Quiere que a todas horas le lea libros nuevos

Page 147: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 147/300

y a cada pausa hace las observaciones máagudas con una mezcla de candor que mhace reír. Afirma y sostiene grandes absurdos, y vaya usted a contradecirle... Tem

mucho que se me vuelva maniático; que sdesquicie su cerebro... ¡Si viera usted cuátriste y caviloso se me pone a veces!... Y coge un tema, y dale que le darás, no lo suelten una semana. Hace días que no sale de u

tema tan gracioso como original. Ha dado esostener que la Nela es bonita.Oyéronse risas, y la Nela se quedó com

púrpura.-¡Que la Nela es bonita! -exclamó Teodor

cariñosamente-. Pues sí que lo es.-Ya lo creo, y ahora que tiene su bigotblanco -dijo Sofía.

-Pues sí que es guapa -repitió Teodorotomándole la cara-. Sofía, dame tu pañuelo.

Vamos, fuera ese bigote.Teodoro devolvió a Sofía su pañuelo después de afeitar a la Nela. Díjole a esta DFrancisco que fuese a acompañar al ciego, cojeando entró en la casa.

Page 148: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 148/300

-Y cuando le contradigo -añadió el señode Aldeacorba- mi hijo me contesta que edon de la vista quizás altere en mí ¡qué disparate más gracioso!, la verdad de las cosas

-No le contradiga usted y suspenda poahora absolutamente las lecturas. Durantalgunos días ha de adoptar un régimen dtranquilidad absoluta. Hay que tratar al cerebro con grandes miramientos antes de em

prender una operación de esta clase.-Si Dios quiere que mi hijo vea -dijo eseñor de Penáguilas con fervor- le tendré usted por el más grande, por el más benéficde los hombres. La oscuridad de sus ojos e

la oscuridad de mi vida: esa sombra negra hhecho tristes mis días, entenebreciéndome ebienestar material que poseo. Soy rico: ¿dqué me sirven mis riquezas? Nada de lo quél no pueda ver es agradable para mí. Hac

un mes he recibido la noticia de haber heredado una gran fortuna... ya sabe usted, SD. Carlos, que mi primo Faustino ha muerten Matamoros. No tiene hijos; le heredamomi hermano Manuel y yo... Esto es echa

margaritas a puercos, y no lo digo por m

Page 149: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 149/300

hermano, que tiene una hija preciosa ya casadera; dígolo por este miserable que npuede hacer disfrutar a su único hijo las delcias honradas de una buena posición.

Siguió a estas palabras un largo silenciosólo interrumpido por el cariñoso mugido dlas vacas en el cercano establo.

-Para él -añadió el patriarca de Aldeacorba con profunda tristeza- no existe el goc

del trabajo, que es el primero de todos logoces. No conociendo las bellezas de la Naturaleza, ¿qué significan para él la amenidadel campo ni las delicias de la agricultura? Yno sé cómo Dios ha podido privar a un se

humano de admirar una res gorda, un árbocuajado de peras, un prado verde, y de veapilados los frutos de la tierra y de repartir sjornal a los trabajadores y de leer en el cielel tiempo que ha de venir. Para él no exist

más vida que una cavilación febril. Su vidsolitaria ni aun tendrá el consuelo de la famlia, porque cuando yo me muera ¿qué familitendrá el pobre ciego? Ni él querrá casarse, nhabrá mujer de punto que con él se despose

a pesar de sus riquezas, ni yo le aconsejar

Page 150: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 150/300

tampoco que tome estado. Así es que cuandel señor D. Teodoro me ha dado esperanza.he visto el cielo abierto; he visto una especide Paraíso en la tierra... he visto un joven

alegre y sencillo matrimonio; he visto ángeles, nietecillos alrededor de mí; he visto msepultura embellecida con las flores de la infancia, con las tiernas caricias que aun después de mi última hora subsistirán acompa

ñándome debajo de la tierra... Ustedes ncomprenden esto; no saben que mi hermanManuel, que es más bueno que el buen panluego que ha tenido noticia de mis esperanzas, ha empezado a hacer cálculos y má

cálculos... Vean ustedes lo que me dice.(Sacó varias cartas que revolvió breve ratsin dar con la que buscaba)... En resumidacuentas, él está loco de contento, y me hdicho: «Casaré a mi Florentina con tu Pablito

y aquí tienes colocado a interés compuesto emedio millón de pesos del primo Faustino...Me parece que veo a Manolo frotándose lamanos y dando zancajos como es su costumbre cuando tiene una idea feliz. Les espero

él y a su hija de un momento a otro: vienen

Page 151: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 151/300

pasar conmigo el 4 de octubre y a ver en qupara esta tentativa de dar luz a mi hijo...

Iba avanzando mansamente la noche los cuatro personajes rodeábanse de un

sombra apacible. La casa empezaba humear, anunciando la grata cena de aldeaEl patriarca, que parecía la expresión humande aquella tranquilidad melancólica, volvió tomar la palabra, diciendo:

-La felicidad de mi hermano y la mía dependen de que yo tenga un hijo que ofrecepor esposo a Florentina, que es tan guapcomo la Madre de Dios, como la Virgen MaríInmaculada según la pintan cuando viene e

ángel a decirle: «el Señor es contigo...» Mciego no servirá para el caso... pero mi hijPablo con vista será la realidad de todos msueños y la bendición de Dios entrando en mcasa.

Callaron todos, hondamente impresionados por la relación tan patética como sencilldel bondadoso padre. Este llevó a sus ojos lmano basta y ruda, endurecida por el aradoy se limpió una lágrima:

Page 152: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 152/300

-¿Qué dices tú a eso, Teodoro? -preguntCarlos a su hermano.

-No digo más sino que he examinado conciencia este caso, y que no encuentro mo

tivos suficientes para decir: «no tiene cura»como han dicho los médicos famosos a quienes ha consultado nuestro amigo. Yo no aseguro la curación; pero no la creo imposible. Eexamen catóptrico que hice ayer no me indic

lesión retiniana ni alteración de los nervios dla visión. Si la retina está bien, todo se reduce a quitar de en medio un tabique importuno... El cristalino, volviéndose opaco y a veces duro como piedra, es el que nos hac

estas picardías. Si todos los órganos desempeñaran su papel como les está mandado.Pero allí, en esa república del ojo, hay muchos holgazanes que se atrofian...

-De modo que todo queda reducido a un

simple catarata congénita -dijo el patriarccon afán.-¡Oh, no, señor; si fuera eso sólo, sería

mos felices! Bastaba decretar la cesantía dese funcionario que tan mal cumple su obl

gación... Le mandan que dé paso a la luz,

Page 153: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 153/300

en vez de hacerlo, se congestiona, se alterase endurece, se vuelve opaco como una pared. Hay algo más, Sr. D. Francisco. El irtiene fisura. La pupila necesita que pongamo

la mano en ella. Pero de todo eso me río yosi cuando tome posesión de ese ojo por tanttiempo dormido, entro en él y encuentro lcoroides y la retina en buen estado. Si por econtrario después que aparte el cristalino

entro con la luz en mi nuevo palacio reciéconquistado, y me encuentro con una amaurosis total... Si fuera incompleta, habríamoganado mucho; pero si es general... Contra lmuerte del aparato nervioso de la visión n

podemos nada. Nos está prohibido meternoen las honduras de la vida... ¿Qué hemos dhacer? Paciencia. El caso presente ha llamadextraordinariamente mi atención: hay síntomas de que los aposentos interiores no está

mal. Su Majestad la retina se halla quizádispuesta a recibir los rayos lumínicos que sle quieran presentar. Su Alteza el humor vtreo probablemente no tendrá novedad. Si llarguísima falta de ejercicio en sus funcione

le ha producido algo de glaucoma... una es

Page 154: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 154/300

pecie de tristeza... ya trataremos de arreglarle. Todo estará muy bien allá en la cámarregia... Pero pienso otra cosa. La fisura y lcatarata permiten comúnmente que entre u

poco de claridad, y nuestro ciego no percibclaridad alguna. Esto me ha hecho cavilar.Verdad es que las capas corticales están muopacas... los obstáculos que halla la luz somuy fuertes... Allá veremos, D. Francisco

¿Tiene usted valor?-¿Valor? ¡Que si tengo valor! -exclamdon Francisco con cierto énfasis.

-Se necesita mucho valor para afrontar ecaso siguiente...

-¿Cuál?-Que su hijo de usted sufra una operaciódolorosa, y después se quede tan ciego comantes... Yo dije a usted: «La imposibilidad nestá demostrada, ¿hago la operación?»

-Y yo respondí, y ahora respondo: «Hágase la operación, y cúmplase la voluntad dDios. Adelante.»

-¡Adelante! Ha pronunciado usted mi palabra.

Page 155: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 155/300

Levantose D. Francisco y estrechó entrsus dos manos la de Teodoro, tan parecida la zarpa de un león.

-En este clima la operación puede hacers

en los primeros días de Octubre -dijo GolfínMañana fijaremos el tratamiento a que debsujetarse el paciente... Y nos vamos, que ssiente fresco en estas alturas.

Penáguilas ofreció a sus amigos casa

cena, mas no quisieron estos aceptar. Salieron todos, juntamente con la Nela, a quieTeodoro quiso llevar consigo, y también saliD. Francisco para hacerles compañía hasta eestablecimiento.

Convidados del silencio y belleza de lnoche, fueron departiendo sobre cosas agradables; unas relativas al rendimiento de laminas, otras a las cosechas del país. Cuandlos Golfines entraron en su casa, volviose a l

suya don Francisco solo y triste, andanddespacio y con la vista fija en el suelo. Pensaba en los terribles días de ansiedad y desperanza, de sobresalto y dudas que iban venir. Por el camino encontró a Choto y am

bos subieron lentamente la escalera de palo

Page 156: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 156/300

La luna alumbraba bastante, y la sombra depatriarca subía delante de él quebrándose elos peldaños y haciendo como unos dobleceque saltaban de escalón en escalón. El perr

iba a su lado. No teniendo D. Francisco otrser a quien fiar los pensamientos que abrumaban su cerebro, dijo así:

-Choto, ¿qué sucederá?

- XII –

El doctor Celipín

El señor Centeno, después de recrear sespíritu en las borrosas columnas del Diarioy la Señana, después de gustar el más embriagador deleite sopesando lo contenido eel calcetín, se acostaron. Habían marchadtambién los hijos a reposar sobre sus respectivos colchones. Oyose en la sala una retahílque parecía oración o romance de ciego; oyéronse bostezos, sobre los cuales trazaba cru

Page 157: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 157/300

ces el perezoso dedo... La familia de piedrdormía.

Cuando la casa fue el mismo Limbo, oyosen la cocina rumorcillo como de alimañas qu

salen de sus agujeros para buscarse la vidaLas cestas se abrieron y Celipín oyó estapalabras:

-Celipín, esta noche sí que te traigo ubuen regalo; mira.

Celipín no podía distinguir nada; peralargando su mano tomó de la de María doduros como dos soles, de cuya autenticidase cercioró por el tacto, ya que por la vistdifícilmente podía hacerlo, quedándose pas

mado y mudo.-Me los dio D. Teodoro -añadió la Nelapara que me comprara unos zapatos. Comyo para nada necesito zapatos, te los doy, así pronto juntarás aquello.

-¡Córcholis!, ¡que eres más buena quMaría Santísima!... Ya poco me falta, Nela, en cuanto apande media docena de reales.ya verán quién es Celipín.

Page 158: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 158/300

-Mira, hijito, el que me ha dado ese dinerandaba por las calles pidiendo limosna cuando era niño, y después...

-¡Córcholis! ¡Quién lo había de decir!... D

Teodoro... ¡Y ahora tiene más dinero!... Diceque lo que tiene no lo cargan seis mulas.

-Y dormía en las calles y servía de criady no tenía calzones... en fin, que era mápobre que las ratas. Su hermano D. Carlo

vivía en una casa de trapo viejo.-¡Jesús! ¡Córcholis! Y qué cosas se vepor esas tierras... Yo también me buscaruna casa de trapo viejo.

-Y después tuvo que ser barbero par

ganarse la vida y poder estudiar.-Miá tú... yo tengo pensado irme derecha una barbería... Yo me pinto solo para rapar... ¡Pues soy yo poco listo en gracia dDios! Desde que yo llegue a Madrid, por u

lado rapando y por otro estudiando, he daprender en dos meses toda la ciencia. Mitú, ahora se me ha ocurrido que debo tirapara médico... Sí, médico, que echando unmano a este pulso, otra mano al otro, se lle

na de dinero el bolsillo.

Page 159: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 159/300

-D. Teodoro -dijo la Nela- tenía menoque tú, porque tú vas a tener cinco duros, con cinco duros parece que todo se ha dvenir a la mano. Aquí de los hombres guapos

Don Teodoro y D. Carlos eran como los pájaros que andan solos por el mundo. Ellos cosu buen gobierno se volvieron sabios. DTeodoro leía en los muertos y D. Carlos leíen las piedras, y así los dos aprendieron e

modo de hacerse personas cabales. Por eses D. Teodoro tan amigo de los pobres. Celpín, si me hubieras visto esta tarde cuandme llevaba al hombro... Después me dio uvaso de leche y me echaba unas miradas co

mo las que se echan a las señoras.-Todos los hombres listos somos de esmodo -observó Celipín con petulancia-. Verátú qué fino y galán voy a ser yo cuando mponga mi levita y mi sombrero de una terci

de alto. Y también me calzaré las manos coeso que llaman guantes, que no pienso qutarme nunca como no sea sino para tomar epulso... Tendré un bastón con una porra dorada y me vestiré... eso sí, en mis carnes n

Page 160: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 160/300

se pone sino paño fino... ¡Córcholis! Te vas reír cuando me veas.

-No pienses todavía en esas cosas de remontarte mucho, que eres más pelado qu

un huevo -le dijo ella-. Vete poquito a poquto; hoy me aprendo esto, mañana lo otro. Yte aconsejo que antes de aprender eso dcurar a los enfermos, debes aprender a escrbir para que pongas una carta a tu madr

pidiéndole perdón y diciéndole que te has idde tu casa para afinarte, hacerte como DTeodoro y ser un médico muy cabal.

-Calla, mujer... ¿Pues qué creías que lescritura no es lo primero?... Deja tú que y

coja una pluma en la mano y verás qué rasgueos de letras y qué perfiles finos para arrba y para abajo, como la firma de D. Francisco Penáguilas... ¡Escribir!, a mí con esas... los cuatro días verás qué cartas pongo... Y

las oirás leer y verás qué concéitos los míos qué modo aquel de echar retólicas que odejen bobos a todos. ¡Córcholis! Nela, tú nsabes que yo tengo mucho talento. Lo sientaquí dentro de mi cabeza, haciéndome bu

rumbum, burumbum, como el agua de la ca

Page 161: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 161/300

dera de vapor... Como que no me deja dormir, y pienso que es que todas las ciencias sme entran aquí, y andan dentro volando tientas como los murciélagos y diciéndom

que las estudie. Todas, todas las ciencias lahe de aprender, y ni una sola se me ha dquedar... Verás tú...

-Pues debe de haber muchas. Pablo Penáguilas que las sabe todas, me ha dicho qu

son muchas y que la vida entera de un hombre no basta para una sola.-Ríete tú de eso... Ya me verás a mí...-Y la más bonita de todas es la de D. Car

los... Porque mira tú que eso de coger un

piedra y hacer con ella latón. Otros dicen quhacen plata y también oro. Aplícate a esoCelipillo.

-Desengáñate, no hay saber como ese dcogerle a uno la muñeca y mirarle la lengua

y decir al momento en qué hueco del cuerptiene aposentado el maleficio... Dicen qudon Teodoro le saca un ojo a un hombre y lpone otro nuevo, con el cual ve como si fuerojo nacido... Miá tú que eso de ver un hom

bre que se está muriendo, y con mandarl

Page 162: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 162/300

tomar, pongo el caso, media docena de mosquitos guisados un lunes con palos de mimbre cogidos por una doncella que se llamJuana, dejarle bueno y sano, es much

aquel... Ya verás, ya verás cómo se porta DCelipín el de Socartes. Te digo que se ha dhablar de mí hasta en la Habana.

-Bien, bien -dijo la Nela con alegría-: permira que has de ser buen hijo, pues si tu

padres no quieren enseñarte es porque ellono tienen talento, y pues tú lo tienes, pídelpor ellos a la Santísima Virgen y no dejes dmandarles algo de lo mucho que vas a ganar

-Eso sí lo haré. Miá tú, aunque me voy d

la casa, no es que quiera mal a mis padres, ya verás como dentro de poco tiempo vevenir un mozo de la estación cargado que srevienta con unos grandes paquetes; y ¿quserá? Pues refajos para mi madre y mis her

manas y un sombrero alto para mi padre. A puede que te mande también un par de pendientes.

-Muy pronto regalas -dijo la Nela sofocando la risa-. ¡Pendientes para mí!...

Page 163: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 163/300

-Pero ahora se me está ocurriendo uncosa. ¿Quieres que te la diga? Pues es que tdebías venir conmigo, y siendo dos, nos ayudaríamos a ganar y a aprender. Tú tambié

tienes talento, que eso del pesquis a mí no sme escapa, y bien podías llegar a ser señoracomo yo caballero. ¡Qué me había de reír te viera tocando el piano como doña Sofía!

-¡Qué bobo eres! Yo no sirvo para nada

Si fuera contigo sería un estorbo para ti.-Ahora dicen que van a dar vista a doPablo, y cuando él tenga vista nada tienes tque hacer en Socartes. ¿Qué te parece midea?... ¿No respondes?

Pasó algún tiempo sin que la Nela contestara nada. Preguntó de nuevo Celipín, siobtener respuesta.

-Duérmete, Celipín -dijo al fin la de lacestas-. Yo tengo mucho sueño.

-Como mi talento me deje dormir, a lbuena de Dios.Un minuto después se veía a sí mismo e

figura semejante a la de D. Teodoro Golfínponiendo ojos nuevos en órbitas viejas, cla

veteando piernas rotas y arrancando criatu

Page 164: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 164/300

ras a la muerte, mediante copiosas tomas dmosquitos guisados un lunes con palos dmimbre cogidos por una doncella. Viose cubierto de riquísimos paños, con las mano

aprisionadas en guantes olorosos y arrastrado en coche, del cual tiraban cisnes, que ncaballos, y llamado por reyes o solicitado dreinas, por honestas damas requerido, alabado de magnates y llevado en triunfo por lo

pueblos todos de la tierra.

- XIII –

Entre dos cestasLa Nela cerró sus conchas para estar má

sola. Sigámosla; penetremos en su pensamiento. Pero antes conviene hacer algo dhistoria.

Habiendo carecido absolutamente de instrucción en su edad primera; habiendo carecido también de las sugestiones cariñosaque enderezan el espíritu de un modo segural conocimiento de ciertas verdades, habías

Page 165: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 165/300

Page 166: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 166/300

horrible abandono en que había estado sinteligencia hasta el tiempo de su amistacon el señorito de Penáguilas era causa desto. Y la amistad con aquel ser extraordina

rio, que desde su oscuridad exploraba con evaliente ojo de su pensamiento infatigable loproblemas de la vida, había llegado tarde. Eel espíritu de la Nela estaba ya petrificado lque podremos llamar su filosofía, hechura d

ella misma, un no sé qué de paganismo y dsentimentalismo, mezclados y confundidosDebemos añadir que María, a pesar de vivtan fuera del elemento común en que todovivimos, mostraba casi siempre buen sentid

y sabía apreciar sesudamente as cosas de lvida, como se ha visto en los consejos qudaba a Celipín. La grandísima valía de su ama explica esto.

La más notable tendencia de su espírit

era la que la impulsaba con secreta pasión amar la hermosura física, donde quiera quse encontrase. No hay nada más natural, tratándose de un ser criado en soledad profundbajo el punto de vista de la sociedad y de l

ciencia, y en comunicación abierta y constan

Page 167: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 167/300

te, en trato familiar, digámoslo así, con lNaturaleza, poblada de bellezas imponentes graciosas, llena de luz y colores, de murmullos elocuentes y de formas diversas. Per

Marianela había mezclado con su admiracióel culto, y siguiendo una ley, propia tambiédel estado primitivo, había personificado todas las bellezas que adoraba en una solaideal y con forma humana. Esta belleza era l

Virgen María, adquisición hecha por ella elos dominios del Evangelio, que tan imperfectamente poseía. La Virgen María no habrísido para ella el ideal más querido, si a superfecciones morales no reuniera todas la

hermosuras, guapezas y donaires del ordefísico, si no tuviera una cara noblementhechicera y seductora, un semblante humany divino al mismo tiempo, que a ella le parecía resumen y cifra de toda la luz del mundo

de toda la melancolía y paz sabrosa de lnoche, de la música de los arroyos, de la gracia y elegancia de todas las flores, de la frescura del rocío, de los suaves quejidos deviento, de la inmaculada nieve de las monta

ñas, del cariñoso mirar de las estrellas y de l

Page 168: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 168/300

pomposa majestad de las nubes cuando gravemente discurren por la inmensidad del cielo.

La persona de Dios representábasele te

rrible y ceñuda, más propia para infundir respeto que cariño. Todo lo bueno venía de lVirgen María, y a la Virgen debía pedirse todlo que han menester las criaturas. Dios reñíy ella sonreía. Dios castigaba y ella perdona

ba. No es esta última idea tan rara para qullame la atención. Casi rige en absoluto a laclases menesterosas y rurales de nuestrpaís.

También es común en éstas, cuando s

junta un gran abandono a una gran fantasíala fusión que hacía la Nela entre las bellezade la Naturaleza y aquella figura encantadorque resume en sí casi todos los elementoestéticos de la idea cristiana. Si a la soleda

en que vivía la Nela hubieran llegado menonociones cristianas de las que llegaron; si sapartamiento del foco de ideas hubiera sidabsoluto, su paganismo habría sido entoncecompleto habría adorado la Luna, los bos

ques, el fuego, los arroyos, el sol.

Page 169: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 169/300

Esta era la Nela que se crió en Socartes, así llegó a los quince años. Desde esta fechsu amistad con Pablo y sus frecuentes coloquios con quien poseía tantas y tan buena

nociones, modificaron algo su modo de pensar; pero la base de sus ideas no sufrió alteración. Continuaba dando a la hermosurfísica cierta soberanía augusta; seguía llende supersticiones y adorando en la Santísim

Virgen como un compendio de todas las bellezas naturales; haciendo de esta persona lley moral, y rematando su sistema con lamás extrañas ideas respecto a la muerte y lvida futura.

Encerrándose en sus conchas, Marianelhabló así:-Madre de Dios y mía, ¿por qué no m

hiciste hermosa? ¿Por qué cuando mi madrme tuvo no me miraste desde arriba?... Mien

tras más me miro más fea me encuentro¿Para qué estoy yo en el mundo?, ¿para qusirvo?, ¿a quién puedo interesar?, a uno soloSeñora y madre mía, a uno solo que me quiere porque no me ve. ¿Qué será de mí cuand

me vea y deje de quererme?... porque ¿cóm

Page 170: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 170/300

es posible que me quiera viendo este cuerpchico, esta figurilla de pájaro, esta tez pecosa, esta boca sin gracia, esta nariz picudaeste pelo descolorido, esta persona mía qu

no sirve sino para que todo el mundo le dcon el pie. ¿Quién es la Nela? Nadie. La Nelsólo es algo para el ciego. Si sus ojos naceahora y los vuelve a mí y me ve, caigo muerta... Él es el único para quien la Nela no e

menos que los gatos y los perros. Me quiercomo quieren los novios a sus novias, comDios manda que se quieran las personas.Señora madre mía, ya que vas a hacer el mlagro de darle vista, hazme hermosa a mí

mátame, porque para nada estoy en el mundo. Yo no soy nada ni nadie más que paruno solo... ¿Siento yo que recobre la vistaNo, eso no, eso no. Yo quiero que vea. Darmis ojos porque él vea con los suyos; daré m

vida toda. Yo quiero que D. Teodoro haga emilagro que dicen. ¡Benditos sean los hombres sabios! Lo que no quiero es que mi amme vea, no. Antes que consentir que me vea¡Madre mía!, me enterraré viva; me arrojar

Page 171: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 171/300

al río... Sí, sí; que se trague la tierra mi feadad. Yo no debía haber nacido...

Y luego, dando una vuelta en la cestaproseguía:

-Mi corazón es todo para él. Este cieguitque ha tenido el antojo de quererme muchoes para mí lo primero del mundo después dla Virgen María. ¡Oh! ¡Si yo fuese grande hermosa; si tuviera el talle, la cara y el ta

maño... sobre todo el tamaño de otras mujeres; si yo pudiese llegar a ser señora y componerme!... ¡Ay!, entonces mi mayor delicisería que sus ojos se recrearan en mí... Si yfuera como las demás, siquiera como Mariu

ca... ¡qué pronto buscaría el modo de instruirme, de afinarme, de ser una señora!.¡Oh! ¡Madre y reina mía, lo único que tengme lo vas a quitar!... ¿Para qué permitistque le quisiera yo y que él me quisiera a mí

Esto no debió ser así:Y derramando lágrimas y cruzando lobrazos, añadió medio vencida por el sueño:

-¡Ay! ¡Cuánto te quiero, niño de mi almaQuiéreme mucho, a la Nela, a la pobre Nel

que no es nada... Quiéreme mucho... Déjam

Page 172: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 172/300

darte un beso en tu preciosísima cabeza.pero no abras los ojos, no me mires... ciérralos, así, así.

- XIV –

De cómo la Virgen María se apareció a la Nel

Los pensamientos que huyen cuando somos vencidos por el sueño, suelen quedarsen acecho para volver a ocuparnos bruscamente cuando despertamos. Así ocurrió Mariquilla, que habiéndose quedado dormid

con los pensamientos más raros acerca de lVirgen María, del ciego, y de su propia feadad, que ella deseaba ver trocada en pasmosa hermosura, con ellos mismos despertcuando los gritos de la Señana la arrancarode entre sus cestas. Desde que abrió los ojosla Nela hizo su oración de costumbre a la Virgen María; pero aquel día la oración fue unretahíla compuesta de la retahíla ordinaria dlas oraciones y de algunas piezas de su propia invención, resultando un discurso que

Page 173: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 173/300

se escribiera habría de ser curioso. Entrotras cosas, la Nela dijo:

Anoche te me has aparecido en sueñosSeñora, y me prometiste que hoy me conso

larías. Estoy despierta y me parece que todavía te estoy mirando y que tengo delante tcara, más linda que todas las cosas guapas hermosas que hay en el mundo.

Al decir esto, la Nela revolvía sus ojos co

desvarío en derredor de sí... Observándose sí misma de la manera vaga que podía hacerlo, pensó de este modo: -A mí me pasa algo.

-¿Qué tienes, Nela?, ¿qué te pasa, chiqulla? -le dijo la Señana, notando que la mu

chacha miraba con atónitos ojos a un puntfijo del espacio-. ¿Estás viendo visionesmarmota?

La Nela no respondió porque estaba sespíritu ocupado en platicar consigo mismo

diciéndose:-¿Qué es lo que yo tengo?... No puede semaleficio, porque lo que tengo dentro de mno es la figura feísima y negra del demonimalo, sino una cosa celestial, una cara, un

sonrisa y un modo de mirar que, o yo esto

Page 174: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 174/300

tonta, o son de la misma Virgen María epersona. Señora y madre mía, ¿será verdaque hoy vas a consolarme?... ¿Y cómo mvas a consolar? ¿Qué te he pedido anoche?

-¡Eh!... chiquilla -gritó la Señana con vodesapacible, como el más destemplado sondo que puede oírse en el mundo-. Ven a lavarte esa cara de perro.

La Nela corrió. Había sentido en su espír

tu un sacudimiento como el que produce lrepentina invasión de una gran esperanzaMirose en la trémula superficie del agua, y ainstante sintió que su corazón se oprimía.

-Nada... -murmuró- tan feíta como siem

pre. La misma figura de niña con alma y añode mujer.Después de lavarse, sobrecogiéronla la

mismas extrañas sensaciones que había experimentado antes, al modo de congojas pla

centeras. Marianela, a pesar de su escasexperiencia, tuvo tino para clasificar aquellasensaciones en el orden de los presentimientos.

-Pablo y yo -pensó- hemos hablado de l

que se siente cuando va a venir una cos

Page 175: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 175/300

alegre o triste. Pablo me ha dicho tambiéque poco antes de los temblores de tierra ssiente una cosa particular, y las personasienten una cosa particular... y los animale

sienten también una cosa particular... ¿Irá temblar la tierra?

Arrodillándose tentó el suelo.-No sé... pero algo va a pasar. Que es un

cosa buena no puedo dudarlo... La Virgen m

dijo anoche que hoy me consolaría... ¿Qué elo que tengo?... ¿Esa Señora celestial andalrededor de mí? No la veo, pero la sientoestá detrás, está delante.

Pasó por junto a las máquinas de lavad

en dirección al plano inclinado y miraba codespavoridos ojos a todas partes. No veímás que las figuras de barro crudo que sagitaban con gresca infernal en medio deáspero bullicio de las cribas cilíndricas, pulve

rizando el agua y humedeciendo el polvoMás adelante, cuando se vio sola, se detuvoy poniéndose el dedo en la frente y clavandlos ojos en el suelo con la vaguedad que imprime a aquel sentido la duda, se hizo est

pregunta:

Page 176: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 176/300

-¿Pero yo estoy alegre o estoy triste?»Miró después al cielo, admirándose d

hallarlo lo mismo que todos los días (y eraquél de los más hermosos) y avivó el pas

para llegar pronto a Aldeacorba de Suso. Evez de seguir la cañada de las minas parsubir por la escalera de palo, se apartó de lhondonada por el regato que hay junto aplano inclinado, con objeto de subir a las pra

deras y marchar después derecha y por camino llano a Aldeacorba. Este camino ermás bonito y por eso lo prefería casi siempreHabía callejas pobladas de graciosas y aromáticas flores, en cuya multitud pastaba

rebaños de abejas y mariposas; había grandes zarzales llenos del negro fruto que tantapetecen los chicos; había grupos de guinderos, en cuyos troncos se columpiaban las madreselvas, y había también corpulentas enc

nas, grandes, anchas, redondas, hermosasoscuras, que parece se recreaban contemplando su propia sombra.

La Nela seguía andando despacio, inquietde lo que en sí misma pasaba y de la angus

tia deliciosa que la embargaba. Su imagina

Page 177: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 177/300

ción fecunda supo al fin hallar la fórmula mápropia para expresar aquella obsesión, y recordando haber oído decir: Fulano o Zutantiene los demonios en el cuerpo, ella dijo:

«Yo tengo los ángeles en el cuerpo... VirgeMaría, tú estás hoy conmigo. Esto que sientson las carcajadas de tus ángeles que juegadentro de mí. Tú no estás lejos, te veo y nte veo, como cuando vemos con los ojos ce

rrados».La Nela cerraba los ojos y los volvía abrir. Habiendo pasado junto a un bosquedobló el ángulo del camino para llegar a usitio donde se extendía un gran bardo de zar

zas, las más frondosas, las más bonitas crecidas de todo aquel país. También se veíalozanos helechos, madreselvas, parras vírgenes y otras plantas de arrimo, que se sostenían unas a otras por no haber allí grande

troncos. La Nela sintió que las ramas se agtaban a su derecha; miró... ¡Cielos divinosAllí estaba dentro de un marco de verdura lVirgen María Inmaculada, con su propia carasus propios ojos, que al mirar ponían en

mismos toda la hermosura del cielo. La Nel

Page 178: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 178/300

se quedó muda, petrificada, y con una sensación que era al mismo tiempo el fervor y eespanto. No pudo dar un paso, ni gritar, nmoverse, ni respirar, ni apartar sus ojos d

aquella aparición maravillosa.Había aparecido entre el follaje, mostran

do completamente todo su busto y cara. Erasí, la auténtica imagen de aquella escogiddoncella de Nazareth, cuya perfección mora

han tratado de expresar por medio de la forma pictórica los artistas de diez y ocho siglosdesde San Lucas hasta los contemporáneosLa humanidad ha visto esta sacra personcon distintos ojos, ora con los de Alberto Dü

rer  (12)

, ora con los de Rafael Sanzio, o biecon los de Van Eick  (13)  o Bartolomé MurilloAquella que a la Nela se apareció era según emodo Rafaelesco, que es el más sobresalientde todos, si se atiende a que la perfección d

la belleza humana se acerca más que ningúotro recurso artístico a la expresión de la dvinidad. El óvalo de su cara era menos angosto que el del tipo sevillano, ofreciendo lgraciosa redondez del tipo itálico. Sus ojos d

admirables proporciones, eran la misma se

Page 179: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 179/300

renidad unida a la gracia, a la armonía, coun mirar tan distinto de la frialdad como deextremado relampagueo de los ojos andaluces. Sus cejas eran delicada hechura del má

fino pincel y trazaban un arco sutil y delicioso. En su frente no se concebían el ceño deenfado ni las sombras de la tristeza, y sulabios un poco gruesos, dejaban ver al sonrelos más preciosos dientes que han mordid

manzana del Paraíso. Sin querer hemos ido parar a nuestra madre Eva, cuando tan lejoestá la que dio el triunfo a la serpiente de lque aplastó su cabeza; pero la consideracióde las distintas maneras de la belleza huma

na conduce a estos y a otros más lamentables contrasentidos. Para concluir el imperfecto retrato de aquella visión divina que dejdesconcertada y como muerta a la pobre Nela, diremos que su tez era de ese color d

rosa tostado, o más bien moreno encendidque forma como un rubor delicioso en el rostro de aquellas divinas imágenes, ante lacuales se extasían lo mismo los siglos devotos que los impíos.

Page 180: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 180/300

Pasado el primer instante de estupor, lque primero fue observado por Marianelacausándole gran confusión, fue que la bellVirgen tenía una corbata azul en su garganta

adorno que ella no había visto jamás en laVírgenes soñadas ni en las pintadas. Inmediatamente observó también que los hombroy el pecho de la divina mujer se cubrían coun vestido, en el cual todo era semejante

los que usan las mujeres del día. Pero lo qumás turbó y desconcertó a la pobre muchacha fue ver que la gentil imagen estaba cogiendo moras de zarza... y comiéndoselas.

Empezaba a hacer los juicios a que dab

ocasión esta extraña conducta de la Virgencuando oyó una voz varonil y chillona qudecía:

-¡Florentina, Florentina!-Aquí estoy, papá; aquí estoy comiend

moras silvestres.-¡Dale!... ¿Y qué gusto le encuentras a lamoras silvestres?... ¡Caprichosa!... ¿no te hdicho que eso es más propio de los chicueloholgazanes del campo que de una señorit

Page 181: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 181/300

criada en la buena sociedad?... criada en lbuena sociedad?

La Nela vio acercarse con grave paso aque esto decía. Era un hombre de edad ma

dura, mediano de cuerpo, algo rechoncho, dcara arrebolada y que parecía echar de rayos de satisfacción como el sol los echa dluz; pequeño de piernas, un poco largo dnariz, y magnificado con varios objetos deco

rativos, entre los cuales descollaba una gracadena de reloj y un fino sombrero de fieltrde alas anchas.

-Vamos, mujer -dijo cariñosamente eseñor D. Manuel Penáguilas, pues no er

otro-, las personas decentes no comen morasilvestres ni dan esos brincos. ¿Ves?, te haestropeado el vestido... no lo digo por el vestido, que así como se te compró ese, se tcomprará otro... dígolo porque la gente qu

te vea podrá creer que no tienes más ropque la puesta.La Nela, que comenzaba a ver claro, ob

servó los vestidos de la señorita de Penágulas. Eran buenos y ricos; pero su figura ex

presaba a maravilla la transición no muy len

Page 182: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 182/300

ta del estado de aldeana al de señorita ricaTodo su atavío, desde el calzado a la peinetaera de señorita de pueblo en día del santpatrono titular. Mas eran tales y tan supino

los encantos naturales de Florentina, quningún accidente comprendido en las convencionales reglas de la elegancia podía oscurecerlos. No podía negarse, sin embargo, qusu encantadora persona estaba pidiendo

gritos una rústica saya, un cabello en trenzay al desgaire, con aderezo de amapolas, utalle en justillo, una sarta de corales, en suma, lo que el pudor y el instinto de presunción hubieran ideado por sí, sin mezcla d

ninguna invención cortesana.Cuando la señorita se apartaba del zarzaD. Manuel acertó a ver a la Nela a punto questa había caído completamente de su burroy dirigiéndose a ella, gritó:

-¡Oh!... ¿aquí estás tú?... Mira, Florentinaesta es la Nela... recordarás que te hablé della. Es la que acompaña a tu primito... a tprimito. ¿Y qué tal te va por estos barrios?...

Page 183: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 183/300

-Bien, Sr. D. Manuel. ¿Y usted, cómo está? -repuso Mariquilla, sin apartar los ojos dFlorentina.

-Yo tan campante, ya ves tú. Esta es m

hija. ¿Qué te parece?Florentina corría detrás de una mariposa.-Hija mía, ¿a dónde vas?, ¿qué es eso?

dijo el padre, visiblemente contrariado-. ¿Tparece bien que corras de ese modo detrá

de un insecto como los chiquillos vagabundos?... Mucha formalidad, hija mía. Las señoritas criadas entre la buena sociedad nhacen eso... no hacen eso...

D. Manuel tenía la costumbre de repetir l

última frase de sus párrafos o discursos.-No se enfade usted, papá -repitió la joven, regresando después de su expedicióinfructuosa hasta ponerse al amparo de laalas del sombrero paterno-. Ya sabe uste

que me gusta mucho el campo y que mvuelvo loca cuando veo árboles, flores, praderas. Como en aquella triste tierra de Campó donde vivimos no hay nada de esto...

-¡Oh! No hables mal de Santa Irene d

Campó, una villa ilustrada, donde se encuen

Page 184: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 184/300

tran hoy muchas comodidades y una sociedadistinguida. También han llegado allá los adelantos de la civilización... de la civilizaciónAndando a mi lado juiciosamente puedes ad

mirar la Naturaleza; yo también la admiro sihacer cabriolas como los volatineros. A lapersonas educadas entre una sociedad escogida se las conoce sólo por el modo de anday por el modo de contemplar los objetos to

dos. Eso de estar diciendo a cada instante«¡ah!, ¡oh!... ¡qué bonito!... ¡Mire usted, papá!», señalando a un helecho, a un roble, una piedra, a un espino, a un chorro de aguano es cosa de muy buen gusto... Creerán qu

te has criado en algún desierto... Con quanda a mi lado... La Nela nos dirá por dóndvolveremos a casa, porque a la verdad, yo nsé dónde estamos.

-Tirando a la izquierda por detrás d

aquella casa vieja -dijo la Nela- se llega mupronto... Pero aquí viene el Sr. D. Francisco.En efecto, apareció D. Francisco gritando-Que se enfría el chocolate...-Qué quieres, hombre... Mi hija estaba ta

deseosa de retozar por el campo, que no h

Page 185: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 185/300

querido esperar, y aquí nos tienes de mata emata como cabritillos... de mata en matcomo cabritillos.

-A casa, a casa. Ven tú también, Nela

para que tomes chocolate -dijo Penáguilasponiendo su mano sobre la cabeza de la vagabunda-. ¿Qué te parece mi sobrina?... Vayque es guapa... Florentina, después que toméis chocolate, la Nela os llevará a pasear

entrambos, a Pablo y a ti, y verás todas lahermosuras del país, las minas, el bosque, erío...

Florentina dirigió una mirada cariñosa a linfeliz criatura, que a su lado parecía hech

expresamente por la Naturaleza para haceresaltar más la perfección y magistral bellezde algunas de sus obras.

Al llegar a la casa esperábalos la mescon las jícaras donde aún hervía el espes

licor guayaquileño y un montoncillo de rebanadas de pan. También estaba en expectativla mantequilla, puesta entre hojas de helechos, sin que faltaran algunas pastas y golosinas. Los vasos transparente y fresca agu

Page 186: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 186/300

reproducían en su convexo cristal estas bellezas gastronómicas, agrandándolas.

-Hagamos algo por la vida -dijo D. Francisco, sentándose.

-Nela -indicó Pablo- tú también tomaráchocolate.

No lo había dicho, cuando Florentina ofreció a Marianela el jicarón con todo lo demáque en la mesa había. Resistíase a aceptar e

convite; mas con tanta bondad y con tan graciosa llaneza insistió la señorita de Penágulas, que no hubo más que decir. Miraba dreojo D. Manuel a su hija, cual si no se hallara completamente satisfecho de los progreso

de ella en el arte de la buena educación, porque una de las partes principales de estconsistía, según él, en una fina apreciación dlos grados de urbanidad con que debía obsequiarse a las diferentes personas según s

posición, no dando a ninguna ni más ni menos de lo que le correspondía con arreglo afuero social; y de este modo quedaban todoen su lugar y la propia dignidad se sublimabaconservándose en el justo medio de la corte

sía, el cual estriba en no ensoberbecerse de

Page 187: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 187/300

Page 188: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 188/300

árboles que a su alcance estaban, para balancearse ligeramente en ellas. Tocaba colas yemas de sus dedos las moras silvestresy cuando las hallaba maduras cogía tres, un

para cada boca.-Esta para ti, primito -decía poniéndosel

en la boca- y esta para ti, Nela. Dejaré parmí la más chica.

Al ver cruzar los pájaros a su lado no po

día resistir movimientos semejantes a ungraciosa pretensión de volar, y decía: «¿dónde irán ahora esos bribones?» De todolos robles cogía una rama y abriendo la bellota para ver lo que había dentro, la mordía,

al sentir su amargor, arrojábala lejos. Un botánico atacado del delirio de las clasificaciones no hubiera coleccionado con tanto afácomo ella todas las flores bonitas que le salan al paso, dándole la bienvenida desde e

suelo con sus carillas de fiesta. Con lo recolectado en media hora adornó todos los ojalede la americana de su primo, los cabellos dla Nela, y por último, sus propios cabellos.

-A la primita -dijo Pablo- le gustará ve

las minas. Nela, ¿no te parece que bajemos?

Page 189: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 189/300

-Sí, bajemos... Por aquí, señorita.-Pero no me hagan pasar por túneles, qu

me da mucho miedo. Eso sí que no lo consiento -dijo Florentina, siguiéndoles-. Primo

¿tú y la Nela paseáis mucho por aquí?... Estes precioso. Aquí viviría yo toda mi vida.¡Bendito sea el hombre que te va a dar lfacultad de gozar de todas estas preciosidades!

-¡Dios lo quiera! Mucho más hermosas mparecerán a mí, que jamás las he visto, que vosotras que estáis saciadas de verlas... Ncreas tú, Florentina, que yo no comprendo labellezas; las siento en mí de tal modo, qu

casi, casi suplo con mi pensamiento la faltde la vista.-Eso sí que es admirable... Por más qu

digas -replicó Florentina- siempre te resultarán algunos buenos chascos cuando abras lo

ojos.-Podrá ser -dijo el ciego, que aquel díestaba muy lacónico.

La Nela no estaba lacónica sino muda.Cuando se acercaron a la concavidad de l

Terrible, Florentina admiró el espectácul

Page 190: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 190/300

sorprendente que ofrecían las rocas cretáceas, subsistentes en medio del terreno después de arrancado el mineral. Comparolo grandes grupos de bollos, pegados unos

otros por el azúcar; después de mirarlo mucho por segunda vez, comparolo a una graescultura de perros y gatos que se habíaquedado convertidos en piedra en el momento más crítico de una encarnizada reyerta.

-Sentémonos en esta ladera -dijo- y veremos pasar los trenes con mineral, y además veremos esto que es muy curioso. Aquella piedra grande que está en medio tiene sgran boca, ¿no la ves, Nela?, y en la boc

tiene un palillo de dientes; es una planta quse ha nacido sola. Parece que se ríe mirándonos, porque también tiene ojos; y más allhay una con joroba, y otra que fuma en pipay dos que se están tirando de los pelos, y un

que bosteza, y otra que duerme la mona, otra que está boca abajo sosteniendo con lopies una catedral, y otra que empieza en gutarra y acaba en cabeza de perro, con uncafetera por gorro.

Page 191: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 191/300

-Todo eso que dices, primita -observó eciego- me prueba que con los ojos se vemuchos disparates, lo cual indica que esórgano tan precioso sirve a veces para pre

sentar las cosas desfiguradas, cambiando loobjetos de su natural forma en otra postiza fingida; pues en lo que tienes delante de ti nhay confituras, ni gatos, ni hombres, ni palllos de dientes, ni catedrales, ni borrachos, n

cafeteras, sino simplemente rocas cretáceas masas de tierra caliza embadurnadas coóxido de hierro. De la cosa más sencillhacen tus ojos un berenjenal.

-Tienes razón, primo. Por eso digo yo qu

nuestra imaginación es la que ve y no loojos. Sin embargo, éstos sirven para enterarnos de algunas cositas que los pobres no tienen y que nosotros podemos darles.

Diciendo esto tocaba el vestido de la Nela

-¿Por qué esta bendita Nela no tiene utraje mejor? -añadió la señorita de Penágulas-. Yo tengo varios y le voy a dar uno, además otro, que será nuevo.

Avergonzada y confusa, Marianela no a

zaba los ojos.

Page 192: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 192/300

-Es cosa que no comprendo... ¡que algunos tengan tanto y otros tan poco!... Me enfado con papá cuando le oigo decir palabrotacontra los que quieren que se reparta po

igual todo lo que hay en el mundo. ¿Cómo sllaman esos tipos, Pablo?

-Esos serán los socialistas, los comunista-replicó el joven sonriendo.

-Pues esa es mi gente. Soy partidaria d

que haya reparto y de que los ricos den a lopobres todo lo que tengan de sobra... ¿Poqué esta pobre huérfana ha de estar descalzy yo no?... Ni aun se debe permitir que estédesamparados los malos, cuanto más lo

buenos... Yo sé que la Nela es muy buename lo has dicho tú anoche, me lo ha dichtambién tu padre... No tiene familia, no tienquien mire por ella. ¿Cómo se consiente quhaya tanta y tanta desgracia? A mí me que

ma el pan la boca cuando pienso que hamuchos que no lo prueban. ¡Pobre Mariquitatan buena y tan abandonada!... ¡Es posiblque hasta ahora no la haya querido nadie, nnadie le haya dado un beso, ni nadie le hay

Page 193: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 193/300

hablado como se habla a las criaturas!... Sme parte el corazón de pensarlo.

Marianela estaba atónita y petrificada dasombro, lo mismo que en el primer instant

de la aparición. Antes había visto a la VirgeSantísima, ahora la escuchaba.

-Mira tú, huerfanilla -añadió la Inmaculada- y tú, Pablo, óyeme bien: yo quiero socorrer a la Nela, no como se socorre a los po

bres que se encuentran en un camino, sincomo se socorrería a un hermano que nohalláramos de manos a boca... ¿No dices tque ella ha sido tu mejor compañera, tu lazarillo, tu guía en las tinieblas? ¿No dices qu

has visto con sus ojos y has andado con supasos? Pues la Nela me pertenece; yo mentiendo con ella. Yo me encargo de vestirlade darle todo lo que una persona necesitpara vivir decentemente, y le enseñaré m

cosas para que sea útil en una casa. Mi padrdice que quizás, quizás me tenga que quedaa vivir aquí para siempre. Si es así, la Nelvivirá conmigo; conmigo aprenderá a leer, rezar, a coser, a guisar; aprenderá tanta

cosas, que será como yo misma. ¿Qué pen

Page 194: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 194/300

sáis?, pues sí, y entonces no será la Nelasino una señorita. En esto no me contrariarmi padre. Además, anoche me ha dicho«Florentinilla, quizás, quizás dentro de poco

no mandaré yo en ti; obedecerás a otro dueño...» Sea lo que Dios quiera, tomo a a Nelpor mi amiga. ¿Me querrás mucho?... Comhas estado tan desamparada, como vives lmismo que las flores de los campos, tal ve

no sepas ni siquiera agradecer; pero yo te lhe de enseñar... ¡te he de enseñar tantacosas!...

Marianela, que mientras oía tan noblepalabras había estado resistiendo con much

trabajo los impulsos de llorar, no pudo al ficontenerlos, y después de hacer pucherodurante un minuto, rompió en lágrimas. Eciego, profundamente pensativo, callaba.

-Florentina -dijo al fin- tu lenguaje no s

parece al de la mayoría de las personas. Tbondad es enorme y entusiasta como la quha llenado de mártires la tierra y poblado dsantos el cielo.

-¡Qué exageración! -dijo Florentina rien

do.

Page 195: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 195/300

Poco después de esto la señorita se levantó para coger una flor que desde lejos habíllamado su atención.

-¿Se fue? -preguntó Pablo.

-Sí -replicó la Nela, enjugando sus lágrmas.

-¿Sabes una cosa, Nela?... Se me figurque mi prima ha de ser algo bonita. Cuandllegó anoche a las diez... sentí hacia ell

grandísima antipatía... No puedes figurartcuánto me repugnaba. Ahora se me antojasí, se me antoja que debe ser algo bonita.

La Nela volvió a llorar.-¡Es como los ángeles! -exclamó entre u

mar de lágrimas-. Es como si acabara de bajar del cielo. En ella cuerpo y alma son comlos de la Santísima Virgen María.

-¡Oh!, no exageres -dijo Pablo con inquietud-. No puede ser tan hermosa como dices.

¿Crees que yo, sin ojos, no comprendo dóndestá la hermosura y dónde no?-No, no; no puedes comprender... ¡qu

equivocado estás!-Sí, sí... no puede ser tan hermosa

manifestó el ciego, poniéndose pálido y reve

Page 196: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 196/300

Page 197: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 197/300

Page 198: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 198/300

sumen de la inmensa arquitectura del Universo. Era preciso hacer frente a los más grandes misterios de la vida, interrogarlos y explorar las causas que impedían a los ojos d

un hombre el conocimiento de la realidavisible.

Para esto había que trabajar con ánimresuelto, rompiendo uno de los más delicadoorganismos, la córnea; apoderarse del crista

lino y echarlo fuera, respetando la hialoides tratando con la mayor consideración al humovítreo; ensanchar por medio de un corte ladimensiones de la pupila, y examinar por inducción o por medio de la catóptrica el estad

de la cámara posterior.Pocas palabras siguieron a esta atrevidexpedición por el interior de un mundo mcroscópico, empresa no menos colosal que lmedida de las distancias de los astros en la

infinitas magnitudes del espacio. Mudos espantados estaban los individuos de la famlia que el caso presenciaban. Cuando se espera la resurrección de un muerto o la creación de un mundo no se está de otro modo

Page 199: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 199/300

Page 200: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 200/300

Page 201: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 201/300

sotros poseemos y de que él ha carecido. ¡Equé ansiedad tan grande vivimos! Con svista vendrán mil felicidades y se remediarámuchos males. Yo he hecho a la Virgen un

promesa sagrada: he prometido que si da lvista a mi primo he de recoger al pobre mápobre que encuentre, dándole todo lo necesario para que pueda olvidar completamente spobreza, haciéndole enteramente igual a m

por las comodidades y el bienestar de la vidaPara esto no basta vestir a una persona, nsentarla delante de una mesa donde haysopa y carne. Es preciso ofrecerle tambiéaquella limosna que vale más que todos lo

mendrugos y que todos los trapos imaginables, y es la consideración, la dignidad, enombre. Yo daré a mi pobre estas cosas, infundiéndole el respeto y la estimación de mismo. Ya he escogido a mi pobre, María; m

pobre eres tú. Con todas las voces de mi ama le he dicho a la Santísima Virgen que devuelve la vista a mi primo, haré de ti unhermana: serás en mi casa lo mismo que soyo, serás mi hermana.

Page 202: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 202/300

Diciendo esto la Virgen estrechó con amoentre sus brazos la cabeza de la Nela y diolun beso en la frente.

Es absolutamente imposible describir lo

sentimientos de la vagabunda en aquellculminante hora de su vida. Un horror instintivo la alejaba de la casa de Aldeacorbahorror con el cual se confundía la imagen dla señorita de Penáguilas, como las figura

que se nos presentan en una pesadilla; y amismo tiempo sentía nacer en su alma admración y simpatía considerables hacia aquellmisma persona... A veces creía con puerinocencia que era la Virgen María en esenci

y presencia. De tal modo comprendía su bondad que creía estar viendo, como el interiode un hermoso paraíso abierto, el alma dFlorentina, llena de pureza, de amor, de bondades, de pensamientos discretos y consola

dores. La Nela tenía la rectitud suficiente paradoptar y asimilarse al punto la idea de quno podría aborrecer a su improvisada hermana. ¿Cómo aborrecerla, si se sentía impulsadespontáneamente a amarla con todas la

energías de su corazón? La aversión, la re

Page 203: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 203/300

pulsión eran como un sedimento que al fin dla lucha debía quedar en el fondo para descomponerse al cabo y desaparecer, sirviendsus elementos para alimentar la admiración

el respeto hacia la misma amiga bienhechoraPero si desaparecía la aversión, no así el sentimiento que la había causado, el cual, npudiendo florecer por sí ni manifestarse solocon el exclusivismo avasallador que es cond

ción propia de tales afectos, prodújole uaplanamiento moral que trajo consigo la máamarga tristeza. En casa de Centeno observaron que la Nela no comía, que parecía máparada que de costumbre, que permanecía e

silencio y sin movimiento como una estatularguísimos ratos, que hacía mucho tiempque no cantaba de noche ni de día. Su incapacidad para todo había llegado a ser absoluta, y habiéndola mandado Tanasio por tabac

a la Primera de Socartes, sentose en el camno y allí se estuvo todo el día.Una mañana, cuando habían pasado och

días después de la operación, fue a casa deingeniero jefe, y Sofía le dijo:

Page 204: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 204/300

-¡Albricias, Nela! ¿No sabes las noticiaque corren? Hoy han levantado la venda Pablo... Dicen que ve algo, que ya tiene vista... Ulises, el jefe de taller, lo acaba de de

cir... Teodoro no ha venido aún, pero Carloha ido allá; pronto sabremos si es verdad.

Quedose la Nela al oír esto más muertque viva, y cruzando las manos exclamó así:

-¡Bendita sea la Virgen Santísima, que e

quien lo ha hecho!... Ella, ella sola es quien lha hecho.-¿Te alegras?... Ya lo creo: ahora la seño

rita Florentina cumplirá su promesa -dijo Sofía en tono de mofa-. Mil enhorabuenas a l

señora doña Nela... Ahí tienes tú como cuando menos se piensa se acuerda Dios de lopobres. Esto es como una lotería... ¡qué premio gordo, Nelilla!... Y puede que no seaagradecida... no, no lo serás... No he conoc

do a ningún pobre que tenga agradecimientoSon soberbios, y mientras más se les da, máquieren... Ya es cosa hecha que Pablo se casará con su prima: es buena pareja; los doson guapos chicos; y ella no parece tonta...

tiene una cara preciosa, ¡qué lástima de car

Page 205: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 205/300

y de cuerpo con aquellos vestidos tan horrbles!... No, no, si necesito vestirme, no mtraigan acá a la modista de Santa Irene dCampó.

Esto decía cuando entró Carlos. Su rostrresplandecía de júbilo.

-¡Triunfo completo! -gritó desde la puerta. Después de Dios, mi hermano Teodoro.

-¿Es cierto?...

-Como la luz del día... Yo no lo creí... ¡Pero qué triunfo Sofía! ¡Qué triunfo! No hapara mí gozo mayor que ser hermano de mhermano... Es el rey de los hombres... Si elo que digo: después de Dios, Teodoro.

- XVII –

Fugitiva y meditabunda

La estupenda y gratísima nueva corrió potodo Socartes. No se hablaba de otra cosa elos hornos, en los talleres, en las máquinade lavar, en el plano inclinado, en lo profundde las excavaciones y en lo alto de los picos

Page 206: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 206/300

al aire libre y en las entrañas de la tierraAñadíanse interesantes comentarios: que eAldeacorba se creyó por un momento qudon Francisco Penáguilas había perdido l

razón; que D. Manuel Penáguilas pensabcelebrar el regocijado suceso dando un banquete a todos cuantos trabajaban en las mnas, y finalmente, que D. Teodoro era dignde que todos los ciegos habidos y por habe

le pusieran en las niñas de sus ojos.La Nela no se atrevía a ir a la casa de Adeacorba. Una secreta fuerza poderosa lalejaba de ella. Anduvo vagando todo el dípor los alrededores de la mina, contempland

desde lejos la casa de Penáguilas, que le parecía transformada. En su alma se juntaba un gozo extraordinario una como vergüenzde sí misma; a la exaltación de un afecto noble la insoportable comezón, digámoslo as

del amor propio más susceptible.Halló una tregua a las congojosas batallade su alma en la madre soledad, que tanthabía contribuido a la formación de su carácter, y en la contemplación de las hermosura

de la Naturaleza, que siempre le facilitab

Page 207: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 207/300

extraordinariamente la comunicación de spensamiento con la divinidad. Las nubes decielo y las flores de la tierra hacían en su espíritu efecto igual al que hacen en otros l

pompa de los altares, la elocuencia de looradores cristianos y las lecturas de sutileconceptos místicos. En la soledad del camppensaba ella y decía mentalmente mil cosassin sospechar que eran oraciones.

Mirando a Aldeacorba, decía:-No volveré más allá... Ya acabó todo para mí... Ahora, ¿de qué sirvo yo?

En su rudeza pudo observar que el conflicto en que estaba su alma provenía de n

poder aborrecer a nadie. Por el contrarioérale forzoso amar a todos, al amigo y aenemigo, así como los abrojos se trocabaen flores bajo la mano milagrosa de una mártir cristiana, la Nela veía que sus celos y s

despecho se convertían graciosamente eadmiración y gratitud. Lo que no sufría metamorfosis era aquella pasioncilla que antellamamos vergüenza de sí misma, y que limpulsaba a eliminar su persona de todo l

que pudiera ocurrir en lo sucesivo en Aldea

Page 208: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 208/300

corba. Era aquello como un aspecto singuladel mismo sentimiento que en los seres educados y civilizados se llama amor propio, pomás que en ella revistiera los caracteres de

desprecio de sí misma; pero la filiación daquel sentimiento con el que tan grande parte tiene en las acciones del hombre culto, sreconocía en que estaba basado como ésten la dignidad más puntillosa. Si Marianel

usara ciertas voces habría dicho:-Mi dignidad no me permite aceptar eatroz desaire que voy a recibir. Puesto quDios quiere que sufra esta humillación, seapero no he de asistir a mi destronamiento

Dios bendiga a la que por ley natural va ocupar mi puesto; pero no tengo valor parsentarla yo misma en él.

No pudiendo expresarse así, su rudezexpresaba la misma idea de este otro modo:

-No vuelvo más a Aldeacorba... No consentiré que me vea... Huiré con Celipín, o miré con mi madre. Ahora yo no sirvo para nada.

Pero mientras esto decía, parecíale mu

desconsolador renunciar al divino amparo d

Page 209: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 209/300

Page 210: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 210/300

-Nelilla -le dijo el chico- ¿no es verdaque así se pone el Sr. D. Teodoro? Ahora pasaba por la charca de Hinojales y me miré eel agua. ¡Córcholis!, me quedé pasmado

porque me vi con la mesma figura que DTeodoro Golfín... Cualquier día de esta semanita nos vamos a ser médicos y hombres dprovecho... Ya tengo juntado lo que queríaVerás como nadie se ríe del señor Celipín.

Tres días más estuvo la Nela fugitiva, vagando por los alrededores de las minas, sguiendo el curso del río por sus escabrosariberas o internándose en el sosegado apartamiento del bosque de Saldeoro. Las noche

pasábalas entre sus cestas sin dormir. Unnoche dijo tímidamente a su compañero dvivienda:

-¿Cuándo, Celipín?Y Celipín contestó con la gravedad de u

expedicionario formal:-Mañana.Los dos aventureros levantáronse al raya

el día y cada cual fue por su lado: Celipín su trabajo, la Nela a llevar un recado que l

dio Señana para la criada del ingeniero. A

Page 211: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 211/300

volver encontró dentro de la casa a la señorta Florentina que la esperaba. Quedose Maríal verla sobrecogida y temerosa, porque advinó con su instintiva perspicacia, o más bie

con lo que el vulgo llama corazonada, el objeto de aquella visita.

-Nela, querida hermana -dijo la señoritcon elocuente cariño-. ¿Qué conducta es ltuya?... ¿Por qué no has parecido por allá e

todos estos días?... Ven, Pablo desea verte.¿No sabes que ya puede decir «quiero ver tacosa»? ¿No sabes que ya mi primo no es ciego?

-Ya lo sé -dijo Nela, tomando la mano qu

la señorita le ofrecía y cubriéndola de besos.-Vamos allá, vamos al momento. No hacmás que preguntar por la señora Nela. Hoes preciso que estés allí cuando D. Teodoro levante la venda... Es la cuarta vez... El dí

de la primera prueba... ¡qué día!, cuandcomprendimos que mi primo había nacido la luz, casi nos morimos de gozo. La primer(15) cara que vio fue la mía... Vamos.

María soltó la mano de la Virgen Santís

ma.

Page 212: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 212/300

-¿Te has olvidado de mi promesa sagrad-añadió ésta- o creías que era broma? ¡Aytodo me parece poco para demostrar a lMadre de Dios el gran favor que nos h

hecho... Yo quisiera que en estos días nadiestuviera triste en todo lo que abarca el Unverso; uisiera poder repartir mi alegríaechándola a todos lados, como echan los labradores el grano cuando siembran; quisier

poder entrar en todas las habitaciones miserables y decir: «ya se acabaron vuestras penas; aquí traigo yo remedio para todos». Estno es posible, esto sólo puede hacerlo DiosYa que mis fuerzas no pueden igualar a m

voluntad, hagamos bien lo poco que podemohacer... y se acabaron las palabras, NelaAhora despídete de esta choza, di adiós todas las cosas que han acompañado a tmiseria y a tu soledad. También se tiene ca

riño a la miseria, hija.Marianela no dijo adiós a nada, y como ela casa no estaba a la sazón ninguno de susimpáticos habitantes, no fue preciso detenerse por ellos. Florentina salió llevando de l

mano a la que sus nobles sentimientos y s

Page 213: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 213/300

cristiano fervor habían puesto a su lado en eorden de la familia, y la Nela se dejaba llevasintiéndose incapaz de oponer resistenciaPensaba ella que una fuerza sobrenatural l

tiraba de la mano y que iba fatal y necesariamente conducida, como las almas que lobrazos de un ángel trasportan al cielo.

Aquel día tomaron el camino de Hinojalesque es el mismo donde la vagabunda vio

Florentina por primera vez. Al entrar en lcalleja la señorita dijo a su amiga:-¿Por qué no has ido a casa? Mi tío decí

que tienes modestia y una delicadeza naturaque es lástima no haya sido cultivada. ¿T

delicadeza te impedía venir a reclamar lo qupor la misericordia de Dios habías ganadoNo hay más sino que tiene razón mi tío.¡Cómo estaba aquel día el pobre señor!.decía que ya no le importaba nada morirse.

¿Ves tú?, todavía tengo los ojos encarnadode tanto llorar. Es que anoche mi tío, mi padre y yo no dormimos; estuvimos formandproyectos de familia y haciendo castillos en eaire toda la noche... ¿Por qué callas?, ¿po

Page 214: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 214/300

qué no dices nada?... ¿No estás tú tambiéalegre como yo?

La Nela miró a la señorita, oponiendo débil resistencia a la dulce mano que la condu

cía.-Sigue... ¿qué tienes? Me miras de u

modo particular, Nela.Así era, en efecto; los ojos de la abando

nada, vagando con extravío de uno en otr

objeto, tenían al fijarse en la Virgen Santísma el resplandor del espanto.-¿Por qué tiembla tu mano? -preguntó l

señorita-, ¿estás enferma? Te has puestmás pálida que una muerta y das diente co

[207] diente. Si estás enferma yo te curaréyo misma. Desde hoy tienes quien se interespor ti y te mime y te haga cariños... No seryo sola, pues Pablo te estima... me lo ha dcho. Los dos te querremos mucho, porque é

y yo seremos como uno solo... Desea verteFigúrate si tendrá curiosidad quien nunca hvisto... pero no creas... como tiene tanto entendimiento y una imaginación que, segúparece, le ha anticipado ciertas ideas que n

poseen comúnmente los ciegos, desde e

Page 215: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 215/300

Page 216: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 216/300

Page 217: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 217/300

-No puedo ir allá.Y señaló la casa de Aldeacorba, cuyo sin

tió el ruido de la yerba, atendiendo a él comatiende el cazador a los pasos de la presa qu

se le escapa; después todo quedó en silenciy no se oía sino el sordo monólogo de la naturaleza campestre en mitad del día, un rumor que parece el susurro de nuestras propias ideas al extenderse irradiando por lo qu

nos rodea. Florentina estaba absorta, paralzada, muda, afligidísima, como el que vdesvanecerse la más risueña ilusión de svida. No sabía qué pensar de aquel suceso, nsu bondad inmensa, que incapacitaba fre

cuentemente su discernimiento, podía explcárselo.Largo rato después hallábase en el mism

sitio, con la cabeza inclinada sobre el pecholas mejillas encendidas y los celestiales ojo

mojados de llanto, cuando acertó a pasaTeodoro Golfín, que de la casa de Aldeacorbcon tranquilo paso venía. Grande fue easombro del doctor al ver a la señorita sola con aquel interesante aparato de pena y des

Page 218: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 218/300

Page 219: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 219/300

Page 220: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 220/300

Page 221: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 221/300

aprender mucho y a ganar dinero... ¿No tdije que esta noche?... pues aquí me tienesmás contento que unas Pascuas, aunque algtriste, cuando pienso lo que padre y madr

van a llorar... Mira, Nela, la Virgen Santísimnos ha favorecido esta noche, porque padre madre empezaron a roncar más pronto quotras veces, y yo, que ya tenía hecho el líome subí al ventanillo, y por el ventanillo m

eché fuera... ¿Vienes tú o no vienes?-Yo también voy -dijo la Nela con un movimiento repentino, asiendo el brazo del intrépido viajero.

-Tomaremos el tren, y en el tren iremo

hasta donde podamos -dijo Celipín con generoso entusiasmo-. Y después pediremos lmosna hasta llegar a los Madriles del Rey dEspaña; y una vez que estemos en los Madrles del Rey de España, tú te pondrás a serv

en una casa de marqueses y condeses y yen otra, y así mientras yo estudie tú podráaprender muchas finuras. ¡Córcholis!, de todlo que yo vaya aprendiendo te iré enseñanda ti un poquillo, un poquillo nada más, porqu

Page 222: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 222/300

las mujeres no necesitan tantas sabiduríacomo nosotros los señores médicos.

Antes de que Celipín acabara de hablalos dos se habían puesto en camino, andand

tan a prisa cual si estuvieran viendo ya latorres de los Madriles del Rey de España.

-Salgámonos del sendero -dijo Celipíndando pruebas en aquella ocasión de un gratalento práctico- porque si nos ven nos echa

rán mano y nos darán un buen pie de paliza.Pero la Nela soltó la mano de su compañero de aventuras, y sentándose en una piedra, murmuró tristemente:

-Yo no voy.

-Nela... ¡qué tonta eres! Tú no tienes como yo un corazón del tamaño de esas peñade la Terrible -dijo Celipín con fanfarronería¡Recórcholis!, ¿a qué tienes miedo? ¿Por quno vienes?

-Yo... ¿para qué?-¿No sabes que dijo D. Teodoro que loque nos criamos aquí nos volvemos piedras?... Yo no quiero ser una piedra, yo no.

Page 223: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 223/300

Page 224: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 224/300

Page 225: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 225/300

voy, porque pueden descubrirme... ¿Quiereque te dé una peseta, por si se te ofrece algesta noche?

-No, Celipín, no quiero nada... Vete, t

serás hombre de provecho... Pórtate bien no te olvides de Socartes, ni de tus padres.

El viajero sintió una cosa impropia de varón tan formal y respetable, sintió que le venían ganas de llorar; mas sofocando aquell

emoción importuna, dijo:-¿Cómo me he de olvidar a Socartes?.Pues no faltaba más... No me olvidaré de mpadres ni de ti, que me has ayudado a esto.Adiós, Nelilla... Siento pasos.

Celipín enarboló su palo con una decisióque probaba cuán templada estaba su almpara afrontar los peligros del mundo; pero sintrepidez no tuvo objeto, porque era un perro el que venía.

-Es Choto -dijo Nela temblando.-Agur -murmuró Celipín, poniéndose emarcha.

Desapareció entre las sombras de la noche.

Page 226: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 226/300

La geología había perdido una piedra y lsociedad había ganado un hombre.

La Nela sintió escalofríos al verse acarciada por Choto. El generoso animal, despué

de saltar alrededor de ella, gruñendo con tanta expresión que faltaba muy poco para qusus gruñidos fuesen palabras, echó a correcon velocidad suma hacia Aldeacorba. Creeríase que corría tras una pieza de caza; per

al contrario de ciertos oradores, el buen Choto ladrando hablaba.A la misma hora Teodoro Golfín salía de l

casa de Penáguilas. Llegose a él Choto y ldijo atropelladamente no sabemos qué. Er

como una brusca interpelación pronunciadentre los bufidos del cansancio y los ahogodel sentimiento. Golfín, que sabía muchalenguas, era poco fuerte en la canina, y nhizo caso. Pero Choto dio unas cuarenta vue

tas en torno de él, soltando de su espumantboca, unos al modo de insultos que despuéparecían voces cariñosas y después amenazas. Teodoro se detuvo entonces prestandatención al cuadrúpedo. Viendo Choto que s

había hecho entender un poco, echó a corre

Page 227: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 227/300

en dirección contraria a la que llevaba GolfinEste le siguió murmurando: -Pues vamos allá

Choto regresó corriendo como para cerciorarse de que era seguido, y después volvi

a alejarse. Como a cien metros de AldeacorbGolfín creyó sentir una voz humana, que dijo

-¿Qué quieres, Choto?Al punto sospechó que era la Nela quie

hablaba. Detuvo el paso, prestó atención co

locándose a la sombra de una haya, y no tardó en descubrir una figura que, apartándosde la pared de piedra, andaba despacio. Lsombra de las zarzas no permitía descubrirlbien. Despacito siguiola a bastante distancia

apartándose de la senda y andando sobre ecésped para no hacer ruido. Indudablementera ella. Conociola perfectamente cuandentró en terreno claro, donde no oscurecíael suelo árboles ni zarzas.

La Nela avanzó después más rápidamente. Al fin corría. Golfín corrió también. Después de un rato de esta desigual marcha, lNela se sentó en una piedra. A sus pies sabría el cóncavo hueco de la Trascava, som

brío y espantoso en la oscuridad de la noche

Page 228: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 228/300

Golfín esperó y con paso muy quedo acercosmás. Choto estaba frente a la Nela, echadsobre los cuartos traseros, derechas las patadelanteras, y mirándola como una esfinge. L

Nela miraba hacia abajo... De pronto empeza descender rápidamente, más bien resbalando que corriendo. Como un león se abalanzó Teodoro a la sima, gritando con voz dgigante:

-¡Nela! ¡Nela!Miró y no vio nada en la negra boca. Oíasí, los gruñidos de Choto que corría por lvertiente en derredor, describiendo espiralescual si le arrastrara un líquido tragado por l

espantosa sima. Trató de bajar Teodoro y dialgunos pasos cautelosamente. Volvió a grtar, y una voz le contestó desde abajo: Señor...

-Sube al momento.

No recibió contestación.-¡Que subas!Al poco rato dibujose la figura de la vaga

bunda en lo más hondo que se podía ver dehorrible embudo. Choto, después de husmea

el tragadero de la Trascava, subía describien

Page 229: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 229/300

do las mismas espirales. La Nela subía también, pero muy despacio. Detúvose, y entonces se oyó su voz que decía débilmente: ¿Señor?...

-Que subas te digo... ¿Qué haces ahí?La Nela subió otro poco.-Sube pronto... tengo que decirte un

cosa.-¿Una cosa?...

-Una cosa, sí; una cosa tengo que decirteLa Nela subió y Teodoro no se creyó triunfante hasta que pudo asir fuertemente smano para llevarla consigo.

- XIX –

Domesticación

Anduvieron breve rato los dos sin decnada. Teodoro Golfín, con ser sabio, discrety locuaz, sentíase igualmente torpe que lNela, ignorante de suyo y muy lacónica pocostumbre. Seguíale sin hacer resistencia, él acomodaba su paso al de la mujer-niña

Page 230: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 230/300

como hombre que lleva un chico a la escuelaEn cierto paraje del camino donde había treenormes piedras blanquecinas y carcomidaque parecían huesos de gigantescos anima

les, el doctor se sentó, y poniendo delante dsí en pie a la Nela, como quien va a pedcuentas de travesuras graves, tomole ambamanos y seriamente le dijo:

-¿Qué ibas a hacer allí?

-¿Yo... dónde?-Allí. Bien comprendes lo que quiero decirte. Responde claramente, como se responde a un confesor o a un padre.

-Yo no tengo padre -replicó la Nela co

ligero acento de rebeldía.-Es verdad; pero figúrate que lo soy yo, responde. ¿Qué ibas a hacer allí?

-Allí está mi madre -le fue respondido duna manera hosca.

-Tu madre ha muerto. ¿Tú no sabes qulos que se han muerto están en el otro mundo o no están en ninguna parte?

-Está allí -afirmó la Nela con aplomo, voviendo tristemente los ojos al punto indicado

Page 231: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 231/300

-Y tú pensabas ir con ella, ¿no es eso?, edecir, que pensabas quitarte la vida.

-Sí, señor; eso mismo.-¿Y tú no sabes que tu madre cometió u

gran crimen al darse la muerte y que tú cometerías otro igual imitándola? ¿A ti no than enseñado esto?

-No me acuerdo de si me han enseñadtal cosa. Si yo me quiero matar ¿quién me l

puede impedir?-Pero tú misma, sin auxilio de nadie, ¿ncomprendes que a Dios no puede agradar qunos quitemos la vida?... ¡Pobre criaturabandonada a tus sentimientos naturales si

instrucción, ni religión, sin ninguna influenciafectuosa y desinteresada que te guíe!.¿Qué ideas tienes de Dios, de la otra vida, demorir?... ¿De dónde has sacado que tu madrestá allí?... ¿A unos cuantos huesos sin vida

llamas tu madre?... ¿Crees que ella siguviviendo, pensando y amándote dentro desa caverna? ¿Nadie te ha dicho que las amas una vez que sueltan su cuerpo jamávuelven a él? ¿Ignoras que las sepulturas, d

cualquier forma que sean, no encierran má

Page 232: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 232/300

que polvo, descomposición y miseria?.¿Cómo te figuras tú a Dios? ¿Como un señomuy serio que está allá arriba con los brazocruzados, dispuesto a tolerar que juguemo

con nuestra vida y a que en lugar suyo pongamos espíritus, duendes y fantasmas qunosotros mismos hacemos?... Tu amo, que etan discreto, ¿no te ha dicho jamás estas cosas?

-Sí me las ha dicho; pero como ya no mlas ha de decir...-Pero como ya no te las ha de decir ¿aten

tas a tu vida? Dime, tonta, arrojándote a esagujero ¿qué bien pensabas tú alcanzar?

¿pensabas estar mejor?-Sí, señor.-¿Cómo?-No sintiendo nada de lo que ahora siento

sino otras cosas mejores, y juntándome co

mi madre.-Veo que eres más tonta que hecha dencargo -dijo Golfín riendo-. Ahora vas a sefranca conmigo. ¿Tú me quieres mal?

Page 233: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 233/300

-No, señor, yo no quiero mal a nadie, menos a usted que ha sido tan bueno conmgo y que ha dado la vista a mi amo.

-Bien: pero eso no basta: yo no sólo de

seo que me quieras bien, sino que tengaconfianza en mí, y me confíes tus cosillas. A te pasan cosillas muy curiosas, picarona, todas me las vas a decir, todas. Verás comno te pesa; verás como soy un buen confe

sor.La Nela sonrió con tristeza. Después bajla cabeza, y doblándose sus piernas, cayó drodillas.

-No, tonta, así estás mal. Siéntate junto

mí; ven acá -dijo Golfín cariñosamente sentándola a su lado-. Se me figura que estabarabiando por encontrar una persona a quiepoder decirle tus secretos. ¿No es verdad? ¡no hallabas ninguna! Efectivamente está

demasiado sola en el mundo... Vamos a veNela, dime ante todo, ¿por qué... pon muchatención... por qué se te puso en la cabezquitarte la vida?

La Nela no contestó nada.

Page 234: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 234/300

-Yo te conocí gozosa y al parecer satisfecha de la vida, hace algunos días. ¿Por qude la noche a la mañana te has vuelto loca?.

-Quería ir con mi madre -repuso la Nela

después de vacilar un instante-. No querívivir más. Yo no sirvo para nada. ¿De qusirvo yo? ¿No vale más que me muera? SDios no quiere que me muera, me moriré ymisma por mi misma voluntad.

-Esa idea de que no sirves para nada ecausa de grandes desgracias para ti, ¡infelcriatura! ¡Maldito sea el que te la inculcó o loque te la inculcaron, porque son muchos!.Todos son igualmente responsables del aban

dono, de la soledad y de la ignorancia en quhas vivido. ¡Que no sirves para nada! ¡SabDios lo que hubieras sido tú en otras manosEres una personilla delicada, muy delicadaquizás de inmenso valor; pero ¡qué demonio

pon un arpa en manos toscas... ¿qué harán?romperla... Porque tu constitución débil no tpermita romper piedra y arrastrar tierra comesas bestias en forma humana que se llamaMariuca y Pepina, ¿se ha de afirmar que n

sirves para nada? ¿Acaso hemos nacido par

Page 235: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 235/300

trabajar como los animales?... ¿No tendrás tinteligencia, no tendrás tú sensibilidad, ntendrás mil dotes preciosas que nadie ha sabido cultivar? No: tú sirves para algo, aú

podrás servir para mucho si encuentras unmano hábil que te sepa manejar.

La Nela, profundamente impresionada coestas palabras, que entendió por intuiciónfijaba sus ojos en el rostro duro, expresivo

inteligente de Teodoro Golfín. Asombro y reconocimiento llenaban su alma.-Pero en ti no hay un misterio solo

añadió el león negro-. Ahora se te ha presentado la ocasión más preciosa para salir de t

miserable abandono, y la has rechazado. Florentina, que es un ángel de Dios, ha queridhacer de ti una amiga y una hermana; nconozco un ejemplo de virtud y de bondacomo las suyas... ¿y tú qué has hecho?... hu

de ella como una salvaje... ¿Es esto ingrattud o algún otro sentimiento que no comprendemos?

-No, no, no -replicó la Nela con aflicciónyo no soy ingrata. Yo adoro a la señorita Flo

rentina... Me parece que no es de carne

Page 236: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 236/300

hueso como nosotros y que no merezco nsiquiera mirarla...

-Pues, hija, eso podrá ser verdad, pero tcomportamiento no quiere decir sino que ere

ingrata, muy ingrata.-No, no soy ingrata -exclamó la Nela

ahogada por los sollozos-. Bien me lo temíyo... sí, me lo temía... yo sospechaba que mcreerían ingrata, y esto es lo único que m

ponía triste cuando me iba a matar... Comsoy tan bruta, no supe pedir perdón a la señorita por mi fuga, ni supe explicarle nada...

-Yo te reconciliaré con la señorita... yo, tú no quieres verla más, me encargo de de

cirle y de probarle que no eres ingrata. Ahordescúbreme tu corazón y dime todo lo qusientes y la causa de tu desesperación. Pogrande que sea el abandono en que una criatura viva, por grande que sean su miseria

su soledad, no se arranca la vida sino cuandhay un motivo muy poderoso para aborrecerla.

-Sí, señor, eso mismo pienso yo.-¿Y tú la aborreces?...

Page 237: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 237/300

Nela estuvo callada un momento. Despuécruzando los brazos, dijo con vehemencia:

-No, señor, yo no la aborrezco, sino que ldeseo.

-¡A buena parte ibas a buscarla!-Yo creo que después que uno se muer

tiene todo lo que aquí no puede conseguir.Si no, ¿por qué nos está llamando la muerta todas horas? Yo tengo sueños, y soñand

veo felices y contentos a todos los que se hamuerto.-¿Tú crees en lo que sueñas?-Sí, señor. Y miro los árboles y las peña

que estoy acostumbrada a ver desde qu

nací, y en su cara...-¡Hola, hola!... ¿también los árboles y lapeñas tienen cara?...

-Sí, señor... Para mí todas las cosas hermosas ven y hablan... Por eso cuando toda

me han dicho: «ven con nosotras; muérete vivirás sin pena»...¡Qué lástima de fantasía! -murmuró Go

fín-. Alma enteramente pagana.Y luego añadió en voz alta:

Page 238: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 238/300

-Si deseas la vida, ¿por qué no aceptastlo que Florentina te ofrecía? Vuelvo al mismtema.

-Porque... porque... porque la señorit

Florentina no me ofrecía sino la muerte -dijla Nela con energía.

-¡Qué mal juzgas su caridad! Hay seretan infelices que prefieren la vida vagabundy miserable, a la dignidad que poseen la

personas de un orden superior. Tú te haacostumbrado a la vida salvaje en contactdirecto con la Naturaleza, y prefieres estlibertad grosera a los afectos más dulces duna familia. ¿Has sido tú feliz en esta vida?

-Empezaba a serlo...-¿Y cuándo dejaste de serlo?Después de larga pausa, la Nela contestó-Cuando usted vino.-¡Yo!... ¿Qué males he traído?

-Ninguno: no ha traído sino grandes bienes.-Yo he devuelto la vista a tu amo -dij

Golfín, observando con atención de fisiólogel semblante de la Nela-. ¿No me agradece

esto?

Page 239: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 239/300

-Mucho, sí, señor; mucho -replicó ellafijando en el doctor sus ojos llenos de lágrmas.

Golfín sin dejar de observarla, ni perder e

más ligero síntoma facial que pudiera servpara conocer los sentimientos de la mujerniña, habló así:

-Tu amo me ha dicho que te quiere mucho. Cuando era ciego, lo mismo que despué

que tiene vista, no ha hecho más que preguntar por la Nela. Se conoce que para étodo el Universo está ocupado por una solpersona, la Nela; que la luz que se le hpermitido gozar no sirve para nada, si no sir

ve para ver a la Nela.-¡Para ver a la Nela!, ¡pues no verá a lNela!... ¡la Nela no se dejará ver! -exclamella con brío.

-¿Y por qué?

-Porque es muy fea... Se puede querer la hija de la Canela cuando se tienen los ojocerrados; pero cuando se abren los ojos y sve a la señorita Florentina, no se puede querer a la pobre y enana Marianela.

-Quién sabe...

Page 240: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 240/300

-No puede ser... No puede ser -afirmó lvagabunda con la mayor energía.

-Eso es un capricho tuyo... No puededecir si agradas o no a tu amo mientras no l

pruebes. Yo te llevaré a la casa...-¡No quiero, que no quiero!, gritó ella le

vantándose de un salto, y poniéndose frenta Teodoro, que se quedó absorto al ver sbriosa apostura y el fulgor de sus ojuelos ne

gros, señales ambas cosas de un caráctedecidido.-Tranquilízate, ven acá -le dijo con dulzu

ra-. Hablaremos... Es verdad que no eremuy bonita... pero no es propio de una jove

discreta apreciar tanto la hermosura exterioTienes un amor propio excesivo, mujer.Y sin hacer caso de las observaciones de

doctor, la Nela, firme en su puesto como lestaba en su tema, pronunció solemnement

esta sentencia:-No debe haber cosas feas... Ninguna cosa fea debe vivir.

-Pues mira, hijita, si todos los feos tuviéramos la obligación de quitarnos de en me

dio, ¡cuán despoblado se quedaría el mundo

Page 241: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 241/300

¡Pobre y desgraciada tontuela! Esa idea qume has dicho no es nueva. Tuviéronla personas que vivieron hace siglos, personas dfantasía como tú, que vivían en la Naturalez

como tú, y que como tú carecían de cierta luque a ti te falta por tu ignorancia y abandonoy a ellas porque aún esa luz no había venidal mundo... Es preciso que te cures de esmanía; es preciso que te hagas cargo de qu

hay una porción de dones más estimableque el de la hermosura, dones del alma quni son ajados por el tiempo, ni están sujetoal capricho de los ojos. Búscalos en tu alma los encontrarás. No te pasará lo que con t

hermosura, que por mucho que en el espejla busques, jamás la hallarás. Busca aquellodones preciosos, cultívalos, y cuando los veabien grandes y florecidos, no temas; ese afáque sientes se calmará. Entonces te sobre

pondrás fácilmente a la situación desairaden que te ves, y elevándote tendrás unhermosura que no admirarán quizás los ojospero que a ti misma te servirá de recreo orgullo.

Page 242: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 242/300

Estas sensatas palabras o no fueron entendidas o no fueron aceptadas por la Nelaque, ocultándose otra vez junto a Golfín, lmiraba atentamente. Sus ojos pequeñitos

que a los más hermosos ganaban en elocuencia, parecían decir: -¿Pero a qué viene todaesas sabidurías, señor pedante?

-Aquí -continuó Golfín, gozando extremadamente con aquel asunto, y dándole a pesa

suyo un tono de tesis psicológica- hay uncuestión principal y es...La Nela le había adivinado y se cubrió e

rostro con las manos.-No tiene nada de extraño; al contrario

es muy natural lo que te pasa. Tienes utemperamento sentimental, imaginativo; hallevado con tu amo la vida libre y poética dla Naturaleza siempre juntos, en inocentintimidad. Él es discreto hasta no más,

guapo como una estatua... Parece la bellezciega hecha para recreo de los que tienevista. Además su bondad y la grandeza de scorazón cautivan y enamoran. No es extrañque te haya cautivado a ti, que eres niña ca

mujer, o una mujer que parece niña. ¿L

Page 243: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 243/300

quieres mucho, le quieres más que a todalas cosas de este mundo?...

-Sí, sí, señor -repuso la chicuela sollozando.

-¿No puedes soportar la idea de que tdeje de querer?

-No, no, señor.-Él te ha dicho palabras amorosas y te h

hecho juramentos...

-¡Oh!, sí, sí, señor. Me dijo que yo serísu compañera por toda la vida, y yo lo creí...-¿Por qué no ha de ser verdad?...-Me dijo que no podría vivir sin mí, y qu

aunque tuviera vista me querría mucho siem

pre. Yo estaba contenta, y mi fealdad, mpequeñez y mi facha ridícula no me importaban, porque él no podía verme, y allá en sutinieblas me tenía por bonita... Pero después...

-Después... -murmuró Golfín traspasadde compasión-. Ya veo que yo tengo la culpde todo.

-La culpa no... porque usted ha hecho unbuena obra. Usted es muy bueno... Es u

bien que él haya sanado de sus ojos... Yo m

Page 244: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 244/300

digo a mí misma que es un bien... pero después de esto, yo debo quitarme de en medio... porque él verá a la señorita Florentina la comparará conmigo... y la señorita Floren

tina es como los ángeles, y yo... compararmcon ella es como si un pedazo de espejo rotse comparara con el sol... ¿Para qué sirvo yoYo soñé que no debía haber nacido, ¿parqué nací?... ¡Dios se equivocó!, hízome un

cara fea, un cuerpecillo chico y un corazómuy grande, ¿de qué me sirve este corazómuy grande? De tormento nada más. ¡Ay!, yo no le sujetara, él se empeñaría en aborrecer mucho; pero el aborrecimiento no m

gusta, yo no sé aborrecer, y antes que llegaa saber lo que es eso, quiero enterrar mi corazón para que no me atormente más.

-Te atormenta con los celos, con el sentmiento de verte humillada. ¡Ay! Nela, tu so

ledad es grande. No puede salvarte ni el saber que no posees, ni la familia que te faltani el trabajo que desconoces. Dime, la protección de la señorita Florentina ¿qué sentmientos ha despertado en ti?...

Page 245: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 245/300

-¡Miedo!... ¡vergüenza! -exclamó la Nelcon temor, abriendo mucho sus ojuelos-. ¡Vvir con ellos, viéndoles a todas horas... porque se casarán, el corazón me ha dicho qu

se casarán; yo he soñado que se casarán!...-Pero Florentina es muy buena, te amarí

mucho...-Yo la quiero también; pero no en Aldea

corba -dijo la de la Canela con exaltación

desvarío-. Ha venido a quitarme lo que emío... porque era mío, sí, señor... Florentines como la Virgen María... yo le rezaría, sseñor, le rezaría; pero no quiero que me qute lo que es mío... y me lo quitará, ya me l

ha quitado... ¿A dónde voy yo ahora, qusoy, ni de qué valgo? Todo lo perdí, todo, quiero irme con mi madre.

La Nela dio algunos pasos; pero Golfíncomo fiera que echa la zarpa, la detuvo fuer

temente por la muñeca. Haciendo esto observó el agitado pulso de la vagabunda.-Ven acá -le dijo-. Desde este momento

que quieras que no, te hago mi esclava. Eremía y no has de hacer sino lo que yo te man

de. ¡Pobre criatura, formada de sensibilida

Page 246: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 246/300

ardiente, de imaginación viva, de candidez de superstición, eres una admirable personnacida para todo lo bueno; pero desvirtuadpor el estado salvaje en que has vivido, por e

abandono y la falta de instrucción, pues careces hasta de la más elemental! ¡En qué donosa sociedad vivimos, que se olvida hasta estpunto de sus deberes y deja perder de estmodo un ser preciosísimo!... Ven acá, que n

has de separar de mí; te tomo, te cazo, eses la palabra, te cazo con trampa en medide los bosques, fierecita silvestre, y voy ensayar en ti un sistema de educación... Veremos si sé tallar este hermoso diamante.

¡Ah!, ¡cuántas cosas ignoras! Yo te descubrirun nuevo mundo en tu alma, te haré ver masombrosas maravillas que hasta ahora nhas conocido, aunque de todas ellas has dtener tú una idea confusa, una idea vaga

¿No sientes en tu pobre alma?... ¿cómo te ldiré?, el brotecillo, el pimpollo de una virtuque es la más preciosa y la madre de todasla humildad, una virtud por la cual gozamoextraordinariamente ¡mira tú qué cosa ta

rara!, al vernos inferiores a los demás? Go

Page 247: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 247/300

zamos, sí, al ver que otros están por encimde nosotros. ¿No sientes también la abnegación, por la cual nos complacemos en sacrifcarnos por los demás y hacernos pequeñito

para que los demás sean grandes? Tú aprenderás esto, aprenderás a poner tu fealdad los pies de la hermosura, a contemplar coserenidad y alegría los triunfos ajenos, a cargar de cadenas ese gran corazón tuyo, some

tiéndolo por completo, para que jamás vuelva sentir envidia ni despecho, para que ame todos por igual, poniendo por encima de todos a los que te han causado daño.

«Entonces serás lo que debes ser por t

natural condición y por las cualidades quposees desde el nacer. ¡Infeliz!, has naciden medio de una sociedad cristiana, y ni squiera eres cristiana; vive tu alma en aqueestado de naturalismo poético, sí, esa es l

palabra y te la digo aunque no la entiendas.en aquel estado en que vivieron pueblos dque apenas queda memoria. Los sentidos las pasiones te gobiernan, y la forma es unde tus dioses más queridos. Para ti han pasa

do en vano diez y ocho siglos consagrados

Page 248: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 248/300

la sublimación del espíritu. Y esta sociedaegoísta que ha permitido tal abandono, ¿qunombre merece? Te ha dejado crecer en lsoledad de unas minas, sin enseñarte un

letra, sin hacerte conocer las conquistas mápreciosas de la inteligencia, las verdades máelementales que hoy gobiernan al mundo; nsiquiera te ha llevado a una de esas escuelade primeras letras, donde no se aprende ca

nada; ni siquiera te ha dado la imperfectísiminstrucción religiosa de que ella se envaneceApenas has visto una iglesia más que parpresenciar ceremonias que no te han explicado; apenas sabes recitar una oración que n

entiendes; no sabes nada del mundo, ni dDios, ni del alma... Pero todo lo sabrás; tserás otra, dejarás de ser la Nela, yo te lprometo, para ser una señorita de méritouna mujer de bien.»

No puede afirmarse que la Nela entendiera el anterior discurso, pronunciado por Golfícon tal vehemencia y brío que olvidó un instante la persona con quien hablaba. Pero lvagabunda sentía una fascinación extraña,

las ideas de aquel hombre penetraban dulce

Page 249: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 249/300

mente en su alma hallando fácil asiento eella. Parece que se efectuaba sobre la toscmuchacha el potente y fatal dominio que linteligencia superior ejerce sobre la inferio

Triste y silenciosa recostó su cabeza sobre ehombro de Teodoro.

-Vamos allá -dijo este súbitamente.La Nela tembló toda. Golfín observó e

sudor de su frente, el glacial frío de sus ma

nos, la violencia de su pulso; pero lejos dcejar en su idea por causa de esta dolencifísica, afirmose más en ella, repitiendo:

-Vamos, vamos; aquí hace frío.Tomó de la mano a la Nela. El domini

que sobre ella ejercía era ya tan grande, qula muchacha se levantó tras él y dieron juntos algunos pasos. Después la Nela se detuvy cayó de rodillas.

-¡Oh!, señor -exclamó con espanto- n

me lleve usted.Estaba pálida y descompuesta con señalede una espantosa alteración física y moraGolfín le tiró del brazo. El cuerpo desmayadde la vagabunda no se elevaba del suelo po

Page 250: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 250/300

su propia fuerza. Era preciso tirar de él comde un cuerpo muerto.

Hace días -dijo Golfín- que en este mismsitio te llevé sobre mis hombros porque n

podías andar. Esta noche será lo mismo.Y la levantó en sus brazos. La ardient

respiración de la mujer-niña le quemaba erostro. Iba decadente, roja y marchita, comuna planta que acaba de ser arrancada de

suelo, dejando en él las raíces. Al llegar a lcasa de Aldeacorba Golfín sintió que su cargse hacía menos pesada. La Nela erguía scuello, elevaba las manos con ademán ddesesperación; pero callaba.

Entró. Todo estaba en silencio. Una criadsalió a recibirle, y a instancias de Teodorcondújole sin hacer ruido a la habitación de lseñorita Florentina.

Hallábase esta sola, alumbrada por un

luz que ya agonizaba, de rodillas en el suelo apoyando sus brazos en el asiento de unsilla, en actitud de orar devota y recogidamente. Alarmose al ver entrar a un hombrtan a deshora en su habitación, y a su fuga

alarma sucedió el asombro, observando l

Page 251: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 251/300

carga que Golfín sobre sus robustos hombrotraía.

La sorpresa no permitió a la señorita dPenáguilas usar de la palabra cuando Teodo

ro, depositando cuidadosamente su cargsobre un sofá, le dijo:

-Aquí la traigo... ¿qué tal?, ¿soy buen cazador de mariposas?

- XX –

El nuevo mundo

Retrocedamos algunos días.Cuando Teodoro Golfín levantó por primera vez el vendaje de Pablo Penáguilas, estdio un grito de espanto. Sus movimientotodos eran de retroceso. Extendía las manocomo para apoyarse en un punto y retrocedemejor. El espacio iluminado era para él comun inmenso abismo en el cual se suponípróximo a caer. El instinto de conservacióobligábale a cerrar los ojos. Excitado poTeodoro, por su padre y los demás de la ca

Page 252: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 252/300

sa, que sentían la ansiedad más honda, mirde nuevo; pero el temor no disminuía. Laimágenes entraban, digámoslo así, en su cerebro violenta y atropelladamente con un

especie de brusca embestida, de tal modque él creía chocar contra los objetos. Lamontañas lejanas se le figuraban hallarse aalcance de su mano, y los objetos y personaque le rodeaban los veía cual si rápidament

cayeran sobre sus ojos.Teodoro Golfín observaba estos fenómenos con la más viva curiosidad, porque eraquél el segundo caso de curación de ceguercongénita que había presenciado. Los demá

no se atrevían a manifestar alegría; de tamodo les confundía y pasmaba la perturbadinauguración de las funciones ópticas en eafortunado paciente. Pablo experimentabuna alegría delirante. Sus nervios y su fanta

sía hallábanse horriblemente excitados, por lcual Teodoro juzgó prudente obligarle al reposo. Sonriendo le dijo:

-Por ahora ha visto usted bastante. No spasa de la ceguera a la luz, no se entra en lo

soberanos dominios del sol como quien entr

Page 253: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 253/300

en un teatro. Es este un nacimiento en quhay también mucho dolor.

Más tarde el joven mostró deseos tan vehementes de volver a ejercer su nueva facu

tad preciosa, que Teodoro consintió en abrirlun resquicio del mundo visible.

-Mi interior -dijo Pablo, explicando su impresión primera- está inundado de hermosura, de una hermosura que antes no conocía

¿Qué cosas fueron las que entraron en mllenándome de terror? La idea del tamañoque yo no concebía sino de una manera imperfecta, se me presentó clara y terrible, como si me arrojaran desde las cimas más alta

a los abismos más profundos. Todo esto ebello y grandioso, aunque me hace estremecer. Quiero ver repetidas esas sensacionesublimes. Aquella extensión de hermosurque contemplé me ha dejado anonadado: er

una cosa serena y majestuosamente inclinadhacia mí como para recibirme. Yo veía el Unverso entero corriendo hacia mí y estaba sobrecogido y temeroso... El cielo era un gravacío atento, no lo expreso bien... era el as

pecto de una cosa extraordinariamente dota

Page 254: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 254/300

da de expresión. Todo aquel conjunto de ciely montañas me observaba y hacia mí corría.pero todo era frío y severo en su gran majestad. Enséñenme una cosa delicada y cariño

sa... la Nela, ¿en dónde está la Nela?Al decir esto, Golfín, descubriendo nue

vamente sus ojos a la luz y auxiliándoles coanteojos hábilmente graduados, le ponía ecomunicación con la belleza visible.

-¡Oh! Dios mío... ¿esto que veo es la Nela? -exclamó Pablo con entusiasta admiración.

-Es tu prima Florentina.-¡Ah! -dijo el joven lleno de confusión-. E

mi prima... Yo no tenía idea de una hermosura semejante... Bendito sea el sentido qupermite gozar de esta luz divina. Prima míaeres como una música deliciosa, eso que veme parece la expresión más clara de la ar

monía... ¿Y la Nela dónde está?-Tiempo tendrás de verla -dijo D. Francisco lleno de gozo-. Sosiégate ahora.

-¡Florentina, Florentina! -repitió el ciegcon desvarío-. ¿Qué tienes en esa cara qu

parece la misma idea de Dios puesta en car

Page 255: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 255/300

nes? Estás en medio de una cosa que debe dser el sol. De tu cara salen unos como rayos... al fin puedo tener idea de cómo son loángeles... y tu cuerpo, tus manos, tus cabe

llos vibran mostrándome ideas preciosísmas... ¿qué es esto?

-Principia a hacerse cargo de los colores murmuró Golfín-. Quizás vea los objetos rodeados con los colores del iris. Aún no pose

bien la adaptación a las distancias.-Te veo dentro de mis propios ojos añadió Pablo-. Te fundes con todo lo qupienso, y tu persona visible es para mí comun recuerdo. ¿Un recuerdo de qué? Yo no h

visto nada hasta ahora... ¿Habré vivido antede esta vida? No lo sé; pero yo tenía noticiade esos tus ojos. Y tú, padre, ¿dónde estás¡Ah!, ya te veo. Eres tú... se me representcontigo el amor que te tengo... ¿Pues y m

tío?... Ambos os parecéis mucho... ¿En dóndestá el bendito Golfín?-Aquí... en la presencia de su enfermo

dijo Teodoro presentándose-. Aquí estoy máfeo que Picio... Como usted no ha visto aú

leones ni perros de Terranova, no tendrá ide

Page 256: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 256/300

de mi belleza... Dicen que me parezco aquellos nobles animales.

-Todos son buenas personas -dijo Pablcon gran candor-; pero mi prima a todos le

lleva inmensa ventaja... ¿Y la Nela?, por Dios¿no traen a la Nela?

Dijéronle que su lazarillo no parecía por lcasa, ni podían ellos ocuparse en buscarla lque le causó grandísima pena. Procuraro

calmarle, y como era de temer un acceso dfiebre, le acostaron, incitándole a dormir. Adía siguiente era grande su postración, perde todo triunfó su naturaleza enérgica. Pidique le enseñaran un vaso de agua y al verl

dijo:-Parece que estoy bebiendo el agua sólcon verla.

Del mismo modo se expresó con respecta otros objetos, los cuales hacían viva impre

sión en su fantasía. Golfín después de tratade remediar la aberración de esfericidad pomedio de lentes, que fue probando uno traotro, principió a ejercitarle en la distinción combinación de los colores; pero el vigoros

entendimiento del joven propendía siempre

Page 257: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 257/300

distinguir la fealdad de la hermosura. Distinguía estas dos ideas en absoluto, sin que influyera nada en él ni la idea de utilidad, naun la de bondad. Pareciole encantadora un

mariposa que extraviada entró en su cuartoUn tintero le parecía horrible, a pesar de qusu tío le demostró con ingeniosos argumentos, que servía para poner la tinta de escrbir... la tinta de escribir. Entre una estamp

del Crucificado y otra de Galatea navegandsobre una concha con escolta de tritones ninfas, prefirió esta última, lo que hizo maefecto en Florentina, que prometió enseñarla poner las cosas sagradas cien codos po

encima de las profanas. Observaba las caracon la más viva atención, y la maravillosconcordancia de los accidentes faciales con elenguaje le pasmaba en extremo. Viendo las criadas y a otras mujeres de Aldeacorba

manifestó el más vivo desagrado, porqueran o feas o insignificantes; y es que lhermosura de su prima convertía en adefesios a todas las demás mujeres. A pesar desto, deseaba verlas a todas. Su curiosida

era una fiebre intensa que de ningún mod

Page 258: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 258/300

Page 259: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 259/300

-Prima mía, mi padre me ha leído aquepasaje de nuestra historia, cuando un hombrllamado Cristóbal Colón descubrió el MundNuevo, jamás visto por hombre alguno d

Europa. Aquel navegante abrió los ojos demundo conocido para que viera otro máhermoso. No puedo figurármelo a él sino como a un Teodoro Golfín, y a la Europa como un gran ciego para quien la América y su

maravillas fueron la luz. Yo también he descubierto un Nuevo Mundo. Tú eres mi Amérca, tú eres aquella primera isla hermosa donde puso su pie el navegante. Faltole ver econtinente con sus inmensos bosques y ríos

A mí también me quedará por ver quizás lmás hermoso...Después cayó en profunda meditación,

al cabo de ella preguntó:-¿En dónde está la Nela?

-No sé qué le pasa a esa pobre muchach-dijo Florentina-. No quiere verte sin duda.-Es vergonzosa y muy modesta -replic

Pablo-. Teme molestar a los de casa. Florentina, en confianza te diré que la quiero mu

cho. Tú la querrás mucho también. Dese

Page 260: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 260/300

ardientemente ver a esa buena compañera amiga mía.

-Yo misma iré a buscarla mañana.-Sí, sí... pero no estés mucho tiempo fue

ra. Cuando no te veo, estoy muy solo... Mhe acostumbrado a verte, y estos tres díame parecen siglos de felicidad... No me robeni un minuto. Decíame anoche mi padre qudespués de verte a ti no debo tener curios

dad de ver a mujer ninguna.-¡Qué tontería! -dijo la señorita ruborzándose-. Hay otras mucho más guapas quyo...

-No, no, todos dicen que no -afirmó Pabl

con vehemencia, y dirigía su cara vendadhacia la primita, como si al través de tantoobstáculos quisiera verla aún-. Antes me decían eso y yo no lo quería creer; pero después que tengo conciencia del mundo visibl

y de la belleza real, lo creo, sí, lo creo. Ereun tipo perfecto de hermosura; no hay máallá, no puede haberlo... Dame tu mano. Eprimo estrechó ardientemente entre sus manos la de la señorita.

Page 261: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 261/300

-Ahora me río yo -añadió él- de mi ridículvanidad de ciego, de mi necio empeño dapreciar sin vista el aspecto de las cosas.Creo que toda la vida me durará el asombr

que me produjo la realidad... ¡La realidad! Eque no la posee es un idiota... Florentina, yera un idiota.

-No, primo; siempre fuiste y eres mudiscreto... Pero no excites ahora tu imagina

ción... Pronto será hora de dormir. D. Teodoro ha mandado que no se te dé conversacióa esta hora, porque te desvelas... Si no tcallas me voy.

-¿Es ya de noche?

-Sí, es de noche.-Pues sea de noche o de día, yo quierhablar -afirmó Pablo, inquieto en su lechosobre el cual reposaba vestido y muy excitado-. Con una condición me callo, y es que n

te vayas de mi lado y de tiempo en tiempdes una palmada en la cama, para saber yque estás ahí.

-Bueno, así lo haré, y ahí va la primer fde vida -dijo Florentina, dando una palmad

en la cama.

Page 262: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 262/300

-Cuando te siento reír, parece que respirun ambiente fresco y perfumado, y todos msentidos antiguos se ponen a reproducirme tpersona de distintos modos. El recuerdo de t

imagen subsiste en mí de tal manera quvendado te estoy viendo lo mismo.

-¿Vuelve la charla?... Que llamo a D. Teodoro -dijo la señorita jovialmente.

-No... estate quieta. Si no puedo callar.

si callara, todo lo que pienso, todo lo qusiento y lo que veo aquí dentro de mi cerebrme atormentaría más... ¡Y quieres tú quduerma!... ¡Dormir! Si te tengo aquí dentroFlorentina, dándome vueltas en el cerebro

volviéndome loco... Padezco y gozo lo que nse puede decir, porque no hay palabras pardecirlo. Toda la noche la paso hablando contigo y con la Nela... ¡la pobre Nela!, tengcuriosidad de verla, una curiosidad mu

grande.-Yo misma iré a buscarla mañana... Vayase acabó la conversación. Calladito, o mmarcho.

-Quédate... Hablaré conmigo mismo.

Ahora voy a repetir las cosas que te dije ano

Page 263: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 263/300

che, cuando hablábamos solos los dos... voa recordar lo que tú me dijiste...

-¿Yo?-Es decir, las cosas que yo me figuraba o

de tu boca... Silencio, señorita de Penágulas... yo me entiendo solo con mi imaginación.

Al día siguiente cuando Florentina se presentó delante de su primo, le dijo:

-Traía a Mariquilla y se me escapó. ¡Quingratitud!-¿Y no la has buscado?-¿Dónde?... ¡Huyó de mí! Esta tarde sa

dré otra vez y la buscaré hasta que la en

cuentre.-No, no salgas -dijo Pablo vivamenteElla parecerá, ella vendrá sola.

-Parece loca.-¿Sabe que tengo vista?

-Yo misma se lo he dicho. Pero sin dudha perdido el juicio. Dice que yo soy la Santsima Virgen y me besa el vestido.

-Es que le produces a ella el mismo efectque a todos. La Nela es tan buena... ¡Pobr

Page 264: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 264/300

muchacha! Es preciso protegerla, Florentinaprotegerla, ¿no te parece?

-Es una ingrata -dijo Florentina con tristeza.

-¡Ah!, no lo creas. La Nela no puede seingrata. Es muy buena... yo la aprecio mucho... Es preciso que me la busquen y me ltraigan aquí.

-Yo iré.

-No, no, tú no -dijo prontamente Pablotomando la mano de su prima-. La obligacióde usted, señorita sin juicio, es acompañarme. Si no viene pronto el señor Golfín a levantarme la venda y ponerme los vidrios, y

me la levantaré solo. Desde ayer no te veo, esto no se puede sufrir, no, no se puede sufrir... ¿Ha venido D. Teodoro?

-Abajo está con tu padre y el mío. Prontsubirá. Ten paciencia; pareces un chiquillo d

escuela.Pablo se incorporó con desvarío.-¡Luz, luz!... Es una iniquidad que le ten

gan a uno tanto tiempo a oscuras. Así no spuede vivir... yo me muero. Necesito mi pa

de cada día, necesito la función de mis ojos.

Page 265: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 265/300

Hoy no te he visto, prima, y estoy loco poverte. Tengo una sed rabiosa de verte. ¡Vivla realidad!... Bendito sea Dios que te criómujer hechicera, compendio de todas las be

llezas... Pero si después de criar la hermosura, no hubiera criado Dios los corazones¡cuán tonta sería su obra!... ¡Luz, luz!

Subió Teodoro y le abrió las puertas de lrealidad, inundando de gozo su alma. Des

pués pasó el día tranquilo, hablando de cosadiversas. Hasta la noche no volvió a fijar latención en un punto de su vida, que parecíalejarse y disminuir y borrarse, como las naves que en un día sereno se pierden en e

horizonte. Como quien recuerda un hechmuy antiguo, Pablo dijo:-¿No ha parecido la Nela?Díjole Florentina que no, y hablaron d

otra cosa.

Aquella noche sintió Pablo a deshora ruidde voces en la casa. Creyó oír la voz de Teodoro Golfín, la de Florentina y la de su padreDespués se durmió tranquilamente, siguienddurante su sueño atormentado por las imá

genes de todo lo que había visto y por lo

Page 266: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 266/300

fantasmas de lo que él mismo se imaginabaSu sueño, que principió dulce y tranquilo, fudespués agitado y angustioso, porque en eprofundo seno de su alma, como en una ca

verna recién iluminada, luchaban las hermosuras y fealdades del mundo plástico, despertando pasiones, enterrando recuerdos y trastornando su alma toda. Al día siguiente, según promesa de Golfín, le permitirían levan

tarse y andar por la casa.

- XXI –

Los ojos matanLa habitación destinada a Florentina e

Aldeacorba era la más alegre de la casa. Nadie había vivido en ella desde la muerte de lseñora de Penáguilas; pero D. Francisco, creyendo a su sobrina digna de alojarse allarregló la estancia con pulcritud y ciertoprimores elegantes que no se conocían evida de su esposa. Daba el balcón al Mediodíy a la huerta, por lo cual la estancia hallábas

Page 267: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 267/300

diariamente inundada de gratos olores y dluz, y alegrada por el armonioso charlar dlos pájaros. Florentina, en los pocos días dsu residencia allí, había dado a la habitació

el molde, digámoslo así, de su persona. Dversas cosas y partes de aquella daban a entender la clase de mujer que allí vivía, acomo el nido da a conocer el ave. Si hay personas que de un palacio hacen un infierno

hay otras que para convertir una choza epalacio no tienen más que meterse en ella.Era aquel día tempestuoso (y decimo

aquel día, porque no sabemos qué día erasólo sabemos que era un día). Había llovid

toda la mañana. Después había aclarado ecielo, y por último, sobre la atmósfera húmeda y blanca apareció majestuoso un arco irisEl inmenso arco apoyaba uno de sus pies elos cerros de Ficóbriga, junto al mar, y el otr

en el bosque de Saldeoro. Soberanamenthermoso en su sencillez, era tal que a nadpuede compararse, como no sea a la representación absoluta y esencial de la forma. Eun arco iris como el resumen, o mejor dicho

principio y fin de todo lo visible.

Page 268: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 268/300

En la habitación estaba Florentina, no ensartando perlas ni bordando rasos con menudos hilos de oro, sino cortando un vestido copatrones hechos de Imparciales  y otros pe

riódicos. Hallábase en el suelo, en postursemejante a la que toman los chicos revoltosos cuando están jugando, y ora sentada sobre sus pies, ora de rodillas, no daba paz las tijeras. A su lado había un montón de pe

dazos de lana, percal, madapolán y otras telas que aquella mañana había hecho traer toda prisa de Villamojada, y corta por aqurecorta por allá, Florentina hacía mangasfaldas y cuerpos. No eran un modelo de cor

te, ni había que fiar mucho en la regularidade los patrones, obra también de Florentinapero ella, reconociendo los defectos de lapiezas, pensaba que en aquel arte la buenintención salva el resultado. Su excelent

padre le había dicho aquella mañana al comenzar la obra:-Por Dios, Florentinilla, parece que ya n

hay modistas en el mundo. No sé qué me dde ver a una señorita de buena socieda

arrastrándose por esos suelos de Dios co

Page 269: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 269/300

tijeras en la mano... Eso no está bien. No magrada que trabajes para vestirte a ti misma¿y me ha de agradar que trabajes para lademás?... ¿para qué sirven las modistas?.

¿para qué sirven las modistas, eh?-Esto lo haría cualquier modista mejor qu

yo -repuso Florentina riendo- pero entonceno lo haría yo, señor papá; y precisamentquiero hacerlo yo misma.

Después Florentina se quedó sola, no, nse quedó sola, porque en el testero principade la alcoba, entre la cama y el ropero, habíun sofá de forma antigua, y sobre el sofá domantas una sobre otra. En uno de los extre

mos asomaba entre almohadas una cabezreclinada con abandono. Era un semblantdesencajado y anémico. Dormía. Su sueñera un letargo inquieto que se interrumpía cada instante con violentas sacudidas y terro

res. Sin embargo, parecía estar más sosegada cuando al medio día volvió a entrar en lpieza el padre de Florentina, acompañado dTeodoro Golfín.

Golfín se dirigió al sofá, y aproximando s

cara observó la de la Nela.

Page 270: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 270/300

-Parece que su sueño es ahora más tranquilo -dijo-. No hagamos ruido.

-¿Qué le parece a usted mi hija? -dijo doManuel riendo-. ¿No ve usted las tareas qu

se da?... Sea usted imparcial, Sr. D. Teodoro¿no hay motivos para que me incomodeFrancamente, cuando no hay necesidad dtomarse una molestia, ¿por qué se ha de tomar? Muy enhorabuena que mi hija dé al pró

jimo todo lo que yo le señalo para que lo gaste en alfileres; pero esto, esta manía de ocuparse ella misma en bajos menesteres... ebajos menesteres...

-Déjela usted -replicó Golfín, contemplan

do a la señorita de Penáguilas con ciertarrobamiento-. Cada uno, Sr. D. Manuel, tiene su modo especial de gastar alfileres.

-No me opongo yo a que en sus caridadellegue hasta el despilfarro, hasta la bancarro

ta -dijo D. Manuel paseándose pomposamente por la habitación con las manos en los bosillos-. ¿Pero no hay otro medio mejor dhacer caridades? Ella ha querido dar gracias Dios por la curación de mi sobrino... mu

Page 271: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 271/300

bueno es esto, muy evangélico... pero veamos... pero veamos.

Detúvose ante la Nela para obsequiarlcon sus miradas.

-¿No habría sido más razonable -añadióque en vez de meternos en la casa a estpobre muchacha, hubiera organizado mi hijituna de esas útiles solemnidades que se estlan en la corte, y en las cuales sabe mostra

sus buenos sentimientos lo más selecto de lsociedad? ¿Por qué no te ocurrió celebrar unrifa? Entre los amigos hubiéramos colocadtodos los billetes reuniendo una buena sumque podrías destinar a los asilos de Benef

cencia. Podías haber formado una sociedacon todo el señorío de Villamojada y su término, o con todo el señorío de Santa Irene dCampó, y celebrar juntas y reunir mucho dnero... ¿Qué tal? También pudiste idear un

corrida de toretes. Yo me hubiera encargadde lo tocante al ganado y lidiadores... ¡OhAnoche hemos estado hablando acerca desto la señora doña Sofía y yo... Aprendeaprende de esa señora. A ella deben los po

bres qué sé yo cuántas cosas. ¿Pues y la

Page 272: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 272/300

muchas familias que viven de la administración de las rifas? ¿Pues y lo que ganan locómicos con estas funciones? ¡Oh!, los questán en el Hospicio no son los únicos pobres

Me dijo Sofía que en los bailes de máscaradados este invierno sacaron un dineral. Verdad que se llevaron gran parte la empresa degas, el alquiler del teatro, los empleados.pero a los pobres les llegó su pedazo d

pan... O si no, hija mía, lee la estadística... si no, hija mía, lee la estadística.Florentina se reía, y no hallando mejo

contestación que repetir una frase de TeodorGolfín, dijo a su padre:

-Cada uno tiene su modo de gastar alfileres.-Señor D. Teodoro -indicó con desabr

miento D. Manuel- convenga usted en que nhay otra como mi hija.

-Sí, en efecto -manifestó Teodoro cointención profunda, contemplando a la jovenno hay otra como Florentina.

-Con todos sus defectos -dijo el padracariciando a la señorita- la quiero más que

mi vida. Esta pícara vale más oro que pesa.

Page 273: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 273/300

Vamos a ver ¿qué te gusta más, Aldeacorbde Suso o Santa Irene de Campó?

-No me disgusta Aldeacorba.-¡Ah!, picarona... ya veo el rumbo qu

tomas... Bien, me parece bien. ¿Saben ustedes que a estas horas mi hermano le estechando un sermón a su hijo? Cosas de famlia: de esto ha de salir algo bueno. Mire usted, D. Teodoro, cómo se pone mi hija; y

tiene en su cara todas las rosas de Mayo. Voa ver lo que dice mi hermano... a ver lo qudice mi hermano.

Retirose el buen hombre. Teodoro sacercó a la Nela para observarla de nuevo.

-¿Ha dormido anoche? -preguntó a Florentina.-Poco. Toda la noche la oí suspirar y llo

rar. Esta noche tendrá una buena cama, quhe mandado traer de Villamojada. La pondr

en ese cuartito que está junto al mío.-¡Pobre Nela! -exclamó el médico-. Npuede usted figurarse el interés que sientpor esta infeliz criatura. Alguien se reirá desto; pero no somos de piedra. Lo qu

hagamos para enaltecer a este pobre ser

Page 274: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 274/300

mejorar su condición, entiéndase hecho epro de una parte no pequeña del génerhumano. Como la Nela hay muchos miles dseres en el mundo. ¿Quién los conoce?

¿dónde están? Están perdidos en los desiertos sociales... que también hay desiertos sociales; están en lo más oscuro de las [poblaciones, en lo más solitario de los campos, elas minas, en los talleres. Frecuentement

pasamos junto a ellos y no les vemos... Ledamos limosna sin conocerles... No podemofijar nuestra atención en esa miserable partde la sociedad. Al principio creí que la Nelera un caso excepcional; pero no, he medita

do, he recordado y he visto que es un casde los más comunes. Este es un ejemplo deestado a que vienen los seres moralmentorganizados para el bien, para el saber, parla virtud y que por su abandono y aparta

miento no pueden desarrollar las fuerzas dsu alma. Viven ciegos del espíritu, como Pablo Penáguilas ha vivido ciego del cuerpo teniendo vista.

Page 275: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 275/300

Florentina, vivamente impresionada, parecía haber comprendido las observacionede Golfín.

-Aquí la tiene usted -añadió este-. Pose

una fantasía preciosa, sensibilidad viva; sabamar con ternura y pasión; tiene su almaptitud maravillosa para todo aquello que dealma depende; pero al mismo tiempo estllena de las supersticiones más groseras; su

ideas religiosas son vagas, monstruosasequivocadas; sus ideas morales no tienemás guía que el sentido natural. No tiene máeducación que la que ella misma se ha dadocomo planta que se fecunda con sus propia

hojas secas. Nada debe a los demás. Durantsu niñez no ha oído ni una lección, ni uamoroso consejo, ni una santa homilía. Sguía por ejemplos que aplica a su antojo. Scriterio es suyo, propiamente suyo. Com

tiene imaginación y sensibilidad, como salma se ha inclinado desde el principio a adorar algo, ha adorado la Naturaleza lo mismque los pueblos primitivos. Sus ideales sonaturalistas, y si usted no me entiende bien

Page 276: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 276/300

querida Florentina, se lo explicaré mejor eotra ocasión.

«Su espíritu da a la forma, a la bellezuna preferencia sistemática. Todo su ser, su

afectos todos giran en derredor de esta ideaLas preeminencias y las altas dotes del espírtu son para ella una región confusa, una tierra apenas descubierta, de la cual no se tienen sino noticias vagas por algún viajer

náufrago. La gran conquista evangélica, ques una de las más gloriosas que ha hechnuestro espíritu, apenas llega a sus oídocomo un rumor... es como una sospecha semejante a la que los pueblos asiáticos tiene

del saber europeo, y si no me entiende ustebien, querida Florentina, más adelante se lexplicaré mejor...

»Pero ella está hecha para realizar en poco tiempo grandes progresos y ponerse a

nivel de nosotros. Alúmbresele un poco y recorrerá con paso gigantesco los siglos... estmuy atrasada, ve poco; pero teniendo luandará. Esa luz no se la ha dado nadie hastahora, porque Pablo Penáguilas, por su igno

rancia de la realidad visible, contribuía si

Page 277: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 277/300

quererlo a aumentar sus errores. Ese idealista exagerado y loco no es el mejor maestrpara un espíritu de esta clase. Nosotros enseñaremos la verdad a esta pobre criatura

resucitado ejemplar de otros siglos; le haremos conocer las dotes del alma; la traeremoa nuestro siglo; daremos a su espíritu unfuerza que no tiene; sustituiremos su naturalismo y sus rudas supersticiones con una no

ble conciencia cristiana. Aquí tenemos uadmirable campo, una naturaleza primitivaen la cual ensayaremos la enseñanza de losiglos; haremos rodar el tiempo sobre ellcon las múltiples verdades descubiertas

crearemos un nuevo ser, porque esto, querda Florentina (no lo interprete usted mal), elo mismo que crear un nuevo ser, y si usteno lo entiende, en otra ocasión se lo explicarmejor.»

Florentina, a pesar de no ser sabihondaalgo creyó entender de lo que en su originaestilo había dicho Golfín. También ella iba hacer sus observaciones sobre aquel temapero en el mismo instante despertó la Nela

Sus ojos se revolvieron temerosos observan

Page 278: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 278/300

do toda la estancia, después se fijaron alternativamente en las dos personas que la contemplaban.

-¿Nos tienes miedo? -le dijo Florentin

dulcemente.-No señora, miedo no -balbució la Nela

Usted es muy buena. El Sr. D. Teodoro también.

-¿No estás contenta aquí? ¿Qué temes?

Golfín le tomó una mano.-Háblanos con franqueza -le dijo- ¿a cuáde los dos quieres más, a Florentina o a mí?

La Nela no contestó. Florentina y Golfísonreían; pero ella guardaba una serieda

taciturna.-Oye una cosa, tontuela -prosiguió el médico-. Ahora has de vivir con uno de nosotrosFlorentina se queda aquí, yo me marcho. Decídete por uno de los dos. ¿A cuál escoges?

Marianela dirigió sus miradas de uno otro semblante, sin dar contestación categórica. Por último se detuvieron en el rostro dGolfín.

Page 279: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 279/300

-Se me figura que soy yo el preferido... Euna injusticia, Nela; Florentina se va a enojar.

La pobre enferma sonrió entonces, y ex

tendiendo una de sus débiles manos hacia lseñorita de Penáguilas, murmuró:

-No quiero que se enoje.Al decir esto, María se quedó lívida; alarg

su cuello, sus ojos se desencajaron. Su oíd

prestaba atención a un rumor terrible. Habísentido pasos.-¡Viene! -exclamó Golfín, participando de

terror de su enferma.-Es él -dijo Florentina, apartándose de

sofá y corriendo hacia la puerta.Era él. Pablo había empujado la puerta entraba despacio, marchando en direcciórecta, por la costumbre adquirida durante slarga ceguera. Venía riendo, y sus ojos, libre

de la venda que él mismo se había levantadomiraban hacia adelante. No habiéndose famliarizado aún con los movimientos de rotaciódel ojo, apenas percibía las imágenes laterales. Podría decirse de él, como de mucho

Page 280: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 280/300

que nunca fueron ciegos de los ojos, que sólveía lo que tenía delante.

-Primita -dijo avanzando hacia ella-. ¿Cómo no has ido a verme hoy?, yo vengo a bus

carte. Tu papá me ha dicho que estás haciendo trajes para los pobres. Por eso te perdono

Florentina no supo qué contestar. Estabcontrariada. Pablo no había visto al doctor na la Nela. Florentina para alejarle del sofá, s

había dirigió hacia el balcón, y recogiendalgunos trozos de tela, se había sentado eademán de ponerse a trabajar. Bañábala lrisueña luz del sol, coloreando espléndidamente su costado izquierdo y dando a s

hermosa tez moreno-rosa el realce más encantador. Brillaba entonces su belleza compersonificación hechicera de la misma luz. Scabello en desorden, su vestido suelto llevaban al último grado la elegancia natural de l

gentil doncella, cuya actitud casta y noblsuperaba a las más perfectas concepcionedel arte.

-Primito- dijo contrayendo ligeramente ehermoso entrecejo- D. Teodoro no te ha dad

Page 281: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 281/300

todavía permiso para quitarte hoy la vendaEso no está bien.

-Me lo dará después -replicó el mancebriendo-. No me puede suceder nada. Me en

cuentro bien. Y si algo me sucede algo, nme importa. No, no me importa quedarmciego otra vez después de haberte visto.

-¡Qué bueno estaría eso!... -dijo Florentna en tono de reprensión.

-Estaba en mi cuarto solo; mi padre habísalido, después de hablarme de ti... Tú ysabes lo que me ha dicho...

-No, no sé nada -replicó la joven, fijandsus ojos en la costura.

-Pues yo sí lo sé... Mi padre es muy razonable. Nos quiere mucho a los dos... Cuandmi padre salió, levanteme la venda y miré acampo... Vi el arco iris y me quedé asombrado, mudo de admiración y de fervor religio

so... No sé por qué aquel sublime espectáculo, para mí desconocido hasta hoy, me dio lidea más perfecta de la armonía del mundo.No sé por qué, al mirar la perfecta unión dsus colores, pensaba en ti... No sé por qué

viendo el arco iris, dije: «yo he sentido ante

Page 282: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 282/300

esto en alguna parte...» Me produjo sensación igual a la que sentí al verte, Florentinde mi alma. El corazón no me cabía en el pecho: yo quería llorar... lloré mucho y las lá

grimas cegaron por un instante mis ojos. Tllamé, no me respondiste... Cuando mis ojopudieron ver de nuevo, el arco iris había desaparecido... Salí para buscarte, creí que estabas en la huerta... bajé, subí, y aquí estoy.

Te encuentro tan maravillosamente hermosque me parece que nunca te he visto biehasta hoy... nunca hasta hoy, porque ya htenido tiempo de comparar... He visto muchas mujeres... todas son horribles junto

ti... Si me cuesta trabajo creer que hayaexistido durante mi ceguera... o, no, lo qume ocurre es que naciste en el momento eque se hizo la luz dentro de mí, que te cremi pensamiento en el instante de ser dueñ

del mundo visible... Me han dicho que no haninguna criatura que a ti se compare. Yo nlo quería creer; pero ya lo creo, lo creo comcreo en la luz.

Page 283: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 283/300

Diciendo esto puso una rodilla en tierraAlarmada y ruborizada Florentina dejó dprestar atención a la costura.

-Primo... ¡por Dios!... -murmuró.

-Prima... ¡por Dios! -exclamó Pablo coentusiasmo candoroso- ¿por qué eres tú tabonita?... Mi padre es muy razonable... no spuede oponer nada a su lógica ni a su bondad... Florentina, yo creí que no podía que

rerte; yo creí posible querer a otra más que ti... ¡Qué necedad! Gracias a Dios que halógica en mis afectos... Mi padre, a quien hconfesado mis errores, me ha dicho que yamaba a un monstruo... Ahora puedo dec

que idolatro a un ángel. El estúpido ciego hvisto ya y al fin presta homenaje a la verdadera hermosura... pero yo tiemblo... ¿no mves temblar? Te estoy viendo y no deseo máque poder cogerte y encerrarte dentro de m

corazón, abrazándote y apretándote contrmi pecho... fuerte, muy fuerte.Pablo, que había puesto las dos rodillas e

tierra, se abrazaba a sí mismo.-Yo no sé lo que siento -añadió con turba

ción, torpe la lengua, pálido el rostro-. Cad

Page 284: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 284/300

día descubro un nuevo mundo, FlorentinaDescubrí el de la luz, descubro hoy otro... ¿Eposible que tú, tan hermosa, tan divina, seapara mí? ¡Prima, prima mía, esposa de m

alma!Parecía que iba a caer al suelo desvanec

do. Florentina hizo ademán de levantarsePablo le tomó una mano; después, retirandél mismo la ancha manga que lo cubría, be

sole el brazo con vehemente ardor, contandlos besos.-Uno, dos, tres, cuatro... ¡Yo me muero!-Quita, quita -dijo Florentina, poniéndos

en pie, y haciendo levantar tras ella a su pr

mo-. Señor doctor, ríñale usted.Teodoro gritó:-¡Pronto... esa venda en los ojos, y a s

cuarto, joven!Confuso volvió el joven su rostro haci

aquel lado. Tomando la visual recta vio adoctor junto al sofá de paja cubierto de mantas.

-¿Está usted ahí, Sr. Golfín? -dijo acercándose en línea recta.

Page 285: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 285/300

-Aquí estoy -repuso Golfín seriamenteCreo que debe usted ponerse la venda y retrarse a su habitación. Yo le acompañaré.

-Me encuentro perfectamente... Sin em

bargo, obedeceré... Pero antes déjenme veesto.

Observaba la manta y entre las mantauna cabeza cadavérica y de aspecto mudesagradable. En efecto, parecía que la nar

de la Nela se había hecho más picuda, suojos más chicos, su boca más insignificantesu tez más pecosa, sus cabellos más ralos, sfrente más angosta. Con los ojos cerrados, ealiento fatigoso, entreabiertos los cárdeno

labios, la infeliz parecía hallarse en la postrera agonía, síntoma inevitable de la muerte.-¡Ah! -dijo Pablo- mi tío me dijo que Flo

rentina había recogido una pobre... ¡Qué admirable bondad!... Y tú, infeliz muchacha

alégrate, has caído en manos de un ángel.¿Estás enferma? En mi casa no te faltará nada... Mi prima es la imagen más hermosa dDios... Esta pobrecita está muy mala, ¿no everdad, doctor?

Page 286: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 286/300

-Sí -dijo Golfín-, le conviene estar sola no oír hablar.

-Pues me voy.Pablo alargó una mano hasta tocar aque

lla cabeza que le parecía la expresión mátriste de la miseria y desgracia humanasEntonces la Nela movió los ojos y los fijó esu amo. Pablo se creyó Pablo mirado desde efondo de un sepulcro; tanta era la tristeza

el dolor que en aquella mirada había. Después la Nela sacó de entre las mantas unmano flaca, tostada y áspera y tomó la mandel señorito de Penáguilas, quien al sentir scontacto se estremeció de pies a cabeza

lanzó un grito en que toda su alma gritaba.Hubo una pausa angustiosa, una de esapausas que preceden a las catástrofes deespíritu, como para hacerlas más solemnes

Con voz temblorosa, que en todos produj

trágica emoción, la Nela dijo:-Sí, señorito mío, yo soy la Nela.Lentamente y como si moviera un objet

de mucho peso, llevó a sus secos labios lmano del señorito y le dio un beso... despué

un segundo beso... y al dar el tercero, su

Page 287: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 287/300

labios resbalaron inertes sobre la piel demancebo.

Después callaron todos. Callaban mirándola. El primero que rompió la palabra fu

Pablo, que dijo:-Eres tú... ¡Eres tú!...Después le ocurrieron muchas cosas, per

no pudo decir ninguna. Era preciso para ellque hubiera descubierto un nuevo lenguaje

así como había descubierto dos nuevos mundos, el de la luz, y el del amor por la formaNo hacía más que mirar, mirar y hacer memoria de aquel tenebroso mundo en quhabía vivido, allá donde quedaban perdido

entre la bruma sus pasiones, sus ideas y suerrores de ciego.Florentina se acercó derramando lágr

mas, para examinar el rostro de la Nela, Golfín que la observaba como hombre y com

sabio, pronunció estas lúgubres palabras.-¡La mató! ¡Maldita vista suya!Y después mirando a Pablo con severida

le dijo:-Retírese usted.

Page 288: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 288/300

-Morir... morirse así sin causa alguna.Esto no puede ser -exclamó Florentina coangustia, poniendo la mano sobre la frente dla Nela-. ¡María!... ¡Marianela!

La llamó repetidas veces, inclinada sobrella, mirándola como se mira y como se llamdesde los bordes de un pozo a la persona quse ha caído en él y se sumerge en las hondsimas y negras aguas.

-No responde -dijo Pablo con terror.Golfín tentaba aquella vida próxima a sextinción y observó que bajo su tacto aúlatía la sangre.

Pablo se inclinó sobre ella, acercó sus la

bios al oído de la moribunda y gritó:-¡Nela, Nela, amiga querida!Entonces ella se agitó, abrió los ojos, mo

vió las manos. Parecía que había vuelto desde muy lejos. Al ver que las miradas de Pabl

se clavaban en ella con observadora curiosdad, hizo un movimiento de vergüenza y terror, y quiso ocultar su pobre rostro como soculta un crimen.

-¿Qué es lo que tiene? -exclamó Florent

na con ardor-. D. Teodoro, no es usted hom

Page 289: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 289/300

bre si no la salva... Si no la salva usted eusted un charlatán.

La insigne joven parecía colérica en fuerzde ser caritativa.

-¡Nela! -repitió Pablo, traspasado de doloy no repuesto del asombro que le había producido la vista de su lazarillo-. Parece que mtienes miedo. ¿Qué te he hecho yo?

La enferma alargó entonces sus manos

tomó la de Florentina y la puso sobre su pecho; tomó después la de Pablo y la pustambién sobre su pecho. Después las apretallí desarrollando un poco de fuerza. Sus ojohundidos les miraban; pero su mirada er

lejana, venía de allá abajo, de algún hoyprofundo y oscuro. Hay que decir como anteque miraba desde el lóbrego hueco de upozo que a cada instante era más hondo. Srespiración fue de pronto muy fatigosa. Sus

piró varias veces, oprimiendo sobre su pechcon más fuerza las manos de los dos jóvenesTeodoro puso en movimiento toda la ca

sa; llamó y gritó; hizo traer medicinas, poderosos revulsivos, y trató de suspender el rá

pido descenso de aquella vida.

Page 290: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 290/300

-Difícil es -exclamó- detener una gota dagua que resbala, que resbala ¡ay!, por lpendiente abajo y está ya a dos pulgadas deOcéano; pero lo intentaré.

Mandó retirar a todo el mundo. Sólo Florentina quedó en la estancia. ¡Ah!, los revusivos potentes, los excitantes nerviosos mordiendo el cuerpo desfallecido para irritar lvida, hicieron estremecer los músculos de l

infeliz enferma; pero a pesar de esto se hundía más a cada instante.-Es una crueldad -dijo Teodoro con deses

peración, arrojando la mostaza y los excitantes- es una crueldad lo que estamos hacien

do. Echamos perros al moribundo para que edolor de las mordidas le haga vivir un pocmás. Afuera todo eso.

-¿No hay remedio?-El que mande Dios.

-¿Qué mal es este?-La muerte -vociferó con cierta inquietudelirante, impropia de un médico.

-¿Pero qué mal le ha traído la muerte?-La muerte.

Page 291: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 291/300

-No me explico bien. Quiero decir que dqué...

-¡De muerte! No sé si pensar que hmuerto de vergüenza, de celos, de despecho

de tristeza, de amor contrariado. ¡Singulapatología! No, no sabemos nada... sólo sabemos cosas triviales.

-¡Oh!, ¡qué médicos!-Nosotros no sabemos nada. Conocemo

algo de la superficie.-¿Esto qué es?-Parece una meningitis fulminante.-¿Y qué es eso?-Cualquier cosa... ¡La muerte!

-¿Es posible que se muera una personsin causa conocida, casi sin enfermedad?.¿Señor Golfín, qué es esto?

-¿Lo sé yo acaso?-¿No es usted médico?

-De los ojos, no de las pasiones.-¡De las pasiones! -exclamó hablando cola moribunda-. Y a ti, pobre criatura, ¿qupasiones te matan?

-Pregúntelo usted a su futuro esposo.

Florentina se quedó absorta, estupefacta.

Page 292: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 292/300

-¡Infeliz! -exclamó con ahogado sollozo¿Puede el dolor moral matar de esta manera

-Cuando yo la recogí en la Trascava, estaba ya consumida por una fiebre espantosa.

-Pero eso no basta ¡ay!, no basta.-Usted dice que no basta. Dios, la Natura

leza dicen que sí.-Si parece que ha recibido una puñalada.-Recuerde usted lo que han visto hac

poco estos ojos que se van a cerrar parsiempre. Considere usted que la amaba uciego y que ese ciego ya no lo es, y la ha visto... ¡la ha visto!... ¡la ha visto!, lo cual ecomo un asesinato.

-¡Oh!, ¡qué horroroso misterio.-No, misterio no -gritó Teodoro con ciertespanto- es el horrendo desplome de las ilusiones, es el brusco golpe de la realidad, desa niveladora implacable que se ha inter

puesto al fin entre esos dos nobles seres. ¡Yhe traído esa realidad, yo!-¡Oh!, ¡qué misterio! -repitió Florentina

que no comprendía bien por el estado de sánimo.

Page 293: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 293/300

-Misterio no, no -volvió a decir Teodoromás agitado a cada instante- es la realidapura, la desaparición súbita de un mundo dilusiones. La realidad ha sido para él nuev

vida, para ella ha sido dolor y asfixia, ha sidla humillación, la tristeza, el desaire, el dololos celos... ¡la muerte!

-Y todo por...-¡Todo por unos ojos que se abren a l

luz... a la realidad!... No puedo apartar estpalabra de mi mente. Parece que la tengescrita en mi cerebro con letras de fuego.

-Todo por unos ojos... ¿Pero el dolor puede matar tan pronto?... ¡casi sin dar tiempo

ensayar un remedio!-No sé -replicó Teodoro inquieto, confundido, aterrado, contemplando aquel librhumano de caracteres oscuros, en los cualela vista científica no podía descifrar la leyend

misteriosa de la muerte y la vida.-¡No sabe! -dijo Florentina con desesperación-. Entonces ¿para qué es médico?

-No sé, no sé, no sé -exclamó Teodorogolpeándose el cráneo melenudo con su zar

pa de león-. Sí, una cosa sé, y es que no sa

Page 294: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 294/300

bemos más que fenómenos superficiales. Señora, yo soy un carpintero de los ojos nadmás.

Después fijó los suyos con atención pro

funda en aquello que fluctuaba entre persony cadáver, y con acento de amargura exclamó:

-¡Alma! ¿qué pasa en ti?Florentina se echó a llorar.

-¡El alma -murmuró, inclinando su cabezsobre el pecho- ya ha volado!-No -dijo Teodoro, tocando a la Nela-. Aú

hay aquí algo; pero es tan poco, que parecha desaparecido ya su alma y han quedad

sus suspiros.-¡Dios mío!... -exclamó la de Penáguilasempezando una oración.

-¡Oh!, ¡desgraciado espíritu! -murmurGolfín-. Es evidente que estaba muy mal alo

jado...Los dos la observaron muy de cerca.-Sus labios se mueven -gritó Florentina.-Habla.Sí, los labios de la Nela se movieron

Había articulado una, dos, tres palabras.

Page 295: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 295/300

-¿Qué ha dicho?-¿Qué ha dicho?Ninguno de los dos pudo comprenderlo

Era sin duda el idioma con que se entiende

los que viven la vida infinita.Después sus labios no se movieron más

Estaban entreabiertos y se veía la fila dblancos dientecillos. Teodoro se inclinó, besando la frente de la Nela, dijo así con fir

me acento:-Mujer, has hecho bien en dejar estmundo.

Florentina se echó a llorar, murmurandcon voz ahogada y temblorosa:

-Yo quería hacerla feliz, y ella no quisserlo.

- XXII –

Adiós

¡Cosa rara, inaudita! La Nela que nunchabía tenido cama, ni ropa, ni zapatos, nsustento, ni consideración, ni familia, ni nad

Page 296: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 296/300

propio, ni siquiera nombre, tuvo un magníficsepulcro que causó no pocas envidias entrlos vivos de Socartes. Esta magnificencia póstuma fue la más grande ironía que se ha vist

en aquellas tierras calaminíferas. La señoritFlorentina, consecuente con sus sentimientogenerosos, quiso atenuar la pena de no habepodido socorrer en vida a la Nela, con la satisfacción de honrar sus pobres despojos des

pués de la muerte. Algún positivista empedernido, criticona por esto; pero nosotrovemos en tan desusado hecho una pruebmás de la delicadeza de su alma.

Cuando la enterraron, los curiosos qu

fueron a verla ¡esto sí que es inaudito y rarola encontraron casi bonita; al menos así ldecían. Fue la única vez que recibió adulaciones.

Los funerales se celebraron con pompa,

los clérigos de Villamojada abrieron tamañboca al ver que se les daba dinero por echaresponsos a la hija de la Canela. Era estupendo, fenomenal que un ser cuya importancia social había sido casi casi semejante a l

de los insectos, fuera causa de encender mu

Page 297: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 297/300

chas luces, de tender muchos paños y dponer roncos a sochantres y sacristanes. Esto, a fuerza de ser extraño, rayaba en lo chistoso. No se habló de otra cosa en seis meses

La sorpresa y... dígase de una vez, la indignación de aquellas buenas muchedumbrellegaron a su colmo cuando vieron que por ecamino adelante venían dos carros cargadocon enormes piezas de piedra blanca y fina

¡Ah! En el entendimiento de la Señana sverificaba una espantosa confusión de ideasun verdadero cataclismo intelectual, un caosal considerar que aquellas piedras blancas finas eran el sepulcro de la Nela. Si ante l

Señana volara un buey o discurriera su mardo, ya no le llamaría la atención.Revolvieron los libros parroquiales de V

llamojada, porque era preciso que después dmuerta tuviera un nombre fijo la que se habí

pasado sin él en vida, como lo prueba estmisma historia, donde se la nombra de distintos modos. Hallado aquel requisito indispensable para figurar en los archivos de la muerte, la magnífica piedra sepulcral que se os

tentaba orgullosa en medio de las rústica

Page 298: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 298/300

cruces del cementerio de Aldeacorba tenígrabados estos renglones:

R. I. P. 

MARÍA MANUELA TÉLLEZRECLAMOLA EL CIELOEN 12 DE OCTUBRE DE 186...

Una guirnalda de flores primorosament

tallada en el mármol coronaba esta inscripción. Algunos meses después, cuando ya Florentina y Pablo Penáguilas se habían casado cuando (dígase la verdad, porque la verdaes antes que todo)... cuando nadie en Aldea

corba de Suso se acordaba ya de la Nelafueron viajando por aquellos países unos extranjeros de esos que llaman turistas, y luegque vieron el soberbio túmulo de mármoalzado en el cementerio por la piedad religio

sa y el afecto sublime de una ejemplar mujese quedaron embobados de admiración, y simás averiguaciones escribieron en su carterde apuntes estas observaciones, que con etítulo de Sketches from Cantabria  public

más tarde un periódico inglés.

Page 299: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 299/300

«Lo que más sorprende en Aldeacorba eel espléndido sepulcro erigido en el cementerio, sobre la tumba de una ilustre joven, célebre en aquel país por su hermosura. Doñ

Mariquita Manuela Téllez  perteneció a una dlas familias más nobles y acaudaladas dCantabria, la familia de Téllez Girón y dTrastamara. De un carácter espiritual , poéticy algo caprichoso, tuvo el antojo (take a fan

cy) de andar por los caminos tocando la gutarra y cantando odas de Calderón, y se vestía de andrajos para confundirse con la turbde mendigos, buscones, trovadores, torerosfrailes, hidalgos, gitanos y muleteros, que e

las kermesas  forman esa abigarrada plebespañola que subsiste y subsistirá siempreindependiente y pintoresca, a pesar de lorails y de los periódicos que han empezado introducirse en la península occidental. E

abad   de Villamojada lloraba hablándonos dlos caprichos, de las virtudes y de la bellezde la aristocrática ricahembra, la cual sabípresentarse en los saraos, fiestas y cañas dMadrid con el porte (deportment) más aristo

crático. Es incalculable el número de bello

Page 300: Benito Perez Galdos - Marinela

8/12/2019 Benito Perez Galdos - Marinela

http://slidepdf.com/reader/full/benito-perez-galdos-marinela 300/300

romanceros, sonetos y madrigales [compues